MARAÑÓN - AS.com · como si hubiera sido ayer. ... tima y empezó el resto de mi vida deportiva....

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INCLUYE ÍNTEGRO EL AS COLOR NÚMERO 18 DEL 21 DE SEPTIEMBRE DE 1971 MARAÑÓN “MIGUEL MUÑOZ ME TENÍA FICHADO” 2ª ÉPOCA • NÚMERO 18 • 25 DE SEPTIEMBRE DE 2012

Transcript of MARAÑÓN - AS.com · como si hubiera sido ayer. ... tima y empezó el resto de mi vida deportiva....

INCLUYE ÍNTEGRO EL AS COLOR

NÚMERO 18 DEL 21 DE SEPTIEMBRE

DE 1971

MARAÑÓN

“MIGUELMUÑOZME TENÍAFICHADO”

2ª ÉPOCA • NÚMERO 18 • 25 DE SEPTIEMBRE DE 2012

MARAÑÓNEra zurdo, veloz, pero un ‘9’ moderno,

incomprendido en su juego, por eso no cuajó en el Madrid. En la temporada 1973-74

decidió hacer las maletas e irse al Espanyol donde encontró la gloria deportiva.

LA REBELDÍA DE LOS 70

AS Color en-trevistaba en septiembre de 1971 a Rafa Mara-ñón. Estaba decepciona-do porque se sentía relegado a un segundo plano en el Real Madrid. Acabaría por hacer las maletas.

PEDRO P. SAN MARTÍN /

Rafael Pérez González (Oli-te, 1948) asumió el ape-

llido de su tío Adolfo Pérez Ma-rañón, también futbolista, para hacer carrera en el Sporting, Real Madrid y Espanyol en los años 70. Aterrizó en el club de La Caste-llana muy joven, con apenas 18 años, para firmar por el entonces llamado equipo Amateur. Era un delantero prometedor, con una zurda de oro, una velocidad des-

equilibrante y muchas ganas de triunfar. “Recuerdo que llegué al vestuario y me dieron unas botas del 39, cuando yo calzaba un 42. Tienes que darle de sí las botas a Pancho (por Puskas), me dijeron. Y así jugué con los dedos enco-gidos un par de semanas”, nos cuenta el que es hoy reconocido arquitecto en Barcelona, estan-darte y mito del espanyolismo.

Fue su bautismo con la blanca madridista. “Teníamos un Ama-teur fantástico: Aguirre; Espíldo-ra,.. Cobrábamos 200 pesetas (120 euros) de prima por victo-ria y Don Miguel Malbo (director de fútbol base) nos prometió 100 pesetas más a par tir del sépti-mo gol. Desde aquel día, nunca

bajábamos de diez o doce go-les por partidos”, recuerda Rafa Marañón, mezclando nostalgia y orgullo. Orgullo que aún sangra, increíblemente más de 50 años después, por una pequeña herida: “Cuánto nos dolió cuando el Rayo de Potele y Felines nos eliminó de la Copa. No lo olvido”.

Aquellos primeros pasos de Marañón se toparían de frente en su progresión con el entre-nador del equipo profesional: Mi-guel Muñoz. “Pues así ocurrió:

“En el Madrid me hice hombre y en el Espanyol maduré como futbolista”

“Zoco me decía: ‘¡Cállate chaval, que en

este club hay que callar!”

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me mandaron cedido al Ontenien-te, de Segunda, donde hice una gran temporada. Recuerdo que Don Antonio Calderón me llamó al volver, me dio setenta y cinco mil pesetas y me dijo: ‘Déselas a su madre’. El Madrid sabía que me lo habían dejado a deber. Era un club increíble. Entonces hablé con Miguel Muñoz porque tenía una oferta del Calvo Sotelo, pero el míster me mandó al Sporting de Gijón, otra vez cedido. Quería que madurase”.

Un Sporting que con los goles de Marañón, Churruca, Quini, Val-dés y compañía subiría a Primera después de once años. Una proe-za de gran resonancia por la que el Real Madrid volvió a llamarle a filas, esta vez directamente para incorporarse a las órdenes de Miguel Muñoz. Aquí empezaban

cuatro años de felicidad y calvario para Rafa Marañón, mezclados en la misma medida, expresado y re-flejado en la entrevista que conce-dió a AS Color en 1971, después de una temporada en la que ape-nas tuvo minutos. “Hay momen-tos en los que uno quisiera dejar el fútbol”, dijo amargado a nues-tro recordado compañero Cobo, con fotografías de Javier Gálvez.

“Ahora, con los años, lo veo de otra manera. Pero entonces, cuando regresé del Spor ting al Madrid, pensé que era para jugar mucho. Claro, allí estaban unos jugadores llamados Amancio, Ve-lázquez, Gento, Aguilar, Grosso… ¡Gente que ni me miraba en los entrenamientos! Y yo tan creci-do que pensé que podía ocupar el puesto de Gento, fíjese”, hace memoria Marañón, mascullando

cierto humor en su comentario. Y busca más explicaciones a aquel lamento que con 22 añitos lanzó en las páginas de AS: “Es que me costó tanto llegar al Madrid… Yo veía a Camacho, Benito, Plane-lles, que jugaban y tenían el cari-ño de Muñoz. A mí el míster no me daba ni bola ¡ja,ja,ja!”.

En su reflexión, Marañón busca explicaciones: “Quizás yo largaba en el club más de lo que se podía largar. Zoco, con el que compar-tía piso, me decía: ‘Cállate cha-val, que en este club hay que ca-llarse’. Y es que Muñoz era muy estricto. Un día, entrenando en la antigua cancha de baloncesto

anexa al Bernabéu, el ayudante de Muñoz me dijo: ‘Rafa, vaya us-ted al campo de hierba que le es-pera Muñoz’. Bajé y me encontré al entrenador con un cronómetro apoyado en el banquillo. Me dijo: ‘Corra hasta la portería al máximo y vuelva’. Lo hice. Y me repitió cin-co veces lo mismo. Yo, ya muerto, le dije qué para que valía aquello y me contestó: ‘Quiero ver si es usted tan rápido de verdad, como dice en los papeles’…. Ese mis-mo día habían publicado una en-trevista mía en un diario diciendo que yo podía ser tan rápido como Gento. Muñoz me lo hizo pagar”.

Cuarenta años después, Rafa

Marañón reconoce que aquel trato le hizo abrir los ojos: “A mí el Ma-drid me hizo hombre y luego ma-duré como futbolista en el Espan-yol. Pero la raíz me sale de esa maravillosa casa blanca que llevo en mi sangre”. Una casa madri-dista donde Santiago Bernabéu no dejaba márgenes: “Buff!!! En un partido en Atenas, De Felipe y Velázquez protestaron por algo. Velázquez, fíjese si era un fenó-meno, le contestó a Bernabéu en el vestuario. El presidente le dijo allí mismo: ‘Si usted no está de acuerdo, haga la maleta y váyase para Madrid. Cuando lleguemos, ya le diremos lo que tiene que ha-cer”. Y sigue haciendo memoria, como si hubiera sido ayer. “Mu-ñoz me tenía bajo la lupa. Tenía una costumbre: primero saltaba al campo el once titular, después

él y Moleiro (ayudante) entraban al banquillo, a continuación, los suplentes. Yo me lo saltaba a la torera. Me sentaba en el banquillo antes que él y decía enfurecido: ‘Pero dónde va ese tío’. Ja, ja, ja, me tenía fichado”.

Marañón levantó la voz en AS contra su eterna suplencia, pero no arrojó la toalla. Aguantó hasta cuatro temporadas participando esporádicamente, no más de ocho partidos por campaña, excepto en la última del 74. “Sí, claro, aque-llo de abandonar fue un órdago a chica. ¿Dónde iba a estar mejor que en el Madrid? Me matriculé en Arquitectura para hacer que es-tudiaba y hacerme el interesante. No iba a clase nunca, pero queda-ba muy intelectual y me entretenía al margen del fútbol. La verdad es que con Muñoz yo sabía que no ju-

“Yo era un ‘9’ moderno, no me gustaba jugar de extremo”

“Decía que me iba a ir del club, pero era un órdago a chica”

ENTRE

CUATRO

GRANDES.

En la

imagen, Rafa

Marañón

(en el centro)

posa con (de

izquierda

a derecha)

Amancio,

Pirri,

Velázquez y

Gento.

EN UN

DERBI EN EL

CALDERÓN.

En la

imagen, Rafa

Marañón se

dispone a

conectar con

su pierna

zurda el

balón, ante

otro mito

del Atlético,

Adelardo.

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SU CLUB, SU

CASA. Rafa

Marañón

es hoy un

reputado

arquitecto

y sigue al

equipo

en el que

triunfó, en el

Espanyol. Del

Madrid no

guarda mal

recuerdo.

garía nunca. Lo supe en una oca-sión que se lesionó Santillana y el míster puso de delantero centro a ¡Pirri! antes que a mí. Me tenía sentenciado”.

¿Por qué no gustaba Marañón, cuando tenía una buena zurda, un pase de categoría y una velo-cidad distinguida? Curiosamente, él considera que fue un jugador adelantado a su tiempo. “Yo era un ‘9’ moderno. No al uso como Santillana, de remate en el área. A mí me ponían de extremo iz-quierda y no me apetecía nada ju-gar por la banda. Yo era una espe-cie de interior zurdo, con mucho campo, bajando a recibir, tirando desmarques... Perfecto para jugar con dos arriba, como se hace aho-ra. Recuerdo que a Netzer (1973-74) le encantaba jugar conmigo, porque le hacía desmarques y le dejaba carril para sus llegadas. Pero mi fútbol no lo entendía Mi-guel Muñoz”.

Tanto le quemó la indiferencia del entrenador, que aún cayendo en la jornada 19 de la temporada 1973-74, Rafa Marañón ya había decidido abandonar el Madrid. Luis Molowny intentó revitalizar-lo dándole minutos hasta el final de temporada, con escaso éxito. Tampoco le convenció Miljan Mi-ljanic, el entrenador que trajo la revolución al Real Madrid, por en-tonces un club en tiempos con-fusos: “Yo entendía que Miljanic venía para cambiar todos los con-ceptos. Mi sitio ya no estaba en el Madrid, aunque el yugoslavo me pidió que me quedara. Tenía ofer-tas del Athletic, del Celta, del Ben-fica y del Espanyol. Acepté esta úl-tima y empezó el resto de mi vida deportiva. Diez años seguidos en el mismo club, ciento once goles, máximo realizador hasta que Ta-mudo me superó, fui internacional mundialista en el 78... Toda una vida perico y siempre muy agrade-cido. En el Espanyol triunfé como futbolista y me hice arquitecto. Las dos pasiones de mi vida”.

DIEZ AÑOS

COMO

PERICO. Tras

la temporada

1973-74, Rafa

Marañón dejó

el Madrid

y aceptó la

oferta del

Espanyol,

donde es

un ídolo.

111 goles e

internacional.

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LA PANTERA NEGRAEUSEBIO

Leyenda viva de la historia del fútbol, el astro mozambiqueño dio sus mejores años al Benfica.

Un Balón de Oro, dos Botas de Oro y siete Botas de Plata. En total, en partidos oficiales, 733 goles en 745 partidos. Unos datos sólo reservados para los grandes.

En septiembre de 1971, AS Color entrevistaba a Eusebio, que posaba en la foto junto a su mujer. Se ahondaba en su vida de futbo-lista magistral, en el Benfica y con Portugal, y en su pasado en otros deportes.

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BELÉN RODRIGO /

La Pantera Negra’, ‘La Per-la Negra’, ‘El Rey’ o sim-

plemente Eusebio. Son muchos los apodos que recibe el hombre que marcó 733 goles en 745 par-tidos oficiales jugados a lo largo de su carrera, hoy un icono del fút-bol portugués. Nació en Maputo (Mozambique), el 25 de enero de 1942, ciudad a la que fue trasla-dado su padre, Laurindo Antonio da Silva Ferreira, angoleño, para trabajar en los ferrocarriles de Mozambique. Su progenitor murió muy joven, a los 35 años (cuan-do Eusebio tenía 8), dejando a su mujer, Elise Anissabense, viuda con cinco hijos (Jaime, Alber to, Adelino, Eusebio y Lucília). Más tarde se volvería a casar dando a Eusebio otros tres hermanos: Gil-berto, Inocencia y Fernando.

Tuvo una infancia humilde, sin lujos pero sin pasar hambre. El fútbol era su pasión y comenzó a jugar en un equipo (Os brasi-leiros) con once años, gracias al vendedor de lotería Chico Maneta. Amante del balompié, éste decidió formar un conjunto en el que Eu-

sebio tuvo como mote Nené. Pron-to comenzó a brillar y no tardó en despertar interés en los equipos profesionales. Tal y como él mis-mo explicaba al periodista del AS Julián de Reoyo, cuando Eusebio tenía 29 años, “siempre deseé ju-gar en el Desportivo de Lourenço Marques (llamada así antes la ca-pital de Mozambique, hoy Mapu-to), y, lo que son las cosas, fiché por el equipo rival, el Spor ting. Ésa fue mi primera desilusión”. El Desportivo era el filial del Ben-fica en Mozambique y, aunque nunca fichó por él, no dejó de ser el club de su familia. De pequeño también practicó baloncesto y ca-rreras de velocidad. Le encantaba el atletismo y soñó con triunfar en dicho deporte.

Su nombre comenzaba a apare-cer en los periódicos y se le adivi-naba un futuro prometedor. Siguió estudiando por la noche, pero no acabó la enseñanza básica. Tras rechazar una oferta del Sporting, en la capital portuguesa, su ver-dadera oportunidad de viajar has-ta la capital del imperio llegó en 1960, de la mano del Benfica. El 17 de diciembre de dicho año dejó su tierra natal para una lar-ga aventura que iba a cambiar su vida. Pero le esperaba mucho su-frimiento antes de poder vestir la camiseta del conjunto encarnado. El traspaso se complicó porque el Spor ting de Lourenço Marques quiso obligar a su jugador a vestir la camiseta verdiblanca de su ho-mónimo de Lisboa. Eusebio tenía

LLEGADA CON

PROBLEMAS.

Eusebio llegó

al Benfica

con 18 años,

aunque el

Sporting de

Mozambique

quería que

el jugador

fichara por su

club hermano

de la capital

lisboeta.Comenzó a brillar muy joven en Mozambique y en 1960

llegó a Portugal, con 18 años, para fichar por el Benfica

AMISTOSO

CON EL

MADRID.

Eusebio se

vistió la

camiseta

blanca en

el segundo

homenaje

que el club

madridista le

hizo a Paco

Gento, en

1972, año de

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18 años y necesitaba la carta de libertad del equipo africano para poder firmar con el Benfica, con quien se entrenaba desde su lle-gada a Lisboa. Los problemas se fueron resolviendo y el último obs-táculo fue el examen de la 4ª cla-se, condición indispensable para representar el equipo encarnado. Su debut en el campo fue el 23 de mayo de 1961, cinco meses des-pués de su llegada a Lisboa.

Eusebio fue bautizado como ‘Pantera Negra’ por un periodista inglés que quedó deslumbrado por la actuación del jugador en un duelo Inglaterra-Portugal, en octubre de 1961. Un epíteto que destacaba su velocidad, agilidad y

elegancia. No obstante, al jugador le costó aceptar dicho apodo por-que en Los Ángeles existía un gru-po llamado Black Panter que ma-taba y realizaba muchos asaltos.

Título y records.Con el Benfica, Eusebio disputó 715 partidos y marcó 727 goles. A lo largo de sus 15 años como ju-gador benfiquista, marcó una me-dia de 48,5 goles por época, que representaron el 37,8% del total de tantos del equipo. En la selec-ción portuguesa, alcanzó 64 inter-nacionalidades. Debutó con la ca-miseta nacional el 8 de octubre de 1961, ante Luxemburgo, y se des-pidió el 13 de octubre del 73 fren-te a Bulgaria. En total marcó 41 goles, un récord que le fue arre-batado por Pauleta, con 47. Ocu-pó el tercer lugar del Mundial del 66, torneo en el que fue el máxi-mo goleador. Los periódicos inter-nacionales le dedicaban titulares y grandes elogios: “Genio puro e instintivo” (‘Sunday Times’), “Au-

téntica perla negra” (‘Newsweek’), “Eusebio vale Pelé” (‘L´Express’), “Eusebio es verdaderamente dia-bólico” (‘France Soir’).

Conquistó en siete ocasiones la Bola de Plata (63-64, 64-65, 65-66, 66-67, 67-68, 69-70 y 72-73) y fue dos veces el mayor go-leador de Europa (Bota de Oro), en la temporada del 67-68, con 42 goles, y en la del 72-73, con 36 dianas. En 1965 conquistó el Balón de Oro con 67 puntos, que-dando por detrás de él en la vota-ción Fachetti (59) y Suárez (45). Una hazaña que se repetiría en Por tugal, en el 2001, con Luis Figo y en el 2008 con Cristiano Ronaldo. En su palmarés nacional cuenta con cinco Copas de Portu-gal, once ligas y un título europeo (Copa de Europa de la 61-62).

A pesar de su exitosa carre-ra y del interés demostrado por muchos clubes europeos, entre ellos el Inter de Milán, Eusebio permaneció en el Benfica duran-te sus mejores años y acabaría

Fue apodado ‘La Pantera Negra’ por un periodista

inglés, tras deslumbrar en un Inglaterra-Portugal, en 1961

CON DOS

HISTÓRICOS.

En la imagen

superior

izquierda,

Eusebio

posa con el

jugador del

United, Denis

Law. A la

derecha, con

el goleador

alemán, Gerd

Müller.

LO MEJOR, PARA EL BENFICA.

Despertó el interés de numerosos

clubes en Europa, pero sus mejores

años los dio al equipo encarnado.

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por irse en sus última época como futbolista. Con el tiempo, acabó por entender que fue considera-do ‘Patrimonio del Estado’. Jugó durante la dictadura de Salazar, en el Portugal del ‘Fado, Fátima y Fútbol’. Feliz por haber permaneci-do en Portugal, donde se ha sen-tido muy querido, tampoco escon-dió su deseo, como profesional, de vestir la camiseta de un equi-po español. Su último partido con la camiseta del Benfica fue el 18 de julio de 1975, frente a la se-lección africana, en Casablanca. En las temporadas 76-77 y 77-78 Eusebio jugó en dos equipos portugueses: el Beira Mar, de Pri-mera División, y União de Tomar, de Segunda. Jugó también en la

Nor th American Soccer League (NASL) en tres conjuntos diferen-tes: Boston Minutemen (1975), Toronto Metros-Croatia (1976) y Las Vegas Quicksilvers (1977). Las lesiones en su rodilla le depa-raron un final de carrera ingrato. Fue operado en siete ocasiones, seis de las cuales en la pierna iz-quierda. Sin capacidad para con-tinuar en la NASL, Eusebio fichó por los New Jersey Americans de la American Soccer League (ASL). En la época 79-80 llegó a jugar por los Buffalo Stallions de la Ma-jor indoor Soccer League.

Actual Embajador de la selec-ción portuguesa, Eusebio ha con-tinuado trabajando para el Benfica después de colgar las botas. Ade-más, a lo largo de estas últimas tres décadas, ha colaborado con la FIFA en diferentes tareas, entre ellas para dar apoyo en la forma-ción de las categorías inferiores. Una estatua de Eusebio, junto al nuevo Estadio da Luz del Benfica, recuerdan los años gloriosos del jugador, y del club.

Su último partido con el Benfica fue el 18 de julio de

1975, frente a la selección africana, en Casablanca

SU ÚLTIMO

PARTIDO. En

la imagen

superior,

Eusebio se

despide del

Benfica, en

1975. En la

fotografía

inferior,

imagen

reciente de

‘La Pantera

Negra’.

JUNTO A SU

ESTATUA.

Eusebio posa

junto al

monumento

de su figura,

sito delante

del estadio

da Luz, el que

tantas veces le

vio brillar con

el Benfica y

con Portugal.

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El CD Málaga de principios de los años 70 fue un gran equipo, con muchos ingredientes que le asemejan con el actual de Pellegrini: internacionales, un presidente emprendedor, millonario y una gran afición. Monreal, Aragón, Benítez y Álvarez reviven aquellos bellos tiempos..

“EL JEQUE HA SIDO UN REGALO PARA EL

MÁLAGA”

Antonio Rodríguez López, el presidente con quien el Málaga ascendió a Primera, en la tem-porada 1969-70, fue asesinado. Fue relevado por su vicepresiden-te, Rafael Serrano Carvajal.

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CARLOS CARIÑO /

Deusto, Montero, Arias, Mar tínez, Monreal, Vi-

ber ti, Álvarez, Migueli, Roldán, Conejo, Pons, Benítez, Vilanova, Santiago Aragón, Ramón Búa, Ma-cías… futbolistas de leyenda, his-toria viva de un Málaga que, en los albores de los años 70 del si-glo pasado, se consolidó en Pri-mera División con fama de equipo correoso, generoso y complicado para los grandes. Aquel añejo y re-cordado Club Deportivo Málaga no es ni mucho menos el actual Má-laga Club de Fútbol... pero ofrece emocionantes semejanzas. “Anto-nio Rodríguez López, como presi-dente, tenía cosas muy parecidas al jeque”, recuerda José Luis Mon-real. “Era generoso dándonos pri-mas y le gustaba que comiéramos en los mejores restaurantes”.

Rodríguez López, empresario gallego vinculado al mundo de la construcción, fue asesinado, de una puñalada, en circunstancias que, más de 40 años después, siguen siendo un misterio. Su su-cesor fue Rafael Serrano Carvajal, su vicepresidente. “Era un empre-sario muy conocido. Hacía nego-cios en Gibraltar y dejaba la ban-dera de España cuando remataba las estructuras de los edificios que construía. ¡En aquellos años! Era el ídolo de Franco. A nosotros nos regalaba actuaciones de ar-

tistas de la época. Entre ellos Chi-quito de la Calzada…”

Eran otros tiempos. De un me-cenas nacido en Ourense, a otro natural de Catar. Aquel Málaga era un Málaga con dos extranjeros, porque en aquellos años la legis-lación no permitía más futbolistas nacidos allende nuestras fronte-ras si no acreditaban ser hijos de españoles, es decir, oriundos. Las excepciones eran Viberti, la figu-ra del equipo, y Rodolfo Vilanova, que llegó a ser convocado por La-dislao Kubala, pero no debutó con la Selección Española, cosa que sí consiguieron los ya fallecidos Migueli, Macías y Deusto. Hubo que esperar casi 30 años para que dos malaguistas, Contreras y Rufete, fueran internacionales fri-sando ya el fin del Siglo XX.

Oriundos era una palabra muy de moda entonces. Y no se podía decir que fuesen ‘hijos o nietos de españoles’ todos aquellos futbo-listas que venían a nuestra Liga desde Ultramar. Las denuncias de los equipos vascos, Athletic y Real

Sociedad, contra los ‘falsos oriun-dos’ estaban a la orden del día. Todavía se recuerda la fantástica anécdota de Adorno, un argentino que aseguraba que sus abuelos eran “españoles que nacieron en Celta de Vigo”. Literal.

El Málaga era conocido como ‘el rey del empate’. Entonces el triunfo valía dos puntos y sumar era siempre positivo. “Nuestro Málaga estaba muy bien trabajado en defensa”, recuerda Monreal. “Pero los de ahora nos han su-perado”. Antonio Benítez, solven-te defensa y entrenador que más partidos ha dirigido en todas las categorías, hoy es un respetado y competente consejero consultivo. “Había calidad y ganas. Era muy complicado ganarnos. Teníamos a Viberti, Migueli, Vilanova, Busti-llo... Con el paso de los años me he encontrado a exjugadores de otros equipos como Marcial (ex del Espanyol, Barcelona y Atléti-co de Madrid) y me decían que el Málaga de aquella época era muy respetado”. Aragón destaca que

“Migueli y Conejo hacían un tra-bajo fuera de lo normal”.

José Álvarez, rápido y vertical extremo sentencia: “Tuvimos dos o tres temporadas muy buenas”. Santi Aragón era tan fino como su hijo, que jugó en el Real Ma-drid y Zaragoza, entre otros. “Lo teníamos todo y encima nos lle-vábamos bien”. Viberti. ¡Siempre Viberti! Es increíble que genera-ciones de malaguistas, incluso los más jóvenes, tengan en un pedes-tal a Sebastián Humberto Viberti, para muchos, el mejor futbolista del Málaga de todos los tiempos, hasta por delante de Toulalan, Cazorla, Roteta o Fernando Sanz, por nombrar figuras contemporá-neas. Tal era su carisma que el gran Juan Cortés, periodista e his-toriador deportivo del Diario SUR, le describe de la siguiente mane-ra: “No es el que más partidos ha jugado ni el que más temporadas ha estado. Sin embargo, su fama ha sido imperecedera; es impe-recedera. Por muchos que sean los años que transcurran entre sus apariciones, su presencia en nuestras calles es singularizada por los malagueños. Su último año de vinculación al club como jugador se le recuerda como si hu-biese sido anteayer”. Y Monreal lo recalca: “Para la Prensa éra-mos Viberti y diez más. Los de-más estábamos liberados porque, allá donde íbamos, los medios le acaparaban”. El final de su histo-ria como integrante del club se re-monta al año 1980.

Viberti acapara los minutos de conversación con nuestros prota-gonistas. “Era nuestro líder e hizo mucho para fomentar el aumento de la afición. Nosotros le decía-mos que no se preocupara. Entre todos podríamos tapar las defi-ciencias que pudiera tener, por-que nos beneficiábamos”.

El entrenador era de mentali-dad abierta y métodos innovado-res. Janos Kalmar, heredero de una Hungría espléndida que tra-jo un ramillete de talentos como Daucik, Kubala, Kocsis, Czibor, Ferenc Szusza o Pancho Puskas, que pudo ser jugador del Málaga en 1968, pero prefirió colgar las

botas. “Los clubes son muy dis-tintos. Hoy funcionan como em-presas y antes los directivos se jugaban su patrimonio. Nada es igual. Antes era muy complicado ver a un jugador hacer un despla-zamiento de 50 metros, hoy en día cualquiera te lo hace”.

Deusto era a Iríbar lo que hoy es Víctor Valdés a Casillas, un formidable portero asiduo en las convocatorias de Kubala con la Selección, pero que sólo pudo ju-gar dos partidos, lo mismo que Migueli y el madrileño Macías, un estupendo central al que la vida no sonrió y, tras unos años de apuros, terminó trabajando de basurero. Los tres han fallecido: “Podrían ser internacionales en la

“Antonio Rodríguez era un presidente muy atípico. Nos daba generosas primas. Su asesinato no se aclaró aún”

HÉROES. Ben

Barek (arriba)

fue también

un destacado

entrenador.

La velocidad

de las tablas

de Benítez

(con el 3) y

la categoría

de Vilanova

forjaron un

equipo muy

respetado.

Deusto, Macías y Migueli, los tres jugadores internacionales que tuvo el Málaga en aquellos años, ya han fallecido

PRESIDENTE.

Rafael

Serrano

Carvajal fue

un presidente

dinámico,

en unos años

buenos para

el club.

LA FIGURA. Viberti, a la izquierda junto a Ayala y Guerini en la foto, es uno de los jugadores más carismáticos

de todos los tiempos. Generaciones de seguidores del Málaga le respetan y le veneran cono a un grande.

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España de hoy, opinan nuestros protagonistas”.

Hoy en día los futbolistas de élite son más privilegiados que nuestros ancestros, esclavizados con aquel horripilante ‘derecho de retención’ que permitía a los clubes renovarles unilateralmen-te a cambio de un 10% de pue-ril subida de emolumentos. “No

teníamos ni Seguridad Social ni nada”, se lamentan nuestros pro-tagonistas.

“El Málaga siempre tuvo vai-venes” asevera Benítez, “y en lo directivo, igual. Serrano Cava-jal llegó a la presidencia, cuando mataron a Rodríguez López, por-que era el vicepresidente. Los di-rectivos eran personas muy cono-cidas en Málaga y el directivo que viajaba con nosotros era un ami-go más, Juan de Dios García Guz-mán. Por suerte el fútbol ha cam-biado mucho, y para bien. Antes te metían en campos embarrados como Bilbao, Vigo o San Sebas-tián, y ahora, por mucho que llue-va, los campos no se embarran”.

A nuestros ilustres contertulios les hacemos una de las preguntas del millón: ¿Serían capaces de decirnos cuál es el mejor jugador malaguista de todos los tiempos? Duro dilema. Creemos que les he-mos metido en un lío… Pero no dudan: ¡Viberti! Aragón destaca a Deusto: “¡Qué portero!”

¿Cómo ven al actual Málaga los guerreros de antaño? “El je-que ha sido un regalo para noso-tros. No sabemos por qué ha re-tirado su inversión. Nos recuerda mucho a Rodríguez López, porque también ponía dinero, aunque en menor escala, lógicamente. Oja-lá siga con nosotros, porque es lo mejor que le ha pasado a este equipo en toda su historia. Ha in-vertido, nos ha dejado en Cham-pions… ¿Qué más queremos?”. Rodríguez López es aún recordado “porque con su cochazo italiano nos retaba a echar carreras des-de Málaga a Marbella o porque le gustaba ir de fiesta con los juga-dores”. Increíble...

Cuentan que Ladislao Kubala, uno de los futbolistas más gran-des de todos los tiempos, era re-cogido por un taxista amigo suyo en el bar donde tomaba sus ca-ñas, dos horas antes de cada partido. “A tanto no llegábamos, pero si es verdad que, después de cada entrenamiento y cada partido, quedábamos todos para tomarnos algo. Éramos una fami-lia”. Lo dicho. Era otra época.

EQUIPAZO.

Un gran

Málaga con

eminencias

como Migueli,

Viberti,

Vilanova,

Aragón, Búa,

Martínez... un

señor equipo.

GRANDES.

De izquierda

a derecha,

Migueli,

Macías y

Deusto, los

tres jugadores

del Málaga

que jugaron

con la España

de Kubala.

“Viberti era la figura del equipo, toda la Prensa le

buscaba a él. Casi éramos ‘Viberti y 10 más”

ETERNOS. Monreal, Aragón,

Álvarez y Benítez posan con la

bandera del Málaga en la sala

de prensa de La Rosaleda.

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AS Color se hacía eco, en septiem-bre de 1971, de la gran temporada que estaba realizan-do Belén Azpeitia. Fue la primera mujer en conseguir la marca para un Cam-peonato de Europa.

BELÉN AZPEITIA

Fue una gran atleta del mediofondo y del cross. Se convirtió en la

primera mujer en participar en un Campeonato de Europa: Helsinki 1971. Falleció en

2005.

UNA GACELA SOBRE EL BARRO

ALFONSO HERRÁN /

Belén Azpeitia habría cum-plido 60 años el 21 de di-

ciembre. Desconocida para mu-chos jóvenes que sudan hoy en día por las pistas de atletismo, la mediofondista y crosista donostia-rra fue una avanzada a su tiempo y rompió la tradición derrotista en el deporte rey femenino en Espa-ña. Fue la primera que alcanzó la mínima para un Campeonato de Europa en aquellos años 70 de atentados y destape, de viejos republicanos que regresaban del exilio. Tras varias décadas, ese tiempo es hoy ensalzado en la vi-trina de la historia y en él emer-ge Belén.

La primera par ticipación del atletismo femenino español en un Europeo fue en Helsinki ’71, con nuestra protagonista. En la cita continental se presentó con Jose-fina Salgado y Coro Fuentes. Esta última, también donostiarra y per-

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teneciente a la Sociedad Deporti-va Anoeta, compartió muchos en-trenamientos y viajes con Belén. “Durante tres años, fuimos inse-parables. Estábamos juntas casi todos los días. Entramos en el equipo nacional y nos ayudamos mucho mutuamente. Teníamos 20 años y una vida por delante. Ella era muy delgadita y, por sus lar-gas piernas, salía muy rápido del barro. Era zancada y yo, fuerza”, resume Coro.

Belén falleció el 27 de agosto de 2005, a los 52 años, víctima de un cáncer. Atrás dejó una ca-rrera ejemplar, con cuatro títulos nacionales consecutivos de cross entre 1972 y 1975, disputados en Bilbao, San Sebastián (en dos ocasiones) y Granollers. La guipuz-coana, que alcanzó la internacio-nalidad tanto en campo a través como en la pista al aire libre, fue la figura más destacada del cross en España hasta la mejor etapa

de Carmen Valero. En 1971, dis-putó en Lasarte el Cross de las Naciones, su primera gran cita in-ternacional, que se saldó con la decimoquinta posición.

Posteriormente, participó con la Selección de España en tres mundiales, el primero de ellos en Waregem (Bélgica) junto a Carmen Valero, Pilar Sanmartín, Begoña Zuñiga, Montse Abelló y Consue-lo Alonso. Se clasificó en el pues-to 35º, aquel memorable 17 de marzo de 1973, en el que los her-manos Haro, Mariano y José, ga-naron los subcampeonatos mun-diales de cross en las categorías sénior y júnior, respectivamente. “Era una atleta magnífica. Con su gran altura, corría muy fácil, yo me veía algo torpe a su lado en el barro –desgrana su excompañera Begoña Zuñiga–. Se le notaba la técnica adquirida en la pista. Co-rriendo era fabulosa”.

Belén acudió a Rabat al Mun-dial de 1975 y también corrió en Chepstown (Reino Unido) al año siguiente, carreras en las que ter-minó en las posiciones 46 y 48.

Fue la sucesora de dos des-tacadas mujeres en el amanecer del cross en España, las prime-ras campeonas nacionales, tam-bién vascas: Aranzazu Vega y Coro

Fuentes. Esta última no olvida aquella etapa en la SD Anoeta, el segundo club más importante del país hace 40 años, con instalacio-nes de todo tipo, para hockey hier-ba, patines, baloncesto, tenis… La entidad acabó extinguiéndose por razones políticas. “Nos entre-nábamos con Gabriel González y sabíamos que llegaría muy lejos”, se emociona Coro, pamplonica de nacimiento y donostiarra desde su llegada a la capital guipuzcoana a los seis años, y actual entrenado-ra de la Gimnástica de Ulía, uno de los clubes de atletismo más antiguos de España.

Gabriel González dirigió toda su carrera. El técnico llegó a traba-jar hasta con 80 atletas, aunque ahora se ha echado a un lado y hace mucho que no se pasa por Anoeta. “Llegó a acumular todos los premios posibles. Entonces no había dopaje, sólo una buena ali-mentación y mucho trabajo”, des-taca el técnico.

Estudió arte y decoración, y por la noche, cuando acaba sus estu-dios y el intenso entrenamiento, acudía a echar una mano a una mercería que regentaban sus pa-dres en la avenida de Madrid, en el barrio donostiarra de Amara. “Éramos unas niñas, con coleta,

y lo pasábamos en grande –reme-mora Zuñiga, que per tenecía al Telesport de Irún y era entrenada por Joseba Sarriegi–. Teníamos nuestros piques, Ella siempre quedaba primera y yo, segunda”.

Era como una gacela sobre el barro. Belén tuvo muy buenas ac-tuaciones en varias ediciones del Cross Internacional de San Se-bastián; pero por número de vic-torias, nada como sus seis éxitos en el Cross de la Gimnástica de Ulía, en la ciudad donostiarra, y sus cinco alcanzados en el Me-morial Muguerza, de Elgoibar. Su luz brilló al máximo cuando toda Europa esperaba que fuera la pri-mera atleta española que partici-paba en unos Juegos Olímpicos. Tenía la marca adecuada para en-trar en el 1.500 en Múnich ‘72, pero no se lo permitieron. Enoja-da, fijó su mirada más adelante. Gabriel González relata una anéc-dota al respecto: “Nadie ha que-rido saber la realidad. Hizo 4:18, la marca mínima, y reclamamos al presidente, Rafael Cavero, por qué no la llevaba. Fue un capricho de este señor. El caso es que en la final de 1.500 hubo chicas a las que Belén había ganado dos semanas antes y que acudieron con peor marca. Por detrás de la

tribuna de Anoeta un día le presi-dente me vino y me dijo: os pago el viaje a Múnich para que veáis los Juegos. ¡Y me dio la pasta y dos entradas allí mismo!”.

El técnico cogió su 600 y par-tió con la atleta hacia Alemania por carretera. Ambos asistieron a la final con un sentimiento mix-to entre la rabia y la emoción. De regreso, Gabriel se perdió por el macizo central francés y tardaron más de la cuenta.

En la cita de 1976, una lesión en la rodilla le obligó a dejar la concentración y apearse de su gran sueño. “Le operaron, pero recayó –destaca Gabriel-. Tuvo problemas de espalda. En Bizkaia corrió un cross y, como no había duchas, se fue a refrescar donde bebían los animales y sufrió una pequeña infección. Luego, en una carrera de Irún, en la que Zúñiga iba por delante, quiso apurar y en una bajada se torció un tobillo… era floja de huesos”.

Cuando Belén Azpeitia se apa-gó atléticamente, el testigo de calidad en Guipúzcoa y en la Se-lección lo recogió Amelia Lorza. Además de crosista, también fue-ron reseñables sus registros en la pista. Fue campeona de Espa-ña de 800 metros dos veces, en

1971 y 1972, siendo su mejor re-gistro 2:06,3, hecho en Madrid en septiembre de 1971.

También fue de las mejores at-letas de la época en 1.500 me-tros. En 1971, realizó su mejor marca personal en Helsinki al con-cluir la distancia en 4:18,6.

“Belén fue una pionera. Cuan-do murió, se me caían las lágri-mas. Con el espíritu de lucha que tenía, que nunca se conformaba con sus marcas… se extinguió fi-nalmente”, se emociona Gabriel González.

El atletismo vasco se tiñó de luto con su adiós, y particularmen-te el guipuzcoano, con la muerte de esta colosal mediofondista. Hace cuatro años, en el prestigio-so Cross Internacional de Lasar-te, se le tributó un cálido homena-je, que contó con la presencia de su marido y sus hijos. Antes de la carrera se les entregó una placa.

Coro Fuentes, excompañera de Belén: “Ella era muy delgadita y, por su largas piernas, salía

rápido del barro. Era zancada”

Consiguió la mínima en 1.500 para participar en unos JJ OO, los de Múnich ‘72, pero la Federación no se lo permitió

BELÉN

AZPEITIA. En

la imagen de

la izquierda,

la atleta

posa con

el chándal

del equipo

español. A

la derecha,

en plena

competición.

POR UN

CAPRICHO.

Belén Azpeitia

consiguió

la mínima

marca en

1.500 para

participar

en Múnich

‘72, pero la

federación no

lo consintió.

PREMIADA.

Belén Azpeitia

falleció en

2005. Ya

retirada, a la

atleta se le

entregó un

trofeo a su

magnífica

trayectoria en

el atletismo.

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