Literatur A

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EL SOLD DO Y L MUERTE Empieza el cuento en un lugar muy lejano de nuestro planeta. Tras una guerra de 20 años con un soldado muy honrado pero que solo contaba un chelín y tres galletas secas para su largo viaje. Este era su regimiento los húsares Reales. Había recorrido leguas y leguas silbando una canción desentonada. Ya se había gastado su chelín y solo le quedaban las tres galletas secas. Cuando un día se encontró con un anciano mendigo y se quedó a pasarle compañía. El viejo no sabía tocar el vi olín y el otro no sabía silva pero los dos estaban c ontentos. Soldado: Bonita tocada (sonríe) Mendigo 1: ¿Crees que vale una moneda? Soldado: Más que eso (sonríe). Pero yo no puedo dártela pero te daré una galleta Mendigo 1: Eres un buen hombre. Te lo agradezco. Soldado: Cómetela, anda... (Mendigo mira y come la galleta) Mendigo 1: Es una lástima que un joven como tú no sepa silbar Y el soldado siguió su camino silbando pero sucedió una cosa extraña ahora su silbido era como el silbido de los rubíes si pudiesen silbar. Hasta que encontró un anciano de aspecto gris de calzado y aunque no tocaba acompañaba cada cancioncilla con su ronco tambor y daba saltitos con sus botas gastadas brinca cabrinca, y le dio al viejo su segunda galleta. Oh si el soldado era un gran bailarín lleno de júbilo prosiguió su camino. Y se encontró con un anciano escuálido que  jugaba las cartas junto al camino por donde el pasaba. Y el soldado al contemplar como el anciano barajeaba y manejaba las c artas con absoluta maestría no pudo contener un aplauso. Soldado: Magnifico truco Anciano: Vale una moneda Soldado: Más, pero yo no puedo darte nada Al soldado solo le quedaba una galleta en su cinturón y tenía un hambre voraz. Así que después de pensarlo dijo: Soldado: Pero compartiré contigo la última galleta que me queda. (Parte en dos la galleta) Pero no le parecía bien y estaréis de acuerdo darle al anciano menos que a los anteriores. Así que le dio ambas mitades.

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EL SOLDADO Y LA MUERTEEmpieza el cuento en un lugar muy lejano de nuestro planeta. Tras una guerra de 20 aos con un soldado muy honrado pero que solo contaba un cheln y tres galletas secas para su largo viaje. Este era su regimiento los hsares Reales. Haba recorrido leguas y leguas silbando una cancin desentonada. Ya se haba gastado su cheln y solo le quedaban las tres galletas secas. Cuando un da se encontr con un anciano mendigo y se qued a pasarle compaa. El viejo no saba tocar el violn y el otro no saba silva pero los dos estaban contentos.Soldado: Bonita tocada (sonre)Mendigo 1: Crees que vale una moneda?Soldado: Ms que eso (sonre). Pero yo no puedo drtela pero te dar una galletaMendigo 1: Eres un buen hombre. Te lo agradezco.Soldado: Cmetela, anda... (Mendigo mira y come la galleta)Mendigo 1: Es una lstima que un joven como t no sepa silbarY el soldado sigui su camino silbando pero sucedi una cosa extraa ahora su silbido era como el silbido de los rubes si pudiesen silbar. Hasta que encontr un anciano de aspecto gris de calzado y aunque no tocaba acompaaba cada cancioncilla con su ronco tambor y daba saltitos con sus botas gastadas brinca cabrinca, y le dio al viejo su segunda galleta. Oh si el soldado era un gran bailarn lleno de jbilo prosigui su camino. Y se encontr con un anciano esculido que jugaba las cartas junto al camino por donde el pasaba. Y el soldado al contemplar como el anciano barajeaba y manejaba las cartas con absoluta maestra no pudo contener un aplauso.Soldado: Magnifico trucoAnciano: Vale una monedaSoldado: Ms, pero yo no puedo darte nadaAl soldado solo le quedaba una galleta en su cinturn y tena un hambre voraz. As que despus de pensarlo dijo:Soldado: Pero compartir contigo la ltima galleta que me queda. (Parte en dos la galleta)Pero no le pareca bien y estaris de acuerdo darle al anciano menos que a los anteriores. As que le dio ambas mitades.Anciano: Eres bueno. Eres un buen hombre para estar sumido en tal miseria. Toma qudate con esta carta con ella no perders nunca (le da la carta). Y toma tambin este saco es muy feo pero es un saco mgico. Ordena a entrar en el a un animal o cualquier otra cosa y en un santiamn obedecer.El soldado con su sonido de rub, su carta y su saco segua su camino. Anduvo toda la noche y un da tropez con un lago:Soldado: (Miro a lo lejos unos gansos)(Grita) Gansos, gansos .Les ordeno entrar en este saco.(Los gansos entran)(Entra a una taberna)Mesero: Bonita tonadaSoldado: Me la enseo un hombre que tuvo mala suerteMesero: Vienes de la guerra. (Soldado asiente). Llevas el botn en ese saco.Soldado: No, llevo tres gansos a quien les di caza ayer. Quisiera comerme uno ahora. Si me lo cocinas y me das una cama. Puedes quedarte con los otros dos.Mesero: me gusta la carne de ganso (Y se va con el saco)Soldado: No olvides devolverme el saco.Y el posadero guiso al ganso con clavo, organo y miel. Y se lo sirvi con una botella del mejor vino. Y el soldado se lo comi todo chupo los huesos, bebi el vino y bailo toda la noche hasta caer rendido en la cama. A los tres das se despert, se asom a la ventana y vio ante sus ojos un hermoso palacio.Mesero: (se acerca) Me pareci orte. Has dormido bien soldado.Soldado: Si muy bien. (Pregunta) De quin es ese palacio? Por qu tiene rota todas las ventanas?Mesero: Es el palacio del zar hubo un tiempo en que en sus salones se celebraban fiestas fabulosas. Ahora los usan los diablos para jugar las cartas.Soldado: Los diablos (tono alterado pero no llega a gritar)Mesero: Los diablos, se pasan las noches brincando, gritando y jugando las cartas. Nadie se ha atrevido a acercarse por ah.Soldado: Con lo bonito que es alguien debera echar a esos diablos.Mesero: Lo intento un ejrcito y a la maana siguiente solo quedaron ms que sombras. Son sumamente peligrosos y muy jugadores (soldado se alista)Soldado: Voy a echarle un vistazoMesero: No seas insensato (grito)Insensato o no, el soldado entro al palacio silbando con su saco al hombro. Y en el interior haba un gran silencio como si las paredes estuvieran conteniendo el aliento al acecho.(A las 12:00 p.m.)(Aparecen los diablos)Soldado: Hola os gusta jugar a las cartasDiablos: (Ren)Soldado: Qu queros que yo juegue?D1: Su almaD2: Su silbidoD3: Sus dientes. Colecciono dientesSoldado: De acuerdo, y que os jugis vosotros?D1: Tenemos 40 toneladas de oro. SuficienteSoldado: Bien juguemos.Y as quedaron establecidas las condiciones. El soldado dio las cartas y gano. Y volvi a ganarDiablos: Hace trampa.D2: Yo tambin pero estoy perdiendo.D3: Otra manoOtra mano y el soldado volvi a ganar. A los diablos les invadi una clera realmente diablica.D1: CleraD2: CleraD3: CleraY el soldado volvi a ganar otra ronda mientras los diablos hacan en vano toda clase de trampas. Al despertar el da los 40 toneles de oro estaban amontonados junto al sol, y el soldado silbaba porque haba ganado.Soldado: Bien amigos, me parece que ya es hora de dejar no.D3: No, de eso nada, perder nos produce hambre. Comeremos.Soldado: Veremos quien se come a quien. (Tira el saco a la mesa) Sabis que es esto?D2: es un saco vaco (burlndose)Soldado: Pues bien, yo os ordeno que entren a el.(Los diablos entran al saco)(El soldado recoge y ata el saco, lo golpea)Soldado: Prometen no volver a cometer ms maldades contra m.D1: Sultanos, por favor. Lo prometemos(El soldado libera a los diablos pero coge al ltimo por el pie)D3: Sultame, sultame sultame (rogando)Soldado: No pienso soltarte amigo, hasta que me prometas que me servirs fielmente.D3: Lo prometo Soldado: No olvides tu promesa.( le quita su patita al diablo)D3: Que bruto me has arrancado la pezuaSoldado: Naturalmente, ya puedes irte y no olvides tu promesa.Los diablos empezaron a correr cerrando la puerta de un portal por miedo de que el soldado les siguiera con su saco. Estaban aterrorizados y furiosos, furiosos, furiosos Pero el soldado ya no pensaba en los diablos se haba convertido en el favorito del zar. Sin embargo, por mucho que le sonrea la vida la ltima en rer es siempre la muerte.La vida le sonrea al buen soldado con su mgico saco, el zar le haba premiado y ahora era un hombre rico que viva con su hijo y su mujer en el castillo. Todo era felicidad a su alrededor; hasta que un da por veleidades del destino un da la fortuna le dio la espalda y su hijo cayo gravemente enfermo. Llamaron a todos los curanderos, boticarios de los alrededores la habitacin del nio se llen de caras preocupadas. Pero la fiebre segua subiendo, las palomas grises fueron reemplazadas por sacerdotes que susurraban rezos. Y llego el hombre de negro para tomar las medidas del atad.Esposa: Que podemos hacer tengo los labios doloridos y las rodillas me sangran de tanto rezar.(El soldado vota al de las medidas)Soldado: Y a m se me ha olvidado silbar. Esto es cosa del diablo. (ve la patita) Por cierto, donde demonios estar aquel diablo.D3: Aqu estoy excelencia (aparece de la nada)Soldado: Como has tardado tantoD3: He tenido que venir cojeando vos tenes mi pezuaSoldado: Cura a mi hijo y te la devolver. Esta es mi buena esposa, Miriam.Esposa: Cmo ests?D3: A sus pies.(Haciendo reverencia). As que vuestro hijo est enfermo. Dejad que lo vea.(saca una copa) Que veis aqu, excelencia?Soldado: Veo a una pequea criatura.D3: Y dnde est?Soldado: A los pies de la cama de mi hijo.D3: Muy bien. Tranquilizaos. El peligro es que este a la cabecera. Verger unas gotas de agua sobre vuestro hijo. (Vierte agua sobre el nio)(El nio se levanta y abraza a la madre)Soldado: eres sabio.D3: Hacemos lo que podemos. Me das mi pezua. Soldado: Por supuesto. D3: Gracias, gracias, gracias se os ofrece alguna otra cosa.Soldado: dame ese vaso y te devolver la promesa que me hiciste.D3: Oh Seor, gracias, gracias, que flores tan bonitasY el soldado se puso a iniciarse el difcil oficio de hacer milagros. Recorri el mundo en un camello con su mgica copa. En cuanto vea a un enfermo enseguida sacaba su copa. Si la muerte estaba a los pies de su cama echaba unas gotitas de agua y el invlido se levantaba volcndose de elogios. Si la muerte estaba a la cabecera mova solemnemente la cabeza y se marchaba. Los parientes le llamaban que pena le hemos llamado tarde y le pagaban de todos modos. Y es que siempre se iba dejando a todos contentos y maravillados, todo le iba bien al soldado hasta que un da estando lejos de casa recibi un mensaje deca: El viejo zar se muere. El zar te reclama.Soldado: (Saca la copa y ve a la muerte en la cabecera del zar) He llegado tardeMujer: Ha salvado a ladrones, mendigos y perros. No vas a salvar a tu seor el zar.Soldado: Si la muerte quiere un nuevo amigo, nada puedo hacerle.Mujer: Dile que me lleve a m en su lugar.Soldado: el zar es mi amigo y mi padre. Si alguien ha de morir debo ser yo.Soldado: (Se dirige a la muerte) Seor, llvame a m y salva al zar.Zar: alabado seas(en la casa)Esposa: Esposo estas enfermoSoldado: (Levanta la copa y mira a la muerte) Sabes qu es esto?Muerte: Un sacoSoldado: Si y Muerte te ordeno que entres en l. La he cazado, he capturado a la muerte .Esposa, hijo he capturado a la muerte.La muerte hecha prisionera. La noticia se hizo un rumor y corri por las 50 esposas del zar, y como rumor que era corri rpidamente. A los 4min los supo todo el pueblo, a los 17 min los supo el pas entero, y al despertar el alba era el tema de conversacin de miles de lenguas. La muerte es prisionera, la morte del prigioniero, Tod Gefangenen. Y el soldado para asegurarse sali con la muerte en su saco y se fue a un frondoso bosque, se subi al rbol que l crea ms alto colg a la muerte de una rama y se cay. Pero estando la muerte presa las cadas casi ni se notan. Nadie mora, seguan habiendo guerras en todas partes pero eran guerras extraas tras una contienda espadas en alto, explosiones, machetes pero no mora nadie los soldados se miraban unos a otros exhaustos e ilesos. El duelo demoraba ms de media noche, los contendientes venan a sus casas los amantes traicionados se arrojaban de hondos precipicios y tenan que volver a subir. El soldado se hizo el hombre ms famoso del mundo porque de esta forma hizo inmortales a sus semejantes.Estaba en el palacio lanzando al aire su silbido de rub, de pronto se asom a la ventana y vio un jardn lleno de almas desoladas y perdidas. De viejos harapientos que apenas se tenan en pie. Estaban esperando, esperando a la muerte, esperando el alivio que nunca llegaba. Y el soldado no pudiendo soportar aquella visin volvi de nuevo al bosque.Soldado: Muerte me he burlado de ti . Pero ya es hora de que me lleves y pongas al mundo en orden.Muerte: (Se va)Soldado: Muerte, muerte. (Triste)Pero la muerte tena miedo del soldado y de su saco y nunca volvera. Fue condenado a ver como todos envejecan y moran ms la muerte a l nunca se lo llevara. El soldado vivi aos y aos hasta no poder soportarlo ms. Arrastro sus maltrechos huesos hasta los confines de la tierra y bajo hasta el mismsimo infierno.(Toco la puerta)D1: Si.Soldado: Soy un pecador y he venido a entregar mi almaD1: qu tiene puesto en el hombro?Soldado: Nada es un sacoD1: Un saco, Lrgate. Afuera y llvate tu horrible saco.Soldado: Pero a donde puedo ir.D1: Me da igual el caso es que te vayas.Soldado: No me ir de aqu hasta que no me des un mapa del cielo y me expliques el camino. (Arrojan un papiro) y 200 almas adems que ya no sirvan.D1: Te doy 150Soldado: sabes lo que es esto? D1: No me muestres el saco, est bien (resignado) Te dar las 200 y la ltima.(renegn)Soldado: Sigue ese mapa hasta que ya no puedas andar mas y despus ve directamente hacia arriba hasta que tengas la sensacin de estar cabeza abajo. Esa es la frontera entre el cielo y el infierno. Luego, simplemente sigue la msica celestial.(Llega al cielo)Pedro: Quin se acerca a las puertas del cielo?Soldado: Soy el soldado que hizo prisionera a la muerte. He rescatado 200 almas del infierno con la esperanza que Dios me perdone y me permita entrar.Pedro: Ellas pueden entrar; t, no.Soldado: Entrad, Dios los bendiga. (Coge a una alma)Toma esto amiga, y cuando ests dentro ordname entrar en el saco. Recuerda que yo te saque a ti del infierno.Sin embargo, como en el cielo no hay memoria; las almas olvidan. El soldado espero y espero a un paso del paraso y como pasaba el tiempo. El soldado dio la vuelta y regreso lentamente a la tierra y que yo sepa aun vaga por ah.