Liturgia Penitencial.–¡Perdónanos Señor, hemos pecado!

Por tu gran corazón, Señor, olvida mis pecados.Por haber sido flojo en mis deberes, Señor, no me organizo.Por haber hecho sufrir a los míos, por mi mal genio.Por la falta de dominio de mí mismo.Por haberte dejado tantas veces con la mano tendida.Porque siempre que doy, espero recibir.Porque no ayudo a ser mejores a mis amigos.Porque no he sabido tratar mi cuerpo como un templo del Espíritu Santo.Porque no me he portado como hijo de Dios.Por no haber querido ver en los demás a un hijo tuyo.Porque no soy sincero conmigo mismo.Por echarle la culpa a los demás.Por desear que se fijen en mí, por vanidoso.Por haberme dejado llevar por la venganza.Porque no perdoné setenta veces siete.Por no querer que los demás crezcan cuando yo no figuro.Por destruir con mi lengua a los demás.Por ser más fácil condenar que a comprender.Por el desordenado apego que tengo al dinero y a mis cosas.Porque me gusta publicar mis cualidades.Porque el orgullo, Señor, me ciega ante mis fallas.Porque, a veces, me olvido que soy miembro de tu Cuerpo Místico: la Iglesia.Porque mi mal ejemplo desparrama lo que Tú, con dolor, has recogido.Por mis pecados ocultos que perjudican a tu Iglesia, que es también mi Iglesia.Porque no he dado a cada quien lo que hoy necesita, como Tú quieres.Por no haber sido constructor de personas en convivencia.Porque siempre me he creído mejor que los demás.

Oración. Soy pecador, Jesús, y, a pesar de todo, llamado para ayudarte a salvar al mundo. Te he fallado tantas veces, y todavía confías en mí. Dame un corazón puro. Haz de mi un hombre nuevo. No retires de mí tu Santo Espíritu. Devuélveme tu amistad.Quiero dar a los demás: mi tiempo, mi alegría. Quiero tomar parte en las penas y carencias de mis hermanos. Quiero fortificar a tu Iglesia construyendo con ella a las personas en convivencia. Ilustra mi fe, para que de frutos de justicia. Tú lo sabes todo. Tu sabes que te amo. Te lo pido por tu Madre Inmaculada. Amén.