marcas de fuego

3
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SAN LUIS POTOSÍ FACULTAD DEL HÁBITAT CONSERVACIÓN Y RESTAURACIÓN DE MUEBLES CULTURALES TALLER DE RESTAURACIÓN I PPOFRA: ROSA MARIA MARTÍNEZ RIDER TORRES PEREZ JORGE ALBERTO FECHA: 15 DE MARZO DEL 2010 Tema: Resumen de la lectura de las marcas de fuego Los elementos debemos distinguir para la conservación de documentos son por su singularidad y rareza: la marca de fuego que se encuentra estampada, en la mayoría de los casos, en los cantos de ciertos libros antiguos. Sin embargo este tipo de marca, a pesar de su importancia y de ser objeto de una valoración especial, no ha sido estudiada ni analizada en el marco de la complejidad patrimonial que el tiempo le ha otorgado, en su mayoría estas marcas están relacionadas con las órdenes religiosas y sus acciones formativas y catequísticas. No hay que olvidar que estos libros, traídos de Europa en diversos momentos del periodo colonial, y también producidos en la Nueva España desde la introducción de la imprenta a mediados del siglo XVI, constituyen un patrimonio bibliográfico y de la riqueza cultural para resguardar el legado bibliográfico ha estado presente en el aspecto discursivo de la política cultural enfocada a los bienes patrimoniales, se encuentran categorías y lugares legislativos que reconocen su valor cultural y, por tanto, promueven su protección y salvaguarda. Entre los elementos que nos ayudan a trazar esta evidencia histórica de propiedad se encuentran las marcas de fuego, los ex libris, los sellos y las anotaciones manuscritas. La marca de fuego toma su nombre precisamente porque se trata de una impronta colocada sobre el canto de los libros mediante un herraje a rojo vivo, que deja una evidencia carbonizada y puede ser muy característico de las bibliotecas novohispanas e incunables (los primeros desde mediados del siglo XV hasta 1500) y a todos los que fueron impresos hasta 1800. TIPOLOGÍA DE LAS MARCAS DE FUEGO Para empezar debemos caracterizar estas marcas por el tipo de instrumento con que se realizaron, porque al igual que los sellos, las marcas son improntas obtenida por una matriz, también podríamos agruparlas por la forma de la impronta, sello, anagrama, monograma, signo, etc., o como otros, que han resuelto este problema de forma básica al dividir las marcas como escudos, anagramas y monogramas.

Transcript of marcas de fuego

Page 1: marcas de fuego

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SAN LUIS POTOSÍ

FACULTAD DEL HÁBITAT

CONSERVACIÓN Y RESTAURACIÓN DE MUEBLES CULTURALES

TALLER DE RESTAURACIÓN I

PPOFRA: ROSA MARIA MARTÍNEZ RIDER

TORRES PEREZ JORGE ALBERTO FECHA: 15 DE MARZO DEL 2010

Tema: Resumen de la lectura de las marcas de fuego

Los elementos debemos distinguir para la conservación de documentos son por su singularidad y rareza: la marca de fuego que se encuentra estampada, en la mayoría de los casos, en los cantos de ciertos libros antiguos.Sin embargo este tipo de marca, a pesar de su importancia y de ser objeto de una valoración especial, no ha sido estudiada ni analizada en el marco de la complejidad patrimonial que el tiempo le ha otorgado, en su mayoría estas marcas están relacionadas con las órdenes religiosas y sus acciones formativas y catequísticas.No hay que olvidar que estos libros, traídos de Europa en diversos momentos del periodo colonial, y también producidos en la Nueva España desde la introducción de la imprenta a mediados del siglo XVI, constituyen un patrimonio bibliográfico y de la riqueza cultural para resguardar el legado bibliográfico ha estado presente en el aspecto discursivo de la política cultural enfocada a los bienes patrimoniales, se encuentran categorías y lugares legislativos que reconocen su valor cultural y, por tanto, promueven su protección y salvaguarda.Entre los elementos que nos ayudan a trazar esta evidencia histórica de propiedad se encuentran las marcas de fuego, los ex libris, los sellos y las anotaciones manuscritas. La marca de fuego toma su nombre precisamente porque se trata de una impronta colocada sobre el canto de los libros mediante un herraje a rojo vivo, que deja una evidencia carbonizada y puede ser muy característico de las bibliotecas novohispanas e incunables (los primeros desde mediados del siglo XV hasta 1500) y a todos los que fueron impresos hasta 1800.

TIPOLOGÍA DE LAS MARCAS DE FUEGOPara empezar debemos caracterizar estas marcas por el tipo de instrumento con que se realizaron, porque al igual que los sellos, las marcas son improntas obtenida por una matriz, también podríamos agruparlas por la forma de la impronta, sello, anagrama, monograma, signo, etc., o como otros, que han resuelto este problema de forma básica al dividir las marcas como escudos, anagramas y monogramas.La identificación y caracterización marcada por Fermín Campos es complicada pero más certera, por lo que nos parece pertinente reconocer las dieciséis categorías que él estableció. Pero creemos conveniente agrupar las marcas en dos categorías fundamentales: las marcas epigráficas y las figurativas.Las marcas con anagramas tienen por característica principal precisamente el empleo de palabras que se invierten o transponen de las letras de otra palabra pero entre las cuales debemos distinguir la «A» sola de los agustinos, de la que no parece haberse empleado una representación similar en otras órdenes. Las marcas con monogramas, se distinguen precisamente por el entrelazamiento o ligamiento de letras, generalmente iniciales, que indican el nombre y apellido de una persona. El monograma resulta la mejor manera de abreviar una palabra, y por ello una marca de este tipo es complicada de identificar, porque algunas refieren meramente al nombre del convento y otras al lugar. No podrían ser del todo identificadas sin las anotaciones manuscritas de propiedad, siempre que coincidan ambos elementos en los libros y que la casuística nos permita determinar una cierta certeza. Respecto a las marcas que identifican cada convento, seminario o colegio, representan lo más característico de las marcas de fuego, porque muestran cómo cada establecimiento llegó a tener su propia marca. En algunos casos incluso se abrevió lo menos posible el

Page 2: marcas de fuego

nombre de los conventos o seminarios. Las marcas que aluden a nombres geográficos ayudan a identificar conventos con la misma advocación y de diferente orden.

Tema 2: Los exlibris y las marcas de fuego

EL EX LIBRIS ES UNA MARCA, escrita o impresa que se coloca en los libros, como medio de acreditar la propiedad del ejemplar. Significa dos cosas: el acreditamiento de la propiedad y el señalamiento del desarrollo de la cultura libraría.

Con la aparición del libro en la antigüedad, esas marcas aumentaron, y con la invención de la imprenta en el siglo XV, al poder ser reproducidos los libros, sus propietarios desearon señalar los de su pertenencia con un signo. Este signo fue en un principio el nombre del propietario, manuscrito que colocaban generalmente en la portada. Más tarde, al perfeccionarse la imprenta y las artes gráficas, surgieron las etiquetas que igualmente ostentaban el nombre del dueño, al que se añadió posteriormente un blasón, el de la familia, convirtiéndose así los ex libris en una expresión del sistema heráldico. La costumbre de formar el ex libris con elementos heráldicos ha perdurado hasta nuestros días. Posteriormente, el ex libris se convirtió en elemento de belleza, pues los grabados utilizados mostraban una idea trascendental como un lema o una figura artística bellamente delineada. Los medios tipográficos: grabado, en sus diversas formas, dibujo, uso de la litografía y hoy modernas formas de impresión, son empleados para elaborar los ex libris. Estas marcas unidas siempre al libro, son indicadoras de los variados gustos artísticos y de las técnicas tipográficas.

Esa forma consistió en imprimir en ellos, en forma firme y segura, una marca que se colocaba en los cantos, lomos y pastas de los libros, marca que se hacía con un hierro candente, a la manera como se suele herrar el ganado. Aún existen los hierros con los cuales las comunidades eclesiásticas marcaban a través del fuego sus libros, marca inconfundible e imperecedera. En México penetró la costumbre de utilizar esas marcas tal vez desde el siglo XVI.