El jardín verticalFachadas verdes y nuevas arquitecturas

arquitectura

Lo natural ya no se opone a lo construido, forma parte de ello. El uso creativo de la naturaleza, el material más antiguo, produce nuevas arquitecturas. Más allá de operaciones estéticas y bioclimáticas, las fachadas vegetales se configuran como la avanzada de un nuevo género de arquitecturas que se mueven, cambian de textura, huelen... Por MIGUEL BARAHONA

De la estimulante tensión entre naturaleza y arquitectura ha surgido un nuevo género que se ha extendido rápidamente, la facha-da vegetal. Por supuesto, el uso de las plantas para recubrir los paramentos no es una novedad, y tanto su fotogenia como la moda ecológico-cosmética auguran una expansión aún mayor en el futuro más próximo. Sin embargo, los avances técni-cos han permitido en los mejores ejemplos abordar el tema desde nuevos presupues-tos materiales y conceptuales. Nuevos im-permeabilizantes, nuevos sistemas de cultivo, de riego, etc. no sólo han permiti-do la proliferación de fachadas vegetales, sino su reelaboración dentro de la investi-gación conceptual que, en los campos de la arquitectura y el diseño, se lleva reali-zando en los últimos años tanto en el tema de la naturaleza como de la fachada.Por una parte, lo natural y lo artificial han dejado de ser considerados como opues-tos. La naturaleza ya no es sólo el fondo donde se desarrolla la actividad humana, sino que forma parte de ella y de su dise-ño. La naturaleza se utiliza como un mate-rial abstracto y especialmente adecuado

en la búsqueda de una arquitectura de la complejidad que responda a las necesida-des cambiantes y en gran medida indeter-minadas a las que se enfrenta. Por otra parte, la fachada ha pasado a ser el lugar donde diseñador, usuario y ciudad interac-túan, y en ella se produce gran parte de la experimentación especulativa técnica y conceptual. La fachada se ha convertido en objeto de diseño autónomo y específi-co, independiente del edificio y la ciudad (ver el reportaje de Diseño Interior 199, febrero 2009, sobre Hiperfachadas).

Más allá de supuestas sostenibilidades, o de sus indudables propiedades térmicas o decorativas, el uso de las fachadas vege-tales responde a la búsqueda de un nuevo lenguaje natural posibilitado y transfor-mado por las técnicas más actuales. Los cultivos hidropónicos han permitido el crecimiento de las plantas prácticamente sin tierra, ya que en realidad ésta no es más que el soporte mecánico para su crecimiento. Agua y nutrientes –junto con luz para realizar la fotosíntesis, sus únicas verdaderas necesidades– se sumi-Y

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El edificio de Mass Studies en Seúl se cubre con un arbusto

tapizante de hoja perenne que se adapta a sus formas sinuo-sas. Su continuidad esconde

la diversidad programática.

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ESCALA ABSTRACTA Y SINTÉTICAMass Studies: Tienda Ann Demeulemeester. Seúl, 2007Situado en un barrio residencial reconver-tido recientemente en comercial de peque-ña escala, se trata de un edificio que trata de conseguir una síntesis de las diferentes fuerzas contradictorias que lo conforman. En realidad está constituido por tres par-tes que funcionan de forma independien-te. En planta baja y primera, la tienda de Ann Demeulemeester, en el semisótano otro espacio comercial y en la última plan-ta, un restaurante. Cada programa recibe un tratamiento conceptual y espacial dife-renciado. Las tensiones programáticas y de escala con la ciudad se resuelven me-diante la continuidad superficial, capaz de unidad y diversidad a un tiempo. El edificio es un organismo sintético, a la vez natural y artificial, un continuo entre diferentes usos, entre exterior e interior, ciudad y naturaleza, fruto de intrincadas relaciones que sólo en su día a día y análi-sis pueden descubrirse. El acabado vegetal es idóneo para reforzar esa idea de super-ficies continuas y complejas, recubriendo sus diferentes elementos e incluso pene-trando en las circulaciones interiores. Además da al conjunto una escala abstrac-ta que le permite integrarse y a la vez destacar en el entorno. La fachada está

formada por un geotextil en el que se ha plantado una única especie: un pequeño arbusto tapizante de hoja perenne, la buxácea de nombre científico Pachysandra terminalis llamada comúnmente diaman-te, típica de Japón y Extremo Oriente. Es un tipo de vegetación que se adapta per-fectamente a las formas sinuosas del edifi-cio, que no lo recubre simplemente, sino que se convierte en el acabado variable, diverso, complejo, continuo y singular.

LA ESTÉTICA DEL PROCESOTriptyque: Harmonia 57. S ão Paulo, 2008La fachada de este edificio de talleres para artistas no es únicamente su cara visible, sino que forma parte de su funcionamien-to. La búsqueda de la mayor naturalidad produce paradójicamente el resultado más maquinal. La concepción del inmueble como un organismo vivo lleva a la estética más industrial. Como una especie de pom-pidou de la ecología, la fachada muestra de forma pornográfica el funcionamiento del edificio, los procesos de intercambio que su uso lleva implícitos y que normal-mente se esconden. El muro exterior se construye de hormigón orgánico: un hor-migón poroso en el que se han abierto una serie de huecos donde se planta la vege-tación. El agua de lluvia se recoge y trata adecuadamente para el consumo y el man-

El acabado vegetal penetra en la tienda Ann Demeulemeester (junto a estas líneas). El edifi-cio de talleres para artistas de Triptyque (derecha) se envuelve en una fachada vegetal muy industrial con los sistemas de riego y tuberías a la vista. YO

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La naturaleza está llena de matices. Se presenta como un material diverso, variable, sensible

nistran mediante sistemas de riego especí-ficos. De esta forma, el peso de la fachada disminuye y aumenta la eficiencia de los recursos utilizados. El material más anti-guo se transforma gracias a las últimas investigaciones científicas y a los últimos desarrollos tecnológicos. La naturaleza se utiliza ahora de forma abstracta por sus características conceptuales. Un material diverso, variable y sensible. Lleno de mati-ces diferentes, que refleja los cambios de cada estación y responde a las distintas condiciones de luz. Que crece y se desarro-lla y que encierra en sí mismo diversos grados de indeterminación. Un material, en definitiva, que supera lo meramente háptico y que añade nuevas propiedades a la arquitectura como pueden ser el movimiento, la textura o el olor. Se desa-rrollan nuevas fachadas vegetales conti-nuamente, corriendo el peligro de caer en la uniformidad y el anonimato. Pero cada día aparecen también ejemplos en que estos sistemas se usan de manera creativa para producir nuevas formas de arquitectura y ciudad, y que van más allá de ser un mero tratamiento superficial. Es entonces cuando habría que hablar, propiamente, de jardines verticales: el uso de la naturaleza como prolongación creativa del terreno habitado por el hom-bre, lugar del diseño y la experimentación.

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tenimiento de la cubierta y la fachada vegetales. Toda esa serie de tuberías se muestran al exterior, junto a los sistemas de riego por nebulización, que envuelven el programa en una sugerente neblina cuando entran en funcionamiento. Triptyque nos muestra lo natural y lo artificial como una entidad indisociable, produciendo un edificio que no se puede representar con una imagen fija sino que necesitaría un stop-motion a lo largo del tiempo. No es un objeto terminado sino una realidad cambiante. Un ecosistema complejo, resultado del equilibrio de enti-dades dinámicas interconectadas, con rela-ciones frágiles, y que da como resultado una estética diferente: la del proceso.

LA SELVA PARISINAJean Nouvel. Museo de Quai Branly. París, 2006Uno de los sistemas más conocidos y espectaculares es el utilizado por Jean Nouvel en el Museo de las Artes Primeras

La selva del museo de Nouvel respeta los huecos del edificio.

El riego en cascada garantiza la frondosidad de la capa vegetal

ideada por Patrick Blanc y basada en investigaciones en la jungla. R

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o Museo de Quai Branly, al borde del Sena y cerca de la Torre Eiffel. La idea de Nouvel fue la de que la naturaleza más explosiva, las selvas de las que procede-rían gran parte de las obras expuestas en el museo, irrumpieran de forma salvaje en pleno centro de París. La naturaleza se convertía no sólo en parte importante del proyecto, sino que la vegetación es el prin-cipal material de construcción del edificio. La edificación se retrasa, y el espacio prin-cipal se deja a un gran jardín en una espe-cie de burbuja en la fachada hacia el Sena. Hoy el edificio se ve todavía demasiado. Hay que hacer un esfuerzo para imaginar ese espacio completamente tupido de vegetación, encerrada en una urna, y donde de repente aparece lo construido como perdido en medio de la frondosidad. Cuando el edificio llega a la plaza, entra en contacto con otros inmuebles típicos del XIX parisino. Ahí –el ala dedicada a despa-chos y dependencias administrativas–, el museo se vuelve haussmanniano también,

El frondoso manto del museo de Quai Branly remite a otros tiempos, lugares y experiencias

pero utilizando la fachada vegetal como elemento configurador. Su diseño se debe a Patrick Blanc, un botanista que lleva desarrollando estos sistemas desde 1988. Aparte del principio básico de todo cultivo hidropónico de que las plantas no necesi-tan realmente tierra, sino que ésta es sólo el soporte del agua y los nutrientes, tam-bién resuelve el problema de las raíces, que pueden dañar la edificación. Para ello se ha basado en sus estudios llevados a cabo durante muchos años en la jungla, principalmente en Malasia. Allí descubrió que había gran cantidad de especies vege-tales frondosas que crecían en zonas roco-sas sin prácticamente raíces, al carecer de sustrato terroso suficiente, gracias a las abundantes lluvias tropicales. Las raíces crecen en busca del agua, por lo que si se riegan de forma abundante, su expansión se minimiza. Por ello el sistema de riego utilizado es en cascada, con mayor núme-ro de difusores en las partes altas, con una recogida inferior de agua para su recupe-

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ración. El mismo sistema ha sido poste-riormente utilizado en nuestro país en dos intervenciones de Herzog&deMeuron: el CaixaForum en Madrid y la Plaza de España de Santa Cruz de Tenerife. Las 15.000 plantas usadas en la fachada de Quai Branly, se apoyan en una doble manta de fieltro acrílico, que descansan en un panel de pvc y una lámina de propi-leno que aseguran la impermeabilización. La superficie total es de 800 metros cua-drados. La composición respeta los huecos de las ventanas que siguen el trazado his-tórico de la ciudad, y en algunas salas pe-netra al interior. El resultado es un edificio auténticamente vegetal, que conserva las trazas de una edificación convencional, pero que se transforma con un acabado sorprendente y un poco surrealista. Un material vivo e inesperado, que nos remite a otros tiempos, lugares y experiencias.

LA ABSTRACCIÓN NATURAL DEL PÍXEL Carlos Arroyo, Manuel Pérez, Eleonora Guidotti. Casa del Amor. Madrid, 2003En una parcela con importante arbolado se propone esta casa de fin de semana que busca una mímesis abstracta con el entor-no a través de un ejercicio de texturas. Volúmenes diferentes se proyectan desde el equívoco cilindro principal buscando una imagen que se integre en el paisaje a través de la diversidad. Los recursos de la naturaleza se utilizan de una forma tan abstracta que prácticamente se desvincu-

lan de su referente original. Si la natu- raleza se reduce a un juego de texturas cambiantes, la fuerte geometría del edifi-cio se desmaterializa a través de la diver-sidad de acabados. Entre las texturas ensayadas (vidrio transparente, traslúcido, de color, metal, madera) destacan los volú-menes vegetales, que cambian de color según la estación, donde la naturaleza apa-rece en su expresión más racional. Para ello se utiliza el sistema de paramento ver-tical Intemper, consistente en unos pane-les cuadrados de 60 cm de lado, fabricados en chapa galvanizada con perforaciones circulares de 5 cm. En estos paneles se confina un sustrato para cultivo hidropó-nico dentro de un geotextil. En su parte posterior se cierran con una placa de po-liestireno extruido, y se incluye el sistema de riego por goteo. Las necesidades de cre-cimiento y enraizamiento hacen que se suministren con las plantas ya crecidas, y se fijan a través de una estructura propia al cerramiento existente. Este acercamien-to más abstracto a lo natural viene de su referencia a la entidad mínima de infor-mación gráfica, el píxel. La modulación del sistema produce un interesante efecto a medio camino entre lo natural y lo arti-ficial, un valor más abstracto que otros sistemas, y que nos da una herramienta natural muy cercana a lo arquitectónico, a lo producido por el hombre, a una cierta visión del paisaje que, por artificial, tal vez podamos considerar más avanzada.

La Casa del Amor utiliza el sistema Intemper, en el que las plantas crecen sobre un panel modular. El acabado vegetal se suma a una serie de texturas que desmaterializan el edificio.

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En la Casa del Amor la herramienta vegetal se encuentra muy cercana a lo arquitectónico

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UNA VALLA INDEPENDIENTE DSDHA. Paradise Park Children’s Center Londres, 2006El Paradise Park es un centro social en el extremo de un parque en el barrio londi-nense de Islington. Reúne una serie de servicios dirigidos a la infancia –guarde-ría, servicios sociales y médicos, club de juegos– con un café. Diferentes funciones con diferente público y diferentes horarios que se unifican gracias a una gran fachada verde que ocupa toda la longitud del volu-men y que se considera como extensión del parque. La fachada se configura como elemento autónomo, como si fuera una valla publicitaria añadida al edificio que tiene sus propias reglas. En la parte del café se abre para permitir las vistas del parque, y en el extremo se independiza del programa, mostrándose como un manto verde por las dos caras, una referencia simbólica para el parque y la comunidad. El sistema fue desarrollado en colabora-

ción con la paisajista Marie Clarke, y consiste en una serie de paneles de malla de acero que contienen un soporte espon-joso filtrante –de color negro para mejorar el aspecto durante el crecimiento de las plantas– y la base mineral mínima para el crecimiento vegetal, así como el sistema de riego por goteo. Estos paneles se fijan a una estructura que apoya en la pared so-porte o en una estructura autoportante allí donde el paramento vegetal es autónomo. Para la fachada se han utilizado 7.000 plantas de 100 especies diferentes, que se plantan en alveolo y crecen in situ. El resultado, a juzgar por el estado actual de la fachada, no es el esperado. Aunque el mantenimiento vegetal pueda poner en cuestión el sistema constructivo, la opera-ción conceptual –la fachada como mem-brana vegetal que relaciona de forma activa el edificio con su entorno– sigue aportando una visión renovadora para la arquitectura y la comunidad.

DSDHA ha concebido la fachada como un elemento autónomo. Su deteriorada imagen actual poco tiene que ver con la que se muestra en estas fotos.

Como una valla publicitaria, la fachada del Paradise Park es una referencia simbólica autónoma

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CAMPO EXPERIMENTALR&Sie(n). I’m lost in Paris. París, 2008En el interior de un patio en el centro de París, la oficina dirigida por François Roche y Stéphanie Lavaux ha construido una vivienda unifamiliar cuyo cerramien-to está formado por una masa vegetal que cubre totalmente la intervención. Nos en-contramos en un caso de la máxima exu-berancia en que la fachada se constituye en parte fundamental de la arquitectura. No se trata de un añadido independiente ni de una capa que se incorpora a un cas-carón arquitectónico previo que podría-mos imaginar sin vegetación. Aquí la capa vegetal se transforma en volumétrica y espacial, en parte configuradora del objeto arquitectónico, aunque llevándolo para-dójicamente a su práctica desaparición. Definida como vivienda laboratorio, lo es desde un doble punto de vista. Por una parte, es una casa que por su estructura y acabado podríamos denominar experi-mental. Por otra, se trata realmente de un laboratorio en que se estudia el cultivo bacteriano y que tiene en el sótano sus dependencias específicas. La fachada vege-tal está constituida por 1.200 helechos ma-chos que se sostienen a una ligera malla separada del resto del cerramiento, crean-do un umbral de intimidad y penumbra. La mayor parte se insertan en una peque-

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En el proyecto de R&Sie(n) la capa vegetal se comporta como un objeto arquitectónico. Las plantas crecen en una bolsa geotextil y en vasijas de vidrio soplado con forma de fruto.

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ña bolsa geotextil con un sustrato para el cultivo hidropónico. Pero las de las zonas de ventanas quedan flotando en el aire, plantadas en una serie de vasijas rea-lizadas artesanalmente en vidrio soplado con forma de fruto. De esta forma, la ilu-minación de las estancias aumenta por la refracción de la luz a través de las protu-berancias del cristal y las vistas cercanas del patio se filtran a través de las hojas de las plantas. Estas botellas contienen un cultivo bacteriano del género rhizobium, un tipo de bacterias que fijan el nitrógeno atmosférico, y constituyen la parte princi-pal del experimento. La lluvia recogida en la cubierta es conducida al sótano, donde se le añaden los nutrientes necesa-rios, y es bombeada a un sistema de riego por goteo a las cepas que, según la radia-ción solar que reciben, están divididas en ocho frecuencias de riego diferentes. R&Sie(n) explora una idea que late en todas las obras que hemos presentado en el reportaje: el uso de lo más antiguo, la naturaleza, con la ciencia y la técnica más avanzadas. El cultivo bacteriano más expe-rimental, los medios de producción más artesanales, los últimos materiales, al ser-vicio de un dinosaurio vegetal, el basto y fuerte helecho macho o dentabrón, para lograr la irrupción de la naturaleza brutal y habitable en el corazón de la ciudad.

I´m lost in París de R&Sie(n): la naturaleza brutal y habitable en el corazón de la ciudad

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