Las Siete Leyes Del Aprendizaje

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Las siete leyes del aprendizaje

Bruce H. Wilkinson

Guía de estudio preparada por la Facultad Latinoamericana de

Estudios Teológicos

Publicado por Editorial Unilit

en coedición con Logoi, Inc. y

Ministerio Caminata Bíblica [Walk Thru the Bible Ministries]

LAS SIETE LEYES DEL APRENDIZAJE

Edición texto de estudio

© 2003 Logoi. Inc.

14540 S. W. 136 St. Suite 200

Miami, FL. 33186

Título original en inglés:

The Seven Laws of the Learner

© 1992 by Bruce H. Wilkinson

Published by Multnomah Press

Diseño textual: Logoi, Inc.

Portada: Meredith Bozek

Traductora: María Angélica Ramsay

Todas las citas bíblicas han sido tomadas de la versión Reina Valera 1960.

Todos los derechos reservados, ninguna parte de esta publicación puede

ser reproducida, ni procesada, ni transmitida en alguna forma o por algún

medio —electrónico o mecánico— sin permiso previo de los editores,

excepto breves citas en reseñas y debidamente identificada la fuente.

Producto: 496754

Categoría: Educación cristiana

ISBN: 0-7899-1168-X

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DEDICATORIA

Durante muchos años el Sr. Hugh O. Maclellan, padre, y su señora,

habilitaron la obra de Dios alrededor del mundo. Tranquilamente, pero

fielmente, animaron y capacitaron a muchos de nosotros que sirven al Señor

en el frente de batalla, dándonos los recursos para luchar. El ministerio

Caminata Bíblica es una de las organizaciones que ha recibido el beneficio

de su apoyo generoso y su ánimo. Por medio de su apoyo bondadoso y

sacrificado, la enseñanza de Las siete leyes del aprendizaje ha sido

desarrollada y distribuida alrededor del mundo.

De parte del Cuerpo de Cristo en todo el mundo y el ministerio Caminata

Bíblica, expresamos nuestro aprecio más profundo a los señores Maclellan,

por su gran servicio, dedicación, y perseverancia. Sólo la eternidad podrá

revelar el impacto de sus vidas, pero les pido que acepten el pequeño gesto

de afecto de esta dedicatoria, hasta que escuchen el grito del Maestro al ser

recibido en la gloria, «Bien hecho buen siervo y fiel».

CONTENIDO

RECONOCIMIENTOS

INTRODUCCIÓN

PRIMERA LEY: LA LEY DEL AGENTE

1. La ley del agente; mentalidad, modelo y máximas

2. La ley del agente; el método y los maximizadores

SEGUNDA LEY: LA LEY DEL POTENCIAL

3. La ley del potencial; mentalidad, modelo y máximas

4. La ley del potencial; el método y los maximizadores

TERCERA LEY: LA LEY DE LA RETENCIÓN

5. La ley de la retención; mentalidad, modelo y máximas

6. La ley de la retención; el método y los maximizadores

CUARTA LEY: LA LEY DE LA EJECUCIÓN

7. La ley de la ejecución; mentalidad, modelo y máximas

8. La ley de la ejecución; el método y los maximizadores

QUINTA LEY: LA LEY DE LA NECESIDAD

9. La ley de la necesidad; mentalidad, modelo y máximas

10. La ley de la necesidad; el método y los maximizadores

SEXTA LEY: LA LEY DEL DESARROLLO

11. La ley del desarrollo; mentalidad, modelo y máximas

12. La ley del desarrollo; el método y los maximizadores

SÉPTIMA LEY: LA LEY DEL AVIVAMIENTO

13. La ley del avivamiento; mentalidad, modelo y máximas

14. La ley del avivamiento; el método y los maximizadores

CONCLUSIÓN

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RECONOCIMIENTOS

El curso de Las siete leyes del aprendizaje y el texto de estudio no

habrían sido posibles sin una multitud de aportes. Aportes de ejemplo, de

ánimo, y de capacitación. Me pongo de pie para aplaudir a los siguientes

colaboradores.

Arriba de la lista tiene que estar mi mentor en la enseñanza y la

predicación, el Dr. Howard G. Hendricks. Primero como profesor de

seminario, y después como ejemplo, mentor, miembro del directorio, y

siempre como un amigo, el Dr. Hendricks (o «profe», como sus estudiantes

le llamábamos siempre con mucho cariño) provee el fundamento de este

libro.

Desde la primera vez que me cautivó su comunicación y su carácter,

hasta este mismo momento, más de veinticinco años más tarde, todavía

deseo comunicarme tan bien como él. Un maestro por excelencia, el Dr.

Hendricks ha marcado mi vida de una manera que pocas personas han

hecho —y expreso mi aprecio profundo por él y por su impacto duradero en

mi vida y ministerio. Gracias, profe.

En la vida de cada proyecto siempre hay una o dos personas que te

animan desde muy temprano y siguen animando mientras continúas.

Cuando empezamos a desarrollar Las siete leyes del aprendizaje, y nos

encontramos con varios impedimentos, mi buen amigo Pat MacMillan me

animó a seguir entusiasmado.

La creatividad fluye en Caminata Bíblica, y su corazón está en el equipo

de investigación y desarrollo. Su creatividad sin límite está igualada

solamente por su compromiso firme con el desarrollo y la producción de

herramientas de enseñanza y entrenamiento de la más alta calidad. Sin el

aporte de Gordon Wilkinson, Peter Wallace, Randy Drake, Mary Lee Griffith,

y mis padres, este proyecto no habría tenido la chispa creativa que tiene.

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Debo agradecer también al equipo ejecutivo de Caminata Bíblica,

quienes dirigen el ministerio para que pueda sostenerse y crecer en su

alcance y servicio. En mi opinión, no hay nadie como Calvin Edwards, el

vicepresidente ejecutivo, quien guía al resto de los siervos líderes. Gracias,

Richard Waites, Jill Milligan, Greg Freeman, Cathy Ellis, Jim Gabrielsen,

John Nill, Dennis Nunn, Jim Heiskell, y Reg Rhodes, por sostener y

desarrollar el ministerio de Caminata Bíblica.

La facultad de Caminata Bíblica es lo mejor de lo mejor. Se destacan

como modelos de los principios y las prácticas explicados en este libro. Su

carácter, compromiso con Cristo, y comunicación son ejemplos increíbles

para mí y para todos los que han tenido el privilegio de estar bajo su

ministerio. Gracias al decano de la facultad de Caminata Bíblica, Phil Tuttle,

y su facultad que siguen creciendo y mejorando, para ser ejemplos vivos de

este libro. El honor más alto de la facultad de Caminata Bíblica es ser

invitado a ser instructor de Las siete leyes del aprendizaje —esos veteranos

son los verdaderos héroes de la facultad. Gracias Phil Tuttle, Dennis Nunn,

John Hoover, Rich Leland, Mark Baily, Larry Dean, Dave Collins, y Bill Marty.

Por un par de años durante las etapas formativas, Jan Kary y Teresa

Burkhardt organizaron una serie de conferencias de Las siete leyes del

aprendizaje. Mi buen amigo Walt Wiley y yo enseñamos juntos estas

conferencias. Los recuerdos del tiempo que compartimos permanecerán

conmigo siempre. Gracias, equipo, por su amistad.

John Hoover era el hombre Mateo 28:18–20 de Caminata Bíblica. Desde

el comienzo el Señor lo llamó a estar en primera fila en el avance hasta «lo

último de la tierra», y fue fiel a su llamado hasta su muerte. Bajo su liderazgo

apasionado, no solamente los seminarios de Caminata Bíblica, sino también

Las siete leyes del aprendizaje han sido ofrecidas en todo el mundo.

Gracias, John, por multiplicar esta semilla en Argentina, Ecuador, México,

Australia, Brasil, Canadá, Francia, Québec francés, Alemania, Grecia, Hong

Kong, India, Indonesia, Kenya, Corea, Holanda, Nueva Zelanda, Nigeria,

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Papua Nueva Guinea, Filipinas, Polonia, Rusia-Ucrania, Singapur,

Sudáfrica, España, Sri Lanka, Suecia, Suiza, Tailandia, Uganda, el Reino

Unido, y otros países. Además, nuestros directores internacionales están

guiando a sus países a una mayor madurez espiritual a través del ministerio

de Caminata Bíblica —gracias a Bryan Greenwood, David Lee, Bob

McNaughton, Cliff Keeys, Robert Moon, y Martin Deacon.

Mi brazo derecho durante más de una década ha sido Beverly Murphy.

Su servicio leal y su actitud de sierva me han dado mucho gozo y ella ha

sido un ejemplo para mí, mientras trabajamos lado a lado por muchos años.

Su ánimo, su trabajo de escribir a máquina, y sus sugerencias han sido

inestimables. Gracias, Beverly.

No hay duda de quién está más feliz que este libro por fin esté impreso

—mi familia. Mi esposa, Darlene, y nuestros hijos, Dave, Jenny, y Jessica

han soportado mis retiros frecuentes a la oficina para trabajar en Las siete

leyes. Han expresado comprensión cuando tuve que llevar el manuscrito

conmigo en vacaciones. Han compartido chocolate caliente conmigo en la

noche para animar mi corazón. ¡Gracias, familia, por su amor leal y su

comprensión! ¡Les presento el nuevo miembro de la familia Wilkinson!

Durante los años en que Las siete leyes del aprendizaje se estaba

desarrollando y enseñando, los estudiantes que tomaron el curso me

animaron y me enseñaron cosas muy valiosas. La Association of Christian

Schools International [Asociación Internacional de Escuelas Cristianas]

ayudó especialmente. Me permitieron tener el honor de enseñar estos

principios a más de quince mil profesores en salas de conferencia en todo

el país y en el extranjero. Dr. Paul Kienel y Dr. Phil Renicks son maestros

ejemplares, y su liderazgo y su amistad me han enriquecido mucho.

Probablemente el momento más satisfactorio en la enseñanza de Las

siete leyes del aprendizaje fue en las Filipinas con Campus Crusade for

Christ bajo la dirección de Bill Bright y por invitación de los directores

nacionales de entrenamiento, Sr. Curt Mackey y su señora. Me invitaron a

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enseñar Las siete leyes a su equipo de líderes de más de cien países, desde

México a Argentina, y en lugares tan remotos como Nepal, Bangladesh,

Pakistán, Taiwán, Hong Kong, Jordán, Sudán, Turquía, Ghana, Nigeria,

Zambia, Zaire, Burundi, Rusia, Polonia, Rumania, y Checoslovaquia.

¡Gracias, Campus Crusade, por su compromiso con Cristo y con la

educación continua y el entrenamiento de su personal!

Sobre todo, sin embargo, reconozco mi gratitud más profunda por el

Maestro de maestros, Jesucristo mismo. Él es el modelo real y el mentor de

los principios enseñados en este libro. He entregado mi vida para seguir su

liderazgo, y este libro es parte de ese peregrinaje personal. Aunque sea una

pequeña porción de Su sabiduría acerca del proceso de comunicación que

se capte en estas páginas, entonces mi objetivo más íntimo se ha logrado.

Finalmente, gracias a usted, amigo, por comprometerse a invertir su

dinero y su tiempo en su propio peregrinaje. Que su corazón sea

enriquecido, su comprensión ampliada, y sus habilidades perfeccionadas.

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INTRODUCCIÓN

Aunque parezca un poco extraño, debo explicar que este libro es el

resultado de diez años de arrepentimiento.

Mi arrepentimiento.

Aunque había estado enseñando y predicando toda mi vida, para mi total

sorpresa y consternación, encontré que una gran parte de mi filosofía y de

mi práctica de la comunicación había sido equivocada. Increíblemente

equivocada. Trágicamente mal dirigida.

Así que, a través de la investigación de las Escrituras y el estudio de

maestros y comunicadores ejemplares, empecé a arrepentirme y a cambiar.

Este libro es una destilación de ese peregrinaje personal, y revela la

revolución que ha ocurrido primero en mi pensamiento y después en mi

enseñanza.

Arrepentirse significa cambiar de mente. En términos modernos, lo

llamamos un «cambio de paradigma», que significa un nuevo marco de

referencia o patrón de pensamiento. Siete veces encontré conceptos en la

Biblia que eran exactamente opuestos a lo que había pensado.

Se ha escrito mucho acerca de la enseñanza cristiana, pero un repaso

breve de la materia muestra rápidamente que la literatura se concentra en

el contenido de la enseñanza y no en cómo se comunica el contenido.

Ciertamente la base de todo cambio de vida es la verdad que nos hará libres,

pero cómo se comunica esa verdad influye mucho en la cantidad de libertad

que disfrutamos.

Aunque este libro frecuentemente habla de contenido, su enfoque

principal está en lo que hace el maestro para enseñar ese contenido a los

estudiantes. Este libro mismo está lleno de contenido —pero el proceso de

aprenderlo no comienza hasta que el maestro enseñe este contenido a sus

alumnos. El profesor es el vínculo vivo entre el contenido y los alumnos, y el

corazón de la enseñanza está en cómo él o ella logra establecer ese vínculo.

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Ese proceso de traspasar exitosamente a la próxima generación el

contenido, el carácter, y la conducta deseados es la responsabilidad clave

del maestro. Los estudiantes vienen a nosotros con la necesidad de

«saber», de «ser», y de «hacer», y es nuestra responsabilidad capacitarlos

para ello.

El hecho de que usted está leyendo esta introducción indica que le

interesa el proceso, y está buscando maneras para ser más eficaz como

maestro o predicador, y quizás como padre o madre —porque todos

enseñamos— todo el tiempo.

Ha sido un descubrimiento asombroso viajar por todo el mundo durante

los últimos diez años y enseñar a líderes, pastores, comerciantes, maestros,

y padres. Y hay una cosa que he visto en todos los lugares: si un maestro

es aburrido en su propio país, será más aburrido todavía al otro lado del

globo. Si un profesor es irrelevante en su propio terreno, será aun más

irrelevante en terreno ajeno. Pero, si un maestro ha dominado el proceso de

enseñanza-aprendizaje, le puede pedir que enseñe cualquier tema en

cualquier país, y será increíblemente eficaz.

Algunas personas han podido —con años de práctica— dominar el arte

del aburrimiento. Casi sin esfuerzo, pueden hacer dormir a su público. Otros

han dominado los principios universales de la comunicación efectiva, y le

han dado cada vez en el clavo.

Donde sea que estén, y sea lo que sea que enseñen, sucede un cambio

permanente de vida. Gozan de la enseñanza, y ayudan a otros a gozarse de

la enseñanza.

¿Cómo lo logran? Se han hecho dueños de las leyes universales de la

enseñanza. Principios tan universales como la gravedad. Principios que

funcionan sin importar el tema, el orador, los estudiantes, o la sociedad.

Las leyes universales de la vida son increíblemente poderosas. Una vez

que las descubra, y sepa trabajar en cooperación con ellas, usted podrá

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usarlas para lograr sus metas. Cada vez. En cualquier lugar. Con cada

persona.

¿Le interesan las leyes universales que gobiernan la enseñanza y el

aprendizaje? Entonces este libro es para usted. Usted está a punto de

descubrir siete de ellas, con ejemplos en casi cada página para ilustrar cómo

funcionan en su vida.

Como las miles de personas que han aprendido estas leyes antes que

usted, encontrará que se pueden emplear inmediatamente. Quiero decir, en

el momento que lee o escucha acerca de ellas. Tantas personas me han

dicho que fueron a la casa después de la clase y rescribieron sus lecciones

para el día siguiente.

No dudaban de lo que debían hacer; sabían lo que debían hacer.

Nosotros se lo enseñamos, ellos lo aprendieron, y ellos lo practicaron.

A esto le llamamos enseñanza para cambiar vidas. Al menos que usted

sea una excepción especial, antes de terminar de leer este libro, tendrá un

enfoque muy distinto de la enseñanza.

Nunca olvidaré la carta que recibí hace poco de una señora que animó

a su pastor a asistir a la conferencia de Las siete leyes del aprendizaje,

porque la iglesia a la que asistía moría de una sobredosis de aburrimiento e

irrelevancia. Dijo que el posterior sermón de su pastor parecía ser de otra

persona. El pastor era práctico, traía cambios en las vidas, era interesante,

bíblico —y tan relevante que ella dijo que sentía que él había entendido las

necesidades de la iglesia en un instante.

Más adelante, recibí otra carta. Del pastor. Estaba tan lleno de gratitud

porque el Señor le había permitido aprender la verdad acerca de la

enseñanza y la predicación. Por primera vez en su prolongado ministerio, la

gente estaba cambiando. En forma definitiva. Así que me escribió para

agradecerme. Es ese tipo de carta que guardo como un tesoro.

Quizás algún día, si estos principios universales revolucionan su

enseñanza, recibiré una carta de usted.

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Por ahora, permítame explicar cómo sacar el mayor provecho de este

libro.

La organización del libro

Cada una de las siete leyes es explicada en dos capítulos. El primero

capítulo de la ley apunta a un cambio en sus creencias acerca de la

enseñanza, y el segundo se dirige a un cambio de su conducta como

maestro; El primero habla de su actitud, y el segundo habla de sus acciones;

primero la filosofía, y después la práctica.

En el fondo, todo lo que hacemos depende de lo que pensamos. La Biblia

lo expresa simplemente: «Tal como un hombre piensa en su corazón, así

es». Por lo tanto, si podemos cambiar nuestra manera de pensar, la manera

de vivir también será cambiada.

La meta del primer capítulo de cada ley es crear un cambio poderoso de

paradigma en su manera de pensar —arrepentimiento hacia una manera

bíblica de pensar.

La meta del segundo capítulo de cada ley es capacitarlo con un método

eficaz y con un nuevo enfoque que puede utilizar inmediatamente la próxima

vez que enseñe —una renovación en su proceso de enseñanza.

Las leyes son independientes entre sí, y pueden existir solas como

unidades. No obstante, han sido ordenadas en la manera más lógica para

maximizar su utilidad. Si tiene la necesidad o el interés en ver alguna ley en

particular, puede saltar a la ley que sea apropiada en el momento.

Si quiere aprender a enseñar velozmente a sus alumnos dos veces más

contenido en la mitad del tiempo, entonces la ley de la retención es para

usted. Busque el capítulo cinco, y proceda rápidamente a descubrir los

cuatro niveles de enseñanza que Dios reveló a Moisés.

Si quiere aprender a cultivar un alto rendimiento, para que sus

estudiantes sean todo lo que puedan, entonces la ley del potencial es para

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usted. Busque el capítulo tres, y observe cómo sus estudiantes prosperan

como nunca antes.

Si quiere aprender a enseñar para cambiar vidas, para que sus

estudiantes sean realmente diferentes, y experimenten cambios positivos y

permanentes, entonces la ley de la ejecución es para usted. Busque el

capítulo siete, y observe cómo sus estudiantes empiezan a experimentar

cambios verdaderos casi inmediatamente.

Si quiere aprender a motivar a sus estudiantes para que tengan el deseo

de ir a su clase para aprender, entonces la ley de la necesidad es para usted.

Busque el capítulo nueve, y descubra las cinco pautas que Cristo usó para

motivar a sus alumnos. Funcionarán cada vez para usted.

Si desea avivar su pasión por la enseñanza, para que disfrute como

antes, entonces la ley del agente es para usted. Busque el capítulo uno y

descubra el significado asombroso detrás de las palabras enseñar y

aprender desde la perspectiva bíblica.

Si desea aprender a enseñar una habilidad a sus estudiantes, ya sea

hablar en público, jugar tenis, o evangelizar, aunque sean lentos sus

estudiantes, entonces la ley del desarrollo es para usted. Busque el capítulo

once, y aprenda las cinco pautas usadas por cada programa exitoso de

capacitación, incluyendo lo que hizo Cristo en el entrenamiento de sus doce

mejores líderes.

Si desea aprender a guiar a sus estudiantes en su caminar diario con

Dios y a crecer espiritualmente, entonces la ley del avivamiento es para

usted. Busque el capítulo trece, y aprenda el proceso que un maestro utilizó

con el rey David, para que volviera al Señor. Utilícelo la próxima vez que su

corazón esté afligido por un estudiante descarriado.

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Una última palabra antes de empezar

Nunca lo olvidaré.

Era un profesor jubilado que asistió a un seminario de Las siete leyes del

aprendizaje porque estaba aburrido —y su carrera como profesor había

terminado. Me vino a ver después de la conferencia con lágrimas en los ojos.

Había experimentado tres días difíciles de arrepentimiento en su corazón, al

ver cuán lejos había estado su propia enseñanza de las pautas bíblicas.

Un año después volvía a la misma ciudad para otro seminario de Las

siete leyes del aprendizaje. La primera persona que llegó caminando con

ánimo era este profesor jubilado. Pero esta vez caminaba con propósito y

sus ojos tenían una chispa. Casi no podía contener su gozo, y cuando me

dijo lo que había pasado, tampoco podía yo.

Me dijo que cuando salió de la conferencia el año anterior, se había

sentido tan conmovido que quería tener otra oportunidad para enseñar «de

la manera verdadera». Pero no podía imaginar cómo iba a poder hacerlo,

así que empezó a pedir a Dios que le diera otra oportunidad en la sala de

clases. Quería ver por sí mismo cómo funcionarían Las siete leyes del

aprendizaje.

Pasaron unos pocos días cuando el director de la escuela donde había

enseñado lo llamó. Uno de los profesores se había enfermado, y el director

le preguntó si podía enseñar un año más.

Sacó del bolsillo de su abrigo un papelito azul doblado. «Este papelito lo

dice todo», me dijo sonriendo. Todas las clases que enseñó estaban

anotadas, con una lista de los alumnos y sus notas.

Las notas no eran muy buenas cuando empezaron. Muy pocos tenían

las notas más altas, y varios estaban casi reprobando. Pero abrió el papelito

para mostrar las notas al final del año, debido a su práctica de las Siete

leyes. ¡Estaban casi al revés! En vez de tener a la mayoría al borde de

reprobar, la mayoría tenía las notas más altas posibles.

¡Dramático!

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Sus ojos estaban llenos de lágrimas mientras compartía una y otra

historia de estudiantes que habían cambiado. Les ayudó a aprender, a

florecer, a llegar a su máxima capacidad, poniendo en práctica las lecciones.

Les enseñó las verdades a través de la enseñanza veloz, motivándolos

cuando perdían el interés o se desanimaban. Les entrenó para ser

competentes, y trabajó con los alumnos seculares dentro y fuera de la sala,

desarrollando su carácter y sus valores.

Estaban terminando de dar los avisos, y el anfitrión de la conferencia me

estaba señalando que debíamos empezar la conferencia de Las siete leyes

del aprendizaje. Pero mi corazón estaba todavía cautivado por la increíble

historia de este profesor jubilado. Dobló el papelito azul, lo puso en mis

manos, y dijo, «Ahora, vaya a compartir estos principios revolucionarios con

este grupo de profesores, ¡y el próximo año habrá cientos de papelitos

azules como el mío!»

¡Saque su papelito azul, mi amigo, y afírmese bien mientras disfrutamos

este peregrinaje maravilloso de la enseñanza que llamamos Las siete leyes

del aprendizaje!

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PRIMERA LEY

LA LEY DEL

Agente

1

LA LEY DEL AGENTE; MENTALIDAD,

MODELO Y MÁXIMAS

La primera vez que le escuché enseñar, pensé dentro de mí, «¡Quiero

aprender de este hombre!» Su nombre era Howard G. Hendricks. Fui al

seminario para aprender todo lo que pude de este maestro eminente. Quería

aprender, no solamente el contenido de su enseñanza, sino también su

método de enseñanza.

Durante los cuatro años de estudio de postgrado, le escuché más de 350

horas, y siempre salía de su sala instruido, desafiado, y un paso más cerca

de Dios. Cuando estaba en el último año, empecé a preguntarme si el

«profe» entendía la palabra «aburrido».

Después de estudiar cómo él enseñaba durante cuatro años, descubrí

que seguía un estilo básico. Como tres minutos antes de que empezara la

clase, comenzaba a zapatear con su pie derecho debajo del viejo escritorio

de madera de roble. Exactamente en el mismo segundo que el reloj marcaba

la hora, levantaba el dedo índice de la mano derecha y decía, «Damas y

caballeros…», y anunciaba una frase simple que era tan provocativa que

todos la anotábamos inmediatamente. Después de tres minutos contaba su

primer chiste. En ocho o diez minutos, inevitablemente se paraba del

escritorio para dibujar un gráfico en la pizarra blanca. Siempre usaba el

marcador azul primero. Después el de tinta púrpura. Siempre subrayaba con

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una línea retorcida para dar énfasis. Su ritmo era fácil de identificar; y daba

resultados —pregunte a los miles que han estudiado con él.

En el último año del seminario, quise probar al Dr. Hendricks. Quería ver

qué haría este maestro eminente si uno de sus alumnos no prestaba

atención —sin importar lo que él enseñara. Me senté en la última fila atrás,

al lado derecho cerca de una ventana, y decidí fijar la vista por la ventana

durante toda la clase. Había solamente treinta alumnos en la clase, así que

estaba seguro que se daría cuenta. Saqué mi reloj, y empecé a tomar el

tiempo. ¿Qué haría si no pudiera ganar mi atención?

Tal como esperaba, empezó captando la atención con su frase llamativa.

Aunque mi mano temblaba, resistí la tentación de anotar la frase. Pude mirar

de reojo que se dio cuenta inmediatamente que no estaba prestando

atención. Rompió la tradición y contó un chiste en el primer minuto —

totalmente fuera de contexto. Si me hubiera reído, se habría dado cuenta

que estaba escuchando, así que me tapé la boca y seguí mirando por la

ventana.

Cuando habían pasado dos minutos, se levantó de la silla y empezó a

escribir en la pizarra —muy temprano. Otra vez se fijó que no estaba

tomando apuntes, y paró en medio del gráfico, sin terminarlo.

Puso el marcador en la mesa y caminó hacia el rincón del salón para

mirarme por el pasillo —tratando desesperadamente de hacer contacto

visual conmigo. Empecé a sudar, pero el tiempo pasaba, y no iba a prestarle

atención.

Finalmente, cedió. Este maestro eminente casi saltó por encima de las

sillas para acercarse a mí, y gritó, «Wilkinson, ¿qué estás mirando por la

ventana?»

Con una mirada tímida, me di vuelta y le dije, «Nada, profe, lo siento».

Miré mi reloj para determinar qué nota le daría. ¡Solamente tres minutos y

treinta y siete segundos habían transcurrido! ¡Increíble! Su tolerancia por un

solo alumno que no prestaba atención estaba limitada a 217 segundos.

19

Con esa experiencia fresca en mi mente, caminé a la próxima clase en

que enseñaba otro profesor. ¡Qué contraste! En un lado de la sala, había

muchos alumnos que nunca escuchaban, sino que hacían sus tareas para

otra clase. Sin embargo, a este profesor no le importaba; solamente se dio

vuelta hacia los alumnos en el otro lado de la sala. Su enfoque era, No es

mi problema si no quieren aprender.

¡Qué contraste de enfoque del maestro —y qué contraste de aprendizaje

de parte de los alumnos! ¡Un profesor podía tolerar sólo unos pocos

segundos que un solo alumno perdiera lo que estaba enseñando, mientras

que el otro permitía indiferencia durante todo el semestre!

¿Cómo le habría ido a usted en una prueba así, cuando un alumno

mirara por la ventana? ¿Le habría importado? ¿Estaría todavía avanzando

el reloj, sin que usted hiciera nada?

El Dr. Hendricks creía que el profesor era responsable por el aprendizaje.

Por contraste, el segundo profesor creía que él era responsable por pasar la

materia, sin importar si alguien aprendiera algo.

La mentalidad de la ley del agente

¡Qué ejemplo extraordinario de la ley del agente! El Dr. Hendricks creía

que como profesor, él era responsable de que yo aprendiera. Un agente es

la fuerza que produce una acción o un resultado, y él sabía que él era el

agente del proceso de aprendizaje. Se sentía responsable, y si el alumno no

aprendía, hacía lo que fuera necesario —cambiar su plan de la clase, su

estilo, contar un chiste irrelevante, incluso atravesar el salón para

confrontarme.

En contraste, la mentalidad del segundo profesor estaba limitada a su

responsabilidad de cubrir la materia, sin importar si alguien aprendía o no.

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Esta actitud fundamental es el corazón de Las siete leyes del

aprendizaje. En un sentido, todas las leyes son como una fila de dominós;

el primero controla todos los demás.

Cada maestro brillante que yo conozco comparte esta mentalidad y

siente que es su responsabilidad hacer que el alumno aprenda.

Pero, ¿sabe cuál es la mentalidad predominante en la predicación y la

enseñanza hoy? Ha sucedido un divorcio trágico —los maestros se han

separado de los alumnos y han redefinido la enseñanza como lo que ha

dicho el profesor en vez de lo que ha aprendido el alumno.

Los maestros han redefinido la enseñanza como «la expresión

coherente de un adulto frente a una clase de alumnos pasivos». Creen que

su responsabilidad principal es la de cubrir la materia en una manera

organizada.

Piensan que la enseñanza es lo que hacen ellos —están enfocados en

sí mismos. Muchos maestros cubren su materia y se van del salón con la

impresión de que han enseñado. Pero si tomáramos una prueba de sorpresa

a los alumnos, encontraríamos que no han aprendido nada. El divorcio entre

la enseñanza y el aprendizaje es trágico, y es la raíz de muchos de nuestros

problemas educacionales.

El Dr. Hendricks era modelo de una mentalidad revolucionaria. Él vio la

enseñanza, no tanto en términos de lo que él hacía, como en términos de lo

que hacían los alumnos. No estaba enfocado en sí mismo, sino en sus

alumnos. Ya que ese alumno mirando por la ventana no estaba aprendiendo,

el Dr. Hendricks se dio cuenta de que él no podía enseñar. Por eso dejó de

entregar su materia y corrió hacia atrás.

¿Puede imaginar la diferencia que haría en su vida y en la vida de los

alumnos si se uniera al Dr. Hendricks en esto?

Además, ¿qué dice Dios acerca de este tema de la enseñanza? ¿Podría

ser que hemos abandonado la perspectiva y la dirección que Dios ha dado

a los maestros?

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Hemos estado preguntando a la gente en nuestros viajes cómo definirían

las responsabilidades de un maestro. Una y otra vez dicen, «enseñar la

verdad», o «cubrir la materia», o «cumplir el plan de la clase». ¡El enfoque

de estas definiciones obviamente no está en el aprendizaje de los alumnos!

Por alguna razón pensamos que la enseñanza consiste en hablar. Si voy

al salón de clases, si alcanzo a cubrir la materia en mis apuntes, si le hago

reír un par de veces, si usted escribe apuntes y quizás haga un par de

preguntas, entonces yo le he enseñado. No, eso no es enseñar. La

enseñanza bíblica no existe hasta que los alumnos hayan aprendido. Si ellos

no han aprendido, yo no he enseñado.

¿Qué significa cuando la Biblia habla de «enseñar» y «aprender»? ¿Dios

separa la enseñanza y el aprendizaje? Miremos un par de versículos en

Deuteronomio que son semejantes, pero que tienen enfoques distintos. Uno

está centrado en la enseñanza, y el otro en el aprendizaje.

Llamó Moisés a todo Israel y les dijo: Oye, Israel, los estatutos y decretos que yo

pronuncio hoy en vuestros oídos; aprendedlos, y guardadlos, para ponerlos por

obra. (Deuteronomio 5:1)

¿Qué significa «aprender»?

Ahora, pues, oh Israel, escucha los estatutos y los juicios que yo os enseño, para

que los ejecutéis, a fin de que viváis, y entréis a tomar posesión de la tierra que el

Señor, el Dios de vuestros padres, os da. (Deuteronomio 4:1, LBLA)

¿Qué significa enseñar? ¿Cómo están relacionados los dos conceptos

—enseñar y aprender? ¿Están divorciados el uno del otro como hemos

llegado a creer?

Para captar el significado completo de estas palabras, investiguemos los

términos en el hebreo original. La palabra aprender en 5:1 es ítdmlw

[ulemadetem] y la palabra enseñar es dmlm [melamed]. Cuando se sacan el

prefijo y el sufijo de la palabra hebrea para aprender, queda la raíz dml

[lamad]. Cuando se sacan el prefijo y el sufijo de la palabra hebrea para

enseñar, también queda la raíz dml [lamad].

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¿Puede usted creer eso? ¡Es la misma palabra! Sí, la misma palabra

hebrea significa aprender y enseñar. ¿Se da cuenta de lo que significa eso?

No podemos separar la enseñanza del aprendizaje. Son casados, y son uno

solo. De alguna manera lo que hace el maestro y lo que hace el estudiante

deben estar inseparablemente relacionados.

Hay algo más que entender acerca de esta palabra hebrea para enseñar

y aprender. La raíz significa «aprender», pero cuando se modifica,

cambiando a una forma verbal llamada «piel», el significado cambia a

«enseñar».

Según la gramática hebrea, la idea fundamental de la forma «piel» es

«ocuparse con entusiasmo en la acción indicada por la raíz de la palabra».

¿Cuál es la raíz de esta palabra? «Aprender». Entonces, enseñar significa

ocuparse con entusiasmo en el aprendizaje del alumno. La forma «piel»

también significa «incentivar», «causar a otros a hacer algo», o «perseguir

con ánimo alguna acción».

¿Ve como la mentalidad bíblica es opuesta a la mentalidad típica? La

Biblia dice que enseñar significa «hacer que aprendan». Esto es el meollo

de la ley del agente. Ya no podemos considerar la enseñanza meramente

como algo que el profesor hace en el salón de clases. La enseñanza es lo

que hace el maestro en el alumno. ¿Cómo sabe usted si es buen maestro?

Por lo que aprenden sus alumnos.

Por eso el Dr. Hendricks dejó de hacer lo que estaba haciendo y atravesó

la sala para desafiarme. Él sabía que él no estaba enseñando porque yo no

estaba aprendiendo.

¿Puede usted imaginar lo que sucedería en las aulas de nuestro país si

los profesores volvieran a su heredad legítima? ¿Si caminaran entre las

sillas de las clases, no con sus apuntes, sino con sus alumnos? ¿Si hicieran

votos de ser obedientes al mandato bíblico de «hacer que aprendan»?

Produciría una revolución. El aprendizaje volaría de nuevo, la disciplina

23

volvería, y los alumnos comenzarían a disfrutar del aprendizaje en vez de

odiar la escuela.

El modelo de la ley del agente

La ley del agente se ilustra en este esquema. El cuadro de la izquierda

representa al «maestro» o al «comunicador». El cuadro del centro es el

«tema» o el «contenido». El cuadro de la derecha representa al «alumno» o

a la «clase».

Las dos flechas cortas representan las acciones del alumno o del

maestro. Normalmente el maestro se concentra en el tema —«expone» y

«expresa» el tema— mientras el alumno «escucha» y «escribe» esas

palabras. Fíjese en ambos puntos de concentración, están en el proceso de

pasar la materia. Lo que ocurre frecuentemente es una falta completa de

aprendizaje. Los estudiantes pueden poner sus mentes en «neutro», usando

solamente sus lápices, y se deslizan hacia el «pozo de la pasividad».

La mentalidad ponderada requiere que el maestro cambie su

concentración del tema hacia el alumno. Esto se representa con la flecha

24

más grande abajo, apuntando desde el maestro hacia el alumno con las

palabras «hacer que aprendan».

Una de las citas más llamativas que he leído ha sido la de un padre

frustrado que vivía en un barrio pobre. Hablaba del dramático fracaso del

sistema de educación en no causar que su hija aprendiera:

Ustedes operan un monopolio como la compañía de teléfono. No puedo elegir

dónde envío a mi hija a la escuela. Solamente puedo enviarla donde es gratis.

Y no está aprendiendo.

Esa es su responsabilidad: es la responsabilidad del director y del maestro, que ella

no está aprendiendo. Y cuando fracasan ustedes, cuando alguien le falla a mi hija,

¿qué sucede? No despiden a nadie. Nada sucede a nadie, excepto a mi hija.1

¡Qué trágico! ¡Pero es verdad! El libro Las siete leyes del aprendizaje se

escribió con el objetivo de capacitarlo a usted para cambiar lo que dice esa

cita. Usted enseñará tan eficazmente que nadie podrá ni pensar en mirar por

la ventana. Usted llegará a ser un agente efectivo en el proceso del

aprendizaje.

Las máximas de la ley del agente

Esta sección de las máximas sigue desarrollando el concepto principal

presentado en la mentalidad y el modelo. Para clarificar y aumentar su

comprensión, la «idea grande» que estamos considerando se investiga de

distintos ángulos y distintas perspectivas. Una máxima es una afirmación

breve de un principio general, o una verdad. Por lo tanto, cada máxima que

sigue refleja una faceta distinta del concepto de «hacer que aprendan».

Cuando termine esta sección, tendrá mejor comprensión del significado y la

importancia de lo que significa «hacer que aprendan». Cuanto más profunda

y completa sea su comprensión, más fácil será utilizar esta verdad en su

propia enseñanza.

1 Christianity Today, 10 de abril, 1981, 47.

25

Máxima 1: Los maestros son responsables de hacer que sus alumnos

aprendan

Era una oportunidad única para hacer un experimento. Era mi primera

clase mi primer día de mi primer año de enseñanza universitaria. Mi carrera

era una hoja en blanco, y mi reputación no se había establecido. Mis

alumnos no sabían qué esperar.

Comenzó la clase y empecé a enseñar tal como había aprendido de la

mayoría de mis profesores. Usted sabe, el bosquejo tradicional con puntos

principales y subpuntos.

Los estudiantes diligentemente tomaron apuntes. Después de

aproximadamente veinticinco minutos, le dije a la clase: «Por favor guarden

sus papeles; vamos a tener una prueba». Se podía casi escuchar como sus

corazones se detenían —a unísono. Eran alumnos del primer año, y esta

era su primera clase. Cuando di el aviso de la prueba —su primer día— su

mundo casi se vino abajo. Finalmente una jovencita sentada en la última fila

rompió el estruendoso silencio:

—Pero, señor, no hemos tenido la oportunidad de estudiar esto todavía.

—Yo sé, pero veamos cómo les va —dije.

No ofrecí ninguna explicación, porque habría arruinado el experimento.

Sonaron los cuadernos mientras buscaban papeles en blanco; entonces el

ambiente se puso muy quieto. Hice algunas preguntas sobre lo que había

enseñado en los primeros veinticinco minutos de «enseñanza».

Todos menos un par de alumnos reprobaron. Totalmente. Había mucha

tensión, y podía traducir las miradas que se hacían de un lado a otro de la

sala, «¡Voy a cambiar a otra clase!»

Entonces la jovencita en la última fila levantó la mano de nuevo.

Obviamente estaba acostumbrada a sacar buenas notas.

—¡Eso no lo puede contar! —protestó.

—¿Por qué no?

26

—¡No es justo! ¡No tuvimos tiempo para aprender la materia!

—¿Cómo le fue en la prueba?

Ella miró hacia abajo y dijo:

—Sesenta por ciento.

—¿Quién soy yo? —pregunté.

—El profesor.

—Y ¿qué debe hacer el profesor? Hacer la clase, ¿verdad?

Me detuve y sonreí.

—Si yo soy el profesor y soy responsable por enseñar la materia, ¿cómo

me va hasta ahora? ¿Qué nota me daría a mí?

Sus caras me indicaban que estaban por gritar.

—Señorita, si su nota revela cuán efectivamente enseñé la clase hoy,

¿qué nota me daría?

Nadie estaba respirando. Con todo su ser, esta señorita quería decirlo,

pero no estaba segura si debía. Así que le dije:

—Su nota es mi nota. Lo que usted aprendió o no aprendió depende de

mi trabajo como profesor. Así que su nota de sesenta por ciento indica que

no he hecho bien mi trabajo. No hice que aprendiera. ¡Deme una nota de

reprobado!

Los alumnos estaban atónitos.

Me saqué la chaqueta, me solté la corbata, y seguí.

—Ahora, ¿por qué están pagando tanto por esta curso sin esperar que

yo haga bien mi trabajo? ¿Cómo puedo «enseñar» durante casi treinta

minutos y nadie en la clase aprende nada? ¡Pensé que mi trabajo era ayudar

a ustedes a aprender!

Querían asentir con la cabeza. Algunos querían gritar de alegría. Esto

estaba empezando a tener sentido.

—Desde ahora en adelante, cuando ustedes vengan a esta clase, yo

asumiré la responsabilidad por su aprendizaje. Si vienen con la mente

27

abierta, y con el corazón dispuesto, entonces, yo cumpliré con mi deber

como profesor de llenar su mente y su corazón.

Durante los próximos veinte minutos, les enseñé. Les enseñé hasta que

aprendieran la materia. Entonces les tomé una prueba, y todos menos dos

sacaron la calificación más alta posible. Con una sonrisa, les dije que la

primera prueba no valía, porque no quería archivar tan acusatoria evidencia

de tan mala enseñanza. ¡Ah, el gozo de enseñar!

¿Cuántas veces usted y yo hemos estado sentados en una clase durante

una hora, cumpliendo con nuestro deber de escribir apuntes, y cuando

alguien nos pregunta qué aprendimos en la clase, ¡no podemos recordar

nada! ¿Podríamos decir bíblicamente que hemos «aprendido» algo? Ese

«pozo de pasividad» puede atraparnos si no tenemos cuidado.

¿Está captando la inmensa importancia de esta mentalidad, que el

maestro es responsable por el aprendizaje? Obviamente los alumnos son

responsables por aprender la materia, pero el profesor es responsable por

hacer que aprendan.

En gran parte, se ha hecho creer a las últimas generaciones de maestros

que no son los responsables, que solamente los alumnos lo son. Cualquier

intento de relacionar el rendimiento del alumno con la efectividad del

maestro rápidamente produce la tercera guerra mundial.

¿Es nuestro tema realmente nuevo, o solamente olvidado? ¿No hemos

abandonado trágicamente lo que antes era muy claro? Por ejemplo, ¿qué

cree usted que dice el diccionario en la definición de «enseñar»? ¡Qué

sorpresa! El diccionario define «enseñar» como «causar que se conozca

algo»2. Entonces, si a los estudiantes no se les ha «causado que conozcan

la materia», ¿ha sido eficaz el maestro? Posiblemente muchos profesores

2 N.del E.: Esta definición es una traducción al español de la definición en inglés

que aparece en el diccionario Merriam Webster.

28

hoy sean ineficaces porque ya no se consideran responsables por el

aprendizaje de los alumnos.

La médula de Las siete leyes del aprendizaje es un compromiso total con

la responsabilidad de hacer todo lo que se pueda para hacer que el alumno

aprenda.

Hace años mi hijo y yo estábamos hablando de la enseñanza, y le

pregunté si alguna vez había tenido que aprender algo una y otra vez, algo

que tenía que aprender, pero que no pudo.

Se rió y dijo:

—¡Sí! ¡Lenguaje! ¿Tú sabes cuántas veces he aprendido lenguaje,

papá? Todavía no lo entiendo.

Dije:

—David, nunca te han enseñado lenguaje.

—¿Qué quieres decir?

—Si no lo aprendiste, tu profesor no te lo enseñó.

—Claro que sí. Estudiamos lenguaje por semanas.

—David, ¿te siguió enseñando hasta que aprendiste?

—No, papá. Dijo que tenía que seguir adelante.

—Bueno, ¿había otros alumnos en tu clase que tampoco aprendieron?

Se rió.

—Muchos, papá. La mayoría de mis amigos tampoco lo entendieron.

Pero tuvimos que seguir adelante con el libro.

Lo puede entender ahora, ¿verdad? La profesora de mi hijo pensaba que

tenía que cubrir la materia del libro, en vez de enseñar a sus alumnos. Esta

ley dice que la profesora no enseñó, porque no hizo que sus alumnos

aprendieran.

Aunque insistimos sin vacilar que el maestro es responsable, tenemos

que agregar inmediatamente que comparte esta responsabilidad con otros:

los alumnos, sus padres, otros individuos, y la sociedad en general. El

29

profesor no es el único responsable por los alumnos, pero es a él a quien

estamos considerando en este libro.

Cuando la gente empieza a entender esta ley, comienzan a asumir su

responsabilidad. Ha sucedido tantas veces cuando enseño este curso en

todo el mundo. Se ilumina y el maestro se da cuenta, «es mi

responsabilidad». Entonces todo cambia, porque cuando usted y yo

aceptamos nuestra responsabilidad legítima, como lo desea Dios, el

aprendizaje vuela.

Una noche durante la cena familiar, mi hijo anunció que no iba a sacar

muy buena calificación en matemática. Cuando le pregunté qué pasaba, me

informó cortésmente:

—Papá, las calificaciones en matemática no son culpa mía. Mi profesor

es aburrido y la clase es terrible. ¡Necesita asistir a un curso de Las siete

leyes del aprendizaje, porque no está haciendo que aprendamos!

Mi esposa me miró, y yo capté que estaba pensando, «¿Qué estás

enseñando a nuestros hijos?» Me di cuenta de que la situación reclamaba

una explicación creativa inmediata.

—Bueno, hijo, estás olvidando la ley del estudiante —dije.

—¿Qué? ¡Nunca hablaste de esa ley en la conferencia!

—Yo sé. Estoy inventándola ahora para ti y para todos los que intenten

seguir tu ejemplo creativo. La ley del estudiante dice que el estudiante es

responsable por aprender, a pesar de la calidad del maestro. ¿Me explico,

David? Cuando seas profesor, enseña como si fueras cien por ciento

responsable. Cuando seas alumno, aprende como si fueras cien por ciento

responsable.

Podía ver que no le gustó a David, pero a mi esposa sí le gustó.

—Pero, entonces, ¿quién es responsable, papá? ¿Yo y mi profesor?

—¡Sí! ¡Lo entendiste, David! Los dos son cien por ciento responsables.

Y, no te olvides, hijo, ¡tendrás que rendirme cuentas por el cien por ciento

tuyo de este curso!

Omar
Resaltado

30

(Los comentarios de David me hicieron recordar el dicho de Joseph

Bayly, «¡No dejes que la escuela interfiera con la educación de tu hijo!»)

La ex secretaria de educación de los Estados Unidos, Shirley M.

Hufstedler, tenía razón cuando dijo: «El secreto del éxito de un maestro es…

que acepte personalmente la responsabilidad por el éxito o fracaso de cada

alumno. Los maestros que asumen personalmente la responsabilidad por

los éxitos y los fracasos de sus alumnos… producen alumnos con mayor

rendimiento».3

Máxima 2: Los maestros tendrán que rendir cuentas a Dios por su

influencia

La hermana de la responsabilidad es la rendición de cuentas. Cuando

alguien nos delega responsabilidad por un cierto proyecto, normalmente

tenemos que rendir cuentas por los resultados.

La Palabra de Dios claramente revela que cada uno rendirá cuentas a

Dios por el cumplimiento de sus instrucciones.

Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo,

para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo,

sea bueno o sea malo. (2 Corintios 5:10)

Habrá un día futuro de rendición de cuentas. Todos tendremos que rendir

cuentas por nuestras motivaciones, palabras, acciones, y fidelidad. Pero

Dios ha dicho que algunos tendremos que rendir cuentas más que otros.

Repetidamente la Biblia nos advierte que los líderes tenemos una

responsabilidad más seria, y que tendremos que rendir cuentas por ella.

Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que

recibiremos mayor condenación. (Santiago 3:1)

Santiago es claro: los maestros seremos juzgados más estrictamente

por Dios porque tenemos mayor responsabilidad. Daremos cuenta a Dios,

3 U.S. News & World Report, 8 de septiembre, 1980, 48.

31

no solamente por cómo vivimos, sino también por cómo enseñamos.

Tenemos que enfrentar un juicio más estricto por nuestro trabajo como

maestros.

Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras

almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no

quejándose, porque esto no os es provechoso. (Hebreos 13:17)

El autor de la Carta a los Hebreos también dice que los que tienen

posiciones de autoridad tienen que dar cuenta. Por esta razón, el autor

anima a los creyentes que están bajo su cuidado a obedecerlos y someterse

a ellos, haciendo así más fácil para ellos cumplir su responsabilidad. Según

este versículo, parece que no solamente los maestros rendirán cuentas, sino

también sus alumnos.

Hay varias implicaciones prácticas de esta máxima. Primero, ¡la única

razón que Dios pide cuentas a los maestros es que somos responsables!

Segundo, Dios ve el papel y la responsabilidad de la enseñanza como algo

extremadamente importante. No permita que la falta de respeto en nuestra

sociedad por los maestros minimice el honor que usted les da. Tercero, deje

que el énfasis de Hebreos 13:17 le impacte plenamente. Recuerde, maestro,

«velad por sus almas», ¡y no solamente por sus calificaciones!

Finalmente, algunas clases y algunos alumnos le darán más dolores de

cabeza que otros. Recuerde que tales clases y tales individuos son parte del

territorio de la enseñanza. Aun el Maestro de maestros tenía alumnos como

los saduceos, los fariseos, y el sanedrín, quienes atacaban no solamente el

contenido de su enseñanza, sino también su reputación, y finalmente su

vida. No se deje engañar por el concepto falso que, si enseña por los motivos

correctos y con todo su corazón, todo resultará automáticamente de

maravilla. ¡Puede ser que no resulte así! Dios nunca prometió darle una

clase que siempre responda gozosamente a usted y al tema que está

enseñando.

32

Fije sus expectativas claramente. Enseñe cuando sienta gozo, y enseñe

cuando sienta dolor. Enseñe porque Dios lo ha llamado y comisionado.

Enseñe por causa de las calificaciones de sus alumnos en su prueba, y

enseñe por causa de las calificaciones en su propio Examen Final.

Máxima 3: Los maestros son responsables, porque ellos controlan el

contenido, el estilo, y al orador

Aunque no siempre lo parece, el maestro tiene un control increíble sobre

el proceso de la enseñanza-aprendizaje. El maestro es el agente que

produce el resultado. Por esa razón, es justo que el Señor nos pida cuentas.

Considere un momento lo que el maestro puede controlar:

1. Control completo sobre el contenido. El maestro puede controlar cada

palabra que pronuncia. Si quiere cambiar el contenido en algún momento,

por cualquier razón, lo puede hacer. Si quiere dar una ilustración, lo puede

hacer. Si quiere profundizar en alguna área y pasar por encima de otra, lo

puede hacer. Si quiere contar un chiste para romper con el aburrimiento, lo

puede hacer.

2. Control completo sobre el estilo. El maestro también puede controlar

su estilo y método de entregar el mensaje. Si quiere susurrar o gritar, quedar

quieto o saltar, batir las manos o cruzar los brazos, todo está bajo su control.

De la misma manera, puede dividir a los alumnos en grupos pequeños, dar

un discurso, dirigir una discusión, tener un panel o un debate, mostrar una

película, o hacer un mini-drama.

3. Control completo sobre el orador. El maestro también se controla a sí

mismo. Puede vestirse como quiera, formal o informal—aun disfrazarse.

Puede llegar temprano y quedarse después. Puede hablar con los alumnos

o mantenerse distante de ellos. Puede sentarse, pararse, o caminar. El

maestro tiene control completo sobre el orador.

33

¿Puede ver cuánto control tiene el maestro sobre casi todo en el proceso

de enseñanza-aprendizaje? Es asombroso cuando piensa en el increíble

poder y la libertad del maestro (dentro de ciertos límites, por supuesto).

El maestro tiene control sobre cada aspecto del proceso de aprendizaje

excepto uno —¡el alumno! Si el profesor debe hacer que el alumno aprenda,

pero no lo puede controlar, ¿cómo funciona esta ley?

El maestro hace que el alumno aprenda por el buen manejo del

contenido, del estilo, y del orador. Estos tres elementos tienen un poder

increíble para hacer que el alumno aprenda.

¿Sabe usted lo que hace un maestro eficaz? Los maestros eficaces

controlan estos tres elementos correctamente. Los maestros ineficaces no

lo hacen.

Hay ilustraciones de esto en las salas de clases en todo el país cada día.

Hace poco mi hija me habló de una de sus clases.

—Es un desastre, papá. La gente habla, tira cosas, no aprendemos

nada.

Una semana el profesor (utilizo esa palabra con reservas) estaba

enfermo y llegó un profesor sustituto. Jennifer no pudo creer la diferencia.

Dentro de unos minutos no podía reconocer la clase. Nadie estaba

hablando, estaban aprendiendo, incluso disfrutaban del contenido por

primera vez durante el semestre.

Entonces Jennifer dijo algo que nunca olvidaré:

—Papá, yo sé que no es muy bueno de mi parte decirlo, pero ¡espero

que mi profesor no se mejore muy pronto!

Todos podemos identificarnos con eso, ¿verdad? Es triste… porque no

es necesario.

Puedo garantizar que el profesor oficial había decidido hacía mucho

tiempo que los problemas del desorden en la clase no eran culpa de él.

Probablemente pensaba que los niños eran completamente desordenados

34

por sí solos. La verdad era que él era el desordenado, porque no manejaba

bien el contenido, el estilo y el orador.

¿Sabe usted cuál es la única diferencia entre las dos experiencias de mi

hija? Fíjese en lo que tenían en común:

La misma escuela

El mismo contenido

El mismo día de la semana

Los mismos estudiantes

Los mismos objetivos de la clase

Entonces ¿cuál fue la diferencia? El profesor, ¿verdad? Pero, ¿qué cosa

acerca del profesor?

No fue el color de su pelo

No fue su estatura

No fue su peso

No fue el tipo de ropa que usaba

No fue su personalidad

No fue el vehículo que manejaba

Entonces, ¿qué?

La única diferencia fue que el profesor eficaz sabía hacer que los

alumnos aprendieran, modificando lo que hacía, lo que decía, y cómo lo

decía.

Los maestros ejemplares desarrollan una capacidad mayor para

entender el proceso de aprendizaje, y reconocen inmediatamente el

problema que impide el aprendizaje, y ponen en práctica la solución

correspondiente.

Muchas veces los profesores culpan a otros diciendo, «hay un problema

con mi clase», cuando el único problema lo tienen ellos. El primer paso en

resolver este problema casi universal es identificar el problema. Una vez que

el problema sea obvio, entonces será más fácil implementar la solución

35

correcta. (El método de la ley del agente —que estudiaremos en el próximo

capítulo— revela cómo determinar el problema y su solución.)

Máxima 4: Los maestros deben medir su éxito por el éxito de sus

alumnos

Supongamos que usted es un director de escuela, y está entrevistando

a dos candidatos para enseñar ciencia. ¿Cuál de estos dos elegiría?

Candidato A. Mujer, cuarenta y ocho años, casada con tres hijos adultos,

maestría en ciencia, veinte años de experiencia, ha publicado varios

artículos en revistas, ha servido en varios comités administrativos, está

trabajando en su doctorado, y tiene como pasatiempo cultivar orquídeas que

han obtenido premios.

Candidato B. Hombre, veinticinco años, soltero, tiene un gato llamado

Whiskers, tiene bachillerato en ciencia, tres años de experiencia, no ha

publicado ningún artículo o libro, ha servido en el comité de aseo, está

considerando estudiar para una maestría en un par de años, su hobby es el

esquí sobre el agua, y ayuda como voluntario en el parque zoológico.

Hay que decidir. ¿Elegiría A o B?

Créame o no, no hay manera de saber cuál sería mejor. Si la definición

de enseñar es «hacer aprender», entonces ninguna de las dos descripciones

da ningún indicio de la capacidad de enseñar de cualquiera de los dos.

Ni el género

Ni la edad

Ni el estado civil

Ni los títulos que tenga

Ni los artículos que haya publicado

Ni los comités en que haya servido

Ni los pasatiempos

Ni siquiera los años de experiencia

36

Por supuesto, sus credenciales son relevantes e importantes. Pero

ninguna nos dice nada de la eficacia de la persona como maestro en la sala,

porque tienen que ver con su propia persona, pero no indican lo que puede

hacer en la vida de los alumnos. Cada uno podría ser pésimo profesor, o

excelente.

El único dato que prueba qué clase de maestros son es el rendimiento

de sus alumnos previos al fin del año académico, comparado con su

rendimiento al comienzo.

Después de enseñar esta ley del agente en una conferencia reciente, un

comerciante bien vestido, que tenía aproximadamente cincuenta años, vino

caminando con decisión hacia la plataforma. Obviamente tenía algo en

mente.

—He decidido después de todos estos años volver a la universidad para

sacar una maestría en negocios —dijo—. Pero algo pasó recién que me

molestó mucho. Tuve que tomar un curso de estadística, y la profesora era

jefe del departamento. Estaba ansioso de estudiar con esta profesora

eminente, pero ¿sabe lo que dijo la primera clase? ¡Dijo que el setenta por

ciento fracasan en el curso! Primero, estaba impresionado. Pensé, ¡qué

buena profesora! Pero ahora me he dado cuenta de que al contrario, no era

tan buena profesora. ¡Solamente treinta por ciento de su clase aprobó!

El comerciante tenía razón. Esa profesora puede ser líder importante,

muy inteligente, y destacada autora, pero su rendimiento como profesora

merece una calificación muy baja. Nunca lo olvide. Los maestros hacen que

los alumnos aprendan la materia, y los maestros ejemplares hacen que

grandes cantidades de alumnos aprendan grandes cantidades de materia.

No solamente contratamos a las personas de acuerdo con normas

equivocadas, sino también premiamos y promovemos a la gente por razones

equivocadas. ¿Cuál de los dos profesores abajo recibiría mayor

reconocimiento, una promoción, y un aumento en su salario? Estos

37

profesores enseñan el mismo curso en la misma escuela al mismo tipo de

alumnos de la misma edad:

1. El profesor A terminó su segunda maestría, mientras los alumnos del

profesor B sacaron calificaciones 25% mejores que los alumnos del profesor

A en el examen nacional en la materia que enseñan.

2. El profesor A publicó tres artículos en una revista profesional, mientras los

alumnos del profesor B ganaron tres premios en una competencia regional.

3. El profesor A sirve en el comité de educación de la región, mientras los

alumnos del profesor B sacan un promedio de calificaciones más alto.

4. El profesor A recibe la mayoría de los votos de los profesores por el premio

«profesor del año»; el profesor B era número quince en la lista. El profesor

B recibe la mayoría de los votos de los alumnos por el premio «profesor del

año», y el profesor A era número quince en la lista.

La filosofía aceptada en este libro es que, aunque no se puede negar

que las actividades y los comités y los títulos son importantes, la prueba más

importante de la eficacia de un profesor es el rendimiento de los alumnos.

A veces las mismas cosas que promovemos pueden minimizar la

eficacia de la enseñanza. Teníamos un chiste cuando era estudiante de

postgrado: decíamos que cuanto más títulos tenía el profesor, cuanto menos

eficaz era en su enseñanza. Más conocimiento no necesariamente lo hace

mejor profesor. Puede parecer poco tradicional, pero sería interesante medir

el rendimiento de los alumnos de un profesor antes y después de que saque

un nuevo título.

Ahora, no me entienda mal. Estoy a favor de la educación superior y

estoy constantemente animando a otros a seguir estudiando. Yo asisto a

cursos, miro videos de entrenamiento, escucho audio casetes, leo libros, y

asisto seminarios. Pero el énfasis tiene que estar siempre en el resultado de

esas actividades educacionales, y no en la acumulación de ellas.

Lo que vale es lo que hace el alumno, no lo que hace el profesor. Si el

alumno tiene éxito, entonces el profesor también tiene éxito.

38

Máxima 5: Los maestros hacen mayor impacto con su carácter y su

compromiso que con su comunicación

Esta máxima compara el impacto de «quién es el profesor» (carácter y

compromiso) con el impacto de «qué dice el profesor» (comunicación). El

carácter siempre influye más que la comunicación.

Considere su propia vida como alumno. Elija uno o dos profesores

favoritos. Probablemente su selección tiene más que ver con el aprecio que

usted les tiene como personas que con el contenido de sus clases.

Esos proverbios eternos son verdad: «Lo que haces habla más

claramente que lo que dices», y «los hechos hablan más fuerte que las

palabras». Cuando las palabras y las acciones se contradicen, las acciones

siempre superan las palabras.

Desdichadamente, el mundo y la iglesia frecuentemente cantan la misma

canción, creyendo que las palabras son más importantes. Hace poco un

diácono de una iglesia local me dijo que el directorio de su iglesia había

votado seis contra tres para retener a su pastor, ¡un hombre en medio de un

divorcio, y a punto de casarse con otra mujer de la misma iglesia!

Le pregunté cómo su iglesia podía rebelarse tan abiertamente contra los

principios bíblicos.

—Ah —dijo—, nuestro pastor es tan buen predicador que no queremos

perderlo. Además, una iglesia más grande en otro estado le ha hecho un

llamado para ser pastor de su congregación. Probablemente tendremos que

aumentar su sueldo para que siga con nosotros, pero casi todos lo quieren,

excepto por unos pocos conservadores testarudos.

¿Es posible que ese pastor viva abiertamente en pecado, dividiendo su

propia familia y la familia de otra mujer, y todavía sea un excelente

predicador?

Sí, creo que sí.

Algunos de los mejores profesores y predicadores del mundo están

abiertamente en contra de Cristo. Muchos de los hombres que predican en

39

los púlpitos más influyentes del país no sostienen las doctrinas del

nacimiento virginal, la inspiración de las Escrituras, la resurrección de Cristo,

o la deidad de Cristo. No obstante, su poder de oratoria y persuasión son

increíbles. Sus palabras nos pueden hacer llorar. Pero el hecho de ser

movido a lágrimas no significa que Dios esté de acuerdo con él, o que esté

bendiciéndolo.

Nos equivocamos rotundamente cuando pensamos que, solamente por

el hecho de enseñar eficazmente, o ser un pastor amable, o predicar con

convicción, que la mano del Señor esté sobre esa persona. La mano del

Señor no puede estar sobre una persona que rechaza la deidad de Cristo;

la Biblia lo llama un «enemigo del evangelio».

Cuando esa iglesia decidió retener a su pastor, tomó una posición

públicamente a favor del pecado y en contra del Salvador. La comunidad de

no creyentes una vez más blasfemará la causa de Cristo porque aun ellos

pueden reconocer una atrocidad inmoral.

Pero ¿qué sucede con la predicación persuasiva de ese pastor? Vuelva

en unos cinco años y verá los frutos de lo que está sembrando ahora. Ya se

puede ver la palabra Icabod4 grabada sobre la puerta de entrada. Lo he visto

muchas veces, sin excepción. Los principios divinos del ministerio siempre

han sido los mismos: primero, el carácter, después la comunicación. Por eso

son tan claras las epístolas 1 Timoteo y Tito —la vida del comunicador debe

estar en armonía con el mensaje antes de que predique el mensaje.

De hecho, el carácter siempre controlará el contenido —a la larga.

Cuando el Espíritu de Dios está apagado, y se le da rienda suelta al pecado,

no solamente elimina la presencia del Espíritu en la enseñanza, sino pronto

también eliminará la presencia de las Escrituras. El maestro o el predicador

comenzará a moldear el contenido para ajustarse a su estilo de vida. Me

4 1 Samuel 4:21

40

hace temblar pensar que ese pastor, su nueva esposa, y los seis diáconos,

tendrán que rendir cuentas en otra corte por la atrocidad que han cometido.

Cuando pido a los adultos que seleccionen al maestro que más influencia

ha tenido en sus vidas, siempre es el que mostraba el carácter más noble y

el mayor compromiso. Esos maestros normalmente no eran los más fáciles,

ni los más difíciles en el salón de clases, pero tenían algo especial que

despertaba respeto genuino y admiración. Nosotros, sus estudiantes,

deseábamos ser como ellos algún día.

¡Que sus estudiantes deseen ser como su maestro!

Máxima 6: Los maestros existen para servir a sus estudiantes

Todos disfrutamos de una deliciosa cena en un restaurante, servido con

elegancia. ¿Qué le parecería si la próxima vez que visitara su restaurante

favorito, y pidiera un vaso de agua, la mesera dijera, «¡Vaya a buscarla

usted! ¿Qué le pasa? ¿No sabe servirse usted mismo? No soy su esclava,

¿sabe?» Usted saldría de ese lugar, pensando que es el peor servicio

recibido en su vida. Probablemente nunca volvería.

Usted piensa en la mesera como su sirvienta. Una parte de lo que usted

paga es su buena voluntad para servirlo —ese es su trabajo. Pero, si

estuviera en un paseo varios días después, comiendo un picnic, tendría otra

relación con la misma señora que era la mesera. No esperaría que le sirviera

de la misma manera, porque tiene otro rol en esa situación. Los roles que

tenemos influyen en decidir si una cierta conducta es apropiada.

Ahora considere el rol del maestro. ¿Quién debe servir el vaso de agua,

traer la comida, y preguntar si desean algo más? Desgraciadamente,

muchos que somos profesores hemos olvidado que somos siervos. Muchas

clases sufren de una inversión de roles, en que el estudiante ha llegado a

ser el sirviente. Los maestros han olvidado que existen para suplir las

necesidades de los estudiantes, y no para suplir sus propias necesidades.

41

¿Por qué es tan fácil reconocer este problema cuando lo vemos en el

restaurante, pero tan difícil de reconocerlo en la sala de clases?

Recuerdo la primera vez que tuve que hablar a una multitud hace

muchos años. Mi corazón palpitaba, mis piernas temblaban, me transpiraban

las manos, ¡y estaba orando que el Señor volviera en ese mismo momento!

Sentado a mi lado estaba un conferencista destacado con mucha

experiencia. Mientras cantábamos el himno, antes de que yo hablara, le dije:

—¡Estoy tan nervioso! ¡No sé si puedo hacer esto!

Sin vacilar, este gran hombre dijo:

—Bruce, ¡no seas tan arrogante y centrado en ti mismo!

No es algo que quieras escuchar justo antes de hablar. Le pregunte:

—¿Qué quiere decir?

—Estás pensando mucho en ti mismo, en cómo te irá, y en qué pensarán

de ti, por eso estás nervioso. Si pudieras quitar la vista de ti mismo un

momento y pensar en la gente y en sus necesidades, comenzarías a

preocuparte por ellos y no estarías tan nervioso. Cuando estamos tan

concentrados en nosotros mismos, nos ponemos nerviosos. Cuando

empezamos a concentrarnos en las personas, el Señor nos utiliza.

Entonces sonrió y volvió a cantar el himno, como si no hubiese pasado

nada. Y yo volví al Señor para un momento de ajuste espiritual. Decidí dejar

de preocuparme por mis propias necesidades, y empecé a atender las

necesidades del público. Los nervios se calmaron, o por lo menos

empezaron a calmarse.

Servir a los estudiantes es como amar a nuestros hijos. Frecuentemente

hacemos cosas para nuestros hijos, pensando que estamos comunicando

amor, sin que ellos lo perciban así. De manera semejante, muchas veces

los profesores tratamos de servir a nuestros estudiantes, pero los alumnos

no lo perciben. Posiblemente sea porque inconscientemente los maestros

hacemos cosas que comunican exactamente lo opuesto de nuestras

intenciones.

42

En todo este libro, presentaré muchas maneras de servir a sus alumnos

en forma concreta; maneras que reconocerán y apreciarán. En la ley del

potencial, aprenderá formas prácticas para comunicar amor a sus alumnos.

En la ley de la necesidad, conocerá los secretos que Cristo usó para motivar

a sus alumnos a desear lo que enseñaba. En la ley de la retención, verá

algunos enfoques revolucionarios para enseñar la materia en forma veloz.

Las siete leyes apuntan al mismo asunto: ¿cómo el maestro puede servir

al alumno? Al entender y practicar estas leyes, la motivación reemplazará la

frustración. Tendrá una cantidad increíble de habilidades transferibles que

funcionan con cualquier curso que enseñe y con alumnos de cualquier edad.

¿Cómo podemos decir esto? Porque los principios son universales, como la

gravedad, y cuando los practicamos, nuestros alumnos sienten que les

hemos servido.

Únase con la pequeña tropa de maestros que entran la sala de clases

con decisión, y con el propósito claro de servir a sus estudiantes con todo

su corazón, su mente, y su alma.

Máxima 7: Los maestros que practican la ley del agente pueden llegar

a ser maestros ejemplares

Había una posición disponible para profesor en una escuela en Dallas, y

muchas personas se presentaron. Finalmente, quedaron dos candidatos

finalistas.

El primer hombre había enseñado treinta y cinco años; la otra candidata

estaba en su segundo año como profesora. El profesor con experiencia

estaba seguro de que ganaría el trabajo. Pero para en el fin de semana, ya

se había tomado la decisión de elegir a la señorita.

El hombre mayor estaba furioso. Fue rápidamente a la sala donde estaba

en reunión el comité, y exigió una explicación de por qué no lo habían

contratado —después de todo, él tenía treinta y cinco años de experiencia.

El director sabio se detuvo un momento y contestó:

43

—Señor, es verdad que ha estado enseñando durante treinta y cinco

años, pero no pude ver ninguna mejoría durante todo ese tiempo. Como yo

lo veo, ¡usted ha repetido treinta y cinco veces!

A diferencia de la noción popular que los maestros ejemplares nacen así,

creo que los maestros ejemplares no nacen así, tampoco se fabrican, sino

que son mejorados. Creer que algunos nacen como maestros ejemplares es

tan ilógico como creer que algunos nacen como grandes científicos. Por

supuesto, hay grados distintos de capacidad innata, pero la mayoría de los

que tienen éxito en su campo lo logra con mucho esfuerzo y perseverancia

durante mucho tiempo.

Saque de su mente el otro concepto falso de que la grandeza viene en

pasos gigantescos de mejoría. La verdadera eficacia se desarrolla durante

muchos años, paso a paso.

Cada año en nuestro ministerio vemos evidencia concreta de esta

verdad. Tenemos la tradición de reconocer los mejores instructores del año.

Inevitablemente siempre hay por lo menos una sorpresa. Un año tuve

discusiones intensas con el decano de la facultad acerca de uno de los

profesores de menor rendimiento. Tenemos unos estándares de exigencia

muy altos para nuestra facultad de los seminarios, y yo trataba de convencer

a nuestro decano de despedir a este hombre. Finalmente me dijo:

—Dale otro año para mejorar. Si no mejora, yo mismo lo despediré.

Yo cuestionaba su apoyo hacia a este hombre de tan poco éxito, y él

dijo:

—El hombre está trabajando más que nadie en la facultad para

superarse. Está viendo los videos de los mejores maestros, pide a su esposa

y a sus amigos que lo evalúen constantemente, y siempre me pide consejos

para mejorar. Creo que lo puede lograr, y realmente lo desea de todo

corazón.

Al año siguiente, cuando se hicieron las evaluaciones para determinar a

los diez mejores, ¡adivine quién lo logró! El mismo hombre que yo quería

44

despedir el año anterior. ¿Tenía las habilidades naturales especiales para

llegar arriba? No, no las tenía. Los mejores rara vez son las personas con

más talento natural, sino los que tienen la pasión en su corazón para utilizar

lo que Dios les ha dado, y tratan de alcanzar el máximo de su potencial.

El meollo de la ley del agente

La esencia de la ley del agente se resume en tres palabras:

«Hacer que aprendan».

El maestro es el agente del proceso de aprendizaje, y debe aceptar la

responsabilidad de hacer que sus alumnos aprendan.

Conclusión

Como usted ya captó, esta primera ley del agente es la piedra angular

sobre la cual todas las demás leyes son edificadas: El maestro es

responsable por el aprendizaje de los alumnos.

Algunos profesores han tenido este sentido de compromiso y

responsabilidad toda su vida, pero son pocos. Para otros, este compromiso

viene con dificultad y trauma, pero cambia sus clases y sus corazones para

siempre. Finalmente, desdichadamente hay algunos que nunca asimilan

este compromiso en sus corazones. No solamente son ellos los que sufren,

sino también sus alumnos.

Como yo enseño a maestros, he aprendido a valorar a los que han

decidido guardar este compromiso en sus corazones, especialmente a los

que han tenido que pasar por fuego para desarrollarlo. De todas las historias

de tales peregrinajes, mi favorita es la de Teddy Stallard.

Teddy Stallard seguramente calificaba como uno de los «perdedores».

No estaba interesado en sus estudios. Usaba ropa sucia y arrugada que olía

45

mal. No se peinaba. Tenía una expresión vacía, sin sentimientos —una

mirada lejana. Cuando la señorita Thompson le hablaba a Teddy, siempre

contestaba con monosílabos. No era atractivo, no tenía motivación, era

distante, y simplemente difícil de amar. Aunque su profesora decía que

amaba a todos los alumnos en su clase, no era exactamente la verdad.

Cuando ella calificaba las tareas de Teddy, sentía un placer perverso al

poner una «x» al lado de las respuestas equivocadas, y cuando ponía una

calificación de reprobado en sus hojas, siempre lo hacía con mucho

entusiasmo. Debería haber sabido; tenía los archivos de Teddy y sabía

bastante de él. Los documentos decían:

Primer año: Teddy muestra mucha promesa con su trabajo y su actitud, pero tiene

una situación mala en su casa.

Segundo año: Teddy podría trabajar mejor. Su madre está gravemente enferma.

Recibe poca ayuda en la casa.

Tercer año: Teddy es un buen niño, pero muy serio. Aprende lentamente. Su madre

murió este año.

Cuarto año: Teddy es muy lento, pero tiene buena conducta. Su padre no muestra

interés.

La navidad llegó y los niños de la clase de la señorita Thompson le

llevaron regalos. Amontonaron los regalos encima de su escritorio y se

acercaron para mirar mientras los abría. Entre los regalos había uno de

Teddy Stallard. Estaba sorprendida que le había llevado un regalo. Estaba

envuelto en papel café y estaba cerrado con cinta adhesiva. En el papel

estaba escrito simplemente, «Para la señorita Thompson de Teddy».

Cuando abrió su regalo, vio un brazalete barato, con solamente la mitad de

las piedras falsas, y un perfume barato.

Los otros niños empezaron a reírse, pero la señorita Thompson los hizo

callar cuando se puso el brazalete y se aplicó un poco de perfume en su

muñeca. Levantó la muñeca y les dijo:

46

—Huele muy rico, ¿verdad? —Todos los niños, captando la idea,

asintieron inmediatamente.

Al final del día, cuando todos los demás niños se habían ido, quedó

Teddy solo con la profesora. Se acercó al escritorio y le dijo en voz baja:

—Señorita Thompson,… señorita Thompson, usted huele igual que mi

mamá… y su brazalete luce bonito en su brazo también. Me alegro que le

hayan gustado mis regalos.

Cuando Teddy salió, la señorita Thompson se arrodilló y pidió perdón a

Dios.

Al día siguiente, cuando los niños llegaron a la escuela, había una nueva

profesora. La señorita Thompson era otra persona. Ya no era solamente una

profesora; había llegado a ser una agente de Dios. Era una persona

comprometida a amar a sus niños y a hacer cosas que tendrían

consecuencias más allá de su vida. Ayudaba a todos los niños, pero

especialmente a los más lentos, sobre todo a Teddy Stallard.

Al fin del año académico, Teddy mostraba una mejoría dramática. Había

alcanzado el nivel de los demás alumnos, incluso tenía mejor rendimiento

que algunos.

No escuchó nada de Teddy por muchos años. Entonces un día recibió

una carta que decía:

Querida señorita Thompson:

Quería que usted fuera la primera persona en saberlo. Voy a graduarme este año

segundo en mi clase.

Cariñosamente,

Teddy Stallard

Cuatro años más tarde, llegó otra carta:

Querida señorita Thompson:

Acaban de decirme que me graduaré primero en mi clase. Quería que usted fuera

la primera persona en saberlo. La universidad no ha sido fácil, pero me gusta.

Cariñosamente,

Teddy Stallard

47

Y cuatro años después:

Querida señorita Thompson:

Desde hoy día, soy el Dr. Ted Stallard, médico. ¿Qué le parece? Quería que usted

fuera la primera persona en saberlo. Me voy a casar el próximo mes, el 27 para ser

exacto. Quisiera que usted fuera a la boda y que se sentara en el lugar donde se

habría sentado mi madre si estuviera viva. Usted es mi única familia ahora; papá

murió el año pasado.

Cariñosamente,

Teddy Stallard

La señorita Thompson fue a la boda y se sentó en el lugar de la madre.

Mereció el asiento, porque había hecho algo para Teddy que nunca olvidó.5

¿Qué regalo le puede dar a sus alumnos, querido maestro? En vez de

dar algo que se compra con el dinero, tome el riesgo de dar algo que vivirá

mucho tiempo después de usted. Sea extremadamente generoso. Dé el

regalo que solamente usted puede dar —a usted mismo— a los alumnos de

su clase. A todos ellos. Dé tanto de sí mismo que aprenderán algo tan

profundo y significativo que lo invitarán a su boda, porque parece muy

natural.

Preguntas para reflexión

1. ¿A quién consideraría usted el mejor profesor que ha tenido en su vida?

¿Cuáles son las tres características más destacadas que hizo que fuera su

maestro favorito? ¿Qué compromiso tenía con «hacerle aprender»? ¿Qué

habría pasado si hubiese perdido ese compromiso?

2. ¿Cómo definirían la enseñanza la mayoría de los profesores hoy? Si usted

llegara de otro planeta con la tarea de averiguar qué hacen en estos edificios

5 Anthony Campolo, «Who Switched the Price Tags?» [¿Quién cambió las

etiquetas?] (Waco, Texas: Word Books, 1986), 69–72.

48

que llamamos «escuelas», y usted visitara invisiblemente una clase del

quinto año, otra del noveno año, y otra del undécimo año, ¿qué informe

escribiría a su supervisor? Recuerde que nunca ha visto una escuela antes,

así que tendrá que olvidarse de la imagen previamente formada para

desarrollar una respuesta.

3. El presidente de su país le ha pedido que desarrolle un nuevo modelo para

contratar, entrenar, y pagar a los profesores. El único requisito es que quiere

que los estudiantes de su país lleguen a estar en el primer lugar en el mundo

académicamente en los próximos tres años. Le ha dado completa libertad y

autoridad, y un presupuesto sin límite; cada decisión es suya, y no será

cuestionada, sino solamente evaluarán los resultados. Su única petición es

que su modelo sea gobernado por no más de siete principios. ¿Qué

principios establecería usted?

4. Considere por un momento su trabajo de profesor. ¿Cuánto ha influido el

concepto de que es su responsabilidad hacer que los alumnos aprendan?

Supongamos que yo podría mágicamente hacer que usted tuviera esta

actitud en el máximo grado. Después de una semana de enseñanza, ¿cómo

describirían sus alumnos la diferencia entre el viejo «usted» y el nuevo

«usted»? ¿Cuál de los dos «ustedes» preferiría ser? ¿Por qué?

49

2

LA LEY DEL AGENTE; EL MÉTODO Y LOS

MAXIMIZADORES

Había intentado todo, y mi vehículo todavía no andaba bien. En el

momento menos esperado, comenzaría a hacer ruidos y a fallar. Finalmente,

me rendí y fui a mi taller favorito, donde el mecánico de confianza había

reparado mi automóvil durante años.

Después de unos momentos, avisó que no podía encontrar nada malo,

y que tendría que conectar mi vehículo a una «máquina de diagnóstico».

Nunca había visto una máquina de diagnóstico, así que pregunté si podía

mirar.

Abrió la cubierta del motor, desconectó un par de cables, y los conectó

a su computadora. Cuando se activó la máquina, empezaron a pestañar las

luces, y en un instante el mecánico empezó a reír. Dijo:

—Bueno, la razón por la que nunca pudiste ver este problema es que

hay un corto circuito en uno de los cables que causa un inconveniente de

vez en cuando. Pero no se puede ver a simple vista.

Cambiaron el cable, y pronto estaba en camino, con el motor sonando

suavemente. Pero no pude olvidar la máquina maravillosa. Entonces me

vino la idea: ¿no sería bueno tener una máquina de diagnóstico para

maestros? Si los alumnos no estuvieran trabajando, podría conectar algunos

de ellos a la máquina, ¡y sabría inmediatamente cuál es el problema!

A veces da la impresión que el proceso de enseñar y aprender es un

misterio incomprensible. Un día su enseñanza funciona mejor que un

automóvil de carrera, y otro día parece tan lenta que tendrá que ir al taller

para reparaciones. Si usted se ha preguntado alguna vez cuál es el

problema en sus clases, entonces anímese: una «máquina de diagnóstico»

realmente está disponible. Al finalizar este capítulo, usted tendrá la

50

capacidad de identificar el problema en unos minutos, y sabrá cómo

solucionarlo.

En contraste con los sistemas numerosos de un automóvil, el proceso

de aprendizaje tiene solamente cinco sistemas principales que controlan su

éxito o fracaso. Por lo tanto, es más fácil buscar la fuente del problema en

un grupo de estudiantes que en un vehículo. Con un poco de entrenamiento,

usted puede ganar la habilidad de discernir por qué algo no está

funcionando, y también la habilidad de arreglar el problema.

Desempaquemos esta «máquina de diagnóstico» para maestros, y

veremos si puede aprender a usarla. (¡No requiere baterías!)

El método de la ley del agente

Piense un momento acerca de lo que debe estar presente para que haya

una experiencia de enseñanza-aprendizaje en el aula cristiana. La siguiente

lista nombra las cinco cosas principales que están en cada aula y cada

escuela dominical y cada estudio bíblico en el hogar.

1. Los alumnos —los individuos que aprenden la materia.

2. La materia —el contenido o la habilidad que se aprende.

3. El estilo —la manera o el método por el cual se enseña el contenido.

4. El orador —el instructor o el maestro que causa el aprendizaje.

5. El Espíritu —la presencia y la influencia del Espíritu Santo.

Estas son las causas fundamentales del aprendizaje. La manera en que

se manejan estas cinco cosas determinará el éxito o el fracaso en la clase.

Si la enseñanza está funcionando bien —es decir, si usted está haciendo

que los alumnos aprendan— es porque estos cinco factores están en

armonía. Si la enseñanza no funciona bien, uno o más de los cinco factores

está mal, y necesita ajuste.

Cada uno de los cinco factores controla alguna parte del proceso de

enseñanza-aprendizaje, y cuando no funciona bien, algo predecible sucede.

51

Cuando el motor de su vehículo no parte, y no encienden las luces, ¿qué

sistema tiene problemas? Correcto, es el sistema eléctrico. Probablemente

puede hacer que funcione el motor con cables conectados a la batería de

otro vehículo.

Este concepto es extremadamente importante: Los problemas del

sistema de enseñanza casi siempre son los mismos y casi siempre tienen

las mismas soluciones.

Cuanto más entiende usted este principio, más fácilmente puede

reconocer los problemas y resolverlos. La enseñanza no es una habilidad

tan complicada que solamente las personas superdotadas puedan hacerla.

Al contrario, la enseñanza es un grupo de habilidades aprendidas que están

disponibles para cualquiera que desee adquirirlas. Al continuar con las siete

leyes, conocerá principios revolucionarios que puede usar inmediatamente

en sus clases. Entonces, cuando los alumnos no están motivados, o son

desordenados, o no están aprendiendo, sabrá cambiar la situación. Cuanto

más tiempo enseña, más soluciones tendrá en su repertorio. Cuanto más

soluciones utiliza eficazmente, más alumnos lo llamarán un maestro

excelente. Cuando suceda eso, ¡se habrán realizado mis sueños para este

libro!

El método de la ley del agente: Tres relaciones principales

Hay tres relaciones principales que ocasionan un impacto directo sobre

la mayoría de las situaciones en las clases. Estas relaciones tienen que ver

con cómo usted el maestro se relaciona con su materia, con sus alumnos, y

con su estilo. Posteriormente en este libro hablaremos de su relación con el

Espíritu Santo y consigo mismo.

La gente siempre está sorprendida por el hecho de que, después de

observar su clase unos pocos minutos, puedo explicar por qué no está

funcionando bien, y les puedo decir lo que deben hacer para arreglar el

52

problema. Está a punto de aprender algunas de las verdades que lo hacen

posible.

En el diagrama usted puede ver que el «maestro», o el orador, está en

el cuadro inferior. La «exposición» está en el cuadro de la izquierda, el

«estudiante» está arriba, y el «estilo» está a la derecha. Estas relaciones

que están siempre presentes gobiernan la gran mayoría de los éxitos y los

fracasos en la clase. Fíjese que todas las flechas en este diagrama

empiezan con el maestro/orador, y terminan con el estudiante.

El método de la ley del agente se concentra en cómo se relacionan la

exposición, el estudiante, y el estilo con otros factores que estudiaremos en

otros capítulos. Por ejemplo, en la ley de la retención, aprenderá a enseñar

la materia en forma veloz. En la ley de la necesidad, conocerá los cinco

pasos que utilizó Jesús para motivar a sus alumnos, para que pueda usarlos

cada vez que enseña. La ley del potencial enseña a cultivar en sus alumnos

la capacidad de alcanzar su máximo potencial. Cada ley, entonces, se

construye sobre la base de las tres relaciones principales, preparándolo para

ser un excelente «agente del aprendizaje» entre sus alumnos.

La exposición de la materia representa el «qué» de la enseñanza, el

estudiante es el «quién», y el estilo es el «cómo». La enseñanza entonces

determina cómo enseñar qué a quién. El maestro debe desarrollar el

contenido (manifiesta el contenido), debe discipular a sus alumnos (moldea

53

su carácter), y debe entregar el contenido usando el estilo apropiado

(maneja las condiciones).

Cada uno de nosotros relaciona estos aspectos de una manera distinta,

pero siempre hay un aspecto que destacamos más que otros. Algunos

somos más eficaces con el contenido (orientado a la exposición); otros no

brillan con su contenido, pero influyen mucho en el carácter de sus alumnos

(orientado al estudiante); y otros se destacan en su manera de entregar la

materia, hacen que las condiciones sean interesantes, motivadoras, y

capten la atención (orientado al estilo).

Dedíquese un momento a identificar cuál de estas tres relaciones usted

maneja mejor. Lea las siguientes descripciones, y coloque un número «1»

al lado de la relación que lo describe mejor, un número «2» para la segunda

más importante, y un número «3» para la que menos lo describe:

□ Orientado a la exposición. «Me gusta el contenido. Casi siempre tengo

dos o tres veces más materia de la que necesito, y frecuentemente me

encuentro apurándome al final de la clase para terminar a tiempo. Disfruto

de explicar cosas, y quiero que mi clase tenga una comprensión completa.

Me encantan las listas de material, y siento una necesidad fuerte de conocer

los datos yo mismo. Me gusta hacer investigación en libros y comentarios.

A veces tengo que cuidar de no hacer la materia demasiado complicada para

el alumno promedio de mi clase.»

□ Orientado al estudiante. «Me gustan los alumnos. Siento que son más

amigos que alumnos. Estoy interesado en cada uno de ellos, y disfruto de

su compañía tanto fuera del aula como dentro ella. Me gusta compartir

historias con ellos acerca de mi propia familia, y siento que mis alumnos son

mi familia extendida. A veces tengo que cuidar de no alejarme demasiado

del tema, pero quiero ayudarles todo lo que pueda.»

□ Orientado al estilo. «Me gusta lo que sucede durante el proceso de

aprendizaje. Me encanta sentir la electricidad de la clase, ver a los alumnos

que están atentos a cada palabra. Me gusta usar mi propia creatividad en la

54

clase, y siempre estoy encontrando nuevas cosas que hacer para mantener

el interés. Los alumnos disfrutan de mis clases porque no son aburridas. A

veces me excedo un poco en mis esfuerzos creativos para hacer que las

clases sean frescas y vivas, pero los alumnos siempre aprecian la

espontaneidad y la variedad. Me encanta enseñar y no puedo esperar para

que la clase comience —¡cuanto más grande es la clase, más me gusta!»

¿Ha descubierto su relación más fuerte? Si no, pregunte a un amigo,

porque probablemente es claro para todos menos para usted.

Normalmente se puede identificar qué tipo de maestro es cada persona

en nuestros seminarios por lo que hace durante el refrigerio.

Si la persona está orientada al contenido, irá directamente a la mesa

donde se venden libros, y comprará algunos recursos. Incluso, ¡las personas

muy avanzadas en esta orientación tomarán las Biblias nuevas en sus

manos para sentir el olor de las páginas nuevas! Si una persona está

orientada a los alumnos, no se levanta inmediatamente de su asiento. Se da

vuelta para conversar con el vecino, preguntando por su esposa, sus niños,

su trabajo, su casa, su color favorito, su día favorito de la semana,.… Al final

del día, las personas muy avanzadas en esta orientación pedirán su

dirección y teléfono, y comenzarán una amistad de por vida.

Si una persona está orientada al estilo, en el momento que anuncian el

descanso, se pondrá de pie, dará una palmada e irá a buscar un refresco

hablando animadamente acerca de las ayudas visuales de cuatro colores.

(¡La persona orientada al contenido ni siquiera se dio cuenta de que tenían

cuatro colores, y la persona orientada a los alumnos quería ver más fotos de

personas y perritos!) Las personas muy avanzadas en esta orientación

estarán anotando en sus cuadernos cómo habrían enseñado la clase, y

están escribiendo los chistes y comentarios interesantes para usar en su

próxima clase.

55

¿Ve cómo funciona? Cada uno de nosotros se inclina hacia un lado u

otro. Veamos un poco más acerca de estas relaciones principales para

mejorar la perspectiva.

Relación 1: El maestro y su contenido

Cuando el contenido es su mayor fuerza, sus alumnos probablemente lo

llamarán a usted «erudito», «cerebro», o «docto». Le gusta pensar en la

materia, y se siente cómodo con el mundo de ideas y pensamientos, incluso

más que pensar en sus alumnos (y obviamente más que pensar en esos

métodos creativos que parecen una pérdida de tiempo). Le encantan las

fuentes originales, y usted siempre lamenta que no haya dominado mejor el

griego, el hebreo, el latín y el alemán, para poder profundizar más todavía

en la materia.

Sus alumnos piensan que usted es inteligente, y que sabe mucho acerca

de muchos temas. Les gusta escuchar sus respuestas, porque siempre

tienen sentido —frecuentemente disfrutan más el tiempo de preguntas que

la presentación misma. Sus alumnos probablemente piensan que usted

espera demasiado de ellos, y que enseña muchas cosas que no son

necesarias, pero usted tiende a pensar que todo es importante. Nadie siente

que no está aprendiendo en sus clases, pero algunos alumnos tienen que

esforzarse mucho para seguir su ritmo.

En mis estudios de postgrado, tenía como profesor a un clásico

representante de este tipo de relación. En la segunda clase del semestre,

un alumno levantó la mano, y pidió más información acerca de un punto que

parecía totalmente insignificante. Los compañeros mostraron caras de

incredulidad y molestia cuando lo escucharon, y nadie esperaba que el

profesor pudiera dar mucha explicación.

Años después, todavía recuerdo con asombro lo que hizo el profesor.

Asintió con la cabeza, como para decir que la pregunta mostraba mucha

comprensión del tema, tomó con una mano el dedo pulgar de la otra mano,

56

y apretó su mano contra su frente, y se concentró. Procedió a nombrar una

serie de libros que tenían la respuesta, y continuó, «tomo dos, página 246,

página izquierda, columna derecha, la línea siete u ocho». Entonces cerró

los ojos y citó tres o cuatro párrafos del texto.

Primero pensé que era un chiste, así que durante el recreo, corrí a la

biblioteca y busqué el tomo y la página. ¡Estaba maravillado cuando

descubrí que lo había citado palabra por palabra!

Excepto por sus excursiones ocasionales en la teología profunda,

cuando citaba las fuentes originales en alemán, todos comenzamos a querer

mucho a este profesor, y sentíamos que nos hacía crecer en nuestro

conocimiento. Fue una de las experiencias más increíbles de toda mi

carrera.

Pero tales capacidades tienen su lado flaco. Este mismo profesor nos

contó que una vez fue a hablar en una conferencia durante un fin de semana

en Houston, Texas. Cuando volvió a Dallas en avión, se quedó esperando a

su esposa a que pasara a buscarlo. Después de una hora, la llamó por

teléfono para ver si se había olvidado.

—¿Dónde estás? —preguntó ella.

—En el aeropuerto de Dallas, por supuesto —contestó—, pero ¿dónde

estás tú?

—En la casa —dijo—, esperándote.

Hubo un largo silencio, seguido por:

—Cariño, ¿olvidaste que fuiste en automóvil a Houston?

Si usted siente que su lado más débil es el contenido, entonces

probablemente está inseguro acerca de su materia, y depende mucho de

sus apuntes escritos. Cuando alguien levanta la mano en la clase, está

muriendo por dentro, porque piensa que no sabrá la respuesta. No quiere

que nadie se dé cuenta que no sabe, así que le dice que hablará con él

durante el recreo. Secretamente está orando que se olvide de la pregunta

57

para el recreo. Probablemente sea más fácil para usted usar los apuntes de

otra persona, y nunca está seguro de si tiene buen contenido para la clase.

Relación 2: el profesor y el alumno

Cuando su relación con los alumnos es su mayor fuerza, sus alumnos

probablemente le llamarán «amigo», dirán que usted les anima mucho, y

que usted los comprende. Usted encuentra fácil relacionarse con sus

alumnos. Probablemente tenga más interés en sus alumnos que en el

contenido de su clase o el estilo. Después de todo, los alumnos son la razón

por la cual usted enseña. Le gusta compartir con ellos acerca de su propia

vida, sus luchas y victorias, y la clase parece una gran familia. A veces se

encuentra almorzando en la cafetería con los alumnos en vez de estar con

los otros profesores. Usted desea acercarse a los alumnos, no alejarse de

ellos.

Sus alumnos piensan que usted es amable y práctico. Sienten que se

preocupa por ellos, y que es una persona auténtica y transparente. Vienen

a verlo cuando tienen problemas —muchos piensan que usted es el único

profesor que les comprende y que puede ayudarles.

Cuando era más joven, yo estudié con un profesor orientado a los

alumnos. Parecía que pasábamos más tiempo contando historias y

escuchando sus historias familiares que hablando de la materia del curso.

Nuestro desafío era ver cuánto tiempo podríamos distraerlo de su materia.

Muchas veces pudimos hacer que nos contara historias durante el período

completo. Cuando se dio cuenta que el semestre estaba terminando y que

había avanzado solamente un par de páginas de sus apuntes, empezó a

dictar histéricamente sin parar durante las últimas clases, para tener algo

que pudiera preguntarnos en el examen final. Pero no nos importó;

pensamos que era increíble. Habríamos hecho cualquier cosa por él.

Si esta relación es su debilidad, entonces usted no está cómodo con los

alumnos. Prefiere llegar justo en el momento que comienza la clase, y

58

siempre tiene algún motivo para salir inmediatamente después de la

campana. Probablemente no se sienta cómodo contando historias

transparentes de su vida personal. Sus alumnos probablemente le digan

«señor», «señora», «señorita», «profesor», profesora«, «doctor», o

«doctora». Nunca usarían su primer nombre. Usted piensa que cierta

distancia es saludable para enseñar eficazmente. Si no tiene cuidado, sus

alumnos lo pueden considerar indiferente o frío, pero usted sabe que no es

verdad para los que lo conocen. Los alumnos posiblemente piensen que sus

clases son muy teóricas y no muy prácticas. Probablemente capten que le

interesa más el contenido que el alumno. Les molesta que usted todavía no

conozca sus nombres cuando están a mediados del semestre.

Relación 3: El profesor y su estilo

Cuando el estilo es su mayor fuerza, posiblemente sus alumnos le

llamarán un buen comunicador, un orador destacado, o bueno para motivar.

Le gusta la comunicación, y está emocionado al ver que los alumnos

responden a lo que usted les enseña. Le gusta revisar y revisar su materia,

asegurando que tenga buenas historias, buenos visuales, y que el bosquejo

esté armonizado, haciendo aliteración. No solamente quiere que su materia

tenga sentido, sino que debe tener una buena presentación y debe sonar

bien. Frecuentemente pasa tanto tiempo pensando en cómo presentar la

materia como en desarrollar el contenido. Usted es espontáneo y disfruta el

desafío del momento, buscando sacar lo máximo. Cuando enseña, lo hace

con todo el corazón, y se siente cansado pero fascinado cuando termina.

Sus alumnos piensan que usted es un gran profesor, y la mayoría

disfruta de sus clases. Vienen con entusiasmo y la hora parece pasar

volando. Aprecian su intensidad y su capacidad para mantener la clase

interesante y motivadora. Les gusta su creatividad y variedad. Muchos de

ellos sienten que su clase es su hora favorita del día, porque se van

motivados y llenos de entusiasmo.

59

Quizás usted haya tenido una profesora que era «puro estilo». No

solamente enseñaba con buen estilo, sino también se vestía con buen estilo.

Cuando su clase entraba, sentía la electricidad de anticipación. Sus muros

estaban llenos de carteles, fotos, y tareas destacadas. Parecía hacer que

los conceptos más complicados fueran fáciles de entender. A diferencia de

la mayoría de los profesores, a ella no le gustaba dictar la materia. Prefería

el drama, grupos pequeños, la discusión espontánea, sesiones para enfocar

un tema especial, conferencistas de visita, y películas —todo era parte de

su manera de hacer un ambiente maravilloso para aprender.

Si el estilo es su lado débil, entonces probablemente siempre dicta sus

clases, y no piensa usar un retroproyector. Prefiere estar parado detrás de

un púlpito, y cuando sale de su protección, se siente parcialmente desnudo.

En cuanto al drama, eso es para Hollywood y las películas. Según usted,

¡los grupos pequeños son la mejor forma de compartir la ignorancia!

Después de todo, en el Sermón del Monte, Jesús dictó su clase, ¿verdad?

Si esta área es su debilidad, sus alumnos probablemente piensan que

sus clases son aburridas y que todo es demasiado predecible. Les parece

que a usted le interesa más la materia que la comunicación de la materia. Si

hace calor en la sala, o si es muy tarde, los alumnos pueden empezar a

cabecear y cerrar los ojos, porque no los mantiene interesados.

Cómo identificar el problema en su clase

Los problemas en la clase se hacen evidentes a través de las actitudes

y las acciones de los alumnos. Si está mala, los alumnos le dirán.

La siguiente lista son quejas de estudiantes normales de la enseñanza

secundaria acerca de los profesores y sus clases. Vea si puede identificar el

problema fundamental —si es del contenido, de la relación con los alumnos,

o si es del estilo— antes de ver la respuesta. Después de identificar el

problema, le daré varias posibles soluciones. Para los dos primeros

60

problemas, he incluido respuestas más extensivas. Vea si puede encontrar

sus propias respuestas para los otros.

1. «No puedo soportar a mi profesor. Dudo que conozca mi nombre.

Además, no le importa si estoy vivo o muerto. ¡No voy a estudiar en su

clase!»

Problema: Relación con los alumnos —los estudiantes sienten que el

profesor no se preocupa por ellos.

Solución: Demuestra en forma concreta a través de ilustraciones

personales y gestos de afirmación pública que usted realmente se preocupa

por ellos.

• Memorice inmediatamente los nombres de sus estudiantes y llámelos

por sus nombres cada vez que hable con ellos.

• Comience las próximas clases con una historia personal, demostrando

que usted es una persona verdadera con sentimientos de victoria y de

fracaso. Durante la próxima semana, pase más tiempo contando de fracasos

que de éxitos.

• En un momento apropiado, comparta sus razones personales por las

cuales quería ser profesor, y explique lo que le gustaría ver suceder en las

vidas de sus alumnos.

• Anime frecuentemente a los estudiantes con comentarios en la clase y

con notas escritas en sus tareas. Afírmelos individualmente y como grupo.

Dígales que está contento de que están en su clase.

• Preste atención y haga contacto visual con los que están más lejos,

porque probablemente ellos se sientan aislados y marginados.

• Entregue un cuestionario anónimo con preguntas como, «Me gustaría

que mi profesor dejara de», y «Me siento más desanimado en este curso

porque», y «Si yo fuera profesor de esta clase desde mañana, lo primero

que haría es». Haga los cambios correspondientes inmediatamente y

abiertamente.

61

2. «Dictar, dictar, dictar; eso es lo único que hace mi profesor

ahora.»

Problema: Estilo —el único método que usa el profesor para entregar su

contenido es dictar una conferencia, y esto llega a ser aburrido y cansado

para el alumno.

Solución: Variar la forma de enseñar regularmente—aún la mejor carne

o el mejor postre se convierte en algo rutinario después de mucha repetición.

• Mantenga un registro del porcentaje de tiempo que está dictando.

Cuanto más jóvenes son los alumnos, menos toleran el método de dictar.

• Varíe su estilo de clase entre tres aspectos básicos —lo que usted hace

en la clase, lo que pide que los alumnos hagan, y lo que usted hace junto

con los alumnos.

• Reduzca el contenido en un veinticinco por ciento un par de semanas,

para tener más tiempo para usar métodos alternativos de enseñanza.

• Comience la clase con un método creativo, y aún más importante,

termine los últimos cinco minutos con algo creativo. La gente recuerda la

introducción y la conclusión más que cualquier cosa entre medio. Busque

ideas en un libro de métodos de enseñanza.

• Produzca expectación, avisando que habrá una película especial o una

visita importante la próxima semana. Asegúrese de que su clase sepa que

está tratando de servirles mejor con estos métodos.

Ahora estudie estos siguientes problemas. ¿Qué soluciones específicas

podría ofrecer?

3. «Mi profesor tiene la cabeza en las nubes. Nadie entiende lo que

está diciendo en la mitad de sus clases.»

Problema: Contenido —el profesor está presentando material muy

complejo o demasiado extenso para los alumnos en esta situación.

62

Solución: Deje de tratar de cubrir toda la materia, y comience a enseñar

a los alumnos. Simplifique el contenido y asegure que están comprendiendo,

antes de continuar. (Ver la ley de la retención.)

4. «Lo único que hacemos es llenar los espacios en las notas

durante toda la clase. No permite discusión, y tenemos que escribir

todas nuestras preguntas en una tarjeta, para que él conteste en la

siguiente clase. ¡Qué aburrido! ¡Podría haber leído el texto

simplemente! ¡Por lo menos tenía fotografías!»

Problema: Estilo —el profesor piensa que el mejor método para

comunicar la materia es que los alumnos llenen los espacios.

Solución: Deje de frustrar a sus alumnos, usando un método que ellos

sienten que está debajo de su nivel y que es innecesario. Busque nuevos

métodos de instrucción.

5. «Las clases son estúpidas. Lo único que hacemos es hablar de

cosas simples que ya estudiamos hace dos años. No aprendemos nada

nuevo.»

Problema: El contenido —el profesor está repasando materia que ya

aprendió la mayoría de los alumnos, y tiene muy poca materia nueva. El

profesor ha perdido contacto con el nivel de los alumnos.

Solución: Reorganice las próximas tres lecciones para minimizar el

repaso y aumentar materia nueva. Destaque con entusiasmo la nueva

información que les va a enseñar, explicando cómo les va a ayudar.

Duplique la cantidad de información que presente.

6. «No puedo creer que el profesor espere que leamos estos libros

—estamos en el décimo año, y mi papá dice que él leía estos libros en

63

la universidad. Tengo que buscar cada palabra por medio en el

diccionario.»

Problema: Contenido —el profesor ha perdido el contacto con la

capacidad de los alumnos, y posiblemente esté tratando de exigirles

demasiado.

Solución: Avise inmediatamente que habrá un cambio en las tareas, y

explique que hay tres niveles de lectura: libros básicos, libros retadores, y

libros avanzados. Trate de motivarlos a mirar las tres categorías y a

seleccionar algunos que están un poco arriba de sus capacidades. En

principio, nunca enseñe al nivel del diez por ciento más capacitado, sino trate

de alcanzar el nivel promedio, y ofrezca desafíos especiales para los que

pueden llegar más arriba.

7. «La clase es un circo —está totalmente fuera de control. Los

alumnos tiran cosas, hablan entre ellos, se burlan de la profesora, y la

profesora siempre está gritando. Cuando no soporta más, rompe en

lágrimas.»

Problema: Los alumnos —la profesora ha abandonado su autoridad y su

liderazgo, para dejar que los alumnos dominen el ambiente.

Solución: Establezca reglas de conducta en clase, y negocie con los

alumnos una lista de las consecuencias si no se cumplen. Escriba una copia

de esta lista y colóquela en algún lugar donde todos puedan verla. Ponga en

práctica las consecuencias positivas y negativas.

¿Parecen conocidas estas quejas? Cada uno de estos comentarios es

una señal verbal de fracaso en la enseñanza, de disfunción del aprendizaje.

Cada uno es innecesario, y está dentro de su control como maestro. Como

ha descubierto en el proceso, la máquina de diagnóstico de la enseñanza es

fácil de usar, y la solución se puede aplicar inmediatamente.

64

Los maximizadores de la ley del agente

El propósito de la sección «maximizadores»1 en cada una de las siete leyes es

capacitarlo aun más en el método recién explicado, presentando siete puntos

adicionales acerca de cómo sacar provecho del método. Estos siete maximizadores

lo capacitarán para tener más habilidad al asumir su vocación de «hacer que los

alumnos aprendan».

Maximizador 1. Ame a sus estudiantes consistentemente e

incondicionalmente

Jesús nos dio el maximizador más importante cuando dijo: «Amarás al

Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.

Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante:

Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende

toda la ley y los profetas» (Mateo 22:37–40).

De los cuarenta y nueve maximizadores presentados en este libro, este

primero es el ganador sin competencia. Amar a sus estudiantes

profundamente y continuamente aumentará su impacto en sus vidas más

que los otros cuarenta y ocho juntos.

Incluso, según 1 Corintios 13, si usted y yo no amamos realmente a

nuestros alumnos, todo lo demás que hacemos en la clase no sirve de nada.

Es muy especial estar en una clase donde el énfasis principal de los

esfuerzos y del afecto del profesor está puesto en los alumnos. Parece que

el amor por los alumnos ya no está de moda. De alguna manera la

admonición bíblica de amar ha sido tan debilitada que pocos captamos la

profundidad de nuestra vocación. Estamos satisfechos con preparar las

lecciones, enseñar con entusiasmo, y quizás llamar a nuestros alumnos en

una emergencia o tener una actividad social una vez al año.

1 Nota del traductor: El autor ha inventado un término propio en inglés (maximizer). Considero que

la palabra maximizador, aunque no está en el diccionario, es la mejor manera de expresar el mismo

concepto en español.

65

Hemos permitido también que nuestra definición del amor sea vaciada

de emociones. Las palabras intenso, ardiente, celoso, o ferviente no se usan

para describir las clases. ¿Debe usted tener pasión? ¿No le parece increíble

que podemos hacer cosas muy positivas hacia otras personas, pero sin

tener amor? Por ejemplo, 1 Corintios 13 menciona dos acciones más allá de

la imaginación de la mayoría de nosotros —dar todos nuestros bienes para

alimentar a los pobres, y sacrificarnos como mártires— y dice que es posible

hacerlas sin amor. Y sin amor, no significan nada.

El amor produce acciones, por supuesto, porque algunas de sus

acciones se mencionan en 1 Corintios 13:4–7: «El amor es sufrido, es

benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se

envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda

rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre,

todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.» Pero, ¿el amor bíblico incluye

pasión y fervor? 1 Pedro 4:8 da una respuesta clara y específica: «Y ante

todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud

de pecados.»

Tener «amor ferviente» significa tener sentimientos intensos y sinceros.

Por lo tanto, usted y yo debemos hacer un esfuerzo en involucrarnos

intensamente y emocionalmente con nuestros alumnos, debemos amarlos

fervientemente.

Aunque sea sorprendente, creo que todos los maestros «aman», sin

excepción. Cuando observa su conducta, puede determinar rápidamente lo

que aman. Nuestra conducta refleja nuestros valores y nuestros afectos. Los

amores principales de los profesores consistentemente caen dentro de las

siguientes categorías:

1. Amor por el contenido. Estos son los maestros que se emocionan y

se motivan tanto con la materia que pierden de vista a los alumnos. La gran

mayoría de su tiempo de preparación está dedicada al contenido. Están tan

66

enamorados de lo que dicen que nunca tienen tiempo o energía para fijarse

en quién escucha lo que dicen.

2. Amor por la comunicación. Estos son los maestros que se emocionan

y se motivan tanto con la idea de hablar en público, ¡que pierden de vista al

público! Se les sube la adrenalina mientras caminan por la plataforma. Les

entusiasma la respuesta del público. Las pausas llenas de significado, el

subir y bajar de volumen, el humor en el momento perfecto, la frase bien

usada, la conclusión llamativa, los gestos artísticos; todo combina para crear

el evento. El aplauso. El honor. Es amor por el evento en vez de amor por

los alumnos.

3. Amor por el estilo de vida del maestro. Estos son maestros que

enseñan para que puedan ser libres para hacer lo que realmente quieren

durante las vacaciones, y especialmente durante el verano. Estos individuos

no ven la enseñanza como una vocación, sino como una fuente de ingreso.

Los alumnos son algo que el profesor tiene que soportar.

¿Cuánta pasión y fervor tenía Jesús por la comunicación con sus

alumnos, con el mundo? Jesús dejó su gloria celestial para sacrificarse por

el bien de su «clase». Enseñó la verdad con todo su corazón, con toda su

alma, y con toda su mente —y finalmente con toda su vida. ¡Cristo murió

para enseñarnos la verdad! Ese es el amor apasionado que tenía Cristo por

sus alumnos.

A fin de cuentas, el mejor comentario que usted y yo podemos recibir

como maestro será, «¡Veis como ama a sus alumnos!»

Maximizador 2: Ponga en práctica sus talentos y dones, siendo usted

mismo

¿Ha escuchado alguna vez a un conferencista, y deseado poder hablar

como él? La mayoría de nosotros nos encontramos deseando poder enseñar

o predicar como otra persona, como si el poder del púlpito viniera a través

de la imitación.

67

Un gran predicador habló una vez en el culto cuando yo estaba en mi

primer año del seminario, y entregó uno de los sermones más inspiradores

que he escuchado en mi vida. Estaba tan impresionado que transcribí la

cinta completa. No podía esperar para predicar esta obra de arte. Finalmente

una pequeña iglesia pidió que un alumno fuera a predicar, y tuve mi gran

oportunidad.

Empecé a predicar este sermón con toda mi alma. Cuando llegué a la

segunda página, sin embargo, miré a la congregación y quedé espantado;

el aburrimiento había ganado a todos. Pensé que me hacía falta usar los

gestos del gran predicador, que también había memorizado —así que los

intenté. Dos señoras en la primera banca se miraban y se encogían de

hombros. Yo movía los brazos más dramáticamente todavía.

Di vuelta a la página y empecé a citar el hebreo y el griego. «¡Espera

que escuchen esto!», pensé dentro de mí. Pero algunos ya estaban

cabeceando. Desesperado, miré a mi ayuda idónea para recibir una sonrisa

de afirmación. Cuando la encontré en la tercera banca, vi que tenía una cara

de confundida. Entonces ella comenzó a mover la cabeza de un lado a otro

con incredulidad. Perdí mi lugar en el manuscrito, y mi estómago me dio

aviso que no estaba muy contento con la tensión. Faltaban catorce páginas.

Cuando salimos del estacionamiento, había caído en un hoyo oscuro de

desesperación. Avisé a mi esposa que era el colmo, que iba a renunciar a

mis estudios en el seminario al siguiente día. Dije que Dios había cometido

un error trágico al llamarme a predicar.

Darlene estaba callada al principio. Finalmente, ella predicó su sermón

del día, pero en vez de catorce páginas, era de un solo párrafo.

—Cariño, el Señor te ha llamado a predicar, pero no te ha llamado a

predicar los sermones de otra persona. ¿Y qué hacías con los brazos? ¡Ese

no era tu estilo! Dios no te puede bendecir si tratas de ser otra persona, y no

la persona que él quiso.

68

¡Ese fue un momento decisivo en mi ministerio! Si no hubiese sido por el

consejo de mi esposa, posiblemente no hubiera terminado el seminario y

entrado al ministerio. Me comprometí a nunca más predicar el sermón de

otro hombre, o copiar el estilo de otra persona.

Temo que a veces deseemos cosas de la carne para lograr algo

espiritual. Sin darnos cuenta, empezamos a buscar algo bueno en el lugar

equivocado. Sacamos la conclusión que, si tuviéramos los dones de la otra

persona, nuestra enseñanza sería mucho más poderosa. Eso es territorio

peligroso, y no es bíblico.

Aparentemente es una tendencia humana universal envidiar los dones

de otros, y subestimar los dones propios. Las Escrituras nos enseñan que la

envidia es obra de la carne, y no del Espíritu. Cuando deseamos algo que

Dios ha dado a otra persona, y no a nosotros, secretamente estamos

rebelándonos en contra de la voluntad de Dios para nosotros. Dios nos ha

creado, y ha dirigido la formación de nuestras características físicas,

mentales, y emocionales (Salmo 139:15–16).

Cuando deseamos los dones de otra persona, estamos considerando

solamente el lado humano del ministerio. Deseamos los talentos de otros

solamente cuando olvidamos la promesa increíble de Dios: «Bástate mi

gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad» (2 Corintios 12:9).

Si deseamos lo mejor de Dios en nuestras vidas, entonces debemos aceptar

que incluye tanto debilidades como fortalezas.

Maximizador 3: Regularmente cambie su estilo de acuerdo con cada

situación

Después de hablar una noche en una conferencia bíblica en las

montañas de Carolina del Norte, me encontré involucrado en dos situaciones

de consejería que necesitaban dos estilos totalmente distintos.

Desanimado, mirando hacia abajo, había un joven sentado en el rincón,

esperando que todos los demás se fueran. Obviamente estaba muy afligido.

69

Su tono de voz indicaba que estaba quebrantado y lleno de remordimiento.

Inmediatamente tuve que cambiar mi voz y mi lenguaje corporal, para no ser

conferencista sino consejero personal. Saqué una silla, me senté, me incliné

hacia adelante, bajé la voz, y escuché atentamente.

Era un pastor joven que tenía un conflicto serio con el pastor principal de

su iglesia. Era tan serio que consideraba dejar el ministerio. Después de

hacerle algunas preguntas estratégicas, le pregunté cuán seriamente quería

resolver el problema. ¿Haría cualquier cosa necesaria para tener la victoria?

Su respuesta estaba en armonía con su lenguaje corporal —sí, estaba

dispuesto, dijo con lágrimas. Con compasión, le expliqué la respuesta bíblica

para su problema y le animé a obedecer al Señor completamente, sin

reservas. Nos dimos la mano y se comprometió a llamar a su pastor para

arreglar la situación y para comprometerse a seguir su liderazgo sin espíritu

de rebeldía. ¿Mi estilo? Tranquilo, personal, relajado, íntimo, calmado.

Al terminar la conversación, me di cuenta de que mi esposa, Darlene,

estaba con una pareja en el fondo del auditorio. La señora tenía las manos

en sus caderas, y él tenía los brazos cruzados. No podía entender las

palabras, pero su tono era agresivo y airado.

Mi esposa estaba aliviada cuando finalmente fui a unirme con ellos en la

situación infeliz. En unos pocos segundos, el hombre que medía un metro

noventa y cinco, y pesaba ciento diez kilos estaba gritando a su esposa,

lanzando comentarios furiosos sin fin y sin misericordia. Empecé a hablarle

en el mismo tono en que había hablado con el joven —el mismo estilo— y

me atropelló como una máquina aplanadora. Levanté la voz para llamar su

atención, pero ya me ganaba en varios decibeles. Subí la voz más todavía,

y empezó a gritar por encima de mi voz.

Me di cuenta de que mi estilo no estaba dando resultados. Había sido

eficaz con el joven ministro, pero con este matrimonio tenía que ser más

firme. Mucho más.

70

Le hice señas a Darlene para que supiera que iba a hacer una actuación

y darle duro a este hombre. Obviamente este hombre no había escuchado

a nadie en mucho tiempo. Con una oración desesperada, intensifiqué mi

estilo. Aun así, me sentía débil bajo su ataque. Finalmente, con una

explosión de emoción que no había sentido desde mi pelea con Johnny Red

en el octavo año, empecé a gritarle con mi dedo en su pecho. Cada vez que

me interrumpía, le cortaba en medio de su oración. Finalmente comenzó a

escuchar. Su lenguaje corporal comunicaba que estaba recibiendo en vez

de atacar. Estaba abierto a recibir consejo y ser reprendido.

Después de una hora, se fueron tomados de la mano. Darlene y yo

fuimos caminando a nuestra cabaña. Me fijé que ella no estaba hablando, y

que parecía turbada. Le pregunté qué pasaba, y me dijo:

—¡Nunca te había visto así en toda mi vida, y espero que no actúes así

conmigo!

Estaba sorprendida.

—¿No viste mis señas?

Dijo que sí, pero que no había entendido. Pensaba que había perdido el

control. Le aseguré que estaba totalmente en control, y que había elegido

un estilo muy riesgoso para llegar a este marido endurecido. Había actuado

duramente a propósito, porque otros estilos no hacían ningún impacto.

¿Cree que estaba cómodo en esa situación? ¡De ninguna manera!

Estaba sudando y temblando. ¿Por qué lo hice así? Porque el «alumno»

tenía un caso severo de «combatitis», y pensé que si no era capaz de llegar

a él, posiblemente él o su esposa terminaría con el matrimonio esa misma

noche.

¿Qué hace usted cuando el lenguaje corporal de sus alumnos y sus

respuestas silenciosas demuestran que están aburridos e indiferentes?

¿Sube el nivel de intensidad y creatividad, o simplemente les dice que por

favor presten atención, y sigue con la misma rutina de siempre?

71

¿Sabe usted cuál es la queja número uno entre todos los estudiantes?

Ochenta por ciento de los alumnos que hablan conmigo abiertamente

confiesan que están aburridos la mayor parte del tiempo en la mayoría de

sus clases.

Espero que ahora se dé cuenta de que el aburrimiento no tiene nada que

ver con los alumnos. Además, aunque usted lo discuta conmigo, tampoco el

contenido es el componente más culpable por el aburrimiento. Una vez

escuché a un conferencista hablar diez minutos acerca de «la importancia

de la bolsita de papel». Cuando terminó, el público entero se puso de pie,

gritando locamente. ¡Fue magnífico!

Lo trágico acerca del aburrimiento es que he escuchado a muchos

profesores aburrir a sus alumnos hasta las lágrimas, mientras hablan del

tema más importante del mundo —la Biblia. El aburrimiento no viene tanto

del contenido como del estilo que se usa para presentarlo.

¿No ha seleccionado un curso electivo alguna vez porque parecía

interesante el tema, solamente para arrepentirse después de dos clases,

porque el profesor hacía dormir a todos? Parece que algunos son

somníferos verbales. En contraste, posiblemente haya tenido reservas

acerca de un curso obligatorio, porque pensaba que sería

insoportablemente aburrido. Aburrido con mayúscula. Hasta que el profesor

le cautivó con su amor por el tema. Pronto estaba enamorado del tema. El

profesor llegó a ser su más querido, y la clase era su favorita.

Yo vi una ilustración asombrosa de esto hace algunos años en el monte

Carmelo en Israel, donde Elías tuvo su lucha con los profetas de Baal. Había

una escultura allí de Elías, y todos en el grupo de Caminata Bíblica

queríamos saber qué decía la larga inscripción. Pero no pude leerlo, porque

no era español, griego, o hebreo. De pronto el miembro más joven del grupo,

una señorita que tenía dieciséis años, empezó a traducir la inscripción

perfectamente, ¡y con tanta emoción! Estaba tan impresionado que pedí que

me dejara sentarme a su lado en el autobús para escuchar su historia.

72

Me dijo que su profesora del décimo año había hecho tan interesante el

latín, que llegó a ser la clase favorita de ella y de muchos de sus

compañeros. ¡El profesor hizo que el latín tuviera vida! He tenido a

profesores como ella en mis estudios. Por alguna razón, no entendían la

palabra aburrido.

Sus alumnos tampoco.

Maximizador 4: Exponga el tema de acuerdo con las necesidades y los

intereses de los alumnos

Si ha escuchado predicar a Charles Swindoll, probablemente ha

pensado: «¡Así me siento yo!», o «¡Eso es exactamente lo que necesito!»

Parece que tiene una capacidad extraordinaria para predicar exactamente

lo que usted necesita en ese momento.

¿Cómo lo hace? Es un experto en expresar su contenido, tomando en

cuenta las necesidades y los intereses de su público. Con una mano, está

tomando el pulso de la gente, y con la otra, está sosteniendo la Biblia. Se

disciplina para nunca cambiar la verdad, pero siempre viste la verdad con la

cultura contemporánea. Llega a su corazón porque siempre apunta a su

corazón.

Desdichadamente, muchas personas sostienen la Biblia con las dos

manos, y no registran el pulso. Nuestras lecciones son bíblicas, por

supuesto, pero son tan irrelevantes como un abrigo impermeable en el

desierto de Kuwait. Los alumnos se van de nuestras clases con sus hojas

llenas de apuntes, pero con sus corazones vacíos. Han venido a cenar en

un banquete, pero se han ido con hambre, habiendo conversado sobre la

comida sabrosa, pero sin haber consumido nada.

Usted siempre debe apuntar a los alumnos con el contenido. Trate de

llegar a sus corazones cada vez que enseña. Ya que esta es una ley tan

importante de la enseñanza, dedicaremos dos capítulos enteros (la ley de la

necesidad) para ayudarle a ser sensible a las personas cuando enseña.

73

Maximizador 5: Note constantemente las actitudes, la participación, y

las acciones de sus alumnos

Los maestros eficaces constantemente están observando el «lenguaje

del alumno», o el lenguaje corporal. Los maestros expertos son tan buenos

para esto que casi desarrollan una conversación continua con los

estudiantes, sin que ellos digan ni una palabra. Cuando el profesor entiende

lo físico, responde verbalmente. Algunos alumnos dicen de estos profesores

que «están en contacto».

Cuando tenemos una conversación personal con otra persona que es

buena para leer nuestras comunicaciones no-verbales, frecuentemente

decimos que ella tiene «discernimiento» o que es «perspicaz». Estos

términos son precisos, porque tales personas tienen la capacidad de leer

detrás de lo que estamos diciendo para entender lo que realmente queremos

comunicar.

La mayoría de nosotros no nos hemos esforzado para desarrollar estas

habilidades de discernimiento. Nuestra cultura sobreestima en gran manera

el poder de lo verbal, y subestima en gran manera el poder de lo no verbal.

Cuando los sicólogos han intentando determinar el poder relativo de cada

uno, lo no verbal siempre gana por sobre lo verbal en la comunicación.

Cuanto más aprende usted a discernir lo que quieren comunicar sus

alumnos por medio de sus pistas no verbales, mejor sabrá lo que debe

ajustar para hacer que sus alumnos aprendan. Los profesores que no tienen

habilidades en esta área no saben cómo van a resultar los exámenes. Pero

los profesores que tienen estas capacidades desarrolladas pueden predecir

casi en forma precisa los resultados de los exámenes, porque los alumnos

han estado comunicándose con ellos constantemente.

74

Maximizador 6: Dependa del Espíritu Santo para una enseñanza

sobrenatural

Este maximizador va más allá de lo natural e introduce lo sobrenatural.

Aunque este tema vital será explicado más en la ley de la ejecución, algunos

comentarios generales son necesarios aquí.

El Espíritu se describió antes como uno de los cinco causantes

principales del aprendizaje. Excepto por esas ocasiones raras en que el

Espíritu Santo toma completo control de la situación y logra su propósito

divino a pesar de nosotros, casi siempre elige operar en cooperación con el

maestro, el tema, y los alumnos. El aprendizaje más poderoso sucede

cuando el maestro humano conscientemente coopera con el Maestro Divino,

quien es libre para mover los corazones de los alumnos. La ley de la

ejecución describe esta relación con mayor profundidad.

Hay tres niveles distintos de la enseñanza, y todos hacemos clases en

uno de estos niveles:

1. Nivel egoísta. El profesor hace lo que le viene naturalmente, y

sutilmente usa a los alumnos para satisfacer sus propias necesidades. No

acepta la responsabilidad de hacer que los alumnos aprendan, sino

solamente trata de cubrir la materia.

2. Nivel de siervo. El profesor sirve a los alumnos con todo su corazón,

mente, y alma. Se concentra en suplir las necesidades de los alumnos, y

usa su creatividad y energía para hacer que los alumnos aprendan.

3. Nivel espiritual. El profesor sirve a los alumnos, pero también coopera

con el Espíritu Santo en la preparación de las lecciones, la enseñanza de

las lecciones, y su relación con los alumnos. Cuando esto ocurre

regularmente, los alumnos reciben enseñanza, no solamente del maestro

externo, sino también del Maestro interno. Cuando el Espíritu unge al

maestro y convence a los alumnos, el aprendizaje sube al nivel espiritual.

¡Qué el Señor nos anime a servir a los alumnos, y también al Espíritu!

75

Maximizador 7: Aprenda a usar sus fortalezas para compensar sus

debilidades

Uno de los secretos de todos los atletas campeones es que saben utilizar

su lado fuerte. Si lo fuerte de un jugador de tenis es jugar cerca de la red,

entonces debe siempre acercarse a la red. Los campeones saben

concentrarse. Siempre limitan las áreas en que quieren destacarse.

Continuamente están diciendo que «no» a muchas cosas buenas, para decir

que «sí» a pocas cosas mejores.

En contraste, la gente que nunca alcanza su potencial tiene una

perspectiva diferente. En vez de concentrarse en sus fortalezas, se

concentran solamente en mejorar sus debilidades. Muchas personas que yo

conozco pasan sus vidas enteras tratando de ser buenos en todas las áreas

posibles, en vez de ser excelentes en sus áreas de mayor capacidad.

Uno de mis pasatiempos es la lectura de biografías de líderes. Algo que

tienen en común todos los grandes hombres y las grandes mujeres es esta

filosofía de concentrar sus energías en unas pocas áreas bien elegidas.

Si desea optimizar su vida para Cristo, debe limitar sus opciones. El

apóstol Pablo practicó este método de concentrarse en las prioridades. Dijo,

«una cosa hago» (Filipenses 3:13). Poco antes de morir, Pablo nos recordó

que la persona que es un buen soldado para Jesucristo no se enreda en

«los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado»

(2 Timoteo 2:4).

Por lo tanto, si desea ser excelente para Cristo en la sala de clases, no

trate de hacer todo igualmente bien. Haga menos cosas, pero hágalas muy

bien. Concéntrese. No piense que para optimizar su ministerio tiene que

hacer todo perfecto. ¡No es así! Cuando comience a elegir consistentemente

servir a Dios en las áreas en que le ha dado más dones, experimentará un

manantial creciente de bendiciones.

Mientras se concentra en su lado fuerte, recuerde dos cosas adicionales

acerca de sus debilidades:

76

• Mejore su lado débil a tal punto que no moleste en la clase, y que esté

dentro de un rango «aceptable». Aunque sea excelente jugando cerca de la

red, para jugar tenis, también debe saber jugar atrás, usando el golpe

derecho y el revés. Debe subir sus calificaciones en sus áreas débiles por lo

menos para aprobar.

• Utilice su lado fuerte para compensar su debilidad. Juegue cerca de la

red todo lo que pueda, siendo prudente.

Ya sea que usted sea una persona orientada al contenido, a los alumnos,

o al estilo, use su fuerza innata para fortalecer su debilidad innata. Nunca

olvidaré cómo un profesor que estaba orientado al contenido usó su mente

para compensar su debilidad notable en relacionarse con los alumnos. Era

un nuevo miembro de la facultad, y todos los alumnos estábamos curiosos

por saber cómo era, cuando entramos a la sala para nuestra primera clase

con él. Después de terminar un tercio de la clase, un alumno levantó la mano

para hacer una pregunta.

El profesor contestó: «Esa es una excelente pregunta, Jaime». Usted

debería haber visto la cara de Jaime —nunca había conocido al profesor.

Entonces el profesor dijo: «Jorge, ¿qué piensa usted?» Después:

«Margarita, es un buen punto». Estábamos asombrados que un profesor se

preocupara tanto por nosotros que había memorizado nuestros nombres el

primer día de clases. Había sabiamente usado sus capacidades

intelectuales para compensar su debilidad en sus relaciones con los

alumnos.

Conclusión

Durante mi primer año como profesor universitario, empecé a desarrollar

y profundizar esta filosofía de la enseñanza y el aprendizaje. Unas semanas

después del comienzo del semestre, me di cuenta de que tres de los

alumnos del primer año estaban reprobando mi curso —¡y no por poco! Sus

77

calificaciones empezaron a molestarme más y más. Al comienzo del

semestre, no me sentí culpable por darles calificaciones tan bajas. Después

de todo, si estaban reprobando, era culpa de ellos, ¿verdad? Pero algo me

siguió inquietando. Sentía que tenía que hacer algo antes de que fuera

demasiado tarde.

Invité a cada uno a almorzar conmigo en un restaurante cercano. Decidí

no decirle a ninguno de los tres que también estaba invitando a los otros, así

que estaban sorprendidos cuando se encontraron allí. Les compré

hamburguesas y malteadas, pero como usted puede imaginar, era incómodo

almorzar con tres alumnos que estaban reprobando.

Finalmente les dije:

—¿Saben qué? Hay cuatro de nosotros aquí, y todos tenemos algo en

común. Estamos reprobando mi clase. Ustedes están reprobando, y por lo

tanto, yo también estoy reprobando. No me gusta reprobar, y me imagino

que a ustedes tampoco. ¿Será tan mala mi clase?

—No, está bien la clase —dijo uno.

Capté que había algo más, así que pregunté:

—¿Cómo te va en las otras clases?

Todos miraron hacia abajo y siguieron comiendo sus hamburguesas.

Miré a uno y le pregunté si había algo que le molestaba.

—Bueno —dijo—, soy un cristiano nuevo, y soy el único en mi familia

que conoce a Cristo. Traté de compartir el evangelio con ellos antes de venir

a la universidad, y se rieron de mí. Me dijeron que estaba loco por venir a

una universidad cristiana. Pienso que si repruebo, nunca me van a escuchar

acerca de Cristo, y me tiene desanimado.

Miré a otro que estaba asintiendo con la cabeza como si lo

comprendiera, y le pedí que me contara de su situación.

—Bueno —vaciló—, durante la enseñanza secundaria, me

emborrachaba mucho en fiestas con gente mala. Finalmente dediqué mi vida

a Cristo el último semestre, pero mis calificaciones eran terribles. Supongo

78

que nunca aprendí a estudiar. Me dejaron estudiar aquí a prueba, y me

dijeron que tenía un semestre para mostrar que puedo hacerlo. Estoy

aprendiendo mucho, y estoy mejorando, pero creo que no lo voy a lograr a

tiempo.

Tenía lágrimas en sus ojos.

—Yo sé que Dios quiere que le sirva como misionero, así que tengo tanto

miedo de fracasar que no puedo estudiar en la noche.

Ya no podía comer mi hamburguesa. Miré al tercero y me di cuenta de

que tenía una cara de vergüenza. Miró al lado y simplemente dijo:

—Estoy enamorado… y mi novia está en Iowa. Esta es la primera vez

que estoy lejos de mi casa. Me siento muy solo.

Hablamos de sus vidas, y finalmente les dije:

—Saben, caballeros, nuestra próxima clase es sobre el libro de Josué, y

creo que Josué tiene las respuestas para todos sus problemas. Me gustaría

invitarlos a nuestra casa para comer pizza el viernes en la noche; la mejor

pizza de pepperoni del mundo hecha en casa. Juntos vamos a buscar las

respuestas para los desafíos de cada uno. Entonces les voy a pedir que

compartan sus respuestas con el resto de los alumnos el próximo jueves.

El viernes llegaron todos. Tuvimos un tiempo increíble. Gracias a Dios

pudimos encontrar respuestas para sus problemas, pero tengo que confesar

que cuando empezamos, ¡no estaba seguro de que Josué realmente tenía

todas las respuestas!

El martes siguiente, el primer joven llegó al púlpito y contó a los alumnos

sus problemas y temores, y la respuesta de Josué. Entonces el próximo

describió su amor por su novia y su sentido de soledad. Contó acerca de la

soledad de Josué sin Moisés, y como se puede enfrentar la soledad con el

poder del Señor. Me fijé que algunas de las niñas estaban secándose las

lágrimas.

Finalmente el tercer joven se acercó al púlpito. Yo estaba más

preocupado por él, porque tenía mucho miedo de hablar en público. Empezó

79

a murmurar, mirando al suelo, pero pronto sintió tanta aceptación de los

demás que levantó la cabeza y nos miró a los ojos. Nos contó cómo Josué

aprendió a tener valentía y a enfrentar los gigantes de su vida.

Me emocioné. Cuando iba hacia su asiento atrás, los alumnos

empezaron a aplaudir. Terminamos la clase ese día, gritando y aplaudiendo,

y animando a nuestros tres amigos. Los estudiantes eran muy distintos

desde ese día, nos habíamos unido como una familia.

¿Qué piensa que pasó con las calificaciones de esos tres alumnos? No

solamente en mi clase, sino en todas sus clases. ¡Correcto! ¡Cambiaron

totalmente! Ahora tenían fuego en los ojos, esperanza en sus corazones, y

valentía para enfrentar sus propios gigantes y «Jericós» con el poder del

Señor.

Tales cambios nos animan mucho como profesores. Hacen que todo

valga la pena. ¿Qué necesitaban para dar vuelta sus preciosas vidas? Tres

hamburguesas y dos pizzas de pepperoni.

Al comenzar esta maravillosa aventura de aprender a enseñar como

Dios quiere, ¿se unirá conmigo en comprometerse a «hacer que aprendan»

sus alumnos? ¿Está dispuesto a comprometerse delante de él, sin importar

el costo, a servir al Señor en el poder del Espíritu? Nunca más estará

satisfecho de «cubrir la materia» simplemente. Nunca más mirará al otro

lado cuando un alumno esté mirando por la ventana. Enseñará a sus

alumnos con todo su corazón, toda su alma, y toda su mente —¡todo para

la gloria de Dios! Aunque tenga que hacer cuatro pizzas de pepperoni.

Preguntas para reflexión

1. Tome unos momentos para examinarse como maestro. En una escala de

1 a 10, califíquese como estudioso (orientado al contenido), como amigo

(orientado a los alumnos) y como comunicador (orientado al estilo). Si quiere

llegar a ser un maestro realmente excelente, tendrá que concentrarse en su

80

lado fuerte. Nombre por lo menos tres maneras en que usted puede hacer

eso en los próximos doce meses.

2. ¿Qué piensa usted? ¿Cuál es su problema más serio en las clases? ¿El

manejo de la materia, la relación con los alumnos, o el estilo? Piense en su

mayor debilidad que posiblemente haya llegado a ser una molestia o un

detrimento para el aprendizaje. ¿Cómo podría usar sus fortalezas para

superar esa debilidad? Anote dos o tres cosas que podría hacer

inmediatamente. Ahora, practique su propio consejo.

3. La queja más común de todos los estudiantes es que las clases son

aburridas. Más de 80% de los alumnos que hemos encuestado en el país

dicen que este es el mayor problema. Nombre tres cosas que podrían ser la

causa del aburrimiento, y anote tres soluciones para cada una.

4. Lleve una hoja en blanco a las próximas clases o cultos que usted asista,

y clasifique al orador en una escala de 1 a 10 como estudioso, amigo, y

comunicador. Anote puntos específicos que puedan ayudar a cada uno a ser

doblemente eficaz.

81

SEGUNDA LEY

LA LEY DEL

Potencial

3

LA LEY DEL POTENCIAL; MENTALIDAD,

MODELO Y MÁXIMAS

Me sentía como una piedra en un torrente de estudiantes de la

universidad cristiana. Estaban matriculándose para el primer semestre. Era

un caos. Lo había visto muchas veces, pero esta vez, en vez de correr de

una mesa a otra en el gimnasio, matriculándome para clases, yo estaba

observando a los alumnos que se inscribían en mis clases. Era mi primer

año después de mis estudios de postgrado, y en unas pocas horas iba tener

mi debut como profesor, ahora detrás del atril.

Mirando las mesas, me di cuenta de que me habían designado secciones

uno, dos, y tres del curso «Métodos de estudio bíblico». Las otras cinco

secciones tenían otros profesores. Después de caminar unos veinte

minutos, salí del gimnasio y fui hacia mi oficina. Un miembro de la facultad

con mucha experiencia me alcanzó y me dijo:

—¡No lo puedo creer!

—¿Qué no puedes creer?

—Te dieron la sección dos, ¿verdad?

—Bueno, sí, parece que sí.

Sacudió la cabeza con incredulidad.

—No lo puedo creer. Eres el nuevo miembro de la facultad, tu primer

año, y te dan la sección dos.

Me tenía confundido.

82

—¿Por qué? ¿Qué hay de especial con la sección dos?

—¿No te dijeron en la reunión de orientación?

La verdad era que no habían tenido una reunión de orientación para

nuevos profesores, porque yo era el único nuevo. Le pedí que me explicara.

—La sección dos tiene todos los alumnos nuevos más destacados.

Están en clases de honores. Los mejores de los mejores. Los alumnos más

brillantes de toda la universidad.

Nos detuvimos fuera de las oficinas, y me miró fijo.

—Bruce, no vas a creer la diferencia entre la sección dos y los otros

grupos.

—¿Qué quieres decir? —le pregunté, sin saber si debería sentirme

exaltado o intimidado. En mis estudios, nunca había estado en una sección

dos.

—¡Motivación! Son como caballos tirando contra las riendas. Esos

jóvenes te exigirán al máximo. Te va a encantar cada minuto. ¡Ay! ¡Tu primer

año! ¡Qué suerte!

Se fue caminando por la vereda, sacudiendo la cabeza con incredulidad.

Yo estaba intrigado, por decir lo menos.

Al día siguiente, llegó la sección uno para su primera clase. Fue un buen

tiempo. Nada especial, solamente una buena sesión de intercambio. Era un

grupo sólido de jóvenes.

Después del descanso, llegó el grupo de la sección dos. No lo pude

creer. Tenía razón. Podía sentir la electricidad en el aire. Desde el sonido de

la campana hasta el final, el tiempo se fue volando, mientras el profesor y

los alumnos aprendían casi a la velocidad de la luz. Era como subir una tabla

hawaiana y viajar encima de una ola durante la hora completa.

A veces el interés de los alumnos y su deseo de aprender me llegaban

con una intensidad que casi no podía seguir. Todo era diferente —sus

preguntas, el contacto visual, las expresiones de sus rostros, aun la manera

83

de sentarse. Era increíble. Mi colega tenía razón. Estos alumnos nos sacan

lo mejor.

Llegó el grupo de la sección tres, y me di cuenta de que eran como la

sección uno. Buenos, pero no como la sección dos.

Al progresar durante el semestre, estaba cada vez más agradecido al

Señor por el privilegio de enseñar. Nunca me había sentido tan desafiado y

realizado. Y aunque disfrutaba todas las clases, era la sección dos la que

siempre me llenaba de alegría.

Cuando nos acercábamos a los exámenes del fin del semestre, un día

estaba caminando a una reunión de facultad con el decano académico, Dr.

Joseph Wong.

—Bueno, Bruce —dijo—, estás a mitad de tu primer año. Terminó la luna

de miel. ¿Qué te parece la enseñanza?

—¡Es absolutamente extraordinaria! ¡Es mejor de lo que jamás imaginé!

Sonrió.

—¡Qué bueno escucharlo! ¿Qué te gusta más de la enseñanza? Sin

pensar, contesté:

—¡La sección dos!

Frunció las cejas y se detuvo, aparentemente para escuchar con más

cuidado.

—¿La sección dos? Cuéntame.

Era mi primera oportunidad para expresar mi deleite y mi gratitud por la

oportunidad de enseñar a treinta de los alumnos más brillantes que había

conocido. Hablé maravillas de ellos durante un par de minutos, explicando

la diferencia entre ellos y los otros alumnos.

El decano estaba reflexionando, mientras seguía hablando de este grupo

superdotado de jóvenes y señoritas. Cuando terminé, dijo:

—Me alegro que hayas tenido tanto éxito, Bruce, pero debo decirte algo

que te puede sorprender: No hay clase de honores este año. La cancelamos.

Se me secó la boca.

84

—Joe —dije—, ¡debes estar bromeando!

—No, no estoy bromeando. El año pasado decidimos que sería mejor

distribuir a los mejores alumnos entre todos los grupos. Pensamos que

agregaría un poco de chispa a todas las secciones.

Mareado con incredulidad, dije:

—Joe, te alcanzo en unos minutos. Necesito ir a mi oficina un momento.

Fui corriendo a mi oficina para llamar a la secretaria de registros, todavía

seguro de que mi colega estaba tratando de hacer una broma ya que era un

nuevo profesor.

—Joyce —dije—, tengo la sección dos para Métodos de estudio bíblico,

¿verdad?

—Correcto, Bruce.

Tragué fuerte.

—Dime Joyce, la sección dos tiene a todos los alumnos destacados,

¿verdad?

—Bueno, no, Bruce. Cancelamos ese programa el año pasado.

Agonizando por dentro, colgué el teléfono. No podía asimilar lo que

sucedía. Con mucho temor, abrí el libro de calificaciones. Comparé las notas

de la sección uno y tres con las notas de la sección dos. La diferencia era

asombrosa.

Saqué una pila de trabajos escritos de mis estantes. Poniendo los

trabajos de uno y tres en una pila, comparé esa pila con la pila de la sección

dos. ¡La sección dos tenía más páginas que las otras dos secciones juntas!

Revisé los trabajos, uno por uno, página por página, y la diferencia era

asombrosa. Los alumnos de la sección dos superaron a los otros alumnos

una y otra vez.

Ese día resultó ser una de las experiencias de aprendizaje más

importante de mi vida. Nunca lo he olvidado. Por primera vez, me di cuenta

de que mi expectativa de los alumnos hacía una diferencia increíble en su

rendimiento.

85

No había ninguna diferencia entre las secciones uno, dos, y tres. Era el

mismo contenido, el mismo día de la semana, el mismo nivel de capacidad

entre los alumnos del primer año. Ninguna diferencia. Incluso, nunca dije:

«Ustedes están en la sección dos y su rendimiento debería reflejarlo».

¿Cómo podía explicar la diferencia tan dramática en lo que aprendieron?

La única diferencia era la expectativa del profesor. Ya que mis expectativas

eran mucho más altas para el segundo grupo, su conducta y su aprendizaje

lo reflejaron. Nunca olvidaré cuando reflexioné ese día sentado en mi sillón:

«Me pregunto, ¿qué habría pasado si el otro profesor me hubiera dicho que

los alumnos destacados eran del grupo tres?»

Esa experiencia encerró en mi memoria para siempre la realidad de la

ley del potencial. Mis expectativas, sin duda, tuvieron un tremendo impacto

en la vida de los alumnos —tanto para bien como para mal.

Ya que este libro fue escrito para ayudarle a optimizar su capacidad de

causar que los alumnos aprendan, entonces obviamente si puede dominar

la ley del potencial, ¡puede asegurar que sus alumnos florezcan tal como el

grupo de la sección dos!

Antes de terminar de estudiar esta ley, usted sabrá cómo hacer florecer

a sus alumnos, a sus hijos, y a sus amigos. La verdad practicada

correctamente de un corazón lleno de amor tendrá un precioso impacto

sobre cada uno. Recuerde que el Señor ve a cada estudiante y a cada niño

como una persona de la «sección dos», y él quiere hacerlos florecer por

medio de usted, el maestro.

La mentalidad de la ley del potencial

¿Cuál es nuestra mentalidad normal acerca de nuestros alumnos?

¿Esperamos grandes cosas normalmente de nuestros hijos y nuestros

alumnos? Desdichadamente, creo que la mayoría no lo hace.

86

En realidad, la mayoría de nosotros pensamos que nuestros

pensamientos acerca de nuestros alumnos son privados, y que no cambian

nada. Ya sea que pensemos que nuestros alumnos son interesantes o

aburridos, estamos convencidos de que aquello no influirá en el proceso de

aprendizaje. Mientras mantengamos nuestros pensamientos en privado y no

mostremos nuestros verdaderos sentimientos, todo estará bien.

La ley del potencial rechaza categóricamente esta noción. Revela que

sus pensamientos hacen un impacto innegable sobre cada persona que

conozca, tanto dentro de la sala como fuera de ella.

Veamos este concepto de la expectativa en el contexto bíblico. Hay dos

pasajes que presentan los conceptos clave relacionados con esta ley.

Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no

dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos;

y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca. (Hebreos 10:24–25)

Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad

para apartarse del Dios vivo; antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre

tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño

del pecado. (Hebreos 3:12–13)

«Y considerémonos…» ¿Por qué debo considerarlos a ustedes?

Hebreos 10:24–25 dice que debo considerarlos «para estimularlos al amor

y a las buenas obras». La palabra griega que es la raíz de considerar

significa examinar, evaluar, observar constantemente a su público y

preguntar: ¿Qué sucede en sus vidas? ¿Me están siguiendo o no? ¿Cuales

son sus necesidades? ¿Cómo puedo ajustar mi contenido y mi estilo para

enseñarles más eficazmente?

Tengo que saber qué sucede en su vida para poder «estimularlos»,

porque no sé en qué áreas necesitan ayuda. Debo saber cómo se sienten y

qué están pensando. Tengo que discernir si tienen un problema para que

pueda ayudarles a hacer buenas obras y amar a otras personas.

87

Considerar también significa «cernirse sobre». Significa analizar con

calma los mensajes sutiles que está enviando. Su lenguaje corporal envía

todo tipo de mensaje a los que tienen ojos para ver y oídos para oír. No

obstante, frecuentemente estamos tan preocupados por el contenido que

perdemos el mensaje de las personas que debemos estar «considerando».

Nunca olvidaré el día que conocí a un verdadero experto en este arte de

«considerar». En noviembre de mi segundo año de estudios de postgrado,

Darlene y yo estábamos en apuros económicos, y decidí solicitar un trabajo

en el centro comercial más grande de Dallas. Me dieron una solicitud muy

larga para llenar, y me llevaron a una gran sala abierta para esperar la

entrevista con cuarenta personas. El director de personal estaba sentado en

una oficina al lado, y podía ver todo lo que sucedía en cada momento.

Mientras esperaba, yo me entretuve conversando con las personas que

estaban cerca de mí. Bastante tiempo pasó después de llenar la solicitud y

antes de la entrevista. Con el nerviosismo típico, finalmente entré por la

formidable puerta marcada Director de personal. Cuando me senté, la

señora detrás del escritorio me dijo que tenía el trabajo perfecto para mí.

Dijo que habían estado buscando la persona indicada durante semanas, y

que estaba segura que yo era la persona perfecta. Como se puede imaginar,

estaba perplejo, ni siquiera había leído mi solicitud. ¿Cómo podía conocer

mis habilidades o mis intereses?

Entonces reveló el puesto:

—¡Creo que usted sería perfecto como Papá Noel!

—¿Papá Noel? ¿Qué? ¿Cómo sabe usted que yo sería un buen Papá

Noel? —exclamé. ¡Ni siquiera creo en Papá Noel! ¡Y no ha visto mi solicitud

o mi curriculum vitae!

Simplemente sonrió.

—Realmente no tengo que saberlo, pero haremos una investigación

extensiva de su trasfondo. Creo que no encontraremos nada que me haga

cambiar de parecer. Después de todo, ya sé mucho de usted.

88

—No entiendo —vacilé. No nos conocemos, y usted no ha visto mi

solicitud todavía. ¿Cómo puede saber tanto de mí?

Ella explicó que había estado observando a todos en la sala de espera

y que sabía mucho acerca de cada persona antes de que pasara por la

puerta. Entonces empezó a nombrar uno y otro dato acerca de mí —y cada

vez tenía razón. No lo pude creer. Finalmente explicó que había sido una

observadora de personas más de treinta años y que sabía leer a la gente

como otros leen un libro.

Estaba curioso, así que le pedí que mencionara algunas de las cosas

que «leyó» en mí, que le ayudaron a saber tanto.

Primero, me había observado que tenía contacto visual con el secretario

de personal cuando me entregaron la solicitud. Era amistoso, directo, y

cortés, aunque estaba un poco ansioso. Segundo, ella vio que llené la

solicitud con determinación y diligencia. Apreté fuerte con el lápiz y estaba

agachado sobre el escritorio, todo lo cual mostraba un compromiso intenso

de superar obstáculos en el camino hacia la meta. Tercero, cuando una niña

de cinco años de edad sentada en frente de mí empezó a llorar, traté de

entretenerla, mostrándole mi lápiz y haciendo caras cómicas. Eso indicó que

tenía suficiente cariño por los niños para dejar de lado mis propios intereses.

Durante esa entrevista asombrosa, nombró más de una docena de mis

actividades y sus implicaciones. Antes de que terminara, ¡estaba convencido

de que ella sabía la marca de mi ropa interior por haber visto el color de mis

calcetines! Salí con un trabajo nuevo que no esperaba, el de ser Papá Noel;

pero más importante, con una educación inolvidable en el poder de la

observación personal.

Han pasado muchos años desde los días de Papá Noel, y desde

entonces he desarrollado la meta de llegar a ser un observador cuidadoso

de otras personas, para poder servirles mejor. ¿Usted observa a las

personas que está enseñando? Se pregunta constantemente, ¿Cuáles son

89

las necesidades de mis alumnos ahora? ¿Estoy comunicándome con ellos

o no? Considere su público; obsérvelos.

Si usted es padre o madre, probablemente hace esto constantemente.

Por ejemplo, cuando eran más jóvenes nuestros hijos, de vez en cuando mi

esposa y yo observábamos que uno de nuestros hijos actuaba de una

manera extraña. Parecía molesto, frustrado, irritable, no nos miraba a los

ojos cuando hablaba, y no respondía bien. Finalmente nos dábamos cuenta

de que su «vaso emocional» se había vaciado durante los eventos del día.

Estaba emocionalmente inseguro y necesitaba ser lleno con nuestra

atención personal y nuestro amor. Darlene y yo decidíamos quién tendría la

energía para llenar el vaso de ese niño, y lo llevaría a otro cuarto para

mostrarle amor, abrazarlo, y conversar mirándose a los ojos, hasta que su

bienestar emocional hubiese sido restaurado.

A veces me siento también con el vaso vacío. Es increíble durante estos

años felices de matrimonio cómo Darlene capta eso y toma la iniciativa para

suplir mis necesidades. Dice:

—Por qué no te vas a sentar a la sala, y te preparé una taza de café; y

me aseguraré de que los niños no se acerquen por un momento.

Entonces se sienta al lado y me pregunta:

—¿Cómo te fue hoy? Parece que ha sido un día difícil.

La clave en todas estas ilustraciones está en «considerarse los unos a

los otros». ¿Ha estado conversando con una persona cuando de pronto

siente que algo no está bien? Probablemente cuando se lo mencionó, ella

contestó, «¿Cómo supiste?» Si usted puede leer a las personas así,

entonces ha grabado este pasaje en su corazón, y está preparado para dar

el próximo paso para ser una persona que hace florecer a los demás.

Hebreos 10:25 sigue, «no dejando de congregarnos, como algunos

tienen por costumbre, sino exhortándonos». Cuando yo «considero» a

alguien para «estimularlo al amor y a las buenas obras», esa persona

probablemente no se da cuenta de lo que estoy haciendo. Yo «considero»

90

a la persona, y esa persona se siente movida. Pero ¿qué enseña la Biblia

acerca del vínculo entre nosotros? La respuesta es que la Biblia me instruye

a «exhortar» a la otra persona.

La palabra «exhortar» es una palabra positiva. Significa animar, no

criticar. Involucra una preocupación mutua. Consiste en llegar al lado de la

persona para animar, amar, cuidar, y ayudar.

Estos versículos en Hebreos nos instruyen primero a discernir lo que

sucede en la vida de la persona para poder motivarla al amor y a las buenas

obras. ¿Usted exhorta a sus alumnos? Hebreos dice que debemos

exhortarnos diariamente. ¿Ha exhortado a alguien hoy día?

Motive a sus alumnos al amor y a las buenas obras. Eso es el lado

positivo, Pero hay otro lado también. Hebreos 3:12–13 lo describe:

Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad

para apartarse del Dios vivo; antes exhortaos [¡Aquí está la palabra!] los unos a los

otros cada día, entre tanto que se dice: «Hoy»; para que ninguno de vosotros se

endurezca por el engaño del pecado.

La exhortación, entonces, puede ser positiva o negativa. Es agradable

cuando alguien es sensible a mis necesidades, se preocupa por mí, se fija

en que no estoy bien, y cariñosamente me dirige hacia el camino correcto.

Pero ¿qué sucede cuando la persona no es tan receptiva? Debemos

empezar suavemente, animando, moviendo de lo positivo hacia lo negativo,

cuando es necesario. Podemos llegar a conversaciones francas, e incluso a

la amonestación o la reprensión. A veces eso es lo que hace falta para que

la otra persona reaccione y decida obedecer.

Hay un relato fascinante acerca de una amonestación fuerte en el último

capítulo de Nehemías. La gente no obedecía al Señor y no se sometía a su

voluntad. ¿Qué hacía su maestro Nehemías? «Y reñí con ellos, y los maldije,

y herí a algunos de ellos, y les arranqué los cabellos.…» (Nehemías 13:25).

¡Qué método! No recomiendo que imite el método de Nehemías, pero ¿por

qué reaccionaría tan fuerte? Es porque amaba tanto a su Dios, y estaba tan

91

preocupado por su pueblo, que se lanzó a una confrontación directa y

enérgica.

Para ser un padre responsable, debo exhortar o reprender a mis hijos.

Cuando empiezo a sentir la responsabilidad por una persona y la reprendo,

corro el riesgo de que se disguste conmigo. Pero eso es lo que exige el

amor.

¿Está usted comprometido a exhortar? ¿Está dispuesto a obedecer a las

Escrituras y decir a su clase: «¿Cómo les puedo ayudar a crecer

espiritualmente, ayudarles a superar el pecado, ayudarles a comprometerse

más con Dios —lo que necesiten?» Es un compromiso. Y su clase lo

necesita cada vez que usted se pare delante de ellos.

De eso se trata la ley del potencial. Las expectativas pueden ser

conscientes o inconscientes, positivas o negativas, edificantes o

destructivas. Debemos tomar nuestras expectativas para nuestra clase,

remodelarlas según las necesidades de los alumnos, y exhortarlos o

reprenderlos para que se acerquen más a Dios en obediencia completa.

Hagamos un resumen de estas observaciones en el modelo de la ley del

potencial.

El modelo de la ley del potencial

Este gráfico ilustra cómo se relacionan estos conceptos bíblicos. El

cuadro a la izquierda representa al «maestro» o al padre o a la madre. El

92

cuadro a la derecha representa al «alumno» o al hijo. El cuadro en el medio

representa el «tema», que no estamos considerando principalmente en esta

ley.

En el primer cuadro, se ve que el maestro debe «examinar» al alumno

para «moldear las expectativas». Esto se hace en «privado,

constantemente», porque la situación siempre está cambiando.

En el cuadro del alumno, se ve que la meta del maestro es la de producir

«entusiasmo» en los alumnos. El proceso debe «motivar al alumno» a lo

positivo, hacia el «amor y las buenas obras». También debe evitar lo

negativo en él; un «corazón endurecido». Esto se hace «en persona,

progresivamente», según la situación y el desarrollo de los alumnos.

La flecha en el medio refleja el proceso por el cual el maestro toma lo

que ha considerado en privado acerca de las necesidades de sus alumnos,

los «exhorta» y «maneja el mensaje» para ellos «en público, diariamente».

Durante el resto de nuestra discusión de esta ley, entenderá mejor cómo

estos tres pasos se relacionan entre sí. También usted será capacitado a

través del método de la expectativa para hacer florecer a sus hijos y a sus

alumnos.

La influencia de nuestras expectativas es increíble, un don del Señor que

debemos utilizar conscientemente para el bien de nuestros alumnos y

nuestra familia. Escuche el uso profundo de la expectativa de parte de este

profesor, y vea cómo ayuda a que ellos florezcan. ¿Cree usted que estas

tres oraciones breves cambiarían algo en sus alumnos si las usara?

«Juanito, siempre enseño mejor cuando tú estás en la clase. Cuando vengas el

próximo domingo, ¿podrías levantar la mano para que yo pueda ver que estás aquí?

Si lo haces, puedo enseñar mejor.»

Las máximas de la ley del potencial

En el musical Mi bella dama, el profesor de expresión, Henry Higgins

hace una apuesta con un amigo, diciendo que él puede transformar a una

93

jovencita pobre, una vendedora de flores llamada Eliza Doolittle, en una

dama refinada de sociedad. Para asegurar su éxito, el profesor trabaja no

solamente con su expresión oral, sus costumbres, y su manera de vestirse,

sino también corre la voz que él va a acompañar a una princesa bella y

refinada al baile del año en Londres. ¡Él conocía el poder de las grandes

expectativas!

Semanas después, cuando se abre la puerta del carruaje, se escucha el

suspiro de la multitud que ve lo que esperaba ver: una princesa fina y

elegante. Durante la noche, la manera de hablar y las acciones de Eliza son

profundamente afectadas por las expectativas de la ciudad. En un momento,

el profesor pide la opinión del director de la orquesta acerca de la

«princesa». «He visto cientos de bailes en todo Europa», dice el viejo y sabio

conductor, «y sé que esa dama fue criada en el palacio más refinado».

En medio del drama, Eliza hace una observación profunda. Dice que lo

importante no es cómo ella actúa, sino lo que la gente espera de ella. Afirma

que eran las expectativas las que le hicieron cambiar más. Así una niña de

la calle puede llegar a ser una «bella dama».

Una fuerza poderosa —para bien o para mal— reside en nuestras

expectativas. Consideremos a través de las siete máximas de la ley del

potencial la manera de dirigir este motivador poderoso para que sea un canal

para el bien de nuestros alumnos.

Máxima 1: Las expectativas existen en todos, sobre todo, y en todo

tiempo

El primer paso en hacer florecer a sus alumnos es darse cuenta de que

todos ya tenemos expectativas. Aunque ni lo pensemos, tenemos

expectativas acerca de todo. Al leer este capítulo, usted ya tiene

expectativas sobre la próxima clase que enseñará, aunque no las haya

formulado conscientemente. Todos tenemos expectativas, sean positivas o

negativas.

94

Las expectativas son tan comunes como el aire. Si alguien le preguntara

esta noche, «¿le gustó la cena?», usted contestaría de acuerdo con lo que

anticipaba (o esperaba). Supongamos que había estado pensando toda la

tarde, «No puedo esperar que llegue la cena —será algo muy especial».

¿Qué sucede si es una comida bastante pobre? Estará decepcionado. En

cualquier momento que estamos desilusionados, es porque la realidad no

cumplió nuestras expectativas. Por otro lado, si está entusiasmado por la

cena, es porque igualó o superó sus expectativas.

Tenemos expectativas acerca de todo. Usted tiene expectativas sobre

este libro, si le ayudará o no. Si usted espera que este libro sea excelente,

y resulta solamente bueno, estará decepcionado. Si piensa que será bueno,

y resulta excelente, entonces estará fascinado. En el ministerio Caminata

Bíblica, enfrentamos este desafío cada vez que contratamos a un nuevo

empleado. Casi todos los que vienen a trabajar con nosotros traen

expectativas no muy realistas; piensan que no habrá problemas, estrés,

malentendidos, ni horas largas. Algunos esperan que habrá gente como

ángeles, y que el ambiente laboral nunca tendrá problemas de pecado.

¡Pero la realidad siempre golpea! Mientras que no descubrimos lo que

estaba pasando, mucha gente se sentía decepcionada, porque las

organizaciones cristianas también están llenas de gente normal. Ahora

pasamos bastante tiempo haciendo ajustes de las expectativas, haciendo

que sean más realistas. El único lugar perfecto es el cielo.

Si se da cuenta de que las expectativas existen en todos todo el tiempo,

tendrá una ventaja respecto de la mayoría. El hecho de darse cuenta de eso

le animará a evaluar si sus expectativas son realistas, y a ajustarlas si es

necesario.

Las expectativas que no son realistas son la causa de muchos

problemas matrimoniales hoy, incluyendo a familias cristianas. La mujer

posiblemente piense que la relación seguirá igual como estaba en los

últimos meses antes de la boda —recibirá flores cada jueves, saldrán a

95

comer todos los viernes, él le susurrará cosas dulces en su oído todas las

noches, darán paseos a la orilla del lago regularmente, y tendrán

conversaciones profundas acerca de la vida constantemente. El hombre

posiblemente piense que su esposa tendrá el pelo perfectamente arreglado,

que mostrará el mismo espíritu tierno y cariñoso siempre, que será

romántica, y que le honrará sobre todos y sobre todo siempre.

Entonces la realidad se hace evidente después de algunos meses de

matrimonio, y si no han ajustado sus expectativas de acuerdo con la

realidad, su matrimonio tendrá momentos muy difíciles.

Pasamos por varias etapas si no se ajustan las expectativas. La primera

etapa es la decepción. Cuanto más lejos está la expectativa de la realidad,

cuanto más grande la decepción. «La clase hoy fue una gran decepción»,

dice alguien. Tenía una expectativa acerca de lo buena que sería la clase, y

no fue así.

Si la decepción continúa, y ni la expectativa ni la realidad cambia,

entonces la persona entra a la fase del desánimo. Es más profundo que la

decepción. Alguien puede estar decepcionado sin estar desanimado, pero

no puede estar desanimado sin primero experimentar la decepción.

Si el desánimo continúa, entrará a la etapa de la desilusión. Cuando está

desilusionado, ya no tiene una idea falsa de la realidad. Por primera vez ve

la realidad tal como es, y no le gusta. Reconoce que su esperanza de

alcanzar las expectativas es nada más que una mentira. Pero ya que todavía

no quiere soltar las expectativas altas, la vida no se ve muy agradable.

Si la realidad o las expectativas no cambian, estará caminando por un

camino rocoso. La última etapa es la desesperación, una completa falta de

esperanza. No tiene ninguna esperanza de alcanzar las expectativas.

Decepción, desánimo, desilusión, desesperación —todos están unidos y

basados en nuestras expectativas. Ya que todos tenemos expectativas todo

el tiempo acerca de todo, usted puede imaginar la influencia dramática que

96

tendrán sobre nuestra interpretación de nuestras vidas y sobre la influencia

que tengamos en la vida de otros ya sea dentro o fuera del salón de clases.

Máxima 2. Las expectativas tienen un impacto sobre nosotros y sobre

los demás

Tal como se vio en la historia de la «sección dos», nuestras expectativas

tienen mucha influencia. Sin darnos cuenta, constantemente están haciendo

un impacto en nosotros y en otras personas. Por causa de esta influencia, y

por su presencia universal, tenemos que aprender a usar las expectativas

para el bien.

Usted probablemente sabe lo que es un placebo. Es una pastilla falsa.

Hasta el año 1890, el 90% de las drogas recetadas eran nada más que

píldoras de azúcar. Cuanto más enfermo está el paciente, más grande la

píldora. Si alguien estaba realmente enfermo, y no había ningún remedio

conocido para la enfermedad, el médico le daría una receta para una píldora

grande y fea, y diría: «Tome una de estas píldoras cada cuatro horas, día y

noche. Ponga su alarma para asegurar que se despierte para tomarla en la

noche, para que el medicamento tenga su efecto completo». El médico sabía

que el placebo no tenía nada que ver con la mejoría del paciente, pero si el

paciente creía lo suficiente en su poder sanador para despertar en la noche,

probablemente tendría un efecto positivo.

Estaba explicando esto en un seminario una vez, cuando un hombre

empezó a reírse. Estaba causando un disturbio en el público. Finalmente, yo

dejé de hablar y le pregunté: —Señor, ¿qué sucede?

—Soy médico —dijo—, ¡y no ha cambiado nada!

Se acercó en el siguiente recreo y me contó lo que había sucedido

recientemente en su hospital.

97

—Los placebos —o las expectativas— son poderosos. Si no lo ha visto

de primera mano, probablemente no sabe ni la mitad. Ayer, una de mis

pacientes se enfermó seriamente, y tuvimos que hospitalizarla. Su

enfermedad respondía a un solo medicamento, entonces le pregunté si ese

remedio le causaba alergia.

—¡Sí! —dijo—, Ese remedio me produce una reacción severa. Me da

urticaria, el corazón palpita fuerte, empiezo a transpirar, me siento mareada

y me da náusea.

—Le dije que lamentaba que tuviera esas reacciones, pero que era el

único remedio disponible. Por causa del peligro, le di un placebo, pero le dije

que era el medicamento verdadero. En una hora, me llamaron por el

altoparlante, y fui corriendo a su habitación para encontrar que tenía una

reacción severa; su cuerpo tenía urticaria, le costaba respirar, estaba

perdiendo la conciencia, y estaba en un estado crítico.

El médico sonrió y continuó:

—Es sorprendente que nuestras expectativas tengan un efecto tan

dramático, pero es así. Todo lo que usted ha dicho acerca del poder de las

expectativas ha sido comprobado una y otra vez en el campo de la medicina.

Pero nunca pensé que mis expectativas podrían tener un impacto semejante

en mi clase de la escuela dominical. ¡Desde ahora en adelante, voy a tener

más cuidado!

No solamente las expectativas influyen en nuestros cuerpos, sino

también pueden tener un impacto en cada parte de nuestras vidas. Un

experimento histórico famoso demuestra este hecho. En el año 1900, el

departamento del censo compró una máquina nueva para sus empleados.

Estimaban que los empleados podrían escribir 550 tarjetas cada día con las

nuevas máquinas. Después de un par de semanas, hubo muchos disturbios

emocionales, y el director del censo tuvo que concluir que no podía exigir

550 tarjetas por día. Así que los empleados empezaron a hacer menos

tarjetas cada día.

98

Un mes después, el departamento encontró que necesitaban más

empleados para hacer el trabajo que faltaba. Debido a la falta de espacio,

los nuevos empleados fueron ubicados en otro edificio. Les enseñaron a

estos empleados a usar las máquinas, pero no les explicaron cuántas

tarjetas esperaban cada día. ¡Adivine cuántas tarjetas procesó ese grupo

cada día! ¡Un promedio de 2.100 por persona! No les habían dicho que una

persona solamente podía hacer 550 al día, así que simplemente hicieron su

trabajo rápidamente —sin complicaciones de salud o dolores de cabeza. Así

es el poder de las expectativas.

Máxima 3: Las expectativas tienen raíces en el pasado, influencia en el

presente, y un impacto en el futuro

Tendemos a formar nuestras expectativas sobre la base de la

información —o mala información— del pasado. Una vez formadas, influyen

en nuestras actitudes y acciones en el presente, y también hacen un impacto

en nosotros y en otros en el futuro.

Imagine que algunos maestros de la escuela dominical están en el pasillo

hablando de la promoción de los alumnos al año siguiente. Una maestra

dice: «Espero que no te toque Antonio el Terrible». Usted ha escuchado

historias de terror acerca de este niño de siete años de edad, y ha estado

orando durante meses para que no sea alumno suyo el próximo año. Pero

el día del comienzo del nuevo año, ¡adivine quién entra su sala! ¡Antonio el

Terrible! ¿Tendrá mucha esperanza ese niño? ¡De ninguna manera! Las

expectativas que ya se ha formado acerca de él controlarán sus actitudes y

sus acciones hacia Antonio. Sus expectativas harán florecer solamente lo

«terrible» en Antonio.

Nuestras expectativas vienen de uno de los cuatro lugares. Primero,

vienen por el reconocimiento —algunas equivocadas y otras acertadas.

Imagine que yo lo veo a usted en la calle y digo: «Puedo ver por su pelo y

su vestimenta que usted usa drogas». He formado una expectativa basada

99

en un indicador externo. Pero esa expectativa puede ser totalmente

incorrecta.

Segundo, formamos expectativas por la reputación. Alguien en la sala

de descanso de la facultad dice: «No puedo esperar que termine este año,

porque así ya no tendré a Juanito. Siempre me interrumpe la clase. Te va a

tocar a ti el próximo año, y será un terror, ya verás.»

La tercera manera en que formamos expectativas es por el registro —

mirando los archivos para ver cómo le ha ido al alumno en el pasado. Un

miembro de la facultad de una universidad en la costa del Pacífico una vez

consiguió un registro que tenía todos los nombres de los estudiantes, con

sus coeficientes intelectuales. El único problema era que habían cometido

un error; una hoja tenía los nombres con los coeficientes intelectuales, pero

la segunda hoja tenía los nombres con el número de su casillero. Nadie

descubrió el error. Para al final del semestre, los alumnos que tenían los

coeficientes más altos habían logrado un rendimiento mucho mejor que los

que tenían los coeficientes más bajos, como es de esperar. ¡Pero los que

tenían los números de casillero más altos también lograron un rendimiento

más alto que los que tenían números más bajos! ¡Esto era solamente porque

el profesor había confundido el número de casillero con el coeficiente

intelectual! Las expectativas del profesor cambiaron radicalmente la

conducta de los alumnos.

La cuarta manera en que formamos expectativas es por una relación.

Cuando conocemos a alguien, empezamos a esperar cierta conducta. Con

el tiempo, nuestra relación puede corregir las expectativas erróneas que

teníamos antes de realmente conocer a la persona.

Veamos como todos estos factores se conjugan. Imagine a un profesor

que forma una expectativa, quizás por una reputación, acerca de algún

alumno. El primer día de clase, el profesor observa al alumno caminando

hacia la clase. Mira a ese alumno, piensa el profesor. Parece arrogante.

100

Debe ser verdaderamente pedante. Antes de la primera clase, el profesor

sospecha del alumno.

Cuando comienza la clase, el alumno reacciona a la expectativa,

respondiendo a las transmisiones hostiles del profesor. El profesor no dice

nada al alumno, pero comunica sus expectativas negativas en su conducta,

y el alumno detecta algo en su lenguaje corporal, y el contacto visual, y en

el tono de voz. Desanimado por la actitud que capta de parte del profesor,

el estudiante empieza a responder en forma negativa. Se desliza en su silla

con una postura relajada, demostrando una actitud de «no me importa lo que

usted piensa». ¡Ah!, piensa el profesor. Creo que tenía razón acerca de este

joven. Mira como está sentado. Seguro que es problemático.

El profesor ha confirmado sus expectativas. Se mueve de su juicio inicial,

tentativo, y llega a estar más expresivo acerca de su expectativa. La primera

etapa era sutil; la segunda no. Se expresa claramente en la manera en que

el profesor contesta las preguntas del alumno, y en la manera en que lo trata

antes y después de la clase. El alumno se siente atacado por la hostilidad

que aparentemente no merece. Si eso es lo que usted piensa de mí,

entonces así voy a responder, piensa el alumno. ¡Le mostraré cuán rebelde

puedo ser! Así que el alumno empieza a reflejar lo que se esperaba de él.

Se asemeja a la caricatura que el profesor se había hecho de él antes de

conocerlo. Se expresa más y más sin respeto. Ahora el alumno capta la

mirada fría que está en los ojos del profesor que dice, Tenía razón acerca

de ti. Eres rebelde y problemático. Ahora que te tengo analizado, te voy a

fastidiar el resto del semestre.

Sin esperanza de redimirse, el alumno se rinde; se conforma a las

expectativas poderosas de su profesor. El semestre resulta desagradable y

poco provechoso para los dos. El profesor se pregunta, ¿Por qué siempre

me mandan estos alumnos problemáticos? Y el alumno sacude la cabeza y

dice, ¿Por qué siempre me tocan los profesores duros y hostiles?

101

Todo esto puede suceder debajo de la superficie. El profesor

posiblemente no esté consciente de que está comunicando sospecha y

hostilidad. El alumno posiblemente no está consciente de que está

respondiendo a las expectativas. Pero se echó a perder la experiencia del

aprendizaje para los dos. Una relación que podría haber sido beneficiosa ha

sido dañada, quizás sin remedio.

Ahora imagine el proceso invertido, cuando las expectativas iniciales del

profesor son positivas. ¿Sucedería lo mismo, pero en el sentido positivo?

¡Absolutamente!

Máxima 4. Las expectativas son reveladas a través de nuestras

actitudes y acciones

Las expectativas afectan tanto nuestras actitudes (internas) como

nuestras acciones (externas). Si usted observara a un maestro relacionarse

con varios alumnos, en poco tiempo podría discernir sus expectativas acerca

de los alumnos; se conocen a través de su lenguaje corporal, su contacto

visual, sus comentarios, y otras cosas.

Se ha hecho mucha investigación para descubrir cómo las expectativas

afectan la enseñanza. La siguiente lista muestra lo que han encontrado:

Los profesores con expectativas muy bajas sobre un alumno tienden a

hacer lo siguiente en sus clases:

• Esperar menos tiempo para que el alumno conteste una pregunta.

• Pedir menos frecuentemente al alumno que conteste una pregunta.

• Reforzar de una manera inapropiada una respuesta incorrecta del alumno.

• Dar la respuesta al alumno en forma precipitada, o pedir que otro alumno

conteste.

• Evitar dar pistas al alumno, repetir la pregunta, o expresar la pregunta de

otra manera.

• Dar menos retroalimentación al alumno, y dar menos información en su

retroalimentación.

102

• Interrumpir más rápidamente cuando el alumno se equivoca.

Los profesores con expectativas bajas tienden a hacer lo siguiente

cuando evalúan el rendimiento:

• Criticar al alumno más frecuentemente por el fracaso.

• Animar al alumno menos frecuentemente por el éxito.

• Escribir menos notas explicativas en los trabajos escritos.

• Enseñar a un ritmo mucho más lento y menos intenso.

• No dar la ventaja de la duda en un caso de incertidumbre.

• Usar menos métodos efectivos de la enseñanza que requieren mucho

tiempo.

• Dar más tareas que ocupan tiempo pero que no son significativas.

Los profesores que tienen expectativas bajas tienden a hacer lo

siguiente cuando se relacionan personalmente con los alumnos:

• No dar retroalimentación positiva acerca de la respuesta pública del alumno.

• No prestar mucha atención al alumno, y tienen menos interacción con él.

• Tener más interacción en privado que en público con el alumno.

• Tener menos interacción amistosa con el alumno.

• Sonreír menos y mostrar menos cariño físico.

• Mantener menos contacto visual.

• Limitar la comunicación no verbal que refleje atención e interés: inclinarse

hacia adelante, asentir con la cabeza, y en lenguaje corporal en general.

Estas acciones claramente demuestran cómo los estudiantes que

supuestamente son mediocres difícilmente aprenden bien o se comportan

bien. No son tratados como buenos alumnos.

Los profesores aparentemente «hacen» que sus alumnos bajen en su

rendimiento por darles menos oportunidades educacionales y por

enseñarles menos materia de una manera menos eficaz.

103

Máxima 5: Las expectativas tienen una influencia sobre el futuro, sean

explícitas o implícitas

Lo increíble de las expectativas es que podemos expresarlas o

mantenerlas en privado —aun inconscientes— y todavía tienen su impacto

sobre las personas.

Una vez un pastor me fue a buscar al aeropuerto, y durante cuarenta y

cinco minutos en el viaje a su iglesia, me habló maravillas de la gente de su

iglesia. Después supe que había dedicado bastante tiempo a formar en su

congregación expectativas muy positivas acerca de mí. Cuando fui a

predicar, ¡sentía que no podía fallar! Las expectativas eran tan positivas y

tan afirmativas que sacamos lo mejor el uno del otro. Este pastor expresó

sus expectativas, pero no es necesario expresarlas para que tengan una

gran influencia sobre las personas.

El departamento de sicología de una universidad prestigiosa decidió

probar si las expectativas de los alumnos podrían afectar la conducta de los

animales. Obviamente los animales no entienden el lenguaje humano, así

que no pueden ser influenciados por las expectativas expresadas. Los

investigadores seleccionaron setenta y dos ratas y setenta y dos alumnos.

Juntaron a la mitad de los alumnos con sus ratas, y dijeron a los alumnos:

—Durante generaciones, hemos podido desarrollar unas ratas

inteligentes. Estas ratas son increíbles. Pueden pasar por los laberintos más

complejos en increíblemente poco tiempo. Hemos diseñado algunos

laberintos especialmente difíciles. Su trabajo en los próximos treinta días es

ver cuán rápidamente pueden enseñar a sus ratas a pasar por el laberinto.

No pueden hablar con los otros treinta y seis alumnos. ¡Adelante!»

Trajeron los otros treinta y seis alumnos, les dieron sus ratas, y les

dijeron:

—Estas ratas son muy poco inteligentes. Nacieron de padres que no

eran capaces de salir de los laberintos más simples. De todas maneras,

104

queremos desafiarlos a entrenar a estas ratas estúpidas a pasar por los

laberintos lo más rápido posible.

Los dos grupos usaron exactamente los mismos laberintos. Al final de

los treinta días, las ratas «inteligentes» estaban pasando por los laberintos

en un tiempo 200% más rápido que las ratas «estúpidas» —¡aunque las

ratas habían sido seleccionadas al azar! ¿Cómo pudo suceder eso? Los

investigadores concluyeron que las expectativas no tienen que ser

expresadas verbalmente para influir en la conducta. Aun en ratas.

Nadie puede explicar exactamente cómo las expectativas funcionan

cuando no son expresadas, pero cada experimento que he visto demuestra

que influyen en la conducta de otros. Sabemos que las expectativas se

expresan en el lenguaje corporal. Si pongo mis manos en las caderas e

inclino la cabeza hacia atrás, ¿qué estoy diciendo? Exasperación. Falta de

interés. Si cruzo los brazos sobre el pecho, ¿qué estoy diciendo? Estoy a la

defensiva. Estoy diciendo, «pruébamelo». Ya que las expectativas controlan

el lenguaje corporal, la única manera de controlar y supervisar su lenguaje

corporal es por la formación consciente de las expectativas.

Máxima 6: Las expectativas dañan a otros si son demasiado bajas o

demasiado altas por demasiado tiempo

Si las expectativas son poco realistas, posiblemente la persona nunca

alcance ese nivel, y se puede sentir como un fracaso. De la misma manera,

si las expectativas son demasiado bajas o negativas, es muy probable que

la persona pierda el interés, y logre menos de lo que es capaz de lograr.

Imagine que un alumno llegue a la casa con un informe de sus

calificaciones que tiene cinco «A» (la nota más alta) y una «B» (la nota

segunda más alta). Si la mamá responde, «¡Qué informe más terrible! ¿Por

qué sacaste una «B»?» ¿Cómo se siente el alumno? «Nunca puedo realizar

las expectativas de mi mamá».

105

¿Cómo se siente un jugador de fútbol cuando su padre le dice: «Lo único

que importa es hacer un gol. Ninguna otra cosa vale nada». El joven vuelve

a su casa después de hacer dos pases excelentes que ayudaron a otros a

hacer goles, y salvó el partido con una jugada defensiva. El papá le

pregunta, «¿Hiciste un gol?» El joven dice, «No, ¡pero yo era la estrella del

partido! Yo…». Pero el papá le interrumpe, «No quiero saber nada. ¿Cuándo

vas a hacer un gol?» Ese tipo de expectativa poco realista puede aplastar a

un niño.

En contraste, las expectativas demasiado negativas pueden ser

profecías autocumplidas. Los padres deben siempre tener cuidado con esto.

Posiblemente entre a la habitación de su hija que tiene trece años, y ¡ni

puede encontrar la cama! Usted no puede soportarlo. Le ha dicho cien veces

que tiene que ordenar su habitación. Sin pensar, usted dice: «¡Esta

habitación es un desastre! Si el departamento de salud viniera, ¡sería

clausurada! ¡Tú vas a ser una persona asquerosa! ¡Ningún hombre vivirá en

la casa que tú cuidas! ¡No valdrás nada!»

¿Escuchó lo que dijo? Acaba de formar la expectativa. ¡Y adivine quién

va a empezar vivir conforme a ella!

¿Y si su hijo vuelve a la casa con su cuarta «F» (la peor calificación) en

Lenguaje? La noche anterior usted perdió su programa favorito de televisión

para ayudarle a estudiar. ¡No lo puede creer! De pronto está diciendo: «¡Eres

tan estúpido! ¡Cuatro «efes»! ¡No tienes un cerebro en tu cabeza! ¡No vas a

lograr nada! ¡Eres un fracaso!»

Todos lo hemos hecho, ¿verdad? Los padres lo hemos hecho. Los

profesores lo hemos hecho. Los abuelos lo hemos hecho. De alguna

manera, en vez de hacer florecer a nuestros hijos, nuestras palabras los

rompen y cultivan un futuro de fracaso.

Tenga cuidado y fije las expectativas en forma realista y precisa. Evite

dañar a sus alumnos con expectativas demasiado altas… o demasiado

bajas.

106

Máxima 7: Las expectativas motivan a otros cuando son guiadas por el

amor

La razón fundamental para querer hacer florecer a otra persona debe ser

nuestro amor por ella. Debemos ayudar a toda la gente posible para que

sean todo lo que Dios quiere que sean.

Tales personas que hacen florecer a otros son muy poco comunes,

¿verdad? Si revisara su vida, probablemente encontraría pocas personas

que creyeron en usted y le animaron de una manera significativa, trayendo

cambios en su vida. Esas pocas personas nos ayudan a levantar la cabeza,

a correr más rápido, y a ser lo que ni soñamos ser. Nos amaron cuando no

nos amábamos a nosotros mismos. Compartieron sus expectativas bíblicas

con nosotros, porque como dice 1 Corintios 13, el amor «…todo lo cree, todo

lo espera».

Como usted, yo sé exactamente quiénes son estas personas en mi vida,

y la historia de mi vida sería muy distinta si no fuera por las personas

enviadas por Dios que hacen florecer a otros.

Mis padres fueron los primeros. Eran temerosos de Dios. Nuestro hogar

estaba lleno de amor y cariño. La convicción de que «puedes hacer cualquier

cosa que quieras hacer» filtraba por cada fibra de nuestro hogar. Esa actitud

positiva nos contagió a nosotros los hijos, y nos capacitó para lograr mucho

más de lo que habríamos soñado.

Recuerdo un día cuando estaba en la enseñanza secundaria, que dije a

mis padres que íbamos a participar en una competencia de estado físico en

un par de meses, y que ganaríamos un par de pantalones deportivos como

premio. El color de los pantalones dependía de nuestros logros en la

competencia. El entrenador nos recordó que teníamos que usar los

pantalones para correr en la pista de atletismo donde las niñas hacían sus

ejercicios. (¡También conocía el poder de las expectativas!) Nos explicó que

el grupo más bajo ganaría pantalones amarillos, el grupo de los 25% más

107

destacados ganaría pantalones amarillos con una raya negra, los diez

alumnos más destacados entre todos ganarían pantalones rojos, y el mejor

de todos ganaría pantalones plateados. Recuerdo que pensé, «Espero

ganar la raya negra».

Mi padre escuchó, asintió con la cabeza, y no dijo nada. Al día siguiente

cuando estaba limpiando el establo del toro, mi padre quedó parado al lado

de la cerca, y preguntó:

—¿Cuándo vas a ganar los pantalones plateados?

No había ninguna duda en su voz; sólo quería saber cuándo los ganaría,

no si los ganaría o no.

—¿Qué? ¿Realmente crees que podré ganar los pantalones plateados?

—Sí —asintió con la cabeza—. Sin duda. Solamente que no has decidido

si quieres trabajar tanto para ganarlos. Pero tengo el presentimiento que ya

es tiempo. Eres capaz de ganar los pantalones plateados, hijo.

Entonces se fue. Y así de simple, por causa de las expectativas de mi

padre, llegué a ser el ganador de los pantalones plateados.

Así sucedió con mi hermano un par de años más tarde. La última vez

que visité nuestra escuela, nadie había ganado el récord; todavía éramos

los únicos estudiantes de la misma familia que habíamos ganado los

codiciados pantalones plateados. Pero la verdad es que nuestros padres

ganaron los pantalones.

También recuerdo a la señora Rudin, mi profesora del sexto año. Ella

me hizo florecer tanto que todavía recuerdo cuán importante me sentía

cuando entraba a su sala.

Y el señor Griffin y su señora, el pastor de la iglesia en Union, Nueva

Jersey, donde trabajé como pastor de jóvenes un par de años mientras

estudiaba en la universidad cercana. Trabajaron semana tras semana con

este joven vacilante e inseguro, invirtiendo su amor y sus sueños en mí. Me

explicaban siempre lo que Dios quería hacer a través de mí, y me decían

108

que Dios tenía su mano sobre mí. Lo devoraba, porque necesitaba cada

palabra de ánimo que pudiera encontrar.

Después Dios proveyó al Dr. Stephen Slocum y su señora para hacerme

florecer cuando fuimos a Dallas para estudiar en el seminario. El Dr. Slocum

me invitaba a almorzar y me decía:

—Cuéntame de tus sueños.

Yo no tenía ningún sueño.

—«Cuéntame cómo vas a cambiar el mundo.

Yo no tenía planes para cambiar el mundo.

—¡Creo que tu idea de Caminata Bíblica puede dar buenos resultados

en todo el mundo! ¡Creo que tú eres el hombre perfecto para ese trabajo!

No existiría el ministerio de Caminata Bíblica, si no fuera por personas

como los Slocum que hacen florecer a otros.

Muchas veces nuestras esposas nos hacen florecer. Todavía tengo una

carta de mi esposa que ella escribió en el año 1978, y la leo de nuevo de

vez en cuando. En esa carta, Darlene expresó expectativas positivas sobre

nuestra relación y el futuro de nuestro matrimonio y nuestra familia. Esa

carta ha tenido un tremendo impacto en mi vida. Sus convicciones y sus

sueños acerca de mí todavía me hacen florecer como su marido.

Hace tiempo, el hijo de algunos amigos tenía dificultades después de

cambiar de escuela. Su vida parecía desmantelarse, y él estaba reprobando

casi todos sus cursos. Su madre estaba frenética.

Entonces se encontró con una amiga que nunca parecía preocupada. Le

preguntó:

—¿Cómo eres siempre tan positiva y pereces tener todo bajo control?

Su amiga contestó:

—Había seis hijos en nuestra familia, y mi mamá mantenía un cuaderno

para cada uno. En el cuaderno ella anotaba cada cosa buena que nos veía

hacer. Al fin de cada mes, mi mamá nos llamaba el dormitorio, sacaba el

cuaderno, y decía: «Quiero que leas esto». Esto lo hizo durante años.

109

Nuestra amiga lo intentó con su hijo. Compró un cuaderno y empezó a

buscar cosas buenas en su hijo. No encontraba nada positivo durante las

dos primeras semanas. Una noche ella conversaba con su marido acerca

de este problema, y se dieron cuenta de que habían sido tan críticos con su

hijo que no encontraban nada bueno en él.

Ella confesó sus errores al Señor y empezó a mirar prestando más

atención, hasta que encontró algo que escribir en su libro. Un día lo llamó al

dormitorio y le dijo:

—Tengo un cuaderno, y quiero que lo leas.

Estaba callado al leerlo, y dijo:

—¿Realmente te sientes así acerca de mí?

—Por supuesto que sí —contestó.

Empezó a llorar y dijo:

—Pensé que tú y papá solamente me criticaban siempre. Creí que ya no

me amaban, que pensaban que era un fracaso total.

¡Qué cambio hizo en la vida de ese joven y en la vida de esa familia!

Dentro de unas pocas semanas, el joven cambió. Volvió su confianza, se

restauró la relación con sus padres y con otros, dejó de pelear con sus

hermanos y hermanas, y mejoraron sus calificaciones. ¿Qué sucedió? ¡Sus

padres lo hicieron florecer! Encontraron algo bueno para formar expectativas

positivas sobre el futuro de su hijo, y su hijo floreció bajo esas expectativas.

¿Cuáles son sus expectativas —sobre usted mismo, sobre Dios, su

familia, y sus estudiantes? ¿Por qué no reajustarlas y utilizarlas para llegar

a ser una persona que hace florecer a otros?

110

El meollo de la ley del potencial

La esencia de la ley del potencial se resume en tres palabras:

«¡Esperar lo mejor!»

El maestro debe influenciar el aprendizaje del alumno al ajustar las

expectativas.

Conclusión

Cuando pienso en lo que significa esperar lo mejor, recuerdo mi primer

año de mis estudios de postgrado en el seminario. Había decidido hacía

mucho tiempo que iba a estudiar para realizar mis prioridades, y no las

prioridades de mis profesores. Así que me puse metas antes de empezar el

semestre, en vez de permitir que mis profesores fijaran las prioridades en

las tareas que designaban. Tenía cinco cursos, y decidí en qué cursos iba a

sacar la mejor nota posible («A»), en qué cursos quería sacar una «B»

(segunda nota mejor), y en qué cursos podría sacar una «C» (tercera nota

mejor, una nota regular) porque eran menos importantes.

El Dr. Hendricks enseñaba el curso, «Cómo estudiar tu Biblia».

Le dije a mi esposa:

—De todos los cursos de este semestre, este es el más importante para

mi futuro ministerio. Quiero saber cómo estudiar la Biblia. Voy a destacarme

en ese curso.

Calculé el tiempo que tenía disponible para los estudios de cada

semana, y lo dividí en dos, dando al curso del Dr. Hendricks la mitad de mi

tiempo, y dividiendo la otra mitad del tiempo entre todos los otros cursos.

Durante la tercera semana de clases, entregamos un trabajo escrito

importante, al cual había dedicado mucho tiempo y esfuerzo. Me preocupé

toda la semana por ese trabajo, porque era importante para mí.

111

El día que me devolvieron el trabajo, estaba sudando y mi corazón

estaba palpitando. Con las manos temblando, saqué el trabajo de la casilla.

Arriba de la primera hoja, el Dr. Hendricks había escrito en rojo:

—Bruce, este trabajo es absolutamente asombroso. Creo que tienes el

potencial para ser uno de los mejores maestros bíblicos en este país. Es un

tremendo placer tenerte en mi clase. A+. Prof.

Sostuve ese documento en la mano y leí esas palabras una y otra vez.

¡No pude creerlo! Llevé ese documento con las expectativas de mi profesor

favorito por la calle hasta el departamento, subiendo la escalera de dos

pisos, y entré para mostrárselo a mi esposa.

—Cariño, ¡ven! ¡Tienes que leer lo que escribió el Dr. Hendricks en mi

trabajo!

Coloqué ese documento en la pared arriba de mi escritorio, y cada vez

que pensaba dejar el seminario y rendirme, leía y leía las palabras del Dr.

Hendricks acerca de mí. Todavía tengo ese papel precioso.

¡Créalo o no, tuve la audacia para creer lo que escribió! Hasta ese

momento, nunca me veía así. Nunca había tenido un sueño escondido en

mi corazón. Solamente era un alumno del primer año, temblando de miedo

ante la posibilidad de reprobar.

¿Qué sucede cuando una persona que usted respeta mucho comparte

las expectativas altas que tiene acerca de usted? ¿Siente que florece por

todos lados? La gente que nos ama lo suficiente para ver algo maravilloso

en nosotros —y que se preocupa lo suficiente para decírnoslo— nos ayuda

a ser lo que Dios quiere que seamos.

Sus palabras tienen una influencia poderosa sobre otras personas.

Usted puede estar en la lista que alguien escribe con los nombres de

personas que creyeron en él. Usted puede ser el Dr. Hendricks para la gente

que conoce —si quiere serlo. En el próximo capítulo le explicaré un proceso

fácil de usar para hacer florecer a la gente.

112

Preguntas para reflexión

1. ¿Cuáles son las personas que usted conoce que son mejores para

«considerar» a otros? ¿Cómo han desarrollado sus habilidades de «leer» a

otros? Mencione maneras específicas en que se puede «leer» a su público

para poder motivarlos.

2. El apóstol Pablo era excelente para «exhortar». Lea 2 Corintios y haga una

lista de cada emoción que sentía y expresaba al exhortar a la iglesia a

obedecer la voluntad del Señor. Escriba las emociones que usted mismo

utiliza normalmente, y otras que todavía le cuesta usar. ¿Cuáles de estas

últimas podría usar en el futuro?

3. Describa las expectativas que tenían sus padres acerca de usted. Mencione

un par de ejemplos como el de mis pantalones plateados, buenas o malas

expectativas. ¿Qué lecciones aprendió de sus padres que le ayudaron a ser

mejor padre o madre?

4. ¿Quién le hizo florecer más en su vida? Describa un par de incidentes que

tuvieron un impacto en usted, y explique la diferencia que hicieron. Si

pudiera hacer florecer a tres personas en su vida, ¿quiénes serían? ¿Por

qué? Escriba al lado de sus nombres por lo menos una manera en que usted

puede hacerlos florecer en las próximas cuatro semanas.

113

4

LA LEY DEL POTENCIAL; EL MÉTODO Y

LOS MAXIMIZADORES

Guy Dowd, ex maestro del año, dijo una vez: «No importa dónde usted

crezca, la gente a su alrededor tiene un tremendo impacto en usted. Ayudan

a formar, moldear, su vida y sus sueños. Y cuando sea adulto, usted también

estará en la lista de alguien».

¿Cómo llega a estar en esa lista? ¿Cómo puede esperar lo mejor de sus

alumnos? ¿Cómo expresa esa expectativa?

El método de la ley del potencial

Permítame sugerir cinco pasos que se pueden usar con cualquier

persona y cualquier lugar y en cualquier momento. Estos pasos son

universales —funcionan sin importar quién es usted o a quién usted quiere

hacer florecer. Le permiten tomar un momento normal en un día normal, y

utilizarlo para hacer florecer a la persona que le interesa.

1. EXAMINE a la persona que usted quiere hacer florecer

Lo primero que debe hacer es abrir los ojos. Debe «examinar» a la gente

que quiere hacer florecer, prestando siempre una «atención» cuidadosa.

Debe estar alerta para buscar una situación que pueda utilizar para expresar

sus expectativas positivas a la persona.

114

Cuando usted examina algo, lo estudia, presta atención cuidadosa, y

considera lo que sucede. Esto requiere su atención completa. Tiene su

antena arriba. Está revisando constantemente a sus alumnos, buscando una

oportunidad. Usted no hace las oportunidades, sino que se da cuenta

cuando aparecen. Una vez que haya aprendido esta habilidad, reconocerá

que las oportunidades existen en casi todo lugar.

2. EXPONGA lo que hizo la persona

Una vez que haya visto a una persona actuar de una manera que usted

puede usar para su bien, entonces debe hacerle saber que lo ha visto. Debe

«exponer» el hecho a la persona, dándole una «descripción» verbal. Ilumine

su conducta con un foco para que vea que usted se ha fijado en ella.

Esto lo hacemos verbalmente. Describimos a la persona, en voz alta, lo

que vimos o escuchamos. Esto forma la base sobre la cual edificamos la

expectativa. Muchas veces yo comienzo esto con, «Tú hiciste », y explico

a la persona lo que observé.

Supongamos que su hija Michelle ha tenido dificultad con la matemática.

Parece como si a usted le hubiera estado fastidiando durante cincuenta

años. Pero se ha fijado que en las últimas semanas ha estado estudiando

sin que usted tenga que insistir. De pronto usted reconoce, ¡Aquí hay una

oportunidad para hacer florecer a mi hija!

115

Usted se acerca a ella y le dice, «Michelle, me he fijado que tú estás

estudiando largas horas últimamente. Te has esforzado mucho,

especialmente en la matemática». Dígalo en voz alta. Cuéntele lo que ha

visto, porque probablemente no estaba consciente de que usted se había

fijado. Entonces deje que ella registre ese hecho, haciendo una pausa antes

de seguir al próximo paso (que describiré en un momento).

Juanito acaba de recibir una «A» (la nota más alta) en una prueba difícil.

Su antena está arriba y usted piensa, Aquí tengo la oportunidad para hacer

florecer a mi alumno. Entonces usted dice, «¡Juanito! Tú acabas de recibir

una «A» en ciencia!» Haga una pausa. Deje que su comentario llegue a su

corazón. No se olvide de esta pausa —es muy importante.

Al final de la segunda etapa, los dos tendrán su atención total puesta en

el evento específico que será la base de la expectativa.

3. Describa su EMOCIÓN acerca de lo que hizo la persona

Después de examinar a la persona y exponer su buena conducta

verbalmente, proceda a decirle lo que usted siente acerca de lo que hizo.

Describa su «emoción» y su «reacción» acerca de lo sucedido.

Cuéntele a Juanito cómo se siente acerca del trabajo escrito. Ocupe la

fórmula, «Eso me hace sentir ». Por ejemplo, podría decir a Juanito, «¡Eso

me hacer sentir muy orgulloso de ti, hijo!» Ocupe palabras que él pueda

apreciar en su nivel de madurez. No ocupe una frase de adultos cuando

habla con un joven de trece años. No diga a un joven por ejemplo, «Eso me

hace sentir sumamente conmovido y complacido». Llame su atención con

las palabras que elija.

Entonces haga una pausa. Deje que lo registre. Asegure que su contacto

visual sea claro y fuerte. Deje que se incomode un poco al recibir su

aprobación emocional. ¡Yo garantizo que cualquier niño —aun un

adolescente— disfrutará ese momento!

116

4. Diga a la persona lo que ESPERA de ella en el futuro

Hasta ahora no ha hecho florecer a la persona. Solamente le ha dicho

algo agradable. Su comentario tan amable le hace sentir bien acerca de algo

que ha hecho, pero no la transforma como persona, porque está basado en

algo en el pasado. No tiene una dimensión futura. Las persona no está

segura si puede hacerlo de nuevo. Juanito se siente bien por haber sacado

su primera «A» en ciencia, pero está pensando, No estoy seguro de que

pueda sacar una «A» en ciencia de nuevo mañana.

Es aquí donde el poder de la expectativa entra en acción. Las

expectativas toman algo del pasado y lo lanza hacia el futuro. Este es el

paso en que le dice a la persona lo que «espera» de ella, y comparte su

«expectativa» diciendo, «Creo que estás llegando a ser ».

El hecho de expresar una expectativa logra mucho más que un halago.

Una expectativa obliga a la persona a quitar su atención de lo que ha hecho,

y poner la atención en lo que puede llegar a ser. La lleva al paisaje donde

se realizan los sueños.

Cuando usted le dice a una persona lo que espera de ella, está siendo

visionario. Los medios de comunicación están siempre quejándose de que

el país necesita visionarios. ¿Qué es un líder visionario? Es una persona

que puede ver lo que otros no ven todavía. Un líder visionario puede ver en

el horizonte más allá de la vista humana normal, y puede contarnos las

cosas maravillosas que solamente él ve.

Dios lo llama a usted a ser un padre visionario, un maestro visionario, o

un jefe visionario. No solamente acerca de las metas u objetivos de su

familia, escuela, o compañía, sino acerca de las personas en esas familias,

escuelas, y compañías. Está llamándolo a salir de la rutina y volar en las

nubes del potencial. Muestre a sus alumnos esa «orilla plateada» que está

en su futuro; solamente tienen que buscarla.

Eso es lo que hizo el Dr. Hendricks conmigo en mi primer año del

seminario. Me ayudó a ver un futuro que yo no podía imaginar hasta que él

117

apuntó con su dedo de mentor a lo que creía por mí. No lo vi al principio,

porque estaba solamente en el ojo de su imaginación. Pero como creía tanto

en él, aprendí a creer que su sueño podría en verdad realizarse. Y porque

lo veía, lo busqué, y se abrieron nuevos caminos.

Cuando expone algo, llama la atención al pasado, porque el evento ya

sucedió. Cuando describe su emoción con respecto a la situación, está en

el presente. Pero si desea moldear el futuro, tiene que moverse hacia el

futuro; tiene que decirle a la persona lo que piensa que puede llegar a ser

por la gracia maravillosa y capacitadora de Dios.

¿Cuántas veces hacemos esto? ¿Puede recordar en la última semana

que alguien haya hablado con usted acerca de su futuro de una manera que

hizo palpitar rápidamente su corazón? Entonces se dijo a sí mismo, ¡Me

gusta ese cuadro de mi futuro! ¡Me gustaría que eso sucediera! Si usted es

como los demás, probablemente hace mucho tiempo que alguien le hizo dar

de sí y le alimentó y esperó lo mejor de usted. ¿Sabe qué más es verdad?

La persona a la vuelta de la esquina está en la misma situación —¡pero esa

persona lo tiene a usted! ¿Por qué no esparcir un poco de «fe y esperanza»

en su dirección?

Con demasiado frecuencia, en vez de pintar cuadros dorados del futuro,

nos quejamos del pasado. Pero el Señor quiere que seamos personas que

pueden tener una visión de lo que Dios puede hacer en el futuro.

Todas las expectativas eficaces tienen un número de características en

común:

Primero, expresan fe en el potencial de la persona. Utilice palabras como

«creo que está llegando a ser …», o «puedo ver que está desarrollando…»,

o «siento que algún día será el tipo de persona que …», o «no me

sorprendería si…». Yo uso bastante la palabra «creo», porque yo no tengo

certeza acerca del futuro de nadie, ¿verdad?

Segundo, ocupan la perspectiva del futuro —llegar a ser, convertirse en,

comenzar a, desarrollar, crecer. Estas palabras señalan algo que la persona

118

puede llegar a ser, algo que puede anticipar, algo que le puede hacer sentir

bien, porque presenta una oportunidad abierta.

Tercero, eligen lo positivo y no lo negativo. Asegúrese de que la

descripción del futuro sea un sueño dorado, y no una pesadilla destructiva.

Evite cualquier cosa que se acerque al miedo; al contrario, siempre alimente

la fe en el corazón.

En cuarto lugar, las expectativas eficaces se ajustan a las aspiraciones

más nobles de la otra persona. Lo importante no es compartir sus propios

sueños, sino encontrar el sueño de la otra persona. La razón por la que la

expectativa del Dr. Hendricks hizo un impacto tan dramático en mí fue

porque tocó las aspiraciones profundas dentro de mí. Estas aspiraciones

eran mías —aunque quizás ni podía admitirlo en el momento— y él pudo

discernirlas y moverlas al mundo de las posibilidades.

En quinto lugar, son expresadas en términos inspiradores, y no

limitadores. No sea tan específico que no permita a la persona pintar sus

propios detalles en el cuadro. Ocupe las brochas grandes, y pinte con

colores claros, llenos de esperanza, y guarde los pinceles finos. Nunca diga:

«Puedo verte sacando solamente «A» en tu informe de calificaciones desde

ahora en adelante». Eso podría ser una prisión que limita en vez de ser alas

para volar. En contraste, debe decir algo como: «Creo que tú eres una

persona que alcanza las estrellas y nunca te conformas con nada que no

sea tu mayor esfuerzo».

En sexto lugar, las expectativas eficaces están dentro de lo posible.

Nunca mienta a la persona que usted quiere hacer florecer. Nunca le diga

algo para hacerla sentirse bien, sabiendo en su corazón que no lo puede

lograr. A veces sus expectativas harán extender sus propios límites, pero

nunca cruce al lado de la imposibilidad.

Si ha expresado una expectativa apropiada, entonces habrá tocado un

acorde profundo y maravilloso en el corazón de la persona. Y cuando se

toca, suena dulce y precioso. Da poder, alimenta y capacita. Lo verá en su

119

cara, y a veces la persona quedará callada y pensativa, porque nunca

imaginó que alguien pudiera pensar algo tan maravilloso de ella. Permítale

saborear el momento. Deje que se grabe bien en su corazón.

5. EXPRESE afecto con contacto físico apropiado

«Exprese» afecto a la persona a quien usted quiere hacer florecer,

siendo cercano y personal con ella. Ahora es el momento para cimentar su

expectativa en el corazón de la persona. Acaba de decir algo increíblemente

precioso a la persona, y debe cimentar ese momento con el contacto físico

apropiado. Muévase desde la anticipación al «afecto».

Si es un niño pequeño, podría darle un abrazo de hombre. Si es una

niña, podría agacharse a su nivel y apretar su mano suavemente. Si es un

colega, podría tocar su hombro.

A veces cuando hago esto con una persona del sexo opuesto, no la toco

literalmente,… pero sí la toco. Expreso las palabras apropiadas, sonrío,

entonces afirmo con la mirada, y hago una leve reverencia. En nuestra

sociedad hoy, tenemos que tener mucho cuidado con el contacto físico.

Ahora veamos el proceso completo. Miremos dos situaciones —una en

un hogar típico, y otra en la escuela dominical.

Supongamos que es el Día del Padre. Usted ha tenido una semana

difícil, y ha estado diciendo a su esposa que va a celebrar el día durmiendo

tarde y lograr el descanso que necesita. Llega el sábado en la noche, y usted

apaga la alarma, imaginando que va a dormir hasta las 9:30. Pero mientras

está todavía profundamente dormido, escucha un sonido extraño. No sabe

lo que es, pero no quiere levantarse. Quizás termine de sonar. Todavía está

oscuro.

Entonces el sonido llega a la puerta del dormitorio. Usted da vuelta, y

quiere taparse la cabeza con la almohada. Pero su esposa se levanta y abre

la puerta.

—¿Qué sucede? ¡Pasa, cariño!

120

Es su hija menor. La pequeña. Ha traído una bandeja con platos y

tenedores y servilletas. Apenas puede ver. ¡Esto no puede ser! Se acerca

lentamente a la cama, con una cara tímida y esperanzada.

¡Está sirviendo al papá el desayuno en la cama! Es tan temprano que no

se ve el sol todavía. Pero ella está entusiasmada, ofreciendo la bandeja en

sus pequeñas manos.

—Cariño —dice usted—, ¿Qué es esto?

—Bueno, papá, hoy día es el Día del Padre, y yo te traje el desayuno a

la cama, tal como lo hace la mamá.

—¿Me has traído el desayuno a la cama? [EXPONER]. ¿Y qué son estas

cosas ricas que me has preparado? (Usted no sabe lo que son, ¡porque hay

varias cosas que no puede reconocer flotando en el plato!)

—Te hice huevos revueltos (¡Ah, eso es lo que son!), y estos son

panqueques (¡Esto va a ser un gran desafío!)

Y usted ve una taza con cosas extrañas flotando.

—¿Y esto? ¿Qué es?

—Papá, es mi primera vez. Es tu café favorito. Puse esas cosas de color

café en agua caliente en el horno microonda. ¡Espero que te guste!

Ahora, ¿usted ve cuán precioso es este momento para su hija? ¿Cómo

puede poner en práctica el método del potencial?

—Jenny, ¡tú me has hecho el desayuno más maravilloso que cualquier

papá pudiera desear! ¡Mira los huevos, los panqueques, y una taza de café

hecho en casa! [EXPONER]. ¿Sabes cómo se siente papá? ¡Maravilloso!

¡Me siento tan amado y especial! ¡Creo que soy el papá más feliz en todo el

mundo! ¡Mira lo que has hecho para mí! [EMOCIÓN].

¿Puede imaginar cómo ella va a absorber todo ese amor y cariño? ¡Pero

no se detenga aquí! Haga que ella florezca para el futuro. ¿Recuerda lo que

ella dijo hace un momento? Ella reveló que ella quiere ser «tal como la

mamá». ¿Cuál es su visión de su futuro? Correcto; ella desea ser como su

mamá.

121

—¡Eres una gran ayuda, tal como tu mamá, y creo que vas a llegar a ser

una mamá maravillosa, haciendo a todos felices en tu hogar! ¡Y serás una

buena cocinera también! [EXPECTATIVA].

Tráigala a su lado y dele un gran abrazo y un beso. Demuestre su amor

y cariño con su cercanía [EXPRESAR AFECTO].

Cuando salga de su dormitorio, estará caminando sobre las nubes. A su

papá le gustó su primer intento de servirle desayuno en la cama; pero aún

más importante, ¡ella estaba llegando a ser como su mamá!

¿Por qué es tan vital eso? Porque esa niña pequeña piensa que la

persona más maravillosa en el mundo es su mamá. Todas esas

características de ser comprensiva, cariñosa, de servir a los demás,

amorosa, buena cocinera, buena para escuchar —¡está empezando a

tenerlas!

Tome este método del potencial, mi amigo, de estas páginas, y

practíquelo en los momentos de su día. Resultará con todos los que

encuentre si solamente se preocupa de usarlo para su bien.

Ese es el proceso. Primero, examine a la persona. Observe lo que

sucede y encuentre un momento que puede utilizar para hacer que alguien

florezca. Segundo, exponga lo que hizo la persona. Entonces tome una

pausa. Tercero, exprese como se siente acerca de lo que ha hecho.

Cuéntele qué emoción causó. Entonces otra pausa. En cuarto lugar, pinte

para la persona un cuadro de lo que pudiera ser su futuro. Dígale lo que

espera de ella en el futuro. Una vez más, una pausa. Finalmente, asegúrese

de que la expectativa quede grabada en su corazón; haga el contacto físico

apropiado con la persona. Exprese afecto.

Eso es todo. Garantizo que funcionará con cualquier persona, en

cualquier lugar, y en cualquier momento.

Hagámoslo una vez más.

Imagine que es el Día del Maestro en su iglesia. Ha tenido un grupo difícil

este año, y un alumno particular, Brandon, ha sido difícil de motivar. El

122

domingo en la mañana, los alumnos llegan, y después de que haya

comenzado la clase, aparece Brandon, atrasado, trayendo un florero

pequeño con flores marchitas y unos dulces baratos.

—Pasa, Brandon —dice usted—, ¿qué traes?

—Los traje para usted —dice tímidamente.

Ahora, usted puede decirle a Brandon que está atrasado. Usted sabe

que ha interrumpido su clase. Además, no solamente están marchitas las

flores, sino que tampoco le gusta ese tipo de dulces. O usted puede

reconocer que este es un momento especial para él. Podría decirle un

halago, y pedirle que se siente, pero quizás el momento sea más importante

que eso. Posiblemente valga la pena atrasar la clase un poco para hacer

florecer a alguien.

—Brandon, ¿tú escogiste estas flores para mí? ¡Qué lindas! ¿Y

compraste los dulces para mí? ¡Qué cariñoso! ¿Sabes cómo me siento? Me

siento maravillosa. ¡Creo que me has hecho la profesora más feliz del

mundo!

Entonces debe hacer una pausa. Él podría brillar por la adulación. Pero

también le puede incomodar, porque no está acostumbrado a recibir

adulación así.

—¿Sabes qué? Creo que vas a ser una persona muy especial, y que

cada profesora que tengas se sentirá muy afortunada de tenerte en su clase!

Haga otra pausa. Permita que piense en el significado de esto. Entonces

dele un abrazo y una palmada en el hombro. Este es un momento muy

especial para Brandon.

Eso es lo que significa hacer a alguien florecer. No es demasiado difícil,

y es maravilloso. Piense en todo el bien que usted puede hacer en la vida

de tantos alumnos y familiares necesitados. Solamente tiene que cambiar

su enfoque de los problemas del presente a los sueños del futuro. ¡Que sea

conocido, amigo, como una persona que tiene poder para hacer florecer a

las personas!

123

Los maximizadores de la ley del potencial

«Tanto el que espera grandes cosas de otros, como el que espera poco,

recibirán lo que esperan». Ya que nuestras expectativas son tan importantes

para nosotros y para quienes enseñamos, ofrecemos la siguiente lista de

maximizadores para capacitarlo a sacar lo máximo posible de sus esfuerzos

para hacer florecer a otros.

Maximizador 1. Establezca contacto visual directo

Los ojos, no los oídos, son los receptores principales. Aproveche esto y

comunique sus expectativas a través de los ojos. El contacto visual directo

confirma su sinceridad. Maximiza el impacto de sus palabras.

Establecer el contacto visual directo da más poder a la expresión de las

expectativas. Mire directamente en los ojos de la persona que quiere hacer

florecer. No pestañee, y no mire al lado. Esta es una oportunidad preciosa

para dar un tesoro a una persona. No simplemente lo tire hacia ella. Debe

envolverlo y entregárselo. Sin el contacto visual, su expectativa podría tener

poca eficacia. El contacto visual agrega poder a sus esfuerzos para hacer a

alguien florecer.

Después de terminar una conferencia de Caminata Bíblica, y cuando

estamos caminando hacia la puerta, frecuentemente me detengo para

hablar con la persona que camina detrás de mí. La miro en la cara, y

empezamos a conversar un poco. Entonces le digo alguna palabra de ánimo

acerca de algo que hizo, haciendo referencia también a una expectativa en

el futuro. La miro directamente en los ojos y mantengo su atención hasta que

la expectativa haya quedado grabada en su corazón.

124

Maximizador 2: Seleccione sus oportunidades con propósito

Un amigo mío que es pastor es excelente para buscar oportunidades

para hacer florecer a otros. Cada miércoles en la noche, después de la

reunión en la iglesia, y el tiempo con su familia, va a su oficina y abre una

cajita que tiene sobre su escritorio. En esa cajita hay tarjetas, cada una con

el nombre de un diácono y de su esposa e hijos. Tiene el nombre de su

trabajo, su empleador, y cualquier petición de oración especial.

A las 9:45 pm, saca una tarjeta de la cajita, la lee, entonces ora por todos

en la tarjeta. Después coloca la tarjeta atrás y se prepara para usar una

oportunidad con propósito.

Lo llama al diácono a su casa.

—¡Hola, Roberto! ¡Soy yo, el pastor!

Típicamente escucha:

—¿Qué sucede, pastor?

—Quería que supieras que acabo de estar orando por ti, tu esposa, y tu

familia [nombra a los hijos] y las peticiones especiales que me habías dado.

¡Pero ahora quería decirte que es un placer tenerte en el cuerpo de

diáconos! Tu contribución significa mucho para mí. Me anima mucho tener

a hombres como tú en el directorio, hombres que realmente se preocupan,

que dan todo, y que no son hombres que simplemente dicen que «sí» a todo.

Gracias por participar, no solamente con tus palabras, sino con tu vida y tus

acciones. Me hace sentir muy animado.

Entonces hace una pausa.

—Y Roberto —continúa—, Siento que la mano de Dios está sobre ti.

Creo que al seguir madurando y sirviendo a Dios, él te va a usar para cosas

grandes en el futuro.

Pausa.

—Es un placer, un placer genuino ser tu pastor, Roberto. ¡Gracias por el

privilegio!

Entonces termina la conversación.

125

¡Qué tremendo! ¿Qué haría usted si recibiera una llamada telefónica

como esa? ¿Qué está haciendo ese pastor? Está creando una oportunidad

a propósito para hacer florecer a uno de sus colaboradores cada miércoles.

Este principio no funciona solamente cuando suceden cosas buenas;

también sirve cuando suceden cosas malas. Podemos entrenar a nuestra

familia y a nuestros alumnos en situaciones negativas.

Hace años, nuestra hija Jenny trajo a la casa tres «F» (nota

desaprobatoria) seguidas en matemática. No me dijo nada hasta el momento

que a ella le pareció apropiado.

—Papá —dijo—, tengo que decirte algo que probablemente no te va a

gustar.

—¿Sí, Jenny?

—Tienes que firmar estos papeles.

Me pasó un sobre, y lo abrí. Tres «F» me saltaron a la vista. ¡Ay, no!,

pensé. Pero afortunadamente la ley del potencial me vino a la mente. Decidí

probar algo diferente.

—Jenny, sacaste tres «F» seguidas en matemática. Tú sabes que esto

nos preocupa y nos frustra, a mí y a tu mamá, por tu falta de esfuerzo en la

clase, ¿verdad? Jenny, ponte el abrigo ahora.

—¿Mi abrigo?

—Sí, busca tu abrigo.

Callada, fue a buscar su abrigo. No tenía idea de lo que iba a suceder,

pero no sonaba bien.

—¿Qué vas a hacer? —Susurró mi esposa.

—¿Por qué no vienes conmigo. Es un momento para hacer florecer a

nuestra hija —contesté.

Los tres subimos al automóvil, y yo expliqué:

—Jenny, sacaste tres «F» en matemática. ¡Tu mamá y yo estamos muy

contentos que por fin las hayas traído afuera! ¡Ahora vamos a comer helados

para celebrar!

126

—Papá, ¿estás bromeando?

—No, Jenny. ¿No es bueno dejar atrás las «F»? Creo que, ahora que

las has traído afuera, estás preparada para estudiar de verdad. Creo que

vas a empezar a realizar todo el potencial que el Señor te ha dado. Tú mamá

y yo pensamos que tienes la fuerza interior para enfrentar la situación y

conquistar la matemática.

—¿De veras, papá? ¡Me van a comprar un helado!

—Sí. Y será uno doble, Jenny. Tú mamá y yo te amamos, cariño, y todo

estará bien. Entonces le dimos un gran abrazo. El resto de la noche fue

inolvidable. Jenny no podía creer su buena fortuna, y nos reíamos y

contábamos chistes. Ella bebió del cariño y afecto que le demostraban amor

incondicional.

Pronto dejó de sacar «F».

Tenemos oportunidades para expresar nuestras expectativas positivas

aun en medio de situaciones negativas. Tenemos que reconocerlas y

usarlas para el bien.

Maximizador 3. Precise sus expectativas con creatividad

Utilice su creatividad para expresar sus expectativas. Hay una cantidad

sin número de maneras de hacer esto, pero permítame dar cinco ejemplos

de cosas que puede intentar:

1. En oración. Exprese sus expectativas a Dios en oración. ¿Ha mirado

cuidadosamente las epístolas de Pablo? Siempre estaba orando acerca de

sus expectativas sobre la gente. ¡Incluso las escribió en sus cartas!

Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de

quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, para que os dé, conforme

a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su

Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que,

arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con

todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de

127

conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos

de toda la plenitud de Dios. Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas

mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que

actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades,

por los siglos de los siglos. Amén. (Efesios 3:14–21)

¿Qué significaría esta oración para la gente de Éfeso? ¿Cree que les

animaría el hecho de saber que el gran apóstol estaba orando por ellos así?

2. Dígalas indirectamente. Conocí este método creativo cuando

trabajaba para el Dr. Stephen Slocum, quien era el vicepresidente ejecutivo

del seminario de graduados al que asistí. Su oficina estaba al lado del

presidente John Walvoord, y mi escritorio estaba cerca de las oficinas de los

dos. Un día el Dr. Slocum y el Dr. Walvoord pasaron por mi escritorio. Mi jefe

miró al presidente y le dijo:

—Dr. Walvoord, quiero sepa lo que hizo Bruce el otro día por el

seminario. Entonces le informó de algunos logros importantes durante las

semanas anteriores. Yo estaba sentado allí mismo, escuchando la

conversación. Ninguno me miró o me habló, pero no pude evitar escuchar

los halagos.

—Quiero que sepas como presidente la clase de gente que tenemos

aquí trabajando, y creo que pronto habrá cosas mejores todavía —dijo el Dr.

Slocum. Entonces se fueron. Yo estaba caminando sobre las nubes por

varios días, y empecé a trabajar con doble esfuerzo para realizar las

expectativas increíblemente motivadoras.

Considere este método la próxima vez que distribuya los trabajos

escritos en su clase de composición literaria. Coloque en medio de la pila el

trabajo que desea usar para hacer florecer a una persona; cuando le toque

entregarlo, deténgase, mira alrededor de la sala, y pida la atención de todos.

«Ahora, jóvenes, ¿ven este documento? ¡Este trabajo es excelente! Tuve

que ponerle la nota de «A+». Al leerlo, me dio un sentimiento de satisfacción

por tener a una alumna que se esfuerza tanto en mi clase. Creo que esta

128

estudiante está bien encaminada para ser una persona que escriba artículos

que leeremos en nuestros diarios, o incluso en una revista como Time.

Todos debemos felicitarla.

Entonces camine hacia la alumna y devuélvale su trabajo. «¡Bien hecho,

Raquel! ¡No puedo esperar hasta ver su próximo trabajo!» Toque su hombro

si es apropiado, y sonría.

¿Sabe lo que sucederá? Brotarán flores por todos lados en Raquel —

podrá verlas florecer con sus propios ojos. Además, puede estar seguro de

que todos van a esforzarse un poco más en su próximo trabajo, porque les

gustaría que se dijeran cosas así también acerca de ellos. Motívelos.

Directamente e indirectamente.

3. Escríbalas. Es increíble lo que puede lograr una nota escrita. Es

diferente de hablarlo en voz alta; es permanente, tangible. He descubierto

que muchas personas guardarán una nota toda su vida —porque es raro

este tipo de nota.

Una pequeña nota en una hoja de papel, o en una tarjeta, hará milagros.

Colóquela en el escritorio de la persona, o insértala en el libro que está

leyendo, o envíela en el correo.

Mi esposa es muy eficaz en escribir cartas para animar, no solamente a

sus familiares, sino a personas en todas partes del mundo; ella expresa

amor en forma silenciosa en sus cartas. Si le cuesta decírselo en persona,

entonces exprese sus expectativas en cartas.

4. Utilice el teléfono. Tiene treinta niños de once años en su clase, y

usted decide llamar a uno de ellos cada jueves durante el semestre. Esto es

lo que hace: espere hasta la hora de la comida. A nadie le gusta que lo

llamen a la hora de la comida, así que a esa es la hora que usted llama. Ya

verá por qué en un momento.

—¡Aló! ¿Puedo hablar con Jorge? —dice usted. Los padres casi siempre

contestan el teléfono durante la hora de la comida, porque quieren evitar

llamadas de los amigos de sus hijos. Prefieren que no los molesten.

129

—¿Quién es? —dicen.

—Soy la señorita Pérez, la profesora de Jorge. Necesito hablar con él un

momento, por favor.

La madre tapa el teléfono.

—Jorge, es la señorita Pérez, tu profesora. ¿Qué maldad has hecho

ahora? ¡Ahora te has metido en un problema, jovencito!

Pobre Jorge no sabe qué decir, así que va caminando lentamente hacia

el teléfono y apenas puede decir:

—¿Sí? —Todos han dejado de comer, y se puede sentir la tensión en el

comedor. Los padres están mirándose, pensando ¡Esto es serio—muy serio!

—¿Jorge? Estaba corrigiendo las tareas.

—¿Sí?

—Acabo de terminar la tuya, y Jorge, ¡era muy buena! ¡Era excelente!

Sacaste una «A+».

—¿En serio? —Se pone una cara de incrédulo, y sus padres están

mirando, esperando que caiga la bomba.

—Sí, y quería llamarte para decir que estoy muy orgullosa de ti. Creo

que estás llegando a ser uno de mis especiales alumnos, y ¡quería decirte

que creo que eres una maravilla! ¡Adiós!

Entonces cuelgue el aparato. No lo deje hablar.

Jorge cuelga y su padre inmediatamente grita:

—¿Qué dijo? ¿Qué has hecho ahora?

—Papá, solamente llamó para decir que saqué una «A+», y que está

muy contenta que estoy en su clase. ¡Me dijo que estaba llegando a ser uno

de sus especiales alumnos!

¡Qué momento para guardar entre los recuerdos familiares! Si hubiera

podido sacar una foto antes y después, ¡habría sido preciosa! Ha hecho que

ese niño se vea bien delante de su familia entera. ¡A la hora de la comida!

¿Cómo será la actitud de Jorge en la clase mañana?

Use el teléfono para hacer a alguien florecer en su clase; para eso está.

130

5. Enviar algo especial. Usted puede ser realmente creativo con esto.

Supongamos que tiene problemas con un adolescente en su clase. No

puede llegar a él, y no sabe qué hacer. Aquí va una sugerencia.

Vaya a la pizzería cercana y diga: «Me gustaría comprar una pizza y

enviarla a esta dirección. Pero antes de enviarla, me gustaría escribir algo

en la caja. (¡Asegúrese que pongan extra pepperoni!)

Entonces escriba en la caja: «Estaba pensando en ti. Lo siento que he

sido un poco duro contigo en la clase últimamente. Quería que supieras que

estoy de tu lado, y que creo que vas a lograr tu sueño. ¡Gracias por dejarme

ayudarte a volar como un águila en un mundo lleno de pavos!»

¡Ese niño tendrá que rendirse mañana! Usted lo ha amado en su propio

lenguaje. Realmente puede causar que aprenda… si lo ama suficiente.

Envíele una pizza de pepperoni con doble queso, y escriba la nota en la caja

que le hará florecer.

A veces no necesita muchas palabras si ha seleccionado la cosa

correcta para enviar. Nunca olvidaré cuando alguien me hizo esto. El Dr.

Paul Keinel, presidente de la Asociación Internacional de Escuelas

Cristianas, me había pedido varias veces que hablara en su conferencia en

California. Siempre le decía que tenía mi programa demasiado ocupado.

Entonces un día, sin esperarlo, me llegó un paquete grande a la oficina,

sin remitente. Cuando mi secretaria y yo lo abrimos, se desenredó una

alfombra roja con un mensaje pegado al final. «Estamos poniendo la

alfombra roja para usted. Creemos que usted es el mensajero perfecto para

nuestra conferencia.»

¡Increíble! ¡Qué impacto! Llamé inmediatamente y me comprometí.

Desde entonces hemos llegado a ser buenos amigos y hemos ministrado

juntos en todo el país en sus excelentes conferencias. Siempre «ponen la

alfombra roja» para sus mensajeros y profesores.

131

Maximizador 4: Escoja sus palabras con precisión

Uno de los problemas que tienen todos los comunicadores es que la

gente no escucha bien. Si quiere hacer un impacto, debe escoger sus

palabras con cuidado. Tenga cuidado con lo que dice de la gente. Esto

incluye los sobrenombres:

«Oye, tonto, quiero decirte que te fue bien».

«Princesa, ven un momento».

«Campeón, ¿sabes qué? Creo que serás el nuevo Billy Graham para

esta generación.»

«¡Oye, regordete!»

Unos abuelos pensaban que era simpático llamar a su nieto

«hediondito». ¿Cree usted que el niño lo encontraba simpático? Escoja sus

palabras con cuidado. Piense antes de hablar.

Algunos tenemos más problemas con el uso poco cuidadoso de nuestra

lengua. Recuerde: No hay nada más difícil que retractarse de las palabras

dañinas que ha lanzado. Así que tenga cuidado. Si tiene problemas en esta

área, medite en Santiago 3. Piense de antemano en cosas positivas que

decir.

Maximizador 5: Recurra al uso apropiado del tacto

Un día viernes hace algunos años, estaba trabajando tarde en la oficina

después de una semana larga y difícil. Tenía planificado un viaje a una

conferencia para hablar cinco veces durante el fin de semana, y tenía que

salir en una pocas horas. Todo dentro de mí estaba gritando, «¡No quiero ir

a esta conferencia!» Estaba exhausto. Estaba de mal humor. Estaba sin

energía, incapaz de ministrar a nadie.

Tomé mi maletín y una caja con papeles, y salí por la puerta. Mi padre,

que también trabaja para Caminata Bíblica, me vio caminar por la puerta con

poca energía. Estaba trabajando tarde también, y leyó mi mente como un

libro.

132

—Un momento, hijo —me llamó—. Déjame ayudarte con eso.

—Papá, estoy bien.

—No. Déjame llevar algo.

Siempre se debe obedecer al papá. Puse las cosas en el suelo.

—Ahora mírame un segundo.

Así que lo miré. Se acercó, me miró a los ojos, y sin decir nada, me

abrazó. No un abrazo corriente. Me dio un abrazo de oso, y no me soltó.

—Tu mamá y yo sabemos que estás bajo mucha presión — dijo—, ¡pero

estamos muy orgullosos de ti, hijo! ¡Es tan lindo trabajar contigo aquí en

Caminata Bíblica! ¡El Señor te va a utilizar de una manera poderosa este fin

de semana! ¡Todo saldrá bien!

Cuando me soltó, las lágrimas corrían por mi cara. Todavía se me hace

un nudo en la garganta cuando cuento la historia. Me levantó el maletín y mi

caja, y se fue hacia el automóvil. Estaba parado allí sin poder moverme.

—Dame las llaves —dijo.

—¡Papá!

—No. Las llaves.

Le pasé las llaves. Abrió la puerta del automóvil. Me senté, y él cerró la

puerta.

—¡Será un fin de semana maravilloso!

Al ir manejando el vehículo hacia la conferencia, me decía:

—¡Será un fin de semana maravilloso! ¡El Señor va a hacer algo

poderoso!

Mi papá tomó mis baterías descargadas y las recargó. Hizo la mayor

parte con el abrazo, con el tacto. Tóquelos en forma apropiada. Pero

tóquelos.

Maximizador 6. Actúe con cuidado en su lenguaje corporal

Los investigadores han encontrado que la gente utiliza más de cien

señales no verbales al comunicarse. Asegúrese, entonces, que su lenguaje

133

corporal está en armonía con el lenguaje de sus labios. Observe el lenguaje

corporal de sus alumnos. Ellos están indicando si le están siguiendo o no.

Su lenguaje corporal es una herramienta poderosa, así que nunca debe

expresar sus expectativas desde detrás del escritorio. No permita que nada

esté entre usted y la otra persona. Mírela a los ojos, exprese cariño

apropiado, y entenderá lo que quiere decir.

La manera apropiada para expresar sus expectativas en lenguaje

corporal es inclinarse hacia adelante, relajado, las palmas hacia arriba y no

hacia abajo, con sus ojos en el mismo nivel que la otra persona. Si es un

niño, quizás tendrá que sentarse o agacharse, o incluso arrodillarse. Es

importante estar cerca. ¡Y no olvide el contacto visual!

Maximizador 7. Recuerde establecer sus expectativas con confianza

Establezca sus expectativas para sus alumnos antes de que comience

la clase, y asegúrese que son positivas. Comunique su esperanza a sus

alumnos, y confíe en ellos, para que ellos puedan echar a andar su propia

fe, recibiendo la carga eléctrica de la suya.

Podría ayudar el hecho de escribir sus expectativas, para que sean

específicas y medibles. Hágalo con confianza. Tenga valentía y decisión

para esperar lo mejor de sus alumnos. Nunca murmure. Nunca permita que

su voz comunique nada menos que confianza y seguridad. Después de todo,

son ellos los que están cuestionándose, no usted.

Conclusión

En el último año que enseñé como profesor universitario, enseñé una

clase de métodos de estudio bíblico a los alumnos que también estaban en

su último año. Cuando calificaba los primeros trabajos escritos, encontré uno

que era de una sola página. Parecía que lo hubiera apretado en una pelota

y tratado de plancharlo. Tenía salsa de tomate en la orilla.

134

Inmediatamente miré el nombre. «Ni conozco a esta niña Rebeca», dije

a mí mismo. Puse una «F» arriba. Para ser honesto, quería poner «F-», pero

no lo hice.

En la próxima clase traté de conocer a Rebeca. Estaba sentada en el

rincón. Su pelo estaba desordenado. Su ropa tenía la misma apariencia que

su trabajo escrito. Ella no estaba bien. Traté de hacer contacto visual con

ella durante la hora, pero no me resultó mucho.

Cuando recibí los próximos trabajos, inmediatamente busqué el de

Rebeca. No había salsa de tomate, y no necesitaba ser planchado, pero

todavía merecía una «F». Me tiré hacia atrás en mi sillón y oré al Señor:

«Señor, quizás Rebeca sea nuestro proyecto de este semestre. Por favor,

dame creatividad y amor incondicional para hacer florecer a Rebeca».

Entonces escribí en su trabajo: «Querida Rebeca, creo que este trabajo

no refleja sus verdaderos talentos y capacidades. Estoy ansioso de ver lo

que puede hacer. Profe». No le puse ninguna calificación en su trabajo.

Después de todo, ¿en qué ayudaría otra «F»?

Su próximo trabajo mejoró a ser una «D». Le escribí otro mensaje:

«Querida Rebeca, gracias por abrir la puerta un poco. Sabía que no estaba

equivocado acerca de usted. ¿Qué tal si me da el privilegio de ver lo que

puede hacer cuando se esfuerza realmente? Estoy de su lado. Profe».

Ninguna calificación de nuevo.

La próxima vez su trabajo era de dos páginas. Una «C» sólida. «Querida

Rebeca, ¡qué tremendo progreso! ¡Esta tarea es años luz de su última tarea,

y demuestra un potencial increíble! ¡No puedo esperar para ver su próximo

trabajo! Profe». Ninguna calificación.

El próximo trabajo fue de cuatro páginas. Casi merecía una «A».

«Querida Rebeca, ¡el cambio es asombroso! ¡Su comprensión y la calidad

de su trabajo es una inspiración para mí! Creo que está lista para mostrarme

todo lo que pueda hacer. Profe». Ninguna calificación.

135

¡El próximo trabajo me lanzó por el techo! Escribí en la primera hoja:

«Querida Rebeca, ¡estoy en este momento parado encima de mi escritorio

gritando! ¡Siempre sabía que usted podía hacerlo! Creo que llegará a ser

una de los mejores alumnos de Biblia en nuestra universidad. Es un placer

verla crecer en mi clase. A+.»

A finales del semestre, ¡adivine quién era la mejor alumna de mi clase!

¡Rebeca!

Después de ese año, el Señor me llevó a Atlanta, a casi cinco mil

kilómetros de distancia. Pasaron los años. Me había olvidado de mi

«proyecto». Un día recibí una carta marcada «personal».

Mi secretaria nunca abre ese tipo de carta por la consejería que hago al

viajar.

—¿Sabes quién es? —me preguntó, leyendo el remitente. No reconocí

el nombre al principio. Abrí la carta y leí:

Estimado Dr. Wilkinson:

Me sentía obligada a escribirle una carta después de todos estos años. No

reconocerá mi apellido, porque ahora estoy casada. No sé cómo agradecerle. Fue

usted la primera persona en toda mi vida que creía que había algo bueno en mí. Su

clase cambió mi vida totalmente. Ahora estoy felizmente casada y tengo dos hijos

maravillosos. Honestamente creo que si no lo hubiera conocido, y si no hubiera

estado en su clase, probablemente no estaría casada hoy. No sé cómo decirle

cuánto le agradezco por creer en mí.

Con mucho cariño,

Rebeca

Yo guardo esa carta en un archivo especial en mi casa para recordar

que el hecho de hacer florecer a alguien puede cambiar su vida entera.

Creo que Christa McAuliffe, la profesora que voló en el Challenger, el

cohete que explotó, lo dijo bien: «Yo toco el futuro; yo enseño.»

Usted enseña. Usted toca el futuro. ¿Qué tipo de huellas dejará?

Hay ciertas personas en su vida que necesitan su toque — ahora mismo.

Son las Rebecas que Dios ha colocado delante de sus ojos, para que usted

136

las haga florecer. Quizás no las haya visto hasta ahora como oportunidades

maravillosas, pero ahora sabe, ¿verdad?

Pregunte al Señor una sola cosa: «Señor, ¿cuál es la persona en mi vida

que Tú quieres que haga florecer, con Tu ayuda? Señor, ¿quién necesita un

nuevo sueño?»

Tome un momento, y pida que el Señor abra sus ojos. Hay miles de

personas como usted que han descubierto a alguien cercano que las

necesita desesperadamente. Ahora pida al Señor que le ayude a hacer

florecer a esa persona en los próximos noventa días. Diga, «Señor,

ayúdame a hacer florecer a ».

Es el momento ahora de comprometerse a tocar a las Rebecas en su

vida. A esperar lo mejor de ellas. A hacerlas florecer.

Algún día, quizás en años, quizás cuando llegue al cielo, se dará cuenta

de que su amor por Rebeca le hizo esperar lo mejor de ella, y que realmente

tocó el futuro.

Preguntas para reflexión

1. ¿Por qué muchos de nosotros encontramos más fácil creer lo peor acerca

de alguien en vez de creer lo mejor? ¿Por qué los chismes siempre se tratan

de malas noticias en vez de buenas noticias? ¿Qué hay en cada uno de

nosotros que nos hace desear compartir los fracasos de otros y no sus

victorias, y qué nos hace desear compartir nuestras victorias y no los

fracasos? Para que haya un cambio en esta costumbre destructiva,

tendremos que cambiar nuestros pensamientos de una manera profunda y

significativa. En sus propias palabras, describa cómo será ese cambio para

la persona común y corriente.

2. Ejercite su mente creativa un momento. Imagine que usted es un cristiano

adulto común y corriente. Mencione por lo menos tres sueños o visiones o

137

expectativas que cada persona, hombre o mujer, ha guardado en su

corazón. ¿Qué deseamos todos acerca de nuestro futuro? Pruebe uno o dos

de estos sueños al hacer florecer algunos de sus colegas.

3. Haga una lista de por lo menos doce palabras que podría usar cuando está

en la etapa de expresar emociones. En vez de decir, «me siento

orgulloso.…», ¿en qué otra manera podría decirlo?

4. Piense en las personas que usted conoce, y con quien mantiene una

relación actualmente. ¿A qué persona le gustaría hacer florecer? Tome unos

momentos para escribir un párrafo breve acerca de lo que serán sus sueños.

Cuando llegue el momento correcto, pida a la persona que comparta con

usted algunos de los sueños importantes que tiene para su futuro, y escriba

su párrafo de nuevo. Cuando haya hecho esto, tendrá el «polen» para

esparcir sobre esta persona la próxima vez que surja la oportunidad.

138

TERCERA LEY

LA LEY DE LA

Retención

5

LA LEY DE LA RETENCIÓN; MENTALIDAD,

MODELO Y MÁXIMAS

Estaba seguro de que había reprobado mi primer semestre de seminario.

Había escuchado todas las anécdotas de fracasos, de las tareas imposibles

de hebreo, griego, teología y Biblia. Estaba petrificado de miedo. Para un

solo curso, se requería la lectura de más de 2.000 páginas. Los egresados

disfrutaban con decir cuán difícil era, cuántas personas se habían retirado

en las primeras semanas, y ¡cuántos alumnos del primer año se habían

vuelto locos!

Por eso, mi esposa y yo decidimos que deberíamos hacer un curso de

lectura veloz. Me prometieron que podría aumentar mi velocidad de lectura

tres veces, y aumentar también mi retención.

El primer día de la clase, el instructor nos dijo: «Quiero mostrarles lo

rápido que podrán leer al finalizar este curso». A su lado había tres

graduados de la clase sentados en una mesa. «Observe cómo leen», dijo,

mientras tomaban un libro que no habían leído — grandes, gruesos— y

¡empezaron a dar vuelta a las páginas tan rápidamente que podía sentir la

brisa desde la última fila!

Empecé a reírme y pensé, ¡Eso es imposible! ¡No están leyendo tan

rápido!¡Es un truco! ¡Quiero que me devuelvan el dinero! La profesora tuvo

que haber leído mis pensamientos, porque dijo: «Si ustedes siguen nuestras

139

instrucciones y hacen todas las tareas, podrán leer como ellos —o le

devolveremos el dinero». ¡Con eso me ganó!

Sus tareas eran a veces extrañas y diferentes. Nos dijo que para leer

mil, dos mil, tres mil, o cinco mil palabras por minuto, se necesitaban algunos

procedimientos radicales. La tarea de la primera semana era aprender a leer

páginas enteras, y no palabras. ¡Qué idea!

Fui a la biblioteca pública cercana y pregunté por los libros para niños.

—¿Tiene hijos? —preguntó la bibliotecaria.

—No, señora, no tengo.

—Debe estar mirando estos libros para algunos parientes o amigos,

entonces.

—No, son para mí.

—Ah.… —dijo—, ¿Qué tipo de libros para niños le interesan? Traté de

parecer normal, pero me sentía más incómodo cada minuto.

—No importa, cualquiera me sirve. El tema da lo mismo.

La mujer tenía la apariencia de una bibliotecaria típica —pelo gris,

amarrado en un moño, lentes, alta y delgada, un poco distraída. Con una

mirada suspicaz, me guió a la sección de niños. Sin prestar atención al tipo,

tamaño, o tema, puse quince libros debajo del brazo y los llevé a la mesa

más cercana. La bibliotecaria no se movió.

Entonces empecé mi tarea. Puse los libros al revés y empecé a hojear

los libros tan rápidamente posible. Podía sentir a la bibliotecaria respirando

detrás de mi hombro. Finalmente exclamó:

—Joven, ¿está consciente de que los libros están al revés?

—Sí —dije—. Es asombroso… —y con una cara lo más seria que pude

poner—, ¿Lo ha intentado?

Finalmente, ella caminó al frente, me miró a los ojos, y con una expresión

de preocupada, preguntó:

—¿Está realmente leyendo eso?

140

—No, señora, no tengo idea de lo que está en estas páginas. Pero mi

profesora dijo que no importaba.

Cada día durante varias semanas volvía a la misma biblioteca. Durante

una hora hojeaba los libros para niños tan rápidamente posible, con el libro

puesto al revés. Al salir, sonreía a mi bibliotecaria favorita. A fines de la

segunda semana, ella ya no podía mirarme. Al final, subí de nivel y miraba

libros más serios, libros grandes de referencia. Hice lo mismo con ellos

durante una hora cada noche. No le dije a la pobre señora lo que hacía,

hasta el fin del curso, y entonces nos reímos juntos.

Nuestras tareas peculiares tenían un propósito. Cuando éramos niños,

nos enseñaron a leer cada palabra, una por una. Pero para la lectura veloz,

no se puede mirar cada palabra, debe aprender a leer una página entera.

Dar vuelta al libro nos impedía leer las palabras individuales. Estábamos

entrenando los ojos y la mente para ver palabras de la misma manera en

que vemos cuadros — todo de una vez en un segundo, sin concentrarse en

los detalles.

La velocidad de lectura promedio en nuestro grupo subió desde 200–450

palabras por minuto a 1.000, 2.000, 3.000, y en algunos casos hasta más de

5.000. En contra de todas nuestras expectativas, la retención también

aumentó. Muchos terminaron el curso leyendo 3.000–5.000 palabras por

minuto con una retención de 80% o mejor. De alguna manera, la profesora

había encontrado el secreto de la lectura veloz.

Piense en la diferencia que haría en la vida de la mayoría de las

personas esta capacidad de leer rápidamente. En las semanas recientes he

leído siete libros —una mezcla de libros cristianos clásicos y libros acerca

del liderazgo. Suman un total de aproximadamente 445.000 palabras.

Compare los resultados si tuviera que leerlos a las siguientes

velocidades (ppm = palabras por minuto):

445.000 palabras a 250 ppm = 1.780 minutos, o 29,5 horas.

445.000 palabras a 1.000 ppm = 445 minutos, o 7,5 horas.

141

445.000 palabras a 3.000 ppm = 148,33 minutos, o 2,5 horas.

Usando esa información, considere lo que podría suceder durante cuatro

años de estudios típicos universitarios. Supongamos que pasamos dos

horas por semana leyendo durante los cuatro años. Eso suma 24.960

minutos de lectura. Compare cuántos libros se podían leer en los cuatro

años a la velocidad de 250, 1.000, y 3.000 ppm, suponiendo que cada libro

contiene 63.500 palabras, o más de 200 páginas:

A 250 ppm, podría leer un libro en 254 minutos, o 98 libros en cuatro años.

Eso es una pila de libros de casi 2 metros de altura.

A 1.000 ppm, podría leer un libro en 63,5 minutos, o 393 libros en cuatro

años. Eso es una pila de 7 metros de altura.

A 3.000 ppm, podría leer un libro en 21,2 minutos, o 1.777 libros en cuatro

años. Eso es una pila de 21 metros de altura —¡la altura de un edificio de 5

pisos!

Ahora, antes de que piense que esto es una promoción de un curso de

lectura veloz, hagamos la transición al punto de este capítulo. Tome al

mismo alumno y cambie el libro de tres dimensiones por una persona de tres

dimensiones —¡usted, el profesor! En vez de hablar de la lectura veloz,

hablemos de la enseñanza veloz. ¡Esto es más fascinante todavía!

Si usted ha ido a uno de nuestros seminarios del ministerio Caminata

Bíblica, habrá experimentado algo de enseñanza veloz. Siempre

escuchamos el comentario: «He aprendido más en un día de lo que había

aprendido en años», o «He aprendido más en un día de lo que pensé que

era posible —y disfruté cada minuto!» Bueno, está por aprender algunos

secretos revolucionarios que hemos descubierto después de usar este

método de «enseñanza veloz» en más de cincuenta países y con más de un

millón de estudiantes.

Si va a mejorar su velocidad de enseñanza (y la del aprendizaje de sus

alumnos), debe haber algún método para medir la velocidad de la

142

enseñanza. Piense en su última presentación. ¿Cuántos datos aprendieron

sus alumnos durante la clase?

Para determinar la velocidad de su enseñanza en su última hora de

clase, simplemente cuente los detalles que haya mencionado. Si hubo seis

datos específicos por clase, entonces estuvo enseñando a seis dpc (datos

por clase).

¿Cuál es su dpc actual? Una buena manera de averiguarlo es probar a

sus alumnos inmediatamente después de la próxima clase. Sin aviso.

Habiéndolo probado, ¡yo sé que los resultados a veces son deprimentes!

¡Pueden darle el deseo de suicidarse!

Antes de enseñarle los secretos de la enseñanza veloz, experimentemos

con las implicaciones de ella en la vida real. ¿Cuánto conocimiento se puede

adquirir en una carrera universitaria con la enseñanza normal? Si un alumno

toma dieciséis horas crédito durante cada uno de sus ocho semestres, y

tiene un promedio de catorce períodos de clase por cada hora crédito, estará

en el salón de clases 1.800 horas en cuatro años aproximadamente.

Ahora, estime cuántos datos aprende el alumno típico en cada período,

sin incluir su tarea, su lectura, u otros trabajos fuera de la sala. Seamos

generosos; digamos que un maestro típico enseña a un alumno típico diez

datos específicos en cada sesión. Por lo tanto, durante su carrera, un

alumno aprendería 18.000 datos (1.800 horas multiplicadas por 10 datos por

hora). Comparemos esto con la posibilidad de enseñar los mismos datos a

los mismos alumnos en otras velocidades de aprendizaje, usando las

mismas proporciones que usamos para comparar las velocidades de lectura.

10 dpc (250 ppm) x 1.800 = 18.000 datos

40 dpc (1.000 ppm) x 1.800 = 72.000 datos

120 dpc (3.000 ppm) x 1.800 = 216.000 datos

¡Mire la diferencia! ¡18.000 comparado con 216.000 datos! ¿Parece

imposible o poco realista? No es menos realista que aumentar la velocidad

de lectura desde 250 ppm a 1.000 o 3.000 ppm. En contraste con el chofer

143

norteamericano típico que tiene un problema pues conduce por sobre la

velocidad máxima permitida, el maestro típico tiene un problema pues

enseña por debajo de la velocidad mínima. Si normalmente toma sesenta

minutos para cubrir diez datos (10 dpc), y puede aprender a enseñar lo

mismo en quince minutos, piense en el tiempo que sobra para otras

experiencias de aprendizaje importante. Tal como una persona puede

aprender a aumentar su velocidad de lectura cuatro veces, así también un

profesor puede aumentar su velocidad de enseñanza cuatro veces. ¡Piense

en el potencial! ¿Pero cómo? ¿Cómo puede tomar información y

reformularla para que una persona la recuerde, sin hacer ningún esfuerzo?

¿Cómo puede enseñar en forma veloz?

Podemos sacar algunas ideas mirando cómo lo hace Dios. Por ejemplo,

piense en lo que hizo después del diluvio. ¿Por qué puso el arco iris en el

cielo? No quería que nos olvidáramos de su promesa de que nunca

destruiría el mundo otra vez con un diluvio.

Cuando Dios quería grabar algo en nuestra memoria, usaba un cuadro.

Dudo que nadie tenga que concentrarse en recordar el significado del arco

iris. Nadie piensa: «Cuando veo un arco iris, tengo que recordar que Dios

prometió no mandar otro gran diluvio. Tengo que repasar esta lección diez

veces para no olvidar». Por supuesto que no. Dios utilizó uno de los

principios de la enseñanza veloz, ¡y aprendimos el «contenido»

instantáneamente y para siempre! La enseñanza veloz de Dios hizo posible

un aprendizaje veloz. Y nuestra retención era para toda la vida.

Me pregunto, ¿qué pasaría si usted y yo copiáramos el método que Dios

usó para enseñar velozmente? ¿Qué pasaría si usáramos cuadros para

enseñar el contenido rápidamente y para siempre? Como usted descubrirá

más adelante, los datos por clase (dpc) aumentarían inmediatamente. Dos

o tres veces.

144

Pero ese es un solo método que Dios utiliza. Antes de terminar esta ley

de la retención, conocerá los métodos principales que Dios usa para la

enseñanza veloz. Aplicará los mismos métodos la próxima vez que enseñe.

Por favor, recuerde que esta ley no es para cada vez que enseña. Es

una herramienta específica para poner en su caja de herramientas. Cuando

quiere enseñar datos, o pedazos de contenido, saque esta herramienta y

ocúpela. Estará asombrado con su eficacia. Prometo algo, después de mis

años de experiencia: ¡sus alumnos lo amarán por usarla!

La mentalidad de la ley de la retención

Esta ley, entonces, pone el énfasis en el arte y la ciencia de enseñar al

alumno la cantidad más grande de información en el período de tiempo más

corto, con el mínimo esfuerzo posible (es decir, de parte del alumno), y con

la mayor retención posible. Esta ley tiene que ver con dos asuntos

principales en la relación enseñanza-aprendizaje:

Eficacia —¿El maestro está enseñando al alumno la materia correcta?

Eficiencia —¿El maestro está enseñando al alumno de la manera correcta?

Para dejar la base para aumentar su eficacia y su eficiencia,

consideremos cuatro niveles de enseñanza presentados en Deuteronomio

6:4–9.

«Escucha, oh Israel, el Señor es nuestro Dios, el Señor uno es. Amarás al Señor tu

Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, y con toda tu fuerza. Y estas palabras

que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y diligentemente las enseñaras a

tus hijos, y hablarás de ellas cuando te sientes en tu casa, y cuando andes por el

camino, cuando te acuestes, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal a

tu mano, y serán por insignias entre tus ojos. Y las escribirás en los postes de tu

casa, y en tus puertas.» (LBLA)

¿Quiere ser un buen maestro? Entonces ame a Dios. Ese es el

comienzo. Es la primera ficha de dominó en una fila larga. ¿Desea realmente

145

ser un maestro excelente? Entonces ame a Dios con todo su corazón, con

toda su alma, y con todas sus fuerzas.

«Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre sus hojas de

apuntes.» ¿El versículo dice eso? ¡De ninguna manera! Las palabras, o el

contenido, no están en las hojas de apuntes, sino en nuestros corazones.

Cuando amamos al Señor, no podemos evitar honrar su contenido.

Según las Escrituras, la educación de los hijos y la buena enseñanza

tienen dos fundamentos: amar a Dios, y conocer la materia. No puede ser

buen maestro sin ninguno de los dos. ¡Ame a Dios! ¡Conozca la materia!

Entonces estará preparado para el próximo paso: meter la materia que está

en su corazón en el corazón del alumno. ¿No es la meta de toda educación

cristiana la de transferir eficazmente su amor por el Señor y su sabiduría a

los alumnos, para que puedan amar al Señor y conocer su Palabra? Las

buenas noticias son que en este texto, Dios revela cuatro maneras de

hacerlo.

1. Enseñar. «Las enseñarás a tus hijos.»

Esa es enseñanza formal —en la que usted se sienta para tener una

sesión. Este primer nivel es lo que viene a la mente cuando pensamos en la

escuela y en actividades académicas. El maestro está encargado. Tiene el

plan y controla el proceso de aprendizaje para lograr los objetivos.

Hicimos esto recién con nuestros hijos, hablando del dinero.

Aumentamos su mensualidad con el entendimiento de que ellos comprarían

sus cosas personales —shampoo, maquillaje, y otras cosas para ellos. Con

el fin de hacer eso, tenían que hacer un presupuesto. Les mostramos

nuestro presupuesto familiar para que pudieran tener una idea de cómo se

hace. Les ayudamos a calcular un presupuesto, con un sobre para cada

ítem. Eso es un ejemplo de la enseñanza formal.

2. Hablar. «Y hablarás de ellas cuando te sientes en tu casa, y cuando

andes por el camino, cuando te acuestes, y cuando te levantes.»

146

Este segundo nivel de enseñanza se caracteriza con el término «hablar».

En el proceso de enseñanza, la comunicación es más fluida, casual, y más

como un diálogo. Mientras en el primer nivel el maestro toma la iniciativa y

dirige, en este nivel, el alumno puede tomar la iniciativa y guiar la

comunicación.

Los maestros eficaces animan al alumno a hablar, mientras abren la

ventana para sus preguntas y dificultades verdaderas. Muchas veces la

enseñanza más eficaz ocurre cuando cambian el tema, o en momentos entre

las clases, o durante actividades sociales, tomando un refresco.

3. El recordatorio personal. «Y las atarás como una señal a tu mano, y

serán como insignias [«frontales» en versión Reina Valera] entre tus ojos.»

Un verano, estaba en un vuelo hacia Israel, y había un grupo de judíos

conservadores, hombre y mujeres, que estaban volviendo a su Tierra

Prometida. Cuando salió el sol, a las cuatro de la mañana, varios hombres

se levantaron de sus asientos, fueron atrás, subieron los plásticos que tapan

las ventanas para dejar entrar el sol, se pusieron túnicas negras, y

amarraron una cajita en sus brazos. (El versículo menciona las «insignias»,

que eran cajitas para poner en sus brazos.) Entonces tomaron las Escrituras,

empezaron a leer, y agachaban la cabeza en humildad, orando hacia

Jerusalén.

Pronto me di cuenta de lo que estaban haciendo, y fui a unirme con ellos,

aunque no tenía la túnica apropiada, y tampoco tenía una copia de su Tora.

Cuando me metí en medio de ellos y empecé a orar, vi lo dedicados que

eran, y cuánto honraban la Tora, sus filacterias, y sus frontales. Seguí en el

mismo espíritu, y tuve un buen tiempo de adoración, pero como cristiano que

adora en el nombre de Cristo.

Este tercer nivel es el primer método no verbal de enseñanza, en que

algo que usamos o hacemos funciona como una señal para otros. Los judíos

en el avión se pusieron cosas que comunicaron un mensaje —no audible,

pero visible. Los frontales hablan siempre a todos los que ven la señal. No

147

son como la enseñanza oral de un maestro que ocurre solamente cuando el

profesor habla.

Inherente al significado de una señal está el concepto de representación.

Se usa una cosa para representar otra. Muchas veces una señal puede

representar muchas cosas importantes a través de algo pequeño y tangible.

Considere lo que usted piensa cuando ve un anillo en el dedo de una

persona que acaba de conocer. ¿Recuerda lo que dijo el ministro, «Cuál es

el símbolo o el signo de estas promesas…»? En el momento que usted ve

un anillo en el dedo de otra persona, una serie de conceptos de profundo

significado pasan por su mente.

De la misma manera, acciones personales se pueden usar como señales

para el público. Nunca olvidaré el impacto de una acción pública que vio mi

hija una noche cuando volvíamos de vacaciones en Florida. Nos detuvimos

en la carretera para comer algo. Jenny y yo fuimos a comprar algo, mientras

los demás quedaron en el automóvil. De pronto ella me tocó el hombro

ansiosamente y dijo, «¡Papá, mira!» Cuando di vuelta, vi a una madre con

cinco hijos, todos con la cabeza inclinada, orando —y Jenny estaba

estupefacta. Finalmente reveló sus pensamientos: «Es la primera vez que

veo a alguien orar en público —excepto nosotros».

¡Qué sorpresa más triste! La primera vez que una adolescente ve a otros

orar en público. ¿Por qué no agachamos la cabeza para orar en público?

¿Será que hemos olvidado que inclinar la cabeza y orar en público es una

señal eficaz para otros?

También podemos usar joyería de buen gusto, como una cruz o el

símbolo de un pez. Estas cosas revelan a otros que somos creyentes. Son

recordatorios personales.

Una vez una señora subió a un ascensor con nosotros. Tenía un

prendedor que decía, «Pregúnteme». Yo lo conocía, pero le pregunté de

todas maneras.

—¿Preguntarle qué?

148

Ella contestó:

—Pregúnteme por qué soy tan feliz.

Yo dije:

—Señora, ¿por qué es usted tan feliz?

Ella respondió:

—Porque conocí a una persona que satisface todas las necesidades de

mi vida.

Me gustó lo que estaba haciendo, así que seguí con las preguntas. Dije:

—¿De veras? ¿Cómo se llama?

Toda la gente en el ascensor escuchó las buenas noticias mientras yo

hacía las preguntas y ella daba las respuestas bíblicas.

4. La promoción pública. «Y las escribirás en los postes de tu casa, y en

tus puertas.»

Este cuarto método de enseñanza que Dios reveló hace tres mil años es

llamado promoción pasiva. Por ejemplo, cuando usted ve un letrero grande

en la carretera, está viendo un ejemplo grande y creativo de «escribirlas en

las puertas».

Tanto el tercero como el cuarto método son no verbales, y este último

ocurre en la ausencia de, o independiente de, un maestro en persona.

No pierda las joyas de sabiduría divina en este último mandato para

maestros. Primero, nos instruye a «escribir»; es decir, tomar la iniciativa en

asegurar que el contenido sea legible, comprensible, y visible.

Segundo, dice, «escribirlas» El pasaje entero está centrado en la

transferencia eficaz de «las palabras» desde su corazón hacia el corazón de

ellos. En este caso, el contenido que se debe escribir son «estas palabras

que yo te mando hoy». Esto lo entendemos normalmente como las

Escrituras.

Para aplicar este principio, usted podría «escribir» la verdad de su

lección en sus puertas, usando las mismas pautas. Cuando el contenido está

149

públicamente visible, continúa siendo un factor recordatorio para todos los

que ven o escuchan su mensaje.

Tercero, estas inscripciones pedagógicas deben estar visibles en sus

«postes y en sus puertas». El Señor garantiza la transferencia del mensaje,

colocándolo en los dos lugares más usados en la vida —el hogar y la oficina

(o la sala de clases para el profesor).

Cuelgue un letrero en su puerta: «Yo y mi casa serviremos al Señor». O

coloque un símbolo del pez en su tarjeta de presentación o en su vehículo.

Pero si lo pone en su automóvil, ¡tenga cuidado de cómo maneja! De otro

modo, tendría que poner uno que diga: «¡Camino con Dios… pero manejo

como el diablo!» Hay una panadería que pone un versículo bíblico en todos

los platos en que venden pasteles. Todas estas cosas sirven como

reconocimiento público. Involucre tanto a su casa como a su oficina. Si yo

fuera a su oficina, ¿qué cosas podría ver en su muro, en su escritorio, y en

sus estantes? ¿Por qué no escribir algo hoy?

Los mejores maestros usan todos los niveles de enseñanza, y sus salas

lo reflejan. Sus muros están llenos de palabras y cuadros estimulantes de

todos los colores. Todos están hechos y colocados para enseñar

indirectamente con máximos resultados.

Por lo tanto, aumente su enseñanza, y refuerce su mensaje en las

mentes y las vidas de sus alumnos, asegurando que utilice los cuatro niveles

del proceso de instrucción: enseñar, hablar, usar recordatorios personales,

y promoción pública. Recuerde, Dios no considera la única forma de enseñar

lo que se hace en la sala. Dios enseña en cada momento (vea Salmo 19)

por medio de cada método directo e indirecto posible.

150

El modelo de la ley de la retención

En resumen, ¿ve usted la progresión de estos cuatro enfoques? Se

mueven de lo interior a lo exterior, de lo formal a lo informal. Los dos

primeros niveles, «enseñar» y «hablar» están en la categoría de tutoría. Son

directos y «verbales». Los últimos dos, «recordatorio personal» y

«promoción pública» son testimonios. Son indirectos y «no verbales». Al

nivel de tutoría, se está transfiriendo la verdad a otros por medio de la voz.

En el nivel de testimonio, se usan medios visuales para comunicar el

mensaje. Todos estos métodos ayudan a pasar la herencia a los alumnos.

La Biblia claramente insiste que la pasemos a otros. La verdad que

conocemos y amamos debe ser comunicada de tal manera que nuestros

hijos y nuestros alumnos conozcan y amen esa misma verdad. La médula

de nuestro sistema de ética y valores, como se encuentra en las Escrituras,

debe ser transmitido a la próxima generación. La generación mayor debe

transferirlo a la generación joven. Esa transferencia no se logra con meras

buenas intenciones y buenos deseos. La transferencia se logra a través de

todo lo que hagamos, digamos, y representemos.

151

Las máximas de la ley de la retención

La ley de la retención presenta principios y métodos revolucionarios para

enseñar datos a los alumnos en forma veloz. Cuando se aplica, logra

resultados sorprendentes para los valientes que están dispuestos a ir más

allá del refrán: «así lo hemos hecho siempre». Ofrecemos siete principios de

la retención que son fundamentales para la enseñanza veloz.

Máxima 1: La retención de los datos por parte del alumno es la

responsabilidad del maestro

Basado en la respuesta de los alumnos en todo el mundo, sabemos que

es poco común que un maestro cause que los alumnos aprendan los datos.

Al contrario, vemos el típico estilo de descargar un montón de datos sobre

los alumnos. Muchos maestros piensan: «No es mi responsabilidad

enseñarles la información; se la voy a descargar encima». Los alumnos

escriben apresuradamente una y otra página de apuntes, porque se dan

cuenta de que el maestro no se hace responsable por el aprendizaje de parte

de los alumnos. Pero si los alumnos simplemente copian la información para

aprenderla más tarde, ¿ha enseñado algo realmente el maestro?

Esta máxima nos recuerda que es nuestra responsabilidad como

maestros presentar la lección de tal manera que los alumnos la recuerden.

Debe ser grabada en sus mentes, porque la colocamos allí como expertos.

Desgraciadamente, las calificaciones en las pruebas nacionales demuestran

que no está resultando. La constante baja en notas de las pruebas de aptitud

no es la culpa de los alumnos ni los padres principalmente. La

responsabilidad cae sobre los maestros al final, y sobre las instituciones que

preparan a los maestros.

Mientras que los maestros no aceptemos el hecho de que el éxito de los

alumnos es la medida verdadera de nuestro éxito… mientras que los

maestros no empecemos a orientarnos a los alumnos… mientras que los

152

maestros no empecemos a hacer lo que es mejor para el alumno sino lo que

es fácil para nosotros, el aprendizaje seguirá empeorando.

Usted dirá: «¿No tienen ninguna responsabilidad los alumnos por su

aprendizaje?» Sí, por supuesto. Todo depende de con quién estamos

hablando. En este momento estoy hablando con maestros y comunicadores,

así que tenemos cien por ciento de la responsabilidad del aprendizaje. Si

fuéramos alumnos, la ley del estudiante diría que tenemos cien por ciento

de la responsabilidad por nuestro propio aprendizaje, sin importar la calidad

del maestro. Así que, ¿quién es responsable? En este libro, la respuesta

tiene que ser, «¡el maestro!»

Una vez que el maestro acepte esta responsabilidad fundamental,

pensará de otra manera acerca de la enseñanza. ¡Imagine cómo cambiaría

un maestro si se evaluara, no de acuerdo con lo que pudo cubrir en la clase,

sino de acuerdo con lo que en realidad aprendieron los alumnos!

Piense fuera del esquema típico por un momento: Supongamos que una

profesora de lenguaje dice: «Voy a enseñar treinta y cinco palabras inglesas

nuevas hasta que las conozcan realmente. Garantizo que conocerán por lo

menos treinta y tres cuando terminemos. Mañana habrá una prueba. Pero

no se preocupen; si no sacan por lo menos treinta y tres correctas, botaré la

prueba a la basura». Entonces la profesora repasa las treinta y cinco

palabras, dando a los alumnos un cuadro para cada palabra, repasándolas

hasta que las dominen.

Compare ese proceso con la profesora que dice: «Esta es su lista de

vocabulario. Habrá una prueba mañana».

Máxima 2: La retención de los datos es efectiva tan solo después de

que son comprendidos

Me sorprende cuántas veces me encuentro con alumnos que están

estudiando para una clase, y que no saben lo que están aprendiendo,

solamente saben que se exige para la prueba. Hace poco escuché a algunos

153

alumnos de educación secundaria hablar acerca de una clase de

matemática en que solamente dos alumnos entendían lo que estaban

haciendo —y uno de ellos tenía un tutor para ayudarle. Mostraron mucha

frustración, tirando sus manos en el aire, diciendo, «¡No sé cómo lo vamos

a hacer! ¡El profesor nos da más y más materia, y nadie entiende nada!»

Ese profesor piensa que su trabajo es entregar un paquete de

información. Piensa que, cuando haya cubierto el texto, ha terminado su

trabajo. Parece no importar mucho si los alumnos comprenden lo que están

estudiando. ¿Puede imaginar la revolución que causaría si él cambiara su

perspectiva de la enseñanza?

La retención de información es mucho más efectiva cuando los alumnos

comprenden completamente la información. Aunque esta máxima parece

obvia, muchos maestros todavía piden a sus alumnos que aprendan listas

de información, con fechas y nombres, sin ninguna comprensión de ellos.

Por lo tanto, los maestros deben asegurarse de que los alumnos

entiendan el significado y la importancia de los hechos, antes de

memorizarlos para la prueba. La comprensión siempre debe preceder a la

memorización. Memorizar lo que no entiende es como memorizar una lista

de números. ¿Alguna vez ha tratado de ver cuántos números al azar podría

memorizar en una hora? Divertido, ¿verdad?

Máxima 3: La retención aumenta en la medida que el alumno reconoce

la relevancia del contenido

Fíjese en la tercera palabra de esta máxima. La retención aumenta en la

medida que algo sucede. Los alumnos aprenden más rápido en la medida

que sienten que la materia es importante y relevante para ellos en el

presente o en el futuro.

¿Cuántas veces ha estado en una clase como alumno y ha pensado,

«¿de qué sirve todo esto?»? Y cuando uno de sus compañeros tuvo la

valentía para preguntar, el profesor se tiró encima, como si hubiera cometido

154

el pecado imperdonable. El aprendizaje se derrumba si el alumno no puede

ver la importancia práctica de la información. ¡Cae aun más rápidamente si

el maestro tampoco la puede ver!

La primera vez que mi hijo tuvo que dar un discurso en la escuela,

experimentó el miedo normal, y tuvo una idea creativa.

—Papá, ¿puedo ir a tu oficina para que me ayudes a hacer una

transparencia bonita para mi discurso sobre el presidente? A los niños les

va a gustar, y necesito ayuda.

Llevamos unas fotos de revistas a la sala de fotografía, y le mostré a

Dave nuestra cámara grande. Pusimos la foto del presidente, la cerramos,

prendimos las luces, y fuimos a la sala oscura para mirar la foto a través del

lente grande.

—Bien, hijo, mira por este orificio.

—Ese es el presidente, papá.»

—Correcto. Ahora, ¿ves estos dos botones que se giran? Así puedes

hacer más grande la foto hasta que cubra la transparencia. Dave, ¿has

escuchado de porcentajes?

—Seguro, papá. Hemos estado estudiando porcentajes durante meses

en la escuela.

—¡Bien! ¿Por qué no llevas la foto para medirla, y sacas la cuenta del

porcentaje que debes aumentarla para que sea una foto de 8 pulgadas por

11 pulgadas. Yo voy a comprar unos refrescos y vuelvo en un momento.

En el momento que volví a la sala me di cuenta de que no había podido

sacar la cuenta. —Dave, ¿cuál es el problema?

—Papá, no lo puedo hacer.

—Pensé que habían estado estudiando porcentajes durante meses.

—Lo hemos estudiado varios meses, pero parece que no sé hacerlo.

Estaba callado, y después dijo:

—Papá, pensé que los porcentajes eran solamente para la escuela. ¡No

sabía que se usaban para algo!

155

¡En ese momento podría haber asesinado a su profesor! Con razón Dave

no sabía hacerlo. No veía ninguna relevancia a los porcentajes excepto para

aprobar una prueba. Su profesor no había entendido que era su

responsabilidad formar la necesidad antes de enseñar el contenido (la ley

de la necesidad).

Cuando Jenny era más joven, tenía dificultad en convertir de una unidad

de medidas a otra. Así que Darlene le pidió que le ayudara a hacer una torta.

—¿Por que no hacemos dos tortas? —dijo mi esposa—. Le damos una

a la abuela, y guardamos una. Aquí está la lista de ingredientes. Estaré en

el otro cuarto si me necesitas.

Dejó a Jenny sola en la cocina para aprender lo que significaba el doble

de tres cuartos de una taza. Mientras esa niña salía a conversar con su

mamá y volvía a la cocina, se podía ver como se prendía la luz en su cabeza.

La matemática de repente era importante. Se necesita para hacer una torta.

Si usted no puede mostrar la relevancia a sus estudiantes de la materia

que están estudiando, puede estar seguro de que los alumnos desarrollarán

una actitud apática y frustrada. Haga que la materia tome vida, no solamente

en su propia mente, sino también en los corazones y las mentes de los

alumnos. En esos momentos que no puede pensar en nada más que, «un

norteamericano educado debe saber que la guerra civil terminó en el año

1865», asegúrese de que esa información vaya acompañada de

entusiasmo. Saque lecciones acerca del prejuicio y la unidad que hagan ver

lo relevante de un momento de la historia que podría ser aburrido. Ocupe su

creatividad para dramatizar un episodio de la guerra civil. Ocupe la fecha

1865 cuatro veces como el eje del drama. Cuando haga eso, el dato quedará

para siempre en la mente de los alumnos.

La relevancia desarrolla motivación y concentración. Cuando los

alumnos entran al salón de clases, tienen muchas cosas en sus mentes. El

maestro debe enfocar el interés de los alumnos en el tema de la clase,

demostrando su relevancia, y debe seguir captando su atención con el

156

contenido y con su estilo. Su contenido llama la atención por interés general

y por mostrarles que satisface sus necesidades. Su estilo mantiene la

atención por entretener a los alumnos y superar los factores que pudieran

distraer su atención. Al desarrollar la necesidad y relacionar la relevancia del

tema, usted puede mantener el interés y concentración con un estilo variado

y creativo.

Máxima 4: La retención requiere que el maestro enfoque los datos que

son más importantes

Aunque no lo crea, no todos los datos son creados iguales. Sin embargo,

si escucha a muchos maestros, dan la impresión de que cada dato fuera

igualmente esencial.

Si va a pedir que memoricen una materia, debe asumir la

responsabilidad de separar lo importante de lo insignificante. Tenemos que

filtrar la información para los alumnos.

¿No hizo esto Dios cuando nos filtró la historia para darnos la Biblia? Por

eso el libro de Génesis salta cientos de años sin que ningún versículo

indique nada de lo que sucedió. Después dedica muchos capítulos a una

sola persona —Abraham— revelando muchos detalles de su vida.

Dios saltó siglos, y después escribió acerca de minutos. ¿Por qué? Era

el Maestro divino, filtrando el contenido para nosotros. Mire el libro de Éxodo,

en que casi no menciona los cuatrocientos años de cautividad en Egipto,

pero dedica más de veinte capítulos a la entrega del pacto al pie del monte

Sinaí, que duró unos pocos meses.

De igual manera, en los cuatro evangelios, hay docenas de capítulos que

detallan la última semana de la vida de Jesús, pero no revelan nada acerca

de lo que sucedió en su vida entre los doce y los treinta años.

En contraste con el ejemplo del Señor, muchos maestros que son poco

efectivos tratan de incluir todo lo que es posible. Los maestros ejemplares

saben qué suprimir. La atención máxima debe ser dedicada a las cosas más

157

importantes. Si un dato es más importante que otro, el que es más

importante debe recibir más atención. Si es tres veces más importante,

merece tres veces más atención. Cuanto más eficaz sea el maestro, más

cuidado dará a la selección de los datos más importantes para la clase y

para las tareas.

En los negocios, este concepto de la proporción es conocido como el

principio de Pareto, o la regla del 20/80. Por ejemplo, 80% de la ganancia

de una compañía viene por 20% de sus productos. Además 80% de su

comercio es con 20% de sus clientes. También se aplica a la iglesia —80%

del trabajo es hecho por 20% de la gente. El 20% de la gente de una iglesia

da 80% de los fondos.

El principio de Pareto se puede aplicar en casi cualquier contexto. En su

trabajo, por ejemplo, probablemente da 80% de su esfuerzo para generar

20% de los resultados deseados. Y solamente 20% de su tiempo se dedica

a las actividades que generan 80% de los resultados deseados.

Yo expliqué este principio a un dueño de un negocio en un vuelo una

vez, y él sacó sus informes de su maletín, miró su línea de productos, y

determinó que 84% de sus productos lograban solamente 18% de su

ganancia. Le animé a subir los precios de estos productos en un 20%,

porque no estaba arriesgando mucho, y podría aumentar la ganancia.

Segundo, identificó los productos del 16% que le daban 82% de su ganancia,

y le aconsejé que concentrara su tiempo de administración y pericia para

expandir esos productos.

Bueno, colega, este principio también es válido en nuestras clases —

20% de nuestro contenido da 80% del beneficio al alumno. Por lo tanto,

identifique esos temas y cambie sus prioridades hoy.

Imagine el impacto de su enseñanza cuando identifique el 80% que da

solamente 20% de lo que desea. Reduzca por la mitad el tiempo dedicado

a ese contenido, y dedique el nuevo tiempo disponible al 20% de actividades

158

que da 80% de los resultados deseados. Si el maestro típico implementara

esta estrategia, vería buenos resultados inmediatamente.

Mucho del pensamiento actual es poco sabio con respecto a este tema.

Al alumno típico le da pánico antes de la prueba, al luchar

desesperadamente para identificar lo que podría preguntar el maestro.

Como si el aprendizaje mejorara por hacerle adivinar al alumno lo que es

importante. ¿Cómo podemos esperar que el novato sepa lo que es

importante y lo que es secundario en el área donde somos expertos? ¿Cómo

puede esto beneficiar el aprendizaje? ¿Por qué no identificar el 20% del

contenido que el alumno debe saber para que logre el 80%? ¡Piense en

cuánto ayudaría al alumno si pudiera usar mejor su tiempo de estudio!

Su tarea es identificar los datos que sus alumnos deben saber para que

conozcan bien la materia. Yo llamo este grupo de datos «lo mínimo

irreducible». Lo mínimo irreducible es la información mínima necesaria para

que los alumnos tengan una comprensión aceptable de una materia en

particular. Sin lo mínimo irreducible, un alumno no puede aprobar el curso;

con lo mínimo reducible, el alumno puede ejecutar bien su actividad y ser

promovido al próximo nivel de logros.

Este mínimo irreducible debe ser comprendido primero por todos, y

después memorizado por todos. El maestro no solamente debe identificar lo

mínimo irreducible para sus alumnos, sino también asumir responsabilidad

total para enseñárselo a cada alumno. El maestro no ha enseñado un tema

adecuadamente hasta que cada alumno conozca bien lo mínimo irreducible.

Máxima 5: La retención requiere arreglar los datos de tal forma que

sean fáciles de memorizar

Algunos maestros juntan su contenido, lo llevan a la clase en un saco

grande, y lo botan de una vez. Esto es simplemente botar el contenido. Otros

maestros dan un paso más y hacen un bosquejo de su contenido. Eso es un

buen comienzo. Pero, aunque se ve ordenado, ¿cuántos de esos datos

159

puede nombrar el alumno típico una semana después? Hacer un bosquejo

del contenido no necesariamente lo hace fácil de memorizar. Solamente

hace más fácil el traspaso de este de la hoja de apuntes del profesor a la

hoja de apuntes del alumno.

¿Qué sucedería si el profesor tomara el mismo contenido, y lo

reempacara de una manera que lo hace fácil de memorizar?

En un sentido, usted es la computadora maestra para todas las

computadoras estudiantes. Su meta es tomar toda la información en su

propia base de datos y pasarla lo más rápido posible y lo más eficazmente

posible a las bases de datos de los alumnos. Quiere bajar los datos sin

perder información en el proceso.

Digamos que usted quiere que sus alumnos conozcan el contenido de

cierto libro. Usted puede tomar el libro, ponerlo sobre la cabeza del alumno,

y decir, «¡Memorícelo!» Pero obviamente no resulta así. La mente no puede

recibir y memorizar datos, si no están ordenados y formateados

correctamente.

La información puede ser pasada de una computadora a otras de varias

maneras —en un disquete, por módem, por una conexión directa, o por

ingresar a mano letra por letra. No hay otra manera por ahora.

¿Por qué estamos dispuestos a formatear datos en una computadora,

pero no estamos dispuestos a formatear datos para la mente de nuestros

alumnos? Dios, que creó la mente de sus alumnos, diseñó varias maneras

en que puede recibir y retener información fácilmente. ¿Sabe cuáles son?

¿Está usándolas? En el próximo capítulo, revelaremos siete métodos

principales para reformatear datos.

Obviamente, cuanto más difícil sean los datos de memorizar, menos

datos memorizarán los alumnos. Ya que a fin de cuentas, es la

responsabilidad del maestro «hacer que el alumno aprenda», el maestro

presentará la materia de tal manera que sea relativamente fácil de

memorizar. El maestro enderezará el camino, botará las piedras, y preparará

160

el camino para la mente de los alumnos. Sabrá indicarles los atajos para

aprender el contenido. Marcará los lugares peligrosos, hará señas en los

árboles, y construirá puentes sobre los ríos bravos. Ubicará sitios seguros y

adecuados para acampar en el viaje.

El maestro eficaz sabe que su papel no es el de organizar un viaje

fastidioso e ineficaz, sino guiar a los alumnos de la manera más efectiva y

eficiente posible al destino deseado —a llegar del punto A al punto B

rápidamente, sin perder a nadie en el camino.

Muchos maestros sienten que hay mucho mérito en que los alumnos

tengan que luchar para aprender la información. Pero ¿por qué? ¿Por qué

no debe ser el aprendizaje lo más fácil posible? ¿Puede nombrar un solo

beneficio en el aprendizaje difícil? Si el maestro es sabio, dedicará su mayor

esfuerzo a ayudar a los alumnos a usar la información, y no simplemente

aprenderla.

Esa es la verdadera prueba de la ley de la retención —qué hace con los

datos. ¿Les va a servir tres huevos, media taza de mantequilla, tres cuartos

de cuchara de extracto de almendras, dos tazas de harina, y una manzana

rebanada? ¿O les va a servir un delicioso pastel de manzana? Los dos

tienen los mismos ingredientes. Los dos son preparados por el maestro y

presentados a los alumnos. Pero, ¿cuál es más fácil de digerir? ¿Cuál le va

a gustar más?

¿Será más trabajo mezclar los ingredientes y poner el pastel en el

horno? Seguramente. Pero, ¿no vale la pena invertir los treinta minutos de

preparación de parte del maestro para ganar una mejor actitud y mejor

rendimiento de parte de treinta alumnos? Volvemos al mismo tema de

«hacer que el alumno aprenda». Eso requiere hacerle caso a las palabras

de Jesús cuando dice, «y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una

milla, ve con él dos» (Mateo 5:41). Eso requiere encarnar el amor —hacer

lo que necesite la otra persona, sin importar cómo se siente usted en el

momento.

161

Máxima 6: La retención requiere reforzar la memoria de largo plazo a

través de un repaso sistemático

Dios ha creado al hombre y la mujer con memoria de corto plazo y

memoria de largo plazo. La enseñanza eficaz respeta este diseño divino,

coopera con él, y no exige arrogantemente que la mente opere más allá de

su manera normal de operar.

Usted y yo usamos la memoria de corto plazo constantemente. La

usamos cuando la esposa pide que compre tres cosas en el supermercado.

Cuando un amigo le pide que le llame esta noche y le da su número de

teléfono, usted lo repite varias veces y lo tiene memorizado. Por lo menos

hasta esta noche. Pero, ¿lo puede recordar una semana después? Dios

diseñó la memoria de corto plazo para usarla a corto plazo.

¿Ha tenido que estudiar toda la noche alguna vez para un examen final?

Probablemente sentía que si alguien chocara con usted caminando,

¡perdería todos los datos que había almacenado en la cabeza! Cuando era

alumno, frecuentemente empezaba buscando esas listas largas de

información que había «aprendido», para contestar esas preguntas antes de

olvidar los datos. ¿Cuánto había aprendido realmente? Si el maestro hubiera

tomado un examen una semana antes, o una semana después, habría sido

un desastre. ¿Qué nos dice eso acerca del aprendizaje que supervisó ese

maestro?

Nunca fomentará el aprendizaje en sus alumnos hasta que coloque la

materia en su memoria de largo plazo (retentiva). Hay una sola manera de

colocarla allí: repasar. Una parte vital de su responsabilidad es la de repasar

y repasar la materia hasta que los alumnos la dominen.

La meta del repaso es tomar ese mínimo irreducible y plantarlo

firmemente en la memoria de largo plazo de sus alumnos. Repase en

distintos momentos y en distintas maneras, hasta que todos conozcan la

materia. Para siempre.

162

«Cubrir la materia» no es enseñanza; es solamente hablar, y en el mejor

de los casos, hará un impacto en la memoria de corto plazo. La verdadera

enseñanza ocurre solamente cuando los alumnos conozcan la materia —

¡antes y después de sentarse a dar el examen!

¡Imagine el impacto que causaría si los maestros fueran evaluados de

acuerdo con lo que sabían los alumnos un mes después del curso! ¡Eso

revolucionaría la enseñanza! ¿No es una tragedia que aceptemos

resultados superficiales y no resultados de largo plazo? Es trágico porque

cultiva una mentalidad superficial de la vida —que la vida es simplemente

un pasar por ciertos hitos, aprendiendo algunas listas, en vez de dominar el

aprendizaje.

Los maestros eficaces identifican lo mínimo irreducible y lo enseñan de

una manera que cien por ciento de los alumnos lo dominen tanto que lo

tengan grabado en su memoria a largo plazo — disponible para ellos cuando

lo necesiten.

Máxima 7: La retención requiere disminuir el tiempo de la

memorización para dar más tiempo a la aplicación

Al practicar el método de la ley de la retención que presento en el

próximo capítulo, ganará más habilidad en la enseñanza veloz. Pronto podrá

enseñar dos veces más materia en la mitad del tiempo en una manera tan

eficaz, que todos sus alumnos dominarán el contenido.

Pero eso es solamente la mitad del camino. Porque el verdadero

propósito de la enseñanza es el uso de la materia. Si no hay posible uso

para la información, entonces, ¿por qué la está enseñando?

Tenemos que enfocar nuestros esfuerzos en capacitar a los alumnos

para vivir. Tenemos que partir con el contenido, la información y el

conocimiento para llegar a la práctica, la aplicación, y la sabiduría. Por lo

tanto, formatee su contenido de manera que sea fácil de entender y

memorizar. No espere hasta que sepan todo: muéstreles inmediatamente el

163

valor, la importancia, y la relevancia de su materia. Cuanto más relevante y

útil vean los alumnos la materia, más motivación tendrán para aprenderla, y

más apreciarán el hecho de que los haya educado para tener éxito en la

vida.

Durante mis estudios de seminario, el Dr. Hendricks comentaba que «la

impresión sin expresión lleva a la depresión». Cuando el maestro piensa que

el propósito es impresionar a los alumnos con una acumulación de

contenido, sus alumnos perderán el interés, desarrollarán apatía, y

finalmente serán críticos y cínicos. Si el contenido no es usado por el

alumno, llega a molestar. Al continuar exigiendo que el alumno aprenda más

y más contenido, sin mostrarle que ese contenido es útil para el alumno, el

alumno tendrá que usar más y más disciplina para forzarse a prestar

atención y concentrarse.

Los maestros ejemplares hacen un equilibrio en su presentación —50%

contenido y 50% aplicación. Los maestros efectivos pasan tiempo en la clase

enseñando los datos, y no piden a los alumnos que memoricen datos en su

propio tiempo de estudio. Al contrario, los mejores maestros dan tareas

acerca del uso práctico de los datos que ya aprendieron en la clase.

La ley de la retención trata de capacitar a los maestros para ser más

eficaces en su enseñanza del contenido. Le capacitará para enseñar 500%

más contenido en el mismo tiempo, o 250% más contenido en la mitad del

tiempo, o 100% del contenido en un cuarto del tiempo que normalmente

requiere. Estos porcentajes son reales y pueden ser logrados por cualquiera

que llegue a ser algo experto con esta ley. El resultado debe ser tener más

tiempo para dedicar a la aplicación del contenido.

164

El meollo de la ley de la retención

La esencia de la ley de la retención se resume en tres palabras:

«Dominar lo mínimo».

El maestro debe capacitar a todos los alumnos para gozar del dominio

máximo del mínimo irreducible.

Conclusión

Los mejores maestros ayudan a los alumnos a dominar el contenido.

Recién recibí una carta sorprendente acerca de esta filosofía de Donald

Campbell, el presidente del seminario donde estudié. En ella, contó una

historia acerca de Lewis Sperry Chafer, fundador y primer presidente del

seminario:

Al celebrar la pascua hace algunas semanas, recordé una escena inolvidable de

mis tiempos de alumno en el Seminario Dallas. Era el otoño del año 1948, y estaba

estudiando con el Dr. Chafer la doctrina bíblica de la salvación por medio de la

muerte de Cristo y su resurrección.

Me gustaban sus explicaciones claras y sus ilustraciones de verdades teológicas

profundas. Cuando llegó a hablar de la obra terminada de Cristo, el Dr. Chafer ponía

mucha pasión. Era obvio que él quería que tuviéramos un manejo firme de las

doctrinas de la redención, la reconciliación, y la propiciación. Después de varias

semanas de sus clases, tuve que dar el examen a mediados del curso. Igual que

otros alumnos, llené un cuaderno entero, de tapa a tapa, con mis mejores

pensamientos sobre el tema de la salvación.

Unos pocos días más tarde, el Dr. Chafer paseó por la sala con un montón de

exámenes debajo del brazo. Había mucha emoción en el ambiente, esperando

recibir los resultados de los exámenes.

Pero sentí que algo inquietaba al Dr. Chafer.

Cuando puso los exámenes en el escritorio, contó a los alumnos lo decepcionado

que estaba con los resultados, porque no habíamos entendido el significado de

165

estos conceptos teológicos importantes. Incluso, dijo que su corazón estaba

destrozado.

Con ese comentario, el Dr. Chafer hizo una ceremonia de botar todos los exámenes

a la basura, y procedió a exponer de nuevo acerca de la obra completa de Cristo.

¡No hace falta decir que todos prestamos toda nuestra atención! En unos pocos

días, el Dr. Chafer tomó otro examen, y todos aprobamos con muy buenas

calificaciones.

El Dr. Chafer era un maestro excelente, como han testificado muchos

alumnos durante los años. Una vez más, el maestro excelente se dio cuenta

de que la falta de aprendizaje de parte de sus alumnos era su fracaso a fin

de cuentas. ¿Qué hizo con esa evidencia acusadora? ¡A la basura! Usted

puede ver, mi amigo, ¡que los maestros deciden dónde archivar los

documentos de sus alumnos!

¡Pero no se olvide del próximo paso! Después de darse cuenta de las

malas calificaciones de sus alumnos, procedió a exponer de nuevo.… Hizo

un repaso. Asumió la responsabilidad del fracaso de sus alumnos y enseñó

de nuevo hasta que aprendieran.

Pero, ¿este maestro excelente siguió enseñando hasta que todos sus

alumnos hubieran dominado la materia? ¿Enseñó hasta que todos

dominaran lo mínimo? El Dr. Campbell testifica, «En unos pocos días, el Dr.

Chafer tomó otro examen, y todos aprobamos con muy buenas

calificaciones».

Antes de dar vuelta la página para descubrir los secretos fascinantes de

cómo enseñar para que todos aprueben con buenas calificaciones, ¿me

permite hacerle unas preguntas? He aprendido durante los años que, a

menos que la persona acepte esta mentalidad, todos los secretos del mundo

no ayudarán.

A medida que usted ha estado leyendo este capítulo, se ha dado cuenta

de que estos dos conceptos revolucionarios van en contra de la filosofía

contemporánea de la enseñanza. Pero, como revelan los bajos puntajes de

166

las pruebas de aptitud, ¡la filosofía contemporánea de la enseñanza no tiene

mucha evidencia para jactarse! Por supuesto, la filosofía actual quiere que

pensemos que las calificaciones bajas son la culpa de los padres, o de

mucha televisión, o de la capa de ozono —¡pero seguramente no de la mala

enseñanza!

En gran parte, creo que los profesores trabajan mucho, se sacrifican,

están muy comprometidos, y se preocupan por sus alumnos. Entonces, ¿por

qué los pobres resultados de la enseñanza? Hay dos causas fundamentales:

1. La filosofía del maestro moderno no está en armonía con los principios de

las Escrituras, y por lo tanto,

2. La práctica del maestro moderno es contraproducente, haciendo que el

alumno no aprenda la materia de manera eficiente.

Que la ley de la retención mejore su perspectiva y lo capacite para

enseñar tan eficazmente que todos sus alumnos «dominen lo mínimo».

Preguntas para reflexión

Lo que piensa el maestro acerca de la enseñanza controla la enseñanza

misma. Luche con estas cinco preguntas para desafiar sus propios

pensamientos acerca de la enseñanza.

1. En mis nueve años de educación universitaria y postgrado, ninguno de mis

profesores tiró nuestras tareas o exámenes en la basura. Pero escuché

numerosos discursos acerca de nuestra falta de competencia y malos

hábitos de estudio. Ya que la definición del maestro es aquel que es

responsable por el aprendizaje del alumno, ¿quién debería escuchar un

discurso? Si usted diera tal discurso, ¿cuáles serían sus puntos principales?

2. Ya que el propósito de las calificaciones es reflejar la competencia del

alumno con respecto a cierta materia, ¿qué significa calificar en una «curva»

(comparar a los alumnos entre ellos mismos)? ¿Cuál es la diferencia entre

167

la filosofía de calificar de acuerdo con el rendimiento relativo entre los

alumnos y la filosofía de calificar de acuerdo con la cantidad de materia

misma que ha logrado aprender cada alumno? ¿Será que la filosofía de

calificar en una «curva» es precisamente la manera equivocada de enfocar

la educación? La «curva» permite que la mala enseñanza o un mal

aprendizaje reciba una calificación muy alta si todos los demás lo hacen

peor. Recuerdo que en una clase saqué treinta seis por ciento de respuestas

correctas y recibí una «A». ¿Sabe por qué? Porque nadie entendía nada —

¡incluyendo el profesor! En otra oportunidad saqué noventa y cinco por

ciento y recibí una nota «C», porque calificaban en «curva». Lo sabía muy

bien, pero saqué una «C». Conversé acerca de las diferencias que se

pueden producir en el aprendizaje del alumno con las dos filosofías.

3. ¿Recuerda cuando tenía que estudiar para un examen a última hora?

¿Recuerda cuando trataba de aprender la materia la noche antes del

examen final? ¿ Le habían enseñado la materia? Si le hubieran tomado el

mismo examen una semana más tarde, ¿cómo le habría ido? ¿La verdadera

educación le prepara para el día del examen, o para la vida? ¿La enseñanza

a corto plazo es realmente enseñanza? ¿Cómo cambiaría su enseñanza si

fuera a enseñar para cambios para toda la vida?

4. Un profesor dio seis a ocho páginas de apuntes en cada período de clase.

Todos decíamos que era inútil. Queríamos llamar a la clase «escritura veloz»

o «cómo tener un calambre en la mano». Cerca del fin del semestre, uno de

los alumnos levantó la mano y preguntó, «¿Tenemos que saber ?» ¡Qué

enojado se puso el profesor! Era como si hubiese cometido el pecado

imperdonable. ¿Era buena o mala la pregunta? ¿De qué sirve exigir que los

alumnos pierdan su tiempo aprendiendo algo irrelevante? ¿Debe haber

sorpresas en el examen, en que los alumnos se desesperan porque no

pensaban que el profesor fuera a preguntar eso?

168

5. Todos los alumnos estudian para exámenes de la misma manera. Deciden

lo que piensan que estará en el examen, y encuentran maneras de

memorizar la materia. ¿Qué sucedería si el maestro enseñara la materia en

maneras fáciles de entender, y abiertamente dijera cuáles serían las áreas

cubiertas en el examen?

169

6

LA LEY DE LA RETENCIÓN; EL MÉTODO Y

LOS MAXIMIZADORES

Era el día antes del examen final. Los alumnos entraron a la sala con

entusiasmo y emoción. Hoy era el repaso final, y no podían esperar.

Yo tampoco. Tanto el maestro como los alumnos habíamos trabajado

duro durante el semestre, y sabíamos que lo sabíamos. Les pedí que se

pusieran de pie, y que repitieran a unísono el panorama bíblico que

habíamos estudiado durante todo el semestre. Entonces me senté y puse el

cronómetro para tomar el tiempo. Todavía puedo recordar el sonido, todos

hablando, casi cantando:

La Biblia —66 libros

Dos partes: El Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento

El Antiguo Testamento, 39 libros

El Nuevo Testamento, 27 libros

El Antiguo Testamento —tres partes:

Libros históricos, 17 libros

Libros poéticos, 5 libros

Libros proféticos, 17 libros

Seguían y seguían. Cuando estos alumnos del primer año universitario

llegaron al final del repaso largo, empezaron a hacer barra, batir las palmas,

y gritar. ¡Habían citado durante veintisiete minutos, sin parar —cada dato

importante (lo mínimo irreducible) que les había enseñado durante el

semestre entero!

El examen final era de seis páginas, espacio simple. Muchos sacaron

buenas calificaciones. Pero cuando el administrador de la universidad vio

las calificaciones, me llamó a su oficina: «Bruce, es imposible que todos los

alumnos en su clase hayan sacado calificaciones tan altas».

170

Mi corazón se apuró, pero había esperado este momento, y estaba

preparado con una respuesta:

—¿Le puedo mostrar el examen final, para que me diga si era demasiado

fácil?

Durante dos minutos estaba callado, mientras leía las seis páginas de

preguntas. Entonces dijo:

—¿Les tomó este examen a alumnos del primer año? ¡Esto es más difícil

que los exámenes de seminario! ¿Sabían todo esto?

—¡Sí! Pero, ¿usted piensa que debería reprobar a algunos de todas

maneras?

Él se rió. Y yo podía respirar de nuevo. No cambiaron las calificaciones.

Más importante todavía, aquellos alumnos aprendieron mucho. Y se

gozaban al hacerlo, porque el curso no era una amenaza, sino una

experiencia emocionante en el aprendizaje veloz.

El método de la ley de la retención

Alguien dijo: «Hay tres cosas que debemos recordar acerca de la

enseñanza: Número uno, prepare un plato rico. Número dos, conozca bien

a los invitados. Número tres, sirva la cena con elegancia».

El aspecto de «servir la cena con elegancia» es el tema de este capítulo.

Por primera vez en un libro impreso, voy a compartir algunos secretos detrás

del método de enseñanza del ministerio Caminata Bíblica. Este método

creativo ha sido empleado en todo el mundo, desde Nueva York hasta

algunos pueblos remotos de la India. Ya que el método de la retención

coopera con la manera en que Dios diseñó nuestras mentes, estos métodos

son transculturales y dan resultados inmediatos.

El método de la retención presenta cinco pasos que ayudan a las

personas a tener resultados asombrosos de su enseñanza. Cuando

empiece a entenderlos, estará preparado para las siete maneras universales

171

para hacer cualquier materia fácil de aprender, para que los alumnos

aprendan lo mínimo irreducible fácilmente y gozosamente.

Etapa 1: Materia

Primero, el maestro o «expositor» junta la «materia». Esto involucra

investigar, o «rebuscar». El maestro hace una «selección» de datos

relacionados con el tema para acumular toda la información que pueda, y

realiza la «preparación» de materia.

Cuanto mejor preparado esté el terreno, mayor posibilidad de que se

produzca un jardín bonito. Cuanto más fuerte es el fundamento, más alto y

más sólido se puede construir encima. Cuanto más investigación haya, más

probable será el impacto en los alumnos.

Mientras estoy escribiendo este capítulo, también estoy preparando un

discurso acerca de la pregunta, «¿La Biblia enseña lo que sucederá en el

Medio Oriente antes de la segunda venida de Cristo?» Tengo demasiado

materia, y puedo hablar solamente cuarenta minutos. La mitad del público

no asiste a la iglesia regularmente, y la mayoría nunca ha escuchado de la

172

abominación desoladora mencionada por Jesús en Mateo 24. Al preparar

esta lección, hago tres pasos:

1. Hago una selección de información relacionada con el tema.

2. Organizo el tema.

3. Hago un bosquejo del tema.

Su propósito en hacer esta selección es volar sobre el contenido los más

rápido posible para tener una vista general. Mire las enciclopedias,

manuales, contenidos de libros, y hojee las páginas, sin estudiar con

profundidad. Esta es la etapa en que empieza a formular en su mente las

secciones mayores de la materia, y la manera de arreglarlas para hacer una

presentación clara.

Después, debe organizar el tema. Su propósito aquí es poner el

contenido en categorías de unidades mayores de pensamiento. Dividir para

conquistar. Repase algunas de las mejores fuentes para ver cómo dividen

la materia. Haga una lista de posibles categorías. No limite su lista, haciendo

evaluaciones. Solamente reflexione. Cuando su investigación esté

completa, empiece a evaluar y codificar cada área temática según los

siguientes códigos:

«A» al lado de las secciones que tienen que ser incluidas.

«B» al lado de las secciones que serían muy útiles, pero no absolutamente

necesarias.

«C» al lado de las secciones importantes pero opcionales.

«D» al lado de las secciones que serían poco útiles.

«F» al lado de las secciones que con toda certeza no ayudarían, incluso que

podrían confundir a los alumnos.

Cuando haya hecho esto, haga una lista de sus categorías en orden de

prioridades. Ya debe empezar a sentirse cómodo con algunos de los

conceptos generales.

El último paso es hacer un bosquejo del tema. Repase las categorías y

construya un orden lógico para la presentación de ellas. Ocupe su

173

conocimiento creciente del tema para determinar si algunas de sus «A»,

«B», o «C» tienen que ser alteradas. Cuando haya completado las

categorías mayores, puede repetir los tres pasos arriba para organizar los

puntos menores en cada categoría.

Cuando haya completado la etapa de «materia», tendrá un bosquejo

general inicial de la materia.

Etapa 2: Mínimo

Ahora es el momento para comprimir el contenido a lo «mínimo». Lo ha

investigado, ahora tiene que «reducirlo». Ha hecho una investigación, ahora

debe hacer una «síntesis» o un resumen de la materia apropiada y fijar

«prioridades».

Esta segunda etapa puede parecer extraña al principio, pero es esencial

para la instrucción efectiva. Inicialmente, usted puede encontrar difícil esta

etapa, porque creemos equivocadamente que si el maestro cubre una gran

cantidad de materia, el alumno aprenderá una gran cantidad. Cuando usted

cambia el énfasis, para que caiga sobre la materia que realmente quiere que

los alumnos aprendan, empieza a pensar de otra manera.

Cuando desarrollé el seminario de la vida de Jesús para el ministerio

Caminata Bíblica, hice un repaso de todo lo que hizo Jesús —los lugares, lo

que dijo, cada milagro. Hay más de trescientos eventos. Entonces me

acordé: «Tengo una hora y media para enseñar la vida de Jesús, y muchas

de las personas del público no saben casi nada de él. ¿Qué tiene que saber

una persona para poder decir, «Entiendo la vida de Jesús»?» De mi lista de

prioridades — A, B, C— seleccioné lo más importante.

Esta segunda etapa requiere que descarte algo del trabajo que completó

en la etapa anterior de «materia». Pero no se olvide —no todo el contenido

es igualmente importante. La mayoría de los datos no tienen que ser

memorizados, y probablemente ni siquiera tienen que ser discutidos. A lo

máximo, deben ser presentados rápidamente para conocimiento general.

174

El maestro típico no se disciplina en esta etapa, y por lo tanto habla

mucho y enseña poco. Los maestros ejemplares tienen tanta habilidad para

saber lo que no se debe excluir como para saber lo que se debe incluir. Los

mejores maestros eliminan materia regular para poner el énfasis en materia

superior.

Le preguntaron una vez a un maestro escultor cómo creaba obras de

arte tan bellas de pedazos de mármol. Contestó que solamente sacaba del

mármol lo que no pertenecía a lo que estaba haciendo. Si hacía un caballo,

sacaba todo lo que no se parecía a un caballo.

Las obras maestras en mármol y en el salón de clases son creadas por

maestros que saben que no todas las partes disponibles son igualmente

importantes.

¿Cómo se eligen los elementos que son más importantes? Hay tres

factores que forman la materia: primero, el público; segundo, el tiempo

disponible; y tercero, el propósito de la clase.

Digamos que el tema es la vida de Cristo, y usted enseñará a tres

distintos públicos:

1. niñas del sexto año,

2. jóvenes adultos de veinticinco años recién casados,

3. estudiantes de seminario del programa de doctorado.

¿Cuánto éxito tendría si usara el mismo enfoque para los tres grupos?

Su selección de materia se determina según los alumnos que está

enseñando.

Segundo, su selección también es controlada por el tiempo disponible

para enseñar. ¿Qué materia usaría para estos tres períodos de tiempo?

1. Una meditación de veinte minutos

2. Cincuenta minutos de clase

3. Un curso de trece semanas

175

Tercero, el maestro selecciona la materia según el propósito de la clase.

¿Qué desea lograr con los alumnos? Fíjese cómo seleccionaría el contenido

según los siguientes tres propósitos:

1. hacer un repaso de la vida de Cristo,

2. probar que Jesucristo era el Mesías,

3. responder a Jesús en un culto de adoración.

Después de fijar prioridades a la materia según las características del

público, el tiempo disponible, y el propósito de la clase, usted debe

considerar cuán bien los alumnos tienen que comprender la materia.

Los alumnos nos preguntan en distintas maneras constantemente:

«¿Tenemos que saber esto?» Lo que están preguntando es: «¿Cuán

importante es esta materia?» Obviamente, el maestro pensaba que era

importante conocer la materia, pero ¿tan importante para memorizarla?

Hace tiempo que los educadores han reconocido que hay muchos

niveles de «conocer» un tema. Para simplificarlo, hablaremos de tres niveles

que nos ayudarán.

1. Conocimiento superficial: «He escuchado esto antes, y creo que sé algo

de eso».

2. Conocimiento regular: «Eso lo he aprendido, y sé en forma general cómo

funciona».

3. Conocimiento completo: «Yo conozco todo acerca de eso —aquí están los

diez puntos principales».

Dependiendo del nivel en que quiere que sus alumnos conozcan la

información, usted debe no solamente enseñar de manera diferente, sino

también debe evaluar de manera diferente. Si el nivel es superficial,

entonces puede usar selección múltiple; si es regular, puede usar

verdadero/falso o respuestas escritas (explique lo que sabe); si es el nivel

más completo, tendrá que pedir una lista de los datos, o una discusión

inteligente de los componentes principales y sus implicaciones.

176

La ley de la retención hace hincapié en que el maestro es responsable

por las siguientes actividades:

1. Seleccionar la materia que se enseñará.

2. Determinar el nivel de aprendizaje.

3. Comunicar a los alumnos, no solamente lo que deben aprender, sino

también el nivel de conocimiento que se espera.

4. Presentar la información seleccionada de tal manera que los alumnos la

aprendan en el nivel esperado.

5. Examinar la materia seleccionada, exigiendo el nivel de aprendizaje

previamente anunciado por el maestro.

Los maestros frecuentemente pierden la mayor parte del tiempo de la

enseñanza en el salón de clases, del hacer tareas y del estudio en la casa,

porque no están concentrándose en la materia apropiada, o porque no están

enseñando en el nivel correcto. Los estudiantes pierden mucho tiempo

valioso y mucho esfuerzo, tratando de averiguar lo que el maestro considera

importante, y estudiando información que es prácticamente irrelevante para

el propósito del curso.

¡No haga eso a sus alumnos! Al contrario, identifique claramente los

datos y los conceptos que se exigen para un nivel aceptable de

comprensión. Este mínimo irreducible debe ser identificado claramente y

debe ser repasado en forma repetida. Todos deben dominar lo mínimo

irreducible. Si no lo hacen, el maestro no ha enseñado en el nivel mínimo

aceptable. Recuerde, si un alumno falla en el aprendizaje, el maestro ha

fallado en la enseñanza.

Al fin de la primera etapa, «materia», el contenido de la lección debe ser

claramente identificado o bosquejado. Esto normalmente es el fin de la

preparación de la lección.

Al completar la segunda etapa, «mínimo», el contenido debe haber sido

reevaluado y las prioridades deben haber sido revisadas. En vez de tener

seis páginas de apuntes, probablemente haya usado la regla de 80/20 para

177

sacar las partes grandes de grasa y dejar solamente la carne. Posiblemente

haya marcado esos datos que todos deben dominar, porque claramente son

parte del «mínimo irreducible». Ha sido muy estricto con respecto a «¿qué

deben saber mis alumnos?», y tiene aislada la esencia. Ha dado más

espacio en su bosquejo para lo más importante, y ha dejado poco espacio

para las cosas secundarias. Usted admite que no todos los datos son

iguales, y que la sabiduría exige un establecimiento de prioridades

planificado en su presentación.

Cuando compare el bosquejo de la etapa de «materia» con el nuevo

bosquejo de la etapa «mínimo», usted se sorprenderá por la diferencia.

Usted se dará cuenta de que el hecho de distinguir lo principal de lo

secundario es vital para establecer un bosquejo eficaz.

Su bosquejo de lo mínimo es la esencia de lo que enseñará, pero todavía

no está organizado para la mejor presentación de la materia. Usted tiene los

mejores ingredientes brutos, pero ¿cómo los va a empaquetar para que sea

un gozo para sus alumnos aprenderlos?

Etapa 3: Manejable

Aunque no lo crea, cuando ha terminado la segunda etapa, «mínimo»,

está a años luz del maestro típico, porque es mucho más eficaz. Ha podido

aislar la materia importante de toda la materia disponible. En vez de perder

mucho tiempo en la materia irrelevante, ha eliminado todo lo que no es «un

caballo en el mármol». Por lo tanto, no perderá tiempo en los pedazos que

han caído al suelo. No le tentará cubrir materia que no debe ser tratada.

Ahora es tiempo para cambiar su pensamiento, enfocando no la materia,

sino la mente de los alumnos. La materia ha sido sintetizada, y el método

correcto debe ser elegido para pasar la información a su memoria de largo

plazo.

Desgraciadamente, pocos maestros utilizan este paso. ¡Son demasiados

los maestros que creen que la enseñanza es la presentación de los datos

178

de parte del maestro, en vez del aprendizaje de los datos por los alumnos!

En el momento que nuestra filosofía de la enseñanza cambia a ser orientada

a los alumnos, y no al maestro, inmediatamente reconocemos que nuestra

enseñanza actual es terriblemente inadecuada.

Cuando la filosofía de Las siete leyes del aprendizaje comienza a

grabarse en su corazón —y usted se propone hacer que sus alumnos

realmente aprendan la materia— inmediatamente comienza a buscar

maneras en que usted puede ayudarles a aprender lo mínimo irreducible en

vez de simplemente cubrir la materia como siempre.

Este proceso es profundo y tiene muchas implicaciones. Va en contra de

la práctica típica de la educación. La gran mayoría de maestros que yo tuve

cuando era alumno nunca asumía la responsabilidad de hacer que yo

aprendiera la materia —¡eso era mi responsabilidad!

Entonces ¿qué hacíamos para aprender la materia? Buscamos

desesperadamente maneras en que pudiéramos memorizar más fácilmente

la materia.

Esta tercera etapa golpea en contra de esa filosofía. Ya que el maestro

es responsable por el aprendizaje del alumno, el maestro debe identificar y

usar el método más eficaz para enseñar la materia, para que los alumnos

aprendan en la clase, y no después.

He decidido llamar este factor «manejable». Usted tiene que

«reorganizar» su materia y hacerla más «simple». Tiene que moldearla y

hacerla un «paquete» más manejable, hasta que entre en la mente de los

alumnos, casi sin esfuerzo, y a veces en forma espontánea. Usted se

preguntará: «¿Cómo es posible enseñar así?» Pero como verá en un

momento, usted ya conoce el secreto.

¿Recuerda el proceso que usted utilizó cuando era alumno y tenía que

estudiar para un examen a última hora? Después de tratar de adivinar lo que

estaría en el examen (un intento de averiguar lo que era el «mínimo

irreducible», según su profesor), usted probablemente organizó la materia

179

de una manera que su mente pudiera recordarla. Buscaba maneras de quitar

el sentido de caos y falta de relación entre los datos, ordenándolos en una

estructura que tenía más sentido para usted. Usted conectaba los datos para

hacer algo unido, para que pudiera recordar las distintas partes para el

examen.

A menos que usted tenga una memoria fotográfica, tuvo que hacer

exactamente eso durante años. Pero, si le resultó cuando era alumno, ¿por

qué no usarlo también como maestro? Cuando enseña el contenido, ¿por

qué no ayudar a sus alumnos a memorizar durante la misma clase? ¡Imagine

la alegría de sus alumnos cuando salgan de la clase, ya dominando el

contenido que estará en el examen!

Con esa meta en mente, usted debe usar su creatividad para buscar el

«mínimo irreducible» y reorganizarlo en una forma fácil de recordar. Los

maestros que tienen

mucha habilidad en esta etapa de lo «manejable» moldean su contenido

para que cumpla con dos requisitos:

1. Es fácil de entender

2. Es fácil de memorizar

Primero, consideremos el grado de comprensibilidad. Mi hijo se quejó

recientemente acerca de la dificultad de su texto de matemática. Se quejó

de que el texto del año pasado hacía todo más fácil de entender, pero el

texto de este año le parecía estar en otro idioma.

¿Ha leído alguna vez un artículo que le confundió más en vez de ayudar?

Quizás después haya encontrado otro artículo que dejó muy claro el mismo

tema.

La materia puede ser clara y útil, o confusa y frustrante. Toda materia

puede ser evaluada en una escala de comprensibilidad, desde lo más fácil

hasta lo más difícil.

Tal escala ha existido mucho tiempo para calificar la dificultad de libros,

revistas, y artículos. Compare la dificultad de Selecciones de Reader’s

180

Digest (nivel del año octavo de la escuela) con otra revista a nivel del

undécimo año, y con otra a nivel del duodécimo grado. Aun las distintas

versiones de la Biblia se pueden calificar según el grado de dificultad. Por

ejemplo, la Biblia Dios habla hoy es más fácil de leer que la Reina Valera de

1960.

Usted como maestro quiere que sus alumnos aprendan todo lo posible,

así que simplificará su materia tanto como sea posible, sin dañar su

naturaleza. Tiene que expresarla de acuerdo con el público. Los maestros

ejemplares toman los conceptos más complicados y los simplifican a tal

punto que un niño pueda entenderlos. Si ha asistido a una clase de un

maestro destacado, probablemente nunca se confundió o se perdió. Es el

maestro mediocre que confunde a sus alumnos. La profundidad no es la

complejidad; es la simplicidad.

No permita que alguien le diga que algunas ideas son demasiado

complicadas para simplificarlas. ¡No es verdad! Algunos conceptos son más

difíciles de captar que otros, pero los buenos maestros pueden preparar su

lección de tal manera que los alumnos entiendan, ¡sin darse cuenta de que

es un concepto complejo!

Esto nos trae a la segunda parte de esta etapa —la etapa de la

memorización. El maestro ahora toma la materia que ha sido hecha fácil de

entender, y la entrega para ser fácilmente retenida. El maestro reorganiza la

materia de tal manera que se grabe en la mente del alumno con el mínimo

esfuerzo —aun inconscientemente cuando es posible.

Nuestras mentes frecuentemente aprenden más rápidamente en un nivel

subconsciente que a través de la memorización consciente. Para ilustrar

esto, observe cómo una familia aprende un idioma nuevo cuando va a vivir

en otro país. Los niños jóvenes juegan con otros niños en el pueblo, mientras

sus padres estudian un curso intensivo para aprender el idioma. En el mismo

período de tiempo, los niños siempre aprenden a hablar mejor que sus

181

padres. Mientras los padres hacen un esfuerzo para memorizar el idioma,

los niños aprenden sin prestar atención.

El grado de la facilidad del contenido para memorizar puede ser

clasificado en una escala también. Cuanto más fácil sea de memorizar,

mejor será el aprendizaje.

Al desarrollar la facilidad del contenido para ser memorizado, recuerde

que la mente solamente recibe datos para los cuales está preparada. No

puede recibir datos presentados en un idioma desconocido. Tampoco puede

esperar que la mente reciba datos que no tienen ningún orden lógico o

relación. No puede esperar que reciba datos más allá de su alcance —sería

como tratar de enseñar cálculo a alumnos de matemática del segundo año

de la escuela primaria.

Lo que sí puede esperar es que la mente reciba y retenga datos que

están preparados de manera única para entrar rápidamente y

permanentemente en la memoria. Por ejemplo, si organiza sus datos en

forma de un acróstico se hace más fácil de memorizar.

Posiblemente su mente esté corriendo ahora. Está soñando con hacer

un impacto dramático entre sus alumnos con este nuevo método

revolucionario. Su creatividad está empezando a ampliarse, y está

preguntándose cómo podría arreglar su contenido para hacerlo más fácil de

manejar. Después de mucha investigación y estudio, se ha encontrado siete

maneras de hacerlo, y estas serán explicadas posteriormente en este

capítulo en la sección de los maximizadores. Son siete métodos universales

para hacer más fácil el manejo de cualquier grupo de datos. Pero antes,

concéntrese en la cuarta etapa de la enseñanza veloz.

Etapa 4: Memorizar

Hasta esta etapa, no hemos empezado la clase todavía. Las etapas 1–

3 suceden antes de la clase; constituyen la preparación privada antes de la

182

presentación pública. Ha estado enfocando el manejo del mensaje; ahora

hay que enfocar la transferencia de la verdad a los alumnos.

La meta de la ley de la retención es capacitar a sus alumnos para la

«memorización» de la materia que se ha identificado como esencial. Esto lo

hace al «repasar» la materia. Aquí el maestro debe hacer que el contenido

quede «sólido» en la mente de los alumnos —tiene que llevarla a la

«práctica» una y otra vez, hasta que todos los alumnos lo tengan dominado.

La meta es mover la materia manejable desde la memoria a corto plazo

hasta la memoria a largo plazo (retentiva), para grabarla más y más

profundamente, hasta que los alumnos la puedan recordar sin pensar.

Simplemente la saben.

Muchos maestros creen equivocadamente que deben pasar todo su

tiempo entregando nueva materia, si no, han hecho que los alumnos pierdan

su tiempo. Pero eso puede ser precisamente lo que no deben hacer. Para

tener otra perspectiva, estudie cuánto contenido Cristo entregó en los

evangelios. Verá que repasaba Su contenido principal una y otra vez.

Repetía los mismos conceptos muchas veces. Es como si quisiera decirnos:

«Hay algunas pocas cosas que quiero que el mundo sepa. Aquí las tienen.

¡Voy a enseñarles hasta que las aprendan!»

El dilema educacional actualmente demuestra que la mayoría de las

instituciones educacionales están poco comprometidas con este tipo de

enseñanza. La verdad es que, si algún maestro asume la responsabilidad

del aprendizaje de sus alumnos, sería un compromiso voluntario. El

«sistema» no lo exige. Tal compromiso es poco común, y normalmente

cuesta mucho. Ese costo, sin embargo, compra la satisfacción profunda de

saber que se está influyendo positivamente para el resto de sus vidas. No

solamente lograrán mejor rendimiento con este tipo de compromiso, sino

también tendrán mejor actitud y mejor enfoque de la vida.

Un maestro con ese compromiso toma el liderazgo en asegurar a los

alumnos que aprenderán lo mínimo irreducible si cooperan. Este

183

compromiso es tan poco común y tan apreciado, que pronto gana la

cooperación general de los alumnos.

Por lo tanto, haga lo que sea necesario para que sus alumnos

memoricen los datos necesarios para aprobar cada prueba y cada examen.

Cuando sus calificaciones no reflejan su conocimiento de la materia, ¿quién

tiene la culpa? ¿Es necesario contar esa prueba si refleja su propia falta?

Cuando se da cuenta de que el rol principal del maestro es hacer que los

alumnos aprendan, tiene otra perspectiva. ¿De qué sirven las calificaciones?

El punto no es si los alumnos aprenden la materia en la segunda prueba o

en la quinta prueba; ¡es que aprendan la materia!

Califique, no según lo rápidamente que aprendieron la materia, sino

según una norma objetiva solamente. ¿Usted les enseñó lo que deben

saber, o no?

Tenemos que guiar a nuestros alumnos desde una falta total de

conocimiento en un área, hasta un dominio total de lo mínimo irreducible, y

después hasta una competencia avanzada. En el camino, debemos ayudar

a los alumnos a pasar varias etapas de comprensión y memorización.

La clave para la memorización de los alumnos es el repaso. El repaso

puede ser «la madre de todo aprendizaje», o puede ser «el padre del

aburrimiento», dependiendo de la habilidad del maestro. El tema del repaso

no se puede tratar aquí en forma adecuada, pero los siguientes siete

principios sirven como un bosquejo del tema:

1. El repaso es el método principal por el cual todos memorizan todo.

2. El repaso es eficaz solamente cuando el alumno entiende la materia

adecuadamente.

3. El repaso debe ser practicado en el mismo orden y con las mismas palabras

hasta que se memorice el mínimo irreducible.

4. El repaso debe ser más frecuente y más intenso cuando está enseñando

los datos por primera vez.

184

5. El repaso debe ser practicado regularmente, pero en forma menos

frecuente a medida que avanza el curso.

6. El repaso debe continuar hasta que todos los alumnos demuestren un

dominio completo del mínimo irreducible.

7. El repaso debe hacerse usando una variedad de métodos.

¿Cómo sabe cuándo ha repasado lo suficiente? Cuando sus alumnos

han memorizado lo mínimo irreducible. Lo único que permanece retenido en

la memoria es la quinta etapa, que tiene como propósito desarrollar al

alumno a un nivel mayor de competencia en la materia —desde memorizar

hasta dominar.

Etapa 5: Maestría

Durante esta última etapa del método de la retención, usted está

concentrado en guiar a sus alumnos desde la adquisición de la información

hasta la aplicación de la información. Usted empezó este proceso con una

discusión de la información, después ayudó a sus alumnos a memorizar la

información, y ahora se concentra en guiarlos creativamente hasta el

pináculo del proceso de aprendizaje: competencia independiente.

Cuando se haya terminado esta etapa, los alumnos habrán adquirido

«maestría» en la materia. Habrán podido «retener» lo que usted les enseñó,

y estarán «seguros» de su conocimiento. Tendrán «pericia» en su

comprensión y utilización del tema.

Esta maestría tiene cuatro partes que debemos considerar, aunque

normalmente están interrelacionadas en el proceso del aprendizaje:

1. Memorización inolvidable

2. Comprensión intensa

3. Integración intuitiva

4. Utilización independiente

La memorización inolvidable ocurre cuando los alumnos conocen el

contenido tan bien que permanece en ellos para siempre. Se adhiere el

185

contenido con un pegamento tan fuerte que no se despega —nunca.

Traspasar el contenido a la memoria a largo plazo de los alumnos requiere

repasos regulares. Pero al final, los datos estarán grabados en su memoria

accesible.

¿Cuánto es cinco por cinco? ¿Quién llegó a las Américas en el año

1492? Por medio del repaso constante de estos datos, usted conoce estos

datos. Incluso, los sabrá siempre. Cuando se trata del mínimo irreducible,

usted quiere que sus alumnos conozcan los datos para siempre. Repáselos

para que ya no sea difícil para nadie dar la respuesta correcta, en cualquier

momento y en cualquier lugar.

La comprensión intensa mueve más allá del significado superficial de los

datos y asegura que los alumnos entiendan claramente el significado y la

importancia de esos datos. Para asegurar que hayan comprendido el

significado detrás de los datos, se puede emplear la discusión en la clase y

el trabajo escrito.

Si usted sabe que Cristóbal Colón llegó a las Américas en el año 1492,

pero no sabe por qué vino, o qué sucedió después, entonces esa

información tiene mucho menos valor para usted.

La integración intuitiva ocurre cuando los alumnos saben cómo usar los

datos en áreas más allá de su contexto inmediato. Usted tendrá que guiar a

sus alumnos a pensar en el nivel principal de los datos, y a que estén tan

familiarizados con ellos, de manera que su intuición se libere.

Cuando hablaba en una conferencia anual de educación, me encontré

con esto en cada paso. Estaba tratando de enseñar al público acerca de

cómo Dios el Padre enseñaba a sus alumnos. No me concentré en su

contenido, sino en su estilo de enseñanza. Cuando revelé diez ejemplos

distintos del estilo de Dios, pude guiar a los participantes a descubrir muchas

observaciones, incluso principios del estilo de Dios.

Sin embargo, cuando les pedí que integraran estos mismos principios en

lo que enseñaran en su próxima lección, nadie se movió. Nadie habló. Todos

186

vieron la importancia de la pregunta y se esforzaron para «integrar

intuitivamente» lo que habían aprendido, pero no pudieron. Por lo tanto, tuve

que retroceder al paso anterior y profundizar su comprensión, dando muchos

ejemplos de la integración. Empezaron a «encenderse las luces» poco a

poco entre todos los alumnos, pero fue un desafío para todos.

Comenté a los participantes que sentí que les costaba pensar, y que

reflejaba un pobre hábito de meditación en sus vidas. Después de la sesión,

uno de los líderes fue a hablar conmigo y me dijo algo que nunca olvidaré:

«Tiene razón que nos falta la capacidad de pensar. Dejamos de meditar

hace años. Ahora leemos libros para encontrar las respuestas, pero no

pensamos».

Las Escrituras describen esta etapa como un movimiento desde el

«conocimiento» hacia la «sabiduría». Es la verdadera razón por la cual es

importante saber los datos. Si los alumnos conocen los datos, pero no

pueden usarlos, o no pueden aplicar los principios detrás de ellos, entonces

habrán aprendido los datos en vano. Aunque usted no esté de acuerdo, creo

que conocer los datos como un fin en sí mismo tiene poco valor, y puede ser

un pobre uso de tiempo y esfuerzo.

La utilización independiente es la meta verdadera de toda educación.

Cuando el maestro no esté, y cuando no hay presión para hacerlo, ¿el

alumno usará el contenido que le enseñó? ¿Habrá aprendido tan bien la

materia que no pueda evitar usarla en su propia vida?

Yo llamo este proceso «enseñar para cambiar vidas». Su propósito no

debe ser lograr que el alumno repita la materia un día en un examen

planificado. La única meta verdadera y válida de la educación es que el

alumno aprenda de tal manera que cambie su propia vida y su conducta.

Al reflexionar sobre estos cuatro pasos en le etapa de «maestría», note

que usted puede usar el tiempo en la clase y el tiempo de tareas para

desarrollar un dominio completo. Como la memorización y la comprensión

187

son funciones de la clase, la integración y la utilización deben ser un énfasis

principal de las tareas.

Esto puede ser radicalmente distinto de lo que normalmente se hace,

pero hará una diferencia increíble en el valor verdadero y el valor percibido

de su enseñanza. Muchas veces el tiempo en la clase está dedicado a

escribir apuntes de la lección. Celebramos el éxito cuando el alumno puede

escribirlo una vez más en otro pedazo de papel que llamamos un examen.

Pocas veces los maestros enseñamos conscientemente con el propósito

de lograr un cambio permanente de vida, en vez de acumular datos en forma

temporal.

Hace poco estaba ayudando a una persona joven con unos problemas

de álgebra. Él estaba diciendo que le gustaría que terminara el semestre

«estúpido», y que jamás tomaría otro curso de álgebra. En medio de uno de

los problemas, le pregunté si estas fórmulas servirían para la vida real.

Explotó de la risa —la idea era totalmente ridícula para él. Estaba seguro

que el curso era simplemente una obligación inútil impuesta sobre los

alumnos.

Empecé a mostrarle cómo se podían solucionar problemas verdaderos

de la vida con las fórmulas. Demoró un poco, pero la luz empezó a brillar en

sus ojos. De pronto, él quería entender; vislumbró el valor del álgebra, y

sintió intuitivamente su importancia para su vida.

Pero era muy tarde; y el semestre estaba terminando, y estaba sacando

una «D», casi reprobando el curso.

¿Por qué?

Posiblemente porque su profesor estaba simplemente cubriendo la

materia de álgebra. Posiblemente porque su profesor nunca hizo que él

aprendiera álgebra. Posiblemente porque su profesor nunca se había dado

cuenta de que el propósito del álgebra era ayudarle a este joven a tener más

éxito en la vida.

188

Yo opino que la única persona que fracasó más que este alumno era su

profesor.

Los maximizadores de la ley de la retención

La enseñanza veloz permite el aprendizaje veloz.

Sin importar cuánto desea aprender rápidamente el alumno, el maestro

tiene las llaves del proceso.

La velocidad del aprendizaje depende del maestro y la velocidad de su

enseñanza. La cantidad aprendida depende de la habilidad del maestro en

preparar el contenido y guiar a sus alumnos a aprenderlo. El valor del

aprendizaje depende de la eficacia del maestro en asegurar la comprensión,

la integración, y la aplicación práctica.

Esta sección de la ley de la retención se concentra en maximizar la

velocidad de la enseñanza. Los siete métodos revelados en esta sección

aumentarán al doble, triple, o cuádruple, la cantidad de materia que el

profesor puede trasladar desde sus apuntes a la mente de los alumnos. O

podrá reducir por la mitad el tiempo que normalmente dedicaría al contenido,

para que tenga dos veces más tiempo para dedicar a la aplicación.

Estos siete métodos son los medios principales que el maestro utiliza

para hacer que la materia sea fácil de memorizar. Nosotros no inventamos

los métodos. Desde que existe el hombre, se han usado. Funcionan cada

vez con cada persona en cada cultura, simplemente porque corresponden a

cómo Dios ha creado al hombre. Dios lo creó con maneras universales de

pensamiento y receptores universales de estímulos.

La capacidad de escuchar y reconocer sonidos es la base de la música.

Donde exista el hombre, entonces, la música comunica. Si un maestro utiliza

la música para comunicar contenido, está cooperando con Dios en el

proceso de la comunicación.

189

La música es uno de los métodos clásicos para enseñar velozmente en

cada cultura y con cualquier edad. Hay una canción en español para enseñar

el alfabeto, y es el método más eficaz aún en esta edad tecnológica. No hay

ningún método remotamente comparable, porque sigue la manera de pensar

que Dios el creador ha implantado en el hombre.

Antes de terminar esta sección, conocerá seis aspectos más del diseño

mental universal que Dios ha implantado en el hombre. Al leerlos, serán

evidentes inmediatamente. Incluso, ya los conoce, pero probablemente no

sabe que los conoce.

Dios no solamente ha diseñado al hombre con formas de pensar en toda

la humanidad, sino que también ha colocado en nosotros receptores

universales para todo tipo de información. Las formas de pensar serían

inútiles si no se agregara nueva información regularmente. Tendríamos que

vivir de nuestra imaginación si no hubiera alguna manera posible de recibir

nueva materia adicional.

Estos receptores se llaman nuestros «sentidos». Son los portales físicos

por los cuales pasa toda nueva información para ser agregada a nuestras

formas actuales de pensar. Si no tuviéramos el sentido de oído, la música

no nos ayudaría a aprender. Si no pudiéramos ver, los cuadros no nos

ayudarían a aprender.

Por lo tanto, como deseamos maximizar el aprendizaje de nuestros

alumnos, debemos utilizar los sentidos de vista, olfato, oído, gusto, y tacto.

Nuestras experiencias en la vida son el resultado de esos sentidos, junto

con nuestra interacción con ellos. Por ejemplo, ciertas combinaciones de

estos sentidos se usan para una obra musical o un drama.

Pocas veces describimos la experiencia en términos de los sentidos

usados, sino más bien en términos de los resultados de esos sentidos. El

placer de la vista es «bello» o «atractivo». Un sonido desagradable es

«molestoso» o «estridente». Un olor desagradable es «hediondo» o

«fétido».

190

Una selección sabia o una combinación sabia de sentidos receptores

puede ayudar increíblemente a la memoria. Cuando son usados por el

maestro, claramente acelera el aprendizaje. Esas combinaciones están

disponibles cuando quiera. Son aceleradores que ayudan a enseñar

velozmente.

Ya que estas combinaciones de recepción sensorial cooperan con las

formas de pensar y con los cinco sentidos, no están limitados por cultura,

tiempo, edad, o contenido. Los he usado en todas partes del mundo, y he

encontrado que me ayudan a enseñar velozmente en la selva de Bolivia, las

playas de Brasil, los pueblos de Alaska, o los apartamentos de Nueva York.

Los siete maximizadores son transculturales, transinformacionales,

transgeneracionales, e intercambiables. Son las herramientas básicas del

maestro veloz.

Maximizador 1: Represente los datos en un cuadro

Los cuadros son increíblemente efectivos como palancas sensoriales

para conectar los datos con la memoria del alumno. ¿Por qué cree usted

que todos tomamos fotografías y las guardamos en álbumes? ¿No

experimentamos un caudal de recuerdos cuando miramos esas fotografías?

¿Se da cuenta del poder de la retención en su vida diaria? Un solo cuadro

trae a la memoria innumerables datos. Instantáneamente. Aun después de

veinticinco años.

Es así con todos, incluyendo a sus alumnos. Simplemente aplique lo que

sabe ahora, y sus alumnos recordarán para siempre lo que enseña en un

instante.

¿Cómo descubrimos esto en nuestra investigación y meditación? Del

Maestro de maestros. ¿Recuerda cuando Dios usó un cuadro por primera

vez para estimular un «diluvio de recuerdos»? Dios puso un arco iris en el

cielo para recordarnos de su promesa de no destruir el mundo con un diluvio

nunca más.

191

El uso de cuadros es poderoso, porque es visual, universal, transcultural

y no verbal. La conexión es instantánea. El vínculo está amarrado con

muchas vistas, sonidos, olores, y sentimientos. Recién vi un cuadro del

asesinato del ex presidente John Kennedy. ¡Qué corriente de recuerdos!

Pude recordar instantáneamente dónde estaba, la hora del día cuando

avisaron a todo el mundo, y lo terriblemente triste que me sentía. Un cuadro,

muchos recuerdos.

Si quiere que sus alumnos tengan muchas memorias de su contenido,

debe desarrollar un solo cuadro que relacione todo el contenido con ellas.

¿Qué recuerda usted cuando ve un cuadro de un zapato de cristal al lado

de un coche elegante tirado por dos caballos finos?

Ese mismo principio está esperando ser utilizado con su imaginación de

maestro veloz. En vez de dejar que un cuadro caprichosamente estimule

recuerdos, usted debe seleccionar cuidadosamente un cuadro, o dibujar un

cuadro propio, para estimular la memoria de las cosas que usted quiere que

aprendan.

Muchos maestros ayudan a sus alumnos a recordar versículos bíblicos

con cuadros. Recordamos discursos por medio de los cuadros que usó el

orador para destacar los puntos de su mensaje. Los maridos a veces

recuerdan las cosas que deben comprar en el supermercado, apilándolas

en un cuadro imaginario.

En el ministerio de Caminata Bíblica, hemos empezado a usar dibujos

cómicos para ayudar a recordar instantáneamente lo que está en cada libro

de la Biblia. Por ejemplo, ¿qué libro de la Biblia se representa en el cuadro

anterior?

192

¡Correcto! El libro de Números. Ahora, ¿qué están haciendo esos

números? ¡Correcto! Están peregrinando en el desierto. Entonces, ¿cuál es

el concepto clave del libro de Números? Números: Peregrinaje

A veces, entonces, cuando desea enseñar velozmente, puede usar la

herramienta de cuadros —reales o cómicos, profesionales o simples.1

Maximizador 2: Exponga los datos con un drama

El drama es el vínculo más intenso con la memoria. En la vida real, un

momento dramático lleno de violencia, pérdida, pasión, o intensidad es

inolvidable. Incluso, los momentos de dolor intenso o trauma son los

momentos que tratamos de olvidar. Están tan grabados en nuestra memoria

que siguen surgiendo en nuestra conciencia. Son tan fuertes que no

podemos olvidarlos.

En toda la Biblia, hay ejemplos de drama usados para ayudar a la

memoria. ¿Cómo podía Jonás olvidar su lección de obediencia que aprendió

1 Para pedir materiales didácticos, incluyendo visuales, tarjetas, y libros para pintar, contacte Walk

Through the Bible Ministries [Caminata Bíblica], en EE.UU.: 1-800-763-5433.

193

en el estómago del pez? Piense también en la escritura en la pared, y Daniel

en el foso de leones. Piense en el lienzo que Pedro vio descender del cielo,

y la resurrección de Lázaro. La alimentación de los 5.000, y el canto del gallo

que escuchó Pedro. Estos son dramas que usó el Maestro de maestros —y

son inolvidables.

Los dramas son un método eficaz para un número limitado de datos. El

drama funciona mejor cuando hay una sola lección que quiere grabar

profundamente en la mente del público, para que nunca olviden. Por

ejemplo, se puede dramatizar la costumbre del Antiguo Testamento, cuando

una persona traía su oveja al sacerdote como expiación por su pecado. El

sacerdote colocaba su mano en la cabeza de la oveja, y cortaba el cuello

del animal inocente en su lugar. La culpa de nuestro pecado fue claramente

enseñada en este rito. Solamente en la cruz de Jesús, nuestro cordero de la

pascua, podemos entender nuestra culpa tan claramente como en este rito.

Maximizador 3: Transfiera los datos con el alfabeto

Este método es el más fácil y el más utilizado de los siete. Así estudian

muchos alumnos que tienen que aprender todo a última hora para un

examen. El uso del alfabeto es eficaz, porque agrega orden al desorden, y

construye una pauta para recordar pedazos sueltos de información. El uso

estructurado del alfabeto quita la dificultad de memorizar datos

desorganizados y sin relación. Contesta la pregunta acerca de qué viene

después en la lista que debo recordar. El alfabeto es el pegamento de la

memoria. Cada letra, al recordarla, avisa al alumno de lo que sigue en la

lista.

Siendo inspirados, los escritores del Antiguo Testamento a veces

usaban el alfabeto para facilitar la memorización. Si observa el Salmo 119

en el hebreo, notará que los primeros ocho versículos empiezan con la

primera letra del alfabeto. Incluso, el Salmo 119 contiene veintidós estrofas,

194

cada una de ocho versículos, y cada versículo en la estrofa comienza con la

misma letra sucesiva del alfabeto hebreo.

El libro de Lamentaciones consiste en cinco «lamentos», y cada uno

contiene veintidós versículos, excepto por el tercer lamento que tiene

sesenta y seis versículos. Salvo por el capítulo cinco (el quinto lamento),

cada versículo comienza con la próxima letra del alfabeto hebreo que tiene

veintidós letras.

Los primeros cristianos usaron esta idea para crear un acróstico con la

palabra griega para «pescado». Lo usaron para retener hechos clave —y

también como un código entre los primeros cristianos que frecuentemente

eran arrestados. Se hacía con un solo movimiento en la arena, con las

extremidades que no se unían, y un ojo en el medio. Cualquiera podría

seguir las indicaciones de la nariz, que apuntaba en la dirección donde

tenían reuniones secretas. El acróstico griego ichthus significaba:

i Iesous Jesús

ch Christos Cristo

th Theou de Dios

u Houios Hijo

s Soter Salvador

Los alumnos y maestros modernos usan el mismo método

frecuentemente, porque no requiere tanto esfuerzo y ayuda mucho a la

memoria. Los métodos más populares para usar el alfabeto son los

siguientes:

1. Cada punto comienza con la misma letra. Podríamos hacer un

bosquejo de la Carta a los Romanos usando la letra S:

195

Situación pecaminosa del hombre (1–3)

Salvación (4–5)

Santificación (6–8)

Soberanía de Dios (9–11)

Servicio (12–16)

2. Cada punto termina con las mismas letras. Algunos utilizan este

método para recordar la doctrina de las Escrituras:

Inspiración

Revelación

Iluminación

Preservación

3. Cada primera letra sigue algún orden con significado, que es la

manera en que se escribieron Lamentaciones y el Salmo 119. Cada

versículo o grupo de versículos está ordenado según el alfabeto hebreo.

4. Todas las primeras letras forman una palabra, que se llama un

acróstico. En Las siete leyes del aprendizaje, cada ley está basada en una

de las letras de la palabra aprenda.

Agente

Potencial

Retención

Ejecución

Necesidad

Desarrollo

Avivamiento

La manera más efectiva de usar el alfabeto es en un acróstico, ya que

ayuda al alumno a descubrir por sí mismo el próximo dato en el orden

correcto. Para maximizar la utilidad del acróstico, relaciónelo con el tema,

para que se pueda recordar fácilmente. La próxima vez que quiera que sus

alumnos recuerden una lista de datos, ¿por qué no hacer un acróstico para

ayudarles?

196

Maximizador 4: Exhiba una asociación entre los datos y los objetos y

acciones

Cuando un maestro puede asociar un dato y un concepto con un objeto

concreto o una acción, es posible mejorar bastante la retención y el recuerdo

del alumno. Dios no hizo un mundo plano, sino uno de tres dimensiones,

lleno de objetos, y operando según la ley de causa y efecto.

Dios usó objetos para ayudar a la memoria durante generaciones, como

el tabernáculo, el arca, la vara de Aarón, incluso la cruz. Una pila de doce

piedras del río Jordán fue construida en Canaán como un recuerdo para

todas las generaciones. Esas piedras servían para recordar al pueblo que

Dios había detenido el agua para que Israel pudiera pasar en tierra seca

cuando entraron a la tierra prometida.

Dios también usó acciones que eran parte de la celebración de las

fiestas, el día de reposo, y la Pascua para enseñar muchas lecciones.

Recuerde que Cristo nos pidió que celebráramos la Santa Cena «en

memoria de mí». El bautismo también es una acción que recuerda muchas

cosas.

En la vida moderna, hay objetos que se usan para despertar un recuerdo,

y que llevan párrafos de contenido. Cuando ve un anillo de matrimonio, ¿qué

recuerda? ¿o la bandera de su país? ¿un monumento de homenaje a los

soldados de una guerra? ¿la Estatua de Libertad?

Las acciones también traen a la memoria ciertas verdades. Cuando

usted inclina la cabeza para orar, ¿qué está recordando? ¿Y cuando saluda

a la bandera? ¿Qué significa dar la mano cuando cierran un negocio?

Cuanto más cerca está la acción al hecho que se desea recordar, más fácil

será el recuerdo. Si alguna vez ha asistido a un seminario de Caminata

Bíblica, ha visto muchos objetos y acciones para ayudar a la memoria.

197

Maximizador 5: Narre los datos con una historia

Antes de la producción masiva de libros y la invención de la televisión,

la gente solía usar historias para traspasar datos, valores, costumbres y

tradiciones. Las historias era el papel en que se escribieron los datos para

la próxima generación. Las familias extendidas se unían para compartir una

y otra historia de las generaciones pasadas, para enseñar y ejemplificar

características deseadas de vida.

Cuando vemos cómo Dios reveló su verdad en la Biblia, impacta

inmediatamente el hecho de que la mayoría de la Biblia está en forma de

historias. Dios usó historias, tanto verídicas como imaginarias, para

traspasar Sus máximas a nuestras mentes, Su contenido a nuestra

conciencia.

En forma semejante, nuestras historias son tremendamente efectivas

como mecanismo de transferencia en la predicación, la enseñanza, y la

conversación normal. ¿Por qué lo que más recordamos de los sermones que

escuchamos son las historias? Olvidamos incluso los tres puntos y el poema.

Pero recordamos las historias.

¿Podría ser que el Señor creó la mente del hombre para recibir y

recordar información a través de las historias? Podría ser, y eso explicaría

por qué Cristo usó historias más que cualquier otra forma de comunicación.

Por lo tanto, nunca subestime el valor de las historias y las ilustraciones

y las parábolas. Reorganice su información en una narración, y puede hacer

que sea inolvidable.

¿Recuerde la parábola del buen samaritano? ¿o el hijo pródigo? ¿o la

parábola del sembrador? Posiblemente la próxima vez que enseñe, debe

seguir los pasos de Cristo, presentando su tema en historias. Entonces no

le incomodaría si sus alumnos solamente recordaran sus historias —porque

habrían aprendido la esencia de lo que quiere enseñarles.

198

Maximizador 6: Exprese los datos a través de la música

El mundo secular conoce el valor de la música para grabar un mensaje

en la mente del público. Escuche una hora de la radio o de la televisión, y

escuchará un sinfín de melodías. Son tan efectivas que nos encontramos

cantando las frases toda la semana —de memoria.

La música fue idea de Dios, y no ha sido usada solamente para el culto

y la adoración, sino también para facilitar la memoria de las palabras, la

voluntad, y el camino del Señor. El libro completo de los Salmos era el

himnario de los israelitas —revelado por Dios. El Nuevo Testamento nos

instruye a «ser llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con

himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros

corazones» (Efesios 5:18b–19).

Los himnos de la fe son sermones con música. Armonizan las ideas con

sonidos, y las encierran en nuestra memoria, después de cantarlos unas

pocas veces. ¿Quién no recuerda los himnos como «Sí, Cristo me ama», o

«Cuán grande es él»? Los compositores de nuestros himnos querían que

recordáramos un mensaje, así que le pusieron música para cantarlo.

De una manera semejante, cuando los maestros quieren que

recordemos un mensaje, también le pueden poner música. Lo más fácil es

usar una melodía conocida y usar sus palabras con ella. Después de cantar

la canción unas veces, sus alumnos ya tendrán memorizado el mínimo

irreducible.

Maximizador 7: Resuma los datos con diagramas y gráficos

Los diagramas y los gráficos ayudan a la memoria, mostrando

relaciones, proporciones, y dirección. Ponen datos en representaciones

visuales. Cuando los alumnos orientados a la vista tienen un maestro

orientado al audio, frecuentemente se quejan de que «no lo pueden ver».

Inconscientemente, están pidiendo una representación visual.

199

Las descripciones del templo en Ezequiel 40–48 y la Nueva Jerusalén

en Apocalipsis 21–22 son gráficas. Para entender lo que quiere decir el

autor, la mayoría de estudiantes de la Biblia sacan un papel y empiezan a

hacer un dibujo para aclararlo.

Cuando escribí los bosquejos para la versión inglesa de la Biblia, Open

Bible; Expanded Version [Biblia abierta; versión amplificada], incluí un

gráfico para cada libro de la Biblia. Muchas personas me han comentado

que estos gráficos ayudaron mucho a entender. La pizarra, transparencias,

y pancartas son formatos comunes para este método. Cuando se combinan

con aliteración, acrósticos, colores, diagramas y gráficos, son de gran ayuda.

Aquí se puede ver el libro de Génesis en forma de un gráfico simple.

Conclusión

En el momento que usted menos espera, su capacidad de enseñar

velozmente será más valiosa de lo que puede imaginar.

Estaba sentado frente al directorio de una fundación grande y

prestigiosa, para contestar sus preguntas acerca de nuestra solicitud para

una donación grande. Era la primera vez que me había presentado a este

directorio, y estaba muy nervioso.

200

Uno de los directores había mencionado en privado que no todos los

miembros estaban entusiasmados con la propuesta. Un miembro en

particular no la apoyaba, y me preguntaba cómo se manifestaría su actitud.

Los primeros tres minutos resultaron bien —entonces me hizo la

pregunta clave:

—Yo entiendo que usted enseña la Biblia en forma veloz. No creo que

me pueda enseñar velozmente el libro de Génesis.

Tenía todo el derecho a cuestionarlo. Buenas preguntas son signo de

buena mayordomía, y la fundación enfrente de mí era conocida por su

mayordomía cuidadosa.

Pero yo sentí que la decisión acerca de la solicitud estaba en juego, y

sentí que mi corazón iba a explotar.

—Sí, señor, creo que puedo enseñar la Biblia velozmente. Incluso, creo

que puedo enseñarle el libro de Génesis en cinco minutos.

Nadie se movió. Saqué mi reloj, y lo dejé en la mesa con confianza. No

era un momento para timidez.

Entonces respiré profundamente, oré millones de oraciones, sonreí, y

dije:

—Cinco minutos. Cuando terminen los cinco minutos, usted juzgará si

ha aprendido el libro de Génesis.

Sonrió un poco, pero capté que disfrutaba del momento.

Entonces durante cinco minutos, me olvidé de todos los demás, y me

concentré solamente en él. Estaba al otro extremo de la sala, sentado en un

sillón ejecutivo de cuero. Le enseñé, repasé, y le hacía preguntas. Repasé

un poco más, enseñé un poco más, siempre mirando el reloj, mientras

pasaban rápidamente los segundos.

Al final de los cinco minutos, tranquilamente me puse el reloj, y le

pregunté si podía decirme todo lo que había aprendido en los cinco minutos.

Se rió, y procedió a repasar todo lo que había enseñado. ¡Perfectamente!

201

Todos rompieron en aplausos de celebración, y yo respiré

tranquilamente de nuevo. En silencio, di las gracias al Señor, y miré la

votación del directorio.

Salí con una donación que era todo lo que había pedido.

¿Vale la pena la enseñanza veloz? ¡Absolutamente!

Preguntas para reflexión

1. El paso dos del método de la retención ocurre cuando el maestro reduce

el contenido al «mínimo». ¿Por qué piensa usted que tan pocos maestros

dan este paso? ¿Cuáles serían los resultados en la vida de los alumnos, si

el maestro considerara que lo más importante es que el maestro cubra la

materia, y no que los alumnos aprendan la materia?

2. Piense en los días cuando era alumno y tenía que estudiar intensivamente

a última hora para un examen. ¿Qué métodos usó para memorizar

rápidamente la información? ¿Cómo sería si usted usara los mismos

métodos para enseñar a sus alumnos ahora? ¿Cree que cambiarían sus

calificaciones?

3. Es la responsabilidad del maestro traspasar el contenido desde la memoria

a corto plazo hasta la memoria a largo plazo de los alumnos. La repetición

es la manera en que se memoriza la información a fin de cuentas. Haga una

lista de por lo menos veinte maneras en que usted puede repasar algún tema

con los alumnos. ¡Ocupe su imaginación!

4. Repase los siete maximizadores para el mejoramiento de la retención que

hemos estudiado. Póngalos en orden desde lo más fácil hasta lo más difícil.

¿Cuáles son las características de los tres más fáciles, en relación con los

202

tres más difíciles. Si no hubiera limitaciones de tiempo ni dinero, ¿cuál sería

su favorito? ¿Por qué?

5. Cuando el maestro enseña en forma veloz, capacita a los alumnos a

aprender en forma veloz. El único problema es que requiere más tiempo de

parte del maestro preparar la materia, y ocupa menos tiempo en el salón de

clases. ¿Cómo se sentirá en su día de jubilación si mira atrás a su vida,

dándose cuenta de que no ha usado estos principios en su enseñanza?

Desde la perspectiva de los alumnos ¿cuál sería la decisión que usted debe

tomar ahora?

203

CUARTA LEY

LA LEY DE LA

Ejecución

7

LA LEY DE LA EJECUCIÓN; MENTALIDAD,

MODELO Y MÁXIMAS

Cuando estaba en la escuela secundaria, la segunda cosa más grande

que un hombre podría hacer (después de tener una novia) era tener su

propio automóvil. Eso fue hace muchos años cuando la jerga era distinta y

la moda era diferente. En esa década de los sesenta, el automóvil más

popular era un modelo rural llamado «Woody», dado a conocer por los

cantantes famosos, los «Beach Boys».

Afortunadamente, nuestra familia tenía un «Woody». Durante meses,

rogaba a mis padres que me dejaran manejarlo a la escuela para lucirlo.

Finalmente me dijeron: «Bueno, si mantienes tus calificaciones altas, te

dejaremos usarlo en las últimas seis semanas del año».

¡Qué motivación! Trabajé con toda mi fuerza para mantener buenas

calificaciones. Al final del año, me entregaron las llaves.

Casi no podía dormir durante el fin de semana, y preparaba mi «Woody»

para su «debut». Mis padres no podían creer que el mismo joven que no

tenía energía para cortar el césped trabajara hasta las horas tempranas de

la mañana, limpiando y encerando el vehículo, afinando el motor, instalando

parlantes nuevos, cambiando el silenciador, y poniendo nueva alfombra.

Claro que fue mucho trabajo, pero valió la pena. Cuando fui a la escuela, me

sentí como si hubiera sido dueño del mundo.

204

Allí andaba yo, con el vidrio abajo, el brazo colgando afuera, y la radio

sonando tan fuerte que se podía escuchar por kilómetros. Fui a la playa de

estacionamiento de la escuela y paseé enfrente de todos, hasta llegar al

lugar donde estacionaban los alumnos mayores. Entonces hice lo que hacen

todos los alumnos —con el embrague en neutro, hice acelerar el motor para

que sonara fuerte. Más y más fuerte. Este era el rito típico. Todos los jóvenes

se acercaron, abrieron el capó, miraron el motor, e hicieron comentarios de

admiración. Entonces todos ellos también subieron los capós de sus

automóviles y aceleraron sus motores. Todos juntos quemamos galones y

galones de gasolina, sin movernos un centímetro. ¡Pero qué manera de

sentir el poder más increíble! Fue una gran inspiración, y valió cada gota de

gasolina.

Ahora si me encuentra hoy en día en el estacionamiento de la iglesia con

el capó arriba, acelerando el motor, con la música fuerte, probablemente se

preguntaría qué me pasa. Tales actividades son normales para un joven de

diecisiete años, pero no para un adulto mayor.

Cuando tenía diecisiete años, consideraba a un automóvil como un fin

en sí mismo. Me emocionaba más el sonido del motor que el transporte que

brindaba. Confundiendo un medio con el fin, mostraba mi inmadurez. El

propósito de un vehículo no es acelerar el motor, sino transportarnos de un

lugar a otro. El valor verdadero del vehículo está en la aplicación de su

motor, y no solamente en el motor mismo.

Hoy en día, desdichadamente, en la gran mayoría de los púlpitos y

salones de clase, aceleramos el motor, y nos emocionamos por el sonido

que hace, mientras la gente en el público está preguntándose: «¿Cuándo va

a llevarnos a alguna parte con esto?» Confundimos el medio con el fin. Nos

enredamos tanto en nuestro contenido que nos olvidamos del hecho de que

el propósito del contenido es un cambio de vida.

A nosotros los maestros nos gusta acelerar el motor —los tres puntos,

siete pautas, catorce claves. Con mucho orgullo presentamos nuestros

205

bosquejos que forman acrósticos, nuestros subpuntos, y nuestras

ilustraciones, como si fueran los nuevos parlantes y la nueva alfombra de un

vehículo. Los seminarios, las universidades y las conferencias están

preparando mejor que nunca a la gente. Pero cuando examina a sus

alumnos y a sus iglesias, verá más problemas que nunca. El abuso de

drogas y alcohol. Inmoralidad. Divorcio. Hijos rebeldes. Desordenes de

alimentación. Prioridades equivocadas. ¡Parece que la verdad sola no nos

ayuda mucho!

¡Juntémonos, cerremos el capó, subamos al automóvil, y vayamos hacia

nuestro destino! Cuando lo hagamos, cambiará nuestra manera de enseñar.

La mentalidad de la ley de la ejecución

Una mentalidad es una actitud u opinión que nos dirige. La mentalidad

común de la mayoría de los profesores, sean cristianos o seculares, es que

el propósito de la enseñanza es explicar y «cubrir» la materia. Para muchos

profesores, el énfasis de la enseñanza está claramente en el contenido.

Casi cada pregunta en las pruebas que se toman en nuestras escuelas

tiene que ver con el conocimiento. «Saber» es la esencia de ser educado,

según la mentalidad del profesor promedio. Pero ¿cuál es la mentalidad

correcta? ¿Dios desea que cubramos la materia, o tiene un propósito más

profundo y significativo para el profesor cristiano?

Creo que la mentalidad bíblica para el maestro cristiano no es

simplemente enseñar el contenido, sino también aplicar ese contenido. El

contenido tiene que ver con los hechos, la información, y la materia. La

aplicación tiene que ver con la sabiduría, la transformación, y la madurez. El

contenido es el «qué» y la aplicación es el «para qué». El contenido

típicamente es lo que conversaron en las clases, y la aplicación es

principalmente lo que se hace como resultado de las clases. El contenido

está centrado en «saber» y la aplicación está centrada en «ser» y «hacer».

206

Un versículo bíblico clave relacionado con este asunto es uno que usted

conoce, sin duda. Quizás lo haya memorizado, escuchado en sermones, y

enseñado en sus clases. Pero posiblemente no haya considerado cómo este

texto revela el deseo que Dios tiene para que se haga aplicación de la

verdad.

Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para

corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto,

enteramente preparado para toda buena obra. (2 Timoteo 3:16, 17)

Desgraciadamente, la mayoría tiende a pensar que este texto indica:

«Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar doctrina», y

nada más. Creemos que Dios nos ha dado la Biblia principalmente para

enseñar doctrina. Por lo tanto, cuando usted y yo enseñamos, tendemos a

explicar la doctrina, a explicar el significado del pasaje. Pero el problema es

que el texto de 2 Timoteo no está diciendo eso; enseña otra cosa.

Una manera de descubrir la idea principal de un versículo o un pasaje

es eliminar todos los adjetivos, los adverbios, las frases preposicionales, y

las cláusulas descriptivas. Muchas veces este ejercicio simple elimina

mucha confusión. Cuando aplicamos este método a 2 Timoteo 3:16, 17, la

oración dice:

La Escritura es inspirada y útil, a fin de que el hombre (de Dios) sea perfecto,

preparado.

Estudie estas palabras un momento. ¿Para qué propósito fue inspirada

la Biblia? ¿Para doctrina? No. ¿Para redargüir y corregir? No. Estos son

simplemente descripciones del concepto central, incluso preceden la frase

«a fin de que», probando claramente que no describen el propósito o la

meta.

Lo que dice este texto es que la Palabra de Dios fue inspirada para dos

propósitos:

1. A fin de que el cristiano sea perfecto;

2. A fin de que el cristiano sea preparado.

207

¿Las palabras perfecto y preparado están centradas en «saber» o en

«ser y hacer»? Correcto —las dos apuntan completamente a lo que sucede

en la vida del creyente sobre la base del contenido. La preocupación

principal de Dios no es el contenido, sino la ejecución del contenido a la vida.

Por lo tanto, la gran mayoría de profesores —sean cristianos o no—

están en el camino equivocado con respecto a los propósitos de Dios,

cuando enseñan principalmente para que «sepan». A menos que enseñen

con el mismo propósito por el cual fue escrita la Biblia, estarán trágicamente

en conflicto con Dios.

El modelo de la ley de la ejecución

¿Qué debemos hacer los profesores? Se nos encomienda la enseñanza

de la Biblia y su aplicación a la vida, para que el alumno cambie, siendo más

completo y mejor equipado. Esa es la meta de la comunicación de la verdad.

Examinemos este pasaje en detalle en el modelo de la ley de la ejecución,

para descubrir cosas nuevas.

La fuente: La revelación inspirada de Dios para creyentes

La Biblia es la Palabra de Dios. Fue entregada por Dios e inspirada por

él. Dios, usando a los autores humanos como instrumentos, decidió qué

verdad quería entregar a su pueblo en forma escrita. La Palabra de Dios es

la regla para medir toda la vida y toda enseñanza. Es el tema de nuestra

enseñanza.

Las Escrituras son la fuente principal para el maestro cristiano, para que

desarrolle a los alumnos hasta que sean perfectos y preparados. Como

enseña Romanos 12:1–2, la transformación ocurre a través de la renovación

de nuestras mentes, poniéndose de acuerdo con las Escrituras. ¡La Biblia

es la base para todo cambio de vida!

208

La metodología: cómo aplicar la Biblia a la vida del creyente

¿Cómo enseño la Palabra de Dios para que el hombre de Dios sea

cambiado, preparado, perfeccionado? 2 Timoteo 3:16, 17 menciona cuatro

métodos principales de aplicación que podemos usar para lograr los

cambios en el carácter y la conducta del creyente. Enseñar y corregir se

refieren principalmente a la creencia, mientras redargüir e instruir en justicia

se refieren principalmente a la conducta.

Creencia

• «Enseñar» (didaskalían) significa enseñanza, instrucción, lo que se

aprende, lo que se mantiene puro y se defiende contra herejías. Este tipo de

enseñanza ocurre cuando el maestro explica la Palabra de Dios al hombre

de Dios, mostrándole las verdades que debe creer. Este término se usa

también en Romanos 15:4, refiriéndose a la Palabra escrita para que

aprendamos, y en 1 Timoteo 4:13, 16 donde Pablo anima a Timoteo a

atenderlo y hacerle caso.

• «Corrección» (epanorthosin) consiste en tres palabras griegas que

significan «hacer derecho de nuevo». Su meta es arreglar, levantar a los

caídos, corregir a los que están en error. Este es el único lugar donde se usa

el término en el Nuevo Testamento, y significa corregir falsas doctrinas o

creencias que uno sostiene.

• El propósito de la enseñanza es explicar la verdad. Es el lado positivo:

«Esta es la comprensión correcta de la verdad». La corrección es lo opuesto

de la enseñanza: «Lo que usted cree no es bíblico. Al contrario, la Biblia

enseña…» Tanto la enseñanza como la corrección se relacionan

principalmente con las creencias del cristiano.

Conducta

• La «instrucción en justicia» (paideian) se refiere a la crianza y significa

«entrenamiento de niños». Su énfasis está en guiar a los creyentes en el

camino de Dios, e incluye el castigo y la disciplina. Según un diccionario

griego autoritativo, este término describe «todo el entrenamiento y la

209

educación de niños relacionados con el cultivo de la mente y los principios

morales, las órdenes y admoniciones, la reprensión y el castigo; lo que

también cultive el alma en adultos, especialmente el aumento de la virtud».

Usos clave de esta palabra se encuentran en Efesios 6:4 y en Hebreos 12:5,

8.

• «Redargüir» (elegmos) habla de la condena o el castigo de un pecador.

Significa amonestar a alguien que está en pecado o convencer a una

persona de su error y ayudarle a volver al camino correcto. Este es el único

uso de la palabra en el Nuevo Testamento.

Instruir y redargüir se refieren principalmente a la conducta. Instruir hace

referencia a algo positivo, redargüir a algo negativo. Instruir significa

entrenar al cristiano para vivir para Cristo diariamente. Redargüir impide al

cristiano que se conduzca inapropiadamente y trata de restaurar su

conducta de acuerdo con los mandamientos de Cristo.

Estos son los cuatro métodos principales para producir cambios

permanentes en el hombre o la mujer cristiana. Incluyen la creencia y la

conducta, animando lo positivo y corrigiendo lo negativo. Cuando entendí

esto y empecé a usarlo, volví al camino correcto acerca de la aplicación

bíblica.

Ya que la Biblia fue dada para cambiar nuestras vidas, y ya que estos

cuatro métodos son universales, los libros de la Biblia caben en estos cuatro

métodos de aplicación. Por ejemplo, ¿en qué categoría está 1 Corintios?

Redargüir. (Dice, «¡No hagan esto!») ¿Dónde pondría Romanos,

especialmente los capítulos 1–11? Enseñanza. (Esto es lo que deben creer.)

¿Y Filipenses? Sí, instrucción en justicia. (Así deben vivir). ¿Y Gálatas? Es

corrección. (Dejen de creer esa doctrina incorrecta.) No encontrará ningún

pasaje extenso en la Biblia que no caiga en uno de estos cuatro métodos,

porque así ocurre la enseñanza para cambiar vidas —como padres, como

profesores, o como predicadores.

210

Entonces, ¿cuál es el propósito de la Biblia? Desgraciadamente,

normalmente lo perdemos. Sí, es bueno memorizar la Palabra de Dios. Pero

ese no es el fin principal. Sí, es bueno estudiar la Biblia. Pero tampoco ese

es el fin principal. La Palabra de Dios fue dada con un solo propósito principal

—cambiar la vida del cristiano para que sea más como Cristo, y para que

haga más para Cristo.

Por lo tanto, la próxima vez que enseñemos, si queremos usar la Biblia

con el mismo propósito por el cual fue entregada, debemos apuntar a una

cosa: ¡un cambio de vida! La gran mayoría de profesores, sin embargo,

apuntan a la comprensión de la verdad, y se preguntan por qué esa

comprensión no resulta en un cambio de vida. Piensan que el propósito de

la Biblia es adoctrinar en vez de aplicar; piensan que basta con el contenido.

El contenido rara vez desarrolla un cambio permanente en la vida, si no va

acompañado de una aplicación cuidadosa y bíblica.

El resultado: cristianos maduros y preparados

Pablo dice que la meta es que «el hombre de Dios sea perfecto,

enteramente preparado para toda buena obra». La palabra griega detrás de

«perfecto» es artios, que significa adecuado, completo, suficiente, capaz de

realizar lo exigido. Generalmente esto se refiere al carácter —quién es la

persona. El carácter del alumno será transformado una y otra vez para que

sea conforme a la imagen de Cristo. Esa es la meta principal de Dios.

La segunda meta es que el hombre sea «enteramente preparado». Esto

viene de la palabra griega exertismenos, que está relacionada con la misma

palabra raíz que artios. Significa completamente equipado, totalmente

vestido, con suficientes recursos — ¿para qué?— para realizar toda buena

obra. Es decir, que la conducta del creyente es apropiada y activa en el

servicio del Señor.

Dios nos dio la Biblia para lograr dos metas —cambiar el carácter (quién

soy) y cambiar la conducta (lo que hago). Si el alumno no está siendo

211

transformado a la imagen de Cristo, si no es más como Dios en su carácter,

y si no está siendo capacitado para un servicio más eficaz, entonces no

estamos permitiendo que las Escrituras cumplan su propósito en la vida de

ese creyente.

Estos conceptos están resumidos en el modelo de la ley de la ejecución.

A la izquierda el libro abierto representa el «recurso» que es la Palabra de

Dios, dada por Dios, e inspirada por Dios.

El cuadro a la derecha representa el «resultado» de la enseñanza bíblica

eficaz: el hombre de Dios es transformado tanto en su carácter (quién es)

como en su conducta (lo que hace).

El «método» para lograr esto es cambiar primero la creencia del hombre,

lo cual se obtiene al enseñar correctamente y al corregir la doctrina errónea.

Con esta base, se le podrá instruir en justicia y redargüir cuando está

viviendo en pecado.

Cuando enseña, entonces, asegúrese de que sus metas siempre son las

de Dios —que está enseñando para cambiar vidas a través de aplicaciones

poderosas basadas en las Escrituras. Nunca diga solamente: «Voy a

explicarles este pasaje», y nada más. Solamente habrá acelerado su motor.

La Biblia no fue dada para nuestra información, sino para nuestra

transformación.

212

Esta ley ha revolucionado mi vida y mi ministerio. Antes yo enseñaba y

predicaba para entregar información. Solamente desde que aprendí y

empecé a practicar lo que estoy por comunicarles, he podido experimentar

el gozo de ver cambios permanentes en mis alumnos. Mi oración es que,

mientras lee estas siete máximas de la ley de la ejecución, el Señor lo

capacite para aprender el revolucionario método de esta ley en el siguiente

capítulo.

Las máximas de la ley de la ejecución

D. L. Moody tuvo razón cuando dijo: «La Biblia no fue dada para nuestra

información, sino para nuestra transformación». Dios no nos dio la Biblia

para decirnos lo que pasó en el pasado, sino para capacitarnos para vivir en

el presente, a la luz del futuro.

Máxima 1: La aplicación es la razón principal para la revelación

de Dios

Cuando usted y yo nos presentemos delante del Señor para rendir

cuentas por nuestras vidas, ¿cree usted que él va a entregarnos una prueba

con preguntas de selección múltiple? ¿Cree que va a pedir que nombremos

los libros de la Biblia, que nombremos los doce discípulos, o que

describamos la rueda de Ezequiel? ¡Por supuesto que no! Entonces, ¿por

qué tantas clases se dedican a enseñar estos datos, y no a enseñar los

asuntos que realmente serán importantes en el Examen Final?

Recuerdo cuando mis hijos, Dave y Jenny, volvían de la escuela

dominical sin mucho interés, durante semanas. Siempre preguntábamos,

como todos los padres:

—¿Qué aprendieron en la escuela dominical?

—Nada, papá. Ya conocíamos la historia.

213

Al principio, nos agradaba, porque nos hacía sentir que estábamos

enseñando bien a nuestros hijos. Pero después de escuchar la misma

conversación durante varias semanas, empezamos a preocuparnos. Sus

maestros habían limitado la enseñanza a contar las historias bíblicas.

Estaban usando mal la Biblia, porque dieron solamente el primer paso, el de

contar los hechos. La razón principal por la que debíamos contar esas

historias era para que Dave y Jenny maduraran como cristianos.

Esto pueda sorprender a algunos maestros de la escuela dominical, pero

yo no creo que estuvieran enseñando la Biblia a nuestros hijos. Les

contaban historias bíblicas. Hay una diferencia increíble entre enseñar los

hechos y enseñar algo que cambie nuestras vidas. El hecho de conocer las

historias no cambia la vida de nadie —¡una visita a una clase de una

universidad secular acerca de la «Biblia como literatura» no le convencerá

de nada!

Según 2 Timoteo 3:16, 17: «Toda la Escritura» fue inspirada por Dios

para que «la gente de Dios» pueda llegar a ser como «el Hijo de Dios». Dios

dio la Biblia, no para entregar contenido, sino para transformarnos a la

imagen de Cristo. Enseñar solamente para informar significa enseñar en

contra del propósito revelado por Dios.

No utilice mal el libro de Dios para lograr sus propios propósitos. En

cualquier momento que alteremos los propósitos de Dios, estamos en

peligro. Debemos enseñar las Escrituras correctamente, es decir,

enseñarlas para producir cambios permanentes en las vidas.

Máxima 2: La aplicación es la responsabilidad del maestro

Ya que la Biblia fue dada para el propósito de la aplicación, la persona

que la enseña debe honrar ese propósito y cumplirlo. No obstante, yo

encuentro que la gran mayoría de maestros no piensa que es su

responsabilidad hacer la aplicación. La aplicación debe ser la

214

responsabilidad de otra persona, algún agente secreto que hace que suceda

la aplicación en forma misteriosa.

Hasta entender este principio, no lo consideraba mi responsabilidad

tampoco. Recuerdo un debate emocionado con un hombre cristiano de edad

avanzada, después de que me había escuchado enseñar sólo contenido sin

aplicación, terminando la clase con esa cláusula maravillosa que cubre todo:

«Y ahora que el Espíritu Santo aplique esta verdad a nuestras vidas». Con

una leve sonrisa, me preguntó si yo quería ver alguna vez la respuesta a esa

oración.

—Por supuesto —dije—, ¿quién no quisiera ver eso?

—¡Espere un poco, porque usted es la respuesta de su propia oración!

Explicó que el Espíritu Santo quería aplicar la verdad, pero que su

instrumento principal era el mismo maestro que la enseñaba. Terminé esa

conversación convencido de que no debía esperar que Dios hiciera lo que

me había encomendado a hacer. El Espíritu Santo obra a través del proceso

de aplicación del maestro.

La diferencia entre enseñar contenido y enseñar aplicación es

asombrosa. El maestro de contenido piensa que su responsabilidad es cubrir

la materia y explicar la información. El maestro de aplicación piensa que su

responsabilidad es aplicar la información para traer cambios permanentes

en sus alumnos.

El apóstol Pablo entendió que la aplicación era la responsabilidad

principal del maestro: «a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y

enseñando a todo hombre en toda sabiduría, [¿para qué?] a fin de presentar

perfecto en Cristo Jesús a todo hombre; para lo cual también trabajo,

luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí»

(Colosenses 1:28, 29).

Posiblemente la razón que no experimentamos el poder sobrenatural de

Dios al enseñar, es que hemos usado mal el Libro de Dios, impidiendo su

unción. Él no necesita informadores, sino transformadores.

215

Jesucristo nos ha delegado esta responsabilidad de aplicar la verdad

para cambiar vidas en su famosa gran comisión (Mateo 28:18–20). ¿Se

acuerda cómo nos indicó que debemos enseñar? «Enseñándoles que

guarden todas las cosas que os he mandado.…» Cristo fue muy claro.

Quiere que sus maestros enseñen para que los alumnos

«guarden/hagan/obedezcan» todas las cosas que dijo. Cuando nuestros

estudiantes «guardan», significa que aplican la verdad.

No solamente Pablo enseñaba para cambiar vidas, sino también Pedro,

Santiago, y Juan. Los discípulos del primer siglo y los discípulos del siglo

veintiuno siguen los pasos del Maestro —enseñan para cambiar vidas.

Máxima 3: La aplicación y la información deben estar

apropiadamente equilibradas

Si los maestros quieren aplicar lo que enseñan, entonces ¿cuánto

tiempo de la clase debe ser dedicado a la aplicación?

Antes de dar la respuesta, permítame hacerle otra pregunta. ¿Qué

porcentaje de una clase normal de la escuela dominical o de un sermón

estará dedicado al contenido (lo que la Biblia significa), comparado con la

aplicación (cómo debo vivir)? Piense en las últimas clases y sermones que

ha escuchado. ¿Cuál recibió más tiempo: el contenido o la aplicación?

He hecho esta pregunta a miles de personas alrededor del mundo, y la

respuesta ha sido sorprendentemente igual —90% contenido y 10%

aplicación. Frecuentemente, cuanto más un grupo cree que la Biblia es la

Palabra inspirada de Dios, cuanto más alto es el porcentaje de contenido,

incluso a veces hasta 95%.

Durante muchos años yo dedicaba 99% al contenido, ¡y estaba orgulloso

de eso! No quería quitar tiempo de la «verdadera enseñanza» para perder

tiempo en las cosas prácticas. Pero en medio de este peregrinaje encontré

algo que me asombró.

216

Recuerdo el día exacto en que este descubrimiento empezó a aclararse

para mí. Me sacudió tan profundamente que nunca me he recuperado. Pedí

a mi secretaria que me escribiera tres sermones recientes de Charles

Swindoll, alguien que yo considero uno de los predicadores más eficaces en

el país. Entonces, nuestro editor en aquel tiempo, Larry Libby, y yo tomamos

esos sermones y empezamos a destacar las partes de contenido en color

naranja y las partes de aplicación en color amarillo.

Fue una tarde fascinante. ¿Qué porcentaje sería aplicación? ¡Más de

50%! ¡Seguramente nos habíamos equivocado! Empezamos a investigar

otros predicadores conocidos como Charles Stanley y Howard Hendricks.

Los resultados eran similares. Incluso, ¡algunos de los mejores sermones

tenían 75% de aplicación!

No pude creer lo que estaba encontrando. Revisé un poco de historia

eclesiástica y saqué una lista de predicadores que habían sido usados

mucho por Dios en sus generaciones. Predicadores y maestros como D. L.

Moody, Jonathan Edwards, Charles Finney, Charles Spurgeon, John

Wesley, Dietrich Bonhoeffer, A. W. Tozer, y Oswald Chambers. ¿Cuál era el

porcentaje? Seguramente, pensé, ¡muchos de estos hombres cabían en la

categoría de los que predicaban 90% contenido!

Empecé con D. L. Moody, uno de mis favoritos. Hicimos copias de sus

sermones y nos pusimos a trabajar, destacadores en mano. ¡Qué sorpresa!

Moody —que muchos consideran la voz cristiana más importante del siglo

diecinueve —¡dedicaba más de 70% a la aplicación! Sin excepción, no había

ninguno de 90% en el grupo. Todos dedicaban entre 45% y 75% a la

aplicación. En la mayoría de los casos, había mucho más aplicación que

contenido.

¿Podría ser una característica universal de los comunicadores que

habían sido ungidos por Dios de manera especial a través de la historia de

la iglesia? Si es así, entonces estoy mal —junto con la mayor parte de los

cristianos.

217

Pero eran solamente hombres, razoné. ¿Dónde está el versículo bíblico

que revela el porcentaje correcto de aplicación? ¿Cuál es la voluntad de Dios

para los maestros? Pasaron varios días mientras buscaba una respuesta

bíblica para esta pregunta crucial. No hay muchos sermones en la Biblia

para ayudar. Finalmente, me di cuenta de que las epístolas son, en realidad,

sermones escritos. Posiblemente la respuesta esté en ellas.

¿Puede usted imaginar cuando el correo entregaba una de las cartas de

Pablo? La iglesia probablemente abandonaba su orden de culto para esa

semana, y decidía leer la carta en voz alta. Estoy seguro de que les gustó

Efesios, pero ¿puede imaginar cómo se sentían los que cuidaban a los niños

cuando llegó Romanos, con dieciséis capítulos?

¡Con eso tenía mi respuesta! Solamente tenía que encontrar la

proporción entre contenido y aplicación en esos sermones inspirados por

Dios. Finalmente podría probar mi teoría del 90%. No sabía que iba a

encontrar la sorpresa de mi vida.

Empecé con Romanos, porque es el libro más doctrinal en la Biblia.

¡Seguramente el contenido reinaba allí! Con mis destacadores naranja y

amarillo, empecé a analizar los dieciséis capítulos de Romanos. No fue difícil

determinar cuáles eran los capítulos de contenido y cuáles eran de

aplicación:

Capítulo 1 – contenido

Capítulo 2 – contenido

Capítulo 3 – contenido

Capítulo 4 – contenido (Estaba entusiasmado; ¡iba a llegar a 90%!)

Capítulo 5 – contenido

Capítulo 6 – aplicación

Capítulo 7 – aplicación

Capítulo 8 – aplicación

Capítulo 9 – contenido

Capítulo 10 – contenido

218

Capítulo 11 – contenido

Capítulo 12 – aplicación

Capítulo 13 – aplicación

Capítulo 14 – aplicación (¿Qué sucede aquí?)

Capítulo 15 – aplicación

Capítulo 16 – aplicación

¡Cuéntelos, amigo! El libro de la Biblia más pesado en contenido

contiene ocho capítulos de contenido y ocho capítulos de aplicación. ¡50–

50!

Inmediatamente vino a la mente Efesios, el segundo libro más doctrinal

del Nuevo Testamento. ¡Seguramente tendrá más contenido! Pero los tres

primeros capítulos son de contenido y los últimos tres son de aplicación. 50–

50. El Señor estaba captando mi atención.

Decidí ver la carta de Santiago. No pude creerlo cuando encontré que

los cinco capítulos están llenos de aplicación. No quise contarlo. Se acerca

a 80%.

Investigué 1 Pedro. Más de 60% aplicación.

Todas son iguales: cada una de las epístolas del Nuevo Testamento

consisten de tanto o más aplicación que contenido. La verdad me estaba

acorralando rápidamente. La convicción me inundaba como un aluvión.

En un acto final de desesperación, saqué fotocopias de los sermones

principales de Jesús. El Sermón del Monte (Mateo 5–7) tenía más de 65%

de aplicación. El discurso en el aposento alto (Juan 13–17) me pasmó con

su aplicación. Uno y otro pasaje reflejaba el mismo porcentaje. ¡Cristo era el

rey de la aplicación! Nunca encontramos a Jesús simplemente explicando el

Antiguo Testamento o revelando la información del Nuevo Testamento como

un fin en sí mismo. Su contenido siempre provee una base para la

aplicación.

Hasta ese momento, esta investigación había sido un ejercicio

académico. En realidad yo quería justificar mi propia práctica. Pero las

219

escamas caían de mis ojos; donde sea que miraba, veía el corazón de

Maestro en Dios por primera vez. Ahora estaba entendiendo por primera

vez. Dios me estaba convenciendo. Y la fuerza pesada de lo que había

estado haciendo durante tantos años me atravesó el corazón. Me encontré

en el suelo de mi oficina en medio de la noche, con lágrimas de

arrepentimiento.

Aún ahora, al escribir esto más de una década después, me conmueve

pensar en esa experiencia de descubrir una verdad tan esencial. Ha

cambiado mi vida y mi ministerio para siempre.

¿Dónde está usted en esto? Si se encuentra bajo la convicción de que

el Señor quiere que usted cambie el propósito y la proporción de su

enseñanza, entonces está experimentando la misma obra de gracia que yo

experimenté.

Ahora permítame hacerle una pregunta importante, llena de aplicación:

¿Está dispuesto a comprometerse con el Señor que desde ahora en

adelante, enseñará y predicará con un equilibrio apropiado entre información

y aplicación, 50–50, y no 90–10? ¡Tal compromiso cambiará su enseñanza

para el resto de su vida!

Antes de dejar esta máxima, sin embargo, por favor recuerde que este

asunto de equilibrio es una pauta general, y no una regla estricta. A veces

su clase puede ser como Santiago, con casi 80% de aplicación, y a veces

puede ser más como Hebreos, con más de 90% contenido. Relájese. No

permita que caiga en la trampa de los fariseos, haciendo que pautas

generales se conviertan en lista de leyes rígidas que el Señor nunca ordenó.

Solamente debe tener en mente cuando piensa en su enseñanza durante

los últimos meses, que debe estar apropiadamente equilibrada.

220

Máxima 4: La aplicación enfoca la Escritura hacia las

necesidades de los alumnos

Dios dio la Biblia para cambiar nuestras vidas. Los maestros son

responsables por la aplicación de las Escrituras. Por lo menos el 50% de

nuestras presentaciones debe ser aplicación. Pero ¿cómo se sabe cómo

enfocar la aplicación? La quinta ley del aprendizaje, la ley de la necesidad,

presenta un análisis completo de este asunto, pero por lo menos podemos

tocar el tema inicialmente.

La característica más importante de la aplicación, además del hecho de

que sea bíblica, es que sea apropiada para los oyentes. Las aplicaciones

de Juan 15 (la parábola de la vid y los pámpanos) para una clase de niños

de siete años de edad serán diferentes de las aplicaciones del mismo

pasaje para un grupo de matrimonios mayores de edad. La edad guía la

aplicación. El propósito guía la aplicación. Considere cómo aplicar Juan 15

en una conferencia de padres y profesores en una escuela, o en un estudio

bíblico para ancianos. Las necesidades de los alumnos deben ser el

ingrediente más importante para determinar lo que debe ser la aplicación.

Todo está relacionado como una intrincada telaraña. Cuando reina el

contenido, sus necesidades son las más importantes. El único problema es

que el contenido no tiene necesidades. Cuando la aplicación reina,

entonces las necesidades de los alumnos son lo más importante, porque

son ellos quienes deben recibir la aplicación y actuar de acuerdo con ella.

Las aplicaciones que influyen para hacer cambios permanentes son las

que están enfocadas con más precisión hacia el punto de necesidad más

grande de los alumnos. Cuando lea la ley de la necesidad en el Capítulo 9,

descubrirá cómo la enseñanza de Cristo apuntaba a las necesidades de la

gente, usando cinco pasos revolucionarios que usted puede usar la

próxima vez que enseñe.

221

Máxima 5: La aplicación tiene su máxima influencia cuando el

alumno ve la base bíblica por sí mismo

Una de las razones principales por las cuales muchas aplicaciones

buenas no producen cambios es que no tienen el espíritu auténtico de «así

dice el Señor» detrás de ellas. De alguna manera hemos perdido el requisito

más básico de todos para la enseñanza cristiana. Nos hemos desviado de

la necesidad absoluta de asegurar que nuestros alumnos vean por sí

mismos que hemos desarrollado nuestras aplicaciones directamente de la

Biblia misma. Es poco común que los alumnos salgan después de una clase

o un sermón diciendo: «Debo hacer esto porque el Señor me dice que debo

hacerlo —aquí mismo en este versículo». Para que nuestras aplicaciones

tengan el máximo impacto, deben tener la autoridad de la Biblia en,

alrededor, debajo, y detrás de ellas.

Hace poco enseñé el curso de Las siete leyes del aprendizaje en las

Filipinas a líderes cristianos de más de cien países. El domingo en la

mañana muchos fuimos al culto en una iglesia local en Manila. El pastor

abrió su Biblia, leyó ocho versículos, cerró la Biblia, y la puso debajo del

púlpito. Su mensaje fue elocuente, sí. Pero ¿cambió vidas? No, porque no

tenía la autoridad divina detrás de sus palabras.

Su sermón fue bíblico. Su sermón fue ortodoxo. Su sermón fue bien

organizado. Pero nunca nos llevó a la montaña. Nunca puso la voluntad de

Dios directamente delante de nuestros ojos. Los hombres, las mujeres, y los

jóvenes que tenían hambre no comieron del maná celestial. En vez de

entregar la Palabra de Dios, entregó su propia palabra. Escuchamos la voz

de un hombre cuando lo que queríamos escuchar era la voz del

Todopoderoso.

Pocos hablan por el Señor hoy en día. Al contrario, muchos suben los

peldaños de la escalera para tener una plataforma para sus propios

pensamientos. Hemos decidido que seremos nosotros la Palabra. Así que

222

cerramos el Libro de Dios, abrimos nuestras bocas, y nos preguntamos por

qué no hay poder.

Amigos, a menos que nuestros alumnos tengan contacto directo con los

versículos bíblicos por sí mismos, y vean lo que dice la Biblia, temo que

habremos predicado nuestro mensaje y no el mensaje de Dios. La Biblia

puede permanecer abierta en nuestro púlpito, pero su Palabra permanece

cerrada.

¿No somos nosotros los Moisés modernos? ¿No hemos sido llamados

a reunir a la gente y decirles lo que ha ordenado el Señor? Estoy seguro de

que los israelitas salieron del monte de Sinaí seguros de una cosa: que

habían escuchado una palabra del Señor. No de Moisés, ni de los ángeles,

ni de un profesor o predicador — habían escuchado la Palabra del que mora

en la montaña santa. Pero no se olvide —¡Moisés lo dijo!

¿No nos ha llamado Dios a su montaña santa, encomendándonos un

mensaje —no de las dos tablas, sino de los sesenta y seis libros— y nos ha

comisionado a enseñar «que guarden todas las cosas que os he mandado»?

Cuando entre al salón de clases, asegúrese de que haya recién bajado de

esa montaña —que su cara esté brillando y su corazón ardiendo.

Hábleles. Han venido a escuchar lo que dice el Señor… a través de

usted.

Máxima 6: La aplicación que ha tenido un impacto en la vida del

maestro tiende a impactar más eficazmente en la vida del

alumno

Esta máxima es lado inverso de la máxima anterior. Las aplicaciones son

más eficaces, no solamente cuando el alumno escucha algo del Señor, sino

también cuando escucha el mensaje a través de alguien que ya ha recibido

el impacto de la verdad que está enseñando.

223

El maestro es el mediador del mensaje. Está entre el Señor y su pueblo.

Es el mecanismo de comunicación que el Señor ha dado a la iglesia. El

maestro del Señor es el vínculo vivo entre la Palabra de Dios y el Pueblo de

Dios.

Los maestros no pueden mejorar las Escrituras, pero pueden

contaminarla. Un cristiano que está viviendo en pecado estorba la

comunicación. Está bloqueada en ambas direcciones —la bloquea no

solamente para con el Señor, sino también para con el pueblo. Cuanto más

nuestro carácter refleja el carácter de Cristo, más claro es el mensaje.

El maestro puede ahogar la comunicación de las Escrituras en una de

cuatro maneras. Primero, el carácter del comunicador puede suavizar el

impacto de la aplicación, si los alumnos no perciben la integridad del

maestro. ¿Será auténtico? Si usted no es auténtico, entonces sus alumnos

no creerán el mensaje tampoco. Una persona falsa entrega un mensaje

falso. Los hipócritas corrompen la proclamación. «Lo que eres habla tan

fuerte que no puedo escuchar lo que dices.»

Segundo, la conducta del comunicador puede bloquear la Biblia si el

maestro es culpable de conducta pecaminosa. Si el maestro está pecando

abiertamente, entonces el mensaje frecuentemente produce alienación del

Todopoderoso. La conducta carnal no solamente apaga el Espíritu del

Señor, sino también apaga el espíritu del pueblo de Dios.

Tercero, la comunicación del maestro puede dañar el mensaje. Un estilo

pobre puede minimizar un gran mensaje. La comunicación aburrida y

monótona puede hacer dormir a cualquier público.

Cuarto, el grado de cambio en el comunicador, debido a su obediencia

a la Palabra, o limita o libera la verdad en el corazón de los oyentes. Si la

verdad ha transformado al maestro, entonces la verdad tiene más

probabilidad de transformar a los alumnos. Por eso, cuando alguien utiliza

la materia de otra persona, el mensaje no tiene poder. A menos que sus

propias huellas estén en él, y a menos que haya hecho alguna diferencia en

224

su vida, usted puede contar con el hecho de que no causará cambios en la

vida de sus alumnos.

Cuando enseñamos, la gente constantemente investiga nuestra

integridad. Están preguntando: «¿Usted practica lo que predica, o solamente

le gusta predicar?» ¿Le gusta dictar clases acerca de la verdad, o vive la

verdad antes de hablar de ella? Pablo tenía una filosofía clara con respecto

a esto. Dijo: «Porque no osaría hablar sino de lo que Cristo ha hecho por

medio de mí para la obediencia de los gentiles, con la palabra y con las

obras.…» (Romanos 15:18).

Trágicamente ha ocurrido un divorcio entre la conducta y la

comunicación de muchos maestros. Hemos separado lo que el Señor ha

unido. Hemos comunicado que creemos que el carácter no está relacionado

con el contenido.

¡Qué hipocresía! ¡Qué manera de deshonrar al Señor! Para ver qué

piensa el Señor de esta mancha sobre su integridad, lea los requisitos para

liderazgo en la iglesia en 1 Timoteo 3 y Tito 2. O lea las palabras cortantes

de Jesús en Mateo 23 a los que enseñan la verdad mientras practican una

mentira.

¡El carácter es el prerrequisito principal para comunicar Su mensaje! El

maestro que sigue al Maestro de maestros se da cuenta de que el qué y el

cómo de la lección son importantes, el quién del maestro que comunica la

lección es aun más importante.

Hay tres pasos prácticos que puede seguir un maestro para asegurarse

de que ha obedecido la verdad antes de enseñarla. La verdad es imitada

más que aprendida, porque la vida comunica más que los labios. ¿Cómo,

entonces, puede enfocar su vida y sus lecciones con eso en mente?

1. Prepare sus lecciones durante toda la semana antes de enseñar. Ya

que las aplicaciones más potentes son influenciadas por la manera en que

lo han impactado a usted, entonces olvídese de la preparación del sábado

en la noche o el domingo en la mañana. Dios no hace que la verdad llegue

225

a ser auténtica en forma milagrosa mientras dormimos el sábado en la

noche. Debemos darle suficiente tiempo al Señor para que obre en nosotros

y por medio de nosotros.

Asistí a la celebración del vigésimo aniversario del ministerio de un

pastor de una iglesia grande y viva. Había miles reunidos en un gran salón

de baile en Atlanta. Fue una noche de mucho amor y respeto mutuo entre el

pastor y su congregación. Cuando el pastor le dio gracias a su congregación,

dijo: «Saben, amigos, no soy especialmente inteligente. No soy el predicador

más elocuente. Pero hay algo que yo hago cada lunes en la mañana cuando

me levanto de la cama. Me pongo de rodillas y pregunto al Señor: “¿Qué me

vas a enseñar esta semana para compartir con Tu pueblo el próximo

domingo?”»

Le dije a mi esposa: «Ese es el secreto del ministerio poderoso de este

hombre». El secreto no estaba en lo que hacía en el púlpito el domingo

delante de miles de personas, sino que estaba en lo que hacía de rodillas el

lunes delante del Trono. Por lo tanto, empiece a prepararse para la clase de

la próxima semana en el momento que termine la clase de esta semana.

2. Pida al Señor que durante la semana, aplique a su propia vida la

verdad específica que va a enseñar. Pida a Dios que la haga real para usted.

Usted puede estar seguro de que el Señor contestará esa oración, porque

está en el centro de Su voluntad. El Señor no quiere nada más que la

obediencia de sus hijos.

Cuando permitimos que Dios aplique la verdad que enseñamos a

nuestras propias vidas primero, seguimos el ejemplo de Pablo, que enseñó

para cambiar vidas: «Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad a los que así

se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros» (Filipenses 3:17).

Pablo quería que todos enseñáramos para cambiar vidas, y no solamente

para comunicar información. Dijo: «presentándote tú en todo como ejemplo

de buenas obras; en la enseñanza mostrando integridad, seriedad, palabra

sana e irreprochable, de modo que el adversario se avergüence, y no tenga

226

nada malo que decir de vosotros» (Tito 2:7, 8). Quizás tal integridad de vida

nos permita enseñar con integridad.

Tanto la vida como los labios del maestro comunican la verdad. Cuando

comunican la verdad en armonía, el poder de Dios se libera a través del

maestro cristiano.

3. Comunique con toda su mente, su voluntad, y su emoción las

aplicaciones que Dios le ha enseñado en la Biblia. El contenido viene de las

Escrituras y la comunicación viene de su vida. Asegúrese de comunicar con

pasión y fervor lo que ha aprendido en su propia experiencia.

Los maestros casi universalmente sobreestiman el poder de sus

palabras y subestiman el poder de la emoción que fluye detrás de sus

palabras. Como presentaremos en el próximo capítulo, el cambio de vida no

sucede solamente cuando una persona cambia su manera de pensar, sino

también cuando son movidos emocionalmente. Libérese de la esclavitud del

enfoque de la enseñanza que pone el énfasis en el pensamiento. Ocupe su

vida entera para tocar la vida de los alumnos. Ríase, llore, lamente,

regocíjese. Sea totalmente humano cuando enseña.

A la misma vez, tenga cuidado que no llegue a ser la estrella. Usted y yo

somos siervos, no superestrellas. Somos tutores que debemos poner el

énfasis, no en nuestras habilidades o en nuestras lecciones, sino en los

alumnos y en su progreso hacia la madurez. En ese contexto, usted puede

revelar con criterio y con autenticidad algunos incidentes de su propia vida,

incluyendo los éxitos y los fracasos.

Cristo vino a salvar al hombre completo —no solamente su mente, no

solamente sus emociones, no solamente su voluntad, y no solamente su

espíritu. Cristo vino a proveer una manera en que todos los hombres

pudieran ser todo en él. Como sus representantes, podemos seguir sus

pasos. ¡Que la verdad siempre toque nuestras vidas antes de que toque a

nuestros alumnos! ¡Que comuniquemos el evangelio entero con una

presentación entera al hombre entero!

227

Máxima 7: La aplicación, a fin de cuentas, tiene que llevar al

alumno desde el estudio de la Biblia hasta la obediencia al

Señor

Esta última máxima requiere que el maestro guíe a sus alumnos a través

de dos transiciones mayores. Primero, el maestro debe guiar al alumno

desde el estudio hacia la obediencia. Segundo, el maestro debe cambiar el

enfoque del alumno desde la Biblia hacia el Señor. Los dos son esenciales

para aplicaciones dinámicas. La primera transición está centrada en lo que

está haciendo el alumno —o estudiar u obedecer— y la segunda está

centrada en lo que está mirando el alumno —o la Biblia o a Dios.

El cristianismo no es un sistema de datos. No es un sistema de

información o teología. El cristianismo tampoco es el resultado de entender

los apuntes de las clases. El cristianismo es una relación con una Persona

viva, Jesucristo. Desdichadamente, frecuentemente enseñamos como si

fuera solo la comprensión de información.

Guíe a sus alumnos más allá de la verdad a la Persona que es la Verdad.

Con demasiada frecuencia, sin embargo, los alumnos estudian la Palabra

de Dios en nuestros salones, ¡sin haber conocido a Dios! No estoy hablando

de conocer al Señor en el sentido de la salvación. Estoy hablando de

conocer al Señor mejor como resultado del estudio, o incluso durante el

estudio. Estudiamos la Biblia durante semanas, pero no conocemos al Señor

de una manera nueva y viva.

Uno de mis escritores favoritos, A. W. Tozer, dice que somos como

alguien que selecciona piedras perfectas para construir un altar. Arreglamos

doce piedras en una pila ordenada, cortamos el árbol y ponemos la leña

encima del altar. Matamos el ternero gordo y lo ponemos encima del altar

para sacrificarlo al Señor. Entonces quedamos mirando el altar,

conversando de las piedras, arreglando la leña, restableciendo el sacrificio.

Escribimos canciones acerca del altar. Analizamos cada aspecto del altar.

228

Después de una hora, todos nos vamos y volvemos a nuestras casas,

satisfechos de la experiencia, pero sintiendo que falta algo.

Tozer apunta proféticamente al hecho de que hemos olvidado que el

propósito de las piedras, la leña, el altar, y nuestra reunión, era que «caiga

el fuego» del cielo para devorar nuestro sacrificio, la leña y el altar.

Mis amigos, la gente no viene para escucharnos contar las piedras.

Nuestros alumnos no llegan para analizar la mejor forma de cortar leña. Ellos

quieren desesperadamente conocer al Señor. Tenemos que construir el

altar, por supuesto, ¡pero con el fin maravilloso de ver al Señor! Hemos

quedado satisfechos con los sacrificios muertos, en vez de tener al Señor

vivo. ¿No será esa la razón por la cual tenemos multitudes de cristianos que

anhelan semana tras semana que alguien llame el fuego de los cielos?

¡Bienvenido, Elías! ¡Su altar lo espera!

El meollo de la ley de la ejecución

La esencia de la ley de la ejecución se resume en tres palabras:

«¡Aplicar para cambiar!».

El maestro debe estimular el cambio en las vidas de sus alumnos al

aplicar apropiadamente la Escritura.

Conclusión

Mi oración es que usted desee profundamente ser un hombre o una

mujer cristiana, con quien y por medio de quien el Señor puede hablar y

operar de gran manera al enseñar su Palabra. Usted debe desear

profundamente tal relación con él, o no podrá llevar la cruz que

eventualmente le pedirá. Debe buscar al Señor con todo su corazón, toda

su alma, y toda su mente. Debe anhelar la mano del Señor cuando habla.

229

Lo que más necesitamos es el mismo deseo que tenía Eliseo para tener

la manta de Elías. Necesitamos hombres y mujeres que no aceptarán nada

menos que la bendición completa del Señor en sus vidas y en sus

ministerios.

Dos veces en mi vida he pedido al Señor que me entregara el manto de

otro. Hace muchos años en medio de una clase del seminario, cuando sentí

la presencia sobrecogedora del Espíritu de Dios, agaché la cabeza y pedí la

manta de ese profesor. Diez años más tarde, en medio de una conferencia

nacional en que nadie parecía hablar excepto con el poder humano, el último

mensajero —con el pelo canoso— nos llevó al trono de gloria. Una vez más

me encontré rogando con lágrimas que el Señor me diera el manto de ese

santo anciano.

Enseñar para el Señor es el llamado más alto del universo. Algún día,

antes de entrar por la puerta del cielo, espero que algún estudiante joven

pida su manta. Podría ser su día más grande. Pero, recuerde, los que llevan

la manta tienen algo en común —un corazón comprometido a hacer la

aplicación.

Preguntas para reflexión

1. Dos maestros de la escuela dominical que creen en la misma Biblia

presentan la misma lección el mismo domingo a un grupo de alumnos de la

misma edad. Uno cree que es su responsabilidad explicar la Biblia y que es

la responsabilidad del Espíritu Santo aplicarla. El otro cree que es su

responsabilidad confiar en el Espíritu Santo por toda la lección, pero piensa

que debe explicar y también aplicarla a los alumnos. Usted hace una

investigación, y entrevista a cuatro alumnos de cada grupo. ¿Qué

diferencias encontrará usted en su manera de pensar y vivir?

2. ¿Qué porcentaje de contenido y qué porcentaje de aplicación será típico

para las clases que usted asiste? ¿Por qué cree que tantos maestros

230

piensan que el contenido es tanto más importante que la aplicación? ¿Qué

organizaciones fomentan esta actitud, y qué se puede hacer para cambiarla?

3. En una época cuando todos están presionando por un solo absoluto en la

vida —es decir el hecho de que no hay absolutos— la Biblia contiene

muchos absolutos. El Libro no ha cambiado, pero la sociedad sí ha

cambiado… y estamos cosechando el fruto del error. Una razón por la que

tantos cristianos viven una vida derrotada es que los maestros bíblicos son

tan elocuentes acerca de sus propias ideas en vez de las ideas del Señor.

¿Por qué tantos maestros tienen la tendencia de promover sus propias ideas

en vez de la verdad de Dios? ¿Cree que habría más personas transformadas

a la imagen de Dios si las personas se relacionaran más con la Palabra

misma de Dios? En la última clase que usted enseñó, ¿los alumnos se

enfrentaron con «así dice el Señor»?

4. Hay un precio que pagar al recibir una lección del Señor antes de enseñar

a otros. ¿Cómo describiría ese precio? ¿Cómo cambiaría su enseñanza si

usted se asegurara de que cada lección pasara por su propio filtro antes de

compartirla con otros?

231

8

LA LEY DE LA EJECUCIÓN; EL MÉTODO Y

LOS MAXIMIZADORES

Había recién hablado en una conferencia de pastores acerca de la

importancia de hacer un equilibrio entre contenido y aplicación. Un pastor se

acercó después de la sesión, con toda su cara de frustración.

—Apenas llegue a mi oficina —dijo—, voy a pedir a mi secretaria que

escriba mi último sermón y que calcule el porcentaje de contenido y de

aplicación.

—Sería bueno —le dije—, pero prepárese para una sorpresa. Entonces

le pedí que me llamara para contarme lo que había descubierto. El martes

en la mañana me llamó.

—No lo puedo creer, y tengo que admitirlo. Mi sermón era 92% contenido

y 8% aplicación.

Yo sí lo pude creer, porque he escuchado muchas veces estas palabras

reveladoras.

—¿Qué debo hacer? —me preguntó.

Le dije que debería hacer un equilibrio en su predicación y enseñanza, y

que tratara de hacer por lo menos el 50% aplicación, empezando con su

próximo sermón. Me dijo que predicaba cuarenta minutos, así que le sugerí

que dedicara los primeros veinte minutos al contenido y los próximos veinte

a la aplicación. Le pedí que me llamara la próxima semana para contarme

como le había ido.

El lunes me llamó de nuevo.

—¿Cómo le fue? —pregunté.

—Interesante —contestó.

Su tono indicó que no era un buen tipo de interesante.

232

—Los primeros veinte minutos eran excelentes, pero temo que tengo

que admitir que no podía pensar en nada que decir después de cinco

minutos de aplicación. El culto terminó a las 11:45. Por primera vez en la

historia de nuestra iglesia, ¡el culto terminó antes de las 12:00!

Le desafié.

—En otras palabras, pastor, ¿usted no pudo pensar en buenas

aplicaciones, en maneras en que su contenido fuera útil para su

congregación? Entonces ¡imagine lo difícil que debe ser para su

congregación! Si usted no puede pensar en aplicaciones, ¡puede estar

seguro de que ellos tampoco! Y si ellos no pueden pensar en aplicaciones,

¿cuántos cambios estarán sucediendo en sus vidas semana tras semana?

Estuvo callado un momento, mientras el significado de la pregunta le

penetraba el corazón.

—No muchos, supongo. Pero, Bruce, no sé cómo aplicar la Biblia. Quise

hacerlo, pero no sabía cómo empezar. El seminario me ayudó a entender el

contenido, pero debo haber faltado a las clases acerca de la aplicación.

¿Qué puedo hacer? No quiero fallar nunca más en hacer lo más importante.

Quiero que lo que enseño ayude a mi gente a crecer y no que sea un

obstáculo para ello.

¿Sabe usted cómo hacer aplicaciones? ¿Sabe preparar la materia para

que la Biblia se encarne en la vida de sus alumnos? ¿Sabe cooperar con el

Espíritu Santo para experimentar regularmente su presencia y su poder?

Si su corazón está dispuesto, y su menta abierta, ¡las ideas de las

próximas páginas pueden cambiar su vida!

El método de la ley de la ejecución

¿Por qué algunos maestros nos llevan al cielo, y otros nos hacen dormir?

Hay muchas razones, pero una está en el corazón de nuestra fe. La mayoría

ha dejado de creer que la enseñanza poderosa sea posible. Sabemos que

233

Dios ha actuado poderosamente por medio de maestros en el pasado.

También sabemos que hay algunos pocos maestros hoy que parecen tener

la misma capacidad increíble. Pero pensamos que está más allá del alcance

del resto de la gente normal como nosotros.

En las próximas páginas voy a describir un método poderoso para aplicar

la verdad a cualquier persona para cambiar su vida en forma permanente.

Estos principios son universales y transculturales. Aunque estoy centrando

estos cinco pasos en la enseñanza de la Biblia, funcionan con cualquier

materia, aunque sea la matemática, la ciencia, o la antropología.

El intercambio entre los cinco pasos es dinámico y fluido. Los pasos se

traslapan y uno se edifica sobre el otro. Generalmente, los cinco pasos

comienzan con la fe y terminan con la conducta. Los primeros pasos son

más obvios y comúnmente practicados, mientras los últimos pasos son más

avanzados y raramente practicados.

Una parte del secreto de este método es asegurarse que no siga al

próximo paso hasta completar el paso previo. Cuando estos pasos son

practicados regularmente, la diferencia en la enseñanza es inmediata y

llamativa. Si nuestro corazón está bien, nuestro contenido es bíblico, y

nuestro método es eficaz, el Señor responde de una manera que puede

dejarnos sin aliento y a nuestros alumnos más como Cristo.

234

Paso 1: Pasaje

El primer paso es asegurar que sus alumnos conozcan la verdad. El

maestro expone el «pasaje» a los alumnos, y luego pasa a «explicar» el

«contenido».

Ya que el énfasis de este capítulo está en la aplicación y no en el

contenido, basta con decir que un maestro eficaz sabe que ha terminado

este paso cuando sus alumnos demuestren que entienden la materia. El

tiempo dedicado a la etapa de la explicación está controlado por la dificultad

del tema y la competencia de los alumnos.

Paso 2: Principio

Después de que los alumnos entiendan la materia, debe sacar la esencia

práctica del pasaje y ayudar a los alumnos a entenderla. Esa esencia es el

«principio», y normalmente es la idea principal del pasaje. El maestro debe

tomar este principio y hacerlo «expandir», usando otros pasajes

relacionados de la Biblia, para que el alumno esté totalmente convencido de

que es bíblico.

235

Este paso es un puente entre los lectores originales y los oyentes

actuales, y cruza el valle entre el tiempo y ambiente del primer siglo y el siglo

actual.

¡Piénselo! Usted comienza con un libro que tiene miles de años de edad,

y de alguna manera puede ayudar a los oyentes modernos a captar su

importancia fácilmente. Esa es la base de cambio —la verdad presentada

tan claramente y con tanto poder que el público no puede evitar aplicarla.

Cuando se hace eficazmente, las personas sienten que esta verdad es para

ellas; llega a ser tan real que olvidan que otros están escuchando también.

Piensan que alguien ha leído su correspondencia o incluso su mente.

El maestro debe tratar con tres distintos períodos de tiempo en este

paso. Primero, el tiempo original del pasaje. Al último, el tiempo actual de

nuestra época. En medio está el tiempo indefinido, el tiempo universal,

donde está el principio. El maestro debe sacar la verdad universal del texto

antiguo y traducirlo a la categoría de verdad universal.

El maestro tiene que encontrar la carne del pasaje. Saca el pan, la salsa,

la lechuga, y el tomate de la hamburguesa. Lo que queda es la carne.

Lo triste es que muchos maestros no entregan la carne. En vez de comer

carne, están masticando la lechuga. Por eso muchas personas van a la

iglesia todos los domingos, sin crecer. Alguien dirá: «En realidad no querían

crecer». Podría ser la verdad a veces, pero yo he encontrado que hay

cristianos por todos lados llenos de pan, y hambrientos por la carne.

Esta etapa del principio es esencial para enseñar con poder, y determina

la cantidad de cambios entre los alumnos. Tenemos que distinguir entre la

historia y la esencia, entre el pasaje y el principio. Los laicos saben

distinguirlos. ¡Pregúnteles! Pero esté preparado; muchos dirán: «¡No

estamos alimentándonos!» Los maestros frecuentemente se sorprenden

cuando lo escuchan, porque piensan que siempre han estado enseñando la

Biblia. En un sentido, lo estaban haciendo. Pero en otro sentido más

236

profundo, no lo estaban haciendo. Alguien puede comer solamente arroz

tres veces al día, pero pronto estará desnutrido.

Es como la diferencia entre el maestro de historia que conoce todos los

datos, y otro que hace que la historia sea viva, y que tenga un impacto en

su vida.

El poder en la enseñanza viene de la esencia detrás de los eventos, el

mensaje detrás del relato, el precepto detrás del pasaje. Los maestros que

sirven la «carne» nunca están sin público. Los alumnos siempre salen con

una lección aprendida, convencidos, y cambiados.

Hay otra diferencia entre la primera y la segunda etapa de la aplicación.

La etapa del pasaje tiene diferentes puntos de explicación y énfasis. La

etapa del principio tiene un solo punto de aplicación. La idea es dejar de lado

los detalles específicos del texto bíblico para tejer todos los hilos en un solo

tapiz hermoso. Hay que reordenar las partes y hacer una unidad. De las

muchas partes, hay que hacer una. Hay que cernir y meditar hasta que

pueda explicar la verdad eterna en una sola oración —la verdad que está

más allá de la cultura y de la nacionalidad. En otras palabras, ¡encuentre la

carne!

Aquí ofrezco algunas sugerencias acerca de cómo llegar a ser un

maestro del principio:

1. Desee encontrar la carne del pasaje. Anhélelo. Búsquelo. Motívese a

seguir deseándolo.

2. Aférrese a la convicción de que cada pasaje contiene por lo menos un

principio clave. No hay excepción. Cuando su corazón siente que no hay

principio para descubrir en su pasaje — o que es demasiado difícil

encontrarlo— vuelva a la base: todos los pasajes tienen por lo menos un

principio. ¡No se rinda!

3. Encontrar la esencia del contenido toma tiempo y esfuerzo. Una vez

trabajaba con otro profesor en encontrar el principio de un pasaje. Me seguía

preguntando qué era, y se impacientó conmigo y con el proceso cuando vio

237

que no iba a ser fácil ni rápido. Toma tiempo y mucho trabajo para

cualquiera, así que anticipe el proceso para que no se decepcione.

4. Pida la iluminación del Espíritu Santo para ver más allá de las palabras

en las Escrituras. No le pida más revelación, sino más iluminación sobre lo

que tiene en la mano. Cuanto más ora al preparar el principio, más

iluminación recibirá. A veces me encuentro tocando las puertas del cielo

pidiendo iluminación, porque simplemente no encuentro nada. «Pedid», dijo

Jesús «y se os dará».

5. ¡Piense! ¡Piense mucho! Medite sobre el pasaje una y otra vez. Cierre

el libro que está leyendo. Apague el televisor. Tome una hoja de papel, y

simplemente piense. Anote sus pensamientos en la hoja acerca de las

posibles verdades eternas. Reparta los momentos de meditación durante la

semana. No espere tener las mejores ideas inmediatamente la primera vez.

Planifique por lo menos tres breves tiempos de meditación durante la

semana, y tendrá mejores resultados que si tratara de hacerlo todo en un

solo tiempo más largo. Ocupe el tiempo cuando está manejando el vehículo

solo. Ocupe su tiempo cuando está esperando a alguien. Deje que su mente

trabaje inconscientemente en el tema. Repase el pasaje antes de dormir y

antes de ir a la oficina. Lleve una tarjeta en el bolsillo con sus ideas, y léalas

durante el día. Converse los temas con alguien que tiene una mente

despierta y que le gusta conversar de tales cosas.

6. No busque el principio en los comentarios. En mi experiencia, los

comentarios casi exclusivamente explican la primera etapa de la

información. El Señor quiere que el principio llegue a través de su propia

personalidad y experiencia. Cuando lo procesa personalmente, hace la

conexión en su mente entre el pasaje y el principio. Cuanto más fuerte es

esa conexión, más poderosa es la proclamación.

7. Relájese. Disfrute el desarrollo del principio a través de su

personalidad. El Señor no espera que todos lleguemos al mismo principio.

Confíe en sí mismo y en la obra del Señor en usted. A veces llegará el

238

principio en una iluminación repentina y dirá: «¡Eso es!» Posiblemente

termine riéndose porque de pronto parece tan obvio. Otras veces será lento

como la salida del sol. Al practicar esta etapa, desarrollará un sentido para

saber cuando lo haya encontrado. El Señor desarrolla en todos este

sentimiento que es difícil de describir. Todos los maestros ejemplares que

he entrevistado saben de qué estoy hablando. Por lo tanto, si ha estudiado,

orado, y meditado, ¡relájese!

8. Escriba el principio en una sola oración simple y motivadora. Que sea

simple. Que sea breve. Que sea lo más directo posible sin ser demasiado

autoritario. Mi principio de 2 Timoteo 3:16, 17 era simplemente: «Enseñe

para cambiar vidas». Deje hervir la sopa del mensaje hasta llegar a la comida

nutritiva, entonces sírvala.

Piense como los que escriben los mensajes para los letreros a la orilla

de las carreteras. Capte la atención del público. Motívelos a aplicar el

principio. Su principio debe vender el mensaje. Acabo de terminar una

lección acerca del poder de pensar en la eternidad, y cómo hace una

diferencia significativa en nuestras vidas ahora. ¿Mi principio? «¡Piense en

el cielo —ahora!»

A veces pensamos que el principio tiene que ser complicado y que debe

ser una oración compleja que resuma todo lo que queremos decir. ¿Está

bromeando? Ese tipo de principio no motiva a nadie. Si quiere observar a un

maestro excelente, lea los evangelios y observe cómo Jesús resume su

punto en una frase o un comentario que capte la atención y que motive.

«Venid en pos de mí». «Si me amáis, guardaréis mis mandamientos».

«Permaneced en mí». «Mis ovejas oyen mi voz».

9. Asegúrese que su principio es totalmente bíblico. Durante esta etapa,

compare otros versículos bíblicos clave acerca del mismo tema. Repase con

sus alumnos otros «pasajes centrales» acerca de su idea para comprobarla

e ilustrarla.

239

Es como si usted guiara a sus alumnos a una sala oscura y empezara a

prender las luces una después de la otra. Cuando se ilumina la sala, enfoque

las luces en el objeto que quiere enseñar. Su trabajo es iluminar con

suficiente luz el principio, para que los alumnos vean todas sus partes.

Levante el principio y dele vuelta en la luz, para que vean cada lado. Mírelo

desde los lados, desde abajo, desde arriba. Mírelo por dentro. Desármelo.

Demuestre cómo se juntan las partes.

10. Guíe a sus alumnos, para que saquen sus propias aplicaciones

personales del principio. Cuanto más claro es el principio, más fácilmente la

verdad llega con fuerza de convicción al público, aun sin sus comentarios.

Un principio bien redactado revela sus aplicaciones inmediatamente. Es tan

claro que es transparente, y los alumnos instintivamente se dan cuenta de

lo que deben hacer para obedecer el principio bíblico.

Los mejores maestros tienen mucha habilidad en esta etapa. Todo lo

que dicen en la etapa del pasaje está dirigido a proveer una base para su

principio. Sus alumnos comen carne regularmente. Están bien nutridos. Sus

maestros lo aseguran.

Paso 3: Personalizar

Cuando llegue al tercer paso, sus alumnos deben entender tanto el

pasaje como el principio. Durante los pasos de pasaje y de principio, el

énfasis está en el contenido, pero durante el paso «personalizar», el enfoque

está en los alumnos. Durante esta etapa, la aplicación toma forma, y toca la

«emoción» del alumno, para que se sienta «corregido» por el Espíritu Santo,

viendo su necesidad de obedecer.

Hasta este punto, la lección ha sido objetiva; ahora debe ser subjetiva.

Los alumnos se mueven del «¿qué?» hasta el «¿para qué?». Durante esta

etapa la verdad se encarna. Los hechos se demuestran en la vida. El

principio llega a ser personal. Esta tercera etapa es el corazón y la esencia

de la aplicación. Es el punto de cambio de los cinco pasos, y eje del proceso

240

entero. Los dos primeros pasos preparan al alumno para este paso, y los

últimos dos pasos edifican encima de este.

Personalizar tiene dos partes distintas pero relacionadas. Cuando se

completen correctamente, el alumno debe saber qué hacer, y debe sentirse

movido a hacerlo. Cuando se cumplan las dos condiciones, el próximo paso,

el de persuadir, comienza.

La personalización ocurre cuando el principio eterno llega a ser

específico y actualizado. Durante esta etapa, el alumno debe ver cómo

puede vivir el punto del pasaje. El Sr. Teórico se va, y el Sr. Práctico toma

su lugar. Para que esto se desarrolle correctamente, una relación especial

debe formarse entre el maestro humano y el Maestro Divino. Cada uno tiene

su rol en esta obra de unión:

El rol del maestro es clarificar a los alumnos cómo se ve este principio

cuando lo aplican a su carácter («para que sea perfecto») o a su conducta

(«preparado»).

El rol del Espíritu es corregir a los alumnos, mostrándoles su responsabilidad

de obedecer el principio inmediatamente y completamente en las maneras

específicas que él está mostrando.

La clarificación ocurre en la mente, y la corrección ocurre en el corazón.

La clarificación ocurre mientras el maestro muestra cómo se ve el principio

al ser aplicado a la vida y las circunstancias de los alumnos. La corrección

ocurre cuando el Espíritu toca el corazón del alumno, causando que sienta

la necesidad de obedecer al Señor y practicar el principio.

Cuanto más claro mostremos cómo se ve el principio aplicado en la vida

de los alumnos, más rápidamente y más eficazmente la obra del Espíritu

penetrará en el corazón de los alumnos. Además, cuanto más fuerte es la

corrección, más potencial existe para cambios genuinos y permanentes.

Estas actividades interrelacionadas influyen mucho en el grado de

cambio que ocurre cuando enseña. La relativa eficacia del maestro como

clarificador o impide o libera el Espíritu para cambiar a los alumnos. Aunque

241

el Espíritu es todopoderoso, casi siempre elige obrar en cooperación con el

maestro humano. Por eso algunos maestros parecen siempre tener la

unción del Espíritu, y otros no (aunque utilizan el mismo contenido).

Cómo comunicar el principio claramente

¿Alguna vez ha dicho usted: «Simplemente no me puedo imaginar

haciendo eso»? Probablemente que sí. Antes de actuar, tenemos que poder

imaginarlo. Su rol como clarificador es ayudar a sus alumnos a «verse

viviendo el principio». Tiene que ver el principio en acción. Una razón común

por la cual pocas personas experimentan cambios en su vida es que el

maestro nunca les ayudó a ver los posibles cambios.

Llamamos a este tipo de visión discernimiento, la capacidad de percibir

algo que otros no ven. Cuando ayuda a sus alumnos a imaginar el principio

aplicado a sus vidas, les ayuda a percibir una nueva área de acción, y

contribuye a su percepción en áreas donde estaban ciegos.

Muéstreles fotos. Saque sus vendas. Amplíe sus horizontes. Ayúdeles a

imaginarse viviendo ese principio. Le ofrezco unas sugerencias que me han

ayudado:

1. Imagine el principio aplicado en distintos ambientes y distintas

circunstancias. Presente el principio en cada oportunidad. Guíe a sus

alumnos en un gran viaje turístico en el glorioso país de este principio.

Muéstreles el principio en su trabajo, en su casa, en la oficina, en un paseo

a un lago. Demuéstreles que, sin importar dónde viven o trabajan, el principio

cambia su vida.

2. Aumente su perspectiva, presentándoles la familia del principio.

Muéstreles que el principio vive entre hombres, mujeres, niños y niñas,

casados y solteros, jóvenes y ancianos, ricos y pobres, sanguíneos y

melancólicos. Lleve a sus alumnos a la conclusión de que el principio quiere

vivir en ellos. Demuéstreles que, sin importar quiénes son o cómo viven, el

principio puede cambiar su vida.

242

3. Imagine el principio haciendo un impacto maravilloso donde quiera

que sea invitado. Revele la maravilla y el asombro y la gloria del principio.

Llame la atención de sus alumnos con los tremendos beneficios que reciben

los que abrazan el principio. Sorprenda a sus alumnos con las

consecuencias trágicas de los que lo rechacen.

4. Cuente historias emotivas que encarnan el principio. Los mejores para

contar historias pueden involucrar a sus alumnos en sus historias y

ayudarles a vivir el principio. Cuente historias que capten la esencia del bien

y del mal para los que practiquen o rechacen el principio.

Haga lo que haga, cautive la imaginación de sus alumnos. Cuando lo

haga, ¡muévase a un lado, porque es el momento en que el Espíritu da a

conocer su presencia!

Razones por las cuales el Espíritu no manifiesta Su poder

Hay cuatro razones principales por las cuales algunos maestros

cristianos no están experimentando el poder y la presencia del Espíritu

Santo cuando ministran. Las dos primeras tienen que ver con la vida

personal del maestro, la tercera se refiere a los principados y potestades, y

la cuarta hace referencia a la relación con el Espíritu Santo.

1. La presencia de pecado sin confesar. La primera y principal razón por

la que el Espíritu Santo no actúa a través de un maestro cristiano es el

pecado. Si hay pecado consciente, sin hacer nada al respecto, esto

entristece y apaga al Espíritu.

2. Una fortaleza de incredulidad. La segunda razón más frecuente para

la falta del poder del Espíritu Santo entre maestros cristianos es la falta de

creer que el Espíritu desea utilizarlos en gran manera. Estos maestros ni

buscan ni experimentan el poder asombroso del Espíritu en su enseñanza,

porque han dejado de creer que Dios los vaya a utilizar.

3. Ataque de principados y potestades. No luchamos simplemente en

contra de personas y circunstancias y la naturaleza. También luchamos

contra los principados y potestades de las tinieblas de este siglo —huestes

243

espirituales de maldad en regiones celestes (Efesios 6:12). Muchos

maestros que no están viviendo en pecado, y que creen que el Señor los

desea usar poderosamente, todavía no son victoriosos porque les falta

discernimiento en estos asuntos. Algunos no saben reconocerlo cuando su

enseñanza está bajo ataque, y otros no saben qué hacer para tener la

victoria sobre el enemigo, aun cuando saben reconocer su oposición.

4. Falta de cooperación con el Espíritu. Para los maestros que son serios

y que están creciendo en su caminar con Dios, esta es la razón principal por

la que no experimentan regularmente el poder asombroso del Espíritu. El

Espíritu Santo no es una presencia, un fantasma, o una cosa. Es la tercera

persona de la Trinidad. Piensa, siente, responde, mora en nosotros, guía,

convence, enseña, y se entristece. Enseña.

Cómo cooperar con el Espíritu cuando corrige

La cooperación con el Espíritu es el punto clave de toda enseñanza,

causando la diferencia revolucionaria entre la enseñanza natural y la

enseñanza sobrenatural. Aquí hay tres maneras básicas en que usted puede

cooperar eficazmente con el Espíritu, suponiendo que los tres impedimentos

han sido solucionados, que está en comunión con el Espíritu, que usted cree

que él desea obrar a través de usted, y que no está bajo algún ataque

espiritual.

1. Dependa del Espíritu. Antes de enseñar, pida que el Espíritu lo utilice

con poder. Entréguele su lealtad incondicional y dígale que está dispuesto y

deseoso de servirle. Relájese conscientemente en su presencia y su poder.

Esté en paz, descansando en su poder para que hable a través de usted y

lo utilice. Apóyese en Él. Pida que Él utilice la materia que ha preparado —

o si Él desea, que comunique otra materia. Usted sabrá que está confiando

plenamente en Él cuando dos factores distintivos están presentes —un

sentido de una profunda paz interior, y un sentido de gran expectación.

2. Discierna su actividad. El Espíritu Santo puede actuar en todas las

partes de la lección, pero parece actuar de una manera más obvia y

244

frecuente durante este tercer paso de la personalización. Cuando la semilla

de la verdad que ha enseñado está siendo plantada en el corazón del

alumno, el Espíritu prepara la tierra. Usted clarifica la verdad, y Él la siembra.

Es en este momento que el Espíritu actúa especialmente.

Cuando el Espíritu actúa en el corazón de una persona, o en una

congregación, se mueven las aguas. Para los que tienen discernimiento, las

ondas son reconocibles y consistentes, donde sea que estén, y sean

quienes sean. Un silencio cae sobre el público y ningún hombre, ninguna

mujer, o ningún niño respira. Nadie se mueve. Las caras reflejan Su

presencia, o con las indicaciones de culpa o de profunda paz y comunión.

Estas señas son físicas y universales, y son visibles en todos los que quieren

cooperar con el viento poderoso de Dios. Por lo tanto, mire y discierna

mientras el Espíritu del Dios vivo obra en los corazones de la gente.

3. Minimice su control. Cuando el Espíritu mueve, tiene que hacer una

sola cosa: debe descansar. Usted ha estado enseñando para este momento,

y Él ha esperado este momento. Su propio rol ahora se cumple en Él. Hasta

ahora usted ha sido un «Juan el Bautista» para el Espíritu, y ha sido llamado

a «preparar el camino» para Él.

Cuando se siente Su presencia, y se ve Su obra, es el momento para

que Él «crezca» y usted «mengüe». ¡Quítese del camino! ¡Muévase a un

lado para que Él pueda moverse! ¿Cómo? Suelte el control de la clase,

entregándola al Espíritu. Hable más suavemente, más lentamente, y con

más pausas. Tranquilice al público. Su voz debe ser más suave, como

música tranquila de fondo. No se mueva bruscamente, y no haga gestos que

llamen la atención. Si es posible, salga del púlpito o salga desde detrás del

escritorio, y acérquese al público. Tiene que ser totalmente sensible al

Espíritu, captando lo que él está haciendo entre ellos.

Usted sabrá cuando su obra de corrección ha terminado. Sus

movimientos se pueden discernir especialmente al principio y al final. Los

alumnos empiezan a moverse de nuevo, a toser, a mirar a otro lado, y

245

cambiar su lenguaje corporal. ¡No trate de luchar en contra de esto! Muchos

maestros se equivocan en este momento, y dicen al público que «presten

atención», o posiblemente cuenten un chiste, porque no han entendido la

obra de Dios. ¡Cuidado! Usted no ha perdido su atención. Lo que sucedió es

que Dios los ha devuelto a usted. Están pasando del terreno sobrenatural al

terreno natural. Están en su territorio de nuevo.

4. Dirija a sus alumnos. Cuando se ha terminado esta parte de la obra

del Espíritu, entonces usted debe inmediatamente tomar la dirección de

nuevo. Normalmente en este momento, los alumnos están un poco fuera de

control —están entre maestros— así que debe cambiar su estilo; suba el

volumen, haga gestos más llamativos, hable más rápido. Ahora es tiempo

de mover a sus alumnos a la acción. Debe ejercer liderazgo, dirigiendo a sus

alumnos basado en lo que el Espíritu ha hecho.

Es importante que reconozca que, aunque la obra del Espíritu es

sobrenatural, no es demasiado «misteriosa» o difícil de entender. De hecho,

mi estimado colega, esta intervención divina es parte de su llamado, parte

de su herencia. Desee profundamente, y busque siempre una enseñanza

que es sobrenatural. Una vez que haya gustado de este don celestial, nunca

más va a querer enseñar de nuevo sin él. Tampoco querrán sus alumnos

recibir su enseñanza sin ese don.

Paso 4. Persuadir

Cuando haya llegado a este paso, sus alumnos habrán entendido el

pasaje, habrán sido convencidos del principio, y habrán sentido la corrección

del Espíritu. Este cuarto paso ocurre mientras el énfasis cambia de las

emociones a la voluntad. Ahora el enfoque está en «persuadir» al alumno a

aplicar la verdad. Los maestros deben «exhortar» al alumno a

246

«comprometerse» a obedecer las Escrituras, y no solamente sentir que

deberían hacerlo.

Si el alumno no decide obedecer, probablemente no lo hará. Por lo tanto,

si no persuade al alumno a actuar, probablemente no experimentará ningún

cambio en su vida. El alumno tiene que pasar desde «yo entiendo» a «siento

que debería…» y finalmente «voy a hacer…». Esta etapa es el último vínculo

en el proceso de la aplicación. Sin ella, los cambios no suceden

frecuentemente, y los cambios permanentes nunca sucederán.

Por lo tanto, para asegurar que su compromiso de enseñar para cambiar

vidas llegue a ser una realidad, tendrá que aprender algunos de los secretos

de la persuasión.

Persuadir a alguien significa convencerle a hacer algo. La palabra viene

del latín per, que significa «completamente», y suadere, que significa

«aconsejar». Así que la persuasión contiene el concepto de «aconsejar a

alguien completamente, hasta el punto de convencerle». Cuando una

persona ha sido completamente aconsejada, ha entendido el asunto desde

el principio hasta el fin.

Cuando persuade a sus alumnos, les ayuda a ver los asuntos

completamente. Cuanto más completa sea su comprensión, más

persuadidos estarán. Para persuadir a sus alumnos, tendrá que enseñar la

materia con tanta eficacia que comprendan la materia claramente, y que

estén plenamente convencidos. Piénselo un momento. El punto de los tres

pasos anteriores de la aplicación era esclarecer la verdad tan bien que los

alumnos la puedan ver claramente. La buena enseñanza es clara. ¡La buena

enseñanza entonces es enseñanza persuasiva!

Para aplicar las Escrituras a sus alumnos para que hagan cambios,

tendrá que ayudarles a comprender claramente el asunto. Una vez que lo

vean claramente, cambiará su conducta.

247

«Fui ciego y ahora veo» son las palabras del alumno que ha sido

bendecido por un maestro persuasivo. Cuanto mejor vean, más cambiarán.

Cuanto más eficaz usted les guía a ver, más persuasivo serán.

Es la voluntad de Dios que sus alumnos «vean completamente», hasta

obedecerle completamente. Por lo tanto es la voluntad de Dios que usted

llegue a ser experto y comprometido a persuadir a sus alumnos.

Los mejores maestros y predicadores son persuasivos.

Pero muchos maestros cristianos piensan que no deben tratar de

persuadir a sus alumnos. Por lo tanto, nunca han rogado a sus alumnos a

hacer nada como Dios quiere. Nunca han llorado por la dureza de sus

corazones. Estos maestros piensan que la enseñanza es simplemente

hablar del contenido. No se dan cuenta de que cuando no están

persuadiendo, no están enseñando claramente el contenido.

No ponga el énfasis en ser un «buen» maestro. No trate de ser un

maestro «interesante». Al contrario, busque ser «persuasivo», porque así

cambiarán sus vidas…, y eso agrada a Dios.

Ahora que entiende la importancia de la persuasión, ¿qué puede hacer

para persuadir a sus alumnos a hacer lo correcto? Explicaremos esto en

detalle en la ley de la necesidad y la ley del avivamiento, pero por ahora, hay

dos áreas que podría usar la próxima vez que enseña. La enseñanza

persuasiva es causada por dos actividades separadas: la primera es lo que

dice, y la segunda es cómo lo dice; la primera es la sustancia, y la segunda

es su estilo; la primera es su contenido, y la segunda es su comunicación.

Cuando un alumno es persuadido, normalmente es porque su

información y su presentación lo han convencido. Dependiendo de su

personalidad, se inclinará más hacia una o la otra. O su contenido será tan

convincente que los alumnos estarán persuadidos, o su estilo será tan

llamativo que los alumnos estarán persuadidos. Los maestros más eficaces

unen los dos en forma magistral.

Cómo persuadir con su contenido

248

Considere el contenido por un momento. ¿Qué les podría decir a sus

alumnos, ahora que entienden, pero no están convencidos? Quizás al cliente

le guste su producto (la lección), pero no sabe si lo va a comprar (aplicarla).

Todo su esfuerzo culmina en este punto, porque lo importante no es que

entienda lo que debe hacer, ¡sino que decida hacerlo! ¿Recuerda lo que

mandó el Señor en la gran comisión? «Enseñándoles que guarden todas las

cosas.…»

Cristo desea obediencia, no solamente asentimiento intelectual.

Por lo tanto, mi amigo, enseñe para que obedezcan. Enseñe más allá

del asentimiento intelectual. Nunca acepte que su trabajo como vocero de

Cristo ha terminado cuando los alumnos simplemente están de acuerdo

acerca de lo que el Señor desea de ellos. Como sabemos, hay un mundo de

diferencia entre saber la verdad y vivir la verdad. Nuestra tarea es guiarles

a vivir lo que saben.

Esa transición vital exige persuasión. Ayúdales a «ver tan cabalmente»,

que sientan que deben actuar. Y actuar ahora.

Arregle su contenido para convencer. Amontone todas las razones que

usted puede encontrar para que una persona deba obedecer la verdad.

Comparta las razones positivas, y después las negativas. No use párrafos,

sino oraciones breves y contundentes. Sea directo. Cuénteles lo que el

principio les exige. Adviértales de los peligros de la desobediencia.

Exhórtelos. ¡Llévelos al punto donde el único paso lógico es obedecer al

Señor!

No trate de convencerlos solamente con lo que está en su mente; sino

comparta de tal manera que empiecen a pensar sus propios pensamientos

a favor de la idea. Haga que estén en el mismo equipo. Haga que estén a

favor de la verdad. Haga que empiecen a imaginarse deseando y aplicando

la verdad.

Apele a la parte más profunda de la persona. Apele a lo que es bueno y

correcto. Apele a su conciencia. Apele a su espíritu que desea cumplir la

249

voluntad de Dios. Apele a su sabiduría de tal manera que sus pensamientos

precedan los suyos acerca de cómo aplicar el principio.

Si quiere ver tal persuasión, lea Romanos o Santiago. Si quiere ver la

persuasión en la vida de Jesús, lea el Sermón del Monte (Mateo 5–7) —

convincente, lógico, provocativo, transformador.

Lo que sea que discierna acerca de Jesús como el Maestro de maestros,

no pierda de vista el hecho de que constantemente estaba presentando

razones para persuadir; historias que exigían acción. Jesús enseñó para

persuadir a los hombres y a las mujeres que le siguieran, y nos mandó a

seguir en sus pasos. Compélales a venir.

Cómo persuadir con su comunicación y su estilo

Segundo, persuada a sus alumnos, no solamente por lo que dice, sino

también por cómo lo dice. Engendre obediencia por su tono de voz. Solicite

acción por su intensidad. Suba el volumen, mueva su dedo, golpee el

escritorio, de vuelta la mesa, llore con los que lloran, opóngase a los

porfiados, reprenda a los arrogantes. ¿Ve como lo hizo el Señor? Su estilo

fue poderoso y convincente.

Un sermón en particular me impactó tanto una vez que pedí una copia y

lo escribí todo a mano. Quería ver el contenido. Pero cuando lo leí, ¡no

entendí cómo me había conmovido tanto! El contenido no me conmovió, sino

la sinceridad y la convicción con que se comunicó. Frecuentemente, tiene

mucho más poder de persuasión la forma en que expresa algo que lo que

dice realmente. Por lo tanto, ¡nunca murmure su mensaje!

Los maestros aburridos nunca persuaden a nadie a hacer nada excepto

evitar su clase. Los maestros aburridos han dejado que su fuego se apague.

Se han unido a las filas de los que creen que al cubrir la materia, han

enseñado. Han «cubierto» la materia, pero no de una manera que

complazca al Señor.

Enseñe más allá de la cabeza, y alcance el corazón. ¿La Palabra de

Dios no es acaso tan preciosa para usted, que moriría por ella? Entonces,

250

decida que mientras esté vivo, ¡vivirá por ella! Entregue su vida entera a

comunicar para cambiar vidas.

Deje el hábito de entregar la verdad en una bolsa de papel y envuélvala

en la tela de su personalidad y su creatividad. Ayude a sus alumnos a salir

de la reticencia y la desobediencia. Permítales captar su confianza,

sostenerse a su fe, y disfrutar del gozo de la obediencia plena.

Y cuando resisten la verdad y no quieren obedecerla, exprese su

preocupación a ellos. Lea 2 Corintios si quiere ver cómo un maestro expresa

sus sentimientos con fervor. No acepte nada menos que la obediencia

completa a la voluntad de Dios —ahora, hoy. Si se endurecen de corazón,

entonces tendrá que ser más directo. Deben ser confrontados. No se rinda

al miedo de su reacción negativa. Preocúpese más por el desagrado del

Señor que por el desagrado de los alumnos.

Tal como Jesús buscaba a los perdidos, busque a los que no quieren ser

encontrados. ¿Recuerda las denuncias potentes de Moisés? ¿Recuerda las

reprimendas punzantes de Jesús a los que no querían obedecer la verdad?

¿Por qué hacemos tantos rodeos que nadie sabe dónde vamos? ¿Por qué

susurramos cuando el Señor gritaba? ¿Por qué somos tan imprecisos

cuando él era tan específico?

Hay solamente una razón, mi amigo: nuestro corazón no está ardiendo

por el bien de nuestros alumnos. No los amamos como Cristo quiere que los

amemos. Nuestro egoísmo no permite que hablemos la verdad en amor.

Posiblemente esa sea la razón por la que el Señor le hizo al maestro

llamado Pedro la misma pregunta tres veces —no para que entendiera, ¡sino

para que obedeciera! «Si me amas, apacienta mis ovejas». Cuanto más

amamos al Señor Jesús, mejor cuidamos sus ovejas. No son nuestras

ovejas; han sido compradas por un precio, la sangre de Cristo.

Jesús desea que se alimenten sus ovejas… que se alimenten y que

obedezcan. Aliméntelos para que obedezcan.

251

Rechace la noción errónea de proponer que, cuando reciben el

contenido en un paquete bonito, han sido bien alimentados. Que el Señor

no permita que pensemos que la esencia de la alimentación de las ovejas

es un sermón con un buen bosquejo. Luche en contra de tal pensamiento.

No es digno de usted. Usted ha sido llamado a «enseñarles que guarden

todas las cosas que os he mandado». Enséñeles a obedecer. Su meta no

es una lección interesante, sino una lección que transforme.

¿No le produce emoción pensar acerca de tales cosas? ¿No puede

llegar acaso a ser tan fuerte nuestra preocupación por nuestros alumnos que

lloremos lágrimas de desesperación por su bien? ¿No puede llegar a ser tan

importante su obediencia que empezamos a rogarles que lo hagan? ¡Por

supuesto que puede ser, y debe ser! Si hacemos menos que esto,

posiblemente no persuadamos a nadie.

Una vez serví como moderador de un comité de disciplina en una iglesia.

Uno de los hombres amenazaba con demandar a otro hermano. Les

pregunté si aceptarían que un comité de ancianos estudiara su caso y que

tomara una decisión que sería legalmente válida para los dos. Los dos

estaban de acuerdo. La reunión empezó a las 7:30 de la mañana, y nunca

salimos de la sala, ni para comer, hasta las 11:00 de la noche. Fue intenso

y emocional. Cuando los ancianos oraron por un consenso, todos estuvimos

de acuerdo: el que pensaba que tenía razón, estaba equivocado. Tenía un

punto ciego que todos podíamos detectar, menos él.

Cuando llamamos a los dos hombres y presentamos nuestra decisión,

de que el hermano culpable debería dar $30.000 dólares al otro, y dejar de

fastidiarlo, el ofensor saltó de su silla, dijo que estábamos equivocados, y

que no lo iba a hacer.

Me asustó. Había visto muchas veces el juicio divino que cae sobre una

persona que se rebela contra la disciplina de la iglesia, cuando es conducida

de acuerdo con las pautas bíblicas. Como moderador del comité, sentí el

peso de su espíritu rebelde sobre mí. Todos tratamos de convencerle a

252

someterse a la decisión de los ancianos, pero se rehusó. Desesperado,

sobrecogido con tristeza y miedo por mi amigo, me arrodillé y le rogué que

no rehusara.

Estaba asombrado de ver mi agonía. Le dio vergüenza verme de rodillas

delante de él. No me importaba. No podía dejar que saliera de la sala para

experimentar la disciplina del Señor. El Señor nos ayudó mucho en ese

momento de debilidad, porque en ese momento, mi amigo decidió

arrepentirse. Dijo que si su obediencia era tan importante para nosotros,

entonces debería hacer lo que le pedíamos.

Creo que nunca me he sentido tan exhausto como me sentí después de

las quince horas ese día. Estoy convencido, sin embargo, que si no me

hubiera arrodillado para rogarle a mi amigo, él habría salido directamente a

sufrir la disciplina del Padre Celestial.

Todo el contenido no dio resultados. Estos hombres habían expresado

sus pensamientos todo el día. La verdad había sido comunicada claramente.

Entendió la verdad. Podría haber explicado cada punto. Pero fue solamente

la expresión apasionada de nuestro amor por él que impidió que saliera sin

arrepentirse.

Mis colegas, ¿hasta dónde están dispuestos a ir para que sus ovejas no

salgan del rebaño?

Jesús fue todo el camino a la cruz por las ovejas. La máxima persuasión

en el universo ha sido cuando Él murió voluntariamente en la cruz para

convencernos de que «de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su

Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga

vida eterna».

Él murió enseñando el mensaje. Jesús nos comisionó a enseñar el

mensaje con toda nuestra personalidad y pasión. Todo su mensaje en toda

nuestra vida para todos nuestros alumnos… hasta que sean totalmente

persuadidos.

253

Paso 5: Practicar

El último paso es la verificación de calidad de los cambios. La pregunta

que debe plantearse ahora es el desafío más grande para usted como

profesor, y también para los alumnos: ¿Lo han hecho? No si comprendieron

el pasaje, no si estaban convencidos del principio, no si se sentían

corregidos por no haberlo hecho, no si estaban persuadidos que deben

hacerlo, sino ¡si lo han hecho!

Si no están haciéndolo allí mismo durante la clase, entonces tendrá que

esperar la próxima clase para hacer la pregunta. Usted quiere saber si

procedieron a «practicar» lo «comprometido». Entonces, debe «evaluar» si

han «cambiado» o no.

Estamos llegando al fondo, ¿verdad? Esta es la única manera de

confirmar los resultados de nuestra enseñanza.

Durante este paso, usted debe moverse más allá de lo que usted hace

para descubrir lo que hacen ellos. La única manera de saber es preguntar.

Respire profundamente, espere lo mejor, y pida una respuesta honesta. A

veces es más cómodo no saber la verdad, pero en este caso, el Señor quiere

que sepa.

Si ha estado cumpliendo su trabajo hasta ahora, está tratando de

descubrir si los alumnos estaban decididos a superar el impedimento normal

al cambio —que se llama hábito.

¿Se ha fijado que cuanto más edad tiene, más difícil es hacer cambios?

¿Sabe por qué? Porque cuanto más tiempo viva, más tiempo estará viviendo

de acuerdo con sus hábitos, respondiendo de la misma manera a los

estímulos.

El cambio requiere quebrar un hábito, y sus alumnos necesitan mucha

fuerza de voluntad y mucho ánimo para romper sus hábitos bien formados.

El cambio significa romper un hábito, reemplazando una conducta por otra.

La persona ha tenido que dejar las acciones no deseadas para empezar las

nuevas acciones deseadas.

254

Enseñar para cambiar vidas significa que el maestro ayuda al alumno a

cooperar con el Espíritu Santo en romper un hábito existente para practicar

un nuevo hábito positivo. Recuerde que la formación de nuevos hábitos es

difícil y requiere más de treinta días.

Llevar a los alumnos al punto de un compromiso genuino no es lo mismo

que hacer un cambio permanente. El compromiso solamente significa

intención, deseo, resolución. El compromiso provee la base del cambio, pero

el hecho de rendir cuentas asegura el cambio.

Recuerde, un cambio de vida permanente dura toda la vida. ¡Que su

determinación sea suficientemente firme para enseñar para cambiar vidas

en forma permanente!

Los maximizadores de la ley de la ejecución

Después de leer los cinco pasos del método de la ley la ejecución, usted

podría sentirse inseguro de su capacidad de aplicar algo. No pierda el ánimo.

Aunque estos pasos parecen mucho que aprender, pronto serán naturales.

Para capacitarlo en su esfuerzo de ser un maestro de la aplicación,

considere estos siete maximizadores.

Maximizador 1: Anhele y pida a Dios que desarrolle en usted el

corazón de quien aplica

¿Cómo se siente cuando sabe que Dios lo ha llamado a aplicar la verdad

que está enseñando? ¿Se siente poco capaz? Yo me sentía así al principio.

Cuando empecé a comprender esto, luché con sentirme incapaz e

inseguro. Sentí que no podía hacerlo. Obviamente otros deberían hacerlo.

Pensé en otros profesores que tenían este «don» de aplicación, pero yo no

lo tenía. Yo tenía el «don» de enseñar contenido.

En los rincones de mi corazón, sospechaba que la transición de un

ministerio de 95% contenido a un ministerio equilibrado no sería fácil.

255

Muchas veces recurrí a lecciones cargadas con información, pero vacías en

cuanto a aplicación significativa.

En el camino, una práctica significó mucho para mí. Debió ser la raíz de

los cambios en mi enseñanza. Empecé a pedir a Dios que me diera algo que

no tenía —un corazón de quien aplica. Busqué un cambio en mi corazón tan

profundo que me liberara para aplicar la verdad de la manera que él quería.

¡El Señor es tan bondadoso cuando pedimos algo que está en el centro

de su voluntad! Sobre esto, Él había hecho muy clara su voluntad:

«enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado». ¿Cómo

no iba a estar contento cuando pedía un corazón que supiera aplicar?

Permítame animarlo a unirse conmigo en esta oración. Quizás quiera

anotar esta oración en su Biblia y poner la fecha de hoy. Cada vez que

prepare una lección, empiece su tiempo de preparación con esta oración.

Quizás algún día podamos juntarnos y animarnos con las respuestas que

hemos visto.

Oración para pedir un corazón que sabe aplicar

Señor, es mi deseo profundo siempre enseñar a otros a «guardar todas las cosas

que has mandado», y por lo tanto, te pido que me des el poder del Espíritu Santo

para enseñar con el fin de cambiar vidas. Te invito a obrar de cualquier manera que

sea necesario para formar en mí un corazón que sabe aplicar. ¡Que me dé Su

preocupación por el mundo!

Le prometo una cosa: una vez que el Señor empiece su obra

transformadora, nunca volverá a su manera antigua. Un secreto más: una

vez que empiece a cultivar un corazón para aplicar, comenzará a

reconocerlo en otros. Será obvio, porque «de la abundancia del corazón

habla la boca», incluyendo las aplicaciones. Será una prueba más de que

usted se ha unido con las filas de los que enseñan para la eternidad.

Maximizador 2: Prepare aplicaciones en relación con las

necesidades de sus alumnos

256

¿Por qué los alumnos vienen a escucharlo? ¿Qué esperan de la clase?

¿Acaso no esperan que les enseñe algo que les ayudará?

Ahora piense en sí mismo como alumno en vez de maestro. ¿Por qué

usted asiste a clases en la iglesia, en la oficina, o en la universidad? ¿No

será para recibir ayuda? Si usted busca ayuda, pero el profesor no la ofrece,

¿cómo se siente?

La enseñanza incluye una expectativa no expresada, de que el alumno

tiene un problema y el maestro tiene la solución. Cuando ese acuerdo no se

cumple, hay decepción. Los alumnos se sienten traicionados por su maestro,

y los maestros se sienten frustrados con sus alumnos.

Pero no tiene que ser así. ¿Por qué hacer con sus alumnos lo que usted

no quería que sus profesores hicieran con usted? Ahora usted es el maestro,

y está dentro de su poder ayudar. Elija ayudar a sus alumnos cada vez que

enseña.

Las aplicaciones potentes tocan las necesidades más profundas de los

alumnos. Muchos maestros se han desviado tanto de las necesidades de

los alumnos que los alumnos frustrados declaran que sus clases son

irrelevantes y una pérdida de tiempo. Si tiene la menor duda acerca de esto,

pregunte a un estudiante universitario cuántos cursos de esos que son

requisitos son una pérdida de tiempo y no le ayudan.

Por supuesto, conocemos la respuesta común: «Los alumnos no saben

lo que necesitan. Espere hasta que crezcan, y cambiarán de opinión».

Bueno, resulta que yo ya soy mayor de edad, y no he cambiado de parecer.

Usted tiene más edad también. ¿Habría elegido la mayoría de cursos que

eran requisitos, si hubiese podido elegir usted? ¿Se acuerda cuando salió

de la sala diciendo que no sabía para qué servía lo que hablaron? Mirando

hacia atrás, ¿tenía razón?

Entonces, cambie su mente ahora. No se deje atrapar por la idea de que

la enseñanza no es para ayudar a los alumnos. Comprométase a suplir las

257

necesidades de los alumnos, y —como dice el Dr. Howard Hendricks— «se

levantarán para bendecirle»!

Maximizador 3: Logre planear todas las partes de la lección para

que contribuyan a la aplicación

Imagine a un arquero que compra el mejor equipo y va a practicar tirar

al blanco. Estira el arco y suelta la flecha, pero en el momento, se da cuenta

de que no ha puesto el blanco. Con una explosión de energía, toma el

blanco, corre adelante de la flecha, y justo en el momento preciso, ¡coloca

el blanco para que la flecha llegue al centro! Después se felicita por su

habilidad como arquero.

Absurdo, ¿verdad? Pero algunos maestros conducen sus clases así.

Enseñan durante una hora, reflexionan, y se declaran exitosos por haber

enseñado otra clase. Mientras tanto, los alumnos se van, preguntándose qué

hacer con lo que escucharon.

Su enseñanza tiene un solo blanco: ¡cambiar vidas! Tiene que saber qué

parte de la vida de los alumnos necesita cambiar, y después buscar las

aplicaciones apropiadas para ayudarles con esas necesidades. Debe

estructurar todas las partes del contenido para llegar a ese blanco de

cambios.

Si quiere ser eficaz para hacer aplicaciones, aprenda a usar todas las

partes del proceso de aprendizaje. Una vez que se establezca el blanco,

todas las partes de la flecha —la punta, el asta, las plumas, y el corte— son

importantes para su función correcta. De la misma manera, todas partes de

la clase —la introducción, el contenido, las transiciones, las ilustraciones, y

la conclusión— son importantes para hacer que la clase llegue al blanco de

cambiar vidas.

Enfoque todo para poner énfasis en la aplicación. Ponga el esfuerzo

donde haga un impacto. No use una escopeta. Al contrario, utilice una

258

ametralladora y tire una y otra vez al centro del blanco. Dispárelo tantas

veces que nadie pueda dudar del punto.

Desdichadamente, muchos maestros piensan que una aplicación no es

el punto principal, sino algo agregado al final de la clase —unas palabras

finales, un momento de meditación.

¡Cuán lejos está esa idea de la enseñanza de Cristo y sus discípulos!

Cristo no consideraba la aplicación una manera de terminar su enseñanza,

sino el punto principal. Su contenido sirvió como base para la aplicación.

Nunca desarrolle su contenido, para después preguntarse qué aplicación se

puede agregar. Nunca presente ninguna parte de su lección, hasta saber

que apunte al blanco final.

Planifique el final desde el principio, para que pueda ubicar

estratégicamente cada recurso para llegar a la aplicación. Nunca vaya

buscando las flechas. Elija su blanco con oración y con cuidado. Prepare

sus flechas. Entonces, con todo su fuerza, ¡tírelas! Llegar al blanco a

propósito satisface mucho más que llegar por accidente —y no pierde tantas

flechas.

Maximizador 4: Ilustre la aplicación con la Escritura, historia,

experiencia personal e imaginación

Las ilustraciones son cuadros pintados con palabras. Las ilustraciones

visualizan. Las ilustraciones clarifican. Las ilustraciones motivan. Las

ilustraciones destacan el punto principal, dejando que los alumnos llenen los

detalles. Un cuadro bueno, pintado o hablado, vale mil palabras de

explicación.

Las ilustraciones pueden usarse eficazmente en cuatro distintas partes

de la lección:

1. Ilustraciones que introducen: Captan el interés y producen curiosidad.

259

2. Ilustraciones que explican: Desarrollan la comprensión de información y

hechos.

3. Ilustraciones que aplican: Demuestran el uso de la aplicación en la vida

real.

4. Ilustraciones que concluyen: Profundizan el compromiso y mueve a la

acción.

Aunque sea sorprendente, la misma ilustración puede ser reestructurada

y usada eficazmente en las cuatro partes. Las ilustraciones que aplican

guían al alumno a ver cómo funciona la aplicación en su vida. Las

ilustraciones mueven la aplicación desde el papel hasta la persona. Las

ilustraciones conducen al alumno a decir: «quiero hacer eso», y «voy a hacer

eso».

¿Le molesta cuando lo único que dicen acerca de su lección es que les

gustó su anécdota? ¿O que lo único que pueden recordar de sus lecciones

anteriores son las historias? ¿Siente que no han captado el punto? ¿Cómo

pudieron olvidar el bosquejo de cinco puntos que formaba un acróstico, y

recordar solamente una historia?

Esto sucede no solamente cuando usted enseña; sucede cuando

cualquiera enseña. Sucede en todas partes, sin importar el tema, o la edad

del público. El poder de las ilustraciones es universal. ¿Para qué luchar en

contra? Si el sistema es universal, ¡adivine quién podría ser responsable!

Por lo tanto, use ilustraciones —¡muchas! Si quiere una tarea

motivadora, tome treinta minutos para ver las enseñanzas de Jesús. Trate

de ver qué porcentaje de sus palabras eran ilustraciones. Las llamamos

parábolas o alegorías, y están en cada página de los evangelios. ¿Podría

decirme cuál es el bosquejo del Sermón del Monte en Mateo? ¿Y la parábola

del buen samaritano? ¿No ve cómo la historia clarifica y es fácil de recordar?

Hace poco le pregunté a mi hijo adolescente, David, qué porcentaje de

las palabras de Jesús serían ilustraciones. Sin pensar, dijo más de 80%.

Entonces agregó: «¡Por eso Cristo es tan interesante!»

260

¿Por qué seguimos enseñando de una manera opuesta a lo que hacía

el Maestro de maestros? Él sabía que la gente recordaría sus verdades en

historias, más que en discursos. Quizás por eso los mejores maestros

también son excelentes para contar historias.

¿Dónde puede encontrar buenas ilustraciones? Para mí, hay cuatro

fuentes principales:

1. Ilustraciones de experiencia personal: Use las personas, los lugares, y los

eventos que ha encontrado.

2. Ilustraciones de la historia: Ocupe las personas, los lugares, y los eventos

seculares o extrabíblicos.

3. Ilustraciones de las Escrituras: Ocupe las personas, los lugares, y los

eventos del Antiguo o Nuevo Testamento.

4. Ilustraciones de su imaginación: Ocupe las personas, los lugares, y los

eventos que usted ha creado con su imaginación y su creatividad.

Estas cuatro fuentes de ilustraciones están en orden de uso en nuestros

días. Más de ochenta por ciento de las ilustraciones usadas por la mayoría

de los maestros son de experiencia personal, y el otro veinte por ciento son

entre la historia y la Escritura. Es el maestro poco común quien utiliza su

imaginación para crear una ilustración.

Si quiere reflexionar sobre algo, considere el uso que hacía Cristo de las

ilustraciones. Encontrará que su práctica era exactamente lo opuesto de

nosotros. La fuente principal de las ilustraciones de Jesús era su

imaginación —las parábolas eran historias ficticias. Los maestros modernos

usan más ejemplos personales que nada —creando el peligro de usar sus

propias vidas como el modelo para los demás. Ocupe su imaginación para

contar historias que sus alumnos no olvidarán. Entonces la próxima vez que

uno de sus alumnos solamente recuerde su historia, sonría, porque usó la

historia para envolver la aplicación.

261

Maximizador 5: Conduzca a sus alumnos más allá de una

aplicación general llévelos a pasos específicos de obediencia

El cambio de vida no ocurre en forma general, sino siempre en cosas

específicas. Por lo tanto, los maestros deben guiar a sus alumnos a aplicar

la verdad en maneras específicas e identificables.

El desafío es guiar a los alumnos más allá de los conceptos abstractos

como «el perdón»; a acciones concretas como «perdonar a tal y tal

persona por tal ofensa». Si el alumno no hace esta transición de algo que

piensa a algo que hace, el cambio solamente sucede en su imaginación, y

no en su vida. El maestro debe guiar al alumno a personalizar la

aplicación. La lección que presenta en la clase debe ser la lección que el

alumno aplique después de la clase. Su verdad debe ser encarnada en él.

He encontrado que los alumnos frecuentemente quieren hacer algo,

pero no tienen un plan, una pista para correr. Segundo, los maestros

frecuentemente apagan la obra del Espíritu Santo, haciendo el plan tan

específico y tan dogmático que todos los alumnos empiezan a hacer lo

mismo, perdiendo su identidad particular que Dios les ha dado. En vez de

decirles en detalle lo que deben hacer, condúzcalos a una comprensión del

principio relevante de la Escritura. Después, anímelos a buscar lo que el

Señor quiere que hagan a la luz de ese principio. Si enseña la verdad,

confíe en el Señor para comunicarles cómo él quiere que pongan en

práctica esa verdad en sus vidas.

Aunque hay una sola interpretación correcta, y unos pocos principios,

hay un sin fin de aplicaciones. Nuestra responsabilidad es presentar la

interpretación y los principios, y ayudarles a descubrir sus aplicaciones

específicas y personales.

Resista la tentación de ayudarles tanto que salga del terreno de

maestro. Resista la tentación de jugar a ser Dios. No queremos producir a

cristianos «prefabricados».

262

Maximizador 6: Aplique un estilo apropiado al pedir un

compromiso

Lo más importante de la enseñanza no es lo que dice el maestro, sino lo

que hace el alumno. ¿Decidirá el alumno a aplicar la verdad a su vida?

Aquí hemos llegado a la médula del asunto. Ahora que sabe aplicar, que

ha descubierto las necesidades de sus alumnos, ha usado todas las partes

de la lección para apuntar a la aplicación, ha guiado a los alumnos hacia los

pasos de obediencia, y lo ha ilustrado de manera eficaz. Sus alumnos están

con usted. Lo puede ver en sus caras. Ahora es el momento para pedir un

compromiso de hacerlo.

Este es el momento de la verdad —para ellos y para usted. En el mundo

de los negocios, este momento se llama «cerrar el negocio», o «pedir la

orden». Desgraciadamente, la mayoría de los maestros piensa que este

momento es fácil, y por lo tanto cuando captan un poco de tensión interna,

lo evitan. Pero con la gracia de Dios, usted puede y debe superar este miedo

natural, y debe desafiar a sus alumnos a «escoger hoy a quién servirán».

Muchas veces escucho a maestros y ministros eficaces llevar a su

público a este punto… y terminar con oración. Su público está preparado y

dispuesto, pero nunca se le pide un compromiso. Una gran obra en el

corazón de esos alumnos ha sido abortada. Estaban encinta con la verdad,

pero la verdad nunca nació. Si está comprometido a enseñar para cambiar

vidas, debe pedir un compromiso. Al final, el cambio es el resultado de una

decisión —¡así que debe pedir que tomen una decisión!

Moisés pidió una decisión: «El que esté por el Señor, venga a mí»

(Éxodo 32:26, LBLA). Jesús pidió un compromiso siempre: «Dejad las redes,

dejad vuestro oficio, y seguidme». Josué, Nehemías, Esdras, Josías —todos

enseñaron y entonces desafiaron. Creían tanto que la verdad tiene que ser

263

obedecida, que a veces guiaron a sus alumnos a hacer pactos grandes con

Dios, prometiendo dar todo para cumplir su voluntad.

¿Sabe por qué tantos cristianos son tan débiles? Nadie les desafía en la

profundidad de su alma. Nadie toca la trompeta y dice: «¡Vengan a unirse

con el Señor!»

Permítame decirlo de nuevo. Ámelos suficientemente para desafiarlos.

Algunos huirán hacia las tinieblas. Otros se intimidarán con la idea de un

compromiso tan completo y leal. Pero otros saldrán de su pasividad y

caminarán maravillosamente y gozosamente en el camino de un

compromiso sin límite. Hay gozo en seguir a Jesús. Pero recuerde, aun

algunos de sus alumnos lo abandonaron cuando pidió un compromiso.

Dijeron que era demasiado duro, aun cuando el Maestro de maestros los

desafió.

¡Pero algunos quedaron con él! Con el Espíritu entre ellos, y con un

compromiso sin vacilar, después de la resurrección de Jesús, dieron vuelta

al mundo.

Una vez que decida pedir un compromiso, la próxima pregunta es cómo

hacerlo apropiadamente. Me gustaría que hubiera una respuesta fácil y

simple para esta pregunta. Pero no hay. A veces pedimos demasiado, y a

veces pedimos muy poco. Como en muchas áreas de la vida, lo «apropiado»

es cuestión de equilibrio.

Algunos que predican y enseñan usan demasiada emoción o demasiada

presión cuando piden un compromiso. Quizás algunos se hayan convertido

en adictos a los resultados, y utilicen la manipulación y el engaño. Tales

excesos caben en cinco categorías:

1. Demasiado emocional: rogando, llorando, obligando.

2. Demasiado extendido: «Ahora durante la estrofa quince del himno.…»

3. Demasiado expansivo: «Todos lo que hayan pecado alguna vez deben

venir…»

4. Demasiado manipulador: «Si desea éxito económico…»

264

5. Demasiado comercial: profesional, pulido, empaquetado, engañoso.

Cuando pide un compromiso, asegúrese de que sus palabras pasen por

un filtro de amor. Recuerde, es para el bien de los alumnos, y no para su

propia gloria. Esas ovejas han sido puestas por Dios bajo su liderazgo. Sea

amable si responden fácilmente, pero sea duro si lo necesitan. Filtre sus

desafíos para asegurar que sean específicos, razonables, que exijan fe, y

que sean bíblicos.

Su llamado debe ser claro y conciso, y debe exigir una respuesta. Debe

ser ubicado sólidamente sobre una presentación clara de la verdad, y

sólidamente vinculado con un pasaje específico de la Biblia. Si ha sacado

su aplicación directamente de la Biblia, sus alumnos reconocerán que su

llamado a un compromiso es un llamado de Dios, y que su respuesta es para

Él, y no para usted.

«Yo y mi casa pediremos un compromiso». ¿Y usted?

Maximizador 7: Refuerce las aplicaciones al pedir a sus

alumnos que se rindan cuentas mutuamente

El hecho de rendir cuentas significa que pueden «ser responsables ante

otros» por algo. En este último maximizador, se presentan cinco maneras

de asegurar que cuando sus alumnos rindan cuentas por sus acciones,

¡estarán compartiendo las buenas noticias! Voluntariamente rendir cuentas

refuerza nuestra determinación de hacer algo. Cuanto más difícil es el

compromiso, más importante es rendir cuentas, y de más ayuda hacerlo.

Cuanto más extenso el compromiso, es de más ayuda rendir cuentas. Es

por eso que algunos pagan dinero para poder rendir cuentas a alguien —

como algunos grupos dedicados a bajar de peso. Es por eso que otros

dedican algunas noches de sus fines de semana para que les exijan rendir

cuentas —como en Alcohólicos Anónimos.

265

Hay cinco relaciones clave disponibles a usted como maestro, con la

posibilidad de rendir cuentas:

1. El alumno puede rendir cuentas a sí mismo. Esta es la forma más

madura de rendición de cuentas, porque depende solamente de la disciplina

y determinación interior de la persona. Cuando el alumno se comporta

responsablemente, es un individuo maduro, y opera con la motivación

interna. Las otras relaciones de rendición de cuentas son externas, y el

alumno es influenciado por otros individuos fuera de sí mismo.

Los maestros que han sacado lo mejor de nosotros frecuentemente han

motivado la determinación interna. Nos han ayudado a desear tan

profundamente ser evaluados, que nosotros mismos nos hacemos

responsables por cumplir la tarea. Como maestro, usted debe hacer

preguntas como: «¿Cuán comprometido está?», o «¿Qué se requiere para

que usted logre su meta, sin importar las consecuencias?»

2. El alumno puede rendir cuentas a sus compañeros. Dependiendo de

la edad y las circunstancias, rendir cuentas a los compañeros puede ser lo

más eficaz y lo más simple. El maestro puede formar equipos para hacer

una tarea, o para hacer una competencia para logros mayores, o puede

pedir que cada uno cuente a otro miembro del grupo lo que piensa hacer.

También puede hacer que los alumnos más capaces sean responsables por

enseñar a los más lentos.

3. El alumno puede rendir cuentas a otra persona significante. Las

escuelas frecuentemente utilizan este tipo de rendición de cuentas, cuando

envían tareas corregidas a la casa para que los padres las firmen. Con

ciertos problemas de disciplina, los profesores llaman a los padres. ¡Eso sí

aumenta el sentido de rendir cuentas!

A veces pregunto a un alumno qué otra persona se preocupa más a que

él logre sus metas.

¿Quién es la persona que más lo anima a que siga en esta carrera? A

veces he animado a los alumnos a llamar a sus abuelos favoritos para

266

contarles de su compromiso. Algunos comerciantes que viajan mucho

llaman a su mejor amigo para rendir cuentas acerca de lo que están viendo

en la televisión de la habitación del hotel, para ayudarles a no ver películas

pornográficas.

Cada vez que llamo a mi amigo Dennis Rainey, de Ministerio a la Familia

(Family Life Ministry), nos preguntamos acerca de nuestras relaciones con

nuestras esposas. ¡El simple hecho de saber que alguien va a hacer las

preguntas difíciles refuerza nuestra determinación de poder dar las

respuestas correctas!

El ministerio de Caminata Bíblica ha sido bendecido con un directorio

increíble. Juntamente a ellos, somos los mayordomos de la visión que el

Señor nos ha encomendado. Cada vez que nos reunimos, me piden cuentas

de asuntos públicos y personales. Más de una vez, esta costumbre de rendir

cuentas ha servido para proteger a mi familia y a mí.

4. El alumno puede rendir cuentas al profesor. Esta es la fuente más

obvia de motivación externa en el proceso de aprendizaje. Cuando

enseñaba en la universidad, a veces concluía la primera sesión diciendo a

los alumnos que yo estaba comprometido con ellos, y les pedía que

escribieran en una hoja cuál era su compromiso conmigo.

A veces usted tiene que ir a un alumno con problemas para hacerlo

volver a su compromiso y seguir en el camino correcto. Puede demorar

horas antes de que un alumno decida cumplir su compromiso. Posiblemente

tendrá que ir a conversar con una persona en medio de un problema para

ayudarle. Lo que sea la necesidad de su alumno, tiene que estar disponible

para ayudarle, y tiene que pedirle cuentas para que haga lo correcto.

5. El alumno puede rendir cuentas a Dios. Cuando sea apropiado,

considere guiar a sus alumnos a comprometerse con el Señor. A veces

puede pedirles que haga una oración en voz alta, y usted les ayuda con las

palabras. Otras veces pueden orar en silencio, usando sus propias palabras.

267

Posiblemente escriban su compromiso en un papel, y lo lleven consigo para

orar diariamente.

La prueba final si hemos tenido éxito está en la vida de los alumnos

cuando ya no estemos presentes. ¿Hemos desarrollado en ellos suficiente

interés y motivación para aplicar la verdad, que ha llegado a ser una parte

permanente de su vida?

Recuerde, los que enseñamos tendremos que rendir cuentas al Señor,

más que otros. Por lo tanto, en preparación para ese día, repartamos un

poco de la costumbre de rendir cuentas ahora, aquí. Entre nuestros alumnos

y entre nosotros.

Conclusión

Este asunto de la aplicación siempre me llena de asombro y admiración.

¿No es maravilloso, mi amigo, que el Señor soberanamente nos ha

permitido compartir con él algo maravilloso, la experiencia de cambiar vidas?

Dios no solamente utilizó a seres humanos para escribir la Biblia, sino

también para enseñar la Biblia. Espero que nunca perdamos de vista lo

maravilloso que es tener el privilegio de enseñar para el Maestro.

Las aplicaciones bíblicas eficaces tienen mucho poder para cambiar

vidas. Un versículo muy conocido es: «Sin profecía el pueblo se desenfrena»

(Proverbios 29:18). La palabra hebrea traducida profecía tiene el significado

de «revelación divina». Por ejemplo, Isaías empieza con las palabras «visión

de Isaías», y se refiere a la revelación sobrenatural que recibió Isaías. ¿Cuál

sería nuestra «profecía» hoy? —La Biblia. Así que Proverbios 29:18 podría

ser traducido, «Sin la Biblia.…»

Segundo, examinemos la palabra hebrea traducida «se desenfrena». Un

ejemplo de su significado se ve en el relato de Moisés, cuando descendió

del monte Sinaí con los Diez Mandamientos, y vio el pecado descarado del

pueblo. Algunas traducciones describen su condición, diciendo que andaban

268

locos, o estaban desnudos, o estaban participando en inmoralidad y

adulterio. Todas estas descripciones demuestran el significado de

«desenfrenarse». La palabra significa correr sin freno hacia la inmoralidad.

Por lo tanto, el versículo debe decir: «la gente corre desenfrenadamente

hacia la inmoralidad».

Al juntar estas dos frases, verá por qué usted y yo debemos aplicar la

verdad cada vez que enseñamos: «Sin la Biblia (correctamente enseñada),

la gente corre desenfrenadamente hacia la inmoralidad». Obviamente,

entonces, una de las razones por la que los cristianos están viviendo como

el mundo no creyente, es que no estamos enseñando la Biblia

correctamente.

Vi la profunda verdad de Proverbios 28:19 hace poco cuando prediqué

en una iglesia grande. Después del servicio, un hombre se acercó y dijo:

—Tengo que hablar con usted. Usted no es de aquí, así que se lo puedo

decir. Tengo muy malas noticias. Estoy en medio de un divorcio.

Le dije que estaba de acuerdo que eran malas noticias. Y agregó:

—Pero tengo noticias aun más malas: soy diácono de esta iglesia.

Le dije que según Dios, no podía hacer las dos cosas. Si estaba

divorciándose, tendría que renunciar como diácono, o tendría que arreglar

su matrimonio para seguir como diácono. Le urgí a obedecer la voluntad de

Dios y restaurar su matrimonio.

Continuó:

—Hay noticias aun más malas. No soy el único diácono en esta iglesia

que está divorciándose. Durante los últimos tres años, nueve diáconos se

han divorciado.

—¿Nueve diáconos?

Después de recuperarme del golpe, dije:

—¿Le puedo hacer dos preguntas? [Si está entendiendo esta ley, podrá

adivinar las dos preguntas —y probablemente las respuestas también.]

269

¿Cuándo fue la última vez que su pastor predicó acerca del matrimonio y la

fidelidad matrimonial?

—Nunca —contestó. Le dije que ya lo sabía.

—Segundo, ¿qué sucede en la vida personal de su pastor y en su

matrimonio?

Nunca olvidaré su cara cuando le hice esa pregunta. Se echó para atrás

y murmuró:

—¿Quién se lo dijo?

Dije:

—Usted me dijo.

—¡No, no se lo dije! ¡Prometí que no lo diría a nadie! ¿Quién le dijo?

Continué:

—Usted acaba de decirme. Me dijo que hay nueve diáconos que se han

divorciado. Si la gente está viviendo una vida desenfrenada en esta iglesia,

es porque no se predica la verdad. Y la única razón que la verdad no se

predica, con tanto pecado evidente, es que el mismo pecado existe en la

vida del pastor o de sus familiares cercanos.

El pastor no podía decir la verdad porque no estaba viviendo la verdad.

Creo que ese pastor tendrá que rendir cuentas, no solamente por su propio

pecado, sino también por reprimir la verdad de las vidas y familias que están

sufriendo y siendo quebrantadas. ¿Puede imaginar la devastación que

seguirá por generaciones en esa iglesia? Todo esto sucede porque este

pastor no aplicó la verdad a las necesidades de su congregación.

Como enseña Proverbios 29:18, la gente se desenfrena cuando la

Palabra de Dios no se enseña y no se aplica. Por lo tanto, aplique la verdad

cada vez que enseña. Comprométase con el Señor que, desde ahora en

adelante, en cada lugar y en cada momento, usted va a enseñar para

cambiar vidas —por la gracia de Dios y para Su gloria.

270

Preguntas para reflexión

1. ¿Cómo es posible que una persona enseñe sin «alimentar las ovejas»?

¿Qué falta cuando las ovejas no se han alimentado? ¿Cree que el maestro

o el predicador se da cuenta de esto? Cuando usted enseña, ¿cree que se

alimentan sus alumnos?

2. ¿Qué porcentaje del tiempo siente usted que el Espíritu Santo está

actuando con poder cuando enseña? ¿Cree que el Espíritu desea actuar

cada vez que enseña, o solamente algunas veces? ¿Cuál es la razón

principal que nos falta esta experiencia de Su presencia en las clases hoy?

3. La mayoría de los maestros nunca han considerado el hecho de que deben

ser maestros persuasivos. ¿Por qué? ¿Cree que Jesús, Pablo, Pedro, y

Santiago eran persuasivos? Si deseara seguir su ejemplo, ¿qué cambiaría

en su enseñanza?

4. Mencione todas las diferencias que pueda entre el corazón de quien aplica

y el corazón de quien pone énfasis en el contenido. ¿Quién tiene el mejor

corazón para aplicar que usted conozca? En una escala de uno a diez,

¿cómo calificaría usted su corazón para hacer aplicación? ¿Qué puede

hacer para que su calificación sea mejor?

5. Repase rápidamente las palabras de Jesús en Lucas y Juan, y seleccione

tres historias que contó para enseñar un tema. Después de estudiarlas,

escriba tres pasos que usted puede usar para escribir su propia «historia

con un propósito». Escriba una para su próxima clase.

271

Necesidad

9

LA LEY DE LA NECESIDAD; MENTALIDAD,

MODELO Y MÁXIMAS

Hace muchos años vivía con mi esposa y nuestros dos hijos pequeños

en una granja en el sur de Georgia. La propiedad tenía un lago pequeño con

un muelle viejo y frágil.

Nunca olvidaré del día que decidimos llevar a David y Jenny a pescar

por primera vez. Compramos cuatro cañas de pescar, de las más baratas.

También compramos unos flotadores y unos anzuelos.

Cuando llegué a la casa, le dije a David que buscara unos gusanos

debajo de las piedras. Se fue corriendo y se divirtió con la tarea. Jennifer,

que tenía cinco años, no podía soportar la idea de un gusano.

En unos minutos, fuimos al muelle y empecé a preparar las cañas, con

flotadores y anzuelos.

—Pongamos un gusano —dije.

—¡Bien, papá! —dijo David. Inmediatamente empezó a pinchar a un

pobre gusano.

Jennifer estaba traumatizada. Se angustió y casi empieza a llorar.

—¡Papá! —gritó—. ¿Qué está haciendo David?

—Bueno, Jenny, está poniendo un gusano en el anzuelo.

—¡Papá! —dijo inocentemente—. ¿Por qué? ¿Qué maldad ha hecho ese

gusano?

—Nada, Jenny. Pero es necesario poner un gusano en el anzuelo.

—Papá, ¿Dios no ama a los gusanos?

QUINTA LEY

LA LEY DE LA

272

¡Mis estudios en el seminario no me habían preparado para esa

pregunta!

—Bueno, Jenny, sí.

—¡Yo no voy a hacer eso a un gusano!

—Jenny, tienes que poner un gusano en el anzuelo para pescar un pez.

—¡Papá, yo no voy a hacer eso!

Ella fue al final del muelle, llevando su caña de pescar nueva, y tiró el

flotador y el anzuelo en el agua, sin gusano.

David fue al otro lado del muelle, y tiró su cuerda en el agua. Tome en

cuenta que nadie había pescado en este lago por mucho tiempo, y estaba

lleno de peces. En segundos, David tuvo su primer pescado. Estalló de

entusiasmo. El pescado estaba luchando, dando vuelta por todos lados, y

David estaba saltando de alegría. Sacó el pescado del lago, lo sacó del

anzuelo, y lo puso en el muelle. Naturalmente, Jennifer corrió a ver el primer

pescado. No quería tocarlo, pero estaba muy emocionada.

Mientras tanto, David puso otro gusano.

—Jennifer, ¿quieres un gusano? —preguntó.

—No, no lo voy a hacer.

David se encogió de hombros y tiró su cuerda de nuevo. Casi

inmediatamente pescó otro pescado. Jennifer miró su propia caña, y

después miró la caña de David. Poco a poco fue moviéndose hacia el lugar

donde estaba su hermano. Supongo que pensó que los peces no tenían

hambre donde había estado. Él puso otro gusano, tiró la cuerda, y pescó un

tercer pez. Y mi pequeña hija empezó a llorar.

—Cariño, ¿qué sucede?

—Papá, ¡David tiene una caña con suerte!

—Jenny, ¿estás segura de que esa es la razón?

—¡Sí!

273

Así, le sugerí que David probara con la caña de ella. Él puso un gusano

en la caña de mala suerte de Jenny, tiró la cuerda, y en segundos tenía otro

pescado. Después de unos momentos de silencio, Jennifer dijo:

—¡Nunca más voy a pescar!

—Jenny —dije—, ¿tú sabes cuál es el problema?

—No.

—Adivina lo que le gusta comer a los peces.

Podría ver que su cerebro estaba trabajando. Finalmente dijo en voz

baja:

—Es decir, ¿a los peces les gusta comer gusanos?

—Sí. ¿Por qué no pones uno en tu anzuelo?

—Pero, papá, ¡mira qué lindo el anzuelo!

Según ella, el anzuelo nuevo brillante debía ser suficiente para atraer y

pescar peces.

He pensado mucho en ese día inolvidable, no solamente porque enseñé

a Jennifer a pescar, sino porque me ha dejado una lección básica acerca de

cómo pescar a los hombres. Entramos confiadamente al salón de clases con

nuestra Biblia grande y negra, nos paramos detrás del atril, y avisamos:

«Abran sus Biblias en Ezequiel 38». Y pensamos que están ansiosos de

estudiar Ezequiel 38. Imaginamos que vienen corriendo a la clase pensando,

¡Espero que hablemos hoy día de Ezequiel 38! Tratamos de pescar a los

alumnos con un anzuelo sin nada. Con razón que nadie está interesado.

¡Con razón nos preguntamos a veces si vale la pena «pescar»!

Jenny pensaba que el anzuelo era atractivo, y por eso pensaba que

atraería a los peces. Pero estaba equivocada. Esperaba que el público en el

lago fuera a ver la vida desde su punto de vista.

Pero tengo algo que decirle: los peces no son atraídos a los anzuelos sin

carnada. Tampoco los alumnos están interesados simplemente en el

contenido seco. Si quiere tener a alumnos interesados y motivados, tiene

que dejar de tirar anzuelos sin carnada en el agua. Frecuentemente estamos

274

tan enamorados de la belleza de nuestro contenido que olvidamos que

nuestros alumnos lo evitarán, si no les atraemos con habilidad.

«La parábola del anzuelo sin carnada» ilustra una de las raíces de la

enseñanza poco efectiva: una clase estructurada y conducida para suplir las

necesidades del maestro y no de los alumnos. No se puede obligar a un pez

a morder el anzuelo; tampoco se puede obligar a los alumnos a aprender.

Vayamos un paso más; ¿quién debería poner la carnada en el anzuelo?

¿El pez o el pescador? Por supuesto, ¡el pescador! Pero esperamos que

nuestros peces sean atraídos por los anzuelos vacíos o que pongan su

propia carnada en los anzuelos.

Esa es la esencia de la ley de la necesidad. El maestro es responsable

por ayudar a sus alumnos a buscar su contenido. Lo llamamos motivación.

Si tiene alumnos que no tienen motivación, quizás la razón es que no tiene

un gusano en el anzuelo.

Para el fin del capítulo, entenderá cómo Cristo ponía carnada en el

anzuelo para sus alumnos. Descubrirá cómo poner una carnada en el

anzuelo para cualquier materia que enseñe, para que sus alumnos sean tan

motivados que ¡saltarán solos a su bote!

La mentalidad de la ley de la necesidad

Hay una reacción física y emocional muy particular que solamente

experimentan los maestros. Cada maestro lo ha sentido por lo menos una

vez; otros muchas veces.

Empieza con una sensación vacía en el fondo del estómago, seguido por

una debilidad en las piernas, un sonrojo en la cara, después la voz se baja,

le cuesta encontrar palabras, y empieza a murmurar. Siente pánico y el

maestro solamente quiere salir corriendo y escapar de los muros que

parecen estar cerrándose sobre él.

275

¿Qué es? Es la depresión del «¿para qué hago esto?», que comienza

cuando un alumno bosteza, y después otro. Crece implacablemente cuando

un alumno saca una revista para esconder entre sus libros y leer, y otro más

empieza a escribir una carta de amor, cuando el maestro pensaba que

estaba escribiendo apuntes con entusiasmo. Le sobrecoge cuando un

alumno está mirando por la ventana, soñando con una mirada de aburrido,

y otro más está imaginando un partido de fútbol, jugando con una moneda

en su escritorio.

Ha perdido el contacto. Ya no le escuchan. Usted simplemente está

haciendo ejercicios con su mandíbula.

¿Qué puede hacer? ¿Pretender que no está pasando? ¿Echar la culpa

al tiempo, a la baja inteligencia de sus alumnos, o a la hora? ¿Decidir

renunciar y cambiar de trabajo? ¿O va a tomar el control de la situación y

hacer algo al respecto?

Ahora, cambie la película un poco, e imagine que sus alumnos están

rogando que les hable, que están ansiosos de empezar la clase, que están

tristes cuando termina la clase, y que están poniendo en práctica en sus

vidas el contenido de su clase.

«¡Está soñando!», me dice usted. «¡No conoce a mis alumnos!»

Posiblemente esté pensando así ahora, pero al final del estudio de la ley

de la necesidad, descubrirá unas ideas que revolucionarán su enseñanza.

Pero primero, consideremos este concepto del «anzuelo vacío».

La mentalidad común acerca de la motivación de los alumnos es que la

motivación es problema del alumno. Si están aburridos y apáticos, es culpa

de ellos. Si no quieren prestar atención, ciertamente no es culpa del maestro.

La ley de la necesidad presenta la perspectiva opuesta: el maestro

puede y debe formar la necesidad para lo que enseña. En otras palabras, si

va a pescar, ¡ponga una carnada en el anzuelo! Para ver cómo funciona esto

en la vida real, miremos al Maestro de maestros, Jesucristo.

276

Cuando estudia la vida de Cristo, no puede escaparse del hecho de que

Jesús se dirigía a las necesidades de sus oyentes. Buscaba suplir esas

necesidades a través de dos enfoques distintos. Primero, cuando las

necesidades de las personas eran obvias, Jesús las satisfacía

inmediatamente allí mismo. De todos los maestros que han enseñado en

este mundo, Jesús era el mejor para suplir las necesidades.

Segundo, cuando la gente no entendía sus necesidades, Jesús trataba

de clarificar cuáles eran, y después las satisfacía. En los dos casos, Jesús

enseñaba para responder a las necesidades de los alumnos, y no a pesar

de ellas. El punto de partida en la enseñanza de Jesús eran las necesidades

de sus alumnos, y no su contenido.

Como maestros, todos enfrentamos las dos situaciones todos los días.

A veces, las necesidades de los alumnos son aparentes, y podemos tratar

de satisfacerlas tan pronto como sea posible. Si es la necesidad en la vida

de un individuo, tratamos de ayudarle a través de conversación privada o

correspondencia. Cuando todos los alumnos reflejan una necesidad en

común, podemos suplir esa necesidad por medio de comentarios durante la

presentación, aplicaciones especialmente apropiadas, o discusión acerca de

esos temas.

En general, sin embargo, la mayoría de los maestros se encuentran en

la situación opuesta: tienen que enseñar una materia o una lección que no

está relacionada con los intereses o necesidades de los alumnos. No están

enseñando para responder a las necesidades de los alumnos, sino para

responder a un programa designado. Si es así, usted está tirando un anzuelo

sin carnada en el lago, y no puede esperar buena respuesta de los alumnos.

Los problemas de indiferencia, falta de atención, y falta de motivación deben

ser anticipados en las situaciones del salón de clases.

La mayoría de maestros están preocupados y asombrados cuando

descubren que sus alumnos no tienen interés ni motivación para estudiar su

materia. ¿Pero por qué nos sorprende? Creo que estos sentimientos no

277

corresponden, y solamente causan presión y tensión para el maestro y para

los alumnos. La gran mayoría de las clases están desconectadas de las

necesidades de los alumnos, y por lo tanto siempre producen frustración,

apatía y falta de motivación.

Si está preocupado por estos comentarios, deténgase un momento para

recordar su experiencia como alumno. ¿No se encontró frecuentemente sin

interés, deseando que no tuviera que soportar un cierto curso o clase? ¿No

dijo alguna vez: «Si no tuviera que tomar este curso, podría…», y nombraba

muchas cosas que parecían mejor uso de su tiempo?

Cuando estaba desarrollando estos conceptos, pasé mucho tiempo

entrevistando a alumnos acerca de sus experiencias educacionales. La

mayoría de los alumnos veían que muchos cursos, no solamente no suplían

sus necesidades, sino que interferían con sus necesidades. Frecuentemente

escuchaba palabras como «ese curso era una pérdida de tiempo», o

«totalmente irrelevante», o «no me ayudará en nada». Recuerdo que

pregunté a un grupo de veinticinco estudiantes universitarios qué porcentaje

de sus clases dejarían si pudieran. La respuesta: ¡más de la mitad!

Esta es la médula del problema educacional en las salas. En vez de

enseñar como respuesta a las necesidades de los alumnos, frecuentemente

enseñamos a pesar de sus necesidades.

¿Qué debemos hacer?

La respuesta está en el ejemplo de nuestro Maestro de maestros.

Enfrentaba este mismo problema, y su infinita sabiduría proveyó una

solución fresca. Y lo maravilloso es que su método puede ser reproducido

por cualquier maestro que quiere servir a los alumnos, satisfaciendo sus

necesidades.

El método de cinco pasos de Jesús es transferible a cualquier maestro;

funciona en la vida de maestros en todo el mundo que están comprometidos

a enseñar como Cristo. Cuando lo hacen, los alumnos están aun más

entusiasmados que los maestros. Las clases se convierten en

278

increíblemente importantes y relevantes. Llega a ser vital para sus

necesidades.

¿Cómo? El maestro aplica los cinco pasos que Jesús usaba para

despertar la necesidad en el corazón de los alumnos. Los alumnos

responden como los discípulos de Jesús, y la motivación y el entusiasmo

crecen. Los alumnos están tan motivados que sacan la enseñanza del

maestro.

Si esta visión de una clase le atrae, entonces quédese con nosotros

mientras le equipamos para aumentar la motivación de los alumnos por

medio de la ley de la necesidad. Al comenzar, vea si puede discernir las

cinco etapas de la mujer samaritana en Juan 4:5–30.

Vino, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, junto a la heredad que Jacob

dio a su hijo José. Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del

camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta. Vino una mujer de

Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber. (vv. 5–7)

Esa era una clase del Maestro de maestros —una mujer que llegó al

pozo para buscar agua. Tuvo que ir. Hacía calor, ella tenía sed, y necesitaba

agua. Estaba totalmente indiferente al hombre que estaba descansando allí.

Es parecida a nuestra situación. Nuestros alumnos vienen porque tienen

que venir. ¡Y la mayoría ni siquiera está consciente de que tienen sed! Pero

Jesús aprovecha la situación. Sabía que para enseñar, uno tiene que hacer

que el alumno aprenda. Fíjese que Jesús asumió la responsabilidad de

causar el deseo de aprender, el interés en entender la lección.

279

El modelo de la ley de la necesidad

Paso 1: Captar la atención

La primera cosa que hace Cristo es «captar la atención». La mujer vino

al pozo, absorbida en sus propios pensamientos, buscando lograr su propio

propósito. Entonces de improviso este hombre desconocido dice: «Dame de

beber».

Aunque es difícil para nosotros entender por qué, su comentario

realmente le sorprendió. No lo esperaba. Después de todo, en esa cultura,

un rabino judío nunca hablaría con una mujer samaritana en público. No es

sorprendente solamente porque le pidió agua, sino porque le habló. Las

palabras de Jesús captaron la atención inmediatamente. El maestro sabía

que sus acciones provocarían interés inmediato, y ese era su propósito.

Cuando usted enseña, siga Sus pasos, captando inmediatamente la

atención de sus alumnos. Ocupe una frase provocativa, un minidrama, un

chiste, una pregunta que les hace pensar, o incluso un momento de silencio

puede captar la atención de sus alumnos.

Recuerde, sus alumnos entran al salón con su atención dividida entre

muchas cosas. Es su trabajo reposeerla. Probablemente la tuvo en su última

clase, pero desde entonces, ha estado en cualquier cosa. Al empezar la

clase, tome el control de la atención de sus alumnos. ¡Agárrela! ¡Quítesela

280

de lo que la tiene cautiva en el momento que comienza la clase! Si no tiene

su atención, nunca llegará a ellos con su contenido. Tener la atención de los

alumnos es el primer requisito universal del aprendizaje.

La atención es maravillosa. Es inmediatamente atraída al estímulo

presente más vívido. Por lo tanto, para captar la atención de su alumno,

solamente tiene que superar el estímulo que capta su atención ahora.

Ya que la mayoría de los alumnos entra a la sala con un bajo nivel de

estímulos, normalmente es fácil superar ese estímulo. Si es difícil captar su

atención, es porque el estímulo actual es más fuerte que el suyo. ¡Así que

debe hacer el suyo más fuerte!

Usted «capta la atención» de sus alumnos y la logra «cautivar» cuando

ellos se desconectan de la fuente actual de su atención e interés. ¿Qué es

esto? Si usted puede hacer que enfoquen sus ojos y sus oídos, también sus

mentes cambiarán de enfoque. Por unos segundos breves, los tiene. Pero

es imposible mantener su atención mucho tiempo, si no se mueve al

segundo de los cinco pasos de fomentar la necesidad.

Paso 2: Crear la curiosidad

El período de prestar la atención vuela rápidamente. Tenemos que

movernos hacia el estímulo más llamativo que engancha más que la

atención temporal del alumno. Este segundo paso llega a «crear la

curiosidad» de tal manera que disminuye la dependencia de los estímulos

externos de vista, sonido, olfato, tacto, o gusto. Jesús crea curiosidad en la

mujer de una manera muy instructiva, hasta que ella pide a su maestro:

«Cuénteme más».

La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que

soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí. (v. 9)

Fíjese cómo Jesús contesta. ¿Él dice algo que esperaríamos, como:

«Bueno, tengo sed y no tengo nada para sacar el agua?» No, ni siquiera

281

contesta la pregunta. Simplemente continúa formando un sentido de

necesidad.

Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice:

Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva. (v. 10)

Trate de ponerse en el lugar de la mujer por un momento. La respuesta

de Jesús tiene que haber despertado su curiosidad. «¿De qué don está

hablando? ¿Dónde está? ¿Cómo lo puedo conseguir? ¿Cuánto vale?

¿Quién es este hombre? ¿Por qué es tan importante? ¿Qué es «agua

viva»?»

Mire cómo Jesús enseñaba a su alumno. Mire cómo puso la carnada en

el anzuelo de su curiosidad. Incluso, puso carnada no solamente en un

anzuelo, ni en dos, ¡sino en tres! ¿Los ve?

Carnada 1: El don de Dios «Si conocieras el don de Dios»

Carnada 2: Su identidad «y quién es el que te dice»

Carnada 3: Agua viva «él te daría agua viva».

¿Sabía Jesús que ella no conocía la respuesta para estas preguntas?

¿Estaba tratando de enganchar su mente a propósito? ¿Estaría Jesús

planificando el proceso de aprendizaje? Si es así, entonces ¿qué

implicaciones tiene Su método para el desarrollo de su propio método? La

última vez que enseñó, ¿cómo creó curiosidad entre los alumnos? ¿O

simplemente empezó la lección?

Empezar la lección sin nada para captar la atención es como tirar un

anzuelo en el agua sin carnada. Jesús sabía eso, y decidió tirar tres

anzuelos con distintas carnadas. ¿Era complicado esto? No. Era una sola

oración. ¿Tomó mucho tiempo? No. Eran unos pocos segundos. ¿Por qué

tres anzuelos? Como los distintos peces son atraídos por distintas carnadas,

los mejores maestros frecuentemente ponen carnada en más de un anzuelo.

282

¿Cuántos de estos anzuelos mordió la mujer? Ella mordió los tres, pero en

el orden inverso.

Carnada 3: Agua viva

La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo.

¿De dónde, pues, tienes el agua viva?» (v. 11)

Carnada 2: Su identidad

«¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob.…?»

En el griego original, esta pregunta espera una respuesta negativa de

parte de Jesús. Ella no podía imaginar a nadie mayor que Jacob.

Carnada 1: El don de Dios

Ella menciona el don de Jacob —«…que nos dio este pozo, del cual

bebieron él, sus hijos, y sus ganados?» Indirectamente, ella estaba

preguntando: «¿Cuál es este don que usted va a dar? ¿Acaso será mejor

que el don de este pozo que nos dio Jacob?»

Este es un ejemplo increíble de cómo Cristo enseña a una de sus

alumnas. Él poseía un conocimiento sin límite, sabiduría infinita, y amor

perfecto para su alumna, pero usa un acercamiento cuidadoso y planificado.

Crea curiosidad en ella para que busque y desee más información.

Ahora toma la curiosidad de la mujer y la lleva hacia asuntos más

profundos con los cuales ella se puede identificar inmediatamente.

Paso 3: Considerar la necesidad sentida

La mujer todavía no está sintonizada con la lección verdadera que Jesús

piensa enseñarle. Sabiendo eso, él sigue alimentando su sentido de

necesidad. Es la responsabilidad del maestro enfocar la atención del alumno

en el contenido de la clase. ¿Cómo lo hizo Jesús? Decidió «considerar la

necesidad sentida» de la mujer, y la llevó a «considerar» los asuntos con

más seriedad hasta que ella sintiera, «¡Yo quiero esto!»

Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener

sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el

283

agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna (vv.

13, 14).

Los dos primeros pasos son simplemente preparación para este tercer

paso. El maestro debe vincular la curiosidad del alumno con los asuntos que

toquen sus necesidades sentidas lo más rápido y fácilmente posible. Jesús

sabía que el agua y la sed eran lo más importante en la mente de su alumna,

así que empezó allí. El mejor punto de partida para toda enseñanza es la

necesidad sentida de los alumnos. Lo que ellos sienten y piensan es el mejor

trampolín para comenzar nuestras lecciones.

Jesús sabía que ella daría cualquier cosa para evitar salir en el calor

para buscar agua todos los días. Su carnada, «no tendrá sed jamás», y

«será en él una fuente de agua», hacían que ella sintiera: «¡Quiero esto!»

Cuanto más cerca esté a las necesidades sentidas de los alumnos, más

fácil será estimular su interés. Los mejores maestros, entonces, siempre

están investigando a sus alumnos para entender qué les sucede en ese

momento. Ellos observan el lenguaje corporal y sintonizan sus oídos a las

conversaciones antes y después de la clase. Los maestros eficaces se han

entretejido con la tela de la vida de sus alumnos, y ellos sienten

instintivamente qué les sucede.

Su introducción debe hábilmente hacer un vínculo entre la lección y sus

intereses existentes. No es necesario aumentar su interés, sino involucrar

su interés. Para ver otro ejemplo de este vínculo importante, observe cómo

Cristo siguió este mismo procedimiento con Nicodemo en el capítulo anterior

de Juan.

¡Qué alivio darse cuenta de que no tiene que fabricar interés —sino

solamente descubrirlo y cooperar con él. Recuerde, los estudiantes siempre

entran al salón de clases interesados en algo.

El próximo paso es el desafío más grande. ¿Cómo puede guiar a sus

alumnos hacia el tema que ha preparado?

284

Paso 4: Comprender la necesidad verdadera

Es obvio que Jesús quiere compartir con la mujer el don de la salvación

de sus pecados —pero ella está lejos de sentir su pecado y su necesidad de

ese don. Ella no fue al pozo reflexionando sobre su situación desesperada

y su necesidad de un Salvador.

Su maestro estaba consciente de esto, y por lo tanto continuó el proceso

de despertar la necesidad. Jesús está tan decidido a despertar la necesidad

que otra vez no contesta sus preguntas acerca del agua milagrosa que había

mencionado. Al contrario, cambia el tema (¡en la mente de ella, no de él!) y

le dice:

«Vé, llama a tu marido, y ven acá» (v. 16).

¿Qué tiene que ver con su sed? Nada. Y sin embargo, todo. Jesús quería

que tuviera sed en un nivel mucho más profundo, no solamente el nivel

sentido. Ahora observe lo que sucede.

Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo

marido; porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto

has dicho con verdad (vv. 17, 18).

Jesús no la condenó. Incluso, le felicitó por su honestidad. Entonces se

detuvo para ver si seguía acercándose el pez. Y se acercó. ¡Incluso, ella tiró

su propia carnada! Está motivada a aprender más.

Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta. Nuestros padres adoraron

en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar.

(vv. 19–20)

Ella quería aprender más acerca de cómo adorar a Dios, y le pide a

Jesús indirectamente que siga comentando. Él le había animado por sus

preguntas, y ahora él puede «comprender la necesidad verdadera». Este es

la «cumbre» del despertar de la necesidad, en la que guía al alumno a sentir,

«!Necesito esto¡»

285

Paso 5: Curar la necesidad verdadera

Una vez que los alumnos estén conscientes de sus necesidades

verdaderas debe proceder a «curar la necesidad verdadera» con el

«contenido». Cuando los alumnos están tan motivados por sus necesidades

verdaderas, ¿luchará con alumnos desinteresados? ¿Tendrá que luchar con

su apatía?

¡De ninguna manera! ¡Estarán entusiasmados! Que dirán: ¡Lo tengo!

¡Por fin «obtuve lo que quería»!

Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga

nos declarará todas las cosas. Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo. (vv. 26)

Jesús esperó hasta que su alumna hiciera la pregunta apropiada. Los

maestros son más eficaces cuando siguen este mismo esquema. En vez de

empezar la clase con nuestro contenido, debemos crear hambre del

contenido. Desgraciadamente, la mayoría de los maestros ve este paso de

despertar la necesidad como algo innecesario —una pérdida de tiempo

valioso.

Si no es necesario despertar la necesidad, entonces ¿por qué el Maestro

de maestros pasó un porcentaje tan grande de su tiempo haciendo a sus

alumnos conscientes de su necesidad? En este caso, Jesús dedicó más

tiempo para crear la necesidad que para enseñar la lección misma. Así fue

un ejemplo de una mentalidad muy distinta de la enseñanza y la predicación

actual. Consideró la concienciación de la necesidad la primera parte de la

lección, en vez de considerarla como una parte agregada innecesaria.

Crear la necesidad es como poner la carnada en el anzuelo — el primer

paso para todos los que deseen pescar un pez.

Retrocedamos un momento para repasar lo que hizo Jesús. ¿Cuál fue

su mentalidad a través de todo el proceso? Mientras observamos al Maestro

trabajando, ¿qué podemos aprender acerca de la actitud del corazón que se

necesita para satisfacer las necesidades y pescar bien?

286

Primero, fíjese que Jesús llegó a ella en su propio terreno. Él estaba

sentado al lado del pozo, la mujer se acercó, y él le pidió agua. Jesús hizo

un contacto con ella en una manera natural, en un ambiente conocido por

ella, y tocó un tema que ya le interesaba. Esto refleja el primer aspecto de

la mentalidad de la ley de la necesidad: es esencial que el maestro comience

con el marco de referencia de los alumnos. Para curar sus necesidades,

usted debe unirse primero en su terreno.

Segundo, el Señor asumió la responsabilidad para ganar su atención y

discutir sus necesidades. Mientras progresaba la conversación, ella llegó a

participar activamente. Pero Jesús era claramente el agente responsable

por causar su aprendizaje. Con sus preguntas y sus comentarios, Él se

aseguró de que su reunión no fuera un intercambio casual. Este es el

segundo ingrediente de la mentalidad de la ley de la necesidad: el maestro

debe asumir la responsabilidad por dirigirse a las necesidades de los

alumnos.

Satisfacer las necesidades no sucede accidentalmente. Si Jesús no

hubiera sentido la responsabilidad por este encuentro con la mujer,

asegurándose de terminar satisfaciendo sus necesidades, ella se habría ido

tan necesitada como antes de venir. Lo mismo es válido para nuestras

clases. Si no asumimos la responsabilidad por suplir las necesidades de los

alumnos, seguirán sin solución.

Esto nos lleva al último, y quizás el más importante ingrediente de la

mentalidad de la ley de la necesidad. Cuando Jesús habló con la mujer

acerca de sus maridos, podría haber dicho cosas acerca de su pasado que

le habrían aplastado. Pero no lo hizo. Él la trató con gentileza y con gracia.

Ese es el tercer aspecto: Diríjase a las necesidades de sus alumnos con

gentileza y con sensibilidad.

Jesús sabía que las necesidades verdaderas no surgen a la superficie

fácilmente. Cuando finalmente surgen, a veces la persona es sensible, y a

veces le duele emocionalmente. Es como un niño que corre a su madre

287

después de caerse y lastimarse. Necesita que limpie la herida, pero cuando

la madre empieza a curarla, él se aleja. Para poder curar su necesidad, ella

tiene que usar gentileza y sensibilidad.

Cuando empieza a dirigirse a las necesidades verdaderas de los

alumnos, no debe sorprenderse de que haya algunas heridas abiertas y

sensibles. Como maestro quien desea curar las necesidades verdaderas de

sus alumnos, debe ser cuidadoso.

Cuando llegue a tener más habilidad para hacer surgir las necesidades

verdaderas de sus alumnos y curarlas, el último problema que tendrá es la

motivación. Incluso, ¡de vez en cuando, los peces saltarán solos a su bote!

¡Y su mejor anécdota de la pesca no tendrá que ser acerca del pez

grande que escapó!

Las máximas de la ley de la necesidad

Máxima 1: La creación de la necesidad es la responsabilidad del

maestro

«Un maestro excelente no simplemente imparte conocimiento a sus

alumnos», dijo un maestro ejemplar, «sino despierta su interés y les produce

el deseo de buscar el conocimiento por sí mismos. Es una bujía, no una

manguera de gasolina».

Todos los maestros ejemplares entienden este secreto de ser

responsables por despertar en el alumno el interés, antes de enseñar su

contenido. Planifican, a propósito, generar el entusiasmo. Inspiran y atraen

a sus alumnos. Como Jesús lo hizo con la mujer samaritana, atraen a sus

alumnos hacia algo que desean tener. Los guían paso a paso, hasta que

estén involucrados en la lección — ¡felices que por fin tienen lo que

realmente querían!

Desdichadamente, la mayoría de los alumnos nunca disfruta de

enseñanza de este tipo. Sus profesores entran a la clase y proceden

288

inmediatamente a dictar sobre la materia del día, sin ningún interés en las

necesidades de los alumnos o en tener su atención.

Cuando los alumnos están distraídos o aburridos, deben soportar la

crítica del maestro, por que no prestaron atención. Finalmente, cuando el

aburrimiento de los alumnos se convierte en conducta desordenada, los

maestros se enojan y gritan a los alumnos, mostrando su autoridad y su

poder.

Después de todo, es responsabilidad del alumno prestar atención, ¿no?

¡Tal como es la responsabilidad de un pez poner la carnada en el anzuelo!

(Imagine al pescador gritando al pez por no morder el anzuelo cuando no

tiene ninguna carnada.)

¿Aceptará usted esta responsabilidad por poner una carnada cada vez

que enseña? Ningún pez ha puesto su propia carnada —¡y nunca lo harán!

La falta de atención de parte de los alumnos es simplemente su manera de

decirle a usted: «¡Necesita una carnada fresca!»

Nunca más debe enojarse cuando sus alumnos no están prestando

atención. Nunca debe dirigir su frustración hacia ellos por no morder su

materia. Al contrario, debe dedicarse a ganar su atención de nuevo. Quite

su propia atención del bosquejo y diríjala a los alumnos. Ellos necesitan otra

táctica, otro enfoque, nuevos estímulos o incentivos. Un anzuelo vacío

produce aburrimiento; un anzuelo con una carnada produce motivación.

Ya que Dios hizo al hombre de tal manera que tiene que sentir una

necesidad para prestar atención y aprender, debemos tragar el orgullo y

empezar a cooperar con él. Si en su enseñanza, Jesús usó el método de

despertar el sentido de necesidad, debemos destruir nuestra independencia

y seguirlo. Cuando lo hacemos, recibimos la bendición de Dios, y

disfrutamos de los alumnos.

Tome ese anzuelo, como mi hija tuvo que hacerlo, y coloque una

carnada en él.

289

Máxima 2: La satisfacción de la necesidad es el llamado

principal del maestro

La primera máxima tenía que ver con la creación de la necesidad antes

de enseñar; esta segunda máxima tiene que ver con satisfacer las

necesidades que ya existen en sus alumnos cuando enseña. Jesús enseñó

a la mujer samaritana de una manera que ella sentía la necesidad de buscar

más y más verdad de él, antes de guiarla al punto de satisfacer su verdadera

necesidad.

De todas las máximas, esta es la más difícil de comunicar —y hay más

oposición en contra de ella de parte de los que enseñan y predican. Pero he

visto increíbles cambios en los maestros y los pastores que han

experimentado la verdad liberadora de esta máxima.

Escuche esta conversación que tuve con un pastor en una conferencia

reciente:

—Mi iglesia no está bien. La asistencia llegó a su máximo hace más de

un año, y ha estado bajando rápidamente en los últimos seis meses. ¿Cuál

piensa que es el problema?

—Quizás el problema sea con el pastor.

—¿Qué? Usted piensa que yo podría ser el problema? ¡Ni me conoce!

—Bueno, usted es el pastor de las ovejas, ¿verdad? Usted me ha dicho

que el rebaño no está bien; que las ovejas se van, y que no están pariendo

ovejitas como antes. Cuando eso sucede, inevitablemente es la culpa del

pastor, porque la condición del rebaño es su responsabilidad. ¿Qué piensa

que puede ser el problema?

—No sé. La gente simplemente no quiere escuchar buena enseñanza

bíblica ahora. La televisión ha echado a perder todo. La gente quiere ser

entretenida, ¡y yo no voy a rebajarme a entretenerlos!

—¿De qué está predicando estos días?

—Estoy predicando de Gálatas, ¡y me gusta mucho! Estoy predicando

versículo por versículo, incluso palabra por palabra. Siempre he querido

290

hacer esto. Estoy enseñándoles detalles del griego. Estoy mostrando cosas

profundas, muy profundas.

—¿De veras? ¿Hace cuánto tiempo que está predicando de Gálatas?

—Dos años y medio, y estoy recién empezando el capítulo dos.

—¿Y le gusta mucho?

—Sí, me encanta, pero la asistencia está bajando.

—¿Por qué será? Permítame hacerle otra pregunta. ¿Cuál es el tema

especial de Gálatas?

—El tema es que la salvación no es por obras.

—Pastor —continué—, ¿cuántas personas de su congregación piensan

que son salvas por obras?

—Ninguna, que yo sepa.

—Entonces ¿por qué está pasando dos años diciéndoles algo que ya

saben? ¿Por qué está enseñando Gálatas?

—¡Porque siempre he querido enseñar Gálatas!

¿No ve el error en el pensamiento de este hombre? Trágicamente,

piensa que su deseo de predicar Gálatas es el factor determinante en la

decisión de lo que debe predicar. Está enfocado en sí mismo y no en sus

alumnos. Está enfocado en lo que él quiere, y no en lo que ellos necesitan.

Debe ganar el premio por el «pescador sin carnada».

Muchas veces he tenido conversaciones similares en todo el país.

Maestros y predicadores piensan que su llamado principal es explicar la

verdad. El único problema es que la verdad no tiene necesidades. La Biblia

no tiene una necesidad de ser predicada o enseñada.

Solamente las personas tienen necesidades. El llamado del pastor es

satisfacer las necesidades de sus ovejas; el llamado del predicador o

maestro es satisfacer las necesidades de sus alumnos.

Si pudiéramos entrevistar a las ovejas de este pastor, encontraríamos

que se van por una razón legítima. Han perdido la esperanza de que su

pastor vaya a predicar acerca de sus verdaderas necesidades. Así que se

291

van para buscar a un pastor que lo hará, mientras su pastor, en su

arrogancia, les echa la culpa por no responder bien a su predicación

irrelevante.

¿Cómo podemos caer en una trampa tan profunda? ¿Cómo podemos

confundirnos tanto acerca del propósito de la enseñanza? Permítame

imaginar otra ilustración:

Digamos que uno de sus alumnos le llama en la noche, con la voz

temblorosa, y le pide consejo porque su matrimonio está destruyéndose.

Pregunta si ella y su marido pudieran ir a su casa.

Usted dice que sí, que vengan inmediatamente. Usted ha estado

estudiando el tabernáculo toda la semana, y está preparado para hablar de

ese tema. Cuando llegan, usted busca su Biblia y encuentra un pasaje en

Éxodo, y empieza a describir todas las partes del tabernáculo —el altar, el

lavacro, el lugar santísimo. Está tan entusiasmado que comparte con ellos

todo lo que ha aprendido.

De vez en cuando usted mira a ellos, y ve sus caras perplejas. Pero esta

materia es tan buena. Después de todo, usted está explicando la Palabra de

Dios —y la Palabra de Dios es poderosa y no volverá vacía. Usted sigue

dictando su clase, dibujando las partes del tabernáculo en una hoja.

Pero en medio de la mejor parte —cuando está haciendo una exégesis

del significado de los distintos colores de las cubiertas del tabernáculo—el

hombre se para, y con las venas de su cuello por explotar, grita: «¿De qué

está hablando? ¿Cómo se supone que me va a ayudar con mi matrimonio

todo esto?»

Sale enojado, y su esposa lo mira a usted con incredulidad, y sale

corriendo detrás de su marido.

Usted no lo puede creer. Se fueron. ¡Y usted estaba enseñando la Biblia

tan bien! ¿Cómo pueden salir justo cuando estaba enseñando cosas tan

profundas acerca del tabernáculo?

292

Usted sacude la cabeza. ¡Gente estúpida! La gente ya no quiere

escuchar nada de la Biblia. No quieren comer «carne». Solamente quieren

tomar leche.

Usted nunca ve al matrimonio de nuevo. Su secretaria le dice que el

marido ha pedido el divorcio, y la esposa empezó a asistir otra iglesia. Pero

usted conoce al pastor de esa iglesia, y sabe que no está comprometido con

la enseñanza de la Palabra como usted.

Esta historia es ridícula, ¿verdad? Es patética. Es patética porque se

repite todas las semanas en cientos de iglesias y cientos de escuelas.

Los alumnos entran al salón de clases con problemas matrimoniales,

problemas severos con sus hijos, problemas de sus finanzas que están a

punto de quebrar, y allí estamos parados, preparados. Estamos listos.

«Busquen en el libro de Éxodo, por favor. Quiero compartir algunas ideas

nuevas acerca del tabernáculo…»

¿Suena familiar? Créame, yo hablo acerca de esto con maestros y

pastores en todo el mundo, por tanto, yo sé que es muy común. Hemos

tergiversado nuestro concepto del llamado del maestro y predicador. Hemos

separado el mensaje de las personas que reciben el beneficio de nuestro

ministerio. Pensamos que hemos cumplido nuestro llamado cuando

enseñamos lo que dice la Biblia.

Pero solamente cumplimos nuestro llamado cuando aplicamos la

enseñanza bíblica a las necesidades de la gente. ¿Cree que ese pastor que

trató de aconsejar a la pareja con problemas matrimoniales con una

explicación del tabernáculo estaba cumpliendo su llamado? ¡Obviamente

que no!

¿Por qué es tan claro eso en la oficina de consejería, pero no tanto en

el salón de clases? Mi colega, maestro o predicador, es claro en el salón —

para el público, no para el comunicador. La decepción es profunda y amplia.

Y según mi experiencia, es emocionalmente explosiva.

293

Los maestros sienten que no es su responsabilidad satisfacer las

necesidades de sus alumnos cuando enseñan. Los pastores piensan que no

es su responsabilidad satisfacer las necesidades de sus alumnos cuando

predican.

De alguna manera, los comunicadores piensan que su responsabilidad

es solamente enseñar el contenido. ¿Pero para qué? ¿Y para quién? Si

nuestro contenido debe ayudar al público, entonces ¿no debemos poner el

énfasis en lo que ellos necesitan para vivir en obediencia al Señor?

Ya que la Biblia es inspirada, pensamos que cada parte es igualmente

importante para nuestro público. ¡Pero no lo es! Si decimos que algunas

partes no son tan importantes para predicar o enseñar, sentimos por alguna

razón que estamos diciendo que la Biblia no es inspirada o autoritativa o

inerrante. No estamos diciendo eso.

Si usted no está de acuerdo, le desafío a ser auténtico con su convicción.

¡Seamos consecuentes! Veamos si nuestras nociones resisten la prueba.

Empecemos la próxima semana una nueva serie para enseñar o predicar

sobre los siguientes seis versículos, palabra por palabra —usando dos o tres

versículos para cada lección:

Los hijos de Manasés: Asriel, al cual dio a luz su concubina la siria, la cual también

dio a luz a Maquir padre de Galaad. Y Maquir tomó mujer de Hupim y Supim, cuya

hermana tuvo por nombre Maaca; y el nombre del segundo fue Zelofehad. Y

Zelofehad tuvo hijas. Y Maaca mujer de Maquir dio a luz un hijo, y lo llamó Peres; y

el nombre de su hermano fue Seres, cuyos hijos fueron Ulam y Requem. Hijo de

Ulam fue Bedán. Estos fueron los hijos de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manasés.

Y su hermana Hamolequet dio a luz a Isod, Abiezer y Mahala, Y los hijos de Semida

fueron Ahián, Siquem, Likhi y Aniam. (1 Crónicas 7:14–19)

Estos son solamente seis versículos de un capítulo —¡y en los primeros

nueve capítulos de 1 Crónicas, hay más de cuatrocientos versículos

adicionales iguales que estos!

294

Ahora pensemos en nuestro amigo, el pastor que pasó dos años

predicando el primer capítulo de Gálatas, un promedio de cuatro semanas

por versículo. Ya que toda la Biblia es igualmente inspirada, debemos pasar

el mismo tiempo en cada versículo. Los seis versículos de 1 Crónicas

tomarían veinticuatro semanas, o seis meses de predicación. De esta

manera, ¡todavía estaría predicando en 1 Crónicas 1–9 después de

ochocientas semanas, o más de quince años!

Espero que usted esté sonriendo, porque la ilustración es totalmente

ridícula. Si alguien predicara sobre estas genealogías durante quince años,

el Espíritu de Dios no podría seguir bendiciéndolo.

¿Por qué la verdad que se ilustra con este ejemplo es tan fácil de

aceptar, pero el principio que estamos presentando es tan difícil de aceptar?

¿Por qué ni pensamos predicar quince años sobre estos versículos? Porque

no son relevantes a las necesidades verdaderas que está enfrentando la

gente hoy. Porque no ayudan a nuestra congregación. ¡Porque todos se

irían!

¡Ese es el punto!

Ya que admitimos fácilmente que seleccionamos los pasajes que

enseñamos —no estamos planificando ninguna serie sobre 1 Crónicas 1–

9— quiero animarle a tener más cuidado en la selección. Sea consecuente

con su convicción de que no toda la Biblia debe ser enseñada igualmente a

toda la gente.

¿Enseñaría Romanos 9–11 a niños de cinco años de edad? ¿Enseñaría

Ezequiel 40–48 a los nuevos creyentes? Por supuesto que no. No son las

porciones correctas para esas personas.

¿No ve que usted es selectivo? Esta máxima no está tratando de

convencerle a seleccionar; está tratando de ayudarle a seleccionar con más

cuidado. Ya que es sabio seleccionar, ¿no sería aun más sabio seleccionar

con más cuidado? ¿No ayudaría a su ministerio aprender a seleccionar el

mensaje correcto en ese momento para el público?

295

Tome un momento, como yo he hecho, para preguntar a cualquier

persona que está sentada en la banca de la iglesia o en la escuela: «¿Siente

usted que la mayor parte de la predicación y la enseñanza hoy es relevante

a sus necesidades?» Menos de veinte por ciento de los que pregunté dijo

que sí. El otro ochenta por ciento sintió como si hubiéramos estado

enseñando 1 Crónicas 1–9.

Pero echamos la culpa a los alumnos por no prestar atención. Culpamos

a nuestras congregaciones por no querer escuchar «buena predicación». En

realidad, están rogando buena predicación. Están pidiendo predicación que

es buena —¡para ellos! Quieren algo que satisfaga sus necesidades.

Aunque lo no crea, la Biblia no tiene necesidad de ser enseñada.

Solamente las personas tienen la necesidad de recibir la enseñanza, y es su

necesidad la que debe determinar nuestro programa de enseñanza y

predicación.

Si usted percibe que tengo un profundo sentir acerca de esto, tiene

razón. Como he estado escuchando comentarios en todo el país, estoy

consciente de la frustración general que existe entre los alumnos.

El maestro está alejado de ellos, enseñando algo que es inútil para sus

vidas —y no se le ocurre que en ese momento él también es inútil para sus

alumnos. El predicador está alejado de su gente, predicando algo irrelevante

para su congregación, y no se da cuenta de que la asistencia baja es prueba

de que ha fallado tantas veces que sus ovejas se han ido a buscar prados

más verdes. Tenían hambre, y fueron a buscar alimento.

Tenemos que abrir nuestros ojos, abrir nuestros corazones, abrir

nuestros oídos, al mandato de Jesús para todos los que enseñamos y

predicamos: «¡Alimenta mis ovejas!» Cuando obedezca ese mandato, las

ovejas se quedan, crecen, y paren ovejitas. Su clase crece. Se corre la voz

que hay buenos prados para los que tienen hambre.

Satisfacer las necesidades verdaderas es el llamado principal del

maestro. Si pudiéramos entender y aplicar solamente este principio,

296

nuestras clases serían muy distintas. Serían relevantes. Según los que nos

escuchan, la mayoría de las lecciones no son relevantes; no son apropiadas,

no calzan, no son pertinentes, ni aplicables. No satisfacen las necesidades

de los alumnos.

Muchos maestros piensan: «Es mi responsabilidad enseñar la Palabra

de Dios, y es la responsabilidad de Dios hacerla relevante. No es nuestra

preocupación si el tema que hemos seleccionado es irrelevante, es

preocupación de Dios. Elija cualquier pasaje y predíquelo. Elija cualquier

pasaje y enséñelo. De alguna manera, Dios lo arreglará».

¿Cuál es el punto de partida correcta para predicar y enseñar? La

mayoría diría que la Biblia es el punto de partida —predíquelo y será

relevante. Comience con el contenido y de alguna manera ayudará a los

alumnos. El orden es: primero el contenido, en segundo lugar la necesidad.

¡Pero este orden está al revés! Solamente predicar un pasaje, esperando

que satisfaga necesidades es como el pastor que sube el púlpito y abre la

Biblia al azar en alguna página, confiando en Dios para hablar a la gente por

medio del pasaje donde sea que se abra. ¿Cuántos de nosotros aprobamos

ese método?

¿Será correcto nuestro pensamiento tradicional acerca de la selección

del tema? ¿Jesús empezó con su contenido, para después buscar a alguien

que le escuchara? ¿O empezó con las necesidades de la gente, para

después enseñar la verdad relacionada con ellas? Casi sin excepción, Jesús

enseñó para responder a la necesidad aparente o escondida de Su público.

Jesús empezó con su necesidad.

¿El apóstol Pablo escribió las cartas del Nuevo Testamento solamente

porque tenía cosas interesantes que decir? ¿Escribió porque quería enseñar

una doctrina? ¡De ninguna manera! Pablo escribió una y otra carta para

responder a las necesidades de una congregación o alguna persona (o

personas). Primero, la necesidad, después el contenido; primero el

problema, después la proclamación. No solamente Pablo y Jesús

297

empezaron con las necesidades de sus seguidores, sino también el resto de

los apóstoles. Mire a Pedro o Santiago o Juan o Lucas. Ellos sabían que la

única razón de su ministerio era las necesidades de sus seguidores.

Cuando veían una necesidad, esa necesidad determinó su programa.

Nunca venían con un programa, esperando que satisficiera una necesidad.

Sabían que el paso más importante en la preparación de una lección es la

selección correcta de la materia. Ellos no separaban las dos cosas. Pero

nosotros tratamos de separarlas.

¿Cómo podemos separar la selección de la materia de la preparación

del pasaje? ¿Cómo podemos estar tan decididos a preparar bien nuestro

contenido, cuando seleccionamos mal nuestro contenido?

¿No será que la materia mal seleccionada, aunque sea perfectamente

preparada, es el mensaje equivocado para la gente? Si mi paciente está

muriendo de una enfermedad rara del riñón, y yo le opero con mucha

habilidad, removiendo su vejiga, ¿le he ayudado?

Dios nos ha dado discernimiento y sabiduría para elegir el contenido

apropiado para la clase. Por lo tanto, seleccione con mucho cuidado el

contenido. Seleccione un tema que calce, que sea pertinente, que sea

adecuado, que sea aplicable a su público —algo que ellos describirían como

eminentemente relevante. (El próximo capítulo le mostrará cómo seleccionar

el tema que impactará a sus alumnos cada vez que enseñe.)

¿Cuál es nuestro llamado, nuestra tarea? Satisfacer las necesidades de

los alumnos es el llamado principal del maestro.

Máxima 3: La creación de la necesidad es el método principal

del maestro para motivar a los alumnos

En las clases y en las iglesias en todos los lugares, se lucha con el

problema de la motivación. ¿Cómo conquistamos la indiferencia, y cómo

eliminamos el aburrimiento del salón? ¿Cuál es el secreto de la motivación?

298

La clave de la motivación es crear una necesidad. El maestro que motiva

es el maestro que crea la necesidad. Si esa necesidad es apropiada,

entonces automáticamente incentiva a los alumnos a actuar. Cuando el

aburrimiento, la apatía, y el desinterés dominan en el salón, es culpa del

maestro. El maestro no ha hecho su trabajo de «crear la necesidad» en sus

alumnos.

¿Es difícil crear la necesidad? ¿Toma mucho tiempo? En la mayoría de

los casos, toma menos de dos minutos. Tomó a Jesús 116 palabras con la

mujer samaritana —un poco más de cien palabras para motivarla a buscar

a su Salvador.

Imite a Cristo. Utilice sus palabras para crear la necesidad. Sea

extravagante, si desea, utilizando dos veces más palabras que Cristo —y

así le tomará solamente cuatro minutos.

Si quiere pescar un pescado, tiene que poner una carnada en el anzuelo.

Si quiere motivar a sus alumnos, cree la necesidad.

Máxima 4: La necesidad motiva en la medida que es sentida por

el alumno

Esta es la segunda mitad del secreto de cómo los maestros ejemplares

motivan a sus alumnos. Saben que la necesidad es sentida en primer lugar.

Cuando pretende servir a sus alumnos por medio del descubrimiento de

su necesidad, recuerde que debe tocar sus sentimientos. Deben ser

movidos para ser motivados. Cuando crea la necesidad, debe crearla de tal

manera que se sienta la necesidad.

Debe crear la necesidad desde lo inconsciente hasta lo consciente. Debe

crear y crear hasta que la necesidad rompa en la conciencia de los alumnos.

Cuando crea la necesidad, está sacándola afuera.

299

Una de las leyes universales de toda comunicación es que cuanto más

profundamente el alumno sienta la necesidad, más se sentirá motivado a

aprender —y al final, más aprenderá.

El primer paso debe ser el de prender el fuego en el corazón del alumno.

Debe tener el deseo de aprender. Debe sentir un anhelo intenso de

aprender.

Esos sentimientos deben ser estimulados por el maestro para el alumno,

antes de revelar el contenido. Deje que los alumnos persigan su contenido,

tal como lo hizo Jesús con la mujer samaritana. ¿No sería increíble poder

crear tanta hambre por aprender, que sus alumnos saquen la lección de

usted, en vez de tratar de forzarla?

Los maestros ejemplares saben cómo motivar a cualquier público en

cualquier momento sobre cualquier tema. ¿Cómo pueden hacerlo? Ellos

conocen los siete factores de motivación que se presentan en el próximo

capítulo, y las utilizan con mucha habilidad.

¿Cuántos conoce usted? ¿Puede nombrarlos? ¿Sabe usarlos? ¿O ha

decidido que la motivación de los alumnos es algo que sucede por

casualidad? Tiene que esperar para ver qué pasa. ¿Ha decidido que usted

no tiene el carisma o la personalidad para motivar a sus alumnos?

Espero que no haya decidido ninguna de las dos cosas, porque ninguna

es verdad. La verdad es que estos factores universales de motivación

funcionan con todos, todo el tiempo. Yo tenía un par de profesores en la

universidad que los usaban consistentemente cuando enseñaban. Sus salas

estaban llenas de alumnos. En cada sesión, nos motivaban de una manera

increíble.

Algunos de sus alumnos —quizás el ochenta por ciento que dice que sus

clases son aburridas— están esperando y orando que usted descubra esos

factores universales de motivación.

Pero quizás usted sea la excepción. Posiblemente sus alumnos dirían lo

opuesto acerca de sus clases. Si es así, entonces usted no necesita leer

300

más. Deje estos factores para leer cuando no tiene nada que hacer. Pero

para los que quieren saber cómo «incentivar» a sus alumnos, explicaré esos

factores en la sección de los maximizadores de la ley de la necesidad.

Máxima 5: La creación de la necesidad siempre precede nuevas

unidades de contenido

Carl F. H. Henry, uno de los grandes eruditos de nuestros días, una vez

dijo: «Tenía un profesor de filosofía muy bueno, que rehusaba dar

respuestas hasta que las preguntas literalmente nos hicieran doler por

curiosidad». Si sus alumnos no están muertos de curiosidad, no les dé la

respuesta.

¿No es interesante que Jesús dijo: «Venid en pos de mí, y os haré

pescadores de hombres»? Cuando se pesca con mosca artificial, uno se

mete en un estero o en un lago, y empieza a dejar la línea más y más larga

hasta seis o siete metros. Entonces busca un lugar prometedor para dejar la

mosca, quizás debajo de un árbol, y simplemente toca la superficie

rápidamente con la mosca. No deja que se hunda la mosca; solamente

quiere llamar la atención del pez.

—¿Qué fue eso? —dice el pez.

—No sé. Se fue —dice su compañero.

—La próxima vez, ¡es mía!

Así que usted deja la mosca tocar una y otra vez. Todo el tiempo, los

peces están diciendo: «Yo quiero eso, yo quiero eso. Se ve rico. Espero que

vuelva otra vez». Finalmente uno no resiste y muerde.

Sus alumnos no deben saber que está creando la necesidad. No deben

decir: «Está motivándonos para escuchar la lección». El pescador con

experiencia esconde el anzuelo. Cuanto más hábil el maestro, más pensarán

sus alumnos: «¡No puedo esperar escuchar esto! ¡Yo realmente necesito

esto!»

301

Al continuar en la lección, tenga cuidado de crear la necesidad para cada

unidad de contenido, antes de enseñarla. Podría perder a los alumnos

cuando sienten que el contenido es irrelevante para ellos.

Jesús hizo esto con la mujer samaritana. Ella no quería saber nada

acerca de la salvación; ella quería agua. ¿Qué dijo Jesús? «Antes de que le

dé la respuesta acerca de la salvación, voy a ayudarle a desearla.»

¿Cuándo fue la última vez que ayudó a sus alumnos a desear la

respuesta que les iba a dar? Un gramo de necesidad vale un kilogramo de

contenido, porque el contenido no tiene ningún valor si los alumnos no

quieren recibirlo.

Pienso que es por eso que Pablo, inspirado por el Espíritu Santo, dedicó

tres capítulos en el libro de Romanos al tema del pecado, antes de hablar

de la salvación. Al final de esos tres capítulos, ha destruido cada intento de

autojustificarse. El lector está pidiendo auxilio. Sólo entonces explica la

solución.

Usted puede usar el mismo principio para testificar. Si la persona no

siente su necesidad de Cristo, no hay por qué explicar la solución. No está

preparada. Usted tiene que hacerle pensar en su necesidad, probarla con

las Escrituras, hasta que finalmente enfrente el hecho y diga algo así como:

«¡No tengo esperanza! ¡Voy al infierno!» En ese momento, usted podría

decir: «La Biblia enseña que hay un escape —pero supongo que no está

interesado en averiguarlo». Si usted ha aprendido el secreto de crear la

necesidad antes de dar la respuesta, esa persona tendrá mucha motivación

para saber la respuesta.

Hay cuatro distintas situaciones en que usted debe crear la necesidad.

1. Cree la necesidad al principio de cada nueva serie. Cuando comienza

una nueva unidad (cuarto, semestre, serie), explique con cuidado los

beneficios que el alumno recibirá por asistir. Cuanto más significativa sea la

necesidad que usted crea ahora, menos tendrá que crear la necesidad

302

después. Las explicaciones claras de la necesidad enganchan al alumno

para el período completo, para que no quiera perder ninguna parte.

2. Cree la necesidad al principio de cada lección. No asuma que el

alumno recuerde la sesión en que se presentó la necesidad, o que haya

asistido a esa sesión. Normalmente los alumnos entran a la sala con una

confusión acerca de los beneficios de la lección. Tiene que volver a atraer

su atención al valor de cada lección, para asegurar el aprendizaje máximo.

3. Durante la lección presente, cree la necesidad de la próxima lección.

Ayude a sus alumnos a anticipar el beneficio por su asistencia y su atención

en la próxima clase.

4. Repita la necesidad en cualquier momento cuando sienta que el

interés está disminuyendo, que el interés se está perdiendo, o que la apatía

está aumentando. Recuerde, su arma principal para combatir la

desmotivación es la espada para crear la necesidad.

Máxima 6: La creación de la necesidad debe ser según las

características y las circunstancias del público

Para crear la necesidad de su contenido, debe conocer bien a su público.

Debe estar consciente de las características y las circunstancias personales

de sus alumnos.

Muchos factores contribuyen a la selección de la necesidad apropiada

que se debe crear. Los métodos para crear la necesidad en niños de tres

años, en jóvenes de trece años, y en personas de treinta años o sesenta

años, varían mucho. La edad determina en gran parte el método apropiado

para crear la necesidad.

Además, el interés preexistente de un grupo determina bastante los

métodos apropiados. ¿Ha tratado de enseñar una clase en la que todos los

alumnos han sido obligados a asistir en contra de su voluntad? El maestro

debe usar otra estrategia para crear la necesidad que usaría para enseñar

303

a alumnos que han asistido voluntariamente, o alumnos que han pagado

para aprender algo que desesperadamente necesitan saber.

Debe conocer las circunstancias y las características de sus alumnos.

La edad es obvia, pero también las ocupaciones, su vida social, sus

pasatiempos y sus personalidades.

Si está enseñando a niños de cuatro años, ¿sabrá crear necesidades?

«¿Saben qué, niños?», usted dice, «en esta bolsa tengo las galletas más

grandes que hayan visto en su vida. Voy a contar una historia, y voy a dar

estas galletas dulces y deliciosas a los niños que se quedan tranquilos.

¿Alguien quiere una galleta?»

¿Debe comprar la atención de los niños con una galleta?

¡Absolutamente! Sin duda. Con niños de cuatro años de edad, nunca

motiven con palabras si no es necesario. Los adultos responden a las

palabras, aunque a veces tampoco es seguro. ¿Alguien quiere una galleta?

Máxima 7: La creación de la necesidad puede ser impedida por

factores fuera del control del maestro

El maestro debe ser sensible a los factores internos o externos que

impiden la motivación de los alumnos. En cuanto sea posible, el maestro

debe manejar esos factores, dándose cuenta de que en ocasiones tendrá

que ceder a ellos.

Generalmente, los principios que gobiernan el proceso de enseñanza-

aprendizaje son similares a las leyes que gobiernan la naturaleza. Por

ejemplo, ponga un fósforo debajo de una hoja de papel, y se quemará. No

tiene que ser profeta para saber que este mismo procedimiento resultará

igual si lo repite cien veces.

Similarmente, si forma correctamente la necesidad, puede esperar que

sus alumnos respondan el 100 por ciento del tiempo. Los alumnos motivados

no son un secreto —algunos maestros siempre tienen a los alumnos

motivados. Aun así, es verdad que ocasionalmente usted puede seguir los

304

pasos básicos, pero descubre que el papel no encienda. Hay excepciones a

la regla:

La regla: el papel siempre se enciende cuando lo quema con un fósforo.

Excepción: El papel mojado no quema.

Excepción: El papel no se quema sin oxígeno.

En la enseñanza, las actividades apropiadas para formar la necesidad

resultan en la motivación correspondiente de parte del alumno. Pero hay

algunas reglas para el «papel mojado». Consideremos las dos categorías

básicas de factores que impiden el proceso de crear necesidad.

1. Factores externos

Cuando la temperatura llega hasta cuarenta grados, y el aire

acondicionado no funciona, podría ser difícil hacer que sus alumnos se

concentren. Un bebé que está llorando, o alguna otra distracción podría

causar que pierda la atención de todo el público.

Si está tratando de crear necesidad, y sigue fallando, puede ser una

excepción. La ley todavía funciona, pero hay algún factor externo que está

en su contra. Tendrá que reestablecer la necesidad —captar su atención de

nuevo, y seguir adelante. Su trabajo es mantener la atención y motivación

de los alumnos, creando la necesidad de escuchar su lección.

2. Factores internos

¿Cómo puede discernir cuando existen distracciones internas? Observe

el lenguaje corporal de sus alumnos —si tienen los brazos cruzados, si están

mal sentados, si se ven impacientes o molestos, si están haciendo sonidos

de aburrimiento, esos son indicios. Los comentarios negativos o

reaccionarios pueden ser otra señal. Estas señales indican que sus alumnos

tienen un conflicto interior entre la necesidad que usted está tratando de

crear y otra convicción, posiblemente una convicción equivocada.

¿Cuán eficaz sería usted en crear la necesidad de evangelizar en una

clase de jóvenes que no muestran ningún compromiso de vivir una vida

cristiana, y quienes no creen en la Biblia? ¿Cómo sería tratar de convencer

305

a algunas personas que deben dar dinero para las misiones, cuando no

están de acuerdo con la manera en que se gasta el dinero?

Una lucha interna surge cuando tratamos de crear una necesidad en un

área que está en conflicto con otra convicción establecida, o con algún

compromiso. La lucha interna podría ser suave o intensa, dependiendo de

cualquiera de los siguientes tres factores:

• La cercanía entre la necesidad que usted quiere crear y la convicción actual

de los alumnos que está en conflicto con esa necesidad;

• La intensidad y la pasión con las cuales usted crea la necesidad;

• La rapidez con la cual usted hace la transición entre las cinco etapas de la

creación de la necesidad que descubriremos en el próximo capítulo.

Los nuevos cristianos saltan todas estas etapas cuando comparten su

nueva fe con sus amigos y su familia. Tratan de hacer que sus seres

queridos se comprometan con Cristo, antes de que les muestren que él es

la solución del problema del pecado. ¡Con razón que experimentan

reacciones tan violentas a su testimonio!

Pero hay otros tipos de impedimento interno que agitan el corazón de

sus alumnos. ¿Qué sucede cuando un pastor muy querido que ha estado en

la iglesia quince años renuncia de improviso, y todos están traumatizados?

O posiblemente usted es profesor para los estudiantes de enseñanza

secundaria, y el equipo de fútbol acaba de perder un campeonato por un

solo punto la noche anterior. Quizás un alumno está ansioso porque sus

padres están divorciándose, o preocupado por un proyecto atrasado.

Uno de mis estudiantes de la universidad siempre se quedaba dormido

en la clase. Yo subía el volumen y hacía más esfuerzo en presentar la

necesidad, pero este joven no respondía. Finalmente hablé con él en

privado, y descubrí que él tenía que trabajar de noche, porque su esposa

tenía un embarazo difícil y no podía trabajar. ¡A veces tendrá que

simplemente dejar que un alumno duerma!

306

¿Qué debe hacer si está siguiendo todos los pasos para motivar a sus

alumnos, y no resulta? Primero, intente lo obvio: traiga el fósforo más cerca

del papel y sosténgalo cerca por más tiempo. Es decir, aumente la

intensidad de su estilo y prolongue su intento unos momentos. Si la situación

no cambia, o tiene «papel mojado» o «falta oxígeno» y necesita desarrollar

otra estrategia.

La causa fundamental del obstáculo está en algún lugar en la jerarquía

de necesidades que se ordenan desde lo más importante hasta lo menos

importante. Las necesidades físicas —comida, agua, aire— toman

precedencia. En segundo lugar, las necesidades de seguridad —

organización, protección, salud. En tercer lugar, las necesidades sociales. Y

así hasta lo menos importante. Si la necesidad que está tratando de crear

no funciona, entonces debe haber otra necesidad más importante que está

afectando a sus alumnos.

¿Qué hacer? Ofrezco algunas opciones:

No se preocupe. Después de todo, es problema de ellos. Además, usted

tiene que seguir adelante y terminar su materia. Continúe enseñando, sin su

atención. (Si usted elige esta opción, ¡por favor vuelva a leer este libro desde

el comienzo!)

Si es posible, deténgase y satisfaga la necesidad más urgente, y

después vuelva a la lección. Si están quedando dormidos, que se paren a

estirar las piernas; si tienen calor, que abran la ventana.

Si es un asunto más serio, deténgase y reconozca la tensión. Primero,

diga a sus alumnos que usted siente que sucede algo extraño en la clase.

Traiga el asunto a la luz en discusión general, o quizás de una manera más

directa, como pidiendo a uno de los alumnos más extrovertidos que lo

explique. Entonces pida permiso a los alumnos para postergar su

preocupación para lograr los propósitos que usted ha establecido para la

clase.

307

Si su necesidad es más dramática, considere postergar su lección para

usar el tiempo para satisfacer sus necesidades. Esto requiere que usted

evalúe la importancia de las necesidades —la que está provocando

ansiedad en sus alumnos y la que usted quiere tratar en su clase. Pida la

cooperación de los alumnos para hacer significativa la lección en medio de

circunstancias difíciles.

Una vez mis alumnos tenían un examen importante en la clase que

seguía a la mía, y estaban todos tensos. Yo dije: «Realmente están

nerviosos acerca de la próxima clase, ¿verdad? Hagamos algo —si ustedes

me dan cuarenta minutos de los próximos cincuenta y cinco, los dejaré

estudiar los últimos quince minutos de la clase. ¿De acuerdo?» Me resultó.

Hay que pedir permiso. Trate a sus alumnos como adultos que tienen sus

propias necesidades.

Cuando piense que sus alumnos lo permitirán, vuelva a la etapa de crear

la necesidad. Relájese, disminuya el ritmo, utilice lenguaje corporal informal,

y reestablezca el control. A veces las interrupciones pueden proveer

oportunidades para enseñar una verdad más personalmente y más

íntimamente. Si usted siente que el Espíritu está usando la interrupción,

ministre a sus alumnos directamente sobre el tema. Posiblemente pasar

unos momentos de oración sería la mejor forma de usar el tiempo.

Una vez un alumno murió repentinamente, y sus compañeros supieron

la noticia entre las clases. Nos detuvimos, lo conversamos, y oramos por la

familia y los amigos. Nunca volvimos a la lección que tenía planificada, pero

¿quién habría aprendido la lección ese día?

Es necio seguir empujando su contenido cuando hay otra necesidad

básica que está controlando a sus alumnos. «Sí, ¡pero tengo que terminar

la lección!» ¿Por qué? Las lecciones no tienen necesidades. Las personas

tienen necesidades. Y el propósito de la enseñanza es satisfacer las

necesidades de los alumnos, sean lo que sean.

308

El meollo de la ley de la necesidad

La esencia de la ley de la necesidad se resume en tres palabras:

«Crear la necesidad».

El maestro debe crear la necesidad antes de enseñar el contenido.

Conclusión

El maestro debe exponer las necesidades verdaderas de los alumnos

antes de enseñar el contenido.

La ley de la necesidad surge de una verdad básica de la naturaleza

humana: Somos motivados por nuestras propias necesidades. Ya que la

enseñanza se realiza mejor cuando los alumnos están motivados a

aprender, debemos asegurarnos de que sus necesidades estén

involucradas, o estaremos tirando al agua un anzuelo bonito, sin carnada.

En muchas maneras, la etapa de crear la necesidad es semejante al rol

de la promoción en ventas. Los comerciales tienen un solo propósito —

incentivar al consumidor a comprar el producto. Los billones de dólares que

gastan en promoción cada año indican que debe dar resultados.

Resultó con mi familia. Tomé un momento para hacer una lista de

medicamentos en nuestro botiquín y fui a la farmacia para preguntar si

podría haber comprado los mismos productos a un precio menor. Se rió y

me dijo que podría haber ahorrado entre cuarenta y cincuenta por ciento, si

hubiera comprado las versiones genéricas en vez de comprar las marcas

populares.

Yo era un «pez» que había comprado los productos populares porque

yo quería. Nadie me obligó. Yo mordí en anzuelo. Pagué cuarenta por ciento

más, porque alguien sabía crear un sentido de necesidad por medio de la

promoción.

309

No hay nada malo en tratar de motivar a una persona a hacer algo. Yo

lo hice cuando pedí a mi esposa que se casara conmigo. Lo hago cuando

ruego a un no creyente que crea en nuestro maravilloso Jesucristo y que lo

reciba. Ya que enseñamos la Palabra de Dios, que es apta para salvar

nuestras almas y llevarnos a heredar el reino maravilloso de Cristo, ¡cuánto

más debemos ayudar a otros a interesarse en la vida de fe! ¡Es más

importante que convencerles de comprar una hamburguesa o cierta marca

de helado!

El profesor de la escuela dominical donde recién asistí con Darlene hizo

un buen trabajo en describir el templo de Ezequiel, pero sentí que no estaba

consciente de algunos problemas en el grupo. Después de la clase, le dije

que había hecho un buen trabajo y que habíamos aprendido mucho.

Entonces le dije:

—Usted sabe de algunos de los problemas en el grupo?

—¿Qué quiere decir? —me preguntó.

—Bueno, esa pareja, por ejemplo. Su hija está en el hospital con

anorexia, y pesa menos de cuarenta y cinco kilos. No han solucionado el

problema todavía. Y esta pareja aquí; él perdió su trabajo hace ocho meses,

y están perdiendo su casa. La otra pareja allá; su padre murió hace poco, su

madre tiene la enfermedad de Parkinson. Ella se mudó para vivir con ellos,

y ellos no pueden soportar más.

Pasé por la sala, nombrando el problema más serio de cada pareja.

—No tenía idea de que la gente de la iglesia tenía problemas como esos;

especialmente en mi clase —dijo.

—¿Cómo les ayudó la lección de hoy? —pregunté, y miré su cara

mientras se prendía la luz.

—Ah… dudo que haya ayudado mucho.

—Si una de esas parejas hubiera ido a su casa anoche para contarle de

sus problemas, ¿habría abierto su Biblia para hablarles del templo de

Ezequiel?

310

—¡Por supuesto que no! —se rió.

—¿Por qué no?

—Porque habría visto que necesitaban ayuda de otro pasaje de la Biblia,

y habría buscado un texto más apropiado.

—Entonces, ¿por qué no hace eso cuando enseña la clase de la escuela

dominical?

Amigos, comprometámonos hoy día a satisfacer las necesidades de los

alumnos. Esto no es un compromiso que podamos tomar livianamente. La

enseñanza verdadera es un sacrificio. Frecuentemente encontrará que tiene

que dejar de lado sus propias necesidades para satisfacer las necesidades

de otros. Pero de eso se trata, ¿verdad?

Espero que los alumnos llenen su salón porque saben que cada semana

les alimentará con la comida que satisface —la verdadera carne de la

Palabra de Dios.

Preguntas para reflexión

1. ¿Qué porcentaje de los maestros que usted tuvo cuando era alumno

creaban una necesidad regularmente antes de enseñar el contenido? ¿Por

qué será tan bajo el porcentaje? ¿Qué diferencia habría hecho si hubieran

creado primero la necesidad?

2. Haga un contraste entre la necesidad sentida y la necesidad verdadera de

los alumnos. Haga una lista de cinco necesidades sentidas de sus alumnos,

y cinco necesidades verdaderas. ¿Cuál de los dos tipos de necesidad ha

tratado de satisfacer usted mayormente en el último año? ¿Por qué?

3. ¿Cree usted que la mayoría de los maestros sabe que su llamado mayor

es satisfacer las necesidades de sus alumnos? Si no, ¿cómo entienden su

311

llamado? Describa las diferencias que verían sus alumnos si realmente

enseñaran para satisfacer necesidades.

4. La máxima #3 dice que el método principal del maestro para motivar a los

alumnos es la creación de la necesidad. Lea la historia de Nicodemo en Juan

3, y describa cómo Jesús creó la necesidad en él. ¿Cree que Jesús estaba

consciente de crear la necesidad de Nicodemo? Si es así, ¿qué

implicaciones tiene eso para usted la próxima vez que enseñe?

5. Dios es el Maestro de todos los maestros ejemplares. Está tan

comprometido con usted y conmigo que prometió «suplir todo lo que os falta

conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús» (Filipenses 4:19).

Aunque no lo sepamos, Dios ha estado buscando activamente suplir

nuestras necesidades todo el tiempo. Si le entrevistáramos acerca de usted,

¿cuál es la necesidad que él ha estado exponiendo en usted durante el año

pasado?

312

10

LA LEY DE LA NECESIDAD; EL MÉTODO Y

LOS MAXIMIZADORES

—Estas truchas particulares son difíciles de pescar —dijo—. Chupan la

mosca, sienten el anzuelo, y lo sueltan inmediatamente. Tiene que tirar el

anzuelo en ese segundo, sino lo pierde. ¿Cree que puede hacer eso?

—Por supuesto —contesté. Después de todo, yo había pescado todo

tipo de peces en lagos, ríos, y océanos. Pescar truchas en Colorado sería

fácil.

El guía siguió con sus instrucciones.

—Si tira por allí, y deja que la mosca flote unos siete o diez metros,

probablemente la van a morder.

Lo hice tal como él dijo. Pero no pasaba nada. Dentro de unos segundos,

dijo:

—Perdió uno. Allí perdió otro.

—¿De qué está hablando? —No sentí nada y no vi nada.

—No cree que las truchas realmente mordieron el anzuelo, ¿verdad? —

Supongo que no podía evitar ver mi cara de escéptico.

—Páseme su caña, y le mostraré. —Tiró una sola vez la cuerda, y sacó

una trucha grande, justo donde yo había tenido mi mosca. ¡No podía creerlo!

Una y otra vez nuestro guía fiel nos ayudaba.

—Hay que sentirlo en la caña, y en el movimiento de la mosca en el

agua; tiene que aprender a tentar la trucha —decía, animándonos durante

horas. No pesqué nada por varias horas, y estaba empezando a perder la

esperanza. Entonces de repente empecé a pescar esas truchas, en el

mismo lugar donde habíamos intentado antes. Ahora yo podía «sentir» el

río. Todo empezó a funcionar bien. ¡Qué emoción!

313

Más tarde ese día, un joven bajó al río cerca de nosotros, llevando una

caja grande con sus utensilios para pescar. Sonreímos para animarlo. Pero

él sacó unas carnadas artificiales que se usan para pescar róbalos, o incluso

para pescar en agua salada, pero no para pescar truchas. Nuestro guía se

le acercó y le empezó a explicar que esas carnadas artificiales no atraen a

las truchas, pero que ciertas moscas artificiales sí las atraen.

El joven le dijo al guía que se callara. Dijo que había pescado siempre

con sus cebos artificiales, que iba a usarlos allí también, y que iba a pescar

truchas con ellos también.

Pronto nuestro guía nos llevó a otro lugar donde el agua corría más

rápidamente. Revisó su chaqueta de pescar para buscar una mosca

particular. Sonrió cuando encontró un par de moscas.

—Estas moscas artificiales son las únicas que dan resultados con las

truchas en esta sección del río. Las hice anoche especialmente para este

lugar. Tienen el peso suficiente para hundirse en esta corriente fuerte; y

tentarán cada vez a esas truchas.

Tenía razón. Cambiamos las moscas y empezamos a pescar truchas

más grandes. Después de un tiempo, volvimos al joven que estaba todavía

pescando. No había pescado nada, y estaba obviamente frustrado.

—¡Peces estúpidos! —gritó—. No están mordiendo. ¡Yo odio pescar!

Nuestro guía era un pescador ejemplar. Cuando le prestamos atención

y seguimos sus instrucciones y su ejemplo, poco a poco llegamos a ser

bastante buenos para pescar truchas. Como él dijo, todo depende de la

carnada que use, y también del movimiento correcto de la caña. Los peces

están allí, y los puede pescar —si sabe cómo hacerlo.

Si usted cierra su cajita de utensilios para pescar un momento, y me

permite ser su guía, me gustaría compartir con usted cómo llegar a ser un

buen pescador de hombres en el salón de clases. Durante la discusión del

método de la ley de la necesidad, explicaré cómo seleccionar la carnada

correcta para pescar, después cuando hablemos de los maximizadores de

314

la ley de la necesidad, hablaremos del mejor movimiento de la caña para

enganchar el anzuelo.

En realidad, sin embargo, pescar hombres es más fácil que pescar

truchas. Es más fácil verlos, y no se irán o será más difícil que se vayan,

hasta que la hora completa en que usted intenta pescarlos haya transcurrido.

Los pescadores de hombres que yo conozco son de los que pescan a

todos sus alumnos en cada sesión. Han dominado la habilidad de

seleccionar la carnada y de mover la caña correctamente.

Para los que insisten todavía que los «alumnos estúpidos» tienen la

culpa, porque «simplemente no quieren prestar atención», ya es tiempo de

guardar sus cebos artificiales y cerrar la cajita de utensilios. La verdad es

que los peces tienen hambre. Y usted acaba de perder uno. Y otro más.

El método de la ley de la necesidad

Paso 1: Encontrar la necesidad

Ya que nuestra responsabilidad principal es satisfacer las necesidades

de los alumnos por medio de la presentación del contenido apropiado, el

primer paso es casi demasiado obvio. El maestro debe «encontrar las

necesidad» de su público, e «identificarla», normalmente en una manera

profunda «anualmente».

Mi investigación muestra, sin embargo, que el maestro normalmente no

conoce las necesidades de su público. Cuando se les pide que hagan una

lista de las diez necesidades más grandes de sus alumnos, la mayoría de

los maestros fallan en un ochenta por ciento; es decir, ¡solamente conocen

dos de diez! Con razón que las clases son tan pobres; estamos tratando de

pescar con la carnada equivocada.

315

Me pregunto: ¿Usted puede hacer una lista de las diez necesidades más

grandes de sus alumnos, en orden de importancia? Piense en la importancia

de tener una lista de las necesidades mayores de su público. Nunca más

tendría que preguntarse si su lección sería significativa para su público.

Usted puede descubrir las necesidades de sus alumnos de las siguientes

tres maneras: el método directo, el método indirecto, y el inventario.

1. Métodos directos para encontrar las necesidades

Pocas personas pueden simplemente mirar a los alumnos y hacer una

lista de sus necesidades. Una de las razones es que la gente ha aprendido

a poner una máscara que dice «¡Estoy bien!»

No se olvide que están usando máscaras. La vida normalmente no es lo

que parece. La máscara es nuestro peor enemigo. Pone una distancia entre

amigos que se necesitan mutuamente. Despista a los maestros que piensan

que nadie tiene necesidades, o que nadie quiere recibir ayuda con sus

necesidades.

No te dejes engañar.

No te dejes engañar por mi cara.

Porque pongo una máscara.

Pongo miles de máscaras—

Máscaras que temo sacar,

316

Y ninguna de ellas soy yo.

Pretender es un arte

Que me viene naturalmente,

Pero no te engañes…

Por favor no te engañes.

Te doy la impresión

Que me siento seguro.

Que todo me va bien

Y no tengo problemas

Ni por dentro ni por fuera.

Que mi nombre es confianza.

Que mi vida es tranquila.

Y que estoy en control

Y que no necesito a nadie.

Pero no me creas.

Estoy sereno en la superficie

Pero mi superficie es una máscara.

Mi máscara siempre cambia

Y siempre me esconde…

¿Quién soy yo?

¿Quién soy yo?, te preguntarás.

Soy alguien que tú conoces muy bien.

Soy cada persona que conoces.

Anónimo

Hace años estaba hablando en una conferencia para jóvenes. Después

del segundo día, les dije a los encargados: «Hay muchas drogas en este

grupo». Lo negaron. «Veamos», dije. La próxima noche prediqué acerca de

las drogas y pedí que los jóvenes llevaran sus drogas para botarlas en el

suelo. Era una pila grande. Los más sorprendidos eran los líderes que no

conocían las necesidades verdaderas del grupo. Estaban enseñando temas

317

que estaban tan alejados de ellos, que me sorprende que alguien haya

prestado atención.

El método directo hace surgir los hechos, sin ningún mediador. Pregunte

a sus alumnos usted mismo. Los maestros siempre están sorprendidos por

lo abiertos que son los alumnos cuando se les habla de una manera

personal, sin amenazarlos. No solamente escuchará las respuestas

directamente de la boca del alumno, sino también recibirá el beneficio de

sentir la importancia que le da al asunto, por su intensidad y su emoción. Es

frecuente que el alumno sin darse cuenta revele otras necesidades que

usted no habría imaginado. Esté alerta a los mensajes entre las palabras.

Abajo hay una lista de seis métodos principales para encontrar las

necesidades de su público. Ocupe los métodos más apropiados de acuerdo

con su personalidad, los alumnos, y las circunstancias.

Preguntas directas. Cuando la situación es casual y relajada, haga

preguntas directas para encontrar las necesidades. Aquí ofrezco unas ideas:

• «Bárbara, yo aprecio mucho tu sabiduría y tus ideas, y quisiera pedir que

me ayudes a ser más eficaz como maestro. Necesito que me digas cuáles

son los tres problemas más serios que las personas como tú están

enfrentando hoy.»

• «Juan, estoy preocupado de que nuestra clase satisfaga las necesidades

de los alumnos. ¿Podrías ayudarme, dándome dos o tres áreas de tu vida

que quieres que yo considere en las clases en el futuro?»

• «Sr. Pérez, ¿cuáles son los temas que le gustaría que tocara en mis clases

durante el próximo período?»

Las preguntas abiertas permiten que el alumno sea tan personal como

quiera. La gente responde a las preguntas sinceras, especialmente cuando

el maestro pide ayuda. Quite la amenaza y el miedo. Desarrolle la costumbre

regular de hacer buenas preguntas, y estará sorprendido, porque pronto

tendrá las respuestas correctas.

318

Entrevistas informales. Este método es menos difícil que el primero, en

que no hace las preguntas directamente o personalmente, sino que consulta

acerca de las necesidades generales:

• «Marta, me di cuenta de que los alumnos parecen sentirse presionados

últimamente. ¿Por qué piensa que es así?»

• «Pedro, ¡sus hijos están creciendo mucho! ¿Qué edad tienen ahora?

¿Cuáles son las luchas que están enfrentando los jóvenes de su edad

ahora?»

• «Sr. y Sra. Pérez, ¿ustedes leyeron los artículos en el diario el domingo

acerca del hecho de que la gente tiene más deudas personales que nunca?

¿Cómo creen ustedes que las deudas están afectando a las familias hoy?»

Esta es una manera natural para descubrir los pensamientos y los

sentimientos de sus alumnos. Las entrevistas informales pueden dar ideas

significativas, ayudando que su contenido sea apropiado y que despierte

interés personal.

Cuestionario anónimo. Este es un vehículo muy eficaz. Un cuestionario

puede ser controlado, involucra más personas de lo que pudiera entrevistar

personalmente, y hace preguntas acerca de varios temas. La clave para que

sea eficaz depende de tres condiciones.

Primero, el público debe saber cuál es el propósito del cuestionario, y

cómo se va a usar la información. ¿Es solamente para el maestro, o serán

publicados los resultados? Obviamente en el segundo caso, habrá menos

honestidad.

Segundo, el público debe estar convencido que sus respuestas serán

anónimas. Cualquier sugerencia de que podrían ser descubiertos cambiará

las respuestas.

En tercer lugar, las preguntas deben ser formuladas de tal manera que

las respuestas representen la realidad. Las preguntas son tan importantes

como las respuestas.

319

Frecuentemente distribuyo tarjetas con las siguientes preguntas

abiertas, y pido a los alumnos que las contesten anónimamente:

• El problema más grande que tengo en el trabajo es…

• Cuando mi esposa (o esposo) y yo discutimos, normalmente es acerca de…

• Mi decepción personal más grande durante los últimos años fue…

• Mi triunfo más grande como persona es…

• Cuando me enojo con Dios, es normalmente porque…

• Cuando llegue al cielo, la revelación más importante acerca de lo que debería

haber hecho en la tierra será…

• Si alguien pudiera darme un buen consejo acerca de la crianza de mis hijos,

sería…

• Probablemente el área de mi vida espiritual que me causa más problemas

es…

• Evalúe su vida cristiana en una escala de 1–10. El área donde estoy fallando

más es…

• El pecado que me causa más problemas, y contra el cual tengo poca victoria

es…

• En una escala de 1–10, ¿cuán honesto ha sido para contestar estas

preguntas?

Pase unas horas con esas tarjetas —representan una mina de oro para

conocer las necesidades. Pronto podrá identificar las diez necesidades más

grandes en áreas como la familia, el trabajo, y el crecimiento espiritual.

Escriba esas diez necesidades en una página al final de su Biblia. Apunte

especialmente a una de las tres necesidades más frecuentes en cada clase,

y toque en forma secundaria una de las siete menos frecuentes. Nunca más

tendrá que preguntarse si la lección llegó al blanco.

¿Recuerda al pastor que enseñó Gálatas durante dos años, y todavía

estaba en el capítulo dos? Durante el almuerzo, me preguntó qué debía

hacer. Le expliqué el método del cuestionario anónimo.

—No puedo hacer eso el domingo —me dijo.

320

—Puede, si quiere —contesté—. Si le interesa su gente suficientemente

para saber qué les sucede, lo puede hacer.

—Nunca me dirán.

—Sí, lo harán, si promete romper las tarjetas y botarlas a la basura

cuando haya terminado.

—Bueno, si hago el cuestionario, ¿qué hago después?

—En su sermón del domingo siguiente, tome un descanso de Gálatas y

predique la respuesta para el problema número uno. Llámeme para

contarme lo que pasa.

Mi amigo entregó el cuestionario y me llamó el domingo en la tarde, antes

de preparar su próximo sermón.

—Bruce, hice eso del cuestionario.

—¿Qué pasó?

—Lloré toda la tarde. Bruce, yo no tenía idea lo que sucedía en mi

congregación. ¡No puedo creer lo despistado que he estado!

—Pastor, ¿revisó sus últimos sermones?

—Me sorprendió, no he tocado ni uno de los tres problemas más serios

en un año o más.

—Entonces, ¿qué va a hacer?

—Voy a tomar la necesidad más frecuente, y el próximo domingo voy a

predicar la respuesta de Dios para ese problema.

Me llamó una semana más tarde.

—Bruce, en todos mis años del ministerio, nunca he visto una respuesta

de mi gente como esta. Al salir, algunas personas que casi nunca me

saludan, me abrazaron y me dieron las gracias. Tenían lágrimas en sus ojos.

Decían: «Gracias, pastor. Eso era justamente lo que necesitaba».

—¿Va a volver a Gálatas?

—¡No todavía!

Amigos, ¿qué va a predicar este domingo? ¿Qué va a enseñar? ¿Qué

porcentaje de las parejas en su iglesia tienen problemas matrimoniales?

321

¿Qué porcentaje de los padres están confundidos, y no saben cómo criar a

sus hijos con valores cristianos? Es mucho más de la mitad. Y si es así,

¿qué está haciendo al respecto? No está enseñando una serie de veinte

semanas acerca del templo de Ezequiel, ¿verdad?

Interacción con miembros de la familia. Hay dos maneras de hacer esto:

(1) comentarios del alumno acerca de su familia; y (2) comentarios de la

familia acerca del alumno.

Preguntas generales y abiertas acerca de la familia de un alumno

pueden revelar volúmenes al maestro que tiene discernimiento. ¿Cuántas

necesidades puede usted descubrir en la vida de Sergio, que tiene treinta

años?

P: Sergio, ¡qué bueno verlo de nuevo! ¿Julia todavía lo trata como un rey después

de diez años de casados?

R: ¿Está bromeando? Julia está tan ocupada vendiendo propiedades, que ya no

está nunca en la casa.

P: ¿Muy ocupada? Bueno, el ingreso de su trabajo debe ayudar a pagar todas las

cuentas que todos tenemos que pagar hoy en día.

R: ¡En absoluto! ¡Tenemos más cuentas que nunca! Julia tuvo que comprar un

segundo vehículo, y ahora me dice que necesita un teléfono celular en su automóvil.

¿Lo puede creer? No tenía idea de que el matrimonio sería tan difícil.

P: ¡Hola, María! (La hija de Sergio, que tiene diez años.) Acabo de hablar con tu

papá, y me dice que tu mamá está muy ocupada estos días. ¿Te has convertido en

la cocinera de la familia?

R: No. Papá contrató a una empleada. Lo único que él hace ahora es ver televisión

y comer pizza. Además, no echo mucho de menos a mi mamá…

Si usted sabe leer las señales, probablemente reconoció media docena

de problemas en esta conversación breve —algunos bastante serios. El

secreto de este método está en su capacidad de proveer un ambiente

aceptable, apropiado, y seguro, en que la gente pueda revelar sus

necesidades.

322

Visitas personales al hogar o al trabajo del alumno. Las mejores

percepciones se obtienen a través de una visita breve personal a la casa de

la persona o a su lugar de empleo. Es la única manera de ponerse en su

lugar y caminar en sus zapatos. Las clases son tan poco naturales y tan

estructuradas, que los alumnos difícilmente revelan su verdadera identidad.

Tenemos que buscar en otro lugar un vistazo de su realidad. El hogar es

donde se sacan las máscaras y donde las necesidades se manifiestan

fácilmente. Las actitudes, la atmósfera, la mentalidad, la armonía o falta de

armonía, el orden o el desorden —todo esto es aparente para la visita que

toma el cuidado de observar bien.

Uno de los gozos de mi vida fue servir en el directorio de la organización

Fellowship of Companies for Christ [Comunión de Compañías para Cristo]

durante muchos años. Compuesta de más de setecientas compañías en

todo el país, esta organización capacita a presidentes y dueños a dirigir sus

compañías de acuerdo con principios y procedimientos cristianos. Durante

los últimos siete años, he llegado a ser muy amigo de muchos dueños de

compañías con ventas desde $25.000 dólares hasta más de $100 millones

de dólares. Cuando conversamos, el tema de la iglesia local siempre surge.

Aunque estos hombres son cristianos muy dedicados, y apoyan

sólidamente a sus iglesias, constantemente expresan su desilusión por el

hecho de que el pastor o el profesor de la escuela dominical pocas veces

comunican lo que enseña la Biblia acerca de cómo vivir la vida cristiana en

los negocios. Hasta que la organización de FCC comenzó, la mayoría de

estos hombres había concluido que la Biblia no tenía nada que decir con

respecto a las necesidades en el mundo de los negocios.

Una noche memorable les pregunté más: ¿Por qué piensan que la

situación es tan habitual? Inmediatamente, uno de los hombres dijo que

pensaba que su pastor ni sabía qué problemas y qué desafíos enfrentaba la

gente de su congregación. Los demás estaban de acuerdo. Entonces

pregunté por qué no sabían. «¡Porque el pastor nunca pregunta!» Los ocho

323

decían que el pastor nunca había visitado sus compañías en todos los años

que habían sido miembros.

El maestro no puede satisfacer una necesidad si no sabe lo que es. Si

quiere conocer a sus alumnos, mire detrás de las puertas de sus casas y

sus oficinas.

Observación personal. Este método enfoca en los indicios que están

disponibles durante toda la vida. Por lo menos cinco áreas se pueden

observar:

Primero, las preguntas que hace la gente durante y después de la clase

reflejan áreas de interés y necesidad espiritual.

Segundo, el lenguaje corporal habla tan fuerte que a veces se escucha

por encima de las palabras habladas. Los brazos cruzados, las manos sobre

la boca, sentado muy abajo en la silla, el torso inclinado agresivamente hacia

delante —todos estos gestos dan mensajes fuertes.

En tercer lugar, la asistencia en la clase es probablemente el indicador

más directo de si el maestro está satisfaciendo las necesidades. La

presencia o la ausencia son como letreros públicos, anunciando lo que

piensan de su clase. Cuanto más haya ayudado a la clase, más vendrán

buscando más ayuda.

En cuarto lugar, las discusiones en la clase reflejan las necesidades que

requieren más consideración. Cuando los alumnos tratan de seguir

hablando de un tema en particular, usted sabe que ha tocado algo

importante.

En quinto lugar, las actividades y las conversaciones que suceden

después de la clase muestran los intereses y las preocupaciones verdaderas

de sus alumnos, porque no son planificadas ni estructuradas.

Estos son los métodos directos principales para encontrar las

necesidades de sus alumnos. Pero no olvide algunos métodos indirectos

que se pueden usar para tener una buena idea de cuáles son los temas más

relevantes para sus alumnos.

324

2. Métodos indirectos para encontrar las necesidades

Distintos de los métodos directos, en que se pone en contacto personal

con los alumnos, los métodos indirectos ofrecen mucha información valiosa

por medio de la investigación y experiencia de otras personas. Aunque la

información frecuentemente proporciona ideas sólidas y válidas, debe ser

evaluada con cuidado, ya que no se trata de sus propios alumnos.

Coleccione información en dos áreas básicas: (1) temas que interesan a

sus alumnos; y (2) características de la edad de sus alumnos, notando sus

tendencias y sus problemas.

Hay muchas fuentes de este tipo de información, pero mencionaremos

algunas de las fuentes principales:

Libros. Textos de sicología, de desarrollo de niños, y de educación

cristiana normalmente sirven para resumir las características básicas, los

problemas y los intereses de cada edad. Además, sirven como referencia

rápida. Para tener una idea de los libros que se venden más, y así también

tener una idea de los intereses y las necesidades actuales, se puede pasear

de vez en cuando por las librerías seculares y cristianas. Pregunte al

administrador de la librería qué tipo de tendencia ve en las ventas, y cuáles

son los libros que compra la gente de la edad de sus alumnos.

Cuando escribía este libro, los cuatro libros de mayor venta tenían que

ver con el dinero, los negocios, el sexo, y la salud. ¿Cuándo fue la última

vez que usted compró un libro acerca del dinero, los negocios, el sexo, o la

salud?

Un amigo mío que es pastor de una de las iglesias más grandes del país

empezó a notar una tendencia en sus sesiones de consejería. La gente

cuestionaba si se habían casado con la persona indicada. Así que decidió

predicar acerca del tema. «La próxima semana» avisó, «voy a predicar

acerca de qué pasa cuando piensa que se ha casado con la persona

equivocada». Se corrió la voz en la comunidad, ¡y al domingo siguiente

325

tenían 2.000 visitas! (¡Sí, dos mil!) ¿Cree usted que él tocó una necesidad

verdadera?

Revistas y diarios. Ya que la industria de revistas está tan orientada a

los consumidores, y debe tocar los intereses cambiantes del público,

frecuentemente presenta un panorama de las necesidades de su público.

Preste mucha atención a los artículos que publican, y también a los libros

que describen y promocionan. Muchas revistas incluyen artículos,

encuestas, y columnas de respuestas a las preguntas de lectores. Recuerde,

la gente lee solamente lo que le interesa. Aunque no esté de acuerdo con

las respuestas o los consejos que dan, debe mantenerse al día con los

temas que tocan, o por los cuales provocan muchas cartas en respuesta.

Tome una revista muy conocida y busque la sección de preguntas y

respuestas. Esas son las preguntas que la gente plantea. El próximo

domingo, enseñe la respuesta de Dios a esas preguntas. ¡Garantizo que

nadie se irá de su clase!

Investigación y encuestas. Hay muchas encuestas que dirigen estudios

públicos y que establecen los sentimientos y las convicciones del público

acerca de miles de temas.

Entrevista con individuos que tienen contacto con el público. Los

doctores, dentistas, peluqueros, consejeros, psicólogos, terapeutas

familiares, policías, profesores, directores de escuelas, y muchos otros

profesionales toman el pulso del público, y se pueden entrevistar acerca de

las tendencias que ven. Tengo la costumbre de preguntar a tales personas

acerca de los problemas que ven.

3. Desarrollar un inventario de necesidades para sus alumnos

Después de completar su investigación inicial, organice su información

en una forma útil: escriba en una hoja un resumen del diagnóstico de sus

alumnos, en orden de prioridad.

326

Hay muchas maneras de organizar su información. La manera más

básica es simplemente hacer una lista de las diez necesidades más

habituales en orden de frecuencia. Ofrecemos otros formatos:

Según áreas clave. Haga una lista de todo lo que encontró, según temas

como las tentaciones, los pecados, los problemas, los temores, las

ansiedades, las debilidades, y las desilusiones. En cada categoría, haga una

lista en orden de frecuencia.

Según referencia de tiempo. Haga una lista de las necesidades que ya

han enfrentado sus alumnos, otra de las que están enfrentando ahora, y otra

de las que enfrentarán en el futuro. Este método ayuda a dar medicamentos

preventivos. Si sus alumnos están terminando la enseñanza secundaria, el

tema de cómo tener éxito en la universidad será muy importante para ellos.

Según los roles de las personas. Arregle las necesidades según las

responsabilidades que tenemos, incluyendo esposo(a), padre/madre,

novio(a), amigo(a), jefe, empleado(a), hijo(a), abuelo(a), nieto(a),

maestro(a), consejero(a). ¿Cuáles son las cinco necesidades mayores de

las esposas, de los empleados, etc.?

Según las categorías más importantes de la vida. Se pueden ordenar las

necesidades en categorías como físicas, emocionales, intelectuales,

morales, espirituales, y financieras.

Sea cual sea el método, encuentre una manera de ordenar la

información para que sea práctica y fácil de usar. Este documento será de

mucho valor. Ver las necesidades de sus alumnos en una hoja de papel

guiará y motivará su enseñanza como nada antes.

Haga esto por lo menos una vez al año. Es el fundamento sobre el cual

descansa esta ley. Si no encuentra la necesidad, no puede dar los otros

pasos del método de la ley de la necesidad. Continuará usando la carnada

equivocada, y aunque haga mucho esfuerzo, no tendrá éxito en pescar.

327

Paso 2: Enfocar la necesidad

En este paso, se consideran todas las necesidades que se han

descubierto, y se «enfoca la necesidad» para «incluir» una en especial en la

lección que se tratará. Este paso debe repetirse «regularmente»,

dependiendo del tiempo que dure la serie.

Este es un paso crítico. Si ha hecho correctamente la encuesta, habrá

descubierto muchas necesidades y heridas importantes. Los siguientes

comentarios no son poco frecuentes:

«Mi marido rehúsa dejarme participar en las decisiones financieras. Creo que

posiblemente esté escondiendo esto, en caso de que nos divorciemos. ¿Qué debo

hacer?»

«Estoy considerando declararme en bancarrota. ¿Qué dice Dios acerca de esto?»

«No hay pasión en nuestra vida sexual. Cuando yo y mi esposa hacemos el amor,

ella parece aburrida y apurada. ¿Con qué derecho se quejaría si yo tuviera un

romance?»

«Mi médico me dijo que tengo un tumor cerebral y que pronto perderé la capacidad

de cuidarme solo. No quiero ser una carga para mi familia. Si me suicido, ¿Dios me

perdonará?»

En la iglesia que sea, en el país que sea, si usted hace una encuesta

anónima, descubrirá necesidades como estas —difíciles, vitales, que

rompen su corazón.

Pero no son iguales todas las necesidades. Algunas son más

importantes que otras. Su tarea es enfocar primero la más importante.

Enfoque una necesidad a la vez. ¿Cómo elegir la correcta? Con mucho

cuidado y con mucha oración.

Aunque el primer paso de investigar las distintas necesidades de su

público se hace solamente una o dos veces al año, este paso es necesario

cada vez que prepara una nueva serie. Distinto del primer paso, que toma

mucho tiempo y esfuerzo, este paso es fácil y no toma mucho tiempo.

Los beneficios de tomar unos momentos para enfocar la necesidad más

importante no se puede exagerar. ¡No lo deje al azar! ¿Por qué usar sus

328

momentos preciosos preparando una gran lección acerca del tema

equivocado? ¿De qué sirve una carnada bonita para róbalos cuando quiere

pescar truchas? Para el fin de este paso, habrá seleccionado la necesidad

más esencial que va a tratar durante la próxima clase o serie.

Paso 3: Especular sobre la necesidad

Los pasos uno y dos tienen que ver con la selección de la carnada

correcta para atraer a los alumnos, y los pasos cuatro y cinco capacitan para

pescar a sus alumnos con esa carnada.

Solamente por el hecho de discernir bien cuál es la carnada correcta no

garantiza que vaya a ser eficaz en la aplicación de la carnada, o que los

alumnos estarán motivados a morder la carnada. La primera habilidad tiene

que ver con la selección que se hace; la segunda tiene que ver con la

habilidad de usar la selección.

Recuerde cómo yo no podía pescar truchas al principio, pero el experto

pudo pescar bien en el mismo lugar, con la misma caña y la misma mosca

artificial. Él sabía «jugar con el río» de tal manera que la mosca pareciera

atractiva para la trucha. La mía probablemente parecía un anzuelo que

pretendía tener la apariencia de una mosca. No era atractiva para un pez.

Como resultado del paso dos, usted tiene la carnada correcta en la

mano, pero ¿sabe usarla? ¿Sabrá enganchar a sus alumnos? ¿O su mosca

simplemente va flotando por el río —desabrida y aburrida para sus alumnos?

El paso tres es el vínculo vital entre la carnada y el alumno, entre conocer

la necesidad y ayudar al alumno a sentir la importancia de esa necesidad.

La mejor manera de cumplir esta tarea es tomar el lugar de uno de los

alumnos un momento y «especular sobre la necesidad —qué sucedería si

esta no fuera satisfecha». Use su «imaginación», y póngase en el lugar de

los alumnos para ver la vida desde su punto de vista. ¿Por qué deben desear

que esta necesidad particular fuera satisfecha en su vida? ¿Cuáles son las

329

razones positivas y negativas para morder su carnada y tratar de satisfacer

esta necesidad? Practique esto «semanalmente» cuando enseñe.

La esencia de esta etapa de especulación está en escribir una lista breve

de los posibles beneficios en la vida de sus alumnos si ellos lograran tener

éxito, y de las consecuencias negativas si fracasaran. Supongamos que la

necesidad que ha seleccionado para sus alumnos adolescentes es la de

«obedecer a sus padres», y usted se pregunta cómo hacer que estén

realmente interesados en la serie que va a dar, y que estén deseosos de

asistir y escuchar.

Empiece con una lista de las cosas buenas que sucederían si

obedecieran a sus padres, y de las cosas negativas que sucederían si

desobedecieran a sus padres. Estas dos listas son las cosas específicas que

usted utilizará para hacer que sus alumnos sientan la necesidad de aprender

a obedecer a sus padres.

Lo positivo siempre está relacionado con lo agradable y los sentimientos

como «yo quiero…». Lo negativo anticipa el dolor y los sentimientos de «no

quiero». La clave de este paso está en la identificación de una cantidad de

cosas que «quieren» y «no quieren» sus alumnos. La motivación

frecuentemente viene de sentimientos basados en la esperanza de placer o

el miedo al dolor. Cuanto más poderosas y convincentes sean las razones

que tengan para satisfacer esta necesidad, mejor posibilidad tendrá en el

próximo paso para aumentar la motivación de los alumnos.

Hay tres secretos detrás de la especulación efectiva. El primero es

repasar su propia experiencia e imaginación para encontrar posibles

ejemplos de jóvenes que obedecen o no obedecen a sus padres. Piense en

toda la gente que conoce directa o indirectamente que han recibido beneficio

de obedecer a sus padres o que han sufrido por no obedecerlos. Considere

libros que ha leído, historias que ha escuchado, programas de televisión que

ha visto. Al hacerlo, su lista de las cosas positivas y negativas aumentará

rápidamente. Si tiene dificultad en este punto, abra su creatividad y suelte

330

su imaginación —¿qué podría sucederle a un joven adolescente que

obedece o no obedece a sus padres?

El segundo secreto de la especulación efectiva es el empleo del principio

de los extremos. Piense en lo mejor que podría sucederle a un adolescente

por obedecer y en lo peor que podría sucederle por desobedecer. Tome sus

ejemplos y llévelos a un extremo en los dos sentidos. Descubrirá una

multitud de ejemplos adicionales en el camino. Y cuando identifique los

extremos, tendrá unas buenas ideas. Es más fácil despertar sentimientos

cuando se considera lo más maravilloso o lo más terrible. Un deseo intenso

surge de una esperanza intensa de agrado o de dolor.

El tercer secreto de la especulación efectiva es «imaginar» a la persona

en su clase que sería la más probable de obedecer plenamente, y a la

persona que sería la más probable de desobedecer al máximo. Cuando las

haya seleccionado, imagínese en su lugar cuando experimenten las

consecuencias de su decisión. Piense en el futuro. Especule acerca de sí

mismo en el lugar de ellos. Usando su imaginación, identifíquese con ellos,

sintiendo lo que experimentarían como resultado de sus decisiones.

Practicando estos tres secretos en la especulación, pronto podrá pensar

casi inmediatamente de un número de motivaciones que puede utilizar para

que sus alumnos deseen aprender lo que ha planificado enseñarles.

Paso 4: Experimentar la necesidad

Finalmente está preparado para llevar a sus alumnos a «experimentar la

necesidad» de lo que va a enseñarles. Los tres primeros pasos son

preparatorios, y convergen en este momento culminante. Ahora se ha

preparado, y está listo para tirar la carnada en el agua y empezar a pescar.

La manera en que use la carnada en la clase determinará si sus alumnos

buscan la carnada, tal como la mujer samaritana respondió a la pesca

efectiva de Jesús (Juan 4). La clave del paso cuatro es «inspirar» a sus

alumnos emocionalmente mientras forma la necesidad «semanalmente».

331

Nunca olvide que era la habilidad de Jesús como Pescador Experto que

causó que la mujer buscara la solución de su necesidad. De la misma

manera, la habilidad con la que usted utilice la carnada en las clases

determina el interés y la atención de los alumnos.

Un alumno desinteresado es el resultado de un maestro con poca

habilidad. Un alumno aburrido es también el resultado de un maestro poco

capacitado. Cuando escucho que un maestro se queja de los alumnos

«estúpidos y sin motivación», siempre sé que, o usó la carnada incorrecta,

o no sabía usar la caña con mucha habilidad.

Nunca olvidaré el día que Glenn Alsworth fue a buscarnos a mi hijo y a

mí, en un viaje de pesca a un lago remoto en Alaska. Habíamos pescado

todo el día, y habíamos perdido la mayoría de las carnadas. Nuestra línea

estaba enredada, y no podíamos enrollarla. Teníamos unos grandes

pescados para compensar nuestro esfuerzo, pero no habíamos pescado

nada durante las últimas dos horas. Glenn dijo que tenía un poco de tiempo,

así que tomó la caña mala, puso una carnada artificial que había perdido sus

plumas, mostrando solamente un anzuelo, y entró al agua. Sonreí, porque

apreciaba el hecho de que él nos estaba dando un poco más de tiempo para

pescar.

Pero después me fijé que él estaba pescando seriamente también.

Sostenía la caña como si fuera una extensión de su brazo. En veinte minutos

había pescado el número límite, con una caña mala, y un anzuelo pelado,

donde no estaban mordiendo los peces.

¿Cómo? Era una pescador experto entre los pescadores expertos. Sabía

cómo hacer que el anzuelo vacío pareciera increíblemente vivo para los

peces astutos que habían evitado nuestras carnadas bonitas casi todo el

día.

¿Puede pescar a sus alumnos con un anzuelo vacío? Solamente si tiene

mucha experiencia y sabe cómo hacerlo. Si usted sabe usar la caña, serán

atraídos hacia un anzuelo vacío.

332

Como orador público, he asistido a muchas conferencias en mi vida, y

he observado que algunos maestros espantan a los alumnos, aun con

carnadas perfectas. Y he observado que algunos maestros expertos van a

una clase con un tema designado (que era completamente equivocado para

los alumnos —una carnada incorrecta), y con su habilidad excelente, llevan

a los alumnos a desesperadamente desear el mensaje que habían

preparado. Antes de empezar sus puntos principales, los alumnos habían

decidido que necesitaban ese mensaje más que ninguno.

Este cuarto paso es más emocional que intelectual. No se trata de

hechos, sino de sentimientos. No es una transferencia de información, sino

una manera de ganar su interés. La emoción es el factor principal de la

motivación. Por lo tanto, la emoción debe ser su contexto principal durante

esta etapa.

Considere la relación entre «necesidad» y «aprendizaje». Si la

necesidad sentida es poca, ¿cuánto aprenderán normalmente? No mucho.

Si sus alumnos se identifican fuertemente con la necesidad, sin embargo,

habrá mucha motivación para aprender. Sus alumnos sacarán la lección de

usted. Serán como la mujer samaritana, haciendo todas las preguntas

correctas para llevarlo al próximo punto en su bosquejo. En la sección de los

maximizadores de la ley de la necesidad, identificaremos siete maneras de

ayudar a sus alumnos a sentir la necesidad.

Paso 5: Explicar la solución de la necesidad

Ahora hemos llegado a la meta. Es tiempo de ayudar a sus alumnos a

implementar la solución de su necesidad por medio de su contenido y sus

aplicaciones. Este último paso es para «explicar la solución de la

necesidad» que ha surgido e «instruir» a sus alumnos en el contenido que

les enseña «semanalmente».

¿Alguna vez ha mandado a pedir algo, pensando que sería

maravilloso, y cuando abrió el paquete fue gravemente desilusionado?

333

Probablemente se sentía estafado. Eso puede ocurrir en una clase

también. Al aprender a crear la necesidad, asegúrese de que pueda

satisfacer las expectativas que ha formado. No prometa demasiado; no

entregue demasiado poco.

Cuando promete demasiado, esto llega a ser manipulación en vez de

motivación apropiada. Su promesa debe ser realista y apropiada, y su

estilo debe hacer que los alumnos piensen, «¡Eso fue excelente!» Si se

equivoca, es mejor errar en el lado de prometer muy poco —entonces

puede entregar más de lo que esperaban, y no menos.

El revés de esto es entregar muy poco. Es posible establecer una

necesidad legítima y correcta, y fallar en la entrega de la solución.

Normalmente esto ocurre porque el maestro no preparó bien la lección.

Las dos situaciones quitan la motivación de los alumnos. Cada maestro

falla ocasionalmente en una o en las dos áreas. Pero fallar regularmente

en prometer demasiado o entregar muy poco, empieza a fomentar la

apatía, la falta de energía, la falta de atención, el sarcasmo, y la falta de

respeto. Recuerde la parábola del niño que gritó «¡Lobo! ¡Lobo!» cuando

no había lobo? Los «lobos» pueden comer la motivación de los alumnos.

Es importante relacionar la lección que ha preparado con la necesidad

que descubrió antes. Aunque sea obvio para usted la relación, ¿será obvio

para los alumnos? Ellos son lo más importante. Por lo tanto, debe

mencionar la relación intermitentemente a través de su lección, usando

frases como las siguientes:

• ¿No ven como…?

• ¿Recuerdan que dijimos al principio que…?

• ¿Ven como esto se relaciona con…?

• ¿No es bueno saber…?

Un maestro experto cose una tela de hilos casi imperceptibles durante

la lección, haciendo mención de las relaciones. Los alumnos ni se dan

334

cuenta cómo sucede, pero cuando llega a la conclusión, sienten un grado

alto de satisfacción.

Cumpla lo que promete. Entonces agregue un poco de «helado» que

no esperaban, y ponga una cereza encima. Pero nunca debe servirlo si no

están rogando que les dé helados.

Los maximizadores de la ley de la necesidad

El propósito de estos maximizadores es capacitarlo con siete maneras

de «crear la necesidad» en cualquier público en cualquier momento. Usted

puede usarlos al principio de la clase, al final de la clase, o en medio de la

clase, si siente que sus alumnos no están interesados.

Inicialmente, quizás no sienta natural usarlos. Pero con el tiempo, serán

muy naturales. Los maestros eficaces usan estos siete maximizadores casi

inconscientemente —uno o dos de ellos cada vez que crean una necesidad.

Estos maximizadores ayudan a una persona a sentir la necesidad, sin

importar dónde vive, el tema de la clase, o su edad. Recuerde, estos se usan

para mover al público emocionalmente a desear emocionalmente lo que

usted ha decidido enseñar.

Maximizador 1: Analice la necesidad con una presentación de

los hechos

Este es el principio de la información. Frecuentemente una presentación

—con estadísticas, citas, o descripciones— puede revelar la necesidad en

maneras gráficas. El número de embarazos de adolescentes el año pasado,

el número de declaraciones de bancarrota, el número de adolescentes que

toman alcohol, el número de divorcios en un período de tiempo, y otras

estadísticas parecidas pueden tener un impacto poderoso en los alumnos.

Las revistas son buenas fuentes de esta información.

335

Yo utilizo este maximizador cuando enseño las «Siete tendencias en la

juventud hoy». Las estadísticas acerca del sexo, el abuso de alcohol y de

drogas, y el suicidio entre jóvenes son datos chocantes. Dar uno y otro dato

es eficaz, porque nos hace preocuparnos por los jóvenes y crea la necesidad

de buscar una respuesta.

Maximizador 2: Narre la necesidad en una historia

Este es el principio de la identificación. He usado este método a través

de este libro. Cada ley presenta una historia que representa cómo funciona

la ley.

Cuando cuenta una historia, el alumno debe pensar: «Así me siento

también». La mayoría de la gente no va a recordar su bosquejo o sus puntos

principales, pero recordarán bien una historia.

D.L. Moody era un experto en esto —sus sermones contienen muchas

historias, mezcladas con el contenido. Howard Hendricks, Charles Swindoll,

James Dobson, entre otros, son expertos en contar historias para crear la

necesidad.

Cuanto más cerca esté la historia a las experiencias de sus alumnos, y

cuanto más enfáticamente se describa la historia, más sentirán la necesidad.

Pronto sus alumnos estarán pensando dentro de sí mismos, «Así me

siento», y por lo tanto, «Debo prestar mucha atención».

Usted puede inventar una historia, tal como Jesús hizo con las

parábolas, o puede contar una historia verídica. Lo que sea que haga, los

alumnos deben poder identificarse con la historia: «No quiero ser así», o

«Quiero ser así».

Esta historia de la revista Time (11 de abril de 1983) podría ilustrar las

ilusiones de la «buena vida».

La vida de Felipe y Rita brillaba como un comercial de televisión. Para

cualquiera que observaba desde lejos, parecía una vida perfecta: tenían una

casa elegante en una calle tranquila en un suburbio de Los Ángeles, con un

336

piano, y dos hijos alegres. Felipe, 37, ganaba un buen sueldo como

ingeniero de ventas de piezas para computadoras en Silicon Valley; Rita, 34,

también ganaba un buen sueldo como contadora.

Tal como sus inteligentes y atractivos amigos en el norte de California,

Felipe y Rita jugaban tenis, comían comidas interesantes, conocían los

mejores vinos, y desde hace cuatro años, aspiraban cocaína. Y más

cocaína. Y más. Esa es la razón que varias veces el año pasado, Felipe

quedó temblando con fiebre en la sala de su casa, con la pistola cargada y

apuntando a enemigos imaginarios que estaban escondidos en su garaje.

Rita, debilitada como su marido, tenía sus propios hombres imaginarios que

estaban mirando desde afuera de su dormitorio con visión radiográfica. Por

eso ella se escondía en el closet.

La paranoia de la pareja desaparecía, por supuesto, cuando estaban

usando la cocaína. Respiraban un vapor destilado de cocaína. Felipe

pasaba la noche solo con su pipa de vidrio y su dedal lleno de cocaína. Rita

estaba en otra pieza con su pipa. En las mañanas, Felipe y Rita se juntaban

para buscar granitos de cocaína que habían caído, gateando en la alfombra.

¿Esta es la vida buena? ¿Esto es divertido?

Aquí hay un ejemplo de una historia inventada para crear la necesidad:

¿Alguna vez se ha sentido como Roberto la rana —metido en un hoyo, incapaz de

salir del barro de su vida y saltar libremente? Roberto la rana tenía serios problemas.

Allí estaba, saltando por el camino, sin molestar a nadie, cuando ¡plop! —cayó en

un hoyo grande. Aunque lo intentaba con toda su fuerza, no podía salir del hoyo —

era demasiado profundo.

—¡Yo sé! —pensaba dentro de sí mismo—, llamaré a mis amigos. Empezó a croar

tan fuerte como pudo.

Cuando su garganta ya estaba cansada por croar tanto, escuchó contestar a dos

amigos. Finalmente lo encontraron.

—¿Qué pasa, Roberto?

—¡Estoy metido en este hoyo y no puedo salir! —explicó Roberto desde el fondo del

hoyo.

337

—¡Vamos, tú puedes! ¡Inténtalo de nuevo, Roberto! —sus amigos le gritaban para

animarle. Pero Roberto no podía reunir la fuerza para saltar fuera. Lo abandonaron

a su suerte. El próximo día, los dos amigos vieron a Roberto saltando hacia ellos.

—Oye, ¿no es Roberto? —preguntó uno.

—¡Claro que sí! —dijo el otro.

—¿Cómo pudo salir?

Roberto saltaba hacia sus amigos.

—¡Hola!

—Roberto, ¿qué pasó? ¡Pensamos que no podías salir! — exclamó uno de sus

amigos.

—No podía —contestó Roberto—, «¡hasta que vi venir un camión, y tuve que

hacerlo!»

Las buenas historias no solamente mueven a los alumnos

emocionalmente, sino también quedan con ellos mucho tiempo después de

que hayan olvidado el bosquejo de la clase.

Maximizador 3: Haga a su público sensible a la necesidad

usando el drama

Este es el principio del involucramiento. A la gente le gusta el suspenso,

el bien contra el mal, la resolución de conflicto. El drama puede captar ese

suspenso en un monólogo, en un diálogo, una entrevista, un minidrama

espontáneo, o un drama planificado. Usted puede involucrar a otros,

planificando de antemano, o lo puede hacer solo.

El drama es distinto de una historia, porque no la cuenta; la actúa. Usted

se pone en el lugar de la gente de la historia. Usted puede actuar distintos

roles, desde un punto de vista bíblico o moderno. Usted puede ser Judas,

Pilato, Elías, los pilares del templo cuando Jesús echó a los cambistas, al

asno que llevó a María a Belén, o el árbol que no fue cortado para construir

el arca de Noé, quedando para proveer sombra para la gente que observaba

a Noé cuando lo construía. Olvide que es una persona de la época moderna,

y vístase con una túnica de antaño. Aquí ofrezco un ejemplo:

338

Discutimos todo el camino desde Galilea hasta la ciudad santa, porque sabíamos

que era la semana en que el Mesías iba a establecer su reino. Discutimos la mitad

del tiempo acerca de quién iba a sentarse a la diestra y quién a la izquierda, acerca

de quién iba a morir si comenzaba una revolución. Sabíamos que Jesús nos iba a

resucitar para el reino.

Y cuando empezó a lavarnos los pies, me frustré mucho. No quería lavar los pies

de nadie; yo quería pelear. Eso de lavar los pies es lo que hace un sirviente. Pero

yo, yo voy a sentarme a su diestra algún día. Luego, cuando Jesús llegó a mí, no

quería que me lavara los pies. Me dio vergüenza.

Entonces me dijo: «Si no me dejas lavarte los pies, todo ha terminado entre

nosotros. No tienes nada que ver conmigo». Casi caigo del asiento. ¡Había dejado

la pesca; había dejado todo para seguirlo! Y solamente porque no dejaba que lavara

mis pies, ¿me dice que todo ha terminado? No lo pude creer. Así que le dije a Jesús

que me lavara por completo, si así tenía que ser. Y entonces, nos dijo que alguien

lo iba a traicionar. ¡Y todos empezaron a mirarme a mí!

Podría seguir con el monólogo de Pedro y dramatizar sus sentimientos

cuando vio el arresto de Jesús y cuando negó al Señor tres veces.

Aquí tiene otro ejemplo —el hijo pródigo. En vez de leerlo y enseñarlo,

¿por qué no tomar el lugar del hijo pródigo?

No pude creer lo que me estaba pasando. Había recibido $24.500 dólares de mi

padre —¡toda mi herencia!— cuando empecé hace nueve meses y tres días. La

pasé muy bien. Comí la mejor carne, compré la ropa más cara, e hice amigos en

muchos lugares. Era como una fiesta interminable. Pero ahora… ahora ¡tengo

exactamente $7 dólares!

Podría involucrar a una persona de su clase o congregación, y continuar

la historia:

Sabe, Tomás, cuando llegué hace seis meses, tenía mucho dinero. Te compré esos

zapatos; gasté mucho dinero en ti, ¿recuerdas? Bueno, Tomás, ahora necesito un

poco de ayuda. Ya no me queda mucho dinero, y tú sabes lo que diría mi padre si

yo llegara a la casa fracasado y avergonzado. Nunca me dejaría olvidarlo.

Incluso usted puede ser el roble cerca de la casa del hijo pródigo:

339

Súbitamente vi una figura que venía desde lejos. Se parecía a él, pero

no podía ser. Recuerdo cuando él subía a mis ramas. ¡Nos divertíamos

mucho! Pero, ¡mírelo ahora! Ha envejecido mucho. Está caminando muy

lento, y parece tener miedo. ¿Tendrá miedo de la reacción de su padre? Él

no sabe que su padre quedó sentado aquí durante días, buscándolo en el

horizonte, llorando y llorando. ¡Pensé que me iba a convertir en un sauce

llorón!

Maximizador 4: Enfatice la necesidad con su estilo

Este es el principio de la intensidad. Como usted dice algo,

frecuentemente tiene más impacto que lo que dice. La intensidad, el

lenguaje corporal, el tono de voz, los gestos, el contacto visual, y la velocidad

con que se habla son métodos efectivos para crear emoción. El enojo, el

miedo, la confianza, la aceptación, el amor, la esperanza, la inseguridad,

son todos sentimientos fácilmente desarrollados por medio del estilo. Aun

momentos de silencio pueden aumentar la atención y la necesidad. Varíe su

estilo para mayor efectividad y sea sensible a las intensidades apropiadas.

Palabras bien elegidas y bien elaboradas que despiertan sentimientos

pueden ser extremadamente poderosas. Lea la oración del Padre Nuestro.

O el Salmo 23. O algún discurso político famoso. Lea esta porción de un

artículo de Gabriel García Márquez, que trata justamente de las palabras.

Fíjese cómo él ha elegido su vocabulario, y cómo usted se siente al leer sus

frases:

La humanidad entrará en el tercer milenio bajo el imperio de las palabras. No es

cierto que la imagen esté desplazándolas ni que pueda extinguirlas. Al contrario,

está potenciándolas: nunca hubo en el mundo tantas palabras con tanto alcance,

autoridad y albedrío como en la inmensa Babel de la vida actual. Palabras

inventadas, maltratadas o sacralizadas por la prensa, por los libros desechables,

por los carteles de publicidad; habladas y cantadas por la radio, la televisión, el cine,

340

el teléfono, los altavoces públicos; gritadas a brocha gorda en las paredes de la calle

o susurradas al oído en las penumbras del amor.

La lengua española tiene que prepararse para un ciclo grande en ese porvenir sin

fronteras. Es un derecho histórico. No por su prepotencia económica, como otras

lenguas hasta hoy, sino por su vitalidad, su dinámica creativa, su vasta experiencia

cultural, su rapidez y su fuerza de expansión, en un ámbito propio de diecinueve

millones de kilómetros cuadrados y cuatrocientos millones de hablantes al terminar

este siglo.1

El estilo puede hacer que los temas más insignificantes parezcan

importantes. Imagine a un vendedor bien vestido, robusto, con pulmones

fuertes, hablando en la televisión:

Piense en algo que finalmente le permita organizar su vida con mayor eficiencia.

¡Así es! Cuando utilice esto, tendrá un sentido de estabilidad, orden, y paz, que

jamás pensaba pudiera ser posible. En unos pocos segundos, experimentará esa

confianza tranquila que viene cuando está todo en su lugar.

No solamente sirve esto como sistema para organizarse. También se puede usar

como marcador de libros —nunca perderá su lugar de nuevo. Si lo abre totalmente,

también sirve como mantelito individual atractivo y reusable —¡perfecto para una

familia desordenada! Si tiene niños o nietos, disfrutarán expresar su creatividad,

pintando en esto. Además, sirve como letrero para promoción, o para vender su

vehículo —lo que quiera escribir, escríbalo en esto, y millones lo verán. ¡Incluso

sirve para escribir líneas rectas!

Imagine el sentido de compañerismo al unirse a millones de dueños. Podrían formar

un club del vecindario para compartir sus experiencias y sus ideas para encontrar

otros usos de esta herramienta increíble. Viene en un color crema hermoso —va

con cualquier estilo de decoración. Está fabricado con precisión. Estará maravillado

por la destreza del trabajo manifiesto en cada uno.

¿Cuánto pagaría por algo así con millones de usos? ¿US$500? ¿$100? ¿$50?

Bueno, si lo pide hoy antes de medianoche, le enviaremos uno, sin cobrar el envío,

1 Gabriel García Márquez, «Botella al mar para el dios de las palabras», extraído de

La Jornada, México, 8 de abril de 1997.

341

¡por solamente $10! ¡Así es! ¡$10! Pero esta oferta se hace una sola vez. Pida una

docena y ahorre —¡pague solamente $119.95! Sí, imagine la comodidad, la

confianza, la estabilidad, el sentido de realización, y la diversión que inundará su

vida cuando tenga su propio… ¡fólder de manila!

Varíe su tono y su ritmo. Cambie la intensidad. Suba el volumen cuando

es apropiado, susurre suavemente cuando piensa que será más eficaz.

Planifique su estilo de antemano, para tener el mayor impacto.

Maximizador 5: Levante el nivel de la necesidad con música

Este es el principio de la inspiración. Un solo de voz, una pieza cantada

por un coro, o una canción instrumental, aunque sea grabada, puede

levantar la necesidad de escuchar su mensaje. Elija algo con lo cual sus

alumnos se puedan identificar —posiblemente: «Tal como soy», «Carros de

fuego», «el tema de «La misión»», o «Firmes y adelante». Relaciónelo con

la necesidad que quiere crear.

Esta es una de las razones por la que cantamos himnos en las iglesias,

y que a veces escuchamos un solo musical antes del sermón. La música

ayuda a preparar el corazón. Las necesidades están involucradas con las

emociones. Se sienten las necesidades; no se piensan sólo con la mente, y

no se expresan sólo con la voluntad. La música puede llegar a esas

necesidades mucho más rápidamente que otros medios.

No use la música solamente para crear la necesidad antes de que hable,

o mientras habla. Úsela también después de hablar. Deje tiempo para que

sus alumnos piensen acerca de lo que han escuchado, tocando música

apropiada para el ánimo y el mensaje. Tendrá un impacto dramático.

Maximizador 6: Asegúrese de representar la necesidad con un

diagrama

Este es el principio de la imaginación. Es increíble lo que puede

comunicar un pequeño diagrama. La pizarra o el retroproyector puede

342

ayudar mucho en la enseñanza. Un círculo puede representar a una

persona, y una flecha puede representar el crecimiento personal. Un

diagrama del tabernáculo puede demostrar la necesidad de la santidad para

acercarse a Dios. Las posibilidades creativas son infinitas.

Algunos no podemos enseñar sin una pizarra o un trípode con papeles

para hacer dibujos. Permita que la pizarra sea un cuadro movible de los

conceptos que está presentando. Haga flechas, puntos de exclamación,

hombres de palitos. No se preocupe de la belleza, sino de la comunicación

efectiva.

Aunque suene extraño, el uso de gráficos puede ser emotivo. Usted

puede hablar con una pizarra de una manera que no puede hacer con los

alumnos. Se puede pegar la pizarra. Se pueden usar colores. La gente se

identifica con los diagramas. Estos pueden llegar al corazón de lo que usted

quiere enseñar. Imagine el siguiente episodio:

Digamos que este círculo representa a usted. Esta flecha es una tentación que le

llega y le pega, pero rebota. Usted simplemente no va a ceder a esa tentación.

Entonces Satanás tira otra tentación. También rebota. Usted sigue diciendo que no,

pero está confiando en su propio poder, y no el poder de Dios.

Finalmente, una de las flechas de tentación le llega en un momento de debilidad, y

penetra, dejando una herida abierta en la superficie. La próxima vez no será tan fácil

decir que no. Estas flechas siguen llegando en el mismo lugar de tentación. Después

de un tiempo, la herida ha debilitado su protección. Sigue creciendo y creciendo, y

se pone más y más negra.

Entonces enfrenta una tentación en otra área de su vida. Ya que está débil, cede,

sin darse cuenta de lo que pasa. Entonces viene otro pecado. De repente, usted

tiene áreas negras de pecado en toda su vida, destruyéndolo.

Bueno, antes de terminar esta clase, usted sabrá lo que enseña la Biblia acerca de

cómo tener la victoria sobre la tentación la próxima vez que aparece. Tendrá el

poder para decir que «no».

343

¿No ve que puede ser muy eficaz? Un círculo con unas flechas y

manchas negras pueden mantenernos en suspenso, creando una necesidad

fuerte.

Maximizador 7: Represente la necesidad con imágenes

Este es el principio de la ilustración. Una foto, un cuadro pintado, un

video, u otra imagen, puede crear la necesidad en forma dramática. Las

fotos de niños muriendo de hambre se usan regularmente en la publicidad

para reunir fondos para la gente en otros países. ¿Por qué? ¡Porque da

resultados!

¿Cómo se siente usted cuando camino por un bosque hermoso? ¿O

cuando se sienta encima de una roca a la orilla de un estero? ¿O cuando

está mirando las olas del mar pegar la playa? ¿O cuando ve la puesta del

sol en una noche de primavera? La creación de Dios puede movernos

bastante, ¿verdad?

¿Por qué son tan populares las películas? Porque estimulan las

emociones dramáticamente por medio del impacto visual. Mire una revista

para ver cómo las fotos le mueven emocionalmente y le provocan leer un

artículo. A la gente le gusta el estímulo visual.

¿Cuánto estímulo visual usó usted en su última clase?

Recién hablé en un banquete. Al final, un hombre presentó una serie de

diapositivas maravillosas de la naturaleza, acompañadas con música de

adoración. ¡Fue maravilloso! Al final, no había ojos sin lágrimas. Estábamos

llenos de alabanza. Esa producción confirmó y profundizó el mensaje de la

noche de una manera muy especial. ¿Por qué? Porque combinó dos medios

poderosos para crear una necesidad: la música y las imágenes. Cuanto más

métodos se pueden combinar, más efectiva es la presentación.

344

Conclusión

Al comienzo del estudio de esta ley de la necesidad, estudiamos la

historia increíble de la mujer samaritana (Juan 4). En esa historia nos fijamos

en la manera en que Jesús creó una necesidad en ella, y en la intensidad

con que ella buscó la satisfacción de esa necesidad. Ella cambió de estar

desinteresada a estar intensamente interesada. Ella buscó lo que él quería

que buscara.

Aunque algunos resisten ver ese aspecto de Jesús, no pueden discutir

con la claridad del texto bíblico: Jesús seleccionó a propósito la «carnada»

y utilizó la «caña» de tal manera que el «pez» fue atraído al «anzuelo».

Jesús era el Maestro de maestros, no solamente porque tenía el mensaje

que ella necesitaba, y no solamente porque tenía el motivo de buscar su

bien completo, sino también porque tenía el método correcto que le atraía.

Nadie critica el mensaje de Cristo.

Nadie critica el motivo de Cristo.

¿Por qué criticar el método de Cristo?

¿Todavía siente usted que no es apropiado arreglar el contenido a

propósito para sus alumnos —como lo hizo Cristo— para que sean muy

motivados a aprender la lección? Siente que no es apropiado llevar a sus

alumnos desde la falta de interés hacia el reconocimiento de una necesidad

verdadera como lo hizo Cristo?

¿Prefiere dejar al azar este paso de crear la necesidad? ¿Piensa que

sería mejor ir a su clase, «dependiendo del Espíritu Santo», y esperar que

de alguna manera, algo suceda para que sus alumnos se sientan

motivados? ¿La confusión es el método del Señor? ¿La falta de preparación

y anticipación será el camino del siervo del Señor? ¿No debemos estudiar

cómo lo hizo Jesús para poder caminar en sus huellas?

¿Por qué algunas iglesias, y algunas clases están llenas de ánimo, de

vitalidad espiritual, de crecimiento numérico, y otras solamente sufren de

345

aburrimiento, fastidio espiritual, y una baja en asistencia? Aunque

podríamos dar muchas respuestas acerca de la fuente del problema, sugiero

que inevitablemente existen dos características del maestro:

Primero, el maestro tiene el concepto equivocado de que él o ella no es

responsable por satisfacer las necesidades de los alumnos sino que de

alguna manera, Dios es responsable. Piensa que seguramente el maestro

no es responsable por la selección cuidadosa del tema que satisfaga las

necesidades principales de los alumnos, ¿verdad?

Segundo, el maestro tiene el concepto equivocado de que él no es

responsable por la presentación de la lección de una manera que sus

alumnos se interesen y se motiven a estudiar el tema, sino que de alguna

manera, Dios es responsable. Quizás los alumnos debieran venir a las

clases llenos de motivación. Piensa que en cualquier caso, seguramente no

será a través de su preparación cuidadosa que los alumnos sean motivados

a conocer y experimentar la verdad que se enseña.

En los dos casos, el maestro ha abandonado su tarea como maestro. Ha

dejado al Señor lo que el Señor le asignó. Está activamente impidiendo la

voluntad del Señor que desea capacitarlo para ser un «pescador de

hombres». ¿Piensa que Cristo seleccionó esa ilustración accidentalmente?

¿Todavía entra a su sala con cualquier carnada, sin haber luchado con

la inquietud acerca de cuál es la mejor carnada para sus alumnos?

¿Todavía entra a su salón, esperando que automáticamente deseen

aprender el contenido? ¿Les echa la culpa a ellos, o al sistema, o a la hora

del día por la falta de interés y por el aburrimiento?

Quizás estos dos capítulos de la ley de la necesidad hayan abierto sus

ojos a lo que Cristo quiso decir cuando dijo: «Seguid en pos de mí, y os haré

pescadores de hombres».

Antes de dejar este concepto vital, terminemos esa historia increíble de

Juan 4. ¿Qué hizo la mujer samaritana después de que Jesús la guió a él

346

mismo? ¡Ella practicó con sus alumnos lo mismo que Jesús había practicado

con ella!

Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres: Venid,

ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo?

(Juan 4:28–29)

Ahora, busque su método detrás del mensaje. Primero, ella captó su

atención con decir, «Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto

he hecho». Recuerde que esta mujer era la prostituta de la ciudad, y estaba

hablando con los hombres de la ciudad. ¡Imagínese cómo eso captó su

atención!

Entonces siguió al segundo paso —despertó su curiosidad al decir: «¿No

será este el Cristo?»

Por la manera en que ella se dirigió a sus alumnos, tuvo un éxito

increíble. La Biblia narra que «Entonces salieron de la ciudad, y vinieron a

él» (v. 30). ¡No lo pierda! Todos los hombres de la ciudad cerraron sus

negocios en medio de su día de trabajo. Perdieron clientes, sin que les

importara… solamente por dos cosas que dijo la mujer.

La mujer samaritana llegó a ser la maestra de la ciudad, presentando al

Salvador del mundo. Por causa de la manera en que creó la necesidad, la

ciudad buscó a Jesús.

¿No ve la importancia vital de que ella creara la necesidad? Si se crea

la necesidad de manera efectiva, ciudades enteras pueden buscar a Jesús.

Entonces, la próxima vez que entra por la puerta de su aula, recuerde

que ¡depende de usted! ¡He aquí su «mujer samaritana»!

Preguntas para reflexión

1. Haga una lista de las diez necesidades más importantes de sus alumnos,

según usted. Póngalas en orden de importancia. Entonces distribuya un

cuestionario anónimo, y haga una comparación para ver si realmente conoce

347

a sus alumnos. (Recuerde, el maestro típico solamente logra identificar

menos de tres.) ¿Qué aprendió?

2. De su cuestionario, ¿cuál es la necesidad número uno entre sus alumnos?

¿Cuáles son las causas que hicieron que fuera número uno? Haga una lista

de los posibles resultados sino satisficiera esta necesidad en la vida de

alguien —en su familia, en su trabajo, en el recreo, en amistades, y otras

áreas. ¿Cómo se sentirían sus alumnos si pudieran lograr una victoria en

esa área?

3. Tome unos momentos para hacer el trabajo de detective. Vaya a una librería

cercana para ver cuáles son los libros más vendidos. Haga una lista de las

cinco necesidades que con más frecuencia se tratan en los libros. Entonces

vea las revistas más populares, y haga una lista de las cinco necesidades

que se discuten en ellas. Combine estas dos listas en una. ¿Qué sucedería

si enseñara acerca de esas cinco necesidades durante las próximas cinco

semanas? Una cosa más, haga una lista de los cinco últimos temas que

usted ha tocado en sus clases. ¿Cuántos realmente rascan donde a la gente

le pica?

4. Usted acaba de tener un ataque cardíaco masivo y murió. Ya que usted

había aceptado la muerte sustitutiva de Cristo para tener el perdón de sus

pecados, los ángeles le dieron la bienvenida en la puerta del cielo. Ahora

está libre de todo egoísmo, y usted ve la vida en la tierra desde la perspectiva

de Dios. ¡Qué diferencia! Su perspectiva ha sido cambiada dramáticamente.

Desde la perspectiva de Dios, ¿cuáles son las cinco necesidades más

grandes en la iglesia hoy? Si las usara para determinar el contenido de sus

clases durante el próximo año, ¿cuáles serían los resultados?

348

5. Si pudiera verse completamente como Dios lo ve, ¿cuáles serían sus cinco

necesidades más grandes? Como usted tiene las Escrituras y el Espíritu

Santo, ¿por qué no utiliza estas necesidades para fijar el tema de estudio

para su tiempo devocional durante los próximos seis meses? ¿Cómo se

sentiría acerca de la vida si fueran satisfechas esas necesidades? ¿Por qué

no aceptar la Palabra del Señor y buscar Su sabiduría?

349

SEXTA LEY

LA LEY DEL

Desarrollo

11

LA LEY DEL DESARROLLO; MENTALIDAD,

MODELO Y MÁXIMAS

Había estado fortaleciendo mi ánimo durante tres semanas, pero no

podía postergarlo por otro día —tenía que despedir a uno de los miembros

del equipo del ministerio Caminata Bíblica. Nunca había despedido a

nadie, y me tomó semanas ganar la valentía. Incluso, había escrito mi

discurso, y lo había practicado. Estaba tan ansioso, que antes de que

llegara el día, ¡había despedido a mi perro, a mis hijos, y a mi suegra!

Me sentía terriblemente culpable —el empleado era tan buena persona.

«Bueno, es culpa suya, no la mía», trataba de convencerme a mí mismo.

«Si hubiera sido más concienzudo, cumpliendo su trabajo, no tendría que

despedirlo ahora». Así que me empujaba a seguir adelante.

El día designado llegó, y llamé a este joven a mi oficina. Después de

conversar nerviosamente acerca del tiempo, de jugar tanto con mi lápiz

que al final se rompió la goma de borrar, y de hacerle preguntas sin

importancia acerca de su esposa e hijos (era soltero —¡yo lo sabía!),

respiré profundamente y comencé con mi discurso.

Parecía muy distinto despedir a alguien en persona. No era como la

práctica; era una persona verdadera y viva. En un segundo me di cuenta

de que él no sospechaba nada. Mis palabras bien ensayadas quedaban

pegadas en la boca. En mi desesperación, le pregunté: —Entonces,

¿cómo evalúas tu trabajo aquí?

350

Había decidido dejar que él describiera su obviamente pobre

rendimiento, y así condenarse a sí mismo. Yo iba simplemente a decir que

estaba de acuerdo y… estaba pensando dentro de mí que esto era

administración genial.

Pero para mi sorpresa, el joven inmediatamente se inclinó hacia

adelante, y con un brillo en los ojos, contestó:

—¡Muy bien!

Estas no eran palabras de un hombre que se condena por sí solo.

—¿Ah sí? Cuéntame de tu trabajo —yo balbuceé.

Durante los próximos veinte minutos, me contó todas las cosas

emocionantes que estaba haciendo en su ministerio. Su entusiasmo era

tanto que se levantó y empezó a pasear. No podía contener su emoción.

Cuando llegó a su conclusión (¡casi esperaba una invitación

evangelística!), me encontré profundamente conmovido. ¡Qué lista de

logros tan maravillosos! ¡Qué buen empleado! Sin pensar, me levanté, le di

la mano, ¡y le ofrecí un aumento!

—Bruce, ¿qué has hecho? —me pregunté después. Sí, le di un

aumento. Pero ¿qué sucede con todos los problemas que tiene? De

repente me di cuenta de que él no era el problema. ¡El problema lo tenía

su jefe! El joven estaba haciendo muy buen trabajo. Desdichadamente, sus

actividades eran el polo opuesto de lo que yo pensaba que debía hacer.

Como nunca le había dado una descripción de trabajo, él tenía la tarea

difícil de tratar de adivinar lo que yo, su jefe, quería. Yo había violado uno

de los principios más básicos de administración, porque no había

comunicado claramente lo que esperaba del empleado. ¡Y casi lo acusé de

lo que era mi culpa! Fue una lección inolvidable. Nos pusimos de acuerdo

acerca de lo que yo quería que lograra en su posición, y llegó a ser un

empleado realmente extraordinario.

Una descripción de trabajo es un documento extremadamente

importante, ¿verdad? Define en términos claros y objetivos lo que espera

351

el líder del seguidor. El líder es responsable de definir esas expectativas

claramente, y el seguidor es responsable por cumplir las expectativas lo

mejor que pueda. Mi historia habría sido diferente, si la descripción del

trabajo de este joven hubiera sido clara, y él hubiera desobedecido esas

instrucciones voluntariamente y regularmente.

Los temas principales de este capítulo son: 1) ¿Cuál es la descripción

de trabajo bíblica para un maestro cristiano? y 2) ¿Está cumpliendo esas

responsabilidades el maestro típico, o está desobedeciendo?

La mentalidad de la ley del desarrollo

Algún día, cada uno de nosotros se presentará delante del Señor para

rendir cuentas de nuestra vida en ese momento de la Evaluación Final.

Como enseñan claramente 1 Corintios 3, y 2 Corintios 5, Dios pedirá cuentas

de lo que hemos hecho con nuestras vidas.

¿Qué sucederá cuando Dios le pregunte: «Cuéntame ¿cómo te fue en

la tierra?» Posiblemente cuando terminemos de contarle todo, el Señor nos

dirá: «Eso es muy interesante. Puedo ver que todas esas cosas son

importantes para ti. Pero, ¿qué pasó con todas las cosas que yo pedí que

hicieras por mí?» ¿Sabría usted de qué está hablando el Señor en ese

momento? ¿Sabe usted lo que el Señor ha escrito en la «divina descripción

de trabajo para maestros»?

No somos como el joven que estaba haciendo todas las cosas

equivocadas y tenía que cambiar su trabajo para lograr las metas del jefe.

Cuando usted y yo enfrentemos al Señor en ese día, será nuestra

Evaluación Final, no solamente un correctivo a mediados del curso. Cuando

llegue el día, no será posible volver y reajustar nuestra vida para cumplir con

los mandamientos del Señor. Será muy tarde.

Ya que estamos absolutamente seguros de que vendrá esta evaluación,

y sería trágico lograr metas que son nuestras, pero no son del Señor, es

352

importante saber dónde encontrar la «divina descripción de trabajo para

maestros». ¿Sabe dónde encontrarla? Si no, podría estar apuntando a las

metas equivocadas.

Esto me recuerda de un torneo de golf que auspiciaba el ministerio de

Caminata Bíblica todos los años. Ninguno de nosotros jugaba mucho golf,

pero cada año, durante un retiro de planificación, sacudíamos el polvo de

los palos de golf, y competíamos. Dale Houchin, el administrador de nuestra

imprenta, y yo, habíamos estado haciendo una competencia feroz, con casi

la misma cuenta, durante los últimos años. Habíamos estado fastidiándonos

mutuamente todo el año acerca de quién iba a ganar el torneo.

Cuando comenzó el torneo, yo estaba en el grupo justo antes del grupo

de Dale. No dejaba de hacer comentarios para fastidiarme, mientras me veía

luchando para mantener la pelota en el centro de la pista. Finalmente

llegamos a un hoyo que no se podía ver, porque estaba al otro lado de un

cerro. El primer tiro normalmente deja en una posición donde apenas puedes

ver la parte más alta de la bandera del hoyo, y teníamos que pegar la pelota

ciegamente hacia el césped escondido en el valle.

Bueno, mi primer tiro fue muy fuerte —¡directamente en el bosque a la

derecha! Escuché más abuso verbal de Dale. (¡No demuestran suficiente

respeto por los presidentes!) Mientras nuestro grupo terminaba la jugada del

hoyo, podía escuchar claramente la voz de Dale, felicitándome por mi cuenta

«generosa».

Estaba a punto de colocar la bandera en el hoyo, cuando se me ocurrió…

Dale no podía ver el césped. Quizás tenía una manera de vengarme. Tomé

la bandera y la planté firmemente en el obstáculo de arena más grande

cercano.

Grité a Dale que él tendría que llegar al césped con su tiro para ganarme.

Nuestro grupo se escondió en el bosque para observar el drama que venía.

El tiro de Dale pasó fácilmente sobre el cerro. Fue su mejor tiro del día. Él lo

sabía, y estaba gritando: «¡Mira eso, Sr. Presidente! ¡Está en el césped! ¡Lo

353

sabía! ¡Una vez más, la oficina de la imprenta va a ganar a la oficina de los

jefes!»

¡Comentarios tan irrespetuosos!

Su pelota llegó hasta un metro de la bandera que yo había puesto en la

arena, y se enterró. ¡Me habría gustado tener una foto de Dale en el

momento que llegó arriba del cerro y vio la bandera mal ubicada, y su pelota

en medio del océano de arena!

¿Cuál fue el problema con el tiro de Dale? ¿Su capacidad? ¿Su

intensidad? ¿Su deseo de hacerlo bien? ¡En absoluto! Le tenemos que dar

buenas marcas en todo eso. Dale había pegado la pelota directamente hacia

el blanco. ¡Pero fue el blanco equivocado! Todo su trabajo fue inútil, porque

estaba apuntando a la meta equivocada.

Como hemos mencionado desde el primer capítulo, la mayoría de los

maestros piensa que su responsabilidad principal es «cubrir la materia», o

«explicar el bosquejo» a los alumnos. Cuando esos maestros pasan por

sobre el «cerro final», me pregunto si descubrirán que sus vidas han

apuntado a la arena, en vez de apuntar al césped. Entonces será muy tarde.

Pero no es muy tarde para que usted haga un correctivo a mediados del

curso, si descubre en este capítulo que ha estado equivocado.

Antes de analizar la descripción de trabajo bíblica para maestros, sería

conveniente hacer una lista de las cosas que usted considera los puntos

principales de esa descripción de trabajo.

La comunidad de maestros cristianos se puede considerar la «facultad»

de la iglesia, y Dios es el «director». Tiene que haber ciertas cosas que él

espera que hagamos en esta empresa, pero ¿qué son? ¿Cómo sabemos

que recibiremos una evaluación positiva de parte de Dios acerca de nuestro

trabajo?

Jesús nos advierte de la importancia increíble de esta Evaluación Final

cuando nos enseña en Mateo 25 que toda la vida es un asunto de

mayordomía para él. En la parábola de los talentos, el señor premió

354

solamente a los siervos que usaron sus recursos como él esperaba. Fueron

felicitados y recibieron posiciones maravillosas de liderazgo. El tercer siervo,

sin embargo, fue amonestado y disciplinado por el mal uso de los recursos

del señor.

No se trata de simplemente hacer algo bueno; se trata de hacer lo que

el Señor manda. La ley del desarrollo se escribió para revelar la Descripción

de Trabajo para Maestros que el Señor nos ha dado, el capítulo siguiente

nos entrenará en cómo enseñar según el plan eterno de Dios.

¿Dónde debemos buscar en la Biblia esta descripción de trabajo? El

pasaje más completo y definitivo es Efesios 4:11–12. Léalo cuidadosamente

para captar la idea general, y después analizaremos las riquezas del pasaje:

Y él mismo

constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas;

a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos

para la obra del ministerio,

para la edificación del cuerpo de Cristo.

En este pasaje se encuentra una descripción de trabajo clara para los

que han sido llamados a enseñar en el cuerpo de Cristo. De este pasaje

surgen inmediatamente tres principios.

Principio 1: El propósito principal de los maestros es el de

capacitar

Esto es lo más importante: La Biblia revela que los maestros son dados

por Dios principalmente para capacitar, y no meramente para explicar.

Tome un grupo de alumnos —cualquier grupo. Siéntese en esa clase y

encontrará, nueve de diez, que el enfoque de la clase será la explicación de

la Biblia o del contenido de la lección.

La tragedia, repetida miles de veces cada semana en nuestras iglesias

y escuelas, es que, aunque la clase puede ser interesante, informativa,

educacional, y a veces entretenida, no es consecuente con la descripción

355

de trabajo que Dios ha dado a sus maestros. Un alumno en una clase o en

una iglesia puede estar bien informado, educado, y entretenido, pero todavía

no ser desarrollado.

Cristo dio a los maestros para la obra del ministerio. Desarrollar significa

proveer lo que sea necesario para cumplir la tarea o realizar el ministerio. La

idea de la palabra en griego (katartizo) significa preparar, hacer que esté

listo, completar, o restaurar. Se usa en Mateo 4:21 para hablar de la

reparación de redes en preparación para pescar.

En Efesios 4:11, capacitar significa preparar para el servicio y el

ministerio. El apóstol Pablo está ayudándonos a aprender que la tarea

principal del maestro es preparar al alumno para hacer algo. Nuestro

enfoque debe moverse más allá, del conocimiento al uso de ese

conocimiento en la vida de la persona.

Principio 2: El público principal de los maestros es cristiano

Dios no solamente aclara lo que debemos hacer; también aclara a quién

debemos ministrar: «a fin de perfeccionar a los santos… para la edificación

del cuerpo de Cristo» (v. 12). La actividad es discipular, y el público es

cristiano.

Una de las quejas más frecuentes que escucho de laicos que asisten a

iglesias evangélicas es: «¿Por qué mi pastor/maestro presenta

sermones/lecciones evangelísticos a la gente nueva todas las semanas?

Hemos escuchado el evangelio muchas veces, y tenemos hambre de

alimento sólido de la Palabra».

Sin prestar atención al plan de Dios, muchos maestros han decidido que

el público principal para sus lecciones debe ser los no creyentes.

Trágicamente, los pastores y maestros están hablando al grupo equivocado

cada semana. No han discipulado a los creyentes a hacer el trabajo del

ministerio durante la semana, y por lo tanto, tratan de hacer el trabajo por

ellos el día domingo.

356

Principio 3: El resultado principal del desarrollo es que los

cristianos hagan el trabajo del ministerio, edificando el cuerpo

de Cristo

¿Cómo sabe usted si su enseñanza está dando el resultado correcto?

Los santos están haciendo su trabajo correctamente cuando «…se ayudan

mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, [el cuerpo] recibe

su crecimiento para ir edificándose en amor» (v. 16).

La descripción de trabajo divina para todos los maestros

¿Qué estará buscando el Señor cuando nos evalúe como maestros?

Considere unos asuntos clave que, según lo que Dios mismo ha revelado,

estarán en el Examen Final:

1. La naturaleza del ministerio que están realizando nuestros alumnos

(«la obra del ministerio»).

Tendemos a tener una mentalidad distinta de Dios acerca de nuestra

enseñanza. Su énfasis siempre está en lo que hacen nuestros alumnos;

nuestro énfasis está en lo que nosotros hacemos. Su énfasis está en el

ministerio de nuestros alumnos; nuestro énfasis está en el bosquejo y

nuestros apuntes. La primera pregunta que podría hacer Dios posiblemente

será acerca del ministerio específico que están realizando nuestros alumnos

como resultado de nuestras clases.

2. El porcentaje de nuestros alumnos que están ministrando («cada

miembro»).

De nuevo, fíjese en el contraste de mentalidad. El énfasis de Dios

siempre estará en la participación de todos los alumnos; nuestro énfasis está

en el veinte por ciento «fiel». Hemos fallado, permitiendo que ochenta por

ciento no participen. La norma de Dios es que «cada miembro» participe, y

por lo tanto seremos evaluados de acuerdo con esa base.

357

3. El grado en que los alumnos ministran según su capacidad («según

la actividad propia»).

Es increíble la mentalidad que Dios presenta en este pasaje y en otros

pasajes clave del Nuevo Testamento —que Él ha dado a cada creyente, no

solamente una personalidad única, sino también un don espiritual para el

ministerio. Muchas veces pensamos que, mientras la persona está haciendo

algo para el Señor, hemos cumplido nuestro deber, y nuestra comisión.

¡Pero el Señor no quiere que aceptemos el hecho de que haya personas con

diez talentos que estén haciendo el servicio de dos talentos! Tampoco está

contento cuando sus hijos estén mal ubicados, fuera del área en que él

soberanamente les ha dado dones.

4. La calidad y la cantidad del trabajo realizado por nuestros alumnos

(«cuando cada parte funciona bien» —Dios Habla Hoy, v. 16).

Cuando Dios terminó su obra de la creación, se detuvo para evaluarla y

exclamó: «¡Es bueno!» Dios es un Dios de excelencia, y todas sus obras

son excelentes. Él espera de nosotros, como oficiales en su ejército, que

continuamente discipulemos y mejoremos el rendimiento de nuestros

alumnos. Nuestra mentalidad es muy distinta a la de Dios. Pocas clases

tienen otro método para medir el aprendizaje excepto un examen sobre el

contenido. Pero el Señor no solamente está preocupado de que nuestros

alumnos estén trabajando; está preocupado de que estén trabajando

eficazmente. Para tener obreros efectivos, tenemos que ser maestros

efectivos.

5. El porcentaje de crecimiento entre sus alumnos («recibe su

crecimiento»).

Cuando tomamos la Palabra del Señor en forma responsable, y

hacemos su trabajo como él quiere, podemos estar seguros que veremos

los resultados que él prometió. Mientras cada persona utiliza sus dones

espirituales en un ministerio eficaz, el Señor promete que causará el

crecimiento del Cuerpo. ¡Los alumnos no pueden evitar el crecimiento! Pero

358

nuestra mentalidad no es como la de Dios; nosotros pensamos que nuestra

enseñanza efectiva no producirá crecimiento necesariamente. Efesios dice

que la enseñanza efectiva produce crecimiento del Cuerpo, que no está

limitado a crecimiento espiritual. Para ver un modelo bíblico, note el

crecimiento explosivo de la iglesia en los primeros capítulos de Hechos.

6. El ministerio constante, normal, y espontáneo entre los miembros de

la clase («edificándose en amor»).

La mentalidad de la mayoría de los maestros es que ellos son casi los

únicos que pueden ministrar a sus alumnos. En contraste, el Señor espera

que el desarrollo sea tan completo, que nuestros alumnos sean capacitados

para ministrar el uno al otro, como si fueran maestros o ministros. Dios está

preocupado que los cristianos no solamente se reúnan, sino que también

que se edifiquen mutuamente. Él desea que cada miembro de su iglesia

llegue a tener más y más iniciativa, de tal manera que, cuando vean o

escuchen de alguna necesidad, inmediatamente respondan por causa de un

sentido de responsabilidad.

Como se puede ver, la mentalidad del maestro cristiano típico

frecuentemente es muy distinta de la comisión del Señor. Probablemente la

diferencia fundamental entre cómo pensamos nosotros, y cómo piensa Dios,

es una diferencia de perspectiva. Como maestros, siempre tendemos a

enfocarnos en lo que hacemos nosotros, especialmente durante el período

de la clase. El Señor nos urge a enfocarnos en lo que hacen los alumnos,

¡especialmente entre las clases!

Espero que esta ley del desarrollo lo prepare para su Evaluación Final

con su Supervisor Superior. Espero que lo escuche decir: «¡Bien hecho,

buen maestro y fiel!»

359

El modelo de la ley del desarrollo

Para entender mejor Efesios 4:11–12, estudiemos este diagrama, que

fluye de la izquierda hacia la derecha.

El primer cuadro representa al «maestro», o al orador, y la Biblia hace

dos observaciones interesantes acerca de él en este versículo. Primero, la

Biblia dice que «Dios constituyó a algunos… maestros», que significa que

los maestros son un don del Señor para la iglesia. ¡Qué revelación más

extraordinaria! ¡El Señor nos considera un regalo para la gente que

enseñamos! No hemos sido colocados en la sala de clases por accidente,

sino por el gran diseño del Creador mismo.

Segundo, Dios es la fuente de los maestros. Dios no quiere confusión

con respecto a quién dio este don. Por lo tanto, la próxima vez que entre al

salón de clases y se pregunte si usted es la persona indicada para enseñar

la clase, recuerde que el Señor lo ha seleccionado soberanamente para ser

Su maestro para esos alumnos en ese día. Entre con confianza en el poder

y el llamado del Señor.

El cuadro del medio, o segundo cuadro, representa a los «santos» (el

término bíblico para los que conocen a Jesucristo como Señor y Salvador)

quienes son los receptores del don llamado «maestro». Dios dio su don a

los cristianos, no a los no creyentes. Aunque somos comisionados a ir a todo

360

el mundo, los que hemos sido llamados como maestros tenemos la tarea

principal de ministrar entre los santos.

El tercer y último cuadro representa al «mundo», que incluye cualquiera

que no sea uno de los santos. Por lo tanto, el mundo representa a los no

creyentes, los que no son salvos.

La responsabilidad designada a los maestros es «equipar»; la

responsabilidad de todos los santos, incluyendo a los maestros, es

«evangelizar».

Lo inmediatamente claro es que el maestro típico se conduce de

maneras que no son bíblicas. Primero, frecuentemente se dirige a la gente

equivocada. El diagrama refleja el énfasis bíblico, mostrando que el maestro

no va directamente al mundo. Si el maestro lo hace, está desobedeciendo

la responsabilidad que Dios le ha dado.

Segundo, muchos maestros no tienden a capacitar para carácter santo,

o para el servicio eficaz, sino para cubrir sus apuntes. El enfoque bíblico está

en el resultado en la vida de los alumnos, y no en los apuntes del maestro.

En tercer lugar, muchos maestros se enfocan en el contenido, y no en el

carácter, como meta de la enseñanza cristiana. En la mayoría de las iglesias,

escuelas cristianas, y universidades cristianas, el carácter y la integridad no

son el tema de ni siquiera un curso. Son pocas las instituciones

educacionales cristianas que tratan de desarrollar el carácter de sus

alumnos, a pesar del hecho de que Efesios 4:13 afirma claramente que uno

de los objetivos del maestro cristiano es enseñar hasta que seamos un «un

varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo». ¿Por

qué enseñamos tan poco relacionado con el carácter, y evaluamos aun

menos el carácter de nuestros alumnos? Cristo espera que el carácter sea

objetivamente observable por otros, y que sea probado cuidadosamente (ver

1 Timoteo y Tito).

Las otras dos flechas que apuntan hacia arriba y hacia abajo desde los

«santos» reflejan dos cosas específicas para las cuales los maestros deben

361

capacitar a que sus alumnos hagan. La flecha hacia arriba, «la obra del

ministerio», capta el primer resultado de los esfuerzos para discipular. La

flecha hacia abajo, «edificación del Cuerpo», capta el segundo resultado de

la capacitación.

En un sentido, «equipar» es la clave del plan de Dios para «edificar Su

iglesia». Apunta a su estrategia principal —desde el don de los «maestros»

hasta el don de Sí mismo para el mundo como la única manera de obtener

la vida eterna.

El factor decisivo en el diagrama es si nosotros, los maestros designados

por el Señor, haremos el trabajo más importante — capacitar a los santos.

Si no capacitamos a los santos, entonces los santos no pueden hacer lo que

Dios los ha comisionado a hacer; no pueden hacer «la obra del ministerio»,

ni «edificar el Cuerpo», ni «evangelizar el mundo».

¿Puede usted sentir cuán lejos nos hemos desviado de la estrategia de

Dios? Muchos de nosotros nos lamentamos de que el ministerio de la

enseñanza es tan difícil. Quizá es difícil porque no nos sometemos a las

instrucciones directas del Señor.

Trágicamente, algunos de nosotros estamos decididos a hacer el

ministerio a nuestra propia manera, ¿verdad? Pensamos que lo único que

importa es lo que hacemos nosotros, y no lo que hacen ellos.

Me recuerda a las caricaturas antiguas del «correcaminos» que veíamos

cuando éramos niños. El coyote siempre perseguía al «correcaminos» (¡bip!

¡bip!), y siempre quedaba al punto de casi alcanzarlo. Pero cada esfuerzo

genial fallaba, y sufría el fracaso y el dolor. No puedo imaginar la cantidad

de veces que caía sobre el precipicio y terminaba en el suelo del cañón

convertido en una nube de humo.

No importaba lo rápido que corría el coyote, siempre fracasaba. No

importaba lo cuidadosamente que leía los letreros, siempre fracasaba. No

importaba lo bien que arreglaba su bomba o que se balanceaba en la cima

362

de la montaña, siempre fracasaba. No importaba lo cerca que llegaba a su

meta, siempre fracasaba.

El esfuerzo no es suficiente, ¿verdad? Tampoco es suficiente la

preparación. Nada es suficiente si al final va a fracasar.

Cuando nos encontremos con el Señor, no nos va a preguntar si lo

intentamos o si nos preparamos. No está interesado en que solamente

gastemos nuestra energía haciendo algo; él quiere que usemos nuestra

energía haciendo lo que él nos ha mandado.

Es terrible cuando alguien no sabe lo que quiere su jefe, pero es peor

saber lo que quiere el jefe, y hacer la voluntad de uno mismo de todas

maneras.

Dios dijo que debemos capacitar a los santos para que hagan la obra del

ministerio y edifiquen el cuerpo. Ya es tiempo de realizar nuestra descripción

de trabajo a la luz de nuestra Evaluación Final.

Las máximas de la ley del desarrollo

Si la descripción de trabajo para el maestro que encontramos en Efesios

4:11–16 le hizo reconsiderar seriamente lo que usted hace en sus clases,

entonces usted está a punto de hacer un cambio explosivo en su enseñanza.

Posiblemente una de las razones principales por la cual no

experimentamos los resultados que deseamos en nuestra enseñanza es

que enfatizamos las cosas equivocadas. Hacer lo equivocado en la manera

correcta —aun con los motivos correctos— ¡todavía constituye hacer lo

incorrecto! El interés de Dios va más allá de nuestros motivos; también se

preocupa por nuestros hechos. Dios desea que hagamos lo que él nos ha

mandado, y que logremos los objetivos que él ha estipulado.

¿Cómo se evalúan sus clases a la luz de los objetivos del Señor, según

Efesios 4:11–16? Considere las siguientes preguntas. Deje que le orienten

363

acerca de cómo le habría ido en su Evaluación Final, si el Señor lo hubiera

llamado a casa hoy día.

1. ¿Mis alumnos realmente hacen mucho «trabajo del ministerio»?

2. ¿Qué porcentaje de mis alumnos está involucrado en algún ministerio

importante regularmente?

3. ¿Qué porcentaje de la capacidad de mis alumnos está siendo utilizado

mientras ministran? ¿Están sirviendo a Cristo con todo su corazón, su alma,

y su mente?

4. ¿El servicio de mis alumnos ha llegado a ser significativamente más eficaz

por causa de mi capacitación? Mencione ejemplos específicos.

5. ¿Cuánto crecimiento (numérico y espiritual) lograron sus alumnos en el año

pasado?

6. ¿Cuántas actividades ministeriales que son espontáneas, y que no sean

auspiciadas por la iglesia, ocurren normalmente entre los miembros de mi

clase cada semana?

7. ¿Cuántas personas llevaron al Señor mis alumnos durante los últimos doce

meses?

Merece una reflexión seria, ¿verdad?

¿Sabe por qué es tan serio para nosotros? Porque no hemos estado

haciendo las preguntas correctas. Hemos quedado hipnotizados con un

sentido falso de confianza. Nos hemos permitido desviarnos tanto de los

objetivos verdaderos del Señor, que cuando los consideramos seriamente

364

un momento, se nos seca la boca y las palmas empiezan a sudar con

nerviosismo.

Considere un momento el contraste entre la lista de objetivos de Dios y

la lista de un maestro típico. Lo que sigue es una lista típica:

1. ¿He preparado el contenido?

2. ¿Llegué a la hora?

3. ¿Asistió la mayoría de mis alumnos?

4. ¿Hubo buenas preguntas y discusión?

5. ¿Cubrí mi contenido?

6. ¿Terminé a tiempo?

7. ¿Le gustó la clase a la mayoría de alumnos?

¡Imagine la revolución increíble que explotaría en el salón cuando el

maestro busca lograr los objetivos de Dios! Aquí tiene algunas diferencias

que podría desarrollar inmediatamente:

1. El énfasis cambiaría de lo que hace el maestro a lo que hacen los alumnos.

2. El énfasis cambiaría de la lección que enseñó al ministerio que se realizó

después de la clase.

3. El énfasis cambiaría de «cubrir el contenido» a ayudar a los alumnos a

hacer la «obra del ministerio».

4. El énfasis cambiaría del ministerio del maestro al ministerio de los alumnos.

365

5. El énfasis cambiaría de cuántos asistieron a cuántos ministraron entre las

clases.

6. El énfasis cambiaría de lo teórico a lo práctico —lo que resulta en vez de

lo que suena bien.

7. El énfasis cambiaría de «información para la iglesia» a «materia para el

mercado» —enfocando en cómo el cristianismo afecta el trabajo, el

vecindario, el club social, y otros aspectos de la vida.

¡Nos hemos desviado tanto!

Una de las más importantes recompensas de viajar y ministrar en todo

el país es que conozco a maestros y pastores que realmente practican

Efesios 4:11. Permítame describir una iglesia a tres horas de Atlanta, donde

pasé un fin de semana ministrando.

Todos están ministrando. Hay entusiasmo por todos lados. Tanto la

iglesia como la escuela dominical están repletas. El problema más grande

es encontrar dónde poner a tanta gente. El énfasis siempre está en la gente,

y no en el liderazgo. El liderazgo sirve a la gente y siempre está capacitando

más y más personas para el ministerio. Los líderes siempre están hablando

acerca del ministerio de las personas, el servicio y el sacrificio. Los laicos

manejan todo. Todos hacen dos o tres cosas distintas para el Señor, y están

contentos. La gente se siente motivada. Siente que su aporte es valioso. Las

personas se sienten apreciadas. Se sienten realizadas. Se sienten

desafiadas. Saben que han sido llamadas a ministrar. Saben lo que deben

hacer, y siempre lo hacen.

Un año después de visitar esa iglesia, celebramos el cumpleaños de uno

de los vicepresidentes del ministerio Caminata Bíblica que cumplía

cincuenta años. Otro vicepresidente había vuelto recién de ministrar en la

misma iglesia que habíamos visitado. ¿Sabe lo que nos dijo, mientras

comíamos torta y helados? «¡Qué iglesia más increíble! ¡Todos están

involucrados! Sentí la energía en todos lados! ¡La gente ama a su iglesia!»

366

¿Por qué? Porque esa iglesia ha decidido hacerlo como Dios dice. Y

como están complaciendo al Señor, su brazo poderoso de bendición está

moviéndose de una manera poderosa en su medio. ¿Sabe quién está más

encantado con esa iglesia? No es el pastor, ni el personal, ni los diáconos,

ni los laicos, ni la comunidad local. Creo que la persona más contenta con

esa iglesia es el Señor mismo. Su sueño se hace realidad. Una iglesia

realmente ha decidido probar su plan, ¡y está descubriendo los resultados

increíbles que ocurren cuando lo hacen como él dice!

Entonces, mi colega, como Josué preguntó a sus alumnos, ¿por qué no

elige hoy día a quién servirá?

Si está cansado de resultados mediocres, o de clases aburridas, de

alumnos indiferentes y apáticos, de falta de participación, nunca más apunte

el dedo a nadie excepto al maestro. Hágalo como Dios dice, y experimentará

los beneficios milagrosos de su bendición.

Obedezca a Dios. Capacite a sus santos. ¡Y disfrute de sus bendiciones!

Máxima 1: El desarrollo es responsabilidad del maestro

Durante los próximos momentos, al considerar estas máximas, usted

notará repetidamente cómo Dios pone el énfasis sobre el discipulado para

el servicio, en contraste con nosotros, que ponemos el énfasis solamente en

cómo hablar para que los alumnos comprendan algo.

Me impacta la intensidad con que Dios siente y actúa con respecto al

desarrollo. Por ejemplo, en la ley de la aplicación, estudiamos 2 Timoteo

3:16–17 y descubrimos los siguientes principios fundamentales:

La Palabra de Dios es un don de Dios

(«Toda la Escritura es inspirada por Dios»)

principalmente para los cristianos

(«a fin de que el hombre de Dios»)

con el propósito de equipar

(«sea perfecto», completo, maduro)

367

y el propósito de discipular

(«enteramente preparado»)

para lograr el resultado de buenas obras

(«para toda buena obra»).

En la ley del desarrollo, hemos considerado Efesios 4:11–16 y hemos

descubierto, entre otras cosas, los siguientes principios fundamentales.

Compárelos con los de arriba —¡observará muchas semejanzas increíbles!

El maestro de Dios (usted) es un don de Dios

(«Y él mismo constituyó a unos… pastores y maestros»)

principalmente para cristianos

(«a fin de perfeccionar a los santos,… para la edificación del cuerpo»)

con el propósito de la edificación

(«para la edificación…»)

y el propósito de discipular

(«perfeccionar a los santos…»)

para lograr el resultado de buenas obras.

(«para la obra del ministerio»)

¡Increíble!, ¿verdad? Tanto la Biblia como el maestro:

• son un don de Dios

• son para la comunidad cristiana

• son para el propósito de edificar (capacitar) y discipular

• son para lograr el resultado de buenas obras.

De todos los propósitos que Dios podría haber escogido, escogió estos

dos —la edificación y el desarrollo. El primero se enfoca en el carácter y el

segundo en la conducta del cristiano. Por lo tanto, no perdamos de vista el

hecho de que la capacitación es uno de los dos propósitos fundamentales

del Señor para los dos dones más significativos.

La verdad trágica, sin embargo, es que los que han sido llamados a

capacitar, lo hacen con poca frecuencia. Además, muchas veces utilizan la

herramienta del desarrollo (la Biblia) como un libro de estudio para tener

368

conocimiento solamente, y no como un libro para aprender a practicar sus

enseñanzas.

¿No le ha llamado la atención lo que dijo Jesús: «Si me amas, guardarás

mis mandamientos»? Pero después de estar en muchas salones de clases,

habría pensado otra cosa: es como si hubiera dicho, «si me amas,

conocerás mis mandamientos».

Máxima 2: El desarrollo es más eficaz cuando el maestro asume

el rol bíblico

Dios no murmuró ni tartamudeó cuando dijo que había dado maestros a

la iglesia para capacitar a los miembros para la obra del ministerio y para la

edificación mutua. El resultado que Dios desea es que cien por ciento de los

alumnos estén sirviéndolo con sus buenas obras. Él ha dado a los maestros

para ayudarles a ministrar más y mejor.

Si observara al azar a cien maestros cada semana durante un año para

determinar qué están tratando de lograr, ¿cuál sería su conclusión? ¿No

sería que están enseñando a los alumnos con el fin de prepararlos para un

examen final de selección múltiple y preguntas del tipo verdadero o falso?

¿Pero cómo se sentiría con respecto a esa preparación si pudiera abrir el

archivo en el cielo para ver el Examen Final de Dios? Encontraría que Dios

no busca simplemente respuestas para preguntas, sino actos de servicio. Le

interesa la formación, y no la información, discípulos y no datos.

Dios ya tiene impreso ese examen final, y nos mandó a los maestros a

preparar a nuestros alumnos para Sus preguntas, no para otras que no

estarán en el examen. Yo estoy totalmente de acuerdo que el contenido es

extremadamente importante —pero no tan importante como acciones

obedientes. ¡El contenido siempre debe estar al servicio de la conducta!

Cuando ponemos la información en el trono a expensas de actos de servicio,

tenemos al rey equivocado.

369

Por lo tanto, ¿cuál es el rol que debemos asumir para lograr mejor los

propósitos de Dios? Ya que nuestro enfoque principal debe ser el de

«desarrollar», o «entrenar», o «capacitar», debemos ser como un

entrenador de un equipo atlético. Los entrenadores ayudan a sus equipos a

jugar bien. Los entrenadores trabajan para mejorar cada miembro del

equipo. Los entrenadores guían al equipo para trabajar juntos para lograr las

metas.

¿El entrenador enseña información? Por supuesto —mucha información.

Pero solamente para que los jugadores puedan jugar un partido mejor. ¿El

entrenador enseña información solamente para que los alumnos puedan

repetirla en un examen? ¡No! Los exámenes no cambian nada, tampoco

captan la profundidad del uso de la información de parte de los alumnos. Lo

más importante no es que los jugadores conozcan las jugadas, sino que

realicen las jugadas correctamente.

Algunos maestros, me temo, piensan que son los jugadores «estrella»,

y no entrenadores. Estos maestros se visten para el partido cada semana, y

entran al estadio (el salón de clases o la iglesia), donde sus alumnos se

reúnen para ver las nuevas jugadas que han inventado durante la semana.

El maestro corre al centro de la cancha, pasa la pelota, recibe la pelota,

corre con la pelota hacia el arco, y… ¡hace un gol! La gente aplaude y grita:

¡buena clase! La materia fue excelente — pero trágicamente, nadie más jugó

fútbol.

¿Parece familiar? Amigo, ¡salga de la cancha! ¡Quítese la camiseta!

¡Sáquese los zapatos! ¡Comience a preparar a los jugadores! Los

entrenadores no existen para jugar, sino para entrenar a los miembros del

equipo para jugar.

Dios quiere que todo el equipo salga a la cancha a jugar de todo corazón.

Nadie debe estar sentado en la banca, excepto si está exhausto (para

descansar físicamente) o si ha cometido una falta (algún pecado serio). Las

370

reglas de Dios no limitan el número de jugadores en la cancha. El entrenador

debe ser el único parado fuera de la cancha —¡animando a los demás!

Máxima 3: El desarrollo se evalúa mejor por lo que hace el

alumno después de la clase

Cuando jugué básquetbol y fútbol en la universidad, nadie se

preocupaba mucho por las prácticas. Durante las prácticas, no había

multitudes mirando, no vendían bebidas gaseosas, y no teníamos barra.

Pero éramos los mismos jugadores que jugábamos los días sábado ante un

estadio lleno. La gente sabía distinguir entre una práctica y un partido

verdadero. No solamente la gente sabía, sino también los jugadores. Las

prácticas eran solamente preparación para el partido verdadero.

Exactamente lo opuesto sucede en la iglesia o en el salón de clases.

Todos van a la práctica, y nadie presta mucha atención al partido verdadero.

El partido verdadero se juega en la cancha, no en la sala de clases. El

verdadero partido no se gana en las pruebas semanales, sino en la vida

diaria ordinaria. Pero extrañamente, sacamos la cuenta solamente en las

prácticas y no en los partidos verdaderos.

Seamos prácticos un momento. Veamos si podemos comprobar lo que

estoy diciendo. ¿Cómo podemos evaluar un equipo de básquetbol? La

cuenta final es decisiva —determina si ganaron o perdieron. Hay otras

estadísticas, como la cantidad de veces que perdieron la pelota, el número

de tiros libres, y el número de rebotes ganados, pero nunca son tan

importantes como la cuenta final.

¿Cómo mantenemos la cuenta en la iglesia? Los pastores y los maestros

mantienen la cuenta de la misma manera en todo el mundo. Cada vez que

asisto una conferencia de pastores, los escucho comparar las cuentas

durante el descanso.

• ¿Cuánto es la membresía total de tu iglesia?

371

• ¿Cuánto es el presupuesto anual?

• ¿Cuántas personas están en el personal?

• ¿Cómo va el programa de construcción?

• ¿Cuántos bautismos tuvieron el año pasado?

En la superficie, parecen metas razonables y comprensibles. ¿Pero

realmente reflejan la cuenta verdadera? ¿Cuántas de ellas reflejan si los

pastores y maestros han capacitado a los santos? ¿Cuántas de ellas indican

la cuenta verdadera que Dios mantiene en su libro eterno?

¿Cuántas de estas preguntas reflejan si los santos están haciendo el

trabajo? ¿La asistencia indica una capacitación eficaz? ¿O la asistencia

podría ser producto de un buen orador o un nuevo gimnasio? ¿La cantidad

de personal de la iglesia indica que están haciendo la obra del ministerio o

que están capacitando a los laicos a hacer el trabajo del ministerio? ¿Los

bautismos son resultado del mensaje del pastor el día domingo o son

resultado de la evangelización que han hecho los alumnos?

¿Comprende el punto? ¿Qué tipo de información debemos reunir y

registrar para medir la obra del ministerio hecha por los alumnos? Ofrezco

unas sugerencias:

Pruebas de la eficacia del maestro en preparar a sus alumnos para

evangelizar efectivamente:

• ¿Qué porcentaje de sus alumnos compartió el evangelio con otra persona

durante la última semana?

• ¿Qué porcentaje de sus alumnos ha llevado a una persona a Cristo durante

los últimos doce meses?

372

• ¿Qué porcentaje de los nuevos convertidos que asiste a la iglesia en los

últimos doce meses es resultado de esfuerzos evangelísticos de los laicos,

y no de la predicación del pastor o de contacto directo con otros miembros

del personal?

• ¿Qué porcentaje de los nuevos miembros del año pasado está involucrado

en una clase de capacitación en la evangelización?

• ¿Qué porcentaje de los nuevos creyentes llegó por medio del ministerio en

el vecindario o en el lugar de trabajo, y no por medio de la iglesia?

Pruebas de la eficacia del maestro en preparar a sus alumnos para

discipular a otros efectivamente:

• ¿Qué porcentaje de sus alumnos está involucrado en reuniones regulares

con otros laicos para el propósito de rendirse cuentas mutuamente y crecer

—sin incluir reuniones de la iglesia?

• ¿Cuántos cursos diferentes de discipulado ha enseñado el pastor para

proveer a los laicos de una herramienta para discipular a otros?

• ¿Qué porcentaje de sus alumnos está involucrado en enseñar un estudio

bíblico o un grupo de discipulado fuera de las reuniones oficiales de la

iglesia?

• ¿Qué porcentaje de sus alumnos ha tomado una clase de entrenamiento en

los últimos doce meses, para aprender a enseñar mejor?

• ¿Qué porcentaje de los grupos de estudio bíblico ha comenzado nuevos

grupos durante los últimos doce meses?

373

Pruebas de la eficacia del maestro en preparar a sus alumnos para su

vitalidad espiritual:

• ¿Qué porcentaje de sus alumnos tiene un tiempo devocional personal

regularmente (por lo menos cinco veces por semana)?

• ¿Qué porcentaje de sus alumnos tiene un tiempo devocional con la familia

regularmente (por lo menos tres veces por semana)?

• ¿Qué porcentaje de sus alumnos tiene un ministerio regular en el que sirva

al Señor por lo menos una vez por semana?

• ¿Qué porcentaje de sus alumnos da el diezmo?

• ¿Qué porcentaje de sus alumnos calificaría su vida espiritual y su crecimiento

espiritual con un siete o más en una escala de uno a diez?

¡Creo que usted puede ver la diferencia dramática que ocurriría si

empezáramos a mantener las cuentas correctas! Estas cuentas cambian el

enfoque desde los maestros y lo que hacen ellos (dirigir la práctica) a los

alumnos y lo que hacen estos (el partido verdadero).

Máxima 4: El desarrollo debe hacer un impacto tanto en el

carácter como en la conducta

Somos llamados a capacitar a la gente, no solamente para «hacer el

ministerio», sino para «ser ministros». Nunca debemos olvidar que todo

nuestro trabajo para el Señor surge de nuestro caminar con el Señor.

Nuestra conducta es resultado de nuestro carácter. Quiénes somos

determina lo que hacemos.

374

Por lo tanto, el discipulado debe influir tanto en acciones como en

actitudes. ¿No demostró esto el Señor cuando nos dio la lista de requisitos

para el liderazgo en la iglesia? Casi todos los requisitos están relacionados

con el carácter, no con las habilidades. Si una persona es «irreprensible, …

sobrio, prudente, decoroso, hospedador, … no dado al vino, no pendenciero,

no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no

avaro…», entonces la conducta y el ministerio de esa persona serán

aceptables. Su caminar validará lo que dice, y su vida hablará más fuerte

que sus palabras.

Si estamos comprometidos con el desarrollo, entonces nuestras

actividades estarán enfocadas en las mismas metas. Por curiosidad, revisé

mi diario personal de las dos últimas semanas para ver qué tipo de

discipulado había estado haciendo últimamente. ¿Estaría dedicando más

tiempo a la capacitación de la gente en su carácter o en su conducta?

Pude identificar diecisiete encuentros o interacciones con personas ya

sea en la iglesia, trabajo, iglesia, escuela u hogar en los que yo había

intentado capacitarlas en su carácter o su conducta. Aquí se ven los

primeros diez encuentros (con trece personas distintas en total), clasificados

según el área de su vida que estaba tratando de capacitar:

375

Personas involucradas Discipular en carácter Discipular en conducta

Persona 1 100% 0%

Persona 2 y 3 20 80

Persona 4 20 80

Persona 2–6 50 50

Persona 7–11 50 50

Persona 1 0 100

Persona 12 50 50

Persona 4 60 40

Persona 13 0 100

Persona 1 0 100

Total: 35% 65%

Entonces estudié los diez encuentros anteriores a estos, y los promedios

estaban al revés: El tiempo total en el desarrollo de carácter era 71%, y de

conducta 29%.

Obviamente, los porcentajes en una semana normal dependen de las

necesidades de nuestros alumnos y nuestro deseo de capacitarlos. Tome

unos momentos para pensar acerca de las últimas personas con quienes

usted ha tenido contacto y vea si usted estaba activamente capacitándolas.

Si es así, ¿dedicó más tiempo a su carácter o a su conducta? Espero que

sus interacciones con las personas tengan un enfoque y un propósito con

valor eterno.

376

Máxima 5: El desarrollo debe enfocar con mayor intensidad en

los más comprometidos

Una de las características más importantes de los discipuladores más

efectivos es que seleccionan con cuidado a las personas que capacitan. ¿No

es interesante que el Señor conocía a los apóstoles un tiempo antes de

seleccionarlos? El Señor llamó a la gente que él había seleccionado, y

concentró su capacitación intensiva en esas pocas personas.

Los líderes efectivos concentran sus recursos en las metas más

estratégicas para la organización. Los discipuladores efectivos concentran

sus recursos en los candidatos más fieles que demuestren ser los más

prometedores para un ministerio largo y eficaz para el Señor.

Los discipuladores poco efectivos malgastan su recurso más precioso,

su tiempo de capacitación. En vez de ser proactivos, siempre están

reaccionando. En vez de buscar a las personas que han seleccionado,

permiten que las metas de otras personas reemplacen sus propias metas.

¿Por qué Cristo no pasó la misma cantidad de tiempo discipulando a

todos? ¿Por qué pasó más tiempo con los setenta, más con los doce, y más

todavía con los tres? Él sabía que tenía que usar bien su tiempo y su energía

para maximizar el crecimiento del reino. Debemos hacer lo mismo.

No podemos discipular a todos los alumnos, pero debemos seguir el

ejemplo de Cristo y discipular algunos de nuestros alumnos de manera más

profunda. Cuando determine el círculo íntimo que va a discipular, seleccione

con cuidado. Pruebe su convicción. El privilegio de ser discipulado por usted

debe tener un precio substancial que pruebe su compromiso y su deseo de

ser capacitado.

Uno de los discipuladores más efectivos que yo conozco practicaba este

principio regularmente. Si alguien quería ser discipulado por él, él tendría

una reunión inicial para conversar de las posibilidades, entonces diría: «Nos

encontraremos mañana a las 5:30 en el restaurante «Dennys». Memorice

377

estos tres versículos antes de esa reunión». La reacción de la persona

reflejaba su nivel de compromiso con el proceso de desarrollo.

¿No es increíble que, cuando Jesús iba a seleccionar a los doce

discípulos, oró toda la noche? Jesús sabía que el proceso de selección era

muy importante. ¿Recuerda cómo probó su compromiso? Les pidió que

abandonaran sus redes de pescar y la mesa de los impuestos para seguirle

a él. Jesús probó su convicción. ¿Ha probado usted la convicción de sus

alumnos últimamente?

Pablo expresa el meollo de esta máxima cuando escribe a su alumno

Timoteo: «Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a

hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros» (2 Timoteo

2:2). Pablo sabía que el proceso de desarrollo era el vínculo vivo para pasar

el ministerio de una generación a otra.

Por lo tanto, no concentre su tiempo en los que no sean fieles. No

solamente sería necio, sino también desobediente. Seleccione con cuidado

a los más fieles, y haga que sean los mejor equipados.

Máxima 6: El desarrollo requiere conocimiento, habilidad, y un

compromiso a largo plazo

El desarrollo es una de las cosas más difíciles que se puede hacer.

Tendemos a subestimarlo cada vez.

Pensamos que será más fácil de lo que es.

Pensamos que será más rápido de lo que es.

Pensamos que será más breve de lo que es.

Pensamos que ha terminado cuando no ha terminado.

Pero es una de las maneras más estratégicas de invertir su vida. Hay

tan pocos discipuladores hoy en día, porque es más difícil de lo que se

espera. Es más difícil de lo que yo jamás esperé. Y por causa de esa

expectativa poco realista, al principio me sentía frecuentemente

decepcionado.

378

Cuando el ministerio Caminata Bíblica estaba recién empezando en los

años setenta, experimenté todo tipo de miedo y duda acerca de su futuro.

En ese tiempo, el Dr. Howard Hendricks fue a nuestra ciudad, y lo invité a

almorzar. Le pregunté:

—Profesor, ¿qué opina del ministerio Caminata Bíblica?

—Es bueno, Bruce —dijo.

—No, profesor, ¿qué piensa usted realmente?

Sonrió y dijo:

—Bueno, obviamente está recibiendo bendiciones del Señor, así que

debe animarse.

Desgraciadamente, no estaba animado, así que le pregunté una tercera

vez.

—No, dígame la verdad, profesor. ¿Qué opina honestamente del futuro

de nuestro ministerio? —Quería que alguien me asegurara que mi sueño

frágil iba a funcionar.

Él se dio cuenta de que yo había dejado de comer, y debe haber sentido

que necesitaba una respuesta más profunda. Lo que dijo en respuesta fue

uno de los consejos más importantes que he recibido en toda mi vida acerca

del proceso del desarrollo.

—Bruce, no se trata de lo que está haciendo Caminata Bíblica hoy, o el

próximo año, o incluso en diez años. La prueba verdadera es lo que estará

haciendo en quince, veinte, o veinticinco años.

—En este momento, usted puede hacer todo solo, pero la prueba

verdadera vendrá si el Señor bendice el ministerio tanto que no pueda

hacerlo solo. ¡Es en ese momento que usted será realmente probado!

¿Puede usted discipular a otros para expandir el ministerio más allá de sus

capacidades? Sí, Bruce, la verdad acerca de Caminata Bíblica no se

conocerá hasta dentro de muchos años, cuando el fruto de su trabajo

comience a madurar. Revelará que usted supo discipular o que no supo

discipular. Ese es el secreto del éxito futuro de Caminata Bíblica.

379

Muy acertado, ¿verdad? Es la perspectiva a largo plazo que el Señor

quiere, no de corto plazo. Él desea nuestro compromiso con la capacitación

de otros, no para la carrera corta, sino para el maratón de la vida.

Nunca olvidaré el momento que observé el maratón de otro hombre.

Estábamos sentados en un auditorio grande, lleno de gente que había

venido a una conferencia cristiana nacional muy importante. Yo estaba

sentado muy atrás, al lado de uno de los educadores más destacados del

país. Era legendario en la comunidad cristiana, y había sido mentor para

muchos hombres y muchas mujeres con quienes yo he servido. Cada uno

de ellos hablaba de este hombre con mucho respeto y mucho cariño.

Mientras escuchábamos al mensajero principal, sin embargo, era

inmediatamente aparente que había dominado el arte del aburrimiento.

Después de un rato, este respetado anciano respiró profundamente y sacó

una pila de tarjetas del bolsillo de su chaqueta. Estaban muy gastadas, pero

por la manera en que las manejaba, era obvio que tenían algo especial

escrito en ellas. Mi curiosidad me ganó, y tuve que mirar las tarjetas. Cada

una tenía tres o cuatro nombres escritos, con seis o siete puntos debajo de

cada nombre. Revisaba cada tarjeta lentamente, y seguía con la próxima.

Después del mensaje, tomamos una taza de café y conversamos. Le dije

que había visto las tarjetas, y le pregunté si estaba repasando algo para dar

un examen. Sonrió y dijo:

—Es una lista de cada alumno que ha sacado un título bajo mi liderazgo.

He estado orando por ellos por nombre cada día, y me he mantenido en

contacto con muchos de ellos durante muchos años. Ellos son mis manos,

mi boca, y mis pies. Los he discipulado, y ahora están discipulando a otros

por la causa de Cristo. Al dar una mirada atrás a mi vida, fuera de mi familia,

estos hombres y mujeres son el logro más importante de mi vida.

¡Me recuerda del apóstol Pablo! ¡Qué dedicación a la oración y la

correspondencia a largo plazo!

380

El fundador de la cadena de restaurantes Chick-Fil-A, Truett Cathy, vio

una planta extraordinaria en un viaje a Malasia. Su guía le explicó que era

un tipo de bambú con una forma muy extraña de crecer. Se siembra la

semilla en un montón de tierra, hay que regarla y fertilizarla. Nada sucede

durante el primer año. El segundo año, la riegas y le pones fertilizante, pero

no sucede nada. El tercer año, la riegas y le pones fertilizante, y todavía no

sucede nada. En el cuarto año, la riegas y le pones fertilizante, y no sucede

nada. Finalmente, en el quinto año, la riegas y le pones fertilizante, y en

noventa días, ¡crece 30 metros!

Tenemos que evitar la «instantitis» en nuestro discipulado. A veces

requiere años de regadío y fertilizantes antes de ver el crecimiento. El

discipulado es un compromiso de largo plazo. Quizás la persona que usted

está casi a punto de abandonar necesite un solo año más de regadío —¡no

se rinda!

Máxima 7: La meta final del desarrollo es producir

discipuladores independientes

Un domingo en la mañana me encontré con uno de los maestros

destacados de la iglesia donde asistimos. Parecía estar llevando un

tremendo saco de desánimo.

—¿Qué te pasa? —le pregunté, esperando poder animarlo.

—Otra pareja dejó mi clase esta mañana —dijo—. Mi clase es una puerta

giratoria. Después de doce o dieciocho meses, los alumnos se van, y tengo

que empezar de nuevo. No sé que sucede, pero estoy a punto de renunciar.

No me sonaba muy bien, pero tomé el riesgo de explorar un poco más.

—¿Tienes alguna idea de por qué se van? ¿Tu contenido será

inapropiado?

—No, creo que el contenido está apuntando bien al blanco. Los

miembros crecen rápidamente y se van. Este año he perdido seis

381

matrimonios excelentes con quienes estaba trabajando. Han dejado mi clase

para enseñar sus propias clases.

No pude creer lo que estaba escuchando. ¡Qué problema más

maravilloso! Brevemente le compartí cómo el Señor debía estar contento

con su «problema». Sin duda él era un maestro muy eficaz, porque estaba

capacitando a sus alumnos para enseñar a otros. Posiblemente algún día

sepamos suficiente para celebrar las victorias correctas.

Los discipuladores independientes son los que han dominado una

habilidad ministerial, están usándola, están reclutando a otros con dones e

intereses similares para entrenarlos en el uso eficaz de sus dones, y los

envían a hacer lo mismo, guiándoles en el proceso.

¿Puede usted captar el poder inherente en el método de multiplicación?

El Señor no quiere que simplemente capacitemos a la gente; él quiere que

también entrenemos a las personas para que ellas también entrenen a otros

para ser entrenadores.

La gente llega a nuestras clases necesitada de dirección y supervisión.

Nuestra tarea es continuar desarrollando a los alumnos de acuerdo con sus

dones espirituales, para que sean activos en el ministerio de tal manera que

se reproduzcan también.

El ciclo imita perfectamente el ciclo de vida divina para todos nosotros,

¿verdad? Desde el nacimiento, hasta la madurez, el matrimonio, la

reproducción, hasta criar a los hijos para que sean independientes, hasta

asumir el rol de abuelos que también ayudan a criar a sus nietos. En el fondo,

el Señor quiere que el linaje piadoso crezca y ejerza más y más influencia

por medio de la multiplicación física y espiritual.

Al madurar en nuestra vida y nuestra enseñanza, debemos llegar a estar

más conscientes y más comprometidos con este proceso reproductivo.

Nuestra responsabilidad más crucial, como si fuéramos atletas en una

382

carrera de relevo, es la de pasar el testigo1 a la próxima generación

efectivamente. Si pasamos la posta2 a corredores que son «estériles» y no

están comprometidos con el proceso de la reproducción, entonces todo el

proceso será severamente impedido.

La realidad sobria que yace debajo de este proceso es que cuando una

sola generación de maestros enfatiza el contenido y no el desarrollo, se deja

caer el testimonio. Sea lo que sea que hagamos, no debemos dejar caer el

testimonio que el Señor nos ha dado. Corra, mi amigo, sabiendo que su

carrera es una sola vuelta, y la calidad y la cantidad de corredores a quienes

usted pasa el testimonio determinarán el impacto eterno de su carrera

personal.

El meollo de la ley del desarrollo

La esencia de la ley del desarrollo se resume en tres palabras:

«Equipar para servir».

El maestro debe equipar a los estudiantes para una vida de servicio

y edificación.

Conclusión

Era muy tarde en la noche, después de una reunión intensa de tres días

con Peter Drucker, el gurú en administración. Treinta de nosotros habíamos

1 Nota del traductor: El Dr. Wilkinson usa aquí una figura deportiva. En una carrera de relevo, un atleta

pasa un pequeño bastón al próximo corredor. Este palo se llama «testigo» en algunos países, porque

garantiza que el segundo atleta espere hasta que llegue el primero.

2 El pequeño bastón también se llama «posta» en otros países, derivado de la historia del correo,

porque la estación donde un corredor esperaba relevar al previo corredor se llamaba «posta».

383

participado en las sesiones especiales, solamente por invitación. Éramos

todos líderes de organizaciones cristianas grandes o pastores de iglesias

con influencia nacional. Era un tiempo fascinante, y aprendimos mucho.

Pero el momento que voy a recordar más ocurrió sin esperar a través de un

joven cuya iglesia había experimentado un crecimiento increíble a través de

la evangelización y el discipulado. Le pedí que compartiera algunas de las

lecciones que había aprendido.

—Primero, casi me mata. Incluso, estaba considerando seriamente

abandonar el ministerio.

Asentí con la cabeza, porque lo entendí.

—No pude mantenerme al día con las demandas que aumentaban

rápidamente, y empezó a destruir mi vida. Pedí al Señor un alivio, o si no,

tendría que renunciar.

—Al día siguiente en medio de mi devocional personal, di con Efesios

4:11–16. Ya conocía esos versículos, y había predicado sobre ellos muchas

veces. Pero me llegaron como un relámpago del cielo. Dios me ayudó a ver

lo que estaban enseñando. Creo que lo entendí por primera vez.

Sabía que era mi trabajo preparar a los santos para la obra del ministerio

y para la edificación del cuerpo, y pensé que estaba haciendo eso. Pero el

Señor me mostró que no estaba ni cerca. Me sentía tan convencido que me

puse de rodillas y prometí al Señor que haría exactamente lo que dice la

Biblia, y dejar los resultados en sus manos. Si la iglesia fracasaba, no

importaba, porque iba a renunciar de todas maneras.

Bueno, les dije a los diáconos lo que el Señor me había aclarado, lo que

estábamos haciendo mal, y les pregunté si estaban dispuestos a unirse

conmigo en el compromiso de obediencia completa. Todos estaban

emocionados con la idea. Más tarde esa semana, hicimos una lista de toda

la gente fiel que conocíamos en la iglesia, gente que reunía los requisitos

del liderazgo según Timoteo y Tito. Identificamos a 147 hombres y mujeres.

384

Nos reunimos con cada uno de ellos individualmente, o en pareja si eran

casados, y les expliqué la comisión que el Señor nos había dado de

capacitarlos como líderes. Les pedimos que oraran acerca de unirse con

nosotros en un proceso de entrenamiento intensivo de un año, para

prepararlos para ser ordenados como ministros laicos. No lo pude creer,

pero todos dijeron que sí. Me sorprendió y también sorprendió a nuestro

equipo de líderes. La gente estaba esperando ser invitada a ser preparada.

Los próximos doce meses fueron intensos y emocionantes, y de pronto,

llegó el gran domingo. Allí estaba yo, enfrente de la congregación, y

sentados en las primeras bancas del auditorio había 147 hombres y mujeres,

comprometidos y capacitados. Les pedí que se pusieran de rodillas, y los

ordené como ministros laicos. Entonces prediqué acerca del corazón de

Dios, y cómo él quiere que estemos todos haciendo la obra del ministerio.

Les dije a los 147 que estaba entregándoles el ministerio en ese momento.

Les dije que nunca más dudaran de su llamado, o de su capacidad de

satisfacer las necesidades de la gente. Les dije que deberían actuar como

yo, como un ministro comprometido con la tarea de satisfacer las

necesidades de la gente.

—¡Qué historia más increíble! —le dije—. ¡Qué inspiración! ¿Pero

resultó? ¿Qué pasó con su sentido de estar sobrecargado y estresado?

—¡No lo va a creer! Yo tampoco lo creía; por lo menos al principio.

Normalmente el día lunes en la mañana, el teléfono sonaba y sonaba, y

muchas personas pedían consejo y tenían emergencias. ¿Sabe lo que

pasó? Nadie llamó el lunes. Pensé que el sermón había sido un fracaso, y

que había ofendido a la congregación. Además, esa mañana, uno de

nuestros líderes clave había estado en un accidente terrible, pero por causa

de otras emergencias, no había podido visitarlo hasta después de la comida

en la noche.

Corrí al hospital y fui a la unidad de cuidado intensivo para pedir permiso

para visitar a mi buen amigo. La enfermera dijo que nadie excepto la familia

385

inmediata o el pastor podía visitarlo. Entonces me preguntó el nombre de la

persona que quería visitar. Le dije el nombre y le dije que yo era su pastor.

Ella saltó de la silla y exclamó: «¡No, no, no! ¡No me vaya a decir también

que usted es su pastor!» Le pregunté de qué estaba hablando. Ella dijo:

«Usted es la octava persona hoy día que ha venido diciendo que es su

pastor!»

¡Entonces lo entendí! No teníamos ocho pastores, sino solamente dos.

Eso es, hasta el servicio del domingo —¡porque ahora tenemos 147! Ocho

de ellos respondieron, y no los habíamos llamado de la oficina.

Bruce, ese es el secreto de la explosión que ha experimentado nuestra

iglesia. Mi trabajo ha disminuido en un 90%, y el ministerio se realiza a través

de los miembros. El ministerio hecho por los miembros ha aumentado en un

1.000%.

Anteriormente en este capítulo, prometí que, cuando nuestra enseñanza

está en armonía con la voluntad de Dios, él bendice nuestros esfuerzos. Esta

historia es prueba de eso, ¿verdad?

¿Le gustaría tener esa satisfacción cuando enseña? ¿Le gustaría ver el

gozo y la satisfacción cuando sus alumnos descubran que pueden hacer «la

obra del ministerio»? Entonces, ¿por qué no comprometerse con este

método revolucionario de la enseñanza? que usted, como el instructor

designado por Dios, comenzará a preparar a los alumnos que él le ha

encomendado.

Donde sea que miramos, hay mucho trabajo por hacer. Pero en cada

salón de clases, los obreros tampoco han sido preparados. Así que

comprométase con la comisión del Señor: «constituyó a unos…maestros, a

fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación

del cuerpo de Cristo».

386

1. Nuestro estudio de Efesios 4 reveló unos principios clave acerca del

discipulado: (1) El propósito principal del maestro es discipular; (2) el público

principal que los maestros discipulan es cristiano; y (3) el resultado principal

entre los cristianos es que hagan el ministerio y edifiquen el cuerpo de Cristo.

Evalúe su propio ministerio de enseñanza a la luz de estos principios.

Pregúntese, ¿estos principios se cumplen en mi enseñanza? ¿Qué debo

cambiar para que se cumplan? ¿Cómo debo hacer ese cambio?

2. ¿Está de acuerdo usted con la afirmación que la mayor parte de la

enseñanza está enfocada en el contenido, más que en el carácter y la

conducta? ¿Por qué piensa que el carácter ha sido una prioridad tan poco

importante en los últimos años? ¿Cuál será el resultado al final? ¿Qué parte

de sus últimas dos clases contribuyeron al desarrollo de carácter cristiano?

3. ¿Qué sucedería si las iglesias locales empezaran a anotar los resultados

del discipulado, tal como se explican en la máxima 3 de la ley del desarrollo,

para cada clase de la escuela dominical, y cada culto del día domingo? ¿Por

qué nos desviamos tanto de los mandatos claros del Señor, y cómo sufrimos

por causa de esto?

4. El tiempo limitado y las oportunidades limitadas requieren que invirtamos

nuestras vidas con mucho cuidado. Pablo dijo que pasáramos la verdad a

los fieles. Por lo tanto, pase su tiempo discipulando a los que sean como las

personas mencionadas en 2 Timoteo y Tito. (Es importante tener una o dos

personas especiales, que necesitan atención para llegar a estar en ese

nivel.) Maximice sus esfuerzos, eligiendo su equipo con cuidado. Haga una

lista de tres o cinco personas a las que usted debería estar discipulando para

el Señor. Empiece con su familia. ¿Tomará los primeros pasos hoy?

Entonces planifique tiempo con cada uno para conversar acerca de su deseo

de capacitarlos.

Preguntas para reflexión

387

12

LA LEY DEL DESARROLLO; EL MÉTODO Y

LOS MAXIMIZADORES

Es el domingo en la mañana. El coro acaba de cantar su número

especial, y el director de educación cristiana entra por la puerta del lado y

susurra algo en el oído del pastor. Entonces camina hacia el púlpito con una

mirada vidriosa. De repente usted se siente ansioso —esto lo ha visto antes.

Todos se ponen tiesos. Muchos miran al suelo. Otros fijan la vista en el

boletín.

El director de educación cristiana comienza con un discurso acerca de

las maravillas de enseñar para el Señor en la escuela dominical, y acerca

de lo importante que son los maestros para la vida de la iglesia. Ahora la

gente mira al techo. Todos saben lo que viene ahora. Cada palabra produce

más y más culpa hasta que por fin lo dice: «¡Te necesitamos! Prometemos

entrenarte. ¡Te prepararemos! Pero si no tenemos seis voluntarios ahora

mismo, no podemos seguir con el culto. Hasta que no se levanten seis

manos, el pastor no puede predicar el sermón. Ahora, ¿quién levantará la

mano?»

Lentamente usted mete sus manos debajo de las piernas para

asegurarse que no se levanten. Solamente tres manos están levantadas, y

se siente la tensión. De repente, su esposa le da un codazo en la costilla, y

como reflejo, su mano va hacia arriba.

«Yo veo esa mano. ¡Gracias, hermano! Tenemos un grupo maravilloso

de jóvenes adolescentes esperando un maestro inspirador como usted!»

Usted mira alrededor para ver de quién está hablando, y de repente lo

entiende, ¡lo han manipulado! Su corazón está palpitando. Las palmas están

sudando. Está molesto con su esposa. ¡Todo esto porque olvidé su

cumpleaños! ¡Nunca más lo olvidaré!

388

Entonces siente un poco de alivio. Dijo que recibirían entrenamiento. ¡Lo

necesito de verdad! Probablemente un semestre de preparación.

Posiblemente no será tan terrible después de todo.

Su esposa le empuja de nuevo —pero usted ya sabe que no debe mover

la mano. Un poco mareado y atontado, usted escucha: «Los necesitamos

ahora mismo. Hoy. Por favor, vayan a verme en el pasillo». Los otros cinco

ya salieron a buscarlo. Todos los demás están respirando con alivio, y el

pastor está sonriendo.

Usted es el último de los seis para llegar al pasillo. Hay un huracán de

actividades, mientras el director de educación le tira el cuaderno del maestro

para la escuela dominical. Mientras se va corriendo, le escucha decir:

«¡Gracias hermano! ¡Muchas gracias! ¡Que Dios lo bendiga!»

Usted va hacia la clase y ve que dos sillas van volando por la puerta. Un

borrador de pizarra también vuela hacia el muro.… ¡Es la sala donde usted

tiene que enseñar!

¿Parece familiar esto? Creo que usted sabe lo que estoy diciendo.

¿Cuál es la fórmula de esta iglesia para la capacitación? Exhortación

más culpa más el cuaderno del maestro equivale a capacitación.

Me pregunto qué podríamos descubrir si fuéramos una mosca en la

pared del aula de ese pobre maestro de jóvenes en este momento. ¿Cómo

se sentirá él? ¿Cómo se sentirán sus alumnos? Aun más importante, ¿cómo

evaluaría Cristo la manera en que esta iglesia «prepara para la obra del

ministerio»? ¿Cómo calza con Sus prioridades?

Si quiere tener una respuesta clara para estas preguntas, entonces

observe las prioridades de Cristo cuando ministraba en la tierra. ¿Él

simplemente tiró un cuaderno a la persona que había manipulado? ¡De

ninguna manera! Al contrario, Cristo invirtió tres años intensos capacitando

y entrenando a su «facultad» para enseñar y ministrar. Si Cristo nos dio un

ejemplo de un compromiso tan profundo con el desarrollo, entonces ¿cómo

debemos evaluar el fiasco que explicamos arriba?

389

Con razón que en los cuestionarios anónimos, 80% a 90% de los

alumnos responden que sus clases son aburridas e irrelevantes. Con razón

que los maestros están experimentando mucho estrés. ¡No se sienten

preparados! Lo pueden soportar solamente por un tiempo limitado.

De alguna manera la iglesia ha caído presa de la idea que la capacitación

es una prioridad baja. Pero fuera de la iglesia, sucede lo opuesto. Donde

quiera que usted encuentre compañías con logros superiores, usted

encontrará que estas compañías tienen programas superiores de

capacitación. Por otro lado, cuando se encuentra una compañía con

productos inferiores o servicio inferior, los empleados reciben poco o nada

de capacitación. Las compañías mediocres y los maestros mediocres son

productos de capacitación mediocre.

No me deja de sorprender cómo el mundo descubre, sin saberlo, los

principios del éxito explicados en las Escrituras, mientras los que tenemos

la Palabra de Dios no creemos suficientemente en esos principios para

practicarlos. Cristo dedicó el corazón de su ministerio a la capacitación de

sus hombres. Dios nos mandó a dedicar el corazón de nuestro ministerio a

la capacitación de nuestros alumnos y nuestros maestros.

Entonces, ¿qué debemos hacer?

Mi buen amigo, Ron Blue, un consultor financiero cristiano conocido,

frecuentemente dice que se pueden conocer las prioridades de una persona

por su registro de cheques y su agenda de compromisos. Diga lo que diga

una persona acerca de sus prioridades, su dinero y su tiempo siempre

revelan la verdad.

Si quiere saber cuál es el compromiso que tiene una organización, una

escuela, o una iglesia, con respecto al entrenamiento, examine los recursos

humanos, el tiempo, y el dinero que invierten en la capacitación de su gente.

He estudiado varios presupuestos de iglesias para encontrar la cantidad

de dinero que gastan en el entrenamiento de liderazgo. La mayoría de

iglesias ni siquiera tiene una categoría en su presupuesto para capacitación.

390

Los que tienen una categoría, típicamente gastan menos de 0.1% (un

décimo de un por ciento) en el entrenamiento. ¿Qué nos dice acerca de las

prioridades?

En el ministerio Caminata Bíblica, tomamos muy en serio la capacitación.

Creemos que el ejemplo y la comisión de Cristo se dirige no solamente a la

iglesia, sino a todo tipo de trabajo y ministerio.

El entrenamiento multiplica los resultados a largo plazo. Jóvenes

frecuentemente preguntan si recomiendo que estudien en la universidad o

que hagan estudios de postgrado. Muchas veces les hago la siguiente

ilustración.

Digamos que su vida es representada por un campo aparentemente sin

límites. Su responsabilidad es limpiar el campo, ararlo, sembrarlo, y

cosecharlo el resto de su vida. El desafío es cosechar los granos correctos

(fruto que dura para siempre) en las cantidades más grandes posibles

(multiplicar lo sembrado por 100). Tiene varias opciones:

• Primero, retirarse de la escuela antes de terminar la enseñanza secundaria.

Tendrá que trabajar la tierra a mano con una sola herramienta, pero puede

empezar inmediatamente.

• Segundo, puede terminar la enseñanza secundaria. Podrá usar una docena

de herramientas para trabajar la tierra a mano.

• En tercer lugar, puede estudiar en la universidad. Tendrá una máquina

rotatoria simple con una cantidad de gasolina sin límites para hacer el

trabajo.

• En cuarto lugar, haga estudios de postgrado. Tendrá así un tractor diesel

con varios implementos.

• En quinto lugar, no deje de estudiar nunca, aun después del postgrado. Siga

aprendiendo, y gradualmente se juntará una serie de tractores, máquinas

para cosechar, sistemas de riego —todo lo que pudiera imaginar y necesitar

para trabajar su tierra.

391

Ahora, se detiene antes de terminar la enseñanza secundaria, podrá

sembrar varias filas y cosechar sus frutos, antes de que otro termine la

universidad. Por un tiempo dará la impresión que habrá hecho lo más sabio.

Pero cuando el otro haya trabajado un año con sus máquinas, verá los

resultados.

¿Puede ver la diferencia increíble que hace la capacitación en la vida de

la persona, y en lo que puede hacer con los dones que Dios le ha dado?

Cuando prestamos mucha atención y dedicamos recursos clave a la

preparación de los santos para la obra del ministerio, multiplicamos mucho

el fruto de su vida para el reino de Dios.

Aunque Cristo nos da dones a todos —y aunque da hombres y mujeres

dotados con muchos dones a la iglesia para ser maestros y pastores—, Él

nos permite decidir cómo usar esos dones. Como en la parábola de los

talentos, el Señor nos juzgará a todos de acuerdo con lo que hicimos con

los dones que nos ha dado.

El desarrollo no es una opción. No es una sugerencia. Es un mandato.

Trate de resistir la corriente. ¡Tire su herramienta simple al suelo, y súbase

al tractor!

El método de la ley del desarrollo

En el ministerio Caminata Bíblica, les animo regularmente a nuestro

equipo de líderes con el siguiente lema:

Si quieres un producto perfecto,

perfecciona el proceso de producción.

Si se desean maestros efectivos (el producto perfecto), hay que

desarrollar y manejar un currículo eficaz y permanente para la preparación

de maestros (perfeccionar el proceso).

Los cinco pasos del método del desarrollo son universales y funcionan

para cualquier maestro en cualquier lugar con cualquier estudiante para

desarrollar cualquier habilidad. Son igualmente efectivos, sin importar si está

392

entrenando a alguien para jugar tenis, montar a caballo, predicar un sermón,

testificar en el vecindario, o manejar el presupuesto familiar. Este proceso

funciona entre maestro y alumno, entre padres e hijos, entre jefes y

empleados —en casi cualquier relación.

Sin duda, usted ya está usando algunos de estos pasos, pero el hecho

de recordarle de ellos le ayudará a sentir en el futuro exactamente qué se

debe hacer, y en qué orden. Frecuentemente, cuando el proceso de

capacitación no está funcionando bien, es porque se ha saltado un paso, o

porque uno de los pasos se ha dado en el orden equivocado.

Paso 1: Instruir

El primer paso en la enseñanza de una habilidad es el de «instruir» a los

alumnos con los hechos básicos y la información acerca de la habilidad. El

maestro debe «educar» y «preparar» a los alumnos con las verdades

fundamentales sobre las cuales está basada la habilidad.

393

Hace algunos años, mi hija Jennifer y yo pasamos unas semanas en

Colorado, mientras yo enseñaba un curso. En una de las comidas,

conocimos al hijo de una de mis alumnas casadas de mi clase. Él era

instructor de tenis, y llamó la atención de mi hija. Un día la invitó a tomar

unas clases de tenis gratis.

Después de unas horas ella volvió corriendo al apartamento.

Obviamente lo había pasado muy bien, pero no parecía que hubiera jugado

mucho tenis.

—¿Cómo te fue? —le pregunté.

—¡Genial! Pero no jugamos mucho tenis, porque pasó mucho tiempo

enseñándome las reglas y la estrategia del juego. Papá, ¡no sabía que había

tanto que aprender acerca del tenis! Ahora que finalmente entiendo, creo

que estoy lista para practicar el juego.

Ese joven tenía una gran ventaja sobre sus colegas. No solamente

reconocía los atributos maravillosos de mi hija, sino también reconocía que

la instrucción es el primer paso de la adquisición de cualquier habilidad.

Cuando termine este primer paso, sus alumnos deben sentirse relajados

acerca de la habilidad que les está enseñando. Hasta este momento,

debería quedarse en la etapa de la presentación de los hechos.

Paso 2: Ilustrar

El segundo paso en la enseñanza de una habilidad es el de «ilustrar» a

los alumnos cómo se ve la habilidad cuando se está utilizando. Debe

«exponer» a sus alumnos al uso de la información que aprendieron en el

primer paso al practicar la habilidad. Deles a los alumnos la oportunidad de

«percibir» en sus mentes, para que las palabras del primer paso lleguen a

ser una imagen viva. Debe moverlos desde «yo lo entiendo» hasta «yo lo

veo».

Trágicamente, la gran mayoría de la capacitación nunca supera el primer

paso de la explicación. Muchos maestros piensan que han entrenado a una

394

persona a hacer algo cuando la persona solamente conoce la teoría de la

habilidad.

Pero, ¿realmente sabe jugar tenis solamente porque conoce la distinción

entre el golpe derecho y el golpe izquierdo?

No debemos permitirnos definir el entrenamiento como la capacidad de

repetir información de memoria. Saber en la mente cómo se hace algo no es

lo mismo que realmente hacerlo. Pero en todos mis años de estudio, ¡menos

de cinco por ciento de mis maestros intentaron este segundo paso!

Hace muchos años tomé un curso en «cómo testificar», que duró más

de tres meses. Las únicas pruebas que tomó el maestro eran para ver si

podíamos recordar sus apuntes. Ni una vez observamos al profesor tratar

de demostrar cómo se hacía la evangelización en la práctica. En la mente

del profesor, el entrenamiento era cuestión de conocimiento más que

hechos. Para él, la capacitación estaba limitada a la información. Muchos de

los alumnos no tenían más habilidad en la evangelización después del

examen final de lo que habían tenido antes de empezar el curso. Tampoco

practicaban la evangelización con más frecuencia. Sin embargo, algunos

sacaron una «A» en este curso. El profesor debía enseñar una habilidad,

pero los alumnos nunca vieron ninguna demostración de esa habilidad, y

tampoco la practicaron personalmente.

Trágico, ¿verdad?

Paso 3: Involucrar

El tercer paso de la enseñanza de una habilidad es el de «involucrar» a

los alumnos en practicar la habilidad por sí mismos. Los alumnos necesitan

«experimentar» la habilidad de primera mano. Guíelos a «practicar», para

moverlos desde la etapa de «yo entiendo» y «yo veo», hasta la de «estoy

haciéndolo».

395

Hasta este paso, los alumnos se mantienen pasivos. En el primer paso,

escuchan acerca de la habilidad, y en el segundo, observan la habilidad.

Ahora practican la habilidad por sí mismos.

Este es el momento cuando lo ideal llega a ser real. El conocimiento

teórico se transforma en conocimiento real. La responsabilidad del maestro

es practicar la habilidad con los alumnos como un entrenador-jugador. Debe

estar cerca de ellos, siempre animándolos en cada esfuerzo.

Hace años, cuando serví como pastor de jóvenes en Nueva Jersey,

desafié a una docena de mis mejores jóvenes a ser entrenados en un nivel

avanzado de discipulado y servicio cristiano. Una de las señoritas tenía un

don para el arte, y estaba tratando de enseñarle a usar dibujos artísticos

para presentar el evangelio en las playas de Long Island.

Después de explicarle cómo se hacía (Paso 1: Instruir) y demostrarle

cómo hacerlo en una reunión de jóvenes y en la playa (Paso 2: Ilustrar), le

animé participar en el proceso. Ella hacía dibujos en una hoja de cartón,

mientras yo hablaba (Paso 3: Involucrar).

Al día siguiente, le animé a hablar mientras yo hacía los dibujos. Fuimos

a una parte segura de la playa, a sugerencia suya, y al final del día, ella

estaba haciendo todo sola. Yo estaba parado cerca, haciéndole barra

mientras ella presentaba en forma dinámica las buenas noticias del

evangelio a más de 125 niños y adultos.

Este paso en medio, entonces, es el punto de cambio, el eje del método

de capacitación. Determina en gran parte el grado de éxito que sus alumnos

tendrán al final. Por lo tanto, más que en cualquier otro paso, debe prestar

mucha atención al progreso y a la estabilidad emocional de sus alumnos

durante la etapa de la práctica. Si experimentan un fracaso con mucha

vergüenza o decepción, puede estar seguro de que la capacitación no dará

buenos resultados. Pero si puede asegurar que tengan una buena

experiencia de aprendizaje, y que se sientan bien acerca de sí mismos y sus

logros, entonces el resto del proceso será un placer.

396

¡Asegúrese que sus alumnos tengan éxito! No saque la cuenta todavía

en esta etapa; solamente anímelos en el proceso. Los estudiantes normales

tienen mucha inseguridad y ansiedad, así que debe afirmarlos en todo lo que

hacen. Garantice el éxito de este paso, removiendo todo riesgo de fracaso

y vergüenza. Nunca tire a los alumnos en el agua profunda para que

aprendan a nadar. ¡Ellos deben terminar este tercer paso amando el proceso

y deseando más!

Paso 4: Incrementar

El cuarto paso de la enseñanza de una habilidad es «incrementar» la

capacidad de los alumnos para usar su nueva habilidad. En este punto, los

alumnos deben desarrollar la habilidad, y lograr más «eficiencia» al

«proceder» en el uso de la habilidad. Usted debe moverlos desde «yo

entiendo», «yo veo», y «estoy haciéndolo», hasta la etapa de «estoy

mejorando».

El proceso del mejoramiento no termina nunca para todos los que

quieren ser campeones. Por lo tanto, este paso se puede ver como una

etapa sin cumplir. La adquisición de una habilidad nos llama a todos a crecer

desde el nivel de novato hasta intermedio, experto, y finalmente campeón.

En el ministerio de Caminata Bíblica, a esto lo llamamos «la búsqueda

incansable de la excelencia».

Como entrenadores, queremos sacar lo mejor y lo más noble de los

talentos naturales y los dones de nuestros alumnos. Nuestro llamado es

hacer que nuestros alumnos florezcan en su potencial máximo.

Las necesidades de nuestros alumnos varían. Algunos necesitan ser

empujados del nido, mientras otros necesitan quedarse en el nido hasta que

desarrollen más plumas. Como maestros, nosotros debemos estar

conscientes de las necesidades de cada alumno, y estar dispuestos a

arriesgar su desaprobación momentánea cuando tenemos que frenarlo o

empujarlo antes de que se sienta preparado.

397

Hace algunos años, estaba entrenando a un joven a compartir su fe en

Cristo. Me había observado testificar a varias personas. Poco a poco le

estaba tirando la pelota, pero siempre me la devolvía en treinta segundos —

por miedo al fracaso o por vergüenza. Tenía miedo que le hicieran preguntas

muy difíciles: «¿Qué pasa con la gente en África que nunca ha escuchado

de Jesús?» o «¿Dónde están los dinosaurios o los hombres de las cavernas

en la Biblia?» o «¿Quién era la esposa de Caín?»

Habíamos practicado cómo contestar esas preguntas, y una docena

más, hasta que yo estuve satisfecho de que él sabía dar las respuestas

bíblicas. Pero él seguía teniendo miedo. Finalmente, estábamos testificando

juntos a una familia entera, y yo vi esa misma mirada vidriosa en sus ojos.

Esta vez yo sabía que necesitaba ser empujado del nido y obligado a volar

solo.

Esperé hasta que alguien hiciera una de esas preguntas difíciles. El hijo

de la familia que tenía diecisiete años, que obviamente estaba resentido,

preguntó por la gente de África. Yo dije: «Es una buena pregunta, y mi amigo

Miguel tiene una buena respuesta. Pero, ¿me permiten ocupar el baño? ¿Me

pueden indicar dónde está?» No miré a Miguel. Antes de que pudiera

respirar, yo había ido por el pasillo y había cerrado la puerta del baño. Yo

sabía que él podía volar —pero que no lo haría, excepto si no hubiera

manera de escapar. Felizmente, había un par de revistas que hojear

mientras tomé mi «descanso» de quince minutos.

Cuando volví a la sala, Miguel estaba sentado en la orilla de su asiento.

Estaba muy concentrado en la presentación del evangelio, y todos estaban

escuchando con mucho interés; aun el joven resentido estaba abriéndose.

Miguel estaba volando, y disfrutando de cada momento.

La meta de esta etapa es capacitar a los alumnos hasta ser

competentes, para que puedan usar la habilidad con excelencia, sin

nosotros.

398

Cuando equipamos a alguien, lo entrenamos al nivel de competencia. Es

refrescante descubrir a maestros que entienden y practican este principio.

Uno de mis compañeros de seminario tenía una manera especial de probar

a sus alumnos, para ver si había logrado ese nivel de capacidad. Al

graduarse, volvió a su país natal de Indonesia y empezó un seminario en el

que el requisito final para graduarse era empezar una iglesia desde la raíz y

desarrollarla hasta ser económicamente independiente. Solamente cuando

la iglesia que el alumno había empezado hubiera entrenado e instalado a

los ancianos/diáconos que estaban dirigiendo la iglesia, podría recibir el

diploma.

Ya que la meta de la educación verdadera es entrenar a una persona al

punto de usar una habilidad en forma independiente y eficiente, esta paso

es absolutamente vital. Efesios 4:11–16 no presenta el desafío de preparar

a los santos para «saber» acerca de la obra, sino para «hacer»la obra. Por

lo tanto, ¿no debemos evaluar nuestro entrenamiento, no solamente según

las respuestas en una prueba, sino de acuerdo con los logros específicos de

nuestros alumnos?

¿Puede ver lo poderoso que es el entrenamiento para eficiencia?

¿Puede imaginar cómo la facultad cambiaría sus clases si supiera que lo

más importante es cómo se usa el conocimiento, y no la simple acumulación

de conocimiento? Todos sus alumnos sabrían rápidamente si el contenido

es correcto, ¡porque lo pondrían a prueba durante la misma semana!

El desarrollo debe incluir el entrenamiento tanto en habilidades

avanzadas, como en las estrategias necesarias para llegar a ser un

practicante excelente de las habilidades. Cuanto más avanzados son los

alumnos, más debemos ayudarles a refinar sus técnicas y avanzar en su

estilo personal.

La información avanzada no debe ser compartida en el primer paso

(instruir), porque la información es valiosa solamente cuando la persona ha

madurado a un nivel en que la pueda usar. Cuando la persona avanza, hay

399

que seguir compartiendo más y más información, técnicas y estrategias para

animarla a seguir mejorando.

Acabo de ver de primera mano esta parte del proceso cuando me reuní

con los instructores del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento de los

seminarios del ministerio Caminata Bíblica en una conferencia de cuatro

días de capacitación. Mi propósito era entrenarlos a enseñar Las siete leyes

del aprendizaje en iglesias, universidades, y conferencias a través del

mundo.

Antes de empezar este entrenamiento, cada instructor me había

escuchado enseñar el curso en persona por lo menos dos veces, había

escuchado los audiocasetes varias veces, había leído el manual de 560

páginas, y había enseñado el curso dos veces en sesiones pequeñas de

práctica. Sentado con ellos en la mesa, sentía que estos hombres estaban

muy preparados. Eran maestros destacados.

Después de un tiempo de oración, decidí explicar la filosofía detrás de

Las siete leyes del aprendizaje, y cómo había estructurado cada ley para

maximizar cambios de vida en los participantes. Después de una hora de

instrucción, me di cuenta de que estaban todos callados. Demasiado

callados. Pensé que los había perdido, así que les pregunté qué pasaba.

Uno de los miembros mayores de la facultad contestó:

—¡No tenía idea de que todo eso sucedía debajo de la superficie! Ahora

entiendo por qué esta materia tiene tanto impacto revolucionario cuando la

enseño. La razón que estamos tan callados es que nos ha impresionado lo

que has dicho. Pero te digo algo, lo que compartiste mejorará mi enseñanza

desde ahora en adelante.

La capacitación efectiva continua provee una comprensión más profunda

del contenido, sin importar lo avanzados que son los alumnos.

Unas semanas después de ese entrenamiento profundo, yo enseñé en

equipo Las siete leyes con uno de esos instructores. Cuando terminó la

400

conferencia, celebramos las bendiciones del Señor con una comida sabrosa.

Él me pidió sugerencias para mejorar el seminario.

Para cada presentación que él dio ese fin de semana, yo había escrito

seis a ocho páginas de evaluación, así que no me faltaban afirmaciones o

sugerencias. En general, había hecho un excelente trabajo. No obstante,

una debilidad en su enseñanza era que entregaba la información de tal

manera que los alumnos perdían la experiencia de descubrir el punto clave

por sí mismos. Él presentaba la materia correcta, pero perdía la fuerza de

cambiar vidas, porque los alumnos recibían la respuesta antes de hacerse

las preguntas.

Durante la próxima hora, expliqué algunos de los secretos de incluir más

dinámica en su enseñanza (Paso 1: Instruir), le mostré cómo serían los

resultados de usar los dos distintos métodos —el que había usado, y otro

que podría usar (Paso 2: Ilustrar), y trabajamos juntos con unos ejemplos

(Paso 3: Involucrar). Al ver que él captaba los puntos más finos de esta

técnica avanzada, también vi un brillo en sus ojos. La vez siguiente que

enseñó, vi el fuego encender entre los alumnos (Paso 4: Incrementar). La

capacitación efectiva continuamente provee técnicas avanzadas para el

alumno, sin importar lo avanzado que esté.

Paso 5: Inspirar

El paso final de la enseñanza de una habilidad es «inspirar» a los

alumnos a continuar usando su habilidad. Con el tiempo, su influencia llega

a ser mucho más indirecta, y su rol llega a ser el de dar «entusiasmo» al

alumno para que viva un estilo de vida en que él no solamente vaya a usar

la habilidad, sino también la vaya a «propagar» entre otros.

Usted debe mover a sus alumnos desde «yo entiendo», «yo veo», «estoy

haciéndolo», y «estoy mejorando», hasta la etapa de «lo voy a pasar a

otros».

401

Los maestros que capacitan en esta etapa son los verdaderos

entrenadores —los campeones de la causa. Tienen la visión para pasar el

testigo. Con habilidad, guían a sus alumnos desde ser meros espectadores

a ser aprendices, maestros, y eventualmente a ser entrenadores de otros

maestros. Entienden que hay más poder en reproducirse que en hacerlo uno

mismo. Harían cualquier cosa para que sus alumnos sigan desarrollándose.

No dejarán que sus alumnos se vayan cuando amenazan con renunciar.

Siguen nutriendo y animando, haciendo lo que sea necesario, para entrenar

a un equipo a lograr lo mejor.

¿Viene naturalmente pensar así: entrenar a otros a hacer el trabajo en

vez de hacerlo uno mismo? ¡No! He tenido que aprender y reaprender esta

lección una gran cantidad de veces en mi carrera, pero una de las veces

más importantes fue durante los primeros días del ministerio Caminata

Bíblica.

Cuando primero empecé a enseñar los seminarios de Caminata Bíblica

en Dallas en los años setenta, muchos de mis amigos más cercanos me

dijeron que nadie podía enseñar los seminarios como yo. «Hagas lo que

hagas, no dejes que nadie más lo enseñe, porque lo arruinarán», me dijeron.

Otros amigos estaban igualmente seguros que lo opuesto era verdad.

«Debes entrenar a otros a enseñar los seminarios. No puedes y no debes

hacer todo solo».

Durante meses, luché con esta decisión. Un fin de semana estaba tan

ansioso acerca de esto que paré todo y contacté una docena de mis amigos

más cercanos y mis mentores, esperando recibir alguna recomendación

clara y unánime. Cuando había terminado de llamar a todos, seis habían

votado por «entrenar a otros», y seis habían votado «enséñalo tú mismo».

La frustración siguió aumentando, y más tarde esa semana sentí que la

tensión me iba a destruir. Finalmente, fui al sótano de nuestra casa y

empecé a orar, pidiendo que el Señor me guiara. Llamé a uno de mis

402

profesores favoritos y le expliqué mi dilema. Le pregunté qué pensaba.

Nunca olvidaré lo que dijo, ni la manera en que lo dijo:

—No puedo creer que no sabes la respuesta bíblica a tu pregunta.

[Había sido mi profesor de Biblia, ¡Me iba a dar una nota muy baja!] ¿Qué

dice 2 Timoteo 2:2? Contesta tu pregunta directamente: «Lo que has oído

de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean

idóneos para enseñar también a otros». Por lo tanto, si quieres recibir la

bendición completa de Dios sobre tu vida y tu ministerio, debes empezar a

practicar 2 Timoteo 2:2. ¡Debes empezar a capacitar a otros

inmediatamente!

Este consejo directo y bíblico resultó ser un cambio importante en mi

vida y ministerio. Esa noche, la doctrina del desarrollo llegó a ser mi

convicción acerca del discipulado. Pero tengo que admitir que planificarlo y

hacerlo son dos cosas distintas. La primera vez que observé a un amigo

enseñar el seminario Caminata Bíblica, todo dentro de mí estaba gritando.

«¡No! ¡No lo hagas así! ¡Hazlo como yo lo hago!» Habría sido más fácil y

mejor (por lo menos esta vez) hacerlo yo mismo. Pero por causa de la

claridad innegable de 2 Timoteo 2:2, y también de Efesios 4:11–16, dejé de

lado mis sentimientos y fortalecí mi decisión de hacerlo como Dios dice, no

como yo pienso. Decidí obedecer al Señor y confiar en él para los resultados.

Durante los años que siguieron, Dios hizo un cambio en mi corazón.

Lentamente y dolorosamente, mi sentido de realización cambió de un

enfoque en lo que yo hacía a un enfoque en lo que hacían otros. Primero,

disfruté ser el jugador estrella; después de una década, disfrutaba más ser

el entrenador mirando desde la orilla de la cancha.

Frecuentemente me encuentro asintiendo con placer, hinchado de

orgullo, al observar a uno de nuestros instructores. Ahora la mayoría de las

veces me voy pensando: «¡Lo hizo mejor de lo que yo podría haberlo

hecho!»

403

Es un deleite darme cuenta de que nuestros jugadores han ganado a su

entrenador. ¿No es esa la meta del entrenamiento?— ¿ayudar a los

alumnos correr más rápido que nosotros, más lejos que nosotros, más

inteligentemente que nosotros, y con más dedicación que nosotros?

La meta óptima de la capacitación es entrenar a alumnos hasta que

superen a su entrenador. ¡Que su corazón responda con un compromiso

profundo con el mandato de «encargar a hombres fieles que sean idóneos

para enseñar también a otros»! ¡Que discipule usted a otros líderes que se

paren en sus hombros! ¡Que el fuego que arde en su corazón encienda el

corazón de otros que le siguen!

Haga esto y se dará cuenta de que está dedicando su vida en maneras

que durarán más allá de su vida —que harán un impacto eterno. Entonces

quizás en un siglo, cuando observemos desde la gloria a nuestros «bisnietos

espirituales», dando fruto que perdura para siempre, entonces algunos de

ellos dirán: «Todo empezó hace cien años cuando (coloque su propio

nombre) capacitó a mi bisabuelo en la fe».

Los maximizadores de la ley del desarrollo

Los discípulos fueron equipados por Cristo para ministrar efectivamente

usando el mismo proceso de cinco pasos:

Paso 1: Instruir —ellos lo escucharon enseñar a las multitudes públicamente

y a ellos en privado.

Paso 2: Ilustrar —ellos lo observaron ministrar en distintos contextos y a

distintos públicos, desde amable hasta hostil, mientras demostraba su

contenido en todo aspecto de la vida.

Paso 3: Involucrar —ellos ministraban con él en toda Judea, Galilea y

Jerusalén, y eventualmente los envió a ministrar sin su presencia directa.

404

Paso 4: Incrementar —cuando volvieron a informar de sus actividades,

Jesús estaba esperándolos, y se involucró inmediatamente en el

entrenamiento y la capacitación de mejoramiento.

Paso 5: Inspirar—Jesús los visitó personalmente muchas veces después de

la resurrección, y posteriormente envió al Espíritu Santo para entrenar y

consolarlos, hasta que hubieran terminado su vida aquí en la tierra. Jesús

envió a sus discípulos a todo el mundo, pero prometió que nunca los dejaría

ni los abandonaría.

Jesús no dio a los discípulos un cuaderno para enseñar la escuela

dominical, enviándolos a enseñar sin ninguna preparación. No, Él asumió la

responsabilidad de prepararlos para el ministerio. Cuando dijo: «Os haré

pescadores de hombres», declaró que Él estaba encargado del proceso de

la capacitación. Note con cuidado: Cristo no dijo, «Os enseñaré» (una

actividad), sino «Os haré» (el resultado). No simplemente pasó la caña para

pescar a sus discípulos; Él invirtió su vida en la enseñanza, el

entrenamiento, y la capacitación de ellos para pescar a hombres.

Jesucristo dio mucha importancia al discipulado. Él sabía que la manera

en que los padres preparan a sus hijos influye de gran manera en su vida

entera. Él sabía que la manera en que las iglesias preparan a sus miembros

influye de gran manera en la salud de la iglesia. Él sabía que al final somos

formados por el proceso de discipulado —para bien o para mal.

Finalmente, los cinco pasos del método del discipulado pueden ser

usados para entrenar a cualquiera para hacer cualquier cosa. Por ejemplo,

un número creciente de padres preparan a sus hijos para ser alcohólicos,

para abusar de otros sexualmente, para abusar de drogas, y para tener

relaciones disfuncionales. Con pocas excepciones, nosotros llevamos por el

resto de la vida las huellas de las manos que nos han entrenado.

Los siete maximizadores de la ley del desarrollo abajo revelan más ideas

acerca de cómo profundizar su impacto en otros para el bien. ¡Que sus

405

«huellas digitales» dejen una marca de piedad y madurez donde sea que

vayan!

Maximizador 1: Entrene a sus alumnos hasta que apliquen

exitosamente la habilidad por sí mismos

Habíamos terminado tres cuartos del semestre cuando el alumno

sentado a mi lado susurró:

—Odio esta clase. Cuando termine, ¡nunca más voy a mirar este Antiguo

Testamento en hebreo! Por lo menos voy a tener una «A» para mi nota —

¡se ve bien en mi informe de calificaciones!

¿Recibió algún beneficio ese alumno de la habilidad que había

aprendido?

Considere esta realidad también. El estudio de griego era requisito en el

seminario, ya que es el idioma original del Nuevo Testamento. Cada alumno

tiene que estudiar seis semestres de griego, y los alumnos que estudiaban

con especialización en el Nuevo Testamento tenían que estudiar varios

cursos adicionales. Tres años sólidos del estudio de griego. El cuarto año,

cuatro alumnos estaban hablando del nivel de conocimiento que habíamos

ganado, o que no habíamos ganado. Pregunté a tres amigos cuál era su

opinión. Si cien compañeros que habían terminado el programa extensivo

de griego tuvieran que abrir su Nuevo Testamento al azar y leerlo, ¿cuántos

podrían leer y traducir correctamente un párrafo?

Se rieron. «Quizás tres. Máximo cinco». En otras palabras, mis

compañeros me aseguraron que noventa y cinco a noventa y siete por ciento

de los alumnos del último año no podían leer el griego muy bien, aun

después de tres años de «preparación».

Ahora, tengo una pregunta para usted. ¿Estos dos ejemplos le

sorprenden? ¿O son muy comunes en la experiencia de casi todos?

Este primer maximizador enfoca nuestra atención en la meta clara de la

preparación: el maestro debe capacitar hasta que el alumno use en forma

406

independiente la habilidad en su vida real. En el primer caso, el alumno no

usará su habilidad en hebreo porque tiene una actitud negativa. En el

segundo caso, los alumnos no usarán el griego porque su habilidad es

deficiente.

Considere entonces, el valor de esos cursos. ¿La preparación dio

resultados positivos y duraderos? En el primer caso, el profesor fracasó en

desarrollar sentimientos positivos en los alumnos; por lo tanto, a pesar del

nivel de capacidad, el alumno no usará su habilidad. En este caso, el

profesor sobreenfatizó la información, y minimizó el «sentimiento».

Hemos fracasado terriblemente cuando los alumnos se desesperan

porque parece que el curso no termina nunca y cuando terminan menos

interesados en el tema que antes. Muchas veces he asistido a una clase con

mucha motivación para aprender, pero en el primer mes, sufrimos

demasiado. El maestro había matado el corazón por medio de golpear la

cabeza.

El segundo profesor falló en desarrollar una capacidad adecuada en los

alumnos. Por lo tanto, a pesar de su deseo, no podían usar la habilidad. En

este caso, el profesor enfatizó muy poco el dominio de la habilidad, y puso

mucho énfasis en la motivación. Hemos fracasado también cuando el

alumno termina el curso sin poder usar efectivamente la habilidad.

Ya que tanto la convicción como la capacidad determinan el éxito del

alumno, estos dos factores deben determinar también el éxito del profesor.

Algunas clases dependen la una de la otra, un alumno no puede

aprender griego y usarlo después de un semestre. Pero, ¿no es realista

esperar que tenga esa capacidad cuando se gradúe? Si, al graduarse, los

alumnos no pueden leer el Nuevo Testamento en griego, el profesor

probablemente ha fracasado en su enseñanza. Por otro lado, si los alumnos

odian el idioma, el profesor también ha fracasado. En los dos casos, los

alumnos pierden,

407

Maximizador 2: Que su enfoque al reproducirse esté en las

habilidades de sus alumnos, no en su propio estilo

Duplicar el estilo produce santos superficiales.

Como maestros, nuestra responsabilidad es la de entrenar a los alumnos

para que usen eficazmente una habilidad dentro de los confines de su propia

personalidad y temperamento. Somos arrogantes cuando sugerimos, directa

o indirectamente, que nuestra manera es inspirada. Al contrario, nuestros

esfuerzos deben concentrarse en guiar a los alumnos a producir los

resultados deseados, sin importar el estilo que seleccionen.

Dios mismo enfoca en los resultados más que en el estilo. Observe los

libros del Nuevo Testamento un momento. Es indiscutiblemente claro que

Dios exhaló/inspiró las Escrituras; pero cuando lee el primer capítulo de

Santiago y lo compara con el primer capítulo de Romanos o Apocalipsis, le

impacta inmediatamente la diferencia en la manera de comunicar su

mensaje. Santiago escribe oraciones breves, enérgicas, y directas. Pablo

escribe Romanos con oraciones complejas y lógica extendida. Juan escribe

Apocalipsis con pasajes muy descriptivos y emocionales.

¿Cómo puede ser esto si el mismo Dios inspiró todos los libros de la

Biblia? ¿No deben tener el mismo estilo? No, Dios escoge lograr su meta de

la revelación, sin alterar o violar la personalidad del autor. Ya que este es el

modus operandi de Dios, ¿no debe también ser el nuestro?

Jesús demostró el mismo compromiso en su selección de los doce

discípulos. Se gozaba de su diversidad —Pedro el impetuoso, Santiago el

práctico, Tomás el intelectual, Mateo el organizado, y Juan el sensible. ¿Por

qué no los trató de moldear en un solo estilo y un solo enfoque? Porque

Cristo también es la fuente soberana de la personalidad, y él planifica usar

cada temperamento individual para lograr sus propósitos maravillosos.

Por lo tanto, nunca permita que sus alumnos imiten su estilo, su método,

o sus gestos. Debe guardar siempre su dignidad y su honor, respetando su

diversidad.

408

Maximizador 3: Use diversidad en la capacitación de acuerdo

con las características y circunstancias de sus alumnos

El uso exitoso de las habilidades depende no solamente del

conocimiento, la práctica, y la experiencia de los alumnos, sino también de

sus habilidades innatas. Cada alumno tiene un coeficiente intelectual

distinto, tiene otro trasfondo educacional y social, y tiene distintas

habilidades físicas innatas.

Por lo tanto, cuando capacitamos a nuestros alumnos, debemos alterar

nuestros objetivos y nuestros planes según las características y

circunstancias de nuestros alumnos. Aun la mejor preparación en el mundo

no puede llevar a algunos alumnos al nivel de capacidad deseado. Yo soy

uno de esos alumnos —en ciertas áreas.

Todavía puedo recordar cuando mi clase de secundaria estaba

preparándose para la ceremonia de graduación, practicando la canción

«You’ll never walk alone» [Nunca caminarás solo]. Estábamos en uno de

esos momentos de clímax musical, y con todos los demás, yo estaba

cantando con todo el volumen posible.

De repente, el director golpeó el podio con su batuta y sacudió su cabeza

con vigor. Obviamente no estaba contento.

—Tú —dijo, mirando directamente a mí—, tú en la tercera fila, hazme un

favor. Por favor, ¡mueve la boca, pero no cantes en voz alta!

Con todos los esfuerzos que hiciera el director, no podía entrenarme

para cantar. No tuvo éxito porque Dios en sus planes, no me había dado el

don del canto.

Hace poco mi esposa y yo estábamos con una amiga muy cercana que

es una excelente maestra del sexto año de primaria. Ella enseña en un barrio

difícil, y le pregunté si había notado alguna tendencia entre los alumnos en

los últimos cinco años. Ella suspiró y dijo que hacía tres años había tenido

cuatro alumnos con desórdenes de conducta; este año la mitad de su curso

409

tenía problemas. Durante el semestre pasado, el padre de uno de sus

alumnos había sido asesinado por causa de asuntos relacionados con

drogas. Muchos de sus alumnos eran regularmente abusados. La mayoría

vivía en un hogar con solamente la madre o con el padre. Algunos sufrían

de desnutrición. Un joven de doce años llevaba una hoja a la casa todos los

días para ser firmada por su madre y siempre la traía sin firma. Nuestra

amiga finalmente le preguntó al tercer día qué pasaba. Él exclamó:

—¡No tengo padre, y mi madre se fue hace tres días! No la hemos visto

o escuchado de ella, así que no tengo a nadie que firme la hoja. No sabemos

cuándo volverá.

Con profunda desilusión y tristeza, nuestra amiga dijo:

—No podemos enseñar ni cerca de la misma cantidad de materia que

hacíamos hace tres años. Los alumnos no lo pueden manejar. A veces

tenemos que aceptar el logro de dos tercios de los objetivos educacionales.

Asegúrese, entonces, al esforzarse en capacitar a sus alumnos, de

tomar en cuenta las necesidades y características individuales y de grupo.

Maximizador 4: Incremente la motivación de sus alumnos por

medio de la relación personal, el castigo y la premiación

Una verdad universal acerca de la capacitación es que cuanto más

deseen aprender los alumnos, más rápidamente y más efectivamente lo

harán. Por lo tanto, además del uso del método de capacitación de cinco

pasos, este maximizador es esencial para optimizar el progreso del alumno.

¡Aumente su motivación!

El propósito de usar la motivación con sus alumnos es «inducirlos» a

perseguir la habilidad con más decisión y más entusiasmo. Los tres

estímulos principales a cualquier acción son:

1. Nuestra relación personal.

2. El miedo al castigo o sufrimiento.

3. La esperanza de premio, placer o beneficio.

410

Los tres estímulos son universales y sirven con todo público si se usan con

sensitividad, aunque no son todos igualmente efectivos con todos los

públicos y en todas las situaciones.

Por ejemplo, supongamos que usted está viajando a exceso de

velocidad en la carretera. Cuando usted ve un vehículo detrás del suyo con

una luz brillante e intermitente encima, ¿cómo espera que el oficial trate de

motivarlo a evitar el exceso de velocidad en el futuro? ¿Diría algo como: «Si

usted realmente me quisiera, si me amara a mí y a mi familia, dejaría de

exceder la velocidad». O quizás diga: «Si usted deja de exceder la velocidad

ahora, ¡pondré su nombre en un concurso para ganar un viaje a Hawai!» O

usaría el motivo de miedo y dolor?

Los maestros efectivos usan los tres estímulos al enseñar. Obviamente,

las calificaciones pueden ser un premio o un castigo, dependiendo del nivel

de logro. ¿Motivan las calificaciones? ¡Sí! Y está bien que lo hagan. Los

alumnos de la enseñanza secundaria son frecuentemente motivados por la

esperanza de no tener que dar el examen final si el promedio de sus

calificaciones es suficientemente alto al fin del semestre. Los atletas

frecuentemente son motivados por el miedo al castigo de no poder participar

en las competencias deportivas si su promedio de calificaciones es muy

bajo; así que tratan de mantener buenas calificaciones para poder seguir

jugando en el equipo.

Recientemente mi esposa y yo asistimos a un drama de la escuela donde

asisten nuestros hijos. El drama había sido escrito por su profesor favorito.

Debe haber visto el esfuerzo y el sacrificio durante los dos meses antes de

la actuación. Cuando terminó el drama, el aplauso más fuerte era de parte

de los alumnos para su profesor, el director. Gritaron y aplaudieron y le

dieron regalos. Lo abrazaban y lo llevaban en sus hombros, mostrándole

cariño por más de una hora.

¿Qué les motivó a los alumnos a trabajar tanto y actuar increíblemente

bien? Sin duda era el amor y el respeto que tenían por su profesor.

411

Evalúe las últimas tres o cuatro clases que usted ha enseñado. ¿Con

qué frecuencia usted ayudó conscientemente a sus alumnos a aprender,

avivando las llamas del deseo de aprender? ¿Con qué frecuencia usa

premios, castigo y relaciones? Los maestros efectivos causan el aprendizaje

de sus alumnos más rápidamente por medio del uso de la motivación

apropiada.

Si quiere aprender algo increíble acerca de la motivación, haga un

estudio de cómo Dios motiva a la humanidad a decidir creer y actuar de

acuerdo con Su voluntad. Usted encontrará que estos tres estímulos

universales son universales porque Dios los puso en cada ser humano

normal. Si estudia las Escrituras con cuidado, verá que Dios utilizó los tres

estímulos para motivarnos. Por ejemplo:

¿Cuál es el castigo por rechazar a Cristo? El sufrimiento eterno en el

infierno.

¿Cuál es el premio por aceptar a Cristo? El gozo eterno en el cielo. ¿Qué

dijo Cristo acerca del resultado de una relación en que lo amamos? Que

guardemos sus mandamientos.

He estudiado con cuidado cada pasaje principal en que Dios el Padre,

Dios el Hijo, o Dios el Espíritu Santo anima a una persona (o a personas) a

actuar de cierta manera. Sin duda, Dios utiliza los tres estímulos

regularmente.

Ya que él lo hace, y él no usa medios carnales para lograr fines

perfectos, ¿no debemos seguir su ejemplo? De hecho, yo creo que la

mayoría de maestros efectivos son como Dios en la manera en que motivan

a sus alumnos, usando relaciones, castigos, y premios.

Recuerde, nuestra responsabilidad no es solamente capacitarlos a usar

la habilidad, sino también motivarlos a desear usar la habilidad. ¡Que sus

alumnos digan a sus amigos que su clase es la más motivadora que hayan

tenido!

412

Maximizador 5: Posea lo básico antes de desarrollar habilidades

más avanzadas

Cuanto más firme es el fundamento, más alto puede ser el edificio que

se construye encima. De la misma manera, cuanto más nuestros alumnos

hayan dominado y poseído las habilidades básicas, más rápidamente y más

exitosamente podrán aprender y usar las habilidades más avanzadas.

Si usted tiene a hijos mayores, probablemente haya tenido la experiencia

de verlos proceder a materias más avanzadas antes de entender la materia

anterior. Es como aprender a dividir sin antes aprender las tablas de la

multiplicación. No solamente es imposible, sino también produce mucha

frustración y fracaso entre los alumnos.

Conocí la realidad del fracaso de muchos profesores de lenguaje de las

escuelas secundarias durante la primera semana de enseñar en la

universidad. Por lo menos cuarenta por ciento de los alumnos no eran

capaces de preparar un trabajo escrito aceptable. ¡Frecuentemente la

gramática era un desastre, la ortografía era un chiste, y el proceso maduro

de seguir una línea lógica de pensamiento estaba en otra galaxia!

Cuando recibí los primeros trabajos, estaba tan sorprendido que los llevé

a la mesa de almuerzo para mostrárselos a mis colegas con más

experiencia. Se rieron y se miraron con comprensión. «¡Bienvenido, Bruce,

a la realidad de la enseñanza universitaria!»

Al enseñar, debemos seguir la pauta de asegurar que nuestros alumnos

posean lo mínimo requerido antes de proceder a las habilidades y técnicas

más avanzadas. Un profesor de matemática que yo conozco exige que todos

sus alumnos dominen las tablas de multiplicación perfectamente desde uno

a trece. Cada mes cada alumno da una prueba, y debe contestar las

preguntas perfectamente, tomando cada vez un minuto menos de tiempo. Si

falla en una sola pregunta, el alumno tiene que quedarse después de las

clases cada día para dar la prueba de nuevo, hasta que conteste

perfectamente las preguntas en el tiempo estipulado. ¡Qué sabio el profesor!

413

Él asegura que todos sus alumnos logren por lo menos el nivel mínimo

necesario de capacidad en esa área.

Muchos maestros permiten que sus planes determinen el ritmo de la

clase, y no la capacidad de aprendizaje de los alumnos. Si no tenemos

cuidado, podemos caer en la trampa de creer que lo más importante es

cubrir la materia en vez de asegurar que todos los alumnos aprendan la

materia.

Maximizador 6: Anime a sus alumnos con más frecuencia

durante las primeras etapas de la capacitación

Cuando la gente piensa en aprender una nueva habilidad, normalmente

sufren algún grado de ansiedad y miedo. Un poco de tensión puede ser

buena, pero frecuentemente nuestros alumnos están paralizados con el

miedo al fracaso y a la vergüenza. Estas emociones fuertes de miedo y

ansiedad disminuyen seriamente el impacto de la enseñanza.

Por lo tanto, usted debe minimizar el miedo y aumentar el ánimo. El

ánimo y el miedo son opuestos; cuando aumenta el ánimo, el miedo

disminuye; cuando aumenta el miedo, el ánimo disminuye.

Regale el don del ánimo regularmente.

¿No es interesante que aun un líder tan grande como Josué luchaba con

el miedo severo y la duda? Una y otra vez Dios le decía: «No temas ni

desmayes». Dios también proveyó varias maneras de animar a Josué. Note

estas cinco maneras de animar a sus alumnos, tomadas de unos versículos

de Josué 1:

1. Prometa su presencia. Anime a sus alumnos, recordándoles que usted va

a estar allí mismo con ellos durante el proceso de entrenamiento. Cuando

tenemos miedo, muchas veces es porque nos sentimos solos y vulnerables.

Por lo tanto, nos da mucho consuelo saber que alguien en quien confiamos

estará al lado nuestro.

414

«¿No te lo he ordenado yo? ¡Sé fuerte y valiente! No temas ni te acobardes, porque

el Señor tu Dios estará contigo dondequiera que vayas» (1:9, LBLA).

«Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés,

estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé» (1:5).

2. Prometa su éxito. Anímelos, asegurándoles que tendrán éxito cuando se

esfuerzan (recuerde las palabras de Cristo, «Os haré pescadores de

hombres»). Cuando tenemos miedo muchas veces es porque lo único que

podemos imaginar es que no seremos capaces de hacerlo. Cuando estamos

recién aprendiendo una habilidad, subestimamos en gran manera las

probabilidades de éxito. Por lo tanto, nos fortalece mucho cuando el líder

asume la responsabilidad de asegurarnos que tendremos éxito.

«Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo

este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel» (1:2).

«Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta

de vuestro pie» (1:3).

«Desde el desierto y el Líbano hasta el gran río Éufrates, toda la tierra de los heteos

hasta el gran mar donde se pone el sol, será vuestro territorio» (1:4).

«Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra

de la cual juré a sus padres que la daría a ellos» (1:6).

3. Prometa victoria sobre las partes más difíciles. Anime a sus alumnos,

prometiendo que tendrán éxito aun en las partes más difíciles del curso.

Cuando tenemos miedo, muchas veces es porque no podemos imaginarnos

experimentando victoria sobre cierta parte del curso, o sobre algún aspecto

de la habilidad —algo parece imposible. Por lo tanto, recibimos un apoyo

sólido cuando el maestro identifica esas áreas en que tenemos más miedo,

y nos relaja prometiendo éxito cuando trabajamos con él en dominio de la

materia.

«Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés,

estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé» (1:5).

Así Dios prometió victoria sobre los gigantes de la tierra, sobre las alturas

fortificadas, y sobre las ciudades protegidas con muros altos.

415

4. Prometa éxito cuando hacen su parte. Anime a sus alumnos, asegurándoles

que tendrán éxito si siguen su liderazgo y cumplen con sus

responsabilidades. El aprendizaje es una calle con tránsito en los dos

sentidos, y construimos la confianza cuando compartimos nuestras

expectativas y nuestros requisitos, especialmente si están al alcance de

todos los alumnos. «Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de

hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes

de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las

cosas que emprendas» (1:7).

5. Prometa que su aptitud asegurará el éxito. Anímelos por medio de

mostrarles que su éxito será asegurado por la capacidad que tendrán pronto.

Cuando estamos ansiosos, muchas veces es porque no vemos el beneficio

a largo plazo que resultará de nuestras labores y nuestros estudios.

Recibimos consuelo y confianza al ver que seremos mejores individuos y

más competentes cuando aprendamos las habilidades que están

enseñando. Por lo tanto, imagine a sus alumnos disfrutando del éxito en el

futuro porque sus esfuerzos actuales darán fruto.

«Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche

meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito;

porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien» (1:8).

Recuerde, cuanto más grande es el miedo del alumno, más grande es la

necesidad de darle ánimo. Como todos tenemos más miedo al principio,

tenemos que dar ánimo con más frecuencia durante las primeras sesiones

del aprendizaje de una nueva habilidad. Además, cuando algún alumno lo

hace bien en las primeras etapas de la adquisición de una habilidad,

reconózcalo públicamente.

416

Maximizador 7: Reafirme el valor de sus alumnos independiente

de su nivel de actuación

Cuando Cristo reveló a los discípulos el hecho de que la moneda de la

viuda valía más que las donaciones grandes de los ricos, nos libró de la

esclavitud de las comparaciones. Él enfocó nuestra atención en otras cosas,

recordándonos que la actuación de una persona no se debe evaluar

solamente por lo que hizo, sino también por lo que podría haber hecho.

Esta perspectiva teológica acerca de la conducta puede mejorar mucho

nuestra capacitación de otros. Si limitamos nuestra aprobación a los que

muestran un nivel destacado de logro, entonces seremos como los fariseos

que solamente felicitaban a los ricos, minimizando el valor de la moneda de

la viuda.

El entrenamiento, hecho como Cristo lo hizo, debe considerar las

habilidades innatas que Dios ha dado, y debe buscar oportunidades para

animar a los alumnos en por lo menos cinco áreas:

1. El esfuerzo. El esfuerzo del alumno refleja su deseo de tener éxito y

debe ser considerado y afirmado.

2. El grado de mejoramiento. Una forma de evaluar es ver cuánto ha

mejorado desde su actuación previa.

3. La demostración de espíritu de equipo y de entusiasmo. La unidad y

el apoyo mutuo es un ingrediente esencial para la capacitación máxima. Los

alumnos que animan y ayudan a otros deben recibir muchas felicitaciones.

4. El crédito adicional y la práctica que no son requeridos. Observe a los

alumnos que «corren unas vueltas adicionales después de la práctica», que

completan tareas adicionales, y que tratan de superar los requisitos

establecidos.

5. La actuación destacada. Esta es la base más obvia y más frecuente

de la afirmación. La capacitación efectiva debe reconocer la excelencia y la

actuación excepcional.

417

Una vez aconsejé a un joven que se consideraba a sí mismo un fracaso

porque no tenía calificaciones muy buenas en la matemática. Escuche la

conversación:

—No importa cuánto estudio o cuánto me esfuerzo, nunca saco nada

mejor que una «D» o una «C». Otros jóvenes en mi clase no estudian casi

nada, y siempre sacan una «A».

—¿Cómo te hace sentir eso? —le pregunté.

—Soy un fracaso… no es justo. Voy a dejar de estudiar. ¿Para qué

esforzarme cuando solamente voy a sacar una «C»?

Este joven tenía que renovar su mente de acuerdo con lo que Dios

pensaba. Dibujé un cuadro y dije:

—Este cuadro te representa a ti. Ahora, ¿quién está encargado de tu

inteligencia matemática?

No estaba seguro por un momento, pero como sabía lo que enseñaba la

Biblia, finalmente dijo:

—Dios, supongo.

—Bien. Ahora, ¿cuánto te has esforzado en el curso? ¿Has dado cien

por ciento? ¿cincuenta por ciento? ¿Cuánto?»

—Me esfuerzo mucho. Probablemente noventa y cinco por ciento; no

siempre, pero la mayor parte del tiempo.

—Entonces, dibuja una flecha casi hasta arriba, hasta el nivel de noventa

y cinco por ciento en tu cuadro.

Lo hizo, y yo escribí una «C» por sobre el cuadro para indicar su

calificación en matemática.

—Ahora, pensemos en tu amigo que saca una «A» sin esforzarse.

¿Cuánto más inteligente es en la matemática que tú?»

—Es muy inteligente, probablemente dos veces más inteligente.

Así que al lado del cuadro que representaba este joven, dibujé otro

cuadro más grande que representaba a su compañero más inteligente.

418

Como el otro joven sacaba «A», puse una «A» por sobre el cuadro. Entonces

le pregunté:

—¿Cuánto se esfuerza tu amigo? ¿Crees que está haciendo lo mejor

que pueda?

El joven se rió.

—No solamente se esfuerza poco; también se ríe de nosotros que

tenemos dificultades. Yo sé que es inteligente, pero no creo que se esfuerce

más de cincuenta por ciento. Normalmente pasa mucho tiempo jugando.

Marqué una línea en el medio del segundo cuadro y escribí «50%».

—Ahora tú ves las dos calificaciones distintas para cada uno —

expliqué—. Los que nos rodean ven las calificaciones porque están mirando

las cosas exteriores. Pero piensa en lo que Dios ve. Él ve lo que hace la

gente con el talento que él les ha dado. Dios nos ve por dentro, y habría

dado a tu amigo un cincuenta por ciento, una F, porque solamente hizo la

mitad de lo que podría haber hecho, y quizás te dé un noventa y cinco por

ciento, una A, por lo que has hecho con lo que te ha dado.

Debería haber visto los ojos del joven iluminarse cuando se dio cuenta

de que había «dos notas» en la vida. Inmediatamente dijo que iba a seguir

sacando calificaciones de «A» en el informe de Dios.

Jesús nos presentó con una mucho mejor ilustración de esta perspectiva

sobre nuestra actuación —especialmente en comparación con otros— en

Mateo 25. Unas ideas de este pasaje nos pueden ayudar a reafirmar a

nuestros alumnos de acuerdo con las habilidades que Dios les ha dado:

1. Dios ha dado a cada uno de nosotros distintos talentos. «A uno dio

cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su

capacidad» (25:15a)

2. Dios prueba nuestros logros. «Después de mucho tiempo vino el señor

de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos» (25:19).

3. Dios da premios de acuerdo con la capacidad, no la cantidad. La

primera persona devolvió al Señor cinco talentos, y la segunda persona

419

devolvió solamente dos talentos. El primer siervo produjo 150% más que el

segundo. Pero observe cómo Cristo premió (calificó) a los dos alumnos:

Logro de cinco talentos:

«Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en

el gozo de tu señor» (25:21)

Logro de dos talentos:

«Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en

el gozo de tu señor» (25:23)

¿Vio la vasta diferencia?

Sorprendente, ¿verdad? ¡No hay ninguna diferencia! Cristo vio que,

aunque el primer siervo logró mucho más que el segundo en cantidad, los

dos doblaron lo que habían recibido. Según el criterio humano, sus logros

eran radicalmente diferentes; pero según el criterio del Señor, eran idénticos.

Ya que Cristo dijo «¡Bien hecho!» a una persona con dos talentos como

a una persona con cinco talentos, también debemos afirmar los logros de

cada alumno, sin compararlo con los logros de otro alumno.

Conclusión

¿Cuál será el impacto eventual de una vida dedicada a la capacitación

de otros? Permítame contestar eso con una mirada a la vida de uno de los

mejores entrenadores que he conocido, el Dr. Howard Hendricks.

El Dr. Hendricks ha enseñado a miles de hombres y mujeres a hacer la

obra del ministerio. Cada uno de esos individuos tiene su propia historia,

pero como yo conozco la mía mejor, quiero describir el impacto que él ha

tenido en mi vida y en el ministerio de Caminata Bíblica.

Su discipulado me influyó antes de comenzar el ministerio de Caminata

Bíblica en los años setenta. Muchos de sus valores y sus perspectivas me

han ayudado a formar la organización, hasta tener el ministerio internacional

que tiene hoy.

420

Durante los primeros meses, yo enseñé todos los seminarios por mí

mismo. Pero pronto las solicitudes superaron nuestra capacidad, y empecé

a entrenar a algunos de mis amigos de mis estudios de postgrado.

Eventualmente llegó a ser muy aparente que Art VanderVeen era no

solamente un excelente instructor de seminarios, sino también era muy apto

para ser el decano de nuestra facultad. Durante los primeros años, él

entrenó a muchos instructores, incluyendo a otro comunicador excelente,

John Hoover. Después de varios años, John continuó desarrollando su

liderazgo y fue promovido a ser vicepresidente de nuestro ministerio

internacional, y empezó a llevar el ministerio alrededor del mundo.

Su primer paso en «plantar la visión de Caminata Bíblica» en terreno

extranjero fue en Australia cuando reclutó y entrenó a Gary Coleman.

Cuando el ministerio australiano maduró bajo su liderazgo, Gary hizo su

propio viaje misionero y comenzó el ministerio en las Filipinas. Allí entrenó a

muchos líderes clave, incluyendo a Paul Newman.

Paul pronto llegó a una posición de liderazgo en ese país, y empezó a

entrenar a instructores filipinos, incluyendo a Ben Yngaio. Bajo el liderazgo

de Paul, Ben después entrenó a tres instructores más a través de las

Filipinas.

Uno de esos instructores llevó a veinte personas a Cristo durante su

primer seminario. Uno de esos veinte fue a la casa y llevó a su esposa y sus

dos hijas a Cristo esa misma noche.

¡Mire la lista increíble de discípulos!

Howard Hendricks

Bruce Wilkinson

Art VanderVeen

John Hoover

Gary Coleman

Paul Newman

Ben Yngaio

421

Pastor filipino

Padre

Esposa y dos hijas —se convierten a Cristo.

Diez generaciones de discípulos. Hice un dibujo de esto en una hoja y la

mostré a mi esposa, Darlene.

—¡Mira lo que este solo hombre, Howard Hendricks, ha hecho para toda

la eternidad! No solamente esta cadena, sino otras ramas igualmente

maravillosas han crecido en muchas direcciones, desde cada persona en la

lista.

Ella sonrió y dijo:

—Me pregunto si esa es la historia completa. El Dr. Hendricks no

empezó todo ese discipulado solo. ¿Recuerdas la historia que nos contó

acerca de cuando tenía diez años y vivía en Filadelfia en un hogar dividido?

El Dr. Hendricks nos había dicho que un día, él y sus amigos estaban

jugando a las canicas cuando se acercó un hombre mayor. El hombre quedó

mirando, animándoles en su juego. Pronto estaba de rodillas jugando con

ellos. Después de varias semanas, llegaron a conocerlo como Walt.

Trabajaba en una fábrica cercana.

Después de varios días de jugar a las canicas con estos niños, Walt los

invitó a una clase de escuela dominical. No sabían que enseñaba una clase,

y le pidieron que les explicara de qué se trataba.

—Bueno —dijo—, no tengo una clase todavía, pero ustedes me podrían

ayudar a empezar mi propia clase.

Así fue que Howard Hendricks y sus amigos empezaron a asistir a la

iglesia… gracias a Walt. Incluso, ¡cada miembro de la clase de Walt llegó a

conocer a Cristo, y once de ellos entraron en el ministerio a tiempo completo!

Ve, mi amigo, detrás de los miles y miles de personas que han recibido

la influencia de ese discipulador famoso, el Dr. Howard Hendricks, está la

figura desconocida de un maestro de la escuela dominical que fue fiel a su

llamado.

422

¿Podría imaginar lo que sucederá cuando Walt entre a la gloria, y vea

las multitudes que han sido influenciadas porque él enseñó a esos alumnos

de la escuela dominical? No lo podría haber sabido nunca. Pero lo sabrá un

día. Y celebrará durante la eternidad.

Nunca más subestime el impacto eterno de su enseñanza. Nunca más

diga: «Esta clase no va a hacer mucha diferencia». No piense: «Ya he

cumplido con mi parte, y voy a descansar durante los próximos cinco años».

En el próximo grupo de alumnos, podría haber otro Howard Hendricks, cuyo

ministerio tendrá influencia internacional, tocando a miles de personas para

la causa de Cristo.

La próxima vez que entre a la sala de clases, tome la antorcha con

firmeza, y haga más fuerte la decisión en su corazón —¡y encienda la

antorcha de los que lo esperan!

Usted se llama Walt, ¿verdad?

Preguntas para reflexión

1. Los mejores discipuladores saben que el secreto del desarrollo eficaz de

las habilidades de sus alumnos frecuentemente está centrado en la

identificación de sus dificultades. Piense en alguien a quien usted está

enseñando ahora y que parece detenido en su desarrollo. ¿Está parado

porque no entiende las cosas básicas, porque nunca ha observado a alguien

que fue modelo de ellas, porque nadie le ha guiado por los primeros pasos

de la técnica, o porque está enfrascado en una actitud negativa? Después

de diagnosticar su problema, haga una lista de las alternativas para ayudarle

a superar su problema y seguir progresando.

2. Piense otra vez en los cinco pasos del método del discipulado —instruir,

ilustrar, involucrar, incrementar, e inspirar. ¿Cuál de sus profesores fue el

423

mejor modelo de este proceso cuando era alumno? Converse acerca del

impacto que experimentó.

3. La motivación para aprender una habilidad es clave para el éxito. Considere

otra vez las motivaciones de relaciones personales, castigo, y premio, tal

como estudiamos en el maximizador

4. Como alumno, ¿cuál de estos factores le motivó más? ¿Por qué? Ahora,

como maestro, ¿cuál de estos utiliza más? ¿Cuál utiliza menos? ¿Cómo

podría usar los tres para el curso que está enseñando? Piense en su propia

situación y cómo usted trata de capacitar a sus alumnos. ¿En qué maneras

específicas podría usted usar los tres elementos de motivación para

animarlos en su progreso?

4. ¿Quién es el alumno más desanimado en su clase por causa de su

capacidad natural limitada? Considere las cinco maneras que estudiamos

bajo el maximizador 7 para reafirmar a ese alumno, y prepare un plan simple

para ayudarle a responder correctamente a esas limitaciones. Pruebe las

mejores ideas y converse acerca de lo que sucede.

5. ¿Quién es la persona que le ha capacitado más para vivir su vida? ¿Qué

hizo, y cómo le afectó? Ahora cambie de roles un momento. De todas las

personas que usted ha discipulado, ¿quién pensaría que ha recibido más

beneficio? ¿Cómo podría multiplicar el impacto de su vida aun más?

424

SÉPTIMA LEY

LA LEY DEL

Avivamiento

13

LA LEY DEL AVIVAMIENTO; MENTALIDAD,

MODELO Y MÁXIMAS

Cuando mi amigo me llamó y me pidió que hablara para el banquete de

su iglesia en el día de los enamorados, demoré menos de un segundo en

decir que no. Mis dones están en la enseñanza, y no en el entretenimiento,

así que le di algunos nombres de amigos que serían excelentes para ese

ambiente.

Después de una semana llamó de nuevo y me dijo que sentía que yo era

la persona perfecta, y que no había llamado a nadie más. Rechacé otra vez

y le animé a buscar a otro mensajero.

No pude creerlo cuando llamó la tercera vez después de otra semana.

—Hazlo por un viejo amigo —dijo.

—¡Qué tramposo! —le dije—, pero si es tan importante, lo haré por ti.

Trabajé mucho en el mensaje. El banquete fue bonito, y parecía que

habían recibido bien mi mensaje. Les conté unos chistes y unas historias

románticas, cité unos poemas apropiados —en síntesis, di un mensaje de

banquete típico.

Después, mi amigo y su esposa nos invitaron a comer un postre en un

restaurante. Cuando ya estaba terminando mi pastel favorito, le pregunté

qué le pareció el mensaje. Se calló y empezó a mirar su plato. Me fijé que

estaba jugando con la cereza en su plato —la primera indicación de que mi

mensaje no había sido apropiado.

425

El silencio me mataba. Finalmente le pregunté:

—¿No fueron buenas las historias?

—Sí, las historias fueron buenas. —Siguió jugando con la cereza.

—Los chistes fueron un desastre, ¿verdad?

—No, fueron bastante buenos, creo.

—Entonces, ¿qué sucede?

Suspiró, bajó su tenedor, y me miró directamente en los ojos.

—Bruce, tú y Darlene saben que mi esposa y yo hemos estado

asistiendo a esta iglesia liberal durante seis años. Por seis años, hemos

estado tratando de recibir permiso para que un evangélico hable en nuestra

iglesia, y los pastores siempre han dicho que no. Finalmente, cuando les dije

que tú estabas dispuesto a venir, nos sorprendieron diciendo que sí.

Empecé a jugar con las frutillas en mi plato.

—Después de orar seis años por una oportunidad como esta, tú hablaste

cuarenta minutos a un grupo grande de personas que no conocen a Cristo;

¡y no les explicaste el evangelio!

Como una espada de doble filo, esas palabras me atravesaron el

corazón. Por primera vez en mi vida, no pude terminar mi pastel. Le di las

gracias a mi amigo por sus palabras sobrias, y fui tambaleando a mi

vehículo, mareado. El Espíritu Santo me recordó todo el camino a la casa

que el Señor no me había llamado a contar chistes y citar poemas, sino a

llamar a hombres y a mujeres a una vida comprometida y entregada a Cristo.

Dios continuó su obra de purificación en mi vida durante los meses

siguientes, hasta el tiempo de la conferencia anual de la facultad de

Caminata Bíblica. Nuestra facultad llegó desde todo el país para una

semana de intenso entrenamiento, y una noche compartí cómo el Señor me

había hablado.

Al hablar entre nosotros, la presencia y la convicción del Señor pasó

sobre nuestro grupo. Pronto caímos de rodillas, y muchos confesaron su

426

necesidad de avivamiento. Cayeron muchas lágrimas de arrepentimiento, y

se renovaron muchos compromisos con Cristo.

El año de ministerio había terminado con la conversión de 370 personas.

Mientras oramos, los hombres empezaron a rogar al Señor que los utilizara

de gran manera en el ministerio. Alguien oró que más personas conocieran

a Cristo en nuestros seminarios. Otros se unieron en esta oración. Entonces

el hombre arrodillado a mi izquierda pidió una cosecha espiritual diez veces

más grande durante el año siguiente —en vez de un promedio de una sola

persona por día, que Dios permitiera que lleváramos a diez por día a Cristo.

¡El primer mes después de este avivamiento, más de 400 se entregaron

a Cristo! Cuando terminó ese año, el Señor permitió que 3.700 llegaran a

conocerlo a través del ministerio.

Para mí, esta es una ilustración increíble de los resultados maravillosos

que pueden ocurrir cuando somos reavivados y renovados. El seminario era

el mismo, la facultad era la misma, y el público era generalmente el mismo.

La única diferencia era que nuestros corazones —los corazones de los

maestros— habían sido renovados.

La mentalidad de la ley del avivamiento

¿Qué piensa cuando escucha la palabra avivamiento? La mayoría

piensa en las cruzadas evangelísticas grandes. En el Nuevo Testamento,

avivamiento es la traducción de una palabra compuesta en griego, anazao,

que significa literalmente «otra vez — vivir». Se usa para describir la

resurrección física de Lázaro, Jesucristo, y nuestra futura resurrección del

cuerpo.

El avivamiento espiritual significa devolver la vida plena a un cristiano

que ha estado vivo espiritualmente, pero que ha retrocedido en el pecado y

la rebelión. En esta ley, el avivamiento se refiere al proceso de restaurar la

vida plena a un cristiano que ha caído en pecado y está viviendo en

desobediencia consciente.

427

El cuadro clásico de este proceso se ve en la parábola del hijo pródigo

que abandonó la casa de su padre en rebelión, vivió en desobediencia y

pecado, finalmente volvió en sí, se arrepintió, y fue restaurado a la armonía

completa con su padre amoroso.

Muchos maestros creen que el avivamiento es un tema lejano a la

experiencia del salón de clases típico. Cuando se le pregunta cómo enseña

para traer avivamiento, el maestro típico se sorprende porque tal

pensamiento nunca pasó por su mente. El avivamiento es para

predicadores. O, para otros, el avivamiento simplemente no es para nuestra

época.

Además, ¿quién de nosotros es capaz de dirigir un avivamiento? No

hemos sido entrenados, y tampoco nos sentimos espiritualmente adecuados

para tal tarea. ¿Traer un avivamiento a mis alumnos? ¿Está bromeando?

Ya es tiempo de mirar un pasaje clave de las Escrituras para ver si

estamos viviendo en obediencia a las enseñanzas de la Biblia. Si tengo

razón, por séptima vez descubriremos cuán lejos nos hemos desviado del

camino que trae bendición.

El modelo de la ley del avivamiento

La ley del avivamiento se manifiesta en forma gráfica en la historia del

Antiguo Testamento cuando Natán confrontó a David acerca de su pecado

con Betsabé (2 Samuel 12:1–15). Siga los cinco pasos que usó Natán para

llevar a su alumno al arrepentimiento.

428

Paso 1: La comisión (2 Samuel 12:1a)

«El Señor envió a Natán a David». Note que fue el Señor quien envió al

maestro (Natán) al alumno (David). Dios podría haber hablado directamente

con David, o usado ángeles, pero soberanamente decidió hablar a través de

una persona. Dios desea cumplir su obra perfecta a través de personas

imperfectas como usted y yo.

El primer paso es el de recibir la «comisión», recibir la autoridad para

llevar a cabo una tarea o un deber particular, o recibir ciertos poderes. Aquí

usted se «prepara» para ir a una persona que necesita avivamiento.

Cuando Natán fue delante de David, estaba totalmente seguro de que

estaba haciendo la voluntad de Dios. Cuanto más profundamente sintamos

la misma certeza, más seguros estaremos durante el proceso intenso del

avivamiento. El problema es que muchos maestros no tienen ese sentido de

responsabilidad personal para llamar a sus alumnos al avivamiento. Siempre

piensan que Dios ha comisionado a otros (pastores o evangelistas) a esa

tarea, pero seguramente no a ellos.

429

¿Cómo realizaría sus deberes de maestro si escuchara una palabra

clara de Dios, diciéndole que llamara a sus alumnos descarriados a volver

al Señor? ¿No encontraría mucho ánimo y mucho valor en esa comisión?

La próxima vez que les enseñara, ¿no tendría más claros los planes de Dios

para su clase?

Más adelante en este capítulo, bajo la primera máxima, exploraremos

tres pasajes clave que le llaman a traer avivamiento a sus alumnos. Aunque

no lo sepa, su apodo en el cielo es «Natán», y todos sus alumnos se llaman

«David».

Paso 2: La confrontación (2 Samuel 12:1b–9)

Cuando Natán empezó su clase, tenía una perspectiva clara acerca de

dónde tenía que ir, y cómo llegar. La comisión de Dios es traer las ovejas

descarriadas al rebaño. Por lo tanto, el primer paso de toda restauración

espiritual es ayudar a las ovejas a reconocer su problema —que han sido

desobedientes, perdiéndose del rebaño, y están viviendo en oposición a la

voluntad de Dios.

«Confrontación» significa estar cara a cara; pararse delante de alguien;

reunirse para comparar o examinar. Originalmente la palabra vino del latín

confrontare, que significa tener una frontera en común, y eventualmente

llegó a significar llegar a un acuerdo por medio de llamar la atención a la

frontera que ha sido transgredida.

Cuando el maestro comisionado empieza a buscar al alumno desviado

activamente, debe primero ayudarle a reconocer su desobediencia. El

maestro ayuda al alumno a mirarse en el espejo, enfrentando su verdadero

problema. El alumno tiene que verse a sí mismo y entender lo que ha hecho.

Natán ayudó a David a verse a sí mismo con tanta claridad que el sentido

de culpa de parte del rey era insoportable. Para hacer esto, el profeta guió

a David en tres descubrimientos:

430

1. Lo confrontó contando una parábola (2 Samuel 12:1b–6). ¡Qué historia

más llamativa preparó Natán para su alumno! No hay enseñanza más

efectiva que hacer que sus alumnos hagan un juicio fuerte y emocional en

contra del mismo pecado de ellos, sin darse cuenta. Yo lo llamo «hacer un

Natán». Lea la historia, y sienta toda la emoción que puso Natán y vea cómo

describió tan perfectamente a David:

Había dos hombres en una ciudad, el uno rico, y el otro pobre. El rico tenía

numerosas ovejas y vacas. Pero el pobre no tenía más que una corderita que él

había comprado y criado, la cual había crecido junto con él y con sus hijos. Comía

de su pan, bebía de su copa, y dormía en su seno, y era como a una hija para él.

Vino un viajero al hombre rico y éste no quiso tomar de sus ovejas ni de sus vacas

para preparar comida para el caminante que había venido a él, sino que tomó la

corderita de aquel hombre pobre y la preparó para el hombre que había venido a él.

Y se encendió la ira de David en gran manera contra aquel hombre, y dijo a Natán:

Vive el Señor, que ciertamente el hombre que hizo esto merece morir; y debe pagar

cuatro veces por la cordera, porque hizo esto y no tuvo compasión. (LBLA)

El alumno de Natán se juzgó de antemano y se preparó para la próxima

revelación dramática.

2. Lo confrontó describiendo la naturaleza de Dios (2 Samuel 12:7–8).

Natán fue totalmente directo con su alumno cuando le dijo: «¡Tú eres aquel

hombre!» Con su parábola, Natán preparó a David para todo lo que siguió,

rompiendo su corazón sobre las piedras del arrepentimiento. Pero primero

el profeta confrontó a David con la naturaleza del Dios que había traicionado:

Así dice el Señor, Dios de Israel:

1) Yo te ungí por rey sobre Israel, y

2) te libré de la mano de Saúl…

3) entregué a tu cuidado la casa de tu señor, y

4) [te di]las mujeres de tu señor;

5) y te di la casa de Israel

6) y [te di] de Judá;

431

7) y si eso hubiera sido poco, te hubiera añadido muchas cosas más como estas.

(LBLA)

¡Qué cosas más maravillosas había dado Dios a David! Cuando se hizo

la lista de una cosa después de otra, David fue obligado a mirar a los ojos

del que le había dado todo eso —contra quien él había hecho tantas cosas

terribles.

¿Por qué Natán guió a su alumno por este proceso? Porque David tenía

que recordar a qué tipo de Dios había ofendido. David al haber pecado

repetida y voluntariamente, demostró que había dado la espalda a Dios,

tratando de olvidar su bondad y su amor fiel.

Cuando continuamos en el pecado, inevitablemente alteramos la

naturaleza de Dios en nuestra mente. Lo rehacemos con nuestros propios

pensamientos, haciendo que no merezca nuestra lealtad y obediencia. Dios

eventualmente llega a ser malo en nuestra perspectiva, mientras volvemos

al huerto de Edén, creyendo la mentira de Satanás: que el motivo de Dios

era evitar que tuviéramos cosas buenas.

Natán conocía lo engañoso que era el corazón de David, así que lo

enfrentó con siete afirmaciones verídicas acerca de Dios — cada una

cuidadosamente preparada para penetrar su corazón malvado y abrirlo a la

luz del Espíritu de Dios. ¿Puede imaginar la fuerza del punto final, «y si eso

hubiera sido poco, te hubiera añadido muchas cosas más como estas»?

Darse cuenta de que Dios le había mostrado su bondad infinita, y que él la

había rechazado, tiene que haber sacudido a David hasta los huesos.

3. Lo confrontó con una lista de pecados específicos (2 Samuel 12:9–

10). Observe lo directo que es Natán cuando enumera cada acto de

desobediencia:

1) «¿Por qué has despreciado la palabra del Señor, haciendo lo malo a sus ojos?

2) Has matado a espada a Urías heteo,

3) has tomado a su mujer para que sea mujer tuya, y

4) lo has matado con la espada de los hijos de Amón.

432

5) Ahora pues, la espada nunca se apartará de tu casa, porque me has despreciado,

y has tomado la mujer de Urías heteo para que sea tu mujer.

6) En verdad, tú lo hiciste en secreto (v. 12)

7) Sin embargo, por cuanto con este hecho has dado ocasión de blasfemar a los

enemigos del SEÑOR (v. 14, LBLA)

¡Qué lista de pecados! Natán sabía que, para ser efectiva, la

confrontación debe ser directa, específica, y verídica. No anduvo con rodeos

—lo enfrentó directamente.

La confrontación no es fácil para nadie, pero el Señor nos insta a «seguir

la verdad en amor». En el proceso de hablar la verdad directamente al

cristiano que está en pecado, el Espíritu Santo es liberado a convencer con

más claridad y poder. Cuando otra persona nos menciona nuestros pecados

en voz alta en nuestra presencia, es un incentivo fuerte a arrepentirse.

Hay dos secretos valiosos que seguir cuando necesita confrontar a un

cristiano. Primero, siempre utilice la palabra bíblica para el pecado cometido.

Diga «adulterio», y no «relación amorosa»; diga «actos homosexuales», y

no «un estilo de vida distinto»; diga «mentira», y no «tergiversar la verdad».

El uso del término bíblico, en vez del eufemismo lo deja más claro y tiende

a convencer mejor.

Segundo, no se mueva de este paso de la confrontación, hasta que la

persona admita su pecado. Frecuentemente después de confrontar a una

persona, le pido que ella diga en voz alta cuáles son los pecados que ha

cometido. Si no puede, o no quiere, el arrepentimiento completo no ocurre.

La persona tiene que admitir abiertamente su culpa y su pecado a usted y a

Dios. Si no puede confesarlo a usted en el momento en que lo confronta,

probablemente no podría confesarlo a Dios.

David reconoció su pecado inmediatamente después de la confrontación

de Natán: «He pecado contra el Señor», dijo (12:13).

Hace algunos años, cuando estuve predicando en una conferencia en

una universidad cristiana famosa, hice un llamado al arrepentimiento de

433

pecados. Al final del sermón, empecé a mencionar pecados específicos,

haciendo descripciones para que no pudiera haber confusión.

—Algunos de ustedes cometieron adulterio o fornicación el verano

pasado —dije—, o en este mismo momento están involucrados en una

relación inmoral. Algunos de ustedes han engañado en exámenes o han

copiado trabajos escritos de sus compañeros. Algunos han ido a las tiendas

para robar cosas. Otros están en relaciones homosexuales o lesbianas.

Estaban tan callados que se podría escuchar caer una pluma.

Entonces animé a los alumnos:

—Tienen que arrepentirse de esos pecados, y tienen que empezar ahora

mismo. Si son culpables de algunos de estos pecados, u otros similares, y

están dispuestos a confesarlos al Señor y ser liberados por su poder,

entonces pónganse de pie.

Había un completo silencio, y podía escuchar mi propio corazón palpitar.

Entonces de repente, como un trueno, cientos de alumnos se pararon a

través de toda la capilla. Muchos estaban llorando, otros susurrando, y otros

cayeron de rodillas.

Como usted puede imaginar, no pude atender a todos los alumnos que

buscaron consejería. Nunca olvidaré lo que exclamó un alumno destacado,

llorando:

—Estoy en mi último año de estudios, y después de todo mi tiempo aquí

en esta universidad cristiana, nadie me había desafiado a arreglar las

cuentas con mis pecados más oscuros —hasta hoy. ¡Gracias por decir la

verdad!

Posiblemente el impedimento más grande a la confrontación honesta es

el «miedo al hombre» en lugar del «miedo a Dios». Tememos al dolor que

sufriremos por hablar la verdad. Pero, ¿no podemos amar a nuestros

alumnos lo suficiente para sufrir el dolor por su bien?

434

Paso 3: Los códigos (2 Samuel 12:9a)

El fundamento de toda la confrontación cristiana debe ser la Biblia.

Debemos confrontar a la gente cuando estamos seguros de que han

quebrantado un «código» o un principio claro de las Escrituras.

Es porque ha decidido traspasar los límites que Dios ha puesto que el

alumno necesita arrepentirse. Es nuestra responsabilidad «probar» cuál es

el límite exacto que el alumno ha transgredido. Natán dejó en evidencia que

David estaba quebrantando los mandamientos de Dios.

Sin la Biblia, no hay absolutos. Pero con la Biblia podemos saber si un

acto es pecado o no. La Biblia establece esos límites con mandamientos

específicos y principios que gobiernan a todos igualmente. Ya que estos

principios están escritos para que todos podamos verlos, podemos estar

seguros de si la conducta de alguien realmente es pecaminosa según Dios.

Natán llamó a las acciones de David «malo a sus ojos [de Dios]» porque

había quebrantado esos mandamientos: «¿Por qué has despreciado la

palabra del Señor haciendo lo malo a sus ojos?» (2 Samuel 12:9a, LBLA).

Natán hizo una pregunta interesante cuando cuestionó por qué David

había despreciado los mandamientos del Señor. Cuando el cristiano escoge

desobedecer, mira en menos los mandamientos de Dios. De hecho, ha

decidido que su propia voluntad está por encima de la voluntad de Dios.

Natán sabía que David había menospreciado la Palabra de Dios, porque

nadie puede sostener dos posiciones conflictivas a la misma vez. Cuando

actuamos, una tiene nuestro respeto y la otra es despreciada.

Jesús identificó esta verdad acerca de valores conflictivos cuando

enseñó: «Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno

y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir

a Dios y a las riquezas» (Mateo 6:24).

Natán mostró a David que la raíz de su rebelión no era solamente que

había «despreciado la palabra del Señor» (12:9a), sino que había

despreciado al Señor (12:10b). Nunca permitamos que nuestros alumnos

435

piensen que el pecado es simplemente desobediencia a la Biblia, y nada

más. Al final, el pecado es un acto de rebelión en contra de Dios mismo.

El avivamiento, entonces, debe incluir el arrepentimiento del pecador por

haber quebrantado la voluntad de Dios y por haber quebrantado el corazón

de Dios. Estas son las dos partes de este paso: primero, demostrar a la

persona que ha transgredido el mandamiento de Dios, y después demostrar

que también ha roto el corazón de Dios. La culpa se siente por quebrantar

la ley, y la tristeza se siente por romper la relación.

Una vez pasé una hora intensa por teléfono con una amiga de la familia

que estaba siendo infiel a su marido. Después de los primeros diez minutos,

empecé a preguntarle si estaba cometiendo adulterio. Ella cambiaba el tema

cada vez, pero le hacía volver a la pregunta. Mi esposa estaba conmigo en

la habitación, y estaba orando al escuchar la conversación. Cuando la

conversación terminó, le pregunté a mi esposa cuántas veces me escuchó

preguntar a nuestra amiga: «¿Eres una mujer casada adúltera?», y me dijo

que por lo menos veinte veces.

¿Por qué insistía tanto en eso? Por que si no puede admitir que ha

cometido adulterio, no hay esperanza de restauración. Finalmente ella

admitió que era verdad. (Paso dos completado, la confrontación). Entonces

hice la transición a este paso, el «código», y le pregunté qué decía Dios

acerca de su conducta. Con una voz temblorosa de emoción, ella exclamó:

—Dios entiende. Incluso, creo que Dios ha traído a este hombre a mi

vida, porque Dios me ama y sabe que hace tiempo no soy feliz.

¿Suena familiar? Todos los que vivimos en pecado por un tiempo

extendido empezamos a racionalizar nuestra conducta tanto que el bien se

convierte en mal y el mal se convierte en bien. Sin importar lo que le

preguntara, ella contestaba hostilmente no solamente que Dios comprendía

su adulterio, sino también que era Su voluntad. Decía que, después de todo,

Dios quería que estuviera feliz.

436

Finalmente le pregunté si había escuchado de los Diez Mandamientos.

Ella se rió y dijo: —Por supuesto.

—Bueno —dije—, ¿podrías decirme cuál es el séptimo mandamiento?

Dice: «no cometerás ».

Cuando no quiso contestar, le pregunté:

—Cuando rompes un mandamiento directo de Dios, ¿cómo lo llama

Dios?

Silencio.

—Comienza con la letra P y termina con la letra O.

Aunque trataba de escapar de la realidad de sus acciones, le hacía

volver al mandamiento que había quebrantado.

Finalmente, cuando dijo: «Dios llama a mi adulterio pecado», sabía que

el Señor estaba obrando en su corazón. Pero todavía no se arrepentía.

¿Qué debo hacer ahora?

Paso 4: Las consecuencias (2 Samuel 12:10–14)

La meta de este proceso —usado por Natán o por nosotros— es

«restaurar» a la persona que ha sido «atrapada por algún pecado». Para

David, el clímax es su confesión, «He pecado». Cuando nuestro alumno

expresa una confesión genuina, este proceso ha sido acortado en forma

maravillosa, y no hay necesidad de continuar con esto.

A veces cuando se guía a una persona en estos pasos, la persona cae

bajo tanta convicción que confiesa en el primer paso cuando lo confronta.

Otros se arrepienten durante el paso de ver los «códigos». Sin embargo, si

la persona admite abiertamente sus acciones y las llama «pecado», pero

todavía no vuelve a Cristo, entonces hay que usar este cuarto paso para

llevarla a una restauración genuina. Este penetra muchos corazones,

aunque sean muy duros y porfiados. Preste mucha atención, porque le

puede ayudar a literalmente salvar la vida de alguien.

437

Después de años en el ministerio, estoy convencido de que muchos

cristianos son vencidos por el pecado y permanecen en el pecado

innecesariamente, y eventualmente caen en problemas severos (como el

abuso, el alcoholismo, y participación en el ocultismo), que puede durar

años, incluso generaciones. Digo «innecesariamente» porque si alguno de

la comunidad cristiana hubiese ido a confrontar a esas personas, muchas

hubieran sido restauradas.

Cuando una persona desobedece a Dios, subestima dos cosas: (1) la

seriedad de su conducta, y (2) las consecuencias negativas de su conducta,

los peligros que causa para sí misma, para otros, y para el Señor.

Mientras la confrontación ayuda a la persona a ver sus actos

pecaminosos del pasado y del presente, hablarle de las consecuencias le

ayuda a ver los resultados negativos del presente y del futuro. Natán guió

por el túnel del tiempo y ayudó a David a ver todo lo que quería ignorar:

1. «Por lo cual ahora no se apartará jamás de tu casa la espada,

2. Así dice el Señor: He aquí yo haré levantar el mal sobre ti de tu misma casa», y

3. Tomaré tus mujeres delante de tus ojos, y

4. Las daré a tu compañero,

5. El cual se acostará con tus mujeres a plena luz del día.

6. Pero yo haré esto delante de todo Israel, y a plena luz del sol.

7. Ciertamente morirá el niño que te ha nacido» (LBLA).

¿Puede imaginar la agonía de David cuando escuchó estas

consecuencias trágicas? Cada una debe haber aplastado su espíritu y roto

su corazón. No solamente eran los resultados más terribles que podría haber

imaginado, sino también sabía que cada tragedia sucedería solamente por

causa de su pecado. ¿Cómo podría culpar a otro? David recordaría por el

resto de su vida la cruda realidad de que era su culpa y de nadie más.

La confrontación y los mandamientos, y ahora las consecuencias

escalaron las rocas del corazón rebelde de David, y lo preparó para

arrepentirse. El avivamiento llegó, y como dijo Santiago, se salvó una vida.

438

Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le

hace volver, sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará

de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados (Santiago 5:19–20).

Natán usó cinco categorías de consecuencias que son universalmente

aplicables a todos los que debemos usar este paso para llevar a nuestros

alumnos al arrepentimiento.

1. Consecuencias para nosotros mismos. Póngase en el lugar de David

un momento, entonces lea la lista de Natán una vez más, y trate de

comprender cómo se sentía David. La disciplina de Dios apuntó

directamente a David.

2. Consecuencias para nuestra familia inmediata. No solamente sufriría

David por sus pecados, sino también sufrirían sus hijos, su esposa, aun sus

nietos. La disciplina de Dios alcanzó a los que David amaba.

3. Consecuencias para la comunidad cristiana. Aunque las palabras de

Natán solamente sugieren el impacto del pecado de David a través de Israel

y Judá, el resto de 2 Samuel y 1 Reyes hasta 2 Crónicas cuentan una historia

muy triste. Muchos judíos murieron y sufrieron por causa del pecado de

David.

4. Consecuencias para la comunidad no cristiana. Ya que Israel había

sido comisionada para ser una bendición a todo el mundo, la comunidad no

creyente también sufriría por causa de los pecados del gran líder de Israel.

Usted puede imaginar la angustia que sintió David —este hombre que

amaba a Dios profundamente y anhelaba construir un templo para alabar el

nombre del Señor entre las naciones— por dar ocasión a los enemigos de

Dios, no solamente para rechazarlo, sino también para blasfemarlo.

¿Cuántos individuos no creyentes fueron alejados aun más lejos del Señor

por causa del pecado de David? Nadie sabrá cuántos, ni tampoco

conoceremos todas las consecuencias eternas que este pecado causó en

sus vidas.

439

5. Consecuencias para el Señor. Cuando los niños hacen algo

trágicamente malo, frecuentemente son los padres los que sufren más. Me

pregunto si la persona que experimenta más dolor cuando pecamos no será

el Señor mismo. El hecho de que un hijo tan noble como David —conforme

al corazón de Dios— decidió pecar en una manera tan terrible (asesinato y

adulterio) tiene que haber traído una tristeza inmedible al Santo de Israel.

Tal como Cristo lloró por la dureza y la rebelión de Jerusalén, posiblemente

lloró por su siervo caído, el rey David. Seguramente Dios se entristece

cuando los que han sido creados a su imagen levantan el puño hacia él con

enojo y rabia.

Cada una de estas cinco consecuencias son inmediatamente aplicables

cuando tratamos de ayudar a un hijo rebelde o una hija rebelde a abandonar

su pecado, arrepentirse, y volver a casa. Aunque no somos Natán, y no

hemos recibido una revelación divina acerca de las consecuencias

específicas para nuestros alumnos, podemos usar nuestra imaginación

santificada para proyectar las consecuencias normales del pecado en la vida

de nuestros alumnos.

Para hacer efectiva esta mención de las consecuencias, debemos

mencionar cosas personales, específicas, realistas, visuales, dolorosas, y

cosas que afecten a muchas personas que son amadas por la persona en

pecado. Las consecuencias que mencionó Natán reflejaron cada una de

estas características. Una presentación efectiva de las consecuencias

muestra tanto dolor para tantas personas distintas que produce un miedo

profundo del sufrimiento severo y duradero, de modo que finalmente pesa

más que los placeres pasajeros que el pecado pudiera proporcionar.

Como maestro, su meta principal es probar que el arrepentimiento es el

paso más lógico para el alumno en pecado. Hasta este punto, los beneficios

del pecado parecen ser mejores que los beneficios de la obediencia; por lo

tanto sigue pecando. Todos nosotros pecamos porque el placer anticipado

440

del pecado parece más real en el momento que el posible daño y la disciplina

que pudiéramos experimentar.

Por lo tanto, las consecuencias deben reajustar la fantasía de la persona

para conformarse con la realidad bíblica. Al seguir escogiendo el pecado, la

persona se enfoca en el placer anticipado, y evita pensar en el dolor

anticipado. Cuanto más le parecen iguales en su mente estas dos áreas de

placer y dolor, más luchará con la tentación. Cuando las consecuencias

negativas finalmente superan el placer potencial, la persona inevitablemente

se arrepentirá.

Las consecuencias son simplemente las razones negativas por las

cuales una persona no debe cometer un pecado. En el libro de Proverbios,

usted puede leer muchas consecuencias que demuestran repetidamente lo

necio que es elegir el mal. Cuanto más grande es el sentimiento de dolor

anticipado, menos poder ejerce la tentación sobre la persona.

La presentación de Natán de las consecuencias conmovió tanto a David

que inmediatamente se quebrantó y confesó sus pecados. Al ganar más

habilidad en usar las consecuencias en su enseñanza pública y en su

consejería privada, verá que cientos de personas responden con el

arrepentimiento genuino. Cambiarán de parecer porque el dolor del pecado

pesa más que el placer del pecado. La Biblia define eso como

arrepentimiento.

Paso 5: La confesión (2 Samuel 12:13)

Cuando Natán escuchó a David decir: «He pecado contra el Señor»

(LBLA), él sabía que su alumno había llegado a la meta. La rebeldía había

sido vencida, y venía el avivamiento.

Confesar significa dar a conocer a otros el error o la maldad. La profesión

del pecado es el primer paso en el lado positivo del avivamiento, y

representa el punto de cambio entre rebeldía y avivamiento. Más tarde en el

método del avivamiento, hablaremos de las acciones que ayudarán a

441

nuestros alumnos a llegar a la restauración completa. (Vea Salmo 51 para

la confesión completa de David delante del Señor.)

Haga que sus alumnos florezcan mientras los lleva a un avivamiento

tantas veces como sea necesario, usando los cinco pasos de Natán:

comisión, confrontación, códigos, consecuencias, y confesión.

Las máximas de la ley del avivamiento

El fin del aprendizaje es reparar las ruinas de nuestros primeros padres

a través del conocimiento correcto de Dios, y a raíz de ese conocimiento

amarlo, imitarlo, y ser como él. —John Milton.

Máxima 1: El avivamiento es una restauración espiritual, y es

responsabilidad del maestro espiritual

De todas las máximas de este libro, esta me causó más

dificultad. Durante dos semanas luché con este principio día y

noche, al estudiar. Seguía descubriendo que mis nociones

preconcebidas acerca del avivamiento contradecían la Biblia.

Decir que tenía una mentalidad rígida sería poco. La primera vez

que escribí esta máxima, antes de estudiar las Escrituras, produjo

algo así: «El avivamiento es un acto soberano de Dios, y no la

responsabilidad del hombre, excepto que el cristiano debe pedirlo en

oración».

Si usted lee de nuevo las máximas en este libro, encontrará que

todas ponen la responsabilidad sobre los hombros del maestro. Pero

yo sabía que el avivamiento no podía ser la responsabilidad del

maestro porque es un acto soberano de Dios —o por lo menos eso

es lo que me habían enseñado. Entonces, después de escribir que el

avivamiento no es nuestra responsabilidad, empecé a preguntarme:

442

¿podría ser otra nube de confusión entre nosotros y la verdad?

¿Podríamos haber abandonado nuestra responsabilidad sin querer?

Debajo de las montañas de lógica humana había una pregunta

inquietante: Si Dios desea que ocurra el avivamiento (y por supuesto

lo desea), y si estamos pidiéndolo en oración (y muchos de nosotros

lo pedimos), entonces ¿por qué no concede lo que los dos

deseamos? Todo lo que sabía de Dios rompía contra esta pared

inmovible. Había inconsecuencias que no podía desenredar.

Finalmente, durante la segunda semana de la lucha, empecé a

progresar, preguntándome: «¿Cuáles son los pasajes bíblicos que

son más claros acerca del avivamiento?» ¿Por qué no dejar que las

Escrituras hablen por sí mismas?

El primer pasaje clave: 2 Crónicas 7:14

Me vino a la mente inmediatamente 2 Crónicas 7:14:

«Si se humillare mi pueblo,

sobre el cual mi nombre es invocado,

y oraren,

y buscaren mi rostro,

y se convirtieren de sus malos caminos;

entonces yo oiré desde los cielos,

y perdonaré sus pecados,

y sanaré su tierra.»

Al principio de esta revelación hay una pequeña pero poderosa

palabra de dos letras. Si. Me indica que todo lo que sigue es una

condición que cumplir. Todas las palabras de la segunda parte de

este matrimonio verbal comienzan con entonces, reflejando el

resultado prometido que ocurrirá si se cumple la condición.

443

Primero estudié la segunda mitad, la promesa, para descubrir los

resultados cuando se cumplen las condiciones de la primera mitad:

«Entonces yo La promesa de Dios, que hará

algo

oiré desde los cielos, La primera promesa

y perdonaré sus

pecados La segunda promesa

y sanaré su tierra». La tercera promesa

Entonces me enfoqué en las condiciones (o la condición). ¿Qué

dijo Dios acerca de los requisitos que hay que cumplir para que

envíe el avivamiento?

«Si se humillare La primera condición

mi pueblo,

sobre el cual mi

nombre es

invocado, La gente que puede cumplir las

condiciones

y oraren, La segunda condición

y buscaren mi rostro, La tercera condición

y se convirtieren de

sus

malos caminos;» La cuarta condición

444

Allí está, en blanco y negro —una revelación clara e indiscutible

directamente de Dios, ¡diciendo que el avivamiento depende totalmente de

nosotros, y no de él! Claramente prometió que enviaría el avivamiento si

cumplíamos sus condiciones. No estábamos haciendo lo que él pedía para

que el avivamiento llegara a nuestras vidas.

¡Cómo pude haber estado tan equivocado! Dios era fiel a su carácter, y

no estaba reteniendo un avivamiento por algún secreto profundo y oscuro.

Al contrario, Dios estaba dispuesto a enviar el avivamiento cuando nosotros

cumpliéramos lo que él requería. Si cumpliésemos esas cuatro condiciones,

¿Dios cumpliría las tres promesas de avivamiento? ¡Por supuesto que sí!

Entonces busqué alguna manera de pasar la culpa a otros por no

experimentar el avivamiento. No puede ser mi culpa, ¿verdad? Obviamente,

estas cuatro condiciones no son posibles —de otra manera, gozaría del

avivamiento más frecuentemente. Así que examiné las cuatro condiciones

para probarme a mí mismo que el avivamiento no podía ser mi

responsabilidad.

1. ¿Podría humillarme? Sí. Podría caer de rodillas en este momento y

humillarme sinceramente si decidiera hacerlo. Después de todo, el Nuevo

Testamento nos manda a humillarnos, así que no puedo decir que es

imposible humillarme.

2. ¿Podría orar? Sí. Podría orar en cualquier momento.

3. ¿Podría buscar el rostro de Dios? Sí. Podría buscar su rostro de

mañana y de noche. Su rostro está siempre delante de los que lo quieren

encontrar.

Después de reflexionar sobre estos puntos, ya sentía el peso de la

responsabilidad cayendo sobre mi corazón. Pero cuando abrí los ojos para

leer la última condición, finalmente me sentí como el responsable por

obedecer las cuatro condiciones, si realmente deseaba el avivamiento.

445

4. ¿Podría volver de mis malos caminos? Sí. El pecado conocido en mi

vida podría ser confesado y abandonado.

Pero, ¿cómo podría el paso de volver de mis malos caminos ser una

condición del avivamiento? Siempre pensé que los actos de arrepentimiento

y obediencia eran los resultados del avivamiento, y no las condiciones.

Había pensado incorrectamente que, cuando Dios finalmente decidía, en su

soberanía, enviar el avivamiento, entonces yo tendría el poder para tener la

victoria sobre mis pecados. Entonces, al final, ¿a quién culpaba por mis

caminos pecaminosos? En mi confusión, ¿quién pensaba yo que era

responsable por no enviar el avivamiento, y por no resolver todos mis

problemas? ¡Dios!

Busqué alguna manera de escapar de mi responsabilidad por mis

acciones —pero no encontré ninguna. Si quiero que Dios escuche, perdone

y sane, entonces debo volver de mis malos caminos.

¿El avivamiento puede ser tan claro? ¿El avivamiento puede estar al

alcance de cualquiera que decida obedecer las condiciones de Dios? Sí. 2

Crónicas 7:14 contesta claramente esta pregunta acerca de la

responsabilidad del avivamiento.

Pero sentí que había tocado solamente la superficie del asunto. 2

Crónicas se refería principalmente al avivamiento nacional, pero ¿qué del

avivamiento personal? Además, ¿cuál es mi responsabilidad, si alguna, por

mis alumnos, cuando siento que necesitan restauración espiritual? Seguí

investigando las Escrituras.

El segundo pasaje clave: Gálatas 6:1

Gálatas 6:1 agrega más conceptos acerca de esta confusión inquietante

con respecto a la responsabilidad por el avivamiento.

Hermanos,

si alguno fuere sorprendido

en alguna falta,

vosotros que sois espirituales,

446

restauradle

con espíritu de mansedumbre,

considerándote a ti mismo,

no sea que tú también seas tentado.

Solamente dos condiciones se requieren para que demos un paso.

Primero, debemos estar conscientes de que otra persona ha sido derrotada

por el pecado. Segundo, cuando vamos a hablar con esa persona, no debe

haber algún pecado serio consciente en nuestra vida, que pudiera impedir

la obra del Espíritu Santo en nosotros y a través de nosotros.

La próxima palabra, «restauradle», explica el resultado que debemos

lograr. En el griego original, «restaurar» está en el modo imperativo, y por lo

tanto es un mandato que debemos obedecer, no una sugerencia que

podemos considerar.

¡Qué contraste con la manera en que normalmente leemos este

versículo! Actuamos como si Dios hubiera dicho meramente que debemos

orar por la persona o quizás visitar a la persona. Este versículo nos manda

no solamente a aceptar la responsabilidad por orar y visitar, sino —note

claramente nuestra responsabilidad— por restaurar. Tenemos la

responsabilidad de reparar y restaurar a una persona del daño que ha hecho

el pecado.

El mensaje es claro. ¡Involúcrese, asuma la responsabilidad, muévase!

Este versículo se enfoca en el resultado deseado, y deja el proceso para

nuestra creatividad y personalidad, bajo la dirección del Espíritu Santo. En

un sentido, Dios nos ha delegado —con un mandato claro— la

responsabilidad de restaurar al cristiano en pecado, bajo la dirección y en el

poder del Espíritu Santo.

El tercer pasaje: Efesios 4:11–12

Aunque la voluntad de Dios acerca del avivamiento se ponía más y más

clara, encontré todavía un asunto sin resolver. ¿Dios había revelado en la

Biblia algunas instrucciones específicas para maestros con respecto al

447

avivamiento? Continué mi investigación de las Escrituras y empecé a

estudiar la palabra griega para restaurar, esperando descubrir algún vínculo

con el maestro. Encontré la misma palabra en el pasaje donde Dios revela

la descripción de trabajo para maestros (Efesios 4:11–12, que estudiamos

en la ley del desarrollo). ¡No pude creerlo!

«Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; … y a otros, pastores y maestros, a fin

de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio.…»

¡La palabra «perfeccionar» tiene la misma raíz que la palabra restaurar

en Gálatas 6:1! Claramente, entonces, la razón por la que Dios nos dio a

usted y a mí ser maestros a Su iglesia fue para restauración y avivamiento.

¿Ha considerado al avivamiento como parte de su llamado? ¿Ha

entendido que Dios quiere que usted y yo reclamemos a sus pródigos donde

sea que hayan llegado, y en el estado que hayan caído?

¿Puede usted imaginar el impacto que haría en la iglesia, si aun un

pequeño porcentaje de los maestros cristianos asumiera esta

responsabilidad que Dios les ha dado? Nunca más podríamos enseñar

solamente por el contenido; ¡enseñaríamos por los corazones de nuestros

alumnos!

Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le

hace volver, sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará

de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados. (Santiago 5:19–20)

Máxima 2: El avivamiento solamente es posible para los que

primero han experimentado el segundo nacimiento

La evangelización se centra en traer a la comunidad no creyente a Cristo;

el avivamiento se centra en traer a los que pertenecen a la comunidad

cristiana, pero que son desobedientes, de vuelta a Cristo. Lo primero se

llama conversión o renacimiento; lo segundo es consagración o avivamiento.

La primera vez que alguien viene a Cristo proporciona al creyente con la vida

eterna; las otras venidas traen comunión restaurada y continua.

448

Nos equivocamos en gran manera cuando tratamos de producir

avivamiento en los alumnos, sin asegurarnos que ya hayan recibido a Cristo

y que hayan llegado a ser hijos de Dios, creyendo en su nombre (Juan 1:12).

Muchos maestros presuponen que sus alumnos ya han recibido a Cristo

porque vienen de familias buenas, o porque aparentan ser cristianos, o

porque asisten a instituciones cristianas.

¿No sería prudente, entonces, presentar el plan de la salvación en

momentos apropiados durante nuestra enseñanza? Algunos maestros

toman tan en serio esta responsabilidad que visitan a sus alumnos

individualmente para determinar su condición espiritual y presentar el

evangelio.

Recuerde, sin embargo, que cuando enseña o predica y aconseja para

traer avivamiento a alumnos inconversos, es como predicar a una sala de

cadáveres. Si no han aceptado a Cristo, según la Biblia son «muertos en su

pecado», y no pueden experimentar el «avivamiento» hasta que están

«vivos».

Máxima 3: El avivamiento no es un evento terminado, sino una

experiencia continua

El avivamiento no es un evento o una reunión a la que asistimos, sino

que es una experiencia continua que seguirá hasta que nos encontremos

con el Señor. El avivamiento verdadero no se celebra anualmente en una

campaña, sino que se busca continuamente. El avivamiento no debe ser

definido en forma tan limitada que incluya solamente los casos severos

donde un creyente se ha desviado lejos del Señor. En el sentido más amplio,

el avivamiento ocurre cuando un cristiano se arrepiente de su pecado, sin

importar cuán liviano, y vuelve al Señor. Por lo tanto, cuando usted y yo

obedecemos 1 Juan 1:9 —«Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y

justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad»— nos

hemos acercado al avivamiento bíblico.

449

Nuestros alumnos a veces se encuentran atrapados por el pecado

(«sorprendido en alguna falta») y están buscando que alguien —algún buen

samaritano— los saque de su desesperación y les guíe por el camino a casa.

Ya que nuestros alumnos fluctúan, estando en comunión y después

fuera de comunión, debemos siempre observar las señales de necesidad

espiritual. Es su necesidad espiritual que Dios nos llama a suplir. Por lo tanto,

estemos siempre preparados para enseñar para avivamiento.

Máxima 4: El avivamiento puede ocurrir en la vida de un

individuo, en un grupo, o en una nación

El avivamiento no está limitado por geografía, números, o edad. Tanto el

registro bíblico como el histórico demuestran que el avivamiento puede

ocurrir en un individuo, en una familia, en una clase o un grupo pequeño, en

una ciudad, una región, o una nación entera.

Los avivamientos han comenzado en cualquier hora del día, en todas

partes del mundo cristiano, y han surgido desde casi todas las

denominaciones y grupos independientes de todo tipo imaginable.

Los avivamientos han sido iniciados por el poder del Espíritu Santo por

medio de predicadores, evangelistas, maestros, educadores, comerciantes,

laicos, jóvenes, y misioneros.

Algunos avivamientos han empezado en forma aparentemente

instantánea, mientras otros han crecido lentamente durante varios años

antes de estallar. Algunos avivamientos han durando menos de un día,

mientras otros han durado meses, incluso años.

Los avivamientos parecen prosperar en ciertas épocas, y estar casi

ausentes en otras. Parecen ocurrir en grandes cantidades alrededor de

ciertas personas o ciertos lugares.

Los avivamientos han tenido impactos variados. Algunos han alterado

solamente la vida de un pequeño grupo de individuos por períodos breves

de tiempo.

450

¿Cuál es el punto de toda esta variedad y diversidad? Demuestra que,

donde sea, cuando sea, con quienes sea, allí está el poder de Dios, el poder

de purificación («perdonaré sus pecados»), y restauración («sanaré la

tierra»). Dios envía su avivamiento a quien sea que cumpla sus condiciones

—incluyendo a usted y a mí, mi amigo.

Por lo tanto, pida un avivamiento en oración, prepárese para un

avivamiento, ruegue por un avivamiento en cada contexto de su vida. No

hay límites al poder omnipotente del Espíritu de Dios, que opera en los

corazones de sus hijos que han decidido cumplir con sus requisitos. ¡Que le

acompañe un espíritu de avivamiento donde sea que el Señor lo llame!

Máxima 5: El avivamiento siempre requiere el arrepentimiento

real y el abandono del pecado conocido

Una persona necesita avivamiento por una sola razón: pecado personal.

Si los cristianos no pecáramos, por omisión o por comisión, no habría

necesidad de avivamiento. Pensar que podemos guiar a nuestros alumnos

a experimentar el avivamiento sin confrontar el pecado directamente y

abiertamente es malentender la naturaleza del avivamiento bíblico.

En sus términos más amplios, el avivamiento tiene dos distintos

movimientos: primero, el alumno se aleja del pecado (negativo) y vuelve al

Señor (positivo). El camino a Cristo siempre es a través de la purificación y

el perdón. No podemos experimentar el avivamiento y comunión con Cristo,

sin primero encontrarnos con Cristo al pie de la cruz y recibir el lavamiento

de nuestros pecados por su sangre preciosa.

Si nuestros alumnos no comprenden primero la gravedad de sus

pecados para ellos mismos, para el Señor, y para otros, nunca encontrarán

la decisión interior para dejarlo en el futuro. Nunca, entonces, trate de llevar

a sus alumnos a dejar el pecado en el futuro si no se han arrepentido primero

de su participación anterior de ese pecado.

451

Al final de un mensaje un día sábado en la noche en una conferencia de

una universidad prestigiosa, invité a los que se sentían esclavizados al

pecado a verme después de la reunión. Una señorita se me acercó, y no fue

difícil darme cuenta de que estaba bajo una convicción profunda de su

pecado. Sacamos un par de sillas, nos sentamos, y empezamos lo que

resultó ser un avivamiento personal de tres horas.

La primera hora la llevó a un arrepentimiento profundo por su pecado.

La segunda hora era una batalla intensa para llevarla a la decisión firme de

terminar con su pecado en el futuro. Pero cuando le pedí que llamara a la

otra persona involucrada para terminarlo, se puso pálida. Finalmente dijo:

—Lo haré la próxima semana, lo prometo.

Yo sabía que, si no llamaba esa misma noche, no estaría libre. Con los

labios temblando, y las palmas transpirando, ella rogaba — no podía llamar

y terminarlo. El miedo la tenía amarrada. Pero mientras orábamos, la paz de

Dios inundó su corazón, y ella dijo que llamaría si yo estuviera al lado,

diciéndole lo que debería decir.

Juntos caminamos al final del pasillo del hotel, lleno de gente, y ella

marcó el número de larga distancia. Ya era después de medianoche, pero

ella sabía que todavía estarían en una fiesta. Finalmente la persona llegó al

teléfono, y ella se puso tiesa. Yo oré, y le decía lo que tenía que decir. Al

decirle a la otra persona su decisión, ella empezó a sollozar. De repente se

colapsó contra la pared. Ella sentía que las raíces del pecado estaban

siendo extraídas y estaba siendo liberada. Era cirugía profunda y dolorosa.

Después llamamos a su madre y a su padre en el otro extremo del país.

Lágrimas de angustia fueron reemplazadas por lágrimas de gozo cuando

escucharon de primera mano que sus oraciones desesperadas al final

habían sido contestadas.

Antes de irme, le hice prometer encontrar a sus cuatro mejores amigas,

que también estaban en la conferencia, y decirles lo que había hecho.

452

—Pide que oren por ti en voz alta ahora —dije—. Entonces quiero ver a

las cinco mañana después del desayuno para planificar la estrategia para su

victoria continua.

La mañana siguiente las vi venir, cantando a todo volumen — no cinco,

sino ocho—todavía llorando, pero ahora lágrimas de gozo, perdón, y

resolución. Sabía que sus amigas la ayudarían a pasar por las aguas

turbulentas.

Su rol en la restauración de su alumno nunca es completo, hasta que su

conducta esté en completa armonía con la obediencia. Tal como un cirujano

que ha abierto al paciente a veces encuentra más cáncer de lo que

esperaba, así la incapacidad de comprometerse con la obediencia en el

futuro comprueba que hace falta más cirugía. Ni el cirujano ni el maestro

pueden ignorar ese descubrimiento y simplemente cerrar el paciente.

Aunque la masa principal de cáncer ha sido removida, el cáncer que queda

pronto se esparcirá y llegará a ser más grande que el primero, si no lo sacan.

Por lo tanto, siga con la cirugía hasta que todo haya sido limpiado y su

alumno haya sido liberado.

Máxima 6: El avivamiento siempre trae como resultado el

buscar y el servir a Cristo con un fervor renovado

Cuando el pecado significante es derrotado rotundamente en un

creyente, los frutos genuinos de arrepentimiento serán evidentes. El

cambio privado e interno lleva a cambios públicos y externos.

Tomé un descanso del trabajo con este capítulo para desmalezar un

pequeño jardín cerca de nuestra casa, que había sido abandonado durante

nuestros viajes. Las malezas medían treinta centímetros, y habían robado

todo el sol de las flores debajo de ellas. Al sacar un montón de malezas,

me di cuenta de que las flores eran pequeñas, débiles, y deformadas.

¿Qué espero que suceda cuando ya no haya malezas y el sol llegue a las

hojas hambrientas de las flores? Espero que crezcan y florezcan.

453

De modo similar, el pecado sofoca el corazón gozoso y ahoga los actos

de servicio. Durante esos tiempos, usted debe mirar con cuidado para

encontrar las plantas enterradas. Pero si la persona realmente es un hijo o

una hija de Cristo, la vida espiritual siempre está presente, aunque sea

apenas. Si esas plantas fueran liberadas de las malezas y recibieran el sol

y la lluvia, florecerían de nuevo.

Hay tres señales claras de renovación que debe esperar en sus

alumnos. Primero, debe haber un corazón de gratitud sincera hacia el

Señor. Segundo, se debe formar un nuevo fervor en la búsqueda de Cristo.

En tercer lugar, el alumno debe desarrollar un corazón de servicio al

Señor. El maestro sabio buscará y animará estas reacciones como señales

que comprueben la realidad del avivamiento.

Máxima 7: El avivamiento reestablece el sistema central de las

prioridades de la vida

El avivamiento bíblico verdadero es un proceso profundo y estratégico

que restaura al creyente con su Dios, consigo mismo, y con su mundo.

De todas las relaciones, la relación con Dios es la más importante.

Cuando su condición mejora, mejoran también todas las demás relaciones

vitales. Las historias abundan de maridos y esposas separados que se

reúnen porque han vuelto a Dios. Muchos hijos pródigos e hijas pródigas

han vuelto a casa de una vida de rebeldía, porque se han reconciliado con

Dios.

Durante un período extendido de pecado, el creyente en vez de

complacer a Dios se complace a sí mismo. El conflicto se acelera y

eventualmente reina el egoísmo. Cuando ocurre el avivamiento, no

obstante, y Dios está entronado como el Señor, él empieza a restaurar el

orden y la armonía rápidamente.

Desdichadamente, muchos de nosotros enseñamos como si la conducta

exterior fuera la clave del crecimiento. Constantemente exhortamos a

454

nuestros alumnos a hacer mejoras externas mientras sus corazones están

en oposición al Señor. Tales esfuerzos desaniman al maestro y derrotan al

alumno. Debemos trabajar desde adentro hacia afuera. Primero con Dios,

después consigo mismo, y finalmente con otros.

Hace muchos años cuando enseñaba en Multnomah School of the Bible,

tuve el privilegio de reunirme regularmente con el Dr. John Mitchell. En aquel

entonces tenía más de ochenta años, y tenía un programa radial diario,

enseñaba casi la jornada completa en la universidad, y hablaba

regularmente en conferencias los fines de semana. Su comprensión de las

Escrituras y su caminar con Dios eran sin igual. Recuerdo sus oraciones

más que nada. Creo que a veces se olvidaba que yo estaba en la habitación

cuando conversaba con su Padre Celestial. Sentía que estaba agarrando su

manto mientras él iba delante del trono.

Un día le pregunté si me podía hacer un gran favor. Le dije que Dios

estaba bendiciendo el ministerio de Caminata Bíblica, y le pregunté si podría

invertir el tiempo para enseñarme la Biblia como él la conocía. Le dije que la

enseñaría a nuestros maestros, quienes la enseñarían a gente en todo el

mundo.

Después de unos momentos de silencio, me sorprendió con su

respuesta:

—No, Bruce, no lo haré.

Pensé que lo había ofendido.

—¿Qué sucede? —murmuré—. ¿Fue inapropiada mi solicitud? Sonrió y

dijo:

—No voy a enseñarte la Biblia porque eso no es lo que necesitas. Pero

haré otra cosa; seguiré reuniéndome contigo cada semana y te ayudaré a

enamorarte más del Salvador. Porque cuando eso suceda, mi amigo, todo

lo demás resultará bien.

Tenía razón, ¿verdad? Había descubierto que la prioridad central es

siempre el corazón.

455

Siempre recuerde Proverbios 4:23 al enseñar a sus alumnos a amar más

a Jesucristo:

Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón;

Porque de él mana la vida.

El meollo de la ley del avivamiento

La esencia de la ley del avivamiento se resume en tres palabras:

«Avivar el corazón».

El maestro debe animar un avivamiento personal continuo en la vida

de los alumnos.

Conclusión

Durante los años que he enseñado esta verdad bíblica, muchas

personas han informado cuán profundamente les tocó la ley del avivamiento.

Sus corazones despertaron a la verdad que Dios los había llamado a un

ministerio de avivamiento —tanto en la sala de clases como fuera de ella.

Había recién terminado de enseñar Las siete leyes del aprendizaje en

una conferencia en el medio-oeste. La gente salía en fila, expresando su

gratitud por la conferencia. En medio de la fila una señora de edad me miró

directamente y me preguntó:

—¿Le puedo dar un abrazo? ¡Tengo que darle un abrazo!

Me llamó la atención, pero sonreí mientras la gente detrás de ella

esperaba, y le dije:

—¡Por supuesto, sería un honor!

Su abrazo fue muy fuerte, y sentí que ella temblaba al soltarme. Cuando

retrocedió un paso, dijo intensamente:

—¿Usted debe saber por qué ese abrazo fue tan importante para mí? —

las lágrimas caían por su mejilla. Ella olvidó que había cientos de personas

456

mirando, y continuó—, Mi tío abusaba de mí, y me violó repetidas veces

cuando era una niña, y nunca he podido perdonarlo. Pero cuando nos

arrodillamos durante el fin de la ley del avivamiento, por fin pude perdonarlo.

Sentí que venía algo más, porque sus labios temblaban. Su voz se

quebró repetidamente mientras hablaba.

—Cuando lo perdoné, empecé a sentir un calor fuerte en mi pecho, y

pasó por todo el cuerpo. Pensé que había tenido un ataque cardíaco, así

que le pregunté a Dios qué me pasaba. Dijo: «Tú has perdonado a tu tío, y

ahora te puedo perdonar a ti. Estoy quemando toda la amargura y el enojo

que han quedado en tu cuerpo».

Su rostro cambió de repente, y puso la sonrisa más radiante que he visto.

Tomó mi mano, se inclinó y susurró:

—No he podido tocar un hombre en todos estos años. Odiaba a los

hombres. Cuando venía caminando hacia usted en la fila, sabía que si podía

abrazarlo, había sido realmente curada.

Entonces me abrazó de nuevo y se fue caminando, exclamando:

—¡Estoy libre! ¡Gloria a Dios! ¡Estoy libre!

En ese momento, todo valió la pena. El desafío de arrepentirse y

experimentar avivamiento había sido hecho. Ella extendió la mano y

experimentó un milagro que rompió las cadenas que la tenían amarrada. El

poder de la cruz para perdonar fue el mismo poder que la limpió y la liberó

de la tumba de la violación y el abuso.

Cuando hablamos de la responsabilidad de ir a una persona o una clase

o una iglesia que necesita avivamiento, somos inundados con los

sentimientos de miedo e inseguridad. ¿Quién entre nosotros será adecuado

en su propia fuerza para ayudar a otra persona a redescubrir al Señor? Yo

sé que no soy.

Las noticias maravillosas son que Dios no espera que ninguno de

nosotros sea adecuado. Él desea que dependamos de él y de su capacidad.

Cuando hacemos eso, el mismo Dios que envió a Natán a David para

457

hacerlo volver, también nos dará el poder para hacer volver a otro David —

si solamente abrimos nuestro corazón a su dirección. Ya que Dios lo ha

comisionado, ¿no le dará también el poder?

El avivamiento es mi ley favorita. Quizás por que es la favorita del Señor

—porque es él quien anhela más profundamente el regreso de sus hijos

descarriados. Cuando traiga de vuelta a los David, mire arriba al monte

santo, y verá al Señor corriendo hacia ustedes—con los brazos abiertos, ya

celebrando el retorno de su hijo pródigo.

Su David se lo agradecerá por el resto de su vida, y Dios también —por

la eternidad.

Preguntas para reflexión

1. Lea de nuevo la historia que Natán contó a David. ¿Por qué piensa que fue

tan exitosa en explicar el punto? Haga una lista de las semejanzas

específicas entre la historia y el caso de David. ¿Alguien ha sido un «Natán»

para usted alguna vez? Si es que sí, describa lo que pasó. ¿Cuáles son los

secretos para ser un buen «Natán»?

2. Piense en su vida cristiana para identificar cuándo ha experimentado el

avivamiento más significativo. ¿Cómo empezó, y cuáles eran los resultados

en su vida? ¿Le gustaría experimentar la misma relación dinámica con Cristo

otra vez? Ahora que entiende que el avivamiento puede ser suyo en

cualquier momento que lo desee, ¿qué le impide tenerlo ahora mismo?

3. De todas las personas que usted ha conocido, ¿qué amigo cristiano se ha

preocupado más por su condición espiritual durante su vida? ¿Alguien ha

obedecido Gálatas 6:1, buscando su restauración? Describa el encuentro y

cómo resultó. ¿Cómo se siente acerca de lo que sucedió?

458

4. Si el avivamiento llegara a su iglesia, sería después del arrepentimiento y

la restauración por el pecado pasado y presente. Desde la perspectiva de

Dios, ¿cuáles son los pecados principales en general en su iglesia que

necesitan ser confesados y arreglados, antes de que él esté libre para enviar

un avivamiento? Lea Nehemías 1 y arrodíllese delante del Señor para

arrepentirse en representación de su iglesia.

459

14

LA LEY DEL AVIVAMIENTO; EL MÉTODO Y

LOS MAXIMIZADORES

En medio de la noche, recibí un llamado telefónico de un amigo desde

el otro extremo del país. Se disculpó por llamar a tal hora, pero estaba muy

angustiado. Otro amigo en su iglesia había llamado esa tarde para darle

las terribles noticias de un anciano clave de su iglesia que había sido

arrestado nuevamente por manejar en estado de ebriedad.

Mi amigo había salido de su oficina inmediatamente para ir a la cárcel,

donde el anciano contó toda la historia. No solamente estaba en la cárcel

por manejar ebrio, sino había sido un alcohólico secreto durante años.

Además, estaba bajo mucha presión económica después de sumar una

cuenta con su tarjeta de crédito por más de $30.000. Su esposa estaba

amenazando dejarlo, diciendo que su relación había estado muerta por

años.

—Pero lo peor de todo es que no le importa a este hombre —dijo mi

amigo—. Su corazón está endurecido y no quiere nada con Dios. ¿Qué

debo hacer? Casi todos quieren echarlo de la iglesia y dejarlo morir en la

cárcel porque lo había escondido todo este tiempo.

Finalmente, mi amigo preguntó cómo los otros ancianos podrían hacer

volver a su compañero de labor al Señor y restaurar su vida y su ministerio.

Lo que le dije está resumido en las próximas páginas.

¿Sabe usted cómo ayudar a un cristiano que se ha alejado de Cristo?

¿Sabe guiar a sus hijos desobedientes, o a su familia, o a sus amigos de

vuelta a la obediencia? El método del avivamiento es un concepto

revolucionario de las Escrituras que cualquier padre, pastor, maestro, o

amigo puede usar para ayudar a otro cristiano a restaurar su vida. He

460

usado estos cinco pasos muchas veces y he visto docenas de personas

descubrir el gozo de caminar en armonía con el Señor.

Y a propósito, resultó con mi amigo. Llamó varias semanas después

con las buenas noticias que el anciano estaba en el camino de

recuperación. La iglesia se había unido para apoyarlo como un hermano

en la fe que desesperadamente necesitaba su ayuda y su apoyo.

El método de la ley del avivamiento

Un estudio de los avivamientos en las Escrituras revela que todos

siguen los mismos pasos básicos, con diferencias menores. Cada paso se

construye estratégicamente encima del paso previo, y no debe ser apurado

ni saltado. Recuerde, no se preocupe tanto por resultados inmediatos tanto

como por resultados permanentes. Si una persona o un grupo de alumnos

no puede, por alguna razón, aceptar y actuar de todo corazón en un paso,

no proceda al próximo. Continúe reforzando y animando la acción

apropiada para el paso actual.

Recuerde también que, cuando analizamos algo tan espiritual y

delicado como el avivamiento, existe la posibilidad real de destruirlo en el

proceso de analizarlo. Debemos siempre recordar la maravilla de la gracia

y la misericordia de Dios, en permitir que un creyente descarriado vuelva al

rebaño —sin mencionar la maravilla de usar a otro creyente descarriado

para mostrarle el camino a casa.

461

Paso 1: La revelación

La gente necesita avivamiento simplemente porque han desobedecido

al Señor. Necesitamos empezar, por lo tanto, con la certeza de que la

persona de hecho cometió pecado. Reconozca la diferencia entre hacer

algo que usted no aprueba, y hacer algo que Dios prohíbe. No somos la

voz de Dios para pronunciar algo bueno o malo; la Biblia misma hace eso.

Si la Biblia dice que algo es pecado, entonces es pecado. No es

simplemente su opinión, sino que es la «revelación» de Dios. Por ejemplo,

Dios dijo, «No hurtarás». Si alguien ha robado, ha pecado. No solamente

ha transgredido la ley de la nación, sino también ha transgredido la ley del

cielo. Muestre a la persona el «pasaje» específico y los «códigos» o los

principios que han sido quebrantados.

Por lo tanto, si usted sabe que una persona ha quebrantado los

mandamientos de las Escrituras, entonces Dios lo ha hecho responsable

por ir a esa persona en amor para restaurarla. Cuando vaya, simplemente

462

estará obedeciendo a Dios. No está dando su propia opinión —está

entregando la revelación divina.

El primer paso en ayudar a un creyente a volver al Señor es enfrentarlo

con la enseñanza bíblica acerca de su condición. Hasta que el creyente

vea que su condición es el resultado de la desobediencia directa, el

problema nunca será claro, y por lo tanto no puede ser resuelto.

Imagine a un paciente enfermo visitando a su médico. «Doctor, no sé

cuál es el problema. Pero ya no me siento bien como antes». Entonces

imagine que el médico le recetara un medicamento y le exhortara a

mejorarse. Ese paciente estaría confundido, porque el médico nunca le

diagnosticó el problema. De una manera similar, muchos maestros nunca

identifican el problema verdadero, y siguen tratando de mejorar los

síntomas.

El problema de raíz detrás de la necesidad de avivamiento es la

desobediencia del creyente al Señor.

El maestro debe identificar y exponer los pasajes clave de las

Escrituras que presentan las normas de Dios de tal manera que el alumno

sea obligado a enfrentar los hechos directamente. El maestro debe

presentar los pasajes bíblicos claramente, y sin interpretación personal. El

alumno debe ver por sí mismo que la Biblia enseña que tal conducta es

pecado. El maestro debe seguir tocando ese punto hasta que haya

consenso de parte del alumno (o de los alumnos).

En este primer paso, el maestro no está amonestando al alumno o

reprendiendo al alumno por su pecado, sino solamente exponiendo lo que

enseña la Biblia acerca de él. Tenga cuidado de aclarar que usted está

tratando de identificar solamente lo que dice la Biblia acerca del tema, y no

lo que pueda pensar el maestro o los alumnos acerca de tal conducta.

Mantenga la presentación directa, sin emociones. Evite los comentarios

subjetivos o emocionales. O la Biblia manda cierta conducta o no la

manda. Si lo hace, asegúrese de que no pida disculpa y que no suavice el

463

mensaje. Posiblemente no se sienta cómodo en esta etapa, pero su rol es

el de presentar lo que dice la Biblia.

El maestro debe buscar consenso preguntando algo así: «¿Podemos

estar de acuerdo que, según los pasajes que hemos estudiado, la Biblia

enseña que X es un pecado?» No proceda al siguiente paso hasta que se

haya terminado la discusión. Continúe enfocando la atención del alumno

en el texto, y no en su conducta personal.

Paso 2: La reprimenda

Cuando sus alumnos hayan admitido que la Biblia dice que cierta

conducta es pecaminosa, entonces usted debe lograr que reconozcan

personalmente que su propia conducta es un pecado. Este paso es el puente

crucial entre la revelación de Dios y el arrepentimiento del alumno.

Este paso concentra la atención del alumno en pecados específicos que

ha cometido. Para el fin de este paso, el alumno no debe estar diciendo

solamente: «Sí, la Biblia enseña que esto es un pecado» (paso 1), sino

también «Sí, yo he desobedecido a Dios, y por lo tanto he pecado delante

de él».

Hasta este punto, tres factores ya deben estar causando una

«reprimenda» en el corazón del alumno. Estos tres «agentes de reprensión»

incluyen su propia conciencia, el Espíritu de Dios que mora en él, y la Biblia.

Los tres, sin embargo, pueden ser ignorados. Él puede racionalizar sus

acciones en su conciencia; reprimir el Espíritu, rechazando su obra de

convicción; y silenciar las Escrituras, evitándolas.

En tal caso el Señor tiene un agente más que usa para reprender. Créalo

o no, la Biblia enseña que Dios lo ha comisionado a usted y a mí para ser

este agente final para reprender. Los cuatro agentes proveen una maya de

seguridad que Dios ha colocado debajo de sus hijos. Vaya y trate de

«persuadir» al hermano errado, amándolo a él, pero «censurando» su

conducta.

464

Reprender o amonestar a alguien significa criticar fuertemente o

acusarlo. El elemento de confrontación está claramente presente. Es una

lástima que en nuestras escuelas, iglesias, y negocios, ya no se practica la

reprensión y la amonestación. Nuestra sociedad ha decidido que las cosas

ya no son blancas y negras, sino solamente distintos tonos de gris. Ya que

todo es gris, lo que yo haga no le incumbe. Nuestra sociedad se opone

agresivamente a los que tratan de guardar las normas de Dios en una

manera pública, cuando reprenden lo malo.

Ya que los padres no reprenden a sus hijos y no les piden cuentas por

su conducta inapropiada, existe un caos en los salones de clases. Ya que

los pastores y los líderes no reprenden a sus congregaciones y no les piden

cuentas por su conducta, tenemos iglesias que no se pueden distinguir del

mundo.

La amonestación bíblica tiene que ver no solamente con lo que se dice,

sino también con la manera en que se dice. El qué de la amonestación se

comunica en la confrontación; el cómo de la amonestación consiste en el

estilo y el tono con que se confronta. Muchos versículos en la Biblia nos

instruyen a ser cariñosos y guiados por el amor.

La disciplina del Señor siempre tiene como propósito traer obediencia y

crecimiento. A veces el Señor debe ejercer una disciplina fuerte, tal como se

manifiesta en 1 Corintios 11:29–32, donde Pablo nos recuerda que el que

toma la Santa Cena indignamente trae juicio sobre sí mismo: «Por lo cual

hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen [se

han muerto]. Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos

juzgados; mas siendo juzgados [como los que están enfermos o han

muerto], somos castigados por el Señor.…»

Hace poco tiempo estaba reprimiendo a una persona casada, porque no

quería dejar una relación adúltera. Finalmente tuve que usar las

consecuencias fuertes de la disciplina de Dios, y le dije que algunas

personas sufren severamente porque no se arrepienten de su pecado, y no

465

lo dejan. Después de dar uno y otro ejemplo, la persona se sentía incómoda

y dijo:

—¡Pare! ¡Me da miedo!

—¿Miedo de qué? —pregunté.

—Miedo de que Dios pueda castigarme si no dejo esta relación.

—Usted debe tener miedo —dije—, porque si piensa que Dios va a

quedar pasivo mientras usted destruye dos familias cristianas y hace daño

a todos los hijos y sus futuros matrimonios, usted no conoce el nivel de

compromiso que Dios tiene para protegerlo de su pecado. Incluso, la razón

por la que está actuando de manera tan necia es que no comprende el

«temor del Señor».

Si quiere ver un par de ilustraciones sólidas de esto, lea las

amonestaciones de Pablo en 1 Corintios. Algunas son suaves y otras son

directas y fuertes. O lea como Juan el Bautista reprende a las multitudes.

Piense en las reprensiones de Jesús hacia los líderes religiosos de su

época. Lea de nuevo los libros de Números y Deuteronomio, y observe como

Dios confronta y amonesta a su pueblo. No hay duda —el Señor predica y

practica el principio de la amonestación. ¡También debemos hacerlo

nosotros!

¿Qué habría pasado conmigo si mis padres no me hubieran amado tanto

para reprenderme? No lo puedo imaginar. También estoy agradecido que, a

través de mi vida, muchos de los hijos de Dios han obedecido su comisión

de reprenderme, algunos suavemente y otros con fuerza, sobre asuntos de

conducta, actitudes, y ocasionalmente sobre asuntos de carácter. ¡Cuánto

agradezco a Dios su obediencia y su amor!

De la misma manera, sus hijos, su cónyuge, miembros de su familia, y

sus alumnos se levantarán para darle las gracias por su amor en hablar la

verdad cuando se han descarriado y han necesitado una palabra de

amonestación.

466

Me gustan las palabras de Pablo a un maestro colega, Timoteo, que

también se aplican a todos nosotros que servimos al Señor:

Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los

muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a

tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y

doctrina. (2 Timoteo 4:1–2)

¿Tiene un corazón que desea ser totalmente obediente al Señor? ¿Lo

ama? Entonces, honre su mandamiento a reprender.

Los que luchamos con el dolor que sentimos cuando reprendemos a otra

persona no debemos pasar por encima de la frase «con toda paciencia».

Aun Pablo conocía el dolor que frecuentemente acompaña la reprensión.

Así que no se sorprenda con el sufrimiento cuando obedece al Señor —

aumente su compromiso con su deber, y decida hacerlo sin importar las

consecuencias, «con toda paciencia».

Paso 3: El remordimiento

Este paso es el punto de cambio en la vida de la persona a quien usted

quiere ayudar. Todo hasta ahora ha sido para llegar al remordimiento, al

arrepentimiento; todo lo que sigue depende de tal arrepentimiento. El

arrepentimiento es el corazón del avivamiento. Guíe a la persona a sentir

«pesar» por su pecado y a experimentar la verdadera «contrición».

La palabra básica para arrepentimiento en el Nuevo Testamento en

griego es metanoeo, que significa «cambiar de mente o de percepción». La

Biblia usa el concepto de arrepentimiento en tres maneras principales:

1. Expresar remordimiento por un acto o una actitud inapropiada.

2. Expresar un cambio de corazón cuando un no creyente ve su necesidad

eterna, y se da cuenta de que solo el sacrificio de Cristo es suficiente pago

por sus pecados, y por lo tanto cambia su mente y escoge creer y recibir al

Señor Jesucristo como redentor.

467

3. Expresar un cambio de corazón cuando un cristiano cambia de mente, y

como consecuencia cambia su conducta, después de actos de

desobediencia personal.

Esta sección de la ley del avivamiento enfoca en la tercera categoría del

arrepentimiento. Para explicar este paso de transición en el proceso de llevar

a una persona al avivamiento, me gustaría ampliar el significado técnico de

arrepentimiento para incluir tres conceptos relacionados.

1. El arrepentimiento debe incluir la convicción

En el corazón de la convicción descansa la palabra raíz convencer, que

significa conquistar algo que una persona cree o piensa, reemplazándolo

con algo diferente. En el corazón del avivamiento debe haber

arrepentimiento, un cambio de mente. La mente cambia —se convence—

porque otro pensamiento o creencia conquista lo que estaba en su mente

antes. El fundamento del arrepentimiento siempre toma lugar en la mente

de la persona.

Detrás de cada acción pecaminosa hay un pensamiento pecaminoso

que causa el pecado, y ese pensamiento debe ser conquistado por el

pensamiento bíblico correcto. Cuando guiamos a una persona al

arrepentimiento, debemos primero tratar sus pensamientos. Debemos

encontrar los pensamientos incorrectos detrás de la desobediencia y

vencerlos con los pensamientos correctos bíblicos.

Cuando quiere convencer a una persona que su pecado no es sabio,

debe oponer y vencer las racionalizaciones que controlan sus

pensamientos. Racionalizar significa hacer que algo irracional parezca

razonable; o justificar la conducta o debilidad, especialmente para sí mismo;

encontrar razones posibles pero no válidas para la conducta. Al final, las

racionalizaciones son las condiciones internas que necesitan

arrepentimiento.

Todo pecado surge de pensamientos falsos que son concepciones

falsas acerca de la naturaleza de Dios o la voluntad de Dios. El adulterio se

468

comete porque la persona se ha convencido de que la inmoralidad traerá

más felicidad y placer que la fidelidad que Dios ha mandado. Por lo tanto,

Dios tiene que haber mentido, y sus caminos no son los mejores.

Las racionalizaciones se fortalecen más y más cuando no son

enfrentadas. Pronto las mentiras forman una alianza y luchan juntas en

contra de la verdad, cuando trata de vencerlas. La persona cambia su mente

paulatinamente, desde pensar que los caminos de Dios son los mejores

hasta pensar que sus caminos no son los mejores. Se podría decir que el

cristiano está experimentando un arrepentimiento al revés —sus

pensamientos están siendo vencidos por los pensamientos malos.

Finalmente, las racionalizaciones llegan a ser muy fuertes, y ejercen

mucho poder sobre la mente del cristiano, y por lo tanto sobre su conducta.

La Biblia llama a estas áreas de derrota mental fortalezas.

Las fortalezas son castillos poderosos que gobiernan sin piedad sobre

los dueños previos de esa parte de la mente. Su propósito es extender su

reino a través del engaño y la manipulación. Mientras estas fortalezas crecen

en poder e influencia, finalmente obligan a la persona a someterse a su

poder y la esclavizan. En vez de ser un esclavo de Cristo, llega a ser un

esclavo del enemigo.

En áreas alrededor de pecados mayores, puede estar seguro que hay,

no una sola fortaleza, sino una serie de fortalezas estratégicamente

ubicadas en cada puerta de la mente de la persona. Cada vez que la persona

sale de la oscuridad para encontrar la luz, las fortalezas reúnen sus ejércitos

para derrotar al cristiano.

Cuando un cristiano que ha sido casado durante mucho tiempo

seriamente considera el divorcio, por lo menos una media docena de

fortalezas mayores ya han sido construidas: el enojo no resuelto, la falta de

perdón, resentimientos, y amargura. Si alguna vez ha tratado de cambiar la

mente enferma de una persona decidida a divorciarse, usted ha enfrentado

469

estas fuerzas. Se ha encontrado en combate directo con muchas

racionalizaciones, castillos, y fortalezas.

En ese momento, debemos recordar que la oración es nuestra arma más

poderosa. ¡Debemos llamar a la caballería del otro lado del cerro!

Pues aunque andamos en la carne,

no militamos según la carne;

porque las armas de nuestra milicia no son carnales,

sino poderosas en Dios

para la destrucción de fortalezas,

derribando argumentos y toda altivez

que se levanta contra el conocimiento de Dios,

y llevando cautivo todo pensamiento

a la obediencia a Cristo. (2 Corintios 10:3–5)

Las fortalezas son «destruidas» porque se levantan contra el

conocimiento de Dios. Las fortalezas se esfuerzan para ser el dios para la

persona, conquistando los mandamientos de Dios.

Fíjese además que nosotros debemos «derribar argumentos» que

también hacen la guerra en contra del conocimiento de Dios. Un argumento

es una razón o las razones ofrecidas en contra de algo; un discurso que

pretende persuadir o convencer. No pierda la dirección clara de la Palabra

de Dios, cuando dice que estamos involucrados en derrotar los argumentos

por medio de la convicción de la verdad. ¿Qué nos hará libres? ¡La verdad!

Nunca debemos olvidarlo: nuestros pensamientos son cautivos, o del

Señor o del enemigo. Cuando los pensamientos son liberados de la fortaleza

del enemigo, usted ha ganado. La persona se ha arrepentido en el sentido

bíblico.

El resultado es un cambio de conducta. Cuando ocurre el

arrepentimiento en la mente, el avivamiento ocurrirá en la vida. Este vínculo

vital controla casi cada parte de nuestra vida. Lo que sea que controla

nuestros pensamientos, controla también nuestra conducta. La creencia

determina la conducta.

470

2. El arrepentimiento debe incluir la contrición

Desdichadamente en algunos círculos cristianos, el arrepentimiento está

limitado a su definición más angosta: cambiar de mente. Aunque la palabra

griega para el arrepentimiento significa cambiar de mente, también incluye

otros matices de significado.

La contrición es otro componente del arrepentimiento bíblico. Estar

contrito significa sentirse profundamente y humildemente triste por los

pecados; sentir remordimiento. La contrición describe las emociones y los

sentimientos. Cuando una persona se arrepiente profundamente y cambia

su mente acerca de un pecado mayor o un acto de desobediencia, sus

emociones también cambian. La contrición acompaña o sigue a la

convicción. La contrición es una emoción de transición en el avivamiento,

porque permite que la persona haga la transición de la dureza de corazón

hasta la blandura de corazón. La contrición es el «ablandador del corazón»

que utiliza Dios, porque suaviza el corazón endurecido con frialdad e

indiferencia. Cuando las lágrimas lavan la cara de la persona, el corazón

también se purifica y se renueva.

Nunca debemos permitirnos limitar el avivamiento meramente a un

cambio de mente. Debe incluir también una limpieza de las emociones. Sin

la purificación de las emociones, la persona que ha experimentado un

cambio de mente posiblemente no se sienta perdonada, aunque sepa en su

mente que está perdonada.

Muchas veces en la consejería, descubro a un cristiano que ha pecado

seriamente, lo ha confesado al Señor y ha abandonado ese pecado, pero

vive derrotado porque no se siente perdonado. Frecuentemente esto refleja

una falta de una contrición genuina y completa. La contrición completa

permite que el cristiano esté consciente del dolor que ha causado a otros, y

también se perdone a sí mismo por su pecado. Tal como la confesión

asegura perdón del Señor, la contrición nos anima a perdonarnos a nosotros

mismos.

471

Una y otra vez en la Biblia, la contrición acompaña el avivamiento.

Cuando se cambia la mente (convicción), el corazón se rompe (contrición).

Considere el avivamiento en 2 Crónicas 34:27, donde el Señor describe lo

que hizo el rey Josías cuando se arrepintió:

«porque se enterneció tu corazón y

te humillaste delante de Dios

cuando oíste sus palabras

contra este lugar y contra sus habitantes, y te humillaste delante de mí,

y rasgaste tus vestidos y

lloraste delante de mí,

ciertamente te he oído»,

declara el Señor» (LBLA)

Considere también el gran avivamiento de Nehemías 8–9 cuando el

pueblo de Dios escuchó la Palabra de Dios, reconoció su gran pecado, y se

arrepintió en cilicio y cenizas, con llanto y tristeza.

¿Cree que la contrición es importante para Dios? ¿Cree que le importa

a Dios que nos sintamos tristes, o que solamente cambiemos de mente?

Tenemos una respuesta clara para esa pregunta en la oración de confesión

de David.

Porque yo reconozco mis rebeliones,

Y mi pecado está siempre delante de mí.

Contra ti, contra ti solo he pecado,

Y he hecho lo malo delante de tus ojos;

Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría;

No quieres holocausto.

Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado;

Al corazón contrito y humillado

no despreciarás tú, oh Dios.

(Salmo 51:3–4a, 16–17)

Finalmente, la contrición debe ser apropiada de acuerdo con la

naturaleza del pecado cometido. Un acto de impaciencia, hablando en un

472

momento sin pensar, no es tan serio como robar algo del supermercado, que

no es tan serio como cometer adulterio con una compañera de trabajo, que

no es tan serio como el asesinato.

Esta relación crucial entre la gravedad del pecado y la profundidad de la

tristeza muchos la ignoran, mientras llevan a alguien al avivamiento. Cuanto

más profundo y más intencional y más dañino es el pecado, cuanto más

profundamente debe sentir la tristeza y la angustia.

Hay una barrera en cada uno de nosotros entre lo que pensamos y lo

que sentimos. Para algunos, esto casi no existe, y sienten dolor de manera

apropiada fácilmente. Pero otros, por algún motivo, han construido una

muralla para proteger sus emociones del dolor. Debemos amarlos lo

suficiente para encontrar la puerta de esa muralla y liberar su culpa y

remordimiento que han estado encerrados.

3. El arrepentimiento debe incluir la confesión

El avivamiento no puede permanecer en privado. El cristiano no

solamente debe confesar su pecado al Señor, sino también debe

reconocerlo delante de usted y delante de otros que hayan sido impactados

directamente por sus actos de desobediencia.

El término bíblico confesar viene de una palabra compuesta en griego

homologeo, que significa «hablar la misma cosa», o estar de acuerdo con

otra persona. Cuando un criminal confiesa, significa que el criminal está de

acuerdo con las autoridades en que ha cometido un crimen.

¿Por qué es tan importante la confesión? Porque es aquí donde el

cristiano se humilla y asume responsabilidad plena por sus acciones y

reconoce abiertamente que debe buscar perdón y restauración con Dios y

con otros. Hasta este punto, el arrepentimiento es interno y privado. El

arrepentimiento sin confesión trata el pecado como si fuera una isla aparte,

y no como un acto que ofende tanto el cielo como la tierra.

Una investigación de las Escrituras hace evidente que la confesión no

es una opción. No solamente es crucial cuando se trata de la salvación

473

(Mateo 3:5–6; 10:32–33; Romanos 10:9–10; Filipenses 2:9–11; 1 Juan 4:2–

3), sino también tiene un rol crucial con respecto a nuestro pecado (Levítico

5:5–6; 16:21; 26:40–42; Salmos 32:5; 1 Juan 1:9) y con respecto a otros que

herimos con nuestro pecado (Mateo 5:23–24; Santiago 5:16). Es serio darse

cuenta de que la Biblia nos manda, bajo ciertas circunstancias, a confesar

nuestros pecados los unos a los otros de una manera similar a nuestra

confesión al Señor.

Cuando una persona se acerca al punto de confesar sus pecados al

Señor, normalmente le pido que me nombre los pecados específicos que ha

cometido. Frecuentemente la persona tratará de decir algo muy general

como: «He pecado mucho, y Dios sabe todo». Trate de mantener a la

persona en este punto, hasta que confiese cada pecado específicamente.

La razón por la cual esto es difícil es que todavía no han plenamente

reconocido a sí mismos que han cometido esos pecados, o tienen miedo de

que usted perderá respeto por ellos si admiten sus pecados específicos.

Discierna cuál es el problema que causa mayor preocupación, y confróntelo

abiertamente y honestamente.

Recuerde, usted no es un juez, sino un amigo y un pecador también,

salvo por gracia. Ocasionalmente, el Señor puede traerle una persona que

ha caído profundamente en pecado serio. Cuando una persona puede

confesar ese pecado, está en una posición muy vulnerable. Necesita mucho

cariño y comprensión. Obviamente, tenemos que mantener estos asuntos

en estricta confidencialidad.

Cuando una persona confiesa sus pecados y usted le ha ayudado a

llevar el peso de sus cargas, piense en ayudarle a perdonarse a sí misma,

diciendo que usted la perdona. Mírela a los ojos directamente y diga:

«Lamento que hayas pecado de esta manera, pero quiero que sepas que

también te perdono. Nunca debes preguntarte después de salir de aquí si

me puedes mirar a los ojos sin sentir vergüenza. Tú puedes —porque todos

474

nosotros hemos sido perdonados solamente por la sangre de Cristo». Su

aceptación le animará a creer que Dios también le perdona.

Después de expresar su perdón, pida a la persona que confiese su

pecado de nuevo; esta vez al Señor. Cuando confiesa su pecado a usted

primero, no solamente se asegura que esté siendo honesta, sino también la

está preparando a aceptar y recibir el perdón del Señor.

Debemos siempre llevar a una persona a procesar su pecado de una

manera apropiada, para que pueda ser sanada completamente. Note la

progresión lógica del arrepentimiento.

Primero: Convicción, se cambia la mente.

Segundo: Contrición, las emociones sienten remordimiento.

Tercero: Confesión, la voluntad reconoce la responsabilidad.

La mente tiene que cambiar primero, entonces las emociones deben

sentir, y finalmente la voluntad debe actuar.

Paso 4: El recomienzo

Es tiempo de enfocar rápidamente la atención de su alumno en el futuro,

y dejar de pensar en el pasado. No piense que ha terminado. Recuerde, el

mandamiento es restaurar al que está caído en algún pecado. ¡Qué emoción

cuando alguien de su familia, un amigo, o algún alumno se arrepiente —pero

el cambio verdadero es cuando se asegura que la victoria permanezca.

Cuanto más tiempo la persona ha estado practicando el pecado, más

decidido debe estar en contar con la presencia y el poder del Espíritu Santo.

El propósito final del «recomienzo» es el de fortalecer a la persona, para que

pueda seguir obedeciendo. Para maximizar su fuerza de voluntad, hay tres

pasos que se deben seguir, de manera que la persona «prometa» a sí

misma y al Señor que honrará su compromiso de obedecer.

1. El recomienzo debe incluir la confirmación

Esta es la pregunta crítica: «Cuán decidido está a dejar este pecado del

cual acaba de arrepentirse?» Si usted escucha: «Nunca más voy a ceder a

475

esa tentación, por el poder del Señor que vive en mí», o algo parecido,

entonces felicite al alumno y anímelo. Sin embargo, si escucha: «No estoy

seguro acerca de la próxima vez, pero estoy afligido por lo pasado»,

entonces suba las mangas y prepárese para seguir trabajando, porque no

ha terminado la tarea. Identifique si la persona no está decidida a vivir en

obediencia, o si honestamente no está segura de que pueda obedecer, a

pesar del hecho de que sinceramente desea obedecer.

Recuerde, sin la confirmación acerca de lo que el alumno planea hacer

para la próxima vez que surja la tentación, él estará muy debilitado. Su

compromiso no está reforzado con una firme decisión de voluntad. Lo que

sucede ahora influye mucho en determinar quién domina su futuro. El único

camino a la libertad completa es por medio de una decisión libre de

someterse a la voluntad del Señor.

Recuérdele a la persona de las promesas en 1 Corintios 10:13:

No os ha sobrevenido ninguna tentación

que no sea humana;

pero fiel es Dios,

que no os dejará ser tentados

más de lo que podéis resistir,

sino que dará también

juntamente con la tentación la salida,

para que podáis soportar.

2. El recomienzo puede incluir un pacto

¿Cómo podemos fortalecer la decisión de una persona de resistir la

tentación? ¿Recuerda lo que hizo Josué cuando quería ayudar a sus

alumnos a caminar en obediencia cuando no estaba allí para guiarlos? Llevó

a la nación a establecer un pacto con el Señor. «Y el pueblo respondió a

Josué: Al Señor nuestro Dios serviremos, y a su voz obedeceremos.

Entonces Josué hizo un pacto con el pueblo aquel día» (Josué 24:24–25,

LBLA)

476

¿Por qué un pacto? Porque era el compromiso más serio posible entre

Dios y el hombre. Josué sabía que su pueblo necesitaba tal compromiso

para ayudarles a pasar sobre las rocas de tentación que estaban por

delante. Es alentador que más adelante en el mismo capítulo la Biblia dice:

«Y sirvió Israel al Señor todos los días de Josué y todos los días de los

ancianos que sobrevivieron a Josué…» (24:31a, LBLA).

En todo la discusión de esta ley del avivamiento nos hemos referido a

los avivamientos que ocurren en la Biblia. Mirando estos, y otros

avivamientos, es aparente que «hacer un pacto», o «hacer un juramento»

era el paso normal después del arrepentimiento de pecados mayores. El

acto de arrepentimiento rompía la servidumbre a la desobediencia y el

recompromiso reestablecía la lealtad a la obediencia.

Cuando una persona ha expresado su compromiso para el futuro, usted

ha visto un paso gigantesco hacia la restauración. Por esta razón, nosotros

debemos considerar llevar a nuestros alumnos a hacer un compromiso con

el Señor para obedecerlo, y también a hacer un compromiso con usted

cuando sea necesario.

3. El recomienzo debe incluir la consagración

A estas alturas, ya debe haberse dado cuenta que estoy presentando

una serie completa de pasos que podrían usarse. En la vida real, solamente

algunos se usarán.

Cuando una persona rompe con un pecado serio, está inundado de

gratitud hacia usted y hacia el Señor. Muchos están sobrecogidos con la

grandeza del perdón de Dios; otros están sobrecogidos con un sentimiento

de libertad y salvación. En este momento, usted puede mejorar y enriquecer

mucho la vida espiritual del alumno. Ha ganado mucha inercia positiva. Si la

situación lo permite, ayude a su amigo a disfrutar algunos de los beneficios

adicionales que le ayudará tremendamente.

Es un momento excelente para desafiar a su alumno a consagrarse a

Cristo. Como nuestro enemigo usa nuestros momentos más débiles para

477

tentarnos a pecar, debemos usar nuestros momentos más fuertes para

«tentar» a otros a una piedad más profunda. Permítame sugerir tres áreas

de crecimiento que yo llamo «los desafíos a la consagración».

Desafíe a sus alumnos a mayor obediencia en las áreas específicas que

les tientan. Nehemías 10 nota que los compromisos eran específicos y

enfocados en las áreas en que habían enfrentado la mayor tentación —

incluyendo el matrimonio con no creyentes, el comercio en el día de reposo,

la celebración del año sabático, y asuntos relacionados con los préstamos y

los intereses.

Considere enfocar la atención de sus alumnos en las tentaciones

«universales» para la gente de su edad y circunstancias. Si está consciente

de algunas tentaciones específicas para el individuo, desafíelas.

Desafíe a sus alumnos a un caminar más cercano con el Señor,

buscándolo en sus tiempos devocionales y en la vida de oración. En el

avivamiento durante el reinado del rey Asa (2 Crónicas 15), la gente empezó

a «buscar al Señor, Dios de sus padres, con todo su corazón y con toda su

alma» (v. 12). Cuando sus alumnos se hayan liberado del pecado, desafíelos

a hacer de su vida espiritual una más alta prioridad. Anímelos en sus tiempos

devocionales personales, en su oración personal, y en su participación en

un grupo de estudio bíblico y compañerismo.

Desafíe a sus alumnos a obedecer más completamente la voluntad de

Dios en todas las áreas de su vida. En el avivamiento bajo Josías (2 Crónicas

34), el pueblo pactó «guardar sus mandamientos, sus testimonios y sus

estatutos, con todo su corazón y con toda su alma» (v. 31). En el avivamiento

en Nehemías 10, el pueblo juró «…guardar y cumplir todos los

mandamientos de Dios nuestro Señor, y sus ordenanzas y estatutos»

(LBLA).

Durante estos momentos preciosos cuando su alumno está más abierto

al Señor, invítelo a dedicarse más plenamente al Él. Cuando tratamos de

478

animar más crecimiento espiritual en los alumnos, estamos ayudándoles a

obedecer el llamado de Cristo.

Paso 5: La restauración

Finalmente, ¡la meta está a la vista! Recuerde, el mandamiento de Dios

es que «restauremos» a la persona caída en pecado. Hasta aquí todo es

preparación para eso. Existen tres áreas amplias que debemos considerar

en este paso, todas ellas para asegurar que su alumno lleve a la «práctica»

sus promesas, de manera que ustedes puedan «celebrar» juntos.

1. La restauración puede incluir compensación

La compensación puede ser necesaria si el pecado fue en contra de otra

persona(s). Jesús hizo claro que, antes de que la plena restauración con el

Señor sea posible, debe haber completa reconciliación con la parte ofendida:

«Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene

algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con

tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda» (Mateo 5:23–24).

Pida a su alumno que vaya a la persona que ha ofendido y que haga lo

que sea necesario para reconciliarse. Aunque sea la parte inocente y haya

sido ofendida por otra persona, debe ir a esa persona y buscar la

reconciliación.

Una noche después de una clase del Instituto de Caminata Bíblica en

Atlanta, un joven vino a decir que necesitaba hablar. Privadamente me

confesó:

—Yo miento todo el tiempo. Miento a mi esposa, a mi jefe, a mis amigos,

y trato de mentir a Dios. Miento cuando no hay motivo para mentir. Estoy

realmente asustado ahora, porque no puedo dejar de mentir.

Hablamos de su pecado, y le guié por los pasos de arrepentimiento, en

que lloró muchas lágrimas. En el paso del recompromiso, le pregunté:

479

—¿Estás dispuesto a hacer lo que sea necesario para tener una

conciencia limpia con Dios y con los hombres, y para sentir liberación de

esta esclavitud a la mentira?

—Sí —prometió—, haré cualquier cosa. Necesito ayuda. Nos dimos la

mano para confirmar su compromiso.

Él quería saber cuánto tiempo tomaría para volver a poner su vida en

orden.

—No será mucho tiempo; menos de un mes —le dije—, pero tendrás

que pagar un precio muy caro y humillarte repetidamente.

La primera cosa que le dije que tenía que hacer era ir a la casa, tomar

una hoja de papel, y hacer una lista de cada persona a quien había mentido,

según recordaba. Le dije que me llamara después para contarme a cuántas

personas había puesto en su lista.

Cuando llamó al siguiente día, podría detectar en el tono de su voz que

estaba luchando con la magnitud de su mentira.

—Tengo veintiséis personas en la lista —dijo—, y puede haber más.

—¡Bien! Ahora quiero que escribas cada uno de esos nombres en una

hoja nueva. En cada hoja, escriba una lista de cada mentira que has contado

a esa persona, según puedas recordar. Mañana, después del trabajo, me

gustaría que vinieras a mostrarme esa lista.

¡Qué prueba de su decisión! La próxima noche nos juntamos para comer

una hamburguesa en un restaurante, y repasamos la larga lista de mentiras.

Se puso serio, y estaba desesperado de encontrar la victoria. Le reafirmé y

le dije que lo respetaba por su valentía y que Dios le iba a bendecir por sus

esfuerzos. Entonces le pedí que pusiera las listas en orden, desde lo más

difícil de arreglar hasta lo más fácil.

—Ahora tienes tu prueba más grande —le dije—. Debes ir a cada una

de esas personas y confesar tus mentiras. Pide perdón y pregunta si hay

algo que puedas hacer para arreglar cuentas con ellos.

480

—¿Qué? —exclamó—. ¡Está bromeando! No puedo ir a toda esa gente.

La primera persona que puse en la lista es mi jefe; le miento siempre, y si él

lo supiera, me despediría. He mentido acerca de mis horas de trabajo

constantemente, y he recibido sueldo por horas que no trabajé. Además, él

me pide que mienta a los clientes cuando llaman para preguntar por qué no

ha llegado su pedido, y no lo hemos enviado todavía.

Mi amigo estaba en una encrucijada. Ya se había arrepentido, y había

dado el paso de recomprometerse, pero si no podía completar el proceso de

la restauración, nunca tendría libertad.

—Yo sé que esto podría costarte tu trabajo; incluso podrías tener que

pagar a tu jefe el dinero que recibiste incorrectamente. Pero debes tomar

una decisión difícil ahora, si vas a obedecer al Señor y hacer su voluntad, o

no. La obediencia nunca es fácil, pero siempre es lo correcto. Dios estará

contigo, y aunque pierdas tu trabajo, él guardará su promesa de suplir tus

necesidades. ¡Decide obedecer a Dios y confiar en él las consecuencias!

Después de una lucha difícil, decidió hablar con su jefe al día siguiente.

Le dije que si no podía hacerlo, que me llamara, y que yo iría con él. Me dijo

que lo haría solo.

Oré por él durante esa mañana, y fue casi la hora de almuerzo cuando

él llamó.

—¡No puedo creerlo! —dijo—. Confesé todas mis mentiras a mi jefe. Le

conté que había mentido acerca de mi horario, y que había mentido a sus

clientes por él. Le dije que era un cristiano, y que sabía que no debía mentir,

pero que lo había hecho y que lo sentía. Le dije que le pagaría por el tiempo

que le había robado, pero que no le iba a mentir más. Y aunque él me pidiera

que mintiera, no lo haría. Si el producto no ha sido enviado, no voy a decir

que está en camino.

¡Qué valentía!, pensé yo.

—Entonces, ¿qué pasó?

481

—Hablamos por más de dos horas, y él aceptó mis disculpas. Entonces

me sorprendió, diciendo que mi confesión le había hecho sentirse culpable

de sus mentiras. Me pidió disculpas y me dijo que no me iba pedir más que

mintiera. Me dijo que no me preocupara por el dinero, que lo consideraría

algo del pasado. Me dijo que quería que siguiera trabajando con él, y que

me respetaba por mi honestidad. ¿Lo puede creer? ¡Le dio las gracias a un

mentiroso como yo por mi honestidad!

Las próximas dos semanas él llamó o visitó a todos en su lista. Durante

la primera semana me llamaba cada dos días para informarme, pero pronto,

los dos ya sabíamos que estaba decidido a terminar la tarea. En un par de

semanas me mostró su cuaderno con cada mentira rayada. Entonces hizo

el comentario más interesante de toda la experiencia: —Desde que empecé

a confesar estos pecados a toda la gente, he dejado de mentir. Ahora estoy

tan decidido a decir la verdad, que creo que ¡nada ni nadie podría hacerme

mentir otra vez!

Así fue. Mi amigo estaba cruzando la meta. Había sido restaurado, y en

el proceso Dios le había sanado. Tal como lo prometió Santiago. Por lo tanto,

asegúrese de que sus alumnos hagan compensación por los errores de sus

pecados. La restauración siempre debe incluir el acto de arreglar cuentas

con todas las personas ofendidas.

2. La restauración debe incluir la purificación

A diferencia de la compensación, que trata de los que han sido heridos

por nuestro pecado, la purificación trata del cuidado de nuestras propias

vidas. La primera es pública, y la segunda es personal. La primera tiene que

ver con arreglar las relaciones, por causa de las cosas que hemos hecho,

mientras la segunda tiene que ver con remover todas las cosas en el

presente que podrían tentarnos a pecar.

Hay dos enfoques de la purificación que se presentan en los

avivamientos bíblicos. Primero, la gente remueve las cosas que son malas

482

o que son tentaciones. Segundo, la gente agrega cosas que aseguran la

obediencia.

Muy a menudo, permitimos que «gatillos» de tentaciones queden en

nuestras vidas, y sin embargo, después nos sorprendemos cuando

seguimos cayendo víctima de muchas tentaciones. Por otro lado, no

instalamos cultivadores de compromiso que nos animen a ser santos como

Dios.

Un «gatillo» de tentación es algo que seduce a una persona a acercarse

al pecado. Es el inicio de la tentación. Los gatillos pueden incluir a los amigos

de la persona, los lugares donde pasan tiempo, los eventos a los que

asisten, o las cosas que miran o escuchan. Debemos ayudar al alumno a

identificar los gatillos en su vida y a erradicarlos, o por lo menos minimizarlos

tanto como sea posible. Cuantos más gatillos removamos, menos tentación

tendrá que resistir la persona.

Un cultivador de compromiso es algo que motiva a la persona a

acercarse más a la obediencia y la dedicación al Señor. Los cultivadores nos

hacen inclinar hacia el compromiso con Cristo. Incluyen las mismas

categorías generales que los gatillos —gente, lugares, cosas, eventos,

actividades, hábitos y recuerdos.

Durante la etapa de la purificación, trate de ayudar al alumno a identificar

las cosas que lo harían inclinar hacia un caminar cercano con el Señor.

Cuanto más estén presentes estos cultivadores, más probable será que el

alumno progrese en su vida espiritual.

Los avivamientos bíblicos siempre incluyeron cultivadores de

compromiso: reconstruyeron el templo, revitalizaron el sacerdocio,

reinstituyeron las ofrendas del templo, fortalecieron a los sacerdotes y los

levitas, enviaron a maestros a predicar y enseñar la Biblia a través del país,

reestablecieron la práctica anual de las fiestas y las celebraciones. ¿Ve lo

obvio que es cuando tomamos un momento para verlo?

483

Nuestras vidas son muy influenciadas, si no controladas, por los

sistemas en que vivimos. La Biblia enseña que hay un sistema mundial bajo

el control de Satanás, donde todo es orquestado para destruir todo lo

cristiano. Su sistema está en todo lugar, y ha infiltrado cada parte de la vida.

Derribar los gatillos de la tentación reduce en gran manera la fuerza

omnipresente de la tentación.

Dios también tiene un sistema por medio del cual él cumple su perfecta

voluntad. Sin embargo, no es como el sistema de Satanás, porque

normalmente el sistema de Dios requiere acción voluntaria con propósito.

Las Escrituras, el Espíritu Santo, y los santos son los hilos normales

entretejidos en todo el sistema de Dios. Cuanto más un cristiano estudia las

Escrituras en armonía con el Espíritu, en sumisión a él, en comunión con

otros creyentes, y en una relación de rendimiento de cuentas, su sistema

protegerá y aumentará más su desarrollo y crecimiento.

Por lo tanto, durante el tiempo de la purificación, ayude a reorganizar la

vida de su alumno, para que sea más inclinada a crecer y florecer.

3. La restauración debe incluir la celebración

Jesús reveló algo asombroso acerca de la celebración en el cielo cuando

dijo: «Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un

pecador que se arrepiente» (Lucas 15:10).

Reveló aun más acerca de los sentimientos de Dios cuando uno de sus

hijos se arrepiente y vuelve a casa en la parábola del hijo pródigo.

«Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un

anillo en su mano, y calzado en sus pies. Y traed el becerro gordo y matadlo, y

comamos y hagamos fiesta; porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había

perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse» (Lucas 15:22–24).

¡El Señor sabe hacer un final feliz! Cuando un cristiano vuelve al Señor

después de un período de rebelión seria, debemos hacer una fiesta. ¿Lo

hacemos? No recuerdo en mi vida alguna celebración con una verdadera

484

fiesta por el avivamiento y la restauración de un hermano cristiano. ¡Cuán

lejos nos hemos desviado del modelo bíblico de una celebración!

Piense lo que haría una celebración por la gente involucrada:

• ¿No pondría un punto final al proceso doloroso, dando a conocer a todos

que se ha terminado?

• ¿No haría público el hecho de que el arrepentimiento y la restauración están

completos?

• ¿No daría la oportunidad para una demostración pública de afecto y perdón

por las partes perdonadas?

• ¿No pondría fin a todos los chismes, ya que todo estaría visible para todos?

• ¿No permitiría compartir con toda la comunidad afectada la victoria de la

restauración, o directamente o por correr la voz?

• ¿No fortalecería la voluntad de la persona que ha vuelto, ya que tantas

personas estaban involucradas en su restauración? En realidad, ¿no sería

esto uno de los cultivadores de compromiso?

• ¿No anunciaría al mundo el hecho de que la iglesia realmente se preocupa

por sus heridos?

• ¿No daría esperanza a los que están viviendo secretamente en pecado y

que necesitan ánimo para volver al Padre?

Cuando se complete el proceso, encuentre una manera apropiada de

celebrar, sea en privado o en público, sea una simple palabra de ánimo o

una fiesta verdadera… o quizás un testimonio alegre en el culto o en la

escuela dominical. De alguna manera lleve al creyente restaurado a la mesa

de bendiciones preparada para todos los hijos que han vuelto a casa.

Los maximizadores de la ley del avivamiento

«El avivamiento es la entrada urgente del Espíritu de Dios en un cuerpo que está

por ser un cadáver.» —D.M. Patton

«El hecho de esperar un avivamiento general no es una excusa para no gozar de

un avivamiento personal.» —Stephen Olford

485

«La mejor manera de avivar una iglesia es hacer un fuego en el púlpito.» —D. L.

Moody

El avivamiento es un tema principal de las Escrituras, y podría haber

ocupado un libro entero, en vez de dos capítulos. Ahora que tenemos un

sentido general de cómo sería un avivamiento ideal, tenemos que recordar

que la vida no se vive en un libro, sino allá fuera en el campo.

Cuando usted empiece a implementar los cinco pasos del avivamiento,

hay una gran cantidad de ideas y sugerencias prácticas que pueden

ayudarle a restaurar a los caídos.

Maximizador 1: Anhele el avivamiento con la oración ferviente y

persistente, tanto en público como en privado

En cada avivamiento registrado que he estudiado, he encontrado que la

oración privada y pública se ofrecía específicamente por el avivamiento

durante bastante tiempo antes de que empezara el avivamiento. Parece que

el Señor coloca en el corazón de algunos miembros de su remanente fiel el

deseo de orar por el avivamiento.

A veces estos grupos de oración se reúnen los miércoles en la noche en

la iglesia. A veces se descubre que hay un grupo de estudiantes que se han

comprometido a orar secretamente, pidiendo con lágrimas que el Espíritu de

Dios descienda. Posiblemente lo más frecuente que se ve es que las

personas que luchan en la oración son damas mayores de edad —muchas

son viudas o enfermas— que envían sus oraciones al trono de gloria,

rogando al Señor que mueva su brazo poderoso en nuestro beneficio.

¿Por qué es tan importante la oración en un avivamiento? Sin duda es

porque Dios la ha nombrado como uno de los requisitos que se deben

cumplir antes de que él conceda un avivamiento (2 Crónicas 7:14). Como la

oración es un requisito del avivamiento, si queremos llevar a nuestros

alumnos a experimentar el avivamiento, debemos orar primero por el

486

avivamiento en nuestras propias vidas, y después por el avivamiento en la

vida de nuestros alumnos.

No solamente debemos orar por avivamiento, sino debemos animar a

nuestros alumnos a unirse con nosotros en esto. Considere hacer esta área

de oración una parte regular y significativa de la apertura y la clausura de

las clases. Como dice Santiago 5:16: «La oración eficaz del justo puede

mucho».

Maximizador 2: Varíe su estilo de acuerdo con la respuesta

espiritual de sus alumnos

Si ha criado a hijos, usted se da cuenta inmediatamente de la necesidad

de variar su método para disciplinar y restaurar a sus hijos cuando

desobedecen. Algunos necesitan una mirada intensa, otros necesitan una

palabra firme, y otros un castigo. Algunos responden bien a la crítica

constructiva, y otros sufren y se marchitan con ella. Algunos responden a los

desafíos grandes, y otros necesitan pasos pequeños y seguros. Sea lo que

sea que necesiten sus alumnos o sus hijos para volver de su desobediencia

—si han desobedecido a Dios o al hombre— debemos observar su conducta

con cuidado y seleccionar el estilo correcto para esa persona y esa situación.

También debemos variar el estilo de la presentación en la clase. Aunque

el discurso se usa frecuentemente para traer el avivamiento a otros, otros

métodos también han sido efectivos.

• Divida a los alumnos en grupos pequeños para pedir avivamiento el uno por

el otro. Que cada persona ore por la persona a su lado derecho.

• Haga un foro con cuatro o cinco alumnos que conversen abiertamente acerca

de los pecados principales de la gente de su edad, y acerca de lo que les

impide experimentar un avivamiento.

• Haga un minidrama en que un alumno es un ángel que discute con un «ángel

caído» acerca de por qué el avivamiento es tan importante, y cómo uno va

a ayudar y el otro va a poner tropiezos a un cristiano esta semana.

487

• Tengan una conversación con el «apóstol Pablo» y uno de los alumnos

acerca de cómo tener la victoria sobre los pecados que les molestan en sus

vidas espirituales.

Sea lo que sea, tenemos que encontrar maneras efectivas para ayudar

a nuestros alumnos a arrepentirse de sus pecados y gozar del avivamiento

en sus corazones.

Maximizador 3: Instruya a sus alumnos en el conocimiento y la

práctica de las disciplinas espirituales

El avivamiento tiene dos facetas: primero, libera a sus alumnos de la

esclavitud al pecado, y segundo, les capacita para evitar el pecado y

permanecer en comunión.

El conocimiento y la práctica de las disciplinas espirituales no están de

moda. Pocos cristianos saben lo que son las disciplinas espirituales, y

menos aun las practican. Vivimos en una época cuando las cosas externas

y las pautas fáciles de cómo hacer algo están más de moda. Todos quieren

una solución rápida en vez de tener una solución permanente.

Nunca olvidaré cuando aprendí la necesidad absoluta de alimentar al

hombre interior. Era pastor de jóvenes, y el ministerio era más difícil de lo

que había esperado. Encontré que todos los días reconocía mi necesidad

de más entrenamiento. Lo que realmente quería, sin embargo, era algo más

profundo —los secretos de la vida espiritual— esas verdades profundas que

me liberarían a vivir en un nivel más profundo con el Señor. Así que mi

esposa y yo vendimos lo que teníamos, empacamos todo en un camión, y

empezamos nuestro peregrinaje hacia el seminario, donde estaba seguro

de que iba a encontrar esos «secretos profundos y escondidos» de la vida

espiritual.

Era el primer día del seminario, y el primer culto estaba por empezar. Yo

tenía el Antiguo Testamento en hebreo sobre la rodilla izquierda, y el Nuevo

Testamento en griego sobre la rodilla derecha. Tenía el dedo encima del

488

botón de la grabadora, listo para grabar —no quería perder nada. Saqué mi

lápiz y un cuaderno. ¡Estaba preparado!

Un alumno del último año estaba sentado al lado mío. Me miró, sacudió

la cabeza lentamente, y sonrió.

—Primer año, ¿verdad? —dijo. Me preguntaba cómo sabía.

El presidente del seminario se preparaba para hablar. Había escrito más

de veinte libros de teología y profecía. Tenía pelo canoso, medía dos metros,

y su presencia demandaba nuestra atención.

—Hoy —dijo —marca el primer día de este año del seminario. Por esta

razón, voy a hablar sobre el tema más importante para todos nosotros: los

secretos de la vida espiritual.

¡Saltó mi corazón! Miré otra vez para estar seguro que estaba

funcionando la grabadora. ¡El primer día y me iba a contar los «secretos»!

—Hay tres secretos principales de la vida espiritual que nos influirán más

que ninguna otra cosa [¡No lo puedo creer! ¡Aquí viene!] y son: primero, lea

su Biblia cada día; segundo, camine por el Espíritu; y tercero, ore sin cesar.

Creo que no escuché ninguna palabra más de ese mensaje.

¿Esos son los secretos de la vida espiritual? No lo pude creer. Yo había

sabido de esos «secretos» por mucho tiempo. Lo que yo quería eran los

secretos verdaderos; los secretos profundos.

Más de veinte años han pasado desde ese día memorable, y he llegado

a la firme conclusión de que el Dr. Walvoord tenía absoluta razón. No

solamente son los secretos para el Dr. Walvoord, sino también son los

secretos para usted, para mí, y para cada cristiano sentado escuchando una

sus clases. Por lo tanto, debemos entrenar a nuestros alumnos a caminar

con Dios de una manera más significante y regular. Porque cuando lo

hacemos, ellos pasarán más tiempo experimentando el avivamiento que

necesitando uno.

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Maximizador 4: «Verbalice» el llamado final a un compromiso

claramente y con expectación

Si estamos llamando a una o a mil personas al arrepentimiento y al

avivamiento, debemos invitarlas claramente y con un sentido de expectación

y urgencia.

¿Puede usted recordar la última vez que pasó un tiempo de avivamiento

y renovación personal? Si puede visualizar esa experiencia en su mente, sin

duda puede recordar los sentimientos de miedo, incomodidad y ansiedad

que enfrentó usted relacionados con ese proceso. Cuando enfrentamos

nuestra necesidad de avivamiento y arrepentimiento, nuestras emociones

pueden ser un gran impedimento. Muchas personas que llegan al momento

del arrepentimiento pierden el valor cuando el miedo sacude su alma.

Por causa de la lucha desesperada que enfrentan nuestros alumnos,

usted y yo debemos invitarlos a volver al Señor con mucha valentía y sin

vacilación. Nuestro coraje debe dar fuerza inmediata. Nuestra confianza en

el Señor debe llevarlos por el Mar Rojo.

Mil quinientos hombres estuvieron en un bosque para un retiro espiritual.

Me sentía animado a predicar un mensaje que llamara a un compromiso

profundo con el Señor durante el fin de semana. Para el sábado en la noche,

había hecho consejería extensiva, y sabía que la inmoralidad había echado

sus raíces venenosas en la vida de muchos de estos hombres. No podrían

responder al llamado del Señor y hacer un compromiso, si no fueran

purificados primero.

Cuando los hombres se reúnen solos en un campamento, usted puede

hablarles la verdad con franqueza. Prediqué acerca de la inmoralidad, y les

guié a través del proceso de Natán, con la «confrontación», los «códigos»,

y las «consecuencias». Les animé a actuar —a arrepentirse, humillarse, y

volver de sus malos caminos.

La presencia del Señor era evidente, y sentí que una confesión pública

era necesaria:

490

—Les voy a pedir que hagan algo muy difícil esta noche. Si usted está

involucrado en una relación adúltera, quiero que se pare y que pase adelante

en un acto de arrepentimiento público. Si no puede encontrar la valentía de

humillarse aquí delante de estos hombres que lo quieren mucho, tampoco

tendrán el coraje para llamar a la otra mujer para poner fin a su relación

adúltera.

Hice una oración en voz baja, y continué:

—Ninguna cabeza estará agachada aquí, porque los ojos del cielo están

mirando este lugar. Tiene que arrepentirse. Tiene que humillarse. Tiene que

poner fin a su adulterio. Si ese es su compromiso, levántese y pase adelante

en un acto de humildad delante del Señor, deme la mano, y siga

inmediatamente hacia atrás donde hay un teléfono público, y llame a la otra

mujer para terminar su relación. Dígale que ha pecado contra el Señor,

contra ella, contra usted mismo, contra su esposa, y contra sus hijos. Pídale

perdón y dígale que no la verá más. Entonces vaya afuera al bosque

magnificente y póstrese delante del Señor, pídale perdón por su adulterio y

desobediencia.

No había música. No había coro. No había vitrales bonitos. Nadie tenía

los ojos cerrados. Y nadie se movía.

Mi corazón estaba palpitando tan fuerte que pensé que todos podrían

escucharlo. Pensé: ¿Qué estoy haciendo? ¿Pidiendo que los hombres

pasen adelante para confesar públicamente sus relaciones adúlteras? ¡Qué

ridículo! ¡Nadie vendrá!

En medio de mis temores, exclamé al Señor, pidiendo que la convicción

del Espíritu Santo llegara a los hombres, rompiendo el espíritu de orgullo y

rebeldía. Me entregué a Sus manos, solté mi temor, y me comprometí de

nuevo a predicar la verdad a pesar de la respuesta. Mi corazón se calmó.

Me preguntaba si debía terminar en oración, pero sentí que debería esperar.

De repente las gradillas de madera se sacudieron cuando un hombre

gigantesco en la penúltima fila casi saltó. Fue caminando con decisión por

491

el pasillo central y finalmente paró a diez centímetros de mi cara. Pensé que

me iba a pegar.

Nunca olvidaré sus palabras:

—Yo he tenido una relación; no, como usted dice, he estado viviendo en

adulterio siete años. Soy camionero. Y soy cristiano. Usted es el primer

hombre que ha predicado honestamente acerca del adulterio y después me

ha pedido que lo abandone. Usted me dio una razón para dejarlo. Vine aquí

abajo para decirle que voy a terminar esa relación.

Entonces me dio un abrazo de oso que arregló mi espalda que estaba

mala. Dio vuelta y fue hacia los teléfonos. Mostrándome una moneda para

el teléfono, me dijo:

—Ella no lo va a creer, pero por la ayuda de Dios, todo terminó.

Eso rompió el hielo. Muchos hombres empezaron a desfilar hacia

delante; lágrimas corriendo por sus mejillas. Otros se arrodillaron allí mismo

donde estaban. El glorioso retorno de los hijos pródigos estaba en proceso.

Mucho más tarde, cuando miré por la ventana de mi cabaña como a la 1:00

de la mañana, todavía había una fila de hombres, esperando usar los

teléfonos.

Dios posiblemente no le pida a usted llamar a 1.500 hombres al

arrepentimiento, pero lo ha llamado a buscar el arrepentimiento y el

avivamiento de los hombres y mujeres, niños y niñas, que están en sus

clases semana tras semana. Posiblemente no estén viviendo en adulterio,

pero estarán involucrados en algún tipo de desobediencia. Sea lo que sea,

necesitan hacer sus propias «llamadas telefónicas» y encontrar un lugar

tranquilo para arrodillarse delante de Dios.

Maximizador 5: Anticipe que el avivamiento venga acompañado

de una intensa guerra espiritual

Por su naturaleza, el avivamiento está en directa oposición a la obra de

nuestro enemigo, Satanás. Ya que tanto el Señor como Su ultra enemigo

492

desean el mismo territorio —los corazones y las almas de la gente— el

maestro debe anticipar y estar preparado para la resistencia a sus esfuerzos

para traer el avivamiento.

No caiga víctima del concepto falso de que, solamente por el hecho de

que estamos del lado del Señor, la batalla será fácilmente ganada. Incluso,

cuanto más tiempo el enemigo tiene control de alguna área, más difícil será

el proceso. Las fuerzas que se oponen a nosotros habrán construido campos

de minas, habrán puesto alambre de púas, habrán puesto trampas, incluso

habrán instalado cañones grandes en los cerros que nos rodean. Todos

estarán esperando nuestro acercamiento.

Por lo tanto, nunca concluya, solamente por el hecho de que está

experimentando presión interna o problemas externos, que el Señor no esté

con usted. Tales pensamientos surgen de un malentendido de la naturaleza

del ministerio al cual Dios lo ha llamado. Si no tiene mucho conocimiento en

esta área, visite una librería cristiana buena, y comience un programa de

lectura acerca de Satanás, las fortalezas, y la guerra espiritual.

Maximizador 6: Dese cuenta de que el avivamiento lo necesita la

mayoría de las personas la mayoría del tiempo

Habíamos recién terminado de orar juntos, y estábamos caminando

hacia el inmenso auditorio para el servicio de la noche. Le hice una pregunta

a este predicador popular que ha cambiado para siempre la manera en que

me preparo para ministrar a un público cristiano:

—En su opinión, ¿qué porcentaje de los miembros de las iglesias

evangélicas típicas están fuera de comunión con el Señor en un domingo

normal?

—Nunca lo había pensado —dijo—, mientras llegábamos a la puerta del

auditorio.

—Supongo que puede ser quince por ciento. Posiblemente sea tanto

como veinticinco por ciento.

493

Tiene que haber seguido masticando esa pregunta, porque en medio del

primer himno, se inclinó hacia mí y me susurró:

—Bueno, ¿qué porcentaje piensa usted que están fuera de comunión?

—Pienso que es mucho más; cerca de sesenta por ciento, quizás setenta

y cinco por ciento.

Reaccionó con una cara de sorpresa genuina.

—¡Imposible! ¡No en una iglesia buena! ¿Qué porcentaje de las

personas en este auditorio esta noche estarán fuera de comunión?

Pensé, si le digo la verdad, se molestará, pero si no le digo la verdad, el

Señor se molestará. Así que dije:

—No estoy seguro —porque era la verdad.

Durante la última estrofa, me incliné hacia él y le dije: —¿Por qué no les

pregunta?

Le incomodó esto, pero me di cuenta de que le inquietaba la pregunta.

Antes de que yo me parara a predicar, me dijo:

—¿Por qué no les pregunta usted? Usted es el mensajero de visita.

Así que comencé el mensaje con la pregunta:

—Su pastor y yo estábamos conversando de algo interesante, acerca de

qué porcentaje de la gente que está en una iglesia evangélica esta noche

en todo el país estarán fuera de comunión con el Señor. No pudimos decidir,

así que decidimos preguntarles a ustedes. ¿Podrían votar por el porcentaje

que ustedes piensan que está fuera de comunión? Les voy a pedir que

levanten la mano. ¿Cuántos piensan que menos de diez por ciento está

fuera de comunión? ¿20 por ciento? ¿30 por ciento?

Cuando terminamos de votar, ¡el promedio votaba por setenta por ciento!

—Ahora, pongámonos serios —continué—. ¿Qué de esta gran

congregación? ¿Qué de la persona a tu lado izquierdo, o al lado derecho?

¿Qué porcentaje piensa que está fuera de comunión?

494

Votamos de nuevo. Esta vez fue casi unánime; pensaban que setenta

por ciento estaba viviendo en algún pecado conocido en ese momento, y

que por lo tanto, estaba fuera de comunión con el Señor.

He repetido esta prueba en varias iglesias en el país, y he encontrado

que, aunque el promedio fluctúa, siempre está entre cincuenta y ochenta por

ciento.

Si eso es verdad —y usted puede probarlo por sí mismo— entonces,

¿qué porcentaje de sus alumnos estarán en necesidad de un avivamiento la

próxima vez que predica? Correcto; ¡entre cincuenta y ochenta por ciento!

Ya que la relación entre el cristiano y el Señor es el factor más importante

de su vida, y ya que la mayoría claramente está fuera de comunión en

cualquier momento, ¿no debemos poner el avivamiento en el primer lugar

de la lista de necesidades de nuestros alumnos? Seguramente el

avivamiento debe ser una de las prioridades más altas cuando enseñamos.

Maximizador 7: Ofrézcase a Dios como un vaso limpio

comprometido al avivamiento

La única cosa que falta, al terminar los maximizadores del avivamiento,

no es hablar de cómo hacer un avivamiento, sino de quién hace el

avivamiento. Ahora que usted entiende el avivamiento bíblico, la única

pregunta que queda por contestar es si usted decidirá ser la persona que

debe ser, para que Dios haga un avivamiento a través de usted.

La decisión es suya. ¿Seguirá siendo solamente un maestro, o será un

instrumento poderoso en la mano del Señor? No esté conforme con una

simple transferencia de información cuando ha sido llamado a la

transformación de individuos.

Ahora que ha sido expuesto al ministerio del avivamiento, el único

requisito entre usted y ese tipo de ministerio sobrenatural es que sea

purificado delante de Dios, y comprometido a enseñar la verdad como Dios

dice.

495

Tome un momento al terminar este peregrinaje de enseñanza que

hemos compartido, y examínese a sí mismo en vez de pensar en sus

alumnos. Si trata de pedir avivamiento de sus alumnos cuando su propio

corazón está amarrado con el pecado, sus palabras quedarán pegadas en

el paladar. Su boca estará tan seca como el desierto. En vez de dar vida y

ablandar los corazones de sus alumnos, podrían endurecer sus corazones.

Por otro lado, no hay nada más poderoso que un maestro en medio de

un avivamiento personal propio. Él ministra desde la corriente espiritual en

su propia vida, y los alumnos serán llevados con él. Frecuentemente cuando

ministra, los alumnos quedan callados, y los lápices quedan sin movimiento,

porque los alumnos sienten el movimiento del Espíritu en medio de ellos.

Si necesita arrodillarse y confesar al Señor, entonces anímese, mi

amigo. Siga los pasos de los santos a través de los siglos; humíllese y

arrepiéntase. ¡Confiese sus pecados y reclame las promesas de perdón!

Conclusión

Cuando se conversa abiertamente acerca del avivamiento, casi quiero

sacarme los zapatos, porque la zarza todavía está en llamas, y siento que

estamos en terreno sagrado.

No importa las aplicaciones que tengamos que hacer, las necesidades

que tengamos que suplir, el contenido que tengamos que enseñar, la corona

de todo esto está en tomar el corazón del alumno y dejarlo con el Señor.

¡Cuán preciosos los maestros que unen sus corazones con el corazón del

Señor para «buscar y restaurar a los caídos».

¿Por qué no detenerse un momento ahora, donde esté, y asegure que

su corazón esté preparado para este ministerio del avivamiento. Espero que

al leer estos dos capítulos acerca del avivamiento, su corazón haya sido

movido, su decisión haya sido fortalecida, y sus habilidades hayan sido

mejoradas. Tome un momento final tranquilo para meditar sobre las cosas

496

del corazón —para asegurarse de que su corazón esté bien delante del

Señor, para que él esté libre para operar en usted, y libre para hablar a través

de usted, que ningún pecado sea un impedimento, y que ninguna falta de

voluntad bloquee su mensaje poderoso.

Toma entonces, Señor, un carbón caliente del altar delante de tu trono,

como lo hiciste con Isaías antaño, y purifica nuestros labios —y nuestros

corazones.

Después oí la voz del Señor, que decía:

«¿A quién enviaré,

y quién irá por nosotros?»

Entonces respondí yo: «Heme aquí, envíame a mí» (Isaías 6:8).

¿Irá, mi amigo? ¿Hablará por el Señor? ¿Enseñará lo que él haya

mandado? ¿Hará su parte para cumplir la gran comisión? Recuerde las

palabras de Cristo cuando nos comisionó:

«…Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced

discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y

del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado;

y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén» (Mateo

28:18–20).

Ahora que usted entiende el avivamiento, el Señor posiblemente pruebe

su obediencia a él, enviando directamente a usted alguien que

desesperadamente necesita ser restaurado al Señor.

Yo espero sinceramente que, cuando llegue ese momento, no huya, y

no se quede callado. Espero, al contrario, que se anime, que confíe en el

Señor, y que pastoree la oveja amarrada entre los espinos… la que el Señor

envió a usted.

Preguntas para reflexión

1. Piense en algunos amigos cristianos y miembros de su familia cuyas vidas

fueron severamente dañadas por su rebelión en contra de lo que enseña la

497

Biblia. ¿Cuántos de ellos fueron confrontados por creyentes preocupados,

buscando su restauración? ¿Qué pasaría si tomáramos en serio nuestro

llamado a restaurar tal persona?

2. Las racionalizaciones son impedimentos poderosos al avivamiento

personal. Cuando vivimos en desobediencia al Señor por algún período de

tiempo, naturalmente tratamos de justificarnos delante de nosotros mismos.

¿Cuáles son las racionalizaciones típicas que hacen los cristianos con

respecto a Dios, su pecado, y ellos mismos? Por ejemplo, posiblemente

digan: «Dios me ama y entiende por qué estoy haciendo esto», o «Nadie es

perfecto, y yo tampoco. Mis problemas son normales y las cosas resultarán

eventualmente».

3. ¿Está de acuerdo con el maximizador, «el avivamiento lo necesita la

mayoría de las personas la mayoría del tiempo»? ¿Qué porcentaje de los

que asisten su iglesia estará fuera de comunión con el Señor en este

momento? ¿Por qué será tan alto el porcentaje? ¿Cuales serán las tres

razones o los pecados que hacen que sea verdad? Ya que Gálatas 6:1 nos

manda a restaurar a las personas que están en pecado, ¿cómo podría usted

obedecer este versículo como maestro?

4. Mire objetivamente a su propia vida un momento. ¿Cuáles son los gatillos

de tentaciones principales y cuáles son los cultivadores de compromiso en

su vida? Si el apóstol Pablo escribiera una carta a usted hoy, aconsejándole

acerca de cómo vivir una vida victoriosa, evitando los gatillos de tentación,

y agregando cultivadores de compromiso, ¿qué diría? Si usted siguiera su

consejo, ¿cómo sería diferente su vida?

5. Piense en los períodos de crecimiento y avivamiento espiritual en su vida.

Seleccione los tiempos que estaba más cerca de Cristo, y describa cómo se

498

sentía y qué experimentaba. ¿Qué trajo ese período de crecimiento? ¿Qué

hacía usted durante ese tiempo que era diferente? ¿En ese tiempo se sentía

más realizado que ahora? Para experimentar uno de esos tiempos

especiales en su vida ahora, ¿qué tendría que hacer? ¡Haga un plan

concreto y pruébelo!

CONCLUSIÓN

Si Las siete leyes del aprendizaje cumplieron su propósito en su vida,

entonces ahora usted ve la enseñanza desde una perspectiva diferente que

cuando comenzó. Después de escucharme tantas páginas, probablemente

haya podido ver mi corazón muchas veces. El único problema para un autor

es que la línea de comunicación es de una sola vía. Muchas veces durante

los meses que he trabajado para escribir lo que estaba en mi corazón y en

mi mente, me encontraba deseando mirarlo a los ojos y asegurarme de que

estuviera comunicándome bien con usted.

Sin embargo, sabré si me he explicado bien por su vida. El grado de

mejoría en su comunicación será la mejor prueba de la eficacia de este lápiz.

Si uno de sus alumnos se acerca para decirle que ha recibido cosas

maravillosas de usted, entonces usted y yo celebraremos juntos ese

momento. Y habrá valido el esfuerzo escribir este libro.

Posiblemente esté preguntándose lo que puede hacer para asegurar que

estos principios tomen raíz en su vida. Aquí ofrezco algunas sugerencias

(los recursos anotados abajo pueden ser solicitados de Walk Through The

Bible Ministries, P.O. Box 805887, Atlanta, GA, 30058, EE.UU., o se puede

llamar el teléfono: (EE.UU.) 770-458-9300.

1. Haga una lectura rápida de la misma ley durante siete días seguidos

—mire cada página, notando especialmente los gráficos y las palabras

escritas con letras grandes. Asegúrese de que entienda la idea principal en

la primera mitad de la ley, entonces que entienda el método en la segunda

499

mitad. Trate de memorizar los cinco pasos. Ya que hay siete leyes, pasará

cuarenta y nueve días de repaso. El tiempo invertido así producirá buen fruto

en su vida.

2. Auspicie una conferencia de Las siete leyes del aprendizaje para su

iglesia o escuela. Muchas escuelas e iglesias han encontrado que es un

evento significativo en su calendario, especialmente para empezar el año

escolar.

3. El libro hermano de este curso se llama Enseñando para cambiar

vidas (anteriormente se llamaba Las siete leyes del maestro), por el Dr.

Howard G. Hendricks. Si le gustaron los principios de este libro, encontrará

las leyes adicionales muy motivadoras, y será un buen desafío.

4. El próximo curso en la serie de textos producidos por Caminata

Bíblica, después de Las siete leyes del aprendizaje y Enseñando para

cambiar vidas se llama Teaching with Style [Enseñando con estilo], y tiene

que ver con el estilo, la presentación, y la creatividad. Si usted quisiera

continuar su búsqueda de excelencia en la comunicación, le recomendaría

mucho Enseñando con estilo.

Estos son los próximos pasos que usted puede tomar para avanzar en

su capacitación como maestro y comunicador. Hasta que tenga la

oportunidad de conocerlo(la) en persona, ¡que la gracia del Señor le permita

enseñar con excelencia!