Laurann Dohner Nuevas Especies 05 - Brawn · — Escucha, papá. Me case y enterré a mi marido....
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Laurann Dohner – Nuevas Especies 05 - Brawn
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AArrgguummeennttoo
BBrraawwnn QUINTO LIBRO DE LA SERIE LAS NUEVAS ESPECIES
DE
LAURANN DOHNER
Una mirada a Brawn y Becca se pregunta cómo se vería sin ropa. También él se siente atraído por ella, pero se ha jurado
no tocar a una hembra humana. Ellas simplemente no son lo suficientemente resistentes para el tipo de sexo duro que le
gusta a Brawn. Cuando se entera de que vivirá con Becca, Brawn simplemente lo ve como una oportunidad de ampliar
sus conocimientos sobre los seres humanos. Esperemos que pueda hacerlo sin ponerle las manos encima…
Pero entonces los secuestran y los encierran juntos en una jaula. Brawn se encuentra reviviendo de nuevo la pesadilla de
ser un objeto de pruebas y ambos dependerán el uno del otro para poder sobrevivir.
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CCaappííttuulloo uunnoo Becca Oberto miró a su padre y resistió el impulso de gritarle. —
¿Qué?
Tim se encogió de hombros. — Tienes que volver a vivir conmigo.
En menos de una hora alguien se mudara a tu casa. Puse sábanas
limpias en tu antigua habitación.
— No. — Ella sacudió la cabeza con vehemencia y se apoyó en el
coche. Su padre le estaba diciendo que un hombre iba a vivir en su
casa. — No puedes decirme que me vaya a vivir contigo o meter a alguien en mi casa. El abuelo te dejó a ti la casa principal y a mí la casa
de huéspedes. Es tu chico, así que se quede en tu casa.
— Eso no funcionara. Él es, uh, diferente. Él necesita su propio espacio, Rebecca.
— A mí me da igual lo diferente que sea o la situación en la que
pueda estar. Él no vivirá en mi casa. Te quiero mucho pero tengo veinte y nueve años, soy viuda y soy demasiado vieja para vivir con mi papá
otra vez. — Ella tomó una respiración. — Además, me vuelves loca. Me
tratas como si tuviera diez años y no pienso volver a eso. No hay
manera en el infierno. ¿Me explique con la suficiente claridad? Dale a él mi antigua habitación.
Su padre cambió de postura. — Es una nueva especie, Rebecca. Él
necesita su propio espacio y la casa principal está muy próxima a la calle. Me dijo que necesita un alojamiento tranquilo o que el ruido del
tráfico solo le mantendría despierto. Tu casa está al final de la
propiedad y está rodeada de árboles, tendrá mucha más privacidad. Le juré a la NSO1 que le daría una casa segura y tranquila. La tuya es
perfecta, además, no será por tanto tiempo. Por favor.
Aturdida, Becca sólo miró a su padre. Dirigía un equipo secreto que trabajaba directamente con la Organización de las nuevas especies.
Ella nunca había visto a una nueva especie en persona, pero los había
visto en la televisión y en los periódicos. Su padre nunca le hablaba
sobre lo que hacía en su trabajo pero supuso que probablemente era peligroso. Su padre había sido militar durante veinticinco años, llevaba
retirado dos años, pero era un adicto a la adrenalina. Vivía para que le
dispararan o para disparar. Él buscaba y recuperaba a las nuevas especies que seguían cautivas y eso era todo lo que sabía.
1 Organización Nacional de las Especies.
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— ¿Por qué uno de ellos necesita vivir aquí? Ellos viven en El
Homeland o en la Reserva. No soy estúpida papá. Leo los periódicos y sé
que ninguno vive fuera de esas puertas. Sería muy peligroso para cualquiera de ellos hacerlo con todos esos fanáticos sueltos.
Tim frunció el ceño. — No puedo explicártelo cariño.
— Tendrás que hacerlo si quieres que le deje vivir en mi casa por
un tiempo.
Una maldición escapó de sus labios. — Está bien. ¿Te acuerdas de
Jessie Dupree?
— ¿La pelirroja salvaje? Claro. Ella es la única mujer en el equipo y la vi un par de veces. ¿Qué tiene que ver con que este tipo quiera vivir
en mi casa?
— Ella se lesiono en el trabajo y tuvo que ser reemplazada. La organización nacional de las especies nos ofreció que uno de ellos
ocupara su posición. Jessie era la que se acercaba primero a los
prisioneros que recuperamos con vida. Pensamos, pensé, que como Jessie ya no está en el equipo, sería más fácil para las victimas si el
primer contacto lo hace uno de ellos. Él tiene que vivir aquí o cada vez
que tengamos que salir en una misión, tendríamos que enviar a nuestro
helicóptero a buscarle. Malgastaríamos los pocos fondos y recursos que tenemos. De esta manera nos moveremos más rápido.
Becca dejo que toda esa información se asentara en su cabeza —
¿Prisioneros?
— Mi trabajo consiste en encontrar a las nuevas especies que están
presas y liberarlas. Ellos no están allí para divertirse y jugar. Están
presos y nuestro trabajo consiste en liberarlos. — Él cambió su peso de nuevo. — Ahora ya conoces la situación. Iré a cambiarme de ropa
mientras recoges tus cosas. Estaré allí en quince minutos para
ayudarte a traerlas a mi casa. Él llegara dentro de una hora. — El hizo una pausa y entrecerró los ojos. — Quiero que te alejes de él. Es una
orden, Rebecca Marie Oberto.
— Por eso mamá se divorcio de ti y por eso sigues soltero después
ocho años, — Becca estaba enojada. — No me digas lo qué tengo hacer. Soy una mujer adulta y puedo hablar con quien quiera, incluso pasar el
rato con él. No me des órdenes.
— No. — Su voz adoptó un tono severo. — Soy tu padre y tu harás lo que yo diga.
Sus ojos se abrieron con asombro y se puso las manos en las
caderas. — ¡Wow! ¿En serio? Estoy teniendo flashbacks de mi adolescencia y los dos sabemos que no te gustaran. Me escapé de casa
un montón de veces porque te negaste a permitirme que tuviera una
vida. No te obedecí entonces y seguro como el infierno que no lo haré ahora. ¿Te queda claro?
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— Maldita sea, Rebecca Marie. Deja de ser infantil.
— Escucha, papá. Me case y enterré a mi marido. Crecí con mama
y tú casi nunca estabas. No soy una niña a la que tengas que cambiarle los pañales así que no me trates como a una. Te quiero, pero te juro por
Dios, que dejare de hablarte si continúas con esta mierda. No soy una
de tus chicos que saltan en cuando les dices boo. ¡Así que acéptalo!
— ¿Todavía estás enojada porque pasaba mucho tiempo fuera de casa cuando eras una niña? Estaba trabajando.
— ¡Como voluntario! No creas que no sabía que te ofrecías como
voluntario para todas esas misiones. Preferías estar fuera de casa sólo porque tú y mamá no se llevaban bien. Ya no estoy enfadada porque
crecí y lo supere. Lo que me vuelve loca es que cuando era una niña
nunca estabas en casa para decirme lo que tenía que hacer ¿Qué te hace pensar que puedes soltarme esta mierda ahora? Deja de decirme
qué hacer, donde puedo vivir o con quien puedo hablar.
— Es una nueva especie, Rebecca. Conoces su historia, les mantuvieron encerrados durante toda su vida, les torturaron tanto
físicamente como emocionalmente. Ninguna persona estaría
completamente bien de la cabeza después de todo eso. Son grandes y
sus genes están alterados. Él es parte hombre y parte animal. Eres una chica preciosa y él se dará cuenta de eso. No te quiero cerca de él y es
una orden. No debes hablar con él o pasar el rato con él.
Becca se rió. — Tú no me das órdenes y todavía no he dicho que pueda quedarse en mi casa. Entiendo por qué él la necesita, pero eso no
quiere decir que tengas derecho a prestarle mi casa o hacerme volver
contigo. No va a pasar.
— Harás lo que yo diga.
Su buen humor huyó. — Esto es todo. Ya he terminado. Estoy
dispuesta a permitirle quedarse en mi casa ya que tengo dos habitaciones. No me voy a tu casa y mientras que él esté aquí, hablare
con él si quiero. Demonios, haré lo que quiera con él y tu no podrás
hacer nada por impedirlo.
— ¿Qué te gustaría hacer conmigo? — Dijo una voz a sus espaldas. Becca se volvió hacia el dueño de esa voz masculina. Él era realmente
alto, tenía los hombros anchos y el pelo negro y lacio hasta la cintura.
Media más de un metro ochenta y sus ojos de gato eran de color azul. Tenía los pómulos prominentes, la nariz más chata de lo normal y los
labios carnosos. En general, era extrañamente guapo y muy grande. El
pelo le daba una apariencia muy sexy. Su piel era de un tono dorado. Llevaba una camiseta roja ajustada que mostraba la amplitud de su
pecho. Brazos gruesos y musculosos. Tenía el cuerpo como el de un
constructor o un stripper. Becca al instante se lo imaginó moviéndose al compás de la música mientras le metía unos billetes en el tanga y se le
hizo un nudo en el estómago. Su mirada bajo a su cintura y a los
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pantalones ajustados de color negro que moldeaban sus gruesos muslos
y sus largas piernas. Era el tipo de pantalones que los hombres de su
padre llevaban y le habría vinculado con ellos si no fuera por el hecho de que, obviamente, era una nueva especie.
En silencio se preguntó si su padre o un miembro de su equipo
había elegido la ropa del tipo. Oh sí, decidió en silencio. Sin duda me
gustaría despojarle de su ropa.
— Llegaste pronto, — Su padre no trató de ocultar su fastidio. —
Esta es mi hija, Rebecca. Ella te dejara la casa de huéspedes mientras
estés aquí. — Él se movió hacia adelante y le tendió la mano. — Me alegro de volver a verte.
— Soy Brawn. — aparto la mirada de Becca y la fijo en el hombre
mientras dejaba caer la bolsa de lona en el suelo y le estrechó la mano.
— Te recuerdo, — reconoció su padre con brusquedad. — Tú eres
uno de los miembros del consejo. No quería llamarte por tu nombre sin
tu permiso.
— Puedes llamarme Brawn.
Becca tragó saliva y le ofreció una sonrisa mientras daba un paso
hacia delante. Sabía que tardaría un tiempo en acostumbrarse a sus
rasgos extraños, pero su atractivo la cautivó. Ella le tendió la mano. — Soy Becca Oberto. Es un placer conocerte.
Brawn volvió sus ojos azules oscuros de nuevo hacia ella y ella
pensó que eran los ojos más bonitos que había visto en su vida. Le recordaron al cielo nocturno, pero con un toque azul más claro, eran
sorprendentes. Sus pestañas eran extraordinariamente largas y negras,
igual que su pelo. La forma felina de sus ojos era notable y hermosa. Sus iris no eran redondos como los de un humano. Eran ovalados,
similares a los de un gato y eran impresionantes. Estaba tan absorta en
el estudio de sus características que no se dio cuenta de que aún le sujetaba la mano hasta que él sonrió y la diversión brilló en su mirada.
Él miró hacia abajo y Becca siguió su mirada. El calor calentó sus
mejillas. Su piel se sentía caliente y la textura era áspera, tenía callos
en la palma y en los dedos.
Ella alzó la mirada sin soltarle la mano. — Lo siento. Tus ojos son
increíbles.
Su sonrisa se ensanchó. — ¿Supongo que soy la primera nueva especies que conoces? pareces fascinada...
— Sí y sí, lo estoy. Tienes los ojos más bonitos que he visto nunca.
— Ella se abstuvo de hacer una mueca con los labios al darse cuenta de que probablemente parecería estúpida ya que le había dicho dos veces
lo bonitos que le parecían sus ojos.
Brawn le dio un apretón en la mano y una emoción desconocida brilló en sus ojos. — Gracias por decirlo.
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— Puedes soltarle la mano. — dijo su padre con los dientes
apretados.
Becca se rió y soltó al chico. — Lo siento. — Dio un paso atrás sin apartar la mirada de sus ojos.
— Está bien. Me alegra que no te hayas asustado. Algunas
hembras humanas se aterrorizan al vernos o se nos quedan mirando.
Ella lo miró fijamente. Maldita sea. Becca se rió un poco. — Admito que soy culpable de lo segundo. Lo siento. — Ella se obligo a mirar a su
padre.
— Rebecca recoge tus cosas y dirígete a tu antigua habitación.
Su sonrisa se desvaneció. — Papá, retrocede. No me hagas gritarte
delante del señor Brawn. No le daríamos muy buena impresión
¿verdad? Al menos deberíamos permitirle establecerse antes de que se de cuenta de que somos una familia disfuncional.
— ¿Tienes que mudarte por mi culpa? — La sorpresa de Brawn se
reflejo en su voz.
— No hay ningún un problema, — le aseguró Tim, esta vez sonó
menos enojado. — La casa de huéspedes de mi hija se encuentra al otro
lado de la propiedad y está muy apartada del tráfico. Está rodeada de
árboles y es más tranquila. En unas horas te llevare comestibles y los nuevos uniformes. Hoy no tenemos previsto trabajar así que puedes
aprovechar el día deshaciendo tu equipaje y adaptándote a tu nuevo
hogar. Pasare a buscarte mañana a las ocho, voy a darte mi número de teléfono por si tienes alguna pregunta o necesitas ayuda.
Brawn asintió. — Está bien. Gracias, pero estoy seguro de que me
apañare bien.
Tim hizo un gesto con el pulgar en dirección a la casa más grande.
— Puedes esperar en mi casa mientras mi hija va a la casa de
huéspedes para recoger su ropa. No le llevara mucho tiempo.
Becca se enfrento a su padre. — Tengo una idea mejor. Me quedare
con el Sr.Brawn en la casa de huéspedes y le mostrare los alrededores.
Él podrá disponer de su habitación de inmediato.
— Ahora, Rebecca.
Su espalda se tensó cuando se dio cuenta de que su padre
pensaba discutir de nuevo con ella, pero su teléfono sonó. Salvada por
la campana. Ella dejó escapar un suspiro de alivio cuando saco el teléfono de su bolsillo, le echó un vistazo al identificador de llamadas y
maldijo en voz baja.
— Es del trabajo.
Becca sintió como la tensión le abandonaba. — Adiós. Sé que
tienes que salir corriendo para contestar a esa llamada. — Ella se volvió
y le sonrió a Brawn. — Vamos. Te mostrare tu habitación.
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Brawn vaciló unos segundos y después se inclino para recoger la
bolsa de lona. — Gracias. Te lo agradecería mucho. Por favor, llámame
Brawn. No soy un señor.
Becca sonreía mientras caminaban por el sendero que los llevaría a
su casa. Brawn la seguía de cerca. Su padre pensaba que el tipo era
peligroso, pero ella no se sentía amenazada en lo más mínimo. Le
condujo a través de la puerta que separaba las propiedades y sonrió cuando su casa apareció a la vista. Era su orgullo y su alegría.
— Esta es. Son completamente independientes como puedes ver,
un poco grande para ser una casa de huéspedes, pero mi abuelo tenía un montón de dinero. La construyo hace veinte años, después de que
su hermano sufriera un derrame cerebral. — Hizo una pausa. — No
quería que estuviera mucho tiempo en el hospital así que contrato a muchos hombres para que se construyera en un tiempo récord. La
terminaron en cinco meses. Es muy grande. Tiene tres dormitorios, tres
baños e incluso un ascensor.
Brawn levantó las cejas negras y se detuvo en el patio delantero.
— Yo nunca utilizo el ascensor, pero mi tío abuelo estaba en una
silla de ruedas y necesitaba atención constante. Vivía con dos
enfermeras que cuidaban de él. Es por eso que tiene un dormitorio extra cuando la mayoría de las casas de huéspedes sólo tienen dos.
Vivió en esta casa durante seis años, después se puso peor y tuvieron
que hospitalizarlo. Murió unas semanas después y la casa estuvo vacía hasta que mi abuelo murió hace cuatro años. A mí me dejo esta y a mi
padre la casa principal.
Ella comenzó a caminar de nuevo, sacó las llaves de su bolso y abrió la puerta de par en par y le indico con un gesto de la mano que
entrara primero. Él negó con la cabeza y le indicó que ella debía
precederle a él. Ella entró en la casa, miró hacia atrás y observó que apenas había cruzado el umbral. Menos mal que la casa tiene los techos
altos.
Él entró y se detuvo. Su mirada recorrió lentamente la sala y ella
se preguntó que estaba pensando de su casa. Miró a su alrededor también, había limpiado recientemente y todo estaba ordenado. Su
mirada finalmente se reunió con la de ella y él sonrió.
— Estaré muy bien. Gracias. Tienes una casa preciosa y huele bien. Puedo recoger el olor a madera y un agradable olor a limón.
Recordó entonces que las especies tenían los sentidos más agudos.
— El suelo de casi toda la casa es de madera y el limón que hueles es el aceite que uso para limpiarlos. Los mantiene limpios y brillantes y no
resbalan. Dos veces al año viene alguien a abrillantar los pasamanos de
la escalera y las estanterías del salón. Son demasiado para mí. — Él sólo la miró sin decir nada. Ella asintió con la cabeza. — Te enseñare el
resto de la casa.
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Él la siguió hasta la cocina y el comedor. En la primera planta
también había un pequeño baño y un cuarto de lavandería. Pasaron el
salón. Ella subió las escaleras y se detuvo junto a la primera puerta de la derecha, era un dormitorio más pequeño y un baño. Becca abrió la
otra puerta para mostrarle su oficina.
— Esta es mi oficina, pero puedes usar el ordenador.
— No suelo usar esas cosas. Todavía estoy aprendiendo, pero gracias.
Ella se volvió y casi se rozó contra él. Su olor era picante y
masculino. Avanzó y abrió la puerta al otro lado del pasillo.
— Esta será tu habitación, también tiene su propio baño. — Su
mirada fue hacia la cama. Volvió su mirada hacia él y la deslizo por
todo su cuerpo. — Tendremos que cambiar las camas. Esta es demasiado pequeña para ti. Eres muy alto. La de mi habitación es
mucho más grande. — Su mirada vagó sobre su cuerpo una vez más.
Ella asintió con la cabeza y se encontró con su mirada. — Definitivamente tendrás que dormir en mi cama.
La mirada de Brawn se estrechó y un pequeño sonido salió de su
garganta. Ella se sorprendió.
¿Acaba de gruñirme? Por supuesto que no, le habré oído mal.
— ¿Qué fue eso?
— Estaba aclarándome la garganta, — explicó en voz baja. — Lo
siento. ¿Así que tenemos que cambiar las camas?
— Sip, a menos que quieras dormir con los pies colgando.
— Cambiaremos las camas.
— Deja tu bolsa y sígueme. Primero tenemos que asegurarnos de que cabras en ella. Si no es así, tal vez Papá pueda prestarnos una
cama más grande. — Ella salió de la habitación y le llevo hasta a la
última habitación en el pasillo. Ella entró y se alegró de haber hecho la cama antes de marcharse a trabajar. — Aquí estamos. ¿Crees que
cogerás en mi cama?
Brawn se quedó mirando el enorme colchón. — Creo que sí.
Gracias.
Ella sonrió, le divertía verle tan rígido, evidentemente, no estaba
cómodo en el interior de su habitación. — Deberías acostarte para
asegurarnos. No me gustaría moverla para nada.
Brawn se quitó los zapatos y se subió a la cama sin protestar. Al
principio no le había hecho mucha gracia lo de acostarse, pero al final
se tumbo de espaldas. Su mirada se encontró la de ella y le sonrió.
Maldita sea. Becca tragó saliva, se ve increíblemente atractivo y
sexy sobre la colcha rosa.
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Ella observo su gran cuerpo estirado sobre su cama y deseo que no
llevara ropa. Sintió la necesidad de subirse a la cama desnuda con él y
apretó los dientes para no suspirar. Su cuerpo necesitaba tener sexo, había intentado intimar con los pocos chicos con los que había salido,
pero siempre terminaba pensando en su difunto esposo, Bradley y se
había sentido culpable. A medida que su atención vagaba a través del
cuerpo de este hombre, lo único que sintió fue el deseo de probar su nuevo colchón con él.
— Es muy grande. — Tuvo que recordarse que estaba hablando
sobre el tamaño de su cama y no sobre su-gran-y-super-mega-sexy-cuerpo. — Estupendo. Vamos a hacerlo entonces.
Se dio la vuelta y salió de la habitación. Entre los dos cambiaron
las camas. Becca miró la cama extra-grande en la habitación de Brwan, era demasiado grande y solo quedo un pequeño pasillo para poder
entrar en el cuarto de baño.
Ella se inclinó para quitar las sábanas de la cama, con la intención de cambiarlas por otras más frescas y limpias. — Estarás un poco
apretado, pero creo que entraras si demasiado esfuerzo.
Brawn gruñó en voz alta y ella se sorprendió. Becca volvió la
cabeza para mirar a Brawn, estaba a unos metros detrás de ella, con las piernas separadas y las manos en puños a los costados. Sus magníficos
ojos estaban fijos en su culo mientras estaba inclinada. Ella se echó a
reír y se enderezo.
— Me refería a que podrás pasar por el espacio que ha quedado
entre la cama y la pared para entrar al baño. — Ella sonrió.
Brawn la miró a los ojos. — ¿De qué otra cosa podrías estar hablando? — Él arqueó una ceja y escondió las manos detrás de su
espalda, en un intento de parecer más relajado.
Ella se echó a reír. — No me di cuenta de que estabas detrás de mí cuando dije eso. Al gruñir me di cuenta de cómo había sonado. Debería
haber especificado más y así no habría sonado como una invitación de
carácter sexual.
Su mirada se estrechó. — Eres muy directa.
— Sip. Me va la claridad.
— Me gusta demasiado la franqueza. Lo entendí mal al principio y
mentalmente estuve de acuerdo en que estarías muy apretada. Eres muy pequeña. Por un segundo, mientras admiraba tus curvas, me
olvidé de mi decisión de no tocar nunca a una mujer humana y gruñí.
Solemos hacerlo cuando estamos excitados. Eres muy bonita. — Él miró al aparador en la esquina. — ¿Puedo usar esos cajones para guardar mi
ropa?
— Por supuesto. El armario también está vacío. Esta será tu habitación mientras estés aquí y por favor siéntete como en tu casa. —
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hizo una pausa. —¿Puedo preguntarte algo personal? Tengo curiosidad.
Su mirada volvió a ella. — Pregunta.
— ¿Por qué no quieres tocar a una mujer humana?
— ¿Quieres una respuesta cortés o directa?
— Directa.
Él vaciló. — No te ofendas.
Ella extendió la mano e hizo una cruz con su dedo sobre su corazón y le sonrió. — Quiero saberlo. Soy un poco cotilla y aunque no
tienes porque responder, te agradecería que lo hicieras.
— Soy más grande y más fuerte que los machos humanos. Me gusta el sexo duro. Podría dañar a las hembras humanas sin querer.
Ella asimiló la información. — Ya veo. Bueno, una parte me quedo
clara pero la otra un poco confusa. Gracias por responder.
— ¿Qué parte es la que no entiendes?
— La parte de sexo-duro. Se puede interpretar de varias maneras.
Él asintió con la cabeza. — No golpeo, ni esclavizo o utilizo juguetes. He visto algunos videos pornográficos humanos. Me gusta
tomar a las mujeres desde atrás. No soy suave durante el sexo. Pero
tampoco me gusta lo que tus hombres hacen en esas películas. Yo no
asfixio o daño a una mujer. Me gusta tomarla fuerte, rápido y profundo. Las hembras de las nuevas especies son más grandes y más fuertes que
las hembras humanas. Le haría daño a una humana ya que son
frágiles. No encontraría placer en eso. Así que decidí no tener relaciones sexuales con una mujer como tú, porque accidentalmente podría
hacerte moretones. Como ya he dicho, soy más grande y más fuerte que
tus hombres y cuando digo grande, no me estoy refiriendo sólo a mi estatura o peso. He visto desnudos a tus hombres y soy más grueso y
más largo. — Él deslizo la mirada por su cuerpo antes de mirarla a los
ojos de nuevo. — ¿Entiendes a que parte del cuerpo me refiero o tengo que especificarlo?
Becca estaba sorprendida por lo contundente que el hombre había
estado con su respuesta, pero ella se lo había pedido. Dejó que la
información se asentara en su cabeza y escondió un escalofrío de miedo. Sí, sin duda podría lastimar a una mujer si no se contuviera en
absoluto. Toda la atracción sexual que sentía por él, se disipo
rápidamente ante ese pensamiento. No le gustaba el dolor y su respuesta la enfrió rápidamente.
— Ahora lo entiendo totalmente. Gracias por la aclaración.
— No tienes porque agradecerlo. ¿Necesitas ayuda con la cama?
Becca se echó a reír de repente. — Pensé que habías dicho que no
era tu tipo— Ella le alzo las cejas y no pudo evitar el tomarle el pelo un
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poco.
Él suspiró. — Quiero decir con la ropa de la cama.
— Me encantaría que me ayudaras con la ropa. — Se echo a reír.
— ¿Qué demonios? — Gritó su padre, mientras corría por el
pasillo. — Maldita sea.
Becca vio como su padre se detuvo en seco junto a la puerta,
obviamente, había escuchado la última parte de la conversación. — Oh, ¿vienes a ayudar? Genial, papá. Ponte al otro lado de la cama y quita
las sabanas.
— ¿Las sábanas? Pensé... — Él frunció el ceño.
Becca arqueó las cejas. — ¿Pensaste qué? — Ella parpadeó
inocentemente.
— Nada. Continua. Sólo he venido a comprobar... quiero decir a ayudarte a trasladar tus cosas. Llevare tus maletas a tu antigua
habitación y las dejare junto al armario. Él huyó.
Becca le hizo un guiño a Brawn cuando se quedaron a solas. — Me encanta meterme con él. Es tan fácil.
— ¿Por qué?
— Él es muy mandón y siempre me trata como si fuera una niña,
así que me divierto a su costa cuando tengo la oportunidad. Nos iguala un poco.
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CCaappííttuulloo DDooss Becca se detuvo ante la puerta cerrada de Brawn, por el sonido del
agua corriendo, supo que estaba duchándose. Había discutido con su padre y aunque ahora estaba más calmada, necesitaba un trago.
Cuando se sentía herida, tras una disputa verbal, siempre le
ayudaba tomarse un trago. Tenía en el salón de su casa un bar bien surtido, se sirvió vodka y se lo bebió de un trago. Suspiro, dejó el vaso
en la barra, se sentó a horcajadas sobre la silla y se sirvió otro.
Su padre le volvía loca y vivir en la misma finca que él era una mala idea. No era como si estuviera atrapada allí, ya que tenía el dinero
suficiente para marcharse, pero no le gustaba la idea de renunciar a su
oasis particular. Había vivido con Bradley en otra ciudad y no fue bien. Se sirvió y bebió unos tragos más, cuando el sonido del timbre de la
puerta la saco de sus pensamientos.
Ella abrió la puerta y sonrió. — Bueno, si es Trey Roberts ¡te ves muy bien!
Él sonrió. — Traigo víveres y uniformes para el nuevo hombre. —
Él llevaba dos grandes bolsas en las manos y una bolsa con ropa
colgada al hombro. — Guíame a la cocina. ¿Está aquí todavía?
Ella asintió y se dirigió a la cocina, Trey, el favorito de su padre. Si
su padre hubiera tenido un hijo, ella sabía que él habría deseado que
fuera Trey. Su padre había tenido la esperanza, durante años, de que se casara con él. Ella coqueteaba con él, pero no estaba interesada. Él era
parecido a su padre, solo que más joven y con sentido del humor.
— Él está en la ducha de arriba.
Trey miró al techo antes de mirar a Becca. — ¿Cómo es?
— Su nombre es Brawn. Es enorme, tiene unos ojos preciosos y es
muy agradable. Creo que encajara perfectamente con vosotros. Aunque yo no le cabrearía, seguramente os patearía el culo.
Trey asintió con la cabeza y soltó las bolsas. — ¿Dónde fue tu
viejo?
— Él tenía una cita.
Trey se echó a reír. — Uh-oh. Me pregunto cuánto tiempo le durara
esta.
— Probablemente dos semanas. Es aproximadamente su límite. Él
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comienza a ladrar órdenes y ellas salen corriendo. Seguro que si esta no
le da una patada en el culo es porque es una de esas idiotas que le
gustan que les den ordenes.
— Ahora entiendo por qué no sales conmigo. Me gusta dar órdenes.
— Soy demasiado inteligente. — Ella le ayudó a vaciar las bolsas
de comida y se quedo mirando la carne. — ¿Qué diablos?
Él sonrió. — Nos dijeron en la oficina nacional de estadística que teníamos que asegurarnos de que tuviera un montón de carne roja.
— Aquí hay mucha carne.
— Sólo estoy siguiendo la lista que nos dieron. ¿Tienes sartenes de hierro fundido? A ellos les gusta dorar la carne en una de esas.
Ella señaló. — Ahí mismo.
Abrió el armario inferior y miró dentro. — Esta servirá. Él saco la más grande y la dejo encima de la hornilla.
— ¿Algo más?
— No. Si necesita algo más, ya nos lo dirá él. Déjame coger las sodas de mi camión.
Becca le abrió la puerta principal y su boca se abrió. Trey saco tres
cajas de refrescos. — ¿Estaban en oferta?
— Las nuevas especies tienen afición por la cafeína. — Trey las llevo a la cocina, las soltó en el suelo y se apoyó en la encimera. —
Entonces, ¿Estás saliendo con alguien en este momento?
— Nop.
— ¿Quieres cenar conmigo? — Sonrió.
Ella le devolvió la sonrisa. — Nop. Pero gracias por la oferta.
Le guiñó un ojo. — ¿Quieres tener un sexo alucinante?
Ella se echó a reír. — Paso de eso.
Su sonrisa se desvaneció. — ¿Sigues viviendo en el pasado? Hace
más de un año que murió.
Su sonrisa murió también. — Salí hace unas semanas con un tipo
que conocí a través del trabajo y cuando me besó en lo único que pude
pensar era en que no besaba como Bradley. Me negué a salir con él de
nuevo. Era un buen tipo, pero no quería estar con él.
— No voy a besarte. — De repente, sonrió de nuevo. — Aunque
podría hacerlo aquí y estoy seguro de que no te acordaras de él cuando
te vuelva loca de deseo.
— Vete a tu casa. — Ella negó con la cabeza hacia él, riendo. —
¿Eso te funciona con las mujeres? "
— A veces. Sólo estoy tratando de ayudarte.
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— Así es. Quieres ayudarme a quitarme la ropa.
Todo el humor en sus ojos se desvaneció. — Podría ser el tipo de
ayuda que necesitas. Habrás oído el dicho de que para olvidar a alguien, necesitas meterte debajo de alguien, ¿no? Y realmente
funciona. Me preocupo por ti, cariño. — se acerco y apartó un mechón
de su cabello castaño. — Cuenta conmigo si necesitas hablar, si
necesitas a alguien que te abrace o si necesitas sexo, —sonrió. — Mi cuerpo está a tu disposición.
— Vete a tu casa. — Ella inclino la cabeza a un lado. — Y gracias.
— ¿Quieres que hablemos?
— Nop.
— ¿Estás segura? Podría ayudarte.
— Te lo agradezco, pero estoy bien. Te prometo que te llamare si necesito hablar.
— Me puedes llamar en cualquier momento. — Se inclinó y le dio
un beso suave en la frente. — Si cambias de opinión ya sabes mi número. No me opongo a un booty call a las 02 a.m.
Becca se rió. — Apuesto a que no.
— Soy muy bueno. — le soltó la mano y movió las cejas de una
forma cómica. — Por lo menos eso es lo que me han dicho. Podrías probar mi rendimiento.
— ¡De ninguna manera! ¿No tienes a alguien más a quien
molestar? Muévete, soldado. Te he dado la orden de marcharte.
Él se alejó. — Me voy, maldita sea, pero no desistiré. — Él se rió
entre dientes, agitó la mano y cerró la puerta detrás de él. Un segundo
después escucho como se marchaba en su camioneta. Becca puso las manos sobre la encimera y miró por la ventana de la cocina, le gustaba
observar a las aves revoloteando por encima de los grandes árboles.
Conocía a Trey desde hace muchos años y aunque agradecía su preocupación, sabía que nunca aceptaría sus ofrecimientos sexuales.
Ya tenía suficiente estrés en su vida como para añadir más cargas sobre
sus hombros.
— ¿Qué es un booty call?
Su corazón se encogió y se volvió para mirar a su invitado. — Me
has asustado. No te escuche bajar las escaleras. Suelen crujir un poco.
Brawn estaba en la puerta de la cocina. Tenía el pelo mojado, recogido en una cola de caballo y se había cambiado de ropa. Llevaba
unos jeans negros ajustados, una camiseta negra e iba descalzo.
— ¿Qué es un booty call? Nunca he oído eso antes.
Ella sonrió. — Llamas a alguien para que venga a tu casa, tiene
sexo contigo y después se va. Es sexo sin apego emocional.
Laurann Dohner – Nuevas Especies 05 - Brawn
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Él asintió con la cabeza. — Lo recordare. ¿Es una costumbre
humana?
— Para algunos sí, pero no para mí. Sólo estaba bromeando.
— ¿Ese hombre que estaba aquí es tu amante?
Ella negó con la cabeza. — Él es mi amigo. Él es el jefe del equipo
donde trabajaba Jessie Dupree. Te gustara trabajar con él ya que tiene
un buen sentido del humor. Trajo tu comida, tus uniformes y también un montón de soda.
— Gracias. ¿Los amigos se ofrecen sexo entre sí? Estoy tratando de
entender la interacción humana. Ya que voy a trabajar con ellos tendré que entender sus costumbres.
— No. La mayoría de mis amigos no me ofrecen que les llame para
tener relaciones sexuales. Trey me lo ofreció, porque piensa que debería volver a dormir con un hombre. Solo me estaba tomando el pelo, estaba
tratando de animarme. Piensa que si me mete en su cama me será más
fácil tener una cita con otro hombre.
— ¿Él quiere tener sexo contigo para que tengas sexo con otro
hombre? ¿Ese hombre es un buen amigo tuyo? He visto ese tipo de
actos en videos pornográficos, pero no creí que fueran hábitos reales en
la sexualidad humana. ¿Es una práctica común entre los varones humanos? Prefiero no hacer amigos si eso significa que me ofrezcan a
sus mujeres. — Él hizo una mueca. — No pretendo ofenderte, pero eso
es asqueroso. No quiero que otro macho monte a mi mujer. No podría desearla y la última cosa que quiero es oler a otro varón en una mujer
mientras tenemos relaciones sexuales. Eso mataría mi excitación. No
quiero a una mujer humana.
Becca se rió a carcajadas de su interpretación y se abrazó el
estómago.
— Pido disculpas si he insultado tus preferencias sexuales, pero soy una nueva especie. Nosotros podemos satisfacer sexualmente a una
mujer sin la necesidad de la intervención de otro macho. Tus hombres
no tienen nuestra resistencia durante las relaciones sexuales. Me temo
que una de tus mujeres podría sentirse abrumada con uno de nosotros, eso sí pueden seguirnos el ritmo durante sexo.
Esa información mató su sentido del humor. — No creas lo que ves
en esas películas. Esos son actores con guiones, no son situaciones reales. Él no me estaba ofreciendo hacer un trío con uno de sus amigos.
Estuve casada y ahora soy viuda. Trey cree que dejare de pensar en mi
marido si me mete en su cama. Piensa que si tengo sexo con alguien tendré más probabilidades de seguir con mi vida. Puedes hacer amigos.
Ellos no te pedirán que duermas con sus novias o esposas.
— ¿Qué es una viuda?
— Mi marido tenía un corazón delicado. Una viuda es una mujer
Laurann Dohner – Nuevas Especies 05 - Brawn
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cuyo marido murió.
Brawn se apoyó contra la pared. — Lo siento. Mercile eliminaba a
las nuevas especies defectuosas.
Ella sintió un puñetazo en el estómago. — ¿Ellos os hicieron eso?
¿Esos pendejos mataron a los que tenían problemas físicos? Jesús. No.
Mi esposo no fue asesinado. Nosotros no matamos a los que no están
sanos. Él tenía un problema cardíaco y murió de un infarto. Sucedió muy rápido. Él sólo se agarró el pecho, se quedó sin aliento y se
desmayó. Probablemente no sabía qué se estaba muriendo. El médico
me aseguró que él no sufrió cuando murió.
— ¿Los médicos no pudieron arreglar su defecto antes de su
muerte?
— No lo sabían. Ellos descubrieron la causa de su muerte después de la autopsia. — Ella respiro profundamente para tragarse el nudo en
la garganta. Siempre le ocurría eso cuando recordaba a Bradley y por
eso evitaba hablar de ello. Cambio de tema para evitar las lágrimas. — ¿Tienes hambre?
— Estoy muerto de hambre.
— Saldré de la cocina para que puedas prepararte la comida. Trey
dijo que necesitabas de una sarten de hierro fundido y la puso en la hornilla para que la utilices. Hay más allí. — señaló ella. — Siéntete
como en tu casa.
Él asintió con la cabeza. — ¿Te vas ahora?
Ella se estremeció interiormente cuando se dio cuenta que él no
entendía la situación. — En realidad, sobre eso... — Ella tomó aliento.
— No me mudare a la casa principal, con mi padre. Él me vuelve loca y créeme cuando te digo que es mejor vivir aquí que vivir con él. Es una
especie de tirano y a veces tiende a ser demasiado controlador. Me
quedo aquí. No me verás mucho ya que paso mucho tiempo trabajando. — Ella soltó lentamente el aire de sus pulmones. — Es una casa grande
y lograremos hacer que funcione. Casi será como si no estuviera aquí.
Se quedó boquiabierto mirándola. — ¿Voy a vivir contigo?
Ella hizo un mohín con los labios. — Lo siento mucho si esto no es lo que esperabas, pero nadie me preguntó antes de que hicieran los
arreglos. Mi padre no tenía derecho a ofrecerte mi casa, pero estoy
dispuesta a compartirla contigo. Puedes coger y usar la llave de repuesto que esta colgando en el llavero que está en la pared, junto a la
puerta principal.
Él respiro profundamente antes de decir. — Entiendo. Estoy aquí para aprender acerca de los seres humanos y para adaptarme a estar
con ellos. Será una buena experiencia compartir la casa con una
humana. Me enseñaste muchas cosas en muy poco tiempo y espero poder aprender más. Gracias.
Laurann Dohner – Nuevas Especies 05 - Brawn
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Le sorprendió que se hubiera tomado tan bien la noticia. — Bien.
Te dejare para que puedas cocinar tu comida ahora. Volveré al salón a
emborracharme. Descubrirás que lo hago después de tener una discusión con mi papá. Él me impulsa a beber.
Ella giró y se marchó antes de que pudiera cuestionarla. Le
entristecía hablar de su marido, el dolor le apretaba el corazón. Entró
en el salón, se sentó en la barra y se sirvió otra copa. Lo peor era que su padre había tenido razón acerca de Bradley, pero ella no podía admitirlo
en voz alta porque su padre nunca le permitiría olvidarlo. Lo utilizaría
como ejemplo en todas las discusiones que tenían. Y eso sería muchas veces. Ella bebió otro trago, cerró los ojos y siseó cuando la bebida
quemo su estómago.
Brawn vio salir de la cocina a Becca y suspiró. Él sabía lo quería decir con eso de emborracharse. Ella planeaba beber en exceso hasta
que estuviera totalmente ebria. Esperaba que su compañera de casa no
fuera uno de esos seres humanos que lo hacían a menudo. Él odiaba el olor a alcohol y solía evitar a la gente borracha. Esto no era como había
pensado que sería. No, en absoluto. Le habían prometido una casa
aislada e intimidad, pero en lugar de eso, vivía con una mujer. Peor
aún, la encontraba atractiva. Todavía le perseguía el recuerdo de ella inclinada sobre su cama, su cuerpo era exuberante y muy diferente al
de las hembras de las nuevas especies. Ella era suave, frágil y
probablemente le haría gritar de dolor si alguna vez cedía a su deseo por ella. Sus manos eran pequeñas y muy suaves. La idea de sentirlas
por todo su cuerpo hizo que su polla se contrajera. Por supuesto, el
pensamiento de él sujetándola bajo su cuerpo, lo empeoro. Probablemente la aplastaría con su peso o la dañaría accidentalmente.
Él gruñó en voz baja mientras se movía por la cocina para familiarizarse
con ella. Él sacó unos cuantos filetes, que doró en la sartén y después los coloco en un plato, a continuación, se sentó a comer en la mesa
mientras pensaba en Becca Oberto. No estaba seguro de querer vivir
con ella. Sabía que podría mudarse con su padre a la casa principal.
Eso solucionaría el problema, pero él no era un cobarde. Levantó la mirada hacia la nevera, había varias fotos con imanes pegadas en la
puerta, todas de Becca con diferentes seres humanos. Ella sonreía en
todas y parecía feliz. Tal vez, quería emborracharse porque había perdido a su compañero humano.
Terminó la cena, limpio la mesa y lavo su plato. Escucho la música
cuando cerró el agua y se secó las manos. Era demasiado temprano para irse a la cama y en la habitación no había televisión. Pediría una.
Empezaba a lamentar el haberse ofrecido voluntariamente para la
misión de su pueblo. Pero alguien tenía que trabajar con el equipo humano y aunque habría sido mejor que una hembra de las nuevas
especies hubiera ocupado el puesto, no quería exponerlas a los varones
humanos. Todo lo que había aprendido hasta ahora acerca de ellos, le
hizo creer que la acosarían.
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Es un mundo de hombres o al menos eso me han dicho. Ellos
debían proteger a sus mujeres y no pudo soportar la idea de que una
estuviera en peligro. Se aguantaría y se ocuparía de resolver los problemas conforme se fueran presentando. Salió de la cocina para
volver a su habitación, pero cuando puso el pie en el primer peldaño de
las escaleras, pensó en Becca. Ella era una mujer pequeña. Ese
pensamiento le hizo dar la vuelta. Sabía que las personas que bebían demasiado podían enfermar y quería comprobar su estado de salud.
Siguió el sonido de la música rock y se detuvo en el arco de la sala de
estar. Becca estaba sentada frente a la barra del bar, con una botella y un vaso pequeño frente a ella. Como si sintiera que él estaba allí, ella
volvió la cabeza. Su amplia sonrisa y el brillo en sus ojos azules le
aseguró que había bebido demasiado.
Ella le saludó con la mano. — Hola, guapo. ¿Quieres beber?
Le sorprendió que le llamara así. — Mi nombre es Brawn. No
conozco a ninguna especie que decidiera llamarse así.
Ella soltó una risita y resopló suavemente. — Sé tu nombre. Tú
eres muy guapo, pero eso ya lo sabes, ¿verdad?
Ella le encontraba atractivo. Ese hecho le dejó sin habla.
Ella palmeó el asiento a su lado. — ¿Quieres tomar algo?
Entro la habitación. — No bebo alcohol, pero gracias por la oferta.
¿Cuántos te has bebido?
— No lo sé. — Ella casi se cayó de la silla cuando se movió sobre el asiento. — No lo suficiente si todavía estoy consciente.
— El consumo de alcohol reduce el tiempo de respuesta y hace
difícil que seas lógica.
Ella se echó a reír. — Eres muy lindo.
Alzo las cejas. Nunca le habían llamado así. Feroz, hijo de puta y
otros nombres, si, pero nunca algo tan suave. Empezó a preocuparse por su estado mental.
— Tal vez deberías irte a la cama y dormir. He oído decir que las
cosas se ven mejor por la mañana.
— Es temprano. — Ella acarició el taburete a su lado. — Ven aquí. No te morderé.
— ¿No tienes miedo de que yo lo haga? — No pudo resistirse a
abrir la boca para mostrarle sus caninos, sentía curiosidad por qué ella parecía no temerle. Las mujeres humanas siempre lo hacían.
— No. — Ella palmeo el taburete de nuevo. — Acércate. — Sus ojos
se estrecharon. — Te veo doble. — Ella se rió. — No bebo a menudo, pero cuando lo hago, wow muchacho, lo hago bien.
Nunca había oído antes esa frase y se acercó a ella con cautela.
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Es una mala idea, debería irme a mi habitación, pero la
preocupación le impidió marcharse. Necesitaba que alguien cuidara de
ella. Su compañero estaba muerto y su padre vivía en la otra casa. Dependía de él que ella no sufriera daños físicos por su condición.
Se sentó en el taburete, muy cerca de ella, para su comodidad. —
No entiendo por qué le haces esto a tu cuerpo.
— ¿Te refieres a las calorías? — Ella miró hacia abajo. — Podría perder algo de peso. Paso demasiado tiempo sentada en mi trabajo, de
ahí mi gran trasero, pero no tengo que impresionar a nadie.
— ¿Calorías?
— Ya sabes, tengo un poco de sobrepeso.
Estudió su cuerpo. — Eres muy pequeña. No puedes pesar mucho.
— Mido un metro sesenta. — Ella se echó a reír y se inclinó hacia él. — Siempre digo que peso menos kilos.
— ¿Por qué haces eso?
— ¿Por qué? — Ella apoyo la palma de su mano contra su pecho. — Es lo que hacen las mujeres. Mentimos sobre nuestro peso, sobre
nuestra edad y sobre nuestra historia sexual.
La confusión se apoderó de él nuevamente y trató de ignorar el
calor de su mano que atravesaba el fino algodón de su camisa. — ¿Por qué hiciste eso?
— ¿Quieres saber acerca de los seres humanos? Mienten. Somos
unos astutos hijos de puta. Es la naturaleza humana. En mi caso, no me gusta admitir que sólo he dormido con dos hombres.
Suena patético y miento sobre mi edad porque estoy llegando a los
treinta. Eso es una mala cosa para las mujeres. En cuanto al peso, usamos ropas que nos ayudan a esconder los michelines.
— ¿Michelines?
— Ya sabes, esas pequeñas protuberancias antiestéticas.
Echó una mirada por su cuerpo, hizo una pausa en sus pechos y
frunció el ceño. Su mirada se levantó. — No hay nada feo en ti.
Su mano libre cogió la suya y él le permitió que la presionara
contra su cintura. — Aprieta.
Suavemente hizo lo que le pedía, le asombro lo suave que su piel se
sentía a través de la ropa.
Ella le sonrió. — ¿Sientes eso? Eso son los michelines.
Abrió la mano y la soltó. — Se sienten bien.
— No se ven tan calientes. — Ella le dio unas palmaditas en el
pecho. — Eres tan bonito. Espero que los chicos del equipo de papá no te contagien. Los hombres pueden ser verdaderos idiotas, ellos mienten
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pero tú eres diferente.
— Soy honesto.
Sus ojos se estrecharon, se lamió los labios y su mano se deslizó hasta quedar sobre su corazón.
— Quédate así.
— No me gusta la mentira.
— A mi tampoco. — Ella inhaló profundamente, se inclinó hacia atrás, retiró la mano y miró hacia la barra. — Pero a veces son
necesarias.
— No lo entiendo. ¿Tienes secretos que necesitas proteger?
Ella envolvió su mano alrededor de la copa, la levantó y tomó un
sorbo. Hizo una mueca con los labios y lo dejó. — Ya no quema, pero
sabe como la mierda.
Aspiró el asqueroso olor del alcohol, pero nada le indico que sabía
a excrementos. — No lo bebas.
— Me ayuda. — Ella miro el vaso. — A olvidar las cosas que me hacen daño.
La preocupación se apoderó de él. — ¿Necesitas atención médica?
— Él olfateó de nuevo, se inclinó hacia ella y trató de obtener un
análisis profundo de su olor. Olía a fresas, harina de avena y a detergente de la ropa, pero no recogió ningún rastro de enfermedad.
Ella volvió la cabeza y sonrió. — ¿Qué estás haciendo?
— No tienes el olor de los seres humanos que toman medicamentos. ¿Estás enferma?
— No. Sólo tengo mal gusto con los hombres y un padre que me
vuelve loca. Creo que mi abuelo me dejó la casa de huéspedes porque sabía que nunca hablaría con mi papá si estuviera lejos. Nosotros no
nos llevamos bien.
— ¿Es difícil tener un padre?
Ella soltó su bebida y se volvió para mirarlo. — ¡No tienes ni idea!
Me vuelve loca.
Ella le puso la mano en el muslo, cerca de la rodilla y él miró la
mano encima de sus pantalones vaqueros. — Él es un idiota del control. Tengo que ser perfecta o él me sermonea sobre el tema.
No lo soy, pero se supone que debo serlo.
Su mirada se levantó. — ¿Los seres humanos siempre tocan a las personas cuando hablan?
Ella bajó la mirada, se echó a reír y le apretó la pierna. — Lo
siento. — Ella levantó la mano y le miró a la cara. — Tus ojos son realmente sorprendentes. ¿Te he dicho eso? Creo que son hermosos.
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¿Puedes ver bien los colores y todo lo demás?
— Sí. Mi visión es perfecta.
— Mi padre piensa que estás mezclado con el ADN de un león o de una pantera. ¿Tienes cola?
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CCaappííttuulloo TTrreess Becca escucho algo y se despertó sobresaltada, al principio no
sabía dónde estaba, pero después recordó. Ella hizo una mueca cuando recordó la mayor parte de la conversación con su invitado y se prometió
que le pediría disculpas a Brawn por la mañana. Ella miró el reloj en la
mesita de noche. Eran las tres de la mañana. Volvió a escuchar el ruido que la había despertado y frunció el ceño, podía escuchar el ladrido
persistente de Boomer, el amado chucho de su vecino. No era normal
que el perro fuera tan ruidoso, especialmente en medio de la noche. Ella se levanto de la cama. Cruzó la habitación, agarró la cortina y la aparto
unos centímetros para mirar por encima del muro que separaba su
propiedad de la que estaba detrás de él.
Podía ver la casa de Mel y Tina desde su dormitorio. Estaban
encendidas las luces de todas las habitaciones de la casa, frunció el
ceño ya que eso tampoco era normal. Ellos tenían cuarenta años, trabajaban desde las nueve hasta las cinco, durante toda la semana y
por lo general, sólo encendían las luces poco rato y dudaba que
estuvieran levantados a estas horas.
Escucho los ladridos de Boomer, después un aullido y todo se quedo en silencio. El corazón de Becca se acelero, corrió a su armario y
lo abrió. Agarro los prismáticos de Bradley y regreso corriendo a la
ventana. Aparto la cortina con un codo y miro a través de ellos. Observo la casa de su vecino, pero al principio no vio nada raro. Mel y Tina no
tenía cortinas o persianas en las ventanas ya que las casas estaban
demasiado separadas y no les preocupaba que alguien pudiera verlos. A menos que usaras unos prismáticos como ella.
El salón estaba vacío. Ella movió los prismáticos hacia la cocina
pero no detecto ningún movimiento. Ella observo la sala de estar y vio a Tina sentada en una silla. La mujer de pelo rubio platino, movía
frenéticamente la cabeza y ella pudo distinguir algo de color plata en su
boca.
— ¿Qué demonios? — durante unos segundos Becca no identifico lo que había visto en el rostro de la otra mujer y luego comprendió —
¡Oh, Dios mío! — Alguien había cubierto su boca con cinta adhesiva.
Tenía que llamar al 911. ¡Les estaban robando!
Cuando empezó a alejarse de la ventana para dirigirse al teléfono,
alguien grande, vestido de negro, entró en la habitación con Tina. De
espaldas a ella, levanto la mano y ella escucho un disparo. La cabeza de
Laurann Dohner – Nuevas Especies 05 - Brawn
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Tina cayó hacia atrás.
— Oh, mierda, — susurró Becca. Tina tenía la cara destrozada. El
ladrón había asesinado a su vecina, le disparó en la cara. Becca se giró, tiró los prismáticos a un lado y corrió hacia su mesita de noche.
Choco contra la cama y casi se cayó, levanto el teléfono y no había
tono de llamada. Tenía miedo de encender la luz, ya que no quería
correr el riesgo de alertar al ladrón. Colgó el teléfono. ¡No entres en pánico y piensa! ¡Mi teléfono móvil! Ella lo había dejado en su bolso, en
la planta baja, cerca de la puerta principal. Ella abrió el primer cajón y
agarró la pistola. No le gustaban las armas, pero no podía consentir que ese imbécil matara también a Mel. Podría estar vivo y estaba segura de
que no sobreviviría hasta que llegara la policía. Se tambaleó hacia la
puerta y la abrió de golpe. Becca no encendió la luz pasillo ya que sabía que el ladrón podría verla si miraba por la ventana
Un sollozo salió de su garganta mientras corría por el pasillo.
Choco contra el mueble, se agarró la rodilla y maldijo en voz baja. Ella retrocedió unos pasos y agarró la pistola con fuerza. Jadeó cuando una
forma oscura se movió delante de ella. Ella abrió la boca para gritar
pero recordó que Brawn estaba en su casa. La sombra se paró frente a
su habitación. Ella sintió un poco de alivio y se acerco cojeando hacia él.
— Acabo de ver el asesinato de mi vecina, — susurró. — No
enciendas las luces. El tipo podría verlas. Voy a llamar a la policía.
— ¿Estás segura?
— Él le disparó en la cara. — Becca tragó y las lágrimas corrieron
por su cara. — ¿No has oído el sonido de... — Ella sollozo. — Ella está muerta. Tenía la cara destrozada y llena de sangre. Mi teléfono móvil
está abajo, en mi bolso. El teléfono de mi dormitorio no tiene línea. No
quiero que ese hombre se escape. — Se acercó a las escaleras y un par de manos la agarraron de los brazos.
— ¿No hay línea telefónica?
— No.
Él gruñó.
— Déjame ir. Tengo que conseguir mi teléfono móvil. Tendré
cuidado. Tengo mi arma. Ese gilipollas no escapara de la policía. Matare
a hijo de puta si es necesario.
— ¿A cuántos hombres has visto?
— Uno. Vamos. Tengo que llamar a la policía y llegar allí antes de
que el chico se escape.
— ¿No crees que sea alarmante que no tengas línea y que hayan
asesinado a tu vecino? — dijo en voz baja. — Quédate aquí. Tengo un
teléfono móvil en mi habitación. No te muevas.
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Se apoyó contra la pared, se dio cuenta de que emocionalmente no
estaba en condiciones para enfrentarse al ladrón. Mientras que él no se
diera cuenta que alguien le había visto, se tomaría su tiempo robando en la casa. No había visto a Mel y Tina ya estaba muerta.
— Está bien.
Ella trato de calmarse. Se secó las lágrimas. Todavía estaba un
poco borracha y Brawn tenía razón. Lo primero era llamar a la policía. La voz suave de Brawn calmó un poco sus nervios. Él se acercó a ella.
Su oscura silueta se detuvo a centímetros de ella.
— Envía a la policía y a la ayuda, — ordenó y cerro el teléfono. — Acabo de hablar con mi gente. Ellos nos ayudaran.
— Dame el teléfono. Tenemos que llamar al 911.
— Ellos lo están haciendo. Nos enviaran ayuda.
— No necesitamos ayuda. ¡Tienes que darme el teléfono! La policía
tiene que ir a la casa de Tina. Mel está ahí. Dame el teléfono. No puede
salirse con la suya. Tienen que cogerlo y todavía estoy un poco borracha. Quiero ir allí y disparar a ese bastardo como él lo hizo con
Tina pero probablemente iría a la cárcel por matarlo en estado de
ebriedad. No puedo creer que esto esté pasando.
— Cállate, — Brawn siseo suavemente.
— Sé que…
Brawn le tapó la boca con una mano y le dio la vuelta, apretó su
cuerpo contra el suyo. Envolvió un brazo alrededor de su cintura y acerco sus labios a su oreja.
— Alguien está abajo, — susurró.
El terror se apodero de ella. — Podría ser mi padre. Tal vez.... había oído ladrar a Boomer o el disparo.
Boomer nunca ladraba por las noches y aunque el sonido del
disparo había sido débil, su padre era un experto en armas y lo habría identificado al instante. Él vendría primero a comprobar que estaba
bien y lo haría armado. Demonios, su padre había puesto la pistola en
su cajón por si alguien entraba en su casa. Quería decírselo a Brawn,
pero la mano sobre su boca se lo impedía.
Becca se sobresaltó cuando escucho un ruido en la planta de
abajo, nunca lo había oído antes.
Era el sonido suave de un motor y luego escucho como se habría la puerta. Su padre habría subido corriendo las escaleras para buscarla.
Él estaría preocupado y entraría en su casa como un toro para
protegerla. Su corazón latió más fuerte cuando comprendió que no era su padre el que estaba haciendo los ruidos. Brawn apretó la mano
sobre su boca y también su brazo alrededor de su cintura. Sus pies
dejaron el suelo cuando la alzo contra su cuerpo y entro en su
Laurann Dohner – Nuevas Especies 05 - Brawn
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habitación
— No hagas ni un sonido, — suspiró.
Becca mantuvo los labios apretados cuando él aparto la mano de su boca para cerrar la puerta de la habitación y giró el cerrojo. Él se
movió rápido y entraron en el cuarto de baño.
— Huelo a cuatro hombres dentro de tu casa. — Mantuvo la voz
baja para que sólo ella le escuchara. — Huelo también a sangre, pero creo que es la de un animal. Quiero que te sientes en el suelo, en la
esquina y no te muevas. No hagas el menor ruido. ¿Me entiendes?
Asiente si lo haces. No hables.
Hizo una pausa y le quito el arma. — Me quedo con esto. Tú
todavía estás ebria.
Ella asintió con la cabeza, no podía comprender cómo lo sabía, pero tampoco podía protestar.
Él la llevo a la esquina y la bajo a sus pies. La agarro del pelo y la
insto a sentarse. Ella apoyo las manos en su pecho desnudo para mantener el equilibrio. Mientras se agachaba, sus manos se deslizaron
por su cuerpo, su rostro quedo frente a su ingle y sus manos junto a la
cinturilla de sus calzoncillos de algodón. Se sentó y apoyo la espalda
contra la pared. La había arrinconado cerca del lavabo y el estante de las toallas. Él soltó su pelo y se alejo.
Ella levantó la mirada pero apenas detecto su movimiento hasta
que llego a la puerta, donde la luz de la casa principal que su padre siempre dejaba encendida, le facilito verle. Tenía el camisón enrollado
en la cintura. Sabia que si Brawn encendía la luz vería su ropa interior,
pero no se movió. Tenia miedo de tirar algo y hacer ruido. La ayuda no tardaría en llegar y Brawn estaba con ella.
Las nuevas especies tenían una audición increíble y visión
nocturna. Su padre se lo había dicho una vez. También le había dicho que tenían el sentido del olfato de un sabueso. Brawn le había dicho
que había olido a cuatro hombres en el interior de su casa.
¿Cómo sabe que son hombres? Se mordió el labio para no
susurrarle la pregunta a él. Dijo que olían a sangre animal. Boomer había aullado y había dejado de ladrar. ¿Sera la sangre de Boomer? Ese
pensamiento la serenó mucho. Mantuvo la mirada fija en la forma
oscura de Brawn, él se agachó, agarró algo de debajo de la cama y retrocedió al cuarto de baño.
Se quedó allí, vigilando y le hizo sentirse mejor hasta que un ruido
llegó a sus oídos. El tercer peldaño. Alguien está subiendo por las escaleras. Nada tenía sentido. ¿Por qué el hombre que mató a Tina
estaba dentro de su casa? Él dijo que olía a cuatro. Si él lo decía,
probablemente era cierto. El hombre que había matado a Tina, no podría haber entrado en su casa tan rápido, lo que significaba que por
lo menos eran cinco. Podían ser una banda de ladrones. Quería advertir
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a Brawn, pero temía hacer ruido.
De repente, la puerta del dormitorio se abrió tras un fuerte golpe y
Becca se cubrió la boca con la mano para ahogar un grito. Ella apretó la espalda contra la pared y mantuvo la mirada aterrorizada en Brawn. Él
no se movió, el sonido no le había asustado, pero entonces algo cayó en
el suelo y rodó hacia ellos. La nueva especie se irguió de un salto, giró y
abalanzo sobre ella. La fuerza del impacto le saco el aire de los pulmones. Unos segundos después una explosión la ensordeció y una
luz brillante la cegó a pesar de que tenía los ojos cerrados. El suelo
tembló bajo su espalda.
Escucho el rugido de Brawn, ya que su boca estaba a centímetros
de su oído y él se alejó. Ella abrió de golpe los ojos y luchó por aspirar
aire. Las luces de la habitación se encendieron y ella se quedó boquiabierta al verle cubierto de polvo frente a la puerta del baño.
Brawn abrió fuego y el sonido de los disparos le hizo estremecerse.
Alguien gritó. Brawn volvió a rugir y retrocedió al interior del cuarto de baño. Seis extrañas cosas de metal se clavaron en la puerta, a pulgadas
de él. Brawn salió del cuarto de baño, lanzó su gran cuerpo sobre la
cama y disparó de nuevo. Él sólo pudo disparar dos veces más antes de
quedarse sin balas o el arma se atascara.
Becca jadeó, estaba demasiado sorprendida para moverse y sus
ojos se abrieron cuando tres hombres de negro se echaron encima de la
nueva especie. Él utilizó las piernas para lanzar a uno de ellos fuera de su cuerpo. El hombre se golpeó contra el techo duramente, rebotó en
un lado de la cama y se estrello contra el suelo.
¡Muevete! gritaba su mente y de alguna manera, consiguió darse la vuelta. Sus miembros se sentían pesados y le dolían los oídos. Estaba
mareada. Se agarro al lavabo y se levanto sobre las rodillas.
Volvió la cabeza para mirar a Brawn.
Otro de los atacantes volaba por la puerta y caía en el pasillo.
Brawn movió las piernas y se levanto de un salto de la cama. En un
abrir y cerrar de ojos, la cama se interpuso entre él y la puerta del
dormitorio. Retrocedió y rugió ferozmente. Arqueo los dedos como si fueran garras y mostró los dientes afilados. El hombre que había
golpeado el techo se sentó e intento ponerse de pie.
Becca agarro la pistola, se puso de pie y empezó a acercarse a la puerta del baño. Brawn estaba indefenso sin un arma, atrapado entre
la cama y el peligro. Ella sabía cómo disparar y lo haría. Su padre
nunca cogería un arma de fuego a menos que estuviera dispuesto a matar con ella. Ella lo estaba. Estuvo a punto de llegar a la puerta
cuando el estúpido hijo de puta se había levantado del suelo y trataba
de atacar a Brawn. Ella se congeló cuando vio que la nueva especie golpeaba con una mano la garganta del hombre de negro y luego le
empujó con la otra. Algo caliente y húmedo le salpico en la cara
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mientras el hombre se estrellaba contra el suelo, entre la cama y la
puerta del baño. La cara del atacante se volvió hacia ella. Tenía la piel
desgarrada desde la oreja a la boca, su mirada aterrorizada no se movió de ella. La sangre manaba de la horrible herida y se agrupaba en el
suelo. Abrió la boca pero no emitió ningún sonido. Esos ojos sin vida se
quedaron fijos en Becca. El tiempo se detuvo en su mente mientras
observaba como la sangre, lentamente, casi le tocó los dedos de los pies. Eso le hizo volver a la actualidad.
Algo metálico golpeó el suelo de la habitación y rodó hacia ellos.
Ella se apartó para protegerse de la granada. Brawn rugió de nuevo y otra explosión destrozó la habitación. Incluso con los ojos bien cerrados
y de espaldas a ella, la luz abrazadora volvió a cegarla por un momento.
Se las arregló para mantenerse en pie, se recuperó rápidamente y se dio la vuelta. Apunto el arma hacia la puerta y se quedó boquiabierta al ver
a Brawn tendido, inmóvil, sobre la cama. Él estaba de rodillas y con el
pecho apoyado contra el colchón. No se movía, pero respiraba. Alguien se puso delante de la puerta, ella aparto la mirada de Brawn y se
tambaleó hacia atrás. El hombre vestía de negro, tenía el rostro cubierto
con una máscara y ocultaba sus ojos tras unas oscuras gafas. Apunto
hacia él.
— Tranquila, — exigió con brusquedad. Lentamente, levanto las
manos hacia ella. Portaba un arma extraña, una que nunca había visto
antes. Era más larga que un arma de fuego normal y con el cañón más ancho. Miró las extrañas cosas clavadas en la puerta y luego al tipo. Él
había disparado esas cosas. Lo sabía, aunque no tenía ni idea de lo que
eran.
— No te muevas. — Su voz tembló. — O disparare.
— Tranquila, — repitió, sin mover ni un músculo. — No
sobrevivirás si me matas. Aprieta el gatillo y mis hombres te mataran. ¿Me entiendes?
El terror se apoderó de ella. Ella sabía que había más hombres,
que no le estaba tomando el pelo, pero también que habían matado a
Tina. También la matarían a ella. No eran ladrones. Vestían como los hombres de su padre cuando estaban en una misión. Reconocía la ropa
militar cuando la veía.
¿Qué mierda está pasando?
— Vinimos a por la nueva especie. — Mantuvo la voz baja y
tranquila. — Eso es todo. Baja el arma, señorita. Tú no eres nuestro
objetivo.
— No te acerques a él. — Su voz sonó un poco más fuerte. — No
soy estúpida y no bajare el arma. — Le apunto a la cabeza. — Dile a
tus hombres que se marchen o te vuelo la cabeza. Llamé al 911. La policía llegara en cualquier momento.
— Vete a la mierda, — susurró una voz masculina desde el otro
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lado de la pared.
Eso le indico que otro hombre estaba a centímetros de la puerta.
— Dile a tu chico que retroceda. — Su dedo se movió en el gatillo. — Estoy muy asustada y disparare si veo el más mínimo movimiento.
— Retrocede, — le ordenó al otro hombre. — Ella tiene un arma
apuntándome a la cabeza.
— Y sé cómo usarla, — dijo ella por si acaso. Echó un vistazo al espacio entre la cabeza del chico y la puerta y vio que Brawn todavía
permanecía inmóvil. Su atención se centró en la amenaza. — Muévete
muy despacio y suelta el arma.
El hombre abrió la mano y la extraña arma aterrizó en el suelo. —
¿Eres policía?
— No, pero no durare en disparar.
Se aclaró la garganta. — ¿Estás en su equipo de seguridad?
— No, pero te matare por protegerlo. No te lo llevaras. Dile a tus
hombres que salgan de mi casa, pero tú no te muevas. Eres mi seguro, así que no intentes hacer algo estúpido. Hazlo y estás muerto.
— ¿Tu casa? ¿Él vive contigo?
— Cállate y haz lo que te dije. Da la orden a tus hombres.
Él vaciló. — Está bien. — Sacudió los dedos de su mano a un lado.
Ella se relajó un poco, un error de su parte, pensó que les había
ordenado con la mano a sus hombres que salieran. En su lugar, unas
balas atravesaron la pared. Ella apretó el gatillo y se tiró al suelo. Algo pesado cayó sobre su espalda y ni siquiera pudo gritar por el dolor. Una
mano la agarro dolorosamente del pelo y la obligo a echar la cabeza
hacia atrás. Ella se quedó sin aliento y gritó.
Un codazo en la espalda la dejo si respiración, vio el arma cerca del
inodoro, pero estaba demasiado lejos. La sujeción en su pelo la obligó a
ponerse de pie, se tambaleó y se aferró a la mano enguantada. No había conseguido matar a ese hijo de puta.
— Me marcaste la mejilla. — Él parecía enojado. — Pagaras por
eso, perra.
La estrello con fuerza contra la pared y ella gimió. Le dio la vuelta, sabía iba a morir y rogó porque su padre hubiera tenido más suerte que
ella. Sabía que las explosiones y los disparos se habían escuchado
desde la casa principal. O bien estos bastardos habían matado a su padre antes de atacar su casa o estaba pasando la noche en otro lugar.
De lo contrario, habría venido a por ella. Ella miró al hijo de puta que la
había atrapado. Le fue satisfactorio ver la sangre cerca de su oído. La bala sólo le había rozado pero esperaba que le quedara una buena
cicatriz. Levanto la barbilla y le fulminó con la mirada.
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— Vete a la mierda.
Otras dos figuras vestidas de negro entraron en el cuarto de baño,
sujetando esas armas extrañas. Uno de ellos habló. — ¿Estás bien, Randy?
— Bien, — suspiró su líder. — La bala me rozo la mejilla.
Ella levantó la vista y se dio cuenta de que le habían disparado a
través de la pared que separaba el dormitorio y cuarto de baño, pero más alto. Eso la confundió un poco ya que estaba segura de que
estaban tratando de matarla.
— ¿Quién eres tú?
Randy la agarró por el cuello, la aparto de la pared y la agarro de
nuevo del pelo. La atrajo hacia él de un tirón. Tan cerca que pudo
detectar el olor de los cigarrillos en su aliento.
— ¿Ella es una de ellas? — Uno de sus hombres se acercó al lado
de ella.
— Nop. Es humana. Estoy seguro. Ella no es una nueva especie. Sus ojos son normales.
Alguien entró en el cuarto de baño. — Nuestro segundo equipo
interceptó la radio de la policía. Ya vienen. Tenemos cuatro minutos.
— Mierda, — susurró Randy. Le soltó el pelo y la empujó contra la pared. Se dio unos golpes en la oreja ilesa. — Aquí perro alfa. Tenemos
a una hembra dentro del baño del varón. Ella tiene sexo con él ya que
estaban ambos encerrados en su cuarto. — hizo una pausa durante unos segundos. — Ella está viva. No es una de ellos, es humana. — hizo
una pausa otra vez. — Entendido. La llevare con él. — Él tocó su oreja
para cortar la transmisión.
Él la agarró del pelo y volvió a apartarla de la pared. — Es tu día de
suerte. Vivirás. Muévete. Intenta algo y te haré mucho daño. Me
ordenaron que te llevara con vida pero nadie me dijo que no podía hacerte sufrir.
Él la detuvo en la puerta del baño. El muerto estaba a centímetros
de sus pies descalzos. Ella sintió la sangre caliente bajo sus pies, pero
no quiso mirar hacia abajo para comprobarlo. Las nauseas le provocaron arcadas.
El hombre la sacudió. — Si vomitas te romperé la mandíbula.
Becca luchó desesperadamente contra el impulso de vomitar y observó impotente cómo dos hombres levantaron a Brawn de la cama.
Le agarraron de las axilas y lo arrastraron hacia la puerta.
¿Quiénes son estos cabrones? Estaba aterrorizada. Cualquier persona que trabajaba para la ley tenía que identificarse antes de
atacar. Eso los dejaba fuera. ¿Serian mercenarios? Becca se estremeció
ante esa idea. Su padre le dijo: la diferencia entre un mercenario y un
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soldado era que sus hombres sólo mataban bajo órdenes.
Otros tres hombres vestidos de negro, con los rostros y el pelo
ocultos, entraron en la habitación. Uno de ellos sacó otra de esas extrañas armas, apunto a la pierna de Brawn y disparó. El dardo se
clavo en el muslo de Brawn, pero él ni siquiera se inmutó, todavía
estaba inconsciente.
— Este es el segundo, — suspiró el hombre que le había disparado. — Debemos llevar la cuenta. No queremos matarle. En quince minutos
le pondremos otra dosis.
— Mierda, — dijo otro hombre en voz baja. — ¿Eso no le matara? Es mucho.
— Ellos toleran altas cantidades de drogas y su metabolismo las
quema rápido. No te gustaría que este cabrón se despertara antes de que este en una jaula. Sería el último error que cometieras.
— No fue tan difícil atraparle. — Rió Randy. — Fue más fácil de lo
que pensaba.
El hombre que había disparado con el dardo a Brawn negó con la
cabeza. — Fue la hembra. Él lucho porque no podía huir y dejarla atrás.
Si no fuera por ella, no le habríamos atrapado. Él habría escapado por
la ventana y estaría a millas de distancia antes de que llegáramos a la habitación. En cambio cerró la puerta y nos espero. Estaba
protegiéndola.
Becca se sintió mal. No habrían capturado a Brawn si ella hubiera pasado la noche en la casa de su padre. Mierda.
— Vamos. La policía llegara pronto. — Randy la empujó desde
atrás. — Camina.
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CCaappííttuulloo CCuuaattrroo Becca mantuvo la esperanza de que la policía les salvara, hasta
que los metieron en una furgoneta negra que estaba estacionada junto a la casa de Mel y Tina. Tenía el logo de una compañía de seguridad
pintado en blanco. Eran inteligentes, la policía probablemente no los
detendría, pensando que estaban allí para responder a una alarma. Su optimismo murió. Randy la empujó dentro de una gran jaula y ella
aterrizó sobre algo caliente. Brawn estaba bajo ella, pero no se movía y
tenía los ojos cerrados. Se sobresalto cuando escucho el sonido de una puerta cerrándose. Ellos les habían encerrado dentro de la jaula juntos.
Becca vio a cuatro hombres sentados en el interior de la camioneta. El
conductor y dos hombres más en los asientos del pasajero. Siete. El conductor no llevaba la cara cubierta y le reconoció al instante, era el
hijo de puta que había disparado a Tina. Él se volvió para mirar atrás.
— Listo. Nos vamos. — Él se rió entre dientes. — Una manera fácil de ganar mucho dinero. — Arrancó el motor y la camioneta empezó a
rodar hacia delante, distanciándose.
Todos los hombres se rieron y uno de ellos cerró la cortina que
comunicaba con la parte del conductor, para que nadie pudiera verlos.
— Bueno, no por Smitty.
Más risas. — Era un gilipollas de todos modos.
— Tal vez deberíamos haber traído su cuerpo con nosotros.
— Naw. Eso confundirá a la policía ya que él tiene muchos
antecedentes por robo.
Becca se movió un poco para aliviar parte de su peso de encima Brawn. La jaula estaba diseñada para albergar a un gran animal, pero
no era lo suficientemente grande como para evitar que tuviera que
apretarse un poco contra él. Ella sentó su trasero en el suelo de la jaula y se apoyó en su pecho.
Ella observo su rostro con preocupación y le busco el pulso en el
cuello, era débil, pero firme.
— Mira. Debe ser el amor. Ella lo está tocando.
Otra risita. — No me importaría que ella me tocara.
— A mi tampoco.
Becca no les hizo caso, le vio un rasguño encima de la ceja y le
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apartó el pelo de la frente. No era profundo y no sangraba mucho.
Deslizo los dedos por su cabellera para palpar si tenía heridas ocultas.
No tenía ninguna herida en la cabeza.
— ¿Crees que ella tendrá sexo con él?
Algunos de ellos se echaron a reír.
— Bueno, si no con él será con otro de ellos. — Más risas.
— Creo que me ofreceré como voluntario para mirar el monitor. Si Doc. Quiere que se la folle, entonces me gustaría verlo.
Más risas.
Becca apretó los dientes y les miró a los ojos cuando se volvieron hacia ella. — Habéis cometido el peor error de vuestras vidas. Mi padre
os cazara y os matara a todos, os aconsejo que gastéis el dinero
rápidamente.
Uno de ellos soltó una risita. — ¿Y quién es tu papi, pedazo de
culo?
— Él vive en la propiedad que habéis invadido y odia a los mercenarios. — Ella lo dijo para ver que respondían ya que necesitaba
respuestas para comprender a lo que se estaban enfrentando.
— No me gusta decirte esto, pero nadie te encontrara en el agujero
en el que vamos a meterte. Estoy seguro de que tu padre se escondió debajo de la cama cuando escucho los disparos.
Más risas. Becca no sabía por qué estos hombres querían a Brawn
y no estaba segura de por qué no la habían matado. Ellos, obviamente, no tenían reparos en matar a personas inocentes, ya que Tina estaba
muerta. Pero tenia una cosa muy clara, si su padre estaba vivo, iría a
las ocho a su casa para recoger a Brawn. Tim Oberto removería el cielo y el infierno para encontrar a su única hija. Puede que le llevara algún
tiempo, pero lo haría. Su padre rastreaba y recuperaba a las nuevas
especies que estaban en cautiverio. Su mirada bajó a Brawn. Dormido se veía diferente, vulnerable y menos intimidante. Su padre y su equipo
vendrían a por ella y a por Brawn. Ella sólo tenía que mantenerse con
vida el tiempo suficiente.
¿Serán horas? ¿Días? ¿Semanas? Luchó contra las lágrimas, se negaba a llorar ante esos hijos de puta, pero no le fue fácil.
¿Sobreviviremos esas horas, días o semanas? ¿Qué pasara si papá
nunca nos encuentra? Apartó ese pensamiento. Era bueno en lo que hacía. Había un cadáver en su habitación y mientras los hombres que
los habían secuestrado pensaban que podrían confundir a la policía,
sería un indicio para su padre. Haría más que una simple verificación de sus antecedentes. Él investigaría la vida del hombre muerto,
encontraría a todos estos idiotas y les haría hablar hasta que
confesaran lo que habían hecho con ellos.
— ¿Alguien ha llamado a la perra para hacerle saber que tenemos
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al macho y a su novia? Quizá tengamos una ventaja.
— Así es, — reconoció la voz de Randy. — Ella está emocionada.
Prefiere experimentar con un sujeto sin tener que usar los fármacos. Ella cree que esta vez tendrá éxito.
— Tal vez ella debería entrar en una de las jaulas y joder con uno
de los hombres.
— Ella está demasiado seca para excitarlos, — dijo riendo uno de ellos. — Estaría aterrorizado si ella me mirara y me dijera que me
bajara los pantalones para comerse mi polla.
La risa brotó en la furgoneta.
— Imaginaos a la perra agachándose. — Él soltó una carcajada.
— Imaginadla agachada frente al 358 ¿Quién sería más aterrador
él o ella?
Se echaron a reír. — Imagínatela hablándole sucio. O peor aún,
que se queda embarazada. Si el bebe se parece a ella será muy feo.
Todos se reían, pero Becca sentía miedo. A la doctora Elsa ni siquiera le gustaba a sus hombres. Ella prestaba atención a todo lo que
decían, pero mantuvo su mirada en Brawn. Cuanto más dijeran, más
información recogía.
El número 358 era una persona. Las nuevas especies tenían números en lugar de nombres en las instalaciones de pruebas de
Mercile. Supuso que el 358 era el número de Brawn.
Si ellos saben su número en el laboratorio entonces... mierda. Deben trabajar para Industrias Mercile.
Ese tipo de información era altamente clasificada. Ni siquiera su
padre tenía autorización para ver esos archivos. Él también le había dicho que el personal de Mercile había prendido fuego a sus registros
médicos y que habían destruido los ordenadores cuando la policía
asalto el laboratorio.
¿Por qué Mercile quería vivo a Brawn? Tendría más sentido si lo
quisieran muerto ya que la Organización Nacional de las Especies.
Había destruido financieramente a la empresa con sus demandas. Cada
vez que recuperaban a otra nueva especie presentaban una demanda con cargos penales contra ellos. La Organización de las nuevas especies
era muy inteligente. Habían conseguido que Mercile no pudiera
recuperarse para reanudar sus investigaciones.
— Hey, — gritó uno de los hombres.
Becca se alejo de sus pensamientos y miró hacia arriba. Uno de
ellos se había acercado y la estaba mirando con los ojos entrecerrados.
— Es posible que desees alejarte ya que tengo que dispararle de
nuevo. Doc. Elsa te quiere despierta cuando lleguemos allí. Además, un
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poco de esta mierda te mataría de una sobredosis.
El hombre apuntó con el arma y Becca se apartó tan lejos de
Brawn como pudo. Ella le quito el dardo y lo escondió detrás de ella cuando se apoyó en él de nuevo. Impidiendo así que ellos consiguieran
meterle la dosis completa del tranquilizante. Le dispararon varias veces
más y ella se los quito lo más rápido posible, pero sin despertar
sospechas. Ella apoyo la cabeza en su pecho y escucho los latidos de su corazón. Su pulso se mantenía estable y fuerte. Su enorme cuerpo la
mantenía caliente mientras ellos la alejaban de su casa. La camioneta
se detuvo, apago el motor y ella sintió miedo al instante. Se sentó y sintió dolor en el culo y en la espalda, ya que había estado mucho
tiempo sin hacer ningún movimiento. Los hombres salieron de la
camioneta y la dejaron sola con Brawn.
Ahueco la mano en su rostro. — Brawn ¿Puedes oírme? ¡Despierta!
— le dijo en voz baja.
Él no se movió. Las puertas de la furgoneta se abrieron, aparto la mano de la cara de Brawn y se volvió para mirar a uno de los cinco
hombres que estaba junto a la puerta de la jaula. Este metió una llave
en la cerradura y la abrió de golpe. Se aparto de la puerta y apunto
hacia su pecho con una pistola de dardos.
— Sal, — ordenó.
Tuvo que luchar contra la rigidez de su cuerpo para conseguir
moverse. Salió y una mano la agarró del brazo y la saco de la furgoneta. Ella miro a su alrededor, estaban es una especie de almacén, las
ventanas pegaban al techo y las paredes eran de metal con grandes
vigas de hierro. Ella giró la cabeza y vio como los cuatro hombres levantaban a Brawn. Cada uno lo sujetaba de un miembro y su pelo
rozaba el suelo. Lo llevaron hacia la escalera que estaba al otro lado de
la habitación. Tragó saliva y se preguntó a qué clase de infierno tendrían que enfrentarse. El hombre que la tenia agarrada del brazo tiró
de ella con fuerza y la obligo a seguir Brawn. Ella apresuró el paso
porque no quería perderle de vista. Ella miró a las ventanas y por el sol
que entraba por estas, supo que habían estado habían viajando durante unas tres horas y media. Las escaleras eran de metal y apenas estaban
iluminadas. Conforme iban bajándolas, el frio se intensificaba, pero ella
no aparto la vista de Brawn. Llegaron a dos grandes puertas de metal y uno de los hombres las abrió. Lo que vio
Becca tras las puertas le hizo detenerse en seco. La habitación era
grande, pero muy bien alumbrada. En el centro había dos grandes jaulas, como las que hay en los zoológicos.
El tipo tiro de ella con fuerza. — Muévete.
Ella pudo observar mejor el interior de la sala cuando traspaso las puertas dobles. Había otras jaulas a lo largo de las paredes con
personas dentro de ellas. En una había un hombre tumbado en un
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camastro, en otra, había un hombre andando junto a las rejas, giro la
cabeza y ella jadeó. Era una nueva especie. Tenían a más de ellos. Esa
realidad la dejó helada. Las dos jaulas estaban separadas de otra por un muro de hormigón. El hombre que la sujetaba del brazo la llevo a
una jaula, abrió la puerta y la empujó dentro. Cerro de golpe la puerta y
la cerradura. Los cuatro hombres dejaron a Brawn dentro de la jaula a
su derecha. Cerraron la puerta con llave y envolvieron alrededor de los barrotes unas cadenas y colocaron un candado.
Los secuestradores se quitaron las máscaras mientras caminaban
a través de las puertas dobles por las que ella había entrado. El silencio en la habitación era espeluznante, se volvió para estudiar su prisión.
Había un aseo en una de las esquinas, una cama con unas mantas
dobladas encima de ella.
Se quedó mirando al suelo de metal bajo sus pies y lucho contra
las lágrimas.
Piensa. Cálmate se ordeno silenciosamente. Miro fuera de los barrotes y vio las cámaras en el techo.
Se agarro a los barrotes gruesos y fríos de la jaula. No estaban
oxidados, por lo que comprendió que estas jaulas nunca habían estado
en el exterior. Ella avanzó hacia la puerta. Una placa de metal junto a la cerradura impedía alcanzarla desde dentro. Eso le aseguro una cosa.
Estas jaulas no habían sido diseñadas para animales. Un escalofrío le
recorrió la espalda. Becca se acerco a la jaula de Brawn y le observo. Todavía respiraba, pero le preocupaba todos los sedantes que le habían
puesto.
— Brawn. — Ella se aclaró la garganta. — ¡Por favor, despierta! ¿Puedes oírme?
Escucho un gruñido y ella giro la cabeza en esa dirección, el macho
de las nuevas especies que había visto antes, estaba en la esquina de su celda, agarrado a los barrotes y mirándola. Tenía el pelo negro hasta
la cintura, pero no podía distinguir el color de sus ojos. Sólo la forma de
ellos. Tenía los labios carnosos y los pómulos pronunciados. Su pecho
desnudo era enorme y sus brazos musculosos. Solo llevaba unos pantalones blancos.
— Soy Becca, — le dijo con la esperanza de que hablara con ella. —
¿Cuánto tiempo llevas aquí?
Él gruñó de nuevo, un sonido aterrador y profundo. No parecía
muy hablador o amable, pero no estaba dispuesta a renunciar. Cuanta
más información obtuviera, más posibilidades tendría de averiguar una forma de salir de esta pesadilla que estaba viviendo.
— ¿Puedes hablar? — Ella soltó los barrotes y se tocó el pecho. —
Becca. Ella le señaló. — ¿Cuál es tu nombre?
Él se apartó, gruñó y siguió caminando. Acechando a lo que fuera
que le hubiera agitado. Miró de nuevo a Brawn.
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— Brawn" Su voz se elevó considerablemente. — ¡Despierta,
maldita sea!
Su brazo se movió y ella se agarro con fuerza a los barrotes. — Brawn. ¡Abre los ojos ahora mismo! Estoy preocupada por ti. Ten han
drogado. ¿Puedes oírme? Soy Becca. ¿Me recuerdas? Vivimos juntos.
Brawn!
Él se movió hacia un lado y se cayó de la cama. Ella hizo una mueca cuando su gran cuerpo se estrello contra el suelo de metal. El
parecía haberse despertado con el golpe, ya que gruñó, apoyo las manos
en el suelo para levantar la parte superior de su cuerpo y abrió los ojos. Observo furioso los barrotes y el techo de la jaula. Cada músculo de su
cuerpo estaba tenso por la ira.
— Brawn— Becca suavizó su voz. — ¿Estás bien?
Su cabeza se volvió en su dirección y ella pudo ver la confusión en
su rostro. La ira retrocedió y él palideció. — No.
— Nos atacaron. ¿Te acuerdas?
Él se puso de pie, frotó las marcas de los dardos en los muslos y
miró a su alrededor. Su mirada se quedó en la otra jaula en la
habitación y en el otro preso. Se movió rápidamente, golpeó los
barrotes y gruñó al macho. El otro hombre no le hizo caso, siguió caminando dentro de su jaula y Brawn olfateó ruidosamente.
— Mierda.
— ¿Qué?
Volvió la cabeza. — Estamos en un buen lío.
— ¡No me digas! — Ella se mordió el labio y miró a las cámaras. —
Nos están mirando.
Él siguió su mirada, se acerco a la esquina más cercana a su jaula
y recorrió su cuerpo con la mirada. — ¿Estás herida? ¿Te drogaron
también?
— No. Creo que son de Mercile. — Susurró esa parte. — Les
escuche decir que trabajaban para una doctora y saben tu número. Eso
es información confidencial, ¿no?
— ¿Mi número?
— 358.
— Ese no soy yo.
Se quedó mirando al otro macho de las nuevas especies. — Tal vez es él. — Brawn miró a Becca. — Puedo oler las drogas en la habitación
y el sospechoso está fuertemente drogado. ¿Ha hablado contigo?
— No. Él gruñó un poco, pero no dijo ni una palabra. Le pregunte por el tiempo que lleva aquí pero él comenzó a caminar de nuevo. Ha
hecho eso desde que llegamos.
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— ¿Cuánto tiempo he estado sedado?
— Supongo que cerca de cuatro horas. Vi la luz del sol antes de
que nos metieran en las jaulas. Estuvimos en la camioneta por lo menos tres horas y media. Nos trasladaron en una furgoneta comercial
negra con un logo en blanco de una empresa de seguridad, pero estoy
bastante segura que no trabajan para esa empresa.
— Estamos en serios problemas.
— ¿Eso crees? — Ella le miro boquiabierta. — Lo que no puedo
entender es por qué te quieren vivo. ¿Los empleados de Mercile no os
quieren muertos? Vosotros le habéis mandado a la mierda con vuestras demandas. Y mi papá dijo que les estaban mostrando a las victimas
fotos de todos los que creen que abusaron de tu gente para que les
ayuden a identificarlos.
Olió el aire. — Espero que mi memoria este mal.
— ¿Qué significa eso?
Él vaciló. — Huelo la droga que usaron en los experimentos de reproducción.
Sus rodillas se debilitaron. — ¿Qué significa eso?
— Ellos desarrollaron una droga altamente estimulante para
obligarnos a desear el sexo. Nos ponían una dosis cuando nos negábamos a montar a nuestras mujeres. Ellos querían que ellas
concibieran. La habitación apesta a esa droga y eso es muy malo.
No me digas. — Aquí no hay mujeres. Sólo está el tipo que estaba durmiendo en la cama y él. — ella echó un vistazo al tipo que no dejaba
de caminar en el interior de su celda.
— Huelo a otro macho de las nuevas especies, a doce machos humanos y dos mujeres humanas. Tu eres una de ellas.
Eso era seriamente preocupante. Becca sabía que el médico era
una mujer y si ella estaba en el lado equivocado de la jaula... Mierda. La sangre desapareció de su rostro.
— Creo que me trajeron aquí para... ya sabes. — levanto una mano
para cubrir el perfil de su rostro a las cámaras. — Piensan que soy tu
novia. — le dijo moviendo solo los labios.
Brawn se apartó con un gruñido, obviamente, era capaz de leer los
labios. Se acercó a la puerta de la jaula y le dio una patada con el pie
descalzo. Becca se estremeció, eso tuvo que doler.
Él levantó la pierna, se frotó los dedos de los pies y gruñó otra vez.
Dejó caer la pierna, giró y volvió a acercarse a ella.
— Haré todo lo posible para protegerte, — le juró en voz baja. — Tienes que confiar en mí.
— Lo hago. — Y era cierto. Ella no le conocía de mucho tiempo,
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pero era un buen tipo. — Nos encontraran. — No le dijo nada sobre lo
del cuerpo del muerto o lo que sabía que haría su padre, por miedo a
que las cámaras recogieran sus palabras. — Nada los detendrá.
Él asintió con la cabeza. — Cuidado con lo que dices.
Ese pequeño consejo era inútil ya que ella ya había llegado a eso.
Brawn se quedó mirándola y respiró hondo. — No me drogaron con
los fármacos de cría. Esta es una buena noticia.
Las puertas dobles se abrieron y Becca se quedó boquiabierta al
ver a los cuatro hombres empujando una camilla con un gran macho de
las nuevas especies atado sobre ella. Tenía los ojos cerrados, pero su gran tamaño muscular se hizo más evidente a medida que los idiotas se
acercaron.
Brawn olfateó cuando pasaron junto a sus jaulas y los perdieron de vista cuando la camilla se detuvo detrás de la pared junto a ellos. Un
minuto más tarde, escucharon el sonido de una puerta al cerrarse y el
tintineo de las cadenas.
Los cuatro chicos salieron de detrás del muro, menos la nueva
especie y la camilla.
Uno de ellos se detuvo para mirar a Brawn. — Tú eres el siguiente,
idiota.
Conocía esa voz. Era Randy, el líder de los mercenarios. Becca vio
la venda cerca de su oído cuando se volvió hacia ella.
— Perra. Sera todo un placer observarte sufrir.
— ¿Por qué estamos aquí? — Brawn mantuvo su voz baja.
Los bastardos sonrieron. — La doctora quería carne fresca y tu
novia es perfecta. — Randy dio un paso más cerca pero permaneció a unos diez metros de la jaula de Brawn. — ¿Sabes lo que le va a
suceder? Nosotros no tenemos a ninguna de tus mujeres, no pudimos
apoderarnos de ninguna cuando nos atacaron. — Su sonrisa se ensanchó. — Espero que le guste su coño tanto como a ti. — Él levantó
su mano y señalo al otro macho de las nuevas especies. — Él la
montara.
Brawn rugió, se lanzó a un lado de la jaula y se agarró a los barrotes. — Él la matara.
— Incluso mejor. — Randy se tocó el vendaje. — Intentó volarme
los sesos. Disfrutare escuchando sus gritos. — Se dio la vuelta, se marchó y sus tres matones le siguieron.
Becca tembló. No era idiota y podía llenar los espacios en blanco.
Brawn se negó a mirarla. Se quedo mirando las puertas cerradas por las que se habían marchado los hombres. Ella se apartó del lado de la
jaula para sentarse en su cama. Sus piernas no la sostenían. Su mirada
recorrió la habitación y se quedo fija en el agitado macho de las nuevas
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especies. El terror se apoderó de ella.
El hombre ni siquiera podía hablar y no parecía amistoso. Él la
mataría si la metían en la jaula con él.
— Becca.
Ella volvió la cabeza en su dirección al oír el tono áspero de Brawn.
Él la miró, su hermosa mirada era sombría.
— Lo sé. Drogas para la cría, yo soy la única mujer y el hombre que allí está trastornado, ¿no?
— Escúchame. — Brawn tomó una respiración profunda y se
agarró a los barrotes. — No pelees si te ponen con el macho. El estará agresivo pero si te resistes, él... — Su voz se apagó.
— ¿Me matara?
Brawn se negó a apartar la mirada de ella. — Sí.
Las lágrimas llenaron sus ojos y ella las parpadeó de nuevo.
— Él está drogado y es muy doloroso. Su cuerpo está en llamas y
la necesidad de montar a una hembra ha nublado su cordura. Él se arrepentirá cuando pase. — Una nota triste llenó su voz. — Lo sé.
Becca se abrazó a su pecho. — Las has tomado antes, ¿no es
verdad?
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CCaappííttuulloo CCiinnccoo — Mantente alejado de ella, — gruñó Brawn.
Becca se despertó en la cama, sabía dónde estaba y se sentó. De alguna manera se había quedado dormida. Dos hombres estaban frente
a ella, uno de ellos, Randy abrió la puerta de su jaula. Brawn gruñó de
nuevo mientras sacudía con fuerza los barrotes de la suya. Sus biceps se tensaron en un intento de romperlos, pero sus esfuerzos fueron
inútiles.
Uno de los hombres entró y frunció el ceño. — Levántate y ven con nosotros. Te haremos daño si luchas contra nosotros.
— Déjala en paz. Llévame a mí, rugió Brawn. — No toques a la
hembra. Te matare, te arrancare miembro por miembro si le haces daño.
El hombre en su jaula ignoró la amenaza. — Levántate, Becca. Ese
es tu nombre, ¿no es así? No luches o sentirás mucho dolor.
Ella se puso de pie con las piernas temblorosas y miró a Brawn.
Sus ojos se estrecharon con rabia cuando sus miradas se encontraron.
— Voy a estar bien. Cálmate y ahorra tu energía.
Brawn sacudió las barras de nuevo. — Llévame a mí. No le hagáis daño.
La sacudida en el interior de su jaula finalmente consiguió que le
miraran. — No le pasara nada. La médica quiere examinar a tu novia. Deja de hacer ruido. Odio a los grandes felinos. Me olvidé de lo
jodidamente molestos que pueden ser.
El hombre fuera de la jaula, resopló — Los perros aulladores no son mejores. — El miró la jaula donde el otro macho, todavía estaba
durmiendo en la cama. — Estoy tan malditamente feliz de que no se
haya despertado. Mis oídos estaban sangrando, te lo juro.
El guardia la cogió del brazo y la saco fuera de la jaula. Ella no
tenía miedo de los dos hombres que la llevaban hacia las puertas
dobles. Temía lo que le esperaba detrás de ellas. La llevaron a través de
un largo pasillo que conducía a un sótano y se detuvieron frente a la tercera puerta. Entraron y la habitación le recordó a la consulta de un
medico. Había una camilla de examen en el centro de la sala, una gran
luz portátil y una mesa de oficina en la esquina, encima de esta había papeles, archivos y dos pantallas de ordenador. En uno de los
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monitores se veía la habitación de las jaulas.
La médica se volvió en la silla y estudió abiertamente su víctima.
— Ponla sobre la camilla y átala.
— ¿Quién eres tú? — Becca no luchó contra los hombres cuando la
llevaron a la camilla. — ¿Por qué haces esto?
— Claro doctora Elsa. — Uno de los hombres asintió.
La mujer se negó a responder, se levantó y cruzó los brazos sobre el pecho.
Becca se aprendió de memoria su rostro demacrado, llevaba el pelo
negro recogido en un moño y tenía la nariz larga y delgada. Ella bajó la mirada por su cuerpo, era muy delgada, tal vez medía un metro
cincuenta y dos. Zapatos planos y bata blanca de laboratorio. No
llevaba anillos en los dedos, no tenía cicatrices o tatuajes visibles. Por las arrugas alrededor de la boca y de los ojos, fijó su edad en unos
cincuenta años. La observo el tiempo suficiente para asegurarse de que
sería capaz de identificar a la perra cuando los rescataran
Entre los dos hombres la levantaron del suelo y la tumbaron sobre
su espalda en la camilla. El pánico la embargo cuando empezaron a
fijarle los brazos con correas de velcro.
Uno de ellos la agarro del tobillo y ella dio un tirón del pie para soltarse, pero no lo consiguió. El tipo la fulminó con la mirada. — Pon
tus pies en el extremo de la mesa.
Quería que doblara las rodillas, pero ella no quería quedarse totalmente indefensa así que no lo hizo. El tipo del tirón la miró de
reojo, de pronto extendió la mano y le agarró el muslo con mucha
fuerza. Ella grito por el dolor que le provocaron sus dedos. Sentía como si le estuviera desgarrando la piel del muslo. Ella abrió los muslos y él
la soltó. Escucho un débil rugido a lo lejos. Brawn. Él había oído su
grito. La médica se rió.
— El está enojado. Dean, hazla gritar de nuevo para ver si vuelve a
reaccionar así.
Dean agarró su muslo y hundió los dedos de nuevo. Esta vez Becca
se lo esperaba. Se quedó sin aliento y se puso tensa por el horrible dolor, ahogo a duras penas el grito, pero el cabrón clavo los dedos más
profundamente y no pudo soportarlo más. Su mano la soltó cuando ella
gritó. Un segundo después volvieron a escuchar el débil rugido de Brawn.
La Doctora Elsa se rió entre dientes. — Esto es genial. — Su fría
mirada se posó en Becca. — Gracias. Ahora podre controlar a uno de ellos. Hará todo lo que yo quiera si te utilizo en su contra. — Ella sonrió
ampliamente a sus dos matones. — Mira el monitor. Él está volviéndose
loco.
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Dean volvió la cabeza y Becca miró el monitor también. Brawn
estaba tirando frenéticamente de los barrotes, pero no se rompían.
Rugió de nuevo y comenzó a caminar con furia en el interior de la jaula. La médica se acercó a un micrófono mientras miraba el monitor.
— Detente o le haré daño a la mujer, — advirtió. — Siéntate y
cállate.
Brawn se detuvo, levantó la cabeza y miró a la cámara. Su rabia era evidente. Él retrocedió hasta la cama, se sentó duro y sus manos se
cerraron sobre los bordes de la misma. Siguió mirando a la cámara. La
doctora se alejó del micrófono y se rió.
— Fantástico. Apuesto a que el gato ladrara si le digo que lo haga o
le haré daño a ella. Es intrigante. — Ella agitó la mano cuando se
enfrentó a Becca. — Marcharos, déjanos en paz.
— Yo no creo que sea una buena idea. — Dean dudó. — Debemos
permanecer aquí por si nos necesitas.
— No tiene atadas las piernas.
Ella se encogió de hombros y caminó alrededor de la camilla de
examen, miro a Becca. — ¿Cuál es tu nombre?
— Rebecca.
— Bueno, Rebecca, te voy a tomar una muestra de la boca para hacer unas pruebas con las drogas y obtener una muestra de tu ADN.
Abre y si me muerdes uno de estos chicos te romperá los dientes. ¿Lo
entiendes? También te voy a sacar sangre. Quiero averiguar qué es lo que hace que se sienta atraído por ti. Deja los pies en el suelo y no me
des una patada. No tengo sentido del humor.
Becca no luchó y abrió la boca para que le restregara el bastoncillo por el interior de la mejilla. Ella se sobresaltó cuando la perra le saco la
sangre del brazo. Finalmente la médica retrocedió.
— ¿Estás tomando píldoras anticonceptivas? ¿DIU? ¿Tienes implantes mamarios? ¿Tomas algún medicamento? ¿Tienes alguna
enfermedad? — Ella apretó los labios. — ¿Quieres un examen de cuerpo
entero? — La mujer metió la mano en el bolsillo delantero de la bata y
saco un par de guantes. — No tengo un equipo de ultrasonido para ver si tienes implantes, pero puedo palparlo. No será cómodo, pero seguro
que los hombres disfrutaran al verte desnuda.
— Vete a la mierda, — susurró Becca. — No. Ningún implante de mama o cualquier otro. No tengo enfermedades y no tomo
medicamentos. — hizo una pausa. — Estoy totalmente saludable.
— ¿Qué pasa con las píldoras de control de natalidad? — Dean dio un paso hacia ella. — O con el diu. Mi novia tiene uno de esos.
— ¿Estás tomando píldoras anticonceptivas? ¿DIU? — La médica
de repente agarró la camiseta de Becca y se la subió hasta las costillas,
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dejando al descubierto su estómago. Becca se quedó sin aliento, pero
las manos de la mujer estaban sobre su piel antes de que ella pudiera
reaccionar. Ella se mantuvo inmóvil, por miedo a que los hombres le hicieran daño.
— No tienes cicatrices de cirugías. — Las manos frías de la mujer
le bajó la cinturilla de las bragas unos centímetros. — No hay estrías de
embarazo. — Ella miró hacia Becca. — ¿No has tenido hijos? No me has contestado a lo del control de natalidad.
— No tengo hijos y no a las preguntas sobre la natalidad.
******
Brawn se quedó sentado, pero furioso y preocupado por Becca.
Imágenes horribles de las cosas que le estaban haciendo llenaron su imaginación. Recordó lo que las mujeres de las nuevas especies habían
soportado a manos de personal de Mercile durante las pruebas de la
reproducción.
Las habían examinado, a veces, les habían realizado cirugías
exploratorias sin anestesia o alguna droga que les aliviara el dolor. Un
gruñido salió de su garganta ante la idea de que Becca sufriera de esa
manera. Ella no soportaría ese dolor. Ella era dulce y frágil. Estaba más preocupado por su estado mental. Él podría ser capaz de mantenerla
con vida si ellos no la mataban, pero definitivamente, no podría proteger
su mente de las atrocidades que tendría que soportar. Tocó la moneda en su bolsillo. Al segundo de hacer la llamada de emergencia al
Homeland, deberían haber activado el dispositivo de rastreo oculto en el
interior del metal. El equipo ya debería haber aparecido, o mejor aún, deberían haber llegado hasta ellos antes de ser encerrados en una jaula
subterránea. Becca le había dicho las horas habían pasado desde que
los habían secuestrado y eso significaba que, probablemente, la ayuda no llegaría. Cerró los ojos y trato de pensar en las razones por las que la
moneda no estaba funcionado. La habían probado antes de marcharse
del Homeland, por lo que no estaba rota. Seguramente, el equipo que
les había atacado llevaba algo que interfería en la señal. Las paredes que los rodeaban eran de grueso hormigón, también podrían bloquear
la señal. Mierda Él abrió los ojos cuando los dos hombres que se habían
llevado Becca abrieron las puertas, pero ella no venia con ellos. Él se puso de pie.
— ¿Dónde está ella?
— Cálmate, chico duro, — suspiró uno de ellos. — Tu novia está con la doctora. Estamos aquí por él.
Se dirigieron hacia la jaula del macho que no dejaba de andar. El
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pánico se apoderó de Brawn y se abalanzó sobre un lateral de la jaula.
— Llévame en su lugar. Criare con la humana. No permitas que la
toque. Él acabara matándola.
Los dos hombres se detuvieron y se miraron el uno al otro. El que
habló por fin se quedó mirando a Brawn. — El 919 no va a montar a tu
novia. Él ya tiene a una.
Su compañero se rió en voz alta. — Ella es la maquina sexual.
Brawn no entendió lo que les hizo reír— ¿Dónde está Becca? ¿Por
qué grito? ¿Qué has hecho con ella? Dile a la humana que os pagare el
rescate si nos dejáis marchar. A todos, incluyendo a Becca.
Ellos dejaron de reír y el de pelo oscuro hizo una mueca con los
labios. — ¿De cuánto dinero estamos hablando?
El pelirrojo golpeó en el brazo a su compañero. — Cállate, — dijo entre dientes. — No tiene ninguna gracia. — levantó la mirada a la
cámara. — Ella te escuchara, como se lo tome en serio te meterá una
bala en el cerebro. — Su voz se elevó. — Muy gracioso, Greg. No juegues con el hijo de puta. Sé que estás aburrido pero lo último que
necesita en estos momentos es que le des falsas esperanzas. Vamos a
hacer nuestro trabajo.
El chico de cabello oscuro bajó la voz. — Ella está ocupada y no creo que este mirando los monitores en este momento. Por lo menos
podríamos escucharle.
— Randy nos matará a los dos. No puede oírnos si hablamos en susurros, pero no pienso hablar con él acerca de esa mierda. Todos
estamos en esto y de la única manera que saldrán de aquí con vida es
en un avión con destino al infernal laboratorio en el Tercer Mundo.
— Todo tiene su precio, — susurró suavemente Brawn. — Estoy
hablando de varios millones de dólares.
El pelirrojo lo miró. — ¡Cierra la puta boca. Todos estamos jodidos!
— Podríamos pensarlo. Ellos tienen dinero y nosotros le
importamos una mierda, — susurró su amigo. — No confío en ninguno
de ellos, Mike. Tú eres el único amigo que me queda.
Mike giró hacia Greg y le agarró de la camisa. Habló bajo, pero la audiencia de Brawn capto las palabras fácilmente.
— ¿Quieres conseguir que nos maten? Nos está buscado la policía,
nos encerraran de por vida si nos pillan. La única manera de salir de este lío es hacer lo que dice Elsa. Ella es el cerebro, es la que nos
pagara mucho dinero y la que tiene las conexiones para sacarnos de
aquí. Viviremos en Rusia, con nuevas identidades, nos echaremos unas dulces novias y beberemos vodka, maldita sea.
— Todavía no hemos visto el dinero. Ellos lo controlan todo, Mike.
Estamos tan jodidos como estos animales y la única diferencia entre
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ellos y nosotros es que no estamos encerrados en jaulas. Por lo que
sabemos, podrían meternos una bala en el cerebro cuando no le seamos
útiles o simplemente largarse sin nosotros.
— Ellos no se atreverían. Sabemos demasiado para que nos dejen
atrás y Randy no matara a uno de sus hombres a menos que él crea
que no puede confiar en uno. He trabajado con él más tiempo que tú. Él
es un cabrón, pero es leal a sus hombres. Si accedes a esto estás muerto.
— Mierda. — El chico de cabello oscuro se pasó los dedos por los
rizos. — Está bien. Estoy harto de esta mierda. Sólo quiero irme a Rusia y empezar mi vida de nuevo.
— Yo también y estamos muy cerca de conseguirlo. Sólo tenemos
que capturar a un primate. Ya has oído a la Doc. Elsa. Ellos quieren tener un equipo completo, nos pagaran por ellos y por fin saldremos de
este agujero de mierda.
— Así es. — Asintió el chico. — Solía limpiar pisos, maldita sea. ¿Cómo diablos sucedió esto?
— Trabajamos en el maldito lugar equivocado, — murmuró Mike.
— Vamos a trasladar a ese hijo de puta a la otra habitación sin que nos
mate. Nos iremos a Rusia y conseguiremos esas novias calientes que vemos por Internet.
— Sí. — Greg movió la mano a su espalda y sacó una pistola Taser.
— Vamos a por él.
Brawn no habló mientras observaba a los dos humanos acercarse
a la jaula. Había oído lo suficiente como para saber que tenían
demasiado miedo como para sentirse atraídos por el dinero. Querían capturar a una nueva especie primate y se preocupo por los oficiales
primates que viajaban continuamente desde el Homeland a la Reserva.
Los observo con rabia cuando dispararon con las dos armas al macho drogado y este perdió el conocimiento. Después entraron en la jaula del
919, levantaron al débil hombre y se lo llevaron.
Le habían dicho que no se llevaban al macho para montar Becca. Y
estaba seguro de que era verdad. Los seres humanos eran crueles y disfrutaban infligiendo dolor emocional y si se lo hubieran llevado para
la cría, se lo habrían dicho con el fin de burlarse de él. Empezó a
pasearse por los confines de la jaula y un gruñido desgarró su garganta.
¿Dónde está ella? ¿Qué le están haciendo? ¿Por qué mi pueblo no
nos encuentra?
******
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— ¿Por qué no está tomado la píldora si es su novia? — Dean
parecía confundido.
— Porque ellos no pueden dejar embarazada a una mujer, idiota. — la Doctora Elsa miró a Becca y negó con la cabeza. — ¿Ves con que
idiotas tengo que tratar? Suéltale los brazos, Dean.
No fue suave cuando lo hizo, la ayudo a sentarse y la bajo de la
camilla. Ella se estremeció, se alejo del chico y miró a la médica mientras regresaba a su escritorio para mirar el monitor.
— ¿Sabes por qué te eligió? ¿Alguna vez te dijo por qué se siente
atraído por ti?
— No. — Becca se abrazó a su pecho.
La perra se volvió y le sonrió con frialdad. — ¿Te preocupas por él?
— Sí. — Eso no era una mentira. No quería que le hicieran daño a Brawn.
— Bien. Sígueme.
La médica salió de la habitación y Becca la siguió, los matones le pisaban los talones. Salieron al mismo pasillo por donde la habían
llevado, pero se dirigieron en la dirección opuesta y se detuvieron frente
a una puerta cerrada. El doctor hizo una pausa y miró a uno de sus
hombres.
— ¿Está listo, Ray?
— Si. Esta atado y aturdido. — Se tocó la oreja. — Es seguro. Mike
dijo todo está bien.
A Becca no le gusto como sonó eso o la forma en la que la médica
sonrió. Randy abrió la puerta. Dentro había otros dos hombres.
— Apartaros. Voy a mostrarle a nuestra invitada lo que hacemos aquí.
Los dos hombres se hicieron a un lado para permitirles entrar y
cuando Becca vaciló Ray le empujo. Ella se detuvo de nuevo y jadeo. Su mirada horrorizada se quedo fija en la nueva especie de la jaula, el que
no dejaba de caminar. Estaba completamente desnudo y encadenado
verticalmente a la pared. Cuando les vio gruñó en voz alta. Él era muy
musculoso, no tenía mucho vello corporal y su polla estaba erecta. Becca le miro al rostro de nuevo, deseaba quitarle las cadenas de las
muñecas y los tobillos, deseaba ponerle en libertad. La Doctora Elsa se
volvió, se acercó para bloquearle la vista a Becca y sonrió fríamente.
— Es primitivo, pero eficaz. Tratamos de mover el equipo a sus
jaulas. Seria más fácil encadenarles a los barrotes, pero las tomas de
corriente eléctrica no están lo suficientemente cerca. Necesitaríamos cientos de metros de cable y si hubiera un cortocircuito arriesgaríamos
a los demás.
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— ¿Por qué le estás haciendo daño? — Susurró Becca. — ¿Qué
estás haciendo?
La doctora levanto una mano y señalo con el pulgar a su prisionero. — Por culpa de la gente que interfirió en mi investigación.
No me dejaron otra elección cuando nos descubrieron. Tuvimos la
suerte de escapar con estos tres y sólo porque nos avisaron antes. Tu
novio está mezclado con el ADN de un gato grande y no pude conseguir a uno antes. Me quedé sólo con perros.
— Doc... — Randy se acercó. — ¿Por qué se lo cuentas?
— Cállate. — Ella le lanzó una mirada antes de bajar la mano y mirar a Becca. — Necesitamos su ayuda.
— De ninguna manera.
— Ni siquiera sabes lo que quiero de ti.
— No me importa. La respuesta es no. — Becca dio un paso atrás y
chocó con Ray. Ella dio un paso adelante para evitar el contacto con él
por más tiempo. — No te ayudare.
— Me está buscando la policía y el FBI. Lo he perdido todo. — La
furia profundizó la voz de la mujer. — Se apoderaron de mi casa, de mi
coche, de mi cuenta bancaria e incluso arrestaron a mi marido
pensando que él sabía lo que estaba pasando. Él me importa una mierda, pero me dolió que interrogaran a mis padres. No pasare el resto
de mi vida en la cárcel por tratar de ayudar al mundo.
— ¿Ayudar al mundo? — El genio de Becca estallo. — Torturasteis y abusasteis de las nuevas especies. Vivieron toda la vida encerraros en
celdas. ¿Cómo te atreves?
— Oh, cállate, — replicó el doctor. — Nuestra investigación ha ayudado al mundo. Eso es lo más importante. Las personas se
beneficiaron de nuestra investigación. Los sujetos no son personas, los
creamos en las instalaciones de pruebas y no se diferencian de las ratas o los ratones utilizados en los experimentos.
— Estás loca. — Becca. No pudo controlar la ira que sentía. — Y
eres patética.
— Puede ser, pero eso no cambia el hecho de que tú me vas a ayudar.
— Nunca, — juró Becca con vehemencia. — No te saldrás con la
tuya.
— ¿Quién me va a detener? Este almacén lleva abandonado más de
tres años y nada me une a él. El primo de Randy trabajó aquí hasta que
cerraron el negocio. Tengo algunos compradores en Europa que están seguros de que pueden inseminar artificialmente a las mujeres con el
esperma de ellos. — Su pulgar señalo de nuevo al macho restringido. —
Esos científicos se creen muy inteligentes y no se quieren enterar que
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nosotros ya lo intentamos durante años.
Dean soltó un bufido. — Ellos nunca conseguirán que estas cosas
críen...
La Doctora Elsa le recompensó con una sonrisa. — Son lo
suficientemente inteligentes como para saber que el esperma muere
rápidamente en los tubos. Es un efecto secundario de su genética. —
Ella señaló hacia un rincón. — Sabes qué es eso?
Becca volvió la cabeza para observar la máquina grande con
pequeños tanques conectados a ella. — No.
— Es un congelador criogénico. ¿Estás familiarizada con eso? — Becca se quedó mirando a la mujer.
Ella suspiró. — Obviamente no trabajas en la profesión médica.
Usare palabras que puedas entender. Los europeos creen que si tienen suficientes muestras de esperma podrán encontrar y solucionar lo que
hace que el esperma muera tan rápido, usaran a una humana para
obtener los nacimientos de las nuevas especies. Parece ser que los ricos de allí quieren ser sus propietarios.
— Mascotas exóticas, — se rió Ray. — Esos hijos de puta no tienen
ni idea de lo peligrosos que son cuando se hacen grandes.
— El punto es, — la médica habló más fuerte, le lanzó una mirada a él y cruzó los brazos sobre su pecho. — Que nosotros recogemos las
muestras, las congelamos inmediatamente y ellos nos pagan por cada
uno de esos tanques. Se ofrecieron a ayudarnos a sacar a los sujetos fuera del país pero no confío en ellos. Ellos pueden matarnos o
simplemente robarlos y no puedo darme el lujo de correr ese riesgo. Me
imagino que en otros tres meses tendremos el dinero suficiente para irnos a otro país. A un país que no nos pueda extraditar a los Estados
Unidos.
— Eres un monstruo. — Becca luchó contra las ganas darle unos puñetazos en la cara. Si había una mujer en el mundo que se mereciera
que le rompieran la nariz, esa era la Doctor Elsa. — Es inmoral.
La doctora la miro divertida. — Probablemente, pero el punto es
que los machos tienen que estar excitados para que podamos recoger su esperma. Las personas con las que tratamos nos compran las muestras
a pesar de que mueren muy rápido cuando se retiran de los depósitos.
La bilis se le subió a la garganta, pero la tragó. Estas personas eran unos retorcidos enfermos. — ¿Estas vendiendo su esperma?
— Sí. Los europeos quieren comprar a los sujetos. Estamos fijando
los precios. Ellos quieren comprar un equipo completo de sujetos. Lamentablemente no los tengo que todavía, pero lo tendré.
— ¿Un equipo completo?
— Uno de cada especie.
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— Tienes cuatro especies... incluyendo a mi novio. — Becca no
quería decirles el nombre de Brawn en caso de que no lo supieran
todavía.
Randy se acercó más. — Hay tres tipos de sujetos. Perros, gatos y
monos. Nosotros sólo teníamos perros hasta que cogimos al gatito. Ellos
rara vez salen de sus malditos zoos y nos costó una fortuna localizar al
que estaba contigo. Tuvimos que sobornar a un guardia de la puerta para que nos avisara de su salida y contratar a un tipo que le siguiera
hasta tu casa. Ahora sólo necesitamos capturar a un mono. Entonces
los venderemos por mucho dinero.
Así es como encontraron a Brawn. — ¿Como se llama el guardia?
— Ella quería un nombre. Había alguien que había traicionado a las
nuevas especies y ellos necesitarían descubrir quién era para eliminar esa amenaza.
— ¿A quién le importa su nombre? — Randy miró a la doctora. —
¿Por qué le estás diciendo todo esto? Sólo dile lo que quieres que haga y si no lo acepta le pegamos hasta que esté de acuerdo.
La médica le miro molesta. — Marco está dispuesto a pagarnos el
triple si le damos unas muestras sin fármacos. Ellos creen que ese es el
problema. Le dije que no, pero está dispuesto a pagarnos el dinero de todos modos. Su ignorancia nos hará más ricos.
— Mierda. — Eso animó el estado de ánimo de Randy y él sonrió.
— Eso es un montón de dinero. — Él estudió a Becca de cerca. — Ah. ¿Quieres que ella lo masturbe sin utilizar las drogas?
— Así es. — El médico se centró en Becca. — Eso es lo que vas a
hacer.
— Joder, no, — susurró ella.
— Agárrala, — ordenó la doctora y se alejó.
Ray envolvió dolorosamente los brazos alrededor de los codos de Becca y ella no lucho, sabía que sería inútil. Observó con horror como
la médica se acercaba a la esquina donde estaban los carros con un
montón de instrumental médico. Uno de los hombres siguió a la médica
y levanto los brazos. Sacó una caja y se dirigió al macho restringido. Becca tenía miedo de ver lo que pensaba hacer con él y cerró los ojos.
Ella se negó a ver cómo le torturaban. Pasaron los minutos y un leve
zumbido llenó la habitación. Sus párpados se abrieron por la curiosidad y deseo no haberlo hecho.
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CCaappííttuulloo SSeeiiss Becca camino humildemente junto a Randy. Él la llevó a través de
las puertas dobles con dos matones pisándole los talones, por si luchaba. No lo hizo, estaba feliz de que la llevaran de nuevo con Brawn.
En el momento que abrieron las puertas de la habitación, Brawn se
levantó.
Y su mirada se quedo fija en ella.
— ¿Estás bien? — él la miró enfurecido.
— Estoy bien. — Emocionalmente no lo estaba, pero sabía que él le estaba preguntado por su estado físico.
Brawn gruñó a Randy mientras retrocedía en el interior de su
celda. — Tráela conmigo. Me girare y no me moveré.
— No, gato gatito. Tú no la montas todavía. El médico me ordenó
que la pusiera en la celda del 880. Él la montara primero. Apuesto a
que te retorcerá las tripas ver como se la folla.
Brawn rugió y se lanzó contra los barrotes de la jaula. Varios
gruñidos más salieron de su garganta.
— Está mintiendo, — gritó Becca. Tuvo que gritar para hacerse oír
por encima de la indignación de Brawn. — Te esta jodiendo. Esa mujer le dijo que me pusiera contigo.
Brawn dejó de tirar de los barrotes y los soltó. Respiro profundo
varias veces y retrocedió de nuevo. Randy se rió y le dio un fuerte tortazo en el culo a Becca.
— Arruinaste mi diversión, perra. — Hizo una pausa ante la jaula
de Brawn. — Si digo salta, es mejor que saltes, gato gatito. De lo contrario la follare yo mismo delante de ti.
Los furiosos ojos de gato se estrecharon cuando Randy se rió.
Becca sintió la intensa mirada de Brawn sobre ella mientras miraba al gilipollas que estaba torturando verbalmente a Brawn.
Randy volvió la cabeza hacia ella y le recorrió el cuerpo con la
mirada. — Te gusta duro ¿verdad perra? ¿Te gusta al estilo del perrito o
al del gatito? "
Becca no dijo ni una palabra, consciente de su juego.
Brawn vio como los matones sacaban las pistolas de dardos. Uno
de ellos anduvo alrededor de la jaula y se detuvo detrás de él. Él se
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volvió para seguir sus movimientos y levanto las manos. Y se quedo
dándole la espalda a la puerta de la jaula.
— No voy a pelear. No es necesario que me aturdas. No me moveré, — juró Brawn.
Los dos hombres se miraron entre sí y uno frunció el ceño. Randy
vaciló. — Si se mueve lo derribas.
Si intentas algo te encontraras al despertarte con tu novia llorando porque fue follada.
Brawn no se movió cuando Randy desenvolvió la cadena y abrió la
puerta de la celda. Becca le observo fijamente, él estaba tenso, listo para atacar, pero no se movió. El tipo que abrió la puerta la metió
dentro. Ella se volvió hacia él, vio como el bastardo cerraba la puerta y
ponía las cadenas de nuevo. Él retrocedió.
Randy sonrió. — Disfruta de tu tiempo con él.
Becca no se movió. — Hay un lugar especial para ti en el infierno.
Le guiñó un ojo. — Cuando me muera iré a ese infierno, pero recuerda, tu ya estás allí, perra. Eso es todo lo que importa.
Ella se sobresalto cuando una mano le tocó el hombro. Giró la
cabeza y miró a Brawn. Él paso un brazo alrededor de su cintura, la
atrajo contra su cuerpo alto y la aparto de los barrotes de la jaula.
— En un par de horas tu novia hará lo que queremos. — Randy se
pasó la lengua por los labios y bajo la voz para que la cámara no
registrara sus palabras. — Se que has aprendido a no confiar en los seres humanos. No te olvides de que estás con una. —Su mirada cayó
en Becca. — Por favor, alégrame el día, basura. Quiero verte sufrir. —Él
se paso un dedo sobre venda en la mejilla, dejando claro que no había olvidado quien se la había puesto allí y luego giró y se alejo. — Vamos a
desayunar.
Los hombres desaparecieron por las puertas dobles. Y Becca miró la cara del guapo Brawn. La ira oscurecía aún su mirada y la
preocupación curvaba su boca.
—Puedes confiar en mí. Él sólo quiere que desconfíes de mí. — le
preocupaba mucho que él creyera las palabras de ese gilipollas.
Becca se volvió en sus brazos, extendió las manos y agarró sus
hombros. Él se inclino cuando ella tiró de él. La boca de ella le rozaba la
oreja.
Becca le susurró — ¿Crees que las cámaras nos puede oír?
Él le acarició la mejilla con su nariz. — No, si hablamos así.
— La mujer que lleva este lugar está loca y quiere muestras de vuestro esperma. Ellos las congelan y las venden a unos hijos de puta
en Europa. Ataron a la nueva especie que no dejaba de andar en el
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interior de su celda, lo encadenaron por sus miembros a una pared y le
pusieron una máquina en su pene hasta... — Su voz se quebró y ella se
estremeció contra el cuerpo de Brawn. — Fue horrible, pero no pude detener lo que estaban haciéndole.
Su cuerpo se tensó contra el de ella y un gruñido bajo retumbó en
su garganta. Eso le hizo tirar la cabeza hacia atrás lo suficiente como
para mirarle fijamente a los ojos. Él evitó su mirada y la atrajo de nuevo a sus brazos.
— ¿Qué más has oído?
— La policía esta buscado a esa médica, está atrapada aquí y está desesperada por conseguir dinero. Ellos le han ofrecido una gran
cantidad de dinero por, um, infiernos, no sé ni cómo decirte esto.
— Sólo habla. Cuéntame. —Sus manos rozó su espalda. — Necesito saberlo.
— Ellos quieren tu esperma. Ellos no tienen a otra nueva especie
como tú y les pagaran el triple por tu esperma limpio de drogas. —Sus mejillas ardieron cuando le dijo lo que esos monstruos habían
planeado. — Ellos quieren que yo ayude en eso.
Brawn volvió la cabeza y sus rostros quedaron a centímetros el uno
del otro. No parecía conmocionado pero la ira aún ardía en su mirada.
— ¿Quieren obtener mi semen sin los medicamentos de
reproducción?
— Sí, —susurró. — Se supone que debo ayudar a obtener la muestra.
Brawn cerró los ojos e inclinó la cabeza hacia atrás. Ella suspiró y
le observo con tristeza. Sabía que la situación era difícil para él, pero necesitaba decirle todo lo que sabía.
— Algunos científicos quieren encontrar la manera de hacer que
los espermatozoides de las nuevas especies vivan más tiempo. Me imagino que mueren muy rápido. Quieren fecundar con vuestro
esperma a una mujer humana para que tenga un bebé de las nuevas
especies. Los psicópatas ricos quieren comprarlo. Estoy segura de que
un bebé de las nuevas especies en el mercado negro plantearía un montón de ofertas. —Se sentía mal, incluso por decirlo. — Tú eres
exótico y esas personas están mentalmente enfermas. Ella también
planea venderos a todos cuando no os necesite más. Un guardia del Homeland trabaja para ellos, él le aviso cuando saliste y te siguieron
hasta mi casa. Necesitan secuestrar a una nueva especie primate para
tener todos los tipos de ADN y después planea venderos.
— A los coleccionistas de animales exóticos. — su voz se
profundizo.
— Sí o a otros monstruos.
Laurann Dohner – Nuevas Especies 05 - Brawn
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— ¿Por qué gritaste? — él la olisqueó y abrió los ojos. — ¿Dónde te
hicieron daño? —Aparto una mano de su espalda para acariciar
suavemente su rostro herido, evito tocar la mejilla, pero la estudió. — Te pegaron. —le coloco la mano en la cintura.
— Uno de esos hijos de puta me clavo los dedos en el muslo. Ellos
creen que pueden utilizarme para controlarte porque rugiste la primera
vez que grite. Otro me abofeteo en la cara cuando intente liberar a ese hombre de las nuevas especies.
Envolvió los brazos alrededor de ella y la levantó. La llevó a la
cama, se sentó y la puso sobre su regazo. Mantuvo un brazo detrás de su espalda y con la otra mano le levanto la camiseta para observar sus
muslos.
Ella no protestó, porque sabía que lo hizo para examinar las marcas rojas en su piel. Él volvió a bajarle la camiseta rápidamente. Su
mirada se encontró con la de ella y se observaron en silencio.
Brawn finalmente suspiró y su mirada bajó a su boca. — Tenemos que hablar.
Mierda. — Lo sé. —Susurró ella para que no la escucharan. —
Ellos creen que dormimos juntos y yo no les dije lo contrario. Me
pareció lo más inteligente en ese momento, pero ahora esperan que yo, eh, te ayude a donar esperma. —Ella lo soltó antes de perder el valor. —
Deberías haber visto lo que le hicieron al otro nueva especie. Prefiero
hacerlo a que te hagan daño.
— ¿Qué le han hecho?
Ella bajó la mirada a su pecho desnudo, era incapaz de mirarle a
los ojos mientras le describía como eran las máquinas y cómo funcionaban. Brawn apretó el brazo alrededor de su cintura, pero
permaneció en silencio hasta que ella dejó de hablar.
— Mírame. —Él respiró hondo y la miró a los ojos cuando ella lo hizo.
— ¿Qué?
— ¿Sabes lo que nos sucederá si un equipo de rescate no nos
encuentra antes de que quieran esas muestras? Quiero que me hagas eso. —la ira tensó su mandíbula. — Pero también sé que es pedirte
demasiado, ¿no es así?
El rubor calentó sus mejillas y no pudo evitar mirar su boca. — En cualquier otro momento, probablemente estaría feliz, y… lo haría. Pero
así no es muy romántico, ¿verdad?
— Becca.
Ella miró esos ojos azules. — Lo sé.
— No voy a obligarte a aceptarlo. Di que no y me iré con ellos
voluntariamente para no ponerte en peligro.
Laurann Dohner – Nuevas Especies 05 - Brawn
5555
Ella vaciló, pero finalmente tomó una decisión. — Me siento atraída
por ti. No me sería difícil tocarte pero ojalá no estuviéramos aquí o en
estas circunstancias. No soy una exhibicionista así que eso complicara las cosas.
— ¿Qué es eso?
Ella sonrió. — Es alguien que disfruta teniendo sexo en presencia
de otras personas. Ellos se excitan al saber que otras personas puedan verle. —Ella echó un vistazo a la cámara y su sonrisa desapareció. —
Probablemente hay cámaras en esa habitación también. Me olvidé de
mirar, estaba demasiado horrorizada por lo que estaba sucediendo. Mierda. Espero que no lo graben. Mi papá tendrá un ataque al corazón
si me ve en una película porno contigo. —Apretó la mandíbula, volvió la
cara hasta que sus miradas se encontraron de nuevo. — Lo haré y sobreviviremos a esto.
La sinceridad de su voz le aseguró que lo que tuvieran que
afrontar, lo harían juntos.
— Puedes confiar en mí. Odio a esos hijos de puta.
La ira inundo a Brawn, mientras trataba de consolar a Rebecca
Oberto. Ella trataba de ser valiente, pero él podía ver el miedo en su
mirada. Recordó lo que le había dicho acerca del por qué nunca tocaría a una mujer humana y se estremeció interiormente. Sabía que su
franqueza había empeorado las cosas.
— No te haré daño si tenemos un contacto físico., —juró. — Yo confío en ti. Ella se relajó un poco en su regazo y eso le animó a
continuar. — Ellos son el enemigo y nosotros somos un equipo.
La sonrisa de ella le dijo que le temía menos. El macho humano había tratado de causar discordia entre ellos con la advertencia de que
no confiara en Becca, pero él se negó a creerlo. Justice North, el líder de
las nuevas especies, confiaba plenamente en Tim Oberto. Brawn no estaba seguro de que alguien del Homeland hubiera traicionado a su
gente, pero apostaría su vida por Becca. Ella no le traicionaría, sus ojos
eran muy expresivos y no mentían. Ella era otra víctima en esta
pesadilla porque era la hija de Tim y porque su padre trabajaba con las nuevas especies. Ver las lesiones en su frágil cuerpo o la vergüenza en
su rostro, agitó su lado animal. Su intento de salvar a la otra nueva
especie le había costado un moretón en la mejilla. Eso le mostró que también era una buena persona. Vaciló sobre el decirle la verdadera
razón por la que él no quería esa máquina conectada a su polla. De
buena gana sufriría ese dolor por evitarle la vergüenza de tener que obtener las muestras, pero le preocupaba que la mataran si no era útil
a sus captores. Esos bastardos asesinaban a los que consideraban
ineficaces. Un plan comenzó a formarse en su cabeza. Tenía la esperanza de que ella confiara en que él no le haría daño.
— Tengo un dispositivo de rastreo en mi bolsillo y nos encontraran,
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— dijo con voz áspera, pero no le dijo que sospechaba que sus captores
habían bloqueado de alguna manera la señal y que la ayuda no sería
capaz de encontrarlos.
Ella le miró boquiabierta. Sus labios se separaron, pero las
palabras no salieron. Él le agarro la mano y la coloco sobre el bolsillo de
su pantalón de chándal y rozó sus labios contra su oreja.
— Lo llevamos cuando salimos del Homeland o la reserva. Ellos nos encontrarán, Becca. Sólo espera.
Brawn vio las lágrimas en sus ojos cuando ella le miró. Becca
levantó un brazo y lo envolvió alrededor de su cuello, se acurrucó contra su pecho, apoyo la mejilla contra su piel y metió la cabeza debajo
de su mandíbula.
— No tienes ni idea de lo feliz que me hace escuchar eso, —suspiró ella. — Estaba muy preocupada. Ojalá lo hubiera sabido antes. Nos
encontraran.
Aspiró su olor y la idea de tener contacto sexual con ella no le resultó desagradable. La culpa se hinchó dentro de su pecho al desear
que no les rescataran antes de que eso pasara. Ella se había ofrecido a
tocarle y la idea le puso dura la polla. Ella no podía sentir su erección
porque la tenía atrapada entre sus muslos, pero la sentiría después. Su deseo por ella era más fuerte que la alarma que sentía por ser
capturado y secuestrado. Sabía que estaba usando esta excusa para
tenerla en sus brazos, y si el equipo de rescate no se presentaba pronto, no tendría más remedio que hacer todas esas cosas con ella. La deseaba
desde la noche anterior. Ahora, estaba sosteniéndola en sus brazos, el
hecho de que ella admitiera que le encontraba atractivo, le había hecho pensar en lo que habría pasado si ellos estuvieran en libertad. Ella se
habría ofrecido a él.
Sabía que estaba mal. Él había aceptado el trabajo para ayudar a su pueblo y no para convertirse en el enemigo de Tim Oberto. Estaba
claro que Tim no quería que su hija se acercara demasiado a una nueva
especie. Había escuchado la conversación que ella había mantenido con
su padre en la habitación, aunque cerraron la puerta, él pudo recoger cada palabra gracias a su agudo oído. Tim creía que era peligroso para
Becca y que le haría daño.
— Todo saldrá bien, —la engañó, ya que ni siquiera él estaba seguro de que ese sería el resultado.
Podrían salir mal un centenar de cosas, pero mantuvo esos
pensamientos para sí mismo. Su mirada viajó por el techo, buscando algún signo de explosivos y olfateó el aire. Él no los veía ni los olía.
Sus captores no volarían el edificio si los equipos de rescate
lograban localizarlos y entraban para rescatarlos.
— Sé que mi papá nos encontrara, —susurró Becca y se aferró a él
un poco más fuerte.
Laurann Dohner – Nuevas Especies 05 - Brawn
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Cada instinto protector en su interior surgió a la vida. Ella
necesitaba apoyarse en él para ser fuerte, ya que no estaba
acostumbrada a estar a merced de los demás. Él haría lo que fuera por ella, pero no podía ignorar el resultado final. Los guardias humanos
tenían armas con dardos que podrían dejarle inconsciente. Podrían
llevarse a Becca mientras él estaba en el suelo, le infligirían mucho
dolor y no podría hacer nada. Ellos querían que le ayudara a conseguir sus espermatozoides y él les daría todo lo que quisieran por mantenerla
a salvo.
Él contuvo un gemido cuando su miembro se tensó aún más. La mujer humana en su regazo se aterrorizaría y se disgustaría si supiera
en lo que estaba pensando o en lo duro que se había puesto.
Había leído el informe sobre los humanos que habían secuestrado a la mujer de Valiant. Ellos querían que ella criara con un macho de las
nuevas especies. ¿Le ordenarían a Becca hacer las pruebas de crianza
con él?
Él reprimió un gruñido de emoción al pensar en montarla. El
recuerdo de su culo mientras ella estaba inclinada sobre la cama en su
habitación, cruzó por su cerebro y tuvo que luchar furiosamente para
controlar su lado animal.
— ¿Estás bien? ¿Todavía te duelen las piernas?
Le dolía el pene, no los muslos, pero él negó con la cabeza. — Estoy
bien. Me curo rápidamente.
— Bien.
Ella acarició su pecho desnudo y él tuvo que cerrar fuertemente los
ojos. Sabia que ella no tendría que esforzarse mucho para conseguir su semilla. Pero se recordó que primero quería que se sintiera a gusto con
él. Soy un bastardo enfermo, reconoció en silencio.
— Becca
— ¿Sí?
— Mírame. —Él se echo hacia atrás lo suficiente para que ella
levantara la cara hacia arriba. Ella era hermosa, incluso con el pelo
castaño revuelto. — Ellos probablemente te pedirán que me toques.
Ella se sonrojó y abrió mucho los ojos azules. — Me di cuenta de
eso.
— Quiero que te sientas cómoda conmigo. Puede ser una situación estresante. No sé si nos trataran como lo hicieron dentro de las
instalaciones de pruebas. Cuando ellos querían que criáramos nos
ponían en una habitación a solas, pero había una cámara. Nos controlaban.
— Fantástico. —Él levantó una ceja. — Es sarcasmo. La gente
reacciona así cuando están tratando de hacerse los valientes.
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Su respuesta le hizo sonreír. — Ya veo. No te haré daño aunque no
me encadenen. No estoy seguro de si lo harán o no.
— Encadenaron al 919".
— Lo sé. Describiste muy bien lo que le hicieron. "
— Así es. Si. Lo hice. "Ella se lamió los labios. — Confío en ti. De
verdad. Sé que no me harás daño ,no es necesario que sigas diciendo
eso. "
— Bien." Hizo una pausa. — Quiero ser honesto contigo para
disminuir el horror de lo que podría pasar". Ella parpadeó un par de
veces y sólo esperó a que continuara. — He oído que un técnico de laboratorio le ordeno a una mujer que tomara una muestra de semen
manipulando el pene con las manos. "Él no quiso mencionar el nombre
de Fury y Ellie. — Podrían pedirte que lo hagas.
Sus mejillas se sonrojaron más. — Me di cuenta de eso.
La erección de Brawn palpitaba y tuvo que echar mano de todo su
control para no abrir los muslos y aliviar el dolor. — Ellos creen que tenemos una relación sexual y me temo que la verdad te pondría en
peligro.
— Está bien. ¿De verdad crees que importa?
— Es posible. Te trajeron para controlarme. Estoy de acuerdo con que no lo negaras. Mientras sigan creyendo que eres mi mujer ellos no
te harán daño, siempre y cuando cumplas. Sólo quiero que te sientas lo
más cómoda posible con mi cuerpo, no quiero molestarte, pero solo puedo pensar en una forma de hacer que eso suceda.
— ¿En qué estás pensando?
Él tomó una respiración profunda. — Podrías darme un beso y acostumbrarte a mi cuerpo mientras estamos solos, antes de que nos
lleven a donde tengamos que hacerlo.
Becca entendió perfectamente la sugerencia de Brawn y trago saliva. ¿Besarle? Oh, mierda. Ella miró fijamente su boca. Sonaba
razonable y se había preguntado cómo sería hacerlo.
— Besame tu.— Su mirada se levantó hacia él. — Yo no sabría por
dónde empezar.
Eso hizo que sus cejas se arquearan. — ¿No tienes experiencia en
los besos?
Sus mejillas ardieron aun más por la vergüenza. — Salí con un par de tipos, pero no fui yo quien inició los besos. Ellos dieron el primer
paso.
— Entiendo, pero es sorprendente. Los hombres parecen tan dóciles que asumí las hembras eran las dominantes durante el coito.
— Sólo vamos a besarnos, ¿no?
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— Sí. .— Él tomó una respiración profunda. — Cierra los ojos y
céntrate sólo en mí. Imagínate que estamos a solas en tu habitación o
en la mía. Puedo ver tu nerviosismo y necesitas relajarte. "él envolvió los brazos alrededor de su cintura y la apretó contra su pecho más
firmemente, inclinó la cabeza y le acarició un lado de su cara con la
suya. Su mirada buscó la de ella, podía ver su indecisión, levanto una
mano y le ahueco el rostro. — Olvídate de todo menos de mí, — le ordenó. — Estamos solos. ¿Recuerdas el momento en el que nos
conocimos? — Ella asintió. Él sonrió. — Te gustaron mis ojos. Nunca
habías visto a otro como yo. — le acaricio la mejilla con el pulgar. — Yo pensé que tu carita graciosa era atractiva.
Ella le devolvió la sonrisa. — ¿Tengo una cara graciosa?
— Tienes la nariz un poco puntiaguda. — Su pulgar le rozo la nariz. — Tu boca es pequeña. — Su pulgar le acaricio el labio inferior.
— Tus orejas son muy pequeñitas. — le trazo una con la punta de los
dedos mientras su boca se acercaba a la de ella. — Besame.
Ella se relajó, se centró exclusivamente en Brawn y admitió que él
tenía unos ojos azules increíblemente exóticos. Su temor se desvaneció
y cerró los ojos, ella se acercó más. Sus labios rozaron los de ella
suavemente y a ella le sorprendió que alguien tan duro pudiera ser tan tierno. Él invadió su boca con la lengua y ella la recibió con la suya.
Brawn profundizó el beso y ella se aferro a sus hombros. El beso paso
de tierno a salvaje y apasionado rápidamente. Ella inclinó la cabeza a un lado para tener un mejor acceso a sus labios. Besar a Brawn era
como meter el dedo en un enchufe. Demoledor. Nadie nunca le había
hecho responder a un beso como él lo estaba haciendo. Ella se entrego apasionadamente a él. Sus manos bajaron a su amplio pecho y él
ronroneo suavemente.
Becca se apartó asombrada. Brawn ahueco sus dos manos sobre su rostro y se limitó a sonreír.
— Hago ruidos. Lo siento. Sólo trata de ignorarlos. Realmente no
puedo controlarlos.
La miró profundamente a los ojos y una vez más ella admiro su belleza en ellos. Brawn se acercó a su cara. Ella sabía que iba a besarla
de nuevo y le dio la bienvenida. Él le hacía sentir maravillosas en su
cuerpo y tenía un verdadero talento para distraerla con su boca. Le fue fácil ignorar el hecho de que estaban encerrados en una jaula y que
eran prisioneros de unos monstruos. Sólo estaba Brawn, su boca
caliente y su maravillosa piel, bajo sus manos. Él le soltó la cara, la agarro de las caderas y se movió bajo ella. Le fue imposible pasar por
alto la dureza que se presiono contra su pierna cuando él separo los
muslos. Sabía lo que era, él estaba excitado y ella también.
Ella gimió y se agarró a su cintura, quería acercarse aún más a él,
pero no podía porque estaba sentada de lado en su regazo. Levanto las
manos, se aferró a sus hombros, se deslizó un poco de su regazo hasta
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que pudo apoyar un pie en el frío suelo de cemento y se sentó a
horcajadas sobre sus piernas. Brawn ahuecó las manos en su culo, la
atrajo con fuerza contra su regazo y froto su pene contra su ropa interior. A Becca le dolían terriblemente los pechos y los sentía
pesados. Deseaba quitarse la camiseta y frotar sus pezones contra su
piel. Él le amasó el culo y la levantó un poco para presionar su polla
contra su coño. Ella clavo las uñas en su piel e intento atraerle más cerca, podía sentir su calor a través de su camiseta y deseo no llevarla
puesta.
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CCaappííttuulloo SSiieettee A Brawn le fue muy difícil controlar su respiración y recuperar el
control de su cuerpo. Tenía los nudillos de las manos blancos de apretarlas con fuerza. El rugido le había ayudado a liberar parte de su
frustración, mientras que el aroma del miedo de Becca en el aire, le
atormentaba. La había asustado. Dos segundos más con ella en su regazo y él le habría hecho algo horrible. Él podría haberle hecho daño y
por eso la había alejado de él, antes de no poder resistirse a la tentación
de follarla.
El pene le dolía pero trató de ignorarlo. Cerró los ojos y se
concentro en respirar por la boca, pero eso tampoco le ayudo, todavía
podía saborear el aroma de su excitación. Quería rugir de nuevo.
El impulso de girarse, ir tras Becca, arrancarle la ropa y ponerla
sobre sus rodillas, era insoportable. No debería haber hecho algo más
que besarla, pero sus buenas intenciones se habían ido rápidamente al infierno la segunda vez que su boca se encontró con la de ella. Él jadeó
más fuerte y luchó contra el instinto que le gritaba ¡móntala! Había
pensado que el beso sería tierno y que podría manejarlo. En cambio se
había excitado como nunca antes lo había hecho. Había estado a punto de enterrar la cara entre sus muslos y saborear su crema, pero se
acordó del miedo que ella tenía a las malditas cámaras y supo que le
odiaría si la desnudaba delante de ellas. Eso le había ayudado a controlar su deseo. Quería follar su dulce coño, duro y rápido Quería
hacerla gritar su nombre, pero no de dolor. Cuando ella le mordió en el
pecho casi perdió el control. Pero ella no era una nueva especie, era una frágil humana y ese pensamiento le ayudo a sofocar su pasión.
Él no quería hacerle daño. Y prefería sufrir esta agonía
insoportable antes que herirla. Ella confiaba en él, necesitaba su protección, pero cuando se sentó en su regazo, él fue más peligroso
para ella que todos esos hijos de puta que los habían secuestrado. La
idea de lo que podría haberle ocurrido le enfrío más la sangre. Tomarla
como si fuera una hembra de las nuevas especies, habría sido imperdonable. Ella no era grande, poderosa o lo suficientemente fuerte
como para luchar contra él si no quería que la montara. La lujuria le
habría nublado la razón y no se habría detenido hasta que todo hubiera terminado. A veces, un macho dominado por la pasión necesitaba un
buen puñetazo que llamara su atención. Brawn finalmente se sintió
algo más tranquilo y lo suficientemente estable como para disculparse con ella. Dañaba un poco su orgullo admitir que casi se había
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desquiciado pero la verdad podría alejar el miedo que le había causado
al mostrarle su lado salvaje. Se dio la vuelta y la culpa regreso a él de
nuevo cuando la vio acurrucada en una esquina de la jaula. Su respiración le dijo que se había dormido sentada en el suelo y abrazada
a sus piernas. No podía ver su rostro, ya que lo tenía presionado contra
sus rodillas. ¿Cómo permanecía erguida? No podía entenderlo. Brawn
se acercó lentamente, deslizó una mano bajo sus muslos y la otra tras su espalda. La levantó con cuidado para no despertarla.
La cabeza de Becca se apoyo sobre su pecho, cerca de la marca de
su mordisco y él se volvió lentamente. Se acercó a la cama, levantó el pie para retirar la manta y la tumbo suavemente sobre ella. Él no quería
soltarla, podría haberse sentado con ella en sus brazos, pero pensó que
era mejor no hacerlo. Su erección se había disipado y no estaba dispuesto a tentar a la suerte. Brawn la cubrió con la manta y estudió
abiertamente su delicado rostro. Ella tenía la nariz graciosa, pero a él le
gustaba. Su boca pequeña le tentaba a besarla.
La pasión estalló dentro de él de nuevo y rápidamente se levantó,
dio media vuelta y se alejó de ella. Se sentó en el suelo duro y frío, de
espaldas a Becca y fijó la mirada en la puerta doble por donde su
enemigo entraría. A por a él y a por su hembra.
¿Mi mujer? Maldita sea. Cerró los ojos, respiro profundo y se
recordó el porqué no era suya y porque nunca podría serlo. Tim Oberto
nunca permitiría que su hija estuviera con una nueva especie, temía que sería peligroso para su bienestar y Brawn no podía rebatir a su
razonamiento. Las hembras humanas que se habían apareado con
nuevas especies siempre estaban en peligro.
Las puertas se abrieron al otro lado de la habitación y Brawn abrió
los ojos. Cuatro seres humanos llevaron al macho de las nuevas
especies, inconsciente, a su jaula. Inhaló e hizo una mueca. El aroma de la pasión, los medicamentos de reproducción y el hedor de su
enemigo no le sentaron muy bien a su estómago vacío. Ellos no le
habían llevado comida y tampoco a Becca. Eso le preocupaba mucho.
Esto implicaba que no tenían la intención de mantenerlos con vida por mucho tiempo, pero no tenía sentido si tenían previsto venderlo
después a otra persona. Los recuerdos de sus años en las instalaciones
de pruebas emergieron a la superficie y se relajó. Estos hijos de puta habían trabajado para Mercile y eso significaba que les darían comida si
conseguían lo que querían. Los hombres se fueron tan rápido como
habían llegado y se relajó de nuevo, volvió la cabeza para observar a Becca. Esperaba que no vinieran demasiado pronto a por ellos.
Probablemente ella estaría muy cansada. Su mirada volvió a la puerta.
Protegerla, le hacía sentirse mejor.
******
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Becca se despertó con el sonido de botas en la habitación. Se había
quedado dormida en la esquina, acurrucada y mirando a Brawn
mientras trataba de calmarse. Él se había mantenido de espaldas a ella, se negó a mirarla y el cansancio finalmente se había apoderado de ella.
Pero ahora estaba en la cama y cubierta con una manta. Brawn estaba
de pie junto a la cama, lo suficientemente cerca como para alzar una
mano y tocar su pantalón de chándal y gruñendo. Volvió la cabeza hacia un lado y vio a Randy y a sus matones acercándose a ellos. El
terror encogió su estómago al pensar que se les había acabado el
tiempo. Hechó una mirada en dirección a la otra jaula y verificó que el 919 estaba en ella. Podía verle tumbado en su camastro, como no se
movía, pensó que o bien estaba durmiendo o bien drogado.
— Becca. Sólo tenemos que sobrevivir. — susurro Brawn. — Haz lo que te digan.
Ella le miró, pero él seguía negándose a mirarla, su mirada estaba
completamente fijada en los cuatro matones que se detuvieron frente a la puerta de la jaula. Ellos sacaron sus pistolas Taser, las revisaron y
Randy fue el que habló.
— Ya es la hora. — Miró a Brawn. — Tiembla y golpeamos tu culo y
el de tu novia. — Tocó el arma. — A estas uno de nuestros chicos le quitó el seguro del voltaje. ¿Sabes lo que eso significa? La matará. Tú
lucharas y morirás.
— No me gusta esto, — susurró Dean. — Vamos a noquearlo como a los demás y cuando se despierte ya estará encadenado. Es demasiado
peligroso abrir esta maldita puerta y conducirlo a la habitación con él
despierto.
— Elsa da las órdenes. — Randy, obviamente, no estaba muy
emocionado, ya que parecía como si hubiera chupado un limón. — Ella
no quiere que le jodamos a menos que tengamos que hacerlo. Ella piensa que podría influir en su estado de ánimo.
— Mierda, — murmuró Ray. — Doc. debería traer su culo aquí y
mover a este gran hijo de puta si está tan segura de que él se portara
bien para proteger a esta perra. Creo que tratará de matarnos. Ellos no son inteligentes.
Randy se acercó más, su mirada se centró en Brawn y sus cejas se
alzaron. — ¿Te ha mordido tu novia?
— No. — Brawn giro, puso a Becca suavemente detrás de su
cuerpo cuando ella se puso de pie. — Obedeceré. No le hagas daño.
Entiendo que estás dispuesto a matarla si miento. "giró la cabeza en dirección de Ray. — No soy estúpido.
— Esto es una locura, — agregó el cuarto tipo. — Él nos atacara en
cuanto abramos la puerta y tratara de matarnos a todos. He perdido a tres compañeros a manos de bastardos como ese. Él puede saltar muy
rápido sobre nosotros y desgarrarnos con esas malditas uñas.
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— Lo sé, — admitió Randy. — Aún así seguiremos las órdenes. —
Su voz se elevó. — Tu novia morirá si me haces pensar que nos
atacaras.
— No lo haré. — Titubeó Brawn. — La cargare. No puedo pelear
con ella en mis brazos. ¿Eso hace que te sientas más seguro?
Los hombres parpadearon por la sorpresa y Randy asintió
bruscamente con la cabeza. — Si. Hazlo. Llévala en brazos porque si la dejas se romperá el cráneo con el suelo. Cógela.
Brawn se volvió lentamente para encontrarse con la mirada
preocupada de Becca. Dobló las rodillas un poco y abrió los brazos. — Pon tus brazos alrededor de mi cuello.
Se mordió el labio. — Lo siento.
— ¿Por qué? Tú no tienes la culpa de nada. Haz lo que dicen y no tendrán una razón para hacerte daño. No voy a luchar contra ellos. Tu
seguridad es lo primero para mí.
— ¿Qué le estás diciendo? — Sonaba Randy enojado. — Muévete y deja de entretenerte.
Brawn dio media vuelta y gruñó bajo. — Ella está asustada. — Él
miró de nuevo a Becca. — Agárrate a mí. No estaba enojado contigo. Lo
estaba conmigo, pero ahora no es el momento de hablar de ello.
Ella se acercó y envolvió los brazos alrededor de su cuello. Brawn
enganchó un brazo en torno a su cintura y el otro brazo por detrás de
sus rodillas y la levantó. Se volvió lentamente hacia los hombres y entrecerró los ojos.
— Me moveré lentamente. ¿Puedo salir ahora?
Randy hizo un gesto con la cabeza a uno de los chicos y este, muy nervioso, se acercó para quitar las cadenas y abrir la puerta de la jaula.
Becca disfruto de ver el terror en sus rostros. Temían lo que Brawn
podría hacerles. Era intimidante, un tipo grande y poderoso. Sin ella, probablemente podría patearles el culo y escapar.
— Salid, — instó Randy. — Lentamente, gatito. — Él levantó su
arma, apuntó a Becca y frunció el ceño. — O ella será la primera en
morir.
— No arriesgare su vida. — Brawn se movió cautelosamente, salio
de la jaula con pasos lentos.
Pasaron de largo la habitación donde habían encadenado al 919 y los llevaron a otra diferente. Becca luchó contra el miedo y la
incertidumbre. Esta tenía una cama de metal, una mesa en una
esquina y una cámara en la otra. Los matones cerraron la puerta detrás de ellos y les apuntaron con sus armas.
— Suéltala y ve hacia la cama, —dijo Randy.
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Brawn vaciló. — No es necesario que me encadenes. Te dije que no
voy a pelear. "
— Haz lo que digo. Quítate la ropa, acuéstate boca arriba y no luches cuando te contengamos. ¿Entiendes?
Brawn la bajó a sus pies, la soltó y se acercó a la cama, la cabecera
tenia barrotes de metal y también el pequeño cabecero a los pies de la
cama. Becca se volvió a propósito de espaldas a él.
Ray apuntó con su pistola a la cara de Becca, mientras que Randy
vigilaba los movimientos de Brawn.
Los otros dos hombres se acercaron a Brawn y salieron de su campo de visión. Ella le escuchó quitarse los pantalones de chándal,
después el chirrido del catre y por último el tintineo de las cadenas.
Randy bajó el arma y dio un paso hacia ella, obteniendo su atención.
— Esto es lo que vas a hacer. ¿Me estás escuchando?
— Sí. — Ella lo fulminó con la mirada.
Se dio la vuelta, se acercó a la mesa donde había una bandeja con frascos de muestras y tubos de crema. — Lubricante y un frasco con
tapa. ¿Hace falta que lo deletree? "Él miró por encima del hombro y
sonrió. — Tan pronto como la obtengas te acercas a la puerta y esta se
abrirá. Ray recogerá la muestra y Dean te disparara si intentas cualquier cosa. "Su mirada se alzó a la cámara antes de darle una
mirada de advertencia. — Te estaré vigilando. No toques las cadenas o
te bajes de la cama a menos que sea para entregar una muestra. "Se dio la vuelta para mirarla de frente y se acercó con los dos elementos. — La
doctora quiere al menos ocho muestras."
Becca alzo las cejas. — ¿Ocho?
Randy ladeó la cabeza y le frunció el ceño. — Ocho. ¿Tienes algún
problema con eso?
— Él no podrá hacerlo. — sintió calor en las mejillas. — Eso es mucho.
— No para ellos. — Randy miro a Brawn. — Has estado
conteniendote con tu novia ¿eh?
— Ella es humana, — respondió Brawn con voz profunda y furiosa. — No es una nueva especie.
Randy soltó una carcajada. — Colosal, ¿no es lindo, chicos? — El
se acercó a Becca. — Tu novio puede ser un gatito pero folla como un perro en celo. El aroma de la excitación de una mujer puede hacer que
follen durante horas. Él sólo necesita unos veinte segundos para
recuperarse. Después puedes volver a acariciarle. — Le tendió el tubo y el frasco. — No le hagas ninguna mamada. La saliva jode la muestra.
Becca acepto rígidamente los artículos, odiaba a Randy y esperaba
que cuando su padre llegara le prestara un arma. A ella le gustaría
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disparar a Randy de nuevo y esta vez, le mataría.
— ¿Algo más?
La mirada de Randy se deslizo por su cuerpo. — Si. Cuando hayas terminado con él, tal vez podrías echarme una paja. — Se rió mientras
se alejaba y se dirigió a la puerta. — Date prisa si quieres comer y que
no le conectemos a la máquina. Tienes dos horas.
Los hombres salieron de la habitación y Becca se quedó allí, de espaldas a la cama. Brawn estaba encadenado y desnudo. Se quedó
mirando el tubo y el frasco de muestras, miro los frascos en la mesa y
cerró los ojos. Esto era muy brusco.
— Becca. — Brawn habló en voz baja. — Estarás bien. No estoy
drogado y no puedo hacerte daño.
— No estoy preocupada por eso. — Sus ojos permanecieron cerrados. — Me siento culpable por hacerte esto.
— No lo hagas, — Suavemente gruñó. — Soy yo el que se siente
culpable.
— ¿Por qué? Tú no nos secuestraste.
Él vaciló. — Esto sera mucho más fácil para mí de lo que lo será
para ti.
Ella tomó una respiración profunda. — ¿Por qué te volviste loco? — Le molesto la violencia con la que había reaccionado dentro de la jaula
después de lo que él... había hecho con ella. — ¿Hice algo? ¿Te hice
daño? No quería morderte.
— Yo te deseaba y estaba demasiado fuera de control para correr el
riesgo. — la honestidad sonaba en su voz.
Ella se dio la vuelta, pero mantuvo los ojos cerrados aunque sabía que tendría que abrirlos. — Me siento como si estuviera a punto de
violarte o algo así.
— Becca. Mírame
Ella lo hizo. Su gran cuerpo estaba tendido sobre la cama,
desnudo. Estaba tumbado sobre su espalda y su polla miraba hacia
arriba, gruesa y dura. Su mirada se detuvo allí durante unos segundos
antes de centrarse en su cara. Él la miraba con calma.
— Ahora no puedo perder el control. Quiero que me toques y me
siento culpable por eso, pero es la verdad. ¿Soy un enfermo por eso?
Dio un paso más cerca de él. — No.
— Estoy excitado y tú no lo estás. Esto es traumático para ti, soy
consciente de ello, pero el deseo de sentir tus manos sobre mí hace que
me duela. "
Él desvió la mirada, se quedó mirando el techo y su boca se tensó
en una línea apretada y firme. Becca ya no se sentía tan incómoda
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como antes. Brawn le había aliviado antes y había sido increíble, ahora
quería hacer lo mismo por él. No pudo evitar la vergüenza por la
presencia de la cámara, pero también sabia que podría bloquearla con su cuerpo. Se sentó en el borde de la cama y cuadró los hombros.
— Somos un equipo. Saldremos de esto juntos.
Sus palabras le sorprendieron y se encontró con su mirada
mientras ella dejaba el frasco abierto junto a su muslo y abría el lubricante.
Ella bajo la mirada al tubo y extendió el gel sobre los dedos. —
¿Estás listo?
— Sí. — Los músculos del estómago se le tensaron. — Lo siento,
Becca, — susurró.
Por fin levantó la mirada. — No lo hagas. Sólo avísame antes de, um, ya sabes. — Él asintió con la cabeza. — ¿Cómo te gusta más? —
Sentía como sus mejillas se sonrojaban mientras le susurraba.
Este era el encuentro sexual más difícil que había tenido. No había besos o juegos previos. La habitación era fría, él estaba encadenado y
en la otra habitación estaba ese bastardo enfermo observándoles.
— ¿Rápido o lento? Debería saber esto si vamos a hacerlo. — alzó
la mano hacia su polla, pero se detuvo a un centímetro de distancia.
— Hagas lo que hagas se sentirá bien. — Su voz sonó ronca.
— ¿Estás seguro de que puedo hacer esto? Quiero decir...
infiernos.
— Sí. Sólo recuerda que hago sonidos. Algunos pueden sonar como
si estuviera enojado pero no lo estoy. No puedes hacerme daño y te
deseo tanto que me duele.
Se concentró en su polla. Era gruesa, perfecta y hermosa. Ese
pensamiento le hizo sonreír, jamás pensó que definiría de esa manera
el pene de un hombre. Sus dedos acariciaron su eje, explorando la piel suave de su dura erección. Brawn ronroneo y ella levantó la mirada
para ver su cara. Había cerrado los ojos, probablemente para hacerla
sentir más cómoda y se mordía el labio inferior. Se veía sexy como el
infierno y deseaba que estuvieran en su casa, en su cama y a solas.
Se movió un poco en la cama cuando ella envolvió su otra mano
alrededor de la corona de su polla, lo acarició y agarró su pene
firmemente. Le acaricio lentamente de arriba abajo y el ritmo de su respiración se acelero. Le fascinó ver la ondulación de sus músculos
mientras empezaba a mecer lentamente sus caderas. Una fina capa de
sudor cubría su pecho y sus ronroneos eran más altos.
— Ya voy a, — gruñó él, su voz áspera.
Ella lo soltó con una mano, agarró el frasco y se preguntó cómo
diablos iba hacerlo. Brawn apoyó los pies contra la baranda a la que
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estaba encadenado, alzo las caderas y ella empujo su polla contra su
vientre. Empezó a correrse. Él gimió en voz alta, se sacudió por la fuerza
de su orgasmo y ella tuvo que concentrase en recoger su semilla con el frasco, cuando lo que realmente quería era mirarle. Escucharle hizo que
sus pezones se endurecieran. Su cuerpo se sacudió un poco con cada
oleada hasta que se relajo. Ella soltó su eje cuando su gran cuerpo se
quedo laxo y mientras jadeaba.
Becca tapo el bote, se puso de pie y con las piernas temblorosas se
dirigió hacia la puerta. Se abrió antes de que llegara y Ray le tendió una
mano enguantada. Ella abrió la boca, pero luego la cerró. Él agarro la muestra sin decir nada y volvió a cerrar la puerta detrás de él. Becca se
apresuró a regresar al lado de Brawn, después de agarrar otro frasco
nuevo de la mesa.
Brawn tenía los ojos cerrados mientras recuperaba el aliento. Ella
le limpio el pecho con el borde de la manta y le acarició. — ¿Estás bien?
Sus increíbles ojos se abrieron para mirarla y ella se quedó sin aliento. Jamas olvidaría esa mirada. Sus ojos se habían vuelto casi
dorados.
— Me encantan tus manos suaves. — él sonrió
Ella no pudo evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas. — Bien.
Eso mató su sonrisa. — Lo siento, Becca.
— ¿Por qué?
— Te he hecho daño sin querer hacértelo. Estás aquí, haciendo esto porque estabas viviendo conmigo. No debería haber dejado el
Homeland. Ahora estarías en casa si no lo hubiera hecho.
Ella se inclinó sobre él, su pelo cayo sobre su brazo y pecho. Se acercó hasta que sus labios casi se tocaban.
— Me alegro de que estés bien. Tenemos hacerlo siete veces más.
— Estás llorando. Esto te hace daño.
— Es el estrés, Brawn. — le acarició el pecho con una mano. — No
quiero lastimarte. Me preocupo más por ti que por mí. Tú eres el que
esta encadenado y él que tiene que hacerlo siete veces más. A mí me ha
tocado la parte fácil.
Él asintió bruscamente con la cabeza. — Cuanto más rápido
terminemos, más pronto nos llevaran a la jaula para alimentarnos.
Sigamos.
Ella le miró sorprendida. — ¿Ya? ¿Tan pronto?
Él le dirigió una mirada sombría. — Soy una especie. Estoy listo.
Brawn se negó a admitir que estaba sufriendo por volver a sentir su tacto. Podría jurar que podía oler su excitación, pero decidió que
sería de antes. Sus lágrimas le rompieron por dentro y supo que cuando
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todo esto terminara, cuando les rescataran, este día le perseguiría.
Ella se echó hacia atrás y él extraño su cercanía al instante. Cerró
los ojos para que ella se sintiera más cómoda, ya que le había dicho que no le gustaba ser observada. Odió que su polla se endureciera ante el
simple pensamiento de sus manos sobre él. La caricia de sus dedos hizo
que se mordiera el labio para reprimir un gruñido. Su corazón se
aceleró y sus brazos se tensaron contra las cadenas, quería romperlas. Aunque estaba agradecido de estar encadenado o de lo contrario la
agarraría, le arrancaría la ropa y la inmovilizaría debajo de su cuerpo.
Deseaba tanto estar dentro de ella que esa necesidad lo estaba matando. Sólo la imagen mental de ella debajo de él, con sus muslos
extendidos y su polla penetrando su coño fue suficiente para enviarle al
borde. Sus manos se sentían increíbles pero él sabía que se sentiría aún mejor si le apretara más fuerte.
— Apriétame, — siseó entre dientes y se odio a sí mismo un poco
más por pedírselo.
Ella le apretó con más fuerza y bombeo su polla más rápido. Brawn
le aviso con voz áspera que cogiera el frasco y se corrió con fuerza. Ella
le soltó y él lucho por recuperar el aliento. Becca nunca volvería a
mirarlo otra vez sin recordar lo que los empleados de Mercile le habían obligado a hacer y posiblemente pensaría que era patético por correrse
tan rápido.
Ella regreso a su lado y se inclino sobre él para susurrarle al oído. — Estarás bien. Somos un equipo y saldremos de esto. Seis veces más y
terminaras con esto.
La rabia se apoderó de él, mientras ella trataba de consolarlo. Él asintió con la cabeza, no quería ver cómo le miraba con lástima. No
podría soportarlo.
— Estaré bien. — Él mantuvo su voz firme y fuerte. Y esperó que ella no le perdiera el respeto.
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CCaappííttuulloo OOcchhoo Becca estaba profundamente preocupada por el silencio de Brawn.
Se termino la horrible papilla fría de harina de avena y le miró. Brawn estaba sentado en el suelo, con las piernas cruzadas y con el plato de
filetes, casi crudos, apoyado en su regazo y no la miraba. Estaba así
desde que había tomado la última muestra de semen y el escuadrón de gorilas los habían devuelto a la jaula.
— ¿Cómo están los filetes? — le pregunto para ver cómo estaba su
estado de ánimo.
— Fríos. — Él tomó otro bocado y masticó. — Creo que los
cocinaron y después los metieron en la nevera.
— Lo siento. ¿Quieres un poco de avena? — Echó un vistazo a su plato, solo se había comido la mitad pero estaba más que dispuesta a
darle el resto. Aunque estaba hambrienta, no quería seguir comiéndose
esta horrible pasta sin sabor.
Él negó con la cabeza. — Tienes que mantenerte fuerte. Come.
— ¿Estás cansado? Podemos compartir la cama.
Brwan la miró con el ceño fruncido. — Dormiré en el suelo.
Acuéstate si quieres descansar.
La ira y el dolor le golpeó al mismo tiempo mientras dejaba caer su
mirada. — Estoy bien. Pensé que tú podrías estar cansado. Puedes
dormir en la cama y yo en el suelo. Tú la necesitas más que yo.
Puede que no fuera humano, pero cualquier hombre, necesitaría
dormir después de correrse ocho veces.
— Estoy acostumbrado a dormir en el suelo. La cama es tuya.
Ella cerró los ojos y respiro profundamente. No quería llorar. Sabía
que él la odiaba un poco por lo que había tenido que soportar. Ella
también se resentiría si la hubieran atado y obligado a correrse ocho veces. Por supuesto, no habría sido tan duro si hubiera sido con Brawn.
Pero él, no pensaba igual de ella.
— Duerme, Becca. — Gruñó un poco. — La avena se mantendrá.
Por supuesto que lo haría. No era como si después pudiera saber peor. Ella se inclinó, colocó el recipiente en el suelo y se tumbó en la
cama, de espaldas a Brawn. Ella se hizo un ovillo, se abrazó a su pecho
y luchó contra las lágrimas. ¿Dónde demonios estaba su padre y su
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equipo? ¿Por qué tardaban tanto si podían rastrear a Brawn? Sabía
que habían viajado durante horas, pero la ONE había recibido la
llamada de Brawn desde su casa. El equipo debería haberlos rescatado ya, sin embargo, no lo habían hecho. ¿Y si el rastreador no funcionaba?
Apartó ese pensamiento, no quería ni considerarlo. La esperanza de que
los rescatarían era todo lo que tenía que mantener su cordura. De lo
contrario, cuando esa puta tuviera el dinero suficiente para huir del país y consiguieran el primate, vendería a Brawn y a las otras nuevas
especies a esos hijos de puta en Europa y después la matarían o la
dejarían abandonada dentro la jaula. Se volvería loca si la dejaban sola en la oscuridad, encerrada y sin esperanza. Sería un verdadero infierno
y se moriría de hambre. Por supuesto, también la dejarían sin agua, ya
que quitarían la manguera que utilizaba para lavarse las manos y la cara. Esta vez no pudo contener las lágrimas y se le escapo un sollozo.
Tenía miedo y odiaba tenerlo. Y el comportamiento de Brawn solo le
hizo sentirse peor.
— ¿Becca? — apoyó una mano en su cadera.
— Estoy bien.
— No lo estas. Mírame.
— No. — Ella sollozo de nuevo. — Sólo estoy un poco emocional. Estoy bien. Ve a comer.
Él gruñó suavemente y la obligó a rodar sobre su espalda. Ella
abrió los ojos, tuvo que parpadear un par de veces para verlo a través de las lágrimas. Él se inclinó sobre ella hasta que su nariz casi rozó la
de ella.
— ¿Qué está mal? ¿Aún tienes hambre? Tienes que comer más.
— Tengo miedo, — admitió ella, susurrando. — Deberían habernos
encontrado ya. Creo que no van a rescatarnos.
Ella no vio el shock en su cara y se dio cuenta de que él ya había considerado esa posibilidad. Esa reflexión hizo que más lágrimas se
derramaran de sus ojos.
— Voy a morir aquí y... — Ella se acercó y agarro su rostro con
ambas manos. — Puedes luchar y escapar de aquí ¿verdad?
La ira brilló en sus ojos. — No haré nada que te ponga en peligro.
Ella le acaricio la mejilla. — Tenemos que ser realistas. Soy hija de
un militar. A veces hay que sacrificar una vida para salvar muchas. Si los coges por sorpresa, podrías escapar. La próxima vez que vengan a
por nosotros, lucha contra esos cabrones. Ellos no te mataran porque te
necesitan con vida para conseguir el dinero, pero yo sólo soy un peón sin importancia. Márchate de aquí.
— Becca, — gruñó.
— Sabes que tengo razón. Estamos jodidos y los dos lo sabemos.
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¿De verdad quieres acabar en Europa? Ellos quieren venderos en el
mercado negro. Ellos están planeando secuestrar a una nueva especie
primate, tienen a alguien que trabaja para ellos en el Homeland. Tienes que impedirlo. Yo no valgo nada para ellos, me mataran de todas
formas, Brawn. Cuando vayan a enviarte a Europa, solo tendrán que
sedarte para hacerlo, solo es cuestión de tiempo y lo sabes.
Él la agarró por los brazos, muy fuerte. — Eres muy especial y no voy a permitir que mueras por mi libertad.
— Ellos son su gente, Brawn. Tus hombres. Tienes que salvarlos.
Tú eres el único que puede hacer esto.
— No me importa. — Bajó la cara hasta que sus narices se tocaron
y la miro a los ojos. — No voy a dejar que mueras.
Las lágrimas volvieron a cegarla mientras deslizaba los dedos en su pelo. — Eres un tipo increíble y estupendo.
Él se echó hacia atrás y la soltó. — Esta conversación ha
terminado.
Él se movió hacia un lado de la jaula y se agarró a los barrotes, de
espaldas a ella. Becca se sentó muy enfadada. Su mirada se desvió a la
cámara, recordó que tenían que hablar en voz muy baja y se acerco de
él.
— Brawn— Ella tocó su hombro.
Él giró la cabeza y la miró. — Vete a dormir. Estás cansada y no
eres racional. — Él volvió a girar la cabeza para no mirarla.
— Sabes que tengo razón, — susurró. — Es jodido, pero es cierto.
Mírame a la cara, maldita sea.
Brawn soltó las barras y se volvió lentamente. Becca vio la rabia en su rostro, pero no tenía miedo. Sabía que lo que le estaba diciendo tenía
sentido. Él tenía la oportunidad de escapar de los matones si les
atacaba la próxima vez que volvieran a por más muestras de semen. Ella dio un paso hacia él, sus cuerpos casi se rozaron.
— Este es el plan. La próxima vez que vengan, dices que me
llevaras de nuevo en brazos y en cuanto salgas de la jaula, me tiras
contra ellos, les atacas y corres. Estamos por lo menos a tres niveles bajo tierra. "Ella tragó. — Cuando cruces las puertas giras a la
izquierda y bajas las escaleras. Llegaras al almacén por donde
entramos, las puertas estarán posiblemente cerradas pero si no encuentras algo con que abrirlas puedes salir por una ventana. Puedes
saltar alto ¿verdad? Oí a uno de ellos decir que lo hacías. Rompe una
ventana y correa buscar ayuda.
Se inclinó hacia abajo. — ¿Ese es tu plan?
— Sí.
Sus ojos se estrecharon peligrosamente y su voz sonó suave, pero
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dura. — ¿Y según tu plan que pasara contigo cuando te lance?
— Me mataran, si me lanzas con fuerza contra uno de ellos mi
peso lo tumbara y te juro que antes de morir tratare de dejarle ciego o algo. Tengo muchas ganas de sacarle los ojos a cualquiera de ellos.
Brawn gruñó en voz alta y ella se sobresaltó. Él la agarro de las
caderas con ambas manos antes de que ella pudiera incluso jadear. La
levanto hasta que sus pies ya no tocaron el suelo, la giro y la empujo contra la puerta de la jaula. Él pego su cuerpo al de ella, con fuerza y
sus rostros quedaron al mismo nivel. Él le mostró los dientes.
— No— ,dijo con voz áspera.
Ella se aferró a sus hombros, trato de ignorar el metal frio y duro
tras su espalda y que sus pies estaban a treinta centímetros del suelo.
— Sí. Es un buen plan y uno de nosotros sobrevivirá a esto, maldita sea. No puedo saltar como tú y romper una ventana. No tengo tú fuerza
o tú velocidad. Me dispararían antes de que llegara a la puerta. No
tengo tú resistencia, posiblemente me desmayaría después de bajar corriendo los tres tramos de escaleras. "Ella odiaba admitirlo, pero era
cierto. — no estoy en muy buena forma por si no lo has notado."
— Tú eres perfecta— ,dijo entre dientes. — Cállate y deja de
hablar."
¿Por qué no me escucha? Pensó con frustración. Ella no quería
morir, pero él tenía la posibilidad de escapar. ¿Por qué no podía ver que
el equipo de rescate ya habría llegado si hubiera sido capaz de rastrear su señal? Tal vez estuvieran juntos durante unos meses, pero después
le enviarían a otra parte y ella moriría de todos modos.
— Estás siendo estúpido y obstinado. No soy perfecta, pero tampoco quiero morirme de hambre cuando me abandonen dentro de
esta jaula como un perro rabioso. Prefiero pelear por un propósito.
Ahora, deja de ser un culo y bájame. "Esa expresión era la que usaba su padre cuando intentaba sacar de quicio a sus hombres en la
formación. Esperaba que tuviera el mismo efecto con Brawn. — Se más
inteligente y menos dulce, "siseó.
Brawn echó la cabeza hacia atrás y rugió. El terror se apoderó de Becca en un instante, abrió la boca para hablar, cuando se cuenta de
que le había empujado demasiado lejos.
Brawn bajó la cabeza y posó su boca sobre la de ella. Empujo la lengua entre sus labios entreabiertos y la besó.
El shock se desvaneció rápidamente cuando comprendió que no
iba a matarla. Estaba besándola y ella quería que lo hiciera. Ella envolvió los brazos alrededor de su cuello y le devolvió el beso.
Apenas se dio cuenta cuando él soltó su cintura para agarrar sus
muslos. Ella envolvió las piernas alrededor de sus caderas. Brawn los giro a ambos y ella apenas fue consciente del movimiento ya que estaba
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demasiado absorta en el duelo de sus lenguas. Sus pechos se rozaron
contra su sólido pecho y su eje duro se frotó contra su clítoris y con
cada paso que él daba, más se excitaba.
Ella se quedó sin aliento y se apartó cuando él se dejo caer de
rodillas en el suelo. Ella giro la cabeza y vio la había sentado en el borde
a la cama. Brawn soltó uno de sus muslos, cerro la mano en su pelo, la
obligo a mirarlo de nuevo y tomó posesión de su boca de nuevo. Se inclino sobre ella, instándola a tumbarse de espaldas sobre el colchón y
la inmovilizó bajo su cuerpo. Empujo su dura polla contra su coño y
ella gimió contra su lengua. Ella envolvió las piernas alrededor de caderas para instarle a moverse contra ella. Pero de repente Brawn se
echó hacia atrás, rompió el beso y la soltó. Se enderezo, se cubrió la
cara con las manos y soltó un gruñido. Becca abrió los ojos y miro al techo. Ellas no comprendía porque se había detenido.
— Lo siento.
Ellas se sentó, apoyo las manos sobre su pecho y sintió como su cuerpo se estremeció bajo su toque.
— Brawn? Mírame.
Él negó con la cabeza, mantuvo las manos en la cara y volvió la
cabeza. — Podría haberte hecho daño. Lo siento " repitió.
Brawn la deseaba, podía sentir su pene rígido contra ella, pero
temía hacerle daño. Ella se lamió los labios. Los sentía un poco
hinchados por sus besos, pero le gustaba. Su clítoris palpitaba y sus pezones estaban duros bajo su camiseta. Su mirada bajó al bulto bajo
sus pantalones.
— Brawn. Por favor."Él bajó las manos lentamente y vio el pesar en
sus ojos. Ella odiaba ver esa mirada en ellos. — ¿Por qué lo sientes?
¿Por besarme y disfrutarlo? ¿Por desearme? Siento lo mismo por ti. Lo único que lamento es que te hayas detenido.
La sorpresa sustituyo al pesar en su mirada y entreabrió los labios.
— ¿Qué?
Becca deslizó sus manos hasta los hombros y presionó su pecho contra el suyo.
— La vida es tan corta." Malditamente corta, al menos lo sera para
mi, se corrigió. — Estamos juntos. Aprovechemos el tiempo que tenemos. Dame un beso.
Él vaciló. — Temo hacerte daño. Te deseo demasiado.
— No me harás daño. Tenme un poco de fe. "Ella sonrió. — Soy más fuerte de lo que crees. No tengas miedo. Yo ni siquiera puedo
pensar cuando me estás besando. Tu eres increíble.
— Tú haces que olvide que eres una simple humana. "Él sonrió,
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burlándose.
Ella le masajeó los hombros y miró hacia abajo. Sus brazos eran
musculosos. Él podría hacerle daño si quisiera, pero ella no le tenía miedo. Sus miradas se encontraron y él bajó la cabeza. Becca cerró los
ojos y se entrego a su beso. Ella se tensó un poco cuando sintió la mano
de Brawn moverse entre sus muslos. Brawn le aparto la ropa interior a
un lado y le acaricio el clítoris con la yema de un dedo. Ella gimió contra su boca y arqueo las caderas contra su mano. Él hizo círculos
pequeños alrededor de su yema y ella clavo las uñas en su piel. Él
rompió el beso, pero sus labios se rozaron mientras él hablaba.
— Abre los muslos para mí, todo lo que puedas. Mis caderas son
grandes. "
Envolvió un brazo detrás de su culo y la atrajo hasta el borde de la cama. Ella hizo lo que le pedía.
— Ellos no pueden ver lo que te estoy haciendo— ,dijo con voz
áspera.
Se dio cuenta de que se refería a la cámara en la habitación. Su
gran cuerpo se interponía entre ella y la cámara. Ella miró a un lado y
vio que la nueva especie estaba durmiendo en su cama. Ella le miró a
los ojos y asintió.
— Dime si quieres que me detenga.
— No.
Él gimió, cerró los ojos y la besó. Su lengua se fundió con la de ella. Ella envolvió sus brazos alrededor de su cuello y las piernas
alrededor de su espalda mientras sus dedos atormentaban su
clítoris. Un segundo más y se habría corrido, pero él abandono su brote hinchado y deslizó el dedo más abajo, acaricio la hendidura de su
coño y lentamente lo empujo dentro. Ella gimió cuando su dedo la
penetro profundo y empujo las caderas contra él. Su dedo se retiró totalmente de su interior y ella gimió una protesta a la que él respondió
estirando sus paredes vaginales con dos dedos. Eso hizo que ella se
aferrara a él con más fuerza. Brawn le acaricio el clítoris con el pulgar
mientras la follaba lentamente con los dedos y ella gimió más fuerte. Brawn gruñó en respuesta y retiró los dedos de su interior.
Becca abrió los ojos. — No te detengas". Ella le miró a los ojos. —
Por favor, no lo hagas.
Brawn gruñó y de repente se echó hacia atrás. — Suéltame.
Ella pensó que estaba poniendo fin a lo que estaba pasando entre
ellos, así que le soltó el cuello y dejo caer las piernas al suelo. Pero él no se aparto de ella, solo agarro la almohada de la cama y la tiro al suelo,
entre ella y él. La agarró, la levantó de la cama, la giro en sus brazos y
la puso de rodillas en la almohada, con una mano le alzo la camiseta por encima de sus caderas y con la otra la empujo sobre la cama.
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Ocurrió tan rápido que le llevó un segundo darse cuenta de que estaba
inclinada delante de él, inmovilizada sobre la cama. Brawn le separo las
piernas con las manos y le arranco las bragas. Se inclino sobre ella y le susurro al oído.
— Di 'no' si deseas que me detenga."
No lo hizo. Le había dicho que le gustaba montar a una mujer por
detrás. Le había advertido y se le había olvidado. Tal vez, era la posición que más le gustaba.
Brawn le lamió el cuello, le dio un beso y ella tembló cuando sus
manos le acariciaron los muslos.
— Seré amable aunque me cueste la vida." su voz sonó brusca. —
Eres tan apretada. Temo causarte dolor.
Ella estaba dispuesta a terminar lo que habían empezado, se agarro a la ropa de cama y volvió la cabeza para mirarlo. Cuando sus
miradas se encontraron ella le susurro.
— Te deseo, Brawn.
— Estás tan mojada. Haré que sea bueno para ti. "Bajó la cabeza a
su oído. — Cierra los ojos, hermosa. Estamos sólo nosotros. Sólo siente.
Puso las rodillas una a cada lado de las de ella, deslizo las manos
bajo la camiseta y subieron hasta los costados de sus pechos. Ella se levantó un poco para darle espacio a sus manos. Brawn utilizo el pulgar
y el dedo índice para pellizcarle suavemente los pezones. Ella cerró los
ojos y gimió. Sintió su cálido aliento contra su cuello antes de que lo mordisqueara suavemente y su cuerpo se estremeció. La pasión se
apoderó de ella y se agarro a la ropa de la cama, solo por aferrarse a
algo.
— Relájate para mí, hermosa. Voy a entrar poco a poco y será
difícil para mí.
La promesa ronca en su oído aumento su deseo y empujo el culo contra su rígida erección, atrapada en su pantalón de chándal. Brawn
le soltó un pecho y se bajo el pantalón lo suficiente para liberar su
gruesa polla. Ella sintió como la punta gruesa y contundente de su
pene se frotó contra su clítoris antes de presionarse contra la entrada de su resbaladizo coño. Becca gimió suavemente al sentir como su sexo
se estiraba para acomodar su pene. Brawn gruñó. Sonaba más animal
que hombre, recordándole que no era completamente humano, pero que la excito más. Ella empujo su culo contra él.
— Te siento tan bien a mi alrededor, preciosa." Él gruñó las
palabras. — Tan caliente y apretada.". Él le mordisqueó ligeramente la garganta.
— Brawn— ,se quejó ella.
— Estoy aquí.
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Brawn le lamió la oreja y empujó dentro de su coño más profundo,
obligándola a tomar un poco más, pero no demasiado. Brawn la
penetro más profundo, con movimientos constantes y lentos que aumentaron el placer de ambos.
— ¿Cómo se siente?
— Increíble— ,susurro.
— ¿Rápido o lento? Dime como te gusta.
— Rápido— ,respondió ella en un santiamén.
Brawn deslizó las manos por su cuerpo, se apoderó de ambos
senos y pellizcó sus pezones. Ella gimió y empujo las caderas hacia atrás, contra la suya. Él ronroneó suavemente, gruñó y empujo su polla
más profundo en su coño y ella grito de placer. Becca soltó la ropa de
cama, apoyo las manos sobre el colchón y empujó su culo hacia atrás. Sabía que él estaba frenándose y ella no quería que lo hiciera. Brawn le
mordió el hombro, con la fuerza suficiente para hacerle daño, pero no
para romperle la piel y ambos se congelaron. Brawn abrió la boca y la soltó. Él se movió dentro de ella otra vez, lento al principio, aumentando
gradualmente la velocidad hasta que él la embistió más rápido. Él
deslizo una mano entre sus piernas y le frotó rápidamente el clítoris.
Becca gimió en voz alta, giró la cabeza para presionar la mejilla contra su pecho y comenzó a tensarse. Brawn pellizco su brote sensible y tiro
de él suavemente. Ella gimió más fuerte.
— Te siento tan bien— ,dijo con voz áspera. — ¿Puedes tomarme más?
Ella asintió con la cabeza, gimiendo. Brawn la penetró más
profundamente y se movió lentamente al principio. Sus caderas aceleraron el ritmo de nuevo y le pellizco mas fuerte el clítoris, lo
acaricio más rápido, haciéndolo coincidir con el ritmo de sus caderas.
Becca se corrió duro. Brawn continuo follandola duro, dentro y fuera de su coño mientras sus músculos vaginales se convulsionaban alrededor
de su polla. Él aflojó la presión en su clítoris pero siguió embistiéndola
profundo hasta que el placer volvió a hacer arder su cuerpo.
— Me estás matando— ,gimió ella.
— No." Él gruñó. — Voy a hacer que te corras de nuevo.
Él continuó conduciendo su polla, dentro y fuera de su coño,
rápidamente. Era una sensación que ella nunca antes había experimentado, casi rozaba el dolor, pero se sentía bien. Su dedo volvió
a presionar su clítoris más duro y ella se tensó alrededor de su polla de
nuevo. Ella sofoco el grito de su segundo orgasmo contra la cama.
— Sí," gruñó Brawn.
Su cuerpo la embistió violentamente, echo la cabeza hacia atrás y
se introdujo en ella por última vez. Un rugido desgarró su garganta. Llegó tan duro y caliente que Becca pudo sentir cada explosión caliente
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de su semen llenándola y cada sacudida de su cuerpo contra su culo.
Brawn se desplomó encima de ella y casi la aplasto con su peso. Brawn
se recuperó primero y se levantó lo suficiente como para que ella pudiera recuperar el aliento. Beso y lamió su hombro varias veces.
Becca se quedo con los ojos cerrados, mientras se recuperaba, del
mejor sexo que había tenido en toda su vida. Su peso casi la aplastaba
contra la cama, pero eso le gustaba.
— ¿Becca?" Gruñó en voz baja.
— Um"
— ¿Te he hecho daño?"
Ella sonrió y negó con la cabeza.
— ¿Sientes un poco de dolor?"
Ella vaciló. Se sentía un poco dolorida así que asintió con la cabeza.
La besó en el hombro. — Está bien.
Ella se sobresaltó un poco cuando él retiró lentamente su polla, aún dura, de su coño. Y maldijo suavemente. — Debí haber sido más
suave.
— No es por eso. Nunca me he corrido dos veces seguidas y tu eres
mucho más grande.
Brawn se enderezo totalmente y ella giro la cabeza. Vio como él se
subía el pantalón y le bajaba de un tirón la camiseta, que le había
subido hasta la cintura. Miró hacia abajo, se inclinó para recoger algo del suelo y levantó su ropa interior destrozada.
Sus mejillas se ruborizaron cuando la miro a los ojos. — Lo siento.
Las destroce.
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CCaappííttuulloo NNuueevvee Tim Oberto estaba furioso. — ¿por qué demonios nos está llevando
tanto tiempo?
Tiger, el jefe de seguridad de la oficina nacional de estadística,
observó al hombre con expresión sombría. — Perdimos la señal.
— ¿Cómo diablos pudo suceder esto?" Tim se paseaba en la habitación como si fuera un animal enjaulado. — Se llevaron a mi hija.
Tiger sabía lo que se sentía al caminar de esa manera. Él había
estado enjaulado. Y entendía perfectamente la preocupación del ser humano. Tiger también la sentía. No conocía a Rebecca Oberto, la hija
del humano, pero sí a Brawn.
— Tenemos que buscar por todo el área y eso lleva tiempo. Tus hombres también están registrando los edificios. " Tiger respiró hondo.
— Fue en esta sección donde recibimos la última señal, tienen que estar
aquí. Esto es un área industrial y hay cientos de edificios.
Tim resoplo. — Conoces a este chico, ¿no? ¿A Brawn? Quiero que
me cuentes todo sobre él. Está con mi hija.
— Brawn es un miembro del consejo.
— Explícame lo del consejo.
Tiger volvió a respirar. — Cada una de las cuatro instalaciones de
pruebas es representada por un miembro del consejo y están dirigidos
por Justice. Algunos humanos sugirieron que cada grupo de sobrevivientes eligieran un portavoz que representara sus necesidades y
cuestiones. Los miembros del consejo realizan un seguimiento de todas
las especies de su laboratorio e informa a Justice si hay problemas. Brawn fue elegido por su capacidad de mantener la calma en
situaciones extremas, por sus habilidades de lucha y por su
inteligencia. También tiene buen sentido del humor y es muy razonable.
— Sus habilidades de combate no le salvó ni a él ni a mi hija" dijo
Tim enfurecido. — Si él fuera tan bueno, ellos nunca se los habrían
llevado.
Tiger inmediatamente se sintió ofendido. — Nunca le habrían capturado si no fuera porque estaba protegiendo a tu hija. Podría haber
huido y abandonarla. Es felino. Él fácilmente podría haber saltado
desde la ventana hasta el techo o hasta el suelo sin lesionarse. Creemos que fue mezclado con el ADN del leopardo negro. Yo he cazado con él y
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es muy rápido. Te dije que seis hombres entraron en la casa de tu hija,
viste el cuerpo. Brawn luchó pero ellos tenían drogas. Él no huyó
porque se quedó con tu hija así que no te atrevas a insultarle .
Trey Roberts se aclaró la garganta. — Señores, tranquilizaos, por
favor. Esto no ayuda.
Un hombre que estaba sentado delante de un ordenador portátil
maldijo. Se volvió hacia su jefe,
Tim. — Tengo muy malas noticias.
— ¿Qué ?" Tim se puso tenso.
— Fue difícil, pero he conseguido hackear las finanzas del muerto. Él ha estado recibiendo regularmente depósitos de una empresa
fantasma. Rastree la fuente real del dinero. " Él se reunió con la mirada
de Tim. — Industrias Mercile está detrás de esto. El dinero proviene de su fondos. Todos los depósitos en esta cuenta fueron hechos por sus
inversores. Ellos estuvieron pagando al muerto.
Tim cerro una mano con fuerza y señaló con la cabeza a Tiger. — ¿Por qué mataron a mis vecinos y no a mi hija? ¿Por qué mantenerla
con vida?
Tiger se tensó mientras miraba a Tim y trato de juzgar si el hombre
podría soportar la verdad sin perder completamente el control. Tiger respiro profundo. — Deberías ceder el mando del equipo a uno de tus
hombres. Te estas dejando llevar demasiado por las emociones.
— ¡No!, —Gritó Tim.
Trey extendió la mano y agarró el brazo de Tim. — Él tiene razón.
Puedes quedarte pero deberías ceder el mando de la operación. No eres
racional. Te entiendo, Tim. Aprecio a Becca pero es necesario que me dejes manejar a nuestros hombres.
Tim maldijo con saña. — ¿Por qué?
Tiger vaciló. — Industrias Mercile secuestró a otra humana para emparejarla con un macho de las especies. No te puedo informar de los
detalles sin que te vuelvas inestable.
Tim se puso tenso y la rabia lo invadió. — ¿Qué crees que van a
hacerle a mi hija?
Tiger vaciló. — Dale el mando a tu segundo y te diré lo que sé.
Tim se volvió y golpeó el interior de la camioneta. Él asintió con la
cabeza a Trey. — Tú estás al mando.
Trey asintió con la cabeza y miró a Tiger. — ¿Qué crees que está
pasando?
Tiger vaciló-. "¿Estás muy cerca de su hija?
Trey asintió. — Sí, pero soy más racional y objetivo. Becca y yo
somos amigos, pero puedo permanecer tranquilo.
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Tiger le miró con atención y vio su control. Él asintió con la cabeza,
pero se centró en el padre de la mujer secuestrada. — Recientemente
un médico de Mercile secuestró a una hembra humana. Ella estaba apareada con uno de mi especie. Creo que pensaron que Rebecca era la
compañera de Brawn Ellos no tienen nuestro sentido del olfato,
nosotros sabemos que Brawn estaba durmiendo solo en su cama. Ella
sólo se refugió en su habitación cuando les atacaron. La escondió en su cuarto de baño para evitar que llegaran hasta ella y lucho por
protegerla.
Trey asintió. — Rebecca no es del tipo de mujer que se mete rápido en la cama de un hombre.
— Brawn tampoco tocaría a una mujer humana. Le gusta nuestras
mujeres y ha dejado muy claro que no tiene interés sexual en vuestras mujeres.
— Sólo dinos porque crees que se llevaron a mi hija y por qué sólo
estoy oyéndote hablar de esa otra mujer. Se supone que deberíais haberme informado de cualquier secuestro de tu gente. Recuperar a las
nuevas especies es el trabajo de mi equipo. "dijo Tim ofendido.
Tiger vaciló. — Manejamos bien la situación y no quería llamarte a
menos que tuviera que hacerlo.
La secuestraron para que la nueva especie que mantenían en
cautividad se reproduciera con ella.
La querían porque ella estaba acoplada a una nueva especie. El médico asumió que la nueva especie no la mataría porque ella llevaba el
olor de otro macho. Probablemente quieren que tu hija crie con un
varón de las especies. Ellos quieren ver si una hembra humana puede quedarse embarazada de uno de nosotros.
Tim palideció y se apoyó en el interior de la camioneta. Él negó con
la cabeza. — No.
Tiger asintió con gravedad. — Metieron a la hembra humana en
una jaula con un macho de las nuevas especies que nunca había sido
puesto en libertad, pero él no la tocó. Él podía oler a su compañero en
ella y la protegió como si se tratara de una de los nuestros. Tenemos la esperanza de que solo tengan a Brawn y no usen las drogas de cría.
— ¿Para que usan las drogas?
Tiger vaciló. — Nos obligaron a criar con nuestras hembras. Cuando nos negábamos, le hacían daño a la hembra hasta que
accedíamos a tener sexo o nos inyectaban unas drogas que nos dejaban
sin opciones. Si eso ocurre y usan esas drogas, tu hija sufrirá un infierno o morirá. Nuestras hembras apenas sobrevivían a la
reproducción forzada. Los hombres pierden el control y la capacidad de
pensar. Después, cuando pasan los efectos, el macho ni siquiera recuerda lo que ha hecho. Él no es responsable de su acciones. ¿Has
oído hablar de la droga de la violación? Esta es muy similar pero con
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esta droga el macho se pone muy agresivo y su cuerpo padece un gran
dolor que solo se calma cuando tiene sexo con una hembra. Las drogas
sacan el animal que lleva dentro.
— Voy a matar a esos cabrones, —Tim apretó los dientes. — ¿Estás
diciendo que crees que los secuestraron para obligarlo a violar a hija?
Tiger asintió. — No le hará daño si no le drogan y él se negará a
tener relaciones sexuales con ella a menos que amenacen con matarla o torturarla. Brawn sabe que estamos buscándoles pero también hará
cualquier cosa para mantenerla con vida, mientras pueda.
Trey maldijo suavemente. "¿Le conoces bien?
Tiger asintió. — Sí.
— Si se ve obligado a, uh, tocarla, no le hará daño" Tiger le dio una
mirada sincera. — Él no lo haría. Brawn no quiere sexo con una hembra humana. Él no tiene interés en ellas. Me preocupa más que
usen esas drogas con él.
— ¿La matara?
Tiger se encogió de hombros. — Dependerá de si utilizan las drogas
o no. Te he dicho como funcionan. No sera responsable de lo que pase
si él no controla su mente." Tiger miro a Tim. — Si ese es el caso, podría
matarla accidentalmente o hacerle mucho daño. Él también es una víctima en esto. Por eso tenias que renunciar. "Él miró a Trey. — Si lo
drogaron y ha pasado lo peor y no puedes garantizarme su seguridad
frente tus hombres, es necesario que lo digas ahora. Tu equipo será apartado de esta misión. Por eso insistimos en venir con nuestro propio
equipo de hombres.
Trey le miró sombrío. — Podría violarla por culpa de las drogas, ¿no?
— Si le drogan, él no sera él mismo. Se volverá loco y sufrirá.
Después no recordara lo que ha hecho.
El dolor le hará perder el control de su mente. Pero cuando se
despierte más tarde, estará aterrorizado. ¿Entiendes?
Trey asintió. — Nadie le hará daño, no importa lo qué haya hecho.
Te doy mi palabra.
Tiger asintió. — ¿Y tus hombres? ¿Si nos encontramos con lo peor
intentaran matarlo?
Trey suspiró. — Hablare con ellos. Te juro que no lo matarán, independientemente de la circunstancias.
— Hay una cosa más." Tiger hizo una pausa. — ¿Te acuerdas de la
redada a las instalaciones en Colorado? Hemos hablado con todos los que hemos recuperado. No los rescatamos a todos. Cerca de dos
docenas de hombres y una de mujeres continúan en paradero
desconocido. Pueden que hayan secuestrado a la hija de Tim para para
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reproducirse con uno de esos machos. Tampoco podéis matarlo, aunque
encontréis el cuerpo de su hija en el interior de su celda. Pero, si esa
nueva especie ha dañado a su hija o la ha matado sin estar drogado, yo mismo me encargare de él. Algunos pueden estar mentalmente dañados
y son muy peligrosos.
Trey asintió con gravedad. — Entendido. Hablare con mis hombres
y les comunicare que esta recuperación puede ser mayor de lo que pensábamos y que no importa con lo que nos encontramos, tú estás a
cargo de las nuevas especies que estén dentro.
Trey se marchó en silencio para hablar con los equipos que seguían registrando los edificios, junto a los veinte machos de las
nuevas especies que se habían ofrecido para ayudarles a buscar a la
pareja.
Tim salió de la camioneta y comenzó a golpear con los puños el
exterior del vehículo.
Tiger entendía su ira. Salió de la furgoneta y esperó a que Tim se calmara. Finalmente lo hizo y Tiger vio el dolor en los ojos del humano
— Brawn hará todo lo que pueda para protegerla.
— Esto es mi culpa. Yo le llevé a su casa. Yo lo hice.
— Industrias Mercile hizo esto. Ellos contrataron a personas que no tienen respeto por la vida. Esto es culpa de ellos, Tim.
Él asintió con la cabeza. — Tenemos que encontrar a mi hija y tu
hombre.
— Lo haremos. Perdimos la señal en esta área. Hay demasiados
edificios en los que pueden estar escondidos pero estamos bastante
seguros de que están aquí. Habrían destruido el dispositivo de rastreo mucho antes de llegar aquí si hubieran sido conscientes de su
existencia. Para mañana habremos registrado toda la zona.
— ¿No se puede rastrear su olor?
Tiger negó con la cabeza. — No pueden recoger su aroma desde el
exterior a menos que estén cerca del edificio y la brisa venga de su
dirección. Mis hombres están con tus equipos, algunos son los mejores
cazadores que tenemos y tengo fe en que podrán localizarlos. La espera es lo más difícil, te entiendo, pero tenemos que mantener la calma y
esperar.
— Esto es mi culpa.
— Ya hemos pasado por esto.
— Debería haberla sacado de su casa o haber regresado a casa
después de mi cita. Debería haberme asegurado de que dormía en su antiguo dormitorio. Yo…
Tiger le agarró el hombro. — Podrías haber muerto también si
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hubieras estado en casa. Están entrenados para secuestrar a uno de
nuestros hombres. No pretendo ofenderte pero somos más fuertes y
más rápidos. Si Brawn no tuvo ninguna posibilidad contra ellos, tú tampoco. "
La voz de Tim salió ahogada por la emoción. — Sólo quiero
recuperar a mi hija con vida.
******
Brawn se despertó al oír un ruido. Al instante apretó su agarre
alrededor de Becca, que estaba acurrucada en sus brazos. Respiraba lentamente, eso le indico que estaba durmiendo profundamente, con
una mano apoyada en su brazo. Brawn estudió su rostro mientras
olfateaba el aire. Su nariz no recogió el hedor de su enemigo. Actualmente, estaban a salvo de cualquier daño.
Ella era hermosa. Nunca había pensado que encontraría tan
atractiva a una humana, pero ella lo era.
Ella era tan diferente a las mujeres de su especie. Su nariz no era
achatada en su linda cara. Los huesos de su rostro eran más suaves.
Era tan pequeña y frágil. Podría dañarla fácilmente si no tenia cuidado.
Ella se movió un poco, se frotó contra él y su cuerpo respondió al instante. Ni siquiera necesitaba estar desnuda para que su pene se
endureciera. Solo tenía que estar cerca de él para desear montarla de
nuevo. El sexo con ella había sido diferente y maravilloso. Ella era muy suave y estaba muy apretada. Ella era húmeda, caliente y frágil. Él
reprimió un gemido.
El recuerdo de sus gemidos aumento el deseo de montarla. Le dolía la polla por la necesidad de estar dentro de ella, pero ella necesitaba
recuperarse. Tendría que haber sido más suave con ella pero no pudo
contenerse al sentir cada centímetro de su polla enterrada en su caliente y apretado sexo. Miró las marcas en sus hombros que le había
dejado con las uñas en un momento de pasión. Echó un vistazo al
mordisco que ella le había dejado en su pecho. No le quedaría cicatriz,
porque los humanos tenían los dientes planos, pero le hubiera gustado. Ninguna mujer lo había marcado antes y se alegró de que ella lo hiciera.
Lo único que lamentaba era que las marcas no fueran permanentes.
De pronto comprendió porque Justice y otros machos de las nuevas especies habían escogido por compañeras a una mujer humana.
Ellas no eran tan fuertes como las hembras de las especies, pero su
suavidad y su personalidad se metían dentro del pecho de un hombre. Su mirada volvió a su rostro. Él no podía dejar de mirarla y dudaba que
alguna vez fuera suficiente. Levantó la mano para acariciar su suave
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cabello castaño y parte de él se curvo alrededor de su dedo. Era
demasiado corto y apenas le llegaba a los hombros. A él le gustaría que
se lo dejara crecer hasta el culo.
Sus dedos rozaron su mejilla. Ella es tan suave por todas partes.
Su cuerpo no era musculoso como el de sus mujeres. Todo en ella era
diferente a sus hembras y sin embargo él quería mantenerla a su lado
para siempre. Protegerla. Vivir con ella. Detuvo la exploración de su mano y cerró los ojos. Deseaba poder estar con ella todo el tiempo y ver
su pelo crecer hasta la cintura. Pero, estaban en el infierno y no habría
un futuro con Becca ya que eran prisioneros de esos mismos monstruos que le habían atormentado durante casi toda su vida. Brawn la abrazó
un poco más fuerte. Su fealdad había tocado a la única cosa hermosa y
perfecta en su vida. Había perdido la esperanza de que los rescataran. Aunque nunca se lo diría a Becca, él nunca aplastaría su espíritu de
esa manera. Si incluso por segunda vez en su vida, ocurriera el milagro
de que los liberaran, probablemente la perdería para siempre. Los recuerdos de lo que habían vivido juntos, serían eclipsados por el horror
de la situación. Nunca sería capaz de mirarlo sin revivir esta pesadilla.
Otro ruido suave le llamó la atención, abrió los ojos y volvió la
cabeza. El otro macho de la nueva especie estaba de pie, junto a los barrotes y mirándolo en silencio. Brawn cuidadosamente, soltó a Becca,
la cubrió con la manta y se trasladó a la esquina más cercana a la otra
jaula.
— ¿Estás bien? Soy Brawn.
El hombre inclinó la cabeza y le miró con confusión. Brawn lo
entendió. — Elegí ese nombre cuando me liberaron de Mercile. "Se negó a decir su número, había jurado nunca volver a pronunciarlo o a
escucharlo. — ¿Puedes hablar? Eres el 919, ¿correcto?
— Sí, —gruñó el hombre. Su mirada bajó a Becca, un suave gruñido salió de su garganta y la rabia torció su rostro.
Brawn se movió, bloqueó su visión y se agarró a los barrotes. —
Tranquilo. Ella no es el enemigo.
— Todos ellos lo son.
— No todos. Algunos seres humanos son buenos. Ellos me
liberaron a mí y a muchos otros de las instalaciones de pruebas. — Él
mantuvo la voz baja. Los hombres que trabajaban para la doctora creían que era seguro hablar en voz baja así que pensó que
probablemente era. — ¿Cuánto tiempo llevas aquí? ¿Lo sabes?
El hombre se encogió de hombros. — No sé cuánto tiempo.
Brawn le entendió. Era fácil perder la noción del tiempo cuando no
veías la luz del día. La mirada del otro macho se desvió a la otra jaula y
al hombre dormido, que no se había despertado desde que estaban allí.
— ¿Quién es él?
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El 919 miró a Brawn— El 358 está mal. Él respira pero esta débil.
Le han dado demasiados medicamentos durante varios días seguidos.
Le volvieron loco y empezó a estrellarse contra las paredes. — El miró a Brawn. — Él estará físicamente bien, pero me temo que no lo estará su
mente.
— ¿Qué hay del otro que huelo?
— El 880 está en la otra habitación. — la rabia tensó el cuerpo del macho. — No le veo desde que murió la mujer que estaba con él.
La alarma se apoderó de Brawn. — ¿Humana?
— Una de nosotros. — Reveló sus colmillos y gruñó. — Ellos la asesinaron delante de él como castigo. Estaba aquí antes de que nos
trajeran pero nunca hablé con ella. — El señaló la pared de hormigón
que separaba la otra parte de la habitación. — Él se preocupaba por ella. Creo que ella estaba enferma. Cuando los seres humanos la
mataron, se volvió loco.
Brawn se sintió apenado por la pérdida. Se preguntó si se trataban de las especies que no recuperaron en el centro de pruebas Colorado.
— ¿Él no habla?
— No habla desde que la mataron, — gruñó 919. — Él aulló
durante días, rompió la jaula. Tuvieron que sedarle para curarle las heridas. Lo vi pasar un par de veces. Ellos tienen que drogarlo cada vez
que se despierta. Creo que él trató de poner fin a su vida. Ha perdido su
mente. A veces sucede eso.
Brawn lo sabía. — ¿Hay otros?
El hombre negó con la cabeza. — No.
— ¿Has escuchado alguna vez la palabra Colorado?
— No.
Las puertas dobles se abrieron y dos humanos entraron en la
habitación. El 919 gruñó, se aparto de los barrotes y comenzó a pasearse. Brawn se acercó a Becca si apartar la mirada del enemigo.
Se acercaron a la otra jaula y el 919 gruñó más fuerte. Los
humanos se rieron mientras sacaban sus armas.
— ¿Qué tiene de malo? — El hombre rubio soltó una risita. — ¿No te gusta que la maquina te haga una mamada? Me gustaría que mi
polla tuviera tanta acción como la tuya.
El otro le apunto con la Taser. — Estos animales son demasiado estúpidos para apreciar la atención que se les da a sus pollas. A
nosotros no se nos permite salir de aquí para buscar un buen coño.
Prefiero a esa máquina haciéndome una mamada que echarme una paja con la mano.
Se centraron en el varón y le dispararon con la taser. El macho
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aulló cuando el voltaje eléctrico atravesó su cuerpo y cayó al suelo.
Brawn gruñó cuando vio caer al otro macho. Una mano le agarro el
brazo, se giro rápidamente y estuvo a punto de golpear a Becca, pero sus reflejos hizo que la palma de su mano se detuviera a centímetros de
su cara. Ella le miro asustada y él maldijo. No sabía que se había
despertado. Él dejó caer la mano y vio cómo los humanos disparaban
con la Taser al varón que estaba sufriendo en el suelo. Dispararon y dispararon, hasta que el macho se desmayó. Los hombres quitaron las
cadenas de la puerta, la abrieron y entraron en la jaula. Agarraron por
los brazos al 919, lo sacaron y se lo llevaron. Brawn no se relajó hasta que las puertas se cerraron. Se volvió hacia a Becca para disculparse
por haberla asustado.
— Lo siento. Me sorprendiste cuando estaba estresado.
El corazón de Becca empezó a latir más despacio. — Está bien. No
te preocupes por esa tontería. No debí haberme acercado así. — Ella dio
un paso más cerca y se estremeció. — Ese pobre hombre.
— Tienes frío.
Ella sonrió, conmovida porque estuviera tan preocupado. — Estaba
muy calentita hasta que te levantaste. Tu cuerpo desprende mucho
calor.
— Acuéstate.
Él trató de instarla a volver a la cama, pero ella se acercó a los
barrotes y se quedó mirando las puertas dobles.
— Tenemos que largarnos de aquí, —susurró. — Si no quieres
seguir mi plan tendremos que pensar en otra cosa.
— Becca, es demasiado peligroso.
Ella giró hacia él y cruzó los brazos sobre el pecho. — Estar aquí es
peligroso. Tenemos que detener a estos monstruos.
Él se acercó a ella. — Estoy de acuerdo en eso, pero te mataran y. — Él envolvió ambos brazos a su alrededor y la inmovilizó contra su
cuerpo. — No arriesgare tu vida.
Ella no respondió ya que él estaba decidido a mantenerla a salvo.
Aunque al final, el resultado no cambiaría. Sin embargo, tenía que reconocer que había sido un buen año, admitió silenciosamente
mientras observaba su mirada sexy. Ella se mordió los labios, el
recuerdo de lo que habían hecho antes de dormirse, era lo mejor que le había pasado. Desde luego, saber que había protagonizado una película
porno en directo para el beneficio de los guardias, no le gustaba. No
volvería a ocurrir aunque ella lo deseara. Primero tenían que escapar y luego..... ¿qué? ¿Vería a Brawn otra vez? ¿Se quedaría en su casa o
regresaría al Homeland?. La idea de no volver a verle le oprimió el
pecho. De repente se apretó contra él y apoyó la mejilla contra su pecho. Escucho el fuerte latido de su corazón.
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— Me estoy congelando, —mintió.
Brawn la apretó contra él con más fuerza. — Yo te calentare.
Becca quería que él la abrazara todo el tiempo que fuera posible y no solo era por alejar el frío. Si no porque ella se estaba enamorando de
él.
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CCaappííttuulloo DDiieezz El teléfono móvil de Tiger vibró en su bolsillo, lo saco y lo abrió. —
Informe. — Él escucho y sonrió mientras se encontraba con la mirada curiosa de Trey.
— Uno de mis hombres encontró su olor en el interior de un
almacén. Vamos a pasar a todos nuestros equipos a esa área. Están esperándonos para asaltar el edificio.
Tim se puso de pie en un instante. — Vamos.
Tiger frunció el ceño. — Tú te quedas aquí. Nosotros iremos.
Tim iba a discutirlo pero Trey habló primero.
— Es lo mejor. Entraremos y encontraremos a Becca, Tim. La
pondremos a tu alcance.
Tim asintió con la cabeza, se sentó en la dura silla y apoyo los
puños sobre su regazo. — Puedo manejar cualquier cosa que le hayan
hecho, tú sólo tráela de vuelta a mi vida.
— Haré mi mejor esfuerzo, —juró Trey suavemente. Echó un
vistazo a Tiger. — Vamos.
Tiger saltó de la camioneta, que era su centro de mando móvil y
corrió con Trey pisándole los talones, el ser humano mantuvo fácilmente el ritmo y eso le recordó que el equipo estaba compuesto por
hombres muy bien entrenados. Ellos llegaron rápidamente al edificio y
se reunieron con el equipo de asalto que estaban esperándoles. Veinte hombres de las nuevas especies y quince miembros humanos, estaban
preparados para lo peor. Tiger tomó la iniciativa y dio la orden a su
equipo de avanzar.
— Os seguimos, —reconoció Trey. — Tu gente es mejor en el
rastreo que mis hombres.
Miró a los humanos con severidad. — Recordad que nadie daña a la nueva especie, no importa lo que os encontréis. ¿Queda claro? Podría
estar muy drogado. Sólo tenéis que contenedlo si lo encontráis antes de
que llegue mi equipo. — Tiger miró a sus hombres. — Recordad que
puede estar drogado con los fármacos de cría. Si Brawn no está lúcido hay que sedarlo. Hablad con él primero para aseguraros de que es
racional antes de ponerlo en libertad.
Los dos equipos se estudiaron mutuamente y la tensión era palpable. Por lo general, ellosno trabajaban juntos, pero esta era una
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situación especial. Todos los humanos en el grupo conocían a la hija de
Tim y a Tiger le preocupaba como podrían reaccionar si la encontraban
herida o algo peor. En un momento de rabia o de dolor, un humano podría matar a Brawn o a otra especie.
Tiger estaba tentado a detenerlos y a enviar solamente a su equipo
de nuevas especies, pero sabía que eso, a la larga ocasionaría
problemas a su pueblo. El equipo humano le había dado su palabra de mantener la calma y él tenía que aceptarlo. Por supuesto, no es que
pudiera confiar ciegamente en ellos. Se le ocurrió una idea.
— Mezclaremos nuestros equipos. — Tiger miró a Trey.
Trey asintió. — Por supuesto. — se dirigió a sus hombres. — La
ONE lleva la voz cantante. Así que escuchadle bien, chicos. Formen
varios equipos y uno de ellos se hará cargo.
Los machos humanos se separaron en grupos pequeños. Tiger
rápidamente asignó a uno de sus hombres a dirigirlos y después dividió
al resto en cada equipo.
— Vamos a rodear y a entrar" El se quedó mirando Brass. —
¿Estás seguro que era su olor?
Brass miró el arma. — Positivo. No seguí la pista al interior por si
hay alarmas o cámaras, pero Brawn ha estado allí. Me aparté rápido y tuve cuidado de no dejar señales que los alarmen. Además, no huelo a
explosivos.
— Vamos a pasar, —ordenó Tiger, Trey le hizo señas a un equipo para que se acercara a la entrada y los otros equipos que rodearan el
edificio.
En el instante que entraron por la puerta del almacén Tiger inhaló y asintió con la cabeza a
Trey.
— Ellos han estado aquí, pero su aroma es muy débil. Si hubieran dejado las puertas abiertas o hubiera cualquier ventana rota su olor no
habría persistido, pero estoy recogiendo el olor de Brawn y el de la
mujer. — Él inhaló varias veces. — Hay muchos hombres humanos.
Creo que al menos son diez machos y el olor de... — Él inhalo de nuevo. — Otra hembra humana.
— Mierda, —suspiró uno de los seres humanos y señalo a la
puerta abierta de la furgoneta. — ¿Ves esa gran jaula y lo que alguien dejó aquí? — Tocó un rifle de asalto.
— Son militares, de la vieja escuela, así que estamos
enfrentándonos a alguien que probablemente es un ex militares del Ejército o un ex Marine.
— Esta puede ser una instalación de cría, —recordó Tiger con
gravedad. — Tenemos que esperar lo peor. Me preocupa más el haber
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recogido dos olores femeninos.
— Maldita sea, —Trey lo miró sorprendido. — Ellos están
realmente presionándole demasiado si le tienen con dos mujeres. Tiger le lanzó una mueca, no divertía, pero si con humor sombrío. — No será
agradable para ninguna de las partes involucradas.
Trey asintió con la cabeza bruscamente. — Toma el mando.
Tiger tomó la delantera. Inhaló y siguió los aromas tenues hasta un arco que conducía a una escalera. Bajó la mirada y contuvo una
maldición. Odiaba la oscuridad. Cogió la linterna de su cinturón y su
mirada busco cámaras o sensores, pero no vio ninguno.
— Por esto perdimos la señal. Ellos están bajo tierra. — Su mirada
vagó por sus hombres. — Estad atentos a las cámaras de vigilancia o a
los sensores y no os olvidéis de inhalar en busca de explosivos. Si uno de mis hombres levanta una mano. Os detenéis. Entramos en silencio
para que no nos escuchen llegar. Nos moveremos malditamente lento
hasta que sepamos lo que nos estamos enfrentando.
Trey se volvió e hizo movimientos con la mano a sus hombres para
asegurarse de que entendían las órdenes. Tiger no hizo señas a su
equipo. La audiencia de las nuevas especies era extremadamente
sensible y ellos habían escuchado perfectamente cada palabra. Tiger sacó su pistola. Las odiaba, pero recibir un disparo era mucho peor. Él
espero a que Trey terminara de hablar con sus hombres antes de bajar
el primer escalón. Su cuerpo estaba tenso, su mirada se movió constantemente. Esperaba no encontrarse con algo horrible.
******
Brawn sabía que Becca se había vuelto a dormir entre sus brazos.
Estaba cansado, pero no podía dormir después de ver en la condición
en la que el 919 regreso a su celda. El macho no se durmió esta vez, en lugar de eso, no dejaba de pasearse en su celda. Le habían drogado
fuertemente.
Otras preocupaciones llenaron su mente y le mantenían despierto
mientras miraba a Becca dormir. Podría haberse quedado embarazada. Él no le había preguntado si usaba algún método anticonceptivo porque
no podía revelar que los machos de las nuevas especies podían fecundar
a una hembra humana. Eso era un secreto de su pueblo y tenía que protegerlo. Su mirada bajó a su vientre, donde su mano descansaba.
Ella le odiaría. Y lo peor era que Becca había comenzado a ovular en las
últimas horas. Él podía olerlo. Se juró no tocarla otra vez. No podía correr el riesgo.
Ella era una mujer humana de casi treinta años y estaba soltera,
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seguramente ella estaría usando algún anticonceptivo. Había leído
mucho sobre las mujeres humanas. Ellas eran inteligentes y cuidaban
sus cuerpos, pero aún así, no volvería a arriesgarse. No importaría cuánto deseara envainar su polla dentro de su coño caliente, él se
resistiría. El recuerdo de como se había sentido a su alrededor, fue
suficiente para ponerlo duro. Apretó los dientes y empezó a respirar por
la boca para evitar la tentación de su olor.
Una mujer en celo afectaba fuertemente a los machos de las
especies, les volvía salvajes, les hacia enloquecer. Eso era lo que había
oído y ahora estaba seguro de que era cierto. Los gruñidos y gemidos del 919 llamaron su atención. Brawn volvió la cabeza para mirarlo y le
vio agachado en el suelo e intentando cavar un hoyo en el suelo con las
manos, eso probaba que no estaba en sus cabales. Tal vez debería tratar de hablar con él, pero estaba seguro que no funcionaria. Verlo
sufrir le lleno de tristeza. Un aullido atravesó la habitación y Becca se
despertó en sus brazos. Él se aferró a ella, se reunió con su mirada asustada y frotó su espalda.
— Ellos lo drogaron.
Ella levantó la cabeza lo suficiente para mirar al 919. Brawn odio
ver su expresión de dolor y las lágrimas que llenaron sus bonitos ojos cuando se levantaron para encontrarse con su mirada.
— Él se destrozara las manos.
— Lo sé, pero no me escucha. Él seguirá siendo irracional hasta que su sistema elimine la droga.
— Odio a esos hijos de puta.
Él asintió en silencio. — Duerme.
— No puedo.
Ella giro en la estrecha cama, hasta que quedo frente a él y apoyo
la mano en su pecho, cerca de su pezón. Este se endureció al instante y su polla también. Le dolió, cuando ella se acurrucó contra él y metió el
muslo entre sus piernas.
— Quiero salir de aquí.
— Yo también, —él estuvo de acuerdo.
— ¿Qué harías primero si fueras libre?
Él vaciló. Llevaría a Becca a su casa, a su cama y la montaría
hasta que ninguno de los dos pudiera caminar. Pero no se lo diría. — Cocinar un gran filete."
Ella sonrió. — Darme un baño.
La imagen de ella desnuda y sumergida en el agua sólo le hizo desearla hasta el dolor, la soltó y y se levantó de la cama. No se perdió
su expresión de asombro mientras ponía espacio entre ellos.
Laurann Dohner – Nuevas Especies 05 - Brawn
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— Los baños son buenos. — dijo centrándose en el otro macho en
lugar de en ella. Escucho el crujido de la cama y él aspiró su aroma. Su
pene palpitaba porque ella estaba en celo. Se agarró a los barrotes para no agarrarla a ella. Ella lo empeoró cuando se le acercó por detrás, se
situó cerca de él y miro también al 919.
— ¿Cuánto tiempo crees que estará así? La última vez durmió
durante mucho tiempo.
— Le dieron demasiado. Probablemente se resistió duramente a
ella.
— Podrían haberlo matado.
Él permaneció en silencio en señal de que estaba de acuerdo. Ella
le acaricio el brazo y él se apartó. Un gruñido desgarró su garganta
antes de que pudiera detenerlo y ella retrocedió.
— No me toques ahora mismo. Estoy nervioso.
El dolor destelló en sus ojos y se sintió como un hijo de puta. Abrió
la boca para explicarle el porqué la rechazaba de esa manera, pero no estaba seguro de cómo contarle que estaba luchando contra el impulso
de tumbarla sobre la cama y montarla de nuevo. Repitió mentalmente
las razones.
Ella estaba en celo y los humanos podrían aparecer de nuevo y verlos. Becca lo distraía demasiado y él no podía bajar la guardia o
arriesgarse a dejarla embarazada.
— Becca, yo…
Un ligero ruido lo distrajo, se volvió y escucho atentamente. El
sonido era débil, provenía desde el otro lado de las puertas dobles y no
lo había oído antes. Su mirada se alzó hacia las paredes. Vio que las telarañas se movían ligeramente y pensó que sería el sistema de aire
hasta que inhaló profundamente por la nariz.
— Tenemos compañía, —susurró Brawn.
Becca se puso tensa, pensó que serian que los matones que volvían
para arrastrarla con Brawn a la habitación donde tendría que tomar
más muestras de esperma. Se preguntó por qué se había enojado
cuando le había tocado. Seguramente su estado de ánimo empeoraría cuando lo encadenaran a la cama. Excitarle sería más difícil ahora si él
no quería que le tocara. Tal vez, estaba empezando a odiarla porque era
humana. Los guardias y la loca doctora no tenían mucha humanidad. Por supuesto, si él estaba empezando a culparla, podría seguir su plan
y escapar. Tal vez ella podría sobrevivir. Claro que le dispararían, pero
eso no significa necesariamente que muriera.
Brawn de repente la miró con una sonrisa en su rostro,
sorprendiéndola una vez más con sus cambios de humor, mientras
olfateaba el aire.
Laurann Dohner – Nuevas Especies 05 - Brawn
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— En cualquier momento tu amigo te hará otra oferta de booty
call.
Le llevó un segundo entender sus palabras y las rodillas se le debilitaron. Estaba oliendo a Trey Roberts, conocía su olor del día que
estuvo en casa y ella confiaba en su nariz. Las lágrimas de alivio y
felicidad la cegaron. El equipo de su padre estaba aquí. Brawn se movió
rápido, la agarró por la cintura y la arrastró hasta un lado de la cama. Utilizo un pie para enganchar una pata de la cama y la volcó. Ambos se
tumbaron en el suelo. El cuerpo de Brawn cubrió el de ella.
— No te muevas, —le ordenó. — Puede haber un tiroteo.
Él estaba protegiéndola de las balas, con su cuerpo y la cama. Ella
apoyo las manos abiertas en su pecho y su corazón se aceleró por la
excitación.
— No puedo creer que nos hayan encontrado.
— Lo hicieron, — le dijo con voz áspera al oído. — Sus aromas
están entrando por los respiraderos del aire. Deben estar junto a las otras puertas. Quédate abajo y estarás segura. Huelo a tu amigo, a
otros seres humanos y a varios de mi propia especie. Son muchos.
El se movió un poco para mirar las puertas. Ojalá ella también
pudiera ver lo que estaba pasando, pero el gran cuerpo de Brawn la mantenía inmóvil.
— ¿Ves algo?, —Susurró.
— Todavía no, pero el olor ahora es más fuerte.
Pasaron unos minutos y de repente escuchó el fuerte estruendo del
metal contra un muro. Brawn se tensó sobre ella, tomó aire y gritó una
advertencia.
— Ellos están en el interior de las puertas dobles que están a la
izquierda. Hay una doctora y varios varones humanos armados con
pistolas, pistolas Taser y armas con dardos cargados de sedantes.
Brawn se levanto rápidamente de encima de ella y se fue. Ella se
sentó y miro por encima de la cama. Una nueva especie, que parecía
estar a cargo del equipo, corría hacia las puertas dobles, con los
hombres pisándole los talones. Vio a Trey frente a la jaula y sonrió cuando sus miradas se encontraron.
— Abre la puerta, — exigió Brawn.
Trey estudió las cadenas y el candado. — Apártate.
Brawn se movió hacia un lado mientras y Trey apuntó con su arma
a los bloqueos, disparó dos veces y arrancó las cadenas. Brawn abrió la
puerta rápidamente, salió de la jaula y salió corriendo detrás del equipo de hombres.
— Ya los tengo, — dijo Trey por la radio y entro en la jaula.
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Becca se levantó y caminó hacia él. Trey la agarró con un brazo, la
abrazo contra su cuerpo y enfundó su arma. Le besó en la cabeza, la
abrazó con fuerza con ambas manos y se echó a reír.
— Estas en problemas. Tu padre ha estado subiéndose por las
paredes por la preocupación. ¿Estás bien, chica?
Él aflojo su agarre lo suficiente para mirar su rostro de cerca. Uno
de sus brazos la soltó y le trazó la mejilla con los dedos. Ella se estremeció, se había olvidado de que le habían golpeado. Vio la ira en la
mirada de Trey.
— ¿Tengo un moretón?
— ¿Quién es el hijo de puta que te golpeó?
Él giró la cabeza para mirar algo. Becca se inclinó lo suficiente
para ver que Brawn estaba parado fuera de la jaula, mirándoles. Ella levantó la vista, siguió el camino de la mirada de Trey y se agarro a su
camisa para llamar su atención. Se encontró con su mirada.
— Uno de los guardias me hizo esto. Brawn nunca me haría daño.
Trey envolvió sus brazos alrededor de ella otra vez y le dio un gran
abrazo del oso.
— ¿Estás bien, chica? Dime la verdad.
— Suéltame. — Ella se retorció para liberarse, era consciente de que se le había subido la camiseta y no tenía bragas. — Estoy muy
bien, pero tu estas tratando de romperme las costillas.
Se echó a reír y aflojo un poco su agarre. — Estoy tan contento de que estés viva. Estábamos tan jodidamente preocupados.
— Deja de magullarla, — gruñó Brawn con voz profunda y áspera.
— Hay machos de las nuevas especies que necesitan atención médica mientras estás coqueteando con la mujer.
Becca se quedó atónita al ver la ira de Brawn. Trey la soltó
totalmente y se volvió hacia él.
— ¿Eres Brawn?
— Lo soy. — Su pecho se hinchó mientras llenaba sus pulmones
de aire. — Quiero un arma. — Extendió la mano.
Trey se dirigió hacia él, era unos centímetros más bajo que él y levantó la barbilla.
— No. ¿Cómo estás? ¿Te han drogado?
— No.
Los disparos sonaron y Trey corrió hacia Becca y la tiro al suelo.
Ella jadeó cuando su espalda se golpeo contra el suelo y su peso la
aplastó. Escucho el rugido de Brawn. Y en cuestión de segundos, Trey ya no estaba encima de ella y Brawn estaba agachado a su lado. Él
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estaba mostrando los dientes y gruñendo a Trey que estaba a unos
metros de distancia.
Brawn había apartado a su amigo de encima de ella y ahora estaba a punto de atacarle. Ella se incorporó rápidamente, ignoró el dolor
palpitante en su cabeza y se puso entre ellos. Su mirada se encontró
con la de Brawn.
— ¿Qué te pasa?
La rabia brillaba en sus ojos mientras miraba a Trey, le gruñó a
ella y se levantó. — No la toques, — advirtió a Trey y le dio la espalda.
Trey le lanzó una mirada de-que-coño-esta-pasando y ella se encogió de hombros, no sabía por qué Brawn le había atacado.
Los disparos cesaron y otro equipo entro en la habitación y se
acercaron a las jaulas. Brawn hablo en voz baja con los machos de las nuevas especies. Becca salió de la jaula y Trey la siguió de cerca.
Echó un vistazo al 919 y lo encontró acurrucado en un rincón de
su jaula, observando con temor a los extraños. Sintió mucha lástima
por él. Estaba drogado y probablemente pensaba que habían venido a hacerle más daño. La curiosidad le hizo volverse hacia el otro lado de la
habitación, donde estaba el otro macho de las nuevas especies. Quería
ver cómo estaba, ya que nadie parecía ser consciente de su existencia. Pasó el muro que dividía la habitación y encontró la otra jaula. La vista
lleno sus ojos de lágrimas. Estaba atado a la cama, tenía el pelo negro
enmarañado y estaba conectado a tubos y a máquinas. Se acercó a los barrotes y se agarro a ellos. El hombre no se movía. Podía ver el monitor
cardíaco y leer los números desde donde estaba. Trey se detuvo junto a
ella.
— Mierda, — dijo entre dientes.
— Abre la puerta.
Él vaciló. — No. Traeremos al equipo médico.
— Abre la puerta, — exigió de nuevo. — No se mueve y su ritmo cardíaco es muy bajo. Está inconsciente.
— Será peligroso si se despierta. Lo siento, pero la puerta no se
abre hasta que estemos seguros de que no hay peligro.
Se dio la vuelta para encontrarse con su mirada. — Pide ayuda.
Él asintió con la cabeza, cogió la radio, pero se dio cuenta
rápidamente de que no podía conseguir señal al exterior. — Vamos. Enviaré a uno de los chicos a por los médicos.
Becca no quería dejar el macho solo por lo que le dijo que iba a
quedarse. Trey se resistió al principio, pero ella señaló que no había nadie allí que pudiera hacerle daño ya que la nueva especie estaba
atado y encerrado. Él se alejó y ella volvió su atención de nuevo a la
pobre víctima. Ver lo que los seres humanos eran capaces de hacer le
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rompió el corazón. El corazón del macho latía, pero se preguntó si
sobreviviría. Estaba muy pálido y demasiado delgado. Se notaba que
había pasado mucha hambre.
Al poco tiempo Trey regreso con los médicos y abrieron la puerta
de la jaula. Ella se quedó el tiempo suficiente para oírles decir que su
estado era muy crítico. La pena la golpeó duro y sólo quiso encontrar a
Brawn. Trey la agarró de la mano.
— Detuvimos a todos esos hijos de puta y la zona es segura. Van a
transportar a la nueva especie al Homeland. ¿Quieres que te vea un
paramédico?
— Estoy bien.
— Tu padre está arriba. Deberías ir a verlo. Esta muy frenético y
creo que su paciencia se está agotando.
— Primero quiero hablar con Brawn y luego iré con mi padre."—
Sólo date prisa. Él está muy alterado.
Becca se acercó a la jaula del 919. Dos nuevas especies habían abierto la jaula. El macho estaba acurrucado en un rincón, gruñendo a
sus rescatadores y a los miembros humanos del equipo que estaban
detrás. Brawn le estaba mirando y ella se acerco a su lado.
— ¿Crees que se pondrá bien? — Ella no lo tocó esta vez, por si él estaba distraído y no la había escuchado acercarse.
— Eso espero. Es su estado mental el que me preocupa. — Se dio
la vuelta y se encontró con su mirada. — Becca, yo…
Un aullido lleno la habitación y el grito de alguien. Becca giro la
cabeza y vio al 919 atacando a uno de los machos de las nuevas
especies, lo aparto de su camino y dio un puñetazo al segundo. Salió de la jaula con una expresión salvaje en el rostro y su mirada posada en
ella. Ella vio la rabia en su mirada mientras se abalanzo hacia adelante.
— ¡No! — Gritó Brawn y coloco su cuerpo entre ellos, entre ella y el 919.
Becca se apresuro a apartarse, pero fue demasiado tarde. El
enfurecido y drogado nueva especie le dio un puñetazo en la cara a
Brawn. Brawn se tambaleó y el 919 volvió a aullar mientras se lanzaba de nuevo hacia ella. Ni siquiera tuvo tiempo de gritar. Una mano
alrededor de su cuello le impedía coger aire y la otra le agarraba del
brazo con tanta fuerza que estaba segura de que se lo rompería. Un rugido fue la única advertencia de Brawn antes de atacarlo. Los tres
cayeron al suelo, la mano fue arrancada de su garganta y el 919 gritó
de dolor. Becca trató de rodar lejos, pero sus piernas estaban atrapadas bajo ellos mientras intercambiaban golpes. Alguien la agarró del brazo,
ella levantó la vista y vio la cara pálida de Trey. Él tiró de ella con la
suficiente fuerza para hacerla gritar. La arrastro por el suelo hasta que unos diez metros la separaban de Brawn. Ella lo observo peleando con
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el 919. Era brutal y llanamente aterrador.
— Saca a la humana de aquí, — gruñó Brawn. — Está fuera de sí.
Trey maldijo, se inclinó y cogió en brazos a Becca. Trey la levantó y corrió hacia la puerta. Ella observo con horror como Brawn y el macho
siguieron luchando y nadie le ayudaba. Abrió la boca para gritarles que
tenían que separarlos, pero antes de poder hacerlo, Trey ya había salido
de la habitación y subía las escaleras.
— Bájame.
Él jadeaba, pero no se detuvo. Redujo la velocidad cuando se
acercaron a la planta superior y ella agradeció eso, porque los bruscos movimientos le estaban revolviendo el estómago y destrozando los
huesos.
— ¡Rebecca!
Ella sabia quien era antes de volver la cabeza, buscó a su padre
entre los miembros del equipo, las nuevas especies y los médicos. Trey
se detuvo y la dejo sobre sus pies. Tim casi se estrelló contra ella, envolvió los brazos a su alrededor y la abrazo con fuerza.
— Mi niña. — Su voz se quebró. — Gracias a Dios que estás viva.
— Él la meció en sus brazos. — ¿Estás bien?
Las lágrimas llenaron sus ojos y ella no trató de detenerlas mientras hundía la cara contra la camisa de su padre. — Estoy bien.
— ¡Traigan a un médico!, — Gritó.
— Estoy bien.
— Señor, — dijo un hombre. — Suéltela y déjeme ver sus heridas.
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CCaappííttuulloo OOnnccee Después de un largo viaje, el helicóptero finalmente aterrizó.
Nunca había estado en el Homeland. Su padre le había dicho que era un lugar muy bonito. El motor se apago y las puertas se abrieron.
Primero bajaron la camilla con el macho inconsciente. Ella se
conmociono al ver a las dos grandes hembras que aparecieron de repente.
Posiblemente median un metro ochenta y sus pómulos eran los de
las nuevas especies. Una tenía los mismos ojos de gato de Brawn pero su pelo era una mezcla de diferentes colores. Ambas mujeres llevaban
uniformes negros con las siglas NSO impresa en letras blancas sobre su
pecho izquierdo. Ellas le sonrieron tímidamente.
— Estas a salvo, — le aseguró Brass. Se agachó para evitar
golpearse la cabeza contra el techo y le ayudó a desabrocharse el
cinturón. — Estas son Rusty y Sunshine.
Brass bajo primero y la ayudo a bajar Las dos mujeres
mantuvieron sus sonrisas. El pelirrojo que tenía los ojos amarillentos,
exóticos y misteriosos. Hizo señas a un Jeep.
— Soy Rusty. Sunshine no habla mucho. Te damos la bienvenida al Homeland y te prometemos que estas a salvo.
La mujer con el pelo multicolor asintió con la cabeza, pero no dijo
ni una palabra. Becca mantuvo la manta envuelta a su alrededor y se sentó en el asiento del pasajero.
Brass se quedó con el macho herido mientras lo metían en una
furgoneta. El Jeep se movió y ella trató de no mirar a todas las nuevas especies que pasaban. Rusty conducía.
— Vamos a llevarte al médico. Tenemos excelentes médicos aquí ,
—dijo Rusty.
— Soy Becca. Soy la hija de Tim Oberto.
— Sabemos tu nombre y quién eres. — Rusty le lanzó una mirada
de simpatía. — Tiger llamó para decirnos lo que te pasó.
Sunshine finalmente habló desde el asiento trasero. — Sabemos lo que es estar encerrada y bajo el control de otros. Lo hemos vivido.
Somos conscientes de lo que es estar tan sola.
Becca se volvió en su asiento lo suficiente para sonreír a la otra mujer. — Gracias. No fue tan malo. Brawn estaba allí, así que no estaba
Laurann Dohner – Nuevas Especies 05 - Brawn
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sola.
El viaje hasta el centro médico no fue largo y aparcaron frente a las
puertas. Era un edificio de dos plantas, con grandes ventanas de vidrio a lo largo de la parte delantera, tintadas para ocultar el interior. Dentro
había sillas, un mostrador con unos cuantos escritorios detrás de él y
una pequeña sala de espera. Había un pasillo a la derecha y otro la
izquierda. Un humano con una bata salio por una de las puertas y ella supuso que era el médico.
— Yo soy Paul, el enfermero. Trisha te está esperando. Ella es una
de nuestros médicos. El Dr.Treadmont está con el paciente en estado crítico "Él vaciló, miró a la mujer y señaló a las otras mujeres. — Tus
acompañantes se quedaran a tu lado, señorita Oberto. Es el
procedimiento estándar aquí, ellas no pueden dejarte a solas conmigo, " sonrió. — Soy un hombre muy temido.
Rusty resopló. — Eres bueno y dudamos que abusaras de ella,
pero nos han ordenado permanecer a su lado para darle apoyo.
— Llámame Becca.
Una mujer bajita y rubia, vestida con una bata blanca entró en la
habitación. Tenía el pelo recogido en una cola de caballo y ella también
sonrió.
— Hola, señorita Oberto. Soy Trisha y seré tu médica. Por favor,
sígame a la sala de examen.
— Llámame Becca, — repitió.
— Está bien. Por favor, ven conmigo, Becca.
La sala de examen era similar a la de cualquier otro doctor. Ella se
tumbo en la camilla mientras la doctora cerraba la puerta. Trisha era joven, de unos treinta y ya no sonreía.
— ¿Dónde te duele?
— No necesito una revisión, —admitió Becca. — Tengo algunos moretones y creo que tengo un rasguño en la cabeza.
La doctora se acercó mientras se ponía los guantes. Le tocó la
cabeza, encontró el punto de dolor y retrocedió.
— No parece grave. ¿Tienes mareos o visión doble? Déjame ver tu mejilla. Hablé con Brawn mientras estabas volando hacia aquí y él me
dijo que sufriste unas cuantas caídas y que uno de los hijos de puta
que te secuestro te golpeó en la cara.
— ¿Está bien?
— Él está bien. Él se quedó allí para responder algunas preguntas,
pero volverá esta noche. Responde a mis preguntas. "Ella levantó dos dedos. — ¿Cuántos?
— No tengo conmoción cerebral. Dos. No estoy mareada y mi visión
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está muy bien. Para ser honesta, acepte venir aquí sólo para
tranquilizar a mi papá. Él quería llevarme a un hospital pero uno de las
nuevas especies le dijo que podrían manejar mejor la situación sin la interferencia de la policía. Te agradezco tu preocupación, pero me he
sentido peor después de una hora en el gimnasio. Realmente estoy bien.
— Se me informó que te inyectaron algo. ¿Sabes lo que había
dentro? Brawn notó la marca de la aguja en tu brazo.
Eso la sorprendió. — Ella solo me saco sangre y una muestra de
saliva. No me inyecto nada.
— Odio a esos científicos, están locos, —murmuró Trisha mientras se le examinaba los brazos. Ella levantó su camiseta lo suficiente para
ver sus rodillas y después la bajo. Su mirada se centro en la de Becca.
— ¿Necesitas hablar con alguien? Podemos conseguirte un terapeuta. Has pasado por un calvario.
— Para ser honesta, sólo quiero una ducha, comida caliente y mi
propia cama. Eso es lo que necesito para estar bien.
La médica se quitó los guantes, los tiró en un cubo y asintió. — Te
entiendo. Te daré unas pastillas para evitar que contraigas una
infección. No sé si se utilizaron una aguja estéril cuando te sacaron
sangre pero prefiero no correr el riesgo. ¿Eres alérgica a algún medicamento? ¿Estás tomando alguno?
— No tengo alergias y no estoy tomando nada. No tomo drogas y
sólo bebo alcohol de vez en cuando.
— Está bien. — Vaciló Trisha. — Um, Brawn me habló, como te he
dicho. Lo que me digas será confidencial. ¿Estás herida? Brawn me dijo
que tuvisteis sexo y él estaba preocupado porque había sido demasiado duro contigo. ¿Quieres un examen pélvico sólo para asegurarte de que
estás bien? Ellos no son portadoras de enfermedades venéreas y te
puedo asegurar que está completamente sano.
Becca se ruborizó. — Estoy bien. No me duele y me gustaría
mantenerlo en secreto. Puedes asegurarle que también estoy sana.
Suelo hacerme chequeos regulares. "Ella no estaba dispuesta a decirle
que no tenía actividad sexual como para trasmitir enfermedades.
Los ojos de la mujer se estrecharon. — Sólo yo y Brawn sabemos lo
que pasó.
— Es mi padre el que me preocupa." Ella se mordió el labio inferior. — ¿Le conoces?
— ¿A Tim? Si.
— Es un culo.
La médica se relajo. — Ya veo.
— Él es protector como el infierno y se volvería loco si se entera de
lo que Brawn y yo hicimos dentro de esa jaula. Sería un gran problema.
Laurann Dohner – Nuevas Especies 05 - Brawn
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Brawn es uno de los miembros de su equipo. Papá puso la regla de que
ninguno de los chicos tenía permitido tocarme. Acababa de... — Ella
suspiró. — Es un idiota. Él me trata como si fuera una niña pequeña y se convertiría en una pesadilla para Brawn ya que tienen que trabajar
juntos.
Los labios de Trisha se curvaron en una sonrisa. — Entiendo.
Parece bastante duro.
Becca se bajo de la camilla de examen. — Eso es ser muy educada.
Papá es un tirano cuando está enojado por algo.
La puerta se abrió y Rusty entró. — No quise escuchar a escondidas pero mi audición es demasiado buena. ¿Quieres que la lleve
a una habitación para que pueda ducharse? Sunshine puede
conseguirle algo de ropa. Pedí algo de comida a la cafetería. Llegará en unos quince minutos. — Ella se reunió con la mirada de Becca. — Solo
yo escuche lo que dijiste y no le diré a nadie que tuviste sexo con
Brawn. Conozco a tu padre y tampoco quiero que lo sepa. Él les grita demasiado a sus hombres cuando tienen esas reuniones de seguridad.
Trisha se rió. — Bienvenida a mi mundo. Su audición se amplifica
unas cuatro veces más que la nuestra y los machos tienen mejores
sentidos. Si alguno de ellos esta a tu alrededor entonces tienes que susurrar para mantener una conversación privada.
— Lo siento, Doc Trisha. — Rusty se rió entre dientes. — No quería
hacerlo.
— No lo puedes evitar. Por favor, llévala a la ducha más cercana.
Voy a comprobar a los varones que han entrado. — Trisha acaricio el
brazo de Becca. — Me alegro de que estés bien y no dudes en tomar esa oferta de hablar con alguien si la necesitas. Sólo tienes que llamar y
preguntar por mí. Tu padre no tiene porque saber el motivo. Tenemos
algunos terapeutas muy buenos aquí. Paul te llevará esas pastillas. Tómalas con agua.
— Gracias. Estoy bien.
Ella sólo deseaba poder hablar con Brawn pero sabía que él no
estaba allí. Todavía era de día.
No tenía ni idea de la hora que era, pero sospechaba que tardaría
bastante en volver. Se ducharía, comería algo y tal vez se echaría una
siesta mientras esperaba que volviera.
******
El agotamiento alcanzo a Brawn mientras esperaba de pie, en la sala de recepción medica, a que Tiger volviera de comprobar a todo el
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mundo. Tiger se acerco a Brawn con un refresco en la mano y se lo
ofreció a él.
— Pensé que te gustaría uno.
La abrió y se bebió la mitad de un solo trago. — Gracias. — Él miró
a su alrededor para asegurarse de que nadie estaba lo suficientemente
cerca para oírle. — ¿Dónde está Becca? — Él inhalo. — Puedo olerla,
pero el aire acondicionado me impide encontrar su habitación.
Tiger le frunció el ceño. — La hemos enviado a su casa.
— ¿Qué? — la ira profundizo su voz. — Quiero volver a verla.
— Eso no es una buena idea. Te secuestraron. Ya le informe a Tim que ninguna nueva especie volverá a vivir en el mundo exterior. Uno de
los miembros de su equipo traerá mañana tus cosas. Te vas a quedar
aquí.
— Quiero ver a Becca. — Él aplastó la lata en la mano y derramó
su contenido. Él maldijo, la dejó sobre el mostrador y frotó la palma de
su mano en los vaqueros.
— Brawn, sé razonable, hombre. Ella no quiere verte.
— ¿Ella dijo eso? — Su corazón tronó y el dolor se apoderó de él. —
¿Se negó a esperarme? ¿Sabía que vendría y que deseaba verla?
La mirada de Tiger se estrecho. — Sabes que es lo mejor. Tim notó la marca del mordisco en tu pecho. Supuso que era de Becca. Él me dijo
que no te está permitido ningún contacto con ella y que ella está de
acuerdo.
— ¿Se niega a verme? — pregunto con furia y gruñó. La idea de
que Becca se hubiera marchado sin esperarle ya era suficientemente
malo, pero que se negara a hablar con él, era peor.
— Cálmate. Es una orden.
— Yo soy un miembro del consejo y tú no me dices lo que puedo o
no puedo hacer. — Él giró y se encamino a la puerta, no sabía todavía como encontraría a Becca. Pero ya pensaría en algo, buscaría un
transporte que lo llevara a su casa y lograría verla.
— Brawn. Ella no quiere verte.
Eso le hizo detenerse. Se volvió y Tiger asintió con la cabeza.
— Lo siento, amigo. Quería ahorrarte esto. Tim pidió que la viera
un psiquiatra antes de que llegáramos. Me dieron el informe que se le
hizo. "Él metió la mano en el bolsillo y sacó un papel doblado. — Ella esta traumatizada por lo del secuestro, tú eras su única fuente de
comodidad y sólo se preocupaba por ti para lidiar con el estrés.
Él negó con la cabeza. — Ella se siente atraída por mí. Ella me lo admitió.
— Sólo le harías daño si la obligas a verte. ¿Quieres estresarla aún
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más?
Las rodillas se le debilitaron. — No. — Brawn estaba hambriento,
cansado y herido. Su cuerpo sólo funcionaba por la adrenalina y la necesidad de buscar Becca. — Yo nunca le haría daño.
— Lo sé. Ni siquiera te gustan las mujeres humanas.
— Ella me gusta.
— Aumentaras su dolor, hombre. Ella necesita tiempo para sanar y recuperarse.
— ¿Ella está herida?
— Emocionalmente. El psiquiatra recomienda no tengas ningún contacto con ella. Vendrá a ti cuando esté lista, vendrá cuando pueda
hablar de lo que pasó.
— ¿El médico la examinó por completo?
— Sí. Trisha personalmente se hizo cargo de ella. — Tiger vaciló. —
Ella le dio unas pastillas.
— ¿Qué pastillas? — La vacilación de Tiger en contestar enojo a Brawn. — ¿Qué pastillas? ¿Estaba enferma?
— Tuviste sexo con ella. Le dio una medicación que evitará un
posible embarazo.
Brawn gruñó, la pura rabia se apoderó de él y se acercó a Tiger antes de que incluso pudiera evitarlo. Tiger retrocedió unos pasos y
levantó los brazos.
— ¡Alto!
Él lo hizo. — Ella no estaba en celo cuando la monte. ¡Te lo dije!
¿Se lo dijiste a ella? Ahora entiendo por qué está enojada. No podía
decirle que podía dejarla embarazada mientras estábamos encerrados. Era demasiado arriesgado. ¿Por eso está enfadada conmigo? ¿Por eso
ella se negó a esperarme? Estoy seguro de que está tomando algún tipo
de medicamento preventivo para evitar el embarazo. La mayoría de las hembras humanas lo toman.
— Trisha no le dijo nada. Becca piensa que son unos antibióticos
para prevenir la infección de la aguja que utilizaron para extraer la
sangre de su brazo. Ella no está enojada o molesta contigo por no decirle la verdad antes del sexo.
— Fue más que sexo.
Tiger le observo con compasión. — Estoy seguro de que fue más que sexo, pero el verte sólo le recordará el trauma que ha sufrido. La
encerraron en una jaula, la obligaron a recoger muestras de tu semen.
Ahora ella está a salvo y si quiere verte, te lo hará saber. Dale tiempo. "
Su pecho se sentía herido y no tenía nada que ver con las
magulladuras en sus costillas causadas por el 919. — Fue más que
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sexo, — afirmó con más firmeza. — Sé que será difícil, pero quiero pasar
más tiempo con ella. Tengo sentimientos.
— Ella es la hija de Tim Oberto. Dirige a nuestro equipo de recuperación de las nuevas especies. Y seguro que no dará saltos de
alegría cuando se entere de que jodiste a su hija.
— ¿Dónde aprendiste a hablar así?
Tiger suspiró. — Paso mucho tiempo con el equipo humano. Hemos estado entrenando juntos y he llegado a conocerlos. Tim es muy
protector con su hija. Él no dará la bienvenida a cualquier tipo de
relación entre tú y su hija. Él dejo eso muy claro.
— No me importa si le gusta o no. Tengo sentimientos por Becca.
— No se trata sólo de ti. Se trata de que ella tendrá que venir a ti si
quiere verte. Brawn, eres un miembro del consejo, sabes que esto es lo mejor para todos nosotros. No podemos enemistarnos con el hombre
que encabeza el equipo de rescate. Lo necesitamos.
— La quiero a ella. — Apretó los puños.
— Ella no es una mascota a la que puedes ponerle un collar y
llevártela a casa.
— Lo sé, — gruñó.
— Estás cansado y hambriento. Necesita dormir. Hablaremos más tarde de esto, ¿de acuerdo? Se racional.
Brawn luchó contra su cólera y trató de calmarse. — Esta
discusión no ha terminado.
— Entiendo. Hablaremos mañana. Cuando hayas descansado un
poco y hayas disfrutado de una buena comida.
La puerta del centro médico se abrió y Flame entró. — Estoy aquí para llevarte a casa, alguien te llevara la comida, Brawn. Tendrás
tiempo suficiente para ducharte antes de que llegue. ¿Estás listo?
Brawn le lanzó una mirada a Tiger. — Te veré por la mañana.
— No lo dudo.
******
Becca se sentó en su habitación, pero no se sentía a salvo en el interior de su propia casa. Su padre se sentó en el otro extremo de la
cama y la miró. Cuando había regresado del Homeland, él estaba
esperándola en su sala de estar.
— ¿Tienes hambre?
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— Ellos me dieron de comer.
Su mirada la observó con atención. — Me dirías si obligaron a uno
de las nuevas especies a tocarte, ¿no es así?
— Te juro que ninguno de ellos me hizo daño, papá. ¿Cuántas
veces tengo que decirlo?
— Tiger y Trey no me dijeron mucho. ¿Qué demonios paso ahí
abajo?
— Esa doctora que trabajaba para Mercile contrato a un montón
de matones. Tenían planeado vender a las nuevas especies a alguien en
Europa. Querían conseguir el dinero suficiente para huir del país. Sabían que la policía estaba buscándoles. Tienen a un comprador allí
que quiere las tres mezclas de ADN. La médica tenía sólo una así que
por eso secuestraron a Brawn. También habían planeado secuestrar a otro. "
— Felino, canino y primates. He leído el informe y estamos
tratando de encontrar al traidor. "
— Bien. ¿Puedo hacerte una pregunta?
Se puso tenso, pero dio asintió con la cabeza. — Te has ganado
unas respuestas por lo que has tenido que pasar. ¿Qué quieres saber?
— ¿Qué pasara con ellos?
— Los hombres están bajo el cuidado de un médico. Las nuevas
especies tienen a los mejores especialistas cuidándolos. Conseguirán a
cualquier médico que pueda ayudarlos. Esos chicos ahora están en su casa.
— Me alegro de oír eso, pero me refería a los que nos secuestraron.
¿Pagaran por lo que hicieron? Eso es lo que quiero saber.
Él extendió la mano y le acaricio el pie a través de las mantas. —
La ley de las nuevas especies es brutal. Has hecho bien en subirte a ese
helicóptero. No estaba pensando razonablemente o yo mismo te habría enviado al Homeland. Esos hijos de puta no volverán a ser libres.
— ¿La organización nacional de las especies, puede condenarlos a
cadena perpetua?" Él vaciló. — Dímelo. Por favor — las lágrimas le
llenaron los ojos. — Dormiré mejor por la noche. Mataron a Tina y a Mel. Vinieron a mi casa y…
— Estarán en una prisión, nena. Esta es solo para las personas
que atentan contra la vida de las nuevas especies. Justice North es un hombre muy inteligente y ha conseguido muchas cosas.
— No lo entiendo.
— El gobierno de los EE.UU financio a Mercile. Esta información no es pública. La mayoría de los estadounidenses se cabrearían si
supieran dónde se había invertido el dinero de sus impuestos. Y los
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involucrados quieren que siga manteniéndose en secreto. Las nuevas
especies podrían demandar a los Estados Unidos y con toda seguridad
ganarían. Era más barato entregarles el Homeland, y el dinero para ponerlo en marcha y a mi equipo para cazar los empleados Mercile que
no fueron capturados. Nosotros también recuperarnos a las nuevas
especies que están en paradero desconocido. Interceptamos cinco
laboratorios de pruebas, pero puede haber más. No lo sabemos, algunas nuevas especies fueron regaladas a los inversores.
— ¿Para qué se los regalaron a los inversores?
Él miró hacia abajo. — Son mujeres, bebé. La compañía las vendía o regalaban como esclavas sexuales. — Su mirada se levantó y su boca
hizo una mueca. — Tratamos de encontrarlas.
Las lágrimas cayeron por sus mejillas. — Oh Dios mío.
— Sí. — Él le frotó el pie. — Eso es lo que hace mi equipo. Cazamos
a esos enfermos y tratamos de rescatar a las mujeres que aún están
vivas. "
— ¿Has encontrado alguna? — Ella esperaba que sí.
— Algunas. Por lo general el resultado es malo. No te voy a mentir.
Justice exigió que un equipo de rescate estuviera a su disposición. Me
designaron a dirigirlo. Podemos hacer lo que las fuerzas del orden no pueden, no tenemos tantas reglas como nuestra ley. Llevamos a los
detenidos a nuestra propia prisión. No saldrán de allí, Becca. Aquí no se
permite la libertad condicional o la reducción de condena por buena conducta.
— ¿Esta en el Homeland o en la Reserva?
Él negó con la cabeza. — No. Esta en otro lugar y no te diré dónde. No están viendo la televisión por cable o recibiendo visitas, te lo
aseguro, pero tampoco se les maltratará.
— La nueva especie ahora tiene como prisioneros a las personas que los mantuvo encerrados. Me parece justo.
— No. Justice no quería poner a su pueblo en esa incómoda
situación. Nosotros dirigimos esa cárcel.
— ¿Tu equipo?
— Ellos nos llaman los humanos.
— Ellos también son humanos, pero no del todo.
— Eso es cierto, pero ellos se refieren a nosotros como a los humanos. Se me está pegando. — Sonrió. — Dormiré esta noche en el
sofá de abajo si no quieres que duerma aquí en el suelo.
Ella se emocionó. Por lo general, le enviaría a su casa, pero después de lo que había sucedido, ella realmente no quería estar sola.
— Eres demasiado viejo para dormir en el suelo. Nunca te levantarías.
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Puedes dormir en mi sofá, es bastante cómodo. Gracias, papá.
Él se levantó. — Estoy justo abajo. ¿Quieres que deje encendida la
luz?
Becca admitió estar tentada a hacer justamente eso, pero negó con
la cabeza. Su padre estaba siendo muy dulce en este momento, pero
ella no quería que usara más tarde este momento de debilidad. Su
padre solía hacer eso. Antes de que se diera cuenta, estaría tratando de convencerla de que regresara de nuevo a la casa principal.
— ¿Cuándo regresará Brawn? — Ella realmente quería verlo.
— No volverá.
El dolor le golpeo duro en el pecho. —¿Qué? Me dijeron que
cuando terminara con la declaración volvería a mi casa.
La ira engroso la voz de Tim. — Tiger está a cargo mientras Justice este de vacaciones y consideró que ninguno de sus hombres debería
vivir aquí. No es seguro para ellos vivir fuera de esas paredes y ponen
en peligro a cualquier persona a su alrededor.
— No fue su culpa.
— Lo sé, pero me alegro de que no vuelva. Tengo una reunión con
ellos mañana para ver la mejor forma de que uno de sus chicos se
integre con mi equipo. Sólo tengo que encontrar la manera de hacerlo con seguridad.
— Me gustaría hablar con Brawn, — ella desafió el temperamento
de su padre.
Se detuvo junto a la puerta. — Eso no va a suceder. Sé que algo
pasó entre vosotros y que tú te niegas a contármelo. Tiger me aseguró
que él no quiere tener nada que ver con los seres humanos… nunca más." Él apago la luz y cerró la puerta.
Las lágrimas cayeron. ¿Brawn no quería volver a verla? Recordó
cómo había reaccionado cuando ella le tocó el brazo.
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CCaappííttuulloo DDooccee Nueve semanas más tarde
Becca se paseaba por la habitación, estaba aburrida y sola. Ella finalmente se tumbo en el sofá, se hizo un ovillo y utilizo su brazo como
almohada. Ella se había alejado de su padre y pronto tendría que
inventarse una nueva mentira. Él pensaba que estaba viajando por Europa y se sorprendería si supiera que nunca salió de California. Se
mantenían en contacto a través de su ordenador. Era mucho más fácil
mentir de esa manera que por teléfono. Ella tenía amigos y familiares en Francia y Alemania, sabían que su padre era un tirano y la ayudaron
enviándole algunas postales en su nombre para mantenerlo engañado.
Pensaban que ella necesitaba un descanso. Esa parte era verdad, hasta cierto punto. Su padre la había vuelto loca después de que volviera a su
casa y ella necesitaba alejarse de él.
Ella había estado deprimida después de su secuestro, se había quedado en su casa más tiempo, por si Brawn la llamaba. Pero él nunca
intento ponerse en contacto con ella. El pensar en Brawn le hizo
sentarse y apretar las manos sobre sus muslos. Había estado triste al
principio, ahora estaba furiosa. ¿Ni siquiera pudo llamarla para preguntarle cómo estaba? Ni siquiera se había interesado por si se
había recuperado de esa traumática experiencia. El hecho de que no lo
hubiera hecho le pareció imperdonable, sobre todo porque habían tenido relaciones sexuales. Un miembro del equipo había recogido sus
cosas de su casa. Ella había tenido que lidiar con los constructores que
hicieron las reparaciones de su casa durante dos semanas completas. Ni siquiera había entrado en la habitación de huéspedes para
comprobar la reforma por no recordar a Brawn. Aunque eso tampoco
había funcionado. Cada vez que pasaba por el pasillo para ir a su habitación, su mirada se dirigía allí.
Cuatro semanas más tarde descubrió que su vida había cambiado
completamente. Ella había tenido que planear una huida y decir un
montón de mentiras. Ahora vivía en una cabaña al norte de California. Había tenido que hacer un montón de llamadas para encubrir su
engaño. Ella descubrió que era buena en eso o su padre ya la habría
llamado si sospechara de algo. La preocupación le golpeó duro en el estómago al recordar el error que había cometido hace tres semanas.
Había hecho una llamada desde un teléfono móvil que había comprado,
de tarjeta prepago, controlo la duración de la llamada y se aseguro de estar muy lejos de aquí. Incluso quito la batería antes de tirarlo a la
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basura, por si alguien trataba de rastrear el teléfono. Ella respiró
hondo. Nadie sabe donde estas. Eso la tranquilizó un poco.
Le había dicho al operador del NSO2 que Trisha estaba esperando su llamada. Becca le había dado un nombre falso y usó un acento
Tejano. Había vivido en ese estado durante cinco años ya que su padre
estuvo destinado allí como instructor de combate. La doctora Trisha
contesto al cuarto tono de llamada. Nunca olvidara como se le revolvió el estómago al oír cada pitido, su corazón se había acelerado y tuvo
mucho miedo. Era demasiado peligroso hacer la llamada, pero
necesitaba las respuestas a sus preguntas.
— Soy la doctora Trisha. — La mujer tenía una voz alegre.
Becca sabía que no la reconocería. — Hola, — había logrado decir.
— No tengo mucho tiempo, temo que rastréis esta llamada, pero tenemos que hablar.
— Um, está bien, — el tono feliz de la médica cambio a uno de
confusión.
— ¿Es cierto que algunas nuevas especies son alérgicos al
chocolate y los pone enfermos?
El silencio se extendió más de lo que le gusto a Becca.
— Puedes hacerle tus preguntas al departamento de relaciones públicas de La organización nacional de las especie, — Trisha respondió
finalmente. — Que tengas un buen día.
El pánico se apoderó de Becca. La doctora pensaba colgar. — ¡Espera! Esto es urgente.
Más segundos pasaron, pero ella no colgó. — No necesitas saber si
son alérgicos al chocolate ¿Por qué preguntas eso? — la ira alteró su voz de nuevo.
— Estoy embarazada, — espetó Becca y apretó los dientes, sabía
que tendría que revelar ese hecho para obtener las respuestas que tan desesperadamente necesitaba. Ella trato de calmarse y se recodó que
tenía que seguir usando el acento. — Me acosté con un hombre de las
nuevas especies y estoy embarazada. Necesito saber si el chocolate que
coma dañara al bebé.
— Eso no es gracioso.
— No me estoy riendo. — Vaciló Becca. — Es verdad y tengo miedo
de ir al médico, teniendo en cuenta quién es el padre. ¿Un médico será capaz de decir que es una nueva especie? Sé que debería hacerme
pruebas y ecografías, pero ¿Es seguro para mí ver a alguien o tengo que
evitar que otro médico se entere?
— ¿No tienes mejores cosas que hacer que bromear por teléfono?
2 NSO: Organización nacional de las especies.
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Yo sí. — Suspiró Trisha.
— Voy a colgar.
El pánico se apoderó de nuevo de Becca. Ella sabía que la médica no le creía pero ella necesitaba esas respuestas.
— Su esperma es perceptiblemente más caliente que el de los otros
hombres. Son también más grandes o al menos él lo era y gruñen
durante el sexo. Tienen dientes afilados y les gusta el sexo duro. — Ella vaciló. — Esto no es una broma.
— ¿Quién eres? — la voz de Trisha fue suave. — ¿Es esto verdad?
— Sí.
— Tienes que venir al Homeland y preguntar por mí. Te examinare
personalmente. No creo que las nuevas especies puedan reproducirse
así que terminaremos con esta tontería.
— Estoy embarazada, el padre es una nueva especie y no hay
manera de que vaya allí. Sólo responde a mis preguntas. Por favor —
Becca odió la desesperación que escucho en su propia voz. — ¿Puedo dañar al bebé si como chocolate? Tengo antojos pero no lo cómo. Estoy
tomando vitaminas prenatales, pero me gustaría ver a un médico. ¿Si
me examinan lo descubrirán? Son dos preguntas y solo necesito esas
dos respuestas.
El silencio le hizo darse cuenta de que había perdido el dinero en
un teléfono y el tiempo al hacer la llamada. La doctora pensaba igual
que todo el mundo, que las nuevas especies no podían reproducirse. Ella se estaba arriesgado al haber llamado a la médica pero le
aterrorizaba no saber si el bebé estaría bien.
Trisha finalmente volvió a hablar. — Eso no es posible.
— Bueno, lo es. Definitivamente estoy embarazada y tengo
demasiado miedo para ir a ver a un médico. No quería correr el riesgo
de que ellos averiguaran que mi bebé es de raza mixta. Por favor, sólo responde a las preguntas. Tengo que colgar pronto. No quiero que
rastréis la llamada y sé que podéis hacer eso.
— ¿Por qué no vienes a Homeland? Te examinare personalmente.
Lo haré gratis si estas preocupada por el dinero.
— No puedo hacer eso.
Trisha habló rápido. — Esto es una broma, ¿verdad?
Becca luchó contra las lágrimas. — Me gustaría que lo fuera, pero no lo es. Tengo miedo, — admitió. — Sé que hay grupos de personas
que odian a las nuevas especies. No quiero que mi bebé sea el blanco
de esos idiotas. He alquilado una cabaña alejada de la ciudad. Solo tú sabes esto. No me fío de nadie.
— Tienes que ver a un médico. Ven al Homeland. Estarás a salvo.
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Nadie te hará daño.
Trisha respiró hondo. — O puedo ir yo a verte. Sólo dime dónde
estás. Nadie tiene que saberlo.
— No — Vaciló Becca. — No puedo arriesgarme a que mi familia lo
averigüe. Es difícil de explicar y es complicado, pero así es como es. El
padre del bebé es una nueva especie. ¿Hay algo que no pueda comer o
beber, además del chocolate? ¿Tengo que consumir más carne? Sé que él come mucha carne.
— Dime algo más, para que sepa que no estás mintiendo.
Becca se mordió el labio. — Estoy ganando peso rápidamente. Empece a vomitar a las pocas semanas de embarazo. Pensé que había
contraído la gripe hasta que empecé a subir de peso y mis pechos
también crecieron rápidamente. Algunas de mis amigas me hablaron de esos síntomas cuando se quedaron embarazadas.
— Dime dónde estás y yo iré a verte. Necesitas supervisión médica
inmediatamente si estás embarazada y si es una nueva especie. ¿de cuánto tiempo estas?
— Prefiero no decirlo. Podrías preguntarles que quién se ha
acostado con una mujer humana en esa fecha y encontrarme. No
correré ese riesgo.
La doctora soltó una maldición suave. — No sabes lo peligroso que
es que estés sola. ¿De verdad vives en una cabaña en el bosque? No
puedes hacer eso. Necesitas estar cerca de un médico. Necesito saber de cuánto tiempo estas.
— Tengo que irme. ¿Tengo que comer más carne o evitar alguna
comida? ¿Puedo ver a un médico sin que termine en el noticiero de la noche? Sólo tienes que responderme a eso. No quiero hacerle daño a mi
bebé.
La doctora juró en voz baja. — Sí. Come más carne roja. Algunas nuevas especies se enferman con el chocolate. No sé si eso afecta a un
bebé, pero algunos de ellos se ponen realmente enfermos. No es una
casualidad. Cualquier médico podría saber de inmediato si es un bebé
de las nuevas especies. Ven al Homeland. Tu…
— Eso nunca va a suceder. Lo siento, pero olvídalo. No iré a verte.
— ¿Al menos me llamaras todos los días? ¿Tienes un bolígrafo? Te
daré el número de mi teléfono. Hablaremos y veras que puedes confiar en mí.
Becca vaciló. — ¿No trataras de rastrear la llamada o algo?
— Te lo juro.
Becca metió la mano en su bolso, sabía que era una mala idea, la
médica probablemente le estaba mintiendo, pero estaba desesperada. —
Dímelo. — Ella escribió el número. — Te llamaré en unos días. Esto no
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es una broma. Realmente estoy embarazada y realmente el padre es
una nueva especie.
— Por favor, te lo ruego, — instó Trisha suavemente. — Déjame ir a verte o ven al Homeland. Nadie tiene porque saberlo. Por favor, sólo…
Becca colgó el teléfono y le quito la batería. Lo tiro a la basura a
unos dos kilómetros de distancia y siguió su camino a la cabaña
alquilada.
Sacó sus pensamientos de esa conversación y se quedó sentada en
el sofá. Sabía que tenía que volver a llamar. Ayer había ocurrido algo
que la preocupo. Necesitaba hablar con la doctora Trisha de nuevo. El nuevo teléfono móvil estaba sobre la mesa de café frente a ella. Se
mordió el labio, se debatió sobre si debía alejarse de la cabaña para
ocultar su ubicación o quedarse, su padre no le había dicho nada raro en sus correos electrónicos, nadie sospechaba que era ella y estaría a
salvo. La médica Trisha le dijo que nunca trataría de rastrear las
llamadas telefónicas. Confiaría en ella. El número que había garabateado en un papel, estaba al lado del teléfono. Las manos le
temblaron un poco cuando alcanzó ambos.
Tengo que hacer esta llamada. Se mordió el labio. Otro aleteo en el
estómago le hizo jadear. Dejó caer el papel y apoyó la mano sobre la curva de su vientre. Lágrimas de preocupación y de confusión rodaron
por su mejillas. Podía sentir los movimientos del bebé. ¿Cómo era eso
posible? Se quedó allí debatiendo qué hacer. Lo más inteligente sería ver a la doctora Trisha y dejar que la mujer cuidara de ella y del bebé.
Por supuesto la realidad se lo impedía. Su padre mataría a Brawn y
terminaría en la cárcel. Ella tendría que explicarle a su hijo por qué no tenía más familia. Ella no podía hacerlo, no importaba cuán
aterrorizada estuviera. Tim Oberto era un montón de cosas, pero
racional no era una de ellas, sobre todo cuando se trataba de su hija. Nunca creería que Brawn no la obligó. Pensar en Brawn le hizo sentirse
culpable. Tenía derecho a saber que iba a ser padre. Pero no estaba
preparada para enfrentarse a ese obstáculo todavía. Tomaría una
decisión cuando el bebé naciera. Primero tenía que tenerlo, mantenerlo a salvo y encontrar una manera de hacerle frente a su papá. Esperaba
que el conocer a su nieto aplacara su furia asesina.
La culpa se convirtió rápidamente en rabia y ella culpó a sus
hormonas. Si Brawn la hubiera llamado él ya sabría que iba a ser
padre. Pero él no lo había hecho y ahora ella tenía que enfrentarse sola a las consecuencias. Había estado tentada muchas veces a llamarle,
pero no tenía ni idea de que decirle al operador de la ONE. Seguramente
le preguntaría por qué quería hablar con él, podrían rastrear la llamada para asegurarse de que ella no era una amenaza y eso significaría que
llegarían hasta su padre y después a ella. Era demasiado arriesgado.
Llamar a otra humana era diferente, podía pasarse por amiga de la
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doctora Trisha sin levantar sospechas, pero que una mujer humana
llamara a un varón de las nuevas especies… les parecería muy extraño.
Volvió a sentir una pequeña patada en su vientre y ella cerró los ojos, sorprendida por poder sentirlas y muy asustada. Brawn era un tipo
grande y ella esperaba que su rápido aumento de peso se debiera a que
el bebé sería tan grande como el padre, pero tampoco podía olvidar que
él no era totalmente humano. Ella no sabía gran cosa sobre los embarazos, ya que nunca antes lo había estado, pero tenía amigas con
hijos. Ella no debería sentir al bebé agitarse hasta dentro de unos
meses. Posiblemente, el bebé estaba creciendo más rápido de lo que lo hacía un bebé humano ya que Brawn tenía sus genes alterados. Tenía
que hablar con la médica de las nuevas especies para averiguarlo. Abrió
los ojos y cogió el papel. Sus manos temblaban mientras marcaba el número. El corazón le latía con fuerza mientras el teléfono daba los
tonos de llamada. La mujer contestó al segundo.
— Hola.
— ¿La Doctora Trisha? — Becca utilizo el mismo acento de Texas.
— Soy yo otra vez. La mujer embarazada.
— Prometiste llamarme hace tres semanas, —la regaño la doctora.
— ¿Cómo estás?
— Asustada y alarmada. Siento que el bebé se mueve. ¿Cómo
puede ser eso? Es demasiado pronto.
— ¿De cuánto tiempo estás?
— Ya hemos pasado por esto. No voy a decírtelo. ¿Es posible que el
bebé se desarrolle más rápido de lo normal? Quiero decir, ¿debería
tenerlo en cuenta? Las nuevas especies son parte animal y he estado investigando en Internet. El período de gestación es menor en los
animales que en los seres humanos. Estoy ganando peso demasiado
rápido y ahora le siento moverse. No son gases. "Ella se río. — Es el bebé.
— Tienes que venir al Homeland. ¿Cómo te llamas?
— Señora embarazada.
— ¿Realmente estás viviendo sola en una cabaña?
— Sí. — pensó que era seguro darle esa información.
— ¿Tienes alguien que te atienda por lo menos?
Ella vaciló. — ¿Cuál es el punto de preguntarme esto?
— Estás sola, dijiste que no te fías de nadie y si realmente estás
embarazada necesitaras ayuda. ¿A qué le tienes miedo? Nadie te hará
daño. Solo tienes que acercarte a las puertas, decirles que quieres verme y te juro que saldré a buscarte. Si no quieres que alguien te vea,
puedo atenderte en cualquier lugar que desees. Llevare mi bolsa y un
poco de mi equipo móvil. Incluso puedo ir a tu cabaña.
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— Eso no va a suceder. Me escondo por una razón. No quiero que
me encuentren.
— Puedo decirte si tu bebé está bien. ¿No quieres asegurarte? Tengo un hijo y estuve muy preocupada por su salud cuando estaba
embarazada. Te juro que me hice ecografias casi todos los días sólo
para ver cómo estaba. Podría hacerte eso si vienes aquí. Pero también
puedo ir yo si no quieres que te vean. Tenemos un helicóptero. Podría ir allí sin que nadie me vea
— Aprecio eso, pero como ya te he dicho, no me fío de nadie".
Trisha vaciló. — ¿Tienes miedo del padre? ¿Es eso? ¿Crees que si le dejas él reaccionara mal?
— Trato de no pensar en él." Se inclinó hacia adelante y Becca
suspiró. — Sé que él tiene derecho a saberlo y se lo diré cuando sea seguro. Tú no sabes lo que está en juego.
— Entonces dímelo. Sólo dime algo.
Becca vaciló. — Mi familia se volvería loca si se enterara y le harían daño al padre. Eso es todo lo que puedo decirte.
— ¿Así que estás protegiendo al padre de tu bebé? ¿Es por eso que
no entras? Tu familia no tiene por qué saberlo. Tu familia no puede
llegar hasta él o entrar aquí. Te juro que estará a salvo. Todos lo estaréis.
Eso podría funcionar con otra persona, pero no con Becca. Su
padre sabia todo lo que pasaba en el Homeland y en la Reserva. El estar embarazada de una especie era muy peligroso. Le avisarían para que se
encargara de su seguridad. Recordó las cien veces que él le había
preguntado si alguien la toco mientras estuvo prisionera. Vio la rabia en sus ojos y sabia que mataría a Brawn si se enteraba. Por eso nunca le
hablo de su matrimonio. Él habría asesinado a Bradley en un latido del
corazón. Su padre era un idiota a veces, pero se volvía loco cuando alguien la lastimaba.
— ¿Estás ahí?
Becca se dio cuenta de que se había centrado en sus
pensamientos. — Sí. ¿Crees que el bebé está creciendo más rápido de lo normal? ¿Es posible? Sólo contéstame. Por favor, estoy muy
preocupada.
— ¿Estás de más de cuatro meses?
— No.
— Bien. — Trisha Vaciló. — ¿No quieres saber el sexo del bebé? Si
me dejas verlo podría decírtelo.
— Eso no es justo. Sabes que me encantaría saber eso, pero no
puedo arriesgarme. Si no vas a responderme, colgare.
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— ¡Espera! ¿Cómo te sientes? ¿Estás sana? ¿Cualquier síntoma
inusual o algo? ¿Supongo que no has visto a un médico?
— Tú sabes que no puedo correr ese riesgo. Estoy muy cansada pero he leído que es normal. Mi apetito es grande. Ya no vomito. Tengo
que colgar. Gracias por hablar conmigo.
— Tienes que llamarme más a menudo. Al menos una vez cada
pocos días. Estas sola. Algo podría salir mal. Por favor — la voz de la doctora reflejaba su pánico.
— Te llamare una vez a la semana.
— ¿Me lo prometes? Estoy preocupada por ti. No lo sabes todo y no puedo decirte más por teléfono.
— ¿Decirme qué? — El corazón de Becca se acelero por el miedo.
¿Qué es lo que no me está diciendo?
— Sólo llámame y seguiremos hablando.
— Tengo que colgar. — Becca colgó.
******
Trisha colgó y puso el otro teléfono contra su oído. Ella había
llamado a Justice cuando empezó a hablar con la mujer y le dejó
escuchar la conversación.
— ¿Reconociste su voz? Tú hablas con la mayoría de los seres
humanos que tienen contacto con las nuevas especies.
Justice suspiró. — No. No la reconocí, pero está usando un falso acento. Tal vez ella está mintiendo sobre lo del embarazo.
— No. Ella sabe demasiado. Dijo que acaba de empezar a sentir el
movimiento del bebé. Ella está embarazada de unas ocho o diez semanas. En ese tiempo se empiezan a sentir los movimientos. Eso es
bueno. Gracias a Dios. Estaba aterrorizada, tenemos tiempo de
encontrarla antes de que se ponga de parto. Tuve a mi hijo a las veinte semanas. Ella no sabe que los bebés de las nuevas especies crecen y se
desarrollan más rápido. Tenemos que encontrarla. Un embarazo felino
podía ir más rápido y supongo que él es felino, ya que no mencionó la
hinchazón del pene durante las relaciones sexuales que es común en los caninos. El esperma caliente es más notable en los felinos. No
sabremos el tiempo de gestación de un bebé mixto felino hasta que
nazca.
— Déjame... Espera. Tiger acaba de entrar.
Tiger se rió entre dientes. — Tenemos un rastro. Sabemos de
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dónde vienen las llamadas. Tengo buenas noticias y malas noticias.
— Espera — Justice puso el teléfono en manos libres. — ¿Puedes
oírnos, Trisha?
— Puedo, — afirmó. — ¿Cuál es la mala noticia ?
— Esta mujer realizo la llamada desde una zona cercana a la
Reserva. Ella debe vivir allí, lo que quiere decir que es muy probable
que haya estado en contacto con nuestra gente.
— Esa no es una buena noticia, — coincidió Trisha.
— No. Sobre todo cuando tenemos a una mujer humana
embarazada y él padre no sabe nada. Tenemos que traerla aquí para mantenerla a salvo. — Tiger respiro hondo. — La buena noticia es que
es una zona boscosa. Enviaremos unos equipos a buscarla. No hay
muchas cabañas por allí. Podríamos tardar unos días en encontrarla, pero no serán más de tres. La encontraremos pronto.
Justice sonaba aliviado. — Eso está muy bien.
— Sí. ¿Se le notara el embarazo Trisha? — Tiger se acercó al teléfono.
— Ella dice que ha empezado a sentir el movimiento del bebé por lo
que está de unas ocho o diez semanas. Definitivamente, verás su
vientre redondeado. También tendrá el ligero olor a las nuevas especies, pero solo de cerca. Yo lo hice. El olor se hará fuerte conforme avance el
embarazo.
— Justice, si no te importa, me gustaría organizar al equipo ¿Puedo tomar el helicóptero para que vuelen hasta allí? — Tiger hizo
pausa — Me gustaría enviar primero al equipo con humanos y con uno
de las nuevas especies que se lleve bien con ellos. Irán en primer lugar para evitar levantar sospechas. "
— Sí, — coincidió Justice.
— Yo también iré, — dijo Trisha. — Llamare a Slade para decirle que nos vamos. Recogeré nuestras bolsas. Quiero estar allí cuando la
encuentras, Tiger. Ella se asustara como el infierno. ¿Has oído lo que
ha dicho sobre su familia, Justice? ¿Crees que forman parte de los
manifestantes contra la ONE? Tal vez fue así como conoció a uno de los nuestros. Él podría ser un oficial de las puertas de la Reserva. Tiene
sentido si ese es el caso. Su familia protesta allí, ella estaría con ellos y
así fue como conoció al chico.
— Tiene sentido. — Justice dudó. — Si. Eso está bien. Buscad a
esta mujer, Tiger.
— Estoy en ello, — gruñó suavemente Tiger. — Estoy más preocupado por encontrarla antes de que alguien más o su familia
descubra su secreto. Si son fanáticos, le harán mucho daño.
— Lo sé. — dijo con rabia Justice. — Encuéntrala y tráela a casa
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con nosotros, para que ella y su bebé puedan estar a salvo. Gracias por
permitirnos rastrear su llamada, Trisha.
— Realmente no tuve otra opción, — murmuró. — No me gusta haberle mentido. Le di mi palabra de que no lo haría.
— Yo te obligue. — Justice se aclaro la garganta. — Le pregunte a
mis hombres si alguno había tenido sexo con una humana y no salió
bien. Se enfadaron y yo sentí que estaba invadiendo su privacidad. Encontrar a esta mujer y mantenerla a salvo es una prioridad. No
puedo imaginar lo que sucedería si se pone de parto y termina en un
hospital. Nuestro secreto estaría fuera. Saldría en todas las estaciones de noticias y cualquier persona que nos odie sabría su ubicación para
apoderarse del bebé. Peor aún, podrían matarlos a ambos.
— Lo sé. — Trisha se paso los dedos por su cabello y apretó el teléfono contra su oído. — He tenido pesadillas sobre eso. Por eso traté
de mantenerla al teléfono todo el tiempo posible, para que pudierais
encontrarla. Si esto no funciona, tienes que dejarme decirle la verdad, Justice. Ella tiene que saber que el bebé será prematuro. Ella podría
pensar que está perdiendo el bebé. — la emoción atragantó su voz. —
No me obligues a guardar silencio. Me asuste mucho en el embarazo de
Forest. No puedo hacerle eso a ella y tal vez si se lo digo, ella vendrá por su cuenta.
— No podemos correr el riesgo. Hasta que no sepamos a ciencia
cierta que ella no es una periodista y verifiquemos que es un bebé de las nuevas especies, tu no le dirás nada. Es una orden. Lo siento, pero
hay demasiado en riesgo. Tu hijo estaría en peligro.
— Lo sé. — Ella parpadeó para contener las lágrimas. — No dejo de ponerme en sus zapatos. Suena genuinamente asustada por algo. Su
padre debe ser el imbécil que le ha provocado este miedo.
— Estoy más enojado con el hombre que tuvo sexo con ella. — Gruñó Justice. — Él debería haber tomado precauciones o seguir con
ella. Ellos, obviamente, no estaban muy cercanos ya que no confía en
que él pueda protegerla. Cuando sepamos quién es, él y yo vamos a
pasar algún tiempo en la sala de entrenamientos. Él nos puso a todos en esta situación.
— Quiero pasar un rato con él cuando termines, — resopló Tiger.
— Les he dicho a los oficiales que tienen que usar condones siempre que tengan sexo con mujeres humanas.
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CCaappííttuulloo TTrreeccee Flame observo la cabaña que parecía estar vacía y le hizo señas al
equipo humano para que avanzara. Ellos cuidadosamente rodearon la cabaña mientras otros tres se ocultaron tras los árboles. Uno de los
seres humanos, Bobby, llamó a la puerta principal. Vestía pantalones
vaqueros y tenía grasa untada en las manos. Todos ellos iban vestidos con ropas normales para que no levantar sospechas y asustar a la
mujer, si la encontraban. Tenían una historia planeada por si alguien
abría la puerta. Bobby le pediría usar su teléfono para llamar a una grúa para su supuestamente desalentado coche. Nadie respondió.
Bobby miró por la ventana, le hizo señas a todos para que se acercaran
y se dejó caer de rodillas. Forzó la cerradura y había abierto la puerta para cuando Flame llegó a su lado. Miraron hacia la pequeña sala de
estar y Bobby se volvió hacia Flame.
— Alguien está viviendo aquí.
Flame entro en la casa e inhalo. — Es una mujer y vive sola. Sólo
puedo recoger su olor.
Su ritmo cardíaco se acelero por la excitación cuando vio una cuna
en una de las dos habitaciones. Todo lo del bebé olía a nuevo y no estaba usado. La segunda habitación era la de la mujer, echó hacia
atrás las mantas de la cama y olio las sábanas. Ese olorcillo le afirmo
que esta era la mujer.
Podía oler el ligero aroma de un embarazo de las nuevas especies.
Flame sacó su teléfono móvil mientras se giraba para enfrentar al
equipo humano. — Este es el lugar. Tiene que volver pronto ya que sus cosas están aquí. Seguiremos con el plan.
Bobby cogió su radio. — Suspender la búsqueda. La hemos
encontrado. Volver a la base y permanecer fuera de la vista.
Flame llamó a la Reserva. — La encontramos, pero ella no está
aquí. Creo volverá pronto. Su olor es el que esperábamos encontrar. Me
ocultare hasta que vuelva. Quiero que el helicóptero este aquí en
cuanto la tenga.
Colgó y miró a los hombres que le rodeaban. — Puedo manejarlo
solo. Creo que es mejor que este a solas con ella. Vosotros debéis volver
a la base.
Bobby, el líder del equipo de humanos observo a Flame. — ¿Estás
seguro?. Puedo quedarme atrás y ofrecerte seguridad.
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— No. Esta no es una situación peligrosa. Estamos haciéndole un
favor a Trisha. Su prima se esconde de un marido abusivo y estaba
preocupada. No luchara o intentara hacerme daño. Solo voy a darle un mensaje.
— Oh. — La ira tensó el rostro de Bobby. — ¿Nos hemos estado
rompiendo el culo por esto? — El giro y se alejo.
Flame odiaba haberle hecho enojar. A él le gustaba el equipo humano, pero ellos no sabían los verdaderos motivos por los que
estaban buscando a la mujer y él no pensaba decírselo. Cuanto menos
supieran mejor, pero les necesitaban para que llamaran a las puertas. Nadie le abriría la puerta a una especie sin alarmarse. Y los chismes
correrían como la pólvora y los humanos acabarían llamando a la
policía, o peor aún, a los periodistas. La mujer podría haber escuchado que estaban allí y huir. Flame observó a los hombres salir.
A la Organización Nacional de las Especies.le aterraba que la
noticia de que podían tener niños con mujeres humanas saliera a la luz, eso podría causarles un montón de problemas. Ellos confiaban en el
equipo humano, pero también era una información por la que los
fanáticos podrían ofrecerles mucho dinero. Mantener esa información
en secreto era esencial. Todos los que conocían la verdad tenían motivos personales para proteger ese secreto. Cerró con llave la puerta de la
entrada, encontró un buen lugar para esperar y se apoyó contra la
pared. No tenía paciencia.
******
Becca sonrió y se frotó el estómago cuando el bebé le pateó suavemente. Sentirlo le hacía feliz y le aseguraba que su bebé estaba
bien en el interior de su vientre.
— Lo sé. — Ella levantó la mano para agarrar el volante con las dos. — Este camino de tierra es horrible. Lo sientes ¿no es así?
Ella desaceleró el coche un poco cuando tomo el camino hacia la
cabaña. Le gustaba hablar con el bebé.
— Casi estamos en casa.
Aparcó delante de la puerta, apago el motor y se quito el cinturón
de seguridad. Ella salio, se estiró un poco y movió su trasero. El
conducir por zonas no asfaltadas siempre la hacía sentirse un poco entumecida. Cerro la puerta, abrió la del pasajero y se inclinó para
agarrar las dos bolsas de la compra.
— ¿Tienes hambre? ¡Me muero de hambre! Nos saltamos el desayuno al quedarnos sin leche y tardamos más tiempo en llegar a la
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ciudad por culpa de ese camión que acaparaba toda la carretera. No
quería adelantarlo.
Ella levantó las bolsas, cerró la puerta con la cadera y subió los escalones del porche, con mucho cuidado de no tropezarse. Dejo una
bolsa en la silla junto a la puerta y saco las llaves de su bolso, abrió la
puerta, se volvió y cogió la bolsa de nuevo. Cerró la puerta con un pie.
— Quiero un filete bien grande. ¿Te suena bien? Y leche.
Ella llego a la cocina, dejó las bolsas en la encimera y saco uno de
los envases de la carne.
— Siento que tengas que estar escuchando el gruñido de mis tripas. — Ella se echó a reír. — Apuesto a que es más fuerte ahí ya que
puedo escucharlo desde aquí.
Quito el plástico de la bandeja, puso la carne en la sartén y arrojó el envase vacío a la basura.
— Cinco minutos y comeremos, chico.
Se volvió para guardar el resto de los alimentos y jadeo. Un hombre alto, vestido con pantalones vaqueros y una camiseta negra estaba en la
puerta de la cocina. El terror se apoderó de ella al instante. Ella había
cerrado la puerta cuando entró en la casa y su mirada asustada se fijo
en su rostro.
— Oh, mierda, — murmuró.
No era un extraño que quería robarle o matarla. Él era una nueva
especie. Con el pelo rojo y ojos de gato. Él levanto las manos lentamente para que viera que no iba armado.
— Tranquila mujer. No estoy aquí para hacerte daño. He venido a
hablar. Trisha me envió. Soy Flame. No te alarmes.
Becca retrocedió. ¿Que no me alarme? Una nueva especie estaba
dentro de su casa. Ella apoyo las manos, protectoramente, sobre su
estómago y le observo. Él la miró, le sostuvo la mirada y se quedó donde estaba. Ella retrocedió más.
— Ten cuidado. Tienes una sartén caliente detrás. — Él se puso
tenso. — Puedes quemarte.
— Sal, — susurró ella, el corazón le latía con fuerza.
Ella dejó de moverse, pero entró en pánico. Había cometido un
gran error al confiar en la doctora y obviamente habían rastreado su
llamada para encontrarla y la prueba estaba en su cocina, mirándola.
— La Doctora Trisha está preocupada. Estás a salvo y nadie te
hará daño. Ella sólo quiere que tu y el bebé estéis bien. Ella vino a la
reserva hace dos días, cuando habló contigo la última vez. Ella no rastreo tu llamada. Nosotros lo hicimos. No te enfades con ella. Ella no
rompió su promesa y no pudo impedir que lo hiciéramos. "Su mirada
Laurann Dohner – Nuevas Especies 05 - Brawn
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bajó a su vientre e inhalo. — Tu bebé es nueva especie y hay que
controlar tu embarazo.
— Olvida que me has encontrado y vete, — declaró Becca mientras parpadeaba para contener las lágrimas. — Déjame en paz.
Él la miró de nuevo y la tristeza llenó sus ojos exóticos. — No
puedo hacer eso. Tú y tu bebé necesitáis ver a un doctor. Estás a mitad
del embarazo. Si te dejamos sola te asustarías cuando des a luz al quinto mes.
Becca le miro boquiabierta. Le llevo un segundo recuperarse del
shock. Había pensado que el bebé podría desarrollarse más rápido, pero nada la había preparado para eso.
— ¿Qué?
— Es un bebé de las nuevas especies. Será un varón, sus características serán las de las especies y nacerá en torno a los cinco
meses. Nos desarrollamos más rápido. Le distes suficientes datos a la
doctora como para que supiera que el padre del bebé es como yo. Soy felino. El bebé tendrá las características del padre. No serás capaz de
pasear a tu niño sin que cualquier persona, con una simple mirada,
descubra lo que es. Los fanáticos irán a por tu hijo. Ellos trataran de
mataros a los dos. Industrias Mercile también intentara apoderarse de ti y de tu hijo. — Hizo una pausa. — Algunos de los empleados siguen
libres, podrían tratar de utilizaros contra nosotros o peor. Estás
poniendo tu vida en peligro y también la de tu bebé al no quedarte con nosotros. Nunca te haríamos daño, tampoco a tu hijo. Nunca lo
alejaremos de ti. El filete se está quemando. ¿Puedo apagar el fuego?
Becca volvió la cabeza y vio el humo de la carne que se estaba quemando. Alargó la mano para apagarlo. Ella se apartó de la hornilla,
pero mantuvo la distancia con él. Él no se movió.
— Nadie sabe de este bebé. Lo he ocultado muy bien así que puedes irte.
La nueva especie le frunció el ceño. — La Reserva está a quince
kilómetros de aquí. Deja que te lleve con Trisha para que te examine a ti
y al bebé. Si te niegas, me limitare a poner a un equipo de seguridad alrededor de tu casa para que estés a salvo. No discutiré sobre eso.
Necesitáis protección durante todo el día. Es más peligroso para ti, pero
nunca te obligaría a vivir en cautiverio. Se lo que es eso.
Ella negó con la cabeza. — No puedo ir contigo y no puedes traer a
tu gente para protegerme.
No lo entiendo. No te conozco, lo cual es bueno, porque sería un infierno si alguien llega a reconocerme. "El terror se apoderó de ella. —
¿Hay algún humano cerca o estás sólo?
— Estoy sólo.
— Gracias a Dios. — Ella pudo respirar de nuevo. — Por favor, sólo
Laurann Dohner – Nuevas Especies 05 - Brawn
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olvida que me has encontrado y vete. Lo peor que puedes hacer es
enviar un destacamento de seguridad aquí. Júrame que no vas a hacer
eso.
— Explícame por qué eso es peligroso. Te protegeré.
El bebé pateó duro. Becca se estremeció y se frotó el estómago. El
macho de las nuevas especies sonrió y se reunió con su mirada.
— Vi eso. Él es fuerte. Trisha dijo que cuando estaba en su decimosexta semana de embarazo sentía a su hijo patear más fuerte. El
shock atravesó a Becca. — ¿La Doctora Trisha?
Flame asintió. — Se me permite decírtelo porque estás embarazada de uno de mi especie. Ella tiene un hijo llamado Forest y es de la nueva
especie. Trisha está casada con uno de nosotros. Ella tuvo a su bebé a
las veinte semanas. ¿Te gustaría ver a su hijo? ¿Quieres ver como será tu bebé? Los bebés de las nuevas especies son muy lindos. Él tiene
genes caninos por lo que sus características son un poco diferentes,
pero creo que tendrás menos miedo a tener un hijo de las especies si ves a Forest. Todos adoramos a este niño.
— No puedo ir. ¡Tienes que salir y no envíes a nadie más.
Él frunció el ceño. — Tienes que ver a un médico. Estás asustada.
Puedo oler tu miedo.
— Por favor, deja de tener miedo. Prefiero pegarme un tiro a
hacerte daño. ¿Cuál es tu nombre? Hemos buscado, pero no pude
encontrar algo con su nombre.
— ¿Nosotros? — Su temor aumentó.
Flame frunció el ceño. — Nos tienes miedo. — De repente palideció.
— ¿Uno de nosotros te hizo daño? ¿El padre te hizo daño? ¿Te forzo? — Ella negó con la cabeza. Flame le miro confundido. — Pero tienes miedo.
¿Por qué?
Ella le miró a los ojos. — No quiero que el padre de mi bebé lo sepa. Al menos, no todavía. Ya tengo suficientes quebraderos de cabeza
como para enfrentarme también a él. Tampoco quiero que mi familia lo
sepa. Es complicado...
— Estás aterrorizada. Dime por qué.
Se mordió el labio. — No puedo. Digamos que mi familia puede
lastimar al padre y no quiero que le pase nada, aunque no tenga una
relación con él. Tampoco quiero que mi bebé crezca sin familia ya que la mía posiblemente ira a la cárcel por homicidio. Tienes que irte.
Flame se relajo. — No me estás dando ninguna opción para hacer
esto de la manera en la que lo tenía planeado. No te dejare sola sin un equipo de seguridad. Estaba seguro de que lograría convencerte de que
vinieras conmigo, pero veo que estás decidida a quedarte. — Él miró su
estómago una vez más, respiró profundo y su mirada se endureció
Laurann Dohner – Nuevas Especies 05 - Brawn
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cuando él la miró a los ojos. — Lo siento. No tengas miedo, pero te
vienes conmigo. Verás a la médica y tendrás a un equipo de seguridad
protegiéndote durante todo el día. Estás en peligro. Por favor, no pelees conmigo. Piensa en tu bebé. — Él se movió.
Becca retrocedió hasta que su culo golpeó la pared. — No.
En cuatro pasos largos estuvo frente a ella y la agarró por los
brazos con suavidad. — Ya viene el helicóptero. Pensaba llevarte tanto si estabas de acuerdo o no. No deseo causarte miedo y recuerda que
nadie te hará daño. Vamos a la Reserva. Trisha te verá a ti y al bebé. No
tienes elección en esto. Mantén la calma por el bebé.
— ¡Déjame ir, maldita sea! —, Gritó Becca y trató soltarse de su
agarre.
De repente la soltó y la levantó fácilmente en sus brazos. Becca gritó y se agarró a su camisa.
— Bájame. — No lucharía, tenía demasiado miedo de que la dejara
caer ya que era muy alto. Sería un gran golpe contra el suelo.
— Piensa en tu bebé, — él gruñó en voz alta. — Relájate y respira
lentamente. Cálmate.
El terror golpeó duro a Becca pero no soltó su camisa. Se aferró a
él y trató de encontrar las palabras que harían que la dejara en el suelo.
— ¡Esto es un secuestro! Si. Es ilegal y no estás en la propiedad de
la ONE. Soy una ciudadana de los EE.UU. y me niego a ir contigo. No
puedes hacer esto. Va en contra de la ley.
Él la miró y arqueó una ceja mientras la llevaba por la casa. — Soy
consciente de tus leyes. Pero tú estás es posesión de un bebé de las
nuevas especies y yo te tengo a ti. — Él ajusto su agarre para sujetarla con más fuerza contra su pecho. — Estás a salvo.
Sabía que no podía escapar de él y que él no iba a cambiar de
opinión. Ella estudió su rostro hermoso, no vio ira allí, pero si mucha determinación. Flame la llevaría a la reserva pasara lo que pasara.
Escucho como el helicóptero aterrizaba frente a la puerta. Que ahora
estaba abierta, por lo que sospecho que él ya había planeado llevársela
desde el primer momento.
Por favor, que no sea el piloto de mi padre, rezó en silencio,
mientras la llevaba hacia el helicóptero.
Conocía al piloto de su padre, pero no podía recordar su nombre. Pero sabia que él la reconocería, su papá se jactó varias veces de que él
guardaba fotos de ella en su oficina. El piloto podría haberse olvidado
de la breve reunión que tuvieron en la casa de su padre, pero seguro que reconocería su cara, si de verdad miraba sus fotos casi todos los
días. El alivio la atravesó cuando vio al piloto del helicóptero. Él era
mucho mayor que el piloto de su padre y nunca le había visto antes.
Las puertas se abrieron. Ella se tensó de nuevo y rezo para que ningún
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miembro del equipo de su padre estuviera dentro. Dos machos de las
especies saltaron fuera. No había nadie más dentro del helicóptero y se
relajó. Por el momento, nadie llamaría a su padre.
Flame bajó las escaleras del porche y se dirigió a los dos oficiales
del NSO que estaban esperándoles al lado del helicóptero .
— Coge sus cosas y cierra la cabaña. En la cocina hay comida que
guardar. El helicóptero volverá dentro de media hora, — gritó.
Los hombres asintieron. Becca miró las nuevas caras, no los
conocía y se quedó sin aliento cuando de repente Flame de un salto,
con ella todavía en sus brazos, entro en el helicóptero. Agachó la cabeza, se acerco a un asientos y se sentó con ella en su regazo. Las
puertas se cerraron. Abrocho el cinturón, pero tuvo cuidado de
mantener un brazo alrededor de sus costillas para evitar que huyera. El helicóptero despegó y supo que aunque intentara convencerlo de que la
llevara de vuelta, no lo conseguiría. El tipo era terco. La imagen de su
padre pasó por su mente. Asesinaría a Brawn. De ninguna manera iba a creer que Brawn no la había forzado a tener relaciones sexuales.
Aunque le reconociera que se había sentido atraída por él, su
padre pensaría que su consentimiento no fue válido. A los dos días de
su terrible experiencia, su padre entró en su casa, la abrazó y le miro a los ojos. Sus palabras aún la perseguía.
— Me explicaron en qué clase de infierno estarías, nena. Les juré proteger a las nuevas especies, pero que me aspen si no lo hubiera matado si te hubiera tocado. No me habría importado si estaba drogado o si era otra víctima. Eres mi chica y cualquiera que te hubiera tocado, habría tenido que morir. No podría dormir por las noches sabiendo que estuviste indefensa y asustada. No podría soportar la idea de que alguien te hubiera puesto un dedo encima.
Le había mentido y asegurado que nada había sucedido, pero sabía que él estaba dispuesto a ir a la cárcel si se enteraba de que había
tenido relaciones sexuales con Brawn. El helicóptero se agitó un poco
por las turbulencias y la alejo de sus pensamientos. El pánico la golpeó.
Trisha la reconocería inmediatamente. Ella la había examinado después de ser rescatada de ese sótano. Volvió la cabeza para mirar a Flame.
— No puedes hacerme esto. Déjame ir, maldita sea. No lo
entiendes. — Ella susurro pero sabía que él la había oído. — Por favor.
Le dio una mirada de disculpa, pero negó con la cabeza. Su brazo
sobre sus costillas se apretó, como si él temiera que tratara de
levantarse y de correr hacia la puerta. Ella no era estúpida o suicida. Más turbulencia sacudió bruscamente el helicóptero y Becca se sintió
repentinamente enferma. Se cubrió la boca con una mano.
Flame maldijo y la levantó de su regazo, sosteniéndola a unos centímetros de él para disminuir los movimiento del vuelo.
— Cierra los ojos y respira por la nariz, — ordenó en voz alta.
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Ajustó su agarre lo suficiente para tomarle el puso en la muñeca. Eso
distrajo a Becca de las náuseas, pero su agarre sobre ella, tan suave, le
recordó a Brawn. Cerró los ojos y hundió la cara en su cuello. Tenía la piel caliente, los brazos fuertes y su gran cuerpo se sentía extrañamente
similar al de Brawn.
— Ya casi estamos allí, — dijo Flame lo suficientemente alto para
que le escuchara. — Te tengo.
Sus pensamientos regresaron a Brawn, él pronto se enteraría de lo
del bebé. Su padre le había dicho que él era un miembro del consejo. Le
informarían que estaba en la reserva tan pronto como Trisha la reconociera. Las lágrimas llenaron sus ojos y odió derramarlas contra el
cuello de Flame. Él le acarició la cabeza, probablemente tratando de
consolarla y eso fue peor. Ella no quería ver a Brawn. Él no la había llamado y todavía estaba dolida y enojada porque lo que habían vivido
juntos no había significado nada para él y para ella fue muy especial.
Se sorprendería cuando se enterara que estaba embarazada, probablemente se aturdiría como ella lo estuvo. Pero también le
preocupaba que se enfureciera. En el peor de los casos Brawn
intentaría apartarla del bebé y aunque Flame le había dicho que no
harían eso, ella sabía que la mayoría de las leyes no se le aplicaban a las nuevas especies. Podrían simplemente lanzarla fuera de las
murallas del NSO después de dar a luz y alejarla de su hijo. ¿Quién los
detendría? Nadie podía entrar en la propiedad de las nuevas especies sin su autorización. Ellos no respondían ante nadie y tenían sus
propias leyes. Obviamente, ella le importa un comino a Brawn, pero él
podría querer al bebé. Más lágrimas se derramaron de sus ojos y en ese momento la idea de que su padre le matara no le pareció tan horrible.
Obligó a su mente a dejar esa línea de contemplación. No confiaba en
los hombres, mentían y se hacían pasar por lo que no eran. Había aprendido esa dolorosa lección durante su matrimonio. Nunca habría
pensado que Brawn seria otro idiota, pero se había equivocado. Cuando
los liberaron, él podría haber ido a su casa para recoger sus cosas y
hablar con ella en persona, en lugar de eso, un hombre de su padre se había encargado de recogerlas. Él quería olvidarse de Becca y de lo que
habían pasado juntos. El mensaje había sido alto y claro y muy
doloroso.
El helicóptero aterrizó en el suelo y la sacó de sus pensamientos.
Flame se puso de pie, con ella entre sus brazos y caminó hacia la
puerta que se abrió antes de que se llegara a ella. Becca alzó la cabeza, le miró a los ojos y vio su compasión. Volvió la cabeza para mirar
afuera, preocupada porque alguien pudiera reconocerla. Pero solo vio a
una mujer de la nueva especie. Ella era muy alta y musculosa y vestía el uniforme del NSO. Su mirada se fijó en su vientre y Becca no tuvo
ninguna duda de que la nueva especie sabía que estaba embarazada. Le
preocupo enormemente que la noticia de su embarazo llegara al final
hasta su padre. Todavía no sabían su nombre, pero al final acabarían descubriendolo. Dos nuevas especies masculinas la asustaron cuando
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se acercaron uno a cada lado de la apertura puerta y extendieron la
mano. Becca no los había visto. Los machos agarraron de los brazos a
Flame y los bajaron suavemente del helicóptero. Su captor se dirigió hacia un SUV negro y ella miró por encima de su hombro a la mujer
que los seguía. Cuando estuvieron lejos, el helicóptero se elevó de
nuevo.
— Es un placer conocerte, — dijo la mujer de las nuevas especies — Me llamo Pink.
Becca se encontró con los ojos de la mujer. Ella nunca había visto
a las mujeres de las nuevas especies, los hombres a veces aparecían en fotografías, pero nunca las hembras. Se rumoreaba que eran feas ,ya
que las nuevas especies las ocultaban, pero esta era muy atractiva. Eso
solo demostraba que los rumores no siempre eran ciertos.
— ¿Cuál es tu nombre?
Becca abrió la boca, pero volvió a cerrarla. — Llámame jodida.
La mujer parpadeó, su sonrisa se desvaneció y su mirada cayó al estómago redondo de Becca.
— Por supuesto que tuvieron que joderte para dejarte en esa
condición.
Becca se echó a reír de repente, sin poder evitarlo y le gustó la mujer al instante. — Si. Lo estoy de muchas maneras. Lo siento. Eso
fue grosero por mi parte. Tengo muchos problemas y estoy pasando un
día realmente malo.
— Estás a salvo aquí. — Pink sonrió de nuevo. — Nadie va a
hacerte daño. Tú y tu bebé son bienvenidos aquí y se os considera de
nuestra familia. Tu bebé es una nueva especie y a ti se te considera como tal, porque eres la madre.
— Gracias. A eso me refiero. — Le llego profundo que unos
extraños fueran tan amables. Ella solo deseaba que la dejaran ir, pero no iba a suceder. — ¿A dónde vamos?
— Al Centro Médico, — contestó Flame mientras esperaba que Pink
le abriera la puerta trasera del vehículo para dejar a Becca en el
asiento. — La Doctora Trisha te está esperando.
Becca volvió la cabeza y admiro el terreno abierto con un montón
de árboles. Ella nunca había estado en la Reserva. No había imágenes
de ella ya que los helicópteros y los aviones tenían prohibido volar sobre ella. La Organización Nacional de las Especies.cuidaba muy bien de sus
dos territorios. Pink rodeó la camioneta para sentarse en el asiento del
conductor y Flame se sentó junto a Becca, como si le preocupara que intentara huir. Sabía que no podía escapar ya que la Reserva estaba
rodeada por un gran muro y este estaba custodiado por guardias de
seguridad. Se dirigieron hacia los edificios. El vehículo estacionó frente a uno de dos plantas. No tenía grandes ventanas de cristal en la parte
Laurann Dohner – Nuevas Especies 05 - Brawn
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delantera como el Centro Médico del Homeland. Este edificio tenía las
ventanas pequeñas. Flame abrió la puerta de la camioneta, se bajo y
extendió la mano para ayudarla. Sus ojos de gato la miraron con seriedad.
— ¿Quieres que te lleve o entraras por tu cuenta?
Ella vaciló. — ¿Tienes un arma?
Él parpadeó. — Tengo una enfundada en el tobillo, pero no serás capaz de quitármela.
— ¿Podrías dispararme? Confía en mí. A todos nos iría mejor si lo
hicieras.
Pink se echó a reír cuando ella salió de la camioneta. — Ella está
jodida.
Becca asintió. — Así es como estoy.
A Flame no le hizo gracia, suspiró y se inclino para coger a Becca.
Ella le dio una palmada en las manos.
— Puedo caminar por mi cuenta.
Flame se mantuvo cerca de Becca mientras salia de la camioneta.
Pink se mantuvo a unos metros de distancia, pero ambas nuevas
especies permanecieron a cada lado de ella, probablemente, por si salia
corriendo. No tenían por qué preocuparse, admitió Becca. No podía evitar enfrentarse a lo que le esperaba dentro así que se obligo a poner
un pie delante del otro. Se sentía como un condenado que iba hacia al
paredón para ser fusilado. Flame abrió la puerta y la hizo que pasar a su interior. Becca observo la amplia sala de espera. Estaba totalmente
vacía y el silencio le pareció un poco extraño.
— Trisha los hecho a todos, — Pink le informó en voz baja. — Ella le dio el día libre a todo el personal. Ella quería que te sintieras segura.
Te llevaremos a una sala de examen en la que ella te mostrara a tu
bebé. Dijo que sería bueno para ti ver a tu hijo en el monitor.
Becca sentía sus piernas como si estuviera andando sobre la
arena. Dejaron atrás la recepción y anduvieron por un pasillo. Ella vio a
Trisha de espaldas, hablando con un hombre de las nuevas especies
que tenía el pelo veteado. El hombre le sonreía a Trisha y se inclinó para darle un apasionado beso a la médica.
Flame se aclaró la garganta. — Perdonad que os interrumpa
tortolitos pero aquí está. No quiso dar su nombre y se ha resistido a venir.
El macho soltó a Trisha y esta se dio la vuelta lentamente. Becca la
miró a los ojos y supo al instante que la había reconocido. Al instante se volvió hacia el hombre que le había besado.
— Será mejor que llames a Justice y le digas que venga aquí ahora
mismo. Que nadie entre en el Centro Médico y apaga el ventilador.
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Nadie entra ni sale, Slade. Ningún ser humano puede estar cerca de
ella. Ninguno. Y especialmente ninguno del equipo de recuperación.
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CCaappííttuulloo CCaattoorrccee Becca logró mantenerse en pie, pero sus rodillas se sentían un
poco inestables. Ahora todos sabrían su secreto, al menos la gente en la habitación, ella parpadeó para contener las lágrimas. Ni siquiera podía
hablar. Solo pudo luchar contras las nauseas que el nerviosismo y el
miedo le provocaron.
Slade frunció el ceño mientras miraba a Becca. — Ella no parece
ser de Europa.
— No, — estuvo de acuerdo Trisha. — Deberías habérmelo dicho inmediatamente, Rebecca. ¿Cómo le enviaste las postales a tu papá de
todos modos?
— Allí vive la familia de mi difunto esposo y les pedí ese favor. — Becca parpadeó de nuevo lágrimas. — Deja que me vaya. Tengo dinero y
puedo desaparecer de nuevo. Mi padre... — Hizo una pausa, suplicando
a Trisha con los ojos. — Él no puede saber esto. Se enfurecerá y no lo dejara pasar. Sabes que le culpara de forzarme. No será razonable con
esto. Sólo déjame ir y esto terminara antes de que se convierta en una
pesadilla.
— No podemos, Rebecca. Ese bebé solo estará a salvo aquí. ¿Te dijo Flame como irá tu embarazo? Tu bebé nacerá a las veinte semanas.
Estás de unas ¿Ocho semanas? — Trisha dio un paso hacia ella.
— Nueve.
— Estas casi a la mitad. Por eso sientes al bebé. Tengo un hijo con
Slade. Los genes de las nuevas especies son más fuertes. El bebé será
un varón y tendrá los rasgos físicos de las nuevas especies. No podrás esconderlo Tu papá querrá verte en algún momento a menos que le
digas que te quedaras en Europa para siempre.
— A veces he pensado en fingir mi muerte en un accidente de coche — Trisha arqueo las cejas. Becca se encogió de hombros. —
Todavía no tengo nada planeado. He estado un poco ocupada tratando
de evitar el estrés del día a día. — Su mano frotó su vientre. — Si. Sé
que el estrés no es bueno para el bebé.
— Tenemos que informar al padre del bebé, Rebecca.
— No. — Becca negó con la cabeza. — Es mi bebé.
— Tenemos que hacerlo. Tu padre se enterará en algún momento y lo sabes. Él ira tras él. Tu misma lo has dicho. Tenemos que advertirle.
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¿Te gustaría que le trajera aquí para que se lo digas en persona?
Becca negó con la cabeza de nuevo. — No tenemos nada que
decirnos. No puedo evitar que se lo digas, pero si lo haces, quiero que él se mantenga alejado de mí.
— ¿Le culpas de lo que te pasó? — la cara de Trisha palideció. —
Él fue una víctima.
— Lo sé y no es por eso que no quiero verlo. Sólo dile que no quiero nada de él y que se mantenga alejado. Me despojaste de la elección de
venir o no. Por favor, no me obligues a verlo también. Por favor — Becca
odiaba que las lágrimas llenaran sus ojos. Pero las hormonas y el miedo la volvían demasiado emocional. — ¿No te parece esto suficiente?
Trisha vaciló, pareció dudar, pero luego dejó escapar un suspiro. —
Vamos a ver al bebé. Nos preocuparemos de eso primero y del resto más tarde. ¿Por qué no entras y te desnudas? Estaré allí en un minuto.
Becca asintió con gravedad y entró en la sala de examen. Cerró la
puerta. Estaba sola, se apoyó en la puerta y cerró los ojos. Ellos le iban a decir a Brawn y a su padre la verdad. Todo por lo que había luchado,
se había ido al traste cuando la atraparon. Maldita sea. Maldita sea.
Maldita sea. Puso sus manos sobre su estómago y lo acaricio. El bebé
se movió, al menos tenía una razón para enfrentarse al mundo.
Flame le frunció el ceño. —¿Sabes quién es el padre de su hijo? —
Él miró a Trisha y espero una respuesta.
Ella asintió con la cabeza. — No le digas a nadie quién es el padre, hasta que le informes a él primero. Diablos, esta información se
considera altamente confidencial así que solo puedes decírselo a él. Ya
la oíste. Ella no se lo dirá. Necesito que lo hagas, Flame. — Ella miró a Pink. — Ni una palabra a nadie sobre esto. Nosotros somos los únicos
que lo sabremos además de Justice y Slade.
Pink asintió.
Flame vaciló. — ¿Soy yo el que tiene que darle la feliz y
sorprendente noticia?
Trisha miró a su marido antes de abordar al macho especies. —
Busca a Brawn. Le obligaron a compartir la jaula con ella cuando los secuestraron y tuvieron sexo. Esto es... — Trisha suspiró, sin saber qué
decir.
Slade puso su brazo alrededor de ella. — Es difícil para todos.
— Hijo de puta, — maldijo Flame. — Creo que sé dónde está. Esta
mañana escuche a unas de las hembras hablando en el desayuno. Iré
ahora. — Se dio la vuelta, vio la expresión de asombro de Pink y se fue.
******
Laurann Dohner – Nuevas Especies 05 - Brawn
113322
Brawn estaba bailando con una de las hembras, al menos esto le
distraía durante un rato. Había pasado otra noche sin dormir, un día
con mucho papeleo y esperaba poder agotar su cuerpo lo suficiente como para descansar. Breeze le sonrió, golpeó la cadera contra él y
cerro una mano en su brazo.
— Gracias.
— ¿Por qué? — Él la giró, la inclino hasta que su pelo casi llegaba al suelo y la levanto de nuevo.
— Por venir conmigo. ¿Estás divirtiéndote?
Tuvo que admitir que era mejor que quedarse en casa mirando las paredes. — Sí.
— Me llevaras a cenar más tarde. — Él vaciló . — Aprendí un
nuevo dicho. Tanto trabajo hace que los hombres se vuelvan aburridos. — Ella se echó a reír. — Eres muy aburrido y necesitas divertirte. Estás
de mal humor y le gruñes a todo el mundo. — Ella se inclinó sobre su
pecho y le miró a los ojos. Todo su humor desapareció. — Me preocupo por ti. Nosotros somos amigos. Tú harías lo mismo por mí.
No podía refutar sus palabras así que asintió con la cabeza. — Soy
consciente de eso.
— ¿Tienes pesadillas?
Se obligó a apartar la mirada de la de ella. Soñaba pero no quería
decirle con qué o quién lo hacía.
— No estás durmiendo bien. — Ella le dio unas palmaditas en el pecho. — Yo te ayudaré esta noche.
Se puso tenso. — No creo que sea una buena idea.
— Has evitado a todo el mundo desde que te rescataron. — levanto la barbilla y entrecerró los ojos. — Te lo debo.
— No me debes nada.
Ella ladeó la cabeza. — Sólo llévame a cenar y déjame cuidarte. Necesitas una amiga y soy una muy buena.
— Tú lo eres. Deja de hablar y baila.
Apartó sus pensamientos y le agarró la mano, la hizo girar y le
sonrió cuando ella se rió. Ver su alegría iluminaba un poco su tristeza. Ella estuvo en su centro de pruebas y él quería verla feliz. Un
movimiento le llamó la atención, Flame le llamaba desde el otro lado de
la habitación. Estaba de pie junto a la barra y le miraba directamente a los ojos. El macho tenía una mirada sombría en su rostro y supo de
inmediato que algo andaba mal. Dejo de bailar y soltó a Breeze. Flame
caminó hacia él, se detuvo a tres metros de distancia y espero. Brawn miró a Breeze.
— Ahora vuelvo.
Laurann Dohner – Nuevas Especies 05 - Brawn
113333
— Lo dudo, — murmuró Flame.
Brawn lo escuchó y le lanzó una mirada confusa. — ¿Ha pasado
algo malo? ¿Es para una reunión del consejo?
— No. — Flame regreso a la barra y saludó a Hound. — Dame dos
más por favor.
Breeze le agarro de la camisa. — Ven a buscarme, Brawn. No me
obligues a cazarte.
Forzó una sonrisa y asintió con la cabeza. Ella lo soltó y él se
dirigió hacia Flame. Flame levantó los dos pequeños vasos con un
líquido oscuro que le había servido Hound. Se encontró con la mirada de Brawn y señalo con la cabeza hacia la puerta. Lo que había sucedido
tenía que ser bastante malo si necesitan privacidad. Brawn enderezo los
hombros y espero que ninguna de las especies hubiera resultado herida. Él y Flame salieron del club. El comportamiento extraño de
Flame le confundió mientras le seguía a la zona de césped frente el
hotel. Flame giró y le tendió uno de los vasos.
— Bebe esto.
Brawn intento olerlo para determinar que era, pero Flame lo puso
en contra el viento. Miró la turbia bebida, levantó la mirada y le frunció
el ceño.
— ¿Qué es eso?
— Whiskey. Me tome dos tragos antes de que me vieras tratando
de llamar tu atención.
— Yo no bebo esas cosas.
— Yo tampoco, pero hoy haremos una excepción. Confía en mí.
Traga. Vas a necesitarlo. — Flame se lo bebió rápidamente, gruñó en voz baja y tiro a la basura el vaso vacío.
— Sólo dame las malas noticias. Supongo que ha sucedido algo
terrible.
— ¿Quieres las noticias? — Flame le ofreció de nuevo la copa. —
Bebe y después te lo diré.
La irritación fue rápidamente sustituida por el terror. Alguien
había muerto. Debía ser alguien que conocía. Aceptó la copa pequeña y se obligó a tomársela de un trago.
— Ugh. Esto esta terrible. — Se limpió la boca y miró a Flame. —
Cuéntame. — El hombre vaciló.
— Dímelo. No me tortures más.
— Deberías sentarte en el banco de la derecha.
Brawn le gruñó. — No me des órdenes y habla ya.
— Por favor, siéntate. Tenemos una situación grave en el Centro
Laurann Dohner – Nuevas Especies 05 - Brawn
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médico.
Brawn se sentó, solo para evitar que el macho le cabreara más. —
¿Qué está pasando?
Flame retrocedió unos metros para poner más espacio entre ellos.
— Tenemos a una mujer humana embarazada de un bebé de las
especies. Tuvimos que realizar un seguimiento y traerla en contra de su
voluntad. Ella se negó a venir por su cuenta.
— He oído algo sobre eso. Me dijeron que una hembra humana se
puso en contacto con el Homeland diciendo que estaba embarazada de
uno de nuestros hombres, pero que rechazó nuestra protección. Me alegro de que la encontraras. ¿Se sabe ya quien es el padre?
— Ese es el problema. — Flame miró a Brawn. — La mujer se
niega a decirlo y no lo quiere verlo.
A Brawn no le gustó esa noticia. — ¿Quieres que el Consejo celebre
una reunión para encontrar al padre? ¿Tienes una foto de ella? Sería de
gran ayuda. Se la mostraremos a los hombres y le encontraremos si ella no revela su nombre.
— Trisha reconoció la mujer y sabe quién es el padre. La mujer
embarazada pidió que se mantenga alejado de ella.
— ¿Cuál es el problema? Mantenlo lejos de ella. Su bienestar y el bebé es lo primero. ¿Para esto me has molestado? Parece como si todo
estuviera ya controlado.
— Me alegro de que hayas dicho eso. Esto hará las cosas más fáciles.
Brawn ladeó la cabeza, más que confundido estaba un poco
irritado. Flame estaba hablando con rodeos y decía cosas sin sentido. — No te entiendo.
— La mujer es Rebecca Oberto. — Flame le miró con simpatía. —
¿Te suena, papá?
El vaso en su mano cayó al suelo y se alegró de estar sentado. Miró
fijamente a Flame, pero no podía hablar. ¿Becca era la mujer?
¿Embarazada? Su corazón estalló en un estruendoso golpeteo y la
sangre corrió a sus oídos.
Flame asintió. — Ella trató de esconderse. Le dijo a su padre que
estaba en Europa y está embarazada de una nueva especie. Pude olerla
yo mismo.
Brawn inhalo, cerró los ojos y gruño. Él se abalanzó y agarró a
Flame. No lo podía creer. Tenía que ser una mentira. Becca no podía
estar embarazada. La doctora le dio esas pastillas. Sin duda, se las habría tomado. Ella le habría dicho que estaba embarazada. Flame
intento apartarse de su camino, pero él era más rápido, le agarro de los
hombros, bajó su rostro y respiro profundamente. Los olores le
Laurann Dohner – Nuevas Especies 05 - Brawn
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asaltaron rápidamente los sentidos.
— ¡La tocaste! Tienes su olor sobre ti y puedo oler su miedo, —
rugió Brawn y perdió totalmente el control.
El cuerpo de Flame voló por el aire antes de que pudiera controlar
su rabia. Flame gritó cuando se estrello contra el suelo de espaldas,
después de volar unos seis metros y se puso a cuatro patas. Brawn se
tensó, listo para atacar y también se agachó. Rugió de nuevo.
— Tranquilízate, ¡maldita sea!" Jadeó Flame. — No le he hecho
daño, Brawn. Ella se negó a venir. Estaba viviendo en una cabaña a quince millas de aquí y tuve que traerla en el helicóptero. ¿Debería
haberla dejado allí sola y sin protección? Ahora está con la doctora y
¡está a salvo!
Las palabras apenas penetraron en su neblina de furia. Él gruñó.
— ¿Qué está pasando? — Dos oficiales se apresuraron a la zona y
se interpusieron entre los dos.
Flame se puso de pie. — Nada. Estamos bien. Este es un asunto
privado. Tuve que darle a Brawn una noticia inquietante. Por favor
déjenos. No lucharemos.
Brawn asintió con la cabeza, se enderezo y apretó los dientes. Los oficiales los miraron y se fueron. Se reunió con la mirada de Flame.
— ¿Cómo estás ahora? ¿Más tranquilo? Sé que esto debe ser un
shock. Diablos, especialmente para ti. Sé lo que sientes por las hembras humanas. Pero la buena noticia, supongo, es que ella no quiere nada de
ti. No te exigirá que la tomes como compañera o que te cases con ella.
Ella quiere que te mantengas alejado. Ella tendrá que vivir con nosotros, así que podrás ver a tu hijo cuando quieras. Estoy seguro de
que te permitirá eso.
Brawn tuvo que forzarse para respirar lentamente y obtener el control de sus emociones inestables.
Becca está embarazada. Becca está aquí. Caminó Lentamente
hacia Flame.
— No te voy a atacar. Solo quiero olerte.
Flame no parecía feliz, pero se mantuvo firme. — ¿Por qué?
Brawn se acercó más a él e inhalo. No fue suficiente, así que bajó
la cabeza y cerró los ojos. Su nariz rozó la camisa de Flame y le olió. Becca. Su olor era algo que nunca olvidaría. Odió el olor de su miedo.
— Amigo, — le susurró suavemente Flame. — ¿Puedes dejar esto?
Alguien nos va a ver y se hará una idea equivocada de nosotros. Seguramente la gente saldrá a ver cuando se enteren que me tiraste de
culo.
Laurann Dohner – Nuevas Especies 05 - Brawn
113366
Brawn gruñó, levantó la cabeza y retrocedió. — ¿Ella está en el
centro médico?
— Sí. No olvides la parte de que no quiere verte. Ella dijo que no quería nada de ti y que te mantengas alejado.
Brawn gruñó, su rabia volvió y lo mismo hizo la confusión. ¿Por
qué se negaba a verle? No tenía ningún sentido. Ellos habían creado
una vida juntos.
— Iré a verla tanto si quiere como si no .
Flame maldijo suavemente. — Sabia que ibas a decir eso. Ellos han
bloqueado el Centro Médico.
— ¿Por qué?
— Por su padre. Por ti. Ella piensa que su padre tratara de
matarte, Brawn. Conoces al hombre. ¿Lo intentara?
Brawn se encogió de hombros. — Probablemente. — Se volvió. —
Me voy con ella.
— Ella no quiere verte.
— No me importa. Yo quiero verla. — Brawn empezó a caminar.
Sus oídos recogieron la fuerte maldición de Flame y luego la
advertencia que le hizo a alguien de que Brawn se dirigía hacia allí.
Brawn empezó correr. Becca estaba embarazada de su hijo, él tenía preguntas que hacerle y obtendría las respuestas. Corrió, permitiendo a
sus preguntas sin respuesta que le empujaran a llegar velozmente al
centro médico. Freno cuando vio a Tiger y a Slade frente a la puerta de entrada, bloqueándola. Se detuvo, sin aliento y miró a los dos hombres.
— Moveos.
Slade miró con recelo Brawn. — Ella no quiere verte, Brawn. Dale un poco de tiempo. Está molesta porque la obligamos a venir aquí.
Trisha está tratando de hacerla entrar en razón. Mi compañera
conseguirá calmarla.
— Moveos, — ordenó Brawn de nuevo. Su cuerpo se tensó y gruño
de nuevo.
Tiger maldijo suavemente. — No vamos a pelear, chicos. Brawn,
estás molesto en este momento y con razón. Pero necesitas controlar tus emociones. Te ves salvaje, hombre. La hembra está embarazada.
¿No crees que cuando finalmente consigas verla deberías estar
tranquilo? Creo que es una buena idea. Vamos a votar. ¿Quién está en favor de eso? — Él levantó su mano.
Slade le disparó a su amigo una mirada asesina, pero levantó la
mano. — Esto no es un debate.
— Humor, — murmuró Tiger. — Recuerdas lo que es eso, ¿no?
Espero que él sí. Vamos, Brawn. Te ves miedo.
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113377
— No me hace gracia. — Brawn bajo los puños a los costados y
miró a Slade. — ¿Qué harías si alguien te dijera que no puedes ver a
Trisha? Aléjate de la puerta y déjame pasar.
— Eso es diferente. Yo estoy enamorado de Trisha y es mi
compañera. Tú y Rebecca no tienen una vinculación. — Slade no se
movió. — Vamos a dar un paseo y hablaremos de esto.
******
Becca se vistió y le sonrió a Trisha. — Se ve perfecto, ¿verdad?
Trisha le devolvió la sonrisa. — Sí. Tu bebé está sano. Te dije que sería un niño. Se ve muy bien, Rebecca.
— Llámame Becca, por favor. Solo los extraños y mi padre me
llaman así.
— Hemos preparado una vivienda para ti. Tienes que quedarte aquí
por el bien de tu hijo. Hay muchos más ex-empleados de Mercile por ahí
tratando de secuestrarnos. La mayoría de las instalaciones de pruebas fueron asaltadas por la noche, ya que temían que ellos trataran de
matar a las nuevas especies. Comparto esta información contigo porque
necesitas saberlo. Emitieron la noticia del asalto en directo y muchos
consiguieron escapar. Hay un montón de idiotas por ahí, como los que te secuestraron. Algunos de ellos podrían pensar que si tienen rehenes,
podrían forzar a la ONE para que les de inmunidad. El grupo que te
secuestro tenía planeado vender a las nuevas especies. Vas a tener un bebé. ¿Te imaginas lo que podrían hacerte a ti o a tu hijo? "
— Si. — Becca se estremeció. — Ganarían mucho dinero. Lo
entiendo. — el horror se reflejo en su mirada. — ¿Crees que no he tenido pesadillas sobre eso?. Las tengo.
— Lo sé. — Trisha la miró sombría. — Hay muchos idiotas que
odian a las nuevas especies y creen que son animales rabiosos que merecen ser sacrificados. Por eso no le hemos dicho al mundo que
pueden tener hijos. Es una situación horrible. Mi hijo es el primer bebé
de las nuevas especies, pero hay otras dos mujeres embarazadas. Tal
vez en un futuro próximo será más seguro que el mundo lo sepa, pero ahora mismo tenemos que protegerlos. Este bebé se verá como una
nueva especie y si alguien lo ve lo sabrá inmediatamente. Solo estaréis a
salvo aquí o en el Homeland. No te descubrirán. Ningún ser humano tendrá acceso a ti, solo yo y las otras compañeras. No estarás sola. Nos
tendrá a las cuatro para apoyarte emocionalmente.
— ¿Cuatro?
— Yo, Ellie, Tammy y Jessie Dupree. La conoces ¿verdad? Trabajó
Laurann Dohner – Nuevas Especies 05 - Brawn
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con tu padre.
Becca se sorprendió. — ¿Ella está embarazada? ¿Está uh, acoplada
con una nueva especie?
— Ella se casó en secreto con Justice North, pero decidieron
esperar un tiempo antes de intentar tener un bebé. Su boda no se ha
filtrado a la prensa todavía, pero eso podría cambiar en cualquier
momento. Tammy vive aquí en la Reserva y Ellie se ha trasladado aquí porque tenemos el mejor equipo médico y estará más segura. Preferimos
prevenir que curar. Hasta ahora todos los embarazos son saludables y
esperamos que siga así. Ellie tendrá pronto a su bebé y Tammy lo tendrá después de ti.
— Esto es mucho que asimilar. Pensé que estaba sola.
— No lo estás. Tú y tu bebé tenéis ahora una familia muy grande, Becca. Las nuevas especies ya te consideran parte de la familia.
— Pero yo no soy una de ellos.
— Tu bebé lo es y tú eres su madre. Ellos tratan a sus compañeras como si fueran uno de ellos.
— Yo no soy una compañera.
— Todavía eres de la familia." Hizo una pausa. — ¿Por qué no
quieres ver Brawn?
Becca vaciló, sin saber si el dolor por su abandono sería suficiente
para justificarlo, pero ella tenía una lista de razones, además de esa.
— Me dejo muy claro, desde el momento en que le conocí, que no quiere tener nada que ver con las mujeres humanas. Nunca me habría
tocado si no me hubieran secuestrado. Nos vimos obligados a estar
juntos y pensamos que no nos rescatarían. Iban a venderle y probablemente me habrían abandonado allí para que me muriera de
hambre o me habrían metido una bala en la cabeza.
— Debió haber sido muy estresante".
— Lo fue y por eso acabé tan cerca de Brawn.
Trisha vaciló. — Tengo curiosidad. Te di antibióticos. ¿Los
tomaste?
— No. Esas las píldoras eran caballos y las tire. ¿Por qué quieres saberlo? — Ella extendió la mano y se tocó la frente. — No tengo fiebre,
¿verdad?. Me habría dado cuenta si hubiera cogido una infección.
La doctora vaciló. — No eran para combatir la infección. Esas pastillas eran para evitar que te quedaras embarazada. — Su mirada
cayó en el redondeado vientre de Becca. — Me preguntaba si no te las
habías tomado o simplemente no fueron eficaces. Ahora tengo la respuesta.
La ira surgió instantáneamente dentro de Becca. — ¿Qué?
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— Lo sé. Estuvo muy mal no darte una opción. Pero ahora sabes
porque teníamos que proteger este secreto. Como has dicho, no era tu
compañero y no podíamos dejar que fueras si existía la posibilidad de que estuvieras embarazada. — Trisha la miró a los ojos. — Trata de
entender nuestra posición. ¿Habrías preferido que te retuviéramos aquí
en contra tu voluntad hasta que supiéramos a ciencia cierta que no lo
estabas?. Era la única opción. Haremos todo lo que sea necesario para proteger a tu bebé. A mi hijo, al de Ellie y al de Tammy. Y a todos los
futuros recién nacidos de las nuevas especies.
Becca estaba muy enfadada y se sentía traicionada. Habían intentado que abortara. Ella apretó los dientes.
— Lo siento. Honestamente. Pero estabas muy traumatizada y
queríamos protegerte de un daño mayor. Dime honestamente que este embarazo no ha cambiado toda tu vida. "
— Quiero a este bebé.
— Lo sé. — la mirada de Trisha se suavizo. — Créeme, puedo adivinar lo que has tenido que hacer para ocultar y proteger a tu hijo.
Yo habría hecho lo mismo. — Ella se mordió el labio inferior. — ¿Por
qué no nos lo dijiste? Eres una mujer inteligente y no puedo entender
que pensaras que podías hacer esto por tu cuenta.
Becca se puso los zapatos. — No quería decirle a mi padre lo que
paso entre Brawn y yo. No sabes cómo actuó cuando regrese a casa.
El... — Ella suspiró. — Estaba realmente enojado y era irracional. Estaba un poco loco, para ser honesta. Tuve que jurarle que nadie me
había tocado. Habría matado a Brawn y lo hará cuando se entere. —
Las lágrimas llenaron sus ojos. — Ponte en mi lugar. Mi padre ama su trabajo, adora a las Nuevas Especies, pero me juró que mataría a
cualquiera de ellos si me habían tocado. Él está dispuesto a ir a la
cárcel y Brawn es el padre de mi bebé. Yo…
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CCaappííttuulloo QQuuiinnccee Brawn entró en la habitación, clavo la mirada en ella y cerro la
puerta de un portazo. Gruño suavemente.
— Becca.
— Quédate ahí. — Su voz tembló por el miedo.
La mirada de Brawn bajó a su vientre. Era obvio que estaba embarazada. Gruñó en voz alta, echo el cerrojo en la puerta y dio un
paso amenazador hacia ella.
Ella se puso tras la camilla para evitar que se le acercara. — Por favor no me hagas daño. Tampoco al bebé, Brawn. Sé que estás
enfadado y sé que no quieres que tenga a este bebé, pero es mío. Y lo
quiero.
Abrió mucho los ojos, palideció y otro gruñido salió de entre sus
labios entreabiertos. — ¿Crees que te haría daño a ti o mi hijo? — Las
palabras salieron en un tono áspero.
— Estás enojado. — apoyo una mano protectoramente contra su
vientre. — No quiero nada de ti, ¿de acuerdo? Ni siquiera estaría aquí si
uno de tus hombres no me hubiera obligado a venir.
Él respiró hondo, sus ojos se estrecharon y dio otro paso. — No te haré daño. Tampoco se lo haré a tu hijo. ¿Por qué te niegas a verme?
Ella tragó saliva. — No tengo una razón para verte.
Sus ojos bajaron hacia su estómago. — ¿No tienes una razón?
Ella respiro profundo. — No tengo nada que decirte. Voy a tener mi
bebé. Lo siento si eso te molesta, pero es lo que hay.
Bajo los puños a los costados. — ¿Tu bebé? Es "nuestro bebé".
Becca tenía miedo, Brawn estaba furioso.
— Podrás ver al bebé cuando quieras. Se me informó que tengo que
quedarme aquí, pero podemos evitarnos el uno al otro. Cuando nazca el bebé hablaremos de cómo arreglar las visitas. Alguien puede recogerlo y
dejarlo, así no tendremos que vernos
Brawn soltó otro gruñido y sus ojos cambiaron de color, se
oscurecieron. — ¿Vas a dejarme ver a mi hijo? Qué generosa.
— Estoy tratando de hacer que esto funcione, ¿de acuerdo? No
tienes que verlo si no quieres hacerlo. Sé que... — busco las palabras
Laurann Dohner – Nuevas Especies 05 - Brawn
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adecuadas. — Esto no debería haber ocurrido, pero pasó. Somos
adultos. Tenemos que llevarnos bien por el bebé.
Alguien intentó entrar en la habitación, pero tenía el cerrojo. Brawn le echó un vistazo. — No te metas. Estamos hablando.
— Maldita sea, Brawn, — dijo Trisha desde afuera. — Déjame
entrar. Tienes suerte de que mi marido y Tiger sólo tengan un moretón
y no le hayas hecho mucho daño.
— Vete, — gruñó. — Esto es entre Becca y yo. No voy a hacerle
daño. Déjanos solos.
— ¿Becca? — dijo Trisha. — ¿Estás bien?
— Estoy bien. — Becca le frunció el ceño a Brawn.
— Estaré abajo poniéndole un poco de hielo a los chicos. — Trisha
no parecía feliz. — Grita si necesitas ayuda.
Brawn gruñó y Becca echo la cabeza hacia atrás para mirarle. —
Ven aquí.
Ella negó con la cabeza. — Estás realmente enfadado y prefiero estar a este lado de la cama. No te atrevas a tocarme, Brawn. Sé que
estás molesto, pero esto no es culpa mía.
— Ven aquí.
Ella se negó a ceder. — Estás enojado.
— Sí, — gruñó. — Deberías habérmelo dicho.
Su ira se encendió. — ¿Cuándo? ¿Cuándo fuiste a buscar tus
cosas a mi casa? ¿Cuando me llamaste? — Ella cruzó los brazos sobre el pecho. — Tú no hiciste ninguna de esas cosas. Le dijiste a mi padre
que te enviara tus cosas. Nunca me llamaste para ver cómo me
encontraba. ¿Por qué debería haberte llamado?
— ¿No vas a venir?
— No. Me gusta mucho estar a esta distancia. Me gustaría más que
te fueras.
Se acercó a ella y sus graciosos movimientos le recordaron al de un
animal acechando a su presa. Becca retrocedió hasta la pared. Su
respiración se acelero cuando Brawn apoyo las manos contra la pared,
una a cada lado de ella. Vio cuando cerró los ojos y su rostro se suavizó. Brawn se dejo caer de rodillas, la agarro de las caderas y
presionó la nariz contra su vientre.
— ¿Qué estás haciendo? — Ella se congeló.
Olió, ronroneó suavemente y volvió la cabeza para que su mejilla
acariciara su vientre. Brawn agarro el bajo de su camisa y la levanto
hasta que su vientre redondeado quedo totalmente expuesto. Él apoyo la mejilla contra su piel y ronroneo.
Laurann Dohner – Nuevas Especies 05 - Brawn
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— Brawn — Su voz tembló. — ¿Qué estás haciendo?
— Puedo olerlo.
— ¿Qué?
Levantó la cabeza y abrió los ojos, volvían a ser azules, la
oscuridad se había desvanecido. Le sostuvo la mirada.
— Huelo a mi hijo.
Ella no estaba segura de lo que quería decir, pero parecía que ya no estaba enojado. Respiro hondo y trató de calmarse. Se relajó contra
la pared y trató de frenar los latidos acelerados de su corazón.
— ¿Creías que no lo iba a querer?
— No lo sé. — su voz se ahogo por la emoción y tuvo que tragar. —
Tenía miedo.
— ¿Creías que te haría daño? — La ira volvió a su mirada firme.
— No lo sé. Estoy muy hormonal y tengo miedo de todo. Tuve que
hacerle frente a todo esto sola.
— Nunca más estarás sola. — Él le levanto la camisa sobre sus costillas y fijo su mirada en su estómago desnudo. — Estoy aquí.
¿Pero por cuánto tiempo? Si él le decía que eran un equipo, le
daría una bofetada. Ella había oído eso antes. Le miró y su corazón latió
duro. Iban a tener un bebé juntos. Las lágrimas llenaron sus ojos.
La punta de los dedos callosos de Brawn le acariciaban
suavemente el vientre y tuvo que cerrar los ojos para ocultarle su
reacción. Brawn frotó la mejilla contra su estómago otra vez, ronroneo en voz baja y el bebé pateó en respuesta. Él la agarro ligeramente de las
caderas y contuvo la respiración.
— Sí, — le dijo en voz baja. — Te dio una patada.
— Mi hijo, — dijo Brawn con una voz totalmente humana.
Becca volvió la cabeza y se quedó quieta, permitiéndole disfrutar de
su vientre. Ella había tenido un sin número de estos momentos mágicos desde que supo que estaba embarazada. Sintió como sus dedos se
movieron, se engancharon a la cinturilla de sus pantalones y se los bajo
un poco. Ella lo dejó hacer porque pensaba que quería ver la parte baja
de su vientre, pero se quedó sin aliento cuando se los bajo hasta las rodillas y la dejo en bragas. Abrió los ojos y lo miró boquiabierta. Brawn
la miró fijamente a los ojos y ella intento apartarse. Brawn rápidamente
la agarró de las caderas y la inmovilizo contra la pared.
— ¿Qué estás haciendo? — Su mirada se desvió hacia la puerta y
regreso a Brawn. — Muévete. — Trató de apartarse otra vez, sabía que
no podría subirse los pantalones si no se apartaba. — Súbeme los pantalones.
Brawn la soltó con una mano, se apoderó de su zapato y tiró.
Laurann Dohner – Nuevas Especies 05 - Brawn
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— ¡Brawn! ¿Qué demonios estás haciendo?
— Quiero verte. — Él le quito ambos zapatos y los echo a un lado.
— Ya me ves. — Su mirada se desvió de nuevo a la puerta, estaba un poco alarmada porque alguien la abriera y la encontrara con los
pantalones alrededor de las rodillas. Le agarró de los hombros y le
empujó. — Estás viendo mucho más que mi vientre. Súbeme la ropa o
apártate.
Se levanto, se inclino sobre ella y le gruñó suavemente. — Becca.
Ella le empujó en el pecho, pero no debería haberse molestado, ya
que era como tratar de mover una pared. Se quedó sin aliento cuando pisó con un pie el pantalón entre sus piernas y se los bajo hasta los
tobillos. Brawn la sorprendió de nuevo cuando la retiró unos
centímetros de la pared, paso un brazo alrededor de ella y la levanto del suelo.
— Bájame— Ella no gritó, tenía demasiado miedo de que alguien
entrara.
Brawn dio la vuelta y la tumbo de espaldas sobre la camilla de
examen. Ella le miró en estado de shock cuando agarro los pantalones
atrapados en sus tobillos y le levantó las piernas.
— ¿Qué estás haciendo? — Ella trató de apartarse, pero no pudo.
— Explorarte. No voy a hacerte daño.
— Esto es totalmente grosero, inapropiado e incorrecto. — Agarro
su camisa y trató de bajarla para cubrirse un poco, pero Brawn tuvo otra idea.
Tiró de ella hacia abajo y ella soltó su camisa para agarrarse a los
lados de cama. Su culo quedo en el borde. Para su sorpresa, brawn se dejó caer de rodillas, se movió de manera que el pantalón quedo a su
espalda y la agarro de los muslos. Los abrió y se coloco rápidamente
entre ellos.
— Relajate, — le exigió con voz profunda.
— ¿Qué estás haciendo?
Ella lo miró a los ojos. Un ronroneo sexy de Brawn le hizo recordar
lo que sus manos y su boca le hicieron en el interior de la jaula. Su cuerpo cobró vida. Él le separo más los muslos y bajo la mirada.
— ¡Eso no es mi estómago!
Él levantó la vista. — He soñado con esto.
— ¿Con una mujer embarazada tumbada en una camilla de
examen y con los tobillos atrapados con su propio pantalón? Sal de ahí
y deja lo que estás haciendo.
Brawn volvió a bajar la mirada a sus bragas y ella se sonrojo. Se
quedó sin aliento cuando las echo a un lado y le dejo el coño expuesto.
Laurann Dohner – Nuevas Especies 05 - Brawn
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Él gruñó suavemente, inhalo lentamente y se lamió los labios.
Becca se quedó atónita. — Eso tampoco es mi estómago. — Él no
va a hacerme eso, ¿verdad? Esa pregunta hizo que su ritmo cardíaco se disparara.
Él le sostuvo la mirada y repitió. — Yo soñaba con esto.
Brawn abrió la boca y bajó la cabeza. Su rostro quedo entre sus
muslos y ella se quedó sin aliento cuando su lengua caliente trazo ligeramente su clítoris. Ella se sacudió, sus manos soltaron la cama y
las cerro sobre su pelo negro. Tiró de él, pero él presionó su rostro
contra su coño. Él gruñó, las vibraciones y su lengua contra su brote hinchado, hicieron que todo su cuerpo se tensara. Le lamió una vez
más con más firmeza y gruñó más profundo. El placer sacudió todo su
cuerpo.
— Oh Dios. Eso no es justo.
Becca sabia tan bien. Su aroma femenino mezclado con el aroma
de su hijo embriagó a Brawn. El animal en su interior le gritaba que era suya, que la marcara en todas las formas posibles y que la reclamara
para siempre. El fuerte tirón en su pelo sólo le hizo más decidido a
demostrarle que ella le pertenecia. Él gruñó más fuerte, más profundo y
todo su cuerpo se estremeció por la fuerza de sus emociones. Sintió como sus dedos le soltaban el pelo y le masajeaba el cuero cabelludo. El
aroma embriagador de su excitación le instó a arracarle las bragas. Las
arrojó al suelo. Él quería quitarle del todo los pantalones pero los necesitaba para que ella mantuviera las piernas envueltas alrededor de
él. Necesitaba persuadirla para que lo aceptara y utilizaría su boca para
domarla.
— Brawn, — se quejó ella-.
Ella apretó las piernas alrededor de él y arqueó las caderas contra
su lengua. Brawn se sintió triunfador. Ella era suya, lo sabía y su lado salvaje le empujó a montarla. Se obligó a calmarse, quería que ella
llegara primero al orgasmo. Quería asegurarse de que estaba preparada
para recibirlo. Nunca olvidaría lo apretaba que estaba alrededor de su
polla y quería asegurarse de que podía entrar fácilmente. Ella llevaba a su hijo en su vientre y tenia que tomarla con mucho cuidado.
Su lengua le lamió el clítoris y gimió. Ella estaba muy mojada y él
adoraba el sabor de su dulce crema. Empujo la punta de la lengua en su entrada y ella apretó las caderas contra su boca. Su respiración
jadeante y sus gemidos, eran música para sus oídos. Becca era suya.
Ese pensamiento calmó un poco su desesperación por follarla. Sacó la lengua de su interior y se centró en su clítoris de nuevo. Lamió
frenéticamente su pequeño botón, estaba decidido a hacerla gritar su
nombre. Su polla le dolía y estaba tan dura que en cualquier momento rompería la cremallera de sus pantalones vaqueros. Supo que ella
estaba cerca cuando sus manos se cerraron sobre su pelo otra vez. Ella
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no intento retirarlo de su coño, esta vez, le empujo fuertemente contra
ella. Sus piernas temblaban mientras ella luchaba por coger aire.
Brawn dibujo la entrada de su coño con un dedo y después la penetro. Becca era su compañera. Llevaba a su hijo y era suya.
Becca hecho la cabeza hacia atrás, se mordió el labio con fuerza y
trató desesperadamente de recordar que había personas cerca. Brawn
la había excitado con su lengua y ahora estaba dolorida por la necesidad de correrse. Y estaba muy cerca. Su dedo empezó a follarla
profundamente y ella volvió la cabeza a un lado para ahogar los
gemidos contra su hombro. Brawn movió su dedo, dentro y fuera de su coño, cerro los labios sobre su clítoris y lo chupó. Una explosión de
éxtasis sacudió todo su cuerpo y le hizo gritar. Brawn soltó su clítoris y
lentamente retiró su dedo, mientras su cuerpo temblaba por las oleadas del orgasmo. Ella apenas se dio cuenta de que él le había quitado el
pantalón de los tobillos. No abrió los ojos hasta que Brawn la agarro de
las rodillas. Brawn se puso de pie y se encontró con su mirada. El azul de sus ojos mostraban su pasión por ella. Él le colocó los tobillos sobre
los hombros, bajo una mano y el sonido de la cremallera al bajarse, le
hizo darse cuenta de lo que iba a suceder. Ella no protestó, ya había
perdido a Brawn y había fantaseado muchas veces con él haciéndole el amor. Brawn la agarro de un muslo con la mano y con la otra posiciono
su polla en su entrada. Empujó y su duro eje la penetro unos
centímetros.
— Eres mía, Becca. — Él le gruñó suavemente. — Te reclamo
como mi compañera.
— ¿Qué? — ella bajo una pierna de su hombro, apoyo el pie contra su pecho y le empujó.
Los ojos exóticos de Brawn se estrecharon. — Tú eres mi
compañera. Mi hijo. Mi hembra. Mía.
Una sensación helada de miedo la atravesó brutalmente, sacándola
de la neblina sexual que estaba experimentado. Ella movió las caderas
con fuerza y la corona de su polla se salio de su interior.
— No. — Brawn la observo confundido y lo repitió con más firmeza. — No.
Él gruñó. — ¿Me niegas la entrada?" Él miró hacia abajo. — Me
deseas. No puedes negarlo. No voy a hacerte daño.
Ella le empujó otra vez con el pie. — ¡No! No soy tu compañera.
¡No!
La rabia se apoderó de su rostro y echó hacia atrás la cabeza. Rugió furiosamente y Becca gritó aterrorizada. Él la soltó y ella se bajo
al otro lado de la cama.
— Tú eres mi compañera," gruñó Brawn. — Mía.
Becca se inclino, trató de ponerse los pantalones y entró en pánico
Laurann Dohner – Nuevas Especies 05 - Brawn
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cuando no pudo hacerlo
— Abre la puerta, — gritó Trisha. —¿Qué está pasando ahí?
— Muévete, — exigió una voz masculina.
Algo golpeó la puerta y ésta se abrió de golpe. Becca se agacho un
poco y trato de cubrir su desnudez con su camisa. Slade entró en el
cuarto. La nueva especie la miró y se giró cuando la doctora trató de
entrar. Él la agarró por la cintura y la levanto. Se la entrego al otro hombre de las nuevas especies que intentó entrar en la habitación.
— Llévala al final del pasillo, — ordenó Slade.
— ¿Qué está pasando? — Trisha le dio una patada al otro hombre, volvió la cabeza y cuando vio a Brawn se quedó sin aliento.
Becca siguió la mirada de la mujer hasta la polla, dura como una
roca, de Brawn. La nueva especie que sostenía a la doctora maldijo suavemente.
— Hombre, súbete la cremallera. — Se dio la vuelta, todavía con la
médica y se mantuvo de espaldas a la habitación.
— Bájame, Tiger. ¿Qué está pasando? — dijo Trisha y espero la
respuesta.
— Creo que es obvio, — gruñó Slade. — Guardatela, Brawn. Mi
pareja sólo verá mi polla.
— Sal, — exigió Brawn. Él metió su dura polla en los pantalones,
pero no cerro la cremallera. — Esto es entre Becca y yo.
Habla, le exigió su mente. — No soy tu compañera. No me importa que seas el padre de mi hijo. Eso no es una razón para que me sueltes
esta mierda. No vayas por ahí.
— Mierda, — murmuró Tiger, se volvió y dejo a Trisha sobre sus pies. — ¿Tú también hombre?
Estaba seguro de que tú nunca montarías a una humana.
La cara de Becca se sonrojo rápidamente por la vergüenza. ¿Cómo sabían lo que Brawn acababa de hacer con ella? Su olfato.
Ella aspiró por la nariz, pero solo recogió el típico aroma de una
sala de examen.
— Ese es mi bebé y eso te hace mía también. — La mirada enojada de Brawn se quedo fija en ella y le mostró los colmillos cuando le gruñó.
— Que te jodan. — Ella se olvidó de la vergonzosa situación. — No
voy a casarme o aparearme o eso que has dicho.
— Es lo mismo, — dijo Tiger.
Ella le lanzó una mirada furiosa. — Gracias. — Devolvió su
atención a Brawn.
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— Te voy a joder. — Él dio un paso hacia ella, pero Slade lo agarro
del brazo. Brawn giró la cabeza hacia él, miró la mano en su bíceps y
gruñó: — Suéltame. No interfieras.
— Cálmate, — le ordenó Slade. — Ella es humana, lleva a tu hijo y
tú le estas mostrando los dientes. Respira profundamente por la boca y
controla tus emociones.
— No pelees. — Tiger empujó suavemente a Trisha contra la pared junto a la puerta. — La habitación es demasiado pequeña y pueden
lesionarte.
Brawn tiró de su brazo y trató de alejarse, pero Slade le agarró de nuevo. — ¡Cálmate!
— Sal y dejanos.
— Ni se te ocurra, — jadeó Becca. — Dijiste que aquí estaría a salvo. Demuéstralo. Mantenlo lejos de mí.
— Ese es mi hijo.
— No voy a negar eso, pero eso no te da derecho a decir que estamos juntos. No lo estamos.
— Lo estamos.
Becca abrió la boca, pero se mareo y casi se derrumbó sobre la
camilla. Dos fuertes brazos se envolvieron a su alrededor, uno alrededor de su pecho y el otro alrededor de su bajo vientre. Sosteniéndola.
Escucho un áspero gruñido.
— Te tengo. ¿Qué te ocurre? — Brawn se alarmó.
— Que todo el mundo se dé la vuelta, — ordenó Trisha a los
hombres. — Brawn, túmbala sobre la cama. Está embarazada y ha sido
un día muy estresante. Lo último que necesita es que los hombres la vean medio desnuda.
— Estoy bien, — suspiró Becca. — Me salte el desayuno y el
almuerzo. — El mareo paso y trato de librarse de los fuertes brazos que la sujetaban. — Quiero irme a casa.
— Espera, — murmuró Trisha, se acerco a un armario. Ella lo
abrió, agarró algo y se volvió. — Toma. Tenemos pantalones de chándal
para las emergencias. No tienes ni idea de a cuantos chicos tengo que tratar con lesiones en las piernas. Son muy bruscos cuando están
entrenando. Deja que te ayude.
— Puedo hacerlo." Becca volvió la cabeza y miró hacia Brawn. — Suéltame para que pueda vestirme."
Él quería discutir, podía verlo en sus ojos, pero Trisha se acerco de
repente y se arrodilló.
— Levanta una pierna.
La doctora le puso el pantalón mientras Brawn seguía
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abrazándola. Estaba agradecida de que continuara sosteniéndola, pero
no se lo diría. Se sentía débil y Trisha tenía razón. Había sido un día
muy estresante.
— Tiger. Llévala al hotel y yo le pediré la comida. Ella necesita
comer y descansar. — Trisha miró a Slade. — Nadie debe saber que está
aquí. Solo las nuevas especies. Tendríamos que llevarla a una de las
cabañas, pero la quiero cerca. Eso significa que se queda en el hotel. Allí no hay seres humanos.
— Estoy en eso, doc.
Ella sonrió. — Gracias, piruli.
Él le gruñó suavemente. — Provocadora. — Él salió de la
habitación.
Tiger se volvió hacia la puerta. — Tengo fuera un SUV. Vamos. "
Brawn la soltó y trató de cogerla en brazos. Ella se alejó a
trompicones y golpeó su mano.
— No lo hagas. Ya me has tocado suficiente, muchas gracias.
— Te voy a llevar.
— No lo harás. Estoy bien ahora. Sólo tengo que comer.
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CCaappííttuulloo DDiieecciissééiiss El hotel tenía cuatro plantas y no había nadie fuera cuando bajo
del SUV. Brawn volvió a intentar coger a Becca en brazos, pero ella le dio un manotazo en las manos.
— Ya estoy aquí y tú deberías irte.
La miserable mirada que le dio le hizo sentirse culpable. No estaba enfadado y no había vuelto a gruñirle.
— Está bien. Ven con nosotros y puedes verme comer antes de
irme a dormir.
Brawn le ofreció su brazo, pero ella lo ignoró y se acerco a Tiger. Él
la miró y le tendió el brazo.
— Te ves pálida. Deje que uno de nosotros te ayude.
Ella tomó su brazo y esperó otro gruñido, pero Brawn se controló.
Pink se marchó en la camioneta y entraron en el gran vestíbulo. Había
varios sofás y sillas. No había nadie en la recepción, pero un hombre de las nuevas especies apareció por una de las puertas de atrás y les dio
una tarjeta. Giró sobre sus talones, ni siquiera se molestó en mirar a
Becca y desapareció.
— ¿Es normal que no haya nadie aquí?
Tiger la condujo suavemente hacia los ascensores. — No. Slade los
llamo con antelación. No queremos que te sientas incómoda. — Pulsó el
botón y esperó a que el ascensor llegara.
Ella miró a Brawn y se dio cuenta que estaba en silencio detrás de
ella, mirándola. Volvió la cabeza cuando la puerta se abrió. Dentro
había una mujer de las especies muy alta y vestía pantalones vaqueros y una camiseta azul. Su negro cabello le caía por los hombros y miraba
abiertamente a Becca.
— Hola, humana. — Una sonrisa curvó sus labios y se echó a reír cuando su atención se centró en Vientre de Becca. — ¡Oh! Eres la mujer
embarazada. Trisha me habló de ti. Me alegro de que estés aquí. Soy
Breeze y me gustan las humanas. Mis mejores amigas son humanas.
— Hola, Breeze. — Se rió entre dientes Tiger. — Ella se está muriendo de hambre y tenemos que llevarla arriba. Puedes hablar con
ella más tarde.
— Por supuesto. — La mujer salió del ascensor y golpeó
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ligeramente a Tiger en el brazo. — Buen trabajo, Tiger. Ella es muy
atractiva.
— Espera un minuto, — protestó Tiger. — No…
— Serás un buen padre, — lo corto la mujer y le sonrió a Becca. —
Debes ser una mujer muy buena en la cama. Bien por ti. — Breeze se
echó a reír. Su mirada se posó en Brawn y su rostro se iluminó de
alegría. — No te olvides de que tienes que recogerme a las seis. Me pondré algo sexy y fácil de quitar. Después de la cena iremos a mi casa
— Breeze le guiñó un ojo y se fue.
Becca sintió su corazón romperse. Saber que Brawn tenía una cita con esa atractiva mujer, le hizo mucho daño. Él le había dicho que no
tenía sexo con las mujeres humanas porque eran demasiado frágiles.
Recordó la conversación de nuevo. A él le gustaban las mujeres de las nuevas especies y Becca pudo entender el por qué después de verlas. La
mujer con la que tenía una cita era muy alta, era hermosa y fuerte.
Breeze no había tenido ningún reparo en dejarle claro a Brawn que planeaba tener relaciones sexuales con él. Ambos tenían mucho en
común. Brawn no tendría que contenerse con ella durante el sexo. A
Becca le dolió darse cuenta de todo eso y odio sentir el dolor punzante
de los celos. En ese instante realmente odiaba a Brawn. Ella entró en el ascensor y se negó a mirar a otra parte que no fuera el suelo.
Brawn entró. — Becca.
Ella apretó los dientes. — Cállate, no digas ni una palabra o conseguiré que te vayas al infierno.
Las puertas se cerraron. Tiger pulso el botón y el ascensor
comenzó a subir. Su estómago se revolvió, pero no era de hambre. Tiger apretó la mano en su brazo suavemente para llamar su atención y
cometió el error de mirarle a la cara. Vio la compasión en sus hermosos
ojos y ella dejó caer la cabeza. Se sintió aún peor.
— Ya estamos aquí. — Tiger sonó aliviado cuando el ascensor se
detuvo y se abrió la puerta. Él utilizo la tarjeta para abrir una de las
habitaciones y se hizo a un lado para que ella entrara primero. — Tu
comida ya está aquí y por el olor, adivino que hay varios platos.
Becca ignoró a Brawn, pero era consciente de que estaba a su
espalda. Echo un vistazo alrededor de la sala, vio el carro con los platos
cubiertos y el hambre regreso con fuerza. Se acercó a los tres platos cubiertos y se dio cuenta de que en el segundo estante del carro había
jugos, refrescos y leche.
La mano le tembló al levantar las tapas de los platos y su estómago rugió cuando los olió. Agarro el plato que contenía un gran el filete,
gimió y se dirigió a la mesa de café.
Tiger le entregó los cubiertos cuando se dejo caer de rodillas y coloco el plato sobre la mesa. Las manos le temblaban mientras
desenvolvía la servilleta de alrededor del tenedor y el cuchillo. Ella no
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miró a sus invitados, no le importo lo que pudieran pensar en ese
momento. Estaba hambrienta y necesitaba comer. Cortó frenéticamente
un trozo de carne y se lo metió en la boca. El sabor le hizo gemir de nuevo. También tenia sed. Se volvió, cogió una de las cajas pequeñas de
leche y la abrió. Bebió y apenas pudo evitar que se le derramara por los
lados de la boca. Agarro los cubiertos de nuevo. Su estómago rugió.
Tenía tanta hambre que parecía que había comido en una semana.
— ¿Rebecca?
La voz de Trisha la asustó, dejo de comer y volvió la cabeza. —
Llamame Becca, pensé que estarías en el centro médico.
La mujer levantó una botella de píldoras. — Me olvidé de darte las
vitaminas prenatales. — Trisha le frunció el ceño y se acerco a ella.
Slade la siguió. — ¿Cuándo fue la última vez que comiste? Estás temblando.
— Siempre tengo hambre. Comí algo esta mañana, pero me quede
sin leche y fui a la tienda antes de desayunar. Después me encontré con el tipo en mi cabaña. — Terminó la leche y cogió el jugo. Abrió la tapa y
bebió profundamente.
— Te ves muy pálida y débil, — gruñó Slade. — No estás bien.
— Dejame a mí, — contestó Trisha suavemente. — Becca. Necesitas comer cada pocas horas. Tu cuerpo está exhausto por el
embarazo y necesitas consumir más alimentos de lo normal. ¿Has
estado comiendo carne roja? Necesitas comer mucha carne.
— Sí. — Becca pincho otro trozo de carne, se lo metió en la boca,
masticó y lo tragó. Ahora que el dolor de estomago estaba
desapareciendo, pudo saborear mejor la comida. Cogió una lata de refresco y se bebió la mitad antes de dejarla sobre la mesa. — ¿Está sed
es normal? Siempre estoy sedienta.
Nadie dijo una palabra. Becca alzó la vista para encontrarse con los ojos de Trisha. — No.
— ¿No es normal? Pensé que era por el embarazo.
— Probablemente lo sea, pero tendré que hacerte unas pruebas,
Becca.
Becca se alarmo. — ¿Qué podría ser?
— No lo sé, pero el bebé está bien. Lo viste y escuchaste el fuerte
latido de su corazón. Sólo sé que se desarrollan demasiado rápido y es muy duro para nuestros cuerpos. Tienes que descansar y comer más.
Becca asintió. — Está bien.
Terminó el filete e ignoro la papa al horno. Se puso de pie y agarro el plato de costillas. Ella se dejó caer al suelo y comió lentamente.
— ¿Sueles comer tanto? — Trisha se movió más cerca.
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Becca tragó saliva y miró Trisha. — ¿No es normal? Las mujeres
embarazadas comen mucho. Leí eso en un libro que compré. Suelo
comer unas nueve veces al día.
— ¿Esta cantidad en cada comida?
— No. Me salte el desayuno y el almuerzo.
— ¿Qué está mal? — pregunto Brawn suavemente.
— Tal vez nada. — Trisha se encogió de hombros. — La observaremos.
Becca terminó la soda mientras comía y abrió la segunda, le
hubiera gustado beber más leche, pero no quería perdirle nada a ninguno de ellos. La sala quedó en silencio. Becca finalmente dejó de
centrarse en la comida y giro la cabeza. Cuatro personas observaban
cada uno de sus movimientos y eso la enojo.
— Deberíais iros todos en vez de quedaros ahí mirándome. Lo
siento si mis modales en la mesa no están a la altura, pero me estáis
haciendo sentir incómoda. — Ella echó un vistazo alrededor de la habitación. — No hay una mesa de comedor y no me sentare en el sofá.
Tendría que doblarme incómodamente para llegar hasta aquí.
— Sólo estamos preocupados, — le explicó Trisha. — Eso es todo.
Has estado sin atención médica.
— Tal vez está enferma, — adivinó Slade.
— Estoy tan sana como un caballo. — Becca sabía que él
probablemente tenía buenas intenciones, pero no le gustó su comentario. — Siempre he ido al médico con regularidad y lo sabría si
estuviera enferma. Normalmente me encuentro bien si como
regularmente y bebo mucho.
— Hay una gran diferencia entre tú y ella Trisha, — dijo Tiger. —
Slade cuido de ti. Se aseguró de que descansaras y de que comieras con
regularidad. Deberías pedirle a una mujer que hiciera lo mismo con ella.
Trisha asintió. — Estoy de acuerdo. Veremos si eso ayuda. Todavía
quiero hacerte las pruebas para asegurarme de que todo está bien.
Observe al bebé, pero a ella no le hice ninguna prueba de sangre. — Ella caminó hacia el teléfono. — Llamare al doctor Harris para me traiga
mi bolsa. Te sacare un poco de sangre. Te haré una prueba de diabetes
gestacional.
— Creo que estás exagerando. — Becca esperaba tener razón. —
Me sentiré mejor cuando duerma un poco.
— No tienes que pedirle a ninguna mujer que cuide de ella. Lo haré yo mismo.
Becca se puso rígida al escuchar la voz de Brawn, pero se negó a
mirarlo.
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— No lo harás. ¿No tenias una cita importante a la que acudir?
La habitación se quedo en silencio. Trisha fue la que hablo.
— ¿Cita? — Ella susurró, pero Becca la escucho.
Ella perdió el apetito, agarro el refresco y se puso en pie. — Me voy
a la cama. No dudes en entrar para tomar la muestra de sangre, Trisha.
— Caminó hacia el pasillo y se negó a mirar a Brawn.
— Becca, — gruñó.
Se quedó helada. — Sólo tienes que irte y quedarte allí. — Becca
se sintió orgullosa de sí misma porque él no notaria la ira en su voz.
Casi estaba junto a la puerta del dormitorio cuando escucho a Tiger hablar.
— Deberías irte, Brawn. La hembra no te quiere aquí.
Becca cerró la puerta del dormitorio y miró fijamente su nuevo hogar. La cama y la habitación eran demasiado grandes, pero no pudo
fijarse en ningún detalle más porque las lágrimas la cegaron. Maldita
sea. Brawn tenía una cita y eso le dolía mucho. Quería gritar. En cambio, se quitó los zapatos, tumbó sobre el gran colchón y dejo caer
las lágrimas contra la almohada.
Brawn intentó seguir a Becca, pero Tiger se interpuso en su
camino y abrió los brazos. — No lo hagas.
— Muévete.
— Ella quiere que te vayas. — La ira brilló en los ojos de Tiger. — Y
estoy de acuerdo. Eso fue horrendo.
— ¿Qué pasó? — Trisha se interpuso entre ellos, con la esperanza
de evitar una pelea y los miró a ambos. — ¿Qué cita?
— Brass tiene una cita con Breeze. Nos encontramos con ella en el ascensor y ella mencionó que usaría algo sexy. Dio a entender que
tendrían sexo. — Tiger gruñó. — Pude oler el dolor de la humana.
— No iba a tener sexo con Breeze. Acepte llevarla a cenar y a bailar. — el cuerpo de Brawn se tensó. — Muévete o te aparto. Voy a
contarle la verdad a Becca.
Trisha se enfrentó a él. — ¿Con cuántas mujeres te has acostado
después de Becca?
Bajó la mirada. — Con ninguna.
Ella se relajó. — Bien. Eso te ayudara un poco cuando hables con
ella, pero ahora dejala descansar. ¿Has visto lo pálida que estaba? ¿Lo inestable? Necesita descansar y no discutir contigo.
— Tengo que decirle que entre Breeze y yo solo hay amistad.
Trisha se puso las manos en las caderas, se negó a moverse y levantó las cejas. — Déjame hacer de abogado del diablo aquí. Ella te va
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a preguntar si has tenido anteriormente relaciones sexuales con Breeze.
¿Y tú responderás?
— Sí.
Ella hizo una mueca. — Nop. No debes entrar allí ahora mismo.
Déjala dormir un poco. En este momento está frágil y dolida. Ella se
enfadara aún más cuando sepa lo hubo entre tú y Breeze. — Ella echó
un vistazo a Slade. — Cuéntale.
— Las hembras humanas se ponen celosas. — Slade sonrió. — Es
lindo.
Trisha levantó la mano y le mostró el dedo medio. — No. — Ella miró a Brawn. — Quieres hacer lo mejor para ella y el bebé, ¿verdad?
— Quiero ir a verla.
— Ella necesita descansar ahora mismo más que cualquier otra cosa. Necesita tiempo para adaptarse a estar aquí. La obligamos a venir
y lo echaste todo a perder cuando la reclamaste. A veces vosotros sois
muy cabezotas. No puedes acercarte a una mujer y exigirle que te deje cuidarla. Ella necesita menos agresividad y más “delicadeza”. Si no
sabes lo que significa esa palabra buscala en el diccionario y de paso
busca también la palabra “paciencia”.
Brawn levantó la mirada y miró hacia el pasillo. — Se siente herida. Tengo que calmarla y asegurarle que no tendré sexo con Breeze
o con otra mujer.
Trisha le dio unas palmaditas en el pecho. — Hey, yo me encargo de eso, ¿de acuerdo? Me quedare un rato aquí y no me gruñas cuando
pierdas la calma.
— No le gruñas o te gritara.
Ella le lanzó una sonrisa Slade. — No te metas en esto.
Levantó sus manos. — Tranquila, doc. Sólo le estoy advirtiendo…
Brawn levantó una mano y la pasó por su pelo. — ¿Qué debo hacer para que me acepte?
— Dale tiempo. — Suspiró Tiger. — Incluso yo sé la respuesta a
eso. ¿Qué sucedió con eso de que nunca tocarías a una humana? —
Brawn lo fulminó con la mirada. — Lo siento. — Se encogió de hombros Tiger. — Todavía estoy en shock. Por eso nunca me acostare con una.
Son demasiado emocionales y reaccionan de manera muy extraña. Una
de nuestras mujeres te habría golpeado en la cara si le haces daño.
— Ella está muy emocional y probablemente se siente insegura. —
Trisha miró a Slade. — Yo me sentiría devastada si me enterara de que
tuviste una cita con otra mujer después de lo que habíamos pasado juntos. Estar embarazada sólo empeora las cosas. ¿Recuerdas lo gorda
y horrible que me sentí? Siempre tenía los tobillos hinchados y andaba
como un pato.
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Él cerró la distancia entre ellos. — Tú siempre serás muy sexy,
incluso cuando estabas hinchada con nuestro bebé me excitabas. — la
agarró de las caderas y la atrajo hacia él. — Soy adicto a ti. — Gruñó.
Ella sonrió. — No hagas eso. Ya han pasado unas horas desde que
alimente a Forest y me duelen los pechos.
Bajó la mirada hacia sus pechos y ronroneo. — Si él no tiene
hambre yo me encargo de ellos. — sacó su lengua para lamer su labio inferior. — Me encanta tu leche.
— Demasiada información, — dijo Tiger y se rió entre dientes. —
Pero también me gusta la leche caliente. — Slade le miró. — En un vaso, — rectifico Tiger rápidamente, su sonrisa se desvaneció. — No me
refería a la leche materna.
Slade de pronto sonrió. — Su leche es mucho mejor que la de un vaso.
Tiger bajó la mirada. — Apuesto a que lo es. Huele bien. Cada vez
que estoy cerca de tu compañera ansío un vaso de leche con galletas.
— Eso es lo único que obtendrás, —gruñó Slade.
Trisha se apartó de Slade. — Estoy empezando a sonrojarme. Voy a
llamar a Harris y a pedirle que me envié las cosas. — Ella miró a
Brawn. — Dale tiempo. Ambos necesitáis un poco de espacio en este momento para dejar que las cosas se calmen.
— Quiero estar con ella. Tengo que estar aquí.
— No se trata de ti en este momento— Ella le sostuvo la mirada. — Eres un gran hombre. Hablare con ella acerca de Breeze, ¿de acuerdo?
Me aseguraré de que sepa que no asistirás a esa cita y de que no has
dormido con ninguna otra mujer después de ella. Es la verdad ¿no es así?
— No he tocado a una mujer después de Becca y con Breeze solo
he bailado. Ella estaba preocupada por mí y me ofreció salir a cenar y a bailar. Acepte.
— Ella quiere tener sexo contigo. — Tiger se encogió de hombros —
Es lo que ella dijo.
— Entonces, ella se sentirá decepcionada. — Brawn cerro las manos con fuerza. — Estaré en la sala de estar. — El miró el sofá e hizo
una mueca. — Dormiré aquí o en el otro dormitorio.
— No, no lo harás. Maldita sea, Brawn. Se razonable. — Trisha le sostuvo la mirada de nuevo. — Vete a casa o a entrenar. Tienes que
tranquilizarte y controlarte. No puedes volver a actuar como lo hiciste
hoy. ¿Qué te hizo rugirle? ¿Le rugiste porque ella no quiere ser tu compañera?
— Sí. Ella es mía
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— Ese es el tipo de pensamiento que ella no necesita en este
momento. Nunca vuelvas a decirle eso hasta que arregléis las cosas.
Está asustada, embarazada y le obligamos a estar aquí. Le aterroriza que su padre la encuentre y te haga daño. O peor aún, que tú le
lastimes a él. Él es su padre y tú eres el padre de su bebé. Ella está en
una mala situación.
— Todos lo estamos. — Slade agarro su teléfono móvil. — Tengo que llamar a Justice. Ningún miembro del equipo humano tendrá
autorización para entrar en la Reserva, al menos mientras que ella esté
aquí o hasta que encontremos una manera segura de dejar que Tim sepa la verdad.
— De acuerdo. — Suspiró Tiger. — Pondré a un guardia en su
puerta y asignare a una mujer que atienda a Becca.
— Yo la cuidare, — siseó Brawn con los dientes apretados.
— ¡Vete a casa! — Trisha se acercó. — Ella podría perder el bebé si
se estresa demasiado. ¿Es eso lo que quieres?
Brawn la miro horrorizo. — No.
— ¿Quieres ganarte su confianza y que hable contigo? Esta es la
manera de hacerlo. Soy humana, por si te has olvidado. Sé de lo que
estoy hablando.
Brawn giró y salió de la habitación. No se molestó en coger el
ascensor y bajo rápidamente por las escaleras. Él salió del hotel y siguió
corriendo hasta que llegó a su casa. Al segundo que cerró la puerta echó hacia atrás la cabeza y rugió. Becca estaba embarazada de su hijo,
estaba dolida y enojada. Continúo rugiendo hasta que se quedó sin
aliento. Alguien llamó a la puerta y la abrió rápidamente. No era Slade o Tiger para decirle que Becca había preguntado por él. Era Brass.
— Te he oído.
— Lo siento. Estoy frustrado y necesitaba sacarlo fuera.
— Necesitas desahogarte. Me enteré de lo de tu mujer y el bebé. —
Brass entrecerró los ojos y le frunció el ceño. — ¿Qué vas hacer?
— No lo sé. Ella no quiere hablar conmigo. No me quiere cerca.
— Vamos.
— No puedo volver. Trisha piensa que Becca podría perder el bebé.
— Tengo una sesión de entrenamiento con algunos de los más
nuevos. Nada hará que te sientas mejor que una buena pelea. Eso sí, no les hagas mucho daño.
Brawn se mordió el labio y asintió. — Está bien.
— Vamos. — Brass acarició el brazo. — Todo se solucionara.
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CCaappííttuulloo DDiieecciissiieettee Trisha miro a Becca. — Creemos que sabemos cuál es el
problema."
— Me siento muy bien ahora. Sólo estaba cansada, muy estresada
y hambrienta.
— Tú no estás bien. — Trisha miró hacia abajo, a la alfombra y pasó una mano por encima de sus pantalones. — Necesitas más
cuidados porque el embarazo te está provocando demasiada tensión.
Nuestros cuerpos no están preparados para este tipo de embarazos. Sé que no quieres que alguien cuide de ti, pero eso es lo que necesitas. Las
otras mujeres embarazadas, incluida yo misma, tenemos a nuestros
compañeros.
— Yo no tengo uno y si estás aquí para tratar de convencerme de
que vuelva hablar con Brawn, olvídalo. Él sólo se interesa por mí porque
estoy embarazada de su hijo. Me merezco más que eso. No quiero discutir contigo de nuevo, pero eso es lo que haremos si sigues por ahí.
Él ni siquiera me llamó, maldita sea. ¿Ahora qué sabe que estoy
embarazada es cuando quiere estar a mi lado? — se burló ella. — De
ninguna manera".
— Está bien pero necesitas a alguien que te cuide. — Vaciló Trisha.
— Y no discutiré sobre esto.
— Estoy bien, — repitió Becca. — No tengo que cocinar porque ellos me traen la comida. En realidad estoy un poco aburrida.
— Eso es otra cosa. Deberías tomar un poco de sol. Necesitas un
guardia.
— Pensé que estaba a salvo aquí.
— Hay algunas nuevas especies que no son amistosos con los
humanos. Estamos en la Reserva. ¿Sabías que algunas nuevas especies físicamente se parecen más a sus animales? También son más
agresivos. Por eso se adquirió este lugar, para mantenerlos aquí, donde
tienen un montón de espacio para vivir. A veces se sienten más sociales
y vienen al hotel buscando un poco de compañía femenina.
Brawn destelló en la mente de Becca y sintió dolor en el corazón.
Había encontrado a una mujer que conectaba con él a la perfección.
Trisha pareció leer sus pensamientos o tal vez vio el dolor en su mirada. — Él dijo que era sólo una cena y que no mantienen una
Laurann Dohner – Nuevas Especies 05 - Brawn
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relación. Él jura que no ha tocado a nadie después de ti y que no piensa
hacerlo.
— No me importa, — mintió Becca.
— Vale. El punto es, que necesitas a alguien que este contigo todo
el tiempo. ¿Qué pasaría si te desmayas o algo así? ¿Y si no puedes
llegar a un teléfono?
— Hay un guardia fuera de mi puerta.
— Ellos tienen sentidos superiores pero tienen que estar en el
mismo espacio. Las paredes tienen aislante. Este hotel fue construido
de esa manera para que la gente no se moleste entre sí. Pensé que no estarías de acuerdo con que fuera Brawn así que hablé con Tiger. Él se
mudara a tu habitación.
— No. — La idea le sorprendió. — Apenas le conozco.
— Él es un gran tipo y no tiene ningún interés en ti. No le atraen
las mujeres humanas por lo que no tienes que preocuparte porque
intente tener sexo contigo. Sé que eso puede preocuparte.
Eso le recordó a Brawn, él también estaba en contra del sexo con
las mujeres humanas. Los dos hombres tenían eso en común.
— Estoy embarazada. El tipo no estaría interesado en mí de todos
modos. — Ella señalo con un dedo su vientre. — Simplemente no quiero vivir con un desconocido.
— Es una lástima. Por que ya está hecho.
— ¿Y yo no tengo algo que decir? — su genio estalló al instante. — No puedes hacerme vivir con un extraño. No pienso vivir con un
hombre. ¿Por qué no se lo pides a una mujer?
— Hay muy pocas hembras en la Reserva y ya tienen otros deberes. No tenemos a ninguna disponible en este momento y traer a
una del Homeland nos llevaría más de una semana. Tiger no será un
extraño una vez que le conozcas. Si alguien está aquí contigo quitaríamos al guardia de tu puerta. Podrás salir con él a caminar. ¿No
estás cansada de estar siempre en la habitación? — Trisha miró a su
alrededor. — Yo me volvería loca."
Eso era tentador. — Estoy harta de ver películas.
— Exactamente. Es divertido y tiene un gran sentido del humor. Él
te hará compañía, incluso podréis jugar a unos juegos de mesa. Sabe
jugar al poker. Yo le enseñe, pero tu le puedes enseñar a los demás. Le estarías haciendo un favor. Así él podrá enseñarlos después a los
demás. "
— Fantástico. — Becca no ocultó su sarcasmo. — Eso es lo que siempre he querido hacer. Le voy a enseñar a jugar a las damas.
— No seas así. — Trisha la miró y le frunció el ceño. — Moriría por
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protegeros a ti y a tu bebé. Si alguna vez un lunático consiguiera pasar
la seguridad y tratara de dispararte, Tiger usaría su cuerpo para
protegerte. Ya ha ocurrido antes. Fury recibió dos balazos por Ellie.
— Él es su compañero.
— Estás esperando un bebé de las especies, son su futuro y un
milagro para ellos. Cada una de sus mujeres darían cualquier cosa por
estar en tu lugar. Tu representas su sueño hecho realidad. ¿Que puede ser más especial que tener un hijo?
La culpa lleno a Becca. — Lo siento. Estoy muy agradecida.
— Lo sé. Yo también lo siento. Ha sido un día duro para mí.
— ¿Está todo bien?
Trisha vaciló. — Si. Hoy he tenido que encargarme de muchas
lesiones por culpa de los entrenamientos y estoy harta.
— No sabía que la formación era tan peligrosa. ¿Para qué se están
preparando?
— No suele serlo, pero uno de los nuevos instructores está obsesionado con enseñarles a luchar mejor y eso significa muchos culos
pateados…
— Tal vez deberían despedirlo.
— Nosotros pensamos lo mismo y ahora mismo estamos trabajando duro para hacer eso.
Becca no sabía qué decir. Trisha se levantó.
— Tiger vendrá después de su turno de trabajo. No le culpes porque estés enojada. Yo le pedí que lo hiciera. Necesitas a alguien que
cuide de ti.
— Soy adulta. No necesito una niñera.
— Lo sé, pero estás embarazada y es muy estresante para tu
cuerpo. Esto aliviará el estrés.
Se acercó a la puerta. — Espero. Murmuró las últimas palabras, pero ella no pudo escucharlas. — Te veré más tarde.
Becca esperó hasta que la puerta se cerró para levantarse y
frotarse la espalda. Siempre le dolía. Se dio la vuelta y se dirigió a su
habitación. Un baño caliente sonaba bien. Tenía un jacuzzi en el baño y los chorros de agua le sentarían muy bien.
— Una niñera. Grande. Tal vez sea una buena compañía, —
murmuró. La idea de tener alguien con quien hablar no sonaba tan mal cuando la considero.
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******
Brawn se levantó, se estiró y miró al hombre sentado en el otro escritorio. — ¿Estás listo para irnos?
— Sí, — gruñó Beast. — No me gusta hablar por teléfono con los
humanos, pero responder a los correos electrónicos es peor. ¿Por qué
demonios estuvimos de acuerdo en ser los concejales de nuestra instalación de pruebas?
Brawn sonrió. — ¿Para impresionar a nuestras mujeres y por la
asignación de viviendas particulares en lugar de vivir en el edificio de los hombres? Este es el precio que tenemos que pagar por tener un alto
rango en nuestra sociedad.
— Ah. — Beast se rió entre dientes. — Eso es correcto. Las mujeres fue mi única razón. — La sonrisa de Beast se desvaneció. — ¿Cómo lo
llevas?
Brawn odiaba el hecho de que Beast supiera lo de Becca y se preocupara por él. No había secretos entre los miembros del consejo. Él
se encogió de hombros.
— Ella no quiere tener nada que ver conmigo. Reaccioné mal
cuando la vi y me echó. No quiere hablar conmigo y tengo orden de mantenerme alejado de ella. Ya lo sabes.
— ¿Cómo vas a manejar esta cosa de Tiger?
Brawn le frunció el ceño. "¿Qué pasa con Tiger?
Los ojos de Beast se abrieron como platos. — ¿No te lo han dicho?
— ¿El qué? — Sus tripas se retorcieron — ¿Está pasando tiempo
con ella? — los celos le golpearon duro y rápido.
Beast maldijo suavemente. — Maldita sea. Ya veo que no te han
informado de lo que Trisha he decidido como médica. — Bestial se
recostó en su silla. — Sera mejor que te sientes.
Brawn sentó en su silla. — ¿Qué está pasando?¿Que no me
dijeron?
— A Trisha le preocupa que Becca no tenga una pareja que la
cuide y quiere que alguien viva con ella. Flame admitió que se sentía atraído por la mujer por lo que él quedo excluido. Eligió a Tiger porque
se lleva bien con los seres humanos.
La rabia inundo rápidamente a Brawn. — ¿Qué? — Él se puso de pie.
— Siéntate si deseas escuchar el resto.
Brawn se dejó caer duro, la silla crujió y sus manos agarraron los
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brazos de la silla con la fuerza suficientemente como para romperlos. —
¿Flame está interesado en mi mujer? Le daré una patada en el culo. Le
haré daño. Yo le…
— Tiger vivirá con tu mujer y la cuidara. La llevara a pasear, se
asegurara de que come y duerme. Slade dijo que su mujer siempre tenía
dolores en los músculos y le ha dicho a Tiger que tiene que masajearle
los hombros, la espalda y las piernas si tiene los tobillos hinchados.
Brawn soltó un gruñido ante el pensamiento de que otro hombre
pusiera las manos sobre su Becca.
Le arrancare las manos a Tiger. Le…
— Él no estaba muy contento al principio, pero después estuvo de
acuerdo por el bien del bebé y porque la mujer ya no le teme desde que
la visita con frecuencia.
Le haré sangrar. — ¿Qué? ¿Ella le permite visitarla? ¿Con qué
frecuencia?
Beast evaluó a Brawn. — Muchas veces. Está sola y nos preocupa a todos. Deberían habértelo dicho, pero tal vez no quisieron alarmarte.
Yo pensé que estaba mal que no lo supieras y por eso te lo cuento.
Las palabras hicieron que Brawn entrecerrara sus ojos. —
¿Admites que planeaban ocultármelo? Me lo estas contando a propósito, pero actúas como si yo lo supiera. ¿Por qué intentas engañarme?
Beast sonrió. — No estaba de acuerdo con lo de ocultártelo. A mí
me gustaría saber que otro hombre va a vivir con mi mujer. Ella es atractiva, está sola y es vulnerable. Tiger es bueno con los humanos, los
conoce mejor que nosotros y no sería la primera vez que un hombre
jura que no desea a las hembras humanas y después termina acoplado a una. Él pondrá sus manos sobre ella. ¿Te imaginas eso? Otro hombre
tocando a la mujer que lleva tu hijo dentro.
Brawn se puso de pie. — No va a suceder.
— No creo que se lo permitas. Soy tu amigo y no quería que la
perdieras por otro varón, aunque sea uno bueno.
— Yo soy mejor y ella es mía. — Brawn cerro las manos en puños.
— Llama a Tiger y dile que si la ha tocado que corra rápido y que se vaya lejos. Muy, muy lejos.
Él se dirigió hacia la puerta, pero oyó reír Beast. — Ve a por ella.
Demuéstrale que te pertenece. Nunca me acostare con una humana. Te vuelven loco y hacen cosas sin sentido. Ella debería haberte elegido a ti
por encima de otro hombre.
— Cállate, — gruñó él, abriendo la puerta.
— ¿Necesitas instrucciones sobre el sexo? ¿Olvidaste cómo
complacer a una mujer?
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Brawn le rugió a su amigo y echó a correr. El hotel no estaba lejos
y que quería llegar rápido hasta Becca. Si Tiger ya se había mudado con
ella, él lanzaría al macho y sus pertenencias por la ventana.
Le gustaba Tiger pero el hombre moriría si intentaba reclamar a su
mujer.
Beast agarro el teléfono y marcó. — Está de camino, llegara rápido
y espero que esto funcione, Trisha. Estaba furioso.
******
Becca se sentó en el sofá para esperar a Tiger. Estaba nerviosa. Ya había compartido vivienda con otra nueva especie y había sido un
desastre. Sabía que iba a ser difícil vivir con un desconocido. Tal vez
extraño. El bebé pateó y se frotó vientre. Sería bueno tener alguien alrededor en el caso de que se desmayara o necesitara ayuda.
Un golpe en la puerta la sorprendió y el miedo la llenó mientras se
acercaba a ella. Ella haría su mejor esfuerzo para llevarse bien con él. Aunque la idea de esconderse en su habitación y no abrir la puerta, le
tentaba demasiado. Tiger estaba dispuesto a hacer esto y ella sabía que
probablemente tampoco estaría muy contento con la situación. Así que
obligó a sus pies a moverse hacia la puerta y la abrió.
No era Tiger. Era Brawn y parecía muy enojado. Estaba sin aliento
y sudando. Inhalo y ella se quedó sin aliento cuando sus manos la
agarraron por debajo de los brazos y sus pies dejaron el suelo. Él entro en la habitación y pateó la puerta que se cerró detrás de él. Él siguió
moviéndose hasta llegar al sofá, donde se inclinó y la depositó
suavemente sobre su culo.
— ¡Fuera de aquí, — exclamó Becca. — Tu…
— Cállate, —gruñó. — ¿Le permites a Tiger vivir contigo, pero no a
mí?" Gruñó. — ¿Necesitas que un hombre cuide de ti? ¡Yo lo haré!
Ella lo miró. — Yo no pedí un compañero de cuarto, pero me
dijeron que tenía que tener uno. Dejame, Brawn.
Brawn le rodeo la cintura con un brazo y con la otra mano la
agarró del pelo. Le abrió las piernas y se puso de rodillas entre sus muslos. Entrecerró los ojos y gruño profundamente en su garganta.
— Abre tu boca para mí.
— Vete al infierno.
Su intensa mirada se oscureció. — He vivido toda la vida en el
infierno antes y lo estoy experimentando ahora. Le matare si permites
que viva contigo. Llevas a mi hijo. Si necesitas algo de un hombre lo
Laurann Dohner – Nuevas Especies 05 - Brawn
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obtendrás de mí. Ahora abre ,
— Estás enojado y ¿Por qué quieres que abra la boca? Estas
llevando este asunto de la niñera demasiado lejos.
— Estoy furioso, — gruñó. — Me prohíbes cuidar de ti y se lo
permites a Tiger. Él no es el padre. Él no es el que te ha montado. Fui
yo. No te gusto en este momento y lo entiendo. Pero esto no se trata de
ti o de mí. Se trata de nuestro hijo. Necesitas atención constante y seré yo el que te la de. Abre la boca. "
— Eres un idiota y ¿A qué viene esta obsesión con mi boca?
Ella le empujó en el pecho, pero él la sostuvo contra él y no se movió. Ella no estaba lo suficientemente fuerte como para obligarle a
soltarla.
Sus ojos felinos brillaban peligrosamente. — Abre la boca.
— ¿Por qué?
— ¿Quieres que te suelte?
— Sí.
— Abre la boca.
Becca cerró los ojos y se puso tensa, no sabía qué diablos pensaba
hacer. Ella abrió la boca y se sintió como si estuviera en la consulta de
un dentista. Espero a ver qué era lo que Brawn quería hacerle. Le mordería si le hacía daño de alguna manera. Él se acercó más hasta
que su pecho se aplasto contra sus pechos. Sintió su aliento en la cara
y sus labios cubriendo los de ella. Su lengua le lamió el labio inferior antes de invadir su boca. Ella intento separarse, pero él la abrazó más
fuerte y su agarre sobre cabello le impedía apartar la cabeza. Su lengua
rozo la de ella y su traidor cuerpo respondió cuando el recuerdo de él besándola en el interior de la jaula destelló en su mente.
Ella se relajó, le beso con pasión y se agarro a su camisa. Brawn
ronroneo y le soltó el pelo para acariciarle la espalda. Ella envolvió los brazos alrededor de su cuello mientras él metía las manos entre ella y
los cojines del sofá para ahuecarle el culo. La levanto, se sentó sobre los
talones y la colocó abajo sobre su regazo. Ella se sentó a horcajadas
sobre él y meció sus caderas contra su polla rígida. Ella gimió y le besó frenéticamente. Brawn le masajeo el culo y la meció contra él.
Ella sintió la necesidad desesperada de estar piel contra piel, de
volver a sentirle en su interior.
Sus gruñidos y ronroneos le excitaban. Ella agarró su camisa y
trató de quitársela para acariciar su piel. Brawn rompió el beso y ambos
se miraron a los ojos, ambos jadeando.
— Nadie te toca, solo yo, —gruñó en voz baja. — Nadie más.
Becca le miró a los ojos mientras intentaba asimilar sus palabras.
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Ella ni siquiera sabia cómo reaccionar. De pronto le soltó el culo y se
arranco la camisa. Ella arqueó la espalda y se quedó mirando su
desnudo y musculoso torso. Podría mirarlo fijamente durante un rato y nunca se cansaría, pero él tiró la camisa a un lado y tomó su cara con
ambas manos para tomar posesión de su boca de nuevo. Becca gimió
cuando él la besó con una necesidad nacida de la desesperación. Ella le
devolvió el beso con la misma pasión. Había pasado demasiado tiempo anhelando volver a estar en sus brazos y sus hormonas estaban fuera
de control. Ella le acaricio la espalda con las uñas, apoyó las mamas
contra la dura pared de su pecho y él se arqueó un poco para no presionar demasiado su vientre hinchado Le mostró su fuerza cuando él
se puso de pie. No le importaba a dónde se dirigía. Lo único que le
importaba era que su boca siguiera besándola. Él cambió su agarre, la agarró de los muslos y la levantó lo suficiente para que ella envolviera
las piernas alrededor de sus caderas. Él apartó su boca de la de ella y
Becca protesto. Abrió los ojos y le miró. Brawn ronroneó en voz baja.
— Espera.
Brawn se inclinó y su espalda se apoyo contra el colchón. Ella
sabía que él la había llevado a la cama.
— Suéltame.
Dudó pero lo hizo. Le echo de menos al segundo que le liberó.
Brawn retrocedió, se quito los zapatos con la punta de los pies y se bajo la cremallera los vaqueros. Becca sabía que iban a follar. Su corazón se
acelero por la emoción y se mordió el labio. Podía rechazarle, pero no
quería hacerlo. Brawn era el tipo más sexy que jamás había visto en su vida. El recuerdo de él follandola le había atormentado casi todas las
noches. Demonios, ella se había masturbado pensando en él. Sentía su
cuerpo gordo y torpe, pero aparto esas inseguridades. Él también era responsable del estado de su cuerpo y si ella tenía que verse las estrías
en el espejo, él las vería también. A ella le dolía el cuerpo por la
necesidad de ser acariciada y follada y Brawn parecía más que
dispuesto a satisfacer ambas necesidades.
— Tendré cuidado, —juró, se bajo los pantalones. No llevaba ropa
interior. — No te haré daño. "
— No empieces con esa mierda",le advirtió. — Deja de hablar y fállame antes de que recupere la cordura y me dé cuenta de que esto es
un gran error.
La ira brilló en sus ojos, pero a ella no le importo. Ella trató de zafarse de su camisa, pero sabía que tendría que incorporarse para
quitársela. Brawn se inclino sobre ella y se la desgarró fácilmente. A ella
no le gustaba esa camisa de todas formas. Brawn metió los dedos en la cintura de sus pantalones y ella apoyó los pies desnudos sobre el
colchón, levantó las caderas para que pudiera bajarlos fácilmente. Él
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bajó sus bragas con ellos, se los saco del todo y los dejó caer al suelo.
La mirada de él se fijo en ella mientras le quitaba el sujetador y lo
arrojaba a un lado.
Ella se sonrojó un poco, sabía que no se veía tan sexy como antes.
¿Encontraría las estriás en su estómago feas? Ellas eran tenues. pero
perceptibles. Su vientre estaba redondeado. Esperaba haberse afeitado
bien ahí abajo. No podía verse el coño por el vientre, pero lo hizo mediante el tacto. Brawn ronroneó de nuevo.
— Te ves hermosa hinchada con mi semilla.
Eso le hizo arquear las cejas un poco. Abrió la boca, pero la cerró. Ella no quería hablar de eso. Le gustaría mucho más que él la tocara.
— Brawn. ¿Vas a mirarme mucho más tiempo?
Su mirada se alzó y cayó de rodillas. El la agarro de las pantorrillas, tiró de ella hasta que su culo quedo en el borde de la cama
y le abrió las piernas. Ella las cerró en torno a sus caderas y trató de
acercarle, necesitaba desesperadamente sentirle dentro de ella. Él la soltó y aplano una mano sobre la curva baja de su vientre. La
frustración la golpeo.
Ahora no es el momento de ponerte a explorar la forma de mi
vientre
No lo hizo. Brawn bajó el pulgar, rozó su clítoris y ella gimió.
— Sí.
Le masajeó allí y ella se quedó sin aliento cuando sintió los dedos de su otra mano acariciando la abertura de su coño, jugando con su
humedad allí y penetrándola. Él le penetro con la punta de un dedo el
agujero del culo y ella empujo las caderas contra él, instándole a penetrarla más profundo y apretó las piernas en sus caderas.
— Brawn, — jadeó.
— Di que eres mía, — dijo con voz áspera.
Sus ojos se encontraron y ella se mordió el labio. Por mucho que
quisiera correrse, no iba a ceder tan fácilmente. Deslizó una mano por
su cuerpo y trató de acariciarse ella misma.
Él le gruñó, retiró el dedo de su coño y agarró su muñeca. Él puso su mano sobre su redondeado vientre, miró hacia abajo y acerco sus
cadera. Su pulgar continuo frotándole el clítoris y ella se sintió cerca del
orgasmo. Ella sintió la gruesa cabeza de su polla penetrar su coño. Él la miró a los ojos mientras empujaba hacia adelante.
— Eres mía. — Él gruñó las palabras. El color de sus ojos se
oscureció. — Eres mía, Becca. Nunca lo olvides.
Su polla la penetró profundamente. Y empezó a embestirla a un
ritmo lento mientras su pulgar hacia círculos sobre su brote sensible.
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Becca echó la cabeza hacia atrás y él le soltó la muñeca para agarrarle
el culo y follarla con más fuerza. Ella se agarro a la colcha cuando su
espalda comenzó a deslizarse. Él ajustó las caderas y su polla acaricio un punto dentro de su coño que la hizo jadear y gritar su nombre en
voz alta.
— Mía, — gruñó. Su polla entraba y salía de ella, frotando ese
punto. — Dilo.
Becca negó con la cabeza. Ella no era suya. No iba a darle la
satisfacción. Él gruñó y detuvo las caderas y el pulgar, dejándola entre
el cielo y el infierno. Su clítoris palpitaba, su coño le dolía y sólo quería correrse.
— Brawn , jadeó. — No te detengas.
— Eres mía, — gruñó. — Eres mía, Becca. Quiero que sepas quien te está jodiendo y quien te hace sentir tan bien.
Él se retiro y volvió a deslizarse en su interior y su pulgar volvió a
presionar su clítoris.Becca echó atrás la cabeza cuando Brawn la penetro más profundo, se retiró y volvió a deslizarse en su interior.
Becca se agarró la colcha y empujo sus caderas contra Brawn.
— Tan hermosa, — gruñó. Él la penetró con mayor rapidez.
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CCaappííttuulloo DDiieecciioocchhoo Becca se despertó sola y aturdida y miró alrededor de la
habitación. Brawn no estaba allí. Ella echó hacia atrás las mantas y se dirigió al cuarto de baño. Se miro en el espejo y negó con la cabeza a su
reflejo.
— El hombre te besa y te metes en la cama con él. — Su mirada se paseo por su desnudo cuerpo y se dio la vuelta. — Mama no se siente
orgullosa. Pero tu papá es muy caliente y en mi defensa diré que besa
realmente bien.
Ajustó la temperatura del agua en la ducha, entró y cerró la
puerta. Allí de pie, se lavó los rastros del sexo, pero no los recuerdos.
Hecho gel de baño en la palma de su mano y se froto por todas partes y suspiró en voz alta.
— Soy una persona fácil de convencer. Son las hormonas. Si.
Seguro que es eso. — ella se inclinó para agarrar el jabón. — Estamos en un buen lío, chico. — Ella se lavó el vientre. — Y encima tengo que
inventarme otra mentira para explicarle a tu abuelo porque me retrase
en ponerme en contacto con él. "
La puerta de la ducha se abrió y Becca se quedó sin aliento cuando se volvió. Sus pies resbalaron en el suelo de la bañera y ella gritó
mientras frenéticamente intentaba agarrarse a algo para no caerse, pero
dos fuertes brazos la agarraron antes de llegar a estrellarse contra las baldosas. Brawn la observo en estado de shock.
— Lo siento. — Brawn ajustó su agarre sobre ella. — ¿Estás bien?
Me olvide de que no tienes mi sentido del oído o del olfato. Supuse que me oirías llegar. ¡No era mi intención asustarte!. ¿Estás bien? ¿El bebé
está bien? — Él la sacó de la ducha y la abrazó.
Ella se mantuvo en silencio, pero estaba agradecida de que sus rápidos reflejos hubieran evitado la caída.
— Podrías haber llamado. No deberías entrar sin llamar en el baño
de alguien. — finalmente recupero la voz.
La soltó una vez que se aseguró de que podía sostenerse sobre sus pies y agarró una toalla para envolverla alrededor de su cintura.
— Te oí hablar con alguien y pensé que tenías compañía. — la ira
se mostró en sus ojos mientras miraba a su alrededor. — ¿Con quién estabas hablando?
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— Con el bebé.
Sus manos se congelaron y se quedó mirando su vientre. — ¿Él
puede oírte? ¿A nosotros? —Sonrió. — No sabía eso. — Se inclinó un poco, puso su cara más cerca de su vientre. — Hola, pequeño. Yo soy tu
padre. Tengo muchas ganas de tenerte en mis brazos.
Definitivamente son las hormonas, decidió Becca cuando las
lágrimas llenaron sus ojos. Era muy dulce lo que le decía a su hijo no nacido.
— Leí un libro sobre los bebés. Decía que un bebé no puede
entender las palabras, pero que pueden escucharlas y aprenden a reconocer las voces. Hablo con él constantemente, probablemente
demasiado, pero estuve sola durante mucho tiempo.
Brawn se enderezó y le sostuvo la mirada. — Nunca estarás sola de nuevo. Me he mudado aquí.
— ¿Qué? — El Shock la golpeó de nuevo.
— Dije que voy a cuidar de ti. Esta mañana fui a recoger mis cosas. Ahora vivo aquí contigo. Deje mis deberes del consejo a los demás. Ellos
están felices por mí, así que ahora me tendrás a tiempo completo. "Él
sonrió y ella pensó que era aún más guapo cuando él sonreía. — Soy
todo tuyo.
Becca seguía luchando en su interior. Ojalá eso fuera cierto. Ella
no quería dejarle ir, pero él estaba allí sólo porque se estaba
embarazada. Era un hombre legal, tenía que reconocerlo, pero no quería que estuviera con ella solo por su embarazo.
— No puedes vivir aquí.
— Si que puedo. — Los músculos de su mandíbula se tensaron. — No discutiremos. — Su mirada cayó a su vientre. — Nuestro hijo nos
escucha.
La ira le golpeo duro y rápido. — No uses mis propias palabras contra mí.
— Abre la boca.
Ella levantó una mano y le agarró la mandíbula. — No. No vas a
besarme de nuevo para que me olvide de que estoy enfadada contigo.
— ¿Por qué no? Funcionó. No podemos pelear mientras tenemos
sexo.
—! Lo estás admitiendo! Tuviste sexo conmigo para conseguir lo que querías.
Brawn se encogió de hombros. — ¿Por qué te quejas? Los dos lo
disfrutamos. — Su manos se deslizaron hasta sus caderas. — Te extrañé, Becca. Tenemos tiempo para conocernos el uno al otro antes
de que nazca nuestro hijo. Te deseo y mientras tenemos sexo tu no
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luchas. Sé que tu también me deseas.
Ella le soltó la mandíbula, apoyó las palmas contra su camisa y le
empujó. — Habla conmigo en vez de seducirme.
Brawn soltó un suave gruñido. — Quiero hacer las dos cosas. Deja
que te lleve a la cama.
— No. Es una mala idea. — Ella no quería que su corazón se
rompiera aún más cuando él se cansara y decidiera que sacrificaba demasiado al estar con ella. — Podrás ver a tu hijo en cualquier
momento que desees, Brawn. No tenemos que estar juntos para que
formes parte de su vida.
Brawn entrecerró los hermoso ojos azules y de repente la cogió en
sus brazos. La sacó del baño, entró en el dormitorio y la depositó
suavemente en la cama. Con una mano le arrancó la toalla, ella se cubrió los pechos con las manos, dobló las piernas hacia arriba para
ocultarle su sexo y lo miró.
— Dame la toalla.
Brawn se sacó la camiseta por la cabeza. — Vamos a hacer el
amor.
— No, no lo haremos. No puedes usar el sexo cada vez que no
estemos de acuerdo en algo.
Él inclinó la cabeza, dejó caer la camisa y se inclinó para quitarse
los zapatos.
— Hablaremos después. Te deseo.
Ella tiró de la manta y se cubrió el cuerpo, se sentó y le señaló. —
¡Alto!
Él sonrió, se quitó el otro zapato y se bajó la cremallera de los pantalones vaqueros. Su mirada bajo y observó como él se los bajaba
por las piernas. Su impresionante polla quedo libre y apuntando hacia
ella. Él se agachó para sacarlo por sus pies y cuando se levantó, se quitó la cuerda de su largo pelo. Ella no pudo apartar la mirada y tuvo
que recordarse que tenía que respirar. Era el hombre más primitivo y
sexy que había visto en su vida. La visión de Brawn desnudo, con el
cabello suelto y sus labios entreabiertos ,lo suficiente como para mostrar sus caninos, era suficiente para que su coño se humedeciera.
Él gruño, se inclino hacia delante, apoyó las palmas de las manos
sobre la cama y sus ojos de gato la miraron fijamente.
— Eres mía, Becca. Puedes negarlo, pero tu cuerpo sabe la verdad.
Ella retrocedió lentamente hacia la cabecera, pero el peso de
Brawn le impedía arrastrar las sábanas con ella. Él se subió encima de la cama sobre sus manos y rodillas y le gruño de nuevo.
— No me tengas miedo, hermosa.
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Levantó una mano y la cerro alrededor de su tobillo. Él aparto las
sabanas a un lado y tiró de ella con cuidado, hasta que quedo tumbada
sobre su espalda. Se arrastró sobre ella hasta que su rostro se cernía a pulgadas del de ella y su polla acariciaba sus muslos, que ella mantenía
cerrados.
— Abre para mí. Le voy a enseñar la verdad a tu boca.
El corazón le latía con fuerza. Ella lo deseaba, pero eno cedería tan fácilmente de nuevo.
Tengo mi orgullo, maldita sea.
Su cerebro se congeló un poco al ver la testosterona en su
expresión, pero ella lo obligó a trabajar de nuevo. Le gustaba usar sus
palabras en su contra. Ella miró hacia abajo. Brawn la mantenía encerrada entre sus manos y rodillas. Su mirada se encontró con la
suya y ella levantó las manos para agarrar sus caderas.
— ¿Crees me puedes ganar con tus besos?
Él la miró fijamente sin decir una palabra, pero la diversión
brillaba en sus ojos, diciéndole que lo haría.
— Enderézate.
— No.
— Enderézate y abriré la boca.
Vaciló, pero se levantó sobre sus rodillas. Él le frunció el ceño
mientras ella se sentaba y envolvía firmemente una mano alrededor de su eje. Él soltó el aire y se tensó.
— No te preocupes. — Ella le sonrió. — No voy a hacerte daño. No
me tengas miedo, sexy. Querías que abriera la boca, pensabas que puedes seducirme para que haga todo lo que quieras. Aprende esto,
cariño. — Se lamió los labios, mantuvo el contacto visual con él y la
mano en su cadera. Acercó sus labios a la corona de su polla. Su lengua lamió la punta, probo la textura y casi se echó a reír cuando los
ojos de Brawn se agrandaron por el asombro y gruñó. Su mirada cayó
sobre su eje rígido y lo tomó en su boca, chupó. Giro un poco la cabeza
para trabajarlo lentamente desde otro ángulo. Sus labios se deslizaron, arriba y abajo sobre su polla mientras su lengua jugaba con su corona.
El cuerpo de Brawn se estremeció y gruñó, soñó más animal que
hombre. Ella levantó la mirada y vio que había echado hacia atrás la cabeza. Tenia las manos apretando sus muslos, probablemente para no
agarrarla. Ella le tomó más profundo, hasta sintió la punta en su
garganta, apretó los labios alrededor de su polla y lo masturbo un poco más rápido.
— Para Becca, — dijo con voz áspera.
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Ella lo ignoró y lo chupo más rápido. Ella deslizó la mano en su
cadera hasta sus firmes abdominales y los acaricio unos segundos,
siguió su camino hacia arriba y le pellizcó ligeramente un pezón erecto.
Brawn rugió y el sabor dulce de su liberación comenzó a llenarle la
boca. Se sorprendió cuando de repente le agarró la cabeza y la retiro de
su polla. Brawn frotó su pene entre sus pechos y ella sintió el calor de
su semen en la garganta y en sus senos. Becca le observo algo aturdida.
Él negó con la cabeza, abrió los ojos de golpe y la miró fijamente.
— No me ignores cuando te aviso. Casi derramé mi semilla en tu
garganta.
— No lo entiendo, — se las arregló para decir finalmente.
— Te habría asfixiado. Me corro duro. ¿No me sientes dentro de ti
cuando me vengo? Podría haberte lastimado.
Ella tragó saliva, no estaba segura de qué decir y Brawn de repente
se levantó de encima de ella, se bajó de la cama y se encamino al baño.
Ella miró su culo firme y desnudo. Su corazón seguía latiendo con fuerza, le había asustado cuando le retiro rápidamente la cabeza, pero
él no la había lastimado. Escucho el agua correr en el cuarto de baño
durante unos segundos y después Brawn entro de nuevo en el
dormitorio, con una toalla húmeda en la mano. Ella le tendió la mano, sabía que la traía para ella, pero él la sorprendió cuando se sentó, la
agarró de un hombro y la obligo a tumbarse de nuevo.
— No fue mi intención asustarte. — Comenzó a limpiarle suavemente la garganta y el pecho con la toalla húmeda. — No quiero
hacerte daño. — Él se inclinó más cerca. — Me encantó lo que me has
hecho, pero tienes que apártate antes de que me corra, cuando yo te aviso. — Becca no estaba segura de que decir, algo que le sucedía
mucho con Brawn. — Abre tu boca.
— Apenas tuve una probadita antes de que te apartaras. No necesitas limpiar mi boca.
Aplasto lo labios contra los suyos, deslizó la lengua en el interior
de su boca y tiró la toalla mojada a un lado. La pasión con la que
estaba besándola, le sorprendió. Él se puso en cuclillas sobre ella de nuevo. La inmovilizó sin apoyar su peso sobre su vientre y finalmente
rompió el beso. Su mirada recorrió su cuerpo.
— Me encanta verte sin ropa. Eres tan pálida y suave. Tan hermosa y suave.
Ella le frunció el ceño. — Dijiste suave dos veces. ¿Esa es tu forma
de decirme que soy frágil y gorda?
Él gruñó. — No. Me gustas tal como eres.
Los ojos de Becca se estrecharon. — Te gustan las mujeres de las
nuevas especies. Son altas, están en forma y son más fuertes. Soy
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suave, como dices. Pálida. ¿Por qué estás aquí, Brawn? Como si yo no
lo supiera ya.
Él frunció el ceño. — Quiero estar contigo.
— Mierda. Estás aquí porque eres una persona decente y estoy
embarazada. No tienes que mantener una relación conmigo porque vas
a ser padre. Tu…
Su boca cubrió la de ella. Y ella dejo de pensar. Brawn acomodo su cuerpo sobre ella , pero con cuidado de no aplastar su vientre. Ahueco
una mano sobre su seno y le acaricio el pezón con el pulgar. Ella gimió
al sentir la textura áspera de su mano contra con su tenso pezón y envolvió los brazos alrededor de su cuello, aferrándose a él. Brawn
finalmente apartó su boca de la de ella. Ambos respiraban
entrecortadamente.
— Te necesito, — ronroneó él.
Becca tragó saliva y asintió. Ella lo necesitaba también, demasiado.
El tipo era adictivo como el infierno y sus besos eran una descarga eléctrica que encendía su cuerpo. Brawn se levantó, se coloco al final de
la cama, la agarró por los tobillos y tiró de ella hacia abajo, hasta que
su culo quedo en el borde del colchón.
— ¿Qué estás haciendo?
— No quiero apoyar mi peso sobre nuestro bebé. Puedo tomarte si
me pongo de rodillas y tu culo queda en el borde de la cama. Lo hicimos
antes y funcionó.
Sí, lo hizo.
— Me encanta mirarte. Tú me excitas.
Su mirada bajó hasta la cintura y hasta su polla, recordó que él se recuperaba muy rápido. — Ya veo.
— Prefiero que sientas, preciosa.
Su estómago se contrajo y sintió como se humedecía entre los muslos. Brawn se puso de rodillas mientras su mirada se deslizaba por
su cuerpo
— Abre tus piernas para mí. Quiero verte, tomarme mi tiempo y
probarte de nuevo.
— No me siento realmente, uh, cómoda cuando me miras. Quiero
decir, estoy embarazada, Brawn. La última vez me sorprendiste, pero
ahora soy consciente.
Él frunció el ceño. — ¿Y?
— Me incomoda mostrarte mis partes femeninas. No cuando estoy
excitada, pero todavía no lo estoy.
— ¿Dejas que otros hombres vean tus partes femeninas pero me lo
niegas a mí? — El de repente gruñó y un toque de ira ardía en sus ojos.
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Becca se mordió el labio. — Mi... diablos, No me siento cómoda con
eso, ¿de acuerdo? Mi marido no estaba interesado en verme eso y ahora
estoy un poco cohibida. No es que la otra vez me pidieras permiso de todas formas. Vamos a tener relaciones sexuales. Me encanta cuando
juegas con mi clítoris mientras estás dentro de mí.
Brawn frunció el ceño. — ¿Cuando tu marido te lamia no te
sentías tímida?
Ella negó con la cabeza. — Lo hacía con las luces apagadas.
Contigo estoy desnuda a plena luz del día.
— Quiero mirarte. Quiero disfrutar y conocer cada parte de tu cuerpo.
Becca se ruborizó. — Él nunca hizo eso.
Brawn gruñó. Alargó las manos hacia sus rodillas y empujó suavemente para abrirlas. — Yo lo hago. Ábrete para mí.
— Brawn…
— Ahora, — exigió dureza. — Cierra los ojos si te sientes tímida. Quiero que abras. Quiero memorizar y probar cada centímetro de tu
cuerpo. Ábrete para mí, Becca. Ahora.
Infiernos. Se mordió el labio y dejó caer la cabeza sobre la cama.
Ella abrió los muslos y supo que su cara se había puesto de color rojo. Sintió las manos Brawn acariciándole el interior de los muslos y eso le
hizo temblar. Su pulgares se detuvieron cerca de su coño y ella tuvo que
resistir el impulso de arquear las caderas para ayudarlos a llegar hasta su sexo, en vez de eso, se obligó a respirar.
— Disfrutaras de esto, Becca. — Su voz era suave. — Te daré
tanto placer que no volverás a negarte a abrirte para mí cuando te lo pida. Te excitaras cuando mire tu coño porque sabrás lo que voy a
hacerte y cómo te sentirás."
Su cuerpo respondió a sus palabras. Brawn le separo más las piernas y con los pulgares le separo los labios de su coño. Su corazón
se acelero cuando sintió su aliento en su clítoris.
— Eres tan hermosa aquí también, — susurró. — Mantén tus
piernas bien abiertas para mí, Becca. No te asustes.
¿Asustarme? Ella se quedó sin aliento y un segundo más tarde
entendió su advertencia.
Sintió su lengua trazando su raja. Ella podía manejar eso, pero se sacudió cuando su lengua penetro su coño y se retiró. Él gruñó en voz
baja y con la punta de la lengua hizo el camino hasta su clítoris. Ella
gimió cuando sus labios se cerraron alrededor de él y lo chupó en su boca. El estómago de Becca se estremeció y sus pezones se tensaron.
Ella se agarro a la ropa de cama sólo para aferrarse a algo. Él lamió su
brote hinchado, lo atrapo entre sus labios, tiró de su clítoris y ella se
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sacudió sobre la cama. El placer se hizo tan doloroso que trató de cerrar
las piernas, no podía soportarlo más, pero las fuertes manos de Brawn
le impidió cerrarlas. Él gruñó contra su coño.
— Oh Dios, — gimió. — Es demasiado, nene. Para. Casi me duele.
¡No puedo!
Él gruñó más fuerte y las vibraciones la enviaron directamente a
orgasmo. Él la soltó y ella lucho por recuperar el aliento mientras su cuerpo se estremecía por las oleadas del poderoso clímax. Brawn se
levantó y se inclinó sobre ella. Becca abrió los ojos y se encontró con los
de él. Su intensa mirada era casi aterradora. Ningún hombre la había mirado nunca de esa manera, con tanta pasión.
— Eres mía, Becca. Dilo.
Ella quería, pero no lo dijo. Él cerró los ojos y lucho contra su temperamento. Cuando por fin se calmó, abrió los ojos y la agarró de
las caderas y la bajo de la cama. Ella quedo ahorcajadas sobre sus
muslos. Su polla rígida quedo atrapada entre sus vientres.
— Pon tus brazos alrededor de mi cuello y agárrate fuerte.
Ella hizo lo que le decía y él la agarro del culo con las dos manos.
La levantó, la coloco sobre la cabeza de su polla y la dejo caer
lentamente. Su polla fue penetrando su húmedo coño con facilidad.
Becca se tenso un poco cuando se sentó sobre su regazo, Todavía
no se había recuperado del orgasmo y él era muy grande.
— Tranquilo, — gruñó ella. — Dame un minuto para adaptarme".
— Me gustaría que no fueras tan frágil, — gruñó. — Quiero follarte
duro, rápido y profundo. — Él gruñó otra vez. — Quiero enterrar mi
polla profundamente en tu coño y follarte hasta que no te puedas mover.
Becca sintió miedo durante un segundo. Era demasiado grande,
demasiado fuerte, podía hacerle eso y lo sabía. Estar embarazada no ayudó tampoco. Ella movió las caderas, trató de alejarse de él, pero él
gimió. Brawn apretó las manos en el culo y en vez de liberarla comenzó
a mecerle lentamente las caderas contra él, con suavidad y placer
instantáneamente sustituyo al miedo. Se sentía bien, sus movimientos masajearon todas sus terminaciones nerviosas y sus músculos se
relajaron lo suficiente para que pudiera moverse un poco más rápido.
Becca gimió. Brawn maldijo. Becca le apretaba la polla casi dolorosamente. Sus músculos vaginales le ordeñaban con fuerza y sus
gemidos, casi le hicieron correrse, pero consiguió contenerse. Él
ronroneó, no pudo contener las vibraciones provenientes de su garganta y rotó las caderas bajo su hembra. Ella gritó, él gruñó suavemente y lo
hizo de nuevo. Lo repitió, torturándolos a los dos y hundió la cara
contra su hombro. Tranquilo, ordenó a su cuerpo. Se suave.
Él no iba a durar, ella se sentía demasiado caliente y demasiado
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apretada alrededor de su polla. Sabía que no podría contener el clímax
durante mucho más tiempo. Trató de pensar en cualquier cosa que
pudiera calmarlo pero sus gemidos y el olor de su excitación se lo ponía muy difícil. Él soltó su culo, deslizó una mano entre ellos y frotó
frenéticamente su clítoris. Sus dedos se movieron al compás de las
embestidas de su polla y Becca gritó su nombre. Brawn echó hacia
atrás la cabeza y rugió. Se corrió con tanta fuerza que vio las estrellas. Brawn soltó su clítoris y la acuno entre sus brazos mientras trataba de
recuperar el aliento y su semen la marcaba en el interior. Abrió los ojos,
miró hacia abajo y estudió ese hermoso rostro apoyado en su pecho. Ella era la mujer más sexy que había visto en su vida.
— ¿Te he hecho daño? — Ella negó con la cabeza, contra su piel. —
Bien. Pones a prueba a mi límite, Becca.
Ella se mordió los labios y las lágrimas llenaron sus ojos. Brawn se
sorprendió cuando de repente ella apoyo las manos en sus hombros, se
levantó de su regazo y se aparto de él. Ella tropezó cuando empezó a caminar hacia el baño y él se puso en pie.
— ¿Becca? ¿A dónde vas? — Brawn fue detrás de ella, listo para
atraparla, pero ella se estabilizó. La confusión se apoderó de él. ¿Por
qué está llorando y por qué ha roto el contacto de nuestros cuerpos? — Quiero abrazarte.
— Necesito una ducha.
— Me duchare contigo.
— No, — susurró ella y se negó a volver la cabeza para mirarle. —
Necesito un poco de tiempo a solas.
— Becca, — gruñó él, alarmado. ¿Qué le había hecho? Ella había disfrutado del sexo. Él había sido cuidadoso.
Becca entró en el baño y le cerró la puerta casi en la cara. Brawn
bajo la mano para agarrar el picaporte, pero escucho el cilck del cerrojo. Él estaba asombrado. ¡Ella había echado el cerrojo! La ira le inundó
después.
— Becca. ¡Abre la puerta!
Ella no le hizo caso y abrió el agua de la ducha. ¿Por qué no le respondía? ¿Por qué quería eliminar su olor y su semilla? Su
respiración se aceleró y sintió el dolor de su rechazo directamente en el
alma. Ella se estaba bañando para eliminar el rastro del sexo que habían compartido. Brawn apoyo las manos en el marco de la puerta. Él
quería rugir, golpear la maldita puerta, pero tenía miedo de asustarla.
Podría escurrirse de nuevo en la bañera y él no estaría allí para cogerla.
La última vez que perdió los estribos ella se negó a verle y lo
último que quería era que le tuviera miedo. Aspiró e inspiro, intentó
recuperar el control, pero aún seguía doliendole el corazón.
Él sólo quería que ella fuera su compañera, que sintiera por él lo
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mismo que sentía por ella y que lo aceptara. En cambio, ella no podía
tolerar su olor en su cuerpo. Bajó la cabeza y las lágrimas llenaron sus
ojos. Había liado las cosas y no sabía cómo solucionarlo. Podía sentir que su felicidad se le estaba escapando cada vez que Becca lo
rechazaba. Brawn paseó por la habitación, pero su mirada seguía yendo
a la puerta del baño. Él debería romper el cerrojo e ir a por ella. Dejó de
caminar y gruñó. Sabía que tenía que resistir el impulso de ir a buscar a su mujer. ¿Qué le había pasado?. Cerró los ojos, había visto las
lágrimas en sus ojos después del sexo. Un horrible pensamiento le
golpeó y corrió hacia el teléfono. Había visto el dolor en su mirada. ¿La había lastimado? ¿Había sido demasiado duro con ella? Ella le había
dicho que no, pero tal vez le había mentido. Maldita sea. Realizó
rápidamente la llamada y se puso los pantalones vaqueros. Caminó por la habitación hasta que un suave sonido llegó a sus oídos. Su cuerpo se
puso rígido, dejo de pensar y se acerco a la puerta del baño. Su control
se rompió al oír el suave sonido de su llanto. Golpeo la puerta con el hombro y esta se abrió. Brawn se movió a toda velocidad hacia su
hembra.
Becca trató de luchar contra las ganas de llorar mientras se
sentaba en la bañera y el agua caliente de la ducha caía sobre ella. Brawn le había abierto los ojos con su explicación.
Él había dicho que le gustaba el sexo duro y ella sabía que tuvo
que contenerse. Sabía que tenía que terminar con él. Pero le dolía. Se había enamorado de Brawn demasiado rápido. Él había sido honesto
con ella desde el principio, pero su corazón no le escuchó. A él no le
gustaban las mujeres humanas. Le gustaban las mujeres fuertes y duras de las nuevas especies, porque podía tomarlas de cualquier
forma que quisiera. Ella ahuecó las manos en su estómago. El bebé era
la única razón por la que Brawn estaba con ella, pero ella ya había cometido ese error antes. Se había casado con un hombre al que había
amado y se había equivocado. Pensó en todo momento que su
matrimonio funcionaria, pero no fue así.
Laurann Dohner – Nuevas Especies 05 - Brawn
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CCaappííttuulloo DDiieecciinnuueevvee — Lo siento, preciosa. Prefiero hacerme daño a mi mismo que
hacértelo a ti.
La levanto del suelo de la ducha y la envolvió en una gran toalla
antes de sentarla en la cama. Brawn se sentó detrás de ella, pero no la
toco. Becca pudo oír la angustia en la voz de Brawn. Se obligó a controlar sus emociones.
— No es por ti. Te juro que no me hiciste daño durante el sexo.
Es... soy yo. Me siento mal en el interior. Por favor, Brawn. No me hiciste daño.
— Entonces, ¿por qué lloras? Mírame a los ojos mientras
hablamos.
Ella absorbió por la nariz. — No tenemos nada en común. Yo no
soy lo que tú deseas. Tu... — Ella absorbió de nuevo. — Tú y yo no
podemos estar juntos. Tenemos que dejar de vernos. Tenemos que terminar antes de que nazca el bebé. Después será más difícil.
Su cuerpo se tensó detrás del de ella. — No vamos a terminar con
lo nuestro, Becca. Nunca. Eres mía.
Becca se puso a llorar de nuevo. Brawn y Becca escucharon un portazo desde el otro lado de la suite. Brawn envolvió los brazos
alrededor de Becca.
— Estoy aquí, — jadeó Trisha. — ¿Cuál es la emergencia?
Becca se puso tensa y levantó la cabeza para mirar boquiabierta a
Trisha. La médica llevaba un chándal de color rosa y su bolsa. Sus ojos
se encontraron y Trisha se acercó a la cama.
— Brawn me dijo que podría haberte herido durante el sexo, Becca.
¿Dónde te duele? ¿Estás sangrando? ¿Tienes calambres?
— Ella dice que no la dañe durante el sexo. — Brawn suspiró. — No sé por qué llora pero no veo el dolor en sus ojos, Trisha. ¿Cómo
puedo ayudarla?
Trisha dejó caer su bolsa y se sentó en el borde de la cama. Vio que
Becca tenía los ojos llenos de lágrimas.
— ¿Qué te pasa, Becca? Habla conmigo. Brawn está realmente
preocupado. Confía en mí. ¿Él accidentalmente te hizo daño durante el
sexo? Cuéntame, — Becca se mordió el labio. — Estuve casada.
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Trisha parpadeó. — Lo recuerdo. Me sorprendió que sigas usando
el apellido de tu padre.
— Volví a usar mi apellido de soltera cuando mi marido murió.
— ¿Te sientes culpable por estar embarazada de otro hombre? —
Trisha se relajo un poco. — Eso es normal, pero no deberías sentirte
mal.
Becca se enjugó las lágrimas. — No fuimos felices ninguno de los dos durante el matrimonio.
Trisha le dirigió una mirada compasiva. — Tienes miedo de
cometer el mismo error. Eso es comprensible.
Becca negó con la cabeza. — Bradley era corredor de inversiones.
Él quería una esposa con dinero y mi abuelo era muy rico. Pensó que
podría manejar el dinero de mi abuelo si se casaba conmigo. Creí que me amaba, pero no me quería.
— Mierda. — Trisha le entregó un pañuelo que sacó de la bolsa. —
Lo siento mucho.
— ¿Qué es un corredor de inversiones? ¿Por qué quería el dinero
de tu abuelo? Y ¿Para qué? — Brawn apoyó la cabeza sobre su hombro.
Trisha contestó. — Pensaba que al casarse con Becca se haría rico.
Eso era lo que pensaba, ¿no es así? — Trisha lo miró.
Becca se sonó la nariz. — No sabía que mi abuelo se lo había
dejado todo a la caridad. Sólo me dejo la casa de huéspedes. Bradley se
puso furioso cuando se enteró de que no podía venderla. Mi abuelo dejo una cláusula en el testamento en la que mi padre tenía que estar de
acuerdo para poder venderla, ya que posee la otra mitad y papá nunca
lo hará. Nunca. En otras palabras, él no podía tocarla.
— Un punto para tu abuelo, — murmuró Trisha.
— Para empeorar las cosas, yo le avergonzaba delante de sus
amigos porque no entendía su trabajo o lo que hacía. No teníamos nada en común. Traté de ser lo que yo pensaba que quería, pero nunca pude
hacerlo feliz. Nosotros fuimos miserables. La única razón por la que no
nos divorciamos fue porque él no quería admitir que había cometido un
error delante de todos. Decía que le afectaría en los negocios. Yo no le abandone porque mi padre me había dicho que estaba cometiendo el
mayor error de mi vida al casarme con él y porque soy terca, pensé que
si me esforzaba más podía salvar nuestro matrimonio.
La habitación se quedó en silencio. Becca se alegró de no poder ver
a Brawn, él estaba acurrucado detrás de ella. Ella no creía que pudiera
seguir hablando si tenía que mirarlo a los ojos. Pero sabía que era importante hacerle entender el por qué estaba llorando y el por qué su
relación no funcionaria.
— Mi marido tenía un problema cardíaco. No lo supimos hasta que
Laurann Dohner – Nuevas Especies 05 - Brawn
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le hicieron la autopsia. Él no estaba conmigo cuando murió. Me mintió,
dijo que tenía un viaje de negocios, pero no era verdad. Nuestra vida
sexual era casi inexistente. Rara vez me tocaba. Pensé... — Ella volvió a absorber por la nariz. — Pensé que era culpa mía. Intente averiguar qué
era lo que estaba haciendo mal. Intente hacer lo que él quería, pero
cuando me acercaba a él sexualmente, se enfadaba, me gritaba y
dormía en el sofá.
Brawn gruñó suavemente y apretó su brazo alrededor de ella.
Becca no se volvió para mirarlo, en cambio, mantuvo su mirada fija en
Trisha.
— La policía me dijo que Bradley había muerto en el apartamento
de otra mujer. Estuvieron varios meses juntos y su nidito de amor
estaba muy cerca de mi casa. Le gustaba vestir de cuero y que su amante le azotara. Le gustaba el dolor. Ella estaba azotándole cuando
murió. Quede muy confundida y emocionalmente destrozada. Visite a
un psiquiatra y me dijo que los hombres como Bradley disfrutan del sexo con dolor. Seguramente sabía que nunca aceptaría eso y por eso
nunca me tocó. Daba igual... — Becca se secó los ojos. — Hiciera lo que
hiciera, nunca podría haberle hecho feliz.
— Lo siento, — dijo Trisha suavemente. — El psiquiatra tenía razón. He oído hablar de eso antes. Algunos hombres le ocultan ese
lado oscuro a su mujer. La engañan y hacen que piensen que el
problema es de ella.
Becca se encogió de hombros. — No importa. Es sólo que no quiero
cometer el mismo error dos veces y terminar siendo infeliz otra vez. No
puedo pasar por eso otra vez.
Trisha le frunció el ceño. — No te entiendo.
Becca se aclaró la garganta. — ¿Puedo hablar con Trisha a solas,
Brawn?
— No. — él apretó su agarre sobre ella. — Dime por qué lloras por
tu difunto marido. ¿Todavía lo amas?
— ¡Dios no! — Becca inmediatamente se arrepintió de su arrebato.
Centro su mirada en Trisha.
— Sólo habla conmigo y trata de olvidar que él está aquí. Está
preocupado y necesita saber por qué estás tan molesta. — La voz de
Trisha se suavizó al mirar a Brawn. — Quédate en silencio y déjala hablar.
Becca respiro hondo. — La primera vez que vi Brawn pensé... —
Ella suspiro. — Pensé que él tenía los ojos más hermosos que jamás había visto. Es muy sexy y al instante me sentí atraída por él. Yo… —
De repente se echó a reír. — Deseaba poder ver su increíble cuerpo sin
ropa. Entonces me dijo por qué nunca tocaría a alguien como yo.
Brawn se tensó. — Becca…
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Trisha le lanzó una mirada. — Cállate. Ni una palabra. Déjala
hablar y no la interrumpas o márchate.
Él gruñó en voz baja, pero no dijo nada. Brawn se puso más cómodo en la cama y Becca se dio cuenta de que no pensaba irse.
— Sigue adelante. Habla conmigo, — la instó Trisha. — Quiero
escuchar esto. ¿Por qué nunca tocaría a alguien como tú?
— Él piensa que las humanas somos demasiado frágiles. No le gusta contenerse y dice que nuestros cuerpos no podrían soportar el
sexo duro que le gusta.
Trisha no parecía sorprendida. — Ellos podrían hacernos daño fácilmente. A veces utilizan sus dientes y son muy agresivos. Es un
temor válido, Becca. Hay un montón de hombres de las nuevas especies
que dicen que no tocaran a una hembra humana a causa de eso. Tienen miedo de... hacerles daño accidentalmente. Interiormente o
exteriormente. Algunos de ellos suelen luchar un poco con la mujer
antes del acto sexual. Si mi marido hiciera eso conmigo, me dañaría. — Trisha sonrió para suavizar sus palabras. — Pero Slade no me hace
daño. Puedo entender que tengas miedo a que Brawn te haga daño,
pero no te lo hará.
— No tengo miedo de eso. — Becca negó con la cabeza. — Es por Bradley. ¿No te das cuenta? No siempre podre darle a Brawn lo que
quiere. Él tiene que contenerse conmigo, siempre le preocupara
hacerme daño. Siempre tendrá que controlarse cuando sé que no quiere hacerlo. No podre darle lo que él necesita.
Brawn maldijo suavemente. — Becca, no pasa nada. Yo no necesito
eso. No quiero ser duro contigo. Me preocupa hacerte daño porque no quiero hacértelo.
— El punto es, — Becca continuó: — Que no soy lo que realmente
quieres. No te puedo dar lo que necesitas. No puedo enamorarme de ti cuando sé cómo terminara. — Becca volvió la cabeza para mirar a
Brawn a los ojos.
— Yo…
Becca lo interrumpió. — Entiendo porque nunca volviste a ponerte en contacto conmigo, Brawn. Tuviste sexo conmigo porque estábamos
atrapados y porque sólo nos teníamos el uno al otro para apoyarnos.
Fuiste honesto conmigo desde el principio. No tenemos nada en común, somos de dos mundos diferentes y estás aquí sólo por el bebé. Si no me
hubiera quedado embarazada nunca te habría visto de nuevo. No
comenzare una relación que está condenada al fracaso. Terminarías alejándote de mí y engañándome. Me romperías el corazón. Tienes que
irte. Por eso estoy llorando. Acabaras haciéndome daño y no podre
sobrevivir a eso otra vez.
Brawn le limpió las lágrimas con el pulgar. — Becca…
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— No, — resopló ella. — Ni siquiera lo niegues. No puedes. Nunca
me llamaste o viniste a verme. Durante seis semanas estuve esperando
tu llamada. Que me dijeras que lo que pasó entre nosotros significaba algo para ti. Ya tengo mi respuesta y nada de lo que digas o hagas me
convencerá de lo contrario. Estarías mintiendo si lo intentas. Ahora voy
a ir a comer algo. Tengo hambre. — Ella trató de apartarse de él. — No
me toques de nuevo, Brawn. Seremos amigos por el bien del bebé, pero nada más, me niego a dejar que me arranques el corazón. Ahora
muévete.
— No. Yo te quería. Me ordenaron que no me pusiera en contacto contigo. Me preocupabas y no podía dejar de pensar en ti.
— Que se vaya, — ordenó Trisha. — Tenemos que hablar, Brawn.
Tiene que calmarse un poco antes de que hables con ella. Confía en mí.
Brawn soltó a Becca. Era obvio por su expresión que no quería
hacerlo, pero lo hizo. Becca se bajo de la cama, envuelta en la toalla y
se dirigió a la cómoda para agarrar un camisón. Ella no miró hacia atrás mientras salía de la habitación. Entro en el otro dormitorio para
ponerse el camisón, dobló la toalla y fue a la sala de estar. Pidió su cena
a la cafetería y se sentó en el sofá. Trisha y Brawn permanecieron en el
dormitorio.
— ¿Cómo puedo hacer que deje de llorar? — le pregunto Brawn
frustrado. — Nunca quise hacerle daño. Quería verla pero todo el
mundo me aseguró que sería un error. Me ordenaron que no me pusiera en contacto con ella. Yo esperaba que se pusiera en contacto conmigo,
pero no lo hizo. ¿Cómo puedo solucionar esto?
Trisha le miró, se bajo de la cama y caminó. — Le heriste los sentimientos, Brawn. Cuando la conociste, estaba interesada en ti y tú
le dijiste que nunca querrías a una humana. Cuando los secuestraron y
tuvisteis sexo, le diste la esperanza de que habías cambiado de forma de pensar. Ella esta herida porque no la llamaste o fuiste a verla. Ella
siente algo por ti. Sé que te ordenaron que te mantuvieras alejado.
Becca piensa que no sientes nada por ella y que solo te importa el bebé.
— Siento cosas. — Él hizo una pausa. — Quería llamarla, quería estar con ella, pero no quería ser la causa de su dolor. Todo el mundo
me decía que iba a hacerle daño. Estaba pensando en sus sentimientos.
Pensé que al verme le recordaría todas las cosas horribles que había vivido cuando nos secuestraron. En aquella jaula, vi el horror y el miedo
en sus ojos. Pensé que ella podría revivirlo de nuevo si me veía. Espere
a que ella se pusiera en contacto conmigo. Mantuve la esperanza de que lo haría, pero nunca lo hizo. ¿Por qué no vino a mí si tenía
sentimientos? ¿Por qué? — Él dejó de pasear para mirar a Trisha. —
Estoy feliz por este bebé. Yo la entiendo. Ella es mía y eso es lo que quería. ¿Por qué ella no puede ver eso?
Trisha se mordió el labio. — No es una nueva especie, Brawn. En
nuestro mundo, los hombres suelen ir detrás de las mujeres.
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— Leí en los libros que a las mujeres modernas les gusta dar el
primer paso en las relaciones.
La médica sonrió. — Sí, bueno, pero la mayoría de las mujeres no quieren eso. Yo prefiero que el hombre sea el que da el primer paso.
Estoy acoplada con un hombre de las nuevas especies, ¿recuerdas?
Slade a veces es muy pesado, pero me encanta eso de él. A las mujeres
nos gusta que un hombre se arrodille a nuestros pies. Esperamos que nuestro hombre asalte el castillo.
— ¿Qué castillo?
Ella sonrió. — Es un dicho. Ella quería que fueras tras ella y que le dijeras que habías cambiado de opinión respecto al sexo con mujeres
humanas. — Ella se puso seria. — No lo hiciste y ahora cree que sólo la
deseas por el bebé. Lleva a tu hijo y siente quieres estar con ella por el bien del niño. Ninguna mujer quiere estar con un hombre que sólo la
quiere porque está embarazada.
Brawn frunció el ceño. — Becca me hizo cambiar de opinión acerca de las humanas y la quiero. El niño es una ventaja, pero seguiría
queriéndola aunque no estuviera embarazada.
— Tienes que hablar con ella, Brawn. Piensa que quieres acoplarte
con ella por el bebé. Piensa que nunca te satisfacerá sexualmente y que la engañaras con otras mujeres para cubrir esa necesidad. Tiene miedo
de que a causa de vuestras diferencias nunca puedas amarla y ser feliz
con ella. Su anterior marido no la amaba ni la hacía feliz. Y la hirió profundamente.
— No soy como él, — gruñó Brawn. — Nunca la odiare y nunca
buscare a otra mujer. Ella me complace.
— Su marido se casó con ella por las razones equivocadas, Brawn.
Tú estás tratando de reclamarla con las razones equivocadas. Ella no
debería ser tu compañera porque lleva a tu hijo. Debe ser tu compañera porque la amas y quieres pasar el resto de tu vida con ella. El bebé sólo
debe ser el resultado del amor.
— Voy a hablar con ella.
Trisha asintió. — Sigue hablando con ella y ten mucha paciencia. Y mantén tu temperamento bajo control.
— No tengo paciencia.
Trisha se levantó y agarró la bolsa del suelo. — Es un buen momento para aprender.
Brawn vio a Trisha salir del dormitorio y esperó hasta que la
escuchó cerrar la puerta de la habitación del hotel. Él respiró hondo varias veces y trató de poner sus pensamientos en orden antes de salir
hacia la sala de estar. Becca estaba sentada en el sofá. Sus miradas se
encontraron.
Laurann Dohner – Nuevas Especies 05 - Brawn
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Brawn caminó lentamente hacia el sofá, se puso de rodillas en el
suelo delante de ella y buscó sus ojos. Ella no estaba llorando, pero la
tristeza que encontró en su mirada casi le rompió el corazón.
— Entiendo por qué lloras, Becca.
— No me hiciste daño en la cama. No quiero que pienses que lo
hiciste. Siento haberte hablado sobre mi pasado, pero parece que no
entiendes el por qué no podemos estar juntos.
— Cuando te conocí, me sentí muy atraído por ti. — Esta
declaración la sorprendió y abrió mucho los ojos. — Cuando te
inclinaste para quitar las sábanas de mi cama y vi tu culo ¿Quieres saber lo que quería hacerte? — Él no esperó su respuesta. — Quería
ponerme de rodillas detrás de ti y tocarte, Becca. Quería olerte, probarte
y enterrar mi polla dentro de ti. Quería escucharte gemir y gritar mi nombre.
— Pero... soy humana.
— Nunca antes había deseado a una humana, pero a ti te deseaba, Becca. Me sorprendió y me enojo.
Se mordió el labio. — ¿Por qué?
— Nunca entendí por qué algunos de los míos se sentían atraídos
por mujeres humanas y las tomaban como compañeras. Yo sólo conocía a nuestras mujeres, Becca. ¿No te intimidó un poco el sentirte atraída
por mí?
— Me sorprendió un poco, pero eres muy guapo. No me importaba que fueras diferente.
— Viste por ti misma lo que sufrí en el pasado. Mercile nos
mantenía encerrados y nos obligaban a someternos a las pruebas. Nos torturaban y a veces, mataban a los nuestros. Te obligaron a tocarme
para conseguir esas muestras de semen. Me sentía culpable porque
disfrutaba cuando me tocabas. Creí que mi mente se había vuelto tan retorcida como la de mis captores. Pensé que estarías mejor sin mí,
Becca. Te eché de menos y quería que regresaras a mi vida. Pero tenía
miedo de que me odiaras por todo lo que habías soportado.
Becca le miró a los ojos y vio su sinceridad. — Yo nunca podría odiarte por lo que nos pasó. Tú me ayudaste a seguir adelante. — Ella
bajó la mirada hacia su vientre redondeado antes de reunirse de nuevo
con su mirada. — Me consolaste. Me tocaste y después te arrepentiste.
— Me encantaba tocarte. Por eso me sentía culpable. Eres tan
suave y tan hermosa, Becca. Te deseaba hasta el punto de sentirme
contento por estar encerrado dentro de una jaula contigo. Estaba casi agradecido porque podía tocarte. Nunca pensé que estar con una
hembra humana se sentiría tan bien, Becca. Siento haberte dicho que
eras débil. Para mí no lo eres, eres hermosa. Me gusta tu tacto, tu olor y sentir tu cuerpo alrededor del mío. Eres perfecta para mí. ¿Lo
Laurann Dohner – Nuevas Especies 05 - Brawn
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entiendes? El recuerdo de la mirada en tus ojos, el sabor de tu boca y la
sensación de estar en tu interior me ha vuelto loco cada día desde que
nos pusieron en libertad.
— Eso no es cierto. Me habrías llamado si hubieras querido volver
a verme. No lo hiciste.
— Me ordenaron no hacerlo y tenía miedo de hacerte daño. Creí
que vendrías a mí si querías verme. Pienso como una nueva especie porque soy una. Nuestras mujeres son muy contundentes, agresivas y
nos dicen lo que quieren. Cometí un error. Debería haber ido a por ti.
Ella se quedó sin habla, quería creerle y finalmente encontró su voz. — Si no fuera por este bebé nunca nos hubiéramos visto otra vez.
Habrías seguido con tu vida y te habrías olvidado de mí. Un bebé no es
una razón para iniciar una relación, Brawn. No quiero que estés conmigo porque estoy embarazada.
— Me alegré cuando me enteré de lo del niño. — Él respiró hondo y
se tranquilizó. — Eso me hace un idiota, ¿no es así? Me alegro de que mi semilla esté dentro de ti. Cuando me dijeron que te habían dado
medicamentos para impedir el embarazo, quise rugir de rabia porque
quería mi semilla dentro de ti. — entrecerró los ojos e inhalo. — Soy un
hijo de puta y un gilipollas, pero maldita sea, Becca nunca te odiare o me sentiré atrapado contigo porque tengas a nuestro bebé. Tú eres la
que deberías sentirte atrapada porque no te dejare ir. Puede que te
horrorice tener a mi bebé, pero yo estoy muy contento por eso. Trisha dice que tengo que tener paciencia, pero lo que necesito es que te des
cuenta de que eres mi compañera y que me perteneces. Tienes que
dejar de luchar contra ello, porque me estoy volviendo loco.
— Yo no te haré feliz.
Él le gruñó a ella. — ¿Por qué piensas eso?
— Siempre te hago enojar. Siempre me estás gruñendo y mostrando los dientes. En segundo lugar, en el dormitorio, mientras
estábamos teniendo relaciones sexuales, tuviste que contenerte y es
obvio que no querías hacerlo. Admítelo, Brawn. ¿No te gustaría el no
tener que tener cuidado? ¿No te sentirías mejor si hubieras hecho todas las cosas que pensaste que me harían daño?
Sus ojos se encontraron con los de ella. — Tú no eras virgen. Has
estado con otro hombre, Becca. Estuviste casada. Tu esposo te tocó. ¿Sentías con él lo mismo que sientes cuando yo te toco?
— No. — Ella sacudió la cabeza, sus ojos se encontraron con los
suyos. — No hay comparación. Es completamente diferente.
Él asintió con la cabeza. — Entonces deberías entender que lo que
siento contigo no tiene comparación con lo que experimente antes. Es
mejor contigo. Más fuerte. Nunca he sentido lo que siento contigo, Becca. Me llenas por dentro y estás muy equivocada si piensas que no
me satisfaces sexualmente. Nunca antes me he sentido tan complacido.
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— Él tomó su rostro, su mirada sosteniendo la de ella. — Me haces
rugir, hermosa. Nunca lo hice con otra mujer, sólo contigo. Todo lo que
tengo que hacer es controlarme un poco para no hacerte daño, pero en realidad haces que me sienta mucho mejor al final cuando suelto el
control y me corro dentro de ti.
— Quiero creerte.
— No te miento. Cuando nos sacaron de la jaula quería golpear a Trey por abrazarte. No me gusta que otro hombre te toque. Quería
cogerte, sacarte de allí y llevarte a mi casa Quería protegerte y cuidarte.
Pero sabía que no podía hacerlo. No te gustan los hombres mandones. Te escuche decírselo a Trey en tu cocina. Soy dominante, Becca.
De repente se echó a reír. — ¿En serio? ¡Estoy sorprendida!
Él sonrió. — Sarcasmo. Ya sé lo que es.
Sonó el timbre y Brawn se levanto. — Voy a por tu comida.
Abrió la puerta y era Breeze con el carrito. Ella lo miró con una
expresión sombría. — Brawn. Estoy de guardia en la cocina. Aquí está la comida.
Becca quería retroceder. Esta era la mujer que había tenido una
cita con Brawn. Él agarró el carro y lo metió en la habitación. La mujer
miró a Becca desde la puerta, respiró hondo, entró en la habitación y cerró la puerta detrás de ella. Brawn giró y un amenazador gruñido
salió de entre sus labios. La mujer apoyo la espalda contra la puerta y
sus ojos volaron hacia Becca.
— Quería hablar contigo. ¿Podrías por favor decirle a Brawn que
me permita hablar antes de que me arranque la garganta por
atreverme a hablar contigo? Es importante.
Brawn dio un paso amenazador hacia la mujer, pero Becca
reaccionó. — Brawn ¡Detente!
Se quedó inmóvil y giró la cabeza para mirar furiosamente a Becca. — Le dije que no viniera aquí y que nunca tratara de hablar contigo. Te
enojaste conmigo por su culpa. Yo era inocente, pero pensaste que
había planeado tener sexo con ella. No era verdad.
Becca observo a Breeze. — Hola, Breeze. ¿Qué me quieres decir?
Breeze parecía confundida. — ¿Te acuerdas de mi nombre?
— Ese día entero se quedó grabado en mi mente.
— No sabía que estabas embarazada de Brawn o habría sabido que ya no teníamos una cita. Me arrepiento de lo que dije. Tiger te estaba
tocando y ningún hombre permitiría que otro toque a su compañera, así
que confundí a Tiger con el padre de tu bebé. Brawn no ha tenido sexo conmigo o con cualquier otra mujer desde que regreso. Quería decirte
esto.
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El alivio se extendió por Becca. Brawn había cancelado su cita con
ella y Breeze no tenía ninguna razón para mentir. Ella estaba dispuesta
a confiar en la palabra de la otra mujer.
— Gracias por decirme esto. Te lo agradezco. En serio.
Breeze asintió. — ¿Te explicó como son las relaciones entre
nuestros hombres y las mujeres?
— Algo de eso.
Breeze miró con cautela a Brawn y se acerco un poco más a Becca.
— ¿Puedo hablar contigo mientras comes? Te prometo que no te
molestare o diré cosas hirientes. Creo que te sentirás mucho mejor y más feliz.
Becca titubeó pero asintió. — ¿Quieres sentarte?
Brawn gruñó. — No creo que esto sea una buena idea. No quiero que llores de nuevo. Estábamos riéndonos cuando ella llegó.
— Tengo amigas humanas, — dijo Breeze. — Sé que le hice daño al
hablar de nuestra cita. Haré que se sienta mejor, te lo juro, Brawn. Me gustaría ser su amiga.
Él frunció el ceño.
— Toma asiento, — la instó suavemente Becca.
Brawn no parecía feliz, pero le llevo a Becca la comida y un gran vaso de leche. Él los colocó frente a ella. Se volvió hacia el carro y
agarró a continuación los cubiertos. Los puso al lado de los platos.
— Come, por favor. — Se sentó a su lado.
Breeze se sentó en una silla. — Las mujeres de las nuevas especies
no quieren el mismo tipo de relación que una mujer humana, — explicó
Breeze. — ¿Sabes algo sobre nuestras vidas en esas celdas, antes de que nos liberaran?
— Un poco. — Becca empezó a cortar la carne.
— Nos obligaron a tener sexo muy a menudo con nuestros machos. Durante toda nuestra vida nos han dicho qué hacer y con quién
hacerlo. Cuando nos liberaron nos resistimos a recibir órdenes. No
queremos que un hombre nos diga qué hacer. Los varones son muy
dominantes, siempre te dan órdenes y por esta razón, sólo tenemos sexo temporal con ellos. Nunca pasamos mucho tiempo con el mismo
hombre. No queremos que piensen que queremos algo más que sexo
con ellos. ¿Me estoy explicando esto bien?
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CCaappííttuulloo VVeeiinnttee Justice North, líder de la ONE, observaba a Tim Oberto desde el
otro lado de su escritorio. Tim lo miraba con una expresión de preocupación en su rostro. Justice sentía pavor por tener que darle a
Tim la noticia, no sabía cómo iba a reaccionar el hombre. Jessie, su
compañera, entró en la oficina. Justice le frunció el ceño ya que no se lo esperaba. Jessie miró a su compañero, se encogió de hombros y le hizo
un guiño.
— Él es mi antiguo jefe. Lo conozco mejor que tu y creo que debería ser yo la que hable con él.
Justice dudó. Una parte de él se sentía aliviado, pero a la otra
parte le preocupa que el macho perdiera los estribos. Vio la seguridad en la mirada de su compañera y asintió con la cabeza, le dio su
consentimiento. De ninguna manera iba a decirle que no. Ella podría
acusarle de no confiar en ella. Y él lo hacía, con su propia vida.
Jessie se lamió los labios y él bajó la mirada hasta su boca. Ella le
prometió en silencio que le mostraría su agradecimiento después.
Justice se relajo en su silla. Su compañera podía manejar al líder del
equipo y la difícil situación. Su compañera era feroz.
— Hola, Tim. ¿Cómo estás? — Jessie se sentó en el borde de la
mesa.
— Jessie. — Tim sonrió y se relajó su cuerpo. — ¿Qué estás haciendo aquí? Quiero decir, sé que se estás trabajando para la
Organización Nacional de las Especies y con Justice, pero ¿por qué
estás en esta reunión?
— Quería estar aquí. Justice y yo nos casamos.
Tim se quedó sin aliento. Su mirada se movió entre ellos, pero al
final sonrió. — Bueno, que me aspen. Felicitaciones.
Jessie sonrió. — Gracias. — Ella miró a su compañero. — Nunca
he sido más feliz.
Justice se rió entre dientes. — Yo tampoco. Jessie completa mi
vida. Cuando la reclame en el bar, fue para siempre, Tim. Teníamos que casarnos. Yo respeto tus tradiciones humanas.
— Eso está muy bien. — Asintió Tim. — Estoy feliz por los dos. ¿Es
por esto que me llamaste Justice? Me dijiste que tenía algo que ver con un una humana y un macho de la nueva especie. ¿Necesitas más
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seguridad? Estoy seguro de que cuando la prensa se entere se formara
un gran alboroto sobre ello y se atrincheraran en las puertas un
montón de periodistas y manifestantes. Nosotros nos encargaremos.
— No. No se trata de eso. Hemos logrado mantener a raya este
secreto. Esto es esta relacionado contigo.
Tim frunció el ceño. — ¿Conmigo?
Justice asintió. Jessie de repente se levantó y se sentó en la silla de al lado de su antiguo jefe. Ella miró a su marido antes de enfocarse en
Tim.
— Necesito que mantengas la calma y seas profesional. Necesito que me escuches antes de decir nada. ¿Puedes hacer eso por mí, Tim?
Él parecía confundido. — Está bien.
Jessie respiró hondo. — Esto trata sobre el secuestro por los empleados de Industrias Mercile de Rebecca y Brawn.
La ira tensó al instante sus facciones. — ¿Mi chica vuelve a estar
en peligro?
— Tienes que mantener la calma, ¿de acuerdo? — Jessie lo miró.
— Te necesito en modo profesional. Deja a un lado tus sentimientos
hasta que termine de explicártelo. Se trata de Rebecca, pero ella está
muy bien, feliz y segura. No está en peligro. ¿Puedes por favor mantener la calma y escucharme?
Tim no parecía estar muy de acuerdo pero asintió.
— Rebecca no te dijo todo lo que pasó porque tenía miedo de que te volvieras loco.
Tim de repente se agarró a su silla. — Maldita sea, Jessie. La
violaron, ¿no es cierto? Ella me mintió y por eso se marchó a Europa. ¡Lo sabía! Incluso creo que sé quién lo hizo. Vi la marca de una
mordedura en él. Ese bastardo violó a mi bebé, ¿verdad?
— No la violó " Jessie le aseguró. — Cálmate y déjame terminar.
Apretó los dientes y asintió con la cabeza.
— La médica a cargo del laboratorio vendía las muestras de semen
de las nuevas especies. Se te prohibió conocer los detalles porque
teníamos miedo de que te imaginaras lo peor. Vendían las muestras a una persona o empresa que aún estamos rastreando. Tenían a tres
machos caninos, pero necesitaban a un felino y tenían planificado
secuestrar a un primate. Su contacto en Europa quería comprar las tres mezclas de ADN. Primate, canino y felino. Supongo que querían vender
a los bebés de las nuevas especies en el mercado negro. Ellos quieren
fecundar a una mujer humana con el esperma de las especies.
— La metieron con esos hombres, ¿no? — Los ojos de Tim se
llenaron de lágrimas. — ¿la obligaron a estar con todos?
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Jessie negó con la cabeza. — Solo querían las muestras de Brawn
porque no tenían que, um... — Miró a su compañero en busca de
ayuda.
— Ellos obtenían esas muestras mediante una maquina sexual. —
Justice suspiró. — Le pidieron a Becca que las obtuviera directamente
de Brawn porque creían que era su novia, por lo tanto, podría excitarlo
sin tener que drogarle. Ella obtuvo esas muestras masturbándole.
— ¡Hijo de puta! — Tim se levantó de su silla. — Sospechaba que
por eso le mordió. Ella quería hablar con ese hijo de puta, pero me
aseguré de que no pudiera hacerlo. Yo los mantuve separados.
Jessie resoplo. — Siéntate. — Ella le frunció el ceño. — ¿Cómo los
mantuviese separados? ¿De qué estás hablando?
Tim se sentó, pero estaba pálido y furioso. — Ella quería hablar con él y me dijeron que él quería hablar con ella. No me importa lo que
quería decirle. El daño a mi bebé y no iba a permitir que lo hiciera otra
vez. Le pedí a nuestro terapeuta que dijera que estaba demasiado traumatizada. — Él miró a Justice. — Sabía que mantendrías a ese hijo
de puta lejos de mi chica si el terapeuta te lo sugería y le dije a mi hija
que él no quería hablar con ella. Que no quería acercarse a ella. Por eso
se fue. Para evitar el dolor de los recuerdos. Sabía que estaba mintiéndome y que él estuvo involucrado.
— ¿Qué otra opción tendría para mentirte, Tim? No es tan malo
como te lo estás imaginando. Sólo escucha. He hablado con Rebecca y a ella no le disgusto tener que tocar a Brawn. Las circunstancias eran
horribles, estoy de acuerdo, pero a tu hija le gustaba Brawn. — Jessie
cogió aire.
— Compartieron la misma jaula, Tim. — Ella se inclinó para
mirarle a los ojos. — Se consolaron el uno al otro. ¿Me estás siguiendo?
Ambos comenzaron a tener sentimientos muy profundos.
Tim la miró enojado. — ¿Me estás diciendo que obligo a mi hija,
pero que se aseguró de que ella lo disfrutara? Ella le mordió y tenía
arañazos. Él le hizo daño.
Justice gruñó, su propio temperamento estalló. — Jessie dice que se enamoraron. Nunca obligó a tu hija a tocarle, Brawn le dijo que no y
que estaba dispuesto a someterse a las drogas y a las máquinas. Ella se
negó a permitirlo.
Jessie suspiró. — No le hizo daño, Tim. Se enamoraron el uno al
otro, pero ella tenía miedo de que lo mataras si te enterabas de lo que
había sucedido entre ellos. Ella pensó que dejarías tu trabajo con la ONE. Brawn creía que si ella le veía solo le causaría más dolor. No
puedo creer que hayas sobornado al terapeuta para que mienta sobre
eso. — Ella le frunció el ceño. — Hablaremos de eso más tarde, pero te aseguro que contrataremos a uno nuevo que no se deje intimidar.
Brawn quería protegerla y ella de él. Ellos se aman. Interpretaste
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erróneamente el mordisco de amor y los arañazos. Ella podría
habérselos hecho durante el sexo. No le hizo daño.
Tim se sentó allí durante un minuto. — ¿Por eso se fue a Europa? — Él miró a Jessie sombríamente. — ¿Se enamoró de este tipo y está
demasiado asustada para decírmelo porque cree que voy a matarlo?
— Ella no está en Europa. Ella te mintió acerca de eso también, —
Jessie suspiró. — Está en la Reserva.
Tim le miro en shock. — ¿Por qué?
— Está embarazada. Ella y Brawn van a tener un bebé. — Jessie
no aparto la mirada de Tim. — Nadie sabe que una mujer humana y una nueva especie puede concebir un bebé juntos, así que no puedes
decirle a nadie que vas a ser abuelo. Pondrías a Rebecca y a su bebé en
peligro. La gente que odia a las nuevas especies enloquecería si lo supieran. Secuestrarían a más mujeres para intentar capturar a
nuestros hombres, Tim. ¿Lo entiendes? Vas a ser abuelo y queríamos
que lo supieras. Rebecca y Brawn están enamorados y viven juntos.
Tim estaba sorprendido. — Podía habérmelo dicho.
— Tenía miedo, pensaba que tratarías de matar a Brawn y ella
estaba protegiéndolo de ti, Tim. Ella le ama y tú le prohibiste tener algo
con él. He trabajado para ti y tú siempre me trataste como a tu hija. Puedes ser un idiota a veces y muy cabezota.
Justice habló en voz baja. — Ella tenía miedo de que nos odiaras a
todos y no quería que eso pasara.
La expresión de Tim reflejaba muchas emociones pero finalmente
se quedó mirando a Jessie. — Estás casada con uno de ellos. ¿Te trata
bien?
Jessie sonrió. — Justice haría cualquier cosa por mí, Tim. Lo que
sea. Él es demasiado protector. No son como los chicos normales.
Nunca abandonara a tu hija o la engañara. Moriría por hacerla feliz, si es lo que ella necesita. Hay otras dos parejas mixtas y ellas están
embarazadas. Los hombres nunca se apartan de sus mujeres. Ellos las
miman en todo momento. Hace poco nació el primer niño mixto. Él
padre ama profundamente a su compañera y a su bebé. Ellos nunca tuvieron nada propio, nunca se les permitió amar y ahora que pueden,
son increíbles, Tim. Honestamente puedo decirte que si tuviera una hija
esperaría que se enamorara de uno de ellos. Dormiría mejor por las noches porque sabría que ella sería feliz. Para Brawn, Rebecca es su
mundo y cuando el niño nazca, será una parte de ese mundo. Ellos dos
son todo para él.
— Quiero ver a mi hija y a Brawn.
Jessie lo estudió. — ¿Estás enojado con Brawn? ¿Trataras de
hacerle daño, Tim? Rebecca te odiaría si lo hicieras. Ella quiere ser su compañera, eso es más que el matrimonio para las nuevas especies. Es
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una promesa de estar juntos hasta que uno de ellos muere. Es más
profundo que nuestros matrimonios.
— Yo sólo quiero verlos, — dijo Tim en voz baja. — Quiero asegurarme de que está feliz y que él realmente se preocupa por ella.
Justice agarro su teléfono. — Tendré que preparar el helicóptero
para llevarnos a la Reserva. Iremos a verlos juntos.
— Tengo una petición para cuando lleguemos allí, — exigió Tim. Echó un vistazo a Justice. — Mi hija estuvo casada con un pedazo de
mierda. Nunca consiguió engañarme. Tengo una idea y me gustaría tu
permiso para llevarla a cabo.
Justice dudó. — ¿Qué quieres?
******
Becca estaba nerviosa. — ¿Y si trata de matarte?
Brawn se rió entre dientes. — Estoy seguro de que Justice le quitó
las armas y él no puede ganarme físicamente.
— No le hagas daño. Él es mi papá.
— No lo haría. — Sus ojos azules brillaron divertidos. — Estará
bien, Becca. Él verá que somos felices y sentirá menos preocupación.
— Espero que tengas razón.
Brawn se movió, envolvió su brazo alrededor de ella y le ahueco la
cara con la otra mano. — Él verá que te quiero mucho, hermosa.
También vera lo mucho que queremos a este bebé. — Aparto la mano en su cara y le frotó el estómago redondeado. — Él amara a nuestro hijo
cuando nazca.
Becca asintió. — Te amo demasiado y estoy segura de que tienes razón. Estoy preocupada. Sé que mi papá es un fanático del control y
demasiado sobreprotector. Él es muy testarudo y me da miedo que no
cambie de opinión.
— Estoy seguro que él será feliz cuando vea que nos amamos.
Ella sonrió con valentía. — Haces que parezca tan fácil. Me siento
un poco mejor.
— Todo saldrá bien. ¿Tienes sed?
Ella negó con la cabeza, sonriendo. — Estoy bien. Te preocupas
demasiado por mí.
Él sonrió. — Nunca será demasiado. Dame un beso.
Becca se puso de puntillas y le echó los brazos alrededor de su
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cuello. Brawn ronroneó contra su boca y la apretó contra él. Sus
manos le agarraron el culo, lo masajeo y ella se rió. Becca rompió el
beso y apoyo los talones de los pies en el suelo.
— Estamos en público. Mi padre podría aparecer en cualquier
momento. Mantén las manos lejos de mi culo, Brawn.
— Me encanta tu culo. — Sus ojos brillaron con diversión.
— Sí, lo sé, pero lo tocaras más tarde. Tengo hambre.
Brawn la llevo hasta una de las sillas, en la cafetería del hotel. —
Siéntate. ¿Qué te apetece comer?
— No lo sé.
— Siéntate. Enseguida vuelvo.
Becca vio a Brawn ir hacia el buffet. Él la miraba mientras llenaba
un plato. Le encantaba mirarla, mientras dormía, en la ducha e incluso mientras hacían el amor. Ella sonrió. Sobre todo cuando hacemos el
amor. Brawn regresó junto a ella unos minutos más tarde y dejo el
plato en la mesa.
— Eso es un montón de comida. No puedo comer mucho, Brawn.
Brawn agarro el tenedor, pincho un trozo de carne y se lo acerco a
la boca. — Traje un poco de todo lo que tenían. Puedes probarlo todo y
decidir que te gusta más.
Becca abrió la boca y Brawn le dio de comer. Mastico y le sonrió.
Brawn le dio el vaso de leche, ella le dio un sorbo y él continuo dándole
de comer.
— Sabes que puedo hacerlo yo misma, ¿verdad?
— Lo sé. Me gusta alimentarte, hermosa.
— No me gusta comer yo sola. — Ella miró el plato y cogió un pastel de cangrejo. — Abre.
Él abrió la boca. Cuando Becca se lo acerco a los labios Brawn
abrió la boca y la cerro sobre sus dedos. Le chupó los dedos antes de tragarse el cangrejo.
— Ummm. Deliciosos.
******
Tim se echó hacia atrás en la silla. — He visto suficiente. — Él miró
a Justice y a Jessie. — Ella es feliz. Brawn es muy bueno con ella y
puedo ver lo mucho que la ama.
Justice asintió. — Ellos no saben que puse esas audio-cámaras.
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— Gracias por permitirme verlos y escucharlos. Quería verlos
juntos sin que supieran que alguien estaba viéndoles. Las personas
suelen fingir cuando saben que son observadas.
Justice asintió. — Entiendo. Por eso estuve de acuerdo en dejar
que lo hicieras.
Jessie de repente se echó a reír. — Tenemos que ir allí o podrían
irse. Rebecca acaba de meterle el dedo hasta la garganta y él se lo está lamiendo.
Justice se puso de pie. — Vamos.
Tim frunció el ceño.
Jessie le guiñó un ojo. — Son como los recién casados. No
deberíamos dejarlos solos demasiado tiempo o esto acabara siendo
demasiado vergonzoso para todos nosotros. Esa cafetería está vacía y ellos lo saben.
Tim de repente se echó a reír. — Vamos. Me gasté una fortuna en
el servicio de habitaciones cuando me casé con su madre. Estuvimos durante tres semanas encerrados en nuestro cuarto y nunca le permití
vestirse.
******
Becca escucho pasos y se volvió. Su padre entró en la cafetería con
Justice y Jessie. Brawn se puso delante de ella y se tenso
protectoramente. Becca se levantó y se puso junto a su compañero.
— Señor. Oberto, — dijo Brawn. — Es bueno verte de nuevo.
Tim se detuvo a medio metro de Brawn con expresión sombría. — Se me informó de todo.
Brawn se tensó. — Lo sé.
— Papá... — Becca trató de llamar su atención.
Tim no le hizo caso y mantuvo la mirada fija en su compañero. —
No me gustaste desde el momento en que te conocí y te diré por qué. Le
echaste un vistazo a mi hija, ella te echó un vistazo a ti y vi la chispa de
la atracción entre los dos. Me preocupaba que lastimaras a mi bebé .Ella es todo lo que tengo.
Brawn asintió. — Entiendo.
— También sé lo duros que sois todos, las nuevas especies sois muy protectores de vuestra gente y estáis fuertemente unidos. Me
preocupaba perder a mi bebé y que ella se sintiera como una extraña
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entre tu gente.
— Ella es una de nosotros. — El tono de voz de Brawn se hizo más
profundo. — Ella no es una extraña. Ella es parte de nuestra familia ahora. Nunca más estará sola. Y tu tampoco, señor Oberto. Tu nieto
está a punto de nacer y las nuevas especies también son tu familia.
Los ojos de Tim se aguaron de repente. — Sé que no voy a perder a
mi bebé. Y puedes llamarme papá o Tim. Es tu elección. Sólo quiero pedirte una cosa.
Brawn lo estudió. — ¿Qué?
— Quiero que te cases con ella legalmente. Estoy pasado de moda y me gustaría que lo hiciera antes de que nazca el bebé.
Brawn se relajo. — Ya hemos recibido la licencia.
Becca miró a Brawn. — ¿La tenemos?
Se volvió hacia ella, sonriendo. — Dijiste que estabas de acuerdo
en ser mi compañera. ¿Por qué no casarnos según tus leyes? Quiero
unirnos en matrimonio y ser tu compañero, Becca. Lo quiero todo contigo.
Becca se apoyó en su costado. — Si. — Ella miró a su padre. —
¿Cómo estás papá?
Echó un vistazo a su cara antes de estudiar su vientre. — Estoy bien bebé. Voy a ser abuelo.
— Sí. ¿Te gustaría sentirle dar una patada? Él se mueve mucho
después de comer.
Conmocionado, Tim la miró boquiabierto a ella. — ¿Puedes sentir
ya al bebé?
Jessie se acercó. — Los bebés de las nuevas especies se desarrollan más rápido, Tim. Becca lo tendrá a las veinte semanas. En
la mitad de tiempo de un embarazo normal.
Becca sonrió. — Bastante bien, ¿eh?
Tim miró a su hija. — Tu madre odió estar embarazada durante
nueve meses. — El de pronto sonrió. — Eso está muy bien. Me
encantaría sentir las patadas del bebé. ¿Has elegido un nombre para él?
Becca se acercó para que su padre pudiera poner sus manos sobre su estómago. Agarro sus manos y las mantuvo sobre su vientre hasta
que el bebé se movió. Tim se echó a reír, con una expresión de pura
alegría en su rostro.
— Estamos pensando en llamarle Jaula, — se rió Becca.
Brawn gruñó. — No.
Becca se rió más fuerte. — Te estoy tomando el pelo. Relájate, Brawn.
Laurann Dohner – Nuevas Especies 05 - Brawn
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Tim le frunció el ceño. — ¿Qué me estoy perdiendo?
Jessie se rió. — Le pusieron al otro bebé de las nuevas especies el
nombre del lugar donde fue concebido. Su nombre es Forest. Tu hija le toma el pelo a Brawn diciéndole que le pondrá el nombre de Jaula
porque allí fue concebido.
Becca se rió. — ¿Entiendes?
Tim no se rió mientras miraba a Brawn. — Ella siempre ha sido una listilla.
Brawn asintió. — ¿Tienes algún consejo para mí?
Tim asintió. — Cuando no esté embarazada, ponla sobre tus rodillas y dale unos azotes en el trasero.
— ¡Papá!
Brawn se rió. — ¿En serio? ¿Eso funciona?
— A veces. —Le guiñó Tim.
— Ni siquiera pienses en ello, Brawn. — Becca le frunció el ceño a
él.
— Nunca te golpearía, Becca. Lo sabes.
Ella se abrazó a su cintura. — Lo sé.
— Pero me da otras ideas. — Brawn de repente se echó a reír. —
Dices que no puedes pensar cuando te beso. Cuando te hagas la listilla te daré un beso.
Becca sonrió. — Eso está mejor.
Tim se echó a reír. — Se supone que tienes que castigarla, Brawn, no recompensarla.
Brawn se rió entre dientes. — Sólo le daré un beso.
— Brawn… — Becca le sonrió.
Tim se echó a reír. — Eso podría funcionar.
Brawn asintió.
Becca miró a los dos. — Estoy tan contenta de que ambos se lleven bien, aunque ahora que lo pienso me gustabas más cuando dabas
miedo.
Brawn envolvió sus brazos alrededor de Becca y la beso. Becca se
olvidó de lo que estaba diciendo o pensando y envolvió los brazos alrededor de su cuello. Él rompió el beso y le sonrió.
— ¿Qué era lo que estabas diciendo, preciosa?
Ella se echó a reír. — Te amo.
— Te amo demasiado.
— Estoy impresionado. — Se rió Tim. — Esta es la primera vez que
Laurann Dohner – Nuevas Especies 05 - Brawn
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he visto a alguien manejar tan bien a mi hija.
Becca sonrió a su padre. — No tienes ni idea de lo bien que me
puede manejar.
Tim se echó a reír. — Creo que mejor me voy a almorzar. — Él miró
a Justice y a Jessie. — ¿Te quedas a comer? Todavía tenemos que
discutir sobre eso de formar un equipo con tus hombres y los míos. Me
preocupa no saber que hombres piensas elegir.
— Sí, me quedare y discutiremos tus preocupaciones. Ellos son
hombres buenos y son perfectos para trabajar con tus hombres. —
Justice sonrió y agarro la mano de Jessie.
— ¿Trabajo? —Becca hizo una mueca a Brawn y bajó la voz. —
Genial. Esta comida será muy aburrida.
Brawn levanto a su compañera en brazos y le guiñó un ojo mientras la sacaba de la habitación.
FFiinn
Agradecimiento: atrapadaenladistancia.blogspot.com