LIDER CORP - Crítica y trabajo en equipo

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CRITICA Y TRABAJO EN EQUIPO En cierta ocasión, en una carpintería se desarrolló la más acalorada de las DISCUSIONES que jamás se haya podido escuchar. La razón, era que cada uno de los habitantes de la carpintería solo “veía” en el otro sus aspectos negativos, sus defectos, aquello que no le gustaba del otro y por lo que le hacía sentirse mal. La lija era criticada por el martillo. Este le decía que era áspera, reseca y fría. El clavo solo tenía palabras de insulto contra el martillo, ya que de él “solo veía” los golpes que daba, le sacaba en cara que él todo lo arreglaba a golpes y que nunca era cariñoso, ni tierno; el martillo le respondía que eso eran niñerías y no se quedaba atrás viendo los defectos de los clavos diciéndoles a éstos que eran de lo peor, ya que solo servían para herir a los demás y que eran unos indeseables, esqueléticos y tuberculosos, los clavos no se quedaban atrás y se burlaban de los feos dientes del serrucho, el que a su vez criticaba a la madera por ser débil y sensible, a ti nada se te puede hacer porque eres tan sensible que siempre quedan huellas en ti, le decía... en fin, aquel lugar era un infierno, donde todo era gritos, insultos, golpes, maltratos, por supuesto desde la experiencia de lo negativo. Un día entró el carpintero a ordenar su material, colocó las maderas encima de la mesa, las pulió con la lija, las cortó con el serrucho, las juntó con los clavos... en fin, que después de un breve tiempo, los resultados saltaron a la vista: una preciosa mesa que era la admiración de todos los visitantes a la carpintería. Llegó la noche y en el silencio reflexivo de esta habló el martillo diciendo que se sentía muy orgulloso de la lija por el buen trabajo que había hecho, la mesa estaba finísima, y por supuesto, gracias a ella. “No te has quedado atrás” le comentó el clavo al martillo, “hiciste un buen trabajo porque con fuerza me hiciste juntar las maderas”, bueno pero sin ti, no hubiera podido hacerlo, le respondió humildemente el orgulloso martillo... Al amanecer, todos los miembros de la carpintería estaban felices porque reconocían que unidos en sus virtudes eran capaces de construir cosas maravillosas y productivas, sin embargo, en su afán de ver defectos y criticar a los demás, nada bueno podían lograr. Muchas veces nos pasa lo mismo, vemos los defectos de nuestros compañeros y no sus virtudes ignorando que si juntamos nuestras ideas podríamos hacer un buen equipo y hacer un mejor trabajo.

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CRITICA Y TRABAJO EN EQUIPO

En cierta ocasión, en una carpintería se desarrolló la más acalorada de las DISCUSIONES que jamás se haya podido escuchar. La razón, era que cada uno de los habitantes de la carpintería solo “veía” en el otro sus aspectos negativos, sus defectos, aquello que no le gustaba del otro y por lo que le hacía sentirse mal. La lija era criticada por el martillo. Este le decía que era áspera, reseca y fría.

El clavo solo tenía palabras de insulto contra el martillo, ya que de él “solo veía” los golpes que daba, le sacaba en cara que él todo lo arreglaba a golpes y que nunca era cariñoso, ni tierno; el martillo le respondía que eso eran niñerías y no se quedaba atrás viendo los defectos de los clavos diciéndoles a éstos que eran de lo peor, ya que solo servían para herir a los demás y que eran unos indeseables, esqueléticos y tuberculosos, los clavos no se quedaban atrás y se burlaban de los feos dientes del serrucho, el que a su vez criticaba a la madera por ser débil y sensible, a ti nada se te puede hacer porque eres tan sensible que siempre quedan huellas en ti, le decía... en fin, aquel lugar era un infierno, donde todo era gritos, insultos, golpes, maltratos, por supuesto desde la experiencia de lo negativo.

Un día entró el carpintero a ordenar su material, colocó las maderas encima de la mesa, las pulió con la lija, las cortó con el serrucho, las juntó con los clavos... en fin, que después de un breve tiempo, los resultados saltaron a la vista: una preciosa mesa que era la admiración de todos los visitantes a la carpintería.

Llegó la noche y en el silencio reflexivo de esta habló el martillo diciendo que se sentía muy orgulloso de la lija por el buen trabajo que había hecho, la mesa estaba finísima, y por supuesto, gracias a ella. “No te has quedado atrás” le comentó el clavo al martillo, “hiciste un buen trabajo porque con fuerza me hiciste juntar las maderas”, bueno pero sin ti, no hubiera podido hacerlo, le respondió humildemente el orgulloso martillo...

Al amanecer, todos los miembros de la carpintería estaban felices porque reconocían que unidos en sus virtudes eran capaces de construir cosas maravillosas y productivas, sin embargo, en su afán de ver defectos y criticar a los demás, nada bueno podían lograr.

Muchas veces nos pasa lo mismo, vemoslos defectos de nuestros compañeros y no sus virtudes ignorando que si juntamos nuestras ideas podríamos hacer un buen equipo y hacerun mejor trabajo.