Logored - Junio 2012

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Una de las conquistas más impor- tantes de la persona humana es la identidad. Es más, creo que más trascendente que “ser”, es “saber quién soy”. Porque en el ser hay cierta gratuidad; de hecho, cuántas veces, en ocasión de cuántos arre- batos adolescentes, le hemos dicho a nuestros padres “yo no pedí na- cer”. Y es cierto, nacer es una cir- cunstancia que, en parte, no nos hace responsables de haber sido arrojados en la existencia. Pero construir quién soy, me hace abso- lutamente responsable del resulta- do. Porque la identidad se constru- ye. Ciertamente partimos de aspec- tos heredados (por ejemplo mi tem- peramento, inclinaciones naturales, etc), aspectos contextuales (por ejemplo mi identificación con figuras de referencia significativas), el rédito –a veces, “marca”- de mis propias experiencias de vida (mis primeras frustraciones, ilusiones/ decepciones, logros, etc), pero lo que termina de construir mi identidad, es el aspecto personal. Es decir, to- do lo anterior son ingredientes que terminarán constituyendo mi identi- dad, según sea el modo en el cual yo mismo he podido mezclarlos, unir- los, combinarlos, sintetizarlos. Allí mi responsabilidad. Una vez lograda, diferentes aspectos dan cuenta de mi identidad. Son como reflejos, o manifestaciones contundentes que la hacen presen- te, evidente. Mis actitudes, por ejemplo, hablan de quién soy. Cuán- tas veces, ante un acto descomedido o desubicado de alguien, comenta- mos “quién se cree que es”, dando cuenta de una identidad que se nos ha revelado en ese acto. Esos estandartes de nuestra identi- dad, aquellas circunstancias que nos revelan en el “quién soy” son variadas, pero pocas tan contunden- tes como el propio nombre. Si bien el nombre es recibido, muchos lo cam- bian, optan por un apodo o se sien- ten más cómodos usando un segun- do nombre en lugar del primero. Pero todos tenemos un nombre y nuestra identidad, en parte, se revela en cómo lo llevamos. En ciertas tribus africanas, cuando una mujer está embarazada, se reti- ra a la selva con otras mujeres y me- ditan sobre el nombre del futuro hijo. Con ese nombre crean una canción, que será la canción de la criatura. Saben que cada alma tiene su propia vibración, que expresa su particula- ridad, unicidad y propósito. Al retor- nar, entonan esa canción a toda la tribu para que todos la sepan y cuando nace el bebé, la comunidad lo recibe cantándole su canción. A partir de ese momento, cuando el niño logra un éxito, cuando comete una travesura y hay que reprenderlo, cuando se casa, cuando se enferma y aún cuando se muera, la comunidad cantará su canción. Es un intento de recordarle quién es y conectarlo con la responsabilidad de lo que ha deci- dido y sigue decidiendo con cada ac- to, construyendo su propia existen- cia. Tolba Phanen, afirma que ellos lo hacen así porque “recuerdan tu belle- za cuando te sientes feo; tu integri- dad cuando estás quebrado; tu ino- cencia cuando te sientes culpable y tu propósito, cuando estás confusoLas banderas, son como los nombres de cada pueblo. Estandartes que hablan de lo que han elegido, lo que han decidido y lo que se han pro- puesto. Ojalá sirvan para recordar su belleza, su integridad, su inocencia y su propósito, siempre y, en especial, en tiempos de confusión. EDITORIAL Recuerda quién eres Por Claudio García Pintos Nuestra portada Bandera Nacional argentina (pág. 2-3) EL DESPERTAR (pp.4-6) LEYENDA DE LA LUNA Y SU MAR (pág. 7) REFLEXIONES EXISTENCIALES LA LIBERTAD DE LA VOLUNTAD (pp.8-10) CREER O NO CREER, ESA ES LA CUESTIÓN (pp. 11-15) SIN RECETARIO CO-RAZÓN PARA VIVIR (pp. 16-17) POST-FRANKL DIMENSIÓN NOÉTICA (pp. 18-21) LOGOTERAPIA VINCULAR TRANSFORMAR Y TRANSFORMARSE (pp.2225) CARTAS DEL DESIERTO LO QUE PUEDO PERDER (Pág.26-27) Recuerda quién eres EDITORIAL

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Edición correspondiente al mes de Junio 2012

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Una de las conquistas más impor-

tantes de la persona humana es la identidad. Es más, creo que más

trascendente que “ser”, es “saber

quién soy”. Porque en el ser hay

cierta gratuidad; de hecho, cuántas

veces, en ocasión de cuántos arre-batos adolescentes, le hemos dicho

a nuestros padres “yo no pedí na-

cer”. Y es cierto, nacer es una cir-

cunstancia que, en parte, no nos

hace responsables de haber sido arrojados en la existencia. Pero

construir quién soy, me hace abso-

lutamente responsable del resulta-

do. Porque la identidad se constru-

ye. Ciertamente partimos de aspec-

tos heredados (por ejemplo mi tem-

peramento, inclinaciones naturales, etc), aspectos contextuales (por

ejemplo mi identificación con figuras

de referencia significativas), el rédito

–a veces, “marca”- de mis propias

experiencias de vida (mis primeras

f r u s t r a c i o n e s , i l u s i o n e s /decepciones, logros, etc), pero lo que

termina de construir mi identidad,

es el aspecto personal. Es decir, to-

do lo anterior son ingredientes que

terminarán constituyendo mi identi-dad, según sea el modo en el cual yo

mismo he podido mezclarlos, unir-

los, combinarlos, sintetizarlos. Allí

mi responsabilidad.

Una vez lograda, diferentes aspectos dan cuenta de mi identidad. Son

como reflejos, o manifestaciones

contundentes que la hacen presen-

te, evidente. Mis actitudes, por

ejemplo, hablan de quién soy. Cuán-tas veces, ante un acto descomedido

o desubicado de alguien, comenta-

mos “quién se cree que es”, dando

cuenta de una identidad que se nos

ha revelado en ese acto.

Esos estandartes de nuestra identi-

dad, aquellas circunstancias que

nos revelan en el “quién soy” son

variadas, pero pocas tan contunden-

tes como el propio nombre. Si bien el nombre es recibido, muchos lo cam-

bian, optan por un apodo o se sien-

ten más cómodos usando un segun-

do nombre en lugar del primero. Pero

todos tenemos un nombre y nuestra identidad, en parte, se revela en

cómo lo llevamos.

En ciertas tribus africanas, cuando

una mujer está embarazada, se reti-

ra a la selva con otras mujeres y me-ditan sobre el nombre del futuro hijo.

Con ese nombre crean una canción,

que será la canción de la criatura.

Saben que cada alma tiene su propia

vibración, que expresa su particula-ridad, unicidad y propósito. Al retor-

nar, entonan esa canción a toda la

tribu para que todos la sepan y

cuando nace el bebé, la comunidad

lo recibe cantándole su canción. A

partir de ese momento, cuando el niño logra un éxito, cuando comete

una travesura y hay que reprenderlo,

cuando se casa, cuando se enferma y

aún cuando se muera, la comunidad

cantará su canción. Es un intento de recordarle quién es y conectarlo con

la responsabilidad de lo que ha deci-

dido y sigue decidiendo con cada ac-

to, construyendo su propia existen-

cia.

Tolba Phanen, afirma que ellos lo

hacen así porque “recuerdan tu belle-za cuando te sientes feo; tu integri-

dad cuando estás quebrado; tu ino-cencia cuando te sientes culpable y tu propósito, cuando estás confuso”

Las banderas, son como los nombres

de cada pueblo. Estandartes que

hablan de lo que han elegido, lo que

han decidido y lo que se han pro-

puesto. Ojalá sirvan para recordar su

belleza, su integridad, su inocencia y su propósito, siempre y, en especial,

en tiempos de confusión.

EDITORIAL

Recuerda quién eres Por Claudio García Pintos

Nuestra portada

Bandera Nacional

argentina (pág. 2-3)

EL DESPERTAR (pp.4-6)

LEYENDA DE LA LUNA

Y SU MAR (pág. 7)

REFLEXIONES EXISTENCIALES

LA LIBERTAD DE LA

VOLUNTAD (pp.8-10)

CREER O NO CREER,

ESA ES LA CUESTIÓN (pp. 11-15)

SIN RECETARIO

CO-RAZÓN PARA VIVIR (pp. 16-17)

POST-FRANKL

DIMENSIÓN NOÉTICA (pp. 18-21)

LOGOTERAPIA VINCULAR

TRANSFORMAR Y TRANSFORMARSE (pp.22– 25)

CARTAS DEL DESIERTO

LO QUE PUEDO

PERDER (Pág.26-27)

Recuerda quién eres EDITORIAL

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LOGORED© es una publicación digital

mensual, de suscripción gratuita,

dedicada a difundir novedades y

reflexiones en torno a la Logoterapia

y el Análisis Existencial.

Director:

Claudio García Pintos

Secretario de Redacción:

Federico García Presedo

Colaboradores:

(en este número)

Enrique Adúriz (Argentina)

Analía Boyadjián (Argentina)

Carlos Garabal (Argentina)

Lucía Copello (Argentina)

Víctor Cárdenas (Ecuador)

Olga Lehmann (Colombia)

Iliana Hernández Silvera (Argentina)

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nas es de entera responsabilidad de

sus autores.

El material contenido en esta publica-

ción puede ser reproducido, previa

autorización de su autor y citando la

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L a actual bandera de la Argentina está basada

en la bandera creada por el general Don Ma-nuel Belgrano, quien la diseñó con los colo-

res de la escarapela nacional, celeste y blan-

ca, y que enarboló por primera vez en la ciudad

de Rosario el 27 de febrero de 1812 para utilizarla

en el ejército de su mando. “Siendo preciso enarbo-lar bandera y no teniéndola, mandela hacer blanca y celeste, conforme a los colores de la Escarapela Na-cional. Espero que sea de la aprobación de V.E.”, in-

formó Belgrano a las autoridades, celebrándose este

mes de junio (el día 20 se conmemora un aniversa-

rio más del fallecimiento de Belgrano) el bicentena-

rio de su creación. En 1812, las tropas a las órdenes de Manuel Belgra-

no comenzaron a utilizar la escarapela bicolor azul-

celeste y blanco, que se había popularizado a partir

de la gesta histórica del 25 de mayo de 1810, en la

que se decide instituir el primer gobierno patrio. El mismo Belgrano expresó en un informe oficial que

no usaba el rojo "para evitar confusiones", ya que los

ejércitos "realistas" (es decir, los españoles y sus

adeptos) usaban ese color. El 13 de febrero de 1812,

propuso entonces al gobierno la adopción de la esca-

rapela nacional como distintivo para los soldados y a instancias del pedido, la Junta de Gobierno decla-

ra abolida la escarapela roja , reconociendo definiti-

vamente la blanca y celeste. “Este será el color de la nueva divisa con que marcharán al combate los de-fensores de la Patria”, afirma el prócer ante su tro-

pa. Si bien la bandera de Belgrano fue inicialmente

desautorizada por las autoridades, cuatro años más tarde, el 20 de julio de 1816, y en el contexto de las

sesiones del Congreso de Tucumán que declararía la

independencia nacional, fue consagrado definitiva-

mente el pabellón celeste y blanco como “bandera

nacional”.

La bandera.

El 27 de febrero de 1812, Belgrano estableció dos baterías de artillería en ambas orillas del río Paraná,

próximas a la entonces pequeña población conocida

como Villa del Rosario (la actual ciudad de Rosario).

En esa misma fecha, hacia las 18:30 hs, y en solem-

ne ceremonia, Belgrano dispuso que fuera por pri-

mera vez enarbolada una bandera de su creación “¡Soldados de la Patria! En este punto hemos tenido la gloria de vestir la escarapela nacional que ha de-signado nuestro Excmo. Gobierno: en aquel, la bater-ía de la "Independencia", nuestras armas aumenta-ran las suyas; juremos vencer a nuestros enemigos interiores y exteriores, y la América del Sur será el templo de la Independencia y de la Libertad. En fe de

que así lo juráis, decid conmigo "¡Viva la Patria!"

La prohibición para el uso de esa bandera por parte

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del Gobierno Nacional, respondió a razones de

política internacional, por lo cual se le ordenó que la ocultara disimuladamente y que la reem-

plazase por la usada en la Fortaleza de Buenos

Aires (la rojigualda). Como Belgrano partió hacia

el norte para hacerse cargo del Ejército del Norte,

no tomó conocimiento de la orden de desechar la bandera, y siguió usándola. Belgrano fue amo-

nestado por ello, y respondió diciendo: “La guar-daré silenciosamente para enarbolarla cuando se produzca un gran triunfo de nuestras armas”, en-

tregándola en custodia al Cabildo de Jujuy. El

triunfo lo obtuvo a los pocos días en la Batalla de

Tucumán.

De tal modo, volvió a confeccionar una nueva

bandera, y después de algunas deliberaciones

fue aceptada por la Asamblea del Año XIII, siem-

pre y cuando fuera sólo usada como bandera del Ejército del Norte, y no del estado. El 20 de fe-

brero de 1813 se libró la Batalla de Salta, en la

cual Belgrano logró un triunfo completo. Esta es

la primera batalla que fue presidida por la ban-

dera celeste y blanca, ya jurada por la tropa co-mo bandera del Ejército del Norte.

Algunos sostienen que Belgrano se inclinó por estos

colores porque eran los colores de la Orden de Car-los III de la Casa de Borbón, la cual goberna-

ba España. Para otros, porque son los colores de la

Virgen; de todos modos no son teorías que se con-

tradicen porque la dinastía real eligió esos colores

precisamente en función de los colores de la Inma-culada Concepción.

Con motivo del fallecimiento de Manuel Belgrano

el 20 de junio de 1820, se ha establecido dicha fecha

como Día de la Bandera en conmemoración del

prócer.

Recordemos y honremos en ocasión de este bicente-

nario de la bandera nacional argentina, la vida y la

obra de tantos hombres y mujeres que lucharon por el ideal de una Latinoamérica unida, “templo de la Independencia y la Libertad”, en la armonía de la

justicia social, la comprensión mutua y solidaria de

las problemas regionales, la pacífica y fructífera con-

vivencia y el respeto por la dignidad humana.

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Siendo preciso enarbolar bandera y no teniéndola, mandela hacer blanca y celeste, conforme a los colores de la Escarapela Nacional. Espero que sea de la aprobación de V.E., del General Ma-nuel Belgrano a las autoridades.

NUESTRA PORTADA

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mayoría de situaciones donde el accionar

terapéutico se viabiliza o posibilita desde el lenguaje. La propuesta de hoy, es reflexionar a partir

de una situación diferente. Cómo orientar hacia el logro de sentido, cuando el pacien-te tiene fallas en comprensión, no puede

expresarse oralmente, posee hemiparesia y depresión. Un conjunto de signos y sínto-

mas que parecerían decir, no solamente: y ahora cómo intervengo?, sino desde dónde comienzo? Es un real despertar…

El ejercicio de reflexión surge a partir de una paciente que sufre un ACV (accidente cerebro vascular) y a los 6 meses aproxi-

madamente se le coloca una válvula para el drenaje hemorrágico. Sufre una involución

de sus primeros logros y transcurrido el primer año, convocan a un diagnóstico de funciones cerebrales, a fin de analizar la

posibilidad de recuperación y el tipo de afa-sia.

Las funciones del hemisferio cerebral dere-cho, estaban afectadas por la isquemia. El hemisferio cerebral derecho controla los

movimientos del lado izquierdo del cuerpo. La severidad de la embolia afecta el hemis-ferio cerebral derecho y produjo pérdida

funcional, afectación de las destrezas moto-ras del lado izquierdo del cuerpo. Además,

causa alteración de la atención normal a la parte izquierda del cuerpo. Pensando que la plasticidad del cerebro y

la reconexión de las conexiones neurales permiten a una parte del cerebro cambiar

funciones y asumir las funciones más im-portantes de una parte incapacitada, co-

R ecordando algunas claves para

nuestro trabajo y comprender las acciones y propuestas. A partir de estas líneas, comenzaré recordan-

do…aquello que una vez escribí, en mi búsqueda desde la logoterapia.

El hombre es capaz de actuar el autodis-tanciamiento y de vivir la autotranscenden-cia. Por el autodistanciamiento, podemos

“tener una idea” y tomar conciencia de nuestros dificultades y preocupaciones y

verlos con cierta imparcialidad. Así, la au-totranscendencia, como la capacidad de

superar los límites del espacio y del tiem-po. Es como cuando despertamos, luego de

un largo sueño, el hombre puede abrir sus ojos y ver más allá; lógicamente al

despertar de este sueño cuando estamos muy cansados, hay un instante de pérdi-da de orientación, pero luego con esa po-

sibilidad de “despertar”: «el hombre em-pieza a comportarse como hombre sólo si puede salir del plano de la facticidad psi-

cofísico-organísmica y logra ir al encuen-tro de sí mismo, sin por ello tener que

hacerse frente a sí mismo. Este poder es lo que quiere decir existir y existir signifi-ca: estar por encima de sí mismos siem-

pre”. Frankl hablaba de su “credo psiquiátrico” al reconocer su fe «en la continuidad de la

persona espiritual aun detrás de los sínto-mas de la enfermedad. Ahora bien, en-

cuentro más fácil hablar de búsqueda de sentido, logros y proyectos en la mayoría de situaciones donde el accionar terapéu-

EL DESPERTAR Secuencias de re-aprendizaje en una pa-ciente con afasia global, luego de un año de ACV.

Por Dra.Dides Iliana

Hernández Silvera Mail de contacto: [email protected]

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Dolor: Los pacientes pueden experimentar

dolor, entumecimiento incómodo o sensa-ciones extrañas después de sufrir un acci-dente cerebrovascular. Esas sensaciones

pueden deberse a muchos factores, entre ellos, daño de las regiones sensoriales del cerebro, articulaciones inflexibles o una ex-

tremidad incapacitada

Convocada a coordinar un grupo terapéuti-co, luego de efectuar un neuropsico-diagnóstico, con resultados adversos en sus

respuestas cognitivas y con apariencia de muy poco para trabajar, sugiero la acción de un terapista ocupacional (TO) para acti-

var las AVD (habilidades y/o actividades de la vida diaria); una fonoaudióloga en la esti-

mulación del lenguaje tanto lingüístico co-mo pragmático; la continuidad del profesio-nal kinesiólogo y la participación en rehabi-

litación cognitiva de un profesional, para posibilitar el re aprendizaje estimulando las

funciones necesarias para ello, de esta for-ma soy convocada a coordinar. Comencé la rehabilitación, estimulando

atención- concentración, memoria inmedia-ta y praxias óculo manuales con el uso de una PC - mouse y programas.

Durante el primer mes, trabajamos memo-ria inmediata (importantísimo para poder

recordar la AVD y el lenguaje), reconoci-mientos, fluencia verbal con refuerzo pragmático, percepción auditiva y visual.

Logra establecer una serie de 40 secuen-cias, de reconocimiento de palabra, 30 por

significado semántico, relaciona dibujo pa-labra en menor grado; así como acciones e imagen presenta mayor dificultad. Siempre

trabajando con temáticas de su entorno. De todos modos el span atencional era cada vez más estable. Presenta 85% de aciertos

en recuerdo diferido y 81% en registro y fi-jación de acciones con su representación.

Comienza con secuencias de memoria in-mediata de 5’3’’ con señalamientos y quince días después desarrolla la actividad en

2’57’’, completando la actividad. Luego de 30 días comenzamos a trabajar

30’ con percepción visual y auditiva, des-plazamientos con sostén del botón del mou-se, efectúa relación-control-asociación-

categoría.

funciones y asumir las funciones más im-

portantes de una parte incapacitada, co-menzamos la rehabilitación. Esta reco-nexión del cerebro y restauración de la

función, que el cerebro trata de hacer au-tomáticamente, puede ayudarse con una terapia multidisciplinaria.

Aunque el accidente cerebrovascular es una enfermedad del cerebro, puede afec-

tar a todo el cuerpo. Algunas de las inca-pacidades que pueden resultar de un ac-cidente cerebro vascular son la parálisis,

déficits cognoscitivos, problemas del habla, dificultades emocionales, proble-mas de la vida diaria y dolor, encontran-

do: Déficits cognoscitivos: Un accidente ce-

rebrovascular puede ocasionar problemas de raciocinio, conciencia, atención,

aprendizaje, hacer juicio y memoria. Si los problemas cognoscitivos son severos,

el paciente puede tener apraxia, agnosia o "descuido". En el contexto del accidente cerebrovascular, "descuido" de conciencia

significa que un paciente no tiene conoci-miento de un lado de su cuerpo o un lado

del campo visual y no está consciente del déficit. Déficits de lenguaje: Las personas vícti-

mas de un accidente cerebrovascular tie-nen a menudo problemas en comprender o formar frases. Un déficit de compren-

sión del lenguaje se llama afasia. El pro-blema en hablar o formar palabras se lla-

ma disartria. Los problemas del lenguaje resultan generalmente de daño a los

lóbulos temporales y parietales izquierdos del cerebro. Déficits emocionales: Un accidente ce-

rebrovascular puede conducir a proble-mas emocionales. Los pacientes que su-

fren un accidente cerebrovascular pueden tener dificultad en controlar sus emocio-nes o pueden expresar emociones inapro-

piadas en ciertas situaciones. Una inca-pacidad común que ocurre en muchos pacientes que han sufrido un accidente

cerebrovascular es la depresión. La de-presión puede ser más que una tristeza

general resultante del incidente de acci-dente cerebrovascular.

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medidas, que escapan a toda reflexión sen-

cillamente práctica, y que nos permiten una “vuelta existencial nueva”. De este modo, es necesario reconocer la po-

sibilidad de la auto superación, más allá de encierros terapéuticos, lo más importante es la capacidad que tenemos de decidir y

de construir nuestro proyecto personal; de resguardar la integridad del otro y de re-

crear alternativas de acción para el espera-do resurgir…es ese después del despertar.´ Para cerrar, esta líneas, desde la terapéuti-

ca hacia el despertar y el continuar, quisie-ra recordar aquellas palabras tan ciertas; ¿Qué es, en realidad, el hombre? Es el ser

que siempre decide lo que es […]”. Desde nuestro accionar estamos buscando,

que todo ser en cualquier circunstancia, pueda seguir decidiendo qué ser y quien

ser.

REFERENCIAS:

Frankl, VE, Logoterapia y análisis existen-cial…, p. 78, cf. pp. 100-101

El hombre doliente .La voluntad de sentido…, p. 108. El texto recuerda la posibilidad con-traria: si uno ve sólo el organismo y no llega a descubrir a la persona, no verá en ella nin-guna dignidad cuando se encuentra en de-terminados estados patológicos. Podemos añadir nosotros que la actual difusión e, in-cluso, legalización de la eutanasia, nos dice cuánto hemos perdido la noción de la digni-dad humana basada en su espiritualidad

indestructible. Logoterapia y análisis existencial…, pp. 97-103.

El hombre en busca de sentido, pp. 87 y 128.

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desplazamientos con sostén del botón del

mouse, efectúa relación-control-asociación-categoría. Evalúo estado anímico a partir del uso del

color, relacionando el plano de su casa (orientación espacial de la casa) y repre-sentación de color para cada uno. Poste-

riormente, representación de cada inte-grante de la casa, profesionales y personal

(incluidos limpieza, cocinera, etc); así co-mo animales domésticos y amigos o cono-cidos.

Encuentro la relación que va establecien-do muy significativa, aportando datos a la dinámica relacional de la paciente y cómo

va elaborando su situación. Los colores empleados son en casi todos los casos

mezclas de colores cálidos y suaves, algu-nos con mayor grado de fuerza. Solamente en el caso de uno de los profesionales em-

plea el color negro, significado de angus-tia, comenzamos así a detectar resisten-

cias hacia un profesional que ponía en juego su pudor , un cuidador y necesidad de realizar un cambio para su bienestar.

A partir del trabajo interdisciplinario junto a la Terapista ocupacional, trabajamos una dinámica semanal de arte que le per-

mita canalizar esa angustia comenzando con cuatro encuentros a razón de uno

por semana y las acciones pertinentes pa-ra permitir: unir, separar, reforzar y sa-car, desde el simbolismo de cada actividad

y el uso del color. En suma, la idea era poder sacar la angustia desde el uso del

color, poder expresarse y lograr unir una familia que dividida la angustiaba. Pero a su vez, trabajar los sentimientos expresa-

dos hacia los terapeutas y poder proyectar a futuro. Una acción que no lograba, vivía el hoy, soportaba aquello que no podía

cambiar ni denunciar. Difícil situación…. es el ser hombre, el

hacerse como individuo concreto e irrepe-tible, empieza, más allá de las variables dadas y de los “enfoques” que nos caracte-

rizan y que son estudiadas por la biología, la psicología y la sociología. Nos encontra-

mos en el espacio de las medidas, que es-capan a toda reflexión sencillamente práctica, y que nos permiten una “vuelta

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dos. Que hasta el día de hoy lo hace girar juntos. No

en torno a ellos mismos, sino a algo que los tras-ciende, algo que los une.

Ese centro que los mantiene unidos, es lo que hace

que cuando ella quiere estar más cerca de él y se

acerca, la marea se agita. Late el corazón rompiendo las rocas e intenta acercarse a quien ilumina sus

noches.

Ella comprendió que las cicatrices del corazón, se

cierran con amor y paciencia. Sabiendo que en

algún momento el corazón volverá a latir por al-guien. Ahora ella desde el cielo cuida corazones

heridos, enamorados, ilumina en la oscuridad a los

que buscan su camino.

“Mas allá del cielo y del mar

Bailaran una canción

Por un sueño en una noche de ilusión

Al anochecer, escucha latir el mar

En la marea esta el amor

de una estrella y su mar”

A lo mejor el amor sea algo difícil de poner en pala-

bras, pero fácil de ver en decisiones. Sea una fuerza

que une, que invita, en la cual los amantes giran en torno a ella. Los amantes no giran alrededor de si

mismos, ni giran alrededor uno del otro… Giran en

torno a algo que los une… algo que los trasciende a

ambos… algo que esta fuera de ellos, pero se siente

lo más dentro posible.

C uando no había caminantes, las estrellas

admiraban fascinadas las estelas que de-jaban el sol y la luna al mostrar su amor

frente a todos. Era tan grande su pasión

que a todos maravillaban. Sin embargo, un día la

pasión se terminó. El ardiente temperamento del

sol, se abalanzo sobre la frágil luna llenándola de cicatrices. Avergonzada por sus cicatrices recorrió

el firmamento con tristeza y soledad.

Finalmente el sol encontró una estrella que lo

cautivó. Sin embargo, la pobre luna, jamás pudo

volver a confiar en el amor. Al ver a los nuevos enamorados, su tristeza fue tal, que sus lágrimas

cayeron sobre nuestro mundo. Se transformaron

en ríos, los ríos en mares y los mares en océanos.

Una lágrima se convirtió en un océano de tristeza.

Mas allá del cielo, un cometa apareció cerca de

nuestro planeta. Al ver cómo la luna iluminaba la

oscuridad, se enamoró perdidamente. Sin embar-

go, la luna moría de amor, por un amor que ya

había pasado. El cometa decidió trazar un mismo

camino en el cielo, para poder volverla a ver una y otra vez. Sin embargo, ella se escondía de él,

detrás de las estrellas. Y así, pasaron siglos…

Para esconderse decidió bajar a la tierra como una

simple doncella, para seguir despistándolo. Mu-chos cuentan cuentos sobre sus aventuras en la

tierra… un aldeano la salvó, al cual premió con

una grata sorpresa. Y hasta se cuenta, que res-

cató a una aldea entera atemorizada por una fie-

ra.

En una despistada noche, el cometa la vio en la

tierra, reconoció su pálido rostro, sus ojos grises y

su sonrisa melancólica. Bajo a buscarla a la tie-

rra, pero fue atrapado en lo profundo del mar.

La luna se preocupó tanto al verlo encerrado, que

quiso rescatarlo pero no pudo. Él le pidió que no

se preocupe, porque él estaba en el lugar donde

quería estar: cerca suyo. Ella volvió a los cielos, y

al ver cómo la marea se movía frente a ella, deci-

dió quedarse lo suficientemente cerca, para poder estar juntos. Entre los dos se generó una extraña

fuerza, difícil de explicar, que los mantenía uni-

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LEYENDA DE LA LUNA Y SU MAR

Por Lic.Chacho Garabal

Mail de contacto: [email protected]

Esta leyenda pertenece al musical ROMPECABEZAS, de

próximo estreno en la Ciudad de Buenos Aires

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U na de las “marcas de fábrica”

más representativas del pensa-miento frankleano es su inne-gociable afirmación de la liber-

tad de la voluntad; por ello podría ser de interés repasar los comienzos de este

trascendente enunciado.

La Logoterapia como sistema se sostie-

ne en tres grandes pilares.

La libertad de la voluntad.

La voluntad de sentido.

El sentido de la vida.

Huelga decir la infinidad de veces que Viktor Frankl se ocupó de desplegar ca-

da uno de estos tópicos.

En esta ocasión, quisiera invitarlos des-de esta columna a dejarnos guiar por el

maestro en su específico desarrollo del primero de los referidos pilares (y acaso el más básico en tanto soporte antro-pológico): la libertad de la voluntad,

y hacerlo con la primera gran concep-

tualización que hizo al respecto, en el año 1949, en la cuarta lección metaclí-nica de su libro “El hombre incondicio-

nado”. (Editorial Plantin. Bs.As. 1955).

Este texto lo encontramos reeditado for-mando parte del libro “El hombre do-

liente”. (Editorial Herder. Barcelo-

na.1994), de cuyas páginas extraeremos

las citas correspondientes.

En esa cuarta y última lección metaclí-

nica, Viktor Frankl nos plantea el problema de la libertad de la voluntad y con toda

claridad confiesa al final del capítulo que: “…mi intención fue…incitarlos a preguntar…y a pensar en un plano metaclíni-

co” (Pág.192).

Efectivamente, nos sitúa el ámbito desde

dónde abordar tamaño problema: “más allá de lo clínico”, pues en un primer plano pu-

ramente clínico no podríamos percibir ni

comprender la libertad humana.

“Mientras no veamos también lo incondi-

cionado, no accederemos al hombre verda-dero, al homo humanus, sino a una especie de homúnculo” (Pág. 191) y de aquí se sigue el homonculismo propio del biologismo, el

psicologismo y el sociologismo.

En el plano clínico los condicionantes del hombre son claros y evidentes, sean estos sociales y/o los propios de lo psicofísico, y

lejos está Frankl de negarlos o siquiera

subestimarlos.

Sin embargo, para “ver” lo incondicionado

del hombre, Frankl comienza su abordaje del problema señalando que nuestro senti-

do común nos dice que somos libres, es un dato de la conciencia natural previo a toda psicología introspectiva. “El fenómeno origi-nario de la voluntad libre pertenece al ámbi-to de la metapsicofísica (es meta-clínico,

está más allá de la psicofisiología)…La cien-cia natural sólo ve el organismo, no la perso-

na espiritual” (Pág. 171).

Así, se señalan claramente dos caminos, el de la necesidad y el de la libertad, pero la

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REFLEXIONES EXISTENCIALES.

LAS LIBERTAD DE LA VOLUNTAD

Por Lic. Enrique Adúriz Mail de contacto: [email protected]

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referencia del hombre para con sus ne-

cesidades es una referencia libre, tan diferente al animal con su referencia siempre obligada a sus necesidades ins-

tintivas. (Por ejemplo, el tan mentado escorpión que no puede no picar a la

ranita en la mitad del río.)

Frankl aclara que se trata de planos di-ferentes; advierte sobre la importancia de no confundir los diversos estratos en-

titativos, en suma, alude a las diferen-cias ontológicas que oportunamente

conceptualizará en términos de la onto-

logía dimensional (unitas multiplex).

Entonces, lo distintivo del hombre es su

posibilidad, en tanto ser espiritual, de tomar postura, de adoptar una actitud libre frente a lo interior de sí: sea la

herencia recibida, sean sus instintos (“el hombre tiene instintos pero no es

una realidad instintiva”), frente al Ello, tan aludido en el Psicoanálisis o incluso

frente al propio carácter.

Va de suyo, por ende, que no cabe hablar de “destino”, debido a la posibili-dad humana de ser de otro modo, de un

modo distinto del propuesto o impuesto

por estas entidades psicofísicas.

Esta capacidad o aptitud para oponerse a esos dictados Frankl la llama: el anta-gonismo psiconoético facultativo, y

esta distancia de lo espiritual frente a lo psicofísico es capitalizada como recurso terapéutico, siendo uno de los elementos

distintivos de la Logoterapia, en tanto permite incluso darle un sentido al su-

frimiento. “Sufrir significa tomar postura frente al propio dolor y esto equivale a

estar por encima de él”. (Pág.182).

Ahondando en el problema de la volun-tad libre, nuestro autor se explaya re-cordándonos que la libertad es en esen-

cia libertad frente a algo: “libertad

de” algo y “libertad para” algo. Todo “de qué” de la libertad exige “para qué”;

la libertad personal no es sólo una liber-tad del carácter, sino también una liber-

tad para la personalidad.

Asimismo, es libertad de la facticidad y

libertad para la propia existencialidad. La

libertad del modo de ser la conozco en la autorreflexión, mientras que, a su vez, la libertad para ser de otro modo la conozco

en la autodeterminación.

Aprovecha Frankl este contrapunto para hacer una breve referencia psicoterapéuti-

ca respecto de la Logoterapia y el Análisis Existencial, reservando para éste último el acento en la autorreflexión del hombre de

cara a su libertad y para la Logoterapia la autodeterminación humana sobre la base

de su responsabilidad…“sobre el fondo del mundo del sentido y de los valores, del Lo-

gos y del Ethos” (Pág.178).

Incluye así de lleno el tema de la responsa-bilidad como par indisoluble y complemen-

tario de la libertad, lo cual nos permite comprender cabalmente a la libertad como un querer lo que se debe y en absoluto co-

mo un hacer lo que se quiere (libertinaje).

Habiéndonos recordado previamente que siempre se posee libertad, que a veces se

abdica de ella pero aún así, se abdica libre-mente, hacia el final de la lección y conse-cuente con su intención de incitarnos a

pensar en categorías metaclínicas se pre-gunta si podemos radicalizar la concepción

de la responsabilidad humana.

La psicopatía es un claro problema psiquiá-trico de la capacidad de responsabilidad de las acciones, problema que es reflejo clínico

del problema metaclínico del libre albedrío. Un asesino lo es por opción espiritual, no

por degeneración físico anímica. En defini-tiva, contesta Frankl: “soy responsable de todo: de mi existencia en general y de mi modo de ser en particular…, es una respon-sabilidad que tiene como fondo una última libertad para decir el no radical: para el sui-cidio” (Pág.189). Cómo no recordar al paso,

la famosa afirmación de Albert Camus en el comienzo mismo de su obra “El mito de Sísifo”: “no hay más que un problema filosó-

fico verdaderamente importante: el suicidio”.

Camus también pensaba en un plano me-

taclínico…

Frankl sintetiza su concepción del hombre destacando que es más que cuerpo y alma

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(primera lección), que es un ser espiri-

tual (segunda y tercera lección metaclí-nica), que es una persona y como tal, li-bre y responsable (cuarta lección), “libre

de” lo psicofísico y `”libre para” realizar valores y colmar de sentido su existen-

cia.

Atentos a que el título del libro es “El hombre incondicionado” cabe cerrar estas consideraciones con la especifica-

ción que hace Frankl al respecto: “El hombre se nos ha revelado como un ser libre por ser espiritual, y cuando no es libre de hecho, lo es facultativamente, puede ser libre. En este sentido y sólo

en éste, el hombre es incondicionado- no es forzosamente lo que es, pero puede serlo” (Pág.190). (Agrega como nota al pié que quizá sea esto lo que los teólogos lla-

man gracia, la libertad para hacer uso

también de su libertad).

En la nota a la segunda edición además de aclarar que en realidad es el pande-

terminismo (y no el determinismo) el res-ponsable de la negación de la libertad

humana, y que el origen del mismo se debe a la confusión que establece entre causas y razones (el sentido y los valores

son las “razones” que mueven el obrar humano), Frankl incluye una preciosa

anécdota, que ya en su día comentamos aquí mismo en Logored (Rehumanización de la Psicoterapia. I.El camino del escor-

pión. Septiembre 2011.)

La misma pretende ilustrar la capacidad de autodistanciamiento del espíritu

(aquel “antagonismo psiconoético facul-tativo”) en el diálogo entre un coronel antisemita y un médico judío en una

trinchera.

Ante el miedo lógico por un bombardeo,

el primero se burla del segundo: “Hay miedo, ¿verdad?” y la supuesta superio-ridad racial que pretendía demostrar re-

cibe por contundente respuesta: “si us-ted, querido coronel, tuviera tanto miedo como yo, posiblemente habría echado a

correr…”

Como remarcamos entonces: cada pos-

tura es elegida libremente por el hombre, la

define la libertad humana, expresión cabal de la condición espiritual, y no el miedo, condicionante natural de la dimensión psi-

cofísica.

En las antípodas está el pobre escorpión, naturalmente determinado, que en la mitad

del río no puede no picar a la ranita y re-mata el mutuo colapso con la famosa frase:

“está en mi naturaleza”.

Aquel primer pilar de la Logoterapia que re-ferimos al comienzo, este soporte antropoló-

gico que supone definir al hombre como li-bre y responsable, es de una trascendencia mayúscula, tal como puedo inferirse a partir

de esta primera gran conceptualización de Frankl, y, en particular para quienes nos abocamos a la asistencia psicológica, nos

impone una opción existencial y profesional para responder sin ambages la crucial pre-

gunta sobre si quien nos consulta ¿es un sujeto libre y responsable o un “escorpión encubierto”, un organismo determinado que

“no puede no picar”?

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El Hombre Incondicionado (1949)(Ed.Plantín, 1955), consti-

tuye la primera parte del texto El Hombre Doliente (1994)

publicado por Ed.Herder.

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E n 1990, Viktor Frankl fue invitado

al programa televisivo “Hour of Power”, del pastor Robert Schu-ller, con quien mantuvo un intere-

santísimo diálogo en torno a temas tales como el valor y naturaleza de la intuición, la consciencia, y otros aspectos de la per-

sona humana, como por ejemplo el amor y la fe. Finalizando la entrevista, Schuller

le pregunta a su antigüo maestro, si exis-te alguien que pueda ser un materialista a ultranza, y, si realmente pudiera serlo,

si no perdería entonces parte de su condi-ción humana. Frankl responde que aún cuando conscientemente se manifiesten y

definan en esa postura, desde su perspec-tiva, creía que mantienen una orientación

hacia lo que usualmente se denomina Trascendencia. Y aclara que como psico-terapeuta, en esos casos, y a pesar de es-

ta convicción, no puede imponer sus pro-pios valores personales, sino respetar la

postura del paciente. “De todos modos, concluye, existe un vínculo inconsciente con Dios que trato de revelar empíricamen-te. A veces, interpretando sueños de los pacientes, se puede ver que aún cuando en un nivel consciente se declaran ateos, se revelan deseos inconscientes de vincu-

larse con Dios”

Pensando y repensando esta afirmación

es que resultan las siguientes reflexiones.

Creer o no creer, esa es la cuestión.

Cuando reflexionamos en torno a la reli-giosidad de la persona humana, aparecen

en el horizonte de la discusión los extre-mos de las personas creyentes, por un la-do, las personas ateas, por el otro, y en el

medio, se ubican todos aquellos que vi-vencian vaivenes en su creencia, pasando por momentos de mucha aproximación a

la experiencia de fe, y por otros de un gran alejamiento. Encontramos los argumen-

tos de los convencidos que, muchas veces con idéntica vehemencia, pretenden con-vencernos, unos de la total inexistencia de

Dios, en tanto que los otros, de su existen-cia incuestionable. Pero, sin embargo, no es una intención inicial de mis reflexiones

argumentar en uno u otro sentido, o plan-tearme nuevos argumentos a favor de

comprobar la existencia de Dios. No, mi primera preocupación es si efectivamente en la persona humana existe una tenden-

cia o necesidad natural por vincularse con algo Trascendente. Es decir, si creer es,

originalmente, una necesidad natural de la persona humana o es un hábito adqui-

rido por cultura o educación.

Muy posiblemente la respuesta a esta cuestión nos remite inexorablemente al concepto antropológico que haga de base a

nuestras reflexiones.

Ser persona

Cuando definimos a la persona humana

como auto-trascendente, estamos diciendo que su existencia está originaria y signifi-cativamente dirigida al afuera. Es decir,

no puede plenificarse por sí sola, dentro de sí misma, sino que necesita de un afue-

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CREER O NO CREER,

ESA ES LA CUESTIÓN

Por Claudio García Pintos

Mail de contacto: cavef @ yahoo.com

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significativamente dirigida al afuera. Es

decir, no puede plenificarse por sí sola, dentro de sí misma, sino que necesita de un afuera plenificante. Si bien dentro su-

yo cuenta con todo para su plenitud per-sonal (por eso mismo Frankl la define en

una de sus tesis como in-summabile, es-to es, no admite carencias para su pleni-tud), la actualización de toda esa rique-

za, requiere necesariamente salir de sí misma al encuentro con ese afuera ple-

nificante. Si pensamos, por ejemplo, en las tres categorías de valores que Frankl nos propone como via regia para el des-

cubrimiento del sentido de la vida, nota-remos que ellos dicen referencia a ese

“afuera”: en un caso, espera de nosotros un aporte para enriquecerlo (creación), en otro, una actitud para significarlo

(actitud) y en el tercero, una disposición para disfrutarlo (experiencia). Pero en los tres casos, está allí, abierto al en-

cuentro.

En ocasiones Frankl nos ha hablado del hombre caleidoscópico, haciendo refe-

rencia a la actitud inmanente. Si mira-mos dentro de cada uno de nosotros,

descubriremos belleza, porque la perso-na humana es bella. Una belleza que puede captarnos hasta la seducción, y

mantenernos absortos en ella. Así, el hombre inmanente, regocija su alma en esa inmanencia. Sin embargo, Frankl

nos alerta del riesgo de esa seducción: perder de vista que el hombre, regocijado

en esa maravilla, en realidad está desti-nado a una maravilla mayor, aquella que se encuentra fuera de sí mismo. Por

eso, mirarnos por dentro, no es destino sino tránsito, es decir, “la ingeniería” de

la persona humana no está preparada para ser un simple caleidoscopio, sino un poderoso telescopio. Usarnos para

acceder a aquello que no es bello, sino la

belleza misma.

Esta definición de auto-trascendencia,

simbolizada magníficamente en la figura del telescopio, ya nos prepara para com-prender que la persona humana, natu-

ralmente, vivencia la necesidad de salir de sí misma. Nadie compraría un teles-

copio, solo para entretenerse viendo que hay

dentro de ese tubo metálico lleno de crista-les. Inmediatamente, aún después de curio-sear un poco en su interior y sorprendernos

con su estructura e ingeniería, tendríamos el gesto de apuntarlo hacia el más allá, para captar lo distante. Así es la persona huma-

na: primero entretenerse con lo que hay adentro para luego maravillarse con lo que

encuentra afuera.

Esa búsqueda natural, por otro lado, no se contenta con el afuera más inmediato. No

termina en ese afuera más inmediato sino que se inicia en él, porque la persona huma-na, por otro lado, tiene un apetito difícil de

satisfacer. Su facticidad limitada, convive con un apetito ilimitado. Aquello que lo fa-

culta como persona, aspira siempre “a más”, aún encarnado en esa facticidad limitada. Y lo consigue. El efecto inmediato de un entor-

no plácido sobre mi realidad psicofísica, es comprobable. Cuando duermo en el micro-centro de una ciudad vibrante como Buenos

Aires, aún la neurofisiología del dormir se ve afectada por ese vibrar. Duermo, pero no

duermo del mismo modo que cuando puedo hacerlo en medio del campo. Compruebo empíricamente que son dos formas diferen-

tes de dormir, influenciadas por entornos distintos. Lo reconozco, y por eso disfruto

tanto cuando puedo dormir en el campo. Pe-

ro eso es inmediato.

Ahora bien, cuando tengo ocasión de cami-nar por el campo o sentarme a la sombra de

un árbol y contemplar la maravilla del paisa-je, experimento la posibilidad de descubrir

una belleza, una profundidad, una trascen-dencia, que me enriquece más allá del efecto neurofisiológico inmediato que puede tener

sobre mi facticidad la pureza del aire que es-toy respirando en ese momento (y que es to-

talmente diferente al smog que respiro en el centro de Buenos Aires todos los días). Des-cubro, encuentro, algo “más allá” de lo in-

mediato. Lo reconozco, y por eso disfruto tanto cuando puedo caminar por el campo.

Pero eso no es inmediato, es trascendente.

Y en esas experiencias cotidianas confirmo que la persona humana está hecha para el

“más allá”, para el afuera plenificante.

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Page 13: Logored - Junio 2012

Y en esas experiencias cotidianas confirmo

que la persona humana está hecha para el

“más allá”, para el afuera plenificante.

Si esa búsqueda es de difícil satisfacción (porque siempre quiere más), puedo imagi-

nar a la persona humana embarcada en la búsqueda natural de aquello que esté más allá del más allá que llega a comprender. Aquello que excede, incluso, su propia po-

sibilidad de entendimiento. Aquello que pueda darle sentido a todos los sentidos descubiertos. Aquello a lo que Frankl,

propiamente, ha llamado el “Suprasentido”. Recorriendo la capricho-sa circunstancia de cómo fueron dándose

por titulados los libros escritos por Frankl, descubro que muy posiblemente la perso-

na humana también recorra la misma sen-da que esos títulos; es decir, comienza

siendo un “(El) hombre en busca de senti-do”, para terminar siendo un “(El) hombre en busca del sentido último”, jugando con

los títulos del primer y último libro publi-

cados por Frankl.

De modo tal que, es cierto, la cuestión más

humana es la pregunta sobre el sentido de la propia vida y el sentido último de la

existencia. Algunos descubren respuesta en la fe inspirada por Dios. El Creador de todo, origen y destino de la existencia per-

sonal. Otros lo hacen a través de un siste-ma de creencias cósmicas o místicas de diferente naturaleza, que pretenden com-

prender el origen del mundo y la evolución del universo. Incluso aquellos que definen

la total inexistencia de algo más allá de es-te aquí y ahora inmediato, dan por confir-mada la naturaleza humana de la pregun-

ta. Porque todos, los creyentes, los místi-cos, los nihilistas, todos, se han hecho la

pregunta sobre aquello que esté más allá del más allá que se llega a comprender. Así, todos dan por cierto que la persona

humana tiene apetito de un Suprasentido, termine descubriéndolo o no. Termine con-

firmándolo e identificándolo o termine negándolo, todos han sentido la necesidad

de preguntárselo.

Ahora bien, podemos dar un paso adelante

y dar por confirmada, entonces, la búsque-

da-apetito de ese Suprasentido. Decimos

también que algunos parecen encontrarlo, por ejemplo en la fe, y otros parecen no encontrarlo, por ejemplo en el nihilismo.

Los primeros viven la satisfacción del en-cuentro, y, los segundos, la amargura de

la decepción. Un apetito satisfecho o una

búsqueda frustrada.

Todos creen

Continuando con lo afirmado anterior-

mente, reflexiono lo siguiente: si todos se han hecho la pregunta, podríamos imagi-

narla no tan solo como expresión de una inquietud cognoscitiva y racional. La inte-ligencia (intus-legere: leer en el interior de

las cosas) nos moviliza al descubrimiento de la trama interna de las cosas, es cierto.

Pero, el hecho de hacernos la pregunta so-bre el sentido último de la existencia, ¿responderá tan solo a una motivación

cognoscitiva?

La honesta convicción de quienes afirman la existencia de algo-más-allá-del-más-allá-comprensible, me hace pensar que, efecti-vamente, su descubrimiento plenifica la

misma existencia. Es fácil corroborarlo te-niendo en consideración el impacto vivifi-cante que esa afirmación provoca en sus

vidas.

Por otro lado, la honesta convicción de quienes niegan la existencia de algo-más-allá-del-más-allá-comprensible, me permite suponer que, descubrirlo, no es sencillo,

es arduo, y que tal afirmación (afirmar su inexistencia) dificulta la existencia. Es po-

sible corroborarlo teniendo en cuenta la amargura y pesadumbre que provoca la consciencia de un horizonte corto en la

propia existencia. Todos los afanes perso-nales, teñidos por la convicción de que se resumen en ser una “pasión inútil”, para

tomar la expresión sartriana.

La vivificante proyección de unos, tanto como la amarga experiencia de los otros,

me hace pensar que, en el fondo, todos creen en la existencia de ese Suprasenti-

do. De hecho, todos han ido a buscarlo. Todos, con diferencias de todo tipo

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Suprasentido. De hecho, todos han ido a

buscarlo. Todos, con diferencias de todo tipo (culturales, idiosincrásicas, ideológi-cas, científicas, religiosas, etc), se han mo-

vilizado en la búsqueda o pretendida con-firmación de aquello que salieron a buscar.

Unos lo encontraron y otros no.

Es decir, no creo que ese afán responda tan solo a una motivación cognoscitiva, un interés racional por controlar los resortes

últimos de la existencia. Hay algo natural, propio de la persona humana, que confir-

ma que está dirigida originariamente a lo Trascendente, a aquello que podríamos lla-

mar Dios.

Ahora bien, si la persona humana tiene

apetito de lo Trascendente, de un Supra-sentido, podemos ahora hacernos una

nueva pregunta: ¿puede el hombre aspirar por naturaleza, algo que no exista? Vea-

mos.

Por naturaleza el hombre tiene un apetito que se sigue de su condición biológica, por ejemplo, la sed. El hecho de que

“naturalmente”, el organismo humano ne-cesite agua para subsistir, motivo por el cual puede experimentar sed, lo inspira en

un movimiento (natural) a buscarla. En-contrada, siente la plácida plenitud del en-

cuentro; no encontrada, siente la amargu-ra y el espanto de una insatisfacción que lo abruma. Y así acontece con todos los ape-

titos naturales: inspiran una búsqueda en el hombre de aquello concreto que los sa-

tisface. Nadie que sienta sed y necesite

agua, sale a buscar pan.

De tal modo que, aún sin pretenderlo, re-

conocer que en el hombre se da una búsqueda natural de Suprasentido, nos permitiría afirmar, en última instancia,

que ese Suprasentido existe, sea encontra-do y afirmado por unos o no encontrado y negado por otros. Al margen de las argu-

mentaciones en favor y en contra, la natu-raleza de la misma búsqueda podría dar-

nos elementos para confirmarlo.

Pero ahora nos quedaría una nueva pre-gunta planteada: si la búsqueda es natural

y presupone una necesidad real en la per-

Pero ahora nos quedaría una nueva pre-

gunta planteada: si la búsqueda es natu-ral y presupone una necesidad real en la persona humana, y la propia búsqueda da

por confirmado la existencia de lo busca-

do, ¿por qué tantas personas lo niegan?

Para responderlo, podemos hacer el si-

guiente recorrido, comenzando por afir-

mar que en la persona humana tenemos:

1- una disposición auto-trascendente por

la cual necesita de un afuera plenificante

2- una necesidad psico-física que se ple-

nifica en un afuera plenificante inmediato y una necesidad espiritual que se plenifica

en un afuera plenificante mediato (algo-más-allá-del-más-allá-comprensible) que

podemos llamar Suprasentido

3- una disposición natural que le permite acceder, tomar contacto con ese Supra-

sentido, a través de la consciencia, pre-

lógica e intuitiva.

Siendo que la persona reconoce una facti-cidad limitante, tanto sus expresiones co-

mo sus realizaciones están condicionadas por aquella, al igual que sus búsquedas y la forma de resolverlas. Creo que podría-

mos hacer uso de la siguiente analogía (contemplando las limitaciones que se le deben admitir a todas las analogías): en

muchos cuadros de desequilibrio psicofísi-co, es necesaria la prescripción de fárma-

cos que reestablecen el normal funciona-miento del organismo psicofísico. Estos productos de laboratorio, reemplazan el

déficit que el metabolismo natural del or-ganismo manifiesta y que es, en muchos

casos, causa o desencadenante del des-equilibrio en cuestión. Ahora bien, la ela-boración de estos productos cuenta con la

existencia en el organismo humano, de ciertas terminaciones dispuestas a captar determinadas sustancias del quimismo

natural y que hacen al efectivo funciona-

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existencia en el organismo humano, de

ciertas terminaciones dispuestas a cap-tar determinadas sustancias del quimis-mo natural y que hacen al efectivo fun-

cionamiento del organismo psicofísico. Cuando existe un déficit se produce un desequilibrio, y el individuo debe apelar

a psicofármacos que lo subsanan. Esos productos de laboratorio son paliativos

del normal funcionamiento. Sería un absurdo pensar que esas terminaciones existen en el organismo para que los

fármacos actúen. Existen porque el orga-nismo genuinamente cuenta con una química propia y suficiente para su ópti-

mo despliegue.

Del mismo modo, podemos pensar que en la persona humana existen esas

“terminaciones” para contactarse con el Suprasentido, pero cuando se da un

déficit (porque no se lo encuentra, no se lo descubre, o la frustración nos lleva a negarlo), la persona apela a “productos

de laboratorio” que intentan subsanar

esa necesidad frustrada.

Así como muchos sostienen su equilibrio

psicofísico en los fármacos, muchos sos-tienen su equilibrio espiritual en paliati-vos, usualmente derivados de la exacer-

bación de la voluntad de placer o la vo-

luntad de poder.

Pero si el hombre necesita endiosar al

placer o al poder, solo es posible porque dentro de sí existen naturalmente esas

“terminaciones” espirituales preparadas

para captar lo divino.

Es decir, así como muchos asocian la

salud con los fármacos, muchos identifi-can al Suprasentido con estos productos endiosados del placer y del poder. Así

como, ante la emergencia de, por ejem-plo, angustia, muchas personas pregun-tan “¿qué puedo tomar?” en lugar de

preguntarse “¿qué me está pasando… qué puedo hacer?”, ante la emergencia

de, por ejemplo, una vivencia de vacío, muchas personas se distraen con el pla-cer o el poder, negando la existencia del

Suprasentido; pretenden responder al apetito de algo-más-allá-del-más-allá-

comprensible, con los productos inmediatos

del placer y del poder.

Conclusión

“De todos modos, concluye Frankl en la en-trevista con Schuller, existe un vínculo in-consciente con Dios que trato de revelar empíricamente. A veces, interpretando sue-ños de los pacientes, se puede ver que aún cuando en un nivel consciente se declaran ateos, se revelan deseos inconscientes de

vincularse con Dios”

Siguiendo el camino que nos propone Frankl, podemos reconocer que la persona

humana vive el deseo inconsciente de vin-cularse con un Suprasentido. Este es próxi-mo al hombre pero, a la vez, arduo de des-

cubrir. Las limitaciones de su facticidad pueden llevarlo a frustrar su descubrimien-

to y, por ende, a terminar negando su exis-tencia. “Si no lo descubro, es porque no existe” podría ser la sentencia resultante.

Pero como su necesidad es genuina, puede terminar cubriéndola con paliativos resul-tantes de la exacerbación de la voluntad de

placer o poder. Pero estos productos alter-nativos, aún contundentes, no son sufi-

cientes para colmarlo. Del mismo modo co-mo el pan no satisface la sed, lo inmediato no puede satisfacer el apetito de lo mediato

(el afuera próximo no puede responder la necesidad del afuera remoto, algo-más-allá-del-más-allá-comprensible o Suprasentido

en términos franklianos)

De tal modo que “tener más” (placer o po-

der) no genera paz sino más angustia. Por-que cuanto más se tiene, más se carece.

“Comer más pan”, no calma sino que “aumenta la sed”. Se constituye así un círculo vicioso de insatisfacción creciente.

La fe, precisamente, cumple la tarea de cortarlo y reconvertirlo en un círculo virtuo-

so: creo en El, aún cuando no lo vea, aún

cuando no lo escuche.

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D eja que la vida te sorprenda,

ten fe en lo posible. Se gesta el deseo de una pausa para en-tender lo que sucede o, con

mayor frecuencia, lo que no sucede muy a pesar de nuestra espera. Pero hay un umbral del tiempo que no nos pertenece:

el umbral del otro. ¿Por qué no me lla-ma? ¿Por qué no responde mi correo

electrónico? ¿Por qué no llega el amor de mi vida? ¿Por qué no soy el amor de la vida de nadie? Nuestro movimiento—

siempre intencional en el mundo desafía la paciencia, la esperanza y la fe cuando

las respuestas anheladas no son dadas.

¿Qué hacer para descubrir el sentido del sinsentido? ¿Cómo desafiar la desespe-ranza, el desespero y la incredulidad an-

te el futuro? ¿Cómo acoger la ansiedad que nos genera lanzar preguntas al aire

y recogerlas de vuelta? En esta versión de “Sin Recetario”, comparto con ustedes

algunas tareas que la vida nos pone:

IDENTIFICAR NUESTRAS FORMAS DE

REACCIÓN: El cómo acoger la carencia de respuestas. Ser pastor de los campos

del ser implica recorrernos como quien vigila los animales en la montaña. ¿Qué

tan lejanos del cerco están la ira, el des-consuelo, la melancolía, la persistencia y

la evitación?

RECONOCER LAS REINCIDENCIAS

INÚTILES: Dar reversa al toparnos con calles ciegas. Cuando la ira excesiva, por

ejemplo, vuelve a nosotros como un boo-

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merang, manifestándose en cansancio y

amargura, es mejor echar reversa y dispo-nerse a redireccionar los movimientos del

ser.

APERTURA A LA EXPERIENCIA: acoger la

incertidumbre. Cambiar produce angustia y a pesar de que la angustia nos impulsa a

regresar a las formas de reacción ya cono-cidas, es necesario intentar—y reintentar ser distintos. Cambiar no garantiza que la

vida responda nuestras preguntas, pero sí garantiza que disminuya el daño que nos

generamos con la ira, la tristeza y la culpa, respondiendo a aquello que la vida nos

propone.

AUTOMOTIVARSE: Encontrarle un para

qué al momento. Sí, es cierto, jamás con-testaron nuestro correo electrónico, deján-

donos a la expectativa, pero las cartas sin responder fueron enviadas. ¿Qué hubiera pasado si jamás lo hubiéramos intentado?

Quizás estaríamos pensando que si hubié-semos sido capaces de arriesgarnos sería

posible obtener aquello que deseábamos (un saludo, un trabajo, un sí…) La única certeza ante la incertidumbre es que deci-

dir es necesario.

TENER FE EN EL FUTURO: Creer en aquello que puede ser. Quizás el segundo

correo electrónico será respondido, o en el futuro seremos nosotros a sorprendernos cuando la respuesta—aun si es distinta a

la esperada, ocurre. Todo es para bien, si nos permitimos evidenciar el aprendizaje

dentro del propio proceso vital. Como dijo Steve Jobs en su famoso discurso en la Universidad de Stanford (2005): sólo de

SIN RECETARIO

CO-RAZÓN PARA VIVIR

Por Olga Lehmann Oliveros Mail de contacto: [email protected]

Page 17: Logored - Junio 2012

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Universidad de Stanford (2005): sólo de

atrás hacia adelante podremos recono-cer cómo se unieron los lazos que apa-rentemente carecían de sentido en el pa-

sado.

ADMINISTRAR EL MIEDO: No evadir el miedo que siente ante la soledad, la cri-

sis, la agonía. Acojamos la fragilidad co-mo algo que hace parte de nuestro movi-miento en el mundo, encontremos en el

miedo el mensaje de lo no-visto.

VER EL PRESENTE COMO UN PROCE-SO NECESARIO: Ocuparnos de pregun-

tas sin respuesta tiene una ganancia se-cundaria: evitar confrontarnos con la sombra. ¡Ocupémonos! Hagamos una

pausa para lavar la taza del café que lle-

va tres horas en el escritorio, guardemos

los zapatos en el closet, limpiemos el polvo de la mesa de noche, arriesguémonos a ter-minar—o recomenzar el libro pendiente…

En el mismo tiempo que se usa para repen-sar lo imposible, podemos (re)conectarse

con el mundo.

DESCUBRA SU CO-RAZÓN PARA VIVIR. No llenarse de razones, excusas ni justifi-caciones para vivir lo que toca, pues no

conseguiremos otra cosa que encerrarnos en nosotros mismos. Por el contrario, com-

prometámonos en un proyecto que nos abra las puertas: tareas que conecten con la naturaleza, con Dios, con el servicio a los otros: permitámonos sentir el sentido, y

evocar la vibración del sentido en un valor.

Informes e inscripción:

Secretaría del Congreso: Juan Pablo Díaz del Castillo B.

http://www.saps-col.org/ mail: [email protected]

Page 18: Logored - Junio 2012

E stimados lectores, me tomo la li-

bertad de proponerles revisar en la columna de este mes uno de los temas centrales de los aportes de

Viktor Frankl. Agradezco los mails que me envían valorando mis aportes en Lo-gored; espero sigan siendo fructíferos pa-

ra sus vidas profesionales y personales.

¿Qué entendemos por dimensión noéti-ca o espiritual?

“El punto desde el cual partimos es éste: el hombre es una esencia espiritual”(1) .

La logoterapia presenta una imagen noé-tica del hombre “sólo poniendo la mirada sobre el ser espiritual, sobre su fundamen-tal tensión a los valores y al significado, podrá develarse la significatividad de lo real y podrá aparecer, en plenitud, el signi-ficado del ser”(2) Sólo cuando se habla de lo espiritual se comienza a hablar de lo

específicamente humano del hombre ya que esta dimensión constituye su huma-

nidad, su realidad específica de ser-hombre. Juan Alberto Etcheverry, en relación a la

dimensión noética, en su libro “Víktor Frankl y la logoterapia” (1990) escribe: Frankl habla de espíritu dimensión

humana por definición y también se refie-re a él como dimensión noética o Nous.

Es en torno de este espíritu donde se agrupa la facticidad psicofísica, lo psico-

biólogico y lo orgánico, la personalidad to-

tal. El espíritu catapulta al hombre hacia la libertad y responsabilidad de sus propias opciones. Esta dimensión espiritual, lo mis-

mo que la psicofísica se encuentra tanto a nivel conciente como inconsciente. El in-consciente no se compone únicamente de

contenidos impulsivos sino también de con-tenidos espirituales. De tal modo, con la

perspectiva Frankliana, el inconsciente

humano se amplía substancialmente.

El aporte más importante de la logoterapia

es la apertura que brinda hacia una mejor comprensión del hombre, hacia una mejor captación de lo humano que hay en el hom-

bre y en TODOS los hombres sin excep-ción(3) Este aspecto esencialmente humano radica en la dimensión espiritual (noética)

del hombre, cuyos actos son también esen-ciales e irreductibles. Uno de ellos es la li-

bertad del hombre por la que se configura y decide a sí mismo en cada momento y cir-

cunstancia de su vida.

El concepto más importante que Frankl in-

troduce, es la explicación de la noodinamia en el hombre, por la cual éste primaria y

originariamente tiende (intencionalmente) a la captación de un sentido especifico. Lo fundamental en esta dinámica del espíritu

es la autotrascendencia y la capacidad de autodistanciamiento que existen en el hom-

bre. La autotrascendencia está presente como un elemento esencial, constitutivo del

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Post-Frankl

DIMENSIÓN NOÉTICA

Por Lic.Lucía Copello

Mail de contacto: [email protected]

Esta columna está dedicada a presentar propuestas y a reflexionar sobre conceptos desarrollados por diferen-

tes profesionales, que, tomando las bases de la teoría frankleana, se animan a proponer sus propias ideas y

así hacen crecer y madurar a la Logoterapia y el Análisis Existencial.-

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hombre. La autotrascendencia está pre-

sente como un elemento esencial, consti-tutivo del ser-hombre; por la que el hom-bre se distancia de si mismo y se orienta

al mundo y a los otros, que es donde descubrirá la plenitud de sentidos y va-lores. En el autodistanciamiento (o anta-

gonismo psiconoético facultativo) se pro-duce el poder de oposición del espíritu:

la capacidad propia de la espiritualidad que hace que pueda confrontar mi ser psicofísico desde mi libertad espiritual.

Además el hombre posee la capacidad de autoconciencia que tiene la función de

actuar como puente de conocimiento en-tre el yo óntico o fáctico y lo facultativo o antológico, es decir tomo conciencia de

tener conciencia, de saber que soy un

ser que puedo cambiar.

La espiritualidad humana se deriva de lo

que Frankl denomina el inconsciente es-piritual. El inconsciente para Frankl es una dimensión amplia que tiene dos as-

pectos: un inconsciente impulsivo, lugar de las pulsiones inconscientes y un in-

consciente espiritual, lugar de la espiri-tualidad inconsciente. “El inconsciente en el pensamiento Frankliano, va más

allá del concepto psicoanalítico referido al inconsciente. Frankl ve algo más que

impulsividad inconsciente o reprimida y, por el contrario, que es lo espiritual in-consciente, la existencia. Y la existencia,

es decir lo espiritual, tienen como carac-terística el ser irrefleja y por tanto es en sí misma irreflexionable”(4). Lo que ca-

racteriza al ser humano es la dimensión de su espiritualidad que se manifiesta en

la libertad y responsabilidad. El ser humano es plenamente humano cuando es capaz de ir más allá de donde es

“impulsado” y llegar al ámbito en que es “libre y responsable”. El ser humano se deshumaniza cuando deja de ser respon-

sable.

Francisco Bretones, en su libro “Logoterapia: apelación a la vida como

tarea” (1998) dice: La espiritualidad es la clave para entender la logoterapia. Pre-tender definirla no es la mejor manera

para entenderla. Mejor describirla como

aparece: como un continuo proceso dinámi-co, una constante para aumentar en cada uno la tensión que supone la autoconcien-

cia. Autoconciencia supone algo que mu-chos dicen que hacen pero que es privilegio de pocos: pensar. Pensar quiere decir pen-

sar, encontrar que una cosa vale más que otra. Pensar es valorar. Valorar poder elegir

responsablemente. Pensar para valorar. Va-lorar para poder elegir. En toda elección se realiza la autoconciencia. Y sólo se puede

pensar desde el espíritu. Pensar supone co-mo dice Ortega y Gasset “poderse ensimis-mar”. Entrar dentro de uno mismo, darse

cuenta del peso que tienen las cosas. Verse por dentro. Verse desde afuera. Salir para

entrar y así verse mejor. De esta doble vi-sión nacerá una manera de pensar, de pen-sar la realidad. Pensar la realidad es funda-

mental para encontrar el sentido. Es en el pensar, y desde el pensar, que pueden en-

trar en actividad los componentes que constituyen las manifestaciones del espíritu como son la libertad, la responsabilidad y

la conciencia.

LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD El hombre es naturalmente libre, aún

cuando este condicionado a partir de los mecanismos biológicos, psicológicos o so-

ciales.

La libertad humana posee dos característi-cas: es finita y es responsable. Es finita en

el sentido de que su libertad no es omnipo-tente sino limitada pero a partir de esta li-bertad finita es libre de asumir una actitud

u otra ante esos condicionamientos que le toca vivir. “La libertad es uno de los fenóme-nos humanos. Es un fenómeno demasiado humano. La libertad humana es finita, el hombre no está libre de condiciones, solo es libre de tomar postura frente a ellas. Pero las condiciones no le determinan. Depende del hombre, en última instancia, decidir so-

meterse o no a las condiciones”

Un sello característico de la libertad huma-na es ser responsable. Jaspers afirma “El

hombre es un ser que se decide”, SE decide porque en cada decisión que asume se va

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Page 20: Logored - Junio 2012

las condiciones”(5)

Un sello característico de la libertad

humana es ser responsable. Jaspers afir-ma “El hombre es un ser que se decide”, SE decide porque en cada decisión que

asume se va autoconfigurando, en cada decisión que hace configura su destino, la

persona que es, el carácter que tiene y la personalidad en la que se convierte. “Como ser libre, el hombre es un ser que decide libremente. En el hecho de ser libre no está contenido ningún para qué de la libertad, mientras que en el acto de decidir aparece como dado previamente el de qué y el contra qué de la decisión: precisamen-te un mundo objetivo del sentido y de los valores, es decir, este mundo como un mundo ordenado, lo que significa como un

cosmos”(6)

Es decir, en el concepto Frankliano de li-bertad responsable, el hombre debe en-

frentarse con la alternativa de una liber-tad de (como posibilidad de contraponer-

se u oponerse al destino) y una libertad para (como posibilidad de asumir la res-

ponsabilidad de existir).

Para explicar la libertad humana es sufi-ciente la existencialidad, sin embargo pa-ra explicar la responsabilidad humana,

tengo que recurrir a la trascendentalidad de la conciencia. Responder implica otro

al cual responderle y eso marca la nota fundamental de la responsabilidad, es de-

cir, la trascendentalidad.

CONSCIENCIA

Frankl recurre al análisis fenomenológico de la consciencia para profundizar sobre

el inconsciente espiritual. El análisis fe-nomenológico localiza un estrato

“primariamente no conciente”, según este análisis las grandes decisiones de la exis-tencia humana no acontecen a un nivel

consciente o reflexivo, como se suele cre-

er, sino de manera del todo inconsciente.

Las decisiones existenciales que son com-

petencia de la consciencia existencial se dan necesariamente de manera del todo inconsciente por el hecho de que el yo es-

piritual se sumerge en una profundidad ra-

dicalmente inconsciente. Tal profundidad resulta, para la logoterapia, la fuente de to-do actuar auténtico del yo espiritual “de hecho sucede también ahora que lo que lla-mamos conciencia alcanza una profundidad inconsciente, un fondo inconsciente que es donde tiene su origen; precisamente las grandes y auténticas decisiones del ser humano como “existentes” son siempre ente-ramente irreflejas y por ello también incons-cientes. En su origen, pues, la conciencia se

halla inmersa en el inconsciente”(7)

El fenómeno de la consciencia es el ámbito en el cual el hombre se manifiesta como

esencia espiritual. “En este sentido la con-ciencia ha de ser también calificada de irra-cional; es alógica o, mejor aún, prelógica. Efectivamente, del mismo modo que existe una comprensión o inteligencia precientífica del ser y, previa todavía a esta última, una inteligencia prelógica, hay también una inte-ligencia premoral de los valores, asimismo fundamentalmente previa a toda moral explícita: precisamente la conciencia. Ahora bien, la conciencia es irracional porque, al menos en su inmediata realidad de ejecu-ción, nunca es totalmente racionalizable; es-to sólo puede darse en una etapa posterior, la conciencia sólo es capaz de descubrirse a una “racionalización secundaria”. Así todo “examen de conciencia” es únicamente con-cebible como algo que sucede después; por lo demás, también el fallo de la conciencia

es en última instancia inescrutable”(8)

En cuanto necesariamente irracional, la

manera de proceder de la consciencia es esencialmente intuitivo. La consciencia efectivamente es toda intuición porque tie-

ne la función de captar el significado con-creto de una situación, es decir, nuestra

tarea a realizar, nuestro “debe ser”. Deber ser que significa el sentido a realizar, para lo cual percibe alternativas y posibilidades

de actuar el significado de la propia exis-

tencia.

Desde la visión logoterapéutica entendemos

a la conciencia como:

La experiencia de nuestra humanidad, de nuestro ser responsable.

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Page 21: Logored - Junio 2012

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Desde la visión logoterapéutica entende-

mos a la consciencia como:

(1) La experiencia de nuestra humanidad, de nuestro ser res-

ponsable. (2) Es inconsciente, espiritual,

irracional y prelógica: es a priori, está en el hombre antes que el

hombre tenga noticias de ello. No es aprendida por la deducción.

(3) Es irreflexionable: se descubre en una racionalización secunda-ria.

(4) Es intuitiva: la intuición en-

tiende de metas, fines y valores. (5) Es personal: descubre al hom-

bre lo “uno necesario”. Es un de-ber ser individual.

(6) Es existencial, trascendente, libre y responsable: conciencia en-

tendida como un saber comparti-do, yo y otro que es testigo de mi obrar.

(7) La conciencia es la voz de la

trascendencia. (8) Es el órgano de sentido: facul-

tad de descubrir y localizar ese único sentido que se esconde detrás de cada situación.

Referencias:

1- Frankl, Víktor: “El hombre doliente, fundamen-

tos antropológicos

2- Ibídem p.201.

3- Sin excepción ya que para Frankl lo espiritual se

encuentra por encima de las categorías

“enfermedad” y de “salud”, la enfermedad no afecta propiamente la persona-espiritual, sino sólo sus

estratos periféricos (el soma y la psique). La enfer-

medad no podrá jamás localizarse en el ámbito de

lo espiritual, donde la persona “verdadera y pro-pia” permanece intacta e intocable.

4- Frankl, Víktor: “El Dios Inconsciente”, editorial

escuela, Bs. As, 1966, Pág. 22.

5- Frankl, Víktor: “El Dios Inconsciente”, editorial

escuela, Bs. As, 1966, 192

6- Frankl, Víktor: “Logoterapia y Análisis Existen-

cial”, editorial Herder, Barcelona, 1990, Pág. 106

7- Frankl, Víktor: “La presencia ignorada de Dios.

Psicoterapia y religión”, editorial Herder

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La Fundación Argentina de Logoterapia anuncia la realización del XXII Congreso Argentino de Logotera-

pia, “La Logoterapia ante los dilemas del mundo actual”, en Buenos Aires, del 27 al 29 de septiembre

próximo. Por informes sobre el evento, ingresar a www.logoterapia-arg.com.ar, o dirigirse a in-

[email protected]

Page 23: Logored - Junio 2012

H ablar de salud mental implica

considerar la capacidad de lu-

cha de una persona o de una

familia, pareja, u otro sistema

humano. Esto responde a la necesidad

humana de solucionar conflictos, de en-

frentar problemas y de vislumbrar res-

puestas a los pequeños y grandes enig-

mas que la existencia plantea en cada

caso.

Cuando una persona nos deja boquia-

biertos de sorpresa y admiración, segu-

ramente es porque apreciamos en ella

un valor llevado a la práctica de tal mo-

do que lo destaca y lo coloca ante nues-

tros ojos como una persona referente,

valiente, significativa. Resulta muy raro

admirar los actos que no promueven re-

lieve existencial, por el contrario, hasta

pasan desapercibidos, y esto a veces no

es tan justo ya que en ciertas ocasiones

la simpleza de una conducta, de una ac-

titud también marca diferencia.

En el libro Desde la adversidad, cada

caso que plantea Alvarez de Mon, el au-

tor, lleva el símbolo del héroe que luchó

y, se entienda como se entienda si venció

o no, por lo menos resistió a la embesti-

da que trató de arrasar con sus fuerzas.

Así, tomo uno de sus ejemplos: “cuando

le pregunté a Juan Oiarzábal por las cla-

ves principales para triunfar como mon-

tañero de élite, me respondió: el factor

ambicioso, tener hambre de llegar es impor-

tante. También la preparación previa que

hayas desarrollado antes, pero lo más críti-

co es la capacidad de sufrimiento. Si no has

aprendido a sufrir, si no te has endurecido

en situaciones extremas, estás perdido. Con-

tra lo que se tiende a pensar, uno puede

educar la capacidad de sufrimiento. Por

ejemplo, recuerdo la última ascensión al

Everest, sin oxígeno, después de terminar el

tercer escalón. Es una escalada empinadísi-

ma, me tiré veinte minutos cara al cielo tra-

tando de recuperar algo de oxígeno. Si no te

has entrenado y sufrido antes, te aseguro

que no sigues ascendiendo”.

Cuando pensamos en el entrenamiento de-

portivo lo primero que se nos presenta es el

trabajo con el cuerpo, pero hoy muchos

profesionales de las altas competencias de-

portivas nos alertan sobre la preparación

emocional y mental y la consideran tan

fundamental como la física. Preparase y

ejercitarse para aquellos momentos en los

que se siente la tentación de abandonar la

lucha, de caer desfallecido ante lo que to-

davía falta, de gritar de dolor o de pedir una

mano que ayude…La actitud, la esperanza

que alienta a seguir, el sentido que se sos-

tiene en las instancias más decisivas, mar-

can el rumbo, lo direccionan.

Cuando hablamos de resistir al sufrimien-

to, superarlo e incluso salir fortalecido, pa-

recieran ser categorías utópicas o imposi-

Página 23

LOGOTERAPIA VINCULAR

TRANSFORMAR Y TRANSFORMARSE

Por Lic.Analía Boyadjián

Mail de contacto: [email protected]

Page 24: Logored - Junio 2012

sufrimiento, superarlo e incluso salir for-

talecido, parecieran ser categorías utópi-

cas o imposibles de alcanzar. Sin embar-

go, y esto nos ofrece el concepto de resi-

liencia, educar esas capacidades puede

ser una meta tan cotidiana y común a

tantas familias, como puede ser el orien-

tar al niño de 6 años, que cursa su pri-

mer grado, y que se queja de que “todo

cambió, prefiero ir a preescolar porque

allí jugaba mucho más”, con palabras y

actitudes que construyan un mensaje co-

mo éste: “es muy lindo crecer, también es

muy lindo jugar, pero ahora hay un orden

nuevo, y hay momentos para jugar y

otros para aprender con la maestra. Vien-

do que sos muy inteligente, podés hacer

cada cosa en su mejor momento, aunque

a veces sientas que tenés que hacer un

esfuerzo, seguro vale la pena.” Esa madre

o padre que educa validando el sentido

por crecer, por conocer, por aprender, por

disfrutar, por el orden, el respeto, el cui-

dado, el esfuerzo, la autoestima, estará

educando a veces sin saberlo la capaci-

dad de resiliencia. Y así favorece desde

temprano el desarrollo de las fortalezas

internas en el hijo que lo inspirarán tan-

tas veces en su vida para no abandonar lo

que le resulte difícil, para transformar lo

negativo en nuevas posibilidades.

Y la vida siempre nos ofrece nuevas posi-

bilidades.

¿Las segundas partes siempre son bue-

nas?

Cuando nos gustó mucho una película o

un libro, esperamos con ansias una se-

gunda parte. Y muchas veces, esas mis-

mas expectativas son las que nos hacen

esperar más de lo que esas segundas ver-

siones pueden ofrecernos. Pero no toma-

mos en cuenta que seguramente a la pri-

mer versión la hemos recibido sin tanta

carga (“Si yo pudiera, hoy como ayer,

querer sin presentir”, reza un tango famo-

so), y eso fue bueno, siguió un proceso na-

tural de dejarnos sorprender, de poder

apreciar, disfrutar de la novedad. Me su-

cedió con el primer libro que leí de Sandor

Marai, El último encuentro. Me lo habían

recomendado como muy bueno, sin darme

demasiadas explicaciones. Y caí en sus re-

des, me transporté desde el espíritu del

autor y su impronta narrativa…y al termi-

narlo, seguí comprando más de sus libros.

Hasta que me cansó tanto, el mismo estilo,

me resultaba pre-decible. Más tarde com-

prendí que hay autores que hay que leer-

los de a poco, y dejar pasar un buen tiem-

po entre un texto y otro.

En la vida real, existen algunas situacio-

nes en las cuales la segunda parte se vive

con otro aplomo, se disfruta más relajado,

o incluso no se ve tan cargada de ansie-

dad. Es muy típico el caso del abuelo que

puede disfrutar del nieto, o incluso es mu-

cho más demostrativo de lo que pudo

haber sido como padre con su propio hijo.

O el caso del primer hijo que se lo vivió

con mucha ansiedad y temores a no hacer

las cosas bien, situación que decreció ante

la llegada del segundo o tercer hijo,

habiéndose ya monitoreado como madre o

como padre. Y no puedo dejar de nombrar,

aunque ejemplos abundan, los primeros

años del matrimonio, con las exigencias de

la con-vivencia, los nuevos aprendizajes de

armado del espacio en común, de co-

construir proyectos, de buscar el equili-

brio…

Ese saber esperar, esperar a que “pase la

tormenta”, ese saber manejar los tiempos,

las propias ansiedades, la impulsividad, el

cuidar de no confundir el coraje con la im-

paciencia y la imprudencia…así se va for-

jando el carácter, los valores del tesón y la

constancia, la prudencia y la paciencia. Y

estos son pilares en la educación familiar.

Leyendo una revista española, me sor-

prendió una nota a un sociólogo de ese

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Page 25: Logored - Junio 2012

En el marco de las acciones que lleva a cabo desde sus inicios el Foro Nacional “De habi-tantes a ciudadanos” promoviendo iniciati-vas que garanticen la inclusión social, se rea-liza la campaña “No hay edad” elaborada por el Equipo Técnico de Adultos Mayores del Foro junto al Consejo Publicitario Argenti-no. La campaña, que ya se está difundiendo por radio, televisión, vía pública, gráfica e in-ternet, se desarrolló con el objetivo de re-significar el lugar de los adultos mayores y su valor en la sociedad promoviendo una visión positiva del envejecimiento y la vejez en la Ar-gentina; concientizando sobre el valor de los adultos mayores y fortaleciendo su inclu-

sión. “No hay edad” se desarrolló siguiendo esta misma línea de trabajo y tomando como punto de partida el Censo del 2001 según el cual el 14% de la población tiene más de 60 años y la tendencia indica que en el 2040 habrá tantos mayores de 60 como jóvenes de 0 a 14 años. En la actualidad, se tiene una percepción negativa del envejecimiento y la vejez. Los adultos mayores suelen no ser res-petados sufriendo situaciones de maltrato, abuso y marginación por parte de la sociedad. La campaña “No hay edad” busca revertir esta realidad. Para ver la campaña, ingresar al siguiente en-lace: www.habitanteaciudadano.org.ar/adultos_mayores/multimedia.php

Leyendo una revista española, me sor-

prendió una nota a un sociólogo de ese

país, Vicente Verdú, quien refería con el

término “orfandad” al diagnóstico que

hace de la actualidad: “efectivamente vi-

vimos un momento de ausencias, muy

enfatizado por la melancolía del pasado.

Nos faltan líderes, nos faltan valores, los

hijos hacen una vida independiente, con

padres que no los entienden. Hay inco-

municación en la escuela, esa ausencia

de vínculo entre maestro y alumno, por-

que tienen esquemas de valores muy di-

ferentes. No se encuentran soluciones a

las crisis…” (rev. Telva, febrero 2012).

Su concepto de orfandad me vuelve a re-

mitir a familia. En el sentido de respon-

der o buscar una solución a esta actuali-

dad que Verdún reporta de ese modo. Y

me dá más fuerzas para luchar buscan-

do lo sólido: el buen amor que todo lo

puede, el amor que todo lo cura.

Por eso, voy a cerrar este artículo re-

galándoles el mensaje que recibí en un

mail en estos días y que trata sobre lo

que estamos tratando:

“Así nacen las perlas: una ostra que no

ha sido herida, no puede producir per-

las.

Las perlas son producto del dolor…

resultado de la entrada de una sustancia

extraña e indeseable en el interior de la

ostra, como un parásito o un grano de

arena.

Las perlas son heridas curadas, cicatri-

zadas. Las células de nácar cubren el

grano de arena con muchas capas para

proteger el cuerpo indefenso de la ostra.

Como resultado, se va formando una

hermosa perla”.

Página 25

Campaña NO HAY EDAD Foro Nacional De Habitantes a Ciudadanos

Page 26: Logored - Junio 2012

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La carta: Lo que puedo perder

Parte importante de nuestra residencia en nuestro planeta tiene que ver con nuestro afamado punto de vista, visión del mundo y percepciones particulares. Tengo en cuenta esa dimensión que fue resumida admirablemente por Confu-cio: Por la pequeñez de un gusano po-demos perder la grandeza de un arco

iris.

CARTAS DEL DESIERTO

de Guillermo Pareja Herrera

LO QUE PUEDO PERDER

Por Lucila González (CLAE, Argentina)

Mail de contacto: [email protected]

La Reflexión

C uando leí la carta por primera vez

pensé en varias cosas, pero hubo

algo que llamó poderosamente mi

atención, la insistencia de Guiller-

mo con el pronombre posesivo

Nuestro (planeta, residencia, punto de vista)

como teniendo la necesidad de hacer énfa-

sis en la tendencia que tenemos los seres

humanos de aferrarnos a lo que vemos,

percibimos, pensamos, sentimos y creemos

conocer, propio de una actitud pequeña

como la del gusano.

¿Qué es tener una actitud pequeña? Como

no me puedo resistir, fui en busca de la pa-

labra en el diccionario de sinónimos y esto

fue lo que encontré ¨reducido, corto, chico,

diminuto, minúsculo e insignificante¨ creo

que se aplica perfectamente al gusano ¿y a

nosotros?

¿A dónde nos conduce esta actitud? A per-

dernos la grandeza del arco iris dice Confu-

cio y por qué no a perdernos a nosotros

mismos al cerrarnos a nuestro punto de

El Dr.Guillermo Pareja Herrera nos tiene acostumbrados a sus mensajes vivificantes, ple-

nos de significado, volcados en publicaciones de obligada referencia para todo humanista

interesado en madurar un pensamiento consistente y comprometido con la persona huma-

na. Pero su obra no solo está restringida a libros académicos. Su sensibilidad se expresa

creativamente a través de sus “Cartas desde el Desierto” con la misma calidez y profundi-

dad que caracteriza su discurso científico. Mes a mes y con regularidad, vamos presentan-

do algunas de sus “Cartas”, breves reflexiones sobre la vida misma, las cuales son comenta-

das cada vez por algún colaborador de LOGORED. En esta oportunidad, el encargado de

hacerlo será Antonio Vargas (Lima, Perú)

Page 27: Logored - Junio 2012

Página 27

vista y a nuestras percepciones particula-

res.

Es increíble lo que podemos llegar a per-

der por elegir vivir en tinieblas y no atre-

vernos a salir de abajo de la tierra, por no

animarnos a ir más allá y corrernos de

esa posición, alejarnos un poco y contem-

plar la creación, el todo que nos rodea y

no solo nuestro ombligo. Mirar al otro y

descubrir como ese otro contempla el ar-

co iris, seguramente de una manera dife-

rente que nos complementa y enriquece.

Finalmente pensé en el arco iris y que es

lo que éste representa para mí y llegué a

la conclusión de que ese arco iris es La

Verdad, no mi verdad, sino esa Verdad en

mayúscula que compartimos y buscamos

entre todos.

Gracias Guillermo por animarnos a re-

flexionar sobre nuestros puntos de vista e

invitarnos a salir de entre las piedras para

no perdernos la oportunidad de contem-

plar la grandeza de la creación.

Lucila González

Para todos los interesados en conocer más en detalle

la obra del Dr. Guillermo Pareja Herrera en referen-

cia a sus “Cartas desde el desierto”, LOGORED

sugiere que se acerquen a los volúmenes editados

por Editorial San Pablo (Argentina) Los volúmenes 1

y 2, reúnen algunas de las cartas del autor, cartas

que “son de pies ligeros, viajan a lo largo y ancho de

nuestra mayúscula América, desde el desierto chihua-

huense hasta la Patagonia Argentina y desde el Pací-

fico hasta el Atlántico. Llevan y traen el sentir y los

anhelos de nuestra gente”, según figura en la presen-

tación de los mismos. Este material reúne una selec-

ción hecha por le mismo autor, de algunas de sus

mejores cartas, y para aquellos que prefieran escu-

charlas, pueden optar por la adaptación del material al formato de audio, en la voz del mis-

mo Guillermo Pareja Herrera , la cual es acompañada por agradables melodías musicales de

fondo.

Cartas desde el Desierto,

Vol. 1 y 2

Cartas desde el Desierto,

Audiolibro

Editorial San Pablo,

Argentina

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El Comité Organizador del 1º Congreso Persona, Mundo y Coexistencia, ha comunicado la realización del

evento en Lima, el próximo mes de septiembre. Para toda información referida al congreso, actividades

pre-congreso y demás detalles, ingresar al web del congreso o contactarse con

E-mail Congreso: [email protected] / Facebook Congreso: Persona Mundo Coexistencia