Lección I LA DIMENSIÓN CULTURAL DE LA VIDA SOCIAL · 2014-02-12 · Las señas de presencia de la...
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Lección I
LA DIMENSIÓN CULTURAL DE
LA VIDA SOCIAL
Y cuando ya todo estuvo junto, vino el espíritu y lo puso en orden.
ANAXÁGORAS
CONTENIDO DE ESTA
LECCIÓN:
1. La dimensión cultural
2. La idea de cultura en
el discurso moderno
3. El problema actual
en la definición de
cultura
Presentación correspondiente
al Tema 1
¿Qué es la dimensión cultural?
La dimensión cultural… 'es un nivel de comportamiento social que parece “innecesario” desde la perspectiva de la eficiencia funcional en la producción y el consumo de las condiciones de supervivencia del animal humano, pero que, sin embargo, acompaña a éstas inseparablemente, afirmándose como pre-condición indispensable de su realización'.
Al estudiar a ciertos grupos humanos, la descripción
etnográfica de corte empirista* supone un modelo
ideal del proceso de trabajo, un modelo “de la
estructura técnico-funcional mínima que deben tener
tanto el diseño como los utensilios y las operaciones
manuales necesarias” para su reproducción social;
*Nota: Cuando se habla de etnografía se alude a esa parte de la investigación antropológica consistente en la experimentación empírica. Técnica bajo la cual el conocimiento de la dimensión cultural es sometido a una concepción positivista o a una explicación matematizada de la realidad.
… pero hace notar que dicho modelo se encuentra enriquecido o deformado por la presencia de un conjunto de operaciones a las que califica de «sobrefuncionales», instrumentalmente superfluas, de orden puramente ceremonial o «irracional», desde el punto de vista económico.
Esta explicación se apoya
del modo siguiente:
Primer ejemplo:
Según descripción de Bronislaw
Malinowski, los habitantes de las
islas Trobriand, antes de echar
abajo el árbol con el que habrán
de construir una canoa, realizan
toda una serie de otras
operaciones destinadas a
“limpiarlo” de su conexión con el
resto del bosque, para que del
árbol que se le arranca salga una
canoa buena para navegar,
pescar, transportar, jugar,
etcétera.
La peculiaridad de la técnica empleada – que se
extiende a todos los ámbitos de la vida de los
nativos de las islas Trobriand - pone de manifiesto la
vigencia de un momento, elemento o componente
de orden “mágico” que demuestra ser constitutivo
de la “civilización material”* de los trobriandeses.
*Por “civilización material” se entiende el conjunto de prácticas orientadas a satisfacer las necesidades básicas o meramente funcionales del ser humano
Segundo ejemplo:
El comportamiento de ciertos grupos humanos de la Amazonia que
viven dentro de un medio natural rico en determinadas substancias
alimenticias que, sin embargo, no entran en su dieta, también podría
calificarse de “disfuncional”, ya que dichas substancias simplemente
no concuerdan con el principio mágico e “irracional” que delimita y
define qué es comestible en contraposición a lo que no lo es.
En este caso la pre-condición opera como una prohibición.
*Esto hace ver que en la realización de los actos de producción y
consumo, las sociedades citadas -trobriandesa y amazónica-
conocen un escenario de reciprocidad con la naturaleza y un orden
de valores para su comportamiento que está más allá de lo
racional-eficientista de la técnica, es decir, que rebasa lo
pragmático-utilitario.
Para ayudar a entender y distinguir lo que hasta aquí se
ha definido como dimensión cultural, se formulan las
siguientes preguntas:
¿Es posible generalizar este rasgo llamativo de la existencia
de los pueblos antiguos y afirmar que, en todos los casos
imaginables –incluso en las civilizaciones actuales de
Occidente, en donde la técnica moderna parece haber
“desencantado” al mundo, barrido con la magia y la
superstición y logrado depurar al proceso de
producción/consumo de todo ingrediente ajeno a la
efectividad instrumental- la reproducción social del ser
humano requiere para su cumplimiento de una “pre-
condición” que resulta, si no ajena, sí de un orden
diferente al de las condiciones operativas reconocibles en
la perspectiva funcional de la vida animal y su derivación
humana?
¿Hay una “dimensión”
de la existencia social - del tipo de aquel que
entre los pueblos de las
islas Trobriand está casi
plenamente ocupado por
la magia - una
“dimensión cultural”
que es esencial para
esa existencia y que es
irreductible al nivel
dominado por la
técnica utilitarista?
La respuesta que se ofrece en el texto
a estas preguntas es afirmativa.
Es en la dimensión cultural de la
existencia humana, precisamente en ese nivel “meta-funcional” de su comportamiento, en donde dicha existencia se
afirma propiamente como
tal.
Para explicar la dimensión cultural
se distinguen, por su apariencia,
dos niveles de comportamiento en
el proceso de reproducción social:
dos niveles que de ninguna manera
son ajenos, pero sí de un orden
diferente.
Veamos lo anterior con mayor detenimiento:
Primer nivel. Un nivel de
comportamiento social engloba las
condiciones de supervivencia
reconocibles en la perspectiva funcional
de la vida animal y su derivación
humana. O sea, engloba el conjunto de
operaciones físicas requeridas para
obtener o producir aquello que permita
sostener la vida.
¿Cuáles son aquí las condiciones de supervivencia animales o humanas?
Segundo nivel. El otro nivel de comportamiento se
distingue por la presencia de un conjunto de operaciones o
precondiciones que parecieran “innecesarias”,
“disfuncionales” e, incluso, “irracionales”, desde cierta
óptica racionalista, pero que son las que le imprimen un
determinado sentido a la vida.
PONGAMOS UN EJEMPLO
En las islas de Papúa, en Nueva Guinea, se practica una técnica de caza tradicional.
En estas islas vive Blais, «El Hechicero del Mar»
Blais golpea la superficie del agua mediante un instrumento físico y «metafísico» (es decir, natural y “sobrenatural” al mismo tiempo); instrumento con el que produce una señal, parecida al ruido de los peces, a fin de atraer al tiburón y atraparlo.
*Pero
Al tiempo de golpear el
agua, Blais le canta al
«espíritu del tiburón» para
que éste se acerque y le
permita «hechizarlo».
Tras largas horas de espera, un tiburón gris se acerca. Blais
prepara un segundo instrumento –igualmente natural y
“sobrenatural”- con el que lo atrapa y lo «hechiza». Finalmente,
Blais decide no sacrificar al tiburón y lo libera, tratando de evitar
la extinción de éste y la de su propia identidad.
¿Qué es lo operativo funcional y qué lo «disfuncional» en este ejemplo?
«en la vida práctica de todos los días, este segundo nivel de comportamiento social acompaña inseparablemente a las condiciones de supervivencia humana, y se afirma como pre-condición indispensable de su realización.»
A CONTINUACIÓN VEREMOS LA ARGUMENTACIÓN DESPLEGADA EN EL TEMA JUSTO PARA RECONOCER LA PRESENCIA DE LA DIMENSIÓN CULTURAL, Y DESCRIBIRLA A PARTIR DE SUS EFECTOS EN LA REALIDAD SOCIAL Y EN EL ACONTECER HISTÓRICO
La pre-condición que acompaña a las condiciones de
supervivencia humana se encuentra presente en todos los
ámbitos de la vida social, posibilitando identificar lo
específicamente humano.
Es en la dimensión cultural de la existencia humana, precisamente en ese nivel “meta-funcional” de su comportamiento, en donde dicha existencia se afirma propiamente como tal.
Las señas de presencia de la dimensión cultural
desbordan todo intento de concebir a ésta como una
serie de hechos que tuvieran una vigencia
independiente o exterior- sea como una CO-ESTRUCTURA o
bien como una SUPRA-ESTRUCTURA -
respecto de la realidad central de los procesos reproductivos de la vida
humana
¡NO!
¿SUPRA-ESTRUCTURA?
¡NO!
Dimensión cultural
Dimensión material
¿CO-ESTRUCTURA? Super-estructura
Infra-estructura
El “mundo de la cultura” no puede ser visto como el remanso de la
improductividad permitida (en última instancia recuperable) o el
reducto benigno (en última instancia suprimible) de la irracionalidad
que se encontraría actuando exteriormente y al servicio del mundo
realista y esencial de la producción, el consumo y los negocios.
La realidad cultural da muestras de pertenecer orgánicamente a
la vida práctica y pragmática de todos los días, incluso allí donde
no parece ser requerida por la higiene funcional de los procesos
modernos de producción y consumo.
Es un hecho cada vez más reconocido que lo
aparentemente “accesorio” resulta
indispensable para lo “esencial”.
Incluso, no es
extraño oír que
la belleza y la
verdad de un
teorema
matemático
llegan a
confundirse en
el momento más
creativo de su
formulación.
No es extraño tampoco, para la sociología del trabajo,
encontrar que los obreros de las sociedades más
desarrolladas no cumplen las mismas operaciones
técnicas con la misma eficiencia en un “ambiente
fabril” que en otro.
Todo proceso de trabajo está marcado por una peculiaridad en
su realización concreta, misma que penetra y se integra
orgánicamente en su estructura instrumental y sin la cual pierde
su grado óptimo de productividad
Coa
Arado
Celtibéricos
Guadaña
La historia de la tecnología comprueba que no es una sino que
son muchas las “lenguas” -o los instrumentos de producción- que
llevan a cabo la actualización o la codificación en términos
pragmáticos efectivos de los descubrimientos científicos.
La dimensión pre-condicionante es una instancia que
determina la(s) toma(s) de decisión constitutiva(s) de su
comportamiento efectivo y no un simple reflejo o
manifestación de otras instancias que fuesen las decisivas.
Explique mediante un ejemplo
La posibilidad de transformación de una técnica dada no
siempre es aprovechada históricamente de la misma manera.
Es como si una fidelidad al esquema técnico de su pasado dorado les obligara a mantenerlo incluso cuando su decadencia lo ha vaciado de contenido práctico y les impidieran reconocer las exigencias técnicas de otros posibles contenidos pragmáticos.
Por ejemplo, el no empleo “productivo” de la rueda por los teotihuacanos y de la pólvora por los chinos.
Lo mismo ocurre con las posibilidades de transformación de la
vida institucional.
Por ejemplo, el cristianismo tuvo siempre la tendencia de ser adoptado de una cierta manera en el norte de Europa y de otra diferente en el sur, dando lugar después a la división entre el cristianismo católico romano y el cristianismo protestante, división que no hará más que funcionalizar en términos modernos la subordinación de una argumentación teológica a dos modos contrapuestos de trato con lo Otro y de autoidentificación.
Cristianismo Protestante
Cristianismo Católico
Martín Lutero y la reforma
Ignacio de Loyola y la contra-reforma
Otro ejemplo es el de
la democracia que,
como procedimiento
moderno en la
cultura cristiana
calvinista o nor-
europea de construir
una voluntad
representativa de la
sociedad civil, no ha
podido -tras dos
siglos de intentarlo-
hacer abstracción de
su origen cultural y
adaptarse a las otras
culturas políticas
modernas.
Lo mismo
se puede
decir del
socialismo
que no ha
sido la
misma cosa
en Rusia,
China o
Cuba.
La dimensión cultural no sólo es una pre-condición que
adapta la presencia de una determinada fuerza histórica a
la reproducción de una forma concreta de la vida social,
sino un factor que es también capaz de inducir el
acontecimiento de hechos históricos.
Por ejemplo, la “madurez” de la situación revolucionaria en Rusia en 1917 para dar lugar a una revolución socialista no se gestó en sus condiciones económicas, sociales y políticas. Se gestó en la dimensión cultural de la vida social que había alcanzado un alto grado de densidad conflictiva. Aquello que, en principio, sólo podía salir de la maduración de unos conflictos económicos y políticos propios de las situaciones capitalistas desarrolladas pudo ser sustituido por el resultado de la maduración de un conflicto cultural en una situación subdesarrollada.
Pedro El Grande estableció un reinado absolutista que se concentró en la modernización de Rusia.
La actividad de la sociedad en su dimensión
cultural, aun cuando no frene o promueva
procesos históricos, aunque no les imponga una
dirección u otra, es siempre, en todo caso, la que
les imprime un sentido o significado.
La antropología moderna ortodoxa topa con sus límites cuando
debe intentar la explicación de ciertos comportamientos
sociales que resultan absurdos cuando, en el “equilibrio
interno” del sistema que los constituye, se ve únicamente la
cristalización de una estrategia de supervivencia o de
mantenimiento de la vida humana, concebida ésta como una
simple variedad específica de la vida animal.
Una crítica de la antropología moderna sólo puede partir del
reconocimiento de ese algo –una precondición cultural- que
rebasa y trasciende la realización puramente “funcional” de las
funciones vitales del ser humano; un excedente o surplus
ontológico* que, en lugar de ser subsumido en el tratamiento de
otras dimensiones de la reproducción social, debe ser
tematizado de manera propia.
* La percepción del dolor es una determinación óntica, algo común de algunos entes (animales o humanos). * La posibilidad de postular una idea de “dolor” o “muerte” es una determinación ontológica, algo propio del ser de un ente (sólo de los seres humanos).
Es indudable que la vida social y la historia humana no
son un desarrollo o perfeccionamiento de la “lógica”
específica de la vida animal.
La existencia humana presenta determinados comportamientos que poseen coherencias propias, “disfuncionales” respecto de la “animalidad humanizada”* e irreductibles a ella.
* Por “animalidad humanizada” se entiende la realización puramente “funcional” de las funciones vitales -o la mera satisfacción de las necesidades básicas- del ser humano: comer, dormir, reproducirse, etcétera.
Dicho de otro modo, la vida humana posee
coherencias propias “instrumentalmente
superfluas” que rebasan o trascienden la
“lógica” específica de la vida animal.
En consecuencia (…) “ no es la ek-sistencia humana la que puede
derivarse a partir de la “lógica” específica de la vida animal o de
la realización puramente “funcional” de las funciones vitales del
ser humano, sino al contrario, la animalidad del hombre la que
debe definirse a partir de los modos de su ek-sistencia”.
Fin del Tema 1
Se dice “ek-sistencia” justo para indicar la diferencia que hay entre las determinaciones del animal y del humano; el animal tiene existencia mientras que el ser humano tiene ek-sistencia, no viven del mismo modo. Por ejemplo, el humano es el único animal que sabe que “va a morir”; el animal simplemente no lo sabe. Es por ello que a decir de Heidegger, es la animalidad la que proviene de la humanidad y no al revés, pues en cierto sentido los animales no saben que hay “humanos”, no tienen este concepto, es el humano el que ha creado el concepto de animal.
Entierro del Conde de Orgaz, El Greco.
APÉNDICE A modo de ejercicio y para finalizar esta presentación, anexamos un
ejemplo del peculiar nivel de comportamiento social a que ha dado lugar
la modernidad capitalista y al cual también se le podría definir como
“mágico”, “metafuncional”, “disfuncional”, “innecesario”, “irracional,
“sobrenatural”, etcétera, por supuesto, viendo dicho comportamiento
desde la forma natural del proceso de reproducción social.
Título del ejercicio: El Fetiche moderno
Del mismo modo en que Blais, “El Hechicero del Mar”, utiliza un
instrumento biplanar - natural y “sobre-natural” - para cazar al tiburón y
sostener su existencia, el individuo asimilado a la lógica moderna
también recurre a un instrumento semejante en su vida cotidiana.
EL FETICHE MODERNO
La mercancía es un objeto práctico -natural y “sobrenatural”- que lo mismo se
usa para el consumo que para la venta: en tanto se usa para el consumo la
mercancía es un objeto concreto, posee una forma natural, cualitativa; en tanto se
usa para la venta se trata de un objeto abstracto, posee una forma “sobre-natural”,
una forma de valor, puramente social, cuantitativa.
LA MERCANCÍA ES EL FETICHE MODERNO
Bajo el capitalismo la forma “sobrenatural” o forma de valor de
la mercancía se autonomiza respecto de su forma natural,
pasando a subordinar al proceso de producción y consumo de
bienes concretos, sustituyendo al sujeto del trabajo.
Ese objeto “sobre-natural”, en su forma más desarrollada,
es la mercancía-dinero. Dinero que en su función de
equivalente de todas las demás mercancías tiene el “poder
mágico” de producir más dinero.
Nos estamos
refiriendo al
capital, es decir,
al valor que se
autovaloriza y se
acumula mediante
la compra y la
explotación del
trabajo vivo.
De ahí que el individuo se vea obligado a idear y practicar distintos recursos (que
tienen que ver con los dioses arcaicos, la suerte, la lógica probabilística, la violencia, el
engaño, la guerra, etc.), a fin de conectarse con ese otro Dios, ese ente “sobre-natural” que
habita en el dinero y todas las demás mercancías, y cuya posesión se convierte en una
obsesiva y, al mismo tiempo, absurda “pre-condición” (“disfuncional” vista desde la forma
natural) que lleva al individuo a “matarse” o negarse todos los días -y a negar la humanidad
de otros- para seguir viviendo.
Esta pre-condición propia del hecho capitalista se expresa de modo distinto en cada región del mundo, como resultado de una peculiar combinación de lo que Bolívar Echeverría define como los cuatro ethos -o estrategias de comportamiento social- configurados en la modernidad. Estrategias o principios de organización social para “hacer vivible lo invivible”, entre las cuales predomina cada vez más el “american way of life” de los EE.UU de Norteamérica. Pero esa... esa es ya otra historia y materia para un nuevo ejercicio.
FIN DE LA PRESENTACIÓN
Agradeceremos sus comentarios