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    Paul Lazarsfeld Bemald Berelson Hazle GaudetEl pueblo elige

    Publicado en LAZARSFELD, Paul F. BERELSON, Bernard GAUDET, Hazle. El pueblo elige.

    Estudio del proceso de formacin del voto durante una campaa presidencial, Ediciones 3, Buenos

    Aires, 1962

    Pefacio a la segunda edicin

    Durante la ltima guerra, los especialistas en ciencias sociales tuvieron una oportunidad sin pre-

    cedentes de aportar sus experiencias y conocimientos. El ejrcito solicit la colaboracin de socilogos

    para estudiar la moral de los soldados, con el fin de poder modificar las situaciones y actitudes que li-

    mitaban la efectividad de sus operaciones. Psiclogos sociales fueron requeridos para examinar la pro-

    paganda difundido entre la poblacin estadounidense, a fin de que la emanada desde las propias agen-

    cias gubemamentales pudiese ser fomentada, a la vez que contrarrestado la propalada por el enemigo.

    Los antroplogos proporcionaron su conocimiento de las diversos culturas para aconsejar a los gobe-

    madores militares acerca de la conducto que deban seguir para evitar, o reducir a un mnimo, los roza-

    mientos en el trato con los japoneses, los coreanos o los nativos de las islas Solomn. Los economistas,

    por su parte, estudiaron constantemente las tendencias de la produccin y de los precios a fin de deter-

    minar la poltica impositivo y el control de precios que exigan las condiciones imperantes.

    El buen resultado que tuvieron estas investigaciones y los recomendaciones de ellas derivadas,

    han servido para acrecentar el prestigio de las ciencias sociales. La administracin estatal, la industria y

    los grupos laborales se inclinan cada vez ms a solicitar el asesoramiento de los especialistas en cien-

    cias sociales. El curso de los acontecimientos de la posguerra ha dado an mayor impulso a esta ten-

    dencia. La aparicin de la bomba atmica nos ha hecho conscientes de que los descubrimientos de la

    fsica han sobrepasado nuestra capacidad de integrarlos al sistema social que nos rige. Ante la probabi-

    lidad de una tercera guerra mundial, que contrara el deseo universal de paz, muchos se preguntan hasta

    qu punto los individuos que componen una sociedad pueden controlar los hechos sociales. En los

    asuntos nacionales, nos encontramos frente a problemas cuya solucin parece exigir una accin colecti-

    vo antes que el libre juego de fuerzas en competencia. Problemas como los de la vivienda y las relacio-

    nes laborales son dos de los ejemplos ms notables. Actualmente se acepta de modo general que las

    ciencia! sociales pueden y deben realizar su aporte.

    Las esperanzas que se han cifrado en las ciencias sociales han aumentado la responsabilidad de

    los especialistas en estas disciplinas. Para que su labor proporcione conocimientos tiles y de aplicacin

    prctica, deben concentrar su atencin en campos de estudio de importancia capital y, al mismo tiempo,

    emplear tcnicas que conduzcan a los hechos empricos. Estas exigencias llevan implcita la necesidad

    de tomar en consideracin tres problemas generales de la investigacin. El primero concierne a la rela-

    cin entre los hechos y las teoras. La apropiado integracin de los conocimientos empricos con las

    formulaciones tericas constituye un requisito bsico para la existencia y desarrollo de toda ciencia.Resulta imposible hacer uso de una masa de hechos inconexos; pero, a la inversa, ninguna accin social

    puede fundarse en especulaciones abstractos acerca de la "naturaleza" de la sociedad, si tales teoras no

    se comprueban sistemticamente en situaciones concretas.

    Del mismo modo que la investigacin emprica y la teora social deben formar un todo armonio-

    so, tambin es menester establecer interrelaciones entre los hallazgos de distintas investigaciones exis-

    tentes.

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    Hasta hace poco, las ciencias sociales mostraban una desgraciada tendencia a realizar estudios y

    experimentos aislados sin que existiera la preocupacin de coordinar y profundizar las investigaciones.

    Hubo postulantes al doctorado que se enorgullecan de no repetir un estudio "que ya otros haban he-

    cho". En realidad, debera primar la tendencia opuesta. Es necesario verificar los resultados una y otra

    vez, tanto en condiciones idnticas como en situaciones dismiles. La complejidad de la vida social

    exige que un mismo problema sea estudiado muchos veces antes de que los uniformidades fundamenta-

    les puedan ser diferenciados de los acontecimientos sociales transitorios.En tercer lugar, los tipos de problemas que se sometern a estudio requieren un cuidadoso dise-

    o. En las primeras etapas de desarrollo de la sociologa, se idearon grandiosos planes destinados a al-

    canzar la comprensin de toda la historia de la humanidad. An ci principios de este siglo, cuando los

    socilogos ya se mostraban ms modestos, persista la creencia en la posibilidad de descubrir de modo

    rpido y fcil las causas de la guerra y los mtodos para prevenir el delito. Los estudios tendientes a

    solucionar tan vastos y complejos problemas chocaron pronto con una corriente de oposicin. Se afirm

    entonces que no deban investigarse las causas y los cambios; los fenmenos sociales slo habran de

    describirse. Esta posicin condujo a una predileccin por los estudios estticos, del tipo de los censos,

    que slo servan para "reconocer" el campo sin proporcionar conocimientos de aplicacin prctica en la

    vida social.

    La solucin de este conflicto parece residir en un compromiso, quiz slo temporario. Las mejo-res perspectivas puede ofrecerlas, en la actualidad, un tipo de investigacin dinmica, limitada y met-

    dica cuyo objetivo sean hechos y procesos sociales que slo abarquen varios meses o, a lo sumo, unos

    aos. Es muy probable que los conocimientos y las informaciones que servirn de base al futuro desen-

    volvimiento de las ciencias sociales provengan del anlisis sistemtico de las campanas polticas, leas

    situaciones de crisis, la evolucin de comunidades nuevas, las reacciones que se producen en diferentes

    grupos tnicos al entrar en relacin directa unos con otros.

    En este prlogo a la segunda edicin de El Pueblo Elige publicado gracias a la Columbio Uni-

    versity Press, desarrollaremos los tres puntos arriba esbozados. Con ello esperamos cumplir dos objeti-

    vos. Nuestro propsito primordial es el de exponer y describir las principales tendencias de la investi-

    gacin social contempornea. Pero, al mismo tiempo, entendemos que el lector obtendr mejores frutos

    del presente estudio si tiene un conocimiento general del tema.Al tratar estos puntos nos referiremos a datos y observaciones que no se incluyeron en el infor-

    me original o que se recogieron en estudios ms recientes.

    Analizaremos los temas antedichos en orden inverso al expuesto, considerando, en primer tr-

    mino, la necesidad de un tipo de investigacin social capaz de comprender los cambios sociales: su

    origen, naturaleza y duracin.

    Investigacin social dinmica

    En nuestra poca es frecuente dar una interpretacin errnea a la investigacin de la opinin p-

    blica. Los resultados de las encuestas publicados en revistas y peridicos han comunicado a los perso-

    nas legas en la materia, y hasta a colegas de otros campos de las ciencias sociales, la impresi n de que

    tales investigaciones se contentan con describir las ideas de la poblacin acerca de determinados pro-

    blemas que se presentan en un momento particular. En realidad, esta nueva disciplina tiene alcances

    mucho ms amplios pues se propone conocer los procesos por los cuales los diversos sectores de la

    opinin pblica influyen sobre la accin legislativa y otros tipos de decisin gubemamental. Adems,

    procuramos descubrir cmo toman forma las actitudes mismas. Esta obra. El Pueblo elige, tienecomo

    objeto estudiar este ltimo problema: la formacin, los cambios y la evolucin de la opinin pblica.

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    Un grupo de especialistas en ciencias sociales permanecieron desde mayo hasta noviembre de

    1940 en el condado de Erie, Ohio, con el propsito de observar el desarrollo y los efectos de la campa-

    a presidencial en esa comunidad. Gran nmero de personas fueron interrogadas, pero el estudio se

    concentr en un panel de 600 encuestados a quienes se entrevist una vez por mes durante siete meses

    consecutivos.

    Los miembros del panel podan separarse en dos categoras: aquellos que no modificaban su

    opinin poltica durante el perodo de estudio y los que mostraban un cambio en dicho lapso. Entre s-tos ltimos, algunos se volcaron hacia el partido contrario, otros no pudieron tomar una decisin hasta

    ltimo momento y hubo tambin quienes afirmaron tener una intencin electoral definido mas luego no

    participaron en los comicios. Este tipo de ciudadanos "mutantes" constituyeron el centro de inters de

    nuestro estudio, pues eran precisamente los sujetos en quienes se podan observar los procesos de cam-

    bio y de formacin de las actitudes. Se los compar6 con los votantes "constantes". Examinamos cuida-

    dosa- mente sus caractersticas personales, sus relaciones con otros individuos y la atencin que dispen-

    saban a la radiotelefona y la prensa. Establecimos la relacin que exista entre su posicin socioe-

    con6mica objetivo y las razones que adujeron como explicacin de su cambio. Las opiniones expresa-

    das en un momento dado se compararon con las recogidas en entrevistas anteriores y posteriores. Vale

    decir que no nos preocup describir la opinin sino estudiar su formacin y evolucin.

    A continuacin consideraremos una fase de este anlisis dinmico afin de descubrir sus elemen-tos esenciales. Entrevistamos al panel por sexto vez en octubre y por sptima, y ltima vez, inmediata-

    mente despus del acto electoral. De esta suerte, nos fue posible conocer por quin intentaban votar los

    encuestados poco antes de las elecciones y cul fue su comportamiento real en los comicios. He aqu

    los resultados:

    Intencin del votante en octubreVoto emitido Rep. Dem. Indecisos Pensaban

    abstenerseTotal

    Republicano 215 7 4 6 232Demcrata 4 144 12 0 160

    No votaron 10 16 6 59 91Total personas 229 167 22 65 483

    Esta simple tabla presenta una sorprendente cantidad de implicaciones. Supongamos, por un

    momento, que los entrevistados en octubre y noviembre hubieran sido personas distintas y no las mis-

    mos, como lo fueron, en realidad, en ambas oportunidades. Los resultados obtenidos seran: en octubre,

    de los encuestados que haban manifestado una intencin definido con respecto al voto, el 42 % (167 de

    396) pensaba votar por el Partido Demcrata; en noviembre, el 41 % (160 de 392) dio su sufragio a este

    ltimo. Estas cifras haban dado la impresin de una gran constancia de las actitudes polticas. Sin em-

    bargo, en la realidad slo los individuos que figuran en la diagonal mayor de la tabla mantuvieron una

    posicin fijo: de 483 encuestados, 418 llevaron a la prctica su intencin electoral; el 13 % de los en-

    trevistados cambiaron de idea en una u otra forma.

    Este 13 % representa el cambio (tumover) producido en las semanas que precedieron al diez de

    las elecciones. El concepto de cambio es funda- mental para el anlisis de la formacin de las ideas. Si

    el nmero de mutaciones es grande, ello indica una inestabilidad en la opinin o en la conducto. Sabe-

    mos que la gente se siente insegura y que la propaganda puede ser eficaz, y que tambi n son necesarios

    educacin y esclarecimiento.

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    Si tales investigaciones dinmicas se realizaran ms frecuentemente en el futuro, sera posible

    clasificar los hechos sociales en base a las siguientes dimensiones: Qu clase de hechos muestran un

    nmero reducido o grande de mutaciones en su desarrollo? Tienden los cambios a disminuir a medida

    que evolucionan los sucesos? En qu momento se produce el menor nmero de cambios y qu factor

    puede hacerlos aumentar? Bajo qu condiciones existe un equilibrio de mutaciones, como en este ca-

    so, donde los cambios en distintas direcciones parecen anularse entre s? Cundo acontecen cambios

    con desviaciones en las "distribuciones marginales"?No obstante, las respuestas a estas preguntas slo proporcionaran un cuadro aproximado de los

    diferentes hechos sociales. Podemos ser ms precisos. El cambio es resultado de las mutaciones de los

    individuos en cuanto a sus intenciones, expectativas y conducto.

    A este respecto, pueden formularse tres preguntas generales:

    (a) Qu clase de gente es la predispuesta al cambio?

    (b) Qu influencias actan para producir estos cambios?

    (c) En qu direccin se orientan los cambios?

    La pregunta (a) admite variados respuestas. Concretmonos ahora a analizar el caso de los "cris-

    talizantes", nombre con que designamos a las personas que en octubre todava no tenan una intencin

    electoral definida pero que, en noviembre, concurrieron a las urnas. Mucho antes de que llegaron a una

    decisin, podamos predecir, con bastante buen xito, cul sera su conducto: terminaran por votar co-mo las personas de caractersticas sociales iguales a las suyas que tenan una opinin formada desde

    principios de la campaa. Por ejemplo, es un hecho bien conocido dentro del mundo pol tico norteame-

    ricano actual, y corroborado por este estudio, que los habitantes de centros urbanos muestran una mayor

    tendencia que los de reas rurales a votar por el Partido Demcrata; del mismo modo, los catlicos vo-

    tan por los demcratas ms frecuentemente que los protestantes. Por consiguiente, si predecimos que un

    catlico "indeciso" que habito en un centro urbano votar por el Partido Demcrata, acertaremos en un

    nmero considerable de casos, y las entrevistas postelectorales servirn para verificar nuestra asevera-

    cin.

    Tales "correlaciones externas" resultan a veces decepcionantes. No obstante, el anlisis del

    cambio nos permite "ahondar en la situacin". Podemos seleccionar una serie de variables psicolgicas

    que vinculan la situacin social con la decisin individual. En cada entrevista, por ejemplo, pregunta-mos a los encuestados quin, en su opinin, resultara electo, Aun entre los individuos todava indeci-

    sos haba muchos que tenan una idea definida acerca del probable ganador. Adems, y muy significati-

    vo por cierto, las predicciones manifestadas por los indecisos no eran casuales sino que, por el contra-

    rio, reflejaban la opinin predominante en su ambiente social. Al seguir el proceso ms detalladamente,

    se vio que la prediccin era un anticipo de la decisin final: muchos ciudadanos votaron por el candida-

    to que previamente haban sealado como ganador de las elecciones. Por lo tanto, los vaticinios pol ti-

    cos fueron una de las variables "intervinientes" que contribuyeron a explicar la evolucin de las deci-

    siones con respecto al voto.

    La tabla de la pgina V podra responder tambin a la segundo pregunta, es decir, aclaramos

    cules son las influencias especficas que producen cambios de actitud o conducta. Nuevamente con-

    centraremos nuestra atencin en un grupo: el formado por las personas que en octubre manifestaron no

    tener la intencin de votar. Notemos que la mayor parte de estos 65 encuestados unieron la accin a la

    palabra: 59 de ellos no concurrieron a las urnas en noviembre. Pero los 6 mutantes, aquellos que pasa-

    ron de la idea de mantenerse apartados a la participacin activa en los comicios, otorgaron su sufragio a

    los republicanos. No fue difcil descubrir los factores que haban producido este cambio. El equipo en-

    cargado del estudio en el condado de Erie observ que, en esa oportunidad al menos, la organizacin

    proselitista republicana era mucho ms activa y eficiente que la demcrata. Efectivamente, cuando se

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    interrog a los 6 mutantes mencionados acerca de la razn que los impuls a asistir a las urnas, todos

    declararon que, a ltimo momento, haban recibido la visita de un representante del Partido Republica-

    no, quien los haba convencido para que votaran.

    De ese modo, al estudiar los diferentes grupos que presentan alteraciones en su comportamiento,

    podemos analizar las influencias que intervienen en la determinacin de los cambios de conducto. Esto

    constituye de por sun amplio campo de investigacin. Podemos, por ejemplo, tomar constancia de lo

    que lee y escucha la gente, para luego establecer una doble relacin entre esta actividad receptiva y loscambios de parecer. Algunos individuos tenan conciencia de haber obrado por influencia de determi-

    nada lectura o audicin, y aslo declararon en las entrevisteis especiales que se realizaron con todos los

    mutantes. En otros casos, fue necesario un anlisis estadstico de mayor complejidad para descubrir las

    influencias ms inconscientes, (En una publicacin reciente se hace un estudio ms elaborado de estas

    tcnicas.1)

    En el presente estudio qued demostrado que los contactos personales directos fueron los est-

    mulos ms importantes en los cambios de opinin. Este hecho no sorprender quizs a quienes trabaja

    en las organizaciones polticas proselitistas, mas para el estudioso de las ciencias sociales ello significa

    un desafo. El descubrimiento de las condiciones en las que el comportamiento o las actitudes resultan

    particularmente susceptibles a la influencia personal, la clasificacin de los tipos de influencias perso-

    nales ms eficaces, el examen de las circunstancias en las cuales las influencias ms formales de losmedios de comunicacin de masa parecen producir cambios, son todas tareas propias de lo que hemos

    denominado investigacin social dinmica.

    Pero nuestro conocimiento del fenmeno no ser completo si nos contentamos con saber nica-

    mente quines son los individuos que han cambiado y a qu influencias respondieron. Es menester que

    averigemos tambin en qu direccin se han producido los cambios: siguen stos una pauta dirscer-

    nible o determinan una redistribuci6n casual de las opiniones? El anlisis del cambio realizado en el

    presente estudio proporcion respuestas que, aunque no definitivas, fueron realmente esclarecedoras.

    As, para los subgrupos particulares que integran la comunidad, los cambios de actitud se produjeron

    con una mayor uniformidad y homogeneidad. las mutaciones individuales aproximaron a los miembros

    de subgrupos especficos a una mismo lnea de pensamiento. Por el contrario, en lo que concierne a la

    comunidad en su totalidad, los cambios de actitud motivaron una mayor diversidad y polarizacin: lasmutaciones individuales produjeron un desacuerdo ms profundo entre un subgrupo y otro. En otra sec-

    cin de este Prefacio consideraremos dicho proceso ms detalladamente. Por el momento, nos concreta-

    remos a recalcar que el tipo de investigacin dinmica empleado en el presente trabajo permite llevar al

    campo de la investigacin social problemas tales como el proceso que conduce a la separacin de los

    grupos o que determina una mayor conciencia de los intereses de clase.

    La continuidad en la investigacin social

    Muchas veces se nos previene que los resultados de determinado estudio son nicamente vli-

    dos para el momento y el lugar en que el mismo se realiz. Significa ello que los hallazgos de una in-

    vestigacin no han de concordar nunca con los de otra? Debemos esperar, en cada oportunidad, resul-

    tados diferentes aunque las condiciones sean similares? Asuntos de esta naturaleza requieren una cui-

    dadosa consideracin de trminos tales como "repeticin" y "corroboracin de pruebas". De hecho,

    cuando se dispone de trabajos similares, el anlisis comparativo de los mismos permite cumplir tres

    funciones positivas:

    1Hans Zeisel, Say lt with Figures, Nueva York, Harper and Bros., 1947, captulo X.

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    1. La comparacin puede mostrar que los dos estudios han hecho los mismos descubrimientos.

    Esto es lo que llamaremos "funcin de corroboracin".

    2. El parangn puede sealar que, aunque existan diferencias en los resultados estadsticos de

    ambos trabajos, la consideracin de las condiciones especficas imperantes en el momento de cada es-

    tudio conducir a las mismas conclusiones generales, Esto es lo que denominaremos "funcin de espe-

    cificacin".

    3. Resultados negativos en un primer estudio pueden ser clarificados por nuevos hallazgos enotro posterior. Esto constituye la "funcin de esclarecimiento".

    Ahora bien, afortunadamente contamos con un estudio semejante al nuestro que nos permite

    realizar su anlisis comparativo. Durante la campaa presidencial de 1944, vale decir cuatro aos des-

    pus de la que nos ocupa, se efectu un segundo estudio tipo panel, aunque ms breve que el nuestro.

    La Oficina de Investigaciones Sociales Aplicadas, en colaboracin con el Centro Nacional de Estudios

    de la Opinin, dependiente entonces de la Universidad de Denver, organiz una encuesta que abarc

    alrededor de 2.000 personas seleccionadas segn un corte transversal de todo el pas. Se entrevist a

    estos individuos en dos ocasiones, La primera vez, antes de las elecciones; la segunda, despu s de stas.

    A qu conclusiones nos conduce la comparacin de estos dos estudios? Seleccionaremos varios ejem-

    plos a fin de ilustrar y aclarar las funciones del anlisis comparativo.

    En primer trmino presentaremos una corroboracin de hallazgos. En el estudio del condado deErie se registraron 54 mutantes de partido, esto es, personas que se pasaron de un campo poltico al

    otro. Nuevamente debamos descubrir la direccin en que se orientaba el cambio de actitud. Conduca

    a los mutantes hacia una mayor armona con los dems miembros de los subgrupos que integraban, o

    los cambios ocurran en alguna otra direccin?

    Para responder a esta pregunta nos fundamos en el hecho, ya mencionado, de que los individuos

    de condicin humilde, los residentes urbanos y los catlicos tienden a votar por los demcratas, mien-

    tras que las personas pudientes, los protestantes y los residentes rurales se encuentran ms a menudo en

    el campo republicano. En base a estas tres caractersticas, que sindican a los miembros de los diferentes

    grupos sociales, fue posible confeccionar un "ndice de predisposicin poltica". A su vez, este ndice

    nos permiti clasificar el medio social de todos los individuos conforme a la tendencia poltica, ya sea

    demcrata o republicana. Con estos elementos pudimos separar a los encuestados en dos clases: aque-llos cuyas intenciones electorales estaban en armona con su medio social, y los desviados, cuya op-

    cin poltica no concordaba con la de los subgrupos a los que pertenecan.

    Al estudiar a los 54 mutantes de partido descubrimos que, antes de su cambio de opini n, 36 de

    estos sujetos tenan una intencin electoral contraria a la predominante en su ambiente social, mientras

    que, despus de producidos los cambios, slo quedaron 20 casos desviados. De alldedujimos que los

    cambios de partido se orientan en un sentido que conduce a una mayor armon a y homogeneidad dentro

    de cada subgrupo.

    Puesto que estudio de 1944 comprendinicamente las ltimas semanas de la campaa, poca

    en que las mutaciones de partido ocurren rara vez, fue menor el nmero de casos de votantes que modi-

    ficaron su posicin partidaria. Adems, un ndice de predisposicin poltica tiene menos validez cuando

    se lo aplica a una muestra seleccionada entre la poblacin de todo el pas que cuando se los establece

    para un pequeo condado. A pesar de estas limitaciones, als conclusiones del segundo estudio constitu-

    yen prcticamente una corroboracin a fortiori de los hechos descubiertos en el primero. En 1944 se

    pudieron estudiar 36 mutantes. Antes de mudar de intencin, 22 de ellos expresaron una opcin poltica

    que se apartaba de la predominante en sus respectivos ambientes sociales; tras el cambio, slo 14 adop-

    taron una posicin contraria a la de su grupo. Vemos, pues, que el anlisis comparativo de estudios si-

    milares contribuye a incrementar la confianza en la veracidad de los hallazgos que, si se careciera de

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    elementos de comparacin, podran considerarse inciertos. Sin tal corroboracin, los conocimientos

    reunidos en un estudio sobre 54 casos y en otro sobre 36 seran tan poco dignos de crdito que bien

    podra dudarse de su validez. Una corroboracin confirmada por estudios sucesivos nos predispone a

    una mayor aceptacin de los resultados.

    El anlisis comparativo puede tambin ratificar las conclusiones generales al mostrar que la di-

    versidad de resultados estadsticos se debe a una diferencia de las condiciones especficas. A fin de ilus-

    trar esta funcin de especificacin, volveremos una vez ms a un grupo de mutantes ya considerado:los ciudadanos que, segn declararon en las entrevistas preelectorales, no pensaban votar pero que, fi-

    nalmente, fueron a las urnas. En el estudio del condado de Erie todos estos individuos votaron por los

    republicanos, mientras que en la encuesta de 1944, la mayora de dichos votantes dio su apoyo a los

    demcratas. A primero vista, parecera que las observaciones de ambas investigaciones se contradicen.

    Pero es as, en realidad? En 1940, la organizacin republicana del condado de Erie era, por mucho, la

    ms fuerte y activa; pero en 1944 el Comit de Accin Poltica despleg su actividad en toda la nocin.

    Adems, dicho comit se esforz por llevar a las urnas a los ciudadanos de escasos recursos econmi-

    cos presumiendo que, de votar, lo haran a favor de los demcratas. Las cifras de 1944 prueban que esta

    suposicin era acertada. De 20 personas (provenientes en su mayor porte de grupos de regular situacin

    econmica) que no tenan intencin de sufragar pero que finalmente lo hicieron, 3 otorgaron su voto a

    los republicanos y l7 a los demcratas.De esta suerte, el anlisis comparativo hace posible que estudios realizados bajo diferentes con-

    diciones histricas o sociales puedan recibir el mismo gnero de confirmacin, tal como si se tratara de

    resultados realmente idnticos. Si tomamos dos elecciones, una en la que la organizacin proselitista

    republicana haya sido ms poderosa y otra en la que los demcratas hayan desplegado mayor actividad,

    y comparamos las decisiones tomados en ambas oportunidades por los votantes de ltimo hora, llega-

    remos a una conclusin general: la organizacin partidaria que, a fines de la campaa, se esfuerce por

    lograr que los remisos acudan ci los comicios, puede obtener beneficios para su partido.

    Finalmente, la comparacin de estudios similares tambin permite el esclarecimiento de los re-

    sultados. En el estudio de 1940, ciertos indicios hicieron pensar que los mutantes de partido eran los

    ciudadanos ms indiferentes. Tal conclusin fue totalmente inesperado, pues los entendidos en materia

    poltica suelen afirmar que, durante la campaa, son precisamente los ciudadanos m6s inteligentes einteresados quienes mudan de partido por ser ms capaces de formarse un juicio sobre las plataformas

    partidarias y de valorar los mritos de los candidatos para hallar solucin a los problemas nacionales e

    internacionales que se presentaren. Debido a lo imprevisto de esta conexin entre mutacin de partido y

    sentimiento de indiferencia, el plan de estudios de 1940 no incluy las provisiones adecuadas para el

    examen de este fenmeno.

    Tal inconveniente fue corregido en el estudio de 1944. Si un encuestado manifestaba en la en-

    trevista preelectoral que ya saba por quin votara, se le hacan dos preguntas: "Est sumamente inte-

    resado en que su candidato resulte electo?" y "Considera que hay diferencias importantes entre los dos

    candidatos?" El examen de las respuestas revel que, en realidad, los mutantes de partido (aquellos que

    votaron por un candidato despus de haber declarado que pensaban votar por el otro) eran individuos

    que atribuan a las elecciones bastante menos trascendencia que los "constantes" (los ciudadanos que

    llevaron a la prctica la intencin primeramente expresado). En efecto, el 38% de los mutantes mani-

    festaron que les era indiferente el resultado de los comicios; en cambio, entre los constantes, slo un

    21% evidenci tal disposicin. A esto se aade que el 65 % de los mutantes, en contraposicin al 46 %

    de los constantes, juzgaban que no exista una verdadera diferencia entre los candidatos. Es importante

    hacer constar que estas expresiones de desinters no fueron racionalizaciones postfactum de los mutan-

    tes de partido, pues se recogieron antes de que se produjera el cambio de posicin.

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    Estas observaciones permiten esclarecer hechos descubiertos en el estudio de 1 940. El indivi-

    duo que muda de opinin poltica no se interesa demasiado por la campaa o su resultado. Su indife-

    rencia le impide llegar a una resolucin duradera, pues cualquier influencia fortuita puede hacerlo va-

    riar. La conversacin con un amigo puede hoy inclinarlo a favor de un candidato, aun cuando apenas el

    da anterior una persuasiva charla radiotelefnica lo haba convencido de que convena votar por el

    otro. Hasta es muy probable que algunos de los ciudadanos indiferentes se acerquen a las urnas sin sa-

    ber con certeza cul ser su voto.Slo tuvimos oportunidad de comparar dos estudios, y ello aun en forma limitada a ciertos pun-

    tos nicamente. No obstante, el anlisis comparativo fue fructfero. Aument nuestra confianza en los

    resultados obtenidos en cado estudio y confirm algunas interpretaciones de orden general. Es evidente,

    pues, que los especialistas en ciencias sociales han perdido la preciosa oportunidad de ampliar el acopio

    de conocimientos fundamentales por considerar intil la repeticin de un mismo tipo de anlisis en si-

    tuaciones idnticas y variados. Los estudios de panel se prestan especialmente para tal prctica por su

    clara lgica y porque permiten aislar y contrastar fcilmente los aspectos comparables de diferentes

    situaciones.

    Hasta ahora nos hemos dedicado a indicar mtodos y planes de investigacin tendientes a obte-

    ner conocimientos de precisin cientfica e importancia sociolgica. Pero la investigacin social no

    termina con la obtencin de tales informaciones. A sta debe seguir la integracin sistemtica de losdatos dentro de un contexto terico. Recin entonces podrn estos conocimientos aplicarse en situacio-

    nes sociales concretas y, adems, sealar el camino a los futuros trabajos de investigacin.

    En la primera edicin de El Pueblo Elige tratamos en todo momento de hacer comprender al

    lector que los hechos concretos que le presentbamos no eran sino una primera aproximacin que deba

    servir de punto de partida para un necesario desarrollo posterior. Actualmente se profundizan ciertos

    problemas particulares surgidos del estudio original, pero an queda mucho por hacer. Por lo tanto,

    estimamos que sertil explicar ms detalladamente el esquema terico de nuestro trabajo y las conclu-

    siones de orden especulativo basados en las observaciones realizadas.

    Datos empricos y procesos sociales

    El estudio del condado de Erie condujo a ciertas generalizaciones que significan un buen aporte

    a la investigacin de los cambios de actitud o de conducto en un corto perodo. Estas generalizaciones

    no componen an un sistema coherente y juzgamos que constituyen un puente entre los hechos, tal co-

    mo aparecen a la observacin, y una teora ms sistemtica, que todava aguarda ser desarrollada. Se

    trata de enunciados concernientes a procesos sociales, que se clasifican como generalizaciones de pri-

    mer orden en comparacin con enunciados de hechos empricos, generalizaciones stas de segundo

    orden en relacin a las formulaciones tericos que constituyen el objetivo de la investigacin social.

    Todas nuestras conclusiones acerca de los procesos sociales que provocan cambios de actitud

    estn estrechamente interrelacionados pero, para los propsitos que perseguimos por el momento, bas-

    tar con analizarlos separadamente.

    1. En primer lugar, consideremos la estabilidad de las actitudes. Los sujetos de nuestro estudio

    tendan a votar invariablemente por un solo partido; ms an, a favorecer al partido que su familia

    siempre haba apoyado. El 77% de los miembros del panel declararon que sus padres y abuelos hab an

    votado constantemente por uno de los dos partidos polticos principales, tradicin familiar que ellos

    mantuvieron en las elecciones de 1940. Esta estabilidad se lograba mediante una especie de muro pro-

    tector levantado en tomo a las actitudes centrales. Es muy poco lo que reciben los futuros votantes del

    torrente de propaganda y contrapropaganda a ellos dirigido. Y si examinamos qu material propagan-

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    dstico los alcanza, descubrimos que los ciudadanos seleccionan y prefieren prestar atencin a las ex-

    presiones cuyo contenido est de acuerdo con sus ideas, ya definidas al mismo tiempo, se cierran por

    completo a toda propaganda que no concuerde con su ideologa.

    2. Semejante estabilidad no puede atribuirse simplemente a la "obstinacin" o a la "inercia" pro-

    pias de la naturaleza humano. La preservacin de las actitudes bsicas puede servir a distintas funciones

    sociales o psicolgicas, entre otras, proporciona una fuente de gratificacin para los individuos en sus

    contactos de grupo. Al mantener intactos sus actitudes, cada integrante del grupo puede evitar, o reducira un mnimo, los conflictos y desacuerdos con los individuos de su medio social que comparten dichas

    actitudes. Una estabilidad de esta ndole contribuye a preservar el sentimiento de seguridad personal.

    3. A estas tendencias individuales se suman ciertos procesos grupales. Al mismo tiempo que el

    sujeto protege su seguridad aislndose de la propaganda que amenaza sus actitudes, el contacto con los

    integrantes de su medio acta como refuerzo de aqullas. Por pertenecer stos al mismo grupo, compar-

    ten sus actitudes y muestran tendencias selectivos similares. Pero ello no significa que todos los miem-

    bros de un grupo atendern exactamente a las mismos expresiones propagandsticas o que recibirn la

    influencia de idnticos aspectos de las experiencias en comn. Cada individuo tendr su propio acopio

    de informacin y de experiencias aunque luego seleccione y juzgue estos elementos de acuerdo a mol-

    des imperantes dentro de su medio.

    En las interacciones mutuas, cada sujeto comunica a los dems miembros de su grupo aquellaparte de las informaciones y experiencias propias que est en consonancia con las actitudes comparti-

    das. De tal manera, dentro del grupo, todos sus integrantes se encuentran sometidos al mayor nmero

    de influencias seleccionados, que son la suma de los aportes individuales. Los intercambios personales

    ahondan el grado de aislamiento de cada miembro y le proveen de argumentos adicionales que lo afian-

    zan en su posicin. Por consiguiente, la interaccin produce un refuerzo, un mutuo fortalecimiento de

    las actitudes en comn.

    4. A pesar de todo, algunas veces se producen cambios. Es importante, por ende, determinar las

    condiciones en las que las actitudes pierden estabilidad y conocer los procesos que conducen al cambio.

    Uno de dichos procesos es consecuencia directo de la activacin de experiencias o ideas anterio-

    res. Todo hombre lleva en sel germen, podramos decir "recesivo", de observaciones y vivencias se-

    miolvidados. Generalmente estas ideas se mantienen en estado latente por no ajustarse a las tradicioneso los intereses predominantes dentro del grupo que se integra. Sin embargo, bajo circunstancias

    especiales, tales como una crisis o un perodo de propaganda intensa, las ideas latentes pueden llegar a

    aflorar y conducir a una reestructuracin de actitudes y hasta, en algunos casos, al abandono de una

    afiliacin grupal.

    5. la predisposicin al cambio es ms comn en individuos sometidos a presiones contradicto-

    rias. En nuestra compleja sociedad, cada hombre no pertenece nicamente a un grupo sino que integra

    diversos e importantes agrupaciones sociales: la clase social, el grupo tnico, el religioso, las asociacio-

    nes informales. Algunos individuos se ven en conflicto por las exigencias de cada uno de los grupos a

    que pertenecen: un catlico cae clase alta, por ejemplo, puede encontrarse ante la disyuntivo de elegir

    entre el camino que le seala su credo religioso y el que le indica su posicin social. Y cuando se en-

    cuentre frente a una situacin concreta, tal como las elecciones, que le exige tomar una decisin defini-

    da, tambin ha de resolver a cul grupo debe lealtad.

    Una de las principales tareas de la investigacin social consiste en seguir la evolucin del con-

    flicto hasta su resolucin. Con respecto a esto, pueden ser relevantes las siguientes preguntas: Cules

    son los grupos socia- les que ejercen presiones contradictorias en cada caso? Existen reglas generales

    que permitan pronosticar cules sern las exigencias sociales que se impondrn si hay conflicto? El

    lector comprobar que muchas de las observaciones particulares incluidas en el presente trabajo podran

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    contribuir a encontrar las respuestas, pero se comprende que una sola investigacin no alcanza a pro-

    porcionar los elementos necesarios para formular generalizaciones cientficamente aceptables acerca de

    materia tan compleja. No obstante, el mtodo aplicado en el estudio del condado de Erie puede propor-

    cionamos los medios para hallar respuesta a este otro interrogante: Cul es el comportamiento de un

    individuo sometido a presiones contradictorias? Nuestro estudio mostr que, en comparacin con los

    dems ciudadanos del condado de Erie, las personas sometidas a presiones en conflicto tardaron mucho

    tiempo en tomar una decisin definitiva. Pero esta dilacin no es la nica reaccin que puede presentar-se. Se observa todo una gamo de reacciones, desde las de orden neurtico, tal como la incapacidad total

    de resolverse, hasta las soluciones intelectuales que podran conducir a nuevos movimientos sociales.

    Un estudio cabal y adecuado de las situaciones conflictivas y de las reacciones que originan podr a da-

    mos respuesta a muchas de las desconcertantes cuestiones acerca de las relaciones entre las actitudes

    individuales y el medio social.

    6. Pero cuando hablamos de individuo y medio social simplificamos demasiado el problema, ya

    que tambin el ambiente est constituido por otros individuos. Cmo se van formando sus actitudes?

    0, dicho de otra manera, cules son los mecanismos y los procesos que llevan a un grupo a adquirir

    actitudes comunes?

    Nuevamente el problema nos gua en varias direcciones. En primer lugar, se impone estudiar a

    los lderes de opinin. En todo grupo social existen individuos particularmente activos, bien informadosy elocuentes. Son ms sensibles que los otros a los intereses de su grupo y tienen ms deseos de mani-

    festar su opinin acerca de los asuntos de importancia. Resulta relativamente fcil individualizar ci es-

    tos sujetos y estudiar los rasgos que los hace destacarse dentro del grupo.

    Una de los hechos descubiertos a travs de nuestro estudio de los lderes de opinin es el de que

    stos cumplen la funcin de intermediarios entre los medios de comunicacin de masas y los otros inte-

    grantes del grupo. Se supone en general que los individuos obtienen las informaciones directamente de

    los peridicos, la radiotelefona y otros medios. Nuestros hallazgos demostraron, sin embargo, que no

    siempre sucede as. La mayora de los individuos reciban buena porte de sus informaciones y muchos

    de sus ideas ci travs del trato con los lderes de opinin de sus grupos. Dichos lderes, a su vez, mos-

    traban una receptividad relativamente mayor que los dems a los medios de comunicacin de masa.

    Este proceso de informacin en dos etapas reviste indudable importancia prctica para los estudios de lapropaganda.

    Aduciremos, de paso, que el concepto de liderazgo de opinin no es nuevo. En numerosos estu-

    dios sobre el "poder", la "influencia" y el "liderazgo", se nos recuerda que en toda comunidad existen

    hombres y mujeres importantes que imponen una pauta y son seguidos por los dems. Pero nuestra in-

    vestigacin sugiere que este concepto tan generalizado debera ser modificado. En efecto, hemos halla-

    do que el liderazgo de opinin no slo acta en sentido vertical, desde arriba hacia abajo, sino tambin

    en el horizontal hay lderes de opinin en todos los rdenes de la vida.

    7. Mas el liderazgo de opinin es, sin embargo, slo uno de los mecanismos que dan forma a las

    actitudes de un grupo. Lo que se ha dado en llamar emergencia o Cristalizacin de la opinin es

    otro de dichos mecanismos. Las situaciones sociales, de las que una campaa poltica sera un ejemplo,

    exigen en todo momento actos u opiniones por parte de los miembros de la sociedad. Y los integrantes

    de cada grupo responden a estas demandas aun cuando no cuenten con la ayuda de individuos cuyas

    condiciones especiales los capaciten para la tarea de aconsejar a sus compaeros. Pues por encima y por

    debajo del liderazgo de opinin estn las interacciones mutuas entre los miembros del grupo, las cuales

    refuerzan las ideas indefinidas de los individuos. Con estas interacciones se cristaliza una nueva distri-

    bucin de opiniones y actitudes claras y definidas.

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    Por ende, el proceso de emergencia es esencialmente una de las fases del proceso de refuerzo

    analizado en el prrafo (3). Cuando existen actitudes previas, la interaccin mutua las fortalecer; pero

    cuando anteriormente el individuo slo tena ideas vagas, las interacciones mutuos las cristalizarn en

    opiniones definidas.

    Se ha analizado el proceso de emergencia de actitudes o de actos en casos de situaciones angus-

    tiosas o como porte de los estudios tendientes a comprender el "comportamiento de los muchedum-

    bres". Iguales procesos se presentan en muchos otras circunstancias y no siempre conducen a la agita-cin o la violencia. Ocurren, por ejemplo, todo vez que una corriente propagandstica inunda una co-

    munidad, cuando acontecen sucesos importantes o es necesario tomar una decisin colectivo. Debido a

    su carcter general, es primordial estudiar cules son las condiciones propicias para que se produzcan

    estas emergencias y de qu manera se desarrollan.

    Es interesante hacer notar que, asvisto, el proceso de la formacin de los opiniones muestra

    puntos de similitud con ciertos procesos econmicos que han concentrado la atencin de los estudiosos

    durante aos. Muchos economistas afirman que la estabilizacin de los precios es funcin de la interac-

    cin entre oferta y demanda por parte de una cantidad de individuos, Del mismo modo, podr a decirse

    que la distribucin de la opinin dentro de un grupo es consecuencia de las interacciones mutuos entre

    numerosos individuos. En ambos casos es imposible explicar el resultado final en base a las acciones o

    a las opiniones previas de cada individuo por separado; aqul es funcin de interacciones que producenun fenmeno nuevo.

    8. En los procesos de cambios de opinin interviene an otro factor. Aparentemente, las opinio-

    nes pueden ordenarse en una jerarqua de estabilidad. En el curso de una campaa, las ms flexibles son

    tambin las ms estables, por su adaptabilidad. Cada partido poltico sostiene una serie de principios

    que trata de inculcar en los ciudadanos. Al comienzo de una campaa, son muchas las personas que, al

    presentrseles un cuestionario, responden con conceptos "republicanos" a unas preguntas y con ideas

    "demcratas" a otras. Pero a medida que avanza la campaa, es cada vez mayor el nmero de indivi-

    duos en los que se va acentuando la tendencia a dar a su ideologa un carcter homogneo. En el estudio

    de los cambios de parecer podemos clasificar los asuntos que exigen una definicin por parte del ciuda-

    dano segn el grado de flexibilidad de los mismos. La intencin con respecto alvoto muestra la mayor

    estabilidad; las actitudes relacionados con aspectos ms especficos tienden a buscar concordancia conla posicin partidario adoptada. Siguiendo la sucesin de dependencia hay, entre tales aspectos, algunos

    que preponderan sobre otros, de tal manera que la opinin con respecto a los primeros determina la que

    merecern los segundos. Por ejemplo, en la campaa de 1940 las opiniones sobre la personalidad de los

    candidatos eran relativamente ms estables, mientras que el parecer acerca de problemas polticos espe-

    cficos, tales como el papel del gobierno en los asuntos econmicos, tenda a adaptarse a la justiprecia-

    cin personal de las figuras de los candidatos.

    Los descriptos no son sino algunos de los procesos que conforman y modifican las opiniones. A

    pesar de esta limitacin, su conocimiento nos ayudar a encontrar respuesta a una pregunto anterior-

    mente formulada: Se orientan los cambios en las actitudes en una direccin definida? Involucro o no el

    proceso de cambio la resolucin de presiones contradictorias, la influencia de los lderes de opinin o

    de sucesos externos, o interacciones mutuas, en todos los casos el resultado de la mutacin conduce a

    una mayor armona interna tanto de los individuos como de los grupos. En efecto, a medida que estos

    procesos moldean y modifican las opiniones, los miembros del grupo alcanzan mayor acuerdo entre s;

    de esta suerte, se produce un movimiento simultneo hacia posiciones que implican un aumento de la

    homogeneidad dentro del grupo y un incremento de la polarizacin entre los grupos, fenmenos ya des-

    criptos en prrafos anteriores. Y, correlativamente, a medida que el individuo se conforma ms a su

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    medio social, resuelve sus presiones contradictorias y cristaliza sus pensamientos vagos en opiniones

    definidas, desaparecen muchas de las inconsistencias que afectaban su propio caudal de actitudes.

    Por ltimo, es importante reconocer que, a pesar de contribuir a refinar los resultados del pre-

    sente estudio, las generalizaciones arriba expuestas tienen un carcter preliminar y de tanteo. Futuras

    investigaciones dedicadas al anlisis de diferentes situaciones especficas conducirn, probablemente, a

    nuevas generalizaciones o sealarn cules de las aquesbozados exigen enmienda. Por otra porte, de-

    bemos tener presente qu significa este tipo de generalizaciones dentro de un estudio especfico comoel nuestro. Aunque compendian las informaciones reunidas, no hacen nicamente los veces de resme-

    nes; tambin pueden guiamos en investigaciones ulteriores, ya que las ideas que encierran nos sealan

    desde el principio cul es nuestra meta. Tales generalizaciones, sin embargo, adolecen siempre de un

    exceso de amplitud. Por ello se impone que los conceptos involucrados en ellos sean expresados me-

    diante ndices especficos, adoptados a la situacin concreta. El progreso sistemtico se logra por medio

    de nuevos estudios y la constante interrelacin entre los datos y las generalizaciones.

    Senderos para una investigacin ms amplia

    Hay cuatro puntos fundamentales que requieren investigacin y esclarecimiento ms amplios.

    Antes que nada, desearamos repetir el presente estudio en circunstancias polticas diferentes.As, podramos descubrir si los ciudadanos llegan a decidir su voto por procesos distintos cuando la

    lucha poltica gira en tomo a problemas polticos importantes. En las ltimas campaas presidenciales,

    tales como las estudiadas en 1940 y 1944, los dos partidos principales estuvieron de acuerdo en casi

    todos las cuestiones capitales. A razde ello, los tradiciones polticas y los organizaciones proselitistas

    de los partidos resultaron poderosos factores en la determinacin del voto. Pero actualmente se va

    ahondando la separacin entre republicanos y demcratas por cuanto se observa cada vez ms disiden-

    cias acerca de problemas fundamentales, tal como la legislacin del trabajo. Las campaas presidencia-

    les del futuro brindarn, pues, la oportunidad de estudiar cmo se cristalizan las actitudes con respecto

    a determinadas cuestiones, y qu relacin existe entre dichas actitudes y las tradiciones polticas e in-

    fluencias de grupo.

    Podramos obtener informaciones de esta ndole mediante estudios similares al nuestro acercadel desarrollo de las elecciones en una localidad. Sabemos que, en los procesos polticos locales, la

    atencin se concentra corrientemente en los problemas propios del lugar y que, muchas veces, se unen

    temporariamente diferentes grupos de inters dejando de lado las lneas partidarios. En tal situacin,

    disminuye la actividad de los partidos. Antes de definir su voto, cada ciudadano debe formarse una opi-

    nin acerca de las cuestiones pblicas en juego y de la poltica sustentada por cada partido. Por consi-

    guiente, es campo frtil para toda clase de influencias. As, podra suceder que los procesos que lo con-

    ducen a una definicin poltica sean diferentes de aquellos que operan en las campaas presidenciales.

    En segundo lugar, sera preciso conocer mejor la personalidad y el ambiente social de los indi-

    viduos que modifican sus actitudes. Esto exigira detallados estudios de casos, tanto de "mutantes" co-

    mo de "constantes". En el estudio del condado de Erie realizamos entrevistas especiales a los mutantes,

    pero nuestros limitados fondos no nos permitieron profundizar como habramos deseado o necesitado.

    El tercer problema concierne a la relacin que liga a las influencias descubiertos en el anlisis

    del panel con la corriente total de influencias y decisiones existente en la comunidad. En muchos casos,

    los resultados de un panel slo pueden comprenderse si se tiene en cuento el back-ground total de la

    comunidad. Una de las limitaciones del presente trabajo por ejemplo se debi a la imposibilidad de

    estudiar ms detalladamente a la comunidad en general. Hacia el final de la serie de entrevistas vislum-

    bramos, a travs de las declaraciones de los encuestados, cun decisiva era la influencia de la organiza-

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    cin republicana local en la formacin de las opiniones. Pero, en aquellos momentos, ya no era factible

    un anlisis adecuado de la situacin poltica del lugar.

    Otro inconveniente fue la imposibilidad de estudiar ms concienzudamente a los lderes de opi-

    nin. Siempre que los sujetos de la muestra declararon haber recibido informacin o consejo de otras

    personas, registrbamos el hecho a fin de determinar la accin total de las influencias personales. Pero,

    por lo dems, no se intent entrevistar directamente a los lderes de opinin.

    En una investigacin posterior, cuyos resultados se publicarn pronto, se enmend esta omisin.Dicha encuesta tambin se centr en un panel, seleccionado esta vez entre los integrantes de una comu-

    nidad de Illinois. El nuevo estudio otorg particular importancia a los lderes de opinin; cuando un

    miembro de la muestra mencionaba a una persona como elemento de influencia, se visitaba a este indi-

    viduo y se le presentaba un cuestionario especial con el propsito de descubrir cules eran sus fuentes

    de informacin y de ideas. De tal manera, pudimos obtener un cuadro ms claro de la corriente de in-

    fluencia existente dentro de aquella comunidad. No slo la apreciamos a travs de los ojos de los suje-

    tos del panel sino que tambin pudimos seguirla a lo largo de una serie de encadenamientos verticales y

    horizontales.

    El cuarto problema que necesitamos resolver es de naturaleza metodolgica. An no se han ex-

    plorado totalmente los valores y las limitaciones de los mtodos de panel. Durante cunto tiempo pue-

    de mantenerse un panel? Qu temas puede abordar la realizacin de interrogatorios sucesivos sin peli-gro? Cules son los asuntos que, tratados repetidamente, influyen de tal manera sobre el encuestado

    que sus declaraciones en posteriores entrevistas ya no reflejan sus ideas originales? Lograramos una

    visin ms exacta de los hechos si, en el estudio de los resultados obtenidos con la t cnica de panel,

    utilizramos los complicados mtodos matemticos del anlisis serie-tiempo? Cul es la relacin entre

    los estudios experimentales de laboratorio sobre la formacin de las actitudes y los estudios de campo,

    en los que se aplica la tcnica de entrevistas repetidas?

    Afortunadamente, se nos presenta la oportunidad de dilucidar algunos de estos problemas. El

    Comit para la Medicin de las Opiniones, Actitudes y Necesidades del Consumidor, establecido por el

    Consejo Nacional de Investigacin y el Consejo de Investigacin de Ciencias Sociales, recibi de la

    Fundacin Rockefeller fondos destinados al estudio de la teora y la aplicacin de las tcnicas de panel.

    Desde las fases preliminares del estudio del condado de Erie, se hizo evidente que el empleo dela tcnica de entrevistas repetidas no se limitaba en modo alguno al campo de la propaganda pol tica.

    Se trato de u mtodo general, aplicable en cualquier estudio que trate sobre la formacin de actitudes a

    travs de un perodo de tiempo. Por ejemplo, si deseamos corregir actitudes tnicas o modificar las exi-

    gencias del consumidor, o bien lamentar la comprensin entre las naciones, debemos hacer algo ms

    que describir las actitudes. Es menester estudiar, adems, cmo se forman y de qu manera se puede

    influir sobre ellas. Todos stos son problemas que entran en el terreno de la investigacin social din-

    mica de la que el presente estudio constituye un ejemplo.

    ******

    Captulo III: Diferencias sociales entre republicanos y demcratas

    Todo poltico prctico capaz conoce a fondo la estratificacin del electorado estadounidense. Es

    imprescindible, para su desenvolvimiento, que sepa reconocer quines pueden ser republicanos acrri-

    mos y quines demcratas tradicionales. Poco tiempo permanecera en la actividad poltica si no fuera

    capaz de distinguir cules son las personas ms susceptibles a los argumentos de uno u otro partido.

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    Actualmente, los polticos pueden tener la certeza de que, en la mayor parte del pas, los ban-

    queros, empresarios, granjeros, obispos y muchos de sus feligreses, votarn por los republicanos. Sa-

    ben, igualmente, que los inmigrantes, trabajadores, sacerdotes y casi todos sus parroquianos -

    especialmente los de las ciudades- constituyen el principal sostn de los demcratas fuera del bloque

    sureo.

    Los factores por los cuales los polticos distinguen a un republicano de un demcrata parecen

    ser, entonces, el status econmico, la religin, el lugar de residencia y la ocupacin, A estas caracters-ticas puede agregarse otra: la edad. Es bien sabido que la juventud rehuye todo lo que sea conservador,

    tanto en poltica como en msica, costumbres o vestimenta.

    El estudio de la conducta electoral de los habitantes del condado de Erie confirma ampliamente

    las conclusiones dictados por la experiencia. Pero no se limita a otorgar ttulo cientfico a un conoci-

    miento nacido del sentido comn; al sistematizar los conocimientos y al proporcionar la medido justa

    de la influencia de cada uno de los factores de estratificacin, el estudio los clasifica por orden de im-

    portancia y muestra su interdependencia.

    El papel del status econmico-social

    Antes de analizar el papel que toca al status socioeconmico en la composicin de los dos gran-des partidos polticos, consideraremos el ndice que mide dicha posicin.

    La investigacin de la opinin pblica empleo habitualmente las evaluaciones del status econ-

    mico-social efectuadas por los propios entrevistadores. Por razones prcticas, las designaremos como

    escalas de evaluacin del S.E.S. Se instruye a los encuestadores para que observen los hogares, bienes,

    aspecto y modo de hablar de los entrevistados y los clasifiquen en categoras convencionales segn el

    estrato social que les corresponde dentro de la comunidad. As, las personas que tengan mejor casa,

    moblaje, ropas, etc., es decir las ms pudientes, se incluirn en la categora A, mientras que aquellos

    cuya posicin socioecon6mica las sita en el extremo opuesto, se clasificarn con la letra D. En el con-

    dcido de Erie, las diferentes categoras presentaron los siguientes porcentajes: A, 3%; B, 14%; C+,

    33%; C-, 30%; y D, 20%.2

    Esta clasificacin obliga a ciertas consideraciones generales que aqu slo podemos exponersuscintamente

    3. Cabe preguntarse, en primer trmino, si tal procedimiento de clasificacin resulta sufi-

    cientemente confiable. Si se realizaran dos estudios independientemente, se obtendran los mismos

    resultados? Contamos con pruebas prcticas al respecto. A guisa de experimento, se hizo que los mis-

    mos entrevistadores clasificaran ci las mismas personas con un intervalo de tres semanas; las evalua-

    ciones realizadas en las dos series de visitas mostraron una correlacin de 0,8. Cuando los mismos suje-

    tos son observados por dos entrevistadores diferentes, la correlacin baja a 0,6 0,74. Por ende, a pesar

    de estas leves variaciones, la escala de evaluacin del status socioeconmico, provee una clasificacin

    bastante precisa.

    2 La clasificacin realizado por los entrevistadores comprende en realidad slo cuatro categoras: A, B, C y D. Pero como

    ms de la mitad de los casos entraban en la categora C, decidimos subclasificar a estos encuestados en base a un detalle

    tan simple como es la posesin de telfono; hicimos esto con el objeto de distribuir mejor el trabajo. De todos las personas

    de la categora C fueron incluidas en C+ aquellas que tenan telfono, y en C- las que no lo posean.3

    Se encontrar un anlisis sistemtico de estas escalas de evaluacin en Measurement of Socio-Econamic Status, de Gene-

    vieve Knupfer, disertacin pronunciada en Columbia en el ao 1943.4

    Vase Confiabilidad de las Evaluaciones de los Entrevistadores de Frederick Mosteller, incluido en Gaugin Public Opi-

    nion, Hadley Cantril, editor, Princeton University Press, 1944; vanse tambin los experimentos realizados por Archibold

    Crossley.

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    Ahora bien, concuerda la clasificacin asobtenida con la experiencia general? Tambin en es-

    te caso tenemos pruebas de que las escalas de evaluacin del S.E.S. guardan estrecha relacin con los

    bienes materiales de los entrevistados. Cuanto ms alta sea la posicin dentro de la escala de S.E.S.,

    tanto mayor ser la renta, el promedio de artculos domsticos costosos, etc.5

    En las escalas de evaluacin del S.E.S. est tambin involucrado el nivel de instruccin de los

    sujetos. las posiciones ms altas de la clasificacin corresponden a profesionales y comerciantes, mien-

    tras que las inferiores estn ocupados principalmente por trabajadores y obreros manuales.En resumen, los estudios especiales que se realizaron han servido para demostrar que estas esca-

    las de evaluacin cualitativa representan una especie de promedio (o factor comn) de las diversos eva-

    luaciones de la posicin que ocupa un individuo dentro de los diferentes grupos sociales a los que per-

    tenece. Es bien sabido, por ejemplo, que en muchos comunidades un apellido que dote de siglos otorga

    mayor prestigio que la riquezaa Si un entrevistado goza de una buena posicin econmica y de un alto

    status familiar, se lo clasifica en una categora superior a la de aquellos que slo posean una de esas

    caractersticas. A su vez, estos ltimos sern colocados en un rango ms alto que otros que carezcan de

    un apellido de cuo y de riqueza. Por consiguiente, las evaluaciones del S.E.S. pueden considerarse

    como una medida del nmero de cualidades que cada interrogado tiene para ocupar un rango alto dentro

    de la escala econmico-social6. En este sentido, las escalas de evaluacin del S.E.S. representan un n-

    dice de la estratificacin general.Ahora bien, en qu medidci determinaron los niveles de S.E.S. una diferencia en las inclina-

    ciones polticas de los votantes? En qu proporcin votaron por los republicanos o por los demcratas

    los individuos de las diferentes categoras? Las estadsticas muestran que en el nivel A haba el doble

    de republicanos que en el D (cuadro 37). Y a medida que se desciende en la escala de S.E.S., disminuye

    la proporcin de republicanos mientras aumento correlativamente la de demcratas.

    Tal ndice general, aunque muy til para establecer relaciones generales, oscurece en muchos

    casos ciertos matices muy interesantes. Por ejemplo, un socilogo preocupado por el concepto de "cla-

    se" podra objetar que un ndice de estratificacin econmico-social slo sirve para crear confusin, y

    que lo que realmente interesa es la posicin objetiva y concreto del individuo dentro del sistema ocupa-

    cional y de produccin. Mas podemos responder a estas objeciones con una solucin estadstica del

    problema: la subclasificacin de los entrevistados dentro de los diferentes niveles de S.E.S. Aunque noes propsito de nuestro estudio analizar en detalle los sistemas de estratificacin, incluiremos un par de

    ejemplos de tales subclasificaciones para mostrar que el ndice general de S.E.S. no oculta los proble-

    mas ms sutiles de la estratificacin social sino que, por el contrario, facilita su estudio.

    Como primera base para la ampliacin de nuestras clasificaciones, tomaremos la ocupacin de

    los encuestados (cuadro 4). Dentro de cada nivel de S.E.S., los grupos ocupacionales "superiores" -

    profesionales, hombres de negocios, miembros del clero y comerciantes- mostraban una mayor propor-

    5

    Vase especialmente el "Estudio sobre el Pblico Lector de Revistas", efectuado por Life.6

    Una persona puede ser clasificada de distintas maneras segn su estatus medio. La correlacin promedio entre los ndices

    correspondientes es de 0,6, aproximadamente. Por lo general, se los puede utilizar indistintamente cuando se trato de esta-

    blecer relaciones con otras variables. En otras palabras, la mayor parte de estos ndices dara una misma relacin entre sta-

    tus econmica-social y voto.7

    Empleamos los cifras recogidas en nuestra encuesta de mayo porque en ella logramos entrevistar al mayor nmero de ca-

    sos. Se obtienen iguales porcentajes para el panel y los grupos de control, tomados por separado o en combinaci n, cual-

    quiera sea el perodo de la campaa considerado.

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    Sin embargo, comprobamos que la subclasificacin en base a la ocupacin poco agrega a la cla-sificacin segn el ndice general de S.E.S., es decir que con ella no se obtiene una mayor diferencia-

    cin de grupos. En otras palabras, los individuos de igual status socioeconmico general tienen aproxi-

    madamente la misma actitud poltica, cualquiera sea su ocupacin. Si mantenemos constante la inci-

    dencia del nivel general de S.E.S. veremos que la influencia que el factor ocupacin puede ejercer por

    smismo sobre el voto es comparativamente pequeo.

    Tal vez el factor crucial no sea tanto la ocupacin objetivo del sujeto como la propia opinin

    sobre su status social. Por ejemplo, un obrero que sea capataz, o aspire a serlo, puede, en consecuencia,

    identificarse con los intereses empresarios. Esta idea tambin podra llevarle a creer que su bienestar

    personal est ligado ms bien a la prosperidad patronal que a la de los obreros. Es probable, entonces,

    que la propia identificacin de un individuo con determinada "clase" ejerza ms influencia sobre su

    voto que su verdadera ocupacin. A fin de estudiar este fenmeno, los encuestadores formularon, enoctubre y noviembre, la siguiente pregunta9: "A cul de estos grupos cree usted pertenecer?" Cuando

    alguno de los interrogados responda que se consideraba fuera de cualquiera de los grupos propuestos,

    se le hacia esta pregunta: "En qu grupo se halla usted ms interesado?" las respuestas asreunidos

    proporcionaron los datos necesarios para nuestra segunda subclasificacin. La identificacin subjetivo

    con un grupo social es ms importante en la determinacin del voto de un individuo que su ocupacin

    objetiva (cuadro 5). No es de sorprender, puesto que aquentra en juego un elemento actitudinal estre-

    chamente relacionado con otros factores de igual ndole que influyen sobre el voto. En realidad, la in-

    clusin de este elemento de identificacin acrecienta considerablemente la posibilidad de predecir la

    afiliacin poltica exclusivamente en base a la clasificacin por el nivel de S.E.S. (cuadro 3). En los

    niveles superiores (A + B) encontramos dos veces msrepublicanos que en los inferiores. Ahora bien,

    si aadimos la subclasificacin fundada en la propia identificacin con un grupo social, dicha discrimi-nacin incrementa la pro- porcin en ms de tres a una.

    9Interrogamos al grupo de control en octubre y al panel en noviembre. El cuadro 5 presenta ambos grupos combinados.

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    Cuadro 5. Mientras que la ocupacin objetiva aade poco a la relacin entre nivel de S.E.S. y voto, la identificacin subje-

    tiva, sea con el grupo "empresario" o con el grupo obrero", es un factor de mayor peso

    En pocas palabras, el ndice general de S.E.S. puede perfeccionarse si se lo combina con otras

    mediciones sociales, especialmente la mencionada identificacin subjetiva. El conocimiento ms deta-

    llado de la caracterizacin social del encuestado permite establecer, en grado correspondiente, una me-

    jor relacin con su afiliacin poltica. Los ciudadanos adinerados, los poseedores de bienes ms nume-

    rosos y de mejor calidad, los que tenan intereses comerciales constituan el tipo de personas general-

    mente adheridas al Partido Republicano. En cambio, la gente humilde, los individuos cuyos hogares y

    ropas eran ms modestos, la clase que se reconoca como obrero, formaba el electorado demcrata. En

    conclusin: a diferentes caractersticas sociales corresponden distintos inclinaciones polticas.

    Religin y edad

    En el condado de Erie actuaba an otro factor tan importante como el nivel de S.E.S.: el credo

    religioso.

    La encuesta de mayo mostr que el 60% de los protestantes tenan la intencin de votar por los

    republicanos y que slo el 23% de los catlicos pensaban hacer lo mismo. A primera vista, esta apre-

    ciacin podra parecer falsa. Puesto que los catlicos, como grupo, tienen habitual- mente un status

    econmico inferior al de los protestantes, dicho porcentaje sera simplemente un reflejo de los niveles

    de S.E.S. Sin embargo, no lo es. En cada uno de los niveles de S.E.S., la religi n ejerce una importante

    influencia en la determinacin de la afiliacin poltica (cuadro 6).

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    Cuadro 6. Hay una neta separacin poltica entre catlicos y protestantes. Esto no puede atribuirse simplemente al hecho

    de que los catlicos de nuestro pas tienen, por lo general, status socioeconmicos ms bajos que los protestantes. La rela-

    cin entre voto y credo religioso se mantiene en cada nivel de S.E.S.

    Esta diferencia entre protestantes y catlicos admite varias explicaciones. Quizs se deba al dife-

    rente origen nacional de los grupos religiosos. En las grandes ciudades, los irlandeses, polacos e italia-

    nos -catlicos en su mayora- estn fuertemente ligados al Partido Demcrata. Pero esto no basta para

    explicar el comportamiento electoral de los catlicos del condado de Erie, pues allhaba slo un grupo

    apreciable de habitantes que no era de origen anglosajn: el alemn. La composicin religiosa de este

    grupo era la mismo que la del resto de la poblacin del condado.

    No obstante este intento de explicacin, poco satisfactorio en smismo, contiene el germen de

    otra hiptesis que, indudablemente, tiene mayor validez. Desde la llegada al pas de las olas de inmi-

    grantes irlandeses, italianos y polacos, los catlicos mantuvieron una tradicional fidelidad al Partido

    Demcrata. Muchos de los dirigentes demcratas han sido catlicos (recurdese a Raskob, Farley,

    Flynn, Walker, Hannegan, presidentes del comit nacional en aos recientes). Adems, los demcratasfueron quienes presentaron por primera vez un candidato catlico, Al Smith, en las elecciones presi-

    denciales de 1928. La inclinacin poltica de los catlicos se explica, hasta cierto punto, por este simple

    hecho histrico.

    Es tambin probable que esta tendencia se vea fortalecida por la tradicional simpata del clero

    catlico hacia el Partido Demcrata, la cual tiene su origen histrico en las diferentes corrientes inmi-

    gratorias procedentes de Europa. Aunque los sacerdotes quizs no se hayan ocupado de ejercer una in-

    fluencia poltica directo, es probable que sus preferencias se hayan infiltrado a travs de la comunidad

    de religin. Hasta puede suceder que algunos feligreses, especialmente aquellos a quienes no interesa

    demasiado la poltica, sigan a su sacerdote simplemente como manifestacin de esa solidaridad de gru-

    po que con tanta frecuencia se observa entre los catlicos.

    Asimismo, es probable que el voto predominantemente demcrata de los catlicos sea la forma

    en que un grupo minoritario expresa su apoyo por un partido tambin minoritario. En la mayora de las

    comunidades norte- americanos, los catlicos estn en minora con respecto a los protestantes; del

    mismo modo, en casi todo la regin septentrional, los demcratas representan una minora poltica a

    pesar de sus recientes triunfos, puesto que lo "normal" alles votar por los republicanos. Por ende, el

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    voto demcrata de los catlicos podra ser la manifestacin de un sentimiento de identificacin con los

    demcratas por su carcter comn de grupo minoritario10.

    La diferencia de tendencias polticas de ambos grupos religiosos sirve para introducir el factor

    edad en la determinacin de las preferencias electorales. Se admite generalmente que la gente madura

    es ms conservadora en todo sentido, incluso en poltica, tanto porque gusta perpetuar su propio pasado

    idealizado como porque tiene ms que conservar. Segn el mismo criterio, la gente joven es ms liberal

    y est mejor dispuesta a aceptar innovaciones. Si reconocemos validez a los estereotipos populares -el"conservadurismo" republicano y el "liberalismo" demcrata- podemos afirmar que, en 1940, el mito se

    cumpli en el condado de Erie. En el mes de mayo, el 50% de las personas menores de 45 aos y el

    55% de los que pasaban dicha edad, manifestaron que votaran por los republicanos. Sin embargo, estos

    resultados no se mantienen al analizar cada grupo religioso por separado (cuadro 7). Slo dentro del

    grupo protestante haba ms republicanos entre la gente mayor.

    En cuanto a los catlicos, la situacin era diametralmente opuesta: las personas de edad madura

    eran quienes mostraban ms preferencia por los demcratas. Esta diferenciacin en lo relacin entre

    edad e inclinaciones polticas admite dos explicaciones probables. En primer lugar, la gente joven, que

    est generalmente menos expuesta que los mayores a la accin clerical, muestro menor influencia de la

    religin sobre el voto. Es asque encontramos, entre los protestantes, jvenes menos republicanos que

    sus mayores, mientras que los catlicos jvenes son menos demcratas que los de las generacionesprecedentes. En segundo trmino, el mito de que la edad trae consigo un conservadorismo poltico -

    creencia que desmienten los hechos expuestos- puede aplicarse en otro sentido. Al igual que el apetito,

    la costumbre se estimula con lo mismo que la alimenta. Los factores religiosos que influyen sobre las

    inclinaciones electorales cobran fuerza con los aos, de manera que las personas mayores los sienten

    con ms intensidad. El transcurso de los aos brinda a la religin la oportunidad de influir ms largo

    tiempo sobre los fieles, de adoctrinarlos y de afectar sus ideas a travs de los elementos comunes. En

    otras palabras, la edad no conduce necesariamente al conservadurismo poltico pero sal social.

    10De ser as, los catlicos del sur tenderan a votar por los republicanos ms que los protestantes de la mismo zona. (Datos

    pertinentes serviran para corroborar esta hiptesis).

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    Cuadro 711

    . Dentro de cada grupo religioso, los votantes ms jvenes parecen rebelarse contra las tendencias de los mayo-

    res. Los protestantes jvenes votan por los republicanos menos frecuentemente que los protestantes mayores, y los catlicos

    jvenes son menos demcratas que los de ms edad.

    Indice de predisposicin poltica

    Hasta este punto, hemos aislado dos influencias de importancia en la determinacin del voto: el

    nivel de S.E.S. y la religin profesada por el votante. En cuanto a la edad, recordemos que su efecto

    poltico no es el mismo entre los catlicos que entre los protestantes. Se investigaron otros factores pero

    slo uno mostr tener significacin estadstica: haba un 14 % ms de votantes republicanos en la zona

    rural del condado que en Sandusky, la poblacin industrial ms importante, que contaba con 25.000

    habitantes.Se descubrieron otras diferencias menos significativos. Las mujeres, por ejemplo, demostraban

    cierta preferencia por el Partido Republicano. Lo mismo suceda con las personas ms instruidas, pero

    la educacin est tan ntimamente ligada al nivel de S.E.S. que quizs ni siquiera podramos aislar su

    influencia si empleramos una clasificacin econmica ms refinado.

    La correlacin mltiple existente entre el voto y los factores sociales arriba analizados es apro-

    ximadamente igual a 0,512. Pero la mayor parte del valor predictivo de todos estos factores deriva de

    tres elementos principales: nivel de S.E.S., religin y lugar de residencia Casi el 75% de los granjeros

    protestantes ricos votaron por los republicanos, en tanto que el 90% de los obreros catlicos residentes

    en Sandusky se inclinaron por los demcratas.

    11Se obtienen los mismos resultados si el status econmico es mantenido constante. Dentro de cada grupo econmico, los

    protestantes de ms edad son ms republicanos, y los catlicos mayores son ms demcratas. Puesto que en nuestro pas la

    educacin est tan ligada a la edad -la generacin joven ha recibido los beneficios de los recientes adelantos de la instruc-

    cin pblica-, las diferencias de educacin pueden incidir sobre los resultados. No obstante, si se toman valores constantes

    del nivel de instruccin (dentro de lo que permiten los estad sticas confiables), las diferencias determinados por la edad

    subsisten.12

    En esta correlacin hemos omitido la identificacin social pues no se la considera como caracterstica primaria sino, ms

    bien, como una actitud derivada de dichas caractersticas.

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    Cuadro 8. Un nivel de S.E.S. elevado, la religin protestante y la residencia en zona rural predisponen a favor del Partido

    Republicano; las caractersticas opuestas corresponden a una predisposicin demcrata. Reunidos estos tres factores en un

    ndice de predisposicin poltica (I.P.P.), se prueba su efecto por la alta correlacin que presenta con las intenciones del

    votante

    A los efectos de simplificar el uso de estos factores en nuestro estudio, confeccionamos un ndi-

    ce de predisposicin poltica (I.P.P.)13 de manera tal que los interrogados pudieran ser clasificados se-

    gn una escala que abarcase desde aquellas personas con una fuerte predisposicin republicana, en un

    extremo, hasta las que poseyeron una marcada inclinacin demcrata, en el otro. Si bien los ndices son

    menos exactos que los coeficientes de correlacin mltiple, permiten, sin embargo, distinguir fcilmen-

    te las predilecciones polticas de los individuos que muestran diferentes combinaciones de caractersti-

    cas personales (cuadro 8). la proporcin de republicanos va disminuyendo, de manera constante y signi-

    ficativa, desde un extremo hasta el otro de la escala de predisposiciones polticas. Con este procedi-

    miento, la simple combinacin de tres caractersticas personales primarias sirve para "explicar" en bue-

    na medida las preferencias polticas de los ciudadanos.

    Un conocido adagio de nuestro folklore afirma que el hombre no es ms que lo que piensa ser.

    Dicho refrn refleja un rasgo tpico de este pueblo: su creencia en las posibilidades ilimitadas, su ten-

    dencia al autodesarrollo, etc. Encontramos ahora que tambin es valedera la afirmacin inversa: el

    hombre piensa, en lo poltico, tal como es en lo social. Vale decir que las caracter sticas sociales deter-

    minan la preferencia poltica.

    *****

    Apndice A. Confeccin de ndices

    En varios puntos del texto nos referimos a ndices que habamos establecido con el propsito de

    facilitar el estudio de las predisposiciones, actividades y actitudes polticas. A continuacin presenta-

    13

    Para una descripcin ms detallada de este ndice, vase el apndice.

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    remos una breve explicacin de cada uno de dichos ndices [slo extraemos la explicacin correspon-

    diente al Indice de Predisposicin Poltica].

    El ndice de predisposicin poltica (I.P.P.)

    El estudio de los votantes demostr que los tres factores que mejor pueden guiamos en el intento

    de predecir cu1 ser el voto de determinado individuo son: el credo religioso, el nivel de S.E.S. y ellugar de residencia. El ndice de predisposicin poltica se estableci haciendo una estratificacin por

    religin y residencia dentro de celda nivel de S.E.S. A un residente rural de bueno posici n y credo pro-

    testante le atribuimos un puntaje 1 con lo que sealamos una marcado predisposicin republicana. En

    cambio, a los catlicos que ocupaban los niveles inferiores de S.E.S. y habitaban en el centro urbano

    del condado de Erie les adjudicamos un puntaje igual a 7, lo cual denota una fuerte predisposici n de-

    mcrata. He aquel procedimiento:

    Protestante CatlicaRural Urbano Rural Urbano

    A, B 1 2 3 4

    C+ 2 3 4 5C- 3 4 5 6D 4 5 6 7

    Daremos ahora la distribucin de los encuestados conforme a este ndice (las cifras correspon-

    den al mes de mayo):

    Puntaje Frecuencia1 1482 2893 467

    Predisposicin predomi-nantemente republicana

    4 3195 2836 977 47

    Predisposicin predomi-nantemente demcrata