Los Conflictos Entre Objetivos y La Economía Del Bienestar

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4 Los conflictos entre objetivos y la Economía del Bienestar - Existen tipos de políticas en función de: o Su orientación: políticas de ordenación, políticas de reformas, políticas cuantitativas y políticas macro y micro económicas. o Su período de tiempo: corto, medio y largo plazo. - El conflicto que suele existir en cuanto al logro simultáneo de varios objetivos; en consecuencia, los gobernantes se ven obligado a efectuar siempre algún tipo de elección, de acuerdo con algún tipo de prioridades va acompañado de la posibilidad de encontrar alguna vía para valorar en qué medida unas determinadas políticas económicas contribuyen a mejorar el bienestar de los ciudadanos y lo que hay que plantearse es en qué medida mejora o puede verse mejorado el bienestar de la sociedad al aplicar una determinada medida o al dar prioridad a un objetivo por encima de otros. 4.1 Conflictos entre objetivos - Si se planteara el problema de forma aislada, el logro de cada uno de los posibles objetivos podría tratarse como un problema independiente; y fijando la metra a lograr y dadas unas determinadas condiciones o restricciones, el problema se reduciría a saber si contamos con el (los) instrumento (s) adecuado (s) para alcanzar la citada meta. - Las exigencias de los ciudadanos a sus gobernantes no se reducen nunca a un solo objetivo y las promesas y propósitos de quienes están desempeñando un gobierno suelen referirse a un amplio conjunto de objetivos, ya sean estrictamente económicos o de carácter social y político, aunque con implicaciones económicas. - El pluralismo de objetivos es un dato de partida en los problemas de la política económica real, del cual acaban derivándose los conflictos entre objetivos; la existencia de conflictos se convierte en una de las razones de la política económica. Las relaciones de compatibilidad/incompatibilidad entre objetivos pueden plantearse genéricamente desde tres puntos de vista:

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4 Los conflictos entre objetivos y la Economía del Bienestar- Existen tipos de políticas en función de:

o Su orientación: políticas de ordenación, políticas de reformas, políticas cuantitativas y políticas macro y micro económicas.

o Su período de tiempo: corto, medio y largo plazo.- El conflicto que suele existir en cuanto al logro simultáneo de varios objetivos;

en consecuencia, los gobernantes se ven obligado a efectuar siempre algún tipo de elección, de acuerdo con algún tipo de prioridades va acompañado de la posibilidad de encontrar alguna vía para valorar en qué medida unas determinadas políticas económicas contribuyen a mejorar el bienestar de los ciudadanos y lo que hay que plantearse es en qué medida mejora o puede verse mejorado el bienestar de la sociedad al aplicar una determinada medida o al dar prioridad a un objetivo por encima de otros.

4.1 Conflictos entre objetivos- Si se planteara el problema de forma aislada, el logro de cada uno de los

posibles objetivos podría tratarse como un problema independiente; y fijando la metra a lograr y dadas unas determinadas condiciones o restricciones, el problema se reduciría a saber si contamos con el (los) instrumento (s) adecuado (s) para alcanzar la citada meta.

- Las exigencias de los ciudadanos a sus gobernantes no se reducen nunca a un solo objetivo y las promesas y propósitos de quienes están desempeñando un gobierno suelen referirse a un amplio conjunto de objetivos, ya sean estrictamente económicos o de carácter social y político, aunque con implicaciones económicas.

- El pluralismo de objetivos es un dato de partida en los problemas de la política económica real, del cual acaban derivándose los conflictos entre objetivos; la existencia de conflictos se convierte en una de las razones de la política económica. Las relaciones de compatibilidad/incompatibilidad entre objetivos pueden plantearse genéricamente desde tres puntos de vista:

4.1.1 Posibilidades teóricas y estáticas de interrelación entre objetivos- Conflictos de carácter fundamental: Corresponde al caso en el que dos o más

objetivos son realmente incompatibles entre sí. El número de conflictos fundamentales o absolutos es relativamente bajo. Naturalmente, se producirán conflictos fundamentales siempre que se pretenda forzare las igualdades básicas de una economía; es decir, cuando se intente sobrepasar las restricciones que suprimen las igualdades definidas contablemente. Las relaciones entre el desempleo y la evolución de los precios han constituido un ejemplo típico de conflicto esencial en el logro simultáneo de dos objetivos.

- Relación de complementariedad : Este tipo de relación se daría entre dos objetivos cuando el logro de uno de ellos suponga la posibilidad de mejorar simultáneamente el segundo. Uno de los ejemplos más citado es el de las relaciones entre el crecimiento económico y la creación del empleo.

- Independencia entre objetivos: Significaría que el logro de un objetivo (y1) no guarda relación alguna con otro objetivo (y2), que mantendría inalterada su posición. En la práctica no existen ejemplos claros en los que esto suceda; los objetivos de la política económica están, generalmente, muy interrelacionados,

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y, en consecuencia, se producen conflictos entre ellos que dificultan el logro simultáneo y en grado máximo de los mismos.

4.1.2 Conflictos entre objetivos a corto y a medio/largo plazo.- Los gobiernos deben combinar, simultáneamente, el logro de objetivos que son

predominantemente a corto plazo, con otros cuyo logro es impensable si no se orientan a medio/largo plazo. Esto supone que también surgen conflictos entre determinados objetivos en razón del distinto plazo en que pueden ser logrados. Supone, en definitiva, que las autoridades deben igualmente elegir entre los logros que deseen alcanzar a corto y a medio/largo plaza, cuya incompatibilidad puede ser a veces, evidente.

- Sostener el empleo y, al mismo tiempo, desarrollar tareas de reestructuración de algunos sectores de la actividad productiva se ha mostrado siempre como una operación muy difícil de compatibilidad.

4.1.3 Conflictos entre objetivos económicos y objetivos sociales- Lo cierto es que los objetivos económicos y sociales tienen contenidos que

traspasan las respectivas fronteras. En todo caso, si se acepta la posibilidad de establecer estos dos grupos de objetivos, lo que resulta innegable es que el logro de buena parte de los objetivos sociales implica el empleo de un volumen de recursos que forzosamente deberán detraerse de otros usos. En este punto hay siempre dos preguntas importantes a las que resulta difícil contestar: ¿hay que sujetar los logros sociales al mantenimiento de los equilibrios económicos básicos? o, en sentido contrario, ¿hay que sujetar todo lo económico al logro y mantenimiento de las metas y logros de carácter social?

- El permanente conflicto entre eficiencia y equidad tiene que ver con que desde la óptica económica más estricta parece difícil repartir sin crear y también repartir más de lo que se crea. Y, para crear o generar riqueza, hay que asignar eficientemente los recursos. Desde una óptica social también resulta defendible que una sociedad avance hacia una mayor igualdad de oportunidades entre todos sus ciudadanos, e incluso hacia una mayor equidad en términos de ingreso.

- Es innegable, en cualquier caso, que la mayor parte de los objetivos que suele calificarse como sociales son, de modo inevitable, consumidores de recursos. Recursos que deberán ser detraídos de otras asignaciones que quizás pudieran estar más directamente relacionados con la eficiencia.

- La decisión final que se adopte tendrá que ser, fundamentalmente, de carácter político.

4.2 El bienestar como objetivo último y como posible criterio para enjuiciar el grado de acierto de las políticas- La necesidad de disponer de algún criterio que permita valorar el grado de

acierto de una Política Económica ha dado lugar a diversas propuestas y desarrollo teóricos, que en su mayor parte se integran dentro de la llamada Economía del Bienestar (Welfare Economics).

- J.K. Boulding señalo los objetivos que han guiado los esfuerzos de quienes pueden encuadrarse en la ‘economía del bienestar’.

o Aclarar y definir los vagos conceptos de riqueza y, sobre todo, de bienestar económico, como deseos permanentes de la sociedad.

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o Proporcionar algunos elementos y criterios que pudieran utilizarse como guía para la toma de decisiones político – económicas, así como poder calibrar ex post su grado de acierto.

o Desarrollar argumentos y proposiciones científicamente respetables y aptas para lograr establecer conclusiones en relación con las propuestas de actuación que puedan plantearse ante un problema dado.

4.2.1 El bienestar material como fin último de la política económica: propuestas de A. Marshall y A.C. Pigou- Alfred Marshall (1842 – 1924):

o Se planteó ya una serie de interrogantes sobre el bienestar social y el bienestar económico, a los que trató de dar adecuadas respuestas en ‘Principles of Economics’ de 1890. Los términos felicidad y bienestar los utilizó con frecuencia para referirse simplemente a la producción o al bienestar económico, sin llegar a plantearse separar de forma tajante las causas y los factores económicos que influyen en dicha felicidad.

o Se concentró en definir las condiciones económicas que favorecen el logro de aumentos en el bienestar material de la comunidad, es decir, el logro de un mayor nivel de riqueza colectiva (eficiencia); sin embargo, no por ello, dejó a un lado el tema de la necesidad de lograr una adecuada distribución de lo producido (equidad), dado que también por esta vía puede mejorar el bienestar colectivo.

o Una de las cuestiones que más les preocupó fue, precisamente, pronunciarse sobre qué tipo de políticas podrían contribuir a aliviar la pobreza y a redistribuir la renta entre ricos y pobres, de ahí arrancan las cuatro cuestiones básicas a las que intentaron dar respuesta:

1. ¿Si una moneda tiene más valor para el término medio de los ricos que para la media de las personas pobres?

2. ¿Los analistas político – económicos deberían asignar pesos distintos a los ingresos adicionales que recibe una persona rica con respecto a los ingresos adicionales que pueden percibir los más pobres?

3. ¿Necesitan las personas pobres mucho más los alimentos que unos medios de distracción y, por el contrario, las personas ricas precisan más ocio y tiempo libre? ¿Son estas necesidades de unos y otros comparables en importancia?

4. ¿Realmente mejora el bienestar de una comunidad cuando se redistribuyen los ingresos entre ricos y pobres, sin que dicha redistribución tenga efectos negativos en el nivel de renta de la colectividad?

o El esquema conceptual de partida defiende que los bienes y los servicios tienen utilidad si contribuyen al bienestar físico de una persona, a la productividad y a la eficiencia. Los bienes y servicios pueden ordenarse jerárquicamente de acuerdo con su condición (material y no material) y con la satisfacción (utilidad).

o En la base material y económica de esta jerarquía, están los bienes y servicios que cubren necesidades básicas: alimentación, vestido y

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vivienda. La satisfacción de dichas necesidades básicas supone un grado de bienestar materia (económico) comparativamente mayor que la de los lujos.

o Dado que la renta de una persona tiene un determinado valor monetario, cualquier individuo utilizará ante todo dicha renta para adquirir los y servicios que garanticen un nivel mínimo de bienestar material (económico).

- Arthur C. Pigou (1877 – 1959): o Dedicó una atención muy especial al tema del bienestar social y

económico en sus obras ‘Wealth and Welfare’ de 1912 y ‘The Economics of Welfare’ de 1920. Para él el término de bienestar económico o material se identifica con aquellos estándares básicos de satisfacción humana y material que permiten o facilitan la felicidad.

o De acuerdo con esta definición, la primera meta que la política económica y otras políticas gubernamentales deben perseguir en cualquier país es la elevación del bienestar humano material. El principal problema reside, en medir el bienestar y en tener elementos para poder afirmar si éste mejora o no al tomar una determinada decisión política – económica.

o Para él, el bienestar económico consiste en ese conjunto de satisfacciones o insatisfacciones que pueden ser puestas en relación con la medida del dinero; tales satisfacciones se miden por el precio en dinero que se ofrece por ella, cuantificando estos precios, a su vez, el deseo y las satisfacciones sentidas (grado de satisfacción) cuando se obtiene el bien deseado: el individuo es capaz también de realizar siempre una previsión correcta sobre sus necesidades, aunque la posible subestimación de las necesidades futuras (comparabilidad de las utilidades) surge como una posible excepción muy importante.

o Dividendo nacional: Directamente relacionado con el bienestar económico de la

sociedad, las causas económicas no actúan directamente sobre el bienestar económico de de un país, sino a través de su contrapartida objetiva llamada dividendo o renta nacional, a través de su volumen, su distribución y sus posibles fluctuaciones.

Cualquier causa que aumente la participación absoluta en la renta real del pobre, con tal de que no implique una contracción en el volumen del dividendo nacional, incrementará, en general, el bienestar económico, para ello estableció dos proposiciones:

Aumentar la eficacia productiva Mejorar la distribución de los ingresos entre ricos y

pobreso De acuerdo con lo anterior, para medir o evaluar los efectos de las

políticas económicas tendríamos un criterio básico de referencia: que aumente el volumen de la renta y que se distribuya mejor, o que, si no aumenta, mejore al menos su distribución.

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o Eliminación de divergencias entre el Producto Neto Marginal Social (PNMS) y el Producto Neto Marginal Privado (PNMP):

Producto Neto Marginal Social (PNMS): incluye todos los bienes y servicios que derivan de un incremento marginal (ingreso adicional que se generará mediante el aumento de las ventas de productos en 1 unidad) en la aplicación de recursos en cualquier uso o lugar determinados, sin tener en cuenta a quien acabaran revertiendo los diversos componentes o beneficios del citado producto conjunto. Este incluye el PNMP y externalidades.

Producto Neto Marginal Privado (PNMP): es la parte del producto neto total que se acumula a la persona responsable de la utilización de nuevos recursos

o La conveniencia o no de una medida político – económica debía valorarse en función de que contribuyese a mejorar la eficiencia del sistema productivo y a no crear fluctuaciones innecesarias, pero teniendo igualmente en cuenta las mejoras que tales medidas pudieran suponer en términos de distribución (las necesidades y grados de satisfacción de los sujetos son distintos en razón de su respectivo nivel de ingresos).

4.2.2 El problema de comparaciones interpersonales de utilidad y el óptimo paretiano

- La economía del bienestar como tal se desarrolla a finales de la década de los años 30 y tendió a distanciarse de las consideraciones subjetivas y de carácter ético de Pigou. Este giro está marcado por la creciente introducción del positivismo en la economía: al hacer ciencia es posible y conveniente separar los hechos de los deseos. En este caso, la razón última para no aceptar dicho tipo de juicios es la dificultad de comprar las situaciones de bienestar que disfrutan los distintos individuos y las mejoras que puede introducir un cambio que se desee provocar en sus ingresos.

- Wilfredo Pareto (1848 – 1923) o Al plantearse cómo definir teóricamente la posición óptima (o de

máxima satisfacción) en el supuesto del libre intercambio de bienes entre individuos; Pareto había abandonado el concepto simple de utilidad mensurable sustituyéndolo por un índice ordinal de preferencias del individuo, lo que significaba aceptar el carácter no medible de la utilidad individual

o Óptimo de Pareto: la posición de máxima satisfacción para los individuos en juego

debía definirse como aquella en la que un intercambio adicional de bienes entre ellos ya no podía acarrear mayor beneficios a las partes, o a una sola de ellas, sin que se produjese pérdidas para las demás. Este criterio permite:

1. juzgar deseabilidad o no de ciertos cambios.

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2. que cada individuo se convierte en el mejor juez de su propio bienestar frente a los demás y a sus posibles imposiciones.

3. definir el conjunto de condiciones que, idealmente, deberían conducir al logro del máximo social o del bienestar colectivo máximo: el resultado de una decisión política – económica debería considerarse deseable u óptimo si al menos algunos miembros de la sociedad mejoran sus posición y su grado de satisfacción sin obligar a que otros empeoren.

Este principio paretiano puede explicarse de forma más profunda en función de las condiciones lógicas necesarias para maximizar el bienestar del consumidor y del productor. Para ello se deben cumplir tres condiciones:

1. la conducta del consumidor se considera óptima si es que la satisfacción del consumidor no puede mejorar sin que otros empeoren.

2. la conducta del productor se considera óptima si es que no es posible aumentar la producción de un bien sin reducir la producción de otros.

3. el máximo de la economía como un todo corresponderá a aquella situación en la cual el óptimo o las posiciones más eficientes de consumo y de producción están eficientemente distribuidas entre consumidores y productores: el bienestar social se maximiza o se consigue el óptimo económico, cuando de acuerdo con las condiciones de equilibrio general se logra el consumo, la producción y la distribución de bienes sean en cantidades y proporciones tales que la tasa marginal de sustitución común(cantidad de bienes o servicios que un individuo está dispuesto a cambiar por otra, sin que por esta pierda su nivel de utilidad o satisfacción ) a cada consumidor es igual a la tasa marginal de transformación entre productores.

El óptimo paretiano es una construcción teórica que, difícilmente, pueda darse en la realidad. no suministra guía alguna para todos aquellos cambios que puedan comportar daños para algún individuo o grupo de ellos cuando hay que reconocer que toda reforma económica por pequeña que sea, infringe una pérdida a alguien.

4.3 Los criterios de compensación: propuestas de Harrod, Kaldor y Scitowski- Las reconvenciones de Robbins a favor de la objetividad científica paralizaron la

línea de desarrollo de la Economía del Bienestar que habían iniciado Marshall y Pigou. Sin embargo, la necesidad de ofrecer respuestas prácticas a los problemas de Política Económica condujeron a que a finales de los años 30, varios economistas de cierto relieve iniciasen la búsqueda de posibles criterios para enjuiciar y valorar la bondad de las medidas de Política Económica, poniéndolas en

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relación con un supuesto de máximo bienestar social al que debería siempre tenderse.

- Roy Forbes Harrod (1900 – 1978): en un artículo publicado en 1938 dice que existe la necesidad de que el economista no tuviera que permanecer neutral en ante las medidas de política económica y defender el llamado ‘postulado de igualdad’. Afirma que sin duda podría demostrarse que el beneficio conjunto de la comunidad, gracias a la dicha derogación de las normas (Leyes de granos de Gran Bretaña de 1848) que impedían el libre comercio, superaba las posibles pérdidas de los terratenientes, pero ‘solo si los individuos eran tratados en algún sentido como iguales’, es decir, si se considera que todos los ciudadano pierden o ganan individualmente.

- John R. Hicks (1904 – 1989) y Nicholas Kaldor (1908 – 1986): en una breve nota publicada en 1939 en respuesta a la afirmación de Harrod, Kaldor negó que las comparaciones interpersonales de utilidad fueran absolutamente pertinentes a la hora de enjuiciar la bondad de una medida de política económica y propuso una norma más objetiva sobre la eficiencia y bondad de una decisión política: una medida económica nueva constituirá una mejora global siempre que los perjudicados por ella puedan ser más que compensados por quienes resulten beneficiados. Lo cual no significa que tal compensación deba ser satisfecha, ya que ello es una decisión política (principio de compensación).

- T. Scitovsky (1910 - 2002): compartía las propuestas de Kaldor – Hicks pero añadió un argumento simétrico llamado test complementario: la situación final resultante después de llevar a cabo una determinada acción sería mejor que la de partida si, además de que los ganadores fuesen capaces de compensar a quienes pierden, estos últimos no pueden a su vez comprar a los que se benefician con el cambio para incitarles a que éste no se produzca.

- El criterio de compensación de Kaldor – Hicks plantea un cierto número de problemas teóricos, empíricos y éticos importantes: es un criterio de eficiencia más no de equidad y que se basa en el supuesto de que la utilidad marginal de la renta es la misma para toda la gente. Es por ello que, economistas como Mishan y Little, entre otros, posteriormente han defendido que, además del criterio Kaldor – Hicks, unas determinadas políticas o programas deberían ser juzgados también a partir de sus efectos redistribuidos.

4.4 La función de bienestar social (FBS) como posible recurso para orientar y evaluar las políticas económicas.

- Paul Samuelson (1915 – 2009) fue siempre un duro crítico del principio de compensación y, por el contrario, colaboró con Abram, Bergson en la formulación del bienestar social quien en 1938 ya había expuesto sus posibles fundamentos. Ambos concibieron dicha función no como vía para ordenar las combinaciones de bienestar individual, sino más directamente para ordenar las combinaciones de todas aquellas variables de las que dependen los bienestares individuales.

- Esto sugiere que los objetivos de la política de un gobierno podrían o pueden ser contemplados de acuerdo con su contribución al bienestar de la sociedad. Consecuentemente, podría formularse una Función de Bienestar Social (FBS) en la que se recogiese el conjunto de variables que afectan globalmente al bienestar de

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la comunidad y que nos permite medir como contribuye una determinada acción a la mejora o no del bienestar colectivo.

- Para relacionar la función social del bienestar lo que habría que hacer es no considerar las metas a lograr como objetivos o fines sino como medios para avanzar hacia la maximización de las utilidades de todos los individuos que componen la comunidad que se toma como referencia.

- Partiendo de esta base, los objetivos de eficiencia y de pleno empleo son vías para alcanzar una posible Frontera de Posibilidades de Producción (FPP), es decir, la mayor cantidad de bienes disponibles bajo una determinada condición del sistema productivo, lo que haría que ciertos individuos pudieran mejorar su utilidad sin provocar simultáneamente que nadie la vea empeorada.

- El problema radica en que si bien la FBS puede construirse teóricamente, su desarrollo y estimación real plantean bastantes dificultades. Es precisamente por su carácter teórico, que existen restricciones que condicionan la posibilidad misma de estimar una función de este tipo y de utilizarla como referencia.

- Asumiendo que existe una armonía de intereses de todos los individuos de la sociedad, la maximización del bienestar individual se convierte en una condición necesaria para alcanzar el bienestar social óptimo. Un segundo supuesto de partida es aceptar que los individuos son quienes mejor enjuician su propio bienestar.

- Tres supuestos condicionan, en definitiva, el propio concepto y la posibilidad efectiva de estimar una FBS; el primero; es que existen preferencias sociales y que éstas pueden evaluarse mediante análisis lógicos y empíricos; el segundo, es que la sociedad tenga algún tipo de consenso sobre los objetivos y prioridades sociales (que esencialmente están ligados a las preferencias individuales); el tercero, hay que suponer, asimismo, que quienes deben tomar decisiones de política económica tienen conocimiento del interés público y que ponen en marcha un conjunto coherente de políticas para lograrlo.

- La moderna economía del bienestar asigna un papel predominante a la racionalidad en el proceso de elección social; un trabajo pionero en este terreno fue el de K. Arrow que en 1951, desarrolló formalmente los problemas que puede plantear el proceso democrático en orden a lograr o no una elección social racional: Arrow demostró que el cumplimiento de cinco condiciones intuitivamente obvias no es posible y que no se llega a una FBS; a esto le llamó el teorema de la imposibilidad que básicamente afirma que los problemas de bienestar colectivo y social no pueden resolverse de forma satisfactoria sobre bases simplemente lógicas, o mediante la utilización de principios de investigación económica científico.

- La paradoja del voto ya expuesta en el siglo XVIII por Concordet, demuestra que existe la posibilidad de no llegar a una clara preferencia mayoritaria cuando las propiedades individuales se agregan por vía democrática y se utiliza la regla de la mayoría.

4.5 Recapitulación final: pluralismo de objetivos versus planteamientos monistas.

La imposibilidad de alcanzar simultáneamente y al nivel máximo deseable todos los objetivos de la política económica constituye un hecho indiscutible; las propias

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relaciones básicas que existen entre las principales variables económicas junto con el propio carácter limitado de los recursos imponen restricciones que obligan a los policy- makers a establecer prioridades (en términos de jerarquía y cuantificación) y como es obvio, dichas preferencias y/o prioridades deberán considerar no sólo los objetivos de carácter más claramente económico sino los objetivos de carácter social.

En el primer apartado, partíamos en definitiva, del hecho de que los gobernantes tienen siempre delante de si una pluralidad de objetivos económicos y no – económicos que deben tratar de alcanzar o que se han comprometido a alcanzar. Desde el punto de vista teórico, un economista puede plantearse un objetivo individual y definir los instrumentos más adecuados para poder alcanzarlo. Pero lo que realidad nos muestra es que los objetivos a alcanzar no suelen ser ni uno, ni dos, sino que son siempre múltiples y que, además, están claramente interrelacionados entre sí. Y lo que el análisis económico nos enseña es que con gran frecuencia los posibles medios a utilizar no se corresponden ni en cuanto al número, ni en cuanto a sus posibilidades son los fines deseados, aparte de que prácticamente cada uno de ellos tenderá a afectar directa o indirectamente a todos los objetivos y no a uno solo en particular.

En el segundo, tercer y cuarto apartado; se han expuesto de forma muy sintética algunos de los trazos más relevantes de la Economía del Bienestar, una corriente analítica orientada a tratar de definir cómo y en qué medida aumenta el bienestar de los individuos y de la sociedad en su conjunto al efectuar algún tipo de intercambio o al aplicar una medida de Política Económica, lo cual en caso de lograrse proporcionaría un criterio para tomar las decisiones más acertadas posibles e incluso para poder enjuiciar ex ante y/u ex post la conveniencia o el acierto de una medida que se decidiese aplicar.

Este tipo de preocupaciones llevaron a una serie de economistas a plantearse la posibilidad de definir un objetivo único de política económica; es así que el objetivo ‘bienestar social’ en su definición más amplia, se situó así como la meta última a alcanzar o, en una visión más reductiva y aparentemente alcanzable, el objetivo ‘bienestar económico’. En caso de que fuera posible clarificar el contenido de este objetivo único, el problema podría reducirse a trata de valorar en cada caso la contribución que una acción concreta realiza al logro del mismo desde una perspectiva colectiva, es decir, considerando el conjunto de ciudadanos, algunos de los cuales pueden salir perjudicados individualmente, mientras otros obtienen unas ventajas o beneficios.

Hay que admitir, con Boulding, Robertson, Graaf y Samuelson, entre otros, que, como guía para la praxis de la política económica, las aportaciones de la economía del bienestar han tenido y tienen un valor muy limitado. En particular, como consecuencia de que el postulado de igualdad ha resultado ser difícilmente aceptable, y que, por tanto, la comparabilidad entre los grados de satisfacción de los distintos individuos constituye una cuestión no sólo muy ardua, sino imposible, salvo desde una perspectiva teórica.

Muchas de las aportaciones incluidas dentro de esta corriente de análisis económico presentan incluso algunos rasgos que resultan bastante insatisfactorios: el primero es que algunas de sus propuestas han derivado hacia simplificaciones bastante excesivas (tesis del ‘second best’; en segundo lugar, hay

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que reconocer que el propio concepto de bienestar económico resulta siempre muy vago y que queda bastante lejos de las preocupaciones más inmediatas y concretas del ciudadano o de las metas que el político pueda ofrecer, en este sentido hay que reconocer que las partes que supuestamente integran dicho bienestar se comprenden mucho mejor que la idea de lograr el bienestar económico o social en su conjunto; por último, el problema de medir ese bienestar y sus variaciones no sólo individuales, sino colectivas no ha podido resolverse bien, salvo desde una perspectiva generalmente muy teórica.

Lo anterior no significa que no pueda atribuirse un considerable valor a los esfuerzos realizados por quienes han trabajado en el campo de la economía del bienestar, sus preocupaciones y propuestas han servido; en primer lugar a para mejorar la conciencia y la comprensión de los problemas con que se enfrenta la política económica y la toma de decisiones sobre fines y medios, además de impulsar avances en microeconomía; en segundo lugar, es innegable que algunas derivaciones prácticas de la economía del bienestar, como de hecho hay que considerar al análisis coste – beneficio y a otras técnicas de evaluación económico – social de proyectos, se han desarrollado a la sombra de las aportaciones y debates de esta corriente analítica.

El concepto de Función de Bienestar Social (FBS) también ha abierto un frente de singular interés analítico e, incluso, práctico; se utiliza como instrumento para expresar una relación ajustada entre las preferencias individuales, los objetivos de la sociedad y los de los policy – makers. En la práctica, sin embargo, no resulta nada fácil especificar una función de bienestar social. Hay conflictos y contradicciones entre las distintas preferencias que difícilmente pueden eliminarse u ordenarse de forma jerárquica.

La idea de encontrar y definir con precisión un objetivo único y la de estimar si una determinada actuación o movimiento permiten aproximarse al mismo o nos alejan de él sigue constituyendo, en todo caso, un reto que no ha podido resolverse. En el mundo real, los que discuten, proponen, deciden /o hacen política económica deben tomar en consideración una pluralidad de objetivos. En el fondo, el reconocimiento de la interdependencia entre las distintas variables constituye uno de los principios de la ciencia económica. Bajo el término monista de bienestar, que lo comprende todo, se enmascaran los objetivos económicos y no – económicos, con sus ineludibles interrelaciones y la necesidad de efectuar siempre algún tipo de elección previa. En este sentido, la tarea del economista, consiste en presentar las distintas políticas alternativas y en centrar la atención sobre la necesidad de escoger sobre las consecuencias y costes de las diferentes elecciones en relación con unos objetivos plurales y sobre las interrelaciones básicas que los vinculan entre sí y con los posibles instrumentos a utilizar.