Las Jovenes Generaciones Contemporaneas

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Mélanges de la Casa de Velázquez 34-1 (2004) Jóvenes en la historia ................................................................................................................................................................................................................................................................................................ Eduardo González Calleja Las jóvenes generaciones contemporáneas Evolución de los modos conflictivos de participación política ................................................................................................................................................................................................................................................................................................ Avertissement Le contenu de ce site relève de la législation française sur la propriété intellectuelle et est la propriété exclusive de l'éditeur. Les œuvres figurant sur ce site peuvent être consultées et reproduites sur un support papier ou numérique sous réserve qu'elles soient strictement réservées à un usage soit personnel, soit scientifique ou pédagogique excluant toute exploitation commerciale. La reproduction devra obligatoirement mentionner l'éditeur, le nom de la revue, l'auteur et la référence du document. Toute autre reproduction est interdite sauf accord préalable de l'éditeur, en dehors des cas prévus par la législation en vigueur en France. Revues.org est un portail de revues en sciences humaines et sociales développé par le Cléo, Centre pour l'édition électronique ouverte (CNRS, EHESS, UP, UAPV). ................................................................................................................................................................................................................................................................................................ Référence électronique Eduardo González Calleja, « Las jóvenes generaciones contemporáneas », Mélanges de la Casa de Velázquez [En ligne], 34-1 | 2004, mis en ligne le 24 février 2010, consulté le 16 octobre 2012. URL : http://mcv.revues.org/1195 Éditeur : Casa de Velázquez http://mcv.revues.org http://www.revues.org Document accessible en ligne sur : http://mcv.revues.org/1195 Ce document est le fac-similé de l'édition papier. © Casa de Velázquez

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  • Mlanges de la Casa deVelzquez34-1 (2004)Jvenes en la historia

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    Eduardo GonzlezCalleja

    Las jvenes generacionescontemporneasEvolucin de los modos conflictivos de participacinpoltica................................................................................................................................................................................................................................................................................................

    AvertissementLe contenu de ce site relve de la lgislation franaise sur la proprit intellectuelle et est la proprit exclusive del'diteur.Les uvres figurant sur ce site peuvent tre consultes et reproduites sur un support papier ou numrique sousrserve qu'elles soient strictement rserves un usage soit personnel, soit scientifique ou pdagogique excluanttoute exploitation commerciale. La reproduction devra obligatoirement mentionner l'diteur, le nom de la revue,l'auteur et la rfrence du document.Toute autre reproduction est interdite sauf accord pralable de l'diteur, en dehors des cas prvus par la lgislationen vigueur en France.

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    Rfrence lectroniqueEduardo GonzlezCalleja, Las jvenes generaciones contemporneas, Mlanges de la Casa de Velzquez [Enligne], 34-1|2004, mis en ligne le 24 fvrier 2010, consult le 16 octobre 2012. URL: http://mcv.revues.org/1195

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    ManuelaMarn (coord.), Jvenes en la historia.Dossier des Mlanges de la Casa de Velzquez. Nouvelle srie, 34 (1), 2004, pp. 217-240.

    dossier jvenes en la historia

    Desde los tiempos ms remotos, la juventud ha sido una fuente inagotablede problemas polticos. La peculiar posicin que los sectores de menor edadocupan en la pirmide social, los cambios radicales que experimentan en susaos formativos, su carcter inquieto y su voluntad de cuestionamiento de losvalores tradicionales han generado, ahora y siempre, un largo cortejo de ten-siones intergeneracionales. En la Grecia clsica, Platn ironizaba sobre la cri-sis de la autoridad adulta que implicaba culto a lo juvenil1, y Aristteles ala-baba el orgullo, la esperanza, el idealismo, la audacia y la exageracin comocaractersticas de los jvenes2. En la contemporaneidad habra otras genera-ciones, como la joven-europea surgida en torno a -3, o la forjada enlosmitos y valores de la revolucin cultural de los aos , que optaron par-cialmente por la defensa armada de sus ideales polticos. La conflictiva inser-cin del joven en el mundo de los adultos ha generado, en efecto, tensiones en

    1 El padre se acostumbra a hacerse igual al hijo y a temerle, y los hijos a hacerse iguales a lospadres y a no respetar ni temer a sus progenitores []. El maestro teme a sus discpulos y lesadula; los alumnosmenosprecian a susmaestros y delmismomodo a sus ayos; y en general, losjvenes se equiparan a susmayores y rivalizan con ellos de palabra y de obra,y los ancianos, con-descendientes con los jvenes, se hinchande buenhumor yde jocosidad, imitando a losmucha-chos, para no parecerles agrios ni despticos (Platn,LaRepblica o el Estado, p.).

    2 La juventud es orgullosa porque anno fuehumillada por la vida,y est llenade esperanzasporque todava no fue decepcionada Prefiere la compaa de sus coetneos antes que cual-quier otro trato.Para la juventud el futuro es largo y el pasado breve.Nada lo juzga segn su uti-lidad, todos sus errores se deben a exageraciones (Aristteles,Retrica, citado por Feixa,, p. ).

    3 Elmovimiento de la JovenEuropa, creado porMazzini en , estaba dividido en seccio-nes nacionales, y tena como objetivo principal la lucha por la liberacin de las nacionalidadesoprimidas.Lamilitancia estaba vedada a las personas demenos de cuarenta aos.Ver al respectoAltbach, .

    Las jvenes generacionescontemporneasEvolucin de los modos conflictivosde participacin poltica

    Eduardo Gonzlez CallejaConsejo Superior de Investigaciones Cientficas

    contrepoint

  • todas las pocas y en todas las sociedades. Pero la aparicin de un activismojuvenil especfico data en muchos pases europeos de los ltimos treinta aosdel siglo xviii, cuando el incremento del contingente de poblacin juvenil ydel desempleo contribuy a generar el malestar revolucionario en la ciudady en el campo, y a dar protagonismo a este grupo de edad en las guerras revo-lucionarias y napolenicas4. A fines del siglo xix comenz a hacerse evidenteun fenmeno nuevo: la aparicin y el desarrollo de movimientos juvenilesautnomos y perfectamente organizados (buena parte de ellos de carcternacional revolucionario hasta el estallido de la Primera GuerraMundial), queapostaban decididamente por un cambio sociopoltico radical. Una realidadque se hizo francamente perceptible en las primeras dcadas del sigloxx, y quetrastoc losmodos de protesta colectiva durante el resto de la centuria5, ya quea pesar de que la proporcin de jvenes comenz a descender en las nacionesde Europa occidental a inicios del novecientos, el crecimiento acelerado de lapoblacin en el Tercer Mundo gener numerosas revueltas desde la SegundaGuerraMundial. En cualquier sociedad la presencia de un importante nmerode adolescentes y jvenes influye en el tipo de vida: a mayor proporcin dejvenes,mayor posibilidad de cambio poltico y cultural6. Pero las consecuen-cias socioeconmicas de la presencia de cohortes juveniles varan enorme-mente entre las diferentes sociedades.Este protagonismo marcadamente juvenil en las luchas polticas del siglo

    pasadonos empuja a plantear tres cuestiones demodo sucesivo: bajo qu con-diciones una cohorte de edad se transforma en una generacin poltica biencaracterizada con voluntad de cambio? De qumodo se articula esa identidadgeneracional en movimientos polticos de tipo juvenil? Cmo y por qu suactuacinen la escenapblica seplantea eventualmente en trminos violentos?

    Aproximaciones preliminares al estudio del conflicto generacional

    Durante el proceso industrializador la discontinuidad entre la infancia y laedad adulta se hizo ms evidente, y las implicaciones de la ubicacin genera-cional en el desarrollo humano ganaron inters para los estudiosos del cambiosocial. Es bien sabido que la edad no es un concepto unitario, y puede serempleado en referencia al ciclo de la vida (juventud,madurez, vejez), o en unsentido generacional, bien como factor genealgico (referido a un subgrupohumano en relacin a otros subgrupos de gente aglutinada en otro corte deedad), bien como grupo de edad particular implicado en el devenir histrico7.

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    4Moller, , p. .5 Commission internationale dhistoire des mouvements sociaux et des

    structures sociales, , p. .6Moller, , p. 7 Un til repaso del uso histrico-filosfico de este concepto, enMaras, , pp. y ss. y

    .Ver tambin Jansen, .

  • La superacin del concepto de generacin biolgica y su traslado al mbito delanlisis sociohistrico fue obra de filsofos comoComte y, sobre todo, deDil-they, pero mientras que para los positivistas las distintas edades vitales eranfuerzas que condicionaban las experiencias humanas, para la escuela hist-rico-romntica los factores histricos estructuraban la mentalidad de unageneracin y le daban unidad8. En concreto, Dilthey vincul la identidadgeneracional a la dependencia directa de eventos clave y de transformacioneshistricas de gran calado.Para las corrientes sociolgicas de tipo estructural, como el marxismo o el

    funcionalismo, la evolucin histrica de las generaciones no dependa de unacontecimiento determinante, sino de complejos procesos econmicos, socia-les o culturales que daban sentido a la identidad compartida por un conjuntoms o menos extenso de individuos que resultaban contemporneos y coet-neos. En esta perspectiva, las fronteras generacionales no responderan deforma estricta a factores biolgicos, sino a circunstancias sociohistricas decarcter estructural.En el perodo de entreguerras, pioneros de la teora generacional como

    FranoisMentr, Jos Ortega y Gasset o KarlMannheim pusieron nfasis res-pectivamente en los estadosmentales (sentimientos y creencias) compartidos,en una comn adscripcin intelectual o en procesos de construccin de unaidentidad por sensibilidades, afinidades, proyectos e intereses colectivos, frutode una experiencia vital coincidente durante los aos de formacin9. En untrabajo pionero que an hoy resulta imprescindible para abordar el estudiodel problema de la caracterizacin sociohistrica del hecho juvenil, Mann-heim destacaba que la dinmica generacional dependa del contexto socialespecfico, y no al revs. De forma que la contemporaneidad no era un meroasunto de coincidencia cronolgica (coetaneidad), sino un sentimiento depertenencia basado en experiencias histricas compartidas, lo que implicabasimilares percepciones de la realidad y determinados tipos de actuacin con-siderados histricamente relevantes.Para Mannheim, un sector de la juventud siempre constituye la van-

    guardia de la sociedad debido a su cualificacin y a su especial capacidadpara promover los cambios sociales10. Una generacin adquiere identidadpropia unidad generacional, segn Mannheim durante la juventud,etapa en la que se reciben impresiones que aglutinan a sus individuos y queson susceptibles de perdurar (factor personalidad). Pero el elemento msinfluyente parece ser el momento histrico (factor entorno), compuesto delos acontecimientos o conjunto de acontecimientos que marcan a dichageneracin.

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    8Braungart, , pp. -.9Mentr, ;Ortega y Gasset, y yMannheim, .10Mannheim, , p. .

  • De acuerdo con las ideas de Ortega yMannheim, una generacin sera ungrupo de personas que, siendo contemporneas y coetneas, presentan ciertarelacin de coexistencia, es decir, que tienen intereses comunes, inquietudesanalgicas o circunstancias parecidas: tener la misma edad, estar situado enel mismo escenario temporal e histrico y mostrar perspectivas vitales seme-jantes11. La generacin es en smismaun elemento de identidad,una fuente deexperiencia y una forma de contraste de estas vivencias culturales que puedeen ocasiones (como otras formas de segmentacin social como la clase, elgnero, la etnia, la cultura o la nacin) resultar conflictiva12. Demodo que lasgeneraciones son nexos que unen biografas, estructura social y dinmica his-trica, y se identifican, no por una rigurosa coincidencia de edad, sino por laadscripcin subjetiva de los actores, por un sentimiento de contemporanei-dad expresada por recuerdos en comn, por acontecimientos generacio-nales (guerras, movimientos de protesta, etc.), lugares comunes, etiquetas,autocalificaciones, etc.13.En definitiva, por la presencia de unas pautas culturales propias, adquiridas

    en espacios institucionales (escuela, trabajo,medios de comunicacin),paren-tales (familia, vecindario), de ocio (calle, locales de diversin), etc. En ese sen-tido, las culturas juveniles se refieren a lamanera en que las experiencias socia-les de los jvenes son expresadas colectivamente mediante la construccin deestilos de vida distintos, localizados fundamentalmente en el tiempo libre o enespacios intersticiales de la vida institucional14. Pero no es menos cierto queuno de los grandes factores estructurantes de las culturas juveniles es la vin-culacin generacional como grupo de edad bien delimitado en un mismoperodo histrico. Las culturas juveniles ms visibles tienen una clara identi-dad generacional, que sintetiza y simboliza demanera espectacular el contextohistrico que las vio nacer.Aunque, como acabamos de constatar, no sea la ultima ratio, la dinmica

    histrica ejerce un influjo indiscutible en la forja de la identidad generacio-nal y en la vigencia de las generaciones como empresas colectivas. Para Ami-tai Etzioni, los factores histricos inciden en las estructuras afectiva y cogni-tiva de las diversas generaciones15, y para Rudolf Heberle el ritmo de loscambios en las ideas polticas y las instituciones parece estar estrechamente

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    11Zarco yOrueta, , p. .12Arstegui, , p..13Aug, , p. .14 Feixa, , p. . Para este autor (p. ), el objeto de una antropologa de la juventud sera

    doble: estudiar la construccin cultural de la juventud (las formasmediante las cuales cada so-ciedadmodela lasmaneras de ser joven) y estudiar la construccin juvenil de la cultura, es decir,las formas en que los jvenes participan en los procesos culturales de creacin y circulacin, loque conlleva el estudio de lasmicroculturas juveniles, entendidas comomanifestacin de la ca-pacidad creativa de los jvenes.

    15Etzioni, .

  • relacionado con el ritmo de cambio de las generaciones, cuyomomento cru-cial es el perodo formativo16. En efecto, cuanto ms se acelera el tempo delcambio social y cultural, las generaciones experimentan un sentimiento msintenso y diferenciado de participacin en un destino comn. Pero con esareactivacin del cambio social se suele producir tambin la reduccin delmbito temporal de vigencia y predominio de una generacin poltica. Laduracin y los cambios logrados por una generacin determinan su efectivi-dad e impacto en la sociedad y en la historia17.La paulatina construccin durante los aos y de una teora de las

    generaciones que pudiera ofrecer explicaciones naturales a un proceso decambio sociopoltico cada vez ms desbocado e imprevisible, activ el interspor analizar la dimensin juvenil de los procesos histricos, y sirvi de basepara el estudio del conflicto generacional. Esta preocupacin por las conse-cuencias sociales que podan acarrear los desencuentros entre los grupos deedad se reactiv notablemente durante la oleada contestataria de los aos ,que propici la aparicin de nuevos significados de la condicin juvenil, y laincorporacin de pautas juveniles a losmodelos de conductams valorados enla sociedad. Una inquietud cientfica que acab por transformarse en una delas lneas de investigacinms caudalosas y prometedoras en el estudio de losmovimientos sociales contemporneos, habida cuenta de la participacinmayoritaria de los jvenes en ellos.Una interpretacin pionera del problema de la insercin social de la juven-

    tud fue la implcita en el anlisis freudiano de la formacin de la identidad enla adolescencia, momento en el que tiene lugar la conciliacin o el conflictoentre los roles asignados a la juventud y otros nuevos que surgen al acercarsea la edad adulta. Los enfoques psicoanalticos ven los procesos de autoafir-macin que subyacen a la formacin de las identidades colectivas comomanifestaciones de estructuras mentales innatas en el individuo y concep-tualizadas como patologas narcisistas, o como conflictos intergeneraciona-les motivados por la rebelda juvenil18. Para los psiclogos neofreudianos, laagresividad no es una potencialidad innata, sino que es el resultado de tem-pranas frustraciones y de conflictos intrapersonales que degeneran en com-plejos o en deseos de agresin y de venganza contra todo aquello que ame-nace el narcisismo o el ego del individuo. Los jvenes necesitados deautoafirmacin a travs del reconocimiento consciente o inconsciente de unaautoridad son ms proclives a integrarse en grupos cerrados, cuya organiza-cin formal les proporciona fortaleza y nimo. Sus impulsos hacia la violen-cia se ven as justificados por las normas del colectivo en el que se integran, ycon el que se identifican acrticamente.

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    16 The Problemof Political Generations, enHeberle, , pp. -.17Braungart, a, p. .18Ver al respecto Stephan, ;Mistscherlich, y Feuer, .

  • Los psiclogos sociales difieren de los psicoanalistas, y de muchos psiclo-gos en general, en el nfasis que ponen en los rasgos estructurales de la socie-dad que fomentan la socializacin en el prejuicio y la marginacin de un seg-mento de la juventud. La violencia se inscribira as en una red compleja decuestiones decisivas que se plantea el adolescente, relativas a la sexualidad, laracionalidad, la tica, y actuara como rito inicitico y como lazo de uninentre los jvenes, junto con prcticas sexuales sadomasoquistas, derivas ms-ticas, actitudes inconformistas, etc. Una vez que la identidad poltica se vamodelando en los aos de formacin (normalmente, entre los y los aos), los sistemas, partidos, organizaciones e ideologas polticos buscan des-viar en su provecho ese potencial de violencia adolescente ensalzando yfomentando la imagen idealizada de la energa y del inconformismo juve-niles19. Es fcil constatar que esta interpretacin psicolgica del conflictojuvenil violento peca de una radical antihistoricidad. Volcar todo el peso dela explicacin en las presuntas tendencias naturales del joven a la rebeldaimplica ignorar tanto las condiciones externas del conflicto como los meca-nismos de interaccin de los individuos con las organizaciones y las redes delos movimientos juveniles, que son bsicos para entender cmo se constru-yen las identidades colectivas de sus seguidores, y la forma en que stos con-fieren sentido a su accin colectiva.Un segundo tipo de aproximacin social al problema es la que pone el nfa-

    sis en los cambios sociales no rutinarios y en los conflictos en el sistema socio-poltico como fruto de la diferenciacin estructural y la modernizacin. Enesta perspectiva, que podramos identificar de forma genrica con la tradicinfuncionalista, las inconsistencias sociales y la discontinuidad de valores sur-gidas en una sociedad sometida a un proceso de cambio traumtico influyenen la conciencia de la juventud, que se muestra ms receptiva a las posibili-dades y a las oportunidades de protestar contra las condiciones socialescreadas por sus mayores. Por ejemplo, Kornhauser lanz la hiptesis de quelosmovimientos juveniles tienden a aparecer cuando la autoridad autocrticaest siendo desplazada por valores democrticos e igualitarios20,mientras quepara Smelser los adolescentes y los jvenes que han abandonado los viejoslazos colectivos por culpa de las fuerzas de diferenciacin sin estar an inte-grados en el nuevo orden social, son los ms proclives a emplear formas deconducta conflictiva21.Segn Eisenstadt, los cambios sociales agudos producen una discontinui-

    dad entre los valores de las familias y los de la esfera ocupacional, ruptura quesemanifiesta en el bloqueo de las agencias bsicas de la socializacin. Parte delas funciones de la familia y de la escuela son desempeadas entonces por gru-

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    19Dadoun, , pp. -.20Kornhauser, .21 Smelser, .

  • pos ymovimientos juveniles que permiten establecer un puente entre los valo-res operativos en ese mbito primario y en el del trabajo22. En opinin de Par-sons, el desarrollo autnomode grupos de edad era la expresin de una nuevaconciencia generacional que cristalizaba en una cultura propia e interclasistacentrada en el consumo hedonista23.Algunos autores rechazan por excesivamente simplificadora la idea de la

    existencia de una generacin joven y otra vieja como contendientes exclu-sivos y excluyentes en el proceso poltico, de la misma forma en que Marxesquematiz la lucha de clases en la moderna sociedad industrial como unenfrentamiento bipolar entre clases poseedoras y clases desposedas24. Inclusose reivindica la funcionalidad que para el cambio pautado implica la convi-vencia en una misma coyuntura histrica de varios tiempos vitales o genera-cionales, que debieran permitir la comunicacin de experiencias entre elpasado que representan las viejas generaciones, el presente controlado por losmaduros y el futuro al que aspiran los jvenes25.Para esta tendencia de anlisis, los movimientos juveniles no pasan de ser

    un barmetro, por lo general bastante inocuo, del cambio social no pautado,ya que al estar vinculado a una etapa concreta de la vida, el inconformismojuvenil acostumbra a derivar en simples acciones episdicas de carcter fuer-temente simblico,protagonizadas por un grupo de edad que trata de obtenerpor medios rupturistas ms o menos violentos los valores y el status que lesniega la sociedad adulta26.

    Las fases de toma de conciencia de la juventud.Generacin biolgica, generacin histricay generacin poltica

    Ni los peculiares estados mentales del adolescente ni las condiciones exter-nas parecen capaces de determinar por s mismos el origen, el proceso y laintensidad de las movilizaciones juveniles. Una tercera perspectiva de anlisispone el nfasis en la voluntariedad y la reflexividad de la actividad poltica,entendida comouna accin consciente, autnoma y bsicamente racional. Enesa lnea interpretativa, el modelo de generacin histrica elaborado por

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    22Eisenstadt, .23Parsons, y .24Rintala, , p..25 Zarco y Orueta, , p. . Como observa Hank Johnston, Ideologa, lmites entre

    grupos y vida cotidiana. Los nuevos movimientos sociales y el viejo nacionalismo regional enEspaa y la Unin Sovitica, en Laraa y Gusfield, , p. , en muchos movimientosse establece una creativa situacin de reciprocidad por la cual los miembros mayores moderanel radicalismo de los jvenes y estos ltimos contribuyen a abrir nuevos horizontes a la gene-racin adulta.

    26Eisenstadt, y .

  • Richard Braungart se presenta como una sntesis alternativa a la visin cons-tructivista de la identidad colectiva propia de la teora generacional clsica, alahistoricismo de las explicaciones biopsicolgicas y al rgido estructuralismodel marxismo, que hace girar el cambio social en torno a conflictos de clase,y del funcionalismo, que considera que la organizacin de un sistema socialest dada de antemano y que la rebelda juvenil slo puede pretender un ree-quilibrio parcial del mismo. Segn esta nueva hiptesis, la protesta juvenil nosurge de la nada, sino que es la respuesta a un perodo de intensa actividadpoltica, fruto de determinados procesos histricos (acontecimientos comocrisis sociales, polticas, econmicas y culturales, y cambios estructuralescomo la emigracin, la industralizacin, la urbanizacin, la secularizacin o laburocratizacin) que interactan con las fuerzas biolgicas y psicolgicas paradar lugar a una generacin con caracteres propios.Braungart seala que los debates contemporneos suscitados por las cien-

    cias sociales diferencian tres acepciones del trmino generacin, de las cua-les se extraen tres perspectivas de anlisis del inconformismo juvenil. La pri-mera es el concepto restringido de generacin, que definido como etapa en elcurso biolgico de la vida ha puesto el nfasis en los cambios biopsicolgicos enel funcionamiento cognitivo, las manifestaciones emocionales y las necesida-des de los individuos coetneos. Ello ha permitido esbozar una teora de lasbases generacionales del comportamiento poltico diferencial en las distintasetapas de la vida: infancia (comprensin gradual del mundo poltico), juven-tud (crtica a los mayores y predisposicin al conflicto generacional, la rebe-lin y la revolucin), mediana edad (moderantismo, mnima alienacin ymayor voluntad de participacin institucionalizada) y vejez (conservadu-rismo).Desde esta perspectiva, la protesta juvenil sera una de las posibles sali-das de la expresin emocional y de las tensiones propias del desarrollo juvenil.La segunda acepcin es el concepto de generacin como cohorte de personas

    nacidas en torno a la misma poca en la historia y que actan juntas. Los acon-tecimientos histricos dramticos (depresiones econmicas, guerras, inmi-gracin, innovacin tecnolgica y cambio cultural) afectan a todos losmiem-bros de una sociedad,pero tienen un impacto especial en las actitudes polticasde los jvenes que estn en la fase formativa de su aprendizaje poltico27. Lasactitudes forjadas durante la etapa juvenil ofrecen los fundamentos para inter-pretar los subsiguientes eventos polticos, y las actitudes y comportamientosno cambian sustancialmente con la edad.En tiempos de cambio rutinario o gradual los procesos de socializacin se

    reproducen sin excesivos problemas, pero en circunstancias de cambio rpidoy contradictorio las cohortes de edad evolucionan hacia generaciones histri-cas, que rompen los lmites de la convencin social para producir movimien-tos generacionales con identidad propia. Este tipo de movimientos surge de

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    27Braungart, , pp. y .

  • la combinacin del tiempo histrico (en forma de acontecimientos que con-dicionan su aparicin) y del tiempo biolgico y sociolgico, en forma decreencias compartidas y sentido de misin28. Pero las generaciones histricasno son agrupaciones homogneas o estables, ni afectan o implican de lamisma manera a todos los individuos coetneos, de forma que los movi-mientos generacionales acostumbran a estar dbilmente articulados y mos-trar un carcter frecuentemente reactivo (protesta contracultural, disidenciaartstico-intelectual, etc.).Conciencia, especificidad, solidaridad y capacidad de movilizacin para el

    cambio social y poltico son las caractersticas que distinguen a una genera-cin histrica de un simple grupo de coetneos. Como sealaron Ortega yGasset y Mannheim, una cohorte de edad representa una categora en smisma, mientras que una generacin acta como un grupo social para smismo.Elmotivo por el que una generacin aparece durante ciertos perodosde la historia y no en otros se ha analizado desde dos perspectivas: las explica-ciones que ponen el acento en las circunstancias histricas precedentes (cre-cimiento de poblacin, urbanizacin, industrializacin, depresin econ-mica, desempleo, cambio tecnolgico,nacionalismo y cambio cultural), en lasdiscontinuidades sociales29, y la capacidad demovilizacin de oportunidadesa travs de las redes organizadas, la solidaridad, el liderazgo carismtico, lacompeticin intergrupal y la predisposicin al conflicto con fines polticos30.En el curso de su desarrollo, marcado por la adopcin de un universo de

    valores y creencias compartidos, una generacin histrica puede adquirir uncompromiso poltico ms o menos intenso, cuya potencialidad de moviliza-cin colectiva puede desplegarse eventualmente a travs de la articulacin demovimientos juveniles31. Surge entonces una tercera acepcin del conceptode generacin, como grupo de edad especial en la historia que no slo es unacohorte, sino que toma conciencia de su especificidad, desarrolla distintas actitu-des y conductas en relacin con otros grupos de la sociedad, y une sus fuerzas paratrabajar por el cambio social, como sucedi con la generacin de la GranDepresin o la generacin contestataria de los aos 32.Aunque por su voluntad sincrtica de tendencias sociolgicas tan diversas

    apenas lo refleje de forma explcita, Braungart emplea alguno de los concep-tos bsicos de la teora de la accin colectiva para desentraar las condicionesde aparicin de los movimientos juveniles. Nosotros los utilizaremos paraadelantar algunas hiptesis sobre la peculiar idiosincrasia de la participacinpoltica de la juventud y su pretendida proclividad violenta.

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    28Braungart, b,p. .29Gurr, y Smelser, .30Tilly, ;Etzioni, ;Oberschall, , yZald yMcCarthy (eds.), .31Braungart, a, pp. , y .32Braungart, , pp. , y .

  • La dinmica de la protesta en losmovimientos juveniles

    Desde una perspectiva generacional, la protesta juvenil puede producirsecuando una gran cohorte de edad vive un particular grupo de experienciashistricas, condiciones socioestructurales y oportunidades para la moviliza-cin, generando estructuras propias de movilizacin.Los movimientos juveniles vinculados a las generaciones polticas son el

    resultado de la interaccin entre las caractersticas del ciclo vital de la juven-tud (alta energa, conciencia cognitiva, bsqueda de identidad, relacionesentre el yo y la sociedad), las experiencias comunes de lacohorte/generacin (crecimiento bajo determinadas condiciones familia-res, sociales y globales) y las tendencias sociopolticas e histricas33. Unageneracin poltica existe cuando un grupo de edad rechaza el orden exis-tente, se une y trata de redirigir el curso de la poltica como su misin gene-racional, pero resulta muy difcil saber cundo una generacin poltica vaa aparecer en la escena poltica.Cuando se dan las circunstancias sociohistricas adecuadas, como el debi-

    litamiento de la autoridad institucional y/o la falta de instrumentos eficaces desocializacin, las generaciones histricas pueden implicarse en formas de con-flicto intergeneracional a travs de la desautorizacin de forma simblica oviolenta de los valores, normas, prcticas y tradiciones de la vieja generacin,y la ereccin de la juventud en smbolo y vehculo del cambio social. Sinembargo, para Gramsci, las querellas intergeneracionales eran fenmenossuperficiales, inherentes a la esfera educativa, a menos que tuvieran un com-ponente clasista, por ejemplo, si los jvenes de las clases dirigentes se rebela-ban y otorgaban su apoyo a la clase progresista. En caso contrario, se produceun estado de rebelin permanente sin una clara salida poltica, lo que deriva enfenmenos como el misticismo, el sensualismo o la violencia34.Buena parte del esfuerzo organizativo y de movilizacin se suele dirigir a

    modalidades de conflicto intrageneracional:mientras que unosmovimientosjuveniles desafan a la sociedad adulta, un nmero no determinado de unida-des generacionales coetneas puede emerger de forma espontnea o inducidaspor los adultos para competir sobre algunos fines sociales y polticos, sobre elmodo de lograrlos o sobre la definicin y el control de la realidad35. En estesegundo tipo de conflictividad juvenil, que ha resultado ms frecuente que laprimera a lo largo de la historia, todos los protagonistas pertenecen a unamisma generacin histrica, pero se diferencian por su actitud reactiva o pro-activa, que les vincula ms o menos al modelo social cannico definido ydefendido por las generaciones precedentes.

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    33 Ibid., pp. -.34 La questione dei Giovani, enGramsci, , vol. , pp. -.35Braungart, a, pp. -.

  • Losmovimientos juveniles expresan insatisfaccin respecto del statu quo, ycrean de forma revolucionaria nuevas formas de conciencia que son el resul-tado de fuerzas biolgicas, sociales y culturales36. Como agentes conscientesdel cambio social y poltico, los movimientos juveniles se comportan en laarena pblica de unmodo semejante a otrosmovimientos sociales de protesta,y son, por tanto, susceptibles de ser analizados con las herramientas disponi-bles para el estudio de la accin colectiva, especialmente a travs del para-digma de la estructura de oportunidades polticas.DougMcAdamenumeratres factores decisivos para la emergencia de un movimiento de protesta37. Elprimero es la expansin de las oportunidades polticas, o elaboracin de un con-texto favorable para la accin colectiva. Si entendemos sta como el fruto deuna eleccin racional basada en el clculo individual de costes y beneficios,segn la tesis clsica deMancur Olson, los jvenes estn enmejores condicio-nes objetivas para actuar (es decir, asumen un menor coste de oportunidadpoltica), ya que tienenmenos que perder (y, por tanto, aceptan riesgosmayo-res), no suelen movilizarse con el objetivo exclusivo de obtener incentivosselectivos (susmotivaciones pueden serms altruistas), y acostumbran a sufrirun nivel de coaccin institucional menor (los gobiernos les consideran unalite protegida, sobre todo si son estudiantes), lo que en su conjunto difi-culta el free riding o comportamiento egosta que cohbe la accin.Como advierteMcAdam, entre la oportunidad y la accinmedian las per-

    sonas y su forma de entender la situacin en la que se encuentran38. En esemomento intermedio debe producirse una liberacin cognitiva, o rupturacon la resignacin fatalista, que implica la definicin de la situacin actualcomo injusta y necesitada de cambio, conforme a reivindicaciones juzgadascomo legtimas, y que se acompaa de la conviccin de que la accin colectivapuede ser emprendida con perspectivas de xito. Esa liberacin cognitivaest ntimamente ligada a los procesos colectivos de interpretacin y com-prensin de la realidad, de atribucin de significado y de construccin dela identidad colectiva que median entre la oportunidad, la organizacin y laaccin. En este caso, los jvenes suelen constituir la base de los movimientossociales de protesta porque crean con gran facilidad identidades y significadoscomunes con base en los recursos culturales de los que disponen, y ocupanuna peculiar posicin simblica en la sociedad, derivada de su participacinen subculturas y estilos de vida que les permiten cuestionar con ms eficacialas normas sociales y reivindicar el derecho a redefinir elecciones vitales39. Lahomogeneidad de los miembros de una categora social tiende a facilitar lascomunicaciones y el necesario sentimiento de unidad. Al igual que la solida-

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    227

    36Braungart, .37McAdam, .38 Ibid., p..39 Laraa, , p. .

  • ridad basada en la raza, la vecindad, la lengua, el lugar de trabajo o la religin,la vinculacin por la edad puede formar la base de una accinmilitante, comode hecho sucede en otros tipos de accin colectiva contenciosa40. En contraste,cuantoms estrechos son los vnculos interpersonales,ms violentos resultanlos desacuerdos que dividen a los autores. As puede explicarse la particularsaa con la que se atacan las pandillas callejeras y otros grupos de conflictoprimarios de carcter marcadamente juvenil.Al rechazo en la identificacin con el mundo adulto se une la tensin ante

    el inminente acceso a un mercado laboral cada vez ms competitivo, y en elque la integracin de las nuevas generaciones resulta en ocasiones muy difi-cultosa. Los psiclogos sociales destacan lamenor adhesin a la autoridad y elafn de libertad y de socializacin alternativa de los jvenes; en una palabra, suidealismo e inconformismo frente al mundo de los adultos al que terica-mente pertenecen. Entienden, como sealWeber, la poltica como vocacin,como una tica de fines absolutos vinculada a valores como igualdad, hones-tidad, democracia y socialismo,que en no pocas ocasiones contraponen a acti-tudes de madurez asociadas a la tica de la responsabilidad.La tercera condicin establecida por McAdam es la capacidad organiza-

    tiva. No cabe duda de que los jvenes disponen de recursos organizativospropios, como unas subculturas y unos mbitos de socializacin ms cerca-nos al entorno social bsico como son la escuela, el barrio, el club, el grupode amigos, etc.El anlisis de las relaciones intergeneracionales resulta esencial para enten-

    der la persistencia de subculturas de oposicin, ideologas resistenciales oestructuras organizativas de un movimiento41. Algunas capas sociales mso menos amplias de jvenes pueden iniciarse a la vida pblica en trminosmarcadamente violentos, bien porque su socializacin poltica se realiza en uncontexto donde la fuerza es un elemento ambiente de la vida cotidiana, bienporque la estructura normativa general o particular del grupo tiende a justifi-car determinadas formas de accin violenta.A travs de una fase intensamente agonstica, los miembrosms jvenes de

    una comunidad definen, aprenden y comunican su posicin particular antelas normas dominantes en una sociedad. El desarrollo de actitudes violentases un factor crucial de cohesin dentro de muchas subculturas juveniles, eimplica un proceso diferencial de aprendizaje del comportamiento social. Sepuede recurrir a la fuerza como exhibicin de una virtud particular (porejemplo, como una forma de valenta u hombra en el seno de grupos juve-niles) reconocida socialmente, en defensa de la posicin o rol social, o comoparte de una estrategia ms o menos racional de acceso e intervencin en losasuntos pblicos.

    dossier jvenes en la historia

    228

    40Rule, , p. .41 Laraa, , p. .

  • Estas potencialidades o aptitudes organizativas derivan en la adopcin dedeterminadas estructuras demovilizacin que los jvenes conocen por su expe-riencia directa, como la pandilla de pelea, el club, la pea, la fraternidad, etc.,o de modelos organizativos ms formalizados y extensos, como el sindicatoestudiantil, el movimiento juvenil, la juventud de partido, la clula activista olos movimientos reivindicativos de nueva generacin.Muchas de estas agru-paciones estn vinculadas de una u otra forma con la organizacin de la vio-lencia, que a su vez determina y estimula la adhesin al movimiento42. Laorganizacin de una protesta que se prev violenta requiere una especial cohe-sin interna, y la creacin de lo que Selznick califica de arma organizativa, otransformacin de una asociacin voluntaria en una estructura de gestin dela fuerza fsica, que transforma a sus miembros voluntarios en agentes (y enltimo extremo, en soldados) de un proyecto poltico para cuya defensa inter-vienen en la lucha y en cuyo nombre acatan ciegamente las rdenes43. Losjvenes suelen ser los ms cualificados integrantes de estos grupos de con-flicto que aparecen como gestores especializados de la violencia, porque enlas crisis polticas la dinmica del relevo generacional se acelera, y los jvenes,en la plenitud de su fuerza vital, acceden al primer plano del activismo pol-tico. Las formacionesmilitares o clandestinas atraen a algunos jvenes porquereafirman sus ansias de energa, utopa, autonoma, apertura a la experimen-tacin, bsqueda de identidad y de fidelidad, etc.En las coyunturas de crisis, lamovilizacin de la protesta juvenil puede rea-

    lizarse a travs de una serie de repertorios de accin violenta, o modalidades deactuacin en comnurdidas sobre la base de intereses compartidos,que se vanredefiniendo en el transcurso de la accin en respuesta a nuevas identidades,intereses y oportunidades, y que son interiorizados por los grupos sociales trasun largo proceso de aprendizaje44. Los repertorios, que presentan varios nive-les de complejidad, constituyen un nmero limitado de creaciones culturalesdictadas por la tradicin, la costumbre o la experiencia acumulada en la inter-accin con las autoridades. Los contendientes tienden a innovar en el marcorestringido del repertorio de accin disponible en cada momento. Su evolu-cin se vincula a la historia acumulativa de las luchas colectivas, demodo que,en el mbito juvenil, ha pasado demanifestaciones que podramos calificar deprimitivas (en el sentido que Tilly da a la accin desarticulada y localistaentre grupos rivales, corporaciones o comunidades naturales), como la alga-rada callejera y la ria escolar, a formas modernas de protesta que son des-plegadas por asociaciones especializadas y organizadas a escala nacional parala accin poltica, como las manifestaciones, las huelgas, las insurrecciones olas acciones revolucionarias. Se podra hablar incluso de la aparicin desde el

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    229

    42Kriesi, , pp. -.43 Selznick, , p. .44Tilly, , p. .

  • fin de la Segunda Guerra Mundial de un repertorio posmoderno de accinviolenta juvenil, protagonizado por los nuevos movimientos sociales y carac-terizado por el anticonvencionalismo de la accin reivindicativa: protestatransgresora,manifestacin festiva, ocupaciones, desobediencia civil, insumi-sin, violencia difusa, etc.

    Un ensayo tipolgico de losmodos generalesde confrontacin poltica de la juventud

    A ttulo ilustrativo, podramos sealar la presencia de, al menos, cuatroestructuras dominantes de confrontacin juvenil a lo largo de la contempora-neidad: la turba estudiantil, la juventud de partido, la organizacin paramili-tar y elmovimiento social de nueva generacin.Hay que advertir que estas for-mas organizativas y estos repertorios de accin poltica violenta de la juventudno han discurrido de forma lineal, sino que conviven,declinan, se reproducen,perviven o se transforman en funcin del contexto histrico, de los cambiosque experimenta el colectivo juvenil en su Weltanschauung y en su propiaidentidad, y de la estructura de oportunidades polticas. En coyunturas carga-das de fuerte tensin, alguna de estas estructuras de movilizacin se coordi-naron para articular una respuesta unitaria. En esas circunstancias crticas, lasdiferentes manifestaciones del repertorio violento (de la algarada estudiantila la accin paramilitar o la movilizacin masiva) se sucedieron con enormerapidez, aunque en cada fase histrica podra constatarse el predominio deuna de ellas por su especial eficacia para obtener los objetivos polticos pro-puestos. De este modo, la protesta escolar fue predominante durante elsiglo xix y la segunda mitad del siglo xx, la violencia partidista y paramilitartuvieron su poca dorada entre el fin de siglo y la Segunda Guerra Mundial, ylas reivindicaciones vinculadas a los movimientos sociales de nueva genera-cin han ido adquiriendo protagonismo desde los aos hasta la actualidad.

    La turba estudiantil

    Lamovilizacin escolar es propia de sociedades tradicionales que inician unproceso acelerado demodernizacin sin alcanzar un alto nivel de implicacinpoltica. En los sistemas oligrquicos o autoritarios, con una dbil oposicinorganizada en forma de partidos o sindicatos, los estudiantes suplen esta apa-ta pblica con su facilidad demovilizacin ante un hecho histrico que cata-liza una protesta de contenido social o poltico. El papel de los estudiantes fueparticularmente decisivo en , en , en losmovimientos revolucionariosruso y chino, y en diferentes momentos en Italia, Alemania o Espaa antes dela llegada del fascismo. En esta situacin, los escolares (sobre todo los univer-sitarios) se muestran ms proclives a tomar parte en movilizaciones de pro-testa,merced a varias circunstancias concurrentes: el incremento de su impor-tancia numrica y de su influencia social, su autonoma de pensamiento y

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    230

  • accin respecto de los grupos sociales y polticos, en el contexto favorable dela autonoma universitaria y de la universidad como centro de pensamientocrtico, foro de discusin y mbito favorable para la circulacin de ideas45.Peroen ese tipo de sociedades en proceso de cambio acelerado, la juventud tambines particularmente vulnerable a formas radicales de accin poltica46, y ejerceuna funcin importante de movilizacin de la opinin pblica, como van-guardia demovimientos de contestacin poltica, social o cultural47. La estruc-tura demovilizacin caracterstica de este tipo de conflictividad es el sindicatoprofesional (sobre todo el universitario), y su arquetipo violento es la algaradaescolar, que suele integrarse en ciclos de protesta de carcter estacional, consecuencias de movilizacin y desmovilizacin vinculadas a la dinmica delcurso acadmico48. La peculiar situacin de subordinacin funcional y deautonoma poltica de la universidad facilita tambin la irrupcin de un tipode violencia desestructurada en forma de motn o algarada.

    La juventudde partido

    Aunque la historia del ltimo siglo est repleta de rebeliones estudiantiles,la movilizacin juvenil contempornea tambin est vinculada a movimien-tos demayor calado poltico, en relacin estrecha con la aparicin de los jve-nes como segmento social bien caracterizado a fines de siglo xix, al hilo de lareduccin del porcentaje de poblacin de menor edad en las pirmides depoblacin de los pases industrializados, y de la configuracin inicial de unmercado juvenil, al que no era ajena la aspiracin al consumo de produc-tos polticos. Entre las instituciones que posibilitaron la aparicin de lajuventud como grupo social diferenciado figuraban: un modelo nuevo defamilia, transformada en mbito de afectividad y de aprendizaje; la escuelacomo instrumento normalizado de iniciacin social; el ejrcito como rito depaso, y el mundo laboral como frontera social y econmica hacia la edadadulta. En la primera mitad del siglo xx se produjeron, adems, el descubri-miento, el reconocimiento social y la democratizacin de la adolescenciacomo fenmeno propio de las sociedades desarrolladas.El tiempo entre gene-raciones se ampli desde el momento en que la juventud de las sociedadesoccidentales retras sus responsabilidades de adulto, como el trabajo y la fami-lia. Los adolescentes fueron expulsados dulcemente del mercado laboral, yaparecieron las primeras asociaciones juvenilesmodernas dedicadas al tiempo

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    231

    45Braungart, b,p. .46 Ibid., p..47 Sobre la relacin entre poltica ymovimiento estudiantil existe una serie de textos ya clsi-

    cos, surgidos en su mayor parte como secuela de los acontecimientos del . El intento globalms comprehensivo, desde el punto de vista de la historia comparada, es el ya citado de Feuer,.Otros trabajos de inters son los deLipset, ;Lipset yAltbach, ;Nagel, yWechsler, .

    48Klandermans, , pp. -.

  • libre. Pero tambin surgi una legislacin social ad hoc, que con el argumentode proteger a la juventud recort su independencia: tribunales tutelares, ser-vicios de ocupacin y bienestar, escuelas, etc. Un proceso de control paterna-lista que se agudiz en los regmenes autoritarios y alcanz sumxima expre-sin en los totalitarismos de uno y otro signo.La juventud comenz a vincularse estrechamente a las luchas polticas. En

    la mayor parte de Europa, este salto cualitativo en la participacin pblicade la juventud se hizo de lamano de losmovimientos polticos y sociales exis-tentes, que asumieron el control de susmanifestacionesms extremas.En oca-siones, la conciencia generacional trat de ser fijada en estructuras orgnicascomo las juventudes de partido, aunque una organizacin juvenil creada y/oliderada por adultos es diferente de otra que es controlada exclusivamente porjvenes, ya que tiende a quedar supeditada a los criterios polticos de la gene-racin dominante. Durante los aos , en el ambiente de pesimismo creadopor la crisis econmica, lamilitancia poltica se transform enun recurso paraconsolidar un apoyo poltico voltil. En esemomento, las organizaciones juve-niles cobraron autonoma y se convirtieron en un importante factor de deses-tabilizacin poltica, ya que el encuentro entre los empresarios polticos (poli-tical entrepreneurs) y esa juventud alienada por la crisis produjo breves perollamativas explosiones de violencia. Los procesos de radicalizacin derivaronde una serie de elecciones estratgicas sobre la violencia poltica, y produjeroncontinuos conflictos internos que a veces culminaron en la formacin de gru-pos armados de carcter terrorista.

    Laorganizacinparamilitar

    Este tercer tipo de estructura juvenil de confrontacin poltica tuvo sumomento de mxima expansin durante el perodo de entreguerras. La Pri-mera GuerraMundial abri las puertas a un sentido juvenil de abordar el arte(vanguardias), la poltica (radicalismos) o la vida social (inconformismos),marcado por la novedad, la intensidad del compromiso y la amplitud de lamovilizacin. Las experiencias de los jvenes en las trincheras y en la reta-guardia, y las penurias materiales y morales que acompaaron al traumablico y posblico (desintegracin familiar por la muerte de los progenitores,ruptura de la comunidad tradicional, desquiciamiento educativo, etc.), supri-mieron en gran medida los ritos de paso y las costumbres asociadas a la fasejuvenil en todos los sectores sociales. La otra cara de la moneda fue la expe-riencia de liberacin de la tutela patriarcal y demaduracin social que el com-promiso militar y poltico supusieron. Por vez primera el joven se sinti pro-tagonista del devenir colectivo, y fue tratado comopersonamadura,pues de ldependa la suerte de la guerra, y luego el futuro poltico de su pas49. Comodijo el socialista Filippo Turati respecto del fascismo, la guerra europea acos-

    dossier jvenes en la historia

    232

    49 Feixa, , p..

  • tumbr a los ms jvenes al uso diario de armas inusuales, alent el asesinatoindividual y colectivo, el chantaje, el arresto ilegal, la broma macabra, la tor-tura de prisioneros, la expedicin punitiva, las ejecuciones sumarias, etc.50.Deunmodo similar a la funcin del serviciomilitar como rito inicitico de accesoal mundo de los adultos51, los campos de batalla fueron contemplados porescritores vlkisch como Ernst Jnger o Ernst von Salomon como la definitivaprueba demadurez, lo que impregn a la experiencia blica de un fuerte con-tenido de reivindicacin sexual y generacional52.La dificultosa reintegracin de los soldados a la vida civil y lamultiplicacin

    de conflictos armados, con la aparicin del complejo mundo de las Heimat-wehren, guardias cvicas, soviets, ejrcitos rojos y blancos,Freikorps, legio-narios del Fiume, etc. fueron circunstancias que permitieron a la generacinde la guerra y a la juventud que no haba sidomovilizada instalarse en una vidaheroica de violencia antes que en la rutina gris del trabajo en la sociedad civil,a la cual muchos nunca retornaron53. El joven emergi de las trincheras con-vertido en soldado de la idea o soldado poltico: hombre nuevo, fruto deun sistema de educacin profundamente perturbado por el hecho trascen-dente de la guerra. La experiencia blica, la irrupcin de las masas en la pol-tica y la extensin del sufragio se conjugaron para permitir unms fcil accesode la juventud a la escena pblica, ya que si las guerras aparecen comouna vl-vula de escape para todo tipo de actitudes de rebelda, las posguerras, con sucortejo de crisis y de aceleracin de la dinmica generacional suelen ser losperodosms adecuados para la expresin de la disidencia juvenil. La juventudpareca el instrumentoms apropiado para optimizar lamovilizacin polticade posguerra. Los grandes partidos de masas comenzaron a impulsar seccio-nes juveniles pretendidamente autnomas, pero en el contexto de crisis delparlamentarismo liberal, la proliferacin de actitudes autoritarias, unida a laproclividad unitarista de la juventud, condujeron a la paulatina emancipaciny radicalizacin de las formaciones juveniles, ya quemuchas de ellas se vincu-laron al sector ms extremista, activista y violento de la organizacin matriz,con la coartada del vanguardismo revolucionario y de la crtica al reformismo.Algunos partidos se transformaron en organizaciones de combate, capaces debatir al enemigo poltico en todos los frentes, incluido el callejero. Surgi as elmodelo de partido-milicia como formacin poltica con organizacin, disci-

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    233

    50 Filippo Turati, Fascismo, Socialismo e Democrazia (), citado por Casucci (ed.), ,p. .

    51 Segn Feixa, , p. la conscripcin obliga a toda una cohorte generacional (laquinta) a convivir durante un tiempo prolongado en un espacio delimitado: los varones sonseparados de su comunidad de origen y pasan a compartir su vida con coetneos de orgenesmuy diversos. Sobre la funcin del servicio militar como rito de paso de la juventud a la edadadulta, ver tambin Loriga, .

    52VerVon Salomon, y Jnger, .53 Linz, , pp. -.

  • plina, jerarqua, instruccin y parafernalia castrenses, inspirada por doctrinaspoltico-ideolgicas especficas, y cuyo sectorms combativo,de carcter inva-riablemente juvenil, se especializaba en el combate armado contra el adversa-rio poltico, la proteccin y la defensa de la propia organizacin y el eventualasalto al poder, bajo la gida ms o menos estricta de una direccin que esta-bleca la estrategia poltica que se deba seguir.La Segunda Guerra Mundial marc el ocaso de esta figura arquetpica del

    joven como valedor armado de una causa poltica a travs de su encuadra-miento en un partido-milicia. Es cierto que el jovenmilitante aun desempeun importante papel movilizador en la retaguardia de los pases totalitarios,pero el joven voluntario, madurado prematuramente con la experiencia delcombate, fue la vctima principal de la guerra.La movilizacin de la juventud qued sumergida en el esfuerzo blico de

    toda la sociedad, y los sectores sociales de menor edad quedaron anuladospolticamente por la desaparicin fsica de buena parte de sus integrantes opor su dificultosa reintegracin a la realidad poltica de la posguerra, queresult radicalmente diferente de la de los aos posteriores a la PrimeraGuerra Mundial.

    Losmovimientos sociales denueva generacin

    En las ltimas dcadas del sigloxx, el trnsito acelerado desde una sociedadmoderna basada en el individualismo atomizado y en los principios de clase,nacin e industria, a un nuevomodelo social basado en la primaca del sujetoreflexivo y autnomo, en la elaboracin de nuevas identidades, en la extensinde la globalizacin y en la produccin, circulacin y consumo de los bienes decomunicacin, ha impuesto la aparicin de nuevos modos de actuar encomn, donde la violencia organizada a gran escala ha ido dejando paso aotrosmodos no convencionales de protesta.Desde los aos se ha producidouna rutinizacin y profesionalizacin de las acciones reivindicativas, donde anivel administrativo y legislativo se ha ido clarificando y aumentando el dere-cho de los ciudadanos a la protesta legtima54.Los nuevos movimientos reivindicativos (asociaciones de consumidores,

    pacifistas, ecologistas, antinucleares, en pro de los derechos civiles deminorasculturales o raciales) tienen un carcter instrumental y una naturalezamar-cadamente contracultural; actan de forma coordinada, en un espacio trans-nacional y con un elenco de objetivos similares, basados en la reivindicacinde derechos55.

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    234

    54Della Porta, .55 SegnHabermas, , vol., p. , las nuevas formas de conflicto no se sitan en el m-

    bito de la reproduccin cultural, la integracin social y la socializacin, sino en la defensa y res-tauracin de formas amenazadas de vida y en el intento de implantacin de nuevas formas devida social: Los nuevos conflictos no se desencadenan en torno a problemas de distribucin,sino en torno a cuestiones relativas a la gramtica de las formas de la vida.

  • El desarrollo de los nuevos movimientos sociales ha generado una nuevacultura del conflicto que es la predominante en la juventud de los pases quegozan de amplios e iguales derechos de ciudadana56. Predominan actitudesno violentas, e incluso en su forma ms subversiva y militante los nuevosmovimientos sociales emplean muy raramente la violencia extrema, y prefie-ren recurrir a repertorios de accin que utilizan de modo paralelo y flexibleformas de accin convencionales (como, por ejemplo, la apelacin a los tri-bunales) y anticonvencionales, basadas en formas no institucionalizadas departicipacin y de movilizacin, como las protestas moral o socialmentetransgresoras, las manifestaciones festivas y burlescas, las huelgas salvajes, lasocupaciones, los pequeos sabotajes, la desobediencia civil y la insumisin,cuyo componente altamente simblico y expresivo resulta de gran impacto enla moderna sociedad de la imagen globalizada.La realidad de una protesta cada vez menos basada en la confrontacin

    fsica no puede ocultar la realidad de grupos juveniles marginales (como loshabitantes de los guetos ciudadanos, los skin-heads, los okupas, los ultrasdeportivos o los sectores juveniles radicalizados de grupos nacionalistas, sepa-ratistas o integristas) que, adems de la utilizacin de modalidades violentasde amplia tradicin en la confrontacin poltica, como el terrorismo, la alga-rada callejera o la agresin individual, emplean una violencia que podramosdefinir como posmoderna: de baja intensidad, desestructurada, eruptiva,socialmente difusa, escasamente ideologizada y poco discriminada, que apesar de su limitada capacidad subversiva no ha tenido hasta la fecha una res-puesta preventiva o represiva eficaz por parte del Estado.En definitiva, los estudios dirigidos a desentraar las caractersticas de la

    movilizacin poltica de las jvenes generaciones no deberan basarse nica-mente en explicaciones de carcter estructural, tal como advierte el profesorEnrique Laraa:

    La condicin vital de los actores es el factor en que es necesario cen-trarse para la comprensin de estos hechos [la protesta juvenil], y noen factores estructurales que buscan su explicacin en la posicin queocupan en la organizacin de la produccin. En la sociedad industrialavanzada, el factor edad puede alcanzar tales implicaciones que esposible aludir a la existencia de una clase de edad para aludir a supotencial de conflicto57.

    De este modo, a travs de las remozadas perspectivas de anlisis quebrinda la investigacin sobre los nuevos movimientos de protesta, la juven-tud alcanza plena caracterizacin y autonoma como actor social, y obtieneel rango de objeto de estudio especfico para las ciencias sociales.

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    235

    56Cruz, , pp. y .57 Laraa, , p. .

  • Elementos diferenciales en las etapas de movilizacinde la protesta juvenil

    Cohorte

    de edad

    Generacin

    histrica

    Generacin

    poltica

    Factor dominante

    de identidad

    colectiva

    Generacional-

    biopsicolgico

    Valores y creencias

    compartidos

    Inconformismo

    Liberacin cognitiva +

    Capacidad organizativa

    Contexto

    sociopoltico

    desencadenante

    de la accin

    Coetaneidad

    Contemporaneidad

    Acontecimientos

    histricos y culturales

    Oportunidades

    polticas

    Estructura

    de movilizacin

    Microestructuras

    (familia,

    vecindario, etc.)

    Movimiento

    generacional

    Movimiento

    juvenil organizado

    Grupo

    de conflictoPandilla de pelea

    Marginalidad activa

    o pasiva (grupos

    contraculturales,

    sectas)

    Asociacin estudiantil

    Juventud de partido

    Formacin paramilitar

    NuevoMovimiento

    Social

    Repertorio

    dominante

    de confrontacin

    Confrontacin

    callejera

    Protesta contracultural

    Disidencia

    artstico-intelectual

    Bohemia juvenil

    Algarada escolar

    Violencia poltica

    Reivindicaciones no

    convencionales

    dossier jvenes en la historia

    236

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