Manifiesto de La Anarquia - Anselme Bellegarrigue

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  • 7/25/2019 Manifiesto de La Anarquia - Anselme Bellegarrigue

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    ndice de contenido

    anarqua es el ordenrazn colectiva tradicional es una ficcindogma individualista es el nico dogma fraternocontrato social es una monstruosidadla actitud de los partidos y de sus peridicos

    poder es el enemigopueblo no tiene nada que esperar de ningn partidol electorado poltico o sufragio universals elecciones no son y no pueden ser actualmente ms que un fraude y una expoliacinderecho de primogenitura y las lentejas del pueblo francsque hace nacer a los gobiernos no es lo que los hace vivirsenmascarar la poltica es destruirlanclusiones

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    selme Bellegarrigue

    MANIFIESTO DE LA ANARQUA

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    a anarqua es el orden

    me preocupara el sentido atribuido comnmente a ciertas palabras y dado que un error vulgar ha anarqua el sinnimo de guerra civil, tendra horror del ttulo con que he encabezado

    blicacin, porque tengo horror a la guerra civil.

    mismo tiempo, me honra y me complace no haber formado parte nunca de un grupo de conspira

    de un batalln revolucionario; me honra y me complace porque esto me sirve para establecer, pote, que he sido bastante honesto para no engaar al pueblo, y, por la otra, que he sido bastantea no dejarme engaar por los ambiciosos. He visto pasar, no puedo decir que sin emocin, pnos con la mayor calma, a fanticos y charlatanes, sintiendo piedad por los unos y sumo desprecotros. Y cuando, despus de esas luchas sanguinarias -habiendo constreido mi entusiasmo

    verse sino en el estrecho marco de un silogismo-, he querido hacer cuenta del bienestar que do cada cadver, he encontrado cero en el total; y cero es nada.

    e horroriza la nada; tambin me horroriza la guerra civil.

    r eso, si he escrito ANARQUA en la portada de este diario, no puede ser para adjudicar abra el significado que le han dado -muy equivocadamente, como explicar en breve-las bernamentalistas, sino por el contrario, para restituirle el derecho etimolgico que le concedmocracias.

    anarqua es la negacin de los gobiernos. Los gobiernos, de los que somos pupilos, naturalmenn encontrado nada mejor que hacer que educarnos en el temor y el horror a su destruccin. Pero u vez, los gobiernos son la negacin de los individuos o del pueblo, es racional que ste, desperas verdades esenciales, paulatinamente se sienta ms horrorizado por su propia anulacin que

    sus maestros.

    arqua es una vieja palabra, pero esta palabra expresa para nosotros una idea moderna, o ms bers moderno, porque la idea es hija del inters. La historia ha calificado de anrquico el estapueblo en cuyo seno se encuentran varios gobiernos en competicin; pero una cosa es el estado

    eblo que, queriendo ser gobernado, carece de gobierno precisamente porque tiene demasiados, de un pueblo que, queriendo gobernarse a s mismo, carece de gobierno precisamente porqueere. En efecto, antiguamente la anarqua ha sido la guerra civil, y esto no porque ella expres

    sencia de gobiernos, sino la pluralidad de stos, la competicin, la lucha de clases gubernamentancepto moderno de verdad social absoluta o de democracia pura ha abierto toda una sernocimientos que invierten radicalmente los trminos de la ecuacin tradicional. As, la anarquanfrontada con el trmino monarqua significa guerra civil, desde el punto de vista de la verdad abemocrtica no es nada menos que la expresin verdadera del orden social.

    efecto:

    quien dice anarqua dice negacin del gobierno;

    quien dice negacin del gobierno, dice afirmacin del pueblo;

    quien dice afirmacin del pueblo, dice libertad individual;

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    quien dice libertad individual, dice soberana de cada uno;

    quien dice soberana de cada uno, dice igualdad;

    quien dice igualdad, dice solidaridad o fraternidad;

    quien dice fraternidad, dice orden social.

    Al contrario:

    quien dice gobierno, dice negacin del pueblo;

    quien dice negacin del pueblo, dice afirmacin de la autoridad poltica;

    quien dice afirmacin de la autoridad poltica, dice dependencia individual;

    quien dice dependencia individual, dice supremaca de clase;

    quien dice supremaca de clase, dice desigualdad;

    quien dice desigualdad, dice antagonismo;

    quien dice antagonismo, dice guerra civil;

    por lo tanto, quien dice gobierno dice guerra civil.

    s si lo que acabo de decir es nuevo, excntrico, o espantoso. No lo s ni me preocupo por saque s es que puedo audazmente poner en juego mis argumentos contra toda la

    bernamentalista blanca y roja del pasado, presente y futuro. La verdad es que yo, en este terrenoel de un hombre libre, extrao a la ambicin, tenaz en el trabajo, despreciativo del mando, rebeldmisin-, desafo a todo argumento del funcionarismo, a todos los lgicos de la marginacin y a

    defensores del impuesto -monrquico o republicano-, ya se llame progresivo, proporcritorial, capitalista, sobre la posesin o sobre el consumo.

    la anarqua es el orden, mientras que el gobierno es la guerra civil.

    ando mi inteligencia penetra ms all de los miserables detalles en los que se apoya la dialidiana, encuentro que las guerras intestinas que, en todos los tiempos, han diezmado a la huma

    n ligadas a esta nica causa, exactamente: la destruccin o la conservacin del gobierno.

    el campo poltico, sacrificarse por la conservacin o el advenimiento de un gobierno siempnificado destriparse y degollarse. Mostradme un lugar donde el hombre se asesina en ertamente, os har ver un gobierno a la cabeza de la carnicera. Si buscis explicaros la guerraotra forma que como un gobierno que quiere llegar o un gobierno que no quiere irse, perdis v

    mpo; no encontraris nada.

    razn es simple.

    gobierno es creado. En el mismo instante en que el gobierno es creado tiene sus criaturas,

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    nsecuencia, sus partidarios; y en el mismo momento en que tiene sus partidarios, tiene tambiversarios. Y este solo hecho fecunda el germen de la guerra civil, porque es imposible que el gobestido de todo su poder, obre del mismo modo respecto a sus adversarios que a sus partidariposible que aqullos no se vean favorecidos y que stos no sean perseguidos. Por lo tanto, tambposible que de esta desigualdad no surja pronto o tarde un conflicto entre el partido dvilegiados y el partido de los oprimidos. En otras palabras, una vez que el gobierno se ha constiinevitable el favoritismo que funda el privilegio, que provoca la divisin, que crea el antagone determina la guerra civil.

    r lo tanto, gobierno es guerra civil.

    es suficiente ser, por un lado el partidario y por el otro el adversario del gobierno para determinnflicto entre ciudadanos; si est demostrado que fuera del amor o del odio que se siente pbierno, la guerra civil no tiene ninguna razn de existir, esto quiere decir que para establecer la iciente que los ciudadanos renuncien, por una parte, a ser partidarios, y por otra, a ser adversaribierno.

    ro dejar de atacar o de defender al gobierno para hacer imposible la guerra civil, no es nada m

    e no tenerlo en cuenta, ponerlo entre los desperdicios, suprimirlo a fin de fundar el orden social.

    ora, si suprimir el gobierno es, de un lado, establecer el orden, y del otro, fundar la anaonces, el orden y la anarqua son paralelos.

    tes de seguir adelante, ruego al lector que se prevenga contra la mala impresin que pueda causama personal que he adoptado con la finalidad de facilitar el razonamiento y de precinsamiento. En esta exposicin, YO significa mucho menos el escritor que el lector y el oyente: Yhombre.

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    a razn colectiva tradicional es una ficcin

    esta en estos trminos, la cuestin estriba en tener -por encima del socialismo y del inextricableque lo han sumergido los capitostes de las diversas tendencias-el mrito de la claridad y cisin. Yo soy anrquico, hugonote poltico y social; lo niego todo, no me afirmo sino a m mrque la nica verdad que me es demostrada material y moralmente, con pruebas senmprensibles e inteligibles; la sola verdad verdadera, sorprendente, no arbitraria y no suj

    erpretaciones, soy yo. Yo soy. He aqu un hecho positivo. Todo el resto es abstracto y cae dentro matemtica, en lo desconocido: no tengo que ocuparme de ello.

    sociedad consiste esencialmente en una vasta combinacin de intereses materiales y personalers colectivo o de Estado -en virtud del cual el dogma, la filosofa y la poltica reunidalamado hasta hoy la abnegacin integral o parcial de los individuos y de sus bienes-, es unacin, que en su vestidura teocrtica ha servido de base a la fortuna de todos los cleros, desde Asta el seor Bonaparte. Este inters imaginario slo existe en la legislacin.

    ha sido cierto nunca ni nunca ser cierto, no puede ser cierto que haya sobre la tierra un i

    perior al mo, un inters al cual yo deba el sacrificio, siquiera parcial, de mi inters. Si sobre lao hay hombres y yo soy un hombre, mi inters es igual al de cualquier otro. Yo no puedo deber mque me es debido; no se me puede dar ms que en proporcin a lo que doy. Pero no debo nada ame da nada; entonces, no deba nada a esa razn colectiva (o bien al gobierno) porque el gobierda nada y no podra nunca darme tanto cuanto me toma (de aquello que por otra parte no tien

    os los casos el mejor juez de la oportunidad de un eleccin y quien debe decidir acerca nveniencia de repetirla soy yo; respecto a esto, no tengo consejos, ni lecciones, ni, sobre todo, re recibir de nadie. Es deber de cada cual, y no solamente su derecho, aplicar este razonamientsmo y no olvidarlo. He aqu el fundamento verdadero, intuitivo, incontestable, indestructible del

    ers humano que se debera tener en cuenta: el inters personal, la prerrogativa individual. Sigo que quiero negar absolutamente el inters colectivo? Ciertamente, no. Slo que, al no gusblar en vano, no hablo. Despus de haber puesto las bases del inters personal, obro respecto al iectivo como debo obrar respecto a la sociedad cuando he introducido al individuo. La sociedad

    nsecuencia inevitable de la agregacin de individuos; el inters colectivo es, a igual ttulonsecuencia providencial y fatal de la agregacin de los intereses personales. El inters colectivrealizar plenamente en la medida en que quede intacto el inters personal; porque, si se entienders colectivo el inters de todos, basta que, en la sociedad, sea daado el inters de un solo inda que inmediatamente el inters colectivo ya no sea ms el inters de todos y, en consecuencia

    ado de existir.

    el orden fatal de las cosas, el inters colectivo es una consecuencia natural del inters del indivo es tan cierto que la comunidad no tomar mi campo para trazar una calle o no me ped

    nservacin de mis bosques para mejorar el aire sin indemnizarme. En este caso mi inters es el qpone. Es el derecho individual el que pesa sobre el derecho colectivo. Yo tengo el mismo intercomunidad en tener una calle y en respirar aire sano; sin embargo, cortara mi bosque y guardampo si la comunidad no me indemnizara; pero as como su inters es indemnizarme, el mo es l es el inters colectivo que resulta de la naturaleza de las cosas. Hay otro que es accidental y anoguerra. Esta escapa a tal ley. Esta crea otra ley y lo hace siempre bien. No es preciso ocuparse sque es constante.

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    ro cuando se llama inters colectivo a aqul en virtud del cual cierran mi laboratorio, me impircicio de tal o cual actividad, secuestran mi diario o mi libro, violan mi libertad, me prohbogado o mdico en virtud de mis estudios personales y de mi clientela, me intiman la orden nder esto, de no comprar aquello; cuando, en fin, llaman inters colectivo a aqul que invocapedir que me gane la vida a la luz del sol, del modo que ms me gusta y bajo el control de claro que no lo entiendo o mejor, que lo entiendo demasiado.

    ra salvaguardar el inters colectivo, se condena a un hombre que ha curado a su semejante ilegalun mal hacer el bien ilegalmente-, con el pretexto de que no tiene el ttulo; se impide a un hender la causa de un ciudadano (libre) que le ha dado su confianza; se arresta a un escritor; se a

    un editor; se encarcela a un propagandista; se enva al juzgado de lo criminal a un hombre qzado un grito o que se ha comportado de cierto modo.

    gano yo con estas desgracias? Qu ganis vosotros? Yo corro de las Pirineos al Canal de la MaOcano a los Alpes, y pregunto a cada uno de los treinta y seis millones de franceses que pro

    n obtenido de estas crueldades estpidas ejercitadas en su nombre sobre infelices cuyas famen, cuyos acreedores se inquietan, cuyos asuntos van a la ruina y que, cuando logren sustraerseores de que han sido vctimas, quiz se suiciden por disgusto o se conviertan en criminales por o

    frente a esta cuestin nadie sabe qu he querido decir, cada uno declina su responsabilidad en aqe ha sucedido, la desgracia no ha hecho surgir nada en nadie. Se han derramado lgrimas, los intn sido daados en vano. Pero es a esta monstruosidad salvaje a lo que se llama inters colectivanto a m afirmo que si este inters colectivo no es un torpe error, yo lo llamara la ms vil bonadas.

    ro dejemos est furiosa y sangrienta ficcin y digamos que, dado que el nico modo de llegar a ointers colectivo consiste en salvaguardar los intereses personales, queda demostra

    icientemente probado que lo ms importante, en materia de sociabilidad y economa, es favoe todo, el inters personal. Por lo tanto, tengo razn al decir que la nica verdad social es la vural, es el individuo, soy yo.

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    l dogma individualista es el nico dogmraterno

    quiero ni or hablar de la revelacin, de la tradicin, de las filosofas china, fenicia, egbraica, griega, romana, tedesca o francesa; fuera de mi fe o de mi religin, de las que no debo entas a nadie, no s qu hacer con las divagaciones de los antepasados; yo no tengo antepasados

    la creacin del mundo data del da de mi nacimiento; para m, el fin del mundo debe cumplirseque devuelva a la tierra mi cuerpo y el aliento que constituyen mi individualidad. Yo soy el pmbre, yo ser el ltimo. Mi historia es el resumen de la historia de la humanidad; yo no conozero conocer otra cosa. Cuando sufro qu satisfaccin me proporciona la alegra ajena? Cuando

    u ganan de mis placeres aquellos que sufren? Qu me importa lo que se ha hecho antes de m me afecta aquello que se har despus de m? No tengo que servir de holocausto al respeto neraciones extintas, ni de ejemplo a la posteridad. Yo me encierro en el ciclo de mi existencico problema que tengo que resolver es el de mi bienestar. No tengo ms que una doctrina

    ctrina no tiene sino una frmula, esta frmula no tiene ms que una palabra: GOZAR. Honesto qu

    onoce; impostor quien la niega.la del individualismo crudo, del egosmo innato: no lo niego en absoluto, lo confieso, lo constarifico de ello. Traedme para que lo interrogue a aqul que podra sentirse herido y reprocharme

    usa algn dao mi egosmo? Si decs que no, no tenis nada que objetar, porque soy libre enuello que no puede daaros. Si decs que s, sois unos fulleros, porque mi egosmo no es ms

    mple apropiacin de m por m mismo, un llamado a mi identidad, una protesta contra todpremacas. Si os sents heridos por la realizacin de este acto de toma de posesin, pnservacin que llevo a cabo de mi persona -es decir, de la menos discutible de mis propiedsotros reconocis que os pertenezco o como mnimo que tenis miras sobre m. Sois unos explota

    os estis convirtiendo en tales), unos acaparadores, unos codiciosos de los bienes ajenos,rones.

    hay camino intermedio. Es el egosmo el que es de derecho o lo es el robo; es necesario que ytenezca o es necesario que caiga en posesin de algn otro. Es inadmisible pedir que yo reniegmismo en provecho de todos, porque si todos deben renegar de s como yo, nadie ganar e

    pido juego ms de lo que ya habr perdido y, en consecuencia, quedar igual, es decir, sin providentemente, esto hara absurda la renuncia inicial. Y si la abnegacin de todos no puede benefios, necesariamente beneficiar a algunos en particular. Entonces, estos ltimos sern los due

    o y tambin, probablemente, los que se dolern de mi egosmo. Pues bien, que se fastidien.

    da hombre es un egosta; quien deja de serlo se convierte en un objeto. El que pretende que no nelo, es un ladrn.

    !, s, comprendo. La palabra suena mal: hasta ahora la habis aplicado a aqullos que no se conn sus propios bienes, a aqullos que acaparan los bienes ajenos; pero aquellas personas perteneden humano, vosotros no. Al lamentaros de su rapacidad, sabis qu hacis? Constatar vbecilidad. Hasta ahora habis credo que existen tiranos. Y bien, os habis engaado, no haylavos: all donde nadie obedece, nadie manda.

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    cuchad bien esto: el dogma de la resignacin, de la abnegacin, de la renuncia de s mismo hmpre predicado a los pueblos. Qu result de ello? El papado y la soberana por la gracia de h! el pueblo se ha resignado, se ha anulado, durante mucho tiempo ha renegado de s mismo. Qece? Est bien eso?

    r cierto, el mayor placer que pueda darse a los obispos un poco confundidos, a las asambleas qutitudo al rey, a los ministros que han sustitudo a los prncipes, a los gobernadores civiles qutitudo a los duques -grandes vasallos-, a los subgobernadores que han sustitudo a los baro

    queos vasallos-, y a toda la secuela de funcionarios subalternos que hacen las veces de caballbiluchos del feudalismo; el mayor placer, digo, que pueda darse a toda esta nobleza de las finanzver a entrar cuanto antes en el dogma tradicional de la resignacin, de la abnegacin y del renie

    o mismo. Encontraris todava entre ellos protectores que os aconsejarn el desprecio de las riqucorreris el riesgo de que os despojen de ellas-, encontraris entre ellos devotos que, por estra alma, os predicarn la continencia -reservndose el derecho de consolar a vuestras muestras hijas o vuestras hermanas. No est mal. Gracias a Dios, no carecemos de amigos depuestos a condenarse en nuestro lugar mientras nosotros seguimos el viejo camino de la beatitual ellos se mantienen cortsmente alejados, sin duda para no entorpecernos el camino.

    or qu todos estos continuadores de la antigua hipocresa ya no se sienten tan en equilibrio sobaos creados por sus predecesores? Por qu? Porque la abnegacin se va y el individuaemete; porque el hombre se encuentra lo bastante hermoso como para osar tirar la mscara y mosfin tal cual es.

    abnegacin es la esclavitud, la vileza, la abyeccin; es el rey, es el gobierno, es la tirana, es ela guerra.

    individualismo, al contrario, es la redencin, la grandeza, la hidalgua; es el hombre, es el pueb

    ibertad, es la fraternidad, es el orden.

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    l contrato social es una monstruosidad

    e cada uno en la sociedad se afiance personalmente y slo se confirme a s mismo y la sobividual est fundada, el gobierno ya no tiene razn de ser, toda supremaca queda desvirtua

    mbre es igual al hombre.

    cho esto, qu queda? Queda todo lo que los gobiernos vanamente han tratado de destruir; qu

    se esencial e imperecedera de la nacionalidad; queda la comunidad que todos los poderes perturorganizan para hacerse con ella; queda la municipalidad, organizacin fundamental, exismordial que resiste a todas las desorganizaciones y a todas las destrucciones. La comunidad tieministracin, sus jurados, sus rganos judiciales; y si no los tiene los improvisar. Por lo ando Francia municipalmente organizada por s misma, tambin est democrticamente organizar s. No hay, en cuanto al organismo interno, nada que hacer, todo est hecho; el individuo es lberano en la nacin.

    ora debe la nacin o la comunidad tener un rgano sinttico y central para solventar ciertos intmunes, materiales y concretos, y para servir de interlocutor entre la comunidad y el exterior? E

    problema para nadie; y no veo que haya que inquietarse demasiado por aquello que todos admo racional y necesario. Lo que est en cuestin es el gobierno; pero un mecanismo funcionancillera, debidos a la iniciativa de las comunidades autorreguladas, pueden constituir, si es necea comisin administrativa, no un gobierno.

    aben qu es lo que hace que un alcalde sea agresivo en una comunidad? La existencia del goberil. Si se suprime a ste, y aqul se apoya nicamente sobre los individuos que lo han nombraertad de cada uno est garantizada.

    a institucin que depende de la comunidad no es un gobierno; un gobierno es una institucin a lcomunidad obedece. No se puede llamar gobierno aquello sobre lo cual pesa la influencia indivllama gobierno a aquellos que aplasta a los individuos bajo el peso de su influencia.

    una palabra, lo que est en cuestin no es el acto civil -del cual expondr prximamente la natul carcter-, sino el contrato social.

    hay, no puede haber, un contrato social, en primer trmino porque la sociedad no es un artificio,cho cientfico, ni una combinacin de la mecnica; la sociedad es un hecho providencestructible. Los hombres, como todos los animales de costumbres sociales, viven en socieda

    uraleza. El estado natural del hombre es en s el estado de sociedad; por lo tanto, es absurdo, cinfame, querer constituir con un contrato lo que est constituido de por s y a ttulo fatal. En sear, porque mi modo de ser social, mis actividades, mi fe, mis sentimientos, mis afectos, mis gs intereses, mis hbitos, cambian cada ao, o cada mes, o cada da, o a veces varias veces al dacomplace comprometerme frente a nadie, ni de palabra, ni por escrito, a no cambiar de actividconviccin, ni de sentimiento, ni de afecto, ni de inters, ni de hbito; y declaro que si yo h

    mado un compromiso semejante no habra sido ms que para romperlo. Y afirmo que si me lo hucho tomar por la fuerza, habra sido la ms brbara y al mismo tiempo la ms odiosa de las tiran

    pesar de ello, la vida social de todos nosotros ha comenzado por contrato. Rousseau inventestin, y desde hace sesenta aos el genio de Rousseau se arrastra en nuestra legislacin. Es en

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    un contrato, redactado por nuestros padres y renovado ltimamente por los grandes ciudadanosnstituyente, que el gobierno nos prohbe ver, or, hablar, escribir o hacer nada fuera de aquello qmite. Tales son las prerrogativas populares cuya alienacin da lugar a la constitucin del gobiernque me atae, yo pongo en discusin a ste y por otra parte dejo a los otros la facultad de servirgarlo, de amarlo y finalmente de morir por l. Pero aun cuando el pueblo francs en pleno consser gobernado en materia de educacin, culto, finanzas, industria, arte, trabajo, afectos, gustos, hvimientos y hasta en su alimentacin, yo declaro con todo derecho que su voluntaria esclavit

    da empea mi responsabilidad, as como su estupidez no compromete mi inteligencia. Y sin emhecho, su servidumbre se extiende sobre m sin que me sea posible sustraerme a ella. No hay duo, es notorio que la sumisin de seis, siete u ocho millones de individuos a uno o ms homporta mi propia sumisin a ste o a estos mismos hombres. Yo desafo a cualquiera a enconte acto otra cosa que una insidia, y afirmo que en ningn perodo la barbarie de un pueblo ha ejerbre la tierra un bandolerismo mejor caracterizado. En efecto, ver una coalicin moral de ocho misiervos contra un hombre libre es un espectculo de bellaquera, contra cuya barbarie no se pocar a la civilizacin sin ridiculizarla o convertirla en odiosa a los ojos del mundo.

    ro yo no puedo creer que todos mis compatriotas sientan deliberadamente la necesidad de serve yo siento todos deberan sentirlo; lo que yo pienso, todos deberan pensarlo; porque yo no soy

    menos que un hombre; yo estoy en las mismas condiciones simples y laboriosas de cuabajador. Me sorprende y asusta encontrar a cada paso que doy en el camino, a cada pensamientojo en mi mente, a cada empresa que quiero comenzar, a cada moneda que tengo necesidad de a ley o reglamento que me dice: no pasar de aqu; no pensar esto; no emprender aquello; aqu se dtad de esa moneda. Frente a los mltiples obstculos que se levantan por todas partes, mi emidado se hunde en el embrutecimiento: no s hacia dnde volverme; no s qu hacer; no s e

    nvertirme.

    uin ha agregado al flagelo de los desastres atmosfricos, a la polucin del aire, a la insalubrid

    ma, al rayo que la ciencia ha sabido domar, esta potencia oculta y salvaje, este genio malvadera a la humanidad desde la cuna para que sea devorada por la misma humanidad? Quinsmos hombres que, no teniendo bastante con la hostilidad de los elementos, adems se han dadombres por enemigos.

    s masas, todava demasiado dciles, son inocentes de todas las brutalidades que se cometen mbre y en su perjuicio. Son inocentes, pero no ignorantes; creo que, como yo, las sienten y se indo que, como yo, se apuraran a suprimirlas; slo que, no distinguiendo bien las causa, no sabenuar. Yo estoy intentando esclarecerlas sobre uno u otro punto.

    mencemos por sealar a los culpables.

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    De la actitud de los partidos y de sus peridicos

    soberana popular no tiene rganos en la prensa francesa. Diarios burgueses o nobles, sacerdoublicanos, socialistas: Servidumbre! Domesticidad pura; lustran, friegan, desempolvan los arren caballo poltico a la espera de un torneo del cual el poder es el premio -del cual, en consecuservidumbre, la servidumbre del pueblo, son el premio-.

    ceptuada La Presse que, a veces, cuando sus redactores olvidan su orgullo para permanecer ae encontrar alguna elevacin de sentimientos; exceptuada La Voix du Peuple que, de tanto en e de la vieja rutina para arrojar alguna luz sobre los intereses generales, no puedo leer un ncs sin sentir por quien lo ha escrito una gran piedad o un profundo desprecio.

    r una parte, veo venir al periodismo gubernativo, al periodismo poderoso gracias al oro del impuhierro del ejrcito, aqul que tiene la cabeza ceida por la investidura de la autoridad suprema ne en sus manos el cetro que esta investidura consagra. Lo veo venir con la llama en el ojo, la eslos labios, los puos cerrados como un rey del foro, como un hroe del boxeo, que acusa a su g

    n una perversidad brutal a un adversario desarmado contra el cual lo puede todo y del cual no

    da, absolutamente nada que temer; tratndolo de ladrn, de asesino, de incendiario. Lo cerca coa bestia feroz, negndole la comida, arrojndolo en las prisiones sin decirle por qu y aplaudir lo que hace, alabndose de la gloria que obtiene, como si luchando contra gente desariesgase algo y corriese algn peligro.

    a cobarda me rebela.

    r la otra parte, se presenta el periodismo de la oposicin, esclavo grotesco y mal educado; que gampo en quejarse, en lloriquear y en pedir gracia; que a cada escupida que recibe, a cada bofetad

    propinan, dice: vosotros os comportis mal conmigo, no sois justos, no he hecho nada para ofenreplica estpidamente a las acusaciones que le dirigen como si se tratara de cosas legtimas. No srn, no soy un asesino, tampoco soy un incendiario; venero la religin, amo la familia, resp

    opiedad; sois ms bien vosotros quienes despreciis todas estas cosas. Yo soy mejor que vosoembargo me oprims. No sois justos.

    a bajeza me indigna!

    ntra polemistas semejantes a stos que encuentro en la oposicin, comprendo la brutalidad del pcomprendo porque, despus de todo, cuando el dbil es abyecto, se puede olvidar su debilidad p

    ordar sino su abyeccin. Esta es una cosa irritante, algo que se tira y se tritura bajo el pie comasta a un gusano de tierra. Y la abyeccin es algo que no comprendo en un grupo de hombres qman democrticos y que hablan en nombre del pueblo, principio de toda grandeza y de toda digni

    uel que habla en nombre del pueblo, habla en nombre del derecho; ahora, yo no comprendo echo se irrite, no comprende que se digne discutir con la injusticia y menos an puedo comprend

    scienda hasta el lamento y la splica. Se sufre la opresin, pero no se discute con ella cuando se e muera; porque discutir es transigir.

    poder es instituido; vosotros os habis puesto (todo el pas se ha puesto, gracias a vuestro adonsejos e iniciativas) a disposicin de algunos hombres. Estos hombres usan de la fuerza que les h

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    do; la usan contra vosotros Y vosotros os compadecis? Qu pensbais? Que se serviran dntra s mismos? No pudisteis pensar esto; por tanto, de qu os quejis? El poder debe necesariarcitarse en provecho de aquellos que lo tienen y en perjuicio de los que carecen de l; no es pnerlo en movimiento sin daar a una parte y favorecer a la otra.

    u harais vosotros si fueseis investidos de l? O no lo usarais para nada (lo cual equivaldra pmplemente a renunciar a la investidura), o lo usarais en vuestro beneficio y en detrimento de aqe lo tienen ahora y que no lo tendran ms. Entonces cesarais de lamentaros, de lloriquear y demencia para asumir el rol de aqullos que os insultan y para pasarles a ellos el vuestro. Pero, qporta a m que la cosa se d vuelta? A m, que nunca tengo el poder y que sin embargo lo hago;e pago dinero al opresor, cualquiera que sea y de dondequiera que venga; que, de alguna manermpre el oprimido. Qu me importa a m este columpio que alternativamente abate y exalta la coa abyeccin? Qu tengo que decir del gobierno y de la oposicin, sino que sta es una tiranmacin y aqul una tirana de hecho? Por qu despreciar ms a este campen que al otro, cbos no se ocupan sino de edificar sus placeres y sus fortunas sobre mis dolores y mi ruina?

  • 7/25/2019 Manifiesto de La Anarquia - Anselme Bellegarrigue

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    l poder es el enemigo

    hay peridico en Francia que no sostenga a un partido, no hay partido que no aspire al poder, nder que no sea enemigo del pueblo.

    hay peridico que no sostenga a un partido, porque no hay peridico que se eleve a aquel ninidad popular donde impera el tranquilo y supremo desprecio de la soberana. El pueblo es imp

    mo el derecho, altivo como la fuerza, noble como la libertad; los partidos son turbulentos coor, iracundos como la impotencia, viles como el servilismo.

    hay partido que no aspire al poder, porque un partido es esencialmente poltico y se formnsecuencia, de la esencia misma del poder, origen de toda poltica. Ya que si un partido cesara dtico, cesara de ser un partido y entrara de nuevo en el pueblo, es decir, en el orden de los intela produccin, de la actividad industrial y de los intercambios.

    hay poder que no sea enemigo del pueblo, porque cualesquiera que sean las condiciones en las pone, cualquiera que sea el hombre que est investido de l, de cualquier modo como se lo llam

    der es siempre el poder, es decir, el signo irrefutable de la abdicacin de la soberana del pueblnsagracin de un dominio supremo. La Fontainelo ha dicho antes que yo: el patrn es el enemigo.

    poder es el enemigo en el orden social y en el orden poltico. En el orden social:

    rque la industria agrcola, sustento de todas las industrias nacionales, es aplastada por los impun que la grava el poder y devorada por la usura (desembocadura fatal del monopolio financiero)rcicio es garantizado por el poder a sus discpulos o agentes.

    rque el trabajo, es decir la inteligencia, es expropiado por el poder, ayudado de sus bayonetovecho del capital (elemento tosco y estpido en s), que sera lgicamente la palanca de la induspoder no impidiera la asociacin directa entre capital y trabajo. Y que de palanca se convieetro debido al poder que lo separa de ste, poder que no paga sino la mitad de lo que debe yando no paga en absoluto, tiene -por su uso de las leyes y los tribunales-, alguna institucin guberpuesta a aplazar por muchos aos la satisfaccin del apetito del trabajador perjudicado.

    rque el comercio est amordazado por el monopolio de los bancos -del cual el poder tiene la lrechamente atado por el nudo corredizo de una reglamentacin entorpecedora -producto tambider-. Y este comercio debe enriquecerse indirectamente, en forma fraudulenta, sobre la cabe

    jeres y nios, mientras le est prohibido arruinarse bajo pena de infamia (contradiccin sta quecertificado de idiotismo si no fuera porque existe en el pueblo ms espiritual de la tierra).

    rque la enseanza est cincelada, recortada y reducida a las restringidas dimensiones del mnfeccionado por el poder, de tal forma que toda inteligencia que no lleva su marca es como stiese.

    rque quien no va al templo, ni a la iglesia, ni a la sinagoga, debido a la interferencia del poder pmplo, la iglesia y la sinagoga.

    rque -para decirlo todo en pocas palabras-, es criminal quien no oye, ve, habla, escribe, pien

  • 7/25/2019 Manifiesto de La Anarquia - Anselme Bellegarrigue

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    a tal como el poder le impone or, ver, hablar, escribir, pensar, actuar.

    el orden poltico:

    rque los partidos slo existen y desangran al pas con y por el poder.

    es el jacobinismo lo que temen los legitimistas, los orleanistas, los bonapartistas, los moderadpoder de los jacobinos.

    es al legitimismo a quien combaten los jacobinos, los orleanistas, los bonapartistas, los modeel poder de los legitimistas.

    imismo, todos aquellos partidos a los que veis moverse sobre la superficie del pas como flpuma sobre un lquido en ebullicin, no se han declarado la guerra a causa de sus disidctrinales, sino justamente a causa de su comn aspiracin al poder. Si cada uno de estos papiera con certeza que sobre l no caer el peso del poder de alguno de sus enemigos, el antagoara instantneamente, como ces el 24 de febrero de 1848, en la poca en que el pueblo, hab

    struido el poder, desbord a los partidos.

    ello se deduce que un partido, sea cual sea, slo existe y es temido porque aspira al poder. Y si ece del poder no constituye un peligro, en consecuencia es verdad que cualquiera que tenga el automticamente peligroso; de donde queda abundantemente demostrado que no existe otro enblico que el poder.

    r lo tanto, social y polticamente hablando, el poder es el enemigo. Y, como ms adelante demoe todos los partidos aspiran al poder, resulta que cada partido es premeditadamente un enemigeblo.

    pueblo no hace ms que perder su tiempo y prolongar sus sufrimientos haciendo suyas las luchbiernos y partidos

    as como se explica la ausencia de todas las virtudes populares en el seno de los gobiernos y tidos; es as como, en estos grupos nutridos de pequeos odios, de miserables rencores, de mezqbiciones, el ataque ha cado en la bellaquera y la defensa en abyeccin.

    necesario matar al periodismo corrompido. Es necesario destituir a estos amos sin nobleza que edo de convertirse en siervos y expulsar a estos siervos sin audacia que esperan llegar a ser amo

    ra comprender la urgencia de desembarazarse del periodismo, el pueblo debe ver claramentsas:

    primer trmino, que al intervenir en las luchas entre gobiernos y entre partidos, dirigienividad hacia la poltica en vez de aplicarse a sus intereses materiales, lo nico que consigcuidar sus asuntos y prolongar sus sufrimientos.

    segundo lugar, que no tiene nada que esperar de ningn gobierno ni de ningn partido.

    efecto -tal como luego demostrar de modo ms preciso-, se puede afirmar que un partido, despesta apariencia y de ese prestigio patriticos de los cuales se circunda para enredar a los tontos,

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    o un hatajo de ambiciones a la caza de cargos.

    o es tan cierto que a los monrquicos slo les ha parecido soportable la Repblica a partmento en que ellos ocuparon las funciones pblicas y estoy segursimo que no pedirn jamtablecimiento de la Monarqua si se les deja ocupar en paz todos los cargos de dicha Repblicatan cierto que los republicanos nicamente han encontrado soportable la Monarqua a partmento en que, bajo el nombre de Repblica, ellos la gestionaron y administraron. En fin, es tan

    e el partido burgus ha hecho la guerra a los nobles desde 1815 a 1830 porque los burguesentenidos a distancia de los cargos importantes; que los nobles y republicanos han hecho la guerrargueses desde 1830 hasta 1848 porque a unos y a otros les estaba vedado el acceso a esos mgos y que, despus del advenimiento al poder de los monrquicos, el mayor reproche que lemulado los republicanos es el haber destituido funcionarios de esta escuela, reconociendo as, dnera conmovedora, que para ellos la Repblica es una cuestin marginal.

    r la misma razn por la cual un partido se mueve para apropiarse de los cargos o del podbierno, que est provisto de stos, se activa para conservarlos. Pero un gobierno se encucundado de un aparato de fuerzas que le permite acosar, perseguir, oprimir a aqullos que quspojarlo. Y el pueblo, que de rebote sufre las medidas opresivas provocadas por la agitacin d

    biciosos -y cuya alma generosa se abre a las tribulaciones de los oprimidos-, suspende sus asrca un alto en el camino progresivo que recorren se informa de lo que se dice, de lo que se haienta, se irrita y finalmente presta su fuerza para contribuir a la cada del opresor.

    ro el pueblo, al no haber peleado por sus propios intereses, ha vencido sin provecho -amn que, plicar ms adelante, el pueblo no tiene necesidad de combatir para triunfar-. Puesto al servicio biciosos, su brazo ha empujado al poder a una nueva pandilla en lugar de la anterior. Poco despu

    nvertirse a su vez los antiguos opresores en oprimidos, el pueblo -que, como antes, vuelve a recntragolpe de las medidas provocadas por la agitacin del partido vencido, y cuya gran alma,

    mpre, se abre a las tribulaciones de las vctimas-, suspende de nuevo sus asuntos y termina por pfuerza a los ambiciosos una vez ms.

    definitiva, en este juego brutal y cruel, el pueblo no hace ms que perder su tiempo y agravuacin; se empobrece y sufre. No avanza un solo paso.

    mitir sin repugnancia que las fracciones populares (que son todo sentimiento y pasin) difcilcontienen cuando el aguijn de la tirana las hiere demasiado intensamente; pero est demostradarse arrastrar por la codiciosa impaciencia de los partidos slo empeora las cosas. Est pro

    ems, que el mal del cual tiene que lamentarse el pueblo le es causado por lo grupos que, slo

    cho de no obrar como l, obran contra l. Los partidos deben cesar en su inquinidad en nombre smo pueblo al que oprimen, empobrecen, embrutecen y habitan a no hacer otra cosa m

    mentarse. No hay que contar con los partidos. El pueblo no debe contar ms que consigo mismo.

    n retroceder demasiado en nuestra historia, tomando solamente las pginas de los dos ltimosnscurridos, es fcil ver que la turbulencia de los partidos ha sido la primera causa de todas laresivas que se han sancionado. Sera largo y fastidioso hacer aqu la lista, pero para respe

    actitud de los hechos histricos debo decir que, desde 1848, slo puede citarse una medida tie no se apoy sobre provocaciones de partido, sino que fue debida a la sola voluntad del pod

    uella cuya ejecucin M. Ledru-Rollin impuso a sus prefectos.

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    sde esa poca las prerrogativas populares han ido desapareciendo una a una, debido al abuso qas hizo la impaciencia de los ambiciosos, expresada a travs de maniobras agitativas. No pudiender discriminar, la ley infringe a la totalidad golpes que slo deberan sufrir los provocadoreblo es oprimido y la culpa no es sino de los partidos.

    por lo menos los partidos no sintieran que el pueblo los respalda; si ste, ocupado en sus intteriales, de sus actividades industriales, de su comercio, de sus negocios, ahogara con su indifenclusive con su desprecio esa baja estrategia que se llama poltica; si tomara, con respecto tacin psicolgica, la actitud que tom el 13 de Junio frente a la agitacin material, los parlados de improviso, cesaran de agitarse; se extinguiran inmediatamente, se disolveran poco ael seno del pueblo y, en fin, desapareceran. Y el gobierno -que no existe sino por la oposicin, qalimenta sino de los problemas que los partidos suscitan, que no tiene razn de ser ms que ptidos, que, en una palabra, desde hace cincuenta aos no hace ms que defenderse y que, si endiera ms, cesara de existir-el gobierno, digo, se pudrira como un cuerpo muerto; se diso

    r s mismo y la libertad estara fundada.

  • 7/25/2019 Manifiesto de La Anarquia - Anselme Bellegarrigue

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    l pueblo no tiene nada que esperar de ningartido

    ro la desaparicin del gobierno, el aniquilamiento de la institucin gubernativa, el triunfo ertad de la cual todos los partidos hablan, en verdad no satisfara el inters de stos. Ya he proundantemente que todo partido, por su propia naturaleza, es esencialmente gubernativo (caracte

    a que se procura ocultar al pueblo con el mayor cuidado). En efecto, en su cotidiano polemizar sender que el gobierno obra mal, que su poltica es mala, pero que podra obrar mejor, que su podra ser mejor. Al fin de cuentas, cada periodista transluce en sus artculos este pensamiento: uviera all, ya verais cmo se gobierna!

    bien! Veamos si verdaderamente hay un modo ecunime de gobernar; veamos si es posible crebierno dirigente y de iniciativa propia, un poder, una autoridad, sobre las bases democrticapeto al individuo.

    e interesa examinar a fondo esta cuestin, porque hace poco he dicho que el pueblo no tiene naderar de ningn gobierno ni de ningn partido y por lo tanto me apresuro a demostrarlo.

    nos aqu en 1852; el poder que esperis obtener, vosotros montaeses, socialistas, moderados -mismo-, lo tenis. Me complace ver que la mayora est orientada hacia las izquierdas.nvenidos! Por favor, queris explicarme cmo concebs vosotros lo que se ha de hacer?

    seo ignorar vuestras divisiones internas; me abstengo de ver entre vosotros a Girardin, Prouuis Blanc, Pierre Leroux, Considerant, Cabet, Raspail o sus discpulos; supongo que reinasotros una perfecta unin (si supongo lo imposible, es porque quiero, ante todo, simplifi

    onamiento).

    modo que aqu os tenemos, todos de acuerdo. Qu haris?

    beracin de todos los prisioneros polticos; amnista general. Bien. Sin duda no haris una excen los prncipesAs demostraris temer la fuerza de sus partidarios -y este temor traicionaecto vuestro, el de reconocer que bien se los podra preferir en lugar vuestro, reconocimientplicara vuestra incertidumbre acerca del hecho de cumplir con el bien general-.

    s injusticias, una vez reparadas en el orden poltico, siguen deteriorando la economa y la vida so

    sotros no presentaris bancarrota, por supuesto. El honor nacional, que entendis a la manerlier, 45 centsimos, os impondr respetar la Bolsa en detrimento de 35 millones de contribuyene el dbito creado por las monarquas tiene un carcter demasiado noble como para que el pncs no deba desangrarse 450 millones anuales en provecho de un puado de especuladores. to, comenzaris por salvar el dbito: pobres, pero honrados. Estas dos calificaciones no concuparticular con los tiempos que corren; pero, en fin, vosotros actuis todava como en los

    mpos y que el pueblo, endeudado como antes, piense lo que quiera.

    ro, ahora que lo pienso, vosotros debis ante todo privilegiar a los pobres, a los trabajadores,oletarios; llegis con una ley de contribucin sobre los ricos.

  • 7/25/2019 Manifiesto de La Anarquia - Anselme Bellegarrigue

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    roclamis la libertad ilimitada de prensa? Esto os est prohibido. Si cambiis la base dpuestos, si tocis la fortuna pblica, os expondris a una discusin de la cual no saldris bien parsonalmente, me siento dispuesto a probar con toda claridad vuestra impericia acerca de este punmo la necesidad que la necesidad de vuestra conservacin os obligar imperiosamente a halar (con lo cual haris muy bien).

    r lo tanto, a causa de las finanzas, la prensa no ser libre. Ningn gobierno que se inmiscuya cndes intereses puede proclamar la libertad de prensa; eso le est expresamente prohibidomesas no os faltarn; pero prometer no es cumplir y si no preguntad al seor Bonaparte.

    identemente, vosotros conservaris el ministerio de educacin y el monopolio universitario; sligiris la enseanza exclusivamente en el sentido filosfico, declarando una guerra feroz al clejesuitas -lo cual me convertir en jesuita contra vosotros, como me hago filsofo contra el

    ontalembert, en nombre de mi libertad, que consiste en ser lo que me place sin que vosotros uitas tengis nada que ver en ello.

    el culto? Aboliris el ministerio de culto? Lo dudo. Me imagino que, en el inters dbernmanos, crearis ministerios ms que suprimirlos. Habr un ministerio de culto como hoy

    gar el cura, el ministro y el rabino, a pesar de que no voy a misa, ni a la prdica ni a la cena.

    nservaris el ministerio de comercio, el de agricultura, el de obras pblicas. Y sobre todo erior, porque tendris prefectos, subprefectos, una polica del Estado, etc. Y mientras conservigs todos estos ministerios -que constituyen precisamente la tirana de hoy-, continuaris dicava que la prensa, la instruccin, el culto, el comercio, las obras pblicas, la agricultura son u haris entonces que no hagis hoy? Yo os lo dir: en vez de atacar, os defenderis.

    veo para vosotros ms recurso que cambiar todo el personal de las administraciones y de las ofobrar con respecto a los reaccionarios como los reaccionarios obran respecto a vosotros. Peroo se llama gobernar? Este sistema de represalias, no constituye el gobierno? Si debo juzgar por cede desde hace casi sesenta aos, me doy clara cuenta de lo nico que haris convirtindobernantesAfirmo que gobernar no es otra cosa que luchar, vengarse, castigar. Ahora, si vosotrdis cuenta que es sobre nuestras espaldas que sois azotados y que azotis a vuestros advers

    sotros, por nuestra parte, no sabemos disimularlo, y creemos que el espectculo debe llegar a su

    ra resumir toda la impotencia de un gobierno, cualquiera que sea, en cuanto a lograr el bien p que ningn bien puede surgir sin reformas. Pero cada reforma constituye necesariamente una libda libertad, una fuerza adquirida por el pueblo y, a su vez, un atentado a la integridad del pode

    o se sigue que el camino de las reformas -que para el pueblo es el de la libertad-para el podalmente el de la decadencia. Por lo tanto, si vosotros decs que queris el poder para hacer refomitid al mismo tiempo que queris alcanzarlo con la finalidad premeditada de abdicar de l Y soy tan estpido de creeros tan poco ingeniosos advierto que sera contrario a todas las leyes nat

    sociales -y principalmente la de la propia conservacin, que ningn ser puede dejar de ladmbres investidos de la fuerza pblica se despojaran por su propia voluntad de la investidura echo principesco que les permite vivir en el lujo sin producirlo. Id a contar vuestras patraas te!

    estro gobierno no puede tener ms que un objetivo: vengarse del anterior; exactamente como el qa no podr tener sino una finalidad: vengarse de vosotros. La industria, la produccin, el comerc

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    untos del pueblo, los intereses de la multitud no pueden florecer en medio de estas luchas. Yo proe se os deje solos para que os rompis bien la cara, de modo que nosotros podamos dedicaestros asuntos.

    la prensa francesa quiere ser digna del pueblo al cual se dirige, debe cesar de hacer sofismas enos asuntos deplorables de la poltica. Dejad que sean los retricos quienes fabriquen a su gustoe los intereses y las costumbres desbordarn. Por favor, no interrumpis con vuestros cacareos inibre desarrollo de los intereses y la manifestacin de las costumbres.

    poltica no ha enseado nunca a nadie el medio de ganarse honradamente su pan; sus preceptos nvido ms que para estimular la poltronera y dar coraje al vicio. Por lo tanto, no nos hablis mtica. Llenad vuestras columnas con estudios econmicos y comerciales; decidnos qu se ha invtil; qu se ha descubierto en cualquier pas que sea material o moralmente provechoso pecentamiento de la produccin y el aumento del bienestar; tenednos al corriente de los progresosustria, de modo que encontremos, a travs de estas informaciones, el modo de ganarnos la vidirla en un ambiente confortable. Todo esto nos importa mucho ms que vuestras estertaciones acerca del equilibrio de los poderes y sobre la violacin de una Constitucin blando francamente-ni an virgen me parece muy digna de mi respeto.

  • 7/25/2019 Manifiesto de La Anarquia - Anselme Bellegarrigue

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    Del electorado poltico o sufragio universal

    que acabo de decir me lleva naturalmente al examen de las causas que originan todos estos vas causas, para m, deben buscarse en las elecciones.

    sde hace dos aos y por srdidas razones de las que -quiero creer-los partidos no se dan cuenntiene al pueblo en la conviccin de que no llegar a la soberana y al bienestar sino con la ayud

    ervencin de representantes regularmente elegidos.voto -tesis municipal aparte-puede conducir al pueblo a la libertad, a la soberana, al bienestar,

    mo la entrega de todo lo que posee puede conducir a un hombre a la fortuna. Quiero decir con estejercicio del sufragio universal, lejos de garantizarla, no es sino la cesin pura y simple

    berana.

    s elecciones, de las cuales los sofistas de la ltima revolucin han hablado tanto y tan seriamencciones, si se las antepone a la libertad, son como el fruto antes que la flor; como la consecues que el principio; como el derecho antes que el hecho: la ms solemne estupidez que se haya p

    aginar en cualquier tiempo y pas. Aquellos que se han permitido, aquellos que han tenido la aullamar al pueblo a votar antes de permitirle consolidarse en su libertad, no slo han ab

    oseramente de la inexperiencia de ste y de la docilidad temerosa de una larga dependencia ha imsu carcter; sino tambin, dndole rdenes y declarndose, por este solo hecho, superiores a

    sconocido las reglas elementales de la lgica -ignorancia que deba conducirlos a caer vctimasernal artilugio, impelindolos a errar tristemente en el exilio empujados por el resultado del suversal.

    hecho extrao -y sobre el cual debo reclamar la atencin del lector, sobre todo en inters

    mostracin que seguir- es que el sufragio universal se ha volcado en ventaja de sus eneclarados, esto es, en provecho de los servidores las monarquas. El pueblo ha dado las grauellos que lo haban esclavizado; les ha otorgado, con su voto el derecho a darle caza con uelo, al acecho o persiguindole, al tiro libre o con trampa, con la ley por arma y con sus semer perros de presa.

    eo que me est permitido no aceptar sin examen esta pretendida panacea de la democracia a llama electorado o sufragio universal, cuando observo que sta destruye a aquellos que le hanstencia y que vuelve omnipotente a los que la han torturado desde su nacimiento. Asimismo, de la combato como se combate a una cosa malfica, a una monstruosidad sin proporciones.

    lector ya habr comprendido que aqu no se trata de contestar un derecho popular, sino de correor fatal. El pueblo tiene todos los derechos imaginables. Yo me atribuyo por mi parte todoechos, inclusive el de quemarme el cerebro o el de tirarme al ro. Sin embargo -aparte que el de

    mi destruccin, al salirse de la ley natural, deja de llamarse un derecho para convertirse eomala del derecho, en una forma de desesperacin-, ni an esta exaltacin ab norma (que llmbin un derecho a fin de facilitar el razonamiento) en caso alguno podra darme la facultad de rir a mis semejantes la suerte que me toca sufrir personalmente. Es as tambin en cuanto al derar? No. En este caso, el votante arrastra en su mismo suerte tambin al que se abstiene.

    me obstino en creer que los electores no saben que se suicidan civil y socialmente yendo a vot

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    jo prejuicio los enajena de s mismos y el hbito que tienen de aceptar el gobierno les impide e les conviene mirar por s mismos. Pero suponiendo, por el mtodo del absurdo, que los electoreandonan sus asuntos, que descuidan sus intereses ms urgentes para ir a votar, sean conscientes ddad -vale decir, que con el voto se despojan de su libertad, de su soberana, de su fortuna, en favelegidos que, en adelante, dispondrn de las mismas; suponiendo que aceptan esto y consientan

    o locamente en ponerse a disposicin de sus mandatarios, no veo por qu su alienacinmportar la de sus semejantes. No veo, por ejemplo, cmo ni por qu los tres millones de francesvotan jams son objeto de la opresin legal o arbitraria que hace pesar sobre el pas un gob

    nstitudo por los siete millones de electores votantes. No veo, en una palabra, por qu debe sue un gobierno que yo no he hecho, ni he querido hacer, ni consentira jams en hacer, venga a peediencia y dinero, bajo el pretexto de que est autorizado por sus artfices. Hay aqu, evidentemegao sobre el objeto, acerca del cual es importante explicarse, y es lo que estoy por hacermero har la reflexin siguiente, que me sugiri el advenimiento electoral del 28 del corriente m

    ando se me ocurri publicar este diario, no eleg el da adecuado, ni pens en las elecciones qparaban; por otra parte mis ideas son demasiado elevadas para que puedan nunca adecuarsecunstancias y las eventualidades. Adems, suponiendo daoso para algn partido el efecto sente exposicin -suposicin bien gratuita por cierto-, una voz de ms o de menos a derech

    uierda no cambiar la situacin parlamentaria. Y, despus de todo, que no se alarmen si bajo el mis argumentos el sistema parlamentario se derrumba entero. Dado que es precisamente dicho s

    que combato, esto me impedir al menos ir ms lejos.

    r otra parte, mucho ms importante que saber si estoy inquietando a los fanticos del sufragio unilos que lo aprovechan, es asegurarme de que mis doctrinas se apoyan en la razn universal; y,

    e se refiere a este ltimo punto, estoy absolutamente tranquilo. Oso decir que, si no tuviera la gasoluta de la oscuridad de mi nombre contra el ataque de los que se nutren del electorado, en la smis deducciones encontrara todava un refugio donde la prudencia les impedira venirme a busc

    s partidos acogern este diario con desprecio; segn mi opinin, es la cosa ms sabia que pcer. Se veran obligados a tenerle demasiado respeto si no lo desdearan. Este diario no es el diahombre, es el diario del HOMBRE o no es nada.

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    as elecciones no son y no pueden sctualmente ms que un fraude y una expoliaci

    cho esto, afrontar la situacin sin preocuparme de los sentimientos de miedo o de los sueperanza que podrn empujar de vez en cuando a mi favor o en mi contra a los evocadoresnarqua y los profetas de la dictadura. Usando de la inalienable facultad que me dan mi ttu

    dadano y de mi inters de hombre, y razonando sin pasin as como sin debilidad; austero comecho, calmo como mis pensamientos, dir:

    da individuo que, en el presente estado de las cosas, pone en la urna electoral una papeleta pccin de un poder legislativo o de un poder ejecutivo es -si no voluntariamente, al menoconocimiento, si no directamente, al menos indirectamente-, un mal ciudadano. Ratifico lo dictarle ni una slaba.

    presentar la cuestin de este modo, me desembarazo de una sola vez de los monrquicosiguen la realizacin del monopolio electoral, y de los gubernamentalistas republicanos, que hacformacin de los poderes polticos un producto del derecho comn; en realidad caigo, no lamiento -que, por otra parte, me preocupara poco-, sino en medio del vasto ncleo democrticoun tercio de los electores inscritos-que protesta, con una abstencin continua, contra la indi

    serable suerte que le hacen sufrir, desde hace ms de dos aos, la hedionda ambicin, y la no mdionda rapia de los partidos y de los vividores.

    bre 353.000 electores inscritos en el departamento del Sena, solamente 260.000 han tomado partacin del 10 de marzo pasado, a pesar de que el nmero de las abstenciones esta vez ha sido mvado que en las elecciones precedentes. Y siendo Pars un centro poltico ms activo que los de

    nteniendo, en consecuencia, menos indiferentes que la provincia, es exacto decir que los poticos se forman sin la participacin de ms de un tercio de los ciudadanos del pas. Es a ese te

    e me dirijo. Porque all, se convendr en ello, no existen el miedo que vota bajo el pretexnservar, ni la ignorancia servil que vota por votar; all existe la serenidad filosfica que fundamea conciencia apacible el trabajo til, la produccin no interrumpida, el mrito oscuro, el desto.

    s partidos han calificado de malos ciudadanos a estos sabios y serios filsofos de los intteriales, que se mezclan a las saturnales de la intriga. Los partidos tienen horror a la indife

    tica, metal sin poros que ninguna dominacin puede corroer. Es tiempo de prestar atencin aionarios de la abstencin, porque es entre ellos que se encuentra la democracia; es entre elloide la libertad, tan exclusivamente, tan absolutamente, que esta libertad no ser alcanzada cin sino el da en que el pueblo entero imite su ejemplo.

    ra aclarar la demostracin que estoy haciendo, debo examinar dos cosas: primero, cul es el obvoto poltico? Segundo, cul debe ser inevitablemente su resultado?

    voto poltico tiene un doble objetivo, directo e indirecto. El primero es constituir un poder; el seg-una vez constitudo ste-liberar a los ciudadanos y reducir las cargas que pesan sobre el

    ems, hacerles justicia.

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    e es, si no me equivoco, el objetivo reconocido del voto poltico, en cuanto al interior. Aqu ncuestin lo que atae al exterior.

    r tanto, yendo a votar y por el solo hecho del voto, el elector reconoce que no es libre y atribul a quien vota la facultad de liberarlo; confiesa que est oprimido y admite que el poder tirza de volverlo a levantar; declara querer la institucin de la justicia y concede a sus delegadooridad para juzgarlo.

    uy bien. Pero reconocer a uno o ms hombres estas capacidades, no es poner mi libertad, mi for

    derecho fuera de m? No es admitir formalmente que ste o estos hombres -que pueden liberver a levantarme, juzgarme-, son capaces asimismo de oprimirme, arruinarme, juzgarme mlusive les es imposible hacer otra cosa, considerando que, al haberles sido transferidos todoechos, yo ya no tengo ninguno y que protegiendo el derecho, no hacen sino protegerse a s mismo

    yo pido a algo a alguien, admito que ste tiene lo que yo le pido; sera absurdo que hiciesicin para obtener lo que ya est en mi poder. Si tuviera el uso de mi libertad, de mi fortuna, echo, no ira a pedrselos a nadie. Si se los pido, probablemente es porque ste los posee y, si eveo del todo claro qu lecciones mas tenga que recibir acerca del uso que considera oportuno d

    ro, cmo es que el poder se encuentra en posesin de lo que me pertenece? Cmo lo ha consegpoder, tomando por ejemplo aquello que tenemos delante, est constitudo por el seor Bonapartava ayer, era un pobre proscrito sin demasiada libertad y sin ms dinero que libertad; por seteccuenta Jpiteres tonantes que -vestidos como todos y no ms bellos ciertamente-, hace unos blaban con nosotros -y no mejor que nosotros, oso decirlo-; por siete u ocho ministros y sus acliyor parte de los cuales, antes de tirar de las cuerdas de las finanzas, tiraban de la cola del diabta obstinacin como un amanuense cualquiera.

    mo ha sucedido que estos pobres desgraciados de ayer sean mis patrones de hoy? Cmo es queores detentan el poder al cual han sido enajenadas toda libertad, toda riqueza, toda justicia? A y que responsabilizar por las persecuciones, las imposiciones, las inquinidades que sufrimos sotros? A los votantes, evidentemente.

    Asamblea Constituyente, que fue la que empez a meternos en el baile; el seor Luis Bonapartcontinuado la instrumentacin; y la Asamblea Legislativa, que ha venido a reforzar la orquestao no se ha hecho solo. No, todo esto es el producto del voto. A todos aqullos que han votaresponde la responsabilidad de lo que ha sucedido y de lo que seguir. Nosotros, demcratbajo y de la abstencin, no aceptamos esta responsabilidad. No busquis entre nosotros la solida

    n las leyes opresivas, los reglamentos inquisitoriales, los asesinatos, las ejecuciones militarecarcelamientos, los traslados, las deportacionesla crisis inmensa que aplasta al pas. Id a gestro pecho y a prepararos para el juicio de la Historia, manacos del gobierno! Nuestra conc tranquila. Ya es bastante que, por un fenmeno que repugna a toda lgica, suframos un yugo qusotros habis fabricado; ya es bastante que hayis empeado, junto con lo que os perteneca, lo qperteneca -lo que debera ser inviolable y sagrado-: la libertad y la fortuna de los dems.

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    l derecho de primogenitura y las lentejas dueblo francs

    no os creis, burgueses engaados, gentilhombres arruinados, proletarios sacrificados, no creis e sucedi pudo no haber sucedido si vosotros hubieseis nombrado a Pedro en lugar de Pabestros votos hubiesen sido para Juan y no para Francisco. De cualquier modo que votis os entre

    enquiera que sea el vencedor, su victoria os perjudica. A uno y a otro tendris que pedrselo todtanto, jams volveris a tener nada.

    r otra parte, comprended bien que -y no es ciencia en absoluto, sino la pura y simple verdad-, si biera venido nicamente de los reaccionarios, si los revolucionarios hubieran podido hacer vtuna, serais riqusimos. Porque todos los gobiernos, de Robespierre a Marat -sus almas anten-, fueron revolucionarios; esta Asamblea que tenis aqu, ante vuestros ojos, tambin se comalmente de revolucionarios. Nadie ha sido ms revolucionario que el seor Thiers, el administradestra Seora de Loreto. El seor Montalembert ha pronunciado discursos tales sobre la lib

    soluta que nadie podra hacerlos mejor. El seor Brryer ha conspirado desde 1830 hasta 184or Bonaparte ha hecho revoluciones por escrito, con las palabras y con las acciones; y no hablonvencin de la Montaa, cenculo que por muchos meses ha tenido en sus manos los medibierno para cubriros de un manto de opulencia. Todos los hombres han sido revolucionarios hasn formado parte del gobierno; pero tambin todos, cuando han formado parte del mismo, han sofrevolucin. Yo mismo, si un da se os ocurriera entregarme el gobierno y si, en un momento de ode vrtigo, en vez de sentir piedad y desprecio por vuestra estupidez, aceptase el ttulo de ampa

    robo que habis perpetrado contra vosotros mismos, os juro por Dios que os las hara ver no os bastan las experiencias que habis tenido? Sois bien duros de mollera.

    tamente hace poco que habis erigido un gobierno blanco cuyo nico objetivo -y no porochrselo-es desembarazarse de los rojos. Si maana hacis un gobierno rojo, su nico objetiara bueno que lo encontraseis incorrecto!- ser desembarazarse de los blancos. Pero los blancvengan de los rojos ni los rojos de los blancos ms que a golpes de leyes prohibitivas y opresivbre quien pesan estas leyes? Sobre aqullos que no son ni rojos ni blancos, o que son, a sus expto rojos como blancos; sobre la multitud que no tiene ninguna culpa; as es que el puebloalmente magullado por los golpes de maza que los partidos se propinan mutuamente.

    no critico al gobierno. ste ha sido creado para gobernar y gobierna. Usa de su derecho y, haga

    ga, opino que cumple con su deber. El voto, al darle el poder, implcitamente le ha manifestaeblo es perverso, vuestra es la rectitud; aqul es pasional, a vos corresponde la moderacin; aqpido, vos inteligente. El voto, que ha dicho esto a la mayora actual, al presidente en funcvera a decirlo -porque no puede decir otra cosa-a una mayora cualquiera y a cualquier presiden

    r tanto, gracias al voto y a lo que consigo trae, el pueblo se pone en cuerpo y bienes a merced dgidos para que stos usen y abusen de la libertad y la fortuna que se les otorgan; entregadervas, la autoridad no tiene lmites.

    ris: Pero la probidad! Pero la discrecin! Pero el honor!Humo. Vosotros hacis sentimental

    ando es necesario hacer nmeros. Si inverts vuestros intereses sobre conciencias, inverts a

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    dido: la conciencia es un utensilio a vlvula.

    flexionad un instante sobre lo que hacis. Vosotros os amontonis en torno a un hombre ededor de una reliquia; besis el borde de su manto; lo aclamis hasta la sordera; lo cubrs de reletis sus bolsillos de oro; os despojis, en su provecho, de todas vuestras riquezas; le decsre por encima de los libres, opulento por encima de los opulentos, fuerte por encima de los futo por encima de los justos. Y os imaginis que a continuacin podris controlar el uso que haestros regalos? Os permits criticar esto, desaprobar aquello, calcular sus gastos y pedirle cuu cuentas queris que os rinda? Habis extendido la factura de lo que le habis dado? Vntabilidad est en dficit? Y bien: no tenis ttulos contra l, la cuenta que queris presentar nose, no se os debe nada.

    ora gritis, hacis ruido, amenazis! Es un afn intil. Vuestro deudor es vuestro dueo: inclinsad.

    los cuentos bblicos se dice que Esa vendi su derecho de primogenitura por un plato de lens franceses lo hacen an mejor: regalan su derecho de primogenitura y junto con l las lentejas.

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    o que hace nacer a los gobiernos no es lo que ace vivir

    petir que no discuto el derecho; lo que discuto, como cosa inoportuna, es el uso actual del detes de hacer uso de mi derecho de nombrar delegados, es importante que comience por hacer a

    berana, por ejercerla materialmente en los hechos, para darme cuenta de aquello que tengo que

    sonalmente y de lo que debe entrar en las atribuciones de mis delegados. Debo, en una pansolidarme a m mismo antes de fundar cualquier otra cosa. Las instituciones no deben ser creaddio de leyes, sino que, al contrario, deben promulgarlas. Primero me instituyo, despus legislar

    que perder de vista que la teora del derecho divino, a la que estamos directamente ligados, sebre una pretendida prioridad que tendra el gobierno sobre el pueblo. Toda nuestra historiaestra legislacin, estn fundadas sobre este monumental absurdo: que el gobierno es una coscede al pueblo, que el pueblo es una derivacin del gobierno; que ha habido o que ha podido ha

    bierno anteriormente a la existencia de ningn pueblo. Esto es lo aceptado, los anales del mundoulpidos sobre esta aberracin de la inteligencia humana. Por lo tanto, mientras dure el gobierncipio de su autoridad quedar intacto, el derecho divino se perpetuar entre nosotros y el puyo sufragio equivale a la antigua consagracin-nunca ser, tome el nombre que tome, ms qbdito.

    paso de la teocracia a la democracia no pueda advenir en ningn caso a travs del ejercicecho electoral, porque este ejercicio tiene como objetivo especfico el de impedir la muer

    bierno, es decir, mantener y reavivar el principio de la autoridad gubernativa.

    ra pasar de un rgimen al otro es necesario romper el mecanismo de delegacin, que empuja fatal

    cia el respeto de la tradicin teocrtica. Es necesario interrumpir su uso y no retomarlo sino dehaber introducido en los hechos sociales el ejercicio estable del gobierno de s mism

    ogobierno. Racionalmente, puedo poner a cargo de otro la gestin de algunos aspectos de mi amente despus de hacer acto de posesin; si lo nombro antes de haber mostrado mis ttulos, lugar a reconocerme y tendr razn.

    ro he aqu lo que quiero decir: en cualquier pas, la unanimidad acerca de cualquier cuestiealizable. Sin embargo, dada la forma en que todo gobierno deriva del voto, para impecimiento de un gobierno se necesitara nada menos que la abstencin unnime. Porque, suponiend

    eve sobre diez millones de electores se abstuvieran, quedara siempre un milln de votantestituir un gobierno al cual la nacin entera se vera obligada a obedecer. Y en Francia siempre habnos un milln de individuos que tendrn inters en crear un gobierno; por lo tanto, la propue

    surda.

    lo que es ms: no se necesita encontrar un milln de hombres para crear un gobierno; cien mill, quinientos, cien, cinco individuos pueden hacerlo, un ciudadano solo puede constituirlo. Lafo, en 1830, hizo rey a Luis Felipe; y durante los dieciocho aos que siguieron a este advenimiender parlamentario se ha formado, en un pas de 35 millones de almas, con el nico concurso de 2ntribuyentes. No importa lo restringido que sea el nmero de ciudadanos que concurren a hac

    bierno, su autoridad no sufre mengua. Pero lo que me importa demostrar aqu es que ningn go

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    dra vivir sin el beneplcito de la mayora nacional.

    filosofa y, despus de sta, una escuela mucho ms segura -la de la experiencia y los hechosmostrado de una manera irrefutable que la verdadera razn de la permanencia de los gobiernos esen el concurso material o electoral de los ciudadanos de un pas, sino en la fe pblica o en el inrque la fe y el inters son una sola y nica cosa.

    gobierno que tenemos en este momento lo debemos a los juegos electorales de siete u ocho miciudadanos muy obedientes, cada uno de los cuales ha perdido, con la mejor gracia del mundo,

    s das de trabajo para aprovechar la oportunidad de entregarse en cuerpo y alma a personajes qnocan, pero a los cuales han asegurado cinco monedas de cinco francos a fin de hacer amistadece que la Asamblea Legislativa y el seor Bonaparte estn ms slidamente asentados de lo quvieron la Cmara de Diputados de 1847, creada por doscientos mil contribuyentes solamente, is Felipe, creado por un solo hombre? Decidme: Pensis que un gobierno creado por un millividuos podra haber sido ms mezquino, ms impopular, ms confuso que aqul al cual ocho miindividuos han dado vida? Evidentemente, no lo pensis. Aqu no hay hombre -y cuando digo hoero decir lo contrario de funcionario-que no haya visto profundamente heridos sus intereses o

    r los regmenes que han sido instaurados sucesivamente desde 1848; en consecuencia, no hay ho

    e deba felicitarse del resultado de su voto y que pueda creer que su abstencin habra dado lugar or que lo existente. Estis, pues, constreidos a admitir que habis perdido vuestro tiempo con esero de los resultados. Y, salvo que tengis la intencin de perder siempre vuestro tiempo -cosdo-, me parece que debis estar muy prximos a sacrificar el voto a realidades ms substancra el poder ya es una apuesta muy mala vuestro descontento; pero si le faltara vuestra papeletase coraje, sera muy dbil, y dudo que pudiera conservar las riendas.

    r lo tanto no es la unanimidad en la abstencin lo que importa obtener, as como no es necesaanimidad del voto para formar gobierno. La unanimidad en la inercia no podra ser condicin es

    a el advenimiento del orden anrquico que est en el inters y, en consecuencia, en el honor defranceses realizar. Siempre habr suficientes funcionarios, advenedizos, aspirantes, rentistaado y pensionistas del Tesoro para constituir el electorado. Pero el nmero de chinos que a todaeren mantener a estos mandarines del poder se reduce da a da, y si de aqu a dos aos to

    edan diecinueve, declaro que la culpa no ser ma.

    r otra parte -ya que es necesario decirlo todo-, a qu llamis vosotros sufragio universal?

    diario dice: hay que elegir al ciudadano Gouvernard.

    ro objeta: no, hay que elegir al ciudadano Guidane.

    o escuchis a mi antagonista -responde el primer diario-. El ciudadano Gouvernard es el cancesario! He aqu los motivos Etc.

    uardaos de prestar fe a aquello que os dice mi adversario -replica el segundo diario-, nada es pel ciudadano Guidane: he aqu la razn Etc.

    ra ese entonces y despus de haberse mantenido hasta aqu encerrado en una reserva olmsciende a la liza un tercer diario (el ms gordo de la especie) que pronuncia doctoralmentntencia: es necesario elegir al seor Gouvernard.

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    se elige al seor Gouvernard.

    vosotros decs que es el pueblo quien ha hecho la eleccin?

    a decisin ha tenido tan poco que ver con la voluntad popular como si la adjudicacin del pobiera jugado a los dados o a la lotera. Dicho sea esto para arreglar mis cuentas con la formmprometer mis reservas en cuanto a la sustancia.

    ro yo conozco republicanos, o quienes se las dan de tales, que tienen mucho miedo a que el puebl

    abstencin, favorezco el renacimiento de la soberana real. En lengua vulgar -lengua que es lademos decir que el miedo que sienten estos republicanos expresa la afliccin que les causaposibilidad de su eleccin personal, ya que si, segn se dice, los republicanos han preportantes servicios, yo afirmo que ni vosotros ni yo hemos visto ni la sombra de estos servicneda, en libertad, en dignidad o en honor. Puede ser que yo desmitifique un poco el patriotismo,

    u queris? No he nacido poeta y en la matemtica de la historia he encontrado que sinublicanos la monarqua estara muerta y enterrada desde hace sesenta aos; que sin estos republi

    e han prestado a la monarqua el ya citado servicio de restablecer la autoridad cada vez que el pquerido darle un empujn, hara ya mucho tiempo que los franceses -incluido yo-seramos libre

    nrquicos, creedlo, no irn muy lejos el da en que estos republicanos tengan la extrema cortesacer ms monarquismo. Los monrquicos, os lo aseguro, detendrn su carrera bien pronto cuanandonemos el campo electoral entero en vez de dejarles simplemente la mayora.

    que he dicho parecer extrao, verdad? Lo es, en efecto; pero tambin la situacin es extraa, yy de los que solucionan las situaciones nuevas con viejas frmulas como las que empapelan desddio siglo las barracas del periodismo revolucionario.

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    Desenmascarar la poltica es destruirla

    riesgo de repetirme, expondr ahora esta cuestin: Qu expresa el elector cuando depone su pala urna?

    r medio de este acto, el elector dice al candidato: os doy mi libertad sin restricciones ni resngo a vuestra disposicin mi inteligencia, mis medios de accin, mis haberes, mis rdito

    ividad, toda mi fortuna; os cedo mis derechos de soberana. Asimismo y por extensin, tambido los derechos y la soberana de mis hijos, parientes y conciudadanos -tanto activos como indo esto se os entrega para que lo usis como os parezca oportuno. Vuestro humor es mi nica gara

    o es el control electoral. Argumentad, oponeos, discutid, poetizad, sentimentalizad, no cambda. As es por contrato. Y da igual que el candidato sea uno u otro: republicano o monrquimbre que se hace elegir es mi amo y yo soy una cosa suya; todos los franceses somos una cosa su

    eda entonces demostrado que el electorado conjuntamente con la alienacin de lo suyo, consagraajeno. Por lo tanto, resulta evidente que el voto es, por un lado, una estafa, y por el otro, una m

    para decirlo claramente, una expoliacin.

    todos los ciudadanos electores votaran, el voto slo sera una estafa universal, ya que, en esteto unos como otros, debido a la accin de cada uno, habran perdido por igual. Pero que uctor se abstenga o sea impedido de hacerlo y la expoliacin comienza. Cuando sobre nueve llones se abstienen ms de tres -como viene sucediendo-, los expoliados ya forman una mmasiado importante para que se la pueda dejar de lado. El antiguo principio de la honestidad del mellado y la decadencia del poder es directamente proporcional a la ruina de este principio.

    poned que la mitad de los electores inscritos se abstenga. La situacin se vuelve grave paantes y para el gobierno que han constitudo. Indudablemente, el escepticismo poltico de todtad del cuerpo social pondr en crisis las no confrontadas convicciones de la otra mitad. Ynsidera que dicho escepticismo provendr de una indiferencia calculada, motivada, meditada; fruto de la inteligencia o de la libertad -trminos equivalentes-, mientras que entre los votanteencontrar el instinto borreguesco y el apego a la tradicin, la ignorancia o la abnegacin -que tan la misma cosa-, fcilmente os haris cargo de la derrota que tal estado de las cosas infligbernamentalismo. Hoy en da ya es posible tener por vlida esta suposicin, ya que si cuatro mielectores no se han abstenido todava no es precisamente porque deban felicitarse de haber votao arrepentimiento implica el reconocimiento de un error.

    istimos sobre la hiptesis: supongamos que todos los adversarios de la monarqua, convertidncipio moderno de que el poder no puede ser honesto, se abstengan de votar y fundamenten su a

    esta incontestable verdad: que el voto es al mismo tiempo una estafa y una expolitomticamente la abolicin del sufragio universal, convertido en un delito por la iluminaciritu pblico, har decaer inmediatamente y en bloque a los monrquicos, ya que no tendrn

    mplices. Dado que fuera de ellos slo encontraris hombres perjudicados -cuya no intervencin ionalmente fundamentada-, los ladrones quedarn desenmascarados. O ms bien, en homen

    ntido comn, digamos que ya no habr ladrones. Porque si la cuestin es reducida a estos tr

    ros -pero simples y sobre todo verdicos-; si la poltica, descendida de sus antiguas y charlatan

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    uras, es restituida al nivel de los delitos comunes -de los cuales siempre ha sido el genio escoo real-, la ficcin gubernativa desaparece y la humanidad se libera de todos los malentendido

    sta hoy han sido el origen de todas las luchas y los deplorables advenimientos que las han seguido

    aqu la Revolucin. He aqu la tranquila, sabia y racional transformacin del principio tradicaqu la supremaca democrtica del individuo sobre el Estado, de los intereses sobre la idea. Niturbacin, ninguna conmocin podr producirse en este majestuoso desvanecerse de los nubatricos; el sol de la libertad brilla sin tormentas y, tomando su parte de los generosos rayos, cada a plena luz y se preocupa de encontrar en la sociedad el puesto que debe ocupar por sus aptitugenio.

    d: para ser libre, no hay ms que quererlo. La libertad, que estpidamente hemos aprendido a esmo un don de los hombres, est en nosotros, nosotros somos la libertad. Para obtenerla, ncesarios ni las barricadas o la agitacin, los afanes, las facciones, los votos, ya que todo esto s que desenfreno. Y como la libertad es honesta, slo se la alcanza con la reserva, la serenida

    cencia.

    ando peds la libertad al gobierno, la estupidez de vuestro pedido demuestra inmediatamente

    e no tenis ningn concepto de vuestro derecho. Vuestra peticin es el acto de un subalternclaris inferiores. Al constatar su supremaca, el gobierno se aprovecha de vuestra ignoranciamporta respecto a vosotros como debe comportarse respecto a unos ciegos, porque vosotros gos.

    s que cada da, en sus peridicos, piden inmunidades al gobierno y tratan de hacer creer quinan y lo debilitan, en realidad sustentan la fuerza y la fortuna de ste -fuerza y fortuna queresa conservar, porque aspiran a alcanzarla un da con el apoyo del pueblo, de un pueblo embrogaado, burlado, robado, escarnecido, estafado, subyugado, oprimido, fustigado por intrigan

    tinos que le hacen enarcar el lomo adulndole, cortejndole como a una potencia, recubrindulos pomposos como a un rey de opereta y presentndole, para burla del mundo, como el prnctugurios, monarca de la fatiga y soberano de la miseria.

    no tengo, por mi parte, que adularle; porque nada quiero coger, ni siquiera la parte que me espmiserias y vergenzas. Pero tengo que pediros -a vosotros, entendedme bien, y no al gobierno, conozco ni quiero conocer-, tengo que pediros mi libertad que habis empaquetado junto c

    estra para luego regalarla. No os la pido como un compromiso que debis asumir por m; en reaa que yo sea libre, es necesario que lo seis tambin vosotros. Sabed serlo. Para esto es suficienensalcis a ninguno por encima de vosotros. Alejaos de la poltica que devora los pueblos y ap

    estras actividades a los quehaceres que los nutren y los enriquecen. Recordad que la riquezertad estn juntas como estn juntas la servidumbre y la indigencia. Volved las espaldas al gobieos partidos que son slo lacayos de aqul. El desprecio mata a los gobiernos, porque slo la lucce vivir. Deponed por fin a este soberano que no consulta a su gente y reos de las astucinarquismo blanco y del gubernamentalismo rojo. Ningn obstculo podr resistirse ante la tranifestacin de vuestras necesidades e intereses.

    ce una leyenda gazcona que mientras el rey de Tillac ignor quin era, el intendente lo maramente; pero cuando la dama Juana, su nodriza, les hizo conocer sus ttulos y calidad, las gent

    tillo, con el intendente a la cabeza, vinieron a humillarse ante l.

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    e el pueblo muestre a sus intendentes que ya no reniega ms de s mismo; que cesa de mezclarse micas de antecmara, y sus intendentes callarn, tomando frente a l una actitud de respetertad es una deuda que tiene para consigo mismo, para con el mundo que todava espera de n los nios que nacern.

    nueva poltica est, por una parte, en la negativa, en la abstencin, en la no colaboracin cvica otra, en la actividad industrial. En otros trminos, es la negacin misma de la poltica. Ya desarrs ampliamente este argumento. Por ahora me basta decir que si los republicanos no hubieran votltimas elecciones generales, no habra habido oposicin a la asamblea. Slo hubiera habido ere los legitimistas, los orleanistas y los bonapartistas, los cuales se habran arruinado mutuamenve escndalo y, a la hora presente, ya habran cado todos juntos bajo los silbidos divertidosertad.

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    Conclusiones

    todo lo que he dicho -y acerca de lo cual volver a insistir en otra ocasin, ya sea sobre lo qidado, ya para ampliar lo que no he podido desarrollar enteramente en esta exposicin-, resulta etivo del voto poltico es la formacin de un gobierno. He demostrado que la formacin

    bierno -y de la oposicin que sirve a ste como garanta esencial-, implica la consagracin dana inevitable, cuyo orden debe buscarse en la entrega espontnea que los votantes hacen d

    sonas y de sus bienes -as como de las personas y de los bienes de los no votantes-en favor dgidos. De todo ello se deduce que la alienacin de la propia soberana podra no ser una estuo todo un derecho, cuando el que la regala por medio del voto dispusiera solamente de su partbargo, este acto cesa de ser una estupidez o un derecho y se convierte en una expoliacin cuindose de la brutal razn del nmero, el votante impone a la soberana de las minoras su p

    berana.

    agrego que siendo todo gobierno necesariamente una causa de antagonismo, de discordia, de asede ruina, aqul que, con su voto, concurre a la formacin de un gobierno, es un provocador de il, un promotor de crisis y, en consecuencia, un mal ciudadano.

    estoy oyendo gritar a los republicanos del funcionarismo: Traicin! No me emocionan, porqunozco mejor de lo que se conocen ellos mismos. Tengo que arreglar con ellos una vieja cuenenta aos y su quiebra, de la que me hago curador, no ser de las ms divertidas.

    go tambin a los monrquicos e imperialistas preguntarse si no habra alguna cosa que espigar decosecha que muestro; no me turban, porque he calculado el valor de sus antiguallas de la manerta.

    porvenir no pertenece ni a stos ni a aqullos. Gracias a Dios! Y la monarqua, para hincar su nte, slo espera ver caer la ltima ua de la dictadura.

    me propongo arrancarles a estas seoras la ua y la raz.

    n guardia!