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Los ecanisos corporales de autorrelación y la teoría de sisteas Xavier Uae édico Nasta) SELF-REGULATION MECHANISMS OF H UMAN BODY IN THE GENERAL THEORY OF SYSTEMS. URIART E X. Keywords: Homeostasis, Biosystems, Psychology, Self-Regulations mechanisms English Abstract: Our body is not a machine, it's a living being that reacts and that is surrounded by transformational energetic processes; and as a complex unity, is formed of structures named biosystems, that are closely related with our environment. Van Bertalan, in the fifties, proposed his "System's general theory " with the existence of 6 sub-biosystems, that are� Nutrition, Breathing, Locomotive, Inmunologic, Perceptive and Environmental (Extracorporal). «Quien quiere acierto sin error, y orden sin desorden no comprende los principios por los que se rigen cielo y tierra; no entiende cómo todo está conectado» Chuang Tzu Durante años he estado indagando en los distintos enfoques sobre la salud y la enfermedad del cuerpo humano, sin que ninguno me satisfaciera del todo. No obstante el esfuerzo realizado ha sido fértil, porque me ha permitido obtener una visión global del cuerpo, y me ha hecho comprender que para avanzar es necesario estar dispuesto a la reflexión y al contraste de pareceres (1). Cuando se trata de establecer con- clusiones acerca del cuerpo humano, conviene no perder de vista que se trata de un organismo vivo, y que por tanto funciona como un sistema abierto al medio, a cuyos innumerables estímulos ha de estar adaptándose constantemen- te. El cuerpo humano n nca ha sido una máquina qué funcionase como un siste- ma cerrado. Tampoco conviene perder de vista que el cuerpo está dotado de una capaci- dad de autopreservación que constituye el poder autocurativo de nuestra natura- leza. Ese poder ha recibido varios nom- bres a lo largo de la historia, de los cuales el más conocido quizá sea la denomina- ción latina vis natura medi-catrix. Una definición moderna de ese poder autocurativo le da una denominación más técnica: mecanismos de auto- rregulación, porque su principal misión 14 es mantener la homeostasis a pesar de los cambios bioquímicos y biofísicos que se producen incesantemente dentro y fuera del cuerpo. TEO GENE DE SISTES A comienzos de los años cincuenta empieza a adquirir consistencia un nue- vo método científico, la Teoría General de Sistemas, resultado de las investiga- ciones del biólogo L. Bertalanffy, aun- que el embrión del nuevo método había empezado a desarrollarse bastantes años atrás. En 1932 Bertalanffy había publi- cado una obra titulada Teoría General de Sistemas, en la que proponía un mo- delo de Biología organísmica: los seres vivos están organizados como totalida- des inseparables de su medio ambiente. Ese- modelo de biología organísmica iría evolucionando hasta llegar a convertirse en un nuevo método científico que po- drá aplicarse en numerosas y muy diver- sas ramas de la ciencia (Matemáticas, Metereología, Geología, Astrofísica, Eco- nomía, Sociología� Psicología, etc.) . El análisis de sistemas también tiene una útil aplicación en el ámbito de la salud del cuerpo humano. La Teoría General de Sistemas des- cansa sobre dos principios fundamenta- les: a) el principio aristotélico de el todo es superior a la suma de las partes. b) el principio de globalidad. Estudia los entes o los problemas como unidades no fragmentables (pri- mer principio) y no separables de su entorno (segundo principio) , procedien- do siempre de arriba a abajo, del todo a NARA DIÊTRIX N.• 32 Primavera 1 993 la parte, en un orden de mayor a menor complejidad. El sistema más complejo que se puede concebir es el universo. Este enfoque sistém�co resulta inme- diatamente aplicable al cu�rpo humano, que constituye un biosistema perfecto compuesto por subs-istemas. A la vez él mismo forma parte de otro biosistema de orden superior, el medio ambiente, con el que interactúa a nivel físico y químico, y probablemente también a otros niveles no demasiado conocidos todavía, tal como se d sprende de algu- nos hechos aparentemente inexplica- bles, por ejemplo el efecto curativo de las diluciones homeopáticas no moleculares, basado en la actuación de patrones ener- géticos sutiles que están presentes en la dilución. El biosistema que llamamos cuerpo humano forma un contínuo con su me- dio ambiente, entendiendo por medio. ambiente el inmenso conjunto de siste- · mas de naturaleza física y química -el grupo racial o el sistema solar serían dos ejemplos- y participando de la vida de ese medio ambiente. En el caso del hom- bre el medio ambiente incluye también sistemas de naturaleza sociocul-tural, económica y política (algunos ejemplos serían la pareja, familia, vecindario, po- blación, región, nación, etc.). Tomado como totalidad, el cuerpo humano no es fragmentable sin que con ello desaparezca como biosistema, pues- to que formando un todo indivisible, los subsistemas que lo componen no pue- den tomarse aisladamente unos de otros, dado que cada uno necesita de la acción de los demás para existir. No es el pul-

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Los tnecanistnos corporales de autorregulación y la teoría de sistetnas

Xavier Uriarte (Médico Naturista)

SELF-REGULATION MECHANISMS OF H UMAN BODY IN THE GENERAL THEORY OF SYSTEMS. URIARTE X. Keywords: Homeostasis, Biosystems, Psychology, Self-Regulations mechanisms English Abstract: Our body is not a machine, it's a living being that reacts and that is surrounded by transformational energetic processes; and as a complex unity, is formed of structures named biosystems, that are closely related with our environment. Van Bertalanffy, in the fifties, proposed his "System 's general theory " with the existence of 6 sub-biosystems, that are� Nutrition, Breathing, Locomotive, Inmunologic, Perceptive and Environmental (Extracorporal) .

«Quien quiere acierto sin error, y orden sin desorden no comprende los principios por los que se rigen cielo y tierra; no entiende cómo todo está conectado»

Chuang Tzu

Durante años he estado indagando en los distintos enfoques sobre la salud y la enfermedad del cuerpo humano, sin que ninguno me satisfaciera del todo. No obstante el esfuerzo realizado ha sido fértil, porque me ha permitido obtener una visión global del cuerpo, y me ha hecho comprender que para avanzar es necesario estar dispuesto a la reflexión y al contraste de pareceres ( 1 ) .

Cuando se trata de establecer con­clusiones acerca del cuerpo humano, conviene no perder de vista que se trata de un organismo vivo, y que por tanto funciona como un sistema abierto al medio, a cuyos innumerables estímulos ha de estar adaptándose constantemen­te. El cuerpo humano n�nca ha sido una máquina qué funcionase como un siste­ma cerrado.

Tampoco conviene perder de vista que el cuerpo está dotado de una capaci­dad de autopreservación que constituye el poder autocurativo de nuestra natura­leza. Ese poder ha recibido varios nom­bres a lo largo de la historia, de los cuales el más conocido quizá sea la denomina­ción latina vis natura medi-catrix. Una d efinición moderna de ese poder autocurativo le da una denominación más técnica: mecanismos de auto­rregulación, porque su principal misión

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es mantener la homeostasis a pesar de los cambios bioquímicos y biofísicos que se producen incesantemente dentro y fuera del cuerpo.

TEORIA GENERAL DE SISTEMAS

A comienzos de los años cincuenta empieza a adquirir consistencia un nue­vo método científico, la Teoría General de Sistemas, resultado de las investiga­ciones del biólogo L. Bertalanffy, aun­que el embrión del nuevo método había empezado a desarrollarse bastantes años atrás. En 1 932 Bertalanffy había publi­cado una obra titulada Teoría General de Sistemas, en la que proponía un mo­delo de Biología organísmica: los seres vivos están organizados como totalida­des inseparables de su medio ambiente. Ese-modelo de biología organísmica iría evolucionando hasta llegar a convertirse en un nuevo método científico que po­drá aplicarse en numerosas y muy diver­sas ramas de la ciencia (Matemáticas, Metereología, Geología, Astrofísica, Eco­nomía, Sociología� Psicología, etc . ) . El análisis de sistemas también tiene una útil aplicación en el ámbito de la salud del cuerpo humano.

La Teoría General de Sistemas des­cansa sobre dos principios fundamenta­les: a) el principio aristotélico de el todo es

superior a la suma de las partes. b) el principio de globalidad.

Estudia los entes o los problemas como unidades no fragmentables (pri­mer principio) y no separables de su entorno (segundo principio) , procedien­do siempre de arriba a abajo, del todo a

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la parte, en un orden de mayor a menor complejidad. El sistema más complejo que se puede concebir es el universo.

Este enfoque sistém�co resulta inme­diatamente aplicable al cu�rpo humano, que constituye un biosistema perfecto compuesto por subs-istemas. A la vez él mismo forma parte de otro biosistema de orden superior, el medio ambiente, con el que interactúa a nivel físico y químico, y probablemente también a otros niveles no demasiado conocidos todavía, tal como se d�sprende de algu­nos hechos aparentemente inexplica­bles, por ejemplo el efecto curativo de las diluciones homeopáticas no moleculares, basado en la actuación de patrones ener­géticos sutiles que están presentes en la dilución.

El biosistema que llamamos cuerpo humano forma un contínuo con su me­dio ambiente, entendiendo por medio. ambiente el inmenso conjunto de siste- · mas de naturaleza física y química -el grupo racial o el sistema solar serían dos ejemplos- y participando de la vida de ese medio ambiente. En el caso del hom­bre el medio ambiente incluye también sistemas de naturaleza sociocul-tural, económica y política (algunos ejemplos serían la pareja, familia, vecindario, po­blación, región, nación, etc . ) .

Tomado como totalidad, e l cuerpo humano no es fragmentable sin que con ello desaparezca como biosistema, pues­to que formando un todo indivisible, los subsistemas que lo componen no pue­den tomarse aisladamente unos de otros, dado que cada uno necesita de la acción de los demás para existir. No es el pul-

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Sistemas con un nivel de organiza­ción muy complejo pueden formar parte a su vez de otros sistemas más complejos todavía. En esta i lustración se aprecia como un sis­tema altamente complejo como es nuestro planeta es en real idad un subsistema que forma parte de otro sistema más complejo: el sistema Tierra-Luna, que a su vez pertene­ce al Sistema Solar, etc . , siguiendo un orden jerarquizado de crecien­te complejidad. En este ejemplo el nivel de com­plej idad está relacionado di­rectamente con el tamaño del sistema, pero no ocurre siem-

. pre así, puesto que la compleji­dad de un sistema depende de su grado de organización y no del número o el tamaño de sus elementos. Po ejempJo una cé­lu la vegetal viva es un s istema mucho más complejo que un frigorífico.

món el que respira, ni el estomágo el que digiere, sino es el hombre el que respira por medio del pulmón y digiere por medio del estómago. Y así ocurre en todo ser vivo; de hecho lo que caracteri­za al ser vivo es precisamente la unidad morfológica y fisiológica; en cuanto des­aparece esa unidad, desaparece con ella el ser vivo.

Ninguno de los órganos y sistemas de nuestro cuerpo ignora lo que pasa en los demás; todos están conectados entre sí por medio del eje neurovegetativo-endo­crino. Esa complicidad mutua, esa inter­dependencia (hasta solidaridad me atre­vería a decir) es una expresión bien patente de la unidad del cuerpo.

LOS SUBSISTEMAS CORPORALES

En el cuerpo humano se distinguen seis grandes subsistemas ( 1 1 ) . Cinco de ellos pertenecen propiamente al cuerpo, y el último constituye el mundo de los estímulos procedentes del exterior.

l. Subsistema de la Nutrición _ Tiene como función principal trans­

formar unas sustancias que proceden del exterior, los alimentos, para que sean integradas en el propio cuerpo o aprove­chadas para la producción de energía. Está constituido por los órganos digesti­vos, tanto los de asimilación wmo los de desasimilación, de los cuales los más

importantes ocupan la cavidad abdomi­nal. Presenta un orificio de entrada y otro de salida, y está provisto de meca­nismos de autorregulación que se acti­van en diferentes situaciones . El orifi­cio de entrada, la boca, es el polo posi­tivo; el orificio de salida, el ano,' Sl!Sten­tado por la musculatura perineal, es el polo negativo.

2. Subsistema de la Respiración Tiene como función principal ex­

traer energía del medio ambiente me­diante procesos intracelulares -adenosín trifosfato- que se almacena en las mitrocondrias. Forman parte de él to­dos los órganos que intervienen .en el intercambio y conducción de 02 y co2 entre la atmósfera y las células, de los cuales los más importantes ocupan la cavidad torácica. Tiene un orificio de entrada, la nariz, que es el polo positivo, y un orificio de salida, la uretra, que es el polo negativo. El Subsistema de la Respiración presenta unos mecanismos de autorregulación muy característicos.

3. Subsistema locomotor Las estructuras óseas, musculares y

cartilaginosas permiten que el cuerpo sea un biosistema móvil. Los numero­sos órganos que constituyen este sub�istema aparecen ensamblados en­tre sí de una manera perfectamente or­ganizada, constituyendo unidades

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cinéticas que posibilitan las funciones de relación. Incluye estructuras tisulares -el tejido conectivo- que dan consistencia y soporte a los demás subsistemas. Pre­senta mecanismos de .autorregulación muy valiosos que actúan de manera efi­caz cuando la situación lo requiere, por ejemplo en la adaptación a esfuerzos, en la cual el corazón actúa como órgano principal. No presenta polaridad.

4. Subsistema Inmunológico Su función principal consiste en adap­

tar al individuo a las cambiantes condi­ciones climatológicas y de otro tipo, así como anular el efecto nocivo de gérme­nes y toxinas que puedan entrar en el biosistema o que puedan producirse en su interior. Forman parte de él todos los órganos que intervienen en la inmuni­dad. No presenta polaridad, pero dispo­ne de eficaces mecanismos de auto­rregulación. ·

En este subsistema se distinguen dos niveles de intervención escalonados:

a) La Barrera Inespecífic¡:t, formada por la piel y por las cavidades huecas del organismo donde viven colonias de bac­terias y virus. La saliva y la leche materna también poseen cualidades inmunó­genas.

b) La Barrera Específica, constituida por el tejido sanguíneo y conectivo, amíg­dalas, apéndice, bazo, hígado, vasos linfáticos y ganglios linfáticos.

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5 . Subsistema de la Percepción Este subsistema tiene a su cargo el

conjunto de las diversas funciotles cognitivas, volitivas y afectivas del hom­bre, de las cuales cito las siguientes:

•Coordinar los diferentes subsis-te­mas y tejidos mediante el eje neuro­vegetativo. •Captar los estímulos del exterior distinguiendo la cualidad de los mismos mediante el eje neurosensorial. • Responder a las necesidades del propio cuerpo mediante el eje neuromotriz y el eje neuroendocrino. •Reproducir la es­pecie mediante el eje neuroendocrino­genital. •Generar sensación de placer mediante el eje neurovegetativo. • Alma­cenar el conocimiento en forma de me­moria mediante el eje neurovegetativo y neuromotriz. •Operar dando respues­tas adecuadas a las necesidades nutriti­vas, posturales, adaptativas, psicológi­cas, mentales e incluso espirituales.

Componen este subsistema los nu­merosos órganos que intervienen en las funciones enumeradas, de los cuales cabe citar las estructuras encefálicas, la mé­dula espinal, los plexos nerviosos, los diferentes órganos de los sentidos, el eje endocrino y el sistema genital. Las cavi­dades que protegen estos órganos están diseminadas por todo el cuerpo.

El polo positivo lo constituyen los varios orificios u órganos que sirven de entrada a los estímulos sensoriales pro­cedentes del exterior: ojos, nariz, oídos, papilas linguales, terminaciones nervio­sas epidérmicas. El polo negativo se en­cuentra en unos orificios de salida: vesí­cula seminal o trompas de Falopio, y piel.

El subsistema de la Percepción está dotado de unos poderosos mecanismos de autorregulación, uno de los cuales es la reacción de adaptación en la que ac­túan coordinadamente! el sistema ner­vioso, el sistema neuro-endocrino y el sisterria neuromotriz para dirigir la ener­gía a aquella parte del cuerpo que más convenga según las necesidades internas y externas. Una forma de reacción de adaptación se produce cada vez que se pasa de la vigilia al sueño y viveversa; en el ritmo sueño-vigilia interviene la pre­sencia o ausencia de luz. Para que la reacción de adaptación sea completa es necesario que la reserva enrgética del cuerpo sea suficientemente abundante.

6. Subsistema Extracorporal El biosistema que llamamos cuerpo

humano forma un contínuo con otro biosistema de orden superior al cual pertenece: el medio ambiente, que en

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realidad e s un inmenso conjunto d e sis­temas muy diversos e integrados unos en otros según un orden jerárquico.

El medio ambiente está constante­mente produciendo una gran variedad de estímulos que inciden en el cuerpo. Todo ese conjunto de estímulos que re­cibe el cuerpo procedentes del exterior se denomina Subsistema Extracor-poral Ambiental. A continuación se enumeran los prindpales tipos de s istemas extra corporales que producen estímulos sobre el cuerpo:

•Abióticos (Calor, luz, sonido, hu­medad, latitud, altitud, vientos, mareas, radia

.ciones ionizantes , radiaciones

extraatmosféricas, campos electromag­néticos, et'c . ) . •Geológicos (formacio­nes minerales, magnetismo terrestre, etc . ) . • Biológicos (reino vegetal, reino animal, virus, hongos, etc . ) . •Demográ­ficos (vecindario, población de residen­cia, migraciones, densidad demográfica, etc . ) . •Arquitectónicos Y. urbanísticos (tipo de vivienda, ubicación de los luga­res de permanencia, desplazamientos, medios de transporte, etc . ) . �Socio-polí­ticos (tipos de política, modelos jurídi­cos, líneas económicas, modelos sanita­rios, modelos asistenciales, etc.) •Edu­cativos y socioculturales (transmisión de creencias; modelos de conducta; trans­misión de tradiciones; transmisión de pautas sociales, morales y religiosas; h·ans­misión del saber; modelos de salud, etc.).

Tdos esos estímulos influyen de di­versas maneras y en distintos grados sobre los cinco subsistemas corporales. Cuando los estímulos extracorporales cambian o aparecen estímulos nuevos, se activan los diferentes mecanismos de autorregulación del cuerpo, los cuales restablecen el estado de equilibrio. El . nuevo estado de equilibrio resultante es siempre diferente del anterior.

Es muy interesante observar que muchos de los sistemas extracorporales también tienen sus propios sistemas de autorregulación, y no hablo sólo de los sistemas de naturaleza biológica o físicoquímica: también muchos de los sistemas de naturaleza sociopolítica o sociocultural los tienen, comportándose de modo parecido a como lo hacen los seres vivos. Las crisis sociales o políticas a menudo son expresiones de esos meca­nismos de autorregulación. Por desgra­cia, la enfermedad de las personas es en muchos casos la manifestación de cier­tas contradicciones sociales o fruto de políticas socioeconómitas inadecuadas o injustas.

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EQUIFINALIDAD DEL BIOSISTEMA

El cuerpo humano está pintado de sí mismo hacia fuera y hacia dentro, y posee una curiosa capacidad para ver y sentir lo que sucede en su interior.

Inmerso en una interminable evolu­ción biológiCa, reúne en sí mismo todos los procesos inherentes a la vida, desde los más simples a los más complejos. A pesar de estar compuesto por multitud de maravillosas estructuras diferencia­das entre sí, todo en él funciona coordi­nadamente, como si se tratara de un solo órgano. Un eminente médico decía con razón: «el cuerpo es un sólo órgano, y la vida una sola función» (8) .

Como todos los sistemas abiertos, mantiene con su entorno un intercambio continuo y bidireccional de energía y de materiales. Cuando inciden estímulos perjudiciales en el biosistema, se deseg­cadenan mecanismos muy activos que tienden a recuperar el estado de equili­brio; la actividad de esos mecanismos autorreguladores produce a su vez alte­raciones de distinto grado de severidad

Los mecanismos de autorregulación brotan de la capacidad innata de autocuración con la que ha sido dotado el biosistema llamado cuerpo humano. Aunque se trata de mecanismos muy complejos, su actuación pasa desaperci­bida casi siempre excepto cuando el equilibrio se halla tan ·alterado que se necesita una intervención enérgica de

· los mecanismos de autorregulación para restablecerlo.

CARACTERISTICAS DE LOS MECANISMOS DE

AUTORREGULACION Los mecanismos corporales de

autorregulación se caracterizan porque: a) Producen manifestaciones visibles e invisibles en el cuerpo. b) Se constituyen en síntomas. e) Necesitan determinados periodos de tiempo y. determinados espacios para poder actuar. d) Su acción puede manifestarse brusca o lentamente, pero nunca está sujeta a un control consciente. e) Generalmente producen múltiples sín­tomas en diferentes subsistemas. f) Se manifiestan progresivamente de fuera hacia dentro. g) Producen en el cuerpo un estado deli­cado que está determinado por la fre­cuencia, la intensidad y la cualidad de los síntomas . h) Tienden a desactivarse a medida que se va restableciendo el equilibrio.

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i) Cuando se efectúan intervenciones agresivas sobre el organismo, los meca­nismos de autorregulación quedan afec­tados, dando lugar a desplazamientos o enmascaramientos de los síntomas. j) Los mecanismos corporales de autorregulación conducen siempre a una de estas cuatro situaciones: curación, cronificación, transformación de los sín­tomas o muerte del biosistema.

CLASIFICACION DE LOS SINTOMAS

La siguiente clasificación de sínto­mas responde a un doble criterio. En primer lugar los he clasificado por subsistemas, y dentro de cada subsistema aparecen clasificados según dos grados de severidad.

En el Subsistema de la Nutrición Siguiendo el recorrido del tubo di­

gestivo, algunos de los síntomas mode­rados son: vómito, naúsea, pirosis, ano­rexia, bulimia, cólico, reflejo gastro-cóli­co, diarrea, estreñimiento, hemorroides, fístula anal, etc.

Algunos síntomas severos son: Do­lorulceroso, hematemesis, melenas, obs­trucción intestinal, rectorragia, etc.

En el Subsistema de la Respiración De entre los moderados algunos son:

tos, hipersecreción bronquial, estornu­do, hiperreactividad de la fibra lisa bron-

quial, disnea, hipotensión, hipertensión, oscilaciones del ritmo cardiaco, cólico renal , anemia, disuria, polaquiuria, poliuria, etc.

Entre los síntomas severos se en­cuentran: atrapamiento ventila torio, he­morragias; sobrecarga cardíaca, edemas, oligomuria, etc.

En el Subsistema Locomotor Aquí solo citaré dos síntomas princi­

pales: la inflamación y la contractura neuromuscular.

La inflamación se caracteriza a su vez por edema, rubefección, hipertermia y dolor, y si compromete estructuras articulares va acompañada también de inmovilización. Puede estar localizada o generalizada, y afectar tanto al tejido conectivo interno como al externo. Algo muy valioso para la salud del cuerpo es descubrir el significado de ciertas reac­ciones inflamatorias; en esa situación es aconsejable invitarnos a tomar un des­canso, concedernos una pausa. Por otra parte la reacción inflamatoria no se pro­duce exclusivamente en el Subsistema Locomotor; puede afectar también a otros tejidos que no pertenecen estricta­mente al Subsistema Locomotor, como cuando se producen procesos inflam­atorios en mucosas, neuronas o en los fluidos orgánicos.

El otro gran síntoma es la contractura neuromuscular, que se caracteriza por: hipertonía muscular, limitación artro-

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cinética y dolor. Respecto al dolor es interesante distinguir dos tipos distin­tos, aunque estrechamente relacionados entre sí. El primer tipo es el dolor de naturaleza esencialmente orgánica que suele estar localizado en el tejido epitelial, tejido conectivo o tejido muscular. El segundo tipo es el dolor interno, de naturaleza psicológica y que afecta a regiones cuya localización no es visible exteriormente; suele estar relacionado íntimamente con procesos de angustia, melancolía o soledad. Entre ambos tipos de dolor existen unas vías de comunica­ción constituidas por el eje neuro­vegetativo y por el sistema endocrino, de tal manera que con frecuencia el dolor psicológico da origen a manifestaciones de dolor orgánico. En general cuando nuestro cuerpo se manifiesta a través del dolor .sin que exista una causa orgánica claramente establecida, puede estar in­terviniendo un proceso de orden psico­lógico en el que existe una situación pres ente que actúa como desen­cadenante, una experiencia del pasado que actúa como substrato psicológico y una perspectiva específica de futuro. Indagar en sí mismo para descubrir esos factores puede conducir a comprender mejor el proceso del dolor.

El dolor y sus distintas fases constitu­yen un proceso que ha sido muy bien estudiado y analizado y del que se tiene actualmente abundante información científica. En estudios metodológicos con

El cuerpo humano es un biosistema con un grado de organización extraor­dinariamente comple¡o. Está compuesto por sub­sistemas que se auto­rregulan a sí mismos me­diante mecanismos natu­rales impulsados por la vis natura medicatrix. Los subsistemas corpora­les están dotados de com­ple¡os mecanismos de re­troalimentación; otros tie­nen capacidad para aprender por sí mismos y organizar su actividad en función de lo aprendido.

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pacientes gravemente delicados o termi­nales se ha observado que su comporta­miento sigue una secuencia de diferentes fases, incluidas dentro de la denomina­ción genérica clínica del dolor ( 1 2) . Esas fase suelen seguir la siguiente secuencia: shok inicial cuando el paciente conoce o sospecha que su estado de salud está gravemente alterado, cambios en la for­ma de vivir, tristeza y dolor interno, negación, negociación, depresión, des­enlace final.

Muy a menudo el dolor es resultado de la actjvación de mecanismos auto­rreguladores moderados o en fase tem­prana, cuando el dolor todavía significa un aviso para que cambiemos ciertas cosas en nuestra vida. Cuando las condi­ciones que originan el dolor no se modi­fican puede que el biosistema no resista y se activen otros mecanismos de autorregulación más severos, con el con­siguiente riesgo para la integridad corporal.

En el Subsistema Inmunólogico De entre los síntomas moderados el

más frecuente e interesante es la fiebre, un proceso de elevación de la tempera tu­ra de la totalidad del biosistema, aunque los mecanismos de autorregulación que la desencadenan estén localizados en el Subsistema InmunolÓgico. La valora­ción clínica de la fiebre es diferente en las distintas etapas biológicas del cuerpo. En los estadíos tempranos (lactancia, infancia, etc. ) la fiebre contribuye a la maduración e incluso al crecimiento or­gánico de diversos subsistemas. En la edad adulta juega un papel eminente­mente regulador. Y en los estadíos fina­les favorece la preservación de los subsistemas.

La fiebre y el dolor son síntomas que corresponden a sendos mecanismos de autorregulación muy valiosos, gracias a los cuales se evita que el biosistema entre en un proceso descendente de caída en barrena en el que se desencadenarían otros mecanismos más severos.

Entre los síntomas severos citaré los siguientes: hiperreactividad, hiporreac­tividad, displasia/neoplasia. La hiper­reactividad respiratoria, cutánea o di� gestiva, queda incluida dentro de la en­tidad clínica denominada reacción alérgica. La hiporreactividad es un sín­toma que se origina a partir de una débil respuesta durante la fase de adaptación a nuevos estímulos, y que se manifiesta mediante procesos autodestructivos den­tro del propio biosistema, como si éste hubiese perdido en parte la capacidad para reconocerse a sí mismo. Este sínto­ma equivale a la entidad clínica denomi-

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nada reacción autoinmune. E n l a displasia/neoplasia s e desencadena un proceso desordenado de multiplicación celular en alguna parte del biosistema. Significa un fracaso biológico en el con­trol nuclear de la membrana basal.

En el Subsistema de la Percepción Este subsistema obtiene su energía

de la vida y el movimiento contínuo de los otros subsistemas; las diferentes modalidades de energía -química, eléc­trica, luminosa, etc.- hacen posible el funcionamiento de este subsistema. La renovación enérgetica necesaria para el funcionamiento de este subsistema, y de todo el biosistema en general, depende de la alternancia de los periodos de acti­vidad y reposo, y especialmente de un adecuado ritmo sueño-vigilia.

De entre los numerosos síntomas moderados que pueden presentarse en este subsistema citaré los siguientes: al­ternancia depresión-euforia , ambi­valencia emotiva, fantasía, regresión, pesadillas nocturnas, insomnio, neuro­sis reactiva en sus grados no severos, melancolía, culpabilidad, rabia, angus­tia, ansiedad, miedo, fobia, pánico, pa­ranoia, delirio, alucinación, tendencia al llanto sin causa que lo justifique, disfonía, amenorrea secundaria, astenia, anemia cíclica, parestesia, distimia, distermia, disestesia, etc.

Algunos de los síntomas severos son: analgesia-hipoalgesia, acinesia-hipocine­sia, shok, hipotermia, apraxia, tenden­cias irreprimibles a la violencia y a la destrucción, incomunicación profunda, afasia-disfas ia , amnesia , agnosia , somatoagnosia, ataxia, desorientación espacio-temporal, distonía, convulsión tónico-clónica, hipocenestesia, etc. En presencia de síntomas severos puede al­terarse el modo habitual de percibir el tiempo y el espacio.

El fenómeno psicobiológico de la angustia ha sido objeto de muchas re­flexiones y estudios, hasta el punto de que se conoce con exactitud su ubica­ción topográfica en el cuerpo. Este fenó­meno puede definirse como una sensa­ción o estado emocional desagradable en el que se experimenta un temor inde­finido; suele aparecer en situaciones que generan cierto grado de tensión, más allá del cual la angustia hace acto de presen­cia; esas situaciones son muy variables de una persona a otra, pero en general están relacionadas con momentos de ruptura, de cambio o de toma de decisio­nes. Si no se resuelven las causas tiende a convertirse en un estado permanente, más o menos crónico.

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Los mecanismos de conversión de la neurosis se conocen desde finales del siglo XIX, cuando gracias a los estudios realizados en ese campo pudo estable­cerse que las vías neurológicas que con­ducen la energía en la neurosis forman parte del sistema neurovegetativo y neuromotriz ( 1 3 ) .

E n l o s albores d e l siglo X X s e descubren l o s mecanismos neuro­psíquicos que configuran la morfo­logía del cuerpo y las formas de ex­presión individuales ; aparece enton­ces el concepto de coraza caracterial en base a las investigaciones sobre fisiolo­gía neuromuscular. A mediados de siglo se integran en el yo corporal las distintas manifestaciones corporales visibles y no visibles ( 1 4) .

La última parte del siglo está siendo muy rica en investigaciones sobre madu­ración, crecimiento y senectud, que re­presentan una gran aportación a l conoéimlentwo de los mecanismos que rigen la vida.

En el Subsistema Extracorporal El cuerpo humano es un sistema

semiabierto al medio ambiente; eso sig­nifica que está protegido por barreras físicas, químicas y psicológicas que cri­ban los innumerables estímulos proce­dentes del medio antes de que puedan penetrar en el biosistema.

Ya he descrito someramente el enor­me conjunto de sistemas que componen lo que llamamos medio ambiente (siste­mas abióticos, geológicos, biológiCos, demográficos, arquitectónicos y urba­nísticos , sociopolíticos , educativos, socioculturales, etc . ) . Muchos de esos estímulos procedentes del exterior acti­van ciertos m ecanismos de auto­rregulación del cuerpo; daré algunos ejemplos: se ha comprobado estadís­ticamente que con luna llena aumenta la tasa de suicidios; ciertos vientos, como la tramontana, producen reacciones de irritación; los climas marítimo y alpino aceleran el metabolismo, mientras que el clima !acunar lo enlentece; la arquitectu­ra vertical genera incomunicación; algu­nas ocupaciones laborales de la moderna civilización industrial pueden embotar los mecanismos de autorregulación del Subsistema de la Percepción, y lo mismo sucede con la avalancha de publicidad comercial o de otros tipos; algunos pro­cedimientos sanitarios pueden modifi­car los mecanismos de auto-rregulación del Subsisterma Inmunoló-gico, como ocurre con la prescripción innecesaria y continuada de antibióticos o la adminis­tración indiscriminada de vacunas.

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PRINCIPIOS VITALES DE UN BIOSISTEMA

Un biosistema permanece vivo a con­dición de que no se interrumpa el inter­cambio de energía y materiales con su medio ambiente. La vida de un biosistema depende de que constantemente se esté produciendo en él una renovación de energías, de materiales y de informacio­nes en un permanente movimiento de entrada y salida. Tal es la característica más sobresaliente de todo biosistema, sea del tamaño que sea: el movimiento biológico, el dinamismo vital. También es la característica más sobresaliente del estado de salud, de manera que cuanto más abundante y dinámico es el inter­cambio de energías que un biosistema mantiene con su medio, tanto mejor será su estado de salud. Cuando cesa el movi­miento biológico s ignifica que el biosistema ha muerto como tal; en cuan­to eso sucede los componentes del biosistema que acaba de desaparecer se integran en otros biosistemas distintos. Así ocurre con todas las formas de vida vegetal y animal, y desde luego con el biosistema que llamamos cuerpo huma­no.

Ese movimiento biológico o cinesia vital es perceptible en cada una de las microestructuras y macroestructuras de nuestro cuerpo, formado por conjuntos · tisulares y complejos celulares; sin el cual no sería posible mantener ni la vida ni la homeostasis.

El movimiento biológico de los biosistemas, y del cuerpo humano en particular, tiene unas características bien determinadas que pueden describirse según los siguientes principios:

Asimilación -Desasimilación Mediante la asimilación de estímulos

químicos y físicos procedentes del exte­rior, los biosistemas obtienen la energía que necesitan para su preservación; el ciclo se completa con la expulsión al exterior de la energía sobrante y de la no asimilada.

En el caso de algunos biosistemas, además de asimilarse-desasimilarse es­tímulos de naturaleza química o física mediante los procesos de nutrición, tam­bién se asimilan-desasimilan por vía neuropsíquica estímulos de otra natura­leza. Tal es es el caso del ser humano ( 1 7 ) y probablemente de otros muchos vertebrados.

Carga-Descarga El movimiento biológico de los

biosistemas se expresa dinámicamente

mediante fases sucesivas de carga y des­carga.

En el caso del cuerpo humano la fase de carga se manifiesta por un proceso de hiperemia arterial e hipertonía neuro­muscular que asciende en vertical hasta alcanzar un acmé, para después descen­der progresivamente hasta una perfu­sión de reposo denominada relajación. La función del orgasmo puede tomarse como modelo del principio de Carga­descarga.

Los patrones de la circulación de la sangre y de los demás fluídos orgánicos están estrechamente relacionados con la tonstante entrada y salida de energía e información. Cuando se incrementa el riego sanguíneo gracias a la mayor acti­vidad de determinados órganos, experi­mentamos un estado de excitación y de

· calor en el que la afectividad también es más intensa. Ese estado está emparenta­do con la sensación de placer ( 6 ) . En cambio la enfermedad, en tanto que alte­ración del dinamismo vi t a l , está emparentada con l a sensación de displacer.

Todo el proceso Carga-descarga se desarrolla de acuerdo a patrones tempo­rales específicos y de acuerdo a patrones espaciales también específicos. Cuando el proceso no llega a completarse, enton­ces el biosistema permanece demasiado tiempo en la fase de carga, con el consi­guiente riesgo para la preservación de un subsitema u otro; en esa situación el biosistema tiende a completar el proceso buscando efectuar la descarga mediante intercambios energéticos sustitutorios .

En el caso del hombre el proceso de Carga-descarga concierne, entre otros, a los fenómenos neuromotrices, neuro­sensoriales, emocionales, psíquicos y mentales.

Progresión-Regresión Una propiedad fundamental de los

biosistemas es su tendencia natural a desarrollarse, a incrementar sin cesar el campo de sus funciones y actividades. Pero esa tendencia a desarrollarse no se produce nunca según una línea de pro­gresión contínua, sino según un movi­miento de vaivén: dos pasos hacia ade­lante, un paso hacia atrás ( 1 9 ) .

Plasticidad En situaciones de emergencia los

biosistemas, entre ellos xl cuerpo huma­no, pueden recuperar momentáneamen­te una función perdida. Vemos ejemplos de este principio cuando interviene una capacidad intuitiva especial en personas

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invidentes, en el cambio de lateralidad en personas afectadas de parálisis hemilaterales, en la aparición de formas de lenguaje no verbal en personas afásicas, en la creación de códigos comunicativos válidos en personas afec­tadas por procesos psicóticos, etc.

Vi carian te Cuando en un biosistema alguno de

los subsistemas sufre deterioros que dis­minuyen alguna función, el biosistema tiende a suplir la función disminuida mediante el incremento de la actividad de otros subsiste)tlaS sanos; ello le per­mite mantener la homeostasis y sobrevi­vir.

Se conocen numerosos ejemplos de aplicación del principio Vicariante en el reino vegetal y en el reino animal, y también en el ser humano; por ejemplo en una insuficiencia renal crónica se produce de modo natural un incremento de la actividad excretoria de la piel y del intestino delgado, que actúan como un tercer riñón; en casos de supuraciones crónicas la piel actúa como vía depurativa evitando que se activen mecanismos de autorregulación severos; en casos de in­suficiencia cardíaca la musculatura plan­tar y la de la pantorrilla actúan como un segundo corazón, etc.

REGENERACION, ADAPTACION O MUERTE

DEL BIOSISTEMA

El proceso autocurativo por el que se ponen' en marcha síntomas moderados no lesivos, esporádicos y cambiantes que no afectan demasiado a las Actividades de Vida Cotidiana (A.Y.C.) es un proce­so necesario para la salud del biosistema. Significa el esfuerzo del organismo para adaptarse a las condiciones que están causando perturbación. Cuando no se modifican las condiciones perturbado­ras puede ocurrir que se activen otros mecanismos de auto-rregulación seve­ros lesivos (20) que se caracterizan por manifestarse de

.manera continua y dura­

dera, afectando a la mayoría de las A.V. C. ; aparece entonces un estado corporal delicado, que es propiamente lo que se denomina enfermedad.

Los síntomas sólo tienen una de estas cuatro salidas: a) curación, b) croni­ficación, e) transformación de los sínto­mas, d) muerte del biosistema. Aquí me estoy refiriendo a los síntomas que son resultado de la fuerza curativa del pro­pio organismo, pero ello también se apli­ca a los procesos que puedan tener otra causa.

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El objetivo prioritario del médico o del cuidador es siempre obtener el pri­mer resultado, es decir la curación. Para ello dispone de numerosos recursos con los que ayudar a la vis natura medicatrix a obrar la curación en el organismo. En primer lugar están aquellos que se deno­minan recursos primarios, tales como el agua, la tierra, el aire o el calor utilizados según unas técnicas precisas , muchas de las cuales se conocen desde hace miles de años.

En segundo lugar está el grupo de los llamados recursos secundarios, que in­cluye determinadas medidas higiénicas, intervenciones no yatrogénicas o de muy bajo poder yatrogénico (fitoterapia, fisioterapia y terapias manuales, dilucio­nes homeopáticas, acupuntura, terapia neural, balance polar electromagnético, terapia orgonómica, terapia antropo­sófica, etc . ) , modificaciones en los pa­trones de actividad-reposo, medidas die­téticas incluido el ayuno, medidas de carácter eminentemente psicológico ta­les como el incremento de la expresión y mejoramiento de las relaciones huma­nas, etc.

En tercer lugar se encuentra el grupo de los recursos terciarios, esto es, la cirugía y la farmacología (incluyendo ciertas pruebas complementarias ) ; la aplicación de los recursos terciarios ha de ser muy cuidadosa y en base a un profundo conocimiento de las técnicas, puesto que puede generar un alto grado de yatrogenia en el biosistema.

RESOLUCION DE LA ENFERMEDAD

A continuación hago una breve refe­rencia a cada una de las cuatro posibles salidas que tiene toda enfermedad (cura­ción, cronificación, transformación de los síntomas o muerte) :

a) Para devolver el estado de salud a un organismo en crisis, es decir, para obtener la curación, hay que intervenir en el biosistema introduciendo modifi­caciones en los intercambios energéticos y de materiales, aplicando para ello los recursos más indicados en cada caso, y respetando el principio hipocrático primum non nocere (ante todo no da­ñar), lo que significa que hay que poner ·un especial cuidado a la hora de aplicar los recursos terciarios.

b) Puede suceder que sea cual sea el modo de tratar la enfermedad o el recur-

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so aplicado, el biosistema evolucione desfavorablemente y se cronifique el proceso mórbido, es decir, que el biosistema entre en un proceso de dete­rioro irreversible (tal como ocurre con frecuencia en procesos reumáticos, disneicos, psicológicos, etc. ) con pérdi­da progresiva de funcionalidad y dismi­nución de la capacidad de desenvolvi­miento en las A.Y.C.

e) El tercer modo posible de resolver­se la enfermedad es la transformación de los síntomas: el biosistema desarrolla mecanismos de adaptación que le permi­ten mantenerse en un estado aceptable, aunque desarrollar tales mecanismos adaptativos supone un esfuerzo duro y prolongado; el resultado positivo que se obtiene compensa tal esfuerzo.

d) La muerte l lega cuando e l biosis tema no puede mantener la homeostasis; significa el final de la ex­istencia corporal. Por experienci¡;¡s ob­servadas parece ser que el alma o princi­pio esencial del ser humano inicia una experiencia extracorporal después de haberse desprendido del cuerpo (2 1 ) , (2) .

RESUMEN

Los biosistemas están organizados como totalidades infragmentables que viven integradas en otros sistemas , man­teniendo un constante intercambio con el medio ambiente. El biosistema que llamamos cuerpo humano está compues­to por cinco subsistemas corporales: de Nutrición, de Respiración, Locomotor, Inmunológico y de Percepción; hemos llamado Subsistema Extracorporal Am-. bien tal al inmenso conjunto de sistemas de toda clase que constituyen el medio ambiente del ser humano. La actividad de los biosistemas está regida por cinco Princi píos: Asimilación-desasimilación, Carga-descarga, Progresión-regresión, Plasticidad, Vicariante.

Los biosistemas están naturalmente provistos de una capacidad innata de autocuración de la que brotan unos me­canismos de ?Utorregulación, que cuan­do se activan para responder a condicio­nes perturbadoras desencadenan proce­sos de distinto grado de severidad, que se corresponden con lo que llamamos síntomas. Cuando no se modifican las condiciones que desen�adenan los sínto­mas moderados al principio, el biosistéma activa otros mecanismos autorregu­ladores que desencadenan síntomas más

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severos y que tienen efectos lesivos para el biosistema: aparece lo que denomina­mos enfermedad (aunque los síntomas pueden tener otras causas) . Existen cua­tro formas posibles de resolverse la en­fermedad: curación, cronifi-cación, trans­formación de los síntomas o muerte.

Los recursos curativos se clasifican en tres grupos; el primero incluye los recursos más simples e inocuos, mien­tras que el tercero incluye recursos yatrogénicos que han de ser aplicados con especial cuidado. El médico o cuida­dor ha de tener siempre presente la máxi­ma hipocrática primum non nocere.

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