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El Colegio de MIchoacán, A.C,Centro de Estudios Históricos

“Clérigos virtuosos e instruidos ”

Los proyectos de reforma del clero secular en un Obispado mexicano. Zamora, 1867-1882

Tesis que para optar por el grado de Maestro en Historia presenta

Lie. Cecilia Adriana Bautista Garda

Director de TesisDr. Martín Sánchez Rodríguez

Zam ora, Mich., Agosto de 2001

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Indice

Pág.

Agradecimientos........................................................ 1

Introducción

I Objetivo ................................................................................................................... 4

n Idea original ........................................................................................................... 5

in Revisión historiográfíca ............................................................................. 6

rV Antecedentes................................................................ 15

1. El proyecto de restauración del mundo católico................................ 15

2. La infalibilidad pontificia ....................................................................... 17

3. La reforma del clero .................................................. 19

4. La Iglesia en México en la primera mitad del siglo XDC.......................21

V Hipótesis............................................................................... 20

VI Fuentes y consideraciones metodológicas .......... 35

Vn Capitulado........................................................................................................... 37

Capítulo 1 Los proyectos de reforma clerical

1. Pelagio Labastida y la creación del colegio Pío Latinoamericano.....................40

2. La intervención de los jesuítas en la reforma clerical en México.......................50

3. José Antonio Planearte y la proyección de la reforma clerical de

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Labastida en el obispado de Z am ora.......................................................... 57

4. El proyecto moreliano..................................................................................... .. 66

5. La reinstauración del tomismo en los seminarios de Morelia y Zamora............ 71

6. La reanudación de las conferencias eclesiásticas...............................................83

Capítulo 2 Los grupos clericales en el obispado de Zamora

1. La oligarquía zamorana................................................................................... 91

2. La familia Labastida y Planearte....................................................................... 96

3. El Estado y la Diócesis de Zam ora.......................................................... 99

4. El grupo “romano” ...........................................................................................101

5. El grupo de M orelia.............. ................................................................. . .1 1 2

6. El Cabildo Catedral Michoacano.....................................................................117

7. El Cabildo de Zam ora........................ '..............................................................119

Capítulo 3 ”La formación de vocaciones entre la clase acomodada”: José Antonio Planearte y la formación del grupo romano

1. Llegada de Planearte a Jacona, primeras acciones...................... ..................129

2. Envío de los alumnos al Colegio Pío Latinoamericano 1870 y 1876 .............. 130

3. El Colegio de San Luis Gonzaga.......................................................................138

4. Fundación del Colegio de la Purísima Concepción..........................................141

5. La Imitación Romana: la expresión de un nuevo grupo....................................148

6. Planearte sale de la diócesis de Zam ora.......................................................... 158

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7. Ruptura Cázares Planearte ........................................................................................ 164

Conclusiones . . . ..................................................... ...................................................... 169

Fuentes y Bibliografía ................................................... ......................................... .179

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a la memoria de María Dolores García Palomares,mi madre

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A G R A D E C I M I E N T O S

Me resulta muy grato expresar mi reconocimiento a todas aquellas personas e

instituciones que de alguna manera intervinieron para que mis cursos de maestría y la

investigación que aquí presento llegaran a su término.

En primer lugar a mis maestros, particularmente a mi director de tesis, el doctor

Martín Sánchez Rodríguez y a mis lectoras, las doctoras Nelly Sigaut Valenzuela y Marta

Eugenia García Ligarte. De igual modo, agradezco el apoyo económico de la beca

otorgada por el CONACYT en el periodo 1997-1999, con la cual pude realizar los

estudios de maestría.

A mis compañeros: Gaby, Rocío, René, Tomás y Javier, con quienes conservo el

estrecho lazo de la zamoranía ocasional. A Juan Manuel Mendoza, que entre largas

charlas aportó interesantes comentarios a mi trabajo.

A la madre Ana María Sada Lambretón. por permitirme el acceso al archivo

personal de Pelagio Labastida y Dávalos y de José Antonio Planearte. .Así mismo, al

señor Jorge Moreno, encargado del Archivo Histórico de la Diócesis de Zamora.

Sin lugar a dudas, la formación académica que adquirí en el Colegio de

Michoacán se vio enriquecida por mi experiencia como jefa del Archivo Municipal de

Zamora, etapa en la cual redacté la mayor parte de mi investigación y que me acercó a

uno de los acervos más importantes de la región. Por la oportunidad de tener este grato

aprendizaje agradezco al Ayuntamiento de la ciudad.

A Joaquín Bautista, mi padre, por su presencia y apoyo constante, a su esposa

Guillermina y a mi hermanos Abraham y Joaquín, quien ha sido mi amigo más cercano

desde la infancia. A la familia Balderas García y a Julia Guzmán, por abrirme las puertas

de su casa.

Valgan pues estas breves líneas para manifestar mi sincera gratitud hacia ellos.

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INTRODUCCION

El paulatino proceso de secularización de los siglos XVin y XDC, produjo una serie de

cambios que disminuyeron la capitalización de los recursos materiales y humanos que

manejaba la Iglesia en el ámbito mundial. El surgimiento de un proyecto de Nación y de

ciudadano impulsado por los gobiernos liberales en el mundo católico occidental modificó la

dinámica de las relaciones de la Iglesia con la sociedad y con el Estado en el siglo XIX. Los

argumentos esgrimidos a favor de la conveniencia de la secularización de la sociedad* y del

poder político sostuvieron los programas de reforma de los gobiernos civiles, que incluyeron:

la separación de la Iglesia y el Estado, la supresión de las corporaciones eclesiásticas, la

nacionalización de sus bienes, la secularización de los actos del gobierno civil y la

transformación de los sistemas educativos.

Para algunos, este contexto de cambios evidenciaba la “discrepancia entre un mundo

que se hallaba en plena evolución económica, social y cultural por un lado, y por otro una

jerarquía eclesiástica que sencillamente no era capaz de distinguir entre las verdaderas

' En esta etapa se intensificaron las acciones tendientes a organizar la vida social sobre una base secular, exaltando la autonomía del individuo frente a las autoridades eclesiásticas. Jedin, Hubert y K. Repgen, Q. Aldea, [et.al.]Mz/iua/ de historia de la Iglesia, Barcelona, Herder, 1980, pp. 45-46.

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exigencias de la fe y los accesorios intrascendentes con que la Iglesia y la teología se

habían cargado en el transcurso de los siglos y que, como consecuencia de ello, se aferraba

a posiciones totalmente superadas”.

Sin el apoyo de las instituciones políticas el alto clero debía plantear la recuperación de

una representatividad que le permitiera conservar y aumentar el respaldo espontáneo de la

feligresía. El papado, en las figuras de Pío IX y de León XIII,planteó un proyecto de

reforma enfocado a reordenar internamente a las instituciones eclesiásticas, a establecer un

nuevo tipo de relaciones con el poder civil, y a lograr la apertura de espacios los sociales.

Como parte de esta recuperación se planteó la reforma educativa del clero, con el objeto de

que fuese capaz de llevar a cabo este proceso de reorganización.

En el marco de esta reforma durante la segunda mitad del siglo XIX, dos grupos de

la jerarquía sacerdotal mexicana protagonizaron una serie de conflictos que los llevaron a

plantear simultáneamente dos proyectos de reforma clerical.

Como sabemos, la Iglesia se ha constituido por una variedad de grupos sacerdotales,

cuyos miembros emergen de distintos ámbitos socioeconómicos, geográficos y culturales y

con una formación en diversos valores, en donde las tradiciones locales han jugado un

papel importante en su preparación.^ Por ello es necesario no perder de vista que los * *

Ibid, pp.43-44. Giovanni María Mastai-Ferretti. Realizó sus primeros estudios en Volterra, donde permaneció de 1802 a 1809. Estudió teología en el Seminario de Roma de 1814 a 1818. León XII lo nombró director del Hospital de San Michele y arzobispo de Spoleto el 21 de mayo de 1827. En febrero de 1832, Gregorio XVI lo trasladó a la diócesis de Imola y en diciembre de 1840 fue nombrado cardenal. En febrero de 1846 fue elegido Papa. Murió en Roma el 7 de febrero de 1878.* Gioacchino Vincenzo Raffaele Luigi. Nació el 2 de marzo de 1810 en Carpineto. A la edad de ocho años entró a un colegio jesuita en Viterbo, donde permaneció hasta 1824. Posteriormente estudió derecho civil y canónico, entre sus profesores se encontraba el teólogo Perrone. En 1832 obtuvo el doctorado en teología. Ingresó a la Academia Eclesiástica de Nobles. Fue nombrado prelado doméstico-capellán de Gregorio XVI meses antes de ser ordenado sacerdote en 1837. A la muerte de Pío IX, fue elegido Papa el 20 de febrero de 1878. Murió en Roma el 20 de julio de 1903. Ai Camp, Rodric E. Cruce de espadas, México, Siglo XXI Editores, 1998, p.415.

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personajes principales de esta trama forman parte de una élite institucional motivada por

valores religiosos, cuyo compromiso se remite en primera instancia a la preservación de la

fe y la unidad religiosa de la Iglesia.^

I Objetivo

Partiendo de estas dos últimas ideas, la investigación que ahora se presenta tiene por

objetivo general estudiar las distintas líneas que siguió la aplicación del proyecto de

reforma del clero promovido por el Vaticano en el ámbito mexicano y, particularmente, en

el obispado de Zamora. De la misma manera me propongo analizar los conflictos entre los

grupos clericales michoacanos que se desprenden de los intentos de aplicación de cada uno

de los programas de reforma clerical. Es importante remarcar que cada uno de estos

programas fae impulsado por un grupo distinto de la jerarquía clerical mexicana: uno

encabezado por José Ignacio Arciga y José María Cázares, arzobispo de Michoacán y

obispo de Zamora respectivamente; y el otro, por Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos

arzobispo de México y su sobrino, José Antonio Planearte y Labastida, párroco de Jacona.

El estudio arranca en 1867, año en que José Antonio Planearte se hizo cargo de la

parroquia de Jacona, perteneciente a la diócesis de Zamora, lugar donde dio inicio al

proyecto de su tío. Al mismo tiempo tenemos en la sede del arzobispado a José Ignacio

El Diccionario de Derecho Canónico define a la dignidad sacerdotal como “un grado especial de jerarquía divina, en el cual reside ...la plenitud del sacramento... -e l sacerdote está- colocado por su ordenación en un estado distinto del de el pueblo, posee por consiguiente un carácter que le da facultades sobrenaturales y le impone deberes particulares añadiendo la gracia para cumplirlos ...cuya esencia consiste en poder efectuar el sacrificio del cuerpo y sangre de Jesucristo, y perdonar y retener los pecados.” Biblioteca “Luis González y González”, Fondo Especial, Diccionario de ciencias eclesiásticas. Teología dogmática y natural, sagrada escritura, derecho canónico y civil y patriología, liturgia, disciplina antigua y moderna, historia eclesiástica, papas, concilios, santos... y principalmente cuanto se refiere a nuestra España, publicado bajo la protección y dirección ,de muchos señores arzobispos y obispos por los señores Dr. D. Niceto Alonso Perujo. Dr. D. Juan Pérez Angulo, Barcelona, Librería de Subirana Hermanos Editores, 1885, pp. 261-62.

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Árciga, como cabeza visible de un grupo que llevó a cabo su propio programa de

reorganización, oponiéndose al de Labastida, el cual fue suspendido cuando José Antonio

fue removido de su cargo en 1882.

II Idea original

El planteamiento original de mi proyecto ignoraba esta diversidad de grupos al

interior de la Iglesia y proponía abordar el estudio del proyecto de la reorganización

eclesiástica que había encabezado el arzobispo de Michoacán José Ignacio Árciga, durante

su gestión, de 1868 a 1900. Mi idea partía del supuesto de que el clero michoacano era un

grupo homogéneo y compacto que había seguido, dentro de la circunstancia local, el

llamado de Roma a reorganizar a la Iglesia frente a la secularización decimonónica.

Explicar este proceso de reorganización fue el principal objetivo de entonces, e implicaba

abordar las modificaciones internas de la Iglesia, la nueva estructuración de sus relaciones

con la feligresía y la definición de su situación con respecto al estado. Sin embargo, la idea

de una jerarquía clerical como un ente monolítico fue derribada a partir de mi acceso al

Archivo General de las Hijas de María Inmaculada de Guadalupe en la ciudad de México,

acervo que resguarda los archivos de Pelagio Labastida y José Antonio Planearte, en el cual

encontré una rica información que me permitió ampliar la perspectiva del problema del

clero mexicano en tomo a la reorganización eclesiástica.

La documentación del archivo de las Hijas de María Inmaculada, me permitió

observar la existencia de por lo menos dos grupos clericales cuya escisión partía de un

proyecto promovido por el Vaticano. A partir de entonces replanteé mi idea original en dos

sentidos:

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1) En primer lugar, la bastedad de información y el peligro de apuntar hacia

diversas direcciones me condujo a enfocar el problema de la reorganización

eclesiástica en una sola dirección; la reforma del clero.

2) En segundo término, me propuse estudiar la confrontación entre ambos grupos

en tomo al proyecto de la reforma clerical. Debido a que el escenario principal

del conflicto se desarrolla en la diócesis de Zamora, preferí colocarme en esta

división eclesiástica con el ánimo de acotar mi estudio de manera más firme.

III Revisión historiográfica

Los conflictos protagonizados entre la Iglesia y el Estado en México a lo largo del

siglo XIX, motivaron la producción de numerosas obras que tuvieron como uno de sus

objetivos, la difusión de una determinada postura política respecto al problema. Por ello, en

buena parte de la producción historiográfica, los autores esgrimieron apasionados

argumentos a favor o en contra de la presencia institucional de la Iglesia católica en nuestro

país. Sin embargo, en las últimas décadas ha aumentado el interés por realizar estudios que

expliquen, desde distintas ópticas, la posible realidad protagonizada no sólo por la Iglesia

institucional, sino por los distintos sectores que la componen y que están ligados a ella.

Para una mejor revisión de estas obras las he dividido en tres tendencias: las dos

primeras de marcada parcialidad, corresponden al primer tipo de estudios arriba señalado.

La tercera está compuesta por investigaciones más recientes que guardan una postura crítica

acerca del papel que la Iglesia Católica ha tenido en la historia de nuestro país.

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a) En primer lugar encontramos los trabajos que apologizan el movimiento liberal y la política

del Estado en materia eclesiástica. Estos autores caracterizan a la Iglesia como una institución

reaccionaria, capaz de cualquier cosa por conservar sus privilegios y como la principal

culpable de la ignorancia entre la población. En estas obras se privilegian las fuentes

producidas por los gobiernos civiles y los órganos de tendencia liberal.

Un ejemplo es la obra de Alfonso Toro, La Iglesia y el Estado en México. Estudio

sobre los conflictos del clero católico y los gobiernos mexicanos desde la Independencia hasta

nuestros días? En este trabajo se presenta a la Iglesia del siglo XIX como un cuerpo opresor

de la sociedad y al Estado como salvaguarda de las garantías de libertad de los rnexicanos. El

autor señala que el clero aparentó una aceptación de su derrota frente al Estado, pero que al

mismo tiempo, siguió fomentando el fanatismo y manipulando a las mujeres a través del

púlpito, el confesionario y la prensa.

Daremos mención especial a las obras biográficas de algunos de los personajes de

nuestra historia, que se pueden considerar hasta cierto punto de carácter testimonial por las

fuentes que utilizan. Estas publicaciones tuvieron como objeto la difusión de las virtudes y

las obras varios personajes, como José Antonio Planearte, José María Cázares y Martínez y

Francisco Orozco y Jiménez, entre otros.* *

b) Otra buena parte de la historiografia eclesiástica la encontramos en los estudios realizados

por católicos declarados -muchos de ellos sacerdotes-, que describen a la Iglesia como una

Toro, Alfonso. La Iglesia y el Estado en México, México, Talleres Gráficos de la Nación, 1927.* Hernández, Ana Teresa. Cázares y Martínez Pastor y Apóstol. Editorial Progreso, Zamora, 1992. Planearte y Navarrete, Francisco. Antonio Planearte y Labastida Abad de Santa María de Guadalupe, México, Imprenta Franco-Mexicana, 1914. Treviño, José Guadalupe. Antonio Planearte y Labastida Abad de Guadalupe: su vida sus obras sus pruebas, México, Administración de "La Cruz", 1948. Camberos Vizcaíno, Vicente. Francisco el grande. Mons. Francisco Orozco y Jiménez, México, JUS, 1966.

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institución mártir acosada por la actitud impía de los gobiernos liberales, y que reducen el

problema entre estas dos potestades a un mero conflicto de persecución religiosa. La mayor

parte de la documentación original utilizada pertenece a los escritos producidos por la clerecía

y por los católicos, con la inclusión de numerosas citas de la Biblia, de encíclicas, diarios de

debates, obras bibliográficas, decretos, etc.

Dentro de estos trabajos se destaca el del padre Mariano Cuevas, Historia de la Iglesia

en México.^ El trabajo narra desde una perspectiva conservadora la historia de la Iglesia en

México, iniciando con su instauración en América hasta llegar a las primeras décadas del siglo

XX. Sobre la situación de la Iglesia para la segunda mitad del siglo XDC resalta la

participación de los laicos católicos quienes, afirma, se organizaron “para un nuevo género de

lucha".Puntualiza que la actividad de los laicos duró pocos años y que posteriormente el

clero reasumió la dirección del firente católico.

El autor indica que pese al estado de cosas la "...doctrinación del pueblo y la firecuencia

de sacramentos aumentaron, la intensidad de la vida cristiana que visiblemente se dejaba

sentir".^

c) Un tercer grupo corresponde a los estudios actuales sobre la participación de la Iglesia en

México y Michoacán, el cual se han caracterizado por su crítica en el análisis de aspectos

eclesiásticos.

La obra que dio pauta a los estudios sobre la acción católica en México es la titulada El

pensamiento político y social de los católicos mexicanos 1867-1914, de Jorge Adame

’ Cuevas, Mariano. Historia de la Iglesia en México. T.V, Editorial Revista Católica, 1928.p.417.

" Ibid, p.452.

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Goddard.’ El estudio se centra en el análisis de las principales ideas que orientaron la acción

social de los católicos en México en ese período, principalmente a raíz de la promulgación de

la encíclica Rerum Novarum en 1891.

Menciona que al triunfo de la República, la Iglesia se encontraba desorganizada y

pobre, pero en el período posterior se "..diseña la forma de adaptación al Estado liberal que

practicaron los católicos conservadores y la Iglesia, forma que se consolidaría a lo largo del

gobierno de Porfirio Díaz".* El autor destaca la proliferación de las organizaciones de laicos

durante esta etapa, las cuales se abstienen de participar en la política para ayudar en la

reorganización de la Iglesia.

Las obras de Manuel Ceballos continuaron con los estudios del catolicismo social en

México, entre sus trabajos se encuentran: El Catolicismo social un tercero en discordia}^ y

"Las lecturas católicas: cincuenta años de literatura paralela (1867-1917)" en Historia de la

Rerum Novarum en México (1867-1931)}^ En este último elabora un análisis de los textos

católicos, pertenecientes principalmente al porfiríato, que son vistos como el reflejo de los

proyectos planteados por diferentes sectores de la catolicidad mexicana, como una vía para

afirmar su presencia eclesial.

De la forma de adaptación de los católicos mexicanos en los gobiernos liberales y de

tendencia positivista, Ceballos señala que: "...con hondas variables internas y con diferencias

Adame Goddard, Jorge. El pensamiento político y social de los católicos mexicanos, México, EL COLEGIO DE MÉXICO, 1981.*^/Wd,p.l7.

Ceballos Ramírez, Manuel. El catolicismo soda un tercero en discordia Rerum Novarum, la "cuestión social"y la movilización de los católicos mexicanos (1891-1911), México, El Colegio de México, 1991.

Ceballos Ramírez, Manuel. Historia de Rerum Novarum en México (1867-1931), México, IMDOSOC, 1991. Cuenta también con trabajos publicados previamente, como “La Encíclica Rerum Novarum y los trabajadores católicos en la ciudad de México. (1891-18913)”, en Historia Mexicana, No. 129, EL COLEGIO DE MÉXICO, V. XXXIII (1), 1983. La democracia cristiana en el México liberal: un proyecto alternativo (1867-1929). México, IMDOSOC, 1986.

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notables a lo largo de cien años, fueron variando sus estrategias al mismo ritmo que se

modificaba el irreversible proceso de secularización y el curso propio de la sociedad

mexicana".'^

Sobre la reorganización de la Iglesia, anota que desde el triunfo liberal en 1867 "...la

capacidad de los militantes [católicos] se vio potenciada desde el centro de la cristiandad por

un proyecto de restauración dirigido por el mismo Papa, y al que le hacían eco obispos,

religiosos y laicos”.'

La participación de la jerarquía mexicana en el establecimiento del Imperio de

Maximiliano de Habsburgo es analizado por Patricia Galeana en: Las relaciones Iglesia-

Estado durante el segundo imperio. La autora analiza las acciones de la jerarquía

mexicana, concretamente en las figuras de Pelagio Labastida y Clemente de Jesús Munguía,

para gestionar la llegada de un monarca extranjero a México, como parte de una alianza que

fue vista como la última gran oportunidad para que la Iglesia recuperara sus antiguos

privilegios y que, finalmente, no fue entendida en el mismo sentido por el emperador.

Por su parte Alicia Puente Lutteroth, en el ensayo "Repercusiones sociales de una

política de conciliación",'^ considera que durante el porfiriato Iglesia tuvo la oportunidad

de fortalecer su presencia pública, su organización, sus centros de formación y sus

actividades religiosas, haciendo énfasis en la nueva distribución de obispados, y en el

aumento del número de obispos, seminaristas, sacerdotes, etc.

Cevallos, Historia de Rerum... Op. Cit, p. 159.‘V ¿/í/,p .l61.

Galeana de Valadés, Patricia. Las relaciones Iglesia-Estado durante el Segundo Imperio México, UNAM, Instituto de Investigaciones Históricas, 1991.

Puente Lutteroth, Alicia. “Repercusiones sociales en una política de conciliación” en Hacia una historia mínima de la Iglesia en México, México, IMDOSOC, 1993.

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Sobre las relaciones entre la jerarquía y el gobierno, registra tres períodos; de

reconciliación con la búsqueda de relaciones personales (1876-1880); de intercambio de

servicios, como medio para construir relaciones institucionales (1880-1892); de apoyo

colectivo de los obispos a P. Díaz (1892-1909). Sin embargo, dichos periodos no se

encuentran lo suficientemente desarrollados en el trabajo.

Una publicación reciente que recopila las investigaciones que fueron resultado de un

seminario efectuado en la Universidad Nacional Autónoma de México es: Iglesia, Estado y

Sociedad en el siglo XIX, coordinada por Alvaro Matute, Evelia Trejo y Brian Connaughton.

Entre otros, incluye un ensayo Manuel Olimón Nolasco titulado "El proyecto de reforma de la

Iglesia en México, 1867-1875”, en el que se explican los planteamientos para reformar a la

Iglesia mexicana, a través de dos documentos elaborados por la jerarquía clerical.

El primero fechado en 1866, pertenece a la época del Segundo Imperio, en que los

obispos mexicanos presididos el arzobispo de México, deliberaron sobre las modificaciones a

un proyecto ya existente para la celebración de un concordato. Estos cambios se referían a la

administración de la Iglesia, específicamente en las cuestiones relativas al arreglo de las

propiedades nacionalizadas, al manejo de cuestiones económicas y al estado de las órdenes

monásticas.

El otro documento del que se hace mención es la Instrucción Pastoral que suscribieron

los arzobispos de México, Guadalajara y Michoacán en 1875, en la cual hacen principalmente

una exhortación a la participación de los laicos en las obras de educación y de beneficencia.

Olimón Nolasco, Manuel. "El proyecto de reforma de la Iglesia en México, 1867-1875”, en Alvaro Matute, Evelia Trejo y Brian Connaughton (Coords.) Iglesia Estado y Sociedad en el siglo XIX, México, Editorial Porrúa, 1995.

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El autor considera que los dos documentos esbozaron un proyecto de reforma para la

Iglesia mexicana, de los que asegura: "... ha salido a flote un proyecto de reforma de la Iglesia

católica en México, cuyas líneas centrales, como lo prueban los datos históricos de los años

finales del siglo XDC, fueron puestas en práctica y constituyeron una presencia diferenciada y

sólida en el interior de la sociedad mexicana".^'

No obstante, no se explica la realización de este proyecto, ni sus implicaciones en los

años posteriores, pero afirma que éste tuvo un resultado palpable a finales del siglo XIX.

Dos trabajos que en específico abordan las actividades de la jerarquía clerical son: “El

ascenso de una jerarquía eclesial intransigente, 1890-1914”, y De Urnas y sotanas. El

partido católico nacional en Jalisco, realizados por Laura O’Dogherty Madrazo.^^ En este

último nos habla de la llegada de los egresados del Colegio Pío Latinoamericano de Roma y

de su establecimiento en varias diócesis de México. A este grupo lo califica como una

jerarquía intransigente cuyas posiciones en el episcopado les sirvieron para promover la

reforma eclesiástica:

En concreto, modificaron los programas de enseñanza en los seminarios, introdujeron el neotomismo e impusieron una disciplina clerical; limitaron la autonomía de los cabildos respecto al ascenso e incorporación de sus integrantes, la administración de los recursos eclesiales y el control sobre la formación del clero; fortalecieron el control sobre el clero secular; fomentaron el establecimiento de congregaciones religiosas europeas identificadas con la intransigencia católica y dedicadas a extender la presencia eclesial en el mundo secular...

Agrega que el proyecto de reforma de los Pío Latinos y su creciente poder provocaron

una escisión en el clero mexicano que veía en ellos la ingerencia de Roma en sus obispados.

J/6iW,p.291.Ü D ’Dopherty Madrazo, Laura.-^Ebascenso de una jerarquía eckrial.intransigente, J.890rI914r,. en J f/j/p n a de la Iglesia en Manuel Ramos (compilado México, CONDUMEX, 1988,.pp. .l79rl98.

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El texto pareciera indicar que el proyecto de reforma de la Iglesia mexicana inició con la

llegada de este grupo, lo que ignora las propuestas del resto de la jerarquía mexicana. Por otro,

lado al referirse a este nuevo sector como una jerarquía intransigente no especifica por qué los

caracteriza de esa manera, dado que la imagen que ellos mismos promovieron frente al clero

local fue de un grupo innovador y progresista.

El segundo título de O’Dogherty es la investigación que presenta como tesis de

doctorado, en donde aborda la historia del Partido Católico Nacional en Jalisco. En ella

reconstruye la formación y el crecimiento de esta organización y su vinculación con algunos

sectores de la clerecía, con grupos de seglares y con otras asociaciones en el resto de la

república. Define el programa político del partido y sus etapas hasta llegar a su participación

política durante los gobiernos de Francisco León de la Barra, Francisco I. Madero y

Victoriano Huerta.

No obstante que aborda un período posterior al que me ocupa, incluyo en esta

revisión el estudio de Rodric Ai Camp titulado Cruce de espadas'^,q\ cual, además de

contribuir de manera importante a la historiografía eclesiástica de los últimos tiempos, ha

sido de gran utilidad para el desarrollo de mi investigación. Camp aborda varios aspectos

de la formación del clero mexicano en el siglo XX, a través de una metodología que puede

servir de modelo para plantear otras problemáticas. El autor revisa la composición social de

los grupos que integran a la jerarquía mexicana y hace un seguimiento a su trayectoria, con

el objeto de comprender las interacciones de los grupos sacerdotales y de ayudar a explicar

las fortalezas y debilidades de la Iglesia.

O ’Dogherty Madrazo, Laura. De Urnas y sotanas. El partido católico nacional en Jalisco. Tesis para obtener el grado de doctor en historia. México, El Colegio de México, 1999.^Ubid,p.m.

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El autor integra como parte nodal de su investigación el análisis de “la socialización

y el reclutamiento de sacerdotes y obispos, los representantes más significativos de la

Iglesia... por qué escogieron el sacerdocio, cuándo y dónde tomaron esa decisión, qué tipo

de sacerdote ascendió a posiciones dirigentes y cómo se desempeñaron en esos puestos de

responsabilidad...”^

A través de todos estos elementos Camp nos muestra la complejidad de las

relaciones entre la jerarquía y la variedad de factores que inciden en sus posiciones que en

muchos casos se alejan de los asuntos religiosos. Al mismo tiempo expone la manera en

que coexisten una variedad de sectores que sustentan diversas posturas ideológicas dentro

de una unidad institucional religiosa.

Para el caso de Michoacán el énfasis sobre los trabajos de Iglesia se ha enfocado al

problema de la propiedad eclesiástica y de su impacto en la estructura económica regional,

sobre todo a finales del porfiriato.^^ Sin embargo, existen cuatro investigaciones que de forma

específica abordan algunos aspectos de la Iglesia en la segunda mitad del siglo XDC en

Michoacán. La primera es la tesis presentada por Juana Patricia Pérez Munguía, Clemente de

Jesús Munguía: teoría y praxis , en la que expone las directrices filosóficas que guiaron la

postura política, ideológica y pastoral del primer arzobispo de Michoacán.

Al año siguiente Lissette Rivera Reynaldos, dio a conocer la tesis titulada

-Desamortización y nacionalización de bienes eclesiásticos en Morelia, 1856-1876?^ Én

Ai Camp, Op.Cit.^^Ibid,p2\.

Florescano, Enrique (coordinador). Historia General de Michoacán Siglo XIX, Vol.III. IMC-Gobiemo del Estado de Michoacán, 1989.

Pérez Munguía, Juana Patricia Clemente de Jesús Munguía, teoría y praxis. Tesis para obtener el grado de Licenciatura en Historia, Morelia, Mich. UMSNH, 1993.

Rivera Reynaldos, Lisette. Desamortización y nacionalización de bienes eclesiásticos en Morelia, 1856- 1876^ Tesis para obtener el grado de licenciatura en Historia, Morelia, Mich. UMSNH, 1994.

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ella reconstruye de manera puntual este proceso y nos muestra los recursos que la Iglesia

utilizó para evitar en lo posible la disminución de sus bienes.

José Carmen Soto Correa publicó la obra Movimientos Campesinos en el Oriente

Michoacano comuneros, campesinos, caudillos y partidos, 1867-1914?^ Este trabajo se refiere

a las acciones armadas emprendidas por comuneros y campesinos a raíz de la aplicación de las

leyes de desamortización, teniendo como uno de sus objetivos indagar en la participación de

algunos católicos en esos movimientos, por lo que pone especial atención al último conflicto

armado con tintes religiosos en el Michoacán del siglo XDC, conocido como "religionero" o

"primera cristiada".

De esta revisión historiográfica se concluye que existen escasos estudios sobre la

situación interna de la Iglesia en el período de 1867 a 1882 que nos clarifiquen la forma en que

el alto clero hizo frente a los embates de los gobiernos liberales. De igual manera no existen

estudios acerca de los proyectos de reforma del clero en la República Mexicana y en

Michoacán, que nos expliquen los objetivos y los medios a través de los cuales se llevaron a la

práctica. La mayoría de los estudios parten del supuesto de que existió una reforma en la

Iglesia mexicana, porque sólo así se explica que para la última década del siglo XDC se

encuentre con la fortaleza suficiente como para emprender un nuevo proyecto: el catolicismo

social.

n i Antecedentes

1. El proyecto de restauración del mundo católico

30 Soto Correa, José Carmen. Movimientos campesinos en el Oriente michoacano, comuneros, campesinos, caudillos y partidos (1867-1814), México, Congreso de la Unión, 1996.

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Pío promovió las doctrinas teológicas y canónicas de los derechos especiales del

papado y de la preeminencia de la Iglesia Católica sobre el poder civil. Su proceder estuvo

fuertemente marcado por el proceso de unificación italiano de los llamados Estados

Pontificios,^* que afectó de manera singular la disposición geográfica y los recursos

económicos que la Iglesia había dominado hasta ese momento.^^

Sólo tomando en consideración lo que significó para la Iglesia ía aplicación de los

principios liberales que resultaron en la disminución de privilegios, la disolución de

corporaciones, las pérdidas económicas, etc., se puede explicar la postura intransigente que

caracterizó al gobierno de Pío IX.^ La jerarquía romana definió oficialmente una fi*anca

oposición hacia el liberalismo y todas las tendencias ideológicas modernas que pusieron en

entredicho los fundamentos religiosos del poder político, del orden social y en general de todo

aquello que llevó a la modificación de las actividades que la Iglesia sostenía en la esfera

secular. Tapia Santamaría define al catolicismo intransigente como:

...un sistema religioso de poder indirecto, ejercido por la mediación de un laicado calificado cuyo objeto es la ejecución de un proyecto sociopolítico y religioso anticapitalista y anti-socialista. De carácter centralista y relativamente autónomo, sin embargo obtiene su fuerza y su apoyo de una amplia base popular. Frente al

Con el nombre de Estados Pontificios se designó a los territorio que por cerca de 1000 años (754-1870) reconocieron al Papa como autoridad temporal. Inicialmente varios reinos fueron conocidos como "Patrimonium Sancti Petri", es decir como patrimonio de la Iglesia de San Pedro en Roma. Los Estados Pontificios eran los únicos de la Edad Moderna regidos por un poder eclesiástico. En estos territorios se organizó un movimiento de carácter unificador, que se destacó por sus tintes liberales. Gustav Schnürer. The Catholic Encyclopedia, Volume XIV. Copyright © 1912 by Robert Appleton Company.

El movimiento revolucionario fue encabezado desde 1848 por Carlos Alberto, rey de Cerdeña, que en 1849 fue derrotado y abdicó a favor de su hijo Víctor Manuel (1849-1878). El Papa se refugió en Roma en 1850, bajo la protección de Francia, con la promesa de realizar varias reformas, pero no se llegó a resolver el problema de la nueva relación entre la Iglesia y el Estado. Jedin, Op.Cit. p. 397. El proceso de unificación italiano terminó en 1870 con la anexión de Roma al reino de Italia, con lo cual el Estado pontificio quedó reducido a la ciudad de Roma y su periferia. Lortz, Joseph. Historia de la Iglesia en la perspectiva de la Historia del pensamiento, t.II, Madrid, Ediciones Cristiandad, 1982, p.365. Desde entonces se enfatizó la política secular que en parte se expresó en la promulgación de leyes con el objeto de suprimir el predominio clerical en el nuevo Estado italiano. Martínez de Codes, Rosa María, La Iglesia católica en la América independiente. Siglo XIX, Madrid, Editorial Mapire, 1992, p.269.

Esta defensa se realizó en parte por medio de la publicación de folletos, tratados, discursos parlamentarios, sermones, cartas pastorales, entre otros.

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cambio social, opera sus cambios para adaptarse a la sociedad moderna sin oponerse totalmente ni aceptándola sin condiciones, sino delimitando campos de dominio, haciendo el juego de la recuperación de fuerzas (posiciones políticas, intereses de grupo o de clase de los actores sociales) conforme a la diversidad cambiante de las situaciones históricas concretas.^"*

Una de las principales directrices de la política de Pío IX fue el fomento sistemático

de la centralización romana, que estuvo planteada desde su primera encíclica Qui pluribus

de 1846, en la que expresa la idea de la infalibilidad pontificia y la soberanía del papado.^^

Otros de los decretos más difundidos fueron los contenidos en la encíclica Cuanta Cura de

1864 y en el Syllabus Errorum. Este último compendio incluyó una lista que recopilaba la

opinión de la jerarquía romana en 80 puntos que se consideraron los principales errores del

siglo, y que anexaba una argumentación en contra de los mismos. Los puntos del Syllabus

se dividían en los siguientes apartados: 1) panteísmo, naturalismo y racionalismo absoluto;

2) racionalismo moderado; 3) indiferentismo y laxismo; 4) socialismo, comunismo,

sociedades secretas, sociedades bíblicas y sociedades clericales-liberales; 5) errores sobre la

Iglesia y sus derechos; 6) errores sobre la sociedad civil, considerada en sí misma y en sus

relaciones con la Iglesia; 7) errores sobre la moral natural y cristiana; 8) errores sobre el

matrimonio; 9) errores sobre el poder temporal del romano pontífice; y. 10) errores sobre el

liberalismo.^^

^ Tapia Santamaría, Jesús. Campo religioso y evolución política en el bajío zamorano. México, COLMICH, 1986, pp. 137-140.

Ello tenía una doble implicación, porque a la vez que fortalecía el poder del Papa frente a la autoridad civil, podía igualmente disminuir la autoridad de los obispos. En este documento se denunció también el llamado indiferentismo religioso y se propuso subsanar la crisis doctrinal por medio de una profunda evangelización de la sociedad. Aubert, Roger [et al]. Nueva historia de la iglesia, t.v, Madrid, Cristiandad, 1984, pp. 65-66.

Paredes, Javier (director) Diccionario de los Papas y Concilios, Barcelona, Ariel, 1998, p.451.

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2. Infalibilidad Pontificia

La disolución de los estados pontificios y los ataques a la autoridad del Papa,

favorecieron el incremento de los adeptos al ultramontanismo y al movimiento de

centralización romana, hasta llegar a la justificación de la intromisión del pontífice en los

asuntos de las iglesias particulares, como posible contrapeso a la influencia de los gobiernos

liberales.

Fue con el trabajo de diferentes órdenes religiosas, como la de los jesuítas, que se pudo

lograr mediante varias publicaciones la extensión del espíritu romano y del llamado culto al

Papa. En varios países se promovió el reconocimiento de su autoridad y la propagación de las

congregaciones romanas y de un estilo de vida religiosa que “...situaba en primer término los

ejercicios externos, la afiliación a cofradías y la rigurosa observancia de los preceptos de la

Iglesia”.”

Los profesores de la Universidad Gregoriana dieron un nuevo impulso a las tesis

sobre el primado y la infalibilidad pontificia y “sobre el poder indirecto de la Iglesia

respecto a la sociedad civil”. Como prueba de estas prerrogativas Pío IX proclamó en

1854 el dogma de la Inmaculada Concepción en la bula Ineffabilis Deus, el cual afirmaba

que la Virgen María había sido concebida sin el pecado original.^^ Esta propuesta no fue del

todo aceptada por varios teólogos y obispos de Inglaterra, Alemania y Francia, debido a que

la consideraban una doctrina con bases poco sólidas al no encontrarse afirmada en las

Sagradas Escrituras."* Por ello la proclamación fue realizada sólo por Pío IX bajo el

Martínez de Codes; Op.Cit, p. 265.

Aubert, Op.Cit, t.V, p.66.Esta declaración también promovía oficialmente la extensión de la devoción mariana que caracterizó al

siglo XIX y que en México tuvo su resonancia con las coronaciones de diversas advocaciones.Aubert, Op.Cit, p.311.

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supuesto de una infalibilidad con que Jesucristo había investido al papado, lo cual fue una

demostración de su autoridad soberana en materia de doctrina^ ' y una reafírmación de las

bases para la centralización de su autoridad en el mundo católico.

Las teorías acerca de la infalibilidad fueron enseñadas en todos los seminarios

europeos y americanos. El Colegio Pío Latinoamericano en Roma fundado en 1858, realizó

una labor importante en este sentido. Esta idea se manifestó oficialmente en el Primer Concilio

Vaticano, cuyas cesiones comenzaron en 1869. La propuesta recibió las criticas de un grupo

de teólogos y clérigos europeos que se mostraron inconformes con la idea de que al Papa se le

otorgaran mayores privilegios de los que tem'a tradicionalmente."^ Defendieron la idea de que

una cuestión de doctrina no podía ser únicamente aprobada por el pontífice, sin una previa

revisión y aprobación del episcopado, como había sucedido con la definición dogmática de la

Inmaculada Concepción."^^

Finalmente, el grupo ubicado como radical conservador en el concilio se impuso en las

reuniones finales y definió los siguientes puntos:

a) La constitución dogmática de la fe católica en oposición al racionalismo, al

materialismo y al liberalismo.

b) La declaración el dogma de la infalibilidad pontificia, es decir, se estableció que el

Papa gozaba de magisterio infalible en las definiciones de doctrina, de fe y costumbres."*^

3. La Reforma del clero

Martínez de Codes; Op.Cit, p. 264.Ibid, p.276.

^ Churruca Peláez, Agustín. Historia mínima de la Iglesia, México, Librería Parroquial de Clavería S.A. s/f pp. 120- 121.

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Pío IX también promovió la reforma intelectual y espiritual en los seminarios con el

objeto de formar un clero instruido y disciplinado que fuera capaz de enfrentar el proceso de

secularización, de renovar la vida religiosa de la feligresía y de fomentar la educación católica

de la juventud/^ La nueva generación de obispos en la Europa Occidental también había

reevaluado la labor pastoral y la educación del sacerdote al percatarse de que la restauración

de la vida católica requería de una revitalización de la vida parroquial. La respuesta que dio

la jerarquía en países como Alemania y Francia se mostró en parte, en la producción de

diversos escritos y manuales, en la creación de misiones y en el establecimiento

organizaciones de carácter pastoral.'^^

Los obispos también recurrieron al control más directo de la actividad pastoral de

sus sacerdotes a través de la realización de los sínodos diocesanos, los cuales desde hacía

tiempo habían caído en desuso. De esta manera se planteaba un nuevo perfil para la

formación del sacerdocio, que intentaba mejorar su preparación en las ciencias

eclesiásticas."^^

El papado también impulsó la transformación de las órdenes religiosas y el

establecimiento de las misiones fuera del contexto Europeo, como la de los benedictinos,

franciscanos, dominicos y agustinos, además de la promoción de nuevas congregaciones

misioneras como la Congregación del Inmaculado Corazón de María, nacida en Bélgica en

1864; la Sociedad de Nuestra Señora de las Misiones de Áfiica y la Fimdación de los

Salesianos en 1859, que tuvo entre sus objetivos la educación de los hijos de los obreros."^*

Jedin, Op.Cit, t.VII, p578.Aubert, Op.Cit, p. 402 y Jedin, Op.Cit, t.VII, pp.575-590. Paredes, Op.Cit.Jedin, Op.Cit, pp. 797-826.

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La reforma de los seminarios planteaba el reto de la contemporización con el

problema secular y la necesidad emprender una reforma teológica que ofreciera una

respuesta filosófica a las teorías racionalistas/^ Ello llevó a una renovación en el aspecto

teológico a través de una relectura de los padres de la Iglesia que se manifestó de manera

importante en el surgimiento de la corriente conocida como el neotomismo/® Los

principales promotores de dicha renovación fueron, los jesuítas, quienes desde 1824 se

encontraban a cargo de la Universidad Gregoriana, siendo de los pocos religiosos que

conservaban la tradición escolástica en la enseñanza superior.

La revisión de las obras de Tomás de Aquino ayudó a argumentar la conciliación

entre la fe y la razón en un intento por responder a los problemas políticos y sociales de la

época:

El pensamiento político neotomista se sirve de su idea de la naturaleza humana para fundamentar su doctrina del estado y su ética social. La creencia en que el hombre fue creado a imagen de Dios es esencial para su perspectiva. De aquí que se mantenga que es bueno para el hombre vivir en una sociedad organizada de acuerdo con el propósito de la perfección intelectual y moral.^^

Esta renovación teológica se vio reforzada con la llegada del Papa León XHl en 1878,

quien al igual que su predecesor, mantuvo la desaprobación de las corrientes seculares, pero

suavizando las consignas referentes a las libertades modernas, con el objeto de utilizarlas en

beneficio de la catolicidad, promoviendo la presencia del laicado católico en los campos de la

La Iglesia católica no contaba desde fines del siglo XVIII con un pensamiento teológico cohesionado, lo que entrado el siglo XIX provocó la llamada crisis del pensamiento católico. Ibid, pp.566-569, 590-600 y 607-609.

Este regreso al pensamiento tomista contempló las influencias de Platón, San Agustín, San Anselmo de Catenrbury, Leibniz y Hegel. El principal promotor de esta corriente en Italia fue Antonio Rosmini (1797- 1855), cuyo pensamiento tuvo influencia en numerosos seminarios y universidades de Italia. Ibid, p.397.

Miller, Davd. Enciclopedia del pensamiento político. Madrid, Alianza Editorial, 1989, p.499.

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vida política, científica y social.^ La encíclica Aetemi Patris publicada en 1879, dio un nuevo

impulso al pensamiento tradicional de santo Tomás de Aquino en los centros de estudios

eclesiásticos. En este documento hizo patente el compromiso de los obispos y en especial:

...a quienes como a sucesores en el primado del bienaventurado Pedro, Príncipe de los Apóstoles, pertenecen el derecho y la obligación de. enseñar y confirmar a sus hermanos en la fe. Pero como, según el aviso del Apóstol, por la filosofía y la vana falacia suelen ser engañadas las mentes de los fíeles cristianos y es corrompida la sinceridad de la fe en los hombres, los supremos pastores de la Iglesia siempre juzgaron ser también propio de su misión promover con todas sus fuerzas las ciencias que merecen tal nombre, y a la vez proveer con singular vigilancia para que las ciencias humanas se enseñasen en todas partes según la regla de la fe católica, y en especial la filosofía, de la cual sin duda depende en gran parte la recta enseñanza de las demás ciencias.^^

Por ello, León XII advertía que por la gravedad de los tiempos estaban obligados a

tratar “de establecer para los estudios filosóficos un método que no sólo corresponda

perfectamente al bien de la fe, sino que esté conforme con la misma dignidad de las ciencias

humanas.” " Esta fue la ratificación oficial de un movimiento de reforma clerical que ya se

había iniciado en diversos seminarios de Europa y América Latina. En México dicha

reforma tuvo sus implicaciones específicas a partir de la circunstancias particulares de la

Iglesia Mexicana y de los problemas que enfrentaron los obispos al vivir en carne propia

los avatares de la secularización.

4. La Iglesia en México en la primera mitad del siglo XIX

El debate reciente dentro de la historiografía mexicana cuestiona la idea tan

generalizada que afirma un cambio tajante entre las instituciones del período colonial a las del

En sus documentos pontificios fomentó la movilización seglar para “impregnar de espíritu cristiano todas las formas de la civilización moderna.” Aubert, Op.Cit, p.24.

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México independiente. Diversos estudios han intentado explicar la continuidad de

instituciones y prácticas imperantes del periodo colonial y la forma en que se presentaron

como un obstáculo para la construcción del Estado moderno, planteado en términos liberales.

Los cambios políticos desarrollados desde la segunda mitad del siglo XVin, motivaron

el enfrentamiento entre diversos grupos sociales a partir de la forma particular en que

asimilaron el reformismo borbónico. Esta disputa se expresó en distintos proyectos de

ordenamiento político-social que a grandes rasgos la podemos ubicar en dos posturas: uno,

el planteamiento de los grupos que se pronunciaron por una transformación en la esfera

política, con el objeto de ampliar (aunque de manera controlada) los mecanismos de acceso

a cargos político-administrativos; dos, los grupos que optaron por el mantenimiento de su

situación privilegiada en una sociedad asentada sobre el reconocimiento jurídico de la

desigualdad social, a través de la existencia de fueros característicos de la organización

estamentaría y corporativista.

Dentro de este último grupo se ubica la jerarquía clerical mexicana que, durante las

primeras décadas del siglo XDC, propugnó por la conservación de sus privilegios, a la vez de

que luchó por una nueva definición de las relaciones con el Estado, que le permitiera liberarse

del control que había ejercido la monarquía a través del Regio Patronato. La institución

jurídico-eclesiástica del Real Patronato, como el cuerpo de derechos y privilegios otorgados a

la corona por concesión papal, fundamentó legalmente las relaciones entre la Iglesia y el

Estado en el período colonial.

Epístola Encíclica Aeterni Patris Dado en Roma, en San Pedro a 4 de Agosto de 1879. En el año segundo de nuestro Pontificado. León Papa XIII. La versión electrónica de este documento ha sido realizada por VE Multimedios. Derechos reservados (©) VE Multimedios™.

Idem

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El patronato se cimentó sobre dos pilares, el pontificio y el real, y revistió tres formas

fimdamentales: la presentación de candidatos a los beneficios, la adjudicación del litigio

patronal y el retiro de los beneficios insatisfactorios. En la Nueva España de principios del

siglo XDC este derecho comprendía todo lo relativo a las investiduras dentro de las catedrales e

iglesias; lo referente a patrimonios destinados a fines piadosos y la selección del personal en

claustros, colegios y hospitales.^^

Sin embargo, el patronato no pareció delimitar tan claramente las jurisdicciones entre

la autoridad civil y la eclesiástica. Alberto de la Hera nos muestra de manera muy puntual que

el patronato no fue una institución estática, sino que desde su fundación oficial experimentó

transformaciones importantes tendientes a fortalecer el poder monárquico sobre la Iglesia.^

Por su parte Brian Connaughton señala que la Iglesia se desenvolvió políticamente como una

especie de co-gobemadora del poder civil y que sus vínculos se reflejaron bajo la premisa de

la unión entre "trono y altar".En este sentido la definición de la situación legal de la Iglesia a

partir de la emancipación de la metrópoli no era tarea fácil.

Los primeros gobiernos del México independiente pretendieron continuar con el

ejercicio del patronato y establecieron a la religión católica como la única permisible en el

Este fue otorgado por el Papa Julio II, mediante la bula del 28 de julio de 1508 Eclesiae Regiminis, a Femando el Católico, a su hija doña Juana y a sus sucesores legítimos. En este sentido la autoridad pontificia, respetada en lo eclesiástico, fue invocada como fuente de jurisdicción y de derecho. El regio patronato o derecho de investidura, tal como se encuentra consignado en la legislación de Indias, otorgó a la corona la prerrogativa de indicar a las personas que deberían ocupar las dignidades eclesiásticas en las iglesias.^ Staples, Anne. La iglesia en la primera república federal mexicana (1824-1835), México, SEP, 1976, pp. 35-37.

Véase Hera, Alberto de la. Iglesia y corona en la América Española, Madrid, Mapire, 1992. La tendencia a secularizar la vida social y política de la colonia bajo los principios de la ilustración fue más evidente con las ordenanzas de Carlos III a partir de 1765, quien formuló la llamada “regalía soberana patronal”, con objeto de eliminar la autonomía disciplinar del episcopado y de las órdenes religiosas. Ello convertía al patronato en una nueva institución jurídica meramente civil por la que los reyes borbónicos definieron su plena jurisdicción canónica en Indias, como atributo inseparable a su poder real. Por lo tanto podemos suponer que estos cambios permitieron el surgimiento de no pocas ambigüedades con relación a las áreas de competencia de cada potestad. Hera de la y Rosa María Martínez de Codes,1987, pp.101-140.

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país. Esto quedó determinado en la Constitución Federal de 1824 y en las constituciones

locales, como lo muestra la primera sesión del Congreso del Estado de Michoacán, en donde

se especificaba que la religión que se profesara en el territorio: es, y deberá ser

perpetuamente, la católica, apostólica, romana, única verdadera. El estado la protege por

leyes sabias y justas, y prohíbe el ejercicio de cualquiera otra”. ^

En este documento se consignó a la potestad divina como fuente de la constitución

civil, la cual se establecía "en el nombre de Dios, trino y uno, autor y supremo legislador de la

sociedad".^®

En los primeros años posteriores a la independencia los jerarcas de la Iglesia, al

igual que otros grupos políticos, apostaron por una actitud que les permitiera obtener el

mayor beneficio y autonomía respecto del gobierno civil, principalmente en las coyunturas

políticas de la primera mitad del siglo XIX. Para la Iglesia representó la oportunidad de

tomar el control total de la administración eclesiástica interna y manejar su posición de

manera un tanto independiente.

Los liberales mexicanos de las siguientes décadas esbozaron un modelo de ciudadano

que planteó la necesidad de desplazar la influencia de las entidades corporativas tradicionales

como la Iglesia, el ejército, los gremios y las comunidades indígenas, entre otras, a fin de

establecer una supuesta igualdad de la población ante la ley. * En particular consideraron que

Coimaughton, Brian F, Ideología y sociedad en Guadalajara (1788-1853} México, CNCA, 1992, p.32.Artículo 5 de la "Constitución política del Estado libre federado de Michoacán" en Recopilación de leyes,

decretos, reglamentos y circulares expedidas en el Estado de Michoacán. Formada por Amador Coromina, t.l, del 6 de abril de 1824 al 21 de julio de 1825. Morelia, Gobierno del Estado de Michoacán, 1886. pp.99-100.

Este enunciado se estableció como principio de la constitución política del Estado de Michoacán. Ibid, p.99.En los debates sobre las libertades y los derechos políticos del ciudadano, se manifestó que los ftieros y

privilegios contradecían el principio de igualdad ante la ley. De manera general se proponía la transformación de una sociedad cuya organización se validaba en la tradición, y en donde era legítima la desigualdad social por medio de la organización estamentaria y corporativa con la existencia de fueros internos. Las personas se

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la Iglesia representaba uno de los principales obstáculos para el progreso social, político,

económico y moral del México independiente.^^

Partidario de estas ideas y uno de los más importantes ideólogos del liberalismo en el

siglo XDC, fue el doctor José Maria Luis Mora. Este pensador consideraba que en la sociedad

mexicana existían elementos que impedían el establecimiento de una sociedad moderna, en

donde el Estado soberano no podía existir mientras que el poder de las corporaciones no fuera

eliminado, por lo cual era necesario reformar a la sociedad mexicana.

Los liberales presentaron varios argumentos para respaldar una reforma social, política

y económica encaminada a disminuir el poder del clero y de la Iglesia. El proyecto liberal en

la primera mitad del siglo XDC consistía entonces, en la formación y consolidación de un

Estado nacional soberano, con ciudadanos propietarios y con instituciones que vigilaran el

funcionamiento de la nueva sociedad.^^

concebían a sí mismas como parte de una corporación y a ésta otorgaban sus lealtades. Véase Hale, Charles. Hale, Charles. La transformación del liberalismo en México a fines del siglo XIX, México, Vuelta, 1991, pp.16-17.

David Brading señala que el punto central que caracterizó al pensamiento liberal radical en México, era el rechazo total a la Iglesia católica, cuyo poder económico y autoridad pública se consideraban las principales trabas para el progreso social, económico y moral. Brading, David A. Mito y profecía en la historia de México. México, Editorial Vuelta, 1989, p. 131.

Mora propuso la fundación de un sistema judicial y una reforma constitucional -inspirado en la Constitución de Cádiz (1812)- con base en la razón, a la ley natural, los derechos individuales y el utilitarismo. Hale, Charles. El liberalismo mexicano en la época de Mora. Siglo XXI Editores, México, 1991.^ Para los liberales la falta de integración y unidad nacional entre la población se debía a que los diferentes sectores de la sociedad no tenían intereses comunes que los agmparan. Mora y otro liberal mexicano, el jurista Mariano Otero, encontraron en la propiedad un elemento para hacer que el interés individual y el social se conciliaran con el objeto de protegerla. Los estudios efectuados sobre la propiedad mostraron que el clero era uno de los principales propietarios y acaparadores de la riqueza en el país. Por lo que se consideró como una de las prioridades en el Estado hacer que la propiedad estuviera en manos de individuos y no de corporaciones. Por ello, los liberales reformistas hicieron hincapié en la necesidad de poner en circulación activa el dinero de la Iglesia y en fraccionar y fijar límites a la gran propiedad eclesiástica. Otero, 1971, pp.l 14-136. En este sentido resalta para el caso de Michoacán la representación realizada por don Melchor Ocampo en tomo a las obvenciones parroquiales en Michoacán, en donde hace un cuestionamiento acerca de las facultades de la Iglesia para establecer y manejar los recursos obtenidos de éstas. Véase Arreóla Cortés, Raúl. Obra completa de don Melchor Ocampo. t.II, México, Comité Editorial del Gobierno del Estado de México, 1985, pp.53-129.

Véase Cosío Villegas, Daniel. Historia Moderna de México t.I, México, Editorial Hermés, México, 1955.

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Los intentos de reformas liberales en el caso de la vicepresidencia de Valentín Gómez

Parías (1833 y 1847) no tuvieron un éxito inmediato, pero sí sentaron un precedente para la

posterior legislación promovida por Benito Juárez. La ley expedida en junio de 1856, decretó

la adjudicación de las fincas rústicas y urbanas pertenecientes a las corporaciones civiles y

eclesiásticas, con el objetivo de dar libre circulación a una gran parte de la propiedad raíz.^^

La ley de nacionalización de bienes eclesiásticos de 1859, en plena guerra civil,

decretó el dominio de la nación sobre todos los bienes del clero y la completa independencia

entre los asuntos del Estado y los asuntos del eclesiásticos. Se suprimieron en la república las

órdenes religiosas; se prohibieron nuevas fundaciones de conventos de regulares, de cofiradías,

archicofradías, congregaciones o hermandades religiosas. Se negó además el uso de los trajes

eclesiásticos. Las leyes que protegieron el ejercicio del culto católico quedaron suprimidas con

el decreto de libertad de cultos en 1860.^^

La jerarquía mexicana se pronunció en contra de las doctrinas liberales y calificaron

los intentos de reformas 'como acciones de persecución religiosa. Pelagio Antonio de

Labastida y Dávalos, entonces obispo de Puebla y Clemente de Jesús Munguía, obispo de

Michoacán, realizaron un fuerte defensa de la Iglesia a través de varios escritos, en los que

justificaron la preeminencia de la Iglesia frente a los gobiernos civiles. Munguía, calificado

por sus biógrafos como el mayor defensor en México de los derechos de la Iglesia frente al

^ Con el nombre de corporación se con^rendían a "todas las comunidades religiosas de ambos sexos cofradías y archicofradías, congregaciones, hermandades, parroquias, ayuntamientos, y en general todo establecimiento o fundación que tenga el carácter de duración perpetua e indefinida”. Lerdo de Tejada, Miguel. "Ley Lerdo. 25 de junio de 1856" en Matute, Alvaro. Antologías. México en el siglo XIX, México Editorial UNAM- Colección Lecturas Universitarias, 1972 p. 151. Un año después, con la creación del registro civil, se formó una institución civil que suplantaba las funciones que había ejercido la Iglesia en este sentido.

Idem

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Estado, se pronunció en contra de la libertad de enseñanza, la supresión del fuero eclesiástico

y de la facultad otorgada al gobierno federal para decidir en materia religiosa.^^

Durante el conflicto de la guerra de los Tres Años (1859-1861), se identificó a la

Iglesia como la gran instigadora de la población contra el gobierno liberal. Posteriormente,

como otro intento del grupo conservador por recuperar el control político, se recurrió a la

intervención armada extranjera en el territorio mexicano (1862-1867), con la idea de instaurar

una monarquía como última posibilidad para recuperar su status quo.

Pío DC aprobó el establecimiento del imperio por considerar que su principio

fundamental sería la defensa de la religión católica. Varios obispos en el exilio decidieron

regresar, entre ellos Labastida y Munguía^®, seguros de que contarían con la protección del

recién nombrado emperador Maximiliano de Habsburgo. El primero fungió como parte activa

de este gobierno al ser nombrado regente del mismo.

Como parte de su política de reorganización eclesiástica y a insistencia de la jerarquía

nativa. Pío IX autorizó una nueva distribución de las jurisdicciones eclesiásticas (obispados)

mexicanas. En 1863, año en que la capital michoacana fue ocupada por tropas francesas, se

publicó la Bula Catholicae Romanae Ecclesiae, que elevó a arzobispado la diócesis de

Michoacán, con las sufragáneas de San Luis Potosí, Querétaro, León y Zamora.

Con la formación de la diócesis de San Luis Potosí en 1854 el obispado de

Michoacán cedió 11 curatos.^' Para 1860 había 83 curatos en Michoacán, 25 en

Guanajuato, 7 en Guerrero y 1 en Jalisco. Para 1863 fueron creadas seis nuevas diócesis en

68

^ Martínez, 0¡p.Cíí.IdemLas tensiones entre Labastida y Munguía y las autoridades civiles los llevaron a conpartir el exilio en 1856 y

1859 respectivamente.’’ San Luis Potosí, Valle de San Francisco, Río Verde, Santa María del Rió, San Sebastián, Armadillo, San Femando de los Pozos, Cerro de San Pedro, Guadalcázar, Mezquitic. Romero, 1993, p .l 14.

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México: Veracruz, Tulancingo, Querétaro, León, Zamora y Chilapa. Michoacán cedió para

la sufragánea de León 16 parroquias y para Zamora 36 parroquias^^ No existe una

estadística acerca del número de parroquias en el arzobispado de Michoacán en el año de

1868, j pero al parecer se contaba con un número aproximado de 63 parroquias/

La correspondencia y los informes de los párrocos hacia el gobierno eclesiástico, nos

ha permitido percibir la difícil situación en que se encontraban las parroquias del arzobispado

a inicios de 1868. El principal problema radicaba en la escasez monetaria y en el descuido de

la administración espiritual, debido a la falta de sacerdotes que dirigieran la vida parroquial.^^

Una de las causas que propició la falta de eclesiásticos para la administración en las

iglesias, fue el cierre del Colegio Seminario de Morelia en 1859. Esta institución, considerada

como el principal centro de formación de sacerdotes, había permanecido cerrada durante siete

años a causa de la adjudicación de su edificio por mandato del general Epitacio Huerta A este

hecho se aunó muy probablemente la pérdida del aliciente social y monetario para ingresar a la

carrera sacerdotal.

La falta de recursos económicos se nos presenta más claramente en el caso de las

parroquias obligadas a otorgar una pensión de la tercera parte de sus percepciones internas, al

colegio de Santa Rosa María de Morelia. En la correspondencia que los clérigos michoacanos

dirigían a sus autoridades, manifiestan la insuficiencia de recursos que les impide mantenerse.

Biblioteca “Luis González y González” Fondo especial. Primera pastoral del primer obispo de la nueva diócesis de Zamora, Morelia, 1864, Imprenta de I. Arango. Apartado V

Fuentes aproximadas nos dan que para la primera mitad del siglo XIX se contaban con 111 parroquias. Bravo ligarte, 1962, p. 182.

Herrejón Peredo, Carlos. “Don José Ignacio Árciga y Ruiz de Chávez” en Sociedad de Historia del Arzobispado de Moieliar^on-I^aseo de Quiroga y Arzobispado de Morelia^ Mémeo, Jus, 1965.

AHMCR Diocesano/Gobiemo/Sacerdotes/Informes/Siglo XIX/C 86-87.Las peticiones más comunes que los párrocos realizaban al gobierno eclesiástico del arzobispado se refieren al

envío de clérigos, al otorgamiento de recursos y a la dilación en el pago de deudas. AHMCR Diocesano/Gobiemo/Sacerdotes/Solicitudes/Siglo XIX/C 523.

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saldar sus deudas y más aún, sostener el culto en las iglesias. Los curas argumentaban que la

percepción del diezmo en ocasiones llegaba a ser nula, como lo muestra el testimonio del

párroco de Ucareo:

...de los diezmos no he recibido ni un centavo porque varias veces ocurrí pidiendo alguna cosa y no me fue posible conseguirlo, ahora que las circunstancias están más críticas y que los diezmos son casi ningunos creo más difícil su adquisición...^^

El problema enfrentado por la Iglesia en México y en concreto en el arzobispado de

Michoacán para el siglo XIX, no era un conflicto más en su larga disputa con el Estado, sino la

aplicación de un proyecto que provocó la disminución de su poder económico, de influencia

política y de su autoridad espiritual.^^

En el contexto del triunfo liberal, la jerarquía clerical promovió públicamente la

situación por la cual atravesaba y cerró sus filas en tomo a un proyecto que además de

promover la renovación teológica, el aumento de la religiosidad y la reforma del clero, tendió

a centralizar la autoridad del papado como el centro aglutinador de la catolicidad.

Dicho proyecto adquirió matices particulares en México a partir de 1867, donde las

acciones de la jerarquía clerical mexicana seguirán la línea reformista impulsada por el

Vaticano, mediante la creación de nuevas bases para lograr la recuperación de los espacios

sociales y la definición de una nueva convivencia dentro de un proyécto de Estado secular.

Frente a ello, nos surgen distintas preguntas: ¿De qué manera fue asimilado por la

jerarquía mexicana el proyecto de reforma impulsado por el Vaticano? ¿Mediante qué medios

los distintos sectores de la clerecía michoacana instmmentaron sus proyectos de reforma

clerical y en qué radica la diferencia de sus propuestas?.

AHMCR Diocesano/Gobiemo/Colegios/Santa Rosa/Siglo XIX/C 29/Exp.283 Ucareo, marzo 12 de 1861. Knowlton, Robert J. "La Iglesia mexicana y la Reforma: respuesta y resultados" en Iglesia y religiosidad.

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V Hipótesis

1) Considero a partir del proyecto de reforma sacerdotal impulsado por el papado se

da la confrontación de dos grupos de la jerarquía clerical mexicana, que expresaron su

antagonismo en la formulación de dos proyectos aparentemente irreconciliables. Ello

evidencia el falso supuesto de que la clerecía había defendido en un bloque unitario la

política secularizadora.

2) Advierto que estas dos propuestas de reforma clerical llevaron a un conflicto

entre la jerarquía sacerdotal mexicana cuya confrontación no sólo se reduce a las

diferencias entre ambos proyectos, sino a la formación de una nueva jerarquía sacerdotal

que rompió con las formas de acceso y asenso de la jerarquía michoacana y que buscó

dominar los espacios eclesiásticas de representación y poder clerical.

3) Una tercera hipótesis me permite proyectar la investigación a escenarios distintos

a los de la institución religiosa, en donde la aplicación del proyecto romano es la coyuntura

que me permite ver un aspecto de la lucha que libra un grupo oligárquico regional con sede

en la población de Zamora, cuyos avances políticos, económicos y sociales, lo llevaron a

rivalizar con distintos intereses asentados en la capital del estado al plantear la separación

religiosa y política del resto del estado de Michoacán, como un futuro posible para Zamora.

Para atender a la explicación de la confrontación entre estos dos grupos clericales

tomaré en consideración algunas nociones teóricas que me ayudarán a definir la arenas de

acción social en la cual interactúan estos .grupos. En primer lugar, partiré de la idea de

Colección Lecturas de Historia Mexicana 5, México, EL COLEGIO DE MÉXICO, 1992, p.l71.

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considerar a la Iglesia michoacana como una institución jerárquicamente organizada que a

su vez organiza áreas de la vida social a través de “series de prácticas entrelazadas y valores

los cuales, si no son percibidos en el mismo sentido por todos, son sin embargo reconocidos

como el lugar donde se originan (locus) ciertas reglas, normas y valores que implican

categorías de compromiso social.”

Siguiendo lo apuntado por Norman Long, apreciamos que dentro de la institución

eclesiástica se mueven diferentes grupos a través de “complejas redes de interacciones que

se forjan en la negociación y lucha de diferentes actores sociales, y donde cada uno -actor

(individual o colectivo)- representa diferentes tipos y escalas de recursos, intereses, valores

y prácticas”.

Roderic Ai Camp señala que la división entre la clerecía proviene de varías fuentes,

entre las que se destacan el diferente nivel socioeconómico del clero, la cuestión geográfica

y la composición estructural de la diócesis a la que pertenecen, además de la experienciaQ 1

que representa cada gestión episcopal. Camp apunta que “el lugar en que los sacerdotes

siguen sus estudios a menudo es determinante en sus valores, en su carrera en el sacerdocio

y el éxito para llegar al obispado”. En este sentido las diferencias entre los actores que

intervienen en nuestro problema estuvieron marcadas en gran medida por la distinta

formación que tuvieron ambos grupos. Uno de ellos se formó en instituciones locales y

siguieron una trayectoria en el cabildo del arzobispado de Michoacán, dentro de una red de

relaciones ya establecida,^formada en gran medida por miembros de las principales familias

’’ LONG, Norman. “Agency and Constraint, Perceptions and Practices. A Theoretical Position” en ímages and Realities o f Rural Life, Wageningen, Perspectives on Rural Transformations, Países Bajos, Van Gorcum, editado por Henk de Haan y Norman Long, 1997.

Idem.Ai Camp, Op.Cit, p.412.Ibid, pp.265-66

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de Morelia, cuyos personajes se encuentran ya sea al frente de las parroquias más

importantes del arzobispado, en las posiciones del cabildo catedral de Michoacán o

desempeñándose como catedráticos del colegio seminario de Morelia.

Como Oscar Mazín afirma, fueron varios los elementos que formaron una tradición

que dio elementos de identidad al cabildo de la catedral de Morelia, el cual “consistía en la

transmisión de una mística de fundación fincada en el legado espiritual y material del

pnmer obispo de Michoacán”. En este sentido la jerarquía clerical moreliana fue la

encargada de mantener y renovar dicho legado -saberes, criterios y modos de gestión-, y

otorgar un proyecto histórico a cada gestión episcopal.

Por ello, la emergencia de un grupo clerical en la figura de sacerdotes educados en

el Colegio Pío Latinoamericano de Roma representó la impugnación a los valores y al

ordenamiento establecido por el clero michoacano. Este nuevo grupo tuvo la posibilidad de

acceder y ascender a la jerarquía mediante mecanismos distintos a los establecidos por la

clerecía moreliana, la cual apeló a esta larga tradición, para conservar sus dominios de

influencia social y eclesiástica. Ello nos hace plantear la existencia de diferentes valores

entre la clerecía, fuera de los principios esencialmente religiosos, que nos remite a “un

complejo drama acerca de las necesidades y los deseos humanos; de las relaciones de

poder, los discursos, el conocimiento, las instituciones y los diversos caminos para ordenar

y transformar el mundo”. "*

El nuevo grupo jerárquico no contó con apoyos en las instituciones locales, sino que

basó parte de su influencia en la red de relaciones con la que contaban sus miembros como

Mazín Gómez, El Cabildo Catedral de Valladolid de Michoacán, Zamora, El Colegio de Michoacán, 1996, p.34. ■ " .... ............ ....

Long, Op.Cit.

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miembros de una élite de carácter regional, y en un nivel más amplio, a través de los nexos

con la jerarquía del Vaticano y del respaldo obtenido por la formación de nuevas relaciones

de poder, por medio de personajes influyentes colocados en distintos escenarios

eclesiásticos y políticos en la república mexicana. /

Camp enfatiza de manera singular las diferencias surgidas entre la jerarquía

mexicana a raíz de su grado de acercamiento con el Vaticano, haciendo alusión a que el

efecto de esta influencia externa “se ve complementado por las innovaciones introducidas

por sacerdotes y monjas provenientes del extranjero”. En donde además, la formación de

sacerdotes mexicanos en instituciones foráneas como el colegio Piolatino, propiciaría en

principio una “fuente importante de desacuerdo”. ^

Dicho acercamiento con el papado tiene una relevancia singular en este problema,

dado que el proyecto de reforma eclesiástica impulsado por el Vaticano promovió como

una de sus líneas principales la centralización de la autoridad pontificia, a la cual ambos

grupos respondieron de manera diferente. Por ello, no obstante que este problema se

manifiesta en un espacio localizado: la diócesis de Zamora, resulta interesante observar

“cómo actores geográficamente distantes intervienen dentro de los procesos sociales en

517escenarios específicos”.

A esta reflexión añadiremos la noción de arena considerada como “-encuentros o

series de situaciones en los cuales toma lugar la impugnación sobre tópicos recursos,

valores y representaciones.- [Como los].... espacios donde los actores se confrontan y

movilizan sus relaciones sociales empleando medios discursivos y culturales para llegar a

Camp, op.C//.p.413.^ Mazín, Op.Cit, p.413. " Long,0!p.ar.l997.

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fines específicos.“ Dicha noción me es útil para explicar el problema entre el obispo

Cázares y el cura Planearte. En este sentido los colegios del párroco de Jacona serán

considerados la arena donde el grupo clerical local impugnó el proyecto de Labastida y la

ingerencia del grupo piolatino en el obispado de Zamora. Dichos colegios constituyeron un

baluarte de poder clerical de Labastida y Planearte en la diócesis de Zamora frente a su

autoridad episcopal, quienes pretendieron reconfigurar las prácticas de las instituciones

locales y dotar de un sistema de valores propio a la parroquia y a los colegios de Jacona. En

este sentido Jacona representó el inicio de un proyecto de mayores alcances para el resto de

la república.

Discursivamente se muestra un conflicto en el que la jerarquía moreliana defiende la

tradición de las instituciones locales, frente a lo que llaman ios romanos’ o clero

extranjero, tratando de evitar en lo posible la adopción de los programas de instituciones

europeas. El grupo contrario hará referencia a la idea de la decadencia del clero mexicano y

a la necesidad de promover su educación en Roma y apoyar la llegada de sacerdotes

extranjeros con el objeto de efectuar la reforma en los seminarios.

VI Fuentes y consideraciones metodológicas

La consulta que realicé en el archivo del Archivo Histórico Manuel Castañeda

Ramírez “Casa de Morelos” me sirvió para perfilar la gestión del arzobispo de Michaocán

con respecto a su proyecto de reforma clerical. En este acervo se encuentran, aunque de

manera dispersa, varios informes sobre el clero parroquial, los canónigos y los catedráticos

del Seminario de Morelia. También se incluyen en este trabajo varios impresos de la

Idem

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sección de folletería. Es necesario mencionar que se carece de los libros de las visitas

pastorales efectuadas por el arzobispo, y resalta particularmente la falta de documentos del

gobierno episcopal durante el Segundo Imperio. Además, de la ausencia de las Actas de

Cabildo y la escasez de otros, particularmente sobre las Conferencias Eclesiásticas.

En mi visita al Archivo de la Diócesis de Zamora pude constatar la carencia de

documentación que me mostrase a detalle la labor pastoral de los dos primeros obispos

zamoranos y sus estrategias con respecto a la educación clerical. Este hecho restringe en

parte la visión del problema desde la perspectiva del clero zamorano y se presenta como

una de las carencias considerables en mi investigación.

El cuerpo documental principal de este estudio proviene del archivo particular de

José Antonio Planearte, que contiene su correspondencia personal emitida no sólo a sus

alumnos sino a importantes personajes de la jerarquía mexicana y del extranjero; incluye

además, noticias sobre la formación de alumnos en instituciones extranjeras, planes y

programas de estudio, la documentación acerca de la administración de sus colegios y de

los otros proyectos que llevó a cabo, una gran variedad de información que nos da cuenta

de la historia eclesiástica, política y social y la sociedad mexicana en la segunda mitad del

siglo XDC.

Con la información obtenida en estos archivos y con los datos recabados en las

obras que se citan en la bibliografía, he realizado un estudio posopográfíco de, hasta el

momento 170 clérigos, lo que me ha permitido establecer las redes que conectan a estos

personajes tanto al interior de la Iglesia como en un ámbito social más amplio. Con esta

información he elaborado un cuerpo biográfico a través de una base de datos que considera

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15 campos principales: nombre y apellidos, año y lugar de nacimiento, primeros estudios,

seminario (institución), maestros, plan de estudios, fecha de ordenación, parroquias que

sirvieron, cargos, escritos, obras materiales, relaciones familiares, relaciones de amistad,

relaciones clientelares, conflictos personales y lugar y fecha de muerte.

Los resultados obtenidos hasta el momento me han permitido confirmar la

existencia de dos grupos clericales y establecer una caracterización de cada uno de ellos

dentro de una red de relaciones políticas, sociales -de amistad y parentesco y filiación- y

económicas. Esta base de datos continúa en formación para realizar futuras investigaciones.

Cabe señalar que no profundicé en los aspectos teológicos y de disciplina sacerdotal

dentro de los proyectos de reforma, debido a que por el momento no cuento con las

herramientas de análisis necesarias para abordar dichos temas. Por otro lado debido a que

sólo me referiré a los proyectos de reforma clerical y a la suspensión de uno de ellos, he

dejado de lado mucha información que, no obstante que tiene implicaciones con el asunto

que estoy tratando, no la incluiré en esta investigación, dado que proyecto ampliar la misma

como proyecto de doctorado.

VI Capitulado

Primero

En el primer capítulo abordé las dos vertientes que siguió el proyecto de reforma clerical en

México, haciendo referencia específica a la sede del arzobispado de Michoacán y al

obispado de Zamora. Tomando en cuenta que ambos grupos clericales protagonizaron una

disputa que en principio parece haber sido originada sólo por las diferencias en los

contenidos de sus dos propuestas de reforma clerical, en este apartado me propuse explicar

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cómo la confrontación entre ellos no radicó sólo en este punto, sino que respondió

principalmente a una lucha por el control de espacios eclesiásticos.

Segundo

En este capítulo me referí a las características más importantes que distinguieron a las dos

facciones clericales que entraron en conflicto en el arzobispado de Michoacán a raíz del

proyecto de reforma impulsado por el papado en la segunda mitad del siglo XIX. Me

interesa destacar cómo la formación de un nuevo grupo clerical en el bajío zamorano

impulsado por Labastida, dio lugar a un conflicto de intereses por el establecimiento de un

nuevo sistema de asensos en la jerarquía clerical y por el control de los espacios de decisión

y representación eclesiástica detentados por la jerarquía radicada en Morelia.

Tercero

En el último capítulo pretendí explicar la puesta en marcha o ejecución? del proyecto de

reforma clerical de Labastida en el obispado de Zamora, a través del la formación del

primer grupo de alumnos enviados al Colegio Pío Laitinoamericano y de la fundación del

Colegio Clerical de San Luis Gonzaga de Jacona, acciones emprendidas directamente por

José Antonio Planearte. Por ello abordé parte de su gestión como párroco y las oposiciones

a las que se enfrentó durante su administración, que culminaron con su remoción en 1882.

El punto era mostrar cómo los proyectos ejecutados por Planearte rompieron con una serie

de prácticas llevadas a cabo por la clerecía local, qué mostró su oposición principalmente

porque constituía principalmente el inicio de la formación de una nueva jerarquía clerical

que amenazaba con desplazarlos de las posiciones que ocupaban.

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Capítulo 1

Los proyectos de reforma clerical

“En la cuestión de lo antiguo y de lo nuevo; en la necesidad de hacer una importante conquista de sufragios, para traer a estos establecim ientos [Seminarios] el apoyo de la opinión pública; en esa inclinación casi común en nuestro tiempo hacia lo exterior y brillante, que se com binan tan pocas veces con lo sólido y profundo; en esas ideas exageradas de progreso, que la filosofía todavía no explica, pero que ha defínido la política, para poner en claro las verdaderas miras de sus principales agentes... ¿qué partido tom ar? Señores, caucionar las buenas doctrinas, renunciar a la boga, remar, si es necesario, en contra del torrente, prescindir aun de la gratitud ajena, independerse del hombre, por explicarme así, y estar únicam ente al servicio de Dios." M unguía, Clemente de Jesús. Memoria instructiva sobre el origen, progresos y estado actual de la enseñanza y educación secundaria en el Seminario tridentino de Morelia. M orelia, Impreso por Ignacio Arango, 1849, pp. 191-192.

En el presente capítulo abordaré las dos vertientes que siguió el proyecto de reforma

clerical en México, haciendo referencia específica a las sedes del arzobispado de

Michoacán y del obispado de Zamora. Como ya quedó dicho, cada propuesta fue dirigida

por un grupo distinto de la jerarquía clerical mexicana: uno, encabezado por José Ignacio

Árciga y José María Cázares, arzobispo de Michoacán y obispo de Zamora

respectivamente; y el otro, por Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos arzobispo de

México y su sobrino José Antonio Planearte y Labastida, párroco de la población de

Jacona.

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Ambos grupos clericales protagonizaron una disputa que en principio parece haber

sido originada sólo por las diferencias en los contenidos de sus propuestas de reforma,

haciéndolas parecer irreconciliables, por lo que en este apartado me propongo explicar

hasta qué punto se diferenciaron. Es decir, a qué objetivos respondió cada una con respecto

a la reforma clerical planteada por el papado y cuáles fueron las implicaciones específicas

de ambos proyectos en el obispado de Zamora.

1. Pelagio Labastida y la creación del colegio Pío Latinoamericano

Uno de los aspectos que causó mayor inquietud dentro de la Iglesia fue el de la

reforma clerical. La creación del Colegio Pío Latinoamericano en 1858 se insertó como una

de las respuestas del papado al problema de la reforma educativa de las casas de formación

del clero diocesano y regular en América Latina.' Esta institución brindaba la oportunidad

de formar un nuevo tipo de jerarquía vinculada estrechamente con el papado. El colegio fue

fundado el 21 de noviembre de 1858 por monseñor Eyzaguirre con fondos obtenidos en su

visita a América Latina, y con estudiantes de ahí mismo.^ Para ello rentó un pequeño

edificio que en sus inicios albergó a 15 alumnos y cuya dirección fue encargada a los

jesuítas. En diciembre de 1859, Pío IX intervino en la compra de una propiedad mayor para

el colegio y adquirió con sus propios recursos una villa para uso de la institución.^

A principios de 1869, Pío IX le encomendó a monseñor Eyzaguirre una segunda

visita a Latinoamérica con el objeto de lograr dos propósitos: el primero, observar

El Colegio Pío Latinoamericano recibió este nombre oficialmente en 1867 y fue dedicado al patronazgo de San José. Ignacio Víctor Eyzaguirre. Nació en Chile donde ejerció gran parte de su ministerio sacerdotal. Llegó a

Roma en 1857 y participó activamente en la fundación del Colegio Pío Latinoamericano. En 1859 fue nombrado protonotario apostólico y en 1860 ablegado de la Santa Sede en América Latina. Schlager Patricius. The Catholic Encyclopedia, Volume I Copyright © 1907 by Robert Appleton Company

Online Edition Copyright © 1999 by Kevin Knight.

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personalmente problemas que se presentaban en algunas diócesis y casas religiosas, para

luego intentar remediarlos hasta donde sus facultades lo permitieran; el segundo fue el de

dar a conocer el nuevo instituto, interesar a los obispos para que enviaran a muchachos que

consideraran aptos para la carrera sacerdotal, y obtener recursos para el sostenimiento del

colegio."^

Aunque estos objetivos no tuvieron el éxito esperado, siendo especialmente sentido

el envío de recursos por parte de las iglesias locales para el sostenimiento del colegio,

algunos jerarcas manifestaron su entusiasmo por el proyecto Pío Latino. Entre ellos estaban

el arzobispo de México Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos y el entonces obispo de

Michoacán, Clemente de Jesús Munguía, ambos desterrados en Roma. Para ellos, la

creación del colegio Pío Latino representaba la oportunidad de iniciar la reforma clerical

mexicana como uno de los puntos fundamentales del fortalecimiento de la Iglesia

mexicana.

Labastida era oriundo de Zamora, Michoacán, y miembro de una de las familias más

poderosas de la región.' En sus actividades se destacó por la defensa en favor de los

intereses de la Iglesia y del clero mexicano y por su papel en la política al lado de los

conservadores. Realizó sus estudios en el Colegio Seminario de Morelia de 1831 a 1838.

Obtuvo el título de abogado en 1839 y fungió como promotor fiscal y juez de testamentos

de la Iglesia Catedral de Michoacán, de la que fue prebendado y canónigo en 1847. A la par

de su carrera eclesiástica, Labastida tuvo una activa participación en la política mexicana

que inició en 1846, cuando fungió como diputado de la Junta Departamental de Michoacán.

(Sin autor registrado) Historia del Colegio Pío Latino Americano. 1858-1958. T.I Extracto Fotocopia mecanografiada, p .l 1. Biblioteca del AGHMIG Pelagio Labastida y Dávalos fue consagrado arzobispo de México en 1863. Posteriormente integró la

Regencia previa a la instalación del Segundo Imperio por un breve lapso, del 19 octubre al 18 de noviembre

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En el seminario de Morelia estuvo al frente de la cátedra de gramática castellsina, de

literatura y de filosofía, de derecho natural y de gentes. Ocupó la rectoría del seminario de

1850 a 1855, cuando Munguía estaba al frente del obispado. Fue electo obispo de Puebla en

1855 y al año siguiente fue desterrado del país después de protagonizar dos conflictos con

las autoridades poblanas.

El primer incidente sucedió a poco tiempo de haber iniciado su gobierno diocesano,

cuando el presbítero Francisco Javier Miranda, párroco del sagrario de Puebla, fue acusado

de “incurrir en actividades políticas.” Meses más tarde el padre Miranda fue hecho

prisionero por “reincidir en su conducta”. Entonces, Labastida envió una comunicación al

gobernador Francisco Ibarra en la que manifestó la falta de respeto por el fuero del

sacerdote. La segunda cuestión ocurrió en 1856 cuando se llevó a efecto un

pronunciamiento armado conservador en el estado de Puebla, que tuvo como uno de sus

principales dirigentes a un eclesiástico. Una vez sofocada la insurrección, el gobierno

liberal decretó la intervención de los bienes de la Iglesia en Puebla, por considerar que el

clero había apoyado económicamente este movimiento. En respuesta, Labastida protestó

enérgicamente por este hecho y decretó penas canónicas contra las personas que adquieran

los bienes de la iglesia poblana. Esta postura, definió su primer destierro que duró hasta

poco después de su consagración como arzobispo de México en 1863. Durante ese periodo

pasó la mayor parte del tiempo en Roma. En ese mismo año regresó al país para integrar la

Regencia previa a la instalación del Segundo Imperio por un breve lapso, del 19 octubre al

de 1863, dejando en su lugar al obispo de Tulancingo. Al triunfo de la República fue nuevamente desterrado, regresando al país hacia 1871. Falleció en Oacalco Morelos, el 4 de febrero de 1891.® Aguilera Murguía, Ramón, Una etapa en la vida de Antonio Pelagio Labastida y Dávalos, Arzobispo de México. -Ensayo mecanografiado- México 22 de agosto de 1995. Archivo de Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos AGHMIG Idem

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Q

18 de noviembre, dejando en su lugar al obispo de Tulancingo. Al triunfo de la República

liberal fue nuevamente desterrado, permitiéndose su ingreso a México hasta 1871.

Clemente de Jesús Munguía nació en Los Reyes Michoacán en 1810.^ Según sus

biógrafos, desde su estancia en la población de Zamora, lugar donde pasó su juventud, hizo

amistad con Pelagio Labastida “a quien consideraba como hermano y cuyos padres la

tenían íntima con los suyos”.C onsiderado un alumno de gran capacidad intelectual,

ingresó al Seminario de Morelia y recibió el título de abogado en 1838." Sus adelantos le

valieron para que ocupara algunas cátedras en el Seminario entre 1835 y 1838, cuando

todavía era estudiante. Fungió un breve tiempo como juez de distrito durante la República

Central y hacia 1840 se trasladó a la ciudad de México con la intención de establecer un

bufete jurídico en sociedad con el Lie. Francisco Molinos del Campo, personaje al perecer

bien relacionado en el medio político y social de la capital de la república.’ No obstante,

Munguía decidió volver a Morelia para continuar sus clases en el Seminario y recibir las

órdenes sacerdotales el 16 de mayo de 1841. Dos años después inició su rectorado e ingresó

al cabildo de la Iglesia catedral de Michoacán.*^

® Galeana de Valadés, Op.Cit. pp.59-60. José Clemente de Jesús Munguía. Nació en Los Reyes, Midi., el 21 de noviembre de 1810. Hijo del

comerciante Benito Munguía y Guadalupe Núñez. Estudió en el Colegio Seminario de Morelia en 1830. Siendo estudiante se hizo cargo de las cátedras de Lengua Castellana en 1835, de Bella Literatura en 1836 y de Sintaxis y Prosodia Latina en 1838. Terminó la carrera de leyes en 1838 y la eclesiástica en 1841. Nombrado Juez de Distrito en Michoacán, se trasladó posteriormente a la ciudad de México. Fue prebendado de la Iglesia Catedral de Michoacán en 1843. Fungió como canónigo, provisor y vicario general. Fue catedrático de gramática, retórica y de derecho natural y de gentes del Colegio Seminario de Morelia, del cual fue rector de 1843 a 1850. Fue obispo de Michoacán entre 1850 y 1868, año en que murió.

Bravo Ugarte, José. Munguía: Obispo y Arzobispo de Michoacán (1810-1868), México, Jus, 1967, p. 13. ^'ibid, pp. 17-18.

Ibid, p.25. pp.29-37.

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Su defensa en favor de las prerrogativas eclesiásticas le produjo varios conflictos

con las autoridades civiles que resultaron en su expulsión del país en 1861 y en 1865.’"

Estos problemas se hicieron evidentes desde que fue preconizado obispo de Michoacán el 3>

de octubre de 1850, cuando se negó a realizar el juramento constitucional el 6 de enero de

1851, porque consideraba que su “fórmula compromete los derechos y libertades de la

Iglesia”.* En ese momento se retuvieron las bulas y no fue consagrado sino hasta el 18 de

enero del año siguiente, tiempo en que, tras una serie de discusiones publicadas en la prensa

local michoacana, Munguía finalmente efectuó el juramento constitucional.*^

Los escritos que el obispo de Michoacán realizó en protesta por la política liberal en

materia eclesiástica constituyen una obra considerable cuyas piezas han sido reimpresas en

varios lugares de manera individual y en forma de colecciones.*^ El exilio no detuvo su

espíritu combativo hacia el liberalismo. Su primera salida del país fue ordenada por Benito

Juárez el 17,de enero de 1861, como parte de la serie de expulsiones en contra de los

personajes que habían reconocido la instalación del gobierno conservador, anexándose a la

Munguía fue desterrado por primera vez de su jurisdicción eclesiástica por Comonfort, presidente interino en ese tiempo, en septiembre de 1856. En 1858 se instaló en Coyoacán, lugar desde donde continuó manifestando su desacuerdo con la política liberal en materia eclesiástica. Durante su ausencia en su diócesis se vivieron las confiscaciones de la Catedral de Morelia, el cierre del Colegio Seminario en 1859 y el destienro de otras dignidades eclesiásticas como el gobernador y el secretario de la Mitra, ordenados por el gobernador de Michoacán, el general Epitacio Huerta. Rivera Reynaldos, Op.Cit. p.l49.

“Manifiesto... dirigido a la nación mexicana” Morelia, 1851 en Bravo ligarte, 1967, Op.Cit. p.54. ^^Ibid.p.55.

Los biógrafos de Munguía han dividido su basta obra en dos grandes partes; a) las obras literarias y filosóficas y b) las obras pastorales y apologéticas. En las primeras se incluyen las obras que el autor dedicó a la enseñanza en los seminarios, tanto teóricas como prácticas y los análisis literarios de varios discursos de oradores clásicos. Las segundas son consideradas de carácter pedagógico -que incluyen algunas evaluaciones sobre la enseñanza en el Colegio Seminario de Morelia-, filosófico-teológico, jurídicos e ideológicos. Dentro de estas últimas se encuentran los escritos sobre la defensa jurídica de la Iglesia, que en su primera etapa contienen alrededor de 19 piezas, las cuales fueron editadas en una colección que realizó el propio autor en 1858, con el título: Defensa eclesiástica en el obispado de Michoacán desde fines de 1855 hasta principios de 1858, o sea “Colección de Representaciones y Protestas, comunicaciones oficiales. Circulares y Decretos Diocesanos con motivo de las Leyes, Decretos y Circulares del Gobierno General, Constitución Federa de 1857; Decretos y Providencias de los Gobierno de los Estados de Michoacán y Guanajuato, contra la soberanía, independencia, inmunidades y derechos de la Santa Iglesia, desde 25 de noviembre de 1855, en que

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lista el arzobispo de México, Lázaro de la Garza y los obispos Espinoza, Barajas, Madrid y

Zubiría, además del delegado apostólico en México. Todos, a excepción de Madrid y de la

Garza, se instalaron en Roma. La derrota del Segundo Imperio marcó el destierro

definitivo de Munguía que concluyó con su muerte en Roma en 1868.

Se pude decir que Munguía y Labastida siguieron una carrera similar en el

arzobispado de Michoacán, principalmente en las posiciones y cargos dentro de la

jerarquía, pero que al mismo tiempo tuvieron su distancia por la forma en que combatieron

a un enemigo común: el liberalismo y sus políticas en materia eclesiástica. Munguía se

mostró como el gran defensor de las prerrogativas eclesiásticas a través de la elaboración de

densos volúmenes que justificaban la permanencia de Iglesia católica y de los principios

católicos como fundamento de la política y de la sociedad. Las intenciones de Labastida

iban en el mismo sentido, pero su respuesta tomó otra vía.

Labastida no se enfocó tanto a una defensa legal de la Iglesia frente al Estado, sino

que se dedicó a proponer los cambios para una reorganización eclesiástica. Durante su

primer destierro en 1856'^ presentó, junto con otros obispos, una Memoria en la que

explicaba las causas de la difícil situación en que México se encontró a partir de la

independencia. El punto nodal del argumento era que los problemas del país se debían al

cambio de las relaciones entre la Iglesia y el Estado y a- los intentos por secularizar la vida

del país.^ En la introducción señalaban que México había gozado de una paz armoniosa

durante el periodo colonial, interrumpida por el inicio de la independencia. Según los

obispos, México tuvo una civilización católica sobre la base de lo que ellos llamaron las

se dio la ley que suprimió el fuero eclesiástico, hasta principios del año de 1858, en que le nuevo Gobierno derogó las leyes que el anterior había dado contra la Iglesia.” Ibid, pp.38-50 y 55-65.

Ibid, pp.67-68.Galeana de Valadés, Op.Ci. p.66.Aguilera Murguía, Op. CU.

BIBLIOTECA LUIS GONZALEZ 45 EL COLEGIO DE MICHOACÁN

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tres columnas; el episcopado, las comunidades religiosas y el vínculo de armonía entre las

autoridades civiles y las eclesiásticas. Los prelados consideraban entonces que la

revolución liberal era la causa del despojo que había sufrido la Iglesia en sus derechos y

propiedades y de que el orden y la moral en la sociedad hubieran sido sustituidos por la

anarquía y la criminalidad. Los puntos que propusieron como el remedio al anterior estado

fueron los siguientes:

a) Reestructurar los territorios diocesanos del país con más diócesis para una mejor

atención.

b) Lina profunda reforma de las comunidades religiosas sacudidas por las leyes

liberales.

c) La ruptura del vínculo entre Iglesia y Estado podía ser mitigada concediendo

amplias facilidades a los obispos para realizar 'composiciones' en lo que se refería a la

adjudicación de bienes eclesiásticos.^'

El primer punto se efectuó sino hasta enero de 1863, con la creación de 2

arzobispados, Morelia y Guadalajara, con nuevas diócesis sufragáneas, la primera con

León, Querétaro y Zamora, que se unían a la de San Luis Potosí. La arquidiócesis de

Guadalajara quedaba compuesta por los obispados de Durango, Linares, Sonora y

Zacatecas. Al arzobispado de México se le anexaron los territorios de -Tulancingo y

Veracruz. Munguía fue el encargado de la ejecución de todas las bulas de México y

Michoacán, pero no lo hizo personalmente, delegó las de Michoacán al obispo electo de

Zamora José Antonio de la Peña.^^

Ihid22 Ihid, pp.70-72.

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La reforma de las órdenes religiosas empezó posteriormente, pero fue un aspecto

que Labastida impulsó desde su gestión en la arquidiócesis de México. La reforma del clero

mexicano no se incluye en la lista anterior, pero fue un aspecto que Labastida consideró de

vital trascendencia para la Iglesia mexicana. En uno de sus escritos titulado "México: su

estado político y en sus relaciones con la Iglesia", fechado en 1856, mostró su apego a la

línea ultramontana, proponiendo los dos objetivos siguientes:

...trabajar en unir mas estrechamente a los obispos de la Iglesia Mejicana entre sí, yhacer más sensible su dependencia de la de Roma y de la suprema cabeza visible..."'

Esta idea de la unión del clero con Roma fue constantemente referida en los escritos

tanto de Labstida como de Munguía y de Árciga, su sucesor. En este sentido, la reforma del

clero fue una idea compartida por la mayoría de los obispos mexicanos. Todos coincidían

en la necesidad de formar sacerdotes mejor preparados para enfrentar las circunstancias que

atravesaba la Iglesia con las políticas de seculañzación. No obstante, más allá del discurso,

las acciones que emprendieron para unir efectivamente a la clerecía mexicana con Roma

fue lo que marcó una diferencia sustancial entre ellos.

Comparando el caso de Labastida, Árciga y Munguía resulta interesante ver cómo

su proyecto se diferenció en dos aspectos: primero, que para Labastida la reforma del clero

adquirió una doble vertiente enfocada a organizar una nueva jerarquía clerical y a reordenar

la educación impartida por los seminarios; y segundo, que la transformación de los

seminarios que Labastida propuso fue más audaz que la de Áxcigá y otros obispos, incluso a

la impulsada por el propio Munguía, porque no sólo llevó a cabo cambios en planes y

programas de estudio, sino que colocó en escena a los jesuítas, como los nuevos

México su estado político y en sus relaciones con la Iglesia. 1856, manuscrito. Archivo de Pelagio Antonio de Labastida AGHMIG.

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comisionados de la dirección de los seminarios, suprimiendo con ello la costumbre de que

el clero secular se encargara de esta formación. A partir de entonces los jesuítas se

encargarían de formar a parte de los sacerdotes que servirían ordinariamente en la

arquidiócesis de México.

La propuesta de Labastida reforzó la corriente ultramontana, enfocada a organizar

un nuevo tipo de clero dirigente, que reafirmara su lealtad con Roma y que fuera capaz de

llevar a cabo el fortalecimiento eclesiástico en sus territorios. Sin embargo, el hecho de que

Labastida centrara su atención en la formación de la jerarquía no significó que la

instrucción del resto de la clerecía careciera de importancia para él. Podemos decir que

concibió su proyecto de manera jerárquica otorgando a la formación de los dirigentes

atención especial, por ser ellos los que se encargarían de conducir la reorganización clerical

en sus respectivas jurisdicciones.

Labastida precisaba que para lograr una transformación eclesiástica los obispos

deberían tener un acercamiento con el Metropolitano y multiplicar sus relaciones con la

Santa Sede, ya fuera directamente o a través de un delegado apostólico. '^ El prelado se

proponía realizar en México un proceso de centralización en consonancia con el de Roma,

que colocara al arzobispado de México como el centro rector de la política eclesiástica del

resto de lás provincias del país. Ello aumentaría considerablemente su poder y el de la

jerarquía que estuviera ligada a él, en detrimento de los grupos clericales locales. En este

sentido creyó en el beneficio de la fundación del Colegio Pío Latinoamericano y el envío de

estudiantes mexicanos a esta institución.

El exilio que en 1861 sufrieron los obispos en Roma y su interés manifiesto hacia el

colegio, hizo* que el papado los designara como parte de la junta encargada de resolver

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algunas cuestiones relativas al funcionamiento interno de la institución. Específicamente se

presentó un problema motivado por una serie de malos entendidos en la administración

monetaria del Colegio. Para aclarar todo el asunto, el Papa nombró una comisión

extraordinaria formada por monseñor Alejandro Franchi, arzobispo de Tesalónica y

monseñor José Berardi, arzobispo de Nicea. También se incluyó a seis obispos mexicanos

que exiliados en Roma: Labastida de Puebla, Munguía de Michoacán, Barajas de San Luis

Potosí, Verea de Linares, Colina de Chiapas y Covarrubias de Oaxaca, a quienes se agregó

monseñor Nieslao Ledochowski de la diócesis de Nueva Granada y a monseñor

Eyzaguirre.^^

El resultado fue que los obispos mexicanos propusieron apoyar el fmanciamiento

del Colegio bajo la consideración de que el clero que en él se formara actuaría a favor de

las curias americanas. El sustento monetario pensaban obtenerlo de una partida tomada de

la limosna que daban las diócesis americanas por las dispensas de la Santa Sede. Sin

embargo, no todos los obispos sostuvieron el acuerdo cuando retomaron a sus sedes. De los

convocados, sólo Labastida y Munguía hicieron del Colegio Pío Latino un proyecto

personal cuando decidieron financiar con recursos propios la educación de varios alumnos

en Roma. El propio Munguía se ganó el título de benefactor de la institución al fundar un

legado de 15.000 escudos para sostener gratuitamente los estudios de 4 alunmos

mexicanos.^^ Labastida, como posterior administrador de este legado, señalaba que la

intención de Munguía fue que 4 muchachos de la diócesis de Michoacán tuvieran una

formación sacerdotal en el Colegio Pío Latino. La preocupación que el prelado mostró por

IdemHistoria del Colegio Pió Latino Americano...Op.Cit.IdemIdem

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el envío de alumnos a Roma fue manifiesta durante los años posteriores a su último exilio

en Roma, cuando fungía como arzobispo de México.

Sin embargo, el interés de mandar estudiantes al Pío Latino fue compartido por

otros miembros de la jerarquía mexicana, entre ellos el sucesor de Munguía, José Ignacio

Árciga. La negativa de enviar a jóvenes de la sede del arzobispado de Michoacán a Roma,

permitió que Labastida negociara la posibilidad de que la diócesis de Zamora y la

arquidiócesis de México ejercieran el legado Munguía. 28

2. La intervención de los jesuitas en la reforma clerical en México

En varios momentos de la vida política y religiosa del país, Labastida mostró su

preocupación por la educación del clero. En 1856 dejaba constancia del predominio que la

Iglesia debía tener en este rubro:

... los Obispos tendrán una absoluta libertad para establecer y regir los Seminarios, universidades. Colegios, escuelas y generalmente una sobrevigilancia en todas las casas o establecimientos de educación, ya públicos, ya privados para instruir a la juventud en los principios de la verdadera religión, e imbuirla de las máximas de la buena moral; no permitiendo por lo mismo la autoridad civil que nadie se mezcle en la enseñanza sin el consentimiento de los Obispos o de sus coadjutores e impidiendo por consecuencia la introducción de libros perniciosos al Dogma, moral y disciplina de la Iglesia, aun en los establecimientos que dependan exclusivamente de su autoridad ó sean puramente civiles.^^

Con ello defendía la libertad de los obispos como la máxima autoridad eclesiástica

para determinar un cambio en las instituciones educativas de la jurisdicción a su cargo. La

reforma de los seminarios conciliares fue un mecanismo implementado en casi todas las

diócesis de México. Los prelados mexicanos emprendieron una serie de reformas en los

Carta de Pelagio Labastida y Dávalos a José Antonio Planearte y Labastida; Roma, 10 de junio de 1869. Archivo ÍPlancarte-AGHMIG. Correspondencia recibida. “K,L,LL” vol.2.

México su estado político...Op.Cit.

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programas de estudio con el objeto de mejorar la instrucción de los futuros sacerdotes, a

quienes estaba designada la tarea de renovar el culto y la instrucción católica en las iglesias

parroquiales, con el objetivo de erradicar los errores del liberalismo y la secularización.

Pero a diferencia de la mayoría de los jerarcas mexicanos, Labastida no sólo

consideró la reforma del Seminario Conciliar de México a través de la reestructuración en

planes de estudio. Un cambio más significativo fue la introducción de los jesuítas como

personal encargado de la instrucción y dirección de este plantel. Ello representó una

modificación sustancial con respecto a la tradición de los colegios seminarios diocesanos en

México. El hecho de que la educación del clero secular se dejara en manos de los jesuítas

provocó no pocas controversias entre la jerarquía eclesiástica, y generó protestas por parte

de las autoridades civiles, debido a los antecedentes y problemas políticos que la orden de

San Ignacio había protagonizado en nuestro país, cuyos conflictos se volvieron más álgidos

a raíz de las continuas expulsiones que vivió la orden desde 1767 hasta el último tercio del

siglo XIX.^"

En el proceder de Labastida parecen haber influido dos consideraciones: por un

lado, se decía obligado a tomar esta medida ante la falta de clero capacitado para hacerse

cargo de la educación en el Seminario conforme al nuevo plan de estudios y por otra, el

prestigio que gozaban los jesuítas por encabezar la reforma fílosófico-teológica de la

Iglesia a nivel mundial los presentaba como el profesorado idóneo para el tipo de

sacerdotes que Labastida deseaba formar.

^ En 1789 algunos jesuítas mexicanos intentaron regresar a México, en 1814 la orden fue restablecida umversalmente por Pío VII y en 1815 Femando VII hzo lo propio mediante un decreto real que en México fue promulgado al año siguiente. En 1820 la orden fue suprimida por las Cortes de Cádiz y en 1853 fue restablecida. Durante el gobierno del presidente Sebastía Lerdo de Tejada (1873-1876) fueron expulsados de México nuevamente.

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Los jesuítas se habían colocado a la cabeza del movimiento de renovación filosófica

del clero europeo en estrecha colaboración con el papado, a través de un movimiento de

revaloración de las obras de la teología escolástica, como una manera de fundamentar una

respuesta filosófica y racional al problema de la secularización. Por ello el estudio de las

obras de Santo Tomás de Aquino fue de vital importancia. Esta actividad formó una

corriente conocida como el neotomismo. La necesidad de orientar la formación de la

juventud y del nuevo clero en estas teorías fue oficializada por León XIII con la encíclica

Aetemi Patris en 1879. El Papa hacía hincapié en el antecedente que tenían los jesuítas, al

igual que otras órdenes regulares, que desde sus inicios siguieron el estudio de la obra de

Santo Tomás:

Es un hecho constante que casi todos los fundadores y legisladores de las órdenes religiosas mandaron a sus compañeros estudiar las doctrinas de Santo Tomás, y adherirse a ellas religiosamente, disponiendo que a nadie fuese lícito impunemente separarse, ni aun en lo más mínimo, de las huellas de tan gran Maestro. Y dejando a un lado la familia dominicana, que con derecho indispütable se gloria de este su sumo Doctor, están obligados a esta ley los Benedictinos, los Carmelitas, los Agustinos, los Jesuítas y otras muchas órdenes sagradas, como los estatutos de cada una nos lo manifiestan.^*

La orden de San Ignacio se convirtió en una de las principales promotoras del

movimiento de renovación teológica, lo que aunado a su reconocida labor a favor de la

educación, valió para que Labastida los considerara idóneos para transformar al clero

mexicano. Como veremos más adelante, la jerarquía mexicana no se opuso a las reformas

teológicas que eran promovidas por los jesuítas, todo lo contrario, varios obispos

reinstauraron los estudios tomistas en los seminarios diocesanos. Su descontento se centró

Chávez Sánchez, Eduardo. Historia del Seminario Conciliar de México. México, Editorial Porrúa, 1996, p.633.

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en la presencia de la orden de San Ignacio en estos planteles. A ello se aunó otro elemento

de controversia: que los jesuitas fuesen extranjeros.

La idea de llevar jesuitas al Seminario Conciliar fue apoyada por el español Andrés

Altóla, provincial de la orden en México. Artola no era bien visto por el clero local, porque

al parecer opinaba que los americanos tenían limitaciones intelectuales ocasionadas por el

determinismo climático.’"

El 19 de diciembre de 1866 los jesuitas se hicieron cargo oficialmente del Seminario

Conciliar de México, el padre José Soler fue nombrado vicerrector de la institución y

Labastida fungió como rector, con el objeto de cuidar el aspecto formal de la institución y

evitar posibles problemas con el gobierno. Los jesuitas decidieron trasladar a la mayoría de

los alumnos del Colegio de San Cosme al Seminario, instalado en el exconvento de San

Camilo. Con esta acción el arzobispo desplazaba a la jerarquía clerical secular de la

dirección de este centro de formación sacerdotal, espacio que habían dominado hasta ese

momento.^^

Las protestas de los clérigos mexicanos no se hicieron esperar, llegando incluso

hasta Roma. Andrés Artola, provincial de los jesuitas en México hacia 1867, informó al

general de los jesuitas Pedro Beckx, que los argumentos de estos reclamos se enfocaban en

dos puntos:

a) Que la administración del Seminario de México siempre había estado en manos del clero secular, la cual administración produjo óptimos frutos, ya que habían salido de sus aulas varones preclaros.b) Que, aunque algo deberá cambiarse, el tiempo era un regalo oportuno ya que el cambio de las cosas, que se espera en breve, podía perturbar todo y quitar de enmedio la misma existencia del Seminario.^" .

Idem

Carta del P. Soler, SJ. al General de la Compañía de Jesús, Pedro Beckx. México a 9 de enero de 1867 en Idem.

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Los catedráticos del clero secular que impartían clases en el seminario formaron un

partido conocido como “los garcistas”, en identificación con el anterior arzobispo Lázaro de

la Garza. El grupo se fue alejando paulatinamente del trabajo formativo de los alumnos

porque se decía que siendo educados en otro sistema eran hostiles al adoptado por los

jesuitas.^^

¿Por qué se dejaba al clero regular extranjero a cargo del Seminario Conciliar de

México? Fue la pregunta que se hicieron varios miembros de la jerarquía clerical mexicana,

entre ellos el entonces obispo de León, José María de Jesús Diez de Sollano, para quienes la

situación adquiría un matiz especial, al considerar que era el propio arzobispo de México

quien propiciaba este cambio y causaba una clara invasión de las áreas tradicionalmente

ocupadas por la jerarquía clerical secular en los seminarios.

Por tal motivo, Sollano optó por dirigir su inconformidad directamente a Roma. Para

ello elaboró un Memorándum en el que le exponía a Pío DC una serie de dudas acerca de

cuál sería la correcta administración y disciplina eclesiástica a seguir en México. Entre ellas

externaba su preocupación acerca de que los jesuítas se encargasen de la educación del

clero secular, considerando las diferencias en los perfiles de formación entre el clero regular

y el secular. El peligro lo veía Diez de Sollano en el hecho de que el clero, y principalmente

la futura jerarquía, se viese influida por los intereses de los jesuítas, además de la

posibilidad de que los seminaristas se inclinaran a formar parte de las filas de la orden, lo

disminuiría las vocaciones del clero secular.

Diez de Sollano señalaba que al estar formado el profesorado por los regulares:

35 Idem

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...los jóvenes educados naturalmente se inclinarán más al estado regular que al clero secular; y lo más probable será que los jóvenes de mayor capacidad y de mejores cualidades ingresarán a la orden regular bajo cuya dirección se han educado y el clero secular se quedará sin sujetos que mejor pudieran desempeñar sus gravísimas cargas.^^

Sollano, al igual que lo hicieron los prelados michoacanos, apeló como argumento

de su resistencia a la idea de la conservación de una tradición educativa. Este punto será

retomado constantemente por parte de los grupos pertenecientes a la jerarquía sacerdotal

que controlaban las jurisdicciones eclesiásticas locales, frente a la llegada de sacerdotes que

amenazaban con desplazarlos de los espacios eclesiásticos que dominaban.

La irrupción de nuevos grupos clericales a la escena nacional hizo que se afianzaran

los contrastes de formación entre ambos grupos. El clero local comenzó a marcar sus

diferencias frente al "otro", al recién llegado. Argumentando la idea de una tradición

sacerdotal conservada y reproducida en instituciones clericales locales, cuyos sacerdotes

habían mantenido el compromiso de conservar el catolicismo pese a los embates de la

secularización.

Los recién llegados operaban fuera del ámbito de las redes y conexiones de poder

local y no participaban del sistema de asensos de la jerarquía sacerdotal existente, cuyos

miembros compartían una misma trayectoria y una serie de valores y significaciones

entorno a un pasado común. Dicha jerarquía cerró sus filas, defendió sus posiciones y sus

mecanismos de ingreso frente a su posible desplazamiento.

Así, la participación de los jesuítas en los seminarios diocesanos fue vista como una

ruptura de la tradición local, e incluso, como una especie de injusticia para quienes habían

Memorándum del obispo de León, José María de Jesús Diez de Sollano, al Papa Pío IX, enviado para ser tomado en consideración en el Concilio Vaticano I. 8 de Diciembre de 1869. Firmado el 28 de Septiembre de 1869 en /ózV/.p.675.

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mantenido el funcionamiento los seminarios diocesanos en las difíciles condiciones por las

que había atravesado la Iglesia mexicana en la primera mitad del siglo XIX. Esta especie de

reproche la establecía Diez de Sollano al señalar que:

...entre nosotros ha comenzado a introducirse y a prevalecer el entregar los seminarios a los jesuítas y paulinos, como ha sucedido en México, Veracruz y Zacatecas a pesar de que en México el Seminario era muy antiguo, estaba establecido canónicamente conforme al Concilio de Trento y había dado los más felices resultados, y fue desoída la voz sumisa de sus profesores que suplicaban se continuase bajo el mismo pie, usando ellos de la abnegación de haber servido ya muchos años sin sueldo y retribución y comprometerse a continuar de la misma manera.^^

Por lo tanto, Diez de Sollano pedía al Papa que estableciera una uniformidad en

todos los seminarios en cuanto a la disciplina y a sus encargados, que en su opinión y por

sus razones expuestas, deberian ser los seculares.

Con respecto a la reforma académica de los seminarios, el obispo no cuestionaba ni

se oponía a esta idea, antes bien la apoyaba. Ya desde entonces se consideraba que el

restablecimiento de los estudios basados en la filosofía de Santo Tomás de Aquino en los

planes de estudio, seria de gran utilidad para estas instituciones, como el único medio que

podía dar uniformidad y fortaleza a los seminarios del mundo.

No obstante las quejas suscitadas, Labastida no desistió en su preferencia por los

jesuítas, quienes se convirtieron en la orden protegida y preferida por el arzobispo para el

manejo de los seminarios. Su apoyo se manifestó en diferentes momentos de su gestión

como arzobispo de México, a pesar de que las circunstancias cambiaron y de que Labastida

se vio precisado a salir nuevamente exiliado del país con la derrota del Segundo Imperio.

Un ejemplo de ello fue cuando el presidente Lerdo de Tejada decretó la expulsión de la

orden en 1873. En esa ocasión Labastida les buscó acomodo en el obispado de Zamora a

37 Idem.

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través de la fundación de un colegio clerical que tenía proyectado con su sobrino. Además

les consiguió un importante apoyo en otra de sus ramas familiares, los Dávalos. Gutiérrez

Casillas considera al zamorano Francisco Dávalos como uno de los bienhechores más

grandes de la provincia en el siglo XDC, al facilitar la Hacienda de San Simón de su

propiedad, para que fuera fundado el noviciado del mismo nombre, el 11 de noviembre de

1879. *

A la par del noviciado y para cubrir las apariencias frente a las autoridades civiles y

evitar su cierre, se fundó un colegio para alumnos externos. No obstante, en 1881, el

gobierno civil realizó una investigación acerca de la reunión de jesuítas en Michoacán. En

febrero de 1881 el Diario oficial de México sacó a la luz la noticia de una peligrosa y

clandestina reunión de jesuítas en Michoacán, “que educa a algunos jóvenes de las

principales familias de los alrededores",^^

3. José Antonio Planearte y la proyección de la reforma clerical de Labastida en el

Obispado de Zamora

Para sacar adelante la otra parte de su proyecto de reforma que consistió en la

formación de vocaciones que realizaran su formación sacerdotal en el Colegio Pío

Latinoamericano, Labastida buscó el apoyo en su entorno familiar, aprovechando la

formación y deseos propios de una persona que haría suyo el proyecto general: su sobrino

José Antonio Planearte.

José Antonio nació en la ciudad de México el 22 de diciembre de 1840. Fue el

penúltimo hijo del matrimonio formado por la hermana de Pelagio, Gertrudis de Labastida

38 Gutiérrez Casillas, José. Jesuítas en México durante el siglo XIX. México, Editorial Porrúa, 1972, pp.266- 267.

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y Dávalos y de Francisco Planearte y Arceo. Enviado a Morelia a cursar las primeras

letras, el 15 dé enero de 1852 ingresó al Seminario de ésa ciudad del que su tío era rector.

Posteriormente, José María Planearte, el hijo mayor del matrimonio, que había tomado las

riendas de la familia a la muerte de su padre decidió, junto con su madre, encomendar a

Pelagio Labastida la educación de José Antonio y de su hermano Luis en el extranjero. En

1856 el entonces obispo de Puebla camino a su primer exilio, salió del país con sus' dos

sobrinos rumbo a Europa.

En 1856 los hermanos Planearte ingresaron al Colegio de Santa María de Oscott, en

Birmingham, Inglaterra, institución dirigida por jesuitas y anexa al seminario diocesano de

la que había sido rector el cardenal Nicolás Wiseman, a quien Planearte le guardaría una

admiración profunda.'*® En este colegio se encontraba estudiando Ignacio Montes de Oca y

Obregón,"*’ con el que Planearte inició una estrecha amistad. A decir de Montes de Oca, el

plantel estaba lejos de ser un colegio puramente eclesiástico:

Allí se formaba es cierto, algunos levitas; pero su principal objeto era preparar para el Parlamento, el Ejército, la Marina, la Diplomacia, el Foro, y otras carreras profanas, a los hijos de la aristocracia británica fiel a la Religión de sus abuelos y ellos componían la inmensa mayoría de los alumnos."*"

Aunque la intención de José María era que su hermano estudiara comercio, José

Antonio fue inclinándose a seguir el sacerdocio, decisión que tomó bajo la protección de su

tío. Pelagio le recomendó trasladarse a Roma para seguir la carrera eclesiástica, lo que

Idem. Esta cita fue extraída por el autor de un libro de Gerard Decorme, pero no se especifica detalles Nicolás Wiseman. Estudió en el Colegio Inglés de Roma en 1818, fue nombrado Vicario Apostólico de

Londres en 1840 y primer Arzobispo Metropolitano de Westminster en 1850 y elevado al cardenalato.Ignacio Montes de Oca y Obregón. Nació en Guanajuato el 26 de junio de 1840. Estudió en el Colegio de

Santa María de Oscott 1852-1857 y en el Seminario Conciliar de México. Ingresó al Colegio Pío Latinoamericano en Roma en 1858. Fue ordenado el 28 de febrero de 1863 y preconizado obispo de Tamaulipas en marzo de 1871. Se trasladó a Linares en 1879 y en 1884 a San Luis Potosí. Murió en Nueva York el 18 de agosto de 1921.

Tapia, Op.Cit. p.42.

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efectuó en el mes de mayo de 1862. En ese mismo aflo ingresó a la Academia Eclesiástica

de Nobles y empezó sus estudios de teología en el Colegio Romano.

Luis, su hermano menor, había decidido regresar a México a trabajar en los

negocios de la familia. José Antonio tuvo como compañeros de estudio en el Colegio

Romano, además de Montes de Oca, a Eulogio Gillow, futuro arzobispo de Antequera,

Oaxaca. Planearte finalmente se ordenó el 11 de junio de 1865, siguiendo el modelo

educativo que Labastida proponía.

Como sabemos, Labastida pertenecía a una de las familias zamoranas más

importantes de la región, y como tal en 1846, propuso, en su calidad de Diputado de la

Junta Departamental de Michoacán, un proyecto de separación política del bajío zamorano

del resto del territorio michoacano, con el objeto de crear un estado del cual Zamora sería la

ciudad capital. Indudablemente hizo esta propuesta inmerso dentro de una circunstancia

política que lo llevó a convertirse en el portavoz de los anhelos de la élite regional de la

cual él y su familia formaban parte. Aunque este primer intento no tuvo el éxito esperado,

es notoria la labor que realizó para la creación de la diócesis de Zamora al lado de

Clemente de Jesús Munguía.

Labastida consiguió extender sus redes de relación fuera de esta región, ampliando

con ello sus intereses hacia otras jurisdicciones políticas y eclesiásticas. Por lo tanto es

lógico pensar que lo más natural hubiera sido que continuara sus proyectos educativos en

otras diócesis antes que en la de Zamora. Entonces ¿Por qué no instalar a su sobrino en la

ciudad de México o en alguna otra diócesis de mayor “importancia” en cuanto a prestigio y

antigüedad? Para dar respuesta a ello debemos considerar que al momento de la llegada de

Planearte a México la circunstancia política del país con respecto a las instituciones

católicas y la jerarquía, que había apoyado la instalación del Segundo Imperio, no era nada

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favorable y que el exilio de Labastida era inminente. El bajío zamorano en cambio,

representaba un lugar hasta cierto punto seguro para proyectar la apertura de un colegio

clerical, en un momento en el que las condiciones políticas no eran oportunas para la

clerecía.

Dentro de este ambiente poco propicio para la Iglesia existía una razón interna de

mayor peso: el mismo clero. La oposición que ciertos sectores habían presentado a

Labastida en la reforma al Seminario Conciliar lo hizo plenamente consciente de la

resistencia que se podría producir nuevamente en la clerecía con la introducción de cambios

en otras jurisdicciones eclesiásticas. Entonces, el atractivo de la joven diócesis de Zamora

radicaba precisamente en la debilidad inherente a su reciente fundación. A tan sólo tres

años de haberse erigido, el obispado ofrecía la oportunidad de llevar a cabo proyectos sin

grandes problemas de oposición en el cabildo diocesano, que estaba creando las bases para

su funcionamiento. El Seminario Conciliar y otro tipo de instituciones también estaban en

proceso de formación y consolidación. Por ello se podría esperar que la jerarquía zamorana

no fuese los suñcientemente fuerte como para oponer un gran resistencia a las

transformaciones que podían, incluso, moldear el funcionamiento de la misma diócesis.

Zamora se presentaba como una tierra virgen de la cual se podría esperar buenos

resultados. Estaba latente además la posibilidad de que en un futuro no muy lejano la nueva

jerarquía clerical estuviera compuesta por miembros de la élite zamorana,

fundamentalmente por los sacerdotes que se formaran bajo sus auspicios. Por lo pronto esta

nueva jurisdicción estaba en facultades de manejar sus propios beneficios y recursos

económicos: los diezmos y otro tipo de participaciones.

De esta manera tenemos que una serie de factores confluyeron para la decisión de

Labastida de iniciar proyecto de reforma clerical en Zamora, bajo la ejecución y dirección

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inmediata de su sobrino, que le hicieron pensar que por la circunstancia del momento y las

características del lugar se tendría el éxito esperado. La protección y el auspicio del

arzobispo en el proyecto de Jacona se pude ver como una inversión a mediano y largo

plazo, cuyo éxito final se palpó con la ocupación de los Piolatinos en las sillas episcopales

del país. Sin embargo, el proyecto de Jacona era una propuesta que no dependía de su

directa ejecución, sino que estaba sujeta a la orientación que en los hechos le diera su

sobrino y a su capacidad de negociación y por qué no, a la contingencia y las circunstancias

que en el momento permearon la aplicación del proyecto de Jacona.

Dada su cercanía con el arzobispo de México, las redes de relación regionales y la

formación adquirida en Europa, José Antonio Planearte se convirtió en una de las figuras

principales en el proyecto de Labastida. Desde 1867 fungió como párroco de la población

de Jacona," ubicada a 3 kilómetros de la ciudad de Zamora. Durante su estancia en el

extranjero fue asumiendo como propia la idea de renovar al clero mexicano y en aras sacar

adelante dicho proyecto, decidió abrazar el estado eclesiástico secular y no el regular, como

era su deseo inicial. Esta decisión fue tomada tras la consulta realizada a uno de sus

maestros, de quien comenta:

...vio la intención, deseos y medios que me proponía llevar a cabo para conseguir esa reforma, se quedó pensativo y luego me dijo: Hijo mío, esta es la única razón que hay a favor del clericato secular; pero es tan fuerte, tan necesaria en México y dará tanta gloria a Dios y a la Iglesia, que ella sola basta para anular las que hay en contra; y así yo soy de opinión que no te hagas religioso, si es que puedes llevar a cabo tu idea de trabajar en la reforma de los seminarios.' '^

43 José Antonio Planearte fue ordenado con las dimisorias del arzobispado de México y para su estancia en Zamora le fueron otorgadas las licencias correspondientes en su jurisdicción. Para el ejercicio de su ministerio contó con las licencias correspondientes por parte del obispo de Zamora. Planearte y Navarrete, Op. Cit, p .71. ^ / Z > / í / , p . 50.

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Posteriormente se presentó un suceso que Planearte consideró simbólico para la

misión educativa que asumió cuando, en la última entrevista que sostuvo con Pío IX en

septiembre de 1865, adquirió el compromiso de actuar en la reforma de los seminarios.

Según Planearte esta responsabilidad le fue asignada por el Papa que le recomendó lo

siguiente:

....que yo me debía empeñar mucho en formar en el seminario clérigos virtuosos e instruidos, para lo cual había contribuido (Pío IX) con cuanto le había sido posible para la fundación del Colegio L. Americano y que ahora les tocaba a los Obispos de América el llevar a cabo la obra, mandando jóvenes buenos y dinero....yo concluí diciéndole: Santísimo Padre, hago voto y promesa de unirme a la Santa Sede en pensamiento, palabra y obra toda mi vida... Bendiga su Santidad mis promesas para jamás faltar a ellas y muera antes que quebrantarlas, y para que sea buen sacerdote y tenga perseverancia en la obra que trato de emprender en el Seminario de México." ^

En sus discursos Planearte mostró un convencimiento profundo sobre la necesidad

del cambio en la educación siguiendo la experiencia europea. En sus mensajes criticó la

instrucción impartida en los seminarios mexicanos y a la misma jerarquía michoacana,

como ocurrió en la función dedicada a la premiación de sus colegios el 21 de diciembre de

1875. En esta celebración Planearte pronunció un discurso frente al obispo de Zamora José

Antonio de la Peña y Navarro y los capitulares Ochoa y Juan Carranza. El párroco de

Jacona señalaba que en dicho discurso había hablado “sobre la educación para la sociedad

presente y la sociedad futura, atacando el sistema actual de nuestros Colegios, que aunque

muy aplaudido, no debe haber agradado a la mayor parte de los circunstantes, por la

impugnación que en él hice a todas sus preocupaciones y costumbres inveteradas”."^

Archivo Plancarte-AGCHMIG, Escritos espirituales, vol.4. Sábado 30 de septiembre de 1865. Última audiencia con el Papa Pío IX.

Archivo Plancarte-AGCHMIG, Escritos espirituales, vol.4, 21 de diciembre de 1875.

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Esta misma idea sobre la deficiencia educativa de las escuelas y seminarios de

México y de la falta de maestros capaces de obrar el cambio que se pretendía en el clero y

la sociedad, fue compartida por el grupo de Labastida y perduró durante varios años. Un

ejemplo de ello fueron las opiniones expresadas por Francisco Planearte, sobrino de José

Antonio y sacerdote egresado del Pío Latino, cuando al comisionársele la entrega de unos

informes provenientes de la diócesis de Zamora, aprovechó para hacer una critica sobre los

seminarios michoacanos:

... me ha dado vergüenza tener que presentar esos documentos al vicariato de Roma porque están llenos de errores en latín, se necesita hacer un estudio especial para entender las construcciones, pero fuese sólo eso, porque ni siquiera ha sido salvada la gramática y no es raro tropezar con alguna desconcordancia[sic] ...¿Y sí en un papel que se manda a Roma hay tales disparates qué juzgarán que sean los estudios de latinidad en Zamora? y esto que se pican de ser buenos latinistas en el seminario donde no quieren admitir la educación enciclopédica por estudiar bien una sola cosa. Esto servirá para la historia y a nosotros como un estímulo mayor para estudiar bien aquello que estudiarnos."^^

La opción para Labastida y Planearte era recurrir a la imitación de las instituciones

europeas en la enseñanza que se practicaba en México. En específico los ejemplos a seguir

fueron el inglés y el italiano, y su adopción fue plenamente consciente. Los objetivos de

Planearte con respecto a la educación fueron crear colegios tanto para hombres como para

mujeres, con el objetivo de que algunos de sus miembros llegaran a convertirse en

sacerdotes y religiosas. Cabe apuntar que la fundación del colegio para mujeres fue un

proyecto propio de Planearte, que surgió cuando éste se encontraba ejerciendo en la

parroquia de Jacona. Al parecer Labastida otorgó algunos apoyos económicos y fungió

como protector espiritual de este colegio. Por el contrario, los colegios clericales de Jacona

formaban parte del proyecto de Labastida para la formación de un nuevo tipo de

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sacerdocio, y en este sentido fue el propio arzobispo el que dispuso la instalación de

Planearte en Jacona para cumplir tal objetivo. Labastida tuvo una ingerencia directa en la

formación del colegio y aunque los planes y las decisiones inmediatas fueron tomadas por

su sobrino, ejerció un papel censor en las actividades que se emprendieron en el colegio y

las decisiones importantes estaban sujetas a su aprobación.

Planearte, acogió la idea de su tío de emplear a los jesuítas, religiosos con quienes él

mismo se había formado, en la aplicación de sus proyectos educativos para hombres. Así lo

manifestó en repetidas ocasiones al padre José Soler S.J. que,-como encargado gestionar

ante el general de los jesuítas en Roma el envío de los ministros, le pedía paciencia para

enviarle personal para los colegios que deseaba establecer:

Deseo tanto como Ud. mismo que vayan a Zamora algunos de los nuestros y yo mismo iría con gusto, pero todavía no veo bien claro en este asunto. El P. General es poco generoso, o no tiene a quien mandar, o se fía poco del estado de México. En elseminario falta gente también.48

La demanda de jesuítas por parte de otros prelados fue tal, que el mismo Labastida

le pedía a Planearte que esperara a que las necesidades de sus colegios en la ciudad de

México fueran atendidas:

...ya he visto a los jesuítas y no he hallado en el General una disposición adversa a tu proyecto de Colegio; pero aún no puedes concebir una esperanza próxima, porque de aquí a octubre tienen que darme otros tres padres para mi seminario...

Pero una vez que el gobierno de Sebastián Lerdo de Tejada decretó la expulsión de

los jesuítas, Labastida decidió mandar a dos de ellos a Jacona para realizar la apertura del

Carta enviada por Francisco Planearte y Navarrete a su tío José Antonio Planearte. Roma, 27 de octubre de 1880. Archivo Plancarte-AGHMIG, Correspondencia recibida, “P” vol 6.

Carta de José Soler, S.J. a José Antonio Planearte. México, 9 de octubre de 1870. Archivo Plancarte- AGCHMIG, Serie correspondencia recibida, ”S" vol.3.

Carta de Pelagio Labastida a José Antonio Planearte; Roma, 10 de junio de 1869. Archivo Plancarte- AGHMIG. Correspondencia recibida, “K,L,LL” vol.2.

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Colegio de San Luis Gonzaga, misma que se efectuó en 1873. Su deseo de traer jesuitas a

México se mantuvo como una constante durante su gestión como arzobispo, aunque que

con el tiempo ya no se restringió a invitar a los jesuitas, sino a cualquier sacerdote

extranjero que, siendo virtuoso, estuviese dispuesto a ingresar a México para colaborar en la

reforma del clero. Muestra de ello es que una década después, cuando Planearte se

encontraba en Europa, le encargó que gestionara el envío de sacerdotes a México:

Aunque los extranjeros tiene mil nulidades y entre otras la de especulación, te encargo que si puedes conquistar algunos animados de buen espíritu me los traigas informándote bien de sus antecedentes....”^

Bajo estas instrucciones. Planearte se dedicó a viajar por varias ciudades de Europa

en busca de clérigos que estuviesen dispuestos a trabajar en México:

Me estoy animando mucho a ir a Irlanda a pescar Padres, pues allí sobran, y a nosotros nos serían útiles ahora que hay tanto inmigración en la república.^'

Y en otra comunicación decía lo siguiente:

Todos me aconsejan que vaya a Holanda y que allí conseguiré clérigos muy buenos; voy a ir. ^

Fue tal el entusiasmo de ambos, que Planearte le propuso a Labastida que sostuviera

algunas carreras no sólo de estudiantes mexicanos, sino de extranjeros:

Conquisté tres jóvenes de gran talento y virtud, y sus Padres se desprendieron de ellos cristianamente para que vayan a México. ...Pensaba llevármelos luego, pero he juzgado que dos o tres de años en un colegio inglés les serán útilísimos, y en tal virtud voy a ponerlos en uno del mismo Señor Obispo, donde me los admiten porL.90 anuales los tres.53

Carta de Pelagio Labastida a José Antonio Planearte; México, marzo 16 de 1883. Archivo Plancarte- AGHMIG Corresondendia recibida “K,L,LL” vol.3.

Carta de José Antonio Planearte a Pelagio Labastida. St. Mary’s College Oscott, julio 30 de 1883. Archivo Plancarte-AGHMIG Correspondencia emitida a su familia, vol.4.

Carta de José Antonio Planearte a Pelagio Labastida. Londres, agosto 10 de 1883. Archivo Plancarte- AGHMIG Correspondencia emitida a su familia, vol.4.

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José Antonio propuso en sus colegios un sistema de internado que imitaba la

enseñanza de las instituciones europeas, en repetidas ocasiones manifestó a sus colegas que

visitaron los colegios, que su idea era formar instituciones semejantes a las que vio y

frecuentó en Europa y adaptarlas de alguna manera a las características de la región. "* Esta

influencia fue evidente hasta en la arquitectura de los mismos edificios. En concreto

pretendía la formación de un colegio bajo el sistema que se seguía en Santa María de

Oscott, institución inglesa en la que había estudiado. No obstante, sus planes educativos se

sujetaron en gran medida a las directrices del proyecto de Labastida.

4. El proyecto moreliano

La otra alternativa de reforma interna del clero mexicano fue dirigida por el Arzobispo

de Michoacán, José Ignacio Árciga, bajo el mismo principio promovido por el papado:

reformar al clero para hacer frente a la secularización. El prelado ha sido considerado como el

gran restaurador de la arquidiócesis michoacana, por sus esfuerzos por mejorar las condiciones

materiales en las iglesias, por dar un nuevo impulso a la instrucción impartida en el Seminario

de Morelia y por renovar el clero parroquial.^^ Árciga nació en Pátzcuaro, Michoacán, en el

seno de una prestigiada familia de la localidad. Ingresó al Seminario de Morelia a principios

de 1846, recibió las órdenes menores y el subdiaconado en 1852, al año siguiente el diaconado

y en 1854 el presbiterado de manos de Munguía.^^ Desde 1853 fue catedrático de

matemáticas, física, filosofía y teología dogmática en el Seminario de Morelia. Cuando éste

fue cerrado en 1859 se trasladó a Celaya, Guanajuato, con un grupo de alumnos para continuar

53 IbidCrónica de la Congregación de la Hijas de María Inmaculada de Guadalupe. Querétaro, Imprenta del

Sagrado Corazón, 1924, p, 185.Bravo Ugarte, José. Historia Sucinta de Michoacán. México, Editorial JUS, 1961, p.l82.

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con los estudios que se habían interrumpido en el colegio. En este periodo impartió clases de

moral y liturgia. Después fue nombrado cura párroco de la ciudad de Guanajuato, cargo que

desempeñó de 1862 a 1866. En ese año recibió los nombramientos de canónigo magisterial de

la Iglesia Catedral de Morelia y fue recomendado por Munguía, que se encontraba en ese

entonces en Roma, para ocupar el cargo de coadjutor del arzobispo de Michoacán,

nombrándosele obispo titular de Legione el 8 de enero de 1866. El 21 de diciembre de 1868,

después de la muerte de Munguía, ocupó la silla episcopal de Michoacán hasta el día de su

muerte, en el año de 1899.

Árciga emprendió una reforma clerical que revistió elementos específicos debido en

parte a su trayectoria y posición dentro de la clerecía mexicana y a la circunstancia propia en

que se encontraba la jurisdicción eclesiástica que encabezaba. Para él, la respuesta al problema

de la falta de formación de los sacerdotes se debía de resolver en dos direcciones: mejorar la

instrucción del clero que se encontraba ejerciendo sus funciones ministeriales, y segundo,

renovar la enseñanza de los jóvenes seminaristas y futuros sacerdotes a través de la reforma

del plan de estudios del Seminario de Morelia.

A diferencia de Labastida, Árciga no participó en el proyecto Pío Latinoamericano, a

pesar de contar con la posibilidad de enviar a por lo menos dos alumnos a ese colegio, a través

del legado que Munguía había dejado para la sede del arzobispado de Michoacán. Por ello se

ha ubicado a Árciga dentro de una corriente clerical conocida como tradicionalista, en la que

se destaca principalmente la falta de “apertura” de ciertos sectores de la jerarquía mexicana

hacia las nuevas corrientes de renovación clerical impulsadas por el papado.^* Sin embargo.

Herrejón Peredo, Carlos. “Don Ignacio Árciga y Ruiz de Chávez” en Sociedad de Historia del Arzobispado de Morelia, Don Fosco de Quiroga y el Arzobispado de Morelia, México, Editorial JUS, 1865.p.211.^VbiV/,pp.211-212.

Treviño, Op.Cit, p.92.

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existen elementos que nos permiten matizar esta afirmación y ampliar al mismo tiempo la

perspectiva del problema. Para ello debemos situamos en la circunstancia que atravesaba la

Iglesia michoacana y el papel que jugaba el Seminario de Morelia como su principal

institución educativa.

Los sacerdotes formados en este Seminario asumían una identidad que los hacía

considerarse herederos del legado fundado por Vasco de Quiroga, el primer obispo de

Michoacán. Dicha identidad fue formada y enriquecida por los miembros del cabildo

catedral moreliano en diferentes momentos de la historia del obispado michoacano.

En sí, la constmcción discursiva que ubicó a Vasco de Quiroga como fundador de

las principales instituciones eclesiásticas en el obispado de Michoacán, tuvo lugar en la

segunda mitad del siglo XVIII, durante la gestión episcopal de Pedro Anselmo Sánchez de

Tagle, en el momento en que había comenzado el funcionamiento del Seminario Conciliar

de Michoacán. Este hecho cobró una relevancia singular para el cabildo, debido a que por

un lado, significaba el desplazamiento del Colegio de San Nicolás como el centro dedicado

a la formación de sacerdotes, cuyo patronazgo y administración le correspondían al propio

cabildo; y por otro, a la obligación del capítulo michoacano de erogar un aporte económico

para la edificación del inmueble.^^

En defensa del espacio educativo acudió Juan José Moreno,^^ en ese entonces

catedrático y rector del colegio, a través de la elaboración de la obra titulada Fragmentos de

la vida y virtudes de don Vasco de Quiroga, publicada en 1776. Moreno exaltó varios

aspectos de la vida de Quiroga, haciendo énfasis en la trayectoria y jerarquía de las

Moreno, Juan José. Fragmentos de la vida y virtudes de don Vasco de Quiroga. Edición facsimilar, Estudio Introductorio de Ricardo León Alanis. Morelia, UMSNH-IIH, 1998, p.X.^ Juan José Moreno. Estudió en la Real Universidad de México y en San Ildefonso, fue catedrático de filosofía en el colegio luego vicerrector y posteriormente rector del mismo, cargo en el que estuvo durante 6

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instituciones y corporaciones formadas por el primer obispo de Michoacán, entre las que se

encontraban no sólo el Colegio de San Nicolás, sino también los hospitales y el propio

cabildo. El hecho de exaltar la figura de Quiroga adquirió un nuevo sentido en esa

coyuntura histórica, una vez que se aludió al Colegio de San Nicolás como parte del legado

histórico que este personaje había dejado a resguardo del cabildo. El entonces vicerector del

colegio y catedrático de filosofía, Ricardo José Gutiérrez, fue el encargado de escribir la

introducción de la obra. Gutiérrez formuló una dedicatoria del texto al cabildo, en la que

patentiza el compromiso de éste bajo el siguiente argumento:

¿a quién debía consagrarse, sino a V.S. Illma., tan heroico Varón al tiempo de su muerte todos los derechos de sus fundaciones, ya el del más antiguo Colegio de S. Nicolás, que erigió en la Ciudad de Michoacán; razón es, que si al acabársele la vida, para perpetuar su piedad, eligió su alta comprensión a V. S. Illma., por depósito de sus confianzas, y derechos, pasando éstos con el Patronato de obras piadosas a V.S. Illma., por desempeño de estas confianzas no sólo procure V.S.Illma., mantener indemnes sus derechos, sino que anhele a perpetuar la vida de tan incomparable Héroe, a pesar de los tiempos, como ha sabido hacer permanente su memoria ...el mayor elogio, y la más sublime alabanza que contempló respecto de V.S. Illma., es la de ser este Cabildo Cuerpo nobilísimo en quien se depositó el espíritu heroico del Señor D. Vasco.

De esta forma, para Moreno la importancia y la jerarquía del Colegio de San

Nicolás tenían como fuente la antigüedad que le otorgaba su primogenitura, al constituirse

como la primera institución educativa de esta naturaleza establecida en América. Y al

mismo tiempo, el haber sido fundada por un hombre de “amplias” y “singulares” virtudes

como las de Quiroga. Pareciera que el cabildo se volvía un espejo en el cual se reflejaban

dichas virtudes, hasta llegar a formar una sola unidad, en donde uno constituía el cuerpo y

el otro el espíritu:

años, fue catedrático y rector del Colegio de San Nicolás, finalmente a esta tradición se unió el Seminario Tridentino.

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Con admirable proporción, unión, y maridaje se miran, y admiran entre sí el cuerpo y el espíritu, que lo anima en lo físico, y natural para el expedito, y ordenado ejercicio de sus operaciones... ¿quién no lo reconoce, y aplaude en lo político entre el cuerpo de V.S. Illma, y el espíritu heroico del Señor D. Vasco, su primer dignísimo Prelado? No sólo fue V.S. Illma., heredero de sus derechos y Patronato; sino también de su incomparable espíritu, consagrando siempre la heroica virtud, profunda sabiduría, infatigable celo, inflexible integridad, ardiente caridad, y las virtudes todas que le adornaron, como en depósito digno de un tan generoso espíritu. Porque ¿qué otro cuerpo era digno receptáculo de un espíritu tan gigante como el del Señor Don Vasco, sino uno que en sus dimensiones copiara su corpulencia desmedida?^^

Podemos hablar de la existencia de una identidad que distinguía tanto a los

miembros del cabildo como a los egresados del Colegio de San Nicolás Obispo. A partir de

entonces los capitulares pudieron aludir a un discurso que en determinados momentos y con

plena conciencia, destacaba el valor y la importancia de su proyecto histórico como parte

de una corporación sólidamente fundada en los principios quiroguianos.^^

Las acciones de Juan José Moreno por rescatar la importancia del Colegio de San

Nicolás y la serie de reformas al programa educativo de esta institución con el objeto de

elevar su nivel académico, no pudieron evitar el avance y el crecimiento del Seminario

Conciliar. Con el paso del tiempo el Seminario se convirtió en un centro de elevado

prestigio que fue capaz, a su vez, de absorber la mística fundacional quiroguiana. Ello fue

posible debido a que los miembros del cabildo fungieron también como catedráticos del

Seminario, al cual finalmente lograron constituir en un espacio propio de dirección y

Moreno, Juan José. Don Vasco de Quiroga Primer Obispo de Michoacán. Edición fracsimilar, Morelia, Mich. Talleres Gráficos del Gobierno del Estado, 1965.

IdemPara explicar estas acciones podemos acudir a la definición de proyecto que elabora Florencia Mallon, que

lo conceptualiza en una doble dimensión: como una acción política y como un proceso intelectual. En el primer sentido se considera que el proyecto emerge como parte de una circunstancia histórica y que como tal tiene la finalidad de servir a quien lo elabora, ya sea como justificante o defensa de algún interés concreto. El discurso forma parte además de un proceso intelectual, es decir, se ubica dentro de un largo proceso de estructuración del conocimiento que elabora conceptos para explicar y ordenar una realidad o futuro posible. Mallon, Florencia E. Peasant and nation: the making o f postcolonial México and Peni, Berkeley, University of California, 1995, p.6.

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representación clerical, hasta el punto de que las cátedras y los puestos directivos en el

seminario se vincularon al sistema de asensos de la jerarquía clerical vigente durante el

siglo XIX “

5. La reinstauración del tomismo en los seminarios de Morelia y Zamora

La situación política del país durante la primera mitad del siglo XIX repercutió de

manera importante en el Seminario de Morelia. Juan B. Buitrón señala cuatro etapas en la

historia de esta institución: el primer período abarca desde el día de su inauguración el 23 de

enero de 1770 hasta su primera clausura en 1810, a raíz del movimiento independentista. La

segunda época corre desde su reapertura en 1819 hasta mayo de 1859, cuando fue ocupado por

las fuerzas armadas del general Epitacio Huerta. El seminario flie extinguido por decreto y sus

alumnos se trasladaron a un colegio en Celaya donde permanecieron hasta 1866 cuando se

reabrió nuevamente el establecimiento en Morelia. El tercer periodo abarca de 1859 a 1914,

época en que se incluye la gestión de Árciga y que culmina con el cierre decretado por el

gobernador de Michoacán Gertrudis G. Sánchez.^^

La primera reapertura del seminario fue realizada por don Ángel Mariano Morales,^^

que estuvo al frente del seminario de 1819 a 1832. Morales invirtió recursos de su propio

peculio en la restauración material del colegio^^ y consiguió la ampliación de sus estudios a

través de la fundación de la Escuela de Jurisprudencia, incorporada a la Universidad de

^ Mazín, Oscar. Entre dos majestades: el obispo y la iglesia del Gran Michoacán ante las reformas borbónicas 1758-1772. Zamora, Mich., El Colegio de Michoacán, 1987, pp.336-337.

Buitrón, Juan, B. El Seminario de Michoacán, Morelia, 1940, pp.7-8.^ Ángel Mariano Morales y Jasso. Originario, del Bajío Zamorano. Tangancícuaro, Mich.(?) Alumno del Seminario de Morelia, Canónigo de la Iglesia Catedral de Valladolid. Rector del Seminario de Morelia de 1819 a 1832. Fue senador de la República y obispo electo de Sonora en 1832 y efectivo de Oaxaca. Murió en Oaxaca el 27 de Marzo de 1843.

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México, con lo que se pudo cursar en el Seminario de Morelia el bachillerato en Derecho

Civil y Canónico.^*

Al rectorado de Morales siguió el de Mariano Rivas^ (de 1832 a 1843), que se

caracterizó por un cambio sustancial en el programa de estudios del seminario. Rivas

introdujo modificaciones que se pueden ubicar como parte de la reforma ilustrada y que de

alguna manera abandonaron los principios educativos instituidos en la fundación del

Seminario de More l ia , a l reemplazar la enseñanza de los textos de Santo Tomás de

Aquino y San Agustín.^’ En su lugar estableció los estudios de las obras de Descartes y de

la escuela sensualista, y se introdujeron los textos de pensadores modernos como G.

Bouvier con tratados de ideología y retórica y los estudios de Condillac.

Aunque enfocado principalmente al aspecto literario, Roberto Heredia hace un

seguimiento de la reforma educativa de Rivas," entre las que destaca la introducción de los

cambios que entre otros, modificaron una

...tradición inmemorial había colocado en los cursos de Latinidad, como su últimaetapa, la cátedra de Retórica. Rivas la desprendió de estos cursos, modificó su

A este respecto Buitrón señala lo siguiente; “Al restaurar el Colegio, todo lo puso en juego el Señor Morales: su dinero -que era muchísimo-, pues era miembro de una acaudalada familia del valle de Zamora...” Buitrón. Op.Cit, p.9.

IdemMariano Rivas. Nació en Valladolid de Michoacán en 1797. Realizó sus primeros estudios con su tío, el

presbítero Joaquín Ramírez de Arellano. Estuvo al frente de un colegio de infantes. En el año de 1822 recibió el presbiterado. Estudió derecho en el Seminario de Valladolid y en 1827 se recibió de abogado. Capellán de coro de la Iglesia catedral de Morelia. En 1830 fue elegido diputado local. Presidió la Primera Junta de Instrucción Pública en el Estado de Michoacán, que estuvo integrada por Angel Mariano Morales. Redactor de El Michoacano Libre. Rector del Seminario de Morelia de 1832 a 1843, año en que murió.

"Los Catedráticos de Artes expliquen el Curso del P. Goudin u otro de nuestra aprobación, pero siempre de la Escuela tomista y con arreglo a la Doctrina de Sto. Tomás. Mayor arreglo se requiere para la enseñanza de la Theología Escolástica y Moral, por lo que los Catedráticos, para asegurarse de enseñar la doctrina pura de la Iglesia y no sistemas nuevos ni arriesgados, ni opiniones o máximas sanguinarias o en otro modo perniciosas, o que puedan notarse de relajadas, deberán buscar la verdad en las puras fuentes de los Santos Doctores San Agustín y Santo Thomás" Constituciones del Pontificio Seminario de Valladolid. Ibid, p.lO.

Después de la Independencia, el Seminario Conciliar de Morelia ofreció ocho cátedras, una de jurisprudencia, dos de teología escolástica, una de teología moral, dos de filosofía y dos de latinidad. Memoria sobre el estado que guarda la administración pública de Michoacán presentada el 7 de agosto de 1829, Morelia, Mich. Gobierno del Estado de Michoacán, 1829, p.l.

Heredia Correa, Roberto. Mariano Rivas, 1797-1843. Semblanza y antología, UMSNH-IIH, 1999.

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nombre y espíritu, llamándola Cátedra de Elocuencia, cambió el texto en que se estudiaba, la puso después de los cursos de filosofía, e hizo que se explicara en español, y que en ella se estudiaran autores de nuestra lengua, junto a los escritores de las literaturas clásicas y modemasJ^

Agrega además que Rivas organizó el curso de artes o filosofía dentro de los

esquemas del pensamiento educativo moderno/^

Algunos trabajos que nos informan sobre la situación del Seminario en ese

momento son por ejemplo: la Memoria de Gobierno de Mariano Macedo de 1828,^

además de las referencias que nos proporciona Juan B. Buitrón/^ Por otro lado se

encuentran al menos dos tesis sobre Munguía, una titulada Ideario y ambiente jurídico-

político de Clemente de Jesús Munguía de Salvador Escobedo Arana^^ y la otra de Patricia

Munguía titulado Clemente de Jesús Munguía: Teoría y Praxis, en la que expone las

directrices filosóficas que sustentaron la obra de este personaje que, durante su rectorado en.

el seminario de Morelia de 1843 a 1850, culminó la obra reformista iniciada por Rivas.

Se puede decir que el reformismo ilustrado instaurado en el Seminario fue

justificado en parte al ser acompañado de una idea de “progreso”, bajo el argumento de que

la Iglesia debía participar de los cambios políticos y sociales de la época. Por ello, autores

como Macedo comentaban que “su plan de estudios llevaba un siglo de atraso respecto a las

luces [de la época]”. ^

La falta de cambios en la instrucción significaba un estancamiento intelectual en la

formación del clero:

73 Ibid, pp.22-23.p.24; '

75 *Memoria presentada... 1829.Op.Cit.Buitrón, Op.Cit.Escobedo Arana, Jesús Salvador. Ideario y ambiente juridico-político de Clemente de Jesús Munguía,

Guadalajara, 1953.Pérez, 0/7. C/V.

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Desde 1830, se reconoció la crisis educativa, y se llegó a la conclusión de que ésta se prolongaba por la posición dogmática en la educación, tanto en el clero como en la universidad.

La jerarquía michoacana de la generación de Munguía, que incluyó a Pelagio

Labastida y a José Antonio de la Peña y Navarro, fue educada a la luz de este reformismo

ilustrado. Esta influencia es notoria en la obra Munguía, que por ejemplo cita autores comoo 1

Condillac a quien Buitrón se refiere como “el consumador de la ruina de la metafísica a

finales del siglo Munguía emprendió un reajuste general de las disciplinas

filosóficas y científicas que continuaban con el espíritu ilustrado de las reformas de Rivas.^^

La reforma de Munguía en el Seminario fundamentó la escolaridad de los sacerdotes y

abogados en la línea conservadora, teniendo como principales aportaciones la enseñanza

del derecho público que contribuyó a fundamentar las defensas de los intelectuales

conservadores de la Reforma a favor de la Iglesia. "

Patricia Munguía nos habla de la formación de toda una escuela de tendencia

conservadora en el clero y los abogados y con ello la fundación de una nueva tradición

educativa en el seminario a partir de esta reforma. Sin embargo, esta apreciación parece

más pertinente para el caso de la jurisprudencia y del Colegio de San Nicolás, debido a que

Memoria presentada ..A%29.Op.Cit. p .l. Pérez, Op.Cit, p.79.La autora se refiere en específico a la obra Gramática General o Aplicación del análisis a las lenguas,

publicada por Munguía en 1837. Ibid,^.%2.■ Buitrón, Op. Cit, p. 10.

José Rubén Sanabria y Mauricio Beuchot, Historia de la Filosofía Cristiana en México, México, Universidad Iberoamericana, 1994, p .l32.

Patricia Munguía nos habla de la formación de toda una escuela de tendencia conservadora en el clero y los abogados y con ello de una nueva tradición educativa en el seminario que tiene su fundación en esta reforma. En este sentido tal vez convendría más hablar de una corriente que modifica -no crea- una tradición ya existente, que finalmente vuelve a cambiar en la segunda mitad del siglo XIX, al renovarse los estudios escolásticos que anteriormente se llevaban a cabo. En este sentido, la tradición que da continuidad e identidad al seminario de Morelia no se ve alterada, por lo que esta apreciación parece ser más pertinente en el caso de la jurisprudencia y del Colegio de San Nicolás. Pérez, Op.Cit. p.89.

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estos cambios no fueron definitivos para el Seminario de Morelia, que para la segunda

mitad del siglo XIX, instituyó nuevamente los estudios escolásticos que había abandonado.

Cabe mencionar que fue en la administración de Munguía que el gobierno civil

marcó la separación del Colegio de San Nicolás respecto del Seminario de Morelia como

parte de un mismo legado a resguardo del Cabildo Catedral michoacano. Durante la

primera mitad del siglo XIX el colegio sufrió dos cierres. El primero corrió de 1810a 1847,

año en que fue secularizado por el gobernador Melchor Ocampo, que le dio el nombre de

Primitivo y Nacional de San Nicolás de Hidalgo, a partir de entonces el gobierno del estado

se hizo cargo de la institución. Los fondos del Seminario se asignaron a favor del Colegio

de San Nicolás.^^ La secularización del colegio lo apartó de su tradición católica y clerical,

hasta llegar a constituir una tendencia ideológica opuesta al Seminario de Morelia, con lo

cual un elemento importante de la tradición quiroguiana del clero michoacano había

quedado eliminado:

El ideario de dicho establecimiento, desde su reapertura en 1847, se estimaba públicamente, en aquellos tiempos, extremista, y tenía alarmados al clero y al conservadurismo... El camino hacia el liberalismo se fue marcando conforme transcurrieron los días... el general Epitacio Huerta, quien no tuvo embarazo alguno en exponer en un momento oficial que en Michoacán existían dos Colegios con tendencias opuestas: el Seminario y el colegio de San Nicolás de Hidalgo.

Patricia expone que, no obstante la herencia ilustrada y los principios educativos de

tendencia liberal en la que se formaron estos personajes, la circunstancia política del clero

los hizo adoptar en la práctica una política conservadora, que se distinguió por la defensa de

El colegio volvió a cerrar sus puertas de 1863 a 1867. Aspectos del Pensamiento Michoacano, Edición del Gobierno del Estado de Michoacán, México, Talleres Linotipográfícos Acción, 1943, p.305.

Desde 1847 el Colegio de San Nicolás fue secularizado por don Melchor Ocampo. Ibid, pp.305-307 y Rivera Reynaldos, Op.Cit, pp. 150-151.

Aspectos ...Op.Cit. pp.305-306.

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los fueros e intereses eclesiásticos a raíz de las acciones de los gobiernos liberales.** Esta

reforma proporcionó al sacerdocio las bases teóricas que, aunadas a la “elocuencia,

sirvieron como base para realizar aquellos manifiestos en defensa de sus derechos

heredados de la Colonia.”*

Sin embargo, el hecho de que la jerarquía abrazara este tipo de teorías resulta una

contradicción de la que Patricia añade lo siguiente:

....la posición intelectual de Munguía, así como de los personajes mencionados que pertenecieron a esta escuela, se pueden considerar como una oleada de conceptualizaciones modernas que desde el centro de Europa habían viajado a América en los finales del siglo XVIII, y esta escuela las trasformaba en la planificación y política de las Ilustración, en el caso de la Iglesia se tomó una escala de términos, para adaptarlos en la educación aunque moderadamente, y esta escala iba disminuyendo al orientarse a la política, plano en el que los términos de la Ilustración chocaban con los intereses coloniales de la Iglesia, haciendo que ésta se quedara en una posición contradictoria, pues no se puede concebir del todo una escuela con lincamientos de tipo progresista como lo eran los egresados de la Academia de Letrán, frente a los sacerdotes que tenían que defender los intereses del clero para no perder propiedades ni privilegios políticos.^^

Ello nos muestra la doble dimensión del discurso de la que nos habla Florencia

Mallon, es decir, del discurso como una acción política y un proceso intelectual.^* El

discurso es elaborado en la lucha de diferentes grupos por impugnar y establecer

hegemonías. En este sentido, los discursos se enfrentan a partir de proyectos,

interpretaciones y versiones acerca de determinados acontecimientos, en donde unos ganan

07sobre otros al enfrentarse en arenas políticas y coyunturas históricas específicas.

Pérez, Op. C/Y, p . 8 2.Idem - V -.

^Ibid,pM .Mallon, Op.Cit,^.6.“Some projects, stories, or interpretations are winning out over others; some factions are defeating otíiers.

The interaction among different levels, locations, or organizations in a given society -say, between families and communities, communities and political parties, or regions and a central State- redefines not only each one of these political arenas intemally buy also the balance o f forces among them. “/</eiw

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Lo que la jerarquía estaba construyendo era un discurso que pretendía ser

hegemónico en tanto que buscaba legitimar la presencia y permanencia de la Iglesia frente

al avance de los gobiernos liberales y de las teorías seculares, que desde su propia

perspectiva proponían un nuevo orden impugnando la posición de las corporaciones del

antiguo régimen. Por ello, la modificación de los estudios en el seminario fue vista como un

escenario más en donde se manifestó la tensión entre las ideas de los llamados

“progresistas” y “conservadores”. ^

La segunda mitad del siglo XIX marcó la derrota conservadora en México la

imposibilidad del ultramontanismo europeo de recuperar los Estados Pontificios,

presentando otro panorama para la Iglesia católica mundial, demostrando con ello que la

lucha emprendida contra el liberalismo no había tenido el éxito esperado. Cuando Munguía

fue preconizado obispo de Michoacán colocó a Pelagio Labastida como nuevo rector del

colegio de 1850 a 1854 y después siguió el rectorado de Ramón Camacho García en 1858.

En estos dos últimas administraciones en el seminario se mantuvieron las reformas

iniciadas por Munguía.^*^

¿Cuál debía ser la respuesta ideológica de la Iglesia frente este panorama? Para un

sector de la clerecía esta situación hacía necesario un replanteamiento de la respuesta

filosófica católica frente a la secularización y a una realidad caótica que necesitaba un

orden. Con respecto a la formación del clero se debía ofrecer una opción a la tendencia

ilustrada que había estructurado su educación hasta ese entonces. Un sector de la clerecía

encontró respuesta en la restauración de los fundamentos de la teología escolástica. La

93 Rivas también anexó las cátedras de gramática castellana, griego e historia eclesiástica. Buitrón, Op.Cit, ^p.9-10.

Para esta época en el seminario de Morelia se habían formado por lo menos dos generaciones de eclesiásticos bajo el reformismo de Rivas y Munguía. Ibid, p,l 1.

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vuelta al pasado ya no se vio como un retroceso, en tanto que era un intento de encontrar

fortaleza dentro de los principios de la misma Iglesia católica. En contraposición fueron

severamente criticados las reformas de Rivas, a las que Buitrón consideró el fruto de

“pésimas doctrinas que en España se habían ido infiltrando desde la invasión napoleónica...

la curiosidad y el ansia de todo lo nuevo vino a influir directamente a raíz de la

independencia, en todas las actividades espirituales de la nueva nación, deslumbrándola y

haciéndola muchas veces renegar de su pasado”. ^

El neotomismo fue iniciado y promovido durante el rectorado del canónigo Agustín

Abarca (1884 y 1891),^ quien viajó a Europa para cursar un doctorado en teología

dogmática tomista, en el Colegio de Santo Tomás en la Universidad de la Minerva -

Lovaina-. Abarca contaba con una educación formal en el seminario de Morelia y con una

trayectoria sólida acorde al sistema de asensos de la jerarquía clerical michoacana.^^ Como

rector restableció los estudios filosóficos y teológicos en el Seminario conforme a la

doctrina tomista en 1884. Este cambio implicaba apartarse de la formación que el mismo

había recibido en el Seminario de Morelia, pero expresaba que ello era necesario para la

formación sólida del sacerdocio:

...porque educados como lo hemos sido en las doctrinas de Descartes, estamos tan lejos, no diré, de la aceptación de las doctrinas escolásticas, sino aún de su simple inteligencia, que necesitamos para ello, remover nuestras ideas desde su fondo y

QOrenacer científicamente otros hombres.

Ibidy p.9.^ Agustín Abarca. Nació en 1844 en Pátzcuaro, Mich. Estudió en el Seminario de Morelia. Hizo un doctorado en teología dogmática tomista en el Colegio de Santo Tomás en la Universidad de la Minerva -Lovaina-. Catedrático de física en el Seminario de Morelia hacia 1865, después de teología dogmática en sustitución del padre Altamirano de 1872 a 1879 y de derecho canónico. Rector del Seminario en 1884 y nuevamente en 1891. Ingresó al coro de la Iglesia Catedral de Morelia en 1875 por fallecimiento de Luis G. Segura.

Buitrón. Op.Cit, p.22.Discurso pronunciado por el Señor Abarca en la solemne inauguración de la Academia Teológica de Santo

Tomás de Aquino en el Seminario de Morelia. Morelia, 1884. AHMCR Sección de Folleteria.

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Sin embargo, esta renovación presentó los mismos elementos contradictorios que la

reforma de Rivas, al pretender armonizar el tomismo con el avance del conocimiento

científico. La contradicción radicaba en la conciliación entre la verdad revelada y la verdad

científica, dado que ambas tienen fundamentos distintos: una en la fe y la otra en la razón;

por lo que se puede decir que son concepciones del mundo diametralmente opuestas. En

este caso vemos cómo la clerecía michoacana nuevamente llevó a cabo una apropiación del

discurso científico de tendencia secular y positivista, en el que el avance de la ciencia

formaba parte nodal.

La jerarquía promovía la filosofía escolástica como salvaguarda del avance

científico para oponer un argumento hacia la crítica del papel censor que la Iglesia había

tenido durante largos siglos y los efectos que ello había provocado en los avances

c ient í f i cos .La instauración del neotomismo se presenta entonces como una respuesta

filosófica y política.

El antecedente lo encontramos en el movimiento intelectual católico europeo que

tuvo sus repercusiones en el Concilio Vaticano Primero. En la sesión del 24 de abril de

1870, se promulgó la Constitución Dogmática de la Fe Católica “Filuis Dei”, en la que se

definieron los alcances de la fe y la razón para la Iglesia c a t ó l i c a .E n el capítulo 4

dedicado a la fe y la razón, se establece que la Iglesia católica sostiene un doble orden de

conocimiento, que se reconoce distinto no sólo por su principio, sino también por su objeto:

99 Las concepciones racionales promovieron a la ciencia como una de las formas para liberar el pensamiento y como la nueva fundadora de los principios de la sociedad. Las propuestas de filósofos como E. Kant y Hegel, consideraban que la religión estaba fuera de toda comprobación racional.

Dentro de este proceso de secularización se pueden ubicar los cambios producidos en el pensamiento religioso a través de los efectos que tuvieron en la mentalidad de la época los progresos científicos, que contribuyeron a formar un ambiente propicio para la crítica de la misma fe religiosa, en donde los argumentos de la ciencia se oponían a las creencia religiosas.

Muestra de ello es el proceso a Galileo en 1633 y la condena a la obra de Copémico.Concilios de Trente, Vaticano I y II en http://www.mercaba.org/CONCILIOS/conciIio.htm

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Su principio, porque en uno conocemos mediante la razón natural y en el otro mediante la fe divina; y por su objeto, porque además de aquello que puede ser alcanzado por la razón natural, son propuestos a nuestra fe ministerios escondidos por Dios, los cuales sólo pueden ser conocidos mediante la revelación divina.

Esta contradicción se soluciona argumentando precisamente que no existe tal,

debido a que la fe fundamenta y supera a la razón:

...no puede haber nunca verdadera contradicción entre una y otra: ya que es el mismo Dios que revela los misterios e infunde la fe, quien ha dotado a la mente humana con la luz de la razón. Dios no puede negarse a sí mismo, ni puede la verdad contradecir la verdad. La aparición de esta especie de vana contradicción se debe principalmente al hecho o de que los dogmas de la fe no son comprendidos ni explicados según la mente de la Iglesia, o de que las fantasías de las opiniones son tenidas por axiomas de la razón. De esta manera, «definimos que toda afirmación contraria a la verdad de la fe iluminada es totalmente falsa».

De esta manera, la Iglesia reconoció y apoyó el avance científico mientras no se

atentara contra las verdades de la fe. Aunque ello dio una salida discursiva, finalmente

siguió existiendo un problema de contradicción, porque los resultados de los avances

científicos iban encaminados precisamente a negar varios de los fundamentos religiosos,

como ya había ocurrido con los estudios de Charles Darwin y la publicación en 1859 de El

Origen de las Especies, provocó un peligroso derrumbe de la doctrina platónica referida a

las formas ideales en el mundo animado, pero lo que más conmovió, fue la idea de que el

hombre no era producto de la creación divina sino un antropoide que había pasado por una

serie de transformaciones.

La postura de la jerarquía romana respecto al conocimiento científico se reafirmó en

el pontificado de León XHI, con la promulgación de la encíclica Aeternae Patris en 1879,

en la cual restauraba la enseñanza del tomismo en los seminarios católicos. En este

103

104Idem

Idem

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documento se muestran las virtudes de la teología escolástica en la que se asegura

armonizaban la ciencia, la razón y la filosofía, porque es “propio y singular de los teólogos

escolásticos el haber unido la ciencia humana y divina entre sí con estrechísimo lazo...”*®

En ella se hablaba de un renacimiento de la teología escolástica y hacía un llamado

para: “restaurar... la filosofía, renovar la preclara doctrina de Tomás de Aquino y

devolverla su antiguo esplendor”. La circunstancia de ese momento exigía regresar a los

principios teológicos tomistas para fundamentar la educación del clero porque:

...potentes con sus fuerzas y equipados con suficiente armamento se acostumbren un tiempo a defender fuerte y sabiamente la causa de la religión, dispuesto siempre, según los consejos evangélicos, a satisfacer a todo el que pregunte la razón de aquella esperanza que tenemos, y exhortar con la sana doctrina y argüir a los que contradicen...

Con este movimiento filosófico renovador se intentó establecer todo un nexo entre

la ciencia y la filosofía, en donde esta última se colocaba como el principio del

conocimiento científico:

...en nuestros mismos días muchos y muy insignes Doctores de las ciencias físicas atestiguan clara y manifiestamente que entre las ciertas y aprobadas conclusiones de la física más reciente y los principios filosóficos de la Escuela, no existe verdadera pugna... con grave empeño exhortamos a que, para defensa y gloria de la fe católica, bien de la sociedad e incremento de todas las ciencias, renovéis y propaguéis latísimamente la áurea sabiduría de Santo Tomás.

Como la Escuela Neo Escolástica patrocinada por León XIII y el Cardenal Mercier

fue fundada hasta 1894, la obra de Abarca se consideró de trascendencia porque "algunos

años antes de que se estableciera el Instituto Superior de Filosofía de Lovaina, y en un

Véase Bemal, John D. La Ciencia en la Historia, México, Editorial Nueva Imagen, 1991, p. 532-537. Epístola encíclica Aetemi Patris Dado en Roma, en San Pedro a 4 de Agosto de 1879. En el año segundo

de nuestro Pontificado. León Papa XIII. La versión electrónica de este documento ha sido realizada por VE Multimedios. Derechos reservados (©) VE Multimedios™.

Discurso pronunciado... Op.Cit. Idem

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rincón oscuro de la Nación Mexicana, un hombre que no había viajado, que había leído

relativamente poco, y que había sido educado en la Filosofía cartesiana, hubiera visto con

profundidad y concebido con precisión la Escuela Neo-Escolástica".*

Estas acciones contrastan con la idea bastante difundida de que fueron los alumnos

del Colegio Pío Latino no sólo los iniciadores de la reforma del clero en México, sino los

primeros y los únicos en introducir los estudios basados en el neotomismo. Entre las

opiniones vertidas a ese respecto está la siguiente: "...impulsaron -los Piolatinos- la

reforma eclesiástica. En concreto, modificaron los programas de enseñanza en los

seminarios, introdujeron el neotomismo e impusieron una disciplina clerical."***

Podemos considerar que el Seminario de Zamora participó de esta tradición

fundacional y en cierta medida siguió los lineamientos del de Morelia. Anterior a la

creación del primero existió en Zamora un colegio auxiliar del Seminario de Morelia

fundado por el padre Villavicencio el 27 de julio de 1837.** El seminario diocesano fue

establecido después de la llegada de José Antonio de la Peña como primer obispo en 1865.

El plantel se ubicó en las instalaciones del antiguo Colegio de San Luis de la ciudad de

Zamora. Los nexos con el Seminario de Morelia se pudieron mantener debido a que desde

un inicio ftie dirigido por la jerarquía clerical formada en el de Morelia. De esta manera

tenemos que el primer rector del Seminario de Zamora fue el canónigo Luis G. Sierra,** de

109 Epístola encíclica Aeterni Patris Dado en Roma, en San Pedro a 4 de Agosto de 1879. En el año segundo de nuestro Pontificado. VE Multimedios. Derechos reservados (©) VE Multimedios.™

Elguero, Francisco. Museo intelectual "un gran mexicano", México, Imp, Patricio Sanz, 1930, p.l4. O’Dogherty, 1988, Op.Cit, p.l93.Valencia Ayala, Francisco. El Seminario de Zamora. Morelia, Fímax Publicistas, 1977, p. 19.Luis G, Sierra. Nació en Zacapu, Mich., el 16 de agosto de 1820. Estudió en el Seminario de Morelia. Fue

Secretario de Cámara y Gobierno, consejero del gobernador de la Iglesia Catedral de Michoacán en 1853. Profesor en el Seminario de Morelia. Arcediano de la Catedral de Zamora en 1864 y rector del Seminario de Zamora, 1865-1871.

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1865 a 1871, que había sido educado en el Seminario de Morelia y contaba con una amplia

trayectoria en el capítulo moreliano.

La labor de reinstaurar el tomismo en el Seminario de Zamora estuvo a cargo del

segundo obispo, José María Cázares y Martínez, quien "puso al alcance de los alumnos del

Seminario muchas y muy variadas obras de Santo Tomás de Aquino a fin de que todos los

jóvenes seminaristas aventajaran -en el amor a su doctrina- en las disciplinas teológicas y

filosóficas; pues bien sabía que los más puros y fecundos manantiales de Teología manaban

de los escritos del Aquinate y de ellos se debería beber."’ El 11 de marzo de 1884 fue

inaugurada la Academia Teológica de Santo Tomás de Aquino.

6. La reanudación de las conferencias eclesiásticas

En un párrafo anterior dijimos que la propuesta de reforma impulsada por el obispo

Arciga en Michoacán buscaba la capacitación del sacerdote ya ordenado. Para ello dispuso

el establecimiento de las conferencias eclesiásticas mediante una circular el 16 de octubre

de 1867, cuarenta días después de su consagración como obispo de Legione. Según él

mismo explicaba, esta disposición no se había tenido lugar por diversos motivos.” ^

El diccionario de derecho canónico de la época define a las conferencias

eclesiásticas como una especie de sínodos diocesanos:

...obteniéndose de ellas grandes resultados para que el clero no abandone sus estudios y conozca bien las materias relacionadas con su ministerio, son también Utilísimas para conservar entre el clero el espíritu eclesiástico y ponerse de acuerdo los párrocos acerca de algunos puntos interesantes.

' Elogio fúnebre que el Señor Protonotario Apostólico Mons. Luis G. Orozco pronunció en los funerales que en el seminario Conciliar de esta ciudad se celebraron en sufragio del alma del limo. Sr. Dr. D. José Ma. Cázares y Martínez. Copia mecanografiada del AHPSSCJ.

Circular que el ilustrisimo Sr. Arzobispo de Michoacán dirije al venerable clero con motivo del restablecimiento de las conferencias eclesiásticas^ Morelia, Tipografía de la viuda é hijos de Arango, 1879, p.2 AHMCR Sección Folletería sin clasificar.

Diccionario de ciencias eclesiásticas..Op.Cit, t.3, p,138.

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Esta medida, enfocada principalmente al clero parroquial, refleja la preocupación de

Arciga por el ejercicio del ministerio sacerdotal. En este sentido hay una revaloración no

sólo del ministerio del sacerdote sino de su formación intelectual, siguiendo en gran medida

a las definiciones de los padres de la Iglesia, como San Juan Crisóstomo. En la obra de

este autor se hace un puntual señalamiento acerca del papel del sacerdote frente a la

humanidad, destacando la cura y salvación de las almas frente al pecado como la parte

nodal de su ministerio:

“Pues con quién tiene esta guerra? ¿Con quién debe pelear? Oye al bienaventurado Pablo, que dice:«Nosotros no tenemos guerra con la sangre, y con la carne, sino con los principados, y con las potestades; con los mundanos rectores de las tinieblas de este siglo, contra las espirituales malicias en las partes celestiales». ¿No has visto la terrible muchedumbre de enemigos, los atroces escuadrones, no armados de hierro, sino que en lugar de toda la armadura, tienen bastante con su propia naturaleza? ¿Quieres ver aún otro ejército cruel y fiero que pone asechanzas a este rebaño? ..Pero en nuestro caso, las persuasiones, y no la fuerza son las que han de mejorar a este hombre. ...De aquí es que se necesita una gran habilidad para que los que están enfermos puedan ser persuadidos a que voluntariamente se sujeten a la curación de los sacerdotes; y no solamente esto, sino que conozcan la gracia que reciben en curarlos.”^

Árciga partió de esta misma preocupación argumentando que desde su posición

como arzobispo debía:

...procurar, por todos los medios posibles, que los Eclesiásticos que están bajo su autoridad, y dividen con él, el cuidado de dirigir las almas, se hagan cada día mas capaces, por medio del estudio, de llenar cumplidamente los deberes de su sagrado ministerio.'

Los Santos Padres, como San Basilio, San Juan Crisóstomo, San Ambrosio, etc., de los siglos IV y V son considerados como los fundadores del pensamiento cristiano y de la liturgia cristiana.*'* Los Seis Libros Sobre el sacerdocio de San Juan Crisóstomo, Libro II apartado II y libro III apartado I. Biblioteca Electrónica Cristiana Derechos reservados (©) VE Multimedios.™

Circular...Op. OV.p.3.

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Para el prelado no sólo era importante el estudio de las cuestiones propiamente

religiosas, sino que además anexaba a su argumento la idea del avance intelectual de los

eclesiásticos través del conocimiento científico, dado que las circunstancias del momento

demandan que el clero:

...y más principalmente el que tiene á su cargo la cura de almas... ser verdaderamente ilustrado, en el sentido propio y religioso de esta palabra: es decir, que debe tener más instrucción extensa, variada y profunda; porque así lo exigen los títulos anexos a su carácter, y las funciones sagradas de su ministerio, que suponen en él, la cultura del espíritu y la riqueza de los conocimientos, y que son tan incompatibles con la ignorancia, como con el vicio; de tal modo, que el más noble atributo, que debe distinguir al Sacerdote, después de la piedad, ha de ser laciencia. 120

Estas ideas manifestaron la misma preocupación expresada por la jerarquía romana

en donde se intentó conciliar a la ciencia con la religión como ya hemos visto. Para Árciga

las conferencias resultaban un medio indispensable para afrontar las ideas seculares, porque

frente a ellas los eclesiásticos tenían que elaborar un argumento coherente y satisfactorio

basado en los principios teológicos:

¿No deberemos oponer una ciencia muy superior a esa ciencia superficial y ligera de nuestros enemigos, corrigiendo los extravíos de la razón con la enseñanza de la fe, ylas conclusiones de la doctrina católica? 121

En este sentido, el arzobispo reevalúa la misión del sacerdote como guía de una

sociedad a la que se debía buscar un nuevo orden basado en los principios católicos:

...si nuestra instrucción no está a altura que demandan las necesidades de los pueblos en que vivimos; si lejos de ser luz para nosotros, somos para nosotros mismos tinieblas por nuestra ignorancia, es cierto que quedaremos, oprimidos por el peso de obligaciones que nimca podremos cumplir debidamente, y destituidos de aquel ascendiente que da la superioridad intelectual, nuestro desprestigio será completo, los fieles no tendrán confianza en nuestras decisiones, y para colmo de

'“ /6íí/,pp.4-5.'^ '/á/< /,pp.9-ll.

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nuestra ignominia, vendremos a ser testigos de sus aberraciones y de sus extravíos ...se necesita seguir estudiando...

De esta manera Árciga dispuso que en todas las parroquias del arzobispado en

donde hubiese dos o más eclesiásticos se verificaran las conferencias los lunes primero y

tercero de cada mes, y especificaba que:

En las parroquias donde haya vicarios auxiliares, cuidarán los Señores Curas de que concurran a las conferencias, así como los capellanes de Haciendas comprendidas en sus respectivos distritos; y cuando por enfermedad o alguna ocupación urgente, no les sea posibles asistir, lo avisarán a los Párrocos para que éste les mande por escrito las cuestiones que deben tratarse, debiendo a los quince días devolverla con la resolución respectiva.

También se contempló el caso de las parroquias donde sólo existía un sacerdote para

que éstos no dejaran de participar, remitiendo las cuestiones y sus resoluciones en el lapso

de una conferencia y otra.’"" Una junta revisora se encargaría de examinar el contenido de

las conferencias, que en sus inicios estuvo formada por los señores prebendados Agustín

Abarca y Luis G. Segura.*" Árciga añadió un elemento de presión para la asistencia de los

curas en las conferencias, estableciendo que su participación sería tomada muy en cuenta

para los trámites eclesiásticos:

...los señores curas, al solicitar su promoción a otra parroquia, o al separarse de la suya por otros motivos; los confesores al tiempo de pedir la refrenda de sus licencias; y los Clérigos de Ordenes inferiores, cuando pretendan ser promovidos a los superiores estarán obligados a presentar un certificado en donde conste si han asistido o no a las conferencias; reservándonos calificar las causas que se hayan

'^ - /« p p .9 -1 1 .‘ ^M .p.l4 .

Los encargados de enviar las cuestiones son distribuidos de la siguiente manera: "...que el Presidente de la conferencia de esta Capital, remita oportunamente las cuestiones que aquí han de tratarse a los Párrocos de Capula, Charo, Tzitzio, Santiago Undameo, Acuitzio, Etúcuaro, Cruz de Caminos, Tiripetío, Teremendo, Huaniqueo, Chucándiro, Santa María y Copándaro... El Presidente de la de Pátzcuaro hará lo mismo con los párrocos de Jesús Huiramba, Tzintzuntzan, Quiroga, Santa Fe de la Laguna, San Jerónimo, Erongarícuaro y Zirahuén. El de Coeneo con el de Zacapu. El de Angamacutiro con el de Santa Fe del Río. El de Huetamo con los de Tiquicheo y Carácuaro. El de Maravatio con los de Ucareo y Zirizícuaro. Y el de Angangueo, con los de Tuzantla, Túxpan y Zitácuaro." Ibid, p.l5.•^^/Wp.16.

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alegado, para no asistir y determinar la pena que se ha de imponer a los que sin razón poderosa hayan faltado.

El arzobispo de Michoacán no fue el único en llevar a cabo este tipo de acciones. El

obispo de Zamora a partir de 1878, José María Cázares, también se dio a la tarea de

instaurar las conferencias eclesiásticas en su jurisdicción. En este sentido, la documentación

indica que Cázares siguió en su administración disposiciones similares a las que Árciga

tomó. Desafortunadamente, en este momento no cuento con la información que me permita

hacer una revisión detallada de los temas que se trataron en las conferencias, la cual en

principio se encuentran dispersa e incompleta, por lo cual será pertinente dejar este punto

para una investigación posterior.

Hemos visto cómo Árciga y Cázares instrumentaron, a través de las conferencias

eclesiásticas y de la reforma de la instrucción de los seminarios, la estrategia para promover

un nuevo tipo de clero parroquial frente a la secularización, estableciendo los deberes del

sacerdote en un doble sentido: en su ministerio y en su formación intelectual, a partir de lo

cual los eclesiásticos se constituirían en la mejor guía espiritual para su feligresía evitando

su incursión en los errores de la fe, a través de sus conocimientos basados en una amplia

instrucción que se pretendía fuera religiosa y científica al mismo tiempo.

Podemos concluir que no fue con la llegada de los Pío Latinos que dio inicio la

reforma eclesiástica en México, sino que la jerarquía clerical, al menos en el arzobispado de

Michoacán, ya había comenzado a implementarla desde una óptica propia. Tanto el grupo

de Árciga como el de Labastida propusieron transformaciones en la educación del clero con

base en el proyecto de reforma teológica tomista La introducción del neotomismo fue

126 Ibid, p .l7 .

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aceptada con entusiasmo por el clero local como parte de la reforma de los seminarios. Por

lo que no se puede considerar que la jerarquía clerical michoacana se haya opuesto a seguir

las iniciativas del papado.

Lo novedoso de la propuesta de Labastida radicó en la forma que adoptó la

educación, en los medios a través de los cuales se aplicó y en el personal encargado de ella,

y particularmente, en la formación de una nueva jerarquía educada en el extranjero, lo que

representó una impugnación al sistema de valores y prácticas aceptadas, promovidas y

resguardadas por el clero michoacano.'^^

Si tomamos en cuenta el comentario de Roderic Ai Camp de que “el lugar en que

los sacerdotes siguen sus estudios a menudo es determinante en sus valores en su carrera en

el sacerdocio”, la formación del grupo Pío Latinofiie una experiencia distinta a la del

michoacano, en donde otros factores contribuyeron a su educación como “la cercanía a la

Iglesia católica, al Papa y al Vaticano. En suma ...el ambiente más amplio del catolicismo

en el contexto de Roma."'

Para la jerarquía clerical asentada en Morelia, que se nutrió de la tradición

quiroguiana, la idea de que existiera un proyecto como el de Labastida y Planearte

significaba la ruptura con la tradición educativa institucional resguardada en el Seminario

de Morelia. Ello posibilitaba la formación de una nueva jerarquía alejada de los intereses

del clero asentado en la sede del obispado, con el cual tarde o temprano se tendría que

disputar la dirección de la jurisdicción eclesiástica y de los espacios de administración y de

representación clerical en el arzobispado de Michoacán.

Long, Op.Cit. p .l8 .Ai Camp, Op. Cit. pp.265-266.

129 Ibid, p. 264.

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Capítulo 2

Los grupos clericales en el obispado de Zamora

“Uno de los argumentos que pueden ofrecerse acerca de los vínculos de la jerarquía católica con la población m exicana, distinguiéndolos del liderazgo político, m ilitar y especialmente intelectual, es la conservación de fuertes raíces locales. N inguna otra élite de M éxico puede afirm ar que tiene lazos tan estrechos entre su lugar de trabajo y sus propios orígenes geográficos como la jerarquía católica” . Ai Camp, Op.Cit, p.284.

En el capítulo anterior señalamos que los aspectos de reorganización interna propuestos por

el papado desencadenaron no una sino varias respuestas de reforma locales. Para el caso

mexicano y particularmente michoacano dimos cuenta de los proyectos propuestos por el

arzobispo de México -oriundo de Michoacán y con fuertes intereses en la localidad-,

Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos, y el arzobispo de Michoacán José Ignacio Árciga.

En este capítulo haré referencia a las características que distinguieron a las dos facciones

clericales enfrentadas a raíz de la aplicación de cada uno de sus proyectos. Me interesa

destacar la composición social de los grupos y la trayectoria específica de sus miembros,

con la finalidad de observar los elementos que los distinguen. Con ello explicaré cómo la

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formación de un nuevo grupo clerical en el Bajío Zamorano, impulsado por el arzobispo de

México, dio lugar a un conflicto de intereses por el establecimiento de un nuevo sistema de

asensos y por el control de los espacios de decisión y representación eclesiástica detentados

por la jerarquía radicada en Morelia.

1. La oligarquía zamorana

Antes de revisar la composición del grupo formado en Zamora, consideremos dos puntos:

el primero, que el periodo comprendido en este trabajo corresponde a la etapa inicial de

formación del grupo clerical zamorano, por lo que me referiré principalmente a su etapa

formativa; y segundo, que dicho grupo no formó parte del cuerpo capitular de la diócesis de

Zamora, constituyéndose de manera externa y desligada de esta corporación.

El grupo sacerdotal zamorano formó parte de una élite que durante la segunda mitad

del siglo XIX consolidó una poderosa influencia regional tras fortalecer sus posiciones

económicas y tejer una amplia red de relaciones sociales, políticas y clericales.^ Gladys

Lizama señala en su estudio Familias y fortunas y economía: Zamora en el Porfiriato^ que

fueron entre diez y quince las familias más preponderantes de esta élite.^

Por su parte Gustavo Verduzco Igartúa, señala a Zamora como el centro de una

importante actividad agrícola, no sólo productor, sino también como sitio para la

organización de esta actividad. Esto le permitió que entrado el porfíriato se afianzara como

' Tapia Santamaría, Op.Cit, pp.89. En su estudio Lizama aborda la trayectoria de cinco: los Dávalos, y sus descendientes los Méndez Padilla,

Miguel Méndez Cano y sus hijos los Méndez Bemal; los Planearte y Luis Verduzco López e hijos. Lizama Silva, Gladys. Familias, fortunas y economía: Zamora en el Porfiriato. Tesis para obtener el grado de doctora en Ciencias Sociales, t.I CIESAS-Universidad de Guadalajara, Jalisco, 1998, p.2.

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el centro urbano rector de la región." Para Lizama dicha región fue un amplio escenario que

rebasó la jurisdicción distrital que comprendía un área geográfica mayor: el bajío

zamorano, el sur de Jalisco, parte de Colima y la Tierra Caliente. En esta extensión se

pueden apreciar los alcances de las redes económico-sociales de la élite zamorana.

Hacia la segunda mitad del siglo XIX se calculaba que la agricultura y la ganadería

en el municipio de Zamora producía, cada año, aproximadamente de veinticinco a treinta

mil fanegas de maíz; alrededor de tres o cuatro mil cargas de trigo y más de ocho mil

fanegas de garbanzo. Existían también siembras de riego con productos como el maíz,

frijol, lenteja, camote, caña, melón, chile y tomate, entre otros; además de cosechas para

pasturas.^ Para 1877 existían en el municipio cinco mil reses de ganado vacuno y mil de

caballar, y sus productos se estimaban en mil crías anuales al primero y ciento cincuenta

muletos y potrillos al segundo.^

Tapia Santamaría explica que el comercio de los productos agrícolas y ganaderos se

había afianzado en esta región desde finales del siglo XVIII, bajo el impulso de la minería

de Guanajuato y Zacatecas.^ De esta manera, las actividades agrícolas y ganaderas no

fueron exclusivas de la comarca para el siglo XIX, dado que la élite zamorana incursionó

en el comercio y las actividades crediticias y financieras.^ A pesar de la inestabilidad

Lizama define a la élite zamorana como “el grupo social que concentró en sí mismo el poder económico, político, social y cultural, el cual fue capaz de ejercer e imponerlo al resto de la sociedad en el espacio y territorio donde vivió y también en el aledaño a él.” Lizama, Op. Cit,pA6. Verduzco, Gustavo. Una ciudad agrícola: Zamora. Del porfiriato a la agricultura de exportación. México,

El Colegio de México. 1992, p.20. Memoria presentada por el ciudadano general de división Manuel González al ejecutivo de la Unión, al del

Estado de Michoacán y a la Legislatura del mismo sobre el uso de las facultades discrecionales que le fueron concebidas para reorganizar política y administrativamente dicho Estado. Morelia, Imprenta del Gobierno en Palacio, 1877, p. 143.Ubid’ Tapia Santamaría, Op.Cit, p. 54.® Lizama, Op.Cit, p.lO.

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política y lá serie de conflictos bélicos suscitados en la primera mitad del siglo XIX -la

guerra de Independencia, la de Reforma y la serie de intervenciones extranjeras-, el

comercio en el bajío zamorano se desarrolló de manera continua e incluso fue en aumento,

hasta llegar a ser una fuente respetable de acumulación de riqueza. Zamora se convirtió en

un centro comercial importante en el noroeste de Michoacán, dado que fue punto de

concentración de productos para el abastecimiento de la región y envío de mercancías a los

centros mineros ya mencionados.^ A ello contribuyó el dinamismo de los empresarios y

comerciantes que financiaron y construyeron la infraestructura necesaria para diversificar

las actividades económicas en la región; la construcción del ferrocarril, el mejoramiento de

los servicios públicos, la instalación del agua potable, la luz eléctrica, las líneas telefónicas

impulsando además, la introducción de tecnologías novedosas.*^

Parte de su industria consistió en la producción de rebocería. En ella se empleaban

como materias primas la hilaza de fábricas nacionales y extranjeras, así como el añil de

Apatzingán. Dicha área tenía una producción anual estimada en diez mil pesos. Aunque en

los pueblos de Santiago Tangamandapio, Atacheo y Ario dominaba la actividad agrícola,

existió la elaboración de zapatería y en Tarecuato, la hechura de reatas de pita.** Los

registros de 1882 informan que el distrito de Zamora ocupaba el segundo lugar, después de

Morelia, en erogar la mayor cantidad de impuestos.*^

Por otro lado, la inmigración de población hacia Zamora durante el siglo XIX, le

imprimió características económicas y sociales particulares a la ciudad. En la segunda

Tapia Santamaría, Op.Cit, p. 70.Ibid, p. 70. Lizama, Op.Cit, p. 9.

‘‘ Memoria ... 1877, Op.Cit, p. 143.

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década se realizó una emigración numerosa de los poblados cercanos a Zamora en la que

arribaron hacendados, rancheros, comerciantes y artesanos. Parte de los desplazamientos

ocurrieron entre 1865 y 1875, provenientes de los poblados de Tangamandapio,

Tangacícuaro, Chavinda, Tlazazalca, Purépero, Ecuandureo y Guanajuato. Varias de las

familias inmigrantes se acoplaron a la dinámica social local y se ligaron a las principales

familias zamoranas a través de lazos matrimoniales y compadrazgos.*^

Durante este periodo se fortaleció en la ciudad un grupo económicamente poderoso

que para la segunda mitad del siglo XIX buscó lograr su consolidación, no sólo a través de

la participación en las actividades económicas ya mencionadas, sino también políticamente

al promover su autonomía con respecto de otros grupos sociales oligárquicos radicados en

la capital del estado.

Como sabemos, el dominio de las oligarquías no inició en el siglo XIX, pero en este

periodo su florecimiento fue una característica común en América Latina, principalmente

en el periodo posterior a la emancipación de la Metrópoli, en que estos grupos sociales se

fortalecieron frente a la debilidad de los gobiernos post-independentistas para ejercer un

control político sobre determinados territorios.

Diversos estudios enfatizan la formación de estos grupos a partir de amplias redes

familiares vinculadas a un estructura socioeconómica particular, en la que sus miembros se

aliaron por razones no sólo de parentesco, sino de comercio, de compadrazgo, de

Memoria presentada a la Legislatura del. Estado de Michoacán de Ocampo por el Secretario de Gobierno C. Lie. Néstor López en la sesión del día 31 de mayo de 1882. Morelia, Mich, Gobierno del Estado de Michoacán 1882.

Tapia Santamaría, Op.Cit,p.67.

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proximidad espacial y como miembros de determinadas organizaciones.*" Sabemos que las

conexiones familiares, directas o colaterales, forman vínculos que fortalecen a la misma

élite, porque unen fortunas e intereses, las cuales al ser compartidas por un mayor número

de personas, facilitan el financiamiento de proyectos en beneficio del grupo. Mientras

mayor sea el número de integrantes de una familia, mayores son sus posibilidades de lograr

alianzas matrimonialés y entablar conexiones en diversos ámbitos, como el clero y el

ejército.

La élite zamorana se formó por un grupo de familias no muy numeroso que

restringió los mecanismos de acceso a través de conexiones de parentesco, clientela y

compadrazgo, como formas de controlar el ascenso social y de asegurar el control del

comercio y la producción agrícola e industrial. Este grupo integró una red familiar cuyas

ramas principales eran: los Arceo, los Verduzco; los Dávalos; los Jaso; los Del Río; los

García Martínez; los Orozco; los Igartúa; los Jiménez los Méndez; los Garibay los

Planearte; los Labastida y los Padilla.*^

Las familias tenían estrechos vínculos con la Iglesia, teniendo varios de sus

miembros entre las filas clericales, por lo que “al existir un comportamiento endogámico

entre las familias que componían la élite zamorana, resultaba que prácticamente todas

tenían como parientes cercanos a sacerdotes o religiosas ya que cuando no se tenían u hijo

sacerdote, se trataba del sobrino o del tío o de la sobrina monja.”*

Véase Diana, Stuart F. Voss y otros. Las alianzas de familias y la formación del país en América Latina. México, Fondo de Cultura Económica, 1984.

Tapia Santamaría,Op.Cií, p.54. Lizama, Op.Cit.WS.Verduzco, Gustavo. “Zamora en el porfíriato: una expresión liberal de los conservadores.” en Staples, Anne

[Et.al] El dominio de las minorías, república restaurada y porfiriato. México. El Colegio de México. 1989,p.61.

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Los miembros de la oligarquía zamorana intervinieron en la organización del

gobierno local a través de individuos concretos que fueron las cabezas visibles en el

escenario político. La revisión de la documentación perteneciente al Ayuntamiento de

Zamora en la segunda mitad del siglo XIX nos muestra cómo los integrantes de la élite sólo

cambiaban la posición que ocupaban en el gobierno local que, como espacio de

representación, difícilmente abandonaban. Así lo muestran las elecciones para renovar el

Ayuntamiento en 1866, en donde encontramos al licenciado Manuel Martínez, Ramón

García Vallejo, Rafael Paz Romero, Agustín Méndez Padilla, Nicolás del Río, Miguel

Méndez Cano, al licenciado Jesús Ochoa y a Manuel Verduzco.*^

Para 1869 fueron elegidos para ocupar el cabildo de la ciudad los siguientes

personajes: Ramón Anaya, como presidente del cabildo, en sustitución de Octavian©

Igartúa; Luis Verduzco, síndico procurador; Perfecto Méndez, regidor primero propietario;

Rafael Paz Romero, regidor segundo propietario; Antonio Martínez Villaseñor, regidor

tercero propietario; el Lie. Miguel Arredondo, regidor cuarto propietario; Luis G. Planearte,

regidor quinto propietario; Juan Gil de Hoyos, regidor sexto propietario; el señor García

como regidor séptimo propietario; Miguel Padilla; el señor Torres Maldonado como regidor

segundo suplente; Sixto del Villar, regidor tercero suplente; y Juan Carrillo, regidor cuarto

suplente.

Jesús Tapia y Gustavo Verduzco señalan que este tipo de actividades se combinaron

con una apertura cultural hacia el exterior, debido a que la bonanza económica permitió a

AHMZ Cabildo. Libro de actas, 1866. Acta de la sesión del 21 de marzo de 1866, foja 26, AHMZ, Cabildo. Libro de actas, foja s/n. 1869.Acta de la sesión del 16 de septiembre de 1869.

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estas familias financiar a sus descendientes una formación académica en el extranjero.'De

este modo se fue configurando un grupo social con una mentalidad económica progresista,

que moldeó sus deseos de modernidad al amparo de un creciente fervor católico. '^

2. La familia Labastida y Planearte

Pelagio Labastida era miembro de una de las familias más importantes del bajío zamorano

formada por la unión de José Luciano Labastida y María Luisa Dávalos. El liderazgo

religioso de las familias Labastida y Planearte contó con los apoyos locales de la oligarquía

zamorana por sus conexiones de amistad y de parentesco, las cuales proporcionaron en

parte los recursos económicos y humanos necesarios para llevar a cabo su proyecto.

Pelagio Labastida tuvo como brazo ejecutor de su proyecto en el bajío zamorano, a

su sobrino, José Antonio Planearte y Labastida. José Antonio fue el penúltimo hijo del

matrimonio formado por Francisco Planearte y Arceo y Gertrudis de Labastida y Dávalos,

hermana de Pelagio. Se tiene noticia de que los Planearte eran una familia criolla

procedente de Cotija, que había sido llevada por el hacendado Victorino Jaso a su

propiedad en Cojumatlán, en donde comenzaron a trabajar como medieros en tierras de

ganado. Décadas más tarde se establecieron en Zamora, con nexos familiares que los

unieron a las principales familias del lugar, como los Dávalos, los Orozco, los Padilla, los

Jiménez, los Igartúa, los Méndez, los Verduzco y los Garibay. Con sus matrimonios los

hermanos de José Antonio Planearte, formaron los apellidos Planearte Alvarez, Planearte

Verza, Planearte Garibay, Planearte Navarrete, Planearte Menocal, Paz Planearte y

Tapia Santamaría, Op.Cit, p.67. Verduzco, 1989, Op.Cit,p.69. Tapia Santamaría, Op.Cit, p.67.

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Planearte Igartúa. Todos ellos fueron apellidos de considerable relevancia en las actividades

políticas, sociales y económicas de la región.

Los Planearte y Labastida tuvieron diversas propiedades: un negocio de abarrotes y

semillas; las haciendas de La Sauceda, Miraflores (Zamora), Tamándaro (Jacona), el rancho

de El Nopalito, medio rancho de Ucácuaro, el potrero de Santa Rita, la hacienda de

Aguacaliente con sus ranchos El Tecolote, Lagunilla y Potrero de las Calabazas

(Ecuandureo), y un molino en el barrio de San Pedro en Jacona; poseían además otras

tierras en el barrio de la Asunción de Jacona.^^ Francisco Planearte y Arceo era dueño del

molino de trigo llamado “Plancarteño o Molino de Arriba” ubicado en la población de

Jacona, el cual heredaron los Planearte y Labastida; poseía también otro molino de trigo

denominado "La Estanzuela". Además Francisco Planearte se desempeñó como prestamista

y como apoderado de otras fortunas familiarss.^^

Los Planearte también participaron de la política local ocupando diversas posiciones

en la administración municipal. Luis G. Planearte en 1869 fue regidor quinto propieteuio.

En 1870 Miguel Planearte se desempeñó como regidor tercero propietario y en 1880 como

presidente del ayuntamiento zamorano; José María Planearte fue ñincionario electoral en

1871. De igual manera ocurrió con los personajes que se integraron a esta familia como en

los casos de Rafael Paz Romero " esposo de María Josefa Planearte, que fungió en 1869

como regidor segundo propietario y en 1870, como regidor sexto; y de Perfecto Méndez

Idem, ^55.^ Protocolo de Mariano Peña 1847 Fs-24-30 en Reyes García, Cayetano [ti.dX.^Protocolos notariales Distrito de Zamora 1842-1854, Zamora, El Colegio de Michoacán, 1983, p.56.^ Francisco Planearte fiie apoderado de don José Miguel Garibay Verduzco. Protocolo de Mariano Peña 1842-1846.FS.11-14. Reyes García, Op.Cit.

Rafael Paz Romero Maestro del Seminario de Morelia, casado con María Josefa Planearte.

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Padilla casado con María Dolores Planearte,regidor primero propietario en dos

ocasiones.

Si bien los Planearte y Labastida no eran la familia más acaudalada de la región,

llegaron a constituir parte del liderazgo político e intelectual de la oligarquía zamorana, a

través de los nexos que sus miembros establecieron a partir de sus posiciones dentro de la

jerarquía clerical mexicana y romana y por su participación en el escenario político, tanto

local como nacional.

José María, el hijo mayor de los Planearte y Labastida, quien tomó las riendas de la

familia a la muerte de su padre, decidió enviar a sus dos hermanos menores, José Antonio y

Luis, a estudiar en el extranjero, con la expectativa de lograr para ellos una mejor

educación. Ambos fueron a Europa en 1856 gracias a su tío Pelagio, entonces obispo de

Puebla, que viajaba fuera del país para vivir su primer exilio político de México.

La familia Planearte y Labastida formó parte de la élite local que desde mediados

del siglo XDC pugnó por la separación política del bajío zamorano del resto del territorio

michoacano. El hecho de invertir y financiar su propia infraestructura para el desarrollo de

la economía local sin la intervención del gobierno del estado, fue importante para vindicar

esta idea de división de la región. La inyección de recursos monetarios por parte de la

élite zamorana se tradujo en autonomía económica, que buscó su emancipación del estado

en el plano político. Tapia señala que la élite zamorana se mostró celosa de su autonomía

Perfecto Méndez Padilla se casó con María Dolores Planearte Igartúa, hija de Luis G. Planearte y Josefa Igartúa. Méndez Padilla fue miembro de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, Diputado al Congreso de la Unión, y Vicepresidente del Partido Católico Nacional.

Tapia Santamaría, Op.Cit, p.70.

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respecto de la administración central del estado,^ lo que a la larga posibilitó una cierta

independencia de facto frente a la ciudad de Morelia como capital.

3. El Estado y la Diócesis de Zamora

El proyecto de formar un nuevo estado, del cual Zamora sería capital, salió a la luz

formalmente en el año de 1846, a través de la iniciativa que Pelagio Labastida formuló

como diputado de la Junta Departamental de Michoacán.

Esta propuesta divisionista mantenía relación con la pujanza económica de la

región, cuyo principal indicador era el crecimiento urbano de la ciudad de Zamora y la

ampliación de su área de influencia a otras poblaciones.^^ Dicha propuesta fue la expresión

de los intereses de la élite la cual Labastida fue el personaje con mayor proyección hacia el

exterior, en su tiempo; capaz de gestionar ante las instancias correspondientes el proyecto

de separación de Zamora. Parte de su liderazgo radicó en las posiciones ascendentes que

escaló dentro de la jerarquía clerical mexicana, a la par de los puestos políticos que ocupó

dentro de la facción conservadora, participando de una red de relaciones cuyos enlaces

incluían nexos, tanto con los principales personajes de la escena política y clerical de la

época en el país tanto como en el extranjero, tales como Maximiliano y el Papa.

Por ello, siendo prebendado de la Iglesia catedral de Morelia en 1846, propuso la

formación del Departamento de Zamora, que abarcaría a todo el occidente de Michoacán,

del Lerma al Pacífico; al suroeste Colima y Ario de Rosales al sureste, siendo Zamora la

^^6íV/,p.69.^® /« p p .7 0 -7 1 .

Idem

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capital. Dicha propuesta no obtuvo el éxito deseado, pero sentó un precedente para la

presentación de un proyecto posterior durante el gobierno del general Miramón, en el que

se pensó formar un estado con Zamora por capital.^'

Posteriormente, cuando Justo Mendoza fue gobernador de Michoacán, varios

vecinos de Zamora propusieron la formación de un nuevo estado dentro de la federación

mexicana. Esta petición fue promovida por una junta integrada por los siguientes

personajes: el Lie. Francisco Vaca, quien después fue Presidente de la Suprema Corte de

Justicia de la Nación, el Lie. José Antonio del Río, el Lie. Jesús Ochoa, José María

Planearte, Rafael Valdés, secretario de la Prefectura y D. Rafael Padilla Madrigal,

secretario del Ayuntamiento.^^

Pero ante la insistencia del gobernador del estado se detuvieron las gestiones y la

junta se disolvió, volviéndose a reinstalar de manera formal en 1872. Así el 13 de

noviembre del año citado, quedó establecida la unión para lograr la constitución del nuevo

estado, en cuya acta quedaron asentadas las siguientes firmas: Ignacio Ochoa Villagómez,

José Antonio del Río, Perfecto Méndez Padilla; Luis Verduzco; Ramón Padilla; Pedro

López, J. Dolores García; Antonio y Miguel Méndez Cano; Marcos Garbay, Rafael Padilla,

Angel Cortés, Octaviano Villanueva; Luis G. del Río; Francisco Verduzco G., Maximino

Verduzco; Rafael Urbizu; Benito García; Luis G. Planearte, Miguel Planearte, G. Planearte;

Octaviano Igartúa; Vicente Godínez; Luis Padilla Matos; José María Orozco; Indalecio

Haro; Teófilo Pedroza; Manuel Orozco; J. Dolores Amezcua; Angel Segale; Juan N.

^ Rodríguez Zetina, Arturo. Zamora ensayo histórico y repertorio documental^ México, Editorial JUS, 1952,

32IdemIbid, p.735.

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Acuña; Arcadio H. Orozco; Luis Jasso; Luis del Río y Jesús Matos, entre otros. Los

anteriores constituyen los miembros políticamente activos de la oligarquía zamorana.

En 1889 se dio el último intento separatista. En este año el licenciado Luis G.

Padilla Matos presentó un proyecto de formación del estado de Zamora que abarcaría los

municipios de La Piedad, Jiquilpan, Uruapan, Ario de Rosales, Apatzingán y Coalcomán.^^

Dicho movimiento fue nuevamente sofocado por las autoridades del centro político del

Estado. Finalmente las propuestas de separación política iniciadas por Labastida no

fructificaron, pero lo que sí logró este personaje fue la autonomía eclesiástica de la región,

con la creación del nuevo obispado de Zamora en 1863.

Este hecho se ha considerado como “como la verdadera declaración de autonomía

regionar’. " Por lo menos en el aspecto religioso se abría la posibilidad para los miembros

de esta oligarquía de controlar un espacio de representación eclesiástica en la región, cuyo

dominio había estado a cargo del grupo clerical que tenía su asiento en Morelia, la sede

episcopal. Labastida fue uno de los principales promotores de esta nueva división

eclesiástica. En este sentido, el proyecto religioso de Labastida influyó de facto en los

esfuerzos separatistas, independientemente de que este haya sido su propósito. Podemos

considerar que los planteamientos de la reforma eclesiástica del arzobispo se insertaron en

los esfuerzos por lograr la autonomía local que inicialmente pretendía dos cosas: la

creación de la diócesis de Zamora, a partir de la división territorial del antiguo obispado de

Michaocán; y la formación de un grupo clerical compuesto por integrantes de esta

oligarquía, y cuya intención primordial fue crear un nuevo tipo de líderes sacerdotales.

IdemVerduzco, 1989, C>p.C/7,p.56.

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capaces de desplazar a la dirigencia eclesial existente y tomar las riendas del proyecto de

reorganización eclesiástica impulsado por el Vaticano.

La diferencia entre la propuesta de 1846 y la creación del obispado en 1863, estriba

en los propósitos de ambas y en la posición que ocupó Labastida en esos dos momentos. El

primer intento puede considerarse mayormente político y que en esta medida atendió

primordialmente a intereses de carácter local. En el segundo caso Labastida en su calidad

de arzobispo de México, elaboró una propuesta eclesiástica con mayores alcances, que sin

embargo tuvo una repercusión en el proyecto de autonomía local que él mismo había

realizado años antes.

Cabe señalar que para la segunda mitad del siglo XIX, Zamora era la cabecera de

uno de los 17 distritos o prefecturas en que se había dividido el estado de Michoacán.^^ Esta

división territorial y de gobierno económico-político, aunque tuvo sus variantes durante su

periodo de vigencia (1825-1914), promovió la centralización del poder político del Estado y

frenó los intentos de autonomía de los gobiernos locales.

Durante su primer destierro, Labastida logró la elevación del obispado de Zamora, a

través de la bula Catholicae Romanae Ecclesiae, fechada el 26 de enero de 1863 y

ejecutada el 28 de febrero de 1864. La circunscripción del nuevo obispado de Zamora

abarcó 36 parroquias de los poblados siguientes: Aguililla, Apatzingán, Coalcomán, Cotija,

Coahuayana, Charapan, Chilchota, Capacuaro, Huacana, Jacona, Jiquilpan, Maquili,

Naguatzen, Peribán, Parangaricutiro, Purépero, Paracho, Pichátaro, Patamban, Pómaro,

35 En 1868 la división político-administrativa del estado comprendió 17 distritos con sus respectivas cabeceras en: Morelia, Zinapécuaro, Maravatío, Zitácuaro, Huetamo, Tacámbaro, Ario, Pátzcuaro, Uruapan, Apatzingán, Coalcomán, Los Reyes, Jiquilpan, Zamora, La Piedad, Purépero y Puruándiro, en Mijangos Díaz,

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Tangancícuaro, Tarecuato, Taretan, Tancítaro, Tepalcatepec, Tingüindín, Tingambato,

Tzirosto, Santa Ana Amatlán, Sahuayo, Pinzándaro, Tlazazalca, Ixtlán, Urecho, Uruapan y

Zamora. ^

La creación de la nueva diócesis reforzó las expectativas de crecimiento económico

y político de los zamoranos, y a la vez fue visto como resultado de los logros que en estas

áreas. Las ideas de la separación continuaban presentes tanto eii el discurso político como

en el religioso. Ello se puede observar con más precisión en la primera pastoral del obispo

de Zamora, José Antonio de la Peña y Navarro, en la cual hablaba de la concurrencia de

factores que justifican el avance de la región. Por un lado menciona el aumento del

comercio y con ello de la riqueza pública; y por otro, enfatiza el papel de las conexiones

familiares, como elementos que consolidaron en la sociedad zamorana el "interés común",

reflejado en el fortalecimiento y la protección de la economía. Concretamente consideraba

que hacer:

Eduardo Nomelí. ‘Admmistración periférica y control político regional: el sistema de prefecturas en Michoacán” en prensa.

Primera pastoral del primer obispo de la nueva diócesis de Zamora... Op.Cit. Apartado V. Véase mapa en la siguiente página.

José Antonio de la Peña y Navarro. Nació en Zamora el 28 de mayo de 1799. Ingresó al seminario de Morelia en 1819. Prebendado de la Iglesia Catedral de Michoacán en 1833. En 1848 Fue nombrado canónigo y posteriormente tesorero. Fungió como obispo auxiliar de Munguía hacia 1862. Fue consagrado obispo de Zamora el 8 de mayo de 1864. Murió en Tarecuato el 13 de julio de 1877.

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...más íntimos los lazos de familias con familias, daba un empuje vigorosísimo al espíritu de asociación en diversos sentidos, é iba poniendo a la nueva comarca en estado de seguir progresando sin cesar.^*

Carta del Nuevo Obispado de Zamora, Mapoteca Manuel Orozco y Berra, Colección General.

38 Primera pastoral del primer obispo de la nueva diócesis de Zamora.,Op.C/í.. Apartado VII

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En este sentido resulta interesante observar las similitudes del discurso pronunciado

por el obispo, con los argumentos esgrimidos durante el último intento separatista ocurrido

en 1889. De la Peña expresaba que el fuerte impulso económico alcanzado por las familias

zamoranas había permitido organizar un grupo y una región lo suficientemente fuerte como

para establecer una comunidad con aspiraciones propias. Dentro de estos anhelos estaba

formación del estado de Zamora, que significaba no sólo la autonomía política de la élite

local, sino la posibilidad de controlar la distribución de los recursos económicos hasta

entonces captados por el estado.

Aunque con un lenguaje más abierto y audaz, los separatistas de 1889 esgrimieron

como argumento la misma idea del primer obispo: los zamoranos habían trabajado

arduamente para formar una región económicamente progresista^^ y por ello les

correspondía el manejo sus beneficios:

Somos separatistas, lo repetimos una y mil veces, y lo somos porque el amor patrio está encerrado en nuestros pechos, que aún tiene vida y laten precipitadamente en vista de las desgracias de que son víctimas nuestras vírgenes tierras; somos separatistas, y nunca lo negaremos, y lo somos porque la realización de su proyecto traerá el bienestar á sus hijos; y como nosotros deseamos el bienestar de todo el pueblo honrado y laborioso...

Para el obispo, el pueblo honrado y laborioso había logrado constituir lo que llamó

un cuerpo moral convenientemente ordenado, en el aspecto civil y eclesiástico:

39 Como mencioné anteriormente el Distrito de Zamora aportaba al estado el segundo lugar de impuestos. Memoria de Gobierno...^ Archivo García Sáenz Biblioteca Luis González y González, “Dos Palabras” en El Gallito Periódico independiente con sus ribetes de política y literario. Responsable Andrés R. Cema. No. 12 Zamora, domingo 8 de septiembre de 1889. p.2.

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...habiendo en consecuencia unión de voluntades y siendo uno mismo el espíritu que los rige, vienen finalmente a constituir un cuerpo moral que, si se eleva a Dios hace bajar sobre sí las bendiciones del cielo, si se dedica a las faenas honestas del trabajo y la industria, logra casi de seguro el fhito de sus tareas..."**

E incluso opinaba que la importancia adquirida por Zamora la colocaba en

posibilidades de rivalizar con Morelia, la capital del estado:

... los hijos de Zamora tenemos la dicha de verla colocada sobre el nivel de las otras poblaciones del Estado, capaz de rivalizar con la misma capital, y como reclamándonos el tributo de felicitación a que se ha hecho acreedora por ese distintivo ilustre, cuya grandeza excede todos los fastos con que hasta aquí había podido ser ennoblecida. "*

La meta a la que apuntaban estos trabajos pasados y presentes se dirigía a la

consolidación de la superioridad de la región a nivel nacional y a obtener la

autodeterminación en aras de un progreso social y económico para sus habitantes:

....nuestro proyecto no es absurdo, sino patriótico y progresista; esto quiere decir que los zamoranos no estamos tranquilos ni satisfechos, hasta que no veamos cumplidos nuestros votos, realizadas nuestras esperanzas. Mientras esto no suceda, mientras vivamos sujetos a indignos mandatarios, mientras se pongan barreras a nuestro progreso material y social, Zamora no dejará de ser un ignorado Distrito a quien sólo se recuerda por lo que produce, pero no por lo que tiene."*

Pero por el momento, los zamoranos podían regocijarse con el triunfo que

representaba la creación de su diócesis que, como señala Gustavo Verduzco, “dentro del

régimen jurídico eclesiástico, implicaba independencia de otros lazos nacionales para

Primera pastoral del primer obispo de la nueva diócesis de Zamora Op.Cit. Apartado XVI.Ibid, Apartado V.Archivo García Sáenz Biblioteca Luis González y González. “La Segregación” en El Correo Periódico

independiente. Responsable Andrés R. Gema. No. 12 Zamora, sábado 7 de septiembre de 1889. p. 2.

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rendirle cuentas sólo a Roma.” " Zamora adquiría la libertad de constituirse como

jurisdicción eclesiástica independiente cuyo manejo correspondía a su obispo y cabildo.

4. El gnipo "romano ”

En su administración como párroco de la población de Jacona (1867-1882), José

Antonio Planearte se convirtió en la figura clave de la ejecución del proyecto clerical de

Labastida en el territorio zamorano,. El arzobispo y su sobrino crearon un grupo sacerdotal

importante a través del envío y financiamiento de varios seminaristas al colegio Pío

Latinoamericano en Roma.

Planearte se encargó de la parte operativa del envío de la mayoría de los estudiantes

a Roma. En total fueron 60 los muchachos que mandó desde que fungió como cura de

Jacona, hasta finales del siglo XIX en que murió. Una buena parte de los alumnos llevados

a Europa, principalmente de los dos primeros grupos, fueron oriundos del Bajío zamorano,

el resto perteneció a diferentes partes de la república mexicana.

Labastida pretendió dar a este grupo una nueva educación y trayectoria que los

distinguiera del resto del clero mexicano. El reclutamiento se realizó en parte entre los

Planearte y Labastida"^ y de otras familias acaudaladas de la región. En este sentido fueron

^ Verduzco, 1989, Op.Cit, p.57.Al menos siete fueron los sobrinos de Planearte que fueron enviados a Roma:

Francisco Planearte y Navarrete; Zamora, Mich. el 21 de octubre de 1856. Permaneció en el colegio Pío Latinoamericano de 1870 a 1883. Se ordenó el 19 de diciembre de 1880. Fue Prefecto de la Congregación Mariana en el Colegio Pió Latinoamericano. Rector del Colegio de San Luis Gonzaga en Jacona. Maestro del Clerical de San Joaquín en la ciudad de México. Preconizado obispo de Campeche en 1895 y después de Cuemavaca en 1898. Trasladado a Linares (Monterrey) en 1911, lugar en donde falleció el 2 de julio de 1920.

Adrián Planearte. Nació en Jacona, Mich en 1863. Hijo de Gabriel Planearte y de Josefa Alvarez. Ingresó al colegio Pío Latinoamericano en 1876. Fue enviado y sostenido por su tío José Antonio Planearte. No terminó la carrera eclesiástica.

Carlos Planearte. Hijo de Luis Planearte y Labastida y de Josefa Igartúa. Colegio Pío Latinoamericano (1893-1898). Enviado y sostenido por Planearte.

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de gran ayuda los lazos de amistad con varias familias zamoranas y el prestigio con el que

contaba José Antonio, como sacerdote encargado de la parroquia de Jacona y sobrino del

arzobispo de México. Fue por ello que los mismos padres de los alumnos decidieron

nombrar tutor legal de la educación de sus hijos a José Antonio. A este respecto Camp

señala que:

Muchos ftituros sacerdotes mencionan a otros sacerdotes como significativos, sin tener parentesco con ellos a través de miembros de su propia familia. De hecho, es probable que muchos futuros sacerdotes tomen el ejemplo de algún sacerdote con el que hayan tenido alguna relación. De este modo la actitud religiosa de los padres a menudo es crucial, puesto que ellos proporcionan los medios de contacto por los que el joven se relaciona con el cura familiar.'^^

Para varios de los muchachos en el Colegio de San Luis Gonzaga de Jacona,

Planearte se convirtió en el modelo a seguir. Además, existieron alumnos que, aunque no

pertenecían a la oligarquía zamorana, estaban ligados a los Planearte a través de los

servicios que prestaban, como el caso de Manuel Velázquez Cárdenas, joven aprendiz de

carpintero que durante un tiempo acompañó a José Antonio, que lo invitó a viajar a Roma

como parte del primer grupo de alumnos." ^

Rafael Planearte Igartúa. Fue hijo de Luis Planearte y Labastida y de Josefa Igartúa. Ingresó al eolegio Pío Latinoamericano en 1897. Fue enviado y sostenido por su tío José Antonio Planearte. Fue canónigo del Cabildo Metropolitano y párroco del templo de la Purísima de Monterrey, lugar donde trabajó en la promoción de la catequesis y de la Acción Católica.

Salvador Planearte Igartúa. Hijo de Luis Planearte y Labastida y de Josefa Igartúa. Ingresó al colegio Pío Latinoamericano en 1897. Fue enviado y sostenido su tío José Antonio Planearte. No terminó la carrera eclesiástica.

Miguel Planearte. Nació en Zamora, Mich. Hijo de Miguel Planearte y de Modesta Garibay. Estudió en el colegio Pío Latinoamericano de 1876 a 1885, año en que se ordenó. Fue enviado y sostenido por Planearte. Fue catedrático en el Colegio Clerical de San Joaquín y canónigo de la Basílica de Guadalupe.

Feliciano Gómez Puente de Planearte. Fue hijo de Feliciano Gómez Puente Pérez Gil y de Gertrudis Planearte. Ingresó al Pío Latinoamericano en 1897. Sus padres pagaron sus estudios.

Ai Camp, Op.Cit, p.223.García Romero, Teófilo. Oriundo del bajío zamorano, nació el 7 de enero de 1855. Estudió en el colegio

Pío Latinoamericano de 1870 a 1875. Fue enviado por Planearte quien financió sus estudios.

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Estos alumnos tuvieron una filiación hacia Planearte y su tío, a quienes

consideraban los responsables directos de su formación sacerdotal, tanto por el apoyo

económico como por la dirección formativa que ambos les proporcionaron.

El proyecto de Labastida fue abrazado por los miembros de su familia y por los

sacerdotes que él financiaba en el Colegio Pío Latino. José Antonio se encargó de formar

una conciencia de grupo entre sus discípulos, enfatizando la idea de que debían cumplir un

fin trascendente: el comprometerse con la reforma educativa del clero en la diócesis de

Zamora y en el resto del país, como lo muestra el siguiente fragmento de una carta que

Francisco Planearte, estudiante en el Colegio Pío Latino, le envió desde Roma a su tío José

Antonio:

No pensamos en otra cosa sino en hacemos aptos para tanta empresa y en procurar adquirir aquí las luces necesarias para poder con algún provecho de nuestros paisanos poner en ejecución los proyectos de tanto tiempo y coronar la obra que

. tantos sudores, fatigas, gastos e incomodidades ha causado.'^*

Los Piolatinos consideraban que primeramente se debía ganar terreno en las obras

que Planearte había iniciado en Jacona:

...la causa nuestra es la causa de Jacona y el íhito que saquemos en ciencia y en santidad será en utilidad suya; así pues si los jaconecos megan por nosotros lo hacen por su propio bien." ^

Faustino Martínez Sandoval. Nació en Zamora, Mich., el 15 de febrero de 1855. Estudió en el colegio Pío Latinoamericano de 1870 a 1876. Fue enviado y sostenido por Planearte.

José M. Méndez Romero Nació en Los Reyes, Mich. Estudió en el colegio Pío Latinoamericano de 1870 a 1881. Fue enviado por Planearte y sus estudios fueron pagados por Pelagio Antonio Labastida y Dávalos.

Velázquez Cárdenas, Manuel. Fue hijo de Antonio y Telésfora Cárdenas. Estudió en el colegio Pío Latinoamericano de 1870 a 1875. Fue enviado y sostenido por Planearte.

Carta de Francisco Planearte y Navarrete a José Antonio. Roma, 27 de octubre de 1880. Archivo Plancarte- AGHMIG Correspondencia recibida, “P” vol.6.

Carta enviada por Francisco Planearte y Navarrete a su tío José Antonio Planearte, Roma marzo 4 de 1874. Archivo Plancarte-AGHMIG Correspondencia recibida, “P” vol.6.

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Cuando José Antonio llevó a cabo sus propios proyectos acudió siempre a la a>aida

de su tío. En el caso de la fundación de un colegio para niñas y de una congregación

religiosa, José Antonio pidió su protección, aludiendo a los lazos de parentesco que los

unían:

V.S.I. es mi verdadero Padre y Prelado, y hermano camal de mi virtuosísima Madre Da. Gertrudis Labastida, cuya honrosa memoria he querido conservar en este instituto de caridad...

No obstante que el proyecto de Jacona se realizó sin la presencia física de Labastida

en la diócesis de Zamora, resulta interesante observar “cómo actores geográficamente

distantes intervienen dentro de los procesos sociales en escenarios específicos”. ' Además

el proyecto de reforma clerical fue apropiado al grado de llegarse a convertir en una

empresa familiar en la que participaron otros varios de sus sobrinos como María Josefa y

Luis, a través del apoyo y las aportaciones monetarias a las obras de José Antonio, lo que

aumentaba el prestigio y el poder local de los Planearte. Esta preocupación por el prestigio

familiar parecer ser un rasgo característico en José Antonio, que varios años después,

cuando su sobrino Francisco era obispo de Campeche, le recomendó el uso del apellido

Planearte en la firma de sus cartas pastorales, práctica que era poco común entre los

obispos:

^ Carta de José Antonio Planearte a Pelagio Labastida, 1883. Archivo Planearte-AGHMIG Correspondencia emitida a su familia, vol.4.

Long, Op.Cit.

l io

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...pues lo juzgo más propio que con el nombre a secas, tanto más cuanto que el apellido Planearte te servirá mucho para defender intereses que he creado y seguiré creando en lo eclesiástico y civil.^^

Es así como en este proyecto eclesiástico se involucraron intereses locales y de

prestigio familiar. Planearte sostuvo un total de 33 carreras eclesiásticas, un número mayor

que el de su tío, quien se hizo cargo de los gastos de 10 alumnos. Un pequeño número de

estudiantes ocupó la beca que dejó como legado el arzobispo Munguía -punto que

explicaré más adelante-, y al resto de los alumnos sus propias familias les pagaron sus

estudios.

De esta manera vemos que la oligarquía zamorana avanzó de manera significativa

en la autonomía del territorio al formarse un nuevo espacio eclesiástico con las iniciativas

de Labastida, tanto en la creación de la diócesis como en el envío de los alumnos

michoacanos al Pío Latino. A partir de la formación de este grupo clerical se podía pensar

que era cuestión de tiempo el que uno de sus egresados estuviese al frente de la diócesis.

Los fhitos de esta empresa fueron tangibles hacia la última década del siglo XIX y

las dos primeras del XX, cuando 9 egresados del colegio Pío Latino fueron nombrados

obispos en diferentes jurisdicciones alrededor de la república.^^

Sin embargo el grupo de Morelia pronto entró en confrontación con el de Labastida

en Zamora, no sólo por la disputa de los nuevos espacios de poder y por el rompimiento de

Carta de Planearte a su sobrino Francisco Febrero 21 de 1897. Archivo Planearte- AHMIG Correspondencia emitida a su familia, vol.l.

Gerardo Anaya Obispo de Chihuahua y San Luis Potosí. José Mora y del Río obispo de Tehuntepec, Oaxaca; Tulancingo, Hidalgo y arzobispo de México. Manuel Fulchery y Pietra Santa, obispo de Cüemavaca. Juan Herrera y Piña, obispo de Tulancingo y Linares. Francisco Orozco y Jiménez, obispo de Chiapas y arzobispo de Guadalajara. Francisco Planearte y Navarrete, obispo de Campeche, Cüemavaca y arzobispo de Monterrey. Leopoldo Ruíz y Flores, obispo de León, arzobispo de Monterrey. Guillermo Tritschler y Córdova, obispo de San Luis Potosí. Martín Tritschler y Córdova, arzobispo de Yucatán.

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las formas arraigadas de' acceso y asenso a la jerarquía clerical, sino por el choque de los

intereses locales de los grupos a los cuales pertenecían.

Por ello es conveniente tratar en el siguiente punto las características del grupo

clerical asentado en Morelia.

S . El grupo de Morelia

Para 1868, un año después de que los partidarios del imperio abandonaran la ciudad

de Morelia, Justo Mendoza, después de asistir al Congreso de la Unión como diputado,

retomaba su cargo como gobernador del estado de Michoacán. Mendoza emprendió la

organización de las ramas de la administración pública en el estado. La situación

económica que se atravesaba no era favorable, debido a los problemas de desarrollo

enfrentados por la producción estatal en los períodos de inestabilidad política.

La desamortización de los bienes de la Iglesia michoacana tuvo gran avance en

Morelia durante los primeros años de la Reforma, en que se destaca la entusiasta

participación de particulares en la realización de la compra de propiedades.^" El gobierno

de Justo Mendoza continuó con las operaciones de adjudicación de bienes. Para 1868 éstos

iban en decremento, ganando terreno las operaciones de capitales y más adelante la cesión

de lotes en las huertas y los inmuebles pertenecientes a los conventos.^^ La autoridad civil

se había encargado de promover entre los particulares las ventajas de adquirir estas

Rivera Reynaldos, Op.Cit, p.97. ” /¿)/V/,p.l68-169.

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propiedades, resultando favorecidos comerciantes, abogados, militares y políticos

liberales.^^

El gobierno emprendió entre la élite moreliana una entusiasta promoción de los

beneficios de la industrialización. Dicha élite estaba formada por un grupo de familias cuyo

presencia en la antigua Valladolid se remitía a los inicios del periodo colonial. Dentro de

ellos encontramos apellidos como los Ibarrola, Macouzet, Solórzano, Ruíz de Chávez,

Menocal, Ortíz y Valdés, entre otros. Según Martín Pérez Acevedo, en su estudio

Empresarios y empresas en Morelia, 1860-1910, estas familias obtuvieron sus recursos a

partir de una combinación de actividades económicas en diversas áreas desempeñándose

como comerciantes, prestamistas y hacendados principalmente. Las familias de Morelia, al

igual que las de Zamora, se unieron a través de nexos de parentesco y sus actividades

económicas. Lograron extenderse a varios puntos importantes en el estado.

No obstante el entusiasmo, la actividad industrial apenas comenzaba en Morelia y

los beneficios económicos se tendrían que esperar a largo plazo. Durante el período de

1862 a 1867 el comercio fue limitado por la inestabilidad política propiciada por los

conflictos generados en el Segundo Imperio. Pero en las décadas siguientes esto cambió,

debido a la actividad comercial y prestamista de los empresarios morelianos, así como a la

inversión en agricültura e industria.

La agitación política y los conflictos armados no concluyeron en Michoacán con el

triunfo de la República. Durante el período de la República Restaurada subsistieron

insurrecciones, reflejo de las luchas por el poder y de la falta de afianzamiento de la

S6 Ibid, p.l04.

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autoridad civil. A este panorama se agregaban las notorias divisiones al interior del partido

liberal que dieron lugar a un debate de ideas que perduró durante todo el régimen juarista.^’

Las diferencias ideológicas entre liberales y conservadores no se realizaron de la

misma forma en el plano económico en el que permeaba la idea de progreso con tintes

capitalistas. Por lo que parte del discurso liberal fue compartido por los católicos, incluso

de tendencia conservadora, a quienes les atraían los beneficios ofrecidos por la apertura

económica liberal, que requería la inversión de los recursos de particulares. Esto implicó

cierta combinación de intereses de los grupos antagónicos y una transición a un nuevo tipo

de relaciones, que consideró los beneficios de la tolerancia en los primeros años de la

República Restaurada.^^

De esta manera tenemos asociaciones como la formada con la unión Félix Alva,^^

Francisco Grande y los hermanos Macouzet hacia 1868.^ Esta asociación fundó la primera

fábrica con maquinaria de vapor de hilados y tejidos de algodón, llamada "La Paz". Dentro

de la industria moreliana se encontraban además un obrador para hilar y torcer seda, una

fábrica de cartón, varios molinos que elaboraban harina de trigo, tres fábricas de cerillos,

dos de cerveza, dos de puros y cigarros y un taller de fundición y forja de hierro.^^ Dichas

empresas aumentaron no sólo su número sino su variedad de producción, con la apertura en

Este surgió a raíz de la propuesta para reformar la Constitución mediante un plebiscito, en la cual se contenían disposiciones varias encaminadas a aumentar la autoridad del poder Ejecutivo, que implicaba la centralización del gobierno de la República en la figura del presidente.

Staples Arme [Et.al] Op.Cit, pp. 9-10.Félix Alba fue prefecto del Distrito de Morelia en 1858, era cuñado de José Luna y Menocal, canónigo de

la Iglesia Catedral de Morelia.Uno de estos hermanos era el canónigo Luis Macouzet, quien fungiera como secretario interino del

gobierno diocesano de la Iglesia catedral de Michoacán y como Provisor y Vicario General de la misma. Los Macouzet a su vez estaban emparentados con los Trón, los Iturbide y los Ruíz de Chávez, familia a la que pertenecía el arzobispo de Michoacán.

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1879 de las fábricas de jabón, aguardiente, un molino de aceite y hornos de cal, entre otros.

El comercio se revitalizó con un número considerable de negocios entre los que estaban

tiendas de abarrotes, sombrererías, boticas, carnicerías y mercerías.

Pérez Acevedo señala que a los grupos de comerciantes ya establecidos que

formaban parte del grupo de morelianos acaudalados se anexó un grupo de comerciantes

españoles, franceses y alemanes, el cual fue aceptado, al parecer, sin mayor reticencia.^^

Las actividades económicas de estas personas incluyeron el comercio, los préstamos y los

créditos refaccionarios. Existió además un grupo de comerciantes, prestamistas,

especuladores y profesionistas que, aunque residían en Morelia, no eran originarios de esa

ciudad, sino que provenían de poblaciones al interior del estado como Pátzcuaro y

Puruándiro y además de otros lugares de la República, como por ejemplo Guanajuato. En

los años sesenta y setenta del siglo XIX, estos personajes lograron vincularse

económicamente con la élite moreliana.

Estos cambios dieron pie a la formación de una generación de empresarios la cual se

consolidó durante el porfiriato mediante la di versificación de sus actividades, con

inversiones en la minería, los ferrocarriles, la banca y la industria eléctrica, por mencionar

algunas. Los miembros de esta élite, participaron en diferentes ámbitos de la vida

profesional de la ciudad y se movieron en los círculos más importantes de la política, el

clero y la milicia. Específicamente varios miembros de estas familias conformaron la alta

jerarquía clerical de la sede del arzobispado de Michoacán, como miembros del cabildo de

Bravo ligarte, 1961, Op.Cit, p.l73. Javera Alfaro, Xavier. Morelia en la época de la República Restaurada: 1867-1876 Morelia, Midi. Instituto Michoacano de Cultura, Colegio de Michoacán 1988, pp.l3- 14 y 144-60.

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la Iglesia Catedral de Michoacán y como catedráticos del Seminario de Morelia. Baste

mencionar que para la segunda mitad del siglo XIX los integrantes de dicha jerarquía eran:

Luis Macouzet, Trinidad Ibarrola y Ojeda, Luis Iturbide, José Ignacio Árciga y Ruiz de

Chávez, José Luna y Menocal; Luis G.Segura y Sostenes Ortíz de Ayala y Rodríguez, entre

otros.^^

Observando estos elementos resalta la similitud entre los grupos de Zamora y

Morelia como dos oligarquías de carácter local. No obstante, las familias de Morelia

poseían una larga trayectoria en la región y habían logrado extender sus redes de parentesco

en varios puntos del estado, a diferencia de las de Zamora, que experimentaban su

consolidación para la segunda mitad del siglo XIX, por lo que su dominio era relativamente

reciente.

Pérez Acevedo, Martín. Empresarios y empresas en Morelia, 1860-1910, Morelia, Mich. UMSNH-Instituto de Investigaciones Históricas, 1994, pp. 37-44.

Luis Macouzet; Secretario interino del Gobierno Diocesano, 4 de agosto de 1859. Segundo medio racionero de la Iglesia Catedral de Morelia, 4 de marzo de 1871. Tomó la primera ración el 20 de agosto de 1875. Provisor y vicario general de la arquidiócesis en 1897.Trinidad Ibarrola y Ojeda. Nació en Morelia, Midi., en 1828. Hijo de Antonio Ibarrola y Castro y de María Rafaela Ojeda. Cura de Indaparapeo y cura del Sagrario. Catedrático de matemáticas del Seminario de Morelia, 1874-1875. Notario público del provisorato y vicaría general de la arquidiócesis en 1878. Pariente de los Olaciregui y Gómez Puente. Tenía un hermano magistrado del Tribunal de Justicia.Luis Iturbide. Nació en Morelia, Mich. Estudió en el Seminario de Morelia, discípulo de Mariano Rivas y condiscípulo de Labastida y Munguía. Canónigo de la Iglesia Catedral de Michoacán.José Luna y Menocal. Nació en Morelia, Mich. Hijo de Francisco Luna y Castañeda y de Dolores Menocal y Solórzano. Estudio en el Seminario de Morelia, fue canónigo de la Iglesia Catedral de Michoacán. Prosecretario en 1897. Cuñado del empresario Félix Alba, prefecto de la ciudad de Morelia en 1858, quien fue a su vez suegro de A. Malleifert.Sóstenes de Jesús Ortíz de Ayala y Rodríguez. Nació en Pátzcuaro, Mich., el 19 de noviembre de 1849. Fue hijo de Jesús Ortiz y Dolores Rodríguez.. Realizó sus primeros estudios en Colegio de San Nicolás, 1859- 1863 e ingresó al Seminario de Morelia en 1864. Se recibió de abogado en 1870 y se ordenó en 1877. Ingresó al cabildo de la Iglesia Catedral de Michoacán el 4 de mayo de 1884. Fue promotor fiscal de la Curia y gobernador de la Mitra. Fungió como catedrático de física experimental en el Seminario de Morelia hasta 1880 y vicerector del mismo. Primer obispo de Chihuahua en 1893-1901 y fue trasladado al arzobispado de Guadalajara en 1902. Fue hermano del gobernador interino de Michoacán en 1913, Lie. Primitivo Ortiz de Ayala y Rodríguez, quien fuera miembro del Partido Católico. Murió el 19 de junio de 1912.

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6. El Cabildo Catedral Michoacano

Como mencioné anteriormente, un buen número de sacerdotes que formaron parte

de la jerarquía del arzobispado de Michoacán, provenía de la élite económica, política y

social radicada en Morelia. No obstante, el cabildo catedral de Morelia tenía un

funcionamiento interno que le permitía abrirse a la llegada de elementos externos, por la

integración existente, tanto al proyecto histórico social de la administración en tumo, como

a los elementos que le daban identidad a esta corporación. Dicha identidad estuvo formada

por varios componentes simbólicos sobre los cuales se produjeron una serie de discursos

que le direo un sentido de pertenencia a los miembros del cabildo michoacano. Como

afirma Oscar Mazín, parte del sustento de dicha identidad consistió en “la transmisión de

una mística de fundación fincada en el legado espiritual y material del primer obispo de

Michoacán”. " Es decir, la jerarquía clerical del Cabildo Catedral michoacano, se consideró

a sí misma como una corporación heredera de las instituciones fundadas por don Vasco de

Quiroga.

Probablemente la fuerza del cabildo michoacano radicaba en que su funcionamiento

interno tenía elementos de integración que obligaron a los factores considerados ajenos a

asumir su identidad capitular. Con respecto a la renovación de sus miembros, ésta podía

realizarse respetando un sistema de asensos y una forma de administración que establecía

enlaces entre los individuos más antiguos y los recién llegados.^^

^ Mazín, 1996, Op.Cit,Tp3^.Es así que para 1867 nos encontramos como miembros del cabildo de la Catedral de Michoacán, además de

personajes pertenecientes a la élite de la ciudad a sacerdotes procedentes de otras demarcaciones, por ejenqjlo:Juan Cayetano de Portugal nació en San Pedro Piedra Gorda, Guanajuato e hizo su carrera eclesiástica en Guadalajara. Ramón Camacho, nació en Jalisco y fue egresado del Seminario de Guadalajara.

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Es importante especificar el sistema de asensos de la jerarquía clerical michoacana,

el cual he podido establecer revisando la trayectoria de los capitulares de Morelia y de

Zamora en el periodo que comprende este estudio. Dicho mecanismo tenía una lógica

interna consistente en el seguimiento de un sistema de asensos que se puede establecer de la

siguiente manera: el curso de la carrera eclesiástica en el Colegio Seminario de Morelia; el

desempeño de alguna cátedra en el seminario; posteriormente o a la par, el sacerdote podía

conseguir una media ración en el Cabildo Catedral y después la ración entera; sus

posiciones podían ir en ascenso con la obtención de una canongía, ya sea por promoción de

un canónigo a una posición mejor o a que la vacante se debiera al traslado o a la muerte de

un clérigo.

Las figuras principales de la jerarquía clerical moreliana fungieron como

catedráticos y rectores del Seminario de Morelia: Clemente de Jesús Munguía, Pelagio

Labastida, Ramón Camacho, José Ignacio Arciga, José Antonio de la Peña y Navarro y

José María Cázares.^^ En ellos se destaca la preocupación por la formación de los

Rómulo Betancourt y Torres, nació en Celaya Guanajuato. Estudió en la escuela de medicina de la ciudad de México hacia 1876. Para 1880 se encontraba en el colegio Seminario de Morelia.

Luis G. Segura nació en San Luis Potosí. Antes de ser sacerdote fue comerciante y Secretario del Gobierno del Estado. Recibió el título de abogado en 1857. Estudió en el seminario de Morelia y se ordenó en 1874. Estuvo al frente del Juzgado de capellanías y obras pías hacia 1875. Obtuvo la colación de una media ración en la Iglesia Catedral michoacana en ese mismo año; y una ración en el coro en octubre de 1878. Fue catedrático de derecho natural y rector del Seminario de Morelia de 1878 a 1883. Falleció en Morelia, Mich., el 3 de octubre de 1873.“ Clertiente de Jesús Munguía. Estudió en el colegio Seminario de Morelia y fue ordenado en 1838. Fue abogado. Prebendado de la Iglesia Catedral de Morelia para 1843. Canónigo, provisor y vicario general de la diócesis. Rector del Seminario de Morelia de 1843 a 1850, institución de la que fue catedrático de gramática y retórica y de ambos derechos.

Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos. Estudió en el colegio Seminario de Morelia en el periodo de 1831-1838. Se recibió de abogado en 1839. Fue promotor fiscal y juez de testamentos. Prebendado y canónigo de la Iglesia Catedral de Michoacán hacia 1847. Catedrático de gramática castellana, de literatura y de filosofía, de derecho natural y de gentes y canónico. Rector del Colegio Seminario de Morelia en los años 1850 a 1855.

Ramón Camacho García. Estudió en el Seminario de Guadalajara en 1829. Canónigo magistral en 1852 y tesorero de la Iglesia Catedral de Michoacán hacia 1855. Rector del Seminario de Morelia en 1854.

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sacerdotes, pero principalmente por la conservación y continuidad de ese centro formativo

en el contexto de los enfrentamientos con el gobierno civil. Fue así como varios personajes

combinaron la trayectoria capitular y la académica. Sin embargo hubo canónigos que no

desempeñaron ambos cargos.^ ¿Cómo participó el cabildo zamorano de esta herencia

fundacional?

7. El Cabildo de Zamora

En principio podemos afirmar que el cuerpo capitular de la catedral de Zamora

conservó los elementos de identidad del cabildo de Morelia y su sistema de asensos. No

obstante, debemos señalar que esta era una corporación de reciente formación, y por ello al

menos durante los primeros 6 años de sus actividades, vivió un proceso de definición de las

Fue nombrado gobernador del obispado el 3 de abril de 1866, cargo en el que fungió hasta el 15 de septiembre de 1867. Fue designado obispo de Querétaro el 22 de junio de 1868 y consagrado el 4 de julio de 1869.

José María Chávez Villaseñor. Ocupó la segunda media ración y después la ración entera de la ICM - 1867-. Gobernador de la mitra de la arquidiócesis. Catedrático de física. Rector del Seminario de Morelia en 1869. Capellán de las religiosas teresas de Morelia -13 de junio-. Cura encargado de la parroquia de Celaya - 11 de febrero de 1865-.

Lorenzo Olaciregui y Herrera. Nació en Salvatierra Guanajuato, el 11 de marzo de 1841.Estudió en el Seminario de Morelia, 1855. Notario del provisorato en 8 de enero de 1870. Ingresó a la Iglesia Catedral de Michoacán el 19, julio del889. Provisor y vicario general para 1901. Catedrático de jurisprudencia, derecho civil, romano y patrio. Rector del Seminario de Morelia. Sacristán mayor de la parroquia de Pénjamo, 21, abril, 1871. Agente de las religiosas dominicas desde junio de 1872. Cura y rector encargado de la parroquia del sagrario desde el 8 de noviembre de 1878.

Abarca y Cabrera, Agustín. Estudió en el Seminario de Morelia, 1861. Ingresó al coro de la Iglesia Catedral de Morelia, 1875 por fallecimiento de Luis G. Segura. Canónigo y magistral de la Catedral de Morelia. Catedrático de física en el Seminario de Morelia en 1865, posteriormente de teología dogmática en sustitución del padre Altamirano, del 16 de enero de 1872 a 1879. Impartiendo clases de teología dogmática y derecho canónico. Rector del Seminario de Morelia, 1884 y nuevamente en 1891.

Miguel Alamilla. Ocupó la tercera canongía de la Iglesia Catedral de Michoacán en marzo de 1871. Fue nombrado tesorero en agosto de 1875 y Juez hacedor en 1882.

José María Arízaga. Tesorero, provisor y vicario general de la diócesis de Michoacán, 1864. Recibió el nombramiento de chantre en 1865.

Mariano Carreón. Racionero de la Iglesia Catedral de Michoacán en mayo de 1864. Obtuvo una canongía en junio de 1869. Fue nombrado tesorero en marzo de 1871.

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bases para su funcionamiento. Desde su establecimiento los canónigos reconocieron una

filiación formal con la sede del arzobispado y con la figura de Munguía, a quien

informaron en el día de la instalación del cabildo lo siguiente:

La nueva diócesis de Zamora, perteneciente a la provincia eclesiástica de Michoacán y que hacía parte del antiguo obispado, reconoce una filiación que forma los más gloriosos timbres de su naciente gloria y esplendor. Su erección es obra esclarecida de V.S.Ylma... los individuos que componen esta corporación han sido y siempre serán súbditos humildes y respetuosos de V.S.Ylma.; y cada uno de ellos se encuentra ligado con V.S.Ylma. por sentimientos más o menos intensos de gratitud, de reconocimiento y de afecto....

A esto contribuyó el hecho de que los canónigos provinieran de la tradición

educativa del Seminario de Morelia. El Cabildo de Zamora tuvo su instalación formal el 7

de diciembre de 1864, bajo la presidencia de su primer obispo José Antonio de la Peña y

Navarro y del recién nombrado gobernador y arcediano de la diócesis, Luis Gonzaga

Sierra. Se erigieron cuatro canongías de gracia, cuyo nombramiento recayó en las

siguientes personas: Francisco Enríquez,^^ Pedro R ubio,M anuel Bruno Gutiérrez^' y

Miguel Wenceslao Rivera. " Se contaba además con 6 capellanes, el bachiller Prisciliano

Villanueva, Luis Amezcua, Rafael Vera, José Antonio Dueñas, Jesús Amezcua y Miguel

Sánchez.

El hecho de que estuviera recién fundada la diócesis zamorana marcó algunas

características singulares en la formación de su cabildo. Las primeras dignidades, es decir.

Santiago Cervantes. Prebendado de la Iglesia catedral de Michoacán en 1871. Obtuvo la segunda canongía en 1875.

Zamora, 9 de Diciembre de 1864. Al Arzobispo de Michoacán, Dr. D. Clemente de Jesús Munguía AHDZSMT Cabildo Gobierno Comunicaciones 1, 1864-1912.

Primer canónigo de gracia, que fungía como cura propio de Zamora.Segundo canónigo de gracia, que laboraba como cura propio y juez eclesiástico de San Pedro Piedra Gorda. Tercer canónigo de gracia.Cuarto canónigo de gracia, anterior cura encargado y juez eclesiástico de Ixtlán.

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el obispo y el arcediano de la diócesis, provenían del cuerpo capitular de la sede, por lo que

habían seguido una trayectoria similar al de este grupo, tanto en la academia como en la

administración episcopal. Pero el resto de los sacerdotes elegidos para ocupar las canongías

tenían una trayectoria principalmente en las parroquias del arzobispado y en particular en

las que ubicaban en el Bajío Zamorano.

Los capitulares zamoranos tomaban a Morelia como modelo a seguir, a la vez que

pretendían dotar de personalidad propia a la diócesis y afirmar su autonomía. Frente a esto

debemos de considerar que para los años que nos ocupan, el cabildo enfrentaba varios

problemas de organización interna a causa de su reciente creación.

Un ejemplo lo encontramos en el problema originado porque en las funciones del

coro en la Iglesia Catedral no se hacían de la misma manera que en la Catedral de Morelia.

Esta situación expresó un problema interno entre los capitulares y de alguna manera afirmó

la autonomía de la diócesis con respecto a la sede del arzobispado. Todo inició en 1868,

cuando el obispo de la Peña mandó dos comunicaciones al cabildo instando a este cuerpo

para que tomara mayor cuidado en el decoro de las celebraciones que les tocaba presidir.

En la sesión del 13 de octubre de ese año los canónigos discutieron el problema y se

defendieron de lo que consideraron eran acusaciones originadas por la mala información

del obispo, dado que “miras poco decorosas llevaron a la persona que ocultamente fue a

denigrar a todo un Cuerpo respetable delante de su Prelado...Concretam ente se hizo un

señalamiento hacia el presidente del cabildo como el responsable de esta situación, porque

éste le había recomendado al maestro de ceremonias el cuidado del desempeño de las

funciones en catedral siguiendo el modelo de la de Morelia. El maestro de ceremonias fue

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defendido ampliamente por los miembros del cabildo, entre los cuales se destaca el

argumento del canónigo Enríquez, quien explica la actitud del maestro de ceremonias de la

siguiente manera:

...los motivos que tuvo él como miembro del Cabildo para mejor seguir los estatutos y artículos reglamentarios que tenemos en la cartilla de coro, que las costumbres que dice el Sr. Presidente hay en el coro de Morelia donde tendrían en qué fundarse pero que no constan por escrito en la cartilla mencionada. Que en esto se verá que no quiero defender á las personas, sino las cosas que tienen relación con el culto: de consiguiente no cree tenga en esto razón ni motivo de queja el Sr. Presidente.^*^

Como ya mencioné el presidente Luis G. Sierra había fungido como secretario de

cámara y gobierno y como consejero del gobernador diócesis en la Iglesia Catedral de

Michoacán, antes de ingresar al cabildo de Zamora. Se había desempeñado además como

profesor del Seminario de Morelia, por lo tanto su trayectoria y formación estaban ligadas a

la jerarquía clerical de la sede del arzobispado, siendo de alguna manera natural que,

aunque ya formara parte de las primeras dignidades del cabildo zamorano, concibiera el

funcionamiento de éste en estrecha vinculación con el de la metrópoli. Sin embargo, esta

idea no fue del todo compartida por algunos de los sacerdotes que iniciaban su trayectoria

capitular y que pretendían consolidar un espacio propio de acción.^^

Fuera de ello, las gestiones episcopales del obispo de La Peña y principalmente de

su sucesor José María Cázares (de 1878 a 1909), siguieron los lineamientos de la

75

Sesión del 13 de octubre de 1868. AHDSMT Diocesano, Cabildo 3 Membretes-Actas, 1865-1880.Sesión del 13 de octubre de 1868. AHDSMT Diocesano, Cabildo 3 Membretes-Actas, 1865-1880.A ello se aunó otro problema suscitado por una deuda que la diócesis de Zamora adquirió con la sede a raíz

de un contrato firmado para la obtención de un préstamo en los primeros años de su erección. El cual resultó a la postre bastante oneroso para los capitulares, quienes intentaron negociar la anulación de dicha deuda. De igual manera los argumentos esgrimidos en esta disputa afirmaron las propias diferencias e intereses de su corporación con respecto a la de la metrópoli.

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reorganización eclesiástica del arzobispo José Ignacio ÁrcigaJ^ Es necesario recordar la

estrecha relación de estos dos personaje, ya que desde su ingreso al Seminario de Morelia,

Cázares se convirtió en uno de los discípulos más allegados de Árciga, quien le otorgó su

protección a lo largo de su carrera sacerdotal. Los biógrafos de Cázares señalan que Árciga

“no era sólo su mentor sino su padre espiritual. Este influirá notablemente en la vida y

destino del joven Cázares que tuvo en él al modelo más amable como hombre, como

sacerdote, como organizador nato de una diócesis y como pastor.

José María Cázares fue el primogénito de una próspera familia de comerciantes de

la población de La Piedad Cavadas, Michoacán, que e cambió su residencia a la ciudad de

Zamora en 1847. Al año siguiente José María ingresó al Colegio de San Luis Gonzaga de

ese lugar, plantel auxiliar del seminario de Morelia dirigido por el padre Jerónimo

Villavicencio. En 1851 durante el rectorado de Labastida, José María se trasladó al

Seminario de Morelia donde conoció a Clemente de Jesús Munguía y Ignacio Árciga,

ambos catedráticos del colegio. En 1860 obtuvo el título de abogado y viajó a la ciudad de

México en 1862 para realizar estudios de doctorado en derecho civil y eclesiástico. Se

cuenta que Cázares, estando ya en La Piedad ejerciendo como abogado, fue obligado por

Arciga a decidirse a tomar el estado eclesiástico. José María aceptó y en 1869 ingresó

nuevamente al Seminario de Morelia, a partir de entonces su carrera sacerdotal gozó de la

tutela del recién nombrado arzobispo de Michoacán. Tal es así, que éste agilizó la

Debemos tomar en cuenta que estos personajes tuvieron su formación en el contexto de la agitación política y social en el país y en medio de los descalabros económicos que se vivían en todo el territorio mexicano, cuyos ensayos políticos dejaron varios costos, en especial para la Iglesia católica. Los tres prelados la necesidad de reformar a Iglesia mexicana. Con esta preocupación se abocaron a la formación de un nuevo tipo de clero en los seminarios diocesanos.

Hernández, Op.Cit,

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ordenación de José María en un par de meses, iniciando un asenso meteórico en las

posiciones jerárquicas del Cabildo Catedral de Michoacán, que comenzó con su

nombramiento de Promotor Fiscal de la Curia. A poco tiempo, Cázares fue invitado por

Arciga para que lo acompañara a Europa con el objeto de asistir a las sesiones del Primer

Concilio Vaticano, en calidad de asesor. El prelado lo colocó como párroco del Sagrario de

Morelia y lo favoreció con el asenso a otras posiciones:

por la gran estimación que el Arzobispo michoacano Ignacio Arciga le tenía, le confirió una de las principales parroquias de la ciudad para que la rigiera, a pesar de que estaba apenas al inicio del tercer año de su sacerdocio; después, nuevamente cuando sólo habían transcurrido tres años como párroco de la Catedral, lo admitió al Colegio de los Canónigos.^°

Posteriormente, Cázares fue nombrado rector del Seminario de Morelia, cargo deo 1

abandonó en 1878 para ocupar la dirección de la diócesis de Zamora.

Se puede reconocer en Cázares una línea que lo liga directamente con el modelo de

gestión de su maestro. En sus documentos dejó constancia de las mismas preocupaciones de

Árciga sobre la situación eclesiástica, y de igual manera siguió acciones similares para

fortalecer a la Iglesia zamorana. Es decir, Cázares enfocó sus esfuerzos hacia la promoción

Se cuenta que en su visita pastoral a La Piedad, Árciga mandó llamar a Cázares, preguntándole: Cázares por última vez, ¿lo ordeno o lo caso?” Ibid, p. 68.

El 16 de julio de 1869 se anunció que José María Cázares iniciaría los ejercicios espirituales, el 7 de agosto fue elegido prebendado y el mismo día recibió las órdenes menores. Árciga le dispensó la formación de informes en las parroquias de la ciudad de México, y le confirió el subdiaconado el 8 de agosto, el 15 el diaconado y el 22 del mismo mes la dignidad sacerdotal. Ibid, p.70.

Elogio fúnebre que el Señor Protonotario Apostólico Mons. Luis G. Orozco... Op.Cit.Cázares y Martínez, José Ma. Nació en la Piedad Cabadas, Midi., el 20 de noviembre de 1832. Hijo de

Ignacio Cázares e Ignacia Martínez. Hacia 1851 se encontraba estudiando en el Seminario de Morelia y 1862 en el Colegio de San Ildefonso. Prebendado de la Catedral de Michoacán en 1875. Cura del Sagrario Metropolitano de Morelia en 1872-78. Rector del Seminario de Morelia, 1875-1878. Provisor y vicario general. Juez de Testamentos. Segundo Obispo de Zamora, 15 julio de 1878-1908.Luis Gonzaga Sierra. Secretario de Cámara y Gobierno de la Iglesia Catedral de Michoacán y consejero del gobernador de la diócesis en 1853; profesor del Seminario de Morelia; arcediano de la Catedral de Zamora en 1864 y rector del Seminario de Zamora de 1865 a 1871.

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del culto católico y su reforzamiento en la feligresía; practicó constantemente las visitas

pastorales y puso especial atención en la formación del clero a través del seminario

diocesano. La presencia de Cázares en Zamora significó la continuidad de la tradición

educativa del seminario de Morelia en el seminario diocesano de Zamora, y la permanencia

del sistema de asensos manejado por el cabildo de la Catedral de Michoacán.

Por lo anterior la jerarquía michoacana emprendió la reforma impulsada por el

Vaticano de una forma particular. El proyecto de reorganización eclesiástica de Arciga y su

cabildo debió adaptarse al contexto local de los conflictos con las autoridades civiles y a la

proyección que sus ejecutores hicieron para la arquidiócesis michoacana, bajo la idea de

mantener tanto el funcionamiento corporativo interno del Cabildo de Morelia, como las

tradiciones locales que esta institución resguardaba.

Como hemos visto los grupos clericales de Zamora y Morelia tenían características

semejantes en cuanto a su origen social como miembros de dos élites cuyas familias

dominaron en dos regiones distintas. Ambos son grupos sociales en transición, cuya actitud

frente a la propiedad rural y urbana, a las finanzas y al comercio, refleja un carácter

emprendedor y abierto a obtener los beneficios del progreso económico ofrecido por el

liberalismo económico de la época, pero que se muestra a la vez culturalmente contrastante

por el conjunto de valores, significaciones que caracterizan a una sociedad que se pudiera

llamar de antiguo régimen, en la que fueron determinantes los lazos de parentesco, clientela

y amistad para entablar relaciones económicas. La jerarquía clerical, como parte de estas

familias,- no estuvo al margen de los conflictos resultado del choque de los intereses entre

las dos élites.

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Haciendo este seguimiento se puede entender la resistencia del clero local a la

formación del grupo que Labastida pretendía, porque implicaba un cambio en formación

educativa, en las formas de ascenso de la jerarquía y la ruptura de la tradición del cabildo

moreliano, que estaba formado mayoritariamente por sacerdotes cuya trayectoria se ligaba

al Seminario de Morelia.

En el capítulo anterior vimos cómo el primer antecedente que mostró realmente la

proximidad de un cambio en este sentido fue la llegada de los jesuítas a la dirección de los

seminarios diocesanos. Labastida en su calidad de arzobispo de México, promovió la

incorporación de los jesuítas en la formación del clero nacional como parte de su proyecto

de reforma clerical, acción seguida por otros prelados mexicanos. La puesta en marcha del

proyecto de Labastida en Jacona significaba entonces inminentes cambios en la jerarquía

clerical. Como Camp señala, los seminaristas que ingresaban al Colegio Pío

Latinoamericano, se ponían “en contacto con numerosos sacerdotes de América Latina [lo

que a la vez] los separaba de sus compañeros en México”. En este punto radicaba parte de

la distinción con el clero local, porque los Pío Latinos fueron seleccionados para formar

una nueva jerarquía, que no participaba de la identidad del cabildo moreliano ni de los

intereses de la élite asentada en Morelia. Su formación reconocía lealtades fuera del

capítulo michoacano y era notorio que su ascenso dependía en gran medida de la protección

que les otorgaba Labastida y de las conexiones que habían logrado establecer con la

jerarquía romana, como una nueva vía para lograr las principales posiciones en los

gobiernos eclesiásticos del país.

82 Ai Camp, Op.Cit, p.263.

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Como veremos en el siguiente capítulo, estas diferencias se hicieron notorias con la

llegada de Planearte a la diócesis de Zamora.

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Capítulo 3

‘La formación de vocaciones entre la clase acomodada”: José Antonio Planearte y la organización del grupo clerical romano

“Voy a dejar la patria y nuestros lares, Amables para mí más que la vida,Mas no tendré tristeza a la partida Ni temor al cruzar los anchos mares.

Voy a ver maravillas a millares En el suelo de Francia regicida.

Ni ella, ni la Italia parricida Me alhagarán con pérfidos cantares. Despreciaré su loco desvario

Y al columbrar suntuoso el Vaticano Al otro lado del fangoso río.

Convertido en prisión del Santo Anciano A Pío Nono diré ¡Oh Padre mío! Encadenad con Vos a un mexicano.”

J.A.Plancarte Archivo Plancarte-AGCHMIG, Escritos espirituales. Diario vol. 4, octubre de 1876.

En el presente capítulo explicaré el desarrollo del proyecto de reforma clerical

emprendido por Labastida en el obispado de Zamora. Para ello abordaré dos eventos

relevantes: el envío de los primeros estudiantes mexicanos al Colegio Pío Latinoamericano

y La fundación del Colegio clerical de San Luis Gonzaga. Como ya quedó dicho, estas

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acciones formaron parte de un proyecto más amplio del arzobispo de México y su principal

brazo ejecutor, su sorbino José Antonio Plancate, párroco de Jacona entre 1867 y 1882.

También revisaré la resistencia del clero local y su defensa de las formas

tradicionales de la dinámica interna de la arquidiócesis michoacana con respecto a las

formas de acceso y ascenso de la jerarquía local, la promoción de una educación sacerdotal

fuera de los seminarios conciliares mexicanos y el establecimiento de nuevos espacios de

poder que de cierto modo escapaban al control del alto clero michoacano.

1. Llegada de Planearte Jacona, primeras acciones

La llegada de Planearte coincidió con la instalación de los gobiernos de extracción

liberal en la entidad, luego del fracaso político del segundo imperio. En Zamora la lista de

personas que habían participado en el gobierno conservador vinculaba a personajes

pertenecientes a las principales familias de la región, no obstante, varios de sus miembros

siguieron figurando como fimeionarios en la nueva administración municipal.

Planearte fue nombrado párroco de Jacona en mayo de 1867, poco tiempo después

de haber llegado a la diócesis. En su calidad de eclesiástico, conservó una situación especial

en el obispado de Zamora ya que su adscripción pertenecía al arzobispado de México. Este

hecho marcó cierta distancia frente a la autoridad del episcopado local y a la larga

contribuyó a la generación de un problema de reconocimiento de autoridad. No obstante su

pertenencia a otra diócesis, Planearte obtuvo las licencias necesarias para permanecer en

Zamora.*

' Planearte fue ordenados con las dimisorias del arzobispo de México, por lo tanto pertenecía al clero metropolitano, y para su permanencia en Zamora recibió una licencia indefinida. Planearte y Navarrete, Op.Cit, pp.70-71.

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por mandarlo a la diócesis zamorana debido al:

....deseo de que esa Diócesis naciente se aprovechara de tus trabajos, de tus sacrificios y de la educación que recibiste bajo tan buenos auspicios...^

Planearte tenía la misión de fundar un Colegio clerical que reclutara a jóvenes de la

región para formar a los primeros estudiantes mexicanos del Colegio Pío Latino. Como

párroco de Jacona estableció relaciones y solidaridades que le hicieron estar seguro del

"crecido afecto que me tienen los jaconenses, [que] me hace creer que fácilmente lograré

moralizarlos, y que ahora es el tiempo oportuno.”^

Sin embargo, como se pretendía que este plantel tuviera un sistema educativo

similar al impartido por los jesuítas en los colegios europeos, principalmente en Inglaterra,

la falta de una planta de profesores adecuada adecuada al programa, restrasó la fundación

hasta el año de 1873. En el ínterin. Planearte realizó varios proyectos personales uno de los

más importantes fue la fundación de un colegio para niñas en noviembre de 1867: el

Colegio de la Purísima Concepción.

2. Envío de los alumnos al Colegio Pío Latinoamericano 1870y 1876

En 1869, cuando impartía una tanda de ejercicios espirituales en un poblado cercano a

Jacona, Planearte recibió una carta de su tío en la que disponía el envío de algunos jóvenes

de la región al Colegio Pío Latinoamericano. A partir de ese momento, José Antonio se

dedicó a seleccionar a los estudiantes y a hacer los arreglos necesarios para enviar a los

muchachos a Roma. Labastida le recomendó que eligiera a jóvenes “de talento y de buenas

En una carta dirigida a su sobrino, el arzobispo Labastida señalaba que había optado

Carta de Labastida a Planearte México, marzo 6 de 1881. Archivo Plancarte-AGHMIG. Correspondencia recibida, “K,L,LL” vol.2.

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inclinaciones”/ pero no fue sino hasta mayo del año siguiente que terminó de organizar al

primer grupo, el cual estuvo compuesto por Francisco Planearte Navarrete/ Manuel

Velázquez Cárdenas,^ Faustino Martínez,^ José Ma. Méndez^ y Teófilo García Romero/ El

primero era su sobrino, el segundo era hijo de un empleado de confianza y los otros dos era

de pueblos cercanos.

£1 íinancíamiento del Proyecto

El sostenimiento de los estudios de cada alunmo tuvo cuatro fuentes: los recursos

propios proporcionados por Planearte y su tío; el apoyo directo de los padres del estudiante;

el auxilio prestado por algunos benefactores y el legado de Clemente de Jesús Munguía

dejando en su disposición testamentaria.

Este último tipo de financiamíento ha sido, incluso hasta nuestros días, motivo de

polémica. Labastida fue albacea de la testamentaria de Munguía, en la que se estableció un

legado asignado a la jurisdicción de la arquidiócesis de Michoacán. Labastida administró * *

Ibid, p.93.** Archivo Planearte-AGCHMIG, Escritos espirituales. Diario, vol. 4,1869. Francisco Planearte y Navarrete. Nació en Zamora, Mich., el 21 de octubre de 1856. Fue hijo de Jesús

Planearte y Ángela Navarrete. Fue enviado y sostenido por Planearte al Colegio Pío Latinoamericano (1870- 1883) Prefecto de la Congregación Mariana en el Colegio Pío Latinoamericano. Rector del Colegio de San Luis Gonzaga en Jacona 1883-188. Maestro del clerical de San Joaquín en la ciudad de México Protector de la Congregación de las Hijas de María Inmaculada de Guadalupe. Obispo de Campeche en 1895, trasladado a Cuemavaca en 1898. Participó en el Concilio Plenario Latinoamericano en 1899. Obispo de Monterrey en 1911, lugar donde murió el 2 de julio de 1920. Manuel Velázquez Cárdenas (1852-?), hijo de Antonio y Telésfora Cárdenas. Fue enviado y sostenido por

Planearte al Colegio Pío Latinoamericano, del que regresó en 1875. Fue profesor en el Colegio de San Luis Gonzaga de Jacona. Faustino Martínez. Nació en Zamora Mich., en 1860. Hijo de Martín Martínez y Lugarda Sandoval, fue

enviado y sostenido por Planearte al Colegio Pío Latino (1870-1876). Falleció en Roma el 25 de marzo de 1876..* José María Méndez. Nació en Los Reyes, Mich. Hijo de Vicente Méndez y Genoveva Romero, fue enviado por Planearte y sostenido por Pelagio Labastida en el Colegio Pío Latino (1870-1881). Colaboró con Planearte en la reapertura del Colegio de San Luis Gonzaga de Jacona. Párroco de Tequisquial, Tlamanalco, Tepetitlán y Yautepec, Morelos. Canónigo de la catedral de México. Teófilo García Romero, hijo de Juan Garcia. Enviado y sostenido por Planearte en el Pío Latino. Falleció en 1875 en Marsella, Francia.

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para ello. Al parecer, a diferencia de Labastida, ni Planearte, ni las autoridades eclesiásticas

de Zamora y Michoacán tuvieron a su alcance una copia del testamento de Munguía, que

les permitiera conocer cabalmente las disposiciones del legado.

Todo parece indicar que en un principio el legado estuvo dividido en dos partes: una

correspondió a las Hermanas de la Caridad y la otra a financiar los estudios de cuatro

estudiantes de la sede del arzobispado de Michoacán en el Pío Latino. En el primer caso la

confusión aumentó porque Planearte destinó el dinero a una obra suya: el Asilo de Jacona.

Sin embargo argumentaba que esta acción la había realizado con el consentimiento de su tío

y la aprobación que fue otorgada, sólo de palabra, por José Antonio de la Peña, primer

obispo de la diócesis. Este punto suscitó varias aclaraciones entre Planearte y su tío, porque

de la mitra de Zamora habían demandado a Labastida la entrega de ese dinero, ante lo cual

éste pedía noticias a su sobrino. Planearte le recordó que él mismo le había informado de

esta permuta a favor de la fundación de una orden religiosa en una carta fechada en Lucerna

el 26 de agosto de 1870 y cuyo contenido es el siguiente:

Estoy de acuerdo en las observaciones sobre el modo de hacer hoy algo de provecho, sin esperar, como en otro tiempo se hacía, a reunir cuantiosos fondos para la fundación y dotación de hospitales, conventos, etc. En la última audiencia que tuve con el Sto. Padre en los últimos días de julio, me ratificó la conmuta que hacía en favor del establecimiento de las Hermanas de la Caridad, en la que se puede invertir toda la cantidad consabida y todos sus réditos. No he tenido tiempo de

dicho legado a través de su sobrino, quien actuaba sin un respaldo legal que lo autorizara

decírselo al I.S. Peña, pero tú eres un conducto seguro.10

Planearte no consiguió establecer la congregación porque los estatutos de las

Hermanas de la Caridad, según su propio decir, no convencieron a de la Peña, además de

que esta posibilidad se hizo más difícil con el decreto de expulsión de las Hermanas en

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1874, por lo que resolvieron fundar una congregación adecuada a las circunstancias de la

diócesis de Zamora. Posteriormente Planearte decidió invertir el dinero de la permuta en la

compra de una casa propiedad de Octaviano Igartúa, estableciendo ahí el Asilo de San

Antonio en marzo de 1875:"

Allí vería Ud. que las huérfanas de Zamora y los Reyes son preferidas para la admisión, a las de los demás pueblos; ¿y esto por qué? Nada menos que por lo del legado. Los réditos se gastaron en la escuela de pobres del Asilo, juntamente con el sobrante de las sacristías de Chavinda y Santiago, por orden verbal del LS. Peña. De todo esto no tengo documento, y por lo mismo voy a pagarlo en el acto, pero e la inteligencia de que obré en todo con las debidas facultades, y de que no me he cogido ni un centavo. En cuanto a los pobres de Zamora, no creo haberlos peijudicado, por que el Papa permitió la conmuta, porque no sólo ellos eran herederos, sino los de aquí y los de los Reyes... Si yo me metí en todo esto, flie porque la cláusula del testamento del I.S. Munguía, explicado por Ud., me indicaba que yo era ejecutor de su voluntad, de acuerdo con el I.S. Peña, y esto fue lo que hice.'^

Otro arreglo que Labastida realizó sobre el legado de Munguía fue el financiamiento

para los estudios de los alumnos mexicanos en el Pío Latino. Labastida aseguró que dicho

beneficio no se restringiera a la diócesis moreliana, sino que contemplara al resto de la

provincia eclesiástica michoacana y a las demás diócesis mexicanas, entre las que se

encontraba la suya. Así lo indicaba el arzobispo a su sobrino:

El I. S. Munguía ha dejado para cuatro puestos, prefiriendo a los de su diócesis, y yo conseguí del Sto. Padre que en su falta, fueran agraciados los niños de las otras Diócesis de esa Provincia Eclesiástica, y si no los había tuvieran lugar los de las otras Diócesis de México.

Carta de José Antonio Planearte a Labastida. Jacona, mayo 20 de 1880. Archivo Plancarte-AGHMIG Correspondencia emitida a su familia, vol.4.*' El Asilo era una escuela a la que podían asistir jóvenes de manera gratuita a diferencia del Colegio de la Purísima Concepción. Las encargadas de manejarlo fueron: Guadalupe del Río, superiora; Genoveva García, como maestra de la primera clase; Clementina Planearte, a cargo de la segunda clase y Benedicta Velázquez al frente de la tercera. Se in^artieron clases de religión. Historia Sagrada, Aritmética, Gramática, Lectura y Escritura, Urbanidad y buenas maneras, y Labores de manos. Crónica de la Congregación Op.Cit, pp. 104- 105.

Carta de José Antonio Planearte a Labastida. Jacona, mayo 20 de 1880. Archivo Plancarte-AGHMIG Correspondencia emitida a su familia, vol.4..

Carta de Pelagio Labastida a Planearte Roma, 10 de junio de 1869. Archivo Planearte AGHMIG Correspondencia recibida. “K,L,LL” vol.2.

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Labastida indicó a Planearte que los estudiantes beneficiados con el legado, si eran

enviados por la sede del arzobispado de Michoacán, tendrían que servir en ella una vez

terminada su carrera eclesiástica. Si los alumnos pertenecían a Zamora adquirían el

compromiso de servir en esa diócesis, pero podían desplazarse a otro lado si no se requerían

sus servicios en aquélla jurisdicción.

Finalmente, los cuatro puestos iniciales correspondientes a Morelia quedaron en dos,

los otros fueron ordenados directamente por Labastida a estudiantes de otras diócesis. De

los dos puestos de Michoacán la prioridad la tuvo Morelia y después Zamora en caso de

vacante. Esta distribución fue flexible, pero en general la asignación de los lugares tenía

que pasar por el visto bueno o contar con la aprobación de Labastida. Cuando los lugares

comenzaron a otorgarse se preguntó al arzobispo de Michoacán si iba de disponer de los

mismos, aunque no contamos con una respuesta de Árciga escrita formalmente sobre esta

cuestión, sabemos que de hecho no envió a ningún estudiante a estudiar en el Pío Latino.

El financiamiento otorgado por Labastida y su sobrino fue considerable y se efectuó

de dos maneras. LFna fue el pago de los gastos del traslado de los muchachos a Roma,

aunque el resto de los estudios los sufragaran los padres o el legado de Munguía. Y la otra a

través de la cobertura total de la carrera. El arzobispo dispuso que los jóvenes que él

sostuviera debían servir en su diócesis al término de su carrera; si esto no era requerido,

entonces irían a la diócesis de Puebla y como última opción a Michoacán, comenzando por

Zamora. Incluso Labastida se comprometió a ayudar a Planearte a conseguir el dinero que

faltase para el primer envío.

14 Idem

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Te indiqué que me dijeras con cuánto contabas; porque el empeño que tengo de que vengan algunos jóvenes de México es tal, que estoy dispuesto a ayudarte si no consigues todo lo necesario para el viaje y manutención de los chicos.'^

El compromiso que Planearte estableció en el pago de los estudios de los muchachos

enviados a Roma quedó asentado en su testamento:

Declaro que entre esos compromisos figuran mis obligaciones con los niños que en la actualidad se educan en Roma y con los que irán conmigo en el próximo viaje para confirmar su carrera preparatoria y seguir la profesional, y encargo a mi heredero que cumpla todos mis deberes

De esta manera, la carrera de los muchachos quedaba asegurada en el aspecto

monetario. Como ejemplo tenemos que los primeros estudios costeados por José Antonio

fueron los de Faustino Martínez, Manuel Velásquez Cárdenas y Teófilo García Romero;

Labastida por su parte a José María Méndez Romero.

Es importante señalar que además de los recursos personales, Labastida y Planearte

obtuvieron fondos de su propia familia: uno de ellos fue la herencia que María Josefa dejó a

su hermano José Antonio,'^ y el otro fue una beca “familiar” fundada por José María, el

hermano mayor de los Planearte y Labastida, para que sus sobrinos estudiaran en Europa.

Años después, Eduardo Iturbide, sobrino nieto de éste, se refiere a la cuestión de la

siguiente manera: * *

Carta de Pelagio Labastida a Planearte. Jolfa, septiembre 17 de 1869. Archivo Planearte AGHMIG Correspondencia recibida. “K,L,LL” vol.2.

Testamento de José Antonio Planearte AMZ Protocolo Notarial del Lie. Indalecio Raro, 1876.17 Idem* Eduardo Iturbide. Nació en Morelia el 29 de octubre de 1878. Hijo de Carmen Planearte Menocal -hija del

matrimonio entre José Concepción Planearte y Labastida y de Dolores Menocal- y de Eduardo Iturbide - cuyos padres fueron María de Jesús Gómez y Alzúa, prima segunda de Agustín de Iturbide y Green, y Luis de Iturbide-. Como Eduardo Iturbide no tuvo intenciones de abrazar el estado eclesiástico, le fue negada la beca, debido a que ésta fue destinada exclusivamente para que los miembros de esta familia estudiaran en el Pío Latino.

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Un tío de mi madre, don José M. Planearte y Labastída, había dejado un fuerte capital para la educación de sus sobrinos y yo tenía derecho a una beca, sin sacrificar a mi padre, que tenía recursos limitados y muchos hijos.

En todos los casos. Planearte se encargó del manejo de los recursos según lo

dispuesto por su tío. Cuando los padres de familia se comprometían a cubrir el costo del

estudio de sus hijos que ascendía a 200 pesos anuales, convenían con el cura Planearte y lo

designaban tutor legal de sus hijos. Así ocurrió con los hermanos Orozco y Jiménez:

El Señor Orozco pone bajo la dirección del Señor Presbítero Planearte a Luis Gonzaga y a Francisco de Paula, hijos legítimos del expresado Señor Orozco, y de la Señora Doña Mariana Jiménez, para que dichos niños se eduquen en un Colegio de Europa, a elección del mencionado Señor Cura Planearte ...El Señor Cura Planearte, se compromete a su vez a colocar a los dos mencionados niños, según su elección, en un Colegio de Europa, para que continúen y concluyan sus estudios preparatorios, y para que abrase la carrera profesional consecuente a sus inclinaciones y capacidad, sobre lo que se les conservará toda su libertad.^®

No obstante que en algunos casos los padres aceptaron inicialmente sufragar la

manutención de sus hijos, varios de ellos suspendieron los pagos de las colegiaturas y

demás gastos, por lo que tuvieron que recurrir al auxilio económico de Planearte. De esta

manera, la gratitud fortaleció las lealtades de los alumnos.

El 21 de mayo de 1870 Planearte ofició una misa con el objeto de encomendar al

primer grupo de estudiantes a la Virgen de la Raíz de Jacona antes de emprender su viaje.

José Antonio los llevó hasta Puebla y a partir de ahí continuaron solos el itinerario. En ese

lugar. Planearte se encontró con Vicente Riva Palacio, quien se dirigía a París, por lo que

decidió “encargarle” a sus jóvenes alumnos. Francisco Planearte comenta que “en realidad,

Iturbide, Eduardo. M paso por la vida, México, Editorial Cultura, 1941, p. 19.Convenio entre el Sr. José Ma. Orozco y el presbítero José Antonio Planearte Zamora, Mich., 22 de

Septiembre, 1876. AMZ Protocolo del Lie. Indalecio Haro, 1876.Archivo Planearte-AGCHMIG, Escritos espirituales. Diario vol. 4, mayo de 1870.

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nos quedamos solos y solos hicimos el viaje hasta Roma, auxiliados ciertamente por

nuestro Ángel Custodio y las oraciones de nuestras buenas madres.”^

Los muchachos llegaron finalmente a Roma en el mes de agosto de 1870. Podemos

decir que el primer contingente de estudiantes enviados a Europa demostró que era factible

la formación de una nueva jerarquía clerical mexicana. Ello fue considerado por Labastida

como un verdadero triunfo, tomando en cuenta que se había efectuado a pesar de

encontrarse en el exilio. Por otra parte, este hecho también demostraba el valioso servicio

prestado por su sobrino. Desde Suiza Labastida expresó a José Antonio su satisfacción por

el hecho:

Lo que acaba de pasar con los cinco muchachos que has enviado al Colegio de Roma, debe servimos de estímulo para todas nuestras empresas, y especialmente a ti que eres joven y puedes acometer muchas para el bien de los fieles y de la Santa Iglesia y consiguientemente para la gloria de Dios... Se conoce ya el camino y los medios para remitir, como mercancía, cuantos muchachos se quiera, en la inteligencia de que todos vendrán con la misma seguridad que un rico de primera clase y sujetos a un mismo peligro, que es el de que naufraguen, cosa, que gracias a los adelantos del siglo es muy remota, y más si se cuenta con la Providencia que por los inocentes salva a los culpados y lleva a buen puerto a los que ha escogido paralos ministerios de la Iglesia 23

Sin embargo, existían otros aspectos contingentes, aparte del naufi*agio, que

Labastida no había contemplado: la deserción de varios estudiante de la carrera sacerdotal

De este primer gmpo sólo dos alumnos llegaron a ser sacerdotes: Francisco Planearte y José

Ma. Méndez, en tanto que Manuel Velásquez regresó a Zamora en 1875 y Teófilo García y

Faustino Martínez murieron en Europa.

^ Planearte y Navarrete. O/?. 07, p.90.Carta de Pelagio Labastida a Planearte. Lueema, Suiza, agosto 26 de 1870. Arehivo Plancarte-AGHMIG.

Correspondeneia reeibida, vol.2 “K,L,LL”

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3. El Colegio de San Luis Gonzaga

Como ya señalé, el Colegio de niños que llevó el nombre de San Luis Gonzaga tuvo

su fundación hasta 1873 porque Planearte no encontraba profesores a su entera satisfacción.

La oportunidad se presentó una vez que el presidente Sebastián Lerdo de Tejada decretó la

expulsión del país de los jesuítas y de las Hermanas de la Caridad. Labastida mandó a

Planearte a dos jesuítas para iniciar las funciones de la escuela de niños: el padre Wild de

origen holandés y el padre Nicolás Serra, español. Para evadir el decreto de expulsión y

pasar desapercibidos en Jacona, ambos religiosos cambiaron sus nombres: al primero se le

puso León y al segundo Tolentino.

Para el párroco de Jacona la fundación del Colegio era una obra de gran utilidad

para la Iglesia porque representaba la oportunidad de "formar vocaciones entre la clase

a com odada .E l Colegio abrió el 8 de septiembre de 1873, fecha en que se celebraba la

festividad de Nuestra Señora de la Raíz de Jacona, teniendo como primeros alumnos a

Miguel Planearte Garibay y Adrián Planearte Alvarez. En la función religiosa de apertura

se presentaron las medallas que habían obtenido los primeros alumnos enviados al Colegio

Pío Latino por sus avances académicos.

Al poco tiempo ingresaron nuevos estudiantes al Colegio: Francisco Jaso, Ramón

Calderón, Nepomuceno y Carlos Méndez Garibay, Felipe Verduzco, Nicolás Dávalos,

Diego Dávalos, José Mar. Ochoa, José Ma. Ochoa Planearte, Jesús Ma. Aguilera y José

Ma. Vidales. Como se ve el alumnado del Colegio de San Luis Gonzaga estuvo compuesto

tanto por parientes de la familia Planearte y Labastida, como miembros de la élite de Jacona

y Zamora.^^

Planearte y Navarrete, Op.Cit, p.93.Archivo Plancarte-AGHMIG, Escritos Espirituales Diario, vol.4.

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El Colegio de San Luis Gonzaga tuvo un desarrollo más accidentado que el Colegio

de niñas. Planearte tuvo que enfrentar varios problemas con los padres jesuítas debido a que

su desempeño académico y el manejo que hicieron de la dirección del Colegio no le

satisfizo. Las diferencias entre ellos impidieron que se pudiera establecer un plan de trabajo

con la participación de José Antonio; además de que no se pudo negociar un pago

satisfactorio de sus sueldos. Finalmente en 1874 a un año escaso de la apertura del Colegio,

Planearte se vio en el extremo de pedir a los jesuítas que se retiraran de la dirección del

plantel para tomar él mismo las riendas de esa institución. Aunque esto no lo cumplió, si se

vio en la necesidad de cerrar el Colegio de San Luis Gonzaga el jueves 31 de agosto de

1876. A tres años de su fundación, el colegio había formado a 33 alumnos y tenía una

deuda de 4751.94 pesos.

Como consecuencia del cierre del colegio. Planearte decidió enviar a Roma a un

segundo grupo compuesto por 14 adolecentes: José Dolores y Nicanor Mora y del Rio;"^

Miguel y Adrián Plancarte;^^ Luis y Francisco Orozco y Jiménez;^^ Francisco y Mauro

José Dolores Mora y del Río. Nació en Pajacuarán, Midi., el 24 de febrero de 1854, fue hijo de Miguel Mora e Ignacia del Río. Minorista del Seminario de Zamora en 1874. Enviado y sostenido por Planearte al Colegio Pío Latinoamericano (1876-1881) Rector y maestro del Colegio de San Luis Gonzaga de Jacona en 1882. Promotor del patronato de la Virgen de Guadalupe sobre toda América Latina. Obispo de Tehuantepec, Oaxaca en 1893, de Tulancingo Hidalgo en 1901 y fue nombrado Arzobispo de México en 1908. Falleció en San Antonio, Texas el 22 de junio de 1928.

Nicanor Mora y del Río. Hermano de José Dolores Mora. Nació el 4 de junio de 1864. Estudió en el Colegio Pío Latinoamericano (1876-1881) en el que fue sostenido por Planearte. No terminó la carrera eclesiástica.

Miguel Planearte. Nació en Zamora, Mich. Hijo de Miguel Planearte y de Modesta Garibay. Estudió en el Colegio Pío Latinoamericano de 1876 a 1885, año en que se ordenó. Fue enviado y sostenido por Planearte. Fue catedrático en el Colegio Clerical de San Joaquín y canónigo de la Basílica de Guadalupe.

Agustín Planearte Álavarez. Nació en Zamora, Mich. Hijo de Gabriel Planearte y Labastida y María Josefa Álvarez. Fue enviado a Europa con la intención de que iniciara un tratamiento para un problema de la vista. Ingresó a una escuela especial para ciegos.

Adrián Planearte. Nació en Jacona, Mich en 1863. Hijo de Gabriel Planearte y de Josefa Álavarez. Ingresó al Colegio Pío Latinoamericano en 1876. Fue enviado y sostenido por su tío José Antonio Planearte. No terminó la carrera eclesiástica.

Francisco Planearte, quien iba a continuar sus estudios en el Colegio Pío Latinoamericano.Luis Orozco y Jiménez. Nació en Zamora, Mich., en el año de 1860. Hijo de José María Orozco y

Mariana Jiménez. Fue enviado por Planearte al Colegio Pío Latinoamericano (1876-1886), sus padres

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Navarro; Luis Betancourt, Enrique Villaseñor, Vicente Vaca, Tiburcio Cárdenas y Juan

Herrera.^^ A los que se unió Francisco Planearte quien reanudaba sus estudios en el colegio

Pío Latino.

Las familias de este segundo grupo guardaban igualmente relaciones de amistad y

parentesco con los Labastida y Planearte, José Dolores Mora resultó ser la excepción ellos,

dado que era un adelantado alumno del seminario de Zamora que flie recomendado por el

rector y gobernador de la mitra Juan N. Carranza.

sostuvieron sus estudios. Se ordenó en 1886. Ejerció su ministerio en la diócesis de Zamora, donde fue catedrático Seminario diocesano de latín e historia.

Francisco Orozco y Jiménez. Nació en Zamora, Mich., el 19 de octubre de 1862. Hermano de Luis Orozco, fue llevado por Planearte al Colegio Pío Latinoamericano (1876-1888) cuyos estudios sostuvieron sus padres y Planearte. Fue catedrático en el Seminario de Zamora y párroco en el templo de San Francisco de esa ciudad, y de la Hacienda de la Noria en la diócesis zamorana. Maestro de filosofía en el Colegio Clerical de San Joaquín cuando Planearte era rector del mismo. Catedrático en el Seminario Conciliar de México y vicerector del mismo y catedrático en la Pontificia Universidad de México. Obispo de Chiapas en 1902; trasladado al arzobispado de Guadalajara en 1912. En Chiapas fundó la casa de Religiosas Brígidas, un orfanato para niñas y niños y pensionó a seis estudiantes al Pío Latino. Murió en Guadalajara el 18 de febrero de 1936.

Francisco Navarro. Nació en Ecuandureo, Mich., el 2 de enero de 1862. Alumno del Colegio Pío Latinoamericano (1876-?), sí terminó la carrera eclesiástica.

Mauro Navarro. Nació en Ecuandureo, Mich., el 21 de octubre de 1863. Fue llevado por Planearte al Colegio Pío Latinoamericano (1876-?) y sostenido por Pelagio Antonio Labastida. Catedrático en el clerical de San Joaquín cuando Planearte fue rector del mismo.

Luis G. Betancourt. Nació en Jiquilpan, Mich. Enviado y sostenido por Planearte al Colegio Pío Latinoamericano (1876-1883), no terminó la carrera eclesiástica.

Enrique Villaseñor y Silva. Nació en Jiquilpan, Mich., en el año de 1864. Colegio Pío Latinoamericano (1876-1885) Llevado por Planearte y sostenido por sus padres. No terminó la carrera eclesiástica.

Vicente Vaca Silva. Nació en Chilchota, Mich., el 3 de mayo de 1863. Hijo del Lie. Francisco Vaca, quien se postulara para gobernador del estado de Michoacán en 1861 y 1879 y fuera magistrado de la Suprema Corte de Justicia en 1883. Fue enviado y sostenido por Planearte al Colegio Pío Latinoamericano (1876-1883). No terminó la carrera eclesiástica. Revalidó sus estudios en la escuela de Medicina de México, médico en 1891. Fue regidor del Cabildo de Chilchota en 1895 y presidente municipal en 1898. Murió en Zamora, el 9 de julio de 1947.

Tiburcio Cárdenas. Nació en Jacona, Mich., el 13 de agosto de 1853. Alumno del Colegio Pío Latinoamericano (1876-1881), se ordenó en 1881. Planearte sostuvo sus estudios. Colaboró en la reapertura del Colegio de San Luis Gonzaga. Estuvo encargado de la parroquia de Tepotzotlán, Edo. de México y de Tlanepantla.

Juan de Jesús Herrera y Piña. Nació en Valle de Bravo. Edo. de México -Valle de Temascaltepec- el 26 de diciembre de 1865. Sobrino del padre Arroyo educado en Roma. Fue el alumno más joven que Planearte envío al Colegio Pío Latinoamericano (1876-1880). Maestro en el Colegio Clerical de San Joaquín. En el Seminario Conciliar estuvo a cargo de las cátedras de Derecho Público y de Instituciones Canónicas y fue su rector hacia 1900. Celebró en la redacción de constituciones de la Universidad Pontificia Mexicana. Fundador de la congregación religiosa de las Hermanas Catequistas de los Pobres, en Monterrey, N.L.(1923). Obispo de Tulancingo, 1907, trasladado a Linares el 7 de marzo 1821.

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En el mes de noviembre del año de 1876 Planearte acompañó e inscribió

personalmente a los muchachos en el Colegio Pío Latinoamericano. Su júbilo por este

hecho resulta evidente en las siguientes líneas:

Entré finalmente al término de mi viaje, y al poner mi planta en el umbral del portón del Colegio P.L. Americano, sentí la satisfacción del héroe cuando pisa el torreón de enemigo, o pasa revista en la plaza de la ciudad sitiada.^’

De este segundo grupo, al menos nueve terminaron la carrera eclesiástica y cuatro

llegaron a ocupar la silla episcopal de diversas diócesis de la república mexicana,^' otros

más regresaron a Jacona y participaron en la reapertura del Colegio de San Luis Gonzaga

en 1882, como José Dolores Mora y José Ma. Méndez, a los que más tarde se uniría

Francisco Planearte, para auxiliar a su maestro en la continuación de la enseñanza para

varones. El 10 de enero se bendijo la parte concluida del edificio que se preparó para el

Colegio y se reabrió formalmente con diez alumnos internos. Mora fue vicerrector y

profesor de religión y matemáticas y tuvo como ayudantes a Méndez y al padre Cárdenas.

En esta nueva etapa de la institución. Planearte pensaba establecer talleres y artes

mecánicas para los jóvenes, clases de música, dibujo y declamación; además de promover

actividades físicas, como la equitación, la natación y el esgrima.^^

4. Fundación del Colegio de la Purísima Concepción

Planearte manifestó una especial preocupación por el papel de la mujer en la

educación del laicado. Al inicio de su administración parroquial, llevó a cabo un proyecto

Archivo Plancarte-AGCHMIG, Escritos espirituales. Diario vol. 4 Noviembre de 1876.José Dolores Mora y del Rio, Obispo de Tehuantepec, Oaxaca en 1893, de Tulancingo Hidalgo en 1901 y

Arzobispo de México en 1908; Francisco Orozco y Jiménez, Obispo de Chíapas en 1902 y arzobispo de Guadalajara en 1912; Juan Herrera y Pifia, Obispo de Tulancingo, 1907 y de Linares en 1921 y Francisco Planearte, Obispo de Canq>eche en 1895, de Cuemavaca en 1898 y Monterrey en 1911.

Crónica de la Congregación... Op.Cit, pp. 185-186.

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personal consistente en la fundación de una escuela de carácter privado para jovencitas en

Jacona. Esta fundación la sustentaba en la necesidad de instruir a las mujeres, a quienes

histórica y providencialmente Ies estaba destinado el cumplimiento de una función nodal

que consistía en la de ser "ministro en la familia", para la formación y corrección moral de

los miembros de la sociedad. "

Planearte consideraba que el sexo femenino poseía una menor capacidad física e

intelectual frente al hombre.^^ El que la mujer fuera considerada un ser inferior en el

aspecto intelectual, la imposibilitaba para hacer cuestionamientos sobre la fe católica en la

tónica liberal del siglo XIX, cuyo mundo político se consideraba exclusivo del género

masculino. José Antonio exponía que la fuerza de la mujer radicaba en una sensibilidad

especial y superior a la del hombre hacia las enseñanzas religiosas, lo que la hacía una

transmisora idónea de los valores católicos en la sociedad. El máximo modelo de virtud se

encontraba en la Virgen María, cuya imitación era recomendada constantemente. Incluso se

evocaba a este símbolo en el mismo nombre del Colegio, llamado de la Purísima

Concepción, que hacía alusión a uno de los principales dogmas promulgados, no hacía

mucho tiempo, por el Papado.

Planearte le concedía específicamente dos cualidades a las mujeres: la fe y la

abnegación, con las cuales había:

...logrado... sobreponerse mucho al hombre. ...la grandeza de la mujer depende de lafe fundada en la sólida instrucción religiosa...

Prospecto de los Colegios de la Purísima Concepción y San Luis Gonzaga, establecidos en Jacona para la educación de los niños de ambos sexos bajo la dirección del presbítero D. José Antonio Planearte. México, Imprenta de José Mariano Fernández de Lara, 1873.

A.M.D.G. La fe y la abnegación constituyen la grandeza de la mujer. Discurso pronunciado por el presbítero don José Antonio Planearte, el ¡"de enero de 1875, en la solemne distribución de premios de los colegios de la Purísima Concepción y S. Luis Gonzaga, establecidos en Jacona bajo su dirección. Imprenta de Lara, 1875, p.5.

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La importancia de la mujer en este proyecto radicaba en que en su papel de hija,

esposa, madre y hermana, era una potencial transmisora de los valores católicos. Sin

embargo, uno de los principales obstáculos para que las mujeres cumplieran esta misión era

la instrucción laica, a la que Planearte declaró inmoral, por considerar que estaba al margen

de la preparación espiritual y que tenía como objetivo liberar a la mujer en una forma que

juzgó negativa:

...quitándole la libertad que le conquistó el cristianismo! ¡hacerla libre, encadenándola en la prostitución! ¡desatarla, robándole el pudor y sumergiéndola en la desvergüenza! ¡e ilustrándola, sustituyéndole el alma con la materia!^^

Es por ello que la instrucción de las mujeres fue enfocada a moldear no su intelecto,

sino sus sentimientos religiosos y a mejorar su buen desempeño en “un hogar sano y

católico”. Estas ideas sostuvieron la fundación del Colegio de la Purísima Concepción de

Jacona el 12 de noviembre de 1867. En sus inicios la institución contó con 17 niñas

fundadoras y sólo dos maestras, Rita Navarrete como la encargada del establecimiento y

poco tiempo después Ma. de Jesús Sandoval, dedicada a la instrucción literana. El sistema

de internado se implementó para 1871, con las alumnas Guadalupe del Río, Bárbara

Barajas y Concepción Calderón.^^

Por las mañanas las labores eran académicas y las tardes se dedicaban a actividades

manuales. Las visitas a las internas se les permitían los jueves y los domingos, de la una a

las tres de la tarde, las vacaciones no estaban instituidas, pero en los períodos en que otras

Ibid, p.4.Prospecto de los Colegios... Op. Cit.Archivo Planearte-AGCHMIG, Escritos espirituales, Diario vol. 4,1867.Guadalupe del Río Martínez nació en Chavinda, Mich., el 12 de noviembre de 1857. Hija de Ignacio del

Río y de Josefa Martínez. Concepción Calderón Armendáriz. Nació en Uruapan, Michoacán en el año de 1854. Sus padres fueron Ramón Calderón, conocido terrateniente de la región y de la señora Leonarda Armendáriz.

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escuelas estaban de asueto se les daba oportunidad de tener visitas diarias.* ® El programa de

preparación para las niñas estaba dispuesto para cinco años, de tal suerte que si una joven

ingresaba a los 12 años, podía concluir su educación a los 17, edad en la que después de

recibir una "buena instrucción moral y religiosa" quedaba apta para "el perfecto desempeño

de sus obligaciones en la Iglesia, la sociedad y la familia"/* En el colegio se impartían

clases de religión y de moral, de lectura, escritura y contabilidad; de idiomas: español,

francés e italiano; de historia sagrada, antigua y de México; de geografía, economía

doméstica, urbanidad, declamación y composición en prosa; de música y de baile; de

costura a mano y máquina; bordados y todo aquello que concernía "al quehacer y buen

gobierno de una casa"/^ El objetivo último de este Colegio fue el de "formar una

congregación de señoras consagradas a la educación de la juventud", meta que se logró

hacia 1879, como veremos más adelante/^

Las reglas para la admisión de las alumnas eran las siguientes: era necesario contar

con informes acerca de la moralidad y la conducta de la candidata; no se podía recibir a

ninguna niña menor de 7 años, ni mayor de 16 y su ingreso debía ser en perfecto estado de

salud. Además de que cada una debía llevar sus propios utensilios personales y su material

escolar.

Sobre los aspectos de disciplina se procuró contar con personas que vigilaran la

conducta de las jóvenes, para cubrir el buen nombre del colegio. Con tal objeto se

establecieron además algunas prohibiciones, como el que dos alumnas o más platicaran

solas, el que aceptaran y se obsequiaran regalos entre ellas mismas, el que pudieran

41Reglamento del Colegio de la Purísima Concepción de Jacona. Sin Fecha Archivo Planearte- AGHMIG IdemPlanearte y Navarrete, Op.Cit, p. 81. Prospecto de los Colegios....Op.Cit. Reglamento del Colegio...Op.Cit.

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asomarse a las ventanas y puertas, y quedó estrictamente prohibida la familiaridad e

intimidad con las personas del servicio.'*'^

El cuidado escrupuloso en el cumplimiento de estas reglas tenía su consecuente

recompensa. Planearte estableció un sistema de premiación anual para galardonar los

avances académicos y los adelantos en la instrucción religiosa, los quehaceres domésticos y

la buena conducta de las jóvenes. El de mayor mérito fue el de buena conducta, con el cual

se obsequiaba a la ganadora un libro de edición de lujo; un medallón con su nombre

inscrito; una corona de rosas blancas y una banda en azul y blanco. La niña premiada

llevaba el título de Reina del Colegio y a ella le correspondía pedir a la rectora los días de

asueto, los paseos y lo que el alumnado pretendiera realizar.

El costo para el sostenimiento de una estudiante era de 120 pesos anuales, los cuales

se pagaban en tercios adelantados de cuarenta pesos. Se costeaban además algunas sumas

extras para el uso de muebles y de otros utensilios; además de que los gastos médicos no

estaban incluidos."^ El cobro de estas sumas fue un problema más o menos constante,

debido a que varios padres de familia se dilataban en la satisfacción de sus cuotas. La

administración pecuniaria del Colegio estuvo a cargo del señor Mauricio Beauchery,"^

cuyas cuentas indican que en realidad esta institución educativa no fixe una empresa que

redituara una ganancia considerable, antes por el contrario, el colegio apenas daba para

mantenerse en funciones. **

** Idem IdemMauricio Beauchery. De origen francés, fue traído a México alrededor de 1860 por un amigo de Planearte,

el hacendado Diego Moreno de Guadalajara, con el que trabajó como profesor de francés y tenedor de libros. Beauchery, junto con otros dos franceses, fue recomendado para trabajar con Planearte, trasladándose a Jacona desde 1871. Falleció en diciembre de 1897. Crónica dé la Congregación...Op.Cit, p. 193.

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Para 1872 el Colegio de la Purísima Concepción contaba con alumnas de las

siguientes poblaciones: Uruapan, Zamora, Jacona, Paracho, Chavinda, La Piedad,

Angamacutiro, Chilchota, Tancítaro, Taretan, Yurécuaro, León y Ecuandureo, entre otras.

A seis años de la fundación del colegio su personal había aumentado, permitiendo

nombrar personas encargadas de la administración interna de la institución, como una

directora, una subdirectora, una inspectora de estudios, un ama de llaves y una enfermera.

Este personal se pudo auxiliar de las mismas alumnas distinguidas por su buena conducta y

formalidad, quienes recibieron el nombre de viceprefectas."^^

Comparado con otros establecimientos, el Colegio de Jacona para niñas no

representó una diferencia sustancial a la enseñanza que proponían otras escuelas, laicas o

católicas michoacanas, en cuanto a la función asignada a las mujeres en la sociedad. En los

colegios femeninos de la época, tanto laicos como católicos, se enfatizó el papel netamente

formativo y educador que tenía la mujer en la familia. De esta manera, el colegio de

Planearte no revolucionó la condición de la mujer en la sociedad y con respecto al hombre,

sólo estableció un énfasis en la promoción y el mejoramiento de su papel religioso en la

familia frente a los cambios promovidos por la secularización.

Sin embargo, Labastida tenía razón cuando aseguraba a Planearte que el Colegio de

la Purísima Concepción: “es el único de su género que hay por estos lugares”. Aunque

sabemos de la existencia de escuelas particulares en la Nueva España, para la región del

bajío zamorano eran escasamente conocidas, a lo que se agrega el sensible descenso de la

Para 1877 Planearte informaba que durante la primera década del funcionamiento del Colegio de la Purísima Concepción habían pasado por éste un total de 177 alumnas, de las cuales 130 fueron externas y 47 internas. 12 de ellas habían muerto, 32 estaban casadas y las 24 restantes prestaban sus servicios en la instrucción gratuita. AGCHMIG, Discurso de Antonio Planearte, Jacona, Diciembre 28 de 1877.

Carta de Pelagio Labastida a Planearte. México, Junio 2 de 1873. Archivo Plancarte-AGHMIG. Correspondencia recibida. “K,L,LL” vol.2.

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educación privada católica en el contexto de inestabilidad política en la primera mitad del

siglo XIX, y de la promoción de las escuelas seculares/^

La fundación de un colegio de internas y externas para mujeres fue algo inusual que

rompió con la costumbre de que alguna orden religiosa femenina se hiciera cargo del

manejo de estos establecimientos, como en el caso del Colegio para niñas de Jiquilpan

dirigido por las Hermanas de la Caridad y el de Uruapan, manejado por las

Concepcionistas.

Para la segunda mitad del siglo XIX, se pretendió formar en el arzobispado de

Michoacán, a la par de las escuelas parroquiales, varios institutos de carácter privado en

donde la jerarquía sacerdotal pretendía que el papel del laicado fuera mayor, tomando en

cuenta las prohibiciones para el clero y la escasez de ministros y religiosas. Uno de esos

proyectos fue la fundación del Colegio Teresiano de Morelia, al cual haré breve referencia

con el objeto de hacer una comparación con el de Jacona y de esta manera establecer en qué

radica la singularidad de este último.

En primer lugar, la justificación para su fundación sigue la tónica general de quienes

promovían la educación religiosa: la regeneración de la sociedad por mediación de las

mujeres.

Se ha dicho muy bien, que educar a un niño es educar a un hombre; mas educar a una mujer es educar a una familia, y que el mundo para regenerarse sólo necesita buenas madres.^^

La educación estaba programada para seis años y se dividía en dos etapas: la

elemental y la superior, de tres años cada una; cuyo criterio de separación radicaba en el

Véase Muriel, Josefina. La sociedad novohispana y sus colegios de niñas. México, UNAM, 1995.Prospecto del Colegio Teresiano de Morelia. Sin Fecha CoIMich. Biblioteca Luis González y González,

Fondo especial.

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grado de complejidad de las materias impartidas. En la primera etapa se impartían las

siguientes asignaturas: lectura, escritura, doctrina, historia sagrada, gramática y aritmética.

En la segunda, se incluía la historia patria, universal y natural; aritmética, álgebra,

geografía, urbanidad y labores, además de las clases especiales de pintura, música e

idiomas. Las niñas entraban después de asistir a la escuela de primeras letras y las maestras

pretendían que su educación se inspirara en las enseñanzas de Santa Teresa de Jesús. El

objetivo era que las jóvenes se distinguieran en su progreso y aplicación en las letras y al

mismo, que tiempo fuesen capaces de “entender en el cuidado y buena administración de la

51Ccisa .

Comparando las materias proyectadas para el Colegio Teresiano y las que se

impartían en el Colegio de la Purísima Concepción estas últimas no resultaban, en sí

mismas, una innovación en la historia de las escuelas laicas y católicas del obispado. El

cambio lo imprimió la orientación que Planearte le dio a sus Colegios, por medio de

actividades que pueden considerarse extracurriculares y además, del establecimiento de

rituales que imitaban a las instituciones extranjeras, aspectos por los cuales se distinguió

también el Colegio clerical de San Luis Gonzaga.

5. La Imitación Romana: la expresión de un nuevo grupo

La práctica académica de las instituciones que Planearte fundó tendieron a imitar a

los sistemas europeos, que consideraban más aptos para educar a la juventud mexicana. Los

ejemplos a los que voy a referir pertenecen a un período más o menos largo, que va de 1867

a 1884, y aunque su referencia pudiera parecer arbitraria y anacrónica, considero que los

cambios tendientes a imitar el ritual de ciertas instituciones inglesas e italianas fue un

Idem

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proceso un tanto prolongado que sirvió para forjar la identidad del grupo de Labastida y

Planearte. Por lo cual, lo que me interesa destacar es la permanencia de esta característica

durante los años de la administración parroquial de José Antonio.

Uno de los cambios más significativos radicó en la escenificación de algunas obras

teatrales en los Colegios, que eran adaptaciones de algunas composiciones europeas. Estas

representaciones provocaron la crítica de varios sectores de la población debido a que eran

protagonizadas por las jóvenes estudiantes del Colegio de la Purísima Concepción. Al

parecer, una de las principales molestias se debía a la exhibición que se hacía de las

alumnas en lugares públicos. Este tipo de entretenimiento movía a las mujeres fuera de los

espacios sociales en que tradicionalmente se desenvolvían.

Si bien es cierto que desde finales del siglo XVIII la educación de la mujer en

México había comenzado a cambiar, en gran medida la percepción sobre sus funciones en

la sociedad seguía siendo la misma. Durante la colonia dominó la idea de la “debilidad

intrínseca del sexo femenino” sobre la cual se fundamentó un sistema legal que “que

pretendía proteger a las mujeres de su propia debilidad o del abuso de los hombres”. La

educación de la mujer de clase alta no fue mal vista mientras “permaneciera como una

virtud discreta, no para ser ostentada ante la sociedad, y prepara a las mujeres para su

destino biológico”. ^

Por lo tanto no faltaron los escándalos bajo la nueva forma que adoptó la educación

femenina en los Colegios de Jacona, la cual pudo se apreciada como una “exhibición

Lavrín, Asunción. “La mujer en la sociedad colonial hispanoamericana” en Leslie Bethell, ed. Historia de América Latina t.4. América Latina colonial: población, sociedad y cultura. Cambridge University Presss, Editorial Crítica, 1990, p .l 14.

p.l24.

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pública” de las alumnas. Estas actividades fueron el punto de escape por el cual se pudo

canalizar la inconformidad hacia el proyecto de Labastida.

Las críticas hacia estas actividades llegaron a oídos del obispo De la Peña hasta la

población de Los Reyes, Michoacán, lugar en que se encontraba realizando unas diligencias

y desde donde mandó llamar a Planearte para aclarar el asunto. A partir de entonces, los

ataques se centraron con mayor fuerza hacia el modelo educativo y a los métodos de

enseñanza adoptados en los Colegios de Jacona. Planearte argumentó que lo que se hacía en

ellos no difería de las actividades en los colegios clericales europeos y a partir de entonces

se fortaleció su idea de que el clero mexicano no estaba preparado para un cambio

educativo de esta naturaleza:

i Cómo para zarzuelas sí tienes tiempo! Pero debo advertir, que ese es negocio de los maestros de música y canto y de las maestras, y que a mí no me ha robado ni media hora. ...Lo que he hecho se hace en todos los seminarios y colegios de Roma, Francia, Inglaterra y España, y por lo mismo no creí haber obrado mal, al permitirlo en un Colegio de niñas, que de aquí han de salir al mundo y la sociedad para ser madres de familia, y tal vez, esposas de hombres poco católicos.

Las diferencias se acentuaron a partir de la separación tajante que Planearte

estableció entre sus colegios y las instituciones educativas mexicanas, emitiendo juicios de

valor negativos acerca de la educación clerical y religiosa impartida en México, hecho que

en parte contribuyó a intensificar los roces con las autoridades diocesanas:

....si a V.S.I. le parece mal el sistema de educación que he adoptado, estoy por obedecerle, pero no porque continúe el Colegio bajo mi dirección, pues yo no puedo seguir ni amar otro sistema sino el del Cardenal Wiseman, en que me crié, y el de los Jesuítas, en que crecí. Al sistema Mexicano le debo la pérdida de mi inocencia; y al Inglés y romano, mi conversión, mi dignidad y mi felicidad; me es imposible amar y seguir el primero, y detestar el segundo.^^

Carta de José Antonio Planearte al obispo José Antonio de la Peña y Navarro. Jacona, febrero 2 de 1872 Archivo Plancarte-AGHMIG Correspondencia emitida a papas, cardenales, obispos y arzobispos.

Idem

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Para Planearte, esta deficiencia educativa no dejaba más opción que la de seguir los

lincamientos de los colegios jesuitas europeos.^^ La crítica estaba enfocada también a las

costumbres locales, a las que se propuso modificar a través de la imposición de un nuevo

ritual de las festividades religiosas, con lo cual atrajo el descontento de los grupos

indígenas que pertenecían a la parroquia del lugar, a quienes se les prohibió la realización

de las celebraciones que tradicionalmente efectuaban año con año.

José Antonio se mostró en varias ocasiones contrariado por la forma en que los

pueblos realizaban las celebraciones religiosas, en las cuales no se seguía el ritual católico

de manera rigurosa, sino que se mezclaba con una serie de prácticas propias de los pueblos.

El cura de Jacona consideró a estas costumbres como el fruto de la ignorancia y un signo de

la falta de orden en el ritual religioso, lo cual evidenciaba la incapacidad del clero local

para frenar esta conducta. Por ello José Antonio comenta que uno de sus principales logros

fue en 1866 cuando, sin ser todavía oficialmente párroco de Jacona, destruyó la celebración

del camaval.^^ Como encargado de la predicación previa a la visita pastoral del obispo de

Zamora, asistió a varios poblados indígenas en los cuales continuó la misma tónica, por

ejemplo, en el caso de Cherán, cuya experiencia narra de la siguiente manera:

El 27 de mayo hubo misa pontifical y Corpus y tomé grande empeño en que se corrigiesen miles de abusos que en tales casos hay entre los indígenas. Al efecto hice que los indígenas trajesen a la sacristía todos los monstruos que bajo el título de ^ santos adornaban las mil posas de la procesión, para ver si S.S.Ilma. les concedía indulgencia. Apretada la Sacristía de aquellas efigies entré con el Sr. Obispo, cual la ama de Dn. Quijote, e hicimos un escrutinio poco menos que el que sufrió la Biblioteca del Hidalgo Manchego.^^

Cabe señalar incluso las casas que ocuparon las obras de Planearte tenían, como en el caso de la casa que ocupó el asilo de San Antonio, una extensa huerta con frutos traídos de Europa por Planearte. Crónica de laCongregación...Op.Cit. p.l05.57

58Archivo Plancarte-AGCHMIG, Escritos espirituales. Diario vol. 4, Conclusión de 1866.Archivo Plancarte-AGCHMIG, Escritos espirituales. Diario vol. 4, mayo 27 de 1868.

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Estas imposiciones le produjeron una serie de conflictos con las comunidades

indígenas pertenecientes a la parroquia cuyas quejas llegaron al obispo, como ocurrió en la

semana Santa de 1870:

La Semana Santa se hizo con la solemnidad de costumbre y hubo todas las procesiones de otros años. Los indígenas no dejaron de molestarme algo por razón de que no les permití sus abusos de borracheras, ridiculez, etc., cosas por las cuales habíamos batallado desde que recibí el Curato y se las prohibí; pero en esta vez me acusaron a la Mitra, trataron de asustarme y hubo mil mitotes, pero yo me mantuve ñrme y se hizo lo que yo dispuse y no lo que ellos querían. En la Pascual fueron mayores las quejas y acusaciones, pero yo me mantuve firme, le hablé con franqueza al Sr. Obispo y con los quejosos no pasaban de cinco o seis, vieron que llevaban lalucha perdida y desde entonces ni más se han vuelto a meter conmigo.59

El afán de José Antonio por imitar el ritual romano en su parroquia y en sus

colegios se vio reforzado en 1882, cuando llegaron los primeros egresados del Pío Latino a

impartir clases en los Colegios de Jacona. José Antonio procuró trasmitir a los maestros del

Colegio la necesidad de que los actos solemnes siguieran el protocolo de los institutos

católicos ingleses e italianos. Los maestros comunicaban a José Antonio de los avances en

este aspecto, como lo muestra el siguiente informe:

Algunos de los muchachos aprendieron los cantos de esos días y las funciones de la Semana Santa salieron un remedo de las del Colegio Americano, aunque muy imperfecto. ¡Quiera Dios que el año futuro podamos disponer de más elementos para poner la Capilla del todo y por todo a la romana¡^°

La imagen que se pretendía adoptar iba desde la imitación de la vestimenta del clero

romano hasta del himno del Pío Latinoamericano:

Archivo Plancarte-AGCHMIG, Escritos espirituales, Diario vol. 4, marzo 2 de 1870.Carta enviada por Francisco Planearte y Navarrete a su tío José Antonio Jacona, abril 14 de 1884. Archivo

Plancarte-AGHMIG, Correspondencia recibida, “P”, vol.6.

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Les estoy haciendo aprender algo de música, los himnos del Colegio y dos o tres canciones italianas, el coro de locos y un dúo sacado de la misma ópera.^'

José Dolores Mora y Francisco Planearte se hicieron cargo de algunas de las

funciones religiosas en la parroquia de Jacona cuando Planearte dejó la administración, y

continuaron con tónica establecida por éste. Por ejemplo en la elaboración de los

preparativos para la coronación de la Virgen de la Raíz de Jacona en 1884, de la que

Francisco Planearte comentaba lo siguiente:

Para la función religiosa se ha pensado poner una misa de Pacini de aquellas que trajimos de Roma; con instrumentos de cuerda y viento; y como los cantores no pueden ser todos hombres por no tener aquí como en Roma, voces de triple, ni todas mujeres por falta de bajos y tenores, pensamos que cantaran los niños del Colegio de una parte, y las niñas de otra y que yo les ayudara a cantar poniéndome entre unos y otras a dirigir la música. Lo mismo se haría en las vísperas y en la bendición que habían de ser a la romana.

Este nuevo ritual mostraba a la feligresía el cambio operado con la llegada de

Planearte y sus alumnos y los identificaba como un grupo ligado a la cabeza de Iglesia

católica mundial. Para Planearte y sus discípulos estaba claro que eran los feligreses

quienes tenían que adaptarse a las nuevas disposiciones que habían implantado en la

parroquia y en ello no estaban dispuestos a ceder:

Ahora no hacemos las funciones para el pueblo y quien guste de ir a oír cantar súplicas, arrastrar cueros y papeles colgados y velas con banderillas no le faltará dónde ir, sobre todo si hay procesiones de Señor San Ramos y Cargos.^^

La reconfiguración de las prácticas y valores acentuaba las diferencias del grupo de

Planearte respecto del resto del clero local. A través de este nuevo orden se pretendía dotar

61 Carta enviada por Francisco Planearte y Navarrete a José Antonio. Jacona, noviembre 28 de 1884. Archivo Plancarte-AGHMIG, Correspondencia recibida, “P”, vol.6.

Carta enviada por Francisco Planearte y Navarrete a José Antonio. Jacona, octubre 13 de 1885. Archivo Plancarte-AGHMIG, Correspondencia recibida, “P”, vol.6.

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de una identidad y un sistema de valores propios a la parroquia y a los Colegios de Jacona,

apartándolos de la tradición seguida en las demás iglesias y escuelas católicas locales.

Los colegios fueron el escenario sobre el cual se expresó el problema de fondo entre

los grupos clericales dirigidos por Pelagio Labastida y Antonio Planearte por un lado, e

Ignacio Árciga y José María Cázarez por el otro. Estas instituciones pueden ser vistos como

la arena en la cual se hicieron evidentes las discontinuidades de valores, normas y prácticas

64del clero diocesano en Michoacán.

A ello contribuyó que tanto Planearte como los estudiantes enviados al Pío Latino

reconocieran una lealtad inmediata a Labastida y no al prelado local de la jurisdicción en la

que servían. Dicha lealtad se debía en gran medida a que consideraban al arzobispo de

México como el responsable de su educación y por lo tanto a quien estaban obligados a dar

cuenta de sus actos.

A pesar de las oportunidades presentadas a Planearte para que se vinculara al

cabildo diocesano, mostró una resistencia a entablar ligas de este tipo con la jerarqm'a

local. El 2 de abril de 1871, el Cabildo Catedral de Zamora lo eligió para que ocupara una

de las canongías de gracia vacantes en la corporación. En su primera respuesta Planearte le

anunció al cabildo que consultaría la propuesta con su tío, quien acababa de regresar de su

segundo exilio.^^ Tras realizar esta consulta. Planearte dirigió una carta de renuncia al

obispo José Antonio de la Peña y Navarro y a su cabildo, en donde rechazó el cargo y en la

que alude como causa de su dimisión a un “compromiso” que había adquirido con su tío, a

través de su formación sacerdotal en el extranjero, el cual tenía como objetivo de llevar a

63 Carta enviada por Francisco Planearte y Navarrete a José Antonio Jacona, abril 14 de 1884. Archivo Plancarte-AGHMIG, Correspondencia recibida, “P”, vol.6.

Long, Op.Cit, 1997.Archivo Planearte-AGCHMIG, Escritos espirituales, Diario vol. 4, julio de 1871.

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cabo una misión educativa trascendente que rebasaba su pertenencia a una institución como

el cabildo zamorano, como lo muestra el siguiente párrafo:

Nadie mejor que V.S.I. sabe todo lo que yo debo a mi Tío, y la obligación que tengo de no dar un paso sin su voluntad, y por consiguiente sería muy feo, que yo siquiera pensara en admitir un honor que me ha de separar de su lado y de su Obispado. Es cierto que actualmente lo estoy, pero bien sabe V.S.I. que esto ha sido porque él así lo ha dispuesto, y si ahora que él vuelve tiene a bien que yo siga al lado de V.S.I., seguiré con muchísimo gusto, como lo he hecho hasta ahora. Por último, sujeto a la consideración de V.S.I. y del V. Cabildo la pena que siente mi corazón sólo de pensar en que si me separo de aquí, lo empezado no se concluirá, y lo concluido no durará, y que por consiguiente mis sudores y fatigas se harán inútiles...

Siguiendo esta tónica. Planearte procedió con cierta independencia para dedicarse a

las actividades de sus Colegios, lo que contribuyó a la falta de identificación del párroco de

Jacona con los miembros del cabildo diocesano. Lo mismo sucedió tiempo después con los

jóvenes enviados a estudiar al Pío Latino, como el caso del sacerdote Francisco Planearte,

sobrino de José Antonio, cuando se enteró de la posibilidad de impartir unas clases de latín

y hebreo en el seminario diocesano. En esta ocasión Francisco le comunicó a su tío José

Antonio que se rehusaría a aceptar el ofrecimiento:

...mi respuesta sería que -a- mi Tío D. Pelagio y a Ud. debo mi educación y por consiguiente en mí es un deber dedicarme todo y poner lo poco que sé y puedo a la disposición de mi Tío y de Ud. y por eso no era yo quien debía resolver sino Ud. y mi Tío que de mi parte haría gustoso cuanto me mandaran Uds. Nada me han dicho aún, pero esa será mi repuesta si me hablan.^^

Este hecho significaba la posibilidad de facto, de que el arzobispo de México

tuviera injerencia en la diócesis de Zamora, a través de los asuntos que manejaban sus

sobrinos, lo cual hacía peligrar en cierta forma la autonomía diocesana.

^ Carta de José Antonio Planearte a José Antonio de la Peña y Navarro. Jacona, 9 de abril de 1871. Archivo Plancarte-AGHMIG Correspondencia a papas, cardenales, arzobispos y obispos.

Carta de Francisco Planearte Navarrete a su tío José Antonio Planearte. Jacona, octubre 27 de 1884. Archivo Plancarte-AGHMIG, Correspondencia recibida, “P”, vol.6.

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Planearte también mantuvo diferencias con algunas autoridades civiles de Zamora

por la recaudación del diezmo y la realización de varias procesiones religiosas. El prefecto

del distrito de Zamora había ordenado en 1867 la confiscación de la casa del diezmo, ante

lo cual Planearte había reaccionado advirtiendo a la población que no comprase las semillas

y los productos confiscados por el gobierno. Por ese tiempo, había reanudado también la

celebración de las procesiones religiosas, acciones que en su conjunto fueron consideradas

como un desafío a la legislación liberal y a las autoridades locales. En respuesta en la

Semana Santa de 1868, el prefecto del distrito de Zamora ordenó que se cobrara una multa

al párroco de Jacona. Sin embargo, el sacerdote ignoró la infracción que fínalmente fue

pagada por los vecinos:

Por resultado final el Prefecto Velasco me impuso, por haber sacado procesiones, una multa de cincuenta pesos, la cual no pagué ni contesté el oficio, pero los vecinosla pagaron., 68

Al poco tiempo, en julio de 1868, el prefecto dispuso al presidente municipal,

Filomeno Guerra, que procediera a la detención del párroco, pero éste se presentó en

Zamora sólo para dar por escrito su opinión sobre los acontecimientos, tras de lo cual había

regresado a Jacona. Planearte consideró que todo había terminado ahí, pero la tarde del 6 de

agosto el mismo presidente municipal le previno que se ocultara porque iba a ser

aprehendido. Sin embargo, esta vez el prefecto había mandado a la fuerza pública para

hacer efectiva la orden en su contra. El párroco afirmaba que a pesar de tener la

oportunidad de escapar y evitar su ingreso en la cárcel se había negado a hacerlo:

...el capitán Rubio, que fue quien me prendió, solicitaba al Alcaide que no me metiese dentro de la cárcel, pero yo intervine y dije que se cumpliese con la orden al pie de la letra. En efecto, abrieron la puerta y entré como quien entra a un refresco. Los pobres presos se quedaron abismados y conmovidos al verme entre ellos, y

68Archivo Plancarte-AGCHMIG, Escritos espirituales, Diario vol. 4, Semana Santa de 1868.

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enseguida se pusieron a barrer y limpiar todo aquello. A la oración de la noche llegó la orden del juez para que saliera de la cárcel pública a casa de Ma. Josefa, mi hermana, y continuara allí en calidad de preso y bajo fianza. Inútil me sería repetir la farsa de juicio que se me formó, pues yo mismo me acusaba más que mis acusadores, y por más que ellos hacían para salir del paso yo los atoraba y agitaba para que siguiese el juicio adelante. El resultado final fue que yo estuve preso dos meses y que al fin me absolvieron y a Vargas lo quitaron de prefecto exactamente el mismo día que yo volví libre a Jacona...^^

Otra de las obras promovidas por el párroco de Jacona que causó protestas entre

algunos vecinos fue la construcción del ferrocarril urbano que conectaba a la ciudad de

Zamora con la población de Jacona. Esta empresa fue demandada por José María Vargas

con el objeto de que se suspendieran y evaluaran los trabajos de la construcción del

ferrocarril argumentando que;

....el Señor Cura don José Antonio Planearte, director, administrador o principal de la Empresa del ferrocarril que corre de Jacona para esta ciudad, ha levantado al frente de mi casa un terraplén que me impide la entrada y salida y el libre uso de mi finca, causándome de este modo en grave perjuicio en esa propiedad, después de interrumpir la vía pública que en todo caso debe ser respetada por la referida empresa... y haciendo uso de la acción popular que en el presente caso me compete, ocurro a su Cabildo, suplicándole se sirva mandar se suspendan los trabajos referidos mientras se nombra por su misma corporación dos o tres comisionados inteligentes que abran dictamen sobre si los trabajos del Sr. Planearte producen o no utilidad pública en este lugar o si aunque se produzcan se de (ilegible) la previa indemnización de los perjuicios que con aquella industria reciban los particulares como es de justicia.^^

Francisco Planearte opinaba al respecto:

...nunca creí que personas tan amantes del progreso material y que no tiene otra cosa en la boca le hicieran oposición en una obra que tiene por mira el progreso.^'

Archivo Plancarte-AGCHMIG, Escritos espirituales. Diario vol. 4, julio de 1868.AHMZ Ayuntamiento/Gobemación/1878/ Caja 11/Exp. 593/ Correspondencia con varias autoridades,

enq)Ieados y particulares. Año económico de 1873 a 1879. Zamora, marzo catorce de mil ochocientos setenta nueve. José María Vargas

Carta enviada por Francisco Planearte y Navarrete a su tío José Antonio Jacona, julio 16 de 1878. Jacona, octubre 27 de 1884. Archivo Plancarte-AGHMIG, Correspondencia recibida, “P”, vol.6.

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El cabildo de Zamora dictaminó que el tranvía sí era una obra de utilidad pública y

que, dado que el perjuicio que causaba iba sólo en detrimento de particulares, se declaraba

incompetente para resolver la indemnización a los demandantes. Para solucionar el

problema Planearte había propuesto comprar las propiedades afectadas, cosa que provocó

mayor malestar al denunciante. Finalmente el cabildo dispuso que la empresa bajara el

nivel del terraplén y que se nivelaran las calles demandadas, con el objeto de que la

banqueta quedara al servicio público y que se evitara la afectación de la propiedad de

Vargas.

A estas dificultades se aunaban algunas críticas hacia los Colegios de Jacona, que

hacían que Planearte expresara lo siguiente:

En fin estos hechos me han dejado casi resuelto a deshacerme de los ricos que hay en mis Colegios y a dedicarme a la educación de los pobres de ambos sexos oriundos de Jacona y de otros pueblos que no sean de la diócesis de Zamora, por razón de que tanto los clérigos como los particulares; sea por envidia o por convicción son enemigos de mi persona y sistema y creo que este es el mejor medio de que no se metan conmigo y acallar sus chismes y calumnias, que sólo sirven para descrédito de ellos y de la religión.^^

Fue precisamente un problema suscitado en uno de sus colegios el que marcó en

1882 el fin de la administración parroquial de José Antonio en Jacona.

6. Planearte sale de la diócesis de Zamora

Los colegios privados de Jacona representaron para la jerarquía zamorana una

experiencia ajena a la gestión episcopal, de la cual excluyeron su participación directa. Esta

falta de identificación fue compartida por Planearte al considerar que sus colegios

AHMZ Ayuntamiento/Gobemación/1878/ Caja ll/Exp. 593/ Correspondencia con varias autoridades, empleados y particulares. Año económico de 1873 a 1879. Sala Capitular Zamora, Marzo 24 de 1999.

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respondían al proyecto de su tío y como tal, no se restringía a una sola diócesis, sino que

pretendía abarcar a toda la Iglesia mexicana. Además, el propio Planearte no consideraba

que el clero local tuviera la capacidad académica suficiente para participar en el proyecto

de reforma.

En la práctica, aunque formalmente no estuviese reconocido, Labastida se había

erigido como una figura de autoridad en el Colegio Clerical de Jacona y por lo tanto ejercía

una jurisdicción y atribuciones de facto en su dirección y fimeionamiento. En las reglas del

gobierno interior del Colegio se reconocían en primera instancia al obispo de Zamora y

después al cura de Jacona como las máximas autoridades. Sin embargo, al obispo nunca se

le preguntó su parecer sobre el gobierno interno de las instituciones fundadas por Planearte,

sino hasta varios años después cuando los problemas de su funcionamiento eran

manifiestos. Esta falta de entendimiento se muestra en la respuesta negativa del obispo

Cázares a la petición tardía que le hizo José Antonio para que tomara bajo su protección la

obra educativa que había emprendido:

Acerca de mi protección para el establecimiento no puedo contestar afirmativamente porque como nada vale me da vergüenza decir que la concedo, como me da vergüenza que Ud. me lo pida. Ud. conoce esas cosas mejor que nadie y el acertó sólo dependerá de que ponga Ud. en ello todo el empeño que pueda. " Siempre he juzgado que establecimientos como el que Ud. trata de fundar, más trabajan por adquirir y necesitan cierta independencia de la autoridad diocesana, que protección mezclada con sujeción, pues el superior que protege quiere siempre mandar.^^

José Antonio manifestó en repetidas ocasiones a su tío los inconvenientes

presentados al proyecto en Jacona y el peligro latente de su suspensión:

Archivo Plancarte-AGCHMIG, Escritos espirituales, Diario vol. 4, 18 de junio de 1876.Carta de José María Cázares a José Antonio Planearte. Cherán Agosto 13 de 1880. Jacona, octubre 27 de

1884. Archivo Plancarte-AGHMIG, Correspondencia recibida, “C,CH”.Carta de José María Cázares a Planearte, Nahuatzen, septiembre 17. (s/a) Archivo Plancarte-AGHMIG,

Correspondencia recibida, “C,CH”.

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...el interés de ver si podía hacer algo en la reforma de la educación de la juventud en nuestra patria, lo cual juzgo imposible. ¡Mi Colegio de Niñas cuenta con 4 alumnas de paga y dos de gratis; El Asilo de S. Antonio sostiene 10 huérfanas, y educa 140 niñas pobres y no ha habido quien me haya dado tlaco, fuera de Luis y María Josefa. ¿Y el Colegio de S. Luis, podrá existir cuando los Romanos vengan, siendo que el de niñas ha excitado tanta envidia y emulación entre los sacerdotes, escribas y fariseos? He aquí pues, como es la razón y no la pasión la que me obliga a pensar en lo que pienso.

Sin embargo, las fricciones entre el cabildo zamorano por la administración de los

Colegios de Jacona y por el legado de Munguía, no fueron las únicas causas que

provocaron el cese de José Antonio de la parroquia de Jacona.

Planearte tuvo problemas con los padres de varias alumnas y alumnos debido a la

inconformidad que manifestaron con el monto de la colegiatura y con el sistema de

internado. En el primer caso pedían la reducción de las cantidades, aduciendo que era

excesiva la suma estipulada mensualmente, principalmente en el caso del Colegio de niñas.

Planearte opinaba que la resistencia de los padre a efectuar los pagos mostraba su avaricia

hacia la educación de sus hijas, puesto que las mensualidades eran ínfimas considerando el

tipo de instrucción que las jóvenes recibían a cambio:

¡Por esta enrome pensión reciben las niñas una educación completa, alimentos buenos y abundantes y ropa limpia! Tres reales y cuartilla diaria es el gasto de un Padre en educar y mantener a su hija! ¿Podrá gastar menos teniéndola en casa? ¿Cómo podrá llamar enormes a esta suma quien paga un real diario al garbancero, dos al gañan, tres al amansador, cuatro al mayordomo y seis al artesano? ¡Cómo es posible que haya padres de familia que pagando tres reales diarios al amansador de potros se les haga enorme dar cuartilla más por la educación de una hija!^^

Carta de José Antonio Planearte a Labastida. Jacona, junio 25 de 1880. Archivo Plancarte-AGHMIG Correspondencia emitida a su familia, vol. 4.

Cartas de Mauricio Beauchery a Planearte, Jacona, octubre 27, noviembre 7, 23 de 1876. Archivo Plancarte-AGHMIG Correspondencia recibida, “B”.

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Por otro lado, los padres se quejaban de que el sistema de internado propiciaba el

distanciamiento y la falta de afecto filial en sus hijas, lo cual juzgaba Planearte de la

siguiente manera:

Que sus hijas cuando vienen a visitarlos, ya no les hacen tanta caricia; que cuando van a casa ansian por volverse al Colegio; que escriben pocas cartas; que cuando concluyen sus estudios salen llorando del Colegio. Magníficas pruebas para el necio que no comprenda que la verdadera educación religiosa debe sustituir el besuqueo con el afecto y respeto a fin de que más tarde los hijos sean obedientes y sumisos a sus Padres; para el que no entienda que los hombres se asocian con los de su edad; para el que no haya experimentado el fastidio que causa escribir cartas sin negocio, en todo tiempo y especialmente en el de recreo; para el que no haya experimentado la inefable ternura que inspiran los primeros compañeros de la infancia, los primeros maestros, y hasta la misma materialidad de los lugares, la cátedra, la capilla, testigos de tan dulces emociones; se quejan, en una palabra, de que sus hijas tengan un corazón bien formado y sensible, y de que no puedan olvidarse en un momento de todos los beneficios que Dios les ha concedido por medio de una educación cristiana.^^

Varios padres decidieron sacar a sus hijos de los Colegios de Jacona y con ello

reclamaron el reembolso de las cantidades que cubrían las colegiaturas pagadas por

adelantado, petición a la que Planearte se negó rotundamente, amparándose en los

reglamentos que normaban los planteles.

Sin embargo, el mayor conflicto suscitado en los Colegios de Jacona fue con el caso

de la alumna Concepción Calderón, originaria de Uruapan, quien había sido de las niñas

fundadoras del Colegio de la Purísima Concepción y que para ese tiempo se había

convertido en maestra y vicerrectora de la institución. Desde 1876 su padre, el señor Ramón

Calderón, había mostrado intenciones de retirar a su hija de Jacona, pero Concepción, con

el apoyo de Planearte se había negado a obedecerlo.

Este caso suscitó la apertura de dos juicios: uno de tipo eclesiástico y otro civil. El

primero fue promovido por el señor Calderón ante las autoridades eclesiásticas.

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presentando una acusación contra Planearte por retener en el colegio a su hija, instigándola

con su mala influencia:

...en él demandaba al Señor Presbítero Don José Antonio Planearte, director del Colegio de la Purísima Concepción de Jacona y donde aquella se educaba, por resistirse a entregarme a mi mencionada hija contra todo derecho y contra toda ley divina y humana. Este juicio se siguió ante la autoridad eclesiástica por la parte en que muy directamente se interesaba la conciencia y como miembros ambas partes de la comunión católica,^^

En este juicio se le concedió la razón al señor Calderón y el juez eclesiástico

dispuso que la joven regresara a Uruapan con su padre. Sin embargo. Planearte se negó a

acatar el fallo, argumentando que no podía violentar la vocación religiosa que para ese

entonces mostraba Concepción. En respuesta la joven, asesorada por José Antonio,

promovió ante las instancias civiles un juicio de jurisdicción voluntaria, en el cual

reclamaba su libertad para permanecer en el Colegio de la Purísima Concepción como

maestra, empleo al cual consideraba una forma decente de ganarse la vida. Los argumentos

fueron basados en su mayoría de edad y en que había contado con el permiso inicial de sus

padres para residir en Jacona.

el buen ánimo del Señor mi padre para mi perfectibilidad religiosas, social y doméstica, mis deseos, explícitamente declarados, de permanecer en el Establecimiento, para proporcionarme por mí misma los elementos necesarios a la vida, exonerando así a los autores de ella, de gravámenes y responsabilidades, me han hecho continuar en el con expreso consentimiento de mi citado padre y con deferente acuerdo del Superior del Establecimiento. Sin embargo, por una desgracia lamentable, y por causas que aun no quisiera explicarme, en estos tres últimos años, los señores mis padres, han protestado de mil maneras hacerme abandonar el único asilo que puede ponerme a cubierto de peligros, sinsabores y penalidades; así es que deseando evitar la triste perspectiva que se me esperaría con mi separación del Colegio en que he podido subvenir a todas mis necesidades me veo en el caso de

Cartas de Mauricio Beauchery a Planearte, Jacona, octubre 27, noviembre 7, 23 de 1876. Archivo Plancarte-AGHMIG Correspondencia recibida, “B”.

AMZ Prefectura Juzgado Civil 1881 caja 9 expediente 21 Jurisdicción voluntaria de María Concepción Calderón.

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impetrar el apoyo de la autoridad pública, a fin de que, mediante un acto de jurisdicción voluntaria...

El juicio civil se suspendió durante un año aproximadamente, tras el cual

Concepción seguía sin acatar el fallo eclesiástico. En respuesta, la Secretaría de la Mitra

envió en abril de 1882 un comunicado a Planearte en el que se le informaba que el obispo

Cázares había dispuesto su cese como párroco de Jacona, explicando que la acción tenía

por objeto:

...quitar de esa manera toda ocasión de disgusto que pudiera ocurrir en lo futuro ...el Dr. Mora recibe la jurisdicción parroquial, dándosele a U. las gracias por el tiempo y circunstancias en que lo desempeñó...*^

José Mora, discípulo de Planearte, fue nombrado en su lugar pero se rehusó a

aceptar el cargo, que finalmente fue ocupado por otro sacerdote de apellido Salceda. En

cuanto a Concepción Calderón, su traslado a la ciudad de México bajo la protección de

Labastida y su ingreso a la congregación que Planearte había fundado, le permitieron seguir

adelante con su vocación religiosa.^^

La resolución del caso de Concepción Calderón nos muestra que a través de éste se

dirimieron algo más que los derechos de una mujer frente a sus padres, para dar paso a la

resolución de los conflictos generados por la aplicación del proyecto de Labastida en

Zamora. * **

AMZ Prefectura, Juzgado Civil 1881, caja 9 Jurisdicción voluntaria de María Concepción Calderón.** Oficio de Juan B. Anciola Pro-Secretario a J. Antonio Planearte. Zamora, abril 24 de 1882. Archivo Plancarte-AGHMIG Escritos espirituales Diario, vol.5.“ En abril de 1879 Antonio Planearte en unión de varias exaluninas del Colegio de la Purísima Concepción de Jacona, fundaron la Congregación de las Hijas de María Inmaculada.

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7. Ruptura Cázares Planearte

Con la intención de ayudar a José Antonio, el canónigo Juan Carranza arregló una

entrevista con el obispo Cázares, en la que supuestamente tendría la oportunidad de dar una

explicación sobre su comportamiento y arreglar de esta manera su situación. El encuentro

se llevó a cabo la mañana del 26 de abril del 882. Planearte comenzó por argumentar su

ciega obediencia al obispo y desconoció toda actividad realizada para apoyar el caso de

Concepción Calderón, señalando que Cázares había;

...interpretado mal mi alejamiento o retraimiento en las circunstancias actuales; siendo que mi intención ha sido manifestar de esta manera mi ciega obediencia a la sentencia pronunciada contra mí el 11 de febrero, fecha en que me retiré del contacto de los hombres y prohibí que me hablaran de ese asunto... Si en algo he ofendido a V.S. lima, quiero que me perdone (me arrodillé y bañado en lágrimas le cogí las manos y las besé), y vengo a suplicarle me haga justicia llamando a su presencia a los detractores de mi Congregación, para que bajo juramento contesten mis interpelaciones...^^

El obispo se negó a aceptar las explicaciones de José Antonio y a revocar su

dimisión. A partir de entonces José Antonio vio el problema como un conflicto personal y

como el resultado de la hostilidad del clero local hacia sus obras, al grado de declarar que

esta oposición ya no lo dejaba ’Vivir en paz”. Dentro del cabildo zamorano se habló de

las posibles oposiciones hacia Planearte de parte del canónigo Aristeo Aguilar, que

provenía del cabildo de Morelia y del padre Luis Alvarez, como lo muestran los comentario

del canónigo Juan Carranza, quien opinaba que:

Archivo Plancarte-AGCHMIG, Escritos espirituales, Diario vol. 5, marzo 26 de 1882.Carta de José Antonio Planearte a Labastida Jacona, julio 28 de 1882 Archivo Plancarte-AGHMIG

Correspondencia emitida a su familia, vol.4.

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...no había tal hostilidad en el clero, sino en el Cango. Aguilar (quien estaba completamente desconceptuado) y en el P.D. Luis Alvarez, quien se ha propuesto hacer papel en Zamora, a fuerza de cuentos y chismes con el Sr. Obispo.

Pero finalmente se habló de Morelia como el posible origen de la oposición de

Cázares hacia Planearte:

Que en cuanto a la mala prevención del Sr. Cázares para conmigo, cree que la trajo de Morelia, pues desde antes de la Consagración de dicho Señor, cuando él estuvo en Morelia, le hablaron muy desfavorablemente de mí, en los salones del Sr. Árciga...^^

El canónigo Carranza no compartía esta opinión y quiso involucrar a Árciga como

una posible instancia de apelación. Como el derecho canónico prohibía citar a los obispos a

comparecencia personal, a no ser en las causas en que se tratara de deponerlo o privarle de0*7 f

sus funciones. Carranza pretendía que Arciga instara a Cázares a viajar a la ciudad de

México para que se entrevistara con Labastida. Sin embargo, esto nunca ocurrió. Cázares

escribió escasamente sobre el asunto y Árciga guardó silencio al respecto.

Por su parte, Labastida pidió la opinión de Rafael Camacho, entonces obispo de

León, para dilucidar más claramente sobre todo el problema y para que fungiera como una

especie de intermediario entre Cázares y Planearte. Camacho pensaba que Cázares había

sufiido algunas presiones en su accionar:

Respecto del I. Sr. Cázares es de suyo reservado. Creo que en todo lo que ha pasado ha tenido que sufrir la presión y exigencias de no escasa parte... ofendido en su susceptibilidad michoacana, tal vez inconscientemente por parte del Sr. Cura. Se ha creído que éste con los jóvenes venidos de Roma quieren erigirse en Maestros. Tal es, en resumen la idea capital que ha dado origen y fomentado la animadversión...^^ * **

** Carta de José Antonio Planearte a Labastida Jacona, julio 28 de 1882 Archivo Plancarte-AGHMIG Correspondencia emitida a su familia, vol.4.^ Carta de José Antonio Planearte a Labastida Jacona, julio 28 de 1882 Archivo Plancarte-AGHMIG Correspondencia emitida a su familia, vol.4.

Diccionario de ciencias eclesiásticas Op.Cii. Tomo 7, p.483.** Carta de Pelagio Labastida a Planearte Tacuba, julio 31 de 1882. Archivo Plancarte-AGHMIG. Correspondencia recibida. “K,L,LL.” vol.2.

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Para Camacho no había más opción que la salida de Placarte de Jacona. A este

respecto, Concepción Calderón había informado a Planearte de la existencia de una carta en

su contra, que “le” habían hecho copiar y firmar diciéndole que;

...era necesario por ahora para calmar los ánimos que estaban muy exaltados y que era una desunión entre los S. Cázares, Árciga y Labastida...^^

Finalmente Cázares contaba con argumentos legales para justificar la remoción de

José Antonio.^® Ante la contundencia de este hecho las reflexiones de Labastida y Planearte

se centraron en tres puntos principalmente; la continuación de los proyectos educativos, el

destino de los colegios de Jacona y el futuro de Planearte. En este tiempo Planearte salió de

Jacona para realizar un nuevo viaje a Europa durante el cual mantuvo correspondencia con

su tío para decidir sobre los tres puntos mencionados. Las posibilidades comentadas en ese

momento contemplaron la fundación de colegios en la frontera de México para seguir la

formación de sacerdotes, o poner en funcionamiento otros en el centro del país, que por

alguna causa hubieran parado sus actividades, como en el caso del Colegio Josefino.

Durante su viaje, Planearte se dedicó a promover el envío de sacerdotes extranjeros,

principalmente jesuítas, a México.

Labastida estimaba que los colegios de Jacona habían sido tolerados, mas no

apoyados, en la diócesis zamorana, lo que de entrada iba en detrimento de los mismos. Pero

cerrarlos no era una fácil decisión por el considerable capital invertido en los mismos.

Finalmente el arzobispo aceptó la salida de Planearte del curato de Jacona;

89 Carta de María -Concepción Calderón- a Planearte, México, marzo 31 de 1883. Archivo Plancarte- AGHMIG. Correspondencia recibida “M”.^ Como sabemos. Planearte estuvo adscrito al arzobispado de México, pero operaba en una jurisdicción que correspondía a otra autoridad y por ello estaba sujeto a ella en cuanto a las obras y acciones que emprendiera.

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...la prudencia aconseja que, en un naufragio, debe procurarse la salvación de las personas. En cuanto a la tuya, estoy persuadido de su fácil colocación en cualquier punto de mi Diócesis; que sea, con o sin envidias y celos, ya es otra cosa; estoy tan acostumbrado al capítulo de molestias, que ya no me arredran, y sólo tengo empeño en sacarles el jugo posible con paciencia y buen modo.^*

La llegada de los primeros egresados del Pío Latino facilitó su resolución porque

significaba que los colegios seguirían funcionando, aún cuando Planearte no estuviera

físicamente al frente de ellos. El Colegio de San Luis Gonzaga fue reinaugurado con diez

internos y Planearte se encargó de administrarlo a distancia, confiando la administración

directa a José Dolores Mora y del Río y a Francisco Planearte. No fue sino hasta 1887 que

clausuró nuevamente sus cursos junto con el Colegio de la Purísima Concepción, el cual ya

se encontraba disminuido en recursos humanos y materiales. El personal de ambas

instituciones pasó al Colegio Clerical de San Joaquín en la arquidiócesis de México, del

que para ese entonces Planearte era rector. La congregación fundada por Planearte trasladó

su casa central a la ciudad de México. Posteriormente, Labastida compró el edificio del

Colegio de la Purísima en Jacona, que le fue obsequiado a José María Cázares.

En el conflicto Cázares-Plancarte se evidenciaron con claridad los problemas de

autoridad entre el párroco de Jacona y el obispo de Zamora. A través de su administración

parroquial y con la dirección de los Colegios de Jacona, Planearte había logrado una

considerable representatividad e influencia entre la población, que rivalizaba con la ejercida

por la jerarquía clerical local. El protagonismo del cura era palpable: era él quien, con la

sola investidura de párroco, figuraba en los conflictos con la autoridad civil, llevaba a cabo

celebraciones fuera del ritual local y quien además, manejaba un potencial clerical en sus

La resistencia que éste presentó a la decisión del juzgado eclesiástico, fue visto como una falta a la autoridad hacia el obispo.

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planteles educativos. El caso de Concepción Calderón sólo fue la circunstancia precisa que

justificó la salida de José Antonio de la diócesis de Zamora.

¿Podemos considerar entonces que el resultado fallido del proyecto de Jacona

representó una ruptura en las acciones conjuntas de Labastida y Planearte por llevar a cabo

la reforma clerical? La experiencia de Jacona puede verse como una postergación del

proyecto de Labastida que cerró temporalmente la posibilidad de que el grupo Pío Latino

llegara a controlar la diócesis.

El cese de José Antonio representó una buena oportunidad para que Labastida lo

alejara de la participación de sus proyectos. Planearte mismo expresó su disposición de

radicar en la frontera norte del país para fundar otro colegio.^^ Sin embargo, los hechos

demuestran el respaldo total del arzobispo ya que nombró a su sobrino como rector del

Colegio Clerical de San Joaquín en la ciudad de México a partir de 1885. En esta

institución se llevó a cabo una nueva etapa del proyecto de reforma del clero mexicano con

la participación más directa y decidida de las primeras generaciones de egresados del

Colegio Pío Latinoamericano de Roma.

Carta de Pelagio Labastida a Planearte, Tacuba, julio 16 de 1883. Archivo Plancarte-AGHMIG. Correspondencia recibida. “K,L,LL.” vol.2.

Carta de Pelagio Labastida a Planearte Tacuba, julio 31 de 1882. Archivo Plancarte-AGHMIG. Correspondencia recibida. “K,L,LL.” vol.2.

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Conclusiones

La secularización de la vida social y política en el siglo XIX planteó nuevos retos para

la Iglesia Católica Occidental, entre ellos la realización de una gran obra de

reorganización eclesiástica que tuvo como uno de sus ejes principales la reforma del

clero. El papado dictó las líneas generales de dicha reforma, que fueron apropiadas por

la jerarquía mexicana para realizar paralelamente dos proyectos de renovación

sacerdotal. La formulación y aplicación de estos programas hizo evidente la pugna entre

dos sectores de la jerarquía por la formación de un nuevo grupo clerical impulsado por

el arzobispo de México en la diócesis de Zamora, en el periodo de 1867 a 1882.

Como vimos en el primer capítulo los dos proyectos tuvieron un objetivo

común: la formación de un clero mejor instruido y capacitado para hacer frente a los

avalares de la secularización. La jerarquía michoacana partió de la necesidad de mejorar

la instrucción de los sacerdotes que se encontraban en funciones en casi todas las

parroquias de la provincia eclesiástica de Michoacán. Su interés se justificaba en la

in Strucción irregular que habían recibido los presbíteros en el contexto de los cierres del

Colegio Seminario de Morelia en la primera mitad del siglo XIX. Para subsanar las

carencias de esta formación, el arzobispo Ignacio Árciga dispuso como parte de su

estrategia, la realización de las conferencias eclesiásticas que convocaron a los párrocos

a reuniones periódicas, en las cuales se enfatizó la obligación de la educación religiosa,

la cura de almas y la guía espiritual de la población, como los deberes esenciales del

ministro católico.

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La reforma del Seminario de Morelia y de Zamora fue el otro gran aspecto

instrumentado durante la administración de Árciga y Cázarez, a partir de los cambios en

los programas de estudio con base en la renovación escolástica promovida por el

papado. El énfasis de la reforma educativa efectuada por la jerarquía michoacana se

centró en el ministerio sacerdotal y en su formación intelectual, a través de una amplia

instrucción que se pretendía fuera religiosa y científica al mismo tiem p^

Por su parte la propuesta del arzobispo de México, Pelagio Antonio de Labastida

involucró dos grandes aspectos: la reforma de los seminarios y la creación de una

nueva jerarquía educada en Roma. Para llevar a cabo el primer aspecto modificó, no

sólo los programas de estudio, sino que partiendo de la idea de una deficiencia

intelectual del clero encargado de la formación en los Seminarios, promovió en un

primer momento su desplazamiento a favor de la orden de San Ignacio. Durante su

gestión como arzobispo de México, favoreció la llegada de jesuítas extranjeros a

quienes colocó al frente de algunos centros educativos en la ciudad de México y en la

diócesis de Zamora.

El segundo punto consistió en la formación del grupo sacerdotal en el Colegio

Pío Latinoamericano en Roma, con el objeto de que los jóvenes recibieran no sólo las

herramientas necesarias para dirigir la reorganización eclesiástica en las diócesis

mexicanas, sino que establecieran al mismo tiempo una liga especial con el Vaticano,

afiliándose estrechamente al ultramontanismo.

Como vimos en el segundo capítulo, los proyectos respondieron en gran medida

a los intereses, aspiraciones y circunstancias particulares del grupo que los sustentó. La

composición social de ambos grupos y la trayectoria específica de sus miembros, fueron

factores que influyeron para la determinar la perspectiva particular con que se

apropiaron de la propuesta romana.

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La jerarquía asentada en Morelia se perfiló como un grupo compacto cuyos

miembros pertenecieron a las principales familias de la elite asentada en la ciudad de

Morelia y Pátzcuaro. Todos siguieron una misma trayectoria que se distinguió por las

siguientes características: la formación eclesiástica en el Colegio Seminario de Morelia;

el desempeño de alguna cátedra en el seminario; posteriormente o a la par, la obtención

de una media ración en el Cabildo Catedral y después la ración entera; más tarde la

ocupación de una canongía, ya sea por la promoción el traslado o a la muerte de otro

canónigo^

/Buena parte de la jerarquía combinó la trayectoria capitular y la académica, no

obstante que hubo algunos canónigos que sólo siguieron una ruta. La rectoría del

Seminario de Morelia se convirtió en una especie de antesala de la silla episcopal,

siendo común que los futuros obispos y arzobispos de provincia eclesiástica de

Michoacán ocuparan previamente las cátedras y la rectoría del Seminario de Moreliaj

como en los casos de Clemente de Jesús Munguía, Pelagio Labastida, Ramón Camacho,

José Ignacio Árciga, José Antonio de la Peña y José María Cázares. Ello evidencia la

importancia que conservó el Seminario de Morelia en la segunda mitad del siglo XIX

como el centro formativo por excelencia del clero michoacano, y muestra además cómo

la institución estuvo estrechamente ligada al sistema de asensos, conservándose como

parte nodal de la tradición fundacional de Vasco de Quiroga. Lo cual explica en cierta

manera, los esfuerzos de la elite sacerdotal moreliana por mantener el fimcionamiento

del Seminario, no sólo frente a las políticas de los gobiernos civiles, sino también de

cara a los intentos de otros sectores al interior de la misma Iglesia por dar término a la

exclusividad que ejercía esta institución en el aspecto educativo.

Labastida inició en la diócesis de Zamora la organización de un nuevo tipo de

líderes sacerdotales mexicanos en el Colegio Pío Latinoamericano en Roma. A través de

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la colocación de su sobrino José Antonio Planearte como párroco de Jacona, Labastida

pudo reclutar a un buen número de jóvenes pertenecientes a las principales familias del

Bajío Zamorano, de las cuales ellos mismos eran prestigiados miembros. La

incorporación de los muchachos a su proyecto se vio favorecida por las redes de

parentesco y de amistad que tenían establecidas en la región.

El interés mostrado por Labastida en la formación de estudiantes mexicanos en

Roma, fue compartido por Clemente de Jesús Munguía, quien fundó un legado para

sostener los estudios de por lo menos 2 alumnos de la diócesis de Michoacán en el

Colegio Pío Latinoamericano. Labastida, como administrador de este legado, aprovechó

la negativa de la jerarquía michoacana de enviar estudiantes, para negociar ante Roma el

cambio de este beneficio para la diócesis de Zamora y la arquidiócesis de México. La

falta de interés de la jerarquía clerical michoacana para ejercer de esta manera los

recursos heredados por Munguía, se explica si tomamos en cuenta que la educación de

sacerdotes en el extranjero, significaba el rompimiento con la tradición educativa del

Seminario de Morelia y el Seminario de Zamora.

Labastida y Planearte hicieron de la formación de este nuevo grupo un proyecto

personal en el que invirtieron recursos propios para financiarlo. Planearte sostuvo un

total de 33 carreras eclesiásticas, un número mayor que el de su tío, quien se hizo cargo

de la educación de 10 sacerdotes. Una pequeña parte de estudiantes ocupó la beca que

dejó Munguía, y al resto de los alumnos sus propias familias les pagaron la carrera. A

cambio, los alumnos educados bajo su protección reconocieron su apoyo económico y

su dirección formativa otorgando una adhesión vitalicia hacia ellos.

A diferencia del clero michoacano, el grupo Pío Latino entabló una serie de

nexos con personajes en el Vaticano como una nueva vía para lograr las principales

posiciones en los gobiernos eclesiásticos del país. Ello generó un conflicto de intereses

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por el establecimiento de un nuevo sistema de asensos y por el control de los espacios

de decisión y representación eclesiástica detentados por la jerarquía radicada en

Morelia.

Resulta lógico cuestionamos por qué Labastida no inició el proyecto Pío Latino

en la ciudad de México o en alguna otra diócesis de mayor importancia en cuanto a

prestigio y antigüedad. Los motivos del prelado para enviar a su sobrino a la diócesis de

Zamora fueron en parte producto de la circunstancia histórica, pero también se

derivaron de razones de fondo. Las circunstancias políticas del país en 1867, al

momento de la llegada de Planearte a México, no eran favorables a la Iglesia. El

segundo exilio que Labastida vivía en ese momento era una muestra de ello, por lo que

llevar a cabo un programa de esta naturaleza en el centro del país no era políticamente

conveniente.

Sin embargo dentro de la Iglesia existía una razón de mayor peso: el mismo

clero. La oposición que diversos sectores presentaron a Labastida en relación con la

reforma al Seminario Conciliar de México, lo hizo plenamente consciente de los

conflictos que producían sus cambios. El atractivo de la diócesis de Zamora radicó

precisamente en su naciente autonomía respecto de Morelia y en la debilidad inherente a

su fundación. El cuerpo capitular de esta jurisdicción se encontraba en vías de definir

las bases de su funcionamiento institucional y los centros educativos, como el

Seminario de Zamora, estaban aún en su etapa formativa.

Todos estos elementos ofrecían el ambiente propicio para llevar a cabo su plan

educativo sin grandes problemas de oposición, porque se esperaba que la jerarquía

zamorana no fuese los suficientemente fuerte como para frenar las nuevas iniciativas.

Lo que al mismo tiempo abría la posibilidad de que los sacerdotes formados en Roma

ocuparan la dirección de la diócesis de Zamora en un futuro no muy lejano.

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Con todas estas implicaciones podemos considerar que la creación del obispado

de Zamora, gestionada en gran parte por Labastida, no fue un acontecimiento fortuito.

Su proyecto parecía embonar muy bien con las aspiraciones de la oligarquía zamorana

que una vez él mismo manifestara en un proyecto político separatista iniciado

formalmente en 1846. Probablemente la diferencia entre ésta y la creación del obispado

en 1863 y el arranque del proyecto Pío Latino, estribe en los propósitos específicos y los

alcances de cada uno. El primer intento es fundamentalmente político, basado en

intereses de carácter local. Las siguientes, principalmente el último, eran planes de

carácter eclesiástico cuyos objetivos rebasaban la circunscripción regional. Sin

embargo, las tres propuestas se relacionan al incidir de facto, independientemente de sus

objetivos, en un punto común: la autonomía local.

Los planteamientos de reforma eclesiástica del arzobispo repercutieron en los

esfuerzos por lograr mayor independencia local, porque la creación de la diócesis

significó la adquisición de una autonomía, aunque fuese religiosa, con respecto al

control que ejercía la jerarquía moreliana en aspectos monetarios y de jurisdicción. Por

otro lado, la formación del nuevo grupo de curas abría la posibilidad para que los

miembros de la oligarquía zamorana controlaran este espacio de representación

eclesiástica, que hasta entonces habían sido ocupado por los miembros de la elite que

tenía su asiento en la ciudad de Morelia.

Es necesario no perder de vista estas implicaciones locales que explican, en

parte, que el proyecto de Labastida fuera abrazado con entusiasmo por los miembros de

su familia, y que su influencia y recursos económicos fueran utilizados como una forma

de aumentar el prestigio y el poder familiar en la región.

De esta manera tenemos una serie de factores que confluyeron para la decisión

de Labastida de iniciar sus planes educativos en Zamora, bajo la ejecución directa de su

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sobrino, que desde 1867 fungió como párroco de Jacona. Como vimos en el tercer

capítulo, Planearte hizo suyos los planteamientos reformistas de su tío y a la par ejecutó

proyectos educativos propios. El reclutamiento de los alumnos que serían enviados a

Roma se pensaba lograr a través de la fundación de un colegio clerical dirigido por

jesuítas, al que asistieran los jóvenes de las principales familias de la región. Como la

circunstancias no fueron propicias para conseguir inmediatamente a miembros de la

orden de San Ignacio, los primeros alumnos enviados a Roma en 1870 no pasaron por

las aulas del Colegio de San Luis Gonzaga de Jacona, que fue fundado hasta 1873. Cabe

aclarar que Labastida decidió mandar a otros muchachos pertenecientes a la

arquidiócesis de México. El segundo envío fue realizado tres años después. En muchos

de los casos, Planearte se encargó de manejar las colegiaturas de los estudiantes y los

padres de los alumnos decidieron nombrarlo tutor legal de la educación de sus hijos.

La protección y el auspicio del arzobispo en el proyecto de Jacona se pude ver

como una inversión a mediano y largo plazo, cuyo éxito final se palpó con la ocupación

de los sacerdotes egresados del Colegio Pío Latino en diferentes sillas episcopales del

país. Sin embargo, el proyecto de Jacona flie una propuesta que no dependió de su

directa ejecución, sino de la orientación que le dio su sobrino, de su capacidad de

negociación y por qué no, de la contingencia y las circunstancias que en el momento

permearon su administración parroquial.

Planearte introdujo cambios que provocaron la aceptación de varios sectores de

la población, pero también la oposición de otros tantos, como la creación del tranvía

urbano que unió a las poblaciones de Zamora y Jacona y la formación de un colegio

privado para niñas. El funcionamiento de este instituto suscitó varios incidentes que

produjeron que los obispos José Antonio de la Peña y José María Cázares, le solicitaran

aclaraciones al respecto.

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En el problema Cázares Planearte se evidenciaron los problemas de autoridad

entre el párroco de Jacona y el obispo de Zamora. Antes de que estallara el conflicto y

gracias a su administración parroquial, a la dirección de sus colegios, a su acceso directo

con el arzobispo de México, y a sus relaciones sociales. Planearte había logrado una

considerable representatividad e influencia entre la población que rivalizaba con la

ejercida por la jerarquía clerical local. El protagonismo del cura era palpable: con la sola

investidura de párroco entraba en polémica con la autoridad civil regional; llevaba a

cabo grandes celebraciones religiosas fuera del rito local y manejaba un potencial

clerical en sus colegios.

Planearte opinaba que la educación de la juventud mexicana era deficiente y no

dejaba más opción que la de seguir los lineamientos educativos de los colegios

europeos. Por ello, en las instituciones académicas que fundó, combinó el sistema inglés

y el italiano. Introdujo el protocolo romano y una serie de actividades que incluyeron la

escenificación de algunas obras teatrales europeas, lo que sirvió para delinear la

identidad del nuevo grupo, que adquirió como una de sus características principales una

estrecha filiación hacia el papado. Sin embargo, no fue sino hasta con el caso de

Concepción Calderón que se presentó la circunstancia precisa que llevó a la salida de

José Antonio de Jacona.

Independientemente de que las diferencias entre Cázarez y Planearte fueron

personalizadas por los simpatizantes de ambos clérigos, historiográfícamente este

conflicto ha sido visto en el marco del enfrentamiento entre un tipo de clero llamado

progresista y otro considerado tradicional. La distinción que se ha hecho entre ambos

grupos es, al parecer, una percepción un tanto parcial. Al hablar del clero progresista se

hace referencia a que el clero educado en Roma fue el único que, a partir de una idea de

“progreso” adquirida en el extranjero, formuló una propuesta para reformar a la Iglesia

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mexicana. Por el contrario, al clero local se le califica como tradicionalista,

denominación que conlleva cierta idea de atraso, estancamiento o decadencia,

asegurándose que no tuvo interés alguno por emprender una reorganización eclesiástica.

Sin embargo, hemos visto que esta apreciación no es acertada y que ambos grupos

promovieron, a partir de una visión propia, la reforma del clero.

Si la clasificación de grupos se refiere a la transformación educativa con base en

el neotomismo, hemos visto que ambos proyectos se apropiaron de esta iniciativa, que

de entrada no resulta del todo progresista, si tomamos en cuenta que apeló al

endurecimiento de una línea doctrinal -cuya fuente teológica tiene un pasado

conservador-, como una respuesta frente a otra corriente que tenía su propio concepto de

progreso: el liberalismo. De esta manera, como todo cambio no implica necesariamente

un avance en el sentido positivo del término, el neotomismo no representó una respuesta

de avanzada radical frente a las orientaciones filosóficas de la época, sino que en sí

misma fue una expresión conservadora, que entró en contradicción al tratar de conciliar

los principios de la escolástica con el avance científico.

En la práctica, ambos grupos emprendieron obras de carácter material en sus

diócesis, como la fundación de escuelas, institutos, asilos, hospitales y participaron en la

formación de empresas económicas, por lo que no se puede considerar que éste sea el

punto que los diferencie.

¿Cómo quedaría entonces la división entre clero tradicional y progresista?

Considero que la jerarquía michoacana fue tradicional en cuanto a que defendió un

conjunto de valores y significaciones, un sistema de asensos y una tradición educativa,

que no significó un estancamiento en planes y programas de estudio, sino la defensa de

la exclusividad formativa del Seminario Tridentino de Morelia. Estos elementos fueron

parte de su propia identidad corporativa y le sirvieron como elementos simbólicos para

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oponerlos a los intentos del clero formado en instituciones foráneas de ocupar

posiciones importantes en las diócesis mexicanas.

El progresismo del grupo educado en Roma no está le suficientemente claro

debido en parte a la ambigüedad del concepto de progreso a que se refiere. Su

educación en el extranjero y los cambios que introdujeron que por romper con las

costumbres locales pudieron considerarse progresistas, pueden explicar esta

caracterización, que al mismo tiempo parece haber sido promovida por el mismo grupo

como parte de la adopción de una identidad y representación propias. Resultaría

entonces más adecuado referirse a este grupo como clero romano, dado que alude a las

características de su formación.

Es claro que la cancelación de la experiencia en Jacona significó el cierre

temporal de la posibilidad de que el clero romano llegara a controlar la distintas diócesis

del país. Sin embargo, esto no representó la cancelación de las acciones conjuntas de

Labastida y Planearte para llevar a cabo la reforma clerical y colocar al clero romano en

la dirección de las distintas diócesis del país. Muestra de estos esfuerzos fue el

nombramiento de Planearte como rector del Colegio Clerical de San Joaquín en la

ciudad de México en 1885, año en que se inicia una nueva etapa del proyecto

Labastidista, reforzado con el trabajo de los primeros egresados del Colegio Pío

Latinoamericano de Roma y el posterior nombramiento de 9 obispos para las diócesis

de Chihuahua, San Luis Potosí, Tehuantepec, Tulancingo, Cuemavaca, Linares,

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AGS Archivo García Sáenz de El Colegio de Michoacán

AHPSSCJ Archivo de las Hijas Pobres Siervas del Sagrado Corazón de Jesús

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