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147 Fernando Vallespín Oña Catedrático de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Madrid Más allá del pensamiento único: hacia un nuevo discurso de izquierdas

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Fernando Vallespín OñaCatedrático de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Madrid

Más allá del pensamiento único: hacia unnuevo discurso de izquierdas

Fernando Vallespín Más allá del pensamiento único: hacia un nuevo discurso de izquierda

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Quisiera empezar agradeciendo mucho la invitación a este acto.Me encanta el tema, aunque, me temo, no tendré ninguna res-puesta. No la tenemos nadie, por desgracia. No sabemos cons-truir un nuevo discurso de izquierda y trataré de explicar por quées tan difícil construir hoy un discurso de izquierdas.

Es mucho lo que hay que decir sobre el mundo en el que vivi-mos y en especial sobre las respuestas que hay que dar a algu-nos de los desafios que tenemos planteados. Hoy nos hemosdado cuenta de que era mentira que habíamos llegado al fin delas ideologías. Yo creo que la mejor manera de definir elmomento en el que estamos es señalando que las ideologíassiguen siendo mapas que nos permiten orientarnos en el mundode la política, que generalmente se vinculan además, como esel caso de la izquierda, a criterios identitarios. Las personas deizquierdas no solamente sostienen algunos valores o tienenalgún criterio respecto a la realidad, sino que son personas quese sienten de izquierdas, es decir, hay un ethos de izquierdasque está claramente presente en todas las personas de izquier-das.

El problema reside en ver cómo podemos transformar eseethos bajo unas condiciones que están radicalmente transfor-madas. La izquierda en las últimas décadas ha conducido conel espejo retrovisor, por utilizar una metáfora. Siempre ha trata-do de identificarse a sí misma con su propia tradición, y portanto ha tendido a no ver cómo iban transformándose las con-diciones sociales, la base estructural que condiciona el mundode la vida social. Sencillamente confió en exceso en algunos de

Texto procedente de la transcripción realizada a partir de la grabación.

los presupuestos que le dieron origen. En particular confió en elpensamiento de la Ilustración y también en un tipo de percep-ciones políticas que tienen su origen en los problemas delindustrialismo, cuando el industrialismo ha entrado en crisis ytodo el ideario de la Ilustración, o por lo menos ese que lecaracterizaba a partir de un criterio tremendamente optimistabasado en la idea de que el hombre puede controlar su destino,que el hombre tiene la capacidad de transformar la sociedad dela que vive del mismo modo en que puede transformar la natu-raleza sobre la que opera. Esta idea tenemos que replanteár-nosla igual que tenemos que replantearnos muchas otras situa-ciones, muchas otras evaluaciones que hemos hecho tradicio-nalmente de la realidad social. Tenemos que asumir que hahabido un corte drástico en la conceptualización de lasideologías políticas provocado por el colapso del sistema socia-lista, de eso que se llamaba el socialismo de estado, por unlado, pero también por lo que se ha llamado el fin del industria-lismo clásico y por el cansancio del optimismo ilustrado. Y estoocurre además en unos momentos en los que nos encontramosante una nueva situación de menesterosidad social galopanteque exige más que nunca una respuesta de izquierdas.

Un sociólogo polaco-británico que se llama Syzmun Baumanncalificaba la situación como de vulnerabilidad mutuamente ase-gurada. Vamos a la idea de la destrucción mutuamente asegu-rada propia de la Guerra Fría. En el interior de las sociedadesla percepción de la vulnerabilidad es prácticamente inevitable.Seguía diciendo Baumann que los derechos económicos estánfuera del alcance del estado. Los derechos políticos están redu-cidos al pensamiento único de mercados desregulados de esti-lo neoliberal. Y los derechos sociales son reemplazados por eldeber individual de velar por sí mismos, el deber individual delas personas de velar por su propia subsistencia.

Otro sociólogo alemán muy conocido porque escribe muchosobre globalización, sobre sociedad del riesgo, que se llamaUlrich Beck decía que hoy lo que existe es una búsqueda desoluciones biográficas para problemas compartidos.Reduciendo esto a una única formula se puede decir que el pro-

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blema es que hoy hemos perdido el sentido de una misióncolectiva. Es decir, que la mayoría de los problemas que perci-bíamos como problemas colectivos, como problemas que com-petían al cuerpo social, que necesitaban por tanto una soluciónpolítica, están transformándose en problemas que tienen queresolver los individuos por sí mismos. Esa idea de que es a losindividuos a los que compete resolver los problemas de seguri-dad, resolver los problemas sanitarios, de tipo educativo, y asísucesivamente. Yo creo que es la pauta que marca nuestrotiempo y que es exactamente la pauta que no le gusta a un dis-curso de izquierdas.

Voy a hacer una breve descripción de cuales son las transfor-maciones que han dado origen a esta nueva sociedad quepodemos llamar postmoderna. En segundo lugar quiero pre-sentar cuáles han sido las respuestas que se han dado a estasituación desde la nueva izquierda socialista, eso que se carac-teriza como la Tercera Vía, aunque hay muchas terceras vías,no solamente la de Tony Blair. Para acabar intentaré hacer unacrítica de estas respuestas y trataré de señalar el lugar en elque hoy nos encontramos y ver si es posible o no una respues-ta de izquierdas, así como cuales serían en su caso las priori-dades que tenemos que asumir a este respecto.

Vamos a entrar en el cambio de las condiciones objetivas. Mehe atrevido a llamar sociedad moderna a la nueva sociedad enque la vivimos. Hay cuatro grandes elementos de cambio.Algunos de ellos están muy vinculados unos con otros, eviden-temente, al mundo de la sociedad y por eso es difícil el análisissocial. Es decir: todo condiciona todo y no podemos aislar lasdiferentes variables que se suman a la hora de producir undeterminado efecto, pero de alguna manera tenemos que expli-car el mundo en el que estamos.

En esta sociedad moderna ha habido una transformaciónimportantísima del capitalismo de corte fordista, de producciónde masas, de producción centralizada a un nuevo tipo de capi-talismo de producción crecientemente descentralizada. Esto loconocen ustedes muy bien en Asturias. De tener sindicatosfuertes, hemos pasado a un debilitamiento de los sindicatos.

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Hemos pasado de un modelo de sociedad del trabajo en la cuallo importante era el trabajo familiar predominantemente mascu-lino, a una situación en la cual la mujer se ha incorporado ple-namente al proceso productivo. Y hemos pasado al mismo tiem-po de una sociedad industrial con tecnologías manufacturerasde la Segunda Revolución Industrial a una sociedad del conoci-miento donde imperan las tecnologías de la información de laTercera Revolución Industrial.

Cuando hablamos de una sociedad del conocimiento tenemosque introducir un rasgo que es fundamental de esta sociedad.La sociedad del conocimiento se caracteriza fundamentalmen-te porque el tipo de conocimiento experto es el factor de pro-ducción absolutamente decisivo, infinitamente más importanteque otros que tradicionalmente también eran importantísimoscomo podía ser el trabajo o el capital. El trabajo está perdiendocrecientemente importancia en esta sociedad a favor del cono-cimiento. Esto tiene consecuencias espectaculares. Es lo quesignifica o significó en su momento el hecho de que el porcenta-je de la población activa del sector primario pasara de ser unamedia del 30 por ciento al 3 o 2 por ciento, como es actualmen-te. Hoy el 2 por ciento dedicado al sector primario produce másque producía ese 30 por ciento. El 16 por ciento como media delos países industrializados se dedica al sector de la manufactura,cuando solamente hace una generación era hasta el 40 por cien-to. Pero ese 16 por ciento tiene un índice de productividad infini-tamente superior de aquél que poseía el otro 40 por ciento.

Estos son cambios estructurales que no se pueden negar, quesuponen la disminución del peso de los trabajadores de cuelloazul, de los trabajadores industriales y han aparecido dos ele-mentos importantísimos aquí que son difíciles de caracterizar:por un lado los trabajos basura en el sector servicios, los mac-jobs como se les llama en la jerga sociológica. En el punto anta-gónico de estos trabajos basura está el tipo de trabajo que com-pete a esa nueva élite que posee ese conocimiento para lasociedad compleja postmoderna de la nueva sociedad indus-trial. La importancia del conocimiento experto en manos de

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estos trabajadores es decisiva para movilizar todo el sistemaproductivo.

Aquí tenemos que detenernos para ver traslación desde lasociedad moderna industrial a este modelo que tiene unaimportancia decisiva para la nueva menesterosidad social. Lafuente del conflicto en la sociedad industrial centrada sobre laeconomía es la famosa contradicción entre capital y trabajo.Pero la contradicción entre capital y trabajo, contrariamente alpensamiento de alguien como Marx, no resultó ser una contra-dicción antagónica. Es decir había un momento en esta contra-dicción que predisponía a llegar a algún tipo de compromiso.Fue el compromiso que Ralf Dahrendorf llamaba del modelosocialdemocrático. Es decir, en cierto modo los trabajadoresconsiguieron que un conjunto de derechos sociales fueran "con-cedidos" por los ricos de forma que los ricos pudieran mantenersus privilegios relativos.

El consenso socialdemocrático se basaba en la creación de unnuevo pacto social que sella el Estado de Bienestar de posgue-rra. Pero esa solución fue posible porque los empresarios nece-sitaban una fuerza laboral relativamente dócil. A su vez los tra-bajadores necesitaban algún empleador, había una interdepen-dencia mutua que hoy se ha roto. Este es un tema decisivo paraentender lo que está ocurriendo en el mundo de la globalizacióneconómica. Nos encontramos en una situación en la cual sec-tores importantísimos de población son absolutamente super-fluos. El problema es la marginalización de sectores importantí-simos de la población, que no cuentan ni siquiera como consu-midores potenciales. Esto ocurre dentro de las sociedades (lafamosa sociedad de los dos tercios es la que habitamos), peroocurre sobre todo entre sociedades. Y es la auténtica contra-dicción del mundo globalizado, donde prácticamente la mitad dela población es superflua, no la necesitamos para que el siste-ma pueda seguir funcionando con plena eficacia. El continenteafricano a nadie le importa un rábano. Sencillamente porquedesarrollar el continente africano para que en un futuro pudie-ran ser consumidores de nuestros productos costaría tanto queverdaderamente nos disuade enteramente de hacerlo.

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La contradicción ha cambiado de sentido. La contradicciónentre capital y trabajo al final acabó generando un pacto social,pero ahora mismo ese pacto social no necesita ser renovado. Elpropio capitalismo se ha desarrollado por otras vías que le per-miten sobrevivir sin necesidad de atender a estos nuevosmenesterosos. Este es un problema que tiene muchísimo quever con esa transformación interna dentro del capitalismo en lacual el trabajo deviene en un factor más residual. El elementofundamental es el conocimiento.

Nos encontramos ante fenómenos nuevos que no existían, antela posibilidad de las nuevas elites económicas de romper elpacto social, que de hecho han roto. Hoy los únicos que nopagan impuestos paradójicamente son los ricos. El pacto socialse sostenía sobre la premisa de la redistribución de los ricos alos pobres. Nos encontramos con que quien sostiene los pre-supuestos públicos son las clases medias, las clases de losasalariados. Los ricos tienen la posibilidad y la capacidad per-manente de escaparse, con lo cual estamos viendo que el sec-tor de los privilegiados no siente ya ninguna responsabilidad porla sociedad a la que pertenece. Es lo que Anthony Giddens, unode los inspiradores de la Tercera Vía, ha llamado la marginali-dad en la cúspide, que por supuesto es dramática en los paísesdel tercer mundo desde donde los ricos extraen sus rentas delpaís al que pertenecen, por ejemplo México. Esas rentas norevierten sobre el país al que pertenecen y se colocan, porejemplo en Miami. No solamente hay una marginalidad dentrode esos países, sino incluso en el destino de estos países, pro-vocada por esa especie de huída de los ricos de sus propiasresponsabilidades sociales. Es un tema preocupante.

Hoy la contradicción entre capital y trabajo no es la fuente fun-damental del conflicto, que se ha trasladado más al ámbito delo cultural y de lo identitario. El objetivo de la vida política, sobretodo el objetivo de la izquierda, es intentar conseguir mayorescotas de distribución, por lo tanto una sociedad más igualitaria.Hemos pasado al paradigma del reconocimiento, el paradigmade normas donde la mayoría de los conflictos tienen un origenidentitario. Y si nos planteamos en España cuál es el verdade-

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ro conflicto diremos enseguida: el conflicto vasco; que es unconflicto identitario. En España nadie diría que el gran problemade la política española es el capital y trabajo. Y si vamos alámbito internacional esto es esencialmente evidente. Memolesta darle la razón a Hungtinton, porque no la tiene, en sutesis básica. No deja de ser cierto que la inmensa mayoría delos conflictos del ámbito internacional tienen ese origen deenfrentamiento de raíz no cultural, sí religiosa, identitaria y quepercibimos dentro de las sociedades a medida que van devi-niendo en sociedades multiculturales. El mayor problema paralas sociedades en las que existe una enorme diversidad es pre-cisamente el hecho de la multiculturalidad; cómo acomodar lasnuevas diferencias étnicas, las nuevas diferencias identitarias.Este va a ser un problema de futuro porque ya es imparable elproceso de movilidad social.

El multiculturalismo, la nueva ideología que está saliendo deesta nueva sociedad, la tendencia a crear islotes identitariosaislados unos dentro de otros, es lo peor que nos puede acon-tecer. Alguien ha dicho que multiculturalismo es la ideología delfin de las ideologías y me temo que en eso tiene razón. No seelige una ideología, porque sencillamente una persona se ads-cribe ya a lo que es, y el ser es un rasgo puramente adscripti-vo. Con lo cual, con esto sí que hemos roto drásticamente conese discurso ilustrado al que antes me refería, que es la nece-sidad de vincularnos en torno a criterios que se sostienen sobrepautas mínimamente racionales.

Aquí es donde el discurso ilustrado se ha quebrado con más fuer-za. Es importante subrayarlo. Se ha quebrado porque antes pen-sábamos que era posible aspirar a algo así como a una sociedadmundial que estuviera gobernada por principios en los que todospodemos consentir, que todos podemos hacer propios.

Hoy nos encontramos, no con ese universalismo predicado porlos padres de la Ilustración, sino ante un particularismo univer-sal, ante la afirmación de la inconmensurabilidad entre los dife-rentes grupos y sociedades. Me refiero a la idea de que nopodemos establecer criterios de comparación homogéneos.

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Podemos comparar dos manzanas, pero no podemos compararuna manzana y una pera.

Cada cultura se presenta a sí misma como una especie dife-rente, por lo tanto las posibilidades de cooperación transnacio-nal se ven entorpecidas como consecuencia de estos proble-mas multiculturales. Por lo tanto, estamos ante una situaciónobjetiva de orfandad respecto a esos grandes discursos de laIlustración. No tenemos ninguna teoría que realmente se atrevaa explicarnos que es lo que está ocurriendo hoy en el mundocomo en su día lo hicieron Max Weber, o el propio Marx, HerbertSpencer y algunos otros de los padres fundadores de la socie-dad moderna. Y entonces lo que nos encontramos es un dis-curso tremendamente fraccionado, que está hecho de trozos deotros discursos, que es muy difícil de enhebrar después con unmínimo de coherencia. Y quien sale perdiendo de esta situaciónes la izquierda. En una situación en la cual todo vale. No tene-mos la posibilidad de acudir a algún tipo de filosofía, a algúntipo de relato, de explicación de la realidad que pueda afirmar-se como auténtico, como verdadero. Si toda posición es defen-dible simplemente porque es una posición, nos enfrentemosdialécticamente a ella. Es donde los discursos de la izquierdatradicional hacen aguas.

El intento de reconstruir otro discurso, desarrollar ese otro dis-curso de izquierdas más hospitalario con estas nuevas condi-ciones, también tiene gravísimos inconvenientes desde su ini-cio. Me refiero al discurso de la Tercera Vía, que ha tratado dehacer un intento de reconciliación quizá excesivamente radicalentre los principios de la derecha tradicional y los de la social-democracia tradicional.

Creo que el discurso de la Tercera Vía (aunque hay muchas ter-ceras vías: la alemana, la británica de Tony Blair, que fue quienle puso el nombre, la escandinava...) desde cada una de las tra-diciones socialdemócratas del continente europeo, ha tratadode buscar soluciones ajustadas a su perfil, a sus característi-cas.

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Ha habido estrategias distintas pero todas tienen algo encomún. El primer elemento que ha predominado es la necesi-dad de ganar las contiendas electorales por encima de la crea-ción de un tipo de sociedad diferente. Ha ganado el pragmatis-mo sobre los ideales. Este es un elemento evidente. En todoslos procesos electorales para conseguir la victoria se ha tendi-do a acentuar en exceso las posiciones de liderazgo, perdién-dose de vista algo que era una riqueza propia de todos los paí-ses socialdemocráticos, que es la importancia de las bases delos partidos en la construcción de su discurso, en la construc-ción de su estrategia y en la configuración además de un siste-ma de elección de líderes donde se valoraran criterios distintosde los criterios puramente de la telegenia del personaje que seelige como lider.

Ha sido el discurso que se ha ido conformando en términos deoferta electoral, no de convicciones, y precisamente por eso esun discurso que nace ya debilitado.

Lo que se propone es hacer una definición de los ideales deizquierda en términos de oferta electoral. Teniendo en cuentaque la inmensa mayoría de los ciudadanos se definen como decentro dentro de las sociedades desarrolladas, se ha tendido abuscar una posición centrista. Es lo que los británicos llamabanel centro radical, el nuevo centro, como decían incluso algunosde los socialdemócratas alemanes. En cierto modo es unaforma de arañar los votos necesarios para conseguir esa victo-ria electoral.

Esa búsqueda del centro se manifestaba también, y creo quede ahí viene el nombre de tercera vía, no en un punto interme-dio entre derecha e izquierda, sino en la búsqueda de un puntode intersección de los elementos supuestamente más valiososdel discurso de la derecha y del discurso de la izquierda. Se tra-taba de ver qué es lo que funciona en el discurso de la derechay lo que puede seguir funcionando del discurso de la izquierda.Se daba a entender lo que dentro de esta teoría se denomina-ba la socialdemocracia a la antigua, y que no servía ya pararesolver los nuevos problemas sociales. En lugar de intentarrehacer los puntos fuertes de la socialdemocracia a la antigua

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lo que se hizo fue buscar un pacto con algunos de los elemen-tos doctrinales propios de la derecha o propios del liberalismo.

Lo que funciona de la derecha es el dinamismo económico, lasupuesta liberación de la creatividad, que siempre ha puesto elfoco sobre el individuo en lugar de los elementos colectivos, nosolamente en relación a sus capacidades sino también a susderechos.

En el momento en que se dice que estos elementos positivosdel liberalismo pueden ser asumidos por la izquierda, necesa-riamente se tiene que reconocer que no hay ninguna alternati-va a la sociedad de mercado, que por lo tanto una economía demercado competitiva necesariamente tiene que ser también elideal de organización económica de un partido de izquierdas.

Ya no es posible el keynesianismo. Esto se vincula a un análi-sis muy sofisticado dentro del mundo de la globalización y portanto no tenemos más remedio que asimilarlo como lo únicoposible, al menos en cuanto a lo que se refiere a la organiza-ción económica.

La izquierda hace suyo este planteamiento que es tradicional-mente de la derecha neoliberal. Y quiere mantener los valoresde justicia social, de solidaridad, que ahora se vinculan tambiéna valores nuevos, a la ética global, o a valores tales como elcrecimiento sostenible, etc.

El mensaje dice que la vieja derecha es moralmente inacepta-ble, pero que la socialdemocracia a la antigua es inelegible, nopuede alcanzar el éxito electoral sin un cambio radical de dis-curso.

Este cambio de discurso ha entrado en temas que tampoco hancaptado de forma auténtica el interés de la gente, porque haentrado en temas como la idea de que la globalización no hayque interpretarla como un límite, sino como una oportunidad. Laglobalización es ambivalente, tiene elementos positivos y ele-mentos negativos pero no podemos quitarla de en medio.Existen una serie de límites ecológicos a nuestra capacidad de

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desarrollo económico que hay que tener en cuenta. Se ha intro-ducido también un nuevo discurso sobre los riesgos. Y se daprioridad a temas de educación y formación profesional, capa-citación tecnológica, al conocimiento.

Lo que se percibe, y esta es su peculiaridad, es que no afectaa la presentación de problemas en términos de suma cero. Noafecta a la presentación de problemas como alternativa, esdecir, cuando hay que optar entre A o B. Lo que dicen es que sepuede conseguir A y B.

La inmensa mayoría de los valores políticos son reconciliables.Por tanto esta supuesta inconmensurabilidad de la que siemprese hablaba respecto a los valores políticos es la idea de IsaíasBerlín, un autor neoliberal bien conocido, que decía una cosaque tenía bastante razón: todos deseamos la libertad y la igual-dad, pero lo que no podemos es conseguir el mismo nivel delibertad y de igualdad. Las decisiones políticas son decisionestrágicas porque más libertad genera más desigualdad y másigualdad genera menos libertad.

Por tanto, pretender una reconciliación perfecta de los valorespolíticos es una imposibilidad lógica. Aquí nos encontramos conun discurso verdaderamente optimista que juega con lo queRalf Dharendorf llamaba la cuadratura del círculo: es posiblesatisfacer a la vez tres fines, el fin de la competitividad de lasduras condiciones de la globalización económica, manteniendola cohesión social propia del Estado de Bienestar, y hacerlo sinalterar para nada nuestro Estado de Derecho. Manteniendo lasinstituciones de una sociedad libre en la que podamos gozarampliamente de libertades.

El diseño de las políticas puede favorecer el crecimiento eco-nómico y a la vez redistribuir los ingresos: Que haya menosimpuestos y a la vez mejores servicios públicos, que no esnecesario optar por mejor educación y más selección, o las polí-ticas sociales selectivas y la atención a los necesitados. En cier-to modo es posible la eficiencia administrativa y a la vez la reno-vación de la esfera pública. Es posible un estado activo y eficazy la vez una participación plena de la sociedad civil. No hay con-

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tradicciones sociales. Podemos aspirar a tenerlo todo. El men-saje es tremendamente optimista pero peligroso a la vez.

El problema de la Tercera Vía es que no ha conseguido las pro-mesas que nos planteaban como efectivamente posibles.

Y si vamos al ámbito de los valores nos encontramos con algoparecido. Es posible luchar a la vez por la libertad y por la equi-dad, por los derechos y por las responsabilidades, por la com-pasión social hacia el necesitado y por la promoción de la auto-confianza, por las oportunidades económicas y por la justiciasocial, por la economía global y por la comunidad local. Unaética pública donde se compartan las posibilidades gobernantesy gobernados. Parece maravilloso lo que estamos diciendo.

A los ciudadanos se les puede engañar durante el proceso elec-toral, pero lo que nos damos cuenta es que precisamente conel paso del tiempo esas decisiones trágicas que subyacen atoda decisión política acaban mostrando su rosto. En ciertomodo es el reflejo de esa necesidad que tenía la sociedaddemócrata renovada de transmitir optimismo. Fíjense en algu-nas de las frases que planteaba Blair: la historia no presentaproblemas que no podamos resolver. Todos los problemas sepueden responder, incluso el de el País Vasco, incluso el dePalestina, incluso el de la marginalidad social de la que estába-mos hablando. Es decir, no se ve potencialmente ningún pro-blema irresoluble. Y dice otra que tuvo mucho éxito: We believein what works (creemos en lo que funciona). Somos pragmáti-cos y cuando algo ha demostrado que sirve lo asumimos comopropio. Esta es la idea que subyace al liberalismo. El liberalis-mo se concibe a sí mismo como una ideología resultante de ladestilación de un largo proceso de aprendizaje social de lasdiferentes sociedades, que al final han confluido en ese conjun-to de principios basado en esa visión individualista.

Querían incorporar una experimentación inteligente para buscarlas auténticas soluciones y para ello se rodearon de intelectua-les muy glamurosos como Ulrich Beck, o Giddens. La TerceraVía es el único discurso de izquierdas que funciona en nuestrosdías, y que se toma la globalización en serio. Es el único que ha

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tratado de trabajar a fondo cuáles son las trampas de la globa-lización, por lo menos en los sectores intelectuales.

Si hay algo que yo rescataría de este discurso es precisamen-te esta necesidad de repensar drásticamente el estado, y laforma a través de la cual tenemos que reinterpretar y recolocarlas formas de actuación de las diferentes comunidades locales,regionales, estatales, supranacionales al modo europeo, inter-nacionales, etc. Es lo que se llama gobernanza global, perotambién gobernanza interna, a través de la cual hay que buscarun nuevo contrato social a través de empresas públicas y pri-vadas. Entre iniciativas públicas y privadas. Ahí si tocaron lospuntos que necesariamente tenemos que tocar en esta nuevasociedad.

Ese discurso dió mucha importancia a eso que hoy parece quees la panacea, el capital social. Primó también la necesidad deconstatar que existe algo así como una energía que une lassociedades y que se manifiesta sobre todo en la confianza queexiste de las personas entre sí, de las organizaciones entre sí yde la propia sociedad civil con sus propias instituciones públi-cas. Es decir, allí donde está presente esta confianza, estassociedades funcionan. Esta demostrado empíricamente. Todasociedad que tiene un índice alto de capital social es una socie-dad más eficaz y justa. No es necesariamente más equitativa,pero es una sociedad donde esa confianza se puede ir allí mon-tando a través de nuevas iniciativas públicas, porque esa vin-culación entre lo público y lo privado tiene continuamente todoun conjunto de puentes tendidos entre una y otra orilla.

Por tanto la modernización del estado como programa y en par-ticular la modernización del estado de bienestar me parece algoabsolutamente fundamental. Si la izquierda fracasa en su pro-yecto de estado social, su recuperación va a ser verdadera-mente difícil.

La crítica más fuerte que se ha hecho al estado de bienestar esque las instituciones del estado social a menudo han sido buro-cráticas, ineficientes, han respondido a inercias, y han genera-do elementos negativos sobre el clientelismo de las políticas del

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estado de bienestar. Se trata de intercambiar beneficios socia-les por la lealtad de las masas entre las que hay un mercadocautivo de votantes, que se conseguía gracias a la distribuciónde todo el conjunto de prebendas sociales a esos sectores. Portanto, incluso la propia derecha se ha abstenido de reformar elestado de bienestar porque seguía manteniendo este clientelis-mo asociado.

Bajo esas nuevas condiciones es difícil que pervivan las institu-ciones básicas del estado de bienestar sin una reforma internaimportantísima, que no tiene por qué ser la reforma emprendi-da por Tony Blair. Saben que tiene problemas porque ha fraca-sado en su reforma de la sanidad y de los transportes públicosestrepitosamente, a pesar de una increíble inversión pública.Aún cuando muchos le tildan frívolamente como un autor dederechas, los dos últimos presupuestos han sido los dos presu-puestos más redistributivos que ha tenido ningún gobierno bri-tánico desde la Segunda Guerra Mundial.

Hay un claro impulso de izquierda en la forma en la que seorganizó el presupuesto, otra cosa es que la sociedad no hayasabido digerirlo. No ha sido eficaz en estos problemas públicoshacia los cuales la gente es verdaderamente sensible.

Surge la necesidad de buscar un nuevo tratamiento de la pobre-za, es decir tratar de disolver las famosas trampas de la pobre-za. Se propone un análisis muy profundo de cuáles son las cau-sas estructurales de la nueva pobreza y la nueva marginalidad.El resultado de estos estudios fue sorprendente, porque demos-tró que hay países que tienen un índice de pobreza alto peroque no son siempre los mismos. Las personas más jóvenes entérminos de ingresos son los estudiantes. Pero estos sonpobres durante un periodo muy limitado de su vida, mientrasson estudiantes. Lo mismo ocurre entre sectores sociales, haysectores sociales que caen de repente en la pobreza, pero loimportante no es ver que sean pobres, sino si tienen capacidadde salida y cuánto dura el lugar en el que están ubicados comopobres.

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La reformulación de todo ese estudio es tratar de saber cómopuede combatirse la pobreza estructural, aquellas formas depobreza en las cuales las personas una vez que caen ya nopueden salir. Estamos ante un enfoque nuevo que puede dartodavía resultados importantes.

El énfasis en la educación, eso que se llama empleabilidad, esdecir esa idea de que en cierto modo lo importante no es elseguro de desempleo sino la inversión en el reciclaje deldesempleado. Ese cambio de enfoque sí es importante.

Hay un cambio de enfoque que se manifiesta también en elénfasis sobre la igualdad de oportunidades y sus garantías através de políticas de promoción de los auténticamente necesi-tados. Estos términos me recuerdan el discurso de RonaldReagan y Bush sobre el republicanismo compasivo: queremossu solidaridad, no su compasión. Es la visión social de un dis-curso más de derechas.

El énfasis sobre la igualdad de oportunidades frente al énfasissobre la igualdad de resultados como horizonte utópico se hatraducido sobre todo en programas de inclusión social, en lanecesidad de que hay sectores de que de repente, por la razónque sea, están marginados. Y hay que volver a incorporarlos denuevo en el mundo social. Aquí es donde en cierto modo debeintervenir el Estado. No está para hacer grandes prestacionessociales, para generar clientela, está para crear las condicionesen las que cada ciudadano pueda salir por sí mismo de su pro-pia situación de menesterosidad. Los alemanes llamaban aesto el estado activador. Lo que se está planteando es un nuevoconcepto de oferta. Aquí entramos en la trampa fundamental dela Tercera Vía, que creo que es el tema básico y fundamentalde estas nuevas teorías. Es el hecho de dar por supuesto unúltimo diagnóstico respecto a nuestro mundo social como unmundo individualizado. La individualización sería una de laspautas más características del mundo en el que vivimos. Portanto, en una sociedad individualizada se rompe la idea del uni-versalismo de las prestaciones sociales, que no deben ser otor-gadas a los ciudadanos en términos universales. Es el modeloescandinavo de seguridad social. Se trata de responsabilizar al

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individuo para que por sí mismo pueda resolver sus problemas.Y aquellos que por si mismos no pueden, recibirán la ayuda delEstado. Por lo tanto, no hay una prestación universal de deter-minadas necesidades que se entienden colectivas, sino la bús-queda de un conjunto de instituciones cuya función es permitirque cada individuo pueda resolver por sí mismo la mayoría delos problemas que tienen que ver con su propia necesidad onecesidades básicas.

Nos encontramos ante una gran desconfianza sobre las posibi-lidades del Estado para imponer cuotas de justicia social y anteun nuevo paradigma que es muy próximo al del liberalismo,según el cual cada individuo debe resolver por sí mismo los pro-blemas que le afectan en cuanto a sus necesidades básicas.

Y solo en el caso de que algunos individuos por las circunstan-cias que sea no lo consiguen, entonces sí estaría esa red delestado de bienestar dirigida a protegerlo.

Las propuestas de esta socialdemocracia reformada, terceravía, o terceras vías o como queramos, al final han acabado ofre-ciendo una clara aceptación de lo existente como lo único posi-ble, de reformas puntuales, que en muchos casos están sincompletar. Está por ver si en el futuro algunas de ellas acabancuajando efectivamente en políticas sociales más eficaces. Porlo tanto, formulo la pregunta con la que comenzamos ¿Cómo esposible salvaguardar hoy los valores clásicos de la tradiciónsocialista como pueden ser la solidaridad, la justicia y la igual-dad? Sigue sin respuesta.

La pregunta es si puede sobrevivir la izquierda como puroethos, simplemente como un puro vínculo moral, como un pro-blema de conciencia. Se trata de analizar si hay algo así comouna identidad de izquierda, o si esta identidad de izquierda estácomenzando a erosionarse. Y así hemos visto como las institu-ciones tradicionales que servían para emprender las grandesreformas sociales que se concretan en el estado nacional hoyno se encuentran en condiciones de hacerlo. Me niego hablarde la globalización porque es un tema que acaba cansando,pero ésta existe como un elemento que lo que hace es distor-

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sionar de forma grave no sólo al estado nación, sino a nuestropropio sistema democrático.

Lo que está claro es que en el nuevo contexto social en el quevivimos, ideologías como la del liberalismo democrático que seapoya en el estado nación, en el socialismo basado en la ideade trabajo, se ve privado recientemente de significado real. Ytenemos que reinterpretarlo conociendo nuestra propia visiónde la política. Al cabo de tres años, mi libro titulado optimista-mente "El futuro de la política", he visto que es una ironía. Decíaque queremos construir una visión de la política a partir deideologías fraccionadas y coherentes, cruzadas, hechas deretazos de antiguas visiones del mundo y de préstamos deotras nuevas.

Reflexionando sobre esta misma idea, pienso que es el puntoen el que estamos en este momento. Estamos conviviendo conideologías que nacen de un contexto social radicalmente distin-to al que nosotros vivimos, pero a la vez estamos influenciadospor nuevas percepciones, por importantes transformacionesque no podemos ignorar, por el abandono progresivo de laspolíticas de emancipación.

Un nuevo problema para la izquierda es que ha perdido de vistael horizonte de que es posible buscar la emancipación respec-to de todos elementos que interfieren en que el individuo puedaconstruirse su propio destino, sin el que no hay libertad. Hayque retornar a ese principio de la herencia ilustrada sin el cualyo creo que la izquierda carece absolutamente de futuro. Elabandono de la política emancipatoria ha dado lugar a un nuevotipo de estrategias, de tácticas de autolimitación. Si no tenemosalternativas de economía mercado lo que hacemos es cerrar-nos sobre nosotros mismos, no tenemos respuesta a muchascosas. Por lo tanto hay que introducir una forma de pensamien-to tímido.

El problema hoy es intentar volver al paradigma de redistribu-ción. Me parece peligroso que la fuente del conflicto siga sien-do este paradigma de reconocimiento, que la única ideologíaque goce de esa ley sea el multiculturalismo, (la ideología del

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fin de las ideologías) y que los dos grandes desafíos que tene-mos ante nuestros ojos sean en primer lugar la creciente con-fusión entre intereses económicos y políticos. Todo ese conjun-to de pasarelas entre el mundo político y el mundo económicohacen que llegue un momento en el que no sabemos qué per-tenece a la política. Y por tanto surge una visión pública, dóndese comienzan a teñir las decisiones políticas de garantíasexclusivamente de intereses económicos.

Otro tema es el hecho de que el sistema capitalista goza de unaamplia autonomía respecto de todo tipo de control político, y deesta forma no pueden evitarse las consecuencias no deseadasde la aplicación de este sistema. Les diría que el auténtico pro-blema que tenemos es la desafección de la democracia, elretorno a lo privado, la perdida de la dimensión pública, esaconfusión que hay entre lo público y lo privado, que conecta loque ha efectuado con mucha justicia la nueva dirección delPartido Socialista y que es la famosa dimensión republicana. Esdecir, una sociedad sin valores cívicos es una sociedad muertapolíticamente. Lo que hay que revindicar es la política y una vezque la política haya sido revindicada después será posible,estoy convencido aunque no se cómo, pero será posible hacerque esa política sea justa y solidaria. Muchas Gracias.

4ª Escuela Internacional de Verano UGT Asturias

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Fernándo Vallespín es Catedrático de Ciencia Política en la UniversidadAutónoma de Madrid, universidad en la que ha ejercido casi toda sucarrera académica, y donde ha ocupado cargos como el de Vicerrectorde Cultura o la Dirección del Depto. de Ciencia Política.

Es también director del Centro de Teoría Política de dicha universidad.Ha sido profesor visitante en las universidades de Harvard, Frankfurt yHeidelberg, y entre sus obras principales figuran los libros Nuevas teo-rías del Contrato Social, la edición de Historia de la Teoría Política en 6volúmenes y, recientemente, El futuro de la política.

Ha publicado también cerca de un centenar de artículos académicos ycapítulos de libros de Ciencia y Teoría política en revistas españolas yextranjeras, con especial predilección por la teoría política contemporá-nea. Forma parte, asimismo, de diversos consejos editoriales en revis-tas españolas y extranjeras.

Colabora habitualmente en el diario El País.

Fernando Vallespín OñaCatedrático de Ciencia Política de la UniversidadAutónoma de Madrid