Los Tambos de Arequipa

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Los tambos de Arequipa Llameros, muleros o arrieros, eran personajes ineludibles en la vida cotidiana de las personas, de la región pues traían preciadas mercancías para intercambiarlas con los productos locales. De vida singular, se trasladaban en solitarios y largos viajes que cubrían distancias insospechadas, que podía ser desde la costa, la sierra y hasta otros países. Los comerciantes llegaban expectantes a las posadas, en busca de alimento, abrigo y compañía (como es de suponer, principalmente compañía femenina). En Arequipa estas posadas conservaron el nombre de "tambos", castellanización del término quechua "tampu", que se otorgaba a las construcciones estatales del inca, ubicadas a lo largo de Qhapaq Ñan (tampus que servían como centros de provisión y redistribución de bienes, esencialmente alimentos y tejidos). En Arequipa el tambo prehispánico más conocido era el “Tambillo”, situado en el valle de Siguas sobre el camino que cruzaba el desierto. A la llegada de los españoles en 1540, lo continuaron utilizando. Desde entonces el arrieraje ha durado más de 350 años en Arequipa, y hoy en día hay aún fuertes huellas de su existencia. Después de su fundación hispana, la ciudad de Arequipa percibió aparecer pronto sus propios tambos, instalados en las márgenes de la ciudad; son de los más antiguos los de Antiquilla y Beaterio, que se instalaron en la "ribera opuesta" del río Chili (en el lado de "La Chimba"). Cuando se construyó el Viejo Puente, hoy llamado Puente Bolognesi, para comunicar la ciudad con las campiñas (como las de Cayma y Yanahuara), los tambos se fueron instalando en torno a él, más cerca del centro de la ciudad. Las paradas previas de los viajeros estaban tanto en el desierto de Vítor como el valle del Colca (tierra de collaguas). La mayoría de tambos data del siglo XVIII. Al inicio fueron construcciones precarias: pequeñas habitaciones en torno a grandes patios donde se descargaban los animales y se guardaban las mercaderías, amén de amplios corrales para guardar llamas y mulas.

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Los tambos de Arequipa Llameros, muleros o arrieros, eran personajes ineludibles en la vida cotidiana de las personas, de la región pues traían preciadas mercancías para intercambiarlas con los productos locales. De vida singular, se trasladaban en solitarios y largos viajes que cubrían distancias insospechadas, que podía ser desde la costa, la sierra y hasta otros países. Los comerciantes llegaban expectantes a las posadas, en busca de alimento, abrigo y compañía (como es de suponer, principalmente compañía femenina). En Arequipa estas posadas conservaron el nombre de "tambos", castellanización del término quechua "tampu", que se otorgaba a las construcciones estatales del inca, ubicadas a lo largo de Qhapaq Ñan (tampus que servían como centros de provisión y redistribución de bienes, esencialmente alimentos y tejidos). 

En Arequipa el tambo prehispánico más conocido era el “Tambillo”, situado en el valle de Siguas sobre el camino que cruzaba el desierto. A la llegada de los españoles en 1540, lo continuaron utilizando. Desde entonces el arrieraje ha durado más de 350 años en Arequipa, y hoy en día hay aún fuertes huellas de su existencia. 

Después de su fundación hispana, la ciudad de Arequipa percibió aparecer pronto sus propios tambos, instalados en las márgenes de la ciudad; son de los más antiguos los de Antiquilla y Beaterio, que se instalaron en la "ribera opuesta" del río Chili (en el lado de "La Chimba"). Cuando se construyó el Viejo Puente, hoy llamado Puente Bolognesi, para comunicar la ciudad con las campiñas (como las de Cayma y Yanahuara), los tambos se fueron instalando en torno a él, más cerca del centro de la ciudad. Las paradas previas de los viajeros estaban tanto en el desierto de Vítor como el valle del Colca (tierra de collaguas). 

La mayoría de tambos data del siglo XVIII. Al inicio fueron construcciones precarias: pequeñas habitaciones en torno a grandes patios donde se descargaban los animales y se guardaban las mercaderías, amén de amplios corrales para guardar llamas y mulas. Pasando el tiempo, para acceder se franqueaba un gran portón y un zaguán abovedado, las habitaciones mejoraron con bóvedas de sillar, recias puertas de sauce, postigos de hierro forjado y a veces, pequeñas ventanas. 

Era cuestión de tiempo para que aparecieran diferentes negocios y talleres de artesanos (sastres, zapateros, herreros, talabarteros, armeros, constructores de instrumentos, etc.) ofreciendo servicios complementarios a este circuito económico. Aurelio Miro Quesada, en su libro Historia y leyenda de Mariano Melgar 1790-1815 (Lima: Fondo Editorial UNMSM, 1998) cita a Juan Domingo Zamácola y Jáuregui, (Apuntes para la historia de Arequipa. Arequipa: Primer Festival del Libro Arequipeño, 1958, pág. 30) acerca del comercio en la Blanca Ciudad: 

Al lado de la agricultura, la otra base económica de Arequipa la constituían la industria y el comercio, si no verdaderamente intensos, por lo menos asentados en la realidad y afortunadamente diversificados. De especial importancia era lo relacionado con el

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transporte, que alcanzaba una proporción muy alta, con un crecido número de arrieros que facilitaban la entrada y salida de mercaderías y servían como un medio de comunicación irremplazable. De la sierra o la costa, de las tierras lejanas o los valles fecundos o vecinos, por el camino "a la mar" o el "del volcán", llegaban barras de plata, telas, libros, vinos, alimentos, que entre la algarabía de las recuas y el animado pregón de los arrieros daban a la ciudad un vistoso carácter de centro de relación y de intercambio de mercaderías y de ideas. Entre la industria textil, de lienzos de algodón, bayetas, paños y frazadas, y la curtiembre de pieles, que proveía de vaquetas, cordobanes, gamuzas, pergaminos, la actividad comercial era abundante. Había numerosos zapateros, "oficiales de albañilería, carpinteros, escultores, alfareros, herreros, sastres, sombrereros, tintoreros, doradores, pintores al temple" y hasta oficiales de relojería. Hoy en día aún tenemos en el Puente Bolognesi varios de estos tradicionales negocios. Estos comerciantes fueron el complemento de los tambos y sus futuros moradores. Desde mediados del siglo XIX la ciudad fue ofreciendo mejores servicios en hoteles cerca al mercado San Camilo, por lo que los tambos fueron siendo ocupados como viviendas permanentes por los artesanos y comerciantes. Así surge una modalidad arequipeña del vecindario popular, del lar de la clase artesana y obrera: patios comunes, macetas con flores y hierbas frescas para la comida, batanes, caños, lavaderos, tendales y baños comunes... y claro, hartas historias y chisme. La frecuente ausencia de ventanas, se compensaba dejando las recias puertas abiertas, con un biombo que dejaba un metro o metro y medio entre el dintel y el espacio interior; solían verse macetas de flores y un banquito para sentarse un rato a ver afuera, ir escogiendo el arroz, pelando las papas o las habas para el chairo, la timpusca o el chaque, o simplemente conversar. 

Quién de los/as arequipeños/as no hemos tenido entrañables amigos/as o familiares que vivían en estos tambos, o no hemos ido a la humilde costurera, o la verdulera, que complementaba su precaria economía con estos negocios, sea en sus habitaciones o en las afueras de los tambos. Muchas veces las personas de clase media y alta veían con distancia y reticencia este mundo de gente sencilla y honesta, que se ganaba el sustento con sus manos. 

Principales tambos (datos de la Oficina Técnica del Centro Histórico de Arequipa, a 2004) 

Declarados monumentos históricos: • Tambo de Bronce. Barrio El Solar, calle Puente Bolognesi 333 . Actualmente son propietarios de este monumento 21 familias que lo usan para vivienda y algunos para negocio. Se ha concluido el proyecto de restauración. • Tambo del Matadero. Calle El Solar 419, barrio del mismo nombre. Funcionaba como camal, de allí el nombre. En la actualidad habitan en él 35 familias. Se ha concluido el proyecto de restauración • Tambo Ruelas. Calles Beaterio 157-159 y Recoleta 100, es probable que exista desde el año 1700. Su característica singular es la superposición de estilos que presenta: colonial, republicano y contemporáneo y es el único que conserva su autenticidad y carácter. • Tambo de la Cabezona en la calle Puente Bolognesi. El mayor y más bello tambo. Se

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está haciendo el levantamiento y relevamiento familiar. Es el segundo en tamaño. • Tambo de la Ranchería en la calle Octavio Muñoz Nájar. Actualmente desocupado y en proceso de habilitación de centro comercial). • Tambo de los Jesuitas en la calle Palacio Viejo. Actualmente funciona como comisaría de la PNP. En proceso de ser declarados monumentos: 

En la calle Puente Bolognesi existen tambos menores, que están en proceso de declaración como: • Tambo Las Carmelitas, vivienda tugurizada 10 familias. • Tambo Negrón, vivienda tugurizada, 6 familias. • Tambo Flores, conservado y reciclado para uso comercial. • Tambo Salas, en la calle Beaterio. Está en abandono y desocupado. • En la parte posterior del Mercado San Camilo a inicios del siglo XX se edificó un gran hospedaje de sillar que muchos años después se tugurizó, es la famosa Casa Rosada. • En el Barrio del Solar, en la calle Moral se construyó un gran complejo para obreros, es el llamado “Castillo del Diablo”, el mayor tugurio de Arequipa. Cabe mencionar otros tambos históricos como: Tambo Morte Musca, Tambo de Santiago, Tambo de la Quiteña, Tambo de Barreda, Tambo del Buque, Tambo de la Palla, Tambo de Gutiérrez, Tambo de la Ranchería de la calle Octavio Muñoz Nájar (recientemente demolido). 

Nuestros tambos poseen un valor histórico y monumental único, nos trasladan a esa Arequipa de veras, de fuertes aires hispano-medievales, austeros, recios y bellos al mismo tiempo, pero también con el sello popular, del artesano y el comerciante criollo, indígena y mestizo, que bien hacían maravillas con sus manos, bien nos traían desde lejos la (deliciosísisma) chalona de lengua (de carnero), o los quesos de Pampacolca o de Paria... Vivencias que palpamos en nuestra infancia, y que nos han marcado para siempre. No valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos... 

Los tambos son parte esencial de una forma muy particular de vivir el mundo, por ello, enhorabuena por los proyectos de restauración que hacen justicia a nuestra bella de propios y extraños, Arequipa, Patrimonio Cultural de la Humanidad. // M. Cornejo. 

|LOS TAMBOS DE AREQUIPA | |La resignificación respetuosa del espacio urbano | |Jorge Bedregal La Vera* | 

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| | |La llegada de los colonizadores | |intro sobre fundaciond e arequipa la colonización europea mantuvo esta estructura de

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intercambio.  El intercambio de productos de modelo occidental se | |superpuso a esta red.  El hallazgo del yacimiento argentífero en Potosí catalizó de manera determinante los lazos económicos de una amplia región que | |se extendía desde el norte de la actual Argentina, todo el Alto Perú, los valles entre Arica y Acarí, los valles interandinos arequipeños y las | |provincias sur cusqueñas (Glave 1989). | |Arequipa se convirtió en un importante centro abastecedor de parte de la producción que mantenía a la recargada y numerosa población de Potosí.  | |Aguardiente, lanas, frutos secos, dulces diversos, tejidos, cueros, maíz y otras mercancías se movían por las rutas coloniales del sur hacia Potosí, en| |muchos casos atravesando la ciudad. Los capitales comerciales arequipeños fueron cobrando importancia y se gastaban grandes cantidades de dinero en la | |construcción de espaciosas casonas, en el marco de un discurso cada vez más afirmado en prosapias y supuestos orígenes legítimos y nobles. | |La ciudad fue creciendo hacia adentro también.  Mientras más cercano a la plaza mayor estaba determinado solar, mayor era el estatus del vecino | |propietario del mismo.  Por lo tanto, los solares ubicados en las puertas de Arequipa paulatinamente fueron  ocupadoas por “tambos”.  El tambo fue una | |institución heredada del mundo andino e implicaba todo un sistema de redistribución y almacenamiento para el soporte de la movilización de numerosos | |contingentes de colonos o militares a lo largo de la densa red de caminos prehispánicos.  | |En la colonia, se reformuló el establecimiento convirtiéndolo en un punto de descanso, reaprovisionamiento e intercambio.  Allí recalaban las recuas de| |mulas con las que los arrieros transcurrían portando carga de los diversos espacios productivos regionales.  En los alrededores se establecieron una | |serie de comercios relacionados con la actividad comercial de los arrieros: artesanos talabarteros, maestros en el arte de la fabricación de monturas, | |por ejemplo . | |Según cuentan los observadores de época, los tambos eran los lugares en los cuales se concretaban negocios presentes y futuros, se comprometían cargas | |enteras y se determinaban las necesidades de un mercado limitado, pero dinámico.  Los aguardientes, las conservas, las frutas secas y las aceitunas se | |transportaban en grandes cantidades hacia las fuentes del metal precioso, única fuente de circulante con la que contaba la región.  En Arequipa, los | |tambos más importantes estaban ubicados en las inmediaciones del actual puente Bolognesi, por donde ingresaban a la ciudad los viajeros que procedían | |de la costa o de los valles de Majes o Vítor.  | |Los cambios | |Con la llegada de la república se desestructuró una parte importante de los caminos y rutas comerciales.  Se perdieron mercados tanto de productos como| |de compradores. Esto afectó profundamente a los tambos como institución económica. Paulatinamente algunos fueron convirtiéndose en tugurios de personas| |empobrecidas por la crisis que siguió al momento independentista.  | 

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|En los años treinta del siglo XIX, se vio una relativa recuperación de las redes económicas del sur peruano a través de la comercialización de lana de | |oveja, primero y de fibra de camélidos, después.  Estos productos que alimentaban a una industria permanentemente sedienta de materia prima, se | |convirtieron en la ansiada mercancía que permitía a los arequipeños contar con dinero.  Sendas casas comerciales europeas establecieron oficinas en la | |ciudad y apareció un grupo de “rescatistas” que circulaban por las áreas alto andinas en pos de la producción. | |Este proceso económico revitalizó algunos de los casi moribundos tambos que sirvieron como depósito de una variedad muy grande de productos que se | |usaban en el intercambio de la lana y la fibra.  Conforme fue creciendo en importancia el mercado internacional de lanas y fibras, el comercio fue cada| |vez más centralizado por las firmas exportadoras, prescindiendo de los arrieros.  El golpe final lo dio la aparición del ferrocarril como medio de | |comunicación preferente por los comerciantes citadinos y los tambos ingresaron en una inevitable decadencia. | |De manera paulatina, los tambos que albergaron una mezclada población transeúnte, se fueron convirtiendo en tugurios donde moraban familias numerosas | |arrimadas en las pequeñas habitaciones que antes sirvieran de alojamiento temporal.  Se convirtieron en el símbolo de las capas pobres de una ciudad | |que había gestado todo un sistema mental que giraba alrededor del patriciado. | | A diferencia de otros ámbitos coloniales, Arequipa tuvo una muy visible población española que contrastaba en número con los otros segmentos étnicos | |de la región.  Los habitantes de los tambos, sin dejar de ser pobres y sometidos en una sociedad sumamente jerárquica y vertical, estaban dentro del | |marco exigido de ser naturales de Arequipa, por lo tanto, con derecho a sentirse parte de la nobleza mistiana. | |Los empleados de las casas comerciales europeas, principalmente británicos y franceses, se emparentaron con las hijas de las familias aristócratas | |pudientes, siendo recibidos con especial entusiasmo como la revitalización de una casta que parecía entrar en decadencia. | |Estos, fundaron el Club Arequipa, la Cámara de Comercio y ocuparon algunos espacios en los bordes de la ciudad.  Así se empezaron a construir, lo que | |es para la Arequipa contemporánea, la arquitectura colonial, que refleja un pasado grandioso, que permite la existencia permanente del patriciado | |arequipeño. | |  | |es aquí donde nace el titulo como patrimonio cultural de la humanidad, que circunscribe específicamente a las casonas, iglesias y algunos edificios | |civiles ligados al pasado colonial.  La “pampa” de Miraflores, los andenes, y otros espacios arequipeños no fueron considerados productos culturales.  | |Los tambos tuvieron la suerte de encontrarse en los linderos del “Centro Histórico”.  | |Arequipa tiene a los sismos que han definido y redefinido el espacio y la cultura a lo largo de los siglos.  Son muchos los temblores de alta | 

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|intensidad que han terminado arruinando la ciudad hasta los cimientos.  Reconstruida sobre los escombros, Arequipa varias veces ha visto desaparecer | |barrios enteros y casonas de manufactura magnífica.  En su lugar aparecieron los tugurios ocupados, en parte, por los damnificados en los eventos | |trágicos.  Los tambos corrieron una suerte desigual en estos casos.  Algunos vieron seriamente afectadas sus estructuras luego de los sismos, pero la | |pobreza y precariedad de sus habitantes hacía lejana cualquier propuesta de reconstrucción o mantenimiento.  Otros simplemente desaparecieron y sus | |moradores migraron a las nuevas zonas urbanizadas en la periferia de la ciudad. | |Al estar en el lindero mismo del centro patrimonio, pero lejos de ser casonas o templos, los habitantes de los tambos esperaban un cambio en la actitud| |de las autoridades y de los ciudadanos arequipeños.  Para felicidad de todos, este cambio se dio de manera lenta, pero irreversible. Una comisión | |conformada por arquitectos y otros profesionales, vieron en los tambos una posibilidad muy interesante de empleo de recursos para la reconstrucción de | |los efectos del sismo de 2001. | |Una muy complicada arquitectura, de diversos períodos y estilos, podría convertirse en un centro de atracción de turistas.  Sin embargo, no fue este el| |objetivo central de la reconstrucción.  En realidad el eje fue el habitante mismo del tambo.  Involucrándolo en la idea de reconstruir y embellecer su | |propio espacio para ser mostrado y gozado por muchas personas, movilizó esfuerzos y recursos combinándose en feliz armonía. | |Los arequipeños redescubrieron su ciudad a partir de la Declaratoria de Patrimonio Cultural de la Humanidad.  La siguieron redescubriendo a partir del | |trabajo del patronato.  Nuevos espacios, nuevos atractivos están siendo integrados al espacio mental de los arequipeños paulatinamente.  El caso de los| |tambos es especial, ya que los actores de esta integración viven, crecen, laboran en el mismo espacio recuperado.  Se está comprendiendo que un | |ambiente sano, estéticamente logrado, seguro y con un gran legado histórico que no solo es mostrado a los visitantes, sino que sirve para que los | |ocupantes, los verdaderos dueños de este patrimonio se vean como actores de esa historia y poseedores de un gran cúmulo de posibilidades. | |Más aún cuando se aprecia con temor que la sobreutilización del espacio del centro histórico está poniendo en grave riesgo el patrimonio o parte de | |él.  Por ello resulta estimulante apreciar que hay administraciones municipales y regionales que se comprometen efectivamente con esta riqueza y con el| |destino de sus habitantes.  Resulta poco menos que paradójico que una de las sociedades donde se conserva con mucha fuerza los esquemas de exclusión | |relacionadas con la colonia, termine asimilando símbolos extraños al ideal “blanco”: la momia Juanita, el Loncco y ahora estos espacios que implicaron | |la puerta a la otredad. Este proceso puede ser una evidencia cierta de los cambios positivos que se viven en nuestro medio y que las esperanzas de | |construcción de una ciudad de todos, por todos y para todos sus habitantes son posibles. | 

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Los Tambos de Arequipa (1ª Parte) 

Las posadas han sido utilizadas universalmente como lugares donde se ofrecía servicio temporal a los viajeros en las rutas comerciales o en los caminos de peregrinaje. En los Andes peruanos estos lugares se llamaban “Tambos” y fueron las sociedades andinas las que los planificaron y edificaron de la manera más compleja y ordenada a diferencia de las sociedades de aquella época. En un territorio tan complejo en donde la hostilidad del desierto o la soledad de las montañas hacían del viajero un ser indefenso ante la inmensidad de los Andes, divisar desde lo alto, en la lejanía, el humeante tambo que lo esperaba era como alcanzar la salvación. 

[pic][pic][pic][pic][pic][pic]Los Tambos de Arequipa (2ª Parte) 

[pic] HISTORIA DE TAMBOS Como pedazos de la historia varios tambos destacan por su importancia y han llegado hasta nuestros días, por ejemplo el Tambo de Bronce ubicado en el barrio El Solar en la calle Puente Bolognesi 333, es probablemente el más antiguo de la ciudad y como todos fue construido en el siglo XVIII. Durante la guerra del Pacífico los chilenos ocuparon los solares más extensos, entre ellos esta construcción; allí emplazaron su cuartel de artillería con sus cañones de bronce. Terminada la guerra algunos quedaron en el lugar como pago de arriendo, hasta que con el tiempo este metal fue reutilizado. En este lugar se instaló el primer ring de box de la ciudad y el club de fútbol Atlético Tigre. Actualmente son propietarios de este monumento 21 familias que lo usan para vivienda y algunos para negocio. El Tambo del Matadero está ubicado en el callejón El Solar 419, en el barrio del mismo nombre en la calle Bolognesi 33 y como en todos los tambos se utilizó el sistema constructivo y tecnológico del periodo colonial caracterizado por bóvedas, muros de cajón y sillar. Este tambo funcionaba como camal, de allí el nombre de “del Matadero”. En la actualidad habitan en él 35 familias. [pic][pic][pic][pic][pic][pic][pic] De los tambos surgían los productos venidos de la costa, de la sierra o de ultramar para ser ofrecidos en la ciudad. Se acomodaron también en ellos todos los negocios y artesanos imaginables. Estaban los sastres que ofrecían trajes y vestidos, los zapateros, los talabarteros que vendían sus monturas y accesorios de viaje, los herreros y hasta los armeros que arreglaban y fabricaban desde escopetas hasta romanas para pesar las cargas. En la actualidad todavía se puede observar casi en las veredas de la calle del Puente Bolognesi como estos vendedores exponen sus productos. Estos comerciantes fueron el complemento de los tambos y sus futuros moradores. Algunos de ellos hicieron fortuna como los dueños del Tambo Salas, que haciendo uso de una vieja costumbre andina, el “trueque”, cambiaban la lana que venía de Caylloma y del Colca por azúcar, aceite, telas, tintes y cuanto producto podían, tratando así de convencer

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a la gente del campo. Con el tiempo, alrededor del siglo XIX, los viajeros fueron cambiando sus costumbres de hospedaje y la ciudad fue ofreciendo mejores servicios en hoteles en torno al mercado San Camilo. Por ello los tambos casi abandonados fueron ocupados como viviendas de temporadas más largas por los artesanos vecinos a ellos, quienes con el tiempo se convirtieron en residentes permanentes. Así surge un nuevo episodio histórico de los tambos de Arequipa. Los patios y corrales se convirtieron en patios de vecinos y las puertas austeras de las habitaciones se adornaron alegres con macetas de perejiles y paicos para molerlos en los batanes de piedras que empujaron desde el río hasta cada uno de los aposentos. Ingresar a uno de ellos era una experiencia excitante y motivadora. Cruzar los patios con su empedrado brillante por el tiempo, sorteando cordeles cargados de ropa; encontrando las más hermosas miradas de las jóvenes que lavando en grandes bateas hechas de viejas tinajas de vino, “chismoseaban” las noticias del día; inundarse con la competencia de olores que escapaban de cada cocinilla apretujada en los rincones de los habitáculos donde cada familia cocinaba más rico que la otra. Al final alguna vecina curiosa, apagaba su radio con antena de alambre, para darnos razón y vida de quien estábamos buscando. Los Tambos de Arequipa poseen un valor histórico incalculable para las nuevas generaciones. Visitar estos monumentos con sus paredes y bóvedas es encontrarse con experiencias, sensaciones y un modo particular de vida; por ello deben ser conservados como parte de nuestra ciudad que ha sido declarada con justicia como Patrimonio Cultural de la Humanidad.

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Los Tambos de Arequipa (2ª Parte)ago 20, 2008 by Rocotito

Como pedazos de la

historia varios tambos destacan por su importancia y han llegado hasta nuestros días, por ejemplo el Tambo

de Bronce ubicado en el barrio El Solar en la calle Puente Bolognesi 333, es probablemente el más antiguo de

la ciudad y como todos fue construido en el siglo XVIII. Durante la guerra del Pacífico los chilenos ocuparon

los solares más extensos, entre ellos esta construcción; allí emplazaron su cuartel de artillería con sus

cañones de bronce. Terminada la guerra algunos quedaron en el lugar como pago de arriendo, hasta que con

el tiempo este metal fue reutilizado. En este lugar se instaló el primer ring de box de la ciudad y el club de

fútbol Atlético Tigre. Actualmente son propietarios de este monumento 21 familias que lo usan para vivienda y

algunos para negocio.

El Tambo del Matadero está ubicado en el callejón El Solar 419, en el barrio del mismo nombre en la calle

Bolognesi 33 y como en todos los tambos se utilizó el sistema constructivo y tecnológico del periodo colonial

caracterizado por bóvedas, muros de cajón y sillar. Este tambo funcionaba como camal, de allí el nombre de

“del Matadero”. En la actualidad habitan en él 35 familias.

El Tambo de la Cabezona ubicado en el Puente Bolognesi ocupa una superficie de 2 720m2 y está

organizado a través de dos patios. Inicialmente fue parte del sistema de molinos ubicados en la ribera del río

hasta finales del siglo XIX cuando es vendido y anexado a la propiedad contigua para adaptarlo a tambo. El

nombre de la Cabezona se le dio por el apelativo dado a su propietaria Doña María Antonieta Soto de

Chirinos en el siglo XX. Viven hoy en este tambo 10 familias.

El Tambo de Ruelas está ubicado en las calles Beaterio 157-159 y Recoleta 100, es probable que exista

desde el año 1700. Lo singular de este tambo es la superposición de estilos que presenta: colonial,

republicano y contemporáneo y es el único que conserva preservada su autenticidad y carácter.

También es importante recordar otros tambos como el Tambo Morte Musca, de Santiago, de la Quiteña, el de

Barreda, del Buque, el de la Palla, el de Gutiérrez, las Carmelitas, así como el deteriorado y olvidado Tambo

Salas ubicado en Beaterio y el de los Jesuitas situado en la calle Palacio Viejo, actualmente cobijo de la

Comisaría del mismo nombre, y no podemos dejar de nombrar al recientemente demolido Tambo de la

Ranchería que se encontraba en la calle Octavio Muñoz Nájar, entre otros.

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De los tambos surgían los productos venidos de la costa, de la sierra o de ultramar para ser ofrecidos en la

ciudad. Se acomodaron también en ellos todos los negocios y artesanos imaginables. Estaban los sastres que

ofrecían trajes y vestidos, los zapateros, los talabarteros que vendían sus monturas y accesorios de viaje, los

herreros y hasta los armeros que arreglaban y fabricaban desde escopetas hasta romanas para pesar las

cargas. En la actualidad todavía se puede observar casi en las veredas de la calle del Puente Bolognesi como

estos vendedores exponen sus productos.

Estos comerciantes fueron el complemento de los tambos y sus futuros moradores. Algunos de ellos hicieron

fortuna como los dueños del Tambo Salas, que haciendo uso de una vieja costumbre andina, el “trueque”,

cambiaban la lana que venía de Caylloma y del Colca por azúcar, aceite, telas, tintes y cuanto producto

podían, tratando así de convencer a la gente del campo.

Con el tiempo, alrededor del siglo XIX, los viajeros fueron cambiando sus costumbres de hospedaje y la

ciudad fue ofreciendo mejores servicios en hoteles en torno al mercado San Camilo. Por ello los tambos casi

abandonados fueron ocupados como viviendas de temporadas más largas por los artesanos vecinos a ellos,

quienes con el tiempo se convirtieron en residentes permanentes. Así surge un nuevo episodio histórico de los

tambos de Arequipa.

Los patios y corrales se convirtieron en patios de vecinos y las puertas austeras de las habitaciones se

adornaron alegres con macetas de perejiles y paicos para molerlos en los batanes de piedras que empujaron

desde el río hasta cada uno de los aposentos. Ingresar a uno de ellos era una experiencia excitante y

motivadora. Cruzar los patios con su empedrado brillante por el tiempo, sorteando cordeles cargados de ropa;

encontrando las más hermosas miradas de las jóvenes que lavando en grandes bateas hechas de viejas

tinajas de vino, “chismoseaban” las noticias del día; inundarse con la competencia de olores que escapaban

de cada cocinilla apretujada en los rincones de los habitáculos donde cada familia cocinaba más rico que la

otra. Al final alguna vecina curiosa, apagaba su radio con antena de alambre, para darnos razón y vida de

quien estábamos buscando.

Los Tambos de Arequipa poseen un valor histórico incalculable para las nuevas generaciones. Visitar estos

monumentos con sus paredes y bóvedas es encontrarse con experiencias, sensaciones y un modo particular

de vida; por ello deben ser conservados como parte de nuestra ciudad que ha sido declarada con justicia

como Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Fuente: Pablo de la Vera Cruz Chávez

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Tambo “La Cabezona”. Inicios del siglo XX- See more at: http://linda-arequipa.com/historia-de-arequipa/los-tambos-de-arequipa-2%C2%AA-

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LOS TAMBOS DE AREQUIPA

Durante los siglos de la colonia española en nuestro territorio, Arequipa jugó un papel muy importante en la economía regional. La explotación de la plata en las fabulosas minas de Potosí exigía recursos cada vez más ingentes, tanto desde el punto de vista humano como de diversos

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artículos que resultaban indispensables para el mantenimiento de una población cada vez más numerosa en el altiplano altoperuano. Como describiera magistralmente Kendall Brown en su reciente trabajo"Borbones y Aguardiente. La Reforma Imperial en el Sur Perunao: Arequipa en Vísperas de la Independencia" (IEP 2008) en el valle de Arequipa se concentraron grandes cantidades de diversos productos provenientes de las regiones aledañas para su distribución a Potosí. Entre estos productos, el aguardiente de uva jugó un papel primordial.

En nuestra ciudad es posible ver actualmente algunos elementos arquitectónicos que atestiguan este amplio circuito comercial que abarcaba un gran territorio del sur peruano y la actual Bolivia. No me refiero específicamente a las maravillosas casonas arequipeñas construidas con las riquezas que este comercio producía, tema del cual escribiremos más adelante; sino a los tambos. Como sabemos, estas instalaciones fueron creadas por el ser humano andino para servir como lugares de descanso y reabastecimiento en la densa red de caminos que atravesaban cual telaraña todo el territorio de los Andes centrales. En la colonia, se mantuvo esta idea por lo menos en el nombre. En los alrededores del Puente Bolognesi, que antiguamente era la puerta de acceso a la ciudad de las caravanas de arrieros que arribaban a Arequipa desde la costa y la sierra. Aquí encontraban recuas frescas para continuar camino e inclusive cerrar tratos comerciales.

Como parte de la política de recuperación del patrimonio histórico de Arequipa, se han avanzado los trabajos de restauración y puesta en valor de varios de estos tambos. Lo más importante de esta labor es la inclusión de las familias que aún habitan estos tambos desde hace muchas décadas y que se vieron afectados por los sucesivos terremotos que asolan nuetra región. Gracias a esto, hoy es posible visitar estas magníficas muestras de nuetro pasado con los seres humanos del presente. Aun quedan algunbos tambos que es necesario recuperar urgentemente y espero que esta rehabilitación mantenga los principios de respeto e inclusión de los habitantes de estos

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impresionantes regalos del pasado. Fotos: Jorge Bedregal La Vera