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NORBERTO BOBBIO TEORÍA GENERAL DE LA POLÍTICA EDITORIAL TROTTA

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  • NORBERTO

    BOBBIO

    T E O R AGENERAL

    DE LA

    POLTICA

    E D I T O R I A L T R O T T A

  • Teora general de la poltica

  • Teoria generai de la politica

    Norberto Bobbio

    Edicin de Michelangelo Bovero

    Traduca n de A nton tic Caboy Gcrar

  • C O L E C C I N ESTRU CTU RA S Y P R O C E S O S S e r ie D e re c h o

    C o n se jo A s e s o r P erfec to An d rs Joaqun A paricio A n ton io Bylos juan-R arttn Capel la Juan Terr&dillos

    Ttulo origino^- Teora generale detki potfica

    W iktfiof Trotto. S A , 2 0 0 3 . 2005 Fcrroi, 5 5 . 2 S 0 0 3 Madrid

    T e l W ; 91 543 0 3 61 Fax: 91 2 U 88

    S'fnotf; edi1o ria t@ V o tia . htlp,-//www.*otta

    > G iulio ESnaud editore t.fi.o.. Torino. 1999

    AiUcmo de C a b o I volumen Nyfcerto Sabio.* ei M m Q y a pdtoco

    com ptado por Jos Fernndez Dt/njn

    Edicin exduscva poro tpdfid

    ISBN: S4-$1U 579 6 D e p u t o U 90I: M -3 7 .0 9 2 -2 0 0 5

    Im prej^n fe ^ n n d C iudod, S.L.

  • CONTENIDO

    Introduccin. La idea de una teora general de la poltica: Micha-langefoBovero.............. ..... ........... ................... 9

    Elenco de las fu en tes..... .................................... . . . . . . . . . . . . . . . .................... 71

    Parte IIA FILOSOFA POLTICA Y LA LECCIN DE LOS CLASICOS

    Captulo I. La filo so fo poltica . .......... ..................... .......... 7 7Captulo 11. La leccin de los clsicos........................................ ............. 113

    Pane IIPOLTICA, MORAL, DERECHO

    Capitulo 111. Poltica y m oral................................................................ 17SCaptulo IV. Poltica y d erech o ................................................................ 2 3 7

    Parre III VALORES IDEOLOGAS

    Captulo V. Valores polticos.................................................................... 25 3Captulo VI. Id eo log a ............................................................................. ... 3 4 7

    7

  • CONTENIDO

    Parte IV LA DEMOCRACIA

    Captulo VII. Democracia: lo s fundam entos........................................ 4 0 1Captulo VIH, Democracia: Jas tcnicas .,.............................................. 4 4 9

    Parte V DERECHOS Y PAZ

    C apitalo IX . D erechos del h o m b re .................. . . .................. ................ 511C aptulo X . Paz y gu erra ............ ................................................................................ . ................. ................ 5 4 7

    Parte VICAMBIO POLTICO Y FILOSOFA DE 1A H1STOWA

    Captulo XI. Cam bio p o ltico ............. .................. . ....... .......................... 6 1 7Captulo XII. F ilosofa de la h is to r ia ...................................................... 683

    ndice a n a ltico ........................*..................................................................... 7 2 9ndice de nom bres ... .............................. ........ ....................................... 7 6 7

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  • Introduccin

    LA IDEA D UNA TEORA GENERAL DE LA POLTICA

    M i c h e l a n g e l o B ove ro

    Nunca me be considerado filsofo en el sentido tradicional de la palabra, pese a haber impartido durante muchos aos dos materias filosficas: la filosofa del derecho y la filosofa de la poltica. Ahora bien, tanto una como otra, tal como yo las entiendo, poco tienen que ver con la Filosofa con mayscula. Es mis, con frecuencia he dedicado algunas lecciones introductorias de mis cursos a tratar de explicar a los estudiantes por que estos cursos, aun arpindose Filosofa del derecho y Filosofa de la poltica, yo no los expongo como cursos propiamente filosficos. La mayor pane de ios apuntes que han tenido que estudiar mis alumnos no se titulaban Filosofa de,,*, sino Teora general del derecho. Teora general de la poltica, Teora de las formas de gobierno, etc.

    Norberto Bobbio comenzaba con ta i palabras, en 1980, una disertacin sobre el tema Qu hacen hoy los filsofos? dentro de un ciclo de conferencias organizado por la Biblioteca Conmnale di Cattolica1* Querra destacar que slo el tercero de los ttulos citados en aquella ocasin se corresponda, entonces, con el de un volumen efectivamente publicado*. Por ello, podr/3 pensarse que Ja

    ]. Cf. W. AA.> 0>e cosa fanno Oggi /filsofi?, ed. de b Biblioteca Comunale di Cartoli, Bompiani, Milano 1982. E1 torto de Ja disertacin de Bobbio, seguida de la Tjoicrpcin del debate, aparee, sin ttulo, en las pp, 159-182.

    2. Cf, N . Bobbio, j teoria delie forme di gobemo nella storia de! pensiero politico, CiapicheHi, Torino, 1976 [ad. asr. de j . F. Fcxnifidez Santifliji, La teoria de las formas de gobierno en la historia del pensamiento poltico, FCE> Mxico, 187], Se trata del volumen de npumt publicado con morivo del curso de Filosofa

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  • (UCHClANOLO SOVEHO

    idea de una teora general de la poltica le pareca a Bobbio tan definida, y acaso la intencin de llevarla a cabo tan dar, que se expres (el texto de la conferencia que apareci despus en un volumen colectivo se estableci a partir de una grabacin) oomo si se tratase de una obra ya realizada.

    La alusin de Bobbio a las dos teoras generales) del dececho y de la poltica, como ttulos de dos libros verdaderamente existentes, no constitua en realidad ms que un expediente retrico. Serva para sugerir a los oyentes de forma inmediata cul era la direccin preferente, aunque no exclusiva, por la que haba encauzado sus estudios, adems de su docencia universitaria. Ello no quiere decir que la idea de una teora general de la poltica, concebida no slo como perspectiva para sus investigaciones sino como obra que exiga una redaccin sistemtica, no se correspondiese con un proyecto real. Sobre este asunto Bobbio volvi a reflexionar varias veces, al menos desde 1972, ao en que pas de la ctedra de Filosofa del derecho a la recientemente instituida de Filosofa de la poltica (tal como, entonces, se denominaba siguiendo la redundante expresin de Croce). Ahora bien3 a la reflexin nunca le sigui el paso decisivo hacia su realizacin. Quiz porque Bobbio siempre fue consciente de la novedad (relativa) y de Us dimensiones de la empresa. Durante muchos aos de estudio desarroll la teora general del derecho, disciplina defendida y frecuentada por numerosos autores, afrontando todos los temas principales del debate contemporneo3; mientras que la teora general de la poltica sigui paredndole por largo tiempo un campo vastsimo y, en gran parte, inexplorado4. En ?84, cuando algunos alumnos organizaron un seminario dedicado a su pensamiento poltico con morivo de su septuagsimo quinto cumpleaos, y decidieron titularlo Por

    de la poltica de le* aoj 197S/1976. Teora general* del diritto es I ttulo de un libro aparecido muchos aos mis urde, en 1393, en Giappichcllj, si bien dicho libro no es otro que la publicacin en un solo volumen de loj dos cursos de Filosofo de! derecho sobre la Teorf de la norma ptrtdica y obre a Teora del ordenamiento nrdico aparecidos igualmente en Gapp>chelU ec 1952 y 1960. La edicin oina de tos dos cursos en un solo volumen babfa sido precedida por dos ediciones en induccin pari* lar Teora general del derecho* trad. de J. Guerrero R-, Tcmis, Bogot, 1987, *1994, y Teora general del drrtcbo^ trad. de E. Ro o Acuna, Debate, Madrid, 1991 ltima rcmp. de 199.

    3. Aunque nunca haya tenido ganas ((a expresin es de Rccardo Gua^twi en una rccicDte intervencin obre tos escritor jurdicos de Bobbio, de prxlrca publicacin) de dar a sus flumcrfKfctmas contribuciones una forma temtica.

    4. Tftfro, p. 39.

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  • I N T R O D U C C I N . LA ( C E A D E U N A T E O I l f A G E N E X A l D L A f O U T l C *

    una teora general de la poltica, Bobbio afirm, en \z clausura, que dicho ttulo pareca sealar ms una serie de buenos propsitos que una olida realidad. Y aadi: Despus de haberme ocupado durante aos de una teora general deJ derecho, creo que ha llegado el momento de afrontar el problema de una teora general de la poltica, mucho ms atrasada que la primera. Ahora bien, no he pasado de los fragmentos a Jas partes, del esquema a la obra completa*-5. Al ao siguiente al reunir en el volumen Estado^ gobiernov sociedad cuatro voces escritas entre 1978 y 1581 para la Enciclopedia Einaudi dedicadas, respectivamente, a Democracia/dictadura, ^Pblico/privado, Sociedad civil y Estado, eligi como subttulo la misma frmula elegida por los alumnos para encabezar el seminario: Por una teora general de la poltica. En la Introduccin, con fecha de julio de 1985, explicaba: Se trata de temas sobre los que he trabajado con frecuencia en estos ltimos diez aos: considerados uno por uno constituyen fragmentos de una teora general de la poltica an por escribir*. Muchos aos despus, en 1998, reconocera en aquel ambicioso subttulo una promesa no mantenida7.

    Que entenda Bobbio> desde un principio, por teora general de la poltica parece deducirse, al menos formalmente y en una primera aproximacin de la comparacin, varias vec^s recordada, con la teora general del derecho. Una comparacin que el propio Bobbio ha realizado explcitamente en una recentsima consideracin retrospectiva de su obra:

    (.} lo que las dos teoras tienen en comn en mis escritos [...] no es tanto el fin, exclusivam ente cognoscitivo (no prepositivo), sino tambin la forma de proceder para alcanzarlo. Se trata del procedim iento {de la] reconstruccin, mediante el anlisis lingstico nunca apartado de las referencias histricas a los escritores clsicos,

    5. C t N. Bobbio, Congeda*, en L. Itanan&te y M Ekn ero (ed.), Per una teoragmerU tila poiilica. Stadi dedica ti a tria Bobbic, Pai i Editor!, Fknzff* 1986,p. 249.

    6. N. Bbbto, StJlDj gotrem, soct* Per una uoa generale delta poltica, Einaudi, Torlno, 1985, p. VILt (rtad. casi. tle L. Snchez Garca, Estado, gobierno, sacie' dad. CorribucA a una teora general de la poltica, Pi y Jaos, Barcelona, 19 S7, p. 9]. En la segunda edicin (duna, de 1995, se sustituy el subttulo por h frmula ms humilde de Fragmentas de un diccionario poltico.

    7. Asir en el Prlogo al libro de A. Creppi, Teora e ideologa e el pensamiento potttko de Norberto Bobbio, Marcial Pons, Madrid'Barcctona, 1993, p. 9. La obra de Grcppi representa, en la actualidad, el estudio m is completo del pensamiento poltico de &obbio.

    1 1

  • HlCKf LANCELO BOYERO

    de las categoras fundamentales, que permiten delimitar exterior- mente y ordenar internamente ambas reas, la jurdica y la poltica, y [establecer] sus relaciones recprocas*.

    A nadie se le escapa que la teora general de la poltica, concebida sobre 1 modelo de la teora general del derecho, resulta no slo diferente, sino en cierto sentido incluso contraria a! modelo hegemnico de la filosofa poltica tal como ha quedado fijado en el debate internacional de los ltimos treinta aos, inaugurado por la clebre obra de John Rawls, Una teora de la justicia (1?71). Existe la difundida opinin de que el extraordinario xito de la obra de Rawls ha resucitado verdaderamente la filosofa poltica, dada por muerta quince anos antes por algunos de sus estudiosos9. Dicho modelo hcgcmnico identifica Ja filosofa poltica coa la vertiente normativa de la reflexin sobre la poltica, que asume como directriz propia fundamental la discusin de las cuestiones de valor y del deber ser, la de los problemas de justificacin y de orientacin prescriptiva. Segn la ms reciente valoracin de Bobbio, aunque es cierto que el renacimiento de la filosofa poltica se debe a una obra que pretende indicar la mejor solucin posible para una sociedad justa, la teora general, tal como yo la he concebido y la he comenzado a formular, pertenece a la fase anterior, por lo dems nunca superada en los ltimos aos. La teora general de la poltica y la teora normativa d la justicia pueden tranquilamente avanzar [untas sin chocar entre s. Sus objetivos son diferentes, aunque la primera puede ayudar a la segunda a perseguir con claridad y pre- cisin su objetivo, y la segunda puede ofrecer a la primera renova* das materias de estudio*. Esta ecunime valoracin nos ayuda a comprender que no tiene mucho sentido tratar de separar de forma tajante la teora generar de a poltica y la teora de la justicia y, mucho menos, establecer con una (apresurada) adi fimum regun- dorum que el nombre de filosofa poltica deba quedar reservado exclusivamente a la teora normativa. En todo caso, tampoco tiene mucha importancia. A fin de cuentas, se trata de simples convenciones lingsticas11. Pese a rodo, no puede dejar de constatarse que con la identificacin hoy habitual entre la filosofa poltica

    8. IbL, p. 10.9. Aunque no resulte indiscutible ni que Tuviera muerta ni, por tanto, que

    Rawls la haya resucitado. QL A. Greppi, Teora t ideologa, ir., pp. 14 ss.10. N . Bobfeio, Ptogo, r it ,p . 10.11- Bobbio ha imisedo en varia; ocasiona sobre el carcter convencional de csus

    distincin.

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    out covrt y el universo de discurso rcconducible al paradigma contemporneo de las teoras de la justicia un universo que ha crecido desmesuradamente sobre s mismo como una nueva escolstica se corre el riesgo de reducir las funciones y, acaso, de hacer invisible fe propia existencia de lo que Bobbio ha llamado teora general de la polti. Para poner en duda esta identificacin (tendencialmente) exclusiva, basta con reflexionar sobre la gran variedad de perspectivas, enfoques y estilos filosficos de las obras clsicas habituaJmente adscritas a la historia de la filosofa poltica.

    La filosofa poltica y sus formas

    Bobbio abord el problema de distinguir entre las diferentes formas de filosofa poltica o mejor dicho, de clasificar los diferentes modos histricamente practicados de interpretar su naturaleza y fundones, en ia ponencia presentada a seminario sobre Tradicin y novedad de la filosofa poltica* celebrado en Bar en 1970, que conmemoraba el nacimiento acadmico de la disciplina en Italia. La ponencia de Bobbio planteaba, en realidad, el objetivo indicado en e) ttulo de especificar las posibles relaciones entre filosofa poltica y ciencia poltica. Ahora bien, la tesis que sostuvo que tales relaciones se configuran de forma diferente dependiendo del sentido que se atribuya a la nocin de filosofa poltica condujo a Bobbio a proponer, en esencia, una clasificacin de la filosofa poltica en cuatro tipos principales: una distincin que l mismo presentaba, en el comentario oral a la ponencia, como un mapa

    de las regiones que los filsofos polticos han habitado en cada momento52.

    Segn el mapa de Bobbio, el primer tipo de osota poltica coincide con la forma ms tradicional de entender su naturaleza y funciones, y consiste en el -diseo [..,} la ptima repblica, es decir, en la construccin de un modelo ideal de Estado. Se refera explcitamente a las utopas, incluidas las que Bobbio denomina utopas invertidas, como 1934 de Orweli; si bien, impiritmen* te, caba la posibilidad de extenderlo a los modelos normativos de sociedad buena (o de sociedad justa}. El segundo tipo de filosofa poltica consiste en la bsqueda del fundamento ltimo del poder; se trata de lo que, principalmente en la tradicin anglosajo-

    12. C{. el YJumea de A cu del congreso, Tnuiwne < rwt ella fHsfia delta pattca, Liur, Bar, l$ 7 l, p. 34.

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  • n iCK t lANG ElO BOY*O

    os, se interpreta como el problema de la justificacin de la obliga- dn poltica y que, en otra? tradiciones se entiende como el problema de los principios de legitimidad del poder poltico. El tercer tipo de filosofa poltica es el que se propone la determinacin del concepto general de Apolitica', bien mediante una reflexin sobre la Llamada autonoma de la poltica respecto a la moral bien mediante una teora al poder destinada a delimitar el campo de la poltica respecto al de la economa o el derecho. Y es en relacin con este ltimo tipo con el que Bobbio por primera vez, si lo he entendido bien sugiere como adecuado el nombre de teora general de la poltica, recurriendo a la analoga con la teora general del derecho. El cuarto (y mis reciente) tipo de filosofa poltica es el que nace de ia interpretacin de la filosofa en general como metacenca, identificando como misin principal de aqulla, de un lado, ta investigacin de los presupuestos y condiciones de validez de la ciencia poltica y, de otro, el anlisis del lenguaje poltico13.

    En un trabajo del ao siguiente, titulado Consideraciones sobre la filosofa poltica, Bobbio explicaba que su intento de clasificacin surgi de la constatacin de que en la categora de la filosofa poltica se suelen incluir obras aparentemente muy diferentes como la Repblica de Platn, El contrato social de Rousseau y la Filosofa del derecho de Hegel14- Al desarrollar estas consideraciones adicionales, Bobbio colocaba entre parntesis el cuarto significado de filosofa poltica, ya fuera porque lo consideraba estancado en un estado de propuesta, ya porque no le hallaba correspondencia en la filosofa poltica clsica desde Platn a Hegel y, quiz, porque consideraba ms oportuno colocarlo entre las formas de filosofa de la ciencia. Por ello, al desarrollar la distincin entre los tres primeros tipos de filosofa poltica, indicaba para cada uno una obra clsica, aparte de las sugeridas al principio, que poda considerarse paradigmtica: la Utopa de Toms Moro, el heviatn de Hobbes y E l Prncipe de Maqui&velo. AJ contrastar las tres obras, sealaba en cada ima el tipo de problema fundamental y lo reconducfa al tipo de investigacin en que haba reconocido, en su escrito anterior, cada una de las tres formas de interpretar la misin de la filosofa politi

    ] 3. N. Bobbo, Sobre os posibles reons en tre filosofo poltica y iencia poltica, cf. mfra, pp. 5*7.

    14. N . Bobblo, CnsldfiztoAjuik filifiapg]iijci>: Rtvia italiano d i srcnz& poltica 1/2

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    ca; la bsqueda de Ja mejor forma de gobierno, la de la justificacin del Estado, y la de la naturaleza de la poltica.

    Si volvemos, ahora, ai mapa completo de cuatro trminos trazado por Bobbio en 1970, resulta fcil advertir que las dos primeras regiones*, habitadas, por ejemplo por Platn y Moro la primera y por Hobbes y Rousseau la segunda, se ocupan principalmente de cuestiones de valor, o de validez, y que pueden ser consideradas contiguas o complementarias entre s, como lo son los problemas de la prescripcin y de la justificacin; mientras que las otras dos regiones, habitadas por Maquiavelo y Hegel la tercera, y por Alfred J. Ayer y Flix E. Oppenheim, la cuarta se ocupan principalmente de cuestiones de hecho, o mejor dicho, de conocimiento, y que, quiz, pueden tambin considerarse contiguas o complementarias entre s como la interpretacin de la naturaleza de las cosas (polticas) y el anlisis conceptual. Llegados a este punto, se trata de ver si las dos vertientes, normativo-prescriptiva e interpretativo-analtica, en que pueden agruparse las cuatro formas de filosofa poltica, deben considerarse netamente separadas y alternativas entre s, constituyendo cada una de ellas un campo peculiar y distinto de Ja reflexin sobre la poltica; o si, por el contrario, pueden o incluso deben considerarse no slo complementarias, sino tambin^ de algn modo, interco- nectadas. Planteado n estos trminos, el problema parece ser un reflejo de otro mis general, el de la gran divisin entre hechos y valores (sobre el que tendremos que volver), Bobbio se Ha declarado siempre un dualista empedernido para el que est vedado el paso entre el mundo de los hechos y el de los valores1*. Consecuentemente, en las conclusiones de su ponencia de Bari defenda que all donde la filosofa poltica asume un carcter fuertemente valoran vo, como en los dos primeros tipos, la relacin con la ciencia poltica, que se ocupa de descripciones y explicaciones avalorativas, es de separacin, mientras que en el caso de ios otros dos tipos, la relacin con Ja ciencia poltica es de continuidad o de integracin recproca. De ah que pareciera perfilarse en el pensamiento de Bobbio una divisin anloga entre lo que he llamado las dos vertientes de la filosofa poltica.

    Pese a todo, en las consideraciones adicionales afirmaba que, reconducido cada tipo de filosofa poltica al problema principal de hecho o de valor de que se ocupa, la bsqueda de la

    15, A$4 prejemplo, en N. Bobbio} b e ttm etute, Eiiuudi, Trino, 1996, p. 152. [trad c&sl de E. Beotez, D senetute- y oros st!cs tgrdfeas, Taunjs, Madrid, 1997, p. 1831.

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  • HICHSlANCCIO ftOVCIlO

    respuesta a una de las preguntas fundamentales d o slo no excluye la bsqueda de las dems, sino que la exige y presupon; Depende de la respuesta que se d a la pregunta sobre la naturaleza de la poltica {si, y en qu medida, se la considera dependiente o no de la moral) la respuesta al problema de la obligacin poltica, es decir, si, y en qu medida, debo obedecer a un orden injusto Depende de la idea que se tenga de la naturaleza del Estado y de sus fines la respuesta que se d a la pregunta sobre cules son las instituciones polticas mejores1*. Si esta alegada dependencia se entendiera, en sentido estricto, como deducibilidad de los juicios de valor sobre la conducta que se debe adoptar y sobre las instituciones que se debe preferir, a partit de los juicios de hecho sobre la naturaleza de la poltica o del Estado tal cual s o t i, el riesgo de incurrir en la falacia naturalista (que, justamente, consiste en la errnea pretensin de extraer directamente lo que se debe de lo que *es*) resultara inevitable. Lo que sugiero es que tal dependencia no debe entenderse literalmente, sino mds.bien ser interpretada como conexin, en el sentido en que se habla de conexiones entre las premisas y la conclusin de un razonamiento prctico de tipo silogstico, que no supone, formulado adecuadamente, una violacin de la ley de Hume. Lo que se confirma por el ejemplo propuesto poco despus de Ja obra de John Locke en la que, segin Bobbio, esta estrecha conexin entre los tres problemas resulta evidente; a) la finalidad del cuerpo poltico es la de otorgar a los individuos la seguridad en su vida, su libertad y sus bienes; 6) cuando el gobierno deja de escar en condiciones de garantizar la seguridad, la obligacin poltica, es decir, la obligacin de obediencia, desaparece; c) la mejor forma de obtener esta garanta es la existencia de un legislativo basado en el consenso y de un ejecutivo dependiente del legislativo*17. Esta ob-

    16. n/nu, pp. 10-11.17. !nfrat p. 11. Obsrvese, sin embargo, que a premisa mayor, sub a), no cottis-

    ic en una definicin de la naturaleza el Estado, sino del (triple) fin del Estado o, si se prefiere, corresponded una definicin ideolgica, a las que Bobbio, orno veremos, no considera adecuadas para comprender la namraJeia de la poltica y del pender poltico. En la medida en b que ndica fines ulteriores e independientes respecto af fin mnimo* del orden, tal definicin no puede ser considerada por tiobbio descriptiva de la naru- raleza de la poldea y del Estado, sino persuasiva o propiamente prescripriva. De hecho, Locke prescribe al estado denos fines (la seguridad de I a vida, de la liberud, de [g* bienes) que consrayen sus valores. Aclarado !o cual, la conexin reconstruida aqu por Bobbio adopta la forma de un doble razonamiento silogstico: la proposicin sub b) es, en realidad, decomp^iiible en ui afirmacin de hetho, *c gobierno no es capaz de garantizar laeguridad de ciertos bienes y en un juido de valor, no se debe obedecer

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    servscin no tiene en este punto ulteriores desartoJlos. Aunque est implcito, en el discurso de Bobbio que podran buscarse conexiones anlogas en la obra de cada uno de Jos grandes escritores que ha distribuido en las diferentes regiones del mapa.

    Estos son los escritores que Bobbio considera clsicos, ms aun, junto a otros pocos, los mayores clsicos, es decir, segn la afortunada expresin de Alejandro Passerin d^Entreves tantas veces repetida por Bobbio, los autores que cuentan*. Y cuentan para Bobbio tambin en la medida en que han elaborado modelos conceptuales de amplio alcance, visiones generales del universo poltico y de sus problemas, afrontndolos, cada uno desde su punto de vista, en su globalidad. (Mantener que las concepciones globales ofrecidas pot los mayores clsicos difieren entre s no slo por las diferentes soluciones propuestas* sino tambin por la diferente importancia que atribuyen a unos u otros de los problemas fundamentales.) Ahora bien, es justamente Ja visin global, la conexin entre los temas fundamentales de la reflexin poltica que han sido replanteados y discutidos por Ja mayor parte de los escritores polticos., empezando por los griegos, Ja que se califica, en la ntroduc- cin ai volumen sobre La Teora de ios formas de gobierno de 1976, con el nombre de teora general de la poltica. La expresin, en dicho texto y en casi todos los que a utizan refirindose a las lecciones de tos clsicos, parece asumir un significado distinto del construido por analoga con la teora general del derecho. Si bien es cierto que, en este ltimo Sentido, la teora general de la poltica se hace coincidir explcitamente con slo una de las cuatro formas de filosofa poltica -o} si se quiere, con slo una de las dos vertiente^ la que mira al fin cognoscitivo no propositivo, mientras que* en el otro sentido, parece extenderse hasta incluir todas las cuestiones de hecho y de valor que constituyen el objeto principal de las diferentes formas de reflexin filosfica sobre la poltica. El ejemplo de Ja conexin entre los grandes temas en Ja teora de Locke resulta esclarccedor. La nocin de teora

    & ha estado que no consigue su fin, es decir, la garanta de tal seguridad. De igud forma, la proposicinsub c) puede entenderte como ua Juicio de echo 4111: firma la adecuaeidndc una derta form a de gobierno como medio p i r a determinados fines, 2 la que deberla seguir !a conclusin normativa de que se erara de la mejor forma de gobicr- so , si en Ja premisa mayor, igualmente normativa, se ha afirmado que son Jes fines los que un gobierno debe perseguir- En ambos casos, !a conexin entre juicios de hecho y de valor resulta admisible y no implica violaciones de la ley de Hiune, que establece la imposibilidad de derivar lgicamente conclusiones prtscriptivas /tt&rrtentt de premisas descriptivas.

    17

  • MICHELANGELO BOVfRO

    general de la poltica oscila en los textos de Bobbio entre estos dos significados, lo que plantea ciertos problemas al intrprete. Tratar de hacer ver, en las siguientes pginas, cmo puede superarse dicha dificultad.

    Teora e ideologa

    La ocasin para volver a reflexionar sobre cuestiones de metateora, o de metafilosofa poltica, se la ofreci a Bobbio un trabajo de Daoilo Zolo aparecido en 1935, en la recin nacida Teorapolitica1*. Zolo retomaba el problema de las posibles relaciones entre filosofa poltica y ciencia poltica, exponiendo consideraciones muy crticas frente a la concepcin neo~empiiista de la ciencia (y 4c la ciencia poltica) a partir de la cuaiBobbio haba tratado el tema en,1970u . Sostena que la distincin entre filosofa y ciencia poltica poda re- conducirse a una diferencia de grado, derivada de una seleccin y presentacin de los problemas diferente: mientras que la filosofa tiende a construir teoras muy generales e inclusivas, la ciencia cons- truye teoras de radio ms limitado e intensamente especializadas. Y, volviendo al mapa de las formas de filosofa poltica* propona a Bobbio. que lo corrigiese, a la luz: de los avances de la epistemologa post-empirista, excluyendo aquellos significados de filosofa politi* ca que ya se haban vuelto (a su juicio) obsoletos c inaceptables, en primer lugar., el de la bsqueda de la ptima repblica.

    En 2988, Bobbio fue invitado a pronunciar la conferencia de inauguracin del seminario sobre La filosofa poltica hoy*, promovido por ios profesores italianos de la disciplina. La conferencia, incluida ahora en el volumen de las acras del seminario aparecido en 990, debe leerse conjuntamente con el ensayo Ragioni delia filosofia poltica^ redactado por Bobbio en el mismo perodo, que incluye consideraciones paralelas y complementarias, recorriendo las diferentes fases del debate (no slo italiano) sobre la disciplinad La conferencia en dicho seminario se abre sugiriendo Ja oportuni

    18. Cf. r>. Ztk>, I possibili rapporti ua filosofia poltica f sccnzi poltica. Un propoua post-empinsdt2>: Ttoa politica 1/3 (19S S), pp. 1-109.

    19. a un cotta de 196, Bobbio responda sobre este punco a Zolo q-je no crea que las criticas dirigidas desde muchos /rentes a h epistemologa empimta U hubiesen -desbancado*. CL infra, pp. 34S-349.,

    20. Ambos textos aparecen rcpioduf idos en el presente volumen, el primero, parcial meare, en eJ cap. I. H, el segundo, ntegramente, en el cap. I. IIL

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  • I N T R O D U C C I N . L A I D 6 A D i U N A Y f O f c A G E N E R A L DE I A P O L I T I C A

    dad de distinguir dos mapas, el mapa do los enfoques, es decir, el de las diferentes formas filosfica, cientfica e histrica de abor- dar el objeto poltica, y el mapa de las reas, es decir, el de las esferas tradicionales poltica, tica, jurdica y econmica de! mundo de la prctica. Ei mapa de la filosofa poltica resulta, pues, en realidad, de la interseccin de dos mapas diferentes. En lo relativo a la actualizacin y revisin del mapa, Bobbio no parece haber encontrado razones para modificarlo radicalmente, al no haber detectado ms que novedades parciales y, en todo caso, no radicales, tanto desde el punto de vista de los enfoques como desde el punto de vsta de las reas*. Los significados de filosofa poltica identificados en 1970 parecen, por ranto, mantenerse, incluido el de la bsqueda de la ptima repblica. Si, aparentemente, el pro* blema del buen gobierno ha perdido mucha de su actualidad, explica Bobbio, ello depende fundamentalmente del hecho de que el problema se ha ido trasladando del buen gobierno a U buena sociedad**. Y ello ba sucedido porque en el mundo moderno ya no se cree que para cambiar la sociedad baste con cambiar el rgimen poltico, como poda creerse cuando el Estado lo era todo y la sociedad fuera del Estado no era nada. Pero el problema, en su esencia, es el mismo. Como mucho, menos limitado. Justamente, Jas obras de filsofos polticos que han suscitado un debate ms amplio en Jos ltimos aos, desde la Teora de la justicia de Rawls a Jas Esferas de justicia de Walzer, no pueden entenderse ms que como continuaciones ideales, y actualizadas, del tema tradicional del ptimo Estado. Se trata, efectivamente, de intentos de proponer soluciones, o por fo menos de ofrecer indicaciones, para la consecucin de una buena, o al menos, mejor sociedad*11.

    La nica novedad relevante registrada en el mapa de los enfoques consiste, segn Bobbio, en el intento de dar vida a una teora general de la poltica. Se refiere a Zolo y a su idea de una contigidad substancial entre teora filosfica y teora cientfica de la poltica, aunque, ms generalmente, Bobbio se refera tambin aqu a la tarea propiciada por la revista Teora poltica, que desde su primer nmero, aparecido a comienzos de 1985, se propona la confron* tacin entre filsofos de Ja poltica y cientficos de la poltica, e invita{rj a colaborar e interactuar a filsofos, socilogos, historiadores, polticos y juristas2*. En la ponencia del seminario de 1988, comentando la rcdefinicin de Ja filosofa poltica propuesta por

    21. Inf/a, pp. 19-20.22. fofra, p. 29*

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  • MICMfUN&FlO OVERO

    Zolo en trminos de teora general (frente a la teora pedal* atribuida a la ciencia poltica), Bobbio sugera que Zolo pensaba ms que en la filosofa poltica, entendida en sentido amplio, en la teora poltica considerada, como se hace en la teora general del derecho, como la elaboracin del conjunto de concepto generales, Grundbegriffe, empezando por el de poltica, que sirven para delimitar el rea de una disciplina, y para establecer sus principales puntos de referencia*3. En este texto, por tanto, parece que Bobbio todava identifica sustancialmente la nocin de teora general de la poltica, como haba hecho en su ponencia de 1970, con slo uno de los cuatro significados tradicionales: el de la bsqueda de la naturaleza de la poltica. En su ensayo inmediatamente posterior, Razones de la filosofa poltica, tal nocin aparece, si no modificada, al menos enriquecida. Aqu, (a teora general de la poltica no parece coincidir simplemente con una de las formas de filosofa poltica, delimitada por su objeto, sino instituir al tiempo un horizonte de investigacin potencial mente abierto a la consideracin y reformulacin de los problemas tpicos de las otras dos formas.

    En este nuevo texto* tras haber subrayado cmo la redfmicin de la filosofia politica en trmicos de teora poltica, propuesta por la revista homnima, resultaba no slo admisible sino oportuna, ya que pareca mis idnea para encontrar un mayor punto de convergencia que el permitido por Ja antigua expresin filosofa poltica sujeta a tas mis diversas interpretaciones y contiendas24, Bobbio vuelve sobre el problema de la enseanza universitaria de la disciplina y recuerda haber indicado hacia 976, en el ya citado curso sobre La Uona de las formas de gobierno, su razn de ser en el estudio y anlisis de los temas recurrentes. Es decir, de aquellos temas, como precisamente la teora de las formas de gobierno, que atraviesan toda la historia de! pensamiento politico de los griegos a nuestros das y que en cuanto tales constituyen una parte de la teora general de 1a poltica. Aadiendo que el estudio de los temas recurrentes, es decir, la recepcin de las lecciones de los clsicos (junto con las de los contemporneos) en referencia a los grandes problemas permanentemente repropuestos por la reflexin poltica sirve fundamentalmente para individualizar algunas grandes cate-

    23. Ed c! prestare volumen, $e ba omitido este fragmento. Cf. N. Bobbio, 'Per un mappidelli filosofia potinca*, eoD. Fioroc (cd ), Laflcsfa pclilk j, oggi, Giappichelli, Toriflo, 1990, p, 11,

    24. Infra, p .31 .

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  • I N T R O D U C C I O N - LA I DEA D t U N A T i O A A < j EN RA C 0 t,A ^ O l T I C A

    gorfes (comenzando por aquella generalsima de poltica), que permiten fijar en conceptos generales los fenmenos que entran a formar parte del universo polco2J. El ensayo concluye con la manifestacin de lo que Bobbio denomina con su habitual vmdrstatement ju preferencia:

    [...] h oy la funcin ms til de U filosofa poltica es aqulla de analizar los conceptos polticos fundam entales, em pezando por el concepto m ism o de poltica. M s til porque son los m ism os con* ccp tos que v ien en sien d o usados por lo s historiadores p o lt icos por los historiadores de las doctrinas polticas, por Jos politlo- gos, p o r lo s soci logos de la p o id c i, pero con frecuencia sin andarse con sutilezas en la identificacin de su significado, o de sus mltiples significados^.

    Debe sealarse, tambin, la precisin final:

    C ontzaiiam em e a una interpretacin limitativa de la filosofa ana* Jtca, el anlisis conceptual n o se queda en el puro y simple anlisis lingstico, ya que ste aparece continuam ente entrem ezclado con el anlisis fctioo realizado con las herramientas m etodolgicas consolidadas por las ciencias empricas* de situaciones poltica* m ente relevantes17.

    As entendida, la teora general de la poltica como resulta, o puede resultar, del desarrollo sistemtico del estudio analtico de los graneles problemas, identificados, redefinidos y discutidos (tambin) mediante la identificacin de los temas recurrentes en los clsicos se revea no slo como una forma circunscrita, preferida por Bobbio, de interpretar la naturaleza y la fundn de la filosofa poltica, sino como una forma de reflexin sobre la poltica capaz de incluir, en su perspectiva especfica, las cuatro regiones ce la filosofa poltica delineadas en el mapa de 1970. En lo relativo al mtodo, que en otro lugar Bobbio ha definido como emprico-analtico*2*! la teora general de Bobbio parece reconducible a la cuarta forma de filosofa poltica. Ahora bien, se aclara en seguida que, por un lado, el anlisis conceptual no se resuelve enteramente (como acabamos de ver) en

    25- Jfra, p. 33.2$. infra, p. 38. A Ja relacin 4c maJos uStuHos de lo* conceptos, Bobbio habra

    podido adir muchos de los propios filsofos polticos contemporneos.27. Ttfra% p. 39, cursivas aadid.2S. As, i la p. XVI de U Jotroducri^n d i N. Sobblo, en 1L Guiini (ed.),

    Contiibuti od un dtionano giuridUo, CiappicbUi, Torioo, 1994.

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  • HICKf LANGlO BOVEAO

    el anlisis del lenguaje y que, por otro, en la medida en que coincide con el anlisis lingstico, su lenguaje-objeto no es slo el de los cientfico polticos, ni tan slo el lenguaje ordinario de ios polticos o el de la discusin poltica cotidiana, sino sobre todo el de tos clsicos que a lo largo de lo? siglos han contribuido a plasmar, enriquecindolo y modificndolo permanentemente, el vocabulario del que hacemos uso para hablar de poltica. En lo relativo al campo de investigacin, es decir, ai universo de fenmenos al que el vocabulario se refiera la teora general, justo en la medida en que lo es, tiende a cubrir, en principio, todo el horizonte de la experiencia poltica, no pudiendo eludir, en primer lugar, el problema, tpico de la tercera forma de filosofa poltica, de la delimitacin de su propio campo y de la reconstruccin de sus complejas articulaciones internas. La teora general viene de esta forma a copar completamente la segunda vertiente, como aqu la he denominado, de la filosofa poltica, la que mira a los hechos. Pero, al mismo tiempo, debe inevitablemente tener en cuenta los trminos del problema tratados por las dos primeras formas de filosofa poltica,, que he agrupado en la primera vertiente, la de los valores, sin por ello asumir directamente la funcin de stas. Manteniendo, como teora no-normativa, el enfoque preferente de la clarificacin conceptual, la teora general somete a anlisis y reconstruye los significados descriptivos de las nociones (y de los juicios) de valor que emplean las teoras normativas {y tambin los movimientos polticos reales) para elaborar los argumentos que justifiquen o no las acciones e instituciones polticas, y para la construccin de modelos prescriptivos de buena convivencia.

    El ejemplo de la teora de las formas de gobierno, al que Bobbio ha dedicado dos cursos universitarios de filosofa poltica, puede resultar esclarecedor En sus apuntes, tras haber recordado que casi no hay escritor poltico que no haya propuesto y defendido una cierta tipologa de las formas de gobierno y tras haber subrayado *la importancia de estas tipologas [...] porque mediante ellas han sido elaborados y continuamente discutidos algunos conceptos generales de la poltica, como oligarqua, democracia, despotismo, gobierno mixto* etc., Bobbio observa que generalmente cualquier teora de las formas de gobierno presenta dos aspectos: uno descriptivo y otro prescriptivo. En el primer aspecto, todo tratamiento del tema se resuelve en una tipologa o en una clasificacin de los diversos tipos de constitucin poltica; aunque, subraya Bobbio, no hay tipologa que solamente renga una funcin descriptiva. A diferencia del botnico el escritor poltico no se limita a describir; generalmente se plantea otro problema, que es el de indicar, de

    2 2

  • I N T R O D U C C I O N . L A l O f A OC U N A T S Q t l A G E N E R A L P C t * P O l l T I C A

    acuerdo con un criterio de seleccin que naturalmente puede cambiar de autor a autor, cul de las formas de gobierno descritas es buena, cul mejor y cul peor, y eventualmenie tambin cul es la ptima y cul la ms incorrecta*2*. Se podra, por tanto, afirmar (aunque, como sabemos, resultara restrictivo) que en cuanto reconstruye los conceptos empleados por Jos escritores polticos, y ms ampliamente en el lenguaje poltico, la teora general de Bob* hio consiste en un mctalcnguaje descriptivo cuyo lenguaje objeto es, en buena medida, un lenguaje prcscripdvo.

    Es cierto que el discurso de Bobbio, y no slo en los escritos de filosofa militante*30, se extiende con frecuencia, ms all de la pura reconstruccin, a la discusin de los criterios de valoracin elaborados por los escritores (y otros actores) polticos, a los argumentos normativos y de orientacin prescriptivaj y, por unco, al discurso ideolgico (en el sentido ms amplio del trmino). En cierta medida, valen tambin para la teora de Bobbio las observaciones del propio Bobbio sobre Jas teoras polticas en general. La primera, mis suave y hasta obvia, seala que no existe una teora tan asptica que no deje intuir elementos ideolgicos que ninguna pureza metodolgica llega a eliminar por entero*1; la segunda, ms fuerte, subraya que una teora que se refiera 3 cierto aspecto de la realidad histrica y social casi siempre es tambin una ideologa, es decir, un conjunto ms o menos sistematizado de evaluaciones que debera inducir a quienes la escuchan la preferencia de un estado de cosas en lugai de oiro*w. Y, sin embargo, no puede dejar de sealarse, por el contrario, la importancia que han tenido en la defensa de valores e ideales sostenida por Bobbio en tantos aos de batallas intelectuales la operacin en s no ideolgica, sino propiamente terica, de reconstruccin de conceptos daros y distintos, la supera- dn de equvocos mediante la expulsin de los significados ambiguos del lenguaje poltico, y la elaboracin de definiciones rigurosas y no persuasivas de las categoras fndame ntalcs11. Valga por todos

    2?, N, Bobbio L teora de tas formas de gobierno, c it , pp. 7-9, pjssim.30. La expresin, que pcovieoe de Cactaneo, fue empleada por Robbio en riqlo

    de sus estudios sobre el escritor ombarJo (tf. Una filaso/ta militante. Slu su Caito Cattanto, Einaudi, Tormo, 1971) y se convird, despus, co habitual en su lenguaje.

    31. N , Bobbio, Prlogo a A Greppi, Teora ideologa, cl, p. 11.32. N- Bobbio, La teora d los formas de gobierno, cir., p. 10.33. Andrea Creppi capta bien este as pacto cuando fuma que u proyecto de

    ckrtttciQ del lxico polfoc confluyan Jo* elementos ms significativos de u fdo$6* fa y de su ideologa (c. Teora e ideologa, cir., p. 205).

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  • HICHElANGElO BOvffcO

    el ejemplo del ensayo titulado De la libertad de los modernos comparada con la de los posteriores, que pese a ser un escrito de filosofa militante, en defensa de Id libertad de tradicin liberal contra las crticas de quien se colocaba en la pretendida (y pretendidamente superior) libertad comunista, basa sus propias argumentaciones en la redefinicin y rigurosa distincin de los dos significados de libertad, y que* [ustamente por ello, merece encontrar sitio en la teora general de la poltica de Bobbio1*. Querra aadir, por dirimo, que tambin en este caso, el trabajo de reconstruccin conceptual parte de la referencia a un disico; Benjamin Constant.

    La leccin de los clsicos

    En Ja Introduccin, con fecha de Pascua de 1 9 7 3 , a l volumen de apuntes correspondiente a su primer curso de filosofa poltica titulado Societ e stato da Hobbes a Marx, Bobbio escriba: Si hubiese querido dar a mis apuntes un ttulo acadmico, con gusto los habra denominado La leccin de los clsicos35. Bobbio ha vuel- to en diferentes ocasiones a la relacin entre el estudio de los clsicos y la elaboracin de una teora general de la poltica. En el prefacio a l volumen que recoge la bibliografa de sus obras de 1 9 3 4 a 1 9 8 4 , editado en 1 9 8 4 , tras hacer notar que sus escritos tienen con frecuencia por objeto autores del pasado, adverta que no deben considerarse propiamente escritos de historia del pensamiento poltico, ya que su finalidad ltima es la definicin y sistematizacin de conceptos que deberan servir para la elaboracin de una teora general de la poltica16. Es obvio que dicha finalidad puede preten-

    24. Cf. infra, cap. V. I.5. Cf. R Bobbio y M. Bovcro, S o d iti Halo da Hcbbet o [cuno de Filoso

    fa de la politica, aos 19?jyi973J, CLirT, Toriao, 1973p. S. Este volumen de apuntes no se corresponde exactamente con las Jeceio'ta como te desarrollaron durante aquel cuiso acadmico. Bobbio redact los capitolo* 1 (/ modelo iusnaturaUst), II (Thfimjf Hobbes), ITT fjobn Locke),rV (ftriMTx) y la Conclusin {Dos filosofia de h histeria) sirvindose no slo de los apunt p&r* la$ clames, sino tambin de otros escrito tuyos indito* cu esc momeare; y, pira Ahorrar tiempo n i como dice en una nota, cot fi (incautamente) la redaccin de los captulos IV (Jean Jacques Rousseau) y V (CeorgWt F. Hegel) a su joven ayudante.

    36. As, en la Introduccin C VU (ed.), Morbgno Bobbio: SO anni d i studi. Bibliografie desti strini 1934-1983, Franco Angeli, Milano 19N , p. 14. Laterza ha publicado una nueva edicin en 199$ con el thu\ Bibliografi* degli scrini di Norberto Bobbio 1934-1993,

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  • INTHOOuCClON. IA 'PEA Di UNA TEORIA GCNEftAL D| lA POUT'CA

    derse tan slo si se emprende Ja lectura de los clsico* con los instrumentos del mtodo analtico. En su ensayo sobre las Razones de la filosofa poltica, Bobbio defiende las ventajas de la lectura analtica de los textos clsicos contra las exorbitancias de la inter-

    - pretacin historicista y las deformaciones de la ideolgica, ya que permite poner en evidencia el aparato conceptual con el cual el autor construye su sistema, [...] estudiar las fuentes, (...] sopesar los argumentos en pro y-en contra, y de este modo preparar los instrumentos necesarios para la comparacin entre los textos, independientemente de Ja cercana en el tiempo y de las eventuales influencias de uno sobre otros y para la elaboracin de una teora general de Ja poltica*37. Desde 1965, en Ja Introduccin a su primera recopilacin de ensayos dedicados a los clsicos del pensamiento poltico moderno, titulada De H o b b e s a MarXy Bobbio afirmaba: , iS

    En e l esnido de los autores d d pasado nunca m e he sentido es* pecisim ente atrado p or el m ilagro del as JJamado marco hUtfi* co que convierte las fuentes en precedentes, las ocasiones en cond iciones, que se extiende de tal m odo en lo s detalles que pierde de vista eJ conjuDto. En lugar de e llo , rae he dedicado, con especial inters, a la identificacin de los temas fundam entales, a la clarificacin de los conceptos, aJ anlisis de lo s argum entos y a la reconstruccin d el sistema34.

    En su explicacin del mtodo analtico de Bobbio, Riccardo Guastini lo ha resumido en un trmino-clave: distincin*19. Yo aadira, aunque en cierro sentido va implcito en el primero, un segundo trmino: comparacin No existe prcticamente texto alguno dedicado al estudio de los clsico^ en el que Bobbio no insista en la fecundidad de Jas comparaciones. En el pasaje ya recor- dado, donde por primera vez otorga a la filosofa como perspectiva el estudio de Jos temas recurrentes en la historia del pensamiento poltico, que en cuanto tales forman parte de una teora general de la poltica, asigna a este rudio una doble importancia; de un lado, sirve, como sabemos, para identificar los conceptos polticos

    37. Cf. infra, p. 36.3S. As, h La introduccin a N. Bobbio. Da Hcbbe a Morxt Marao, NapoU,

    J965, pp.6-7.39, R. Gtia$m, Bbbi, deUa dininaone, en 4., Ditingueado. Studi d i teo

    ra e mitoteara d diritto, Giapichclti, Torino. 1996, p, 41 ss. [trad. cast. de J. Fcrrcr cliro, Bobbio o d tl diitiiiddo, tn Dis//tguienAo, Estudios de teora y mitoteo- ra del derecho, Cedki, BicIcmu, 1993, pp. 58 is.].

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  • HI CH l* hGE lO aOVEfcO

    fundamentales; por otro, permite establecer entre las diversas teoras polticas, que han sido sostenidas en diferentes pocas, afinida* des y diferencias40. La importancia atribuida por Bobbio a la comparacin entre las teoras polticas de todos los tiempos tiene su raz en la propia nocin de clsico y sta, a su vez presupone una determinada concepcin de la historia.

    En un ensayo de 1980 sobre Max Weber, considerado como el ltimo de tos clsicos de la filosofa poltica, Gobbto indica cules son las caractersticas que p cemiten reconocer en un escritor a un clsico41. Se trata de una definicin que plantea ciertas dificultades, De las tres caractersticas enumeradas por Bobbio, la segunda* que define como clsico aquel escritor siempre actual, por lo que cada poca es ms, cada generacin, siente la necesidad de releerlo y al releerlo lo reinterpreta; parece no ya debilitar sino hacer intil el significado de Ja primera, segn la cual clsico es el escritor considerado intrprete autntico de su propio tiempo; y tambin el de a tercera, segn la cual clsico es el autor que [ha] construido teoras-modelo de las cuales nos servimos continuamente para comprender la realidad y que se han vuelto, con el curso de los aos, verdaderas categoras mentales. Si el pensamiento de un clsico resulta permanentemente rcinterpretado en forma diferente y hasta opuesta, cnl e$ la interpretacin autntica de su tiempo incluida en sus obras? Y de qu forma podremos establecer reglas precisas de uso de sus teoras-modelo? No tendern sus construcciones conceptuales a convertirse en frmulas vacas o excesivamente elsticas? Con rodo, quiz la principal dificultad de !a definicin de clsico propuesta por Bobbio pueda consistir en una cierta tensin, por no decir incongruencia, entre la primera y la tercera caracterstica: cmo es posible que una construccin terica exprese la interpretacin (sea cual sea) de una cierta realidad histrica y, a! tiempot ofrezca modelos conceptuales tiles para comprender igualmente una realidad diferente de aquella de la que se deriva y a la que ha sido aplicada, es decir parece sugerir Bobbio, tambin para comprenderlos problemas de nuestro riem-

    40. N. Bobbio, La teora las formas d gobierno, eit, p. 7.41. Cf. N . Babbi, La teoria ilo storto t tl potere en P. Rossi (ed.), Max Weber

    e l'analisi del mondo moderno, Einaudi, Torino, 198 !.. La primera versi dm de a te< n - yo, presentada coma ponencia es el minano Max Weber sesenta aos despu, 26- 28 de junio d 19S0, apareci publicada ese mismo ao eo ]a tc/huMonJaperafo 7-S, Titulada pi su autor Max Wtber y los clsicos. Dicho ensayo aparece reproducido cael presente volumen en el cap. IL JH, La definicin de clsico Cguia en la p. 7 !.

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  • I N T R O D U C C I O N . VA ( D E A DE U N A T E O R I A G E N E R A I , DE L A P O L I T I C A

    po? Me parece que, en este sentido, quedara puesta en cuestin la propia posibilidad de la leccin de los clsicos tal como la entiende Bobbio: la posibilidad de encontrar en las obras de los escritos antiguos y modernos teoras vlidas, es decir, resistentes al tiempo. Incluso, se podra decir, Ja probabilidad de reconocer a un escritor como un clsico, en el sentido en que clsico, tambin en el lenguaje comn, no es sinnimo de pasado sino, por el contrario, de permanente. De forma similar, Mane admita Ja dificultad no tanto de demostrar Ja conexin entre el arte griego y su tiempo, sino de explicar cmo puede seguir representando para nosotros una norma y un modelo*'2.

    1 problema puede reformularse en los trminos siguientes. No es difcil comprender en qu sentido una teora clsica puede ser considerada una interpretacin directa o indirecta de una cierta poca, en la misma medida en que dicha teora parece presentar una visin, o mejor dicho, una versin global de la (su) realidad. Como suele decirse, la de un testigo que da su versin do ios hechos. Ms difcil resulta comprender cmo ciertas construcciones conceptuales pertenecientes a una teora clsica, o incluso su estructura categora! subyacente, su modelo, pueden ser consideradas vlidas no slo en relacin con !a realidad histrica a la que se refieren sino tambin para interpretar realidades de pocas diferentes, sin por ello presuponer anuladas las propias diferencias. La validez transtemporal de las teoras clsicas, varias veces sealada por Bobbio43, slo parece concebible en la medida en que se asuma que dichas teoras llegan a captar, o a reflejar y revelar, una suerte de continuidad en la historia que permanece a pesar y a travs de las transformaciones al menos, una continuidad de los problemas a Jos que en cada momento se otorgan soluciones diferentes. Del conjunto de escritos bobbia- nos dedicados a los clsicos se deduce de forma clara, aunque no siempre explcita, la conviccin de que existe una continuidad de este tipo que encuentra expresin y al mismo tiempo confirmacin justamente en los temas recurrentes* siempre replanteados y re- discutidos a lo largo de los siglos de la historia del pensamiento poltico. As, el problema de las formas de gobierno, cuntas y cules son, cul es Ja mejor o la peor; el problema *del origen, la

    42. K, Marx, Introduccin de 1257 a Lineamenti fondamentali deila critica deH'etonomia politica, La Nuova Italia, Florencia, J93, p. 40 Ittad. cast, de P. Scarn, Elementos fundamentales para la crtica de la economa poltica. Siglo XXI, Mxico/ Madrd'Btienas Aires, 1972].

    43. Ci., por ejemplo, infra, p. if>-

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  • MICHELANGELO BOVCRO

    naturaleza, la estructura d destino, la fundamentad n, la legitimidad del poder poltico*. Ahora bien, no slo son recurrentes los problemas, sino tambin, aunque con innumerables variantes (que Bobbio denomina variaciones sobre el tema} sus diferentes plan- teamientos y soluciones de las que resulta, por tanto, posible y fe- cundo reconocer las semejanzas y diferencias, agrupndolas en gneros y especies, reconstruyendo modelos y paradigmas conceptuales que, afirmados ec cierto tiempo y lugar, se agotan y desaparecen, resurgiendo y renovndose en otros momentos y lugares. De ah, la peridica reaparicin de la vuelta a los antiguos y, en general, el resurgimiento en varias ocasiones y de forma diferente de conceptos que en un cierto momento parecieron superados: neokantismo, neo-hegelianismo, neo-marxismo, etc. Bobbio suele citar con agrado el ho rad ano Multa r&nascetttr.

    No se trata, obviamente, de que Bobbio ignore la realidad de los cambios histricos, negando los cuales la propia historia se reducira a una mera apariencia. Considera ciertos cambios profun* dos y radicales y* en ocasiones, aunque con cierta cautela, irreversibles, lo que excluye una visin cclica del tiempo; pero, sin embargo, no capaces de excluir netamente la continuidad entre el antes y el despus. Si tuviese que ejemplificar con un lenguaje metafrico, por tanto simplificador, la representacin bobbiana del devenir histrico la historia de los eventos reales y la del pensamiento que Jos refleja, al menos dentro del mbito occidental al que Bobbio se refiere, dira que su marcha.muestra ciertamente giros*, en casos excepcionales tan drsticos que casi parecen vuelcos, pero no verdaderas fracturas. Es cierto que Bobbio ha su- brayado con frecuencia la relevancia del crucial giro que implica el paso de la era premoderna a la era moderna una verdadera revolucin copernicana* derivada de la afirmacin de la primaca de los derechos sobre los deberes^, pero igualmente ha recordado que los clsicos modernos, de Maquiavelo a Montesquieu y Rousseau, han seguido reflexionando sobre los acontecimientos, instituciones y teoras de los antiguos, no slo a modo de historiadores, sino tambin como estudiosos de la poltica, para extraer de ellos ensean-

    44. Extraigo est telaeio de problemas del ensayo obre Il modello giusnatura- Iktico: Rivista internazionale di fiioofia el diritto L/4 (1 $73), p. 609.

    45. Cf. ea el presente volumen el captulo IX. I; La primaca de los derecho sobre los deberes, que se corresponde con la primera versin, rica ea vaciantes, del ensayo sobre L'Et dei

  • iMTAODuCCtN. LA lOEA OE UNA TOfclA CENERAI. Ot (.a COLITICA

    zas. No se explicara afirma Bobbio en la voz Estado* redactada en 1981 para la Enciclopedia Einaudi- este continuo reflexionar sobre la historia antigua y sus instituciones s llegados a cierto punto del desarrollo histrico, hubiese habido una fractura tal que originase un tipo de organizacin social y poltica incomparable a las del pasado**. En un ensayo de 19S0, enfrentndose polmicamente a cuantos afirmaban apreciar un cambio radical en los con* notados y en las leyes del movimiento de la poltica, Bobbio adverta: Para no dejarse engaar por las apariencias y no verse inducido a creer que cada diez anos la historia recomienza de cero> es preciso tener mucha paciencia y volver a escuchar la leccin de los clsicos*17. Cierto es que en este ensayo Bobbio recorra la leccin de los clsicos a partir de Maquiavelo, pero lo haca precisando inmediatamente que se podra regresar mucho ms atrs. No por casualidad haba citado antes el pasaje de los Dis' cursos sobre la Primera Dcada en el que se afirma que todas las cosas del mundo en todo dempo tienen su propio reencuentro con los tiempos antiguos.

    La idea de la continuidad de Ja historia, y de su inevitable reflejo en Ja historia del pensamiento, resulta evidente en aquellos epgrafes de la voz Estado, antes citada, en los que se discute el problema de si el trmino Estado conviene exclusivamente aj Estado moderno o si, por el contrario, conviene tambin a las formas polticas anteriores. Tras haber examinado ios argumentos en favor de la primera tesis, y aclarado que todo se reduce a la cuestin de si deben ponerse en evidencia ms las analogas o las diferencias entre el as llamado Estado moderno y los ordenamientos anteriores, Bobbio invita a la constatacin de que un tratado de poltica como el de Aristteles, dedicado al anlisis de la dudad griega, no ha perdido su eficacia descriptiva y explicativa en relacin con los ordenamientos polticos que se han sucedido desde entonces hasta nuestros das. Y, poco despus: -Como la Poltica de Aristteles para las relaciones internas, las Historias de Tucdides para las refa-

    46, Dicha voz aparece ahora recogida eos ef ttulo Stato, potere e governo en N. Bobbio, Stato, governo, arieti, dr., 2199J, p. 6I. [Estado, gobierno, sociedad, cit., P- 79]-

    47. * N. Bobbio, Li politici tra soggetti e istituzioni: le lezioni dei elusici ; D w io- .razia e diritto XX/S (1980), p. 641. l nsyo se reprodujo despus con i l ttulo La crisi deUa democraza e Elezione dei classici ji N. Bobbio, G. PoncarayS. Veca, Cria delia democrazia e tteocontrertualismo, Sditoti Riuniti, Ruma, 1984, pp. 9-33 (d pasaje diado aparece co b p. 10).

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  • MICHEIANGEIO &OVKO

    ciones externas son, an hoy, fuente inagotable de enseanza y puntos de referencia y comparacin**.

    Se podra decir que, desde la perspectiva de Bobbio, para man- tener la continuidad entre los clsicos y nosotros Citamos nosotros mismos y Jos clsicos. stos, en la medida en que inauguran tradiciones que se difunden y que, a travs de miles de mediaciones, llegan hasta los modos de pensamientos ordinarios y al mundo de los usos lingsticos cotidianos; y, recprocamente, nosotros mismos, con nuestra mirada retrospectiva, en la medida en que recurrimos de forma ms o menos consciente al patrimonio de sus ideas, teelaborndolo, Ahora bien, esto no es mis que la doble forma de producirse y reproducirse, Ja forma de continuar una cultura. En este sentido, Bobbio se refiere a la cultura occidental* comienzo por los griegos dado m escaso conocimiento del pensamiento oriental*49 como a Ja cultura que hemos heredado y que poseemos, fundamentalmente* en el lenguaje. Es, en efecto, dentro de los confnes de esta continuidad donde encontramos a los (clsicos, en la medida en que se mantiene nuestra capacidad de reconocerlos como tales. Vuelve a resultar evidente que, desde esta perspectiva, lo que se pretende extraer de los clsicos no es tanto su significado histrico en sentido estricto, sino ms bien, como sugiere Bobbio en la Introduccin a los Estudios begeliattos, hiptesis de investigacin, motivos de reflexin, ideas generales*10. De esta forma, el estudio de los clsicos abre la puerta a la construccin de una teora general de la poltica.

    De los autores# a os conceptos para la teora general

    El propio Bobbio nos aclara en su ya c o rd a d a Introduccin de 1984 a la bibliografa de sus obras*1 cules son los clsicos a los que ha dedicado mayor atencin en la bsqueda de los temas recurrentes, cules son, por tanto, sus autores. Como l mismo reconoce, la lista se Umita a diez nombres, divididos en dos series de cinco. De un lado, Hobbes, Locke, Rousseau, Kanc y Hcgcl, y , de otro, Catta- neo, Croce, Kefeen, Pnreto y Weber, por amor de la simetra. Ahora

    48. N. Bobbio, Siato, poicrc c govemo, en fd., Stazo, governo, socte, 21995, pp. 60-61 [Estado, gobierno, sociedad, cir., pp. 76 y 77).

    49. Jn/ra,p_33.50. N. BdUo, Studi hfgeliani, Eloaudi, Torillo, 19 1, p. XVLLl.51. CL Bibliografa ciegH trflf rit-, p. XXV.

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  • I N T R O D U C C I N . VA I D E A D E U N A T E O R I A G E N E R A L DE LA P O L T I C A

    bien, recorriendo el ndice de nombres deJ presente volumen es po- sible extraer algunas ideas tiles para completarlo. Es obvio que no rodos han tenido el mismo peso en el itinerario intelectual de Bob- bio. Si tuviese que elegir de entre los autores asiduamente estudia- dos por Bobbio, cul ha sido el que ha dejado la mayor impronta sobre su pensamiento poltico no tendra dudas a la hora de sealar a Thomas Hobbes, Aado inmediatamente que, a mi juicio, la influencia de Hobbes sobre Bobbio o, si se prefiere, la inspiracin hobbe- iana del pensamiento de Bobbio se refiere ms a la forma que al contenido5*. En primer lugar, puede decirse que Hobbes, con su vocacin por Ja precisin y la sobriedad del lenguaje y las definiciones rigurosas, f&e el-indicador en el campo de la filosofa poltica del estilo analtico en sentido moderno, adoptado por Bobbio. No por casualidad la obra'hobbcsian, a su vez, ha sido objeto privilegiado de Ja historiografa filosfica de orientacin analtica que Bobbio ha defendido contra los excesos de la crtica tcontextualsca. Tambin hay que sealar la afinidad entre Hobbes y Bobbio en esa actitud frente a los problemas polticos que no sabra denominar ms que realista, y que encuentra su manifestacin radical, y casi patolgica, tanto en Bobbio como en Hobbes, en la inclinacin a considerar y describir una situacin bajo su luz ms desfavorable, a plantear los problemas en los trminos ms difciles para el hallazgo de una solucin satisfactoria5*. Baste recordar, de un lado, las ms clebres frmulas de Hobbes homo homim lupush bellttm omrtium contra om - nes, y de otro, la aplicacin del modelo hobbesiano propuesta por Bobbio al problema del estado de naturaleza enere los Estados21.

    Ahora bien, ms all de la claridad resultante del rigor analtico y de la actitud realista frente a los problemas polticos, U principal, similitud entre Bobbio y Hobbes se revela en la estructura del razonamiento. Al igual que' sucede con Hobbes, el pensamiento de

    52. Aonquc Bobbio, t contestacin a una conferencia ma titulada Bobbio i Ho- bbes (publicada posteriormente cu el Noticiario de la Universidad de Turc, 1936, d. 6)> me ha sealado con razn que, al margen del mrodo, al menos tres grandes ideas hobbe&ianas han infinido en la formacin de su pensamiento poltico: ti individualismo, ti contnctuattsmcyla dea de la pai mediante la constiuende un poder comn, C. N. Bobbio, De sen&tuttf cir., p. 117 {De stn&lute, eir-, ed. esp., p. 150].

    53. Quizi en esta prctica se encuentra el origen subjetivo de lo que, ms jdc- lancc, denominar el realismo sustancial de Bobbio, distinguindolo del metodolgico.

    54. Cf. N . Bobbio, Demcrata e sistema icternazionale, en id., i l futuro della m octazjat Enaudi, Torino, 199J (no extsre traduccin castellana de cambio* introdpcdos en la edicin italiana de 199S).

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  • NICHECAMGIO BOYERO

    Bobbio resulta, en su ncleo vital, dicctmico Bobbio ha teorizado explcitamente la importancia metodolgica general de las grandes dicotomas, definidas como el producto del proceso de ordenacin y organizacin del propio campo de investigacin en virtud del cual toda disciplina tiende a dividir su universo propio en dos subclases que resultan recprocamente exclusivas y conjuntamente exhaustivas'15. De este tipo seran, segn Bobbio, la dicotoma entre pblico y privado eo el campo del derecho y en el campo de la poltica, por recordar la ms sencilla y amplia de las formuladas acuadas por l; la dicotoma entre Estado y no-Estado5 que, por otra parte, refleja en cierto modo la hobbcsiana entre Estado natural y Estado civil. Junto a Jas grandes dicotomas e inscritas en ellas, encontramos en la obra de Bobbio innumerables dicotomas que denomina parciales o secundaras. Incluso los temas recurrentes, tal como los identifica y analiza Bobbio mediante el estudio de la leccin de los clsicos, y que deben sistematizarse, siguiendo sus indicaciones, en el diseo de la teora general de la poltica como articulacin de la misma, pueden encontrar expresin adecuada y conveniente en frmulas dkotmicas, tales como sociedad y Estado, poltica y moral* democracia y autocracia, reforma y revolucin, etc. Sugerira, como ejercicio de inters, subrayar las dicotomas explcitas e identificar las implcitas, que constituyen la verdadera trama conceptual del presente volumen como de codo el resto de escritos tericos de Bobbio*

    Para construir las bases de la teora general dla poltica median- te el estudio analtico de los clsicos, Bobbio ha utilizado prioritariamente, dos estrategias complementarias. La primera consiste en partir de una nocin de uso corriente para buscar sus diferentes interpretaciones en la historia del pensamiento poltico, con frecuencia insertas en una red de pares dicotmicos. La segunda consiste en partir de la obra de un gran autor para identificar un concepto fundamental del lenguaje poltico, clarificar su significado y, eventualmente, distinguir sentidos confundidos en la misma, con frecuencia {de nuevo) mediante Ja construccin de dicotomas. Constituyen ejemplos evidfentes de la primera estrategia los ensayos bobbianos

    55. Cf. N . Bobbio, La riode tfkoiomij, en . Dalla matura alia ftaiztortc. Comunic, Milano, 1977, p. 145; cf, tamban -Publico/privara*, en Staio, gavemo, societ, ck. (La gran dicotoma: pbljeo/privalo, en Estado, gobierno, sociedad^ l , PP. 11-33].

    56.. Cf.. por ejemplo, infra> p. 115; y, sobre todo, Stato, govemo, societ, cr., pp. H 2-115 [Estado, gobierno y sociedad, cir., pp, 136-139).

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  • I N T R O D U C C I O N . LA I D E A D U N A T E O R I A G Mf c RA L D E LA P O L T I C A

    dedicados a la nocin de sociedad civil** y, en general, las numerosas voces de diccionarios y enciclopedias. De Ja segunda entre los muchsimos escritos que podra sealar, considero ejemplar el ensayo sobre Kant y las dos libertades**, que contina y profundiza la investigacin provocada por la polmica contra los detractores de la libertad liberal. Pero existen igualmente en la obra de Bobbio toda una serie de ensayos en los que el arte de la comparacin alcanza) a mi juicio, los resultados ms fecundos para la construccin de las categoras fundamentales de una teora general de la poltica. Se trata de los ensayos en que Bobbio relaciona determinados aspectos del modelo conceptual de un clsico con los de otros clsicos. Entre ellos colocarla en primer lugar el ensayo dedicado a El modelo ius- naturalista?9, en el que se reconstruyen, contraponindolas al modelo aristotlico, las constantes y las variantes de la teora que han acompaado al afianzamiento del Estado modemoj desde Hobbes a Hegel, con los trminos incluido-excluido. A este mismo gnero pertenece tambin su famoso ensayo sobre Hegel y el iusnaturaliS- tno60. En relacin con la teora general de la poltica, por la relevancia de los temas tratados, destacan los ensayos sobre Afore el Estado y los clsicos y .sobre Maje Weber y los clsicos6*. En el primero, B- bbio afiroia querer indicar, mediante un procedimiento comparativo por afinidades y diferencias, cul puede ser el lugar de la teora del Estado de Marx en la historia del pensamiento poltico62. Esta contraposicin se produce medante cuatro grandes distinciones* en las teoras polticas que se clasifican en idealistas y cealistas, en racionalistas.0 historicsras, en concepciones positivas o del Estado como reino de la rizn y negativas o del Estado como reino de la fuerza y, por ltimo, como distincin interna a esta ltima, en concepciones del Estado como mal necesario y como mal no necesario.

    57. Uoo & ios m is recientes aparece recogido e Stato, gobemo, seiet, cit., pp. 23*42 [EjJc, gobierno, sociedad, cir., pp. 34-53).

    5 S. Incluido en el presente volumen, en el que se corresponde coa el capitalo IL 1.59. Das ensayos de Bobbio tienen est mismo titul. El primero es el ya citado en

    la n, 44; d segundo, rancho mis amplio, constituye La Primera Parte dei N. Bobbio'y M. Bovero Sotiet t stato nella filosofia politica montara, 11 Saggiatole MiLuio, .1979 (ed. csp. Sociedad y estado en la filosofia poittita moderna: mdelo iusrtaturalisia y modelo hegeiartO'ntamanOi trad. de Jos F. Fernndez Santllin, FCE, Mxico, 1986, lr. reimp. de 199SJ.

    60. Actualmente ine luido en N . Bobino, Studi hegeliani, Einaudi, Totino, 1931. 6 1- Inclu Jos eu el presente volumen, en el que se corresponden con los captulos

    II. 11 y 1L U. En /elacin con el segundo de ellos, cf. supra, n. 41.62. Infta, p. 54.

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  • M IC K LAN GIL O BOYERO

    En el segundo ensayo, tras haber considerado sorprendente el escaso inters demostrado por Weber hada los clsicos de la fdosof a poltica, afirma que incluso si se admitiera *[q]ue la teora poltica weberiana ha sido elaborada prescindiendo de cualquier modelo an- tenor no quiero decir que $ea incompatible con la tradicin. Aadiendo, por otro lado, que la comparacin es tanto ms necesaria en cuanto que el pensamiento poltico weberiano parece haber producido [] la ruptura con una tradicin que de Platn Hegel mostr una extraordinaria vitalidad y continuidad. Solamente la comparacin permite responder a la pregunta fundamental: cmo se sita la teora poltica weberiana en la tradicin dt\ pensamiento poltico occidental, al que aparentemente no tiene en cuenta, y cules son los elementos de ruptura y cules los de continuidad?. Bobbio considera fundamental esta pregunta porque slo respondindola [...] puede comprenderse de forma plena una obra extremadamente compleja* como es la webcriana\ Tras haber sometido a un minucioso anlisis la definicin del Estado, la teora de los tipos de poder y la teora del poder legal-radonal de Wcbct, y tras haber comparado estas definiciones y teoras weberianas con las grandes teoras del pasado, concluye, como caba esperar, que [e]l vnculo con el pasado existe; se trata de saber verlos aunque* obviamente, el nexo inevitable entre Weber y los clsicos no quita nada a la originalidad de su pensamiento**.

    Estado y poder, los temas fundamentales analizados en los citados ensayos sobre Marx y "Weber, pueden considerarse las categoras primarias a travs de las cuales Bobbio llega a la determina- dn del concepto general de poltica.

    La poltica y sus confines

    De las tres contribuciones que Bobbio ha sealado expresamente como esbo2os6 para un diseo completo de la teora, los dos primeros la voz Poltica redactada a mediados de los aos setenta para el Diccionario de poltica de Utet, y el ensayo La poltica apareddo en un volumen colectivo en 1987 pero escrito algunos aos antes (que en el presente volumen6* se titulan, respectvamen-

    63. lr,fr

  • INTRODUCCION. LA IDEA OE VH* TEQAlA CCNE&AL DE LA POLTICA

    te, El concepto de poltica y Los confines de la poltica, a los que en lo sucesivo denominaremos, por brevedad, voz y ensayo): persiguen la misma finalidad de definir el objeto general de la teora trazando sus confines respecto a las otras -reas del mundo de la prctica o do la accin social. Inevitablemente, ambos trabajos se parecen y los itinerarios conceptuales propuestos por Bobbio para delinearlos, pese a que el segundo sea ms completo que el primero, terminan por sobreponerse considerablemente. Pero ello no sin variantes merecedoras de consideracin.

    La voz comienza con el origen de la palabra poltica, derivada de politiks} adjetivo de plis, llegando as a una primera definicin formal de la nocin de poltica segn la cual tal nocin aparece relacionada con la de Estado (en su sentido ms amplio). Resulta, por ello, definida como poltica la esfera de actividades que cuentan con el Estado como trmino de referencia, Ahora bien, las actividades polticas se clasifican en dos tipos, dependiendo de que el curso de la accin proceda del Estado, es decir, que la plis sea el sujeto, como en los actos eminentemente polticos de ordenar o dar leyes, o que proceda hacia ei Estado o, mejor dicho, hacia el poder estatal, que resulta objeta de actos igualmente polticos como su conquista o derrocamiento*7. De esta forma, la nocin de Estado como trmino de referencia directo de la nocin de poltica tiende implcitamente a resolverse en, y a ser sustituido por, la de poder, principio y fin a su vez de la actividad poltica. Si pasamos al ensayo, en la definicin inicial de poltica, tambin aqu identifica- da con una esfera de las acciones, los dos procesos de la accin poltica se designan brevemente mediante los trminos conquista y ejercicio, sin particular referencia a su distincin con referencia directa al poder ltimo (supremo o soberano)*, y tan slo indirecta a la comunidad de individuos? y al territorio**. Por otro lado, cualquiera podra reconocer en esta definicin los tres elementos constitutivos de la nocin jurdica ms habitual de Estado. Ahora bien, no hay duda de que de las nociones primarias mediante las cuales Bobbio construye la definicin de poltica, Ja principal es la de poder. Entre otras cosas porque resulta la ms amplia. En el modelo de Bobbio, la esfera del poder es ms amplia que la de la poltica y sta, a su vez, ms amplia que la del Estado.

    Aunque es cierto que no es posible concebir en modo alguno la poltica sin poder, resulta igualmente cierto que no todo poder es

    6 7 . fa fru .p . 102.6 8. h fra ,p .\$ \.

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  • K I C K E L A N G E L O B O Y E R O

    poltico. En la voz, tras haber analizado brevemente la tipologa clsica de las formas de poder paterno, desptico y poltico de la teora de Aristteles basada en el criterio del mter& de aquel en favor del cual se ejerce el poder, y en la teora de Locke, basada en el criterio de los principios de legitimidad, considera que cualquiera de las dos versiones es inadecuada para, identificar el poder poltico como taU Los gobiernos paternalistas y despticos no son, en realidad, menos gobiernos, es decir, menos polticos que lo$ ejercidos en inters pblico o legitimados por el consenso49. Por ello, propone como ms adecuada la tipologa que denomina moderna, la que distingue tres clases principales de podereconmico, ideolgico y poltico basndose en el criterio de los medios de que se sirve el sujeto activo de la relacin para condicionar el comportamiento del sujeto pasivo70. La tipologa de Bobbio, que, en su simplicidad y aparente obviedad, permite abarcar la mayor parte de las teoras sociales contemporneas, resulta ciertamente construida mediante la extrapolacin y la extensin por analoga a todo el mbito del concepto ms amplio de poder, de la clebre definicin weberiana de poder poltico basada en el medio especfico de la fuerza fsica. Tan es as que desemboca en la misma caracternctn del poder poltico como poder coactivo y exclusivo, es decir, detentador del monopolio del uso de la fuerza (o de los medios de coaccin).

    El reconocimiento del vnculo necesario entre poder poltico y fuerza constituye para Bobbio el ncleo esencial de una concepcin realista de la poltica^ capaz en cuanto tal de hacemos comprender la verdad efectiva* Respecto de sta, considera desorien- tadoras las tradicionales concepciones teleoigicas que definen la poltica no a partir del medio sino del fin o fines que persigue. Parece pues admitir sin reservas el conocido rechazo weberiano considerar caracterzador del poder poltico el fin junto al medio, hasta e) punto de afirmar perentoriamente que no existen fines de la poltica de una vez y para siempre, y mucho menos un fin que los incluya a todos y que pueda ser considerado el fin de la poltica?1, Sin embargo, Bobbio corrige parcialmente esta drstica afirmacin admitiendo que pueda hablarse correctamente de, al menos, un fin mnimo de la poltica: el orden pblico72.

    69. /n /w , pp. 103-104.70. In f a p . 104.71. Infn, p. 109.72. Itifr*, p. 110.

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  • I N T R O D U C C I N . L A I D f A OC U H A T E O R A G I N E R A L t>f L A P O L T I C A

    En realidad, la crtica de las concepciones ideolgicas sirve a Bobbio para excluir como inadecuadas aquellas definiciones no descriptivas de la pol/tica, que l denomina persuasivas, es decir, las que atribuyen a la poltica fines diferentes del orden, como el bien comn 1...] o la justicia u otras nociones de fin como la felicidad, la libertad, o la igualdad. En otras palabras, sostiene Bobbio, no es posible recurrir a la nocin de valores excesivamente controvertidos [...] para identificar el fin especfico de la poltica. Ahora bien, Bobbio, de esta forma, parece reconocer, en contradiccin con el perentorio rechazo anterior, la existencia de un fin especfico y no slo de un medio especfico de la poltica, aunque se trate de un fin mnimo que forma tin todo con el medio. Tanto e$ asi que, inmediatamente despus, critica la teora segn la cual el carcter poltico del poder consistira en ser un fin en s mismo: Si el fin de la poltica [...] fuera realmente el poder por el poder, a poltica no servira para nada7*.

    Sin embargo, en el ensayo en el que Ja reconstruccin del con- ccpto de poltica aparece enriquecido con ciertas variantes respecto a la voz, y igue un recorrido, en parte diferente, y en $u primera parte, inverso, en el orden de los argumentos Bobbio vuelve a insistir perentoriamente en que [d]e$de la perspectiva del juicio de hecho, que slo permite distinguir la accin poltica de las acciones no polticas, el criterio del fin resulta inadecuado. Admite, eso s, la existencia de un objetivo mnimo de cualquier Estado y lo identifica como el orden pblico interno e internacional; pero se trata de poco ms que de una alusin* rpidamente superado por la insisten* ca sobre el criterio del medio, a partir de cual se reformula la tipologa de las clases de poder74.

    La divisin de las formas de poder en las tres clases de poder poltico, poder econmico y poder ideolgico permite a Bobbio, tanto en la voz como en el ensayo, pasar al problema de los confines de la poltica, distinguindola de las dos esferas sociales contiguas, la religiosa, o genricamente espiritual o intelectual, y Ja econmica, o

    73. Irtfra, pp. 110* 112, cursiva aadida.74. Infta, pp. 16-4-167. Tin ro eo Ja voz como en d ensayo, aunque m is resumida

    mente eo este ltimo Bobbio toma en consideracin la teora de Cari Schmitt que define Ja polftiea, o mejor dicho, el concepto de lo poltico* basndose en el p*r de categoras amigo-enemigo ) se inclina a considerarla compatible c-n la definicin que l propone, toda vez que resulta recooducble al vnculo entre poltica y facnu. Ahora bien, en lavo&aade que considera laperspectiva de Schmitt unilateral*, en la medida eu que slo alcanza a ios conflictos polticos. El tema de U comparacin entre las concepcin de la poltica de Eobhio y de Semitt merecera profundizarse.

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  • HICHELANGEIO OVEflO

    de la sociedad civil en el senado hegelo-marxiano de la expresin. Son aquellas que en la voz Bobbio haba denominado las dos esferas del no-Estado75. Resulta extrao que en ninguno de los dos escritos se haya puesto adecuadamente de relieve otra distincin, presente en diferentes trabajos, a travs de la cual Bobbio aclara quc> aunque la esfera de la poltica sea (o, mejor dicho haya llegado histricamente a ser) ms restringida que la esfera social general, tambin es (ha llegado a ser) ms amplia que la esfera del Estado. La propia emancipacin de la sociedad civil (en sentido amplio) del Etado ha permitido la creacin en ella de grupos de inters y de opinin que, en la medida en que contribuyen de forma directa o indirecta a la formacin de Jas decisiones colectivas (vlidas coactivamente erga omttes), desarrollan una actividad propiamente poltica y, por ello mismo, son con roda justicia grupos polticos, pese a no ser parte del Estado-instirudn o del Estado-aparato7*.

    Adems y ms all de la distincin entre esfera poltica y esfera social, Bobbio se ocupa brevemente, en la voz y en el ensayo, del problema de la distincin entre poltica y moral, y (tan slo en el ensayo) de la distincin entre poltica y derecho, ambas desarrolladas con riqueza de detalles en otros trabajos ms especficos77. En el ensayo, Bobbio aclara oportunamente que la primera distincin, entre poltica y sociedad, y las otras dos se sitan en planos diferentes, respectivamente, el del ser, en el que se plantan cuestiones de hecho, y el del deber ser, en el que se plantean cuestiones de valor o, mejor dicho, de normas. Una cosa es el problema de los caracteres que de facto distinguen la accin poltica y la accin del poder poltico de otros tipos de accin y de poder, y otra, el problema de las normas vlidas o que deberan serlo para la accin y el poder polticos. Moral y derecho son, en el lenguaje de Bobbio, dos tipos de sistemas normativos (dentro de los cuales encontramos diferentes cdigos concretos, ticos y jurdicos, respectivamente) que pueden, en principio, aplicarse independientemente el uno del otro y prescindiendo de la relacin entre ellos a las ms variadas esferas de actividad y, por tanto, a la accin poltica aunque no slo a ella. El problema de la relacin entre derecho y poltica resulta ms complejo tanto en comparacin

    75. ln f r a ,p .n s .76. lnfra, pp>. 23-24.77. Particular meare en las titulados tica y poh'dca y Dei poder a l derecho y

    vena., &mbo& incluidos cu elptesnte volumen, en d que se corresponden con los cap- fulos ID. II y IV. II.

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  • I N T R O D U C C I O N . LA I P A DE U N A T O A l A G L N E R A C . O E LA P O L T I C A

    con el de la relacin entre moral y poltica, como con el de la relacin entre derecho y otras esferas de la accin, j'a que se trata de una relacin de interdependencia recproca. Es decir, explica Bobbio en el ensayo, por un lado la accin poltica se hace efectiva a travs del derecho y, por otro, el derecho delimita y disciplina la accin poltica78. De ah el recurrente 3sunto de la relacin reversible entre ley y poder soberano y la difcil cuestin de la primaca de una sobre otro o viceversa. Ahora bien, el problema de la relacin entre moral y poltica parece ms complejo que entre derecho y poltica y, sobre todo, ms grave que el de la relacin entie la moral y las otras esferas de la actividad humana, puesto que lo que desde siempre se ha discutido es si resulta plausible el propio planteamiento de la cuestin de la licitud o ilicitud moral para la accin poltica o, al menos, el plantersela en ios mismos trminos en que se hace para los otros tipos de accin. El asunto de la relacin enuc tica y poltica resurge continuamente de la constatacin, en apariencia nmodi(ic$ble} de b contradiccin entre la pol/rica y la mord comn. De aqu la bsqueda a la que se ha dedicado en toda poca la filosofa poltica de la explicacin y justificacin de este hecho de por s escandaloso7**

    Bobbio sugiere en el ensayo que el problema, en su forma ms aguda, se ha plasteado con la formacin de los grandes Estados territoriales modernos, en los que la la poltica se muestra cada ve* ms como el lugar en el que se desenvuelve la voluntad de poder40. Fcilmente puede advertirse que en una afirmacin como sta tomada aisladamente, extrapolndola del contexto y, por tanto, sin tene en cuenta la reconstruccin y la discusin de Bobbio de las diferentes soluciones histricamente propuestas al problema de la divergencia entre tica y poltica** asoma, en el discurso de Bob- bio, una concepcin realista o un aspecto de la misma que va ms all de la pura y simple consideracin avalorativa que le haba conducido a refutar las concepciones idealizantes implcitas en las definiciones teleolgicas de la poltica, con frecuencia no descriptiva? sino persuasivas*. Un realismo pol/rico ms cercano al significado habitual (por otra parte, ambiguo) de esta expresin, que no consiste simplemente en una visin de la realidad exenta de valora-

    ?$. Infra, pp. 177-7?.79. Infra, p. 124.50. Infra>p. 173, entrecomillado aad/do.51, Especialmente, en el crvayo obre tica y poltica, recogido en ei capiculo

    i l i .

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  • MICHEIAHGLO lOVEftO

    dones, sino que tiende a describir la propia realidad poltica como un mundo refractario a los valores; es ms, en ltimo trmino, con una connotacin valorativa implcitamente negativa. Desde una primera perspectiva, el realismo, llammosle metodolgico, nos hace comprender la verdad efectiva definiendo el poder poltico trmino de referencia ineludible de todo el mbito de actividad al que denominamos poltica a travs del medio especfico* de la fuerza. Desde una segunda perspectiva, el realismo, que podramos denominar sustancial, viene a reconocer en la poltica el escenario de la violencia y del fraude y difcilmente ve en el poder otro rostro que no sea el demonaco. Por un lado, el realismo es una mirada sobre !a realidad poltica no condicionada por los inicios de valor; por otro, es tambin una imagen de esa misma realidad semejante a la que se atribuye a los maquiavlicos y, habitualmente, $e considera negativa axiolgicamente, e incluso terrible. Ambos aspectos resultan difciles de distinguir, y aunque no existan dudas de que cuando Bobbio afirma su adhesin al realismo se refiere al primero ambos estn presentes (como veremos a continuacin) en U obra bobbiana.

    Ello no significa que Bobbio se incline a admitir una versin extrema, hiper-realista de la as llamada autonoma de a potinca. Para l h poltica no se sustrae enteramente, como ninguna otra esfera de La accin humana, al juicio moral incluso si [...] se trata de una moral diferente o parcialmente diferente a la moral comn22:

    Pese a las todas justificaciones de la conducta poltica que se aparta de las reglas de la moral com n, el tirano sigue siendo un tirano, y puede definirse com o aquel cuya conducta n o puede ser justificada por ninguna de Las teoras que s reconocen una cierta autonom a normativa a la poldea respecto a la m oral11.

    Incluso admitiendo lo que no se hace en todos los casos que el fin justifique los medios, sigue existiendo, de todas formas, el problema de la legitimidad del fin14 y el fin de la accin poltica no puede ser (no resulta lcito que sea) simplemente el del poder por el poder. O, mejor dicho, cuando lo es, la acdn resulta injustificada. Las consideraciones de Bobbio sobre la legitimidad moral del fin pueden ponerse en relacin con la distincin entre poder de hecho y poder legtimo, que aparece en el ensayo como

    S2. nfra, p. 146.83. Infra, p. 144,84. Infra, pp. 145-147.

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  • J J T H O D U C C I O N . t A I D E A C E U N A T E O R I A G H E R A I , D E L A P O l f T l C *

    un aspecto de Ja relacin entre poltica y derecho y que retoma, en cierto sentido, el problema de la propia naturaleza del poder poltico. Con frecuencia, parecera que Bobbio se hubiera inclinado por excluir la legitimidad una nocin a la que se recurre siempre que se necesita dar una justificacin al poder poltico de las connotaciones que identifican al poder poltico como tal. Para ser reconocido como poltico, basta con que un poder sea coactivo y exclusivo, no necesariamente ha de ser legtimo. El poder que un tirano ejerce efectivamente es poltico aunque no sea legtimo (no est autorizado: tyrannus ex defectu itulij y aunque su accin resulte, adems, moral y jurdicamente injustificable (tyrannus ex parte exereitit). Con todo, la propia efectividad del poder, es decir, el hecho de que un determinado poder consiga imponerse eficazmente y hacerse obedecer de manera continuada, supone una cierta necesidad de legitimidad. La efectividad, es decir, la continuidad de un poder exclusivo sobre un determinado territorio no es un mero echo, sino tambin la consecuencia de una serie de comportamientos motivados, a cuyas motivaciones es necesario remontarse para juzgar el grado de legitimidad de un poder en una determinada situacin histrica**. Y, efectivamente, no existe tirano alguno (o gobierno desptico o dictadura golpista) que no busque algn ripo de justificacin legitimadora. En resumen, un poder poltico es de facto poltico incluso si no es legtimo, pero ningn poder poltico es un puro poder de sino que (de hecho) tiene necesidad de legitimacin y no puede buscarla ms que recurriendo a va