Las oposiciones 1
-
Upload
angeles-cuellar -
Category
Education
-
view
638 -
download
0
Transcript of Las oposiciones 1
LAS OPOSICIONES Y “EL BURLADERO”
Mª Ángeles Cuéllar BravoI.E.S. Luis Buñuel Alcorcón (Madrid)
1
I. Introducción
II.- Las oposiciones y “el burladero”
La manía interpretativa o la Pícara Justina
Eruditos a la violeta o la Culta Latiniparla
Jerigonza pedagógica
2
En el año 2006, me tocó por sorteo pertenecer a un tribunal de oposición para
profesores de secundaria. A cambio, ojalá me hubiese tocado la lotería, el
famoso jamón de pata negra con el que soñamos y hemos soñado
generaciones de maestros o, sin ir más lejos, un buen curso con alumnos
interesados o un instituto al lado de casa. El trabajo que viene a continuación
son las reflexiones con un toque de humor que escribí en esos días. Como,
este año, están convocadas otra vez en la Comunidad de Madrid, sin que se
hayan producido muchos cambios, el tema vuelve a estar de actualidad.
Aquel año reviví todas mis pesadillas del fabuloso 92, el año de la Expo, de las
Olimpiadas, cuando aprobé por los pelos y porque había más de 300
plazas. .Una pastilla para los nervios contra la timidez y Mariano José de Larra
me ayudaron. Mi examen no fue brillante, sólo correcto y aburrido. A punto de
cumplir los cuarenta años, había conseguido una de las tres cosas que más me
asustaban, casarme y sacar el carné de conducir eran las otras dos. Prometí
olvidarme de mi victoria-susto-ridículo hasta que el destino se volvió a cruzar
conmigo.
Si algo he odiado, han sido las batallitas sobre la mili y/o las oposiciones. Creo
que todos mentimos para mejorar nuestra autoestima. Como todos, he
conocido a gente muy mediocre que las ha sacado, incluso con buena nota, y a
gente preparadísima que se ha quedado en el camino. He asistido a peleas
entre interinos de una lista, los recién licenciados, y de otra, los interinos
históricos. Desgraciadamente, el divide y vencerás ha formado parte siempre
de la política sindical y ministerial. La realidad nos demuestra que estamos
rodeados de buenos y malos profesores con o sin oposición.
3
Detrás de cada funcionario siempre hay una historia .Esta es la mía. Llevo
treinta años en este trabajo (ya no me atrevo a decir “enseñando”). Primero
doce años en la privada-concertada: veinticinco horas lectivas, un mes de
vacaciones y comienzo del curso el día 15 de septiembre (exactamente igual
que ahora en la pública) hasta que el Ministerio de Educación, entonces
dependiente del gobierno socialista, tuvo a bien denegar el concierto a mi
colegio. Era demasiado joven para quedarme y demasiado mayor para salir,
pero de un empujón, llamado regulación de empleo, me mandaron a
enfrentarme con mis miedos. La primera vez, suspendí, aunque hubiese
aprobado no habría obtenido plaza, toda mi experiencia contaba un punto
frente al medio que puntuaba cada año en la estatal. Además, aunque parezca
mentira, de los tres temas que me tocaron en la encerrona, único examen que
había entonces, dos de ellos fueron la literatura catalana, gallega y vasca en el.
XIX y en el XX, lecciones que jamás hemos dado en un aula, a pesar de que
estaban en el apéndice de los libros de texto. Ese año estuve de interina en 9
institutos distintos, en la zona sur y en la centro.
Toda esta experiencia me ha hecho reflexionar en que siempre se nos olvida el
ingrediente fundamental: el azar. La obligatoriedad de presentarse machaca
precisamente a los que están trabajando, se convocan muy pocas plazas
teniendo en cuenta la cantidad de interinos que hay en cada especialidad. Los
temas teóricos poco tienen que ver con el trabajo que se realiza en el aula. Las
unidades didácticas, copiadas y aprendidas de memoria, responden a una Ley
elaborada por psicopedagógos, caracterizada por su oscurantismo. Además,
está demostrado que un ex -opositor colocado de miembro del tribunal se
convierte en un converso fundamentalista la mayor parte de las veces. Nada
4
les satisface de los demás. Y no digamos la tensión añadida si se conocen el
examinador y el examinado.
No sólo son los alumnos los que se confunden y cometen disparates. A los
profesores también nos pasa. Siempre corrijo con el diccionario en la mano,
leer tantas faltas de ortografía ha hecho que yo las cometa también. La practica
diaria, los nervios y una deficiente formación académica nos juegan una mala
pasada. Estar en un tribunal se convierte así en un ejercicio de humildad. Los
profesores, tenemos que admitirlo, no lo sabemos todo, metemos como
cualquier hijo de vecino la pata. Creo que el verdadero problema reside en
cómo se mide la categoría humana de una persona, su sentido de la
responsabilidad, su capacidad de trabajar en equipo y su empatía, tan
necesarias en la práctica diaria con los alumnos.
Una prueba selectiva como la que existe en la actualidad no parece el mejor
sistema para evaluar a los aspirantes. Las aulas de la enseñanza pública están
cambiando muy rápido y nos ha pillado con el paso cambiado. Entre todos
deberíamos buscar una solución, ahora que todavía hay gente interesada en
esta difícil, solitaria, agotadora y fascinante profesión. Quien lo probó, lo sabe.
5
LAS OPOSICIONES Y “EL BURLADERO”
Este año he tenido la “suerte” de que me tocase pertenecer a un tribunal de
oposiciones de profesores de Enseñanza Media1. No me ha servido de nada
declararme objetora o exponer mis circunstancias familiares. La prueba
constaba de dos fases: fase uno, comprobación de los conocimientos
específicos: comentario de tres textos y desarrollo por escrito de un tema del
temario compuesto por 72, elegido entre dos extraídos al azar; fase dos,
presentación de una unidad didáctica elegida sobre quince. El objetivo parecía
fácil, comprobar la aptitud pedagógica del aspirante y su dominio de las
técnicas necesarias para el ejercicio docente.
Los miembros del tribunal éramos 5, cada uno había accedido al puesto fijo en
distintas circunstancias y, en consecuencia, manteníamos ideas bastante
dispares. Con unas dietas ridículas, hemos realizado nuestra labor lo mejor que
hemos podido durante tres semanas en un instituto, con el calor insoportable
del mes de julio y sin ninguna aula preparada para ello. Hemos abierto puertas,
colocado mesas, rellenado botellas, sellado hojas, en definitiva, sólo nos ha
faltado barrer la clase. Me resulta imposible decir el total de horas que
permanecimos amarrados a la dura silla. Sólo sé que acabé agotada, a punto
de perder la cordura y con los tobillos tan hinchados como los de un elefante.
Muchas cosas han cambiado en los institutos en los últimos años, pero muy
pocas en el acceso al cuerpo de profesores, el temido concurso-oposición,
conocido en la jerga administrativa como “la segunda horrible fiesta nacional”.
1 Espero que no vuelva a salir la letra B ó C en el sorteo de los miembros de los tribunales de la comunidad de Madrid, como viene sucediendo estas tres últimas veces.
6
Ni la Administración, ni los sindicatos ni los propios interesados han sido
capaces de hallar otro sistema más justo, más práctico, menos obsoleto. Se
sigue pensando que el mejor profesor es el que se aprende mejor los temas,
domina los términos pedagógicos y los recita sin ningún problema, de esta
manera muchos buenos profesores se quedan fuera del sistema. No me
extraña que al final la mayoría no aguante el día a día. En broma, les decía a
mis compañeros que en las exposiciones orales podíamos, como hacen los
alumnos, gritar, comer chicle, asomarnos a la ventana, importunando así al
opositor para que se hiciese una idea de lo que va a sufrir y comprobar si
verdaderamente está capacitado para lo que se le pide.
La manía interpretativa o La pícara Justina
Los autores de los tres comentarios eran Quevedo, Sánchez Ferlosio y Juan
José Millás: un soneto burlesco dedicado a una dama que se las daba de
bella, un fragmento de El Jarama (descripción del río y diálogo de Tito y Lucita)
y un artículo irónico sobre la actualidad Por supuesto, los aspirantes
desconocían estos datos. El presidente del tribunal nos había avisado de que
siempre había alguien que se iba por los cerros de Úbeda y terminaba
hablando de La pícara Justina 2, además de las sinalefas y de las diéresis, y
así fue. También hicieron recuento de las comas, sustantivos y adjetivos que
aparecían en los textos; pero la mayoría fue incapaz de averiguar el autor y la
época. Y sólo uno de ellos supo explicar lo que era el Proyecto Gran Simio.
Parece que los jóvenes licenciados no han leído ni libros ni periódicos.
Desconocen el latín y los tópicos literarios. Confunden un artículo de opinión
2 La pícara Justina (1605), obra de Francisco López de Úbeda.
7
con un editorial. Utilizan coloquialismos inexplicables como “el autor no está por
la labor” y frases lapidarias como “todos tenemos cosas que contar aunque no
tengamos la técnica”.
Ya nos decía García Márquez que la manía interpretativa de enseñanza de la
Literatura induce a decir tonterías tanto a los profesores como a sus alumnos.
La de disparates que pudimos oír. Para la mayoría, el soneto de Quevedo era
filosófico-moral y el rey Tiro se convirtió en un personaje mitológico, además el
color del rubí palideció hasta quedar blanco. Pero el fragmento de El Jarama
se llevó la mejor parte, al ser localizado en el s. XIX, aunque se oyese una
música nazi. Parece ser que Lucita y Tito iban en un tren, son personajes
narradores y se dirigen a todas las parejas “con muchos años de unión y tema
de conversación escaso”. Otros consideraron que eran una madre y un hijo.
Uno pensó que eran un tío y una sobrina que estaba embarazada (¿del tío
Tito?) y llegó a dividir el texto en siete partes (¿tal vez por influencia de
Groucho Marx?) y a afirmar que el autor “retransmite” fielmente el lenguaje
popular. Lo que más siento es que un opositor, que me sacó de mi sopor
vespertino llevándome a territorios fantásticos al referirse a “la tensión sexual
animal” que se respiraba en el texto, no aprobase.
Curiosa fue la confusión que atribuyó el texto de Millás a Carrascal y a un
Lázaro Carreter resucitado. Sin embargo la mejor de todas fue la referencia,
tampoco sé por qué, al famoso amo del Lazarillo: “el burladero” (por el buldero).
Confusión que se convierte en una metáfora inconsciente del sistema: el
opositor es el lidiador que tiene que burlarse del toro que lo persigue (el
tribunal) colocándose detrás de una barrera (la preparación de la academia) en
la plaza de toros (la oposición).
8
Eruditos a la violeta o La culta latiniparla 3
Para que los opositores no mueran en el intento, asisten a unas academias
donde les dan una receta para hacer exámenes, a modo del soneto de
Quevedo, Receta para hacer soledades en un día. Consiguen que lo fácil
parezca difícil y son adiestrados en el famoso arte del “burladero”. A
continuación citaré algunos de los vocablos que esparcen por el comentario
para poder disimular que no han entendido nada del texto: elocutivo, tensión-
distensión, isotopía, implicaturas, ficcional, kinésico, campos nocionales,
referencias explicitas, identificación simbólica, aspectos significativos, mensaje
comunicativo, hipótesis de trabajo, oposición implícita, presencia recurrente.
Palabras, como se puede ver, al alcance de cualquier alumno de la ESO.
Los temas que cayeron en el sorteo efectuado con la última tecnología china,
un bingo comprado en un Todo a un euro, fueron: el Texto dialógico y la Poesía
hispanoamericana del siglo XX. Ni que decir tiene que la mayoría prefirió el
primero tal y como venía en el temario de la academia, así de paso nos
contaban los otros tipos de textos... Muy pocos habían asimilado y ampliado el
tema para hacerlo digerible. Destacaban las referencias bibliográficas a autores
franceses, citados por autores ingleses traducidos al castellano, que nadie
había leído. Respirábamos cuando nos exponían la poesía hispanoamericana,
donde sí hubo opositores que demostraron que sabían y que tenían unos
criterios originales, eso sí siguiendo siempre el esquema académico.
3 Los eruditos a la violeta (1772), obra satírica de Cadalso "en obsequio de los que pretenden saber mucho, estudiando poco." Se pretende que en solamente una semana uno puede aprender todo lo necesario para considerarse erudito. La culta latiniparla (1624), obra de Quevedo, burlesco manual para hablar en lenguaje gongorino
9
Jerigonza4 pedagógica.
Como llevo muchos años en esto, he visto que la programación didáctica en
un principio fue horizontal, luego se convirtió en vertical y, con las últimas
reformas, en transversal para luego terminar en espiral o helicoidal, pero, eso
sí, propedéutica5. ¿Les quedará alguna otra figura geométrica para el futuro?
Los consabidos quién soy, de dónde vengo, a dónde voy se han convertido en
qué es una programación, para qué sirve, qué ley me ampara. De esta manera
asistimos a la reproducción memorística de una programación concreta e
individual que parecía ser siempre la misma. La declaración de principios
acabó en una tautología6: actitudes, instrumentos, procedimientos, por aquí;
estrategias, prioridades, secuenciación, evaluación, (preevaluación,
autoevaluación, heteroevaluación, coevaluación) por allá, con su
profundización y recuperación y una batería de actividades (actividades-
gancho, de refuerzo, de ampliación). Una opositora, trabajadora y voluntariosa,
utilizó el ordenador para motivar a los alumnos en el Barroco con un vídeo
sobre una procesión de Semana Santa en Zamora. Recuerdo que pensé: ¡Dios
mío! Los alumnos ucranianos, chinos, pakistaníes y marroquíes creerán que el
Kukuxklán se creó en el siglo XVII en España y que de ahí viene la leyenda
negra…
4 Jerigonza: un modo de codificar el mensaje de forma que otras personas cercanas a los hablantes no acostumbrados a ella no consigan entender lo que los hablantes dicen.
5 Propedéutica es el conjunto de saberes y disciplinas que hace falta conocer para preparar el estudio de una materia.
6 Tautología: Repetición inútil y viciosa.
10
De los 124 opositores, aprobaron 12. Confieso que sufrí con cada uno de ellos,
que sus errores y aciertos los fui haciendo míos como si fuese el personaje
camaleónico de Zellig de Woody Allen. Siento que hayan aprobado tan pocos
habiendo tantas plazas. No tengo claro que hayamos elegido a los mejores, ni
que hayamos puesto la nota que se merecían. No entiendo que hayan
suspendido los interinos que, año tras año, están haciendo una buena labor
en las aulas7. Ahora, mientras trato de olvidar todo lo que he visto y he oído,
intentaré hacerme una artista en las artes del “burladero” para conseguir
sobrevivir un año más en la plaza de toros llena de alumnos desmotivados,
disruptores como se les llama ahora, tanto españoles como extranjeros en que
se está convirtiendo la enseñanza pública. Y, a pesar de las discusiones,
algunas dolorosas, con otros miembros del tribunal, seguiré pensando que lo
importante en un profesor es transmitir a sus alumnos entusiasmo por la lengua
y la literatura; para ello, tendrá que dedicarle menos tiempo a las academias y
7 Les aconsejo que lean este pequeño cuento, Lingüistas de Mario Benedetti, que además se puede oír de su propia voz en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes www.cervantesvirtual.com/FichaObra.html?portal=0&Ref=2810&audio=
Tras la cerrada ovación que puso término a la sesión plenaria del Congreso Internacional de Lingüística y Afines, la hermosa taquígrafa recogió sus lápices y papeles y se dirigió hacia la salida abriéndose paso entre un centenar de lingüistas, filólogos, semiólogos, críticos estructuralistas y desconstruccionistas, todos los cuales siguieron su garboso desplazamiento con una admiración rayana en la glosemática.
De pronto las diversas acuñaciones cerebrales adquirieron vigencia fónica:
—¡Qué sintagma!—¡Qué polisemia!—¡Qué significante!—¡Qué diacronía!—¡Qué exemplar ceterorum!—¡Qué Zungenspitze!—¡Qué morfema!
La hermosa taquígrafa desfiló impertérrita y adusta entre aquella selva de fonemas.
Sólo se la vio sonreír, halagada y tal vez vulnerable, cuando el joven ordenanza, antes de abrirle la puerta, murmuró casi en su oído: “Cosita linda”
11
más a las lecturas que son las que verdaderamente potencian un espíritu
crítico y original, bagaje indispensable para la docencia.
.
12