Tú también has visto volar mariposasEsta es una publicación de

la Secretaría de Cultura Ciudadana.

Este libro hace parte de la estrategia de iniciativas ciudadanas por la vida

de la Secretaría Vicealcaldía de Educación, Cultura, Participación, Recreación y Deporte.

Administración municipalAlcalde de Medellín:

Aníbal Gaviria Correa

Secretaria Vicealcaldía de Educación, Cultura, Participación,

Recreación y Deporte: Alexandra Peláez Botero

Secretaria de Cultura Ciudadana: María del Rosario Escobar Pareja

Mayo por la VidaDirección:

Juan Mosquera Restrepo

Coordinación Editorial: María Andrea Kronfly Velásquez

Ilustraciones: Mónica María Betancourt Marín

Diseño: Carolina Salazar Londoño

Corrección de estilo: Mónica Palacios Chamat

Impresión: Punto Tres

Primera edición: mayo de 2015 Medellín, Colombia

©Alcaldía de Medellín

- Relatos de Noviolencia en Medellín -

ÍndiceResiliencia 8

Empatía 10

Abnegación 12

Enseñanza 14

Amistad 16

Solidaridad 18

Respeto 20

Justicia 22

Amor 24

Coherencia 26

Gentes 28

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La mariposa es, por definición, un ser nacido de la transformación. Hay en la vida momentos que podrías llamar epifanías que cambian para bien tus días. Y tantas otras vidas. Estas diez historias que estás por leer son evidencia y constancia de vidas que transforman días, día a día, vivencias de valores cotidianos que hacen que la noviolencia, más que una palabra, sea una forma de vivir. Personas que nos inspiran con sus actos, con sus decisiones, con el hecho sincero de ser consecuentes consigo mismos.

Mayo por la Vida es una propuesta y una realidad tan cierta como las gentes que vas a conocer páginas adentro. Algunas de ellas te recordarán a otras que conoces, incluso puedes encontrarte con gente así mirándote al espejo. Trabajar por la vida, la propia y la de los demás, no es oficio de superhéroes sino de seres comunes y conscientes. Y sucede en cualquier lugar en que estén. El aleteo de una mariposa en Beijing puede ser la caricia que hoy sientes en Medellín. ú también has visto volar mariposas, bienvenidos todos a este libro, a compartir este vuelo con los pies en la tierra.

Juan Mosquera Restrepo

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En el mundo de Juan Diego hay un señor que no tiene piernas y monta en bicicleta. En este mundo también hay una niña con síndrome de Down, una señora invidente y un chico de veinte años que

está aprendiendo de nuevo a pronunciar su nombre.

Juan Diego ha sentido tantas veces el viento chocando con su cara que no se imagina cómo es la vida sin montar en bici. Desde niño sabe que esa sensación de libertad que se mete entre sus poros es la felicidad.

La alegría del que aprende y la alegría del que enseña. El aplauso, el equilibrio. El viento en la cara de los que nunca

imaginaron un paseo en bicicleta. Esa sensación de libertad que se mete entre los poros y la dicha compartida.

El encuentro, el abrazo y esperar el próximo domingo para salir a pasear.

Así llegaron entonces las ideas y los amigos. Los que pensaron que sería difícil y los que imaginaron todo más fácil. Los que no se rindieron y los

que supieron desde el inicio que sus pedales serían fuerza para otros.

Y uno de tantos días pedaleando, tal vez después de que una abeja despistada chocó con sus gafas de ciclista, pensó que

si la felicidad existe es para compartirla. Y que si hay personas que no pueden montar en bici, él encontraría la manera de llevarlas.

En el mundo que Juan Diego construyó con sus amigos ahora hay bicicletas dobles, triciclos para adultos, sillas de ruedas conectadas a bicis

que las empujan. Personas que llevan y personas que viajan. Personas que invitan y personas que aceptan. odas, personas que comparten.

Empatía

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En esto puede convertirse el trabajo de un maestro que ama lo que hace y se empeña en tocar, como un hada que transforma, la vida de sus alumnos.

En sus clases se aprende de literatura, sí, pero allí nadie recita de memoria nombres de autores ni lee libros por obligación. Allí cada

uno habla y escribe sobre su experiencia cercana; sobre las calles del barrio y su vida cotidiana; sobre la ciudad que habita y la que sueña.

En las clases de Fabio cada alumno tiene algo qué decir y mucho qué contar. Cada alumno tiene un nombre y un futuro posible. En estas clases todos, Fabio y también sus estudiantes,

tienen en sus palabras el poder de crear y transformar sus vidas en poemas escritos con el corazón.

Cuando Fabio llegó a Medellín, hace un poco más de veinte años, se encontró con el miedo y la violencia. Su propia vida amenazada y la de tantos muchachos en las esquinas que merecían una vida mejor,

sin que nadie hiciera algo para ofrecerles una opción diferente.

Desde niño a abio le ha gustado leer. En libros y revistas ha encontrado siempre la magia que lo inspira. Las palabras han

traído consigo esa porción de esperanza que a él también le hace falta a veces, y que ahora lleva a sus alumnos con la dedicación

amorosa del que se sabe ejemplo e inspiración de sus sueños.

Aprender con las palabras y encontrar para ellas significados hermosos.

Enseñanza

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El 16 de septiembre de 1988 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA falló en contra del gobierno colombiano y a favor de Fabiola Lalinde. El primer caso probado de desaparición forzada causado por las fuerzas del Estado es la historia de su hijo Luis Fernando. Desde el 2 de octubre de 1984, cuando él no regresó a casa, ella lo buscó incansablemente. Operación Sirirí le llamaron a su empeño. Primero buscó al hijo vivo y luego, ante la certeza de la muerte, buscó su cuerpo y justicia. Fue perseguida, intimidada, incriminada, pero no desfalleció. Hija de liberal con conservadora, tuvo cuatro hijos, de sus padres aprendió cinco valores: verdad, respeto, honestidad, solidaridad y serenidad. Todo eso la define. Tiene la edad del Papa, dice (o sea, 78 años), vive en el barrio La Castellana y cada día recuerda la frase de su madre: “el que tiene la razón, no grita”.

Fabiola Lalinde

La persistente

Se inspiró en Paseo a ciegas, una experiencia mexicana que propone llevar invidentes a montar en bicicleta, para crear Te Llevamos. Allí diseñan bicicletas adaptadas a las necesidades de los discapacitados y los llevan a pasear. Es productor de televisión, se hizo célebre presentando un programa en un canal local que muestra caminos para los que les gustan las aventuras en cicla. Tiene 37 años y desde su infancia ha hecho parte de clubes con proyección en trabajo social. Compartir parece ser su verbo favorito. El día más feliz de su vida, según cuenta, fue el 22 de enero de 2012. Ese día tuvo la primera bicicleta acoplada para su fundación..

Juan Diego Álvarez El servicial

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Vive en Aranjuez, enseña en la I.E. José Eusebio Caro. “El demonio de la violencia sigue vivo, pero se puede combatir desde las aulas” dice mientras exorciza con literatura al mal espíritu que puede arruinar la vida de sus alumnos. Tiene 43 años. Cree en la poesía como una forma de conocer a Medellín, la practica como una religión capaz de brindar salvación. “Yo no soy profesor de español ni lengua castellana, sino de lenguaje, eso encierra otros elementos simbólicos”. Ha sido reconocido con la medalla cívica Luis Fernando Vélez por su labor como docente. Le llaman Maestro.

Fabio Hernán Serna El maestro

La vida de Sor no puede contarse sin mencionar la vida de Yeison. Su hijo llegó cuando ella tenía 17 años, año y medio después el bebé fue diagnosticado sordo de nacimiento. A los cinco, además, ya era ciego. Cuando decidió que las lágrimas no la vencerían prefirió acompañar a su hijo a enfrentar la vida. Entonces se hizo ojos, oídos, palabra para él. De su mano cruzó dificultades, prejuicios, aprendizajes y cada año escolar. Hoy Yeison se ha graduado como Promotor de Desarrollo Humano y trabaja en el Parque de la Vida, mientras ella es Licenciada en Educación Preescolar y es maestra de apoyo en colegios donde estudian niños discapacitados. Sor duerme seis horas, tiene tiempo para sus dos hijas y su hijo, para su esposo, para su trabajo, para darle espacio a Yeison de ser él mismo. Su verbo favorito es aprender y una palabra, además de madre, la define: intérprete. Vive en el barrio Enciso El Pinal y tiene 43 años.

Sor María Grisales

La dulce compañía

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Carlos y Daniel no son amigos de infancia pero frente a un balón ambos vuelven a ser niños. Se conocieron en la universidad cursando administración de negocios y no fue en el salón de clases sino en la cancha. Carlos tiene 39 años y Daniel 32. Luego de ejercer cada quien su profesión en distintas empresas decidieron que su pasión sería su trabajo. Fútbol para el Futuro es su fundación en la que trabajan con niños y los acompañan, a través del fútbol, en la construcción de un proyecto de vida donde la educación es lo más importante. La pelota como excusa les da la certeza de que escasos recursos no es lo mismo que pocos talentos. Las familias de ambos los apoyan y se sienten orgullosos de su labor. El gol de su vida es mejorar el destino de los demás.

Carlos Hernández y Daniel Álvarez

Los buenos amigos

Alguna vez pensó en morirse, en matarse. Su viudez la sumió en la peor depresión. Fueron sus gatos y su hermana quienes la ayudaron a salir de la tristeza. En 2003 creó el albergue canino Canelot, que considera un santuario por el buen vivir que tienen allí los animales que salva de tristes destinos. Cambió su vida de exitosa administradora de negocios por la de servir a través de este empeño. Aprendió de su padre a amar a los animales, hizo suyo el sueño de su hermana que quería rescatar a cada perro en la calle. Tiene 42 años y cada día suyo lo vive en San Antonio de Pereira, Rionegro. De sus huéspedes aprende lealtad, respeto y gratitud.

Mónica CuartasAmor animal

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Lo suyo no es hablar, ha de ser por eso que pronuncia hermosos silencios llenos de sentido. La paradoja es que su oficio es ser contador de historias, escritas a veces o en imágenes casi siempre. Villa del Socorro ayer, barrio Conquistadores hoy. Y en él poco cambia aunque cambie de lugar. Tiene 35 años y es el segundo de tres hermanos. Es vegetariano. No se viste con prendas de origen animal. Tampoco impone su forma de pensar a nadie, su esposa lo sabe. Si tiene una forma de enseñar es con el ejemplo, no con discursos. A él le gustaría que, en el mundo, nadie se sintiera superior ni inferior a los demás.

Andrés Muñoz El discreto

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Vive en el centro de Medellín, en Bomboná. Es esposo de Claudia y padre de Isaac hoy —que antes tenía nombre de mujer—. Estudió administración porque dice que es una profesión versátil que se adapta a cualquier empresa. Adaptación, la clave de su vida. Cuando entendió que su hija se sentía hombre optó por ser comprensivo, así pudo acompañar tanto la depresión de su esposa ante la noticia, como el paso de su hijo ante el espejo y la sociedad. Tiene 47 años y es el único papá que acude a FAUDS (Familiares y Amigos Unidos por la Diversidad Sexual) una asociación de familiares que acompaña a hijos y padres en el proceso individual de aceptación y adaptación social de lo que se conoce como “salir del clóset”. Quien ama, comprende.

Carlos Alberto Cano

El comprensivo

Se hizo médico para salvar vidas, ahora es un doctor que ayuda a bien morir. Sabe que a la hora de partir es más habitual decir perdón que gracias. Trabajó viendo la muerte de cerca durante nueve años. Ahora, a sus 42, hace terapia neural y acompaña a las personas en su proceso de duelo. En su consultorio siempre se escucha la pregunta “¿qué estás haciendo para morir y estar en paz?” A sus hijos les enseña a entender la muerte sin miedo. Vive en La Frontera, allí donde terminan o empiezan Medellín y Envigado.

Jorge Gómez El samaritano

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