Libro El Ejecutivo
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El líder debe disciplinarse todos los días para evitar realizar tareas que no son
necesarias hacer durante su gestión de manera eficaz y aún peor aquellas que
nunca imaginamos hacer. Y de esto vivimos ejecutando. Es decir “El Síndrome
del mono” como lo calificó el autor.
En esta lectura hace una metáfora entre el mono, que no es más que la jugada
siguiente ante los problemas que se presentan en el trabajo y el tiempo de la
gestión de los gestores. Sonando hasta típico y haciendo redundancia en mis
oídos, pues, es el mal de nuestro tiempo.
El tema es que como líderes muchas veces asumimos los problemas que
corresponden a los miembros del equipo para convertirnos en una especie de
"salvadores" anulando de este modo su capacidad de resolución de conflictos,
de iniciativa, innovación y creatividad, es decir la estructura paternalista de
donde fuimos educados.
Nos encontramos con ejecutivos que viven estresados por sus infinitas
responsabilidades, que se quedan largas horas trabajando y hasta uno como
parte del equipo se siente comprometido o “afectado” y llega a padecer de este
síndrome. Recuerdo perfectamente mis días en la compañía de Seguros que
trabajé por 10 años consecutivos… donde mi jefa se quedaba días tras días
abrumada en sus ¨responsabilidades¨… llegando a afectar las vidas laborales y
familiares de todos.
Es sorprendente como este “mono”, me llenaba de frustración y es en esta
lectura en la que rio y me doy cuenta de que muchos padecimos de ese
síndrome, que afecta directamente la eficacia de un departamento, de una
organización.
Al final es la delegación lo que permite el trabajo en equipo, lograr nuevas
miradas ante la misma situación o “mono”. Debemos eliminar el pensamiento
de que los miembros del equipo no son capaces para realizar esto o aquello o
el pensamiento de que somos imprescindibles.
Cuento una anécdota de la misma compañía de seguros, y fue viendo esta
situación que hoy le pongo nombre y apellido ¨El síndrome de los Monos” me
propuse delegar en mi equipo, que un miembro conociera las
responsabilidades del otro, ante una situación entre todos construir las posibles
salidas y sobre todo que si me ausentaba el departamento se manejaría con la
misma eficacia como de costumbre. Pero mi jefa no se manejó así ni acepto las
sugerencias.
La lectura nos muestra como el ejecutivo atendía a asuntos que no tenían
relevancia a sus responsabilidades: reuniones, llamadas y no priorizaba. Nos
muestra un ejecutivo que dejaba la pelota en su cancha. El mono es la jugada
siguiente.
El gran dilema de los lideres o gerentes, es ¿Por qué algunos gerentes
padecen falta de tiempo mientras su personal padece falta de cosas que
hacer?.... muchas veces pensamos que el hacernos necesarios de los demás
incluyendo personal que son del departamento nos garantiza el puesto,
librándonos de un despido por nuestra falta de ejecución. Sobre este particular
señala la lectura que estos “gerentes indispensables” son más bien un
obstáculo porque limitan el desarrollo laboral de los demás.
Estos gerentes causan el efecto contrario al no delegar ni preparar a su equipo
se ancla en el puesto, sumándole más frustración y menos eficacia.
La lectura me lleva a concluir dos palabras Priorización (tiempo) y Ejecución
(desempeño) lo que nos garantiza la eficiencia. Conecto con el libro de cerrar
las brechas en el punto en que hay que ir a la causa del problema en vez de
atacar los síntomas.
Como nos indica la lectura es como nos vamos adueñando de monos de otros,
permitiendo que la jugada este en nuestra cancha, y la otra persona sea el que
nos supervise y hasta nos diga Espero por ti. Creando el famoso circulo vicioso
en que a veces caemos.
Es definitivamente fácil cargar con los monos de los demás, descuidando los
propios, acostumbramos a los demás a resolverles sus problemas sin darle la
oportunidad.
Otras palabras fundamentales que me deja esta lectura en la gestión que todo
lídere debe tener para hacer frente al síndrome de los monos son:
Responsabilidad, Actitud, Optimista, Gestión de tiempo, Seguimiento a sus
responsabilidades y Ejecución.
El autor nos muestra como es necesario tener claras las reglas ante el diálogo
entre el líder y el empleado. A mi entender se basa en la Claridad, Objetividad y
Responsabilidad y el factor Tiempo.
Cito las reglas:
1. Describir las jugadas siguientes: Identificar las jugadas oportunas.
2. Asignar la jugada a una persona concreta: Identificar quien es el
responsable, dueño del mono.
3. Una póliza de seguro para cubrir el Riesgo: Conceder al empleado el
nivel de autoridad y libertad para responsabilizarse de sus monos, en
dos vías: proponer y actuar después o actuar e informar después
dependiendo del alcance de la jugada a realizar.
4. Seguimiento y control de las jugadas establecidas. Aquí entra el factor
tiempo, fijar un calendario de revisiones periódicas. Con el fin de analizar
los cambio, en rutar o tomar nuevas jugadas para garantizar la salud de
cada mono de la organización.
El fin último de estas reglas es realizar las tareas idóneas con las personas
idóneas y con los recursos idóneos, nada que ver con la realidad que vivimos
en nuestros trabajos muchas veces. No es sólo ir con el problema, es ir a la
causa de este y aportar las soluciones.
Además como líderes debemos lidiar con nuestro ego de superhéroes que
disfraza el sentimiento de admiración o reconocimiento que en la mayoría de
los casos necesitamos para aumentar nuestro ego y que se da cuando
bajamos a realizar lo que le corresponde a nuestro personal.
Es elevar el sentido de pertenencia del equipo. Que cada miembro de equipo
sea el responsable de sus tareas de la próxima jugada y que junto al líder
pueda construir las estrategias para el logro de los objetivos de la organización.
Para delegar es necesario entrenar para estar asegurados y seguros de que el
personal es capaz de desarrollar sus monos con los mínimos errores y con el
debido conocimiento y de los recursos necesarios.
Debemos cambiar la mirada sobre ¨El problema¨ a ¡Oportunidades!. Hacernos
expertos en amaestramientos de los monos.
En la lectura nos habla el autor sobre el tiempo, y sus clasificaciones, donde en
muchas ocasiones les damos un uso inadecuado.
Debemos gestionar en la prioridad del tiempo impuesto por nuestro jefe, es
decir, dar respuesta a sus exigencias, el tiempo del sistema, donde de prima el
trabajo en equipo para que la gestión del tiempo sea exitosa y el más
importante el tiempo autoimpuesto, donde se desarrolla la iniciativa propia en el
logro de los objetivos de la organización. Pero es en este tiempo donde
debemos evitar el síndrome del Mono y lograr que todo el equipo sea
responsable de sus monos, convirtiéndose nuestro autotiempo en eficiente, y
es a lo que el autor llama Tiempo Discrecional.
El tiempo discrecional es el tiempo donde las actividades de crear, innovar, planificar, ejecutar invitan al desarrollo significativo de la organización logrando el éxito empresarial