Martí Manen ‘Estamos acostumbrados a …De hecho, un comisario hace más lo que puede que lo que...

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2 Diari de Tarragona Dissabte, 27 de setembre de 2014 encuentros XAVIER BASSAS - Por tus libros y textos, por las exposiciones que has co- misariado y las numerosas entrevistas que has hecho y te han hecho -disponibles en la Red-, me he sentido (¿fe- lizmente?) obligado a “salir de la entrevista”. Te propon- go otro dispositivo de pre- gunta-respuesta, quizá en la vía de Oulipo, para generar así un texto límite entre la ficción, el periodismo y el ensayo. La propuesta consiste en que utilices libremente un aforismo, una novela, un poema, un ensayo, una pelí- cula o una obra de arte, exis- tentes o inventados, esco- giendo alguna parte de ellos o como inspiración, para responder a las preguntas. ¿Qué puede y qué no pue- de un comisario? - La primera regla del Club de la Lucha es: “Nadie habla del Club de la Lucha”. La segunda regla del Club de la Lucha es: “Nadie habla del Club de la Lucha”. Si no se habla de algo, ese “algo” no tiene limites ya que no se puede cuestionar. El tra- bajo de un comisario no está reglado, puedes hacer lo que quieras y a veces harás mucho más de lo que pensabas. En positivo y en negativo. Traba- jas con algo que no está cerra- do y que se está produciendo ahora, como es el arte. Saltas de contextos donde huele a di- nero a trabajar con 0 euros de producción sin pestañear. No tienes horarios de tra- bajo, ya que estás todo el día en ello y se supo- ne que debe ser así. De hecho, un comisario hace más lo que puede que lo que quiere, ju- gando en los márgenes para poder definir una voz. Quere- mos cuidar los contenidos aje- nos, pero también ser opi- nión, con lo que nos movemos en contradicciones constan- tes. - ¿Puede leerse una exposi- ción? ¿No hay en el arte nada “fuera del texto”, como de- cía Derrida? - Una exposición puede escri- birse y leerse, ya que tiene unos códigos “lingüísticos”. Pero son códigos inestables, capas de lenguajes que se mueven en gramáticas flexibles. Cada obra de arte es un reto lingüístico para el receptor, ya que desco- noces de entrada en qué “idio- ma” está “escrita”. A esto se su- ma la exposición misma, que ya es en sí un meta-código. El con- junto no se deja descifrar fácil- mente, no hay una obligación de facilitar el reconocimiento. Pienso en el cine… ¿cómo es la exposición en el cine? Un ban- co en el que está sentado James Bond y allí se encuentra con Q para pasarse información. Francis Underwood (de ‘House of Cards’) se encuentra con Zoe Barnes en un banco igual que el de Bond. La exposición es para sentarse, es un lugar se- guro y secreto, un tiempo de es- pera donde se transmite una información que después será clave en la realidad. - Entendido como escritura y lectura, ¿en qué modo ver- bal, en qué tiempo y persona se conjuga entonces el arte? - Mark Okrand ha inventado varios idiomas. Idiomas de ficción como el Klingon de ‘Star Trek’ o el lenguaje de ‘Atlantis’ para Disney. Inven- tarse un idioma, y hacer su diccionario, es algo parecido al proceso de una exposición. Tienes que inventar los tiem- pos verbales, tienes que deci- dir de antemano si la exposi- ción estará en presente o en pasado, o si no importa el tiempo en sí. Es importante decidir el tipo de diálogo que habrá entre los ítems, si quie- res que hablen o discuten, que se escondan o que choquen. También debe decidirse la persona en que se conjuga, aunque estamos acostumbra- dos a exposiciones hechas pa- ra “ellos” y consumidas por “nosotros”. Una de las mejo- res exposiciones que he visita- do tenía como primer público un “él”, una única persona. Se trataba de Marcel Du- champ/Ulf Linde, en la Acade- mia de arte de Estocolmo. Lin- de era el público, un hombre que iba en silla de ruedas: todo estaba colocado para ser visto en silla de ruedas, los raíles en las escaleras para la silla esta- ban en el medio y no en un la- teral... Como visitante “ex- tra”, sabías que no se dirigían a ti, que estabas recorriendo la mirada de Linde a la exposi- ción. Y era fantástico… - ¿Es la exposición un disposi- tivo “político”? - “Tu cuerpo es un campo de batalla”, decía Barbara Kru- ger. Las plazas han sido ocu- padas como lugares de trabajo político desde la sociedad. Cuerpos y espacios como lu- gares políticos. La exposición es un espacio donde la perfor- matividad es clave: las exposi- ciones se piensan desde el mo- vimiento de los que las visita- rán. Cuerpos dirigidos por sistemas ocultos y espacios de negociación con contenidos. La exposición es evidente- mente un dispositivo político, aunque seguramente de un ti- po de política diferente de la que han querido limitar los políticos. Como los políticos y los representantes del poder económico no se preocupan en general por la exposición, han dejado que existiera como algo invisible, como algo me- nor, pensando que su posibili- dad de activación no era peli- grosa. Quedan pocos espacios con esta capacidad de activa- ción, así que es importante que exista y ofrezca otras po- sibilidades, ritmos y tonos fuera de las leyes generales. Con el arte, los artistas pue- den saltarse muchas normas, tenemos que aprovecharlo. - ¿Y qué relación puede esta- blecerse entre arte e identi- dad individual o colectiva? - La identidad colectiva es una construcción y, además, las que nosotros compartimos son bas- tante recientes. Los artistas han participado en mayor o menor medida en la definición de una identidad nacional colectiva. Por ejemplo, la identidad fin- landesa la “pinta”, ya iniciado el siglo XX, Akseli Gallen-Ka- llela. Friedrich en Alemania, por ejemplo, y Delacroix en Fran- cia. ¿Y qué es toda la escenogra- fía escultórica del Palau de la Música Catalana, sino un deseo de identidad? Se recurre a las valquirias y a Wagner para en- troncar Catalunya con un mo- do de hacer específico… - Y ahora, ¿hacia dónde va el arte en Catalunya? Dicho brevemente, no sé si va a algún lugar o si simplemente es- tá. En el arte de Catalunya se evita una genealogía y se escon- den las referencias, con lo que siempre estamos empezando, siempre en presente y sin futu- ro. Ni nos exalta lo nuevo ni nos enamora lo viejo. Acabas con un pareado octosí- labo de rima asonante… A FONDO: ¿Qué es un comisario de arte? ‘Estamos acostumbrados a exposiciones hechas para ellos y consumidas por nosotros’ Martí Manen es comisario y crítico de arte. Em- pezó organizando exposiciones en su propia ha- bitación (1997-2001). Desde entonces, ha comisa- riado exposiciones en el Museo de Historia Na- tural de México (2003), la Sala Montcada –Fundació “La Caixa” (2004-2005), Aara en Bangkok (2005), Sala Rekalde en Bilbao (2005), La Panera de Llei- da (2007) o Zero1 en Olot (2009), entre otras. Ha sido también co-comisario de la Bienal de Turku en Finlandia (2011) y del ciclo “El texto: principios y salidas” en la Fabra i Coats Centre d’art (2014). Además de sus textos en A*Desk, ha publicado la novela-exposición ‘Contarlo todo sin saber cómo’ y, recientemente, el libro de teoría expositiva ‘Sa- lir de la exposición (si es que alguna vez había- mos entrado)’. En twitter es: @martimanen En esta sección realizaremos una serie de entrevistas a comisarios y comisarias, una figura a menudo desconocida en el mundo del arte contemporáneo y que se encuentra a medio camino entre el artista, el museo y el espectador. Exploraremos así a fondo qué puede y qué no puede un comisario, dónde empie- za y dónde acaba su función en la organización de una exposición o de un proyecto artístico. Martí Manen Martí Manen. FOTO: EVA CARASOL ‘Queremos cuidar los contenidos ajenos, pero también ser opinión’

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2 Diari de Tarragona Dissabte, 27 de setembre de 2014encuentros

XAVIER BASSAS

- Por tus libros y textos, por las exposiciones que has co-misariado y las numerosas entrevistas que has hecho y te han hecho -disponibles en la Red-, me he sentido (¿fe-lizmente?) obligado a “salir de la entrevista”. Te propon-go otro dispositivo de pre-gunta-respuesta, quizá en la vía de Oulipo, para generar así un texto límite entre la ficción, el periodismo y el ensayo.

La propuesta consiste en que utilices libremente un aforismo, una novela, un poema, un ensayo, una pelí-cula o una obra de arte, exis-tentes o inventados, esco-giendo alguna parte de ellos o como inspiración, para responder a las preguntas.

¿Qué puede y qué no pue-de un comisario? - La primera regla del Club de la Lucha es: “Nadie habla del Club de la Lucha”. La segunda regla del Club de la Lucha es: “Nadie habla del Club de la Lucha”.

Si no se habla de algo, ese “algo” no tiene limites ya que no se puede cuestionar. El tra-bajo de un comisario no está reglado, puedes hacer lo que quieras y a veces harás mucho más de lo que pensabas. En positivo y en negativo. Traba-jas con algo que no está cerra-do y que se está produciendo ahora, como es el arte. Saltas de contextos donde huele a di-nero a trabajar con 0 euros de producción sin pestañear. No

tienes horarios de tra-bajo, ya que estás todo el día en ello y se supo-ne que debe ser así. De hecho, un comisario hace más lo que puede que lo que quiere, ju-gando en los márgenes para poder definir una voz. Quere-mos cuidar los contenidos aje-nos, pero también ser opi-nión, con lo que nos movemos en contradicciones constan-tes.

- ¿Puede leerse una exposi-ción? ¿No hay en el arte nada “fuera del texto”, como de-cía Derrida? - Una exposición puede escri-birse y leerse, ya que tiene unos códigos “lingüísticos”. Pero son códigos inestables, capas de lenguajes que se mueven en gramáticas flexibles. Cada obra de arte es un reto lingüístico para el receptor, ya que desco-noces de entrada en qué “idio-ma” está “escrita”. A esto se su-ma la exposición misma, que ya es en sí un meta-código. El con-junto no se deja descifrar fácil-mente, no hay una obligación de facilitar el reconocimiento. Pienso en el cine… ¿cómo es la exposición en el cine? Un ban-co en el que está sentado James Bond y allí se encuentra con Q para pasarse información. Francis Underwood (de ‘House of Cards’) se encuentra con Zoe Barnes en un banco igual que el de Bond. La exposición es para sentarse, es un lugar se-guro y secreto, un tiempo de es-pera donde se transmite una información que después será clave en la realidad.

- Entendido como escritura y lectura, ¿en qué modo ver-bal, en qué tiempo y persona se conjuga entonces el arte? - Mark Okrand ha inventado varios idiomas. Idiomas de ficción como el Klingon de ‘Star Trek’ o el lenguaje de ‘Atlantis’ para Disney. Inven-tarse un idioma, y hacer su diccionario, es algo parecido al proceso de una exposición. Tienes que inventar los tiem-pos verbales, tienes que deci-dir de antemano si la exposi-ción estará en presente o en

pasado, o si no importa el tiempo en sí. Es importante decidir el tipo de diálogo que habrá entre los ítems, si quie-res que hablen o discuten, que se escondan o que choquen. También debe decidirse la persona en que se conjuga, aunque estamos acostumbra-dos a exposiciones hechas pa-ra “ellos” y consumidas por “nosotros”. Una de las mejo-res exposiciones que he visita-do tenía como primer público un “él”, una única persona. Se trataba de Marcel Du-champ/Ulf Linde, en la Acade-mia de arte de Estocolmo. Lin-

de era el público, un hombre que iba en silla de ruedas: todo estaba colocado para ser visto en silla de ruedas, los raíles en las escaleras para la silla esta-ban en el medio y no en un la-teral... Como visitante “ex-tra”, sabías que no se dirigían a ti, que estabas recorriendo la mirada de Linde a la exposi-ción. Y era fantástico…

- ¿Es la exposición un disposi-tivo “político”? - “Tu cuerpo es un campo de batalla”, decía Barbara Kru-ger. Las plazas han sido ocu-padas como lugares de trabajo político desde la sociedad. Cuerpos y espacios como lu-gares políticos. La exposición es un espacio donde la perfor-matividad es clave: las exposi-ciones se piensan desde el mo-vimiento de los que las visita-rán. Cuerpos dirigidos por sistemas ocultos y espacios de negociación con contenidos. La exposición es evidente-mente un dispositivo político, aunque seguramente de un ti-po de política diferente de la que han querido limitar los políticos. Como los políticos y los representantes del poder económico no se preocupan en general por la exposición, han dejado que existiera como algo invisible, como algo me-nor, pensando que su posibili-dad de activación no era peli-grosa. Quedan pocos espacios con esta capacidad de activa-ción, así que es importante

que exista y ofrezca otras po-sibilidades, ritmos y tonos fuera de las leyes generales. Con el arte, los artistas pue-den saltarse muchas normas, tenemos que aprovecharlo.

- ¿Y qué relación puede esta-blecerse entre arte e identi-dad individual o colectiva? - La identidad colectiva es una construcción y, además, las que nosotros compartimos son bas-tante recientes. Los artistas han participado en mayor o menor medida en la definición de una identidad nacional colectiva. Por ejemplo, la identidad fin-landesa la “pinta”, ya iniciado el siglo XX, Akseli Gallen-Ka-llela. Friedrich en Alemania, por ejemplo, y Delacroix en Fran-cia. ¿Y qué es toda la escenogra-fía escultórica del Palau de la Música Catalana, sino un deseo de identidad? Se recurre a las valquirias y a Wagner para en-troncar Catalunya con un mo-do de hacer específico…

- Y ahora, ¿hacia dónde va el arte en Catalunya? Dicho brevemente, no sé si va a algún lugar o si simplemente es-tá. En el arte de Catalunya se evita una genealogía y se escon-den las referencias, con lo que siempre estamos empezando, siempre en presente y sin futu-ro. Ni nos exalta lo nuevo ni nos enamora lo viejo.

Acabas con un pareado octosí-labo de rima asonante…

A FONDO: ¿Qué es un comisario de arte?

‘Estamos acostumbrados a exposiciones hechas para ellos y consumidas por nosotros’

Martí Manen es comisario y crítico de arte. Em-pezó organizando exposiciones en su propia ha-bitación (1997-2001). Desde entonces, ha comisa-riado exposiciones en el Museo de Historia Na-tural de México (2003), la Sala Montcada –Fundació “La Caixa” (2004-2005), Aara en Bangkok (2005), Sala Rekalde en Bilbao (2005), La Panera de Llei-da (2007) o Zero1 en Olot (2009), entre otras. Ha sido también co-comisario de la Bienal de Turku en Finlandia (2011) y del ciclo “El texto: principios y salidas” en la Fabra i Coats Centre d’art (2014). Además de sus textos en A*Desk, ha publicado la novela-exposición ‘Contarlo todo sin saber cómo’ y, recientemente, el libro de teoría expositiva ‘Sa-lir de la exposición (si es que alguna vez había-mos entrado)’. En twitter es: @martimanen

■ En esta sección realizaremos una serie de entrevistas a comisarios y comisarias, una figura a menudo desconocida en el mundo del arte contemporáneo y que se encuentra a medio camino entre el artista, el museo y el espectador. Exploraremos así a fondo qué puede y qué no puede un comisario, dónde empie-za y dónde acaba su función en la organización de una exposición o de un proyecto artístico.

Martí Manen

Martí Manen. FOTO: EVA CARASOL

‘Queremos cuidar los contenidos ajenos, pero también ser opinión’

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2 Diari de Tarragona Dissabte, 26 de juliol de 2014encuentros

XAVIER BASSAS VILA

- Escribes: “el arte, como la crítica, es más una actitud que un método, una manera de en-tender y construir otro mun-do (…) para poder subvertir esos ramalazos totalitarios de los sistemas que nos gobier-nan”. Frente a esta definición del arte, ¿cuál es entonces la función del comisario? - Intento no dar definiciones, aunque siempre podemos caer en el error de definir. Intento solo comunicar, proponer refle-xiones, dudas, quizá iluminacio-nes que tenemos. Nunca inten-to definir el arte, la crítica o el comisariado, pretendiendo así una respuesta definitiva. Más bien es una pregunta: ¿qué pue-de o qué debe ser el arte, la críti-ca o el comisariado ahora y aquí? Es importante la localización del contexto. No sé qué sentido tienen a nivel “universal”. Esa universalidad es lo que preten-den las disciplinas, el canon… - Consideras conjuntamente arte, crítica y comisariado, ¿qué comparten entonces es-tas tres nociones? - No son metodologías de traba-jo concretas, tampoco son prác-ticas profesionales establecidas ni disciplinas. Son una actitud en la vida, una toma de posición en el contexto mismo. Arte, crí-tica y comisariado son una mis-ma actitud frente a cómo te afectan las cosas. Las diferen-cias entre ellas aparecen en los procedimientos de trabajo, no en el impacto que provocan. - Impacto… ¿en qué sentido? - Es una término un poco “béli-co”… Me refiero al efecto que provoca lo que estás haciendo como artista, por ejemplo. Mu-chas veces los estudiantes que-

dan desconcertados cuando les pregunto: “¿Qué impacto buscas con tu trabajo?”. Y en este sentido, comisa-riado, crítica y arte comparten una misma idea de actitud y de im-pacto, aunque luego se diferencian en los mé-todos de proceder. Son impactos a veces bru-tales, otras veces suti-les, o elevados intelec-tualmente o ingenuos. Pero impacto siempre en el sen-tido de cuestionar las inercias, de manera más rupturista o más oportunista, según lo que bus-que cada uno. A los estudiantes, por ejemplo, muchas veces les comento que no están obligados a conseguir un tipo de impacto “rupturista”… - ¿Es el impacto lo propio de lo que se llama “arte político”? ¿Qué piensas de esta denomi-nación? - Si me hubieras preguntado por el “arte político” o por el “comi-sariado” hace cinco años, mi respuesta habría sido más entu-siasta. Pero estas palabras están afectadas, actualmente, de cier-to desencanto general… Porque son palabras que han acabado estando donde no tendrían que haber estado nunca: en la Aca-demia. Si la Facultad tiene un Máster en Arte político, algo va mal con el “arte político”. Si la Universidad tiene un Máster en comisariado, pues mal vamos. Puede que esté exagerando, pe-ro lo digo siendo de la “casa”… En este mismo sentido, el otro día leía un texto sobre arte polí-tico que lo desacreditaba, por-que se ha dado pie a trabajos modales, como una moda. ¡No puede ser que ahora todo el mundo haga arte político!

- Pero las prácticas curatoria-les, por ejemplo, ¿no se bene-fician de la base teórica, bi-bliográfica y de las experien-cias que ofrecen cierto tipo de estudios? - Sí, esos estudios son necesa-rios. Y a veces me invitan a par-ticipar en estos másteres. Pero creo que hemos acabado de-sactivando algo de la potencia dinamitadora del arte político. Por una parte, da que pensar que el Reina Sofía sea la insti-tución donde más se trabaje el arte político… Pero, por otra parte, ¿dónde hay recursos si-no en la Universidad o en este

tipo de instituciones para pa-gar grupos de investigación, etc.? Muy pronto necesitare-mos reinventar arte y comisa-riado, pensar qué potencial tie-nen y saber qué hemos desacti-vado… Ahora todos quieren ser comisarios y hacer arte políti-co. El contexto lo requiere, pe-ro hay que advertir las banali-

dades. Confío más en las ini-ciativas ciudadanas que en lo que puedan hacer los museos. - Pero ¿sigue el arte teniendo potencial de transforma-ción? - Sí, sí, creo que el arte sirve pa-ra cambiar cosas imaginando alternativas, porque el arte siempre es un dispositivo críti-co. El arte nos puede permitir tener otros tipos de experien-cia. La capacidad crítica es lo que da sentido a la experiencia estética. Pero no es un espacio cerrado. Por ejemplo, los me-jores críticos y los mejores co-misarios pueden ser los artis-tas. - ¿Y crees que sigue habiendo una tendencia hacia el “comi-sario” como figura clave en el mundo del arte, por encima del mismo artista, el crítico o el espectador? - Se ha escrito mucho sobre es-to: los años 80 fueron la época de los “artistas estrella”. Al Es-tado español le interesaba pro-mocionar su nueva democra-cia, y los artistas visuales se en-tienden sin necesidad de lengua: dices “Miquel Barceló” o “Mariscal”, y todo el mundo lo entiende. Los años 90 fue-ron, en cambio, la época de los

“comisarios estre-lla”: se abrieron mu-chos espacios de arte, muchos museos, y apareció esta figura que estaba detrás de todo proyecto y que empieza entonces a generar todo un dis-curso. En el siglo XXI, hemos puesto en cuestión tanto los “artistas estrella” co-mo los “comisarios estrella”, porque la mayoría servían a in-tereses promociona-les del país, no al pen-samiento y las prácti-cas de arte. Ahora se ha producido una institucionalización de la crítica y del co-misariado (con tan-tos estudios y Máste-res, como decíamos), y estamos cuestio-nando esta excesiva institucionalización.

Pronto empezará una nueva crítica y una nueva práctica cu-ratorial de la que ya tenemos muestras en exposiciones en casas particulares y en las críti-cas en blogs. Pero lo explico más detalladamente en un artí-culo de mi web titulado “La ex-posición como dispositivo crí-tico”... - ¿Y cómo enfocas tus propios proyectos curatoriales? - No soy un comisaria de tesis, como se dice. Mis comisaria-dos tienen una voluntad de in-vestigación y lectura un poco a contracorriente, buscando dos impactos: por una lado, una voluntad pedagógica, para hacer más accesibles ciertas obras; y, por otro lado, un bús-queda emocional no exenta de pensamiento crítico. En el ca-so de la reciente exposición de la médium Josefa Tolrà, mi pregunta era: ¿podemos ver los dibujos de esta mujer más allá de la etiqueta de “art brut”? ¿Sentir, pensar esos di-bujos de otra manera? Se com-binaba así una voluntad “do-cente” y una voluntad emocio-nal de compartir con los otros. Para mí, el comisariado es co-mo preparar un encuentro, co-mo poner la mesa e invitar a la gente a cenar…

A FONDO: ¿Qué es un comisario de arte?

‘El comisariado es como poner la mesa e invitar a la gente a cenar’

Pilar Bonet es historiadora y crítica de arte. Pro-fesora de arte y diseño contemporáneo en la Universitat de Barcelona y la Universitat Ra-mon Llull. Comisaria de exposiciones de inves-tigación histórica y artistas actuales, colabora en diversas publicaciones e imparte seminarios sobre la crítica de arte y el arte actual. Es miem-bro de la asociación ACM (www.acm-art.net) para la cultura y el arte contemporáneo, y cofun-dadora de ArtsComing (www.artscoming.com).

■ En esta sección realizaremos una serie de entrevistas a comisarios y comisarias, una figura a menudo desconocida en el mundo del arte contemporáneo y que se encuentra a medio camino entre el artista, el museo y el espectador. Exploraremos así a fondo qué puede y qué no puede un comisario, dónde empie-za y dónde acaba su función en la organización de una exposición o de un proyecto artístico.

Pilar Bonet

«Los mejores críticos y los mejores comisarios pueden ser los artistas»

Pilar Bonet en su despacho de la UB. FOTO: X.BASSAS

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2 Diari de TarragonaDissabte, 28 de juny de 2014encuentros

XAVIER BASSAS VILA

- ¿Qué primera pregunta os es-peráis?- Lucía: Quizá sobre la produc-ción de los proyectos con pocopresupuesto.Alba: O una más general, que espeor… tipo: “¿Cuál es tu filosofíade trabajo?”.

- Pues… ¿cuál es vuestra expo-sición soñada?- L: [risas] Para mí, una exposi-ción que fuera un carnaval. Elcarnaval es un momento en queel sujeto llega a esa punto de ex-plosión, de cambio. Y me pare-cería interesante hacerlo en unmuseo, como el Macba, atrave-sándolo o habitándolo de otramanera.A: En mi caso, sería una exposi-ción que cuestionara radical-mente su mismo espacio exposi-tivo y dialogara con el afuera.Comisarié, por ejemplo, dos edi-ciones de “Como en casa” dondeexpuse proyectos de artistas enmi propia piso. En la segundaedición, me gustó especialmen-te la performance de Pere Faura,que empezó bailando en el salónde casa y luego, todos con cas-cos, salimos a la calle y le segui-mos por todo el barrio. Surgie-ron entonces cosas imprevistasque fracturaron los límites. Paramí, eso es mágico.

- En “Como en casa” o en “Fastboiling, easy cleaning”, unproyecto donde trabajastecon artistas en un restaurante,así como en proyectos que ha-béis realizado conjuntamentecomo “Licra” o el actual cicloen el EspaiDos de Terrassa, osinteresa claramente cuestio-nar los límites del espacio ex-positivo y de la exposición co-mo tal…- L: Sí, cualquier planteamientoque hagas en un museo siempreva a tener sus limitaciones.

Cualquier planteamiento esta-rá enmarcado en la política delmuseo, en la circulación delmuseo, en su arquitectura... Yuna manera de subvertir estaslimitaciones es realizar ese tipode proyectos que cuestionen elformato expositivo. Además,no veo otra manera de integrarel contexto.A: También es importante crearespacios intermedios donde to-cas frontera con frontera, y li-diar con los encuentros y desen-cuentros que tienen lugar ahí.L: El museo sigue siendo unainstitución disciplinaria, hayque repensarlo. Lo tenemos ahíy no lo podemos ignorar. No setrata de que el “museo” no ten-ga validez como espacio, peroesa validez debería consistir engenerar un lenguaje que apoyelo que pasa fuera del museo.A: Además de formar parte delcircuito económico, el museoes efectivamente una capa másque genera historia y tambiénda cobertura como herramien-ta legitimador de poder. Peroahora, como todo sucede fueradel museo y la sociedad no seidentifica con sus políticas cul-turales (ya que este ha seguidoanclado en modelos del pasa-

do), el museo llora diciendo:“¡¿Qué he hecho todos estosaños?!”.

- Siempre arraigáis los proyec-tos en el territorio, los abrís aotros sectores durante y al fi-nal del proceso, hacéis talleresy todo tipo de visitas, ¿os con-sideráis entonces “comisa-rias-mediadoras”?- A: A mí, me cuesta clasificarme.Y cada comisario y mediador tie-ne su práctica, pero está claroque en los diálogos de media-

ción es donde más se aprende.L: El trabajo de mediación queahora estamos haciendo en el ci-clo de Terrassa es muy intenso,con colectivos, artistas, institu-ciones, etc. Y, aunque este traba-jo se mueve en diferentes diago-nales, como en un diagrama,siempre nos ponemos en mediodel fuego, recibiendo por todoslados lo bueno y lo malo.

- ¿En qué se diferencia vuestrapráctica en proyectos institu-cionales y en proyectos inde-pendientes?- A: En los proyectos indepen-dientes tienes la posibilidad deequivocarte, puedes mantenerel punto experimental. Pero esinteresante ir trabajando desdediferentes perspectivas y apli-cando en uno lo que aprendes enel otro.L: La temporalidad de los pro-yectos institucionales y la de losproyectos independientes esmuy diferente. Y también eltiempo que dedicas y lo que re-cuperas como ganancia. Hablode visibilidad, gestión, produc-ción, capacidad y ámbitos de ne-gociación. Por nuestra implica-ción, el actual ciclo en el Espai-DOS de Terrassa es de largorecorrido, mientras que el pro-yecto de L.I.C.R.A es casi fulmi-nante en cuanto a su aparición ydesaparición, totalmente auto-gestionado, con más espacio pa-ra la experimentación.

- ¿Y qué tipo de trayectoriaqueréis hacer como comisa-rias?- L: A mí me gusta la idea deMarina Garcés de entrar y salir

de la institución. Sí que quierotener la experiencia de trabajarcon una institución, pero sinestar siempre ahí, alternandocomisariado fuera de la insti-tución con la investigación yotros proyectos.A: Actualmente, voy pensandomes a mes... “Entrar y salir” esperfecto, pero lo considero unlujo porque, a veces, la situa-ción viene definida y no puedesentrar o salir.L: Siempre se puede decidircuándo prescindir de esto o deaquello. Si entendiéramos es-to, nuestra relación con la ins-titución implicaría quizás tam-bién la posibilidad de modifi-carla.A: Pero yo creo que “elegir”implica tener varias posibilida-des al alcance de la mano, y es-tas siempre son limitadas. Lainstitución te enseña muchísi-mo, pero trabajar fuera de ellate da mayor margen de acción.

- Y, finalmente, ¿qué aspectode la práctica curatorial os pa-rece imprescindible?- L: Para mí, la relación con eltexto. La producción y gestiónme parecen muy engorrosas, yno por los aspectos prácticos. Enel texto veo, en cambio, las posi-bilidades de expansión del pro-yecto… porque la exposición escomo un texto. Y en el texto esdonde, de verdad, se produce pa-ra mí el trabajo curatorial. Ade-más, lo que construyes a nivelconceptual nunca es lo que lle-gas a realizar. Este tránsito es unperíodo de angustia e incerteza,que debe ser menos rígido.A: Obviamente, en el texto apa-rece la idea casi pura del proyec-to. Pero llevarla a cabo tambiénes interesante: conflictos, en-cuentros y desencuentros. Estaevolución, este proceso te apor-ta conocimiento e informaciónincluso hasta en la manera de co-locar una pantalla -cuando lo co-mentas con el técnico, por ejem-plo. Del texto surgen muchasotras historias que, a su vez, lore-significan.

- Y para ir creando desde aquígenealogías curatoriales, ¿quéotro comisario debería apare-cer en esta sección?- A: Sabel Gavaldón, que comisa-rió el Museo del gesto.L: Sí, cuando vi esa exposición,dije: “Me gusta ser comisaria”.

A FONDO: ¿Qué esun comisario de arte?

‘El museo llora diciendo:¡¿Qué he hecho todos estos años?!’

AlbaBenaventVillaseñor(Toledo)yLucíaPie-dra Galarraga (La Habana) realizaron en2012/13 el Programa de Estudios de A*DESKy ahora están cursando el Programa de Es-tudios Independientes del Macba. Con variasexperiencias curatoriales alternativas y po-limorfas, actualmente están comisariandoel ciclo «Relaciones Ortográficas (en tiemposrevueltos)» en el EspaiDOS de Terrassa.

■ En esta sección realizaremos una serie de entrevistas a comisarios y comisarias, una figura a menudodesconocida en el mundo del arte contemporáneo y que se encuentra a medio camino entre el artista, elmuseo y el espectador. Exploraremos así a fondo qué puede y qué no puede un comisario, dónde empie-za y dónde acaba su función en la organización de una exposición o de un proyecto artístico.

Alba Benavent y Lucía Piedra

«En los diálogos demediación es dondemás se aprende»

Lucía Piedra yAlba

Benavent.FOTO: X.BASSAS

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2 Diari de TarragonaDissabte, 31 de maig de 2014encuentros

XAVIER BASSAS VILA

- Sé que no te identificas có-modamente con ninguna eti-queta: comisario, gestor cul-tural, mediador…- Yo nunca me he pensado ni mehe formado como comisario. Síque hago tareas, en muchosmomentos, que podrían consi-derarse como tareas de comisa-riado. Pero siempre me ha gus-tado más el término latinoame-ricano “curador”, por la idea de“curar” no en sentido terapéu-tico, sino en el sentido de la ex-presión catalana “tenir cura”.Trabajo con personas, conoci-miento y patrimonio, y yo in-tento cuidar de eso. No me de-dico a “organizar”, como po-dría decirse de una prácticacomisarial más clásica, sinomás bien a “tenir cura”.

- Y, en este sentido, ¿cómoempezaste esta tarea de cura-doría?- Prácticamente el mismo díaen que acabé la carrera de Be-llas Artes, se inauguró Salades-tar, donde empecé a trabajar enmediación o curadoría o acti-vismo cultural… no sé cómo de-cirlo. Y empecé autoformándo-me: mi acierto fue por entoncesno querer hacerlo solo. Invité atoda la gente que tenía a mi al-rededor. Siempre con la estra-tegia de aprender de ellos y yo,por mi parte, ayudarles a hacersus proyectos.

- Parece que la palabra “me-diación” está en boca de to-dos y en todos los programasculturales…- Creo que se puso de moda. Pe-ro ahora es una palabra que yaempieza a estar desgastada. Yono creo mucho en este uso es-peculativo de las palabras.

- Sí, tal y como se la usa a ve-ces, ¿podríamos decir que lamediación parece actual-

mente demasiado consen-sual, incluso “disciplinada”?- La mediación es cualquierpráctica que consiste en po-nerse en medio para movilizar,facilitar, provocar, ayudar, etc.Por ejemplo, en medio de uncentro de arte y los artistas.Tiene también algo performá-tico: te pones ahí… En estesentido, más que in-discipli-nada la mediación tiene quever con la “indocencia”, comodecía Judit Vidiella en un artí-culo para Aula Abierta: “actosindocentes”.

- Me refería a la mediacióncomo práctica de aberturadel espacio artístico a otrossectores sociales …- Sí, pero la mediación no tienepor qué ser eso solamente.Tengo un proyecto que se lla-ma “La Fanzinoteca” y que esambulante: no tiene un terri-torio de referencia ni está des-tinado a un público definido. Yes un proyecto de mediaciónpuro y duro sobre las prácticasde autoedición, de edicionesbaratas. En la mediación nohace falta una intención de“educación social”. Solo hayque tener la actitud de ponerseahí para movilizar cosas: connosotros mismos, con genteque hace fanzines, con biblio-tecas, con escuelas, etc. En LaFanzinoteca, no hay ningúnplan establecido ni una tempo-ralidad predefinida. Simple-mente situarse ahí, con unaposición política…

- ¿Y cuál es esa posición polí-tica de la mediación?- No me refiero a un objetivopolítico. Es una posición sobrequé es la cultura, el arte y cuáles el valor de esas manifesta-ciones culturales. Yo lo resu-miría como la creencia de quelas cosas funcionan de formaautónoma y de que las narra-ciones que se generan a partir

de ahí son infinitas. Uno nopuede ponerse en medio y ge-nerar un único relato. Los re-latos son una ficción necesa-ria, pero también son una delas herramientas más peligro-sas que tiene la “Cultura”. Esatarea del comisario que con-siste en generar “EL RELATO”es, de hecho, uno de los peli-gros más grandes que tiene esapráctica. Porque la legitimidadque adquieren esos relatos danpoca posibilidad a la miradacrítica, a las minorías, a lo nohegemónico.

- Pero siempre se genera re-lato, también en este proyec-to de La Fanzinoteca…- Sí, pero con la acumulaciónque hacemos en la Fanzinote-ca se crea un relato que no pre-tende ser ni único, ni hegemó-

nico, ni verdadero. Se va gene-rando el relato que cada díanecesitas generar, pero queposiblemente será contradic-torio con el relato de ayer ocon el que harás mañana.

- Entonces, ¿qué relatos creael arte?- Hay que pensar el arte comoalgo menos sagrado, más poro-so. El “mundillo del arte” meparece tan absurdo… No tieneque ser un espacio cerrado,con una agenda propia. Es tris-te pensar que estamos hacien-do eso, cuando en realidad loque tendríamos que hacer esdisolverlo: coger el arte, meteragua y disolverlo. Yo le diría almundo del arte: ¡disuélvanse,disuélvanse! Siempre la mis-ma gente, en los mismos luga-res… ¿qué construye esto?

- En una entrevista de 2012del Cultural UB (realizadapor Jordi Alomar), aludías aeste mismo “disolverse” conotras palabras. Decía que es-tabas “haciendo desparecer”el Centre d’Art Torre Munta-das del Prat. ¿Es un ejerciciode prestidigitación artística?- [risas…] Eso tiene que ver conel contexto local. Cuando lle-gué al Prat, vine a trabajar alCentre d’Art Torre Muntadas,pero no era un centro de arte.Lo que me encargaban era estaactividad de mediador: generarespacios de información, de fa-cilitación de proyectos, de apo-yo a la creación no solo dirigidoa artistas, sino a entidades quetienen un proyecto que puederelacionarse con el arte. Ahora,por ejemplo, estamos trabajan-do con un instituto, con la gen-te del Departamento de Juven-tud y de la biblioteca. La biblio-teca quería hacer unaexposición de arte y el institutoquería exponer un proyectocientífico. Yo me encargué en-tonces, como mediador, de pre-sentarles artistas que trabaja-ban como científicos y científi-cos que trabajaban comoartistas. Pero eso son tareas notanto del centro de arte, sino deun artefacto amorfo. El centrode arte “desaparece” y se con-vierte así en /UNZIP, que se de-fine como un dispositivo.

- En las prácticas artísticas yde mediación, con procesossiempre frágiles, ¿qué seríaun error?- El error es algo imprescindi-ble. En mi trayectoria personal,de ensayo/error permanente, elerror también es básico. Sinlecturas buenistas: en muchaspolíticas de cultura o en insti-tuciones de arte emergente,siempre se habla hipócrita-mente de riesgo y de error. Co-mo la actual exposición del Es-pai 13 (titulada “Haber hechoun lugar donde los artistas ten-gan derecho a equivocarse”),donde yo no veo ahí ningúnerror porque es un espacio delegitimación hegemónico. Nohe visto a nadie equivocándoseen el Espai 13, o por lo menosno más que en cualquier otroespacio de arte. También cuan-do se dice “un laboratorio” pa-ra pensar, en realidad no pue-des equivocarte...En cuanto a “errores”, diría quela idealización de los procesoses el principal peligro de la me-diación. Me refiero a dar porsupuesto que, al empezar unproyecto de mediación, vas amostrar un proceso ejemplar,como éxito del proyecto. Estees uno de los errores más co-munes, pero seguro que haymuchos más…

A FONDO: ¿Qué esun comisario de arte?

‘Yo le diría al mundo del arte:¡disuélvanse, disuélvanse!’

Lluc Mayol i Palouzié (Barcelona, 1970) trabaja en cul-tura, principalmente en el ámbito de las artes visualesque entiende como un campo para la acción política des-de la investigación, la educación, la comunicación, lagestión y la práctica artística. Actualmente es respon-sabledelproyectomunicipal /UNZIPArtsVisualsdelPratde Llobregat y es impulsor de iniciativas independien-tes como Saladestar, La Fanzinoteca o Artdoules.

Lluc Mayol en el Prat de Llobregat. FOTO: X.BASSAS

■ En esta sección realizaremos una serie de entrevistas a comisarios y comisarias, una figura a menudodesconocida en el mundo del arte contemporáneo y que se encuentra a medio camino entre el artista, elmuseo y el espectador. Exploraremos así a fondo qué puede y qué no puede un comisario, dónde empie-za y dónde acaba su función en la organización de una exposición o de un proyecto artístico.

Lluc Mayol

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2 Diari de TarragonaDissabte, 26 d’abril de 2014encuentros

XAVIER BASSAS VILA

- Ya ha pasado casi un añodesde que acabó tu etapa enla dirección del CA Tarrago-na Centre d’Art. ¿Cómo vesahora el trabajo que realizas-te (gestión, exposiciones, ac-tividades, etc.) junto con Jor-di Ribas y Cristian Añó?- Mi valoración es muy positiva.Durante dos años ofrecimosuna amplia programación encuanto a exposiciones, activi-dades, cursos, etc. Asimismo,como proyecto integral deCentro de Arte, se trabajó tam-bién la intervención del arte enel marco local, su interacciónsocial y la regeneración delecosistema cultural del territo-rio. Además de las publicacio-nes realizadas, me quedo condos legados del CA Tarragona.Por un lado, los proyectos quesurgieron de los grupos de tra-bajo continúan activos a pesarde haber perdido su marco ins-titucional: la red de gestoresque está elaborando un progra-ma de formación para otoño, laweb autogestionada (ante-na.cat) que difunde los proyec-tos artísticos del Camp de Ta-rragona o el espacio de consul-ta en red de prácticascolaborativas (poliedrica.cat).Y, por otro lado, el reconoci-miento que acabamos de reci-bir por parte de la AssociacióCatalana de Crítics d’Art pornuestra apuesta por un centrode arte que experimentaba entorno a la relación entre crea-ción artística y ciudadanía. Encualquier caso, lamento que elproyecto fuera interrumpidocuando emprendía el vuelo y nogozara de los dos años que lequedaban para desplegarse contoda su intensidad.

- Después de incertidumbre ypolémicas, el pasado lunes 14se presentó precisamente elnuevo programa del Centrode Arte de Tarragona. ¿Cómoves esta nueva etapa que aho-ra empieza?- Me sorprende de entrada que,en la crisis que estamos atrave-sando, el Ayuntamiento se per-mita tirar por la borda dos añosde inversiones municipales enun proyecto de centro que, apa-rentemente, tiene muchos ob-jetivos coincidentes y que noaproveche absolutamente na-da, ni siquiera el archivo de ar-tistas del territorio o la identi-dad corporativa. En cuanto a lanueva etapa, me preocupa laconfusión que se desprende entodo el proyecto entre media-ción con la ciudadanía y sacar elarte físicamente a la calle, o en-tre arte web y el uso de redessociales como Vimeo e Insta-gram. También, que a estas al-turas se busque la innovaciónen objetivos que centraron laatención de la escena artísticade los noventa, como la experi-mentación con los formatosexpositivos. Finalmente, meinquieta descubrir que el jura-do del concurso de mediación

es un jurado político, confor-mado por representantes de lasinstituciones, pero sin ningúnprofesional especializado en lamateria. De todos modos, creoque será más adecuado valorar

el proyecto cuando este lleveunos meses de rodaje.

- En este sentido, respecto aparticipación ciudadana ymediación, ¿cómo has enfo-cado la práctica de comisariaen tus proyectos?- Me he centrado en promovertrabajos artísticos que busquencompartir una experiencia concolectivos ajenos al circuito delarte, como los proyectos desa-rrollados en La Capella de SantRoc y CaixaForum. Sin embar-go, ante la efervescencia del ac-tivismo ciudadano, los mode-los de participación definidosapriorísticamente resultan ca-da vez más obsoletos. Actual-mente exploro la interdepen-dencia entre comisariado y me-diación, fomentando que lacapacidad propositiva no seaunidireccional, sino que se ge-nere una intersección entre ex-posición y público. Así se inten-

sifica al mismo tiempo la tramade relaciones entre asociacio-nes, instituciones, proyectosde una comunidad. Esta es la la-bor que desarrollamos desde elCA Tarragona y que articularáel ciclo anual que estamos pre-parando, también con Jordi Ri-bas y Sinapsis, para el próximoaño en el Arts Santa Mònica.

- Pero, más precisamente,¿por qué surge la necesidadde mediación en la prácticade los comisarios? Y, sobretodo, ¿cuáles son sus límites?- Surge de la necesidad de ac-tualizar el vinculo entre arte ysociedad. Marina Garcés hablade “desapropiar la cultura”, sa-carla de los lugares que le sonpropios para implicarla en larealidad donde se inscribe. Ex-plorar las posibilidades de lamediación es explorar el ejerci-cio de autoconvocarnos, de po-ner en crisis las estructuras de

convocatoria y legitimación delsistema y confiar en lo común.La mediación es construir va-lor colectivo desde la prácticaartística. Más que generar re-torno social, deberíamos gene-rar valor social entre todos, ytambién valor artístico.

- ¿Puedes dar un ejemplo demediación que, para ti, seaparadigmático?- Sin ir más lejos, la relaciónque se estableció entre la Fun-dació Casal l’Amic y el CA Ta-rragona. Ellos asistieron a lasjornadas “Obert per reflexió”con las que, desde el Centro,invitamos a las asociacionesdel territorio a trabajar con no-sotros. Lo vieron como unaoportunidad e impulsamosjuntos “En relació”, un espaciode trabajo transversal entre elámbito artístico y el social entorno a la exposición deBouchra Khalili, y del cual for-maron parte, entre otros, laUnitat Tècnica d’Immigració iCiutadania o la Associació deFamiliars d’Alzheimer. Lamuestra no fue para ellos unaexperiencia de consumo cultu-ral, sino el motor de un procesode trabajo que desbordaba laobra de la artista para llevarlo asus ámbitos de trabajo.

- Y retomando tu trabajo so-bre el testimonio en la expo-sición colectiva del CA Ta-rragona en 2012 (“HabeasCorpus”), ¿de qué época omomento del arte es testi-monio esta entrevista?- Sin duda, de un cambio de pa-radigma. El momento en que lacultura era concebida como underecho ha sido superado,también los años en que las in-fraestructuras museísticaseran un activo en los procesosde reurbanización. El modeloinstitucional ha envejecidomal y el código de buenas prác-ticas parece haber prescrito.La cultura y el arte necesitanrecuperar su legitimidad so-cial. Si el sistema actual de lasartes visuales no nos interpe-la, pensemos en un cambio enpro de la función pública delarte. No tengo la solución, pe-ro sí la convicción de que es lapropia comunidad artísticaquien, desde la experiencia ysaber acumulados, debe plan-tearlo.

A FONDO: ¿Qué esun comisario de arte?

‘La mediación es construir valorcolectivo desde la práctica artística’

Cèlia del Diego es crítica de arte y comisaria. Integran-te del consejo de redacción de Artiga. Revista d’art i pen-sament contemporani, ha sido directora del CA Tarra-gona Centre d’Art, directora artística de la Capella deSant Roc y el proyecto decenal “2011 lumens” en Valls,así como adjunta de dirección de la Galeria Toni Tàpiesen Barcelona. Ha comisariado numerosas exposicio-nes y, actualmente, prepara un ciclo para el Arts San-ta Mònica y una muestra en el Museu de Valls. Está tra-bajando con Antonio Salcedo en un curso práctico decomisariado para la Universitat Rovira i Virgili, don-de se producirá una exposición que será itinerante.

Cèlia del Diego. FOTO: JOAN RAMON SALVADÓ

■ En esta sección realizaremos una serie de entrevistas a comisarios y comisarias, una figura a menudodesconocida en el mundo del arte contemporáneo y que se encuentra a medio camino entre el artista, elmuseo y el espectador. Exploraremos así a fondo qué puede y qué no puede un comisario, dónde empie-za y dónde acaba su función en la organización de una exposición o de un proyecto artístico.

Cèlia del Diego Crítica de arte y comisaria

«La cultura y el artenecesitan recuperarsu legitimidad social»

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2 Diari de TarragonaDissabte, 29 de març de 2014encuentros

XAVIER BASSAS VILA

Análisis sobre pintores, es-cultores, también sobre ar-tistas jóvenes, sobre la ciu-dad, además de reflexionesteóricas sobre la comunidado el rostro… me ha sorprendi-do, de entrada, la cantidad detemas que has tratado en lostextos que has escrito.Durante mucho tiempo me ga-né la vida escribiendo, comouna especie de amanuense.Considero estos trabajos fun-damentales, pues a veces secomprenden mejor los códigosde la escritura cuando no hayuna afirmación de la opinión,por decirlo así. Después empe-cé a elaborar textos sobre artis-tas que, sin embargo, no han es-tado demasiado presentes enmis exposiciones. Más recien-temente me he encaminado ha-cia un tipo de ensayo literario.Es el caso de Rostros, un libropublicado por la editorial Peri-férica y que constituyó mi de-but con una editorial fuera delámbito artístico. En octubresacaré el segundo libro tam-bién con ellos, que explorará lametáfora del apagón desde unpunto de vista estético, políticoy existencial.

Y en esta trayectoria textual,¿cómo se combinan la escri-tura y el comisariado?Me interesa mucho más la es-critura que el comisariado. Ytengo la fantasía, quizá dema-siado épica, de que escribir estal vez el único modo radical deenfrentarte al arte. Diría que,cuando escribes sobre unaobra, estás confrontando a so-las tu interpretación y tus pala-bras, mientras que el comisa-riado es justo lo opuesto, una

suma de filtros y mediaciones.

Pero si la escritura es el lugarde interpretación del arte,¿qué lugar tienen entonceslas exposiciones? ¿Y qué fun-ción tiene, para ti, el comisa-rio?En la exposición no veo esamisma capacidad intempestivay penetrante de observar el ar-te. Para mí el comisario no esun ensayista y creo, incluso,que en el comisariado se da un“espejismo” de autoría. Yo, almenos, no me siento “autor”cuando comisarío exposicio-nes, por mucho que sean a ve-ces perspectivas muy persona-les. Y sí me siento “autor”cuando escribo un texto, pormás que ese texto sea un docu-mento casi incompartible.

Pero, al margen del eventualtexto que pueda escribir,¿qué función tiene el comisa-rio en una exposición?Veo al comisario como una fi-gura de mediación, alguien pa-recido a un editor, es decir, al-guien que selecciona unos tex-tos, les da un hilo conductor,los sitúa dentro de una marcaeditorial y, luego, suelta los es-critos y desaparece. Desapare-ce como un gesto necesario pa-ra la legibilidad. En su versiónideal los comisarios tal vez de-beríamos operar como edito-res: seleccionar el trabajo deunos artistas, darles una conti-

nuidad, presentarlos en uncontexto museográfico e, insis-to, desaparecer.

Durante cuatro o cinco me-ses, el comisario trabaja conmuchas personas diferentes ycon demasiadas expectativas:responsables de museos, artis-tas, diseñadores, etc. Cada unotiene sus inquietudes, sus con-diciones laborales y sus capaci-dades. Durante este período detiempo, se constituye una pe-queña comunidad de interesesy me parece que le correspondeal comisariado regular esta mi-cro-comunidad. En este senti-do, en un proyecto expositivoel comisario es el último quedebería abandonar el barco dela complejidad, una compleji-dad política, drástica e innego-ciable que, por cierto, es lo pri-mero que se pierde en los en-tramados institucionalesdonde solemos movernos.

¿Cómo enfocarás todo estoen el MACBA?En el MACBA trabajamos Bea-triz Preciado y yo como colabo-radores externos, con una con-

tinuidad de tres años. Barto-meu Marí, el director del MAC-BA, ha formado un equipo deinvestigación estable, en el que

estamos él, Beatriz Preciado yyo, junto a un amplio conjuntode colaboradores vinculados adiversos proyectos que irán su-cediendo en el museo. La pri-mera tarea ha sido establecerunas líneas discursivas que ar-ticulen el museo, otorgándoleunos ejes editoriales: Historiasheterodoxas, Descolonizar elmuseo, Máquina de escribir,Cuerpo político, Arquitecturacomo práctica cultural y Tec-nologías de la consciencia.

Y, más concretamente, a nivelde exposiciones programa-das…Se trata también de reescalar elmuseo, enfocarlo hacia proyec-tos específicos que tengan con-

tinuidad en el tiempo y no seanun simple menú de actividades.Aquí era importante atender auna reclamación histórica conel MACBA: que el museo se re-lacione con su contexto artísti-co inmediato. Para ello, hemosplanteado una serie de pro-puestas: las primeras comisa-riadas por Montse Badia y Jo-sep Bohigas, y después con Fre-deric Montornès y otroscomisarios, donde el MACBAinterpelará y será interpeladopor artistas que exponen aquípor primera vez, comprome-tiéndose con la tarea de produ-cir trabajos, algo que conside-ramos fundamental. Luego ha-brá exposiciones monográficasacerca de un posible anti-ca-non, por ejemplo Eugeni Bo-net, Carol Rama, OswaldoLamborghini, etc. También se-rán significativas las muestrasdedicadas a la colección, dondeproponemos trabajar en el mu-seo con voces muy polifónicas,venidas desde la música, lapoesía social, etc. Todo ello sinperder de vista las exposicio-nes colectivas, como la que rea-lizaremos en colaboración conla Kunstverein de Stuttgart, olas muestras históricas (An-drea Fraser, Miralda, etc.). Porúltimo, dedicaremos dos gran-des exposiciones de investiga-ción, una titulada Pharmakon yotra sobre la Escritura.

Museo en hiperactividad…¿qué función tiene entoncesel museo?Cuando presentamos la nuevaprogramación, Beatriz Precia-do dijo que el museo deberíaser un lugar donde se redefinie-se el contrato social, donde elarte contribuyese, desde su es-quina, a modificar e imaginarun nuevo marco ciudadano. Es-toy muy de acuerdo con esaidea.

Y trazando genealogías entrecomisarios, ¿a quién creesque debería entrevistar enesta sección?A Jorge Luis Marzo, uno de loscomisarios que más admiro.También a Helena Tatay. A Lau-rence Rassel y a Amanda Cues-ta. Y a Alba Benavent y LucíaPiedra, unas comisarias jóvenesque ahora tienen un ciclo de ex-posiciones en Terrassa que meparece muy interesante.

A FONDO: ¿Qué esun comisario de arte?

‘El comisario es el último que deberíaabandonar el barco de la complejidad’

Valentín Roma es historiador de arte, ensayista y co-misario. Escritor prolífico sobre numerosos artistasyahoratambiénensayista(Rostros,ed.Periférica,2011,además de otro libro que publicará en octubre sobrela metáfora del “apagón”), fue el comisario del primerpabellón catalán en la Bienal de Venecia 2009 bajo eltítulo “La comunitat inconfessable”. Ha comisaria-do luego numerosas exposiciones y, actualmente, tra-baja para el MACBA junto a la filósofa Beatriz Precia-do, como parte del equipo de investigación que orga-niza el programa de exposiciones y actividadespúblicas del museo durante los próximos tres años.

Valentín Roma, historiador, comisario, ensayista. FOTO: X. BASSAS

■ En esta sección realizaremos una serie de entrevistas a comisarios y comisarias, una figura a menudodesconocida en el mundo del arte contemporáneo y que se encuentra a medio camino entre el artista, elmuseo y el espectador. Exploraremos así a fondo qué puede y que no puede un comisario, dónde empie-za y dónde acaba su función en la organización de una exposición o de un proyecto artístico.

Valentín Roma

“El museo deberíaser un lugar donde seredefiniese elcontrato social”

“El comisario escomo un editor”

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2 Diari de TarragonaDissabte, 22 de febrer de 2014encuentros

XAVIER BASSAS VILA

- ¿Cuál es, para ti, la funcióndel comisario? ¿Y cómo te po-sicionas ante las diferentesteorías y prácticas de comisa-riado?- La pregunta que me planteocuando comisario, y que tam-bién desarrollo teóricamente, esmás bien esta: ¿cuál es la virtuddel comisario como mediador?Hay muchos comisarios que sebasan en el discurso y la críticade arte, que generan discursosobre el arte, pero no se intere-san por la mediación, por lapráctica del comisario como me-diación. Considero que faltamucho pensamiento crítico so-bre este tema. De hecho, cuandose ha reflexionado sobre la prác-tica comisarial, se ha llevado acabo desde posiciones más nar-cisistas, desde figuras de lo quese llama “comisario autor”, elcual propone exposiciones apartir de una tesis propia, y quese equipara incluso con el artistamismo.

- Ahora estás trabajando en elproyecto “Prototips en codiobert” con la FundacióTàpies. ¿Cómo se concretanestas reflexiones sobre el co-misario-mediador?- “Prototips en codi obert” expe-rimenta precisamente con estetrabajo de mediación. La Funda-ció Tàpies fue pionera en el de-sarrollo de un discurso sobrecrítica institucional con artistas,comisarios y educadores queempezaron a reflexionar sobreel museo influenciados por lasociología del arte y la media-ción. A principios de 2000, laFundació Tàpies lanza una refle-xión sobre el archivo con “Cul-tures d’arxiu” i “Arxiu FX”. Ycuando llega Laurence Rassel ala dirección, propone abrir el ar-chivo de la Fundació: este archi-

vo conserva los documentos quehan servido para producir unaexposición, para activar proce-sos ante bien que para “explicar”esos procesos (por ejemplo, lacorrespondencia entre ManuelBorja Villel y Hans Haacke, o en-tre Pedro G. Romero y los veci-nos de Ciudad Badia).

- Pero ¿qué uso queréis darle aeste archivo? ¿Y qué desafíossociales implica?- Mi propósito es encontrar gru-pos que articulen investigacio-nes sobre este archivo. Y que nosean solo grupos de arte, sinoque se introduzca una heteroge-neidad social. En este sentido, lamediación puede ayudar a traba-jar con la heterogeneidad social.La pregunta sería entonces: ¿có-mo podemos introducir un pen-samiento heterogéneo en el mu-seo? ¿Y cómo trabajar ahí la di-versidad social? ¿Cómopodemos hacer que el museo seaútil para otros sectores socialesa través del archivo y de la inves-tigación?

- En el momento en que losdocumentos de un archivo yano son solo documentos ad-ministrativos, sino que to-man un valor cultural, su na-turaleza y estatuto se trans-forma. Desde tu perspectiva,¿qué relación tienen enton-ces la obra de arte y la docu-mentación acumulada du-rante su proceso de produc-ción?- Poner de manifiesto los docu-

mentos es visibilizar el mediocon el cual se ha generado unaobra o una exposición. De estemodo, visibilizando el mediose genera distancia y se rompecon la inmediatez del arte mo-derno que se manifestaba, porejemplo, en el “action pain-ting” de Jackson Pollock. Visi-bilizar el documento generareflexión, y ello corresponde-ría a un paradigma brechtianocomo decía J. Rancière en “Elespectador emancipado”.

- Con el ciclo de exposiciones“Arqueologia preventiva”que comisarias ahora en elEspai 13 de la Fundació Miró,trabajas sobre la memoriahistórica y el arte. ¿Qué rela-ción queréis investigar entrepráctica artística e historiacon los artistas selecciona-dos (Oriol Vilanova, Lúa Co-derch, Lola Lasurt, AntonioGagliano y LaFundició)?- Hay artistas que observan losdéficits de la historia: ponen derelieve historias oprimidas,

historias silenciadas, etc. Perocreo que es más potente otrotipo de relación entre la prácti-ca artística y la historiografía:no me parece tan interesanteel artista que se equipara con elhistoriador –haciendo el traba-jo que este no hace, o hacién-dolo mejor-, sino más bien elartista que enfoca esos aspec-tos del trabajo historiográficoque el historiador no está dis-puesto a asumir. El artista se fi-ja así en cosas que desafían laconvención historiográfica.No se trata entonces tanto dehistoria, sino de observaciónhistoriográfica. En esto se basael ciclo “Arqueología preventi-va”. Por ejemplo, ¿qué pasa conel olvido? ¿De qué manera lamemoria histórica queda suje-ta a políticas culturales?Esta es un parte del ciclo. Porotro lado, LaFundició trabaja almismo tiempo con historiado-res en el Espai 14-15 de Bellvit-ge para ofrecer una contra-mi-rada sobre el trabajo del artista.Así conseguimos activar tam-

bién al sector historiográficopara romper la convención del“cubo blanco” del museo y po-ner en juego una crítica artísti-ca. Se produce entonces un in-tercambio de valores.

- Pensemos en el “arte rela-cional” como, por ejemplo, elproyecto del artista RikritTiravanija: invitar a gente di-versa para cocinar juntos yesa comida colectiva es, pre-cisamente, lo que constituyela obra misma. ¿Sería estouna práctica artística de me-diación, un intercambio devalores?- No. Y me parecería más inte-resante incorporar a gente di-ferente para decidir si hay queexponer a ese artista o a otro.No podemos negar que el mu-seo es un elemento de gobier-no cultural que instituye valorcultural, pero sí que podemospensar heterogénea y social-mente qué es el valor cultural.Y trabajarlo desde la diferenciasocial, no desde un discursohomogéneo de historiadores ocomisarios de arte. Es decir,cada vez me interesa menos elarte “colaborativo” o “partici-pativo”, y me interesa cada vezmás el comisariado “colabora-tivo”. El caballo de batalla es lagestión de los recursos: hayque liberar al espectador no enrelación con la obra, sino en re-lación con la estructura delmuseo, con la gestión de los va-lores culturales. Así abrimos lacaja negra de la mediación…

- El comisario como media-dor implica entonces, pornaturaleza, diluirse en esetrabajo colaborativo: activarlos diferentes agentes paradesactivarse a sí mismo. Hayuna ambigüedad, o mejoruna paradoja en esta figuraque es quizá lo que constitu-ye toda su fuerza y tambiénsu límite…- Cuando se visibiliza la media-ción, ya no hay solo dos polos:la creación del artista y el es-pectador, o la creación y la ins-titución, sino que aparece unomás. El mediador se convierteen un agente más. Pero sí, efec-tivamente hay cierta ambigüe-dad en la figura del mediador…Yo tampoco tengo respuestascategóricas, investigo median-te la práctica.

A FONDO: ¿Qué esun comisario de arte?

‘¿Cómo podemos introducir unpensamiento heterogéneo en el museo?’

Oriol Fontdevila es crítico y comisario de arte.Considera sus proyectos como posibilidades parainvestigar sobre la práctica artística y su relacióncon la mediación y las políticas culturales. Actual-mente desarrolla proyectos de comisariado, educa-ción e investigación en A*Desk Institut independentde Crítica d’Art, con la Fundació Antoni Tàpies, conla Fundación Joan Miró y el Museu Joan Abelló. Esmiembro del equipo gestor de Sala d’Art Jove de laGeneralitat de Catalunya.

Oriol Fontdevila. FOTO: X. BASSAS

■ En esta sección realizaremos una serie de entrevistas a comisarios y comisarias, una figura a menudodesconocida en el mundo del arte contemporáneo y que se encuentra a medio camino entre el artista, elmuseo y el espectador. Exploraremos así a fondo qué puede y qué no puede un comisario, dónde empie-za y dónde acaba su función en la organización de una exposición o de un proyecto artístico.

Oriol Fontdevila Crítico y comisario de arte

«¿De qué manera lamemoria históricaqueda sujeta apolíticas culturales?»