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    ILHARevista de Antropologia

    Patrimonio cultural

    y prcticas artesanalesConcepciones gubernamentales locales y

    Definiciones institucionales internacionales

    Monica B. RotmanUniversidad de Buenos Aires, Buenos Aires, Argentina

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    Resumen: Los estudios sobre la proble-mtica del patrimonio cultural han re-novado en los ltimos tiempos susconceptualizaciones, han ampliado elcampo de problemas, plantean nuevosdesafos metodolgicos y establecenvinculaciones con tpicos novedosos,producto de los desarrollos histricos,socio-culturales, y econmicos de lassociedades contemporneas. Ladiscusin se ha ampliado y es momen-to de profundizar y reflexionar sobretales cambios a nivel terico,confrontndolos con las prcticaspatrimoniales concretas. En tal senti-do nuestro anlisis refiere al campoartesanal. Entendemos que ste abar-ca producciones culturales problem-ticas en su dimensin patrimonial,bien porque resultan difciles deencuadrar en los cnones establecidos,con aplicacin de categoras quepresentan lmites difusos, bien porquesu atribucin como patrimonio seconvierte en mera retrica y prcticacontradictoria.

    Palabras clave: Patrimonio, campoartesanal, ferias, sectores subalternos.

    Abstract: Studies about cultural heritageduring last years have renewedtheoretical concepts, adding newscopes amd methodological issueslinked with a variety of topics relatedwith historical, economical andsociocultural developments incontemporary society. Discussions aremore open now and it is time to studytheoretical changes produced, vis a viswith social practices related withpatrimonial scope. In this sense ouranlysis is focused on handicrafts ascultural issues linked with heritagewhich are difficult to refer tostablished canons, and to apply toblurred borders categories. Likewise,this products as part of culturalheritage are merely turned intorethorics and contradictory practices.

    Key words: Heritage, handicrafts, fairs,subaltern groups.

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    Introduccin

    Los estudios sobre la problemtica del patrimonio cultural hanrenovado en los ltimos tiempos sus conceptualizaciones, han am-pliado el campo de problemas, planteando adems nuevos desafosmetodolgicos y estableciendo vinculaciones con tpicos novedosos,producto de los desarrollos histricos, socio-culturales y econmicosde las sociedades contemporneas.

    En la actualidad, la discusin se ha extendido y cabe reflexionarsobre tales cambios a nivel terico y de normativa general,confrontndolos con prcticas patrimoniales concretas, colocndolosen relacin con las acciones implementadas desde las instanciasinstitucionales y revisndolos a la luz de aquellas actividades y even-tos culturales cuya consideracin/legitimacin como patrimonio re-sulta compleja.

    Nuestro anlisis refiere al campo artesanal. Entendemos que steabarca producciones culturales problemticas en su dimensinpatrimonial, bien porque resultan difciles de encuadrar en los cnonesestablecidos, con aplicacin de categoras que presentan lmitesestrechos, bien porque su reconocimiento como patrimonio se convierteen mera retrica y prctica contradictoria.

    Sectores subalternos, producciones culturales y trabajo

    Nos centramos aqu en aquellas producciones artesanales quedenominamos urbanas1, refiriendo a un espacio artesanal constituidopor la tradicin urbana de origen europeo, donde a diferencia (de

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    los dems espacios2) no es fundamental el elemento tnico () ni loes el carcter comunitario de la produccin (Lauer 1984:61); yentendiendo adems, que es conveniente relacionar su tratamiento(por razones histricas y contextuales), con su mbito primigenio/originario y habitual de exhibicin y expendio: las Ferias. En tal sen-tido se diferencian de otros productos (como los de raigambre telrica/gauchesca y aquellos elaborados por los pueblos originarios) quepermanecen ligados ms a sus productores y comunidades que ambitos especficos de concentracin y venta.

    LL. Prats (1997) sostiene que el patrimonio existe en tanto esactivado, es decir cuando se promueve una versin especfica de unadeterminada identidad, seleccionando, interpretando y representan-do un repertorio de referentes ad hoc, constituyendo los poderespolticos en primer lugar las instancias activadoras de repertoriospatrimoniales. Hemos sealado en trabajos anteriores, como setornaban visibles en el caso analizado por nosotros, las dificultadesdel Estado para legitimar como patrimonio, bienes y eventos que hadesvalorizado sistemticamente, a diferencia de la apreciacin positi-va concedida a los bienes telricos e indgenas3.

    Nos interesa ahora marcar algunas cuestiones sobre el parti-cular.

    En primer lugar, estamos refiriendo a producciones de sectores subal-ternos. En tal sentido, an cuando pueda existir un discurso oficial queconfiera legitimidad a todas las formas culturales, de hecho hay unajerarqua de los bienes simblicos en la cual el capital especfico de losgrupos subalternos ocupa un lugar subordinado4. Los sectoresdominantes no solo son quienes mayormente seleccionan y definen lasuperioridad de ciertos bienes sobre otros (de acuerdo con criterios yvalores restrictivos o exclusivos), sino que tambin disponen de medios(econmicos e intelectuales) para convertirlos en patrimoniogeneralizado y extensamente reconocido.

    La conversin de cualquier bien en patrimonio, requiere de vari-as operaciones indispensables. En este sentido los grupos popularestienen problemas para realizar tal conversin de sus producciones.Esto es, de ... acumularlos histricamente (sobre todo cuando sufrenpobreza o represin extremas), convertirlos en la base de un saber

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    objetivado (relativamente independiente de los individuos y de lasimple transmisin oral), expandirlos mediante una educacininstitucional y perfeccionarlos a travs de la investigacin yexperimentacin sistemticas (Garca Canclini 1993:44). Lasartesanas urbanas feriales comparten con otros productos culturalesgenerados por las clases subalternas, el hecho de poseer menoresposibilidades para su realizacin.

    Pero adems, nosotros estamos aludiendo a sectores subalternoscuyas producciones son de carcter urbano. Como han sealado algunosinvestigadores, las desventajas para intervenir plenamente en eldesarrollo patrimonial dentro de las sociedades complejas se acentaen los sectores populares ms cercanos al desarrollo moderno (GarciaCanclini1993: 44). Se ha marcado tanto la escasez de estudios, comolas dificultades de relevamiento y registro de las producciones culturalesde tales grupos (no indgenas) tanto en el caso de Brasil (E.RibeiroDurham 1984) como de Mxico (Garcia Canclini1993; E. Florescano1993)5.

    En el mismo sentido se inscriben las dificultades planteadas por V.Novelo respecto de sus investigaciones sobre arqueologa industrialllevadas a cabo en Mxico, cuyo inters nace muy vinculado a sus anlisissobre la historia de la clase obrera mexicana 6, tratndose de unapropuesta que implica una profundizacin y ampliacin en los estudiossobre la historia del trabajo y la industrializacin (adems de unaextensin y renovacin en la concepcin sobre el patrimonio cultural).La autora seala el escaso inters en documentar tal tipo de fenmenos,en la medida en que se les contina asignando, en la definicin depatrimonio, menor importancia que a los grandes monumentos de lasculturas tradicionales, raz fundamental de la identidad nacionalmexicana, segn reza la ideologa oficial (Novelo 2005)7.

    La conceptualizacin del patrimonio como construccin social8

    resulta particularmente fecunda en el tratamiento de las produccionesde los grupos subalternos, en la medida en que posibilita poner derelieve precisamente la ndole desigual de los procesos de conformaciny legitimacin patrimonial y de su utilizacin actual, incorporando alanlisis la dimensin del conflicto.

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    Como ya hemos mencionado, la produccin artesanal urbana (adiferencia de las otras) se halla vinculada estrechamente al evento delas Ferias9.

    FERIAS ARTESANALES URBANAS

    - funcionamiento en lugares ABIERTOS y pblicos.construcciones PRECARIAS. (nfasis en dimensiones ESPACIAL yTEMPORAL).

    - permanencia y continuidad en el largo plazo.- periodicidad semanal basada en reglamentacin institucional.- superposicin, simultaneidad de puestos (rubros) y Ferias.- controles formalmente impuestos de doble naturaleza: exter-

    na/interna.- coexistencia de funciones formalizadas e informalizadas.- uso generalizado de la moneda.- condicin exclusiva de productores directos de los puesteros.Hacia fines de los 60 surge en la ciudad de Buenos Aires este

    fenmeno, que modificara la fisonoma de la ciudad, enriqueciendoadems su capital cultural. Se trata del primer intento de crear unespacio con caractersticas propias para la exhibicin y venta, sinintermediacin, de objetos artesanales urbanos, instalndose la Feriaen la Plaza Int. Alvear (conocida como Plaza Francia), sita en el barriode Recoleta10. Esta produccin, de caractersticas novedosas, reconocainicialmente puntuales y escasos lugares de elaboracin y venta, peroser con la instalacin de la primera Feria, que adquiera identidadcomo producto diferencial con caractersticas propias, pasando a serconsiderado el evento como el mbito natural de exhibicin yexpendio de estos productos. Identificado por productores, estado ypblico como espacio originario y co-constitutivo de tal produccin,permanecera de all en ms asociado a ella en el imaginario y en laprctica de los distintos actores sociales11.

    Pero adems, ser desde la Feria que estos bienes se darn aconocer, adquiriendo visibilidad ante la poblacin, recibiendo durantesus primeros aos de funcionamiento una asistencia masiva de pblicoy siendo objeto de una cobertura amplsima de los medios. Tratndosede productos novedosos, innovadores12, la Feria se fue convirtiendo

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    en referente y al mismo tiempo en mbito legitimador de la produccin.Los espacios feriales se plantearon desde sus inicios como mbitos

    donde los puesteros reunan la doble condicin de productores yvendedores en contacto directo con el pblico.

    La etapa de produccin artesanal se lleva a cabo en los talleres,resultando una tarea ardua, generalmente solitaria y con jornadas detrabajo extensas; la etapa de comercializacin se efecta en la feria13.De ambas fases del proceso, los artesanos privilegian la primera, essta la que define su actividad y minimizan la segunda, ponderadadiferencialmente. Las tareas de venta resultan impugnadas en tantoson asociadas a prcticas que se estiman alejadas de la condicinartesanal. Ciertas formas de procedimiento, como la negociacin, elregateo, las ofertas, la rebaja ocasional en los precios, sonconsideradas por los productores como habituales y caractersticas dela actividad mercantil y se consideran inapropiadas para el artesano.La valorizacin que hacen ellos de su tarea laboral pone el nfasis enla labor productiva y creativa14.

    Es importante recalcar que los mbitos feriales funcionan enespacios pblicos, sobre los cuales el gobierno local ejerce sucompetencia. De hecho stos, en tanto eventos sitos en plazas de laurbe, han estado sometidos prcticamente desde sus orgenes a lasreglamentaciones de las autoridades de la Ciudad.

    Ahora bien, desde el Estado se tiende a minimizar y/o invisibilizarla instancia productiva, enfatizndose en las tareas de exhibicin yventa desarrolladas en la Feria. Y esto, adems de cercenar el aspectoms relevante de la labor, distorsiona, transforma el carcter de laactividad y termina signando negativamente a los productores y a suproduccin.

    Desde tal perspectiva, el trabajo artesanal pasa a ser identificadocon trabajo que se ejerce en la va pblica, con trabajo callejero, tipo dequehacer que ha sido descalificado histricamente y que presuponebaja calificacin laboral y educativa de quienes lo ejercen, precariedadde medios para llevarlo a cabo y escasa o nula calidad del productoofrecido15.

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    El procedimiento aludido opera sobre la actividad de forma tal,que, an siendo sta incluida (por las instancias institucionales) en elcampo de la cultura, inviste de opacidad dicha insercin, coadyuvandoas a su prdida de legitimidad como bien digno de ser reconocido ypreservado16.

    Es ms, en los perodos en los cuales desde el gobierno local sesostiene la pertinencia de la actividad artesanal respecto de la esferacultural, las caractersticas mencionadas han operado como estigma yhan contribuido a condicionar los juicios y las valoraciones que el estadoha mantenido sobre estos productores. Porque adems, en ocasiones,tal concepcin de la actividad se ha tensado, al punto de implicardirectamente un desplazamiento de la misma: ya no se trata de unalabor perteneciente al campo de la cultura, sino que pasa a imbricarsenetamente en el mbito econmico y laboral, con lo cual se modificanentonces los parmetros de su categorizacin, reglamentacin y porende tambin su valoracin.

    La consideracin del trabajo artesanal como trabajo en la callesuele marcar negativamente la produccin, los productores y el mbitoa ellos asociado (la Feria), an cuando la tarea realizada sea reconociday calificada por ejecutantes, estado y pblico, como de carcter cultural.La categora de trabajo callejero17 resulta en muchos casos relevantey problemtica a la hora de legitimar una prctica cultural, dado elsesgo negativo que usualmente se la ha impuesto desde las instanciasoficiales18.

    Las observaciones anteriores contribuyen a entender loscalificativos que el gobierno local fue asignando a los productoresartesanales durante las distintas gestiones que se han sucedido en almbito de la Ciudad de Buenos Aires: hippies a fines de los 60,subversivos en los 70, marginales durante los 80 y vendedoresen la va pblica en los 90.

    Por otra parte, cabe sealar que el trabajo en la calle que realizanestos productores, no se lleva a cabo en cualquier mbito callejero,sino que se concreta en los parques de la ciudad; lugares pblicos yabiertos, mbitos tradicionales de sociabilidad, concentradores demltiples usos y atributos. Las Ferias se imbrican en las plazas

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    histricamente, conviviendo con distintas prcticas expresivas,nutrindose del movimiento socio-cultural que all se desarrolla y quea su vez contribuyen a generar.

    Los mbitos feriales, si bien reconocen una dilatada presencia enla ciudad, poseen una caracterstica bsica: su condicin no permanen-te. Ellos funcionan en su mayora los fines de semana y das feriados.Los puestos consisten en estructuras precarias que se arman ydesarman diariamente. En este sentido, una vez levantada la Feria,todo vestigio de la misma desaparece.

    La pertenencia de los artesanos a la Feria est imbuidafuertemente de un carcter de transitoriedad, el cual si bien se relacionacon la no permanencia aludida, se halla muy estrechamentevinculado con las pautas de administracin, ordenamiento yfuncionamiento que rigen el mbito y que se originan en lasdisposiciones y acciones del gobierno local. En tal sentido, cabe acla-rar que el proceso histrico de conformacin de las Ferias ha estadosignado por la incertidumbre jurdica, la conflictividad del vnculo conlos poderes institucionales, los traslados forzosos y la amenazaconstante de disolucin; estas cuestiones, tambin conforman elfenmeno.

    Histricamente, artesana urbana y Feria han estado necesaria yfuertemente vinculadas; poseen una historia comn, se handesarrollado ligadas y en asociacin y permanecen ineluctablementeunidas en la memoria colectiva de los artesanos y de los vecinos de laciudad. Ellas son parte constitutiva del fenmeno de la artesana ur-bana en la Ciudad de Buenos Aires. Cuando en la dcada del 60 estetipo de produccin comienza su consolidacin, adquiriendo su propiaespecificidad tanto en el plano esttico como tcnico y ganando envisibilidad de cara a los habitantes de la ciudad, al turismo y al mismoestado local, lo lograr conjuntamente con los mbitos feriales.

    Desde la perspectiva del patrimonio cultural tiende a diferenciarseentre sitio, espacio cultural y expresin cultural. El primerorefiere al edificio, al lugar en el cual se encuentran los testimoniosmateriales creados por el hombre; se hallan en esta categora losmonumentos, las ruinas, etc. El espacio cultural refiere al lugar o

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    lugares donde regularmente se produce la manifestacin de unaexpresin cultural. Y la ltima no contiene ninguna alusin a unmbito fsico, siendo su valoracin independiente de tal ligazn (J.J.Tresserras 2001).

    En este sentido las Ferias constituiran expresiones culturales,aunque no estn desligadas del lugar fsico en el cual se llevan a cabo;pero no pueden considerarse espacios culturales porque entoncesse las estara asimilando a las plazas en las cuales funcionan, perdiendode vista adems que si bien ellas tienen continuidad en el largo plazo,poseen en cambio un carcter no permanente, funcionando con unaperiodicidad cclica. Las Ferias no se limitan a ser meros paisajes enlos cuales se despliega la actividad artesanal. Las mismas no se asimilana lugares fsicos en los cuales se desarrollan las prcticas artesanales.Ellas constituyen bsicamente mbitos organizativos y asociativos, enlos cuales se articulan cuestiones polticas, laborales, socioculturales,econmicas e identitarias. Y este es un aspecto bsico a ser consideradoen el anlisis.

    Los espacios feriales son reconocidos como sitios de pertenenciapor parte de los artesanos, en los cuales desarrollan parte de su trabajo.Contrastando con el aislamiento que caracteriza el proceso deproduccin en los talleres, la Feria se constituye en un lugar desociabilidad para estos trabajadores. All se concurre a vender loproducido en la semana, pero tambin a relacionarse con los pares,intercambindose prestaciones de distinto tipo. Asimismo ella se con-forma en una dinmica instancia de intercambio de informacin ylugar de aprendizaje y de perfeccionamiento del oficio. El evento ferialcontribuye a una permanente recreacin de los vnculos entre feriantes.Cabe agregar que la misma, en tanto prctica social especfica,contribuye a delinear una identidad comn, facilitando la construccinde un nosotros a partir del sentido de pertenencia a un mbito quepone de manifiesto una afinidad laboral compartida (Rotman 1995).

    Esto permite entender que la Feria no constituye un espaciocultural, exterior por tanto a la produccin y a los productoresartesanales. Las categoras pueden convertirse en ocasiones en corsets

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    que dificultan la comprensin de los fenmenos y sobre todo en te-mas no demasiado profundizados como son las producciones culturalesde los sectores subalternos urbanos. De ah la necesidad de manteneruna confrontacin permanente entre teora, definiciones conceptualesy casos empricos.

    Patrimonio material e inmaterial

    Respecto de las especificaciones terminolgicas que hemos sealadoms arriba, stas suelen estar ligadas a la diferenciacin que se haestablecido entre patrimonio material e inmaterial (o tangible eintangible). Esta ltima categora es de reciente inclusin y ha sido laUNESCO quien ha propuesto y explicitado una definicin,comprendiendo el patrimonio inmaterial los usos, representaciones,expresiones, conocimientos y tcnicas, que comunidades, grupos eindividuos reconocen como parte de su patrimonio cultural19; el docu-mento describe adems los mbitos de manifestacin del mismo20.

    Los aspectos problemticos de la distincin conceptual entrepatrimonio tangible e intangible son suficientemente conocidos. Talseparacin entre lo fsico/material/histrico y lo inmaterial/oral resul-ta inviable; ambos aspectos estn ineludiblemente unidos y se articulanen cualquier expresin cultural y patrimonial; es ms, como algunosautores han sealado, la intangibilidad puede ser evaluada inclusocomo el aspecto ms relevante de un bien en la medida en queprecisamente su legitimacin como patrimonio ser resultado de lasluchas por la imposicin de sentido; son los significados, los usos yvaloraciones que se asignan y atribuyen a las expresiones culturales,los factores que determinan su carcter y por tanto su inclusin en elcampo patrimonial21.

    Ahora bien, si analizamos la definicin dada por la UNESCO ylos alcances de la misma, sta parece tener por objeto ampliar laconcepcin de patrimonio tanto en el tipo de bienes y expresiones culturales,como en la consideracin de grupos y sectores sociales que no haban sidocontemplados ni reconocidos en la nocin clsica, contribuyendo a sulegitimacin y reconocimiento. Asimismo, la definicin aludefuertemente a lo tradicional, lo oral y lo popular 22.

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    El anlisis de las Ferias artesanales patentiza lo problemtico eintil de intentar su delimitacin como manifestacin cultural tangibleo intangible y es un caso fecundo/valioso al momento de entender lainseparabilidad de ambos aspectos. Y esto adems porque en ladefinicin de patrimonio inmaterial del documento de UNESCO,figuran las tcnicas artesanales tradicionales, como uno de los cincombitos de manifestacin del mismo.

    En realidad, lo problemtico con estas nuevas concepciones/enunciaciones de patrimonio, es que si bien implicaran una valoracinde la diversidad cultural, conservan no obstante vicios de lasdefiniciones clsicas:

    En primer lugar, se prioriza una temporalidad extensa; hay unatendencia a privilegiar manifestaciones culturales de largatemporalidad, prevaleciendo una profundidad histrica sumamenteamplia y dilatada, como rasgo relevante de las fenmenos culturales aser patrimonializables. Este criterio atraviesa todo el documento deUNESCO.

    En segundo lugar, se tiende a abordar las prcticas culturales,separadas de sus productores y del contexto histrico, poltico ysocioeconmico en que son producidas.

    Y en tercer lugar, se trata de definiciones que muestrandificultades para comprender el patrimonio como construccin socialy en tanto proceso.

    Ahora bien, como ya mencionamos, la nueva normativa de UNESCOconstituira un esfuerzo en pos de ampliar la nocin de patrimonio,legitimando y dando reconocimiento a bienes y manifestaciones culturalesproducidas por grupos y sectores sociales anteriormente no contempladosen la definicin clsica. No obstante, si bien tal normativa posibilita nuevosprocesos de patrimonializacin, sta resulta problemtica no solo en losaspectos que ya sealamos, sino en el hecho de que tiende a identificar losubalterno y popular con las formas intangibles o en todo caso a jerarquizar(ponderndolo diferencialmente) lo intangible en las producciones delos sectores subalternos. Las dificultades consisten en los criterios con loscuales se construyen estas definiciones y se demarcan las categorasinvolucradas.

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    Por otra parte y como ya mencionramos, en la definicin depatrimonio cultural inmaterial (PCI) de UNESCO, figuran las tcni-cas artesanales tradicionales, como uno de los cinco mbitos demanifestacin del PCI; tal delimitacin amerita ser puesta en discusin,porque implica ya toda una definicin respecto de aquello que esplausible de ser patrimonializado y en nuestro caso ubica a lasexpresiones artesanales feriales en un limbo patrimonial.

    Lo problemtico de la legitimacin patrimonial de la prcticacultural analizada, se traslada tambin obviamente el tpico de suconservacin/preservacin. Como preservar fenmenos vivos y enmovimiento como son las Ferias, eventos dinmicos, en permanentereelaboracin y sumamente permeables a las innovaciones en suproduccin (siendo adems la innovacin un rasgo constitutivo deltipo de bien elaborado).

    Noriko Aikawa dice, que en la actualidad hay dos accionesprincipales con relacin a la preservacin: su transformacin en for-mas tangibles (p.e. la grabacin sonora, la filmacin o diversas formasde documentacin) o mantener el patrimonio vivo en medio de suscontextos originales23. No obstante, como bien seala Ana Mara Ochoa,el problema es que ninguna de las dos formas resulta evidente y enambas subyacen tramas polticas e ideolgicas24. Una poltica deconservacin debera comenzar por tornar visibles los conflictos queatraviesan las prcticas y las decisiones sobre esas prcticas,descubriendo as tales tramas no explcitas (2001).

    La historia conflictiva que han tenido las Ferias durante la mayorparte de su existencia en relacin con los poderes pblicos y la dilata-da trayectoria de los artesanos feriales urbanos en pos de sureconocimiento como trabajadores de la cultura, contribuyen a visibilizarcomo las cuestiones de poder son constitutivas en la conformacin yla preservacin del patrimonio y como, en tal sentido, el problema esde carcter poltico.

    La cuestin, sobre todo en casos como el aqu analizado, no seratanto de preservacin, como de establecimiento de polticas y accionesestatales que tiendan a equilibrar la distribucin de poder, permitiendoque las representaciones de distintos grupos sociales adquieran validez.

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    El problema, en definitiva es de justicia social y cultural25.

    Consideraciones Finales

    Algunos planteamientos respecto de la funcin pblica, sealanque en la actualidad cambiara el eje de la misma. No se tratara ya dedefinir contenidos sino de implementar polticas culturales queapunten a la posibilidad de que se expresen y oigan una diversidad devoces que no tienen el mismo acceso a los recursos para hacersepresentes en la esfera pblica. Esto implica abrir espacios para lapresencia social de la diversidad y promover el empoderamiento delos ms dbiles y excluidos (Jelin 2001:180).

    No obstante, no se trata solo de que las representaciones dedistintos grupos sociales alcancen validacin, sino de implementarlas medidas necesarias para garantizar la produccin y reproduccinde las prcticas culturales por parte de sus ejecutantes, as como lareproduccin social de stos ltimos. Tanto en los documentosinternacionales sobre patrimonio como en las polticas y normativasde los estados, persiste la tendencia a abordar las expresiones culturalesseparadas de sus productores y del contexto y este es un punto queexige inmediata reflexin.

    En el caso que nos ocupa, de nada sirve una ponderacin yvalorizacin positiva de las producciones artesanales feriales, si no seavanza en cuestiones tales como:

    -la elaboracin de una normativa clara y especfica que garanticelos espacios feriales, asegure su permanencia, regule su funcionamientoy contemple reglas claras de relacionamiento con el gobierno local.

    - la puesta en prctica de acciones concretas tendientes a facili-tar y agilizar el financiamiento productivo y los aspectos fiscales de laactividad.

    - la sancin de legislacin nacional para el sector.El tema de la legislacin no constituye un tpico menor. La

    existencia de marcos legales respecto de las expresiones culturalesque estamos considerando, es un punto fundamental. Primero por-que implica una voluntad poltica por parte de las instancias

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    gubernamentales involucradas, pero adems porque posiciona dife-rencialmente a los productores culturales, disminuyendo suvulnerabilidad. Sostenemos que la sancin de legislacin opera en estecaso legitimando las prcticas.

    Por ltimo, cabe sealar que desde las instancias oficiales se suelenmanejar concepciones sumamente conservadoras respecto delpatrimonio. Las perspectivas internalizadas por los poderes pblicostienden a orientarse hacia las concepciones clsicas del mismo. Desdetal disposicin se dificulta el reconocimiento de la condicin deproductores culturales de los feriantes, de las Ferias como mbitosrepresentativos de la ciudad y testimonios vivos de su historiareciente y de las artesanas urbanas en tanto fenmenos culturalesque representan y forman parte del universo esttico/expresivo dela urbe portea.

    No obstante los feriantes fortalecen su concepcin respecto delas prcticas artesanales como prcticas culturales dignas de ser recu-peradas en su historia, valorizadas en su significacin y protegidas yfomentadas en su especificidad.

    Notas1 Entendiendo que ms all de realizarse su elaboracin en un mbito citadino, este

    tipo de bienes comportan una esttica, un estilo y formas productivas y decomercializacin peculiares, vinculadas a tal pertenencia. Especficamente se tratade una produccin de trabajo intensivo mas que de capital intensivo, conpreeminencia de la tcnica manual sobre los instrumentos mecnicos, susproductores se nutren del arte culto, pero tambin apelan a procedimientos,formas y motivos prehispnicos, utilizan tanto las tcnicas usuales de las artesanasregionales y tradicionales como aquellas novedosas producto de la experimentaciny la innovacin, mantienen productos propios de sus orgenes, aunque tambinsiguen los dictados de la moda. La artesana ferial urbana recrea con cdigos propiosla mixtura que inducen las ciudades contemporneas, reformulando un capitalsimblico en trminos de cruces e intercambios. Dichas manifestaciones culturalesdan cuenta de la forma en que los procesos de cambio acaecidos en las ciudadesactuales han sido reelaborados simblicamente y en el plano esttico por ciertossectores subalternos (Sobre este ltimo tpico puede consultarse Rotman 2005).

    2 Los otros espacios artesanales sealados por M. Lauer son: 1. Los pases dondemayor desarrollo tuvieron las civilizaciones precolombinas, y donde preexistan ala Conquista concentraciones de artesanos. Estos pases son Bolivia, Colombia,Ecuador, Guatemala, Mxico y Per. 2. La Amazonia-orinoquia, donde tribuspertenecientes sobre todo al sustrato lingustico tup producen artesana. Abarca

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    zonas de Brasil, Paraguay, Venezuela y pases amaznicos del rea andina. 3. Unconjunto de espacios menores constituidos por las creaciones artesanalesindividuales o de grupos culturales reducidos. Por ej. el caso de objetos para ritualesde origen africano. Geogrficamente representados en Hait, Brasil, Cuba, costade Colombia, Venezuela y el Caribe (1984).

    3 En nuestro artculo El reconocimiento de la diversidad en la configuracin delpatrimonio cultural: cuando las artesanas peticionan legitimidad (1999),sealbamos que el Estado suele mostrarse incapaz de tratar con fenmenos queno son aquellos de la alta cultura, de la cultura clsica, pero que tampoco seubican dentro de las manifestaciones consideradas telricas, regionales ogauchescas. En ese sentido la produccin artesanal urbana de las Ferias es cul-tura devaluada, y tambin una tierra de nadie; no interesa al Estado supromocin, en tanto no forma parte del patrimonio clsico (usualmenteresponsabilidad del mismo), pero tampoco resulta considerada formando partede aquellas iniciativas innovadoras de las cuales se hacen cargo empresas yorganismos privados.

    4 En tal sentido la propuesta de Garcia Canclini (1993:43) de adoptar el concepto decapital cultural de Bourdieu para analizar procesos relacionados con elpatrimonio, puede resultar fecunda en la medida en que dinamiza la nocin depatrimonio y la sita en la reproduccin social.

    5 En Mxico, se seala, son excepcionales los programas como el del Museo Nacionalde Culturas Populares, cuyas exposiciones y libros amplan la documentacin delas culturas subalternas ms all de lo indgena (Garca Canclini:1993:45).

    6 Se trata de investigaciones que antroplogos e historiadores mexicanos llevaron acabo desde la segunda dcada de los aos 1970.

    7 Esto se relaciona con las concepciones que sobre la historia y el patrimonio se imponendesde el poder, vinculadas a los intereses que las clases dominantes defienden y asus ideologas sobre lo nacional, determinando por tanto aquello que eshistricamente vlido y aceptable (Novelo 2005).

    8 ... esto es, como una cualidad que se atribuye a determinados bienes o capacidades,seleccionados como integrantes del patrimonio, de acuerdo a jerarquas quevalorizan unas producciones y excluyen otras (Rosas Mantecn 1998:4).

    9 Respecto de su caracterizacin, discutimos el esquema que propone Shaw (1979:92y ss), quien basa su tipificacin de estos mbitos en la diferenciacin entre losMercados/Ferias Urbanos y los Mercados/Ferias Rurales a partir de la integracinde los mismos bien a la estructura del medio rural, bien a la estructura social,econmica y poltica de la ciudad y elaboramos nuestra propuesta acerca de lacaracterizacin de las Ferias artesanales. Volcamos la misma en el siguienteesquema.

    10 Caracterizamos distintas etapas en el proceso de conformacin ferial, signadas staspor expansiones y retrocesos, en directa relacin con la vida poltico/institucionaldel pas. La fase inicial, con el surgimiento de la primera Feria en la ciudad resultafundacional, y adquiere en la memoria colectiva de los artesanos el carcter detiempo mtico; la segunda, inaugurada con la apertura democrtica del 73, im-plica la ampliacin de los espacios feriales y la sancin de la primera Ordenanzapara el sector. Con el golpe militar del 76 se inaugura una tercera etapa en lahistoria de las Ferias, signada por los traslados forzosos y el cierre de espaciosferiales, en un intento de dasarticulacin y desaparicin de los mismos. Hacia1984, con la llegada de un nuevo perodo democrtico, se inicia otro ciclo, en el

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    cual se produce la apertura de Ferias de artesanas en distintos puntos de la CapitalFederal. Desde 1987, formando parte del mismo circuito de regulacin municipal,hay en la Ciudad de Buenos Aires siete Ferias artesanales en funcionamiento(Rotman 2001:61-62). Durante los 90, con el advenimiento en el pas de un gobiernoneoliberal se modificaran nuevamente las condiciones de existencia de los espaciosferiales.

    11 No es casual que (a diferencia de los sectores que elaboran otros tipos de artesanas)generalmente cuando las instituciones estatales convocan a artesanos urbanospara eventos o reuniones diversas, asistan en una alta proporcin productores, encalidad de representantes de las diferentes Ferias.

    12 Las caractersticas innovadoras que presentaba este tipo de produccin apuntabana la intencionalidad de combinar en la elaboracin de los objetos la preocupacinpor el diseo, con una clara idea de lo plstico, a partir de una tecnologa predomi-nantemente manual.

    13 Por supuesto que muchos artesanos venden adems sus productos a localescomerciales, no obstante la Feria no solo acta como mbito primario de expendiosino que adems se suele mantener an en aquellos casos en que el xito econmicopareciera indicar que resulta posible prescindir de ella.

    14 En tal sentido ellos oponen la moral del artesano a la moral del mercader (Rotman1995).

    15 Sobre las competencias educativas y laborales de los productores artesanales sepuede consultar Rotman (1994).

    16 A esto se suman otros elementos relevantes que contribuyen a su desvalorizacin,tales como: la concepcin de cultura sustentada por los poderes pblicos, el tratarsede prcticas alejadas del arte culto y del arte telrico y el constituirse como expresincultural hbrida y difcil por tanto de ser encasillada en una categora. Hemosdado cuenta de estos factores en un trabajo anterior (Rotman 1999).

    17 Se hace necesario problematizar esta categora al examinar prcticas culturales,sobre todo cuando se trata del anlisis de expresiones de los sectores subalternos.

    18 Es mas, estimamos que tal categora debe ser introducida de manera explcita enlas discusiones sobre arte/artesana/arte culto/arte popular (ya que adems y dehecho interviene implcitamente).

    19 Convencin para la salvaguarda del patrimonio cultural inmaterial (2003).20 Estos son: tradiciones y expresiones orales, artes del espectculo, rituales y actos

    festivos, conocimientos relacionados con la naturaleza y el universo y tcnicasartesanales tradicionales.

    21 Sobre este punto se puede consultar el trabajo de A. M. Gorosito Cramer (2001).22 La Declaracin amerita ser objeto de un anlisis pormenorizado, lo cual no es el

    propsito de ste trabajo; aqu solo aludimos sintticamente a algunos aspectosbsicos.

    23 Este sealamiento, si bien es formulado por el autor haciendo referencia alpatrimonio intangible, estimamos que es de aplicacin en nuestro caso.

    24 La autora refiere aqu a polticas de la memoria y entiende que la construccin dememoria se da mediante un proceso de representaciones que la canalizan y que atravs de tales representaciones, establecemos nuestra relacin con el pasado (Ochoa2001:14).

    25 Este sealamiento que hace A.M. Ochoa Gautier (2001) refirindolo a su anlisisde ciertas expresiones musicales, resulta ampliamente aplicable a otras muchasprcticas culturales.

  • Monica B. Rotman

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