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  • 8/14/2019 Las Palabras y Las Cosas I

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    Las palabras y las cosasde Michel Foucault (*)

    Traduccin de Elsa Cecilia Frost

    Captulo 1

    LAS MENINAS

    I

    El pintor est ligeramente alejado del cuadro. Lanza una mirada sobre el modelo; quiz se trata de

    aadir un !ltimo toque" pero tambi#n puede ser que no se ha$a dado a!n la primera pincelada. El

    brazo que sostiene el pincel est replegado sobre la izquierda" en direcci%n de la paleta; est" por un

    momento" inm%&il entre la tela $ los colores. Esta mano hbil depende de la &ista; $ la &ista" a su &ez"

    descansa sobre el gesto suspendido. Entre la 'ina punta del pincel $ el acero de la mirada" el

    espectculo &a a desplegar su &olumen.

    ero no sin un sutil sistema de esqui&os. omando un poco de distancia" el pintor est colocado al lado

    de la obra en la que trabaja. Es decir que" para el espectador que lo contempla ahora" est a la

    derecha de su cuadro que" a su &ez" ocupa el etremo izquierdo. +on respecto a este mismo

    espectador" el cuadro est &uelto de espaldas; s%lo puede percibirse el re&erso con el inmenso bastidor

    que lo sostiene. En cambio" el pintor es per'ectamente &isible en toda su estatura; en todo caso no

    queda oculto por la alta tela que" quiz" &a a absorberlo dentro de un momento" cuando" dando un

    paso hacia ella" &uel&a a su trabajo; sin duda" en este instante aparece a los ojos del espectador"

    surgiendo de esta especie de enorme caja &irtual que pro$ecta hacia atrs la super'icie que est por

    pintar. uede rsele ahora" en un momento de detenci%n" en el centro neutro de esta oscilaci%n. ,u

    talle oscuro" su rostro claro son medieros entre lo &isible $ l- in&isible surgiendo de esta tela que se

    nos escapa" emerge ante nuestros ojos; pero cuando d# un paso hacia la derecha" ocultndose a

    nuestra mirada" se encontrar colocado justo 'rente a la tela que est pintando; entrar en esta regi%n

    en la que su cuadro" descuidado por un instante" &a a hacerse &isible para #l sin sombras ni

    reticencias. +omo si el pintor no pudiera ser &isto a la &ez sobre el cuadro en el que se le representa $

    &er aquel en el que se ocupa de representar algo. /eina en el umbral de estas dos &isibilidadesincompatibles.

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    El pintor contempla" el rostro ligeramente &uelto $ la cabeza inclinada hacia el hombro. Fija un punto

    in&isible" pero que nosotros" los espectadores" nos podemos asignar 'cilmente $a que este punto

    somos nosotros mismos nuestro cuerpo" nuestro rostro" nuestros ojos. 0s1" pues" el espectculo que

    #l contempla es dos &eces in&isible; porque no est representado en el espacio del cuadro $ porque se

    sit!a justo en este punto ciego" en este recuadro esencial en el que nuestra mirada se sustrae a

    nosotros mismos en el momento en que la &emos. $ sin embargo" 2c%mo podr1amos e&itar &er estain&isibilidad que est bajo nuestros ojos" $a que tiene en el cuadro mismo su equi&alente sensible" su

    'igura sellada3 En e'ecto" podr1a adi&inarse lo que el pintor &e" si 'uera posible lanzar una mirada sobre

    la tela en la que trabaja; pero de #sta s%lo se percibe la trama" los montantes en la l1nea horizontal $"

    en la &ertical" el sost#n oblicuo del caballete. El alto rectngulo mon%tono que ocupa toda la parte

    izquierda del cuadro real $ que 'igura el res de la tela representada" restitu$e" bajo las especies de

    una super'icie" la in&isibilidad en pro'undidad de lo que el artista contempla este espacio en el que

    estamos" que somos. 4esde los ojos del pintor hasta lo que &e" est trazada una l1nea imperiosa que

    no sabr1amos e&itar" nosotros" los que contemplamos atra&iesa el cuadro real $ se re!ne" delante de

    su super'icie" en ese lugar desde el que &emos al pintor que nos obser&a; este punteado nos alcanza

    irremisiblemente $ nos liga a la representaci%n del cuadro.

    En apariencia" este lugar es simple; es de pura reciprocidad &emos un cuadro desde el cual" a su &ez"

    nos contempla un pintor. 5o es sino un cara a cara" ojos que se sorprenden" miradas directas que" al

    cruzarse" se superponen. 6" sin embargo" esta sutil l1nea de &isibilidad implica a su &ez toda una

    compleja red de incertidumbres" de cambios $ de esqui&os. El pintor s%lo dirige la mirada hacia

    nosotros en la medida en que nos encontramos en el lugar de su objeto. 5osotros" los espectadores"

    somos una aadidura. 0cogidos bajo esta mirada" somos perseguidos por ella" remplazados por aquello

    que siempre ha estado ah1 delante de nosotros el modelo mismo. ero" a la in&ersa" la mirada del

    pintor" dirigida ms all del cuadro al espacio que tiene en'rente" acepta tantos modelos cuantos

    espectadores surgen; en este lugar preciso" aunque indi'erente" el contemplador $ el contemplado se

    intercambian sin cesar. 5inguna mirada es estable o" mejor dicho" en el surco neutro de la mirada que

    traspasa perpendicularmente la tela" el sujeto $ el objeto" el espectador $ el modelo cambian su papel

    hasta el in'inito. La gran tela &uelta de la etrema izquierda del cuadro cumple aqu1 su segunda

    'unci%n obstinadamente in&isible" impide que la relaci%n de las miradas llegue nunca a localizarse ni a

    establecerse de'initi&amente. La 'ijeza opaca que hace reinar en un etremo con&ierte en algo siempreinestable el juego de metamor'osis que se establece en el centro entre el espectador $ el modelo. or

    el hecho de que no &emos ms que este res" no sabemos qui#nes somos ni lo que hacemos. 27emos

    o nos &en3 En realidad el pintor 'ija un lugar que no cesa de cambiar de un momento a otro cambia

    de contenido" de 'orma" de rostro" de identidad. ero la inmo&ilidad atenta de sus ojos nos hace &ol&er

    a otra direcci%n que $a han seguido con 'recuencia $ que" mu$ pronto" sin duda alguna" seguirn de

    nue&o la de la tela inm%&il sobre la cual pinta" o quiz se ha pintado $a hace tiempo $ para siempre"

    un retrato que jams se borrar. anto que la mirada soberana del pintor impone un tringulo &irtual"

    que de'ine en su recorrido este cuadro de un cuadro en la cima 8!nico punto &isible8 los ojos del

    artista; en la base" a un lado" el sitio in&isible del modelo" $ del otro" la 'igura probablemente esbozada

    sobre la tela &uelta.

    En el momento en que colocan al espectador en el campo de su &isi%n" los ojos del pintor lo apresan" loobligan a entrar en el cuadro" le asignan un lugar a la &ez pri&ilegiado $ obligatorio" le toman su

    especie luminosa $ &isible $ la pro$ectan sobre la super'icie inaccesible de la tela &uelta. 7e que su

    in&isibilidad se &uel&e &isible para el pintor $ es traspuesta a una imagen de'initi&amente in&isible para

    #l mismo. ,orpresa que se multiplica $ se hace a la &ez ms ine&itable a!n por un lazo marginal. En la

    etrema derecha" el cuadro recibe su luz de una &entana representada de acuerdo con una perspecti&a

    mu$ corta; no se &e ms que el marco; si bien el 'lujo de luz que derrama baa a la &ez" con una

    misma generosidad" dos espacios &ecinos" entrecruzados" pero irreductibles la super'icie de la tela"

    con el &olumen que ella representa ( es decir" el estudio del pintor o el sal%n en el que ha instalado su

    caballete) $" delante de esta super'icie" el &olumen real que ocupa el espectador ( o aun el sitio irreal

    del modelo) .0l recorrer la pieza de derecha a izquierda" la amplia luz dorada lle&a a la &ez al

    espectador hacia el pintor $ al modelo hacia la tela; es ella tambi#n la que" al iluminar al pintor" lo

    hace &isible para el espectador" $ hace brillar como otras tantas l1neas de oro a los ojos del modelo el

    marco de la tela enigmtica en la que su imagen" trasladada" &a a quedar encerrada. Esta &entana

    etrema" parcial" apenas indicada" libera una luz completa $ mita que sir&e de lugar com!n a la

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    representaci%n. Equilibra" al otro etremo del cuadro. la tela in&isible as1 como #sta" dando la espalda

    a los espectadores" se repliega contra el cuadro que la representa $ 'orma" por la superposici%n de su

    res" &isible sobre la super'icie del cuadro portador" el lugar 8inaccesible para nosotros8 donde

    cabrillea la 9magen por ecelencia" as1 tambi#n la &entana" pura abertura" instaura un espacio tan

    abierto como el otro cerrado; tan com!n para el pintor" para los personajes" para los modelos" para el

    espectador" cuanto el otro es solitario ($a que nadie lo mira" ni aun el pintor) .or la derecha" sederrama por una &entana in&isible el &olumen puro de una luz que hace &isible toda la representaci%n

    a la izquierda" se etiende" al otro lado de su mu$ &isible trama" la super'icie que esqui&a la

    representaci%n que porta. La luz" al inundar la escena (quiero decir" tanto la pieza como la tela" la

    pieza representada sobre la tela $ la pieza en la que se halla colocada la tela) " en&uel&e a los

    personajes $a los espectadores $ los lle&a" bajo la mirada del pintor" hacia el lugar en el que los &a a

    representar su pincel. ero este lugar nos es hurtado. 5os &emos &istos por el pintor" hechos &isibles a

    sus ojos por la misma luz que nos hace &erlo. 6 en el momento en que &amos a apresarnos transcritos

    por su mano" como en un espejo" no podemos &er de #ste ms que el res mate. El otro lado de una

    psique.

    0hora bien" eactamente en'rente de los espectadores 8de nosotros mismos8 sobre el muro que

    constitu$e el 'ondo de la pieza" el autor ha representado una serie de cuadros; $ he all1 que entre

    todas estas telas colgadas ha$ una que brilla con un resplandor singular. ,u marco es ms grande"

    ms oscuro que el de las otras; sin embargo" una 'ina l1nea blanca lo dobla hacia el interior"

    di'undiendo sobre toda su super'icie una claridad di'1cil de determinar; pues no &iene de parte alguna"

    sino de un espacio que le ser1a interior. En esta etraa claridad aparecen dos siluetas $ sobre ellas" un

    poco ms atrs" una pesada cortina p!rpura. Los otros cuadros s%lo dejan &er algunas manchas ms

    plidas en el l1mite de una oscuridad sin pro'undidad. :ste" por el contrario" se abre a un espacio en

    retroceso donde 'ormas reconocibles se escalonan dentro de una claridad que s%lo a ellas pertenece.

    Entre todos estos elementos" destinados a o'recer representaciones" pero que las impugnan" las

    hurtan" las esqui&an por su posici%n o su distancia" s%lo #ste 'unciona con toda honradez $ deja &er lo

    que debe mostrar. 0 pesar de su alejamiento" a pesar de la sombra que lo rodea. ero es que no se

    trata de un cuadro es un espejo. En 'in" o'rece este encanto del doble que reh!san tanto las pinturas

    alejadas cuanto esa luz del primer plano con la tela ir%nica.

    4e todas las representaciones que representa el cuadro" es la !nica &isible; pero nadie la &e. 4e pie al

    lado de su tela" con la atenci%n 'ija en su modelo" el pintor no puede &er este espejo que brilla tan

    dulcemente detrs de #l. Los otros personajes del cuadro estn" en su ma$or parte" &ueltos hacia lo

    que debe pasar delante 8hacia la clara in&isibilidad que bordea la tela" hacia ese balc%n de luz donde

    sus miradas &en a quienes les &en" $ no hacia esa ca&idad sombr1a en la que se cierra la habitaci%n

    donde estn representados. Es &erdad que algunas cabezas se o'recen de per'il pero ninguna de ellas

    est lo su'icientemente &uelta para &er" al 'ondo de la pieza" este espejo desolado" pequeo rectngulo

    reluciente" que s%lo es &isibilidad" pero sin ninguna mirada que pueda apoderarse de ella" hacerla

    actual $ gozar del 'ruto" maduro de pronto" de su espectculo.

    a$ que reconocer que esta indi'erencia encuentra su igual en la su$a. 5o re'leja nada" en e'ecto" de

    todo lo que se encuentra en el mismo espacio que #l ni al pintor que le &uel&e la espalda" ni a lospersonajes del centro de la habitaci%n. En su clara pro'undidad" no &e lo &isible. En la pintura

    holandesa" era tradicional que los espejos representaran un papel de reduplicaci%n repet1an lo que se

    daba una primera &ez en el cuadro" pero en el interior de un espacio irreal" modi'icado" encogido"

    cur&ado. ,e &e1a en #l lo mismo que" en primera instancia" en el cuadro" si bien descompuesto $

    recompuesto seg!n una le$ di'erente. 0qu1" el espejo no dice nada de lo que $a se ha dicho. ,in

    embargo" su posici%n es poco ms o menos central su borde superior est eactamente sobre la l1nea

    que parte en dos la altura del cuadro" ocupa sobre el muro del 'ondo una posici%n media (cuando

    menos en la parte del muro que &emos); as1" pues" deber1a ser atra&esado por las mismas l1neas

    perspecti&as que el cuadro mismo; podr1a esperarse que en #l se dispusieran un mismo estudio" un

    mismo pintor" una misma tela seg!n un espacio id#ntico; podr1a ser el doble per'ecto.

    0hora bien" no hace &er nada de lo que el cuadro mismo representa. ,u mirada inm%&il &a a apresar lo

    que est delante del cuadro" en esta regi%n necesariamente in&isible que 'orma la cara eterior" los

    personajes que ah1 estn dispuestos. En &ez de &ol&erse hacia los objetos &isibles" este espejo

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    atra&iesa todo el campo de la representaci%n" desentendi#ndose de lo que ah1 pudiera captar" $

    restitu$e la &isibilidad a lo que permanece ms all de toda mirada. ,in embargo" esta in&isibilidad que

    supera no es la de lo oculto no muestra el contorno de un obstculo" no se des&1a de la perspecti&a"

    se dirige a lo que es in&isible tanto por la estructura del cuadro como por su eistencia como pintura.

    Lo que se re'leja en #l es lo que todos los personajes de la tela estn por &er" si dirigen la mirada de

    'rente es" pues" lo que se podr1a &er si la tela se prolongara hacia adelante" descendiendo ms abajo"hasta encerrar a los personajes que sir&en de modelo al pintor. ero es tambi#n" por el hecho de que

    la tela se detenga ah1" mostrando al pintor $a su estudio" lo que es eterior al cuadro" en la medida en

    que es un cuadro" es decir" un 'ragmento rectangular de l1neas $ de colores encargado de representar

    algo a los ojos de todo posible espectador. 0l 'ondo de la habitaci%n" ignorado por todos" el espejo

    inesperado hace resplandecer las 'iguras que mira el pintor ( el pintor en su realidad representada"

    objeti&a" de pintor en su trabajo); pero tambi#n a las 'iguras que &en al pintor ( en esta realidad

    material que las l1neas $ los colores han depositado sobre la tela) .Estas dos 'iguras son igualmente

    inaccesibles la una que la otra" aunque de manera di'erente la primera por un e'ecto de composici%n

    propio del cuadro; la segunda por la le$ que preside la eistencia misma de todo cuadro en general.

    0qu1 el juego de la representaci%n consiste en poner la una en lugar de la otra" en una superposici%n

    inestable" a estas dos 'ormas de in&isibilidad 8$ en restituirlas tambi#n al otro etremo del cuadro8 a

    ese polo que es el representado ms alto el de una pro'undidad de re'lejo en el hueco de una

    pro'undidad del cuadro. El espejo asegura una mettesis de la &isibilidad que hiere a la &ez al espacio

    representado en el cuadro $a su naturaleza de representaci%n; permite &er" en el centro de la tela" lo

    que por el cuadro es dos &eces necesariamente in&isible.

    Etraa manera de aplicar" al pie de la letra" pero dndole &uelta" el consejo que el &iejo acheco dio"

    al parecer" a su alumno cuando #ste trabajaba en el estudio de ,e&illa

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    la pintura" poco a poco" sus luces.

    0s1" pues" ser necesario pretender que no sabemos qui#n se re'leja en el 'ondo del espejo" e

    interrogar este re'lejo al ni&el mismo de su eistencia.

    or lo pronto" se trata del res de la gran tela representada a la izquierda. El res o" mejor dicho" el

    derecho $a que muestra de 'rente lo que #sta oculta por su posici%n. 0dems" se opone a la &entana $

    la re'uerza. 0l igual que ella" es un lugar com!n en el cuadro $ en lo que #ste tiene de eterior. ero la

    &entana opera por el mo&imiento continuo de una e'usi%n que" de derecha a izquierda" re!ne a los

    personajes atentos" al pintor" al cuadro" con el espectculo que contemplan; el espejo" por un

    mo&imiento &iolento" instantneo" de pura sorpresa" &a a buscar delante del cuadro lo que se

    contempla" pero que no es &isible" para hacerlo &isible" en el t#rmino de la pro'undidad 'icticia" si bien

    sigue indi'erente a todas las miradas. El punteado imperioso que se traza entre el re'lejo $ lo que

    re'leja" corta perpendicularmente el 'lujo lateral de luz. or !ltimo 8se trata de la tercera 'unci%n de

    este espejo8" est junto a una puerta que se abre" como #l" en el muro del 'ondo. /ecorta as1 un

    rectngulo claro cu$a luz mate no se epande por el cuarto. 5o ser1a sino un aplanamiento dorado si

    no estu&iera ahuecado hacia el eterior" por un batiente tallado" la cur&a de una cortina $ .la sombra

    de &arios escalones. 0ll1 empieza un corredor; pero en &ez de perderse en la oscuridad" se disipa en unestallido amarillo en el que la luz" sin entrar" se arremolina $ reposa en s1 misma. ,obre este 'ondo" a

    la &ez cercano $ sin l1mites" un hombre destaca su alta" silueta; est &isto de per'il; en una mano

    sostiene el peso de una colgadura; sus pies estn colocados en dos escalones di'erentes; tiene una

    rodilla 'leionada. =uiz &a a entrar en el cuarto; quiz se limita a obser&ar lo que pasa en el interior"

    satis'echo de &er sin ser &isto. Lo mismo que el espejo" 'ija el ens de la escena $ no menos que al

    espejo" nadie le presta atenci%n. 5o se sabe de d%nde &iene; se puede suponer que" siguiendo los

    inciertos corredores" ha llegado al cuarto en el que estn reunidos los personajes $ donde trabaja el

    pintor; pudiera ser que #l tambi#n estu&iera" hace un momento" en la parte delantera de la escena"

    en la regi%n in&isible que contemplan todos los ojos del cuadro. Lo mismo que las imgenes que se

    perciben en el 'ondo del espejo" ser1a posible que #l 'uera un emisario de este espacio e&idente $

    oculto. a$" sin embargo" una di'erencia #l est all1 en carne $ hueso; surge de 'uera" en el umbral

    del aire representado; es indudable 8no un re'lejo probable" sino una irrupci%n. El espejo" al hacer &er"

    ms all de los muros del estudio" lo que sucede ante el cuadro" hace oscilar" en su dimensi%n sagital"

    el interior $ el eterior. +on un pie sobre el escal%n $ el cuerpo por completo de per'il" el &isitante

    ambiguo entra $ sale a la &ez" en un balanceo inm%&il. /epite en su lugar" si bien en la realidad

    sombr1a de su cuerpo" el mo&imiento instantneo de las imgenes que atra&iesan la habitaci%n"

    penetran en el espejo" re'lejndose en #l $ surgen de nue&o como especies &isibles" nue&as e

    id#nticas. lidas" min!sculas" las siluetas del espejo son recusadas por la alta $ s%lida estatura del

    hombre que surge en el marco de la puerta.

    ero es necesario descender de nue&o del 'ondo del cuadro $ pasar a la parte anterior de la escena; es

    necesario abandonar este contorno cu$a &oluta acaba de recorrerse. ,i partimos de la mirada del

    pintor que" a la izquierda" constitu$e una especie de centro desplazado" se percibe en seguida el res

    de la tela" despu#s los cuadros epuestos" con el espejo en el centro" ms all la puerta abierta"

    nue&os cuadros" cu$a perspecti&a" mu$ aguda" no permite &er sino el espesor de los marcos" por!ltimo" a la etrema derecha" la &entana o" mejor dicho" la abertura por la que se derrama la luz. Esta

    concha en 'orma de h#lice o'rece todo el ciclo de la representaci%n la mirada" la paleta $ el pincel" la

    tela limpia de seales (son los instrumentos materiales de la representaci%n) " los cuadros" los re'lejos"

    el hombre real (la representaci%n acabada" pero libre al parecer de los contenidos ilusorios o

    &erdaderos que se le $utaponen ); despu#s la representaci%n se anula no se &e ms que los cuadros

    $ esta luz que los baa desde el eterior $ que #stos" a su &ez" deber1an reconstituir en su especie

    propia como si &iniera de otra parte" atra&esando sus marcos de madera oscura. 6" en e'ecto" se &e

    esta luz sobre el cuadro que parece surgir en el intersticio del marco; $ de ah1 alcanza la 'rente" las

    mejillas" los ojos" la mirada del pintor que tiene en una mano la paleta $ en la otra el etremo del

    pincel... 4e esta manera se cierra la &oluta o" mejor dicho" por obra de esta luz" se abre.

    Esta abertura no es" como la del 'ondo" una puerta que se ha abierto; es el largo mismo del cuadro $

    las miradas que all1 ocurren no son las de un &isitante lejano. El 'riso que ocupa el primer $ el segundo

    plano del cuadro representa 8si incluimos al pintor8 ocho personajes. 4e ellos" cinco miran la

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    ?na primera ojeada al cuadro nos ha hecho saber de qu# est hecho este espectculo a la &ista. ,on

    los soberanos. ,e les adi&ina $a en la mirada respetuosa de la asistencia" en el asombro de la nia $

    los enanos. ,e les reconoce" en el etremo del cuadro" en las dos pequeas siluetas que el espejo

    re'leja. En medio de todos estos rostros atentos" de todos estos cuerpos engalanados" son la ms

    plida" la ms irreal" la ms comprometida de todas las imgenes un mo&imiento" un poco de luz

    bastar1a para hacerlos des&anecerse. 4e todos estos personajes representados" son tambi#n los msdescuidados" porque nadie presta atenci%n a ese re'lejo que se desliza detrs de todo el mundo $ se

    introduce silenciosamente por un espacio insospechado; en la medida en que son &isibles" son la 'orma

    ms 'rgil $ ms alejada de toda" realidad. 0 la in&ersa" en la medida en que" residiendo 'uera del

    cuadro" estn retirados en una in&isibilidad esencial" ordenan en torno su$o toda la representaci%n; es

    a ellos a quienes se da la cara" es hacia ellos hacia donde se &uel&e" es a sus ojos a los que se

    presenta la princesa con su traje de 'iesta; de la tela &uelta a la in'anta $ de #sta al enano que juega

    en la etrema derecha" se traza una cur&a ( o" mejor dicho" se abre la rama in'erior de la A) para

    ordenar a su &ista toda la disposici%n del cuadro $ hacer aparecer as1 el &erdadero centro de la

    composici%n" al que estn sometidos en !ltima instancia la mirada de la nia $ la imagen del espejo.

    Este centro es" en la an#cdota" simb%licamente soberano $a que est ocupado por el re$ Felipe 97 $ su

    esposa. ero" sobre todo" lo es por la triple 'unci%n que ocupa en relaci%n con el cuadro. En #l &ienen a

    superponerse con toda eactitud la mirada del modelo en el momento en que se la pinta" la del

    espectador que contempla la escena $ la del pintor en el momento en que compone su cuadro (no el

    representado" sino el que est delante de nosotros $ del cual hablamos). Estas tres 'unciones

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    plena luz al maestro que representa $ al soberano al que se representa.

    =uiz ha$a" en este cuadro de 7elzquez" una representaci%n de la representaci%n clsica $ la

    de'inici%n del espacio que ella abre. En e'ecto" intenta representar todos sus elementos" con sus

    imgenes" las miradas a las que se o'rece" los rostros que hace &isibles" los gestos que la hacen nacer.

    ero all1" en esta dispersi%n que aqu#lla recoge $ despliega en conjunto" se seala imperiosamente" pordoquier" un &ac1o esencial la desaparici%n necesaria de lo que la 'undamenta 8de aquel a quien se

    asemeja $ de aquel a cu$os ojos no es sino semejanza. Este sujeto mismo 8que es el mismo8 ha sido

    suprimido. 6 libre al 'in de esta relaci%n que la encadenaba" la representaci%n puede darse como pura

    representaci%n.