Los sistemas de comunicación de masa

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Los sistemas de comunicación.

Los fenómenos de comunicación de masas, se desarrollan a varios niveles y comprenden un gran número de variables. Hablar de la comunicación equivale a hablar de una abstracción. La circulación de la comunicación siempre hace intervenir a individuos, condiciones y grupos particulares que determinan su auténtico significado. Este enraizamiento en un contexto social específico, constituye la dimensión más esencial.

Distinguiremos diferentes sistemas de comunicación que se yuxtaponen, se superponen o se suceden en nuestro entorno social.

Estos sistemas en los que somos testigos, actores u objetos, son definidos en referencia a todos los aspectos constitutivos de la socialidad de un periodo histórico determinado: � La organización política de la sociedad, las dinámicas que la atraviesan, el

juego de los poderes y contrapoderes, y las posibilidades técnicas determinan el empleo diferencial de los canales y la estratificación sociológica de las audiencias.

� También es necesario no olvidar, las “relaciones” intergrupales presentes y

pasadas, ya que estas contribuyen en gran medida a diferenciar la forma y el contenido de los mensajes.

� Por último, debemos tener en cuenta la “memoria” del grupo, la

configuración afectiva y cognitiva que lo caracteriza, pues todo mensaje es recibido y situado dentro de un sistema de indicaciones que garantizan la continuidad de la experiencia y de la inteligencia.

Se pueden distinguir tres grandes sistemas de comunicación cuya

importancia relativa varía sin duda según el momento de la historia y según los grupos considerados: a) La difusión.

En nuestra sociedad, la difusión es el sistema de comunicación de masas más extendido. La fuente debe transmitir y extender lo más ampliamente posible un contenido de interés general. Como intenta alcanzar y conservar un público muy amplio (debido a la necesidad de supervivencia económica), se conforma a los intereses de ese público, satisface sus expectativas, evita lo que podría desconcentrarlo o disgustarlo.

La difusión no se dirige a un grupo determinado y distinto de los demás,

sino que intenta llegar a ese precipitado común, a ese nivel de indiferenciación donde los miembros de los diversos grupos se pueden congregar y fundir en la equivalencia. La difusión deja de lado las diferencias sociales, planteando la necesidad para todos de acceder a una misma información.

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El éxito de la difusión depende de la banalidad y de la superfinalidad de su influencia sobre los comportamientos y las actitudes. b) La propagación.

En el sistema de la propagación, los mensajes van dirigidos a un grupo en particular, caracterizado por objetividad y valores específicos, jerarquía e historia propia.

La propagación no intenta imponer una opinión a sus receptores, sino

que se limita a interpretar fenómenos y situaciones, atribuyéndoles un sentido referido a las convicciones del grupo. De esta manera hace que el individuo elabore o reconsidere sus conductas en función a estos mensajes interpretados.

A diferencia de la difusión, la propagación se regula mediante la

diferenciación de las audiencias; constantemente recurre a una historia, costumbres y normas particulares; habla un mensaje convenido. Quienes mejor dominan este código específico, ocupan dentro del grupo posiciones jerárquicas de responsabilidad e influencia, por lo que constituyen la primera audiencia de la propagación y funcionan después como guías de opinión durante una segunda audiencia, más amplia y menos iniciada (la grey, los fieles, los militantes, etc.). c) La propaganda.

En la imaginería sociológica, el propagandista adopta dos figuras a menudo asociadas a lo largo de la historia: la del “misionero” y la del “conquistador”.

1. La misión y la conquista: La propaganda es una experiencia del siglo XX;

una manifestación de la “era de las muchedumbres”. No obstante la voluntad de convencer y de captar adeptos existe desde hace mucho tiempo. En este aspecto la acción de la Iglesia Católica ofrece una ilustración esclarecedora; sus misioneros parecen haber desempeñado el papel de precursores de la empresa persuasiva. El conquistador también es un precursor pero en un sentido diferente; tabula sus resultados mediante una red elemental de victorias y derrotas.

2. La propaganda como sistema: La propaganda se desarrolla en un clima

social conflictivo a todos los niveles; desde el simple proselitismo hasta la conquista grupal. Entonces cumple una doble función: tanto “reguladora” como “organizadora”. Por la primera contribuye a afirmar y a reforzar la identidad del grupo; por la segunda constituye una representación del adversario o de la ideología que combate conforme a los principios en los que se inspira. La propaganda ” afirma y demuestra” que “nuestra causa es justa” por una parte, y que “su causa es mala” por la otra.

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Un mensaje de propaganda expresa la reivindicación de una especificidad directa (respecto de sí mismo) o indirecta (respecto del otro). El grupo considerado y sus intereses se definen contra otros grupos y otros intereses. No es partidaria de los matices, los compromisos y las dudas; para ella el universo social está directamente dividido. Una de las características consiste en utilizar denominaciones peyorativas, combinada con la repetición sistemática, cuyo empleo acaba por compensar la falta de aprobación del mensaje. La propaganda tiene también como característica el incitar a sus receptores a una acción efectiva. Manifiesta siempre la existencia de un grupo organizado; da testimonio en sí misma de la presencia y de la acción de su fuente cumpliendo así una especie de función de saturación. Siempre es multiplicadora en el espacio y en el tiempo. Esta omnipotencia tiene por finalidad provocar en la mayoría de los receptores un sentimiento de poderío compartido o temido, lo que se denomina “efecto de encuadramiento de la propaganda”. La propaganda tiene otra incidencia: “reforzar” actitudes ya formadas, confirmar las elecciones ya pronunciadas. Muestra y recuerda a los destinatarios la exactitud de sus puntos de vista. En este aspecto funciona como un instrumento de mantenimiento. En lo referente a la propaganda, todo indica que la tecnología de la comunicación es mucho menos importante que la realidad psicosocial de la situación.