Las Razones Sociológicas Del Graffiti (2)

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Las Razones Sociológicas del Graffiti. Mtro. Oliver Bárcenas Cruz Partiendo del supuesto de campo de Bordieu, y relacionando con el concepto de campo artístico podemos encontrar un hilo conductor conceptual bajo el cual podemos analizar la construcción simbólica, social y cultural que realizan los jóvenes artistas del graffiti o arte urbano como últimamente se le ha definido. Un campo se define entre otras cosas definiendo apuestas e intereses específicos, que son irreductibles a las apuestas y a los intereses propios de otros campos y que no son percibidos por nadie que no haya sido construido para entrar en el campo (cada categoría de intereses implica la indiferencia a otros intereses, otras inversiones, destinados así a ser percibidos como absurdos, insensatos, o sublimes, desinteresados).Para que un campo funcione, es necesario que hay apuestas y personas dispuestas a jugar el juego, dotadas del habitus que implica el conocimiento y el reconocimiento de las leyes inmanentes del juego, de las apuestas. (Bourdieu, 1986). Los jóvenes graffiteros definen sus intereses y apuestas partiendo de una necesidad de expresión colectiva como grupo, pero también de una necesidad individual de imprimir en los muros la vivencia familiar, la denuncia social, el entendimiento personal de la realidad que se torna complicada por la falta de trabajo, acceso a la educación básica, media

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"Partiendo del supuesto de campo de Bordieu, y relacionando con el concepto de campo artístico podemos encontrar un hilo conductor conceptual bajo el cual podemos analizar la construcción simbólica, social y cultural que realizan los jóvenes artistas del graffiti o arte urbano como últimamente se le ha definido. "

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Las Razones Sociológicas del Graffiti.

Mtro. Oliver Bárcenas Cruz

Partiendo del supuesto de campo de Bordieu, y relacionando con el concepto de campo

artístico podemos encontrar un hilo conductor conceptual bajo el cual podemos analizar la

construcción simbólica, social y cultural que realizan los jóvenes artistas del graffiti o arte

urbano como últimamente se le ha definido.

Un campo se define entre otras cosas definiendo apuestas e intereses específicos, que son

irreductibles a las apuestas y a los intereses propios de otros campos y que no son

percibidos por nadie que no haya sido construido para entrar en el campo (cada categoría

de intereses implica la indiferencia a otros intereses, otras inversiones, destinados así a ser

percibidos como absurdos, insensatos, o sublimes, desinteresados).Para que un campo

funcione, es necesario que hay apuestas y personas dispuestas a jugar el juego, dotadas del

habitus que implica el conocimiento y el reconocimiento de las leyes inmanentes del juego,

de las apuestas. (Bourdieu, 1986).

Los jóvenes graffiteros definen sus intereses y apuestas partiendo de una necesidad de

expresión colectiva como grupo, pero también de una necesidad individual de imprimir en

los muros la vivencia familiar, la denuncia social, el entendimiento personal de la realidad

que se torna complicada por la falta de trabajo, acceso a la educación básica, media o

superior, la falta de apoyo institucional a la cultura y la falta de espacios de expresión, o a

veces simplemente los sentimientos humanos como el amor, la tristeza o la felicidad.

Es en el espacio público, en los no lugares de los que nos habla Marc Aúge (1992) donde

los jóvenes reflejan el campo artístico que están desarrollando y el habitus que acompañan

sus expresiones graficas.

A nivel Latinoamericano podemos ver que hay un boom de esta expresión siguiendo las

viejas tradiciones de cada país; en México el legado prehispánico de las grandes

civilizaciones, siempre fue acompañado de murales en las grandes ciudades, la vida

pública fue estuvo a la par de los murales de la Gran Tenochtitlan de los Aztecas, los

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dinteles mayas, entre otros. Posteriormente y tras el proceso de la colonia, la independencia

y la revolución en México, se busco a través del muralismo impulsado por José

Vasconselos, un proyecto de Estado que llevará a la construcción de la identidad mexicana,

encargo que llevaron Rivera, Orozco y Siqueiros, a los edificios gubernamentales,

escuelas, universidades, edificios sindicales y al mismo espacio público, murales que

plasmaron la historia del pueblo mexicano, en los procesos históricos antes citados.

Después con la migración mexicana a los Estados Unidos, los Pachucos, Chicanos y

posteriormente los Cholos, llevaron a las calles de los Ángeles, California esta expresión

reflejando el sentir de reapropiación de las culturas prehispánicas, con una fuerte carga

espiritual vinculada con la virgen de Guadalupe, en la búsqueda de la creación de la tercera

nación pues, como ellos se autodefinen, ni son de aquí, ni son de allá, son un mestizaje más

de los que se quedaron entre dos fronteras.

En países hermanos podemos encontrar la constante entre las apuestas de la creación de

estos campos artísticos, retomando al igual que los jóvenes mexicanos el ejemplo de los

antepasados o en algunos casos las lucha políticas y sociales que hubo contra las dictaduras

o los regímenes militares, el caso del graffiti Chileno, el cual hace una nueva lectura de las

expresiones gráficas que se desarrollaron, recogiendo el testigo de los muralistas chilenos

contrarios al régimen de Pinochet.

Ya llegada la modernidad, la apuesta de los jóvenes muralistas o graffiteros, empieza por

un sentir contrario a lo establecido, una contracultura que lleva a una gráfica más violenta,

empezando con los llamados tag´s o bombas que al principio solamente reflejaban un

malestar social, llenando las grandes urbes de firmas de los graffiteros, la banda o crew,

surgiendo así el llamado graffiti ilegal, posteriormente y en un entendimiento de los jóvenes

de retomar las expresiones de los murales, se empezaron a realizar murales o piezas más en

forma, llegando así el proceso de comprensión tanto de la sociedad como de ciertos

gobiernos progresistas de la importancia de apoyar esta expresión, así los jóvenes artistas

empezaron a pedir permiso para hacer murales más en forma, el surgimiento de los

primeros festivales vinculados a la escena del Hip Hop y el momento en el que ahora nos

encontramos de crew´s más organizados, con una estética más definida y la puesta en

escena de festivales internacionales como el Meeting of Styles, el cual se ha hecho a las

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tarea de llevar al espacio público los estilos de los diferentes jóvenes artistas de América,

Europa, Asía y el Medio Oriente. Sin embargo aunque ya hay un reconocimiento y apoyo

tanta de la sociedad y de los gobiernos, existe un debate entre los mismos graffiteros legales

e ilegales, en los cuales se plantea que el hecho de institucionalizar o permitir el apoyo del

Estado, empresas o Universidades rompe con el espíritu contestario de este movimiento

grafico; afortunadamente el debate se lleva de una manera pacífica y el campo de batalla o

ring de lucha son los muros, dejando de lado la violencia que algunas veces existió entre las

bandas.

Con este punto me gustaría cerrar pues si bien el graffiti surge en las colonias populares, los

barrios bajos donde la presencia de la delincuencia organizada, el narcotráfico y las

adicciones esta presente, el graffiti ha sido una importante herramienta para romper muchos

círculos viciosos y anomias sociales, contribuyendo a reestructurar comunidades, aminorar

los problemas entre las bandas, cambiando en muchas ocasiones las pistolas por las latas,

posicionándose en muchas ocasiones como un habitus de vida que genera una economía

creativa, y un sustento económico para los jóvenes artistas que han encontrado en el graffiti

un estilo de vida.

Auge, Marc. (1992), “Los no lugares: Espacios del anonimato. Una Antropología de la

sobremodrnidad”, Ed. Gedisa, Barcelona.

Bourdieu, Pierre. (1986), “Las formas de capital”. J. Richardson, Ed. Handbook of Theory and

Research for the Sociology of Education (New York, Greenwood). En Richardson, J. Manual

de Teoría e Investigación en Sociología de la Educación, Greenwood, Nueva York.