LAS VOCES DE QUIENES CUIDAN - Ayuntamiento de Los Arcos · 2018-05-25 · quienes cuidan. Los...

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1 LAS VOCES DE QUIENES CUIDAN Los costes no visibles de los trabajos de cuidados en la Mancomunidad de Servicios Sociales de la Zona de los Arcos Nafarroako Berdintasunerako Institutua Lagunduta Subvenciona Instituto Navarro para la Igualdad

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LAS VOCES DE QUIENES CUIDAN

Los costes no visibles de los trabajos de cuidados en la

Mancomunidad de Servicios Sociales de la Zona de los Arcos

Nafarroako Berdintasunerako Institutua Lagunduta

Subvenciona Instituto Navarro para la Igualdad

Las voces de las que cuidan,

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LAS VOCES DE QUIENES CUIDAN Los costes no visibles de los

trabajos de cuidados en la Mancomunidad de Servicios

Sociales de Base de la Zona de Los Arcos

Título Las voces de quienes cuidan. Los costes no visibles de los cuidados en la Mancomunidad de SSB de la Zona de Los Arcos

Autora Sara Ibarrola Intxusta

Colabora: Paola Damonti

Impulsa Mancomunidad de SSB de la Zona de Los Arcos. Ayuntamientos de: Los Arcos , Aguilar de Codés , Armañanzas , Azuelo , Bargota , Desojo, Espronceda , El Busto, Mues , Sansol , Torralba del Río y Torres del Río.

Financia Mancomunidad de SSB de la Zona de Los Arcos e Instituto Navarro para la Igualdad

Foto de la Contraportada Rosa Hernández, cuidadora de Bargota, lanzando el primer cohete de las fiestas locales. Foto publicada en Diario de Noticas (27/08/2016)

“Sabes que hay que cuidar, que alguna vez te va a tocar, pero realmente no eres consciente de todo lo que cuidar puede cambiar tu vida, todo lo que te puede afectar a nivel familiar, de salud, a nivel psicológico…” (GRP).

A todas las mujeres que cuidan, especialmente a quienes a

través de sus experiencias han hecho posible este estudio

INDICE

1. PRESENTACIÓN 1

2. OBJETIVOS, METODOLOGÍA Y ESTRUCTURA DE CONTENIDOS 2

3. ¿QUÉ MODELO SOCIAL DE CUIDADOS QUEREMOS? UNA APROXIMACIÓN DESDE LA TEORÍA 4

4. ALGUNOS DATOS SOBRE LOS CUIDADOS EN LA MANCOMUNIDAD DE SSB DE LA ZONA DE LOS ARCOS 9

5. LAS VOCES DE QUIENES CUIDAN 15

5.1. LA SOSTENIBILIDAD DE LA VIDA: UNA RESPONSABILIDAD ¿FEMINIZADA? 15

5.2. ENTRE LA SATISFACCIÓN Y LA OBLIGACIÓN: ¿POR QUÉ CUIDAN LAS MUJERES? 19

5.3. LA PRECARIEDAD DE LOS TRABAJOS DE CUIDADOS 21

5.4. LA REALIDAD DE LAS TRABAJADORAS DE CUIDADOS MIGRANTES 28

5.5. EL TIEMPO LIBRE Y LA SALUD DE LAS CUIDADORAS 30

6. ALGUNAS PROPUESTAS 33

7. BIBLIOGRAFÍA 35

ANEXO. MAPA DE RECURSOS 37

Las voces de quienes cuidan

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1. PRESENTACIÓN

El pasado mes de agosto el Pleno municipal de Bargota decidió que fuese una mujer que trabaja cuidando a personas mayores, en representación de todas aquellas que lo hacen tanto en el municipio, como en la Mancomunidad de Servicios Sociales de la Zona de Los Arcos, quien, junto con otras siete que realizan funciones similares, tirara el cohete que da inicio a las fiestas. Este hecho representa un hito simbólico de gran calado para la historia de la zona, porque de forma colectiva, por primera vez, se reconoce públicamente a quienes cuidan. Hacerlo, además, contribuye a reparar la invisibilidad desde la que las mujeres desempeñan estos trabajos, a darles valor y a empoderar a quienes tradicionalmente vienen ocupándose de la sostenibilidad de la vida.

Este hito tan relevante para la resignificación de los cuidados no es una actuación aislada. Desde hace diez años, y el marco del Pacto Local por la Conciliación de la Mancomunidad de Servicios Sociales de Base de la Zona de Los Arcos, PLxC1 se vienen impulsando numerosas actuaciones para que los 12 Ayuntamientos que la integran, junto con agentes sociales y económicos, empresas, instituciones que intervienen en el territorio y, sobre todo, las mujeres y hombres que habitan este espacio, reflexionen sobre cómo transformar la organización social de los cuidados. A través del PLxC, como espacio de transformación a través de la concertación, sensibilización, formación, participación y trabajo, se han impulsado numerosas actuaciones que, poniendo en el centro la búsqueda de otra gestión de los cuidados, han mejorado el bienestar y la calidad de vida de mujeres y de hombres.

En este contexto, en el año 2014, el Instituto Navarro para la Igualdad, como parte del Proyecto “In-Pactos. Innovar desde la ética del cuidado a través de la experiencia de los PLXC”, elaboró y transfirió diferentes propuestas para mejorar la organización social de los cuidados desde las Entidades Locales. Una de ellas, que lleva por título “Las voces de quienes cuidan. Los costes no visibles de los cuidados” es la que ha dado origen a este estudio.

Dar voz a quienes cuidan en la zona de Los Arcos implica analizar sus vivencias a partir de relatos. Por eso, a través de estas líneas se quiere dejar constancia de que este estudio no hubiera sido posible sin ellos, que han sido muchos y diversos. Su análisis ha permitido que la experiencia individual se transforme en colectiva y genere conciencia sobre una realidad que discrimina a las mujeres.

1 El PLxC de la Mancomunidad de SSB de la Zona de los Arcos es uno de los Pactos comarcales del Programa

Pactos Locales por la Conciliación, que impulsa Gobierno de Navarra a través del Instituto Navarro para la Igualdad.

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2. OBJETIVOS, METODOLOGÍA Y ESTRUCTURA DEL DOCUMENTO

OBJETIVOS

Este estudio busca, a través del análisis de los testimonios de las personas que desarrollan en la zona de Los Arcos trabajos de cuidados, poner voz a sus experiencias y vivencias. Así, legitimando estas voces, dándoles autoridad como vía para que tengan incidencia social y política, porque son las protagonistas de este estudio, persigue:

� Reconocer los trabajos de cuidados, que no son visibles y se naturalizan en las mujeres, condicionándoles sus vidas.

� Dar valor a los cuidados, como un elemento central para la sostenibilidad de la vida.

� Contribuir a resignificar los cuidados, para poder sentar las bases de otro modelo social más humano y vivible.

METODOLOGÍA

Este estudio se ha realizado a partir de métodos y técnicas cualitativas y cuantitativas, teniendo un fuerte peso las primeras para la elaboración de los contenidos.

La necesidad de enmarcar esta investigación en el contexto sociodemográfico en el que se desarrolla ha requerido la utilización de fuentes secundarias de carácter cuantitativo. Más concretamente, la Estadística del Padrón Continuo, la Encuesta de Población Activa, datos de desempleo registrado (proporcionados por el Observatorio de la Realidad Social), así como información relativa al sexo de las personas cuidadoras (proporcionada por el SSB de la Zona de los Arcos). Esta información, como luego se describirá, es compleja de obtener, por la escasez de datos desagregados por sexo para los 12 Ayuntamientos que integran la Mancomunidad.

El objeto de la investigación también ha requerido de la utilización de fuentes primarias de tipo cualitativo y, más concretamente, de la realización de grupos focales. Esta técnica, de hecho, ha permitido conocer y analizar los discursos de las personas objeto de la investigación y poner en valor su conocimiento.

Se han realizado tres grupos focales:

� El primero, con profesionales que trabajan en diferentes recursos que guardan, de diferente manera, relación con los cuidados (Centro de Salud, Servicio Social de Base, Servicio Navarro de Empleo, Residencia para personas mayores, Escuela Infantil y Primaria y Asociación de voluntariado Virgen de Codés). Cuando en el texto se haga referencia a este grupo, se utilizarán las letras GRP (grupo recursos públicos).

� El segundo, con mujeres que están cuidando en el ámbito familiar y de forma no remunerada. Para referirse a este grupo, se utilizarán las letras GMF (grupo mujeres familiares).

� El tercer grupo se ha realizado con mujeres migradas que están trabajando como cuidadoras en diferentes domicilios de la Mancomunidad de SSB de la zona de Los Arcos, internas o no. A este grupo se le designará con las letras GEH (grupo empleadas hogar).

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ESTRUCTURA DEL DOCUMENTO

El documento que se presenta está integrado por tres partes bien diferenciadas, que se han construido desde la premisa de realizar un trabajo pedagógico, que informe y que dé valor al conocimiento y a las diversas realidades de quienes desarrollan trabajos de cuidados en la Mancomunidad de SSB de la Zona de Los Arcos, con el que las personas que habitan este espacio se identifiquen y, sobre todo, que se lea. Desde el convencimiento de que no se puede dar valor a los cuidados a través de un estudio que no sea socializado y cuya redacción excesivamente técnica –que nada tiene que ver con el carácter científico del documento- sea un elemento que sirva para excluir del acercamiento al mismo de buena parte de la población, este documento presenta la información de la siguiente manera:

� Una primera parte, que se corresponde con el capítulo 3, donde se realiza una aproximación de tipo teórico a los cuidados. Este parte constituye el marco teórico del estudio y se ha elaborado, fundamentalmente, a partir del análisis de diferente material relacionado con el análisis de los cuidados desde la economía, la antropología y la sociología. Todas las referencias que se aportan en este apartado aparecen citadas con detalle en la bibliografía.

� Una segunda parte, donde se da voz a la realidad de los trabajos de los cuidados en la zona de Los Arcos y que conforma el núcleo de este documento. A partir del marco teórico, en el apartado 5 se analizan los diferentes discursos que sobre los cuidados están presentes en la zona y que no son visibles en ningún otro documento, estudio o estadística. Además, en el apartado 4 se aporta algún dato de tipo sociodemográfico y económico, que permite delimitar mejor la zona objeto de estudio. No obstante, las voces de los cuidados son las protagonistas de este apartado.

� Por último, se presentan propuestas para vivir mejor en la zona, propuestas que salen de los propios relatos analizados, por tanto, mejoras posibles y cuya implementación competería a la Mancomunidad.

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3. ¿QUÉ MODELO SOCIAL DE CUIDADOS QUEREMOS? UNA APROXIMACIÓN DESDE LA TEORÍA

La sostenibilidad de la vida no puede ser pensada sin hacer una referencia a los cuidados, como un elemento esencial central para hablar de vidas que, como se reivindica cada vez más desde muchos colectivos, merezcan la alegría se ser vividas. No obstante, su abordaje es complejo, porque los cuidados incluyen tanto el autocuidado, como el cuidado que unas personas prestan a otras tanto en hogares y desde otros espacios públicos y privados. Pero, sobre todo, porque la mayoría de las actividades de cuidados, al realizarse en su mayor parte a través de actividades no remuneradas y sin expresión monetaria alguna, son consideradas no económicas2.

En cualquier caso, existe un consenso al afirmar que los cuidados son una dimensión de la vida humana, ya que todas las personas necesitamos de cuidados en nuestra vida, con mucha intensidad en algunas etapas. Los cuidados también incluyen tareas relacionadas con la gestión y mantenimiento de la vida y de la salud, incluido el bienestar físico y emocional de las personas. Por eso, cuidar tiene una parte material, derivada de los requerimientos de los cuidados, y otra parte inmaterial, igualmente importante, porque se relacionada con los afectos y las relaciones que surgen en las relaciones de cuidados, porque éstos no son unidireccionales. Por tanto, los cuidados comportan el uso de recursos materiales e inmateriales que, generalmente, son escasos, no están restringidos a la dependencia y que son invisibles en cualquier análisis económico.

En los últimos años, desde la economía de los cuidados, a través de la producción científica, la reflexión y la propuesta, se está construyendo un nuevo paradigma para el análisis de los cuidados que está teniendo cada vez más incidencia en el desarrollo de las políticas socioeconómicas. Este nuevo enfoque está llevando a cambiar todo el enfoque económico neoclásico, el imperante en la teoría económica, que se “olvida” de incorporar los cuidados al análisis económico, porque prima la lógica del beneficio, sobre la del cuidado.

En este contexto surge la necesidad de pensar en otro modelo de cuidados y, hacerlo, requiere considerar diferentes elementos que aparecen más adelante en los relatos que se presentan y que dan cuerpo al marco teórico de este estudio.

DELIMITANDO TÉRMINOS: CUIDADOS, TRABAJOS DE CUIDADOS Y ECONOMÍA DEL CUIDADO

Conceptualizar los cuidados no es fácil, porque encierra diferentes dimensiones, aproximaciones ideológicas, además de que las desigualdades sociales que genera hacen que cualquier definición que se dé pueda resultar limitada. Pero hay que definirlos o al menos, intentarlo. Por eso, para realizar este apartado se han escogido algunas de las voces teóricas más relevantes y autorizadas en este momento desde la economía, la sociología o la antropología, ya que sus aportaciones se alinean con el objetivo de este estudio y sirven de referencia.

El término de cuidados va más allá de lo que tradicionalmente se ha considerado como trabajos no pagados desarrollados el ámbito doméstico o cuidados de una persona autónoma a otra dependiente. Para este estudio se definen los cuidados como todas las necesidades que requieren las personas para garantizar el sostenimiento y reproducción de su vida, así como su bienestar físico y emocional3. Por tanto, satisfacer las necesidades

2 Gálvez, Lina. La Economía de los Cuidados. Pag.9.

3 Gálvez, Lina. La Economía de los Cuidados. Pag.9.

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humanas básicas tiene una dimensión económica, ya que requiere de recursos materiales e inmateriales, de tiempo y de energía, que también tienen costes.

Desde esta delimitación de los cuidados, los trabajos de cuidados serían las actividades que se desarrollan para satisfacer los cuidados y que pueden estar remuneradas monetariamente o no. Así, el trabajo de cuidados sería tanto el trabajo no remunerado que se realiza en la familia, como el trabajo que se realiza para responder a las necesidades de cuidado de las personas a través de los servicios públicos, el mercado o la comunidad4. Esta definición supone asumir que el cuidado puede proveerse desde las familias, la sociedad civil o la comunidad, el Estado y las instituciones públicas y el mercado, las empresas. Aunque las familias siempre son el espacio fundamental desde donde se desarrollan los cuidados, en función de la cultura y del país, de la situación económica y el empleo, así como de otras realidades, el peso de un espacio u otro en la provisión de los cuidados será diferente. Además, según el espacio donde se desarrollen los trabajos de cuidados, serán pagados o no y tendrán diferente consideración legal o económica. De cualquier forma, está demostrado que aquellas sociedades como las nórdicas, en las que el Estado y las Instituciones Públicas juegan un papel protagonista en la provisión de los cuidados, tienen menores desigualdades de género. La existencia, por ejemplo, de permisos individuales e intransferibles por nacimiento y adopción, y los tiempos que legalmente generan derechos para su disfrute, son un ejemplo.

En este contexto, y descrito de forma somera, la economía de los cuidados incorpora en su análisis a los cuidados y su provisión, entendiendo que el cuidado es el satisfactor de la vida como un todo, es decir, lo que permite a los seres humanos que seamos, tengamos, hagamos y estemos5. Desde un enfoque feminista, es una nueva forma de pensar y diseñar el mundo sacando a la luz todos los trabajos normalmente invisibilizados que están sosteniendo a la vida y que en el sistema capitalista heteropatriarcal permanecen ocultos y están históricamente asociados a las mujeres y la feminidad6.

Aunque hay que constar en los últimos años se están desarrollando nuevas formas de medición de los cuidados, para ir más allá del producto interior bruto como indicador de bienestar, todavía se requiere de mucho trabajo para integrar el trabajo de los cuidados no pagado en el análisis y la política macroeconómica. En concreto, como defiende Diane Elson a través del enfoque de la triple “R”, habría que profundizar en su reducción, reconocimiento y redistribución. Desde el enfoque de la triple “R”, este estudio, donde se da valor a los trabajos de cuidados en la Mancomunidad de Servicios Sociales de la Zona de los Arcos dando voz a quienes cuidan, desde diferentes ámbitos, contribuye fundamentalmente a su reconocimiento.

LA NATURALIZACIÓN DE LOS CUIDADOS EN TORNO A LAS MUJERES Y SU FEMINIZACIÓN: UN ASUNTO DE PODER

En todos los países los cuidados están feminizados, aunque con distintos niveles de corresponsabilidad en ellos de los hombres, la sociedad, las instituciones públicas y las empresas. Una de las claves para entender este desigual y discriminatorio reparto está en la división sexual del trabajo, que en un modelo capitalista y patriarcal como el que vivimos, ha supuesto la asignación histórica a los hombres del trabajo productivo, el del mercado, el que es visible, tiene prestigio social y genera derechos, y a las mujeres el reproductivo, el de cuidados y las actividades que implica, que no tiene ni valor y tampoco

4 Gálvez, Lina. Pag. 20.

5 Gálvez, Lina. Pag. 24.

6 Orozco, Amaia. “Queda bonito hablar de igualdad en el mercado laboral y no plantearse quien limpia el váter en casa”.

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es visible en términos de mercado. De hecho, aunque se obtenga una remuneración a cambio, sigue siendo realizado por mujeres.

En el simbólico colectivo cuidar es reconocido como un trabajo de mujeres, forma parte de “su deber ser”. Escribe la antropóloga Marcela Lagarde, que son las mujeres quienes cuidan vitalmente a los otros (hombres, familias, hijas e hijos, parientes, comunidades, escolares, pacientes, personas enfermas y con necesidades especiales, al electorado, al medio ambiente, a los diversos sujetos políticos y a sus causas). Cuidan su desarrollo, su progreso, su bienestar, su vida y su muerte”7 . Esta realidad, en un modelo como el nuestro, donde ser mujer no tiene el mismo valor real y efectivo que ser hombre, explica que todos los trabajos de cuidados estén devaluados. Incluso cuando éstos se realizan en el ámbito no doméstico, su devaluación, junto con la segregación ocupacional y la feminización de ciertos sectores, hacen que los salarios y las condiciones laborales sean muy precarias.

¿Por qué los hombres asumen de forma escasa y desigual su responsabilidad en los trabajos de cuidados? Porque tienen poder para hacerlo. Siguiendo de nuevo a Lagarde, los hombres no consideran valioso cuidar porque, de acuerdo con el modelo predominante, significa descuidarse8. Cuidar implica dejar de ser el centro de tu vida, de tu disponibilidad y movilidad, y ceder ese espacio a otras personas, a sus tiempos, expectativas, intereses, con los recursos que todo ello implica. Además, supone situarte en una posición de subordinación frente a ellos, porque en nuestra organización social, cuidar es inferior.

REFLEXIONES SOBRE LA CRISIS DE LOS CUIDADOS Y LAS CADENAS GLOBALES DE CUIDADOS

La progresiva incorporación de las mujeres al mercado laboral remunerado, junto con las tendencias demográficas de baja fecundidad e incremento de la esperanza de vida, con el consiguiente envejecimiento de las personas, ha provocado una intensificación de lo que se denomina “crisis de los cuidados”. El modelo anterior de organización de los cuidados, que se caracterizaba por la división sexual del trabajo, hombres espacio público-mujeres espacio privado-, ha quebrado. Aunque se están haciendo esfuerzos legislativos, por ejemplo regular los permisos parentales, y cada vez se crean más recursos públicos, aunque no dejan de ser insuficientes, el peso de los cuidados sigue recayendo en las familias, en concreto, en las mujeres de las familias.

¿Cómo superar la quiebra de una organización social basada en la división sexual del trabajo? Externalizado parte de los cuidados. Y ¿quiénes pueden externalizarlos? Quienes más recursos económicos tienen. Como se ve, el nivel de renta actúa de nuevo como un factor de diferenciación social que no resuelve la gestión de los cuidados, ya que de nuevo son mujeres quienes, a pesar de los salarios y de las condiciones laborales, asumen los cuidados cuando éstos se externalizan. Este hecho se relaciona con la feminización de la migración internacional, que, como mencionan diferentes autoras, ha contribuido a la globalización de los cuidados y de la reproducción social. De hecho, la migración de gran número de mujeres del sur hacia el norte, incluidas entre ellas madres que dejan a sus familias, ha estado cubriendo la demanda de trabajo de cuidados en los países del norte9 . Este proceso también ha afectado a las migrantes y a sus familias de origen, que deben resolver de forma transnacional las necesidades de cuidados de las familias que han dejado atrás.

7 Lagarde, Marcela, “Mujeres cuidadoras: entre la obligación y la satisfacción”.

8 Marcela, Lagarde.

9 Beneria, Lourdes, “Crisis de los cuidados, migración internacional y políticas públicas”, publicado en El trabajo de Cuidados, pag. 363 (ver bibliografía).

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Cadenas Globales de Cuidados

En este contexto, las cadenas globales de cuidados son cadenas de dimensiones transnacionales que se conforman con el objetivo de sostener cotidianamente la vida, y en las que los hogares se transfieren trabajos de cuidados de unos a otros en base a ejes de poder, entre los que cabe destacar el género, la etnia, la clase social y el lugar de procedencia. En su versión más simple, una cadena podría conformarse, por ejemplo10, por una familia de Torres del Río, que ha decidido contratar a una mujer dominicana para hacerse cargo del abuelo, que necesita asistencia constante. Por otro lado, la crisis de los cuidados, en un contexto de crisis estructural como el que se está viviendo en los últimos años, está reprivatizando la reproducción social. La reducción del gasto público en servicios de cuidados o sanitarios está haciendo que éstos regresen de nuevo al hogar, con el consiguiente incremento del trabajo de las mujeres.

La mayoría de las personas mayores y sus familias no pueden asumir el coste de contratar a las cuidadoras o pagar servicios que respondan a sus necesidades reales11. Este caso es especialmente grave en el caso de personas dependientes, que requieren de cuidados continuados durante toda la jornada.

La crisis del cuidado en las personas mayores también es una cuestión de género. Generalmente es asumido por mujeres, de forma no remunerada, aunque cada vez más se externaliza y sin ningún reconocimiento público. Y es paradójico, porque cuanto más cuidan, menos cuidados pueden recibir a su vez, puesto que no pueden tener un empleo asalariado, o al menos no en las mismas condiciones que los hombres, y las prestaciones se calculan sobre la base de años de trabajo asalariado realizados.

LOS CUIDADOS Y LA FEMINIZACIÓN DE LA POBREZA

La desigual y discriminatoria participación de las mujeres en los cuidados es una de las causas que explica la feminización de la pobreza. Siguiendo a Rosa Cobo y Luisa Posada, la feminización de la pobreza se utiliza para expresar el creciente empobrecimiento material de las mujeres, el empeoramiento de sus condiciones de vida y la vulnerabilidad de sus derechos fundamentales12.

Cuidar no te permite tener acceso a los niveles de renta y riqueza que genera un empleo digno. De hecho, el trabajo de cuidados se suele asociar con mujeres pobres, con mujeres pobres con escasa formación y/o cualificación y con población migrante, pues cuando interaccionan con el género otras fuentes de discriminación como la clase social, el nivel de renta, la etnia o el origen geográfico de las mujeres, la desigualdades se agravan.

La participación de las mujeres en el cuidado ha sido una de las razones que les ha impedido

tener acceso a los mismos niveles de renta y riqueza que la población masculina y lo que ha

llevado a la llamada feminización de la pobreza

Cristina Carrasco, Cristina Bordería y Teresa Torns (eds), El trabajo de cuidados. Historia,

teoría y políticas.

10 Orozco, Amaia, Cadenas Globales de Cuidados.

11 Carrasco, Cristina. Pag. 395.

12 Cobo, R. y Posada, L., “La feminización de la pobreza”.

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4. ALGUNAS CIFRAS SOBRE LOS CUIDADOS EN LA MANCOMUNIDAD DE SSB DE LA ZONA DE LOS ARCOS

LA INEXISTENCIA DE DATOS

Una investigación como ésta, focalizada en el análisis de los trabajos de los cuidados en un ámbito rural, plantea grandes dificultades a la hora de proporcionar datos de contexto de tipo cuantitativo, debido a su inexistencia. De hecho, los escasos instrumentos que existen, relacionados con el uso y la distribución del tiempo de mujeres y hombres, incluso la cuenta satélite del trabajo doméstico, aportan información que no es representativa para espacios como el que se estudia en estas páginas.

Otra cuestión que ha limitado este apartado –en cualquier investigación, pero aún más en una que se ocupa de cuidados, un ámbito en el que las desigualdades de género aparecen con especial fuerza– ha sido la escasa disponibilidad de datos desagregados por sexo, ya que esta variable no se incorpora de forma transversal a la producción de información.

Partiendo de estas premisas, se ha optado por presentar algunos datos de carácter demográficos, otros relativos al mercado de trabajo y finalmente, información acerca del sexo de las personas cuidadoras de la Mancomunidad, a partir de datos aportados desde los Servicios Sociales de Base de la Zona. Aunque no es el objeto del análisis que aquí se hace aportar información de tipo cuantitativo, porque los costes de los trabajos de cuidados se concluyen del análisis de los discursos, su presentación, al igual que el marco teórico, aporta información de contexto fundamental para entender el impacto de los cuidados en las vidas de las personas que viven en la zona.

LA EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN DESDE 1975

Si algún rasgo caracteriza la evolución demográfica de la zona de Los Arcos es el descenso de su población, que se reduce casi a la mitad entre los años 1975 y 2015, y su envejecimiento, tal y como evidencian las pirámides de población que se presentan en este epígrafe para los años 1976, 1996 y 2015.

En el año 1975 estaban empadronadas en los 12 municipios que integran la Mancomunidad un total de 4.095 personas, 2.060 mujeres y 2.035 hombres, mientras que en 1996 y 2015, está cifra desciende y se sitúa respectivamente en 3.035, 1490 mujeres y 1.563 hombres, y 2.317 personas, 1.145 mujeres y 1.172 hombres. Como se puede observar en el gráfico que aparece a continuación, en el año 1976 la pirámide era relativamente equilibrada, pese a un vacío en las cohortes centrales y la proporción de personas mayores era claramente inferior a la de niños y niñas y jóvenes. Más específicamente, se observa que, a partir de los 75 años, la población se reducía de forma muy clara.

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Gráfico 1.Distribución de la población de la Mancomunidad de SSB de la zona de Los Arcos por sexo y edad. Año 1975

Fuente: Instituto de Estadística de Navarra. Elaboración propia.

Veinte años más tarde, en 1996, la fotografía ya es profundamente diferente. La pirámide empieza a adquirir una forma de triángulo invertido y la proporción de personas mayores va incrementándose. En este momento, sin embargo, todavía sigue detectándose una fuerte reducción de la población a partir de los 75 años y, aún más, a partir de los 85. Por tanto, la distribución etaria empieza a plantear alguna dificultad, pero la situación todavía no es alarmante.

Gráfico 2. Distribución de la población de la Mancomunidad de SSB de la zona de Los Arcos por sexo y edad. Año 1996

Fuente: Instituto de Estadística de Navarra. Elaboración propia.

En el año 2015, la forma de triángulo invertido aparece con mucha mayor claridad: ya no se detecta ninguna reducción de la población a partir de los 75 años, sino que este “salto” se ha desplazado en una década. Como se ve en el gráfico, la población de 85 y más años es

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igual de numerosa que la población de 0 a 19 años. Esta realidad es el resultado de dos fenómenos diferentes: por un lado, el incremento en la esperanza de vida y la reducción de la natalidad. Por otro, el éxodo rural y la migración hacia las ciudades. En este contexto, donde no hay relevo generacional, las necesidades de cuidado cambian radicalmente y se incrementan de forma exponencial en las caso de las personas mayores. Este hecho lleva a afirmar que, en un momento como el actual, donde las pensiones tienen tanto peso en la agenda política, junto con la jubilación o la atención sanitaria, es preciso llevar a este espacio la reflexión sobre los cuidados que necesitan las personas cuando envejecen y quienes tienen que responsabilizarse de su provisión.

Gráfico 3. Distribución de la población de la Mancomunidad de SSB de la Zona de los Arcos por

sexo y edad. Año 2015

Fuente: Instituto de Estadística de Navarra. Elaboración propia.

Relatos que apoyan los datos

La población no sólo envejece, si no que envejece y no se muere. Antes atender a

una persona de 85 años era raro. Yo cuando empecé a trabajar tenía uno de 90 y

ahora podemos tener ciento y pico en la zona. Ahora, los pueblos se han quedado

vacíos, por los menos la zona de arriba, Los Arcos es distinto, y hay casas donde

no queda más que el abuelo y la abuela con la cuidadora (GRP).

Como antes se escribe, la Mancomunidad de Los Arcos experimentó un intenso fenómeno migratorio hacia las ciudades que contribuyó al despoblamiento de la zona. En los últimos años, sin embargo, está teniendo lugar un fenómeno inverso, caracterizado por la llegada a la Mancomunidad de personas procedentes de otros países. Éstas todavía representan un porcentaje de la población mucho menor que el que se registra en el conjunto de Navarra (7,3% frente al 15,4% en el caso de las mujeres y 7,8% frente al 15,4% en el caso de los hombres). Aun así, constituyen una gran oportunidad para intentar revertir el proceso de envejecimiento de la población. Además, la presencia de mujeres migrantes en la zona está relacionada con la oferta de trabajos de cuidados, que es muy alta.

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Tabla 1. Población de origen extranjero sobre el total de la población en la Mancomunidad de SSB de la Zona de Los Arcos y en Navarra, por sexo. Año 2015

Fuente: Instituto Nacional de Estadística. Estadística del Padrón Continuo. Elaboración propia.

EL MERCADO DE TRABAJO

En lo que respecta al mercado de trabajo, un primer elemento a analizar es el paro registrado. Éste, como se puede observar en el gráfico que aparece a continuación, es claramente mayor en el caso de las mujeres (10,5% frente al 6,0% en el caso de los hombres). Si se comparan estos datos con los relativos al conjunto de Navarra, por otra parte, se puede apreciar que, en la Mancomunidad de Los Arcos, las diferencias en función del sexo son claramente más acentuadas (43 puntos porcentuales, frente a 29 en el conjunto de Navarra).

Gráfico 4. Paro registrado en la Mancomunidad de SSB de la zona de Los Arcos por sexo (septiembre 2016)

Fuente: Observatorio del Servicio Navarro de Empleo. Elaboración propia.

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Mancomunidad de los Arcos

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Mancomunidad de Los Arcos Navarra

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Otro indicador que pone de relieve la existencia de fuertes desigualdades y discriminaciones de género en la participación en el mercado de trabajo es la tasa de parcialidad. Ésta, de hecho, en todas las fechas consideradas, es claramente mayor en el caso de las mujeres, algo que, por un lado, incrementa su riesgo de empobrecimiento, mientras que, por otro, refleja que las necesidades relacionadas con la sostenibilidad de la vida siguen recayendo mayoritariamente sobre ellas.

Gráfico 5. Contratos a tiempo parcial sobre el total de contratos cuyo centro de trabajo es la Mancomunidad de SSB de la zona de Los Arcos, por sexo. Años 2007- 201613

Fuente: Observatorio del Servicio Navarro de Empleo (Encuesta de Población Activa). Elaboración propia.

13 Los datos de 2007 a 2015 se han obtenido de la media de todos los meses; los datos de 2016, por lo

contrario, se han extraído de la media entre enero y septiembre.

0

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2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016

Mujeres

Hombres

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LOS CUIDADOS EN LOS CASOS DE DEPENDENCIA

Finalmente, se pone la mirada en quienes realizan trabajos de cuidado a personas dependientes que, tal y como se constata en la tabla, están claramente feminizados.

En el caso de las personas que cuidan por parentesco o amistad, de hecho, el número de mujeres duplica con creces el de los hombres (37 frente a 17). Entre los hombres, los que realizan labores de cuidado son hijos, maridos o hermanos. En el caso de las mujeres, también se detecta la presencia de nueras y cuñadas, algo que no ocurre con los hombres.

En lo que respecta a las personas que desempeñan trabajos de cuidado de forma remunerada, las desigualdades entre mujeres y hombres son aún más evidentes: el 100% de las cuidadoras profesionales, de hecho, son mujeres.

Gráfico 6. Personas cuidadoras por sexo y tipo de relación con la persona dependiente. Año 2016

Fuente: Mancomunidad de SSB de la zona de Los Arcos. Elaboración propia.

37

13

17

00

5

10

15

20

25

30

35

40

Parentesco/amistad Profesionales

Mujeres

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5. LAS VOCES DE QUIENES CUIDAN

5.1. LA SOSTENIBILIDAD DE LA VIDA: UNA RESPONSABILIDAD ¿FEMINIZADA?14

La mayoría son la mujer o la hija que no trabajan o que no han trabajado fuera o que se han dedicado siempre a ser cuidadoras, de la familia, de los hijos, o de lo que sea (GRP).

La feminización de los cuidados en las mujeres, como se ha visto, es una realidad global. Las sociedades actuales asignan los cuidados como condición natural a las mujeres, es decir, el “deber ser” de cuidadoras de las mujeres está instalado con fuerza en el inconsciente colectivo, independientemente del tipo de trabajo de cuidados que se haga. La zona de Los Arcos no es una excepción. Aquí, independientemente del ámbito que se analice, y de si los cuidados son formales o informales, remunerados o no, sus proveedoras son mujeres.

Como señala la economista Amaia Pérez Orozco, y se constata en los relatos que se presentan, todas las actividades socioeconómicas donde se localiza la responsabilidad primaria y/o última de los cuidados, están feminizadas. También a nivel simbólico, porque conecta con un conjunto de valores que también lo están.

5.1.1. LOS CUIDADOS EN Y DESDE LA EXPERIENCIA DE LOS RECURSOS PÚBLICOS UBICADOS EN LA ZONA

Residencia de Personas Ancianas

En la residencia de personas ancianas Santa María de los Arcos, de las 13 personas que en 2016 están en plantilla, 12 son mujeres.

El único que hay hombre es el cocinero, las demás todo cuidadoras. Llevo 19 años

trabajando en la residencia y nunca hemos tenido un hombre cuidador (GRP).

Además, en la residencia, la persona de referencia de las y los ancianos también es una mujer. Los casos en que esta realidad no se confirma son causados porque no existe la figura de una mujer.

Tenemos siempre localizado un número de teléfono de un familiar de referencia y

en la mayoría, yo creo que en el 98% de los casos, la referencia son mujeres

(GRP).

Centro de Salud

Desde el Centro de Salud de Los Arcos se señala que, generalmente, son mujeres quienes cuidan y acompañan a quienes necesitan cuidados al centro. También se añade que, debido al tipo de población de la zona de Los Arcos, tan envejecida, a casi toda la población dependiente se le atiende en su domicilio.

14 Referencia tomada del Subversión feminista de la economía, pag.165. Citado en bibliografía.

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Desde mi experiencia puedo decir que casi todo son esposas o hijas o personal femenino contratado. En todo el tiempo solo recuerdo el caso de un cuidador en Sansol (GRP).

Si son hombres viudos vienen acompañados de una hija o, sino, por la mujeres, que suelen ser algo más jóvenes que los maridos y normalmente están menos deterioradas físicamente (GRP).

Escuela Infantil y Primaria

En el ámbito de la educación reglada, las actividades de cuidados también están feminizadas, tanto entre el profesorado, como en las familias.

Llevo 9 años en el colegio de Los Arcos,…, y jamás he tenido un compañero hombre en educación infantil (GRP).

Se constata, a su vez, que en las generaciones más jóvenes,

“cada vez se van involucrando más los hombres “ y “viene el matrimonio junto a la vez” o “a veces sólo el padre”(GTP).

No obstante, se señala que está como naturalizado que venga uno y que sea la madre (GRP), es más, son las mujeres quienes flexibilizan sus empleos para poder acudir a llevar o recoger a sus hijas e hijos, también a las entrevistas con el profesorado.

Yo diría que el 100% de las demandas de información las hacen mujeres. En los casos de entrevistas, que son con cita, yo suelo preguntarles si pueden venir los dos… Pero predomina que venga la madre, aunque tenga que hacer cambios en el trabajo o estar mirando las dos agendas, la suya y la de la tutora. Siempre se apaña la madre (GRP).

En el contexto educativo, se visibiliza la importancia de las y los abuelos para acompañar a las criaturas, ya que los horarios laborales de las madres y de los padres no son compatibles con estas actividades. Este hecho repercute en la salud de las y los abuelos, que hacen un sobreesfuerzo muchos veces para el que no se sienten con la capacidad suficiente. Además, se responsabilidad en exceso de los cuidados, viviendo con culpa las ocasiones en que no pueden asumirlos.

En cuanto al perfil de quienes en otros espacios vinculados directamente con la escuela, como el comedor y el transporte, los cuidos también están feminizados. En el comedor hay 90 inscripciones de niñas y niños de Los Arcos y la Zona en 2016 y el transporte escolar es fundamental para garantizar el derecho a la educación en un espacio con tantos municipios dispersos.

Las cuidadoras del transporte siempre son mujeres. Lo he visto en los 9 años que llevo y, además, yo he sido también encargada de transporte otros años, aunque a estas personas las elige la empresa de transporte (GRP).

Por otro lado, también se observa en la escuela que cuanto más machista es la cultura de procedencia de las criaturas, la distribución de las actividades de cuidados está más

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marcada. Así, si hay un conflicto escolar, la figura paterna es la que prevalece como referencia y asume interlocución con el centro. En cambio, cuando hay que pedir ayuda o información, la interlocución la hacen las mujeres.

Cuando hay un problema, sobre todo lo notamos con la etnia gitana, el que viene es el hombre. La mujer suele venir a solicitar libros, a pedirte ayuda para algo, a que le metas en el transporte, etc. (GRP).

Además, las personas migradas de un país donde el castellano no es el idioma oficial, muchas veces desconocen el idioma y, las mujeres, que interaccionan menos con la población “autóctona”, lo hablan y entienden peor. Esto explicaría que esté más presente en algunos casos la figura paterna, sobre todo cuando es necesaria una interlocución directa con el centro escolar.

Servicios Sociales de Base

Desde los Servicios Sociales de Base de la Zona, los cuidados también los proveen mujeres, que son el 100% de la plantilla del Servicio.

Tanto cuidadores familiares, como personas contratadas, ya sea el contrato precario o reglado, son mujeres(GRP).

Yo conocí a dos hombres en Sansol y a otro aquí, en los Arcos, como cuidadores profesionales. Uno era de origen rumano y otro de origen ecuatoriano (GRP).

Desde la experiencia de quienes intervienen profesionalmente desde el Servicio Social de Base, se describe cómo, en el caso de los cuidados a familiares, su gestión difiere según el sexo de la persona que realice esta actividad. Así, se señala que las mujeres, en general, son las que primero acuden a los Servicios Sociales a “pedir ayuda” (información sobre la situación o sobre recursos y servicios públicos existentes). Los hombres van mucho menos y cuando lo hacen, generalmente es porque “no hay otra persona de referencia, porque es hijo solo” (GRP). También se explica que ellas son más prácticas, analizan la situación de forma global y son más realistas. Los hombres focalizan su atención en la atención más puntual que se precisa, sin fijarse tanto en la evolución de la persona a medio plazo, para poder planificar la situación y prever los recursos que hay que activar.

A mí me sigue llamando la atención cómo la gestión del caso no es la misma. Cuando te viene un hijo o te viene una hija, la hija es mucho más práctica en cuanto a que tiene una visión global de la situación. Estoy generalizando totalmente. No son soluciones o planteamientos puntuales, sino algo más global y realista. Cuando quien viene es un hijo, tienes que dedicar más tiempo a hacerle ver (GRP).

Si se tiene en cuenta el enfoque de la diversidad cultural, también se afirma que, en este espacio, e independientemente del manejo con el idioma, el perfil mayoritario de personas que acuden es el de mujeres.

Actualmente es la mujer la que viene, incluso a veces con esas dificultades de idioma arrastrando, que a veces hemos tenido que utilizar hasta mediadores interculturales (GRP).

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Servicio Navarro de Empleo

En el ámbito del empleo, desde la oficina de empleo de la Zona de Los Arcos, se evidencian dos situaciones, en función de si se demandan trabajos de cuidados, o de si se ofertan. Ambas situaciones, también están feminizadas.

� Demanda de trabajos de cuidados

Generalmente son las mujeres quienes demandan los trabajos de cuidados, ya que independientemente de su formación, entienden, como causa de su socialización diferencial de género, que su trayectoria y experiencia vital les capacitan para hacer esos trabajos, sobre todo en el caso de personas de origen extranjero, migradas.

Se expresa, a su vez, que aunque se han dado casos de hombres demandantes de trabajos de cuidados, sobre todo hombres migrantes y en la época donde la crisis económica se intensificó, sus mayores posibilidades de empleabilidad en otros ámbitos ha hecho que desestimen esta posibilidad. Ellos tienen más opciones de encontrar otros empleos y si pueden elegir, prefieren decantarse por empleos no tan precarios como los trabajos de cuidados.

� Ofertas de trabajos de cuidados

Aproximadamente el 90% de las ofertas que llegan a la oficina de empleo de la zona de Los Arcos son para contratar a personas cuidadoras. También se explica que las solicitudes de ofertas para trabajos de cuidado las suele hacer una mujer, generalmente la esposa o la hija. Si no hay mujeres en la familia, es el hombre el que hace la oferta de trabajo. En cualquiera de los casos, en la descripción del puesto, quienes quieren contratar indican que prefieren que este trabajo lo desempeñe una mujer.

La verdad que te lo dicen: que sea mujer (GRP).

5.1.2. LA FEMINIZACIÓN DE LOS CUIDADOS EN LOS PROCESOS E INTERRELACIONES QUE SE DAN PARA SU PROVISIÓN

En general, se constata como el proceso de provisión de los cuidados en las personas ancianas evoluciona según se agrava su deterioro. Primero la persona es atendida en su domicilio por la familia, con el apoyo del servicio de atención a domicilio. Posteriormente, cuando esta atención “ya se queda un poco corta”, se contrata a alguien. En todos los casos, las cuidadoras son mujeres (familia, servicio de atención a domicilio y cuidadora externa). Luego a veces se pasa al Centro de Día, como un tercer paso, aunque, según se indica, lo más frecuente es el paso a la residencia, como fase última del proceso y debido a la intensificación de las necesidades de cuidados.

Muchas veces, ante la imposibilidad de contratar cuidados en el domicilio, se recurre al ingreso residencial, para poder dar cobertura a las necesidades del dependiente y de la familia que lo está teniendo (GRP).

Cuando las personas son mayores, normalmente son las mujeres quienes cuidan a los varones, que están más deteriorados. En este sentido, se observan casos donde una dependiente cuida a otro dependiente, o donde una mujer dependiente severa, cuida a un gran dependiente.

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Por ejemplo, con la Ley de Dependencia, nosotras teníamos que poner como referente de los cuidados a la mujer que vive con él, que a su vez es dependiente. Ahora la normativa lo prohíbe (GRP).

Según se describe, en los casos de personas dependientes, la provisión de cuidados se realiza generalmente desde el hogar, a través de familiares que pueden vivir o no con la persona, y con la contratación externa de una persona, mayoritariamente una mujer migrante. Además, estos cuidados cuentan con apoyo institucional, a través del Servicio Social de Base de la Zona.

5.2. ENTRE LA SATISFACCIÓN Y LA OBLIGACIÓN: ¿POR QUÉ CUIDAN LAS MUJERES?

La feminización de los cuidados es un hecho constatado en la zona de Los Arcos, una realidad no casual sobre la que interesa profundizar, sobre todo, para poder entender y explicar por qué cuidan las mujeres.

Marcela Lagarde escribe que la condición de cuidadoras gratifica a las mujeres afectiva y simbólicamente en un mundo gobernado por el dinero y la valoración económica del trabajo y por el poder político. Parece contradictorio afirmar que se dé esta satisfacción, sobre todo porque, como la misma autora señala, es una fórmula enajenante, ya que dinero, valor y poder les son conculcados a las cuidadoras. Las mujeres, como se constata en los testimonios, tienen una relación con los cuidados sincrética, es decir, en ocasiones “su deber ser” de género, deber por el que interiorizan los cuidados como naturales a ellas, entra en conflicto con “su ser”, que está relacionado con la gestación y consolidación de sus derechos de ciudadanía, con el deseo de tener un tiempo propio, un empleo o ser independientes económicamente. Como resultado, y siguiendo a Lagarde, existen millones de mujeres tradicionales –modernas a la vez. Mujeres atrapadas en una relación inequitativa entre cuidar y desarrollarse15.

Estoy cuidando a mi madre y no la estoy cuidando por lo que espero recibir económicamente. No es por nada económico. Me siento satisfecha cuidándola y lo que hago no tiene precio, porque es muy duro. ¡Es que es las 24 horas del día!... A mí me gustaría cuando sea mayor estar cuidada en mi casa por alguien, pero que no sean mis hijos. No quiero hipotecar la vida de mis hijos (GMF).

Entre mi cuñada y yo cuidamos a mi suegra. También tenemos una mujer que está todo el día. Los cuido igual que si fueran mis padres y además tengo la satisfacción de haberlos podido cuidar. Mi marido…. Los cuido más yo, la verdad sea dicha. Él no quiere ver la realidad (GMF).

La cultura patriarcal está atravesada por el sincretismo de género, que fomenta en las mujeres la satisfacción por cuidar, que interiorizan como deseo propio y, al mismo tiempo, la necesidad de romper con lo que significa cuidar en la manera tradicional. Esto es así porque cuidar, en la manera tradicional, significa descuidarse, es decir, el uso del tiempo principal de las mujeres, de sus mejores energías vitales, sean afectivas, eróticas, intelectuales o espirituales, y la inversión de sus bienes y recursos teniendo como destinatarios a los otros16. En este sentido, se puede afirmar que cuidar, desde esta forma tradicional, desempodera a las mujeres y no permite que desarrollen dimensiones del

15 Lagarde, Marcela, Mujeres cuidadoras: entre la satisfacción y la obligación.

16 Lagarde, Marcela.

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empoderamiento como la autoestima, la autonomía y el autocuidado para su bienestar personal.

Tengo un hijo Síndrome de Down. Son otros cuidados. Ahora estoy en una fase buena, porque es autónomo. Cuando nació, me pasaba las 24 horas cuidándole, dándole de comer, porque le operaron del corazón y todo lo devolvía. Por eso te digo que ahora estoy en otra fase… Nunca tuve ayuda. Cuando era pequeño mi madre me hacía las cosas y mi marido también ayudaba. Pero él trabajaba. Ahora he podido trabajar yo (GMF).

El trabajo de cuidados se caracteriza, por tanto, por englobar una carga importante de subjetividad, traducida en emociones, sentimientos, afectos o amores. De hecho, uno de los peligros de estos aspectos subjetivos es la utilización que se ha hecho para construir una identidad femenina basada en el cuidado y la maternidad, la llamada mística del cuidado, negando que en muchas situaciones es de una gran dureza, no cumple los requisitos de amor que se le suponen y se realiza básicamente por obligación moral socialmente construida que presiona a las mujeres17.

Yo cuido por dinero, por eso cuido. Pero después coges cariño a la persona, aparte de cobrar. Es como si fuera mi madre ahora. Es una persona muy buena, de verdad. Aunque está como está, la cabeza la tiene bien. Le coges cariño y da pena tratarle mal, por así decirlo (GEH).

5.2.1. ¿DÓNDE ESTÁN LOS LÍMITES?

En esta relación no excluyente entre la satisfacción y la obligación, se constata a través de los testimonios la dificultad que muchas mujeres encuentran para poner límites a los trabajos de cuidados. En este sentido, se observan casos de familiares que cuidan las 24 horas, con las consecuencias que este hecho tiene en sus vidas y en su salud, y cuidadoras externas que establecen lazos afectivos muy fuertes con las personas a las que cuidan, que provoca que en los tiempos en los que no tienen que trabajar, se sigan preocupando e incluso ocupando de las personas a las que cuidan. La dificultad para poner límites también es un indicador de la falta de empoderamiento personal, porque en el modelo patriarcal, las mujeres son ilimitadas y omnipresentes, con los costes que ello tiene.

Le tengo que hacer todo. Vestirle, ponerle los pañales… Hoy por la mañana le han duchado y le han puesto limpio de todo y para las 11:30h de la mañana he tenido que hacer yo la misma labor porque se ha hecho pis por todo, hasta en la butaca…Hay momentos que los llevas mejor, pero hay otros momentos que estás tan cansada que no puedes más (GEH).

Pienso en cómo habrá pasado la noche, si le habrá pasado algo. A veces no va al baño y por la noche me llama él para decirme que no ha ido. Y, ¿qué haces? Es una responsabilidad. Encima me dice que si se muere yo voy a ser la culpable (GEH).

La dificultad de poner límites también se da a la inversa, y se observan casos de muchas familias que controlan en exceso la vida personal y el tiempo propio de las cuidadoras y que incluso siguen demandando sus trabajo fuera del horario establecido. Esta

17 Carrasco, Cristina, pag. 72.

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extralimitación se realiza desde el poder que les da ser quienes contratan y la vulnerabilidad de quienes cuidan, que generalmente en estos casos son mujeres migradas.

La sobrina se mete en mi vida personal. ¡A parte de mi trabajo tengo mi vida personal! Mis horas libres y mis días de fiesta. Y ella no tiene que meterse. Pero ella mezcla el trabajo con mi vida privada y hemos tenido un lío total (GEH).

Si están todo el día contigo, también se están metiendo todo el día contigo. Hay días que se levanta con ganas de reñir… y es complicado porque tienes que aguantar mucho (GEH).

5.3. LA PRECARIEDAD DE LOS TRABAJOS DE CUIDADO

En este bloque se realiza un análisis de cómo los trabajos de cuidados impactan en las posibilidades y condiciones de acceso y promoción de las mujeres de la zona en el empleo. A su vez, a través de los testimonios de las mujeres que están contratadas para realizar trabajos de cuidados, junto con la información que aportan quienes intervienen desde los servicios públicos, se abordarán las condiciones en las que éstos se desarrollan.

5.3.1. CUIDAR Y TENER UN EMPLEO: ¿ES POSIBLE?

Tal y como indican los datos, y también constatan los testimonios, los trabajos de cuidados condicionan las características y condiciones del empleo de las mujeres, aunque esta dinámica no se da igual en el caso de los hombres. El mayor desempleo femenino en la zona, el hecho de que la mayor parte de la población inactiva sean mujeres y las reducciones de jornada, la mayoría de ellas para compaginar las actividades de cuidados con el empleo, son algunos indicadores que informan sobre esta realidad.

Siguen siendo las mujeres las que ejercen el cuidado, las que toman las decisiones, generalmente, y también las que, si están trabajando, en caso de hijas, hermanas, si tienen que pedir permiso en el trabajo para acompañar al médico a consulta, siempre son las mujeres, parece que el trabajo que hace la mujer, sea cual sea, importa menos (GRP).

En otros casos, sin embargo, las necesidades de las personas dependientes son tan intensas que directamente impiden el acceso de las mujeres a un empleo:

Mi hermana dejó de trabajar con lo de mi madre (GEH).

No podía ir a un sitio a fichar. Ahora ya puedo hacer alguna cosa, pero al principio me puse por autónoma por el campo porque quería cotizarme. Pero era imposible. Tenía que dejar a mi hijo en el colegio y tenía que subir en el recreo, a mediodía, de médicos (…) Podía haber estado trabajando en algo, porque oportunidades… y las he tenido que rechazar porque yo no podía fichar en ningún sitio (GEH).

El hecho de no poder acceder al mercado de trabajo o de tener que limitar o condicionar su acceso, no sólo tiene consecuencias importantes en los itinerarios laborales de las mujeres, también tiene efectos a nivel económico. Está constatado cómo esta realidad

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incrementa su riesgo de empobrecimiento y se limitan sus posibilidades de recibir derechos vinculados a la cotización a la seguridad social. Por eso, este empobrecimiento no tiene lugar únicamente en el presente, sino que se extiende también de cara al futuro, ya que la cotización es indispensable para acceder a unas pensiones dignas, hecho relevante teniendo en cuenta que la esperanza de vida de las mujeres es mayor.

En este sentido, los recortes en la Ley Orgánica 39/2006 de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas Dependientes, más conocida como Ley de Dependencia, también han impactado negativamente en las mujeres de la zona que realizan trabajos de cuidados. Aunque desde un análisis de género esta Ley no contribuye a romper un modelo en el que las mujeres sean quienes sigan asumiendo los papeles o roles relacionados con los cuidados, por primera vez se reconocía y daba visibilizad a esos cuidados a través de la prestación para cuidados en el entorno familiar. Esta prestación posibilitaba que mujeres que realizaban trabajos de cuidados percibieran un salario, con muchas limitaciones, y cotizaran a la seguridad social. A partir del año 2012 se elimina esta cotización, con muchos costes para estas mujeres, como reflejan los discursos.

A mí me dio mucha rabia cuando quitaron lo de la cotización, porque yo ya tengo casi 24 años cotizados y son ahora los últimos… (GMF).

Me da una rabia, porque he estado toda la vida, cotizando y trabajando y justo ahora, estoy trabajando y no me lo están reconociendo (GMF).

No poder acceder a un empleo remunerado, por otra parte, no tiene únicamente consecuencias económicas. Aunque luego se analizan con más detalle, también impactan en la autopercepción de las mujeres y su sentimiento de frustración y culpa.

Esa sensación de fracaso y de frustración en la vida, por no haber iniciado una vida laboral o haberla dejado por cuidar a su madre (GRP)

5.3.2. LOS SALARIOS: ¿DIGNOS?

Sueldos bajos

Los trabajos de cuidados, en el caso de que estén retribuidos, son los que tienen unos salarios más bajos, como consecuencia de su desvalorización, invisibilización y de que son desempeñados por mujeres. Este hecho lo ponen de relieve tanto las y los profesionales de los recursos públicos, como las mujeres que cuidan a personas dependientes en sus domicilios, que señalan que el salario medio bruto de una persona contratada en un domicilio 40 horas para realizar trabajos de cuidados ronda los 750 euros, cifra que asciende a 950 euros de media y dos pagas extras de medio mes, en el caso de trabajadoras internas, donde las jornadas son mucho más largas.

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(…) El convenio, a mí me parece que tiene muchas deficiencias, desde los salarios, porque, entorno, a 40 horas de trabajo a la semana el salario medio, bueno al final se le aplica el estatuto de los trabajadores, y el salario mínimo interprofesional, bueno un poquito más, serían 750 € brutos, 40 horas a la semana, o sea, una jornada completa.

Entrevistadora: O sea, ¿750€ brutos al mes?

Al mes, sí, por una jornada completa. En el caso de las internas, en torno a los 925€, yo he visto 850€, con dos pagas extras de medio mes cada paga (GRP).

Yo te digo, por mi experiencia, que si encima estas interna, el 45% del sueldo se puede pagar en especie, o sea que… de 950€, se quedan en 500 o 400 (GRP).

Mujer 1: En mi caso, yo creo que algo mejor pagado, el trabajo que hacemos no…

Mujer 2: Que lo paguen mejor, verdad.

Mujer 1: Eso digo, que se pague un poco mejor, porque el trabajo que hacemos está bastante mal pagado (GEH).

Desde el reconocimiento al esfuerzo que hacen las familias por pagar estos salarios, su devaluación hace que no se valore el esfuerzo que estos trabajos suponen y la responsabilidad que exigen. En general, se constata como para las familias estos trabajos no tienen el mismo nivel que cualquier otro empleo.

Todos los que tienen cuidadoras, piensan que trabajan muy poco y que les pagan mucho (GRP).

Entrevistadora: ¿Crees que el salario incluye todo el esfuerzo que tú haces?

No, el salario está…. Mi salud se va gastando porque el médico me dijo, el trabajo que haces te vas a desgastar a ti más… (GEH).

Al principio me decía que si no me gustaba que me fuera, que hay mucha gente que lo haría por menos dinero. Pero ahora ya está bien, no me dice nada (GEH).

Sueldo no acordes con las funciones desarrolladas

Otro factor a tener en cuenta es que los sueldos, además de ser bajos, no son acordes a las tareas desarrolladas. En el caso de los cuidados a personas dependientes, no existen diferencias retributivas acordes al grado de dependencia de la persona a cuidar. En otras palabras, mientras que, en una residencia, el cuidado de una persona dependiente se paga doblemente, en el caso de los trabajos de cuidados remunerados en el domicilio, el esfuerzo extra necesario para su cuidado no se retribuye:

No es lo mismo cuidar una persona que puede andar, que es diferente a como lo cuido yo que está en cama. Yo no sé si es lo mismo, creo que tiene que ser un poco diferente (…) Si lo mandan a una residencia es doble de dinero si es dependiente o no (GEH).

Por otro lado, en la práctica totalidad de los casos, el cuidado de la persona dependiente se compagina con tareas de limpieza en el hogar, tareas que no se remuneran de forma específica:

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Entrevistadora: ¿Le cuidas a ella y también haces temas domésticos? Como limpiar la casa…

Sí, todo, todo (GEH).

Sin derecho a prestación por desempleo

Otro ejemplo de la precariedad de los trabajos de cuidados es que los contratos como empleada o empleado del hogar son la única categoría profesional por cuenta ajena que no genera derecho a la prestación por desempleo. Cuando se pregunta a las cuidadoras por qué les gustaría mejorar de sus contratos, este aspecto aparece de forma unánime.

No cotizas para una prestación por desempleo (GRP).

Y no tenemos paro tampoco, no está reconocido y somos unas trabajadoras que yo creo que trabajamos más que la gente que tiene una profesión (GEH).

Este hecho supone una discriminación laboral legal muy clara, que se ve posteriormente agravada por el hecho de que se trata de trabajos que, en la inmensa mayoría de los casos, tiene –necesariamente– una duración determinada:

(…) Yo tengo a mi niña aquí y si yo me quedo sin trabajo ¿De dónde mantengo a la niña? Yo tengo que tener dinero para mantener a esa niña, para que vaya al cole, para darle de comer, cuando se enferma y para muchas cosas, entonces a mí sí me entra angustia quedarme sin trabajo, me sentiría mal (GEH).

Te quedas sin trabajo y lo que has aprendido, a lo que te has acostumbrado… Ya no soy tan joven y me da un poco de miedo (GEH).

Me dicen que no me preocupes, que no me voy a marchar sin trabajo, que me van a ayudar a buscar otro (GEH).

5.3.3. LAS ESPECIFICIDADES DE TRABAJOS QUE SE REALIZAN EN DOMICILIOS PRIVADOS

Otro aspecto a tener en cuenta en el análisis de la precariedad de los empleos de cuidados tiene que ver con las especificidades de estos trabajos, que se realizan en domicilios y que implican que una mujer mayoritariamente migrante pasa un número de horas muy elevado o incluso vive en el domicilio de la persona o familia que la contrata. En estos casos, el centro de trabajo y el lugar de residencia de la trabajadora son coincidentes.

Problemas de comunicación, cuando no hay una única persona como referente

Según se relata, tanto en el grupo de mujeres contratadas en domicilios, como el grupo de profesionales, la existencia de varios referentes en la familia y su escasa coordinación, provocan que la interlocución no sea única y los mensajes o directrices sean diversos e incluso contradictorios.

Como haya 5 hijos o 3 hijos y cada uno le diga una cosa a la trabajadora, ya se ha armado el lío (GRP).

Si hay varios hermanos, le llegan pues muchas veces muchas informaciones contradictorias (GRP).

Tiene 5 hijos y les dije que yo no iba a aceptar si viene uno y me dice una cosa, si viene el otro y me dice otra… ¡Me van a liar! Les dije desde el principio: yo quiero que sean las cosas que me digan los padres, que están bien de la cabeza,

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que me digan ellos, los ancianos. Así que ahora yo me dirijo directamente a ellos y los hijos ya no dicen nada (GEH).

Los problemas derivados de la convivencia

Otro elemento a subrayar es el hecho de que, al tratarse de trabajos que se desarrollan en domicilios privados, a menudo se detectan dificultades de convivencia derivadas de prejuicios. La intensidad de estos roces, evidentemente, se ve incrementado e intensificado en el caso de las trabajadoras internas en domicilios, a las que a veces les cuesta adaptarse a su espacio de trabajo.

Pues, lo normal suele ser, si es una persona ya muy deteriorada que esté con ella la trabajadora extranjera (…) y después un familiar que vive allí. Suelen surgir ahí los conflictos con el familiar que vive, que muchas veces son las esposas, que la que trabaja no lo hace a su gusto, en fin… esos pequeños roces de la convivencia, que en principio son tonterías, pero son normalmente van engordando y acaban siendo problemas grandes (GRP).

Otro elemento a tener en cuenta es la desconfianza de muchos empleadores y empleadoras para con las trabajadoras, sobre todo si son migrantes. Este factor también dificulta la convivencia e incluso la pone en riesgo.

Luego también hay como desconfianza, también es que me falta, es que…

Sí, claro, me falta un reloj, y ponerles a prueba, dejar dinero en un sitio a ver qué pasa, debajo de una cama, a ver qué pasa. Eso porque lo cuentan las trabajadoras.

(…)

Por lo que me toca, las personas mayores y mujeres se dedican a abrir y cerrar cajones continuamente y si son casas de tres pisos suben, bajan, cambian las cosas de sitio continuamente, porque aparte empiezan a tener la cabeza regular y se les olvida todo, con lo cual viene el hijo o el sobrino, y le dicen que les han desaparecido 100€ o el reloj de no sé qué y muchas veces lo tiran a la basura, porque no se dan cuenta. O bien porque no están bien y otras veces porque, como tienen tanta desconfianza, lo van cambiando de sitio y al final no saben dónde está (GRP).

5.3.4. UN TRABAJO DEVALUADO, QUE ORIGINA SITUACIONES DE DISCRIMINACIÓN MÚLTIPLE

El tercer elemento que informa sobre la precariedad de estos trabajos se relaciona, como ya se ha venido explicando, con las consecuencias de la infravaloración social de los trabajos de cuidados, que tiene efectos en cómo se percibe y trata a quienes lo realizan. Existe una posición jerárquica, de superioridad, entre quienes contratan y las mujeres que realizan los trabajos de cuidados, realidad que se intensifica si éstas son mujeres que vienen de otros países y además son pobres. En muchos de estos casos las mujeres, además de explotadas económicamente, viven situaciones de violencia psicológica y discriminación múltiple.

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Sí, sí, poco valoradas y más que poco valoradas, menospreciadas muchas veces (GEH)

Si te pagan un sueldo, tienes que estar como esclava, te pagan y te echan en cara que ya tienes el sueldo. ¿Qué más quieres? Es cómo una esclava, bastante complicado (GEH)

El otro día llegó el nieto y me dice oye pon atención en lo que te está diciendo la médica y la enfermera. “Qué no te enteras de lo que están diciendo” me dice, delante de la médica y de la enfermera. Yo le dije a mi jefa “Dile a tu sobrino que no se meta en mi trabajo porque él no ha estado aquí y si no pregúntale a la médica y la enfermera, que yo estoy aquí todo el día”. Incluso llegó a gritarme (GEH).

5.3.5. MENOS DERECHOS Y MAYOR VULNERACIÓN DE LOS MISMOS

Como se ha apuntado más arriba, el régimen de personas empleadas de hogar da lugar a situaciones de discriminación legal (las trabajadoras no tienen derecho a la prestación del desempleo), pero no sólo, ya que en ocasiones les son conculcados derechos que tienen reconocidos normativamente. A continuación se detallan los más frecuentes.

� Resistencias a pagar los días festivos y a conceder vacaciones:

Si trabajas un día festivo, como el 12 de octubre, lo tiene que pagar como día festivo (…) Lo tiene que pagar a parte. Entonces le dices, ¡su hijo no trabaja en la Volkswagen y cuando hace horas extras entonces le pagan! Entonces esto es igual. Incluso yo he vivido esto con familiares míos (GRP).

Cuando voy a ir de vacaciones (…) me dice que le voy a hacer la puñeta si me voy (…) No les gusta que tengamos nuestro derecho (GEH).

� En otros casos, se detecta incluso una negativa a retribuir el trabajo, aprovechándose del hecho de que la trabajadora no dispone de permiso de residencia y trabajo y, por lo tanto, presumiblemente no denunciará el hecho:

Hace 4 años que tengo el DNI, trabajé en Laguardia y con esa señora fatal. No me pagó hasta ahora, porque yo no podía denunciarla porque estaba sin papeles y si yo la iba a denunciar me iban a pedir los papeles a mí. Como tenía miedo que me mandaran a mi país, no le dije nada (GEH).

� Asimismo, también se constatan casos en los que, ignorando el hecho de que la trabajadora padece secuelas físicas precisamente por el trabajo que se le exige, no se contemplan las medidas necesarias para que las lesiones no empeoren:

En mi caso estaría bien que viniera otra persona para ayudarme, para levantarle a ella porque me molesta mucho el lumbago. Me tengo que poner inyecciones, aunque la levanto con grúa(…) Ya le he dicho que vaya al Ayuntamiento para la ayuda a domicilio (…) Si vienen una 1 hora me ayudaría y yo creo que no tendrá que pagar mucho. Pero él dice que no… (GEH).

A mi casa venía la ayudante a domicilio, pero él ya no quiso que viniera más porque no querían subir la rampa que él mandó hacer y ya no vino nunca más (GEH).

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En este sentido, las trabajadoras demandan asesoramiento jurídico profesional, porque mucha de la información de la que disponen les llega por el boca a boca. Fundamentalmente, que esta información llegue a los municipios rurales más pequeños, donde muchas de estas mujeres están aisladas y tienen dificultades de movilidad y escasa disponibilidad de tiempo.

Si tuviéramos algún derecho, como por la espalda alguna indemnización o algo así, por lo menos saber (GEH).

Me gustaría que alguien me aconsejara a lo que tengo derecho, lo que se puede, pero no así de boca a boca, una persona que entienda, que me diga a mí esto te pertenece, tus derechos, esto es mejor… (GEH).

5.3.6. LOS TRABAJOS DE CUIDADOS EN RESIDENCIAS Y EN DOMICILIOS

Finalmente, para una mejor comprensión de las condiciones en las que se desarrolla el trabajo de cuidados, se presenta una sintética descripción entre el empleo en hogares y en residencias. Se observa así como las mujeres que proveen de estos cuidados coinciden en describirlos como trabajos muy duros, con situaciones que impactan en lo personal, sobre todo cuando hay deterioros cognitivos o la dependencia es alta, aunque las condiciones en las que ambos se desarrollan difieren.

Para terminar con lo de la residencia, se ha dicho que es un trabajo gratificante, pero es muy duro, es un trabajo durísimo y sobre todo cada vez más porque ahora el perfil de los usuarios que tenemos son gente la mayoría con deterioro cognitivo. Hemos pasado temporadas horribles y te lo llevas a casa quieras o no, aunque estés trabajando tus ocho horas o diez horas, según te corresponda, y te vayas a tu casa a descansar. Te lo llevas, porque es un trabajo que aparte de físico, porque unos necesitan coger con grúa para cambios posturales, psicológicamente, trabajar con gente demenciada es horrible y te llevas a casa todo (GRP).

En el caso de las trabajadoras en domicilios, si están internas, esta dureza se ve intensificada por los largos horarios de trabajo y la imposibilidad de salir de esos espacios y desconectar.

En el domicilio es el mismo trabajo y encima no son 8 horas, si no son 24 y encima las tratan como… porque en la residencia llegas trabajas y te vas (GRP).

Pero incluso en el caso de las trabajadoras en domicilios no internas, hay un elemento que diferencia claramente el cuidado en residencias, del que se realiza en hogares y que tiene que ver con la situación y posición de quien recibe los cuidados, frente a quien los provee.

Es que están en su casa y mandan ellos, pero van a la residencia y van despojados de todo, porque yo les he hecho la maleta a alguno, les he metido 80 años de vida en esta maleta y le dices, ala vete… He atendido a padres y a hijos cuando he estado en la residencia y yo me recuerdo un señor que lloraba y me decía que puedo… todo para no ir a la residencia, pero fue y sobre todo las mujeres cambian mucho, los hombres…, pero las mujeres en casa son señoras y soberanas y en la residencia… (GRP).

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Otro aspecto que sale de forma recurrente en los testimonios, relacionado con el modelo de familia y de cuidados de la zona, es la preferencia por recibir los cuidados en el domicilio, frente a la residencia.

Lo último es ir a la residencia. Si en casa te puedes apañar y atender… Lo que pasa es que llegan muchos momentos y circunstancias en que ya no puedes estar (GMF).

5.4. LA REALIDAD DE LAS TRABAJADORAS DE CUIDADOS MIGRANTES

Como se viene afirmando, en la medida que los cuidados no se valoran, quienes pueden se desentienden de ellos, al menos en una parte, y los transfieren a otras personas. Cuidar posiciona en una situación de vulnerabilidad y se producen flujos asimétricos de cuidados de unos grupos sociales a otros. En definitiva, los cuidados satisfactorios y libremente elegidos se convierten en un eje de fuerte diferenciación social18.

Este hecho se visibiliza en diferentes testimonios. De hecho, muchos de los hogares de la zona de Los Arcos donde recae la responsabilidad de los cuidados, tiene contratada una persona para realizar estos trabajos, o cuenta con apoyo municipal para su provisión. En estos casos, el perfil de la persona contratada es el de una mujer migrante.

Tengo una persona también, pagándole, que viene 5 horas todas las mañanas (GMF).

Al principio comenzamos cogiendo dos horicas, luego un poco más. Ahora 8 horas y la verdad es que muy bien. Ahora tenemos una chica rumana (GMF).

A ver quién de los que conocemos, que nos rodean, estaría dispuesto a realizar un trabajo de este tipo, tan vocacional y tan duro (GRP).

Las cadenas globales de cuidados

En un contexto como el nuestro, que vive una crisis de cuidados, ya que éstos se siguen resolviendo privadamente, por mujeres, y donde el Estado participa escasamente, se utilizan fórmulas que legitiman la desigualdad en torno a los cuidados y que se eligen en función de los recursos de los que dispongan las familias.

Las cadenas de globales de cuidados, descritas sintéticamente, hacen referencia a las redes transnacionales de cuidados que se establecen y a través de las que los hogares y las mujeres se transfieren cuidados de unas a otras con base en ejes de jerarquización social y económica. Por ejemplo, el hecho de que los hogares de la zona de estudio contraten para cuidar a mujeres migrantes, que a su vez delegan los cuidados en otras mujeres en sus países de origen, es un ejemplo real de lo que se describe.

18 Pérez Orozo, Amaia, Subversión feminista de la economía, pag. 212.

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Tengo un hijo de 11 años. Lo tengo en Logroño, lo cuida una amiga, y yo voy los viernes a por él. No me queda otro remedio. Lo tengo que hacer porque necesito el dinero para vivir. Pero a veces es un poco contradictorio que tengas que venir interna y además a él que lo tengas que dejar interno (GEH).

Mis hijos están allí, se han quedado con mi madre. Yo me he venido porque como tenía a mi madre para que me los cuidara, los dejé. Si no, no les hubiese dejado abandonados (GEH).

Hablamos todos los días. Me dicen que están contentas de que yo siga aquí y que ellas desearían algún día venir aquí y estar conmigo (GEH).

Ahora tiene 16 años y la dejé con mi madre cuando tenía 5. Hace tres años me la pude traer. Trabajé, ahorre y cuando estaba allí le mandaba dinero (GEH).

Vivir en una casa, que no es tu casa, en un entorno rural

Los relatos analizados también muestran el valor que tiene para estas mujeres tener un espacio propio, individual, que les permita vivir fuera del hogar donde realizan los trabajos de cuidados y tomar decisiones propias de forma autónoma. En el caso de las mujeres que están internas, se observa la “resignación” con la que asumen la falta de poder en los domicilios en los que viven-trabajan.

Lo que ellos digan, el canal que quieran, lo que les gusta a ellos (GEH).

Yo me traje mi tele, porque mi abuela se echa a las 21h a la cama y yo tengo que apagar todo. Pero no quisieron que hiciera un hueco en la pared para ponerla, y me la tuve que llevar de vuelta a casa (GEH).

Nos aguantamos (GEH).

De puertas para dentro yo no puedo recibir a nadie (GEH).

Hay gente que en la nevera tiene la comida del cuidador, pero no porque coma otras cosas, por el tipo de alimentación. No, no. Es porque se lo compra ella y no va en el sueldo (GRP)

Otra cuestión importante es la escasa movilidad que tienen estas mujeres, que generalmente no tienen el carné de conducir. A esto se le suma que la línea de transporte pública regular es escasa, sobre todo en pueblos muy pequeños. Por eso, como se señala desde la oficina de empleo de la zona, cada vez cuesta más encontrar personas como internas que se quieran desplazar a pueblos pequeños, en los que hay pocos recursos y donde cuesta establecer relaciones interpersonales con otras personas que no sean migradas. Debido a la oferta de empleos de cuidados que existe en la zona, y en general en Navarra, se prefieren municipios más grandes y mejor comunicados.

La existencia de fuertes prejuicios

En este apartado no se puede dejar de mencionar la existencia de fuertes prejuicios misóginos y racistas contra las migrantes, por el hecho de ser mujeres, sumado al hecho de que vienen de otros países y son pobres. Esto, de hecho, es algo que emerge con claridad en las entrevistas mantenidas con las y los profesionales de los recursos públicos de cuidados:

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Hay mucha gente que dice, extranjeras no eh… no. ¡Pues a ver a quien encuentras por este precio! (GRP)

El trato al personal inmigrante es muy despectivo. Yo voy a los domicilios, a las visitas domiciliarias y aunque estoy generalizando, hay gente…

Entrevistadora: Exquisita, seguramente

Pero muy poquita, lo que se oye en general cuando se habla, tanto en la oficina, como en el domicilio de la persona a cuidar, la cuidadora si es inmigrada, muy poquitas veces se oyen cosas positivas (…) los comentarios que te hace la familia de esa… al final te están solucionando la vida y entonces claro… (…) te están solucionando la vida y no hay una consideración por parte de la familia, entonces cómo estarán viviendo ellas… (GRP).

Además de que esta discriminación es inaceptable, desde un punto de vista práctico, en un contexto de fuerte envejecimiento de la población –algo que plantea ineludibles necesidades de cuidados en el corto, medio y largo plazo–, y donde la población autóctona no desea realizar este tipo de trabajos porque no tienen valor, la aportación de las trabajadoras migradas es insustituible y debiera ser muy preciada. Así, de hecho, lo manifiestan las y los trabajadores de los recursos públicos:

La mayor parte de las personas que acceden a este tipo de empleo son personas migradas, que no pueden acceder a otro tipo de trabajos y que gracias a ellas nuestros mayores están atendidos. Si no, no podría ser de otra manera, a ver a quién de los que conocemos, que nos rodean estaría dispuesto a realizar un trabajo de este tipo, tan vocacional, tan duro, tan en precario, porque más precario no puede ser, y eso que, como bien dice ella, desde no hace mucho tienen ciertos derechos y ciertas obligaciones por parte del empleador, que antes ni existían, prácticamente desde que se hizo el convenio de empleadas de hogar. Entonces, por lo menos ha mejorado, pero a ver quién quiere acceder a este puesto de trabajo (GRP).

Aquí quería comentar la mentalidad de las familias empleadoras (…). No se reconoce la labor que hacen. No se reconoce la labor económicamente, ni moral o éticamente porque hacen una labor tan importante como que das lo mejor de ti, tu madre o tu padre o tu abuela o tus hijos, y los dejas con una persona y luego sigues oyendo ciertos comentarios, “es que no hacen nada… es que son un desastre”(GRP).

5.5. EL TIEMPO LIBRE Y LA SALUD DE LAS CUIDADORAS

En los apartados anteriores se ha analizado cómo el cuidado de personas dependientes a menudo dificulta el acceso al mercado de trabajo. Otra importante limitación guarda relación con la disponibilidad de tiempo propio y el acceso a actividades de ocio, tanto para las mujeres que trabajan cuidando a personas dependientes en sus domicilios, como para las que cuidan a sus propios familiares.

El caso de las empleadas de hogar

En lo que respecta a las mujeres que trabajan cuidando a personas dependientes en sus domicilios, el primer elemento a destacar es que, al tratarse de una zona rural, con pueblos muy pequeños, apenas hay opciones de ocio. Esto supone una fuerte desventaja con respecto a ciudades más grandes, como Logroño (de donde proviene la mayoría de las mujeres entrevistadas):

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En Logroño sales a la calle, te encuentras un conocido de tu País, pero vienes aquí y te metes ahí… la misma rutina todos los días (GEH).

Ese es el problema que nosotras salimos no hablamos con nadie. En Logroño es distinto, sales hablas con alguien, vas a la tienda… (GEH).

En un contexto en el que las opciones de ocio son muy reducidas, se recogen numerosos testimonios que encuentran como única alternativa, además muy saludable, salir a caminar en el tiempo que se tiene libre. También hay alguna mujer que en su tiempo libre opta por leer:

En mis dos horas que tengo salgo a pasear, me distraigo (…) Si hay gente en el pueblo sí que nos paramos a hablar ¿Qué tal, cómo estás? , pero hay veces que no sale nadie (GEH).

Dar un paseo (GEH).

Yo cuando puedo voy a caminar y tengo un huerto que también ahí me entretengo un poco (GEH).

Yo suelo leer libros, porque tengo una mujer que me manda libros… (GEH).

Este, sin embargo, no deja de ser un ocio solitario (que se añade a la soledad desde la que desarrollan los trabajos) y difícil de llevar a cabo cuando no se dispone de una vivienda propia (ya que, si no se abandona el lugar de trabajo, es muy difícil que se pueda realmente disponer de tiempo libre), ni de posibilidades de movilidad.

La combinación de un trabajo duro y la imposibilidad de acceder a actividades de ocio que permitan desconectar y relacionarse tiene profundas secuelas para las mujeres cuidadoras:

Me vino una depresión de tantas cosas, me pongo a llorar sola, sola, a veces ni ganas de comer (GEH).

Mis horas libres me quedo llorando. A veces una amiga me llama para tomar un café (GEH).

Unas condiciones de trabajo tan duras, por otra parte, no dañan únicamente a las empleadas, sino también a las familias que las contratan, ya que como antes se ha comentado, resulta muy difícil conservar a la misma trabajadora (sobre todo si es interna) durante largos períodos de tiempo, tal y como constatan las y los profesionales de los recursos públicos.

En el caso de las internas que están en los pueblitos más aislados, en el momento en que encuentran otro trabajo en una localidad que sea más atractiva, se van (GRP).

El caso de las mujeres que cuidan a familiares

En lo que respecta a las mujeres que cuidan a familiares, se observa que cuando se tienen condiciones, el tiempo propio forma parte de la rutina diaria y se tienen mejores condiciones para disfrutarlo.

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Yo siempre tengo mi tiempo, ya te digo cuando viene esta mujer es entonces es cuando quedo con unas amigas (GMF).

Ese problema no tengo, porque si no estoy yo, está mi cuñada…normalmente no he dejado de hacer nada de lo que hacía (GMF).

En la mayoría de los casos, sin embargo, las mujeres no disponen de ayuda. El cuidado de la

persona dependiente recae totalmente en sus manos y esto les impide realizar cualquier actividad de ocio. Este hecho impacta en su salud, tal y como señala Cristina Carrasco19, ya que viven durante meses y/o años al borde de crisis nerviosas, con agotamiento físico, consumidas por las exigencias del trabajo y la responsabilidad de tener que prestar cuidados y a menudo realizar operaciones para las que habitualmente no están preparadas.

Yo tengo a mi marido con una enfermedad degenerativa que se llama ataxia y se va atrofiando cada día más. Tiene 74 años y ya lleva muchísimo tiempo así, con pañales y todas esas cosas como dos años y medio o tres. Silla de ruedas dos años ya pasados y es todo para mí (…) lo paso muy mal, no salgo a ningún sitio ni voy a nada (…) Yo he tenido que quitarme de muchísimas cosas. A mí me gustaba colaborar y lo hacía encantada y ahora lo he tenido que dejar todo, pilates, el camino de Santiago. En la asociación todavía esto, en la de amigos del camino de Santiago, en la Junta que ya este año me saldré, pero he tenido que dejar todo porque me es imposible. Este año pasado a pilates a partir de Navidad ya no fui nada, no me he atrevido a apuntarme porque… Si me lo llevan al Centro de Día me apuntaré. A andar también iba y no puedo porque no puedo alejarme mucho tiempo que me da miedo que se caiga y me da mucho miedo y como no atiende a nada de lo que le dices… (GMF).

Hoy tenía que ir a la peluquería y he tenido que llamar que no podía ir porque no tenía donde dejarlo y así como eso cantidad de cosas (…) Me he hecho una ermitaña y ya no echo en falta nada, porque estoy un poco aburrida de la vida (GMF).

Muchas cosas no puedes hacer, ni irte un día a Estella sola, ni a Pamplona. Yo iba con ella a Pamplona a la peluquería, pero cuando llegamos un momento que ella no sabía ni donde estaba a mí me entró una tristeza que ya no quiero ir más. Ella ya no conocía Pamplona y yo dije pues ya no voy más, ahora vamos a médicos, a pasear algún día, pero ya menos (GMF).

No disponer de tiempo para una misma, no poder relacionarse con otras personas, no poder realizar ninguna actividad de ocio, tiene profundas secuelas en la vida de las mujeres cuidadoras. Las y los profesionales que trabajan en diferentes recursos públicos relacionados con los cuidados lo manifiestan claramente:

Lo que está claro es que si estas cuidando a alguien, como no te plantees el desconectar algún rato, vas a pagar un precio alto (GMF).

Y las mismas mujeres lo confirman, relatando cómo la dedición absoluta que los cuidados requieren supone un coste muy alto para ellas mismas y su salud psicológica:

Hay días que no puedo más. Estos días que tengo más dolores y así, yo no puedo, no puedo con él y si me lo quitaran esas horas (…) hay momentos que los llevas mejor, pero otros momentos estas tan cansada que no puedes más (GMF).

19 Carrasco, Cristina, pag. 365.

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6. PROPUESTAS PARA VIVIR MEJOR La organización social del cuidado, es decir, el conjunto de actividades y las relaciones que intervienen en la satisfacción de las necesidades físicas y emocionales de las personas adultas y de las niñas y niños, y los marcos normativos económicos y sociales en los que aquellas se asignan y desarrollan20, requiere de soluciones colectivas o respuestas que hagan posible que su gestión, ya de por sí compleja, sea central al modelo social y se realice de forma participada y no discriminatoria.

En este sentido, en este apartado se presentan algunas propuestas que han aportado las personas que han participado en este estudio y que se limitan al ámbito de actuación de la Mancomunidad de SSB de la Zona de Los Arcos. Hay muchas transformaciones que hacer para que los cuidados se organicen de otra manera y el impulso de gran parte de ellas compete al Estado y a las Instituciones Públicas. Por eso, en este apartado se ha buscado exclusivamente plantear aquellas que tenga sentido incorporar desde la Mancomunidad y que se hayan planteado desde los relatos que se analizan en estas páginas, por su carácter posible y viable.

A) PROPUESTAS PARA QUE LOS CUIDADOS TENGAN VALOR

� Contribuir a que los cuidados tengan valor para la población, con programas de trabajo donde se visibilicen, se intercambien y se aprendan desde las edades más tempranas.

� Desmontar la naturalización de los cuidados en torno a las mujeres, haciendo visibles los costes que ello tiene en sus vidas y para la sociedad. Difundir este estudio, o el material didáctico elaborado en el marco del mismo, es una actividad que contribuirá a ello.

� Sensibilizar a la población sobre la importancia de los trabajos de cuidados para la sostenibilidad de la vida en la zona, donde se reconozca el papel central que en ellos tienen las mujeres migrantes, como una forma de desmontar los prejuicios y estereotipos desde los que la población autóctona las “mira” muchas veces .

� Seguir impulsando el PLxC de Los Arcos, como espacio para pensar otra organización social de los cuidados desde la concertación y la participación.

� Corresponsabilizar a los hombres con los cuidados, impulsando un modelo de paternidades responsables con los cuidados, que implique cambios prácticos en la cotidianidad, como su participación en las actividades de cuidados relacionados con la escuela en las etapas de infantil y primaria (acompañamiento, recogida, entrevistas, …).

B) PROPUESTAS QUE CONTRIBUYAN A DIGNIFICAR LAS CONDICIONES DE VIDA DE QUIENES CUIDAN

� Homogeneizar las condiciones de contratación de las “empleadas de hogar” en la zona, difundiendo material que permita su contratación en condiciones más dignas y difundiendo protocolos para que el buen trato, el reconocimiento y la confianza sean la base de las relaciones que se establecen.

� Generar espacios donde las trabajadoras de cuidados, sobre todo las migradas y aquellas que viven en pueblos con pocos recursos y dificultades de transporte, se junten y puedan formarse, así como compartir conocimientos y experiencias.

� Posibilitar la movilidad de las mujeres que viven en pueblos pequeños a través de transporte adaptado que les permita salir del aislamiento y la soledad en la que

20 Gálvez, Lina. Pag.50.

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viven y que contribuya a que habitar un espacio rural no sea otra fuente de discriminación.

� Acercar la información sobre los derechos laborales de quienes cuidan, sobre todo de las mujeres contratadas como empleadas de hogar, a los municipios.

� Diseñar una oferta de ocio en la zona que incluya a quienes están en el territorio para realizar trabajos de cuidados, independientemente de su país de origen.

� Dar continuidad y extender a todos los municipios de la Mancomunidad los servicios que existen de apoyo a las cuidadoras, o de respiro, para que puedan disponer de un tiempo propio.

� Informar a las familias sobre la importancia de planificar los cuidados en la vejez, para que las decisiones que hay que tomar en esta etapa estén consensuadas y sean elegidas.

C) PROPUESTAS PARA DISEÑAR OTRAS ARQUITECTURAS DE LOS CUIDADOS

� Impulsar el proyecto para la creación de un Centro de Día en la Mancomunidad. � Analizar la viabilidad de implementar viviendas colaborativas, para personas

mayores, impulsadas desde la Mancomunidad y que permitan pensar en otro modelo de vejez en el territorio.

� Diseñar experiencias que, como las rutas escolares seguras, permitan a las y los niños tener mayor autonomía.

� Estudiar experiencias relacionadas con la creación de Respirotecas, Jubilotecas u otros espacios de gestión de los cuidados, para que sean impulsados por la Mancomunidad, adaptándolos a la realidad de la zona, permitiendo así descargar a las familias de su responsabilidad, sobre todo a las mujeres y a la población mayor.

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7. BIBLIOGRAFÍA

� Benítez Burgos, Geoconda, De condición femenina, inmigrante y excluida. La mujer latinoamericana en España, Biblioteca Nueva, 2015.

� Carrasco, C., Borderías, C. y Torns, Teresa (eds), El trabajo de cuidados. Historia, teoría y política, Catarata, 2011.

� Cobo, R., y Posada, L., “La feminización de la pobreza”, El País, 2006. � Durán, Mª Ángeles, El valor del tiempo. ¿Cuántas horas te faltan al día?,

Espasa Calpe, 2007. � Federici, Silvia, Revolución en punto cero. Trabajo doméstico,

reproducción y luchas feministas, Traficantes de Sueños, 2013. � Gálvez Muñoz, Lina (dir), La economía de los cuidados, Deculturas, 2016. � Hirigoyen, Marie-France, Las nuevas soledades. El reto de las relaciones

personales en el mundo de hoy, Paidós, 2008. � Ibarrola Intxusta, Sara, La Feminización de la pobreza en Vitoria-

Gasteiz. El impacto de la crisis 2007-2014 en las mujeres, Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz, 2015.

� Lagarde y de los Ríos, Marcela, Claves feministas para la autoestima de las mujeres, Horas y Horas, 2000.

� Lagarde y de los Ríos, Marcela, Claves feministas para el poderío y la autonomía de las mujeres, Horas y Horas, 2000.

� Lagarde y de los Ríos, Marcela, “Mujeres cuidadoras: entre la obligación y la satisfacción, en Sare 2003 Cuidar cuesta: costes y beneficios del cuidado, Emakunde-Instituto Vasco de la Mujer, 2003

� Mogollón, Irati y Fernández, Ana. Arquitecturas del cuidado. Viviendas colaborativas para personas mayores, Un acercamiento al contexto vasco y las realidades europeas, Emakunde, 2016.

� Monjas, María, Tejiendo la vida frente a los desahucios, Huerga y Fierro Editores, 2015.

� Pérez Orozco, Amaia, Subversión feminista de la economía. Aportes para un debate sobre el conflicto capital-vida, Traficantes de Sueños, 2014.

� Pérez Orozco, Amaia, ”Queda bonito hablar de igualdad en el mercado laboral y no plantearse quien limpia el váter en casa”, eldiario.es, 18/10/2014.

� Pérez Orozco, Amaia, Cadenas Globales de Cuidado, Serie Género, Migración y Desarrollo, INSTRAW, 2007.

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ANEXO

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MAPA DE RECURSOS PARA LOS CUIDADOS EN LA MANCOMUNIDAD DE SSB DE LA ZONA DE LOS ARCOS

A) RECURSOS MUNICIPALES O DE LA MANCOMUNIDAD

PROGRAMA DE FORMACIÓN ANUAL

Desde la Mancomunidad de Servicios Sociales de la Zona de Los Arcos se realiza anualmente, desde el año 2004, un programa formación dirigido a personas cuidadoras.

PROGRAMA SERVICIO DE AYUDA A DOMICILIO

El Servicio de Ayuda a Domicilio es un programa del Servicio Social de Base de la Mancomunidad de SSB de la Zona de Los Arcos. Está dirigido a todas las personas que tengan limitaciones para la cobertura de las necesidades básicas en su domicilio. Ofrece una serie de servicios de carácter individual y dirigidos al incremento de la autonomía funcional, así como a la mejora de la calidad de vida. En el año 2016 ha atendido a un total de 52 personas, de las cuales 33 son mujeres y 19 hombres.

RESIDENCIA DE PERSONAS ANCIANAS SANTA MARÍA DE LOS ARCOS

La Residencia de personas ancianas Santa María de Los Arcos fue creada hace 20 años, en 1997. Depende de la Mancomunidad de Los Arcos y cuenta con 24 plazas residenciales (de las cuales 7 están concertadas con Gobierno de Navarra), más otras 4 en una vivienda comunitaria y destinadas a personas no dependientes. Trabajan en ella 11 mujeres y 1 hombre.

Las 28 plazas existentes se encuentran, en la actualidad, ocupadas y hay, además, una lista de espera de alrededor de 40 personas.

En la actualidad, la residencia no funciona como Centro de Día por cuestiones de escasez de espacio. Sin embargo, en ella se preparan comidas para el exterior (luego son las trabajadoras familiares quienes se encargan de llevarlas a los pueblos que conforman la Mancomunidad).

ESCUELA INFANTIL MUNICIPAL

La escuela infantil de Los Arcos fue creada hace 7 años, en 2009. Depende del Ayuntamiento de Los Arcos, pero los requisitos de acceso no establecen diferencias entre las niñas y los niños de Los Arcos y de otros pueblos que conforman la Mancomunidad. Tiene capacidad para 22 plazas, de las cuales en la actualidad se ocupan 12 (en el pasado se llegaron a ocupar todas).

La gestión de la escuela es competencia de una empresa privada. En ella trabajan 4 personas: 1 directora, 2 educadoras y 1 persona de servicios generales. Todas ellas son mujeres.

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B) OTROS RECURSOS

ASOCIACIÓN DE VOLUNTARIADO VIRGEN DE CODÉS”

La Asociación de voluntariado Virgen de Codés se creó hace 18 años, en 1998. Está reconocida por el Gobierno de Navarra como asociación de ayuda y atención desinteresada a personas ancianas o con enfermedad crónica o invalidante. Abarca las 12 localidades que conforman la Mancomunidad de los Arcos y cuenta con alrededor de 18 personas voluntarias (de las cuales, alrededor de 15-16 son mujeres y 2-3 hombres). Entre sus objetivos cabe resaltar tanto la mejora en la calidad de vida de las personas dependientes, como el apoyo a las personas cuidadoras.

PACTO COMARCAL POR LA CONCILIACIÓN DE LA VIDA LABORAL, FAMILIAR Y PERSONAL, PLXC

El Pacto comarcal por la conciliación de la vida laboral, familiar y personal de la Mancomunidad de SSB de la Zona de los Arcos se enmarca en el Programa del Instituto Navarro para la Igualdad Pactos Locales por la Conciliación. Se firmó en el año 2004, a partir de un diagnóstico sobre los cuidados en la zona, que permitió diseñar un programa de trabajo para, desde la ética del cuidado, el liderazgo local, la concertación social y la participación de instituciones, organizaciones, asociaciones, empresas y la propia ciudadanía, diseñar otro modelo de gestión de los cuidados en la zona.

El PLxC está impulsado por los 12 Ayuntamientos que integran la Mancomunidad, fue el primero que en Navarra se firmó con carácter comarcal y se realizó tras la elaboración en Los Arcos del I Plan para la Igualdad de Mujeres y Hombres.

Entre las acciones que se han desarrollado en el marco del PLXC cabe destacar la realización de actividades de sensibilización y formación en materia de cuidados, así como la reorganización de los horarios de las reuniones celebradas en los distintos Ayuntamientos y en la Mancomunidad. También la puesta en marcha de un servicio de Casas Amigas para niñas y niños de 0 a 3 años, el servicio comarcal de taxi, los espacios de respiro y la Escuela Infantil, entre otros recursos y servicios.

LAS VOCES DE QUIENES CUIDAN

Los costes no visibles de los trabajos de cuidados en la Mancomunidad de Servicios

Sociales de Base de la Zona de Los Arcos

Nafarroako Berdintasunerako Institutua Lagunduta

Subvenciona Instituto Navarro para la Igualdad