Lo que Aristoteles aun nos puede enseñar

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  • 7/31/2019 Lo que Aristoteles aun nos puede ensear

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    I. Lo que Aristteles an nospuede ensear...

    Aristteles lo supo hace ms de 2.000 aos. Pero

    nosotros no lo sabemos. Se nos ha olvidado. O

    quizs no. Quizs se nos ha ocultado. Dame algo de

    tu paciencia y me explico.

    Aristteles sinti una necesidad vital de organizar,

    de categorizar el conocimiento. Yo reconozco esa

    necesidad. La sufro y la disfruto. Pero el fue el

    primero que lo hizo. Orden las cosas. Les puso

    nombres. Y de entre las cosas que orden y a las que

    puso nombres encontramos las formas de gobierno.

    Si, tambin orden las formas de gobierno. Imagino

    que lo hizo en dos pasos. As lo hubiese hecho yo.

    Primero, identific los parmetros fundamentales de

    cualquier gobierno. Encontr dos. Por un lado, un

    gobierno se clasifica segn cuntas personas

    gobiernan. Quizs uno, quizs pocos, quizs la

    mayora a travs de representantes. Tres grupos.

    Luego, un gobierno se clasifica segn qu inters

    defiende. Quizs el suyo propio, quizs el de la

    poblacin. Dos tipos. De momento, ya podemos

    anticipar seis formas de gobierno. Tres grupos por

    dos tipos. Seis en total.

    Segundo paso. Pongamos nombres. Veamos cules

    son. Eso mismo hizo Aristteles. Imagino yo. Si

    gobierna uno y lo hace defendiendo sus intereses, a

    esto lo llam "tirana". Concepto familiar, pens la

    primer vez que lo o. Si gobierna uno y lo hace

    defendiendo los intereses de la poblacin, a esto lo

    llam "monarqua". Familiar tambin. Cuando

    gobiernan unos pocos y lo hacen persiguiendo sus

    intereses, a esto lo conocemos como "oligarqua". Lo

    conozco. Reconozco mi conocimiento general en

    Aristteles. Me siento bien. Si gobiernan unos pocos

    y lo hacen buscando los intereses de la poblacin,

    eso es la "aristocracia". Si seor! Eso pens. Son

    conceptos histricos. El significado quizs no sea el

    ms adecuado hoy en da, pero claro, este seor

    enunci esto hace ms de dos mil aos. Esto va.

    Sigamos. Y cuando los que gobiernan son muchos, a

    travs de sus representantes, y lo hacen

    persiguiendo los intereses de la poblacin, a eso se

    le llama "democracia".

    La primera vez que llegu aqu, algo pas. De

    repente, el ms fro de los silencios amaneci en mi

    mente. Y se manifest en m. Un sudor fri despert

    mi atencin en todos sus planos. Slo hemos

    mencionado cinco. Tirana. Monarqua. Oligarqua.

    Aristocracia. Democracia. Falta uno. Busqu y

    rebusqu en mi memoria. Pero el concepto no

    apareca. Ni tan solo apareca un hilo desde el que

    estirar. Ni tan slo lo intua.

    Recuerdo haber dibujado mentalmente un cuadro

    de tres filas por dos columnas y haber rellenado los

    huecos. Tirana. Monarqua. Oligarqua. Aristocracia.

    Democracia. Pero el sexto hueco se me resista.

    Cuando los que gobiernan son muchos y lo hacen a

    travs de sus representantes, pero stos gobiernan

    persiguiendo sus propios intereses y no los intereses

    de la poblacin. Esto debe tener un nombre. Esto no

    debera ser un hueco en mi mente. Pero lo era.

    Debera resultarme familiar, pensaba Se le olvid a

    Aristteles? Se dej la casilla de mi cuadro de tres

    filas por dos columnas vaca?

    Aristteles lo supo hace ms de 2.000 aos. Pero yo

    no lo saba. Y creo que nosotros no lo sabemos. Se

    nos ha olvidado. O quizs no. Quizs se nos ha

    ocultado. Cuando los que gobiernan son muchos y lo

    hacen a travs de sus representantes, pero stos

    gobiernan persiguiendo sus propios intereses y no

    los intereses de la mayora de la poblacin, eso tiene

    un nombre. Y ese nombre es "oclocracia". La

    primera vez que lo escuch me pareci marciano.

    Nunca haba escuchado esa palabra. Cuando

    precisamente es eso, eso es lo que estamos

    viviendo. Si, cierto. Aristteles ya lo supo. Pero

    alguien o algo se han encargado de que oclocracia, la

    oclocracia como concepto, no llegue hasta nosotros.

    Hasta m.

    Me considero persona culta, ilustrada, leda yviajada. Y sin embargo, me dije, me digo, no fui

    capaz de darle el nombre correcto a la forma de

    gobierno de mi pas. Todos, malintencionadamente,

    ignorantemente, la llaman democracia. Pero no lo

    es. Esto no es una democracia. Esto es una

    oclocracia.

    Mi incredulidad inicial me llev a hacer la prueba del

    algodn del siglo XXI. Y qu dice google de esto?

    Tarde dos minutos en encender el PC y arrancar el

    navegador. Tirana 1.390.000. Monarqua 2.850.000.

    Oligarqua 1.080.000. Aristocracia 756.000.

    Democracia 17.800.000. Oclocracia 42.700.

    Uauhhhh! Sin palabras.

    Todos, ignorantemente, la llamamos democracia.

    Pero no lo es. Esto no es una democracia. Esto es

    una oclocracia. Los que me gobiernan lo hacen

    persiguiendo su inters propio, al margen de los

    intereses de la poblacin. A la que mienten y

    manipulan. A la que expolian y roban. A la que

    castigan y a la que desprecian. No tengo ninguna

    duda. Esto es una oclocracia.

    Te imaginas las siguientes preguntas en mi mente.

    Ahora que mi realidad disfruta de una palabra

    nueva. Oclocracia. Un concepto que s que existe y

    que lo identifico aqu y ahora. Y ahora qu? Cul

    es la siguiente pregunta? Te atreves a hacerla en

    voz alta?

    II. El mayor robo del siglo XX

    Todos, ignorantemente, la llamamos democracia.

    Pero no lo es. Esto no es una democracia. Aristteles

    lo supo hace ms de 2.000 aos. Esto es una

    oclocracia. Los que me gobiernan lo hacen

    persiguiendo su inters propio. No gobiernan para la

    poblacin. A la poblacin, a m, a nosotros, nos

    mienten y manipulan. Nos expolian y roban. Nos

    castigan y nos desprecian. No tengo ninguna duda.

    Esto es una oclocracia.

    Desde ya, mi realidad disfruta de un concepto

    nuevo. Oclocracia. S que existe. Est aqu y ahora.

    De repente, algo cambia en m. Empiezo a sentir

    cmo brotan reflexiones y preguntas. Aprecio cierto

    miedo y una fuerte ira. Siento como asoman

    conceptos e ideas. Sin duda, un cabreo enorme

    empieza a aflorar. Intuyo, incluso, propuestas

    concretas, muy concretas que gritara a diestra y

    siniestra.

    Y me siento as slo porque s que esto no es

    democracia. Una energa nueva, rebelde y creadora

    nace en m. Slo porque s que esto es una

    oclocracia. Me siento ms libre. Ms fuerte. Ms

    ausente de culpa. Y me pregunto por qu. Porqu

    me siento as.

    La respuesta es casi inmediata. Llamando a lo que

    vivimos democracia se produce un fenmeno

    simple. Todos pensamos que la democracia es la

    mejor de las formas de gobierno posibles. Es algo

    que sentimos y manifestamos a veces. Es algo que

    est escrito en piedra en nuestro subconsciente. Y es

    algo que aceptamos y justificamos y defendemos.

    Mejor una democracia que una dictadura

    sudamericana. Mejor una democracia que el

    comunismo coreano. Mejor una democracia que una

    monarqua saud. Sin duda, as lo he pensado y as lo

    he defendido muchas veces. S que no es perfecta.

    S que esconde enfermedades. La corrupcin. O la

    burocracia. O la pobreza. O las crisis. Pero. No hay

    duda. Es lo mejor que tenemos. Es la mejor de las

    alternativas de gobierno conocidas.

    Llamando a lo que vivimos democracia, nadie en su

    sano juicio se atreve a ponerse en frente. A criticarla

    desde la descalificacin. A trabajar para provocar un

    cambio de rgimen. A proponer una alternativa con

    nombre y apellidos. Dejar de ser democracia para

    ser una monarqua, o una dictadura, o una

    aristocracia. Impensable. Inadmisible. Esto es lo peor

    de lo peor. Con tan solo suspirarlo te juegas el

    cuello. Adis a cualquier atisbo de conversacin. Lo

    mejor que a uno le puede pasar es que le llamen anti

    demcrata, fascista o golpista. Lo peor es que no te

    llamen nada. Eso significa que no te consideran. Que

    nadie te atiende ni te escucha. Habrase visto! Eso es

    lo que creo que pensaran todos. Se atreve a

    meterse con, a hablar en contra de la democracia.Hablar contra la democracia, as, sin ms, es

    impensable. Se encienden todos los motores de lo

    polticamente correcto. Y te atropellan. Criticar lo

    que tenemos, ms all del partidismo simple y

    fantico, es imposible. Porque, claro est, esto es

    una democracia.

    Pero no es una democracia. Esto ya lo s. Ya lo

    sabemos. Esto que estamos viviendo es una

    oclocracia.

    Llamando a lo que vivimos democracia, otorgamos

    una legitimidad inmerecida al sistema de gobierno

    actual. Sin embargo, si ponemos las cosas, o mejor,

    si ponemos los conceptos en su sitio, la situacincambia. Llamando a lo que vivimos por su nombre,

    oclocracia, encontramos una realidad nueva y

    repleta de oportunidades. De repente, sin ms, s

    que el rgimen de gobierno existente en la

    actualidad es una falsedad desde el origen. S que

    hace propios atributos y valores que no son suyos,

    sino que los ha robado a la democracia. Si. Lo veo. Lo

    empiezo a ver. La oclocracia actual le ha robado a la

    democracia aristotlica el valor ms preciado. El

    reconocimiento legtimo ante la poblacin, ante m,

    como la mejor forma de gobierno a mano. Y punto. Y

    se alimenta de ello de maneras insospechadas.

    Ahora ya lo s. No es lo mismo oclocracia que

    democracia. Cuando los que gobiernan son muchosy lo hacen a travs de sus representantes, pero stos

    gobiernan persiguiendo sus propios intereses y no

    los intereses de la mayora de la poblacin, eso se

    llama oclocracia. Y cuando los que gobiernan son

    muchos, lo hacen a travs de sus representantes,

    pero persiguiendo verdaderamente los intereses de

    la poblacin, a eso se le llama democracia. Lo que

    tenemos aqu y ahora es una oclocracia. Y lo que

    querramos tener aqu y ahora es una democracia.

    Existe un camino posible. De mejora. Podemos pasar

    de la oclocracia actual para regresar a la democracia

    deseada.

    Y todo esto es lo que me produce un cctel

    caprichoso de reflexiones y preguntas. De miedos e

    iras. De conceptos e ideas. De ilusiones y

    esperanzas. De propuestas genricas e incluso de

    medidas concretas.

    Saber que he descubierto el gran robo del siglo XX

    me gusta. Nos han robado la democracia y nos han

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    colado, por la puerta de atrs, una oclocracia en su

    sitio. Sin que nos demos cuenta, nos han dado gato

    por liebre. Reconocer al ladrn me enfurece. Los

    oclcratas, as imagino que se llamarn, se merecen

    toda nuestra ira y todo nuestro castigo. Saberme

    vctima del robo, igual que millones de vosotros, me

    llena de tristeza y de ternura. Siento empata y

    siento compasin.

    Pero lo que ms me siento no es eso. Me llena de

    energa el saber que podemos recuperar lo que nos

    han robado. Eso si que me apasiona. Veo un caminohacia la recuperacin. Hacia el regreso de la

    democracia. Y eso me alegra. Veo un camino que

    pasa por superar la oclocracia actual. Expulsar a los

    oclcratas. Y alcanzar una democracia verdadera.

    Desde el aprendizaje. Desde la historia reciente.

    Desde la legitimidad del que hace lo correcto. Desde

    la comodidad del que no se enfrenta paso a paso a

    lo polticamente incorrecto.

    Y s. Esto tambin. Veo un camino repleto de esa

    mezcla de amor y determinacin que slo los

    hombres y las mujeres libres tienen. Y todo esto me

    reconforta.

    III. La vida es como una cajade bombones

    Pensar as de contundente no me resulta fcil.

    Pensar que nos han dado gato por liebre, oclocracia

    por democracia, me incomoda hasta el abismo de la

    negacin. La tentacin de regresar a la comodidad

    de lo credo es enorme. Pero ahora lo s. O mejor,

    ahora lo siento. S que esto no es una democracia.

    Esto es una oclocracia. La tentacin de dejar de

    escribir es enorme. Refugiarme en el silencio. En la

    provocacin ahogada. Con la mirada en otra

    direccin. Pero no quiero dar ese paso atrs. No hay

    paso atrs posible. Ahora, hay que seguir. Por

    incmodo que resulte.

    Sentirme robado de democracia me resulta duro.

    Reconozco el duelo que se despierta en m. Propio

    de una prdida. Una gran prdida. He perdido la

    confianza en el sistema. En los que dirigen el

    sistema. He perdido mi sentimiento de seguridad. Mi

    seguridad. La de los mos. La seguridad de sentirme

    protegido y cuidado. He perdido la certeza de que

    mi trabajo y mi energa alimentan algo bueno. He

    perdido la creencia de que mi seguridad preocupa a

    los que me gobiernan. Si. Siento el dolor de la

    prdida. Veo el duelo en m.

    Con el paso de los das, los distintos sentires del

    duelo empiezan a desfilar. Ah va la tristeza. La

    primera. He perdido algo que me ayudaba en mi

    vida. Y lo aoro. Me siento triste, muy triste. Tanto,

    que incluso caigo en la desesperacin.

    Pero a veces, la tristeza viene acompaada. Es la

    negacin la que se presenta con ella. Niego lo

    acontecido. Niego la oclocracia. Regreso al

    convencimiento ciego e irracional de que esto ha

    sido, es y ser, una democracia. Y punto. De que

    nunca empec a escribir. De que todo ha sido un

    espejismo de mal gusto.

    Y cuando menos me lo espero, toc toc... llega la

    clera. Mi clera. Mi cabreo descomunal. Y me

    saluda enrgicamente. Sobresaltada. Buscando una

    direccin. Un objetivo. Un algo o alguien sobre el

    que dejarse caer. Intentando deshacer la injusticia

    que se cierne sobre m. Sobre nosotros. La injusticia

    del robo a hurtadillas. Del tesoro desaparecido. De la

    tranquilidad destrozada.

    Pero como en todo duelo, como en todo desfile,

    empiezo a negociar, llega el final. Negocio conmigo,

    da tras da y noche tras noche, hasta que alcanzo el

    agotamiento. Y desde el agotamiento, parece, intuyo

    algo de luz. Atisbos de paz. An es posible vivir en la

    oclocracia, me digo. Mejor la verdad que la mentira.

    Mejor inseguridad conocida que seguridad creda.

    Mejor desconfiar de quien me desprecia y me

    maltrata. Mejor entender lo que pas y buscar

    nuevos caminos para la democracia. Si. Quizs an

    sea posible recuperar la democracia. Trabajar para

    que regrese la democracia.

    El duelo, ese desfile de vivencias, alimenta mi

    inquietud y mi necesidad de pensar mejor. De actuar

    mejor. De sentir mejor. Veo en m la necesidad de

    reflexionar. Estoy seguro? Esta es una pregunta

    previa fundamental Por qu pienso as? He de

    concederme tiempo para no llegar a falsos puntos

    de partida y a falsas conclusiones Por qu veo una

    oclocracia dnde todos se empean en llamar una

    democracia? La pregunta cada vez se me presenta

    ms certera Qu me lleva a pensar que los

    gobiernos actuales persiguen sus propios intereses y

    no nuestros intereses, los intereses de la poblacin?

    S. Ahora lo veo. Esta es la primera respuesta que he

    de encontrar.

    Pero el concepto de oclocracia ya es mo. No lo

    puedo borrar. No lo puedo ignorar otra vez. Y sin

    pretenderlo, caigo en una lectura renovada de lo

    acontecido en los ltimos aos. El efecto 2000. El

    estallido de las puntocom. La globalizacin

    imparable. El 11-S y terrorismo de Al Queda. Las

    guerras y las falsas guerras. El desgraciado 11-M y su

    espejo ingls. La energa y el precio del petrleo. El

    medio ambiente y el calentamiento global. Las

    hipotecas sub-prime y la crisis financiera. La salud

    pblica y la gripe A. El colapso de la banca y la gran

    crisis econmica. La poltica de sinvergenzas,

    ineptos y mentirosos al poder.

    Como si de una parodia de Forrest Gump se tratase,

    mi vida serpentea y se mezcla con todos esos

    acontecimientos. Mi hijo. Mi agotamiento y mi

    rechazo a las multinacionales. La necesidad de

    cambio. Mi divorcio. El repudio al electoralismo

    salvaje e irresponsable. Contra la pareja. Con los

    artistas vendidos. Contra la mujer que es mujer.

    Contra el hombre que es hombre. Con los jvenes

    que son ignorantes. Mis aventuras empresariales. La

    sonrisa que me deja en la ruina. El sentimiento de

    vaco. Hidrgeno. Ideas con h. Energa solar. La

    mdico de guerra. El camino de Santiago. La

    necesidad de renacer. El punto y seguido. Todo lo

    ocurrido en los ltimos diez aos se me antoja bien

    diferente una vez la oclocracia est alojada en m.

    Hago un esfuerzo y recuerdo mis ltimos aos.

    Acontecimientos muy variopintos se me hacen

    especialmente relevantes. Acontecimientos

    protagonizados por los gobiernos, por mi gobierno,

    de inters difuso y desenlace incierto.

    Acontecimientos que he vivido tambin reflejados

    en mi historia personal. Hay algo de la vida de un

    Forrest Gump en mi vida. Momentos relevantes que

    esconden muchas lecciones. Muchas emociones.

    Mucha historia.

    Si, quizs este sea el principio desde el que empezar.

    Necesito reinterpretar mi historia reciente desde la

    dualidad democracia oclocracia. Desde la dualidad

    conocido ignorado. Encontrar por m mismo la

    respuesta a mis preguntas. Aceptar que quizs todo

    lo contado y odo y credo sea cierto, pero aceptar

    que quizs todo lo contado y odo y credo sea falso.

    Si, este es el principio. Revisar mi historia reciente

    desde una aproximacin distinta. Desde el

    convencimiento de que la mitad de lo que s es

    cierto y de que la otra mitad es falsa. Y reconocer

    que ni s ni sabr nunca cul es la mitad cierta y cul

    es la mitad falsa. Como en la pelcula de Forrest

    Gump. S. Como si esto fuese una parodia de Forrest

    Gump.

    Mi primera aproximacin me deja sin respiracin.

    Necesito tiempo. Dar pequeos pasos y reflexionar

    lentamente. Pero la primera reflexin me deja

    anonadado. Un patrn habitual me resulta obvio en

    todo lo anterior. El enemigo invisible. Lejano.Minsculo. Indescifrable. Global. El gobierno local y

    salvador. Que hace suyo el problema.

    Especialmente, la identificacin y exageracin

    infundada del problema. La multinacional. A veces

    empresa, a veces ONG, a veces organismo. Si, la

    multinacional que annimamente hace suya la

    solucin. Que capitaliza sobre ella. Que la convierte

    en grandes beneficios econmicos. Los medios de

    comunicacin que repiten los estribillos pactados sin

    cesar. El periodismo de nota de prensa. La

    propaganda del emitimos en directo. La poblacin

    indefensa e ignorada. El yo individuo maltratado y

    asustado y abusado. Mi humanidad engaada. La

    confusin permanente entre causa y efecto. La regla

    aquella de problema, reaccin y accin.

    La certeza de la oclocracia levanta mis iras. El duelo

    regresa cuando lo crea superado. Continua.

    Necesito entender mejor lo ocurrido. Poder

    explicarlo Cmo hemos llegado hasta aqu? Qu

    pas? Cundo se produjo el robo? Hay unos

    malos? Unos culpables? Se puede desenmascarar

    a los ladrones de la democracia? A los oclcratas

    impostores?

    Poco a poco, sin yo poder evitarlo, empiezan a caer

    de rodillas ante m. Primero algunas instituciones

    anacrnicas. Los partidos polticos. El falso

    periodismo cmplice. Luego, conceptos dislocados

    como la falsamente idolatrada juventud y lainjustamente prostituida vejez. Por ltimo, hbitos

    corruptos que en realidad son emparejamientos

    insanos. La justicia despreciada y la mentira

    institucionalizada. La bastarda entre gobiernos

    electoralistas y varas multinacionales. Tanta villana

    junta, as, de repente, me revuelve el estmago.

    Necesito entender mejor lo ocurrido. Poder

    explicarlo. No aceptar lo evidente as, sin ms.

    Necesito tiempo. Reflexin. Y quizs, quizs... quizs

    as poder empezar algo nuevo.

    Pero empiezo a entender el problema. El contexto.

    Incluso se me antoja una primera solucin. Me

    siento alegre, fuerte. Si. La solucin llegar. Llegar

    antes o despus. De nada sirve revolcarse en elpasado sino es para construir un nuevo futuro. Los

    pilares de lo nuevo empiezan a manifestarse. Listas

    abiertas 2.0. Polticos por puntos. La experiencia y la

    veterana al poder. La transparencia obsesiva y el

    escrutinio permanente. La reinvencin del

    periodismo independiente. El retorno del verdadero

    juez. La equiparacin de la responsabilidad del

    poltico y del consejero empresarial. La

    profesionalizacin del lobby. La triple contabilidad,

    la triple cuenta de resultados y la triple fiscalidad y

    penalidad...

    Necesito entender mejor lo ocurrido. Poder

    explicarlo. No aceptar lo evidente as, sin ms.

    Necesito tiempo. Encontrar soluciones. Reflexin.

    Reflexin. Y quizs, quizs... quizs as poder

    empezar algo nuevo. Si le doy la razn a Forrest

    Gump. Si Forrest Gump tena razn. Entonces, la

    vida es como una caja de bombones. Y yo necesito

    encontrar el mo. Uno dulce. Y bueno. Y que pueda

    compartir con todos.