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2 El Rincón Detalle, Plaza Antonio Miguel Alfonso

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Revista Cultural La Tajea fruto de La Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de San Miguel de Abona

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El Rincón

Detalle, Plaza Antonio Miguel Alfonso

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EEdita:

Ilustre Ayto. de San Miguel de Abona

Ctra. a Los Abrigos, 30 - 38620

web: www.sanmigueldeabona.org

e-mail: [email protected]

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EJEMPLAR GRATUITO

Introducción

Valentín E. González Évora - Tte. Alcalde y Concejal de Cultura

Miguel Hernández Gómez: Corresponsal de El Tiempo en San Miguel de Abona

Marcos Brito

Queridos Amigos de San Miguel

Pablo Pou Blanco

Los Antiguos Sistemas de Medida

Montserrat Alonso Díaz

Juzguen por sí mismos

Washington Olivera Freire

El Personaje: Don Antonio Hernández García

Valentín E. González Évora

Las Señas del Tiempo

Francisco Javier González Méndez

La “Casa del Capitán”

Mª Luisa De Peuter Fourmy

El Tesoro Arqueológico de San Blas

Lucy González

El Trotamundos

Marian Tur Iglesias

Ondas Deportivas

Álvaro Toledo

Profesores y alumnos

Mariano González Delgado

Un paseo por la Biblioteca Municipal: “Mujeres a contracorriente. La otra mitad de la historia”

Profesores y alumnos

Mariano González Delgado

Coleccionable de Cocina

Umberto Marinoni Lapini

Coleccionable de Alfarería

Pedro Benítez Reyes

Comentarios

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IntroducciónIlustre Ayuntamiento de San Miguel de Abona - Noviembre/Diciembre 2004

La Tajea ya está en la calle. Cumpliendo con su cita bimestral se acerca al lector con la esperanza renovada de tener su acogida, aún más en estas fechas donde

parece que las luces y las sombras se confun-den, incluso conviven con cierta complacencia. Nosotros, le invitamos a adentrarse con sorpresa en el contenido que le hemos propuesto para esta ocasión.

Le invitamos (no sabemos si lo conseguire-mos), a que a través de estas páginas escritas siempre con la vocación de aportar cosas, no siempre, ni necesariamente innovadoras, pero si que requieren de toda nuestra atención, porque son muchas las ocasiones que su desconoci-miento nos hace un poco menos valedores de nuestro entorno Éste sólo puede ser respetado, investigado, protegido, rescatado... desde el conocimiento de sus valores más intrínsecos y desde la memoria-tradición de nuestras gentes. Aunque para ello sea oportuno acercarse a la realidad con otras “miras”, despojados de prejui-cios caducos y pocos valientes, hay que acoger la propuesta del poeta y ser “pionero” en ello:

“... Comencé a desechar mirar antiguo.Y persistí: negarme a lo evidente.Que la mirada se fijara siempredonde faltara todo: Y la vacíe.”1

La propuesta de La Tajea, en esta edición es muy variada, además de contar con las sec-ciones habituales (Coleccionables, Fotonoticias, Comentarios, Un Paseo por la Biblioteca Muni-cipal...). Se adentra con la reciente publicación por esta Concejalía del libro de Marcos Brito “Miguel Hernández Gómez. Corresponsal de El Tiempo en San Miguel de Abona”; se nos ofrece una aproximación singular a través de un estilo periodístico de la vida cotidiana de nuestro Pueblo de hace un siglo (1903-1911); nos acercaremos al paisaje mirando detenidamente a la tierra, haremos una descripción cercana a uno de los lugares más privilegiados de nuestro medio rural “La Casa El Gato” y recorreremos con pasos titubeantes el empedrado “Sendero por La Hoya”. Aún más, buscaremos debajo de la arena y de la tierra ante la atenta mirada de los historiadores y arqueólogos en busca de “El Tesoro Arqueológico de San Blas”; y con la mirada fijada en el cielo buscaremos las nubes salvadoras ante la sequía pertinaz de nuestras

tierras del sur que marcarían definitivamente el devenir: son las “Las Señas del Tiempo”. Reco-rreremos a través de los años, con la compañía de “Los Antiguos Sistemas de Medida” cómo a través de éstas se calculaban, se medían, se marcaban, se definían... nuestras relaciones comerciales y nuestra vida diaria. Nos acer-caremos a otro de esos lugares emblemáticos de nuestro Municipio, “La Casa del Capitán”, a través de una aproximación a su historia, a su promotor y a sus moradores. Asimismo, tendre-mos la oportunidad de analizar por medio de “Juzguen por sí mismo” los valores y el agrade-cimiento no siempre reconocido suficientemente de la sabiduría contenida de nuestros mayores. Junto a esta reflexión, haremos un recorrido sobre los complejos matices del mundo de la educación a través de la perspectiva de “Profe-sores y alumnos: una aproximación a la proble-mática relación educativa”. Descubriremos por medio de Ondas Deportivas, nuestras promesas deportivas necesitadas de aliento y apoyo por todos los aficionados. Y finalmente disfrutaremos de la conversación amable y emotiva con “El Personaje, Don Antonio Hernández García”, un hombre cuya vida rica en experiencias ha transcurrido en gran medida con las manos ante un volante y por una “carretera” no exentas de dificultades e incertidumbres.

Toda esta propuesta que hemos realizado, surge necesariamente del trabajo y de la compli-cidad de muchos colaboradores, a los que siem-pre tendremos que agradecer su dedicación y cariño hacia esta publicación cultural “La Tajea”. Nos acercamos a cumplir con todos ustedes nuestra particular Navidad 2004, y ya son tres. Ciertamente, en estos tiempos parece que todo se precipita, un nuevo año está ahí. Los escapa-rates con su abundante muestra de regalos, las calles con sus intensas y espectaculares luces que nos ciegan. Y todo ello, paisaje y realidad, se confunden e inundan con un vistoso envoltorio de celofán, telemaratones, conciertos o subastas ... Nuestra propuesta es menos artificiosa y más humilde, queremos estar cada vez más cerca de todos ustedes, nuestro gran regalo sería contar con su lectura y acogida. Nuestra más sincera felicitación navideña y año nuevo. Gracias.

Valentín Esteban González Évora1er Teniente de Alcalde y Concejal de Cultura

Qué bendición la lluvia, qué intactamaravilla su paso sorpresivo y bienhechor,que nos preserva del olvido y de la rutina

sin memoria.

La voz de Álvaro MutisPoesía en la Residencia

1 Canción Atlántica.”Pionero”.- Manuel Padorno.

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¿Sabía que...?

Su intervención en muchos aspectos de la vida social de su pueblo natal queda refle-jado en las múltiples facetas

en las que se recoge su colaboración. A modo de ejemplo, y sin pretender ahondar en este apartado, enumera-remos algunas de ellas. Fue miembro de la Directiva para el próximo año de 1908, del Casino La Unión, ejerciendo el cargo de Vicepresidente. En noviem-bre de 1920 se le nombra Fiscal Muni-cipal de San Miguel de Abona, para el cuatrienio 1921-1924. Dos años después se le designa como miembro de la Junta Municipal del Censo Elec-toral para el bienio de 1922-1923. Se le nombra como vocal por represen-tación de los Mayores contribuyentes por inmuebles, cultivo y ganadería, con voto de compromisarios, en la elección de senadores.

Fue uno de los 35 miembros funda-dores de la Sociedad de Instrucción y Recreo Club de San Miguel, constituida con el 4 de marzo de 1926. Ejerció de Alcalde del Municipio de San Miguel de Abona en dos períodos de la década de los años treinta del siglo XX. Desde el 10 de marzo de 1930 hasta el 26 de abril de 1931. Fue alcalde nuevamente desde el 27 de junio de 1937 hasta septiembre de 1938. Y que según acta municipal del 26 de octubre de 1947, perteneció a la junta denominada “Pro campo de deportes de San Miguel”. Sus inquietudes también transitaban por la poesía, de las que se recogen dos de sus composiciones.

En este periodo El Tiempo informa del acaecer de la vida cotidiana que transcurre en San Miguel de Abona. Las noticias son escasas, esporádicas, y donde una buena parte reflejan

el acontecer de las fiestas religiosas populares, sobre todo las de su patrón, el Arcángel San Miguel. A través de las cuales, y además de conocer los actos religiosos, nos comunican aque-llas mejoras que acontecen, como la instalación de un bazar en 1904 para recaudar fondos con los que sufragar la adquisición de dos campanas. O de otro en 1907 con el fin de construir una plaza pública. También se reflejan los actos culturales, sociales o deportivos más relevantes, como las obras de teatro realizadas por jóvenes de la localidad, la exposición de ganado, las carreras de sortijas a caballo o la utili-zación del alumbrado público durante esos días de conmemoraciones.

Se reseñan otras festividades religiosas, como la celebración de Nuestra Señora de la Concepción, en la que también se informa las procesio-nes finalizadas con fuegos artificiales. O el culto del Mes de María. E incluso se aportan datos de la participación, en 1904, de jóvenes de San Miguel de

Abona en la celebraciones de las fies-tas en honor de la Virgen del Rosario y el Cristo de la Salud, en Arona.

Otras informaciones que se plas-man en sus páginas son la visita pas-toral realizada en 1907 por el Obispo Nicolás Rey Redondo a varios pueblos del sur de la isla, incluyendo a San Miguel de Abona; y la inauguración de la Ermita de El Roque, el 16 de agosto de ese mismo año.

Las necesidades escolares y los problemas que acarrea la falta de pro-fesorado queda reflejado en diversas informaciones de 1904 y 1905. Tam-bién se documenta la existencia del casino La Unión y del nacimiento de otras sociedades que coexistieron en este comienzo de siglo. Y a lo largo de este corto periodo de edición de El Tiempo (1903-1911) se desgranan múltiples informaciones cortas sobre el transcurrir de la vida social en este Pueblo.

El último ejemplar que se ha encontrado de El Tiempo es el del 9

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Miguel Hernández Gómez Corresponsal de El Tiempo en San Miguel de Abona

El primer ejemplar del diario El Tiempo se publica en Santa Cruz de Tenerife, el 17 de julio de 1903, portando en su cabecera la leyenda: Diario de asuntos generales e información, defensor de los intereses del país. Los periódicos intentaban hacerse con los servicios de personajes con cultura y afín a sus ideas. En el corresponsal de San Miguel de Abona, Miguel Hernández Gómez (San Miguel de Abona 1884-1958), hay que resaltar

sus inquietudes, su participación en la vida social de su pueblo; lo corrobora el mismo motivo por el cual se ha realizado esta recopilación, los escritos remitidos desde su pueblo a El Tiempo, que inició rondando la edad de 20 años. Además de otras actividades que nos apuntan su trayectoria, su vida, sus quehaceres, y que nos ayudan a situar, a comprender los momentos por los cuales transcurrió este corresponsal.

Miguel Hernández Gómez, tercero por la izquierda

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Queridos amigos de San Miguel:

Tengo ante mi los números de la revista La Tajea. El Rincón que leo con gran placer porque traen a mi memoria muchos recuerdos. No sólo de los comienzos ilusionados de mi profesión, sino también de mis años de juventud, es decir, de los mejores años de mi vida.

Quiero darles a ustedes, de todo corazón, las gracias por la revista y por el magnífico libro de San Miguel de Abona y su Historia con que me han obsequiado. Les felicito por la revista en cuyas páginas me parece respirar un aire de juventud y alegre empuje y les agradezco que me recuerden como habitante de la Casa Azul (años 64 a 69). ¡no he olvidado a San Miguel ni a su acogedora gente!

Dada mi edad, espero que ustedes me perdonen si incluyo en esta carta algunos recuerdos ya que es propio de los abuelos contar batallitas.

Por las mañanas, cuando me levan-taba de la cama o venía a desayunar a casa, después de atender un parto noc-turno en Las Zocas o en Aldea Blanca, lo primero que contemplaban mis ojos era el paisaje lejano de El Médano y la Montaña Roja. Después pasaba consulta del seguro, ayudado por mi mujer, que me hacía de enfermera durante toda la mañana. Entonces no había masificación y los médicos no necesitábamos, como ahora, hacer campañas pidiendo diez minutos para cada paciente. Se dedicaba a cada uno el tiempo necesario.

La casa tenía a cada lado del zaguán una sala. La que queda a la

derecha, según se mira la entrada de frente, me servía de despacho y sala de curas, y el zaguán, de sala de espera. Tenía también un cuarto de Rayos X en que revelaba las radiografías que yo hacía y quiero agradecer aquí al fotógrafo, que entonces sería posible-mente el único que se ganaba la vida con esta profesión en San Miguel, de cuyo nombre lamento no acordarme, si bien recuerdo que era árabe y que sólo me pidió, para prepararme el líquido revelador y fijador “agua enterbida”.

Para atender ciertas dificultades de los partos se había empezado a utilizar entonces la ventosa obstétrica y vi los cielos abiertos pues eso me libraba de tener que usar los temibles fórceps por lo que encargué la ventosa a Suecia. Pero naturalmente la ventosa no lo solucionaba todo y la alternativa que quedaba era la ondulante carretera del sur o bien la cumbre.

Yo prefería la cumbre, pues se tar-daba menos y se iba disfrutando del maravillosos paisaje además de preve-nir el mareo pues, pasado Vilaflor, se acababan las curvas.

A lo que se tardaba por el sur asocio el recuerdo de una paciente que vino diciendo que le había dado un dolor:

- ¿Dónde le dio el dolor?- En Güímar.- ¡No, mujer!, ¿en qué parte del cuerpo?

El jefe de Correos y Telégrafos, Wladimiro Pareja, su esposa Lolín, el cura D. Miguel y nosotros manteníamos una buena amistad y hacíamos tertulias en las que se discutían, por ejemplo, los

temas del Concilio Ecuménico de Juan XIII. En una de éstas se decidió dar en el Casino, nada más y nada menos, que lo que entonces tuvo que llamarse Cursillos Prematrimoniales. Yo tenía entonces menos o ningún problema para recetar por el Seguro el Lindio 1 que para hablar de él en público.

Otro recuerdo es el trabajo sobre Geografía Médica de San Miguel que efectúe dirigido por D. Manuel Parejo y en el cual hay un apartado en que se cita la cueva de Uchova en la que me hice unas fotos que conservo. Tengo un buen recuerdo de todas las perso-nas que traté y podría citar algunos nombres como Modesto, el alcalde, mi vecino, que en paz descanse; Dª Esther; Víctor, el veterinario; Roberto, el farmacéutico; D. Eduardo y D. Blas, mis colegas de Granadilla... Miguel, el de la perra blanca, de las cacerías con hurón.

Reciban todos ustedes, sanmiguele-ros queridos, un fuerte abrazo de Pablo Pou Blanco.

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de mayo de 1911. La última noticia que se dispone de Miguel Hernández Gómez como corresponsal pertenece al mes de abril de 1910; en mayo se publica una nota sobre la composición del casino La Juventud. Y es a partir de estos momentos cuando creemos que deja la colaboración con este medio. El 30 de septiembre se informa de la muerte del párroco Clemente Hernán-dez Alfonso, pero la información se remite desde Granadilla de Abona.

Como otros periódicos de la época. El Tiempo no informa de manera con-

tinua y sistemática de lo acontecido en el Sur de Tenerife, las noticias que se recogen se alargan en el tiempo, son escasas. Esta recopilación nos trae, nos confirma, lo que ya han apuntado otras muchas fuentes, una realidad envuelta en la crudeza de una vida que transcurría con infini-dad de carencias. Nos damos cuenta que este Sur de comienzos del siglo XX estaba abandonado en cuanto a infraestructuras de todo tipo, carrete-ras inexistentes, caminos de herradura intransitables, cuesta sudor y lágrimas

realizar la carretera San Miguel a Los Abrigos por la que se lleva suspirando décadas. A al instalación del telégrafo le ocurre otro tanto, al correo le faltan peatones le lleven la correspondencia. La escasez de escuelas se suma a la ausencia del profesorado.

Marcos Brito (recopilación y notas)

Extracto de su libro Miguel Hernández Gómez. Corresponsal de El Tiempo en San Miguel de Abona (1903-1911). Llanoazur Ediciones.Presentado por esta Concejalía de Cultura el pasado 5 de noviembre

Queridos Amigos de San Miguel

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Los Antiguos Sistemas de Medida

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Así, estos sistemas de medidas tradicionales, pese a sus ligeras variaciones entre Islas, supieron

satisfacer las necesidades de ganade-ros, pescadores, agricultores o canale-ros. Que pudieron valorar con enorme exactitud sus producciones agrícolas o marineras, cuantificar la superficie de sus cosechas, calcular la capacidad de sus presas o embalses, o medir la longi-tud de sus terrenos y propiedades.

El éxito de estos sistemas de medida se muestra palpable al comprobar el uso que aún hoy se hace de ellos, desafiando incluso al actual Sistema Métrico Decimal (SMD). Este sistema de unidades que permite calcular la longitud, la superficie, el volumen, la capacidad y el peso, fue creado en la Francia revolucionaria de 1795. Fruto de los cálculos matemáticos del hombre, debía servir para todos los países del mundo, y aunque fue impuesto como sistema legal de medidas en España en 1849, no se generalizó su uso en Canarias hasta mediados del siglo pasado.

Si bien las unidades métricas actuales utiliza patrones intangibles y abstractos propios de la ciencia, los patrones métricos tradiciones se mate-rializan en moldes tangibles (almudes, medios almudes, raposas...). Aunque también se utilizan las dimensiones del hombre (pie, palmo, jeme...), y un sistema decimal asociado al uso de la báscula y la pesa (libra, onza...). Adap-tando cada caso a las necesidades de mayor o menor exactitud.

Medidas de tierraLa vara era la medida lineal. Equivale a unos 83 cm. y se utilizaba sobre todo en los telares para la confección de prendas. Sus divisores son la cuarta y la braza, ya que una braza son dos varas, y una vara equivale a cuatro cuartas.

Otras medidas de longitud, cuya unidad no hace referencia a un patrón fijo, ya que depende de cada individuo, son las utilizadas por los campesinos para las zafras y las cosechas: el dedo, el codo o el paso. Práctica en la que el hombre se halla en contacto con la naturaleza y sólo necesitaba un cálculo

aproximado. Lo mismo ocurre con la cestería, cuya medición por parte del artesano es la de la distancia que hay desde la extremidad del dedo pulgar a la del índice, separando el uno del otro lo máximo posible, denominándose jeme.

En cuanto a la superficie de tierra apta para el cultivo, se hacía referen-cia a fanegada de tierra o fanegada de puño, ocupando unos 5.000 m², dependiendo de las características del

terreno. Aunque tal y como afirma el comisionado regio F. M. de Escobar y Serrano, que recorrió las Islas para crear su Estadística en 1802: “no hay medida ninguna para las tierras”1. Por lo que, lo que lleva de sembradura una fanega de grano equivaldría a una fanegada de terreno.

Medidas de granosLa fanega junto con sus divisores fueron recipientes que sirvieron para calcular la capacidad de legumbres, trigo y otros cereales, equivaldría aproxima-damente 50 Kg. Sus múltiplos son: la media fanega (1/2 fanega), la cuartilla (1/4 fanega), el almud (1/12 fanega), el medio almud (1/2 almud) y el cuartillo (1/4 almud).

El almud también alude a una medida de superficie, como podemos comprobar

Los sistemas de medida que utilizaban nuestros mayores, son vistos por nosotros como unos méto-dos de medición obsoletos y complicados, pero en realidad se trata de unas herramientas con enorme

precisión que, aplicadas como estrategias métricas inteligentes, permitían resolver los problemas de cálculo que exigía el duro trabajo cotidiano.

1 Antonio Manuel Macías Hernández (dir.); “Fanega”, en Gran Enciclopedia Canaria, vol. VI, La Laguna, Ediciones Canarias, 1994-95, p. 1473.

Los patrones métricos tradiciones se

materializan en moldes tangibles (almudes,

medios almudes, raposas...)

Montserrat Alonso Díaz

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en el texto de una hijuela de 1957, referente a un terreno cuya capacidad de siembra es de dos almudes de sembra-dura: ”(...) dedicada a cerea-les y nopales, con una cabida de aproximadamente dos almudes de los de puño”.

Para las medidas de capacidad en la siembra y recolección de papas, el recipiente que se utilizaba era la raposa. Consistía en una cesta de caña o mimbre cuyo aforo era de 69 Kg. de papas bonitas. Otros recipientes divisores de la raposa fueron: la canasta (1/4 raposa), y el cesto de mano (1/6 raposa), que se utilizaba durante la siem-bra y la recolección de las papas, o para recoger higos picos o de leche.

Medida de líquidosEn cuanto al almacena-miento y transporte de líquidos, como el agua o el vino, los recipientes más utilizados, y que aún hoy permanecen con enorme arraigo en nuestras bodegas y lagares son: el tonel (capa-cidad variable), la pipa (450 litros), la cuarterola (1/4 pipa), el barril (40 litros), y el garrafón (16 litros).

En cuanto a la medición de los caudales de canales y tajeas, se utilizaba el cómputo de horas/pipas, otorgándole un contenido polisémico “que conjugaba unidades de carácter espa-cial con otras de naturaleza temporal”2. Tal y como afirma Don Félix Alberto Linares Bello, canalero de San Miguel de Abona, nacido en 1939: “el número de pipas que tiene el caudal viene determinado por el reparto, se calcula por una cinta medidora que está en la tanquilla. El caudal depende de la galería, y la cantidad de pipas puede ser propia -mediante acciones- o arrendada. Los repartos son adulamientos que se hacen diarios o quincenalmente, anteriormente los cortes se

hacían incluso por la noche, pero ahora ha cambiado”.

Sistema de pesosEl uso de las basculas, balan-zas o romanas, era frecuente para los cultivos de expor-tación, en la compra-venta de azúcar, arroz, garban-zos, judías, lentejas, etc. El sistema de pesos canarios coincide con los castellanos, aunque los más comunes, utilizados en comercios y ventas eran las libras y las onzas. Ya que 1Kg. equivalía a 2 libras y 2 onzas.

Entre sus múltiplos y divi-sores podemos encontrar: la tonelada (20 quintales), el quintal (2 arrobas), la arroba (25 libras), la libra (16 onzas).

Con la llegada al Archi-piélago del plátano y el tomate como cultivos de exportación, se pasa a una

nueva vinculación metro-lógica. Cuando Sir Alfred Jones en 1882 impulsó el comercio del plátano, llega-ron al Archipiélago nuevos procedimientos de embalaje para las manillas, como el “paquete canario”, y por consiguiente, nuevas unida-des de medida. En cuanto al tomate, cultivo promovido en 1885 por la compañía Swanston, conoció el empa-quetado en cajas prismáticas y cestas de madera.

Como conclusión cabe destacar que, aunque nuestro sistema métrico tra-dicional contenga una clara raíz castellana, las continuas relaciones comerciales de Las Islas, dieron lugar a variacio-nes métricas que dependían de dichos factores externos, pero que fueron acogidas como propias.

Bibliografía

CORRALES ZUMBADO, Cristóbal; Tesoro lexi-cográfico del español de Canarias. Canarias, Viceconsejería de Cul-tura y Deportes, 1996.

GONZÁLEZ RODRÍ-GUEZ, José Manuel; ¿Cuánto?. Pesas y medidas tradicionales de Canarias. Santa Cruz de Tenerife, Obra Social y Cultural de CajaCanarias, 2003.

MACÍAS HERNÁNDEZ, Antonio Manuel (dir.); Gran Enciclopedia Canaria, 7 vols. La Laguna, Ediciones Canarias, 1994-95.

2 José Manuel González Rodríguez (com.); ¿Cuánto?. Pesas y medidas tradicionales de Canarias. Santa Cruz de Tenerife, Obra Social y Cultural de CajaCanarias, 2003, p. 26.

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Juzguen por sí mismosReunidos en torno a una mesa,

un grupo de hombres conversan sobre distintos temas hasta que en un momento alguien dijo:

- El ser humano es como las plantas, cumplido su ciclo vital y de madurez, pierde toda la capacidad de evolu-ción y de aportación a la sociedad a la que pertenece, siendo la más de la más veces una carga para la familia.La amigable discusión se generalizó, unos defendiendo lo positivo de la ancianidad y lo más negativo, como perder la agilidad física, la fuerza muscular siendo en algunos casos agresivos y en otros completamente pasivos.

- Dime, Chang, ¿tú qué opinas?, que eres viejo y has vivido mucho.

- Vamos hombre, habla – exclamaban las voces.De un oscuro rincón surge un chino viejito de cara apergaminada donde las arrugas de su rostro, su lento andar y su voz cascada es la conde-coración del paso de los años. Todos hacen silencio; algunos por respeto, otros por curiosidad.

- ¡Oíd! – dijo en anciano – Hijos míos, después de haberlos escuchado voy a contarlas una historia que me contó mi abuelo y ustedes juzgarán por sí mismos.“Hace mucho tiempo, en una región

muy lejana, en mi tierra, vivía una fami-lia de agricultores compuesta por dos hijos y su padre. El país sufría, hacía muchos años, lo que algunos llaman hambruna, o sea, la falta de alimentos originada en algunos casos por intensas sequías y en otros por lluvias torrencia-les. Era tal el grado de desastre que al fin de lograr salvar a sus súbditos de una muerte masiva, el Emperador dicta una ley de emergencia con el fin de aliviar la situación, pero es muy dolorosa y trágica”

El anciano hace una pausa, como hurgando en un rincón de su memoria el relato de su abuelo, respira profun-damente y sigue...

“Dicha ley establecía que en todo el país y con la finalidad de salvar a las nuevas generaciones de la muerte por el hambre:1º: En todas las familias que hubiera

ancianos, éstos deberían ser trasla-dados lejos de las mismas a lugares inaccesibles a fin de que terminen su vida, dejando lugar a los más jóvenes.

2º: El incumplimiento de ducha ley, dará lugar al exterminio de toda la familia.

Pero esto no termina aquí. Para colmo de los males, de una manera violenta surge una enfermedad o peste que es imposible detener por los medios conocidos ya que a su vez la enfermedad es desconocida. Los mejores médicos, curanderos y hechiceros son impoten-tes y ciudades enteras son diezmadas; y dentro de la Corte Imperial ya surgen las primeras víctimas. La muerte, el terror y el miedo son como un viento malsano que penetra en todos los lugares y no respeta jerarquías, credos ni razas”

Vuelve Chang a tomar aliento y fatigosamente continúa:

“El emperador envía mensajes a todas las partes de la China en cuyos bandos dice: Todo aquel que consiga curar el mal que aqueja el país será recompensado. A saber: será recibido en el seno de la familia Imperial, se casará con su hija y su nombre será venerado a través de los siglos y la gra-titud del pueblo será infinita y eterna”

La voz de Chang surge arrastrando las palabras.

“Como les he dicho al principio del relato, volvamos a esa familia de agri-cultores. El anciano debía partir hacia su muerte en cumplimiento de la ley, abrazados entre torrentes de lágrimas la familia ve llegado el momento de la separación. Parte el padre en compañía de su hijo mayor. Hijo y padre caminan durante dos días entre precipicios y barrancos y al fin llegan a unas cuevas donde la soledad y el silencio reúnan por doquier. Como en un ritual, el hijo hincado de rodillas besa las manos de su padre y después de abrigarlo y darle alimentos parte hacia su casa, no sin antes volver a abrazar a su padre y tes-timoniarle su cariño, diciéndolo que, de algún modo, volvería a visitarle aunque le costara la vida.

Mientras tanto, la tragedia y la muerte seguían incansables, nadie conocía esa enfermedad o peste. Todos eran muy jóvenes..., algunos, niños. En una de sus periódicas visitas del hijo al padre, a quien llevaba alimentos y abrigos, con el riesgo de perder su propia vida y eludiendo a los guardias imperiales le comenta la nueva tragedia que se abate sobre el país. El padre lo escucha en silencio y le dice que cree conocer el remedio de esa enfermedad: cuando era niño, ayudé a mis padres a recoger hierbas para curarles, pero ya estoy muy viejo y casi ciego, pero si tu me ayudas podremos hacerlo entre los dos”

Haciendo un esfuerzo, el viejo Chang sigue:

“Salen de la cueva... hijo y padre.

Como el anciano ya no tenía fuerzas para caminar, por el largo enclaustra-miento y por su edad, el hijo lo carga en sus espaldas y asú entre páramos y barrancos. El anciano, ve por los ojos de su hijo, porque la ceguera es uno de los males de su vejez, sin embargo, no ha perdido los sentidos del olfato y el gusto. Y mientras su hijo recoge hierbas, él las tritura entre sus dientes y aspira el aroma de las mismas.

De pronto el anciano se detiene, lleva la hierba a la boca y le dice a su hijo: ¡ésta es!. Vuelve el hijo con el anciano a la cueva, se despide de su padre y emprende el regreso al pueblo. Una vez en él se presenta ante el fun-cionario imperial y le dice conocer la forma de curar esa peste. Rápidamente, dicho funcionario, dada la urgencia del momento, envía al joven que también lleva un atado con la hierba.

Cuando llega a la presencia del Emperador, donde fue llevado deprisa, éste lo recibe ya sin esperanzas ante el mal que azota a su pueblo.- Dicen que traes la salvación. Si fuere

así cumpliré mi palabra (mientras observaba al campesino inculto lleno de harapos y tierra del camino), pero si no fuera así, pagarás con tu vida el engaño.Se hicieron las infusiones con las hierbas y fueron dadas a beber a los enfermos agonizantes y... ¡oh, milagro!, la peste comenzó a ceder rápidamente, tan deprisa como había empezado. Y todo mal acabó.Quiso el emperador saber cómo el joven pudo encontrar el remedio y él no pudo decir más que la verdad.

- ¡Habéis desobedecido mis órdenes! – grita el Emperador colérico, lleno de ira - ¡pagarás con tu vida y la de los tuyos este agravio.Enmudece el joven y las lágrimas se derraman por sus mejillas. Pero, de pronto, la faz del Emperador se dul-cifica , lo atrae hacia sí y le dice:

- Cumpliré mi palabra. Tu padre y todos los ancianos serán perdona-dos y venerados; ya que gracias a su sabiduría y amor a sus semejan-tes, todos tenemos hacia ellos nuestro eterno agradecimiento”

- Y aquí termina la historia, hijos míos. Juzguen por sí mismos.

Sus ojos cansados se empequeñecieron y la voz del anciano Chang se apagó.

Washington Olivera Freire

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El Personaje

Ilustre Ayuntamiento de San Miguel de Abona - Noviembre/Diciembre 2004

Don Antonio Hernández García

Son muchos los recuerdos que se agolpan entre gestos y sonrisas no exentas de mucha, muchí-sima nostalgia contenida en

emotivos recuerdos de una vida llena de contenidos y personas que acom-pañaron, y acompañan aún, a don Antonio en su ya dilatada vida, que se inició un 25 de agosto de 1907, en una humilde familia de nuestro pueblo de San Miguel de Abona. Son 97 años de una vida que en gran medida plas-man el devenir de un pueblo que ha evolucionado junto a sus gentes, a través de esas pistas de tierra, carre-teras... ahora ya de asfalto, que don Antonio recorría a diario como nadie entre dificultades y secretos que com-partía con sus pasajeros, siempre a un destino seguro.

Don Antonio fue de los primeros sanmigueleros que aprendieron a con-ducir y que luego se dedicaran profe-sionalmente al mundo del transporte de pasajeros. Antes, nos cuenta que trabajaba como peón en la carretera que se hacía a finales de los años 20 entre Aldea Blanca y La Camella. El trabajo era muy duro, nos recuerda, “si eso era vivir no valía la pena vivir”. Fue entonces cuando le pidió a don Virgilio que lo enseñara a conducir en el camión que éste tenía, como ayu-dante y gratis. Cuenta que “ya a los tres meses lo dejaba solo, y veníamos a la Playa de La Ballena (Las Galletas) por arena y revuelto y la subíamos a San Miguel para depositarla junto al Barranco de El Lomo”. En esos años, las carreteras eran escasas, se trataba de pistas, en la mayoría de los casos de tierra: Los Abrigos-Atogo, Charco del Pino-Granadilla, La Camella, Aldea Blanca, Llano del Camello..., que unían las grandes fincas donde se encontra-ban los empaquetados. La mejor que se encontraba era la que unía San Miguel con el Puerto de Los Abrigos, entrada y salida natural de las mer-cancías: tomates para la exportación, madera, turba... Nos recuerda don

Antonio, que los barcos no atracaban sino que unas barcas se acercaban a los barcos fondeados y transporta-ban la mercancía, que ya en tierra era

llevada la mayoría en camellos y en menor medida en los escasos camio-nes. Llegado este momento, con una amarga sonrisa nos dice que cuando

Por la Carretera Vieja

En una mañana soleada de domingo del mes de octubre, nos adentramos en una expectante conversación con don Antonio, en su vivienda de Punta del Viento1. Mien-

tras tanto, el ir y venir de las olas se oye de fondo a nuestro ameno diálogo, como si de un testigo atento se tratara y quisiera participar también en ella

1 Zona conocida de la costa de Las Galletas (Arona).

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tenía 13 ó 14 años fue camellero, justo en el momento que su padre, don Leo-cadio Hernández, emigró para Cuba y sólo muchos años más tarde es cuando ante una larga ausencia regresó para vivir sus últimos años en esta otra Isla que lo vio nacer.

Después de la experiencia adqui-rida en los camiones entre los años 1930-1935, decide don Antonio comprar un coche Ford descapo-table por el precio de 5.515 pesetas, mucho dinero para la época y para sus recursos. Nos recuerda que no tenía ninguna forma de garantía, asegurándolo a todo riesgo, y com-prometiéndose a pagarlo en el plazo de dos años, haciéndolo finalmente en 18 meses. En estos primeros años de taxista, lo hacía de una forma no regular ya que los denominaban “los piratas”; recuerda que junto a él, don Josefín y Vitelio Reyes, transportaban a sus pasajeros a los distintos destinos.

Nos precisa que en esos años eran muy pocos los que tenían vehículos particulares, así nos señalaba los de don Pepe Bello, don Teófilo Bello, don Antonio Miguel Afonso, don Luciano Alfonso... Asimismo, los camiones eran escasos, cita los de don Virgilio, don Miguel Rodríguez...

Será en 1937 cuando don Antonio, a través de un conocido, adquiere una “parada” en Santa Cruz, circunstan-cia ésta que se mantendrá hasta 1977, fecha en la que cumple los 70 años ininterrumpidos como conductor de transporte de pasajeros, todo un hito difícilmente superable en nuestro pueblo.

Señala que, 12 años más tarde, en 1947, decide vender “su Ford”. Recuerda que “estaba sanito, ya que todos los años por el mes de agosto le hacía en el taller de don Enrique y don Claudio en Aldea Blanca, una reparación general: rodillos, niveles de líquidos, desmontaje y limpieza total. El coche salía nuevo. Ya lo entendía muy bien”. Asimismo, nos dice que este vehículo fue vendido a un señor que aún lo conserva en La Orotava. Final-mente, adquiere a través de una agen-cia de coches en Santa Cruz (Agencia Hernández ) un nuevo coche, en esta ocasión un Humber con el que seguirá trabajando muchos años más tarde. Haciendo los habituales y agotadores itinerarios por el “carretera vieja”, cru-zando los pequeños pueblecitos con sus cuevas y casas blancas de cal y humilde aspecto, atravesadas por una carretera plagada de interminables y

cerradas curvas que transcurría a través de las medianías de nuestro sur. La monotonía y el cansancio agotador sólo eran rotos por el llanto de un niño y por las escasas luces que salpica-ban e iluminaban la noche, hasta que finalmente con las primera luces de la mañana, de descubría Santa Cruz al fondo. Una vez repostado el vehículo en el surtidor de gasolina, a través de bidones de 200 litros, nos recuerda que costaba 2 perras el litro, se iniciaba el recorrido de costumbre a las seis de la mañana para recoger a los pasajeros que previamente se había concretado, en alguna ocasión se llegaba a reco-ger a pasajeros en el propio recorrido. A las siete, en Granadilla me tomaba un café, y finalmente después de “tres horas de carretera” se llegaba a Santa Cruz, a la zona conocida como “El Bosque”2, donde se dejaba a la mayoría de los pasajeros. En otras muchas ocasiones se le acompañaba a éstos a algunos organismos, médicos,

clínicas o dependencia oficiales para la realización de algunos trámites. En otras casos se hacían pequeños encargos, “paquetitos”, que se entre-gaban a sus destinatarios. Luego, a las dos de la tarde, todos quedába-mos en el punto de encuentro, que no era otro que “El Bosque”. Antes de regresar se almorzaba y luego nos esperaba otra agotadora jornada de tres horas, amenizada toda ella con conversaciones y anécdotas del día. Esta situación se repetía todos los días de lunes a viernes y en algunas ocasiones los sábados (“si había algún motivo especial para subir, se venía de nuevo a Santa Cruz”), circunstancia ésta que provocó que temporalmente don Antonio se estableciera junto a su esposa doña Tomasa, en el Barrio de La Salud (S/C de Tenerife).

Finalmente, nos gustaría describir una anécdota que don Antonio nos

comentó, y que explicaría muy parti-cularmente la forma de ser de nuestro personaje, además del compromiso con otras labores socioculturales de nuestro Municipio3, si bien ésta nos descubre una semblanza muy acertada de su labor profesional de tantos años trabajando en la carre-tera llevando y trayendo con mimo y cuidado el “bien” más preciado: a sus cliente, a sus vecinos. También nos acerca más a su persona, a su talante, a una forma peculiar de ver la vida y de vivir la vida sobre ruedas, si se nos permite esta expresión. Y dice así: nos recuerda que siempre ha tenido mucha suerte en la carretera, “nadie me ha dado un estampido ni yo tampoco a otro”. Cuenta que un presidente del colectivo del taxis fue a Barcelona para contratar un seguro para todos los vehículos, para así abaratar las pólizas que estos pagaban indivi-dualmente, habiéndose concertado éste para todo el colectivo. Una vez transcurridos más de veinte años sin que don Antonio tuviese ningún acci-dente o siniestro, un día tuvo una visita inesperada en su casa del Barrio de La Salud, se trataba del responsable de la Cía. de Seguro que le visitaba personalmente en su vivienda para felicitarle por esa labor profesional ante el volante durante tanto tiempo, así como por su exquisito y correcto desarrollo del mismo.

Por su tiempo, por su confianza, por su amena y correcta conversa-ción, por ser como es; con nuestro más afectuoso cariño, a don Antonio. GRACIAS.

2 Prolongación Calle Ramón y Cajal, S/C de Tenerife.3 Socio fundador de la Sociedad de Instrucción y Recreo Club San Miguel, el 4 de marzo 1926.

Don Antonio fue de los

primeros sanmigueleros

que aprendieron a conducir

y que luego se dedicaran

profesionalmente

al mundo del transporte

de pasajeros

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Ella fue el factor de la vida, tan necesario, tan noble y a la vez tan aperreado, desempeñando

un papel importantísimo en la vida de los sanmigueleros. La agricultura hizo conocer que el hombre conociera el aprecio a la tierra, porque el suelo que ellos cuidaban les aseguraba subsistencia para la familia. El agri-cultor cada día agudizaba su ingenio, investigando, trabajando de sol a sol, pero recogiendo los frutos que la naturaleza les daba y muchas veces a manos llenas.

Fueron nuestros viejos agricultores los que le dieron la grandeza al pueblo y no precisamente en lo material, en los económico, sino en valores como personas. Eran gente honrada, solida-ria, laboriosos, sinceros, acogedores... Valores que cultivaban ellos; sentimien-tos que daba la tierra. Campesinos que dieron la identidad a un pueblo.

No existía el estrés, había tiempo para todo. El aire era puro, no existía el asfalto, sólo caminos marcados por las huellas de sus fieles animales. A base

de azadazos y de las inclemencias del tiempo, cosechaban las papas, el millo, la viña, la cochinilla y la buena fruta en las medianías y altos del pueblo, culti-

vando el algodón, el tabaco, el trigo, la cebada y los tomates en la costa, entregando su vida a la tierra.

Amanecía un nuevo día: mirar, andar y andar con la mirada en el cielo, buscando las señas del tiempo;

no había comunicaciones, no había relojes. Una estrella /el lucero), la luna y los caprichosos dibujos que las brumas forman en el cielo, eran sus señas. Cada mañana buscaban el agua que mojara la tierra o vaticinaban que había que buscar una sombra por el calor que se aproximaba, o buscaban un refugio (según las señas el viento les acompañaría durante el día).

No conocían al hombre del tiempo, pero la naturaleza los guiaba y les dotó de buen ingenio para bautizar con nombres populares a las nubes, guiándose también por la sabiduría de los refranes. Cada día se traía un nuevo mensaje.

Los agricultores madrugaban; para saber la hora miraban al cielo, veían una serie de estrellas formando figuras (constelaciones) a los que ellos llamaban: a unas el siete y a otra el arado, y según la altura por donde se encontraban eran las tres o las cuatro de la mañana. Comenzaba la jornada, pronto amanecería, los cantos del gallo y el lucero de la mañana (la estrella

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Las Señas del Tiempo

Una copla canaria dice que las costumbres de los viejos no hay que olvidar. Siempre se ha dicho que lo viejo, lo añejo, es lo mejor, es símbolo de grandeza, de buen hacer, de inteligencia, de rico paladar y de mucha experiencia. Y no hay que olvidar a esos hombres y mujeres que con sus

costumbres, con sus manos y con mucho coraje pintaron nuestros campos verdes, amarillos y rojos, dándole brillo y sombra con su sudor, con sus lágrimas, a este trabajo tan duro que fue la agricultura.

Fueron nuestros viejos

agricultores los que

le dieron la grandeza al

pueblo y no precisamente

en lo material, en los

económico, sino en

valores como personas

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más brillante) eran los encargados de comunicárselo, junto con los toques de las campanas, el toque del alba.

Los agricultores seguían con la mirada al lucero en su lento caminar. Si éste se paraba sobre la montaña de El Roque (y lo hacía cada dos o tres años) el año prometía ser bueno en lluvias, disfrutando así de buenas cosechas, estando todo a la refatiña, no faltaba de nada y los campesinos se desenvolvían sin dificultad y solían decir “cuando el año está de leche hasta los machos la dan”. Y muchas veces, por tanto llover, se perdía parte de las cosechas, de la fruta. Esas fuertes lluvias las traía el tiempo ifonchero y cuando iban a recoger lo poco que había quedado se comentaba: “de las aguas perdidas las que se pueda recoger”.

Era signo de lluvia también ver tres nubes con forma de “pejes” sobre la montaña de Guajara, o guiarse por la floración de una planta, la gamona, como se conoce popularmente. Si ésta comenzaba a granar en la parte baja de la vara, llovía por la costa, si gra-naba en el centro, el agua visitaba la zona de medianía y si granaba por la punta, llovía en los altos del pueblo.

Cuando los agricultores estaban en su faena y veían nubes tapando la cima de la montaña de El Roque, solían decir: “cuando la montaña del El Roque tiene toca, cabrero corre a guardar tu ropa”.

Todas las señas del tiempo eran transmitidas de generación en gene-ración. Para un agricultor de secano la lluvia era lo principal para su cosecha y ganado.

Por septiembre era la siembra de la papa temprana, del trigo y la cebada, junto con la época de la vendimia: “en septiembre, el que tenga pan que siem-bre”, “el que manda chicos a vendimiar, se comen las uvas y cagan el lagar”.

La siembra de enero y febrero eran las más importantes, pero para su buen desarrollo tenía que llover en los meses de marzo, abril y mayo, y las nubes solían verse en forma de ramos que los agricultores llamaban ramos de viento: “en abril, aguas mil”, “en abril no hay papa chica ni higo ruin”, “marzo ventoso y abril lluvioso, secan a mayo florido y hermoso”.

Siempre pendientes, continuamente observando los movimientos de las brumas. Ya cuando la tierra estaba embarrada, seguía el mal tiempo y no

podía hacerse la siembra, rezaban: “San Isidro labrador, quita el agua y pon el sol”, “agua y sol, tiempo criador”.

Se acerca la noche, de nuevo el toque de las campanas esta vez es distinto, el toque de oración por las ánimas, regreso a casa, las estrellas del Camino de Santiago les guía. Apa-rece la luna, algo mágico, el campesino conoce a la perfección todas sus fases. Era la luna de las mujeres, porque dependían del cambio de luna a la hora de parir. Era la luna del pesca-dor, era la luna de los árboles. Su poda debía hacerse en cuarto menguante.

Y amanecía otro día, lleno de la misma rutina: “hoy será un día de calor, el cielo está lleno de garrapatas”, dando este nombre a un conjunto de nubes en forma redonda que cubren el cielo. Y siempre las nubes venían cargadas de verdad.

A finales de primavera, principios de verano, se veían las cavañuelas por la zona costera, y si éstas brumas subían en dirección al monte, era pre-sagio de un buen año.

Tiempo sur, tiempo norte, luna llena, brumas negras, garrapatas, tiempo ifonchero, día encapotado, caviñuelas... Todo esto respondía a las necesidades, a la importancia que tenían los fenómenos climáticos en la vida de nuestros agricultores. Y aunque los tocó vivir una vida muy dura, nos han dejado el ejemplo de buenos valores, de mucho coraje y de mucha sabiduría.

Francisco Javier González Méndez

Era signo de lluvia ver

tres nubes con forma de

“pejes” sobre la montaña

de Guajara, o guiarse

por la floración de una

planta, la gamona, como

se conoce popularmente.

Si ésta comenzaba a

granar en la parte baja

de la vara, llovía por la

costa, si granaba en el

centro, el agua visitaba

la zona de medianía y si

granaba por la punta,

llovía en los altos del

pueblo.

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Su historia está ligada estrechamente a la de la familia que la edificó y que

la utilizó como residencia hasta finales del siglo XIX: los Alfonso. Concretamente, hablamos de la rama de la familia iniciada por D. Andrés Luis, casado en 1675 con Micaela María Lorenzo. Uno de sus hijos, Domingo Afonso Martínez, casado en 1726 con Catalina Rodríguez (o González Monroy), fue a su vez padre de, entre otros vástagos, Miguel Afonso Martínez González, quien casó en 1770 con Javiera de la Cruz Bello Marrero, ambos residentes en la zona llamada “Las Casas” (El Roque)1. De este último matrimonio nacieron dos hijos de los cuales el mayor, Miguel Alfonso Martínez, fue el capitán de milicias que da nombre a la edificación his-tórica que nos ocupa.

Miguel Alfonso Martínez nació en 1780, y en 1807 contrajo matrimonio con María Antonia Rodríguez Feo, que le dio nueve hijos: María Antonia, Casiano, María Cándida, Clara, Anto-nio, Josefa, Eulogio, Miguel y José Alfonso Feo. Fue D. Miguel alcalde de su pueblo natal en varias ocasiones: en 1805, 1811, 1812, 1818, 1820, 1824 y 18252. Durante los períodos en que ejerció como Alcalde Real ordina-

rio, se tomaron acuerdos que reflejan el devenir político y religioso del municipio y el país. Así, en 18113, se acordó el recorrido que siguen actualmente las procesiones religiosas; en 18124 se pro-clamó la constitución liberal de las Cortes de Cádiz con la toma de un juramento popular en la iglesia; o en 18245 se solicitó la gratui-dad de la función religiosa del patrono por las malas cosechas. Fue militar; en

1821 había sido designado capitán del Regimiento de Milicias Nacionales en esta jurisdicción de Abona, cargo que continuaba ejerciendo hacia 1823. En diciembre de 1824, se le cita con el cargo de “(...)Teniente de Milicias Provinciales de éste Regimiento de Abona y Alcalde Real del sitado Lugar (...)”6. En el año 1827 ya era segundo ayudante del Regimiento; siendo, además, recogedor de la “cilla” o

renta diezmal de la parro-quia de San Miguel Arcán-gel. En diciembre de 1.833 fue nombrado Colector de Bulas de la Santa Cruzada para la predicación, para el año siguiente (1834)7. Se retiró como capitán del Regimiento, con Real licen-cia, antes de 1852. Falleció en 1854, a los 74 años de edad.

D. Miguel Alfonso Mar-tínez fue uno de los vecinos de San Miguel de Abona de mayor prestigio en la primera mitad del s. XIX, en la emergente sociedad del nuevo municipio. Gracias a su iniciativa personal, aso-ciada a la de destacadas figuras como los párrocos D. Pedro Machado Tejera y D. Francisco Guzmán y Cáceres (este último, íntimo amigo suyo), se llevaron a cabo destacadas obras necesarias para el municipio. De este modo se cubrieron necesidades civiles, como el cementerio municipal, las casas consistoriales (actual Biblioteca Municipal) y la escuela de instrucción pri-maria; y necesidades pro-pias de la vida religiosa8, como la capilla mortuoria (el llamado popularmente “cuarto mortuorio”, hoy desaparecido, ocupaba el solar donde se encuentra Correos) o la reedificación del templo parroquial, infra-estructuras en las que invirtió

La “Casa del Capitán” Un acercamiento a su historia y a su promotor

La llamada “Casa del Capitán” está ubicada en la zona del casco

tradicionalmente conocida como “Asomada y Calvario”.

1 Para más información sobre la genealogía del apellido Alfonso y sus distintas ramas en este municipio, consultar la obra de DÍAZ FRÍAS, Nelson, Linajes de San Miguel de

Abona, Ayuntamiento de San Miguel de Abona, 2.001.2 Libro para las Elecciones y Juntas. Pueblo de este Lugar de San Miguel de Vilaflor (...) 1.798-1.854, A.M.S.M.A.3 Idem, Acta de la sesión de 12 de mayo de 1.811.4 Ibidem, Acta de la sesión de 31 de agosto de 1.812.5 Ibidem, Acta de la sesión de 05 de septiembre de 1.824.6 Ibidem, Actas de las sesiones celebradas el 19/12/1.824 y el 26/12/1.824, para elecciones de cargos públicos del año siguiente. Se le cita de éste modo en el encabe-

zamiento de dichas sesiones.7 Expediente de nombramiento de colectores de Bulas (1.805-1.853).A.MS.M.A.8 Sobre este particular es de interés el artículo sobre la vida religiosa del municipio publicado en el periódico La Fe, el 29 de abril de 1.857, de autor anónimo. Op. Cit.en:

HERNANDEZ GONZALEZ, Miguel Ángel y PÉREZ TORRES, Pedro Pablo, San Miguel de Abona y su historia, San Miguel de Abona, 1.998.

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gran parte de su patrimonio personal. Por otra parte, D. Miguel fue, junto a seis vecinos más, uno de los contradic-tores que se personó en el largo pleito que enfrentó a los vecinos de Chasna y a los Chirino Soler (titulares del mayo-razgo de Vilaflor); que desembocaría en el asesinato de D. Alonso Fernando Chirino de El Hoyo, VII Marqués de la Fuente de Las Palmas, en 18409.

Hoy conocemos a esta edificación como “Casa del Capitán”, y debemos tener en cuenta que la denominación es tradicional y conocida, desde hace al menos cinco generaciones; lo que viene a corresponder con los tiempos en que D. Miguel Alfonso Martínez vivía. Fue éste un personaje de indiscutible notoriedad social, entre otras cosas por ser en su época el militar de mayor gra-duación en el municipio (circunstancia que luego superarían algunos de sus descendientes). Esto fue una razón de peso suficiente para que, de forma popular, sus convecinos identificasen su domicilio con su cargo en las milicias. Nos inclinamos por la denominación “Casa del Capitán”(en singular) y no

por la de “Casa de los Capitanes” (en plural), porque nos parece más ajustada a la realidad del momento histórico en que se edificó. Por tanto, entendemos que el uso de “Casa de los Capitanes”, que algunos prefieren, es posterior al fallecimiento del promotor, D. Miguel Alfonso Martínez (que, recordemos, se produce en 1854). Creemos que esto se debe a que la carrera militar escogida por sus hijos Antonio y Miguel Alfonso Feo (coronel y comandante de milicias, respectivamente) facilitó, por una asi-milación popular, la incorporación del plural a la denominación de la casa.

Por tanto, la datación de la vivienda, dado que no se conservan permisos de construcción de tanta antigüedad, podría realizarse, con cierta seguridad, durante el primer tercio del siglo XIX. Si tenemos en cuenta que ya era alcalde en 1805, para el momento de su matri-monio (1807) era altamente probable que, ya en esos momentos, hubiera hecho construir una casa propia donde albergar a su futura familia10. En el año 185111, figura domiciliado en la “Aso-mada” junto a su esposa María y sus

hijos Miguel, José, Casiano y Eulogio y cuatro sirvientes. En los años 1855 y 185912, su viuda e hijos continúan residiendo en la casa, junto a cuatro sirvientes. Por tanto, la “Casa del Capitán” fue el domicilio habitual de D. Miguel Alfonso Martínez y su fami-lia. De sus nueve hijos, fue el coman-dante D. Miguel Alfonso Feo, casado en 1868 con Clara Gorrín González, quien heredó la propiedad13. Su hijo Gerardo Alfonso Gorrín, fallecido en 1956, la transmitió a su vez a sus hijos, adjudicándose la casa a D. Antonio Alfonso González, cuyos herederos la vendieron a este Ayuntamiento en 1998.

Estilísticamente, la “Casa del Capi-tán” es una vivienda canaria tradicio-nal, propia de la clase más pudiente, con una planta principal con patio, al que se abren las habitaciones, y un semisótano con bodega, graneros y depósitos para los aperos de labranza. Su privilegiado emplazamiento permitía a sus habitantes dominar una panorá-mica de la parte baja del municipio. De aspecto conservador, los materiales que se emplearon en su edificación son los propios de la zona: muros de mam-puesto, madera de tea, losa chasnera y teja árabe (curva).

En su historia reciente, esta vivienda fue objeto de un incendio alrededor de 1978, que la dejó en el estado ruinoso que ha motivado su presente rehabili-tación.

Ilustre Ayuntamiento de San Miguel de Abona - Noviembre/Diciembre 2004

BIBLIOGRAFÍA

DÍAZ FRÍAS, Nelson, Linajes de San Miguel de Abona, Ayunta-miento de San Miguel de Abona, 2001.

HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Miguel Ángel y PÉREZ TORRES, Pedro Pablo, San Miguel de Abona y su historia, Ayuntamiento de San Miguel de Abona, 1998.

PÉREZ BARRIOS, Carmen Rosa, El Mayorazgo de los Soler en Chasna, Ayuntamiento de Arona, CajaCanarias, Cabildo Insular de Tenerife, 1998.

9 Para un estudio detallado del pleito en cuestión, acudir a la obra de PÉREZ BARRIOS, Carmen Rosa, El Mayorazgo de los Soler en Chasna, Ayunta-miento de Arona, Cajacanarias, Cabildo Insular de Tenerife, 1.998.

10 En 1.849 figura como contribuyente en el repartimiento de la riqueza inmueble. Padrón de la riqueza inmueble para el repartimiento del año proximo de 1.849. A.M.S.M.A.

11 Padrón municipal de habitantes (1.851), A.M.S.M.A. Es el más antiguo que se conserva en el Archivo Municipal.12 Padrones generales de moradores de 1.855 y 1.859. A.M.S.M.A.13 Relación de propietarios de la contribución urbana del año 1.881. A.M.S.M.A.

Mª Luisa De Peuter FourmyLicenciada en Historia del Arte por la ULL

Responsable del Archivo Municipal

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Sumario 1: A pesar del desarrollo desmesurado que se ha implantando el Sur, en la costa sanmiguelera aún quedan lugares donde se conservan algunas muestras de cómo fue el hábi-tat tradicional guanche

Sumario 2: A dos metros de profun-didad se han descubierto gran cantidad de lapas, obsidiana y basaltos, restos de talla, cerámica y fragmentos de cuerpos de animales, especialmente restos de cabra y pescado.

En la costa de San Miguel de Abona, entre el Barranco de la Orchi-lla y junto a la zona turística de Golf del Sur, se esconde un valioso tesoro arqueológico desde el punto de vista aborigen. En pleno siglo XXI y en el Sur de Tenerife, parte de la Isla que ha sufrido en los últimos 20 años un des-ordenado y desmesurado desarrollo, aún quedan lugares en la costa que conservan muestras de cómo fue el hábitat tradicional de nuestros antepa-sados y que ha sobrevivido de forma milagrosa a la mano del hombre. Este

sitio se llama San Blas, en cuya zona de carácter protegido quedan todavía huellas de un asentamiento prehispá-nico en el que se pretende albergar en un futuro una ruta geocultural sobre la vida guanche.

Los colores ocres y su vegetación compuesta por aulagas, pencas, balos, tabaibas y cardones, así como un con-junto de bancales abandonados, tajeas y una antigua presa de agua son parte del decorado que conforma este paisaje árido del Sur. Y aquí, en la reserva pro-tegida de San Blas, la Universidad de La Laguna (ULL) ha llevado a cabo una serie de prospecciones y estudios en el terreno para documentar yacimientos y material de valor histórico de nuestros antiguos pobladores.

El proyecto, que se inició el pasado 17 de agosto, se denomina ‘Modelos de Gestión del Patrimonio Natural y Cultural de San Blas’ y está dirigido por Wolfredo Wildpret de la Torre, profesor emérito de la ULL, Doctor Honoris Causa por la Universidad de Hannover y académico de las Academias de Medicina y Ciencias y

la Academia Canaria de la Lengua; junto con Victoria Eugenia Martín, doctora en Análisis Medioambiental, Evaluación de Impactos y Ordenación del Territorio de la Facultad de Ciencias Biológicas, diplomada en Magisterio en la Especialidad de Ciencias y experta en Educación Ambiental por la Cátedra UNESCO.

A su vez, dentro de este trabajo de investigación hay un subproyecto llamado ‘Prospección con sondeos estratigráficos en el barranco de San Blas’ que codirigen el catedrático de Arqueología, Antonio Tejera Gaspar, y la doctora, Esther Chávez Álvarez, del Departamento de Prehistoria y Antropología e Historia Antigua de la ULL. Ambos han trabajado en esta zona del municipio de San Miguel de Abona junto con un grupo de licencia-dos en Historia que son Francisco Pérez Caamaño y Elena Pérez González, además de contar con la colaboración de los arqueólogos Javier Soler Segura y Amaya Goñi Quinteiro.

Sondeos en covachos. En pleno periodo estival comenzaron su trabajo

El Tesoro Arqueológico de San Blas

Expertos universitarios realizan estudios en este espacio protegido que albergará

en un futuro una ruta geocultural sobre la vida aborigen.

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este grupo de expertos universitarios en el Barranco de San Blas. Esther Chávez comenta que se han llevado a cabo dos sondeos en el interior de una cueva y en la parte baja de un covacho (saliente rocoso). En la primera de las cuevas se encontró material aborigen como la obsidiana (vidrio volcánico) que era muy utilizado como elemento cortante, fragmentos de cerámica y lapas. Por su parte, Francisco Pérez Caamaño explica que en esta pri-mera fase se realizaron tres sondeos sobre el terreno, a través de los cuales “observamos con decepción”, que esta cavidad había sido vaciada en el siglo XX y que “se podía haber utilizado como corral de cabra al encontrar allí plástico, estiércol y hasta animales en descomposición”.

Respecto a la segunda cueva, con dos metros de profundidad, sin condi-ciones de habitabilidad y en un sitio posiblemente aprovechado con una especie de techo realizado con rama-jes se han descubierto gran cantidad de lapas, las cuales recolectaban en el mar; mucha obsidiana y basaltos, utilizados como cuchillos y utensilios cortantes; restos de talla, fragmentos de yunque empleados como elemen-tos de apoyo; cerámica y fragmentos de huesos de animales, especialmente de cabra y restos de pescado.

El historiador Francisco Pérez explica que el Barranco de San Blas sirvió como pequeño asentamiento temporal, principalmente en invierno, pues la actividad principal en el Sur era la ganadera y nuestros primeros pobladores aprovechaban las condi-ciones del territorio con el ganado, por lo que en verano subían al Teide y en invierno bajaban a las medianías o a la costa. “Allí recolectaban lapas, bur-gados, comían carne, en su mayoría de cabra, y tallaban”, apunta Caamaño y Chávez, que definen este espacio como “un nicho ecológico extraor-dinario dentro del paisaje natural y especial del Barranco de San Blas, en el que aún se conserva la vegetación típica del Sur y en el que su cercanía con el mar y el agua que baja por el barranco lo convertían en un lugar apropiado para el asentamiento de nuestros aborígenes”.

Estudio de laboratorio. Tras las prospecciones ahora queda el estudio de laboratorio consistente, en una pri-mera parte, en la clasificación de todo el material obtenido de la excavación, la limpieza pieza por pieza, la asigna-ción de una sigla, el estrato arqueoló-gico y la colocación de cada pieza en bolsas con sus respectivas etiquetas. La segunda parte consistirá en la docu-mentación gráfica como su informati-zación, la realización del inventario y la memoria y la presentación del material ante el Museo Arqueológico.

En cuanto a los retos a largo plazo, se plantea la posibilidad de realizar en la parte alta de San Blas una ruta geocultural que irá ubicada muy próxima a un hotel de cinco estrellas que se está construyendo en la zona y en el que el visitante podrá contemplar una muestra de la vida cotidiana de los aborígenes a la vez que disfruta del resto del paisaje. Lo importante es que con esta actuación se recuperarán los ecosistemas y se recrearán los ambien-tes naturales del Sur, en concreto, de San Blas, una reserva natural en San Miguel de Abona que está salpicada de paisajes lunares formados y pulidos por el viento, y que en su conjunto confor-mará, sin lugar a dudas, un escondite especial y un tesoro arqueológico en medio de la vorágine turística.

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En la reserva protegida de San Blas, la Universidad de La Laguna ha llevado a cabo una serie de

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El trotamundos Ilustre Ayuntamiento de San Miguel de Abona - Noviembre/Diciembre 2004

Sendero por La Hoya

Las siluetas del núcleo urbano de San Miguel van quedando lejanas y empequeñecidas tras nuestras espaldas, mientras descendemos

por la vertiente del Barranco de El Lomo, encontrando a su paso núcleos desper-digados de pequeñas casas rodeadas de terrazas cultivables. Llegamos a un desvío; para sorpresa y alivio de nues-tras secas gargantas nos esperaba un chorro de agua cristalina que brotaba de una vieja fuente conocida como la Fuente de Tamaide, que antiguamente servía de abrevadero para los animales que llevaban mercancía en sus alforjas, en sus desplazamientos hacia otros municipios. Mientras saciábamos nues-tra sed, contemplábamos en la lejanía la orografía de la costa, y cercana las abruptas montañas que nos rodeaban.

El trazado nos llevaba a cruzar el barranco de Drago, adentrándonos de lleno en un “legado patrimonial” para el pueblo de San Miguel. Escondidos entre Tabaibas, Margaritas, Verodes y Tuneras descubrimos pequeños graba-dos aborígenes, lo que da fe según los historiadores de la existencia del pueblo guanche en esta zona. Entre el escep-ticismo de unos y la certeza de otros por lo que acabábamos de ver, nos envolvimos en una pequeña discusión sobre la naturaleza de esos grabados, mientras nuestros pasos se dirigían al principal enclave de este sendero, el Caserío de La Hoya.

Ante nuestros ojos un pequeño Caserío, compuesto por casas de estructuras rectangulares, divididas en dos partes y separadas por un patio central, hechas de piedra sin labrar y barro, con techos de tejas curvas. En sus paredes maltrechas se reflejan las huellas de un tiempo muy lejano, no en vano fue el primer asentamiento del municipio de San Miguel de Abona. A unos pocos metros del Caserío, divi-samos un montículo de piedras bien conservado, su forma no nos decía nada, sólo su conservación nos llamó la atención para acercarnos. Una placa

nos sacó de nuestra ignorancia, está-bamos ante un antiguo horno de teja. Nuestra deducción nos llevó a pensar que las tejas del antiguo caserío fueron hechas en él.

Salimos del poblado en dirección a la montaña de la Centinela, para ahí terminar nuestro sendero. Un ascenso donde bordeamos el Barranco Manti-

ble, dejando atrás la fuente de La Hoya, junto a las cuevas que convertidas en corrales daban cobijo a los animales.

Unas cervezas bien frías, una charla entre amigos y la promesa de un próximo sendero puso fin a un domingo diferente.

Marián Tur Iglesias

Nuestros pasos titubeantes sobre el empedrado camino que inevitablemente el paso de los años ha deteriorado, nos conduce hacia las entrañas del pasado de un pueblo. El Camino Real que jugue-tón y escondidizo bajo las malezas nos invita a adentrarnos en un paisaje típica-

mente autóctono e histórico; su denomi-nación nos da la idea de la importancia que tuvo esta ruta para el desarrollo y comunicación de nuestros antepasados, pues fue este trazado el que permitió el acercamiento entre los municipios colin-dantes.

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Ondas Deportivas

Hasta la fecha, doce jugado-res fueron los afortunados; de ellos, sólo uno, Cristo Marrero, ha sido el agra-

ciado con el sueño de la profesionali-dad, algo a lo que aspira todo aquel jugador que se precie.

A los doce jugadores mencionados (Vale, Abraham, Nel, Boro, Migue Pantera, Rayco y Cristo, todos de Las Zocas, además de Richard, Miguelito, Arístides, Benito Domínguez y Jairo) tenemos que añadir al último alumno en llegar a la disciplina blanquiazul, Imanol Suárez González.

El barrio zoquero, cuna de buenos futbolistas, se lleva la palma pues, con Imanol, ya suman ocho los que han vestido los colores del C.D. Tenerife. Buscando en la historia, he podido comprobar que San Miguel de Abona es el municipio que más jugadores ha aportado al equipo representativo de todos los del sur.

Imanol Suárez González, nació en Las Zocas hace 14 años, estudia 3º de ESO en el Instituto de Enseñanza Secundaria de San Miguel de Abona. Como todo niño, las primeras patadas a un balón las dio en la calle y en el patio del colegio pero, muy pronto pasaron a darlas en el campo del barrio, en el municipal Juanito Marrero, militando siempre en la base de una Unión Deportiva, desde muy temprana edad, hasta la temporada 04/05, que lo hace en el Cadete B del C.D. Tenerife, entrenando de tres a cuatro veces al la semana en la Ciudad Deportiva de Geneto (lo que se hace muy compli-cado pues, la distancia con el tiempo pasa factura). Sin embargo, esto es algo que él entiende, como también comprende que sin esfuerzo y sacrificio poco se puede conseguir en esta vida... y menos en el fútbol.

A la pequeña y no menos escueta relación de preguntas poco profesiona-lizadas de este mas escribiente, dejaba caer, con aires de timidez y humildad, que siempre le estará agradecido a todos los entrenadores que ha tenido, ya que de todos ha aprendido algo,

además de resaltar algunos buenos consejos, sin olvidarse de la Unión Deportiva Las Zocas. También de forma muy especial a su padre y familia, ya que se están esforzando en hacer lo que hacen para que él pueda continuar soñando con una posibilidad que está ahí, pero que no es nada fácil pues, no sólo es jugar al fútbol, a lo que se llega o no se llega (muchos son los que lo han intentado), sino que también está la formación personal (los estudios) aparte de ayudar a sus padres en su negocio familiar.

A la pregunta de cómo se definía como deportista, contestaba (mientras sonreía con ironía) que se sentía tra-bajador y muy ansioso por superarse día a día en un deporte que le ha dado muchas alegrías, amigos... y algunos enemigos dentro de la cancha.

Sus ídolos, como todo buen depor-tista, no son de dibujos animados, ni de ninguna serie infantil televisiva. Valerón, el canario de Arguineguín, y Cristo Marrero, como no podía ser menos, gente de la tierra ya que, los Raúles, Zidanes, Ronaldiños... están bastante lejos.

En cuanto a otros deportes se refiere, se decanta por el balonmano, aunque cierto es que en plan hobby

podría hacer cualquiera con tal de hacer deporte y disfrutar.

Preguntando por un sueño no alcanzado en su corta vida deportiva, contestaba resentido en no haber entrado nunca en una convocatoria de la Selección.

En cuanto a un recuerdo imborra-ble, tiene uno que lleva muy adentro, pues su primer partido con el cadete del Tenerife logró marcar un gol, el cual se lo dedicó a su madrina, la cual había fallecido recientemente.

En lo deportivo tiene una espinita clavada y se lamenta de no tener ese don de autocontrol que todo futbo-lista necesita en esos determinados momentos de nerviosismo donde, por lo general, termina con una tarjeta o expulsado, algo de lo que no se siente precisamente orgulloso.

A todo lo dicho, mucho más se podría contar, pero será el paso del tiempo quien le dé la oportunidad a los medios especializados de la informa-ción deportiva, ya sean escritos, radio-fónicos o televisivos, para que sean ellos los que digan lo que el pueblo de San Miguel de Abona quiere oír de Imanol Suárez González. Suerte.

Álvaro Toledo

Imanol, nueva promesa sanmiguelera

Unión Deportiva Las Zocas (temporada 2002/03 – Categoría Infantil). Formación de izquierda a derecha. De pie: Pedro (Delegado), Marcos, Cisco, Alez, Imanol, Migue, Jorge, Rumán y Álvaro (entrenador). Abajo: Cristo, Efrén, José, Airám, Anjara y Borja.

Ondas Deportivas no quiere dejar pasar la oportunidad y aprovecha esta edición nº 13 para actualizar lo que se inició en la nº5 de marzo/abril de 2003, donde se hacía men-

ción a jugadores sanmigueleros que habían pasado por la cadena de filiales del equipo representativo, el C.D. Tenerife.

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Profesores y alumnos:

De una parte, tenemos que el profesor es visto socialmente como un ente, en el cual debe-mos fijarnos dado que él es

quien maneja los conceptos educativos, es el hombre culto, es quien ejerce la autoridad dentro de la clase.

De otra, tenemos al alumno. Éste tiene la obligación de asistir a clase, de atender a las explicaciones de su edu-cador, etc. Si aceptamos estas consignas nos daremos cuenta inmediatamente de la relación existente entre la persona dominante-el profesor- y la persona subordinada-el alumno-. Por lo tanto, esa relación es totalmente dialéctica, es decir, una forma de unión en la cual profesores y alumnos (en este caso) dependen unos de los otros, es decir, lo que haga uno va a influir en el otro.

Por ejemplo, si observamos el marco de la relación, vemos que los alumnos son el “material”con el cual los profe-sores deben alcanzar sus resultados. A sí mismo, el alumno presenta un tipo de comportamiento (debilidad, inge-nuidad, efectividad) al profesorado, donde este ultimo tomará una decisión de dar las clases, según se presenten sus alumnos. Además, debemos tener en cuenta el desarrollo de los alumnos en sus diferentes culturas locales, así como en la posición socio-cultural y socio-económica en la que se encuentra. Visto esto, ahora podemos dar paso al problema en sí.

Antes, decir que no debemos ser ingenuos ni simplificar las relaciones descritas. Dado que el alumno puede ser débil en un campo (donde el profe-sor tenga la potestad) y fuerte en otro, (superar el sentimiento de subordinación al que se ve sometido), así comprende-remos que no es el profesor el que tiene la última palabra.

Si observamos al alumno, vemos que en clase expone diferentes formas de actuar y diferentes formas de resisten-cia, el escaqueo, las risas, el no prestar atención; al igual que sus padres en la relación con el jefe en el trabajo. Por resistencia, podemos entender el descontento en las relaciones de tra-

bajo escolar, la falta de motivación, la pasividad, etc. Existen varios tipos de resistencia (aquí nombraremos las más comunes para no extendernos demasiado. Recuerde que la resisten-cia puede ser consciente o inconsciente): una es la conocida como los alumnos “antiescuela”de clase obrera. Estos se caracterizan por enfrentarse a los profesores, a sus compañeros, a no ir a clase, etc.

Otro tipo de resistencia, que parece coger mayor fuerza, es la de tipo anó-mico, que consiste básicamente, en la pasividad del alumno ante las asigna-turas. Ésta se da a lo largo del tiempo, el alumno emplea la ley del mínimo esfuerzo, sólo estaría interesado en sacar una credencial (título) para salir

al mundo laboral con garantías de encontrar trabajo, la lógica utilitarista. Pero, ¿qué factores provocan este tipo de comportamiento? Por extensión, las relaciones culturales occidentales tienen o son las grandes responsables de esta situación, es decir, el cambio ocupa-cional, la globalización, las relaciones laborales, el mercado laboral, la doble moralidad capitalista, etc. Pero eso es en general. En concreto, por ejemplo, tenemos que la mayor parte de los estudiantes están en clase por la incli-nación credencialista, es decir, algo que les ofrezca la tranquilidad y los triunfos en la vida.

Si esa relación ya no la puede aca-parar la institución educativa, es decir, que mucha gente se llena de títulos y

Una aproximación a la problemática relación educativaÚltimamente se escucha en boca de los espe-cialistas educativos, y sobre todo en los medios de comunicación de masas, los auténticos que-braderos de cabeza que están facilitando a los padres las relaciones entre profesores y alumnos. ¿Qué hace que el profesor caiga en tal o cual enfermedad mental o en diferentes síntomas de

descompromiso profesional sin más remedio que solucionar ese problema a través de médicos y en consecuencia en medicamentos?. ¿Qué hace que el alumno no se encuentre a gusto con las clases recibidas en la escuela y que en ellas no vea sino una gran forma de aburrimiento?

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Un paseo por la Biblioteca MunicipalLa historia olvidada de las ”Mujeres a contracorriente”

Tal y como afirmaba el escritor y periodista francés Robert Brasi-llach, “La historia sólo es escrita

por los vencedores”. Los conquistadores o ganadores de cualquier tipo de lucha eran los narradores de las crónicas de la época, una historia nada objetiva e incompleta, carente de una segunda versión. Y algo parecido ha ocurrido a lo largo de los años con respecto al género, la historia la escribían los hombres, y por eso, muchas grandes mujeres han quedado en la sombra.

Así, en el último libro de la argentina Clara Obligado: Mujeres a contraco-rriente. La otra mitad de la historia, nos descubre la crónica resumida de la civilización occidental, desde la cul-tura griega clásica hasta mediados del siglo XX, a través de la biografía de una treintena de mujeres. Algunas que debieron constar en las enciclopedias y jamás lo hicieron, otras que han llegado hasta nuestros días con una imagen que nada, o muy poco, tiene que ver con la realidad, y otras pocas sobradamente conocidas, aunque por razones distintas a las que debieran.

De entre todas, las más llamativas son las primeras, porque con ellas la

injusticia es mucho más evidente, como es el caso de Aspasia de Mileto, maes-tra de Platón y Sócrates, Mary Wortley Montagu, descubridora de la vacuna contra la viruela, o Ada Byron Lovelace,

pionera de la informática. Muchas otras fueron despreciadas, como la extraor-dinaria torera Juanita Cruz, o Calamity Jane, la aventurera del Lejano Oeste. Y entre las dudosamente reconocidas des-tacamos a la emperatriz Sissi, relevante más por su belleza física que por sus logros sociales o artísticos, o Eva Braun, amante de Hitler.

De un modo u otro, esta gran dis-paridad de protagonistas, son nombres para la historia de los que, en la mayo-ría de casos, se ha prescindido. Y es que, como afirma la autora de la obra: “Suele recordarse a las mujeres que responden a un estereotipo masculino, las bellas, las prostitutas, en cambio, se olvida a las que plantean paridad, a las científicas, intelectuales o políticas”.

MUJERES A CONTRACORRIENTE: LA OTRA MITAD DE LA HISTORIAAutora: Clara ObligadoEditorial: Plaza & JanésFecha de publicación: mayo de 2004Edición: 1ªPáginas: 367ISBN: 84-01-37884-2

La historia la escribían los hombres, y por eso, muchas

grandes mujeres han quedado en la sombra

¿Cómo pueden ser las mujeres justas y generosas, cuando son esclavas de la injusticia?

Mary Wollstonecraft

no encuentran trabajo y los alumnos lo saben, qué va a ocurrir. Pues ocurrirá lo que está pasando, que los alumnos vayan a clase por obligación y pasen de todo debido a que ven la escuela como un sitio en el cual les van a dar algo, que nos les va a servir de mucho en la vida real.

Así el profesor se vera afectado en su trabajo al no conseguir sus resulta-dos, teniendo las crisis planteadas al principio, debido a que sus alumnos no estudian. Pero ¿por qué no estudian? Los alumnos no estudian porque el sistema educativo no les puede ofrecer una tranquilidad entorno a su futuro, debido a las catastróficas relaciones existentes entre educación y empleo, a la especialización, a la división del trabajo, a las diferencias culturales, etc. ¿Quién va a pretender que un alumno estudie algo, si ese algo lo ve inútil o

inservible en sus pretensiones? Como se ve, el problema está (en este caso en concreto) en que los alumnos ven como servible algo que el mercado laboral ha puesto como servible, en donde la edu-cación es algo inservible en ese sentido, pues su saber abstracto no se identifica con las credenciales que sí son tangibles en un mundo laboral, en el cual lo único que interesa es un “hombre robot” con la sonrisa y la amabilidad hipócrita en su mente. En fin, que el problema está en que el sistema educativo se utiliza y es utilizado como un instrumento del mercado laboral.

Además de todo esto, tenemos que aceptar que los especialistas educativos y las psicologías (esto por regla general) siguen afirmando que la motivación se halla en la autoestima, en las relaciones familiares, es decir, que a los profesio-nales educativos y las psicologías les

interesa más los estados individuales de los profesores-alumnos y en cambiar su conciencia, que en cambiar la realidad inmediata de la institución educativa. Además, estos profesionales se empe-ñan en pasar test psicométricos (test de inteligencia, por ejemplo) sólo con el único fin, parece, de seguir culpabili-zando al alumno o al profesor de el fracaso individualizado.

Como vemos la realidad parece estar siendo tergiversada, no sólo por estos profesionales, sino por las demás fuerzas productivas, así es normal que no entendamos lo que está ocurriendo, puesto que el modo de contabilizar los resultados no hace más que crear una distorsión de la realidad educativa y, por tanto, de la realidad social.

Mariano González Delgado

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El Cocinar es un Arte

COLECCIONABLE

Umberto Marinoni Lapini

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Ingredientes:4 cucharadas de gofio, 3 huevos, 3 vaso de leche, 200gr. de azúcar, 1 copita de ron, 250gr. de nata.

Preparación:Separar las yemas ponerlas en un bol, y batirla con el azúcar hasta que resulten blanquecinas y espumosas. Des-

pués incorporar la leche y el gofio, y el ron, a continuación poner el bol en un cazo con agua caliente, (baño María) y dejar espesar la crema batiéndola continuamente. Retirar la crema del fuego y dejarla enfriar. Mientras se enfría la crema batir la nata a punto de nieve, y las claras de los huevos también a punto de nieve y reservarla en la nevera. Una vez enfriada la crema unirla con la nata y las claras, siempre mezclado de abajo por arriba con movimiento suave asta que el todo este bien unido. Repartir en copas decorar con barquillo y servir fría.

Mousse de Gofio

I Jornadas Juan Bethencourt Alfonso – Aborigen

La Concejalía de Cultura del Iltmo. Ayuntamiento de San Miguel de Abona, con la colaboración del Vice-rrectorado de Extensión Universitaria y Relaciones Institucionales de la Uni-versidad de La Laguna, celebró el 25, 26 y 27 de noviembre del presente las I Jornadas de Cultura Canaria “Juan Bethencourt Alfonso”. Estas jornadas tendrán una convocatoria anual con formato monotemático, en el que cada año se presentará al público

una etapa diferente en la evolución de la cultura de las islas hasta nuestros días. El lema para este primer encuen-tro fue el de ABORIGEN, y durante el transcurso del mismo se contó con la participación de destacadas per-sonalidades dentro del campo de la antropología, historia, arqueología, paleontología... que nos acercaron un poco más al mundo del arte rupestre, mitos aborígenes, lenguaje prehispánico, papel de la mujer en la sociedad aborigen, etc.

El ALJIBESala de Exposiciones

El municipio de San Miguel de Abona cuenta, desde el pasado 10 de septiembre, con una nueva sala de exposiciones.

La sede actual del Ayuntamiento de este municipio la forma una vivienda que data de principios del siglo pasado y fue edificada sobre su propio aljibe (estanque), del que se abastecía no sólo la familia que habi-taba en la casa sino también el terreno circundante. En 1974 pasó a ser sede del propio Ayuntamiento, quedando el aljibe totalmente inutilizado. Después de casi treinta años sin uso, las labo-res de reconstrucción han dado como resultado una sala abierta al público

en la que no sólo podemos deleitarnos con las obras que se exponen en su interior, sino con la singular y amplia cabida que nos da la posibilidad de caminar bajo los enormes pilares que sustentan a una antigua casa de estilo colonial brasileño.

Esta Concejalía hace un llama-miento a todos aquellos artistas que puedan estar interesados en exponer sus obras en El Aljibe, contactando previamente con nosotros en el 922-70.00.00 ext. 221 ó 225.

FotoNoticia

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Coleccionable de alfarería tradicionalde San Miguel de Abona

COLECCIONABLE

Por Pedro Benítez Reyes

En la loza Chasnera tenemos tres tipos de tostadores, todos dife-rentes por su tamaño y forma, debiéndose esto al uso que desempeñaba cada pieza.

El primero de ellos y el de mayor tamaño se puede dife-renciar del resto de los que se encuentran en la isla por ser de fondo ovoide y no semiplano, como los de la Victoria, La Guancha y otros; otra diferencia que lo caracteriza es la onda para sacar el grano, es más pronunciada y sin rematar: este tostador se destinaba a tostar grano de mayor. El segundo

tostador que conocemos es un poco más pequeño y mejor rematado, su posible uso es el de tostar pequeñas cantidades de grano como pueden ser trigo, cebaba, garbanzos y la

elaboración de tafeña u otros. El tercero, y no por ello

el menos importante, fue des-tinado exclusivamente al tostado

de café (todavía se conserva el último tostador de café que hizo Doña María Antonia,

alfarera de Garañaña, en la última quema que realizó).

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El Tostador

I Jornada de Puertas Abiertas Un centenar de jóvenes de Granadilla,

Vilaflor, Arona y San Miguel de Abona par-ticiparon en la Jornada de Puertas Abiertas celebrada el pasado sábado 16 de octu-bre en la Casa de Juventud La Movida de este municipio. La iniciativa, que parte del Excmo. Cabildo Insular de Tenerife en colaboración con la Concejalía de Juven-tud de nuestro Ayuntamiento, tenía como objetivo dar a conocer las ventajas que proporcionan este tipo de servicios para este sector poblacional. Con un programa repleto de actividades, los jóvenes pudie-ron disfrutar de diferentes talleres entre los que se encontraban los de bisutería, graffiti, socioafectivo..., así como la exposición de diferentes trabajos que se están llevando a cabo por parte de diferentes asociaciones, enfocadas al trabajo directo con población juvenil, tales como CRISOL o UNAPRO.

¿De dónde eres?No soy natural de San Miguel

de Abona. Soy hijo adoptivo. No voy a decir dónde nací y donde me crié porque como comentaré a continuación, no creo que sea muy importante.

Aprovechando las recién finali-zadas fiestas de San miguel Arcán-gel, voy a tratar un tema que siempre ha merodeado por mi mente.

En cada fiesta de pueblo, barrio, etc., es normal y habitual que sus habitantes se sientan orgullosos de su santo, sus tradiciones…, en defini-tiva, de pertenecer a su tierra.

Es bonito que cada persona se sienta orgullosa de pertenecer a un grupo, llámese como se llame. Pero, ¿no es este orgullo tan patriótico, el inicio de multitud de conflictos?

A los hechos me remito: existen problemas entre barrios de un mismo municipio, existen conflictos entre municipios vecinos, existen trencillas entre la gente de pueblo y la gente de la capital, existen piques entre islas, existen diferencias entre los godos y nosotros, y así sucesivamente, podría

seguir buscando “follón” a partir de límites, fronteras y mares.

Propongo algo: ¿Por qué no trata-mos de sentirnos orgullosos de perte-necer al mundo? De momento no se ha probado que haya vida inteligente lejos de nuestro planeta. Hasta que esto ocurra y empecemos a competir con “ellos”, ¿tú, de dónde eres?

Moisés Lugo Miranda

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