Lo Que Los Alisios Te Cuentan

13

description

Título: Lo que los Alisios te CuentanPrimera Edición: Abril 2014Autora: Erika FuentesISBN: 978-84-942459-3-0Páginas: 232Web Editorial: ununiversodelibros.esBlog Editorial: www.editorial-universo.comTodos los derechos reservados.Impreso en EspañaUNION EUROPEASinopsisDespués de su dolorosa ruptura con Álvaro, Eva acepta un trabajo en Lanzarote con la esperanza de poner tierra por medio entre su ex marido y ella.Pero lo que Eva no sabe, es que lo que iba a ser un simple trabajo temporal para alejarse de su complicada situación sentimental, se convertirá en un viaje en el que se descubrirá a sí misma y cambiará su vida para siempre.

Transcript of Lo Que Los Alisios Te Cuentan

  • Lo que los alisios te cuentanTodos los derechos reservados. Erika Fuentes Editorial Universo

    Web Editorial: editorial-universo.com ununiversodelibros.esISBN: 978-84-942459-3-0Depsito legal: M-9918-2014Ilustracin de portada: Cristina CaviedesFotografa interior: Javi AyensaIMPRESO EN ESPAAUNIN EUROPEA

  • 9Cuando la vida se da la vuelta y te deja caer de cualquier modo sobre el frio y duro suelo, no te queda ms reme-dio que levantarte y sacudirte las heridas esperando que el golpe no te haya dejado muchas secuelas. Necesito libertad, te dice, he conocido a alguien, afirma, quiero estar solo, te miente y da igual lo que te diga porque lo nico que escuchas es TU NO eres suficiente, no vales, no mereces la pena. Te das cuenta de que eres ro y no piedra, y de que el camino que habas pronosti-cado no era ms que un conjunto de imgenes que formaban his-torias, que nada tenan que ver con la realidad. Oscilas, como el agua cambias a cada momento y no sabes bien dnde comienza y termina tu cauce. Las posibilidades se multiplican y aparecen como tentculos que se extienden en todas las direcciones, con una sola raz que eres t misma y tu momento presente. Nunca el mundo te haba resultado tan extenso y al mismo tiempo tan aterrador. La amplitud del horizonte te abruma y te gustara vol-ver a meterte en tu caja, en la que no cabe el aire. Si tienes un par de huevos no lo haces, y te conviertes en hoja cada del rbol, bailando libre a merced del viento que sople en cada momento. Puedes convencerte, estirndote y encogindote, de que eres t quien dirige tu vida, cuando la realidad es que es la vida la que te dirige a ti, como el viento soplando fuerte e impulsndote, o so-plando suave y dejndote caer. Manejas mapas de carreteras con las lneas desdibujadas, vacos, y desnudos. Te mueves a tientas por una habitacin a oscuras, con las manos estiradas hacia de-lante para no golpearte. Te lamentas a cada rato Cmo es que no tengo un plan B? Cmo puedo estar tan perdida, tan sola, tan asustada? Y piensas en la cantidad de veces que has hecho

  • 10

    planes, que has tomado decisiones y que has actuado con arreglo a un solo objetivo, a un solo fin. Antes todo era sencillo. nica-mente haba que seguir el camino de baldosas amarillas, como en el Mago de Oz y ahora tan solo hay una niebla espesa frente a tus ojos. An as caminas, despacio, temerosa, titubeando. Das vueltas en crculos y ni t misma te das cuenta de lo perdida que ests, hasta que de repente topas con algo. No sabes lo que es. Lo palpas, lo hueles, lo saboreas y escuchas atentamente a su silen-cio. En un solo instante, una sensacin que se hace percepcin y se convierte en idea, te hace latir el corazn de nuevo. Una bombilla se enciende en la negra habitacin haciendo que reine la luz, los mapas vuelven a estar surcados de carreteras principa-les, secundarias y caminitos de tierra por los que poder conducir y la hoja cada y acunada por el viento se convierte en pjaro, que batiendo sus alas al aire, comprende con certeza a dnde se tiene que dirigir. Has recuperado tu rumbo al fin.

  • 11

    IBienvenida a Lanzarote

    Por fin tom tierra el avin. La pista se extenda en para-lelo a la orilla del mar y daba la sensacin de estar aterri-zando en la playa misma. Desde que haba salido de su casa, no haba conseguido quitarse de encima esa incmoda sensacin. No era miedo, ya haba volado en avin en varias ocasiones, aunque s era la primera vez que lo haca sola. Era una angustia procedente de esa sensacin de soledad; facturar sola, embarcar sola, recoger la maleta sola y tener la plena consciencia de em-prender este viaje totalmente sola, sin ningn contacto o amigo ms que la persona encargada de recursos humanos que le haba contratado en el hotel.

    Habr quien haya pensado en su tierra, que se trata de un via-je de escapada para lamerse las heridas, pero Eva prefera verlo como un viaje espiritual, para aprender a conocerse a s misma fuera del calor familiar y de su cerrado crculo de amistades. En realidad siempre quiso hacerlo, pero algo la retena cada vez que pensaba en ello, hasta que la vida le haba llevado a este punto en que se encontr con la libertad total para aventurarse.

    Por primera vez en su vida su maleta fue la primera en salir y en vez de sentir alivio, el nudo en el estmago se le hizo an ms grande. El viaje en s acababa de terminar y ahora empe-zaba el verdadero desafo de afrontar su vida sin una mano a la que agarrarse. Contrariamente a lo que pensaba, no not un calor sofocante al salir a la calle. Hara unos 27 o 28 grados pero no daba esa sensacin de humedad propia de Bilbao, sino ms bien un calor soportable, mecido por una suave brisa. Haba odo hablar de la calima, propia de esta poca de verano en la isla,

  • 12

    en la que el viento Siroco transporta desde el desierto pequeas partculas de tierra que se quedan en suspensin y hacen el aire irrespirable, pero haba tenido suerte y no se encontr con uno de esos das. No le gustaban nada los taxis, siempre prefera mo-verse en metro, en autobs o incluso en bici pero ahora mismo no tena otra opcin que coger uno para ir a Puerto del Carmen, el pueblo cercano en el que se encontraba el hotel. Saba que no estaba lejos, pero tambin que la red de autobuses no era muy extensa en la isla, adems de no tener ni idea de dnde se en-contraba la parada. Sentada en la parte trasera del coche se puso a pensar en todos los acontecimientos que le haban llevado a salir escopeteada de Bilbao para refugiarse sola bajo los rayos de sol. Por ms que haba pensado en ello los ltimos das, todava no alcanzaba a comprender cmo no haba sido capaz de darse cuenta antes y de haber vivido la ruptura con lvaro con autn-tica sorpresa y por lo tanto, con mayor desesperacin, enfado y la odiosa percepcin del engao. Siempre se haba vanagloriado de su inocencia y de lo feliz que se viva siendo una ingenua, hasta ese da en que l puso todas las cartas sobre la mesa y ella not como esa parte de s misma se esfumaba delante de sus ojos, como un nio cuando descubre el secreto de los Reyes Magos o el ratoncito Prez. Una pena, pero crea que le sera muy difcil volver a confiar en nadie durante mucho tiempo.

    Los suyo con lvaro haba sido la tpica historia de ami-gos-novios. Se conocan desde pequeos, ya que eran hijos de dos ntimas amigas que tambin compartan pueblo de veraneo. Las bromas de sus padres, emparejndolos desde prcticamen-te su nacimiento, finalmente se hicieron realidad en una noche de borrachera en verano. Ambos tenan veintids aos y pareja por ese entonces pero esa noche, cuando Eva le cont a lvaro sus planes sobre irse a vivir con su novio a la capital, l recibi la motivacin suficiente para confesarle que no poda vivir sin

  • 13

    ella. En realidad siempre se haban metido el uno con la pareja de turno de otro y la tensin sexual entre ellos era evidente ante ojos ajenos pero fue entonces, cuando l vio que realmente poda perderla, cuando probablemente ayudado por el alcohol, le dijo cunto la quera y que quera pasar el resto de su vida con ella.

    Recordaba ahora ese da como si fuese ayer, mientras el viento que entraba por la ventana del taxi le daba en la cara y empujaba sus lgrimas hacia atrs. Se alegr de tener la excusa de un sol cegador para ponerse las amplias gafas que guardaba en el bolso, ellas seran sus aliadas a la hora de esconder ante el mundo su vulnerabilidad y su tristeza.

    El trayecto hacia el hotel fue realmente corto y para cuando se quiso dar cuenta ya se encontraba con su maleta en la puerta de entrada. Se encamin a la recepcin para preguntar por Jos Luis, el responsable de su contratacin con el que haba hablado por telfono y le introdujeron por un largo pasillo que se encontraba junto a los ascensores del hall principal. Se senta algo ridcula caminando con su gigantesca maleta por la zona de administra-cin del hotel, pero nadie le indic ningn sito dnde poder de-jarla, as que con el traqueteo de las rueditas persiguindole hizo su aparicin en el amplio despacho de RRHH y contabilidad.

    Hola Eva, bienvenida a Lanzarote y al Sun Valley Vaya, era ms joven de lo que imaginaba, te presento a Eduardo y Ang-lika, mis compaeros del departamento.

    Encantada de conoceros se haba colocado las gafas en la cabeza esperando que sus ojos no delatasen que haba estado llorando, no se imaginaba una peor entrada a un trabajo.

    Si quieres, te acompao a dejar la maleta a tu habitacin y despus hacemos un recorrido por el hotel para que lo conozcas dijo Jos Luis con una amplia sonrisa. Su acento dejaba tras-lucir su procedencia peninsular pero Eva no sabra identificar la

  • 14

    provincia exacta.

    Tena ganas de dejar la maleta. An no saba por qu la ha-ba hecho tan grande, teniendo en cuenta que la mayor parte del da iba a llevar puesto el uniforme y el resto del tiempo, con un bikini, un pareo y unas chanclas bastaba. La idea de hacer la ma-leta para seis meses como mnimo la asust y acab metiendo todo su ropero dentro. La habitacin, contrariamente a lo que pensaba, era bastante grande e incluso podra disfrutar de unas maravillosas vistas al mar. Segn le dijo Jos Luis, la compartira con una gallega muy maja que se encargaba de la animacin del hotel, a la que conocera ms tarde puesto que se estaba encar-gando de entretener a los clientes en la piscina.

    El hotel era majestuoso. El hall central, los salones de la plan-ta baja y el restaurante principal donde se serva el buffet eran muy amplios y, contrastando con la sequedad de la isla volcni-ca, dentro del hotel se respiraba una humedad propia del Ama-zonas debido a la vegetacin que decoraba los espacios. La zona de la piscina se divida en tres partes: en medio, una gran piscina con forma de concha, que al principio le pareci muy hortera pero a la que acabara acostumbrndose; a la izquierda una zona para nios con una piscina pequea al lado de un parque infantil y en una zona ms apartada, hacia la derecha, una piscina de agua caliente con zona de jacuzzi, ms solicitada por parejas y por personas que buscaban tranquilidad. El hotel se encontraba situado justo frente al mar y solo haba que cruzar una calle para disfrutar directamente en la playa, por lo que las piscinas no se encontraban atestadas de gente como en otros lugares.

    Tuvo que recordarse a s misma varias veces que haba ido a trabajar, aunque el ambiente alegre de la gente en vacaciones se le haba contagiado ya, y la sensacin de estar sola se haba disi-pado poco a poco. Despus de todo iba a tener una compaera de habitacin que decan que era muy simptica y si todo iba bien,

  • 15

    se imaginaba compartiendo confidencias antes de dormir como haca con su hermana cuando eran pequeas y no tan pequeas.

    Cuando hubo terminado su recorrido y con esa agradable sensacin en el cuerpo, decidi retirarse a su habitacin para ir deshaciendo la maleta y descansar un poco de todas las emocio-nes del da. Le haba dicho a Jos Luis que recordaba el camino pero tuvo que andar y desandar tres veces el recorrido para dar al fin con la habitacin 102, el que iba a ser su hogar durante el prximo medio ao. Gracias a Dios contaba con un ropero sufi-cientemente grande e intent colocar todas sus pertenencias sin invadir los espacios de su compaera. Satisfecha con el trabajo realizado se tumb en su cama, suponiendo que era la que no tena ropa encima y sac el mvil para llamar a su hermana.

    Diga su hermana contest con voz somnolienta, proba-blemente le haba pillado en mitad de su siesta.

    Claudia soy yo, ya estoy instalada

    Eva! Qu tal has llegado? No sabes la pena que me ha dado no haber podido ir a despedirte su padre se encarg de llevarla al aeropuerto y su hermana no haba podido escaparse del trabajo para acompaarla Qu tal te encuentras?

    Muy bien, hace un sol estupendo y el ambiente huele a crema de sol de coco y a plstico de colchoneta hinchable su hermana haba sido su pao de lgrimas y no quera dejar que pensara que le daba un poco de miedo enfrentarse a la vida sola.

    Qu bien, aunque aqu tambin hace bueno. Sigo pensando que deberas haberte ido ms tarde, cuando empezase a llover y aprovechar el veranito de aqu

    A ver Clau, no me hagas repetrtelo ms veces, no me apete-ce nada un veranito de all Es que no se da cuenta de lo que supone eso? Ir a las fiestas de los pueblos sin ganas y con el co-

  • 16

    razn en un puo por si me los encuentro por ah? Por lo menos aqu tengo la certeza de que no me voy a encontrar con nadie, no me van a preguntar nada y puedo decir lo que me d la gana de mi vida sin que nadie me conozca Vale, valees solo que me da pena que ests tan lejos, te voy a echar tanto de menos que ya estoy mirando vuelos para escaparme en cuanto me pueda coger unos das.

    Qu bien, ojala sea pronto! Un besote cielo, te llamo otro da para contarte que tal es el curro, vale?

    Vale cario, cudate!

    Su familia era muy importante para Eva y tenan una bue-na relacin, pero poda resultar bastante asfixiante en algunas ocasiones. Con la que tena una unin ms estrecha era con su hermana. Solo le sacaba dos aos y siempre haba actuado como su protectora, tanto en casa ante sus padres, como en el colegio o con los primeros novietes de la adolescencia. Su padre siempre haba sido un hombre tranquilo, trabajador y sensible, aunque su timidez excesiva a veces poda presentarle como un hombre hosco ante los dems. Su madre, por el contrario, era puro ner-vio y viva sujeta a un estado de perpetuo estrs. Siempre estaba pendiente de cuanto aconteca a cada miembro de la familia, aun cuando no tuviera maniobra de accin sobre ciertas cosas, como por ejemplo preocuparse por el men que han comido sus hijas cuando se encuentran de viaje. No era su madre biolgica, aun-que s compartan el 25% de sus genes.

    La madre de Eva muri en el parto cuando ella vino al mundo, convirtiendo el da de su cumpleaos en una celebracin agri-dulce ya que nadie tena un buen recuerdo del da en que naci. Dos aos ms tarde la hermana de su madre, que haba cuidado desde entonces de las dos nias, se cas con su padre, cambiando su papel de ta por el de madre para ambas. Eva siempre haba

  • 17

    tenido un fuerte sentimiento de culpa ante su familia. Aunque conscientemente ella saba que lo nico que hizo fue nacer, a ve-ces pensaba que su padre podra haberse arrepentido mil veces de insistir en tener un segundo hijo, ms an sabiendo el riesgo que corran por los problemas ginecolgicos de su madre y la avanzada edad que esta tena cuando la concibieron. Desde que tuvo uso de razn siempre quiso convertirse en una madre jo-ven, aunque ahora dudaba seriamente el conseguirlo.

    Tena la cabeza envuelta en todos estos pensamientos cuando un fuerte portazo la sobresalt.

    Huy, qu corriente! Perdona por el portazo, soy Elena era una chica alta, morena, con el pelo rizado recogido en un moo. Entr en la habitacin con la cara sonrojada por el ejercicio.

    Hola Elena, soy Eva. He dejado mis cosas en la parte dere-cha de tu armario, espero que no te importe

    Mi armario? Nuestro armario, dirsNo te preocupes. Adems me alegro de que tengamos ms o menos la misma talla, as podramos intercambiar ropa de vez en cuando supo ense-guida que era una chica extrovertida y muy segura de s misma, ya que en un segundo y sin ninguna clase de pudor, se haba quedado desnuda delante de ella dispuesta a meterse en la du-cha.

    No saba si rer o salir corriendo. Se manejaba bien con las personas extrovertidas porque ella tenda hacia la timidez con los desconocidos, pero la desnudez de su compaera la intimida-ba y hubiese preferido que fuese un poco ms comedida en esos primeros momentos.

    Hasta que no se dirigieron a cenar no se haba dado cuenta de lo hambrienta que estaba. El vuelo le pill a la hora de comer y tan solo haba tomado un sndwich asqueroso del avin en todo el da. No saba si lo que peor le sent fue la salsa que llevaba o

  • 18

    tener que pagar casi cinco euros por l. La desenvoltura de su compaera la dejaba perpleja, caminaba por el hotel como si fue-se su propia casa y hacia bromas riendo de buena gana con casi todo el equipo de personal que se encontraban. Durante la cena, Elena se entretuvo ponindole al da sobre todos los entresijos del hotel, los los de unos con otros, las personas que se llevaban bien y las que no podan ni verse. Pareca como si le estuviese hablando sobre rumores de instituto y Eva se record a s misma no dejarse guiar por la opinin de una sola persona y no prejuz-gar a la gente por la informacin que haba recogido esa noche. Una gran cantidad del personal del hotel era de fuera de la isla, quedndose a dormir en una habitacin y haciendo en l las co-midas, ya que tenan ese tipo de contrato estipulado. El sueldo era bajsimo pero, por lo que haba visto, la mayora estaban bastante satisfechos con su trabajo y quizs era esa sensacin de pertenecer a una gran familia lo que les mantena contentos con su labor. Tambin era de esperar que con esos sueldos la mayora de los que aceptaban el contrato fuesen bastante jvenes y no llegaran a superar la treintena. Ella, con sus veintiocho, conside-raba que era una de las ms mayores que se encontraba en ese momento entre las mesas del comedor del personal.

    De vuelta en la habitacin estaba aturdida con todas las cosas nuevas que tena que procesar, as que agradeci que su compa-era cayera rpidamente en un profundo sueo y pudiesen estar en silencio. Ella an agotada no poda conciliar el sueo todava, as que se puso a leer el libro que haba llevado para el avin y antes de acabar el captulo que haba comenzado a leer, se qued tambin dormida.