Mantas de Ezcaray. Fábrica textil _Hijos de Cecilio Välgañón_.

Adolfo Soto Sáez Restaurantes y Apartamentos Turísticos Rincones del Vino Ezcaray - Logroño (La Rioja) España

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“Hijos de Cecilio Valgañón”, fábrica textil Intentaré, con la ayuda de los hermanos Valgañón que trabajan en esta colorida empresa, Jesús,

Paco, Adolfo, Cecilio, Juan Luís y su mujer Antonia, Pizu, etc. que puedan hacerse una pequeña idea de lo difícil y laborioso que resulta terminar una manta, trabajo inimaginable.

De la lana de una cabra, carnero, oveja o alpaca hasta terminar la manta Quiero adelantarles, que de la visita hecha a la fábrica salí aturdido por la complejidad de los

procesos por los que la lana tiene que pasar hasta llegar a etiquetarse el artículo para su venta. No es extraño sea única en España y casi en el mundo, porque ni los chinos serían capaces de intentar esta aventura.

Visita en Ezcaray a la industria de artesanía textil ‘Hijos de Cecilio Valgañón’ De nuevo apoyaré la visita con una serie de fotografías que darán sentido y color, sobre todo color, a

los textos y explicaciones que Paco Valgañón nos ofrece. Aunque a la familia Valgañón le gustaría que se pudiera visitar las instalaciones en plan turístico, es irrealizable. Se puede entender que, tanto por motivos particulares de quienes en ella trabajan, como por seguridad, incluso en prevención de espionaje industrial, ya que además de lo que se ve, cada paso, cada máquina, guarda celosamente algúnos secretos, lo hace por el momento imposible, asi que aprovecha y visítala en mi compañía.

1. La lana, de ovejas, carneros o cabras, la reciben en madejas. Lo primero que hay que hacer es

quitar la grasa (desengrase) y limpiarla de impurezas ajenas a la propia lana. 2. Posteriormente se procede a teñirlas aplicando los tintes correspondientes en apropiadas calderas con agua hirviendo. Adolfo es el maestro tintorero y quien en su oficina y laboratorio prepara las cantidades exactas para cada tintada. A veces investiga en busca de nuevos colores y cuando lo consigue da por bueno cualquier sinsabor pasado.

3. En agua limpia y transparente del río Oja se lavan las madejas tras el desengrase y la tintura,

después centrifugar y secar.


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En siglos anteriores las lanas se ponían a secar al sol, hoy se utilizan secaderos por aire caliente parecidos a los empleados para secar embutidos. Tras estos procesos y previo pesar las madejas por colores, se dejan en estanterías en locales con temperatura y grado de humedad similar al exterior, como se hace con los vinos tras su paso por barricas en botellas. Lanas y vinos tienen que reposar un tiempo.

1. Otra curiosidad es que los mazos de lana se colocan a secar en palos, recordando lo que se hace con los chorizos y otros embutidos. 2. Pesando la lana. 3. Reposo de las lanas teñidas siempre con un grado de humedad similar al del exterior.

1.2. Tras el reposo de las lanas se pasan a una sección en la que de las madejas se hacen conos.

1. De estas conos se pasan a otra nave, para proceder a la urdimbre, con una complejo sistema por el

que a partir de los hilos individuales de cada cono de lana se agrupan formando fajas. En estas se recogen el número de hilos necesario para trasladarlos al telar en un plegador recogidos durante el proceso de la urdimbre.


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1. Recogida en el plegador la urdimbre realizada. En este caso se han hecho piezas de distinto color. 2. Miles de mantas salieron de este telar cuyas lanzaderas se accionan a mano y los peines suben y

bajan por la acción de los pies, como un músico toca su batería. En nuestro caso, al piano del telar, la música del color la dirige Antonia, la mujer de Juan Luís Valgañón, que desde hace años trabaja en la empresa y es una persona encantadora.

1-2. Telares algo más modernos que los de lanzadera a mano, en este caso impulsan los usos unos

brazos mecánicos y sus “ordenadores”, mecánicos de cadena, que recuerdan a los tambores de música de un organillo.

1. Cuando se ha terminado una manta y vamos a tejer otra con colores diferentes, se anudan los hilos

de lana, una por una para seguir con el trabajo. Lo que una persona normal tardaría un día, la chica de la fotografía, rubia por más señas, lo hace en un rato. Las varas amarillas separan la urdimbre en dos series de hilos, pares e impares, entre ellos pasarán las lanzaderas produciéndose el ligado y de la unión el tejido.


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2. Un telar a caballo entre los muy antiguos y los modernos. Sus peines y otros mecanismos hacen ruido suficiente como para ser recomendable la protección de los oídos con adecuados cascos.

1. A medida que se tejen telas, alfombras, bufandas y otros productos a cual más espectaculares, las secciones, digamos de los primeros pasos, tienen que trabajar sin parar.

2. Ya llegamos a una sección con telares más espectaculares y modernos. En este caso los

ordenadores, incorporados al telar, o cerebros que lo manejan, son de última generación.

1-2. Marisa en estos modernos telares, con ayuda de una normal llave inglesa, los mantiene a raya,

incluso a dos al mismo tiempo.

1-2. Si ver trabajar a un tejedor en un telar de mano es un espectáculo, ver como trabajan los

modernos telares, “dirigidos” por ordenador, es sencillamente asombroso. Lo de “dirigidos” (entre comillas), porque el ordenador es tan solo un sumiso trabajador que recibe las órdenes, mezcla de colores, etc., de una persona que sabe exactamente el producto que en cada momento quiere. Es decir, el ordenador ejecuta fielmente las órdenes recibidas, pero no piensa.


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Hay otra especie de telar especializado en unir los finos hilos que quedan entre manta y manta haciendo unos nuevos mucho más gruesos, son los “flecos” que adornarán sus extremos.

1. Una máquina, que a primera vista parece un telar, pero es la máquina de hacer los “flecos”, de mantas,

bufandas, etc. 2. Piezas de mantas unidas, a las que aún no se han cortado por los flecos. Cuando sale del telar, pongamos una manta, la urdimbre y trama, conjunto de hilos que se entrelazan

para constituir el tejido, queda flojo. El tejido hay que batanearlo o prensarlo, es decir ejerciendo presión sobre el mismo o golpeándolo se consigue que los hilos se acerquen más unos a otros, “cerrando” el tejido y ganando resistencia y peso por metro cuadrado. Naturalmente si partimos de una pieza que tenía de ancho tres metros, nos puede quedar en dos, perdiendo de largo la misma proporción.

1. Pendientes de poder abrir algún día un museo dedicado a esta industria, entre las piezas que tiene la

familia Valgañón, podemos ver esta magnífica prensa textil. 2. De la misma época de la prensa, es el mecanismo que en la vieja fábrica textil, primera que toma el

agua del río Molinar en Ezcaray, ponía en marcha la rueda de agua que movía a través de ejes de hierro apoyados en rodamientos, sus cien poleas.

Lamentablemente en Ezcaray no hay batanes ni otros sistemas de “enfurtir” y esta empresa envía a otra región todas las piezas tejidas para someterlas a este proceso. Ya de regreso la pieza a Ezcaray, una por una, deben pasar un riguroso proceso de control de calidad, eliminando en el mismo los pequeños defectos detectados.


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Muy importante, aunque pase algo desapercibido, es el control de calidad.

2. Control de calidad. Perchar o cardar. Otro importante paso en los productos, únicos, que salen de la fábrica textil de

Ezcaray, es el proceso de cardado, que se consigue con el sabio empleo de cardos naturales que “levantan” el pelo de los tejidos. Algo muy delicado y complicado que les ha dado algunos disgustos y muchos dolores de cabeza a los hermanos, todo felizmente resuelto. Durante muchos años uno de ellos, Jesús, ha sido y es el “maestro de carda”, ha enseñado y formado a otras personas y con ello ya puede jubilarse y disfrutar de un bien ganado descanso dedicando más tiempo a la montaña, amigos y sobrinos.

1. Miguel Ángel aprendió el buen arte de la carda de Jesús y todos los días se le puede ver trabajando en la

primitiva fábrica, hoy tienda y oficinas, situada en el centro de Ezcaray. Por esta singular máquina quien sabe cuantas mantas habrán pasado. Es posible que cuando Jesús Valgañon se jubile, la den un descanso, ya que en la fábrica hay dos cardas con mayor capacidad, especialmente una construida en Italia.

1- 2. La moderna carda italiana de la fábrica.


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El cardado es el “anteúltimo paso de una prenda”. Tras esto todo pasa al almacén de clasificación y etiquetado por calidades, modelos, tamaños, destinos, etc., terminando en la correspondiente bolsa de plástico transparente o los modernos estuches de hoy.

2. En esta sección, Juan Luís Valgañón, marido de Toñi y padre del conocido pelotari de Ezcaray,

Cecilio, quien orgulloso lleva el nombre de su abuelo, fundador de esta empresa familiar de artesanía textil, parece feliz. De aquí, cuanto se fabrica, mantas, bufandas, echarpes, etc., pasará a los almacenes para ser enviado a los muchos clientes que tienen en España y el resto del mundo y naturalmente a su tienda de Ezcaray. La Tienda. Ezcaray no es muy grande y la tienda se encuentra en el centro, muy cerca de la panadería.

1. Uno de los hermanos Valgañón sale de la tienda. 2. Un detalle de su interior.

Tanto en bufandas, mantas, echarpes y otros artículos de esta artesana empresa textil, prima la

elegancia, calidad, suavidad, ligereza de las prendas y color. 2. Toñi prepara los muestrarios de temporada de las nuevas colecciones y son tantas las novedades que le falta tiempo.

Espero les haya gustado este breve recorrido. Cuando vengan a Ezcaray no se pierdan esta visita. Árbol Genealógico de la familia Valgañón y algunas fotos, ver Capítulo 55.

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