Louise Allen - Serie Secretos de Sociedad 01 - Impropio de Una Dama

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Serie Secretos de Sociedad, Louise Allen.

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Impropio de una dama

Louise Allen

Secretos de sociedad, 1

Impropio de una damaNDICE

3Uno

12Dos

22Tres

30Cuatro

38Cinco

46Seis

55Siete

63Ocho

70Nueve

78Diez

85Once

93Doce

101Trece

109Catorce

117Quince

125Diecisis

133Diecisiete

139Dieciocho

148Diecinueve

154Veinte

160Veintiuno

166Veintids

172Veintitrs

177Veinticuatro

186RESEA BIBLIOGRFICA

Uno

Cerca de la una de la madrugada, en la carretera de Bath, a las afueras de Hounslow.

Septiembre de 1814

Vamos a estrellarnos. Aquel pensamiento se le pas a Max por la cabeza con una calma casi fatalista. No habra espacio suficiente aunque se apartara aquel coche de caballos, ni en el caso de que estuvieran a plena luz del da, o de que el que estuviera conduciendo no fuera el loco de su primo.

Frena, maldita sea! El camino es demasiado estrecho.

Tuvo que gritar por encima del azote del viento y el ruido atronador de los cascos. El carruaje continuaba en el centro del camino. A aquella hora de la noche, era lo ms prudente, siempre y cuando no se te echara encima un coche particular conducido por un joven inconsciente que corra para ganar una apuesta.

El coche de pasajeros iba iluminado por faroles laterales y la luna llena baaba con su luz de plata la carretera y todos los alrededores, pero Max no necesitaba luz para juzgar el estado de aquella carretera. La conoca como la palma de su mano.

Voy a conseguirlo! Nevill tir suavemente de las riendas y el tiro, obediente al ms ligero toque, se apart hacia la derecha, preparando el adelantamiento.

Estaban perdidos. Intentar hacerse con las riendas no servira de nada. Iban demasiado rpido; aquellos caballos especialmente dotados para las carreras no podan ser detenidos a tan corta distancia. Adems, tras ellos y a la misma velocidad, iba Brice Latymer y tras l, el vizconde Lansdowne.

Max se llev el cuerno a los labios y sopl con ms esperanza que expectativas reales. Si tenan suerte y el conductor del coche de pasajeros era un hombre con experiencia, podran limitarse a rozar los laterales y los caballos no acabaran estampados contra la parte trasera. Si la suerte no los acompaaba, aquello terminara siendo una carnicera.

Pero ocurri el milagro. El coche, sin reducir apenas la velocidad, se apart hacia la izquierda. Las ramas de los setos del camino fustigaban los laterales y obligaban a los pasajeros que iban sobre el techo a girar hacia la derecha. El vehculo dio varias sacudidas y las ruedas rozaron el borde de la cuneta, pero si Nevill no perda la cabeza, conseguiran adelantar sin problemas.

Vamos, maldita sea! tron Max.

Nevill baj las manos y los caballos corrieron como una carga de caballera. El coche se inclin hacia la derecha y bot sobre el camino.

Una vez generado aquel espacio, el conductor redujo la velocidad; tena que mantener firme a su yunta para impedir que el vehculo perdiera estabilidad y pudiera caer en la zanja que bordeaba el camino. Max mir hacia l, queriendo enviarle un mensaje silencioso de disculpa y se descubri con la mirada fija en un rostro ovalado, de ojos enormes, oscuros y furiosos, y con una boca exuberante. Era el rostro de una mujer?

Pero ya le haban adelantado. Max sacudi la cabeza. No, tena que haberse equivocado. Seguramente, en la confusin del momento, haba visto el rostro de una de las pasajeras.

Mir a su primo. Nevill estaba visiblemente nervioso una vez superada la crisis y posaba la mano laxa sobre las riendas.

Toma, llvalas t. Creo que voy a vomitar le tendi las riendas a Max.

No, nada de eso! Sigue llevndolas t! Esta apuesta es tuya, t eres el responsable. Slo espero que los dems estn suficientemente lejos como para perderse el espectculo.

La posada a la que se dirigan, The Bell, estaba a unos tres minutos de all. Era el final de la carrera. Si en cinco minutos no apareca el coche, eso slo podra significar que haba terminado hundindose en la zanja y tendra que retroceder para ver en qu poda ayudar.

Quin sera aquella mujer? La visin de tan exquisito rostro pareca haber quedado grabada en su cerebro. Sera slo una alucinacin provocada por la emocin del momento, por el alivio de saber que haban conseguido superar aquella difcil situacin? O sera una mujer de carne y hueso? La sangre pareca revolvrsele en las venas. Y comprendi sorprendido que estaba excitado. La deseaba.

Hemos llegado anunci Nevill con un grito ahogado.

Dos horas y media antes

Has odo una sola palabra de lo que te he dicho?

Probablemente, no.

Max Dysart alz la mirada del reflejo del fuego en la punta de sus relucientes botas y sonri a su joven primo sin muestra alguna de remordimiento.

A pesar de que los relojes que descansaban sobre la repisa de la chimenea marcaban bien pasadas las diez, tanto l como el resto de hombres que compartan aquella ruidosa y cordial camaradera continuaban con los pantalones y las botas de montar y las casacas. Slo la elegancia con la que portaban aquellas prendas informales y la prstina blancura de sus pauelos delataba que eran miembros de un selecto club y no aficionados a las tabernas.

En qu estabas pensando? pregunt Nevill, inclinndose hacia la chimenea y alargando una mano hacia el fuego.

En mujeres respondi Max.

Saba que aquella respuesta bastara para ruborizar a su primo. Nevill estaba en aquella edad en la que los hombres dejaban de considerar a las mujeres como algo intil y aterrador y comenzaban a descubrir que les resultaban incomprensiblemente deseables. Por eso le gustaba bromear, aunque tambin era cierto que eran las mujeres las que ocupaban los pensamientos de Max.

Max renunci a intentar resolver el dilema de cmo encontrar una prometida con la que pudiera casarse y tener un heredero cuando ni siquiera estaba seguro de que estuviera en condiciones de hacerle a nadie una propuesta matrimonial. Centr en su primo toda su atencin al advertir el entusiasmo que reflejaba su rostro. S, supona que podra resolver su problema aceptando a Nevill como heredero. Pero quiz sa fuera la salida ms cobarde.

Nevill Harlow acababa de cumplir dieciocho aos y todava pareca estar creciendo. Era tambin el miembro ms joven del Nonesuch Whips, que estaba celebrando su reunin mensual en el Nonesuch Club, situado en una esquina entre las calles Ryder y St. James. Poda ser el ms joven, s, pero hasta el ms puntilloso de entre los miembros lo haba aceptado por su relacin con Max Dysart, conde de Penrith, al que todo el mundo reconoca como un conductor sin igual.

Todo el mundo excepto, inevitablemente, Brice Latymer. Latymer estaba sentado en aquel momento con la libreta de apuestas en la mano, golpendose los dientes con la punta de una pluma y mirando a los primos con expresin burlona.

Max permiti que deslizara sobre l su fra e irnica mirada sin dar muestra alguna de haberlo notado. A veces tena la sensacin de que el nico objetivo de Latymer en la vida era fastidiarle. El apenas disimulado placer que aquel hombre encontraba cada vez que apostaba con Max, ya fuera en una carrera, a las cartas o en el baile, le tena perplejo.

De qu debera haberme enterado? le pregunt a su primo.

He hecho una apuesta con Latymer Nevill sonrea emocionado. Pero tendrs que prestarme tus zainos.

Mis qu? Max baj los pies de la rejilla.

Tus zainos. Y el coche. Apuesto a que puedo ganarles a l y a Lansdowne en una carrera.

En mi coche nuevo y usando mis caballos? Mis cuatro hannoverianos? pregunt Max en un tono que no presagiaba nada bueno.

S.

Nevill no poda presumir de su capacidad intelectual, pero era evidente que estaba comenzando a darse cuenta de que su esplndido primo no estaba particularmente contento con el desafo que haba aceptado.

Son suficientemente buenos como para ganar a Latymer y a sus rucios.

Son? Y t? Eres consciente de lo que puedo llegar a hacerte si alguno de los caballos sufre un esguince?

Eh no.

Por el rabillo del ojo, Max pudo ver al resto de los miembros del club observndolos, la mayor parte de ellos con una sonrisa en el rostro. Todos eran conscientes de lo que senta Max por sus preciados zainos, y todos apreciaban al joven Nevill, pero la rara oportunidad de ver a Max Dysart, conde de Penrith, perdiendo su legendario control era algo que todo el mundo ansiaba.

Te arrancar la cabeza le amenaz Max al tiempo que dejaba caer el brazo sobre los hombros de su primo y le diriga una sonrisa implacable. Te atar los brazos al cuello y utilizar tus entraas como ligueros.

De acuerdo contest Nevill con voz estrangulada.

Y sabes lo que har si pierdes esa apuesta?

Nevill trag saliva.

No.

No volvers a tocar un caballo mo en toda tu vida Max sinti temblar a su primo bajo su brazo. Se permiten pasajeros?

No, slo se permite un acompaante que se encargue del cuerno de estao.

De acuerdo, lo har yo sinti el alivio de su primo. Cundo es la carrera?

Hoy, a media noche. Saldremos de aqu. Ahora me gustara enviar a los caballos a las caballerizas para que les pongan los arreos a Nevill comenzaba a temblarle la voz.

De acuerdo, pero la prxima vez, pregunta antes de hacer una apuesta respondi Max en tono sereno, para gran desilusin de aquel pblico que haba anticipado un estallido de clera.

Pero, maldita fuera, Max haba enseado a aquel muchacho a conducir; haba empezado con un carro tirado por un poni, haba seguido con un carruaje de dos caballos y un faetn y, al final, haba conseguido conducir un carruaje arrastrado por cuatro caballos que igualaba en tamao, peso y velocidad a los coches de correos y de transporte de pasajeros. De modo que, si no confiaba en Nevill, no confiaba en s mismo como maestro.

Envalos a las caballerizas. Y, Nevill aadi cuando su primo se diriga ya hacia la puerta, en medio de todo tipo de bromas, vete pidiendo la cena No estoy dispuesto a esperar a que lleguemos a The Bell para cenar!

No has cenado todava?

Bree mir hacia atrs y vio a su hermano Piers en el marco de la puerta, con una jarra de cerveza en la mano.

No, qu hora es?

Casi las once. Yo he cenado en el saln hace una hora.

Bree se levant, se estir y se asom a la ventana desde la que se contemplaba el patio principal de la posada The Mermaid. Muchos habran considerado como catico aquel paisaje salpicado de antorchas y faroles, pero para el experimentado ojo de Bree, tena el orden y la precisin de un mecanismo de relojera: el cuartel general de aquel complicado negocio, una compaa de transportes, estaba tal y como debera estar.

Los muchachos que servan en la posada se movan entre la multitud con las jarras de cerveza y el caf; haba por lo menos tres mujeres que parecan haber perdido o a sus maridos o a sus hijos. En medio de aquel torbellino, los mozos llevaban los caballos hacia los coches o hacia los establos, realizando la intrincada labor de dar salida a una docena de coches en el curso de una noche y recibir otros tantos carruajes.

Un coche, el Portsmouth Challenge, estaba preparado para salir. Los mozos cargaron los ltimos bultos del equipaje y un hombre urgi a su reticente mujer a ocupar un asiento en el techo del carruaje. Por encima de su cabeza, Bree oy los chirridos del mecanismo del reloj, a punto ya de marcar los tres cuartos, y mir hacia la puerta de la taberna con expectacin. Sali a grandes zancadas un hombre impresionante, con un gabn con varias capas y un ltigo en la mano. Era Jim Taylor, el conductor de ms edad, y tambin el ms irascible, de la compaa Challenge Coaching.

En el momento en el que el reloj marc la hora, Jim se alz en todo su volumen sobre el pescante, agarr las riendas con la mano izquierda y sin mirarlas siquiera grit:

Adelante!

Podramos poner el reloj en hora fijndonos en l.

Eso podramos decirlo de todos nuestros conductores replic Bree. En caso contrario, no los habramos empleado.

Eres una mujer dura, Bree Mallory Piers le pas el brazo por los hombros y sonri, para que quedara claro que estaba bromeando.

Bree le devolvi la sonrisa.

Tengo que serlo, ste es un duro negocio. Por qu no te vas a casa y te acuestas?

Poda parecer un hombre, pero su hermano, un joven alto y atractivo, slo tena diecisiete aos y si no hubiera tenido que recuperarse de una fuerte neumona, estara en aquel momento en Harrow, estudiando.

Y mi excusa, antes de que lo preguntes, es que las cuentas del vendedor no cuadran con las cantidades de pienso que aparecen en los informes, as que, o nos est engaando, o alguien est robando pienso.

Estaba terminando un texto de latn Piers esboz una mueca. Me basta en pensar en todo el trabajo que me han enviado a casa para ponerme de mal humor.

Si no te hubieras pasado el da haraganeando entre los coches, ya lo tendras hecho le rega Bree.

Piers estaba deseando terminar los estudios para empezar a trabajar en la compaa. Al fin y al cabo, era suya. O, por lo menos, era propietario de la mitad del negocio, puesto que George Mallory, el hermano mayor de su padre, conservaba la parte que le perteneca.

Bree tena la firme voluntad de proteger la compaa para Piers. Su to George, que no tena ningn hijo, a la larga dejara su parte a su sobrino y entonces no habra nada que pudiera detener a su hermano. Saba tanto como ella sobre el negocio, y mucho ms sobre los aspectos tcnicos relacionados con el diseo de carruajes y las ltimas tendencias en amortiguadores.

Dnde estn mis revistas? pregunt. Ya he terminado los ejercicios de latn, de verdad.

Unas revistas mucho ms aburridas que un texto de gramtica coment Bree mientras levantaba de la silla que tena frente al escritorio una pila de revistas sobre temas como la locomocin a vapor, modelos de ruedas y construccin de canales. Toma. Creo que por esta noche, voy a renunciar a resolver el misterio del pienso desaparecido Bree cerr el libro de contabilidad y guard la pluma. Vamos, tenemos que cenar algo. Espero que consigas que me saquen un plato de cualquier cosa.

Vivan de alquiler en una casa de la calle Gower, pero la posada se haba convertido en una segunda casa para ellos y mantenan unas habitaciones en el piso de arriba para cuando se vean obligados a pasar all la noche.

Bree se detuvo y mir hacia las cocheras presa de una repentina inquietud, pensando sin saber por qu, que las cosas ya nunca volveran a ser como antes. Se oblig a desprenderse inmediatamente de aquella sensacin. Era una tontera.

Cuando pap compr esto, t todava no habas nacido. Yo soy la nica que puede recordarlo sonri con orgullo. En veinte aos, lo que era un negocio fracasado y casi en ruinas, se ha convertido en una de las mejores fondas de la capital.

En la mejor apuntill Piers rotundo, ignorando alegremente las pretensiones de William Chaplin, propietario del Swan with Two Necks, o de Edward Sherman, que posea una poderosa compaa que contaba con ms de doscientos caballos.

A partir unos humildes comienzos, en los que contaba nicamente con sus caballos y un modesto carruaje para el transporte de pasajeros, William Mallory haba conseguido convertir la compaa en lo que era en ese momento y Bree haba crecido acompandole en aquel proceso y absorbiendo todo lo que su padre haba aprendido del negocio.

A su padre, un honrado hacendado, le preocupaba que su hija no quisiera participar del mundo de la familia de su madre, pero Edwina Mallory responda siempre riendo:

Yo estuve casada con el hijo de un vizconde, mi hijo mayor es un vizconde y estoy encantada de que sepa manejarse en ese mundo. Cuando Bree sea mayor, podr elegir si quiere ser presentada en sociedad y disfrutar de todas esas frivolidades que estn ahora de moda.

Y quiz, si su madre hubiera vivido ms aos, Bree lo habra hecho. Pero Edwina Mallory, hija de barn, casada en primer matrimonio con el honorable Henry Kendal, haba muerto cuando Bree tena nueve aos y sus parientes parecan haberse alegrado de poder olvidar a la hija de un embarazoso segundo matrimonio.

Qu quiere Kendal? pregunt Piers con abierta hostilidad.

Haba recogido una carta que descansaba encima del escritorio y acababa de reconocer el sello impreso sobre la cera azul.

No lo s contest Bree. Le quit la carta y volvi a dejarla encima del escritorio. Todava no la he abierto. Estoy segura de que sern nuevos reproches que nos enva nuestro hermano, pero esta noche no estoy de humor para sermones.

Y no te culpo gru Piers mientras le tenda el chal que haba descolgado del perchero de la puerta. Mojigato presuntuoso

Bree saba que debera amonestarle, pero Piers tena toda la razn. Su hermano, James Kendal, vizconde de Farleigh, era tan pomposo y aburrido como cualquiera de esos ancianos duques que maldecan los escndalos de la vida moderna en los clubes ms selectos.

En cuanto Bree tuvo edad suficiente como para darse cuenta de que su madre tena conocidos y parientes que miraban a su padre con desprecio y consideraban su segundo matrimonio una desgracia, tom la decisin de relacionarse lo menos posible con ellos. Haba cumplido ya veinticinco aos, no vea a su hermano ms de cinco veces al ao y estaba ms que satisfecha con el estado de su relacin.

No creo que pueda evitarlo contest mientras segua a su hermano al patio. Fue educado por su abuelo cuando mam decidi casarse por segunda vez, no ha podido salir de otra forma. T no te acuerdas del vizconde, pero yo s.

Bree se interrumpi mientras intentaban abrirse paso entre la gente que comenzaba a reunirse para salir hacia Bath en menos de una hora.

Eh, guapa, qu hace sola una joven como t en un lugar como ste? Ven a beber algo conmigo.

Bree mir a la izquierda y vio al hombre que le estaba hablando. Era un hombre de aspecto libertino y mirada descarada y lasciva, que caminaba en aquel momento hacia ella.

Es posible que os estis dirigiendo a m, seor? le pregunt, imitando de forma ms que correcta el tono ms glacial de su madre.

No seas as, querida. Qu hace una mujerzuela como t en un lugar como ste si no est buscando un poco de compaa?

Bree iba vestida con un vestido de discreto escote, llevaba su rubia melena recogida en una tensa trenza y no estaba haciendo nada para llamar la atencin, de modo que su irritacin estaba ms que justificada. Pero fue la ltima frase de aquella impertinente pregunta la que consigui sacarla de sus casillas.

Un lugar como ste? Pues sabed, zoquete estpido, que esta posada es tan elegante como las mejores de Londres, es tan fina como el Swan with Two Necks. Y si queris saber

Este estpido te est molestando?

Al ver a Piers, que meda ya ms de un metro ochenta, el tipo comenz a retroceder.

Sal de aqu antes de que tenga que echarte a latigazos! le orden Piers. Sinceramente, Bree, no deberas estar aqu sin una doncella farfull despus, mientras se dirigan hacia el comedor y se sentaban en la mesa que tenan reservada. Eres demasiado guapa como para dedicarte a pasear sola por una posada llena de gente.

No estoy paseando le corrigi Bree con firmeza, dirijo este lugar, que es algo muy diferente. En cuanto a lo de que soy demasiado guapa, eso son tonteras. Puede decirse que soy pasable, pero adems, soy mandona y demasiado alta, y si no fuera por este pelo tan espantoso, no tendra ningn problema con los hombres.

El camarero les sirvi una fuente humeante de carne asada y Bree se sirvi con apetito, satisfecha de haber ganado la discusin.

Media hora despus, una vez saciado el apetito, se reclinaba en la silla y miraba asombrada a su hermano mientras ste devoraba una buena porcin de tarta de manzana.

Es la segunda vez que cenas hoy. Creo que tienes un agujero en el estmago.

Estoy creciendo contest Piers sin dejar de masticar. Mira, aqu viene Railton. Creo que nos est buscando.

Qu ocurre, Railton?

El responsable de las cocheras se detuvo ante la mesa con expresin sombra.

Tenemos que cancelar el coche que va a Bath, seorita Bree.

Qu? A las doce menos cuarto? Pero si est lleno! Bree apart su plato y se levant. Por qu?

No tenemos conductor. Todd era el encargado de hacer ese viaje, pero se ha resbalado cuando estaba bajando del granero y se ha roto la pierna. Willis tiene que conducir a Northampton y tambin he hablado con el resto de los hombres. No hay nadie disponible, puesto que habis dado a Hobbs la noche libre para que pueda estar junto a su esposa y su hijo recin nacido buf, dejando suficientemente claro lo que pensaba de aquella indulgencia.

Ests seguro de que se ha roto la pierna? pregunt Bree, mientras sala con Piers al patio. Ha ido alguien a buscar al doctor Chapman?

S, ya le he mandado llamar, pero cuando un hueso se ve a travs de la piel, cualquiera puede saber que est roto. No tenis por qu ir hasta all, seorita, no es algo agradable de ver.

Aun as, no iba a dejar a uno de sus empleados en aquella situacin, por muchos arreglos que tuvieran que hacer para suplir su falta. Bree cruz la puerta del granero y se sinti inmensamente aliviada al ver que no haba seal de sangre alguna, que Johnnie Todd ni se haba desmayado, ni gritaba de dolor.

El doctor se encargar de todo Bill Potter, uno de los mozos de cuadra y el mejor de los herreros, se levant y se acerc con paso firme hasta la puerta, no tenis por qu inquietaros, seorita Bree.

Era una buena noticia, pero no resolva el problema del coche que deba dirigirse a Bath.

Yo lo conducir se ofreci Piers. Por favor

Por supuesto que no! Est a ciento setenta kilmetros de aqu. Y t no has recorrido nunca ms de cuarenta.

S, pero no tendr que conducir yo durante todo el camino, verdad? protest Piers mientras se dirigan hacia la oficina.

Qu?

Bree estaba preguntndose si podra contratar a algn conductor de alguna de las empresas rivales. Pero ese le pondra en deuda con

Johnnie slo tena que recorrer ochenta kilmetros, verdad? No s quin era el segundo conductor, pero sea quien sea, estar esperndolo en Newbury.

Piers cruz la puerta y comenz a buscar su capa en el armario.

Ochenta kilmetros son demasiados para ti. Yo tuve que recorrer cincuenta en una ocasin y fue muy duro, y eso que no estaba recuperndome de una neumona.

Cincuenta kilmetros, s, pero con su padre a su lado, a plena luz del da y con un coche vaco recin salido de fbrica. Aun as, quiz no fuera mucho ms complicado conducir un coche de pasajeros de noche. Y haba luna llena

Conducir yo propuso de pronto. Nuestra compaa jams ha cancelado un viaje y no quiero pedir ayuda a mis rivales. As que, conducir yo. Y ahora mismo voy a cambiarme.

Dos

Bree le confi el ltigo al mozo y us las dos manos para sujetar las riendas. Tras ella, los pasajeros gritaban mientras las ruedas interiores del carro rodaban sobre el borde de una zanja y las ramas de uno de los laterales del camino azotaban al coche y a los caballos.

Afortunadamente, ella jams haba seguido la prctica de tantas compaas de transporte que utilizaban animales en mal estado para los viajes nocturnos, pens Bree fugazmente cuando consigui llevar de nuevo el coche al centro del camino, superando as la amenaza de un hito que resplandeca bajo la luz de la luna; las ruedas del carruaje pasaron a slo una pulgada de aquel obstculo inesperado.

De pronto, el coche se meci violentamente hacindole perder el equilibrio. Se golpe con fuerza la mueca derecha contra la barandilla metlica de uno de los laterales del pescante. Ahog un gemido de dolor y sujet las riendas con la mano izquierda, al tiempo que meta la derecha entre el espacio dejado por dos botones del gabn y reprima todo tipo de improperios.

Haban recorrido diecisis kilmetros, quedaban todava unos sesenta, pero tena los brazos como si hubiera estado atada a un potro de tortura, le dola la espalda y estaba comenzando a salirle un moratn en la mueca. Deba estar completamente loca para haberse metido en una aventura como aqulla, pero iba a terminarla aunque muriera en el intento.

Consigui equilibrar el tiro, que continu cabalgando a un ritmo firme y constante.

Ms despacio, seorita Bree le pidi Jim, con un grito ahogado. No puede acelerar aqu!

Puedo y lo har. Quiero pegarle un latigazo a ese manaco y ya hemos perdido demasiado tiempo grit. Justo en ese momento, se oy tras ellos el sonido de otro cuerno y el mozo mir nervioso hacia atrs. Si pueden alcanzarnos antes de llegar a la posada, pueden esperar aadi sombra.

Y si no les gustaba, tendran que enfrentarse a una conductora ms que furiosa.

Has ganado, felicidades Max le palme la espalda a Nevill mientras el joven bajaba del pescante.

Yo Max, lo siento. Hemos estado a punto de chocar farfull Nevill, apoyndose contra la rueda del carruaje.

Pero los otros no tardaran en llegar y Max quera que su primo se mostrara ante ellos completamente confiado.

Si no me hubieras dicho que siguiera, si no me hubieras gritado Iba demasiado rpido y la cuesta me impeda ver que haba alguien delante. Si no quieres que vuelva a tocar a tus caballos, lo comprender.

Volvers a cometer una estupidez como sta? pregunt Max, ignorando el trajn de mozos que corran a quitarle los arreos a los caballos. No? Nevill neg con la cabeza. En ese caso, leccin aprendida. En una ocasin, yo saqu de la carretera al coche de correos de York, aunque procuro no hablar de ello. Tena tu edad y probablemente era tan inmaduro como t. Ahora, encrgate de que los caballos descansen y consguenos una habitacin. Yo voy a salvarte el pellejo intentando tranquilizar al cochero.

Pero debera ser yo

Haz lo que te estoy diciendo, Nevill, y reza para que no descubra ningn dao en la pintura de mi coche antes de que me haya tomado una copa de brandy.Y si el conductor al que haban adelantado responda a la fama que tenan los cocheros, sera capaz de sacarle a Nevill las entraas.

Max oy el sonido de un cuerno y a los pocos minutos entraba un coche de caballos en el patio de la posada. Por lo menos no iba a tener que organizar una partida para sacarlo de la zanja. Escrut con la mirada el asiento de pasajeros mientras estos descendan protestando a voz en grito por aquella terrible experiencia. Entre ellos no haba ninguna joven, de modo que deba haber sufrido una alucinacin. El corazn se le cay a los pies y esboz una mueca. Estaba comportndose como un loco romntico.

El mozo descendi en aquel momento y se acerc a los pasajeros.

Brandy para todos a cargo de la compaa dijo, urgindolos a dirigirse a la puerta de la posada, en la que los estaba esperando ya el posadero.

Se volvi hacia Max cuando ste se acerc a l a grandes zancadas.

Erais vos el que conducais esa diligencia, verdad? pregunt en tono beligerante.

No, era mi primo, pero yo soy el responsable del vehculo. Permite que presente mis disculpas al conductor, y a ti tambin, por supuesto.

Desliz una moneda en la mano del mozo y se dirigi al otro lado de la diligencia para enfrentarse al conductor, que bajaba en aquel momento del pescante. El mozo gir bruscamente, como si quisiera proteger al cochero. Max le esquiv, y se encontr de pronto frente al ms extrao, pequeo y beligerante cochero que haba encontrado en su vida.

Patn!

As que all estaba su joven. Bajo la luz del patio de la posada, su belleza era ms impactante que la que recordaba y la furia realzaba su hermosura. No era una belleza clsica, aunque el gorro que llevaba calado prcticamente hasta las cejas tampoco le favoreca. Y Dios saba que era imposible distinguir su figura bajo aquel gabn. Pero su rostro era un valo perfecto, su piel clara, los ojos de un azul profundo y su boca de una sensualidad capaz de despertar en su mente las ms explcitas y excitantes imgenes.

Qu estis mirando, seor? pregunt, ofrecindole la oportunidad de ver aquellos labios adorables en movimiento. Es que nunca habis visto conducir a una mujer?

Apret el ltigo en la mano mientras le fulminaba con la mirada.

Alta, era muy alta para ser una mujer, pens Max mientras ella inclinaba apenas la cabeza para mirarle.

No he visto a ninguna conduciendo una diligencia y era completamente cierto.

En alguna parte tras l, un ruido cada vez ms intenso anunci la llegada de sus rivales. Max se movi instintivamente para protegerla de su vista.

Seora, debo disculparme por este incidente. Naturalmente, me har cargo de todos los daos que haya podido sufrir vuestro coche y deberis permitirme pagar tambin las bebidas que consuman vuestros pasajeros en la posada.

Desde luego. Vuestra tarjeta para pagar la cuenta? aquello, evidentemente, era una venganza. Max meti la mano en el bolsillo de la casaca y sac el estuche de las tarjetas. Redondead la suma, no me preocupan los pormenores. Al fin y al cabo, la culpa ha sido nuestra.

Desde luego, y a m s que me importan los pormenores. Os enviar una cuenta perfectamente detallada. Y ahora, si no os importa, tengo que conseguir mi prxima yunta.

Esperad. Estoy seguro de que no queris que os vean los otros conductores.

Pero la verdad era que a ella no pareca incomodarle lo ms mnimo que la encontraran vestida como un hombre y en medio de un grupo de bulliciosos caballeros.

La verdad, seor baj la mirada hacia la tarjeta, la inclin para ponerla a la luz de los faroles y arque las cejas. Lord Penrith, tengo prisa.

Si hubiera sido un joven el que le hubiera hablado en aquel tono, Max habra asumido que se trataba de un joven de buena familia que haba salido en busca de emociones fuertes. Pero las mujeres no conducan coches de pasajeros y, desde luego, una dama jams lo hara.

Maldita sea, Dysart. Si no hubiera sido por ese maldito coche de pasajeros, te habra adelantado en el ltimo tramo se lament Latymer.

Max se volvi. Los amplios faldones de su gabn ocultaron de forma muy efectiva a la mujer.

Ve a comentar los detalles de la carrera con Nevill le sugiri Max a Latymer. Pero yo dira que has perdido en la subida de Syon House. A cunta distancia estaba Lansdowne?

A un minuto, pero aun as, sigo manteniendo

Ahora nos vemos le interrumpi Max. Todava tengo que aclarar algunas cosas con este estpido que pretende hacerme pagar la mitad de su maldita diligencia y aadi bajando la voz y agarrando a Latymer del brazo para que se volviera. Le he pedido a Nevill que consiguiera brandy.Tal como sospechaba, aquello fue suficiente para que el malhumorado Latymer decidiera refugiarse en el calor de la posada. Como cada vez que perda una apuesta, Latymer insista en discutir todos los percances con intencin de demostrar que haba fracasado por motivos que escapaban por completo a su control.

Pero cuando Max se volvi, la joven, lejos de haber aprovechado sus esfuerzos por ayudarla a esconderse, estaba enfrascada en una acalorada discusin con el encargado de los mozos sobre el tiro que le estaba proponiendo poner.

Y ese negro tampoco lo quiero. Est medio ciego grit mientras el encargado regresaba a los establos para buscar otro caballo.

No pienso conducir con esos desechos que intentan endilgarnos por las noches.

Seora

Seorita Mallory. Bree Mallory.

Seorita Mallory, no pretenderis continuar conduciendo, verdad?

Hasta Newbury se volvi con impaciencia para observar cmo colocaban el tiro. Jem, ve a buscar a los pasajeros.

Pero esperad, tenis que reponeros del susto.

Max alarg la mano y la agarr por la mueca, pero la solt cuando vio que la dama palideca y gritaba de dolor.

Durante un momento terrible, Bree vio que todo comenzaba a darle vueltas y se descubri atrapada contra el pecho de lord Penrith.

Soltadme!

El efecto de estar siendo abrazada por un desconocido o, mejor dicho, por aquel desconocido en particular, le produjo un mareo tan intenso como el provocado por el dolor. Con aparente renuencia, lord Penrith abri los brazos.

Estis herida, dejadme ver.

Qu voz tan hermosa, pens Bree estpidamente. Era una voz profunda, imperiosa y convincente. Bree no tena ninguna intencin de hacer lo que le estaba pidiendo, pero, sin saber cmo, su mano volva a estar de nuevo entre las suyas y lord Penrith le estaba apartando la manopla para examinarle la mueca.

Ya se os ha pasado el dolor? Bree asinti. Podis mover los dedos?

S, no est rota aadi con impaciencia.

La obvia preocupacin de aquel caballero la debilitaba; tena que decirse a s misma que no era nada, que poda conducir de todas formas.

En cualquier caso, no podis conducir una diligencia en ese estado.

Claro que voy a conducir! No puedo abandonar un coche de pasajeros. La compaa Challenge Coaching no cancela viajes.

Definitivamente, hay muchas ces en esa frase. Cualquiera dira que es un trabalenguas seal lord Penrith. El hecho de que podis pronunciarla demuestra al menos que no habis bebido. De todas formas, no hay que cancelar ningn viaje. Yo llevar la diligencia. Esperadme aqu.

Vos Yo No podis hacer una cosa as!

Se descubri a s misma hablndole a su espalda. Lord Penrith se diriga ya al interior de la posada en la que le estaba esperando el joven que conduca la diligencia. Se produjo una corta conversacin o, seguramente, una transmisin de rdenes, decidi Bree, a juzgar por su corta experiencia con aquel caballero, que regres inmediatamente hasta donde estaba ella.

Ya est todo arreglado. Tenis habitacin en la posada, seorita Mallory?

Por supuesto que no. Pienso quedarme en el pescante no le pas por alto que haba conseguido engaarla para que aceptara que iba a ser l el que condujera. Sois bueno, seor?

Por supuesto, saba con quin estaba hablando. Le haba bastado ver su tarjeta y las condiciones de su carruaje y de su equipo para saber quin era. Pero no pensaba darle a Max Dysart, conde de Penrith, la satisfaccin de saberse reconocido como uno de los mejores ltigos de aquellas tierras. Piers iba a morir de envidia cuando se enterara de que haba coincidido con l.

Max se volvi y, apoyando una mano en la rueda, se detuvo cuando estaba a punto de subir al pescante.

Cmo conductor, queris decir? pregunt, arqueando una ceja.

S, como conductor replic ella.

Ojal dejara de mirarla de aquella manera. La miraba como si la conociera o como si le perteneciera.

Desde luego, seorita Mallory. En realidad, son pocas las cosas que no se me dan bien.

Furiosa porque sospechaba que estaba insinuando algo que no acababa de comprender, Bree rode la diligencia y le pidi ayuda a Jem para subir al pescante. Poda haber subido sola, se dijo a s misma con resentimiento, pero no era tan estpida como para forzar la mueca con la nica intencin de demostrarlo. Sin pensar en cmo doblaba las faldas del gabn para convertirlas en un cmodo asiento, se sent. Jem se coloc tras ella.

Lord Penrith ya tena las riendas en la mano. Se comportaba como si fuera el propietario de la diligencia.

Habis conducido coches de pasajeros en alguna ocasin? le pregunt.

No le sorprendera que lo hubiera hecho. Estaba de moda entre los jvenes de dinero sobornar a los cocheros para que les permitieran conducir sus vehculos.

Adelante! Max volvi la cabeza y le sonri mientras las ruedas comenzaban a moverse. Ahora s que me siento ofendido. Pensis que soy uno de esos patanes que se emborrachan y vuelcan coches de pasajeros para divertirse? No, cuando quiero un coche de cuatro caballos, conduzco mi propio carruaje. Pero reconozco que estos caballos no estn nada mal.

Manteneos a unos quince kilmetros por hora le recomend Bree. No los forcis.

S, seora contest Max mientras volvan a la carretera. Si queris vendaros la mueca, tengo un pauelo limpio en el bolsillo izquierdo.

Bree busc rpidamente en el bolsillo y sac un pauelo de lino blanco. Rode la mueca con aquella improvisada venda y sonri. El mero hecho de saber que no iba a tener que volver a conducir, era una bendicin. Movi disimuladamente los doloridos hombros.

Gracias, milord.

Max respondi l con aire ausente y la mirada fija en la carretera. De dnde viene un nombre como Bree?

Es un nombre propio de mi clase. La madre de mi padre se llamaba as.

A los labios de Max asom una sonrisa que permiti apreciar la blancura de sus dientes.

Y decidme, seorita Mallory, qu hace una dama que habla con un acento que no estara fuera de lugar en un club tan selecto como el Almack's, conduciendo un coche de pasajeros?

Recib una educacin excelente.

Cuidado. Estaba tan impactada por todo lo ocurrido que haba bajado la guardia. Tanto Piers como ella eran perfectamente capaces de cambiar de acento en funcin de su interlocutor, ya fuera para disputar el precio del pienso con un vendedor o para mantener una acartonada conversacin con su hermano. Si hubiera estado pensando, habra marcado mucho ms las vocales, al estilo londinense.

Era muy posible que aquel hombre conociera a James. Y si su hermano descubra que conduca coches de pasajeros vestida como un hombre, se iba armar una buena.

Mir nerviosa por encima del hombro. La zona de pasajeros del techo de la diligencia estaba abarrotada. Los pasajeros llevaban gorros y bufandas e iban encorvados y acurrucados los unos contra los otros en aquel msero viaje nocturno a cielo descubierto. Bree podra confesar que haba robado el banco de Inglaterra y nadie la oira.

Mis padres eran personas perfectamente educadas. El hecho de que nos dediquemos al comercio no implica que descuidemos nuestra forma de hablar aadi con voz atildada.

Y cmo es que estis conduciendo? insisti Max.

El conductor se ha roto una pierna y no haba nadie que pudiera sustituirle, y la compaa Challenge

Coaching no cancela viajes la imit. S, lo s. Conducs muy a menudo?

Haca tres aos que no conduca un coche de pasajeros admiti Bree. Y jams lo haba hecho de noche. Pero Piers, mi hermano pequeo, est recuperndose de una neumona y no poda dejar que condujera l. La compaa es suya y de mi to. Yo estoy acostumbrada a llevar cuatro caballos.

No aadi que le encantaba conducir el carro de heno de la granja que la familia posea en Aylesbury, ni que, cuando haba necesidad de que lo hiciera, no tena reparos en llevar el carro del estircol. De momento, dejara que pensara que era una de aquellas damas que se paseaban por Hyde Park en faetn.

Conducs magnficamente. No s cmo habis sido capaces de evitar la zanja cuando os hemos adelantado.

Tampoco ella! Probablemente la haban ayudado el terror y la desesperacin.

Vaya, gracias, milord.

Max insisti Max.

Max. Ha sido una cuestin de pura necesidad. No creo que vuelva a hacerlo otra vez. En el momento del adelanto, he tenido que abandonar el ltigo y utilizar las dos manos confes Bree. Si en vez de haber sido yo hubiera sido nuestro cochero, habra reaccionado de forma ms violenta.

Su acompaante ri divertido; despus, se hizo el silencio mientras continuaban viajando bajo la luz de la luna.

Bree se senta extraamente cmoda y acompaada viajando en medio de la fra noche con aquel desconocido. Los caballos trotaban a paso firme y aceleraban el paso hasta el medio galope cuando Max as se lo indicaba en los mejores tramos. Bree senta el dolor palpitante de la mueca y tambin tena el hombro dolorido, pero no poda negar que estaba disfrutando. Aquel hombre era un genio del ltigo.

Ser mejor que vayis tocando el cuerno le pidi Max, sacndola de su ensimismamiento. Estamos a punto de llegar a una barrera de peaje.

No s. Lo he intentado una y otra vez, pero soy incapaz de hacerlo.

Mmm. Menudo acompaante gru Max divertido. Haceos cargo de las riendas, entonces.

Alarg la mano izquierda hacia ella y Bree desliz la mano en las riendas, rozando al hacerlo su mueca y la palma de su mano hasta que tuvo la rienda correctamente sujeta y Max pudo soltarla. El tiro pareci inquietarse ante el cambio, pero no tard en estabilizarse de nuevo.

Max levant el cuerno de estao y sopl. Las largas notas del cuerno resonaron en medio de la noche.

Justo a tiempo dijo Bree cuando el guardin del peaje sali a abrirles la puerta.

Supongo que sois consciente de que tendremos que hacer esto en cada puerta coment Max mientras recuperaba las riendas.

Aquel gesto volvi a acercarlos y el fugaz recuerdo de su brazo alrededor de sus hombros en el patio de la posada le hizo contener a Bree la respiracin.

Podramos parar un momento para que Jem ocupe mi lugar sugiri con desgana.

Saba que era lo ms sensato, pero no sera tan divertido.

Y perder ms tiempo?

Max dio un latigazo cerca de la oreja de uno de los caballos que pareca haber decidido no colaborar en el trabajo.

Estoy seguro de que la compaa Challenge Coaching es siempre puntual. Mmm, no hay suficientes ces. Tendr que pensar otro lema Bree se ech a rer. Adems aadi, expresando en voz alta lo que la propia Bree estaba pensando, as es mucho ms divertido.

En qu sentido, exactamente? pregunt Bree con fingida frialdad.

Por estimulante y divertido que fuera estar all disfrutando de aquella clase magistral, no poda olvidar que estaba sola con un hombre al que, estaba segura, James calificara como un vividor.

Me refiero a esta forma de conducir. Y, por supuesto, tambin a la posibilidad de tomarle la mano a una joven hermosa. A qu se debe ese bufido burln?

No ha habido ningn bufido burln. Y si encontris hermosa a una mujer vestida como yo, es que tenis algn problema.

Lo que tengo es una vista excepcional.

Y una gran imaginacin musit Bree.

Max sonri, pero se limit a decir:

Eso ya lo veremos.

Cuando llegaron al ltimo peaje antes de Newbury, Bree estaba pensando que no haba estado tan entumecida, y tampoco tan emocionada, en toda su vida. En algn momento de la noche pareca haber traspasado la barrera del agotamiento y cuando eran casi las cuatro de la madrugada, estaba completamente despierta.

Probablemente porque a esas alturas deba de tener ya el final de la espalda cubierto de moratones, concluy con pesar. El viejo truco de hacerse un cojn con los faldones del gabn no haba resultado tan eficaz como crea, o, quiz, tena menos posaderas naturales que los cocheros.

Haba llegado el momento de volver a tocar el cuerno. Ya estaban acostumbrados a hacer el cambio. Bree sinti las clidas manos de Max deslizndose sobre las suyas y despus las riendas. Casi inmediatamente, oy el aullido del cuerno pidiendo que les abrieran la puerta. Pero en aquella ocasin, cuando cruzaron la puerta y Max busc sus manos para recuperar las riendas, no extendi los dedos sobre su palma, sino que atrap la mano de Bree y la retuvo entre las suyas.

La ltima parte del camino conduciremos juntos se limit a decir.

Y Bree no pudo menos de extraarse de la oleada de placer y calor que aquellas palabras provocaron en ella.

Me estoy mareando, pens Bree, flexionando los dedos bajo la mano de Max y reprimiendo las ganas de inclinarse contra l. Era una sensacin tan deliciosa como la de estar bebida.

La sensacin dur hasta que llegaron al patio de la posada Plume of Feathers y William Huggins, conocido tambin como Bill el Quebrantahuesos, se acerc a grandes zancadas hacia el coche y vio que era ella la que estaba cruzando el arco de la entrada con su diligencia.

Seorita Bree! Qu pensis que estis haciendo?

Alz la mirada furioso hacia el pescante, con los brazos en jarras y las piernas separadas en un gesto de evidente animosidad.

No tenamos a ningn otro cochero, Bill respondi Bree, intentando tranquilizarle.

Conoca a Bill desde que tena seis aos y aquel hombre haba sido ms estricto con ella de lo que lo haban sido nunca sus padres.

Y quin es ese hombre? exigi, clavando los ojos en Max. Algn hijo de buena familia que os ha engaado para que le dejarais las riendas?

ste es lord Penrith, Bill. Milord, permitidme presentaros a William Huggins, el mejor cochero de sta, o cualquier otra, carretera.

Bill pas por alto aquel cumplido, pero entrecerr los ojos.

Penrith? Del Nonesuch Whips?

El mismo.

Max permaneca en el pescante, una medida inteligente, pues all contaba con la ventaja que le proporcionaba la altura. Pero, afortunadamente, la hostilidad del cochero haba desaparecido.

Maldita sea! Si es cierto lo que dicen de vos, es un privilegio que hayis conducido mi coche. Y si lo deseis, podis continuar con l hasta Bath.

Gracias, pero no, seor Huggins Max comenz a bajar. Creo que ya he tenido ms que suficiente. No saba que esos asientos eran tan duros.

Ja! Lo que deberais haber hecho es doblar las faldas del gabn, milord. sa es la nica manera de salvar los huesos del trasero.

No funciona, Bill repuso Bree, haciendo que el cochero se sonrojara. Lo he intentado. Ahora, por favor, aydame a bajar. Estoy ms rgida que una tabla.

Los mozos, espoleados por la presencia de sus ms severos crticos, hicieron el cambio de caballos en menos dos minutos y Bill llev de nuevo la diligencia a la carretera, tras despedirse de ellos con un grito y sacudiendo su sombrero. El pobre Jem, que realizaba todo el viaje, iba a su lado en el pescante.

Ya hemos llegado dijo Max, sacando el reloj del bolsillo. Justo a tiempo. La compaa cumple con lo acordado. Tenis permiso para grabar el lema en vuestro establecimiento.

Muchas gracias contest Bree.

Inclin la cabeza devolverle la sonrisa mirndole a la cara. Era una parte de l, comprendi, que no haba podido estudiar durante las ltimas cuatro horas. Conoca el tacto de sus manos, el tono de su voz y la altura y las medidas de aquel cuerpo tras el que se haba protegido durante toda la noche.

Era difcil definir el color de su pelo bajo la luz del farol, pero tena los ojos y las cejas oscuras, los pmulos muy marcados y una barbilla demasiado decidida para el gusto de Bree. Su boca, que todava sonrea, era de labios generosos. Era un rostro hermoso, decidi. Un rostro de facciones duras, pero le gustaba. La haca sentirse segura.

Muchas gracias por todo repiti. Adis, milord.

Y dnde creis que vais, seorita Mallory?

A alquilar una habitacin, por supuesto.

Sin doncella ni equipaje y a las cuatro de la maana?

En cuanto me presente, sabrn quin soy.

No son los trabajadores del establecimiento los que me preocupan. No podis quedaros aqu, seorita Mallory. Quin sabe con quin podrais encontraros. Pensad en vuestra reputacin.

No tengo reputacin! aquel hombre era tan insoportable como James. Por lo menos, no esa clase de reputacin. Yo no pertenezco a la alta sociedad. Pertenezco al mundo de los negocios, milord. Adems, qu otra alternativa tengo, aparte de esperar al prximo coche que pueda llevarme de vuelta? Siento deciros que no tengo ninguna ta soltera en Newbury.

Pensaba llevaros a un saln privado para que podis descansar mientras yo voy a buscar una carroza que nos lleve de nuevo a Londres.

Una carroza? Un carruaje cerrado para nosotros dos? Y qu pasar con mi reputacin?

Que se arruinar para siempre contest Max con amabilidad.

Tres

Max observ las diferentes expresiones que cruzaban la mnima parte del rostro de Bree que poda ver. Habra hecho cualquier cosa porque se quitara el sombrero que ocultaba su rostro.

Por lo menos, se arruinara si fuerais una joven de la alta sociedad con cupones del Almack's y una posicin que defender en el mercado nupcial. En ese caso, si alguien se enterara de que habis pasado cinco horas encerrada en un carruaje con un hombre, sera un autntico desastre. Pero no lo sois, no es cierto? Y, por lo tanto, estaris mucho ms segura conmigo que sentada en una posada en la que podis ser reconocida por cualquiera que haga negocios con vuestra compaa y a merced de cualquier vividor que decida convertir en su presa a una mujer sin proteccin.

Y se supone que vos no lo sois? Un vividor, quiero decir.

Aquella exuberante boca era maravillosa incluso cuando se converta en una sospechosa lnea.

No, no lo soy, y por supuesto, no pienso aprovechar esta oportunidad para importunaros. Pero como no puedo demostrarlo, tendris que confiar en m estudi el rostro de Bree esperando cualquier posible reaccin, y le sorprendi que Bree respondiera con una carcajada.

Milord, si os sents tentado a importunar a una mujer vestida de esta guisa y despus de haber estado viajando durante toda la noche, no puedo menos de compadeceros y admirar vuestra capacidad de resistencia. Y agradecera la comodidad de una carroza. Muchas gracias.

Encantadora. Sencillamente, encantadora, pens Max, devolvindole la sonrisa.

En ese caso, permitidme buscaros antes una habitacin, porque estoy seguro de que querris lavaros las manos, tomar una taza de t y vendaros mejor la mueca. Mientras tanto, yo alquilar la carroza.

En cuanto llam a la puerta, Bree sali sin demora, discretamente vestida con el enorme gabn y con el gorro cubrindole la cabeza. Pero en cuanto el coche estuvo en camino, se quit el gorro, lo lanz a una esquina y se desprendi del pesado gabn con un suspiro de alivio.

Max? Qu ests mirando? pregunt, atrevindose por primera vez a tutearle.

Le mir con los ojos entrecerrados a la luz de las dos lmparas de aceite que iluminaban el interior de la carroza.

Yo yo tu pelo respondi, usando tambin l el tuteo. No esperaba que fuera tan largo.

Dios, estaba farfullando como un joven inmaduro. Hasta Nevill habra tenido ms facilidad de palabra.

Debera habrmelo cortado, pero as me resulta ms fcil trenzrmelo.

No te lo cortes le pidi Max bruscamente.

Era un pelo de un rubio dorado muy particular. No haba en l ninguna hebra plateada o rojiza. Y los mechones que escapaban de la severidad de la trenza se rizaban alrededor de sus mejillas y su frente con una suavidad y una delicadeza exquisitas y parecan haber sido aclarados por el sol. Era tan poco elegante, tan impropio de una dama permitirse disfrutar de la caricia del sol Desliz la mirada por sus cejas, perfectamente dibujadas y ligeramente ms oscuras que su pelo, y por el azul profundo de aquellos ojos que le miraban con recelo tras el refugio de unas largas pestaas.

Tengo una mancha en la nariz? pregunt Bree, ignorando el comentario sobre su pelo.

No, simplemente, estoy intentando acostumbrarme a verte sin ese sombrero.

Y sin el abrigo, y con pantalones de montar y botas. Que el cielo le ayudara! Tena unas piernas largas y bien formadas; la figura, aplanada por un chaleco y ocultada por el abrigo, le resultaba ms difcil juzgarla. Pero ni siquiera un traje de varn poda ocultar complemente las femeninas curvas que le aceleraban a Max el corazn.

Ms por mantenerse ocupado que por ponerse cmodo, Max se quit el gabn, guard los guantes en el bolsillo y se pas las manos por el pelo, que tambin haba tenido que proteger del viento.

se es el que llaman estilo Brutus?

Bree le estaba observando con la cabeza ladeada. Tena el aspecto de una mujer analizando una posible compra. Max tuvo la desagradable sensacin de ser un pollo del que estuvieran evaluando su frescura. Y no estaba seguro de estar pasando la inspeccin.

Una variacin un poco particular, pero s.

Lo pregunto porque Piers dice que lleva el pelo cortado de esa manera. Veo el parecido, pero creo que tu corte es mejor.

Gracias dijo Max muy serio.

Un cumplido tan poco entusiasta era capaz de acabar con la autoestima de cualquiera.

Cuntos aos tiene tu hermano?

Slo diecisiete. Tenemos un medio hermano, James, que tiene treinta. Mi madre se cas dos veces.

Cuando hablaba de su hermano Piers, su voz se tornaba cariosa, pero aquel calor desapareca cuando nombraba a James.

Es James el que se ocupa del negocio?

Dios mo, no.

Al parecer, el comentario fue tan gracioso que le hizo rer. Max estaba deseando hacerle rer otra vez, continuar disfrutando de aquella risa cantarina, pero al parecer, le haba abandonado su habitual ingenio.

No, James no tiene nada que ver con el negocio. Piers hered la mitad del negocio de mi padre y mi to George es el propietario de la otra mitad. Fund la compaa con mi padre y todava dirige la granja de la familia y cra la mayor parte de nuestros caballos. Yo dirijo la oficina.

As que no eres propietaria de nada, pero haces todo el trabajo. Me parece injusto.

Es lo que les pasa a la mayor parte de las mujeres observ Bree secamente. Piers se encargar de todo en cuanto tenga edad para ello, aunque sospecho que yo tendr que continuar ocupndome del da a da. A Piers le interesan ms todos los aspectos tcnicos del negocio: mejorar los amortiguadores, el pienso para los caballos y ese tipo de cosas. Y cree que no debemos perder de vista los nuevos medios de transporte que surgirn en los prximos aos.

Como cules? Por mucho que mejoren los carruajes, nada podr sustituir nunca a los caballos.

Canales, locomocin a vapor

Jams se impondrn a los caballos dijo Max confiado. Los canales estn bien para transportes pesados, eso lo reconozco, y el vapor para la industria y las minas. Pero esas locomotoras de vapor son artefactos muy peligrosos.

Bree volvi a rer.

Deberas conocer a Piers. Y te aconsejo que no saques a relucir tu opinin. Normalmente tengo que rescatar a todos los que no creen en el progreso tras una hora de sermn bostez y se cubri la boca con ambas manos, como si fuera un nio pequeo sintindose culpable. Perdn!

Duerme un rato le sugiri Max. Toma.

Se quit el abrigo, lo dobl dejando hacia fuera el forro de seda y se lo tendi.

Utilzalo como almohada. Y qutate el abrigo. Estars ms cmoda. Si tienes fro puedes taparte con un gabn.

Bree se le qued mirando fijamente. La risa haba desaparecido de su rostro y abra los ojos con un ligero estupor. Max comprendi que no haba sido sensato quitarse la casaca, y esperar que Bree se abandonara al sueo en aquellas circunstancias seguramente era pedir demasiado.

Gracias contest Bree, sorprendindole una vez ms.

Se quit su propia casaca, ofrecindole al hacerlo la posibilidad de ver la etiqueta. No era de un sastre tan exclusivo como el de Max, pero era de un buen sastre. Bree advirti que Max miraba la etiqueta con curiosidad.

S, ya s que soy una persona demasiado humilde como para llevar ropa hecha por un sastre, pero vino a nuestra casa y, pese a lo que James pudiera pensar, le encargu una casaca y unos pantalones de montar.

Dej la casaca al final del asiento y coloc despus el abrigo de Max en el otro extremo, tras doblarlo para que hiciera de almohada. Despus, subi los pies al asiento y se acurruc a su lado.

Tendrs suficiente calor? Max sacudi su casaca y se la ofreci.

Si la acepto, entonces tendrs fro t alz la mirada hacia l.

Pareca de pronto tan vulnerable en aquella cama improvisada que Max sinti que algo se conmova muy dentro de l.

Tengo calor. Mucho calor demasiado calor, de hecho.

Gracias.

Bree cerr los ojos y se acurruc mientras Max la tapaba teniendo mucho cuidado de no rozarla siquiera. Como si fuera algo que haca cada noche, Bree sac la trenza de entre la improvisada manta.

Buenas noches curv los labios en una sonrisa.

Buenas noches.

Max se recost en el asiento, cruz los brazos y las piernas y fij la mirada en el tejido de la pequea bolsa de viaje que haba sobre el asiento. De qu estara hecho? De punto, probablemente. Intent averiguarlo. Y contar los rombos que lo formaban. O pensar en los daos que la aventura de aquella noche haba provocado en los hasta entonces inmaculados laterales de su carruaje. O pensar en cualquier cosa que no fuera en el hecho de que la mujer que tena tumbada enfrente confiaba lo suficiente en l como para quedarse dormida y que l deseaba, y con una fuerza aterradora, abusar de aquella confianza.

Por qu? Todo pareca remitirle a lo que horas antes estaba considerando en el club. Debera casarse y comenzar a tener hijos. Tena un ttulo, una propiedad y un apellido en los que pensar.

No haba nadie que le estuviera presionando para que se casara, excepto su abuela, que en el ltimo encuentro familiar le haba informado con cierta aspereza de que si quera continuar viviendo como un veinteaero, no quera saber nada de l.

O resuelves ese asunto de Drusilla de una vez por todas y encuentras una joven con la que casarte o decides aceptar a Nevill como heredero. Es un joven encantador.

Nevill era, desde luego, un joven encantador. S, aqulla era la mejor forma de definir al chico. Pero Max no lo quera como heredero. Una decisin en la que se haba reafirmado despus de lo ocurrido aquella noche.

Pero para tener un hijo necesitaba una esposa. l haca todo lo posible para cambiar su vida. Haba asistido a todos los bailes y fiestas de la temporada. Haba flirteado, bailado y redo con posibles pretendientas. Haba hablado hasta el hartazgo con jvenes tmidas y cohibidas. Haba arriesgado la piel hablando con jvenes damas de maneras descaradas y hermanos protectores y se haba sometido a todos los ardides de las madres casamenteras de la ciudad. Y no haba conocido una sola joven capaz de conmoverlo como lo haba hecho la mujer que tena frente l.

Las normas de la honorabilidad estaban muy claras: se cortejaba y respetaba a las jvenes vrgenes de buena familia. Haba que evitar a las jvenes matronas que todava no haban dado un heredero a sus maridos. Las jvenes decentes de clase media y las sirvientas estaban prohibidas. Las profesionales, las viudas ligeras de cascos y las mujeres casadas con hijos y unas ganas locas de disfrutar eran las adecuadas para el placer.

Y lo que tena en aquel momento frente a l era una joven decente de clase media. Lo que quera decir que estaba completamente prohibida para cualquier propsito que fuera ms all de la amistad. Aqulla era una idea un tanto extraa. Los hombres no cultivaban la amistad con las mujeres. Pero aquella mujer en particular, Bree Mallory, adems de hacerle desear verla temblar de xtasis en sus brazos, despertaba en l ganas de hablar.

Pens que podra hablar con ella sobre los problemas que tena con la propiedad familiar, de sus esfuerzos para que Nevill fuera menos tmido con las mujeres, de su bsqueda de una cocinera decente y de sus dudas sobre a qu poltico debera apoyar.

Hablar sobre asuntos importantes y triviales, hablar con ella como lo hara con un amigo.

Por un momento, pensando en aquella absurda fantasa, se olvid de la realidad. Para casarse, un hombre deba estar soltero, sin compromisos, ser libre. l no tena la menor idea de si lo era o no, dijeran sus abogados lo que dijeran. Y cambiar de vida para encontrar una esposa no tena sentido cuando todava estaba intentando evitar la misma cuestin que llevaba diez aos persiguindole.

Bree suspir, se movi dormida y la trenza se desliz sobre la gruesa lana. Max se sent y observ el movimiento de la trenza con la misma atencin que un gato que hubiera descubierto un ratn. Quera acariciarla, jugar con ella. Quera sentir su textura entre sus manos. Saba de antemano que sera suave como la seda. Pero, sobre todo, quera destrenzarla.

No deba tocarla. Lo saba con la misma certeza que saba que el sol sala por las maanas. Pero quiz s pudiera tocar el lazo con el que la sujetaba. Haba comenzado a deshacerse, as que bastara tirar de unos extremos para deshacer el nudo. Max se inclin, atrap el extremo y tir suavemente. Era de terciopelo negro. El tirn lo afloj. Atrap el otro extremo. El peso y la naturaleza rebelde de aquel pelo trabajaron a su favor y el lazo termin cayendo al suelo.

Max se irgui inmediatamente, alejndose de Bree, pero con la mirada fija en su pelo mientras la trenza comenzaba a deshacerse.

Bree se despert por el ruido que proceda del exterior. Confundida, continu tumbada y con los ojos cerrados. Los sonidos que llegaban hasta ella eran los de la Mermaid durante un cambio de caballos, pero no se haba quedado dormida encima de la mesa La cama en la que estaba tumbada se tambale ligeramente y Bree abri los ojos inmediatamente.

Ay! Oh, lo siento, me haba olvidado de dnde estaba.

Lord Penrith, no, Max, estaba sentado frente a ella; la luz de la maana que se filtraba a travs de las persianas bajadas permita apreciar las duras lneas de su rostro.

Qu hora es?

Casi las siete. Durante los dos cambios anteriores no te has despertado y ahora estamos en una posada que est suficientemente lejos de Reading. He pensado que sera preferible parar aqu a desayunar.

Por qu? Bree se sent y se frot los ojos. Por el amor de Dios, mira mi pelo.

El lazo estaba en el suelo y tena la trenza prcticamente desecha. Retir el gabn y se apart con ambas manos el pelo de la cara. Max se sent bruscamente y alarg la mano hacia su abrigo.

Voy a reservar un saln privado y a pedir un desayuno agarr bruscamente el sombrero y sali de forma precipitada antes de que Bree hubiera podido decir nada. Esprame aqu.

As seran todos los hombres por las maanas?, se pregunt Bree. Su padre era igual, y su to George tambin. Y a Piers era imposible sacarle una palabra sensata antes de las nueve. Se encogi de hombros, se pas los dedos por el pelo y empez a trenzrselo. Se puso despus la casaca, el gabn y el sombrero y sali a un escenario que le resultaba muy familiar.

Los postes de la carroza estaban en el suelo; los postillones se apoyaban contra ellos mientras charlaban con un mozo, conscientes de que tenan media hora libre antes de que sus pasajeros terminaran de desayunar. Un par de mozos de cuadra corran por el patio llevando cubos y un hombre de aspecto fornido estaba enfrascado en una conversacin con uno de los chicos de las caballerizas.

Era una posada pequea, donde nadie la conoca, lo que quera decir que por all no solan repostar diligencias de pasajeros. Una buena opcin para una parada discreta, comprendi al tiempo que se preguntaba si Max conocera todas las posadas de la carretera de Bath en las que un hombre poda detenerse junto a una mujer y disfrutar de una buena comida.

Mientras cruzaba el patio para dirigirse a la puerta, nadie pareci reparar en ella. Una vez dentro, se encontr con una doncella que se afanaba con una bandeja cargada. Bree la detuvo para hacerle una pregunta y la joven la mir sobresaltada al descubrir que era una mujer.

El excusado est all, seor Quiero decir, seora.

Y el caballero que acaba de reservar un saln para un desayuno?

La doncella cambi entonces de expresin. Evidentemente, dedujo que estaba frente a una relacin ilcita y eso explicaba la extraa indumentaria de aquella mujer.

La segunda puerta a la izquierda, seora Seorita.

Max estaba leyendo un diario atrasado cuando Bree entr en el saln y dej su sombrero en una silla. Al orla entrar, se levant y la mir con el ceo fruncido.

Ah, ests aqu. No te encontraba.

Estaba en el excusado le aclar Bree. La doncella cree que me he fugado contigo, o algo parecido coment mientras se sentaba en la silla que Max le estaba sujetando.

Cmo lo sabes?

Bueno, cuando una mujer vestida de hombre pregunta por un saln reservado en el que est esperndola un caballero, son pocas las alternativas posibles.

Y te importa?

En absoluto. En primer lugar, porque no voy a volver nunca a esta posada, as que, qu puede pasarme?

Estoy empezando a albergar serias dudas sobre cmo voy a explicar esta situacin a tus parientes varones.

No me imagino a to George viniendo desde Buckinghamshire armado con una fusta, y Piers estara demasiado ocupado rindindose a tus pies como para pensar en ello incluso en el caso de que entrara en casa gritando que me has buscado la ruina.

Bree descubri en aquel momento que le gustaba contemplar el rostro de Max incluso cuando l la miraba con el ceo fruncido. Definitivamente, no era guapo. Haca tiempo que Bree haba decidido que le gustaban los hombres delgados, de pelo oscuro y ojos verdes, hombres refinados y con espritu artstico. El conde, sin embargo, era alto, fuerte, y no tena nada de artstico. Tena los ojos marrones y el pelo del color de la miel oscura. Bree ya se haba fijado antes en su firme barbilla. Y en su boca que, tena que reconocer, era muy expresiva.

Y por qu iba a hacer tu hermano algo tan descabellado?

Porque, aunque tambin tiene mucho inters por las embarcaciones y los motores de vapor, su autntica pasin es conducir. Y sabe todo lo que hay que saber sobre las proezas de los miembros del Nonesuch Whips. Normalmente, nuestras comidas son espantosas porque comete el error de pensar que yo debo estar tan interesada como l. Y tu nombre sale frecuentemente en esas conversaciones. Oh, gracias.

La doncella lleg en aquel momento con una fuente de jamn y huevos. La segua un camarero con una tetera en una mano y una jarra en la otra. Tras ellos, entr una chica con el pan.

As que sabas quin era desde que viste mi tarjeta?

Por supuesto Bree comenz a cortar el pan.

Y sabas tambin que era un conductor competente?

En palabras de Piers, un conductor sin igual le tendi el pan y se sirvi ella misma de la fuente. Estoy muerta de hambre.

Pero aun as, me preguntaste si saba conducir era evidente que le haba dolido.

No pude resistirlo. Y recuerda que estaba enfada contigo.

Seorita Mallory, sois una descarada recuper el vos para bromear, y espero que vuestro novio est a vuestra altura dijo Max con calor.

Mi qu?

Vuestro novio, vuestro prometido.

No tengo prometido le mir sorprendida, deteniendo el tenedor en el aire.

Por qu no?

La mayor parte de los hombres que conozco son empleados. Y no me relaciono con los otros propietarios porque En realidad, no s por qu, pero el caso es que no tengo ese tipo de relaciones sociales. Cuando estamos en la granja, trato con los vecinos, pero nunca he conocido a nadie con quien desee casarme se interrumpi bruscamente.

Cmo poda explicarle que los propietarios de los coches y los granjeros la miraban con recelo por los ttulos de sus parientes y que, por otra parte, su hermano mayor se avergonzaba de que Piers y ella formaran parte de su familia? Se senta como si estuviera nadando entre dos aguas, pero por supuesto, no tena intencin de revelar al conde las circunstancias de su familia. l tambin despreciara lo que James denominaba su condicin mestiza.

Pues es un desperdicio replic Max, frunciendo el ceo.

De todas formas, estoy demasiado ocupada contest Bree riendo, decidida a evitar que la compadeciera. Y t? Hay alguna lady Penrith preguntndose qu habr sido de ti?

No estoy se interrumpi. No hay ninguna lady Penrith esperndome en casa.

Y alguna joven dama esperando convertirse en condesa?

No volvi a fruncir el ceo y en sus ojos oscuros se reflej un desasosiego que hablaba de sentimientos reprimidos. Si estuviera esperando una esposa, en primera lugar, buscara a alguna que no fuera tan estpida como para desearme por mi ttulo.

Pero no pueden evitarlo, sabes? Bree cort otra rebanada de pan. Las educan para que piensen que la ms ligera muestra de independencia, el mnimo gesto de inters por algo que no sea la moda, los bailes o la casa, las marcar como mujeres cultas y las alejar para siempre del matrimonio.

Y cmo lo sabes?

Max disfrutaba vindola comer. Tena unos modales exquisitos, pero tambin un apetito saludable. Se le ocurri entonces pensar que Bree Mallory era una de las pocas mujeres libres que conoca. Deca lo que pensaba, tena opinin propia y no pareca estar dispuesta a disimular o esconder nada por el bien de las convenciones sociales.

Yo pero al parecer, estaba equivocado. La vio sonrojarse, como si estuviera repentinamente avergonzada. Leo revistas de moda. Y observo a la gente.

Por supuesto se mostr de acuerdo Max.

La seorita Mallory encerraba un misterio. Un misterio que l no iba a investigar. Porque sintiera lo que sintiera por ella, lo nico honorable que poda hacer era dejarla en su casa y no volver a verla nunca ms.

Cuatro

Este tramo de carretera ha sido muy bueno seal Bree, mientras los postillones aceleraban en la va rpida que iba desde Staines hasta Hounslow.

S. Calculo que habremos ido a unos veinte kilmetros por hora. De aqu a poco llegaremos al puente del ro Crane.

Despus, Heath, luego Hounslow y llegaremos al punto en el que empezamos seal Bree animada, intentando mantener la conversacin.

Aquella ltima frase era la ms larga que haba pronunciado Max desde que haban salido de la posada, ahtos de jamn, huevos y cerezas en conserva. Bree lo observ con atencin mientras la carroza aminoraba la velocidad y cruzaba traqueteando el puente. No pareca estar de mal humor, y tampoco pareca estar dormido. A lo mejor slo estaba irritado por haber tenido que perder tanto tiempo con ella. Esperaba que no fuera eso. Ella haba disfrutado mucho con aquella aventura, aunque continuara dolindole la mueca.

A los pocos minutos, el paisaje de Heath se desplegaba ante sus ojos con sus escabrosos pastos, sus espinosos arbustos de aulaga y los ocasionales bosquecillos.

Las aulagas todava estn en flor Max apoy el brazo en el saliente de la ventana.

Cuando la aulaga florece, tambin florece el amor Bree repiti aquel viejo refrn. Me encanta cmo huele en verano, cuando el sol le da de pleno. Huele a

Se oy un disparo, muy cerca, y la carroza se detuvo precipitadamente.

Diablos.

Max cambi de postura para inclinarse hacia la ventanilla, empuj a Bree a una esquina y busc rpidamente en el bolsillo de la casaca que haba dejado en el asiento.

Salteadores de caminos. Son dos sac una pistola del bolsillo. No te muevas de aqu.

Abri la puerta y sali lentamente, escondiendo la pistola en la espalda.

En cuanto estuvo fuera, Bree se desliz en el asiento para mirar por la ventana. S, haba dos hombres, cada uno de ellos con una pistola. Uno apuntaba a los postillones, a los que Bree no poda ver desde donde estaba, y el otro apuntaba a Max con su arma.

No tenemos muchas posibilidades musit Bree para s.

El corazn le lata con fuerza, pero intent mantener la calma. El hecho de que no llevaran nada de valor, ms all de unas cuantas monedas y el reloj de bolsillo de Max, no era particularmente alentador. Haba odo decir que los salteadores disparaban a los viajeros por pura frustracin cuando no estaban a la altura de sus expectativas.

As que meti la mano en el bolsillo de su casaca y sac una pistola. No era tan grande como la de Max, pero era ms que suficiente para ayudarla a conseguir su objetivo. Bree la revis con mucho cuidado, la amartill y sali por la otra puerta, abrindola lo menos posible.

Danos todo lo que lleves.

No llevo nada ms que unos cuantos soberanos contest Max, en tono casi aburrido.

Pues dnoslos, y tambin el reloj y los anillos.

Y un infierno.

Bree se asom por detrs de la carroza. Las posiciones no haban cambiado, aunque el hombre que apuntaba a los postillones haba girado ligeramente.

Bueno, pues si quieres ir al infierno, estoy seguro de que podremos conseguirlo. Pero danos tus pertenencias antes.

El hombre que estaba ms cerca de Max pareca el que mandaba. Por lo menos era l el que llevaba el peso de la conversacin. Bree intent memorizar su aspecto para ms tarde informar a los magistrados, pero entre el pauelo que le cubra medio rostro y el tricornio que llevaba en la cabeza, era casi imposible identificarlo.

Desde donde estaba, tampoco poda ver con claridad al otro asaltante. La mueca herida le dola de una forma insoportable por el peso de la pistola y dese que Max hiciera algo, cualquier cosa para poner fin a aquella situacin.

Pero cuando Max reaccion, la pill tan de sorpresa como a sus asaltantes. Volvi bruscamente la cabeza, como si hubiera visto a alguien y los dos hombres cayeron en la trampa. En el segundo que tardaron en darse cuenta de que no haba nadie, Max ya estaba apuntando con la pistola al que pareca el jefe.

Bree vio que el hombre tensaba las manos en las riendas y que su caballo comenzaba a moverse.

Supongo que no hace falta que recuerde que somos dos. Aprieta el gatillo y eres hombre muerto.

Tambin morirs t. Tengo una excelente puntera contest Max. De hecho, sugerira que quedramos en paz y te marcharas antes de que pueda herirte.

Tonteras. No dejes de apuntarle, Toby. No te har nada. Tiene todas las de perder.

Ahora ya no Bree sali de detrs de la puerta y se coloc delante de Max antes de que ninguno de los hombres pudiera reaccionar. Ahora tengo a tu amigo Toby a mi merced.

Por lo menos, siempre y cuando consiguiera sostener aquella pistola con firmeza.

Es una mujer! grit indignado el asaltante que estaba ms cerca de ella, y dispar justo en el momento en el que Max apretaba el gatillo.

Bree apunt al pecho de Toby y tambin dispar. El sonido del disparo pareci inundarlo todo. Bree sinti que algo pasaba silbando por su oreja y terminaba chocando contra el coche. Toby se agarraba la mano derecha y soltaba maldicin tras maldicin mientras su caballo se encabritaba. El otro asaltante se haba derrumbado sobre la silla y continuaba aferrado con una mano a las riendas.

Bree se volvi hacia Max, esperando que ste se adelantara para agarrar al caballo e impedir que se marchara el asaltante, pero descubri que estaba de rodillas, llevndose una mano al hombro y que la sangre flua entre los dedos.

Max! el sonido de los cascos le hizo volverse y vio que los delincuentes se alejaban. Max!

Max sacudi la cabeza, como si estuviera intentando despejarse.

Creo que es slo un araazo en la parte superior del hombro.

Venid, rpido! Ayudad a su seora a levantarse los postillones se acercaron corriendo y entre todos consiguieron levantar a Max.

Estoy bien. Puedo ir solo se apart de ellos y subi al carruaje musitando para s palabras que, afortunadamente, Bree no pudo or claramente. Volvamos a Londres antes de que alguien ms decida interrumpirnos.

Deberamos parar en Hounslow a ver a un mdico. Max, ests sangrando.

No mucho, no hay por qu montar tanto alboroto apretaba los dientes y estaba muy plido, pero la hemorragia no pareca ir a ms. Ha sido un disparo psimo. T por lo menos has conseguido darle en la mano.

As que era eso lo que haba pasado. Bree record entonces que haba cerrado los ojos en el momento de apretar el gatillo. Era grande la tentacin de presumir de su hazaa, pero aun as, admiti:

Pretenda apuntarle al pecho. Es la primera vez en mi vida que le disparo a alguien.

Y si poda evitarlo, sera tambin la ltima. Todava senta un zumbido en las orejas, la mueca le dola como si le hubieran pegado un martillazo y ni siquiera se atreva a pensar en cmo se sentira si hubiera matado a aquel hombre.

Max solt una carcajada que se transform en un grito ahogado cuando la carroza se puso en movimiento. Habra algo que aquella mujer no fuera capaz de intentar? Tena que llevarla de vuelta a su casa antes de que ocurriera otro percance y, desde luego, no quera que se presentara en Hounslow vestida de esa guisa y buscando un mdico.

Se quit el pauelo, lo dobl y se lo coloc en el hombro, debajo de la casaca.

Qu crees que ests haciendo? Bree le observaba con los brazos en jarras.

Detener la hemorragia.

Tenemos que vendarte el hombro como es debido. Es posible que la hemorragia sea peor de lo que piensas y con esa casaca tan oscura es imposible averiguarlo.

Me quitar la casaca concedi Max.

Estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para tranquilizarla, se dijo, intentando ignorar la ansiedad que reflejaban sus ojos azules.

Desprenderse de una casaca con la carroza en movimiento no fue fcil. Senta el sudor goteando en su frente y estuvo a punto de morderse la lengua del esfuerzo que estaba haciendo para no maldecir. Bree se sent a su lado.

Ahora, qutate la camisa le orden.

No intent dominar el rubor que senta cubriendo su rostro.

Por qu no? Cmo voy a vendarte si no te quitas la camisa?

No necesito ningn vendaje.

Eso lo decidir yo.

Max la oy tragar saliva. Evidentemente, enfrentarse a una herida de disparo no era algo que la seorita Mallory hiciera todos los das.

Bastar con que sujete el pauelo en el hombro.

En absoluto. Qutate la camisa!

No Max intent encontrar una explicacin convincente. No sera correcto.

Por el amor de Dios! No es la primera vez que veo el pecho de un hombre al descubierto. Tengo un hermano, no lo olvides. Y mis empleados se lavan muchas veces en la bomba del patio.

Max lo senta cada vez con ms fuerza: el rostro le arda.

No pienso quitarme la camisa.

No seas ridculo.

Tena ya las manos en el cuello de la camisa. Era evidente que aquella mujer haba tenido un hermano pequeo.

No estoy siendo

Bree se limit a agarrar la camisa a ambos lados del desgarro hecho por la bala y tir con fuerza. Max se aferr a los jirones de tela que cubran su pecho y la fulmin con la mirada.

Satisfecha? pregunt, intentando cubrir sus pectorales con las palmas de las manos.

As est mejor, pero me ests poniendo las cosas muy difciles examin la herida. Es slo un araazo, pero muy profundo. Seguro que te duele le levant el pauelo y limpi delicadamente los bordes de la herida. Prepar una almohadilla con la tela de la camisa y la atar con el pauelo.

Max se aferraba malhumorado a la camisa mientras Bree buscaba las costuras del hombro y continuaba tirando hasta obligarle a desprenderse de ella. Dobl la tela, la presion contra la herida y mir a Max a los ojos.

No te quejas por el dolor, verdad? Ests avergonzado. De hecho, hasta ests sonrojado. Por el amor de Dios, eres un hombre de mundo, un mujeriego probablemente, por qu te da tanta vergenza?

No soy un mujeriego gru entre dientes.

Bueno, desde luego, tampoco eres un monje. Estoy segura de que sta no es la primera vez que una mujer te ve medio desnudo. Vamos, no te muevas.

Max debera haber sido consciente, si hubiera sido capaz de pensar con claridad, de que la nica manera de fijar la almohadilla en el hombro era colocar encima el pauelo, cruzarlo bajo la axila y llevar un extremo hasta su pecho y el otro a la espalda, para atarlo al final bajo la otra axila.

Pero no se le ocurri pensar en ello hasta que vio que Bree hunda la mano por la escasa tela que quedaba en la pechera de su camisa y le obligaba a apartar la mano.

Qu demonios?

Como la viera rerse, la estrangulara. A regaadientes, se desabroch los restos de la camisa y se la quit.

Antes de que lo preguntes, estaba borracho, era muy joven y fue una apuesta.

Pero

Bree se qued mirndolo fijamente, obviamente fascinada. El efecto de aquella inocente mirada era condenadamente excitante. Max intent concentrarse en lo embarazoso de la situacin.

S, llevo un pendiente.

Bree alarg la mano hacia el pezn derecho de Max, pero al ver lo que estaba haciendo, se puso tan roja como el propio Max y apart la mano.

Cundo te lo pusiste?

Yo tena diecinueve aos respondi Max. Fuimos a una casa de

A un burdel?

S, a un burdel. Y haba un retablo.

De verdad? Bree arque las cejas. De qu?

Eso no importa. El caso es que apareca un hombre con un aro en un pezn y estuvimos discutiendo sobre si dolera mucho o no hacerse algo as. Yo, estpido de m, dije que no poda ser muy doloroso, puesto que las mujeres se agujereaban desde nias las orejas. Creo que ya te he dicho que estaba borracho, verdad? Una cosa fue llevando a la otra, hicimos una apuesta y aqu estoy.

Te doli? le miraba con los ojos abiertos como platos.

No imaginas cunto incluso esboz una mueca de dolor al recordarlo.

No puedes quitrtelo? continuaba mirndolo fascinada, a pesar de su sonrojo.

No, es como una mancuerna diminuta y cuando se cierra, no se puede volver a abrir. Fui a ver a mi mdico y cuando consigui dominar el ataque de risa, me dijo que me arriesgaba a perder parte del pezn si me lo quitaba.

Bree continuaba mirndolo, completamente paralizada, y el rubor inicial desapareci, dando paso a una expresin intriga.

Te duele todava?

No.

Y por qu se lo pone la gente?

Se considera ertico. Y no se te ocurra rerte de m.

No se me ocurrira le asegur Bree.

Mientras lo deca, tena que morderse el interior de la mejilla para no soltar una carcajada. El pobre Max estaba avergonzado. Y quin no lo estara en su lugar? Pero le resultaba entraable ver a un hombre tan viril sonrojado y confuso. Ertico? Cmo poda resultar ertico algo as?, se pregunt mientras Max se arreglaba la andrajosa camisa lo mejor que poda e intentaba ponerse la casaca.

Bree saba lo que significaba aquella palabra. Entenda cmo eran las relaciones entre mujeres y hombres; era imposible vivir en una granja y regentar una posada sin saberlo, pero qu tendran que ver los pezones con eso?

El problema era que le bastaba pensar en ello para que sus propios pezones le cosquillearan de la manera ms extraa. De hecho, casi le dolan. Le resultaba difcil mirar a Max a los ojos, senta que la respiracin se le quedaba atenazada en la garganta y volvi a notar un mareo parecido al que la haba asaltado cuando Max la haba abrazado en la posada.

As que aquello era la atraccin sexual. Dios santo! Afortunadamente, no se haba sentido as hasta entonces y era muy probable que Max, estando tan incmodo y avergonzado, ni siquiera se diera cuenta. Estara sonrojada? Porque l ya no lo estaba. Max cruz las piernas bruscamente. Al ver aquel gesto, Bree se dijo que seguramente la herida le dola ms de lo que deca. Le vio colocar hacia delante los faldones de la casaca y apartarse de ella.

Debera haberte preguntado a ti si ests bien dijo de pronto. Supongo que ests muy afectada por el asalto.

No, estoy perfectamente contest Bree animada, aunque era consciente de que estaba exagerando. Mir por la ventanilla. El Tmesis, estamos cerca de Kew.

Les he pedido a los postillones que me lleven antes a casa. Vivo en Berkeley. Despus te llevarn a tu casa. He pensado que sera ms discreto.

S, por supuesto, qu considerado.

Haba respondido como una de esas tmidas jovencitas que no le gustaban a Max. Pero qu importancia tena? Desolada, Bree se dio cuenta de algo que debera haber sido evidente desde el principio de aquella aventura: no iba a volver a ver a Max Dysart, conde de Penrith, jams en su vida.

La atraccin que senta era algo demasiado novedoso, demasiado extrao como para que supiera cmo manejarla. Estaba segura de que si deca algo, terminara traicionndose. As que debera ser prudente. Con un artstico bostezo, volvi la cabeza y fingi dormirse.

El ruido del carruaje sobre los adoquines seal la llegada a la ciudad y le ofreci a Bree una excusa para despertarse. Fue un alivio. Estar con los ojos cerrados y sin tener nada en que pensar, salvo en un inquietante caballero que estaba a slo unos centmetros de ella, no era una forma muy agradable de pasar el tiempo.

Las impresionantes casas de la plaza Berkeley estaban muy lejos de las modestas viviendas de la calle Gower, pero Bree tena una idea muy precisa de lo que poda encontrarse en el interior. La casa de James estaba a un tiro de piedra de all, en la calle Mount.

Max pareca haberse recuperado. Sin lugar a dudas, el alivio de ver que aquella inconveniente aventura estaba a punto de acabar era un potente tnico.

Seorita Mallory de pronto se puso muy formal, ha sido un placer.

Estoy segura de que eso no es cierto respondi Bree, tratndolo en el mismo tono. Vuestra carrozada ha sufrido serios araazos, habis perdido una noche de sueo y habis terminado con un disparo en el hombro. Debis tener una idea muy extraa de lo que es el placer si estas ltimas doce horas os han parecido placenteras.

Todo depende de la compaa respondi l.

Y la sorprendi tomando su mano y llevndosela a los labios.

Sois muy galante, milord.

Dios santo! Cmo sera aquel hombre cuando coqueteaba en serio? Seguramente, las mujeres caan rendidas a sus pies. Aquellos ojos oscuros parecan estar derritiendo algo dentro de ella, provocndole una sensacin que resultaba dolorosa y agradable a la vez.

La galantera no tiene nada que ver con esto. Qu direccin les doy a los hombres?

Eh, humm estuvo a punto de decir la calle Gower, pero reaccion rpidamente. La posada Mermaid, en High Holborn.

De vuelta a la compaa Challenge Coaching? De acuerdo. Que tengis un buen da, seorita Mallory.

Lo mismo os digo, milord. Y muchas gracias.

En un impulso, se inclin hacia delante y le dio un beso en la mejilla. Retrocedi sonrojada y l se la qued mirando con una sonrisa bailando en la comisura de los labios.

Piers sali de la oficina en cuanto la vio bajar de la carroza.

Cmo se te ha ocurrido alquilar una carroza? No es propio de ti gastarte esa cantidad de dinero. De todas formas, no te culpo. Debes estar agotada. Cmo ha ido todo? Cuntamelo, Bree. Me gustara que me hubieras dejado acompaarte.

Calla un momento! Bree alz la mano para silenciarle y corri hacia la oficina. Cuanto antes me quite esta ropa, mejor. Me ayudas a quitarme la casaca?

Qu te has hecho en la mueca? Djame ver Piers la inst a sentarse en la silla del escritorio y comenz a desatar el vendaje. Eso tiene que dolerte mucho!

Tom el pauelo de lino blanco y lo sacudi, revelando el monograma finamente bordado que tena en una esquina.

Y esta D? De qu es?

De Dysart; el pauelo es de Max Dysart, conde de Penrith, tu hroe.

Has conocido a lord Penrith? Cuntame cmo

Te lo contar todo en cuanto me haya desprendido de esta ropa, me haya dado un bao y hayamos almorzado. Va todo bien?

S, va todo perfectamente, salvo que yo tampoco consigo averiguar qu pasa con las cuentas del forraje. Pero lo que te ha pasado a ti Bree, no puedes dejarme as.

Claro que puedo respondi mientras se diriga hacia la puerta, suspirando de placer ante la perspectiva de un bao caliente.

Pues si t has decidido ser mezquina, te estropear el bao dicindote que James ha enviado un mensaje preguntando que por qu no habas contestado a su carta. As que he pensado que debera leerla por si se trataba de algo serio.

Y es algo serio? Bree se detuvo en el marco de la puerta.

Se casa.

Por fin! Con quin? Y a qu viene tanta prisa por tener noticias nuestras?

Se ha comprometido con lady Sophia Lansdowne, la hija pequea del duque de Matchingham.

Bree silb sonoramente.

Va a hacer una buena boda. Tengo entendido que es una joven muy hermosa y con una dote generosa.

S, y tambin tiene una abuela de mal carcter que ha odo decir que James tiene parientes poco respetables y no est dispuesta a dar su bendicin hasta que nos conozca. Al parecer, se ha enterado de que nos dedicamos a vender cerveza en una taberna destartalada y andamos metidos en el comercio de caballos.

Y por qu no le explica el propio James cul es la situacin? exigi saber Bree. Vieja bruja.

Vieja bruja y rica, no te olvides. Al parecer, es ella la que va a dejarle la mayor parte de su fortuna a lady Sophia, en el caso de que apruebe el matrimonio, claro est.

As que tendremos que someternos a una inspeccin. Me entran ganas de vestirme como una prostituta del Covent Garden y pedirle prestado a uno de los mozos un traje para ti.

Pareceramos completamente fuera de lugar Piers sonri. Tenemos que asistir al baile para celebrar el compromiso y adems nos han invitado a la cena previa al baile.

Supongo que para asegurarse de que no comemos los guisantes con cuchillo y no escupimos en el lavamanos. No lo entiendo, pero de todas formas, tendremos que ir. James es un idiota sin ningn tacto, pero es nuestro hermano. Cmo nos vestiremos? De mujerzuela y mozo de cuadra o de dama y caballero?

Creo que ser mejor que nos vistamos de dama y caballero. No ser tan divertido, pero es la nica manera de evitar que a James le d un ataque al corazn. Y mralo por el lado bueno, Bree. Tendrs que comprarte un vestido nuevo.

Cinco

Ests escribiendo un poema, Dysart?

Un qu? Max dej la copa de brandy que tena entre las manos y se concentr en el rostro de su amigo Avery, el vizconde de Lansdowne. Por supuesto que no, por qu lo preguntas?

He estado manteniendo la que a m me ha parecido una conversacin perfectamente sensata contigo durante diez minutos y acabas de decir del color de las campanillas silvestres cuando te he preguntado que qu pensabas hacer el jueves por la noche.

Y hasta entonces he sido coherente?

Por supuesto, no pensaba explicarle a su amigo que tena la mente en otra parte, que estaba intentando encontrar el color exacto para describir los ojos de Bree Mallory.

Probablemente. Has contestado s, no y entiendo lo que quieres decir en los momentos adecuados. Aunque, por otra parte, eso es lo que hace mi padre cuando mi madre le habla, y yo s que no presta atencin a nada de lo que dice.

Gracias a Dios, yo no soy tu padre. Empieza otra vez.

De acuerdo. Pero djame decirte que desde que volviste de Hounslow no has vuelto a ser el mismo.

Fue una noche muy larga y recuerda que en el camino de vuelta termina