Manifiesto Crack- Lateral, Revista de Cultura

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    Manifiesto Crack

    (Volpi Urroz Padilla Chvez Palou)

    Lateral. Revista de Cultura . N. 70 octubre de 2000.http://www.lateral-ed.es/tema/070manifiestocrack.htm

    manifiesto crack

    I. LA FERIA DEL CRACK (UNA GUA)

    MIGUEL NGEL PALOU

    Las palabras ms certeras sobre los retos que se le plantean a las novelas del Crack las iba apronunciar, creo, Italo Calvino en Seis propuestas para el prximo milenio. En esas pginas,Calvino propona una reflexin necesaria hoy, cuando la literatura y, sobre todo, la narrativaven desplazado a su lector potencial por las tecnologas del entretenimiento: los juegos devdeo, los medios masivos y, recientemente, para quien pueda solventarlos, los juegos derealidad virtual en los cuales oh, paradojas el desarrollo un individuo provisto de unmodernsimo casco y un anatmico guante puede ver, or e incluso palpar las aventuras queun disco compacto le proporcione.

    Cmo podr competir, entonces, el narrador con sus escasos medios para granjearse a loslectores perdidos en ese vasto mundo de pocas tinieblas? Calvino, adelantndose, supo larespuesta: usando las ms aejas armas del oficio digan lo que digan sobre la prostitucin ms

    viejo del mundo:La levedad. Calvino ponderaba esta virtud de la literatura, pensando que obras como Romeo yJulieta, el Decamern o el propio Quijote construan su poderosa maquinaria narrativa enfuncin de una extraa ligereza. O mejor: de una aparente sencillez. Era ms fcil manejar unterrible mensaje moral mediante este recurso. La aguda mirada, la cida crtica social, seencuentran supeditadas a un ligero y fresco humor no exento tambin del ms terrible de lossarcasmos. Deca Chesterton que el humor en literatura debe producir hilaridad, perocongelando la sonrisa en una mueca reflexiva que detenga el tiempo y desentierre el espejo.

    Primer territorio de la feria del Crackque con ustedes hemos visitado: El Palacio de la Risa.

    La rapidez. Los tericos de la comunicacin saben desde hace tiempo que a la implosin delos informacin va aparejada la deflacin del sentido. La guerra del Prsico, la primera vasatlite, nos ilustr sobre esto; en realidad no supimos nada, aunque creamos verlo yconocerlo todo. Sin embargo, no podemos negar que lo primero que asombra es la frialdadaterradora. Si poco despus de principios de siglo el mundo se cimbr, y el verbo es grfico,con el hundimiento del Titnic, hoy las tragedias de la guerra de Sarajevo ni impactan niconmueven: informan.

    Segundo territorio visitado: La Montaa Rusa.

    La multiplicidad. El Quijote es quiz la obra mltiple por excelencia en la historia de laliteratura. Garganta le pisa los talones y el Tristam Shandy le lleva la maleta. Hoy, es ociosoapuntarlo, la propia realidad se nos arroja mltiple, se nos revela multifactica, eterna. Se

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    necesitan libros en los cuales un mundo total se abra ante el lector, y lo atrape. en nuestrosanterior apartado usbamos este mismo verbo, pero aqu la estrategia es distinta. No es devrtigo, sino de superposicin de mundos de lo ue se trata. Usar todo el potencial metafricodel texto literario para decirnos nuevamente: "Aqu estn ustedes, encuntrense".

    Tercer territorio recorrido en la feria del Crack: La Casa de los Espejos.

    La visibilidad. Virtud ltima de la prosa, su textura cristalina. El propio Flaubert lo vea as:"Qu perro asunto es la prosa! Nunca acaba uno de corregir. Un buen fragmento de prosadebe de ser igualmente rtmico y sonoro que un buen verso". No ocioso formalismo, sinobsqueda de la intensidad de la forma, uso a fondo de las virtudes magnficas del idiomacastellano y de sus mltiples sentidos.

    Cuarto puesto de la feria: La Bola de Cristal.

    La exactitud. Calvino nos prevena sutilmente que aislramos los valores de los que hemos

    estado hablando. Y es con este ltimo apartado que podemos ilustrar cmo no hay exactitudsin precisin, cmo no existe velocidad sin precisin y exactitud, y cmo es imposible lalevedad sin el vrtigo, la transparencia y la rapidez. Exacto es todo buen texto de prosa. Msan, equilibrado. La aeja preocupacin del fondo y la forma es gratuita cuando una obraliteraria busca con devocin la exactitud. Lo saba Conan doyle, para quien el efecto lo eratodo. Para lograrlo, hay que recurrir a todo lo dems. Pero quiz la mayor enseanza de estapropuesta de Calvino sea la de hacernos comprender que no es posible la exactitud de la obraliteraria si sta no se da naturalmente, conseguida sin esfuerzo. Picasso dixit: "La inspiracinexiste, pero tiene que encontrarte trabajando". Qu queremos decir? Agilidad, poder dedescripcin (y describir es observar con la intencin de hacer las cosas interesantes, comoquera Flaubert, pero tambin seleccionar esas pequeas grandes cosas, que no slo formanparte de la vida, sino que son la vida) y ese ingrediente que permite al lector continuar sindescanso la lectura y aumentar su curiosidad. Ah se revela la importancia que debe concederel narrador de fin de siglo a la exactitud que implica poner la palabra precisa enel momentoadecuado.

    Y con esto damos trmino al penltimo lugar visitado: El Tiro al Blanco.

    La consistencia. Italo Calvino planeaba escribir este apartado basndose slo en el anlisis deuno de los textos ms hermosos de Melville, Bartelby, el escribiente. Este extrao personaje,empleado de una notara, se niega poco a poco a participar de la existencia, repitiendo la frase

    "prefera no hacerlo". Al final del relato, Bartelby es encerrado y muere repitiendo lasentencia, negndose incluso a comer.

    Consistente con su proyecto de vida y con su futuro, la novela del Crack se antoja comorenovacin desde el tradicional ltimo espacio a visitar: recorrer nuevamente, y con la mismavoluntad de naufragio, la feria del Crack, mostrada en el siguiente tetrlogo.

    1. Las novelas del Crack no son textos pequeos, comestibles. Son, ms bien, el churrasco delas carnes: que otros escriban los bistecs y las albndigas. A la ligereza de lo desechable y delo efmero, las novelas del Crack oponen la multiplicidad de las voces y la creacin demundos autnomos, empresa nada pacata. Primer mandamiento: "Amars a Proust sobre

    todos los otros".

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    2. Las novelas del Crack no nacen de la certeza, madre de todos los aniquilamientos creativos,sino de la duda, hermana mayor del conocimiento. No hay, por ende, un tipo de novela delCrack, sino muchos; no hay un profeta, sino muchos. Cada novelista descubre su propiopedigr y lo muestra con orgullo. De padres y abuelos campeones, las novelas del Crackapuestan por todos los riesgos. Su arte es, ms que el de lo completo, el de lo incumplido.

    Segundo mandamiento: "No desears la novela de tu prjimo".

    3. Las novelas del Crack no tienen edad. No son novelas de formacin, y rehyen la frase dePellicer: "Tengo aos y creo que el mundo naci conmigo". No son, por ende, las primerasnovelas de sus autores doce las tentaciones de la autobiografa, del primer amor y del ajustede cuentas familiar pesan por sobre todas las cosas. Si la posesin ms preciada del novelistaes la libertad de imaginar, estas novelas exacerban el hecho buscando el continuodesdoblamiento de sus narradores. Nada ms fcil para un escritor que escribir sobre smismo; nada ms aburrido que la vida de un escritor. Tercer mandamiento: "Honrars laesquizofrenia y escuchars otras voces; djalas hablar en tus pginas."

    4. Las novelas del Crack no son novelas optimistas, rosas, amables; saben, con JosephConrad, que ser esperanzado en sentido artstico no implica necesariamente creer en labondad del mundo. O buscan un mundo mejor, aunque sepan que tal vez, en algn lugar queno conoceremos, tal ficcin pueda ocurrir. Las novelas del Crack no estn escritas en esenuevo esperanto que es el idioma estandarizado por la televisin. Fiesta del lenguaje y, porqu no, de un nuevo barroquismo: ya de la sintaxis, ya del lxico, ya del juego morfolgico.Cuarto mandamiento: "No participars en un grupo en que te acepten a ti como miembro".

    manifiesto crack

    II.GENEALOGA DEL CRACK

    ELOY URROZ

    En su conocido ensayo Mxico en su novela, el crtico norteamericano John S. Brushwoodinsista en que Yez haba establecido la tradicin de la "novela profunda" en 1947 con lapublicacin de Al filo del agua. Posteriormente, en 1955 y dentro de la misma tradicin,aparece Pedro Pramo, de quien el mismo Brushwood dice: "Es natural que algunos lectorespongan reparos a la dificultad de acceso a la novela y que algunos prefieran rechazarla en vez

    de esforzarse por entender lo que ella cuenta. Resulta comprensible la renuencia a unaparticipacin tan activa, pero a mi entender los resultados al final merecen el esfuerzo". Loque en ambos casos no deja de llamar la atencin es, primero, el atinado adjetivo "profundo"para referirse a una tradicin o pa cadena de novelas y de novelistas que, en su momento, sentendieron "profundamente" el trabajo creativo como la ms genuina expresin de un artistacomprometido con su obra.

    Cuando Brushwood habla, por ejemplo, de "la dificultad de acceso" a ciertos libros, losautores del Crack piensan de inmediato en la novela "con exigencias" y "sin concesiones";"exigencias" cuyos resultados, al final, "merecen el esfuerzo" y "concesiones" que no sirven ala larga sino para enflaquecer an ms el panorama de nuestra narrativa y para desanimar a

    los lectores honestos. El dilema, pues, con este grupo de novelas Crack es el de que,heroicamente, pretenden la hazaa de encontrar lo que Julio Cortzar denomin "participacin

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    activa" en sus lectores justo cuando una abominable "renuencia" es lo que vende y lo que a suvez consumen sus lectores.

    As, la genealoga del Crack se va perfilando. El Crack deslinda y desbroza los libros de losque se siente deudor y tambin los libros de los que se siente anatematizador o inquisidor,

    pues son muchas las novelas que se iran a la hoguera sin reparo y sin perdn.

    Al lado de esta tradicin que tiene su esplendor con Yez y Rulfo, como ya dijimos, losnovelistas del Crack guardan reverencia por esas contadas obras llamadas Farabeuf, Los dasterrenales, La obediencia nocturna, Jos Trigo, La muerte de Artemio Cruz y unas cuantasms. Pero, y desde entonces, qu pasa? Cules son esas otras obras ejemplares de nuestraliteratura o, por lo menos, cules son esos relatos en que nosotros, autores nacidos en losaos sesenta, podemos hoy da abrevar o siquiera encontrar un modelo digno como parapretender quitarle la vida y, acto seguido, usurparle un trono? No los hay; han ido murindosede anemia y autocomplacencia. Los riesgos y el deseo de renovacin han languidecido. Unalaguna de varios lustros empantana de ausentismo el entorno de las letras, ya sea con

    novelistas que no escriben o, peor aun: con escritores que no pueden llamarse novelistas. Sonpocas, siendo francos, las excepciones y sus novelas no pasan de ser buenas, repito:educadamente buenas, sin ningn terror que contravenga el insulso contrato social, la insulsanorma literaria.

    La pa cadena de novelas legtimamente "profundas", pues, sufre un descalabro cuando laseditoriales grandes comienzan a titubear hace algunos aos y prefieren venderle a l pblicottulos apcrifamente "profundos", apcrifamente literarios, dndoles as a los lectorescantidad inenarrable de "gatos por liebres" y desactivando de paso la avidez de exigencia quetextos como Rayuela, La vida breve o Cien aos de soledad redituaban. El fenmeno sevuelve hoy da tan portentoso y evidente que no queda sino decir que es un asunto lamentable.Sin embargo, los novelistas del Crack suean que en alguna parte de nuestra RepblicaIletrada existe un grupo de lectores hartos, cansados, ahtos de tantas concesiones y tantascomplacencias. Ellos, ustedes, ya no pueden ser engaados. Las concesiones, repito, losdesconcierta y no los lleva sino a pensar que su propia capacidad est siendo menoscabada.

    A ese grupo de individuos, ustedes, unos cuantos miles desgraciadamente, desean llegar lasnovelas del Crack, persiguiendo, repito, esa genealoga que desde los Contemporneos (oquizs poco antes) ha forjado la cultura nacional cuando ha querido correr verdaderos riesgosformales y estticos. No hay, pues, ruptura, sino continuidad. Y si hubiese alguna forma deruptura, sa sera slo con la broza, el perjudicial Grber actual, la literatura de papilla-embauca-ingenuos, la novela cnicamente superficial y deshonesta. De cualquier modo, locierto es que no importa todo lo que aqu yo diga o diga cualquiera de mis compaeros: lasnovelas del Crack al final hablarn por su cuenta. All estn. Se llaman: El temperamentomelanclico, Memoria de los das, Si volviesen sus majestades,La conspiracin idiota y Las

    Rmoras. Si hay en ellas un comn denominador, creo que es el riesgo esttico, el riesgoformal, el riesgo que implica siempre el deseo de renovar un gnero (en ese caso el de lanovela) y el riesgo que significa continuar con lo ms profundo y arduo que tenemos,eliminando sin prembulos lo superficial, lo deshonesto. Basta de subestimarlos a ustedes.Pero como dice el poeta Gerardo Deniz y en mi caso se ha vuelto una consigna: "El tiempo nocura. El tiempo verifica". Esperemos a que el tiempo otorgue su ltima palabra al Crack.

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    III. SEPTENARIO DE BOLSILLO

    IGNACIO PADILLA

    1. Cansancio y deshaucio

    Si Pessoa pudo crear l solo toda una generacin en una Lisboa dictatorial y yerma deliteratura, fue, ideas aparte, por cansancio. Una maana, despus de un sueo intranquilo,lvaro de Campos despert para escribir: "Porque oigo, veo. Confieso: es cansancio." Y ensus insomnios naci la gran poesa. De manera similar, creo ue vienen todas las rupturas,desde los ms cotidianos desvaros hasta las ms cruentas y radicales revoluciones; no porideologas, sino por fatiga. Por eso aqu tambin est de ms buscar definicionescontundentes, teoras. Acaso slo aparecern algunos "ismos" extraos que tienen ms de

    juego que de manifiesto. Ah hay ms bien una mera reacin contra el agotamiento; cansancio

    de que la gran literatura latinoamericana y el dudoso realismo mgico se hayan convertido,para nuestras letras, en magiquismo trgico; cansancio de los discursos patrioteros que portanto tiempo nos han hecho creer que Rivapalacio escriba mejor que su contemporneo Poe,como si proximidad y calidad fuesen una y la misma cosa; cansancio de escribir mal para quese lea ms, ue no mejor; cansancio de lo engag; cansancio de las letras que vuelan encrculos como moscas sobre sus propios cadveres. De ese agotamiento viene un acta dedefuncin generalizada, no slo literaria, sino aun de la circunstancia. No hablo depesimismos o existencialismos impostados o trasnochados. Acaso siempre tenemos la ventajade que el espritu de la comedia, la risa y la caricatura, se volvern alternativas.

    2. Sobre la contienda ausente y otras definiciones en pensamiento negativo

    No es tan gratuito, como opinan algunos, el trmino siciliano de "generacin sin contienda".Esta all la irona para quienes hayan ledo a Ortega y Gasset, y sepan que entre lascaractersticas que l apuntaba para constituir una generacin se contaba la contienda.

    Pues bien, la ausencia de contienda es uno de los pocos elementos que nos unifica,quermoslo o no. Y si algo est ocurriendo con las novelas del Crack, no es un movimientoliterario, sino simple y llanamente una actitud. No hay ms propuesta que la falta depropuesta. Dejaremos a otros ms piadosos elaborarla en su momento, que sin duda lo harn.No es sta la nica definicin en discurso negativo, no slo es la falta de contienda: cual si

    fusemos escolsticos definiendo a Dios o al infierno, slo podra decirse que, ms que "seralgo", las novelas del Crack "no son muchas cosas", son todo y nada, esa expresin con queBorges defini acertadamente a Shakespeare. A veces, las definiciones matan al misterio, yuna literatura sin misterio no merece la pena ser escrita.

    3. Creacionismo para la escatologa

    No nos engaemos: no hay en las novelas del Crack, ciertamente apocalpticas, originalidadescatolgica. Sera injusto otorgarles esta lnea, injusto con una largusima tradicin que, porcierto, no es precisamente mexicana. Por si esto no bastase, ya el fin de las ideologas y lacada del muro de Berln se adelantaron mucho a la escritura; hace tiempo que nos dejaron por

    herencia un mundo formado de sufijos, slo de sufijos que agregamos, a veces en serio y casisiempre en desesperada broma, a lo que ya existi, a lo que ya fue. Ya Beckett predijo unasituacin del gnero hace mucho tiempo, no con Godot, sino con su Final de partida. Como

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    Hamm y Cov, no escribimos desde el apocalipsis, que es viejo, sino desde un mundo situadoms all del final. Si al parecer hay en estas novelas un afn creacionista, no en el sentidoliteral tipo Huidobro, sino en el amplio de Faulkner, Onetti, Rulfo y tantos otros, es porque se

    juzga necesario construir ese cosmos grotesco para tener mayor y ms verosmil derecho adestruirlo. Y una vez destruido, slo entonces, comienzan las novelas del Crack a aparecer

    dentro del imperio del caos.

    4. El cronotopo cero, o hacia una esttica de la dislocacin

    Este mundo ms all del mundo no aspira a profetizar ni a simbolizar nada. Acaso hay a vecestrampas para un efecto de extraeza en homenaje a Brecht y a Kafka, algo para lo grotesco,algo para la parfrasis caricaturesca; en realidad, lo que buscan las novelas del Crack es lograrhistorias cuyo cronotopo, en trminos bajtinianos, sea cero: el no lugar y el no tiempo, todoslos tiempos y lugares y ninguno. Del comic hemos tomado lo que accidentalmente hicieran,hace ms de medio milenio y en forma accidental, los refundidores del Amads de Gaula y loque, slo hace cinco aos, ha hecho el austraco Ransmayr al situar a su Pblio Ovidio Nasn

    frente a un ramillete de micrfonos. La dislocacin en estas novelas del Crack no ser a fin decuentas sino remedo de una realidad alocada y dislocada, producto de un mundo cuyamassmediatizacin lo lleva a un fin de siglo trunco en tiempos y lugares, roto por exceso deligamentos.

    5. El nimbo y la palabra

    A la novela del Crack, pues, le queda renovar el idioma dentro de s mismo, esto es,alimentndolo de sus cenizas ms antiguas. Quede para otros, los que s tienen fe, tratar elidioma con el argot de las bandas o con el discurso rockero, que ya sabe a viejo. Hay mslibros an por hacer. Por cortar hay tela en la peremiologa, en la oralidad del rapsoda, en losarcasmos y la lengua atvica, en la oralidad y el folclor, en la retrica juglaresco-clerical.Estos recursos, al menos, han mostrado una mayor resistencia al tiempo, y aunque parezcams difcil esta alquimia, sus resultados son ms ricos.

    6. Elogio de los monstruos

    Ya nadie escribe novelas, o bien: ya nadie escribe novelas totales. Pero, me pregunto,novelas para quin?, totales para quin? Se escriben acaso? Mejor ser hablar de novelassupremas y de nombres como Cervantes, Sterne, Rabelais y Dante, con todos los que los hanseguido abiertamente. Se trata de organismos, que no por gigantescos debieran asustarnos,

    que no por monstruosos debiramos privarnos de ellos.Ms soberbio me parecer el autor que se aleje de esos gigantes aduciendo una incapacidaddudosa, que aquellos nosotros- que los asuman abiertamente, que se revuelquen con ellos. Laliteratura que reniega de su tradicin no puede ni debe crecerse en ella. Ningn monstruoniega sus sombras. Novela o anti-novela, espejo contra espejo, slo as es posible la rupturaen digna continuidad.

    7. Ruptura y continuidad

    No vale la pena agitar el frasco de las garrapatas. Esto es un juego, como todo lo que vale en

    la literatura. La palabra es una y la misma; la novela, digan lo que digan, viene de siempre ycontina. Rompindola, prevalece. En efecto, si no hay nada nuevo bajo el sol, es porque loviejo vale para la novedad.

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    IV. LOS RIESGOS DE LA FORMA. LA ESTRUCTURA DE LAS NOVELAS DELCRACK

    RICARDO CHVEZ CASTAEDA

    Lugares comunes como "las pginas nos hablan" o "el libro se defiende solo" se tornanpertinentes a la hora de evaluar una propuesta esttica. Si un manifiesto es, en el mejor de loscasos, un mapa para contornear lo que resulta obvio a una mirada medianamente atenta a loscomunes denominadores, las obras representan los verdaderos reinos del compromiso con unapostura y una proclama.

    Las cinco novelas Crack son precisamente el sitio donde ha de buscarse cuanto de pacto, dealma prometida y de ambicin; cuanto de apuesta por una literatura, llammosle, "profunda",

    hay en el momento actual de estos escritores.

    Lo extraordinario ha sido la coincidencia. Las novelas fueron elaboradas sin consignacolectiva. Si posteriormente se agruparon hubo, por un lado, menos voluntad que destinocompartido en el siempre voluble medio de las editoriales, y, por otro lado, lo ms importante,una correspondencia de postulados, promesas y quiz, por qu no, incumplimientos.

    Exposiciones como sta no hacen sino compartir nuestro asombro: desembocar en losaccidentes episdicos de la poca haba sido, hasta ahora, el nico punto de reunin ennosotros, autores nacidos a partir de los sesenta.

    Palabras ms, palabras menos, lo que nos ha unido hoy es una misma condena, si se entiendeque las novelas son ya, para bien o para mal, una demarcacin y un voto de proceso. De aquen adelante se trata slo de recorrer y exprimir hasta sus ltimas consecuencias la eleccinhecha.

    Cules han sido los trminos del convenio? Cul ha sido el juramento?

    Los libros son el nico sitio donde han de buscarse las respuestas; sin embargo, es posibleadelantar el mapa que toda declaracin de principios desdibuja para facilitar las adhesiones ylos agravios.

    Las novelas del Crack comparten esencialmente el riesgo, la exigencia, la rigurosidad y esavoluntad totalizadora que tantos equvocos ha generado. Si volviesen sus majestades,Memoria de los das, La conspiracin idiota, Las Rmoras y El temperamento melanclicorehsan cualquier frmula masiva o probada. Corren el riesgo de ensayar. Podr reclamrselesincumplimiento mas no insuficiencia en la ambicin: explorar al mximo el gneronovelstico con temticas sustanciales y complejas, sus correspondientes proposicionessintcticas, lxicas, estilsticas; con una polifona, un barroquismo y una experimentacinnecesarias; con una rigurosidad libre de conmplacencias y pretextos.

    De este modo, mientras una secta completa se encarga de narrar el fin del mundo en Memoria

    de los das, son las voces de los actores que irrumpen en la pelcula que se filma en Eltemperamento melanclico, quienes nos dan cuenta de la soberbia infinita de un director quese asume como dios. O, en otro extremo, Si volviesen sus majestasdes involucra en el

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    aparente orden de su historia principal un caos de historias engarzadas, lo mismo que las tresbreves novelas que, al modo cervantino, interrumpen el viaje principal de Ricardo hacia LasRmoras. Y en un ltimo tour de force, La conspiracin idiota apuesta por deletrear el secretolenguaje de los nios con un lxico tan original como el que balbucea nuestro bufn en Sivolviesen sus majestades.

    En las novelas del Crack ustedes encontrarn, pues, los alcances del proyecto pero tambinsus lmites; las conquistas pero tambin sus desvaros. Nada se soslaya, nada se modera,porque las apuestas que valen slo contienen extremos, tan arriba y tan abajo se desee laescalada o la cada.

    Un libro as obligadamente es profundo y severo con sus lectores. La novela del Crackdemanda pero ofrece. Se jacta de ser recproca: cuanto ms se busque, ms se recibir, con lacerteza de que preexiste el iceberg para saldar cualquier deuda.

    Aqu se exige una precisin. Contra esas novelas mundo, voraces, que todo lo aspiran y todo

    lo exhiben; libros que se quieren cientficos, filosficos, de enigma, etctera, a un tiempo, yque, como la vida misma, desecha tanto como cie sin transformarse, as las novelastotalizadoras del Crack generan su propio universo, mayor o menor segn sea el caso, perontegro, cerrado y preciso.

    Los libros del Crack crearon su propio cdigo, y lo han llevado hasta sus ltimasconsecuencias. Son cosmos egocntricos, casi matemticos, en su construccin y en sufundamento, absolutos en su urgencia de comprender las realidades seleccionadas desde todaslas perspectivas, que en la literatura se traducen como multiplicacin de registros einterpretaciones; no hay un vrtice que no sea nude o no se cerque, como una red que es unacombinacin de lazos y agujeros.

    En fin, no se hace nada nuevo. Cuando ms, desbrozar una esttica olvidada en la literatura deMxico. Hemos elegido ascendencia y uno slo de los mil caminos posibles. La proposicin,pues, est hecha, escrita, y ahora publicada, porque cualquier dilogo en trminos depropuesta literaria se realiza con libros: "las pginas nos hablan", "los libros se defiendensolos".

    El Crack est listo para hacerlo.

    manifiesto crack

    V.DNDE QUED EL FIN DEL MUNDO?

    JORGE VOLPI

    Enfebrecidos, los bizarros miembros de la Iglesia de la Paz del Seor que aparecen enMemoria de los das, peregrinan hacia Los ngeles, en busca de adeptos y aunque no losepan- hacia la destruccin de su mundo. La variada corte de personajes, a cual msexcntrico -el escribano, el sacerdote luchador, la reencarnacin de la Virgen, las variantes de

    una perversa lotera narrativa-, recorre el mundo tratando de explicar a los incrdulos que eluniverso est a punto de desaparecer, tal como hace Carl Gustav Gruber, el aclamado directorde cine de El temperamento melanclico. Algunos los escuchan, pocos los siguen, los ms se

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    burlan o los condenan. Habr de ser un norteamericano loco, trasunto de David Koresh, quiendesencadene una masacre entre los sectarios.

    Los cientficos, como los crticos, creen tener la ltima palabra: el Juicio Final ha sido unengao; objetivamente, nada ha cambiado. Lo que desconocen, lo que son incapaces de

    comprender, es que la inmolacin ocurrida en Los ngeles ha sido, en realidad, la hecatombetantas veces anunciada. Porque no tienen la entereza ni el valor suficientes para darse cuentade que, parafraseando a Nietzsche, el fin de los tiempos no ocurre fuera del mundo, sinodentro del corazn. Ms que una supersticin decimal o una necesidad del mercado, el fin delmundo supone un particular estado del espritu, lo que menos importa es la destruccinexterna, comparada con el derrumbamiento interior, con ese estado de zozobra que precede anuestro ntimo Juicio Final.

    Del mismo modo, slo una casualidad milenarista ha hecho que otros peregrinos se dirijantambin a esas tierras: Ricardo y Elas, absurdos siameses que se han inventado mutuamentesin saberlo, avanzan por la carretera que va de La paz hacia la frontera californiana, rumbo a

    esa misma Babel de inmigrantes, y de ah quizs hasta Alaska. En un mundo mltiple, en elcual abundan las historias dentro de las historias, como en Si volviesen sus majestades, laesttica de Escher o Borges parece llegar a sus ltimas consecuencias en Las Rmoras, lanovela y el pueblo de pescadores donde se celebra este ritual de reunificacin. Somos seresdivididos, o mltiples, quin lo duda: lo extremo aqu es que slo la escritura es capaz dereintegrarnos con nuestros fantasmas, ello hace posible que los amigos imaginarios de laadolescencia aparezcan como creaciones reales, o, aun peor, como los autores de nuestrosdas. Escondido, el fin del mundo es aqu el inicio de la Utopa, el inicio de un mundo nuevo:al fin unidos, Elas y Ricardo, creador y creatura simultneos, se detienen a mitad del desiertoy, mientras orinan a la vera del camino, contemplan el espacio inabarcable el fin, el principiodel universo- que an tienen por delante.

    No es otra cosa lo que ocurre con la pandilla de viejos adolescentes que emprende Laconspiracin idiota. Varios adultos se dedican a recordar sus aventuras de nios, en especial eldestino de Paliuca, el ms extrao de todos, quien de pronto, muchos aos atrs, decidi quetena que ser bueno. Se renen entonces en vagas tertulias tratando de desentraar el pequeomisterio que los une a Paliuca. Sin embargo, la aparente obviedad de la trama esconde unsecreto: la verdad no existe, lo nico que importa es la experiencia interior de los personajes,quienes apenas consiguen explicarnos quines son. El estilo y la textura sintctica de lasfrases tal como acontece con el lenguaje desfasado del Senescal de Si volviesen susmajestades-, son los que trastocan las convenciones para revelarnos, una vez ms, que el findel mundo ocurri hace mucho, en esa zona innominada y abstrusa que separa la inocencia dela crueldad, la infancia de la madurez.

    Uno tampoco podra creer que es coincidencia que ese fiel Senescal del reino traslcidoabandonado por sus Majestades, suee permanentemente con viajar a las tierras de Kaliforniacon K, puesto que en este mundo las letras han terminado por sustituir a la sociedad- paraconsagrarse, al fin, a su pasin cinematogrfica. Pero as es: Kalifornia aparece como toposrecurrente de la pasin finisecular, espacio de masacre o de fuga. Pero, a diferencia de suscongneres de Memoria de los das o Las Rmoras, el Senescal no llegar nunca a rozar susueo. Porque, oh dolor, el fin del mundo es l mismo. En su trbida figura, su exquisitosadomasoquismo con el bufn, y su lingua franca que recuerda o ms bien trastoca el espaol

    del "infame Avellaneda", cabe el universo entero con todo y sus Majestades idas- y por tanto,tambin, horror de horrores, su feraz destruccin. El fin del mundo es tambin esquizofrenia,fantasa, big crunch hipocondraco. La conclusin no puede extraar a nadie: el Senescal no

  • 8/2/2019 Manifiesto Crack- Lateral, Revista de Cultura

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    Arbeitsmaterial fr den Interdisziplinren Lehrgang fr Hhere Lateinamerika-Studien sterreichisches Lateinamerika-Institut SS 2005

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    ha hecho otra cosa que buscar, a lo largo de las frases y el delirio, como un Rumpelstiltskinoligofrnico, su identidad, la misma que podran tener casi todos los personajes Crack: deaqu en adelante su nombre ser Caos.

    Por su lado, Carl Gustav Gruber, el famoso e inexistente director de cine alemn, comparte

    con Elas, el escribidor de Las Rmoras, y con Amado Nervo, el Pluma de Oro de Memoriade los Das, tan privilegiada caracterstica: artista por fuerza, todo lo que tocan sus manos seconvierte en cadver. No es la infertilidad, sin ir ms lejos, el verdadero fin del mundo? Lamediocridad, el olvido? Gruber filma, obsesionado, su ltima pelcula: tiene cncer y, lo quees peor an, es capaz de contagiarlo a sus actores a travs de sus palabras, de su atroztemperamento melanclico. Contrata, con esta misma obsesin por lo perfecto, su squito deltimos hombres otra cofrada, otra hermandad como en La conspiracin idiota-, pero que sedistingue, en este caso, por su maleabilidad exacerbada. Todos se sienten, o son, artistas,como Gruber. Todos estn dispuestos a vender su alma por tan noble causa. Y todos pagarnpor ello.

    El fin del mundo puede creerse y predicarse, como en Memoria de los das; puede tratar dealcanzarse en automvil o ferry, como en Las Rmoras; puede rememorarse yreconstruirse enla infancia y el pasado, como en La conspiracin idiota; puede provocarse en uno mismo,hasta la locura, como en Si volviesen sus majestades; y puede, tambin, otorgarse como unainfame Caja de Pandora a los dems, como en El temperamento melanclico. Sea como fuere,en cualquiera de los casos, nadie escapa a esta ltima enfermedad, a este quinto jinete, a estaplaga y este divertimento: a este postrer estado del corazn.

    Mxico, D.F. a 7 de agosto, 1966