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EDICIÓN MENSUAL NÚMERO 327 – DICIEMBRE 2007

Contactos:Redacción: tel. +41 (0)32 685 66 33Berna: tel. +41 (0)31 301 53 91Ticino: tel. +41 (0)91 863 12 46

Llegará el momento en que los creyentes serán lite-ralmente sacados de este planeta. Serán arrebata-dos para unirse con su amado Señor Jesucristo. Este evento está predicho en la Biblia. ¡Imposible!, ¡increíble!, ¡qué fantasías!, han dicho muchos incrédulos. Pero el penúltimo versículo de la Biblia dice: «El que da testimonio de estas cosas

dice: ‘Ciertamente vengo en breve’. ¡Amén! ¡Ven, Señor Je-sús!» Desde cuando el Espíritu de Dios inspiró estas pa-labras han pasado veinte siglos. La gran mayoría de las personas que han vivido desde entonces ya falleció. Aunque el Señor todavía no ha ve-nido, todas esas almas ya están para encontrarse con Él. Los burladores, los «buenos» y los «malos», todos para dar cuentas. – ¿Cuáles serán las condiciones para ser «recibi-dos en las moradas eternas»? (Juan 14:2)

Estar preparados«Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿hallará fe en la tierra?» (Lucas 18:8). ¿Hallará fe en usted, estimado lec-tor? Los siguientes pasos pueden serle útiles para llegar a una fe genuina:1. Reconózcase pecador que ha merecido el juicio de Dios.

«Por cuanto todos pecaron, y están destituidos (expul-sados) de la gloria de Dios» (Romanos 3:23).

2. Admita y acepte que el amor de Dios es tan grande que Él permitió que Su Hijo muriera por usted. «Pero Dios prueba que nos ama en que, cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros» (Romanos 5:8).

3. Confi ese sus pecados ante Dios y arregle sus asuntos pen-dientes con los hombres. Pida perdón. «Si confesamos nuestros pecados, Él es fi el y justo para perdonar nues-tros pecados y limpiarnos de toda maldad» (1 Juan 1:9).

4. Confíe usted plenamente en que Dios ya le perdonó y le transformó a usted de «pecador perdido» a «hijo de Dios». «A todos los que Le recibieron (a Cristo), a los que creen en Su nombre, les dio potestad de ser hechos hi-jos de Dios» (Juan 1:12).

¡Fue el mejor año! La temporada de turismo en Suiza había concluido y tres hombres se encontraron en un tren hacia Italia. Uno comentó: – Este año ha sido el mejor para mí; una paga regular, alguna propina de huéspedes pudientes… así que sólo me hace falta

otro año más, y ya no tendré que salir al extranjero para trabajar. El segundo, entre quejas y la-mentos, admitió que él tampoco había tenido una mala temporada. – ¿Y cómo fue la tuya?– le pre-guntaron al tercero. – Bueno, en el albergue donde trabajé tuve que cuidar a un hués-ped enfermo, rico, que no quería ir al hospital. Un día, cuando se sintió muy mal, ese alemán pidió con voz de mando: «¿No hay nadie aquí que sepa conso-lar a un moribundo?», en seguida tomó mi mano y exigió: «Tengo miedo, ¡usted debe rezar conmigo!». Me quedé bañado en sudor, no sabiendo qué decirle, y además, ¡mis problemas con el idioma! Entonces recordé que había una Biblia en la casa. La busqué y le leía –a mi manera de pronunciar– cada vez que él lo deseaba uno de esos pasajes claves que en las ver-siones alemanas están impresos en negrita. Cuando ya estaba muy mal, una vez le leí en San Juan: ‹Por-que de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna›. Al termi-nar yo de leer levantó una mano y pensativo repitió las palabras… y de repente su cara se transformó y su cuerpo se relajó. La angustia había desaparecido. Con difi cultad agregó: ‹Gracias, Señor,... tengo la vida…› Unos días después lo ingresaron en el hospi-tal donde pronto murió. «Esa experiencia me impresionó, y me hizo re-fl exionar mucho sobre la muerte y el más allá. Con-seguí entonces una Biblia en mi lengua y leyéndola empecé a conocer y a amar de veras a Jesús. Ahora yo también tengo la vida eterna. Esto es lo más grande que uno puede encontrar; por lo tanto, para mí, este año fue el mejor.»

JESUCRISTOviene otra vez

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El amor puede satisfacerse sólo con la vista del objeto amado. Es verdad que incluso ahora contemplamos a Cristo por la fe; sin embargo es «como a tra-vés de un espejo, oscuramente». Pero, cuando venga le veremos «cara a cara» (1Co 13:12). Entonces se cumplirán sus propias palabras: «Padre, aquellos que me has dado, quiero que dónde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde an-tes de la fundación del mundo» (Jn 17:24). Sólo esto satisfacerá plenamente los deseos de su corazón, y sólo esto llenará los anhelos de los redimidos. Sólo entonces «verá el fruto de su tra-bajo y será satisfecho» Is 53:11); y «En cuanto a Mí, veré tu rostro en justi-cia; al despertar, me saciaré de tu sem-blante» (Sal 17:15).

Al retorno de Cristo habremos ter-minado con el pecado para siempre. Los elegidos son predestinados a ser conformados a la imagen del Hijo de Dios, y el propósito divino será reali-zado sólo cuando Cristo reciba a su pueblo a sí mismo. «Seremos como Él es, porque le veremos tal como Él es.» Nunca más nuestra comunión con Él será interrumpida, nunca más habrá gemido o clamor sobre nues-tra corrupción; nunca más nos acu-sará la incredulidad. Él presentará a sí mismo «la Iglesia, como una igle-sia gloriosa, sin mancha, ni arruga ni cosa semejante, sino santa y sin man-cha» (Ef 5:27). Este es un momento que estamos esperando ávidamente. Es-peramos con amor a nuestro Reden-tor. Cuanto más anhelamos al que ha de venir, más despabilamos nuestras lámparas en la ávida expectativa de su llegada, más evidencia damos de que nos benefi ciamos del conocimiento de la Palabra.

¿Estamos deseándole tan ardien-temente que nos llenaría de gozo si regresara durante las próximas vein-ticuatro horas? ¡Que el Espíritu Santo escudriñe nuestros corazones!

S R V:

E / C / ° L B L B

A.W. P

De ahora en adelante, viva su fe. Agra-dezca al Señor Jesús cada día que Dios le ha perdonado y que ahora usted tiene la vida eterna. Busque cada día en la Biblia si lo que usted cree u oye acerca de la fe corresponde a cuanto Dios ha revelado. Dedique un mo-mento fi jo de su jornada a la oración y a la lectura. Además hable en cual-quier momento del día con el Señor para darle gracias y encomendarle todas las preocupaciones. Júntese con otros cristianos en una comuni-dad donde Jesucristo sea el centro y la Biblia sea anunciada como la palabra de Dios. También declare su fe ante otras personas. No se deje desanimar. Confíe en Jesús y Sus promesas. Es-pere en cada momento, que el Señor regrese para arrebatar Su iglesia. Así cuando Él venga, hallará la fe en usted. Una fe que vive el amor de la esposa y clama: «¡Ven!». J

Miqueas junto a Amós, Oseas e Isaías es uno de los cuatro grandes profe-tas del siglo VIII a.C. y desarrolló su ministerio durante los reinados de Jotam, Acaz y Esequías del reino de Judá, y de Menahem, Pekaía, Peka y Oseas del reino de Israel. Es un profeta campesino que predicó en Judá, aunque este libro tiene que ver principalmente con Samaria, es decir, con el reino de Israel. Critica duramente la maldad de los gobernantes y los poderosos, la injusticia de los jueces, la corrup-ción de los sacerdotes y los profetas, la infi delidad a Dios y la falta de res-peto dentro del seno familiar; todo lo cual le hace profetizar el desas-troso futuro que le espera a Jerusa-lén (Jer 26:18), ya que su comporta-miento es análogo al de Samaria. No obstante ser estas prediccio-nes triste realidad de lo que 20 años después sucedería en el reino de Is-

rael, y siglo y medio más tarde en el reino de Judá; se recalca en este li-bro la misericordia divina, pues des-pués del juicio divino viene también el perdón divino y la seguridad de un tiempo fi nal en el que Judá e Is-rael caminarán juntos para siempre hacia la fi nal restauración del futuro reinado de paz del Señor Todopode-roso, cuya protección todos disfru-taremos gracias al nacimiento en Belén Efrata (Miq 5:2) del que será Señor en Israel y en toda la Tierra, nuestro Señor Jesucristo.

Este libro puede dividirse en tres mensajes proféticos, cada uno de los cuales comienza con la pala-bra «Oíd», a saber:

I Lamento de Dios (caps. 1-2)

II Acusación de Dios (caps. 3-6)

III Misericordia de Dios (cap. 7)

F T

BM

Anhelar la segunda venida de Cristo

Nunca empiezo mi trabajo por la mañana sin pensar

que quizá Él lo interrumpa ese día para empezar el suyo.

No espero la muerte, Le espero a Él»

Cita de Campbell Morgan

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En la próxima fiesta navideña recor-daremos la Encarnación del Hijo de Dios. Su obra de redención abarca Su segunda venida, para llevar a término todas las cosas. Frente al afán consu-mista y el aturdimiento sentimental navideño ayuda tener puesta la mirada en la segunda venida del Mesías –Jesús / Joshua– para retomar el verdadero sentido de la fiesta. ¿Cuando regre-sará Jesús? Pedro escribió al respecto: «Él permanecerá en el cielo hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas de que habló Dios por boca de sus santos profetas que vivieron en los tiempos antiguos» (Hechos 3:21). Los profetas han hablado sobre todo del pueblo judío. Sobre la dispersión uni-versal y la persecución. Pero también sobre la reunificación mundial, el re-greso a la tierra de sus mayores y la re-construcción de la nación israelita. No-sotros tenemos hoy el privilegio de ser testigos temporales del cumplimiento de estas promesas bíblicas. Ellas aún no se han cumplido definitivamente, sin embargo, la verdad de la palabra de Dios resulta evidente en Israel. El pacto de Dios con Israel continúa existiendo y está confirmado en muchos pasajes del Nuevo Testamento. Las promesas para Israel no han sido transferidas a la Iglesia Cristiana. La alianza de Dios con Israel permanecerá tanto tiempo

como la Tierra exista (Jr 31:35-37), y Je-sús enseña en el Sermón del Monte que nada de lo que está escrito, desapare-cerá (Mt 5:17-18). La perpetua elección de Israel no significa realmente que Israel sea ya hoy un pueblo santo, del mismo modo que los cristianos no se com-portan tan santamente como verda-deramente debieran hacerlo. La per-petua elección de Israel no significa tampoco que los judíos tengan un camino de salvación aparte, al mar-gen de Jesucristo. La perpetua elec-ción de Israel no significa aprobar o pintar de color de rosa lo que sucede entre el Mar Mediterráneo, el río Jor-dán, Metulla y Eilat. Al contrario: Te-nemos que ver a Israel de una manera realísta como, lo hicieron también los profetas bíblicos. Ellos se quejaban de las situaciones penosas latentes en el pueblo, de los pecados de la gente, de la injusticia y de la idolatría. ¡Hoy no es diferente! Aunque por medio del inf1ujo de la ortodoxia Israel pa-rezca, al menos exteriormente, que es ética y moralmente diferente de otras naciones, sin embargo, nada es dife-rente a lo existente en muchos otros países del Globo Terráqueo. Crimina-lidad y Moral son en Israel el mismo problema que en otros países, en Eso-terismo es el mismo avance, y como

en el mundo occidental, se le quita importancia al aborto. Anualmente, por ejemplo, son contrabandeadas alrededor de 5.000 mujeres de países de Europa Oriental hacia Israel donde son forzadas a trabajar en burdeles. Corrupción y soborno están extendi-dos por todos los sectores de la socie-dad. ¿Qué pasa con Israel? Una mirada al pasado bíblico es-clarece esta situación. Cuando los is-raelitas no andaban en los caminos de Dios, obedeciendo a Sus mandamien-tos y preceptos, y volvían la espalda al Señor, entonces no podían resistir a sus enemigos (Lv 26:37; Jue 2:10-l5). Ade-más del país prometido después del Éxodo de Egipto, Dios les prometió de-tenciones, pues ellos no creyeron en Su palabra (Sal. 106:24). La consecuencia fue la larga permanencia en el desierto, por lo que la generación del Éxodo no pudo ver la tierra prometida. En 1967 consiguió alcanzar Israel el centro de la tierra prometida por Dios, sin em-bargo, hasta hoy no la tiene como de su propiedad. Desde entonces los pro-blemas con la población árabe de ese lugar aumentan de año en año. El pa-sado año Israel cedió voluntariamente una parte de su país. Esto no condujo a una pacificación de la situación, al con-trario. Para los ojos del mundo la pre-sencia de Israel en la llamada Jerusalén Oriental (que es la verdadera Jerusalén bíblica) es ilegal. Sin embargo, precisa-mente allí reconocerá el pueblo judío a su Mesías (Zac 14:4 y Mt 23:39). ¿En qué situación recibirá el pueblo judío al Señor? La ayuda extranjera se ha ido, la fuerza propia está rota y el mundo se vuelve contra Israel. Entonces no co-nocerán otra salida más que volver a clamar a Dios por Salvación. ¡Sólo el Mesías puede conseguir la paz!

TOPIC-C R S, ,

,

Solución del «Manejo aritmético» del mes de noviembre:

R I C OVer detalles en www.mensajedepaz.org à Pasatiempos

verticala1 El destino de los creyentes (1 P 5:10)c3 Lo que es la Iglesia (Ap 21:2)d5 Acción de llevar una personaa7 Quitar una personaa9 Proceso legalc11 Alegría intensa

horizontald1 Palabra de solución: Lo que garantiza el arrebatamiento de los creyentes

Ver la solución enwww.mensajedepaz.org à Pasatiempos

Israel a la luz de la Biblia y del regreso del Mesías

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12

a a

b b

c c

d d

e e

f f

g g

h h

i i

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12

Crucigrama «Él viene»

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Actividades:

Periódico mensual, publicado por la Fraternidad Evangélica, Herbligen BE, Apdo.107, CH-3671 Brenzikofen

Redacción:Mensaje de Paz, Hauptstrasse 4, CH-4528 Zuchwil (Suiza) www.mensajedepaz.org / [email protected]

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Suscripción anual CHF 12.–/US$ 10.–/C== 8.–Américas: suscripciones facilitadasCuenta postal: 34-3004-8 (Suiza)

CadaEstudiante.comexplora cuestiones de la vida y Dios

Jesús de Nazaret. Él es una de las perso-nas más grandes de la historia. Estando al centro de la histo-ria de la humanidad, Jesús lo cambió todo -desde nuestro sis-tema justicial hasta nuestro concepto del tiempo. Pero, ¿quién es él realmente?

La Biblia dice que Jesús había nacido de una virgen, vivió una vida sin pe-cado y enseñó solamente por unos años en Palestina antes de ser cruci-fi cado en una cruz romana. Tres días después de su sepultura, se levantó de los muertos, 500 diferentes personas le vieron y poco después subió al cielo.

Durante su tiempo en este mundo, Jesús proclamó que tenía poder para perdonar los pecados, echar los de-monios y de determinar el destino eternal de personas. En otras pala-bras, se declaró ser Dios mismo.

No se equivoque, la historia de Jesús realmente es increíble. Pero para al-gunos, ésta parece ser demasiado in-creíble para ser una historia verda-dera. Ellos piensan que Jesús quizás haya sido una importante fi gura reli-giosa, o hasta un gran maestro moral, pero que no puede haber sido Dios.

Esta posición quizás sea válida. Pero como el profesor de la universidad de Oxford, C.S. Lewis, explicó durante su vida, en su libro, Mere Christia-nity, «Un hombre que haya sido sólo un ser humano pero que diga las cosas que Jesús dijo no puede ser un gran maestro moral; sería o un luná-tico - de la misma forma como un hombre que se dice

estas escrituras del primer siglo. Pero no existen evidencias de esto.

Existen más evidencias de la veraci-dad de las escrituras del Nuevo Tes-tamento que 10 literaturas clásicas puestas juntas. Los historiadores de la grecia antigua, por ejemplo, tienen que confi ar en sólo ocho manuscritos de la Historia de Thucydide para creer en la Guerra Peloponesia, y el manus-crito más temprano fue escrito cerca de 1,300 años después del original. Los eruditos de la Biblia, mientras tanto, tienen más de 20,000 manus-critos del Nuevo Testamento en su disposición, con algunos de ellos es-critos en menos de 200 años después del nacimiento de Jesús.

Finalmente, no cabe duda que los pri-meros cristianos creían y adoraban a una de las personas de su cultura como Dios en la forma de hombre. Esto nunca ha sido discutido seriamente, y nos deja con esta pregunta: «si, en rea-lidad Jesús nunca proclamó ser Dios, ¿qué estaban haciendo este grupo de monoteístas al pie de este hombre?

… I: ..

ser un huevo escalfado - o sino sería el mismo diablo del infi erno. Tendría que tomar su decisión. O fue este hombre, y sigue siéndolo, el Hijo de Dios, o es un loco o algo peor.»

Lewis continuó diciendo, «Usted le puede callar por ser un loco, le puede escupir y le puede matar por ser un de-monio; o puede arrodillarse ante sus pies y llamarle Señor y Dios. Pero por favor, no usemos tonterías condes-ciendes acerca de Su persona como el gran maestro humano. No nos ha dejado esta opción abierta y no intenta hacer esto.»

¿Era leyenda?

¿El hecho de que Jesús proclamó ser Dios fue nada más que una parte de la imaginación de la primera iglesia? ¿Los seguidores de Jesús simplemente añadieron esto a la Biblia? Esta es una idea interesante, pero la mayoría de los eruditos creen que por lo menos tres de los evangelios en la Biblia (Ma-teo, Marcos, y Lucas) fueron escritos durante la generación de Jesús. Mu-chos testigos estaban todavía vivos si necesitaban estar en desacuerdo con

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