Los Renglones Torcidos de Dios o el espejo de la locura

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LOS RENGLONES TORCIDOS DE DIOS: EL ESPEJO DE LA LOCURA 1) Breve biografía del autor de la novela. Torcuato Luca de Tena (Madrid 1923-1999), Marqués de Luca de Tena, escritor y periodista. Fue corresponsal permanente de prensa en Londres, Washington, Oriente Medio y México, ex director de ABC (y nieto de su fundador) y miembro de la Real Academia Española desde 1973. Publicó su primera obra en Chile a los dieciocho años. Entre sus obras destacan “Los hijos de la lluvia” o “La brújula loca”, pero sus mayores éxitos los cosechó con sus dos grandes novelas: “Edad prohibida” (1958), sobre el amor y la adolescencia, y “Los renglones torcidos de Dios(1979), sobre la locura. Sus narraciones se construyen en torno a un personaje central y rehúyen cualquier elemento que ponga en peligro el correcto entendimiento de la trama. Siente un particular interés por la caracterización de sus personajes, algo que cuida mucho en sus obras, y en especial por los problemas psicológicos y psiquiátricos. Cultivó también el teatro, la poesía, el cuento y el ensayo histórico. “¡Mercedes, Mercedes!” fue su última novela publicada. En 2000, Editorial Planeta publicó póstumamente sus “Poemas inéditos” Fue un escritor que obtuvo muchos premios: - Premio Nacional de Literatura (1955) - Premio Planeta (1961) - Premio Fastenrath de la Real Academia Española (1969) - Premio Espejo de España (1993) - Premio de la Sociedad Cervantina de Novela. 2) Datos de la novela: fecha en que se publica, repercusión, ediciones, premios, etc. Se publicó en 1979. En cuanto a por qué edición va, el único dato que he encontrado es que en 2007 iba por la 15ª edición. En 2009, con motivo de su 30º aniversario, se publicaron nuevas ediciones para celebrar los 30 años de publicación.

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Trabajo sobre Los Renglones Torcidos de Dios de Mohamed El Mourabit

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LOS RENGLONES TORCIDOS DE DIOS: EL ESPEJO DE LA LOCURA

1) Breve biografía del autor de la novela.

Torcuato Luca de Tena (Madrid 1923-1999), Marqués de Luca de Tena, escritor y periodista. Fue corresponsal permanente de prensa en Londres, Washington, Oriente Medio y México, ex director de ABC (y nieto de su fundador) y miembro de la Real Academia Española desde 1973. Publicó su primera obra en Chile a los dieciocho años. Entre sus obras destacan “Los hijos de la lluvia” o “La brújula loca”, pero sus mayores éxitos los cosechó con sus dos grandes novelas: “Edad prohibida” (1958), sobre el amor y la adolescencia, y “Los renglones torcidos de Dios” (1979), sobre la locura. Sus narraciones se construyen en torno a un personaje central y rehúyen cualquier elemento que ponga en peligro el correcto entendimiento de la trama. Siente un particular interés por la caracterización de sus personajes, algo que cuida mucho en sus obras, y en especial por los problemas psicológicos y psiquiátricos. Cultivó también el teatro, la poesía, el cuento y el ensayo histórico. “¡Mercedes, Mercedes!” fue su última novela publicada. En 2000, Editorial Planeta publicó póstumamente sus “Poemas inéditos”

Fue un escritor que obtuvo muchos premios:

- Premio Nacional de Literatura (1955) - Premio Planeta (1961) - Premio Fastenrath de la Real Academia Española (1969) - Premio Espejo de España (1993) - Premio de la Sociedad Cervantina de Novela.

2) Datos de la novela: fecha en que se publica, repercusión, ediciones, premios, etc.

Se publicó en 1979. En cuanto a por qué edición va, el único dato que he encontrado es que en 2007 iba por la 15ª edición. En 2009, con motivo de su 30º aniversario, se publicaron nuevas ediciones para celebrar los 30 años de publicación.

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Creo que el libro no ha ganado ningún premio. Pero aún y así es un libro que se ha convertido en un clásico, muy recomendado de “boca a boca” y objeto de estudio y lectura en muchos centros escolares (como el nuestro). El autor no quiso documentarse de la forma clásica sólo leyendo sobre el tema o hablando con médico o enfermos, sino que decidió internarse como un enfermo más en uno de estos hospitales psiquiátricos. Lo consiguió y, al parecer, el Hospital Psiquiátrico en que se ambienta la novela, tiene como referente real el de Conxo, en Santiago de Compostela. 3) Relación de la novela con el tema que se pide (locura). Has de argumentar cómo se abordan estos aspectos en la trama y nombrar ejemplos. Todo el libro trata totalmente de la locura, tanto por los personajes cómo por donde se ambienta. La protagonista es Alice Gould. La novela juega todo el rato con hacernos dudar de si Alice está ingresada en un centro psiquiátrico porque está loca, o está encerrada por su propia voluntad para investigar un caso, ya que ella dice que es detective privado. En mi opinión a esto contribuye que el autor “hace trampas”, por decirlo de alguna manera. A ver si lo sé explicar... Me refiero a que el narrador nos confunde todo el rato porque no cuenta la historia tal cual o pone ciertas expresiones o impresiones en boca de los personajes, sino que “deja caer” pistas entre el texto. Por ejemplo:

En la página 210 hay un diálogo que dice:

- Tú que conoces bien a ese doctor Donadío, que le hizo el primer diagnóstico, ¿es un profesional competente? - Yo no le conozco de nada – mintió Samuel Alvar, algo alterado.

Al introducir ese dato, no deja ya el autor que el lector se forme su idea de lo que está pasando, sino que ya nos dice que miente, por lo que dudamos de sus palabras y estamos entonces inclinados a ponernos de parte de Alice. Esto contribuye a pensar que no está inventando todo en una paranoia, supongo que para que cuando al final resulta que sí, la sorpresa sea más grande.

En la página 247 Alice dice exactamente cómo es la carta por la que se recomienda su ingreso y que supuestamente está redactada por un médico, para probar que la escribió ella:

“La carta que usted recibió es de tamaño folio. No lleva membrete. Tiene fecha 21 de marzo, está tecleada a máquina por una ‘Baby Olivetti’ (…) En la segunda cara hay un párrafo entero subrayado…”, etc.

A esto, que a mí me impresionó mucho y me hizo pensar que era un dato clave, no se le hace más referencia, no se aclara si la carta es efectivamente así o no… Pero al dar

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tantos datos y no desmentirlo, el lector piensa que es una prueba de que Alice está ahí por voluntad propia.

Así pues, estamos toda la novela con dudas de si esa persona que parece totalmente cuerda, lo está y está ahí para investigar un caso o, como dice la “versión oficial”, ha intentado envenenar a su marido tres veces y vive una gran paranoia. El ritmo y lenguaje de la novela está construido para casi hasta el final hacer que el lector se incline a creer que está sana. Algunos ejemplos son:

Página 50. Pensamientos de Alice: “se propuso hablar lo menos posible para no equivocar los síntomas de su enfermedad fingida”

Página 226. Un enfermero dice: “todos en el hospital nos preguntamos qué diablos pinta usted aquí”

En el tema de la locura se recrea sobre todo el autor al describir muchísimos tipos de

enfermos y numerosos sucesos, algunos cómicos y otros trágicos. Algunos ejemplos son:

Página 128:

“De súbito, uno de los enfermos comenzó a orinar en un vaso. Era un autista muy

conocido porque, aunque andaba siempre solo y rehuía el trato con sus

semejantes, saludaba cortésmente a todos con los que se cruzaba, caso que, al

decir de los médicos, era rarísimo en un "solitario". Un enfermero cruzó a grandes

pasos el refectorio hacia él, pero no llegó a tiempo de evitar que se bebiese la

orina.

—¿Qué haces, insensato? —le espetó el "bata blanca".

—Lo hago siempre —respondió el autista relamiéndose los labios—. Es un

antídoto estupendo contra las ganas de arrancarse la lengua. Si usted no lo hace

acabará mutilándose.

—¿Tienes ganas, dices, de arrancarte la lengua?

—¡Ya no! ¿No ha visto que me tomé el antídoto?

Sentóse pacíficamente. Y no hubo más”.

Páginas 222 y 223:

“—Gracias, almirante. En efecto, prefiero

hablar en espa... en espa... ¡Bueno, ustedes

me entienden! ¿No deseaban mi muerte?

¿Qué esperan para matarme? ¡Me he

adelantado a todos! La expansión de las...

La expansión de las... ¡eso: de las gala...

galaxias!... se ha terminado. Desde la

creación se fueron expan... expandiendo...

Fu... ¡Fuuuuuuú...! como la metralla de una

bomba. Eso es: como la mmmmmetralla. Y

ahora los trozos sueltos de esa explosión se

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han parado y regresan a su núcleo que es la

espiritual... ¡No, no! la espiración... ¡No no!

La Espiral de Andrómeda. Eso es: La Espiral

de Andrómeda, que es el núcleo del Noveno

Universo. Los trocitos que llamáis estrellas

iniciaron el jueves el camino de regreso por

el mismo agujero que hicieron en el vacío

cuando se expan... cuando se expan... ¡eso

es!... expandieron”.

Página 302:

“Los autistas o solitarios se apartaban al paso del médico. Otros corrían hacia él.

—Me he vaciado, doctor. He perdido todo: el estómago, el hígado, los intestinos.

¡Ya no me queda nada dentro!

—No te preocupes. Mañana te daré una medicación para que te vuelvan a crecer

las entrañas.

—Pero ¡es que también se me han derretido los huesos, doctor!

—¡Eso no tiene importancia! Yo te pondré otros nuevos. ¡Hasta mañana!”

4) Conclusión final y opinión personal acerca de la lectura.

El libro me ha gustado mucho. Es muy original, entretenido e interesante. Toca un tema que

es un poco tabú en la sociedad y, aunque hay episodios un poco desagradables, en general

el libro lo presenta desde un punto de vista bastante positivo. Tan positivo que al final la

protagonista, que sí estaba loca pero a la que sueltan de todos modos por su gran carisma y

por entender que no es un peligro para la sociedad, decide que quiere pasar el resto de sus

días en el manicomio.

Las descripciones más desagradables me han parecido las de “la Mujer Cíclope” y “la Mujer

Percha”(páginas 352 y 353):

“La habitación estaba a oscuras. Apenas se abrió la puerta sintióse un hedor, mezcla de

establo, pocilga y urinario. Isabel Moreno pulsó el conmutador y la pieza se iluminó. En el

suelo había un bulto humano y en la pared una percha con ropa. El bulto comenzó a

agitarse, sentóse adosado a la pared y abrió una inmensa boca. Alicia emitió un gemido.

Aquella mujer carecía de ojos, orejas, pelo y nariz. Su cara, redonda y congestionada, era

como una bola desinflada y arrugada. En aquella masa informe sólo se abría el enorme

cráter de una boca carente de dientes pero provista de poderosos labios gomosos que

temblaban ante la inminencia del alimento presentido. Acercóle la enfermera el biberón

a los labios, y éstos presionaron la tetilla de goma, y comenzaron a succionar con avidez.

En el centro de la frente, como un dibujo incompleto, como un tatuaje mal hecho, se

adivinaba nítido el perfil de un solo ojo que la naturaleza comenzó a formar en el seno

materno y renunció después a concluir su obra. La leyenda mitológica de los gigantes,

hijos de la tierra y el cielo, que poseían un solo ojo en el centro de la frente, tenía en esta

monstruosa mujer un pálido remedo: una pavorosa caricatura. Era ciega, muda y sorda.

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Carecía de extremidades. Pero su aparato digestivo y respiratorio eran perfectos y su

corazón latía con la regularidad de una muchacha joven y sana. La llamaban "la Mujer

Cíclope". Nadie conocía su nombre, su edad ni su procedencia. Alguien la dejó

abandonada de noche dentro de un saco junto a las verjas del hospital.

Alicia se había propuesto no gritar, mas no pudo evitarlo. Rehuyó los ojos de aquel

esperpento, para eludir su terrorífica visión, pero lo que entonces vio era aún peor que

lo primero. ¡Lo que colgaba de aquella percha que vislumbró en la pared no era ropa, era

un ser humano! Estaba enfundada en una suerte de saco por uno de cuyos extremos

emergía la cabeza y por el otro los pies. Era ciega, pues sus ojos abiertos estaban velados

por una masa viscosa, como clara de huevo, movía los labios al olor del biberón y por sus

pies descalzos se deslizaba, como por los canales que llegan a las alcantarillas, los

desechos de su vientre, que eran recogidos por una gran palangana, situada a medio

metro bajo sus pies. Carecía de toda posible continencia. Y sus detritos manaban por sus

piernas, como una fuente constante, a medida que su organismo los producía y

desechaba.

—¿Qué le ocurre?

—Carece de espina dorsal. Va encorsetada en un chaleco de cuero que lleva a la espalda

un gancho para colgarla de la argolla. Nació aquí hace setenta años. Es hija de un sifilítico

y una alcohólica, ambos dementes. Si la dejáramos caer se encogería como un acordeón

y su cabeza se uniría con sus caderas.

—¿Le ha ocurrido eso alguna ver?

—Sí: de niña. Hasta que los médicos inventaron para ella esa vestimenta. Al principio la

denominaban "la Niña Acordeón". Ahora, "la Mujer Percha".

Por el contrario, uno de los episodios que más me ha hecho reír es cuando los locos se

encuentran con un rebaño de ovejas (páginas 267 y 268):

“Aconteció entonces un suceso que, con ser trivial y rutinario, resultaba harto peregrino

para quienes no lo hubiesen contemplado nunca. Soltaron de los establos a los

corderitos lechales y éstos emprendieron una velocísima carrera en busca de sus madres

o, por mejor decir, de sus ubres, ya que estaban hambrientos, porque ésta y no otra era

la hora acostumbrada de su yantar. Crecieron de uno y otro lado los balidos de las crías

precipitándose hacia sus madres y los de las ovejas llamando a sus recentales; viéronse

los locos atacados de frente y espalda por aquellas dos corrientes enfurecidas: el de las

grandes corderas y el de los diminutos caloyos; y quedaron en el centro de tan singular

combate nutricio.

—¡Las pequeñas se están comiendo a las grandes! —gritó uno.

—¡Pronto acabarán con ellas y empezarán con nosotros! —gritó otro”.

Y las reacciones:

“Una generosa y corpulenta majareta que, al entender el hambre de las crías, se sacó los

opulentos pechos fuera del corpiño, empeñada en dar de mamar a los corderitos; un

ilustre mochales —con el cráneo más seco que arena calcinada—, que se puso a mamar

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de una oveja, no sin antes desposeer a patadas al tierno y legítimo usufructuario de

aquellas ubres maternales; tres aficionados a la hípica que quisieron cabalgar a lomo de

las corderas; dos "espontáneos taurinos" que se pusieron a torearlas, y el más listo de

los alienados, que pretendía tomar las de Villadiego llevándose cuatro caloyos bajo las

axilas”.

Otro personaje que resulta muy gracioso es el de la página 168:

“—¡Doctor, doctor! ¿Qué quiere?

—He recibido una carta tuya muy interesante.

—Doctor, doctor, usted es Dios y también el monte Kilimanjaro, de África Occidental. Y

yo le quiero mucho, doctor, porque también es mi madre. Y cinco por cinco, quince. Y

tres por dos, dieciocho.

—¿Para qué me has escrito?

—Para que me deje ir a ver a mi tía. Se va a morir sin que yo la vea. Se ha muerto ya, y

todavía no la he visto, doctor. Y el Pisuerga pasa por Salamanca. Y nunca me han

castigado a un rincón. Moctezuma, multiplicado por Cortés, igual a Méjico, doctor.

Arreato zipitapo. Arreato zipiton.

—Y ¿por qué quieres ir a ver a tu tía?

—Porque la odio mucho, doctor. Y porque es hermana de una sobrina que yo tengo,

doctor. Y porque está ya muy joven, doctor. Y porque también es el Kilimanjaro, que

pasa por Valladolid. Y porque la quiero mucho, doctor. Y porque Dios es un triángulo.

—Esta vez no puedo darte permiso.

—Por favor, doctor. Que mi tía libra los jueves. Y la víbora enciende las nubes. Y yo soy

muy bueno. Y Pétchora, Omega, Niemen, Volga, Vístula y Ural. Y las fauces del conejo

patinan las portadas de los geranios, doctor. ¡Déjeme ir a ver a la abuela, doctor, que yo

soy muy bueno!”

Hay cosas del libro que no me han gustado tanto, como que me parece absurdo que una

mujer esté tanto tiempo encerrada, de la que casi todo el cuadro médico piensa que está

cuerda y nadie compruebe los cuatro datos que da, comprobando en el registro de licencias

de detective privado si es verdad lo de su profesión, yendo a ver si existe la agencia de

detectives, hablando con el supuesto cliente (lo hacen pero cuando han pasado ya muchos

meses), etc. Eso no me parece lógico.

Por otro lado, dudo mucho que por muy sana, inteligente y dulce que parezca una paciente,

los médicos y enfermeras acostumbrados a tratar todo tipo de casos fueran a reaccionar así

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con la mujer, hasta el punto de enamorarse de ella el médico que la trata… Creo que

mantendrían más las distancias.

En cuanto al “qué pasará después”, que a veces me da qué pensar, Alice quiere volver pero

para hacer de madre de dos enfermos que le despiertan instinto maternal, para ayudar al

resto, para vivir con el doctor Arellano en una casa que tiene éste después de dedicarse a

decorarla… Si al final pasase eso, eso ya sí que me parecería demasiado irreal, pero el autor

lo deja para la imaginación del lector.

La valoración general, quitando estos últimos detalles, es muy buena y es un libro que

recomendaría.

Trabajo de:

Mohamed El Mourabit Laraj

Nivel II, Grupo B