LEIBNIZ_ JAVIER VILLANUEVA, Reflexiones sobre la estética leibniziana

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    REFLEXIONES SOBRELA ESTTICA LEIBNIZIANA

    JAVIER VILLANUEVA

    BAUMGARTENes generalmente consideradoel iniciadorde la esttica como ciencia autnoma.No partide cero, sinoque por intermediode W O L F Fasumi algunos principiosde LEIBNIZ.En particular, su clasificacinde las ideas.En consecuencia,se suele afirmarque LEIBNIZ,sin pretenderlo intencionadamente, pusolas basesdela esttica.

    Abogarpor la autonomade esta ciencia supone defenderque lavivencia estticaes un tipode conocimiento irreductiblea los dems,resultadode la aprehensinde un objeto especficopor partedeuna facultad particular.En el caso que nos ocupa, sostenerqueLEIBNIZpusolos fundamentosde la esttica supone afirmarque ensu sistemahay lugar parauna facultad peculiar.

    Los pareceresal respectoson diversos.CROCE,a comienzosdesiglo,lo neg,por parecerleque incurriraen contradicciones internas\ Ms tarde,CALORNIsuavizla negativay escribi quela ausencia de una facultad autnomase adapta mejoral restode su sistema 2. De opinin contraria son GALEFFIy BROWN.El primero califica de simplistala interpretacinde CROCE3. El segundose propone demostrarsu imperfeccin4. La controversiano alcanz mayordesarrollopor el simple motivode que los estudios monogrficosde

    dicadosa la doctrina esttica leibnizianason escasos.Leibniza lo largode sus obras afirma explcitay frecuentemente

    1. CROCE,B., Esttica, 7. a ecL, edit. Laterza, Bari1941, 561 pp.2. COLORNI,E., Vesttica di Leibniz, en Rivistadi filosofa (1939),p. 75.3. GALEFFI,R., A propos de l'actualit de Leibniz en Esthtique, en Re-

    vue de Esthtique,2 (1974),p. 166.4. BROWN,C , Leibniz and Aesthetic, en Philosophyand Phenomenolo-

    gical Research,28 (1967),p. 72.

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    la irreductibilidad de la facultad esttica a la razn, es decir, propugnasu autonoma. Estos textos tienen carcter psicolgico. En ellos se

    apoyanG AL EFF I, BROWNy otros. Por otra parte,LEIBNIZelabora unateora metafsica y gnoseolgica muy peculiar, que repercute, evidentemente, en sus afirmaciones sobre la vivencia esttica. En ellas parece negar, de modo implcito, su autonoma, como quierenCROCEyCOLORNI.Por supuestoLEIBNIZes el primero en advertir la distancia que media entre las mximas de tono psicolgico y metafsico.De ah sus esfuerzos para conciliarias. El objetivo de este breve trabajo es comprobar si tal conciliacin es posible en el seno del sistema leibniziano.

    Para esto veremos primero las afirmaciones en favor de la autonoma de la facultad esttica; a continuacin, la sntesis del hechoesttico con las doctrinas metafsicas; y por ltimo, la coherenciade esa sntesis. Si la respuesta a esta ltima cuestin fuese negativa,se debera dilucidar cul de los extremos de la contradiccin es prioritario.

    1. CARACTERIZACIONES PSICOLG ICAS DE LA BELLEZA

    LEIBNIZnunca se propone estudiar sistemticamente la vivenciaesttica. Sus comentarios surgen de modo espordico al explicar otrascuestiones. Con frecuencia, no tienen ms pretensiones que ser ejemplos aclarativos. Por esta razn, las caracterizaciones de lo bello sonbastante diferentes. Cada una de ellas suele aportar un nuevo matiz.

    a) Lo bello como perfeccinLos esfuerzos deLEIBNIZpor crear Academias de sabios o un

    lenguaje universal son manifestaciones de su culto a la razn. Perodesde la juventud, sus dotes de observador le llevan a admitir quehay cosas que gustan sin poder dar razn de por qu gustan. Estosignifica que podemos conocer mediante otra facultad distinta de larazn e irreductible a ella, que llamar gusto, facultad de lo belloo, ms frecuentemente instinto y genio. Esta facultad descubreel aspecto bello, amable, atrayente de las cosas, mientras que la raznaprehende el aspecto inteligible.

    La belleza, objeto de la facultad esttica, es considerada en sen-

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    tido objetivo. Una cosa es bella por poseer un algo, un no-s-quque la hace bella. Quiz sea ste el aspecto ms destacable en unprimer momento. El artista distingue perfectamente las obras dearte bellas de las que no lo son, pero si se le pregunta, no sabradar razn del porqu.

    Con el pasar del tiempo va concretando en qu consiste lo bello.Con ese fin va tomando de aqu y de all las opiniones que cuadrancon su propio sistema. Nada extrao por otra parte, habida cuentade su tendencia a aceptar lo que de vlido tienen otros sistemas. Asadm ite influencias platnicas afines a su infinitismo; escolsticas,plenamente concordes con su armona universal; y pitagricas, muysimilares a su matematicismo. De todo esto resultan descripciones delo bello como simbiosis de lo limitado e ilimitado, como equilibrioy armona entre partes, o como proporcin matematizable, como delicado equilibrio calculable matemticamente. Basta pensar, por ejemplo, en el movimiento planetario descrito por las leyes deKEPLER.Pues bien, todas esas notas pueden resumirse en un nico concepto:perfeccin. La belleza de las cosas aumenta a la par que su perfeccin.

    Lo que acabamos de ver es perfectamente aceptable por la doctrina clsica.LEIBNIZse revela como objetivista. Objetivismo se contrapone a subjetivismo, y equivale a afirmar que lo bello consiste notanto en la reaccin sentimental del observador, cuanto en el objeto mismo5. PeroLEIBNIZva ms all, pues parece defender el carcter extramental del objeto. Podra pensarse que son afirmaciones exclusivamente de juventud desaparecidas al afianzarse en llos principios idealistas. Sin embargo, no sucede as: aquellos asertos se repiten hasta sus ltimos aos.

    Las citas seran interminables, pero bastar una tomada de laTeodicea: A veces vemos algn todo completo en s mismo, y aislado por as decir entre las obras de Dios. Un todo tal, formadopor as decir por la mano de Dios, es una planta, una animal,

    5. Los historiadores de la esttica lo catalogan sin gnero de dudas comopensador objetivista.

    Vase, por ejemplo,TRATARKIEWICZ,Storia dell'Estetica moderna, III , t rad.ital. de G . Cavagli, edit. Einaudi, Tur n 1980, pp . 475-7;PLAZAOLA,J., Introduccin a la esttica, edit. BAC, M adrid 1973, pp, 80 ss.

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    b) Lo bello como racionalidad

    La perfeccin de las cosas consiste en ltima instancia en su intrnseca racionalidad. De modo que lo que llamamos bello, lo queagrada por poseer un no-s-qu, en el fondo satisface por su ocultaracionalidad. Esta racionalidad puede ser captada por la inteligenciacomo verdadera, buena o til, pero no como agradable, simptica yatrayente. Esto es misin del gusto. Nuevamente parece que esaracionalidad es extramental: est en las cosas que admiramos. Elagrado es subjetivo; su causa es racional y objetiva.LEIBNIZno parece vacilar en afirmar el realismo cognoscitivo, es decir, que la realidad de las cosas es independiente del conocer7. Esto se debe enparte a que las agudas observaciones psicolgicas que realiza le empujan en direccin al realismo.

    c) El instinto esttico

    La autonoma de la esttica se advierte con ms claridad cuandose leen los pasajes queLEIBNIZdedica al instinto esttico.

    Instinto se contrapone a razn. La racionalidad y perfeccindel universo es captada primero por el instinto; despus la aprehendela razn. Esta puede confirmar, controlar y pulir la percepcin instintiva8. Se trata de dos modos diametralmente opuestos de captarla misma realidad. Uno es primario, inmediato, irreflejo e intuitivo;el otro es secundario, mediato, reflejo y discursivo. Adems, el instinto desempea en el sistema leibniziano el importante papel de daruna visin unitaria, de conjunto, de las cosas. El proceder de la razn es, al contrario, analtico. Ella puede, por ejemplo, desentraarel complejo mecanismo bioqumico del cuerpo humano y conocer cadauna de las reacciones que lo integran. Pero slo cuando esa multiplicidad es vista sintticamente, aparece la belleza. Segn esto la esttica no sera ms que un intento unificador de la multiplicidad analtica de la razn.

    7. Nuestro conocimiento no afecta en nada a la naturaleza de las cosas{Nuevos Ensayos,II, c. 6, n. 17, Erdmann, p. 314).

    8. Preceptos paraavanzar lasciencias,edicin Gerhardt, VII, p. 171.

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    2 . LO S INTENTOS CONCILIADORES

    Los textos de tono psicolgico que acabamos de ver se entremezclan con la doctrina metafsica, inspirada en Descartes, que fuedesarrollando paulatinamente. No obstante, puede afirmarse que suracionalismo es posterior a su psicologa. Pero en honor deLEIBNIZhay que decir que no sacrifica los datos experimentales en aras a suteora metafsica, como harnDESCARTES, SPINOZA, GALILEO O NEWTON.Estos erigen la razn lgica y matemtica en la suprema leyde lo real.LEIBNIZ los seguir por este camino, pero la razn nole parece suficiente para explicar lo real.

    Un espritu abierto como es el leibniziano al derecho, poltica, historia y medicina, necesita recurrir a otra facultad, a un instinto. El sentido vital y entusistico que lata en los escritos deun GIORDANO BRUNO no setransforma, como en los grandes fundadores del racionalismo, sino que seconcilla con ella9. Pero veamos ahora cmo concilia la perfeccin esttica con la perfeccin matemtica.

    a) Respecto a la monadologaA partir de 1671 aproximadamente, cuando concibe su doctrina

    monadolgica, los conceptos de perfeccin, armona y racionalidad yano significarn lo mismo que en la doctrina tradicional. Desde esemomento suele caracterizarlos como fuerza y libertad, y tambin comomultiplicidad en la unidad. Caractersticas stas, estrechamente dependientes de su concepto de mnada. Puede aparecer que no difieresubstancialmente de la doctrina clsica. Pero hay que tener en cuentaque el sujeto cognoscente o mnada es un ser incomunicado de losdems, un microcosmos cerrado; es un ser que contiene implcitamente en s mismo todo el universo. El resultado es que la fuerzay la multiplicidad en la unidad no son propiedadesper prius del objeto extramental, sino del intramental, a quien la mnada confiereesas caractersticas.

    En definitiva,LEIBNIZ no tiene inconveniente en hablar de la

    9. COLORNI,o.c, p. 72.141

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    multiplicidad del universo, de su orden y armona; en una palabra,de objetos extramondicos. En realidad est hablando de una multiplicidad de percepciones intramondicas que encuentran un perfectocorrelato en el mundo exterior en virtud de la armona preestablecida. Dios, cual prodigioso relojero, hace marchar al unsono dosrealidades totalmente incomunicadas. Dios ha hecho las criaturas lasmnadas para que cada una de ellas reproduzca en su propia esfera la infinita armona del universo. Esta inversin es peligrosa, puesentonces la extraobjetividad del conocimiento se apoya nicamenteen Dios. En efecto, el Ser Supremo podra infundir percepciones queno poseyeran correlato real.LEIBNIZprocura evitar este peligro aduciendo que la bondad divina no puede engaarnos.

    Del mismo modo, tampoco tieneLEIBNIZinconveniente en describir la perfeccin en trminos realistas, como se desprende de susejemplos. Pero al ponerla en relacin con su teora innatista, dejade desempear el papel de objeto conocido para quedar relegado alde mera ocasin despertadora de percepciones innatas10.

    b) Respecto al conocimiento claro y confuso

    La afirmacin de que las cosas son bellas por poseer un no-s-qu, puede entenderse en trminos realistas. Significara entoncesque las cosas poseen algo que las hace bellas. M as al intentar compaginarla con su doctrina sobre las ideas, modifica su sentido.

    Desde susMeditaciones sobre el conocimiento, las verdades y lasideas, de 1664,LEIBNIZjuzga insuficiente la divisin cartesiana delas ideas en claras y distintas, y propone la siguiente: a) obscuras y

    10. Alegra es el placer que el alma siente en s misma.Placer es el sentimiento de una perfeccin o excelencia, ya sea en nosotros mismos, ya seaen alguna otra cosa. Pues la perfeccin de otros seres tambin es agradable,como por ejemplo el conocimiento, la valenta y, especialmente, la belleza enotro ser humano o en un animal o, incluso, en una criatura inanimada, porejemplo una pintura o una obra de artesana. Porque la imagen de tal perfeccin en otros, impresa en nosotros, es causa de que algo de esta perfeccinsea implantada y despierte en nosotros(De cognitione, en LEIBNIZ,Philoso-phical Papers and Letters, trad. Leroy E. Loemker, II, pf 697). Advirtase quela contradiccin no desaparece completamente, Emplea dos trminos opuestosimplantar y despertar para describir el mismo hecho.

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    confusas; b) claras y confusas; c) claras y distintas; d) intuitivasn .Esta clasificacin ha sido realizada tomando como criterio a la razn.

    Si sta es capaz de enumerar las notas que componen una determinada nocin, tal nocin se llama distinta. Por ejemplo, la idea deverde es distinta, pues sabemos que es una mezcla de azul y amarillo.En caso contrario, es confusa. Las nociones pueden ser, adems, claras u obscuras, segn seamos o no capaces de diferenciarlas de otrasnociones12.

    Esta clasificacin le sirvi para asignar un puesto al conocimientoesttico. Lo propiamente leibniziano es unir la belleza al conocimientoclaro y confuso. Este se define precisamente como un conocer capazde distinguir la cosa representada de las restantes cosas, pero sinsaber dar razn de qu notas lo distinguen de los dems13. Se encuentra entonces en condicin de asociar aquellos cuatro tipos deideas a los siguientes conocimientos: a) animal o emprico; b) esttico; c) racional; y d) divino.

    Las ideas distintas pertenecen al mbito intelectual; las confusas,al sensible. El conocimiento esttico se incluye, por tanto, en el terreno de la sensibilidad; es un saber imperfecto por ser confuso;pero es el ms perfecto dentro de lo imperfecto por ser claro. Sesita, por consiguiente, en la cspide de la sensibilidad. Pero novaya a creerse que la distincin entre conocimiento esttico e intelectual es algo pasajero; por el contrario, se prolonga hasta sus ltimas obras14.

    11 . Edicin Erdmann, p. 79. Baumgarten las reproduce textualmente ensus Reflexiones sobre la poesa,n. 12.

    12 . Cfr. De cognitione, veritate et ideis,Erdmann, p. 79.

    13. En elDiscours de Metaphysique (1686), n.. 24 relaciona el conocimientoconfuso al no-s-qu: Cuando puedo reconocer una cosa de entre las otras,sin poder decir en qu consiten sus diferencias o propiedades, tal conocimientoes confuso. Algunas veces conocemosclaramente, sin duda de ningn gnerosi un poema o un cuadro est bien o mal hecho, porque tiene unyo-no-s-qu,que nos satisface o molesta (G erha rdt, IV , p. 449).

    14. Por ejemplo, enDe cognitione y en las observaciones, escritas en 1712,a la obra de Shaftsbury Characteristics of Men, Manners, Opinions, Times:E lgusto, distinto del entendimiento, consiste en las percepciones confusas, de lasque no se podran dar suficiente razn. Hay algo que lo asemeja al instinto.Y para tenerlo bueno, es necesario ejercitarse a gustar las buenas cosas que

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    c) Respecto a las percepciones

    Para ser coherentecon su doctrina,LEIBNIZdebe dar todavaun pasoms. Tieneque explicar cmo aparecenlas ideas clarasyconfusas.Es sabidoque para ello recurrea su doctrinade las pequeas percepciones. Cadauna de ellas acta sobreel alma,si biende modo inconscienteo insensible15. La percepcin conscientenoes ms que el efecto sumadode variasde ellas.El resultadoes percibido, perose desconoce cmose ha llegadoa l. Se trata, pues,de una primera impresin,de un conocimiento confuso16. Una posterior investigacinde la razn las puede convertiren ideas distin

    tas, esto es, en apercepciones.LEIBNIZaplicasu teorade las pequeas percepcionesno sloalarte,sino a otros tiposde conocimientos, como puede verseen ellibro I I , captulo29 de los Nuevos Ensayos,titulado precisamente.Ideas clarasy obscuras, distintasy confusas.El hecho parece indicarque su principal propsitono es explicarel fenmeno esttico, sinojustificarsu teorade la percepcin.

    3. COHERENCIADE LOS PRECEDENTES INTERNOSDE CONCILIACIN

    a) La nocin de objetoLlegamos ahoraal punto crucial.Se tratade dilucidarsi son co

    herentes esos intentos,si la tendencia psicologistaes compatibleconla metafsica;es decir,si se conservala autonomade las dos facultades.

    Vimosque el sistema leibniziano,al ir ganandoen madurez,vainjertando nocionesde carcter psicolgicoen la teora metafsica.Esta tendencia autorizaa pensarque para l la doctrina metafsicaprima sobrela psicolgica,y a la luz de aqullahay que interpretarsta.

    la razny la experienciaya han autorizado (G erhardt,III, p. 430). Igualmenteen Nuevos Ensayos, IV, c. 6, n. 7. Cfr. BROWN,o.c, p. 71; y COLORNI,O.C,pp. 76-78.

    15 . Cfr. Principiosde la naturalezay de la gracia,n. 13; Erdmann, p. 717.16. Cfr. Nuevos Ensayos, prefacio; Erdmann,p. 197.

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    En consecuencia, la nueva etapa de este estudio consiste en averiguar el nuevo significado que han adquirido aquellas afirmaciones,que habamos denominado psicolgicas. De ese modo estaremos encondicin de aplicar esas conclusiones al tema de la autonoma dela vivencia esttica.

    Decamos queLEIBNIZ,sin duda, es un pensador objetivista. Enesto coincide con las enseanzas aristotlicas. La discordancia con lateora clsica reside justamente en la nocin de objeto, pues la nuevanocin supone un cierto cambio de rumbo, casi una inversin deruta. El objeto real es ahora intramental, no algo fuera de la mente.Lo primero y propiamente conocido es el objeto intramental (las pro

    pias ideas). M ientras que lo exterior al pensamiento no puede serconocido con seguridad pues depende del arbitrio divino. Por estarazn puede escribir: No es imposible metafsicamente que esta vidasea sueo. Tan slo es improbable17. Todo lo ms llegamos a alcanzar una certidumbre prctica,a posterior , debido a que todo concuerda18.

    LEIBNIZno lleg a declararlo, peroKANTdesarrollando hastael final esos mismos principios se atrevi a afirmar no slo la improbabilidad, sino la incognoscibilidad de lo extramental.

    b) Las ideas confusas

    Cuando el filsofo alemn ensea que la armona y racionalidaddel universo es cognoscible tanto por la facultad intelectual comopor el instinto esttico, no parece alejarse mucho del sentir tradicional: un objeto extramental es aprehendido por dos facultades diversas,entendimiento y sentidos.

    LEIBNIZmuestra gran insistencia por asociar en exclusiva lo est

    tico a un tipo de conocimiento particular. La razn es que slo esposible conservar la autonoma de una facultad si sta posee un objeto propio, o sea, un tipo propio de ideas. El resultado de querermantener esa autonoma es que slo lo expresable mediante ideas claras y confusas es bello. Lo expresable por ideas claras y distintasno es bello, sino racional. Y viceversa, la racionalidad es cognoscible

    17 . Nuevos Ensayos,IV, c. 2, n. 14; Erdmann, p. 344.18 . dem, IV , c. 4, n. 5 y c 11, n. 10; Erdmann, pp. 353 y 378.

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    por la inteligencia, pero no por la sensibilidad. Se da en este casola paradoja de que el conocimiento, al aumentar en perfeccin, des

    poja de su belleza a los objetos. La sensibilidad siente lo bello;la inteligencia aprehende la perfeccin, pero no su belleza, pues nola siente.

    Puede decirse, por consiguiente, queLEIBNIZincurre en una cierta incoherencia cuando ensea que lo bello consiste en ltima instancia en lo racional, es decir, cuando identifica belleza y racionalidad.Slo en un sistema realista es posible hablar deuna formalidad u objeto externo (por ejemplo un color) conocida pordos facultades distintas (vista e inteligencia) y expresada mediantedos ideas u objetos inmanentes diversos (especie visual e idea intelectual). En cambio,el sistema racionalista, al eliminar el objeto exterior y conservarel inmanente, debe optar por mantenerdos ideas ydos facultades,o una idea yuna facultad. La tendencia psicolgica latente en losescritos leibnizianos concluira que hay dos; la metafsica, que slohay una.LEIBNIZno resuelve el dilema: a lo largo de sus obras seadvierten vacilaciones sobre este punto. Una clara muestra puede encontrarse en losPreceptos para avanzar las ciencias, de 1680. La msica es, evidentemente, una de las artes que mejor se prestan a de

    mostrar que se reduce a un conjunto organizado de notas y acordesperfectamente matematizables. Por estoLEIBNIZla coloca entre lasciencias dependientes de la geometra y aritmtica. Llega incluso adecir que cualquiera puede inventar por s mismo los principios deeste arte, y que puede ensearse a componer sin faltas a un hombredesconocedor de la msica (seguramente siLEIBNIZhubiera vividoen la poca del computador electrnico habra intentado construirun robot msico). Sin embargo, casi a rengln seguido se ve obligadopor la experiencia a rectificar su afirmacin. En efecto, no basta sa

    ber todas las reglas: no es suficiente programar cumplidamente elcomputador; se requiere algo ms: el instinto, el genio: As comopara componer un bello epigrama no basta conocer gramtica y prosodia, del mismo modo, en msica es necesario el ejercicio e inclusoun genio y unaimaginacin auditiva despierta, para un hombre quequiere triunfar componiendo19.

    19. G erhardt, VI I, pp. 170 ss.

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    Poco ms adelante modifica de nuevo el rumbo, cuando escribeque lo que en el ejercicio profesional algunos resuelven con rapidez

    ayudados por su genio o instinto, los dems lo consiguen mediantela razn y el estudio. En cuanto a rapidez y facilidad el instinto supera a la razn. M as paraLEIBNIZla primacasimpliciter corresponde sin duda a esta ltima. Su aparente inferioridad deriva tan slode un uso deficiente. De ah sus esfuerzos por ensear las reglas desu recta utilizacin20. Pero en ltima instancia conviene que la razncontrole y corrobore los dictmenes del instinto. Sucede algo similaren el terreno sanitario: es deseable que las intuiciones del curanderosean ratificadas y explicadas por el mdico. Segn esto, el instinto

    esttico consistira sencillamente en una racionalidad altamente desarrollada y que acta sin esfuerzo por parte de su poseedor.En ltimo trmino puede decirse que la razn de fondo de las

    vacilaciones deLEIBNIZy de su alejamiento del realismo reside enel modo de concebir la naturaleza del conocer. Para la corriente realista, el objeto experimental llmese belleza, perfeccin o racionalidad es independiente del modo como es conocido. La belleza esbella, se conozca o no. En el racionalismo, el objeto (intramental)depende estrictamente del conocimiento. Y depende en tal medida,

    que es creado por el sujeto cognoscente.c) Las pequeas percepciones

    La diferencia que hay entre las ideas estticas y las intelectualeses paraLEIBNIZtan slo de claridad. En el plano nico de la claridad, sus extremos estn constituidos por la confusin y la distincin.

    Hay ideas ms o menos claras, es decir, difieren nicamente enintensidad. Pero, como bien observCROCE21, la cantidad o intensidad no diversifica las facultades.

    20. Cfr. COLORNI,o.c, pp. 76-77.21 . Podra parecer que, aplicando la palabra 'claritas' a los hechos est

    ticos y negndoles la 'distinti', Leibniz reconoce su peculiar carcter no sensible y a la vez no intelectual. Parecen ser no sensibles en cuanto poseen su'claritas', distinta del placer o de los movimeintos sensibles; y no intelectuales,por falta de 'distinti'. Pero la 'lex continui' y el intelectualismo leibnizianoimpiden aceptar tal interpretacin. Oscuridad y claridad son aqu grados cuantitativos de un conocimiento nico, distinto o intelectual, hacia la que ambasconvergen y que es alcanzada en el grado ms alto(CROCE,B., O.C, p. 229).

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    Lo mismo se deduce de la doctrina de las pequeas percepciones.El paso de la percepcin inconsciente a la consciente pero confusa,y despus a la consciente y distinta, se realiza mediante un acumularse depetits perceptions. LEIBNIZ,para salir al paso de la objecinque luego plantearaCROCE,afirma que las diferencias entre dos pequeas percepciones son cualitativas. En realidad no es as, porquelo nico que las separa es una diferencia de intensidad, una diferencia cuantitativa. El lo confirma cuando dice que todas esas percepciones, sean del grado que sean, actan sobre el alma. Slo en el casocontrario de que unas percepciones fuesen percibidas por la mente yotras no, podra hablarse de diferencias cualitativas. Tomando unejemplo queLEIBNIZno tuvo ocasin de conocer, puede afirmarseque algo similar sucede en el campo auditivo. La diferencia entre unpequeo ruido audible de una determinada longitud de onda y otroms intenso de esa misma frecuencia, es tan slo cuantitativa. Encambio, entre un ultrasonido (no audible) y un ruido audible, la diferencia es de frecuencias, es decir, cualitativa. Y en este ltimo casopor mucho que se aumente la intensidad nunca se llega a orlo. Aplicando estos datos al caso de las percepciones, se deduce que si seacepta la doctrina leibniziana de la acumulacin de pequeas percepciones se llega a la antileibniziana conclusin de que las diferencias de grado son cuantitativas. Y viceversa, si se admite conLEIBNIZque las diferencias son cualitativas, se concluye que las pequeas percepciones no son percibidas en absoluto.

    Adems, la afirmacin deLEIBNIZde que entretodas las pequeas percepciones existe una pequea diferencia cualitativa equivale aafirmar que no hay grandes diferencias cualitativas, esto es, que faltauna diferencia cualitativa entre dos pequeas percepciones suficientemente grandes que permitiese hablar de una frontera entre las dosfacultades. De este modo se concluye de nuevo la existencia de unasola facultad.

    La misma deduccin se extrae de la consideracin de la ley decontinuidad. Esta ley uno de los pilares de la filosofa leibnizianaest en perfecta consonancia con la graduacin escalonada de pequeas percepciones. Sin embargo, no concuerda en absoluto con la discontinuidad existente entre la facultad sensible y la intelectual, puesla naturaleza no obra por saltos.LEIBNIZdebe optar por la ley opor la discontinuidad interfacultativa. La solucin coherente es, para

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    LEIBNIZ,la de mantener la ley y suprimir la discontinuidad eliminando el instinto esttico. La consecuencia de abatir la barrera entre

    las facultades es que la sensibilidad leibniziana es una intelectualidadvenida a menos, una intelectualidad de segunda categora.

    d) Las mnadasDecamos anteriormente que un punto clave de la metafsica leib

    niziana lo constituye la naturaleza activa de la substancia simple omnada. En el caso del hombre, la mnada preeminente es denominada alma. Esta necesariamente piensa y percibe siempre, pues le vaen ello su propia existencia. El trmino percibir entendido de modotradicional connota una cierta pasividad. Sin embargo, para Leibnizpercibir designa una operacin activa, productiva. Aplicando estasnociones al tema de la autonoma de la esttica, se deduce que unafacultad esttica que consiste principalmente en gustar de lo creado,de las cosas bellas, se adapta mal a su sistema. Es mucho ms coherente identificarla con el intelecto en cuanto tiende bajo el estmulo de los objetos exteriores a producir ideas claras y confusas22.

    4. CONCLUSIONES

    En las pginas anteriores he intentado mostrar los esfuerzos queLEIBNIZrealiza para compaginar la experiencia del fenmeno esttico y sus doctrinas metafsicas. M e parece que logra realizar esa sntesis,aunque invirtiendo el significado de sus afirmaciones sobre elarte.LEIBNIZdefender, como es lgico, esa sntesis. Pero, como vimos,en ella no hay lugar para la existencia de dos facultades diversas, o sea, para la autonoma del instinto esttico.

    22 . As lo afirma en los Principios de la naturaleza...,n. 14: Por loque respecta al alma racional o espritu, hay algo ms que en las mnadas o,incluso, en las simples almas. Ella no es slo un espejo del universo de lascriaturas, sino tambin una imagen de la divinidad. El espritu no tiene slouna percepcin de las obras de Dios, sino que l mismo es capaz de produciralgo que es semejante a ellas, aunque en pequeo (...); nuestra alma es arqui-tecta (...), ella imita en su propio dominio en su pequeo mundo dondele es permitido obrar lo que Dios hace en el grande (Erdmann, p. 717).

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    JAVIER VILLANUEVA

    Cabe, entonces, preguntarsepor qu motivo contina hablandode un gusto irreductiblea la tazn; de una bellezaen apariencia

    extramental. Acaso actade mala fe con doblez como algunoshan opinado?O, lo que es lo mismo, sus escritos pueden dividirseen esotricosy exotricos?A nuestro parecer,eso es exagerado.

    En primer lugar, porque afirmacionesde carcter psicologistase encuentran tambinen obras esotricas.En segundo lugar, porque su posicines transparente. Nuncaha ocultado, antesal contrario, que hablarde una doble facultad,de una sensibilidad,no es msque un modo vulgary cmodode expresarse.Al igualque nos referimosa la saliday puestade sol, cuandoen verdad sabemosque no

    se mueve. Sloun lectorque, inadvert ido,no tengaen cuenta estacircunstancia, podr tildara LEIBNIZde doblez.Si de algo hubieraque acusarlo serade una cierta incoherencia,

    por cuanto pretende simultneamente respetarlas agudas observacionesa que le conducesu espritu observador,y conservarsu sistematerico. Peroa la vez, hay que deciren su honor,que intenta salvarla experiencia.En estos intentos,la tradicin esttica iniciadaen elRenacimientoha desempeadoun papel de gran importancia.Conindependenciade LEIBNIZ,diversos autores, uniendoesa tradicincon el racionalismo, concluyeron tambinque la raz de la bellezaessu racionalidad,y que la experiencia esttica consisteen descubrirlos nmerosy proporciones interioresde las cosas.As lo hizo,porejemplo,SHAHFTESBURY23 , algunade cuyas obrasfue comentadaporL E I B N I Z .

    Para concluir, podra afirmarseque los defensoresde la influencia de LEIBNIZen la esttica modernase basan preferentementecasien exclusiva, diraen los pasajesde carcter psicolgico.En opininde BROWN,quizsla ms importantey original contribucinde LEIBNIZal desarrollode la moderna teora esttica, estribeen el mpetuque su psicologa proporcionaal establecimientode laautonomadel pensamiento humanoen sus facultades perceptivas24 .Pero como advierteCOLORNI,antesde dar a estos conceptosunvalor excesivay estrictamente psicolgico,y de interpretarlosa laluz del desarrollode la nocindel 'y 0 ' y de la autonomade la fa-

    23. Cfr. COLORNI,O.C, p. 73, donde enumera otros muchos autores.24. BROWN,O.C, pp. 74-75.

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    REFLEXIONES SOBRE LA ESTTICA LEIBNIZIANA

    cuitad artstica, hay que ver su lugar en el conjunto de la concepcinleibniziana del mundo2o.

    De modo que la autonoma de la ciencia esttica se funda, enmi opinin, en algunas afirmaciones parciales de la obra deLEIBNIZ.BAUM G ARTEN,concretamente, busc aquellos principios que hicieranreferencia a una facultad artstica autnoma. Y los encontr en ladoctrina de las ideas claras y confusas. Pero esas afirmaciones parciales estn basadas a su vez en la experiencia y recogidas por ladoctrina tradicional. Por tanto, me atrevera a afirmar que la autonoma de la moderna ciencia esttica se fundamenta en el desarrollode unos principios implcitos en la teora clsica.

    Cul es, en consecuencia, el mrito deBAUM G ARTEN?Su mrito reside en sealar la importancia del problema esttico,en haber expresamente buscado erigir esa ciencia sobre basestericas, y tomar como punto de partida de esa construccin, lasprofundas intuiciones de G . W.LEIBNIZ.

    25. COLORNI,o.c, p. 71.

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