M. HEIDEGGER. Selección de cartas

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Selecciy n de Cartas, Martin Heidegger/Elisabeth Blochmann Friburgo, 1 mayo 1919. £ Querida Lisi£ ... Lo mi s precioso para mt es ot r que usted ha mantenido su vitalidad y posee un autp ntico eli n' vital ££ En algunos momentos me ha pasado no haberme decidido a escribir, mi s aun cuando sabt a que en jena no habt a quedado usted plenamente satisfecha. Ahora, sin embargo, estoy contento de que usted haya aguantado y que me escriba cuando ³ se lo dicta el corazy n´ . Es una negaciy n racionalista del flujo vital de la persona pensar que este flujo deba vibrar siempre con la misma resonancia de los momentos de gracia. Esta pretensiy n deriva de la falta de humildad frente al misterio y al cari cter de gracia de todo aquello que es la vida. Debemos saber esperar los momentos intensos de unavida que tenga sentido, y debmos permanecer en una relaciy n de continuidad con esos instantes; no sy lo gozarlos sino tambip n incorpy rarlos a la vida, llevarlos con nosotros, en nuestro comportamiento e incluirlos en el ritmo de vida que vendri . (...) Marburgo 11 enero 1928. Querida Elisabeth Le estoy agradecido por todo. Conft o en mi conciencia para poder servir a la grandeza y generosidad de su corazy n. ³ Volo ut sis´ -quiero que t~ seas-; ast San Agustt n interpre- Ty una vez al amor. Y de esta manera p l lo reconoce como la libertad mi s interna del hombre en sus relaciones con los demi s. Ojali que sus decisiy n sobre Berlt n (es decir, la decisiy n de ir a Berlt n a licenciarse) libere en usted todas esas fuerzas que permanecen ocultas en sus inerior, (...) A una semana de repopso total ha seguido otra de nuevos trabajos. El domingo pasado fui camninado hasta friburgo y pasp una bella y agradable jornada con Husserl. (...) Beuron, 11 octubre 1931 Querida Elisabeth Reciba finalmente mi agradecimiento por la carta de cumpleax os y el libro. Antes del viaje pasp a~ n tres dias en Constanza yendo en un velero; luego dos dt as en la ciudad. Desde el viernes regrsp a mi antigua celda y retomp las costumbres de la vida estricta de los monjes; incluso hubiese preferido vesir una ropa monacal ya que siento cada vez la incongruencia de deambular por los senderos del claustro de civil'. El padre Anselmo, que se acuerda muy bien de usted, me trae todos los tesoros de la biblioteca, a menos que yo mismo vaya a hurgar. Pero la mayor parte del tiempop, durante esas largas jornadas (que empiezan a las cuatro de la max ana) esti dedicado al trabajo. Me gustart a quedarme hasta el 25 de octubre. Todavt a no terminp el Lawrence'. A decir verdad, me parece que el poeta aqut no es todavt a bastante potente ni profundo;que la obra no se libera bastante como obra y por tanto no provoca verdaderamente un despertar. Veo por vuestra carta que usted tambip n aprecia estos temas y esos instantes tomados del natural. Debo volver a los adioses. Ciertamente, la mayor parte del tiempo, uno no tiene nada que decirse, pero las despedidas por la misma razy n que las llegadas, re~ nen una vez mi s toda la fuerza de la amistad y el encanto que se desprende del ser amado, de donde surge esa pry rroga concedida a nuestra alegrt a que le preocupa al recuerdo su felicidad propia. A menudo me pregunto, inclusive se ha vuelto para mt una gran pregunta, ¢ qup sert a la naturaleza sin el hombre? ¢ acaso no hace falta que se una a sus meandros, a ft n de desembocar en su potencia propia reconquistada? Friburgo 30 de marzo 1933.

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Selecci n de Cartas, Martin Heidegger/Elisabeth Blochmann

Friburgo, 1 mayo 1919. Querida Lisi ... Lo m s precioso para m es o r que usted ha mantenido su vitalidad y posee un aut nticoel n' vital En algunos momentos me ha pasado no haberme decidido a escribir, m s aun cuando sab aque en jena no hab a quedado usted plenamente satisfecha. Ahora, sin embargo, estoycontento de que usted haya aguantado y que me escriba cuando se lo dicta el coraz n . Esuna negaci n racionalista del flujo vital de la persona pensar que este flujo deba vibrarsiempre con la misma resonancia de los momentos de gracia. Esta pretensi n deriva de lafalta de humildad frente al misterio y al car cter de gracia de todo aquello que es la vida.Debemos saber esperar los momentos intensos de unavida que tenga sentido, y debmospermanecer en una relaci n de continuidad con esos instantes; no s lo gozarlos sinotambi n incorp rarlos a la vida, llevarlos con nosotros, en nuestro comportamiento eincluirlos en el ritmo de vida que vendr . (...)

Marburgo 11 enero 1928.Querida Elisabeth

Le estoy agradecido por todo. Conf o en mi conciencia para poder servir a la grandeza ygenerosidad de su coraz n. Volo ut sis -quiero que t seas-; as San Agust n interpre-T una vez al amor. Y de esta manera l lo reconoce como la libertad m s interna delhombre en sus relaciones con los dem s. Ojal que sus decisi n sobre Berl n (es decir, ladecisi n de ir a Berl n a licenciarse) libere en usted todas esas fuerzas que permanecenocultas en sus inerior, (...)A una semana de repopso total ha seguido otra de nuevos trabajos. El domingo pasado fuicamninado hasta friburgo y pas una bella y agradable jornada con Husserl. (...)

Beuron, 11 octubre 1931

Querida ElisabethReciba finalmente mi agradecimiento por la carta de cumplea os y el libro. Antes del viajepas a n tres dias en Constanza yendo en un velero; luego dos d as en la ciudad. Desde elviernes regrs a mi antigua celda y retom las costumbres de la vida estricta de los monjes;incluso hubiese preferido vesir una ropa monacal ya que siento cada vez la incongruenciade deambular por los senderos del claustro de civil'. El padre Anselmo, que se acuerda muybien de usted, me trae todos los tesoros de la biblioteca, a menos que yo mismo vaya ahurgar. Pero la mayor parte del tiempop, durante esas largas jornadas (que empiezan a lascuatro de la ma ana) est dedicado al trabajo. Me gustar a quedarme hasta el 25 de octubre.Todav a no termin el Lawrence'. A decir verdad, me parece que el poeta aqu no es todav abastante potente ni profundo;que la obra no se libera bastante como obra y por tanto noprovoca verdaderamente un despertar. Veo por vuestra carta que usted tambi n apreciaestos temas y esos instantes tomados del natural.Debo volver a los adioses. Ciertamente, la mayor parte del tiempo, uno no tiene nada quedecirse, pero las despedidas por la misma raz n que las llegadas, re nen una vez m s todala fuerza de la amistad y el encanto que se desprende del ser amado, de donde surge esapr rroga concedida a nuestra alegr a que le preocupa al recuerdo su felicidad propia.A menudo me pregunto, inclusive se ha vuelto para m una gran pregunta, qu ser a lanaturaleza sin el hombre? acaso no hace falta que se una a sus meandros, a f n dedesembocar en su potencia propia reconquistada?

Friburgo 30 de marzo 1933.

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Querida Elisabeth,Los acontecimientos actuales -precisamente porque en gran medida permanecen oscuros ysin resolver- tienen para m un extraordinario poder de concentraci n. Refuer-zan la voluntad y la seguridad de estar actuando al servicio de una gran fuerza y de par-ticipar en la construcci n de un mundo fundado en una base distinta. Desde hace muchotiempo, los caracteres descoloridos y confusos de una simple cultura' y la irrealidad de losllamados valores' se han degradado a mis ojos hasta una pura nulidad y me han inducido abuscar en el ser un nuevo terreno. Encontramos la vocaci n de la de la identidad alemanaen la historia de Occidente s lo abandon ndonos con modos nuevos hallazgos en el sermismo. Experimentaremos el presente a partir del futuro. Solo as puede crecer unaparticipaci n aut ntica, y esa insistencia en nuestra historia que, obviamente, queda comocondici n preliminar para nuestro aut ntico comportamiento.Frente a esto, debe aceptarse con toda tranquilidad ese alinearse con el nuevo curso que semanifiesta por doquier con una prisa excesiva; ese aferrase a lo que est en la supwerficie,por cuya culpa de repente se asume pol ticamente' todo, sin considerar que esta puede sers lo una de las v as de la primera revoluci n. Naturalmente para muchos puede ser, y hasido, el camino del primer despertar -puesto que pensamos en preparar un segundo m sprofundo. El enfrentamiento con el marxismo y el centr' est destinado a peder su aut nticosentido si no se transforma en una disputa con el esp ritu hostil del mundo comunista y conel esp ritu moribundo del cristianismo.Qu sucedi con la Universidad, nadie lo sabe -en todo caso, ninguno de los que est ninvolucrados-. A diferencia de los est pidos, que hasta hace unas semanas defin an esetrabajo de refrito de barbaridad', y que ahora temen por su salario y cosas as , las personasrazonables tienen que reconocer que ya no queda mucho por destruir.Los d as con Jaspers han sido muy importantes para m . Me he dado cuenta de que se puedeescribir sobre la situaci n espiritual de la e ca sin ser influidos por los acontecimientosreales, sin conocerlos siquiera.Aunque haya una diferencia de edad de diez a os, pertenecemos a generaciones distintas; almundo de Jaspers le falta la influencia de los griegos, algo que, en mi opini m, y teniendoen cuenta los eventos de la situaci n mundial actual, que sacuden Occidente, equivale a unacat strofe.Pero su dimensi n humana y la pureza de sus inteciones recompensan estas carencias quecondicionan la contraposici n de nuestras filsosf as. (...)Por lo que concierne a la universidad, creo que como primera medida es necesario reunir a(..?) y a los m s jovenes, con la finalidad de crear una verdadera comunidad educativa, atrtav s de la cual el destino mundial de nuestro pueblo llegue a convertirse en la m s ntimade las exigencias y el m s grande de los deberes.

Messkirch 19 septiembre 1933Querida elisabeth,Me encuentro durante unos d as para meditar y decidir. Elfirde me ha mandado su carta yyo he escrito enseguida. Es para m algo muy doloroso no poder ser de m s ayuda, porque en el mismo Berl n tampoco esta vez he conseguido llegar m s arriba, es decir, no mehan convocado sino que me han hecho tratar con el consejero ministerial, que me hacausado buena impresi n.No he conseguido una audiencia', dado que es de m de quien se espera algo. Tengo qeguiar' a los docentes prusianos, y la ense anza en Berl n es algo secundario.Al mismo tiempo, Munich insiste en que hay una plaza vacante. Tiene la ventaja de estarm s cerca de una esfera de influencia y no est tan alejado como Friburgo. Existe laposibilidad de llegar hasta el Canciller, etc., pero tiene la desvetaja de que la Universidad deMunich est muerta. Pero qu universidad no lo est ? Ciertamente tien que morir todas -enla medida en que a n gu an una vida miserable.

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Friburgo 3 marzo, 1947Querida Elisabeth,Su apreciada carta con las felicitaciones de cumplaea os ha llegado a mi refugio demonta a con puntualidad, el mismo d a, y mi alegr a contin a resonando. A pesar de ello heesperado para contestar. Siento que antes ser a necesario una conversaci n directa para hecremerger de nuevo la interrupci n del tiempo, que no una ruptura de los sentimientos. Solode esta manera la escritura adquirir a su exacta dimensi n. Mientras tanto, hemos aprendidoalgo m s concreto sobre nuestra' vida. Usted a trav s de Elfride y nosotros a trav s de sucarta posterior.He pensado a menudo en los ultimos tioempos en lo til que podr a ser su experiencia enInglaterra en nuestra acutal situaci n. Porque las doctrinas' sean viejas o nuevas, nofuncionan. Nada va bien tampoco hasta que no veamos con claridad qu es lo que sucede,en general, con la situaci n del mundo de los hombres en esta tierra. Pero no podemos, apesar de ello, simplemente opnonernos a la eclosi n de la inhumanidad, que noreconocimos enseguida en su astucia, y a la que hemos cedido incautamente el juego delpoder. (...) Pero ahora, como ya desde hace mucho tiempo, estamos en el centro de Europay por ello, la fatalidad ejerce sobre nosotros una fuerza del todo diferente. Occidente' se haapagado en una poca en la que todav a nadie hablaba de ello. Reales son otras potencias',pero queda la pregunta de si esta realidad es un principio o solo el final de un proceso quedesde hace 3 siglos marca como poca moderna la histroia mundial. Los sucesos quenublan el planeta no pueden ser solo obra de hombres que hacen de esbirros. Quiz lo queestoy escribiendo pueda ser mal entedido. Tambi n es dif cil afirmar que presumiblemetenostros, es decir la estirpe de lso hombres, estamos determinados por una realidad quequeda por encima del alcance de nuestra experiencia. Dicho en t rminos marxistas: bajo elpoder de la t cnica (en la que coloco tambi n a la psicolog a moderna) la cultura' y elesp ritu', la moral', y la civilizaci n' se han rebajado a simples instrumentos t cnicos. Laforma de dominio del esp ritu es el periodismo, la palabra en prosa en un sentido amplio yesencial. Pero esta es solo una f rmula, insuficiente ya solo por el hecho de que la t cnicamisma, en el sentidom s amplio, no es nada t cnico', sino espiritual. Todo podr a decirsem s semcillamente as : no sabemos a n lo que es la t cnica -no consiste en el mecanismode la bomba at mica, ni siquiera en el hecho de que el hombre produzca este mecanismo ylo sustraiga de la naturaleza. La t cnica se econde m s bien en el hecho de que la naturalezaconsiente esto y que el hombre intervenga en este posible control' de las fuerzas naturales ya trav s de los cuales organice el mundo. El hecho de que esto suceda demuestra que laTierra se ha convertido en materia de la f sica'; que el hombre se ha convertido en materiaede la psicolog a, y se convertir m s todav a.La t cnica' misma no es eterna, pero a su debido tiempo el misterio de la aventura del serceder ante una verdad esencial del mundo del hombre. No ser ni una experiencia nuestrani de los hijos de nuestros hijos, pero qu es lo que se nos p de? S lo esto, prestar muchaatenci n a los signos del destino y someternos a ellos.

Friburgo 12 de octubre 1968Querida Elisabeth,Te agradezco mucho tu etenci n para mi cumplea os. El n mero 80 es para el pr ximo a o.Pero cuando se alcanza una edad tan avanzada, nadie sabe lo que el porvenir le es-pera.Elfriede y yo nos alegramos mucho de tu restablecimiento y de saberte en buenas ma-nos. Hubiera sido bueno poder verse en Selva-Negra. Este a o reci n fuimos a la caba a el5 de octubre. Los d as hermosos y claros de octubre, y que por lo com n duran al menosdos semanas, tuvieron un final prematuro ya desde el ltimo martes 8 de octubre. A nuestraedad -y a la del chalet- ya no podemos aventurarnos all para una estancia prolongada, enespecial por el riesgo de humedad. El chalet est construido al ras del piso. Por suerte, un

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profesor canadiense vino a visitarnos, con su auto el ocho de octubre. Nos decidimosr pidamnete a armar el equipaje ya despu s de haber puesto burletes para el invierno,volvimos al valle en coche con una lluvia tremenda.Del 27 de agosto al 9 de septiembre visit en Provenze a mi amigo el popeta Ren Char. Almismo tiempo mantuive, durante ocho d as, unos seminarios de tres horas con amigosfranceses (profesores y estudiantes avanzados). No puedo dejar de comprobarloCada vez: la disponibilidad para escuchar y el respeto por la obra espiritual son all muydiferentes a lo que ocurre entre nosotros, ubicados tras la estela de una filosof a ociosa ytras la sociolog a, evitando las cuestiones (preguntas) esenciales de la gran tradici n. Porotra psrte, mi manera (casi socr tica) de llevar el seminario result in dita y estimulante encontraste con la r gidez del sitema de ense anza franc s. Puede ser que all se atrete de algonuevo. En definitiva, el dialogo vivido es m s potente que todo lo que proviene de loescrito, que se halla librado a todo tipo de malinterpretaciones. Pero esto, ya lo sa a Plat n,como lo testimonia el final del Fedro.Siempre estoy trabajando y me siento agradecido por cada hora alerta. Muchospensameintos se presentan m s simplemete,pero tambi n son dif ciles de decir en una ocaen que los hombres pierden la verdadera relaci n con la lengua y se vuelven esclavos de lacomputadora.Hace mucho tiempo que ya no escuchamos hablar de Bauer. Bultmann nos envi una notitadonde evocaba la enfermedad de su mujer.A nuetra edad, tenemos que estar agradecidos por cada d a que nos es concedido aunque laedad no deja de hacerse recordad con su c mulo de ineitables peque as miserias.Estamos felices de que puedas reanudar tu trabajo, que es el verdadero medio demantenernos alerta y dispuesto.Te saludamos cordialmente con cuestros mejores deseos.Tu Martin Heidegger.