Las Clases Campesinas y Las Lealtades Primordiales

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1 Las clases campesinas y las lealtades primordiales Hamza Alavi Cuestiones relativas a los aspectos metodológicos en el análisis de las sociedades campesinas (como proyecto diferenciado dentro de análisis de la ciencia social) son el objeto este trabajo. Particularmente, el análisis por parte de la antropología ha sacado a la luz problemas de este tipo; al campesino, o bien se le ha concebido como un sujeto que ejerce su accionar en base al interés individual, o bien se le ha definido en base a las prescripciones de las normas culturales que prescriben su actuar. El marxismo clásico concibe al hombre y la sociedad reconociendo en el ser social a un Hombre que no se reconoce a sí mismo como aislado, sino dentro de un contexto con el todo social estructurado, por ende, el conjunto social y el ser social individual no podrán ser definidos si no es en base a su interrelación dialéctica. Tal concepción descansa sobre la estructura económica, sin embargo, cuestiones relativas a la superestructura (instituciones y relaciones sociales y políticas) no son tomadas en cuenta de la misma forma. Los campesinos (en genérico desde la tesis de Wolf) influenciados por la penetración económica y política de entramados sociales mayores. A su vez, pueden presentar la aparición de jerarquías políticas y económicas al alero de la extracción de una plusvalía económica. (Rasgos ausentes en las sociedades primitivas). Según Marx, los campesinos no constituyen una clase. ¿Por qué? A razón de su concepción de los campesinos como un saco de papas; sólo existe una interconexión local entre pequeños propietarios y la identidad de sus intereses no engendra ente ellos ninguna comunidad u organización política. Sin embargo, plantea Alavi, que interpretar esta visión como un universal de los campesinos dentro del campo de la acción política, sería un error , puesto que esta visión de Marx recae sobre un campesinado en particular (francés) en un contexto histórico singular (crisis de Francia). Por su parte, en Europa Oriental, la orientación de Plejánov afirmaba que el proletariado expulsado del campo, vale decir, un proletariado conformado como consecuencia de la desintegración de la aldea campesina, se posicionará como un revolucionario y agitador social demócrata. No obstante, según Alavi, dicha argumentación se empobrece al momento en que Plejánov no especifica a qué se refiere al aludir a la “comunidad de la aldea”, lo cual implica que su argumentación deambule en la ambigüedad. Fue Lenin quien entablo el “modelo” con el cual posteriormente se han desarrollado análisis sobre el campesinado bajo una perspectiva de clase. Dejando de lado las definiciones generales sobre el campesinado, Lenin formuló su análisis bajo la perspectiva marxista de clase (definida por sus relaciones de producción). En virtud de ello, propuso la existencia de tres tipos: 1) relaciones feudales de producción; 2) relaciones capitalistas de producción y 3) campesino medio.

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Las clases campesinas y las lealtades primordiales Hamza Alavi

Cuestiones relativas a los aspectos metodológicos en el análisis de las sociedades campesinas (como proyecto diferenciado dentro de análisis de la ciencia social) son el objeto este trabajo. Particularmente, el análisis por parte de la antropología ha sacado a la luz problemas de este tipo; al campesino, o bien se le ha concebido como un sujeto que ejerce su accionar en base al interés individual, o bien se le ha definido en base a las prescripciones de las normas culturales que prescriben su actuar. El marxismo clásico concibe al hombre y la sociedad reconociendo en el ser social a un Hombre que no se reconoce a sí mismo como aislado, sino dentro de un contexto con el todo social estructurado, por ende, el conjunto social y el ser social individual no podrán ser definidos si no es en base a su interrelación dialéctica. Tal concepción descansa sobre la estructura económica, sin embargo, cuestiones relativas a la superestructura (instituciones y relaciones sociales y políticas) no son tomadas en cuenta de la misma forma. Los campesinos (en genérico desde la tesis de Wolf)influenciados por la penetración económica y política de entramados sociales mayores. A su vez, pueden presentar la aparición de jerarquías políticas y económicas al alero de la extracción de una plusvalía económica. (Rasgos ausentes en las sociedades primitivas). Según Marx, los campesinos no constituyen una clase. ¿Por qué? A razón de su concepción de los campesinos como un saco de papas; sólo existe una interconexión local entre pequeños propietarios y la identidad de sus intereses no engendra ente ellos ninguna comunidad u organización política. Sin embargo, plantea Alavi, que interpretar esta visión como un universal de los campesinos dentro del campo de la acción política, sería un error, puesto que esta visión de Marx recae sobre un campesinado en particular (francés) en un contexto histórico singular (crisis de Francia).

Por su parte, en Europa Oriental, la orientación de Plejánov afirmaba que el proletariado

expulsado del campo, vale decir, un proletariado conformado como consecuencia de la

desintegración de la aldea campesina, se posicionará como un revolucionario y agitador social

demócrata. No obstante, según Alavi, dicha argumentación se empobrece al momento en

que Plejánov no especifica a qué se refiere al aludir a la “comunidad de la aldea”, lo cual

implica que su argumentación deambule en la ambigüedad.

Fue Lenin quien entablo el “modelo” con el cual posteriormente se han desarrollado análisis

sobre el campesinado bajo una perspectiva de clase. Dejando de lado las definiciones

generales sobre el campesinado, Lenin formuló su análisis bajo la perspectiva marxista de clase

(definida por sus relaciones de producción). En virtud de ello, propuso la existencia de tres

tipos: 1) relaciones feudales de producción; 2) relaciones capitalistas de producción y 3)

campesino medio.

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Por su parte, Mao propuso que estas amplias categorías podían subdividirse aún más.

Posteriormente, Shanin resaltó la posibilidad de movilidad al interior de las distintas categorías

de campesino.

Respecto a la movilidad campesina dentro de un contexto de revolución (acción política

militante), Eric Wolf en Las luchas campesinas del siglo XX realiza un análisis minucioso y en

detalle (Rusia, China, Vietnam, México, Argelia, Cuba). Al concluir su obra, Wolf generaliza que

es el “campesino medio” aquel con mayor potencial y movilidad revolucionaria en tanto

ostentan una mayor movilidad táctica.

Análisis de Alavi discrepa de la posición de Wolf, en tanto que profundiza su interés en las

condiciones en que las distintas clases campesinas participan de la acción política. Por ende, la

militancia o no militancia no deben ser consideradas como universales en tanto la coyuntura y

circunstancia social es dinámica.

Por su parte, en la tradición marxista de análisis de la acción política campesina se encuentra

un supuesto subyacente que debe someterse a examen: la idea de que dada una adecuada

coyuntura, la clase se movilizará en la arena política a favor de sus intereses de clase.

Una opinión de este tipo, según afirma Alavi, descansa sobre un determinismo económico o

economicismo vulgar (en palabras de Gramsci); pues, dentro del proceso en que una clase-en-

si se transforme en clase-para-sí están mediados por una diversidad de factores que

sobrepasan lo meramente económico, y por ende, comprenden tanto influencias de las formas

de organización social y las instituciones preexistentes que engloban las lealtades

primordiales, tales como las de parentesco, identidad étnica, etc., lo cual es explícitamente

claro en las sociedades campesinas. En el fondo, lo que está en juego, son precisamente

aquellos elementos sociales que se le anteponen a los campesinos.

Las lealtades primordiales

Fenómeno fundamental analizado por la antropología. Desde el funcionalismo son concebidas

como aquel conjunto de normas culturales complementarias integradas que determinan las

relaciones sociales.

Sin embargo, dicha concepción, no considera las contradicciones existentes entre los

individuos de la sociedad campesina organizada verticalmente en torno a clases, la cual,

además, se integra –acorde a lo planteado por Wolf- en un contexto político y económico

mayor.

Últimamente, el análisis adoptado por diversos antropólogos ofrece exámenes útiles acerca de

las relaciones de poder al interior de comunidades campesinas (a nivel intra), como también

con las sociedades más amplias (inter).

Las relaciones de parentesco son fundamentales dentro de las lealtades primordiales, las

cuales, dependiendo de la postura teórica (en antropología particularmente), se consideran

como una esfera autónoma de la sociedad, o bien predeterminadas por las fuerzas económicas

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e históricas al interior de éstas. Este debate teórico, se da principalmente entre el

funcionalismo y las perspectivas marxistas en antropología social.

Godelier relaciones de parentesco funcionan como relaciones de producción, de la misma

forma que funcionan como relaciones políticas (en las sociedades arcaicas). En este sentido, el

rol determinante de la economía no contradice el rol dominante del parentesco.

Siguiendo esta línea, plantea Godelier que bajo la aparición de nuevos modos de producción

(capitalismo), el parentesco no podrá seguir teniendo este rol dominante; cada estructura

social aparecerá como autónoma, lo cual es replicable dentro de las sociedades campesinas

integradas dentro del sistema capitalista.

Análisis estructural funcional elimina al individuo. A su vez, en una sociedad organizada en

base a una jerarquía, este enfoque no identifica el carácter hegemónico del orden normativo

en la sociedad, que, si bien en términos reales se manifiesta, también se puede cuestionar;

este enfoque no considera las diferencias estructuralmente determinadas entre las

aspiraciones y posiciones de los diversos grupos sociales al interior de una sociedad.

La perspectiva estructural-funcionalista sólo ofrece una imagen fija de un momento de la vida

social, momento que precisamente se encuentra dentro de un movimiento de un complejo de

procesos sociales que reflejan la competencia de valores y metas de los miembros de

distintas clases de la sociedad.

La perspectiva anterior es especialmente relevante en el caso de las sociedades campesinas,

las cuales, desde la perspectiva de Alavi, son igualmente estratificadas y conviven con las

implicancias de los procesos de cambios sociales, económicos y políticos. Y frente a ello, un

enfoque que defina la estructura social en términos de prescripción de normas y reglas, no

puede explicar el devenir de cambios de las relaciones sociales en una sociedad, lo cual, sólo

se puede entender remitiéndose al lugar que ocupa el poder en la sociedad y en función de la

configuración de los intereses de clase (ojo con el ejemplo de las páginas 72, 73 y 74).

Hoy por hoy, el problema analítico no es diferente, puesto que debe incluirse dentro de los

análisis la relación de las comunidades locales con entramados más grandes, sobre todo en el

contexto de la conformación de Estados-naciones independientes.

Lloyd, reflexiona en torno a este punto, y conceptualiza sobre el impacto del mundo exterior

en las comunidades locales; ello, constituye un tipo de conflicto entre los valores que

conllevan dos formas de organización política diferente.

Por su parte, Wolf identifica los grupos que median entre las relaciones entre la comunidad

local y el Estado nación. Centrarse sólo en los grupos locales crea una falsa dicotomía en la

medida que diversos grupos afectan los procesos y las estructuras internas de las

comunidades. Acorde a esta visión, el entramado de relaciones sociales, económicas y políticas

entre los grupos que median en este proceso, debe ser considerado como un todo integrado.

Este tipo de estudios son valiosos en la medida que dan cuenta de cuestiones derivadas de la

penetración de una entidad social más amplia en la comunidad local. Sin embargo, dichos

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estudios sólo se centran en las transacciones que ocurren en el terreno político. Si bien

reconocen el hecho de que la heterogeneidad interna en una comunidad local, no reconocen

las formas mediante las cuales el poder de las clases dominantes proceden del, y contribuyan

al sistema político mayor. Esta debilidad recae en la perspectiva fragmentaria propia del

individualismo metodológico (que se centra en las transacciones sociales fuera de la matriz

más amplia, siendo que en términos reales, sociedades campesinas se envuelven en una red

de influencias comerciales, financieras y fiscales).

*El individualismo metodológico es radicalmente lo contrario al holismo estructural-

funcionalista. Ésta perspectiva de análisis surge al desplazar el punto de interés de las

sociedades “simples” a las “complejas”, una sociedad compleja que presenta dimensiones

cuantitativas y cualitativas diferentes.

Tal desplazamiento metodológico gana fuerza en la medida que la antropología toma

consciencia de la “desaparición” de su “objeto” de estudio.

A diferencia del holismo estructural-funcionalista, el individualismo metodológico centra su

atención principal en la acción individual del sujeto fuera de la matriz social; en lugar de definir

roles, el análisis se centra en el comportamiento individual. Por ende, predica que el individuo

acorde a su posición en la sociedad, actúa en función de conseguir sus fines; es él y no una

estructura social abstracta compuesta de reglas dominantes quien determina la acción social.

Los hechos sociales se reducen a hechos individuales. (No así el estructural funcionalismo,

quien define a la estructura social mediante normas culturales y reglas jurídicas que gobiernan

el comportamiento individual).

Desde el individualismo, los hechos sociales se comprenden como agregados y resultados de

las acciones de una multitud de individuos. No obstante, señala Alavi, existe una falacia

inherente a esta perspectiva: la acción individual no es libre, sino que está constreñida de

antemano por la situación social que el individuo hereda, además de moverse dentro de un

entramado de normas hegemónico, muchas veces institucionalizadas desde el Estado.

En este sentido, en términos metodológicos, realizar el análisis bajo la perspectiva de que las

relaciones interpersonales en las sociedades complejas se desarrollan dentro de una unidad

social “transitoria” y “voluntariamente variable” sería caer en un error.

Facciones

Concepto propicio para analizar las facetas de la acción política campesina en conjunto con los

temas subyacentes.

Divisiones políticas campesinas suelen atravesar las divisiones de clase. Visto de esta manera,

el conflicto de facción describe un conflicto segmental más que de clase. Concebido así, estos

conflictos no se expresan ideológicamente, en la medida que las facciones rivales luchan no

por un cambio en la estructura social, sino por el acceso a los recursos y al poder tal como se

presentan en el entramado social existente.

Lo que interesa al autor es el modelo de facción en tanto concepto organizador, que permite

identificar los lineamientos políticos principales de las sociedades campesinas.

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Por ejemplo: proporciona un marco de referencia en el que se puede identificar el lugar y

funcionamiento de las relaciones de poder en las sociedades campesinas y ver cómo el poder

del terrateniente individual se articula con el poder de clase.

Por ende, desde la perspectiva de las facciones, el problema principal en las sociedades

campesinas es si el conflicto faccional da paso a la configuración de la división entre clases.

Respecto a las sociedades campesinas, el análisis de la política debe realizarse en el contexto

de la estructura social global, y no remitiendo, por ejemplo, los procesos políticos tan sólo a la

“estructura política” de la sociedad campesina. Resulta que en las sociedades campesinas las

diferentes estructuras se encuentran diferenciadas, pero es cierto que los procesos sociales en

las sociedades campesinas no pueden comprenderse cada uno de ellos por completo

remitiéndolos únicamente a una única estructura especializada. Esta perspectiva más amplia

permite aproximarse a la trama compleja de las relaciones sociales en las sociedades

campesinas en virtud de una diversidad de lazos entre personas creadas por las respectivas

estructuras y las contradicciones y relaciones entre ellas.

Por último, el autor enfatiza en que las lealtades primordiales y las estructuras de parentesco

no existen en aislamiento y equilibrio funcional, sino que están moldeadas por las mismas

relaciones de clase. A raíz de ello, la idea de esta separación (lealtades primordiales y

estructura de clase) incurre en un vicio teórico y metodológico.