Matar a Pablo Escobar Mark Bowden

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  • Matar a Pablo Escobar es la historia del brutal ascenso y violento fin del capo del narcotrfico colombiano cuyo imperio criminal aterroriz a un pas de ms de treinta millones de habitantes. Mark Bowden desvela en este intenso y muy bien documentado relato, los detalles ms celosamente guardados por las personas que dirigieron, durante diecisis meses, su persecucin y muerte.

  • Mark Browden

    Matar a Pablo Escobar

    La cacera del criminal ms buscado del mundo.

    Ttulo original: Killing Pablo 2001, Mark Bowden de la traduccin: 2001, Claudio Molinari de la versin espaola: 2001, RBA Libros S.A. Para

    Rosey y Zook

  • Prlogo

    2 de Diciembre de 1993

    El da en que Pablo Escobar fue abatido, su madre, Hermilda, lleg al lugar andando. Durante la maana se haba sentido mal y por ello en aquel momento se hallaba en una clnica. Cuando oy la noticia se desmay.

    Al volver en s, se dirigi directamente a Los Olivos, el barrio sur de la zona cntrica de Medelln, donde reporteros de televisin y radio comentaban lo sucedido. Las calles se encontraban cortadas por el gento, as que Hermilda tuvo que detener el coche y continuar a pie. Era una mujer encorvada, duea de un andar agarrotado, de pasos cortos; una mujer mayor pero fuerte, de cabellos grises y un rostro cncavo y huesudo. Sobre el puente de la nariz la misma nariz que heredara su hijo descansaban, algo torcidas, unas gafas de grandes cristales. Llevaba un vestido estampado con flores plidas y, a pesar de sus pasos pequeos, caminaba demasiado deprisa para su hija. La otra mujer, ms joven y ms gorda, se esforzaba por no quedarse atrs.

    El da en que Pablo Escobar fue abatido, su madre, Hermilda, lleg al lugar andando. Durante la maana se haba sentido mal y por ello en aquel momento se hallaba en una clnica. Cuando oy la noticia se desmay.

    El barrio de Los Olivos estaba compuesto por manzanas de casas de dos o de tres pisos, construidas caprichosamente y con jardines y patios traseros nfimos. Muchas de ellas lucan una palmera achaparrada que apenas llegaba a la altura del tejado. La polica mantena a los curiosos a raya detrs del cordn, mientras que los residentes haban trepado a los tejados para poder ver mejor. Algunos decan que el hombre muerto era don Pablo y otros sostenan que no, que la polica haba matado a un hombre pero que no se trataba de l, que don Pablo haba vuelto a escapar. Muchos queran creerlo, y queran creerlo porque Medelln era la ciudad de Pablo: haba sido all donde haba amasado sus miles de millones de dlares y donde aquel dinero haba levantado bloques tic oficinas, edificios de apartamentos, discotecas y restaurantes; y tambin donde haba dado casas a los pobres, aquellos mismos que hasta entonces se haban cobijado debajo de chabolas de carrn, de plstico y de lata, y que, con la boca y la nariz tapadas por un

  • pauelo, haban hurgado en las pestilentes montaas de desperdicios del basurero municipal en busca de cualquier cosa que pudiese ser recuperada, limpiada y vendida. En ese lugar, don Pablo haba construido canchas de ftbol iluminadas para que los trabajadores pudiesen jugar de noche, y all era donde tantas veces haba ido a inaugurar instalaciones y cortar listones. En ocasiones, cuando ya se haba convertido en una leyenda, don Pablo incluso participaba en aquellos partidos. Todos estaban de acuerdo en que el hombre del bigote, regordete y con una papada generosa, todava tena un par de piernas bastante rpidas. Eran aquellas gentes quienes crean que la polica nunca lo atrapara, que no podra lograrlo, a pesar de sus escuadrones de la muerte, de todo el dinero de los gringos, de sus aviones espas y de quin sabe qu otras superioridades tecnolgicas. Don Pablo se haba escondido all durante diecisis meses mientras la polica pona la ciudad patas arriba; all haba vivido de escondrijo en escondrijo, rodeado de gente que, de haber conocido su verdadera identidad, tampoco lo habra entregado. Porque era en aquel barrio de Medelln donde fotos de l colgaban en marcos dorados, donde la gente le rezaba para que viviera muchos aos y tuviera muchos hijos, y tambin donde y l lo saba bien aquellos que no rezaban por l, le tenan terror.

    La anciana se adelant, resuelta, hasta que unos hombres recios de uniformes verdes les cortaron el paso. La hija habl primero:

    Somos su familia. sta es la madre de Pablo Escobar. Los soldados permanecieron indiferentes.

    No tenis madres? pregunt Hermilda.

    Cuando corri la voz de que la madre y la hermana de Pablo Escobar haban llegado, se las dej pasar. Rodeadas de una escolta, se abrieron paso por entre hileras de coches en direccin a los destellos de las sirenas de la polica y de las ambulancias. Al aproximarse, las cmaras de televisin las enfocaron y un murmullo reson entre los fisgones.

    Hermilda cruz la calle hasta llegar a un pequeo terreno cubierto de csped donde yaca el cuerpo de un hombre joven. En medio de la frente tena un agujero de bala y sus ojos nebulosos haban perdido el brillo y miraban al cielo sin expresin.

    Estpidos! Grit Hermilda mientras comenzaba a rerse abiertamente de la polica. Estpidos! ste no es mi hijo, ste no es Pablo

  • Escobar! Habis matado a otro hombre!

    Los soldados indicaron a las mujeres que se hicieran a un lado, y entonces, desde el tejado del garaje, bajaron un cuerpo sujeto a una camilla con correas: un hombre gordo, descalzo, con pantalones arremangados y un polo azul, y cuya cara redonda estaba hinchada y sanguinolenta. Tena una barba espesa y un extrao y pequeo bigote cuadrado con los extremos afeitados, como el de Adolf Hitler.

    Fue difcil adivinar que se tratara de su hijo. Hermilda dio un grito ahogado y qued en silencio contemplando el cuerpo. Junto con el dolor y la ira se mezcl una sensacin de alivio: el alivio ante el final de una pesadilla. Porque Hermilda slo deseaba que todo acabase de una vez, especialmente para su familia. Y que todo el dolor y el derramamiento de sangre murieran con Pablo.

    Cuando por fin se fue de all, Hermilda apret los labios para no dejar entrever emocin alguna y nicamente se detuvo ante un reportero que la apuntaba con un micrfono para decirle:

    Al menos ahora descansa en paz.

  • EL ASCENSO DEL DOCTOR

    1948-1989

    1

    En abril de 1948 no haba en Suramrica lugar ms emocionante que Bogot, Colombia. En el aire se respiraba el cambio, una carga esttica que aguardaba un rumbo hacia el que encauzarse. Nadie saba muy bien cul sera, sin embargo s haba una certeza de que estaba al alcance de la mano. Era un momento en la vida de una nacin, y tal vez hasta de un continente, en el que la historia anterior pareca no haber sido ms que un preludio.

    Bogot era por entonces una ciudad de ms de un milln de habitantes que corra como una mancha por las laderas de verdes montes, hasta expandirse en una ancha llanura. Hacia el norte y el este la bordeaban picos abruptos, mientras que al sur y al oeste el terreno se dilataba raso y vaco. Al llegar por aire, lo nico que poda verse durante horas eran sierras, fila tras fila de cumbres color verde esmeralda, y entre todas ellas, la ms alta, cubierta de nieve. La luz golpeaba desde distintos ngulos las laderas de las ondulantes cadenas montaosas, creando as tonos verdiamarillos de verde salvia y oscuros tonos de hiedra, todos ellos atravesados por ros afluentes de color amarronado, que gradualmente unan sus cauces, ensanchndose al bajar desde las alturas hasta cauces hundidos en valles, tan profundos y umbrosos que daban la impresin de ser azules. Y entonces, repentinamente, de aquellas sierras vrgenes surga una metrpolis moderna en cada detalle, una inmensa llaga de cemento que cubra la mayor parte de una extensa llanura. Bogot era fundamentalmente un cmulo de casas de dos o de tres plantas, mayoritariamente de ladrillo rojo. El centro y el norte los surcaban avenidas anchas y ajardinadas. Haba museos, catedrales clsicas y mansiones esplndidas, tan fastuosas como las de los barrios ms elegantes del mundo. Sin embargo, hacia el sur y el oeste comenzaban los tugurios donde las vctimas de la violencia constante de las sierras y la selva buscaban refugio, trabajo y esperanza, pero donde no hallaban ms que una pobreza paralizante.

    Al norte de Bogot, lejos de aquella indigencia, estaban a punto de

  • reunirse los representantes de la Novena Conferencia Interamericana. Ministros extranjeros de todos los pases del hemisferio occidental se haban dado cita para rubricar los estatutos de la Carta de la Organizacin de Estados Americanos (OEA), una nueva coalicin promovida por Estados Unidos con el objetivo de crear un foro de mayor envergadura en el que se trataran las cuestiones de Amrica Central y Amrica del Sur. La ciudad haba sido adecentada para el evento: sus calles haban sido barridas, la basura retirada y los edificios pblicos haban recibido nuevas capas de pintura; las calles lucan nueva sealizacin y a todo lo largo de las avenidas y paseos engalanados con flores, colgaban banderas multicolores, y hasta los limpiabotas en las esquinas llevaban uniformes flamantes.

    Los dirigentes consagrados a visitas oficiales y fiestas en aquella sorprendentemente capital urbana albergaban la esperanza de que la OEA se tradujera en un nuevo orden y en una mayor respetabilidad para las pujantes repblicas de la regin. Pero el evento tambin atrajo a personajes crticos y a agitadores de izquierdas, entre ellos un joven estudiante cubano llamado Fidel Castro. Para stos, la reciente OEA representaba una concesin, una capitulacin y una alianza con los gringos imperialistas del norte. Para todos los idealistas de la regin que all se haban dado cita, el mundo de la posguerra era un territorio disponible en el que hacer lo que desearan las grandes potencias; una puja entre el capitalismo y el comunismo o, al menos, el socialismo, por lo que jvenes rebeldes como Castro, que a la sazn tena veintin aos, prevean una dcada de revoluciones. Ellos derribaran las calcificadas aristocracias feudales de la zona e instauraran una paz duradera, una nueva justicia social y una autntica unidad panamericana. Estaban en la onda y posean la furia y la inteligencia para llevarlo a cabo y, con la certeza que otorga la juventud, crean que el futuro les perteneca. As llegaron a Bogot, a denunciar la nueva organizacin, y para ello haban planeado una reunin cumbre alternativa con el objetivo de coordinar protestas en toda la ciudad. Haban puesto su confianza en un gua, un solo hombre, un poltico colombiano de cuarenta y nueve aos, de nombre Jorge Elicer Gaitn.

    No soy un hombre, soy el pueblo!; se era el eslogan de Gaitn, el mismo eslogan que voceaba dramticamente al final de sus discursos para enervar a sus seguidores. Gaitn era un mestizo, un hombre de educacin y modales acordes a la lite blanca, pero dotado del fsico pequeo y robusto, la piel morena, la cara redonda y el cabello tupido y espeso de los indios, o sea, de las castas ms bajas de Colombia. El aspecto de Gaitn lo sealaba

  • como un intruso en el poder, un hombre que perteneca a la lite, pero que a la vez representaba a las masas. Quiz por ello nunca lleg del todo a formar parte del selecto grupo adinerado y de piel blanca que posean la inmensa mayora de las tierras y los recursos del pas, y que durante generaciones haban dominado la escena poltica. Aquellas pocas familias eran dueas del petrleo, las compaas fruteras, el caf y la produccin agrcola que, conjuntamente, constituan el grueso de las exportaciones de Colombia y por ende de su economa. Gracias al apoyo tecnolgico y el capital de poderosas compaas norteamericanas, se haban enriquecido al vender los recursos naturales del pas a norteamericanos y europeos, y aquellas riquezas las haban utilizado para importar a Bogot una sofisticacin que los pusiera a la altura de cualquier capital del mundo. La tez de Gaitn lo separaba de aquella aristocracia local tanto como lo emparentaba con los abandonados, los otros colombianos, las masas consideradas inferiores, los excluidos de la economa de la exportacin y sus islas privilegiadas de prosperidad urbana. Pero era justamente ese vnculo el que le haba proporcionado a Gaitn su poder. Por mucho que su educacin lo diferenciara, estaba irrevocablemente encadenado a los otros, aquellos cuya nica opcin consista en trabajar en las minas o en los campos por sueldos de subsistencia, los que no podan acceder a una educacin o a una vida mejor. Esa gente constitua una mayora electoral extraordinaria.

    Eran tiempos difciles. En las ciudades prevalecan la inflacin y el desempleo, mientras que en las aldeas del campo y de la selva, que en s mismas constituan la mayor parte de Colombia, imperaban la falta de trabajo, la miseria y la inanicin. Las protestas del campesinado, promovidas y lideradas por agitadores marxistas, se haban tornado paulatinamente ms y ms violentas. Los lderes del Partido Conservdor y aquellos que los respaldaban, poderosos terratenientes y dueos de minas, haban respondido con mtodos draconianos. Hubo masacres y ejecuciones. Muchos vieron en aquel crculo de protestas y de represin una vuelta a otra sangrienta guerra civil, un hecho que los marxistas consideraban un levantamiento inevitable. Pero la mayora de los colombianos no eran ni marxistas ni oligarcas: eran gentes que nicamente deseaban la paz. Ansiaban un cambio, no una guerra, y para ellos era esa la promesa que Gaitn encarnaba. Y aquella esperanza lo haba hecho inmensamente popular.

    Dos meses antes, en un discurso pronunciado ante una multitud de

  • cien mil personas, en la plaza de Bolvar en Bogot, Gaitn haba suplicado al Gobierno que restableciera el orden, y haba instado a la multitud all congregada que expresara su repulsa y su voluntad unindose a su peticin no con aplausos y vtores, sino con silencio. Sus palabras las dirigi directamente al presidente, Mariano Ospina.

    Le pedimos que se ponga fin a las persecuciones que llevan a cabo las autoridades dijo en aquella ocasin. Y lo mismo le pide esta inmensa multitud. Le pedimos algo sencillo pero difcil: que nuestras refriegas internan se resuelvan de acuerdo con nuestra Constitucin.... Seor presidente, acabe con la violencia. Queremos que se defiendan las vidas humanas, eso es lo mnimo a lo que puede aspirar un pueblo.... Nuestra bandera est de luto, y esta multitud silenciosa, este grito mudo de nuestros corazones slo pide que nos trate como usted querra que lo tratsemos a usted.

    En un ambiente de tal convulsin, el silencio de aquella muchedumbre reson con muchsima ms fuerza que una ovacin; muchos de los presentes entre la multitud simplemente haban agitado sus pauelos blancos. En grandes mtines como aqul, Gaitn pareca ser el hombre adecuado para conducir a Colombia hacia un futuro en el que imperaran la ley, la justicia y la paz. Haba tocado la fibra sensible de sus compatriotas y sus ms profundos anhelos.

    Por ser un hbil letrado y un socialista, era en palabras de un informe de la CA (Agencia Central de Inteligencia Norteamericana), redactado aos despus, un acrrimo antagonista del dominio de la oligarqua y un orador fascinante y cautivador. Gaitn era tambin un astuto poltico que haba convertido su atractivo populista en verdadero poder poltico. Cuando la OEA se reuni en Bogot en 1948, Gaitn no slo era el favorito del pueblo sino adems el lder del Partido Liberal, una de las dos fuerzas polticas ms importantes del pas. Su llegada a la presidencia en las elecciones de 1950 fue considerada por todos poco menos que como una certeza. No obstante, el Gobierno conservador encabezado por el presidente Ospina no haba incluido a Gaitn en la delegacin bipartita, formada para representar a Colombia en la Cumbre que reuna a los representantes de tantos estados americanos.

    En la ciudad se respiraba una tensin insoportable. El historiador colombiano Germn Arciniegas escribira tiempo despus que un fro viento

  • de terror soplaba desde las provincias. El da despus de que la Conferencia tuviera lugar, una turba atac el automvil que transportaba a la delegacin ecuatoriana, y rumores de violencia terrorista parecieron confirmarse cuando la polica detuvo a un trabajador que intentaba colocar una bomba en la capital. En medio de todo aquel revuelo, Gaitn no se ocupaba ms que de los asuntos legales en su despacho. Saba que faltaban un par de aos, pero que su momento llegara, y estaba dispuesto a esperar. El desdn al que lo haba sometido el presidente haba aumentado su talla moral ante sus seguidores, como tambin ante los izquierdistas ms radicales que se preparaban a protestar, jvenes que de otro modo habran desestimado a Gaitn considerndolo un burgus liberal dueo de una visin demasiado tmida para las ambiciones revolucionarias de aqullos. Incluso el joven Castro haba pedido entrevistarse con l.

    Gaitn se ocupaba por entonces de defender a un oficial del Ejrcito acusado de asesinato. Y el 8 de abril, el mismo da en que daba comienzo la conferencia de la OEA, Gaitn logr absolver a su defendido. Entrada la maana, algunos periodistas y amigos le visitaron en su despacho para felicitarle, charlaron alegremente acerca de dnde iran a comer y de quin pagara la cuenta. Poco antes de la una de la tarde, Gaitn baj por la calle acompaado del pequeo grupo. Faltaban dos horas para el encuentro previsto con Castro.

    Despus de abandonar el edificio, el grupo pas junto a un hombre gordo, sucio y barbudo que, tras dejarlos adelantarle, corri para darles alcance. El hombre, Juan Roa, se detuvo junto a ellos y sin mediar palabra, alz su pistola. Gaitn dio media vuelta con gran energa y se dirigi a toda prisa hacia la seguridad del edificio en el que se encontraba su despacho. Roa comenz a disparar. Gaitn recibi impactos en la cabeza, los pulmones y el hgado y muri en poco menos de una hora, mientras los doctores intentaban desesperadamente salvarle la vida.

    El da del asesinato de Gaitn es la fecha en que comienza la historia moderna de Colombia. Habra muchas teoras sobre el mvil de Juan Roa: que haba sido reclutado por la CA, por los enemigos conservadores de Gaitn, o incluso por los extremistas comunistas que teman que la revolucin que tanto ansiaban se pospusiera por la llegada al poder del candidato liberal. El caso es que en Colombia nunca faltan motivos para recomendar un asesinato. Una investigacin independiente realizada por

  • agentes de Scotland Yard determin que Roa, un mstico frustrado con delirios de grandeza, haba alimentado cierto rencor hacia la persona de Gaitn y que haba actuado en solitario. Pero como fue muerto a golpes en el mismo lugar del crimen, Roa se llev los motivos consigo a la tumba. Sean los que sean, los disparos que Juan Roa descerraj desataron el caos, y todas las esperanzas de un futuro pacfico en Colombia se esfumaron. Todas aquellas inquietantes fuerzas de cambio explotaron en lo que se denomin el Bogo-tazo, un brote de disturbios callejeros tan intensos que dejaron grandes sectores de la capital en llamas antes de extenderse imparables a otras ciudades. Muchos policas, devotos seguidores del lder asesinado, se unieron a la furiosa horda que recorra las calles, tal y como lo hicieran los estudiantes revolucionarios como Castro. Los izquierdistas se identificaban con un brazalete rojo e intentaban capitanear a los distintos grupos de gente, presintiendo que finalmente haba llegado su momento. Sin embargo, pronto comprendieron que la situacin se haba descontrolado. Las bandas se hacan ms y ms numerosas, y la protesta se transform en un ciclo de destruccin, ebriedad y saqueos aleatorios y sin sentido. El presidente Ospina orden la intervencin del Ejrcito, que en algunos lugares dispar contra la multitud.

    El futuro que todos haban imaginado muri con Gaitn. Los terribles hechos deslucieron el esfuerzo oficial por exhibir la nueva estabilidad y cooperacin que el Gobierno haba pregonado. Las delegaciones extranjeras firmaron los estatutos de la Carta de Constitucin de la OEA y huyeron cuanto antes del pas. El sueo de los izquierdistas de dar comienzo a una nueva era de comunismo en Suramrica ardi entre las llamas de los disturbios. Castro se refugi en la embajada cubana, al tiempo que el Ejrcito comenzaba a perseguir y arrestar a los agitadores izquierdistas, a quienes culpaban por la insurreccin. Pero incluso el informe oficial de la CA concluy que los izquierdistas, al igual que todos los dems, fueron slo vctimas de lo ocurrido. Segn uno de aquellos historiadores de la agencia, los eventos desilusionaron profundamente a Castro: [Las revueltas] pudieron haber influenciado en su decisin de adoptar en Cuba, en los aos cincuenta, una estrategia de guerrilla en vez de una estrategia revolucionaria basada en insurrecciones urbanas.

    El Bogotazo fue aplacado tanto en Bogot como en las otras grandes ciudades, pero continu vivo y salvaje por toda Colombia durante aos, metamorfosendose en un sangriento perodo de pesadilla, tan falto de sentido que sencillamente se lo llam La Violencia. Segn las estimaciones,

  • durante aquel perodo murieron ms de doscientas mil personas; la mayora de ellas eran campesinos incitados a la violencia por medio de llamamientos de fervor religioso, exigencias de reformas agrarias y un desconcertante sinfn de rias sobre asuntos locales. Mientras Castro sala airoso de su propia revolucin en Cuba, y el resto del mundo tomaba partido en la Guerra Fra, Colombia continuaba atrapada en su cabalstica danza con la muerte: ejrcitos legtimos y privados sembraban el terror en las zonas rurales; el Gobierno luchaba contra los paramilitares y la guerrilla; los industriales despachaban sindicalistas; los catlicos conservadores se enfrentaban a herejes liberales, y los bandidos se aprovechaban de toda aquella batalla campal para la rapia. La muerte de Gaitn haba liberado demonios que tenan menos que ver con el nuevo mundo que se estaba formando que con la historia profundamente problemtica de Colombia.

    Colombia se podra describir como una cantera de criminales; una nacin de una belleza lujuriosa e impoluta, sumida en la miseria y, desde siempre, ingobernable. Desde los blancos picos de las tres cordilleras que forman su columna vertebral occidental hasta la densa jungla ecuatorial, la topografa de Colombia ofrece una infinidad de escondites. De hecho an existen rincones a los que el hombre nunca ha accedido; sitios de los que todava quedan algunos en este planeta tan exhaustivamente pisoteado donde botnicos y bilogos pueden descubrir, y aadirle su apellido, a nuevas especies de plantas, insectos, pjaros, reptiles e incluso a pequeos mamferos.

    Las antiguas culturas que all florecieron eran sociedades aisladas y tenaces. En una tierra de suelo tan rico y un clima tan variado y benigno todo lo que all caa, creca. De ah la poca necesidad de las industrias o el comercio. La naturaleza aprisiona como una dulce e incansable enredadera. Y quien la descubra se converta en su presa. A los conquistadores espaoles les llev casi doscientos aos subyugar a un solo pueblo, los tairona, que vivan en una zona apartada y de vegetacin exuberante al pie de la Sierra Nevada de Santa Mara. Los invasores espaoles lograron vencerlos definitivamente de la nica manera posible: matndolos a todos. En los siglos XVI y XVII, los conquistadores intentaron infructuosamente gobernar esa tierra desde las vecinas Per y Venezuela, y cien aos ms tarde Simn Bolvar intent hermanar Colombia con Per y Venezuela para formar un gran estado suramericano, la Gran Colombia. Pero ni siquiera el gran libertador pudo mantenerlas unidas.

  • A partir de la muerte de Bolvar en 1830, Colombia fue un pas profundamente democrtico, pero su Gobierno, dbil por tradicin y por diseo, nunca logr tomarle la mano a la evolucin poltica pacfica. En extensas regiones del sur y del oeste, y hasta en las aldeas montaosas de las afueras de las ciudades principales, viven comunidades que slo apenas conocen el concepto de nacin, gobierno o ley. La nica influencia civilizada que jams alcanz todo el pas fue la Iglesia catlica, y se llev a cabo solamente porque los astutos jesuitas cruzaron sus misterios romanos con los antiguos ritos y creencias. Su objetivo no era hacer florecer una nueva religin de aquel cristianismo de races paganas hasta conseguir crear una nueva versin de la nica y verdadera fe de tintes locales. No obstante, en la obstinada Colombia fue el catolicismo el que debi transmutarse, hasta convertirse en una religin distinta, una fe habitada de fundamentos ancestrales, fatalidad, supersticin, magia, misterio y, cmo no, tambin violencia.

    La violencia acecha a los colombianos como una plaga bblica. Las dos facciones polticas de mayor influencia, los liberales y los conservadores, libraron ocho guerras civiles nicamente en el siglo XIX a causa de los papeles de la Iglesia y el Estado. Ambos partidos eran abrumadoramente catlicos, pero los liberales exigan que la Iglesia se mantuviera alejada de la vida pblica. El mayor de estos conflictos, que comenz en 1899 y fue conocido como la guerra de los Mil Das, acab con ms de cien mil vidas y arruin totalmente todo gobierno nacional y economa que hasta entonces se hubiera establecido.

    Atenazado entre aquellas dos fuerzas violentas, el campesinado colombiano aprendi a temer y a desconfiar de ambas, y prefirieron convertir en hroes a los forajidos que erraban por aquellos pramos selvticos, como violentos emprendedores, que retaban a quienquiera que se les enfrentara. Durante la guerra de los Mil Das, el ms famoso de ellos fue Jos del Carmen Tejeiro, quien astutamente se aprovechaba de las conocidas discordias entre los poderes beligerantes. Tejeiro no slo robaba a los acaudalados terratenientes; tambin sola castigarlos y humillarlos al forzarlos a firmar declaraciones del estilo de Fui azotado cincuenta veces por Jos del Carmen Tejeiro, como represalia por haber osado perseguirlo. La fama de Tejeiro lo convirti en un dolo admirado allende las fronteras de Colombia. El dictador venezolano Juan Vicente Gmez, aadiendo lea al fuego de la discordia entre las dos naciones vecinas, obsequi a Tejeiro con una carabina de

  • incrustaciones en oro.

    Medio siglo despus, La Violencia haba dado origen a un colorido surtido de fueras de la ley, hombres que actuaban bajo alias tales como Tarzn, Desquite, Tirofijo, Sangrenegra o Chispas. Estos criminales barran la regin robando, saqueando, violando y asesinando a diestra y siniestra, pero como no se aliaban con ninguna de las dos facciones polticas, el pueblo llano vea sus fechoras como si se tratasen de golpes asestados al poder.

    La Violencia escamp slo cuando el general Gustavo Rojas Pinilla tom el poder en 1953 y se estableci como dictador militar. Rojas Pinilla detent el poder durante cinco aos antes de ser desplazado por oficiales de orientacin ms democrtica. Entonces se formul un plan que estableca que conservadores y liberales compartieran el Gobierno ocupando la presidencia alternativamente durante cuatro aos. Aqul era un procedimiento garantizado para que nunca se variara el statu quo imperante y para que no tuviese lugar una reforma de progreso social verdadero promovido desde el Gobierno, ya que todo paso dado en una direccin por un gobierno sera deshecho indefectiblemente por el siguiente. Entretanto, los renombrados bandidos continuaban perpetrando sus incursiones y robos en las montaas, y ocasionalmente se proponan aunque nunca con demasiado ahnco agruparse con algn otro bandolero. Al fin y al cabo, no eran ni idealistas ni revolucionarios, sino delincuentes comunes. De cualquier modo, toda una generacin de colombianos crecieron oyendo sus dudosas hazaas. A pesar de s mismos, los bandidos personificaban la heroicidad para muchos de los pobres que vivan aterrorizados y oprimidos. La nacin entera observ, con una mezcla de alivio y de congoja, cmo el Ejrcito les fue dando caza uno por uno. Llegada la dcada de los sesenta, Colombia se haba amoldado a una paralizacin forzada. Por un lado, las guerrillas marxistas instaladas en las montaas y en la selva (herederas modernas del legado de los bandidos) acosaban al Gobierno central; por el otro, el pas sufra el desgobierno de una reducida lite de familias bogotanas, ricas y cada vez ms poderosas, pero tan incapaces de llevar a buen puerto cualquier cambio significativo como carentes de todo inters por hacerlo. Y como consecuencia de esas circunstancias la violencia, ya de por s arraigada en la cultura, se increment, se agudiz y se volvi monstruosa.

    El terror se convirti en una forma de arte, un estilo de guerra psicolgica con un trasfondo esttico casi religioso. En Colombia herir o

  • incluso matar a un enemigo no bastaba: haba que observar el ritual. Las violaciones deban ser realizadas en pblico, en presencia de padres, madres, esposos, hermanas, hermanos e hijos. Y antes de matar a un hombre, se le deba forzar a suplicar, chillar y atragantarse de pavor... o quiz se mataba a sus seres queridos ante sus propios ojos. Para llevar an ms all el asco y el terror, a las vctimas se las mutilaba despiadadamente y luego se las abandonaba a la vista de todos, como si se tratara de una macabra exposicin. A los hombres se les amputaban los genitales y se los embutan en sus propias bocas; a las mujeres se les cortaban los pechos, y sus teros estirados acababan sirvindoles de sombreros; y los nios eran asesinados no por accidente, sino lentamente, con gusto. Las cabezas separadas de sus cuerpos eran clavadas en picas orlando los costados de las carreteras. La firma de una banda en particular consista en abrirle de un tajo el cuello a su vctima y posteriormente sacarle por ese rasgn la lengua, confeccionndole al difunto una grotesca corbata. Aquellos horrores rara vez tocaban de cerca a los educados urbanitas de las clases dominantes colombianas, pero las reverberaciones de ese mismo miedo se extendan y alcanzaban indefectiblemente a todos. Y lo que es ms, ningn nio crecido en Colombia a mitad del siglo XX era inmune a aquel horror. La sangre flua como lo hacan las aguas rojizas y embarradas que descendan de las montaas. La jocosa explicacin de los colombianos era que Dios haba hecho a su pas tan bello y le haba provisto de una naturaleza tan lujuriante que, para compensar a los dems pueblos del mundo tan injustamente relegados, El haba poblado aquel paraso con la raza de hombres ms crueles de toda la creacin.

    Fue en el segundo ao de La Violencia cuando naci el mayor criminal de la historia, Pablo Emilio Escobar Gaviria, el 1 de diciembre de 1949. Pablo creci entre las colinas de su nativa Medelln, donde an resida aquel terror y aquella crueldad. All se nutri de las historias de Desquite, Sangrenegra y Tirofijo, todos ellos leyendas vivas por entonces. Y cuando el pequeo Pablo haba crecido lo suficiente como para comprender lo que oa, muchos de ellos todava seguan vivos piro ya escapaban de las autoridades para salvar el pellejo. Lo que Pablo no saba era que llegara a ser mucho ms grande que todos ellos.

    Cualquiera puede ser un criminal, pero llegar a ser un forajido requiere admiradores. El forajido representa algo que va ms all de su propio destino. Sin importar cun innobles sean los verdaderos mviles de criminales al estilo de los bandidos de la sierra colombiana (o de los que

  • Hollywood inmortaliz: Al Capone, Bonnie y Clide, Jesse James), un gran nmero de gente comn y corriente los anim y sigui de cerca sus sangrientas andanzas con oscuro deleite. Sus actos delictivos, por ms egostas o absurdos que fueran, transmitan un mensaje social. Los actos de violencia y los crmenes que cometan eran ataques a un poder lejano y opresivo. El sigilo y la astucia que aquellos hombres demostraban al eludir al Ejrcito y a la polica eran fuente de festejos, ya que sas haban sido desde tiempos inmemoriales las nicas tcticas al alcance de los desposedos.

    Pablo Escobar aadira su propia vida a tales mitos. Puesto que los criminales mencionados no pasaran de ser hroes estrictamente locales, sin ms metas que su propia mitificacin, el poder de Escobar llegara a ser internacional a la vez que autntico. Tanto, que en su momento de esplendor se lo consideraba una seria amenaza al Estado colombiano. En 1989, la revista Forbes lo incluira entre los siete hombres ms ricos del mundo y el alcance casi ilimitado de su venganza le convertira en el terrorista ms temido del mundo.

    Su xito se debi fundamentalmente a la particular cultura e historia de su tierra, a la tierra propiamente dicha y al clima, ingredientes indispensables para las cosechas de coca y de marihuana. Pero el otro ingrediente de la leyenda era el propio Pablo, porque a diferencia de los forajidos que le precedieron, l comprenda el poder de ser considerado una leyenda. El cre la suya y la nutri. Era un matn y un violento, pero tena conciencia social. Era un capo despiadado y brutal, pero tambin un poltico dotado de un estilo personal y cautivador que, al menos para algunos, trascenda la bestialidad de sus actos. Era sagaz y arrogante y lo suficientemente rico como para sacar provecho de esa popularidad. En palabras del presidente colombiano Csar Gaviria, Escobar posea una especie de genio innato para las relaciones pblicas. A su muerte, miles lo lloraron. La multitud caus disturbios cuando su fretro entr en Medelln. La gente apart a los portadores y abrieron a la fuerza el atad slo para poder tocar aquel rostro fro y duro... Hasta el da de hoy, la gente de Medelln atiende con cario su tumba, que contina siendo uno de los puntos de atraccin tursticos de la ciudad. No hay duda de que Pablo Escobar significaba algo ms para aquella gente.

    Qu era exactamente lo que significaba es algo difcil de comprender sin conocer Colombia y los tiempos que le tocaron vivir. Pablo, como muchos

  • otros, fue una criatura de su tiempo y de su lugar. Era un hombre complejo, contradictorio y, en definitiva, muy peligroso. Y lo era en gran medida por su genial habilidad para manipular la opinin pblica. Pero aquella misma necesidad de gustar a sus compatriotas era tambin su debilidad y lo que al final acabara con l. Un hombre menos ambicioso hoy quiz seguira vivo, rodeado de lujo, poderoso y llevando una buena vida en Medelln. Pero a Pablo no le bastaba con ser rico y poderoso: l quera ser admirado. Quera ser respetado, y querido.

    Cuando an era un nio pequeo, su madre, Hermilda, una influencia decisiva en su vida, hizo una promesa ante la estatua de su pueblo natal, Frontino, ubicado en el noroeste rural del departamento colombiano de Antioquia. La estatua: un icono, la imagen del Nio Jess de Atocha. Hermilda Gaviria era una maestra de escuela, ambiciosa y educada para la poca, una mujer inusualmente capaz. Haba contrado matrimonio con Abel de Jess Escobar, un ganadero independiente. Pablo era su segundo hijo; Hermilda ya le haba dado a Abel una hija. Con el tiempo tendran cuatro hijos ms, pero la maldicin de Hermilda era la impotencia ante el destino, ya que saba que su ambicin y el futuro de su familia siempre se le escaparan de las manos. Sin embargo, esta actitud no se asemejaba a algo abstracto o espiritual, no era la nocin con que los hombres y mujeres religiosos aceptan la autoridad terminante de Dios, porque aqulla era la Colombia de los aos cincuenta, la que viva sumergida en el terror de La Violencia. A diferencia de las ciudades, que gozaban de una relativa seguridad, en pueblos como Frontino o Rionegro, donde Hermilda y Abel vivan por aquel entonces, morir violenta y horriblemente era cosa muy frecuente. Los Escobar no eran revolucionarios, eran miembros incondicionales de la clase media. Tenan incluso inclinaciones pollinas, eran aliados de los terratenientes locales, lo cual los converta en objetivos de los ejrcitos liberales y de los insurrectos que pululaban las montaas. Con el apremio de una madre joven a la deriva en un mar de miedo, Hermilda busc consuelo y proteccin para los suyos en la figura del Nio Jess de Atocha, y repeta que si Dios le perdonaba la vida a sus hijos, ella le construira una capilla. Pero fue su hijo Pablo quien finalmente la construy.

    Pablo no creci en la pobreza, como llegaran a afirmar aos ms larde sus periodistas a sueldo. Rionegro no se haba convertido an en suburbio de Medelln. Consista en un conjunto de haciendas ganaderas relativamente prsperas, situadas en la periferia. Cuando Pablo lleg al mundo, su padre

  • era el propietario de una casa, doce hectreas de tierra y seis vacas; adems se ocupaba de unas tierras colindantes que Abel le haba vendido a un conocido poltico conservador local. La casa no tenia electricidad, pero s agua corriente, lo que en la Colombia rural equivala al estatus de clase media alta. Aquellas condiciones mejoraron mando los Escobar se trasladaron a Envigado, un pueblo de las afueras de Medelln, metrpolis pujante que creca rpidamente cubriendo las verdes laderas de las montaas que la circundaban. Hermilda no slo era la maestra, sino la fundadora de la escuela de enseanza primaria de Envigado. Habindose establecido all, Abel abandon su actividad ganadera y comenz a trabajar como vigilante. Por otra parte, Hermilda tambin era una persona importante en la comunidad, alguien conocido tanto por hijos como por padres. As pues, ya en su juventud ni Pablo ni sus hermanos eran considerados nios comunes y corrientes. A Pablo le iba bien en la escuela, tal y como sin duda esperaba su madre, y le encantaba jugar al ftbol. Pablo llevaba ropa buena y, segn atestiguaba su cuerpo fuerte y regordete, estaba bien alimentado. II Escobar adulto se convirti en un entusiasta de la comida rpida, el cine y las msicas populares de Estados Unidos, Mxico y Brasil.

    Cuando Pablo alcanz la adolescencia, Colombia sufra todava el azote de La Violencia, pero la furia y el terror de las primeras y ms duras pocas ya haban pasado. Abel y Hermilda Escobar emergieron de aquella aprensin y construyeron para s y para sus siete hijos una vida cmoda y desahogada. As, del mismo modo que la prosperidad de los aos cincuenta en Estados Unidos dio origen a una generacin rebelde, Pablo y sus contemporneos tenan su propia manera de contestar a la autoridad del sistema. Por entonces, un movimiento de visos hippies y nihilistas de alcance nacional, llamado nadasmo, se origin justamente all, en Envigado. En aquel mismo lugar, el fundador del movimiento, el intelectual Fernando Gonzlez, haba escrito su manifiesto El derecho a desobedecer. Proscritos por la Iglesia y apenas tolerados por las autoridades, los nadastas satirizaban a sus mayores por medio de canciones; se vestan y comportaban escandalosamente, adems de desdear el orden establecido a la manera de los aos sesenta, o sea, fumando marihuana.

    La marihuana colombiana era, por supuesto, abundante y potentsima, virtudes que los millones de fumadores del mundo entero descubrieron de inmediato. La hierba de Colombia era al mundo de la marihuana lo que el patrn oro haba sido al capitalismo. Pablo se convirti en un fumador

  • abusivo desde su ms temprana juventud y continu sindolo durante toda la vida. Se despertaba a la una o a las dos de la tarde y encenda un porro apenas se levantaba; as permaneca bajo sus efectos durante el resto del da y de la noche. Era un hombre regordete y bajo no pasaba del metro sesenta y cinco, de cara redonda y cabello grueso, rizado y negro, que sola dejarse largo, peinndolo de izquierda a derecha en una grea que le cubra la frente y le tapaba las orejas. Ms tarde se dejara crecer un bigote ralo. Escobar miraba el mundo a travs de un par de ojos castaos de prpados cados y adoptaba el aspecto desconcertado de todo fumador de marihuana crnico. Evidentemente la rebelda se apoder de l poco tiempo despus de que alcanzara la pubertad. Pablo dej el Instituto Lucrecio Jaramillo varios meses antes de su dcimo sptimo cumpleaos, a tres aos de su graduacin. Su giro hacia la criminalidad parece haber sido motivado tanto por hasto como por ambicin.

    Acompaado de su primo y compaero infatigable, Gustavo Gavina, le dio por frecuentar por las noches un bar en el peligroso barrio del distrito Jess de Nazareno. Le explic a su madre que no encajaba en la escuela o en un empleo normal y corriente:

    Quiero ser importante le dijo.

    Sin embargo nunca abandon del todo la idea de proseguir sus estudios, quiz consecuencia de la persistencia de Hermilda o acaso por sus propios planes, que siempre iban ms all. Dos aos ms tarde, durante un breve periodo, l y Gustavo regresaron al instituto, pero los dos primos, ya mayores que sus compaeros de clase y acostumbrados a la libertad y a las turbulentas calles de Medelln, eran considerados los bravucones de la clase. Ninguno de los dos acab el curso escolar, aunque por lo visto Pablo intent varias veces, pero sin xito, completar los exmenes obligatorios para graduarse. Hasta que, finalmente, lo compr sin ms. Aos ms tarde, llenara las estanteras de sus casas de volmenes de obras clsicas y a veces incluso mencionara su inters por obtener una educacin universitaria. Una vez incluso, a punto de ser encarcelado, coment que tena la intencin de estudiar derecho. Pero de lo que no haba duda era de que su falta de formacin acadmica continu alimentando su propia inseguridad y desilusionando a su madre. Pese a todo, nadie que le conociera pona en duda su inteligencia innata.

    Se volvi un gnster. Ya exista una larga tradicin de negocios turbios

  • en Medelln. El oriundo de Medelln el paisa estereotpico era un pcaro nato, un personaje dueo de habilidades naturales para sacar ganancias de cualquier empresa. La regin era famosa por sus criminales, jefes de sindicatos del crimen organizado y profesionales de la tradicin paisa del contrabando, una tradicin que databa de siglos atrs; un oficio perfeccionado a travs del comercio ilegal de oro y esmeraldas, aunque entonces se especializara en el trfico de marihuana, y ms tarde en el de cocana. Cuando Pablo abandon sus estudios en 1966, el trfico de drogas ya era un negocio establecido y muy rentable; una actividad muy alejada de las aspiraciones de unos matoncillos de diecisiete aos. Pablo dio comienzo a su carrera delictiva en las calles de Medelln timando a transentes. Pero l era ambicioso. Cuando le dijo a su madre que quera ser importante, tena en mente muy probablemente dos tipos de xito distintos. De la misma manera que los contrabandistas dominaban la vida ilcita en las calles de Medelln, las actividades mercantiles lcitas eran dominio poltico y social de un reducido nmero de ricos industriales textiles, mineros y poderosos terratenientes. Eran los seores, individuos cultos y refinados cuyo dinero sustentaba iglesias, organizaciones de caridad y los exclusivos country clubs[1].; hombres temidos y respetados por los campesinos que arrendaban sus tierras. Catlicos, tradicionales y elitistas, eran ellos quienes ocupaban los puestos polticos de poder y que en definitiva representaban a Medelln en Bogot, en el Gobierno nacional. Las ambiciones de Pablo abarcaban ambos mundos, el lcito y el otro, y es sa la contradiccin principal de su trayectoria.

    Segn la leyenda, Pablo Escobar y su pandilla comenzaron sus actividades criminales en los cementerios, robando lpidas que volvan a pulir con un chorro de arena, para luego venderlas como nuevas. Es cierto que Pablo tena un to que se dedicaba a vender lpidas y que Pablo trabaj para l cuando era un adolescente, as que en los aos venideros sola causarle gracia escuchar la ancdota de las lpidas. Sin embargo siempre negaba que fuera cierta; pero cuntas otras cosas neg? Hermilda desestim la historia de las lpidas robadas. Y, pensndolo bien, es una historia bastante improbable. Por un lado, re-ciclar lpidas resulta una actividad demasiado honesta, y hay pocos indicios que sugieran que Pablo tuviera inclinaciones de ese tipo. Adems, Pablo era un tipo supersticioso, adepto a esa peculiar y pagana rama del catolicismo comn en la Antioquia rural, la que rinde tributos a dolos tales como el Nio Jess de Atocha, a quien rezaba Hermilda y que est en ntima comunin con los espritus. El

  • robo de lpidas no parece una vocacin probable para alguien que tema al mundo de los espritus. Lo que s suena ms creble son las versiones que luego s admitira, los relatos de timos callejeros de poca monta, la venta de cigarrillos de contrabando o de billetes de lotera falsos y las estafas en las que, con una mezcla de engao y encanto personal, desplumaba a los que acababan de salir del banco local. Pablo no iba a ser el primer fullero que en las calles descubrira que quitarle el dinero a otros es ms fcil y ms emocionante que ganarlo. Era un joven excepcionalmente temerario, quiz por su hbito de fumar marihuana. En algn momento de su juventud descubri su capacidad para permanecer en calma, pausado y hasta alegre cuando los dems se asustaban o los nervios los traicionaban. Pablo utilizaba esa habilidad para impresionar a sus amigos o para asustarlos; ya de mayor presumira de sus atracos a bancos a punta de rifle automtico, charloteando animadamente con los empleados mientras stos vaciaban sus cajas registradoras. Fueron aquella osada y aquel aplomo las virtudes que hicieron que Pablo destacara entre sus colegas en el crimen, y las que lo llevaran a ser el lder de todos ellos. No mucho despus, sus crmenes se tornaran ms sofisticados y acrecentaran el riesgo.

    Sus antecedentes policiales demuestran que Pablo ya era un ladrn de coches consumado antes de los veinte. l y su banda se incorporaron al burdo negocio del hurto de automviles y lo convirtieron en una pequea industria, robndolos descaradamente (arrancando a los conductores de sus asientos a plena luz del da) y desguazndolos hasta obtener una coleccin de partes valiosas en cuestin de horas. La venta de esas piezas representaba un gran negocio que, adems, no dejaba huella alguna para la polica.

    Una vez hubo reunido capital suficiente, Pablo comenz a sobornar a funcionarios pblicos para que emitieran nueva documentacin para los automviles robados, eliminando as la tarea de tener que destazarlos. Pareciera que durante aquel perodo, la polica y l tuvieron varios roces, y aunque sus fichas hayan desaparecido se sabe que pas varios meses en la crcel de Medelln antes de cumplir los veinte aos, lo que sin duda le brind la oportunidad de crear vnculos con un tipo de criminales mucho ms violentos, que aos despus le seran de gran utilidad. Queda claro que aquellas temporadas en prisin no le disuadieron de proseguir su carrera criminal.

    Todas las versiones coinciden, no obstante, en que Pablo se lo estaba

  • pasando en grande. Con su amplio inventario de motores y piezas robadas, l y Gustavo construan coches de carrera y competan en ra-llies regionales y nacionales. Su negocio evolucion y con el paso de los aos el hurto de automviles se lleg a practicar con tal impunidad en Medelln que el mismo Pablo se hizo cargo de que haba creado un mercado an ms lucrativo: la proteccin. La gente comenz a pagarle para evitar que sus coches fueran sustrados, por lo que Pablo comenz a sacar provecho de sus robos y hasta de los coches que no haba trincado. Siempre generoso con sus amigos, los obsequiaba con unidades robadas directamente de fbrica. Para evitar problemas, Pablo haca preparar, por un lado, escrituras de venta, luego instrua a otros compinches para que publicaran anuncios en los peridicos en los que se publicitaba la venta de los automviles. Lgicamente, los flamantes vehculos robados seran comprados legalmente por el amigo agraciado, con sus correspondientes papeles falsificados. As se produca un laberinto de documentacin tal, que creaba la ilusin de que la adquisicin del automvil haba sido legtima.

    Fue durante aquel perodo de jefe pandillero en ascenso, cuando Pablo se forj una reputacin por utilizar violencia letal. Como un sencillo mtodo de recoleccin de deudas: reclut matones para raptar a los deudores; el rescate ascenda a cuanto deban; si la familia no poda reunir el dinero o se negaban a pagar, la vctima era asesinada. Hubo casos en los que la vctima mora aunque el rescate ya hubiese sido pagado, pero se haca para enviar un mensaje. Eran homicidios, s, pero homicidios que podan llegar a comprenderse. Un hombre como Escobar tena que cuidar sus intereses, y l viva en un mundo donde la acumulacin de dinero requera la capacidad de defenderlo. Incluso para un hombre de negocios decente, en Medelln haba poco que la ley, que no siempre era tan honesta, pudiera hacer para protegerlo. Si uno era vctima de una estafa caban dos posibilidades: o se aceptaban las prdidas, o se tomaban medidas por cuenta propia hasta poner las cosas en su sitio. De tener xito, uno tena que vrselas con policas y funcionarios corruptos, ansiosos de beneficiarse con una tajada de esos negocios. Ese modo de actuacin era especialmente habitual en el tipo de actividad ilcita en la que Escobar estaba involucrado. Al tiempo que se incrementaba la riqueza y el contrabando se haca ms lucrativo, creca la necesidad de imponer disciplina, castigar a los enemigos, cobrar deudas y sobornar a funcionarios. El secuestro e incluso el asesinato no solamente ajustaba las cuentas, sino que dejaba claro quin estaba al mando.

  • Pablo se volvi un experto en adjudicarse crmenes con los que no se le poda relacionar directamente. Para empezar, se aseguraba de que aquellos que eran reclutados para cometerlos no supieran quin los haba contratado. Con el paso del tiempo, Pablo se acostumbr a encargar asesinatos; aquello alimentaba su megalomana y engendraba miedo, un sentimiento que no difera demasiado del respeto que pareca ambicionar cada vez ms y ms.

    Muy pronto los secuestros de deudores se convirtieron en algo cotidiano. El ms famoso de ellos adjudicado al joven Pablo Escobar fue el del industrial de Envigado Diego Echavarra, ocurrido en el verano de 1971. Echavarra, hombre orgulloso y dueo de una empresa, era conservador y, aunque respetado en la alta sociedad, era despreciado por muchos de los trabajadores pobres d Medelln, que estaban siendo despedidos de las industrias textiles locales. En aquellos aos, los ricos terratenientes antioqueos ampliaban sus propiedades por el sencillo sistema de expulsar aldeas enteras del valle del ro Magdalena sin otra alternativa que refugiarse en los tugurios de la impetuosa ciudad. El odiado empresario fue hallado en un agujero no lejos de donde Pablo haba nacido. Haba desaparecido seis semanas antes y haba sido golpeado y estrangulado, a pesar de que su familia haba cumplido con los cincuenta mil dlares de rescate. El asesinato de Diego Echavarra funcion a dos niveles: produjo ganancias y a la vez fue un acto legtimo en favor de una mayor justicia social. No haba ninguna manera de probar que el instigador del crimen hubiera sido Pablo Escobar, y oficialmente nunca fue inculpado, pero fueron tantos quienes se lo adjudicaron que en los llamados barrios de invasin la gente comenz a referirse a Pablo con el sobrenombre de doctor Echavarra, o el Doctor a secas. El asesinato tena todos los sellos distintivos del joven capo emergente: cruel, mortal, cerebral, y con un ojo puesto en las relaciones pblicas.

    De un solo golpe, el secuestro de Echavarra elev a Pablo al estatus de leyenda en la regin. Tambin hizo pblica su falta de misericordia y su ambicin, lo cual tampoco vena mal. Pero pronto llegara a ser un hroe an ms renombrado para muchos de los habitantes de los tugurios gracias a actos de caridad muy hbilmente publicitados. Pablo, sin duda, se identificaba con el pueblo, pero sus aspiraciones eran estrictamente de clase media. Cuando le dijo a su madre que quera ser importante no estaba pensando en una revolucin o en reformar su patria; lo que tena en mente era vivir en una mansin tan espectacular como la falsa mansin medieval

  • que Echavarra se haba hecho construir para s. l vivira en un castillo como aqul, pero no como un explotador de las masas, sino como un benefactor del pueblo, alguien que pese a sus riquezas y a su poder no haba perdido el contacto con el hombre comn. Su odio ms profundo sala a la luz y se diriga a quienes se interpusieran entre l y ese sueo.

  • 2

    Pablo Escobar ya era un capo inteligente y exitoso cuando un cambio ssmico en el panorama criminal se le present a mediados de los aos setenta: la generacin de la marihuana descubri la cocana. Las Mitas ilcitas de suministros que la marihuana haba abierto desde Colombia a las ciudades y los barrios residenciales de Estados Unidos se convirtieron en autopistas en el momento en que la cocana se volvi la droga ele moda y la preferida entre los jvenes e inquietos profesionales.

    El negocio de la cocana hara a Pablo Escobar y a sus colegas antioqueos los hermanos Ochoa, Carlos Lehder[2], Jos Gonzalo Rodrguez G. y tantos otros ms ricos de lo que jams hubieran soado: los hombres ms ricos del mundo. A finales de la dcada, controlaran entre todos el suministro de ms de la mitad de la cocana enviada a Estados Unidos, embolsndose, as, unas retribuciones que no ascendan a millones, sino a miles de millones de dlares[3]. Sus empresas se convirtieron en las ms importantes de Colombia y financiaron a alcaldes, concejales, congresistas y presidentes. A mediados de los aos ochenta, Escobar mantena diecinueve residencias propias nicamente en Medelln, y todas ellas provistas de su helipuerto. Eran suyas asimismo flotas de barcos, aviones, propiedades distribuidas por todo el mundo, franjas de tierra antioquea, edificios de apartamentos, urbanizaciones de chals y bancos. El dinero llegaba en cantidades tan exorbitantes que decidir cmo invertirlo en su totalidad era una tarea que ya no podan manejar, as que muchos de esos millones fueron simplemente enterrados. El influjo de capital extranjero desencaden una racha de vacas gordas en Medelln. Algunas de las consecuencias fueron el boom de la construccin, el nacimiento de una mirada de nuevos negocios y la cada vertiginosa del ndice del desempleo. Con el tiempo, la explosin econmica originada por el dinero de la cocana hara tambalear la economa del pas y pondra patas arriba el imperio de la ley.

    Pablo se encontraba perfectamente situado para aprovecharse de aquella nueva ola. Haba pasado diez aos perfeccionando su sindicato del crimen y aprendiendo la manera de sobornar al funcionariado. El boom de la cocana inicialmente atrajo a diletantes para los que esta droga era una especie de coqueteo glamuroso con el crimen; pero el crimen era, desde haca tiempo, el medio en el que Pablo un Pablo violento, carente de

  • principios y determinado en su ambicin se mova. No era un emprendedor, ni tan siquiera un hombre de negocios con talento: tan slo un tipo despiadado. Al enterarse de que en sus dominios se haba establecido un prspero laboratorio en el que se procesaba cocana, se abri paso a empujones; y si alguien abra una va de suministros hacia el norte, Pablo exiga la mayora de los beneficios, ,1 cambio de proteccin. Quin osara negarse?

    Un joven piloto de Medelln conocido por su alias, Rubn, cuyas habilidades lo condujeron directamente al boyante negocio de la cocana, conoci a Pablo por primera vez en 1975. Rubin perteneca a una buena familia adinerada que lo haba enviado a estudiar a Estados Unidos. Haba obtenido su licencia de piloto en Miami, y hablaba un ingls fluido. Cuando algunos de sus amigos, los hermanos Ochoa Alonzo, Jorge y Fabio comenzaron a enviar cocana al norte, Rubn form filas con ellos. Poco tiempo despus, ya compraba y venda pequeas avionetas en Miami y reclutaba pilotos para realizar los vuelos rasantes con los que se evitaba los radares. Contrariamente a Pablo v .1 los suyos, ni Rubin ni los hermanos Ochoa eran matones profesionales, sino ms bien playboys, vividores, jvenes de familias relativamente bien educadas que se crean listos y en la onda. Casi de inmediato, tambin se convirtieron en hombres ricos.

    No fue un genio para los negocios ni en los contactos con los bajos fondos del crimen antioqueo, pero su elegancia lo capacitaba para comerciar y transportar. Aquellas ovejas negras se sentan en su elemento dentro de los crculos sociales privilegiados que los compradores norteamericanos frecuentaban. Rubin pareca haber sido hecho a medula para esa tarea, era bien parecido, desconoca el miedo y, como si eso fuera poco, era elegante. Su jefe por aquel entonces era un empresario de Medelln de nombre Fabio Restrepo, uno de los primeros capos paisas. En 1975, Restrepo ya reuna cargamentos de cuarenta a sesenta kilos una o dos veces al ao, y el precio de un kilo en Miami superaba los cuarenta mil dlares. Cuando hay tanto dinero ilegal de por medio, siempre aparecen los tiburones.

    Originalmente, Pablo se puso en contacto con Jorge Ochoa para venderle a Restrepo una cantidad de mercanca pura. Rubin acompao a Jorge a un pequeo apartamento en Medelln, donde fueron recibidos por un hombre regordete, bajo y de cabello rizado en un mechn sobre la frente,

  • que se paseaba ufano junto a ellos, grotescamente, como el tpico maleante callejero. Llevaba un polo azul que le quedaba grande, vaqueros vueltos y zapatillas de deporte blancas; por otra parte, el apartamento de aquel tipo era una pocilga en el que haba basura y ropa sucia desparramada por todos lados. Para aquellos dos acomodados dandis, Pablo no era ms que un gorila local, y los catorce kilos que el tipo tena guardados en el cajn de una cmoda, un asunto de poca monta. Rubin y Jorge Ochoa le compraron los catorce kilos y siguieron su camino pensando que el trato no haba sido nada del otro mundo, hasta que Restrepo, el jefe que Rubin representaba, aparece asesinado dos meses despus. Fue un duro golpe, alguien lo haba matado sin ms! Y como por arte de magia apareci un nuevo jefe que se hizo cargo del negocio de la cocana en Medelln. Tanto Rubin como los hermanos Ochoa se sorprendieron de que tras la muerte de Restrepo estuvieran trabajando para Pablo Escobar. No haba manera de probar que hubiera ordenado la muerte de Restrepo, pero a Pablo tampoco pareca molestarle que otros llegasen a esa conclusin. Los playboys traficantes haban subestimado al matn callejero. El camello sin clase que haca tratos de poca monta se haba hecho un lugar en el negocio brutal y eficientemente.

    No existe ni un solo aspecto de! negocio que fuera creado, diseado o promovido por Pablo Escobar explica Rubin. Era un gnster, puro y duro. Todos, desde el principio, le teman. Incluso despus, cuando ya se consideraban amigos suyos, seguan temindole.

    En marzo de 1976, Pablo contrajo matrimonio con Mara Victoria Henao Vellejo, una curvilnea quinceaera de cabellos oscuros. La muchacha era tan joven que Pablo debi procurarse una dispensa especial del obispo (venia que poda obtenerse por una mdica suma). A la edad de veintisis aos, Pablo iba de camino a hacer realidad sus sueos: casado, rico y, aunque no respetado, al menos temido por todos. Pero su meterico ascenso tambin le granje enemigos poderosos. Uno de ellos dio un soplo al DAS, el Departamento Administrativo de Seguridad, y a los dos meses de la boda arrestaron a Pablo, a su primo Gustavo y a otros tres hombres, cuando regresaban de entregar un cargamento de cocana en Ecuador.

    Pablo ya haba sido arrestado con anterioridad y haba cumplido condena en la crcel de Itag en su adolescencia; y luego, ms tarde, en 1974, al ser descubierto en un automvil Renault robado. En ambas ocasiones haba sido declarado culpable y condenado a varios meses de

  • reclusin. Pero esto era mucho ms serio. Los agentes del DAS encontraron treinta y nueve kilos de cocana escondidos en la rueda de repuesto del camin en el que viajaban los traficantes, una cantidad lo suficientemente grande como para enviarlos a todos a prisin durante muchos aos.

    Pablo intent sobornar al juez, que rechaz el dinero de plano. El paso siguiente sera investigar el pasado del juez, y el resultado fue que ste tena un hermano abogado. Ambos hermanos no se llevaban bien, y el abogado acept representar a Pablo Escobar, sabiendo fehacientemente que su hermano el juez rechazara el caso apenas fuera informado. Y eso fue exactamente lo que sucedi. El nuevo juez encargado del caso result ms proclive al soborno y Pablo, su primo y sus secuaces, acabaron en la calle. La maniobra haba sido tan atrevida que unos meses despus, un juez de apelaciones reinstaur las acusaciones y orden que Pablo y los dems volvieran a ser arrestados. Pero nuevos recursos demoraron el curso del proceso y en marzo del ao siguiente, mientras Pablo continuaba prfugo, los dos agentes del DAS que haban llevado a cabo el arresto (Luis Vasco y Gilberto Hernndez) fueron asesinados.

    Pablo estaba creando un estilo para lidiar con las autoridades; un estilo que se transformara en su sello caracterstico, y que pronto se dio en llamar plata o plomo: o bien aceptar su plata (su dinero), o bien sufrir su plomo.

    Ninguno de los playboys de Medelln tena queja alguna sobre los mtodos de Pablo, porque estaban demasiado ocupados hacindose ricos. Pablo absorbi a los noveles traficantes-emprendedores, a los cuatroojos de los laboratorios y a los distribuidores, como los hermanos Ochoa. El los respaldaba, supervisaba las rutas de entrega y exiga un impuesto por cada kilo despachado. Era un estilo basado en la fuerza bruta, a la usanza de los viejos sindicatos del crimen, pero cuyo resultado sera el cimiento de una industria de la cocana tan unificada y eficiente como nunca antes se haba visto. Una vez que las hojas de coca haban sido cosechadas y refinadas por traficantes independientes, sus envos se sumaban a las partidas controladas por la organizacin de Pablo, servicio por el que aqullos pagaban un 10% del precio que la mercanca obtuviera en Estados Unidos. Si una partida importante era interceptada por las autoridades o se perda, Pablo reembolsaba a sus proveedores nicamente lo que el producto haba costado en Colombia. Si uno o dos de los envos lograba llegar a Miami, a Nueva York

  • o a Los ngeles, la venta de esa mercanca cubra con creces la prdida de cuatro y hasta cinco cargas interceptadas. Y lo cierto era que los esfuerzos de las autoridades por controlar el trfico slo lograban interceptar uno de cada diez envos, con lo que las prdidas se vean superadas, con mucho, por los beneficios.

    Y qu beneficios. El apetito de los norteamericanos por el polvo blanco pareca inagotable. El dinero que comenz a entrar era tanto que nadie en Medelln se hubiera atrevido a soarlo siquiera; dinero en cantidades tales que poda sacar adelante no slo a individuos, sino a ciudades... y a pases. Entre 1976 y 1980 los depsitos en los bancos colombianos se incrementaron ms del doble. Llegaban tal cantidad de dlares norteamericanos ilegtimos que la lite dirigente comenz a concebir maneras de participar en la bonanza sin infringir la ley. El Gobierno del presidente Alfonso Lpez Michelsen permiti una prctica que el banco central denomin abrir la ventana lateral: la conversin legal de cantidades ilimitadas de dlares en pesos colombianos. El Gobierno asimismo haba favorecido la creacin de fondos especulativos que ofrecan al inversor intereses exorbitantemente altos. Aquellas transacciones se consideraban inversiones ostensiblemente legtimas en mercados altamente especulativos, pero casi todo el mundo saba que su dinero se estaba invirtiendo en cargamentos de cocana. El Gobierno jug sus cartas mirando hacia otro lado, y muy rpidamente cualquiera en Bogot que tuviera dinero para invertir poda sacar tajada de la prosperidad fruto de la cocana. Toda la nacin estaba dispuesta a unirse a la fiesta de Pablo Escobar.

    Con sus millones, Pablo poda permitirse pagar la proteccin de sus cargamentos a lo largo de todo el proceso: desde los cultivadores hasta los laboratorios y los distribuidores. Comenz a viajar a Per, a Bolivia y a Panam. Lo compraba todo con el fin de tener el control de la industria desde los cimientos hasta el tejado. Pero no era el nico. Los hermanos Rodrguez Orejuela Jorge, Gilberto y Miguel estaban al mismo tiempo atando cabos para formar el crtel de Cali. En Antioquia, compitiendo con Pablo algunas veces y otras colaborando con l, haban aparecido Jos Gonzalo Rodrguez G. y el excntrico medio alemn Carlos Lehder. Los sobornos de Escobar fueron de miles a millones de pesos (cientos de miles de dlares), y pocos representantes de la ley sentan la inclinacin- de resistirse a aquel impulso imparable, especialmente si se tena en cuenta la alternativa. Pablo incluso se mostraba dispuesto a hacerle el juego a las autoridades, dejando que algunos

  • de sus envos fueran interceptados, los suficientes como para que la polica demostrara que estaban cumpliendo con su trabajo. Por qu no? Pablo se lo poda permitir.

    Nadie saba a ciencia cierta cunta cocana flua hacia el norte. Las estimaciones solan fallar por un margen de un 90% o ms. En 1975, las autoridades norteamericanas calculaban que los crteles hacan entrar en total entre quinientos y seiscientos kilos al ao, cuando la polica de Cali tropez con seiscientos kilos en un solo avin. Esta incautacin desat una guerra de fin de semana en Medelln, donde varias facciones se acusaban entre s de haberla jodido o de haberse vendido. Murieron cuarenta personas, pero cargamentos de tal magnitud se haban tornado algo corriente y la gran mayora llegaba a su destino. La marea de corrupcin y el caudal de dinero del narcotrfico sencillamente arrastr como una riada a las relativamente endebles instituciones de la ley y el orden. Y sucedi tan rpidamente que el Gobierno de Bogot apenas se enter de lo que estaba ocurriendo.

    Despus de haber salido airoso de su primer arresto en 1976, Pablo comprendi que poco tena que temer de la ley en Medelln. Se haba erigido el rey en la sombra de su ciudad. Durante aquel perodo, Rubin viva en Miami, as que durante algunos aos no haba visto a Pablo o a sus amigos, los hermanos Ochoa. Cuando regres a Colombia en 1981, el circo marchaba a todo vapor, como expres Rubin con sus propias palabras. Todos los capos narcos tenan mansiones, limusinas, coches de carreras, helicpteros y aviones privados, ropas finas y obras de arte rimbombantes (algunos, como Pablo, contrataron a decoradores para que los asesoraran en la compra de pintura y escultura, de un gusto que se inclinaba hacia lo chabacano y lo surrealista). Estaban rodeados de guardaespaldas, aduladores y mujeres, mujeres y ms mujeres. Se estaban dando la gran vida, y aunque nadie en Colombia haba visto algo parecido, aquel lujo desmedido todava iba a alcanzar cimas mucho ms altas porque los gnsteres abriran discotecas esplndidas y restaurantes refinados e importaran una nueva vida nocturna a Medelln.

    Pablo era famoso por sus gustos adolescentes. l y sus amiguetes jugaban partidos de ftbol a la luz de los focos, en campos que haba hecho nivelar y cubrir de csped, pagando adems a locutores deportivos para que relataran aquellos encuentros amateurs como si los jugaran profesionales de

  • primera lnea. Oponentes y compaeros siempre se esforzaban para que don Pablo pudiera lucirse. Poco tiempo despus, l y otros capos compraran los mejores equipos de ftbol del pas. Para entretener a sus amigos ms ntimos, Pablo sola contratar reinas de la belleza en noches de juegos erticos. Las mujeres deban desvestirse y correr desnudas en competicin hasta un coche deportivo caro, que la ganadora habitualmente se quedaba. La otra posibilidad era que sometiesen a las muchachas a las humillaciones ms estrambticas: se les afeitaban las cabezas, tenan que comer insectos o participar desnudas en concursos de escalada de rboles en el dormitorio de una de sus residencias Pablo dispona de una camilla ginecolgica, aparentemente con fines recreativos. En 1979, hizo construir una fastuosa casa de campo en un rancho de tres mil hectreas cerca de Puerto Triunfo en las mrgenes del ro Magdalena, a unos ciento veinte kilmetros de Medelln. La bautiz con el nombre de Hacienda Npoles. Solamente los terrenos le costaron sesenta y tres millones de dlares, y an no haba comenzado a gastar en serio. Construy un aeropuerto, un helipuerto y una red de carreteras; import cientos de animales exticos (elefantes, bfalos, leones, rinocerontes, gacelas, cebras, hipoptamos, camellos y avestruces); hizo seis piscinas y cre varios lagos. La mansin estaba equipada con todo juguete y extravagancia. Podan pasar la noche all ms de cien huspedes, y no slo eso, sino que adems se les alimentaba, se les provea de juegos, msica y fiestas. Haba mesas de billar, flippers, y una rockola Wurlitzer, en la que nicamente sonaba el cantante preferido de Pablo, el brasileo Roberto Carlos. Expuesto frente a la casa, descansaba un sedn de los aos treinta acribillado a balazos que, segn Pablo, haba pertenecido a los ladrones de bancos Bonnie y Clyde. A sus invitados sola llevarlos a hacer delirantes excursiones por la hacienda o a hacer carreras en uno de sus lagos de encargo montando en jet-skis. La Hacienda Npoles era una mezcla esperpntica de erotismo, exotismo y extravagancia y Pablo era su maestro de ceremonias. Disfrutaba de la velocidad, del sexo y de presumir, pero sobre todo, de un pblico que lo admirara.

    A medida que su fortuna creca y su fama se extenda por todo el pas, Pablo comenz a cuidar su imagen pblica, negando concienzudamente toda conexin con sus actividades ilegales. Y pese a que su reputacin aterrorizaba incluso a criminales consumados, se esforzaba por hacer de s mismo una figura entraable. En pblico, sus modales eran formales hasta el acartonamiento, como si quisiera estar a la altura de alguien que no era. Su

  • manera de hablar se volvi barroca y excesivamente obsequiosa, y comenz a cortejar a la opinin pblica, especialmente a los pobres.

    Haciendo uso de la retrica izquierdista cuando le vena bien, Pablo explotaba el resentimiento de las masas para con el Gobierno y los poderes fcticos de Bogot, y daba rienda suelta al odio histrico que el pueblo senta por Estados Unidos. Las guerrillas marxistas, como las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), el ELN (Ejrcito de Liberacin Nacional) y un nuevo movimiento urbano que se llamaba a s mismo M-19 (Movimiento 19 de abril) disfrutaban de un amplio apoyo de la juventud estudiantil, y por si eso fuera poco, jesuitas rebeldes pregonaban la teologa de la liberacin... Tras aos de explotacin y de violencia poltica que inclua la intimidacin de las temidas autodefensas escuadrones paramilitares pagados por los terratenientes con el fin de someter al campesinado por el terror, el pobre ciudadano medio de Medelln despreciaba al Gobierno colombiano. Bogot estaba en manos de la lite potentada: un 3% privilegiado que tena en su poder el 97% de las tierras y las riquezas del pas. Pablo, que por entonces ya era ms rico que cualquiera de ese exclusivo 3%, interpretaba el papel del paladn del pueblo. Su cuado, Mario Henao, era un intelectual de izquierdas que clamaba contra la influencia imperial y capitalista de Estados Unidos. Mario le suministr a Pablo los argumentos patriticos necesarios para justificar su negocio de trfico y le propuso una va hacia la honradez: el flujo de cocana a Estados Unidos poda considerarse una tctica revolucionaria que, a la vez que absorba dlares gringos, corrompa los cerebros y la sangre de la decadente juventud norteamericana. Por ese razonamiento, Pablo no slo se enriqueca sino que estaba asestndole un golpe al stablish-ment mundial utilizando su propio dinero para construir una Colombia a tono con los tiempos: una Colombia nueva, moderna, y progresista. En el mbito internacional, lo que pareca estar haciendo era robar a los ricos para dar a los pobres.

    Rara vez Pablo consuma cocana, y como bebedor, era moderado. Su droga preferida continuaba siendo la marihuana. Aislado en compaa de sus guardaespaldas, sus adoradores y secuaces, haba comenzado a verse a s mismo de otra manera. Ya no tena suficiente con haberse adueado de las calles de Medelln o con dominar el trfico internacional de cocana. En algn momento de su ascensin Pablo haba comenzado a verse como un prohombre. Sus palabras e ideas cobraron de pronto una importancia histrica, y su ambicin creci hasta ocupar un lugar an mayor. Se

  • comportaba como el tahr que cuanto ms gana ms apuesta. Pablo se iba considerando poco a poco la encarnacin del alma colombiana, el enviado que conducira al pas hacia el futuro; como si los deseos de la mayora fueran los suyos propios, y los enemigos del pueblo, sus propios enemigos. Le fascinaba la historia de Pancho Villa, el revolucionario mexicano que haba retado directamente a Estados Unidos en 1916 al dirigir incursiones en Texas y Nuevo Mxico. Tropas norteamericanas lideradas por el general John J. Pershing lo haban perseguido hasta Mxico, e infructuosamente lo buscaron durante once meses. Aquella campaa haba encumbrado a Villa en el corazn popular (luego morira a manos de enemigos polticos en 1923). Pablo abrazaba la leyenda paisa de que Villa en realidad haba sido colombiano. As que comenz a coleccionar objetos mexicanos de la poca y le daba sumo placer disfrazarse de Villa y posar para las fotografas. Al final, acabara por emular en ms de un aspecto la vida del mexicano al convertirse en el objetivo de una cacera humana asistida por el Ejrcito norteamericano; un ejrcito que pondra la histrica persecucin de Pershing a la altura de una excursin de nios exploradores.

    Pablo se torn uno de los empresarios ms generosos de Medelln: pagaba a los empleados de sus laboratorios salarios que les permitan adquirir casas y comprar automviles. Quizs influenciado por Mario Henao, comenz a gastar millones en mejorar la infraestructura de la ciudad, se preocup por los pobres hacinados en los crecientes barrios de invasin mucho ms de lo que el Gobierno jams haba hecho. Don dinero y presion a sus asociados para que reunieran millones con los que pavimentar carreteras y erigir nuevos tendidos elctricos, adems de crear campos de ftbol por toda la regin. Levant pistas de patinaje, reparti dinero en sus apariciones pblicas y luego comenz un proyecto de urbanizacin para indigentes llamado Barrio Pablo Escobar: un sitio donde viviran los que hasta ahora habitaban en chozas junto a los basureros de la ciudad. La conservadora Iglesia catlica de Medelln apoy los programas sociales de Pablo, y algunos de sus prrocos se mantuvieron fieles a su benefactor hasta el fin. Pablo haca apariciones en inauguraciones y homenajes y, aunque se mostraba renuente a los aplausos o a los agradecimientos, siempre permita que lo condujesen al centro de la escena. Sola participar en partidos de ftbol locales, demostrando que, a pesar de su talle cada vez ms voluminoso, an se poda mover con sorprendente dinamismo. Al final de la dcada, el paladn del pueblo no slo era el hombre ms rico y ms poderoso

  • de toda Antioquia: ahora tambin era su ciudadano ms popular.

    En una entrevista para una publicacin de automviles en 1980, Pablo Escobar demostr sentirse generoso, en ms de un aspecto, con sus congneres: Soy un amigo de fiar y hago todo lo posible para que la gente me aprecie dijo. Los amigos son lo ms valioso que hay en la vida, de eso no tengo dudas. Naturalmente, la amistad tambin tiene sus desventajas. Lamentablemente aadi con un tono inquietante en el transcurso de la vida uno tambin se cruza con gente que es desleal.

    En privado, hablaba en susurros y se enorgulleca de su incombustible buen humor. Cuando estaba colgado, gustaba de contar ancdotas v de rerse de sus propias proezas y de las torpezas de sus enemigos, pero en la mayora de los casos se contentaba con repantigarse y escuchar. En su aspecto personal era dejado, vago y se permita todos los exceso sos. Coma demasiado, se daba atracones de Coca-Cola, pizzas precocinadas y toda clase de comidas rpidas, y tampoco reparaba en gastos para reclutar a jovencitas cuanto ms jvenes mejor y as satisfacer su apetito sexual. Como otros antes que l, millonarios de poder casi ilimitado en plena juventud, Pablo fue vctima cada vez ms de sus propios delirios de grandeza. En los hechos, ya estaba por encima de la ley. En Medelln haba dado origen a un sistema de justicia de doble rasero. Las muertes ocurridas como parte habitual de sus negocios el ndice de homicidios se duplic durante aquel perodo eran ignoradas por la polica, se las consideraba parte del narcotrfico, algo del todo desligado de la sociedad civil. Personalmente, Pablo entenda que los asesinatos cometidos por sus hombres eran hechos intrascendentes para la sociedad en su conjunto; asuntos de negocios, nada ms, una necesidad nefasta en un Estado carente de un sistema legal firme. En Colombia, uno se poda pasar la vida esperando los fallos de la justicia estatal. Una de las prerrogativas de los ricos y poderosos en la Colombia rural siempre haba sido la de administrar su propia justicia. Y este representaba el fundamento de la larga y sangrienta tradicin de las autodefensas o ejrcitos privados. Una vez que Pablo hubo hecho sus primeros millones, ya no esperaba que la ley lo protegiera. Y lo que es ms: le ofenda la intromisin de las autoridades en sus asuntos. Se vea con el derecho de utilizar la violencia que juzgase necesaria y en ocasiones hasta lo hizo pblicamente. Sorprendido un trabajador al intentar robar algo de su mansin de la Hacienda Npoles, hizo que lo ataran de manos y pies y, en presencia de los invitados horrorizados, ech al hombre a la piscina de un puntapi y se qued observando cmo se

  • ahogaba. Eso es lo que le pasa a los que le roban a Pablo Escobar, dijo. La advertencia sin duda repercuti en sus invitados, muchos de los cuales podan robar a el Doctor muchsimo ms de lo que aquel infortunado sirviente haba intentado sustraer.

    La mayor parte de Medelln aceptaba su sistema de justicia privado, principalmente porque oponerse a Pablo Escobar no era una medida prudente. Los que se oponan a su voluntad se transformaban en sus enemigos, y sus enemigos tenan la costumbre de morir violentamente. No toleraba el idealismo, y pese a su inters en el bienestar de los pobres de Medelln, su concepcin del mundo resultaba esencialmente cnica y su modo de prosperar se basaba en ser ms inteligente y ms peligroso que los dems. As que cuando los polticos y el periodismo de Bogot hicieron correr la voz acerca de su imparable ascenso en el mundo del crimen, l presinti que no se trataba ms que de mequetrefes y santones. O se haban aliado con los crteles rivales o con Estados Unidos. Para Pablo nadie actuaba por lealtad a sus principios. A cualquiera que se le opusiera se le tachaba de desleal, de traidor a Pablo Escobar y a Colombia.

    Lgicamente, el paso siguiente para un hombre dotado de tal ambicin fue la poltica. En 1978 sera elegido miembro suplente del municipio de Medelln. Ese mismo ao apoy la campaa presidencial de Belisario Betancur, prestndole al poltico y a su comitiva aviones y helicpteros, y con un espritu por dems liberal contribuy con dinero a la campaa del rival de Betancur, Julio Turbay, quien acabara por ganar las elecciones. Dos aos ms tarde, Pablo defendi la formacin de un nuevo partido a escala nacional llamado Nuevo Partido Liberal, cuya lista en Antioquia encabezaba un ex ministro de justicia, Alberto Santofimio, y en el mbito nacional, el enormemente popular reformador Luis Galn. En 1982 Pablo resolvi presentarse a las elecciones en persona, para el puesto de suplente del representante de Envigado, Jairo Ortega. Segn el sistema electoral de Colombia, los ciudadanos votan a un representante en el Congreso y a su suplente, a quien se le otorga inmunidad parlamentaria y autoridad para participar en la sesin cuando el representante titular no puede asistir a la Cmara. Jairo Ortega y Pablo Escobar fueron elegidos en el mismo sufragio que llev a Betancur, en su segundo intento, a la presidencia de Colombia.

    De ese modo, Pablo Escobar pas a formar parte de la Cmara. Era slo un puesto sustitutorio, pero la victoria tena toda la apariencia de la

  • validacin que l siempre haba deseado. Ya era un ciudadano respetable y un representante del pueblo. El puesto le confera una inmunidad jurdica automtica, por lo que ya no poda ser procesado por ningn crimen cometido en Colombia. El puesto se acompaaba asimismo de un pasaporte diplomtico, que Pablo comenz a utilizar tic inmediato para realizar viajes a Estados Unidos. Se sac una foto, junto a su joven hijo Juan Pablo, enfrente de la Casa Blanca y por primera vez disfrut de las mansiones que haba adquirido en Miami (una de ellas ubicada en Miami Beach y una finca que le costara ocho millones de dlares, al norte de la ciudad, en Plantation, estado de Florida). Por fin lo haba logrado. Sus amigos comentan que por entonces Pablo confes sus aspiraciones de ser presidente de Colombia.

    Despus de varios aos, parte de la clase dirigente haba hecho las paces con el fenmeno del narcotrfico. Algunos lo vean sencillamente como una industria ms, que haba creado una nueva clase social, rica y joven y no sin un cierto glamour. A los narcomillonarios se los comparaba con aquellos magnates del petrleo que surgieron a fines del siglo XIX y principios del XX. Pablo mismo llegara a aseverar con cierta razn (y tal vez con la voz de su cuado dictndole al odo) que el patrimonio de las familias ms influyentes se haba construido sobre los cimientos del crimen: la trata de esclavos, el tabaco, el trfico de quinina y tantas otras actividades de dudosa tica. La historia de Colombia rezumaba ejemplos, y del mismo modo que aquellas clases haban reordenado la lista de prioridades polticas a lo largo de la historia, los narcos tenan tambin sus propias exigencias: queran que el listado legalizara su industria, y teniendo en cuenta la cantidad de dinero que estaban dispuestos a repartir y el boom de construccin que experimentaba Medelln algunos intelectuales se tomaban en serio el hecho de que el comercio de la cocana representaba la salvacin econmica de las naciones andinas, muy afn al descubrimiento de las reservas petrolferas del golfo Prsico. Si bien la nueva clase de narcotraficantes estaba constituida por capitalistas acaudalados y poderosos, la naturaleza subversiva del trfico de cocana no dejaba de agradar a los nacionalistas de izquierdas: stos celebraron el gran movimiento de divisas que por una vez flua de norte al sur.

    Pero el mayor error de Pablo sera ambicionar un cargo pblico en medio de todo aquello. l podra haber continuado moviendo los hilos de la poltica colombiana durante toda una vida larga y desahogada. Pero tom la determinacin de salir de detrs de la cortina y acercarse a las candilejas. No

  • quera ser exclusivamente el narcotraficante, sino tambin el prohombre. Durante la dcada de los setenta se haba tomado muchas molestias para borrar la evidencia de su pasado delictivo (eso s, sin dejar de presumir de l en privado), y emprendi una campaa audaz para asumir el papel de ciudadano benevolente y respetuoso con la ley. Contrat a publicistas, soborn a periodistas y fund su propio peridico, Medelln Cvica, que ocasionalmente publicaba perfiles lisonjeros de su benefactor.

    Lo recuerdo bien deca uno de los admiradores de Escobar citado en sus pginas. Sus manos como las de un pastor trazando parbolas de amistad y de generosidad en el aire. Claro que lo conozco! Sus ojos derramaban lgrimas porque no hay suficiente pan para todas las mesas del pas. Yo le he visto sufrir al ver a los nios de la calle, a esos ngeles sin juguetes, sin regalos... y sin futuro.

    Pablo patrocin exposiciones de arte con el fin de reunir dinero para la caridad. Fund Medelln Sin Tugurios, una organizacin cuyo objetivo era proseguir con los proyectos de urbanizaciones para pobres. Sola salir a caminar con dos prrocos de la ciudad cuya mera amistad llevaba implcitas las bendiciones de la Iglesia. El nico indicio de inters personal en su nutrido orden del da para estrechar lazos con las fuerzas vivas fue un debate que sostuvo sobre el tema de la extradicin en un bar y discoteca muy concurrido llamado Kevins. En 1979, Colombia haba firmado un tratado con Estados Unidos que defina el trfico de drogas como un crimen contra el vecino del norte, y como tal exiga que los supuestos traficantes fueran extraditados para ser juzgados all, y, en caso de ser condenados, encarcelados. La posibilidad de ser extraditados caus pavor entre los que, como Escobar, saban, desde haca ya tiempo, que poco tenan que temer del sistema judicial colombiano. El foro en cuestin denunci la extradicin como una violacin de la soberana nacional cosa que no sorprendi a nadie. Escobar hizo del tratado de extradicin un asunto de orgullo nacional y el fundamento de su actividad poltica.

    Haber sido elegido representante en 1982. Marc el punto culminante de su popularidad y de su poder. Desde cualquiera de sus lujosas mansiones debi sentir que Colombia, y acaso toda Suramrica, se hallaban a merced de sus garras. Adems de sus frecuentes viajes a Estados Unidos, por entonces vol a Espaa con su familia y recorri Europa. Tena dinero, una posicin poltica, y hasta comenzaba a mostrar poder militar. El enfrentamiento que el

  • Ejrcito colombiano libraba con la guerrilla marxista en montaas y junglas haba sido asistido tradicionalmente por los paramilitares las autodefensas creadas y financiadas por terratenientes e industriales. Al haberse ganado un lugar entre los oligarcas de la nacin, Pablo empez a utilizar los mismos mtodos. Cuando Marta Nieves Ochoa (hermana de sus amigos, los hermanos Ochoa) fue raptada por el M-19 en 1981 y hecha prisionera, los raptores pidieron una suma, ms que exorbitante, estrafalaria. Acto seguido, Pablo, Ochoa y otros capos formaron una milicia para combatir la guerrilla. La milicia dio en llamarse Muerte a los Secuestradores (MAS) y encubri sus sangrientas tcticas con piadosas diatribas contra la criminalidad (pese a que los panfletos lanzados en un estadio de ftbol que anunciaban la fundacin de MAS prometan que los secuestradores seran colgados de los rboles de las plazas). As naci la jugosa e inconfundible irona colombiana de un movimiento armado que lucha contra secuestradores, y cuyo lder es a su vez un secuestrador experto y criminal.

    Pablo continu utilizando su retrica populista cuando lo crea oportuno. No obstante, tanto l como los dems jefes narcos fueron convirtindose inevitablemente en enemigos naturales de los comunistas de las montaas. El valle del tramo medio del ro Magdalena, la exuberante y verde lnea divisoria entre las cordilleras central y occidental de la regin de Antioquia, haba sido un bastin de las FARC, el principal grupo guerrillero del pas. Durante dcadas, los terratenientes haban financiado sus propios ejrcitos privados para proteger sus propiedades y sus familias, y para aterrorizar a los campesinos que mostrasen cualquier tipo de simpata por los rebeldes. A mediados de la dcada de los ochenta, Pablo y sus secuaces los ms ricos terratenientes de la historia de Colombia podan permitirse mucho ms que defenderse y aterrar a los habitantes de los pueblos vecinos. Armados con material militar sofisticado y entrenados por mercenarios ingleses e israeles, los narcos comenzaron a acechar a la guerrilla con una determinacin y una agresividad que el Ejrcito jams haba tenido. En el nterin, aquellos grupos paramilitares financiados por los narcos estrecharon vnculos con el Ejrcito, y ambos, uniendo sus fuerzas, infundieron tal temor a las FARC, al ELN y al M-19 que stas no tuvieron ms opcin que replegarse una vez ms en las montaas. Luchar contra las guerrillas dio a Pablo y a los dems narcos un halo de mayor legitimidad a los ojos de algunos colombianos. Ciertos periodistas y miembros del Gobierno a muchos de los cuales se les pagaron generosamente sus esfuerzos comenzaron a

  • presionar para legalizar el narcotrfico. No cabe duda de que tal posicin extrema habra convertido a Colombia en una narcodemocracia y por tanto en una nacin forajida, pero los argumentos tuvieron el efecto de hacer que la campaa de Escobar contra la extradicin pareciera moderada y hasta razonable. Los lderes colombianos se mostraban cada vez ms dispuestos al dilogo; de hecho, segn se ha dicho, las campaas de ambos candidatos a la presidencia en 1982 fueron financiadas por los narcotraficantes.

    Tras ser elegido suplente en la Cmara de Representantes, Pablo se convirti en una figura pblica popular y la cada vez ms solcita prensa bogotana lo bautiz como el Robin Hood paisa. En abril de 1983 la revista Semana public de l un perfil muy favorable, observando apenas que las fuentes de su riqueza no cesan de ser objeto de especulacin. Haciendo gala de su Rolex incrustado de diamantes, Pablo reconoca poseer una flota de aviones y de helicpteros, un vasto nmero de propiedades en el mundo entero, y para finalizar Pablo desvelaba que su fortuna (que ascenda a aproximadamente cinco mil millones de dlares) tuvo su origen en un negocio de alquiler de bicicletas que dijo haber comenzado en Medelln a los diecisis aos. Me dediqu un tiempo a la venta de lotera, ms tarde a la compra y venta de automviles y, finalm