medios (Argel y 0011 1976), 1988). 6. Métodos de control ... · (Gi ra 1do, 1988) 272 ; 1....
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medios (Argel y 0011 1976), en par te debido a que son en su
ma y oría resistentes a la fumigación (Giralda, 1988).
6. Métodos de control de malezas en potreros.
Se han encontrado beneficios en la producción animal cuando se
hace control de malezas. Varias evaluaciones Mechas en los Valles
del S inll y del Cauca~ muestran incrementos en la capacidad de
carga del 46/. en pasto pará (~ mutica), al pasar de 1.7 UA/ha
Sln control de malezas a 2.5 UA/ha con control de malezas, lo
cual representa un incremento del 531. en la producción al pasar
de 384 a 588 kg / ha/año de carne. Con el pasto pangola (~
decumbens), los aumentos de la carga animal son del orden del
40"1..
En zonas de ladera (San José del Nus-Antioquia) , con pasto
puntero ( ~ ruffa). se han obtenido incrementos de la carga
animal del 70"1., al pasar de 0.88 sin control de malezas, a 1.5
UA I ha con con t ro 1 de ma 1 e z as; laque represen ta un aumen to de 1
86"1. en la producción de carne (96 vs 180 kg/ha/año). En clima
frío con pasto kikuyo (e......... clandestinum), los incrementos son del
62"1. en la carga animal al pasar de 1.4 UA/ha sin cóntrol de
malezas a 2.3 con control de malezas.
Ningún método usado para el control de malezas en potreros, es el
más eficiente. El mejor resultado se obtiene con la combinación
de sistemas, un buen manejo del pastorero y de los potreros; de
allí la necesidad de conocer las malezas, sus características, \
porcentaje de enmalezamiento, época de control, áreas enmalezadas
etc, para definir el tipo de control más adecuado (Gi ra 1do,
1988)
272
1. Métodos mecánicos. Es un método muy utilizado que ayuda a
mantener las malezas a una altura que no se afecten los pastos,
estos sistemas pueden ser:
A. Arado y rastrillo. Se utiliza para adecuar nuevos lotes o para
renovar las pasturas cuando hay un alto grado de enmalezamiento
( 80-100%), siendo más econÓmico sembrar de nuevo el potrero
( Giralda, 1988).
El arado voltea el suelo, exponiendo raices, rizomas y estolones
de las malezas al sol hacIendo que mueran (CIAT, 1981). En cambio
el rastrillo desterrona el suelo y lo prepara para la siembra.
B. Guadaña. Se usa cuando las malezas tienen un hábito de
crecimiento y morfologia diferente a las especies deseables de la
pastura, la altura de corte va a depender del tipo de malezas y
su desarrollo. Es recomendable hacerlo después del pastoreo, para
que el pasto tenga oportunidad de competir con la maleza.
AdIcionalmente debe hacerse antes de semillar las malezas, o sea
cuando esten en pleno crecimiento activo, con el fin de ag otar
sus nutr-i en tes de reser-va. Esto implica hacerlo per-iÓdicame n te
para d eb i litarla. No es recomendable para el control de arbustos,
debido a que aumenta sus raíces y dIficulta su control por o tros
mé tod o s , sien d o más efectivo para malezas anuales.
C. Machet e o , gambia o bar-retón. Son métodos más selectivos q ue la
guadaña, por tanto dañan menos los pastos. Se usa en zonas d onde
no es posible el uso de maquinar-ia, aunque su uso es limitado,
porque puede resultar antieconómico para áreas muy extensas y c on
un enmale zamineto muy alto; es por tanto recomendable su uso en
fincas peque ña s .• en donde el problema de malezas no sea tan
grande y se disponga de mano de obra. Debe hacerse antes de
semillar las malezas y después del pastoreo del potrero.
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D. Arranque manual. Es lento y dificil porque demanda un gran
esfuerzo de la mano de obra. Se puede usar en malezas donde el
uso de herbicidas es poco probable (maciega, espartillo,
vendeaguJa, rabo de zorro, cortadera, pajón), pero debe hacerse
antes de la semillada de las malezas y donde la densidad no sea
al t a (Giraldo, 1988) Es el método más adecuado para el control
de especies que producen rizomas y bulbos profundos,
espec~almente en explotaciones peque~as y de manejo intensivo.
E. Las quemas. Deben ser bien programadas, teniendo presente las
sigu~entes consideraciones:
Momento oportuno, preferiblemente deben ser en el veranillo
( época de verano con lluvias esporádicas)
Topografía, en zonas de pendiente es peligroso por la erosión
que se puede causar.
Vientos, los que pueden propagar el fuego hacia áreas no
programadas.
Guardafuegos, los que deben hacerse a or i 11 as de los cercos,
especialmente en los linderos de la finca. Consiste en cortar o
guadañar la v egetación suceptible de ser quemada, en por lo menos
4 metros a lado y lado de la cerca.
D. Control cultural. Consiste en cualquier práctica que beneficie
al pasto, a y udándole a predominar y competir con las malezas.
Alguna5 de las prácticas más importantes son (Giralda, 1988):
-Periodos de descanso de los potreros adecuados a las especies y
ecosistemas de la región.
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-El establecimiento de leguminosas forrajeras en las pasturas,
con el fin de que le suministren nitrógeno a las gramíneas,
haciéndolas más vigorosas.
-La cuaren tena de 1 ganado en un corra 1 por 48 horas. cuando
provienen de un potrero o área con malezas semilladas. Ello seria
especialmente importante cuando se trata de malezas con altos
r Iesgos de intoxicaciones para los animales p.e. bejuco
mataganado, sin embargo, en situaciones puede se r
impráctico.
-Usar semillas de pasto de buena calIdad y en cantidades
adecuadas.
-Controlar la capacidad de carga y el período de ocupación de los
potreros.
E. Métodos químicos. Se justifican debido a que los los métodos
anteriores no son sufi c ientes para un control total de las
malezas. Igualmente, debe reconocerse que los métodos químicos no
son un sustituto sino un complemento de los otros métodos de
control y de las demás prácticas de manejo de los potreros
(Giraldo, 1988 )
El control químico de malezas es relati v amente una ciencia n u ev a
que comprende conocimIentos en las áreas de quim·ica y biol ogi a ,
familiaridad con las reaCCIones de las plantas a agentes
fitotóxicos y por lo menos experiencia de obser v a c iones sob r e
respuesta de las male z as más comúnes a los herbicidas (Arg e l ,
1991 ) .
El éxito de un plan de control de malezas esta relacionado c o n
(Giraldo, 1988):
. Identificación de las espe c ies de malezas.
Adecuada calibrac i ón d e la aspersora.
Uso de dosis recomendad a .
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Condiciones ambientales antes y después de la aplicación, y.
Sistema de aplicación usado.
Pero existen otros factores igualmente importantes como la
naturaleza del herbicida y la planta a combatir (Argel, 1991).
Los herbicidad se clasifican de acuerdo a su efecto sobre las
plantas CIAT, 1981) en:
a. Selectivos. Los cuales actuan sobre determinadas especies sin
dañar otras.
b. No selectivos. Afectan toda clase de vegetación.
La selectividad no es un término absoluto sino relativo. Se
refiere al hecho que bajo ciertas condiciones, ciertas especies
de plantas no son eliminadas o seriamente dañadas en sus procesos
vitales de crecimiento, mientras que otras especies no lo son. Es
por ello que determinado herbicida es selectivo a una especie de
planta dentro de cierto limites de dosis, condiciones ambientales
y método de aplicación. Así p. e. la selectividad del 2,4-D a
gramineas establecidas; pero en dosis muy altas puede causar
daños severos a gramíneas recién sembradas, especialmente si se
trata de una formulación tipo ester (Argel, 1991). Teniendo en
cuenta lo anterior se puede definir como herbicidas selectivos
aquellos que en ciertas dosis y bajo ciertas condiciones, afectan
el crecimiento de algunas plantas y no de otras (Cárdenas et ~,
1979) .
La selectividad deseada se consigue cuando hay combinación
favorable de tres componentes básicos:
1. La planta.
2. El herbocida.
3. El medio ambiente.
Z76
Ve r emos algunos aspectos de cada uno de los factores.
1. La planta. Una especie de planta puede o no ser afectada p o r
un herbicida, lo que depende de su composición genética, edad,
anatomía,l morfología y procesos fisiológicos y bioquímicos. P ar a
que un herbicida ejerza su acción debe entrar en contacto con la
planta, translocarse y moverse hacia el sitio de acci ón tóxi ca .
La morfología de la planta influye sobre la cantidad de herb icida
retenido, encontrándose que la forma de la planta, área foliar,
posición de las hojas, pubescencia, naturaleza de la cutícula y
distribución radicular, son factores determinante s en la
intercepción y retención de herbicidas (Argel, 1991).
Factores anatómicos como la posición de los meristemas terminales
y laterales y la distribución del sistema vascular son también
importantes en la selectividad de los herbicidas. La mayoría de
1a s g ramí neas (monocotiledÓneas) tienen meristemas o puntos de
crecimiento poco e x puestos o es tán pro teg idos por ot r os órganos
ve~tales, mien tras que 1 as plantas de hoja ancha, incluy endo
arbu s tos ( dicotiledóneas) , tienen un meristema continuo a lo
la rg o del tallo, además de yemas o meristemas s ec u ndar i os
e xpues tos al f ác il conta c to con la solución herbicida, por lo que
este tipo de pl an ta puede ser más fácilmente efectada por al g unos
her bicidas (Argel, 1991 ) .
Desd e el punt o de v ista del desarrollo y distribución r a di c u l ar
inf luyen t amb ién en el grado de selectividad de un herbicida. Así
p. e. plantas adultas con un sistema radicular profundo, toler an
mejor herbi c i das aplicados tanto al follaje como al suelo. La
ma yo r í a de arbus tos presen tes en los potreros, tienen r-a lces
profundas bien desarrolladas, que favorecen la poca e fe ct i v id ad
de herbicidas hormonales sobre ellos, debido a la capacidad que
tienen de rebrotar de yemas basa 1 es próx imas a 1 a corona de 1a
raíz; lo mlsmo no ocurriría con plantas jóvenes, po co
desarrolladas de los mismos arbustos (Argel, 1991).
2 7 7
2. El herbicida. Es cualquier sustancia química capaz de alterar
procesos fisiológicos de la planta por un período lo
suficientemente largo para causar su muerte o impedir un
desar ro 1 lo norma 1 Los herbi e idas actuan sobre procesos vi ta 1es
de la planta. En gramíneas anuales p. e., el centro vital está
localizado en los meristemas basales que dan origen a todos los
órganos nuevos de la planta, mientras que en gramíneas perennes
cada nudo actua como centro vital independiente. En plantas de
hoja ancha, los centros vitales están localizados en los
meristemas terminales, las yemas o meristemas axilares y el
meristema lateral.
Por su acción o efecto sobre las plantas, los herbicidas se
clasifican en selectivos y no selectivos (CIAT, 1981 y Argel,
1991). Dentro de los no selectivos, algunos actuan tan pronto
entran en los tejidos de la planta, afectando toda clase de
células; su efecto es masivo y estos tienen acción de contacto.
Para que un herbicida cumpla su acciÓn fitotóxica debe sobrepasar
pr i mero una ser i e de e tapas que abarca: con tacto, penetrac iÓn,
movi 1 ización y acción (Argel, 1991)
Lo primero es entrar en contacto íntimo con la planta, que puede
ser a través del tallo, hojas o raíces. Luego el herbicida debe
penetrar la cutícula y células de la epidermis, translocarse y
acumularse en los centros vitales para ejercer su acciÓn tÓxica.
Los herbicidas foliares deben pasar varias estructuras de
compos 'ición diferente antes de llegar al sitio de acciÓn. Las
láminas cuticulares presentan la mayor barrera a la absorción;
estas están formadas por cutina (de naturaleza hidrofílica), y
cera cuticular (de naturaleza lipofílica), por lo tanto vías de
penetraciÓn preferencial existen para herbicidas de naturaleza
lopofílica (esteres) e hidrofílica (sales). Dado que la
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superficie exterior es predominantemente lipofílica en las hoja s ,
los esteres tienen mayor facilidad de penetración que las sa les
por estos órganos vegetales. Esta condición puede ser modifi cad a
con el uso de surfactantes, que son sustancias con
características lipo e hidrofílicas capaces de reducir la te n s i ó n
y mejorar el cubrimiento y penetración en las hojas.
Los herbicidas también pueden clasificarsen de acuerdo a la f o r ma
como actuan (ClAT, 1981):
1. Slstémicos o reguladores del crecimiento. Son sustan cias que
en bajas concentraciones presentan propiedades inductoras d e
crecimiento similares a la hormona natural (auxina) y el ác id o
indolacético. Los herbicidas representantes de este grupo son los
fenóxicos y ciertos benzoicos. La diferencia entre herbicidas
hormonales y la hormona natural es que en la planta existen
sistemas que regulan ésta última, lo cual no opera con l as
hormonas sintéticas; además éstas cuando se usan como herbicida s
se aplican e n dosis considerablemente altas que alteran e l
delicado balance natural de las hormonas naturales.
Los herbicidas hormonales afectan la división y el c r e ci miento
ce l u lar (CIAT, 1981) en el parénquima maduro, lo que cond uce a
una proliferación masiva de tejido que se mantiene a cost a del
desarrollo de otros Órganos de la planta ( Argel, 1991). Tam b i én
alteran procesos de respiración, fotosíntesis y absorción de
nutrientes. Epinastía, doblamiento, retorcimiento y arrug a miento
de hoj a s y tallos es común en este tipo de herbicidas; pero
también pueden causar otras anormalidades como in cr emen to de
macollaje, formación múltiple de tallos en los ent r e nud os,
acortamiento de entrenudos, engrosamiento de hojas, reduc ci ón de
formación secundaria de raíces y desarrollo anormal de plántu la s .
Los herbicidas sistémicos se dividen en:
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