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155N: 02104547 Anales de Literatura Hispanoamericana 1999, 28: 355-371 La pretensión postmoderna JosÉ CARLOS Rovíi~ Universidad de Alicante El futuro se acerca despacio, pero viene Mario Benedetti En la tradición reciente latinoamericana son frecuentes algunas reflexiones que asumen la postmodernidad con una perspectiva indicadora y hasta cataloga- dora. No ha sido dificil desplegar algunos panoramas estratégicos de lo postro- derno ante nombres como Jorge Luis Borges, Julio Cortázar o Manuel Puig. Con los tres nombres estamos además en Argentina donde se asienta una crítica teóri- ca —diré luego ideológica— a la modernidad que ha tenido algunos exponentes de envergadura: estoy pensando en el asedio a la modernidad de Sebreli, quien de todas formas intenta afirmar otra vez la misma desde presupuestos diferentes. Me siento incapaz de todas formas de iniciar este trabajo con la defini- ción de un paradigma claro de lo postmoderno y, por supuesto, mucho más incapaz de afirmarlo. Puede ser que lo único que esté asumiendo en él sea una vieja metáfora de la modernidad transformada: el baudelairiano «¿Que cherche t’il?» con la respuesta de ahora: «II cherche quelque chose qu’on nous permettra d’appellerpostmodernité», al que tantas vueltas, en su versión canónica del siglo XIX, ha dado Octavio Paz para definir la modernidad y el modernismo’. Una frase del mismo Octavio Paz nos puede servir también Octavio Paz. lbs hijos del limo, Barcelona, Seix Barral, 1986, pág. 131. 355

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AnalesdeLiteratura Hispanoamericana

1999,28: 355-371

Lapretensiónpostmoderna

JosÉCARLOS Rovíi~Universidadde Alicante

El futuro se acercadespacio,pero viene

Mario Benedetti

En la tradición reciente latinoamericanason frecuentesalgunasreflexionesqueasumenla postmodernidadconunaperspectivaindicadoray hastacataloga-dora. No ha sido dificil desplegaralgunospanoramasestratégicosde lo postro-dernoantenombrescomoJorgeLuis Borges,Julio Cortázaro Manuel Puig.Conlos tres nombresestamosademásen Argentinadondese asientaunacríticateóri-ca—diré luego ideológica—a la modernidadqueha tenidoalgunosexponentesdeenvergadura:estoypensandoen elasedioa la modernidadde Sebreli,quiendetodasformasintentaafirmar otra vezla mismadesdepresupuestosdiferentes.

Me siento incapazde todasformasde iniciar este trabajocon la defini-ción de un paradigmaclarode lo postmodernoy, por supuesto,muchomásincapazde afirmarlo. Puedeser que lo único que esté asumiendoen él seaunavieja metáforade la modernidadtransformada:el baudelairiano«¿Quecherchet’il?» con la respuestade ahora: «II cherchequelquechosequ’onnouspermettrad’appellerpostmodernité»,al quetantasvueltas,en suversióncanónicadel siglo XIX, hadado OctavioPazparadefinir la modernidady elmodernismo’.Una frase del mismo Octavio Paznos puedeservir también

Octavio Paz.lbs hijos del limo, Barcelona,Seix Barral, 1986, pág. 131.

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paraabrir el estadoúltimo de la cuestión.La publicó en 1990: «La moderni-dadestáheridade muerte:el sol del progresoha desaparecidoen el horizon-te y todavíano vislumbramosla nuevaestrellaintelectualque ha de guiar alos hombres2».

El diagnósticode OctavioPazcoincideplenamenteconuno de los sopor-tesesencialesde la reflexiónpostmodernaparalaque, al margendejuegos,apuntes,relativismoscríticos, incertidumbres,muertesde los sujetos,fin delos grandesrelatos,etc., pareceesencialsobretodo la cancelaciónde la ideadel progresoquesustentóla modernidad.Si Octavio Paz,secundadorcontra-dictorio de la misma, pero en cualquiercasoprotagonistade varios sentidosde la modernidad,afirma retóricamenteque todavíano ha surgidola «nuevaestrella intelectual»que sustituyaal progresoparaguiamos,pensamosqueprecisamente,si asumimosunade laspropuestasesencialesde lo postmoder-no (incertidumbre,relativismo),lo que no tieneque surgir de nuevoes otraestrella,sino simplementela afirmacióncanceladade la ideade progreso,almenoscomo fue sustentadapor algunasideologíasdel siglo XIX duraderasen el nuestro.Como conceptosocial, si aniquilamosla idea de progreso,siafirmamossu finalización, lo que tendremosque cancelares todo sentidoparael futuro. En elpanoramasocial, seha entretejidoconfrecuenciael valorúltimo de este final, que es el de la Historia, con secuenciasafirmativasdelneoliberalismopolítico.

No pareceinnecesariopor tanto, al margende la crítica global a estesupuesto,intentar situar el problemaen las sociedadeslatinoamericanas,dondelos desarrollosde la modernidadhan venido condicionadospor lasituaciónsocialpremodernaquelas definía y las ha seguidocondicionandodurantemuchosaños,hastaahoramismo. De afirmacioneshabitualesqueseñalabanprocesosde esperanzaen los 60, la críticay el deteriorode losmismosha impresoun margende desesperanzanuevoen la configuracióndel continente.Si el diagnósticode la desesperanzase alíaal saldonegati-vo de unagran partede la historia vivida, si afirmamossu final (en cuan-to cancelaciónde la ideadel progreso)lo queestaremospobablementecon-sagrandoes el principio de desesperanzacomo realidadpresentey futura,principioqueen la concienciadel intelectualestáconcretamentedescritoenel siguientepanoramalatinoamericanodel «Fin de siécle» que traza JeanFranco:

2 OctavioPaz. La otra voz.Poesíayfln desiglo, Barcelona,Seix Barral, 1990, pág. 50.

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para la mayoría de los escritorese intelectualesel fin de sigloveintepareceevocaransiedadmásqueesperanza,miradasretrospec-tivas másqueproyectoshacia el futuro. Inclusoen los debatessobrela postnxodemidad,unay otra vezparecendeveniren discusionesdehistoriay sobrela fracasada,incompletao autoritariamodernizacióndel pasado.Las redentorasy totalizadorasvisionesdel progresoy deemancipaciónnacional,queestabanestrechamentealiadasalos con-ceptosde originalidad,autoríay representación,parecenhoy anacró-nicas3.

Sobrela extensiónfinal de estepanoramaen susentidosocial, me pare-ceoportunoavisarsintéticamentequecompartolas posicionesdeHabermas«deno renunciara la modernidady suproyecto»,sino aprenderde los erro-res quenegaronla modernidaddesdesu interioé, pero en cualquiercasonoes la reflexión social sobreel problemade la postmodernidadla que debeocuparnosahora, sino las propuestassobrela producciónliteraria, estéticaylos enfoquescríticossobrela postmodernidad.

Tres líneasparecenavanzaren el ámbito latinoamericanosobreel recha-zo o aceptacióndel concepto:la asunciónacriticadel mismo; la observaciónoperada«desdela periferia» con atencióny distanciahacia algunos de losconceptoscentralescomola posiciónantiutópicade la postmodernidadeuro-pea5;y un rechazocomoalgo importadoqueno se correspondeconla reali-dadde América Latina ni permite unaperiodizaciónautónoma,sino queinsiste sobrela dependenciaeuropea6.

¿Unestadode la cuestión?La revistaNuevo textocrítico publicó en 1990un conjuntode trabajosconel título global de Modernidadyposmodernidad

JeanFranco.«Introduction»a «ContemporaryLatin AmericaFin de siécle», Stu-dies in 2Oth Century Literature, vol. 14, nl, Winter 1990,pág. 5. Tomo la cita de HugoAchugar,La biblioteca en ruinas. Reflexionesculturales desdela periferia, Trilce, Monte-video, 1994,pág. 29. El trabajode Achugares unainteresantereflexión en el que la mira-daperiféricanospropone,porejemplo, todaviael escepticismoutópicoparaAméricaLati-na.

La producciónde ilirgen Habermas,amplísima,tiene unasíntesisde alto valor en«Modernidadversuspostmodemidad»,Modernidad y posunodernidad,compilaciónde JosepPicó,Madrid,Alianza editorial, 1988. La citaestáen la página98.

Hugo Achugar,op. cit, págs.25-42.6 NelsonOsorio, intervenciónen el debatedel Congresode Dar¡nouthCollege sobre

Postniodernidad,Revistadecrítica literaria latinoamericana, n. 29, 1989, págs.146-148.

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en América Latina7. Destacan,en el conjunto de participantes(Adolfo Sán-chezVázquez,FernandoCalderón,JoséLuis Reyna,JorgeRuffinelli, JavierGarcíaMéndez,JohnBeverly,Neil Larsen,NicolásCasullo,Alberto Moreiras,RicardoGutiérrez-Mouat,BernardoSubercaseaux,JúngerBecker, BeatrizSano...)una serie de artículosque quierenplantearuna perspectivao unareflexiónglobal, frente a pinceladasparcialesquequierenatribuir lo postmo-dernoa un autoro a un fenómenoartísticodesdeunasecuenciaestructuradaen la «condiciónpostmoderna».Quiero decir, y llamar la atención sobreestoal mismotiempo,queun predicadode la postmodernidadno puedeservirparadesarrollaruna lecturapostmodernade un autor: si comentamosuno de lospredicadosprincipales,comoel del fin de los grandesrelatosquelegitimaronla modernidad,¿nofue acasoel fragmentarismovanguardistaun comienzodeese fin? y ¿noes la vanguardiaacasouno de los fragmentosesencialesde lapluriforme modernidad?Sólo unaarticulaciónamplia de los predicadosde lapostmodernidad,en la que se afianceel carácterde respuestaglobal a lamodernidad,nos permitirá la taxonomíaautoral, la afirmaciónde condicionespostmodernasenautorescuya clasificaciónafirmativa es posible,paraquizádemostrarluegoque los mismoscreadoresse escapande la clasificaciónporvariossitios de suobra.En laobracitada,trabajoscomoel de Adolfo SánchezVázquezo el de JorgeRuffinelli, entreotros,asumenperfectamentela pers-pectivaglobal y, por otra parte,muy critica de la pretensiónpostmoderna.

Un panoramaúltimo y múltiple de la postmodernidadapareceen otrolibro reciente,La modernidadliteraria en Españae Hispanoamérica8,en elquecolaboranvariosautoresatrazarperspectivasdela postmodernidad(Teo-dosio Fernández,RogelioRodríguezCoronel, FernandoR. De la Flor, JaimeAlazraki, JacquesJoset,Samuel Gordon, Manuel Pérez Sáiz, Angela B.Dellepiane,Alicia Llerena...).De nuevolas perspectivasglobalesasumenunpapelde redencióncrítica de los intentosparciales,siendosobresalientelalectura,distantedela tentaciónpostmoderna,queparala narrativaactuallati-noamericanaproponeTeodosioFernández.

Al reseñarestostrabajos,vuelvo a insistir sobrela única ideaprobable-mente«debole»quemantendréen estaspaginas:hoy tenemosuna nociónextensa,aunqueestélejosde serclara,de la modernidad,contodossusespa-

«Modernidady posmodemidadenAméricaLatina»,Nuevo texto critico, Alio III, n.6,Segundosemestrede 1990.

«Modernidady postmodemidad»,La modernidadliteraria en Españae Hispanoamé-

rica, EdicionesUniversidaddeSalamanca,1995.

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ciosvariantesy contradictorios.Pero,epocalmente,desdeel siglo XIX hastahoy, pocosinterpretadoresse dedicaronademostrarla modernidadde loscre-adoresmediantesecuenciasteóricasaisladasde lamisma. Por otraparte,creoquelos debatessobrela modernidadhansido muy posterioresa su enuncia-do o, al menos,no intentaronconvertirseen pensamientocentralhastabas-tantedespuésde supresenciaen el espaciocultural. Sí el conceptovacilante,equívocoy a vecesvacíode postmodemidadpuededefinirseen sus implica-ciones globales,y no sólo en las secuenciales,podremosaplicar la lecturapostmoderna.En cualquiercaso,pareceinevitable afirmar ya que el marcofinal de todaslas cuestionesenunciadashastaaquí,cabedentro del conceptosustentatoriofinal avanzadopor Saúl Yurkievich de «la movedizamoderni-dad»,conceptoen el que se planteasuúltima extensióntemporaldetermina-da porel prefijo post-,parala que en el terrenoestético,conperspectivaenel origendel términoen la arquitectura,pero extensibleal conjuntoartístico,trazael siguientepanorama:

En laspostrimeríasdel siglo XX, elpostmodernrestableceel sin-cretismoestilísticoquereinóafinesdel XIX, reanudaconun artemis-celáneoquegusta de lo suntuarioy de lo teatral, adoptade nuevoelpopurríque le permite recuperarnotoriosy característicosrasgosdepasadoilustres.Descreede cualquierortodoxia,deponetodasistemá-tica,renunciaapreceptivascanónicas;quiereindividuar la obra, acen-tuar lo personaly fantasioso,por eso reivindicaunalibertad imbuidadesubjetividad.Pero,puestoque el catálogode las variantesformalespareceagotado(comoocurre tambiénen las otras artesvisuales)porunaerade experimentacióny de extremamutabilidad,lo postmodemono puedesinoretroceder,rescatar,reponer,recomponer9.

En la apreciaciónhabitual de modeloslatinoamericanoshan entradocomoanálisiso indicacionesprecursoraslas realizadasen los trabajosgloba-les de W Fokkema’0,Linda Hutcheon1t,¡hab Hassan12en los que nombres

SañíYurkievich. La movedizamodernidad,Madrid, Taras,1996, pág. 12.lO DouweW Fokkema.Literary History, ModernisraandPostmodernism,Amsterdan/Phi-

ladelphia, 1984.LindaHutcheon.A Poeticsof Postmodernism:History Theory, Fiction, New York &

London, Routledge,1988.12 ¡habHassan.J?omanticism, Modernism, Postmodernism,ed. HarryL. Garvín, Lewis-

burg,Bucknell UP, 1980.

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comoAlejo Carpentier,Julio Cortázar,CarlosFuentes,Gabriel GarcíaMár-quez,ManuelPuigaparecenanalizadosjunto ala inevitablereferenciaa Bor-ges. En la referenciaa Borgesha sido muy repetidala ideade HansRobenJaussparaquienel texto de 1938,Pierre Menard, autor del Quffote,es unafundaciónoriginaría del discursode la postmodernidaden el estilo y en laapreciaciónde la historia,anuladapor la reescriturade Menard.Por otra par-te, dice Jauss,es la ejemplificaciónde la teoriade la recepcióny de la con-junción de la mismaconla postmodernidad:«entrela teoríade la recepciónporun lado,junto contodoslos fenómenosquela rodean:lingúísticatextual,semiótica,investigacióndel lectory deconstrucción,y la praxisde la estéticaposmodernaal otro, existende hechoimportantesanalogías»’3.Al margendeotrasprecisiones,resultanecesariorecordaralgunasvinculacionescríticasdeltexto de Borgesa la reflexióny recreacióndel Quijote por partede Miguelde Unamuno.Un trabajo de Emilio Carilla, publicadoen l989’~, vino ademostrarestaprobable filiación, reafirmadabrillantementepor CarlosSerranoen su «Unamunoautor de Pierre Ménard»’>. Por el camino queempezamosa tomar, Jausspodría habersituadoel texto fundacionalde laconfluenciade teoría de la recepcióny postmodemismoen la Vida de DonQutjotey Sanchode Don Miguel, quees de 1905.

El juegotextualqueestableceJorgeLuis Borgespareceadquirirunarele-vanteatenciónpostmoderna.Un recientedoctor latinoamericanome afirma-ba la basede su tesispostmodernaen la desacralizaciónde la fuenteliteraria,en elusodel falsopalimpsestogenettianoporpartede Borges.Todosnossor-prendimosen su día con la falsificación de la Enciclopedia Británica quegenerabaTión, Uqbar Orbis Tertius; o con la famosaenciclopediachinadeEl idioma analítico deJohn WiIkins. Son recursoscríticos, y didácticos,queaparecenconfrecuenciaparaexplicarel falsoresumeno el palimpsestodeuntexto inexistente.Lo paródicoes otro recursoacumuladoal falso resumen.Pero no pareceéste un camino muy seguroparaafirmar la postmodernidadde nadie. Borges consagraun sistemaque tiene sus orígenesen castellano

‘~ HansRobenJauss.Die Theoríeder Rezeption-Rúckchauaufíhre unerkannte Vorges-chichte, Konztanz,1987, pág. 18. Tomo la referenciade los trabajosdeJúngerBeckery deJorgeRuifinellí enel númerocitadodeNuevotexto critico.

~ Emilio Carilla. JorgeLuis Borges autor dePierre Ménard (y otros estudiosborgese-anos), Bogotá,Publicacionesdel Instituto Caro y Cuervo,LXXXV, 1989).

15 CarlosSerrano.«Duplicacionesy duplicidades:Unamunoautorde Pierre Ménard»,Borges, Calvino, la literatura, Madrid, Fundamentos!Universidadde Poitiers, 1996, vol. 1,págs.145-153.

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probablementeen el siglo XIV, allá con el Arciprestede Hita, cuandonosdice, por ejemplo,

ComodizeAristótiles, cosa es verdaderaelmundopor dos cosastrabaja:laprimera,porayer mantenencia;la otra cosaerapor ayerjuntamientocon fenbraplazentera.Si lo dixiex’de mío, seríade culpar;

dizelo grandfilósofo, non só yo de rebtar:de lo quedize el sabionon debemosdubdar,ca por obra sepruebael sabioe su fablar

y, como sabemos,estamosante un recursofalso a la autoritas, un falsopalimpsestogenettiano,puesAristótelespareceque no dijo nadasemejante.No, no parecequeel humor, laparodia,la falsacita de fuentes,aunquepoda-mos introducirla en los mecanismosde relativizaciónde la escritura,o deconsagraciónde la escrituracomoúnicarealidad,puedanpermitirnosafirmarun recursopostmodernoquehabríaquehacerllegar al Arcipreste.

GarcíaMárquezha tenido tambiénsu partede postmodernidad.Entreotrascosasporquesuobra másrotunda, Cienañosdesoledad,hacíainevi-tabletambiénla lecturabachtianay, sobreella, se realizaronrigurososejer-cicios. La tensiónqueestableceentreliteraturaculta y literaturapopular,conla emergenciadelo carnavalescoen situaciones,tipos humanos,etc.deCien añosde soledadpareceestablecerun rigurosoespaciode apreciaciónde lo postmodernoen la obra.También quizála sorprendenteinvencióndela historicidadde un personajecomo Bolívar, en El generalen su laberin-to sugiereun conceptopostmodernode lo histórico. Luego volveremossobreello.

Lo de ahora,por tanto,parecesobreabundanciareflexivaquellena carpe-tas y hastacajonesde textos, juegos, afirmaciones,negaciones,sobreunaentradade la postmodernidadquese convierteen espíritude épocay tambiénen un estadode la cultura,comolo fue la modernidad.Al margende la refle-xión teórica,en algunosautoresse ha obtenido,como hemosvisto, la pers-pectivasuficienteparaejemplificar.

Por el momento,por todo lo dicho hastaaquí,me voy a un juegoconellector,quienyasabetodaslas ampliacionesdelpostquedeterminansutiem-PO, estosañoscrucialesen los que terminaun siglo conmáspenaqueglo-ria. Mi juego tiene que ver con algunasviejas obsesionese ilusiones.Está

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dirigido a un lector que hayavivido la postvanguardia,el postexistencialis-mo, el postestructuralismoy queestáfamiliarizadoseguramenteconla post-historia.Mi juego tieneque ver conque es obligatorio, si de AméricaLati-na vamos a hablar, que nos encontremosde una vez por todascon unossucesivospost-paradeterminarla nuevaetapacultural. Comencemospor lapostidentidad.

Hacialapostidentidadlatinoamericana

Hay un paradigmasobreabundanteen el discursoliterario y culturallatinoamericanoen los planteamientosdeidentidad,quehansido unasecuen-cia continuadesdeel tiempo de la Independenciahastanuestrosdías,unrecursoque emergíaunay otra vez en el texto literario, afirmandovaloresestéticosindudables, y reemergíaen el discontinuoteórico con valoresmásdudosos,como los quedeterminabacon cansancioaqueltexto de ArturoUslarPietri:

Desdeel siglo XVIII, por lo menos,la preocupacióndominanteen la mentede los hispanoamericanosha sido la de la propia identi-dad. Todoslos quehandirigido su mirada,con algunadetención,alpanoramade esospuebloshancoincidido, en algunaforma, en seña-lar eserasgo. Seha llegadoa hablar de unaangustiaontológicadelcriollo, buscándosea sí mismo sin tregua, entre contradictoriasherenciasy disímilesparentescos,a ratos sintiéndosedesterradoen

su propiatierra,aratos actuandocomoconquistadorde ella,con unafluida noción de que todo es posible y nadaestádado de maneradefinitiva y probada’6.

Afirmar la identidadha sido aceptarlos términosde un debateamplio,confusoaveces,en el quela realidadiba disponiendosucesivosespaciosdeafirmación: identidadcomoindigenismo,identidadcomo criollismo, iden-tidad como mestizajeen una sucesiónde intervencionesque adquierenenla literaturay el ensayode fines del siglo XIX sus másrotundasexpresio-nes.DesdeNuestraAméricade Martí a algunostextosde EzequielMartí-nez Estradade los años60 pude intentarreconstruirhacetiempounaplu-

6 Arturo UslarPietrí. En buscadel nuevomundo, México, FCE, 1969, pág. 7.

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ralidad de discursosen los que se sucedíanafirmacionescon frecuenciacontradictorias:Manuel GonzálezPrada,FranciscoGarcía Calderón,Manuel Gálvez,JoséCarlosMariátegui,Antonio Caso,JoséVasconcelos,Manuel Ugarte, Raúl Scalabrini, Alfonso Reyes,Luis Alberto Sánchez,Leopoldo Zea, JorgeLuis Borges,RobertoArlt, Pedro HenríquezUrefla,EduardoMallea, JoséLezamaLima, etc.,mesirvieron paratrazar unaanto-logía de variadasintervencionessobrela identidadcultural y literaria de

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De aquelrecorrido aprendí,y defendísobretodo, el relativismoculturalquesustentabael mismoconceptodeidentidad,la disparidadportanto de res-puestasque suscitaba,y la dificil articulaciónde unacoherenciaglobal paratodo aquello,al margende la que proporcionabaesaincesantebúsquedadeuna identidadimposible.

Habíaademásalgo que defenderqueme parecequeentiendoahora. Dela pluralidadde los discursossurgíael paradigmaabsolutode la incertidum-bre y ¿noes ésteacaso—me puedopreguntarahora—uno de losmásrotun-dos paradigmasde la postmodernidad?Sinembargo,todosaquellosautores—o casi todos—parecíanestar afirmando,desdeel «pensamientofuerte»,como si realmentesecreyeransus afirmaciones.Por tanto,afirmabandesdela construcciónde la modernidadamericana,afirmabanlos mitos racialesyancestralesde la modernidad:indigenismo,criollismo, mestizaje,españolis-mo, como alternativasconfrontadasde un debateen el que la modernidadpareceque optó contradictoriamentepor la totalidadde los términosopues-tos. La incertidumbrees por tanto el paradigmade la modernidady, comoavisoparanavegantespostmodernos,podremosdecirquesólo desdeel silen-cio sobrela identidadse vislumbrala nuevaépoca.Exactamentedesdela noafirmación,o desdela negaciónde todosaquellosmitos que generaronlaincertidumbre.

En otro terreno,lo ha intentadoJuanJoséSebrelien su libro El asedioala modernidad18,libro quenos producirámásde un desconcierto.Su críticaa los mitos culturalesde la modernidadamericana,desdeel mito de recupe-raciónde los origenes,al indigenismocontemporáneo,al marxismo,al popu-lismo, al «campesinismo»,etc., le sirven paraafirmar el pensamientoeuro-peo en la tradición ilustradacomoun recursoesencialde la modernidadque

“ Cf. JoséCarlos Rovira, cd. Identidad cultural y literatura, Alicante, Instituto OilAlbert, 1992.

[8 JuanJoséSebrelí.El asedioa la modernidad,BuenosAires, Sudamericana,1991.

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hayque recuperarNo hayunaderivapostmodernaen la propuesta,sino unacrítica implacablealo que fue un pensamientolatinoamericanoautorreferen-ciadocomo«progresista»y queen tantascosases paraSebrelinegacióndelracionalismo.Una vuelta a la purezade la modernidad,a la de sus orígenesdieciochescosy europeos,es la propuestaúltima de este libro que ha provo-cadomásde unasospecha.En otro lugarhedefendidoquela criticade Sebre-Ii a la recuperacióncultural de las civilizacionesamericanasoriginarias, lacrítica consistenteenque el Renacimientoeuropeollevó efectivamentela luzala barbarieindígena,tieneun origenantiguo pero que, ya a comienzosdenuestrosiglo, Don MarcelinoMenéndezy Pelayola haciaconun saldoglo-rioso de premodernidad,y que Sebreliparecerepetirahoraaquellasposicio-nesa veceshastaen el lenguaje.

De los autoresqueantescitabaqueme sirvieronparaelaborarunahipó-tesis de identidadmoderna,algunos nombressalende aquel universoparaadentraseen los nombresde la postmodernidad.El Borgesque afirmabalaidentidaden los textos que yo recogiano pasabade serunaselecciónopor-tunista de su etapade criollismo militante. Peronos quedasiempreLezamaLima comopropuestaquesí puedeintegraseen el universopostmoderno:deLezamaafirmabayo comotexto de identidadLa expresiónamericanay, contono reverencialy solemne,me atreveríaa afirmar ahoraque otros textos,comoLaserasimaginarias,podríanservir de expresiónsegurade la reflexiónpostmodernade la identidad,pero el tono solemneme delataríaseguramentey me impediríacontinuarel discurso.

Hay un autorquesiempresirveparaunasituaciónsin salidacomola queme estoy creando.Inevitablemente,Julio Cortázar. Susprodigiososjuegosestéticossiguen permitiendocasi todo. Me gustaríaleer ahora«Axolotí»comodiscursode postidentidad.Vamosa intentarlo.

Las clavesquepropongoson bastanteevidentes:esepersonajequereco-¡-re el JardindesPlantesparisino paracertificamosdesdeel principio que«Ahorasoy un axolotí».El desarrollodel relato trasla identificacióndel pez:

supeque los axolotí son formas larvales,provistasde branquias,deunaespeciede batraciosdel géneroamblistona.Que eranmexicanoslo sabiaya por ellos mismos,por suspequeñosrostrosrosadosazte-casy el cartelen lo alto del acuario,

construyendola precisay progresivamutaciónen la queel pez seráel obser-vadory elobservadorel pez, traslaprogresivafascinacióndeunosojosmex-

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presivosy siempreabiertos,tras la suposiciónde una metamorfosisperma-nenteentreel génerohumanoy ellos, hastael momentoclave de la revela-ción despuésde múltiplesvisitas:

Mi cara estabapegadaal vidrio del acuario,mis ojos tratabanunavez másde penetrarel misterio de esosojos de oro sin iris y sinpupila. Veía de muy cerca la cara de un axolotí inmóvil junto alvidrio. Sin transición,sinsorpresa,vi mi caracontrael vidrio, en vezdel axolotí vi mi cara contrael vidrio, la vi fueradel acuario, la videl otro lado del vidrio.

El diálogo silencioso entre los dos observantesahora, concluyeen lafusión definitiva y reflexiva:

Ahorasoy definitivamenteun axolotí, y si piensocomoun hom-bre es sóloporquetodo axolotí piensacomoun hombredentrode suimagende piedrarosa.

El juegocortazarianosobrela propia identidadno pasade serunabromamediadapor una metamorfosis,pero el pez con el pequeñorostro rosado«azteca»nos permitiría jugara nosotrossobrelos discursosde identidadeinclusoafirmar quelos axolotí son la nueva«razacósmica»dela postidenti-dad,peroal decirlo lo haríamosconel tono de vozsuficientementeclaroparaquenadienos tomaraenserio.

Haciael posteompronilso

Una constanteesencialde la crítica de la modernidadha sido la afirma-ción del final de lanociónde compromisodel intelectual,mediatizadapor la«agoníade la realidad»(Baudrillard)que se ha vivido, clausuraquedetermi-na, junto al fin de la modernidad,el final de unahistoríadirigida.al progre-soy, en esesentido,el fin del sentidode transformaciónde la mismahisto-ria. El intelectualdela modernidadvivió ademásel espejismoredentoristadesupropio papel,consistenteen un compromisocon la realidady una espe-ranzaen la emancipaciónde los sujetoshistóricosquepodíantransformarlaen supropia liberación.

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Una constantecrítica de la literaturalatinoamericana,incrementadaen elarcotemporalde los años60, es la vinculaciónde creacionesestéticasnue-vas a propuestaséticas,contenidasen las mismas,que asumenla idea decompromisovinculada.DesdeMario VargasLlosa, en esa década,a GabrielGarcíaMárquez,en todaslas épocas,hay un conjuntode insistenciassocia-les en las que los escritoresasumencon frecuencialos procesosde emanci-pación (la revolucióncubana,por ejemplo).

La crisis de los mismosmodelosde emancipaciónha provocadomultitudde debatescuya reseñase haceaquíimposible,peroha seguidomanteniendoesenivel de eticidadreflexiva queconvertíaal intelectualen un sujetocons-ciente de unahistoria difucil.

Desdelaperspectivacrítica de lapostmodernidadha sido posiblegeneraruna lecturafragmentariade secuenciasque indicaranel fin de la noción deprogresode la historia de la modernidad.Si de Cien añosde soledad,obraque ha provocadomúltiples perspectivaspostmodernasen su apreciación,asumimossolamenteel sentidofinal de que «las estirpescondenadasa cienañosde soledadno tienen una segundaoportunidadsobrela tierra», podre-mos dedicarun espacioseguroa la reflexión sobreel «final de la historia»queun texto semejantepuedeplantearPerohabráqueteneren cuentaantes,seguramente,el carácterde reflexión que la novela estableceen el que lasmetáforasde la historiade América, se aúnantambiénal sentidode la histo-ria como conflicto, en el que el escritorapuestaunay otra vez por la filtra-ción dramáticade todoslos episodioshistóricosy socialesquegeneraronunaresoluciónnegativade los antagonismos.La novela es sobretodo una res-ponsableplasmaciónde la crisis de la modernidadsin que nadiepuedapen-sar,ni por lanovela,ni por las actitudesdel escritor,quehayaunaapuestaporla consagracióndefinitiva deesacrisis.En ese sentido,Cien añosdeso/edades ademásun granrelato desdela modernidady su crisis.

Otros escritoresplanteabanmenosproblemasa la hora de vertebrarsuescrituraal margende la noción de compromiso.De nuevome sirve JulioCortázar,conaquelcomienzoformidablede Apocalipsisde Solentiname:

Hacía uno de esoscaloresy parapeortodo empezabaen segui-

da, conferenciade prensacon lo de siempre,por quéno vivís en tupatria,quépasóqueBlow-Up eratan distinto de tu cuento,¿tepare-cequeel escritortienequeestarcomprometido?A estaaltura de lascosasya sé que la última entrevistame la haránen laspuertasdelinfierno y seguroque seránlas mismaspreguntas,y si por casoes

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chez SanPedro la cosano va a cambiar, ¿austed no le parecequeallá abajoescribíademasiadoherméticoparael pueblo?

La broma, lo paródicodigamos,permitiría una rigurosa intervenciónpostmodernae, incluso,postcomprometida.El relato, lo notamosenseguida,no lo permite,peroCortázarensuconjuntoparecequeoptópor una literatu-ra no de afirmacionesrotundasen el terrenohistórico(otro problemaes lahistoricidadrotunda de la obra). Ni La Maga ni Oliveira podíanhacerlas.Cortázarpor tanto tampoco.Todoel debatesobrela postmodernidadde Cor-tázarpuedeincardinarsecomodebatesobrela ideologíadel texto, al margende precisionesestilísticasqueen otro epígrafeseñalaré.

Se ha afirmadoque el rechazode representacionesunívocasdel mundode dogmasy de afirmacionesde sentidoson algunasde las «condiciones»esencialesde la perspectivapostmoderna19.En ningúncasopareceque JulioCortázarrenuncieal sentido, aunqueun mundounívocoy dogmáticosí queparecequeteníaque serrechazado,perono creoquetenganadaquever estocon la condiciónpostmoderna,sino con la crítica a excesosconocidosde lamismamodernidad.Me emocionaronen su tiempo,allá por el 84, dos librosúltimos y póstumosdel autor:Nicaragua,tan violentamentedulcey Argenti-na, añosde alambradasculturales. Son textos que cerraroncon coherenciatodasu peripeciavital. Su defensadel sandinismo,o sucontundentedenun-cia de la dictaduraargentinapudieronserpecadosde senectudquelo lleva-ban otra vez al compromiso(del que, en cualquiercaso,pareceque nuncahabíasalido). Fueronuna afirmaciónde sentidode un mundobastanteuní-voco y con dogmasemocionales.El libro de Argentina secierra con un dis-cursode 1983 queconcluyeasí:

En unaépocade odios,de explotacióny de infamiaentantospaí-seslatinoamericanos,no quierobajarde estatribuna sin pronunciarelnombrede tresde los másaltos símbolosde esafey esaconfianzaenla verdady la dignidad: el nombrede monseñorArnulfo Romero,elnombredeErnestoCheGuevara,y el nombrede SalvadorAllende.

~ M. CarmenAfrica Vidal. Hacia una patafisica de la esperanza.Reflexionessobre lanovelapostmoderna,Universidadde Alicante, 1990, pág. 12. La propuesta,más amplia entérminosquelos aquíreseñados,la haceenreferenciaaLacondiciónpostmodernadeLyotard.

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Y estaspalabras,pronunciadasen NuevaYork unosmesesantesde sumuerte,parecenuna afirmaciónrotundade sentido, paraun escritorque nosé si decidióno serunivoco, peroal menosmantuvotoda suvidala decisiónde no serequívoco.

Afirmación de secuenciaspostmodernas:el postbooni

Del ímpetude la literaturaque nos sedujoen los años60, aquéllaqueunperiodistabautizócomoboomy quetienenombrestan ejemplarescomoGar-cía Márquez,Fuentes,Vargas Llosa, el propio Cortázar,etc., salimos en ladécadasiguienteconla perspectivade un postboomque denotabados lectu-rasdeordendiverso: porunaparte,unasuperaciónsecuencial,construidaporobrasqueafirmabanlos valoresesencialesdela décadaanterior;por otrapar-te, unaperspectivade agotamientoen la que se afirmabantambiénalgunosvalorespuestosen pie por autoresde la etapaprecedente.Las dos lecturasconducíanal mismo lugar: a la afirmación de una literaturaque, al margende los grandesrelatos, al margende cualquiertranscendencia,de cualquierpretensiónpor afirmar futuros,asumierafragmentariamentealgunascuestio-nesque significabanel fin de todo lo anterior

Planteodenuevo la incapacidadparaejercerunacrítica a travésde secuen-cias, a travésde afirmacionesqueno construyanun sistema,por lo que dudoqueconduzcaa ningunaparte,en el terrenoya de la historia dela literatura,laafirmaciónde un postboomsobretodosi conél se pretendevertebrarunalec-tura sistemáticay coherente.El términoboomdenotóun éxito editorial, y el deahorase mantienenen los límites modestosde lo contrario,intentandoejercerunainfluenciaapartir de la referenciamágicaal pasadoinmediato.

En las obrasde SeveroSarduy,CristinaPeri Rossi,OsvaldoSoriano,Mar-ta Traba, Isabel Allende, Angeles Mastretta, Mempo Giardinelli, podemosefectivamentesituar ejemplosde esasecuenciapostmodernaque significarlaunanuevaperspectivade la escritura(a travésde la parodia,el fragmentaris-mo que aniquila los grandesrelatos,la contracultura,la invenciónde fuentes,la fusión de lo culto y lo popular, la irreverenciaante cualquierdiscursosocialmenteestablecido,etc.),pero mientrasque no se construyaun sistemaglobal sin fisuras(sí, ya sé que es contradictoriacon losprincipiosesencialesde la postmodernidad)todoslos predicadosanteriorespuedenestablecersedesdela modernidad,con la extensiónúltima de la misma: supropiacrítica.

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En el ámbito social se articulaademásun sentidoque tiene muchoquever con la transformaciónde la situaciónexpansivaquevivió América Lati-na en la décadade los 60. El pesimismohistórico quela sucedeestáverte-brandoseguramentelos nuevosintentosliterarios, que surgendespuésade-másde unaépocade expansiónen el terrenodela mismaliteratura.

El mismo discurso global de la postmodernidades unaaniquilacióndependientede los términosesencialesen los que se plantearonlos años60:unaafirmacióndereferenciasteóricasdeEuropay EstadosUnidosque con-lleva unareinterpretacióncultural de los propiostextosy unaaniquilacióndeconceptosesencialesde los mismos.

Haciala postutopía

He ejemplificado brevementea través de las nocionesde identidadycompromiso,peroseríainteresanteampliarla reflexión al contenidoesencialde la utopíacomoconstrucciónde América que,como sabemos,tienedesdeel siglo XVI la miradapuestade los utopistasesenciales,desdeTomásMoroaCampanella,y tiene un espaciode reafirmaciónsincréticoen construccio-nescomolas del Inca Garcilaso.El arco de cincosiglos nos lleva al nuestro,dondelos caminosdela utopíaadquierenunarelevanciainsospechada.Cuan-do AndréBreton declaraa América«tierrade adopcióndelsurrealismo»estáen líneacon la pasiónutópicadealgunosdescubridoresoriginariosquehací-ande aquellastierrasescenariode milenarismoy redencióndel génerohuma-no. La utopíade Américapareceser unaconstanteengarzadaconla identi-dady, en nuestrosiglo, una referenciapolítica y social sobreabundantequehacia escribira Miguel Ángei Asturiasunosmesesantesde la muerteaque-lío de «Sólome quedastú, SantaUtopía».

De los discursosafirmativos de la utopía durantela modernidad,pocopuede quedarsi lo queestáenjuego es la existenciadel futuro, de la mismaideade futuro comoarticulacióndeun discursoposible.En sociedadescomolas de Latinoamérica,acuciadasporproblemastan perentorioscomounapro-brezatercermundista,no pareceque Ja pérdidadel componenteutópico seaposible,al margende los erroresy los horroresde las plasmacionespolíticascon los que la utopíase ha entretejidoen su plasmaciónpolítica. Reciente-

20 Hugo Achugar.Op. cit., pág. 43.

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mente,Hugo Achugar,en sumirada«desdela periferia»,ha entremezclado,parafraseandoa Cioran,elescepticismopresentecon la continuidadde lauto-pía, hastael punto de hablardel escepticismoutópico:

diría quesenecesitaunainmensadosisde desengañoparapodervivir en la periferia sin utopía, y la idea de una redefinición de la

periferia comoel espaciodel escepticismoutópico podríaser la uto-piacontemporánea20.

Pero,de nuevo,escepticismo,utopíay hastaperiferia, puedensertérmi-nos asumidosdesdela perspectivade la crisis de la modernidadcomo reso-lucionesconceptualesen las quetodavíanosencontramos.

Paraconclufr, discursodel idiota

Al intentararticularestasnotas,recuerdoel libro escritopor Plinio Apu-leyo Mendoza,CarlosAlberto Montanery Alvaro VargasLlosa, Manualdelperfectoidiota latinoamericano21.Se trata de unacrítica ácida y profunda-mentereaccionariaa los estímulosculturalesde todaunaépoca,conespecialvirulencia contra los impulsospolíticos y con especialintento de ejercerelhumoren el tratamientode personajesque significaron intentosde transfor-mación en el Continente.La afirmaciónúltima del idiota consisteen consi-derarcomotal al latinoamericanoque,en última instancia,culpadetodossusmalesa los EstadosUnidos. En algunosmomentos,el libro es tambiénunaréplicaaaquellosmodernos(modernistasse llamaronen el terrenoestético:Martí, Darlo, etc.) quehicieronde la crítica a los EstadosUnidosun espaciode afirmaciónnacionaly latinoamericana.Su lectura,inevitablemente,me harecordadoel comienzode Nicaragua tan violentamentedulce de Cortázar,que se titula precisamente«Discursodel idiota», y dice ass:

Una noche,creo que en Torún, cuna de Copérnico,el pintorMatta me vio llegar y me saludó,diciéndome:«~Ah, aqui está elidiota!». Me quedéun tanto helado,pero la explicación vino enseguida:«Te llamo idiota comolo llamabanal principeMishkin, por-quea ti te ocurre comoaél, meterel dedoen la Haga conla mayor

21 Barcelona,Plazay Janés,1996.

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inocencia,y estássiempre alarmandoa la gente porquedices lascosasmásinapropiadasen cualquiercircunstancia,y sóloalgunossedan cuentade que no erande ningunamanerainapropiadas.Túentretantono entiendesnadade lo quepasa,igual queel príncipedeDostoievski».Tal vez aquí tampocoentiendonada,queridoMatta.

Denuevo,el lector podráafirmar lapostmodernidadde Cortázaranteunaaseveracióntan irónica sobresi mismo, pero la coincidenciade las posicio-nesdel escritorconlos predicadosquedenunciael Manual citado antes,nosdebenllevar apreguntarnossi, en todo esto,no habráque afirmar que tam-poco entendemosnadade lo que pasa,y a partir de ahí, sin pretensiones,sincitas de Lyotard o Eaudrillard,asumirdisciplinada(y hastadivertidamente)nuestracondición de postmodernos.O, por el contrario,asumirnuestracon-dición de reflejo de la modernidady su crisis que algunosquierenreducir ala nada.

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