LOS DON

QUIJOTE DE

EUROPA en los tiempos

modernos

Autores

Parte en verde: pareja italiana

Parte en azul: pareja francesa

Año de publicación: 2014 Colegio «S. Pellico» de Vedano Olona (Italia) e Instituto «St. Pierre», Courpière (Francia)

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Índice

1. Sobre el principio de las aventuras, p. 5 2. Sobre el suceso con un grupo de rappers ingleses, p. 9 3. Sobre la aventura con un pobre hombre en Grecia, p. 15 4. Sobre la defensa del patrimonio histórico y artístico en Alemania, p. 20 5. Sobre un desesperado por amor y la lucha por la vida en Italia, p. 24 6. sobre la defensa de las mujeres en Irlanda, p. 28 7. Sobre lo sucedido en Francia a cargo de ingenuos, p. 32 8. Sobre la aventura de Sancho en su gobierno en Finlandia, p. 35 9. Sobre el final de las aventuras, p. 39 Apéndice Entrvista imaginaria a don Quijote de la Mancha, p. 43

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A nuestros profesores que nos han guiado en este

proyecto

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Capítulo I Sobre el principio de las aventuras

No hace mucho tiempo vivía en Madrid un chaval de nombre Alonso Quijano, alto y delgado, sobre los veinticinco años, aficionado a la música y por este motivo todos lo llamaban "Don Quijote de la Música". Vivía en uno de los barrios más ricos de Madrid, pero esto no importaba porque pensaba que no sirve el dinero para ser feliz. La música era todo para Alonso, la escuchaba día y noche sin cansarse nunca. Prefería escuchar canciones que hablaban de los problemas de la sociedad, canciones que querían cambiar el mundo solo con las palabras, pero que llegaban al corazón de las personas. Otra cosa que a Alonso le encantaba era participar en los grupos solidarios de su ciudad con su fiel amigo Sancho, que siempre quería imitarlo. Los dos iban a los barrios más pobres y para ayudar a los hombres de la calle y las personas más necesitadas. Esto les hacía sentir bien, útiles a los demás porque a esa edad los muchachos creen en un mundo más justo y bonito para vivir. Don Quijote de la Música no dejaba nunca de cantar para ayudar a las personas. Un día, perdió su voz a fuerza de tanto cantar y se volvió loco. Entonces, decidió tocar la guitarra para reemplazar su voz.

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Pero más los días avanzaban, más perdía su voz. Se sentía desamparado y deprimido. Por suerte, tenía un amigo fiel, Sancho Panza. Su amigo trataba de ayudarlo. Así fue que le propuso formar un dúo: Sancho cantaba y Don Quijote tocaba la guitarra. Decidieron llamarse "Los caballeros de la música". Su especialidad era la música medieval. Así fue que partieron con su música y sus ganas de ayudar a la gente de gira por Europa. Visitaban los hospitales, los geriátricos y los orfelinatos para dar un poco de alegría a mayores y chicos. Al mismo tiempo, encontraban a personas talentosas y les proponían unirse a ellos para seguir actuando. Se hicieron más y más conocidos y gracias al cosmopolitismo del grupo, eran muy queridos en varios países de Europa: Francia, Italia, España, Grecia, Alemania, Reino Unido, Irlanda, Finlandia y muchos países más. Cantaban en todas las lenguas europeas y daban conciertos para recaudar fondos. El dinero recaudado lo daban a asociaciones solidarias y a los más necesitados. Con el tiempo, Alonso recobró su voz y siguió cantando y tocando con su grupo por un mundo mejor, más bonito para todos. En muchas plazas europeas encontraba a sus aficionados y quedaba impresionado por lo que pasaba en los países: era como si sus palabras estaban cambiando realmente el mundo, porque muchos don Quijotes en Europa habían puesto mano a la obra ....

Serena, Valentina – Justine, Azania, Elizabeth

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Capítulo II Sobre el suceso con un grupo de rappers ingleses

Mr Quijote y Mr Panza cruzaron el gran puente móvil del Tower Bridge con su sidecar. Durante el recorrido conversaban y admiraban las bellezas de la ciudad de Londres: la gran rueda panorámica del London Eye y todos los barcos que navegaban en el río Támesis. Cruzado el puente llegaron cerca de la imponente torre del reloj: el Big Ben. Apenas Mr. Quijote lo vio, le pareció un ogro altísimo con un sólo ojo, pero su fiel amigo le contestó que aquel no era un ogro sino una torre con un reloj en el medio. Mr. Quijote no le hizo caso y como era un hábil policía, aunque un poco loco, tomó su escopeta y se lanzó contra la criatura monstruosa con su motorete. Como entendió su intención, Mr. Panza, miedoso como era, bajó enseguida del motorete y se escondió en un pub cerca. Mr. Quijote disparó más veces, pero la criatura no se moría. Entonces, el policía decidió trepar a la torre para tomar bien la puntería. Llegado encima intentó disparar otra vez más cerca del ojo, pero sobre el punto de tirar, la manecilla más grande del reloj que se estaba moviendo, le hizo hacer un vuelo de doscientos metros.

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Mr. Panza acudió en su ayuda y vio que Mr. Quijote todavia seguía vivo, gracias a la hierba del parque del St. Jame's Park que amortigó un poco el golpe, aunque el policía estaba muy aturdidido. Entonces, Mr. Panza lo llevó bajo un árbol y pronto le llevó té con scones y muffin para que se recuperase pronto. Por supesto, Mr. Panza aprovechó de la situación para comer algo también: apple pie y kidney pie. Descansaron un rato, mientras Mr. Panza les seguía diciendo a su amigo que sus aventuras eran muy peligrosas, que tenía que tener cuidado, que tenía que escuchar sus consejos. Luego, con su vehículo, tomaron el camino para Cambridge. De repente, vieron un grupo de muchachos vestidos como rappers, con gorras, pantalones enormes con cadenas largas, anillos grandes, piercings y en la mano cigarillos encendidos. Cuando acabaron de fumar, echaron al suelo las colillas y empezaron a escupir, gritar y pelear. Mr Quijote empezó a enfurecerse con el grupo porque pensaba que los rappers eran insolentes y no tenían respeto para los demás. Mr Panza se fue otra vez al pub, porque ya no quería más problemas. Los jóvenes comenzaron a insultar a Mr Quijote, él los empujaba y así empezó una pelea. Golpes por todos lados, patadas, gritos y más insultos, mientras Mr Quijote les gritaba de cambiar vida y ponerse al servicio de la comunidad.

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En un momento, la pandilla se paró, impresionada por las palabras de Mr Quijote. El jefe de la pandilla le pidió disculpa y le propusieron cantar un rap juntos, utilizando esas palabras. En ese momento, Sancho salió del pub, después de comer más muffins y de tomar chocolate caliente y vio a su amigo cantando con los rappers y decidió agregarse al grupo, satisfecho del final de esa aventura.

Francesco, Simone V. – Marine, Lucas

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Capítulo III Sobre la aventura con un pobre hombre en Grecia

Después de la terrible paliza que recibió en el pub de Viena, Sancho no paraba de reclamar un justo castigo para esos malos tipos, con su amigo fotógrafo, el señor Quijote. Los dos decidieron irse deprisa de allí y coger un avión para Atenas. Después del despegue, Sancho ya tenía hambre y la azafata le llevó dos ricos bocadillos de chorizo y queso y dos copitas de cerveza. Entre charlas y bocados, Sancho se durmió con la copa de cerveza casi terminada en la mano. Desgraciadamente la cerveza se derramó toda en la ropa de Sancho y el señor Quijote, intentando reparar el daño, sobre todo por el terrible olor que se había difundido en todo el avión, despertó a Sancho, con su gran quejarse. Pero ya habían llegado a Atenas. El cielo estaba despejado y hacía calor. Al salir del aeropuerto, el señor Quijote se dirigió hacia un taller donde se alquilaban coches y explicó a Sancho que necesitaban un coche rápido y cómodo para llegar a tiempo al sitio del encuentro con el poderoso Zeus, un hombre que muy pocos habían visto. Después de un breve regateo, los dos salieron del taller con un coche nuevísimo y partieron rumbo hacia el monte Olimpo, donde ahora vivía el invisible Zeus. Llegaron en sólo dos horitas.

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Salieron del coche para ver si ya Zeus estaba. El plan era que, mientras el señor Quijote y Zeus se enfrentaban, Sancho podía aprovechar para sacarles unas fotos, que habría podido vender y recobrar mucho dinero. Así, de un rato, vieron un gran polvo que se acercaba, parecía un ejército listo para lidiar. El señor Quijote le ordenó que se parase pero el polvo seguía acercándose. Sancho corrió a esconderse en el coche con la cámara. Muy despacio el polvo reveló una figura de un hombre bajo y gordo, con barba y ropa sucia. El dios del Olimpo avanzaba hacia el señor Quijote. Entonces, él corrió hacia Zeus con su arma, un fusil de asalto, muy enfadado y fue a enfrentar al hombre creyendo que era el dios del Olimpo. En realidad, era un pordiosero que llevaba unos pantalones agujereados y sucios, llevaba un sombrero para pedir limosna en la calle y una chaqueta de cuero. El hombre olía muy mal, era un olor de alcohol y de basura. Sancho Panza le gritaba que era un pordiosero y no un dios, pero el señor Quijote no le prestaba atención y se lanzó sobre el pobre hombre y le disparó. Pero como su vista era muy mala, él le pegó en la lata de cerveza que el hombre llevaba en la mano. Sancho salió del coche y cogiendo el arma, la lanzó en un precipicio de la montaña. Al oír el disparo, el pordiosero corrió hacia el coche de alquiler y huyó rápidamente con su nuevo medio de transporte.

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El señor Quijote y Sancho Panza se quedaron sin arma, sin cámara y sin auto, pero convencidos de que ese hombre desde entonces habría mejorado su vida, al menos por el coche nuevo! Así charlando, se fueron hacia un bar a comer moussaka y yogur.

Nicolò, Andrea Z. – Annabelle, Côme

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Capítulo IV Sobre la defensa del patrimonio histórico y artístico en Alemania

Al cabo de unos días de viajes en autocar, el señor Quijote y su amigo Sancho Panza llegaron en Berlín, justo delante de la majestuosa Puerta de Brandeburgo. Los dos quedaron impresionados por su belleza. Había mucho tráfico y mucha gente por las calles, que discutían sobre un importante asunto: en el Neues Museum se había expuesto por unos días la famosa Piedra de Rosetta, procedente del British Museum, pero ahora resultaba que la habían robado. El señor Quijote oyendo esto, empezó a discutir con Sancho sobre la importancia de la defensa de la cultura en todas sus formas porque sin las propias raíces no hay futuro. Desde lejos vio llegar una camioneta que llevaba algunas piedras, enormes y pequeñas, así el señor Quijote quiso pararlo para examinar ese cargo, porque allí podía estar la Piedra de Rosetta. Al acercarse, el señor Quijote desafió al conductor: «¡Baja de inmediato y déjame ver qué llevas!!». «Perdone señor, perdone, ¿ qué pasa? No he hecho nada, no he hecho nada... soy solo un pobre hombre , un campesino, y llevo estas piedras a mi granja porque tengo que construir un nuevo corral para mis animales».

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«Esto lo vamos a ver enseguida» añadió el señor Quijote. «Sancho, sube a la camioneta y busca la famosa Piedra, patrimonio de nuestra memoria y cuando la encuentres, piensa que tenemos la importante misión de devolverla pronto a su sitio». Sancho obedeció a su sabio amigo, y busca y busca, no encontraba esa preciosa Piedra. Para no defraudar al señor Quijote, le llevó una simple piedra de albañil. Al verla el señor Quijote dijo satisfecho: «Gracias, amigo Sancho, hoy hemos puesto en seguro una pieza importante de la historia de la humanidad, ahora vamos a devolverla a las autoridades». Mientras tanto, se había acercado una gran cantidad de gente que no estaba entendiendo nada de lo que decía ese hombre, porque ellos veían que aquella era sólo una simple piedra para construir y se echaron a reír con gran gusto. El señor Quijote no les dio importancia y siguió con su misión. En el camino encontraron a un grupo de muchachos peleándose. El señor Quijote intervino y quiso saber cuál era la causa de tanta violencia. Un muchacho contó que habían robado unos cuadros preciosos de un riquísimo señor y ahora todos querían una parte para venderlos y recaudar dinero. El señor Quijote entonces sintió que otra misión lo esperaba, se echó encima de aquellos , paró esa paliza y con la ayuda de Sancho los ató y decidió llevarlos delante de un juez para ser juzgados,

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mientras los cuadros habrían sido entregados a su legítimo sitio, el Alte Nationalgalerie. Pero, los muchachos con toda fuerza, lograron liberarse y recobrar lo cuadros y antes de huir, pegaron tan fuerte al señor Quijote y Sancho que los dejaron medio muertos en el suelo.

Andrea D., Samuele – Anthony, Emma

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Capítulo V Sobre un desesperado por amor y la lucha por la vida en Italia

El señor Quijote, un bombero jubilado y su amigo Sancho, decidieron empezar su viaje por Europa en helicóptero para prevenir hogueras veraniegas. Sancho no quería partir, porque en realidad el señor Quijote no tenía carnet de conducir y él tampoco. Pero el señor bombero, testarudo y orgulloso como siempre, dijo a Sancho que un hombre honrado no debía tener miedo y aplicar siempre su sabiduría en los casos difíciles de la vida. Así hablando, logran despegar. El vuelo no fue tan tranquilo, por supuesto, pero al final vieron que la tierra terminaba y empezaba el mar. Decidieron aterrizar. Estaban en Génova, en Italia. El señor Quijote, impresionado delante de esos barcos imponentes, allí amarrados en el gran puerto, decidió subir y empezar otro viaje, porque otras aventuras los esperaban. Sancho en realidad quería descansar un rato, pero pensó en toda la comida que podían ofrecer en ese barco tan lujoso. Viajaron toda la noche y a la mañana siguiente llegaron a Cerdeña. El tiempo era magnífico. El señor Quijote y Sancho empezaron a visitar la ciudad y desde el muelle vieron, desde lejos, un viejo barco abandonado.

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El señor Quijote fue capturado por ese barco y decidió acercarse. Junto a Sancho que se quejaba de no haber comido nada todavía, subieron en ese barco y allí encontraron unos objetos: una ropa vieja, un sombrero, unas zapatillas y…una botella con algo en el interior. Quijote lo sacó, era una carta y la leyó a Sancho. Descubrieron una triste historia: un joven hombre había sido rechazado por su enamorada y entonces se había retirado de la vida y había decidido vivir en soledad para siempre y dejarse morir. El señor Quijote no podía aceptar que alguien rechazara el bien supremo, la vida, a pesar del valor grande del amor. Decidió informarse sobre ese joven desgraciado, preguntando a la gente de ese lugar. Alguien le dijo que desde hacía unos meses se veía un hombre descuidado, andando solo en la playa y quedándose horas y horas encima del acantilado. El señor Quijote entonces decidió esperarlo allí. Después de algunos días, mientras Sancho consumaba un rico desayuno, con cappuccino, zumo de naranja y bollos, el señor Quijote sintió una mano encima de su espalda, era el joven de la carta. El señor Quijote empezó a charlar con él: le preguntó sobre su historia de amor y él le contó sus aventuras y su amor para la bella y sin par Dulcinea, la mujer más noble que vive en sus sueños. Llegaron a hablar del don maravilloso que es la vida y muchas cosas más.

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El joven empezó a entender y viendo ese hombre tan convencido de sus ideales, quiso pedirle si podía seguirlo en algunas de sus aventuras, porque desde entonces quería vivir la vida a gusto.

Simone F., Thierry – Théo G., Arthur

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Capítulo VI Sobre la defensa de las mujeres en Irlanda

El famoso escritor Mr Quijote y su amigo Sancho Panza, se pusieron de camino en la verdeante Irlanda. Delante de ellos se abría un paisaje encantador. Listos para nuevas aventuras que contar, alquilaron un coche Ford y condujeron hacia Dublín. Hacía frío y estaba nublado. La calefacción del coche no funcionaba, así que don Quijote se puso la cazadora de Sancho que no parecía tener frío, porque se había calentado ya con unas cañitas de Murphy's. Después de algunos minutos, la cazadora empezó a mancharse de una sustancia roja, cerca del corazón. Sancho, aunque estaba conduciendo, se dio cuenta de la mancha roja y se espantó, se echó a gritar, pensando que su amigo estaba sangrando y se paró. Don Quijote con toda su firmeza, se quitó la cazadora y descubrió en los bolsillos dos bocadillos rellenos de queso, bacon, cebollas y mucho ketchup. Don Quijote entonces, empezó sus razonamientos sobre el hecho de que el hombre honrado no debe dejarse vencer por la gula y tampoco espantarse por nada, porque tiene que ser valiente y vencer sus debilidades. Sancho escuchaba a su sabio amigo y le dijo que el mundo sería realmente mejor si las personas

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tuvieran su mismo portamiento. Mientras conversaban sobre estas cosas, se estaba acercando un coche con una caravana. En el coche estaban sentados tres niños y conducía un muchacho de unos veinte años. Don Quijote viendo a los niños, pensó que estaban en peligro. Así decidió cerrarle el camino con su cuerpo. El muchacho le pidió que les dejara pasar porque esos niños estaban en peligro, así como estaba en peligro su madre que estaba en la caravana. Mr Quijote que no podía aguantar historias de injusticias y violencia, quiso saber todo. El muchacho contó que el padre de los niños, el señor Hip, era un alcohólico violento que pegaba tanto a sus niños cuanto a su pobre mujer Penélope y que ahora estaba llevándolo fuera de la ciudad. Don Quijote entonces, recogió todas sus fuerzas pensando en la belleza y nobleza de su amada Dulcinea, se dirigió hacia la caravana y pidió al hombre que saliese de allí para enfrentarse con él. El hombre salió muy enfadado, sucio y borracho, mientras su tímida y delgada mujer miraba la escena desde la puerta de la caravana. Sancho tenía miedo por su amigo e intentaba convencerlo de dejar esa pelea, que no era asunto suyo. Mr Quijote respondió: "No podemos cerrar los ojos delante de estos problemas, amigo Sancho".

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Sin embargo, Mr Quijote al ver ese hombre tan desgraciado, dejó la lucha con él y pidió al muchacho del coche que lo llevase a un centro de salud para curarse, mientras la mujer y los niños podían volver a casa y él y su amigo Sancho habrían cuidado de ellos. Penélope se echó a llorar a los pies de Mr Quijote, agradeciéndole mucho y dándole el apodo de "Caballero de los indefensos".

Mattia, Gerald – Thomas, Myriam, Mélanie

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Capítulo VII Sobre lo sucedido en Francia a cargo de ingenuos

Después de algunos días en la cama, por gripe, resfriado y dolor de garganta, el señor mecánico Alonso Quijote no podía más y, a pesar de los consejos de Sancho, su vecino, de recuperarse bien, él quería salir para seguir en sus aventuras. Mientras hablaban así, sonó el teléfono y del otro lado, con toda sorpresa de ambos, se oyó la voz que decía que era el Presidente de la República francés, que se había difundido la noticia del señor Quijote que viajaba por Europa para reparar, en vez de coches, los problemas de la sociedad, y que ahora quería proponerle una importante misión. El Presidente había comprado un Ferrari volador, que llegaba hasta los 750 kilómetros por hora, que servía para vigilar sobre las grandes ciudades francesas, donde había problemas de pandillas criminales y los ciudadanos estaban cansados y decepcionados por esa situación. El señor Quijote dijo:”Prepárate amigo Sancho, ya es la hora de volver al mundo. La gente nos necesita”. Después de una hora los dos estaban listos para partir rumbo a Francia con sus Harley Davidson.

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Al día siguiente llegaron a París y se dirigieron al Palacio del Elíseo para ver al Presidente. Fueron recibidos por dos guardias, a los que les contaron de la llamada del Presidente y de su misión. Los dos guardias los miraban incrédulos, pero como se estaban aburriendo mucho, decidieron seguir en esa broma y divertirse un poco. Les mostraron un coche rojo, luciente. El señor Quijote quiso subir deprisa para empezar su misión, mientras Sancho le estaba diciendo que ese era un coche como todos los demás, que no tenía nada especial, pero él no lo daba cuenta y al final, Sancho tuvo que darle la razón. Listos para despegar a toda velocidad, el coche después de algunos minutos se encendió. Sancho intentó sacar del coche a su amigo que seguía queriendo conducir. Con mucha dificultad, lograron ponerse a salvo, antes que el coche estallase en mil pedazos. Cuando despertaron, estaban en una cama de hospital con alrededor un montón de personas que los celebraban por el esfuerzo de socorro a la nación francesa. Los dos hombres se habían hecho daño por todas partes, pero estaban contentos de tener tantos aficionados, que creían en su hazañas, a pesar de tener alguna duda sobre el coche volador.

Stefano, Marco – Yumi, Salomé

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Capítulo VIII Sobre la aventura de Sancho en el gobierno de Finlandia

Un día, el agudo profesor Quijote decidió inventar un plan para un alumno suyo, con pocas ganas de estudiar y con muchas ilusiones, llamado Sancho Panza. El señor Quijote convenció a Sancho a apuntarse en las listas políticas de la ciudad de Helsinki. Efectivamente, Sancho fue elegido por todos los alumnos del instituto y sus padres y ganó las elecciones a presidente de Finlandia. Sancho Panza era muy vago en el estudio, pero era muy sensible por lo que afectaba a la naturaleza. Por lo tanto, decidió hacer unas leyes para proteger todas las especies de árboles porque, como él iba siempre a jugar y explorar en los borques, se dio cuenta de que esos sufrían una fuerte deforestación porque los ciudadanos los usaban para construir muebles y otras cosas y para hacer fuego en sus casas. Decidió entoces hacer una ley que limitaba el número de árboles que se podían talar por mes. Al principio, los habitantes respetaban la ley y pensaban que era una buena ley. Después, decidió hacer algo también para los animales. Entonces, hizo construir un parque zoológico enorme, pero las dificultades empezaron a

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llegar con sus acciones recientes. De hecho, en el parque entraron unas pandillas de muchachos, mandados por hombres malvados y sinvergüenzas, que no estaban de acuerdo con la política de Sancho y empezaron a dañar todo el establecimiento y a envenenar a los pobres animales. Sancho que esperaba que la gente aprendiera a respetar a la naturaleza y a los animales, porque son patrimonio de nuestro planeta y nos permiten vivir y aprender a amar, se decepcionó tanto que decidió poner guardias en el parque y en los bosques. Además, hizo carteles publicitarios por todas partes, y proyectos en las escuelas, luego, organizó excursiones para hacer conocer a la población la belleza y riqueza que les rodeaba. Desgraciadamente, los guardias lo traicionaron e hicieron una huelga y la población no participó mucho en las manifestaciones. Además, Sancho tuvo que solucionar muchas peleas entre los habitantes por el problema de la contaminación de la ciudades y de la basura. Así, propuso viajar siempre en bicicleta o a pie o a caballo y reducir los consumos y reciclar la basura, pero nadie le hacía caso. Sancho no sabía más manejar la situación y tanto fue el lío que no dormía ni comía por la noche y por el día.

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Así que un día desde el balcón de su habitación, mirando su ciudad, pensó entre sí: “Todos podemos mejorar, soñar lo imposible, pero al final tenemos que volver a la realidad. Cada uno es lo que es. De momento, no estoy listo para gobernar. Lo sueños se pueden realizar pero hay que ser pacientes y sabios”. El día después decidió despedirse de todos y volver a su vida normal, en el instituto, contento de su vivencia y listo para enfrentar el futuro.

Martina, Rebecca, Elena - Benoit, Adrien

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Capítulo IX Sobre el final de las aventuras

El señor Quijote, después de tantas aventuras en su vida, a veces alegres a veces tristes, había regresado a su pueblo, en La Mancha. Los días pasaban lentos y sin vitalidad, ya no buscaba más pretextos para ir hacia nuevas aventuras. Dejaba pasar los días en la pesadez de su cuerpo cansado de tanto andar y vivir. Pero le quedaba su última voluntad. Con su móvil envió a todos sus amigos europeos, que habían creído en sus valores, un mensaje para que fueran a su casa a verlo por última vez, sin tristeza y con alegría. Al cabo de dos días, su casa se llenó de gente que le agradecía de todo el bien hecho a los demás, de todo el tiempo pasado en su compañía viviendo la vida en plenitud. Al fin, llegó Sancho, que le trajo el regalo más bonito: un libro electrónico que contaba todas sus aventuras. El señor Quijote, enternecido, dijo a Sancho: « Querido Sancho, tú has sido un amigo fiel, leal, valiente y amable. Contigo he vivido muchas aventuras, has compartido mis valores e ideales y me has ayudado a ver mejor la realidad. ¡Gracias amigo mío! Pero ahora, tenemos que dejar el testimonio a los demás, para que sigan luchando para un mundo mejor. Entonces, prepara una cámara para grabar mi último mensaje.

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Recuerda, Sancho, que deberás mostrarlo sólo después de mi partida». Sancho, con profunda tristeza, cumplió con esta última voluntad del señor más noble que había conocido nunca, que le había enseñado que algo puede cambiar realmente en la realidad, gracias a la fuerza de los sueños. De hecho, gracias a él, Sancho había podido salir de la rutina y de la mediocridad de su vida y había empezado a creer en sus sueños y en un mundo diferente, más justo. Así durante el entierro, se prepararon pantallas gigantes para transmitir el último mensaje del señor Quijote. Con la presencia de miles de personas en un silencio sobrenatural, se oyó su voz diciendo: «Queridos amigos, ya me voy. En mi vida he creído siempre en mis valores y siempre he luchado por ellos: la dignidad, el respeto, la justicia, y sobre todo el amor. Porque sin ellos no somos hombres verdaderos. Ahora toca a vosotros, vivid la vida con coraje, perseguid vuestros sueños, con esperanza y fe en vosotros y en vuestros ideales. Con este bagaje, pasaréis también los desafíos más difíciles y siempre valdrá la pena vivir la vida».

Krizia, Melissa – Philippe, Valentin

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Apéndice

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ENTREVISTA IMAGINARIA A DON QUIJOTE DE LA MANCHA De lo que piensa el ingenioso hidalgo sobre el mundo de hoy

- Buenos días señor Quijano, somos los alumnos de la clase 2° C del colegio “S. Pellico” de Vedano Olona. - Pasad, chicos, pasad. Pero, antes, llamadme don Quijote, porque Alonso Quijano ya no existe. - Pues, señor don Quijote, podría dejarnos algunos consejos sobre algunos problemas de nuestra sociedad. Aquí tenemos algunas fotos de lo que pasa en nuestra época. - Hablad, chicos, hablad. Recibo vuestros problemas como nuevos desafíos para mi imaginación. - Pues, desgraciadamente en nuestra sociedad está muy difundida la llaga de la violación de las mujeres. ¿Qué piensa usted? - Pues yo digo que hacen falta leyes más estrictas, por un lado,por otro hay que cambiar la cultura del machismo, para empujar en las personas el valor del respeto de lo demás.

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- ¿Qué piensa respecto al maltrato y abandono de los animales? - Que se impartan penas más severas, como cuidar para un largo tiempo de unos cachorros u otros animalitos.

Yo te quiero, y tú ¿por qué me abandonas?

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- ¿Cómo resolver el problema de la contaminación? - Deberíais volver a los hábitos saludables de un tiempo. Aplicar la regla de las tres “R”: reducir, reciclar, reutilizar. La gente también debería volver a utilizar los medios verdes, como la bici, los patines, los pies, o los caballos…como mi pobre Rocinante, ¿os lo acordáis?

Y tú, ¿sabes qué es contaminar?

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- ¿Cómo enfrentarse con el problema de la intolerancia hacia otras culturas? - Este es un problema que me gustaría resolver personalmente…me iría por todo el mundo con personas de diferentes culturas y encontraríamos a gente de otros países para interactuar y entender al final que los demás pueden enquiquecernos y juntos podemos contruir un mundo mejor. Este es la base para llegar a ser ciudadanos del mundo.

La diversidad enriquece

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El acoso escolar no es fuerza sino debilidad

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- Prepotencia + Tolerancia

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- Desde su inestimable experiencia, ¿cómo podemos mejorar nuestra sociedad? - Tenéis que empezar desde pequeños, hace falta aprender el respeto, la honestidad, la tolerancia, la hermandad, la paz. Considerad chicos, que estos son valores básicos de la convivencia civil entre los todos los hombres del mundo. - Como usted sabe de las cosas de amor, ¿qué quiere aconsejarnos sobre este asunto? - Siempre he confiado en el amor, proque un caballero andante sin dama es como un árbol sin hojas y sin frutos, es como un cuerpo sin alma. Dulcinea ha sido el ideal más alto por el que luchar. Permitid al amor ser vuestra guía en todo lo que hacéis en la vida y en frente a las dificultades no rindaos, luchad por y para él, aunque a cueste esfuerzos, pero al final la vida os sonreirá de nuevo. - ¿Querría añadir algo más? - Acordaos que vosotros sois el futuro y que podéis cambiar el mundo. No perdáis nunca la esperanza, cultivad siempre lo bueno y lo hermoso, luchad por y para vuestros sueños sin desanimarse, pero con coraje y amor y…también con un poco de locura, como hice yo. Pero permitidme otra reflexión: los libros! Ellos me han acompañado siempre y creo que todos deberían confiar en ellos, porque la lectura nos lleva a la sabiduría y nos permite viajar con la fantasía, llegando a la libertad.

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- Pues, señor don Quijote, muchas gracias por todo el tiempo que nos ha dedicado. Le prometimos que intentaremos seguir sus nobles consejos y que en las dificultades pensaremos siempre en usted y en todo lo que nos ha dejado. Gracias y ¡hasta siempre! El texto de la entrevista: alumnos italianos

Imágenes y fotos: alumnos franceses

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