Mandala: filosofias Underground

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Adoc

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FRAGMENTOS

Despertar en las injurias de tus deseos en la boca del fuego que se regocija con tu ser, un día me senté en el suburbio de tus sueños y eso me desveló, me hizo perderme en lo que alguna vez pensé ilógico, donde las sumas de almas se resolvía a un solo punto… tus ojos.

Me dan miedo mis ojos y veo el reflejo de mis decaimientos, siento la herida puesta en mi rostro y vomita la vida que he padecido, hombres tocando mi cuerpo como dios de la lu-juria padeciendo los lamentos de los muñecos muertos que destrozaban mi pensamiento haciendo de mi boca un solo lamento. Me da miedo mi reflejo como las miles de imágenes que taladran mis recuerdos trayendo a mi padre con su mano que se está pudriendo, y estos dedos que rosan carcomen lentamente con cada caricia…

RetornoRetorno al planeta de la verdadDonde las ideas se mezclan con el vacíoDonde los pensamientos se tornan en el todoDonde el lodo no mancha los zapatos sino las ideasEl retorno de la vida se muestra inquieto, sentidos cobardes, sentidos perdidos,sentidos que retornan, sentidos que evaporan vidas y caricias.

YA ERES DEL MAR…Ya eres del mar Porque mía sólo fuiste en mis pensamientosPorque tu cuerpo me perteneció por lapsos Si en este mar de ilusiones girabas y jugabasIgual que las olas juegan con la arena…

Eres del mar desde esa noche estrelladaEn que te deposité cansada De lo que mostramos un día Igual que arena te mezclabas Con la sal te hacías una.Y con las olas te escondías…Entre el sonido de orquesta del mar desapa-recías.

Julio Acosta

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El milagro de la vida, el repugnante, doloroso y tan desagradable a la vista, milagro de la vida, Hola qué tal estimados mandalecotres, yo sé que muchos de ustedes, tanto hombres como mujeres, inmediatamente atribuyen estos adjetivos cuando escuchan hablar de bebés, partos, embarazos y demás, y lo sé porque yo también pensaba lo mismo, hasta que por azares del destino me topé con este trabajito, obra del director británico Simon Pummel que a través de fuertes y muy impactantes imágenes acompañadas de un muy buen soundtrack que viene directamente de la mano de nada más y nada menos que del aclamado guitarristas de Radiohead, Jonny Greenwood.

Bodysong es un film-documental del 2003 hecho con base en imágenes de archivo de filmotecas de todo el mundo, dichas imágenes nos muestran el proceso de la vida humana, desde el naci-miento hasta la muerte, sin dialogo alguno pero muy bien acompañado del trabajo del buen Jonny, del cual es su primer proyecto discográfico en solitario; también titulado “Bodysong“

Debo admitir que cuando vi este film no tenía idea de lo que estaba a punto de ver, y creo eso ayudó bastante ya que por mi forma de ser, al saber de qué trataba no me hubiera aventado a verla, soy honesto, pero después de mirar esas escenas ---que esperabas nunca ver en toda tu vida---, debes admitir que algo cambió en ti, sí, sí, se ve realmente asqueroso e increíblemente doloroso, fiiuuuu que bueno que soy hombre, a huevo :P,pero tam-bién es asombroso e inmensamente sorprendente, es jus-to ahí cuando comprendes porque el vínculo madre-hij@,

<e incluso padre-hij@>es tan fuerte que casi me hace envidiarlas ¡Casi! Jaja yo mejor veo de lejitos jajaja, el punto es que tu forma de pensar realmente cambiará aunque sea un poco después de ver este film.

Las imágenes son en verdad algo fuertes e incluso les revolverá el estómago a más de uno, ---les recomiendo no comer mientras la vean :P--- pero neta es algo que a mi parecer todos o al menos muchos <cinéfilos o no> deberían ver al menos una vez para tratar de comprender un poco mejor nuestro origen, nuestra llegada a este mundo así como la creación y la espera de un nuevo ser pro-veniente de tus genes que en mi caso espero falten varios años para eso, toco madera, además es la oportunidad de salir de lo cotidiano y ver algo diferente a lo que estamos acostumbrados a ver.

Así que ya saben bandita si quieren descubrir un lado suyo que desconocen, miren este trabajo y si quieren seguir sin ese tipo de responsabilidades, <como yo :D > no olviden que es mejor condón en pene, que nueve meses y un nene ;) que les sea leve, hasta la próxima, ciao.

BODY SONG

Psicomedios

Re Pacheco

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Re Pacheco

Alejandra Landa

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Estamos tan inmersos en un mundo to-talmente digital, absorbente y frío. Re-mitirnos a un emoticón para expresar todo un sentimiento muchas veces (sino es que la mayoría de ellas), nos resul-ta ya tan familiar que depositamos toda nuestra fe en una simple y seriada cari-ta de piel color Simpson, con diferentes expresiones para representar felicidad, enojo, tristeza, etc.

En determinadas situaciones, es nues-tro único recurso el uso de mensajería instantánea con el celular (o la compu-tadora) a través del ya más que chotea-do Facebook, o de manera más prácti-ca, con aplicaciones más cómodas para mantenernos en contacto con los de-más, lo sabemos: ¡No hay de otra!; pero qué angustiante resulta estar pegado al chingado teléfono en un aproximado

de quince horas al día, (dependiendo de nuestra adicción claro) los siete días de la semana.

Ya sé, quizá parezca un tanto exagerado pero pónganse a medir en promedio cuánto tiempo dedican a sus smartphones, mante-niéndose “online”, twitteando o mandando mensajes y verán que no son los únicos con problemas. El asuºnto aquí es consi-derar lo angustiante y estresante que es depender totalmente de un artículo del que probablemente no puedes desprenderte más de dos minutos.

¡En la casa, en la escuela, en la oficina, en la cocina y hasta en el baño está! Solo ahí acechándote, seduciéndote para mirar su pantalla y para delirar con su sonido, para sentir que “te vibra” y resulta que no es nada…Esperando a que tengas una reu-nión con tus amigos, tu pareja o la familia para interrumpirte, para que sólo le pongas atención a él y sólo a él.

Está burlándose en secreto de ti (recuerda que es inteligente); esperando a que esas ojeras, por estar junto a él hasta altas ho-ras de la noche, estén más pronunciadas que el juramento a la bandera todos los lu-nes en honores; está aguardando paciente el momento que lo toques con la delicade-za de no tirarlo para que después, si tiene suerte el muy infame, lo guardes en el bol-sillo trasero del pantalón...

¡Me voy a volver loca de tanto revisar el celular!Cada vez las nuevas tecnologías nos “acercan” de los otros cuando éstos

están ausentes, ¿será?

Psicomedios

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Ese artefacto del diablo, como dirían las abuelitas, pareciera ser el más grande tesoro de mu-chos, tanto que hasta para usarlo ideamos los patrones de desbloqueo más difíciles para poner a prueba nuestra propia destreza intentando no fallar a la primera, resguardando nuestro con-tenido, no vaya a ser que en el celular encuentren la cura contra el cáncer que se nos ocurrió una noche mientras no podíamos dormir.

Sin duda alguna, la tecnología y más aún los aparatos de los cuales nos valemos para realizar muchas tareas de la vida cotidiana, son un arma de doble filo no apta para cualquiera, y menos cuando dices ser una persona solitaria, para-noica y celosa (ustedes sabrán si se identifican con este último enunciado), pues si eres de los que sólo se conectan para ver a qué hora fue su última conexión imaginando una y mil cosas por las cuales no te ha escrito, o peor aún, cuando está “en línea” pero no platicando contigo, dé-jame decirte querido lector que: ¡Tenemos un serio problema!

No es el hecho de que te la pases con los ojos clavados en tu aparato inteligente, ¡no! Sino la sarta de mal viajes que te produce el simple hecho de que tu celular no pueda conectarse a internet y que esto provoque tu desaparición en el espacio aunque sea por solamente diez miserables minutos, mismos que te pueden servir mínimo para observar los principios del dedo artrítico que probablemente en unos años te cause problemas, o percatarte de que tu vista está empezando a deteriorarse y ahora sí, aunque no lo quieras, serás el nuevo cuatro ojos de la clase….En fin Mandala lectores, ustedes y yo sabemos y estamos más que conscientes de toda la tela que el tema arroja para cortar, y mejor aún (ojalá sea el caso) se hayan proyectado aunque sea un poco con las pequeñas situaciones anteriormente expuestas. Por último, no miento cuando afirmo que me estoy volviendo loca de tanto revisar el celular, y como dicen por ahí: eso no es vida, ¿algunas soluciones?

¡Me voy a volver loca de tanto revisar el celular!Cada vez las nuevas tecnologías nos “acercan” de los otros cuando éstos

están ausentes, ¿será?

Nancy Vite

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Fotode l icos Psicomedios

J. Cracket

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OJOS VENDADOS

No sé si ustedes han visto la película mexi-cana Nosotros los nobles pero se las voy a contar en pocas palabras: Una familia de di-nero, 3 hijos los cuales no conocen la palabra trabajo (un mirrey, un chairo/hipster, y una fresa), un padre que los tiene olvidados y les da una lección sobre la vida. Claro con un fi-nal feliz que quizás ya se imaginaron (perdón por echarles a perder la película).

Así de sencilla es la película, yo estaba senta-do tragué y tragué palomitas mientras algu-nas escenas me sacaban algunas risas, quizás algo con lo que me identificaba o una situa-ción que de plano decías “chale”, la película pasaba sin pena ni gloria (la neta no esperaba mucho de la película, así que no me decep-cionó), hasta que comencé a cuestionarme sobre los personajes, lo sé, son actores y qui-zás el director o el escritor tenían en mente exagerar los estereotipos que cada uno actúa y representa en la película, pero me puse a reflexionar. ¿Neta así será la élite de millona-rios en el país? ¿Así educarán a sus hijos, los futuros lideres del México que todos quere-mos? ¿Tan cegados están frente a la situación del lugar donde viven? ¿Su máxima preocu-pación es salir de “pary gooooooey”? ¿Ten-drán temascales para limpiar su mala vibra ocasionada por sus ganancias por el capitalis-mo voraz y salvaje? (la última pregunta sólo será entendida para quien ya vio la película).

Y al final la que me pareció más interesante: ¿Conocerán los problemas de la mayoría de las personas? La respuesta es NO, y mucho

menos las personas que heredarán sus puestos, cómo el hijo de un empresario se puede en-frentar al hambre si nunca la ha sufrido, o a la corrupción si de ésta se alimentó toda su vida, tienen una percepción diferente a la mayoría, quizás están vendados por los lujos que tienen y la vida extravagante.

La élite del poder es demasiado cerrada, los puestos que tienen sus padres serán su heren-cia, la historia romántica de una persona del pueblo que con su esfuerzo llegue a la cima, es un sueño guajiro, y mucho menos pensar que las personas “humildes” que logran llegar a esas élites se acuerden de sus raíces, ellos miran ha-cia adelante y con la mirada pa’rriba, nunca para abajo, de donde salieron. La historia de un niño que cuidaba borregas en Oaxaca y logró llegar a ser presidente de la República, se quedará en eso, en una historia bonita, folclórica, pero nada más.

Ahora, lo que se necesita para ser exitoso es na-cer en una familia acomodada, con parientes y conocidos que sirvan de “palancas” para subir más en la escalera del éxito. Si no tienes nada de lo anterior, será difícil -mas no imposible- so-bresalir en este mundo donde pocos manejan a muchos, donde la democracia se queda en una simple y llana palabra. ¿Entonces qué? ¿Será que ya valimos madre como sociedad?

Por lo pronto yo seguiré atascándome de palo-mitas mientras espero con ansias lo que sucede en los próximos 10 años.

Psicomedios

Mowgli420

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J. Cracket

J. Cracket

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J. Cracket Alejandra Landa

ADOC

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HOTEL MILAGRO

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Para leer en blanco y negro

Hay lugares envueltos en la magia de lo extraordinario, donde se cuentan las historias de pasiones y desenfre-nos; lugares que abren sus puertas como piernas al deseo, lugares secretos, lugares sueño, lugares espacio y lugares tiempo.

En el hotel milagro siempre es de noche. Las entradas son más bien salidas, atrás de esas puertas se deja lo co-mún y se entra, entonces, a una burbuja de concreto y pintura blanca donde los ojos atraviesan las membranas y el tiempo se congela.

En la esquina de la Habitación 320 espera un hombre sentado. Siente frío y está fumando, esperando, tan des-esperado como acostumbrado, Gregorio sabe que Ella llegará en cualquier momento, es el trato.

El hombre observa cuidadosamente aquel lugar, el lugar donde sus mentiras no son más que la verdad, donde deja de ser él para ser lo que siempre quiso, para serlo con ella. Siempre es el mismo cuarto, la misma cama de ropa oscura cuyo color se asemeja al vino; el mismo espejo que no tiene reflejo, el mismo sillón de terciopelo con esas grecas insoportables que su mujer detesta.

Porque ella es su mujer, tan suya como del resto del mundo, pero Gregorio es un romántico que prefiere no saberlo. Se afloja la corbata y enfoca su atención en la ventana. Escucha al instante esos pasos, esos pequeños y firmes pasos que lo ponen en la antesala de la gloria.

Y allí está, su mujer. Con esos ojos que son como mil ojos, con esas manos que aunque parecidas tienen el toque de la novedad; esa boca que no es la misma boca, pero que se parece, esos senos, siempre diferentes, más pe-queños, más grandes, más blancos u oscuros. Senos.

Ellos no se miran porque no son esposos, ni hablan porque no se puede, las paredes del Hotel Milagro producen un eco insoportable que se repite más de lo normal, todos los secretos deben escribirse, dibujarse, decirse con los ojos, pero jamás deben encontrar su forma en la voz.

En el hotel milagro siempre es de noche. A ellos les gusta la noche, a Gregorio y su mujer. Esa mujer que hoy es otra, pero que al final siempre es la misma. Se acerca a ella y le acaricia la espalda, la desnuda, le atraviesa las membranas.

Se hace dueño de sus senos y de sus pecas, dueño de sus lunares y sus manchas, dueño de su vientre y de sus piernas, dueño de su lengua, dueño de ella. No hace falta hablarle a una desconocida, no hace falta entender su individualidad, a las extrañas hay que convertirlas en una. Ella que esa noche es todas sus putas, todas sus damas, todas sus vidas. Y entonces su mujer lo absorbe, lo toca, lo consume, víbora que lo atrapa en sus vene-nos, que lo mata.

Hay personas incapaces de tocar más allá de la piel. Y menos cuando la piel es nueva cada vez. Los ojos que atraviesan las membranas, los ojos hoyo, los ojos nada.

Las putas ya no son poéticas, y la historia de Gregorio es un eterno espiral que comienza con la cartera llena y termina con la cama vacía. Pagar por dejarse tocar nunca será pecado en el Hotel Milagro.

Enid Carrillo Moedano

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MONUMENTO AL ABSURDO“El absurdo culto, al poder y al dinero”.

Héctor Patishtán, hijo de Alberto Patishtán (Preso político)

Veo mis pies desbarrancándose en los adoquines de una calle viejamente histórica, esquinas con limosneros y placas en memoria de los protagonistas de un libro de cuar-to de primaria editado por la SEP.

La calles están llenas de fantasmas y héroes, héroes que se reúnen con los fieles y aficionados mexicanos, guardianes y seguidores de la historia. Se encuentran los hé-roes, con los otros héroes, con los héroes del hogar que trabajan todos los días todo el día para que no falte en casa la televisión y la comida.

Se encuentran los héroes en cada esquina, en cada rincón, de las ciudades, de las co-munidades, de la carretera, se encuentran y se encuentra el absurdo. El infinito absur-do que nos rodea y que erige una enorme estatua en honor a la adolescente historia mexicana; estatua rocinante y briosa que nos restriega en la cara nuestra ignorancia, la útil ignorancia de los segregados.

Con tinta negra se dibuja el ruido de una ciudad entera, sobre un fotografía del Palacio de Bellas Artes, ruido que deja atrás la música de orquesta y que se reinventa el “cie-lito lindo” patrocinado por el tráfico vehicular.

Camina México, camina la mayoría mexicana, en una ciudad, ciudad monstruo. Y mientras México camina, indigente, desarropado y limosnero el monumento en medio de la glorieta se mira estáticamente absurdo, indiferente, inmóvil. Mientras México camina cual zombie, inconsciente, malhumorado y vende chicles, el monumento ab-surdo se multiplica burlón a lado de las bancas de todos los sucios parques. Mientras México camina bronco, insurgente, ilegítimo y gritón, el monumento amarillo de un caballo cubista levanta aún más el colorido absurdo. Mientras México se mueve y ca-mina llorando y con hambre, los monumentales palacios e iglesias siguen erguidos a sus espaldas, ante una sociedad peatona y domingueramente culta, de la que no les gusta hablar.

Y así sigue la burla, la ironía que sostiene las piedras más pesadas y el positivista y caprichoso arte francés, ahí sigue el inquebrantable absurdo, con sus churriguerescas fachadas; con el oro, la plata y el bronce en las estatuas y no en los bolsillos. Ahí sigue de abajo hacia arriba el irónico sarcasmo que ahora se paga modernamente en dóla-res, para tener en medio de un lugar sin importancia una estela de luz.

Ahí sigue el maldito absurdo, el intelectual e inútil absurdo que condena al mexicano a voltear a mirar la historia que por “cultura”, obligación y nacionalismo tenemos que creer.

Sigue el absurdo parado como un inderogable gigante, gran cómplice de los escritores de la historia al igual que nosotros.

Karen Ouh

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J. Cracket

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UNAS PALABRAS A MI VERDADERO MAESTRO

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Corría el año de 2006, era yo apenas un joven de 16 años, con muchas energías y sueños por delante. La noche del 7 de noviembre de ese mismo año acudí a mi primer concierto de rock, Los Tres, Zoe y Gustavo Cerati se presentarían en el Palacio de los Deportes. Mi emoción era tal que como niño es-perando a los reyes magos una noche antes no pude dormir. Les mentiría si les digo que conocía a la perfección la historia e importancia de Los Tres de Chile y al hombre mítico de Soda Stereo: Gustavo Cerati. Yo la verdad iba por ver a Zoe, era un adolecente que creía saber mucho sobre música, pero la verdad estaba muy equivocado.

Abrieron Los Tres, los cuales me gustaron bastante, pero mis ansias y deseos se cumplían, era la hora de ver a Zoe, pero ¡oh gran decepción! Esperaba más de ellos, sin embargo tocaron bastante mal, en fin, aun así los disfruté. Seguía un hombre del que sólo me sabía canciones de su extraordinario álbum “Ahí vamos” y una que otra canción de Soda Stereo. Apenas se dejaron escuchar las primeras notas y este chamaco, incrédulo, con sueños, con energía, con ganas de experimentar tantas cosas descubría lo que era en verdad el rock and roll. Esa noche, para fortuna mía, mi vida musical y culturalmente cambio por completo.

Hoy, a casi siete años de distancia y haciendo una especie de balance Gustavo Adrian Cerati, ese hombre que hace ya 3 años nos ha abandonado en vida, fue una influencia notoria en mi juventud. Gracias a él pude seguir conociendo a una infinidad de bandas y músicos con los que he tratado de enriquecer mi gusto por el rock. Fue como una especie de cadena que me fue llevando a diferentes géneros y formas de concebir la música. Si hablamos particularmente de América Latina fue un icono fundamental para el desarrollo de lo que hoy conocemos como rock en tu idioma.

No sería ninguna exageración considerar a Cerati como el mejor guitarrista de Latinoamérica. Aún tuve la fortuna de verlo una vez más en el Vive Latino de 2007 y la experiencia fue increíble. Además de escuchar de propia voz sus más grandes éxitos, tener la oportunidad de ver manipular su instrumento es todo un espectáculo. Para su visita en la reunión de Soda Stereo y en la presentación de su disco “Fuerza Natural” ya no me fue posible verlo. La noticia de que había caído en coma fue triste para todos aquellos que disfrutamos de su música, su guitarra había quedado en silencio.

Fue ese hombre al que muchos consideramos “maestro” quien me abrió las puertas de la percepción musical. Y como él mismo decía, no en un sentido pedagógico, sino como fuente de inspiración y enseñanza, algo que transciende más allá de una vida académica. En lo particular, es una referencia obligada al hablar de los personajes que han cambiado y han sido fuente de inspiración en mi vida. Sus canciones seguirán acompañando el soundtrack de mi vida y su influencia siempre quedará enmarcada con el transcurrir de los años. Un referente imprescindible en la música que tanto gusto de escuchar hoy en día.

No sé si algún día vuelva a despertar o si tenemos que esperar la fatídica noticia de su muerte. Pero su importancia seguirá vigente pase lo que pase. Así que hoy a tres años de caer en coma le hago este pequeño homenaje y le digo en sus propias palabras:

¡Maestro: Gracias totales!

Viko del Real

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Alejandra Landa

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Es el 26 de noviembre de 1997, un día normal, salí de la primaria y después de comer y hacer la tarea mi madre me deja salir a volar un papalote, yo corro con él tratando de elevarlo lo más alto posible, otros niños juegan a lo mismo, el sol quema como siempre en lo alto de este cerro. Los niños de pronto se acercan a mí y me dicen: -Te regalamos nuestros papalotes -yo soy muy feliz, ahora tengo tres papalotes, pero el viento ha cesado no puedo volar ninguno. Me toma un rato darme cuenta del porqué los niños me han obsequiado sus papalotes… allá en la parte más alta del cerro, en la azotea de teja de la escuela de idiomas un joven rompe las tejas con furia, ira, un dolor inexplicable.

Nunca volveré a ver ese porte, los puños tensos que se relajan, el deambular rompiendo tejas como una danza, como un simulacro de lo que viene, la ansiedad al fumar… no recuerdo sus ojos, su cara, su ropa… sólo sé que estuve ahí y que mi padre me tapó los ojos para no ver el trágico final.

Aproximadamente a las 4 de la tarde se informó que un joven se ha-bía subido a la azotea del centro de idiomas y que estaba destruyen-do las tejas. Unos instantes después llegaron los policías municipales y comenzaron a pedirle que no se aventara, pero él repetía contante-mente: “Nada más llegaron para ver cómo me mato”.

Mi madre se da cuenta de lo que pasa, va por mí, me regaña, me pre-gunta que qué me pasa por la cabeza, me mete a la casa, más tardo en entrar que en volver a salir porque mi padre con la idea de que no pasará nada me lleva a ver, junto con más de 200 personas que están agazapadas a la orilla del cerro, esperando con los ojos cual búhos; no parpadean, esperan como si de ello dependiera su propia vida.

Cada minuto que transcurre él se acercaba más lentamente a la orilla del tejado. Cincuenta metros abajo una parte de la multitud le gritaba que no se arroje, que piense en su familia, los otros, los demás expre-san: ¡Ya aviéntate! Para ganar su confianza el subdirector policiaco le pide un cigarro al joven, él le avienta la cajetilla con un encendedor dentro.

Pasaran 20 minutos de plática con el subcomandante, en los cuales fuma 5 cigarros y avanza hasta el sitio elegido para aventarse…

Sus últimas palabras son inaudibles. Se pone de espaldas al filo del techo, pero al parecer esta posición no le gusta. Se coloca nueva-mente de frente al vacío; levanta una mano para decir adiós. Luego extiende los brazos y se lanza “como si fuera a volar” lo veo caer, lo veo volar y a unos metros del suelo mi padre me tapa los ojos, escu-cho la explosión, algunos gritos ahogados, escucho el silencio más largo y lapidante de toda mi vida.

El cielo se nubla y la parte más pura de mi alma se pierde…

La pérdida de la inocencia

Moisés Lozada

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J, Cracket

J, Cracket

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Una mujer en una cantina, una ebria caminando por las calles en la madrugada, una chava que no llega a su casa como todas las “señoritas decentes”; hoy, ya no es nada raro.

En el siglo XVII ni pensarse una situación así. En ese entonces se aspiraba a que tuviéramos acceso a la educación y algunas otras cosas que poco a poco han ido llegando con el tesón y esfuerzo de muchas feministas.

A Hidalgo llegan cientos, miles de chicas de comunidades y estados vecinos con miras a con-vertirse en profesionistas, tal objetivo con el tiempo va pasando a segundo término ante el ambiente de fiesta, de reventón, de jueveves… Penosamente es Hidalgo el segundo lugar con problemas de alcoholismo a nivel nacional, y son ya muchas mujeres quiénes forman parte de esta realidad; basta con ir a una cantina, un bar, o a una simple reunión entre “amigos” para notar la presencia femenina en todas las edades, en su mayoría jóvenes.

Creo que han confundido aquella mágica palabra que las feministas unidas a lo largo de siglos lograron construir: “equidad”, la cual he escuchado en boca de muchas mujeres usada de ma-nera indistinta y como un sinónimo de “igualdad”. Argumentan algunas que si hombres y mujeres son iguales ¿por qué las mujeres no pueden consumir alcohol en la misma medida (o mejor dicho sin medida) que los hombres? Puede que tengan razón, pero en la etapa de la juventud no analizamos las situaciones y todo resulta sencillo, quizá sea por eso que no nos damos cuenta de que estar en el mismo proble-ma que los hombres no nos hace ser más libres, mejores o superiores. El alcoholismo en Hidalgo va en aumento, un problema social y de salud pública se está con-virtiendo en una peligrosa arma para los jóvenes, hombres y mujeres.

No es cosa del otro mundo tomarse unas cervezas, unas copas de lo que sea, o hasta poner-nos borrachas, sin embargo en una de esas podemos ser nosotras quienes estemos en el otro mundo, pues a hombres y mujeres puede terminárseles la suerte y sin querer ser fatalista, algo malo puede pasar.

Típico malentendido

J, Cracket

J, Cracket

Texto: Areli MaldonadoFoto: Samantha Nolasc Coiffier

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Cuando se fueron, me arrepentí de haber pasado al siguiente semestre, tan gris, tan común, cómo diablos no se me ocurrió irme, soy un tonto. Los hubiera matado, se creían tan chingones presumiendo sus problemas de insomnio por el horario, los usos culinarios de la amapola que aquí es prohibida, los lugares barrocos, bares con cuarto oscuro, su mejora del inglés. Aun, en algunas, ante la inminencia de un embarazo, se notaba el orgullo y la resignación de que por lo menos el bebé fuera extranjero; claro, si hubiera sido mexicano seguramente ya lo habrían tirado, incluso, guardado poste-riormente en una maleta, así como cuentan los rumores en trabajo social. Ellos tienen suerte, tienen posibilidades, hasta quienes visitaron la esquina capitalera vienen con aires altivos, porque allá sí los preparan, allá si los consienten, y sus servicios escola-res son tan eficientes, como de ensueño.

Hoy vengo temprano, después de medio mes de llegar tarde debo estar sin derecho. El profe pasa lista diario porque sino las moscas le abandonan el chiquero. Hoy también regresan dos, la primera cuenta las maravillosas artesanías del norte de Argentina, sus noches eternas y los palacios de lectura, el segundo relata la pérdida de sus cosas en el aeropuerto y las millones de diapositivas doradas que de aquella mina conser-va. Por último llega Fer, él volvió hace mucho, no obstante sus poderes chorísticos lo mantienen al día y todavía hoy saca sus cuentos sobre los congresos con destacados personajes de la vida académica del país.

Pongo mi sonrisa de “chinga tu madre” y después in-terrumpo el sopor del asombro – ¿y nosotros qué te-nemos de bueno? Juro que el profe acude a las micas plásticas de sus anteojos en busca de respuesta, lue-go suspira largo y profundo –No lo sé, de veras que no lo sé –Y eso a mí me suena más a un NADA. Por-que ni siquiera él viene de aquí; quizá se casó joven y su esposa es una pachuqueña hermosa, o quizá no encontró otro trabajo, o tal vez está cansado y sus quejas y observaciones lo mantienen vivo.

A mí no me cae mal, a veces habla de cosas interesantes pero cree saberlo todo, cree que su ascendencia de escuela privada lo separa de los mortales. No lo culpo, a mí no me gusta ser mortal, a cada rato nos lo recuerdan. Todos describen sus orígenes aca-démicos como algo único y maravilloso y esta casa blanca con azul sigue quedándose atrás y con ella nosotros, nosotros tan atrás. Por eso los envidio, ellos regresaron y algunos hasta se vuelven a ir, de verano a Guadalajara, de estancia a Oaxaca.

“Freud se murió pensando en lo que las mujeres querían, bueno eso yo ya lo sé, por-que soy mujer, sin embargo yo moriré sin saber qué quieren ellos…”

A. Castelli

LO QUE ELLOS QUIEREN

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En mis tiempos… …eso sólo lo digo yo que me topo con un montón de huevones a diario. De todo se que-jan: de lo que no sirve y de lo que no hay. Cuando yo salí de aquí iba más que lista y an-siosa por ver lo de allá afuera, éstos se la quieren pasar en el lobby toda la semana todos los semestres y todos los años que puedan.

La culpa es del Jefe, si cualquier escuincle acude con llantos y problemas por su trabajo, por sus hijos, casi casi parte su corazón de pollo y les regala un pedazo. “Es que no lo entiendo, es que es mucho, es que usted sólo explica con ejemplos”. Cómo chingados van a pescar algo si no leen, es mucho porque se les junta, y los ejemplos son para ilustrar la teoría, pero no, no lo comprenden o no les importa. Mi amiga viene a quejarse porque sus santitos le dijeron que yo les negué las bases para su asignatura y camino a mi oficina me sigo preguntando dónde quedaron sus antologías, no lo sé, pro-bablemente el precio del papel de baño se ha incrementado mucho.

Hasta sus escusas son de la Rosa de Guadalupe, es inevitable que falten porque son figu-ras principales, son héroes, pobre del Jefe que no quiere notarles la cruda ni el almoha-dazo, ni el frenesí debido al viernes. La imaginación se les ceba y se conforman, cuando presentan trabajos finales y evaluamos desempeños, todos los compañeros docentes se escudan diciendo “que lo hizo un ESTUDIANTE”. Un pobrecito estudiante que tiene que compartir un equipo, que no tiene tiempo para realizar sus cuatro prácticas. En mis tiem-pos duraba mi examen 15 minutos porque éramos cuarenta y sólo contábamos con cuatro equipos para todos y sólo te dejaban hacer una práctica en todo el semestre o todo el año. Peleábamos con los médicos por un espacio pues este edificio no existía.

Al final entrábamos en concursos y ganamos algunos, pero ellos ni son capaces de ganar nada todavía, quizá se metan en concursos cuando tengan cincuenta años, a ver si les dan trabajo.

Si yo les digo que escriben de la chingada corren el riesgo de no volverse a sentar frente a una computadora para hacerlo, o se ofenden y me etiquetan de negrera y perfeccionis-ta. Ninguno, ninguno se pone de pie para buscar soluciones conmigo o con los compa-ñeros que al fin y al cabo también son un ornamento más de este inmueble, ojalá pisen la biblioteca, aunque sea para buscar los baños, puede que con suerte se queden, ojalá hagan más y hablen menos y ojalá todavía esté yo para verlos.

Oliver García

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J. Cracket

ADOC

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Karen Alfaro

ADOC

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Un minuto de alegrías y sueños plasmados en un símbolo tan abstracto como lo es una nota musical, un segundo repleto de inque-brantables armonías lo suficientemente fuertes y firmes como para perder la caden-cia de su esencia y, sobretodo, una hora de incansables sonidos preciosos, que unidos, forman una historia, ya sea una vida o un tributo a una sensación profunda sin expli-cación aparente.

Fue en un sencillo, pero magnífico, concier-to en donde tuve contacto con la fuente de inspiración más hermosa que puede exis-tir, fue una sencilla tocada de instrumentos grandes, pequeños, variados y únicos en la que sentí, con más de un sentido, la pasión de la que se derivan más pasiones hasta que encuentras el sentido real de tu vacía existencia.

En ese momento exacto en el que vi las sonrisas de aquellos músicos que, con amor, interpretaban piezas y sonatas de mi desconocimiento absoluto, me pregunté por las pasiones que se tienen sobre esta tierra... todas tan variadas, todas únicas y diferentes, todas y cada una de ellas per-fectas en su propio estilo. Querer evitarlo no servía de nada, ni tenía por qué querer hacerlo, pues la sencilla sensación de una-nimidad de mi cuerpo y mente con respecto a la opinión positiva que me formaba sobre aquellas notas era más que suficiente, sin embargo, no se podía evitar sentir la sonri-sa transparente salir de mis facciones, no podía ocultar la felicidad que me producía estar presente en aquel momento. No, no podría evitarlo, nunca pude y jamás podré.Sencillas gotas de magia eran las que co-

rrían desde mis pensamientos, abarcando todos mis sentidos y haciéndolos enervar con locura dentro de mi frágil cuerpo. Sim-ples gotas de magia eran aquellas que to-caban mis oídos, y, sin necesidad de mover siquiera los párpados me habían llevado a conocer el lado oscuro de la luna. No ha-bía necesidad de pedir explicaciones... la música hablaba, y a mí, me transmitía un mensaje de esperanza.

Mas, cuando se apagaron los violines y demás instrumentos, la magia se perdió en algún abismo oscuro dentro de un hueco de mi alma; como si la sonrisa que llevaba puesta cual collar de diamantes, se hubiera caído y roto en pedazos. Pues el concierto había terminado, y con él, la realidad llena de fantasía que, para mí, se había creado.

Salí de las instalaciones con el ceño indi-ferente, como si nunca hubiera entrado, como si no hubiera corazón en esa alma de joven adolescente, como si no hubiera nada por lo que valiera la pena una lucha. Abracé mi cuerpo fuertemente y volteé a ver la luna, sí, ahí estuve yo durante algu-nos segundos.

Desde entonces escucho música clásica cada noche de luna plateada, esperando el momento en el que la fantasía vuelva a ser una realidad inalienable, o simplemen-te, una realidad en la que me sea permitido esbozar una sonrisa.

Concierto

Leoa

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Fotode l icos

J. Cracket

Leoa

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Fotode l icos

Meli Vera

Moisés Lozada

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Karen Ouh

Moisés Lozada

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Descartes afirmaba que la “locura” debía tomarse como la separación a la realidad, un dialo-go roto, un tema que no es tema. Sus supuestos eran simples: yo estoy aquí, tras mi com-putador, escribiendo, narrando; tú me estás leyendo y me entiendes. No estoy loco y tú tam-poco, somos personas conscientes y sanas. Pero,¿quién puede refutar la hipótesis de que quienes viven en la locura en verdad son los únicos capaces de percibir la realidad auténtica? Preguntas como ésta fueron las que iniciaron un debate que abandonaría todos los funda-mentos sensibles del conocimiento (vista, tacto, olfato, etc.) y que sólo los razonamientos de los intelectuales serían los únicos que podrían procurar una explicación o interpretación ha-cia esta realidad excluida.Este nuevo camino intelectual abriría las puertas a razonamientos sin razón alguna, es decir, extravagancias.

Uno de los principales teóricos modernos, Michelle Foucault, cuestionará la exclusión de la “locura” en el discurso de Descartes. “¿Qué me da certeza de que en verdad estoy aquí escribiendo ahora y no estoy soñado en mi cama o soy un loco harapiento que imagina que estoy escribiendo? Porque sólo nos damos cuenta de que estábamos soñando cuando des-pertamos.” Su interpretación es tan simple como original: el que despierta se da cuenta de que estaba soñando, pero el loco jamás sale del engaño, siempre vive en la demencia y en el error.

En contra parte, Jacques Derrida, no deja a la “locura” fuera de su discurso, pero retoma la idea de Descartes que posiciona al “sueño” sobre ésta. Para Derrida la locura es sólo un escalón, una parte de un proceso metodológico. El loco no siempre se equivoca en todo, no se equivoca lo bastante. En términos científicos, la locura no afecta, parcialmente, más que ciertas regiones de la percepción sensible. El loco se encuentra en medio de dos realidades, o mejor dicho, en medio de una realidad y algo desconocido. En cambio (y por consiguiente), para Derrida, el que sueña está más loco que el loco. “Es en el caso del sueño, no en el de la locura, donde la totalidad absoluta de las ideas de origen sensible se vuelve sospechosa, queda privada del valor objetivo”. En los sueños todas las cosas materiales cobran un “sin

Pues yo estaré loco, pero al menos puedo volar

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sentido” parcial, puesto que la mayoría son imágenes sacadas de la realidad, pero que se desenvuelven de una ma-nera totalmente irracional.

Los seres humanos vivimos en un colec-tivo “racional” por así decirlo. Un colec-tivo dentro del cual se demostró la exis-tencia de un universo cuya extensión oscila entre los 93 mil millones de años luz (con cientos de miles de millones de estrellas y planetas), en donde también se debate la existencia de universos pa-ralelos. Argumentar que somos la única especie que lo habita y asegurar que el conocimiento racional es el único y verdadero camino hacia la verdad uni-versal, puede suponerse como una ver-dadera cosa de locos, lo que significa una patada en los huevos a la “razón” efectuada ni más ni menos que por su fiel compañera: la lógica.

Y las preguntas obligadas son:

¿Quién nos dice que las personas nor-males en realidad no vivimos en una locura colectiva? Nuevamente: ¿Quién puede refutar la hipótesis de que los que viven en la locura en verdad son los únicos capaces de percibir la reali-dad auténtica? O peor aún… Inclusive dentro de un mismo sueño soñamos que desperta-mos. ¿A caso es que estamos inmer-sos en infinitos sueños continuos en un inalcanzable despertar?¿O quién nos asegura que no eres el único de tu especie y estas soñando con seres iguales a ti?

Omar Rodríguez Cerón

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TESTIMONIOS TEMPORALES

Con atención, la niña miraba los voluminosos trazos que formaban cuerpos enormes y des-bordantes, le parecía colorida aquella vida llena de circo, folclor, de algarabía y de comida. Daba la vuelta a la página del libro e imaginaba que una orquesta ejecutaba las más bailables melodías, por otro lado una mujer desnuda le miraba con ojos llenos de fatiga y transmitía la sensación de no quererse levantar por un buen rato de su cómodo espacio recostada sobre una toalla frente al mar. Observó detenidamente cada animal que aparecía, caballos regordetes, gatos deformes, y toros tristes. Las situaciones en cada lugar le parecían afines a su vida coti-diana. Algunos personajes le eran familiares así como los objetos que ambientaban los lugares, los instantes; y los comparaba con las tardes de domingo en que espiaba a sus tíos mientras jugaban partidas de baraja bajo los soles de verano. Intercambiaban dinero, lanzaban cartas, risas y gritos a la vez, y daban tragos escurridizos a sus botellas de cerveza hasta que la noche pintaba al cielo con tinta azul marina y todos volvían a sus casas dando pasitos inseguros.

Las manifestaciones artísticas han sido un testimonio importante del tiempo para representar el contexto social que se vive en determinado lugar, en Latinoamérica existe un claro ejemplo en los trazos de Fernando Botero y su peculiar inclinación al costumbrismo en donde describe en sus obras la cotidianeidad de Colombia desde ya hace más de siete décadas.

En un principio sus obras reflejaban la parte regozijante, la tradición y la fiesta de la ciudad natal del pintor. Sin embargo, pronto el mismotiempo le daría la pauta para transmutar esas primeras temáticas por el actual contexto social que cada día nos mantiene más a la expectati-va, un “folclor oscuro” que hace alusión a la violencia que se ha intensificado desde finales del siglo XX con el tráfico de drogas y su aumento en el índice de criminalidad.

Los rostros llenos de desesperación, miedo, incertidumbre, súplica, odio, y la muerte como un constante en las pinturas de Botero forman parte del Testimonio de la Barbarie que estará presentándose en el Cuartel del Arte en Pachuca Hidalgo hasta el 23 de junio del año en curso. En esta exposición se encuentran exhibidas 67 pinturas y dibujos en técnicas a lápiz, pastel, carboncillo, sanguina, oleo, tinta y acuarela que le permiten variar las formas, soportes y vo-lúmenes.

Lú Van

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Fotode l icos

Lú Van Meli Vera

Moisés Lozada

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Portada: Aymer GálvezContraportada: Mowgli420