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    DIRECTORIO UPN

    Tenoch Esa Cedillo valosRector

    Eva Francisca Augusta Rautenberg y PetersenSecretaria Acadmica

    Federico Valle RodrguezSecretario Administrativo

    Alejandra Javier JacuindeDirectora de Planeacin

    Karen Solano FernndezDirectora de Servicios Jurdicos

    Fernando Velzquez MerloDirector de Biblioteca y Apoyo Acadmico

    Xchitl Leticia Moreno FernndezDirectora de Unidades UPN

    Amrica Mara Teresa Brindis PrezDirectora de Difusin y Extensin Universitaria

    Mayela Crisstomo Alcntara

    Subdirectora de Fomento Editorial

    Coordinadores de rea Acadmica

    Dalia Ruiz vila1. Poltica Educativa, Procesos Institucionales y Gestin

    Gisela Victoria Salinas Snchez2. Diversidad e Interculturalidad

    Teresa Martnez Moctezuma3. Aprendizaje y Enseanza en Ciencias, Humanidades y Artes

    Mara Estela Arredondo Ramrez4. Tecnologas de la Informacin y Modelos Alternativos

    Mnica Anglica Calvo Lpez5. Teora Pedaggica y Formacin Docente

    CONSEJO EDITORIAL

    DirectorJorge Alberto Chona Portillo

    Director fundadorRoberto Pulido Ochoa

    Asistentes de direccinPatricia Ruiz NakazoneMarco Esteban Mendoza Rodrguez

    Coordinadora de este nmeroTeresa Martnez Moctezuma

    Consejo EditorialDiana Violeta Solares PinedaRigoberto Gonzlez NicolsMara de Jess Lpez CervantesDaniel Lara SnchezAnglica Jimnez RoblesElosa Gutirrez SantiagoAdn Jimnez AquinoYolanda de la Garza de LaraCarlos Anaya Rosique

    Carmen Ruiz NakasoneTere Garduo RubioValentina Cantn ArjonaRosa Isela Barrera SalgadoMartha Tlaseca PonceMara Guadalupe Correa SotoMarco Esteban Mendoza Rodrguez

    Jess Arriaga MoralesGerardo Ortiz MoncadaAlicia vila StorerFelipe Ramos TrejoMara Luz Lpez Morales (Monclova, Coahuila)Liliana Ochoa (Argentina)Rafael Porln Ariza (Espaa)Jos Martn Toscano (Espaa)Mara del Pilar Unda (Colombia)Martha Crdenas (Colombia)Ernesto Gmez (Espaa)Josette Jolibert (Francia)

    ColaboradoresRed de Lenguajes por la Transformacin de la Escuela

    y la Comunidad. MxicoRed de maestras y maestros animadores de la lectura y escrituraen Iztapalapa, Distrito FederalJess R. Anaya RosiqueMara de los ngeles Huerta AlvaradoJuan Manuel Rendn E.

    Diseo grfico original y portadaMargarita Morales Snchez

    FormacinMargarita Morales SnchezMara Eugenia Hernndez Arriola

    Diseo de encarte, formacin y diagramacinMargarita Morales Snchez

    TraduccinResmenes: Csar Makhlouf Akl

    FotografaAutores de los artculos

    EdicinArmando Ruiz Contreras

    entre maestr@s es una publicacin trimestral de la UniversidadPedaggica Nacional, Carretera al Ajusco nm. 24, col. Hroesde Padierna, 14200, Tlalpan, Mxico, . Tel. 5630 97 00.

    www.upn.mx

    entre maestr@s es una revista indexada en Latindex, folio 14091, desde2004. Publicacin digital a partir de 2013. Nm. 46, otoo, 2013.

    Certificado de reserva de derechos al uso exclusivo ante el InstitutoNacional del Derecho de Autor 04-2013-071814033500-203.Nmero de certificado de licitud de ttulo en trmite.Nmero de certificado de licitud de contenido en trmite. en trmite. Editora responsable: Amrica Mara Teresa BrindisPrez.

    Las opiniones expresadas en los artculos son responsabilidadde los autores.

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    Para

    y

    desde

    elcons

    ejo

    tcnico

    Lectura, escritura y democracia*

    Gregorio Hernndez Zamora**[email protected]

    VISIONES DE LA LECTURA

    P ara empezar, es complicado hablar al mismo tiempo de la lectura y de la escritura. Sabe-mos que son dos caras de la misma moneda, pero en Mxico es fuerte la tendencia a hablarde la lectura ms que de la escritura. Y aunque buena parte de este encuentro est dedicado aproducir y compartir la escritura, comenzar tambin en el lado de la lectura.

    Lo primero es distinguir dos funciones centrales pero diferentes de la lectura: su funcin

    privada y su funcin pblica. La funcin privada se refiere a la relacin individual e ntima entreun lector y un texto: lo que le hace pensar, sentir o imaginar. En cambio, la funcin pblicade la lectura tiene que ver con su potencial como prctica emancipadora y democratizadora.Veamos con ms detenimiento cada una de estas funciones.

    Por alguna razn, la funcin ntima prevalece como idea dominante entre maestros,promotores y fanticos de la lectura. Es la visin, as mismo, de las campaas pblicas enfavor de la lectura. Desde esta concepcin, leer buenos libros es importante y valioso porquestos cultivan, ensean valores, fomentan el amor por lo bello, amplan la visin del mundoy desarrollan la sensibilidad. En suma la lectura se ve como una experiencia ntima de encul-turacin, de consuelo, de relajacin y de catarsis para el lector individual.

    Sin duda sta es una dimensin importante de la experiencia de leer. Pero no es la di-mensin ms ligada a la lucha y la participacin democrtica. Por ello, otras visiones enfocan

    * Texto escrito para el Primer Encuentro Internacional de Lenguaje por la Transformacin de la Escuela y laComunidad. Realizado los das 8, 9 y 10 de diciembre de 2011 en el Centro Escolar Morelos, Oaxaca, Oaxaca.** Profesor-investigador de la Universidad Autnoma Metropolitana, Unidad Cuajimalpa. Doctor en Lengua yCultura Escrita por la Universidad de California en Berkeley, Estados Unidos.

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    Existen dos funciones centrales de la

    lectura: su funcin privada y su funcin

    pblica. La primera se refiere a la rela-

    cin individual e ntima entre un lector

    y un texto. La segunda se refiere a su

    potencial como prctica emancipadora y

    democratizadora. Usualmente se pierde

    de vista esta distincin y hay quienes

    tratan dichas funciones como antag-

    nicas: o se lee literatura de ficcin para

    evadirse de la realidad, o se leen textos

    realistas que mueven a la accin. El autor

    argumenta que es posible, aunque no

    fcil, conciliar ambas perspectivas.

    Palabras clave: funciones privada y pbli-

    ca de la lectura, lectura y democracia,

    utopa y distopa, literatura distpica y

    democracia real, lenguaje y polticas de

    representacin.

    uu

    u

    uu

    There are two central functions of read-

    ing: private and public. The first is referred

    to the individual and intimate relationship

    between a reader and a text. The second

    relates to its potential as an emancipatory

    and democratizing practice. Often we lose

    sight of this distinction and there are those

    who take such functions as antagonistic:

    reading fiction to escape from reality,

    or reading nonfiction texts that prompt toaction. The author argues that it is pos-

    sible, though not easy, to reconcile the

    two perspectives.

    la lectura y la escritura ms bien comoprcticas pblicasque permiten a la gente crear, rechazar o resistir signifi-cados a travs de la reflexin crtica alimentada por lostextos, que ahora son impresos y digitales. En este sentido,leer se ve menos como un acto de goce y ms como unmedio para tomar conciencia sobre la vida y el mundo,lo cual puede, eventualmente, mover voluntades paraintervenir y actuar de manera informada e imaginativaen la transformacin de las realidades sociales. Esta esla visin teorizada y practicada por Paulo Freire y otroseducadores crticos, y su objetivo central es la apropiacinde la lengua hablada y escrita como herramientas parapensar y actuar en el mundo.

    Pienso que ambas dimensiones de la lectura tienen

    consecuencias prcticas importantes. Leemos, a veces, paraescapar de una realidad dolorosa o asfixiante mediante laimaginacin y la ensoacin. Pero leemos tambin, otrasveces, para entender y actuar de lleno en esa realidad.Con frecuencia se pierden de vista o se confunden ambasperspectivas, y hay quienes todava las tratan como pos-turas antagnicas: o se lee literatura de ficcin y entoncesuno se evade de la realidad, o se leen textos realistas quemueven a la accin. Ahora pienso que es posible, aunqueno fcil, conciliar ambas perspectivas. Detengmonos un

    poco en esto.

    A Mario Vargas Llosa le dieron el Premio Nobel en2010 por su cartografa de las estructuras del poder ysus imgenes mordaces de la resistencia del individuo,

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    su rebelin y su derrota (Rodrguez, 2010). Cmopuede la literatura de ficcin retratar las estructurasde poder y las acciones de resistencia? Cuando aVargas Llosa le preguntaron si lo que se dice en lasnovelas es verdad, l escribi un libro titulado: Laverdad de las mentiras(2002), donde se pregunta porqu justo las instituciones ms retrgradas, como laSanta Inquisicin, prohibieron siempre la literaturade ficcin. Quizs, dice l, se debe a que justo losinquisidores entendieron bien la naturaleza de laficcin y su propensin sediciosa (Vargas Llosa,2002, p. 16), y despus agrega:

    Las novelas mienten, pero esa es slo una parte de la

    historia Los hombres no estn contentos con susuerte y casi todos ricos o pobres, geniales o medio-

    cres, clebres u obscuros quisieran una vida distinta

    de la que llevan. Para aplacar tramposamente ese

    apetito nacieron las ficciones. Ellas se escriben y se leen

    para que los seres humanos tengan las vidas que no

    se resignan a no tener. En el embrin de toda novela

    bulle una inconformidad, late un deseo insatisfecho...

    No se escriben novelas para contar la vida, sino para

    transformarla En el corazn de todas ellas llamea

    una protesta (16-17, 22).

    DEMOCRACIA COMO UTOPAY COMO DISTOPADemos ahora un salto al tema de la democracia. Paraello es preciso hacer una distincin entre democraciacomo concepto ideal y democracia como sistema real.Como concepto ideal, la democracia ha sido siempreuna utopa de libertad e igualdad social, un lugardonde ya no hay amos y esclavos, o seores y siervos,

    sino ciudadanos libres de una comunidad de igualesllamada Estado-nacin. Este ideal tiene detrs de suna larga historia humana de segregacin y explota-cin. Hagamos un breve recordatorio histrico. En losregmenes pre-democrticos no haba ciudadanos sinocastas: castas privilegiadas y castas subordinadas. Lossistemas de castas dividan a los miembros de la socie-

    dad en categoras cerradas, fundadas en vnculos decarcter natural o divino. Su existencia se justificabacon la idea de que unos individuos nacen para servira otros, que son desiguales e inferiores por naturaleza,y por lo tanto, que la existencia de grupos desiguales y

    jerarquizados es normal o natural. Los sistemas decastas ms conocidos han sido las sociedades escla-vistas (desde la antigua Grecia hasta el esclavismo enEstados Unidos), las sociedades despticas en Asia yen la Amrica precolombina (por ejemplo, Egipto,Persia, China, Mxico y Per). La India es el ejem-plo de una sociedad de castas que sobrevive hasta elpresente (Crdova 1976, p. 214).

    En el caso particular de Mxico, en tiempos de la Co-

    lonia espaola (1521-1821) se instituy una divisinde la poblacin en tres grandes castas: espaoles (na-cidos en Espaa), criollos (hijos de espaoles nacidosen la Nueva Espaa) y los dems. Estos ltimos, esdecir los mexicanos no europeos (indgenas, mestizos,negros, mulatos, etctera), fueron clasificados en unsistema de sub-castas, para segregarlos an ms de

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    las castas dominantes de los espaoles y criollos, yjustificar su explotacin. Por tres siglos a los indgenasy mestizos se les educ para aceptar que su papel en lallamada Nueva Espaa era callar y obedecer, no pensar,ni hablar, ni hacer preguntas, ni leer, ni escribir; justolos atributos de un ciudadano libre, letrado y educadoen una sociedad democrtica. Tanto las guerras deindependencia como las revoluciones sociales en lossiglos y , buscaron desmantelar los sistemas decastas e instaurar regmenes democrticos.

    Qu fue de estas democracias? Como sistemareal, la democracia se convirti en un orden socio-poltico tan distante del ideal, tan irreal en verdad,que para entenderlo y describirlo es preciso recurrir

    a la literatura de ficcin. Especialmente la literaturadistpica1y las pelculas basadas en este gnero nosresultan tiles para tal fin. Este tipo de obras plantedesde inicios del siglo una serie de visiones futuris-tas de la sociedad. Resulta sorprendente, sin embargo,que la democracia real que vivimos en pleno siglo se parece ms a las distopas de la literatura de ficcinque a la utopa que imaginaron los tericos y polticosrevolucionarios. Me refiero aqu a novelas y pelculascomo Un mundo feliz(Huxley, 1996), 1984(Orwell,

    1993), Farenheit 451 (Bradbury, 1974), Matrix(Wachowski, 1999) o El precio del maana(Niccol,2011), cuyas visiones de futuro representan en formaalegrica, como afirma Vargas Llosa, realidades yexperiencias que bien podemos identificar en la vidareal. Creo que obras como stas son indispensablespara entender y dialogar sobre nuestra democraciareal, que dej de ser un ideal y se vive ms bien condecepcin y desesperanza. Veamos en concreto c-

    1 El tema central de la literatura distpica son las distopas.Una distopa es una sociedad ficticia en muchas formas terriblee indeseable. Es lo opuesto a utopa. Las sociedades distpicasaparecen en muchas obras de ficcin, particularmente en novelasy pelculas futuristas, y se caracterizan por la deshumanizacin,la decadencia social y el dominio de gobiernos totalitarios. Ungobierno totalitario es aquel que busca controlar todo lo que lagente hace, piensa y cree, incluso en su vida privada: con quinesse rene, de qu hablan, etctera.

    mo pintan la sociedad futura o sea la actual algunasde estas obras.

    En Un mundo feliz, de Aldous Huxley (1932), losseres humanos son cultivados en fbricas donde seles condiciona genticamente para pertenecer a unade las cinco castas de la sociedad, llamadas alfa, beta,gama, delta y psilon. Los alfas estn destinados aser los lderes y son, por ello, los ms altos, los mejor

    parecidos y los ms inteligentes. Cada una de las otrascastas es condicionada para ser gradualmente menoscapaz fsica e intelectualmente. As, los betas son me-nos bonitos y menos capaces que los alfas; los gamasmenos que los betas; y as hasta los epsilones, que sonla casta inferior y son los ms bajos de estatura, losms oscuros de piel, los menos inteligentes y los queestn destinados a realizar trabajos de servidumbre.Sin embargo, en este mundo la guerra y la pobrezahan sido erradicadas y todos son permanentemente

    felices, pero si en algn momento sienten dudas oangustia, basta tomar una pastillita de soma paradevolverles la felicidad.

    Otra obra clsica, 1984, de George Orwell(1949), anticipa una sociedad totalitaria donde elgobierno vigila y controla todo por medio de cma-ras y micrfonos ocultos en todas partes, as como a

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    extrema entre castas econmicas y raciales, segrega-das entre s, y con roles, privilegios y territorios biendelimitados y apartados.

    LECTURA, ESCRITURA Y DEMOCRACIASalgamos ahora de la literatura de ficcin y entremosal mundo real. Lo primero es recordar las palabras deotro Premio Nobel de literatura, Jos Saramago, quiensentenci que el poder real es econmico, entoncesno tiene sentido hablar de democracia (Excelsior,2012). Si Saramago est en lo correcto, para qu,entonces, incitar a leer y escribir en un mundo dondeno tiene sentido siquiera hablar de democracia y elfuturo previsible parece desolador?

    Para contestar esta pregunta es indispensable, a mijuicio, borrar las fronteras entre realidad y ficcin. Yes aqu donde entra la palabra utopa, el lugar que noexiste pero que simboliza el objeto sublime que desea-mos perseguir y, por lo mismo, nos hace desear vivir.Tanto en la vida ntima como en la vida social necesi-

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    tamos utopas, porque stas simbolizan un destino alque quisiramos llegar aunque nunca lo alcancemos.Pero es Eduardo Galeano, otro gran escritor, quienexpresa mejor esta luminosa idea: La utopa est enel horizonte. Me acerco dos pasos, ella se aleja dospasos. Camino diez pasos y el horizonte se desplazadiez pasos ms all. Por mucho que camine, nuncala alcanzar. Entonces, para qu sirve la utopa? Paraeso: sirve para caminar (Galeano, 2011).

    Leer, escribir, hablar y pensar sirve, entonces, parainventar y diseminar utopas que nos muevan a an-dar. Utopas globales o locales; utopas econmicas o

    educativas; utopas individuales o colectivas; grandeso pequeas utopas que nos guen y nos animen alandar. Y aqu me parece que el trabajo de las redesautnomas de maestros, como la Red LEO de Oaxa-ca, o la Red de Lenguajes por la Transformacin dela Escuela y la Comunidad, son justo un ejemplode utopas educativas encarnadas en gente y accionesvivas. No es casual, por ello, que el trabajo de estasredes gire en torno a la lectura y la escritura.

    Pero hay otra respuesta a la pregunta de si tiene sen-tido leer y escribir en un mundo formalmente demo-crtico pero realmente distpico. Los pensadoresanticoloniales lo han sabido desde siempre: la princi-

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    pal arma de la dominacin colonial es la imposicinde una imagen devaluada sobre los colonizados. Aslo entendieron Frantz Fanon, Paulo Freire y muchosotros pensadores anticoloniales. Por eso han plantea-do ellos que para que un pueblo se libere, lo primeroque necesita es purgarse de la autoimagen despec-tiva que le han impuesto. Y no hay forma de haceresto si los sujetos marginados, excluidos o colonizadosno toman la palabra para hablar por s mismos, paraconstruir sus propias representaciones de s mismosy rechazar las representaciones denigrantes que lesvienen de fuera.

    El mundo de la educacin es una de las principalesarenas donde se libra esta batalla por modificar laautoimagen. Y no solo al propiciar que los alumnosse apropien de la palabra hablada y escrita comomedio de expresin y afirmacin de su cultura eidentidad. La batalla tiene un escenario crucialentre los propios docentes. De aqu la importanciafundamental del trabajo de las redes autnomas demaestros. Porque ellos estn precisamente recurriendoa la escritura para narrarse a s mismos, y al hacerlo

    se estn construyendo y reconstruyendo como serespensantes y sujetos de su propia palabra. Hastaahora no lo han planteado explcitamente, pero alproducir y socializar sus propias historias escritas, losmaestros de estas redes estn rechazando y resistiendola visin humillante de s mismos que por dcadasles ha presentado el discurso y la historia oficial de

    la educacin. No s si lo han notado, pero en losdocumentos oficiales de la Secretara de EducacinPblica (), ya sea donde se cuenta la historia de laeducacin, o donde se definen cambios curriculares,los maestros de carne y hueso simplemente no figu-ran. Quienes han hecho el trabajo educativo en lasescuelas es como si no existieran en los documentosoficiales. Revisen, si alguien tiene duda, las ms de600 pginas del reciente documento de articulacinde la educacin bsica en Mxico (, 2011). Semenciona alguna vez el trabajo pedaggico de ms de20 aos de estas redes de maestros en varios estadosde la Repblica? Se mencionan los nombres de losiniciadores y guas intelectuales de este tipo de ini-

    ciativas educativas? Se hace alusin a sus voces, susrelatos o sus prcticas educativas?Obviamente no. Y, como lo ha expresado con

    claridad Charles Taylor (2009) en su famoso ensayosobre el multiculturalismo y las polticas de reconoci-miento, la exclusin de ciertas voces, de ciertas razas,de ciertas culturas, o de ciertos sujetos de la historiay los textos oficiales, es parte de las estrategias paraafirmar la hegemona de unos mediante la inculcacinde una imagen de inferioridad sobre los otros. Y qu

    mejor forma de inculcar una visin humillante e in-feriorizante que ni siquiera reconocer que existen, queestn ah, que piensan y hacen cosas por s mismos,y que esas cosas tienen valor?

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    Frente a esta historia manufacturada por las litespolticas, econmicas e incluso por ciertas lites aca-dmicas, el uso de la escritura y la lectura por partede las redes autnomas de maestros cobra una impor-tancia capital, pues el reconocimiento de la propiadignidad y vala no es solo una cuestin de cortesa;es una necesidad humana vital. Esto se debe, comolo explica Taylor, a que:

    Nuestra identidad se moldea en parte por el recono-

    cimiento o por la falta de ste y as un individuo o

    un grupo de personas puede sufrir un verdadero dao,

    una autntica deformacin si la gente o la sociedad

    que lo rodean le muestran, como reflejo, un cuadro

    limitativo, o degradante o despreciable de s mismo(Taylor, 2009, pp. 53-54).

    Justo para construir imgenes ms dignas de nosotrosmismos, es algo para lo que sirve leer y escribir, inclu-so y precisamente en esta democracia real donde laslites afirman cada da su condicin de casta superior,inteligente y elegante, como los alfas de Un mundo

    feliz, mientras ellos mismos deciden cmo organizarla economa, la educacin, y hasta las representacio-

    nes sociales para que las mayoras permanezcan en ellugar de los epsilones de Huxley, o sea, como castasinferiores destinadas callar y obedecer, no a pensar,hablar, leer, ni mucho menos a escribir para definirsea s mismas como seres dignos, pensantes y creativos.

    Es claro que para la alta burocracia de la , lomismo que para las lites econmicas y acadmicas,las definiciones y decisiones sobre qu se debe ense-ar y aprender en nuestras escuelas, qu significa sermaestro hoy da, y cmo regular y evaluar el trabajo

    de los maestros, deben ser tomadas nicamente porsujetos alfa, autodenominados expertos, comosi toda la inteligencia, la creatividad y la vala provi-niese solo de ellos... Nada ms falso. Pero hace faltaque los epsilones tomen la palabra y hablen por smismos para hacerse valer. Para eso tambin sirve leery escribir en este mundo distpico. @

    REFERENCIAS

    LibrosBradbury, R. (1974). Fahrenheit 451.Barcelona, Espaa:

    Plaza y Jans.

    Crdova, A. (1976). Sociedad y Estado en el mundo moder-

    no. Mxico: Grijalbo.

    Huxley, A. (1996). Un mundo feliz. Mxico: Editorial

    poca.

    Orwell, G. (1993). 1984. Barcelona, Espaa: RBA Edi-

    ciones.

    Taylor, C. (2009). El multiculturalismo y La poltica del

    reconocimiento. Mxico: .

    Vargas Llosa, M. (2002). La verdad de las mentiras. Madrid,

    Espaa: Punto de Lectura.

    PeridicosExcelsior(junio 18, 2012). Las frases de Jos Saramago que

    todos deben leer.Recuperado de http://www.excelsior.

    com.mx/2012/06/18/comunidad/841998

    Rodrguez, J. (octubre 7, 2010). Mario Vargas Llosa,

    Premio Nobel de literatura. El Pas. Recuperado de

    http://cultura.elpais.com/cultura/2010/10/07/actuali-

    dad/1286402403_850215.html

    Otras fuentesGaleano, E. (2011). Para qu sirve la utopa? En Singulars

    [serie de ], 23/may/2011. Barcelona: 3 Televisio

    de Catalunya. Recuperado de http://www.tv3.cat/

    videos/3541530/Eduardo-Galeano

    Niccol, A. (director) (2011). El precio del maana(ttulo

    original: In time) [DVD].

    (2011). Acuerdo nmero 592 por el que se establece la

    Articulacin de la Educacin Bsica. Mxico: Secreta-

    ra de Educacin Pblica. Recuperado de: http://www.reformapreescolar.sep.gob.mx/NORMAIVIDAD/

    acuerdos/acuerdo_592.pdf

    Wachowski, A. y Wachowski, L. (directores) (1999).Te

    matrix[DVD].

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