Lopez i Carrera, J. - Positivismo y Neopositivismo Ed, Vicen-Vives

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POSITIVISMO Y NEOPOSITIVISMO Biblioteca Didáctica de Filosofía SS vicens vives

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Texto Introductorio

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  • POSITIVISMO Y NEOPOSITIVISMO

    Biblioteca Didctica de FilosofaSS vicens vives

  • POSITIVISMO Y NEOPOSITIVISMO

    Volumen 19

    Joan Lpez i CarreraCatedrtico de Filosofa

    Biblioteca Didctica de Filosofa BsdBWsil vicensvivesT

  • Coleccin dirigida por Octavio Fullat y Pedro Fontan

    Primera edicin, 1989

    Depsito Legal: B. 12.936-1989 ISBN: 84-316-2362-7 N* de Orden V.V.:D-947

    Edicin Tcnicos Editoriales Asociados, S.A.

    O J. LPEZSobre la parte literaria

    C EDICIONES VICENS-VIVS, S.A.Sobre la presente edicin.

    Obra protegida por la LEY 22/1987 de 11 de noviembre de Propiedad Intelectual. Los infractores de los derechos reconocidos a favor del titular o beneficiarios del O podrn ser demandados de acuerdo con los artculos 123 a 126 de dicha Ley y podrn ser sancionados con las penas sealadas en la Ley Orgnica 6/1987 por la que se modifica el articulo 334 del Cdigo Penal. Prohibida la reproduccin total o pardal por cualquier medio, incluidos los sistemas electrnicos de almacenaje de reproduedn. Reservado a favor d d Editor el derecho de prstamo, alquiler o cualquier otra forma de cesin de uso de este ejemplar.

    IMPRESO EN ESPAA PRINTEDIN SPAJN

    Editado por Ediciones VICENS-VIVES, S A Avda. de Sarri. 130. E-080I7 Barcelona.Impreso por Grficas INSTAR, S.A Metalurgia, ta, esquina Industria.E-08908 Hospitalet de Llobregat.

  • Presentacin de la Coleccin

    Para la enseanza de la Filosofa existen actualmente algunos libros de texto de indiscutible calidad, tanto en lo referente a los temas abordados como en lo tocante a los aspectos pedaggicos con que son tratados stos. Sin embargo, tales libros agotan casi todo su espacio en la exposicin terica de los contenidos del programa, marginando efectivamente los problemas filosficos y los ejercicios prcticos, aspectos totalmente ineludibles desde una perspectiva didctica si pretendemos que el alumno acabe asimilando plenamente la temtica desarrollada. En dichos libros de texto encontramos, a lo sumo, un reducido apartado de ejercicios, por captulo, que incluye cuatro o cinco cuestiones y uno o dos textos pertinentes.

    Esta coleccin se propone cubrir la laguna sealada en los libros de texto de Filosofa en el Bachillerato y en el Curso de Orientacin Universitaria a travs de dos series de libros: una para Bachillerato (Serie Roja) y otra para el Curso de Orientacin Universitaria (Serie Verde).

    Bachillerato (Serie Roja)

    La primera serie de la Biblioteca Didctica de Filosofa, Serie Roja, comprende 10 volmenes, del 1 al 10. Se propone subsanar la evidente escasez de ejercidos prcticos y de planteamientos filosficos de la que adolecen los libros de texto de Filosofa para los cursos de B .U .P., segn hemos sealado arriba.

    Con tal fin ofrecemos al Profesorado un material eminentemente prctico, basado en ejercidos y en textos para comentar, que hace posible la asimilacin, por parte del alumno, de los temas tratados tan brillantemente en los manuales. Empleamos para ello una metodologa activa, que desarrolla la capacidad crtica

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  • frente a conceptos en ocasiones complicados los cuales, de otra manera, son simplemente memorizados.

    Esta serie rene dos tipos de material: unos cuadernos contienen ejercicios prcticos y otros presentan textos filosficos pensados para el comentario. Todos ellos se adaptan a los diversos programas de estos cursos.

    C urso de O rientacin U niversitaria (Serie Verde)

    Esta serie de la Biblioteca Didctica de Filosofa, Serie Verde (volmenes del 11 al 20), se propone facilitar, con una metodologa rigurosa y sistemtica, la enseanza de la Historia de la Filosofa en los niveles de C O U y primer curso universitario. As, ofrecemos al Profesorado un material eminentemente prctico, basado en textos para comentar las principales corrientes de la Historia de la Filosofa occidental, seguidos de ejercicios sobre comprensin de los mismos, y en diversas actividades prcticas sugeridas que tienen por objeto desarrollar, mediante el uso de diferentes tcnicas de metodologa activa, la capacidad crtica del alumno frente a las distintas tendencias filosficas de la historia del pensamiento.

    Para facilitar la asimilacin de los contenidos se ofrece, adems, una breve introduccin a las corrientes filosficas, enriquecida con esquemas, cuadros sinpticos, mapas y bibliografa especfica comentada.

    En esta coleccin se da a la materia estudiada un enfoque interdisciplinar, de manera que en todo momento se relacionan las diversas corrientes del pensamiento con el contexto cultural, histrico y socioeconmico de la poca.

    Esperamos que esta Biblioteca Didctica de Filosofa sea tan til a profesores y alumnos como nosotros deseamos.

    Octavio FULLAT Pedro FONTN

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  • Indice

    I. Positivismo ............................................................................................. 7Textos sobre el positivismo .......................................................................... 13Texto 1 ............................................................................................................ 13Texto 2 ............................................................................................................ 15Texto 3 ............................................................................................................ 18

    II. Neopositivismo ............................................................................................. 21Textos sobre el neopositivismo ........................................................... 28Eliminacin de la metafsica: funcin de la misma(textos 4 a 8) ......................................................................................... 28Clasificacin de las proposiciones (textos 9 y 10) ......................... 39El principio de verificabilidad (textos 11 a 15) .............................. 41El fisicalismo (textos 16 y 17) ........................................................... 54La ciencia unificada (textos 18 a 2 0 ) ................................................. 58La tica (textos 21 a 26) ...................................................................... 63Funcin de la filosofa (textos 27 a 33) ........................................... 72W ittgenstein (seleccin del Tractatus) ....................................................... 75

    Ejercicios operativos de comprensin y asimilacin ............................. 80A. Positivismo................................................................................................. 80Sobre la introduccin al positivismo ......................................................... 80Sobre los textos del positivismo ................................................................. 80B. Neopositivismo ........................................................................................ 81Sobre la introduccin al neopositivismo .................................................. 81Sobre los textos del neopositivismo ........................................................... 83

    Eliminacin de la metafsica: funcin de la m ism a ........................... 83Clasificacin de las proposiciones ........................................................... 84El principio de verificabilidad ................................................................. 84El fisicalismo ............................................................................................... 86La ciencia unificada .................................................................................. 87La tic a .......................................................................................................... 87Funcin de la filo so fa .............................................................................. 89W ittgenstein ............................................................................................... 89

    Bibliografa ......................................................................................................... 91

  • I. Positivismo

    Tradicionalmcntc, la expresin positivism o va asociada a la obra del francs Auguste Comte (1798-1857), a quien se considera el fundador de la filosofa positiva, aunque sus races se hunden en la Edad Media, sobre todo en el siglo XIV (1), localizndose el punto de arranque efectivo segn el mismo Comte en la obra del ingls Francis Bacon (1561-1626).

    El primero en utilizar la expresin filoso fa positiva fue Saint-Simon, de quien A. Comte fue secretario durante unos aos, si bien ste se encarg de profundizar y desarrollar el significado de la expresin que, con el paso del tiempo, fue adquiriendo un sentido muy distinto al que le daban Sant- Simon y Comte.

    En Comte el positivismo comprende una teora de la ciencia (influencia de las escuelas cientficas surgidas de la Revolucin Francesa), una reforma de la sociedad (influencia del socialismo utpico) y una religin (evolucin mstico-religiosa de su pensamiento en los ltimos aos de su vida).

    La misin de la filosofa, segn Comte, es la de precisar el desarrollo de cada ciencia y captar, desde su interior, la lnea directriz. La ley de los tres estados, el elemento ms conocido de la doctrina comtiana, permite llevar a trmino aquella misin. Esta ley afirma que la historia del espritu hum ano evoluciona, en todos los campos de actividad, pasando por tres fases sucesivas: teolgica, metafsica y cientfica.

    El estado teolgico representa la forma original y espontnea del pensamiento. El hombre se interroga sobre la naturaleza oculta de las cosas, sobre el porqu y explica los hechos y fenmenos del universo afirmando que estn gobernados por la voluntad de un ser misterioso, sobrenatural. Este estado pasa por tres etapas (fetichism o-politesm o-m onotesm o), cuyo desarrollo equivale a un progresivo descubrimiento de la invariabilidad de las leyes naturales. Es un estado dominado por la fantasa y la imaginacin y corresponde a la infancia de la Hum anidad.

    En el estado metafisico la m ente hum ana contina preguntndose el porqu de las cosas, pero no busca la respuesta en unos seres sobrenaturales,

    (1) C uando se em pieza a considerar como objeto de conocimiento cientfico slo lo dado m ediante los datos de los sentidos.

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  • divinos, ms all de la naturaleza, sino que recurre a unas fuerzas ocultas, localizadas en las cosas mismas, las cuales actuaran de acuerdo con unas propiedades, cualidades o poderes naturales que, sin embargo, escaparan a todo control emprico. En este estado la reflexin sustituye a la fantasa y la metafsica a la religin.

    El estado positivo representa el abandono, por estril, de la pregunta por qu? estudio de las causas o esencia de los fenmenos , interesndose por el cmo (cmo surgen los fenmenos, cmo se desarrollan, cmo se relacionan). Hay una renuncia a buscar el origen y el destino del universo y el inters se centra en la investigacin de los fenmenos concretos para descubrir as las leyes que los rigen. En un intento de descubrir los caracteres constitutivos de este saber positivo, Comte emplea el mtodo crtico de Hume, que desembocar en las formas ms recientes de empirismo y positivismo. Todo conocimiento autntico ha de fundarse en la experiencia. La proposicin no verificable empricamente ser considerada metafsica, aunque presente apariencia de proposicin cientfica.

    Ley de los tres estados de la Humanidad

    fetichismo politesmo monotesmo !

    Dominio de la imaginacin y fantasa

    metafsico Paso de la imaginacin a la reflexin

    positivo Dominio de la observacin

    La crtica radical de Hume contra el principio de la causalidad se convertir, en Comte, en un ataque a todos los principios metafsicos.

    Todas las ciencias pasan por la ley de los tres estados, si bien su llegada a los estratos superiores no es fortuita, sino que viene determinada por el objeto mismo de sus estudios, as como por las relaciones que las unen a las necesidades de la vida social.

    Aqu surge una caracterstica propia del pensamiento de Comte: la exigencia de organizacin (ninguna actividad intelectual o prctica es eficaz si carece de organizacin). As surgen los dos problemas determinantes de su filosofa: organizar unitariamente el saber cientfico (problema de todas las filosofas positivistas) y reorganizar la vida social que en Europa haba perdido

  • su unidad desde el final de la Edad Media, al perder la Iglesia su protagonismo y poder dirigente. Esta tarea la asignar Comte a la sociologa.

    El problema de la organizacin del saber cientfico lleva a Comte a la siguiente clasificacin de las ciencias: matemticas, astronoma, fsica, qumica, biologa, sociologa.

    Es una clasificacin que obedece a criterios lgicos (grado decreciente de generalizacin y grado creciente de complejidad), histricos (es el orden en que han ido apareciendo y adquiriendo su estadio positivo) y pedaggicos (se deben ensear las ciencias al alumno en este mismo orden).

    Hay que aadir que cada ciencia necesita de la anterior y es necesaria a la siguiente, a excepcin de las matemticas, las cuales, por la generalidad de su objeto, son ms un mtodo que una ciencia: pueden aplicarse a toda clase de hechos y no necesitan de ninguna ciencia anterior mientras que, sin ellas, ninguna ciencia habra sido posible.

    La psicologa, que en el positivismo posterior llegar a asumir una posicin de ciencia fundam ental, no aparece en esta clasificacin, porque Comte considera que puede reducirse, en parte, a la biologa y, en parte, a la sociologa.

    La novedad ms im portante de esta clasificacin es el lugar preponderante asignado a la sociologa que, en la poca de Comte, no haba llegado todava a su estadio positivo, por lo que la tarea ms im portante del positivismo, segn l, era acelerar esta llegada. A la sociologa a la que primeramente llamar fsica social (estudio positivo de los hechos sociales) le asignar la funcin de organizar la unidad perdida de los espritus desde la Edad Media. Para facilitar esta tarea, Comte, que rechaza la religin como una forma infantil de conocimiento, la rehabilita por su fuerza social, capaz de unir y armonizar las voluntades individuales sustituyendo, eso s, sus dogmas por un conocimiento cientfico positivo, aunque se conserven sus formas y ritos.

    Comte ampliar el campo de la sociologa hasta incluir en l la tica y la poltica, si bien en los ltimos aos de su vida situar la tica como sptima ciencia fundamental y coronamiento definitivo de las restantes.

    El positivismo, que naci en la atmsfera cultural surgida en torno a la primera escuela de la burguesa industrial francesa (Escuela Politcnica de Pars), se difundir por toda Europa acompaando la industrializacin creciente. Por eso se le considera como expresin de la mentalidad de la sociedad burguesa e industrial, consolidada en Europa durante la segunda mitad del siglo X IX .

    o

  • Con su extensin, penetrar no slo en los medios cientficos y filosficos, sino tambin en los histricos y literarios. Todo esto comportar que el trmino positivismo vaya adquiriendo una pluralidad de acepciones y convirtindose en una actitud que impregnar la mayor parte de las tendencias filosficas de fines del siglo XIX y una parte importante de las del siglo XX.

    A pesar de que es muy difcil determinar los caracteres comunes del positivismo posterior a Comte, incluso limitados al positivismo contemporneo, pueden destacarse algunas caractersticas:

    1 ? Fenom enismo. No hay ninguna diferencia real entre esencia y fen m eno. Los fenmenos que percibimos no son manifestacin de realidades no reveladas directamente al conocimiento ordinario, lo que justificara el uso de un concepto como el de sustancia, fundamental en cualquier doctrina metafsica. Todas las discusiones sobre cuestiones que van ms all de la experiencia desembocan en un puro verbalismo.

    2? Nom inalism o. Es consecuencia de la caracterstica anterior. Todo saber, aunque se presente formulado en trminos generales, no es sino un saber sobre objetos concretos singulares. As, todo conocimiento abstracto no es ms que ordenacin, una clasificacin de los datos experimentales y no posee ninguna autonoma cognoscitiva, ya que nos conducira ms all de lo emprico. Todos los contenidos de la metafsica no son ms que ilusiones surgidas del hecho de atribuir ilegtimamente existencia a lo que no puede existir fuera de la palabra.

    3.a Negacin de valor cognoscitivo a los juicios de valor y a los enunciados normativos. Se trata de una consecuencia del fenomenismo y el nom inalismo anteriores. Todos los trminos que utilizamos para calificar acontecimientos, cosas y, sobre todo, conductas humanas (bueno, malo, herm oso...) no nos son dados en la experiencia ni existe una esfera de valores fuera del m undo sensible. Esto no significa prohibicin de enunciar juicios de valor sobre lo que sea, sino ser conscientes de que stos no dependen de razones cientficas. Son resultado de nuestra eleccin arbitraria.

    4? Fe en la un idad fundam enta l d el m todo de la ciencia. Se trata de la certeza, siempre presente en las doctrinas positivistas, de que los modos de adquisicin del saber vlido, al igual que las principales etapas de la elaboracin de la experiencia a travs de la reflexin terica, son las mismas en todos los campos de la experiencia. Esto llev a muchos positivistas a pensar en la posibilidad de reducir todas las ciencias a una sola: la fsica (fisicalismo), por ser la que ha elaborado los mejores modos de descripcin y posee explicaciones que abarcan las propiedades y los fenmenos ms universales dentro de la naturaleza.

  • stas son algunas de las caractersticas ms importantes del positivismo, que, resumidas en una, es su clara aversin a la metafsica atenindose a lo dado y no salir nunca de l, por lo que la filosofa queda reducida a los resultados de la ciencia.

    Positivismo (A. Comte) Contexto histrico, cultural y filosfico

    1798 Nace A. Comte en Montpellier Primera exposicin industrial en Pars. Expedicin de Napolen a Egipto

    1804 Promulgacin del Code Civil. Napolen emperador de Francia y Francisco II emperador de Austria. Muere Kant

    1806 Fin del Sacro Imperio Romano de la Nacin Alemana. F e n o m e nologa del E spritu , de Hegel.

    1812 Campaa rusa de Napolen. Cortes de Cdiz

    1814 Comte admitido en la Escuela Calda de Napolen y restaura-Politcnica cin de los Borbones en Fran

    cia. Fernando Vil restablece el absolutismo en Espaa

    1815 Los cien das de Waterloo. Segundo tratado de Pars. La Santa Alianza

    1816 Comte proyecta ir a EE.UU. Co- Momento culminante de la revo-noce a Saint-Simon lucin industrial en Inglaterra

    1819 Primer esbozo de la filosofa social

    1820 Trienio liberal en Espaa. Nacen Engels y Spencer

    1822 Comte publica en el Systme industriel de Saint-Simon, P r o s p e c tu s d e s T r a v e a u x scientifiques ncessaires p o u r rorga niser la so cie t

    1823 Los Cien Mil Hijos de San Luis a Espaa para restablecer el absolutismo borbnico

    1824 S y s t m e de politiq ue p o sitive . Sube al trono Carlos X, lder deRuptura con Saint-Simon la reaccin ultramontana

    1826 Comte inaugura las lecciones del Curso de filosofa positiva. Internado en un sanatorio y declarado incurable

  • Positivismo (A. Comte)Contexto histrico, cultural y filosfico

    1830 Aparece el primer volumen del Pars, hogar de los revoluciona-C u rs o de filosofa positiva rios europeos. Con la Revolu

    cin de Julio, la burguesa se convierte en clase poltica

    1831 Muere Hegel1832 Muere Goethe1836 Segundo volumen del C u rs o de

    filosofa p ositiva .

    1838 Tercer volumen del C u rs o de filosofa p ositiva .

    1839 Cuarto volumen del C u rs o de filosofa p o s itiva .

    1840 Proudhon: Q u es la propiedad?1841 Quinto volumen del C u rs o de fi

    losofa p ositiva

    1842 Sexto y ltimo volumen del C u rs o de filosofa p o s itiva .

    1844 D is c u rs o sobre el espritu p o s itivo

    1848 Fundacin de la Sociedad Posi- Manifiesto Comunista. Se pro-tivista. Predominio del senti- clama el gobierno provisionalmiento de Pars. Proclamacin de la

    Repblica. Luis Napolen Bo- naparte, elegido presidente. Nace Frege

    1851 Publicacin de los 4 tomos del1854 S iste m a de Poltica p ositiva Revolucin en Espaa y guerra

    de Crimea: Francia e Inglaterra frente a Rusia

    1856 Muere Comte Tratado de Pars: fin de la guerra de Crimea

  • TEXTOS SOBRE EL POSITIVISMO

    nnitmimmnimnmtiNiHmuwtfnttnimutnwnnniinnnnHnnuiittntt TEXTO 1

    Siendo la expresin filosofa positiva constantemente empleada, a lo largo de todo este curso, siguiendo una acepcin rigurosamente invariable, me ha parecido su- perfluo definirla de otra manera que por el uso uniforme que siempre he hecho de ella. La primera leccin, en particular, puede ser considerada toda ella como el desarrollo de la definicin exacta de lo que llamo filosofa positiva. Lamento, sin embargo, haber tenido que aceptar, a falta de otro, un trmino como el de filosofa, que tan abusivamente ha sido empleado en una multitud de acepciones diversas. Pero el adjetivo positiva con el que modifico su sentido me ha parecido bastar para hacer desaparecer, incluso de modo inmediato, todo equvoco esencial, al menos en aquellos que conozcan bien su valor. Me limitar, pues, en esta advenencia, a declarar que empleo la palabra filosofa en la acepcin que le daban los antiguos, y particularmente Aristteles, como designando el sistema general de las concepciones humanas; y aadiendo la palabra positiva anuncio que considero esta manera especial de filosofar que consiste en considerar las teoras, en cualquier orden de ideas que sea, como teniendo por objeto la coordinacin de hechos observados, lo cual constituye el tercer y ltimo estado de la filosofa general, primitivamente teolgico y despus me- tafsico [...].

    Hay, sin duda, mucha analoga entre mi filosofa positiva y lo que los sabios ingleses entienden, sobre todo desde Newton, por filosofa natural. Pero no ha debido escoger esta ltima denominacin, como tampoco la de filosofa de las ciencias, que sera quiz an ms precisa, porque ni una ni otra comprenden an todos los rdenes de fenmenos, mientras que la filosofa positiva, en la cual yo considero el estudio de los fenmenos sociales as como tambin todos los dems, designa una manera uniforme de razonar, aplicable a todos los objetos sobre los que el espritu humano puede ejercerse [...] con la expresin filosofa positiva, comparable a la de ciencias positivas, solamente me refiero al estudio propio de las generalidades de las distintas ciencias, a las que veo sometidas a un mtodo nico, como si se trataran de partes diferentes de un nico plan general de investigacin [...j.

    Para explicar convenientemente la verdadera naturaleza y el carcter propio de la filosofa positiva, es indispensable echar de entrada una mirada general sobre la marcha progresiva del espritu humano, considerada en su conjunto: pues una concepcin no puede ser bien conocida nada ms que por su historia.

    Estudiando as el desarrollo total de la inteligencia humana en sus diversas esferas de actividad, desde su primer y ms simple impulso hasta nuestros das, creo haber descubierto una gran ley fundamental, a la que est sometido por una necesidad invariable, y que me parece poder ser slidamente establecida, ya sea sobre las pruebas

  • racionales suministradas por el conocimiento de nuestra organizacin, ya sea sobre las verificaciones histricas resultantes de un examen atento del pasado. Esta ley consiste en que cada una de nuestras concepciones principales, cada rama de nuestros conocimientos, pasa sucesivamente por tres estados tericos diferentes: el estado teolgico, o ficticio; el estado metafsico, o abstracto; el estado cientfico, o positivo. En otros trminos, el espritu humano, por su naturaleza, emplea sucesivamente en cada una de sus investigaciones tres mtodos de filosofar, cuyo carcter es esencialmente diferente c incluso radicalmente opuesto: primero, el mtodo teolgico, despus el mtodo metafsico y por ltimo el mtodo positivo. De ah tres clases de filosofas, o de sistemas generales de concepciones sobre el conjunto de fenmenos, que se excluyen mutuamente: la primera es el punto de partida necesario de inteligencia humana; la tercera, su estado fijo y definitivo; la segunda est destinada nicamente a servir de transicin.

    En el estado teolgico, el espritu humano dirigiendo esencialmente sus investigaciones hacia la naturaleza ntima de los seres, las causas primeras y finales de todos los efectos que le sorprenden, en una palabra, hacia los conocimientos absolutos, se representa los fenmenos como producidos por la accin directa y continua de agentes sobrenaturales ms o menos numerosos, cuya intervencin arbitraria explica todas las anomalas aparentes del Universo.

    En el estado metafsico, que no es en el fondo ms que una simple modificacin general del primero, los agentes sobrenaturales son sustituidos por fuerzas abstractas, verdaderas entidades (abstracciones personificadas) inherentes a los diversos seres del mundo, y concebidas como capaces de engendrar por s mismas todos los fenmenos observados, cuya explicacin consiste entonces en asignar a cada uno la entidad correspondiente.

    Por ltimo, en el estado positivo, el espritu humano, reconociendo la imposibilidad de obtener nociones absolutas, renuncia a buscar el origen y la destinacin del universo, y conocer las causas ntimas de los fenmenos, para dedicarse nicamente a descubrir, mediante el uso bien combinado del razonamiento y de la observacin, sus leyes efectivas, es decir, sus relaciones invariables de sucesin y de semejanza. La explicacin de los hechos, reducida entonces a sus trminos reales, no es desde este momento ms que la conexin establecida entre los diversos fenmenos particulares y algunos hechos generales, cuyo nmero los progresos de la ciencia tiende cada vez ms a reducir.

    El sistema teolgico lleg a la ms alta perfeccin de que es capaz cuando sustituy la accin providencial de un ser nico al juego variado de numerosas divinidades independientes que haban sido imaginadas primitivamente. Asimismo, el ltimo trmino del sistema metafsico consiste en concebir, en lugar de diferentes entidades particulares, una nica gran entidad general, la naturaleza, considerada como la fuente nica de todos los fenmenos. De semejante manera, la perfeccin del sistema positi

  • vo, hacia la cual tiende sin cesar, aunque sea muy probable que no deja jams alcanzarla, ser el poder representarse todos los diversos fenmenos observables como casos particulares de un solo hecho general, tal como el de la gravitacin, por ejemplo.

    Curso de filosofa positiva, en Ctuvres d'A uguste Crate, Ed. Anthropos, t. 1, pgs. 40. XIII. y 2-4 (C itado por J. M. Navarro y T. Calvo en Textos filosficos, Anaya).

    Preguntas sobre el texto

    1. Esquematiza el eje central y conductor del texto.

    2. Comenta la definicin de filosofa positiva y comprala con la visin racionalista de la filosofa.

    3. Busca ejemplos de afirmaciones que pertenezcan a las etapas teolgica, metafsica y positiva. Comntalas y compralas.

    4. Objetivos perseguidos por el espritu humano en su etapa positiva. Por qu utiliza Comte la ley de la gravitacin como ejemplo de perfeccin del sistema positivo?

    III. ESTADO POSITIVO O REAL

    1) Carcter principal: la ley o subordinacin constante de la imaginacin a la observacin

    12. Esta larga serie de prembulos necesarios conduce al fin a nuestra inteligencia, gradualmente emancipada, a su estado definitivo de positividad racional, que se debe caracterizar aqu de un modo ms especial que los dos estados preliminares. Como tales ejercicios preparatorios han comprobado espontneamente la radical vaciedad de las explicaciones vagas y arbitrarias propias de la filosofa inicial, ya teolgica, ya metafsica, el espritu humano renuncia desde ahora a las investigaciones absolutas que no convenan ms que a su infancia, y circunscribe sus esfuerzos al dominio, desde entonces rpidamente progresivo, de la verdadera observacin, nica base posible de los conocimientos accesibles en verdad, adaptados sensatamente a nuestras necesidades reales. La lgica especulativa haba consistido hasta entonces en razonar, con

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  • ms o menos sutileza, segn principios confusos que, no ofreciendo prueba alguna suficiente, suscitaban siempre disputas sin salida. Desde ahora reconoce, como regla fundamental, que toda proposicin que no puede reducirse estrictamente al mero enunciado de un hecho, particular o general, no puede ofrecer ningn sentido real e inteligible. Los principios mismos que emplea no son ya ms que verdaderos hechos, slo que ms generales y ms abstractos que aquellos cuyo vnculo deben formar. Por otra pane, cualquiera que sea el modo, racional o experimental, de llegar a su descubrimiento, su eficacia cientfica resulta exclusivamente de su conformidad, directa o indirecta, con los fenmenos observados. La pura imaginacin pierde entonces irrevocablemente su antigua supremaca mental y se subordina necesariamente a la observacin, de manera adecuada para constituir un estado lgico plenamente normal, sin dejar de ejercer, sin embargo, en las especulaciones positivas un oficio tan principal como inagotable para crear o perfeccionar los medios de conexin, ya definitiva, ya provisional. En una palabra, la revolucin fundamental que caracteriza a la virilidad de nuestra inteligencia consiste esencialmente en sustituir en todo, a la inaccesible determinacin de las causas propiamente dichas, la mera investigacin de las leyes, es decir, de las relaciones constantes que existen entre los fenmenos observados. Trtese de los efectos mnimos o de los ms sublimes, de choque y gravedad como de pensamiento y moralidad, no podemos verdaderamente conocer sino las diversas conexiones naturales aptas para su cumplimiento, sin penetrar nunca el misterio de su produccin.

    2) Naturaleza relativa del espritu positivo

    13. No slo nuestras investigaciones positivas deben reducirse esencialmente, en todos los gneros, a la apreciacin sistemtica de lo que es, renunciando a descubrir su primer origen y su destino final, sino que impona, adems, advenir que este estudio de los fenmenos, en lugar de poder llegar a ser, en modo alguno, absoluto, debe permanecer siempre relativo a nuestra organizacin y a nuestra situacin. Reconociendo, en este doble aspecto, la necesaria imperfeccin de nuestros diversos medios especulativos, se ve que, lejos de poder estudiar completamente ninguna existencia efectiva, no podramos garantizar de ningn modo la posibilidad de comprobar as, ni siquiera muy superficialmente, todas las existencias reales, cuya mayor parte acaso debe escapar a nosotros por completo. Si la prdida de un sentido importante basta para ocultarnos radicalmente un orden entero de fenmenos naturales, se puede pensar, recprocamente, que la adquisicin de un nuevo sentido nos revelara una clase de hechos de los que ahora no tenemos dea alguna, a menos de creer que la diversidad de los sentidos, tan diferente entre los tipos principales de animalidad, se encuentre en nuestro organismo elevada al ms alto grado que pueda exigir la exploracin total del mundo exterior, suposicin evidentemente gratuita y casi ridicula. Ninguna ciencia puede mostrar mejor que la astronoma esta naturaleza necesariamente relativa de todos nuestros conocimientos reales, puesto que, no pudiendo hacerse en ella la investigacin de los fenmenos ms que por un nico sentido, es muy fcil apreciar las consecuencias especulativas de su desaparicin o de su mera alteracin []-

  • 14. Para caracterizar lo bastante esta naturaleza necesariamente relativa de todos nuestros conocimientos reales, importa adems darse cuenta, desde el punto de vista ms filosfico, de que, si nuestras concepciones cualesquiera que sean, deben considerarse ellas mismas como otros tantos fenmenos humanos, tales fenmenos no son simplemente individuales, sino tambin, y sobre todo, sociales, puesto que resultan, en efecto, de una evolucin colectiva y continua, todos cuyos elementos y todas cuyas fases estn en una esencial conexin. As pues, si en el primer aspecto se reconoce que nuestras especulaciones deben depender siempre de las diversas condiciones esenciales de nuestra existencia individual, es menester admitir igualmente, en el segundo, que no estn menos subordinadas al conjunto del progreso social, de modo que no pueden tener nunca la fijeza absoluta que los metafsicos han supuesto. Ahora bien, la ley general del movimiento fundamental de la Humanidad consiste, en este aspecto, en que nuestras teoras tienden cada vez ms a representar exactamente los objetos externos de nuestras constantes investigaciones sin que, sin embargo, la verdadera constitucin de cada uno de ellos pueda ser plenamente apreciada, ya que la perfeccin cientfica debe limitarse a aproximarse a aquel lmite ideal tanto como lo exijan nuestras diversas necesidades reales [...]. As, aunque, por una parte, las doctrinas cientficas sean de naturaleza bastante variable para deber rechazar toda pretensin de absoluto, sus variaciones graduales no presentan, por otra parte, ningn carcter arbitrario que pueda motivar un escepticimo an ms peligroso; cada cambio sucesivo conserva, por lo dems, espontneamente a las teoras correspondientes una aptitud indefinida para representar los fenmenos que les han servido de base, por lo menos mientras no hay que sobrepujar el grado primitivo de efectiva precisin.

    Discurso sobre e l espritu positivo. Alianza Editorial, versin y prlogo de J . Maras, M adrid, 1980. pgs. 27-31.

    Preguntas sobre el texto

    1. Haz un resumen de las ideas bsicas del texto.

    2. Crees que imaginacin y observacin son realmente incompatibles en la tarea de elaborar una ciencia en sus diversas facetas: recogida de datos, elaboracin de hiptesis, comprobacin de predicciones, etc.? Razona la respuesta.

    3. Qu significa la afirmacin de Comte de que la investigacin cientfica debe renunciar a descubrir causas, siendo su objetivo el descubrimiento de leyes? Es correcta? Razona la respuesta.

    4 . Haz un breve resumen histrico de otras posturas relativistas en cuanto al alcance real de nuestros conocimientos.

    17

  • TEXTO 3

    3) Destino de las leyes positivas: previsin racional

    15. Desde que la subordinacin constante de la imaginacin a la observacin ha sido reconocida unnimemente como la primera condicin fundamental de toda sana especulacin cientfica, una viciosa interpretacin ha conducido con frecuencia a abusar mucho de este gran principio lgico para hacer degenerar la ciencia real en una especie de estril acumulacin de hechos incoherentes, que no podra ofrecer otro mrito esencial que el de la exactitud parcial. Importa, pues, mucho percatarse de que el verdadero espritu positivo no est menos lejos, en el fondo, del empirismo que del misticismo; entre estas dos aberraciones, igualmente funestas, debe avanzar siempre; la necesidad de tal reserva continua, tan difcil como importante, bastara por otra parte para comprobar [...] cun maduramente preparada debe estar la autntica positividad, de tal modo que no puede en forma alguna convenir al estado naciente de la Humanidad. En las leyes de los fenmenos es en lo que consiste, realmente, la ciencia, a la cual los hechos propiamente dichos, por exactos y numerosos que puedan ser, nunca procuran otra cosa que materiales indispensables. Considerando el destino constante de estas leyes, se puede decir, sin exageracin alguna, que la verdadera ciencia, lejos de estar formada por meras observaciones, tiende siempre a dispensar, en cuanto es posible, de la exploracin directa, sustituyndola por aquella previsin racional, que constituye por todos aspectos, el principal carcter del espritu positivo [...]. Una previsin tal, consecuencia necesaria de las relaciones constantes descubiertas entre los fenmenos, no permitir nunca confundir la ciencia real con esa vana erudicin que acumula hechos maquinalmcnte sin aspirar a deducirlos unos de otros. Este gran atributo de todas nuestras sanas especulaciones no importa menos a su utilidad efectiva que a su propia dignidad; pues la exploracin de los fenmenos realizados no podra bastar para permitirnos modificar su cumplimiento, si no nos condujera a preveerlos convenientemente. As, el verdadero espritu positivo consiste, ante todo, en ver para prever, en estudiar lo que es, a fin de concluir de ello lo que ser, segn el dogma general de la invariabilidad de las leyes naturales.

    16. Este principio fundamental de toda la filosofa, sin estar an, ni mucho menos, extendido suficientemente al conjunto de los fenmenos, empieza felizmente, desde hace tres siglos, a hacerse de tal modo familiar, que, a causa de las costumbres absolutas anteriormente arraigadas, se ha desconocido casi siempre hasta ahora su verdadera fuente, esforzndose, segn una vana y confusa argumentacin metafsica, por representar como una especie de nocin innata, o al menos primitiva, lo que no ha podido resultar, ciertamente, sino de una lenta induccin gradual, a la vez individual y colectiva. No slo ningn motivo racional, independiente de toda exploracin exterior, nos indica primero la invariabilidad de las relaciones fsicas; sino que es incontestable, por el contrario, que el espritu humano experimenta, durante su larga infancia, una vivsima inclinacin a desconocerla, incluso all donde una observacin imparcial se la mostrara ya, si no estuviera entonces arrastrado por su tendencia necesaria a referir todos los sucesos, cualesquiera que fueran, a voluntades arbitrarias. En

    i o

  • cada orden de fenmenos existen, sin duda, algunos bastante sencillos y familiares para que su observacin espontnea haya sugerido siempre el sentimiento confuso c incoherente de una cierta regularidad secundaria; de manera que el punto de vista puramente teolgico no ha podido ser nunca, en rigor, universal. Pero esta conviccin parcial y precaria se limita mucho tiempo a los fenmenos menos numerosos y ms subalternos, que ni siquiera puede entonces preservar de las frecuentes perturbaciones atribuidas a la intervencin preponderante de los agentes sobrenaturales. El principio de la invariabilidad de las leyes naturales no empieza realmente a adquirir alguna consistencia filosfica sino cuando los primeros trabajos verdaderamente cientficos han podido manifestar su esencial exactitud frente a un orden entero de grandes fenmenos; lo que no podra resultar suficientemente ms que de la fundacin de la astronoma matemtica, durante los ltimos siglos del politesmo. Segn esta introduccin sistemtica, este dogma fundamental ha tendido, sin duda, a extenderse, por analoga, a fenmenos ms complicados, incluso antes de que sus leyes propias pudieran conocerse en modo alguno. Pero, aparte de su esterilidad efectiva, esta vaga anticipacin lgica tena entonces demasiada poca energa para resistir convenientemente a la activa supremaca mental que an conservaban las ilusiones teolgico-metafsicas. Un primer bosquejo especial del establecimiento de las leyes naturales respecto a cada orden principal de fenmenos, ha sido luego indispensable para procurar a tal nocin esa fuerza inquebrantable que empieza a presentar en las ciencias ms adelantadas. Esta conviccin misma no podra hacerse lo bastante firme mientras no se ha extendido verdaderamente una elaboracin semejante a todas las especulaciones fundamentales, ya que la incertidumbre dejada por las ms complejas deba afectar entonces ms o menos a cada una de las otras. No se puede desconocer esta tenebrosa reaccin incluso hoy, donde a causa de la ignorancia an habitual acerca de las leyes sociolgicas, el principio de la invariabilidad de las relaciones fsicas queda a veces sujeto a graves alteraciones, hasta en los estudios puramente matemticos en que vemos, por ejemplo, preconizar codos los das un pretendido clculo de probabilidades, que supone implcitamente la ausencia de toda ley real acerca de algunos sucesos, sobre todo cuando el hombre interviene en ellos. Pero cuando esta extensin universal est por fin suficientemente bosquejada, condicin que ahora se cumple en los espritus ms adelantados, este gran principio filosfico adquiere luego una plenitud decisiva, aunque las leyes efectivas de la mayora de los casos particulares deban permanecer mucho tiempo ignoradas; porque una irresistible analoga aplica entonces de antemano a todos los fenmenos de cada orden lo que no ha sido comprobado sino para algunos de entre ellos, siempre que tengan una importancia conveniente.

    Discurso sobre e l espnlu positivo. Alianza Editorial, versin y prlogo de J. Maras. M adrid. 1980. pgs. 31-34.

    Preguntas sobre el texto

    1. Qu valoracin hace Comte de la observacin para la ciencia y qu funcin le asigna? Ests de acuerdo? Razona la respuesta.

    io

  • 2. Comte concede el rango de dogma a la afirmacin de la invariabilidad de las leyes naturales. Cul es el origen de esta creencia? Crees que es as? Es sta la postura actual de la ciencia?

    3. En qu clase de proposiciones, de la divisin que de las mismas hace Hume, situaras la que afirma la invariabilidad de las leyes naturales? Saca las consecuencias pertinentes.

    4 . Busca antecedentes histricos a la concepcin prctica de la ciencia reflejada en la sentencia ver para prever. Contrasta esta postura con la de los que afirman que la ciencia slo tiene una dimensin terica.

    1 r t

  • II. Neopositivismo

    A fines del siglo XIX, aparece un movimiento positivista vinculado, sobre todo, con el empirismo clsico y, en particular, con Hume (Avenarius y Mach). Este movimiento representar el trnsito a otro movimiento positivista que ha recibido diversos nombres: positivismo lgico, empirismo lgico y neopositivismo y que tuvo su origen y esplendor en el perodo comprendido entre las dos guerras mundiales, bajo la direccin de un grupo de filsofos y cientficos denom inado Crculo de Viena (Moritz Schlick, fundador [1882- 1936], Rudolf Carnap [1891-1970], O tto Neurath [1882-1945], Philipp Frank [1884-1966], Kurt Gdel [1906], Friedrich Waismann [1896-1959], Hans Hahn [1880-1934]). La publicacin de la revista Erkenntnis (1930) les perm iti una relacin con grupos similares: el Crculo de Berln (Hans Reichenbach [1891-1953]) y la escuela de Upsala. Tambin entraron en contacto con el Crculo de Varsovia (Tarski [1901-1983]), el Grupo de Helsinki, as como con filsofos norteamericanos (Ernst Nagel [1901], Charles Morris [1901], W illard van Orman Q uine [1908]) e ingleses (John Wisdom [1904] y Alfred J . Ayer [1910]). Con la invasin de Austria por los alemanes, el Crculo de Viena se disgreg, emigrando sus componentes a Gran Bretaa y EE.UU. R. Carnap fund, en Estados Unidos, la Escuela de Chicago.

    Desde el punto de vista de sus contenidos, el neopositivismo se sita en el marco de una tendencia ms general, llamada filosofa analtica (Anlisis del lenguaje ordinario, usual, y que no se reduce a la lgica o a un tipo ideal de lenguaje sino que pretende abarcarlos a todos y relacionarlos con el lenguaje cotidiano.)

    En el Crculo de Viena convergen dos grandes lneas de pensamiento: la tradicin empirista (E. Mach) y la lgica formal (Frege y Russell). La combinacin de estas dos tendencias, en apariencia antagnicas (empirismo-logicismo) conduce a una severa crtica de las grandes cuestiones filosficas tradicionales, especialmente las metafsicas, que sern acusadas de sin sentido y que originan, por esta misma razn, disputas estriles. La tarea fundam ental de la filosofa ser separar los problemas que son realmente tales de los que son pseu- doproblemas. Y esto se consigue analizando con el mximo rigor la estructura lgico-sintctica de las cuestiones. De esta manera, la filosofa equivale a una crtica del lenguaje, en especial, del lenguaje cientfico. Analizar un lenguaje significa, para los neopositivistas, purificarlo de los equvocos ocultos, fruto de un mal uso de las reglas sintcticas, que tienen como consecuencia form ular inadvertidamente problemas aparentes o presentar como proposiciones meras combinaciones de vocablos carentes de sentido.

    21

  • Y aqu es donde interviene la lgica que se convierte en un instrumento indispensable para evitar los engaos del lenguaje ordinario, el cual se traduce a smbolos artificiales rigurosos. A travs del formalismo lgico, se pondrn de manifiesto las variaciones de significado encubiertas, as como la inconsistencia de muchos falsos razonamientos que no tienen en cuenta tales variaciones.

    El resultado general de ms relevancia de la crtica neopositivista es la distincin entre dos clases de proposiciones, ambas vlidas e irreductibles la una a la otra: las proposiciones lgicas y las factuales. En este punto, los neo- positivistas entroncan con el clsico problema de la clasificacin de las proposiciones que ya se plantea en Leibniz (verdades de hecho, verdades de razn), Hume (relaciones de ideas, cuestiones de hecho) y Kant {juicios analticos, juicios sintticos y juicios sintticos a priori).

    Los neopositivistas seguirn a Hume: slo existen dos clases de proposiciones: las formales o analticas (relaciones de ideas) propias de la lgica y las matemticas; y las proposiciones empricas (cuestiones de hecho) propias de las ciencias empricas. La verdad de las primeras no depende de los hechos, aunque tampoco ofrecen informacin alguna sobre lo que ocurre en el Universo. Son tautologas. En cambio, las segundas, las proposiciones de las ciencias, ofrecen informacin sobre los hechos, que captamos por la experiencia sensible, de manera que su verdad depender de la comprobacin emprica.

    Las proposiciones de la metafsica no pertenecen a ninguna de estas dos clases, las nicas con sentido. Por tanto, la consecuencia es obvia: carecen de sentido. Como mucho, pueden provocar situaciones emotivas.

    No es la primera vez que el valor de la metafsica es negado, pero s que nos encontramos con una novedad im portante en cuanto a la causa de su rechazo: las anteriores negaciones tenan su fundam ento en el objeto propio de la misma que era declarado incognoscible por encontrarse situado ms all de la experiencia. Ahora la causa de la negacin es mucho ms radical: una proposicin metafsica no puede ser enunciada vlidamente. Viola las reglas que debe satisfacer un enunciado si ha de ser literalmente significativo.

    Se trata, pues, de una nueva concepcin de la filosofa. No existen propiamente problemas filosficos que exijan una investigacin con mtodos filosficos. La filosofa no es una ciencia ms, no es un sistema sino una actividad cuyo objeto es el lenguaje: analizar y esclarecer el significado de las proposiciones. Para llevar a cabo esta tarea es preciso contar con un criterio que especifique claramente cundo y bajo qu condiciones es significativa una proposicin: es el famoso Criterio de Verificacin que, en lneas generales, puede formularse de la siguiente manera: se conoce el significado de una proposicin cuando se conoce cmo puede ser verificada (El sentido de una proposicin es el mtodo de su verificacin), Y de nuevo la misma consecuencia:

  • la negacin de coda proposicin metafsica, tica, religiosa, esttica... Tales proposiciones no son falsas. Se trata de algo previo y ms bsico: una proposicin puede ser falsa si afirma algo, si tiene significado. Las proposiciones m etafsicas no tienen significado, de manera que no cabe preguntarse si son verdaderas o falsas, ya que, en realidad, no son proposiciones, sino seudopropo- siciones.

    Una de las obras ms estudiadas y discutidas en las reuniones que se celebraban en el Crculo de Viena fue el Tractatus logico-philosophicus, de Lud- wig W ittgenstein (1889-1951).

    En el prefacio de su libro W ittgenstein deja claro cul es la finalidad del mismo: El libro trata de problemas de filosofa y muestra, al menos as lo creo, que la formulacin de estos problemas descansa en la falta de comprensin de la lgica de nuestro lenguaje: Todo el significado del libro puede resumirse en cierto modo en lo siguiente: Todo aquello que puede ser dicho, puede decirse con claridad: y de lo que no se puede hablar, mejor es callarse.

    La tarea asignada a la filosofa en el Tractatus es, pues, actividad clarificadora, llevada a cabo en el mbito lgico-lingstico que permita evidenciar las proposiciones realmente significativas de las que no lo son. Para ello, precisa W ittgenstein una teora sobre la naturaleza del lenguaje que podra resumirse as:

    a) El lenguaje es una figura de la realidad, un modelo de los hechos (1).

    b) La capacidad del lenguaje para expresar los hechos del m undo modelo de los hechos reside en la identidad de forma, de estructura lgica, que existe entre el hecho y la proposicin, entre figura y figurado, en el mismo sentido en que hay identidad de estructura entre la oscilacin del diagrama y la oscilacin de la temperatura del paciente, o entre un accidente y la reproduccin del mismo con modelos en miniatura.

    c) El lenguaje consta de proposiciones que son concatenaciones de nombres. Las proposiciones son elementales (la que no se puede reducir ms es la unidad ms pequea que puede figurar y es el modelo de un hecho atmico El hecho atmico es una combinacin de objetos (entidades, cosas, Tractatus, 2.01) o combinacin de proposiciones elementales a las que W ittgenstein califica de funciones veritativas, porque su valor de ver

    t ) No es figura de las cosas y objetos sino de la com binacin de los mismos. El m undo es todo lo que acaece; El m undo es la totalidad de los hechos, no de las cosas ( Tractatus, 1 y 2.1.). Hay, pues, una diferencia entre hechos y cosas (u objetos). Las cosas no son hechos pero juegan un papel im portante en la configuracin de los hechos. El libro est en el sof es un hecho pero ni el libro ni el sof son hechos; son objetos y los objetos slo pueden ser nom brados. Pero nom brar no es figurar (hacer figuras de).

  • Lgica

    Realidad o Mundo

    cosas u objetos

    ------- hechos atmicos

    \hechos moleculares

    nombres o palabras

    \proposiciones elementales------

    proposiciones moleculares

    Lenguaje (figura de la realidad)

    ontologia teoria del sentido

    \ /Se evidencia el carcter lgico-formal

    de la ontologia del Tractatus

    dad depende (es funcin) del valor de verdad de las proposiciones elementales.

    Qu hay que entender por estructura de una proposicin?

    Los elementos de una proposicin son nombres (a cada nombre le corresponde un objeto y a cada objeto un nombre). As, una proposicin es una concatenacin de nombres y el tipo de proposicin que obtengamos depender, por supuesto, de qu nombres usemos pero tambin de cmo los combinemos (las proposiciones Ana ama a Luis y Luis ama a Ana utilizan los mismos nombres, pero figuran hechos distintos).

    Es decir, que hay cieas reglas sintcticas para construir proposiciones que debo conocer para comprender lo que dicen. Y as como la estructura de una proposicin viene determ inada por las reglas sintcticas para combinar los nombres que entran en su constitucin, de la misma manera la estructura de un hecho est determinada por las reglas segn las cuales se combinan los objetos nombrados. Un nombre puede ser parte de infinitas oraciones y combinarse con otros nombres de muchas maneras. De las muchas posibilidades en que un nombre puede ser constituyente de una oracin, algunas pueden tener como resultado una proposicin verdadera y otras una falsa: Ana ama a Luis* puede ser verdadera, mientras que Luis ama a Ana*, falsa; pero en ambos casos son figuras.

    (1) En el lenguaje cotidiano, las relaciones entre proposiciones y m undo objetivo son im perfectas. As, muchas proposiciones tienen una form a sintctica que las hace aparecer con sentido cuando, en realidad no lo poseen y no expresan ningn estado de hechos posible. La filosofa, como crtica del lenguaje, deber mostrar la form a lgica real de las mismas oculta detrs de la forma aparente. As, la proposicin el cuadrado redondo no existe parece, a prim era vista, u n a afirmacin sobre la existencia de un determ inado objeto cuando en realidad su form a sintcticam ente correcta es, tal como propuso Russell, No hay entidad alguna que sea a un tiem po redonda y cuadrada. As form ulada, cal proposicin no puede llevarnos a creer en un misterioso objeto llamado cuadrado redondo.

    24

  • En cambio, si no respetamos las reglas para combinar nombres el resultado ser no una figura, sino algo que nos inducir a creer que lo es (1). Y lo que es verdadero de los nombres es tambin verdadero de los objetos nom brados. Un objeto cualquiera puede ser constituyente de muchos hechos, de los que uno solo est actualizado. Conocer un objeto es conocer de qu tipo de hechos puede ser constituyente; es conocer sus propiedades internas, su forma. (Si yo conozco un objeto, conozco tambin todas sus posibilidades de entrar en los hechos atmicos, Para conocer un objeto no debo conocer sus propiedades externas, sino todas sus propiedades internas [Tractatus, 2.0123 y 2.1231].)

    Segn W ittgenstein, no podemos decidir apriori sobre la verdad o la falsedad de una proposicin elemental. Debe ser comparada con la realidad misma y decidir por va emprica.

    Adems de las proposiciones factuales o empricamente verfcables, existen proposiciones siempre verdaderas, independientem ente de cul sea la configuracin de hechos que se verifique: son las tautologas, las cuales, aunque no representan hechos, no carecen de sentido porque siempre resultan verdaderas. En caso contrario, el de ser siempre falsas, son contradicciones. Constituyen la lgica y las matemticas (Por ejemplo: Llueve o no llueve; esta proposicin ser siempre verdadera sea cual sea el tiempo que haga).

    Todas las proposiciones que no puedan reducirse a las empricas o tautolgicas debern considerarse carentes de sentido y fuera de los lmites de la posibilidad expresiva del lenguaje y de los lmites del m undo, del que el lenguaje no es ms que la imagen, el modelo. Por consiguiente, carecern de sentido las proposiciones ticas, religiosas, artsticas, metafsicas, ya que pretenden expresar lingsticamente lo que no puede decirse con el lenguaje, sino slo mostrar. Y segn W ittgenstein, sobre aquello de lo que no se puede hablar, hay que guardar silencio.

    El problema clsico de encontrar las condiciones y los lmites del pensamiento y el conocimiento se convierte en el Tractatus, en el problema de determ inar las condiciones y los lmites de lo que puede ser dicho y de lo que no puede ser dicho. La investigacin de la estructura lgica del pensamiento y el conocimiento se conviene en una investigacin de la estructura lgica del lenguaje. De ah que W ittgenstein afirme que los lmites del lenguaje y los del m undo coincidan. Los lmites lgicos del lenguaje son los de lo que puede ser dicho y de lo que se puede pensar y, por tanto, tambin de lo que se puede decir que existe (lmite de lo existente).

    Llegados a este punto , es interesante preguntarse: cmo queda la filosofa en el Tractatus?

    El verdadero m todo filosfico sera el de no decir nada ms que aque-

    25

  • lio que puede ser dicho, o sea, proposiciones de la ciencia natural; por tanto, algo que no tiene nada que ver con la filosofa (Tractatus, 6.53).

    Esta posicin conduce a una paradoja caracterstica de toda la obra de W ittgenstein. En la m edida en que su Tractatus es una obra filosfica, se trata de un conjunto de proposiciones sin sentido, al no ser ni empricas ni tautolgicas. Su objetivo es dilucidar los problemas, aclarar la naturaleza de las relaciones entre lenguaje y m undo, distinguir entre sentido y falta de sentido: Mis proposiciones son esclarecedoras de este modo; que quien me comprende acaba por reconocer que carecen de sentido, siempre que el que comprenda haya salido a travs de ellas fuera de ellas. (Debe, pues, por as decirlo, tirar la escalera despus de haber subido.) (Tractatus, 6.45).

    Las proposiciones del Tractatus son como una escalera para subir hasta un nivel de conciencia elevado acerca de una serie de cuestiones metafsicas. Llegados a este nivel, distinguidos el sentido de la falta de sentido, la escalera deja de ser til y podemos tirarla y centrar nuestro trabajo en las ciencias em pricas, en las matemticas o en la clarificacin filosfica de los seudoproble- mas que siguen formndose en el pensamiento.

    Despus del Tractatus se produce un perodo de transicin en el pensamiento de W ittgenstein caracterizado por el distanciamiento y el abandono de las ideas bsicas del Tractatus y por la elaboracin de una nueva lnea de reflexin que culminar en las Investigaciones filosficas. Ahora W ittgenstein rechazar la teora pictrico-figurativa del lenguaje y la filosofa se convertir en anlisis del lenguaje comn: W ittgenstein estudiar las formas propias del lenguaje ordinario para comprender sus mecanismos. Se tratar de un anlisis del lenguaje como actividad concreta, en conexin con el comportamiento.

    Neopositivismo Contexto histrico, cultural y filosfico

    1872 Nace B. Russell (+ 1970)1879 Frege publica su C on ce p togra fla1882 Nace M. Schlick1889 Nace L. Wittgenstein1891 Nace R. Carnap1900 Freud: La interpretacin de los

    su e o s

    1905 Einstein formula la teora restringida de la relatividad

    1910 B. Russell y A. Whitehead publi- Stravinsky compone El pjaro decan los Principia M a th e m a tic a fuego

  • Neopositivismo Contexto histrico, cultural y filosfico

    1914 B. Russell publica N u e s tro c o n o c im ie n to del m u n d o exte rn o

    Primera Guerra Mundial

    1918 Wittgenstein finaliza su Tra c - Final Primera Guerra Mundial.tatus Primera Constitucin Sovitica

    1922 Primer Gobierno de Mussolini con mayora fascista en Italia

    1925 Muere Frege1928 Carnap: La c o n s tru c c i n lgica

    del m u n d o1929 Constitucin del Circulo de Vie-

    na en torno a M. Schlick1930 Erk en n tnis , rgano de expresin

    del Circulo de Viena

    1933 Hitler, nombrado canciller de Alemania

    1934 Muere Hans Hahn. Carnap: La sin ta xis lgica del lenguaje

    Hitler, presidente del Gobierno

    1935 Congreso Internacional de Filosofa Cientfica en Pars. Se

    reconoce la orientacin del Crculo de Viena

    1936 Muere Schlick asesinado por un estudiante. A. J. Ayer publica: Le ng ua je , ve rd a d y lgica

    1938 Disolucin del Circulo de Viena. Sus componentes emigran a Inglaterra o EE.UU. Morris, Neurath y Carnap inician en Chicago la publicacin de la E n cic lo pe d ia in tern a cio na l de la C iencia .

    Austria anexionada por Alemania

    1939 Quinto y ltimo Congreso para la Unidad de la Ciencia en Mas- sachussets. El empirismo lgico se convierte en movimiento filosfico

    1940 W. Quine publica la L g ic a M a tem tica

    1949 Wittgenstein finaliza sus In v e s - G. Ryle publica E l con c e p to de lotiga cion e s filosficas m e n ta l

    1951 Muere Wittgenstein

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  • TEXTOS SOBRE EL NEOPOSITIVISMO

    Eliminacin de la metafsica; funcin de la misma

    --------- ----------

  • ejemplo, tomemos el enunciado Scott fue el autor de Waverley*. La teora interpreta este enunciado como diciendo:

    Un hombre y solamente uno escribi Waverley y ese hombre era Scott. O ms exactamente:

    Hay una entidad c tal, que el enunciado x escribi Waverley' es verdadero si x e s c , y falso en caso contrario; adems c es Scott.

    La primera parte de esto, antes de la palabra adems, se define como significando: El autor de Waverley existe (o existi o existir). As, La montaa de oro no existe significa:

    No hay ninguna entidad c tal que "x es de oro y montaoso sea verdadero cuando x es c, pero no en caso contrario.

    Con esta definicin, el embrollo respecto a lo que se entiende cuando decimos: La montaa de oro no existe, desaparece.

    La existencia, de acuerdo con esta teora, slo puede aseverarse de las descripciones. Podemos decir: El autor de Waverley existe, pero decir Scott existe es mala gramtica, o ms bien mala sintaxis. Esto aclara dos milenios de confusiones en torno a la existencia, que empezaron con el Teeteto de Platn.

    A Htstory o f W estern Philosopby. Alien & Unwin (Londres); (Simn & Schusrer. Nueva York 1946). [Citado en Escritos bsicos de B. Russell. vol 1. O bras Maestras del Pensam iento C ontem porneo. Planeta-Agostini; pgs. 221-224.1

    Preguntas sobre el texto

    1. Qu significa la afirmacin de que los problemas filosficos son en realidad problemas sintcticos?

    2. Resume el significado y la funcin de la teora de las descripciones.

    3. Analiza el enunciado El cuadrado redondo no existe poniendo al descubierto su verdadera forma lgica.

    ' ------ - , TEXTO 5 iittttimtmnttHHnHiiiiiniHHtittiittniittftnitttm ttinttm tHttttttttiinttnnH

    Desde la poca en que Auguste Comte acu el vocablo positivismo hasta el presente, se ha llevado a trmino un desarrollo, que puede tomarse como un buen

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  • ejemplo de lo que acaba de enunciarse; sin embargo, no hago esto con la finalidad cronolgica, digamos, de determinar un concepto estricto del positivismo tal y como se ha manifestado en su forma histrica, sino ms bien para contribuir en algo a una atenuacin de la disputa que tiene lugar en la actualidad sobre ciertos principios que pasan por fundamentales para el positivismo. Dicha atenuacin me interesa mucho, porque yo mismo defiendo algunos de esos principios; mi propsito es exclusivamente el de esclarecer en lo posible el sentido de esos principios; el que despus de este esclarecimiento se les atribuya o no al positivismo, es cuestin de muy poca importancia.

    Si alguien quiere calificar como positivista a toda opinin que niegue la posibilidad de la metafsica, como una mera definicin no tiene nada de objetable y en ese sentido yo me designara a m mismo un estricto positivista; pero naturalmente esto slo es vlido en el supuesto de una especfica definicin de metafsica. Qu definicin de metafsica es la que debe tomarse aqu como base, por el momento no interesa [...]. Si en concordancia con lo que se ha repetido desde tiempos remotos, afirmamos que la metafsica es la teora del verdadero ser, esta aseveracin supone que frente al verdadero y autntico ser se encuentra un ser inautntico menospreciado, slo aparente, situacin que en verdad han sostenido todos los metafsicos desde los tiempos de Platn y de los elcatas. Este ser aparente es el elemento constitutivo del reino de las apariencias, y en tanto que la autntica realidad trascendente no puede ser alcanzada sino con dificultades y mediante los esfuerzos del metafsico las ciencias especficas solamente se reservarn las apariencias que resultan las nicas asequibles a su forma de conocimiento. La oposicin entre estas formas para conocer dos modos de ser se justifica mediante la afirmacin de que las apariencias estn inmediatamente presentes, nos son dadas, en tanto que la realidad metafsica tiene que ser inferida de ellas de alguna manera indirecta. Parece que as llegamos a un concepto fundamental en los positivistas, ya que siempre hablan de lo dado, y habitualmente formulan su principio fundamental en la proposicin que afirma que el filsofo y el cientfico deben permanecer siempre dentro de lo dado, que ir ms all, como intenta el metafsico, es imposible o carente de sentido.

    Esto equivale a identificar lo dado del positivismo con las apariencias de la metafsica, y a considerar que el positivismo es en el fondo una metafsica de la cual se ha excluido o seccionado lo trascendente; tal opinin pudo verdaderamente con frecuencia haber inspirado los argumentos de los positivistas del mismo modo que los de sus adversarios, pero con esta creencia nos encaminamos hacia errores peligrosos (...).

    1) Considero que el legtimo, inatacable elemento nuclear de la tendencia positivista, reside en el principio de que el sentido de toda proposicin se halla totalmente contenido en su verificacin mediante lo dado.

    Ello no obstante, a travs de la tendencia en su conjunto no siempre se ha exhib

    a n

  • do con la necesaria precisin, entreverndosele de tal modo con proposiciones insostenibles, que se hace necesaria una depuracin lgica; si al resultado de tal depuracin quisiera denominrsele positivismo lo que quizs tenga cierta justificacin histrica seguramente obligara a aadir un adjetivo especificador; en ocasiones se ha usado el trmino lgico o tambin positivismo logstico. La denominacin empirismo consecuente me parece apropiada.

    2) El principio anterior no supone ni significa que slo lo dado sea real; semejante afirmacin es un sinsentido.

    3) Por lo tanto, el empirismo consecuente n o niega la existencia de un mundo externo; simplemente seala la significacin emprica de esta proposicin existcncial.

    4) No es una teora del como si; no afirma que todo se comporta como si existiesen cuerpos fsicos independientes, ya que para l es igualmente real aquello que el cientfico que no filosofa llama real. El objeto de estudio de la fsica no son las sensaciones, sino las leyes. La formulacin usada por algunos positivistas relativa a que los cuerpos son slo complejos de sensaciones, debe, en consecuencia, rechazarse; lo correcto es que slo proposiciones relativas a cuerpos puedan ser transformadas en proposiciones equivalentes, relativas al desarrollo de sensaciones en concordancia con las leyes respectivas.

    5) Por tanto, el positivismo lgico y el realismo no se hallan en oposicin; quien admita nuestro principio fundamental tendr que ser un realista emprico.

    6) Slo existe oposicin entre el empirista consecuente y el metafsico y, en verdad, no mayor contra el metafsico realista que contra el metafsico idealista.

    7) La negacin de la existencia de un mundo exterior trascendente, constituira tan justamente un enunciado metafsico como su afirmacin; de ah, que el empirista consecuente no niegue el mundo trascendente, sino que demuestre que tanto su negacin como su afirmacin carecen de sentido.

    Esta ltima distincin es de la mayor importancia; estoy convencido de que la principal objecin a nuestra perspectiva nace del hecho de que no se tiene en cuenta la distincin entre falsedad y falta de sentido de una proposicin. La proposicin las afirmaciones relativas a un metafsico mundo externo no tienen sentido no dice no existe un metafsico mundo externo, sino algo totalmente distinto; el empirista no le dice al metafsico: lo que t afirmas es falso, sino lo que t afirmas no dice nada en absoluto. No lo contradice, sino que le dice: No te entiendo.

    Positivismo y realismo, M. Schlick. [Citado por A. J. Ayer en E l positivism o lgico, FCE, Mxico. 1978. pgs. 88-89 y 113-114. j

  • Preguntas sobre el texto

    1. Resume las deas bsicas del texto.

    2. Indica los puntos de coincidencia y los aspectos diferenciadores entre este texto y el texto 1 del apartado Positivismo.

    3. De los siete puntos en que Schlick resume los principales rasgos del neopositivismo (o empirismo consecuente), cules son a tu entender los ms caractersticos del llamado Circulo de Viena? Razona la respuesta.

    El desarrollo de la lgica moderna ha hecho posible dar una respuesta nueva y ms precisa al problema de la validez y justificacin de la metafsica. Las investigaciones de la lgica aplicada o de la teora del conocimiento, cuyo propsito es esclarecer por medio del anlisis lgico el contenido cognoscitivo de las proposiciones cientficas y, a travs de ello, el significado de las palabras que aparecen en dichas proposiciones, conducen a un resultado positivo y a uno negativo. El resultado positivo es elaborado en el campo de la ciencia emprica: se esclarecen los conceptos particulares de distintas ramas de la ciencia, se explicitan tanto sus conexiones lgico-formales como epistemolgicas.

    En el campo de la metafsica (incluyendo la filosofa de los valores y la ciencia normativa), el anlisis lgico ha conducido al resultado negativo de que las pretendidas proposiciones de dicho campo son totalmente carentes de sentido. Con esto se ha obtenido una eliminacin tan radical de la metafsica como no fue posible lograrla a partir de los antiguos puntos de vista antimctafsicos.

    Desde luego, ciertas ideas afines pueden localizarse ya en varias meditaciones anteriores, por ejemplo en las de ndole nominalista, pero solamente ahora, despus de que el desarrollo de la lgica ocurrido en las ltimas dcadas la ha transformado en un instrumento de la necesaria precisin, resulta posible la realizacin decisiva de dicha superacin.

    Al decir que las llamadas proposiciones de la metafsica carecen de sentido, hemos usado estos trminos en su acepcin ms estricta. Dando a la expresin un sentido lato, una proposicin o un problema son caracterizados en ocasiones como carentes de sentido cuando su planteo es totalmente estril [...). En realidad aun cuando sean estriles o falsas, estas proposiciones poseen sentido ya que solamente proposiciones con sentido son clasificables entre (tericamente) fructuosas y estriles, verdaderas y

  • falsas. Sin embargo, strictu sensu una secuencia de palabras carece de sentido cuando, dentro de un lenguaje especfico, no constituye una proposicin. Puede suceder que a primera vista esta secuencia de palabras parezca una proposicin; en este caso la llamaremos seudoproposicin. Nuestra tesis es que el anlisis lgico ha revelado que las pretendidas proposiciones de la metafsica son en realidad seudoproposiciones.

    Un lenguaje consta de un vocabulario y de una sintaxis, es decir, de un conjunto de palabras que poseen significado y de reglas para la formacin de las proposiciones. Estas reglas indican cmo se pueden constituir proposiciones a partir de diversas especies de palabras. De acuerdo con esto hay dos gneros de seudoproposiciones: aquellas que contienen una palabra a la que errneamente se supuso un significado o aquellas cuyas palabras constitutivas poseen significado, pero que por haber sido reunidas de un modo antisintctico no constituyeron una proposicin con sentido. A travs de ejemplos mostraremos cmo en la metafsica aparecen seudoproposiciones de ambos gneros [...].

    El significado de una palabra

    Cuando (dentro de un lenguaje determinado) una palabra posee un significado, se dice usualmente que designa un concepto; si esta significacin es slo aparente y en realidad no la posee, hablamos de un seudoconcepto. Cmo explicarse el origen de los seudoconceptos? No puede afirmarse que cada palabra fue introducida en el lenguaje sin otro propsito que el de indicar algo determinado, de manera que desde el inicio de su uso tuvo un significado definido? Entonces, cmo pudo el lenguaje tradicional llegar a tener palabras asignificativas?

    Es seguro que originalmente cada palabra (exceptuando casos singulares que ms tarde mostraremos) posey un significado. En el curso de la evolucin histrica, una palabra frecuentemente cambia su significado. Tambin sucede a veces que una palabra pierda su antiguo significado sin llegar a adquirir uno nuevo. As es como surge un seudoconcepto [...).

    Teniendo en cuenta que el significado de una palabra se define mediante su criterio de aplicacin (en otras palabras: mediante sus relaciones de derivacin de su proposicin elemental, mediante sus condiciones de verdad y mediante el mtodo de su verificacin), la estipulacin de este criterio elimina cualquier posible libertinaje respecto a lo que nos gustara que significara una palabra. Si la palabra ha de recibir un significado exacto no debe mutilarse su criterio de aplicacin; pero, por otra parte, no podemos usar algo ms que lo fijado por el criterio de aplicacin, ya que ste establece una determinacin suficiente de su significado. El significado est implcitamente contenido en el criterio y lo que resta hacer es explcitarlo [...].

    Sea a una palabra cualquiera y P(a) la proposicin elemental en la que aparece. La condicin necesaria y suficiente para que a tenga un significado puede darse en

  • cada una de las formulaciones siguientes, que dicen fundamentalmente lo mismo:

    1. Que las notas empricas de a sean conocidas.

    2. Que haya sido estipulado de que proposiciones protocolares es derivableP(a).

    3. Que las condiciones de verdad para P(a) hayan sido establecidas.

    4. Que el mtodo de verificacin de P(a) sea conocido.

    Ahora puede mostrarse cmo muchos de los vocablos de la metafsica no satisfacen los requerimientos anteriores, por lo que resultan carentes de significado [...].

    La mayor parte de los trminos especficamente metafisicos se halla desposeda de significado, por ejemplo, la Idea, el Absoluto, lo Incondicionado, el no- ser, la cosa-en-s, el Espritu Absoluto, la Esencia. El metafsico nos dice que no pueden especificarse condiciones empricas de verdad; si a ello agrega que a pesar de todo quiere significar algo con ellas, sabremos entonces que no se trata en esc caso sino de una mera alusin a imgenes y sentimientos asociados a las mismas, lo que sin embargo no les otorga significado. Las pretendidas proposiciones de la metafsica que contienen estas palabras no tienen sentido, no declaran nada, son meras seudo-proposicines [...].

    El sentido de una proposicin

    Pero hay adems un segundo gnero de seudoproposiciones; stas constan de palabras con significado, pero reunidas de tal manera que el conjunto no tiene sentido. La sintaxis de un lenguaje especifica qu combinaciones de palabras son admisibles y cules inadmisibles. Sin embargo, la sintaxis gramatical de un lenguaje natural no es capaz de realizar la tarea de eliminar todos los casos de combinaciones de palabras que resulten sin sentido. Tomemos como ejemplo las dos secuencias de palabras siguientes:

    1) Csar es y.

    2) Csar es un nmero primo.

    La secuencia de palabras 1) est construida antisintcticamente. Las reglas de la sintaxis exigen que el tercer trmino est ocupado no por una conjuncin, sino por un predicado, sea un sustantivo (al que puede acompaar un artculo) o un adjetivo. Por ejemplo, la secuencia de palabras Csar es un general est formada de acuerdo con las reglas de la sintaxis. Es, por tanto, una secuencia de palabras plena de sentido, una genuina proposicin. La secuencia de palabras 2) es sintcticamente correcta,

  • puesto que posee la misma forma gramatical que la proposicin anterior. Sin embargo, 2) carece de sentido. Nmero primo es un predicado de los nmeros; no puede ser ni afirmado ni negado de una persona. A pesar de que 2) aparenta ser una proposicin, no lo es, no declara nada, no expresa ninguna relacin objetiva existente o inexistente. Por ello llamaremos a esta secuencia de palabras seudoproposicin (...].

    No siempre resulta fcil reconocer el carcter de seudoproposicin de algunas de las llamadas proposiciones de la metafsica. El hecho de que los lenguajes cotidianos permitan la formacin de secuencias verbales carentes de sentido sin violar las reglas de la gramtica indica que la sintaxis gramatical resulta insuficiente desde un punto de vista lgico.

    Si la sintaxis gramatical tuviera una exacta correspondencia con la sintaxis lgica no podran formarse seudoproposiciones. Si la sintaxis gramatical no solamente estableciera diferencias en el orden categorial de las palabras, tales como sustantivos, adjetivos, verbos, conjunciones, etc., sino que hiciera dentro de cada una de estas categoras las diferencias posteriores que son lgicamente indispensables, no podran constituirse seudoproposiciones [...).

    Si se justifica nuestra tesis de que las proposiciones de la metafsica son seudoproposiciones, en un lenguaje construido de un modo lgicamente correcto la metafsica no podra expresarse. Aqu se revela la importancia filosfica de la tarea de elaborar una sintaxis lgica que ocupa a los lgicos en la actualidad.

    La superacin de a metafsica, mediante e l anlisis lgica del lenguaje, R. Carnap. (Citado por A. J . Ayer en El p o sitivismo lgico, FCE, Mxico, 1978, pgs. 66, 67, 69, 71, 73. 75],

    Preguntas sobre el texto

    1. Explcita el hilo conductor del texto.

    2. Define los trminos: seudoconcepto, seudoproposicin y sintaxis.

    3. Pon ejemplos de seudoconceptos metafsicos e intenta su anlisis teniendo en cuenta lo que dice Carnap en el texto de que el significado de una palabra se define mediante su criterio de aplicacin.

    4. Busca ejemplos de secuencias de palabras significativas, pero construidas antisintcticamente y otras construidas sintcticamente, pero carentes de sentido, poniendo al descubierto cmo la sintaxis gramatical resulta insuficiente desde un punto de vista lgico.

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  • n n in m n H n n m tt tH H m tm m w ttn t t tH t tn n n t iH t tH H n tn w tm n m im in n TEXTO 7

    METAFSICA Y POESA

    Entre los que reconocen que, si la filosofa ha de ser considerada una autntica rama del conocimiento, debe ser definida de un modo que la distinga de la metafsica, es elegante hablar de los metafsicos como de una clase de poetas desplazados. Como sus declaraciones no tienen significacin literal alguna, no son objeto de ningn criterio de verdad o falsedad, pero pueden, sin embargo, servir para expresar o despertar emocin, y, en consecuencia, ser objeto de normas ticas o estticas. Y se sugiere que pueden tomar un valor considerable, como medios de inspiracin moral, o incluso como obras de arte. De este modo, se realiza un intento de compensar a los metafsicos por su expulsin de la filosofa.

    Me temo que esta compensacin dificilmente estar de acuerdo con sus merecimientos. La opinin de que el metafsico debe contarse entre los poetas parece apoyarse en el supuesto de que ambos expresan absurdos. Pero este supuesto es falso. En la immensa mayora de los casos, las expresiones producidas por los poetas tienen, desde luego, significacin literal. La diferencia entre el hombre que emplea el lenguaje cientficamente y el hombre que lo emplea emotivamente no consiste en que uno produzca expresiones que son incapaces de despertar emocin y el otro expresiones que no tienen sentido, sino en que uno est fundamentalmente interesado en la expresin de proposiciones verdaderas y el otro en la creacin de una obra de arte. As, cuando una obra cientfica contiene proposiciones verdaderas e importantes, su valor como obra cientfica apenas se ver disminuido por el hecho de que estn inelegantemente expresadas. Y, de modo anlogo, una obra de arte no es necesariamente peor por el hecho de que todas las proposiciones que comprende sean literalmente falsas. Pero decir que muchas obras literarias estn, en buena medida, compuestas de falsedades. no es decir que estn compuestas de seudoproposicioncs. En realidad, es muy extrao que un artista literario produzca expresiones que no tengan significacin literal alguna. Y, cuando esto ocurre, las expresiones son cuidadosamente elegidas por su ritmo y por su equilibrio. Si el autor escribe cosas absurdas es porque lo considera muy conveniente para lograr los efectos que persigue con su obra.

    El metafsico, por otra parte, no pretende escribir absurdos. Cae en ellos porque es burlado por la gramtica, o porque comete errores de razonamiento, tales como el que conduce a la concepcin de que el mundo sensible es irreal. Pero no es la caracterstica de un poeta, sencillamente, la de cometer errores de esta clase.

    Ciertamente, hay quien vera en el hecho de que las expresiones del metafsico sean absurdas una razn contra la opinin de que tienen valor esttico. Y, sin ir tan lejos, podemos, sin duda, decir que no constituye una razn para eso.

    Sin embargo, es verdad que, si bien la mayor parte de la metafsica no es ms que la incorporacin de torpes errores, queda un cierto nmero de pasajes metafsicos que son obra de una autntica emocin mstica; y puede decirse de ellos, ms acepta-

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  • blemcnte, que tienen un valor moral o esttico. Pero, en la medida en que a nosotros nos interesa, la distincin entre la clase de metafsica producida por un filsofo que ha sido engaado por la gramtica, y la clase producida por un mstico que est tratando de expresar lo inexpresable, no es de gran imponancia: lo que a nosotros nos impona es comprobar que incluso las expresiones del metafsico que intenta exponer una visin son literalmente absurdas; de modo que, de aqu en adelante, podemos proseguir nuestras indagaciones filosficas con tan poca consideracin hacia ellas como hacia la clase de metafsica, ms desafortunada, que procede de no alcanzar a comprender las operaciones de nuestro lenguaje.

    Lenguaje, verdad y lgica, A. J . Ayer, Ed. Martnez Roca.Barcelona, 1973. pgs. 30, 31.

    TEXTO 8 m im iH H H n nniuinnnnnifHttHnnH/w niiiittm iniiitHHnnHii>ninnrttnt

    LA METAFSICA COMO EXPRESIN DE UNA ACTITUD EMOTIVA ANTE LA VIDA

    Nuestra declaracin de que las proposiciones de la metafsica carecen completamente de sentido, de que no afirman nada, dejar, aun entre aquellos que concuer- den intelectualmente con nuestros resultados, un penoso sentimiento de disgusto: cmo es posible que cantos hombres pertenecientes a los pueblos y pocas ms diversos, e incluyendo mentalidades eminentes entre ellos, hubieran derrochado con tan genuino fervor tanta energa en la metafsica para que ella finalmente no consistiera sino en meras sucesiones verbales sin sentido?, y cmo sera comprensible que estas obras ejerzan hasta el da de hoy una influencia tan fuerte sobre lectores y oyentes si no contienen ya no digamos errores, sino que son totalmente vacuas?

    Estas dudas estn justificadas, ya que la metafsica posee un contenido slo que este no es teortico. Las seudoproposiciones de la metafsica no sirven para la descripcin de relaciones objetivas, ni existentes (caso en el cual seran proposiciones verdaderas), ni inexistentes (caso en el cual por lo menos seran proposiciones falsas); ellas sirven para la expresin de una actitud emotiva ante la vida.

    Es posible apuntar presuntivamente que la metafsica surgi del mito. El nio se enoja con la malvada mesa que le caus dao. El primitivo se esfuerza por congraciarse con el amenazador demonio de los terremotos o adora agradecido a la divinidad de las lluvias fertilizadoras. Nos encontramos aqu con personificaciones de fenmenos naturales que son la expresin cuasi potica de las relaciones emocionales del hombre con el medio que le rodea. La herencia del mito es asumida por una parte por la poesa, en la que de manera deliberada y consciente se reproduce e intensifica la efectividad vital de ste, y por la otra es asumida por la teologa, en la que el mito se transforma en un sistema. Cul es entonces el papel histrico de la metafsica? Tal vez debamos considerarla como un sucedneo de la teologa en el nivel del pensamiento sistemtico y conceptual. Las (supuestas) fuentes sobrenaturales de conocimiento de la teologa son sustituidas aqu por fuentes naturales de conocimiento, pero

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  • (supuestamente) supraempricas. Sin embargo, una inspeccin ms detenida permite reconocer a travs del ropaje, varias veces reformado, el mismo contenido del mito: hallamos que la metafsica surge de la necesidad de dar expresin a una actitud emotiva ante la vida; a la postura emocional y volitiva del hombre ante el medio circundante, ante el prjimo, ante las tareas a las que se dedica, ante los infonunios que le aquejan. Normalmente, esta actitud emotiva ante la vida se manifiesta de modo inconsciente en cada una de las cosas que el hombre hace o dice, y aun podemos considerar posible que en alguno esta situacin se llegue a reflejar en sus rasgos faciales o en su deambular; sin embargo, ciertos hombres tienen necesidad de dar una forma especial a la expresin de su actitud emotiva ante la vida, forma en la que sta sea perceptible de un modo ms concentrado y penetrante. Si tales hombres estn capacitados artsticamente, hallarn en la creacin de una obra de arte la posibilidad de expresarse [...].

    No slo el lector, sino tambin el mctafsico mismo sufre la ilusin de que por medio de las proposiciones metafsicas se declara algo, se describe una situacin objetiva. El mctafsico cree moverse en el terreno de lo verdadero y lo falso cuando en realidad no ha afirmado nada, sino solamente expresado algo, como un artista. Sin embargo, no debemos inferir que el hecho de que el mctafsico utilice como medio de expresin al lenguaje y como forma de expresin proposiciones declarativas sea la razn que lo induce a tal error, porque el poeta hace lo mismo sin sucumbir por ello a ese autoengafto. Pero el mctafsico basa sus proposiciones en argumentos, exige con firmeza aquiescencia para lo que considera el contenido de las mismas, polemiza contra mctafsicos de orientacin distinta, tratando de refutar, a travs de su obra, lo que dicen. Por el contrario, el poeta no trata de invalidar en su obra las proposiciones del poema de otro autor porque sabe que se halla en el terreno del arte y no en el de la teora.

    La superacin de la metafsica m ediante e l anlisis lgico del lenguaje, R. C arnap. [Citado en El positivism o lgico, FCE. Mxico, 1978, pgs. 84-86.]

    Preguntas sobre los textos 7 y 8

    1. Resume la lnea comn a los dos textos.

    2. Cules son los puntos de coincidencia y cules los de divergencia entre la metafsica y la poesa?

    3. Compara el texto 8 con el texto de Comte en el que expone su teora de los tres estados por los que pasa el espritu humano en su evolucin histrica. Coinciden R. Carnap y A. Comte en su visin de lo que es la metafsica?

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  • Clasificacin de las proposiciones

    mmmtmmmitMmmnttHnnnmnmtnHHnntmmmntmnnnnnmm TEXTO 9

    Hemos establecido con anterioridad que el sentido de una proposicin descansa en el mtodo de su verificacin. Una proposicin afirma solamente todo lo que resulta verificable con respecto a ella.

    Por eso una proposicin, cuando dice algo, slo puede enunciar un hecho emprico. Algo que estuviera en principio ms all de lo experimentable no podra ser dicho, ni pensado, ni planteado. Las proposiciones (con sentido) se dividen en las siguientes clases:

    En primera, las proposiciones que son verdaderas exclusivamente por virtud de su forma (tautologas de acuerdo con Wittgenstein, y que corresponden aproximadamente a los juicios analticos de Kant); stas no dicen nada acerca de la realidad. Las frmulas de la lgica y de la matemtica pertenecen a esta clase. Por s propias no son enunciados empricos pero sirven para la transformacin de tales enunciados. En segundo trmino existen las formas inversas de tales proposiciones (contradicciones). Estas son contradictorias y, por consiguiente, falsas por virtud de su forma.

    Para todas las dems proposiciones la decisin sobre su verdad o falsedad reside en las proposiciones protocolares, por lo que son proposiciones empricas (verdaderas o falsas) y pertenecen al dominio de la ciencia emprica. Cualquier proposicin que se deseara construir y que no encajara en ninguna de estas clases devendra automticamente en sin sentido. Ya que la metafsica no desea establecer proposiciones analticas ni caer en el dominio de la ciencia emprica, se ve competida bien al empleo de palabras para las que no ha sido especificado ningn criterio de aplicacin, y que resultan por consiguiente asignificativas, o bien a combinar palabras significativas de un modo tal que no obtiene ni proposiciones analticas (o, en su caso, contradictorias) ni proposiciones empricas. En ambos casos lo que inevitablemente se produce son seudoproposiciones.

    La superacin de la metafsica m ediante e l anlisis lgico del lenguaje. R. Carnap; ib d . ; pgs. 82-83.

    TEXTO 10

    Como Hume, divido todas las proposiciones autnticas en dos clases: las que, en su terminologa, conciernen a las relaciones de las ideas, y las que conciernen a las realidades. La primera clase comprende las proposiciones a priori de la lgica y de la matemtica pura, y yo admito que stas son necesarias y ciertas slo porque son analticas. Esto es, sostengo, que la razn por la cual estas proposiciones no pueden ser refutadas por la experiencia es la de que no hacen ninguna afirmacin acerca del

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  • mundo emprico, sino que simplemente registran nuestra determinacin de utilizar smbolos de un modo determinado. Por otra parte, sostengo que las proposiciones relativas a realidades empricas son hiptesis, que pueden ser probables, pero nunca cieas. Y, al dar una informacin del mtodo de su comprobacin, pretendo haber explicado tambin la naturaleza de la verdad.

    Para probar si una frase expresa una hiptesis emprica autntica, adopto lo que podramos llamar un principio de verificacin modificado. Porque, de una hiptesis emprica, yo exijo, no que, en realidad, sea concluyentemente verificable, sino que alguna experiencia sensorial posible sea adecuada a la determinacin de su verdad o de su falsedad. Si una proposicin putativa no logra satisfacer este principio, y no es una tautologa, entonces sostengo que es metafsica, y que, al ser metafsica, no es verdadera ni falsa, sino literalmente carente de sentido. Se encontrar que mucho de lo que generalmente pasa por filosofa es mctafsico de a