LANZETTA - EL CONGRESO ACERCA DEL CONCILIO VATICANO II DE LOS FRANCISCANOS DE LA INMACULADA

download LANZETTA - EL CONGRESO ACERCA DEL CONCILIO VATICANO II DE LOS FRANCISCANOS DE LA INMACULADA

of 2

Transcript of LANZETTA - EL CONGRESO ACERCA DEL CONCILIO VATICANO II DE LOS FRANCISCANOS DE LA INMACULADA

  • 8/7/2019 LANZETTA - EL CONGRESO ACERCA DEL CONCILIO VATICANO II DE LOS FRANCISCANOS DE LA INMACULADA

    1/2

    EL CONGRESO ACERCA DEL CONCILIO VATICANO II DE LOS FRANCISCANOS DE LA INMACULADA .

    Recensin a cargo del p. Serafino M. Lanzetta, FI.

    El Seminario Teolgico de los franciscanos de la Inmaculada, ha organizada los das 16, 17 y 18 de diciembre de 2010, un congreso

    sobre el Concilio Vaticano II, iluminando su naturaleza pastoral, desde un triple punto de vista: histrico, filosfico y teolgico. Por qu

    estamos interesados en el Vaticano II? Por el simple hecho de que durante ms de cuarenta aos la Iglesia ha sufrido en su interior una

    fuerte agitacin. Al parecer, observando algunas parroquias, algunas formas de hacer, de predicar, de vivir la liturgia, la fe y la Iglesiamisma se han convertido en algo ms que lo que la Iglesia haba sido hasta poco antes del inicio del Concilio: nombre, este ltimo, que

    en el nuevo imaginario eclesial, designa al Vaticano II y slo al Vaticano II. Se ha declamado en gran parte la novitas inaugurada por el

    Concilio, pero si se mira con atencin, muchos estratos de la Iglesia han languidecido y siguen sin aliento. Basta pensar, simplemente, entantos seminarios vacos. Para algunos, la ausencia de vocaciones a la vida sacerdotal sera un signo de los tiempos, el signo del avance

    de los laicos, cuya presencia amplia y competente en la comunidad eclesial, se quiere afirmar con el Vaticano II. Por tanto, tambin estacarencia se justificara en nombre del Concilio. Muchos pastores se sienten orgullosos de esta situacin. El Concilio Vaticano II

    realmente quera una nueva Iglesia sin sacerdotes? Y si algunos piensan de este modo, la denominada hermenutica de la

    discontinuidad, para leer el Concilio, y para iniciar nuevamente la Iglesia desde el Concilio, dnde hunde sus races? Por qu tantos, ytal vez hoy la mayora, piensan con estas categoras de la novedad, contra la perennidad de la fe en el desarrollo homogneo y bajo la

    direccin de la Iglesia?

    He aqu los motivos de una sana curiositas que nos ha impulsado en la bsqueda de las causas de esta agitacin. No voy a detenerme en

    las distintas conferencias, brillantes, y muy interesantes (publicaremos en breve las actas, mientras tanto, se pueden leer los resmenesaparecidos en lnea), pero tratar de esbozar las principales conclusiones. Los relatores (con la excepcin de algunos) han coincidido en

    un intento de superar una suerte de mito alternativo, que se ha creado en el imaginario de aquellos que, en un intento de liberar al

    Concilio de la crtica amarga del tradicionalismo, se limitan slo a decantarse por una continuidad hermenutica, pero sin explicarla y sinverificarla a la luz del proceso conciliar y post-conciliar. O mejor, se intenta explicarla slo mostrndola, diciendo que la Iglesia

    Nueva, de la que habl anteriormente, sera fruto de una visin distorsionada, desarrollada a causa de los abusos post-conciliares. El

    Vaticano II, en cuanto concilio ecumnico, sera en s intocable y exento de crtica. Lo que habra que criticar es a los telogos de la

    discontinuidad y de la ruptura.

    Sin embargo, un examen de los distintos telogos que destacan la novedad del Concilio, devenidos maestros cualificados en el post-

    concilio, muestra una realidad distinta. Consideremos, por ejemplo a K. Rahner, que llam al Vaticano II el comienzo del comienzo(convertido pronto en el comienzo de la revolucin), o a H. Kng, que al principio cabalgaba en la lnea del Concilio, visto como una

    esperanza prxima de realizacin de unidad con los protestantes, superando las diferencias mediante el simple recurso de su supresin encorazn de la fe catlica, devenido, ms tarde, en enemigo cualificado del Magisterio, por el hecho de que la Iglesia habra traicionado al

    Concilio. Pinsese tambin en otros peritos conciliares fieles al Magisterio, por ejemplo, en R. Laurentin. Estos, sin temor, aos despus

    del Concilio, hacan un balance, mostrando los lmites e imperfecciones teolgicas del Concilio mismo, subrayando, sin embargo, lacontinuidad. Los telogos, sobre todo los peritos conciliares, dicen que el problema de la ruptura se funda en el propio Concilio: es all

    donde han basado la nueva dogmtica, la nueva moral, tan exitosas en el post-concilio, como es tambin all donde han puesto las

    races, en el surco de la Tradicin, del progreso teolgico derivado de las innovaciones doctrinales del Vaticano II. El problema es delConcilio y se encuentra dentro del Concilio, no afuera. Se encuentra en el exterior del Concilio, slo si se considera la gran crisis de fe

    iniciada a causa del modernismo, cuyas tesis centrales fueron retomadas por algunos, despus del Concilio, pero justificadas con el

    Concilio mismo.

    La doble hermenutica aplicable al Concilio es doble, precisamente, porque los textos se pueden interpretar de dos maneras.Ciertamente, no interpreta bien quien los ve de una manera distorsionada y deformada respecto de la fe de la Iglesia, que no ha

    cambiado, ni puede cambiar; mas por el hecho de que los interpreta de esa manera, significa que no es ciego, que ve y lee; se equivoca

    en la lectura, pero lee. En nuestro congreso no se ha querido someter a proceso al Concilio: el Vaticano II: es un concilio ecumnico y

    por ende catlico en todas sus partes, pero se debe ver la realidad que tenemos delante, y no fingir, acusando siempre a los dems deequivocarse: unas veces a los progresistas, otras a los tradicionalistas. No sern los dos portadores de alguna instancia positiva, que se

    pueda aceptar, y tambin criticar, sanamente? Ambos nos dicen que hablaremos al viento, cuando carguemos todas las culpas slo sobre

    ellos.

    Desde un punto de vista filosfico ha surgido del congreso que la modernidad se levanta directamente contra las afirmaciones

    metafsicas sobre Dios y se opone a las realidades dogmticas. Aceptar las posiciones de la modernidad en teologa, para bautizarlas,significa introducir en el corazn de la fe el principio de su corrosin interna; precisamente, lo que deseaban los modernistas.

    Desde el punto de vista histrico se ha puesto de manifiesto un hecho innegable (el historiador puede permitirse la reconstruccin de los

    hechos y el examen de las causas, aun cuando sean desagradables): en el Concilio se han enfrentado a dos corrientes, una progresista(una especie de alianza Rin) y una conservadora (encabezada por la Escuela teolgica romana). El Cardenal Siri defina al Concilio

    como un choque entre Horacios y Curiacios1. No es suficiente para resolver el engorro, hablar de una minora y de una mayora

    conciliar. Se han enfrentado, en cambio, dos visiones de la Iglesia. Se ve, por un lado, quien quiere decir cosas nuevas y completamentenovedosas, en nombre de un lenguaje pastoral, y quien, en cambio, quiere afirmar la doctrina de la fe con un lenguaje escolstico (a

    1 N. del T.: La expresin alude al combate entre los Horacios y los Curiacios. Los Horacios eran tres hermanos trillizos, hijos de Publio Horacio, que, segn la

    tradicin de la Antigua Roma, en tiempo de Tulo Hostilio (672-640 a. C.), para acabar con la guerra que mantenan entre s las ciudades de Roma y Alba Longa,aceptaron el desafo de los tres Curiacios, tambin trillizos, a condicin de pelear los tres contra los tres, delante de los dos ejrcitos en pugna. Uno de los Horacios,

    el nico sobreviviente de los tres, por medio de una astucia, consigui dar muerte, uno a uno a los Curiacios, dando de esta manera la victoria a su patria y el

    dominio sobre Alba Longa.

  • 8/7/2019 LANZETTA - EL CONGRESO ACERCA DEL CONCILIO VATICANO II DE LOS FRANCISCANOS DE LA INMACULADA

    2/2

    menudo acusado de manualstico) o al menos con un lenguaje pastoral que no renuncie a la precisin teolgica. Gracias a la intervencindel Pontfice (pinsese en la Nota previa adjunta a la Lumen Gentium) se llega a una solucin intermedia (Otto H. Pesch habla de

    compromiso, ciertamente con exageracin, pero considerando de alguna manera el ncleo del proceso de formacin de los textos), con

    un lenguaje pastoral (tambin en las constituciones dogmticas), no en ruptura sino en continuidad con la fe de la Iglesia. La continuidadest garantizada, en ltima instancia, por la aprobacin del Papa. No es una casualidad, que la revista teolgica Concilium, nacida en

    1965, quisiera hegemonizar el proceso de recepcin del Concilio, mediante unas astucias que fueron obviadas en los debates por laspresiones contrarias en el aula conciliar.

    En el plano teolgico, para un debate serio sobre el Vaticano II, no se puede prescindir de los cuatro niveles magisteriales que distingueGherardini (sobre el resto, como buen toscano, este telogo da un grito de alarma, llamando a sus colegas a un debate cientfico sobre

    una eventual continuidad/discontinuidad de las doctrinas teolgicas del Concilio. Sobre esto se puede discutir.): 1) el fenomnico: setrata de un magisterio solemne y supremo, siempre

    2; 2) el especfico-pastoral: la enseanza del Vaticano II es pastoral por voluntad de

    los pontfices, 3) las apelaciones3: el Vaticano es infalible en la medida en que se remite a los concilios dogmticos y a definiciones

    dogmticas, precedentes, o cuando reitera una doctrina de la fe, definitiva; 4) las innovaciones: caracterstica del Vaticano fue transmitiruna enseanza renovada (o tal vez innovadora, por algunos acentos), en el mbito dogmtico y sobre todo en el mbito pastoral.

    Parece extrao, y tal vez sonara un tanto extravagante, pero como lo revela un joven telogo alemn, don Florian Kolfhaus las

    principales doctrinas del Vaticano II, sobre el dilogo interreligioso, el ecumenismo y la libertad religiosa, que son las que han catalizado

    mayormente la atencin, no deberan definirse propiamente como doctrinas, sino ms bien como enseanzas (hay decretos ydeclaraciones) pastorales (segn lo precisado por los mismos Padres conciliares) para las cuales todava estamos en la bsqueda de una

    categora teolgica para su rango magisterial, que ciertamente no es dogmtico, ni disciplinar. Don Kolfhaus propone el status de

    praedicandi munus: una enseanza que, como una homila sobre temas doctrinales, cuyo tenor y proposicin misma son una orientacin

    eminentemente pastoral, vinculante, pero no infalible. Nuestro congreso no se cierra con el final de los trabajos. De hecho, ahora se abreel debate, que esperamos sea de provecho para una toma de conciencia sobre la seriedad de todos los problemas relacionados con el

    Concilio Vaticano II. Hablamos de ello para que se desvanezcan finalmente en el pasado, los mantos de silencio irrespetuoso, que a

    menudo han socavado la fe en nombre del Concilio. Queremos volver a descubrir la fe y as el verdadero Concilio: lo que el Conciliorealmente asent, guiado por el Espritu Santo, y quiso hacer para el bien de la Iglesia. Slo esto tenemos en el corazn.

    2 N. del T.: El autor alude a su carcter extraordinario que no emplea como sinnimo de infalible3 N. del T.: De acuerdo con el DRAE, de apelar: recurrir a alguien o algo en cuya autoridad, criterio o predisposicin se confa para dirimir, resolver o favorecer

    una cuestin.