Las Huellas de La Enfermedad en Los Restos Humanos

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1 Las huellas de la enfermedad en los restos humanos Traces of illness in human remains Beatriz Robledo Gonzalo Trancho * Resumen En el presente trabajo se muestra algunas de las alte- raciones patológicas que pueden ser detectadas en los registros arqueológicos: patología oral, enfermedades congénitas, metabólicas, tumorales, infecciosas, trau- máticas y alteraciones degenerativas articulares. El análisis paleopatológico nos permite acercarnos a la reconstrucción de la forma de vida de las poblaciones del pasado. A través de las enfermedades conocemos las respuestas adaptativas de los diferentes grupos humanos al medio que les rodea, nos permite valorar el grado de salud, el uso de tratamientos paliativos y la calidad de vida de nuestros antecesores. Abstract This work presents some of the pathological altera- tions that can be detected in the archaeological record: oral pathology; congenital, metabolic, tumoral, infectious and traumatic diseases; and degenerative changes in the joints. Paleopathological analysis per- mits us to approach the reconstruction of the ways of life of human populations in the past. Through disea-se we can know the adaptive respon- ses of different human groups to their environments and evaluate the degree of health and quality of life of our ancestors. Palabras clave: Enfermedad. Paleopatología. Trauma- tismos. Enfermedad degenerativa articular. Patología oral. Key words: Disease. Paleopathology. Trauma. Dege- nerative joint disease. Oral pathology. 1. Introducción El individuo como reflejo del medio en el que se desa- rrolla, a la vez que depende de él como fuente de vida, está sometido a distintos factores de presión ambiental que afectan a su capacidad adaptativa (Robledo 1998). El estado de salud de cualquier grupo humano influye en factores como la esperanza de vida, el potencial reproductor y la capacidad de traba- jar y aprender, labores todas ellas cruciales para el mantenimiento de una sociedad (Bush 1991). El aná- lisis paleopatológico permite abordar la valoración del estado físico a partir de los restos esqueléticos, oca- sionalmente analizar las razones de la detención o ralentización del crecimiento e incluso determinar las razones de la muerte. Por tanto, la Paleopatología per- mite evaluar el grado de adaptación individual y colectiva a la presión sufrida durante el transcurso de la vida. Cuando se analiza una enfermedad a nivel poblacional, a veces, se puede reconstruir el acceso diferencial a los recursos y la diversidad de respues- tas individuales, teniendo en cuenta que existe un número importante de factores predisponentes que pueden contribuir a la formación de un determinado fenotipo: edad, sexo, nutrición, forma de vida, resis- tencia y susceptibilidad genética, entre otros muchos (Goodman et al. 1988; Wood et al. 1992). La Paleopatología sólo permite estudiar enfermeda- des que dejan huella en el hueso o en el resto de teji- dos si se analiza una momia. Algunas son relativamen- te poco frecuentes, como es el caso de las enferme- dades infecciosas (tuberculosis, osteomielitis), neopla- sias (benignas o malignas), deformidades óseas, pro- blemas endocrinos u hormonales, deficiencias alimen- * Dpto. Zoología y Antropología Física. Facultad de Biología. Universidad Complutense de Madrid. E28040 Madrid. Correo electrónico: brobledo@ bio.ucm.es; [email protected]

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antropología física- arqueología (osteologia)

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Las huellas de la enfermedad en los restos humanos

Traces of illness in human remains

Beatriz RobledoGonzalo Trancho*

Resumen

En el presente trabajo se muestra algunas de las alte-raciones patológicas que pueden ser detectadas en losregistros arqueológicos: patología oral, enfermedadescongénitas, metabólicas, tumorales, infecciosas, trau-máticas y alteraciones degenerativas articulares. Elanálisis paleopatológico nos permite acercarnos a lareconstrucción de la forma de vida de las poblacionesdel pasado. A través de las enfermedades conocemoslas respuestas adaptativas de los diferentes gruposhumanos al medio que les rodea, nos permite valorarel grado de salud, el uso de tratamientos paliativos yla calidad de vida de nuestros antecesores.

Abstract

This work presents some of the pathological altera-tions that can be detected in the archaeologicalrecord: oral pathology; congenital, metabolic, tumoral,infectious and traumatic diseases; and degenerativechanges in the joints. Paleopathological analysis per-mits us to approach the reconstruction of the ways oflife of human populations in the past.Through disea-se we can know the adaptive respon-

ses of different human groups to their environmentsand evaluate the degree of health and quality of lifeof our ancestors.

Palabras clave: Enfermedad. Paleopatología. Trauma-tismos. Enfermedad degenerativa articular. Patologíaoral.

Key words: Disease. Paleopathology. Trauma. Dege-nerative joint disease. Oral pathology.

1. Introducción

El individuo como reflejo del medio en el que se desa-rrolla, a la vez que depende de él como fuente devida, está sometido a distintos factores de presiónambiental que afectan a su capacidad adaptativa(Robledo 1998). El estado de salud de cualquier grupohumano influye en factores como la esperanza devida, el potencial reproductor y la capacidad de traba-jar y aprender, labores todas ellas cruciales para elmantenimiento de una sociedad (Bush 1991). El aná-lisis paleopatológico permite abordar la valoración delestado físico a partir de los restos esqueléticos, oca-sionalmente analizar las razones de la detención oralentización del crecimiento e incluso determinar lasrazones de la muerte. Por tanto, la Paleopatología per-mite evaluar el grado de adaptación individual ycolectiva a la presión sufrida durante el transcurso dela vida. Cuando se analiza una enfermedad a nivelpoblacional, a veces, se puede reconstruir el accesodiferencial a los recursos y la diversidad de respues-tas individuales, teniendo en cuenta que existe unnúmero importante de factores predisponentes quepueden contribuir a la formación de un determinadofenotipo: edad, sexo, nutrición, forma de vida, resis-tencia y susceptibilidad genética, entre otros muchos(Goodman et al. 1988; Wood et al. 1992).

La Paleopatología sólo permite estudiar enfermeda-des que dejan huella en el hueso o en el resto de teji-dos si se analiza una momia. Algunas son relativamen-te poco frecuentes, como es el caso de las enferme-dades infecciosas (tuberculosis, osteomielitis), neopla-sias (benignas o malignas), deformidades óseas, pro-blemas endocrinos u hormonales, deficiencias alimen-

* Dpto. Zoología y Antropología Física. Facultad de Biología. UniversidadComplutense de Madrid. E28040 Madrid. Correo electrónico: [email protected]; [email protected]

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ticias, desórdenes sanguíneos (talassemia, anemia, sic-klemia), mientras que otras son más comunes, casode las lesiones traumáticas, osteoporosis, enfermedaddegenerativa articular o patologías orales.

Material recuperado, estado del mismo, representa-tividad de la muestra, técnicas y métodos de análisis,son entre otros, factores limitantes del estudio paleo-patológico. La propia elección de patologías a consi-derar puede ser un elemento decisivo a la hora deobtener información relevante sobre la capacidadadaptativa al medio. Desgraciadamente, la estructuraósea reacciona sólo ante determinadas enfermedades,y además pueden detectarse parecidas manifestacio-nes macroscópicas en el hueso producidas por dife-rentes agentes etiológicos (Ortner y Putschar 1985;Rogers y Waldron 1995). A pesar de todo, la localiza-ción de los cambios generados por algunas enferme-dades se distribuyen de manera muy característica,afectando, bien en una región concreta, o bien a par-tes del esqueleto determinadas, permitiendo identifi-car el factor causal de la lesión (Rogers y Waldron1995). Aún así, el investigador de este campo, debeser consciente de la potencial interacción de múltiplesfactores en la aparición de algunas lesiones y dada lainespecificidad etiológica de muchas de ellas, optarpor un diagnóstico de presunción. Esto obligará casisiempre, a plantear diagnósticos de probabilidad, pro-poniendo las causas más probables del origen de lalesión teniendo en cuenta aspectos como sexo, edad,zona afectada, etc.

En el presente trabajo, se exponen de forma resu-mida, algunas de las patologías que se detectan en elregistro arqueológico con mayor frecuencia.

2. Patología oral

Las piezas dentales son estructuras altamente minera-lizadas por lo que soportan mejor que otras regionesanatómicas las alteraciones postdeposicionales. Estaes probablemente la razón por la que son los restosque se detectan con más frecuencia en las inhumacio-nes antiguas. Las manifestaciones de las patologíasorales son numerosas y suelen clasificarse en funciónde la causa que las generan (Lukacs 1989). Se consi-deran enfermedades infecciosas las producidas por unmicroorganismo patógeno y las consecuencias secun-darias de dicha infección (caries, abscesos, pérdidaante mortem). Las alteraciones degenerativas repre-sentarían una pérdida de tejido óseo o dental (caso dela enfermedad periodontal); mientras que las lesionesrelacionadas con el desarrollo tendrían lugar durantela formación del diente (hipoplasia) o del tejido óseode ambos maxilares (maloclusión).

Sufrir una salud dental deficiente conlleva seriasconsecuencias para la salud física del individuo. En elcaso extremo, la edentación o pérdida de las piezas

dentarias, provoca una nutrición inadecuada, con loque disminuyen las defensas del organismo y se com-promete el estado de salud general. Conocer estosaspectos es ciertamente importante pero el estudio dela patología oral permite además una aproximación alanálisis de la dieta y a la determinación del tipo deeconomía de los grupos humanos.

La enfermedad oral más frecuentemente es la caries,lesión que afecta inicialmente al esmalte, pero que enausencia de tratamiento, progresa, perforando la den-tina hasta alcanzar la cámara pulpar. El análisis antro-pológico de la prevalencia de caries de una poblaciónse ve condicionado por la necesidad de evaluar estapatología en función de la edad y aceptar que almenos una parte de las pérdidas ante mortem songeneradas por caries que no son observadas comotales. Es obvio que la frecuencia de lesiones cariogé-nicas depende de la edad del individuo ya que elnúmero y la severidad de las lesiones aumenta segúnenvejecemos. Un problema añadido es que no siem-pre se cuenta con información relativa a las treinta ydos piezas dentarias presentes en la dentición defini-tiva debido a su ausencia en el registro fósil. Por tanto,siempre obtenemos una subestima de la prevalenciade la enfermedad.

Ocasionalmente puede producirse la formación deuna infección severa que interese a la cámara pulpardel diente y desde allí se propague hasta el alveolodentario a través del canal radicular formando un gra-nuloma. Este proceso originará finalmente un cambioen la estructura del hueso dando origen a un absceso,orificio a través del cual drenará pus a la cavidad oral.

Un aspecto de interés paleopatológico es la presen-cia de paradontolisis, la enfermedad periodontal queafecta al soporte óseo del diente. Morfológicamentese identifica por la modificación del reborde óseo delalveolo dental ya que en lugar de aparecer de formaneta y definida se detecta la existencia de remodela-ción y osteítis con una paulatina reducción de la altu-ra del hueso (Lám. I). Si la patología se prolonga enel tiempo se produce la pérdida ante mortem deldiente por desaparición de soporte alveolar al que seunen los ligamentos periodontales de la raíz dental.

La hipoplasia del esmalte dental es una alteracióndel desarrollo de la corona del diente por la que elespesor del depósito del esmalte es menor del normal(Trancho y Robledo 2000). Puesto que la mineraliza-ción sólo se produce durante la edad de formacióndel diente, la hipoplasia es un indicador excepcionaldel registro de los acontecimientos del desarrollo quesufrió el individuo durante la infancia. Su origen serelaciona esencialmente con la edad de destete, unadieta inadecuada y/o enfermedades infecciosas gas-trointestinales que disminuyeron la capacidad deabsorción del alimento reduciendo la capacidad desíntesis de los ameloblastos, las células que sintetiza-ron el esmalte (Goodman et al. 1984).

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3. Enfermedades congénitas

Se trata de patologías que aparecen como consecuen-cia de alteraciones del desarrollo embrionario bienpor razones hereditarias o ambientales. En el registrofósil son poco comunes, pero se detectan algunoscasos de cierre prematuro de las suturas craneales,espina bífida o vértebras transicionales. Algunas deestas lesiones pueden ser completamente asintomáti-cas, otras, sin embargo, causan limitaciones funciona-les severas en el individuo o incluso pueden originarla muerte.

La lámina II muestra un caso de espina bífida ocul-ta que interesa a la primera vértebra cervical de unindividuo femenino de edad adulta perteneciente alyacimiento medieval de Santa María la Real (Palencia).La lesión se manifiesta como una fisura mediana en elarco posterior. Los bordes aparecen redondeados ysin signos de remodelación porque posiblementeestaban continuados por cartílago no osificado(Camarillo et al. 2001).

4. Enfermedades tumorales

Este tipo de afecciones son muy poco frecuentes enlos restos esqueléticos antiguos y en algunas ocasio-nes ni siquiera se puede discernir sobre la benignidad

o malignidad de la lesión. Dentro de las neoplasiasbenignas las más frecuentes son los osteomas, lesio-nes de crecimiento lento que, por lo general, apare-cen en la bóveda craneal y tienen una forma similar auna lenteja. También encontramos osteocondromas,resultado del crecimiento anormal del cartílago y elhueso, lesiones que suelen presentarse en las regio-nes próximas a la zona metafisaria de los huesos lar-gos. Estas patologías podrían ser asintomáticas.

Las neoplasias malignas pueden ser de tipo prima-rio o manifestarse como metástasis, es decir, propaga-das desde otra zona del cuerpo. Son escasas en labibliografía, bien porque sólo podemos detectaraquellas que afectan directamente al tejido óseo, bienporque suelen aparecer a edades relativamente avan-zadas y, quizás, en poblaciones antiguas no dabatiempo suficiente a su posible desarrollo.

La lámina III muestra un detalle de la región nasalde un individuo femenino perteneciente a la pobla-ción medieval de Wamba (Valladolid). Se aprecia ladestrucción parcial del hueso como consecuencia deun posible tumor cutáneo maligno, probablementesecundario a un epitelioma cutáneo (Campillo 1993).

Lám. I. Patología oral: osteítis, caries pulpar y abscesos alveolares. Santa María la Real (Palencia).

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5. Enfermedades metabólicas

Sin duda dentro de este apartado la lesión más fre-cuente es la cribra orbitalia. Se trata de una lesión quese localiza en el techo de las órbitas y se caracterizapor la perforación de la tabla ósea cortical con expan-sión del diploe, es en realidad una hiperostosis poró-tica (Stuart-Macadam 1989, 1992). Este modelo morfo-patológico puede aparecer también en distintas zonasde la bóveda craneal dando origen a una lesión deno-minada hiperostosis osteoporótica craneal o cribracrania. Actualmente se relaciona con deficienciasférricas ya tengan éstas origen hereditario (talassemia)o ambiental (anemia ferropénica). Las anemias here-ditarias son muy poco frecuentes, mientras que las nohereditarias suelen ser consecuencia de dietas protei-no-calóricas inadecuadas o insuficientes, aumento delas necesidades metabólicas de este elemento duran-te la fase de crecimiento, mala absorción del tubodigestivo y/o hemorragias.

La lámina IV muestra el techo de la órbita izquierdade un individuo subadulto con cribra orbitalia de tipo

activo perteneciente a la población de la Edad delBronce de Cerro del Alcázar ( Jaén).

Sin duda uno de los problemas esenciales del estu-dio de la cribra es el estado de conservación del techoorbitario. Por lo general, esa zona del cráneo no suelepreservarse completa y por ello no siempre es posibledeterminar con seguridad la presencia o ausencia delesión.

6. Enfermedades infecciosas

Las enfermedades infecciosas son generadas por elasentamiento de gérmenes patógenos en el hueso. Lasmás frecuentes en el hueso son las enfermedades pió-genas que cursan con fiebre (osteomielitis), trepano-matosis (sífilis, frambesia y pinta), lepra, tuberculosis,etc.

La osteomielitis alude a la infección del hueso y dela médula ósea; la contaminación patógena alcanzalas estructuras óseas a través de distintas vías: torren-te circulatorio, infecciones cutáneas, sinusales o den-

Lám. II. Espina bífida en la primera vértebra cervical. Santa María la Real (Palencia).

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tales, lesiones penetrantes o punzantes, etc. En lalámina V se observa un fémur de la población medie-val de Wamba (Valladolid) que tiene afectada la mitadinferior de la diáfisis. Se trata de una lesión crónicaque ha generado la formación de todo el conjunto decaracterísticas típicas que pueden observarse a lolargo del curso de la enfermedad. De ese modo, se haproducido un engrosamiento de la diáfisis que se havisto acompañado de la aparición de secuestro (frag-mento de hueso necrótico), involucro (hueso sanoque se forma alrededor del hueso necrótico) y cloa-cas (aperturas en la superficie ósea que exponen eltejido granular y los secuestros).

La lepra fue una de las enfermedades infecciosasmás temidas durante la Edad Media, pero en el análi-sis paleopatológico no siempre es posible detectarlacon facilidad, ya que afecta al tejido óseo en las últi-mas etapas de la enfermedad. Suele generar lesioneslíticas en manos y cara, en especial, en la región naso-alveolar llegando a producir la destrucción del paladar.

La tuberculosis tampoco se identifica de forma sen-cilla, el tipo más descrito en paleopatología es la

espondiloartritis tuberculosa o mal de Pott que afectaespecialmente a la región vertebral. La alteracióncomienza en las caras articulares de los cuerpos ver-tebrales, destruyendo el disco intervertebral y suelecomprometer varias vértebras contiguas (Campillo2001).

En algunas ocasiones las enfermedades se puedenasociar a una actividad o patrón económico, podría serel caso de la Brucelosis o fiebre de Malta. Se trata deuna enfermedad infecciosa transmitida por los ovicá-pridos al hombre a través de la ingestión de leche sinhervir o por el contacto directo y continuado condichos animales. Estas lesiones se detectan en las vér-tebras y se caracterizan por la alteración del bordeanterosuperior del cuerpo vertebral.

7. Enfermedad degenerativa articular

Esta lesión es la más común de las enfermedades arti-culares. Las causas que la generan son muy distintas;según Resnick (1998) se pueden distinguir factores

Lám. III. Lesión tumoral en la región nasal. Wamba (Valladolid).

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Lám. IV. Cribra orbitalia de tipo activo en un individuo infantil. Cerro del Alcázar (Jaén).

sistémicos (genéticos, obesidad, edad, sexo, actividadfísica o laboral, osteoporosis, estado nutricional ometabólico) y locales (traumas y/o deformidad pree-xistente); dando origen respectivamente a las osteoar-trosis primarias y secundarias. Alguno o algunos delos factores indicados pueden crear una situación enla cual las estructuras intra-articulares no puedenresistir las fuerzas físicas que se aplican sobre ellas yse produce la alteración del cartílago articular. Tras ladegeneración cartilaginosa la lesión se agrava, aumen-tando la inestabilidad, generando una modificacióncada vez más profunda del tejido óseo dando origena una lesión crónica degenerativa. La enfermedad semanifiesta básicamente de dos formas: mediante laformación de nuevo tejido (proliferación marginal uosteofitos, reacción del hueso subcondral, remodela-ción del contorno articular, anquilosis, etc.) o median-te su destrucción (erosión, cambios císticos y pérdidasde hueso subcondral).

En la lámina VI se muestra, a modo de ejemplo, unalesión degenerativa severa en la epífisis proximal deuna tibia perteneciente a un individuo adulto de laEdad del Bronce de Cerro del Alcázar ( Jaén). En ella

aparece la formación de nuevo hueso (osteogénesis)y su destrucción (osteolisis). Se trata de una alteraciónexostósica en la que se aprecia la existencia de unreborde anómalo que rodea gran parte de la zona arti-cular del cóndilo externo y un área de pulido en elque se aprecian los surcos generados por el roza-miento del cóndilo femoral. Este desbastado tan mar-cado es consecuencia de continuar desarrollando unaactividad locomotora tras la destrucción del cartílagohialino. El pulido no sólo dañó el cartílago y el huesode la plataforma tibial, lógicamente también afectó ala epífisis distal del fémur. Naturalmente este indivi-duo presentaba una locomoción anómala en conso-nancia con la grave lesión de su rodilla derecha.

8. Enfermedades traumáticas

Junto con los cambios degenerativos articulares, lostraumatismos son la lesión más frecuente en las seriesesqueléticas. En general el traumatismo representa lasinfluencias extrínsecas a las que se somete el indivi-duo como consecuencia de numerosos factores, entre

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Lám. V. Osteomielitis en la diáfisis femoral. Wamba (Valladolid).

ellos el más importante es el cultural, es decir, las dife-rentes estrategias de subsistencia pueden influir en laincidencia y localización de las lesiones. Aunque noexiste acuerdo entre los investigadores de cual es elmomento concreto en el que se incrementa la violen-cia humana, si parecen coincidir en que es resultadode la competición por las distintas fuentes de recur-sos. Además de los factores culturales también pue-den afectar en la incidencia de traumatismos el sexoy la edad.

No todos los traumatismos producen una fracturaósea. Entre los traumatismos sin fractura podemosdestacar la dislocación y la periostitis. La dislocaciónes la segunda causa de traumatismos esqueléticos;consiste en el desplazamiento completo y persistentede una superficie articular con la ruptura total o par-cial de la cápsula o de los ligamentos (Aufderheide yRodríguez-Martín 1998). La gravedad de esta lesióndepende de la articulación afectada, el grado de dis-locación y la duración. Las dos regiones que máscomúnmente se dislocan son el hombro y la cadera,siendo la segunda más compleja de reducir.

La periostitis puede estar generada por traumatis-mos repetidos (Trancho et al. 1996) y aunque sueleaparecer en cualquier punto del esqueleto, es máscomún en los huesos largos, especialmente en la tibia.Las estructuras óseas están recubiertas por el perios-tio, una membrana que rodea al hueso excepto en laszonas donde hay cartílago. Este tejido tiene como fun-ciones principales proteger al hueso, aportarle riegosanguíneo y, en caso de necesidad, producir nuevohueso. La periostitis representa una huella macroscó-pica de la inflamación del periostio, pérdida de san-gre y remodelación del tejido cortical acontecida trasla lesión en una zona del esqueleto.

La elasticidad del hueso vivo nos permite tolerardeterminados movimientos, pero cuando se produceuna fuerza lo suficientemente importante como pararebasar su capacidad de tensión, el hueso primero securva y finalmente puede terminar fracturándose(Campillo 2001). La tensión que puede aplicarse sobreel hueso puede ser de dos tipos: dinámica, producidade forma repentina, o estática, donde la presión, ini-cialmente baja, se incrementa gradualmente hasta quese produce la fractura. Cuando se produce una ten-sión excesiva y el hueso se separa en dos fragmentosla fractura es completa; sin embargo decimos que esincompleta cuando no llega a producirse una separa-ción total, en ese caso la denominamos fisura (Ortnery Putschar 1985).

La clasificación de las fracturas no sólo implica eltipo de fuerza que las provoca sino la severidad,entendida como la extensión de la fractura. Una frac-tura simple es la que produce una sola separación del

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hueso. Las patologías más graves producen muchosfragmentos, y se denominan conminuta. En ambostipos el proceso traumático también puede dejarexpuesto el hueso a través de la piel, en este caso sellaman abiertas. Este tipo traumatismos suelen generarmás complicaciones durante la fase de curación dadoel posible riesgo de infección.

Al igual que existen factores que pueden incidir enla aparición de una fractura, también existen condi-cionantes que pueden variar el proceso de curaciónde este tipo de lesiones. Por lo general, la fracturacompleta del hueso causa la rotura de los vasos san-guíneos de la médula ósea, del periostio y, en ocasio-nes, de los músculos adyacentes provocando un granhematoma alrededor de la zona afectada (Salter 2001).El proceso de curación implica distintos pasos: coagu-lación del hematoma, la sangre coagulada se une altejido nuevo y se transforma, gradualmente y deforma temporal, en un callo fibroso que es reempla-zado posteriormente por hueso primario y más tardepor tejido óseo secundario hasta conseguir la recons-trucción funcional de la estructura afectada.

Si un traumatismo se produce en el momento o en

una fecha cercana a la muerte del individuo, la ausen-cia de signos de curación puede dificultar e inclusoimpedir que sea distinguida de una rotura post mor-tem del hueso. En este caso toda la información quepueda ser recogida en el momento de la excavaciónarqueológica es de vital importancia para el correctodiagnóstico posterior.

El tratamiento de las fracturas está condicionadopor los conocimientos médicos del momento históri-co en que nos encontremos y por la accesibilidad aestos medios. En realidad, el tratamiento idóneo estáregido por simples reglas de sentido común y la fre-cuencia de fracturas curadas en restos arqueológicosantiguos así lo confirman. Para lograr una adecuadarecuperación se deben seguir tres normas principales:reducción de las partes rotas; inmovilización y man-tenimiento de la circulación sanguínea y tono muscu-lar. Las fracturas conminutas y las simples con ungran desplazamiento debieron tener un tratamientomuy complicado en épocas antiguas, ya que inclusoen la actualidad es necesario recurrir a técnicas qui-rúrgicas. Sin embargo, los restos óseos conservadosen el registro fósil demuestran que en algunos casos

Lám. VI. Alteraciones de la epífisis proximal de la tibia debidas a enfermedad degenerativa articular. Cerro del Alcázar (Jaén).

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estas lesiones se produjeron y hubo supervivencia,aún con claras limitaciones para el sujeto.

Existen múltiples complicaciones que dificultan elproceso de curación de una fractura, algunas generandaños irreversibles e incluso pueden desembocar enla muerte del individuo. Entre las más frecuentespodemos destacar la aparición de infecciones, necro-sis del tejido, pérdida de la inervación nerviosa,inadecuada reducción de la fractura, deformaciónósea, artritis traumática o anquilosis de las articulacio-nes.

En los restos antiguos la complicación que más fre-cuentemente encontramos se debe a la deficientereducción ósea. Esta falta de alineación puede provo-car acortamiento del hueso, reducción de la movilidadde las articulaciones próximas y degeneración articu-

lar prematura. En la lámina VII se muestra la fracturaconsolidada del tercio medio de la diáfisis de unfémur de un individuo femenino de la poblaciónmedieval de Xarea (Almería). En este caso observa-mos como no ha existido una reducción adecuada dela fractura lo cual ha generado un acortamientoimportante de la extremidad.

En algunos traumatismos el proceso de curación seralentiza o es incompleto como consecuencia de unainadecuada inmovilización de la fractura durante lafase de consolidación. Se puede producir una inade-cuada mineralización del callo, permitiendo que losbordes fracturados no lleguen nunca a unirse. A esteproceso se le denomina pseudoartrosis. El resultadofinal suele ser una disminución severa de la funcióndel miembro.

Lám. VII. Fractura mal alineada de la diáfisis femoral. Xarea (Almería).

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