Libreto Pregon Semana Santa Aracena 2016.pdf

8/19/2019 Libreto Pregon Semana Santa Aracena 2016.pdf

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SEMANA SANTA 2016

ARACENA

PREGÓNMaría Dolores Díaz Sánchez


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Fotografía de la portada Manuel J. Bejarano Martín

Fotografías Fernando Palacios y Javier López Rivero

Maquetación e impresiónManuel Rodríguez | www.turismosierradearacena.com


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Si yo fuera lugar

me gustaría ser la Sierra,donde descubrir la luz,

donde el color, el olor y el sabor,

se renuevan cada primavera.

Donde la tradición se viste de fiesta.

Donde los pasajes de la Pasión

se convierten en saetas.

Explosión de los sentidos

que se convierten en sorpresa.Imaginería, orfebrería, candelerí a,

olores de mil flores con estilo colocadas,

con movimientos de marchas

de dulces armonías interpretadas.

Balcones engalanados con colgaduras y flores

y ese olor en sus calles blancas a los dulces tradicio-nales,

a esa gente sencilla que te saluda por la calle,

a ese sol que deslumbra y languidece en la tarde,

a esa luna llena que da luz a nubarrones de sangre.

Así es Aracena en cada Semana Santa que nace.

Muy ilustre Sr. Canónigo de la Sta. Iglesia catedralde Huelva y Párroco de Ntra. Sra. de la Asunciónde Aracena.

Excmo. Sr. senador e Ilustrísimo Sr. alcalde ymiembros de la Corporación Municipal.

Sr. presidente del Consejo Parroquial de Herman-dades y Cofradías.

Sres. Hermanos Mayores y juntas de gobierno de

hermandades de penitencia y gloria.

Querida pregonera.

Señoras, señores.

Después de quince años de silencio,

en 1976 el pregón se recupera.

En el año 1980 y 81 la voz del pregonero no suena.

Continúan año tras año llegando voces nuevas,con versos, prosa y poemas relatando sentimientos,

tradiciones y emociones de la Semana

Santa en Aracena

En el año 2008 con aires muy frescos de primavera,

suena la voz de la primera pregonera.

Con palabras que no están huecas,

como mujer que es, siente, con otra experiencia.

Suena el pregón a Semana Santa nueva.

Tras cuarenta años de pregones en Aracena,

en este 2016 de nuevo una pregonera.

María, Dolores... palabras que están llenas,

dichas en verso, prosa o poema, pero siempre

con el corazón de las hijas y los hijos de Aracena.

Hoy hace un año que cuando aún retumbaba la vozdel pregonero en esta magnífica parroquia de Nues-tra Señora de la Asunción y presidiendo el Altar Ma-yor Nuestro Padre Jesús Nazareno, nos fundimos enun abrazo sabiendo que tú, María Dolores Díaz San-

Presentación

de la pregonera

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PREGÓN DE LA SEMANA SANTA DE ARACENA 2016 | PRESENTACIÓN DE LA PREGONERA

chez, serías la próxima en pregonar nuestra SemanaSanta de 2016. Fue entonces cuando me susurraste aloído que me querías contigo. Las piernas me tembla-ron y, pese a mis miedos, no podía decirte que no. Y

aquí estoy. Porque nos une una amistad desinteresa-da, recíproca, sin condiciones y no importa que paseel tiempo, se fortalece ante cualquier adversidad.

La amistad es una experiencia humana, hermo-sa, enriquecedora, y digna de los mayores elogios.¿Acaso Jesucristo se quiso privar en su vida como

verdadero hombre de esta noble experiencia? Teníamuchos amigos y amigos predilectos, Lázaro, Pedro,todos lo sabían. A Lázaro lo lloró como hombre ylo resucitó como Dios; Pedro fue nada más y nada

menos que la piedra sobre la que edificó su Iglesia.

Un paso a la felicidad es formarse y desarrollarse comobuenas personas cuando niños, para poder ser alegresy productivos en la vida cuando nos hacemos adultos.

Niñas en Cantarrana, nuestra calle, donde pasamosnuestra infancia. Porque jugábamos en la calle y a laluz encendida, para casa. Esos domingos por la tardede ir al cine “al gallinero” que nos costaba menos ydespués podíamos comprar las pipas, altramuces y so-

bre todo el regaliz, que mezclado con agua era nuestrataza de café, junto con los caramelos Solano de cafécon leche que Elisa, su madre, nos daba; y terminába-mos la tarde del domingo jugando a las casitas.

Por un cambio de domicilio de Cantarrana al Cabe-zo, y porque soy unos años mayor que ella, no coin-cidimos en la escuela ni en el instituto. Es cuando ennuestras vidas se abre un paréntesis.

En 1978 Mariloli se marcha a Huelva donde cursasus estudios de Magisterio. Ya conocía a ManuelLópez Franco (mi querido amigo Lolo), de familiatambién cristiana y cofrade, con el que en 1984 con-trae matrimonio estableciendo su lugar de residen-cia durante 6 meses en Huelva. Es entonces cuandotenemos nuestro reencuentro y fue como si siguié-ramos “jugando a las casitas” pero ya de forma real,con responsabilidades, reuniéndonos en su casa oen la mía, o en casa de Manolo y Amelia que empe-zaron a formar parte de nosotros sin apenas darnoscuenta; compartiendo problemas, inquietudes, satis-

facciones, proyectos y la comida que preparábamosen un momento de forma inesperada.

Por motivos laborales, se trasladan a Lepe y es allídonde Mariloli ve la oportunidad de sacar provechoa su título de maestra montando una guardería antela demanda de estos centros, contando siempre conel apoyo y la colaboración de Lolo, su marido.

Tienen dos hijas, Mariloli, que nace un día de JuevesSanto. Y dieciocho meses después nace su otra hijaBelén, acontecimientos que cambian sus vidas, sobretodo cuando son tan pequeñas y necesitan toda laatención. Mariloli es una persona cercana, muy fa-miliar y que disfruta con la compañía de sus amigos.Por eso no dudaba en tener todo dispuesto para salirel viernes por la tarde de Lepe a Aracena y pasar elfin de semana participando o colaborando de to-das las tradiciones que tenemos en nuestro pueblo:Campanilleros, rehiletes, villancicos, Carnaval, Se-mana Santa chica, romerías o vestirse de mantilla,tanto en Semana Santa como el día del Corpus. Tra-diciones con las que Mariloli y Belén disfrutaban yen la actualidad lo siguen haciendo.

No todos los momentos de felicidad son completos.Pero un árbol con raíces fuertes, aunque el viento losacuda se endereza de nuevo y eso Mariloli lo sabe.

Es como cuando subes “La Escalera” de 28 peldañosrodeada de frescos que representan la Pasión de Cris-to, flanqueadas por dos esculturas (el beso de Judas yPilatos entregando a Jesús). En cada peldaño te surgeuna duda... continúas y sientes esperanza. Esa espe-ranza que ella sintió cuando la vida en algunos mo-mentos nos pone a prueba y tienes que hacerte fuerte,aunque interiormente te derrumbes. Pero subes otropeldaño y te fortaleces y entiendes que el día a día no

va a ser fácil, pero ella nunca se rinde, siempre en-cuentra algún camino para seguir adelante.

Cuando empieza la cuaresma, se intensifica el rezodel VÍACRUCIS (camino de la cruz) la noche de los

viernes. Catorce estaciones tomadas de relatos evan-gélicos de La Pasión, que nos conducen a la reflexióníntima y a la oración. Lo importante de este tiempoes recordar lo que Cristo padeció. Es celebrar y vivirsu entrega a la muerte por amor a nosotros y el po-der de la Resurrección.

Esa entrada triunfal de Jesús en su burrita tan lleno

de Amor el Domingo de Ramos, con gritos de “Ho-sanna” de alegres palmas y ramas de olivo.


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PREGÓN DE LA SEMANA SANTA DE ARACENA 2016 | PRESENTACIÓN DE LA PREGONERA

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El Miércoles Santo con luz tenue, desamparado ycautivo, siguiendo tus pasos rezamos tu credo.

Jueves Santo con las manos atadas, tu rostro sereno,despojado de todo, te presentas al pueblo.

Una madrugada llena de tormentos y unos cantos de pajarillos rompen el silencio.

Viernes Santo a los pies de la Cruz te rezo y tu SantoEspíritu me infunde aliento.

Y el Sábado Santo con esa Madre hermosa tan llenade pena con su Hijo muerto. Con mantillas negras

que acompañan tu duelo.

Y al fondo la luz. La luz de un Domingo de Pascuacon Cristo Resucitado.

¿Qué tendrás que después de más de dos mil añosaún seguimos de TI hablando?

La fe en Dios alumbra nuestro interior y muevenuestra vida. Mariloli es cristiana por esencia, supueblo Aracena está rodeado de templos consagra-dos a Dios. Actualmente vive muy cerca de “El Car-men” donde está su Virgen de la Soledad.

En sus primeros años, sus padres Pepe Díaz y Elisa San-chez, junto con el Colegio de las Monjas, le enseñaron

valores cristianos que practica y trasmite en su día a día.

Es la tercera de cuatro hermanos. José Manuel quenos ofreció su pregón en 1992; Pablo, que tuvo la di-cha de ser presentado en su pregón de 2009 por la quehoy pregonará nuestra Semana Mayor; y Joaquín, quealgún día, a lo mejor lo vemos en estos menesteres.

De una familia católica, comprometida y cofra-de, como podemos ver, no es un capricho que hoysea Mariloli la que nos introduzca en esta Semanade recogimiento, inquietud, sentimientos, Pasión y

muerte de Nuestro Señor Jesucristo. Además ya tie-ne experiencia por su pregón en el año 2012 a LaDivina Pastora.

Hay tantas Semana Santa como cebolleros hay. Cadauno elige cómo vivirla. En el caso de nuestra prego-nera, este año haciendo Historia. Es la primera mujeren ser la Hermana Mayor de una hermandad de pe-nitencia en la ciudad de Aracena, tomando posesiónde su nuevo cargo el 17 de enero de 2016 en la iglesiadel Carmen. Con todos los componentes de la junta

de gobierno de la hermandad de la Soledad, trabajadurante todo el año y especialmente en la Cuaresma,

preparando todos los actos, cultos y salida a la callede la cofradía para que luzca de forma esplendorosaa pesar de la Soledad de María y la muerte de Jesús.

Preparar comidas, arreglar túnicas, especialmenteuna, la de su padre, que vistió por primera vez a los14 años y que lleva el Sábado Santo con tanto orgullo;asistir a cultos, siempre dejando hueco para cumplircon la tradición familiar: “el fin de semana del piño-nate”; tradición a la que se ha incorporado un nuevomiembro, su nieto Pablo. Pablo, que sin contar con unaño de edad, el año pasado vistió por primera vez latúnica de la Hermandad del Castillo y de la Herman-dad de la Soledad. Se irán grabando en su retina imá-genes que le irán acompañando siempre de la manode unos padres nazarenos y costaleros y de una abuelanazarena y pregonera.

María, soñé que tú me llevabas por una blancavereda,

en medio del campo verde

hacia el azul de la sierra,

hacia los montes verdes de mi Aracena.

María, sentí tu mano en la mía

tu mano de compañera,

tu voz en mi oído,como una campana virgen de un alba de primavera

¡Eran tu voz y tus manos

en mis sueños tan verdaderas!

Mariloli... respira tranquila..., mira a tu alrededor y verás que estás arropada por familia, amigos, com-pañeros, y en lo más alto a un espectador muy es-pecial: “tu padre”, que sentirá una gran satisfacción.Todos, atentos, como tus alumnos, pero hoy no pararecibir tus clases de matemáticas o de ciencias, sinopara escuchar tu forma de sentir y vivir nuestra Se-mana Santa.

Hacer un amigo es una gracia,

tener un amigo es un don,

conservar a un amigo es una virtud

ser tu amiga para mi es un honor.

Muchas gracias.

Mª. del Carmen Hidalgo Guerra


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PREGÓN DE LA SEMANA SANTA DE ARACENA 2016 | MARÍA DOLORES DÍAZ SÁNCHEZ

Pregón SemanaSanta 2016

Dios te salve Candelaria

Reina y Madre de los Desamparados.

Vida, dulzura, Gracia y Esperanza nuestra.

Dios te salve, Madre del Mayor Dolor,

a ti clamamos con Amargura los hijos de Eva.

A ti suspiramos en este valle de Soledad infinita.

Ruega por nosotros Sta. Madre de Dios

y ayuda a esta humilde pregonera

a poder expresar con palabras

lo que significa para el pueblo de Aracena

la Pasión y Muerte de tu Santísimo Hijo

Nuestro Señor Jesús.

ghghgh


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Sr. Cura Párroco de Aracena, Arcipreste de la Sierra y C anónigo de la Catedral de Huelva.

Sr. presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías.

Excmo. Senador e Ilmo. Sr. Alcalde del Excmo. Ayto. de Aracena.

Corporación Municipal.

Hermanos Mayores y Juntas de Gobierno de las distintas Hermandades de Aracena.

Querida presentadora.

Querida familia.

Cofrades y amigos todos.

Introducción

No me gustaría que mi pregón destacase por ser el

de una mujer. Pero soy consciente de que siendo latercera mujer que pregona nuestra Semana Santaen toda la historia de los pregones, pertenezco aese grupo de mujeres que de niñas éramos, de lamano de nuestros padres, simples espectadoras delo que en la calle ocurría; de adolescentes empeza-mos a correr el riesgo de vestir la túnica de naza-reno, y digo riesgo, porque si nos descubrían, nosexpulsaban de la fila. Poco a poco se fue aceptandonuestra presencia en los desfiles procesionales has-ta llegar al día de hoy en el que la presencia de lamujer se ha casi igualado a la del hombre dentro delas hermandades.

He sido hija, hermana, novia, esposa y madre de cofra-des, pero ante todo, siempre me he sentido “cofrade”.Por ello será casi inevitable que a lo largo de mi pre-gón salga a la luz la niña y adolescente que fui y lamujer que soy.

Agradecimientos

Pero antes de seguir, quiero dedicar unas palabrasde agradecimiento a mi presentadora y amiga detoda la vida.

Mª Carmen, sé en el compromiso que te puse haceun año. Yo ya conocía la propuesta del Consejo pararealizar el pregón del 2016, y en este mismo lugar,después de finalizar el pregón de Alfredo, te dije quetú ibas a presentarme. La cara se te cambió de colory empezaste a temblar.

Cuando acepté tan difícil labor empecé a pensar en

quién iba a ser mi presentador. Había varias opcio-nes, sobre todo dentro de mi familia, pero queríasalir del lazo de sangre y al salir de la familia, miprimer pensamiento fue hacia ti. Mi presentadorano podía ser otra. Nos conocemos desde que éra-mos muy niñas jugando en Cantarrana. A lo largode nuestras vidas hemos compartido muchos mo-mentos, unos buenos y otros no tan buenos, perosiempre he sabido que podía contar contigo y contu familia.

Has sido mi compañera incondicional en todas lasSemanas Santas cuando nuestros entonces noviosy ahora maridos siempre nos han abandonado, porllevar un capillo, un costal o una cámara de fotos.

Por eso, en este día quería que tú estuvieses a mi ladoy al proponértelo, más que proposición fue una im-posición, sabía que no ibas a decirme que no.

Mª Carmen, gracias por haber aceptado. Gracias portu apoyo a lo largo de todo este año. Gracias por tuspalabras en el día de hoy. Pero sobretodo, mil graciaspor tu desinteresada y verdadera amistad.

También quiero dar las gracias al Consejo de Cofra-día por haber confiado en mí para hablar de algo tangrande como es nuestra Semana Santa.

Cuando allá por noviembre del 2014 me llegaron através de José Bomba, entonces Hermano Mayor dela Hermandad de la Soledad, las primeras noticiasdel Consejo para adjudicarme el pregón del 2015, meentró el pánico y le dije que quedaba poco tiempo yque no me veía capaz de hacerlo. Me comprometía sime avisaban con más tiempo, así, al cabo de unas po-

cas semanas, José Manuel Domínguez, me dijo queme tomaban la palabra y que el 2016 era mío.


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Por lo tanto no puedo decir lo mismo que mis pre-decesores en cuanto al tiempo concedido para reali-zarlo. Aunque no sé qué será peor, porque llevo todoun año con el sueño perdido.

Gracias a toda mi familia, a mi marido y a mis hijas, porsu apoyo a lo largo de todo este año, por su paciencia y porhaberme dado su opinión siempre que se la he pedido.

Por último quiero dar las gracias a las personas quede verdad me han traído hasta aquí, a las que desdemuy pequeña me enseñaron a conocer y a amar aJesús y a María, que me llevaron de la mano y meenseñaron todas nuestras tradiciones. Como podéisimaginar me refiero a mis padres. A mi madre, Elisa

Sánchez, base y pilar de mi casa, ella me enseñó to-dos los valores de la vida, mis primeras oraciones ya tener como centro a nuestro Señor y a su Madre.Y a mi padre, Pepe Díaz, amante de Aracena y de

todas sus tradiciones, pilar en la historia de los pre-gones. Sé que hoy estará ahí en el balconcillo del cie-lo disfrutando como ya lo hiciera en otras ocasionescuando pregonaron mis hermanos José Manuel y

Pablo, porque estoy segura de que cuando organiza-ba los primeros pregones podía imaginar que en unfuturo alguno de sus hijos llegaría a ser pregonero,pero creo que lo que nunca pudo sospechar era quesu hija también llegaría a pregonar nuestra queridaSemana Santa. Siendo así, ya tres de nosotros los queformamos parte de esta gran familia de pregonerosque él ayudo a crear y a mantener.

Por todo esto, quiero dedicarles hoy mi pregón a ellos,a mi madre, hoy en casa por motivos de salud y edad;

y a mi padre, que nos dejó hace ya muchos años peroque sigue con nosotros en nuestros corazones.

¡POR VOSOTROS!

ComienzoComo ya dije en mi pregón de La Divina Pastora, nosoy persona de letras, me hubiese sido más fácil es-cribir con números, pero como siempre he escucha-do decir que todo cebollero lleva un pregón dentro,me he atrevido a dar el paso y a exponer el mío. Aun-que pido perdón si en algunos momentos me apoyoen poemas de otros pregoneros porque, como yadigo, lo mío no es la poesía.

El invierno en Aracena es largo y frío, aunque quizáscada vez menos. Es tiempo de estar en casa y com-partir momentos con la familia. Pero cuando este vallegando a su fin empezamos a sentir el cambio. Lascasas de hermandades se llenan de continuo movi-miento, se procede a la limpieza de candelerías, res-piraderos y varales y se empiezan a montar los pasos.La Parroquia se llena de vida, comienza un ir y venirde personas que se esmeran en preparar hermososaltares para rendir culto a los titulares de las distintasHermandades de penitencia. El pueblo se va acer-

cando a la iglesia, primero el quinario al RedentorCautivo, seguido por el del Cristo del Amor, tríduo aMª Stma. De Gracia y Esperanza, quinario a Nuestra

Sra. de la Soledad y a Nuestro Padre Jesús Nazarenopara finalizar con la novena a nuestra Madre y Patro-na la Stma. Virgen del Mayor Dolor.

En las casas empieza a verse un poco de desorden yalboroto. Hay que ir sacando túnicas, capas y capi-llos para que cada uno se pruebe los suyos, los pe-queños van heredando las ropas de los mayores quesiempre hay que volver a arreglar. Hay que compro-bar cinturones, guantes y calcetines para que a nadie

le falte nada.

En la mía, se mezclan túnicas, capas y capillos confajas y costales y con uniformes de Banda de Músicay todo ello transforma la casa en un bello desorden.

Los músicos se esmeran en preparar las marchas quedespués escucharemos detrás de cada uno de nues-tros pasos y en sus conciertos de Semana Santa.

En los campos empieza a despuntar la primavera yAracena está preparada para vivir este misterio quecada año se repite y que cada año es tan distinto.

ghghgh


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Todo un pueblo volcado en una semana con un de-nominador común, vivir y recordar en las calles laPasión y Muerte de Jesús y el dolor de su Madre laStma. Virgen María.

Dentro de todo este grupo que hace posible que con-templemos cada año este misterio, quiero mencio-nar a algunos en especial. Personas que me han acer-cado al sentir del costalero, mezclando oración consufrimiento, gotas de lágrimas con sudor, suspiros ylamentos con emoción y sentimientos.

Personas con las que he compartido muchos mo-mentos y con las que he convivido muy de cerca. Enmi juventud fui novia y hermana de costaleros; me

casé con un costalero y en la actualidad mi yerno escostalero y soy madre de una de las primeras costale-ras de Aracena. Y he de confesar que en muchos mo-mentos he sentido envidia de ellos. Son testimoniode fe y de amor sin medida, de sensibilidad y arrojo.

Un grupo de hombres modestos y anónimos, queunen el dolor con la alegría, la vida con la muerte.Que bajo las trabajaderas y en cada levantá llevannuestras imágenes hasta el cielo; que con sus cin-turas fuertemente ceñidas y con sus costales son el

alma oculta de nuestra Semana Santa y como únicaguía, la voz de su capataz y la llamada de un martillo.

Sin ellos sería imposible, cada año, el milagro de ver aJesús en las calles. Y por lo tanto es inadmisible realizarun pregón sin nombrarlos, sin recordar tantas nochesde ensayo robadas a sus novias, mujeres e hijos. No-ches de frío y de lluvias dedicadas a igualás y ensayos.

Costalero de Aracena

nazareno de costal y faja

zapatos que rachean

brazos que el madero abrazan.

Quien fuera como tú,

costalero de Aracena,

refugio bajo faldones de terciopelo

que llevara sobre los hombros

tan divina carga.

¡Bendito sea el costalero

que va mirando al Señor

Una semana de recuerdos, añoranzas, vivencias eintensos sentimientos donde recordamos la Pasión,Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.

El piñonate

La Semana Santa en Aracena es oración. Es rezo anuestros titulares en cada uno de los cultos durantela cuaresma. Es olor a incienso y cera quemada. Esluz de velas de nazarenos y candelerías bajo palio. Escolor de capillos de penitentes y flores en los pasos.Es silencio de costaleros y voz de capataces. Es soni-do de bandas de música y de cornetas y tambores.

Pero también es olor a fritos y sabor a miel, a dulceshechos en casa, ese olor que desde pequeños, cuan-do veníamos del colegio inundaba toda la calle. Conqué anhelo subíamos por Cantarrana y llegábamosa casa para ponernos manos a la masa, a veces máspara estorbar que para ayudar.

En mi casa, la estrella, “el piñonate” y aunque repitalo que ya dijeran mis hermanos, para nosotros es unatradición que forma parte de nuestra Semana Santa.

En el momento que empieza la Cuaresma ya se estáponiendo fecha. Se busca un día que todos estemoslibres. Para conseguir nuestra receta tuvimos gran-des maestras: mi madre y mi tía Dolores, ellas nosólo nos la pasaron, sino que nos enseñaron a ama-sar, hilar y enmelar; con ellas también aprendimosa amar sentir y disfrutar de esos días de conviven-cia donde toda la familia, padres, hijos, hermanos,primos y nietos nos reunimos, ahora en el campoporque en casa no cabemos, intentando que los que

vienen detrás hagan suya esta herencia que ellas nos

dejaron para que luego puedan transmitirla a los queles sucedan.

Al costalero

Para vivir y sentir la Semana Santa en Aracena comola vivimos y sentimos es necesario la dedicación yel trabajo durante todo el año de muchas personas:

juntas de gobiernos, guiadas y asesoradas por nues-tro párroco, camaristas y vestidores, floristas, costa-leros y capataces, bandas de música y de cornetas ytambores, cuerpos de nazarenos, centuria romana ymujeres de mantilla.


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no con ojos en la cara

sino con ojos del corazón!

Costalero de Aracena,

id despacio con alegría y tesón

que la Virgen desde arriba

os dará su bendición.

Llevad a Jesús amigos míos

y rezadle esta oración:

señor que yo fui tu costalero

tu costalero Señor.

Y así, poco a poco, todo va estando dispuesto. LaCuaresma llega a su fin. Los pasos han llegado a sustemplos, los enseres se encuentran colocados cadauno en su sitio. Hemos acudido a todos los cultos, alVía Crucis de las hermandades y hemos sido testigosde todos los traslados de Cristo a sus pasos.

Ya estamos preparados para vivir, un año más, ¡LASEMANA SANTA EN ARACENA!

Domingo de RamosDía de júbilo y alegría. La Parroquia del Carmen seconvierte en el centro de visitas en la mañana delDomingo de Ramos.

El Cristo del Amor en su burrita y Mª Stma. de laCandelaria se encuentran engalanados en sus mag-níficos pasos con un hermoso adorno floral para lasalida de la tarde.

Los nervios de la Junta de Gobierno de esta Her-mandad se sienten en esta mañana, pero tambiénse palpa la alegría e ilusión porque comienza la Se-mana Santa.

Es obligatorio para mí, hacer una mención especialhoy a nuestro amigo Eloy, vestidor de la Stma. Vir-gen de la Candelaria, que nos dejó para siempre elaño pasado, en la misma madrugada del Domingode Ramos. ¡Qué buen día escogiste para marcharte!

Eloy, en nuestro recuerdo siempre estarás presente ysé que cada año volverás a Aracena en este Domingopara caminar al lado de tu Señora.

A mi mente, cada año, recuerdos de mi niñez. Lamejor ropa reservada para ese día. De todos es sabi-do el refrán que dice: “El que no estrena el Domingo

de Ramos no tiene manos.”

En mi casa eso se cumplía al pie de la letra. Así que,con el mejor vestido y zapatos nuevos, íbamos dela mano de nuestros padres, a la Parroquia para labendición de las palmas y la pequeña procesión quese realizaba por la Plaza Alta. Luego los mayores sereunían para tomar algo antes de ir a almorzar a casay los niños disfrutábamos de un rato de juego. Enesas reuniones y en casa siempre escuchaba de bocade mi padre el mismo comentario: “Nos hace falta la

Hermandad de la Borriquita para completar nuestraSemana Santa”. Él, junto a Manolito Reyes, nuestroquerido Don Serafín y algunos más tenían ese obje-tivo por cumplir: “Sería una Hermandad para niños,donde los más pequeños portarían estolas en lugarde capillos…” comentaban entre ellos.

Pero fue 1985, el mismo año de su muerte, cuandonuestro recién llegado párroco, Don Longinos, ani-mó a un grupo de personas y puso en la calle la ima-gen de Jesús montado en una pequeña burra.

Desde entonces, ya con el sueño de nuestros mayorescumplido, la mañana sigue empezando de la misma


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manera: Bendición de palmas en la Plaza Alta y SantaMisa en la Parroquia de Nuestra Señora de la Asun-ción. Aunque por la tarde todo es distinto. La puertalateral de la Iglesia del Carmen se convierte en la en-

trada a Jerusalén y Aracena, en ese pueblo que acla-maba y vitoreaba a Jesús montado en un pollino.

Ya está la cruz de guía en la puerta, y los pequeñosnazarenos de capillos verdes hacen su apariciónanunciando la llegada del Cristo del Amor, que aunsabiendo lo que le espera, quiere bendecir a ese pue-blo que le aclama.

Aracena lo acompaña en su paso por las calles y alllegar al convento de Santa Catalina se vuelve para

bendecir a las Madres Carmelitas, mujeres que hanentregado su vida a Él. Ahí, algunos de nosotros re-cordamos que ellas fueron las que le dieron cobijo ensu primera salida.

A lomos de un borriquillo

en el Domingo de Ramos

viene Dios con los chiquillos

con la palma entre las manos.

Y detrás, su Madre, Mª Stma. de la Candelaria loacompaña llena de amor, alegría y orgullo, ese or-gullo que siente cualquier madre al ver que todo unpueblo quiere y aclama a su hijo.

¡Hosanna, hosanna al hijo de David!

El cortejo continúa por las calles de Aracena, las col-gaduras y las palmas en los balcones nos recuerdanlos mantos y ramas que sirvieron de alfombra a Jesús

por las calles de Jerusalén.

Cuando la noche va cayendo, la comitiva llega a laParroquia, donde, al igual que todas las demás her-mandades, se realiza la visita a Jesús en el Sagrario.

Al pasar por el Asilo Jesús se detiene para bendecira nuestros mayores, que se encuentran allí para pa-sar sus últimos días, y a esas mujeres que dedican su

vida a hacerles más llevaderos esos momentos de su vejez. Los bendice con su mirada y sigue su sendero.

Poco a poco, ya con la noche cerrada, llegamos de

nuevo hasta la rampa del Carmen. A la voz del ca-pataz, con el rachear de los costaleros y al son deuna marcha de la agrupación musical, el Cristo delAmor hace su última levantá y vuelve a su templo y

el rostro de la Candelaria, iluminado por la luz de sucandelería, nos ilumina a todos.

Candela y luz para nuestros ojos

paz y amor para nuestra alma

Santísimo Cristo del Amor

Mª Stma. De la Candelaria

volved a vuestro templo

que el pueblo de Aracena

confortado con vuestra presencia

está preparado para vivir

la pasión y muerte

de Jesucristo “Nuestro Señor”.

Lunes y Martes Santo

Durante el Lunes y el Martes Santo hacemos unparéntesis, paréntesis entre comillas, porque el ver-dadero cofrade no para. Estos días se aprovechan

para ultimar todos los detalles, se repasan los pasos,se recogen y limpian las casas de hermandades, seorganizan las comidas para los costaleros y en casase terminan de planchar las túnicas, capas y capillos,para que no haya carreras de última hora.

Y además, todo el que puede y tiene algún rato libre,se acerca hasta otros puntos de Andalucía para pre-senciar cómo se vive esta semana en otros lugares.

Para la mayoría de los aracenenses la visita obligada es

a Sevilla, capital por excelencia de la Semana Santa ydonde algunos participan de forma directa como cos-taleros, capataces o nazarenos; aunque también otrosson los destinos que se eligen para hacer la visita: Cádiz,Málaga, Córdoba o Huelva, donde residen muchos denuestros paisanos y donde tenemos algunas costaleras.

Y aunque a veces salimos buscando algo mejor fue-ra, tenemos que reconocer que nos damos cuentadel inmenso valor que tiene lo nuestro.

Luego, el miércoles, todos volvemos al pueblo paraparticipar en lo que aquí acontece.


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Miércoles Santo

Miércoles de oración. En Aracena la Iglesia del Carmen,

con sus puertas abiertas desde muy tempranas horas,recibe a todo el que se acerca a nuestro Cristo Cautivo.

La Hermandad del Redentor Cautivo es la más jovende nuestras hermandades. Aunque la devoción alCautivo se remonta a tiempos muy antiguos, dondese le rezaba y pedía a un viejo cuadro que se encon-traba en la iglesia del Carmen. Por ello, cuando hace27 años un grupo de jóvenes deciden de la mano deDon Longinos dar el paso y crear esta Hermandad,sabían que el éxito estaba asegurado.

Cada año viene a mi memoria el primer desfile pro-cesional de la junta de gobierno de esta joven Her-mandad, cuando, sin haber realizado aún su estaciónde penitencia, deciden llevar una representaciónpara acompañar al Cristo Yacente el Sábado Santo.

Desde aquí quiero aprovechar este momento para darlas gracias a Radio Sierra de Aracena, por el esfuerzoque hicieron durante algunos años retransmitiendoen directo las entradas y salidas de nuestras herman-

dades. Por entonces, nosotros, formábamos parte delgrupo de cebolleros que vivía fuera del pueblo.

Aquel año de 1990 no pudimos estar presentes. Mimarido estuvo toda la semana de guardia y le fueimposible cambiarla. Pero gracias a la radio parti-cipamos de todas las salidas y entradas de nuestrashermandades. Nos vimos sentados en la mesa decasa, en la televisión procesiones de otros puntos deAndalucía, el sonido apagado y la radio con buena

voz, así pudimos trasladar nuestros corazones hasta

aquí y nos imaginamos cómo bajaban la rampa losprimeros nazarenos de túnicas blancas y capas y ca-pillos morados aquel Sábado Santo.

A partir de este año, todos los Miércoles Santo a las 9de la noche Aracena se concentra en la calle Mesones.Es noche de recogimiento y oración. Oración que nostraslada de nuevo al monte de los Olivos, donde Jesúsoraba apartado de sus discípulos y Judas lo traiciona-ba con un beso y lo vendía por treinta monedas.

El cuerpo de nazarenos con cirios morados va

abriendo camino al hermoso paso de caoba, quecustodiado por los cuatro evangelistas y cuatro an-gelitos de bronce, lleva al Divino Redentor Cautivo.Va solo, con las manos atadas, por una senda incom-

parable de calles largas y estrechas. Camina en silen-cio asomándose a cada balcón y al pasar por la casade la familia Pizarro el silencio se rompe y se escuchauna saeta que sale de la voz de Margarita.

El barrio de Santa Lucía le espera, es la única ima-gen que ven en toda la semana por lo que la sientencomo parte de ellos, se engalana y abre sus puertaspara verlo pasar.

Los más pequeños han sacado sus bolas de ceras, que

cada año y gota a gota se van haciendo un poco más gran-des y en este día se cubre de una hermosa capa morada.

Siguiendo el camino hacia la Parroquia, la Herman-dad hace una parada obligatoria al final de la calleColón y realizando una oración ante el azulejo quenos recuerda el momento de su fundación.

Siempre, el Miércoles Santo por la noche, Jesús Cau-tivo ha caminado solo, solo como estuvo aquella no-che. Pero al enterarse su madre comenzó a buscarlo,llena de desconsuelo y desamparo. Y lo encontró, yaestá aquí, en capilla del Carmen, a su lado. Qué ganastenemos de verte, Mª. Stma de los Desamparados,caminar detrás de tu Hijo, para que no esté tan soloy darle el consuelo que tan solo una madre es capaz


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de dar a un hijo. Esperamos con anhelo tu primerasalida a la calle Mesones, para que cuando bajes larampa Aracena te arrope y te sientas de veras en casa.

Y mientras tanto, él sigue caminado solo, con el pasolento y callado de su cuadrilla de costaleros.

Recuerdo la ilusión y el esfuerzo de los primeros her-manos de esta junta de gobierno, con Manuel Bejara-no como primer hermano mayor. Manolo “el Bichi” yJulián Palacios como los primeros capataces de aquelsencillo paso que portaba a Jesús durante sus prime-ros años. Cómo a pesar de su juventud e inexperien-cia, supieron darle la seriedad que merecía y trabajan-do con mucho cariño, amor y esfuerzo pusieron las

bases para conseguir lo que hoy tenemos.

Finalmente la comitiva llega a la Plaza del Pilar, y re-gresa a la calle Mesones, donde a la 1 en punto subela rampa del Carmen.

En la tarde del Miércoles Santo

va caminando cautivo

entre dos filas eternas

de nazarenos de luz.

Va preso por una injusticia

con túnica de terciopelo

y una corona de espinas.

Le van siguiendo en silencio

la multitud infinita

de fervorosas plegarias

y de promesas cumplidas.

En la tarde del Miércoles Santo

va caminando desamparado y cautivo.

Jueves Santo

Después de ser apresado en el Monte de los Olivos,Jesús es llevado ante los sumos sacerdotes y a conti-nuación ante Pilatos, quien lo interroga y no encon-trando culpa en Él, se lava las manos. Queriendo

complacer al pueblo, pone en libertad a Barrabás ymanda azotar a Jesús.

Las primeras imágenes que acuden a mi memoriade niña es la de ver en mi casa las túnicas y capasblancas y capillos celestes. Cómo en los días previosse sacaban, probaban y arreglaban para que mis her-manos las tuviesen listas en la tarde del Jueves Santo.Desde mi posición de niña observaba y compartía sunerviosismo durante todo el día. Llegada la tarde los

veía vestir con gran orgullo sus ropas y caminar, dela mano de mi padre, hacia el Castillo para realizarsu estación de penitencia. Mientras yo, con resigna-ción pero sin comprender por qué, me quedaba conmi madre para después acercarnos a la Plaza Alta a

ver bajar a la Hermandad.

Luego en mi etapa de adolescente se cruzó en micamino el que más tarde se convertiría en mi ma-rido, un castillista de los pies a la cabeza. Con élaprendí a vivir, sentir y a participar de esta Her-mandad. Dentro de ella, él ha sido nazareno, capa-taz, costalero, miembro de la junta joven para final-mente haber pertenecido a su Junta de Gobiernodurante 12 años.

Fui testigo de las primeras cuadrillas de hermanoscostaleros. Compartí con ellos su ilusión y las ganasde sacar por primera vez el paso de la Santa VeraCruz y después el de Ntra. Sra. del Mayor Dolor.

Cuando nos casamos tuvimos que trasladar nues-tra residencia a Lepe, donde estuvimos 14 años.Siempre intentamos estar aquí durante esta sema-na. Nunca podré olvidar el primer Jueves Santo quefaltamos a la cita, fue en 1986, estaba embarazada ycumplida desde varios días antes. Tuve que ingresaren la madrugada del miércoles al jueves, viniendomi primera hija al mundo ese Jueves Santo a las ochomenos cuarto de la tarde. ¡Como para no llamarlaMª Dolores!

Desde siempre intentamos, y creo que lo hemos lo-grado, que nuestras hijas, Mari Loli y Belén, fueranpartícipes de ese sentimiento que nosotros teníamos.Desde muy pequeñas empezaron a acompañar a supadre vistiendo las ropas de nazareno; siempre consus capillos puestos e incluso comiéndose el boca-dillo debajo de él. Y ya el año pasado, los acompañótambién, con tan solo ocho meses, mi nieto Pablo.

El Jueves Santo el movimiento en Aracena empieza des-de muy temprano. En la Parroquia es día de confesiones


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y aprovechamos para contemplar los pasos que esperanperfectamente acabados el momento de su salida.

La visita a la Iglesia Prioral del Castillo es obligada,allí, nuestra Madre y Patrona la Stma. Virgen del

Mayor Dolor, vistiendo sus mejores galas, espera asu pueblo.

Los tres pasos de esta Hermandad, en perfecta ar-monía, esperan el momento de la tarde en que laspuertas de la Iglesia se abran.

Antes de despedirnos nos acercamos hasta Ella y lepedimos, sobre todo, que no llueva, que necesitamos

verla y sentir su presencia en la calle.

En casa el nerviosismo se palpa desde primeras ho-ras de la mañana, las miradas al cielo son constantes,hoy alternándolas con las consultas en internet, “pa-rece que vienen nubes”… “¿cómo estará la tarde?...¿saldrá o no saldrá?”.

Llegada la hora, y a pesar de que todo está prepara-do, al final siempre se extravía algo: ¡mamá mis cal-cetines!... “A mí me faltan los guantes”… Pero al finaltodo está perfecto; un trocito de piñonate o un roscoy nos ponemos en camino hacia el castillo.

La cuesta es larga y pesada pero ¡con cuanta ilusiónse sube!

El pueblo se concentra en las puertas del atrio delCastillo y a la hora en punto las puertas del templose abren y la cruz de guía aparece en ella seguida delos pequeños nazarenos que abren el camino al pasode la Santa Vera Cruz, la que da nombre a esta Her-mandad. “La Cruz”, sola sencilla y austera, símbolo

de todos los cristianos, va en un pequeño paso, va-cía, con solo un sudario blanco.

El paso de la Cruz sirve de cantera a ese pequeñogrupo de jóvenes costaleros que ponen toda su ilu-sión en esta tarde y que les prepara, para, en un fu-turo próximo, llevar sobre sus hombros las sagradasimágenes de Jesús o de su Madre.

Después, el Cristo de la Sangre, atado a la columna y

azotado por los sayones, mira de frente al pueblo. Susalida es impresionante, el marco incomparable, “pocoa poco”, “más despacio”, todo el que lo espera tiemblaal escuchar los sones de la agrupación musical que co-mienzan una vez que se encuentra Cristo en la calle.

La fila de nazarenos parece interminable y se pal-pa la impaciencia de los que esperan la salida desu Madre. Cuando los últimos rayos del sol entranpor el dintel de la puerta, la Stma. Virgen del MayorDolor hace su aparición. Los corazones se paran un

instante presenciando la difícil salida de su pasoque no cabe por la puerta. Y… ¡por fin está en lacalle!, ¡radiante!, apurando los últimos rayos de sol


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de la tarde que iluminan su rostro, con el verde dela Sierra al fondo.

La bajada del cerro del Casillo es complicada. El cor-

tejo procesional se confunde con el pueblo, cabezasy capillos se mezclan, pero siempre al lado de Ella.

Al pasar por la Parroquia, contemplamos los trespasos de este largo cortejo, que en un momento de-terminado, se miran unos a otros y los sones de lastres bandas se mezclan convirtiendo la Plaza Alta enel tronar del pueblo.

Personalmente la tarde del Jueves Santo siempre lahe vivido de una forma muy especial. Cuando dejé

la mano de mi madre, con mis amigas Asunción yMercedes, que eran las más cofrades, intentando des-cubrir donde iban Lolo, Antonio y los demás. Luegoal cuidado de mis hijas, siempre delante del paso dela Cruz. Después con Mari Carmen y Reme, disfru-tando de cada levantá, cada esquina o de esa precio-sa estampa que ofrece la Hermandad en su paso porla Plaza del Pilar, donde la Virgen da su bendición atodo el que no ha podido subir a verla al Castillo.

Luego hacemos un pequeño descanso en mi casa

donde tenemos el privilegio de contemplar al Cristode la Sangre y a su Madre cara a cara. Y ahora porúltimo vuelvo a estar al cuidado de mi nieto, inten-tando enseñar a un nuevo cofrade.

La posterior subida al Templo vuelve a ser compli-cada, los nazarenos más pequeños se han quedadoen el camino, aunque algunos se empeñan en llegarhasta arriba, se siente el cansancio del largo caminorecorrido. Pero las fuerzas vuelven a brotar de los co-razones de los costaleros que emprenden el ascenso

como si acabasen de empezar.

Cuando el Smo. Cristo de la Sangre se encuentra denuevo a las puertas del Templo y la luna llena ilumi-na el cerro del Castillo, los que hemos acompañado ala Virgen en la subida, nos ponemos delante de Ella,uniéndonos a la voz que sale de debajo del paso, lecantamos la Salve y mirando al cementerio recorda-mos a los que ya no están con nosotros, a los que nosprecedieron y nos dejaron este legado tan grande.

El templo se encuentra abarrotado, los pasos hacen suentrada y son colocados en su sitio y la Madre, al pa-

sar delante de su Hijo, vierte lágrimas de dolor frente ala Cruz símbolo de muerte, resurrección y vida.

Virgen del Mayor Dolor

cuantas lágrimas derramasteviendo por los azotes

ensangrentado a tu Hijo. .

Madre del Mayor Dolor

llevas el corazón traspasado

por el azote maldito

que a tu Hijo ha flagelado

En la tarde del Jueves Santo

tu presencia nos conforta,

fortalece a los mayores

y a otros tiempos los transportas.

Al caer la media noche

haces tu entrada en el templo

y entre lágrimas y vítores

tu cara hermosa contemplo.

Ya te quedas en tu casa y tu pueblo se retira

con el corazón lleno de gozo

por haberte sentido viva.

Virgen del Mayor Dolor

de Aracena, Reina y Señora

hoy todo el pueblo te aclama

como Madre Coronada y Patrona.

Madrugá

Noche de misterio y emociones.

Desde muy pequeñitos, todos hemos soñado conlevantarnos a ver “la Madrugá”. En casa, cuando ni-ños, nos decían que nosotros la cogíamos en SantaCatalina, para la segunda caída. Pero cuando por finconseguimos levantarnos para estar en la puerta de

la Parroquia a las cinco de la mañana, algo nos atra-pó, se metió dentro de nosotros y nos empuja cadaaño para acudir a esta cita.


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Apenas han pasado unas horas desde que las puer-tas de la Iglesia del Castillo se cerraran, un poco dedescanso en el sofá de casa o un pequeño sueño enla cama y nos volvemos a encontrar en la Plaza Alta.

Hay que intentar llegar a la Puerta del Perdón parano perdernos ni un detalle. Allí nos encontramoscada año con Fernando y Mª Carmen, mi hermanoPablo y mi sobrina Virginia, Julián y Mª Loli y todoel que se quiera agregar.

Detrás de la cruz de guía sale el largo cortejo de na-zarenos con túnicas negras como el carbón y cintu-rón de esparto. Y en el silencio de la noche escucha-mos del capataz: “a tierra con El”.

Los cirios encendidos y en alto alumbran el camino

de la oscura noche de Jesús hasta el Calvario escolta-do por la centuria romana, ¡Qué acierto tuvisteis alrecuperarla para engrandecer el cortejo procesional!La imagen de Jesús Nazareno lleva sobre sus hom-bros no solo una pesada cruz de madera, sino tam-bién la cruz de todos nuestros pecados.

El paso de Nuestro Padre Jesús ilumina la noche deAracena, para dar paso a un resplandeciente amane-cer. Pero en su caminar no puede con esa pesada car-ga que soporta y las fuerzas le fallan, cae y el pueblo

entero cae a tierra con Él.

Escuchándose en el silencio el piar de los pajarillosque amanecen con el nuevo día. Permanecemos conla rodilla en el suelo, durante el tiempo que dura elrezo de un credo.

El momento que más me impresionaba de niña yque aún hoy me sigue impresionando es cuando allevantarse Jesús escuchamos el sonido ronco de lasbocinas de algunos nazarenos, que nos recuerdan lasburlas de aquel pueblo en su subida al Monte Calva-rio, el mismo que unos días antes lo aclamaba entre

vítores en la mañana del Domingo de Ramos.

A lo lejos, al final de la “Cuesta Empedrá”, contempla-mos la imagen de Mª. Stma de la Amargura, acompa-ñada de San Juan, que para difuminar esa imagen que

va delante lleva su candelería encendida. ¡Cuánto tuvoque sufrir esa madre sin poder acercarse hasta El!

En este momento, el grupo que formamos a la salidaaprovechamos para tomar café y reponer fuerzas, en

El Casino o en “el Barqui”, pasando por mi casa paratomar una copita de aguardiente de guinda y probarel piñonate para ver cómo ha salido este año. Perono nos demoramos, hay que darse prisa para llegar

a la segunda caída que se produce a las puertas delAyuntamiento.

A partir de aquí vemos pequeños nazarenos que se van incorporando a la fila. Son los más pequeñinesque no se han levantado tan temprano, pero que nopor ser pequeños se quedan en casa y quieren acom-pañar a su Hermandad. Porque, como solemos de-cir, en Aracena todos los niños nacen con un capillodebajo del brazo.

Recuerdo, en los años de mi juventud los continuos“piques” sobre todo entre “jesuitas” y “castillistas”sobre cuál llevaba más nazarenos o si el orden de lafila era mejor en una que otra.

En nuestro grupo de amigos los que más discutían eranMercedes, de Jesús, y Lolo, del Castillo… los de la Sole-dad nos manteníamos al margen. Pero sus tira y afloja,siempre en sentido sano, nos animaban las madrugadas.

En la bajada a Santo Domingo todo el pueblo está yaen la calle, la Hermandad se encuentra en su barrio,donde tuvo sus orígenes y nos concentramos para

ver las imágenes de Jesús y las bambalinas y varalesde la Amargura rozando los balcones de la estrechacalle del “Barrio de la Alpargata”.


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El Castillo, iluminado por el primer sol de la maña-na se funde con este barrio de Santo Domingo.

La subida a la Plaza alta es complicada, al igual que

ocurriera en la bajada del Castillo en la tarde delJueves Santo, el pueblo se funde con la Hermandady le ayuda a subir la pesada cuesta. A Jesús vuel-

ven a fallarle las fuerzas y cae por tercera vez en laspuertas del convento de Jesús María, la Verónica lelimpia el rostro y Simón el Cirineo le ayuda a car-gar la pesada cruz.

Aquí nosotros, hasta hace pocos años, también te-níamos nuestra tercera caída particular. En casa deAngelita y Paulino, padres de Juli y Fernando, nos

esperaban sus roscos y era obligado subir a probar-los. Desde allí podíamos contemplar, desde lo alto,una imagen única, donde todo el cortejo procesionalfundido con el pueblo cae de rodillas ante Jesús.

Alivio al llegar a la Plaza Alta, el largo y duro caminoha terminado. La Parroquia de la Asunción se con-

vierte en el Monte Calvario y el pueblo en multitudrodea y da apoyo a la Virgen como lo hiciera SanJuan. Nuestro Padre Jesús Nazareno y Mª Stma. De laAmargura vuelven a su Templo ya con el sol en lo alto.

La “Madrugá” ha terminado, poco a poco nos vamosretirando buscando un poco de descanso.

Y como dijo Francisco Canterla:

En la tibia madrugada

juego de sombra y de luz

Jesús se abraza a la cruz

Y la Virgen angustiada

fija su dulce mirada

en el Hijo bien amado

Que sudoroso y cansado

va a recorrer el camino

que le llevará al destino

de morir crucificado.

Viernes Santo

La mañana del Viernes Santo es mañana de visitar aJesús en los Monumentos, contemplamos la hermo-sura de las mesas preparadas para albergar al Señor

de las Madres Carmelitas y de las Hermanitas delAsilo de Ancianos, así como el que se levanta en laParroquia de Nuestra Señora de la Asunción.

Es mañana, para unos de descanso y para otros, losque aún quedan por salir, de ultimar el adorno desus pasos.

Para mí, desde hace algunos años, la mañana trans-curre en el Carmen, al lado de mi amigo Blas y detodo el que se acerca a echar una mano para montar

las flores de los pasos del Santo Entierro de Cristo yMª. Stma de la Soledad, aunque mi función sólo es lade ir preparado las flores y mantener limpio el sueloy, en la tarde, llevarles un poquito de café.

Y por la tarde: Silencio. Jesús ha muerto y ha muertoclavado en una cruz, ha sufrido el más cruel de loscastigos, como el peor de los malhechores y rodeadode dos ladrones.

De nuevo, recuerdos de mi niñez: el Viernes San-to era de total recogimiento, en la tele solo músicafúnebre y alguna película de la Pasión. En casa no


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se podía poner música ninguna y la vigilia, que secumplía durante toda la Cuaresma, era de total ob-servancia. En el almuerzo las tradicionales espina-cas y el bacalao, seguido de las ricas natillas hechas

por mi madre, aunque para algunos este almuerzoera todo un suplicio ¿Verdad Josema? Pero habíaque terminarlo si queríamos salir a ver la Proce-sión de la tarde.

¡Qué hermosura la de aquél pequeño paso de cao-ba! obra del maestro Tomás Almazán, con el granmisterio de Jesús en la cruz y su Madre a los pies,caminando sin música, en silencio. Era algo que,sobre todo a los más pequeños, nos sobrecogía.

Más tarde empecé a ver por casa algunos capillosrojos que anteriormente no estaban. En los prime-ros años de los hermanos costaleros apareció encasa el primer costal, el de mi hermano Joaquín,que formó parte de aquella famosa “Cuadrilla delos Biberones”. En el día de hoy son ya muchos losmiembros de la familia Díaz los que acompañana esta Hermandad en la tarde del Viernes Santo.

Cuando comenzaron los hermanos costaleros lasimágenes del Cristo de la Plaza y Mª. Stma. de Gra-

cia y Esperanza ya no caminaban juntos, cada unoiba en su paso pero la imagen de Jesús clavado en lacruz nos sigue estremeciendo.

A las ocho de la tarde nos volvemos a concentraren las puertas de la Parroquia, convertida desdeesta mañana en el Monte Calvario para ver saliral Cristo de la Plaza. Lo precede una fila de na-zarenos de capillos rojos y cirios en alto y detrás,como siempre, su madre, Mª. Stma. de Gracia yEsperanza. Gracia porque el dolor físico de su

hijo ha terminado, Esperanza porque sabe que élno termina, que volverá para estar siempre connosotros.

En su caminar la Hermandad se desvía haciendouna parada en las puertas del Instituto San Blas, re-cordando sus orígenes y que le da un segundo nom-bre: la Hermandad de los Estudiantes.

Sigue su andadura por la Gran Vía, Paseo, calle Bar-

beros, Sta. Catalina y calle Colón en la noche calladay oscura del Viernes Santo.

Aracena se sobrecoge cada año con el dolor que re-fleja la imagen de Cristo clavado en la cruz, con elcostado abierto por la lanza del soldado Longinos,pero a la vez se conforta porque a su paso va sintien-

do el perdón que en los últimos instantes de su vidaJesús pide al Padre para el pueblo: “Padre, perdóna-los porque no saben lo que hacen”.

El sufrimiento ha terminado con la muerte pero a suMadre le queda su dolor y su pena. Bajo palio verde,color de la esperanza, camina en un silencio roto porlos sones de la banda de música. Los cirios de su can-delería son las luces que iluminan la noche, nocheque refleja la imagen de su hijo muerto por una sinrazón. El pueblo, que en la subida al Monte Calvario

se burlaba de Él ha enmudecido y se ha convertidoen silencio.

¡Oh Cristo de la Plaza!

qué de amor se vista el mundo

y que por tu cruz se salve

y de esperanza llene la vida

con tu cariño de madre.

La noche cayó sobre el Monte Calvario. En el mo-mento de su muerte, todo quedó a oscuras y el cielo

se quebró.

Llegada la media noche llegamos de nuevo a la Pla-za Alta, donde alrededor de las 12 y por la estrechapuerta del Perdón, en silencio y oscuridad el Stmo.Cristo de la Plaza y Mª. Stma de Gracia y Esperanza

vuelven a entrar en su templo. Aquí somos partici-pes del instante, para mí, más sobrecogedor de todala noche, donde el pueblo enmudecido durante todala tarde, rompe el silencio y pide en voz alta perdóna Jesús.

Perdón ¡Oh Dios mío!

Perdón e indulgencia.

Perdón y clemencia.

Perdón y piedad.

Sábado Santo

Día de duelo y de luto. Todo el sufrimiento ha termi-nado. Jesús ya muerto es bajado de la cruz por Joséde Arimatea, las mujeres lo recogen y lo envuelvenen un sudario para trasladarlo al Santo Sepulcro.


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En Aracena, la Parroquia del Carmen se convierteen ese sepulcro, donde el Cristo Yacente recibe las

visitas de todo el que se acerca. Y junto a Él su Madre

se queda sola con su pena y su dolor.

¡¿Cómo expresar con palabras lo que significa para estapregonera el Sábado Santo?! Son tantos los recuerdos ytantas las vivencias que acuden a mi memoria…

Desde mis primeros años, recuerdo en casa a mi pa-dre, sentado delante de la antigua máquina de escri-bir realizando los recibos de hermanos y las distintascartas de invitación que después eran repartidas pormis hermanos.

Luego, durante la mañana del sábado, recuerdo susconstantes idas y venidas hasta el Carmen para vercómo iba transcurriendo la mañana. Si aparecíannubes le decía a mi madre que no planchara las túni-cas, que si había duda no se salía.

Por aquellos entonces, el quedarse en casa suponíaun ahorro de dinero que esta Hermandad agradecía,pues, a pesar de ser llamada la “Hermandad de los ri-

cos”, no tenía un duro y contaba con pocos hermanos.

Pero al final, si la tarde levantaba, había que enchufartodas las planchas que encontrábamos para que lasropas de mis tres hermanos y mi padre estuviesen lis-tas a su hora. En todo esto yo siempre observaba, soloparticipaba en la labor de la plancha y luego acompa-ñaba al más pequeño, Joaquín, durante el recorrido.

Nunca podré olvidar mi primera estación de peni-tencia como nazareno. Si mal no recuerdo y como ya

ha dicho Mª. Carmen fue en el año 1975. Mi padrese encontraba ingresado en el hospital y yo quería

salir con sus ropas, pero me daba miedo de que meexpulsaran por ser mujer; así aquella mañana, acom-pañada de mi amiga Asunción nos fuimos al Car-

men para hablar con el entonces párroco D. CarlosNúñez y le expusimos nuestra intención.

Después de consultar con la Junta de Gobierno nosdieron su consentimiento, con la condición de que nopodíamos levantarnos el capillo ni hablar con nadie enningún momento, cosa que cumplimos al pie de la le-tra. Ha sido la mejor estación de penitencia de mi vida.

Desde entonces han sido tantos los Sábados Santoscompartidos con esta Hermandad que hoy tengo elorgullo de presidir… Primero de nazareno, luego,

durante muchos años, portando la mantilla negrapara, finalmente y desde que pertenezco a la Juntade Gobierno, volver de nuevo a vestir la misma capay capillo que llevaba aquél Sábado Santo de 1975.

Por todo esto, cuando en el octubre del año 2002Juan Carlos me comenta que querían que entraseen la junta y a continuación me lo pide José Bomba,acepté, no lo dudé ni un instante, aunque era algoque nunca había creído posible.

En mi casa, el Sábado Santo empieza desde muy tem-pranas horas. En la Iglesia del Carmen todo está pre-parado, pero los nervios no nos dejan estar en la cama.

Algunos abrimos las puertas del templo para quetodo el que quiera se acerque a ver al Cristo Yacentey a su madre Mª. Stma. de la Soledad; otros se en-cargan de preparar el convite de los costaleros; todostenemos trabajo.

Jesús yace en su magnífico paso de urna, reciente-mente restaurado. La semana de pasión y sufrimien-


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to ha terminado y Él espera el momento del trasladoal Santo Sepulcro. A su lado, María, su Madre, en susoledad más infinita.

Al entrar en el Carmen desvelamos el secreto másbien guardado con el que cada año nos sorprendenuestro querido amigo Blas. ¿Qué flores habrá elegi-do este año...? Como siempre: ¡IMPRESIONANTE!

A los pies de la Virgen seguimos sintiendo la presen-cia de nuestro querido Pepe Moya, a pesar de quenos dejó hace ya unos años, que como siempre bajapara estar junto a Ella.

Poco a poco se va acercando la hora de salir a la ca-lle. ¡Son tantos los nervios y tanta la responsabilidadMadre mía! ¡Que todo salga bien, que no ocurraningún percance!

En casa no tenemos prisa de última hora, puesto quetodas las ropas se encuentran perfectamente plancha-das desde hace más de una semana, pero no podemospermanecer sentados, así que todos nos preparamospara salir: mi yerno de costalero, mis hijas desde sus

primeros años conmigo de nazareno y ya también, aligual que el Jueves Santo, mi nieto Pablo nos acom-paña de la mano de su abuelo, que ha sido siempre elencargado de cuidar a los más pequeños en este día.

Desde la Iglesia del Castillo, pasando por la Parro-quia, vemos nazarenos de todos los colores acompa-ñados de nuestro párroco y de mujeres engalanadascon la mantilla negra que se acercan hasta la Iglesiadel Carmen para acompañar al Cristo Yacente y aMª. Stma. de la Soledad.

Las puertas del Carmen se abren y el cortejo fúnebreempieza a pocesionar. Primero todas las representa-ciones de las Hermandades que han venido a acompa-ñar a Jesús, que en su féretro y al son de una marchafúnebre hace su aparición.

Le siguen los nazarenos con capas y capillos negrosde esta Hermandad. Engrandeciendo su cortejo pro-cesional, esa bella imagen de mujeres vestidas de ne-gro y portando la clásica mantilla española que vie-

nen a acompañar a María en su soledad.

Por último aparece Ella, por muchos, llamada “la Gua-pa de la calle Mesones”. Mi corazón se detiene duranteun instante y siento la mano de mi padre a mi lado.

¡Qué guapa estás Soledad! ¡Qué hermosas flores hapuesto Blas a tus pies! ¡Con qué mimo te sacan tuscostaleros! Sale un varal y sale otro, baja la rampadespacio… ¡Ya está fuera!

Los corazones se relajan y disfrutamos de esos rayosde sol que, al pasar el Casino y hasta llegar a la curvade la farmacia, hacen más resplandeciente el paso dela urna e iluminan la cara de la virgen que con tantapena llora la muerte de su hijo.

El cortejo avanza para detenerse ante las MadresCarmelitas que también quieren rezarle una ora-ción a Jesús antes de su llegada al Santo Sepulcro.

El féretro camina en silencio en la tarde-noche delSábado Santo, seguido por esa madre a la que ya nole quedan lágrimas por derramar, acompañada en susoledad por los sones de la banda de música.

Tras cruzar el templo culminado de la Parroquia deNtra. Sra. de la Asunción y muy poco a poco nosacercamos de nuevo a las puertas del Carmen, lasmismas que el domingo anterior se convertían enlas puertas de Jerusalén y que recibían a Jesús en suentrada triunfal, ahora se transforman en las puer-tas del Sepulcro que acogerá el cuerpo yacente deCristo, esperando el momento de su resurrección.

Todo el pueblo se concentra en la calle Mesones paraser partícipes de estos últimos momentos de esta se-

mana que está a punto de concluir y que sirven debroche de oro a nuestra Semana Santa.

La Virgen camina con paso lento hasta llegar a larampa, parece como si sus costaleros no quisierandejarla en casa.

Los arcángeles, que han custodiado durante toda latarde el paso de la urna, servirán también de escoltaen las puertas del sepulcro y Ella, su Madre, se que-dará en casa “sola”.


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Que sola vas Soledad

sola con tu dolor

y con tu pena sola.

Que sola vas Soledad.

que hasta el alma

se queda sola

Que sola vas Soledad

que hasta tu mirada

camina sola.

Que sola vas Soledad que hasta tus manos

se abrazan solas

sola en tu consuelo

sola en tu oración

y en tus emociones sola.

No, la Virgen de la Soledad

nunca estará sola.

mil ángeles la acompañan

sus costaleros la añoran

Virgen de la Soledad

de la soledad, señora.

porque Aracena te quiere

tú, nunca, nunca estarás sola.

Domingo de Resurrección

La Semana Grande de Aracena ha terminado.

Cuando jóvenes aprovechábamos este día para irnosal campo y quemar el Judas, muñeco que hacíamoscon paja y ropas viejas que encontrábamos por casa.Era nuestra forma particular de terminar la SemanaSanta. Hoy esta costumbre casi se ha perdido.

Desde este mismo momento se comienza a prepararla Semana Santa del próximo año. En las casas de lasHermandades se procede al desmontaje de los pa-

sos, limpieza de candelerías, recogida de enseres…para luego seguir con un trabajo callado que duratodo el año: reuniones, presentación de nuevos pro-yectos, rifas, chiringuitos, loterías…para poder ha-cer frente a los pagos pendientes que todos tenemos,con el único fin de conservar y engrandecer nuestraSemana Mayor.

Pero…Todo lo que acabamos de presenciar y de loque somos partícipes no tendría sentido si no llegaseel Domingo, porque Jesús dijo: “Destruid este templo

y lo levantaré en tres días”. Solamente hubiésemosrecordado el injusto castigo y el martirio despiadadode un ser humano. Pero Él no era un hombre cual-quiera. Cuando al tercer día acudieron las mujeresa las puertas del sepulcro lo encontraron abierto y

vacío y un ángel les anunció que había resucitado.

Con su muerte, Jesús salvó al mundo de sus pecadosy con su resurrección venció a la muerte, dándonosa todos la esperanza de vida eterna.

Termino aquí mi pregón con la esperanza de no ha-beros cansado y con la ilusión de haber contribuidocon un pequeño granito de arena a engrandecer laque en nuestro pueblo ya es grande por sí misma.

Qué no falte nunca en Aracena alguien que pregonea los cuatro vientos que:

¡Somos un pueblo creyente;

que creemos en Cristo Jesús,

en Dios, que es su Padre y en su Madre la Stma. Virgen María;

que recordamos su pasión y muerte;

que compartimos el dolor de esa Madre;

y sobretodo, que creemos y pregonamos

que Cristo ha resucitado!

¡Aleluya, aleluya!

He dicho.


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