Las diversas formas del desarrollo Patricio Narodowski · mercado como la mejor forma de asignar...
Transcript of Las diversas formas del desarrollo Patricio Narodowski · mercado como la mejor forma de asignar...
Las diversas formas del desarrollo
Patricio Narodowski
Indice
1. El debate mercado-Estado........................................................................................................................ 3 2. Hirschman y la importancia de las relaciones de mutuo beneficio .......................................................... 6 3. El estructuralismo latinoamericano y el rol del ........................................................................................ 7 4. La mejora de las instituciones .................................................................................................................. 8 5. Desarrollo y capital social. Putman .......................................................................................................... 9 6. Desarrollo y conocimiento ...................................................................................................................... 10 7. Desarrollo humano y desarrollo sostenible ............................................................................................ 13 8. La Cepal, y Rodrick .................................................................................................................................. 15 9. El desarrollo local ................................................................................................................................... 19 BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................................................................. 21
1. El debate mercado-Estado
Este debate enfrenta al enfoque neoclásico con el keyensiano. El primero considera al
mercado como la mejor forma de asignar los recursos en una sociedad. Para esta
escuela, la Economía es la ciencia dedicada al análisis de la forma en que se
administran los recursos que siempre son escasos. Esa distribución la hace el
mercado.
En realidad, los principales conceptos de esta escuela fueron apareciendo a finales del
siglo XIX, con la llamada Ley de Say que establece que “la oferta crea su propia
demanda” y que la economía funciona en equilibrio. Sostiene que no hay posibilidad
de crisis. Todo lo que se produce genera un ingreso para los que han intervenido en la
producción y serán ellos los demandantes de esa nueva oferta. Simplificando, si en un
pueblo se producen mesas y para la producción de esos bienes se le paga a los
trabajadores una cantidad X de la moneda del pueblo, esos trabaja-dores con dichos
ingresos podrán adquirir las mismas mesas que ellos producen; por lo tanto, para
cualquier producción, existirá la demanda que surgirá de los propios trabajadores que
la realizaron y de los ingresos que recibieron por ella.
Luego será Alfred Marshall quien avanzará en la idea de los equilibrios parciales, por
mercado. Analiza el comportamiento de las empresas y los consumidores como
unidades individuales. Las primeras como unidades técnicas de eficiencia, los
segundos movidos sus necesidades subjetivas. No importa la idea de valor y sólo
queda la idea de precio, que está determinado exclusivamente por las transacciones
del mercado. Éstas están dadas por la oferta de las unidades productivas que se
realizan de un determinado bien y la satisfacción de una necesidad subjetiva que ese
bien genere en cada uno de los individuos que tiene posibilidades de acceder a ese
mercado. Esa noción de equilibrio quedará definida por Pareto, como el óptimo, es
decir, una situación en la que no es posible beneficiar a otros sin perjudicar a terceros.
Este enfoque le da forma a una manera específica de comprender el comportamiento
de los agentes económicos: un ser racional que busca maximizar sus utilidades en un
entorno de mercado de competencia perfecta que asigna perfectamente los recursos.
Este agente racional es muy importante para la teoría económica neoclásica y supone
que el individuo (cuando se estudia su comportamiento económico) actúa para obtener
beneficios y lo hace eficientemente. Si se cumplen estos supuestos, cada mercado y
toda la economía, tienden al equilibrio.
La existencia de esta clase de sujeto, el supuesto de que el mismo actúa en un
mercado competitivo, es decir, sin restricciones de ningún tipo, explica por qué la
economía tiende al equilibrio. Este concepto de equilibrio es central ya que es el que
sirve a la teoría neoclásica para demostrar que si nadie interviene políticamente, la
economía asigna eficientemente los recursos que tiene a su disposición y no tiene
crisis sino que permanece en equilibrio. Desde este punto de vista, el Estado sólo
podrá actuar cuando se trate de bienes públicos, aquellos bienes o servicios que
brinda el Estado para todos y tienen las características de no exclusión y no rivalidad.
Es el caso de la seguridad interna o la defensa, o que su racionamiento no fuera
deseable. Esto significa, por ejemplo, que en una campaña de vacunación gratuita,
todos deben acceder a su dosis y la cantidad que consume un individuo no reduce la
cantidad que pueden consumir los demás. La mayoría de la inversión pública en
infraestructura está basada en este tipo de argumentos. La educación debe ser
considerada un bien público impuro: no se agota en el consumo de un solo estudiante,
al mismo tiempo la exclusión es viable, aunque pueda no ser preferible.
El pensamiento predominó hasta la crisis del 1929, que tuvo epicentro en el pujante
Estados Unidos y su bolsa de valores. Tanto en Europa como en los Estados Unidos,
la crisis siguió durante todo 1930. Ese año caen casi 7000 bancos de los Estados
Unidos, hay grandes quiebras aún en 1931 y 1932. La desocupación pasó de una cifra
cercana al millón en 1929 a los casi 5 millones en octubre de 1930, a los 8 millones en
octubre de 1931 y a los 13 millones en 1933. Los salarios reales bajaron a la mitad, el
consumo se redujo al mínimo, generando un círculo vicioso de difícil salida.
Como una respuesta a la crisis, se inicia el New Deal en Estados Unidos: una política
intervencionista con alcance mundial anunciada ni bien asume el gobierno el
presidente Franklin Roosevelt, en 1933. Se incluye una partida jamás vista para obra
pública, subsidios para las empresas, salario mínimo, vivienda popular, etc. Los
gobiernos comenzaron a imitar ese tipo de políticas.
John Maynard Keynes es quien pasó a la historia con una teoría económica que ponía
al Estado en el centro de la estrategia. Lo hace en 1936, cuando publica su obra más
destacada: “Teoría General del Empleo, el Interés y el Dinero”. El enfoque de Keynes
en la Teoría General se basa en la explicación de la crisis de la década del ’30, la
determinación de sus causas y en la manera de salir de ella. Descubrió que la crisis se
revelaba bajo la forma de una caída de la actividad productiva y del empleo; ese
desempleo podía transformarse en permanente. Los motivos debían buscarse en la
insuficiente demanda, fundamentalmente en la falta de inversión privada debida a una
caída en las expectativas .
Los posibles desequilibrios llevaron a Keynes a analizar el ciclo económico y definirlo
como la secuencia más o menos regular de recuperación y recesión de la producción
real en torno a la senda de largo plazo de crecimiento de la economía. Es el propio
auge el que empieza, según el mismo Keynes, a generar previsiones de un posible
freno del crecimiento y la reactivación y el posible inicio de la recesión. Hay que tener
en cuenta que los motivos que explican todas estas fases han sido siempre difíciles de
explicar por parte de la economía.
Surge la idea de que era imposible salir de dicha crisis si no era con un incremento
exógeno de demanda efectiva, capaz de elevar el consumo para mejorar las
expectativas y reactivar la inversión. Es decir, alguna solución que proviniese de un
ámbito diferente del mercado, por fuera de él, como el aparato estatal.
Luego, en la posguerra, el Estado empieza a garantizar la seguridad social y a
intervenir directamente en los sistemas de instrucción, salud e higiene. También de a
poco entra en la economía con fuerza, como un nuevo actor la empresa pública,
mediante la cual interviene en la provisión de petróleo y sus derivados, gas, agua,
electricidad, transporte, de modo que Estado y mercado interactúan recíprocamente
cada vez en mayor medida. En los años 1960, la relación entre gasto público y PBI en
algunos países rondaba el 50%.
De todos modos, no todos los países desarrollados se han comportado del mismo
modo, es interesante en este sentido el aporte de Michel Albert, que diferencia dentro
del Estado Benefactor, el modelo Renano (Holanda, Alemania, Francia, Italia, Japón y
los Países Escandinavos) y el modelo angloamericano. En los primeros, los sindicatos
y las empresas comparten el poder, el Estado de Bienestar proporciona un sistema de
pensiones, la salud y la educación. En el segundo caso se ha pretendido que los
mercados se comporten con mayor flexibilidad. Los resultados son diversos, en el
modelo Renano la brecha de los salarios no ha aumentado como en el otro modelo
pero el desempleo siempre es un riesgo.
De los debates entre ambas teorías surgen las diferencias respecto al rol del Estado.
También se distancian en el énfasis puesto en la microeconomía (los neoclásicos) o en
la macroeconomia (los keyensianos)
2. Hirschman y la importancia de las relaciones de mutuo beneficio
Albert Hirschman es el fundador de la teoría del desarrollo. Él plantea que el
subdesarrollo da cuenta de la existencia de una cadena de desequilibrios
espacialmente diferenciados que son determinantes de la progresiva distancia
económica entre países o regiones. Un desequilibrio lleva a otro y así sucesivamente.
Su enfoque de los eslabonamientos resulta muy útil para comprender el proceso de
industrialización y el rol que cumplen las economías de escala. Hirschman dice que los
eslabonamientos hacia adelante, se caracterizan por generar un impulso de las
actividades productivas que vienen después en la cadena de valor. Se supone que el
impulso es muy fuerte, proviene del sector privado y genera rentabilidades tan obvias
que las empresas las transforman rápidamente en nuevos proyectos de inversión.
Por otro lado, los eslabonamientos hacia atrás son aquellos que generan un impulso
de los sectores industriales y de materias primas anteriores en el proceso productivo.
Surgen cuando una empresa industrial que previamente importaba, genera presiones
para la producción interna de los insumos o de los bienes de capital. La política pública
es central en este campo, porque justamente genera un impulso de las actividades de
los insumos, tanto de los recursos naturales como la transformación de los mismos. Se
trata de una política de demanda desde el Estado que, como ya vimos, es típicamente
keynesiana.
Para Hischman, sin embargo el beneficio mutuo en el comercio internacional ocupa un
lugar fundamental, porque ve en esas relaciones la esperanza del desarrollo, ya que
permitirá que se beneficien todos los países intervinientes a través del intercambio de
recursos naturales, de productos industriales, de mano de obra, de tecnología, etc. El
desarrollo sería posible gracias a la industrialización, al procesamiento de la materia
prima. Y para que ello fuera posible, era necesaria una influencia exógena, es decir,
desde fuera, ya sea el apoyo del Estado o como consecuencia de la relación con el
resto del mundo. Esas relaciones con los otros países se harían fundamentalmente a
través de la inversión extranjera en los países subdesarrollados.
3. El estructuralismo latinoamericano y el rol del Estado
Este pensamiento intentaba comprender y explicar las características de la economía
latinoamericana y tuvo como epicentro a la Comisión Económica para América Latina
(CEPAL), una de las cinco comisiones regionales que las Naciones Unidas habían
creado en la posguerra con el objetivo de la coordinación de las acciones
encaminadas a la promoción del desarrollo económico de la región y el fortalecimiento
de las relaciones económicas de los países entre sí y con las demás naciones del
mundo. Surge como pensamiento en los ´50, dos de sus principales representantes
son Prebisch y Furtado.
El pensamiento estructuralista, en la visión de la CEPAL de los ´50, se fue articulando
justamente en torno a la crítica de la teoría tradicional del comercio internacional,
incorporando el concepto de centro-periferia. Este concepto reconoce la existencia de
diversas estructuras económicas, entre naciones e internamente. De este pensamiento
surge la necesidad y la posibilidad de poner en marcha transformaciones estructurales
favoreciendo la industrialización a través del Estado y con la contribución del capital
internacional que debía ser orientado.
Según el enfoque, en la economía mundial existirían dos grupos de países
diferenciados entre sí por sus estructuras productivas específicas. El grupo de países
periféricos, se caracteriza por la especialización (homogeneidad productiva) y una
productividad muy heterogénea. En cambio, el grupo de países centrales, se
caracteriza por tener una diversidad de actividades productivas y una productividad
homogénea. Estas diferencias se reproducen e incrementan a lo largo del tiempo
constituyendo un nuevo modo de desarrollo.
Los países centrales producían y exportaban bienes industriales, y los periféricos
materias primas. A medida que el país crece, sustituye importaciones de algunos
bienes industriales, pero las importaciones de bienes de capital aumentan cada vez
más, provocando el déficit de balanza comercial de manufacturas industriales. Esta
posición llevó a la Cepal a apoyar los intentos estatales de la posguerra.
El proceso de aumento del rol del Estado en la economía se dio también en algunos
países subdesarrollados, sólo que, la industrialización nunca logró los niveles de los
países centrales, por eso nunca tuvo la misma capacidad de absorción de la
población, así es que el nivel de vida alcanzado fue menor. Si bien aumenta la
demanda de personal en el sector manufacturero y en otras actividades modernas, ella
no alcanza para ocupar a muchas personas que son excluidas del mundo de trabajo
formal.
4. La mejora de las instituciones
El debate “Estado versus Mercado” siguió en los ’70. Por entonces se habían hecho
fuertes otros economistas de origen neoclásico, llamados monetaristas, quienes
aseguraban que el Estado era siempre un problema. Éstos ganaron mayor popularidad
aún en los años ‘70, cuando el “Estado Benefactor” entra en crisis. Milton Friedman
atribuye los desequilibrios a una intervención desmesurada del gobierno en la
economía, que finalmente lo obliga a emitir moneda. Según este enfoque, cuantos más
papeles existan para representar la misma riqueza, cada papel valdrá menos. Así
explican la inflación. Defendía el libre mercado y la libertad individual, destacando las
falencias de la intervención del Estado, entre ellas las restricciones a las políticas
monetarias que, según él, habían terminado por generar las mayores crisis
económicas de la historia.
El debate se profundiza con la crisis de los ’70, la inflación mundial aumentó
notablemente, los países industrializados debieron ajustar el consumo y la inversión, el
crecimiento anual bajó a niveles insospechados. Se atribuye todo a la crisis fiscal del
Estado.
Surgen entonces nuevas teorías entre ellas, el neoinstitucionalismo que plantea que
un agente racional se puede comportar colectivamente generando instituciones
(organizaciones, reglas, normas) que provean a un menor costo la información y la
certeza que el mercado imperfecto, por las fallas que presenta no puede brindar
(porque hay monopolio; antes la presencia de problemas de información asimétrica,
selección adversa y riesgo moral; mercados segmentados, etc.). Sus principales
exponentes son North y Williamson quienes dicen que las instituciones emergen
entonces cuando los mecanismo de mercado fallan, asegurando una solución
colectiva, la eficiencia y lo beneficios del intercambio. Por ejemplo, instituciones como
un consorcio para una licitación o una sociedad de garantías recíprocas entre PyMES
son instituciones que resuelven las fallas de mercado y permiten acceder a una
licitación a una pequeña y mediana empresa con dificultades para acceder al mercado
financiero por su debilidad. Incluso puede ganar la licitación o acceder a un
financiamiento con una tasa de interés inferior. Pero, si los costos de armar el
consorcio son más altos que la tasa de interés a la que accederían individualmente o
superiores a los costos por no participar de la licitación, es evidente que para esta
teoría, el consorcio o la sociedad de garantías no van a existir.
El Estado debe asegurar las condiciones de eficiencia y las metas de equidad
decididas, pero respetando las condiciones de competencia, las cuales, así se
transforman en un bien público fundamental. La descentralización se ve, como un
modo de gerencia eficiente y de responsabilización de los actores en las áreas que
siguen siendo responsabilidad del Estado. La descentralización mejoraría la relación
de la gente y los gobiernos, una opción que ofrecía alguna similitud con el libre
mercado, produciendo “compradores” (ciudadanos) y “vendedores” (autoridades
descentralizadas), mejorando la eficiencia. Así, la descentralización del aparato estatal
abriría el camino para la reforma administrativa, por la cual los poderes y los recursos
pasaban desde los niveles centrales a los locales y así la dependencia de los
gobiernos locales decrecería para emprender un proceso de desarrollo. Este proceso
solo podía llevarse a cabo con la desregulación de la actividad económica, bajo la
premisa de que era necesario dejar actuar libremente al mercado en la asignación de
recursos.
5. Desarrollo y capital social. Putman
El neo-institucionalismo es clave para comprender la idea del capital social, un
concepto que ha cobrado gran importancia académica y en las políticas de desarrollo,
en los últimos años. Se trata de utilizar el acervo de valores, o de reciprocidad, de
solidaridad colectiva o de confianza, como un factor de desarrollo. Es Putnam en 1993, el pionero en usar el término de “capital social” del modo en que se utiliza
actualmente, retomando la preocupación alrededor del vínculo entre el desarrollo
económico y las relaciones interpersonales. La tesis central era que cuando existen
redes densas de interacción social, se reducen los incentivos para el oportunismo y la
corrupción, esas redes se convierten en un factor clave para comprender el desarrollo
(Belussi, 1997).
Este autor define originalmente al capital social dentro de un concepto más general (la
cultura cívica) incluyendo elementos como la confianza, las normas de convivencia, los
valores, las instituciones, las redes de asociacionismo, que mejoran la eficiencia de la
organización social promoviendo iniciativas de común acuerdo y, en fin, el desarrollo.
Se valoran las redes sociales horizontales que vinculan a los individuos dotados del
mismo estatus y del mismo poder, ya que ellas son las que favorecen la confianza, la
cooperación y el desarrollo. Las redes verticales caracterizadas por relaciones
asimétricas no producen los mismos efectos sociales. Para evitar malos entendidos, se
excluyen los modelos asociativos primarios vinculados a lazos de sangre o a la
tradición, también los modelos asociativos terciarios, con objetivos fijos y afiliación
variable. Sólo son válidas las asociaciones secundarias o cívicas en las cuales sus
miembros han tenido una fácil adhesión y esperan que los intereses sean duraderos.
La existencia de capital social genera círculos virtuosos que tienen como resultado,
equilibrios sociales con altos niveles de bienestar colectivo (Degli Antoni, 2000). Si hay
una ausencia de este acervo, se propone generar una cadena de transmisión, proceso
que permite aumentar la confianza existente a través del trabajo de individuos que
gozan de ella en una sociedad determinada. Aparecen los “difusores de confianza”,
que pueden formar parte del Estado o de otras instituciones y tienen como meta
favorecer la comunicación entre grupos sociales y culturales diversos.
6. Desarrollo y conocimiento
En el contexto de los años ´70 al que venimos haciendo referencia, caracterizado por
la crisis del Estado surgen enfoques que caracterizan la crisis de los ´70 como “el
pasaje del fordismo al posfordismo”. En general, definen, cuatro etapas:
a. Concurrencial
La economía se desarrollaba con un sistema de ajuste muy libre de mercado de las
cantidades producidas en las diversas ramas; los precios, a su vez eran reactivos a la
demanda. Los salarios seguían los movimientos de precios (nunca muy altos),
asegurando la estabilidad del salario real. Este modo de regulación se adecuaba bien
al régimen de acumulación intensivo de la época.
b. Taylorismo
En los años ´20, sobre esta forma de competencia, se generaliza una nueva forma de
organización del trabajo: el taylorismo. Suponiendo siempre la existencia del libre
comercio, en esta forma de organización aparecen las industrias (es decir, el
agrupamiento de funciones y su mecanización, la inversión en capital fijo) pero
organizadas a partir de un proceso de trabajo aún más intensivo y una cultura
industrial hasta ese momento inexistente. La productividad creció de tal forma que
terminó provocando una crisis inédita
c. Fordismo
En la práctica, el fordismo que sobrevino al taylorismo, es el régimen que logró
solucionar ese problema de la demanda, a partir de una distribución más equitativa de
los aumentos de la productividad que se estaban produciendo. La mecanización de
tipo fordista es la cristalización del “saber hacer retribuido” antiguamente capturado por
el taylorismo pero limitadamente, con el agregado de un acuerdo laboral diverso que
aseguraba el consumo de los bienes producidos. Los acuerdos obrero- empresariales
del fordismo permitían asociar aumentos de salarios a aumentos de productividad.
Concomitantemente aumenta el poder sindical y aparece la contratación colectiva. Es
la etapa de mayor expansión del Estado de Bienestar que contenía el esquema
fordista con la política económica; las políticas keynesianas de demanda funcionaban
perfectamente.
d. Posfordismo
La resolución de la crisis del fordismo implicó fundamentalmente la búsqueda de
flexibilidad, pero también vimos que con flexibilidad, las firmas sólo resuelven
parcialmente el problema de la disminución de la productividad: el post-fordismo
significa además el aumento de la participación a los empleados, incluye un modelo de
involucramiento. En la búsqueda de flexibilidad, una de las claves de las estrategias
empresariales ha sido la descentralización en la cadena de valor, a través de la cual,
las firmas que detentan el “core” del negocio, terciarizan una parte de la producción -
incluso a nivel internacional- por eso, se puede entender este proceso como un nuevo
momento de la división social del trabajo. Claro que en la subcontratación, la firma
principal puede dejar de producir directamente aquellas partes de alta complejidad en
las que no se ha especializado y establecer con algún subcontratista, relaciones no-
jerárquicas de colaboración, pero en la mayoría de los casos, lo que se descentraliza
son las partes simples, en empresas de segundo nivel, a las que se presiona para
obtener el precio más barato y el plazo de entrega mas corto.
El otro eje, entonces, es la búsqueda de involucramiento en los procesos complejos, lo
que llevó en las empresas y en las relaciones inter-firmas, a nuevas formas
organizativas: reaglomeración sin coordinación por la jerarquía, socialización del
“saber hacer”, intercambio de conocimientos. Dentro de la planta, en los lugares
claves, pasa a ocupar un lugar central la profesionalización, esto significa ante todo la
reunión de las funciones gerenciales y de trabajo directo.
Dentro del proceso descripto, tal vez como su consecuencia, se produce un fenomenal
cambio tecnológico en el que las tecnologías de información y comunicaciones son
fundamentales. En este contexto es central la producción de conocimiento y las redes,
sólo que éstos no son como en el evolucionismo variables explicativas sino explicadas.
Este punto ha sido tratado por los evolucionistas, los cuales retoman los aportes de
Schumpeter, quién formuló una teoría explicativa del desarrollo tecnológico endógeno,
generado por las firmas para superar a sus rivales. Este proceso innovativo es un
mecanismo interno que guía la competencia y el crecimiento económico.
El conocimiento es un proceso social que, si circula, puede crecer, haciendo de las
redes un as-pecto fundamental de este proceso, caracterizado principalmente por un
extraordinario cambio tecnológico en el que las tecnologías de información y
comunicaciones son esenciales. El elemento básico es la re interpretación del rol del
conocimiento a partir del enfoque de sistemas: el recurso fundamental de la economía
moderna es el conocimiento y, en consonancia, el proceso más importante es el
aprendizaje; el conocimiento es un proceso social: crece, si circula; las redes, son
centrales. Las firmas se valen de los conocimientos acumulados, el aprendizaje
tecnológico a partir de la propia experiencia cotidiana (que genera una cierta
capacidad endógena y diversas estrategias, productivas y tecnológicas).
La idea de desarrollo del evolucionismo entonces va a estar asociados a los
diferenciales innovativos. En ese sentido será fundamental el concepto de Sistema
Nacional de Innovación (SNI), la estructura institucional de la economía que determina
un patrón de incentivos que definen los intereses de los actores y sus
comportamientos en el proceso innovativo. En ese sentido, el Estado tiene que realizar
una intervención planeada y estratégica para remover obstáculos que impidan el
desarrollo del nuevo paradigma tecno-industrial. Se incluyen políticas del lado de la
oferta en educación, de estimulo a la investigación, una nueva relación de la industria
con la universidad, programas para desarrollar telecomunicaciones, para trabajos en
red, apoyo para el aprendizaje y la adaptación del las nuevas culturas
organizacionales. El objetivo final es generar condiciones para la construcción de un
Sistema Nacional de Innovación que sirva de contexto para que las firmas hagan su
parte; el Estado recobra su importancia con las políticas industriales que se dirigen al
desarrollo de los mecanismos de cooperación interfirmas y a estimular los procesos de
aprendizaje.
7. Desarrollo humano y desarrollo sostenible
En paralelo a las teorías que surgen en los ´70 aparecen nuevas posiciones relativas
al desarrollo. Uno de los enfoques más difundidos es el del desarrollo humano, tal vez
por la influencia del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
El enfoque se basa en una serie de factores que deben verificarse para que los países
crezcan en el marco de pautas claras, sustentables, de producción y consumo, y la
erradicación de la pobreza en un contexto institucional democrático con un Estado
responsable.
El desarrollo humano significa un paradigma para el progreso. No implica sólo un
conjunto de medidas políticas implementadas, sino que también dicho paradigma “entiende que la ampliación de las oportunidades vitales debe producirse a través de la
participación de la persona en su comunidad y del desarrollo de sus capacidades
endógenas”.
La participación no es sólo un insumo que permite ampliar las oportunidades de las
personas, sino también un resultado al cual debe aspirar toda comunidad. Se
incorporan a la noción de desarrollo, otros conceptos: democratización, calidad de
vida, protección del ambiente, una visión más integradora y profunda de los problemas
sociales. El PNUD también tiene entre sus objetivos de trabajo el tema del desarrollo
sostenible, para el cual la energía y el medio ambiente son indispensables. Sostiene
que los sectores más desfavorecidos se ven afectados en forma desproporcionada por
el deterioro del medio ambiente y la falta de acceso a servicios energéticos así como al
agua potable. Estos problemas son también mundiales, puesto que el cambio
climático, la disminución de la diversidad biológica y el problema en la capa de ozono
no pueden ser resueltos por las naciones individualmente. De este punto nos
ocupamos en los próximos párrafos.
Alrededor de este punto de vista, el PNUD coordina sus actividades con agencias y
organismos especializados que deben alcanzar ciertas metas. Al mismo tiempo
elabora anualmente el Informe Mundial sobre Desarrollo Humano, cuya propuesta es
medir el Índice de Desarrollo Humano (IDH). En concreto, la medición del IDH se basa
en tres elementos: la longevidad (la posibilidad de que el individuo pueda disfrutar de
una vida prolonga-da y saludable); el nivel de conocimientos (la posibilidad de adquirir
conocimientos que potencien las capacidades de las personas); el nivel decente de
vida (la posibilidad de disponer de los recursos materiales necesarios para desarrollar
las oportunidades de las personas en su comunidad).
El desarrollo sostenible puede ser definido como “el desarrollo que satisface las
necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las
generaciones futuras, para satisfacer sus propias necesidades” (Comisión Mundial del Medio Ambiente y del Desarrollo, 1988). Pero hagamos un poco de historia. A partir de
los años ´70 comienza a ser central el problema ambiental. En la misma línea del
concepto de desarrollo humano y con el mismo nivel analítico, la Organización de las
Naciones Unidas por esa época, alertaba sobre el agotamiento de los recursos
naturales.
En 1972, aparece el Informe Meadows realizado por el M.I.T. (Instituto Tecnológico de
Massachusetts), a pedido del Club de Roma7, que planteaba que la protección del
ambiente y las altas tasas de crecimiento económico eran incompatibles.
La propuesta es de crecimiento cero. Un planteo acerca del carácter finito de nuestro
planeta, independientemente de la injusta distribución de recursos que pueda sufrir la
humanidad.
En el Informe se demostraba que la actual tendencia del mundo llevaba
inevitablemente a un colapso que debería producirse antes de un siglo, provocado
principalmente por el agotamiento de los recursos naturales. Es decir: el crecimiento
económico indiscriminado comporta necesariamente la reducción de los recursos no
renovables.
Un poco antes, en 1969, James Lovelock, químico británico, investigador de la NASA,
había pro-puesto la hipótesis Gaia, según la cual, la Tierra altera la composición de su
atmósfera para compensar efectos físicos que podrían resultar perjudiciales para la
vida en el planeta. Este enfoque, publicado finalmente el mismo año que el Informe
Meadows, es considerado usualmente como el origen de muchos planteos ecologistas.
Pero es hacia fines de los años ´80 que hay un cambio en la concepción de la relación
entre desarrollo y medio ambiente y comienza a hablarse de desarrollo sostenible. La
ONU vuelve a ser clave en esta postura: es fundamental lograr que las acciones del
presente no comprometan los recursos en el futuro y la forma en que se administran el
medio ambiente y los recursos naturales debe orientarse en ese sentido, buscando
integrar las dimensiones de medio ambiente y energía en las estrategias de reducción
de la pobreza y en los marcos nacionales de desarrollo. Además se debe fortalecer el
papel de las comunidades, de las mujeres y jóvenes, y de los grupos más vulnerables
para promover el desarrollo sostenible.
En estos últimos años, también la OCDE (Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico) ha sido un actor clave de esta posición ya que en sus
recomendaciones aparece la necesidad de realizar profundos cambios y nuevas
formas de trabajo en el ámbito económico, social y político. Dicha estrategia
comprende también la necesidad de promover el crecimiento de los países en vías de
desarrollo para que en el largo plazo, puedan mantener o incrementar su riqueza neta
(incluido el capital natural y humano).
8. La Cepal, y Rodrick
El debate sobre el desarrollo luego de los ´70 al que venimos haciendo referencia,
tiene en América Latina nuevamente a la CEPAL como centro, pero ya en una versión
diversa. A partir de la crisis internacional de 1973-1974 y en paralelo con el
achicamiento del espacio político estatal y el aumento del autoritarismo, la CEPAL
empieza a dar mayor trascendencia al equilibrio macroeconómico. Cobran importancia
las problemáticas relativas al endeudamiento y la restricción externa.
Con la mirada puesta en la necesidad de lograr balances comerciales positivos, se
discutían los “estilos de desarrollo” con especial énfasis en la orientación pro
exportadora y la inspiración de Corea. Aunque este aspecto le pone un tono optimista
al planteo, hay otros temas como la necesidad de buscar una mayor homogeneidad
social, que no muestran el mismo entusiasmo.
En 1983, Fernando Fajnzylber en su libro “La industrialización trunca de América
Latina”, realiza un análisis del proceso de desarrollo latinoamericano y propone una
nueva industrialización inspirada en el modelo coreano.
Este modelo, según el autor, se orienta básicamente a la conjunción de políticas
sustitutivas de importaciones y promoción agresiva de las exportaciones, a partir de
una importante intervención del Estado como planificador, conductor y promotor del
desarrollo, por medio de una variada gama de herramientas de políticas económicas,
comerciales, fiscales, crediticias y administrativas. En dicho libro se resalta que Corea
dio un fuerte impulso al desarrollo tecnológico endógeno y a la formación de recursos
humanos a través de su sistema educativo y de capacitación laboral integrada a la
política industrial.
Se resalta que al principio del proceso se haya restringido la inversión extranjera
directa, subordinado el sistema financiero a la estrategia de industrialización y logrado
un increíble crecimiento. El modelo pasó a ser el ejemplo a seguir.
Pero a mediados de los años ´80, el planteo de la CEPAL vira hacia reconocer las
crisis fiscales de los estados latinoamericanos y el alto endeudamiento, así como la
existencia de precios de ciertos bienes y servicios poco competitivos que se habían
generado como consecuencia de la alta protección a ciertas industrias. En los
documentos se propone reducir el gasto público y aumentar la presión impositiva para
lograr un equilibrio fiscal permanente, y al mismo tiempo abrir gradualmente la
economía, reducir la emisión de moneda para contener los precios y eliminar las
distorsiones.
Con el correr del tiempo, se empieza a prestar más atención a la coyuntura, se
abordan los desafíos de la estabilización, al tiempo que se renueva el enfoque de la
industrialización y la equidad, pero a partir del concepto de competitividad y cuidando
fundamentalmente la disciplina fiscal.
A fines de los ´80 aparece el documento “La transformación productiva con equidad”.
Dicho documento propone políticas para seguir con el legado proindustrialista y así
superar el tipo de limitaciones que afectan a los países de la región, sobre todo, la
producción poco compleja, la falta de innovación tecnológica, la pobreza. La propuesta
gira en torno a dos puntos principales: la transformación del Estado, para hacerlo más
eficiente y la búsqueda de competitividad internacional mediante políticas tecnológicas
activas, a partir de una nueva mirada hacia las economías abiertas, mediante la
temática evolucionista (Hounie y otros, 1999).
Ambas cuestiones, la reforma del Estado y las políticas procompetitivas, requieren que
las instituciones mejoren. Las soluciones propuestas giran alrededor del
fortalecimiento de la mesoeconomía, entendida como el conjunto que engloba al
Estado y a los actores sociales, la red de relaciones con su soporte jurídico y político
que explica la capacidad de regulación y conducción y las capacidades de consenso
entre los actores sociales, tal como surgía del planteo neoinstitucionalista.
Hacia mediados de la década del ´90, la CEPAL valora positivamente el primer
impacto de la afluencia de capitales como una de las causas de la reactivación de las
economías y considera importante la baja obtenida en la tasa de interés externa y, por
ende, de los servicios de la deuda. Pero algunos documentos comienzan a plantear
que el crecimiento de la región era sólo moderado y poco satisfactorio en cuanto al
progreso técnico y a la superación de atrasos sociales (Rosenthal, 1996). En el año 2000, la CEPAL evalúa la controvertida década del ‘90 en el documento “Equidad,
desarrollo y ciudadanía”, en el que plantea la necesidad de abordar, en forma integral
un nuevo enfoque de la estabilidad macroeconómica, a partir de la revalorización de
las estrategias de desarrollo productivo, el mejoramiento de los encadenamientos
entre desarrollo económico y social y el fortalecimiento de la ciudadanía. En otro
documento del 2004, la institución hace una evaluación oficial de los cambios
mundiales y de las reformas de los ´90, asumiendo que la globalización genera
oportunidades pero también riesgos, que en definitiva no hay que marginarse del
proceso y aprovechar sus oportunidades.
Aunque a partir de este análisis, la CEPAL entiende que el aumento de la
heterogeneidad estructural genera riesgos altos para los países que no están
preparados para competir, considera que el resultado final dependerá de las
estrategias nacionales y regionales ya mencionadas: políticas activas, apoyo al
entramado productivo y la innovación, apertura gradual, etc. En este sentido, se cree
que desde los ´80, pero fundamentalmente en los ´90, América Latina y el Caribe han
apostado a la integración en la economía global, que se deben valorar algunos logros
que fueron muy importantes e identificar rezagos. Si el logro era fundamentalmente el
crecimiento, los rezagos eran los problemas del tejido productivo y la pobreza.
En paralelo, el economista Dani Rodrik, de gran influencia, planteaba problemáticas
similares. Este profesor de economía política internacional en la John F. Kennedy
School of Government, Harvard University, estudia con especial interés temas de
economía internacional, desarrollo económico y economía política.
La hipótesis central de Rodrik es que la integración internacional de los mercados
presiona a las sociedades a sumarse a esa corriente, modificando sus prácticas
tradicionales y volviéndose muchas veces más combativas. De este modo, la globalización fragmenta a la sociedad entre los grupos que pueden
adaptarse y los que no. La propuesta central es compatibilizar la globalización con la estabilidad social y la
política interna de cada nación, es decir, conjugar las prácticas importadas con las
innovaciones institucionales domésticas. Es una combinación de las posibilidades que
ofrecen los mercados mundiales con una estrategia de crecimiento que moviliza la
capacidad y competencia de las instituciones e inversores locales. En otras palabras,
se trata para Rodrik de superar las limitaciones institucionales domésticas
prevalecientes a partir de un plan de crecimiento local.
Este autor expresa que los países centrales operan este equilibrio más
inteligentemente. Por eso, para insertarse en el mundo, deben cumplirse una lista de
requisitos de admisión, que van desde leyes de patentes a normas bancarias. El
problema es que esos requisitos de admisión no están en general en sintonía con los
principios económicos ni con las prioridades del desarrollo. Si uno observa los
acuerdos internacionales, las normas de comercio, el sistema bancario, es fácil darse
cuenta que la globalización no es un sistema de libre flujo de bienes, factores,
servicios y capitales, sino un sistema claramente estructurado. Rodrik apunta que este
sistema muchas veces no ha sido diseñado en función del desarrollo, pero al mismo
tiempo, que las elites de los países menos desarrollados no han tenido una estrategia
para adaptarse.
En todos los países que han avanzado internacionalmente, la liberalización comercial
fue un proceso gradual, durante décadas. La gran liberalización de importaciones no
tuvo lugar hasta después de la transición al alto crecimiento. En otras palabras, los
países centrales han desarrollado sus políticas en la medida de sus necesidades. Han
abierto su economía una vez que se sintieron fuertes como para competir con el
mundo y vender más de lo que compran.
El ejemplo a seguir, como en la CEPAL de los `80s es el de Corea, que se benefició
enormemente de su integración progresiva a la economía mundial. Para Rodrik, Corea
aprovechó sus niveles altos de capital humano y una buena distribución del ingreso,
estructura que generó las condiciones necesarias para que la intervención del
gobierno estimulara la inversión y condujera al crecimiento permanente. Su situación
se debe a una manera no ortodoxa de liberalización del comercio y la inversión, es
decir, una manera gradual, secuencial y luego de un período de alto crecimiento.
Aunque en ese proceso se beneficiaron definitivamente de su integración progresiva a
la economía mundial, la forma en que lo hicieron poco se parece a las recetas de la
apertura rápida y total. El problema es que este discurso de la integración global se ha
convertido en un sustituto de la estrategia de desarrollo. El error parece estar en la
dirigencia de los países subdesarrollados que no ha visto cuál era la estrategia.
9. El desarrollo local
El enfoque de los sistemas locales tiene diversas fuentes, aquí veremos
resumidamente el modelo italiano a partir del concepto de distrito industrial, definido
como una unidad socio-territorial en el que la comunidad y las empresas tienden a
interpenetrarse generándose un mix de cooperación y competición que constituye un
proceso único. Se hace hincapié en la innovación como proceso de conocimiento y
cooperación territorialmente radicado (Trigilia, 1999). El gobierno local dinamiza estos
procesos.
El territorio se configura en la economía del conocimiento como premisa y resultado de
las dinámicas de aprendizaje localizado. Los actores no son considerados pasivos,
constituyen una fuerza intencional. Una región deja de ser vista como poseedora de
ventajas iniciales sobre otras regiones , en cada sociedad hay recursos que en general
no son considerados, el punto es cómo cada pueblo los identifica y aprovecha. Incluso
en la globalización, el distrito representa un ambiente recíprocamente favorable para
muchas empresas chicas, implicadas en relaciones externas (incluso diversas), la
cuestión gira en torno a lograr una mayor especialización, maximizar los aportes
originales y no repetitivos, lo suficiente flexibles y creativos como para comandar
proyectos competitivos, a partir de personas que habitan en el mismo lugar o que
viven en lugares diferentes, pero que logran formar parte de contextos comunes.
Este enfoque influyó mucho en América Latina, aquí se verá el planteo del Instituto
Latinoamericano y del Caribe de Planificación Económica y Social-ILPES (la división
especializada de la CEPAL en esta problemática). Se considera el desarrollo territorial
en un contexto de economía de mercado, apertura externa y descentralización, se
trata fundamentalmente de una estrategia para lograr el perfeccionamiento del
territorio (como un sistema físico y social complejo, dinámico, delimitado y compuesto
de subsistemas) y de la sociedad (en relación con la identidad y la cultura).
Se parte de la base de que en la economía globalizada, el sistema productivo mundial
esta compuesto por actividades heterogéneas, en las que tienen un lugar central la
micro, pequeña y mediana empresa (Alburquerque, 1997). La eficiencia productiva es
analizada como un problema de redes y relaciones en el cluster, por eso la escala de
análisis del tejido productivo es esencialmente el territorio, es allí donde las empresas
cooperan, se informan, innovan, y compiten, en una lógica que los diferencia del
contexto mundial que los presiona con sus productos. Los ejes estratégicos en el
desarrollo local son fundamentalmente crear en cada territorio “entornos innovadores”
capaces de encarar con eficiencia los retos del cambio estructura
El eje de esa estrategia es aprovechar la flexibilidad y el dinamismo que da la
descentralización para desarrollar la competitividad a nivel local, aprovechar
dinámicamente la nueva autonomía de una sociedad civil que es descripta en el
documento mencionado, con un nivel de idealización llamativo.
El gobierno regional pasa a ser conductor y animador. La primera función se refiere a
un proceso sistemático de negociaciones, la segunda consiste en generar una re
circulación estructurada de la información que impulse emprendimientos dinámicos. El
éxito en esta escala depende de la capacidad endógena y ésta de una diversidad de
elementos: conocimiento, calificación de los recursos humanos, capital disponible y,
además se pone énfasis en la necesidad de un cambio cultural.
BIBLIOGRAFÍA
Amin, A. (1994). "Post-Fordism: Models, Fantasies, and Phantoms of Transition", en: Amin, A. (ed.) Post-Fordism: A Reader, Oxford, Basil Blackwell.
Bagnasco, A. (1999) Tracce di comunita. Temi dervati da un concetto ingombrante,
Bologna, Il Mulino.
Barbera, F.; Negri, N. (2003), “Relazioni pericolose: tre modelli di relazione tra
sociologia economica ed economia”, Sociologia del lavoro, Nº92, IV, pp. 167-183.
Belussi F. (2002), Fiducia e capitale sociale nelle reti di impresa en
http://dipeco.economia.unimib.it/iniziative/2002/2409/belussi.pdf
Belussi, F. (1997) “Le politiche Knowledge intensive per lo sviluppo del sistema
produttivi territoriali”, en: A. Bramanti y M. Maggioni (eds.), La dinamica dei sitemi
produttivi territoriali: teorie, tecniche, politiche, Milán, Franco Angeli Editora.
Castells, M. (2000), “La ciudad de la nueva economía”, Revista La Factoria, Nro 12,
en: http://www.lafactoriaweb.com/articulos/castells12.htm
CEP (2009), "Sector Software y Servicios Informáticos (SSI)". Centro de Estudios para
la Producción Secretaría de Industria, Comercio y PyME, Ministerio de la Producción.
Junio de 2009.
CEPAL (2011): “Políticas y capacidades de investigación y desarrollo e innovación
(I+D+I) para el desarrollo de biocombustibles en América Latina y el Caribe”
Coleman, J. (1990) Foundations of Social Theory. Cambridge: Harvard University
Press
Degli Antoni,G. (2000) Capitale sociale e Knowledge society: il ruolo del capitale
sociale nel processo di creazione della conoscenza, en:
www.dise.unisa.it/AIEL/Messina/degliantoni.pdf
Dosi, G. y S. Metcalfe (2003), Enfoques de la irreversivilidad en la teoría económica,
en: F. Chesnais y J. Neffa (comp.), Ciencia, tecnología y crecimiento económico, CEIL-
PIETTE CONICET, Buenos Aires, Trabajo y Sociedad
Ettilinger N. (1999), “Local Trajectories in the global economy. Depertment of
Geography, Ohio State”, Progress en Human Geography, Volume 23, Number 31.
Fukuyama, F. (1999), Social Capital and Civil Society, The Institute of Public Policy,
Virginia, George Mason University. Granovetter, M. (1985), “Economic Action and Social Structure: The Problem of Embeddedness”, American Journal of Sociology, Johns Hopkins University, pp. 481-510.
Hirst, P., y Zeitlin, J. (1991): "Especialización Flexible vs. Postfordismo: Teoría,
Evidencia e Implicaciones Políticas", Papers de Seminari, nº. 33 y 34, pp. 1-81
Hounie, A., Pitaluga, L., Porcile, G., Scatolin, F. (1999), “La CEPAL y las nuevas
teorías del crecimiento”, Revista de la CEPAL, Santiago de Chile, Num. 68. Agosto.
pp. 7-33
instituciones, Buenos Aires, Eudeba
Lash S. y Urry, J. (1994), Economías de signos y espacio, Buenos Aires, Amorrortu.
OCDE (2007), "Reviews of Innovation Policy: China", Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económico - OCDE, Paris.
OICA (2010), "World Motor Vehicle Production: World Ranking of Manufacturers 2009",
Organisation Internationale des Constructeurs d'Automobiles, Francia.
OMPI (2011): World Intellectual Property Organization: “Indicadores mundiales de
propiedad intelectual de 2010”. Nº de publicación: 941. Año 2011. http://www.wipo.int/
Organización Mundial del Comercio (2011): “El comercio mundial en 2010”. Informe
sobre el comercio mundial en 2011, disponible en:
http://www.wto.org/spanish/res_s/booksp_s/anrep_s/wtr11-1_s.pdf
Parolin, João B. (2008), “Petroquímica brasileira: matérias-primas e novas
tecnologias”. Apresentado no IV Congresso da Indústria Química do Mercosul/VIII
Congresso Brasileiro da Indústria Petroquímica”, IBP, Rio de Janeiro, 18-20 mayo.
2008
Piselli, F. (1999) “Capitale sociale: un concetto situazionale e dinamico”, Stato e
Mercato, Nº 3, Milán
Putnam, R. D. (2001), El declive del capital social. Un estudio internacional sobre las
sociedades y el sentido comunitario, Barcelona, Bertelsmann Stiftung. Introdución
Rodríguez Asien, E. (2007): "Los "Talones de Aquiles" de la Economía China" en
Observatorio de la Economía y la Sociedad de China Nº 01, enero 2007. Accesible a
texto completo en http://www.eumed.net/rev/china
Rosenthal, G. (1996), “Interacciones entre macro y microeconomía”, CEPAL, Vol. 59,
Chile, pp. 7-10.
Saiegh, S. y Tomassi, M. (1998), La Nueva Economía Política: racionalidad y
Sassen, S. (1989), “La ciudad global”, Nueva York, Londres y Tokio, Eudeba
Scott A. (2000), Capitalism, Cities, and the Production of Symbolic Forms, Centre for
Globalization and Policy Research, School of Public and Social Research, University of
California, Royal Geographical Society, Los Angeles
Storper, M. (1997), The Regional World. Territorial Development in a Global Economy,
Nueva York, The Guilford Press.
UNESCO (2010), “Countries with Most Universities”, United Nations Educational,
Scientific and Cultural Organization, Aneki.com (2010)
Uzzi, B. (1997), “Social Structure and Competition in Interfirm Networks: The Paradox
of Embeddedness, Administrative Science Quarterly”, 42, pp. 35-67, en: Barbera, F. e
Negri, N. (2003), “Relazioni pericolose: tre modelli di relazione tra sociologia
economica ed economia”, Sociologia del lavoro, 92 IV, pp. 167-183.
World Economic Forum (2010), "The Global Competitiveness Report 2009-2010",
Davos, Suiza